Sentencia CC 2837-2006 Escuchas Telefonicas

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 21

Expediente 2837-2006 1

INCONSTITUCIONALIDAD GENERAL

EXPEDIENTE 2837-2006
CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD, INTEGRADA POR LOS MAGISTRADOS
MARIO PEREZ GUERRA QUIEN LA PRESIDE, GLADYS CHACON CORADO,
JUAN FRANCISCO FLORES JUAREZ, ROBERTO MOLINA BARRETO,
ALEJANDRO MALDONADO AGUIRRE, CARLOS ENRIQUE LUNA VILLACORTA Y
JORGE MARIO ÁLVAREZ QUIRÓS: Guatemala, quince de enero de dos mil
ocho
Se tiene a la vista para dictar sentencia, el planteamiento de
inconstitucionalidad general de los artículos 4 de la Ley de la Dirección General de
Inteligencia Civil; y 18, 48, 49, 50, 51, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 63,
64, 65, 66, 67, 68, 69, 70 y 71 de la Ley Contra la Delincuencia Organizada promovido
por Marie Claire Palacios Boeufgras, Debora María Ponce Ogaldez e Inés María Cruz
García, quienes unificaron personería en la ultima de las mencionadas. Las solicitantes
actuaron con el auxilio de los abogados Luis Pedro Álvarez Morales, Julio Roberto
García-Merlos García y Sandra Patricia García Ponce de Zedán.
ANTECEDENTES
I. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DE LA IMPUGNACIÓN
Las solicitantes de la inconstitucionalidad afirman que los artículos 4 de la Ley
de la Dirección General de Inteligencia Civil, decreto 71-2005 del Congreso de la
República; y 18, 48, 49, 50, 51, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 63, 64, 65,
66, 67, 68, 69, 70 y 71 de la Ley Contra la Delincuencia Organizada, decreto 21-2006
del Congreso de la República, violan el texto constitucional por las razones siguientes:
A) Ley de la Dirección General de Inteligencia Civil, el nueve de noviembre de
dos mil cinco, fue publicado en el Diario Oficial el decreto 71-2005 del Congreso de la
República (Ley de la Dirección General de Inteligencia Civil), entrando en vigencia el
diecisiete de noviembre de ese año, la cual colisiona el artículo 4 de dicha ley con el
artículo 24 de la Carta Magna, que comprende dos supuestos diferentes e
independientes: la primera, trata sobre la inviolabilidad de la correspondencia, de
documentos y libros, en la cual se entiende que aquellos podrán revisarse únicamente
por resolución firme dictada por Juez competente y con las formalidades legales; la
segunda, se garantiza el secreto de la correspondencia y comunicaciones telefónicas,
radiofónicas, cablegráficas y otros productos de la tecnología moderna. Dicha garantía
–de inviolabilidad de las comunicaciones telefónicas, radiofónicas, cablegráficas y otros
productos de la tecnología moderna- es absoluta y no acepta excepción alguna. La
intención del legislador es la garantía del secreto de las comunicaciones. Por lo tanto,
existe una prohibición expresa en la Constitución Política de la República de Guatemala
en cuanto a las escuchas o intervenciones telefónicas, medida que
inconstitucionalmente intenta introducir el artículo 4 de la Ley de la Dirección General
de Inteligencia Civil. En tal sentido, el artículo en mención autoriza al Ministerio
Público, con autorización judicial, intervenir temporalmente comunicaciones
telefónicas, radiofónicas electrónicas y similares. Esta autorización, sin importar el
procedimiento que deba seguirse, sigue siendo inconstitucional, violando la jerarquía
de la Constitución por encima de cualquier norma. La primera oración de dicho artículo
establece que la medida será llevada a cabo “(…) en los casos donde existen indicios
de actividades del crimen organizado con énfasis en la narcoactividad y la delincuencia
común (…)”. Es de notar que ninguna ley del ordenamiento jurídico guatemalteco,
establece una definición clara sobre lo que son “indicios de actividades del crimen
organizado con énfasis en la narcoactividad y la delincuencia común”. Esto da lugar a
Expediente 2837-2006 2

que se puedan cometer arbitrariedades, ya que quedaría a criterio del Ministerio


Público determinar cuáles son esos indicios. Incluso, daría lugar a que se utilice como
un instrumento de coerción de hechos no necesariamente delictivos, que por criterio
arbitrario del ente encargado de la persecución penal se consideraren como tal. El
hecho es que las llamadas y comunicaciones de “cualquier persona” que sea
considerada “sospechosa”, podrían ser intervenidas u objeto de investigación, sin ni
siquiera haber cometido delito alguno, y ser calificada como parte del “crimen
organizado” sin haber sido citada, oída y vencida en juicio alguno, en contravención de
lo preceptuado en el artículo 12 constitucional, además, constituiría un prejuzgamiento,
violando la presunción de inocencia que tiene toda persona y que se encuentra
resguardada en el artículo 14 de la Constitución Política de la República de Guatemala.
Se puede decir que adicionalmente de violar la garantía del secreto de las
comunicaciones, y a pesar de que la norma establece que dichas intervenciones
podrán ser realizadas “temporalmente”, no incluye ningún criterio para que la Corte de
Apelaciones ni el Ministerio Público, delimite ese tiempo de intervención, el cual podría
ser de cualquier duración, causando serios daños a la integridad, privacidad y derechos
de las personas. El artículo en cuestión, establece que la solicitud para poder intervenir
temporalmente las comunicaciones telefónicas, radiofónicas, electrónicas y similares,
“(…) será evaluada en su fundamento y resuelta en un plazo no mayor de veinticuatro
horas, sin formar artículo y con absoluta reserva (…)”, dicha disposición viola de
manera contundente y absoluta el derecho de publicidad del proceso, el espíritu de
dicho derecho es que nadie, ni nada vulnere la facultad que se posee de conocer todas
las diligencias que sean llevadas a cabo en su contra. B) Ley Contra la Delincuencia
Organizada, el diez de agosto de dos mil seis, fue publicado en el Diario Oficial el
decreto 21-2006 del Congreso de la República, Ley Contra la Delincuencia Organizada,
el cual entró en vigencia el veinticinco de agosto de ese año. Dicha ley tiene como
finalidad el combate a la delincuencia organizada, sin embargo, esto no justifica la
violación a garantías constitucionales fundamentales como el derecho de defensa, la
publicidad del proceso y la garantía del secreto de las comunicaciones telefónicas,
radiográficas, cablegráficas y otros productos de la tecnología moderna, siendo
aplicables los mismos argumentos y razonamientos ya vertidos. Las solicitantes previo
a analizar los artículos de la ley referida que violan la Constitución Política de la
República de Guatemala, hicieron referencia a la exposición de motivos de la ley en
cuestión, la cual reza: “(…) Que la Convención de las Naciones Unidas contra la
Delincuencia Organizada Transnacional, suscrita por Guatemala con fecha 12 de
diciembre del 2000 y aprobada mediante el Decreto número 36-2003, tiene como
propósito promover la cooperación para prevenir y combatir eficazmente la
delincuencia organizada transnacional, comprometiéndose el Estado de Guatemala a
adoptar las medidas legislativas correspondientes a efecto de combatir y erradicar la
delincuencia organizada, estableciéndose mecanismos especiales de investigación (…)”.
De tal manera, al consultar la Convención mencionada, es de notar que en su artículo
34 inciso primero indica: “(…) Cada Estado Parte adoptará de conformidad con los
principios fundamentales de su derecho interno, las medidas que sean necesarias,
incluidas medidas legislativas y administrativas, para garantizar el cumplimiento de sus
obligaciones con arreglo a la presente convención (…)”, en ese sentido, se nota
claramente, que dichas medidas deben de ir conforme al derecho interno, y cuando
éstas violen este derecho, tal y como se presenta en el caso de las intervenciones a las
llamadas telefónicas, no deberán ser aplicadas. Claro está, que el secreto de las
llamadas telefónicas, radiofónicas, cablegráficas y otros productos de la tecnología
moderna constituyen una garantía plasmada en la Constitución Política de la República
de Guatemala y aún más que una garantía, un principio fundamental en todo Estado
Expediente 2837-2006 3

