Ensayo de Registral Asiento Registral.
Ensayo de Registral Asiento Registral.
Ensayo de Registral Asiento Registral.
INTRODUCCIÓN
El sistema registral peruano tiene como fuente la ley hipotecaria española; así mismo,
sus orígenes en nuestro país se remontan al registro de propiedad inmueble de 1888,
por el cual se crea un sistema descentralizado de registros en el cual se inscriben los
inmuebles. Actualmente nuestro sistema registral se encuentra a cargo de la SUNART
(Superintendencia Nacional de los Registros Públicos) y el Sistema Nacional de los
Registros Púbicos, los cuales fueron creados con la Ley 26366 en el año de 1994.
Este sistema se encuentra regulado en principios registrales, los cuales vienen a ser
aquellas directrices, orientaciones básicas y generales contenidos en normas jurídicas,
decisiones jurisprudenciales u opiniones doctrinarias que orientan la inscripción, el
procedimiento y la organización del Registro en un determinado sistema registral. Dentro
de estos principios tenemos los siguientes: Rogación, Tracto Sucesivo, Titulación
Auténtica, Legalidad, Especialidad, Prioridad Preferente, Impenetrabilidad,
Legitimación, Fe pública registral, Prioridad excluyente, Publicidad Registral.
Estos principios registrales son de gran utilidad, debido a que facilitan el estudio de la
materia, contribuyen a la interpretación y perfeccionamiento de la legislación vigente,
sirven de criterio orientador a la jurisprudencia, con una sola palabra se da a conocer
una determinada regulación jurídica. No obstante, algunas veces estos principios no son
aplicados por los registradores, pues solo toman como base la norma más no los
principios.
Por ello, nos plantearemos la siguiente pregunta ¿de qué manera operan los principios
registrales en nuestro sistema registral peruano? A partir de esta problematización
buscaremos demostrar la importancia que tiene los principios registrales en nuestro
sistema registral y cómo es que ayudan en la solución de controversias registrales.
II. ARGUMENTACIÓN
La historia reciente de nuestro país ha puesto de relieve, que la operatividad de los
principios registrales en nuestro sistema registral es incipiente, debido a que nuestros
registradores no aplican o no dan importancia a estos, sino a las normas que en
ocasiones carecen de vacíos legales.
En palabras de Rubio (1999) señala que los principios registrales vienen a ser las
orientaciones básicas y generales contenidos en normas jurídicas, decisiones
jurisprudenciales u opiniones doctrinarias que orientan la inscripción, el procedimiento y
la organización del Registro en un determinado sistema registral. Se generan en las
normas jurídicas y coadyuvan a su interpretación e integración u orientan la producción
legislativa. No debemos olvidar que al tratar de los principios registrales nos referimos
a principios de cuarto nivel, aplicables a nuestro Sistema Registral.
Así mismo Torres (s/f) manifiesta que los principios registrales son los que determinan
o caracterizan el sistema registral de cada Estado. Es decir, los mismos Principios
Registrales no son consagrados en todos los Estados. En cada Estado se consagran
distintos principios registrales y de acuerdo a éstos el sistema registral de cada Estado
adopta determinados caracteres, y brinda determinadas soluciones a los problemas que
se presentan y que no se encuentren regulados en el derecho positivo registral de cada
Estado, es decir, son de mucha importancia en la integración del derecho cuando se
presentan lagunas del derecho. Los Principios Registrales no están consagrados
exactamente de la misma manera en todos los Estados, ni tampoco en todos los
Estados tienen el mismo nombre los Principios Registrales.
Considero tal como, expresa Rubio que los principios revisten de trascendental
importancia en el sistema registral, puesto que funcionan como directrices, lineamientos
y sobre todo como un soporte por los cuales los registradores van a poder interpretar
de manera adecuada, o en algunos casos ayudarán a dar soluciones antes que un
problema se presente o antes que se plantee un supuesto. Así mismo, concuerdo con
el autor al referirse a que estos servirán como base en el derecho positivo en el caso
de que se presente alguna controversia y que para su solución no se pueda acudir a la
normatividad, ya sea porque ésta presenta vacíos legales. En estos casos lo que debe
hacer el registrador es aplicar los principios registrales para que la solución que estos
den tenga una buena fundamentación. Además se puede decir que éstos sirven como
elementos diferenciadores, pues se caracterizan por distinguir el sistema registral que
cada país adopta.
