Genero Parcial - Analía Reale
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Genero Parcial - Analía Reale
Cuando se trata de considerar el papel que ocupan los exámenes escritos en un curso universitario
es común que tanto estudiantes como docentes concentren su atención exclusivamente en los
aspectos relacionados con la evaluación del aprendizaje, con el conocimiento de los contenidos de
una asignatura y con la capacidad de comprensión lectora. En cambio, rara vez se hace hincapié
en la adecuación del escrito a las normas de un género poco discutido, desde el punto de vista de
la comunicación, y casi siempre condenado como un “mal necesario”. Es cierto que el examen
escrito es necesario pero no tiene por qué ser un mal. Un examen escrito no es sólo un documento
que “sirve” para aprobar o no una materia, es (o debería ser) ante todo una oportunidad para
aprender a través de la escritura. Las críticas que habitualmente se dirigen a este tipo de ejercicio
escrito ignoran el enorme potencial de la escritura como herramienta intelectual, su poderosa
capacidad para organizar el pensamiento. En efecto, cuando respondemos un examen escrito
–siempre y cuando la tarea no se limite a la mera reproducción de contenidos– transformamos
nuestro conocimiento. Esta transformación se produce como resultado del esfuerzo que significa
para el escritor resolver un problema de escritura que, por lo general, supone la necesidad de
establecer relaciones entre saberes previos y nuevos, reelaborar las lecturas en el marco de un
género discursivo diferente de aquel al que pertenecen el o los textos fuente (como sucede, por
ejemplo, cuando explicamos en un examen conceptos que leímos en un manual, en un ensayo o
en un tratado) y desenvolverse en una situación comunicativa específica.
Por eso es vital no subestimar las cuestiones relacionadas con la escritura cuando se trata de
calificar o de responder un examen ya que en ellas se juega una parte muy importante del
aprendizaje. Muchas de las dificultades que enfrentan los estudiantes en esta clase de evaluación
surgen de una representación confusa del género discursivo “examen escrito”, de allí que conocer
sus características comunicativas, su forma de composición y sus rasgos de estilo sea un requisito
indispensable. En las páginas que siguen ofrecemos una breve descripción de este género que da
cuenta de su función comunicativa, su estructura y su estilo verbal.
Función comunicativa
Esta guía fue elaborada por Analía Reale para el Centro Virtual de Escritura del Taller de Expresión I (cátedra Reale) de
la Carrera de Ciencias de la Comunicación-UBA. Disponible en http://centrodeescrituravirtual.wordpress.com/
escrito es el resultado de un intercambio entre dos participantes cada uno de los cuales cumple un
papel bien definido y no intercambiable: uno de ellos plantea preguntas o problemas (es decir,
quiere saber o comprender algo) y el otro responde a esos interrogantes.
No siempre es fácil distinguir la función práctica del examen de su función comunicativa
porque, como sucede con otros ejercicios de evaluación, el examen escrito supone un
desdoblamiento de la situación comunicativa. Por un lado, lo que llamamos la función práctica del
examen corresponde a la situación de comunicación real o empírica (la que vincula al escritor-
alumno con el lector-docente) y por otro, su función comunicativa es la que se traduce en la
situación virtual o representada en el enunciado (en la que se relacionan un enunciador que sabe
–y por eso mismo explica, argumenta, describe, etc.– con un lector que busca saber –y por eso
pregunta–).
Con frecuencia estos dos lectores, el lector empírico-docente (que lee para evaluar un examen
sobre un tema que él mismo ha enseñado y que, por lo tanto, conoce ampliamente) y el lector
virtual (que formula preguntas porque quiere conocer más sobre ese tema) tienden a confundirse
en la imagen de la situación de escritura que construye para sí el escritor-alumno.
Esta confusión da origen a una serie de problemas que se manifiestan en distintos aspectos
del texto. En primer lugar, en lo que concierne a la distribución de la información, si el estudiante
privilegia en su representación la figura del destinatario virtual, puede producir un efecto de
saturación o redundancia en la presentación de la información. Por el contrario (y éste es el caso
más frecuente), un predominio de la imagen del lector real (el docente-evaluador) produce el
efecto opuesto: la información ofrecida es escasa y eso puede llegar a afectar la coherencia global
de la exposición dado que se producen lagunas o baches informativos, el enunciador no “coopera”
con el lector virtual, no le proporciona toda la información necesaria para comprender el
problema que es objeto de la pregunta. El presupuesto que maneja el escritor en estos casos es “el
docente X conoce este tema mucho mejor que yo así que no hace falta que le dé demasiadas
explicaciones”. Este tipo de sobreentendidos erróneos suelen ser la causa de muchas de las
dificultades en el planteo y organización de la exposición que se encuentran a menudo en los
exámenes escritos.
