Guadalajara Que Sigue

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Alvaro

Gonzlez de Mendoza

Parto, Partida y Pa.rlimiento


-
Parto, Partida Y Partimiento
DEDICATORIA

A quienes comparten la tesis de que La Historia es


un infinito, exquisito y peligroso juego de palabras.
A quienes creen que todos tenemos el derecho de dar
nuestra propia versi6n de La Historia, y desde la
banqueta por donde transitamos.

A Alberto Valenzuela R., S.J., quien perdi6 tanto


tiempo tratndome de ensear a jugar con las pa
labras.

A Juanjo, Berta, Conce, Auris y Regis, c6mplices


de mi propia historieta.

(A Alfonso, sine quo manu numquom haec literae...)


Alvaro Gonzlez de Mendoza

Parto, Partida y Partimiento


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Contenido
xi En Romn Paladino .
1 Qu pas?
11 La llaneza del llano.
21 " . . . Mxico en una laguna" .

29 Neocolonialismo y excentricidad .
41 Central Camionera .
51 La Gran Feria.
59 Puertales ; Grandes Puertas.
67 Los Adelantados .
79 Del Urbano Villano.
89 Del Urbano Serrano.
101 Del Urbano Marino.
113 Cine . . .
121 . . . Radio . . .
129 . . . & Tel e .
137 La era del Ny-rn.
151 Panteonaria.
163 Aviones y Aeropuertos.
177 Lo que pas, pas; lo que sigue . . . Qu sigue?
En Romn Paladino
Juan Lpez Jimnez
A AL VARO GONZALEZ DE MENDOZA le conoc, l a
verdad sea dicha, no s dnde, no s cundo, no s
con quin y no s cmo.
He dejado de verle por mucho tiempo, sin embar
go, cuando nos hemos reencontrado, parece, mej or ,
m e parece como s i ayer nos hubiramos visto.
Poco hace, Alvaro y yo nos encontramos en cere
monia familiar, de lo ms bella y de lo ms tierna;
Alvaro orgullossimo asista a la fiesta de fin de cur
sos primarios de su hijita y, yo acompafiaba a otro
orondo padre de familia, el seor licenciado don Ra
fael Castellanos, a quien se le saltaban los ojos, cada
que frente a l pasaba su hijito Rafael, quien como la
nia, se despeda de su escuela primaria.
En tan sealada oportunidad, mi amigo Alvaro
me pidi, que le prologara el libro, ste, que el lector
tiene en sus manos.
Estoy seguro que el autor equivoc el camino,
pues, qu puedo decir yo, que no se haya dicho ya
sobre Alvaro?
Como tabla de salvacin , record aquello de que,
quien hace lo que puede, hace lo que debe, de ah
xii EN ROMAN PALADINO

que, con perdn de usted y del prologado, como pr


logo digo lo luego dicho.
Alvaro es un hombrn tranquilo y socarrn; ri
sueo y sonriente; ingenioso y platicn; es un hom
bre cuyos ojillos brincones, inquietos y saltones, son
como los de un espritu travieso, qu digo espritu;
no, sus ojillos son como los de los duendes, de esos
de cuentos de muertos y aparecidos, que todo lo sa
ben, porque donde quiera han estado.
Alvaro tiene unos ojos, perdn, unos ojillos de
duende eterno, de los que saben de omnia re civile el
celesliale y de algo ms, a fuerza de vivir y beber la
historia.
Tan Alvaro es duende y, no solamente de los ojos,
sino de todo su cuerpazo, que cuando uno menos
espera, escucha la voz tranquila, cadenciosa y ater
ciopelada del autor de este libro, quien en buen y
sabroso castellano, no narra, no conferencia, no dis
cursea, en cambio s platica uno y muchos sucedidos
de la vida de ayer, de la vida de hoy y de la vida de
maana.
De todas esas vidas se trata este libro, solamente
que las vidas sop de nuestra madre y seora doa
Guadalaj ara; la "Tigra" , como la apellidara no tan
subliminalmente el autor.
Por estas pginas el lector podr ver cmo se fun
da y cmo se funde una poblacin; cmo da sus pa
sos primeros y como hace sus pesos la "Tigra" gua
dalajarense, a estas horas ya famosa por sus cuatro
costados y por sus cuatro y medio siglos de vida.
Alvaro retrata a nuestra Guadalaj ara, con todo y
la carga de sus personajes famosos, quienes siempre
han logrado hacer la delicia malvol.a de los tapatos.
EN ROMAN PALADINO xiii
Cada personaje de esos de proloquio y de leyenda,
ms personaje que todos doa Guadalajara, revive al
son de la palabra suave, cadenciosa, circunlquica e
insinuante del autor.
A los ojos de Alvaro, habr que sumar su risa, su
risilla de esas de yo pegu, pero yo no fu , risa y risilla
con la que sus ideas apostilla.
El conjunto alvareo, que nunca, jams alvarade
o, es el que hace la puntuacin; as se pueden ver,
or, olfatear, gustar y tocar las comas y los puntos,
las admiraciones y los puntos suspensivos, los dos
puntos, el aparte y el final, pues, Alvaro los da a todo
lo largo y ancho de su cuerpo, pero, muy especial
mente lo hace con las cej as , las que a ratos son dos
lneas paralelas, que se trasmutan a arcos de medio
punto, para luego ascender a ojivas, todo segn la
intencin, todo segn la pretensin.
Alvaro tiene un gran ingenio, con l busca y rebus
ca cada una de las palabras que usa, las frases que
logra, los perodos que cuaj a, los discursos que goza
mos; malabarea con las palabras, las une, las separa,
las combina; al final de todo se ve como en un calei
doscopio, ni ms ni menos, ni menos ni ms.
Alvaro con su gran y lcida cultura ha escrito esta
otra historia de Guadalajara, la que indudablemente
ser leda por usted lector, con el mayor de los agra
dos y con el mejor de los resultados, pues, para fortu
na de todos le ha quitado lo engolado y lo solemne y
presenta esta obra "en romn paladino, en cual suele
el pueblo fablar con su vecino" ; a fe ma que sta es
una historia " toda muy bien verdadera" . . . "que bien
valdr un vaso de bon vino".
xiv EN ROMAN PALADINO

Salud por y para el autor.


Salud por y para el lector.
Son los deseos del prologador,

l)Id;1 jiZ .
1

Qu pas?
" ... UT CIVIUM OBSEQUIOSO consortio sint, non so
lum sufficientes immo tranquilisima res humanae . .. "
Para comenzar ese anacronismo. Palabras que
pueden resultarte entre incomprensibles, ridculas o
simplemente extemporneas, mas que ya quedaron
puestas all, de comienzo y en latn. Palabras que te
parecer han sido escritas fuera de tiempo pues el im
perio que llev ese idioma por el mundo, espada en
mano, hace casi dos mil afios que pas a la historia;
igual cantidad de afio s que tiene esa lengua de estar
ms viva que muerta.
No pude evitar el anacronismo porque ellos -los
Romanos- , fueron los inventores de esos trminos
que nos suenan tan comunes an hoy: civilidad, civis
mo, ciudad ! , ciudadano y otros varios afines y con
sonantes. Y como de una ciudad algo te dirn las p
ginas siguientes (eso espero) fue inevitable escribir de
entrada aquello de " . . . ut civium obsequioso consor
tio sint . . . " .
Qu significa? Son el decir textual de un civilista,
si bien hoy en da le llamaran "urbanista" , a quien
en el siglo 1 d . C . se le ocurri formular verbalmente
la supuesta virtud de las ciudades. Te traduzco aque
lla frase: "Que los ciudadanos formen un con-sorcio
amable, o grato . . . (y que la ciudad les provea) no
4 QUE PASO?

