Deontologia y Etica Policial

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DEONTOLOGIA Y ETICA POLICIAL

DEONTOLOGÍA POLICIAL (Rama de la ciencia ética)


Nos enseña a vivir bien la realidad. "SABER VIVIR BIEN la realidad " (ética en sentido
lato). Todas nuestras acciones deben fundarse en la realidad, extraer de la realidad lo
que se debe hacer y no al contrario (tiene su principio en el conocimiento de él)
Realidad objetiva: mundo material con todas sus formas y manifestaciones.

Es lo que existe, se desarrolla, tiene esencia y leyes. Todo lo que existe fuera de
la conciencia del hombre y es reflejado por ella.
1. Práctica de las virtudes humanas fundamentales
2. Práctica de los deberes y responsabilidades específicas
3. Práctica de las reglas básicas del comportamiento

ÉTICA SOCIAL Y POLICIAL


La relación entre ética social y ética policial es evidente: La primera es el referente
teórico que otorga sentido y proyecciones a una reflexión ético-policial que aspira y
pretende humanizar la acción de los integrantes de las instituciones encargadas de
hacer cumplir la ley.
El desarrollo de la ética policial, en el marco del contexto socio-cultural cambiante,
requiere superar una moral meramente normativa, orientada sólo por normas y reglas,
y avanzar hacia una ética de profundas convicciones y compromisos. En otras
palabras, se debe asumir una ética de la responsabilidad.

ÉTICA Y DEONTOLOGÍA POLICIAL


La ética policial es parte tanto de la ética social como de la ética pública y, por lo
mismo, comparte sus valores y principios y sus dos objetivos fundamentales, a saber:
(a) La realización de la persona humana y
(b) El desarrollo de la convivencia social.
Este segundo objetivo es central, por cuanto el hombre es ontológicamente un ser
social, que requiere de la comunidad para avanzar hacia mayores niveles de
desarrollo y progreso. En efecto, nadie pone en duda que el hombre es un ser social y
que su condición natural es la vida en sociedad.

En este sentido, la ética policial es también una ética aplicada, ya que en ella se
generan procedimientos y fundamentos propios del quehacer policial, que operan con
el criterio de responder a problemáticas inherentes a su función.
En tal sentido, Luka Brajnovic (1969) ha señalado diez principios deontológicos
comunes a toda profesión:
(a) Lealtad a la profesión elegida. Contribución a la buena fama y pervivencia de la
profesión.
(b) Preparación adecuada para el desempeño del oficio.
Capacitación de la persona. Estudio.
(c) Ejercicio competente y honesto de la profesión. No usar mal el
poder que se tiene.
(d) Entrega a la tarea profesional. Vocación.
(e) Realización de las tareas profesionales a favor del bien
común. La profesión debe entenderse como un servicio a la
sociedad.

"La policía y las actuaciones policiales, en su sentido más amplio,


necesitan una teoría moral sistematizadora en la que se
consideren, al menos, sujetos (la policía, cada categoría o
especialidad policial y cada policía individualmente, pero también a cada uno de los
interlocutores que pueda tener la policía, incluyendo especialmente a los delincuentes,
víctimas, testigos, peritos y autoridades suprapoliciales), objetos (por ejemplo armas o
bienes a proteger y entre ellos especialmente documentos y evidencias), relaciones
(formales o informales) y normas (legislación y reglamentación específicamente
policial, pero también cualquier otra normativa que afecte o sea afectada por alguna de
las numerosas, diversas y siempre complejas funciones policiales".

