Garrido Montt Tomo IV PDF
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DELITOS DE FALSEDAD
M. G. M.
7
INTRODUCCIN
9
CAPTULO PRIMERO
DELITOS DE FALSEDAD
1
E. Cuello Caln, Derecho Penal, t. II, pp. 185-186.
11
DERECHO PENAL
2
Laje Enaya, Comentarios al C.P., t. IV, p. 175.
3
Cfr. Bacigalupo, Enrique, Estudios sobre la parte especial del derecho penal, Ma-
drid, 1994, p. 415.
12
DELITOS DE FALSEDAD
4
Creus, Carlos, D.P., parte especial, B. Aires, 1983, t. II, p. 416.
5
Orts Berenguer, E., D.P., parte especial, Valencia, 1990, p. 194.
6
Ibdem, p. 194.
7
Maggiore, Giuseppe, D.P., Bogot, 1955, t. III, p. 507.
8
Citado por Fontan Balestra, Carlos, D.P., parte especial, p. 930.
9
Maggiore, op. cit., t. III, p. 508.
13
DERECHO PENAL
10
Fontn Balestra, op. cit., p. 930.
11
Creus, op. cit., t. II, p. 409.
12
Carrara, Francesco, Programa, t. IV, prrafos 2363 y 2381.
13
Muoz Conde, D.P., parte especial, p. 440.
14
DELITOS DE FALSEDAD
I. DE LA MONEDA FALSA
2. ASPECTOS GENERALES
14
E. Orts, op. cit., p. 212.
15
DERECHO PENAL
15
Cfr. Orts, op. cit., p. 211.
16
Histricamente, moneda de velln corresponde a aquella no fabricada con
metales nobles, sino de aleacin de plata con cobre o slo de este ltimo metal.
16
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18
DELITOS DE FALSEDAD
4. FALSIFICACIN DE MONEDAS
El C.P. se refiere a estas figuras en los arts. 163 y 165, que dife-
rencian si lo que se falsifica es moneda de curso legal en el pas
o si se trata de otro tipo de moneda. En ambos casos se vuelve a
distinguir si la falsificacin se refiere a monedas de oro o plata
o de velln (moneda divisionaria generalmente elaborada con
cobre u otro metal no precioso).
Como se hizo notar en el prrafo precedente, por falsifica-
cin se entiende confeccionar moneda de material distinto al
que se emplea para elaborar la moneda oficial, pero con igual
apariencia.
19
Autores como Cuello Caln estiman que si se elaboran diversos tipos de
moneda legal con cuos diferentes, habr tantos delitos como sea el nmero de
cuos empleados (D.P., t. II, p. 207).
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DELITOS DE FALSEDAD
En el art. 167 se describe esta figura: El que de concierto con los fal-
sificadores o cercenadores, tomare parte en la emisin o introduccin
a la Repblica de la moneda falsificada o cercenada, ser castigado
con las mismas penas que por la falsificacin o cercenamiento
corresponderan a aqullos segn los artculos anteriores.
El delito supone siempre la comisin previa de otro, en esta-
do de consumacin, que tenga como objeto la moneda falsa, que
puede ser su fabricacin, falsificacin o cercenamiento. En el art. 167
se castiga una actividad posterior a la comisin de los otros deli-
tos, pero que configura a su vez un acto tpico autnomo.
El tipo objetivo de la figura comprende dos clases de comporta-
mientos relacionados con la moneda falsa: el primero es introdu-
cirla al territorio nacional y el segundo hacerla circular (emisin);
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DERECHO PENAL
20
Para Labatut se estara ante un caso de coautora en el delito de introduccin o
circulacin de la moneda falsa, pues considera que tratndose de la fabricacin de mo-
neda el legislador incurri en omisin al no tomar en cuenta a los que incurren en las
conductas en comentario; por ello, se inclina por considerarlos como coautores en el
delito de fabricacin de moneda descrito en el art. 162 (D.P., t. II, p. 52). Etcheberry,
sin perjuicio de que a su juicio y en puridad se tratara de una conducta de encubri-
miento, concluye que constituye un tipo autnomo (D.P., t. IV, pp. 140-141).
22
DELITOS DE FALSEDAD
21
Cfr. Etcheberry, D.P., t. IV, p. 141.
23
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22
Cfr. Fontn Balestra, op. cit., p. 949.
24
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23
Orts, E., D.P., p. 216.
24
As lo estiman Soler, D.P., t. V, p. 288; Etcheberry, D.P., t. IV, p. 142.
25
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25
Autores como Etcheberry remiten esta situacin derechamente al delito
descrito en el art. 473, que en la generalidad de los casos ser la hiptesis adecuada
(D.P., t. IV, p. 138).
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26
Cfr. Etcheberry, quien expresa que respalda tal interpretacin la circuns-
tancia de que la norma se recogi del Cdigo Penal belga, que no haca distincin
entre tentativa propiamente y delito frustrado (D.P., t. IV, p. 143).
27
Orts, D.P., p. 219.
27
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28
Vanse las Actas Nos 37 (de 15 de mayo de 1871) y siguientes.
29
Fuensalida, Alejandro, Concordancias y comentarios del Cdigo Penal chileno,
t. 2, pp. 116 y ss., Lima, 1883.
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Opinin distinta tiene Etcheberry, para quien entre el Decreto Ley N 726 y
las normas del Cdigo, se dara una situacin de concurso aparente que conforme
al principio de especialidad se debera resolver a su juicio en el sentido de aplicar
las leyes especiales (D.P., t. IV, p. 144).
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Hay opiniones discrepantes; se sostiene que la disposicin recin citada
habra derogado tcitamente el art 172, que castiga la falsificacin de billetes de
banco (en ese sentido, Etcheberry, D.P., t. IV, pp. 145-146). Aqu no se comparte
tal criterio.
30
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32
Actas Nos 37 y siguientes de la Comisin Redactora.
33
Labatut, Gustavo, D.P., t. II, p. 54.
31
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34
Acta N 39 de la Comisin Redactora, de 22 de mayo de 1871.
35
Ibdem.
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Un reparo anlogo hizo A. Fuensalida cuando el Cdigo estaba en los
primeros aos de su vigencia, quien atribuy el criterio seguido a un error de la
Comisin Redactora, que habra recogido sin mayor anlisis preceptos del Cdigo
Penal belga (arts. 162 y 166).
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37
Labatut, D.P., t. 2, p. 55.
38
Fuensalida, op. cit., t. 2, p. 134.
39
Del Ro, Elementos, p. 376.
40
Etcheberry, D.P., t. IV, p. 148.
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40
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41
Acta N 40 de la Comisin Redactora, de 27 de mayo de 1871.
42
Labatut, D.P., t. 2, p. 55.
43
Fuensalida, op. cit., t. 2, p. 124.
44
Cfr. Crdoba Roda, Comentario, t. III, p. 768.
41
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42
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43
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45
Cfr. Fuensalida, op. cit., t. 2, pp. 127-128.
46
Cfr. Etcheberry, D.P., t. IV, p. 151.
47
As lo estim la Comisin Redactora, entonces no hay verdadera falsifi-
cacin, pues no existen las apariencias de verdad que caracterizan a aqulla, y el
empleo de tales objetos importa slo un engao (Sesin N 40, de 27 de mayo
de 1871).
44
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45
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48
As Etcheberry, D.P., t. IV, p. 151.
46
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47
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48
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49
Cfr. Etcheberry, D.P., t. IV, p. 152.
49
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50
Fuensalida critica severamente la posicin adoptada por los redactores,
ms aun cuando en la sesin N 40, de 27 de mayo de 1871, haban limitado su
regulacin a determinados delitos del prrafo (op. cit., t. II, p. 135).
50
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51
Fuensalida, op. cit., t. II, p. 136.
52
Sesiones de la Comisin Redactora Nos 41 y 42, de 2 y 5 de junio de 1871,
respectivamente.
51
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53
Quintano Ripolls, op. cit., t. 2, p. 100.
52
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54
Vanse el acta N 42, de 5 de junio de 1871, y las siguientes.
53
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55
Por lo dems, al iniciar el tratamiento de estas figuras penales la Comisin
Redactora expres que se atendra a la nomenclatura del Cdigo Civil en esta
materia, el que en los arts. 1698 y siguientes emplea la palabra instrumentos, y dej
constancia que pensaba titular los prrafos respectivos como De la falsificacin de
documentos pblicos o autnticos y De la falsificacin de instrumentos privados (Sesin
N 41, de 2 de junio de 1871).
56
Pacheco expresa que documento es todo lo que da o justifica un derecho,
todo lo que asegura una accin, todo lo que prueba aquello en que tiene inters
una persona (op. cit., t. 2, p. 295).
57
Cuello Caln, op. cit., t. 2, p. 233.
54
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58
Quintano Ripolls, op. cit., t. II, pp. 111-112.
59
E. Orts B., op. cit., p. 229.
60
Etcheberry, D.P., t. IV, pp. 156-157.
55
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61
Cfr. Creus, D.P., parte especial, t. 2, p. 440.
62
La referida disposicin es citada por Etcheberry para respaldar, entre otras razo-
nes, el alcance amplio que le otorga a la expresin documento (D.P., t. IV, p. 157).
56
DELITOS DE FALSEDAD
alude a los escritos privados o al que los hizo o firm (art. 478), o a
papeles o cartas (art. 479), letras o firmas (art. 480). En consecuen-
cia, el concepto que se ha de tener para efecto de los tipos en
comentario, es el que ha recogido tradicionalmente la doctrina
espaola, como manifestacin de voluntad o consignacin de hechos,
en forma escrita y ms o menos permanente, realizada por una persona,
que puede tener consecuencias jurdicas. Por esa interpretacin se
inclinan autores como Cuello Caln,63 Muoz Conde,64 Cr-
doba Roda65 y en Chile Labatut66 y Bustos.67 Es til precisar, sin
embargo, que a la nocin de documento no le es exigible que
adems constituya un medio de prueba; puede serlo, pero no es
necesario que tenga ese carcter para que adquiera la calidad de
documento. Basta que se trate de algo escrito por una persona,
escrito que en cuanto a su duracin en el tiempo ha de contar
con una relativa permanencia, y contener un pensamiento o la
descripcin de un suceso.
63
Cuello Caln, D.P., t. 2, p. 233.
64
Muoz Conde, op. cit., p. 467.
65
Crdoba Roda, op. cit., t. 3, p. 177.
66
Labatut, D.P., t. 2, p. 59.
67
Bustos, Juan, D.P., parte especial, p. 412.
68
Sesiones Nos 41, de 2 de junio de 1871, y 42, de 5 del mismo mes y ao.
57
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69
Etcheberry da una amplia argumentacin sobre la necesidad de obtener
una nocin de documento pblico, en la cual se incorpore el de documento
oficial, sin que sea necesario considera los preceptos civiles y procesales. Expresa
que por tal ha de entenderse todo documento a cuya formacin o custodia debe
concurrir un funcionario pblico obrando en su carcter de tal y en el cumpli-
miento de sus funciones legales, pero en definitiva aparece como una afirmacin
de autoridad peligrosamente amplia que podra abarcar, por ejemplo, los libros
cuyo depsito est a cargo de la Biblioteca Nacional. Con ello se extendera el
marco de aplicacin del tipo penal falsificacin a extremos inaceptables. No es
posible elaborar un concepto de documento pblico que se desprenda del Cdi-
go Penal, pues siempre se chocar con la separacin que hizo de los pasaportes,
que tienen las caractersticas de pblicos en el campo civil; sin embargo, fueron
considerados separadamente de los comprendidos en el art. 193 como tales y se
les da un tratamiento independiente en el art. 199, junto con el porte de armas y
los certificados. Por otra parte, entre los documentos pblicos en el Cdigo Penal
se hace referencia a los partes telegrficos, que difcilmente podra equiparrseles
conforme a los criterios civiles.
58
DELITOS DE FALSEDAD
70
Pacheco, op. cit., t. 2, p. 295.
71
Cuello Caln, D.P., t. 2, p. 236.
72
Muoz Conde, op. cit., p. 469.
73
Orts, op. cit., pp. 229 y ss.
74
Fernndez, op. cit., t. 1, p. 323.
75
Del Ro, op. cit., p. 382.
76
Labatut, D.P., t. 2, p. 59.
77
Bustos, D.P., parte especial, p. 411.
59
DERECHO PENAL
al alcance que se les daba a esas palabras en los textos legales que
se usaban en la poca en que fueron recogidas por la Comisin
Redactora y que le sirvieron de modelo, como tambin al senti-
do que los intrpretes de esa normativa les han reconocido con
posterioridad. En este aspecto son valederos los comentarios de
Pacheco, que analizando el art. 226 del Cdigo espaol afirmaba
que eran los documentos autorizados por el Gobierno, por sus
agentes, por los empleados que tienen el poder de hacerlo, por
las oficinas de toda clase, que con arreglo a su institucin los
expiden,78 nocin que en una u otra forma se mantiene en la
doctrina espaola.79 Ante la ausencia de una conceptualizacin
dada por la ley, puede sostenerse que son documentos oficiales
todos cuantos proceden de un organismo pblico generosamente
entendido y aun aquellos que no sindolo por su origen, por
provenir, por ejemplo, de sujetos privados, han accedido a la
esfera pblica, incluso, por el mero hecho de ser presentados
ante un organismo pblico,80 que comprendera, entre otros,
los escritos privados, de origen particular como una carta, un re-
cibo, que se agregan o acompaan a un procedimiento instruido
por un funcionario pblico o que est bajo su custodia, en razn de
su cargo. El criterio sealado adquiere fuerza si se considera que
el art. 193 tiene su fuente en el art. 226 del Cdigo de Espaa
de la poca, cuyo tenor es exactamente igual, salvo en cuanto a
la sancin, que fue modificada,81 y del agregado a su nmero 4
que se hizo durante la revisin del Proyecto, en el sentido de que
la falta a la verdad en el instrumento ha de referirse a aspectos
substanciales82 de la narracin de los hechos; de no ser as no ha-
bra falsificacin punible. De manera que la norma fue acogida
en el sistema nacional con el mismo alcance que se le reconoca
78
Pacheco, op. cit., t. 2, pp. 295-296.
79
Vanse Cuello Caln, aquellos que para satisfacer necesidades o convenien-
cias del servicio pblico, se firman o expiden por los funcionarios pblicos en el
ejercicio de sus funciones (D.P., t. 2, p. 236); Quintano (op. cit., t. 2, p. 112);
Muoz Conde, no son ms que una clase de los pblicos, es decir, los expedidos
por los funcionarios en el ejercicio de sus cargos (op. cit., p. 469); Crdoba, aque-
llos que provienen de las entidades pblicas en el desempeo de sus funciones o
fines (op. cit., t. 3, p. 789).
80
Orts, op. cit., p. 232.
81
Sesin de la Comisin Redactora N 42, de 5 de junio de 1971.
82
Sesin de la Comisin Redactora N 151, de 9 de junio de 1873.
60
DELITOS DE FALSEDAD
83
Etcheberry, D.P., t. IV, p. 171.
84
As, Labatut, D.P., t. 2, p. 63.
61
DERECHO PENAL
85
Cfr. Labatut, D.P., t. 2, p. 67.
86
Muoz Conde, op. cit., p. 470.
87
Pacheco, op. cit., t. 2, pp. 307-308.
62
DELITOS DE FALSEDAD
88
La jurisprudencia as lo ha declarado, vanse Gaceta, ao 1949, 2 semestre,
N 86, p. 456 (C. de A. de Stgo., 11 de noviembre de 1949); R.D.J., t. L, parte 2,
sec. 4, p. 54 (C.S., 6 de mayo de 1953).
63
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89
Orts, op. cit., p. 240.
64
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90
Etcheberry, D.P., t. IV, p. 163.
65
DERECHO PENAL
66
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91
Orts, op. cit., p. 341.
92
Crdoba Roda, op. cit., t. III, p. 301.
93
Cfr. Cuello Caln, op. cit., t. II, p. 241; Crdoba Roda, op. cit., t. III, p. 202;
Orts, op. cit., p. 341; Etcheberry, D.P., t. IV, p. 165.
94
En este sentido, Del Ro, Elementos, p. 382; Labatut, D.P., t. 2, p. 61.
68
DELITOS DE FALSEDAD
95
En sentido contrario opina Etcheberry, para quien en ese caso no habra
falsificacin, porque si inventan nombre y firma de un funcionario inexistente,
no los comprender el tenor de esta disposicin (D.P., t. IV, p. 166).
96
Hay autores que en esta hiptesis distinguen si se presenta la firma como
perteneciente a una persona con cargo existente y en ejercicio de las funciones que
le corresponden, habra falsificacin a pesar de que la persona y la firma fuesen
inventadas; si la firma creada se presenta como de una persona completamente
irreal, que tampoco se sindica como detentadora de una funcin o cargo pblico,
no correspondera adecuarla al tipo penal en estudio (Orts, op. cit., p. 243).