slo lo que necesitan para su subsistencia, sino que


ella les facilite un lugar apto en donde puedan reali
zar su vocacin humana . . . " Vaya traduccin, que te
parecer amplificada; mas, creo, se apega al sentido
de la expresin original.
La ciudad definida como espacio amable para que
el ciudadano viva! Cualquiera que sea el nombre de
la ciudad o como te llames t, lo mismo da, pues creo
que saldremos de acuerdo en lo esencial: en que las
ciudades fueron "disefiadas" como elementos felici
tantes. Felicitantes? S, tal cual: para posibilitamos
nuestra ciudadana felicidad ! humana.
Supongo que si lees esto es porque alguna relacin
tienes con Guadalajara; que algo tienes que ver con
esa ciudad. Quiero incluso suponer que en ella, vi
viendo, tratamos de realizar nuestras muy diversas
vocaciones humanas; que algo, en fin, tiene ella que
ver con nuestra compJeja intencin de ser felices. Te
puedo preguntar algo? Eres feliz en Guadalajara . . . ?
A qu te dedicas? .
Yo, con una obstinada vocacin micro fnica (con
lo que ello quiera decir o deje de hacerlo) valido de
sefiales de radio ms o menos audibles, tuve la ocu
rrencia de preguntarle al odo y a mi ciudad, algo
muy simple: QUE SIG UE? Tal vez ni te enteraste,
porque ni oste aquella mi inquietud punzante echada
al aire y por varias frecuencias, con la esperanza de
que mi voz se tropezara con tu odo. Hoy, mi voz, se
convierte en letrescrita. Tal cual.
Te parecer que cambio de tema al contarte algo
que me ocurri hace buenos afios y en la costa de J a
Jisco. Sucedi que all por el sesentaitantos, tuve la
suerte de recorrer aquellos parajes del estado, y antes
de que los alcanzara el hacha depredadora que acab
con la selva tropical; jungla an no descubierta por
QUE PASO? 5
los creadores de parasos tursticos infraestructura
dos privilegiadamente para privilegiadas personas .
Virginal costa, trpico, a donde no arribaba an la
fauna turstica, tan depredadora, voraz de placer y
basurienta. Foscas tierras, con slo su fauna aborigi
nal . Depredadora? Lees y me dices . . .
Era aquella selva la guarida del ginduri , del pu
ma, la onza y el jaguar. En los ros y esteros haba
caimanes . A todos esos animales se les acosaba para
un efecto: despellejarlos y convertir sus pieles en
atuendos cubrepieles americanas y europeas . Princi
palmente al jaguar (al que denominaban simplemente
"tigre"), y al ginduri, cuyo pelaje les haca ms
valiosos. Tramperos y cazadores vivan de aquella
despellejante actividad , puesto que en Manzanillo
convertan en papel moneda los cueros salados . Oca
sionalmente en las rancheras y villorios se encontra
ban en cautiverio cachorros y animales adultos de
aquellas ahora casi extintas especies.
As, una madrugada, en un rancho entre La Huer
ta y Tomatln, o la voz de una mujer que gritaba
algo que perdura en mi memoria: "i Se escap la ti
gra . . . se escap la tigra . . ! "
.

Se trataba de una hembra que haba sido manteni


da durante meses en cautiverio y que haba logrado
salir de su precaria jaula para volver al monte. Aque
lla voz, madrugante y femenina, anunciaba a quien la
oyera un hecho que algo tena de dramtico, puesto
que para abrigo o para circo de mejor o peor ralea,
aquel animal era dinero para sus criadores. La tal
"tigra" recuper su vocacin montaraz, aquella dis
tante y memorable madrugada costea.
Esa expresin tan sonora tal vez sintetice, de algu
na forma, la percepcin de alguien que conoci una
puebla urbana, cachorra, pequea, aparentemente
6 QUE PASO?

domesticada, y que la dej de ver durante algunos


aos -motivos de trabaj o, t sabes-, y que al reen
contrarse con ella, percibe como ciudadano comn y
corriente ms que como especialista en cuestiones ur
banas, que la tigra! parece haberse salido de su jaula
o de control; que la mansedumbre amable se ha con
vertido en ferocidad selvtica.
Un buen da, luego de muchos de ausencia, retor
n a Guadalajara y no se me ocurri otra cosa que de
cir aquella expresin costea y madrugante . Se nos
escapo la tigra ! Entiendes algo de lo que trato de de
cirte?
Quiz no la conociste cuando era cachorra ronro
neante; quiz llegaste a la ciudad cuando ya era una
felina agresiva, indescifrable como todos los flidos ,
difcil de acariciar pues su pelaje se le hizo hirsuto .
Tal vez, por qu no? , comenzaste a vivir e n Guada
lajara antes de que mi madre me pusiera a hacer 10
mismo -a vivir en la ciudad-, luego de alumbrarme
en un hospital del barrio de Jess. Eres originario de
Guadalajara? Eso resulta, hasta cierto punto, intras
cendente pues ms importante que ser de, resulta vi
vir en o tener relacin con la ciudad; ms importante
que ser de ella (como se acostumbra decir) es el hecho
de que ella es de sus usuarios.
La ciudad es hechura de sus ciudadanos. Vaya
descubrimiento ! Propiedad colectiva? Dmelo t.
Lugareos aboriginales, y forasteros, son de ella y
ella de ellos por un proceso de adopcin ms o menos
consciente; por decisin mutua, y aunque lo anterior
suene a mera tautologa.
A qu viene todo eso? Quiz pretendo explicar,
de confusa forma, lo que va a desfilar en estas pgi
nas tan dialogantes o monologantes como t decidas,
y que van a estar hilvanadas por un tema: Guadala-
QUE PASO? 7
j ara, que al ser eso, ciudad, pretende o pretendi ser
lo otro: un lugar en donde los ciudadanos formen un
amable consorcio, o congregacin gratificante. O es
que la felicidad se da en abstracto? Permitirnos desa
rrollar nuestra muy particular vocacin humana, es
la funcin primaria de eso que llamamos "ciudad " .
Nos referimos a ella, a l a nuestra urbe y trataremos
de entender esa paradoj a tan sigloveintesca que con
siste en la escasez de urbanidad en las urbes. Civis
mo? Ya me dirs que es una materia que se aprende
en los aos primarios de la escuela y que se olvida lo
ms rpido posible, despus del examen.
A diario, para cada uno, la ciudad es un examen
tan vital como permanente de eso: de urbanidad y ci
vilismo, para quienes la compartimos de una u otra
forma. En activa o en pasiva, somos eso: urbanistas,
en el sentido estricto de la palabra; tambin fabrican
tes de civilizacin. No es la civitas el asiento y cuna
de la civilizacin?
Hace ya casi medio milenio que Guadalajara est
donde t y yo la encontramos; a horcaj adas sobre el
Valle de Atemajac. Algo, mucho, ha ocurrido en ese
extenso valle, durante ese largo perodo. Pero en los
ltimos 40 aos la urbe se ha modificado ms que en
400 precedentes, y a ese perodo nos referiremos pri
mordialmente, o a lo que denominaremos el punto
del quebranto, y sin querer resultar alarmistas. L o
del "quebranto" lo explicamos lneas adelante para
que conste que ese se dio no slo a nivel local sino
mundial.
Historia reciente. Supongo que por tener uso de
razn, t y yo tenemos la capacidad de amar o de
querer a alguien . A nivel personal, la historia es
vnculo, pues difcilmente se puede querer a alguien
sin sus antecedentes. Lo mismo ocurre -creo-, con
8 QUE PASO?

