TCCS Goody Unidad 2

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HISTORIA DE LA
COMUNICACIÓN
COLECCIÓN BOSCH COMUNICACIÓN
Dirigida por Marcial Murciano
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Coordinación editorial a cargo de Icaria editorial

1. Historia de la comunicación
Vol. 1 Del lenguaje a la escritura
Raymond Williams (ed.)
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2. Historia de la comunicación
Vol. 2 De la imprenta a nuestros días
Raymond Williams (ed.)
3. El periodista en el espacio público
José Luis Dader
4. Estructura y dinámica de la comunicación internacional
Marcial Murciano
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VOL 1
DEL LENGUAJE A LA ESCRITURA
RAYMOND WILLIAMS Ed.

COMUNICACIÓN
HISTORIA DE LA
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índice
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Volumen 1. DEL LENGUAJE A LA ESCRITURA

PRESENTACIÓN 9
Amparo Moreno
Universidad Autónoma de Barcelona

1. INTRODUCCIÓN 19
Raymond Williams
Universidad de Cambridge

2. LENGUAJE 45
Ferruccio Rossi-Landi
Universidad de Trieste
Massimo Pesaresi
Láminas
CARA A CARA 83

3. COMUNICACIÓN NO VERBAL 103


Arthur D. Schulman
Universidad de Washington, St. Louis
Robyn Penman
Universidad de Melbourne

4. SIGNOS Y SÍMBOLOS 135


Donis A. Dondis
Universidad de Boston
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Láminas

BIBLIOGRAFÍA
Jack Goody

ÍNDICE ANALÍTICO
RECONOCIMIENTOS
SIGNIFICADOS UNIVERSALES

Universidad de Cambridge
5. ALFABETOS Y ESCRITURA
171

189

251

257
243
Raymond Williams Ed.
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JACK GOODY
Universidad de Cambridge
Alfabetos y escritura
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La base física de la escritura es la misma que la del dibujo, el


grabado y la pintura, las denominadas artes gráficas. Depende, a fin
de cuentas, de la habilidad del hombre para manipular herramientas
con una mano y su dedo pulgar. Existe escasa evidencia de seme-
jantes actividades en las primeras etapas de la historia del hombre,
durante el Bajo Paleolítico y el Paleolítico Medio. Pero el Alto Pa-
leolítico nos ha dejado una explosión de formas gráficas: en las cue-
vas del sudoeste de Francia (c. 30.000-10.000 a. C), en los refugios
de roca del sur de África y las cortezas de abedul de la tribu india
norteamericana ojibwa.
No es, presumiblemente, una casualidad que el surgimiento del
Homo sapiens, con una capacidad craneal mucho más amplia, coin-
cida con la aparición del arte gráfico y lo que se ha denominado las
«sorprendentes innovaciones... en la esfera psíquica», como lo evi-
dencian los elaborados entierros de los muertos, con ropa y orna-
mentos personales. El aumento de la capacidad craneal, que puede
estar estrechamente ligado al dominio que alcanzó el hombre, puede
indicar también el surgimiento, por primera vez, de un animal ha-
blante. Aunque por lo general se ve al lenguaje y a las artes gráficas
como modos alternativos de comunicación (y, en cierta forma, lo
son), cualquier uso elaborado de «representaciones» visuales re-
quiere el avanzado sistema conceptual intrínseco al empleo del len-
guaje. El dibujo más primitivo en una piedra, o la impresión de las
huellas dactilares en la pared de una cueva, no implican, presumí-
192 Raymond Williams Ed.
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Pergaminos de corteza de abedul de los Ojibwa norteamericanos, reconstruidos por


Mallery. Objetos nemotécnicos que recuerdan las leyendas de los orígenes del pueblo
Ojibwa (izquierda) y de la creación del mundo: el vinculo con el lenguaje es tenue.

blemente, un alto grado de elaboración conceptual. Algunos autores


consideran que aun estos elementos gráneos tan elementales forman
parte de un sistema de signos más elaborados, una verdadera se-
miótica, pero este nivel de estructura parece poco probable; sus as-
pectos «comunicativos» o «expresivos» son más generales que es-
pecíficos, y están escasamente estructurados. Tampoco desarrollaron
ninguna semiótica formal que se pueda calificar de escritura em-
brionaria. Existe cierto consenso en el hecho de que este vacío está
Historia de la comunicación 193
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cubierto por la denominada «escritura-pictórica» de los indios nor-


teamericanos.
Aun cuando se las encuentra aisladas o en pequeños grupos, las
formas gráficas primitivas, pictóricas o convencionales, son consi-
deradas, implícita o explícitamente, «mensajes» de comunicación y,
como tales, precursores de la escritura. Al nivel explícito de la co-
municación, puede haber tanto «mensaje» en la representación de
una mano con un dedo indicador como en la de un bisonte con una
194 Raymond Williams Ed.
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flecha en el flanco, si bien una puede ser un índice estándar (un


grafema) y la otra un dibujo original. En Norteamérica, los dedos
índices, que describen el «tótem» de un hombre, el emblema de su
clan o de sí mismo, se encuentran a veces en canteras o en abre-
vaderos, indicando que un grupo o una persona en particular ha
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visitado el lugar. Diseños similares se usan comúnmente como signos


de propiedad, como las marcas de los alfareros de Oriente Medio o
las cincoflechasde los hermanos Rothschild. Se da un paso impor-
tante cuando estos dibujos, o signos, se encadenan de forma se-
cuencial, como en los grandes rollos de la sociedad ojibwa midé-
wewin, ya que aparece la posibilidad de la sintaxis en contraste con
la «expresión rastro». André Leroi-Gourhan comenta, en Le Geste
et la parole, que toda la verdadera pictografía es reciente, en su mayor
parte de la época posterior al período de contacto con sociedades
letradas. Esto se aplica, sin duda, a muchos sistemas gráficos, muchos
de los cuales han estado sujetos a difusión directa o estimulada. Pero
en cuanto a América, los alcances de los maya y de otras sociedades
sugieren que las pictografías, a diferencia de los pictogramas, pueden
haber estado presentes desde antes. Mientras que semejante escritura
pictórica se suele comparar con sistemas posteriores de escritura por
su dependencia de la comunicación visual ampliamente «indepen-
diente del lenguaje hablado» (Gelb, Enciclopedia Británica, 15.a edi-
ción), la presunción de un vínculo directo entre indicación y cerebro
parece engañosa. Hay una implicación del lenguaje, y se hacen tra-
ducciones lingüísticas de las secuencias gráficas.
Entre los ojibwa, el empleo de «pictografías» inscritas en cortezas
¿Ék htofe».
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Guijarros pintados de Mas d'Azil, en el suroeste francés: no es probable que reflejen


algún sistema de significados al que se pudiese llamar proto-escritura.

de abedul estaba dedicado al culto de midéwewin, una especie de


«chamanismo tutelar» que en muchas áreas remplazó a la forma
más primitiva de «chamanismo visionario». El chamanismo tutelar
consistía en un individuo que se convertía en discípulo de un miem-
bro anciano de la sociedad, y en la entrega de una gran cantidad de
riqueza a cambio de una instrucción basada en los pergaminos. Por
medio de estos textos inscritos en cortezas de abedul, «los rituales
y las complejas tradiciones orales de los ojibwa del sur eran trans-
mitidos por los chamanes Mide a sus discípulos o candidatos a la
iniciación» (S. Dewdney, Scrolls ofthe Southern ojibway). Por con-
siguiente, los pergaminos eran documentos secretos, concebidos para
servir de objetos mnemotécnicos al iniciado, y no como medio de
comunicar información al grueso de la sociedad. «Si el secretismo
de su información ocupaba un lugar primordial en su mente, podía
emplear la condensación, la abstracción, la atrofia e, inclusive, la
amputación. O podía ir más lejos, utilizando la conversión simbólica
del objeto esencial para engañar a los no iniciados: la sustitución de
la forma significativa por otra irrelevante». La función era siempre
mnemotécnica: «No era la palabra escrita, únicamente un medio de
recordar las tradiciones orales y los detalles de la instrucción del
maestro Mide [...] inclusive la tradición oral no era transmitida de
forma rígida de una generación a otra [...] no debe olvidarse que
detrás de los pergaminos de instrucción había individuos para los
que el sueño hablaba con una autoridad igual o superior a la de la
tradición oral. La interacción entre el sueño, la tradición sacralizada
y el recurso mnemotécnico de los pergaminos producía, por una
especie de fertilización cruzada, un conjunto de ritos cada vez más
rico, variaciones sobre los temas tradicionales, y pictografía sobre
corteza de abedub>.
196 Raymond Williams Ed.
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Los pergaminos de los ojibwa analizados por Dewdney trataban


los temas principales que preocupaban al Mide, es decir, la creación
del mundo y del hombre, el origen de la muerte, la función de los
midéwewin y los orígenes ancestrales de los ojibwa. «Se podía idear
un pergamino como ayuda mnemotécnica para todos y cada uno de
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estos propósitos.» Pero, en realidad, el pergamino podía constituir


la base de distintas interpretaciones realizadas por la misma persona.
Su función es parecida a la que se atribuye a las churinga australia-
nas, placas de madera o piedra grabadas con diseños abstractos,
espirales, líneas rectas, grupos de puntos, que indican el contenido
de un mito o la localización de lugares sagrados. Es la misma función
de «mitograma» que Leroi-Gourhan atribuye a algunas pinturas y
grabados de la Edad de Piedra en Francia, donde la «mitografía» es
el equivalente visual de la «mitología» verbal. Si bien no se trata de
la única función de las pictografías norteamericanas -Mallery, que
las estudió a finales del siglo XIX, menciona registros mnemotéc-
nicos de cantos, calendarios y cronologías, así como el uso de gra-
femas para avisos de visita, indicaciones de dirección, señales de
advertencia, mapas sencillos y, especialmente, la identificación de
individuos y clanes mediante dibujos «totémicos»-, fue, sin duda,
uno de los usos principales de las pictografías secuenciales en general.
Los pergaminos, pues, consisten en historias de origen, o en dia-
gramas de migración, y en diagramas rituales que muestran las etapas
que recorría el neófito. Cada uno de ellos adopta la forma de una
narrativa visual, una versión más formalizada del tipo de secuencia
pictórica empleada en las pinturas populares del mito etíope. Cada
uno presupone la idea de un viaje, un movimiento en el espacio,
aunque, en realidad, el paso del iniciado por las distintas etapas de
la iniciación no implica necesariamente movimientofísico.El viaje
es la forma en que se concibe el tiempo o el tránsito. De ahí la
importancia de la narrativa, del viaje en el tiempo y el espacio. El
ojo pasa de una parte del pergamino a la siguiente, desentrañando
la creación del mundo o el origen de la muerte, una visualización
distinta a la de la lectura, es decir, la lectura de un texto.
¿Cuál es la naturaleza de esta proto-escritura, a menudo deno-
minada pictográfica y considerada como precursora de los sistemas
de escritura que emplean signos arbitrarios? Sin duda, hay un fuerte
elemento pictórico en los pergaminos de los ojibwa. Pero la presencia
Historia de la comunicación 197
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de este elemento no resulta de ninguna incapacidad para utilizar o