97
Cfr. Crdoba Roda, op. cit., t. III, p. 302; Orts, op. cit., p. 243.
69
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98
Cfr. Orts, op. cit., p. 244.
70
DELITOS DE FALSEDAD
99
Cfr. Orts, op. cit., p. 248.
100
Crdoba Roda, op. cit., t. 3, p. 819.
101
Cfr. Labatut, D.P., t. 2, p. 62; Cuello Caln, op. cit., t. 2, p. 243, nota N 1;
Orts, op. cit., p. 244; Crdoba Roda, op. cit., t. 3, p. 302. Disienten de tal opinin au-
tores como Quintano Ripolls, op. cit., t. II, p. 180, y Etcheberry, D.P., t. IV, p. 163.
71
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102
Cfr. Crdoba Roda, op. cit., t. 3, p. 319; Etcheberry, D.P., t. IV, p. 163.
103
Cfr. Labatut, D.P., t. 2, p. 62; Etcheberry, D.P., t. IV, p. 163; Muoz Conde,
op. cit., p. 474.
72
DELITOS DE FALSEDAD
104
Cfr. Orts, op. cit., p. 245; Crdoba Roda, op. cit., t. 3, pp. 821-822.
105
Cfr. Orts, op. cit., p. 246.
73
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106
Cfr. Muoz Conde, op. cit., p. 473; Crdoba Roda, op. cit., t. 3, p. 832.
107
Opina en contra de esta interpretacin Etcheberry, que limita la aplicacin
del N 5 a la falsedad material (D.P., t. IV, p. 166) fundamentando en el sentido de
la expresin alterar, afirmacin que aqu no se comparte.
108
Cfr. Orts, op. cit., p. 247.
74
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75
DERECHO PENAL
109
Supra, prrafo N 28.2.
76
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110
Cfr. Etcheberry, D.P., t. IV, p. 167.
111
Ibdem.
77
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112
Etcheberry, D.P., t. IV, pp. 169-170.
113
Revista, t. L, parte 2, sec. 4, p. 54, sent. de la C.S. de 6 de mayo de 1953;
Gaceta, ao 1949, semestre 2, N 89, p. 456, sent. de la C.A. de Stgo. de 11 de
noviembre de 1949.
114
Cfr. Crdoba Roda, op. cit., pp. 830 y 851.
78
DELITOS DE FALSEDAD
79
DERECHO PENAL
115
Cfr. Muoz Conde, op. cit., p. 472; Crdoba Roda, op. cit., t. 3, p. 806;
Orts, op. cit., p. 239.
80
DELITOS DE FALSEDAD
Este tipo penal est descrito en el art. 194 en los siguientes trmi-
nos: El particular que cometiere en documento pblico o autntico
alguna de las falsedades designadas en el artculo anterior, sufrir
la pena de presidio menor en sus grados medio a mximo.
El sujeto activo le da carcter individual a esta figura, porque
se requiere que la falsificacin la realice un particular, o sea una
persona que no es funcionario pblico y, si lo es, no acte en
ejercicio de sus funciones. De modo que aqu se comprende
cualquier persona, no necesita ninguna caracterstica especial,
salvo una negativa: no tener la calidad de funcionario pblico en
116
As, Orts, que considera estas figuras como materiales o de resultado (op.
cit., p. 253).
117
Cfr. Muoz Conde, op. cit., p. 476; Orts, op. cit., p. 254.
81
DERECHO PENAL
118
Cfr. Labatut, D.P., t. 2, p. 63; Etcheberry, D.P., t. IV, p. 168.
82
DELITOS DE FALSEDAD
119
Crdoba Roda, op. cit., t. 3, p. 923.
83
DERECHO PENAL
120
Opina en sentido contrario Etcheberry, para quien procedera hacer una
interpretacin progresiva del tipo empleando criterios analgicos, por lo tanto
incorporar medios como los sealados a la figura delictiva en estudio (D.P., t. IV,
p. 172).
121
Cfr. Orts, op. cit., p. 258; Crdoba Roda, op. cit., t. 3, p. 395.
84
DELITOS DE FALSEDAD
122
Muoz Conde, op. cit., p. 478.
85
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123
Cfr. Etcheberry, D.P., t. IV, p. 170.
86
DELITOS DE FALSEDAD
El art. 197 inciso primero dice: El que, con perjuicio de tercero, co-
metiere en instrumento privado alguna de las falsedades designadas
en el artculo 193, sufrir las penas de presidio menor en cualquie-
ra de sus grados y multa de once a quince unidades tributarias
mensuales, o slo la primera de ellas segn las circunstancias.
El tipo objetivo describe el comportamiento material pro-
hibido, que consiste en falsificar un documento privado no
mercantil. Para sealar las formas de falsificacin prohibidas, la
disposicin hace referencia a las diversas hiptesis enumeradas
en los ocho apartados del art. 193, pero hay cierto consenso en
el sentido de que esta referencia es relativamente cierta, porque
no todas las maneras de falsificar un documento sealadas en el
art. 193 para los documentos pblicos son posibles respecto de
124
Bustos, op. cit., p. 415.
87
DERECHO PENAL
125
Cfr. Etcheberry, D.P., t. IV, p. 173; Bustos, op. cit., p. 415; Orts, op. cit., p. 260.
126
Etcheberry, D.P., t. IV, p. 272.
127
Cfr. Etcheberry, D.P., t. IV, p. 172.
88
DELITOS DE FALSEDAD
128
Cfr. Cuello Caln, D.P., t. 2, p. 263; Bustos, op. cit., p. 415; Orts, op. cit.,
p. 261.
129
Para Etcheberry el perjuicio debe tener carcter pecuniario, porque lo
asimila al sufrido en el fraude (D.P., t. IV, p. 174). Para Cuello Caln el perjuicio
meramente moral queda incluido (D.P., t. 2, p. 263).
130
Citado por Muoz Conde, op. cit., p. 400.
89
DERECHO PENAL
131
Es rechazada por Luis Cousio M., La falsificacin, pp. 23-25, 51-57; por
Etcheberry, D.P., t. IV, pp. 174-175; Bustos, op. cit., pp. 415-416. En Espaa no la
comparten Muoz Conde, op. cit., p. 480; Orts, op. cit., p. 261; Crdoba Roda,
op. cit., t. 3, p. 942.
90
DELITOS DE FALSEDAD
El inciso segundo del art. 197 describe este delito: Si tales fal-
sedades se hubieren cometido en letras de cambio u otra clase de
documentos mercantiles, se castigar a los culpables con presidio
menor en su grado mximo y multa de diecisis a veinte unida-
des tributarias mensuales, o slo con la primera de estas penas
atendidas las circunstancias.
La falsificacin de letras de cambio y de documentos mer-
cantiles en el sistema nacional es una modalidad especial de la
falsificacin de documentos privados, a diferencia de la legisla-
cin espaola que los trat junto con los documentos pblicos
y oficiales. Lo recin anotado ofrece importancia, porque todo
lo que se ha expuesto con anterioridad sobre la falsificacin
de los instrumentos privados y las caractersticas de su tipo
objetivo y subjetivo, rige en plenitud respecto de las letras de
cambio y documentos mercantiles. Esa semejanza se desprende
de las expresiones usadas por el inciso segundo del art. 197 si
tales falsedades se hubieren cometido que no dejan lugar a dudas
que alude a las falsedades que se sancionan en el inciso primero,
con todas sus modalidades. Por lo tanto se requiere del perjuicio
all exigido como integrante del tipo objetivo, que segn lo ya
explicado debe ser abarcado por el dolo.
Adquiere individualidad esta forma de falsificacin por el
objeto material sobre el cual recae la accin, que necesariamente tiene
que ser una letra de cambio o cualquier otro documento mer-
cantil; es un tipo especial en relacin con el descrito en el inciso
primero del art. 197. La distincin tiene importancia entonces,
por cuanto la pena en ese caso es ms rigurosa, presidio menor
en su grado mximo y multa, o slo la primera. Cuando lo falsifi-
cado es un documento privado, debe establecerse como cuestin
previa si se trata o no de uno mercantil, porque slo en este caso
se podr hacer aplicacin del tipo residual establecido en el inci-
so primero del art. 197. El Cdigo Penal no precis qu es lo que
91
DERECHO PENAL
132
Orts, op. cit., p. 233.
133
Vase supra, prrafo 35.
92
DELITOS DE FALSEDAD
134
Vase el Repertorio de Legislacin y Jurisprudencia del Cdigo Penal, pp.
108-109.
93
DERECHO PENAL
135
La sealada es la tesis que sostiene Luis Cousio (La falsificacin, pp. 43 y ss.).
136
En ese sentido, Etcheberry (D.P., t. IV, pp. 176-177).
94
DELITOS DE FALSEDAD
137
Lo expuesto corresponde al pensamiento de Pedro Ortiz (citado por Luis
Cousio).
138
As lo propone Rafael Fontecilla, Concursos de delincuentes, pp. 103-104.
139
Cfr. Labatut, D.P., t. 2, p. 66.
95
DERECHO PENAL
140
Revsense los numerosos fallos que adhieren a las diversas doctrinas comen-
tadas, citados en el Repertorio, pp. 71 y ss.
96
DELITOS DE FALSEDAD
El art. 201 describe esta situacin: El que hiciere uso del pasaporte o
porte de armas falso a que se refiere el artculo anterior, incurrir
en una multa de seis a diez unidades tributarias mensuales.
97
DERECHO PENAL
141
As lo hace notar Etcheberry, D.P., t. IV, p. 181.
98
DELITOS DE FALSEDAD
99
DERECHO PENAL
142
Cfr. Orts, op. cit., p. 264.
143
Etcheberry, D.P., t. IV, p. 182.
100
DELITOS DE FALSEDAD
144
Vase supra, prrafo 44.
101
DERECHO PENAL
145
Muoz Conde, op. cit., p. 485.
146
Cfr. Labatut, D.P., t. 2, p. 62; Etcheberry, D.P., t. IV, p. 182.
102
DELITOS DE FALSEDAD
147
Etcheberry, D.P., t. 2, p. 163.
103
DERECHO PENAL
104
CAPTULO
DELITOS DESEGUNDO
FALSEDAD
1
Pacheco, op. cit., t. 2, p. 258.
2
Cuello Caln, op. cit., t. 2, p. 302, cita N 1.
3
Muoz Conde, op. cit., p. 659.
105
DERECHO PENAL
4
Feuerbach, haciendo referencia al juramento de purificacin a que se poda
someter al sospechoso en los antiguos sistemas procesales, expresa: imponindolo
se extorsiona la confesin por va del temor a la pena divina que recaera sobre el
perjurio (Tratado, p. 360).
5
Muoz Conde, op. cit., p. 654. Util es sealar que al comentar la acusacin
falsa precisa que si bien el honor resulta lesionado con la comisin de este delito, el
bien jurdico preferentemente protegido es la administracin de justicia (p. 655).
6
Orts, op. cit., p. 286.
106
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
7
Cfr. Etcheberry, op. cit., t. IV, p. 185.
8
Vase Lpez Barja de Quiroga, op. cit., t. 3, p. 40, a quien se ha seguido en
los comentarios sobre el bien jurdico.
107
DERECHO PENAL
9
Lpez Barja de Quiroga, op. cit., t. 3, p. 37.
10
Etcheberry, D.P., t. IV, p. 185.
108
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
11
Bustos, op. cit., p. 427.
12
Bustos, op. cit., p. 428.
109
DERECHO PENAL
110
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
conforme al art. 261 bis. El art. 206 requiere que el testigo decla-
re ante el tribunal para que pueda cometer el delito de falso
testimonio, y el fiscal no lo es.
La situacin es distinta cuando el testigo declara en el marco
del juicio oral (ordinario o simplificado) o de algn otro pro-
cedimiento reglado en el Cdigo del Ramo o las leyes que lo
complementan y ante un tribunal, sea un juez de garanta o un
tribunal oral. En esta hiptesis el testigo debe antes de decla-
rar prestar juramento o prometer decir la verdad de acuerdo
a lo sealado por el art. 306 del Cdigo Procesal Penal y, si
miente, puede incurrir en el delito de falso testimonio sancio-
nado en el art. 206. Esta figura tambin puede configurarse si el
testigo presta declaracin mendaz en cualquiera de las alterna-
tivas de anticipacin de la prueba testimonial a que se refieren
los arts. 191 y 192 del Cdigo Procesal Penal. El delito de falso
testimonio en materia penal, debido a la oralidad del procedi-
miento, se consuma desde que el testigo ha puesto trmino a
su declaracin, pues no se exige acta, firma u otra formalidad;
por la misma razn ha de descartarse la posibilidad de etapas
imperfectas, como la tentativa o la frustracin.
Los peritos
Son personas con conocimientos especiales sobre alguna ciencia
o arte, que dan su opinin en relacin a hechos o materias que
interesan para el esclarecimiento de los asuntos sobre que versa
el proceso. Esta necesidad o conveniencia de contar con la opi-
nin de peritos puede tener lugar tanto en el proceso civil como
en el penal, pero ofrece en cada caso modalidades diversas.
Conforme al art. 409 del C.P.C. se oir informe de perito en
todos aquellos casos en que la ley as lo disponga y la designa-
cin de los mismos en el proceso civil se sujeta a la metodologa
que precisa en el art. 414 del Cdigo recin citado. Designado
el perito, este debe aceptar el cargo y prestar juramento de des-
empearlo con fidelidad (art. 4l7 de C.P.C.) Como el procedi-
miento civil vigente es escrito, el perito evacua su informe de la
misma manera, el que se agrega al expediente respectivo. Es en
el referido informe donde el perito puede incurrir en falsedad
y, si lo hace, es autor del delito de falsedad sancionado por el
art. 206. No se trata de que manifieste un criterio divergente al
111
DERECHO PENAL
112
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
13
Cfr. Labatut, D.P., t. 2, p. 69; Bustos, op. cit., p. 428.
113
DERECHO PENAL
14
Etcheberry, D.P., t. IV, p. 190.
15
No obstante lo sealado, autores como Etcheberry sostienen que conforme
al sistema nacional el testigo debe dar razn de sus dichos, precisar cmo le
constan los hechos, de modo que si miente en cuanto a ese aspecto (sostener que
presenci los acontecimientos, aunque no haya estado presente cuando ocurrie-
ron), incurrira en falsedad (D.P., t. IV, p. 190).
16
Lpez Barja de Quiroga, t. III, p. 47.
17
Cfr. Labatut, D.P., t. 2, p. 60; Crdoba Roda, op. cit., t. 3, pp. 1112-1113; Lpez
Barja de Quiroga, op. cit., t. III, p. 47. En contra de tal opinin, Etcheberry, que siguien-
do a Cuello Caln y a Quintano estima que s habra falsedad (D.P., t. IV, p. 190).
18
Opina en forma distinta Etcheberry, para quien en estos casos habra falso
testimonio al considerar la declaracin como una unidad (D.P., t. IV, p. 190).
114
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
19
Orts, op. cit., p. 287.
20
Vase Repertorio, p. 111.
21
Esta afirmacin es controvertible; autores como Lpez Barja de Quiroga
estiman que es posible el dolo eventual en estos delitos (op. cit., t. 3, p. 54).
115
DERECHO PENAL
116
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
117
DERECHO PENAL
118
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
La retractacin oportuna
El inc. segundo del art. 208 seala que la retractacin oportuna
es aquella que tiene lugar ante el juez en condiciones de tiempo
y forma adecuados por el tribunal que debe resolver la causa. De
consiguiente, el testigo, perito o intrprete que ha incurrido en
falsedad durante el proceso, puede retractarse de ello ante el juez
que debe pronunciarse sobre el juicio. Esa retractacin para que
tenga efectos en su beneficio debe cumplir con las condiciones
de ser formal y oportunamente expresada. Esto ltimo involucra
que la retractacin debe ser manifestada procesalmente de ma-
nera adecuada y vlida en la causa y en tiempo que permita ser
considerada por el tribunal en el momento en que le corresponda
pronunciarse sobre el proceso.
La retractacin oportuna puede operar tanto en el delito de
falso testimonio en que pueden incurrir los testigos, peritos o intr-
pretes, como en la hiptesis del delito de presentacin de pruebas
falsas, el que se comentar ms adelante (vase el prrafo 62). Debe
destacarse que la retractacin procede tanto en causas civiles como
penales, con las consecuencias que se sealan a continuacin.