el suelo patrio que no es una abstraccin sino una


realidad ms o menos vivible. Pisable? Sin historia
se convierte en pisoteable hasta su ruina. Si no se le
quiere, poco importa su pervivencia. As, resulta que
el tal suelopatrio es el lugar donde vivimos; la ciudad
que compartimos, generalmente, con poca urbani
dad.
Est a la vuelta del calendario el siglo XXI , con to
das las incgnitas que plantea; como todo el futuro,
pero con algo ms de sonoridad cabalstica por aque
llo del 2000 . Y si el futuro es incgnita por resolverse
a escala personal y colectiva, slo hay una ventana
para prever esa incertidumbre por resolverse, y esa
ventana se llama "La Historia" . Si a nivel personal
no sabemos lo que ha sido nuestra vida hasta ahora,
resultar imposible proyectarla en el tiempo, y lo
mismo ocurre con el futuro colectivo o ciudadano.
Si no averiguamos conjuntamente lo que ha sido
esta nuestra ciudad, irremediablemente se nos habr
escapado la tigra; fiera ser sin domesticacin posi
ble.
Mucho se ha escrito de la historia de Guadalajara,
y tan preclaro tema ha cado en preclaras manos ex
pertas. Y si defendemos t y yo el derecho del
hombredelacalle a decir su propia versin de la histo
ria? Un dato histrico para apoyar ese supuesto dere
cho: entre los firmantes del acta de fundacin de la
ciudad, el nombre de uno me resulta especialmente
sonoro y exquisitamente sugestivo: Juan del Camino.
Estoy seguro que se invent el apellido, para sefialar
con ello que su procedencia espafiola poco importa
ba, y que lo que en realidad le interesaba era tirar
pa'lante en estas tierras novohispanas. Un tal Alva
ro de la Banqueta podra ser un narrador confiable?
Lee y luego hablamos. Narrador de lo que vio, oy,
QUE PASO? 9

en esas banquetas citadinas en el tiempo del quebran


to, y vuelvo a repetir la misma y muy descifrable pa
labra.
Puedo hacerte preguntas indiscretas? Dnde es
tabas cuando se le parti la columna vertebral a este
siglo? S, en 1 950, cuando la mitad anterior qued
como formando parte de otra era o cuando ambas
fracciones comenzaron a parecer mitades irreconci
liables. Eras en ese entonces, cartas amatorias entre
tus padres? Quiz ya tenas uso de razn. j Ve t a sa
ber tu propia historia!
Yo estaba empezando a cobrar uso de razn (y me
j or ni te digo cuntos abonos se me deben de eso),
en 1 950: ya viva en esta Guadalajara a donde haba
llegado tres afios antes, va seno materno y por causa
de paternidad responsable. Mi memoria precoz data
de aquellos tiempos, al crujir la era del quebranto .
M e crees?
No; no es cierto que todo tiempo pasado fuera me
j or. Distinto s. Me siento afortunado de haber podi
do ser testigo presencial del momento histrico en
que una ciudad medieval Guadalaj ara, y sostengo
lo dicho-, se lanz al galope a una modernidad y sin
detenerse mucho a pensar. I nsisto: ms ha cambiado
la ciudad en los ltimos 40 afios que en los 400 prece
dentes. Ms cambi en cuatro dcadas que en varios
siglos de los casi cinco que tiene de haber comenzado
a estar donde est.
Intento de narracin ms banquetera que metodo
lgica. Historiador yo? Ya me lo dirs t si tiras
pa'lante en estas pginas; si me acompafias a caminar
por entre el laberinto de mis vivencias hasta el final
de este libro.
Los de la generacin de la inmediata post-guerra
somos generacin de frontera entre dos mundos que
JO QUE PASQ?
parecen ajenos. O el mundo medieval -y Guadalaja
ra inscrito en l-, qued muy atrs o el mundo ac
tual muy adelante, que lo mismo da. Ya leers en qu
me baso para hacer afirmaciones tan temerarias, y
eso si tienes tiempo de hacerlo; de leer lo que sigue.
Por el momento dos preguntas hechas y re-hechas:
se nos escap la tigra? Qu sigue? Sin historia no
hay futuro; sin narradores, no hay historia.
II

La llaneza del llano


UNA DE LAS LECCIONES ms sorprendentes sobre
orografa mexicana vol ms all de las fronteras na
cionales, envuelta en la letra de una cancin conso
nante; aquella que dice: " Guadalajara en un llano,
Mxico en una laguna . . . " Lo del comerse la tuna
aunque sespine la mano, quiz pueda entenderse co
mo leccin de orografa amatoria, cosa de ca'quien,
porque esa parte de la cancin poco tiene que ver con
el llano tema que nos ocupa por ahora.
En ms de una parte de este mundo, ms de un ex
tranjero hispanohablante y por la letra cancionera, al
enterarse de mi procedencia me ha preguntado: " es
cierto que Guadalajara est en un llano? " Al paso
del tiempo, he tenido que afinar mi respuesta y decir
que quien vea la tal ciudad podr apreciar la llaneza
del sitio que ocupa . . . siempre y cuando le toque un
da despejado, con viento que descorra esa cortina
azul plomo-azufre que ahora envuelve al valle!
Dejo de lado, por conocida, la historia de la ciu
dad itinerante: aquella historia de una puebla bus
cando asiento definitivo, y que logr encontrarlo des
pus de hacer escalas en Nochistln, Tlacotn y To
nal. Puebla peregrina que por momentos pareca
perdida y que finalmente se instal, minscula, en
una mayscula y benvola llanura. Durante cuatro
14 LA LLANEZA DEL LLANO

