Carlos Lenkersdorf Filosofar en Clave Tojolabal
Carlos Lenkersdorf Filosofar en Clave Tojolabal
Carlos Lenkersdorf Filosofar en Clave Tojolabal
C a r l o s L en k er sd o r f
Porrúa
MÉXICO • 2005
Prim era adición, m arzo del añu 2002
Prim era reim presión, ju n io del añ o 200*5
© 2005
G arios L i.n m .kmioui
© 2005
l'or características tipográficas y de diseño editorial
M ihuel Á ngel P obrOa , librero-editor
iM rm .s o r.N M é x ic o rK IN TE D IN MEXICO
\V W VA/ . I T 1 M Jl I M r » , < 4 » l l l - H I N
Amargura •!, San Angel, A lvaro Obrcgón, 0HHM) México, D.F.
Agradecimientos y reflexiones
! ¡ | ..... ¡;n p r im e r lu g a r e x p r e s o e l p r o fu n d o a g r a d e c im ie n t o a
muchos tojolabales que me educaron, me enseñaron
...Jillíuv«.-.»«8i¡i'lengua, su cultura y su cosmovisión tan humana.
Sus enseñanzas provienen del México profundo y significan
un aporte a la sociedad dominante, en particular a los políti
cos, que hasta la fecha no han entendido a los tojolabales ni a
los demás pueblos indios. Todavía hay esperanza que apren
dan, no me resigno. Esto también es enseñanza tojolabal.
Gracias también a la Universidad Nacional Autónoma de
México, el Instituto de Investigaciones Filológicas y el Centro
de Estudios Mayas que me concedieron un año sabático du
rante el cual pude elaborar este libro.
Gracias también a Jerónim o Rajchenberg por la ayuda de
traducir el texto francés de Michel Serres, a un am igo anóni
mo y muy generoso que leyó críticamente todo el manuscrito
y me hizo comentarios valiosos, a Lourdes de León y Miguel
Angel Paz Carrasco por sus aportaciones muy instructivas.
kala 'ixuk
Gudrun
k'ak'u k'ak'u
jan jk'ujoUik wa lab'ejyitik
jitzcin tz'akatala ja we'm
Introducción
El camino al tema
lints... jáosoFAR en clave tojolabal es un tema fuera de lo co
mún, porque no se suele hablar del filosofar al refe-
...J I hL..- rirse a los pueblos indígenas. Por ello, tal vez se justi
fica agregar algunas aclaraciones autobiográficas que explican
el camino que me condujo al tema señalado.
En 1972 tuve el prim er encuentro con algunos de los pue
blos mayas de Chiapas. De hecho, no se produjo un encuentro
sino más bien un desencuentro. Al toparme con ellos me di
cuenta de no entender ni una sola palabra. Solamente se me
grabó un sonido que me acompañaba y sigue acompañán
dome hasta la fecha. Al principio no lo entendí, pero sembró
la inquietud en mi corazx'm de conocer un idioma maya que
desde la primera “audición" supo grabarse en mi memoria
sin olvidarlo jamás. Mientras tanto pasaron casi tres décadas.
Así se iniciaba el camino de aprendizaje de una lengua, de
ninguna manera relacionada con la castellana u otro idioma
indoeuropeo. Era el tojolabal que comenzaba a fascinarme y
pronto los mismos tojolabales me pedían que elaborara un
diccionario tojolabal-español y viceversa, en lo cual me iban a
ayudar. La preparación parecía conducirme a un mundo des
conocido y a la vez encantador. Se ine abria un panorama de
lo nunca visto ni escuchado jamás. La lengua señalaba reali
dades ni siquiera soñadas, Todo vivía porque tenía corazón.
8 CARLOS LENKERSDOlíF
11.« lista com p leta de las 25 com unidades está en el p rim er y el segundo volum en
del Nuevo Test cimento en tojolabal. Es decir, Carlos Lenkeradorf, lí)í)l, pp. 6 v ss. y 1993,
pp, 20 y ss.
INTRODUCCIÓN
cíe investigar la relación de los dos conceptos, pero esta voz con
orientación clara hacia el filosofar.
4M.A, D y n m k e f at., 19*50, vol I, S orp rem i« gratam ente la inclusión del filo sofar tic
los pueblos orien tales d e Asia y tam bién de A frica, es decir, Egipto. T odavía no em e r
gieron en la con cien cia los pueblos o rigin a rios de los continentes am ericano, australia
no y africano al sur del Sahara,
12 CARLOS LENKEKDORF
Las fuentes
Existe una variedad de fuentes, que se clasifica según los tipos
siguientes.
Material lingüístico
Material literario
tar los "cuentos caseros y para niños "J7 que pasaban de boca en
boca en su tiempo. Lo mismo se aplica, a m i juicio, a la obra
en tojolabal. Dicho de otro modo, la obra proporciona una
colección maestra de la narrativa entre los tojolabales, equi
valente a la colección realizada por los hermanos Grimm.
Con esta evaluación no se mengua la importancia de la
publicación, sino que trato de ubicarla en su contexto, como
lo ha hecho también la maestra Palazón. Dicha particulari
dad, a su vez, explica la razón por la cual no la citamos en el
desarrollo de la temática de este libro. De todos modos, men
cionamos el libro porque amplía el horizonte de las tradiciones
orales presentes entre los tojolabales y, en ciertos aspectos, la
capacidad tojolabal de inculturar narrativas que proceden de
las partes más alejadas del mundo.
Material histórico
Material "autobiográfico"
19Véase G em ina van der H aar y Carlos Lenkersdorf, 1998, ed ición bilingüe, casto-
llano-tojolabal.
2ÜM a rio H um berto Ruz, 1981-1986.
21Véase Roberta M ontagú, 1986, pp. 126-236.
^G u dru n Lenkersdorf’, 1986, Ta m b ién de la m ism a autora, 2002.
21Véase Carlos le n k ers d o rf, 2001.
CARLOS LENKERSDORF
Los tojolabales
Los tojolabales son tino de los 30 pueblos mayas que, dentro
de México, viven en el sureste y en la Huasteca. Otros pueblos
mayas residen en los países vecinos de Belice y Guatemala,
pero también en Honduras.
Los tojolabales mismos son moradores de Chiapas, sobre
tocio de los municipios de Las Margaritas y Altamirano pero
INTRODUCCIÓN
:riÉMÉNÉIiqMj
i|el verano de 1972 nos invitaron a visitar algunos de
Ibs pueblos mayas en los Altos de Chiapas. Estuvimos
M,«Hea*¡¿tmino al poblado tzeltal de Bachajón, al norte de
Ocosingo, la primera parada en nuestro viaje. Todavía de no
che, salimos de San Cristóbal en uno de los autobuses La-
candonia, línea de autobuses conocida por los viajeros en
esas partes. Al amanecer, admiramos el terreno quebrado chia-
paneco. El vehículo subía y bajaba por un cam ino sinuoso de
terracería. En los poblados salían y entraban del camión
mujeres y hombres con sus cargas de pollos, puercos, maíz y
frijol. Sobre todo las mujeres vestían ropa típica de los pue
blos mayas que viven a lo largo del camino.
Aproximadamente al medio día llegamos a Bachajón. A llí
trabaja hasta el día de boy un equipo de Jesuítas a cuya casa
nos dirigimos según el encargo recibido. En la puerta nos
encontramos con un hombre que se presentó como uno de
los padres del equipo. Vestía pantalón de m ezclilla y cami
seta. No tenía tiempo para escuchar con detalle la razón de
nuestra visita. Nos explicaba. “Estamos en medio de una asam
blea de los tzeltales. Sígueme y siéntate en la reunión, 3' plati
camos más tarde."
24 CARLOS LENKEKSDORF
Dicho de otro modo, el tik ... tik ... tik nos daba la impresión
de representar el centro alrededor del cual se desarrollaba el
intercambio de ideas, las proposiciones de los participantes.