inventar signos arbitrarios. Como F. Boas, autor de Arte primitivo,
ha señalado insistentemente, no hay evidencia de que las formas
«representativas» (pictóricas) precedan a las «formales» (arbitra-
rias), o viceversa. El elemento pictórico domina debido a la relación
mnemotécnica (o, más bien, sugestiva) entre el signo (o índice) y el
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significado (o los significados, ya que puede haber un número con-


siderable de formas de interpretar un texto dado o, inclusive, un
signo dado).
Ignace Gelb, de la Universidad de Chicago, analiza los antece-
dentes de la escritura en dos apartados: objetos descriptivo-figura-
tivos e identificativo-mnemotécnicos. Las categorías (llamémoslos
objetos descriptivos y memorísticos) no son exclusivas, pero servirán
para destacar lo referente al elemento pictórico de estos sistemas
mnemotécnicos.
El primer tipo de objeto fue utilizado por los indios americanos
para hacer los tratados de paz de cuentas de conchas, donde un indio
puede estar representado abrazando o estrechando la mano de un
blanco; en teoría, para comprender estos signos no es necesario saber
un lenguaje en particular. Los objetos descriptivos de este tipo son
básicamente indicadores naturales de tipo estático.

La primera conexión sistemática entre signo y sonido: un signo para «cincuenta y


cuatro» y signosfigurativospara «vaca» y «toro»: «cincuenta y cuatro vacas y toros».
(De Uruk, Nivel IV, c. 3200-3100 a. C.)
198 Raymond Williams Ed.
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Los objetos memorísticos no se utilizan para describir un acon-


tecimiento, sino para identificar las palabras de una canción, las
acciones de un individuo, los sucesos de un año. Pueden ser abs-
tractos o pictóricos, y son «signos» de tipo secuencial. Sin embargo,
no son transcripciones del lenguaje, sino abreviaturas figurativas,
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figuras mnemotécnicas, cuyo objeto es recordar o apuntar afirma-


ciones lingüísticas antes que reproducirlas.
No hay un lazo sistemático entre signo y sonido hasta la aparición
de los auténticos sistemas de escritura que usan signos léxicos (lo-
gogramas), donde la escritura abreviada desaparece en favor de la
transcripción exacta de una afirmación lingüística. Por ejemplo, se
representa tres vacas mediante dos signos léxicos, uno para «tres»
y otro para «vaca», en lugar de utilizar tres signos iguales (tipográ-
ficos o abstractos) para «vaca». En algunos sistemas primitivos de
escritura, el uso de semejantes transcripción está limitado, por ejem-
plo, a registros administrativos sencillos, como entre los micénicos
o los sumerios. Sin embargo, hay un claro intento de transcribir
términos léxicos en lugar de, simplemente, emplear signos gráficos
como señales recordatorias. Debido al enorme número de signos
necesarios, se pueden facilitar, tanto la transcripción como el re-
cordatorio, si los signos léxicos contienen un elemento pictórico, ya
que la comprensión del código gráfico está reforzada por indicadores
visuales. El carácter pictórico del sistema de referencia es, pues,
cuestión de su propia lógica más que de la constitución de la mente
«primitiva». El chino, el único sistema logográfico importante uti-
lizado en la actualidad, contiene dicho elemento pictórico, si bien
parte de él se ha perdido con el paso de los años.

Un objeto «descriptivo» sin relación alguna con el lenguaje: la famosa faja Penn-
wampum, que registra el tratado entre William Penn y los iroquois.
Historia de la comunicación 199
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Sistemas primitivos de escritura

De lo que hemos dicho acerca de la «escritura pictórica» se sigue


que los principios que subyacen a la escritura propiamente dicha no
son del todo de otro tipo. Los objetos, las acciones y las personas
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no pueden ser fácilmente separados de sus símbolos léxicos, de modo


que aun los signos o símbolos pictóricos operan a través de un canal
lingüístico, así como a través de un canal visual. El desarrollo prin-
cipal depende del grado en que el sistema gráfico consigue duplicar
el sistema lingüístico, a saber, en términos, en primer lugar, de co-
rrespondencia palabra-signo (semántica), y, en segundo lugar, de
correspondencia fonética.
Las formas de escritura con muchos elementos pictóricos estaban
ya bien desarrolladas en el imperio maya de América Central (siglo
I después de Cristo), una sociedad con un pronunciado carácter
urbano. Este tipo de escritura adquirió una considerable medida de
elaboración, en especial en las áreas de trabajo matemático, calen-
dario y astronómico, que requieren la invención de equivalentes
gráficos de un sistema de numeración. No cabe duda de que los
logros positivos del calendario maya se deben al desarrollo de un
sistema de signos gráficos para la representación de números. Se
ponía énfasis en la competencia para el cálculo más que en la com-
petencia lingüística. No existe evidencia de que los maya desarro-
llaran un sistema completo de escritura, si bien la naturaleza exacta
de su codificación gráfica aguarda ser descifrada, y ciertamente pa-
rece haber sido empleada para el registro de acontecimientos his-
tóricos.
Después de los maya vinieron los toltecas y, después, los aztecas
(siglo XIV), que desarrollaron un sistema distinto de escritura, es-
timulados por sus predecesores. Existe cierta evidencia sobre la uti-
lización de elementos fonéticos (como en el caso de la escritura
maya), pero, como sistema de escritura, también era, definitiva-
mente, incompleto, y requería «una descripción oral complemen-
taria» (David Diringer, Writing). Parece ser que utilizaron la escri-
tura para registrar genealogías y sucesos políticos, si bien, aquí
también, fue utilizada básicamente en las matemáticas y la astro-
nomía; de hecho, la inspiración y el conocimiento fueron de origen
netamente maya. Esta utilización de la escritura en el desarrollo de
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nus, siglo IX a. de C.
en el denominado Codex Peresia-
Signos léxicos para números, com-

ca: un ejemplo de la escritura maya


binados con representación pictóri-
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Un sistema más restringido de signos pictóricos: los indios Dakota registraban el paso
del tiempo contando los inviernos, empleando un signo que había referencia a un evento
del año transcurrido.

sistemas de calendario puede considerarse como una extensión del


uso de signos pictóricos con el mismo propósito en los famosos
cómputos invernales de los indios dakota.
No cabe duda de que los signos gráficos fueron incorporados en
todos los sistemas primitivos de escritura. Pero, ciertamente, no
fueron la única fuente, ni de los mismos signos, ni de los sistemas
desarrollados de correspondencia gráfico-lingüística a los que de-
nominamos escritura, a diferencia de la proto-escritura. Con ante-
rioridad al desarrollo de la escritura, los signos convencionales tenían
significado, al igual que los signos gráficos aislados en las sociedades
no letradas de la actualidad. Los signos para las cantidades numé-
ricas son esenciales para el desarrollo de cualquier sistema elaborado
de calendario, o sistema de cálculo, de modo que no sorprende en-
contrar el uso recurrente de números, a diferencia de las letras, en
sistemas gráficos primitivos como el de los maya. De hecho, el uso
202 Raymond Williams Ed.
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de las denominadas pictografías o signos arbitrarios estaba combi-


nado en muchos sistemas primitivos de escritura, como cuando el
signo gráfico para un recipiente está acompañado por un número
de marcas o impresiones que indican la cantidad de los recipientes.
Semejante sistema de cálculo, que comprende un registro por
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medio de objetos o grafemas, ha sido considerado como base de la


forma más antigua de escritura, a saber, cuneiforme, en un artículo
reciente publicado en Scientific American por el arqueólogo francés
Denise Schmandt-Besserat. Un reexamen de los registros de las ex-
cavaciones arqueológicas en Próximo Oriente que cubren el período
comprendido entre los milenios noveno y sexto antes de Cristo ha
dado indicios de la amplia distribución de «fichas» de barro (gui-
jarros hechos a mano) de quince formas básicas, divididas en 200
categorías en base al tamaño, la marcación o la variación fraccionaria
(por ejemplo, medias esferas). El significado de algunas de estas
fichas, cuya distribución y frecuencia varían en el tiempo y el es-
pacio, se puede descubrir comparando con la escritura más antigua
de las tablillas de Uruk, Mesopotamia (c. 3100 a. C), de las que las
fichas encontradas en Susa (en la región de Kuzistán, en Irán) eran
aproximadamente contemporáneas. Algunos de los tempranos sig-
nos de Uruk reproducen, en dos dimensiones, casi la misma forma
de las fichas.
La distribución de estasfichasalrededor de la Medialuna Fértil,
que se extiende de Mesopotamia a Egipto, y su aparición a principios
del Neolítico, proporcionan una pista de su utilización. El cambio
a la producción agrícola basada en cereales introdujo el almacena-
miento de grano para su utilización a lo largo del año y la posibilidad
de un superávit sobre las necesidades inmediatas de nutrición y
consumo, un excedente que podía ser intercambiado con otros pro-
ductores, de animales, de artesanía u otros productos. Asimismo, el
producto primario podía ser recolectado como tributo o «regalo»,
para mantener una organización jerárquica política o religiosa de
reyes o sacerdotes.
A principios de la Era del Bronce, entre el 3500 y el 3100 antes
de Cristo, se dio un cambio importante en este sistema de registro.
Este fue, también, el período que vio la creación de ciudades cuya
economía estaba basada en el comercio. Ya habían hecho aparición
la especialización artesanal y el inicio de la manufactura; se había
Historia de la comunicación 203
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desarrollado la herrería en hierro; la invención de la rueda hacia


finales del quinto milenio supuso un gran incremento potencial en
la producción de alfarería. Más tarde se desarrolló la metalurgia del
bronce; se expandió el comercio; aparecieron las ciudades.
El incremento, tanto de la producción como del comercio, alentó
la elaboración del sistema de registro requerido para los inventarios,
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• t
Correspondencia entre algunas de las formas de lasfichasde barro de Susa y la escritura
temprana inscrita en tablillas de barro de Uruk.
204 Raymond Williams Ed.
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transportes, pago de salarios, el cálculo de los beneficios y las pér-


