Programa Práctico de Rehabilitaión Cardiovascular PDF
Programa Práctico de Rehabilitaión Cardiovascular PDF
Programa Práctico de Rehabilitaión Cardiovascular PDF
Programa práctico
de Rehabilitación Cardiovascular
DR. GERARD BURDIAT RAMPA 1
1. Cardiólogo y Deportólogo. Centro Calidad de Vida. Asociación Española Primera de Socorros Mutuos.
E-mail: [email protected]
PALABRAS CLAVE:
PREVENCIÓN SECUNDARIA
REHABILITACIÓN
EJERCICIO
KEY WORDS:
SECONDARY PREVENTION
REHABILITATION
EXERCISE
INTRODUCCIóN
Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte en Uruguay y en la mayoría de los países
desarrollados.
En nuestro país tienen una incidencia de aproximadamente un tercio de todas las causas de muerte, superando al cáncer, las
enfermedades respiratorias y los accidentes, coincidiendo con lo que ocurre en la globalidad del planeta (1,4). Según la
Organización Mundial de la Salud (OMS) 29,2% del total de muertes al año en el mundo, o sea aproximadamente 17 millones
de habitantes, mueren por esta causa (7,1 millones a causa de cardiopatía isquémica). Se calcula que al menos otros 20
millones de personas sufren y sobreviven a ataques cardíacos y stroke cada año, con un costo socioeconómico muy grande en
atención médica inmediata, y a largo plazo por las secuelas que dejan (27).
Representan, por su inicio precoz y su evolución prolongada, la principal razón médica de la disminución de la calidad de vida
de las personas (7,8).
Han sido consideradas como una verdadera epidemia, ocupando uno de los gastos en salud de mayor cuantía. El
reconocimiento de los principales factores de riesgo para su desarrollo ha sido el inicio de políticas de prevención tendientes a
disminuir los alcances de este flagelo.
En los países del primer mundo la promoción de la salud cardiovascular ocupa un lugar de primordial importancia. La toma de
conciencia de la magnitud de este fenómeno llevó a la instrumentación de programas y campañas dirigidas a la población con
la finalidad de educar, controlar y tratar los principales factores de riesgo (10,13).
En muchos países (principalmente en Europa y, más cerca nuestro, en Argentina) existen leyes a nivel nacional que establecen
la prioridad en unos casos y la obligatoriedad en otros de desarrollar programas de prevención orientados a reducir la
morbimortalidad de causas coronaria y cerebrovascular. Por lo tanto, se hace necesario extremar los esfuerzos para modificar
conductas y estilos de vida perjudiciales que influyen en el progreso de estas enfermedades. Las actuales pautas mundiales, por
todos difundidas, sobre el tratamiento de la hipertensión arterial, las dislipemias, la diabetes, la obesidad, que junto al control
del tabaquismo –con el reciente convenio MARCO aprobado–, nos permitirán actuar sobre los pacientes y la población sana en
general desde el consultorio y a través de campañas de promoción publicitarias. Pero es el sedentarismo el verdadero promotor
de la persistencia de la mayor parte de esos factores de riesgo, por lo que queremos poner énfasis en el estímulo de un estilo de
vida activo, indicando ejercicios físicos para los pacientes que ya han sufrido un evento cardiovascular y para aquellos que
están dispuestos a evitarlo.
En nuestro país los programas y las campañas educativos sobre la actividad física han logrado promover la práctica deportiva y
ha aumentado el número de adeptos en los últimos años. Aun así, estamos muy lejos de lograr el impacto que debe tener el
ejercicio para cambiar nuestros hábitos de vida.
La práctica de la actividad física no es costosa y debemos llevar el mensaje de sus beneficios a toda la población, a todos los
niveles de edad y condiciones socioeconómicas, personas sanas o enfermas, de ahí que el incremento de los adeptos se
considera un importante logro de la salud pública (10).