No parecía ser el tema de la asamblea, porque, para serlo, la
repetición de la palabra resultaba exagerada. En aquel en
tonces no encontramos respuesta a nuestra pregunta por el
significado del tik-tik-tik. En fecha muy posterior, pensamos
que, en este -tik repetido, el lenguaje tiene un fundamento
alrededor del cual los hablantes, mujeres y hombres, están
tejiendo sus ideas y aportes. Aquel día, en cambio, sólo nos
preguntábamos sobre cuál podría ser el significado de la pa
labra. Nada parecido habíamos observado en otros idiomas.
Nos acordábamos de la excepción, tal vez única, que parece
haberse dado en el gnosticismo, en tiempos del helenismo,
con la palabra y experiencia-clave de "estar en el exilio ".28 No
importaba el lugar, la posición socio-económica, el género de
la persona. En cualquier momento, en cualquier situación, los
gnósticos se entendían "estando en el exilio", fuera de su patria,
fuera de su hogar, fuera del lugar a) que pertenecían. A esto
nos referim os al hablar de una experiencia-clave.
Al terminar la reunión, se nos dio la oportunidad anhela
da de satisfacer nuestra inquietud. Al llegar el sacerdote, que
había guardado silencio durante toda la reunión, le comenta
mos que el idioma de los asambleístas debía llamarse tik-tik,
porque los hablantes habían usando la palabra constante
mente. El padre sonrió y nos dijo que habíamos escuchado
bien, al fijarnos en el habla de la gente reunida. Ya no fue po
sible, entonces, evitar preguntarle: ¿Qué significa, pues, el
-tik, tik, tik? El padre comenzó a hablarnos del idioma tzeltal y,
por supuesto, de todo el trabajo que él y sus compañeros esta
ban realizando en tzeltal. Nos explicó que el -tik es una de
sinencia, que quiere decir n o s o t r o s . Explicó, además, que el
n o s o t r o s es un distintivo de la lengua tzeltal. En el habla de
Primeras
consideraciones metodológicas
En el contexto del filosofar y pensar occidental, el n o s o t r o s
no desempeña un papel destacado. Tampoco ha llamado la
atención de los investigadores. Una excepción parece ser el
libro del Tzvetan Todorov (1991), Nosotros y los otros, del cual
hablaremos más adelante al explicar el significado del n o s o
t r o s en el contexto tojolabal. De todos modos, el encuentro con
;7W ilh c lm von Humboldt, 1994, pp. 414 y ss. Ilu m holdl parece exclu ir el lenguaje
de los anim ales, más estructurado de lo que se suele pensar. Véase M onty Roberts, 1947.
LA LENGUA 1IK
fttfZLN-Nurfo, 2001, p. 2.
LA LENGUA TIK II
El acercamiento al n o s o t r o s
Poco entendimos de las explicaciones del padre, com o no
fuera el significado literal del -tik -tik. Es decir, que el n o s o
t r o s enfatiza una entidad grupa) y no individual y lo hace al
f i r m e z a y s e g u r id a d d e l c o n o c i m i e n t o la q u e in q u ie t a a lo s tz e l-
t a le s , s i n o la i m p l a n t a c i ó n d e c a d a h a b l a n t e e n e l no so tro s.
•w P o r eje m p lo en Livio, rntrte in coleus unum confusi oinnes. Debo la cita a Karl
Ernst Georges, voi. 1, 1913, p. 1707. Así tam bién, San Pablo em plea varias veces la m is
ma idea. P o r eje m p lo en 1 Corintios Ì2, 12-2í>.
LA LENGUA TIK
í
Capítulo 2
Entre los tojolábales y otros pueblos
El n o s o t r o s se explica a sí mismo
Al llegar con los tojolabales, nos integramos en un equipo de
trabajo diocesano con los tojolabales, y luego pensamos que
nos urgía aprender la lengua de la gente. Resultaba cosa d ifí
cil porque no había nada de material didáctico. No existían ni
diccionarios ni libros de texto. En la ciudad de Comitán, cen
tro com ercial para los tojolabales, tampoco encontramos
maestros que nos enseñasen el idioma. En efecto, los comite-
cos nos aconsejaban que no aprendiéramos "el dialecto" de
los indios, porque ellos sabían el castellano, y el “d ialecto”
31Yu hay bastante literatura sobre los tojolabales para inform arse. Véanse por e je m
plo, M ario H um berto Ruz, autor y editor de cuatro volúm enes, Los legítimos hombres;
Carlos Lenkersdorf, 1996-2, pp. 22 y 88.
Il
38 CAÍÍLOS LENKERSDORF
tenían que tomarse por las voces y votos de todos. Cada uno
cuenta y de esta manera se manifiesta la inserción de cada
individuo en la comunidad respectiva.
La comunidad, pues, no reemplaza la decisión individual,
sino que cada individuo torna la decisión en el contexto de la
consulta comunitaria. Más adelante veremos este procedi
miento con más claridad, al hablar de las asambleas comu
nitarias. La respuesta nos da, de manera concisa, la primera
aclaración del n o s o t r o s . Éste tiene una estructura interna,
dentro de la cual cada m iem bro individual tiene su lugar, que
le inhibe de tom ar decisiones individualistas que puedan ser
adversas para la comunidad. La misma inserción obliga, a
cada uno, a que aporte su pensar a la comunidad, a fin de que
se llegue a una decisión comunitaria. De este modo se aclara
que la comunidad n o s ó t r ic a no se reduce a ningún líder, jefe u
otra autoridad singular.
La respuesta positiva llegó dentro de pocos días. La comu
nidad había tomado la decisión de enseñar a todo el equipo
de trabajo por el tiem po de tres semanas. No disponían de
maestros preparados, pues no los había en toda la República,
a pesar de casi quinientos años de colonia, evangelización e
independencia. La comunidad propuso que cada semana iba
a estar con nosotros un tojolabal casado para enseñarnos, se
gún pensaba que se debía enseñar su idioma. Subrayamos lo
de "casados”, porque, aprendimos, las personas solteras no eran
consideradas aún, completas.
Las clases nos enseñaron mucho sobre la idiosincrasia de
los tojolabales y su idioma, materia sobre la cual no vamos
aquí abundar. La afirmación de uno de nuestros maestros, sin
embargo, merece mención específica, por aclararnos más la
particularidad del n o s o t r o s tojolabal. He a q u í sus palabras,
citadas de memoria y traducidas al castellano:
,2G «m in a van der Ilu a r y Ciarlos Lnnkersdorf, 1998, pp. 36 y sa. El texto tojolabal se
encuentra en ln piigina 4fi.
E1MTKE LOS TOJOLABALES Y OTROS PUEBLOS
»hCarlos Lenkersdorf, 1999-1, pp. 54-59, &t: h icieron algunos cam bios monorcui il<
la traducción.
42 CAiíLOS LEMKEOSDORF
El Nosotros autocrítico
Escogemos otro poema que amplía nuestra comprensión del
nosotros, muestra su ramificación y, finalmente, manifiesta
la capacidad crítica y autocrítica de los tojolabales.
46 CARLOS LENKEIiSDOlìF
34Carlos Lcnkersdorf, 1999-1, pp. 62-69, Un la traducción ju ntam os loa dos prim eros
versos de la segundo estrofa con los do !a primara,
ENTRE LOS TOJOLABALES V OTROS PUEBLOS
Venid, venid,
juntémonos,
forjemos bien
la comunidad.
cación.
La ejem plificación de la crítica nosótrica muestra, por
fin, la capacidad tojolabal tanto para la crítica cuanto para
la autocrítica, no reconocidas por algunos que no admiten la
capacidad filosófica de los pueblos aborígenes. Este juicio se
explica por la ignorancia del mundo indígena. Esperamos que
la exposición nuestra corrija, no sólo esa ignorancia, sino
también el ju icio equivocado.