didas. El sistema de fichas se hizo más elaborado, particularmente
su componente gráfico, con grandes acanaladuras hechas con la pun-
ta de un estilete. Cerca de una tercera parte de estas fichas está
perforada, aparentemente con el objeto de encordarlas para registrar
una transacción particular. Las envolturas podían ser marcadas con
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los sellos de los individuos involucrados. Al mismo tiempo, empe-


zamos a encontrar envolturas de barro o bullae, que también parecen
haber sido utilizadas para separar los registros de una transacción
particular. Se ha sugerido que las envolturas descubiertas en Susa
fueron utilizadas como conocimientos de embarque; un productor
rural podía enviar una remesa de productos al mercader urbano,
junto con un sobre que contenía fichas que indicaban el tipo y la
cantidad de los productos.
Semejante sistema suponía la posibilidad de que, en lugar de
enviar fichas tridimensionales en un sobre en el que se hubiesen
estampado sellos, se omitieran los propios objetos y se marcara el
exterior del sobre con la forma de lasfichas,bien grabando la ficha
en el barro, bien utilizando un estilete. El sobre se convierte en la
tablilla de escritura, las formas se convierten en signos, lasfichasse
convierten en la escritura, desarrollando así un sistema rápidamente
adoptado en todo el área en la que fueron encontradas las fichas. El
problema de reducir objetos tridimensionales a dos dimensiones es,
por supuesto, un problema fundamental de las artes gráficas que
debe conducir a alguna medida de estilización.
Que la escritura se desarrollara de esta forma, lo sugiere, sin duda,
la historia de la escritura en Creta, donde la civilización minoica
empezó a alcanzar un nivel complejo hacia el siglo XX antes de
Cristo, cuando aparecen los primeros signos de escritura. Los signos
gráficos para mercancías y un sistema numérico decimal fueron
acompañados por la talla de piedras-sello con dibujos de unos pocos,
por lo general tres o cuatro, signos gráficos conexos. En un artículo
publicado en el Journal of the Royal Asiatic Society, J. Chadwick
opina que no se trataba realmente de escritura sino de un «sistema
simbólico» como la heráldica medieval, que utilizaba elementos pic-
tóricos y de otro tipo (como los colores) para designar individuos,
su condición social y su linaje. La asociación de una notación nu-
mérica, signos para mercancías y sellos inscritos es lo que uno anti-
Historia de la comunicación 205
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ciparía en el cambio de lasfichasa la escritura. Aunque aún no han


sido descifradas, las tablillas de la primitiva escritura cretense, co-
nocida como Lineal A, parecen ser una serie de registros de canti-
dades de mercancías (principalmente agrícolas, pero también tex-
tiles) listados frente a nombres.
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De este modo, se sugiere, los primeros sistemas completos de


escritura aparecen en Asia occidental hacia el 3100 antes de Cristo,
en el período que vio el desarrollo de la primera civilización urbana.
Se les conoce como logográficas (o logosilábicas) porque consiguie-
ron representar el lenguaje por medio de signos de forma sistemática.

Escritura logogrífica

Los sistemas logográficos de escritura se desarrollan a partir de


usos más sencillos de signos gráficos. La representación gráfica se
empleó inicialmente para ciertos signos. Pero la escritura como tal
incorporó la representación sistemática de palabras (y sus referentes)
mediante signos gráficos. Sin duda, muchas palabras tienen referen-
tes ligados al «mundo exterior», de modo que el signo escrito «X»,
que entenderemos por «cruz», se refiere al concepto, al objeto o a
la acción, así como al sonido. Pero la referencia más inmediata es
la palabra, es decir, el sonido, mientras que en los objetos pictóricos
o proto-escritura -ninguno de los cuales, como hemos visto, puede
disociarse del canal lingüístico- la referencia más inmediata es el
objeto o el incidente mismos.
No se conocen sistemas que representen cada palabra mediante
un signo separado, si bien el chino se acerca en algo. Cada tipo
desarrollado de escritura posee algunos signos que representan sí-
labas así como palabras y, por consiguiente, economizan en el nú-
mero de signos requeridos. Por ejemplo, el signo de «man»1 junto
con el signo de «drake» se leería «mandrake». Por esta razón, estos
primeros sistemas completos se conocen como logo-silábicos, puesto
que utilizan signos para expresar tanto palabras como sílabas.
Su invención parece haber estado confinada a partes de los con-
tinentes asiático y africano, salvo las áreas donde estaba más de-
sarrollado el uso de «pictografías». Conocemos siete de estos siste-
mas en la sociedad primitiva:
206 Raymond Williams Ed.
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(i) Acadia-Sumeria, en Mesopotamia, 3100 antes de Cristo a 75


después de Cristo.
(ii) Proto-Elamita, en Elam, Mesopotamia, 3000 antes de Cristo
a 2200 antes de Cristo.
(iii) Egipcia, en Egipto, 3100 antes de Cristo hasta el siglo II des-
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pués de Cristo.
(iv) Proto-India, en la cuenca india, subcontinente indio, de cerca
de 2200 a 1000 antes de Cristo.
(v) Cretense, en Creta y Grecia, 2000 antes de Cristo al siglo XII
antes de Cristo (jeroglífico, Lineal A y Lineal B).
(vi) Hitita y Luwiano, en Anatolia y Siria, 1500 antes de Cristo a
700 antes de Cristo (jeroglífico de Anatolia).
(vii) China, en China, 1550-1400 antes de Cristo hasta la actuali-
dad.

De estos sistemas, se cree que tres de ellos, el Proto-elamita, el


Proto-indio y el Lineal A (el Lineal B es griego) siguen sin descifrar,
pese a las muchas propuestas realizadas.
El sistema más antiguo de escritura elaborada es el cuneiforme
(con forma de cuña) que aparece a finales del cuarto milenio antes
de Cristo. La escritura se utilizó para transcribir el lenguaje de la
gente sumeria que habitaba la parte baja de Mesopotamia, «la tierra
entre los dos ríos», el Tigris y el Eufrates, y luego fue empleada por
otro pueblo del mismo área, el acadio. Se escribía en tablillas de
arcilla húmeda, en las que el escriba estampaba el extremo triangular
de un junco para producir diversas combinaciones de la impresión
básica. El barro se secaba y la tablilla era almacenada o despachada
al destinatario.
La forma de estos caracteres era, al menos en parte, no pictórica,
«abstracta», arbitraria, aunque algunos poseen un origen pictórico.
Existe evidencia de una escritura cuneiforme contemporánea, uti-
lizada para transcribir el lenguaje de los proto-elamitas de Susa, en
la que el elemento abstracto fue predominante desde el principio.
Con el desarrollo de la forma de escritura conocida como Lineal
Elamita (Escritura B), surge una escritura compuesta de sílabas con
signos léxicos periódicos. Las tradiciones sumeria y elamita existie-
ron paralelamente, y pueden haber tenido un mismo origen, si bien
los lenguajes parecen distintos. Pero de esto no sabemos nada, y está
Historia de la comunicación 207
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claro que los orígenes de la escritura mesopotámica incluye los signos


no pictóricos empleados en fichas más antiguas.
Cualesquiera que sean las similitudes morfológicas entre los sis-
temas gráficos más desarrollados de Norteamérica y la escritura tem-
prana de Oriente Próximo, el contexto fue completamente distinto.
Los primeros fueron principalmente mnemotécnicos y, por consi-
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guiente, elaborados parafinesen los que la memoria era considerada


importante, sobre todo para recordar procesos mítico-rituales (como
en los pergaminos de los ojibwa). Un uso relacionado es el calendario
encontrado en los cómputos invernales de los dakota. Otros usos
son de menor importancia, pero pocos vinculados con lo que po-
dríamos denominar vida económica.
La situación en Mesopotamia era bien distinta. Como escribe G.
R. Driver en Semitic Writing, el desarrollo de la escritura cuneiforme
fue el resultado de la «necesidad económica». Los registros sumerio
y elamita más antiguos no están relacionados con la «comunicación»
en el sentido estricto de este término, y menos con la transcripción
de la mitología oral o con la composición de poesía, es decir, con
propósitos «literarios». Eran «meras listas de objetos gráficamente
anotados en tablillas de barro con el número correspondiente al lado,
indicado mediante un sistema simple de trazos, círculos y semicír-
culos». Generalmente asociados con antiguos centros de culto o de
justicia, los registros se refieren principalmente a las propiedades y
las cuentas de los templos; son «puramente económicos y adminis-
trativos, nunca religiosos o históricos». Dicha situación parece ha-
berse mantenido durante los primeros 500 años de la historia de la
escritura; las únicas excepciones fueron los textos escolásticos, que
también eran «simples listas de signos y palabras, utilizadas para el
entrenamiento de los escribas».
Lo mismo se puede decir de Egipto, si bien el contexto económico
era distinto; era la necesidad de llevar un calendario para calcular
el flujo anual del Nilo y «para dar forma permanente a los encan-
tamientos y las oraciones necesarios para garantizar una cosecha
abundante año tras año y para transmitirlas de forma adecuada a
las generaciones futuras». Mientras que, en ambos países, la moti-
vación puede haber sido «económica», fueron los sacerdotes y los
administradores quienes se dedicaron a la rentable explotación de
este complejo sistema de escritura. Fue la complejidad de la escritura
Uruk IV Su mena n Oíd Babyioman Neo-Babylonian SUMERIAN
c. 3100 c 2500 c 1800 c 600 BC Babylom»n
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Algunos signos cuneiformes constituyen evidencias de los orígenes pictóricos. El arado


en la linea superior puede reconocerse en la tablilla de barro de Uruk, c. 3000 a. de
C ; . . ' - • ' • . . .

