Santa Maria de Gracia
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Santa Maria de Gracia
Vida de catacumbas:
la comunidad de monjas dominicas
de Santa María de Gracia
de Guadalajara,
entre 1861 y 1951
La abolición de las órdenes monásticas en México
fue una medida tomada claramente en defensa de la libertad humana,
amenazada por aquéllas.
Luis Cabrera (1915)
U
na de las ramas de vida femenina contemplativa tutelada por la Iglesia
católica es la de las dominicas, descritas como “religiosas o monjas
que viven sujetas a la regla de Santo Domingo, guardando los con-
sejos evangélicos, o sea la observancia de los tres votos solemnes de
obediencia, pobreza y castidad. Se hallan sujetas a perpetua clausura,
generalmente dependen en lo espiritual de los prelados regulares de la Orden, cuando
las circunstancias especiales de las Naciones y pueblos no lo hacen imposible por la
supresión de aquellos. Se llama orden de penitencia, porque la regla que observan es
verdaderamente penitente, imponiendo privaciones, ayunos y mortificaciones corpo-
rales, propias de los ascetas y penitentes”.1
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fuente de préstamo más socorrida en el occidente cambio de títulos y la promesa —del todo incumpli-
de la Nueva España.10 da— de recibir el 3% anual de los réditos. En la pe-
Alarmados por este volumen de capitales, los nínsula, quedaron en bancarrota los fondos diocesa-
gobiernos ilustrados del siglo xviii maquinaron su nos y los de regulares, sin por eso dejar de padecer
incautación a nombre del bien público, máxime acciones confiscatorias en los años venideros, tanto
que en el Nuevo Mundo, a decir del jurista Juan del ejército francés como de la Junta Central.14 El
de Solórzano y Pereyra en 1776, las comunidades embargo de capitales del convento de Santa María
religiosas administraban muchas propiedades.11 El de Gracia de Guadalajara en 1805 fue de 17,100 pe-
desmantelamiento lo comenzó la Real Cédula del sos, y de 6,300 en 1807.15 Tres años la priora de las
25 de septiembre de 1798, mediante la cual Carlos dominicas, sor María Francisca de la Concepción, le
IV dispuso se confiscara el patrimonio de los responde al obispo, Juan Cruz Ruiz de Cabañas, que
sólo puede ofrecer 200 pesos como donativo para el
Hospitales, Hospicios, Casas de Misericordia, de Re- Supremo Consejo de Regencia, y eso quedándose
clusión y de Expósitos, Cofradías, Memorias, Obras sin moneda alguna.16 Pero aunque los conventos
pías y Patronatos de legos, poniéndose los productos ya no tuvieran circulante, conservaron sus bienes
de estas ventas, así como los capitales de censos que raíces, apetecible botín para los intereses estatales.
se redimiesen, pertenecientes a estos establecimien- Los monasterios femeninos en la Nueva España
tos y fundaciones, en mi Real Caxa de Amortización sufrieron, además, una crisis vocacional imparable
baxo el interés anual del tres por ciento.12 desde los últimos años del siglo xviii. Todo comenzó
a consecuencia de la tentativa episcopal de impo-
El rey justificó medida tan extrema apelando al ner la vida común en los conventos de monjas.17 En
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“doble objeto de subrogar en lugar de los vales rea- 1826, ya consumada la independencia de México,
les otra deuda con menor interés e inconvenientes las profesas en todo el país eran menos de 2,000, y
y de poder aliviar la industria y comercio con la ex- un cuarto de siglo después, en 1851, no alcanzaban
tinción de ellos”.13 a ser 1,500.18 En 1863, las profesas de Santa María
Poco después, en 1804, durante la guerra contra
14 Cfr. Bernard Bodiner, Rosa Congost y Pablo F. Luna (eds.), De
Francia e Inglaterra, el trono español embargó los
la Iglesia al Estado: las desamortizaciones de bienes eclesiásticos en
capitales de las corporaciones religiosas mediante Francia, España y América Latina, Zaragoza, Prensas Universita-
la Ley de Consolidación de Vales Reales. Las institu- rias de Zaragoza, 2008, pp. 350-351.
15 Gisela von Wobeser, Dominación colonial: la consolidación de
ciones novohispanas de este tipo fueron precisadas
Vales Reales en Nueva España, 1804-1812, México, iih-unam, 2003,
a entregar al gobierno todo su dinero en efectivo a p. 287.
16 Jaime Olveda, Documentos sobre la insurgencia. Diócesis de
10 Águeda Jiménez Pelayo, Haciendas y comunidades indígenas Guadalajara, Guadalajara, Secretaría de Cultura/Arquidiócesis
en el sur de Zacatecas, México, inah, 1989, p. 82. de Guadalajara, 2009, p. 65.
11 Cfr. Juan de Solórzano y Pereyra, Política Indiana, Madrid, 17 El tema lo desarrolla en extenso Isabel Arenas Frutos, Dos
Imprenta Real de la Gazeta, 1776, pp. 196 y ss. (le dedica al tema Arzobispos de México —Lorenzana y Núñez de Haro— ante la refor-
el cap. XXIII, del Libro IV). ma conventual femenina (1766-1775), León, Universidad de León.
12 Cfr. Josef Febrero, Febrero adicionado o librería de escribanos, 2004.
parte I, t. III, Madrid, Imprenta de Collado, 1817, pp. 134-135. 18 Cfr. José Gutiérrez Casillas, Historia de la Iglesia en México,
13 Cfr. Marta Friera Álvarez, La desamortización de la propiedad México, Porrúa, 1984, p. 256. En 1860, en los 21 conventos es-
de la tierra en el tránsito del antiguo régimen al liberalismo (la des- tablecidos en la ciudad de México el total de monjas era de 542;
amortización de Carlos IV), Gijón, Caja Rural de Asturias, 2007, cfr. Blas José Gutiérrez Flores Alatorre, Nuevo Código de la Refor-
p. 335. ma, t. II, parte II, México, Miguel Zornoza, impresor, 1870, p. 55.
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piedades urbanas y rústicas de los conventos, prohi- […] las leyes de desamortización aplicadas a los ejidos
biendo a las comunidades tener capitales impuestos fueron un error muy serio y muy grande: de ellas data
sobre bienes raíces.24 El artículo 8 de la también Ley el empobrecimiento absoluto de los pueblos y la conver-
Lerdo excluyó de la nacionalización los edificios des- sión de sus habitantes en esclavos de las fincas.28
tinados inmediata y directamente al servicio u objeto
de tales corporaciones, y reconoció a los arrendata- Volviendo a nuestro tema, el artículo 5o. de la
rios del patrimonio activo fijo de las mismas “el de- Constitución de 1857 encuadró los votos monásti-
recho de adjudicarse todas las fincas rústicas y urba- cos en la categoría del trabajo forzoso, elevando a
nas que poseían o administraban”,25 cuyo monto ya rango constitucional la no coacción del Estado para
para entonces había sido mermado en tres cuartas el cumplimiento de los votos monásticos: “La ley
partes, calcula Niceto de Zamacois, según el cual, al no puede autorizar ningún contrato que tenga por
momento de ponerse en práctica esa ley, quedaban objeto la pérdida, o el irrevocable sacrificio de la li-
a las corporaciones religiosas 45 millones de pesos, bertad del hombre, ya sea por causa de trabajo, de
habiéndoseles expoliado entre 1768 y 1855 la friolera educación o de voto religioso”.29
de 150 millones.26 Tal precepto será el corolario de la Ley de nacio-
Como bienes de corporaciones se remataron tam- nalización de bienes eclesiásticos y de separación
bién las tierras comunales de los pueblos de indios, úl- de la Iglesia y el Estado, del 12 de julio de 1859,
timo baluarte de éstos para resistir “el mercantilismo que suprimió las órdenes religiosas masculinas y
despiadado de los blancos, más exterminador dentro las archicofradías, cofradías, congregaciones y her-
de formas hipócritas que la codicia de los encomen- mandades dependientes de ellos. A los religiosos
deros”, a decir de Carlos Pereira.27 Cuando muchos con órdenes mayores se les forzó a aceptar la ju-
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años después, en 1912, el diputado liberal poblano risdicción de los obispos del lugar de su residencia,
Luis Cabrera, principal ariete para eliminar de la liza pero a las monjas se les permitió seguir viviendo en
pública al Partido Católico Nacional, analice los conte- comunidad bajo la tutela del obispo diocesano (art.