M V f a s e ( ‘. a r lo s l. c n k e r s d o r f , I9 9 U - I. p. 63.
50 CARLOS LENKERSDORF
La autocrítica ampliada
5(iVéase Carloa Lcnkcradorf, 1999-1, pp, 122 y ss. Este texto citado explica con detalle
ulgunos p rob lem a » del tojolabal del poem a que aquí no podem os porm enorizar.
17 Agregam os tas palabras»entre paréntesis para que la traducción corresponda m ejor
al texto origin al.
54 CARLOS LENKERSDOrtF
,■
sucecttó tin acontecimiento que nos ayudará mucho a
profundizar la comprensión del n o s o t r o s . Un día, du
rante dicho curso, nos dijeron. "Hermano Carlos, danos un exa
men.”4" La solicitud nos sorprendió porque, durante el curso,
jamás dábamos exámenes. No cabían en la concepción nuestra
de la educación. La enseñanza se hacía dialógicamente y ocu
paba todo el día, desde las seis de la mañana hasta las nueve de
la noche, un horario fijado por los alumnos mismos. De esta
manera, todos sabíamos lo que cada uno sabía y todos éramos
conscientes de que había mucho que ignorábamos aún. Otro
argumento había: en tojolabal ni siquiera existía un equivalen
te para la palabra examen, ni voz alguna que se le aproximara.
No les preguntamos para qué o por qué querían el exa
men. Seguramente, porque sabían que en las escuelas oficiales
suelen darse exámenes y, algunos de los que habían pasado uno
o más años en la primaria, tenían la experiencia de exáme
nes escolares. De todos modos, en aquel momento, no había
tiempo para profundizar en la razón de la solicitud. Rápida
mente tuvimos que imaginar un problema, y presentárselo
para que lo resolviesen. De hecho, hoy día ya no recordamos
el problema presentado para aquel examen. Lo sorprenden
te empezó con la reacción de los estudiantes al problema del
ojos con los que vemos m ejor que con sólo dos. ¿Qué solu
ción de problema se produciria si cada comunero se sepa
rase de sus vecinos y compañeros y fuera a su casa para
resolver el problema a solas? n o s o t r o s no entramos en
competencia los unos con los otros. Los problemas en la
vida real son tales que requieren la m ejor solución y para
ésta se recomienda la presencia de la comunidad reuni
da y no al individuo aislado. ¿No es así?
La novedad inesperada
Al escuchar el problema del examen se produjo una reacción
inmediata y no reflexionada por parte de todos los alumnos.
Se reunieron para responder a la pregunta del examen. Cuan
do les explicamos las reglas de exámenes en las escuelas, se
les dio la oportunidad de reflexionar y dar sus razones. En el
momento de escuchar el problema, sin embargo, no existía esa
oportunidad. Por ello nos preguntamos, ¿cuál era la razón
que los motivaba a reunirse? Nos parece que había algo muy
profundo que impulsaba a los alumnos para reaccionar como
lo hacían. ¿Qué era? Podemos pensar en una m em oria colec
tiva tojolabal a la cual obedecían. Tal vez era así, tal vez
existía otra razón. A ciencia cierta no sabemos lo que era y,
LA ACCIÓN N0SÓTI1ICA
H e! 111 u t í i ip p c r , 1985.
1,7rbidcm, p . 8 9.
68 CARLOS LENKERSDORF
I 711
CARLOS LENKERSDORF
w M ichcl Serres, 1988, p, 43. Con profunda gratitud cksbemos la traducción del texto
francés a .Jerónimo Rajchonberg.
£L "NOSOTROS' EN EL CONIEXrO SOCIO■Cai.InCO
¿Quién manda?
Las asambleas típicam ente tojolabales enseñan de modo ins
tructivo el actuar del n o s o t r o s . E s este n o s o t r o s el que repre
senta el proceso de llegar del caos al consenso, a la com uni
cación lograda y de ninguna manera idealizada. Frente a la
importancia del consenso, surge la pregunta: ¿en manos de
78 CARLOS LENKERSDORF
5,Sobro citle tem a en e l con lcxto t /citai véaae la m b irli c l I r . i b a j o inst m otivo de
A n to n io Paoli, 1999-2, pp. 135-161, C om o fin tojolahal n ota m o sel uso Frecucnte dr.l -irfc
en muchns citius dot texto tzeltal de Paoli.
a 'NOSOTROS" EN EL CONTEXTO SOCIOPOÜTICO
que las lenguas no han nacido hoy día, sino que atesoran
legados históricos de los cuales los hablantes, a menudo, no se
dan cuenta, mucho menos la gente de fuera. Así es que los
idiomas permiten el acceso a tiempos históricos que, de otra
manera, nos serían vedados.
Además, y en términos generales, fuera del Estado poco
se sabía y se sabe de Chiapas, de sus indios y sus lenguas, y de
los tojolabales en particular. Poca gente del Distrito Federal
conoce Chiapas, muchos menos la región tojolabal. El zapa-
tismo, por fin, ha dado publicidad a numerosas expresiones
que le sirven de lemas. El diccionario mencionado muestra que
estas expresiones, en efecto, son de origen tojolabal desde
hace tiempo. Están en uso diario, pero desconocidas fuera del
círculo tojolabal. Hoy en día son bastante conocidas, gracias
a la divulgación zapatista. Pensamos, por ejemplo, en el dicho
de “mandar obedeciendo", típicamente zapatista. ¿Cuál es su
origen? Lo preguntamos, porque nos conduce a la respuesta
de la pregunta sobre la relación entre el n o s o t r o s y el poder.
Con respecto a la pregunta hecha, encontramos en las
entradas del diccionario el vocablo tnandar,M obviamente
adoptado del español. Se le agrega una serie de ejemplos para
explicar el uso del término. La frase explicativa es la siguien
te cuya traducción es algo difícil y compleja, de modo tal que,
paso por paso, tenemos que acercarnos a ella sin perdernos
en demasiados detalles lingüísticos:
58Véase Gem ina van der H a ar y Carlos Lenkersdqrf, 1998, pp. 39 y ss< y 134-144.
EL "NOSOTJIOS" EN EL CONTEXTO SOCIO-POLÍTICO
M Véanse, p o r ejem plo, EJ d ia rio de un tojolabal, Carlos Lenkersdorf, 2001, pp. 5.4.;
Curios Lenkersdorf, 1999- 1, pp. 104- 109; y Juan Meneses Atiza Ido, 1996, p, 206, "Los
agentes m unicipales serán electos y rem ovidos por los pueblos y comunidades y no desig
nados por e l presidente m u n icipa l1'. Se puede com parar en la m ism a página más abajo
Iti referencia a autoridades m unicipales,
^ A n to n io Paoli, 1999, p. 140.
frl Por e je m p lo el t l c o el Plan Puebla Panamá. Para éste véase L a Jornada, 2 de
frtbrero del 2001, p. ti.
84 CARLOS LENKERSDORF
82Lo decim os por las experinneias personales habidas en el otoñ o del año 2000.
EL "NOSOTTfOS" EN EL CONTEXTO SOCIO-POLlflCO
J >■'■ :■:■
^ j J r e p a r t o d e l p o d e r e n t r e t o d o s lo s m i e m b r o s d e l n o
s ó tro s p ro d u ce, p o r u n la d o , la p l u r a l i d a d p o p u l a r
nnw y e x c lu y e , p o r o tr o , e l m o n is m o . Es d e c ir , re
c h a / a la c o n c e n t r a c i ó n d e l p o d e r e n m a n o s d e u n o s o lo , s e a
u n in d iv id u o o u n g r u p o r e d u c id o , p o r e j e m p l o u n p a r t id o , u n a
o lig a r q u ía , u n c o n s o r c io d e c o m p a ñ ía s e c o n ó m ic a s o a lg o
q u e s e l e p a r e z c a . 1’’
La posición tojolabal frente al poder, sobre todo en forma
concentrada, se distingue y se opone a la concepción del po
der en el contexto occidental y en muchas otras sociedades.