la que confinó su uso sistemático a un grupo bien preparado de


«escribas», cuya posición en Egipto también descansaba en el hecho
de que la preparación era llevada a cabo, en su mayor parte, por los
sacerdotes.
Las tablillas mesopotámicas más primitivas provienen de unos
cuantos lugares en Mesopotamia, los más importantes de los cuales
son Uruk (actual Warka; nivel IV, c. 3200-1300 a.C.) y Jamdat Nasr
(c. 300 a.C). Están inscritas de forma pictórica, «descifradas» en
parte, bien gracias a la naturaleza del dibujo, bien por su relación
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La forma en que se dibujaban los signos cuneiformes con el extremo triangular de un


junco sobre barro húmedo puede apreciarse claramente en este documento legal y su
sobre, con sellos, de Atchana, en el sureste de Turquía, c. 1700 a. de C.
210 Raymond Williams Ed.
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con la posterior escritura cuneiforme. Aún no se sabe bien cuál es


el idioma de la escritura (puede ser el sumerio). Son, esencialmente,
«listas de mercancías, de transacciones comerciales y de ventas de
terrenos», según Joan Oates señala en su Enciclopedia de la Arqueo-
logía. Luego vienen unos cuantos cientos de tablillas del Ur arcaico
(probablemente de la Dinastía I, 2900-2800 a.C), debajo del Ce-
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menterio Real, que aún son muy difíciles de leer, y que contienen,
en su mayor parte, listas, aunque también un par de frases descrip-
tivas. El Cementerio Real es, presumiblemente, 300 años más mo-
derno (2600-2500 a.C.) y, en el siglo siguiente, tenemos aproxima-
damente 1.000 tablillas de Fara (Shuruppak) en una forma que nos
permite ver con mayor claridad que se trata de una forma primitiva
de escritura sumeria. Los textos propiamente dichos consisten casi
exclusivamente en números, seguidos de objetos representados. Pero
los del Ur arcaico también tratan de la tierra y sus productos, im-
plementos agrícolas y ganado, además de un cierto número de textos
escolares. En las piezas descubiertas más recientemente en Abu Sa-
labikh, del mismo período de Fara, hay también listas de palabras.
Los descubrimientos principales en Ebla (Tel Mardik, al norte de
Siria) han producido una extraordinaria biblioteca de aproxima-
damente el mismo período. En este caso, la escritura cuneiforme se
utilizó para escribir, no sólo sumerio y acadio, sino un lenguaje que
parece ser semita occidental y, presumiblemente, una forma de pro-
to-cananeo..., que se empleó más tarde en los primeros alfabetos.
Historia de la comunicación 211
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Estos textos inéditos comprenden leyendas, tratados de Estado y


otros documentos escritos.
En términos de forma, los textos más antiguos de Uruk (nivel
IV) consisten únicamente en números y objetos dibujados; los de
Jamdat Nasr comprenden el primer signo con valor determinativo
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(por ejemplo, un indicador de categoría semántica), mientras que


los textos del Ur arcaico poseen unos cuantos signos silábicos para
indicar los casos de sustantivos y otras características gramaticales;
y, en Fara, estos mismos signos silábicos se utilizan también para
indicar el valor fonético de ciertas palabras (por ejemplo, indicadores
fonéticos).
Casi en la misma época, y presumiblemente bajo algún tipo de
estímulo de Súmer, los egipcios desarrollaron un sistema «jeroglí-
fico» para escribir su propio lenguaje. La escritura jeroglífica egipcia,
denominada así por los griegos porque la consideraron fundamen-
talmente religiosa, fue, junto con la cuneiforme acadia-sumeria, la
principal escritura en Oriente Próximo durante los primeros 2000
años de escritura, y la que inspiró muchos sistemas posteriores. La
escritura aparece en un estado relativamente avanzado de desarrollo
en tiempos de la Primera Dinastía (c. 3000 a. C), cuyo mejor ejem-
plo es la conocida Paleta Namer. Poco después, los egipcios aña-
dieron a sus signos pictóricos un grupo de fonogramas (o indicadores
fonéticos), que mostraban la forma en que debía sonar la palabra,
y determinativos (o indicadores semánticos), que mostraban la ca-
tegoría del objeto o la acción. Mientras que a menudo se necesitaba
hacer añadidos para eliminar la ambigüedad de las palabras poli-
fónicas, muchas eran simplemente redundantes, reflejando las ela-
boraciones de los escribanos practicantes que trabajaban en las com-
plejidades de la decodificación logográfica. A lo largo de los siglos
fueron surgiendo formas más simples de escritura egipcia, primero
la hierática, luego el demótico, preferidas para usos profanos. No
obstante, hasta que el copto (por ejemplo, el egipcio en letras griegas)
llegó a dominar (una inscripción de la isla de Filae fechada 394 es
un «fósil»), los principios se mantuvieron intactos: las simplifica-
ciones se dieron en el estilo (por ejemplo, en volverse más cursiva)
más que en la estructura.
Otra civilización importante del segundo y tercer milenios, la del
valle del Indo, en el norte del subcontinente indio, vio también el
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Escritura jeroglífica de la pirámide del rey Chios, Dinastía V egipcia. La figura oval
contiene el nombre del rey.

desarrollo de la escritura (c. 2200 a.C). La escritura del valle del


Indo, en la que las inscripciones son todas muy cortas, puede haber
tenido cierta conexión con Súmer; ciertamente hubo lazos en el co-
mercio de piedras semi-preciosas, como la cornalina y el lapislázuli
de Afganistán. Y una autoridad ha sugerido que el lenguaje mismo
puede estar ligado al sumerio, si bien otras lo han considerado una
forma primitiva del dravidano, que hoy se habla, principalmente,
en el sur de la India. Ambas sugerencias acerca del lenguaje son,
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hueso de la dinastía Shang (c. 1000 a. de C.)


Tablilla de barro con inscripción en Lineal B cretense.

Un ejemplo muy temprano de la escritura chinas en una inscripción adivinatoria en


214 Raymond Williams Ed.
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hoy por hoy, simples conjeturas. Los sellos en los que aparece la
escritura parecen haber sido utilizados en operaciones comerciales,
y son similares a los del golfo Pérsico, una área de comercio con el
valle del Indo, mientras que se han encontrado otros en la misma
Mesopotamia. La mayor parte de estos sellos parece llevar inscrito
los nombres del propietario (en la Sumeria temprana, generalmente
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escribas) y haber sido utilizada para sellar mercancías y hacer ñchas


y amuletos, mientras que otros pueden haber tenido un propósito
consagratorio.
En la misma época, se desarrolló otro sistema importante de
escritura en el Mediterráneo oriental. Las formas más primitivas de
escritura cretense son signos pictóricos en sellos que datan del 2800
antes de Cristo y en los que se aprecia cierta influencia egipcia.
Posteriormente, cerca del 2000-1850 antes de Cristo, estos signos
devienen en inscripciones pictóricas (jeroglífico) que, a través de su
forma cursiva, se convierten en minoico (Lineal A), una escritura
lineal que data de 1700-1500 antes de Cristo, que aún no ha sido
satisfactoriamente descifrada, si bien el erudito americano Cyrus
Gordon ha señalado recientemente que, tanto el Lineal A como el
Eteo-cretense (escrito en alfabeto griego, 600-300 antes de Cristo)
están en un lenguaje semítico noroccidental. El manuscrito contiene
un número limitado de signos, entre setenta y cinco y noventa, cons-
tituyendo, presumiblemente, un silabario simple, la mitad de los
cuales, aproximadamente, derivan de formas pictóricas anteriores.
El Lineal B, que comprende unos ochenta y nueve caracteres, parte
de los cuales derivan del Lineal A, parece haber estado asociado a
la civilización micénica que tuvo contacto con los minoicos hacia
1400 antes de Cristo. Brillantemente descifrado por Michael Ventris,
arquitecto de profesión, resultó ser una forma del griego, empleado
principalmente en libros de contabilidad económica y militar y que
permaneció vigente hasta las invasiones de los griegos dóricos tar-
díos, hacia el 1100 antes de Cristo. Desde entonces hasta el 750
antes de Cristo, dicen los estudios tradicionales, Grecia atravesó por
una edad oscura y tuvo que reimportar la escritura, esta vez en forma
alfabética de los fenicios. La escritura hitita se desarrolló algo más
tarde, a mediados del segundo milenio antes de Cristo. El imperio
hitita ocupó gran parte del área de lo que hoy es Turquía, entre el
mar Negro y el territorio sirio. Fue el descubrimiento del archivo
Historia de la comunicación 215
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real de Hatti (Boghazkóy) lo que arrojó luz sobre la forma en que


el reino utilizaba la escritura cuneiforme de Mesopotamia, tomada
de una escuela tribal del norte de Asiría, para escribir su lengua
indoeuropea (1650-1200 antes de Cristo). Además de la extensa serie
de textos cuneiformes, existe ahí un número de inscripciones, así
como otros escritos, en un tipo de escritura jeroglífica con signos
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pictóricos (1500 antes de Cristo), entre los que hay algunos indi-
cadores semánticos. Esto fue claramente estimulado de forma ge-
neral mediante la familiaridad con las formas egipcias. Pero las es-
crituras cuneiforme y jerpglífica fueron empleadas para escribir
luwiano, una lengua indoeuropea afín (1400-1200 y 1350-siglo VIII
antes de Cristo), así como hitita.
La escritura china es la más reciente de los principales sistemas
logosilábicos, tanto en invención como en uso. La primera evidencia
consiste en registros de adivinación que datan del siglo XV antes de
Cristo. Este uso de la escritura aparece en una época en que los
indoeuropeos controlaban las estepas entre Asia Occidental y el norte
de China, lo que ha sugerido a algunos cierta estimulación de esa
zona. No sólo es la más reciente, sino también la más pictórica en
sus caracteres logográficos. Es el sistema contemporáneo de escritura
más conservador; hay unos 8.000 caracteres, en uso corriente, si bien
el chino básico de la literatura popular sólo requiere entre 1.000 y
1.500 caracteres. Si bien el problema se reduce debido a la naturaleza
predominantemente monosilábica de la lengua, la complejidad de
la escritura limita claramente el acceso al conocimiento, lo cual ayu-
dó a promover y mantener una cultura de mandarines.