nidos del Plan de Ayala, propondrá “La reconstitución 14); también les reconoció el derecho a secularizar-
de los ejidos de los pueblos como medio de suprimir la se y recobrar su dote (arts. 15-17), otorgándoles, si
esclavitud del jornalero mexicano”, admitiendo que este fuera el caso, una cantidad de dinero suficiente
para solventar sus necesidades, según lo determina-
24 “Quedan cerrados perpetuamente todos los noviciados en ran sus superioras, capellanes y autoridades civiles
los conventos de señoras religiosas. Las actuales novicias no (art. 18); se renovó también la prohibición perpetua
podrán profesar, y al separarse del noviciado se les devolverá
lo que hayan ingresado al convento”. La cita se tomó de Mina
de abrir noviciados, obligando a las candidatas que
Ramírez Montes, Niñas, doncellas, vírgenes eternas. Santa Clara tenían tal estado —al momento de promulgarse la
de Querétaro, 1608-1864, México, iie-unam, 2005, p. 272. ley— a abandonar el convento.30
25 María Concepción Amerlinck de Corsi, “Los conventos de
monjas: entre el uso, el abuso y la supervivencia”, en La Iglesia
y los centenarios de la Independencia y la Revolución, México, cem/ 28 Apud Francisco Regis Planchet, El robo de los bienes de la Igle-
Imdosoc, 2012, pp. 386-387. sia, ruina de los pueblos, El Paso, Revista Press, 1936, p. 25.
26 Al tiempo de ejecutarse la Ley Lerdo había en México 1,500 29 Cfr. Los derechos del pueblo mexicano: México a través de sus
templos, 1,069 curatos, 144 conventos masculinos, 58 feme- Constituciones, vol. III, México, M. Porrúa, 1978, p. 490.
ninos y 178 colegialas en estos últimos; cfr. Agustín Rivera y 30 Cfr. Blas José Gutiérrez Flores Alatorre, t. II, parte II, pp. 58-
Sanromán, Anales mexicanos de la Reforma y el segundo Imperio, 61. La recepción de esta ley ha sido estudiada por Marta Eugenia
México, unam, 1994, p. 52. García Ugarte, “Reacción social a las Leyes de Reforma. 1855-
27 Cfr. Humboldt en América, Madrid, América, s.f., p. 208. 1860”, en Margarita Moreno-Bonett y Rosa María Álvarez de
de los que administraron las ultimas, México, Tip. de la Oficina dés, 1988, p. 78.
Impresora de Estampillas, 1898, pp. 152-153. 36 Cfr. Ramiro Villaseñor y Villaseñor, Las calles históricas de
33 Así las califica el artículo 2o. del decreto de extinción de co- Guadalajara, vol. III, México, Gobierno de Guadalajara-Unidad
munidades de monjas, del 26 de febrero de 1863; cfr. Blas José Editorial, 1988, p. 122.
Gutiérrez Flores Alatorre, op. cit., p. 648. 37 Eduardo López Moreno, La cuadrícula en el desarrollo de la
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Figura 3. Vista aérea de la forma como se dividió el convento de Santa María de Gracia
en 1873. Cfr. Plano ortogonal de Guadalajara, 1904, Grant Higley, mapoteca de la
Universidad de Guadalajara.
Figura 2. Estado actual del antiguo claustro de Santa María de Gracia. Fotografía de claustro principal sabemos que antes de su destruc-
Manuel Enríquez Lara, 2010, cedida a Tomás de Híjar Ornelas.
ción era de dos plantas, con cuatro corredores de can-
puente que unía ésta con la calle de Las Huertas38 tera, una hermosa fuente y barandal de hierro. En la
y el de la primitiva Plaza Mayor, principal zona de planta baja, hacia el sur, se hallaban la portería, el
abasto y expendio de mercadería de la ciudad. locutorio y el dormitorio de la enfermería. Desde el
El monasterio creció a raíz del desplazamiento corredor se accedía al torno, al segundo locutorio,
al poniente de la catedral definitiva, suceso que de- a la secretaría y a una pieza de la enfermería. Ade-
valuó el sitio fundacional de Guadalajara, dándole más del torno grande, había un torno pequeño en
al convento ocasión de cumplir lo dispuesto por el el locutorio.42
Concilio de Trento, que prohibía erigir tales obras Antes de trazarse las seis manzanas sobre lo que
“en un lugar arcano, oculto y demasiado remoto fue el convento de las Gracias, en 1873 (figura 3),
256 | de la concurrencia de los hombres” o “fuera de los la obra material sufrió daños graves en el contexto
muros de la ciudad”,39 y sin desfigurar el centro de de las luchas intestinas que afligieron al país en el
Guadalajara, extendiéndose por “un área inmensa, tiempo previo a esta fecha.
que más bien parece rural que urbana”.40 El 13 de julio de 1846 el miliciano liberal José
De esas seis manzanas una fue para el claustro María González Arévalo repelió a sus rivales desde
del monasterio (figura 2), otra para la sección de una trinchera que instaló en la azotea del convento;
la servidumbre, almacenes y panadería de la casa, las monjas evacuadas se refugiaron en el beaterio
y una tercera para el templo, el colegio de niñas y de Santa Clara, y cuando recobraron su casa esta-
hasta un mesón; en las restantes se construyeron ba hecha una lástima. El 26 de julio de 1852, en el
celdas y en los confines se plantó una huerta lin- marco de la insurrección de José María Blancarte,
dante con el riachuelo de San Juan de Dios.41 Del el convento se convirtió en fortín y escenario fre-
ciudad hispanoamericana, Guadalajara, Universidad de Guadala-
cuente de choques entre los bandos contrarios. A
jara/iteso, 2001, p. 198 mediados de 1856, cuando la comunidad se quedó
38 Javier Hernández Larrañaga, Guadalajara: identidad perdida,
sin propiedades, las monjas siguieron en su casa,
Guadalajara, Ágata, 2001, p. 101.
39 Así lo precisa Carlos Borromeo, Instrucciones de la fábrica y el pero sufriendo hostilidades por parte de las autori-
ajuar eclesiásticos, México, unam, 2010, p. 92. dades públicas, como la del 18 de junio de 1857, día
40 En los recuerdos de Victoriano Salado Álvarez; cfr. Episodios
Nacionales. Santa Anna, la Reforma, la Intervención, el Imperio, to de Santa María de Gracia de Guadalajara, Guadalajara, Rota
vol. IV, México, Colección Málaga, 1945, p. 55. Impresos Nueva Galicia, 1998, p. 56 y ss.
41 Insuperable y obligado es el relato que acerca de este punto 42 María Concepción Amelinck de Corsi y Manuel Ramos Me-
hace sor María Dolores de las Llagas de Cristo Rivera, El conven- dina, op. cit., p. 238.
en que “En Guadalajara impide el gobierno la profe- dejando con ello a la Iglesia sin interlocutores ante
sión de una monja, por favorecer su libertad”.43 su régimen.
El convento de Santa María de Gracia fue ca- El 5 de febrero siguiente publicó el decreto de
ñoneada el 26 de diciembre de 1858 por las tropas Bienes de Corporaciones Civiles y Eclesiásticas, a
de Santos Degollado, y dos años más tarde, du- través del cual todas las monjas del país quedaron
rante el ataque de Guadalajara, entre septiembre a disposición de las autoridades administrativas, ha-
y octubre de 1860 (figura 4), volvió a ser blanco bilitadas para reducir el número de conventos fe- | 257
de los obuses de los liberales, en especial de un meninos a los “que se estimen necesarios, por el
militar apellidado Mejía, quien dinamitó los co- gobierno en el Distrito, y por los gobernadores en
ros alto y bajo del templo. Sin embargo, fue hasta los Estados, observándose para esto el principio de
1873 cuando acaece la demolición del conjunto. que queden juntas las monjas pertenecientes a la
misma regla” (art. 75).45
Las dominicas de Santa María de Gracia Pedro Ogazón, gobernador de Jalisco, a quien
dan asilo a las de Jesús María. 1861-1862 un coetáneo recuerda como de “mano vigorosa”
para proceder a la clausura de los monasterios y sus
El 12 de enero de 1861, al día siguiente de su arribo templos, exclaustración de beatas, monjas y frailes,
a la capital de la República, Benito Juárez, en su ca- “reformas que se verificaban simultáneamente to-
lidad de Presidente de México por ministerio de ley,
impuso destierro al delegado apostólico en México, Antequera-Oaxaca, Chiapas, Michoacán, Guadalajara, Yucatán,
Durango, Sonora, Linares y San Luis Potosí, además de la Admi-
monseñor Luigi Clementi, al arzobispo Lázaro de la nistración Apostólica de la Baja California y la de Tamaulipas. Ni
Garza y a casi todos los obispos del país, incluyendo el prelado de la Baja California ni el de Yucatán sufrieron esta
pena, pero la ubicación de sus sedes les hacía imposible cual-
al de Guadalajara, don Pedro Espinosa y Dávalos,44
quier injerencia en la vida eclesial del país.
