El Amanecer Del Liderazgo Sistemico
El Amanecer Del Liderazgo Sistemico
El Amanecer Del Liderazgo Sistemico
Los cambios profundos necesarios para acelerar el proceso contra los problemas más intrincados de
la sociedad requieren un tipo de líder extraordinario —el líder sistemático, una persona que impulsa
el liderazgo colectivo.
EL AMANECER DEL
LIDERAZGO DE
SISTEMAS Por Peter Senge,
Hal Hamilton
y John Kania
Con el deceso de Nelson Mandela a finales del 2013, el mundo celebró una vida notable.
Pero la atención sobre los logros de Mandela fue apartada hacia las sombras por la misma
razón por la que tuvo un impacto tan duradero en Sudáfrica y más allá. Por sobre todo,
Mandela representaba un líder sistemático, una persona capaz de sacar adelante el
liderazgo colectivo. De innumerables maneras, llevó a cabo intervenciones, grandes y
pequeñas, enfocadas en unir los restos de un país dividido, para así, enfrentar
colectivamente sus desafíos y construir juntos una nueva nación.
Durante los cuatro delicados años entre la liberación de Mandela de prisión en 1990 y
las primeras elecciones abiertas, él apoyó el proceso de escenarios que unió a los partidos
políticos negros anteriormente excluidos, para así trabajar con sus visiones alternativas
para el futuro de Sudáfrica. Explorar abiertamente y en conjunto sus diferentes ideologías
e implicaciones resultó en la moderación de posibles diferencias divisorias que podrían
haber destrozado la nación, como por ejemplo, decidir sobre la nacionalización de
industrias vitales.
Probablemente el ejemplo más trascendente de Mandela como líder sistemático fue
durante la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, una innovación radical para la
curación emocional del país, que unió a los sudafricanos, tanto blancos como negros, para
enfrentar juntos el pasado y moldear su futuro. La simple idea de que se podría unir a
quienes sufrieron pérdidas profundas con las personas cuyas acciones conllevaron a esas
pérdidas, ponerlos frente a frente, decir sus verdades, perdonarse, y seguir adelante, no
fue solamente un profundo gesto de civilización, sino también la caldera donde se
prepararía el liderazgo colectivo. Ciertamente, el proceso no hubiera sido posible sin la
ayuda del liderazgo de personas como el Obispo Desmond Tutu y el anterior presidente
F.W. de Klerk.
Aún más, el proceso invitó a los miles que participaron para dar un paso adelante en la
co creación de una nueva realidad para Sudáfrica—y, al hacer eso, para representar un
entendimiento antiguo del liderazgo: la raíz indo-europea de «liderar», leith, significa
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literalmente cruzar el umbral—y dejar en el pasado cualquier cosa que pueda limitar el
progreso. En ningún momento de la historia habíamos necesitado tanto a este tipo de
líderes.
Nos enfrentamos a un portador de desafíos sistemáticos que está más allá del alcance de
las instituciones existentes y sus estructuras de autoridades jerárquicas.
Problemas como el cambio climático, la destrucción de ecosistemas, la creciente escasez
de agua, el desempleo juvenil, y la pobreza e inequidad implícitas, requieren de una
colaboración sin precedentes entre diferentes organizaciones, sectores e incluso países.
Al notar esta necesidad, innumerables iniciativas de colaboración surgieron durante la
última década—localmente, regionalmente e incluso globalmente. Sin embargo, han
tenido más problemas que aciertos—parcialmente porque fallaron en fomentar el
liderazgo colectivo, dentro y a lo largo, de las organizaciones colaboradoras.
El propósito de este artículo es compartir lo que vamos aprendiendo sobre los líderes
sistemáticos que se necesitan para promover el liderazgo colectivo. Esperamos
desmitificar lo que significa ser un líder sistemático y continuar creciendo como uno. Es
fácil hablar de líderes ejemplares como Mandela para reforzar la creencia de que se trata
de personas especiales, quienes de alguna manera viven en un plano superior al resto de
nosotros. Pero hemos tenido el honor de trabajar con muchos «Mandelas», y esta
experiencia nos convenció de la existencia de capacidades centrales compartidas y que
estas se pueden desarrollar.