El desarrollo de la transcripción fonética

En teoría, los signos léxicos individuales pueden proporcionar


una equivalencia relativamente exacta del signo y el sonido, de la
imagen y el habla. Sin embargo, un repertorio que comprendiese un
signo distinto para cada palabra sería sumamente engorroso y de
difícil acceso. Como hemos visto en los tres sistemas de escritura
de Asia Occidental, la cuneiforme mesopotámica y la jeroglífica de
Egipto y Anatolia, se desarrolló un tipo de indicador semántico que
no era pronunciado y que se utilizaba originalmente para distinguir
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La multiplicidad de caracteres en la escritura china: parte del Ensayo de los Mil


Caracteres, un ejercicio escolar que consiste en un sumario de la historia china en el
que no se repite ningún carácter (arriba). Los detalles ampliados muestran los seis
caracteres del extremo superior derecho de cuatro versiones del Ensayo del siglo XVI,
en distintos estilos de escritura.
Historia de la comunicación 217
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entre signos que tenían más de un significado. Por ejemplo, en la


escritura cuneiforme, el signo Assur representa tanto a la ciudad
como al dios patrono; se puede añadir un determinativo adicional
al signo inicial para indicar a qué clase pertenece el significado de-
seado, bien el signo de «ciudad», bien el signo de «deidad». Con el
curso del tiempo, estos determinativos fueron utilizados para todos
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los miembros de una clase particular, hubiera o no riesgo de am-


bigüedad.
El uso de semejantes determinativos hizo aún más complejos los
sistemas de escritura, aunque, en otro sentido, limitó el número de
signos y facilitó la comprensión de los existentes. Sin embargo, el
desarrollo más importante, que abrió el camino para el alfabeto
moderno, a través de la introducción de la escritura silábica, fue el
uso sistemático del principio fonético. Mediante el uso del «jero-
glífico», el signo ya no precisa distinguir significados separados de
un sonido específico (por ejemplo, en Assur), sino que puede denotar
el sonido mismo, independientemente del significado. Así, la palabra
sumeria ti, «vida», un concepto que, en cualquier caso, resulta difícil
de expresar de forma gráfica, puede expresarse mediante el signo de
flecha, que también es ti. Este cambio supone un abandono de la
equivalencia semántica en favor de la equivalencia fonética, que
utiliza un método más abstracto para transcribir el lenguaje y que
permitió el surgimiento de poderosas economías.
Los indicadores fonéticos se empleaban a menudo con signos
léxicos (como los indicadores semánticos) para especificar el modo
en que el signo debía pronunciarse. El principio fonético era par-
ticularmente importante en la representación de nombres propios.
Dichas palabras podían ser divididas en sílabas (por ejemplo, varias
combinaciones de consonante y vocal, de interrupción y aliento)
empleando signos léxicos presentes en el lenguaje, como en el uso
del signo léxico de «man» ' como signo silábico en la transcripción
de nombres como «Manfred». Dichos signos silábicos pueden uti-
lizarse luego en otras palabras, como en el caso de «mandrake»,2.
De esta forma, los distintos sistemas que combinaban el uso de
signos léxicos y silábicos dieron origen a los silabarios que funcio-
naban bajo el principio fonético, que necesitaban un menor número
1. «Hombre».
2. «Mandragora».
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El jeroglífico es la clave dé Id transición del signo que representa un significado al signo


que representa un sonido: el primer paso hacia la versatilidad total del alfabeto. Este
ejemplo del siglo XVIproviene de la capilla deAbbot Islip, en la Abadía de Westminster,
Londres. Además del ojo para I, hay un hombre resbalando de un árbol.

de signos. En general, este desarrollo tuvo lugar en la periferia de


las grandes civilizaciones; la japonesa desarrolló un silabario que
empleaba signos chinos, entre ellos algunos fonéticos; los eíamitas
y los hurritas hicieron lo propio con el sumerio; varias escrituras
silábicas menores de Chipre y de la circundante área egea derivaron
de formas vecinas; y el egipcio puede considerarse como madre (aun-
que junto con el acadio) de los «silabarios» semíticos occidentales,
que son los progenitores del alfabeto; de hecho, muchos eruditos
consideran estos sistemas semíticos occidentales como verdaderos
alfabetos, aunque limitados a la transcripción de consonantes.
Los sistemas completos de escritura silábica sólo requieren un
grupo limitado de signos, y son relativamente fáciles de aprender y
de utilizar. Recientemente, ha habido una serie de invenciones de
silabarios, nuevamente en áreas «periféricas», por individuos o pe-
queños grupos que realizaron un esfuerzo serio por introducir la
escritura en sus sociedades. Dos casos muy conocidos de este proceso
tuvieron lugar entre los vai de África Occidental y los cherokee de
Norteamérica, en la primera mitad del siglo XIX. En ambos casos,
se conocen los nombres de los individuos involucrados y parte de
la historia de su invención. El silabario cherokee fue inventado por
Sequoyah como resultado de doce frustrantes años de pruebas y
errores. Obsesionado con la idea de que los indios, como los blancos
más educados, podían aprender a comunicarse con «hojas hablan-
tes», descuidó su granja, se enfrentó a su familia y fue, finalmente,
juzgado por brujería como consecuencia de su comportamiento. Sin
Historia de la comunicación 219
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embargo, hacia 1819 había perfeccionado el silabario y enseñado a


leer a su hija. Fue conminado ha demostrar su descubrimiento ante
un grupo de ancianos cherokee, y, tanto éxito tuvo su innovación
que, pocos años después, miles de cherokee se hicieron letrados en
su idioma nativo. Más tarde se llegó a montar una imprenta, y, hacia
1880, los cherokee habían alcanzado un nivel de cultura escrita más
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alto que el de sus vecinos blancos.


Una serie de acontecimientos similares tuvo lugar entre los vai,
de Liberia, donde Bukele desarrolló un silabario de unos 226 signos
en las mismas fechas. Este invento surgió en un contexto competitivo
similar a las escrituras europea y árabe, pero el sistema se emplea
aún extensamente entre los hablantes vai. Como con los cherokee,
los individuos suelen aprender a leer de adultos, puesto que la cultura
escrita no tiene mucha utilidad en la infancia y puesto que aprender
a escribir la lengua materna mediante este método es relativamente
fácil. En aquel siglo se inventaron otros sistemas de escritura silábica
en África Occidental, muchos de ellos claramente estimulados por
los logros de los vai.
Pero en el Mediterráneo y en Próximo Oriente, los silabarios
fueron deshechados por la progresiva simplificación de la transcrip-
ción fonética introducida por el alfabeto.

El alfabeto
Existen dos versiones acerca de la invención del alfabeto. La
primera sostiene que fue inventado en Grecia hacia el 750 antes de
Cristo, en el período inmediatamente anterior a los grandes logros
jónicos y atenienses; la segunda sostiene que fue inventado por los
semitas occidentales, unos 750 años antes, hacia el 1500 antes de
Cristo.
En cierto sentido, ambas versiones son correctas. Sin embargo,
algunos clasicistas han puesto demasiado énfasis en la importancia
de los logros griegos para la posterior historia de Europa Occidental,
recalcando la incorporación de signos vocales específicos al grupo
de signos consonantes que se había desarrollado mucho antes en
Asia Occidental. La propia estructura de consonantes, e inclusive el
orden y la forma de los signos, fue inventada por los hablantes del
cacaneo, una lengua semita. Durante un tiempo se creyó que este
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El silabario Cherokee. Es obvio que un silabario, pese a ser más económico que un
sistema de escritura logográflca como el chino, requiere muchos más signos que el
alfabeto.

último invento había tenido lugar entre los trabajadores de las minas
de turquesa de la península del Sinaí, cuya escritura proto-cananea
se decía que había derivado de las marcas de propiedad en el ganado
y las vasijas. Ahora, la ubicación propuesta se ha trasladado al norte
de Canaán, es decir, a la Siria de hoy, que formaba un puente entre
los sistemas socio-culturales de Egipto y Mesopotamia.
Historia de la comunicación 221
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Se dio un paso importante en la investigación sobre el origen del


alfabeto con el descubrimiento realizado por el arqueólogo Sir Wi-
lliam Flinders Petrie de una serie de inscripciones en las minas de
turquesa de Serabit el-Khádem, en Siria, en la primavera de 1905,
inscripciones que él atribuyó al siglo XV antes de Cristo, si bien su
contemporáneo, A. H. Gardiner, las atribuyó al siglo XIII. Los signos
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eran parecidos a los de la escritura jeroglífica egipcia, pero había


tan pocos caracteres que se consideró que se trataba de un alfabeto.
En 1917, Gardiner estableció las bases del desciframiento de la es-
critura: identificó una serie recurrente de signos gráficos, «cayado-
casa-ojo-cayado-cruz» y vio que, si los signos correspondían a las
iniciales de sus nombres (sobre el principio acrofónico), su valor
cananeo debía ser «para la dama». Este era un epíteto popular para
la diosa cananea Asherah (o Ba'lat), identificada con la diosa egipcia
Hathor, cuyo templo fue descubierto en las ruinas de Serabit el-
Khádem. Esta escritura proto-cananea fuefinalmentedescifrada por
el americano W. F. Albright en 1948. Para entonces ya se habían
encontrado otras inscripciones.

El alfabeto: lugares arqueológicos mencionados en el texto.


222 Raymond Williams Ed.
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Dichas inscripciones consisten en tres grupos, el más importante


de los cuales proviene de Ugarit, en el norte del área cananea. Allí,
a partir de 1929, el arqueólogo francés Claude Schaeffer había hecho
una serie de descubrimientos de vital importancia. El grupo principal
de materiales ligados al desarrollo de la escritura consistía en textos
épicos y mitológicos inscritos en un alfabeto consonante cuneiforme
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en un dialecto cananeo primitivo del siglo XIV a. C. Este alfabeto


cuneiforme de treinta y dos letras, escritas de izquierda a derecha,
fue desarrollado bajo la inspiración del sistema pictórico protoca-
naneo, por un lado, y del babilonio, por el otro. Este último fue la
forma del cuneiforme empleado a finales de la Era del Bronce para
la comunicación diplomática y comercial por todo Oriente Próximo.
El mismo alfabeto parece haber sido utilizado por los cananeos en
toda Siria-Palestina, y los especímenes comprenden una tablilla co-
mercial de Ta'anach de finales del siglo XII. Todo ello indica que
este alfabeto cuneiforme siguió a la invención de una escritura lineal
en el área de las lenguas semíticas del norte. Los escribas, habituados
a escribir grabando sobre barro con un estilo, pueden haber deseado
mantener esta práctica, aun percibiendo las ventajas de una escritura
alfabética: esto explicaría la invención de un alfabeto cuneiforme
derivado del alfabeto lineal.
El segundo grupo de descubrimientos proviene de Byblos, pero
de un período posterior, el siglo XI: ya no están escritos en cunei-
forme, sino en lineal. El tercer grupo proviene de Palestina y es
fragmentario. No obstante, comprende dos hallazgos importantes:
el casco de Gezer (c. 1600 ?) y el prisma de Lachish (finales del siglo
XV), que son relativamente contemporáneos con la fecha dada para
la escritura sinaítica (siglo XV). Y están escritos en el alfabeto es-
tándar.
Así, el alfabeto consonantico se desarrolló en una área situada
entre las tempranas civilizaciones egipcia y mesopotámica, en un
pueblo conocido como cananeo, habitantes semítico-hablantes de
Siria y Palestina antes de la «llegada» de los israelitas, de quienes
son difíciles de distinguir. La tierra de Canaán, con susricasladeras
occidentales cubiertas de cedros del Líbano, y sus laderas secas que
conducen al desierto, fue el centro del comercio de metales de Ana-
tolia y de cobre de Chipre, y una región productora de vino, aceite
de oliva, madera y el tinte púrpura que más tarde dio a las tierras
b*-
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El alfabeto cuneiforme de Ugarit, en lo que es el abecedario completo más temprano