La actuación del equipo interviniente en estos programas ha de ser multidisciplinaria, tendiente a captar a la mayor cantidad de
personas en esta situación. Debemos tener en cuenta que la población de enfermos cardíacos que debe ingresar a un plan de
rehabilitación debe ser la totalidad de ella, sin embargo, y a modo de ejemplo, en los países más desarrollados, como Holanda,
se rehabilita 50%-60% (que es un porcentaje alto para el resto del mundo), en España no alcanza 15% y en nuestro país no
superaría 2%-4% (según datos de OMS) (4).
Nuestra finalidad es, entonces, desarrollar, instrumentar, difundir y poner en práctica un grupo de acciones tendientes a la
modificación de los estilos de vida, fomentar el apego a los mismos y mejorar la calidad de vida de todas las personas y, si es
posible, disminuir su mortalidad.
La importancia del tema a nivel sanitario nacional, las dificultades económicas para tratar a los enfermos cardiovasculares y las
imposiciones de los organismos internacionales fomentando y obligando a la instrumentación de campañas de promoción de la
salud, motivan a estimular a las autoridades gubernamentales, departamentales u ONG para que se sensibilicen frente a este
fenómeno y tomen acciones más directas, como la implementación de las medidas que se requiere para un alcance masivo de la
población a fin de reducir la morbimortalidad de una enfermedad que cada día cobra más víctimas y reducir los costos por
improductividad o discapacidad que ellas generan (11).
Con referencia a éstos, sabemos que nuestro país gasta casi 2% del PBI por concepto de costos directos e indirectos (0,9% y
1%, respectivamente) (3), de un total de 10% del PBI que corresponde a la globalidad de gastos en salud (38). Los costos directos
son los que se relacionan a la atención de los pacientes, diagnósticos y tratamientos; los indirectos son los que se vinculan a la
discapacidad y pérdida de la productividad ocasionadas.
En las naciones industrializadas la carga económica es más alta, estimándose en un 8% del total del gasto en salud, y es bien
sabido que las complicaciones clínicas de la cardiopatía coronaria son la principal fuente de elevación de estos costos (29). Es
fundamental, entonces, trabajar en todos los niveles de prevención para intentar lograr un importante ahorro económico para el
país.
El primer objetivo será captar la mayor cantidad posible de personas con factores de riesgo en prevención secundaria y a
cardiópatas para incluirlos en un plan de rehabilitación cardíaca (5,8,9).
En segunda instancia, un programa más ambicioso y a largo plazo debe incluir también a pacientes en prevención primaria.
DEFINICIONES
• Prevención primaria: programa de actividades que trata los factores de riesgo de personas sin antecedentes
cardiovasculares para evitar la aparición de estas enfermedades.
• Prevención secundaria: programa de actividades que trata a los pacientes con una enfermedad cardiovascular ya
conocida y que desea evitar la aparición de complicaciones o la agravación de las mismas. (Mantenemos la
clasificación clásica y más conocida, aunque sabemos que ella puedan dar lugar a controversias).
• Rehabilitación cardíaca (RC) (según la definición de la OMS, Ginebra 1964): “Es el conjunto de actividades
necesarias para asegurar a los cardiópatas una condición física, mental y social óptima que les permita ocupar por sus
propios medios un lugar tan normal como les sea posible en la sociedad” (2).
Actualmente se considera que los programas de prevención secundaria (PS) y la RC deben tener en cuenta los siguientes cinco
puntos para lograr sus objetivos:
3. Los aspectos no cardiológicos (psicológicos, sociales, laborales y pedagógicos) juegan un rol importante en el éxito o
fracaso de la RC.
4. Los programas de RC con actividad física solamente fracasan por la alta tasa de abandonos y por ser incompletos.
5. La mayor expansión de estos programas dependerá de la difusión de sus ventajas, de una implementación racional que
contemple el costo-beneficio, y una correcta interpretación de los resultados que sirva como base para la investigación
científica.
Se considera así a la RC como una función integral que comprende no sólo el ejercicio físico y un programa psico-socio-
pedagógico, sino un consejo multifactorial con el control global del paciente (13).