El efecto general de la retractacin consiste en que puede ser
considerada como una atenuante muy calificada, lo que significa,
conforme al art. 68 bis, que se autoriza al juez para imponer la pena
correspondiente al delito rebajada en un grado al mnimo sealado
por la ley. Excepcionalmente la retractacin puede tener un efecto
ms trascendente: eximir de responsabilidad penal en casos califi-
cados al autor de la falsedad, siempre que esa retractacin, por su
importancia para el esclarecimiento de los hechos y la gravedad de
los potenciales efectos de su omisin as lo justifiquen.
Si bien es cierto que esta institucin desde una perspectiva
poltico-criminal tiene efectos favorables, la exigencia de los
elementos normativos que presupone importancia y gravedad
de los potenciales efectos hacen compleja su aplicacin como
eximente de responsabilidad penal.
119
DERECHO PENAL
22
Cfr. Orts, op. cit., p. 291.
120
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
El delito de perjurio
59. CONCEPTO DE LA FIGURA PENAL
23
Muoz Conde, op. cit., p. 66; Crdoba Roda, op. cit., t. 3, p. 131.
24
Crdoba Roda, op. cit., t. 3, p. 1131, aunque a juicio de este autor la
diversidad de destinatarios obstar a la aplicacin de la regulacin del delito
continuado, criterio que aqu no se comparte.
25
Cfr. Lpez Barja de Quiroga, op. cit., t. 3, p. 55; Etcheberry, D.P., t. IV, p. 193.
26
Vase supra, nota 15 de este captulo.
27
Labatut, D.P., t. 2, p. 71.
121
DERECHO PENAL
28
Soler, D.P., t. V, pp. 258-259; Etcheberry, D.P., t. IV, p. 194.
122
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
123
DERECHO PENAL
124
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
29
Cfr. Etcheberry, D.P., t. IV, p. 193.
125
DERECHO PENAL
30
Cfr. Bustos, op. cit., pp. 429-430.
126
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
31
Vase supra, Nos 28, 29, 50.
32
El art. 207 emplea las palabras otros medios de prueba, de modo que
se comprenden todos los medios probatorios considerados por la ley, como las
grabaciones de audio o video, entre otras, en que se refiere el art. 323 del Cdigo
Procesal Penal.
127
DERECHO PENAL
33
R.D.J., t. IV, 1958, 2 parte, sec. 4, p. 129.
128
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
129
DERECHO PENAL
Tipo objetivo
El comportamiento prohibido consiste en suministrar anteceden-
tes falsos durante la investigacin dirigidos a impedir o entrabar
la determinacin de las circunstancias del hecho (cmo ocurri)
o de quines seran sus responsables (autores, cmplices o en-
cubridores). Se trata de un delito de accin, que requiere un
comportamiento activo del autor, aportacin de antecedentes
falsos, que margina la posibilidad de que se cometa mediante
omisin. La expresin antecedentes es amplia y no queda res-
tringida slo a los elementos probatorios, pueden o no consistir
en medios de acreditacin, quedan por consiguiente compren-
didas modalidades diversas, tales como suministrar pistas falsas
o distractivas, entre otras.
Tampoco es necesario que los antecedentes sean presentados
ante el Ministerio Pblico directamente, es suficiente que sean
aportados en una investigacin judicial, y entre quienes pueden re-
cibirlos tambin estn las fuerzas policiales. Lo importante radica
en que en el hecho esa aportacin induzca al fiscal a realizar u
omitir actuaciones de investigacin. Se est, en consecuencia, ante
un delito de resultado, pues se exige un doble efecto: esto es, que
se lleven a cabo por el fiscal, o no se lleven debiendo haberlo sido,
actuaciones de investigacin y, adems, que objetivamente se haya
obstaculizado gravemente la investigacin. Por otra parte, no se
exige que el tribunal acoja tales actuaciones o que se cumplan; el
tipo penal se consuma con la simple peticin del fiscal en el senti-
do indicado o que incurra en la omisin anotada; las expresiones
empleadas por el inc. segundo del art. 269 bis son indiciarias al
respecto, basta que los antecedentes falsos lleven al fiscal a solici-
tar una medida, a deducir una acusacin.
El legislador en todo caso fue cauteloso al tipificar este delito,
pues no slo exige que los antecedentes falsos creen un entorpe-
cimiento de cualquier clase en la investigacin, ste debe ser gra-
ve, o sea considerable, importante. Esta valoracin del tribunal
130
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
El tipo subjetivo
El autor debe actuar con dolo directo, el eventual queda descar-
tado porque el sujeto activo requiere de una doble intencionali-
dad: a) la de entorpecer gravemente la investigacin y
b) aportar antecedentes falsos con conocimiento de que tie-
nen esa calidad. La ausencia de cualquiera de esas condiciones
subjetivas descarta el dolo y, por lo tanto, el delito.
El sujeto activo
No se requieren condiciones especiales para ser autor de la
figura en estudio, se trata de un delito comn que puede ser
cometido por cualquiera persona, no se necesita tener la calidad
de interviniente en el proceso, su autor puede ser un tercero
y aun un abogado, sea que represente a alguna de las partes o
no tenga esa calidad, el inciso tercero del artculo 269 bis no lo
estima necesario, como se sealar ms adelante. No obstante,
existen ciertas limitaciones, no pueden ser autores el imputado
en el proceso ni las personas enumeradas en el art. 17 del Cdi-
go Penal, que se refiere a los que no deben ser castigados como
encubridores, como tampoco los sealados en el art. 302 del
Cdigo Procesal Penal, esto es, a los que libera de la obligacin
de declarar ante el tribunal.
131
DERECHO PENAL
La retractacin
Esta institucin se regla en los incs. cuarto y quinto del
art. 269 bis: La retractacin oportuna de quien hubiere incurri-
do en las conductas de que trata el presente artculo constituir
circunstancia atenuante. Tratndose de las situaciones a que se
refiere el inciso segundo, la atenuante se considerar como muy
calificada, en los trminos del art. 68 bis.
Aquella que se produjere en condiciones de tiempo y forma
adecuados para ser considerada por el tribunal que debiere
resolver alguna medida solicitada en virtud de los antecedentes
falsos aportados o, en su caso, aquella que tuviere lugar durante
la vigencia de la medida cautelar decretada en virtud de los ante-
cedentes falsos aportados y que condujere a su alzamiento o, en
su caso, la que ocurra antes del pronunciamiento de la sentencia
o de la decisin de absolucin o condena, segn corresponda.
Retractarse es desdecirse, rectificar aquello que se ha expresado.
Constituye una circunstancia atenuante de la responsabilidad si ha
sido oportuna, con los efectos propios de una circunstancia de tal natu-
raleza conforme a los principios generales. No obstante, puede cons-
tituirse como una atenuante calificada en los trminos del art. 68 bis
(permite rebajar en un grado la pena), cuando la retractacin se
refiere a la aportacin de antecedentes falsos que conduzcan al fiscal
a solicitar medidas cautelares o deducir una acusacin infundada.
Para que la retractacin se considere como atenuante, debe
cumplir con la condicin de ser oportuna conforme lo expresa el
inc. cuarto del art. 269 bis, o sea aquella que se produjere en condicio-
nes de tiempo y forma adecuado para ser considerada por el tribunal que
debiere resolver en alguna de las siguientes tres situaciones:
132
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
Exencin de responsabilidad
El inc. final del art. 269 bis establece una exencin de responsa-
bilidad para el que presenta antecedentes falsos en los siguientes
trminos: Estarn exentas de las penas que establece este artculo,
las personas a que se refieren el inciso final del artculo 17 de este
Cdigo y el artculo 302 del Cdigo Procesal Penal. En la primera
disposicin citada se hace referencia al cnyuge y a ciertos parien-
tes a los que se eximen de pena si actan como encubridores y, la
segunda, a aquellos parientes y cnyuge del imputado que no estn
obligados a declarar en el proceso que afecta a este ltimo.
Esta exencin de responsabilidad tiene como fundamentos
los mismos principios que inspiran los preceptos recin citados.
133
DERECHO PENAL
34
Pacheco, op. cit., t. 2, p. 348.
35
Actas de Comisin Redactora, N 45, de 16 de junio de 1871, y N 170, de
8 de octubre de 1873.
36
Cfr. Muoz Conde, op. cit., p. 655; Lpez Barja de Quiroga, op. cit., t. 3,
p. 15; Orts, op. cit., p. 280; Crdoba Roda, op. cit., t. 3, p. 1087.
37
As, Bustos, op. cit., p. 424.
134
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
135
DERECHO PENAL
38
Crdoba Roda, op. cit., t. 3, p. 1093.
136
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
39
Vase t. III, prrafo 16.7, B.-c).
40
En la forma sealada opina Etcheberry (D.P., t. IV, p. 198). Esta opinin no se
comparte, por cuanto el art. 211 no permite hacer distincin en el sentido indicado,
como sucede en otras legislaciones donde se limita expresamente el tipo penal a los
delitos perseguibles de oficio, v. gr., el art. 325 del Cdigo Penal espaol.
41
Labatut, D.P., t. 2, p. 72.
137
DERECHO PENAL
138
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
42
Hay opiniones discrepantes en este punto. Vase Etcheberry (D.P., t. IV,
p. 198); Crdoba Roda (op. cit., t. 3, pp. 1092-1093); Lpez Barja de Quiroga (op.
cit., t. 3, pp. 16-17); Muoz Conde (op. cit., p. 657).
139
DERECHO PENAL
43
Cfr. Schweitzer, Miguel, El delito de acusacin o denuncia calumniosa
(Revista de Ciencias Penales, ao 1937, t. 3, p. 357); Labatut D.P., t. 2, p. 72;
Etcheberry, D.P., t. IV, p. 199.
140
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
44
Vase t. III, pp. 191 y ss.
141
DERECHO PENAL
71. PENALIDAD
142
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
143
DERECHO PENAL
45
Orts, op. cit., p. 274.
46
No deja de ser sorprendente que el ejercicio habitual de las profesiones
de mdico, cirujano, farmacutico y dentista, sin ttulo, constituya una mera falta,
cuando conforme al art. 213 el que fingiere serlo y realiza una sola actividad en
tal sentido es castigado como autor del delito descrito en el art. 213, vale decir,
ejercicio ilegal de una profesin. Conforme a las Actas de la Comisin Redactora
(N 46, de 30 de junio de 1871), el precepto contenido en el art. 213 art. 209 pri-
mitivamente se refera al que se fingiere autoridad, empleado pblico o profesor de
una facultad que requiera ttulo, y no como hace el actual art. 213 que sanciona
al que finge ser titular de una profesin que, por disposicin de la ley, requiere
ttulo o el cumplimiento de determinados requisitos. En otros trminos, en esa
disposicin se sancionaba nicamente al que finga ser profesor de una facultad y
no de otras profesiones titulares. Parece ser que la Comisin nunca pens penalizar
el ejercicio de estas otras profesiones titulares como delito y por ello no lo expres
en el texto que propuso al Ejecutivo, pues en la Sesin N 109, de 16 de agosto de
144
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
75. CONCURSOS
1872, al determinar el contenido del art. 479 N 7, que corresponde al del art. 494
N 8 actualmente vigente, dejaron constancia de que no se pretenda castigar como
falta el ejercicio de cualquiera profesin que requiriera ttulo, sino de aquellos actos
que ataquen a la seguridad o salubridad pblica, por lo que se acord limitar el
nmero citado (hoy el N 8) a las profesiones de mdico, cirujano, farmacutico i
flebtomo, exigindose que la falta sea habitual. Es posible que en el Congreso se
haya modificado la redaccin del primitivo art. 209 (hoy 213) y no se haya reparado
en el tenor del N 7 del art. 479 (hoy 494 N 8), creando as la anmala situacin
que existe en la actualidad.
145
DERECHO PENAL
hiptesis del art. 213, donde el sujeto activo debe carecer de esa
calidad y se limita a fingirla.
Existen situaciones donde fingir ser autoridad o funcionario
constituye un elemento de algunos tipos penales, hiptesis en las
cuales no corresponde sancionar esa simulacin separadamente.
Tal sucede con el delito descrito en el art. 439, el robo con vio-
lencia o intimidacin en las personas, que asimila a la violencia
las conductas de alegar orden falsa de alguna autoridad, fingirse
ministro de justicia o funcionario pblico. Igual situacin se
presenta en el art. 440 N 3, que califica como fuerza la conducta
del autor cuando simula ser autoridad, para facilitar su entrada
al lugar habitado y apropiarse de los bienes que encuentre en
ese lugar.
No obstante lo sealado, el ejercicio ilegtimo de ciertas profe-
siones conforma delitos especficos diversos, que prefieren en su
aplicacin a la figura general sancionada en el art. 213 en estudio.
Tal sucede, entre otros casos, con el sujeto que realiza actos propios
de la profesin de mdico cirujano y, en general, de las profesiones
relativas a la ciencia o arte de precaver y curar las enfermedades
del cuerpo humano, que s sanciona aunque se lleve a cabo a ttulo
gratuito por el art. 313 a). La Ley N 18.120, en su art. 3 castiga la
ejecucin de actos inherentes a la profesin de abogado sin tener
el ttulo correspondiente, o representar a otro como procurador sin
cumplir con las condiciones que se exigen para ello.
146
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
47
Cfr. Labatut, D.P., t. 2, p. 75; Etcheberry, D.P., t. IV, p. 201.
48
Vase el prrafo N 19.2 c) del t. III de esta obra.
147
CAPTULO
FALSEDADES VERTIDAS EN EL PROCESO. TERCERO
EL PERJURIO. ACUSACIN CALUMNIOSA, ETC.
149
DERECHO PENAL
150
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
2
Cfr. Cuello Caln, op. cit., t. II, p. 780; Bajo Fernndez, op. cit., p. 4; Muoz
Conde, op. cit., p. 175; Bustos, op. cit., p. 189; Etcheberry, D.P., t. III, p. 287.
3
Es interesante para estos efectos lo comentado por Muoz Conde, que estima
que el derecho penal en principio debe respetar el sentido de las nociones que el
derecho privado elabora, pero que siempre han de examinarse las consecuencias
que tal interpretacin trae aparejadas, y agrega: si de tal examen resulta que la
completa y rigurosa aplicacin de los conceptos privatsticos lleva a resultados que
estn en oposicin con la finalidad asignada a las normas penales y a las propias
exigencias del derecho penal, deben realizarse en dichos conceptos las modifica-
ciones indispensables para evitar los resultados citados (op. cit., p. 177).
4
As, Labatut, D.P., t. II, p. 211; Etcheberry, D.P., t. III, p. 288.
151
DERECHO PENAL
5
Muoz Conde, op. cit., p. 182.
6
Bustos, op. cit., p. 189.
7
T. S. Vives, op. cit., p. 787.
152
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
8
T. S. Vives, op. cit., pp. 786 y 803.
9
Bustos, op. cit., p. 190.
10
Para una visin crtica de estos delitos, consltese el interesante trabajo
de Jorge Mera, Delitos de hurto y robo. Hacia una reforma penal, Universidad
Diego Portales, 1993.
11
T. S. Vives, op. cit., p. 799.
153
DERECHO PENAL
12
Cuello Caln, op. cit., t. 2, p. 781.
154
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
155
DERECHO PENAL
13
T. S. Vives, op. cit., p. 804.
14
En el sentido indicado, Jorge Mera, op. cit., cuyas opiniones en algunos
aspectos podran ser discutibles, pero siempre resultan novedosas en nuestro
medio jurdico.
15
Cfr. Bajo Fernndez, op. cit., p. 30; T. S. Vives, op. cit., p. 803.
156
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
16
As lo sostienen Cuello Caln, op. cit., t. II, p. 785; Muoz Conde, op. cit.,
p. 191; Labatut, D.P., t. I, p. 211; Etcheberry, D.P., t. III, pp. 287-288; Bustos, op.
cit., p. 192.
157
DERECHO PENAL
17
Bajo Fernndez, op. cit., p. 21.
158
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
18
Mezger, op. cit., t. II, pp. 181 y ss.
19
Creus, op. cit., pp. 391-392.
159
DERECHO PENAL
20
T. S. Vives, op. cit., pp. 804-805.
160
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
A. Cosa corporal
La doctrina, de manera uniforme, concuerda en el sentido de
que el delito de hurto slo puede recaer sobre cosas corporales.
La nocin de cosa corporal est definida por el Cdigo Civil, en
el inciso segundo del art. 565, que despus de sealar que las
161
DERECHO PENAL
21
Cfr. Etcheberry, D.P., t. III, p. 299; Creus, op. cit., p. 394; T.S. Vives, op. cit.,
p. 810.
22
El referido artculo dice: El que sustrajere energa elctrica, directa o indi-
rectamente mediante conexiones clandestinas o fraudulentas, incurrir en las penas
sealadas en el artculo 446 del Cdigo Penal. En los casos de reiteracin, se pro-
ceder en conformidad a lo prevenido en el art. 451 del Cdigo. Por clandestinas
se entienden las conexiones ocultas, por fraudulentas las no autorizadas.
