Keohane y Nye - Enfoque Liberal de La Interdependencia

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Enfoque liberal de la interdependencia

La interdependencia en la política mundial

Vivimos en una era de interdependencia. El poder de las naciones se ha tornado más elusivo, puesto que los
cálculos de poder son más difíciles y engañosos que en otras épocas. Muchos investigadores consideran que en
nuestra época el Estado territorial, figura dominante en la política mundial durante cuatro siglos a partir de la
finalización del feudalismo, está siendo eclipsado por actores no territoriales, como las corporaciones
multinacionales, los movimientos sociales transnacionales y las organizaciones internacionales.

La interdependencia afecta la política mundial y el comportamiento de los Estados, pero las acciones
gubernamentales también influyen sobre los modelos de interdependencia. Al crear o aceptar procedimientos,
normas e instituciones para ciertas clases de actividades, los gobiernos regulan y controlan las relaciones
transnacionales e interestatales; a estos acuerdos gubernamentales se los denomina “regímenes internacionales”.

Las teorías del equilibrio de poder y de la seguridad nacional resultan muy pobres para el análisis de los
problemas de la interdependencia económica o ecológica. En términos tradicionales, la seguridad no es
ciertamente el principal problema que enfrentan los gobiernos. Y dado que la fuerza militar es ineficaz frente a
ciertos problemas, la noción convencional de poder carece de precisión. Por lo tanto, pueden llegar a ser
necesarios distintos conceptos de poder para enfrentar problemas diversos. En la política de la interdependencia
se encuentran involucrados intereses internos, transnacionales y gubernamentales; las políticas interna y externa
comienzan a enlazarse estrechamente; la noción de interés nacional cada vez opone mayores dificultades para su
uso eficaz; las máximas tradicionales de la política internacional (los Estados actuarán en función de sus intereses
naciones o los Estados procurarán maximizar su poder) se vuelven ambiguas.

Interdependencia, en su definición más simple, significa dependencia mutua. En política mundial,


interdependencia se refiere a situaciones caracterizadas por efectos recíprocos entre países o entre actores en
diferentes países. A menudo, estos efectos resultan de intercambios internacionales (flujos de dinero, bienes,
personas y mensajes que traspasan las fronteras). Tales intercambios se incrementaron a partir de la Segunda
Guerra Mundial.

Donde existen efectos de costo recíproco en los intercambios (aunque no necesariamente simétricos), hay
interdependencia. Cuando las interacciones no implican efectos de costo significativos, simplemente hay
interconexión. Según Keohane, las relaciones interdependientes siempre implicarán costos, dado que la
interdependencia reduce la autonomía; pero es imposible determinar a priori si los beneficios de una relación
serán mayores que los costos. Esto dependerá tanto de los valores que animen a los actores como de la naturaleza
de la relación. Nada asegura que las relaciones interdependientes puedan caracterizarse como de beneficio mutuo.
La política de la interdependencia económica y ecológica implica competencia, incluso en los casos en que la
cooperación prometa amplios beneficios netos.

Para entender el papel del poder en la interdependencia, es necesario distinguir entre dos dimensiones:
sensibilidad y vulnerabilidad. La sensibilidad implica grados de respuesta dentro de una estructura política. La
vulnerabilidad se apoya en la disponibilidad relativa y en el costo de las alternativas que los actores deben
encarar. La vulnerabilidad es particularmente importante para entender la estructura política de las relaciones de
interdependencia; en cierto sentido, permite focalizar los actores que establecen las reglas del juego internacional.

Tan importante como entender el modo en que la manipulación de la interdependencia puede ser un instrumento
de poder, resulta importante establecer los límites de ese instrumento. La interdependencia asimétrica por sí
misma no puede explicar los resultados de las negociaciones, incluso en las tradicionales relaciones entre los
Estados. El poder medido en términos de recursos o de potencial puede parecer diferente del poder medido en
términos de influencia sobre los resultados; también es necesario considerar su traducción efectiva en los
procesos de negociación política.
En la política mundial, las normas y los procedimientos no son ni tan completos ni tan obligatorios como en los
sistemas políticos internos; las instituciones tampoco son tan poderosas ni tan autónomas. La debilidad de las
organizaciones internacionales y los problemas de la obligatoriedad del derecho internacional a veces despistan a
los observadores y los llevan a pensar que los regímenes internacionales son insignificantes y que pueden
ignorarse por completo. Pero, aunque la integración global generalizada sea débil, a menudo los regímenes
internacionales tienen importantes efectos sobre las relaciones de interdependencia que involucran a los países
en un problema específico.