INDICACIONES Y CONTRAINDICACIONES DE LA RC
Hasta hace tres o cuatro décadas se recomendaba reposo de tres semanas a los pacientes que se recuperaban de un infarto de
miocardio para favorecer la cicatrización. Años después se fue demostrando que el reposo producía efectos deletéreos, por lo
que actualmente se comienza la RC en forma precoz, ya en la unidad coronaria, lo que favorece el alta, de no surgir
complicaciones, en un plazo mucho menor.
La RC se aplica a todos los pacientes portadores de cardiopatía, salvo que se encuentren inestables o presenten una
contraindicación transitoria o expresa para la misma.
Para aquellos que trabajamos en esta disciplina cardiológica existe un axioma: “Los pacientes más severamente afectados son
los que más se benefician”.
INDICACIONES DE LA RC
a) Isquémica: antecedentes de infarto agudo de miocardio, angioplastia coronaria, cirugía de revascularización, angina de
pecho (estable), cardiopatía silente.
b) Valvular: operados o no.
e) Trasplante cardíaco.
f) Arritmias cardíacas.
3) Sujetos con múltiples factores de riesgo: hipertensión arterial controlada, diabetes mellitus, obesidad, tabaquismo,
dislipemias, etcétera.
CONTRAINDICACIONES DE LA RC
2) Angor inestable.
CONSIDERACIONES ESPECIALES
1) Miocardiopatía hipertrófica: se recomiendan ejercicios muy controlados solo a aquellos pacientes con un gradiente no muy
significativo por el riesgo de arritmias cardíacas y muerte súbita.
2) No es claro el beneficio en las valvulopatías severas. Generalmente se recurre a la cirugía y luego son ingresados al
programa de RC.
3) Los pacientes portadores de enfermedad osteoarticular invalidante concomitante generalmente tienen serias dificultades
para ser ingresados al programa de ejercicios físicos.
4) Los pacientes cardiovasculares con diabetes con buen control metabólico no presentan inconvenientes, pero debemos
vigilar rigurosamente a los diabéticos insulino-requirentes, ya que son muy lábiles y se debería contar con la posibilidad de
realizar controles de glicemia capilar (HGT) pre y postejercicio (32,33).
GRUPO DE TRABAJO
En el caso de no poder contar con este equipo ideal de trabajo, el personal mínimo para llevar a cabo un programa eficiente
estará integrado por: cardiólogo director/coordinador, cardiólogo en sala, profesor de educación física o fisioterapeuta, o
ambos, enfermera y nutricionista.
• Organización.
• Coordinación general.
• Recepción del paciente.
• Estratificación del riesgo cardiovascular.
• Confección conjunta de protocolos.
• Evaluación de resultados y calidad del programa.
• Asesoría científico-investigadora.
• Formación continuada (para el personal y para los pacientes).
• Procura de apoyo logístico y financiero.
• Apoyo para la creación de asociaciones de enfermos cardiópatas.
METODOLOGíA
i) Es fácilmente reproducible.
TABLA 2. ESTRATIFICACIóN DEL RIESGO PARA EVENTOS CARDIOVASCULARES (NO ES ESPECíFICA SOLAMENTE PARA EL DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD FíSICA) (TOMADA DE LA
TERCERA EDICIóN DE LA AMERICAN ASSOCIATION OF CARDIOVASCULAR AND PULMONARY REHABILITATION) (6).
Riesgo bajo
• Ausencia de falla cardíaca congestiva o síntomas o signos que indiquen isquemia postevento.
Se considera de bajo riesgo cuando uno de los factores de riesgo de la categoría está presente.
Riesgo moderado
• Síntomas/signos incluyendo angor de medianos esfuerzos (5 a 6,9 METs) o en el período de recuperación de un estudio funcional.
Se considera de riesgo moderado al paciente que no puede ser incluido en la categoría de bajo o de alto riesgo.
Riesgo alto
• IAM o cirugía cardíaca complicada con shock cardiogénico, falla cardíaca congestiva o síntomas y signos de isquemia postprocedimiento.
• Hemodinamia anormal con el ejercicio (especialmente estabilización o descenso de la PAS o incompetencia cronotrópica con el aumento de la carga de trabajo).
