La Fonte Amor Al Prójimo
La Fonte Amor Al Prójimo
La Fonte Amor Al Prójimo
4,20-21
"Se levantó un legista, y dijo a Jesús para ponerle a prueba: «Maestro, ¿que he de hacer para
tener en herencia vida eterna?» Él le dijo: “¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?”.
Respondió: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus
fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo”. Díjole entonces: “Bien has
respondido. Haz eso y vivirás.» Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi
prójimo?” Jesús respondió: “Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de
salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto.
Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un
levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino
llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas
aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al
día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: “Cuida de él y, si gastas algo
más, te lo pagaré cuando vuelva." ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó
en manos de los salteadores?” Él dijo: “El que practicó la misericordia con él.» DÍjole Jesús: «Vete
y haz tú lo mismo.””
Del Manuscrito C de Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz (Ms. C 20r°)
Si el lienzo pintado por un artista pudiera pensar y hablar, ciertamente no se quejaría de ser
tocado y retocado una y otra vez por un pincel; ni tampoco envidiaría la suerte de este
instrumento, ya que se daría cuenta de que no es al pincel sino al artista que lo maneja a quien
debe él la belleza de que está revestido. El pincel, por su parte, no podría gloriarse de la obra
maestra hecha por él; sabe que los artistas no se preocupan, que no hacen caso de las
dificultades, y que gustan a veces de escoger instrumentos débiles y defectuosos...
Madre mía Amada, yo soy un pincelillo que Jesús ha escogido para pintar su imagen en las almas
que usted me ha confiado. Un artista no
se sirve sólo de un pincel, necesita por lo
menos dos. El primero es el más útil, con
él da los colores generales y cubre
totalmente el lienzo en muy poco tiempo;
del otro, del más pequeño, se sirve para
los detalles.