Los regímenes internacionales son factores intermedios entre la estructura de poder de un sistema internacional y
la negociación política y económica que se produce dentro del mismo. La estructura del sistema (distribución de
los recursos de poder entre los Estados) afecta profundamente la naturaleza del régimen (mayor o menor
aflojamiento del conjunto de normas, reglas y procedimientos formales e informales que son relevantes para el
sistema).

Realismo e interdependencia compleja

Para los realistas políticos, la política internacional consiste en una lucha por el poder; tres supuestos integran
esta visión. Primero, los Estados, como unidades coherentes, son los actores dominantes en la política mundial.
Segundo, la fuerza es un instrumento utilizable y eficaz en la política. Tercero, existe una jerarquía de problemas
en la política mundial que es encabezada por las cuestiones de seguridad militar; la “alta política” de la seguridad
militar predomina sobre la “baja política” de los asuntos económicos y sociales.

Cada uno de los supuestos realistas puede refutarse. Si se realiza una refutación global, es posible imaginar un
mundo (1) en el que otros actores además de los Estados participen activamente en la política mundial, (2) en el
que no exista una clara jerarquía de cuestiones y (3) en el que la fuerza sea un ineficaz instrumento de política.
Bajo estas condiciones (características de la interdependencia compleja) se puede esperar que la política mundial
sea muy diferente de lo que es bajo las condiciones realistas. Sin embargo, no se sostendrá que la
interdependencia compleja refleja fehacientemente la realidad política mundial. Por el contrario, tanto ella como
la representación realista son tipos ideales; muchas situaciones caerán en algún lugar situado entre ambos
extremos. A veces los supuestos realistas serán muy precisos, pero con frecuencia la interdependencia compleja
proporcionará un mejor retrato de la realidad.

Características de la interdependencia compleja

[Texto Llenderrozas]

1. Canales múltiples que conectan las sociedades. (La participación de amplias y dinámicas organizaciones, no
controladas por los gobiernos, se ha convertido en parte normal de las relaciones exteriores e internas).
2. Falta de jerarquización en los temas de los Estados. (Ya no pueden subordinarse todas las cuestiones al tema
de la seguridad militar).
3. Menor papel de la fuerza militar. (Los efectos del poder militar son tanto costosos como inciertos).

Los procesos políticos de la interdependencia compleja

En un mundo de interdependencia compleja es de esperar que algunos funcionarios, en especial de los niveles
bajos, enfaticen la variedad de metas que deben proponerse los Estados. En ausencia de una clara jerarquización
de los problemas, las metas variarán según las cuestiones y pueden no estar estrechamente relacionadas con ellas.
Cada burocracia se mueve en pos de sus propios intereses y aunque varios organismos puedan llegar a
compromisos sobre cuestiones que afecten a todos, hallarán que es difícil mantener un patrón político consistente.
- Estrategias de vinculación:

Las metas habrán de variar bajo la interdependencia compleja según las áreas de cuestiones y lo mismo ocurrirá
con la distribución de poder y los procesos políticos típicos. Como la fuerza militar se halla desvalorizada bajo la
interdependencia compleja, a los Estados militarmente fuertes les será más difícil emplear su predominio total
para el control de resultados en cuestiones en las que se sienten débiles. Y dado que la distribución de los recursos
de poder en comercio, transporte naviero o petróleo, por ejemplo, puede ser muy diferente, los modelos de
resultados y los distintos procesos políticos probablemente habrán de variar de un conjunto de cuestiones a otro.

La diferenciación de las áreas temáticas dentro de la interdependencia compleja significa que el entrelazamiento
de las cuestiones se tornará más problemático y tenderá a reducir la jerarquía internacional. El insignificante
papel de la fuerza llevará a que los Estados dependan más de otros instrumentos a los efectos de ejercer el poder.
Así, los Estados menos vulnerables tratarán de emplear la interdependencia asimétrica en grupos particulares de
cuestiones como una fuente de poder; también tratarán de utilizar las organizaciones internacionales, los actores
transnacionales y los flujos de dinero.

- Establecimiento de la agenda:

La falta de una jerarquía clara entre las múltiples cuestiones lleva a esperar que la política de formación y control
de la agenda se torne más importante. Como las condiciones de la interdependencia compleja están más
estrechamente cercanas, la política de formación de la agenda se torna más aguda y diferenciada. Bajo la
interdependencia compleja es posible esperar que la agenda resulte afectada por los problemas internos y
externos creados por el crecimiento económico y que se incremente la interdependencia de sensibilidad. Incluso
si las capacidades de los Estados no cambian, las agendas pueden ser afectadas por cambios en la importancia de
los actores transnacionales.