Se habla de la toma del poder, de su defensa, de su aumento
o de la representación del poder máximo que haya. En las
expresiones dadas se esconde, de diversas maneras, el monis
mo, en el cual encontram os una tendencia poco recon oci
da pero, a la vez, tan común que ni nos damos cuenta de la
misma. Por ello, nos parece necesario enfocar el monismo en
algunas de sus manifestaciones múltiples, las cuales se mues
tran de modos variados, con su propio nombre o sin él y, a la
vez, vamos a contrastarlo con la concepción tojolabal que
nos toca comprender.
Lo fascinante e interesante en la posición tojolabal es
la falta de interés en agarrar el poder. De hecho, se rechaza la
toma del poder. Lo que se quiere es com partirlo entre todos
"“ Véase la definición del monismo en Martin Alonso, 10*18, p. 2877. "Sistema que (rain
(le reducir... todos los seres y fenóm enos del universo a elem entos comunes idénticos...".
I I
sa CARLOS LíNKERSDORF
mVéase Luis A lonso SehÓkel y Juan Mateos, Nueva Biblia Española, Éxodo 20, p. 5
"soy un Dios celoso...",
EL ANTIMONISMO Y IA COM PLEMENTARI EDAD
71Sobro el m ism o sistema ele pluricultivo pero en form a nuis desarrollada y en tre los
mayas ele Yucatán, véase E.N. Anderson« 199<>, pp, 73-84. Véase tam bién M iguel Ángel
Paz Carrasco, 21)01 con referencia a los tzeltales. Lo ex plica rem os más adelante.
7¿E.rs\ Anderson, 1996, p. 79. Véase, adenitis de EA\ A nderson, 1991, pp. 291-310.
EL ANTIMONISMO V LA COMPLEMENTARIEDAI)
«MpN l> H M |
J
el capítulo con estas palabras de Guillermo
.. R ecem os
von |lumboldt, que nos conducen a una concepción
í 1011
CARLOS LENKERSDORF
El y o vivencial
En tojolabal decimos:
(1 ) keremon
( 2 ) winikon
(1) muchacho yo
[ 2 ) hombre yo
(3) julyon
(4 ) b'ejyiyon
El y o agencial
En tojolabal decimos:
(5) jkolta
(6 ) jk ’ana
(5 ) Yo le ayudé,
(6) Yo lo quise.
( la . ) winikon ja ke'ni.
(3a.) julyon ja ke'ni.
(5a.) jk ’ana ja keni.
español: A = A
tojolabal: A # A, porque
tojolabal 1: A 1 ¿ Á ¿, pero
tojolabal 2: A 1 = A 2porque los dos están contenidos en ja
ke'ni, el pronombre independiente para y o .
01MA chance ¡1 1 language can transform our appreciation o f the Cosmos”, Ikmja-
iiiin L.. W horf, ltíSíi, p, 263.
** Véase la crítica dura p o r parto de W horf, 1956, p. 73 contra la concepción acos
tumbrada de la lingüistica notam ente form al y pedante.
OTIÍA LENGUA OTRA LÓGICA
En camino hacia el n o s o t r o s
Surge otra temática al enfocar la intersubjetividad y el n o s o
tro s desde una perspectiva distinta. La realidad de los dos
conceptos, no sólo interpela la sociedad occidental desde va
rias perspectivas, sino que puede atraer a muchas personas
hacia una democracia participativa, tan lejana de la democra
cia electoral practicada en occidente. Esta clase de conside
raciones pregunta por el camino o el proceso de acercamien
to hacia el n o s o t r o s , categoría representativa del otro tipo de
democracia. Desde esta perspectiva, algunos sostienen que la
intersubjetividad es menos radical que el n o s o t r o s . Éste presu
pone un conjunto organísmico, por ejem plo una comunidad
determinada, con los principios de organización definidos y
así también las reglas de convivencia desnudas de los amarres
del individualismo. La intersubjetividad, en cambio, repre
senta, por decirlo así, un prim er escalón en dirección hacia
el organismo nosótrico, pero sin haberlo logrado aún.
Es una consideración que puede tener validez en el sentido
de que el n o s o t r o s puede im plicar vinculaciones de intersub
jetividad, pero no viceversa, Es decir, las relaciones inter-
subjetivas son los primeros pasos hacia el n o s o t r o s organís
mico sin realizarlo, porque todavía no hemos establecido el
organismo nosótrico que representa la meta, pero todavía falta
desnudarnos del ropaje individualista que nos frena y atemo
riza de lanzarnos en el mundo del n o s o t r o s .
EL "NOSOTROS' V IA INTEBSUBJCTIVIIMI)
,wVé*isc ni ejem p lo instructivo de Koliviu en A lva ro García Lineru, 2001, pp. 7-1 (i.
Capítulo 8
Pasos del filosofar
en clave tojolabal
I 123 J
124 CARLOS l£NKER5DORF
tamiento ético.
Nuestro propósito exige que, de nuevo, nos acerquemos
al n o s o t r o s en sus ramificaciones múltiples, para entender y
poder explicar la particularidad de la ética en el contexto to-
jolabal. El n o s o t r o s , palabra clave de la cosmovisión tojolabal,
implica una serie de componentes a los cuales nos hemos
referido brevemente en capítulos anteriores. Ahora nos toca
explicarlos con más detalle y mostrar sus implicaciones para
el comportamiento ético.
Los componentes principales del n o s o t r o s son los siguien
tes que se interpretarán uno por uno.
La pluralidad
El antimonismo
La diversidad
La complementariedad
PASOS D a FILOSOFA* EN C U V E TOJOlAilAI
V é a s e ta m b ié n c a p ít u lo 9 de este lib r o .
PASOS DEL FILOSOFAI! EN CLAVE TOJOLABAL
w En cuanto a este toma, la rela ción del no so tro s con el podar véasn tu pñghui 77.
130 CARLOS IENKERSDORF
lada a lo largo de muchos años (véase el capítulo 4). Por ello, las
relaciones éticas nosótricas tienen raíces de profundidad
histórica, que las mantienen firmes y sólidas y, a la vez, flexi
bles al acontecer histórico.
Es esa misma intersubjetividad la que propicia que las
interrelaciones personales sean bidireccionales o multidirec-
cionales, en lugar de unidireccional. Es decir, que la com uni
cación no va de arriba hacia abajo, del sujeto agente al objeto
pasivo, del sujeto mandón al objeto sumiso, sino que camina a
nivel horizontal entre iguales. La estructura sintáctica lo acla
ra al nivel lingüístico (véase el capítulo 7). Por ello, las interre
laciones éticas se realizan entre emparejados, dispuestos a
escuchar y en busca de consensos.
Dentro del mismo contexto horizontal de respeto mutuo
entre iguales y de relaciones multidireccionales, se ubica tam
bién el lincam iento de compartir, es decir, de hacer partici
par/1'’ Así se explica la costumbre de repartir el trabajo en el
trabajo colectivo (véanse pp. 193-195), de caminar en compa
ñía y al ritm o del más lento, de no dejar a nadie a solas en el
hospital, de compartir hasta la última tortilla con sal, etcéte
ra, etcétera. Al lado opuesto, está el desprecio de la acumu
lación. Las sociedades originarias en su mayoría, si no todas,
no fueron acumulativas. No entendían el afán por el oro por
parte de los españoles. No tenían dinero, si descontamos el
cacao, que es un tipo de dinero que se pudre dentro de un año.
No servía para la acumulación.