Aunque la posición formal y la autoridad Peter Senge es un profesor y director
importan, hemos observado que las personas del Centro para el Aprendizaje
contribuyen como líderes sistemáticos desde Organizacional de la Sloan School of
Management. También es fundador
muchas posiciones. Como Ronald Heifetz de The Society for Organizational
demostró en su trabajo con el liderazgo flexible, Learning (SoL) (Sociedad para el
aprendizaje organizacional) y
estos líderes cambian las condiciones sobre las cofundador de la Academy for
que otros—especialmente quienes tienen algún Systemic Change (Academia por el
problema—pueden aprender colectivamente cambio sistemático). Senge es el
autor del libro The Fifth Discipline y
para progresar contra ello. coautor y los libros Presence, The
Por sobre todo, hemos aprendido observando el Necessary Revolution, The Fifth
Discipline Fiedlbook y Schools That
desarrollo personal de líderes sistemáticos. Esto Learn. Hal Hamilton es el director del
no es una tarea fácil, y quienes progresan están Sustanaible Food Lab y cofundador
particularmente comprometidos con su propio de la Academy for Systemic Change.
Previo a ello, fue director
aprendizaje y crecimiento. Entender las Sustainability Institute and the Center
«puertas» por las que pasan esclarecen este for Sustainable Systems. John Kania
compromiso y la razón por la que este no es es miembro del consejo y director
general del FSG, donde dirige la
dominio misterioso de unos cuantos elegidos. práctica de asesoramiento de la
Hoy en día, muchos de nosotros estamos firma(?). Kania es coautor de
Collective Impact y de tres artículos
«nadando en el mismo río»—tratando de cultivar previos en el Stanford Social
el liderazgo colectivo en diversos escenarios Innovation Review, así como de
alrededor del mundo, aún cuando nuestros numerosas publicaciones en el blog
de SSIR.
contextos culturales en general siguen creyendo
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propio, así como apreciar, tanto emocionalmente como cognitivamente, la realidad del
otro. Esto es un umbral esencial para construir confianza donde el recelo prevalece y para
promover la creatividad colectiva.
La tercera capacidad se centra en cambiar el enfoque colectivo: de la solución reactiva
de problemas, a la cocreación del futuro. El cambio suele comenzar con condiciones
indeseadas, pero los líderes sistemáticos ingeniosos ayudan a las personas a moverse más
allá al reaccionar a estos problemas para construir visiones positivas del futuro. Esto suele
ocurrir gradualmente, mientras los líderes ayudan a las personas a articular sus
aspiraciones más profundas y a generar confianza basada en logros tangibles alcanzados
en conjunto. Este cambio implica no solo construir visiones inspiradoras, sino enfrentar
verdades incómodas acerca de la realidad actual y aprender cómo usar la tensión entre la
visión y la realidad, para así inspirar enfoques verdaderamente nuevos.
Dentro de la literatura del aprendizaje organizacional se ha escrito mucho sobre estas
capacidades de liderazgo y las herramientas que apoyan su desarrollo. Pero gran parte de
este trabajo sigue siendo relativamente desconocido o es solo conocido de manera
superficial por quienes están involucrados en obras colaborativas de cambio sistemático.
Hace muchos años, un mentor nuestro, William O’Brien, antiguo CEO de Hanover
Insurance Companies, propuso una pregunta importante: «Muchos líderes de negocios
abrazan ideales como la visión, el propósito y educar personas para promover resultados.
Si estos objetivos son tan ampliamente compartidos, ¿por qué este tipo de organizaciones
son tan escasas?»
La respuesta de O’Brien fue simple: «Pienso que esto es porque muy pocas personas
aprecian la naturaleza del compromiso necesario para construir este tipo de empresas».
Creemos que este tipo de entendimiento también se aplica al incipiente sistema de líderes
que buscan ayudar a construir redes colaborativas para el cambio sistemático. Ver a las
personas crecer como líderes sistemáticos nos ha mostrado, repetidamente, la
profundidad del compromiso requerido y nos ha clarificado los umbrales exigentes por
los que los líderes sistemáticos emergentes inician los viajes de sus evolución. Estos
umbrales no definen la totalidad de estos viajes, pero si determinan si estos comenzarán
o no. Aquellos que no estén dispuestos a pasarlos podrán decir todas las cosas correctas
acerca del liderazgo de sistemas, pero es poco probable que progresen lo suficiente en la
personificación de sus aspiraciones.
Redireccionar la atención: ver que los problemas del «exterior» están también en
el «interior»—y la forma en que ambos se conectan.
Es poco probable que continuar haciendo lo que hacemos actualmente pero con más
fuerza o más inteligencia produzca resultados muy diferentes. El cambio verdadero
comienza al reconocer que somos parte de sistemas que necesitan cambiar.