162
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
163
DERECHO PENAL
B. Cosa mueble
La especie debe ser mueble, en contraposicin a la nocin de
inmueble, pero con un sentido ms amplio que el que seala el
Cdigo Civil en su art. 567: Muebles son las que pueden trans-
portarse de un lugar a otro, sea movindose ellas a s mismas, como
los animales (que por eso se llaman semovientes), sea que slo se
muevan por una fuerza externa, como las cosas inanimadas.
Se exceptan las que siendo muebles por naturaleza se repu-
tan inmuebles por su destino, segn el artculo 570.
Para los efectos penales se consideran muebles aun las excep-
tuadas por el Cdigo Civil, entre ellas las indicadas en el inciso
antes transcrito y las que se mencionan en los arts. 567 y siguien-
tes. El concepto de mueble en los delitos contra la propiedad se
extiende a todo aquello que puede trasladarse de un lugar a otro, sea por
s mismo o por una fuerza externa, aunque sufra detrimento. La puerta
de una casa, los ladrillos que integran un muro, los rboles de
un bosque, los metales de un mineral, son bienes muebles en
cuanto es posible arrancarlos del lugar donde estn y trasladar-
los; en consecuencia pueden ser hurtados, en igual forma que
un automvil, un pjaro o un libro. La nocin de inmueble queda,
en la prctica, reducida al casco terrestre, aquello que no puede
trasladarse.
El concepto civil de mueble e inmueble, por lo tanto, no es
aplicable en su integridad al derecho penal.
C. Cosa ajena
La cosa sustrada, adems de ser corporal y mueble, ha de ser
ajena, lo que de inmediato permite descartar al dueo de la cosa
como autor del delito de hurto de una especie de su dominio;
puede, en todo caso, suscitar dudas el caso de la comunidad, si-
tuacin que se comentar ms adelante. El art. 432 exige que se
acte sin la voluntad de su dueo, de suerte que el hurto supone
siempre la ausencia de voluntad del propietario. Si es el dueo
quien sustrae la cosa, no se da la figura de hurto, sino la descrita
en el art. 471 N 1, esto es el denominado furtum posesionis, que
se describe entre los delitos de estafa y otros engaos.
Cuando se habla de ajenidad, la expresin hay que enten-
derla en el sentido de que la especie materia de la apropiacin
164
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
23
Hay opiniones distintas sobre este punto. Muoz Conde sostiene que es
ajeno todo aquello que no pertenece al sujeto activo del delito (op. cit., p. 191);
en la misma lnea Bajo Fernndez considera que para calificar de ajena una cosa,
es suficiente que no sea propia del delincuente y que no tenga la calidad de res
nullius, o sea de aquellas que no tienen dueo y pueden adquirirse por ocupacin
(op. cit., p. 31).
24
Etcheberry, D.P., t. III, p. 302.
165
DERECHO PENAL
25
Cfr. Muoz Conde, op. cit., p. 178; Bajo Fernndez, op. cit., p. 37.
26
En el sentido indicado, Cuello Caln, op. cit., t. II, p. 793; Fontn Balestra,
op. cit., p. 423.
27
Bajo Fernndez, op. cit., p. 39.
28
Muoz Conde, op. cit., p. 192.
166
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
29
Etcheberry, D.P., t. III, p. 302.
30
Cfr. Bajo Fernndez, op. cit., p. 38.
167
DERECHO PENAL
31
En la sesin N 91 de 5 de junio de 1872 se acord el enunciado del prrafo
empleando la preposicin contra, pero en la sesin siguiente, N 92 de 7 del mes
y ao indicado, se hizo constar que para darle mayor claridad a este artculo (el
419, hoy 432) se resolvi tambin emplear la frase sin voluntad de su dueo en vez de
contra la voluntad de su dueo, porque con la segunda podan no comprenderse los
casos de hurtos hechos sin noticia del dueo de la cosa hurtada. Resulta lgica la
explicacin de Etcheberry, en el sentido que la subsistencia en el subttulo de las
expresiones en contra se debe a un simple error (D.P., t. III, p. 303).
32
En la doctrina hay opiniones disidentes respecto de la naturaleza del con-
sentimiento. Para Etcheberry es una causal de justificacin (D.P., t. III, p. 304), que
mantiene la tipicidad de la accin, pero pensamos que cuando es la ley la que exige
168
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
como uno de los elementos del tipo esta clase de condicin, como sucede en el
art. 432, esa condicin pasa a integrar el tipo penal.
33
Cfr. Bajo Fernndez, op. cit., p. 40; T. S. Vives, op. cit., p. 817. Este ltimo
autor sostiene que en todo caso el consentimiento, aun el invlido, margina la tipi-
cidad del delito de hurto, aunque sea expresado por quien carece de la facultad
de disposicin o fue otorgado mediante engao o bajo cualquier otro supuesto,
sin perjuicio de que la apropiacin pueda constituir una estafa. Esta tesis la hace
extensiva tambin al delito de robo, salvo el caso de violencia o intimidacin.
169
DERECHO PENAL
34
Cfr. Muoz Conde, op. cit., p. 192; T. S. Vives, op. cit., p. 815; Bustos, op.
cit., p. 196; Etcheberry, D.P., t. III, p. 306.
170
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
35
Bajo Fernndez, op. cit., p. 43; Lpez Barja de Quiroga, op. cit., t. II,
p. 106.
36
En Chile, Labatut seala que el nimo de lucro y el de apropiacin se en-
cuentran vinculados por una relacin de gnero a especie (D.P., t. 2, p. 216).
37
Autores como Bajo Fernndez sostienen que el nimo de hacerse pago es
una modalidad del nimo de lucro, pero la razn que expresa para ello es poco
convincente: porque, en otro caso, habra que dejar impunes comportamientos
que, sin embargo, el sentido comn entiende como delitos contra la propiedad
(op. cit., p. 26).
171
DERECHO PENAL
38
Cfr. Fontn Balestra, op. cit., p. 428.
172
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
173
DERECHO PENAL
39
Vase infra, prrafo N 114.
174
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
40
Autores como Maggiore, op. cit., t. V, p. 41; Fontn Balestra, op. cit., p. 416;
Labatut, D.P., t. II, p. 213; Etcheberry (D.P., t. III, pp. 296-297).
175
DERECHO PENAL
41
Cfr. Muoz Conde, op. cit., p. 193; Bajo Fernndez, op. cit., p. 33; Lpez
Barja de Quiroga, op. cit., t. II, p. 114; T. S. Vives, op. cit., p. 806; Bustos, op. cit.,
p. 196; Soler, op. cit., t. IV, p. 196; Fras Caballero, Jorge, La accin material consti-
tutiva del delito de hurto, Buenos Aires, 1962, pp. 33 y ss.
42
Cfr. Lpez Barja de Quiroga, op. cit., t. II, p. 114.
176
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
177
DERECHO PENAL
43
Cfr. Labatut, D.P., t. II, p. 227; Muoz Conde, op. cit., pp. 195 y ss.
44
As lo estiman Fuensalida, op. cit., t. 3, p. 183; Etcheberry, D.P., t. III,
p. 307.
178
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
179
DERECHO PENAL
180
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
45
Pacheco, op. cit., t. 3, p. 327.
46
Fuensalida, op. cit., t. 3, p. 186.
47
Sesin N 94, de 14 de junio de 1872.
181
DERECHO PENAL
48
Opinin distinta plantea Etcheberry, que interpreta en sentido extensivo la
referida disposicin (D.P., t. III, p. 310).
182
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
183
DERECHO PENAL
El inciso primero del art. 448 se refiere a este delito en los si-
guientes trminos: El que hallndose una especie mueble al
parecer perdida, cuyo valor exceda de una unidad tributaria men-
sual, no la entregare a la autoridad o a su dueo, siempre que
le conste quin sea ste por hechos coexistentes o posteriores al
hallazgo, castigado con presidio menor en su grado mnimo y
multa de cinco unidades tributarias mensuales.
Esta disposicin hay que relacionarla con los arts. 629 y 631
del Cdigo Civil. El art. 629 inc. 1 expresa: Si se encuentra algu-
na especie mueble al parecer perdida, deber ponerse a disposicin
de su dueo y no presentndose nadie que pruebe ser suya, se
184
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
49
Suficiente para constatarlo es observar el comentario de Fuensalida, que a
fines del siglo pasado citaba a Chaveau y Hlie afirmando que apropiarse de una
cosa perdida constitua un fraude, pero no un hurto, por cuanto el que encontraba
la especie se converta en depositario, y al aduearse de ella violaba ese depsito
(op. cit., t. 3, p. 189).
50
Acta N 96, de 19 de junio de 1872.
51
Actas N 87, de 21 de junio de 1872, y N 165, de 4 de junio de 1873.
185
DERECHO PENAL
52
Etcheberry, D.P., t. III, p. 312.
53
Vase supra, N 82.
186
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
54
Acta N 165, de 4 de julio de 1873.
55
Cfr. Etcheberry, D.P., t. III, p. 313.
56
Acta N 98, de 28 de junio de 1872.
187
DERECHO PENAL
188
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
189
DERECHO PENAL
190
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
El delito de robo
92. GENERALIDADES
57
Vase infra, prrafo N 123.
58
Muoz Conde, op. cit., p. 199.
191
DERECHO PENAL
59
T. S. Vives, op. cit., p. 802.
192
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
60
Cfr. Bustos, op. cit., p. 200.
61
Jorge Mera, Delitos de hurto y robo, hacia una reforma legal, edicin a mime-
grafo, p. 150, ao 1993.
193
DERECHO PENAL
62
Mera, op. cit., pp. 209 y ss.
194
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
63
Cfr. Quintano Ripolls, op. cit., t. II, p. 314; Muoz Conde, op. cit., p. 208;
Bajo Fernndez, op. cit., p. 55.
64
Cfr. Labatut, D.P., t. II, p. 218; T.S. Vives, op. cit., p. 822.
65
Opina en sentido contrario Bajo Fernndez (op. cit., p. 55), o sea que
el robo con violencia o intimidacin no es un delito complejo, porque el solo
hecho de que est constituido por dos o ms acciones, a su juicio es insuficiente.
En respaldo de su tesis sealaba que conforme al criterio que critica, la violacin
tambin debera ser considerada como un delito complejo, pero lo que este autor
no explica es que si bien en la violacin hay yacimiento y violencia, el yacimiento
a solas no es un hecho tpico, en tanto que el apoderamiento sin la voluntad de
su dueo s lo es.
195
DERECHO PENAL
66
Cfr. Etcheberry, D.P., t. III, p. 335.
196
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
197
DERECHO PENAL
198
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
67
Bajo Fernndez, op. cit., p. 57.
199
DERECHO PENAL
una duda, pues califica como agravante del delito de robo o hurto
el hecho de ejercer violencia sobre las personas que intervengan
en defensa de la vctima, sin excluir al robo con violencia o intimi-
dacin, pero ello resultaba innecesario al tenor de lo prescrito en
el art. 63, que margina las agravantes que han sido comprendidas
por la descripcin del delito, o que le son muy inherentes.
68
Vase supra, prrafo N 88.
200
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
69
Para Bustos debe exigirse una determinada gravedad tanto de la violencia
(como mnimo lesin falta del art. 582) como de la intimidacin (slo amenaza
de aquellos hechos delitos o falta comprendidos en el art. 501). Las citas co-
rresponden al antiguo Cdigo Penal espaol (op. cit., p. 208).
201
DERECHO PENAL
70
Cfr. Bajo Fernndez, op. cit., p. 59; T. S. Vives, op. cit., p. 825.
71
No concuerda con el referido criterio que es mayoritario Jorge Mera,
partiendo de la premisa de que el robo en estudio no es un delito de peligro en
cuanto al atentado a la vida o a la integridad personal, bienes jurdicos que con
los medios inidneos indicados no han podido sufrir detrimento alguno. No le
parece que el simple hecho de la coaccin sea suficiente en cuanto afecta, en
el caso de una apropiacin no consentida, la autodeterminacin de la vctima en
relacin con su patrimonio para transformar el acto en la figura compleja de robo
con violencia o intimidacin en las personas (op. cit., p. 207).
202
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
Cuando falta alguno de los actos del autor inherentes a cada uno de
esos hechos o slo a uno de ellos quedar en grado de tentativa. Si
las acciones personales del agente, dirigidas a alcanzar ambos efectos
se terminan, pero el resultado muerte o apropiacin no sobrevino
por causas independientes de la voluntad del actor, el delito quedar
en el grado de frustrado. De suerte que si la apropiacin se logra,
pero el ataque a la libertad, a la vida o a la salud no se alcanza a con-
cretar, o viceversa, no puede reputarse consumado el delito. Esta
modalidad, por su naturaleza objetiva, es comunicable a todos los
participantes, independientemente de que algunos hayan agotado la
parcialidad de la accin que individualmente puede haberles corres-
pondido realizar en la divisin del trabajo, en el caso de la coautora.
Lo mismo se aplica a los instigadores y a los cmplices.
Lo expuesto es sin perjuicio de tener en cuenta que para efec-
tos de la punicin de estos delitos rige el art. 450 inciso primero,
que expresa: Los delitos a que se refiere el prrafo 2 y el artculo
440 del prrafo 3 de este Ttulo se castigarn como consumados
desde que se encuentren en grado de tentativa. Esta disposicin abarca
todas las formas de robo con violencia o intimidacin en las personas, y
no puede menos de ser criticable porque su aplicacin a los casos
concretos da lugar a situaciones inaceptables desde una visin po-
ltica criminal, al obligar imponer sanciones muy graves a compor-
tamientos que no justifican tal reaccin. Habra sido aconsejable
entregar al tribunal la facultad de adoptar esa medida consideran-
do la gravedad de las circunstancias concurrentes.
Se seal que los delitos de robo con violencia o intimidacin
propiamente tales estn integrados por tres tipos diferentes: el
robo simple, el calificado y el cometido por sorpresa. En los p-
rrafos siguientes se analizar cada uno de ellos.
203
DERECHO PENAL
204
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
205
DERECHO PENAL
206
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
72
Bustos, op. cit., p. 211.
207
DERECHO PENAL
73
Bustos, op. cit., p. 211.
74
En ese sentido, Cuello Caln, op. cit., t. II, p. 820.
208
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
75
Quintano Ripolls, op. cit., p. 316.
76
Cfr. Etcheberry, D.P., t. III, p. 339; T. S. Vives, op. cit., pp. 836 y ss.; Bajo
Fernndez, op. cit., p. 6; Bustos, op. cit., p. 210.
77
Bajo Fernndez, op. cit., p. 69.
209
DERECHO PENAL
78
Labatut, D.P., t. II, p. 220; Etcheberry, D.P., t. III, p. 341.
210
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
79
Esta tesis la sostiene Labatut, D.P., t. II, p. 209.
80
Etcheberry, D.P., t. III, p. 340.
211
DERECHO PENAL
81
Muoz Conde, op. cit., p. 213.
82
Vase supra, prrafo N 96.
212
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
83
T. S. Vives, op. cit., p. 842.
213
DERECHO PENAL
84
Bajo Fernndez, op. cit., p. 82.
214
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
85
Etcheberry, D.P., t. III, p. 344.
86
Cfr. Bajo Fernndez, op. cit., p. 83.
215
DERECHO PENAL
87
Etcheberry, D.P., t. III, p. 344.
216
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
88
T. S. Vives, op. cit., p. 845.
217
DERECHO PENAL
89
Cfr. Bustos, op. cit., p. 212; Etcheberry, D.P., t. III, p. 345.
90
Vase supra, prrafo N 93.1.
218
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
Este tipo penal se encuentra descrito por el art. 436, inciso se-
gundo, en los siguientes trminos: Se considerar como robo y se
castigar con la pena de presidio menor en sus grados medio a
mximo, la apropiacin de dinero u otras especies que los ofendidos
lleven consigo, cuando se proceda por sorpresa o aparentando rias
en lugares de concurrencia o haciendo otras maniobras dirigidas a
causar agolpamiento o confusin.
La disposicin crea un tipo penal que tiene caractersticas
muy especiales; se trata de una figura intermedia entre el hurto
y el robo, porque en su comisin no concurre la violencia en el
concepto que de ella se tiene en el robo con violencia y, de otro
lado, tampoco se da la clandestinidad normalmente inherente
al hurto. Jurdicamente constituye un tipo puente entre esos dos
extremos. Su mantencin en el sistema penal resulta discutible
desde una visin poltica criminal y aun sistemtica. El legislador
demostr cierta duda al establecerlo, al partir expresando que se
consideraba robo la conducta all descrita, lo que involucra que no
reconoce que sea en realidad robo, slo lo asimila a esa figura.