45 Blas José Gutiérrez Flores Alatorre, op. cit., t. II, parte II, p.
43 Cfr. Ignacio Aguilar y Marocho, La familia enferma, México, 349. En la ciudad de México, de 22 conventos de monjas que
Jus, 1969, p. 52. había, sólo quedaron nueve, y a ocho de éstos fueron trasladadas
44 La única arquidiócesis tenía 10 sufragáneas: Puebla-Tlaxcala, las comunidades de los 13 restantes.
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das, en medio de la conmoción general, hiriendo De monjas a “señoras exclaustradas”
costumbres e intereses inveterados, sentimientos y “reclusas”,1863
religiosos y piadosos, y a pesar de la resistencia de
muchos”,46 dispuso la supresión de dos de los cin- La aniquilación total de la vida monástica femeni-
co conventos femeninos de la Guadalajara: el de las na en México, y en consecuencia de las monjas de
carmelitas descalzas de Santa Teresa, que pasaron Santa María de Gracia, sobrevino, dijimos antes, el
al de Santa Mónica, y el de Jesús María, cuyas in- 26 de febrero de 1863, merced al decreto que nacio-
quilinas —unas 40— fueron transferidas al de Santa nalizó los conventos para mujeres no clausurados.
María de Gracia (figura 5). En los considerandos de esta nueva ley, el legis-
Este traslado tuvo lugar entre el 19 y el 20 de lador expuso que la profesión de votos de castidad,
marzo, y allí permanecerán las asiladas un año en pobreza y obediencia era parte de una disciplina
la “más grande armonía y fraternidad”,47 separán- “evidentemente opuesta a la misma libertad [e] in-
dose cuando las expulsas recuperaron su casa, el 6 compatible con la ley de cultos e intolerable en una
de junio de 1862. República popular”; por tanto, se procedía a clau-
Podemos ilustrar la reducción de los conventos surarlos y prohibirlos, resultando de ello obsoletas
femeninos en Guadalajara con la siguiente crónica sus instalaciones. El reglamento de la ley, diremos
de lo acaecido en la capital de la República: luego, enfatizó la voluntad inflexible del gobierno
de extirpar la vida consagrada: se impondrá pena de
El 13 de febrero de 1861 como a las diez de la no- muerte y destierro a quienes sostengan o recomien-
che, comisiones del gobierno se introdujeron en los den el monacato, en represalia —dice el presidente
conventos de monjas con el fin de hacer efectivo lo Juárez— a “la serie de medios coactivos con que se
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dispuesto en este artículo, a cuyo efecto se ocuparon estrecha al cumplimiento de esos votos”, y “el poder
con fuerza armada las alturas de los mismos edificios, a que sin reserva se someten las señoras religiosas”,
por si los clérigos o los fanáticos intentaban evitar o el cual
resistir la ejecución de la providencia, que no encon-
tró por esto embarazo por parte de ellos. En los ca- […] no tiene por base y correctivo, ni las leyes, como
rros de la ambulancia y en el ómnibus destinado para la autoridad de los magistrados, ni los sentimientos
conducir a los detenidos de la Diputación a la cárcel naturales, como la patria potestad, ni el derecho para
de Ciudad, sin previo aviso a las comunidades que cambiar de disposición las partes interesadas, como
debían refundirse, ni a las en que se hizo la refundi- sucede en los campos de servicios, sino un principio
ción, fueron trasladadas la monjas […] Las iglesias de indefinido cuyas aplicaciones todas se imponen se-
los conventos suprimidos quedaron por el pronto ce- gún la voluntad de ciertos individuos, a otros que de-
rradas al culto y todos los objetos que estaban destina- ben aceptarlas durante su vida entera.49
dos a este […] en poder y a cargo de los comisionados
nombrados, la mayor parte de los cuales disponía de Por otro lado, continúa la ley de nacionalización,
ellos como de cosa propia.48 “en toda la República está decretada la opinión con-
46 Manuel Cambre, Gobiernos y gobernantes de Jalisco, Guadala- tra la subsistencia de estas comunidades”, hacién-
jara, Presidencia Municipal, 1969, p. 77. dose necesario proceder a “la supresión de ellas por
47 María Dolores de las Llagas de Cristo Rivera, op. cit., p. 83.
48 Blas José Gutiérrez Flores Alatorre, op. cit., t. II, parte II, pp.
350-351. 49 Ibidem, p. 648.
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tal la aversión a este género de vida que al amparo rales mexicanos buscaran la descristianización del
de esta legislación, y para evitar la subsistencia del país, antes bien, sus caudillos actuaban, a decir de
monacato femenino, surgieron cazadores profesio- Jean Meyer, con “religiosidad apasionada”,61 impeli-
nales de exclaustradas, destacando en Guadalajara dos no sólo por el viraje jurídico inferido al monaca-
—por su rapacidad y fiereza— Refugio Ignacio Gon- to femenino, sino también con el deseo de reformar
zález y González,59 precursor del espiritismo en la fe cristiana en sentido luterano, como alguna vez
Jalisco. Un día, luego de localizar a tres dominicas se lo confesó el propio Juárez a Justo Sierra: “De-
exclaustradas en la casa de la familia Vizcaíno, alla- searía que el protestantismo se mexicanizara, con-
nó la morada sin orden judicial ni facultades para quistando a los indios; éstos necesitan una religión
hacerlo, y que los obligue a leer y no les obligue a gastar sus
ahorros en cirios para los santos”.62
[…] encerró a las religiosas en una pieza y las hizo que Él y casi todos los de su grupo deseaban “sin-
se desvistieran amenazándolas con una pistola si no ceramente una separación que dejara a la Iglesia
lo hacían, hasta dejarlas en paños menores, y todavía libertad para ejercer su función espiritual”, pero
quería que se desnudaran completamente. Entonces tal y como ellos lo entendían: desde una postura
las religiosas prefirieron dejarse morir y le dijeron donde el Presidente encabezaba al “Estado como
que mejor les diera un tiro y les quitara la vida.60 el soberano de una nación contractualista, cuya
autoridad debería absorberla todo lo material y lo
Aunque episodios como éste hayan sido parte social”.63
de una estrategia implementada para descatolizar El proceso cuya cumbre fue la supresión de las
al pueblo de México, no se crea por ello que los libe- monjas, finalmente, “la dificultad de los liberales
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decimonónicos para pensar a las mujeres como
bién que en ninguna ciudad existen tantos expósitos como en
sujetos”, toda vez que en contraste con la vida reli-
Roma, ni hay país en donde se repitan tanto los infanticidios.
Esto sucederá siempre allí donde haya sacerdotes ricos que no giosa masculina —cuyos integrantes fueron trata-
pueden casarse y una población pobre e ignorante”; cfr. Blas dos como “sujetos perdidos para la vida pública”—,
José Gutiérrez Flores Alatorre, op. cit., t. II, parte III, p. 577.