• Síntomas/signos incluyendo angor a bajo nivel de ejercicio (<5 METs) o en el período de recuperación.
Se considera de alto riesgo con la presencia de alguno de estos factores de riesgo incluidos en esta categoría.
* Si no se puede disponer de la medida de la capacidad funcional, esta variable no debe ser considerada en el proceso de la estratificación de riesgo.
ACTIVIDAD FíSICA EN LA RC
Ya se comentó que la RC comprende un plan multidisciplinario de acción, pero ahora nos referiremos exclusivamente al
programa de ejercicios físicos (16).
Dada la mayor incidencia de casos de cardiopatía isquémica, tratada en forma intervensionista o no, nos referiremos a ella
como la base de la RC y las demás enfermedades cardiovasculares deberán ser adaptadas a estas pautas.
Cada caso particular requiere una consideración especial, y dejar plasmadas todas las formas diferentes relativas a cada
diagnóstico sólo podría desarrollarse en un libro, por lo que aquí haremos una síntesis de lo más importante a tener en cuenta a
la hora de encarar un plan de ejercicios físicos.
CONDICIONANTES PARA LA PRESCRIPCIóN DE LA ACTIVIDAD FíSICA
b) Cintas rodantes eléctricas (de 4 a 6). El número de máquinas variará de acuerdo a las posibilidades del centro y según el
número de pacientes que se desea atender.
c) Colchonetas.
f) Estetoscopios.
h) Electrocardiógrafo (ECG).
b) Intensidad: individual y progresiva, dependiendo de la situación clínica de cada paciente y su fase. Será moderada en
general y según la percepción del esfuerzo (Escala de Borg).
c) Tipo: aeróbico básicamente, con ejercicios dinámicos. En cicloergómetro, cintas, calistenia, gimnasia, actividades
deportivas recreativas. Algunas serán supervisadas por cardiólogo (pacientes de moderado y alto riesgo) y otras serán
realizadas sólo con profesor de educación física (bajo riesgo). En este caso el cardiólogo estará en un área accesible o próxima
ante cualquier eventualidad. En la evolución se considerarán los ejercicios de sobrecarga isotónicos (levantamiento de pesos,
varias repeticiones).
d) Duración: se irá incrementando paulatinamente hasta alcanzar de una hora a una hora y media, divididas en actividad
aeróbica (cinta, bicicleta) y calistenia más gimnasia y/o actividades recreativas. Entre la clase aeróbica con aparatos y la
gimnasia habrá un descanso de 5-10 min. Se aprovecha este intervalo para estiramientos y controles (frecuencia cardíaca,
presión arterial, glicemia capilar).
e) Progresión: se considerarán incrementos semanales de la intensidad, según la situación de cada paciente y su tolerancia.
El gasto calórico total por esta actividad debería ir incrementándose desde 700 calorías hasta alcanzar las 2.000 calorías en la
semana.
• Interrelación con policlínicas de diabetología, de control del tabaquismo y de cirugía vascular. Confección de un
programa que contemple a los pacientes diabéticos, fumadores y con arteriopatía obstructiva de miembros inferiores a
fin de coadyuvar en su tratamiento.
Algunos autores preconizan la división del proceso de RC en cuatro fases (7,35), separando la fase de transición en una fase II
independiente. En este trabajo preferimos utilizar la división en tres fases por considerarla más práctica.
FASE I
• Ia) Período agudo. Se inicia más o menos a los 3-4 días del IAM o postoperatorio (según la evolución).
1) Caminar: se puede considerar bajar uno o dos pisos y subir como máximo un piso.
Frecuencia: dos a tres veces por día, con aumento gradual de minutos de ejercicio por día.
No superar el límite de 20 latidos la frecuencia basal.
• Ib. Se extiende por no más de 4 a 6 semanas luego del alta, tratando de que sea lo más breve posible. Se dejan
establecidas las actividades en el ámbito familiar y social, y se lo encamina para un rápido ingreso a un programa
supervisado de actividad física.