En el contexto tojolabal, un tipo que representa a la per
sona que acumula es el pilpil ivinik. Se trata del individuo que
se separa de la comunidad por intereses propios. Tiene, por
ejemplo, mucho ganado, y así se ha hecho acumulador, o
tiene otra clase de intereses por haber acumulado las milpas
de los ejidatarios empobrecidos. De hecho era ilegal dentro del
ejido, pero sí ocurría. Una vez separado de la comunidad, ya
no tiene de qué preocuparse, no le importan las relaciones al
nivel horizontal entre iguales. Es el mandón que manda a sus
mozos y se relaciona con los pudientes. Lo encontraremos nue-
9tiFin tojolabal *o¡ jp itk jb 'a jtik "vam os a rep artirlo entre*, nosotros''.
PASOS DEL FILOSOFAR EN CLAVE TOJOLABAL
La ética en la política
Otro aspecto es que el mismo proceso no sólo señala el ca
mino del comportamiento ético sino que, desde la ética, la
pista conduce directamente a la política. En efecto, en el con
texto tojolabal, los dos procesos se reducen a uno sólo. La ra
zón es que no se propone la educación de individuos aislados
o, según el ya citado David Riesman, de personas con la auto-
orientación interna (inner directedness) o la orientación exter
na ( outer directedness), es decir el conformismo; sino que se:
propone formar a comuneros que fortalezcan la comunidad.
Con esto no se niega al individuo, sino se busca que éste
alcance su pleno desarrollo al hacer su aportación a la comu
nidad nosótrica, como se hace evidente en el funcionamiento
explicado de una asamblea o en el examen, para m encionar
sólo dos ejemplos.
134 CARLOS LENKERSDORF
2)101, 11. 2 .
PASOS DEL F lO SO fA R EN CLAVE TOJOLABAL
La ética se extiende
Entendemos el n o s o t r o s dentro de un marco de referencia so
cial. Es decir, los componentes clel n o s o t k o s son los humanos.
Así lo explicamos en los capítulos anteriores. De esta manera
se concibe el com portamiento ético. Se habla del actuar de
los hombres. No se capta con la misma lim itación en el con
texto del n o s o t r o s tojolabal. En realidad el n o s o t r o s incluye a
todo el cosmos. Por eso, y como dijimos en publicaciones ante
riores, la milpa se pone triste si no la visitamos a diario; así
también hablamos largo rato con los bueyes antes de empe
zar a arar la tierra; escuchamos y, en efecto, entendemos a
los perros a kilómetros de distancia. Tienen su lenguaje que
no nos es ajeno. Pero así también nos encuentra la ''llorona"
(pajk'intaj) y nos hace perder el camino y nos seduce. De no
che sale montado el "sombrerón" ( somberon), se mueve muy
adentro de la selva y la montaña, de allí sale y trata de con
fundir a los humanos, de atraerlos y conducirlos a la perdi
ción. Desde la montaña, también, surge de repente el cadejo
(nejkel), que se mete en medio de nuestros poblados, entra en
los chiqueros y corrales para matar a nuestros animales. Y hay
duendes, relámpagos esféricos, que nos persiguen y tantas
criaturas más del inframundo, del supramundo, del pasado.
140 CAIÎLOS LENKERSDORF
,0SJam cs L o v elo c k 1988, p. 13. Tra d u cción nuestra d e la cita. ‘'D e n tro de G A IA
|la tterra v iv ien te] un somos más que una especie en tre muchas oirás, N o somos ni pro
pietarios ni cuidadores del planeta. Nuestro futuro depende m ucho más de las relacionen
idóneas con CíAIA que del dram a sin fin de los intereses d e los hom bres.'
m(*Al respecto véase tam bién A leja n dro Herrera Ibáñez (2000), "Ética y ecología",
en Luis V tlloro (co o rd .), Los Ihuleros dft la ética, pp. 134-152.
PASOS DEL FILOSOFAR EN CLAVE TOJOLABAL
11)7Usii la form a tojolabal de "som berón" 0 1 1 lugar de la castellana “som bre ron"
PASOS DEL FILOSOFA« EN CLAVE TOJOLABAL
"^ C a rlos Len kersdoif, 1999-2, pp. 291-331. E scribim os ni a rticu lo en 199*1 c o m o so
ve por la b ib liografía usada. La pu blicación se dem oró m ucho« años a causa de varían
circunstancias.
115» I
152 CARLOS L£NKEI¡SDORF
111 Para el docum ento co m p leto véase arriba el capitu lo l de esto libro.
CARLOS LENKERSDODF
David Riesman, 1963, pp. 18-22 y iod o el libro. Véase tam bién capitulo 11 de
este libro.
156 CARLOS LENKERSDOÜF
,
II)
g ubicados en un contexto de la concepción de la
iv im o s
"ti' #lenudo,
ticia heredada de la colonia, herencia de la cual, a
no nos damos cuenta. Por lo tanto, nos per
m itim os indicar brevemente la carga histórica que España,
respectivamente Europa, nos han legado. La presencia de las
cárceles en las comunidades indígenas es producto de la tra
dición establecida en tiempos de la colonia. En los poblados de
los "Pueblos de Indios" la "justicia" se hizo presente mediante
la cárcel, el cepo y los grillos. Al congregar a la población
indígena en los llamados "Pueblos de Indios", la Cédula Real
despachada en Valladolid el tí de octubre de 1549 d ic e :"... que
también tuviese cárcel en cada pueblo para los malhechores’’. " 5
Las ordenanzas del oidor Cristóbal de Axcoeta de 1573, a
su vez, dicen:
"E asimismo les mando buena cárcel en el dicho pueblo
con cepos y grillos, de manera que los delincuentes no se va
yan de ella...’" lfi
Dicho de otro modo, se im portó un concepto de justicia
castigadora muy particular, que, en el texto siguiente, se ejem
plifica y que, más adelante, nos tocará hacer más explícito.
En el capítulo anterior hemos visto que el n o s o t r o s comu
nitario está com prometido con una concepción determinada
En resumidas cuentas, la j u s t i c i a d e l n o s o t r o s no es ni
idealizada ni utópica, sino que representa relaciones sociales
muy exigentes. Todos, y cada miembro de la comunidad, tienen
que reconocerse corresponsables de los demás miembros del
conjunto social nosótrico. La gente individualizada de la socie
dad dominante difícilm ente aceptaría tal corresponsabilidad
con todo lo que implica y que se expuso en el ejemplo de Takin
Lu'um. Es mucho más fácil deshacerse de los delincuentes al
encerrarlos en las cárceles o matarlos de una vez, como nue
vamente se está debatiendo y sugiriendo por la barra de abo
gados y com o se practica en muchos estados de la Unión
Americana.
El testimonio lingüístico
La concepción particular de la justicia entre los tojolabales se
observa igualmente en el contexto lingüístico. La coincidencia
se explica porque, desde la misma perspectiva, organizan el
comportamiento y la lengua. La primera observación notable
es la ausencia de palabras que correspondan al concepto de
la voz castigo. Para acercarse al término, se emplea, a veces, la
palabra wokoh pero es una aproximación muy relativa, por
que corresponde a las voces de dificultades, sufrimientos, etcé
tera, que no tienen ninguna connotación punitiva. Se usa la
palabra para traducir castigo, porque las consecuencias dé
castigos producen dificultades para los castigados. Por ello, y
para acercarse más al sentido del castellano, se suele emplear
el térm ino kastigo, voz adoptada del español. Con la acepta
ción de la palabra castellana, se subraya la concepción españo
la de la justicia. Ésta es punitiva, a diferencia de la práctica
tojolabal, observada en el ejem plo de Takin Lu’um y ahora
confirmada, de modo inicial, en el contexto lingüístico. En
resumen, no hay nada correspondiente al concepto de casti
go y a una justicia punitiva.
Son otros vocablos del tojolabal los que nos acercan más
a la concepción tojolabal de la justicia. La im portancia de
CARLOS LENKEOSDORF
Tojolabal Occidental
Manifestar la solidaridad Cortar todos los lazos de
con el delincuente; solidaridad.
encontrarse con él.
Recuperar al delincuente. Aislarlo y expulsarlo.