siglos y poco ms, aquel ralo casero estuvo despro


porcionado, plantado all, en el medio de ese cuenco
tan frtil como enorme. Pero un buen da . . . Comen
z a escaparse la tigra?
Hay que forzar un poco la imaginacin para regre
sar a la dcada que resultara ser pivotal del quebran
to secular, para imaginar el valle en los 50's. Es preci
so intentar ver la ciudad, e intentar hacerlo desde el
punto ms sobresaliente en su aejo y colonial cen
tro. Subir a cul edificio para desde all percibir a la
pequea ciudad acosada por sembrados y tierras no
labradas?
En esos aos la ciudad es chata: plana, como
amoldada al valle o acomodada simbiticamente a l,
como no queriendo destacar su perfil sobre la plani
cie. Edificios? Ninguno sobresaliente, por lo que no
hay mejor sitio para verla, ms tendida que extendi
da, que desde cualquiera de esos aguij ones templa
rios que la salpican por aqu y por all. Las torres de .
sus quiensabecuantas iglesias son los mejores pun
tos de observacin de la chatez urbana; de ese casero
mnimamente embarrado al suelo generoso que lo ha
prohijado. Cmo se ver la ciudad desde el campa
nario de la Catedral?
Milnovecientoscincuentaialgo. No hace muchos
aos le cambiaron de nombre a la calle de San Fran
cisco, y la secularizacin del nombre callejero fue
aparejada a la amplificacin de la va, que pas a ser
avenida: 1 6 de Septiembre, ancha, anchsima, como
corresponde a una ciudad moderna. En torno a la ca
tedral se observa un proceso de ciruja plstica urba
na, si bien en este caso, el quirfano es a cielo abier
to. Por cierto, para subir a los campanarios catedrali
cios fue preciso ingresar por una portezuela que est
sobre la calle de Hidalgo, y ascender por una escalera
LA LLANEZA DEL LLANO 15
de caracol con olor a orines concentrados y a guano
de murcilago , e ignoro si hay una regulacin ecle
sistica que marque que todos los campanarios de
todas las iglesias huelan a lo mismo. A vuelta y vuelta
en el oscuro caracol, para finalmente alcanzar el pun
to donde se desplantan los alcatraces alrevesados, y
en donde se encuentran las voces de bronce de la igle
sia prima o primada; voces agudas y roncas, convo
cantes y sonoras, repicantes y anunciantes. Por cier
to, un esquiln, con nombre como todos -pues las
campanas siempre eran bautizadas- , muestra las ci
catrices de aquel caonazo que le fue disparado desde
el Hospicio, en una de tantas revueltas y asonadas
que ocuparon pas y paisanaje durante el siglo XIX.
Desde all y entonces, no hay nada que impida la
vista sobre el extenso valle. La palabra 'smog' la ha
ban inventado los ingleses, ya, mas para respirr
sela ellos. El llano es enorme pero no infinito; est
en-cerrado.
Si te asomas hacia el viento del Norte, all es per
fectamente visible la ceja de esa barranca de los tan
tos nombres: que si de Oblatos, que si Colimilla o de
Huentitn, muchas denominaciones para ese tajo
profundo que cercena el llano; sobresale el frontn
de piedra que por las tardes, con el sol poniente, se
pinta de rojo; es el Frontn del Mexicano, y un poco
a su derecha, el cerro de la Higuera, que parece enga
osamente estar muy cerca de la ciudad y de la que le
divorcia el barranco profundo.
Hacia el Sur? El llano se desliza suave, y se trepa
sin mucha dificultad por las tersas faldas del Cerro
del Cuatro. Quin y por qu le llamara as? Nunca
he podido averiguarlo, y si t te enteras, dmelo. Tras
el cuatrero cerro , la vista va a dar hasta la chaparra
serrana de Tlajomulco; por all el cerro de La Latilla
1]6 LA LLANEZA DEL LLANO

(memorable y ya te dir por qu), y adjunto, el enor


me Cerro Viejo que es uno de los ms elevados del
Estado. Por cierto, en algn invierno remoto, el Vie
jo Cerro se encopet con nieve. Me crees? Al lado
del Cuatro -ser Suroeste?-, dos lomillos: el de
Santa Mara Tequepexpan, y el del Gachupn o del
Tesoro. Ellos, con el ms prominente, son la frontera
con el valle de Toluquilla -curioso nombre-, don
de en algn momento se pens fundar la ciudad, lo
que fue impedido por las tierras pantanosas. Iba a
decir tierras aguadas ! y creo que no resulta tan mal,
pues a fin de cuentas se prefirieron las muy slidas
del de Atemaj ac.
Al Oriente, la vista se desplaza tambin con facili
dad. Por all, el cerrillo de Tonal. En verdad ser
el sepulcro de la conversa reina de los tonaltecas, la
capilla que se encuentra en la cspide del cerrico?
Atrs, mucho y con azul de lejana, el ms altivo de
Santa Fe, con ese nombre que los bautizadores de
territorios repetiran en ms de un lugar: Santa Fe del
Nuevo Mxico; Santa Fe en la Argentina. Vaya con
la santa fe de aquellos topgrafos coloniales, que le
montaron el nombre al cerro que ahora est rejonea
do con antenas de telecomunicaciones y que baa con
micro o macroondas la ciudad, desde su aparente
lejana!
Al Ponente, la mirada se estampa noms all en la
serrana del Colli y con el cerro del mismo nombre,
que con su textura arenosa descubre su vocacin vol
cnica.
Hermoso el valle cincuenta!! De y en los cincuen
tas. El casero apenas tapiza una parte nfima de l .
En el valle, una ciudad, y junto a ella, las villas: San
Pedro, San Andrs, Zapopan, que son visibles desde
el campanario de Catedral, por las torres de sus pro-
LA LLANEZA DEL LLANO 17
pias iglesias . Todas las villas, incluso Atemajac,
separadas de Guadalaj ara.
Hay que ver con detenimiento la ciudad de aque
llos afios; parece, desde la altura campanil, un gar
banzo en inmensa olla. Tiene una especie de confor
macin pulpar; de pulpo, que no de pulpa. El centro
podra equivaler a la cabeza del supuesto octpodo,
pues hacia l convergen las extremidades barriales.
Mas, esa hipottica cabeza, te dije, est siendo some
tida a ciruja. Plstica? Radical? Le estn dando
otra fisonoma para ponerla a tiempo, a poca, pues
no se trata de que Guadalajara se rezague en la es
tampida hacia el progreso.
A espaldas de Catedral, acaban de terminar una
flamante plaza; el autor del proyecto parece ser que
fue un ingeniero al que le qued breve el ttulo y
se clasific como arquitecto. El propuso crearle all,
tal cual, un pulmn a la ciudad y para la hechura, no
vacil en cercenar casonas multiseculares y pala
ciegas para la hechura del pulmn. Cayeron all las
casonas de los Cafiedo y de los Veytia; mas no impor
ta, porque hay que olvidar la ciudad colonial para
dej ar paso a la nueva. Tesoros patrimoniales? En
los cincuentas no hay tiempo para lamentaciones,
pues picos, palas y azadones no pueden hacer el pro
greso entre lamentos (ya habra tiempo despus para
ello) .
El reloj ha sonado; la era cincuental ha llegado.
Muera la Guadalajara colonial, tetracentenaria! vi
va la modernidad ! Pero alcanzas a percibir lo efme
ro que es eso de " modernidad" ? Lo moderno de
hoy, vejestorio de maana . . .
Plaza de la Liberacin. Pulmn de cemento plan
chado? Futurismo puro: tres dcadas despus, la ciu
dad deber comenzar a aprender a respirar lo que
18 LA LLANEZA DEL LLANO