El tipo penal tiene que cumplir con todas las condiciones
objetivas y subjetivas inherentes al delito de hurto, sin perjuicio
de que presente modalidades especiales en dos aspectos: el ob-
jeto material de la accin y las modalidades de ejecucin de esta
ltima.
219
DERECHO PENAL
A. La sorpresa
Consiste en obrar sobre la vctima cuando est desprevenida, de
manera que no logre reaccionar con la rapidez que la situacin
amerita. (La mujer que, con su cartera al brazo, distradamente
lee un diario mural, circunstancia que aprovecha el ladrn para
arrebatarle el bolso que lleva y darse a la fuga.) El delincuente, en
91
Etcheberry, D.P., t. III, p. 346.
220
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
221
DERECHO PENAL
103.1. LA PIRATERA
222
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
92
Acta de la Comisin Redactora N 26, de 27 de marzo de 1871.
93
Acta de la Comisin Redactora N 164, de 2 de julio de 1873.
94
Cfr. Etcheberry, D.P., t. III, p. 349.
95
Carrara, op. cit., t. 6, p. 185, prrafo 2149.
223
DERECHO PENAL
96
Soler, op. cit., t. IV, p. 580.
97
Quintano Ripolls, op. cit., t. 2, p. 13.
98
Labatut, D.P., t. II, p. 222.
224
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
99
Bustos, op. cit., p. 215.
100
Muoz Conde, op. cit., p. 223.
225
DERECHO PENAL
c) El tipo subjetivo
La extorsin requiere de dolo, que por la naturaleza del delito
debe ser directo, porque tiene que abarcar todos los extremos
del tipo objetivo antes descrito, esta exigencia margina en la
extorsin la posibilidad de dolo eventual. Adems requiere de
un elemento subjetivo, el mvil de defraudar; es necesario que el
agente al accionar en contra de la vctima, lo haga con el nimo
de causar un perjuicio en el patrimonio de aquella. Es suficiente
que el autor acte con ese mvil, pero no se requiere para la con-
101
Vase supra prrafos Nos 27 y 28.
226
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
e) Concurso
El delito consiste en extender, suscribir o entregar un documen-
to pblico o privado, de suerte que si se trata de destruirlo o
inutilizarlo, esa conducta no constituye el tipo en estudio, sino
la figura de estafa descrita en el art. 470 N 5, siempre que se
den los presupuestos de la referida figura, donde el perjuicio es
uno de sus elementos. La simple firma de un papel en blanco
tampoco lo es, porque el mismo no contiene ninguna obligacin
102
Cfr. Lpez Barja de Quiroga, op. cit., t. II, p. 177. En sentido contrario
opina Bustos (op. cit., p. 216).
103
Cfr. Bustos, op. cit., p. 216.
104
Cfr. Etcheberry, D.P., t. III, p. 351. Opina de modo diverso Bustos, quien
afirma que la extorsin es un delito material que se perfecciona cuando se causa
realmente el perjuicio (op. cit., p. 216).
227
DERECHO PENAL
105
Quintano Ripolls, op. cit., t. II, p. 310.
106
Lase sobre este punto el interesante trabajo de Jorge Mera, que se cita en
la bibliografa.
228
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
107
Acta de la Comisin Redactora N 92, de 7 de junio de 1872.
229
DERECHO PENAL
230
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
231
DERECHO PENAL
108
Bustos, op. cit., p. 200.
232
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
109
Acta de la Comisin Redactora N 92, de 7 de junio de 1872.
233
DERECHO PENAL
234
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
110
Labatut, D.P., t. II, p. 224.
111
Cfr. Etcheberry, D.P., t. III, p. 322.
112
Respecto de los conceptos de lugar habitado, destinado a la habitacin y
sus dependencias, los amplios razonamientos de Etcheberry (D.P., t. III, pp. 321
y ss.) sobre el punto son los que aparecen como ms ajustados a la voluntad de la
ley y a los antecedentes de su establecimiento, y tambin con los fines de poltica
criminal que se tuvieron en vista, aunque hoy resulten discutibles y merezcan una
urgente revisin. Como bien seala el referido autor, las otras disposiciones del
Cdigo que a veces hacen referencia a esta materia no aclaran mayormente el
235
DERECHO PENAL
107.5. ESCALAMIENTO
236
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
113
Bustos, op. cit., p. 201.
114
Etcheberry, D.P., t. III, p. 324.
115
Opinan en sentido diverso al sealado Quintano Ripolls (op. cit., t. II,
p. 319); Etcheberry (D.P., t. III, p. 324).
116
Cfr. Labatut, D.P., t. II, p. 224.
117
Cfr. Muoz Conde, op. cit., p. 203; Bajo Fernndez, op. cit., p. 89; Etche-
berry, D.P., t. III, p. 323.
237
DERECHO PENAL
118
Bustos, op. cit., p. 202.
119
No concuerda con esto ltimo Etcheberry, quien identifica fractura con
violencia, pero aqu se estima que escalamiento en este caso fractura importa
forzar los resguardos del lugar habitado y que obliguen al autor a emplear fuerza
o destreza, lo que en la especie sucede (D.P., t. III, p. 325).
238
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
120
T. S. Vives, op. cit., p. 851.
239
DERECHO PENAL
121
Cfr. Etcheberry, D.P., t. III, p. 326.
122
Cfr. Muoz Conde, op. cit., p. 204.
123
Labatut, D.P., t. II, p. 225.
124
Opina en sentido contrario Etcheberry (D.P., t. III, p. 328), que califica
tales instrumentos como llaves falsas, criterio que no se comparte porque la nocin
de falsedad se vincula con algo semejante o imitado a lo verdadero, lo que en las
hiptesis cuestionadas no se da.
240
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
241
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242
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
243
DERECHO PENAL
108.2. EL ESCALAMIENTO (N 1)
125
Etcheberry, D.P., t. III, p. 320.
244
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
245
DERECHO PENAL
246
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
247
DERECHO PENAL
126
Etcheberry estima que las alarmas automticas no quedan comprendidas
(D.P., t. III, p. 332).
248
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
127
Labatut, D.P., t. II, p. 226.
128
As lo afirma Etcheberry, D.P., t. III, p. 332.
249
DERECHO PENAL
junto con eliminar esa disposicin, cre en el actual art. 447 bis
un tipo especial de hurto cuyo objeto material son cosas que
forman parte de redes de suministro de servicios pblicos o
domiciliarios. De suerte que si en el apoderamiento de tales ob-
jetos concurre alguno de los medios de fuerza propios del robo
descritos en el art. 443, tal hecho queda reprimido por esta lti-
ma norma y no como hurto, agravndose la sancin en la forma
que se expresa en el inciso transcrito en el inicio, si con ocasin
de la ejecucin el delito se interrumpe o interfiere el suministro
del servicio de que se trate. La pena sealada al delito, de consi-
guiente, ha de imponerse al autor en su grado mximo. Es til
sealar que no se trata de establecer una responsabilidad por la
mera concrecin de tal efecto, el mismo debe quedar abarcado
por el dolo del agente.
113.1. GENERALIDADES
129
Acta de la Comisin Redactora N 93, de 12 de junio de 1872.
130
Acta de la Comisin Redactora N 164, de 2 de julio de 1873.
250
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
251
DERECHO PENAL
131
Cfr. T. S. Vives, op. cit., p. 859.
132
Algunos autores estiman que este delito es de peligro concreto, porque
los implementos deben ser elaborados o se tienen para cometer delitos determinados
especficamente, lo que se desprendera de la palabra conocidamente empleada
por la disposicin (Etcheberry, D.P., t. III, p. 335). Si se acepta esa tesis, la tenencia
o la fabricacin de los implementos constituiran actos preparatorios, los que en
caso de comisin del robo quedaran consumidos por ste (Bajo Fernndez, op.
cit., p. 103; Muoz Conde, op. cit., p. 227).
252
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
115. EL ABIGEATO
En el prrafo cuarto del ttulo noveno, arts. 448 bis a 448 quin-
quies, se tratan varias situaciones. Primeramente, se sanciona como
figura independiente el delito de abigeato en los arts. 448 bis y
448 ter, que se extiende a tres rdenes de comportamientos
prohibidos: la apropiacin de animales ajenos, el beneficio
o destruccin de un animal para apropiarse de partes de su
cuerpo y, por ltimo, el hallazgo de animales y su no entrega
a la autoridad o a sus dueos. Adems, se castiga el porte de
armas, herramientas o utensilios comnmente usados en estas
253
DERECHO PENAL
133
Soler, op. cit., t. IV, p. 229.
254
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
134
Ibdem.
255
DERECHO PENAL
256
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
El inciso final del art. 448 ter sanciona lo que podra denomi-
narse como abigeato de hallazgo, por cuanto se refiere a los
animales perdidos o abandonados que no son entregados a
sus propietarios o a la autoridad. El referido inciso expresa lo
siguiente: La regla del inciso primero de este artculo se obser-
var tambin en los casos previstos en el artculo 448, si se trata
de animales comprendidos en el artculo anterior.
Por consiguiente, aquel que encontrare uno o ms caballos o
bestias de silla o carga, o especies de ganado mayor, menor o por-
cino, perdidos o abandonados cuyo valor exceda de una unidad
tributaria mensual, constndole quien es su dueo y no lo entre-
257
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258
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260
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261
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135
Ibdem.
262
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263
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265
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266
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268
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269
DERECHO PENAL
Los incisos segundo, tercero y cuarto o final del art. 450 reglan
esta materia: En los delitos de robo y hurto, la pena correspon-
diente ser elevada en un grado cuando los culpables hagan uso
de armas o sean portadores de ellas.
270
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
138
Lo estima as Labatut, que expresa que constituye un delito independien-
te (D.P., t. II, p. 232).
139
Cfr. Etcheberry, D.P., t. III, p. 363.
271
DERECHO PENAL
272
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
140
Comentando esta circunstancia, Jorge Mera afirma que no procede en
el caso del robo con violencia o intimidacin calificado, porque la gravedad de
la pena consume el desvalor del lugar donde el hecho se realiza; por otra parte,
estima que no es la indefensin de la vctima la razn de ser de la misma, sino el
sentimiento de tranquilidad y seguridad, y tendra vigencia slo para el hurto y el
robo por sorpresa (op. cit., pp. 271 y ss.).
273
DERECHO PENAL
274
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
141
Sectores de la doctrina estiman que no es se el fundamento de la agravan-
te, sino la afeccin del sentimiento de tranquilidad y de seguridad que se produ-
cira cuando la apropiacin violenta se lleva a cabo por dos o ms malhechores,
circunstancia que debera establecerse en cada caso conforme a las caractersticas
del hecho ( Jorge Mera, op. cit., p. 306).
275
DERECHO PENAL
142
Cfr. Etcheberry, D.P., t. III, p. 365.
143
As lo sostienen Labatut (D.P., t. II, p. 235) y Etcheberry (D.P., t. III, p. 366).
144
En relacin a la autora mediata, Jorge Mera discrepa de la posibilidad
de que opere esta causal de agravacin fundamentado en el principio non bis in
idem, porque se estara considerando doblemente la privacin de razn, una para
establecer la autora mediata y otra para la agravante (op. cit., p. 309), tesis que no
se puede compartir porque la autora mediata no est vinculada por naturaleza a
la falta de razn del instrumento humano; se puede instrumentalizar tanto a un
loco o demente como a una persona normal, y tampoco siempre que se acte con un
privado de razn hay autora mediata.
276
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
145
Hay opiniones discrepantes sobre este punto. Jorge Mera sostiene que estas
agravantes slo proceden en el delito de hurto, no as en los de robo con violencia
o intimidacin, porque la elevada pena establecida por estas figuras absorbera la
alevosa o premeditacin que pudiere concurrir (op. cit., p. 313).
277
DERECHO PENAL
278
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
279
DERECHO PENAL
Receptacin agravada
La Ley N 20.273, de 28 de junio de 2008, modific el
art. 456 bis A del Cdigo Penal con el objeto de proteger las
redes de suministro de servicios pblicos o domiciliarios, agra-
vando la pana sealada para el delito de receptacin cuando
recae sobre objetos que forman parte de las referidas redes;
e impone, adems, la clausura definitiva del establecimien-
to de comercio involucrado, en su caso. El inc. tercero del
art. 456 bis A prescribe lo siguiente: Cuando el objeto de la
receptacin sean cosas que forman parte de redes de suministro
de servicios pblicos o domiciliarios, tales como electricidad,
gas, agua, alcantarillado, colectores de aguas lluvia o telefona,
se impondr la pena de presidio menor en su grado mximo
y multa de cinco a veinte unidades tributarias mensuales. La
sentencia condenatoria por delitos de este inciso dispondr el
comiso de los instrumentos, herramientas o medios empleados
para cometerlos o para transformar o transportar los elementos
sustrados. Si dichos elementos son almacenados, ocultados o
transformados en algn establecimiento de comercio con cono-
cimiento del dueo o administrador, se podr decretar, adems,
la clausura definitiva de dicho establecimiento, oficindose a la
autoridad competente.
280
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
Finalmente, en la ltima parte del inc. cuarto del art. 456 bis A,
se determina que en la alternativa de reincidencia o reiteracin
de delitos de receptacin de objetos provenientes de las redes de
suministro de servicios, la pena de presidio menor en su grado
mximo sealada para el delito se aumentar en un grado para
imponerla al responsable.
146
Bustos, op. cit., p. 223.
147
Cfr. T. S. Vives, op. cit., p. 874.
281
DERECHO PENAL
148
Cfr. Bajo Fernndez, op. cit., p. 118.
282
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
A) Usurpacin de inmuebles
El Cdigo Penal distingue en la usurpacin entre aquella en
que se usa violencia en las personas para llevarla a cabo (usur-
pacin violenta), y aquella en que no se emplea ese medio de
ejecucin (usurpacin pacfica). Las caractersticas de ambas
alternativas son las mismas, y estn sealadas mayoritariamente
en el art. 457, que se ocupa de describir la violenta; de la no
violenta trata el art. 458. A continuacin se analizarn los ele-
mentos del tipo usurpacin de inmuebles en general, aplicables
a las dos categoras sealadas. Es til al efecto transcribir el
art. 457, que dice en qu consiste el delito: Al que con violen-
cia en las personas ocupare una cosa inmueble o usurpare un derecho
real que otro poseyere o tuviere legtimamente, y al que, hecha la ocu-
pacin en ausencia del legtimo poseedor o tenedor, vuelto ste
le repeliere, adems de las penas en que incurra por la violencia
que causare, se le aplicar una multa de once a veinte unidades
tributarias mensuales.
Si tales actos se ejecutaren por el dueo o poseedor regular
contra el que posee o tiene ilegtimamente la cosa, aunque con
derecho aparente, la pena ser multa de seis a diez unidades
tributarias mensuales, sin perjuicio de las que correspondieren
por la violencia causada.
El tipo objetivo de la usurpacin lo conforma un conjunto de
elementos, siendo el fundamental la conducta prohibida. El
precepto se refiere a dos modalidades de accin: ocupar una cosa
inmueble o usurpar un derecho real, cosa y derecho han de estar en
poder de otra persona. Ocupar y usurpar son dos verbos que para
los efectos prcticos tienen el mismo alcance en este caso, por
cuanto significan apoderarse de algo que tiene otro. Jurdica-
mente ocupar un inmueble es invadirlo, hacerse cargo de l mate-
rialmente, asumiendo de hecho su goce y disposicin: usurpar un
derecho es substituir al titular del mismo por un tercero que pasa a
283
DERECHO PENAL
149
Cfr. Etcheberry, D.P., t. III, p. 368.
150
Vase supra, prrafo N 82-b).
284
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
151
Etcheberry, D.P., t. III, p. 370; en contra Labatut (D.P., t. II, p. 238).
285
DERECHO PENAL
a) Usurpacin violenta
El art. 457 se inicia con las palabras Al que con violencia en las
personas; si bien la disposicin alude exclusivamente a la
violencia, se extiende la expresin al empleo de intimidacin,
porque el legislador en la mayor parte de las oportunidades en
286
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
152
Cuello Caln, op. cit., t. II, p. 853.
153
Vase supra, prrafos Nos 94.1 y 94.2.
287
DERECHO PENAL
c) Usurpacin no violenta
Esta figura est descrita en el art. 458, que expresa: Cuando,
en los casos del inciso primero del artculo anterior, el hecho se
llevare a efecto sin violencia en las personas, la pena ser multa de
seis a diez unidades tributarias mensuales.