- Relaciones transnacionales y transgubernamentales:

Los múltiples canales de contacto entre las sociedades hace aún más borrosa la distinción entre política interna y
política internacional. La disponibilidad de socios en las coaliciones políticas no se encuentra necesariamente
limitada por las fronteras nacionales, tal como supone el análisis tradicional. Cuanto más cercana se encuentre
una situación de la interdependencia compleja, más probable será que los resultados de la negociación política se
vean afectados por las relaciones transnacionales.

Estos múltiples canales de contacto de la interdependencia compleja no se hallan limitados a los actores no
gubernamentales. Los contactos entre las burocracias gubernamentales encargadas de tareas similares pueden no
sólo alterar sus perspectivas, sino también llevar a coaliciones transgubernamentales sobre cuestiones políticas
específicas. Un organismo gubernamental puede perseguir sus propios intereses bajo la apariencia de estar
actuando en pos del interés nacional. Por otra parte, las interacciones recurrentes pueden cambiar las
percepciones oficiales de lo que son sus intereses.

- Papel de los organismos internacionales:

En un mundo de múltiples problemas imperfectamente relacionados, en el cual las coaliciones son


transnacionales y transgubernamentales, el papel potencial de las instituciones internacionales para la
negociación política ha crecido enormemente. Ellas contribuyen a establecer la agenda internacional, actúan como
catalizadores para la formación de coaliciones y como escenario para iniciativas políticas y vinculación de los
Estados débiles. Los gobiernos deben organizarse para manejar el caudal de iniciativas generado por los
organismos internacionales. Al definir los problemas prominentes y decidir cuáles pueden agruparse, los
organismos pueden contribuir a determinar las prioridades gubernamentales, la naturaleza de las comisiones
interdepartamentales y otras disposiciones al interior de los gobiernos. Por otra parte, las normas sustantivas de
la mayoría de los organismos internacionales, según han ido desarrollándose al cabo de los años, pone el énfasis
en la igualdad social y económica así como también en la igualdad de los Estados.
Cambio de régimen internacional

Los regímenes internacionales proporcionan el entramado político dentro del que ocurren los procesos
económicos internacionales. Comprender el desarrollo y la desintegración de tales regímenes es esencial para
entender la política de interdependencia. Es posible distinguir cuatro modelos basados respectivamente en los
cambios que ocurren en: 1- los procesos económicos; 2- la estructura de poder global en el mundo; 3- la
estructura de poder dentro de determinadas áreas de cuestiones; 4- los atributos de poder en tanto resultan
afectados por los organismos internacionales.

Ningún modelo único es verdaderamente adecuado para explicar la política mundial. Las condiciones de ésta
varían enormemente. Debido a los inconvenientes de una única síntesis compleja, es mejor buscar la explicación a
través de modelos simples y agregarles complejidad a medida que sea necesario.

Para cuestiones económicas, podemos empezar con el modelo de “procesos económicos” (1), que ignora por
completo la estructura de la política internacional y predice el cambio de régimen sobre la base del cambio
tecnológico y el crecimiento de la interdependencia económica. Si tal modelo realmente explica un
comportamiento, podemos omitir todas las complejidades de determinar la estructura de poder relevante.
Creemos que esto sólo raramente ocurrirá, si es que ocurre.

Por lo tanto, el próximo paso analítico consistirá en agregar política del modo más simple posible para tratar de
ver si el modelo de la “estructura global” (2), solo o en conjunción con el modelo del proceso económico, puede
explicar el cambio de régimen. Al emplear el modelo de la estructura global, esperamos encontrar cierta tendencia
hacia la congruencia entre las distintas cuestiones. No obstante, incluso este enfoque a menudo resultará
insuficiente.

Por lo tanto, el próximo paso consistirá en tornar hacia el “estructuralismo de cuestiones” (3). Al emplear este
modelo, suponemos que los recursos de poder son lo bastante específicos por área de cuestiones y que la
capacidad de vinculación habrá de ser débil. Dentro de las áreas de cuestiones, los recursos de poder relacionados
a la vulnerabilidad dominarán los recursos relevantes para la sensibilidad dentro del régimen. Cuando el régimen
produce resultados contrarios a los esperados en el campo de los recursos fundamentales de poder, entonces
podemos prever que los Estados poderosos al nivel de vulnerabilidad obliguen a cambios en el régimen.

