Deontologia y Etica Policial
Deontologia y Etica Policial
Deontologia y Etica Policial
Es lo que existe, se desarrolla, tiene esencia y leyes. Todo lo que existe fuera de
la conciencia del hombre y es reflejado por ella.
1. Práctica de las virtudes humanas fundamentales
2. Práctica de los deberes y responsabilidades específicas
3. Práctica de las reglas básicas del comportamiento
En este sentido, la ética policial es también una ética aplicada, ya que en ella se
generan procedimientos y fundamentos propios del quehacer policial, que operan con
el criterio de responder a problemáticas inherentes a su función.
En tal sentido, Luka Brajnovic (1969) ha señalado diez principios deontológicos
comunes a toda profesión:
(a) Lealtad a la profesión elegida. Contribución a la buena fama y pervivencia de la
profesión.
(b) Preparación adecuada para el desempeño del oficio.
Capacitación de la persona. Estudio.
(c) Ejercicio competente y honesto de la profesión. No usar mal el
poder que se tiene.
(d) Entrega a la tarea profesional. Vocación.
(e) Realización de las tareas profesionales a favor del bien
común. La profesión debe entenderse como un servicio a la
sociedad.
Por tanto, al ser la deontología policial expresión de la ética policial, ésta tiene como
finalidad orientar el comportamiento profesional de los policías según los siguientes
criterios de acción:
(a) Una función de servicio público. Una institución policial existe para servir a todos
los ciudadanos sin distinciones ni discriminaciones y contribuir al desarrollo integral
de la sociedad, en el marco de la democracia y el respeto al Estado de Derecho5.
Para ello, los policías en su calidad de funcionarios públicos- nunca deben utilizar sus
cargos para lograr beneficios propios o particulares. Esta es la principal cualidad de
una ética pública y, consecuentemente, de la deontología policial.
(b) Una función social: Desde la ética profesional, la gestión policial debe ser
considerada como un medio que busca fines superiores, como la justicia y la paz.
Para ello es necesario que la labor policial ayude a fortalecer la confianza entre los
integrantes de una sociedad, con el fin de contribuir a la cohesión social, base de
la democracia, de la participación ciudadana y de la convivencia social.
El policía, al ejercer una función pública, adquiere una responsabilidad social que es
inherente a su misión, la cual debe estar orientada por los valores de la ética social,
como la veracidad, la honestidad, la solidaridad y la reciprocidad, entre otros.
El policía no es un ser aislado, es parte activa de la sociedad. Debe entender,
entonces, que su actividad profesional tiene un marcado componente social,
directamente relacionado con el incremento de la calidad de vida de las Dash (2006: 6)
entrega interesantes argumentos que justifican entender el trabajo policial como
servicio. Este enfoque implica reconocer que: a) El policía es contratado por el público
para prestar un servicio; b) El público tiene derecho y necesidad de este servicio; c) El
público tiene derecho a examinar a fondo el servicio por el que paga; d) La policía
necesita el apoyo del público para aplicar la ley; y, e) Ambos están asociados para
asegurar la confianza y el Estado de Derecho.
La deontología policial tiene como principal desafío, entonces, hacer presente en
medio de la cultura policial moderna los principios y valores que sustentan la ética
policial, especialmente en lo relativo a la realización humana y al desarrollo de
profundos y sólidos vínculos sociales.
En síntesis, la ética policial es el fundamento que debe orientar todas las acciones de
los policías y guiar las directrices y lineamientos de sus planes, programas y
proyectos. Debe ser la fuente que inspire y otorgue sentido a la profesión, liberándola
y protegiéndola de aquellas influencias y tendencias que buscan desconocer la
importancia central de la dignidad humana.