Las caractersticas y elementos tpicos de la usurpacin no
violenta son los generales que se analizaron en los prrafos
precedentes. La diferencia que tiene con la usurpacin violenta
aparte precisamente de que no se ejerce violencia en contra de
las personas incide en que en la especie el dueo o poseedor
regular no pueden ser sujetos activos de este delito, porque el
derecho les reconoce la facultad de recuperar los bienes inmue-
bles que no tienen materialmente por medios no violentos.
En esta hiptesis el usurpador puede emplear cualquier sis-
tema para ocupar el inmueble o el derecho real que pretende,
siempre que no consista en ejercer violencia en contra de las
personas. Los sistemas clandestinos, la astucia, el engao y aun
el abuso de confianza pueden quedar comprendidos.154
La sancin que corresponde por este delito es nicamente la
multa indicada por la disposicin transcrita; aqu no procede impo-
ner otra pena, porque como no se hace uso de la fuerza fsica no se
pueden generar las situaciones de concurso real a que se hizo refe-
rencia en el prrafo anterior respecto de la usurpacin violenta.
B) Usurpacin de aguas
El Cdigo Penal contiene un conjunto de preceptos los arts. 459,
460 y 461 que se ocupan con cierto detalle de tres situaciones
distintas: a) la sustraccin de agua sin fuerza y con fuerza en las
154
Etcheberry, D.P., t. III, p. 372.
288
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
a) Sustraccin de agua
El art. 459, en sus nmeros 1 y 2, describe estos delitos: Sufrirn
las penas de presidio menor en su grado mnimo y multa de once
a veinte unidades tributarias mensuales, los que sin ttulo legtimo
e invadiendo derechos ajenos:
1. Sacaren aguas de represas, estanques u otros depsitos; de
ros, arroyos o fuentes; de canales o acueductos, redes de agua
potable e instalaciones domiciliarias de stas, y se las apropiaren
para hacer de ellas un uso cualquiera.
2. Rompieren o alteraren con igual fin diques, esclusas, com-
puertas, marcos u otras obras semejantes existentes en los ros,
arroyos, fuentes, depsitos, canales o acueductos.
Se describen dos conductas que constituyen este delito, en
una no debe mediar fuerza en las cosas, en la otra s.
La primera conducta consiste en sacar agua de los lugares
que all se mencionan, que comprenden hasta las redes de agua
potable y las instalaciones domiciliarias. Para hacerlo se puede
emplear cualquier medio, mangueras, bidones, camiones u otros,
siempre que no importen el uso de fuerza sobre las cosas, pues
la ley se refiere exclusivamente al hecho de sacar agua, que no
155
Mario Verdugo, op. cit., t. III, p. 988.
289
DERECHO PENAL
156
Opina en contrario Etcheberry, D.P., t. III, p. 375.
290
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
291
DERECHO PENAL
292
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
El tipo objetivo del delito est conformado por dos clases de acciones:
destruir o alterar trminos o deslindes de un inmueble. Destruir para
estos efectos es sinnimo de deshacer, derribar, y alterar corresponde a
variar, cambiar. El objeto material de la accin deben ser imperativamen-
te lmites o trminos, que en la disposicin hacen referencia el
lmite a la lnea divisoria entre dos predios, generalmente sealada
con un muro, una cerca y aun una simple marcacin puesta sobre el
terreno, y la voz trmino a una marca material de carcter perma-
nente, como una columna, una piedra, un hito, que determina una
lnea divisoria o un punto de referencia en un terreno. En sntesis, la
conducta prohibida en su primera alternativa es la destruccin de los
deslindes o trminos, o sea de las seales que precisan en su extensin
a dos o ms predios, o de los hitos que sirven para determinar esos
deslindes. Su segunda posibilidad es cambiar esas seales a lugares
diversos de aquellos donde originalmente se encontraban.
Las acciones, objetivamente, han de hacer variar negativa-
mente la extensin del predio de que se trate y, de consiguiente,
293
DERECHO PENAL
294
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD
295
CAPTULO
DE CUARTO
LAS DEFRAUDACIONES
DE LAS DEFRAUDACIONES
1
Se relacionan estas figuras con la declaracin de quiebra civil del inculpado
porque el art. 466 exige perjuicio de los acreedores, lo que se interpreta por sec-
tores de la doctrina, seguramente debido a los comentarios que sobre esta materia
297
DERECHO PENAL
hizo Francisco Pacheco (op. cit., t. 3, p. 310) en el sentido de que deben ser todos los
acreedores del deudor los que han de sufrir esos perjuicios, lo que supone al igual
que en el procedimiento de quiebra una universalidad. Adems se afirma que en
una primera oportunidad la Comisin Redactora elimin el precepto que se refera al
delito de alzamiento, considerando que esa conducta estaba comprendida en el delito
de quiebra fraudulenta, pero al reparar que el deudor civil no comerciante poda
quedar impune, habra restablecido esa figura pero no en un artculo independien-
te sino que adicionando aquel que castigaba la quiebra (el concurso) del deudor
no comerciante. Entre otros, as lo expresa Etcheberry (D.P., t. III, p. 386), que razona
en el sentido recin indicado. Se disiente del referido criterio porque el art. 466, en
el que la Comisin Redactora incorpor la hiptesis de alzamiento de bienes como
delito, no sanciona el concurso (quiebra) del deudor no comerciante, como tampoco
lo haca el texto del Cdigo espaol que le sirvi de fuente, sino la insolvencia del
no comerciante por ocultacin, dilapidacin o enajenacin maliciosa de sus bienes,
independientemente de los delitos relacionados con la quiebra, lo que respalda los
comentarios que sobre el punto hace Muoz Conde: El Cdigo Penal de 1848 re-
coga dentro de esta seccin tres diferentes delitos y a ellos responda su titulacin:
Alzamiento, quiebra o insolvencia del deudor no comerciante. No se tipificaba, sin
embargo, el concurso, que fue introducido posteriormente en el Cdigo de 1870 (op.
cit., p. 284). Corroboran la diferencia existente entre insolvencia y quiebra o concurso
Cuello Caln (op. cit., t. II, p. 859) y Quintano Ripolls (op. cit., t. II, p. 340), que son
categricos en afirmar que no es necesaria tal declaracin para que opere el delito,
aun en el caso del deudor comerciante. Tampoco los comentarios de la Comisin
Redactora pueden llevar a la conclusin criticada, pues si bien es cierto que en la
sesin N 99 de 1 de julio de 1872 determin no recoger en el proyecto el artculo
del Cdigo espaol que estaba destinado a sancionar al deudor alzado que se refera
tanto al comerciante como al no comerciante sin aludir a su quiebra, porque consi-
der que ese delito quedaba comprendido en la quiebra fraudulenta, no es menos
cierto que de inmediato, en la sesin siguiente, la N 100, de 5 de julio del mismo
ao, corrigi su error al representar el seor Renjifo que en el art. 456 (actual 466)
no se haba comprendido al deudor alzado ni al que celebra contratos simulados, y
acord modificar la referida disposicin que no hace referencia a las quiebras en la
forma como rige hoy en da, o sea describiendo como delito el alzamiento de bienes
del deudor no comerciante y la celebracin de contratos simulados, sin hacer alusin
alguna a los delitos del quebrado, hiptesis estas ltimas que reglament en forma
separada en los arts. 463, 464 y 465, que expresa y claramente se referan al quebrado,
sin distincin de que fuera o no comerciante. La voluntad de los redactores queda en
evidencia, porque en los artculos recin citados se consideraron los delitos relativos a
las quiebras, y en el art. 466 nicamente a las defraudaciones que all enumera, en que
incurran los deudores no comerciantes que no hubiesen sido declarados en quiebra.
Finalmente es til hacer notar que la voz insolvencia empleada por el art. 466 no
debe entenderse en el sentido que podra haber tenido en el Cdigo espaol de la
poca, sino del que se desprende en nuestro ordenamiento, que no es equivalente
a quiebra, sino al sujeto cuyos bienes en conjunto son inferiores al monto del total
de las obligaciones pendientes que enfrenta, sea que est o no declarado en quiebra.
Insolvencia es la incapacidad del activo de un patrimonio para responder al pasivo que
lo afecta. La figura se fundamenta en el abuso de confianza del deudor.
298
DE LAS DEFRAUDACIONES
299
DERECHO PENAL
2
Opina en sentido diverso Etcheberry, D.P., t. III, p. 386.
3
Cfr. Muoz Conde, op. cit., p. 285; T. S. Vives, op. cit., p. 882.
4
Cfr. Etcheberry, D.P., t. III, p. 388.
5
As lo sostiene Labatut, D.P., t. II, p. 241.
300
DE LAS DEFRAUDACIONES
6
Quintano Ripolls, op. cit., t. II, p. 339.
7
Muoz Conde, op. cit., p. 287.
8
T. S. Vives, op. cit., p. 884.
301
DERECHO PENAL
302
DE LAS DEFRAUDACIONES
La insolvencia punible
146. CONSIDERACIONES GENERALES
303
DERECHO PENAL
304
DE LAS DEFRAUDACIONES
9
Cfr. T. S. Vives, op. cit., p. 882.
10
Cfr. Etcheberry, D.P., t. III, p. 389.
11
Opina en otro sentido Labatut (D.P., t. II, p. 241).
12
Labatut, D.P., t. II, p. 241.
305
DERECHO PENAL
306
DE LAS DEFRAUDACIONES
13
Este inciso fue agregado al art. 456 (que ahora es el 466) por indicacin
del miembro de la Comisin seor Renjifo, en la Sesin N 100, de 5 de julio de
1872, sin considerar supuesto alguno de quiebra, cuyos delitos se reglaron sepa-
radamente en los arts. 463, 464 y 465, actualmente todos derogados, y tampoco se
consideraron situaciones que se vinculen con el concurso. Hay autores que opinan
en distinto sentido (entre ellos Etcheberry, D.P., t. III, p. 390), pero los argumentos
con los que pretenden as sostenerlo referentes a que esa era la normativa que
exista en la legislacin espaola en esa poca, no concuerda con el alcance que la
doctrina ibrica mayoritaria le ha reconocido al precepto legal y que ha mantenido
hasta estos das, como tampoco lo que se afirma respecto de la legislacin nacional.
La exigencia del art. 466 en el sentido que la accin se realice en perjuicio de los
acreedores, fuera de no hacer referencia a un real menoscabo de stos, no tiene
por qu vincularse con la quiebra del deudor o con la exigencia de un concurso
de acreedores, a los cuales nunca se aludi en la Comisin Redactora; el referido
artculo ha empleado esa frase para comprender tanto a la existencia de un solo
acreedor como a la de varios, como fluye de su propio tenor.
307
DERECHO PENAL
14
Opina en sentido contrario Manuel de Rivacova y Rivacova, El delito de con-
trato simulado, Santiago, 1992, p. 54.
15
Cfr. Manuel de Rivacova, op. cit., p. 40.
308
DE LAS DEFRAUDACIONES
309
DERECHO PENAL
16
Consltese la muy completa exposicin que sobre el tema hace Juan E. Puga
Vial en su libro Derecho Concursal. Delitos de la Quiebra, Santiago, 1994, pp. 51 y ss.,
donde mantiene una opinin distinta a la aqu expuesta.
310
DE LAS DEFRAUDACIONES
17
Citado por Lisandro Martnez Ziga, De los delitos contra el patrimonio econ-
mico, p. 81, Bogot, 1985.
18
Cuello Caln, op. cit., t. II, p. 864; Quintano Ripolls, op. cit., t. II, p. 339;
T. S. Vives, op. cit., p. 879; Bajo Fernndez, Manual, p. 145.
19
Muoz Conde, op. cit., p. 284.
311
DERECHO PENAL
20
Se afirma que normalmente la resolucin es el acto consumativo, por cuanto
existen excepciones a esa regla, donde la referida resolucin judicial y el comporta-
miento del deudor que motiva esa declaracin es el inicio del delito, lo que sucede
en los casos descritos en el art. 219 N 6, art. 220 Nos 5, 10 y 13, y art. 221 Nos 2,
3, 4 y 7 de la Ley sobre Quiebras, que se perfeccionan con actividades del fallido
realizadas con posterioridad a la resolucin judicial, que la doctrina denomina
como delitos posquiebra.
21
Para autores como Etcheberry, el resultado del delito es el estado de insol-
vencia (D.P., t. III, p. 383); en el mismo sentido Cobos Gmez de Linares, op. cit.,
t. II, p. 331; Bustos, op. cit., p. 319.
22
Muoz Conde, op. cit., p. 291; Bajo Fernndez, Manual, p. 144.
23
T. S. Vives, op. cit., p. 894; Bustos, op. cit., p. 318. La opinin de estos auto-
res es comprensible porque la tipologa del delito de quiebra es distinta a la que
tiene el sistema nacional; en Espaa lo sancionado es la insolvencia.
312
DE LAS DEFRAUDACIONES
24
As lo sostiene Bacigalupo, respecto de los actos anteriores a la declaracin,
Insolvencia y Delito, Buenos Aires, 1970, pp. 30 y ss.
25
Deben, de consiguiente, considerarse con reservas los anlisis que se hacen
para la legislacin espaola, cuyo Cdigo Penal se ocupa de los delitos de quiebra
(arts. 259, 260 y 261), en el Libro II, ttulo XIII, captulo VII, bajo el enunciado
De las insolvencias punibles.
313
DERECHO PENAL
26
Cfr. Etcheberry, D.P., t. III, p. 383.
314
DE LAS DEFRAUDACIONES
315
DERECHO PENAL
A. Quiebra fraudulenta
La quiebra fraudulenta est descrita en el art. 220 en relacin
con los arts. 41 y 43 de la Ley de Quiebras, y para determinar su
identidad es adecuado referirse previamente al tipo objetivo y
luego al subjetivo.
A.1. Tipo objetivo. El art. 220 hace una extensa enumeracin de
diversos comportamientos que constituyen este delito, pero en
su nmero 16 emplea una frmula general que, podra decirse,
compendia las dems hiptesis que enumera. La disposicin se
explica por s sola y es del siguiente tenor:
Se presume fraudulenta la quiebra del deudor:
1. Si hubiere ocultado bienes;
2. Si hubiere reconocido deudas supuestas;
3. Si hubiere supuesto enajenaciones, con perjuicio de sus
acreedores;
4. Si hubiere comprometido en sus propios negocios los
bienes que hubiere recibido en depsito, comisin o administra-
cin, o en el desempeo de cargo de confianza;
5. Si, posteriormente a la declaracin de quiebra, hubiere
percibido y aplicado a sus propios usos, bienes de la masa;
316
DE LAS DEFRAUDACIONES
317
DERECHO PENAL
318
DE LAS DEFRAUDACIONES
27
Cfr. Cobos Gmez de Linares, Manual de Derecho Penal, parte especial, t. II,
p. 331.
319
DERECHO PENAL
B. Quiebra culpable
320
DE LAS DEFRAUDACIONES
28
Cfr. Bajo Fernndez, Manual, p. 148; T. S. Vives, op. cit., p. 894, aunque este
autor sostiene que la voz culpable en este caso se contrapone a la de fraudulenta.
29
Etcheberry sostiene que se trata de formas culposas de quiebra (D.P., t. III,
p. 382).
321
DERECHO PENAL
30
Cfr. Etcheberry, D.P., t. III, p. 385.
322
DE LAS DEFRAUDACIONES
31
As lo estima Etcheberry, D.P., t. III, p. 384.
32
Cfr. Juan E. Puga, op. cit., p. 240.
33
Ibdem, p. 384.
323
DERECHO PENAL
34
El art. 221 hace referencia al fallido, o a la declaracin en quiebra, expresiones
que hay que entender en el sentido que se desprende de la propia Ley de Quiebras.
324
DE LAS DEFRAUDACIONES
E. Quiebra impropia
La doctrina ha denominado en la forma sealada las situaciones
que se presentan cuando una persona jurdica es declarada en
quiebra, y su giro es el comercio, la agricultura, la minera o la
industria, o cuando se trata de factores o representantes de una
persona natural o de un incapaz, y es esa persona natural o el in-
capaz quien es objeto de esta declaracin. En estas alternativas son
esos gerentes, directores, administradores o representantes los que
responden por los delitos de quiebra culpable o fraudulenta.
El art. 232 de la ley se ocupa de la situacin de las personas
jurdicas, y expresa:
Los gerentes, directores o administradores de una persona
jurdica declarada en quiebra, cuyo giro quede comprendido
en el artculo 41, sern castigados, sin perjuicio de la respon-
sabilidad civil que les pueda afectar, como reos de quiebra
culpable o fraudulenta, segn el caso, cuando en la direccin
de los negocios del fallido y con conocimiento de la situacin
de stos, hubieren ejecutado alguno de los actos o incurrido
en alguna de las omisiones a que se refieren los artculos 219 y
220, o cuando hubieren autorizado expresamente dichos actos
u omisiones.