(si bien parece haber seguido a la invención de una escritura alfabética lineal).
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Inscripción proto-cananea de Lachish, siglo XIII a. de C.

costeras el nombre de Fenicia. Esta región de pequeños reinos y


príncipes mercaderes ricos fue el lugar de encuentro de invasores e
influencias culturales, no sólo de Egipto y de Mesopotamia, sino
también del norte, donde los hurritas y sus gobernadores mitanios,
originarios, presumiblemente, de Asia Central, hablaban una lengua
indoeuropea. Fueron estos últimos los que «revolucionaron la so-
ciedad con la introducción del caballo y el carro, y el orden feudal
que ello implicaba» (J. Gray, The Canaanites). En el siglo XVI, la
región tenía contactos estrechos con los egeos; parece ser que hubo
un barrio micénico en el puerto de Ugarit, pero el movimiento se
dio, principalmente, en dirección occidental.
En Mesopotamia, el sumerio, como lengua hablada, fue susti-
tuido por su contemporáneo, el acadio, si bien siguió existiendo
como lengua escrita, sobre todo para textos religiosos; de este modo,
se mantenía el monopolio de los escribas. El acadio era una lengua
semítica en la que se habían compilado algunos textos tempranos;
los escribas del período Fara tenían nombres semíticos. Pero enton-
ces se convirtió en el medio de la diplomacia internacional en todo
el Oeste de Asia, inclusive en el Imperio Hitita, en el que los go-
bernantes hablaban indoeuropeo. Bajo este imperio, los escribas lo-
cales fueron entrenados para utilizar tanto la lengua acadia como la
escritura cuneiforme, para propósitos administrativos. El comercio
con Egipto y las conquistas egipcias de Canaán hicieron que sus
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Un hermoso ejemplo de escritura cuneiforme tardía: una estela de piedra arenisca de


principios del siglo VII a. de C., conmemorando la reconstrucción del templo de Esaglia
por el rey Asurbanipal.

habitantes se familiarizaran, también, con la escritura jeroglífica,


que parece haber tenido una influencia considerable en el desarrollo
del alfabeto. Tanto la cuneiforme acadia como la jeroglífica egipcia
eran escrituras elaboradas, con elementos logográficos y silábicos, y
determinativos que indicaban la categoría semántica y la pronun-
ciación. Así, su uso directo estaba limitado a los especialistas, a los
escribas que servían al templo y a la administración de Mesopota-
mia, así como a la burocracia sacerdotal y a los administradores de
Egipto, si bien estas culturas también producían obras literarias.
Estos sistemas de escritura no se adaptaron tan bien a los negocios
de los mercaderes mediterráneos en Canaán, la región que vio el
inicio de los experimentos que dieron origen al alfabeto.
Entre el 2000 y el 1500 a. C. hubo otros intentos de inventar una
escritura más sencilla basada en jeroglíficos y en signos geométricos
y marcas de propiedad. Un ejemplo de ello es la escritura seudo-
jeroglífica empleada en los textos de Byblos, fechados entre el 1800
y el 1500 a. C; la escritura es, en apariencia, un sistema silábico
para escribir un dialecto arcaico del cananeo, en una área en la que
Historia de la comunicación 225
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poco antes (2400 a. C.) se había utilizado el cuneiforme logográfico


con similares fines. Si bien la escritura proto-cananea surgió, pre-
sumiblemente, bajo la influencia de los jeroglíficos egipcios, esta
influencia puede haber estado mediada por el silabario seudo-jero-
glífico.
Ayudados por la estructura morfológica de su idioma, en el que
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las consonantes, más que las vocales, constituyen los morfemas que
transmiten las nociones semánticas fundamentales, los cananeos de-
sarrollaron alfabetos consonanticos: uno de ellos basado en los ca-
racteres cuneiformes; el otro, lineal. La escritura lineal, conocida
como proto-cananea, se extendió, afinalesde la Era del Bronce, del
sur del Sinaí al pueblo costero cananeo de Byblos, y parece haber
sido más práctico para escribir en papiro, cuero y materiales simi-
lares.
Pese a la referencia en el Papiro de Wenamon (hacia 1100) a la
importación de rollos de papiro de Egipto a Byblos, y pese a los
registros de transacciones comerciales en el mismo medio, se han
encontrado escasos restos de la escritura cananea en este material.
Al contrario de lo que ocurrió en Egipto, el clima húmedo de las
áreas costeras ha destruido los documentos de este tipo, de modo
que nuestros conocimientos de Canaán se basan sobre todo en los
textos cuneiformes de Ugarit, en los que se preservan formas lite-
rarias como el mito de Ba'al y las leyendas de Krt y Aqht. La nueva
escritura, adaptada a los nuevos materiales, parece haber dado origen
a una considerable cantidad de actividad literaria. Bastante distinta
en apariencia de la que aparece en los libros de contabilidad de los
príncipes mercaderes de Canaán, los alfabetos sucesores fueron em-
pleados por toda el área del Mediterráneo por los mercaderes fe-
nicios, mientras que al sur fue la escritura utilizada para los anales
de los reinos de Israel y Judá. Fue en este alfabeto que Báruj, el
amigo de Jeremías, escribió los oráculos del profeta (Jeremías 36).
También fue la escritura empleada en los rollos de la comunidad,
presumiblemente la esenia, en las costas del mar Muerto, como en
todos los manuscritos posteriores del Antiguo Testamento hebreo.
Aparentemente, los hebreos adoptaron el alfabeto cananeo en el
siglo XII u XI a. C. Ya era utilizado en Palestina antes de su llegada,
pero, además de la Tablilla Afeg (siglo XI), de reciente descubri-
miento, sólo hay una inscripción hebrea anterior al siglo VIII, el
226 Raymond Williams Ed.
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Calendara Gezer, probablemente de finales del siglo X, en tiempos


de Saúl y David. Los árameos establecieron sus pequeños reinos y
Estados tribales en Mesopotamia y Siria, respectivamente, durante
los siglos XII y XI; parece ser que adoptaron la escritura poco des-
pués que los hebreos y que transmitieron su lengua escrita a los
nabateos, hablantes del árabe, que habitaban en el norte de Arabia,
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el sur de Jordania, el sur de Israel y el Sinaí.


Los fenicios surgen a finales de la Era del Bronce (hacia 1400 a.
C.) como habitantes del cinturón costero de Canaán, de Tartus, al
norte (al sur de Siria), a Dor o Jaffa, al sur. Allí crearon una forma
particular de cultura cananea, que difundieron, mediante el comer-
cio y las conquistas, a todo el Mediterráneo.
La escritura proto-cananea es el ancestro común de las escrituras
fenicia, hebrea y aramea. Hacia el 1500 a. C, parece haber consistido
en veintisiete letras pictóricas, que se redujeron a veintidós en el
siglo XIII; para entonces, la mayor parte de las letras habían perdido
su forma original para adoptar la lineal.
Fue este alfabeto consonantico el que adoptaron, a su vez, los
griegos, añadiendo sus propios cinco caracteres para representar las
vocales. Las inscripciones griegas conocidas más antiguas datan del
750 a. C, y se suele considerar que, tras la desaparición de la es-
critura micénica en el siglo XII, hubo una edad obscura de unos 300
años, a finales del período heládico. Durante un tiempo, los estu-
diosos de las lenguas semíticas han intentado fechar el alfabeto griego
en el siglo XI sobre la base de que el alfabeto fenicio estaba am-
pliamente difundido en el Mediterráneo en la misma época. En Chi-
pre, se ha encontrado una inscripción en una tumba fenicia de la
primera mitad del siglo IX. El texto púnico más antiguo, de Cartago,
la gran base mediterránea de los fenicios, fundada alrededor del 814
a.C, data de c. 600 a.C, y en Cerdeña se ha encontrado un fragmento
de estela, presumiblemente del siglo XI. Fue de los fenicios de quie-
nes los griegos afirmaron haber adoptado su escritura, que luego se
extendió a todo el Mediterráneo; y la escritura fenicia dio origen,
también, al alfabeto empleado en Italia para escribir el etrusco y los
dialectos itálicos, tomado del cumeo de las colonias griegas en Isquia.
Más recientemente, estudiosos de las lenguas semíticas como F.M.
Cross, F.D. Harvey y Aaron Demsky han señalado que las formas
de la escritura griega arcaica son, en muchos sentidos, más consis-
Historia de la comunicación 227
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tentes con la idea de que una forma más antigua de cananeo sirvió
de modelo, siendo la que estaba en uso hacia el 1100 a.C. Se sugiere,
por consiguiente, que los griegos adoptaron su alfabeto alrededor de
las mismas fechas que los hebreos y los árameos, presumiblemente
de los mercaderes cananeos que visitaban las islas Egeas, o de los
filisteos.
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El argumento para la invención más temprana del alfabeto griego


no es arqueológico (como se ha visto, las inscripciones más antiguas
son del siglo VIII a.C), sino epigráfico. Un arqueólogo americano,
J. Naveh, lo ha fechado en 1100 a.C, sobre la base de la semejanza
entre la escritura griega del siglo VIII y la escritura proto-cananea
de finales de la Edad de Bronce. En ambos casos, se escribía de
izquierda a derecha, y luego en el sentido inverso, en una forma
conocida como busírofedón, como el movimiento del arado en el
campo. Una objeción a la idea de la difusión temprana ha sido la
ausencia de una letra particular en proto-cananeo, la alargada kaf,
que pudo haber servido de modelo a los griegos. Sobre este tema
arroja luz el "abecedario Izbet Sartah" (un alfabeto cananeo de vein-
tidós letras), descubierto en 1976 en el valle de Sharan, en Palestina,
cerca de Afeg, campo de batallas, hacia 1050 a.C, entre israelitas y
filisteos. Este nuevo hallazgo proporciona un ejemplo de esta letra,
y la forma de otras tantas es más parecida al griego que a la escritura
utilizada en Byblos en el siglo X, considerada anteriormente modelo
del alfabeto griego; por consiguiente, apoya la sugerencia de un prés-
tamo más temprano, y la idea de que la así llamada Edad Obscura
de Grecia no fue tan obscura como se creía.
Si los griegos adoptaron el alfabeto en fecha más temprana, en-
tonces los poemas homéricos debieron de haber sido escritos antes
de lo que se cree comúnmente. Ciertamente, la estructura y el estilo,
pese a los elementos denominados «orales» (como las frases for-
mulares) son distintas a las de las culturas sin escritura. Desde el
punto de vista de la fecha aceptada de la composición de sus partes,
son arcaicos en contenido. Muchos han considerado que los poemas
son una composición oral transcrita en fechas más tardías. ¿No es
probable, más bien, que fueran una composición escrita de fechas
más tempranas?
228 Raymond Williams Ed.
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3500 3000 2500 2000


J I I I ' I L- J i i

Hitita y Luwiano

Cretense Sellos pictográficos i


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Proto-Elamita

Sumeria-Acadia
c
3"

El
Proto-Cananita
alfabeto :>-

Textos Pseudo-jeroglíficos de t¡

Egipcio

Proto-Indico

Chino
Historia de la comunicación 229
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15 30 1000 500 D
l i l i I I I I i i i i

• i

LineaI A Lineal B
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^ hasta 75 d.C.