Mientras tanto realizará caminatas suaves y progresivas más ejercicios de flexo-extensión. Control por cardiólogo
tratante, quien indicará antes de pasar a la fase II realización de ergometría submáxima o limitada por los síntomas, si
no se la realizó antes del alta, y luego se deberá efectuar una estratificación de riesgos.
FASE II
A) SELECCIóN DE PACIENTES
Con respecto a este punto se recomienda monitorización para los pacientes estratificados como de alto riesgo durante un
período de 18 a 24 sesiones (tabla 5).
En cada clase se llevará un control de la actividad desarrollada a través del registro en una planilla del trabajo y las variaciones
de la frecuencia cardíaca. Se enseña a los pacientes a controlarse el pulso.
Antes de comenzar cada sesión de RC: control de frecuencias cardíaca y respiratoria y presión arterial.
Si la presión arterial supera los valores de 190/110 mmHg esperar que descienda o suspender la clase.
Al inicio:
Existen dos escalas de Borg: una, no lineal, que puntea del 0 al 10 y otra, las más usada, lineal, que va del 6 al 20. Esta fue
elaborada tomando en cuenta la frecuencia cardíaca (entre 60 y 200 latidos/min) para todas las edades, encontrando una
correlación entre el esfuerzo percibido en el esfuerzo y la frecuencia cardíaca. Obviamente vamos a encontrar variaciones de la
frecuencia cardíaca entre jóvenes y adultos y dependerá también si el paciente recibe algún fármaco que influya sobre ésta
(betabloqueantes, antiarrítmicos, etcétera).
6 Ningún esfuerzo
7 Extremadamente liviano
8
9 Muy liviano
10
11 Liviano
12
13 Moderado
14 Algo intenso
15 Intenso o duro
16
17 Muy intenso
18
19 Extremadamente intenso
20 Agotamiento total
Es además muy útil la referencia de dicha escala cuando los pacientes tienen fibrilación auricular crónica, con frecuencia
ventricular no muy regular, donde es muy difícil guiarnos por el pulso a la hora de indicarle y controlarle la intensidad de los
ejercicios.
El margen de seguridad en la escala es de 13-15, lo que equivale a 60%-80% del VO2 máximo o consumo máximo de oxígeno
(tabla 4), que es la zona de entrada al umbral anaeróbico, donde comienza a acumularse el ácido láctico y, por ende, mayor
riesgo de complicaciones (figuras 1 y 2).
TABLA 4. RELACIóN ENTRE LA INTENSIDAD DEL ESFUERZO PERCIBIDO Y PORCENTAJES DE LA FC MáXIMA TEóRICA
Y DEL CONSUMO MáXIMO DE OXíGENO (MODIFICADO DE BERTOLASSI) (35)
FC máx (%): porcentaje de la FC máxima. VO2 máx (%): porcentaje del consumo máximo de oxígeno
Figura 1. Valores de lactato sanguíneo y su relación con consumo de oxígeno (VO2) durante un ejercicio progresivo. UA:
umbral anaeróbico
Figura 2. El riesgo de complicaciones (arritmias, angor, síncope, hipertensión arterial, etcétera) está en relación con la
intensidad del ejercicio, aumentando significativamente cuando se sobrepasa 85% de la FC máxima o 80% de la capacidad
aeróbica máxima (VO2 máx).
El trabajo físico de los pacientes debe ser planificado en forma individual, teniendo en cuenta edad, sexo, enfermedades
asociadas, grado de inactividad, etcétera, pero se pueden formular lineamientos generales que deben respetar los siguientes
criterios:
1) Calentamiento: (ejercicios de flexo-extensión): 10-15 min.
• Ejercicios entre 75%-85% de frecuencia cardíaca máxima (FCM) alcanzada en PEG (60-80% del VO2 máximo), o
entre el 70–85% de la frecuencia cardíaca máxima teórica (FCMT) para la edad.
• Ejercicios menores a 75% de la FCM alcanzada, o bien no sobrepasar el umbral de isquemia, pero siempre intentando
alcanzar un nivel próximo a éste con el fin de ir elevándolo progresivamente.