Sern castigados con reclusin o relegacin menores en
su grado mnimo o medio si se han repartido dividendos a los
socios, a propuesta del directorio, a sabiendas que no correspon-
dan a utilidades efectivas. La pena se elevar en un grado si esos
repartos han ocasionado la quiebra.
325
DERECHO PENAL
En el Libro II, Ttulo IX, prrafo VIII, entre los delitos contra
la propiedad, se describe un conjunto un tanto heterogneo de
figuras bajo la denominacin de estafas y otros engaos (arts. 467
y siguientes). El legislador nacional recogi el sistema del C.P.
de Espaa de la poca, respetando la ubicacin de las figuras
y la mayor parte del texto del articulado que aqul tena. Se-
guramente los juristas locales concordaron con el comentario
que hizo Francisco Pacheco respecto del Cdigo espaol en el
sentido de que eran tan numerosos los hechos que se deberan
describir en este prrafo sobre los engaos y, de otro lado, ante la
imposibilidad de dar una nocin genrica que los comprendiera
326
DE LAS DEFRAUDACIONES
35
Francisco Pacheco, op. cit., t. 3, p. 348.
36
Acta de la Comisin Redactora N 99, de 1 de julio de 1872.
327
DERECHO PENAL
37
Esta nocin de fraude en las dos alternativas sealadas ha sido recogida por
la jurisprudencia, vase R.D.J., t. LXXXV, parte 2, sec. 4, p. 23.
328
DE LAS DEFRAUDACIONES
El delito de estafa
156. MODALIDADES DE ESTOS DELITOS
38
Opina en sentido distinto Jorge Mera, que sostiene que no se trata, en
verdad, de que no haya diferencia entre engao civil y engao penal [] sino que
lisa y llanamente existe simplemente el engao, que constituye siempre y en todo
caso, el requisito de la estafa. El delito de entrega fraudulenta, p. 72.
329
DERECHO PENAL
los arts. 467, 468 y 473, entre otros. Hay autores que distinguen
entre estafas propias e impropias,39 es decir, aquellas que cumplen
con todos los requisitos del concepto legal de estafa y las que no
lo cumplen; entre las ltimas estaran, entre otras, las descritas en
los arts. 469 N 6, 470 N 5 y 471. En ellas hay dos aspectos que les
son comunes: el bien u objeto jurdico que amparan y un elemento
que les otorgara identidad, el fraude mediante engao; este ltimo
permite al agente el apoderamiento de las especies o bienes que
persigue sin recurrir a medios materiales o fsicos. El engao
provoca un error en la vctima, que normalmente la lleva a entregar
voluntariamente bienes de su propiedad o de un tercero; como la
mecnica comisiva en los fraudes por engao es la astucia en lugar
de la fuerza o de la violencia,40 se hace necesario hacer un anlisis
sobre lo que es el engao con fines fraudulentos, como elemento
genrico de las diversas figuras que se comprenden bajo la deno-
minacin de estafa. Pero antes de hacerlo se precisar la naturaleza
del bien jurdico que tienen como objeto.
39
Bajo Fernndez, Manual, p. 164. Etcheberry emplea la terminologa de frau-
des propios e impropios (D.P., t. III, p. 440), aunque no con sentido exactamente
coincidente con el sealado.
40
Quintano Ripolls, op. cit., t. II, p. 347.
330
DE LAS DEFRAUDACIONES
41
Vase a Bajo Fernndez, a quien se ha seguido en los conceptos explicados,
Manual, pp. 166-167, y a Jos M. Valle Muiz, El delito de estafa, Barcelona, 1992,
pp. 73 y ss.
42
T. S. Vives, op. cit., p. 900.
43
Jos M. Valle, op. cit., pp. 27 y ss.
331
DERECHO PENAL
A. El engao
Segn la ya clsica nocin de Antn Oneca,45 el engao consiste
en una simulacin o disimulacin capaz de inducir a error a una
o varias personas y que ha sido recogida en nuestro pas por la
doctrina.46 El sistema nacional no consagr un concepto de lo
que debe entenderse por engao, porque emplea, como lo hace
habitualmente, la enumeracin casustica por va ejemplar (v. gr.,
art. 468) o una alusin demasiado genrica, como la realizada
en el art. 473 (cualquier otro engao). Ello hace que doctri-
nariamente esa nocin deba ser determinada normativamente,
estableciendo sus limitaciones.
El engao es, en definitiva, faltar a la verdad al expresar algo
o al ejecutarlo, para presentar la realidad con un aspecto distinto
al que en verdad tiene o posee. El engao puede consistir, en-
tonces, en una maquinacin dirigida a aparentar la existencia de
una cosa que no es real o hacerla aparecer con caractersticas o
cualidades que no tiene (simulacin), u ocultando aquellas que
efectivamente posee (disimulacin).
Se ha sostenido que el engao siempre importa una conducta
44
Citado por Muoz Conde, op. cit., pp. 243-244.
45
Citado por Muoz Conde, op. cit., p. 244.
46
Entre ellos Etcheberry, D.P., t. II, p. 392.
332
DE LAS DEFRAUDACIONES
47
Cfr. T. S. Vives, op. cit., p. 904; Bajo Fernndez, op. cit., p. 171.
48
Cfr. Mezger, op. cit., p. 242.
49
Cfr. T. S. Vives, op. cit., p. 904.
50
Bajo Fernndez, op. cit., p. 170.
51
T. S. Vives, op. cit., p. 904.
52
Cuello Caln, op. cit., t. II, p. 872.
333
DERECHO PENAL
53
Autores como Mezger diferencian sobre los juicios valorativos; segn sea el
tipo de opinin de que se trata, puede ser simplemente un juicio apreciativo (el
mejor jabn del mundo) o importar la afirmacin de un hecho (esta mercanca
es buena y de venta fcil); el profesor alemn se inclina por marginar de la nocin
de engao a los exclusivamente valorativos, no as aquellos que presuponen la
existencia de un hecho (Libro de Estudio, parte especial, pp. 240-241). En el mismo
sentido opina Bajo Fernndez, op. cit., pp. 170-171. Estos autores reconocen, en
todo caso, que no es fcil distinguir entre uno y otro juicio en los eventos que se
presentan en la realidad.
54
En ese sentido Maggiore, op. cit., t. V, p. 126; Ricardo Nez, op. cit., t. V,
p. 303, y en Chile Jorge Mera, La apropiacin, p. 292.
55
Lpez Barja de Quiroga, op. cit., t. II, p. 220.
334
DE LAS DEFRAUDACIONES
56
Cfr. Fontn Balestra, op. cit., p. 490; Etcheberry, D.P., t. III, p. 394; Bajo
Fernndez, op. cit., p. 171.
57
Etcheberry, D.P., t. III, p. 394.
58
Cfr. Fontn Balestra, op. cit., p. 491; T. S. Vives, op. cit., p. 905.
59
Gmez Bentez, citado por T. S. Vives, op. cit., p. 905.
335
DERECHO PENAL
B. El error
El engao debe ir dirigido a lograr que una persona se equivoque
o a mantenerla en ese estado63 si ya haba incurrido en el error, y
60
Lpez Barja de Quiroga, op. cit., t. II, p. 223.
61
Hay autores, como Gmez Bentez, que estiman que no se requiere en la
vctima un estado de error, creen que es suficiente que el engao tenga idoneidad
para provocarlo, pues el derecho penal debe proteger al bien jurdico y a la vcti-
ma, aun en situaciones de simple duda de esta ltima (citado por Lpez Barja de
Quiroga, op. cit., t. II, pp. 235-236).
62
Cfr. Bajo Fernndez, op. cit., p. 172; T. S. Vives, op. cit., p. 904; Bustos,
Manual, p. 227.
63
Mezger, op. cit., p. 244.
336
DE LAS DEFRAUDACIONES
64
T. S. Vives, op. cit., p. 908.
65
Cfr. Lpez Barja de Quiroga, op. cit., t. II, pp. 237-238.
66
Bustos, Manual, p. 226.
337
DERECHO PENAL
67
Bajo Fernndez, op. cit., p. 185.
68
Cfr. Lpez Barja de Quiroga, op. cit., t. II, p. 242. Este autor cita en el mismo
sentido a Antn Oneca y Quintano Ripolls.
69
Los tribunales espaoles, sin embargo, no han seguido la referida doctrina
y han calificado como estafa hechos como los comentados, sosteniendo que el que
emplea la tarjeta sabe que su crdito est agotado, y al continuar usndola engaa
sobre sus posibilidades de crdito al que erradamente consiente en recibir la cance-
lacin de una obligacin por ese medio (Cobos de Linares, op. cit., t. II, p. 243).
70
Muoz Conde, op. cit., p. 247.
338
DE LAS DEFRAUDACIONES
71
Cfr. Lpez Barja de Quiroga, op. cit., t. II, p. 248.
72
Cfr. Bustos, Manual, p. 228; T. S. Vives, op. cit., p. 909; Muoz Conde,
op. cit., p. 247; Bajo Fernndez, op. cit., p. 172.
73
Cfr. Mezger, op. cit., t. II, p. 244; Bustos, Manual, p. 228; Bajo Fernndez,
op. cit., p. 172; Etcheberry, D.P., t. III, p. 397.
74
Antn Oneca, citado por Vives, op. cit., p. 910.
75
Ibdem.
339
DERECHO PENAL
C. Disposicin patrimonial
76
Muoz Conde, op. cit., p. 246.
77
Mezger, op. cit., p. 248.
340
DE LAS DEFRAUDACIONES
78
Cfr. Bajo Fernndez, op. cit., p. 174; Etcheberry, D.P., t. II, p. 399.
79
Cfr. Labatut, D.P., t. II, p. 242.
80
Cfr. Bajo Fernndez, op. cit., p. 174; Lpez Barja de Quiroga, op. cit., t. II,
p. 249.
341
DERECHO PENAL
81
Esta materia no es pacfica, existen criterios que rechazan que el lucro ce-
sante y las ganancias futuras puedan considerarse como perjuicios si se pierden,
porque no pertenecen al patrimonio los futuribles, las esperanzas y los proyectos,
pero s los lucros y las ganancias correspondientes a la entrega de una cosa o pres-
tacin de un servicio (Bajo Fernndez, op. cit., p. 175). Rodrguez Devesa, con
una visin distinta, sostiene que se hace referencia nicamente a los bienes que
ingresaron al patrimonio en la actualidad, marginando los que estn por incorpo-
rarse, como seran el lucro cesante y las ganancias por recibir.
342
DE LAS DEFRAUDACIONES
82
T. S. Vives, op. cit., p. 912.
83
Carrara, Programa, t. 6, N 2346, p. 428.
84
Valle Muiz, op. cit., p. 253.
85
Cfr. Bajo Fernndez, op. cit., p. 174; Lpez Barja de Quiroga, op. cit., t. II,
p. 257; Labatut, D.P., t. II, p. 243.
86
Etcheberry, D.P., t. II, pp. 404-405.
343
DERECHO PENAL
87
Labatut, D.P., t. II, p. 244; Etcheberry, D.P., t. II, p. 402.
88
Maggiore, op. cit., t. V, p. 131; Soler, op. cit., t. IV, p. 361; Fontn Balestra,
op. cit., p. 496.
89
Cfr. Etcheberry, D.P., t. II, p. 403.
344
DE LAS DEFRAUDACIONES
90
En un intento por sistematizar estos delitos, Etcheberry propone distinguir
entre los delitos por engao en tres grupos: a) los expresamente descritos, b) los
semejantes de los descritos en el art. 468, y c) los restantes engaos, o sea los no
expresamente descritos ni semejantes a los sealados en el art. 468, haciendo re-
ferencia a los comprendidos en el art. 473. Es una tentativa loable por su esfuerzo,
pero se puede prestar a malas interpretaciones hacer referencia a engaos descritos
y no descritos y, en todo caso, siempre la clasificacin resulta dudosa en cuanto a
su posible utilidad (D.P., t. II, p. 406).
345
DERECHO PENAL
91
Muoz Conde, op. cit., p. 244.
92
Acta de la Comisin Redactora N 99, de 1 de julio de 1872; en esa opor-
tunidad no se dio explicacin de la referida modificacin.
93
Pacheco, op. cit., t. 3, p. 350.
346
DE LAS DEFRAUDACIONES
94
Fontn Balestra, op. cit., p. 497.
347
DERECHO PENAL
95
Cfr. Soler, op. cit., t. IV, pp. 336-337.
348
DE LAS DEFRAUDACIONES
96
Autores como R. Nez no aceptan esa doctrina, pues sostienen que apa-
rentar es algo diverso al ardid o maquinacin engaosa; aparentar no requerira
suscitar falsas representaciones (op. cit., t. V, pp. 317-318).
97
As lo estiman Fontn Balestra, op. cit., p. 499; R. Nez, op. cit., t. V, p. 321.
98
Etcheberry piensa que en las referidas situaciones se dara la figura de estafa,
fundado en la nocin de engao semejante a que se refiere el art. 468, donde
calzaran comportamientos como los comentados (D.P., t. II, p. 409).
99
R. Nez, op. cit., t. V, p. 318.
349
DERECHO PENAL
100
Etcheberry, D.P., t. II, p. 408.
101
R. Nez, op. cit., t. V, p. 320.
350
DE LAS DEFRAUDACIONES
102
Cuello Caln, op. cit., t. 2, p. 883.
103
Cfr. Fontn Balestra, op. cit., p. 496; Soler, op. cit., t. IV, p. 341; Etcheberry,
D.P., t. II, p. 405.
104
Mezger, op. cit., t. II, p. 261.
105
Cfr. Bajo Fernndez, op. cit., p. 176.
351
DERECHO PENAL
106
Soler, op. cit., t. IV, p. 341.
107
El Cdigo de Espaa, en el art. 248, expresa: Cometen estafa los que, con
nimo de lucro, utilizaren engao.
352
DE LAS DEFRAUDACIONES
108
Cfr. T. S. Vives, op. cit., pp. 914-915.
353
DERECHO PENAL
109
La situacin de atipicidad de las estafas realizadas por algunos de los medios
indicados en el art. 468 cuando su monto no sobrepasa el valor de una unidad
tributaria, se mantiene desde la promulgacin del Cdigo Penal (indudablemente
que con valores determinados en otra forma). En todos los estudios realizados por
los primeros comentaristas de su texto aparece que el art. 468 no se menciona en
la enumeracin que hace el art. 494 N 19; suficiente es leer a Robustiano Vera
(p. 728), Alejandro Fuensalida (t. III, p. 280) y Pedro J. Fernndez (p. 315). Este
ltimo comenta que no es posible encontrar el origen del N 19 del art. 494 en las
Actas de Comisin Redactora, lo que es efectivo.
354
DE LAS DEFRAUDACIONES
165. CONCURSOS
355
DERECHO PENAL
356
DE LAS DEFRAUDACIONES
110
Cfr. Mera, Jorge, El delito de entrega fraudulenta, Santiago, 1971, p. 139.
111
Cfr. Creus, op. cit., t. II, p. 487.
357
DERECHO PENAL
112
Cuello Caln, op. cit., t. II, p. 878; R. Nez, op. cit., t. IV, p. 330.
113
Etcheberry, D.P., t. II, p. 413; Mera, op. cit., pp. 145 y ss.
114
Creus, Derecho Penal, parte especial, t. I, p. 486.
115
Cfr. Fontn Balestra, op. cit., p. 502.
358
DE LAS DEFRAUDACIONES
116
R. Nez, op. cit., t. IV, p. 330.
117
Vase supra, prrafo N 108.
359
DERECHO PENAL
118
Mera, op. cit., pp. 206 y ss.
119
Etcheberry, D.P., t. II, p. 413.
360
DE LAS DEFRAUDACIONES
361
DERECHO PENAL
120
Fuensalida, op. cit., t. III, pp. 219-220.
121
Cfr. Etcheberry, D.P., t. II, p. 414.
362
DE LAS DEFRAUDACIONES
122
El alcance de la voz documento debe ser el mismo que se seal para los
efectos de las falsedades documentales. Vase prrafo N 28.
123
Labatut, D.P., t. II, p. 247.
363
DERECHO PENAL
El N 6 del art. 470 expresa: Las penas del artculo 467 se apli-
carn tambin:
6. A los que con datos falsos u ocultando antecedentes que les
son conocidos celebraren dolosamente contratos aleatorios basados
en dichos datos o antecedentes.
Esta disposicin fue incorporada por la Comisin Redacto-
ra, y no encuentra antecedentes en la legislacin espaola de la
poca.125
El tipo objetivo lo constituye la actividad prohibida por esta
disposicin, que consiste en celebrar contratos aleatorios, y stos
estn enumerados en el art. 2258 del Cdigo Civil: Los princi-
pales contratos aleatorios son: 1. El contrato de seguros; 2. El
prstamo a la gruesa ventura; 3. El juego; 4. La apuesta; 5. La
constitucin de renta vitalicia; 6. La constitucin del censo vita-
licio. Respecto de la apuesta y del juego, quedan excluidos los de
124
Cfr. Fuensalida, op. cit., t. 3, p. 225.