• Hasta el presente en Etiopia


^L Inscripciones cuneiformes de Ugarit

mili
Ta'anach tablas cuneiformes

Hebreo cuadn • Hebreo moderno

/T/I
^ Árabe moderno

^ Hasta el s. 7 d.C. y restos


1

como lenguaje ritual

^ Armanio, georgiano, etc.

Pahlavi ^ ^ ^ H k> Hasta el s. 9 d.C.

^ Indio moderno y
alfabetos del sur de Asia
^

l
Heb

Fenici • Hasta el presente, alfabetos del Sahara


%
•"g* Griego^* \ • Hasta el presente, cirílico, gótico
n
:
3 -.1 • hasta el s. I d . C , irlandés antiguo, rúnico
-Prism
iones

r'S

• Todos los alfabetos occidentales


i
Antiguos textos
fenicios de Byb

o
• hasta el s. 2 d.C.

hasta el presente, silabario


japonés hasta el s. 8 y 9 d.C.
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La inscripción hebrea más temprana existente, el Calendario Gezer, una lista de ope-
raciones agrícolas ordenadas por meses.

Un ejemplo de la forma púnica o cartaginesa de la escritura fenicia, de Malta, siglos


III a II a. de C.

La inscripción griega más antigua que se conoce, del Jarrón Dipylon, 750-700 a. de
C.

^J 11

m.-*l|

' '/^'v'^1'

*
v ••;•

Tufe.
•'"*

-^-—'•'/*
1

i 9
tafea,--. ; ' i
Temprana inscripción monumental griega, la dedicatoria Euthykartides de Délos, c.
625 a. de C.
Historia de la comunicación 231
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La unidad y la diversidad de los alfabetos

El alfabeto consonantico proveniente del proto-cananeo se di-


vidió, entonces, en tres ramas importantes: el fenicio, el hebreo y el
arameo, durante el curso del siglo VIII. Si aceptamos la hipótesis
de la derivación más temprana del alfabeto griego, se escindió, no
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del fenicio (como afirmaban los propios griegos), sino del cananeo
temprano. Además hay una rama cuya conexión es menos firme,
conocida como semítica del sur, utilizada hasta el día de hoy en
Etiopía. La difusión del alfabeto fue amplia y rápida. El alfabeto
fenicio, como se ha visto, se dispersó rápidamente por el Medite-
rráneo, adonde quiera que viajaran estos mercaderes y colonos, a
Malta, a Cerdeña, a Chipre y a Cartago, lugares en los que dio origen
a sistemas de escritura entre gentes no letradas, en Italia, el norte
de África y España.
El alfabeto hebreo temprano, del que se cree que adquirió su
carácter distintivo en el siglo VIII, siguió en uso hasta el restable-
cimiento del dominio asirio en Palestina y la diáspora de los judíos
a Babilonia, época en la que adoptaron la lengua y la escritura de
los árameos, si bien el hebreo cuadrado que resultó estaba escasa-
mente influido por la forma previa. La escritura hebrea temprana
desapareció casi del todo, si bien se utilizó en monedas en el período
asmodeo; dejó como único descendiente en la actualidad la escritura
empleada por los samarítanos de Nablús (Shejem) en Palestina, un
pequeño grupo de correligionarios..., el remanente de una rama de
la religión judía que en tiempos fue tan importante como el ramal
del sur, que dio origen a cristianismo y al Islam.
Los árameos, beneficiándose del colapso de los grandes imperios,
se trasladaron a las regiones de los cananeos y los fenicios, y adop-
taron su escritura presumiblemente en fecha tan temprana como el
siglo XI. Sus inscripciones son escasas, aunque importantes, pero
del siglo VII existe un gran número de textos de todo Oriente Pró-
ximo que demuestra la difusión de la escritura y de la lengua. Se
han encontrado muchos papiros en arameo y ostraca (restos de ce-
rámica inscritos), preservados por el clima seco de Egipto. La evi-
dencia más temprana de la antigua capital de Menfis data, presu-
miblemente, del siglo VIL Un ejemplo muy conocido es el Papiro
Elefantino, que proporciona detalles de la vida religiosa y económica
Raymond Williams Ed.
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Temprana inscripción aramea, siglos IX a VIII a. de C, en conmemoración de Ki-


lamuwa, rey de Yadi.

de una colonia militar de judíos del siglo V en Egipto.


La amplia distribución de la escritura aramea muestra cómo, pese
al colapso de los reinos tras la recuperación de los asirios a finales
del siglo IX, su lengua y su escritura se convirtieron en la lingua
franca de Oriente Próximo, a través de su uso como lengua admi-
nistrativa y diplomática en el Imperio Asirio (Reyes 18:26 e Isaías
36:11) y, más tarde, en el Imperio Acameneo. Bajo el dominio aca-
meneo de Persia, el arameo se convirtió en la lengua de la diplo-
macia, sustituyendo al cuneiforme con su escritura más democrática,
empleada por comerciantes desde Egipto hasta la India. La lengua
se convirtió en el idioma vernacular de los judíos y fue, por consi-
guiente, utilizada por los cristianos, desapareciendo sólo en Oriente
Próximo con el avance del Islam después del siglo VII d.C, aunque
sigue siendo el lenguaje del ritual en muchas comunidades judías.
Historia de la comunicación 233
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Así como el alfabeto fenicio se extendió hacia el oeste a lo largo


de las líneas marítimas, lo mismo ocurrió con la variante aramea
hacia el este, por las líneas terrestres. Fue adoptado por el reino de
Nabatea, cuya capital estaba situada en la Petra (Jordania) de hoy,
y de allí se extendió al Sinaí y a la península arábiga para convertirse
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en progenitor de la escritura utilizada para redactar el Corán. Como


resultado, fue ampliamente utilizada en África y en el Viejo Mundo
para transcribir muchos lenguajes no semíticos. Lo mismo ocurrió
con el arameo temprano. Puesto que parece haber sido llevado a la
India en el siglo VII a. C. por mercaderes semitas. Allí se convirtió
en prototipo de la escritura Brahmi de la India, el primer sistema
de escritura utilizado en aquel lugar desde la temprana decadencia
de la escritura indescifrada de la civilización del valle del Indo, y
dio origen a los numerosos sistemas alfabéticos de la India y del sur
de Asia. La migración indo-aria a Ceilán en el siglo V a. C. llevó la
escritura al sur, mientras que, en fecha más tardía, la versión no-
rindia fue adoptada en el Turkestán oriental (o chinó), influyendo
fuertemente en la invención de la escritura tibetana, en el 639 d. C.
Uno de los factores principales de la difusión del alfabeto fuera
de la India fue el surgimiento del budismo en el siglo III d. C, una
religión que fue más fácilmente aceptada fuera del subcontinente
que el hinduísmo. Los monjes budistas viajaban a todas partes, con-
virtiendo a las masas y ayudando a desarrollar variedades de la
escritura del sur de la India en un área muy vasta que incluía Bir-
mania, Tailandia, Camboya, Laos, Vietnam, Malasia e Indonesia, y
que llegaba tan lejos como a Tagalog, en las Filipinas. Sin embargo,
el alfabeto coreano, Han'gul, que data del siglo XV d. C. y que está
conectado con el uso de tipos móviles, fue, presumiblemente, el
resultado de la difusión de estímulos del oeste durante la Pax Tar-
tárica.
Además de su influencia en las escrituras arábiga e india, la es-
critura aramea fue adaptada a la escritura iraní (persa) conocida
como Pahlavi, a las escrituras armenia y georgiana del siglo V d. C,
y a una serie de alfabetos utilizados por tribus tempranas turcas y
mongoles en Siberia, Mongolia y el Turkistán.
La rama más distante de las escrituras desarrolladas a partir del
cananeo temprano (hacia 1400 a. C.) fue la semítica del sur, que
quedó confinada a la península Arábiga y a la costa africana adya-
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Inscripción nabatea del siglo VI, de Umm al-Jimal (línea superior, de derecha a iz-
quierda: Allah ghafran, «que Dios perdone...»).
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Detalle de un Corán iluminado del siglo IX d. de C, en la escritura kúfica, descendiente


del arameo.