“Apagar" el delito para Igualar el delito con una
enderezar el camino de cantidad determinada de
reincorporación. castigos. El delito se vuelve
indeleble en las actas del
delincuente
n o so tro s y uno
En castellano decimos, por ejemplo, "uno de nosotros com e
tió un delito". La frase correspondiente en tojolabal, en cam
bio, dice, "uno de nosotros cometimos un delito.''11" Se eviden
cia de inmediato la diferencia de las dos frases. En español el
sujeto es "uno", es decir, la persona que por su comportamien
to se apartó del grupo del n o s o t r o s . Por ello, el verbo está
determinado por el sujeto particular, y ya no por el n o s o t r o s .
Todo lo contrario observamos en la frase tojolabal. El n o s o
t r o s sigue siendo el sujeto del grupo comunitario, indepen
C a stella n o T o jo la b a l
Uno de vosotros"“ Uno de vosotros me
ine traicionará. traicionaréis.
""Para marcar la persona con más claridad usamos itosotros en luj^ar de ustedes. I’l
texto, ohviiirnento, ns de la traducción de lo» evangelios, donde tanto el griego como el es-
puftol umui lit forma verba! de la 3a. pantana, La cita es de Juan 13, 21.
FILOSOFAR EN EL CONTEXTO DE LA JUSTICIA NOSÓTRICA
m V é a s e l C o r i n t i o s 12, 2íi,
178 CAH.05 LENKERSDORF
u * V é a s e m a s a d e la m e e l c a p ít u lo 13 d e e ste lib r o .
CARLOS LENKER5DORF
El trabajo colectivo
La importancia del com plejo léxico de trabajo se observa tam
bién en el diccionario. Se necesitan tres columnas para men
cionar las 50 entradas relacionadas con los vocablos de la raíz
'a't- referentes al trabajo.1^ Pero no sólo a nivel del léxico se
refleja la importancia del concepto. Es el trabajo comunitario
o colectivo11’ el que llama la atención. La existencia de este
tipo de trabajo se conoce por muchas partes, también conocido
bajo el nombre de tequio, en el sentido de trabajo comunitario.1*1
El h o m b r e co n El h o m b r e con
p o c o s a n im a les m u ch o s a n im a les
127N o entram os a la discusión de los apuntes de lectura d e Sak K 'inal sobre e l tra
bajo en el contexto d e los intercam bios m ercantil sim p le y m ercantil capitalista. Véase
C4 1 1 I0 H l^enkersdorf, 2001 f pp. 13.33 y ss.
192 CARLOS LENKEIiSDOUF
El trabajo y el tiempo
Los trabajos se realizan en el curso del tiempo. Las concep
ciones del tiempo repercutirán en la realización del trabajo
y éste, a su vez, tiene que “ubicarse" dentro del tiempo, según
éste se conciba. Del tiempo hablaremos en el capítulo 13. Aquí
nos restringiremos a la relación de tiempo y trabajo. Al hacer
lo no hablamos como economistas, sino com o laicos.
En la sociedad moderna se tiene la idea de acelerar el tra
bajo para aumentar la producción. Este aceleramiento es sólo
posible si, de alguna manera, una cantidad m ayor de trabajo
se puede com prim ir en el mismo periodo. El mismo acelera
miento, además, solamente se hace atractivo y se justifica, si
produce algún provecho para alguien.
Los tojolabales, por experiencia, están bien enterados de
com prim ir una cantidad mayor de trabajo en el mismo tiem
po. Sólo ocurre al trabajar en las fincas. Se trata del fenóm e
no siguiente, que los tojolabales llaman tarega. Obviamente se
trata de la palabra tarea, adoptada del castellano. El problema
es éste.
Sólo en la relación del patrón con sus peones, el trabajo
se mide por tareas. El ejidatario no mide el trabajo según ta
rea, sino según las condiciones del trabajo. Por ejemplo, una
tarea de rozar consiste de 15 brazadas al cuadrado, esto es,
aproximadamente, fi25 metros cuadrados. Pero si el monte es
muy tupido, la tarea no se puede cumplir. Lo que significa
que el peón no recibirá el salario completo. Por lo tanto, se
LOS TRABAJOS 1
El saber d e nosotros
Nuevamente, es la lengua la que encauza la investigación hacia
otro enfoque de la temática. Es el verbo na'a, que se emplea
para expresar el saber, el conocer y el acordarse, sin referirnos,
por el momento, a otros significados. La estructura sintáctica
de las frases con na'a nos acerca a la temática del saber y co
nocer en tojolabal. Empecemos con el prim er ejemplo, al cual
agregaremos el verbo neb'a, aprender, porque en este tipo de
frases ambos verbos estructuran las oraciones de la misma
manera.
[I97|
198 CARIOS LENKEIBDORF
1:11Vt'uiM M onty Koberts, 1997. Más cuidante nos referirem os a este autor con más
detalle.
LA EPISTEMOLOGÍA
El saber p o r nosotros
El segundo ejemplo mantiene el significado de los verbos, pero
introduce una m odificación con referencia a uno de los suje
tos cuya función se cambia. Los otros comentarios, hechos
con referencia al ejem plo (1), son iguales y no necesitan re
petición.
11■' V ía se tam bién G eorge L a k o ffy M árk Johnson, 199Í), pp. Uno referencia
porm enorizada a la neurocicnem sería justificada, pero p n ni no desviarnos m ucho del
cam ino, debe ser suficiente la referencia ¡i Laltoff y Johnson con l i n a bib liografía am p lia
al respecto.
" 'E n tojolabal: snah’ata/snci’ata kujtik ja tojol 'ab'ali.
CARtOS LENKERSDOIÍF
M on ty Roberts, 1997.
,,7Vt'»ise loa ejem plos (1J y (2 ). y i’le', pron om bre d e la 3a. personu, corr«!S|>oml<‘ a
ki'tik-, y y u jile ' a kujtik.
204 CAflLOS LENKERSDORF
El Conocer
Empecemos otra vez con una frase paradigmática, la del co
nocer. Presentamos la oración en castellano con la traducción
correspondiente.
llw M icho! Sor res, 1902, p, 306, véase hasta la p. 308 del capitulo "D oontologie: Die
Reform ation trntl die Ataban Man pilaster". La traducción del alem án al español es del autor.
LA EPISTEMOLOGIA
Ml Aristóteles, Política, 1255a, 1*2 y 1259b, 35-38. Véase el capítulo 7 da ente libro.
LA EPISTEMOLOGIA
conocimiento.
Otro ejemplo puede ayudamos a entender el enfoque holís-
tico de los tojolabales. En la región de los m unicipios autóno
mos, en este caso de tzeltales, los campesinos se hicieron
dueños de muchas tierras en manos de terratenientes que,
mientras tanto, recibieron la indemnización correspondien
te por parte del gobierno. Enseguida presentamos el inform e
personal del agrónomo Miguel Angel Paz Carrasco, en forma
reducida, sobre la región;
Tan sólo separado del cuartel militar por una cinta asfál
tica de ocho metros, encontramos el Nuevo Centro de
Población Jerusalén, con población aproximada de 1,600
habitantes organizados en 12 barrios. Las tierras en las que
se asienta Jerusalén fueron recuperadas en 1995 por indí
genas tseltales y tsotsiles "solicitantes" y “avecindados",
provenientes de los municipios de Huixtán, Chanal, Oxchuc
y Altam irano en Los Altos, y por peones acasillados en
las fincas de este valle y de las serranías próximas, hasta los
días del levantamiento de 1994.
El x c p Jerusalén ocupa una superficie aproximada de 450
hectáreas, que se distribuyen entre el núcleo de pobla
ción (casas y solares) y las milpas. Con la “recuperación'1de
las tierras del valle de Ocosingo, se inició no sólo un inten
so proceso de reestructuración agraria, sino la reconver
sión productiva de varios miles de hectáreas, que en un
periodo de seis años logró transformar el paisaje del
valle: grandes superficies cubiertas con pasto estrella se
lian ido convirtiendo en sitios y milpas, que perm iten la
subsistencia de los nuevos poblados indígenas asentados
en el valle. El pasto y el ganado se cambiaron por maíz y
niñas y niños que juegan en los sitios de estos nuevos po
blados.