Concomitantemente:
Los ejercicios en bicicleta o cinta podrán realizarse con protocolos de trabajos continuos o intermitentes. Ambos son eficaces
para generar entrenamiento. El primero se basa en la actividad física con carga de trabajo constante, alternando con períodos de
reposo absoluto. El segundo, al trabajo continuo se le intercalan períodos cortos de alta intensidad y luego períodos de menor
intensidad para procurar la recuperación. No se realizan suspensiones al mismo. Ciertos autores refieren mayor rapidez y
eficiencia del efecto entrenamiento a esta metodología (37).
Luego de las 8-12 semanas, valoración de introducción a circuito de ejercicios para mejorar tonicidad y resistencia (trabajo de
pesas isotónicos, de bajas cargas y muchas repeticiones).
• Apoyo psicosocial.
• Apoyo para la reinserción laboral.
Una consideración especial para los pacientes que tienen dificultades motrices, enfermedades osteoarticulares y neurológicas,
obesidad importante y para los que tienen la posibilidad, también debe ser considerada la natación como un buen medio para la
RC. El agua, por el principio de Arquímedes, produce un efecto flotador que anula más de las 3/4 partes del peso de un
individuo sumergido hasta el cuello. Por otra parte, el agua tibia facilita los ejercicios de flexibilidad y estiramientos, favorece
los movimientos con menor dolor articular, aumenta la circulación sanguínea periférica y ayuda a una mayor ventilación
pulmonar.
FASE III
Continuación de la actividad física al menos 4-5 veces por semana (en gimnasio o domicilio), siguiendo los lineamientos de la
fase II y agregando actividades de equipo:
• Caminata.
• Bicicleta.
• Actividades recreativas: natación, voley, tenis, etcétera.
• Flexibilidad.
• Entrenamiento de resistencia.
Completo conocimiento de la enfermedad, de la medicación y enseñanza para reconocer signos y síntomas anormales.
RIESGO DE COMPLICACIONES EN LA RC
La posibilidad de que ocurra un evento no fatal oscila, según los autores, de uno entre 50.000 a 120.000 pacientes/hora de
ejercicio. La tasa de IAM ronda uno por 300.000 pacientes/hora.
El riesgo de paro cardíaco es de uno en 80.000 a 160.0000 pacientes/hora, muchos de los cuales tendrán la posibilidad de ser
reanimados.
Se ha reportado una muerte cada 750.000 pacientes/hora de ejercicio. Estas cifras no deben ser confundidas con aquellos casos
de muerte en sujetos aparentemente sanos que practican ejercicios, muchos de los cuales lo hacen sin supervisión y sin un buen
examen médico previo.
Otras eventualidades que pueden ocurrir son: angina de pecho, picos hipertensivos, hipotensión arterial, mareos, cuadros vaso-
vagales y síncope. Todos ellos tienen generalmente completa resolución.
En suma, se puede decir que el riesgo de complicaciones es bajo, que ocurre con mayor incidencia cuando los niveles de
ejercicio son excesivos y cuando no se respetan los límites preestablecidos. Al contrario, el riesgo es menor cuando los
pacientes están incluidos en programas que cuentan con monitorización y control médico permanente (tabla 5) (30,31).
TABLA 5. PACIENTES QUE MáS SE BENEFICIAN CON LA MONITORIZACIóN CONTINUA O TELEMETRíA DURANTE LOS EJERCICIOS DE REHABILITACIóN CARDíACA (AACPR).
• Sobrevivientes a PCR.
• Pacientes luego de IAM complicado con shok cardiogénico o arritmias complejas, o ambos.
• Pacientes con múltiples lesiones coronarias e isquemia inducida por el ejercicio.
• Mantener plan de urgencias para los episodios indeseados contando con equipo de reanimación, incluyendo desfibrilador.
• Nunca sobrepasar la carga de trabajo planificado, aunque el paciente “se sienta bien”.
Los resultados esperados serán la obtención de los logros ya conocidos y divulgados por los principales centros involucrados
en esta área:
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