Uno de los estilos de escritura árabe, wmsmmmmmm


conocido como Thulith, incorporada 30C
a una decoración mural ricamente
ornamentada en un edificio llamado
la escuela de fabricantes de perfume,
en Fez, 1323-1325 d. de C.
Historia de la comunicación 235
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cente y las montañas de Etiopía. Estas son las escrituras que flore-
cieron en los reinos del sur de Arabia, de los cuales el más conocido
es el de los sabeanos (la tierra de la reina de Saba). Todas ellas fueron
barridas por la ascensión del Islam y la consiguiente propagación de
la escritura árabe derivada del arameo. En la actualidad, la escritura
semítica del sur sobrevive únicamente en los alfabetos de Etiopía,
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utilizados para transcribir el amárico y las demás lenguas principales


del país.
Hemos hablado ya de la derivación del alfabeto griego del fenicio,
presumiblemente del cananeo temprano. Dado que el alfabeto griego
fue el primero en transcribir sistemáticamente consonantes y vo-
cales, y dado que fue la base de todas las escrituras europeas pos-
teriores, hemos de considerar su desarrollo con mayor atención.
La primera adaptación del alfabeto griego fue la de transcribir
el idioma de los pueblos no helénicos de Asia Menor, en las áreas
costeras de lo que hoy es Turquía. En África, fue utilizado por los
coptos de Egipto en una escritura que incluía algunos elementos de
la escritura demótica egipcia. Como ocurrió en general en Oriente
Próximo, el alfabeto sustituyó rápidamente a los sistemas de escri-
tura más tempranos, enfatizando su mayor economía.
En Europa, el alfabeto griego fue adaptado en una etapa muy

Ejemplo de escritura del siglo XIII de la India Occidental: parte de un texto sagrado
Jain, pintado en hoja de palmera.
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Las letras del alfabeto indio Devanagari, la escritura del sánscrito, ordenada como
meditación sagrada (siglo XIX).

temprana por los etruscos del centro de Italia; fue inscrito en fecha
tan temprana como finales del siglo VIII o principios del siglo VII
a. C. en la Tablilla Marsiliana, que, presumiblemente, se utilizó para
enseñar el alfabeto, y que continuó en uso hasta mucho después de
que el latín se hiciera más común como resultado de la dominación
de Roma. En fecha mucho más tardía, el alfabeto griego fue adaptado
por el obispo Wulfíla para traducir la Biblia al gótico. Luego, en el
siglo IX d. C, San Cirilo y San Metodio utilizaron las letras griegas
para transcribir las lenguas eslavas, y una versión modificada de este
alfabeto se convirtió en la escritura de todos los pueblos eslavos cuya
religión se derivara de la Iglesia Cristiana Oriental de Bizancio. Fue
posteriormente adaptada, bajo influencia rusa, para la escritura de
una serie de lenguas habladas por pueblos que fueron incorporados
a lo que hasta hace poco era la URSS.
Historia de la comunicación 237
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Así como el alfabeto griego fue, en fecha temprana, adaptado


por los etruscos, el alfabeto etrusco fue pronto utilizado por pueblos
vecinos. Es posible que la escritura rúnica del norte de Europa y los
caracteres ogámicos utilizados por algunos pueblos celtas fuesen des-
cendientes de la escritura etrusca o veneciana. Pero, sin duda, el
ramal más importante fue el latín, escrito por primera vez en el siglo
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VII a. C. Hubo ciertos cambios en la escritura, sobre todo después


de que los romanos conquistaran Grecia en el siglo I a. C, pero,
sustancialmente, la forma del alfabeto no ha variado hasta nuestros
días. Su historia posterior ha sido, primero, la de adaptación a las
lenguas de Europa Occidental tras las conquistas del Imperio Ro-
mano, y luego a las lenguas del resto del mundo tras las conquistas
europeas de América, África y Oceanía, y la expansión del comercio
y la religión europeas en gran parte de lo que permanecía indepen-
diente. En segundo lugar, la escritura misma ha sido continuamente
transformada por variedades de estilo cursiva requeridos para pro-
pósitos cotidianos, así como por el desarrollo de la imprenta y la
utilización de los tipos móviles. De las formas cursivas, la más in-
fluyente fue la escritura carolingia introducida en todo el imperio
de los francos en tiempos de Carlomagno. Esto proporcionó la base
para las variedades nacionales de escritura que se desarrollaron a
partir del siglo XII, de las que surgieron los tipos contemporáneos
de caligrafía que emplean el alfabeto latino, y de las letras que apa-
recen en la página impresa.

Las implicaciones de la escritura

Hemos hablado del origen y de la historia de la escritura y el


alfabeto, pero, ¿qué se puede decir de su significado? Las implica-
ciones generales de la introducción de un medio de registrar el habla
son revolucionarias, en su potencialidad si no en su actualidad. En
primer lugar, permite la transmisión cultural (no genética) de ge-
neración en generación. Lo mismo se puede decir del habla, pero la
escritura permite que esta transferencia se lleve a cabo indirecta-
mente (de hecho, independientemente de intermediarios humanos
directos), y sin la continua transformación de la frase original, ca-
racterística de la situación puramente oral. Por ejemplo, quiere decir
238 Raymond Williams Ed.
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que se hizo posible reconstruir el pasado de forma radicalmente


distinta, de forma que (para emplear una dicotomía poco convin-
cente) el «mito» fue complementado e, inclusive, sustituido, por la
«historia». El tipo de transformación que esto produjo puede en-
tenderse si pensamos en la forma en que el registro visual en película
y el registro sonoro en cinta han aumentado el contacto con nuestros
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predecesores, a la vez que el entendimiento con ellos. Pero dicho


entendimiento es quizás la menos importante de sus implicaciones.
La preservación conduce a la acumulación, y la acumulación a la
posibilidad cada vez mayor de un conocimiento cada vez más am-
plio. La escritura, que es, en efecto, la primera etapa de la preser-
vación del pasado en el presente, tuvo los efectos más enriquece-
dores. Porque no sólo creó una posibilidad, sino que la realización
de esa posibilidad cambió el mundo del hombre, tanto en lo interior
como en lo exterior, de forma extraordinaria. El proceso, por su-
puesto, no es ni inmediato ni inevitable. La organización social pue-
de, y a menudo lo hace, retrasar su impacto. Pero la posibilidad está
allí.
¿Cómo cambió el mundo del hombre? Permítaseme referirme,
primero, a los cambios organizativos. La escritura, en el sentido más
amplio, apareció con el crecimiento de las civilizaciones urbanas.

La inscripción lapidaria latina más antigua conocida, en un cippus -urna funeraria-


del siglo VI a. de C, del Foro de Roma.
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La codificación de leyes fue una de las formas en las que se utilizó la escritura para
cambiar el mundo del hombre. El dador de leyes, en el frontispicio de un código legal
visigótico defínales del siglo VIII.

No fue únicamente una consecuencia, sino también una condición


de ese desarrollo, aunque la compleja mnemotécnica de las cuerdas
y nudos (quipu) hizo avanzar a los incas un buen trecho en este
sentido. En Mesopotamia, la primera palabra escrita parece ser la
del mercader y el contador, a veces como parte de la organización
eclesiástica del templo de la ciudad.
¿Qué es lo que facilitó la escritura? Sin duda, la identificación
de mercaderías, el registro de tipos y cantidades de bienes, el cálculo
de beneficios y pérdidas, se beneficiaron enormemente del desarrollo
de la escritura. Ninguna de estas actividades es imposible en socie-
dades orales. Pero la escala y la complejidad de la operación estaban
limitadas sin la palabra escrita. Además de las operaciones mercan-
240 Raymond Williams Ed.
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tiles, la organización del templo de la ciudad se llevaba a cabo me-


diante la escritura, que permitía la elaboración de disposiciones bu-
rocráticas relativas a los impuestos y los tributos, y desempeñaba
un papel importante en la conducción de los asuntos externos y la
administración de las provincias. La ley se organizaba alrededor del
código escrito antes que de la «costumbre», más flexible, de la so-
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ciedad oral, que podía reaccionar a las situaciones sociales cam-


biantes sin tener que apartarse deliberadamente. Mientras que la
escritura temprana fue puesta al servicio de la economía política, la
preparación de escribas estaba estrechamente ligada a la esfera re-
ligiosa. Más aún: la comparativa complejidad de los sistemas lo-
gográficos, combinada con el deseo de los escribas de controlar la
educación, significó que la cultura escrita quedara restringida a una
pequeña parte de la población y, hasta cierto punto, limitada en las
tareas que realizaba. Una de las tareas que, sin embargo, llevó a
cabo la escritura cuneiforme, fue el registro de información sobre el
movimiento de los cuerpos celestes que sirvió de base a los poste-
riores avances en la astronomía y las matemáticas. La posibilidad
de preservación condujo a la acumulación, y luego a un conoci-
miento creciente. Dicho proceso no se vio seriamente inhibido por
la naturaleza del sistema de notación lingüística, ya que las mate-
máticas eran un sistema logográfico y no alfabético.
La invención del alfabeto y, hasta cierto punto, la del silabario
supusieron una enorme reducción en el número de signos, y un
sistema de escritura potencialmente ilimitado, tanto en su capacidad
para transcribir el habla, como en su disponibilidad para la pobla-
ción en general. Los descendientes del alfabeto cananeo se expan-
dieron ampliamente por Europa y Asia, y más tarde por los demás
continentes, haciendo asequible una escritura fácil de aprender y de
usar.
Los resultados se ven en el aparente crecimiento de la cultura
escrita en el área sirio-palestina, donde los usos de la escritura se
extendieron de lo político y económico a lo histórico y literario: de
esto, el Antiguo Testamento de los hebreos se puede considerar uno
de los primeros grandes productos. Sin embargo, la verdadera di-
fusión de la cultura escrita tuvo lugar en Grecia, con su alfabeto
completamente desarrollado y un sistema de instrucción que situaba
el alfabetismo fuera del ámbito religioso. En este nuevo contexto,
Historia de la comunicación 241
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la escritura consiguió imponer ciertas restricciones al desarrollo del


gobierno centralizado, que ayudó a promover proporcionando un
instrumento de control en forma de papeleta (para votar). Al mismo
tiempo, asistió al desarrollo de nuevos campos de conocimiento y
alentó nuevas formas de conocer; el desarrollo del escrutinio visual
del texto complementaba ahora la entrada auditiva de sonido en
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amplias áreas del conocimiento humano; la información lingüística


se organizó por medio de registros tangibles, lo que afectó la forma
en que la inteligencia práctica del hombre, sus procesos cognitivos,

La invención del alfabeto significó que los beneficios de la escritura quedaran poten-
cialmente a disposición de todos: pero, en realidad, la cultura escrita universal ha sido
el resultado de largos procesos históricos, en los que el acceso controlado a la escritura
ha servido para reforzar la posición política y social de grupos de élite. Esta fotografía
de un escritor de cartas de Ciudad de México muestra elocuentemente la dependencia
de aquellos que no tienen esta habilidad.
242 Raymond Williams Ed.
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

funcionaba en el mundo. Este potencial nació con los sistemas lo-


gosilábicos; de hecho, en la China se hicieron grandes avances en la
acumulación y el desarrollo del conocimiento utilizando el sistema
más primitivo de escritura completa. Pero el desarrollo de un sistema
democrático de escritura, uno que pudiera hacer de la transcripción
fácil del lenguaje una posibilidad para la gran mayoría de la co-
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

munidad, siguió a la invención del alfabeto en Oriente Próximo, si


bien el alfabeto no tuvo verdadera presencia hasta la invención de
la reproducción mecánica de estos textos por medio de los tipos
móviles.

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