El miedo y la desconfianza que buscamos curar también existen dentro de nosotros —
así como la ira, la tristeza, la duda y la frustración. Nuestras acciones no serán más
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«Nuestra primera tarea es simplemente ‘estar ahí’ para los jóvenes», dice la fundadora
y CEO Molly Baldwin, «la verdad es que muchos de ellos nunca han tenido a nadie con
quien contar de manera continua».
Estar ahí para las personas jóvenes significa usar procesos como los «círculos de
preservación de la paz», una práctica de los nativos americanos que Roca adaptó y aplicó
en diversas situaciones, desde conflictos callejeros hasta círculos de sentencias y libertad
condicional. La práctica comienza al poner a todos los jugadores en estado crítico y de
cualquier situación, dentro de un círculo y abrirse con cada persona al decir algunas
palabras sobre sus propósitos más profundos. La idea central detrás del círculo es que lo
que afecta a cada individuo, afecte a la comunidad, y mostrar que ambos necesitan ser
curados en conjunto. «Dentro de los círculos aprendemos a escucharnos unos a otros en
profundidad», dice el trabajador por la juventud de Roca, Omar Ortez.: «Uno ve que el
problema no es solo problema de una persona, es el problema de todos».
Desarrollar círculos de preservación de la paz no ha sido fácil, incluso para la propia
Baldwin. Hace 15 años, en el primer entrenamiento de circulo en Roca: «Cuarenta
personas vinieron—jóvenes, policías, oficiales de libertad condicional, miembros de la
comunidad, y amigos», recuerda Baldwin. «A la mitad de la sesión inaugural, todo estalló.
Habían personas gritando, los niños insultaban, todo el mundo decía ‘¡Lo ven, esto nunca
funcionará!’ Ver como se destruía la sesión fue difícil, pero eventualmente entendí lo
comprometida que estaba con los causantes de los conflictos y no con la unión de ellos,
así como lo lejos que estaba de ser una creadora de paz. Entendí, de forma instintiva, los
problemas entre ‘nosotros y ellos’ y como dejé que eso continúe, personalmente y en la
organización. Seguir insistiendo con el ‘¡Yo tengo la razón y tú no! ¡El problema eres tú,
no nosotros porque mantenemos la moral alta!’ fue una gran causante de lo que limitó
nuestra habilidad de realmente ayudar a las personas y solucionar la situación».
En su libro Ser líder desde el futuro emergente, Otto Sharmer y Katrin Kaufer describen
tres puntos que hay que «abrir» para cambiar los sistemas: abrir la mente (para desafiar
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nuestros prejuicios), abrir el corazón (para ser vulnerables y realmente escucharnos los
unos a los otros) y abrir la voluntad (para dejar ir nuestras metas preestablecidas e
intenciones y así ver lo que se necesita y lo que es posible). Estas tres aperturas coinciden
con los puntos ciegos de la mayoría de los intentos de cambios, los cuales suelen estar
basados en conjeturas rígidas e intenciones ocultas que fallan en ver que transformar los
sistemas se trata, en último término, de transformar las relaciones entre las personas que
moldean esos sistemas. Muchos, también bien intencionados, esfuerzos de cambio fallan
porque sus líderes son incapaces o reticentes a aceptar esta simple verdad. El desarrollo
de Baldwin como líder sistemática comenzó con su voluntad para enfrentar sus propios
sesgos y defectos (y la manera en que estos defectos limitan la efectividad de Roca en su
trabajo) y su actitud receptiva para establecer gradualmente una tonalidad para toda la
organización.
Hoy en día, esta disposición por una mentalidad, corazón y voluntad abiertas se ha
extendido más allá de las cuatro paredes de Roca a medida que la organización evoluciona
hacia una relación fundamental entre pandillas, policías, juzgados, comisiones de libertad
condicional, escuelas, y agencias de servicio social. Ciertamente, muchos de los
importantes aliados de Roca son los departamentos de policía de las comunidades en las
que trabajan. Todo esto ha sido un largo viaje para antiguos activistas sociales que solían
ver a los policías como enemigos.
entre 15 y 30 personas. De pronto, construir una masa crítica inicial parecía menos
abrumador. Así que empecé a tocar puertas».
Con el reporte en mano, Winslow simplemente le mostró los resultados a los
diseñadores y les preguntó qué pensaban. «Uno podía darse cuenta en dos minutos si la
persona se emocionaba con poder hacer algo», dice Winslow. «Si no lo estaban, seguía
mi camino. Si lo estaban, pedía un segundo encuentro».