de derecho, razón por la cual se reitera que no debe de ser violado por ninguna norma
inferior. En adición a ello, y citando otro tratado internacional, la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, en su artículo 12 establece: “(…) Nadie será objeto de
injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia,
ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la
protección de la ley contra tales injerencias o ataques (…)” , por lo que se aprecia la
garantía a la vida privada de las personas, razones por las cuales tanto la Ley Contra la
Delincuencia Organizada como la Ley de la Dirección General de Inteligencia Civil,
violan con sus disposiciones relativas a la intervención de las llamadas telefónicas,
radiofónicas y similares, de una manera arbitraria e injusta, la privacidad de las
personas, tergiversando y limitando de tal manera sus derechos individuales
fundamentales, sin importarle el derecho humano de privacidad y respeto al secreto de
las comunicaciones. B.1) Artículo 18 de la Ley Contra la Delincuencia
Organizada: dicha norma indica: “(…) Mientras no exista persona ligada a proceso
penal, no se tendrá acceso a las actuaciones realizadas por los agentes encubiertos, a
las intercepciones de las comunicaciones y a las entregas vigiladas. Estas diligencias
únicamente pueden ser conocidas por el Fiscal General de la República y Jefe del
Ministerio Público o en su caso por el Juez contralor, los fiscales encargados del caso y
quienes intervienen en la realización de las mismas (…)”, la finalidad de esta
disposición, es la absoluta reserva de la información obtenida por parte de las
autoridades competentes. Esto conlleva, a que una persona, sin estar formalmente
ligada a procedimiento penal alguno, pueda ser sujeto de investigaciones secretas, de
las que no tenga conocimiento, y por lo tanto no podrá tener acceso de las mismas, ni
ejercer su derecho de defensa. Se veda al sindicado del derecho que le confiere la
Constitución Política de la República de Guatemala de una debida defensa y publicidad
del procedimiento que se esté llevando en su contra (artículos 12 y 14
constitucionales). Los tratados internacionales y la Constitución Política de la República
de Guatemala son claros e imperativos al garantizar el derecho humano de defensa en
todo procedimiento, lo cual es superior en todo sentido a una ley ordinaria; B.2)
Artículos 48, 49, 50, 51, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 63, 64, 65,
66, 67, 68, 69, 70 y 71 de la Ley Contra la Delincuencia Organizada: El
capítulo tercero del título tercero del decreto 21-2006 del Congreso de la República,
desarrolla como método especial de investigación, las intercepciones telefónicas y otros
medios de comunicación. i) el artículo 48, especifica que las intercepciones pueden ser
a “(…) comunicaciones orales, escritas, telefónicas, radiofónicas, informáticas y
similares que utilicen el espectro electromagnético, así como cualesquiera de otra
naturaleza que en el futuro existan (…)”, la Carta Magna de ninguna forma permite la
intercepción de comunicaciones telefónicas, radiofónicas, cablegráficas y otros
productos de la tecnología moderna como lo pretende la ley en cuestión, esto según lo
establecido en el artículo 24 constitucional; ii) los artículos 49, 50, 51, 52, 53 y 54
desarrollan el artículo 48 mencionado, con los procedimientos para llevar a cabo las
intercepciones a las comunicaciones, razón por la cual como consecuencia de ello,
deben ser declarados inconstitucionales aplicando los mismos argumentos y
razonamientos ya desarrollados en esta acción; iii) el artículo 55, establece que el
órgano competente para la intercepción de las comunicaciones será el “(…) personal
especializado de la Policía Nacional Civil, quienes serán periódicamente evaluados con
métodos científicos para garantizar su idoneidad en el ejercicio de actividades. Para el
efecto, el Ministro de Gobernación deberá conformar un equipo especial de técnicos
que serán destinados exclusivamente para la realización de dichas funciones (…)”, si el
órgano encargado de la investigación de delitos es el Ministerio Público, por mandato
constitucional (artículo 251 de la Carta Magna), porqué se le otorga esa facultad a la
Expediente 2837-2006 4

Policía Nacional Civil, además de violar la garantía del secreto de las comunicaciones,
se le está facultando a una institución auxiliar de la justicia la función de interceptar las
comunicaciones para ser usadas en juicio como medio probatorio. La Policía Nacional
Civil, debe de velar por la seguridad pública, no deben de adicionársele funciones de
este tipo, puesto que podría dar lugar a eventuales irregularidades, por lo que debe
declararse inconstitucional; iv) en relación al artículo 56, dicha disposición obliga a las
empresas privadas a prestar auxilio para violar el secreto de las comunicaciones, lo que
contraviene los artículos 24 y 43 constitucionales; v) respecto a los artículos 57, 58 y
59, que se refieren al control judicial, duración de la medida e informes que se deben
de prestar en relación a las comunicaciones, señalaron nuevamente el procedimiento
ilegal de intervenciones de las comunicaciones que se ha desarrollado previamente,
por lo que deben declararse inconstitucionales como consecuencia directa de la
declaración de inconstitucionalidad de las normas que le preceden; vi) el artículo 60,
regula la trascripción de las comunicaciones y de cómo constituyen prueba las
grabaciones o resultados directos de las intercepciones, esta norma contradice el
tercer párrafo del artículo 24 de la Constitución Política de la República de Guatemala,
el que literalmente indica “(…) los documentos o informaciones obtenidas con violación
de este artículo no producen fe ni hacen prueba en juicio (…)”, se nota entonces la
violación al principio constitucional, tratando de usar la Ley Contra la Delincuencia
Organizada como prueba, dentro de un proceso, la información obtenida con violación
a la garantía de inviolabilidad al secreto de las comunicaciones telefónicas,
radiofónicas, cablegráficas y otros productos de la tecnología moderna, plasmada en el
artículo constitucional citado; vii) el artículo 61, limita el derecho de defensa (artículo
12 constitucional) de la persona a quien va dirigida la intercepción de las llamadas
telefónicas, la norma que literalmente indica “(…) Para garantizar el derecho de
defensa, las grabaciones podrán ser revisadas por la persona que ha sido objeto o
blanco de ellas a partir de la primera declaración de dicha persona en los tribunales
correspondientes (…)”, busca disfrazar la garantía de defensa del imputado y la
publicidad del proceso, se nota claramente que no es sino hasta su primera declaración
ante tribunal competente que puede tener acceso a dichas pruebas que son usadas en
su contra. El precepto constitucional plasmado en el artículo 14 constitucional es lo
suficientemente explícito al establecer que “(…) El detenido, el ofendido, el Ministerio
Público y los abogados que hayan sido designados por los interesados, en forma verbal
o escrita, tienen derecho de conocer personalmente, todas las actuaciones,
documentos y diligencias penales, sin reserva alguna y en forma inmediata (…)”, por lo
que el texto constitucional es claro al referirse a todas las diligencias y en forma
inmediata, razón por la cual, debería tomarse en cuenta en la Ley Contra la
Delincuencia Organizada, que quien esté siendo sometido a investigaciones, tiene
derecho a conocer todas las diligencias, en cualquier momento del procedimiento,
incluso antes de prestar su primera declaración para garantizar su derecho de defensa
y conocer cuáles son las pruebas que serán usadas en su contra; viii) los artículos 62
y 63, regulan lo relacionado a la violación a las formalidades de las intercepciones
establecidas por la Ley Contra la Delincuencia Organizada, así como el procedimiento
en caso de que dentro esas interceptaciones exista un hallazgo inevitable de otro
hecho delictivo, como consecuencia de esa medida. En relación a esos artículos, es
necesario tomar en cuenta todos los argumentos presentados con anterioridad; ix) los
artículo 64 y 65, regulan lo relativo al registro, conservación y archivo de las decisiones
judiciales, así como la destrucción de los mismos al cabo de un año después de
finalizada la persecución penal o de la ejecución de la sentencia, en tal sentido: a) en
relación a las decisiones judiciales sobre las solicitudes que le presente el Ministerio
Público de realizar intercepciones, la ley establece que “(…) únicamente al fiscal
Expediente 2837-2006 5

encargado del caso se le entregará copia de la solicitud y de la decisión judicial. A


ninguna entidad o persona se le debe suministrar información relacionada con las
actuaciones de interceptaciones reguladas en la presente ley (…)”, dicho precepto viola
el derecho constitucional de la publicidad en el proceso, por lo que valen los
argumentos presentados con anterioridad; b) en relación a la destrucción de los
archivos que autoriza el artículo 65, se presenta una situación contraria a las bases del
Estado de derecho. ¿Cómo es que en una ley se obligue a las autoridades a destruir
todos los registros y actas en los cuales consten las interceptaciones de las llamadas
telefónicas?, teniendo en cuenta que éstas ya de por sí son un acto violatorio a la
Constitución Política de la República de Guatemala, se pretende con este artículo
terminar de violar el derecho de defensa de las personas, los procesados y
especialmente el principio de publicidad en todo proceso. Tomando en cuenta, la
falibilidad del ser humano y del sistema de justicia es necesario considerar que en
algunos casos determinados podría reabrirse el proceso o en caso se desee investigar
sobre el proceso que se llevó a cabo, nadie podrá tener acceso a esa información, pues
será destruida. El objetivo de esa norma que obliga la destrucción de los archivos,
actas y registros en donde consten las interceptaciones de las comunicaciones, no es
claro y realmente sólo da lugar a que se dude de la legalidad del procedimiento llevado
a cabo y de la aplicación de la justicia en el mismo; x) en cuanto a los artículos 66, 67,
68, 69 y 70, reiteraron todos los argumentos ya expuestos; xi) el artículo 71, establece
el procedimiento para cotejar las voces provenientes de las comunicaciones
interceptadas y su incorporación en el proceso penal como evidencia o medio de
prueba. Reiteraron todos los argumentos e hicieron hincapié en la violación que
presenta esta norma al artículo 24 de la Carta Magna.
II. TRÁMITE DE LA INCONSTITUCIONALIDAD
No se decretó la suspensión provisional. Se dio audiencia por quince días al
Congreso de la República y al Ministerio Público. Oportunamente se señaló día y hora
para la vista.
III. RESUMEN DE LAS ALEGACIONES
A) El Congreso de la República argumentó: i) las accionantes aducen que el artículo
4 de la Ley de la Dirección General de Inteligencia Civil, confronta y viola el artículo 24
constitucional, que determina lo relativo a garantizar el secreto de la correspondencia y
comunicaciones telefónicas, radiofónicas, cablegráficas y otros productos de la
tecnología moderna, garantía que es absoluta y no acepta excepción alguna; en cuanto
a dichos alegatos, es de resaltar que la delincuencia organizada posee acceso no sólo a
las comunicaciones radiofónicas y telefónicas de tecnología avanzada, además, a otros
productos sofisticados de comunicación. Es precisamente ello lo que inspira a este
artículo el que se proyecta hacia el combate frontal contra el crimen organizado. Tal
proyección encuentra apoyo en elementos de orden social y de justicia que garantiza la
propia Constitución Política de la República de Guatemala. Es decir, el interés de unos
pocos no puede ir en detrimento del interés social cuyo resguardo se encuentra a cargo
del Estado y que como en el presente caso, es un coadyuvante en el combate contra la
delincuencia y beneficio para la seguridad de sus habitantes, es por ello que el vicio de
inconstitucionalidad denunciada es improcedente; ii) con relación a la denuncia de
inconstitucionalidad del artículo 18 de la Ley Contra la Delincuencia Organizada, la
misma no viola los artículos 12 y 14 constitucionales, porque no existe –al momento de
la investigación- sindicación directa contra ciudadano alguno; iii) las solicitantes señalan
de inconstitucional el artículo 56 de la Ley Contra la Delincuencia Organizada, porque
contraviene el artículo 251 constitucional, al facultar a la Policía Nacional Civil a
interceptar las comunicaciones, ya que el deber de dicha institución es velar por la
seguridad y es, además, auxiliar de la justicia, pues ello puede dar lugar a
Expediente 2837-2006 6