Cabe señalar que cada principio tiene sus propias características, para ello es necesario
conocer cómo se aplican o como operan en el sistema registral peruano. Los principios
que nuestro ordenamiento recoge son los siguientes: Principio de Legalidad, de
rogación, especialidad, titulación auténtica, publicidad registral, legitimación, fe pública
registral, tracto sucesivo, prioridad excluyente y prioridad preferente.
Para tal caso, empezaremos a definir el principio de legalidad, tal como menciona Torres
(s/f) por dicho principio el registrador efectúa un examen previo de legalidad a los Títulos
en sentido formal y sustancial (es decir, califica el acto y el documento), además
comprende la revisión minuciosa de si el acto es inscribible, los obstáculos, la partida o
partidas registrales con las cuales se vincula o vinculan el acto que se solicita inscribir y
de los antecedentes que obran en el Registro, conforme se precisa en las normas
indicadas.
Así también el código civil peruano de 1984, en su artículo 2011° establece “Los
Registradores califican la legalidad de los documentos en cuya virtud se solicita la
inscripción, la capacidad de los otorgantes y la validez del acto, por lo que resulte de
ellos, de sus antecedentes y de los asientos de los registros públicos.”
Con ello, podemos decir que este principio regula la obligatoriedad de la función de
calificación registral por parte de Registrador público, es decir que este tiene que
efectuar la calificación registral con mucho detalle y cuidado para que así de por validado
o pueda establecer si un título es inscribible o no.
No obstante, este principio muchas veces se suele confundir con la función calificadora
registral que ejercen los registradores públicos, en ese sentido cabe delimitar o
diferenciar ambos términos, la función calificadora tiene un alcance mayor que el
principio de legalidad ya que éste supone solo un aspecto de la calificación registral,
puesto que en la calificación están comprendidos además del control de la legalidad la
determinación de los obstáculos que puedan emanar de la partida (tracto sucesivo,
impenetrabilidad y prioridad excluyente) así como de la relevancia registral de la
situación jurídica que pretende inscribirse.
Por otro lado, se tiene al principio de rogación que como señala García (1993) es aquel
que establece la necesaria instancia o solicitud de los otorgantes de un acto o derecho
o de tercero interesado para la práctica por el Registrador Público de los asuntos
registrales; salvo mandato legal expreso en contrario.
Mientras que, Moisset de Espanés (1994) afirma que el principio de rogación se plasma
en las normas que exigen petición de parte interesada para lograr la matriculación del
inmueble objeto del derecho real o, posteriormente, obtener la mutación de las
situaciones jurídicas reales sea ya se encuentran registradas.
Este principio es importante por su implicancia como impulso inicial del procedimiento
registral y sus manifestaciones dentro del mismo. Permite al otorgante o a quien este
representa el desistimiento total o parcial de la rogatoria; así como el desistimiento de
la apelación (manifestaciones negativas). Igualmente, permite al legitimado a solicitar
prórrogas, interponer recursos, realizar subsanaciones y cancelar derechos registrales.
Por otra parte, con lo que respecta al principio de especialidad, se encuentra consagrado
en el artículo IV del Título Preliminar del Reglamento General de los Registros Públicos
del 2001 de la siguiente manera: “Por cada bien o persona jurídica se abrirá una partida
registral independiente, en donde se extenderá la primera inscripción de aquellas, así
como los actos o derechos relativos a cada uno. En el caso del Registro de Personas
Naturales, en cada registro que lo integra, se abrirá una sola partida por cada persona
natural, en la cual se extenderán los diversos actos inscribibles. Excepcionalmente,
podrán establecerse otros elementos que determinen la apertura de una partida
registral”
Otro de los principios es el de titulación auténtica, que a decir García (1999) constituye
“una primera garantía de legalidad” que persigue el sistema registral al exigir, salvo
disposición en contrario, que la inscripción se realice en mérito a instrumento público,
vale decir con instrumentos en los que interviene el Notario, profesional del Derecho, o
de funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones.
Con ello, quiere decir que en algunos casos se requerirá la forma pública o titulación
autentica y en otros el documento de fecha cierta, documento privado con firmas
legalizadas. Así mismo, el fundamento de este principio se deriva del necesario
reconocimiento que la seguridad jurídica no puede conseguirse únicamente mediante
un perfeccionamiento del sistema, sino que se requiere, como exigencia básica para la
producción de sus efectos de la existencia de documentación autentica. Cabe
mencionar que título inscribible es el documento donde consta el acto o derecho
inscribible y está constituido por el título material, que es el acto o contrato generador
de la situación jurídica objeto de la inscripción; y el título formal está constituido por el
conjunto de documentos en donde consta el acto o derecho.