sea, por lo que en los cincuentas, haba que irla po


niendo a punto; entrenando.
Al costado Norte de Catedral, se ha procedido a la
demolicin de la iglesia de la Soledad, para situar en
lugar cntrico a los hombres ilustres; despojos ilus
tres bien ubicados en una ciudad que vive en, desde y
para el centro. Construyen all una Rotonda, o re
donda, que lo mismo es, con sabor ateniense y afina
da con el ya visible Degollado -visible desde all una
vez que se han degollado unas manzanas para hacer
el plazn-. El opaco y solitario templo debi dej ar
espacio para ilustres o lustrados personajes que ante
riormente tenan su cuadrngulo en el Panten de
Santa Paula, o de Beln; el templo debi ceder su
espacio al santuario civil. Cuestin de santos, los
unos clsicos, y los otros cobijados por el neo-clsico
rotundo. Qu cupo tendr la Rotonda? Pregunta en
busca de ilustracin . . .
Comenzaban los cincuentas y a toda velocidad nos
enfilamos por la avenida del modernismo. Es preci
so fabricar la nueva ciudad! Exigencias, rclame, del
nuevo tiempo.
Desde all , desde nuestro hipottico y catedralicio
puesto de observacin, se pueden ver hacia el Sur
-siguiendo el hilo de la anchsima y recin abierta
avenida-, los escombros frescos de la que fuera es
tacin de ferrocarriles. Estorbaba; estaba demasiado
encajada en la ciudad y resultaba demasiado estrepi
toso el pujido y resopleo de las mquinas aquellas de
vapor. Lo que estorba que caiga! Que all alcanz a
Guadalaj ar la revolucin industrial , cuando Don
Porfrio lleg en el primer tren, all por el 888? No es
tiempo de sentimentalismos, sino de avanzar .
La estacin nueva fue puesta donde no iba a estor
bar nunca; al fondo de por all, delante del Aguazul.
LA LLANEZA DEL LLANO 19
Qu bien, pues incluso los trenes van quedando como
cosa del pasado repasado; una vez que la Revolucin
se ape de ellos, olvid que sin ellos nunca habra
ocurrido. "En lestacin dirapuato silvla locomo
tora " Pocas leguas separan la ciudad cincuental,
...

colonial, de la renaciente urbe; la piqueta trabaja


febricitante y slo es cosa de tiempo para ver los
resultados . Ves?
En los cincuentas , el valle debi darse cuenta de
que la cosa iba en serio; luego de tres y ms siglos de
modorra, la carrera comenzaba, pues todo era cosa
de tomar velocidad. Cul la meta? Lo averiguare
mos luego, porque ahora lo importante es correr.
Chata era la ciudad. La has visto desde los cam
panarios de la Catedral? Son el reloj ; la siesta me
dieval ha terminado. A galopar . . . !
lIT

" Mxico en una laguna"


DONDE VOY, MIS RECUERDOS van conmigo. Los tu
yos no te acompafian? A nivel personal esa cuestin
dara para buen rato de mal o bien hablar; en la es
cala de lo gremial o colectivo, el asunto toma otro
matiz.
Cuando ellos llegaron al valle, y supongo sabes
quin fue la mtica Beatriz Hernndez, traan a lomo
de acmilas dos o tres baratijas -no mucho, pues los
fugitivos no pueden cargar con gran cosa-; y en el
lomo de su conciencia, mil o ms recuerdos de tierras
lejanas de donde haban partido, en busca de eso tan
gelatinoso que t y yo buscamos: la felicidad.
Eran gente ruda, o mejor dicho, ruralmente tem
plada. Cultos? En lo sustantivo, mucho, y de tanto
saban que slo hay una cultura que sustenta a todas
las dems : la agri-cultura. Por ello buscaban funda
mentalmente una cosa: tierra y agua, o viceversa; y
encontraron eso tierra suave y agua azul! Oro aqu
no haba, o s?
Ellos, 63 familias o las que hayan sido, porque
igual sumaran si acaso dos centenares de emigrados
o exiliados econmicos ( Ay, pobreza, como empu
jas ! ) , seguramente poco sabran de urbanismo o del
trazo de ciudades. Simplemente traan en su memoria
un esquema tan sencillo como ellos que poco tenan
24 "MEXICO EN UNA LAGUNA"

de nobles y s mucho de plebeyos. Ese esquema pare


ca dictar: "se encuentra un ro, y a sus mrgenes se
hacen casas y huertos" . O es que hay ciudad euro
pea que se haya instalado lejos del ro?
Al valle de Toluquilla, te dije antes, lo descartaron
por cenagoso; el de Atemajac tal vez lo prefirieron
porque de unos manantiales que denominaron " Los
Bailos" flua un riachuelo con suficiente caudal.
Tampoco era cosa de buscar un gran ro en estas tie
rras tan ayunas de ellos, y habra que conformarse
con lo que el lugar ofreca. Los tales " Baos" , an
dando el tiempo, seran llamados "El Aguazul" y al
ro le montaron el nombre de " San Juan de Dios" .
Ahora, cuesta trabajo imaginar -con el Aguazul
convertido en magro parque y con un ro emboveda
do y convertido en vertedero de aguas negras-, que
aquellos ojos de agua posibilitaron el surgimiento de
una puebla con aspiraciones de ciudad . Puebla?
Tradicin secular espaola la fundacin de eso
-pueblas- en las tierras que iban ganando al moro.
Invariablemente junto al ro, el asentamiento,
pues sin agua . . . nada. Y eso lo traan prendido en su
memoria los fundadores . Insisto en aquello de la sen
cillez del esquema, y en esa especie de lgica primi
tiva tan funcional.
Por decirlo de alguna forma, los primeros habi
tantes del valle traan en sus venas la propia arqui
tectura. La traza fundamental de la ciudad no iba a
obedecer a una imitacin absurda, sino que iban a
tratar de recrear en estas tierras su memoria urbana.
A donde vayas, tu memoria ir contigo, y con ellos
-con los fundadores- vinieron sus recuerdos. No
viaja contigo tu memoria?
Cuando Corts decide hacer la ciudad de Mxico
en donde se encontraba Tenochtitln , la frmula
"MEXICO EN UNA LAGUNA" 25
agua-tierra-ciudad tena otra proporcin. " M xico
en una laguna. . . " y sobre ella haba que cimentar el
renovado fundo citadino. Y esto, a qu viene? Tiene
que ver con el hecho de que la traza de las ciudades
coloniales prevaleci hasta la frontera 40's-50's y
porque hay un hecho que desde mi punto de vista
marca indeleblemente la simbiosis entre la metrpolis
mexicana y Slol hija tapata. Es que ignorabas que
metrpolis significa " ciudad madre" ?
E n efecto, cuando calzaron o calzadearon e l Ro
de San Juan de Dios, se registra un hecho devocional
hacia la metr-polis. Al estar la capital en una lagu
na, su vinculacin con tierra firme requera de eso:
calzadas. Desde que era Tenochtitln existan: la de
Tlacopac, la de Tacuba - qu noche tan triste pas
por ella ! - , y posteriormente las de los Misterios y de
La Viga. Calzadas esas s, calzas o cuas de tierra
sobre el lago para que la ciudad no se insulara o
quedara a-islada. Calzada en el Valle de Atemajac?
El valle disfraza ahora su convergencia hacia los
otroras vegas del ro; hacia esa calzada que lo es slo
nominalmente. Si Mxico las tena, por qu no Gua
dalajara?
El proceso imitativo cambiara de tono al aproxi
marse el siglo a su particin y luego de que ganamos
la guerra. Es que no te enteraste de que ganamos
una guerra, seria y grande, y de tanto, dizque mun
dial? Cul? La segunda y que implic la reconstruc
cin de buena parte de Europa y que por un extrao
impulso, dispar o disparat un proceso reconstruc
tivo metropolitano y en las ciudades perifricas. Era
preciso hacer las nuevas ciudades, americanizarlas,
para el nuevo tiempo. A fin de cuentas, ms a remol
que que con una participacin significativa y directa,
con los aliados habamos ganado la guerra. O no
26 "MEXICO EN UNA LAGUNA"