irregularidades dentro del proceso penal, por lo que debe declararse inconstitucional; Al
respecto, la interpretación que debe darse a la norma que se analiza debe hacerse en
forma integral y no aislada como pretenden las accionantes, pues como lo señalan, la
Policía Nacional Civil es un ente auxiliar del Ministerio Público, que colabora en la
investigación de hechos delictivos y como tal, siempre estará bajo la coordinación y
supervisión –en materia de investigación- del Ministerio Público. Intentar hallar un sesgo
de inconstitucionalidad a tal disposición es improcedente por tal razón; iv) las
accionantes denuncian la violación del artículo 43 constitucional que reconoce la libertad
de industria, comercio y trabajo por parte del artículo 56 de la Ley Contra la
Delincuencia Organizada, que obliga a empresas privadas a prestar auxilio y con ello
violentar el secreto de las comunicaciones, siendo que ninguna ley puede privar dicha
libertad y mucho menos obligársele a prestar auxilio a entidades estatales en detrimento
de garantías constitucionales; de tal cuenta es de indicar que la misma norma
constitucional –artículo 43- hace referencia a que es reconocida la libertad de industria,
de comercio y de trabajo, salvo las limitaciones que por motivos sociales o de interés
nacional impongan las leyes. En el presente caso, como ya se argumentó anteriormente,
el interés social impone a este derecho constitucional tal limitación, lo que hace
improcedente la impugnación de inconstitucional del artículo denunciado; v) Se señala
de inconstitucional el artículo 60 de la Ley Contra la Delincuencia Organizada, porque
permite usar como prueba dentro del proceso la información obtenida con violación a la
garantía de inviolabilidad al secreto de las comunicaciones telefónicas, radiofónicas,
cablegráficas y otros productos de la tecnología moderna. Asimismo, argumentan que
el artículo 61 de la misma ley limita el derecho de defensa de la persona a quien
interceptan las comunicaciones, pues no es sino hasta la primera declaración ante
tribunal competente que puede tener acceso a las pruebas en su contra; en tal sentido,
es de indicar que lo que inspira a este artículo es la proyección hacia el combate frontal
contra el crimen organizado. Tal proyección encuentra apoyo en elementos del orden
social y de justicia que garantizan la propia Constitución. Es decir, el interés de unos
pocos no puede ir en detrimento del interés social cuyo resguardo se encuentra a cargo
del Estado y que como en el presente caso, es un coadyuvante en el combate contra la
delincuencia y beneficio para la seguridad de sus habitantes, es por ello y porque el
principio de inocencia se encuentra consagrado en la Carta Magna y que prevalece en
todo proceso legal, que el vicio de inconstitucionalidad denunciado no existe y de ahí, su
improcedencia; vi) atendiendo a la denuncia realizada contra los artículos 48, 49, 50,
51, 52, 53, 54, 57, 58, 59, 62, 63, 64, 65, 66, 67, 68, 69, 70 y 71 de la Ley Contra la
Delincuencia Organizada, las interponentes estiman que son inconstitucionales; sin
embargo, son varias las sentencias dictadas por la Corte de Constitucionalidad en donde
se ha estimado que quienes planteen acciones de inconstitucionalidad de carácter
general están obligados a señalar con precisión la confrontación que pudiera existir
entre la norma denunciada con el artículo constitucional, para con ello entrar al análisis
y determinación subsiguiente de la inconstitucionalidad o no de los artículos que se
denuncian como tales. Es por ello, que al no existir tal confrontación de los artículos
citados con las normas constitucionales, se hace imposible emitir una declaratoria de tal
tipo. Solicitó que se declare sin lugar la inconstitucionalidad. B) El Ministerio Público
indicó: i) las accionantes argumentan que las normas impugnadas contravienen los
artículos 12, 14, 24 y 251 de la Constitución Política de la República de Guatemala, y
refieren que el artículo 4 del decreto 71-2005 del Congreso de la República contraviene
el artículo 24 constitucional, que garantiza el secreto de la correspondencia y
comunicaciones telefónicas, radiofónicas, cablegráficas y otros productos de la
tecnología moderna, garantía que es absoluta y no acepta excepción alguna; sin
embargo la norma legal ordinaria cuestionada permite expresamente al Ministerio
Expediente 2837-2006 7

Público, previa autorización judicial, intervenir temporalmente comunicaciones


telefónicas, radiofónicas, electrónicas y similares, autorización que viola la supremacia
de la Constitución, dando lugar a que se cometan arbitrariedades, ya que quedaría a
criterio del Ministerio Público determinar qué indicios de actividades del crimen
organizado ameritan ser investigadas mediante intervención de comunicaciones
telefónicas. Que las llamadas de cualquier persona que sea considerada sospechosa
pueden ser intervenidas u objeto de investigación, sin haber sido citada, oída y vencida
en juicio alguno, tal y como lo establece el artículo 12 constitucional. Agregan que el
hecho de intervenir comunicaciones con fundamento en indicios, constituye
prejuzgamiento, violando la presunción de inocencia que garantiza el artículo 14 de la
Constitución Política de la República de Guatemala, relevando al Ministerio Público de la
obligación de presentar prueba pertinente que justifique un fallo debidamente razonado
por tribunal competente para restringir un derecho individual. Que al establecer que el
procedimiento se llevaría a cabo con absoluta reserva, violenta la presunción de
inocencia, porque toda persona tiene derecho de conocer todas y cada una de las
diligencias que sean llevadas a cabo en su contra. De tal cuenta, el Ministerio Público,
estima que con relación al artículo 24 constitucional trae a colación que aunque esta
norma protege la “inviolabilidad de correspondencia, documentos y libros” se hace
necesario e imperativo que en ciertas ocasiones se rompa la garantía del secreto de las
comunicaciones telefónicas, radiofónicas, cablegráficas y otros en resguardo de los
habitantes de Guatemala, dada la violencia ocasionada por el crimen organizado. Debe
tomarse en cuenta que el artículo 24 constitucional, sólo se refiere a la inviolabilidad de
la confidencia de toda persona y en ese sentido Manuel Osorio, en su “Diccionario de
Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales” define “Confidencia: Correo, cartas y otros
documentos postales” de manera que conforme la definición están exentos de violación
de correspondencia, las comunicaciones telefónicas, radiofónicas, cablegráficas y otros
que no sean cartas o documentos postales por lo que el artículo 4 del decreto 71-2005
no afecta el artículo 24 constitucional; ii) las solicitantes denuncian que el artículo 18 de
la Ley Contra la Delincuencia Organizada, tiene como finalidad la absoluta reserva de la
información obtenida, lo que conlleva que una persona sin estar formalmente ligada a
procedimiento penal, pueda ser sujeto de investigaciones secretas, de las que no puede
tener conocimiento, ni acceso, en consecuencia no podrá defenderse en contra de las
mismas, lo que veda al sindicado el derecho de defensa y publicidad del procedimiento
que se lleva en su contra, garantizados por los artículos 12 y 14 de la Constitución
Política de la República de Guatemala; al respecto, el Ministerio Público lleva a cabo
investigación criminal, sin haber sindicado en forma específica a alguna persona de la
comisión del delito que investiga, su objeto es obtener la mayor cantidad posible de
información para tener fundamento serio que le permita vincular o no a la persona o
personas que está investigando, por lo tanto, al momento en que la norma impugnada
se refiere, no existe aún persona vincula en forma específica, en consecuencia, no
puede existir violación al derecho de defensa ni de inocencia, por el contrario,
precisamente la investigación se realiza para garantizar esos derechos y no vincular a
cualquier persona sin que exista fundamento serio para ello; iii) las pretensoras señalan
que el artículo 55 de la Ley Contra la Delincuencia Organizada, contraviene el artículo
251 constitucional, porque faculta a la Policía Nacional Civil para realizar la
interceptación de las comunicaciones, siendo que dicha institución es auxiliar de la
justicia y su atribución es velar por la seguridad pública. Agregan que dicho precepto
legal puede dar lugar a irregularidades en un proceso penal, por lo que debe declararse
inconstitucional; dicho precepto legal no contraviene la norma constitucional que se
estima violada, porque la investigación criminal mediante intercepción de
comunicaciones telefónicas en todo momento estará a cargo del Ministerio Público, no
Expediente 2837-2006 8