Por tanto, al ser la deontología policial expresión de la ética policial, ésta tiene como
finalidad orientar el comportamiento profesional de los policías según los siguientes
criterios de acción:
(a) Una función de servicio público. Una institución policial existe para servir a todos
los ciudadanos sin distinciones ni discriminaciones y contribuir al desarrollo integral
de la sociedad, en el marco de la democracia y el respeto al Estado de Derecho5.
Para ello, los policías en su calidad de funcionarios públicos- nunca deben utilizar sus
cargos para lograr beneficios propios o particulares. Esta es la principal cualidad de
una ética pública y, consecuentemente, de la deontología policial.
(b) Una función social: Desde la ética profesional, la gestión policial debe ser
considerada como un medio que busca fines superiores, como la justicia y la paz.
Para ello es necesario que la labor policial ayude a fortalecer la confianza entre los
integrantes de una sociedad, con el fin de contribuir a la cohesión social, base de
la democracia, de la participación ciudadana y de la convivencia social.
El policía, al ejercer una función pública, adquiere una responsabilidad social que es
inherente a su misión, la cual debe estar orientada por los valores de la ética social,
como la veracidad, la honestidad, la solidaridad y la reciprocidad, entre otros.
El policía no es un ser aislado, es parte activa de la sociedad. Debe entender,
entonces, que su actividad profesional tiene un marcado componente social,
directamente relacionado con el incremento de la calidad de vida de las Dash (2006: 6)
entrega interesantes argumentos que justifican entender el trabajo policial como
servicio. Este enfoque implica reconocer que: a) El policía es contratado por el público
para prestar un servicio; b) El público tiene derecho y necesidad de este servicio; c) El
público tiene derecho a examinar a fondo el servicio por el que paga; d) La policía
necesita el apoyo del público para aplicar la ley; y, e) Ambos están asociados para
asegurar la confianza y el Estado de Derecho.
La deontología policial tiene como principal desafío, entonces, hacer presente en
medio de la cultura policial moderna los principios y valores que sustentan la ética
policial, especialmente en lo relativo a la realización humana y al desarrollo de
profundos y sólidos vínculos sociales.
En síntesis, la ética policial es el fundamento que debe orientar todas las acciones de
los policías y guiar las directrices y lineamientos de sus planes, programas y
proyectos. Debe ser la fuente que inspire y otorgue sentido a la profesión, liberándola
y protegiéndola de aquellas influencias y tendencias que buscan desconocer la
importancia central de la dignidad humana.

DEONTOLOGÍA POLICIAL: ORIGEN Y NECESIDAD


Los códigos normativos del deber ser son especialmente relevantes en la función
policial, dada la complejidad, el contexto y los dilemas que se presentan. Por ejemplo,
un policía debe saber equilibrar las
libertades individuales con el bien común,
pero también tiene que ser capaz de
discernir entre no hacer uso de la fuerza y
el derecho legítimo a la autodefensa con
el deber irrenunciable de cumplir a
cabalidad su tarea. Todo ello no desde
una situación de normalidad, sino muchas
veces desde una máxima tensión.
Es por ello que la comunidad policial
internacional ha promovido el estudio,
diseño e implementación de sistemas
normativos, con el fin de garantizar ante la
sociedad el apropiado cumplimiento de
sus funciones. De ello, por ejemplo, da
cuenta el Comité de Ministros del Consejo
de Europa, al señalar en el Artículo 63:
"En los Estados miembros deben
elaborarse códigos de deontología de la
policía que se basen en los principios enunciados en la presente recomendación y ser
supervisados por órganos apropiados".
En este sentido, una labor policial ética y lícita se basa en el cumplimiento de tres
principios básicos:
(a) El respeto y cumplimiento de la ley;
(b) El respeto de la dignidad de las personas; y,
(c) El respeto y la protección de los derechos humanos.
Este último instrumento ha sustentado la discusión deontológico-policial a nivel
internacional, intentando dar respuesta a la necesidad de respetar y promover los
derechos humanos en el ámbito de la gestión policial. Por ello, su principal sustento es
la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los Pactos Internacionales
suscritos al respecto. En tal sentido, cabe destacar que este cuerpo de principios
reconoce no sólo la importancia de la función policial y su repercusión directa en la
calidad de vida de los ciudadanos, sino que también asume la posibilidad de que se
generen abusos en el ejercicio de esta tarea.
En virtud de lo anterior, este Código de Conducta para funcionarios encargados de
hacer cumplir la ley da cuenta de la existencia de principios básicos para el
desempeño humanitario de la función de aplicación de la ley, como son:
(a) Todo órgano de aplicación de la ley, al igual que todos los integrantes del sistema
de justicia penal, deben ser representativos de la comunidad en su conjunto, y
tienen que obedecerla y responder ante ella.
(b) El mantenimiento efectivo de las normas éticas por los funcionarios encargados de
hacer cumplir la ley, depende de la existencia de un sistema de leyes bien
concebido, aceptado popularmente y humanitario.
(c) Todo funcionario encargado de hacer cumplir la ley forma parte del sistema de
justicia penal, cuyo objetivo consiste en prevenir el delito y luchar contra la Consejo
de Europa. Recomendación Rec. (2001). Comité de Ministros a los Estados
miembros sobre el Código Europeo de Ética de la Policía. Adoptada por el Comité
de Ministros el 19 de septiembre de 2001, en la 765° reunión de los Delegados de
los Ministros.

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