59 Fue hijo de combatientes insurgentes del fuerte del Som- a la disciplina monástica femenina se le consideró
brero, en Lagos (Manuel González Rubio) y Carmen González;
sufrió cárcel por ello siendo un chamaco. Luis Pérez Verdía lo 61 Al respecto, Jean Meyer razona: “En estos tiempos de desas-
recuerda decapitando las esculturas del templo del Carmen tres, la vieja idea filosófica según la cual el protestantismo es
de Guadalajara (cfr. Historia particular del Estado de Jalisco, vol. superior al catolicismo por ser representante del progreso y de
III, Guadalajara, Tipografía de la Escuela de Artes y Oficios del la tolerancia se cristaliza hasta hacerse obsesiva, precisamente
Estado, 1911, p. 129). El 26 de septiembre de 1858 hizo cuanto porque el vencedor norteamericano es protestante y el venci-
pudo por pegarle fuego al convento de Santa María de Gracia. El do mexicano católico […] Los liberales […] quieren imitar a los
5 de octubre de 1863 despojó al mayordomo Emilio Castillo Ne- Estados Unidos. Han conservado de sus orígenes católicos una
grete de la orfebrería del monasterio y destruyó buena parte de especie de religiosidad apasionada, que al secularizarse hace de
su acervo artístico (María Dolores de las Llagas de Cristo Rivera, la doctrina política una verdadera fe; la Asamblea Constituyente
op. cit., p. 85). Dávila Garibi, en la p. 80 de esta última obra cita- de 1857 se parece a un concilio de padres; el presidente es un
da, dice que además de muy malo, González era “sobre todo im- pontífice que hace declaraciones dogmáticas, la Constitución es
pío. Se le acusa de haber cometido varios sacrilegios, profanado sagrada y no podría de ningún modo reformarse, la fraseología
varios templos, quemado públicamente varias imágenes. Fue toda está impregnada de religión”; cfr. Historia de los cristianos en
uno de los encarnizados enemigos de la Iglesia que figuraron América Latina. Siglos xix y xx, México, Vuelta, 1991, p. 76.
mucho en las guerras de Reforma y de Intervención”. Murió en 62 Cfr. Justo Sierra, Juárez, su obra y su tiempo, México, unam,
la ciudad de México el 17 de agosto de 1892, desempeñándose 2006, p. 546.
como diputado federal por Jalisco. 63 Emilio Martínez Albeza, La Constitución de 1857. Catolicismo y
60 María Dolores de las Llagas de Cristo Rivera, op. cit., p. 84. liberalismo en México, t. III, México, Porrúa, 2007, p. 1869.
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lugar entre el 18 y el 19 de noviembre del mismo
año, y allí vivieron seis meses, hasta el 30 de mayo
de 1865, día en que habiendo desocupado las tro-
pas francesas la casa original de las monjas, éstas
retornaron a ella, pero sólo por tres semanas. De
nuevo en el otrora Estanco, esperaron hasta el 23
de febrero de 1866 a instalarse definitivamente en
su convento (figura 7).
Sin embargo, al cabo de 10 meses, el 31 de di-
ciembre, estando la plaza de Guadalajara bajo el
control de los republicanos, el comandante militar
Donato Guerra comunicó al vicario capitular, en
Figura 7. Antiguo Estanco del Tabaco de Guadalajara, habilitado como convento de Santa
sede vacante de la Arquidiócesis, que le daba un María de Gracia en 1864. Fotografía de Tomás de Híjar Ornelas. 2014.
plazo perentorio de quince días
recién consagrado primer obispo de Zacatecas, don
[…] para que las señoras religiosas desocupen los con- Ignacio Mateo Guerra y Alva.67
ventos, y el de 8 días para que los señores eclesiásti- No mucho se mantuvo don Pedro al frente de su
cos cambien de traje […]. Luego que la desocupación encomienda, pues falleció el 12 de noviembre de
de los conventos se haya verificado, se servirá usted 1866, seis meses antes del malogrado emperador,
ordenar que sean entregadas las llaves al ciudadano cuyo proyecto de gobierno, contra los cálculos de
jefe político.66 sus promotores, lejos de abrogar las Leyes de Re-
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forma y sus efectos, las recrudeció, especialmente
El monacato femenino en Guadalajara cuando el 27 diciembre de 1864 sostuvo un sona-
durante el II Imperio do revés diplomático con el nuncio apostólico Pier
Francesco Meglia, a quien intentó imponer la firma
No conviene dejar en el tintero la suerte de los con- de un concordato redactado en términos del más
ventos de monjas en Guadalajara durante el fallido puro regalismo.68
gobierno de Maximiliano. Once días antes de este desliz, el arzobispo Es-
Luego de tres años de exilio, don Pedro Espinosa pinosa y Dávalos fechó una detallada Relatio ad li-
y Dávalos retornó a su sede el 22 de marzo de 1864. mina,69 dando cuenta al Papa de la situación de su
Se fue obispo y volvió arzobispo. Cinco días antes de
arribar a su sede episcopal, ejecutó la bula Romana 67 José Ignacio Dávila Garibi, op. cit., t. IV, vol. II, 1966, p. 936.
68 Desde la óptica de Patricia Galeana de Valadés, Maximiliano
Ecclesia en la parroquia de Lagos, dando existencia
fue un “romántico de la política” que no supo aprovechar el apo-
jurídica a la Provincia Eclesiástica de Guadalajara, yo de sus promotores por conquistar el respaldo de sus adversa-
que comprendió las diócesis sufragáneas de Duran- rios; cfr. Las relaciones Iglesia-Estado durante el Segundo Imperio,
México, unam, 1991, pp. 175-186. No tomó en cuenta, añadimos
go, Sonora, Linares, Zacatecas y el Vicariato Apos-
nosotros, que su causa sin el respaldo de Francia estaba perdida,
tólico de la Baja California. Allí mismo recibió el en tanto que la de sus rivales con todo el apoyo de Estados Uni-
atributo de su investidura, el palio, de manos del dos era demoledora. Al malquistarse con el bando conservador
y con la Iglesia aseguró su ruina.
69 Se trata de un informe escrito que los obispos debían remitir
66 María Dolores de las Llagas de Cristo Rivera, op. cit., p. 89. a la Santa Sede cada tres años. Su nombre completo es Relatio
Santa Teresa, se recluyeron en domicilios particulares 99. Adviértase que el hecho de no vivir juntas no las exoneraba,
moralmente hablando, de seguir sujetas a la disciplina eclesiás-
puesto que sus monasterios permanecen hasta ahora
tica y a las leyes canónicas.
ocupados por militares franceses.70 72 Artículo 1o., fracc. IX; cfr. Blas José Gutiérrez Flores Alatorre,
op. cit., t. II, parte II, p. 648. Este compilador critica con dureza
ad limina Apostolorum, cuya traducción literal a nuestro idioma la excepción hecha por Juárez “a la plaga de las Hermanas de la
sería “Informe ante el umbral de los Apóstoles”. Caridad” (p. 649), a quienes reprocha “su extranjerismo y hostili-
70 Cfr. José J. Hernández Palomo, “Pedro Espinosa y Dávalos: dad a la república, su inutilidad y egoísmo, etc.” (p. 42).
Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de Santa María de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
Figura 8. Plano del convento de Santa María de Gracia de Guadalajara en 1871.
Levantamiento: D. Bravo y S. E. Gleni. Actualización de Ramón Mata Torres (1999). Propiedad
del Monasterio de Santa María de Gracia de Guadalajara.
Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de Santa María de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
en tareas de voluntariado social, determinación que plió embarcándolas en Mazatlán con dirección a Es-
por otra parte tuvo un costo político decisivo para tados Unidos, siendo casi todas acogidas en la dióce-
el derrumbe del lerdismo y el ascenso de Porfirio sis de San Francisco.82
Díaz; sin embargo, considérese que en una fecha Ante tales intimidaciones, menos bríos tuvieron
tan tardía como 1915, un ideólogo liberal sigue pen- las dominicas tapatías y demás monjas exclaustra-
sando que das de restaurar sus comunidades, y pocas o nulas
señales a favor de ello de parte de los gobiernos ci-
La mujer mexicana no tiene, como la mujer ameri- vil y eclesiástico. En la total incertidumbre pasarán
cana, una educación que la capacite personalmente casi 20 años, manteniéndose, empero, en comuni-
para cuidarse de su propia libertad, y antes de pro- cación, observando la regla de su orden y su plan de
mulgarse las Leyes de Reforma, la experiencia hizo vida como consagradas.83
ver que la existencia de conventos representaba una
constante amenaza para la libertad femenina.80 Restauración del monasterio de Santa María
de Gracia, 1884-1903
Analizando los descalabros jurídicos inferidos
por el liberalismo mexicano en contra de las mon- Las monjas sobrevivientes de Santa María de
jas, a las que obligó a vivir en la total inseguridad Gracia se reagruparon a la sombra de su vetusto
jurídica durante 120 años, Elisa Cárdenas Ayala templo en 1884. La astucia política del recién re-
descubre como factor principal la suposición que la electo presidente de la República Porfirio Díaz fue
ideología dominante hizo de la inmadurez política e tanta como para procurar estar bien con dios y con
intelectual de las monjas, concluyendo: el diablo:
266 |
Al igual que otras comunidades —étnicas o religiosas En tiempos del general Díaz […] se inició una polí-
masculinas, por ejemplo—, las de religiosas resulta- tica de tolerancia en favor de las órdenes religiosas,
ban intolerables a los liberales como sujetos colecti- primero respecto a las instituciones caritativas; luego
vos (siendo contemplativas, además, por el conflicto respecto a las órdenes dedicadas a la educación; final-
que plantea la clausura a las libertades individuales), mente hubo arreglos para adoptar la misma actitud
de ahí su empeño en individualizarlas mediante la tolerante hacia las órdenes contemplativas, las cuales,
consideración de cada una de las integrantes como aunque ilegales en su propia existencia, no fueron de
un sujeto económico […] La dificultad de pensar po- hecho perseguidas por las autoridades judiciales.84
líticamente a las monjas subraya importantes pro-
blemas de una modernidad en búsqueda de sujetos Gobernaba Jalisco el miliciano Francisco Tolen-