supiste que nos aliamos a los aliados y que a ellos


aliamos mano de obra y materias primas, adems de
una cifra imprecisa de fusileros (nunca se ha revelado
cuntos mechicanos marcharon al frente) y hasta un
escuadrn 201 ? El sentimiento de "ganamos la gue
rra" nos invadi. En la inmediata postguerra, la in
mediata reconstruccin de la ciudad.
Tengo en Mxico unos amigos que habitan en una
casa muy peculiar; nuevantigua, por decirlo de algu
na manera confusa que luego tratar de clarificar.
Recuerdas lo que te deca de las llamadas "calza
das"? Desde los afios 20's una ciudad se iba perfi
lando como paradigma de las modernas ciudades en
el mundo; la urbe de hierro, que al no poderse ensan
char puesto que la isla de Manhattan no es estirable,
derrib la muralla ( Wall Street no significa la calle
de La Muralla?) hacia lo alto. La idea, el concepto de
avenida, de all lleg; el "avenidismo" , como recla
mo que no haba sido posible atender, se trasplant
del nuevo-modelo-a-seguir : Nueva York .
Pero te deca algo de la casa de mis amigos en M
xico. La construyeron al filo de los 50's : . . con dese
chos. Al demoler el centro de la ciudad capital para
abrir las avenidas, las viejas casonas coloniales -all
en la que fuera Ciudad de los Palacios- eran conver
tidas en cascaj os. Mis amigos tuvieron la idea de
construir su casa con ese material de desperdicio, fru
to de la aniquilacin colonial. Tuvieron algn valor
esos siglos? El resultado fue una casa nuevantigua,
hecha con canteras que, quienes las labraron, no ima
ginaron dnde .iban a ir a parar sus piedras modula
das a golpe de cincel.
Despus de la guerra, la paz perdurable y motori
zada. Las fbricas de Detroit comienzan a vomitar
automviles, enormes, repletos de cromo reluciente.
"MEXICO EN UNA LAGUNA" 27
E s preciso reformular las ciudades, que e n adelante
ya no sern para el ciudadano sino para i el autom
vil ! El ciudadano slo valdr en proporcin al auto
mvil que traiga para desplazarse por las avenidas,
anchas, enormes, para dar cabida al vehculo. A toda
prisa, y luego de que se gan hipotticamente la gue
rra, es preciso hacer la ciudad americana para el auto
igual, que requiere de espacio para circular y para
estacionarse. Y el ciudadano? Que aprenda que la
felicidad -bsqueda final, vital- es una mquina
con cuatro llantas.
Los primeros trazadores de ciudades novohispa
nas traan la arquitectura en sus venas; los re-traza
dores la aprenden en revistas, y a marchas forzadas.
Picos, palas y azadones; a convertir la modesta ca
lle de Jurez en amplsima avenida. Amplsima? As
fue antes de parvializarse, y antes de que el auto de
mostrara que s ganara esa carrera que el ciudadano
perdi. Proceso imitativo: la metrpoli imitando
-construyendo su rplica enana del Empire State
Building, su Torre Latinoamericana-, y Guadalaj a
ra imitando a la imitadora. No es que la originalidad
absoluta pueda darse en ningn aspecto de la huma
na creatividad, y el urbanismo no es la excepcin,
sino que copiando una rplica defectuosa ya era posi
ble adivinar los resultados; el entrampamiento en el
que est cayendo la ciudad que ya no puede absorber
la sobrepoblacin automotriz.
"Cada sexenio su avenida". Al principio de los
50' s ese implcito mandamiento polticurbano resul
taba hasta cierto punto fcil de cumplimentar, inclu
so a costa de arruinar el casco patrimonial, en aras de
hacer la ciudad americana para el auto de all.
Literalmente se "crucifica" al centro gravitacional
de la urbe. No fue esa la idea de las cuatro plazas?
28 "MEXICO EN UNA LAGUNA"

Cruz, que para verla, hay que volar, pues a nivel de


ierra, la tal cruz latina -el planeador as expres su
proyecto-, no se advierte y que por mucho tiempo
permaneci inconclusa.
Resulta que la demolicin de manzanas iba muy
bien, a paso feroz, hasta que a un tal Sr. Assad -tal
vez demasiado apegado a sus ladrillos-, se le ocurri
ampararse contra la piqueta. As, durante meses, una
solitaria casa enmedio de un solar que pareca haber
sido bombardeado, se opona a la conclusin de her
mosa plaza. Mas, como el derecho particular no pue
de oponerse al colectivo (colectivo el deseo de las
plazas?) cay la ltima casa y pronto estuvo conclui
da la de " Los Laureles" , a la que el ppulo irreve
rente le dio el transitorio nombre de " El ombligo de
Yfiez"; igual que a la de "La Liberacin" bautiz
como la del " Dos de copas " , haciendo alusin a las
fuentes y su semejanza con esa figura de la baraja es
pafiola. Insensibilidad popular ante la modernidad.
Ganamos la guerra! Bienvenido el avenidismo ,
n o importa que ello signifique l a pugna entre e l auto
mvil y los seres vivientes, y que ha resultado en
nuestra derrota: Guadalajara, Guadalaj ara, hueles . . .
a gasolina quemada.

Un dato histrico: el sbado 7 de julio de 1 95 1 , Mxico firm


la paz con Alemania, pues habamos estado en guerra con ella,
desde 1 942. No me preguntes por qu se olvid formalizar el
cese de hostilidades en 1945, entre Mxico y Alemania, por lo
que 72 meses adicionales seguimos en "guerra" contra ese pas.
No te enteraste de que ganamos la guerra . . . ?
IV

Neocolonialismo
y excentricidad
TENGO UNA TESIS cuya mostracin es arena -que no
harina-, de otro costal. Me creeras si te digo que
la lengua cruje cuando algo pasa? Largo sera el in
tento de fundamentar tan sonora afirmacin, mas
debes creerme que la historia y el lenguaje tienen una
vinculacin muscular notable.
" Colonias ! " Te has puesto a pensar en la sutil
significacin del trmino? Guadalaj ara, a partir de
1 950 -quiz poco antes o poco despus, mas es vli
do redondear la fecha-, comienza a devaluar su cen
tro y a fugarse a las colonias; sus habitantes, claro,
pues supongo que entendiste ya que la ciudad es, sus
ciudadanos . O quiso ser. .. S: a las colonias ! y con
toda la preciosidad imprecisa de la expresin.
Antes de la dcada del quebranto, ya se haban
fundado las llamadas colonias " Americana" y
" Francesa" , cuyos nombres propios poca duda de
jan acerca de intenciones nacionalistas? Dmelo t.
De Tolsa hacia arriba, las dos, poblando lo que, to
dava bien entrado el siglo, se conoca como las Ba
rranquitas de Vallarta; de Tolsa, dije, calle que se lla
m as por las huertas que un espaol tena un poco
ms delante de lo que es ahora la avenida de La paz y
no por el ingenioso Tols, escultor y arquitecto que
hizo de las suyas en la capital (destruy no pocos
32 NEOCOLONIALISMO y EXCENTRICIDAD

altares churriguerescos para entrarle a la moda del


neoclsico; su proeza del "Caballito" es cosa y cuen
to aparte).
Creo que necesitaramos de la ayuda de un psic
logo o parapsiclogo para que nos explicara a t y a
m por qu una ciudad que reneg de su pasado colo
nial, se lanz a la colonizacin; a poblar la periferia
de su centro-casco-patrimonial, fundando eso: colo
nias! El hecho revela cierta patologa: anticolonialis
mo colonialista. Complejas son las cuestiones para
psicolgicas.
No fue invento local; imitacin, s. En la era del
maximato, aplacndose la polvareda revolucionaria,
surgieron en Mxico defe, las llamadas "colonias" ,
con nombres tan sospechosos como rimbombantes .
A qu te suena la Guadalupe-Inn? Echale compa
dre, que ese s es mestizaj e lingual ! No adviertes all
en ese simptico denominador de colonia deefense,
un nuevo proceso de colonizacin a la altura de la
duramadre o del bulbo raqudeo? Suave nos iba en
trando . y como el proyecto urbanista se sintetiza en
. .