de la Policía Nacional Civil, que de conformidad con la ley, constituye una institución
auxiliar en la investigación; si bien es cierto que la norma enjuiciada establece que la
interceptación, grabación y reproducción de las comunicaciones a las que se refiere el
artículo 48 de la Ley Contra la Delincuencia Organizada, será realizada por personal
especializado por la Policía Nacional Civil, también lo es que dicho personal no llevará a
cabo esa operación en forma independiente, sino bajo el control que la misma ley
establece, el cual esta a cargo del Ministerio Público como ente responsable de la
investigación penal, de conformidad con el artículo 251 constitucional; iv) señalan que
el artículo 56 de la Ley Contra la Delincuencia Organizada, obliga a las empresas
privadas a prestar auxilio para violentar el secreto de las comunicaciones, lo que
contraviene el artículo 43 de la Carta Magna que reconoce la libertad de industria,
comercio y trabajo, por lo que una ley no debe privar dicha libertad y mucho menos
obligar a prestar servicios y auxilio a entidades estatales para que puedan realizar su
labor en detrimento de garantías constitucionales; sobre el particular, la norma
constitucional no sufre vulneración, ya que la misma norma establece limitaciones a la
libertad de industria, comercio y trabajo, por motivos de interés social o nacional que
impongan las leyes, precisamente el artículo 56 de la Ley Contra la Delincuencia
Organizada establece limitación a esta garantía y lo hace por motivos de interés social,
como lo es la investigación criminal, nuevamente cabe hacer mención aquí lo relativo a
la garantía establecida en la norma constitucional referida no es absoluta, por lo tanto
puede ser limitada en la forma que la norma impugnada lo establece con el fin que el
Estado cumpla con el bien común que le impone el artículo 1 constitucional; v) las
requirentes indican que el artículo 60 de la Ley Contra la Delincuencia Organizada,
porque permite usar como prueba dentro de un proceso, información obtenida con
violación a la garantía de inviolabilidad al secreto de las comunicaciones telefónicas,
radiofónicas, cablegráficas y otros productos de la tecnología moderna. Estiman que el
artículo 61 limita el derecho de defensa de la persona a quien va dirigida la
interceptación de las llamadas, pues es hasta la primera declaración ante el tribunal
competente que puede tener acceso a las pruebas usadas en su contra, también
contraviene el artículo 14 constitucional, el cual garantiza que quien está siendo
sometido a investigación pueda conocer todas las diligencias, en cualquier momento del
procedimiento, incluso antes de prestar su primera declaración, para garantizar su
derecho de defensa y conocer cuáles son las pruebas que serán usadas en su contra;
De tal cuenta, el Ministerio Público, estima que con relación al artículo 24 constitucional
protege la “inviolabilidad de correspondencia, documentos y libros” se hace necesario e
imperativo que en ciertas ocasiones se rompa la garantía del secreto de las
comunicaciones telefónicas, radiofónicas, cablegráficas y otros, en resguardo de los
habitantes de Guatemala; vi) en relación a los artículos 49, 50, 51, 52, 53, 54, 57, 58,
59, 64, 66, 67, 68, 69, 70 y 71 de la Ley Contra la Delincuencia Organizada, indicó que
no es posible efectuar el análisis correspondiente, ya que no existe la parificación que el
artículo 135 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad requiere,
pues no puede tomarse en cuenta argumentos relativos a impugnación de otras normas
y las accionantes están obligadas conforme a la ley de la materia a motivar
suficientemente cada una de las impugnaciones que plantean. Solicitó que se declare sin
lugar la inconstitucionalidad.
IV. ALEGATOS EN EL DÍA DE LA VISTA
No hubo.
CONSIDERANDO
-I-
La Constitución Política de la República de Guatemala establece en el artículo
268 que la Corte de Constitucionalidad es un tribunal permanente de jurisdicción
Expediente 2837-2006 9

privativa, cuya función esencial es la defensa del orden constitucional, que actúa como
tribunal colegiado con independencia de los demás organismos del Estado y ejerce
funciones específicas que le asigna la Constitución y la ley de la materia. Por su parte, el
artículo 267 constitucional establece que compete a esta Corte, como Tribunal Supremo
en materia de constitucionalidad, conocer de las acciones contra leyes, reglamentos o
disposiciones de carácter general que contengan vicio parcial o total de
inconstitucionalidad, a efecto de establecer si existe contradicción entre las normas
denunciadas de inconstitucionalidad y las disposiciones fundamentales contenidas en la
Constitución que el accionante haya indicado, debiendo expulsar del ordenamiento
jurídico aquellas disposiciones ordinarias que violen, disminuyen o tergiversen los
preceptos constitucionales. Por el contrario si no se advierte choque entre las normas
ordinarias y las de rango constitucional, la solicitud de inconstitucionalidad debe ser
declarada sin lugar, manteniéndose incólume la vigencia de aquéllas.
-II-
Por razones de orden técnico, esta Corte se pronunciará en primer término sobre
la Ley de la Dirección General de Inteligencia Civil, y en segundo sobre la Ley Contra la
Delincuencia Organizada.
Las accionantes señalan de inconstitucional el artículo 4 de la Ley de la Dirección
General de Inteligencia Civil, decreto 71-2005 del Congreso de la República, indicando
que colisiona con el artículo 24 de la Carta Magna, que a su juicio contiene dos
supuestos diferentes e independientes: el primero, trata sobre la inviolabilidad de la
correspondencia, de documentos y libros, en la cual se entiende que aquellos podrán
revisarse únicamente por resolución firme dictada por Juez competente y con las
formalidades legales; y el segundo, en la garantía del secreto de la correspondencia y
comunicaciones telefónicas, radiofónicas, cablegráficas y otros productos de la
tecnología moderna.
Dicha garantía -de inviolabilidad de las comunicaciones telefónicas, radiofónicas,
cablegráficas y otros productos de la tecnología moderna- es absoluta y no acepta
excepción alguna. Refieren que la intención del legislador es la garantía del secreto de
las comunicaciones. De tal cuenta existe una prohibición expresa en la Constitución
Política de la República de Guatemala en cuanto a las escuchas o intervenciones
telefónicas, medidas que inconstitucionalmente intenta introducir el artículo 4 de la Ley
de la Dirección General de Inteligencia Civil, puesto que la norma ordinaria permite al
Ministerio Público, con autorización judicial, el intervenir temporalmente comunicaciones
telefónicas, radiofónicas, electrónicas y similares. La autorización judicial a la que se
hace referencia, sin importar el procedimiento que deba seguirse, es inconstitucional,
violando la jerarquía de la Constitución por encima de cualquier norma. La primera
oración de dicho artículo establece que la medida será llevada a cabo “(…) en los casos
donde existen indicios de actividades del crimen organizado con énfasis en la
narcoactividad y la delincuencia común (…)”, es de notar que ninguna ley del
ordenamiento jurídico guatemalteco establece una definición clara sobre lo que son:
“indicios de actividades del crimen organizado con énfasis en la narcoactividad y la
delincuencia común”. Por lo que se pueden cometer arbitrariedades, ya que quedaría a
criterio del Ministerio Público determinar cuáles son esos indicios, lo que daría lugar a
que se utilice como un instrumento de coerción de hechos no necesariamente delictivos,
que por criterio arbitrario del ente encargado de la persecución penal se consideraren
como tales.
El hecho es que las llamadas y comunicaciones de “cualquier persona” que sean
consideradas “sospechosa”, podrían ser intervenidas u objeto de investigación, sin ni
siquiera haber cometido delito alguno y ser calificada como parte del “crimen
organizado” sin haber sido citada, oída y vencida en juicio alguno, tal como lo preceptúa
Expediente 2837-2006 10

el artículo 12 constitucional; además, constituiría un prejuzgamiento, violando la


presunción de inocencia que tiene toda persona y que se encuentra resguardada en el
artículo 14 de la Constitución Política de la República de Guatemala.
Se puede decir que adicionalmente de violar la garantía del secreto de las
comunicaciones y a pesar de que la norma establece que dichas intervenciones podrán
ser realizadas “temporalmente”, no incluye ningún criterio para que la Corte de
Apelaciones ni el Ministerio Público, delimite ese tiempo de intervención, el cual podría
ser de cualquier duración, causando serios daños a la integridad, privacidad y derechos
de las personas. El artículo en cuestión, establece que la solicitud para intervenir
temporalmente las comunicaciones telefónicas, radiofónicas, electrónicas y similares,
“(…) será evaluada en su fundamento y resuelta en un plazo no mayor de veinticuatro
horas, sin formar artículo y con absoluta reserva (…)”, dicha disposición viola de manera
contundente y absoluta el derecho de publicidad del proceso, el espíritu de dicho
derecho es que nadie, ni nada vulnere la facultad que se posee de conocer todas las
diligencias que sean llevadas a cabo en su contra.
La norma ordinaria atacada de inconstitucional establece: “(…) Escuchas
telefónicas. En los casos donde existan indicios de actividades del crimen organizado
con énfasis en la narcoactividad y la delincuencia común, en las que hubiera peligro
para la vida, la integridad física, la libertad y los bienes de personas determinadas, el
Ministerio Público puede solicitar como medida de urgencia, la autorización de una Sala
de la Corte de Apelaciones para intervenir temporalmente comunicaciones telefónicas y
radiofónicas, electrónicas y similares; solicitud que será evaluada en su fundamento y
resuelta en un plazo no mayor de veinticuatro horas, sin formar artículo y con absoluta
reserva. Ninguna información obtenida, ajena a los fines de la intervención, podrá ser
utilizada como prueba en contra de persona alguna. La autorización no será necesaria
cuando el titular del servicio o su representante legal lo pidan, por las causas señaladas
en este artículo, sobre su propio teléfono o sistema de comunicación (…)”.
Al hacer el estudio de los argumentos vertidos, así como de la confrontación de
la norma ordinaria con las contenidas en la Constitución Política de la República de
Guatemala, esta Corte aprecia que existe un conflicto de derechos fundamentales entre
la garantía del secreto de la correspondencia y de las comunicaciones telefónicas,
radiofónicas, cablegráficas y otros productos de la tecnología moderna, contenido en el
artículo 24 constitucional, y la seguridad de la persona, estipulada como deber del
Estado y derecho individual en los artículos 2º y 3º constitucionales; puesto que, si nos
ubicamos en el marco del constitucionalismo social y del Estado social de derecho, los
valores constitucionales reclaman una interpretación objetiva que correlacione la libertad
personal con la igualdad, la solidaridad, el bienestar común. Esa tónica nos aleja de toda
interpretación individualista que, al recaer sobre “un” derecho de “un” sujeto
determinado, que incurra en la miopía de no ver los derechos ajenos, tales como el
orden, la moralidad pública, el bien común, el desarrollo social, la necesidad de
optimizar el sistema total de los derechos para todos, especialmente para los
marginados de su acceso y disfrute. Y no es que cada derecho de cada persona deje de
ser “subjetivo” para él, ni que deje de merecer protección. Es que ese individuo no está
solo ni aislado, y a la convivencia de él con los otros, y de los otros con él hay que
depararle atención cuando se interpreta constitucionalmente “su” derecho personal.
En ese sentido de ideas, la interpretación valorativa de la Constitución en orden
a los derechos humanos contenidos en ella debe dar por presupuestos que: a) esos
derechos son, ontológicamente, limitados, porque son derechos “del hombre en
sociedad”; y b) esos derechos son relativos y, por ende, admiten limitaciones
razonables al tenor de lo que en ese punto habilita la Constitución.
Hay que tener en cuenta al interpretar tales limitaciones que ellas no pueden
Expediente 2837-2006 11