individuales […].81 tino, y mostrándose su gobierno ya “muy toleran-
te”,85 él mismo vendió a las exclaustradas una por-
La condena de destierro de las 40 hermanas de
82 José Ignacio Dávila Garibi, op. cit., 1966, pp. 1168-1171.
la Caridad que trabajaban en Guadalajara se cum- 83 Sor María de Cristo Santos Morales, op, “Las dominicas y la
exclaustración”, en Los dominicos y el nuevo mundo, siglos xix-xx:
80 Cfr. Eugenia Meyer, op. cit., p. 174. En este mismo texto y cita, Actas del V Congreso Internacional. Querétaro, 4-8 septiembre 1995,
Cabrera, muy al modo de los viejos liberales mexicanos, ve con Salamanca, San Esteban, 1997, p. 394.
admiración a los Estados Unidos y con desdén a los mexicanos. 84 Cfr. Eugenia Meyer, op. cit., p. 174.
81 Cfr. Elisa Cárdenas Ayala, op. cit., p. 829. 85 Ibidem, p. 99.
Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de Santa María de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
El arzobispo Pedro Loza, después de una ad- sas y cordiales, reanudadas este último año, cuando
ministración de casi 30 años, falleció en 1898 sin Ahumada arribó a Jalisco como su primer magis-
otorgar la licencia de reapertura del noviciado. Su trado.
sucesor, don Jacinto López y Romo, tomó posesión El mismo año de su toma de posesión, monse-
de su cargo muy quebrantado de salud, muriendo ñor Ortiz inauguró las magníficas instalaciones del
a la vuelta de pocos meses, el 31 de diciembre de Seminario Conciliar (18 de octubre), y se hizo car-
1900. Tres años después, los terciarios dominicos es- go de la postración de las comunidades de monjas,
tablecieron, con licencia de las monjas, un colegio otorgándoles las anheladas licencias para abrir los
en una de las secciones vacías del convento, pero lo noviciados, facilitando también los medios para el
cerraron al año siguiente al prosperar la iniciativa establecimiento de nuevos institutos religiosos de
de sor María Dolores de las Llagas de Cristo de res- vida activa.89
taurar el noviciado. Por lo que a las dominicas de Santa María de
Gracia respecta, vital para su pervivencia fue la visi-
Insólita primavera vocacional en Santa María ta de fray Secundino Martínez, vicario provincial de
de Gracia, 1904-191488 la orden de predicadores en México, llevada a cabo
en respuesta a la última llamada de las monjas de
Al arribo del cuarto arzobispo de Guadalajara, don Guadalajara y apenas a tiempo para evitar la total
José de Jesús Ortiz y Rodríguez, el 4 de enero de extinción de esta comunidad.
1902 (figura 11), nuestro monasterio agonizaba; sus Con el visto bueno del arzobispo Ortiz, fray Se-
ocupantes eran siete ancianas decrépitas, la menor cundino gestionó que dos dominicas del convento
de ellas septuagenaria. de Santa Catalina de Siena de la ciudad de México se
268 |
Hombre práctico y con una experiencia arrai- incorporaran al de Santa María de Gracia haciendo
gada en el compromiso pastoral, monseñor Ortiz, las veces de procuradora y maestra de novicias:
abogado de profesión, traía consigo el grato recuer- sor María Catalina J. de la Pasión y sor Rosa de San-
do de su buena relación con los religiosos josefinos ta María Josefa, las cuales arribaron a la capital de
y jesuitas durante su experiencia episcopal de 10 Jalisco el 11 de febrero de 1903, con especial encar-
años como primer obispo de Chihuahua. A ellos go de instaurar la vida común. Tal empeño, sin em-
encomendó misionar entre los tarahumaras. Por bargo, las enfrentará con las sirvientas de las mon-
otro lado, esa década coincidió exactamente con la jas ancianas, las cuales subsistían gracias al estilo de
gestión del coronel Miguel Ahumada, gobernador vida particular de sus amas.
de aquel estado norteño en tres periodos, de 1892 a
1903, trabándose entre ambos relaciones respetuo- 89 Veinte años después del arribo de monseñor Ortiz, se tiene la
siguiente relación de Institutos de Vida Consagrada en la Arqui-
88 A partir de aquí, la mayor parte de los datos relativos al mo- diócesis de Guadalajara, la mitad de ellos restaurados, instaura-
nasterio se han extraído del libro manuscrito “Crónicas del dos o creados por él: Maristas, Pasionistas, Padres de la Misión,
monasterio de Santa María de Gracia de Guadalajara”, compues- Salesianos, Adoratrices, Capuchinas, Carmelitas, Damas del Sa-
to en dos partes; la primera redactada por sor María Concepción grado Corazón, Dominicas, Hermanas de la Misericordia Cristia-
del Sagrado Corazón de Jesús Santana, op, y la segunda, por sor na, Hermanitas de los Pobres, Reparadoras, Salesianas, Siervas
Josefina del Santísimo Sacramento Barrera, op. Algunos de estos de Jesús Sacramentado, Siervas de los Pobres, Siervas del Cora-
datos ya han sido divulgados en un texto de edición privada: zón de Jesús, Siervas de María, Teresianas, Verbo Encarnado,
Crónica del convento actual de Santa María de Gracia de Monjas Víctimas del Corazón Eucarístico y Visitación; cfr. Librado Tovar,
Dominicas, coord. por Ramón Mata Torres, Guadalajara, Tips División eclesiástica del territorio del estado de Jalisco, Guadalajara,
Gráficos, 2001. Tipografía de Fortino Jaime, 1933, p. 256.
Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de Santa María de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
Figura 12. Vano practicado al muro norte del templo de Santa María de Gracia en 1914.
sidenta a sor María del Refugio del Divino Salvador Para tener el rango de clausura papal bajo el ré-
Navarro, primera de las monjas de la nueva gene- gimen de vida en común, la priora tuvo que lanzar
ración en hacer cabeza de la comunidad, y valiente del convento a las últimas sirvientas de las monjas
270 | timonel de la misma durante la persecución reli- antiguas y adaptar el inmueble a las nuevas nece-
giosa. Dos días después falleció la enferma, quien sidades: se practicó un vano en el muro norte del
contaba con 79 años de edad y 64 de vida religiosa. presbiterio para asistir a la misa sin salir a la calle
Un rescripto de la sede apostólica, de fecha 19 de (figura 12) para colocar en él la reja del coro —una
abril de 1913, confirmó como priora a son María del reja doble— y una cratícula para la comunión de
Refugio, la cual pudo disponer de la administración las monjas; se adecuó la ropería y el refectorio; se
de los bienes de la comunidad, eligiendo como ma- habilitaron la sala de profundis, la cocina, la enfer-
yordomo al abogado José Ortiz Gordoa, quien reci- mería y el oratorio con reserva de la Eucaristía;
bió el cargo de don Luis Verea, varón probo, pero también una sala capitular, rescatándose para ello
liado a una situación financiera personal en la que una pieza de la antigua enfermería con salida a la
arrastró a sus representadas, cuya falta de previsión tribuna del presbiterio. Para el noviciado se dividie-
fue tal —no obstante las reiteradas advertencias de ron las celdas con canceles de madera, y en cada
Verea— que no pudieron evitar la bancarrota del una muebles de la máxima austeridad: un catre de
monasterio, cuyo haber tuvo que redimir la arqui- tablas y un jergón, una mesita y un banco, un co-
diócesis a cambió de la crecida cantidad de 20,000 frecillo de madera para los libros de uso y costura
pesos. Este lance dejó en la total pobreza a la rena- y, suspendidos al cancel, una bolsita con objetos
ciente comunidad, orillando a las monjas a subsistir mínimos de tocador y cilicios para las disciplinas
del trabajo de sus manos.92 de los días viernes.