"lo que hagan all, ac lo hacemos como podamos"


el valle de Atemajac comenz a llenarse de eso: de co
lonias.
Una de las primeras que quiso agarrar aire posti
nero en los 50's -y que nunca lo logr-, tiene-tuvo
un nombre que es en s una oda a los tiempos corrien
tes (de entonces) : La Colonia Moderna.
Sabes siquiera dnde est? Con todo y su nom
bre, evidencia ahora con su vetustez, lo efmero y
transitivo que es la pretendida modernidad; en un
momento, lo moderno deja de serlo. Colonia y Mo
derna, ambas cosas y ambos trminos revelan ese im
pulso que subyaca en la conciencia urbana de la po
ca; o esa frustracin, pues incapaces de colonizar
NEOCOLONlALISMO y EXCENTRICIDAD 33
nada (no somos un pais colonialista y ni imperio fui
mos con Iturbide), pareciera que por comodidad
mental se decidi aligerar el peso de la frustracin ,
lanzndonos a colonizar e l este y e l oeste citadinos.
Ay pasado, cmo pesas! Segn eso, la Historia no es
sino el recuento de procesos colonizadores en el mun
do; de unos colonizando a otros y de una y otra for
ma, que todo se vale. . . incluso colonizar Talpita,
Chapalita, el Fresno, los Jardines del Bosque, y hasta
el Country Club! Guapo nombre este ltimo no te
suena muy, pero, muy, elegante?
Paradoja: muera La Colonia; viva la colonia!
Con maysculas esos cuatro siglos y con minsculas
ese resorteo cincuental y urbano. Al galope era preci
so dejar el centro, darle la espalda a la ciudad anti
gua, seorial-colonial, abandonarla a su propia suer
te, e irse a colonizar las tierras muy muy lejanas, in
cluso ms all de Los Arcos.
Arcos? Quien sabe por qu parisina razn se le
ocurrira a Don Everardo mandarlos levantar all; si
fue con la idea de marcar el lmite de la ciudad, son
los Arcos un monumento a la falta de imaginacin.
Durante algunas dcadas, cierto, ms all no haba
sino tierras labrantas; un rancho -San Jorge-,
donde por cierto se realiz alguna Feria del Maiz.
Milpares y an no plantaban al otro lado de los sos
pechosos arcos, a Doa Palas Atenea, minervota a la
que cost trabajo acostumbrarse a ver all, con su
monumental fealdad o belleza? Dmelo, si la ves,
porque creo , pocos le prestan atencin. La irreveren
cia popular la bautiz como " La Bombera" .
Colonizacin del oeste! Hasta suena a proeza
j olivudesca, pero el tal oeste quedaba all, pasando
Los Arcos y como la historia no se escribe sin imagi
nacin, mucha se le puso al nombre de algunas colo-
34 NEOCOLONIALISMO y EXCENTRICIDAD

nias. Chapalita cmo te suena ese nombre? Algn


laguito por all, remedo nfimo de Chapala? Ningu
no, pero lo mismo da.
La tal Chapalita naci tan bendecida como remo
ta. El santificado nombre de sus calles me inclina a
pensar que en su hechura hubo fondos mitrales, con
lo que ello pueda significar. A su entrada, haba una
fuente franciscanamente denominada " De la Herma
na Agua" , que despus sera demolida para dejar
practicar el cubismo a un buen cubista cuya obra fue
carfiosamente bautizada como fuente "De la Her
mana Drcula" . En todo caso, la primera me pareca
menos fea, mas a todo se acostumbra uno; hasta a no
prestar atencin a esos cubos slidos de concreto tan
modernos! y eternos. Quin los mueve? Yo no.
Por aquellos tiempos cincuentales, aunque parez
ca ahora invencin imposible, el transporte pblico
era suficiente y mucho ms eficiente que ahora. Era
aquella una relacin adecuada usuarios-distancias
vialidad? Que eso lo averigen especialistas en tan
preciso ramo, porque lo que a nosotros concierne es
tratar de percibir o descubrir elementos de vivencia
lidad citadinos, que tal vez hacan ms convivible
la ciudad, antes de que el nuevo modelo urbano im
plicara que el auto ocupara el lugar del habitante.
Viva el auto! En el transporte pblico tiene cabida,
ahora, esa cosa que hace vivible la vida, llamada
POESA ? Aquel toque camionil-potico, cincuente
nal, no lo perciba quien no quera.
Existan unos camiones pintados de amarillo; "la
fiebre" les llamaban sus usuarios, y fiebre de ese co
lor, porque invariablemente eran protagonistas coti
dianos de accidentes viales que afectaban a no pocos.
El nombre oficial de la linea era "Analco-Moderna"
y estoy seguro que sus creadores nunca cayeron en la
NEOCOLONIALISMO y EXCENTRICIDAD 35

cuenta de que ese nombre tan conciso y potico era


una verdadera ctedra de historia urbana, pues en po
qusimas letras condensaba el proceso que se estaba
generando. Analco, en efecto, es uno de los barrios
pueblos ms acendrados de la ciudad, y de una ciu
dad que estaba abandonando el barrio afiej o , para
irse a la colonia moderna? Ruta que ms que camio
nera, resultaba una concisa y viandante leccin de
historia urbana integral : de Analco -el barrio como
congregacin humana- , a la Moderna convivencia
de la colonia, impersonal, clasificante y annima.
Los urbanos de primera, a las colonias; para el
resto, el centro y los barrios gravitando en torno al
mismo. Que se queden los que no puedan darse el
lujo de irse!
El barrio tena las horas contadas como elemento
de con-vivencia. Cuntos de ellos haba en Guadala
jara? L.os que fueran, todos con nombre anfictini
co, otorgado por el templo que era el centro de gravi
tacin de cada uno de ellos: del Santuario, del Refu
gio, del Pilar, de la Capilla de Jess, del Carmen, de
San Sebastin de Analco, y tantos ms que el nmero
poco modifica el hecho sustancial.
Analco-Moderna: enfrentamiento de dos eras;
viaje o viraje secular. Y qu me dices de aquella
lnea, tambin camionil, llamada "Oblatos-Colo
nias"? Oblatos, denominacin de una orden de mon
jes, y nombre de una regin sub-urbana hacia la ceja
de la barranca . Por cierto, que conste que el desapa
recido Penal de Oblatos no fue hechura de frailes ,
que tampoco nada tendran que ver con manejo de
transporte urbano. De Oblatos a . . . las colonias! De
Oriente a Poniente, porque el colonialismo tapato
esa orientacin tuvo: hacia el Oeste los colonizado
res, los pioneros, los mejores . . .
36 NEOCOLONIALlSMO y EXCENTRICIDAD