exceder el margen de lo razonable, es decir, no pueden destruir o alterar el derecho


limitado; que el medio escogido en la limitación debe ser proporcional a la naturaleza
del derecho que se limita; que el medio escogido en la limitación para alcanzar
razonablemente un fin legítimo debe ser también proporcional a ese fin; y acaso
también que además de esa proporcionalidad razonable entre medio y fin, el medio
elegido no sea el más gravoso u oneroso para el derecho que soporta la limitación (o
sea, debe buscarse la restricción menor que sea conducente al fin, y no la mayor).
El principio de razonabilidad puede concordarse con el principio del “contenido
esencial” de los derechos contemplados en la Constitución; el desarrollo legislativo de
los derechos tiene que respetar, aun en las limitaciones que imponga a ellos, su
contenido esencial. Es lo mismo que la limitación razonable. Los conceptos así
teorizados suscitan comprensión y adhesión, pero su aplicación puede, muchas veces,
moverse en zonas de duda y penumbra.
De ahí que la razonabilidad y contenido esencial repele toda interpretación que
use el ya descartado método funcional, ya que éste obliga a respetar la naturaleza
intrínseca del derecho a favor de su titular; pero salvado ese núcleo, también incita a
mirar la dimensión objetiva o institucional del sistema de derechos, en la que se halla la
aspiración a darle efectividad con la mayor optimización posible en cada circunstancia
concreta y por aquí se filtran los valores de solidaridad e igualdad correlacionado con los
de libertad, desarrollo y todos aquellos en los que se fundamenta la convivencia social.
Este esquema interpretativo, de limitación de los derechos en una democracia
sólo se justifica -aparte de que la limitación a su ejercicio sea estrictamente
indispensable- en aras de la defensa de los propios derechos fundamentales cuando,
por un lado, determinadas acciones limitan o impiden el ejercicio de derechos de la
mayoría de los ciudadanos, y por otro lado ponen en peligro el ordenamiento objetivo
del Estado democrático.
La interpretación constitucional de los límites y restricciones al ejercicio de los
derechos encuentra un arduo campo en el caso de conflictos entre derechos de
personas distintas. Allí la primera regla nos vuelve a repetir que el derecho de un sujeto
no puede ejercerse a costa del derecho o de los derechos de otro u otros. Los derechos
ajenos son limitantes ontológicas a los derechos propios. La segunda regla nos
recuerda que los derechos declarados en la Constitución obligan, como todas las normas
de ella, a correlaciones armonizantes y a concordancias dentro de la unidad íntegra y
coherente de la misma Constitución.
Por lo que la correcta delimitación del contenido de los derechos fundamentales
en conflicto debía mostrar que, en realidad, lo que se presenta como un problema de
subordinación no es más que un problema de delimitación y coordinación, ya que
ningún derecho es absoluto y siendo relativos cuando éstos se ven limitados por el
interés social o el bien común.
En concordancia a lo ya expuesto, esta Corte estima que la garantía de
secretividad de las comunicaciones se encuentra resguardada, ya que la norma ordinaria
establece que para que se pueda realizar la escucha se debe poseer autorización de una
Sala de la Corte de Apelaciones y que la misma se hará bajo reserva (la cual
analógicamente se puede comparar a los casos de excepción de la publicidad del debate
contenidas en el artículo 356 del Código Procesal Penal), cumpliéndose así con lo
establecido por el artículo 24 constitucional y no violando ninguna norma de orden
constitucional.
Por todo lo considerado no hay conflicto entre el artículo 4 de la Ley de la
Dirección General de Inteligencia Civil, decreto 71-2005 del Congreso de la República,
con la Constitución Política de la República de Guatemala.
-III-
Expediente 2837-2006 12

Las accionantes reprochan de inconstitucionales los artículos 18, 48, 49, 50, 51,
52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 63, 64, 65, 66, 67, 68, 69, 70 y 71 de la Ley
Contra la Delincuencia Organizada, decreto 21-2006 del Congreso de la República.
Refieren que dicha ley tiene como finalidad el combate a la delincuencia organizada, sin
embargo, eso no justifica la violación a garantías constitucionales fundamentales como
el derecho de defensa, la publicidad del proceso y la garantía del secreto de las
comunicaciones telefónicas, radiográficas, cablegráficas y otros productos de la
tecnología moderna, siendo aplicables los argumentos y razonamientos vertidos en la
presente acción y específicamente los siguientes:
Indicaron que previo a analizar los artículos de la ley referida que viola la
Constitución Política de la República de Guatemala, hicieron referencia a la exposición
de motivos de la ley en cuestión, la cual establece: “(…) Que la Convención de las
Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, suscrita por
Guatemala con fecha 12 de diciembre del 2000 y aprobada mediante el decreto número
36-2003, tiene como propósito promover la cooperación para prevenir y combatir
eficazmente la delincuencia organizada transnacional, comprometiéndose el Estado de
Guatemala a adoptar las medidas legislativas correspondientes a efecto de combatir y
erradicar la delincuencia organizada, estableciéndose mecanismos especiales de
investigación (…)”. Por lo que al consultar la Convención mencionada, es de notar que
en su artículo 34 inciso primero claramente indica: “(…) Cada Estado Parte adoptará de
conformidad con los principios fundamentales de su derecho interno, las medidas que
sean necesarias, incluidas medidas legislativas y administrativas, para garantizar el
cumplimiento de sus obligaciones con arreglo a la presente convención (…)”; en ese
sentido, se nota claramente, que dichas medidas deben de ir en concordancia al
derecho interno, y cuando éstas violen este derecho, tal y como se presenta en el caso
de las intervenciones a las llamadas telefónicas, no deberán de ser aplicadas. Claro está,
que el secreto de las llamadas telefónicas, radiofónicas, cablegráficas y otros productos
de la tecnología moderna constituyen una garantía plasmada en la Constitución Política
de la República de Guatemala y aún más que una garantía, un principio fundamental en
todo Estado de derecho, razón por la cual se reitera que no debe de ser violado por
ninguna norma inferior. En adición a ello, la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, en su artículo 12 establece: “(…) Nadie será objeto de injerencias arbitrarias
en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su
honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra
tales injerencias o ataques (…)”, se aprecia la garantía a la vida privada de las personas,
por lo tanto que la Ley Contra la Delincuencia Organizada como la Ley de la Dirección
General de Inteligencia Civil, violan con sus disposiciones relativas a la intervención de
las llamadas telefónicas, radiofónicas y similares, de una manera arbitraria e injusta la
privacidad de las personas, tergiversando y limitando de tal manera sus derechos
individuales fundamentales, sin importarle el derecho humano de privacidad y respeto al
secreto de las comunicaciones.
En cuanto al artículo 18 de la Ley Contra la Delincuencia Organizada la norma,
indica: “(…) Mientras no exista persona ligada a proceso penal, no se tendrá acceso a
las actuaciones realizadas por los agentes encubiertos, a las intercepciones de las
comunicaciones y a las entregas vigiladas. Estas diligencias únicamente pueden ser
conocidas por el Fiscal General de la República y Jefe del Ministerio Público o en su caso
por el Juez contralor, los fiscales encargados del caso y quienes intervienen en la
realización de las mismas (…)”, la finalidad de esta disposición, es la absoluta reserva de
la información obtenida por parte de las autoridades competentes. Esto conlleva, a que
una persona, sin estar formalmente ligada a procedimiento penal alguno, pueda ser
sujeto de investigaciones secretas, de las que no tenga conocimiento, y por lo tanto no
Expediente 2837-2006 13