A veces, incluso este refinamiento no alcanzará para explicar el cambio de régimen, por lo que habrá que recurrir
al modelo de “organización internacional” (4) y examinar cómo las normas, sistemas e instituciones benefician a
algunos actores antes que a otros. También es necesario preguntarse cómo los regímenes internacionales
adquieren una fuerza inercial que les permite persistir aun después de que las condiciones que les dieron vida
hayan desaparecido.

Un modelo puede aplicarse bastante bien a un período pero puede ser insuficiente para otro. No sería muy
inteligente desarrollar un único modelo amalgamado; pero bajo diferentes condiciones, diferentes combinaciones
de modelos suministrarán las mejores explicaciones del cambio de régimen internacional y de los resultados
políticos.

Conclusiones

La preocupación por el mantenimiento y el desarrollo de los regímenes internacionales nos lleva a prestar más
atención a los problemas de liderazgo en la política mundial. Por otra parte, el examen del liderazgo mundial
contemporáneo lleva a una creciente atención hacia los problemas de la organización internacional.

El hecho de ser menos vulnerable en una situación de mutua dependencia puede ser usado como un recurso de
poder; pero es difícil calcular las asimetrías y, cuando existen muchas de ellas, especificar las vinculaciones que las
unen. Aun sintiéndonos bastante cómodos en la estimación de la estructura de poder, no podemos estar seguros
de predecir correctamente los resultados.
Si pudiéramos asumir que la vinculación y la politización fuesen controladas por estadistas racionales, con firme
control de sus gobiernos y de sus sociedades, entonces el proceso de negociación de la interdependencia compleja
podría ser rápidamente aprehendido. Pero el hecho de que la interdependencia tiene diferentes efectos sobre
grupos diferentes y que esos grupos presionan a sus gobiernos por múltiples cuestiones y que, además, tienen
múltiples canales de contacto por encima de las fronteras nacionales, toda esta situación complica enormemente
el proceso de negociación.

Para que los regímenes internacionales gobiernen satisfactoriamente las situaciones de interdependencia
compleja deben ser congruentes con los intereses de los grupos poderosamente ubicados dentro de los
principales Estados, así como también con la estructura de poder entre los Estados.

Por supuesto que liderazgo puede ser un concepto empleado por un Estado dominante para justificar cualquiera
de sus acciones. Pero en la organización de acciones colectivas para manejar la interdependencia económica y
ecológica, el liderazgo a menudo resulta crucial para lograr un comportamiento que se centre en beneficios
comunes antes que en los aspectos suma cero de la interdependencia.

La propia complejidad de las relaciones y la multiplicidad de contactos entre las sociedades pueden contribuir a
un considerable ajuste mutuo de las políticas aun cuando existan conflictos y no puedan desarrollarse reglas
formales.

El crecimiento de la interdependencia económica y ecológica no proporciona orientaciones claras y deterministas


para la política exterior. Aún existe una “necesidad de opción”. Las condiciones de la interdependencia compleja
vuelven más duras dichas opciones. Las opciones se plantearán acerca de cómo organizar las respectivas
porciones de atención que habrán de recibir los aspectos tanto “interno” como “externo” de las cuestiones de
interdependencia. Para EE.UU. una cuestión central será cómo ejercer el liderazgo internacional sin capacidad
hegemónica. La hegemonía británica sobre los sistemas mundiales monetario y marítimo durante el siglo pasado
se apoyaba sobre los pilares gemelos de la restricción de los intereses internos y la aplicación de un poder
preponderante en el exterior. El liderazgo norteamericano habrá de encontrar la misma necesidad de establecer
un buen ejemplo interno, pero le resultará más dificultosa la aplicación del poder. Tenemos que aprender a vivir
en interdependencia y a emplearla para el liderazgo. Desde un punto de vista sistémico, la paradoja
norteamericana puede consistir en que EE.UU. tiene demasiada libertad en el corto plazo y, sin embargo, puede
fracasar en la adopción del liderazgo en problemas económicos y ecológicos que serán cada vez más importantes.

De todos modos, una apropiada política exterior para los Estados más poderosos debe apoyarse en un claro
análisis de la cambiante política mundial. Modelos anticuados o demasiado simplificados del mundo llevan a
políticas inapropiadas. El argumento de Keohane no consiste en que la perspectiva tradicional de la política
mundial sea equivocada; son necesarios varios enfoques con diferentes grados de aplicabilidad en situaciones
diferentes.

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