Pronto Winslow estaba uniendo grupos de diseñadores comprometidos y a otros en las
funciones relacionadas de la creación de productos, y una nueva red comenzó a emerger.
«Si le dices a un gran diseñador que algo es imposible —como que no se puede hacer una
zapatilla para correr de clase mundial sin pegamentos—se emocionaría mucho. Lo que
los compromete es el desafío».
A los dos años, alrededor de 400 diseñadores y gerentes de producto se encontraron en
una cumbre de dos días donde, expertos del liderazgo sostenible y personal de alta
dirección, exploraron juntos el concepto del diseño sostenible: un movimiento que nació
dentro de Nike.
El día de hoy, los esfuerzos de Nike han estimulado el liderazgo colectivo a través de la
industria de la ropa deportiva en temas de desechos, toxicidad, agua y energía. Por
ejemplo, el Joint Roadmap Towards Zero Discharge of Hazardous Chemicals (La hoja
de ruta conjunta hacia la no descarga de químicos peligrosos), una iniciativa conjunta de
Greenpeace, Nike, Puma, Adidas, New Balance, y otros, que busca identificar
sistemáticamente graves toxinas y lograr la no descarga de químicos peligrosos durante
la totalidad de la industria mundial de producción de vestimenta deportiva, empezando
en China (Winslow dejo Nike el 2008 y ahora es la directora ejecutiva de la Academia
del Cambio Sistemático).
Todos estamos dentro de una curva de aprendizaje muy inclinada en lo que respecta al
entendimiento del umbral para la creación del espacio por el cambio, pero parece que es
crucial no solo comenzar con esfuerzos colaborativos, sino en lo que finalmente puede
nacer de ello. Hace unos cuantos años, uno de nosotros colaboró en un artículo que
describía cinco condiciones para lograr progreso a gran escala a través de un enfoque
disciplinado sobre la colaboración, llamado collective impact. El día de hoy, mientras
investigamos y observamos la efectividad del impacto colectivo de las iniciativas, lo que
se destaca más allá de las cinco condiciones es que la inteligencia colectiva nace con el
tiempo a través de un procesos de compromiso con un participante estricto—la naturaleza
de lo que pudo no haber sido predicho de antemano.
El cambio sistemático necesita más que datos e información: necesita inteligencia real y
sabiduría. Jay Forrester, fundador del método de los sistemas dinámicos que ha moldeado
nuestro enfoque en el pensamiento sistemático, señaló que los sistemas complejos no
lineales exhiben un «comportamiento contradictorio». Él explicó esto al citar una gran
cantidad de intervenciones del gobierno que fallaron por apuntar a la mejora en corto
plazo en síntomas de problemas mensurables, pero que al final empeoraron los problemas
subyacentes—como el aumento policial en zonas urbanas, que conlleva a una reducción
de tasas de crímenes a corto plazo, pero que no hace nada para alterar las fuentes de la
pobreza y, a lo largo, empeora las tasas de reclusión. Russel Ackoff, otro pionero del
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Por suerte, una colección de herramientas valiosas emergió de diversos campos durante
las últimas décadas para poder desarrollar estas capacidades centrales del liderazgo
sistemático. Las herramientas que importan tienen dos funciones: producen beneficios
prácticos y afectan la forma en que las personas piensan y cómo ven el mundo. Como el
inventor Buckminster Fuller dijo: «Si quieres cambiar la forma en que una persona piensa,
ríndete. No puedes cambiar como los otros piensan. Dales las herramientas que
gradualmente los harán pensar diferente».
Lo que sigue son ejemplos de unas cuantas de estas herramientas y cómo estas se pueden
aplicar al desarrollo de cada una de las capacidades de liderazgo centrales.
Herramientas para ver el sistema más amplio. Las herramientas que ayudan a las
personas a ver el sistema más amplio integran los diferentes modelos mentales de varios
participantes, para así lograr un entendimiento más abarcador. Esto suele comenzar con
simples preguntas, como la de Winslow: «¿Sabemos que es nuestro producto?» Para los
educadores podría ser: «¿Qué pasa con el estudiante cuando él o ella está fuera de la
escuela?» El mapeo de los sistemas se puede usar para extender estas preguntas al ayudar
a los participantes a crear una imagen visual de la relación y las interdependencias más
allá de los límites de lo que suelen asumir. Por ejemplo, en una iniciativa enfocada en la
mejora de los resultados de los niños con asma, en Dallas, una junta directiva compuesta
por doctores, administradores de hospitales, agencias comunitarias, proveedores de
seguros, el departamento de salud de la ciudad, organizaciones sin ánimos de lucro,
ejecutivos del entorno, filántropos, y las escuelas públicas trabajaron juntos para trazar el
sistema de salud de niños del cual todos ellos son parte.