Por otra parte tenemos el principio de publicidad registral que tal como señala Delgado
(s/f) es aquella exteriorización continua e ininterrumpida de un acontecimiento jurídico
que organiza e instrumenta el Estado mediante un órgano operativo, con el fin de
generar la cognoscibilidad general a los terceros, creando con ello, la tutela de los
derechos y la seguridad en el tráfico de los mismos.
Considero que este principio constituye la razón de ser del registro y es uno de los
efectos de la inscripción, porque consiste en poner de manifiesto “erga omnes” los
derechos inscritos a los terceros interesados y además la ley declara que nadie puede
alegar desconocimiento del contenido del Registro con una presunción de conocimiento
Jure et Jure, esto es sin admitir prueba en contrario. Además hay que entender a este
principio como la exteriorización de situaciones y relaciones jurídicas de modo
permanente, continuo y organizado a través del Registro. Su finalidad es proporcionar
seguridad jurídica de las situaciones y relaciones jurídicas incorporadas al Registro
(seguridad estática) y seguridad en el tráfico (seguridad dinámica) derivado de lo
inscrito.
También tenemos al principio de legitimidad, según Torres (s/f) manifiesta que este
principio tiene por objeto otorgar fuerza legitimatoria a la adquisición que aparece
inscrita a favor del titular registral, del acreedor hipotecario, entre otros. En los Sistemas
Registrales que consagran este Principio Registral como el Sistema Registral Peruano,
la registración surte mayores efectos que en los Sistemas Registrales que no consagran
este Principio Registral.
Entonces se puede decir que el principio de legitimación está referido a uno los efectos
que produce la inscripción: presunción iuris tantum de certeza respecto de su contenido,
al que, igualmente, se presume exacto y válido.
Así mismo, se puede desprender que esta legitimación puede ser activa cuando está
dirigida al titular quien puede actuar conforme al contenido del asiento o pasiva cuanto
es un tercero el que valiéndose del contenido de un asiento se relaciona con el titular.
Po otra parte está el principio de fe pública registral que según Gordillo (s/f) afirma que
en virtud de la fe pública registral, para el tercero, lo que el Registro publica vale, aunque
no lo sea, como si fuera la realidad. Positivamente y negativamente: lo que el Registro
Publica es como si existiera o fuera cierto presunción, ahora juris et de jure, de exactitud,
y lo que en el Registro no aparece, es como si no existiera presunción, ahora indiscutida,
e igualmente juris et de jure de integridad registral.”
El autor también menciona que dicho principio tiene las siguientes características: Es un
estado de desconocimiento de la inexactitud registral, no exige más diligencia al
adquirente que la resultante del Registro, la mala fe debe ser demostrada y la buena fe
debe ser exigible solo al adquiriente del derecho y no del transmitente y debe existir al
momento de la celebración del acto y debe subsistir hasta la fecha de la inscripción del
derecho del tercero, las causas de inexactitud no consten en los asientos registrales, se
descarta la posibilidad de admitir al título archivado. La causa más frecuente de
inexactitud es la demanda.
Así mismo este principio se encuentra consagrado en el art. 2014 del código civil
peruano de 1984, que establece lo siguiente: “el tercero que de buena fe adquiere a
título oneroso algún derecho de persona que en el registro aparece con facultades para
otorgarlo, mantiene su adquisición una vez inscrito su derecho, aunque después se
anule, rescinda o resuelva el del otorgante por virtud de las causas que no consten en
los registros públicos. La buena fe del tercero se presume mientras no se pruebe que
conocía la inexactitud del registro.”
De lo dicho por el autor y en concordancia con los que menciona la norma, puedo decir
que el Principio Registral de Fe Pública Registral tiene por objeto proteger la adquisición
del tercero registral y puede ser suficiente que la adquisición sea a título gratuito, o
requerir que la misma sea a título oneroso como en el caso del Sistema Registral
Peruano.
Además los requisitos que este principio exige es que no se haya tenido conocimiento
de la realidad extraregistral, por ejemplo si existe un proceso judicial de nulidad de
compra venta inscrita y se acredita que el adquiriente conocía de la existencia de dicho
proceso judicial, no puede ser considerado tercero registral, es decir, en este supuesto
este adquiriente no es protegido por el Principio Registral de Fe Pública Registral en el
Sistema Registral Peruano y lo mismo sucede en todos los otros Sistemas Registrales
en los cuales también se consagre el Principio de Fe Pública Registral a título oneroso.