125
Comisin Redactora, acta N 100, de 5 de julio de 1872.
364
DE LAS DEFRAUDACIONES
azar por ser ilcitos segn el art. 1466 del C.C., se comprenden
nicamente aquellos donde predomina la destreza fsica o la in-
teligencia.126 Sin perjuicio de lo sealado, el fraude en los juegos
de azar no permitidos podra adecuarse en el N 7 del art. 470.
La celebracin de estos contratos debe llevarse a cabo, ade-
ms, con datos falsos u ocultando antecedentes por una de las partes,
con la finalidad de inducir a error a la otra sobre las consecuen-
cias de la operacin. Como en eso consiste el engao necesario
e inherente al delito, el agente tiene que haber realizado una
actividad dirigida a suministrar detalles o particularidades sobre
el acuerdo que no correspondan a la realidad o haber disimu-
lado otros que hayan estado en posibilidad de ser captados o
conocidos por su contraparte.
Subjetivamente el tipo exige que el sujeto activo acte con cono-
cimiento de esos antecedentes y basado en los mismos, o sea que
aprovechndose de ellos haga incurrir en error a la vctima. De
modo que el estafador ha de actuar con dolo directo, dirigido
precisamente a engaar.
La consumacin del delito, que es de resultado o material,
exige que se cause un perjuicio a un tercero, pues es una forma
de fraude donde la lesin en el patrimonio es necesaria. Si el
realizador del hecho slo alcanz a iniciar la accin o la termin
sin lograr causar el perjuicio se estar, segn las circunstancias,
frente a una simple tentativa o a un delito frustrado.
126
Cfr. Etcheberry, D.P., t. II, p. 416.
127
Fuensalida, op. cit., t. III, p. 228.
365
DERECHO PENAL
128
Etcheberry, D.P., t. II, p. 417. En contra Labatut, D.P., t. II, p. 248, que
respalda su criterio con el art. 2260 inc. 3 del C.C.
366
DE LAS DEFRAUDACIONES
367
DERECHO PENAL
129
Francisco Pacheco, op. cit., t. 3, p. 379.
130
Vase supra, prrafo N 158.
368
DE LAS DEFRAUDACIONES
131
Etcheberry, D.P., t. II, p. 422. Este autor sostiene: Por consiguiente, tene-
mos as limitados en sus dos extremos el campo de los otros engaos: no deben llegar
a constituir un ardid, pero deben ser algo ms que una simple mentira.
132
Vase supra, N 161.
369
DERECHO PENAL
133
El Cdigo Penal de 1848 en su art. 459 lo sancionaba con una pena de
multa.
134
Comisin Redactora, acta N 100, de 5 de julio de 1872.
370
DE LAS DEFRAUDACIONES
135
T. S. Vives, op. cit., p. 952.
136
Bajo Fernndez, op. cit., p. 268.
137
Vase supra, prrafo N 155.
371
DERECHO PENAL
La apropiacin indebida
179. ANTECEDENTES Y CONCEPTO DEL DELITO
138
Cfr. Muoz Conde, op. cit., p. 257; Bajo Fernndez, op. cit., p. 277.
139
Bajo Fernndez, op. cit., p. 277.
372
DE LAS DEFRAUDACIONES
140
Cfr. Creus, op. cit., t. I, p. 488.
141
Cfr. Muoz Conde, op. cit., p. 259; T. S. Vives, op. cit., p. 952.
142
Luis Rodrguez Ramos, op. cit., t. II, p. 304.
373
DERECHO PENAL
143
Vase infra, prrafo N 158, III.
144
Muoz Conde, op. cit., pp. 255-256.
374
DE LAS DEFRAUDACIONES
145
Autores como Bajo Fernndez sostienen que no es necesario que el ttulo
sea legtimo o vlido, que tambin el delito de apropiacin se puede dar cuando
se trata de una vinculacin ilegtima, como la obligacin de devolver una especie
que le ha depositado aquel que la haba hurtado previamente (op. cit., p. 283).
146
Creus, op. cit., t. I, p. 489.
375
DERECHO PENAL
147
Cfr. Araceli Majon-Cabeza Olmedo, Nuevo enfoque de la apropiacin indebida,
Madrid, 1988, p. 99.
148
Ibdem, p. 490.
149
Sergio Politoff L., Apropiacin indebida, Stgo., 1957, p. 114.
376
DE LAS DEFRAUDACIONES
150
Sergio Politoff L., Apropiacin indebida, Stgo., 1957, p. 114.
151
Cfr. Etcheberry, D.P., t. II, p. 450.
377
DERECHO PENAL
152
Bajo Fernndez, op. cit., p. 279.
153
Politoff, op. cit., p. 232; Labatut, D.P., t. II, p. 253.
154
As T. S. Vives, op. cit., p. 957; Etcheberry, D.P., t. II, p. 425.
155
Cfr. Bajo Fernndez, op. cit., p. 279; T. S. Vives, op. cit., p. 957.
378
DE LAS DEFRAUDACIONES
156
Etcheberry, D.P., t. II, p. 427.
157
En contra Etcheberry, D.P., t. II, p. 411, para quien slo puede hablarse de
apropiacin indebida cuando el dinero se ha recibido por algn ttulo que impida
al tenedor usarlo libremente, esto es, que le prohba todo uso o le imponga un uso
determinado (D.P., t. II, p. 426).
379
DERECHO PENAL
182. EL PERJUICIO
158
Autores como Politoff opinan en forma distinta: A nuestro entender, este
elemento (el perjuicio) es una condicin objetiva de punibilidad, vinculada en forma
mediata a la accin de apropiarse e independiente de la culpabilidad (op. cit.,
p. 225). El autor citado afirma, citando a Chauveau y Hlie, que el delito existe
desde que la restitucin es denegada o se ha vuelto imposible.
159
T. S. Vives, op. cit., p. 959.
380
DE LAS DEFRAUDACIONES
160
Cfr. Muoz Conde, op. cit., p. 261.
161
Politoff, op. cit., p. 215.
162
Bajo Fernndez, op. cit., p. 290.
381
DERECHO PENAL
163
Consltese la sesin N 100, de 5 de julio de 1872, de la Comisin Redac-
tora, con las intervenciones de los miembros Renjifo y Fabres.
382
DE LAS DEFRAUDACIONES
164
Cfr. Pedro Davis, El delito de estafa, Santiago, 1942, p. 135.
383
DERECHO PENAL
165
Acta N 100 de la Comisin Redactora, de 5 de julio de 1872.
166
Fuensalida, op. cit., t. 3, p. 219.
167
Autores como Etcheberry piensan que debe tratarse de un conjunto de
actos de administracin realizados en cumplimiento de un mandato, pero no se di-
visan en la disposicin elementos que insinen tal exigencia (D.P., t. II, p. 436).
384
DE LAS DEFRAUDACIONES
385
DERECHO PENAL
386
DE LAS DEFRAUDACIONES
168
Pedro Davis, op. cit., p. 138.
169
Etcheberry, D.P., t. II, p. 438.
387
DERECHO PENAL
170
Etcheberry, D.P., t. II, p. 438.
388
DE LAS DEFRAUDACIONES
171
Soler, op. cit., t. IV, p. 388.
172
Ricardo Nez, op. cit., t. V, p. 336.
173
Cfr. Creus, op. cit., p. 495.
389
DERECHO PENAL
195. EL PERJUICIO
174
Ricardo Nez, op. cit., t. V, p. 337.
390
DE LAS DEFRAUDACIONES
175
Creus, op. cit., p. 495.
176
Creus, op. cit., p. 496.
177
Etcheberry, D.P., t. II, p. 440.
391
DERECHO PENAL
392
DE LAS DEFRAUDACIONES
393
DERECHO PENAL
178
Vase supra, prrafo N 150.
394
DE LAS DEFRAUDACIONES
179
Cfr. Creus, op. cit., p. 501.
180
Fontn Balestra, op. cit., p. 121; Soler, op. cit., t. IV, p. 393; Creus, op. cit.,
p. 501; Etcheberry, D.P., t. II, p. 443.
395
DERECHO PENAL
396
DE LAS DEFRAUDACIONES
181
Cfr. Etcheberry, D.P., t. II, p. 441.
397
DERECHO PENAL
182
Cfr. Etcheberry, D.P., t. II, p. 441.
183
Soler, op. cit., t. IV, p. 430.
184
Pacheco, op. cit., t. 3, p. 374.
185
As Fontn Balestra, op. cit., p. 545.
186
R. Nez tiene opinin distinta y acepta ciertas hiptesis donde el autor
emplea medios no materiales para sustraer la especie (op. cit., t. V, p. 363).
398
DE LAS DEFRAUDACIONES
187
Cfr. R. Nez, op. cit., t. V, p. 362.
399
DERECHO PENAL
El delito de usura
203. ANTECEDENTES Y NOCIN DEL DELITO
188
Son de inters los comentarios que sobre esta materia se hicieron por los
miembros Fabres y Gandarillas en las sesiones N 100, de 5 de julio; N 101, de 12
de julio, y N 102, de 22 de julio, todas del ao 1872.
189
Bajo Fernndez, op. cit., p. 313.
400
DE LAS DEFRAUDACIONES
401
DERECHO PENAL
190
Bajo Fernndez, op. cit., pp. 316-317.
191
E. Orts, op. cit., p. 983; Masnatta, H. y Bacigalupo, E., Negocio usurario,
Buenos Aires, 1972, pp. 166-167.
192
Se acerca a esta visin Etcheberry, que considera como bien jurdico de
estos delitos a los intereses econmicos generales (D.P., t. III, p. 459).
402
DE LAS DEFRAUDACIONES
193
Cfr. Verdugo, Mario, op. cit., t. III, p. 1029.
194
Labatut, D.P., t. II, p. 256.
403
DERECHO PENAL
404
DE LAS DEFRAUDACIONES
405
CAPTULO
DE QUINTO
LAS DEFRAUDACIONES
* Este captulo fue escrito con la colaboracin de doa Yelica Lusic Nadal.
1
Bajo Fernndez, op. cit., p. 358.
407
DERECHO PENAL
El delito de incendio
210. ANTECEDENTES GENERALES
2
Sesin N 102, de 22 de julio de 1872.
408
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD POR DESTRUCCIN
3
Por lo indicado resultan insatisfactorias definiciones como la expresada
por Etcheberry: la destruccin de cosas mediante el fuego, con peligro para las
personas o la propiedad (D.P., t. III, p. 462), porque no siempre el peligro es
considerado, sino solo por excepcin. En el mismo sentido que Etcheberry, el tra-
bajo colectivo dirigido por Antonio Bascun Valds, El delito de incendio, Editorial
Jurdica de Chile, 1974, p. 63; Sanchis Ferrero, Julia Aurora, El delito de incendio y
la piromana, Buenos Aires, 1961, pp. 20 y ss.
4
Sectores de la doctrina nacional lo han calificado como delito de dao o de
peligro para las personas, segn las circunstancias del hecho (Labatut, D.P., t. II,
p. 259). Se ha sostenido a su vez que se trata exclusivamente de un delito de peli-
gro abstracto, en el que concurriendo determinadas circunstancias, el legislador
pasa a presumir que hubo peligro, sin que se pueda rendir prueba en contrario
(Etcheberry, D.P., t. III, p. 464). Lo cierto es que el incendio es un delito de lesin,
sin perjuicio de que en determinados casos para regular la sancin se considere
el peligro que involucra.
409
DERECHO PENAL
5
En ese sentido Soler, op. cit., t. IV, pp. 524 y ss.; Etcheberry, D.P., t. III,
p. 462.
6
Cfr. Bajo Fernndez, op. cit., p. 359; E. Orts, op. cit., p. 990; Rodrguez Ra-
mos, Luis, op. cit., t. II, p. 358; trabajo colectivo dirigido por Antonio Bascun
Valds, op. cit., p. 55.
410
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD POR DESTRUCCIN
7
Cfr. Bajo Fernndez, op. cit., p. 360.
8
El incendio de bosques ha sido objeto de una reglamentacin especial en
la denominada Ley de Bosques (Decreto Ley de 1931, N 4.363), que ha tenido
numerosas modificaciones despus de su promulgacin.
411
DERECHO PENAL
412
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD POR DESTRUCCIN
tin, sin que ofrezca relevancia para estos efectos el hecho que las
llamas o la ignicin adquieran grandes proporciones o se hagan
incontrolables; esta circunstancia no ha sido considerada por el
Cdigo nacional. Es necesario para la consumacin que se haya
iniciado la destruccin o deterioro de la especie objeto del delito,
aunque no importa que no se logre su total destruccin o deterio-
ro. El delito se consuma cuando el objeto entra en ignicin, sin
que tenga importancia el grado de combustin que alcance.
Como se trata de un delito de resultado, cuya accin se pue-
de parcializar, es posible concebir la tentativa y la frustracin.
El sujeto que quiere incendiar el automvil incombustible de un
tercero ser autor de tentativa si en la ignorancia de la referida
condicin, luego de haber lanzado parafina en el lugar donde
est estacionado, pretende encender este lquido inflamable,
pero un polica impide que lo haga. Responder de incendio
frustrado si enciende la parafina, y dada la naturaleza del auto-
mvil el fuego provocado no logra ponerlo en ignicin.
413
DERECHO PENAL
414
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD POR DESTRUCCIN
9
Cfr. Etcheberry, D.P., t. III, p. 471.
415
DERECHO PENAL
416
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD POR DESTRUCCIN
10
Acta N 103, de 25 de julio de 1872.
417
DERECHO PENAL
418
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD POR DESTRUCCIN
419
DERECHO PENAL
11
En la doctrina nacional se ha mantenido la idea de que el incendio es un
delito de peligro, y se ha tratado de interpretar toda la normativa legal a travs de
esa visin, sin respetar a nuestro entender el claro sentido que se desprende de
420
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD POR DESTRUCCIN
421
DERECHO PENAL
422
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD POR DESTRUCCIN
423
DERECHO PENAL
424
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD POR DESTRUCCIN
El delito de estragos
225. ASPECTOS GENERALES
425
DERECHO PENAL
426
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD POR DESTRUCCIN
12
Vase supra, prrafo N 224.
427
DERECHO PENAL
El delito de daos
231. ASPECTOS GENERALES
13
Acta de la Comisin Redactora N 104, de 29 de julio de 1872.
428
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD POR DESTRUCCIN
429
DERECHO PENAL
14
Cfr. Rodrguez Ramos, Luis, op. cit., p. 352.
430
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD POR DESTRUCCIN
15
Cfr. E. Orts, op. cit., p. 1002; Bajo Fernndez, op. cit., pp. 346-347. Muoz
Conde sostiene doctrina en sentido inverso: afirma que la liberacin del animal
no constituye una accin de alteracin o menoscabo del animal; otro tanto sucede
a su juicio con la accin de dejar abierta la espita del tonel de vino, porque no
se altera la esencia o substancia del vino y, de consiguiente, no se incurrira en el
delito de daos (op. cit., p. 321).
431
DERECHO PENAL
16
Cfr. Muoz Conde, op. cit., p. 320.
17
Cfr. Labatut, D.P., t. II, p. 265; Etcheberry, D.P., t. III, p. 478.
432
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD POR DESTRUCCIN
433
DERECHO PENAL
434
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD POR DESTRUCCIN
435
DERECHO PENAL
436
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD POR DESTRUCCIN
18
La redaccin del precepto es doblemente desafortunada, pues hace referen-
cia a domsticas cuando lo adecuado era hablar de domsticos y, por otro lado,
se refiere a animales y aves, como si estas ltimas no fueran animales.
19
La Ley N 17.288, de 4 de febrero de 1970, sobre Monumentos Nacionales,
dice en su art. 38: Los particulares que destruyan u ocasionen perjuicios en los
Monumentos Nacionales o en los objetos o piezas que se conserven en ellos o en
museos, sufrirn las penas que se establecen en los artculos 485 y 486 del Cdigo
Penal, sin perjuicio de la responsabilidad civil que les afecte, para la reparacin
de los daos materiales que hubieren causado en los aludidos monumentos o
piezas.
20
Etcheberry, D.P., t. III, p. 480.
437
DERECHO PENAL
438
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD POR DESTRUCCIN
439
DERECHO PENAL
21
Acta de la Comisin Redactora N 95, de 17 de junio de 1872.
22
Acta de la Comisin Redactora N 106, de 5 de agosto de 1872.
440
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD POR DESTRUCCIN
441
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