En síntesis, a la hora de responder exámenes escritos, es muy importante que el estudiante
tenga en cuenta esta distinción entre función práctica y función comunicativa del escrito para
poder evaluar adecuadamente la situación de escritura en la produce ese enunciado y evitar
malentendidos que afectan su calidad y su eficacia.
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Estructura
La explicación y la argumentación son las formas de composición predominantes en el
examen. En el primer caso, la organización del texto responde a la necesidad de hacer comprender
un problema. Es por esto que la estructura de la explicación se traduce en una dinámica pregunta-
respuesta que, en líneas generales, toma la forma siguiente:
Para ejemplificar, analicemos este texto que explica el inicio y desarrollo del proceso de
globalización:
Globalización
Luego de la Segunda Guerra Mundial, el mundo quedó dividido por el dominio de dos potencias
hegemónicas: Los Estados Unidos y la Unión Soviética. Los demás países del planeta se fueron
alineando alrededor de las dos potencias, situación que dio lugar a la formación de dos bloques, el
occidental o capitalista, liderado por los Estados Unidos, y el oriental o socialista, liderado por la
Unión Soviética. Las tensiones entre estos bloques originaron la Guerra Fría.
Pero, tras la caída de la Unión Soviética y la disolución del bloque socialista, los Estados
Unidos se convirtieron en la única superpotencia mundial sin que nadie pudiese disputarle su
liderazgo. Económicamente, el mundo se organizó alrededor de los grandes centros del
capitalismo, Estados Unidos, Japón y Europa Occidental, en los que se toman las decisiones que
marcan el rumbo de la economía y la política mundiales.
A partir de la nueva configuración geopolítica, el comercio se expandió y se hizo mundial. En
la actualidad no circulan solo mercaderías, sino también capitales, seguros, licencias, patentes,
productos culturales y artísticos, servicios bancarios, etc. Los medios de comunicación ofrecen una
información al instante de todo lo que pasa en cada lugar del planeta, lo que permite conocer las
necesidades de cualquier región y, por ende, producir para ese mercado, por lejano que se
encuentre, utilizando, según la conveniencia, materias primas de un país y mano de obra de otro.
Al mismo tiempo, desarrollo de los transportes facilita la circulación de bienes y productos ya que
los fletes se han tornado más seguros, más rápidos y más baratos.
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Este proceso de vinculación mundial que internacionalizó la economía, la información y la
cultura, se conoce como globalización o mundialización
Las empresas multinacionales ubican sus fábricas en cualquier lugar, teniendo siempre como
objetivo la obtención de la mayor cantidad posible de ganancias. Su accionar está más allá de
cualquier localismo, pues al crearse nuevos lazos o relaciones comerciales basadas en
movimientos de dinero, de tecnología o de personas, es muy difícil establecer con precisión de
qué nacionalidad son las empresas y los productos que éstas fabrican.
La interdependencia comercial no significa de ninguna manera que todos los pueblos del
planeta estén en una situación de igualdad, sino que por el contrario, los países centrales ejercen
un dominio económico, financiero, científico y cultural sobre los demás. Se constituyen así zonas
centrales de gran desarrollo industrial y condiciones de vida adecuadas, contrapuestas a regiones
periféricas o subdesarrolladas, con gran atraso económico.
http://www.portalplanetasedna.com.ar/globalizacion.htm
(texto adaptado)
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En el esquema anterior puede advertirse claramente cómo el texto se organiza de acuerdo con
la dinámica pregunta-respuesta. En este caso particular (como en la mayoría de los textos
explicativos) la pregunta no se formula de manera explícita sino que subyace al enunciado. En un
examen escrito, la formulación de la pregunta/problema corre por cuenta del examinador, razón
por la cual no es necesario inferirla.