podrá tener acceso de las mismas, ni ejercer su derecho de defensa y vedando el


derecho de publicidad del procedimiento que se esté llevando en su contra (artículos 12
y 14 constitucionales). Además, la Constitución Política de la República de Guatemala y
los tratados internacionales son claros e imperativos al garantizar el derecho humano de
defensa en todo procedimiento, lo cual es superior en todo sentido a una ley ordinaria.
Analizados los argumentos expuestos por las accionantes, se hacen los
razonamientos siguientes:
Alberto Binder, en su obra Introducción al Derecho Procesal Penal, dice: “(…) El
proceso penal es un conjunto de actos realizados por determinados sujetos (jueces,
fiscales, defensores, imputados, etc), con el fin de comprobar la existencia de los
presupuestos que habilitan la imposición de una pena y, en el caso de que tal
existencia se establezca, la cantidad, calidad y modalidad de la sanción (…)”, por lo
que se dice que el proceso penal cumple con una función de satisfacción jurídica de
interés social, consistente en la realización del ius puniendi por los canales y formas
establecidos en la ley. En el proceso penal, tanto previo a el como en la etapa
preparatoria, se desarrolla la investigación por parte del Ministerio Público en la cual
han de recabarse los elementos de convicción que permitan el proceder judicial.
Enrique Valderrama Vega, en su obra Manual de Investigación Criminal indica
que “(…) la investigación criminal es el conjunto de diligencias, indagaciones y
pesquisas, tendientes a establecer un hecho criminal, a identificar y localizar a los
autores ó participes y a allegar los elementos de prueba de su presunta
responsabilidad penal (…)”. De ello puede decirse que investigar consiste en la
práctica de una serie de actividades para descubrir elementos que permitan el ejercicio
fundado de la acusación estatal. Se infiere entonces que quien practique la
investigación criminal debe efectuar un minucioso examen del lugar del crimen;
observar todos los detalles, las huellas y los restos existentes; entrevistar a las
personas directamente vinculadas con el hecho criminal, o que conozca antecedentes
del imputado, de la víctima o aspectos relativos al comportamiento ulterior de éstos. Es
indiscutible entonces, que la investigación criminal es ajena a la función jurisdiccional y
que se trata de una función técnico científica, ya que la información que se recaba es
la de hechos ilícitos que se pretenden ejecutar, descubrir aquellos que se han
cometido, determinar cuál es en concreto cada uno de éstos, cómo, dónde y cuándo se
consumó, quién lo cometió, el por qué y las circunstancias del mismo.
Durante la investigación, es importante resaltar que generalmente, exige la
adopción de medidas de naturaleza cautelar que implican restricción a derechos
sustanciales del individuo. Entre estas medidas destacan los allanamientos de morada,
la intercepción de telecomunicaciones, apertura y examen de correspondencia y la
prisión preventiva. Pero dichas medidas son constitucionalmente aceptadas si su
realización:
Tiene como fin la protección y defensa de intereses sociales, y si se efectúan de
acuerdo a los pronunciamientos permitidos, aspectos que corresponde apreciar,
considerar, acordar y vigilar a los jueces y a los sujetos procesales.
Respetar los derechos individuales y que no se afecte el pudor.
Ser proporcionales al hecho investigado y que se practiquen para la constatación
de circunstancias importantes para la investigación criminal.
Entre tales restricciones, se puede encontrar la limitación al principio jurídico de la
publicidad de los procesos, contenida en los artículos 14 y 30 constitucionales y en el 8
inciso 5 de la Convención Americana Sobre Derechos Humanos, la cual literalmente
indica: “(…) El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para
preservar los intereses de la justicia (…)”.
La norma invocada trae aparejada tanto el derecho que recae en el principio
Expediente 2837-2006 14

jurídico de publicidad como en la salvedad que éste encuentra a la publicidad del


proceso, cuando sea necesario para preservar los intereses de la justicia, esto a razón
que la publicidad tiene un componente negativo, por cuanto el simple hecho de ser
sometido a proceso implica un daño en el reconocimiento social del imputado y a la
averiguación de la verdad (fin último del proceso penal). Por ello nuestro ordenamiento
jurídico contempla en el artículo 314 del Código Procesal Penal, el carácter de las
actuaciones en el procedimiento preparatorio y específicamente en la investigación,
limitando la publicidad a las partes procesales y el deber de reserva. Por otra parte,
teniendo en cuenta que la publicidad también podría obstaculizar la investigación y con
ello la averiguación de la verdad, en los casos en que no se haya dictado auto de
procesamiento, el Ministerio Público podrá disponer, la reserva total o parcial de las
actuaciones.
De lo antes expuesto, esta Corte establece que no existe conflicto entre la norma
ordinaria y la Constitución Política de la República de Guatemala, ya que la publicidad de
las actuaciones a que se refiere el artículo atacado por las accionantes puede perjudicar
los intereses de la justicia, en concordancia a ello las personas que son investigadas no
deben ser impuestas de la investigación hasta que se les haga alguna imputación
directa de la comisión de un posible hecho ilícito, esto en atención a la secretividad de la
misma y a la presunción de inocencia resguardada en la Carta Magna y en los Tratados
Internacionales sobre Derechos Humanos; además, en atención al resguardo a los
derechos y garantías constitucionales de todas las diligencias efectuadas tendrá
conocimiento la persona que fue investigada al momento de hacerle la imputación
respectiva, para que haga valer su derecho de defensa respecto a ellas.
En cuanto a los artículos 48, 49, 50, 51, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 59, 60, 61,
62, 63, 64, 65, 66, 67, 68, 69, 70 y 71 de la Ley Contra la Delincuencia Organizada,
que desarrollan como método especial de investigación, las intercepciones telefónicas y
otros medios de comunicación; son atacadas de inconstitucionales, de la manera
siguiente:
i) El artículo 48, especifica que las intercepciones pueden ser a “(…) comunicaciones
orales, escritas, telefónicas, radiofónicas, informáticas y similares que utilicen el
espectro electromagnético, así como cualesquiera de otra naturaleza que en el
futuro existan (…)”, la Carta Magna de ninguna forma permite la intercepción de
comunicaciones telefónicas, radiofónicas, cablegráficas y otros productos de la
tecnología moderna como lo pretende la ley en cuestión, esto según lo establecido
en el artículo 24 constitucional.
Respecto a lo alegado en cuanto a este artículo se considera que no es necesario
hacer pronunciamiento específico, ya que el mismo punto ya fue dilucidado en el
considerando II de la presente sentencia.
ii) Los artículos 49, 50, 51, 52, 53 y 54 desarrollan el artículo 48 mencionado, con los
procedimientos para llevar a cabo las intercepciones a las comunicaciones, razón
por la cual como consecuencia de ello, deben ser declarados inconstitucionales
aplicando los mismos argumentos y razonamientos ya desarrollados en esta
acción.
En cuanto a estos artículos no puede hacerse pronunciamiento alguno ya que las
accionantes no realizaron la confrontación debida de cada norma con las de la
Constitución, impidiendo a este Tribunal conocer sobre el fondo del asunto.
iii) El artículo 55, establece que el órgano competente para la intercepción de las
comunicaciones será el “(…) personal especializado de la Policía Nacional Civil,
quienes serán periódicamente evaluados con métodos científicos para garantizar
su idoneidad en el ejercicio de dichas actividades. Para el efecto, el Ministro de
Gobernación deberá conformar un equipo especial de técnicos que serán
Expediente 2837-2006 15

destinados exclusivamente para la realización de dichas funciones (…)”, si el


órgano encargado de la investigación de delitos, es el Ministerio Público, por
mandato constitucional (artículo 251 de la Carta Magna), porqué se le otorga esa
facultad a la Policía Nacional Civil, además de violar la garantía del secreto de las
comunicaciones, se le está facultando a una institución auxiliar de la justicia la
función de interceptar las comunicaciones, para ser usadas en juicio como medio
probatorio. La Policía Nacional Civil, debe velar por la seguridad pública, sin que se
le adicionen funciones de este tipo, puesto que podría dar lugar a eventuales
irregularidades, por lo que dicho artículo debe declararse inconstitucional.
Esta Corte al efectuar análisis del artículo a que hacen alusión las solicitantes
encuentra que no existe contradicción entre éste y la norma constitucional, ya que tal
como las solicitantes exponen la Policía Nacional Civil debe velar por la seguridad
pública, obligación que conlleva la función de prevención y combate del crimen según
las políticas de seguridad dictadas por el Estado. En concordancia a ello, dicha
institución desempeña una labor auxiliar de justicia y de la investigación que realiza el
Ministerio Público, por lo que la Policía Nacional Civil puede realizar ciertos actos
encomendados a las funciones y atribuciones que se le han conferido.
iv) En relación al artículo 56, dicha disposición obliga a las empresas privadas a prestar
auxilio para violar el secreto de las comunicaciones, lo que contraviene tanto el
artículo 24 constitucional como el artículo 43 de dicho texto.
No se percibe que exista colisión entre la norma ordinaria y la Constitución
Política de la República de Guatemala, ya que el artículo 43 constitucional con el que
confrontan las solicitantes tiene limitación al derecho consagrado en la Carta Magna,
puesto que el auxilio que deben prestar dichas empresas es de interés social al ser un
asunto de seguridad, esto a razón de ser una herramienta para la averiguación de la
verdad las escuchas e intercepciones a las comunicaciones, por lo que respecto a la
norma ordinaria redargüida de inconstitucional debe ser declarada sin lugar la acción.
v) Respecto a los artículos 57, 58 y 59, se refieren al control judicial, duración de la
medida e informes que se deben de prestar en relación a las comunicaciones,
nuevamente el procedimiento inconstitucional de intervenciones de las
comunicaciones que se ha desarrollado previamente, por lo que deben declararse
inconstitucionales como consecuencia directa de la declaración de
inconstitucionalidad de las normas que le preceden.
En cuanto a estos artículos no puede hacerse pronunciamiento alguno ya que las
accionantes no realizaron la confrontación debida de cada norma con las de la Carta
Magna, impidiendo a este Tribunal conocer sobre el fondo del asunto.
vi) El artículo 60, regula la trascripción de las comunicaciones y de cómo constituyen
prueba las grabaciones o resultados directos de las intercepciones, esta norma
contradice el tercer párrafo del artículo veinticuatro de la Constitución Política de la
República de Guatemala, el que literalmente indica “(…) los documentos o
informaciones obtenidas con violación de este artículo no producen fe ni hacen
prueba en juicio (…)”, se nota entonces la violación al principio constitucional,
tratando de usar la Ley Contra la Delincuencia Organizada como prueba, dentro de
un proceso, la información obtenida con violación a la garantía de inviolabilidad al
secreto de las comunicaciones telefónicas, radiofónicas, cablegráficas y otros
productos de la tecnología moderna, plasmada en el artículo constitucional citado.
En el considerando II de esta sentencia se hizo alusión que la garantía estipulada
en el artículo 24 constitucional sobre la secretividad de las comunicaciones se encuentra
resguardada, sin embargo, es importante acotar que en caso no se cuente con la
autorización debida para hacer la escucha y la intercepción, los resultados de la misma
serán nulos conforme a lo establecido en el artículo constitucional relacionado, por lo
Expediente 2837-2006 16

que no se aprecia la inexequibilidad alegada.