Los líderes de esta iniciativa aceptaron, desde un inicio, la necesidad de todos estos
puntos de vista sobre el asma infantil para poder desarrollar una perspectiva completa.
También era claro que, mientras el grupo entablaba el diálogo inicial, la perspectiva de
cada persona sobre las causas de los bajos resultados del asma y sus soluciones para
producir mejores resultados sea diferente. El mapa sistemático que el grupo desarrolló
ayudó a todos los involucrados a ver mejor el sistema amplio y que cada profesional
pueda ver los aspectos menos evidentes que afectaban a los niños en sus
áreas. Eventualmente, el grupo creó lo que llamaron «la ecuación del bienestar
asmático», lo que traduce conocimientos del mapa sistemático hacia una ilustración que
une la ciencia de los desencadenantes del asma, las prácticas de control del asma y el
liderazgo de las familias y la comunidad en la creación de estructuras de apoyo que
promuevan un sentido de efectividad en los niños asmáticos. (Para ver una copia de la
ilustración, vaya a www.ssireview.org)
Este mapa ayudó especialmente a que los profesionales clínicos pongan en perspectiva,
no solo las intervenciones clínicas, sino la usualmente ignorada influencia de la familia y
la comunidad sobre el asma. También ayudó a que factores no clínicos, como las escuelas
y los administradores de las viviendas sociales, vean con más claridad cómo sus acciones
están conectadas con las de los miembros de la comunidad médica.
Despertarse al amanecer
Creemos que el liderazgo sistemático es fundamental en los tiempos en los que vivimos,
pero las ideas detrás del mismo son relativamente antiguas. Hace aproximadamente 2500
años, el filósofo chino Lao Tzu expresó elocuentemente la idea de individuales que
catalicen el liderazgo colectivo.
La verdadera pregunta el día de hoy es: ¿Existe alguna esperanza realista de que una
cantidad suficiente de líderes sistemáticos habilidosos emerjan a tiempo para ayudarnos
a enfrentar los desafíos sistemáticos? Creemos que hay razones para ser optimistas. En
primer lugar, mientras la naturaleza interconectada de los desafíos sociales se vuelve más
evidente, una creciente cantidad de personas tratan de adoptar un enfoque sistemático.
Aunque aún no hayamos alcanzado una masa importante de personas capaces de ver que
el enfoque sistemático y el liderazgo colectivo son dos caras de la misma moneda, la base
del saber hacer en la práctica está en construcción.
En segundo lugar, durante los últimos treinta años han habido expansiones
extraordinarias en las herramientas para apoyar a los líderes sistemáticos, algunas de las
cuales hemos mencionado en este artículo. Hemos observado numerosos escenarios en
donde el uso estratégico de las herramientas correctas, en el momento correcto y con el
espíritu receptivo correcto, puede cambiar la habilidad de los participantes de lograr el
éxito colectivo. Con los cambios correctos en la atención, las redes de colaboración se
vuelven proporcionales a la complejidad de los problemas que emergen y las situaciones
que antes eran intratables comienzan a facilitarse.
Finalmente, existe una gigantesca, aunque aun inarticulada, necesidad de procesos de
cambio real. Esta es, sin lugar a dudas, la razón por la que una persona como Mandela
logró un efecto tan resonante. Hay una desconfianza generalizada que plantea que las
estrategias utilizadas para resolver nuestros problemas más difíciles son muy
superficiales como para llegar a los causantes de los mismos. Esto puede llevarnos a una
sensación de fatalismo—una desesperación silenciosa que nuestros sistemas sociales,
biológicos, económicos y políticos continuarán llevándonos hacia el caos y la disfunción.
Pero también puede hacer que las personas estén más dispuestas a buscar nuevos caminos.
En contraste con los años anteriores, descubrimos que varias personas exploran nuevos
enfoques que van más allá de lo superficial, para así despertar y guiar el cambio
verdadero.
Las organizaciones y las iniciativas como las descritas en este artículo han tenido éxito
debido a la concientización sobre la conexión entre las dimensiones internas y externas
del cambio. Mientras que el despertar continúa, más y más líderes sistemáticos que
catalicen el liderazgo colectivo seguirán surgiendo.
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Referencias