El Bautismo en El Espiritu Santo
El Bautismo en El Espiritu Santo
El Bautismo en El Espiritu Santo
(Mr 1:7-8) “Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a
quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado. Yo a la verdad os
he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo.”
Introducción
Como ya hemos considerado anteriormente, Juan el Bautista se caracterizó por predicar
el bautismo en agua para arrepentimiento. Este era un paso imprescindible para preparar
el corazón del pueblo ante la inminente venida del Mesías. Y aunque su ministerio tuvo un
fuerte impacto en toda la nación judía, y él mismo llegó a adquirir mucha fama, sin
embargo, siempre fue consciente de que ante la majestad y gloria del Mesías que venía,
él no era nadie, y también que su labor bautizando con agua no podía ser comparada con
la que llevaría a cabo el Mesías cuando les bautizara con el Espíritu Santo.
Por lo tanto, en esta ocasión vamos a dividir nuestro estudio en dos partes:
I. Juan el Bautista frente al Mesías
II. El bautismo en agua frente al bautismo en el Espíritu Santo
PÁGINA 1 DE 6
WWW.ESCUELABIBLICA.COM
(Jn 1:19-20) “Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén
sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres? Confesó, y no negó,
sino confesó: Yo no soy el Cristo.”
Cuando los discípulos de Juan el Bautista se mostraron celosos por el creciente éxito del
ministerio de Jesús, él se mostró satisfecho y feliz por ese hecho. Entonces les explicó
por medio de una metáfora un concepto fundamental: la esposa le pertenece
exclusivamente al esposo. Y esto era exactamente lo que Juan quería transmitir a sus
discípulos. Una vez más les dijo que el esposo auténtico era Jesús. Sólo él es digno de
recibir la gloria de su pueblo. Por lo tanto, si Juan estuviera llamando la atención de la
esposa sobre sí mismo, esto habría sido el acto más deplorable que pudiéramos
imaginarnos. Y lo mismo para cualquier siervo de Cristo; buscar atraer la atención de la
iglesia hacia uno mismo, constituye una forma de deslealtad despreciable. Ahora bien,
¿cuál era el papel de Juan el Bautista en todo esto? Pues como él mismo señaló, él sólo
era “el amigo del esposo”. Entre los judíos, al amigo le correspondía actuar como
mediador para realizar los arreglos de la boda y reunir al novio con la novia. Su misión
terminaba una vez que escuchaba la voz de júbilo del novio al comprobar que le habían
presentado una novia virgen. A partir de ese momento, el amigo del novio debía retirarse
discretamente.
(Jn 3:27-30) “Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere
dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo,
sino que soy enviado delante de él. El que tiene la esposa, es el esposo; mas el
amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del
esposo; así pues, este mi gozo está cumplido. Es necesario que él crezca, pero que
yo mengüe.”
Juan reconoció también que mientras él era terrenal, Cristo había venido del cielo:
(Jn 3:31) “El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal, y
cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre todos.”
Siempre explicó que su ministerio era parcial e incompleto. Juan siempre se consideró
“una antorcha que ardía y alumbraba” por un poco de tiempo, mientras que Cristo es la
“Luz del mundo”.
(Jn 5:35) “El era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaron
por un tiempo en su luz.”
(Jn 1:6-9) “Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por
testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.
No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que
alumbra a todo hombre, venía a este mundo.”
Juan era sólo una voz que clamaba, pero Cristo es el Verbo eterno de Dios.
(Jn 1:23) “Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino
del Señor ...”
(Jn 1:1) “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.”
Juan sólo era el portero que abría la puerta al verdadero Pastor.
(Jn 10:1-3) “De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de
las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. Mas el que entra
por la puerta, el pastor de las ovejas es. A éste abre el portero, y las ovejas oyen su
voz; y a sus ovejas llama por nombre y las saca.”
PÁGINA 2 DE 6
WWW.ESCUELABIBLICA.COM
Juan podía señalar al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, pero Jesús lo era.
(Jn 1:29) “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero
de Dios, que quita el pecado del mundo.”
¡Qué importante sería que cada uno de nosotros imitáramos este comportamiento de
Juan! ¡Que la finalidad principal y única de nuestro ministerio sea darle la gloria a Cristo
mientras que nosotros vamos desapareciendo poco a poco del escenario! Sólo entonces
seremos grandes hombres de Dios como lo fue Juan el Bautista.
PÁGINA 3 DE 6
WWW.ESCUELABIBLICA.COM
También podemos leer:
(Ez 36:25-27) “Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas
vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón
nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el
corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi
Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis
por obra.”
3. ¿Qué tendría de nuevo el bautismo en el Espíritu Santo?
Aunque una de las características esenciales del ministerio del Mesías sería la de bautizar
con el Espíritu Santo, eso no quería decir que la tercera persona de la Trinidad no hubiera
estado activa durante todo el periodo del Antiguo Testamento.
Podemos ver ejemplos de esta actividad en la capacitación de algunas personas dentro
del pueblo de Dios para la realización de tareas especiales. Pero en la época inaugurada
por el Mesías, el Espíritu Santo estaría a disposición de todos los creyentes sin distinción.
Este generoso derramamiento o bautismo del Espíritu Santo había de ser una de las
bendiciones principales y distintivas de la nueva era del Mesías.
Comenzando con el día de Pentecostés, amaneció una nueva edad en la cual el Espíritu
Santo moraría en cada creyente para siempre, llenándole si encuentra en él las
condiciones propicias. El mismo Señor Jesucristo anunció este hecho a sus discípulos:
(Jn 14:15-16) “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con
vosotros para siempre; el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir,
porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros y
estará en vosotros.”