Debe existir un derecho o acto inscrito que contenga una causa de invalidez (nulidad o
anulabilidad) o ineficacia (resolución o rescisión), que publicita la existencia de
facultades dispositivas para el transferente de un derecho. Dentro de la nulidad debe
considerarse la falsedad total o parcial incluyéndose la suplantación de las partes.
Dentro del sistema registral también tenemos al principio de tracto sucesivo, el cual es
regulado por el Código Civil en su artículo 2015 y sus alcances son propios del registro
de predios. Así, se establece que ninguna inscripción, salvo la primera, se hace sin que
esté inscrito o se inscriba el derecho de donde emane.
Según Diez Picazo (1995) se concibe a este principio como “presupuesto esencial del
procedimiento registral” y Manzano (1991) manifiesta que es un “principio de orden
registral.” Se trata de que la cadena de transmisiones se produzca de modo continuo,
que el historial del predio se produzca ordenadamente. El Principio de Tracto Sucesivo
consiste en la concatenación sucesiva de actos registrados relacionados con un mismo
bien o persona natural o persona jurídica. Es decir que implica el encadenamiento
sucesivo de las inscripciones, por ejemplo la segunda transferencia no puede inscribirse
sin que esté inscrita la primera transferencia en el Registro, salvo que se inscriba
aplicando el tracto abreviado.
Este principio permite reflejar en forma completa y exacta la historia jurídica de los
bienes inmuebles lo que facilita al Registrador el ejercicio de su función calificadora,
puesto que éste tendrá a su alcance los datos para permitir que solamente accedan al
registro los actos otorgados por el titular inscrito y para impedir el acceso de los actos
que no cumplan con el requisito de la previa inscripción.
Otro de los principios es el de Prioridad, Roca Sastre (s/f) precisa que el principio de
prioridad es el principio hipotecario en virtud del cual el acto registrable que
primeramente ingrese en el Registro de la propiedad se antepone con preferencia
exluyente o superioridad de rango, a cualquier otro acto registrable que, siéndole
incompatible o perjudicial, no hubiere sido presentado al Registro o lo hubiere sido con
posterioridad aunque dicho acto fuese de fecha anterior.
El Principio Registral de Prioridad opera de dos maneras: para excluir derechos y para
determinar el rango entre ellos (preferencia entre varios derechos inscritos: embargos,
hipotecas, etc). Cuando opera en la primera forma se le denomina Principio de Prioridad
Excluente y cuando opera en la segunda forma se le denomina Principio de Prioridad
Preferente. Lo cual se desarrolla en los siguientes títulos de manera separada. En mérito
a la fecha del ingreso al Registro se determina el rango hipotecario de las hipotecas
(Principio de Prioridad Preferente) y se excluyen unas a otras las dobles ventas
realizadas respecto del mismo bien inscribible (Principio de Prioridad Excluyente).
Así mismo, tiene como finalidad establecer reglas en caso de derechos reales inscritos
y no inscritos y sólo puede ser acogido por los sistemas registrales no constitutivos,
porque cuando el sistema registral es constitutivo, no se puede presentar este problema,
ya que los derechos reales nacen sólo con la inscripción, y antes de efectuada ésta el
derecho real no existe, es decir, en los sistemas registrales constitutivos no existen
derechos reales fuera del registro ni aún entre las partes.
Este principio registral está consagrado para el supuesto de dos derechos reales en
conflicto un derecho real inscrito y otro derecho real no inscrito. Este problema no puede
presentarse en los Sistemas Registrales Constitutivos, porque en dichos Sistemas
Registrales los derechos reales nacen con la inscripción en el Registro, es decir, este
problema no puede presentarse en los Sistemas Registrales Constitutivos por que en
los mismos sólo existen derechos reales inscritos.
Este principio registral trae como consecuencia el cierre del registro para cualquier otro
título incompatible. Se aplica cuando ya existe un título inscrito y se presenta otro
relacionado al mismo inmueble (a la misma partida registral, pero totalmente
incompatible con el otro título, digamos la doble venta). Es decir, se aplica de un título
inscrito respecto a otro título no inscrito que es incompatible.
Por otro lado tenemos al Principio Registral de Prioridad Preferente también llamado
principio registral de prioridad de rango, prioridad compatible o prioridad por Rangos.
Tal como se ha demostrado, cada uno de estos principios registrales cumple una función
trascendental en nuestro sistema registral peruano y por tanto deben ser objeto de
aplicación para poder solucionar problemas o casos en concreto.
III. CONCLUSIONES
IV. BIBLIOGRAFÍA