92 Considérese que la prohibición legal impuesta a las corpo- bienes valiéndose de prestanombres, derivando de ello una
raciones eclesiásticas hasta 1992, las forzaba a administrar sus constante fuente de conflictos.
Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de Santa María de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
cuar de inmediato el monasterio. Las “Gracias”, que
eran 13 (la priora, siete monjas de votos solemnes,
dos de votos simples, dos legas y una postulante),
entregaron el templo al sacristán y el convento a
las porteras, amparándose donde les fue posible, y
nada mejor pudieron hacer, pues durante esa jorna-
da los carrancistas transformaron en cuartel y ca-
ballerizas todos los templos y edificios relacionados
con la Iglesia, sin escaparse el de Santa María de
Gracia (figura 13).
La misma catedral sirvió de albergue a las soldade-
ras de la tropa, de modo que “[l]os ornamentos sagra-
dos se convertían en mantillas para los caballos y los
pergaminos de los libros corales en tambores de tropa.
De los templos desaparecieron los objetos de valor”.95
Los carrancistas acuartelados en Santa María de
Gracia sólo permanecieron allí tres días. Después
de dos semanas las religiosas monjas intentaron re-
cuperar su casa, pero en ese momento el nuevo go-
bierno —encabezado por Manuel M. Diéguez— dis-
Figura 14. Estado actual del Centro Cultural el Refugio, antiguo hospital y casa de ejercicios
puso el arresto de todos los eclesiásticos residentes
272 | espirituales de San Pedro Tlaquepaque. Fotografía de Tomás de Híjar Ornelas, 2014.
en la ciudad, que en número de 82 fueron recluidos en
la penitenciaría, sin escaparse siquiera el deán, don cistas. Ocho días se retuvo a los eclesiásticos en la
Antonio Gordillo, decrépito y casi agónico, el cual cárcel, la cual fueron dejando no sin antes obligár-
fue trasladado a la cárcel en una camilla y murió seles a otorgar una cuantiosa fianza de 1,000 pesos.
poco después; tampoco el obispo de Tehuantepec, Como los males no vienen solos, un descala-
don Manuel Plascencia y Moreira, que se encontra- bro mayúsculo afligió a las dominicas en ese mo-
ba de paso en Guadalajara.96 mento: dos españolas, que fueron despedidas del
Aunque el capellán de Santa María de Gracia, un convento por mendaces y faltas de recta intención,
virtuoso presbítero de nombre Emeterio González, denunciaron algunos inmuebles que el monasterio
no fue arrestado; él mismo se entregó a los carran- poseía mediante testaferros, los cuales fueron de
95 Ramiro Camacho, Historia de don Silviano Carrillo, fundador inmediato confiscados por los carrancistas. No sa-
de las Siervas de Jesús Sacramentado, Guadalajara, El Estudiante, tisfechas con eso, dichas mujeres se dedicaron, en
1946, p. 188.
96 Lo desorbitado de la acusación lo pondera Robert Curley los años subsecuentes, a delatar y hacer imposible
señalando que “un complot armado clerical hubiera sido ani- la vida a las dominicas.
quilado con lujo de violencia, mas todo sugiere que se trataba
No pudiendo regresar a su convento, la priora
de extorsión, elemento básico del modus operandi de todos los
ejércitos de esa época”. “Pensar la revolución mexicana: el im- y siete de sus profesas se asilaron, en noviembre
pulso revisionista y los temas de Jalisco, 1910-1920”, en Revista de 1914, en el hospital del Refugio de San Pedro
del Seminario de Historia Mexicana, época 1, vol. 1, núm. 5, Gua-
Tlaquepaque, inaugurado en 1893, a instancias del
dalajara, Universidad de Guadalajara, Centro Universitario de
Lagos, 2000, p. 133. religioso exclaustrado fray Luis Argüello, ofm, y
Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de Santa María de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
En tanto esto sucedía en Querétaro, las monjas
dominicas de Guadalajara, perseguidas y dispersas,
se pasaban mudándose de casa en casa, a salto de
mata y en la total miseria. La priora y tres coristas
intentaron congregarse, pero de inmediato se disua-
dieron de hacerlo hasta marzo de 1917, cuando se
les ofreció una vivienda contigua al templo de La
Inmaculada, en la calle de Santa Mónica de Guada-
lajara, propiedad de un presbítero de apellido Ramí-
rez (figura 15).
En 1918 algo serenó las aguas, animándose las
dominicas a abrirle el noviciado a Rita del Real, céli-
be cuadragenaria, hermana del párroco Ramón del
Real, la cual profesó con el nombre de sor María de
la Paz Josefa de la Sagrada Familia de Nazaret.
En febrero del año siguiente, 1919, sabiendo de la
Figura 15. Casa contigua al templo de La Inmaculada de Guadalajara. Fotografía de Tomás
de Híjar Ornelas, 2014.
insuficiencia de esa casa para las necesidades de
una comunidad tan grande, el vicario general Alva-
Los diputados del constituyente de Querétaro rado ofreció a la priora la morada que fue del extin-
quisieron ir más allá, y considerando que “[l]a ex- to canónigo don Ruperto Ibarra. Aprovechando la
presión ‘La ley no reconoce órdenes monásticas’, oferta, al mes siguiente la comunidad eligió nueva
274 |
parece ociosa, supuesta la independencia entre la priora y hasta recuperaron algunos de los objetos
Iglesia y el Estado; cree adecuado la Comisión susti- incautados en la casa de San Pedro Tlaquepaque.
tuir esa frase por esta: ‘La ley no tolera la existencia Ese año ingresaron cuatro jóvenes a la comunidad
de órdenes monásticas’ ”.100 que llegaron a ser modelo de religiosa observancia.
El artículo fue aprobado por 168 votos a favor El 9 de junio de 1920 se reabrió al culto el templo
y le adjudicó al Estado atribuciones ajenas al es- de Santa María de Gracia, no así el convento, con-
píritu original de la norma, limitada a abolir la vertido en vecindad. Para sorpresa de las monjas, el
coacción estatal para forzar el cumplimiento de ajuar de la iglesia y sus vasos sagrados permanecían
los votos monásticos. Prohibiendo su estableci- intactos. Pareciéndoles eso extraordinario, reanuda-
miento, en cambio, el legislador no sólo fue con- ron la costumbre de cuidarlo en turnos de dos en
tra de la libertad de culto y de asociación, sino dos, habilitando en un anexo un cubículo para per-
también contra “el principio de separación entre noctar.
el Estado y las Iglesias que consagra el artículo En marzo de 1921 nueve monjas y cinco novicias
130”.101 tomaron posesión de una vivienda en el número 71
100 Cfr.
de la calle de Herrera y Cairo que donó el presbítero
Fernando Romero García y Joaquín Z. Valadez, Dia-
rio de los debates, vol. 1, México, Congreso Constituyente Juan José Anguiano Galván a las monjas carmeli-
(1916-1917)-Cámara de Diputados, 1922, p. 556. tas descalzas del monasterio de la Hoguera de Santa
101 Guillermo Gatt Corona y Mavio Ramírez Trejo, Ley y religión
en México. Un enfoque histórico jurídico, Guadalajara, iteso, 1995,
Teresa, pero que éstas desalojaron;102 allí tuvieron
p. 134. 102 Cfr. Beatriz de San Juan de la Cruz, ocd, “El Carmelo de la
Figura 16 Aspecto actual del sitio donde estuvo, en 1921, el convento clandestino de las
dominicas, por la calle de Herrera y Cairo de Guadalajara. La mayoría de las monjas ocupaba desde fe-
brero de ese año una casa por la calle de Corona,
el consuelo de ser auxiliadas por dos eclesiásticos
cedida en comodato por los hermanos Aurelio y
ejemplares, los canónigos don Pedro Romero y don
María de Jesús López Rosales. En ese lugar fue
Miguel Cano, hasta la muerte de estos, tres años
reelecta priora sor María del Refugio del Divino
después (figura 16).