Los solares que rodean las casas del n c p Jerusalén se han
convertido en auténticos jardines de policultivo. El m o
nocultivo se transformó en un jardín con gran diversidad
de especies naturales, en donde las familias indígenas re
cuperan conocimientos y tecnologías tradicionales en
torno al manejo del solar, acumulados en un m ilenario
proceso de herencia cultural. En estos solares o huertos
familiares, podemos encontrar una amplia gama de espe-
fcies nativas e introducidas, que incluye una gran variedad
de frutos comestibles, así com o plantas medicinales, orna
mentales y para otros usos. Las mujeres son las princi
pales "creadoras" de estos jardines, donde se recuperan y
recrean saberes y prácticas agroecológicas que constitu
yen el modelo de producción ecológica maya.
CAflLOS LENKERSDORF
la ver/,, cleil "ciclo tem poral maya“"“ en las luchas entre itzaes y
españoles, i-.st.i concepción del tiempo convirtió en pírricas
las victorias ele los españoles. Son datos impresionantes de los
cuales, sin embargo, hasta la fecha no hemos hallado huella
entre los tojolabales, a no ser en la afirm ación del comandan
te Tacho en este capítulo, apartado "Nosotros somos un tiem
po". Sus afirmaciones, sin embargo, se hacen ya con el ropaje
del calendario occidental.
Al estudiar el tiempo, hemos hecho una observación in i
cial que nos sorprende. Dadas las concepciones diferentes del
tiem po en los contextos tojolabal y occidental, no existe una
palabra específica que corresponda al térm ino tiempo según
se concibe en la sociedad dominante. Este dato, sin embargo,
ríe» quiere decir, que para los tojolabales no exista la realidatl
referida c|ue llamamos tiempo. Encontraremos palabras que, en
contextos determinados, se refieren al tiempo y, a la vez, seña
lan otra relación de los humanos con la realidad temporal. Pero
no ciuercmos adelantarnos. Procedemos paso por paso.
Agreguemos, de lina ve/,, una alusión correspondiente.
Tam poco existe una palabra específica que corresponda al
término filosofar. Esta afirmación, sin embargo, no quiere de
cir, que para los tojolabales no exista la realidad referida que
llamamos filosofar, amar a la sabiduría. Por ejemplo, los tes
timonios de los que ya tengan corazón (ja ma' 'ayxa sk’ujot) son
testimonios elocuentes a lo largo de esta investigación. En
ambos casos, tenemos que subrayar que en los contextos tojo-
labal y occidental, las realidades referidas de tiempo y filosofar
no significan lo mismo y, por ende, las concepciones y los con
ceptos son diferentes. Con estas aclaraciones tjueremos res
ponderá las inquietudes del corazón, tanto del nuestro como
til ele nuestros lectores críticos.
Día y noche
Sin darle mayor importancia, escogemos el prim er vocablo
con sentido ele temporalidad. Es la palabra k'ak’u. La traduci-
Día y sol
Desde la perspectiva tojolabal, el día va de sol a sol. Durante
este periodo, para señalar un momento determinado, nos to
pamos con la particularidad de que se indica la posición del
sol, que se llama k'ak'u también. El método más sencillo con
EL TIEMPO, LOS NÚMEROS y LOS TZ f El OJ
Tojolabal Castellano
'ojxa 'eluk ja k’ak'u. Ya saldrá el sol
wa xcha 'el ja k’ak’u. Sale el sol también.
'elta ja k'ak'u. Ya salió el sol.
'ojxa kujlajuk ja kak’u. Ya se asentará el sol.
kulanxa ja k'ak'u. Ya está sentado el sol(mediodía),
tz’elanxa ja k'ak’u. Ya está inclinado el sol (tarde).
'ochta ka'k’u. Ya se metió el sol (ocaso).
man lo j echel. Hasta mañana.
, w V6íih« (birlos Ixtnkersdorf, 1994, p. 249. Ulrich Köhler, 1999, pp. 368-373, encontró
lerm inon ro n e s p o w lic itle s para e l tzotzil.
nl Ulrich Köhler, 1999, pp. 379-382, habla de “puntos/poinls".
llalli no prolciulo ser com pleta. Faltan, por ejem plo, Uih expresiones de k'atpu-
}vi y lint'lvmkm; inach'ach'ii sakb'el, etcétera, que se pueden consultar en ( ¡sirios Leu
lie m ío if, 1979.
EL TIEMPO, LOS NUMESOS Y LOS TZEB OJ
Tojolabal Castellano
snajtil ja 'och k'ak'u ( durante) toda la tarde
snajtil ja sakb'eli durante toda la mañana
(o madrugada)
payina1*3 madrugada hasta, más o
menos las 8 horas de la
mañana. En comiteco:
fayina/fallina (?).
manto kulan k’ak’u. Hasta el medio día.
IMDe orig en etim o ló g ico desconocido. Posiblem ente se deriva tle faena. Porque la
del castellano se con vierte en “p* en tojolabal. Durante la payina, además, se hacen
trabajos determ inados pero de corta duración antes del desayuno o de otro tipo tle ali
m ento. Después so va a la m ilpa para trabajos de todo el día. Do todos modos, no es un
period o de duración definida.
B*Esta conclusión, sin em bargo, n o nos conduce a la conclu sión de U lrich Köhler
de tachar la cosm ovisión con referencia a periodos de horas, encontrado por W illia m H.
H olland y otros. Si los tzotziles de aquel tiem po tenían esta tradición no podem os horrar
la, aunque 1 1 0 la podem os unlversalizar ni proyectarla en el periodo clásico. Véase Ulrich
Köhler, 1999, p. 383.
222 CARLOS IfNKERSDORF
El tiempo de despertar
La palabra k’cik'u tiene otras connotaciones, algunas de las cua
les de significado temporal. Hay giros muy comunes, en los
cuales la palabra puede referirse al concepto tiempo en tér
minos generales. Por ejemplo, al decir, ya hace tiempo, se dice
simplemente 'ayxa k'ak'u, es decir, hay ya días. Así existen
expresiones adicionales en las cuales k'ak’u corresponde al tér-
m ino tiempo en términos generales, es decir, en nuestras tra
ducciones. Pero la ‘'inserción'1 del concepto de tiempo en la
palabra k'ak'u nos parece problemática. Hay, además, otros
vocablos con connotaciones temporales, por ejemplo, najate',
ja ‘ajyi'i, etcétera, que se refieren al tiem po pasado. Pero la
referencia a) concepto tiempo no es obligatoria. En español
también se habla de aquellos días o de aquel entonces al refe
rirse a aquel tiempo. De todos modos, se trata del tiempo en
la memoria histórica que los tojolabales en la actualidad tra
tan de recuperar, porque de hecho, a partir de la llegada de los
invasores europeos, éstos realizaban una lucha multifacética
para borrar la memoria histórica de la mente y la conciencia
de los pueblos originarios, tojolabales y otros. Un ejemplo de
WVéMise los giros correspondientes en tzot/.il k'u 'ora en Robert M, Lauglilin 1975,
p. !9fl y en (/el Cal b iii ornen Mari mi mi C. Slocum y Florencia L. GerdeJ, 1965, p, 37* Ambo«
giros corresponden a “j a qué hora?*
EL TIEMPO, LOS NÚMEROS Y LOS TZ'EB'OJ
,w Vi!HHO A ntonia (Jóme*/ H ernánd ez y M ario Hum berto Ruz, 1902. Véase tam bién
(¡entina van der l laar y Carlos Lc.nkersdorf, 1998.
11,11Lili nslci «untldo hay que corregir la traducción en Carlos Lenkcrsdorf, 2001, p, 16.12-1.