4. ¿Cuál era el propósito del bautismo en el Espíritu Santo?
Juan el Bautista no nos lo dice, pero los textos que acabamos de ver lo anticipan. Dios
derrama su Espíritu con la finalidad de darnos un nuevo corazón, una vida regenerada, la
capacitación para vivir vidas justas. Podemos resumirlo diciendo que el propósito de la
venida del Espíritu Santo a nuestras vidas es el de producir la santidad de Dios en nuestro
corazón.
Cristo haría algo que ningún hombre, por muy exaltado que fuese, tendría ni poder ni
autoridad para hacer: impartiría vida espiritual a quienes se arrepintiesen y creyesen en
él.
5. ¿Cuándo se cumplió esta profecía?
Esta profecía de Juan está en el tiempo futuro (”el os bautizará”). ¿Cuándo se cumplió?
Fue después de su muerte, resurrección y ascensión al cielo. El mismo Señor se lo
confirmó a sus discípulos justo antes de ascender al cielo:
(Hch 1:4-5) “Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que
esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan
ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo
dentro de no muchos días.”
Finalmente podemos ver su cumplimiento en (Hch 2:1-13), pocos días después de la
ascensión del Señor al cielo en gloria. Este acontecimiento sería, por lo tanto, el fruto de
su muerte, resurrección y ascensión. Como él mismo les dijo a sus discípulos, no podría
enviarles al Consolador, el Espíritu Santo, hasta que hubiera sido glorificado en el cielo:
PÁGINA 4 DE 6
WWW.ESCUELABIBLICA.COM
(Jn 16:7) “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me
fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.”
Por esta razón, aquellos primeros discípulos de Jesús, que eran creyentes desde hacía
tiempo, tuvieron que esperar para poder ser bautizados en el Espíritu Santo, puesto que
el Señor no había sido aún glorificado en el cielo. Pero ese fue un caso excepcional que
no tiene que ver con nosotros en este momento.
En el día de Pentecostés toda la Iglesia fue bautizada en el Espíritu Santo. Es importante
que notemos que aquel hecho histórico no fue una experiencia individual, sino colectiva.
Pero a partir de ahí, todo aquel que cree en Cristo, no tiene que esperar, sino que es
añadido inmediatamente a la Iglesia y hecho partícipe del cuerpo de Cristo por el Espíritu.
6. ¿Cuándo somos bautizados en el Espíritu Santo?
A partir del día de Pentecostés, cuando una persona cree en Cristo, inmediatamente
recibe el Espíritu Santo, sin necesidad de esperar a tener una segunda experiencia.
Veamos algunos textos que lo confirman:
(Ef 1:13) “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio
de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo
de la promesa.”
(Jn 7:38-39) “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos
de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él;
pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún
glorificado.”
(Ga 3:2,14) “Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las
obras de la ley, o por el oír con fe?... Para que en Cristo Jesús la bendición de
Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del
Espíritu.”
Podemos concluir que después del día de Pentecostés no hay en todo el Nuevo
Testamento ningún creyente solicitando el bautismo en el Espíritu como una experiencia
posterior a su conversión.
7. El bautismo del Espíritu Santo es el medio de ingreso al cuerpo de Cristo
El apóstol Pablo nos enseña que otro de los propósito fundamentales por el cual
recibimos el bautismo en el Espíritu Santo es el de incorporarnos en la iglesia de Cristo.
Por lo tanto, si no tenemos el Espíritu Santo, no formamos parte del cuerpo de Cristo.
(1 Co 12:13) “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo,
sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un
mismo Espíritu.”
El bautismo del Espíritu Santo es una bendición universal para toda la Iglesia. Por eso,
todos aquellos que han creído en Cristo tienen el Espíritu Santo, y si alguno no tiene el
Espíritu, no es de Cristo.
(Ro 8:9) “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el
Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de
él.”
Si no hemos nacido por el Espíritu, no podemos entrar en el reino de Dios.
(Jn 3:5) “Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de
agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”
PÁGINA 5 DE 6
WWW.ESCUELABIBLICA.COM
Conclusión
A lo largo de este estudio hemos visto la gran diferencia que existe entre Cristo y aquel
que fue considerado por él como el más grande de los profetas nacidos de mujer.
Esta diferencia tiene que ver en primer lugar con la dignidad de su persona, pero también
con su ministerio.
Nosotros también debemos ser conscientes de estas diferencias y buscar por encima de
todo que Cristo sea glorificado en nosotros y por nosotros.
Preguntas
1. En este estudio hemos considerado algunas diferencias entre Juan el Bautista y el
Señor Jesucristo. Por ejemplo, hemos visto que Juan bautizaba con agua y Jesús lo
haría con Espíritu Santo; Juan era un siervo mientras que Jesús es el Señor. Señale
otras comparaciones que aparecen en los Evangelios.
2. ¿Es lo mismo el bautismo de Juan que el bautismo cristiano? Razone su respuesta.
3. ¿Por qué no era completo o suficiente el bautismo de Juan?
4. ¿Puede haber un verdadero creyente que no tenga el Espíritu Santo en su corazón?
¿Cuándo recibimos el Espíritu Santo? Justifique sus respuestas con citas bíblicas
apropiadas.
5. Exponga al menos dos razones por las que Juan el Bautista fue un gran hombre de
Dios.
PÁGINA 6 DE 6
WWW.ESCUELABIBLICA.COM