En el párrafo final del texto analizado, el segmento que identificamos como conclusión o
síntesis evaluativa, en rigor corresponde a un pasaje argumentativo incluido en el marco de la
explicación. ¿Qué distingue a la argumentación de la explicación? A grandes trazos podemos
responder a esta pregunta señalando que mientras que la explicación opera con datos o hechos (el
fin de la Guerra Fría, la hegemonía del capitalismo, etc.), la materia de la argumentación está
constituida por juicios u opiniones, como puede verse claramente en el texto que acabamos de
leer.
La finalidad de toda argumentación es lograr que un destinatario individual o colectivo acepte
las tesis que plantea el enunciador. Y para eso es necesario ofrecer razones que sirvan de apoyo a
los juicios que el enunciador quiere hacer aceptar. La estructura argumentativa, entonces, da
cuenta de esta necesidad de hacer que un enunciado (tesis) se vuelva creíble o aceptable para un
auditorio en la medida en que es sostenido de diversas formas por otro enunciado (que puede
denominarse argumento o razón). En el caso que nos ocupa, la tesis que avanza el enunciador
podría formularse en estos términos:
La interdependencia comercial no significa de ninguna manera que todos los pueblos del
planeta estén en una situación de igualdad. [Tesis]
Para lograr que el auditorio dé su acuerdo a esta posición, es necesario ofrecer argumentos
que la sostengan. En este caso, las razones que se ofrecen como apoyo son:
Los países centrales ejercen un dominio económico, financiero, científico y cultural sobre
los demás. [Argumento]
El objetivo de estos ejemplos, además de mostrar las características distintivas de cada una de
las formas predominantes en la estructura del texto de un examen escrito, es señalar la
importancia de organizar la exposición de acuerdo con las finalidades comunicativas que plantee
la tarea: explicar para hacer comprender un problema y argumentar para fundamentar un juicio.
Estilo
Es cierto que un examen se escribe en condiciones poco favorables para el cuidado de los aspectos
estéticos del lenguaje pero cuando nos referimos a “estilo” no estamos hablando, en principio, de
cualidades de la prosa como la elegancia, el equilibrio, la belleza sino mucho más operativamente,
de cuestiones que contribuyen al logro de la finalidad de esta clase de escritos. En un texto como
éste, al igual que en la mayoría de los géneros que conforman el discurso académico, es primordial
garantizar la precisión, la legibilidad y la comprensión del enunciado.
No es sencillo ni tampoco deseable prescribir de qué manera se alcanzan estos objetivos pero
sí es posible advertir sobre un conjunto de problemas que suelen encontrarse en los exámenes y
que afectan notablemente su eficacia. La lista que sigue, arbitraria e incompleta, reúne solamente
algunos de estos problemas pero de todos modos, puede resultar de utilidad para pensar las
dificultades que aparecen con frecuencia al resolver esta clase de tareas.
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Adjetivación insustancial
Otro problema habitual en los exámenes es encontrarse con frases como ésta, por ejemplo:
“La focalización interna en el relato produce un efecto particular/determinado/especial.”
Adjetivos como “particular”, “determinado”, “especial”, suenan vacíos de sentido a menos
que se justifique por qué tal o cual objeto o noción merecen esos calificativos. Por eso es
aconsejable elegir cuidadosamente la adjetivación ya que no se trata aquí de “ornamentar”
sino de comunicar un saber de la manera menos ambigua y más explícita posible.
Problemas de exposición
Como señalamos a propósito de la función comunicativa del examen, las distorsiones en la
imagen de la situación de escritura suelen producir problemas en la organización de la
exposición ya sea por exceso o por falta de información. En el primer caso se incurre en
reiteraciones innecesarias (saturación de información) que perjudican la legibilidad; en el
segundo, se generan inconsistencias en la estructura temática que hacen que la información
no se presente de manera lógica y progresiva (saltos de un tema a otro sin establecer una
conexión ya sea a través de un conector lógico o de alguna fórmula –”por otra parte, en
segundo lugar, asimismo”– que indique el cambio de rumbo en el discurso).
Economía
Es importante tener presente que mayor extensión no necesariamente es sinónimo de mayor
conocimiento. A veces sucede todo lo contrario. La redundancia y la saturación puede ser
indicio de la dificultad para seleccionar información pertinente.
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