vii) El artículo 61, limita el derecho de defensa (artículo 12 constitucional) de la
persona a quien va dirigida la intercepción de las llamadas telefónicas; la norma
literalmente indica “(…) Para garantizar el derecho de defensa, las grabaciones
podrán ser revisadas por la persona que ha sido objeto o blanco de ellas a partir
de la primera declaración de dicha persona en los tribunales correspondientes
(…)”, la norma, busca disfrazar la garantía de defensa del imputado y la publicidad
del proceso, se nota claramente que no es sino hasta su primera declaración ante
tribunal competente que puede tener acceso a dichas pruebas que son usadas en
su contra. El precepto constitucional plasmado en el artículo 14 constitucional es
lo suficientemente explícito al establecer que: “(…) El detenido, el ofendido, el
Ministerio Público y los abogados que hayan sido designados por los interesados,
en forma verbal o escrita, tienen derecho a conocer todas las actuaciones y
diligencias penales, sin reserva alguna y en forma inmediata (…)”, por lo que el
texto constitucional es claro al referirse a todas las diligencias y en forma
inmediata, razón por la cual , debería tomarse en cuenta en la Ley Contra la
Delincuencia Organizada, que quien esté siendo sometido a investigaciones, tiene
derecho a conocer todas las diligencias, en cualquier momento del procedimiento,
incluso antes de prestar su primera declaración para garantizar su derecho de
defensa y conocer cuáles son las pruebas que serán usadas en su contra.
Con relación a estos alegatos, es de indicar que es aplicable lo considerado al
momento de dilucidar lo alegado por las accionantes respecto al artículo 18 de la Ley
Contra la Delincuencia Organizada, decreto 21-2006 del Congreso de la República; por
las razones ahí sostenidas la norma no deviene inconstitucional.
viii) Los artículos 62 y 63, regulan lo relacionado a la violación a las formalidades de las
intercepciones establecidas por la Ley Contra la Delincuencia Organizada, así como
el procedimiento en caso de que dentro esas interceptaciones exista un hallazgo
inevitable de otro hecho delictivo, como consecuencia de esa medida. En relación
a esos artículos, es necesario tomar en cuenta todos los argumentos esgrimidos
con anterioridad.
En cuanto a estos artículos no puede hacerse pronunciamiento alguno ya que las
accionantes no realizaron la confrontación debida de cada norma con las de la
Constitución, impidiendo a este Tribunal conocer sobre el fondo del asunto.
ix) Los artículos 64 y 65, regulan lo relativo al registro, conservación y archivo de las
decisiones judiciales, así como la destrucción de los mismos al cabo de un año
después de finalizada la persecución penal o de la ejecución de la sentencia. A ese
respecto consideraron: a) en relación a las decisiones judiciales sobre las
solicitudes que le presente el Ministerio Público de realizar intercepciones, la ley
establece que “(…) únicamente al fiscal encargado del caso se le entregará copia
de la solicitud y de la decisión judicial. A ninguna entidad o persona se le debe
suministrar información relacionada con las actuaciones de interceptaciones
reguladas en la presente ley (…)”, dicho precepto viola el derecho constitucional
de la publicidad en el proceso, por lo que valen los argumentos presentados con
anterioridad; b) en relación a la destrucción de los archivos que se encuentra en
el artículo 65, se presenta una situación contraria a las bases del Estado de
derecho. ¿Cómo es que una ley obligue a las autoridades a destruir todos los
registros y actas en los cuales consten las interceptaciones de las llamadas
telefónicas?, teniendo en cuenta que las intercepciones a las comunicaciones ya de
por sí son un acto violatorio a la Constitución Política de la República de
Guatemala, se pretende con este artículo terminar de violar el derecho de defensa
de las personas, los procesados y especialmente el principio de publicidad en todo
Expediente 2837-2006 17

proceso. Tomando en cuenta, la falibilidad del ser humano y del sistema de


justicia, es necesario considerar que en algunos casos determinados podría
reabrirse el proceso o en caso se desee investigar sobre el proceso que se llevó a
cabo, nadie podrá tener acceso a esa información, pues será destruida. El
objetivo de esa norma que obliga la destrucción de los archivos, actas y registros
en donde consten las interceptaciones de las comunicaciones, no es claro y
realmente sólo da lugar a que se dude de la legalidad del procedimiento llevado a
cabo y de la aplicación de la justicia en el mismo.
Al analizar los argumentos expuestos, esta Corte estima que respecto al artículo
64 cuestionado las solicitantes no realizaron la confrontación debida, por lo que no
puede hacerse pronunciamiento alguno.
Respecto al artículo 65 impugnado, no se aprecia que exista conflicto entre la
norma ordinaria y la constitucional, ya que la destrucción a la que se refiere la norma es
concordante a la secretividad que propugna el artículo 24 constitucional, puesto que los
registros y las actas de las conversaciones deben continuar siendo resguardados y como
éstos ya han cumplido con su objetivo, no tienen motivo para continuar existiendo y el
momento para realizar la destrucción a que se refiere la norma impugnada es posterior
a la finalización del proceso. Además no se violenta el principio de publicidad, puesto
que este se encuentra limitado a las partes procesales ni se violenta el derecho de
defensa, debido a que se ha tenido acceso a las mismas durante el proceso, por lo que
no se advierte que la norma contraríe a la Constitución.
x) En cuanto a los artículos 66, 67, 68, 69 y 70, reiteran los argumentos expuestos.
En cuanto a estos artículos no puede hacerse pronunciamiento alguno, ya que
las accionantes no realizaron la confrontación debida de cada norma con las de la
Constitución, impidiendo a este Tribunal conocer sobre el fondo del asunto.
xi) El artículo 71, establece el procedimiento para cotejar las voces provenientes de
las comunicaciones interceptadas y su incorporación en el proceso penal como
evidencia o medio de prueba. Reiteraron los argumentos, haciendo hincapié en la
violación que presenta esta norma al artículo 24 de la Carta Magna.
En cuanto a este artículo no puede hacerse pronunciamiento alguno ya que las
accionantes no realizaron la confrontación debida de la norma con las de la
Constitución, impidiendo a este Tribunal conocer sobre el fondo del asunto.
-IV-
Los razonamientos anteriores determinan la improcedencia de la acción
inconstitucional presentada, por lo que así debe ser declarada en la parte resolutiva del
presente fallo y de conformidad con lo establecido en el artículo 148 de la Ley de
Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad, cuando la inconstitucionalidad se
declare sin lugar se impondrá multa a los abogados auxiliares, sin perjuicio de la
condena en costas al interponente. En el presente caso no se hace especial condena en
costas a las accionantes por no haber sujeto legitimado para su cobro, pero si se les
impone multa a los abogados auxiliantes del planteamiento de inconstitucionalidad, por
ser de rigor legal.
LEYES APLICABLES
Artículos 267 y 272 inciso a) de la Constitución Política de la República de
Guatemala; 133, 135, 140, 141, 142, 143, 146, 148, 149, 163 inciso a) y 185 de la Ley
de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad; y 31 del Acuerdo 4-89 de la
Corte de Constitucionalidad.
POR TANTO
La Corte de Constitucionalidad, con base en lo considerado y leyes citadas,
resuelve: I) Sin lugar la solicitud de inconstitucionalidad general de los artículos 4 de
la Ley de la Dirección General de Inteligencia Civil; y 18, 48, 49, 50, 51, 52, 53, 54, 55,
Expediente 2837-2006 18

56, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 63, 64, 65, 66, 67, 68, 69, 70 y 71 de la Ley Contra la
Delincuencia Organizada. II) No se condena en costas a las accionantes. III) Se
impone a cada uno de los abogados auxiliantes, Luis Pedro Álvarez Morales, Julio
Roberto García-Merlos García y Sandra Patricia García Ponce de Zedán, la multa de un
mil quetzales (Q1,000.00), que deben pagar en la Tesorería de esta Corte dentro de
los cinco días siguientes de la fecha en que este fallo quede firme; en caso de
incumplimiento, su cobro se hará por la vía ejecutiva que corresponda. IV)
Notifíquese.