EL TIEMPO, LOS NÚMEROS Y LOS TZ'EB'OJ 227
1B1N o sabemos por qu6 m o tivo Rosario Castellanos habla de t/eltales en lugar de
tojolabales.
228 C/UÍLOS LENKEB500RF
El movimiento
del tiempo y los números
Los tojolabales, com o todos los pueblos mayas, cuentan los
números de otra manera. Estamos acostumbrados al sistema
decimal que llegó a occidente desde la India por mediación de
los árabes. El sistema de los tojolabales y mayas, en cambio,
es vigesimal. Parece una diferencia m ínim a porque para los
mayas existe tanto el valor de la posición com o e! cero para
escribirlos números. Mostramos brevemente, en columnas, el
paralelismo de los dos sistemas numéricos, usando cifras ará
bigas.
Occidental Tojolabal
1 1
10 x 1 =10 20 x 1 = 2 0
10 x 10 = 100 20 X 20 = 400
10 X KM) - 1,000 20 X 400 = 8,000
Etcétera.
[« « T h o m a s C r u m p , 1993, p. 3(i.
CARLOS LENKERSDORF
Etcétera, etcétera.
Esta medición del año, y de los años, corresponde a los
tiempos del maya clásico, com o lo explica Miguel León-Porti
lla.171Entre los tojolabales de hoy dia ya no la encontramos, ni
se conoce. La concepción holística del cosmos, sin embargo,
sigue vigente y se manifiesta de distintas maneras. La notamos
en el capítulo 12 apartado "Aspectos epistemológicos adicio
nales", independientemente del concepto de la veintena. Por
otro lado, la encontramos en la relación con los tiempos cam-
Los pasos que se dan son los siguientes. 20 (prim era vein
tena) —> primero de la segunda veintena (prim ero de 40)
-> segundo de la segunda veintena (segundo de 40) —> ter
cero de la segunda veintena (tercero de 40) dos
174Se usa estes tipo de num eración a no ser que ya no haya adoptado el estilo occiden
tal que tam bién existe y es más usual. En tojolabal se cuenta, pues, co n form e a la« don
maneras. La num eración especifica que aquí encontram os existe, de manera conrnpoii
diente, en chuj, véase N icholas Arthur H opkins, 1967, p. 109; e n izeltal, véase Carlos Ro
bles U n be, 1962, p. 74; en tzotzil, véase John Beard lla vilm id , 1981, pp, Ifií» y hh.
240 CARLOS LENKERSDORF
,7sV6ase Carlos Lenkersdorf, 2000. Para las referencias que siguen usamos el texto <lr
Carlos Lenkcrsdorf, 1999-1, por la razón obvia d e q u e todos Los poem as se citan lauto en
tojolabal co m o en español.
177C arlos Lenkersdorf, 1999-1, pp. 62 y ss.
178Sobre el con cepto de tojol véase Carlos Lenkerstlorf’ 1996-2, pp. 22 y ss.
244 CARLOS LENKERSDORF
— ' jpetzaniltiki
- “ — ' tz'eb'anukotik
- “ — ' la'xa kal jb'ajtik
- " — 4 jastal ‘aytiki
1A
ja k ’entiki Nosotros no
mi xk’anatik queremos ya
'ojto jlaptik ponernos el
ja tojol wexi. calzón de verdad.
1A final
'o c h a n ik x a Venid, venid
la' jtnjb'estik juntémonos
ja jkom ontik forjem os bien
jpetzaniltiki. la comunidad.
Los cuatro versos tienen cada uno cinco silabas. Los acen
tos caen siempre en la última sílaba. Es decir, se mantiene el
m ism o ritm o que en las demás estrofas de la canción. Los
coros siguen siendo estrofas de cuatro versos pentasílabos y,
por ende, representan nuevamente las veintenas explicadas.
La manera de cantar de los tojolabales sí exige un breve
comentario, aunque, por lo demás, no nos referimos al tono de
los poemas. Para los oídos acostumbrados a la música occi
dental, siempre se canta despacio, muy despacio en tojo-labal.
La combinación de las tonadas con el tiempo bastante lento
produce dos efectos. Por un lado, se enfatiza cada tono y cada
sílaba y, por otro, se tiene la impresión de canciones tristes y
melancólicas. En efecto, al leer los poemas, la impresión ge
neral subraya esta impresión. Recordando la historia tojo-
labal, de hecho, no representa una historia alegre. Hay que
añadir, sin embargo, que la impresión que reciben oídos acos
tumbrados a la música occidental no es, necesariamente, la
misma para los oyentes tojolabales. La música instrumental
y muy tojolabal, es decir, de flautas y tambores, no corrobo
ra esta evaluación. Siempre se toca con ritmos muy rápidos.
E11 efecto, falta un estudio musicólogo de esta clase de música
tojolabal y de su música en general.
La poesía y la música, tanto vocal como instrumental, se
caracterizan por otra particularidad que tienen en común, y
que las distingue por mucho de la música y poesía actual en
occidente. Cada poema, cada verso y estrofa, lo mismo que cada
pieza musical, representa un conjunto com pleto bien organi
zado. Hay un com ienzo y un fin, es decir, un principio orga-
CMLOS LLNKEÍiSDORF
Chiapas al D ía, núm. 243, cippac, CliiapüN, M éxico, lfi rio m uyo drl 2001
Plan Puebla Panamá.
CARLOS LENKERSDOUF
I 267 i
268 CARLOS UNKERSDORF
Düsseldorf, 1985.
G ó m e z H e r n á n d e z , A ntonio y Mario Humberto Ruz (eds.), M e
moria baldía. Los tojolabales y las fincas, Centro de Estu-
BIBLIOGRAFIA W>
Pag.
Agradecimientos • 5
Introducción • 7
Capítulo 1
La lengua lik • 23
Primeras consideraciones metodológicas • 26
El acercamiento al n o s o t r o s • 31
Capítulo 2
Entre los tojolabales y otros pueblos • 37
El n o s o t r o s se explica a sí mismo • 37
La palabra clave en la poesía tojolabal • 41
El Nosotros autocrítico • 45
La autocrítica ampliada • 50
No sólo los tojolabales • 52
Capítulo 3
La acción nosótrica • 59
La novedad inesperada • 62
Los posibles orígenes del no so tros • 64
Capítulo 4
El n o s o t r o s en el contexto socio-político • 71
¿Quién manda? • 77
| 275|
Pag.
Capítulo 5
El antimonismo y la complementaricdad • 87
Capítulo 6
Otra lengua, otra lógica • 101
El y o vivencial »102
El y o agencial • 104
Conclusiones de otra lógica • 107
Capítulo 7
El n o s o t r o s y la intersubjetividad • 111
Capítulo 8
Pasos del filosofaren clave tojolabal • 123
Capítulo 9
La situación de las mujeres • 151
Capítulo 10
Filosofar en el contexto de la justicia nosótrica • 165
Capítulo I I
Los trabajos • 181
Capítulo 12
La epistemología • 197
El saber d e nosotros • 197
El saber p o r nosotros • 201
El regreso a la república del nosotros • 202
El Conocer • 207
Aspectos epistemológicos adicionales • 211
Capítulo 13
El tiempo, los números y los tz'eb'oj «215
Capítulo 14
Consideraciones finales • 25 3
Bibliografía • 267
Filosofar en clave tojolabal, se t e r m i n ó d
i m p r i m i r en la c iu d a d d e M é x i c o d u r a n t e e l
m e s d e j u n i o d e l a ñ o 2005. L a e d i c ió n ,
en p a p e l d e 75 g r a m o s , c o n s ta d e
1,000 e j e m p l a r e s m á s s o b r a n t e s
p a ra r e p o s ic ió n y e s tu v o al
c u id a d o d e la o f i c i n a l it o -
t i p o g r á f i c a d e la c a s a
e d it o r a .