Salvador Navarro, y allí vivieron en cierta calma
Dos días antes de la Navidad de ese año, la
más de un año, pues a mediados de 1926 los pro-
priora recibió la orden de abandonar esa casa y
pietarios fueron advertidos de que si las monjas
entregar las llaves, porque estaban denunciadas
seguían ahí, el gobierno les incautaría su casa.104
ante el gobierno civil. Entonces la comunidad se | 275
El 25 de julio de ese año las religiosas se tras-
dividió; dos se fueron a Santa María de Gracia
ladaron a una vivienda en la calle de J. Luis Ver-
y las demás a la mansión de la señora Refugio
día, al oriente de la ciudad, infecta y ruinosa,
Castañeda de Uribe, donde hasta un oratorio tu-
pero no habiendo más, la acondicionaron para
vieron.
habitarla. Eran 17 profesas. En tanto, las novi-
Pese a las dificultades, las monjas seguían cus-
cias, que eran cuatro y su maestra, se quedaron
todiando las migas de su primer nido, turnándose
en la casa de una bienhechora, doña Natalia
como lo venían haciendo, para cuidar su antiguo
Cuéllar (figura 17).
templo. Empero, como el propósito del gobierno
era extirpar la vida monástica, el 5 de agosto de
104 En fecha tan tardía como 1940, la Ley de Nacionalización de
1925 el secretario de gobierno de Jalisco, Silvano
Bienes, reglamentaria de la fracción III del artículo 27 constitu-
Barba González, denunció ante el alcalde de Gua- cional, sigue declarando propiedad de la Nación “los conventos
dalajara, José María Cuéllar, que “en [el templo de] y cualquier otro edificio que hubiere sido construido o des-
tinado a la administración, propaganda o enseñanza de cul-
Santa María de Gracia había varias monjas y que de to religioso” (art. 1o., fracc. II); “Se presumirá, sin que haya
comprobarlo debía clausurar ese ‘conventículo’,”.103 lugar a prueba en contrario, que el dueño de un inmueble
tuvo conocimiento del destino a que se refieren los artículos
Hoguera de Santa Teresa de Guadalajara”, en Boletín Eclesiástico anteriores, por el sólo hecho de que durante más de un año,
de la Arquidiócesis de Guadalajara, año VII, núm. 3, Guadalajara, el inmueble esté siendo utilizado en alguna de las formas a
p. 202 y ss. que los mismos artículos aluden” (art. 5o.); cfr. José Antonio
103 Moisés González Navarro, Cristeros y agraristas en Jalisco, González Fernández et al., Derecho eclesiástico mexicano, México,
vol. II, México, El Colegio de México, 2003, p. 244. Porrúa/unam, 1992, pp. 96-97.
Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de Santa María de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
Se penaliza la vida monástica, 1926-1932 A principios de 1927, en el marco de la Guerra
Cristera, estando la comunidad sin capellán, y te-
El 2 de julio de 1926 la Cámara de Diputados aprobó miendo la priora un atentado en contra de las mon-
la iniciativa de ley presentada por el titular del Po- jas, dispuso que una parte de ellas se trasladara a la
der Ejecutivo, Plutarco Elías Calles, la cual reformó parroquia de Ajijic, donde ya residían otras cuatro.
el Código Penal para el Distrito y Territorios Federa- Este intento no prosperó, diluyéndose las religiosas
les sobre delitos del fuero común y delitos contra la a partir de ese año entre sus parientes o viviendo en
federación en materia de culto religioso y disciplina diminutos grupos.
externa. Las que se quedaron custodiando el templo de
Acerca del tema que nos ocupa, el artículo 6o., Santa María de Gracia contaron con la asistencia de dos
explicitando el 5o. constitucional, señala: sacerdotes, uno disminuido en su salud mental, don
Jesús Domingo Quezada, y otro anciano y desvalido,
Son órdenes monásticas, para los efectos de este ar don Salvador Palomino. En 1928 este pequeño gru-
tículo, las sociedades religiosas cuyos individuos vi- po fue denunciado, y después de sufrir un vejatorio
van bajo ciertas reglas peculiares a ellas, mediante allanamiento de morada, las dos religiosas fueron
promesas o votos temporales o perpetuos, y con su- confinadas en los calabozos de la presidencia mu-
jeción a uno o más superiores, aun cuando todos los nicipal. El gobierno confiscó a las monjas el último
individuos de la orden tengan habitación distinta. reducto de su casa original, dejando para el servicio
Las órdenes o conventos establecidos serán di- del templo sólo la sacristía y la pieza de la reja del
sueltos por la autoridad, previa identificación y filia- coro. El recinto siguió abierto bajo la responsabili-
ción de las personas exclaustradas. dad de un laico, Roque Estrada, designado por el
276 |
Cuando se compruebe que las personas exclaus- gobierno como custodio. Todos los domingos una
tradas vuelven a reunirse en comunidad después de concurrencia nutrida se reunía en él para ofrecer
la disolución, serán castigadas con la pena de uno o actos piadosos y de desagravio.
dos años de prisión. En tal caso, los superiores, prio- A las religiosas no les quedó más remedio que
res, prelados, directores o personas que tengan ca- reagruparse en la insalubre casa de J. Luis Verdía.
lidad jerárquica en la organización o dirección del Empujadas por la suma incomodidad de ella, la
claustro serán castigados con la pena de seis años de convirtieron en noviciado (dos novicias y su maes-
prisión. tra) y despacho de la priora, ocupando las restantes
Las mujeres sufrirán las dos terceras partes de la una vivienda próxima a ese domicilio.
pena en cada caso.105 Por estos días, los más crudos de la Cristiada, la
Santa Sede dio licencia a los fieles de comulgar en
Sin embargo, luego de 12 años de subsistir en las forma extraordinaria a cualquier hora del día, con
peores condiciones, un prieto más en el arroz no dos horas de ayuno. A mediados de ese año otra vez
arredró a las dominicas en sus aspiraciones, pero sí fue reelecta sor María del Refugio del Divino Salvador
les indujo a redoblar las cautelas ante el cariz puni- Navarro. La comunidad practicó ejercicios espiritua-
tivo con que ahora se quería exterminar su modo les, impartidos por el joven jesuita Ramiro Camacho.
de vivir. Al comenzar 1929 el monasterio seguía contan-
do como capellanes a los presbíteros Quezada y Pa-
105 Ibidem, pp. 85-86. lomino, hasta que el primero de ellos, víctima de un
Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de Santa María de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
Se actualiza la persecución: En 1935 el tinte socialista que se impuso desde la
de nuevo exclaustradas, 1932-1938 Constitución en todo México pretendió ser la pena
de muerte para los colegios de inspiración cristiana
A finales de ese año, la policía secreta tendió un en la República, confinando otra vez a la clandesti-
cerco al monasterio clandestino, que fue evacuado; nidad a los institutos de vida consagrada. Treinta y
las religiosas se trasladaron a una destartalada vi- tres eclesiásticos del clero de Guadalajara que prac-
vienda en la calle de la Parroquia, donde debieron ticaban ejercicios espirituales en la ciudad fueron
hacinarse en las peores condiciones. La comunidad encarcelados en octubre, obteniendo la libertad a
se componía entonces de 25 monjas. El goberna- cambio del pago de una multa de 1,000 pesos.
dor Sebastián Allende redujo a ocho el número de Al año siguiente (1936), el 6 de noviembre, el
presbíteros autorizados a administrar los sacramen- nuevo arzobispo de Guadalajara, don José Garibi Ri-
tos en el estado de Jalisco, y volvió a clausurar el vera, decretó la dispersión de todas las comunidades
templo de Santa María de Gracia. El 24 de abril de religiosas, exceptuando la de Santa María de Gracia.
1932 Domingo Aguirre pidió al presidente Lázaro El 20 de enero de 1937 el gobernador Everardo
Cárdenas que el templo se convirtiera en museo de Topete adjudicó el templo de Santa María de Gracia
arte religioso.106 al gobierno del estado.