MARIO PÉREZ GUERRA


PRESIDENTE

JUAN FRANCISCO FLORES JUÁREZ ROBERTO MOLINA BARRETO


MAGISTRADO MAGISTRADO

ALEJANDRO MALDONADO AGUIRRE VINICIO RAFAEL GARCÍA PIMENTEL


MAGISTRADO MAGISTRADO

CARLOS ENRIQUE LUNA VILLACORTA JORGE MARIO ÁLVAREZ QUIRÓS


MAGISTRADO MAGISTRADO

MARTÍN RAMÓN GUZMÁN HERNÁNDEZ


SECRETARIO GENERAL

ACLARACIÓN Y AMPLIACIÓN

EXPEDIENTE 2837-2006
CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD: Guatemala, tres de junio de dos mil ocho.
Se tienen a la vista para resolver las solicitudes de aclaración y ampliación
presentadas por Inés de María Cruz García, en quien se unificó la personería de las
accionantes, de la sentencia de esta Corte emitida el quince de enero de dos mil ocho,
por acción de inconstitucionalidad general de los artículos 4 de la Ley de la Dirección
General de Inteligencia Civil; y 18, 48, 49, 50, 51, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 59, 60,
61, 62, 63, 64, 65, 66, 67, 68, 69, 70 y 71 de la Ley Contra la Delincuencia
Organizada.
ANTECEDENTES
I) DEL PLANTEAMIENTO DE LA ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD Y DE
SU RESOLUCIÓN:
Marie Claire Palacios Boeufgras, Debora María Ponce Ogaldez e Inés de María
Cruz García, quienes unificaron personería en la última de las mencionadas, plantearon
acción de inconstitucionalidad general de los artículos 4 de la Ley de la Dirección
General de Inteligencia Civil; y 18, 48, 49, 50, 51, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 59, 60,
61, 62, 63, 64, 65, 66, 67, 68, 69, 70 y 71 de la Ley Contra la Delincuencia
Organizada, considerando que dichas normas colisionaban con la Carta Magna.
Esta Corte, en sentencia de quince de enero de dos mil ocho, resolvió declarar
sin lugar la acción de inconstitucionalidad general.
Expediente 2837-2006 19

II) DE LOS ARGUMENTOS DE LA ACLARACIÓN:


La accionante en la calidad con que actúa solicitó que se aclare de la referida
sentencia, en los términos siguientes: i) en el considerando II de la sentencia de
mérito la Corte de Constitucionalidad, estimó: “(…) la correcta delimitación del
contenido de los derechos fundamentales en conflicto debía mostrar que, en realidad,
lo que se presenta como un problema de subordinación no es más que un problema de
delimitación y coordinación, ya que ningún derecho es absoluto y siendo relativos
cuando éstos se ven limitados por el interés social o el bien común (…)”; lo que denota
que toma un criterio de interpretación que un derecho humano sea “antológicamente
limitado”, pues es un derecho “del hombre en sociedad”, alejándolo de la esencia real
de lo que es un derecho individual, al cuál tiene derecho todo ser humano; si bien
ningún derecho es absoluto, la Corte de Constitucionalidad estima que en aras de la
seguridad colectiva, se pueden mermar derechos civiles individuales, lo que es
contrario al espíritu de la Constitución Política de la República de Guatemala, ya que
dejaría a los ciudadanos a merced de la tiranía de las mayorías. Asimismo, indica que
no se trata de un problema de subordinación, sino de delimitación y coordinación,
sabiendo que si se plantea una inconstitucionalidad es porque está en conflicto con
una norma superior; ii) en el considerando III, se estimó: “(…) no existe conflicto
entre la norma ordinaria y la Constitución Política de la República de Guatemala, ya
que la publicidad de las actuaciones a que se refiere el artículo atacado por las
accionantes puede perjudicar los intereses de la justicia (…)”; de lo anterior, “pareciera
ser”, que en interés de la justicia, se puede restringir el derecho constitucional de
publicidad del proceso establecido en el artículo 14 constitucional, por lo que cualquier
“funcionario u operador de justicia”, que tenga algún interés, aunque no sea
justificado, se le permita violar el principio de publicidad del proceso, alegando que esa
violación es en interés de la justicia, siendo necesario que se aclare dicho considerando
y se amplíe; iii) en el considerando IV se indicó que: “(…) se les impone multa a los
abogados auxiliantes del planteamiento de inconstitucionalidad, por ser de rigor legal
(…)”; lo que debe aclararse, ya que el artículo 46 de la ley de la materia señala que
deberá razonarse debidamente y que únicamente procede la multa en caso que un
recurso sea frívolo o notoriamente improcedente y graduado según la gravedad del
caso, lo que se omitió.
III) DE LOS ARGUMENTOS DE LA AMPLIACIÓN:
También solicitó que se amplié lo siguiente: i) en el considerando II de la
sentencia de mérito, se omite resolver sobre el conflicto existente y violación al artículo
14 de la Carta Magna, sobre la publicidad del proceso, pues únicamente se resuelve y
razona en cuanto al artículo 24 constitucional; ii) en el considerando III, en relación a
varios artículos se estimó: “(…) en cuanto a estos artículos, no puede hacer
pronunciamiento alguno ya que las accionantes no realizaron la confrontación debida
de cada norma con las de la Carta Magna, impidiendo a este Tribunal de conocer sobre
el fondo del asunto (…)”; en el escrito de interposición de la acción en cuanto a dichos
artículos, se indicó que se tomara en cuenta los mismos argumentos expuestos y así
evitar la repetición de los mismos, sin embargo, la Corte de Constitucionalidad en el
mismo, consideró “(…) Con relación a estos alegatos, es de indicar que es aplicable lo
considerado al momento de dilucidar lo alegado por las accionantes respecto al artículo
18 de la Ley contra la Delincuencia Organizada, decreto 21-2006 del Congreso de la
República por las razones ahí sostenidas la norma no deviene inconstitucional (…)”, lo
que evidencia una contradicción de la Corte, pues no resuelve por haber aplicado los
mismos alegatos en relación a ciertos artículos redargüidos de inconstitucionalidad,
pero en su misma resolución, alega la aplicación de sus propios alegatos expuestos con
anterioridad en el mismo memorial. De tal cuenta, siguiendo dichos razonamientos que
Expediente 2837-2006 20

responden a los principios procesales de economía y de concentración, se omitió


resolver sobre la inconstitucionalidad de ciertos artículos, razón por la que procede la
ampliación de la sentencia.
CONSIDERANDO
-I
Conforme al artículo 147 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de
Constitucionalidad: “(…) Contra las sentencias y autos dictados en materia de
inconstitucionalidad se puede pedir aclaración o ampliación. Para el efecto se estará a
lo dispuesto en los artículos 70 y 71 de esta ley (…)”.
Las figuras de la aclaración y ampliación según la norma invocada, tienen por finalidad,
corregir las ambigüedades, contradicciones, obscuridades u omisiones en que el
Tribunal Constitucional hubiere incurrido al emitir un fallo; no debe ser utilizada como
un mecanismo de revisión de las cuestiones de fondo consideradas en el fallo.
-II
En cuanto a la aclaracion pedida al hacer el estudio de lo solicitado por la
accionante y el contenido de la sentencia, es de señalar que no se aprecia que los
conceptos y motivos vertidos en el fallo sean oscuros, ambiguos o contradictorios, el
hecho que lo resuelto no sea de conformidad con sus intereses, no implica que el fallo
merezca ser aclarado, ya que contiene una clara exposición de los hechos objeto de
estudio, así como de la decisión asumida por esta Corte.
En adición a lo anterior, en cuanto al argumento de la solicitante respecto a la
multa impuesta a los abogados auxiliantes, es de indicarle que el artículo 46 de la Ley
de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad, no es el fundamento de la
sanción impuesta, siendo para el caso concreto lo regulado en el artículo 148 de la ley
ibid.
De tal cuenta, la solicitud de aclaración es improcedente, debiendo por ello
declararse sin lugar.
-III
Respecto a la ampliación pretendida, en cuanto al primer punto solicitado, cabe
señalar que no se omitió hacer el análisis de algún argumento señalado por las
accionantes, lo que se evidencia en el contenido de los razonamientos vertidos por
esta Corte en el fallo y en el apartado de mérito, ya que las peticionarias como
argumento toral atacaban de inconstitucionalidad la norma ordinaria con el artículo 24
constitucional, el hecho que taxativamente no se hayan consignado los artículos 12 y
14 de la Carta Magna al indicar que no existía conflicto con la norma ordinaria, no
significa que se hubieren dejado de analizar.
En cuanto al segundo punto de la ampliación requerida, es de indicar que es
obligación de los accionantes individualizar y confrontar cada norma que se ataque de
inconstitucional, no pudiendo manifestar o limitarse a señalar que los argumentos
vertidos en el análisis de una norma son aplicables a otra distinta, puesto que cada
norma es distinta; caso diferente es cuando el Tribunal Constitucional considera que
los mismos conceptos son aplicables a la norma redargüida de inconstitucional, puesto
que la función del Tribunal es analizar los preceptos constitucionales (los cuales no son
cambiantes) y contraponerlos a las normas ordinarias que le señalen los accionantes,
con una tesis válida y con la debida confrontación técnico-jurídica que demanda el
planteamiento de una acción de inconstitucionalidad.
De tal cuenta, la solicitud de ampliación es improcedentes, debiendo por ello
declararse sin lugar.
LEYES APLICABLES
Artículo citado, 1º, 8º, 71 y 147 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de
Constitucionalidad.
Expediente 2837-2006 21

POR TANTO
La Corte de Constitucionalidad con base en lo considerado y leyes citadas,
resuelve: I) Sin lugar las solicitudes de aclaración y ampliación de la sentencia de
esta Corte de quince de enero de dos mil ocho. II) Notifíquese.

GLADYS CHACÓN CORADO


PRESIDENTA

JUAN FRANCISCO FLORES JUÁREZ ROBERTO MOLINA BARRETO


MAGISTRADO MAGISTRADO

ALEJANDRO MALDONADO AGUIRRE MARIO PÉREZ GUERRA


MAGISTRADO MAGISTRADO

CARLOS ENRIQUE LUNA VILLACORTA MARIO ÁLVAREZ QUIRÓS


MAGISTRADO MAGISTRADO

MARTÍN RAMÓN GUZMÁN HERNÁNDEZ


SECRETARIO GENERAL

También podría gustarte