Todo ese año estuvo salpicado de privaciones Las dominicas, agobiadas por la penuria, se acer-
debido al nuevo brote persecutorio. Para colmo de caron al abad de Guadalupe, don Feliciano Cortés,
males, las religiosas perdieron un considerable fon- salido del clero de Guadalajara, quien a cambio de
do material puesto en manos de la señora Virginia 20,000 pesos adquirió para aquella basílica un lote
Sotomayor, la cual, para quedarse con él, denunció importante de vasos sagrados y ornamentos precio-
278 |
el monasterio y obligó a la comunidad a dispersarse sos que portentosamente se habían salvado.
una vez más. El 1 de noviembre se reavivó en Guadalajara el
En 1933 el templo de Santa María de Gracia fue cateo de viviendas en busca de comunidades de re-
clausurado, y en tales condiciones permaneció du- ligiosas y hubo arrestos de sacerdotes. El arzobispo
rante una década.107 José Garibi Rivera dispuso la evacuación de los con-
Las dominicas se arriesgaron a vivir en pequeños ventos, aunque la notificación no llegó al de Santa
grupos, alejadas entre sí, conservando, no obstante, María de Gracia.
abierto el noviciado y las profesiones de votos. Algo A mediados de 1938 la tempestad comenzó a
parecido hizo el seminario conciliar, sin una casa fija, amainar y la arquidiócesis tapatía pudo celebrar el
sosteniendo grupos dispersos aquí y allá en las ba- primer Congreso Eucarístico de su historia, y tam-
rriadas populosas distantes del centro de la ciudad. bién su primer Congreso Eucarístico Diocesano.
Paradójicamente, las vocaciones en nuestro monas-
106 Moisés González Navarro, op. cit., vol. IV, p. 56.
107 ElDirectorio General del Estado de Jalisco, publicado por Ri- terio iban en aumento.
cardo Delgado en 1940, en edición patrocinada por la Cámara
Nacional de Comercio e Industria de Guadalajara, da la lista de
Cesa la persecución, 1940-1951
los templos clausurados en ese tiempo: Belén, Cristo Rey, El
Calvario, El Refugio, La Milagrosa, La Preciosa Sangre, La Sole-
dad, Los Dolores, Sagrado Corazón, San Diego y Santa María de La tensión entre la Iglesia y el Estado menguó a par-
Gracia (p. 430). Ya no se incluyen los templos incautados por
los carrancistas en 1914, como el de Santo Tomás, y la capilla de
tir de 1940. Las monjas debían seguir viviendo en la
Loreto, incautado por los constitucionalistas. clandestinidad y de forma precaria, pero ahora con
Figura 20. Casa donde estuvo el convento clandestino de Santa María entre 1940 y 1951. Fotografías de Tomás
de Híjar Ornelas, 2014.
menos zozobras, aunque privadas de una vivienda 1942, organizada a instancias del vicepresidente del
apta para sus fines; ocupaban una en la calle de Re- Comité Central de Festejos por el IV Centenario de
forma número 764, en el territorio de la parroquia la fundación de Guadalajara, Víctor González Luna,
del Dulce Nombre de Jesús (figura 20). el cual, con el apoyo del arzobispo, solicitó y obtuvo
Al año siguiente, el canónigo Antonio Correa vi- que en el recinto se presentara una exposición de
sitó el monasterio, que mereció elogios de su parte. arte sacro, la cual avaló el presidente Manuel Ávila
La priora pidió licencia para adecuar la casa a las Camacho a través de la Dirección de Bienes Nacio-
necesidades de la comunidad, pero la noticia de la nales y de las principales arquidiócesis de México.
restitución del templo de Santa María de Gracia y La exposición tuvo cuatro grandes secciones: borda-
del anexo movió al arzobispo Garibi a recomendar dos, orfebrería, pintura y escultura.108 Se esperaba
la interrupción de las obras; el marco para ello lo 108 Cfr.
Alberto María Carreño, La exposición de arte religioso en
dio la exposición de arte religioso del 3 de febrero de Guadalajara, Guadalajara, s.e., 1942.
Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de Santa María de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
280 | Figura 21. Templo de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, anexo al monasterio de Santa María de Gracia de Guadalajara, bajo el diseño y ejecución del ingeniero y presbítero Pedro
Castellanos Lambley. Fotografías de Tomás de Híjar Ornelas, 2014.
que al concluir, el 5 de marzo siguiente, el templo don José Aguilar Figueroa, por su parte, ofreció do-
quedara abierto al culto divino, lo cual no sucedió nar al monasterio un terreno amplio en la colonia
en ese momento, pero sí más tarde. Sin embargo, Chapalita, proyecto que no avaló monseñor Garibi
las monjas ya no se hicieron cargo de su atención, arguyendo que estaba muy lejos y distante de la
pues el arzobispo ratificó como rector de la capella- ciudad. El canónigo Rafael Ramos Chávez propuso
nía al presbítero Abraham Andrade, el mismo con a las monjas, a principios de 1949, un terreno en
quien habían tenido diferencias. la delegación de Zoquipan, del municipio de Zapo-
Largos meses transcurrieron sin que se solucio- pan. También se les hicieron ofertas de un predio
nara el problema del nuevo convento. A principios por El Rosario, en Tonalá, y otro en Ciudad Granja,
de 1947 un bienhechor, don Ignacio Navarro, donó en Zapopan. Finalmente les fue ofrecido un terreno
a la comunidad dos casitas para que, uniéndolas, lo próximo al Club Guadalajara, en el fraccionamiento
construyeran. El arzobispo no fue de ese parecer, y Ladrón de Guevara de Guadalajara.
propuso a las religiosas la adquisición de un terre- Ante tantas propuestas y las vacilaciones de la
no de 2,000 m2 frente al Hospital Guadalupano, en priora, y aprovechando la ausencia de ésta, la re-
la colonia Alcalde Barranquitas.109 El fraccionador fitolera del convento, sor María del Espíritu Santo,
109 Este nosocomio fue fundado por el presbítero Luis Sánchez nos referimos lo compró la Colonia Tamazulense, a instancias
Araiza en 1935, y se llamó después Hospital Alcalde. Subsiste del presbítero Librado Arreola, para edificar en él un templo a
con el nombre de Salud de los Enfermos. El terreno al que aquí su patrona, Nuestra Señora del Sagrario, hoy sede parroquial.
Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de Santa María de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
Figura 23. La comunidad actual de monjas dominicas de Santa María de Gracia en el huerto de su convento. Fotografía de Román Ramírez Carrillo, 2013.
ventajoso para despojar a las monjas de esas cons- Cabe señalar que la rama femenina de la orden
282 | trucciones. de predicadores tiene en México su vergel más flori-
De cara al futuro, las herederas de un legado de do de Hispanoamérica, pues mientras los del Cono
muchos siglos han llegado al siglo xxi. Durante un Sur, Centroamérica y las Antillas suman 31, en este
cuarto de siglo, de 1914 a 1939, el acoso del gobier- suelo se cuentan 18, y el más numeroso es el nues-
no, las agresiones, la violencia legal y los vejámenes tro, integrado a la fecha por 33 monjas, casi todas de
en su contra, lejos de apagar su voluntad, la forta- menos de 45 años de edad.
lecieron. Dos generaciones de monjas intrépidas y En medio de su pobreza y ocupándose en labo-
valientes, abandonadas casi por todos, subsistiendo riosas tareas para asegurar su diario vivir, la comuni-
a duras penas, confiadas sólo a la providencia, pu- dad de Santa María de Gracia de Guadalajara ocupa
dieron mantenerse unidas y salir a flote, de modo hoy un lugar sobrio, digno y cómodo, en creciente y
que a la postre el fallido intento de suprimir la vida habitual roce con los ideales dominicos. Carecen de
monacal más bien redundó en beneficio de los mo- rentas y no reciben nada de los fondos piadosos de la
nasterios de vida contemplativa y de la instauración capellanía. Se sostienen atendiendo un taller de alta
de la vida común. Tal criba fortaleció la tenacidad costura, donde confeccionan paramentos litúrgicos,
de las monjas y cerró un doloroso capítulo de casi y una cocina donde preparan diversas viandas, es-
un siglo (figura 23). pecialmente de repostería.111
111 Para redactar este artículo, el autor recurrió a la investiga-
ción usada por él mismo para la monografía Silencio y oración
litúrgica. La comunidad de monjas dominicas de Santa María de
Gracia a 425 años de su fundación, Guadalajara, Morfotec, 2013.