Tambin sonoramente potico, el nombre de


aquellos camiones blancos -que como todas las
lneas tenan servicio de primera y de segunda, dife
renciado por el acomodo de los asientos en su inte
rior-: " Centro-Colonias " . Ms claro que eso,
poco; del centro a las colonias, y no viceversa, que
el mismo trabaj o hubiera costado decirlo en forma
invertida. El centro, punto de fuga de la nueva pers
pectiva urbana.
Aquellos camiones hacan el viaje hasta Chapali
tal Por " Lpez Mateos"? Claro que no, pues a di
cho personaje an le faltaban algunos aos para con
vertirse en nombre de avenidas y bulevares, en prcti
camente todas las ciudades del pas . Qu horrible,
por cierto, que una de las mximas aspiraciones vita
les sea el convertirse en nombre-de-calle-transitable
pasable-y-pisable! Pues en aquellos aos cincuenta
les , la va que vinculaba Guadalajara con Chapalita,
era una mezcla ingeniosa de carretera con callejuela y
con nombre de avenida.
De hecho, era ya la salida a Morelia -carretera- ,
nico camino tortuoso y largo que una a la ciudad
con la capital del pas. Entre la ciudad y la menciona
da colonia haba pocas casas -una muy grande de
Don Dmaso, hermano de Don Lzaro el michoaca
no- mucha tierra de labranza y un campo para cul
tivar las britnicas aoranzas de los tapatos de pro !
El llamado Campo de Polo, donde caballos y caballe
ros luchaban por horadar la meta de sus rivales. To
do eso, a lo largo de la Avenida de Los Ingenieros.
Notaste bien el nombre?
Vuelta con aquello de que las calles son home
naj e transitable a personajes epnimos. Los aos
50's -en Guadalajara- van a ser los aos de Los In
genieros a quienes se encarg la remodelacin, re-
NEOCOLONIALISMO y EXCENTRICIDAD 37
hechura, de una ciudad que no haba sido daada por
la guerra (cul, si fue muy lejos?) pero que de todas
formas, era preciso reconstruir.
y a los tales ingenieros, con o sin ingenio, dedica
da una avenida (que era mezcla de todo lo dicho); in
genieros remodeladores, algunos de los cuales se ado
baron el ttulo de arquitectos, porque sonaba un
poco mejor; alarifes, maestros que aprendan a jugar
con ese material constructivo novedoso -el concre
to-, y en cuyas reglas de clculo no floreca una
cuestin tan vaporosa llamada La Historia.
En manos de ingenieros qued la fbrica de la ciu
dad moderna; de esa Guadalaj ara que iba a darle la
espalda al centro (hacerlo invivible) para irse a las co
lonias y que con ese simple movimiento iba a darle la
espalda a la historia.
En 1 942 no se encontr mej or forma de festejar el
400 aniversario de la fundacin de la ciudad, que
hacer un mercado con el sonoro nombre de " Cuarto
Centenario" ; homenaje funcionalista. Diez afios des
pus, la consigna fue la de hacerle ciruja plstica ra
dical a la ciudad, para que esos cuatrosiglos no se le
notaran. El tumba y tira en su apogeo; la ciudad
americana para el auto americano, y no se necesitaba
mucho ingenio ni titulo de ingeniero, para darse
cuenta de que la lucha estaba perdida y que el "ca'
quien en su automvil" va a conducir por la va rpi
da al entrampamiento paralizante. Asfixia?
El barrio y el centro perdieron la batalla; naci la
ciudad excntrica. Ex-cntrica, en la que el centro de
ella se considerara ms lastre que orgullo; en la que
los polos gravitacionales se desplazaran hacia la pe
riferia neo-colonial . Paradoja: siendo el valle de Ate
majac tan amplio, pudo haberse prescindido de des
truir el centro patrimonial en aras del modernismo o
38 NEOCOLONIALISMO y EXCENTRICIDAD

del crecimiento. Quin sabe por qu la nueva colonia


o el proceso " Centro-Colonias" , al surgir, arras
con el pasado colonial. Ya vendran los 70's-80's,
la era del adoqun y del andador; era del "pos qu
enseamos a los turistas, porque ya nos echamos
toda la ciudad antigua . . . " , en la que el maquillaje
trata de suplir el error de los cirujanos plsticurba
nos.
Aoranza a destiempo y sin sentido? Nada de
eso. Hasta el momento, Guadalajara ha crecido si
guiendo patrones imitativos. Durante los siglos co
loniales, sus hacedores no podan evitar re-crear el
modelo urbano que haba venido con ellos de la Pe
nnsula; remedar sus lares y lugares. Seguir imi
tando?
Durante el siglo pasado y comienzos del presente,
nos dio por el afrancesamiento; luego del bofetn re
volucionario, nos levantamos encandilados por un
Norte rutilante, esplndido, que al finalizar la Prime
ra Guerra Mundial, emergi como potencia ya no del
vecindario geogrfico, sino de un mundo que comen
zaba a compactarse.
Ahora, sigloveinte concluyendo, nos encontramos
en una situacin nica en la historia: no hay modelos
a imitar . El vano empeo en seguir los pasos capitali
nos, va a desembocar en la paradoja: ciudad invi
vible.
La ciudad, hechura de todos; en activa o en pasi
va, la hacemos los que en ella vivimos. Quiz sean
rescatables el sentido y el espritu del barrio; quiz se
vaya aproximando el da en que se deba reconocer el
triunfo aplastante del automvil sobre el ciudadano,
y sea justo que se le levante un monumento, por los
eficientes servicios que ha prestado a lo largo del
siglo (somos expertos en eso : monumentos, que por
NEOCOLONIALISMO y EXCENTRICIDAD 39

todas partes los hay), pero que se replantee el uso ur


bano del mismo.
Sin modelos qu sigue?
V

Central Camionera
UN OlA -era temporada de lluvias, cuando el campo
toma esa fosca tonalidad verde-, hicimos el enton
ces largo viaje hasta el borde de la barranca de los
ciento mil nombres, y que ahora se ha aproximado
tanto a la ciudad. Ya la barranca no est lej os o s?
Vindola, espectacular, magnfica, mi padre me
dij o : " ... mira, en este mismo lugar, hace afios, estu
vimos tu abuelo y yo; tal vez tambin mi padre y tu
bisabuelo estuvieron aqu. Nada ha cambiado; todo
sigue igual. Algn da, cuando vengas ac con tus
hij os , vers que todo ser diferente, todo.. . " Se
equivoc pap en su profesa? Esa enorme garganta
ptrea y milenaria sigue all, si bien es cierto que ya
no corre un ro -Ro Grande del Seor Santiago, le
llamaron los maperos novohispanos en lugar de To
lolotln-, pues se ha convertido en desage de txi
cos; si bien es cierto que la ciudad se asoma ya preca
riamente sobre la ceja y no se desbarranca, slo por
su maravillosa capacidad de equilibrio; si bien es cier
to que la basura amenaza con taparla ha cambiado
algo? La Barranca sigue all . . .
Si cuento y recuento mis vivencias infantiles, no es
tanto por el placer masoco de revivir un pasado irre
mediablemente ido, sino para exhibir de alguna for
ma -vale mi propia y vivencial experiencia?- un
44 CENTRAL CAMIONERA

proceso que tiene antecedentes. A nivel personal o


colectivo, el olvido de la historia es preludio de extra
vo. Extravo local? A veces pienso, no se t, que el
extravo de una nacin no es sino la suma de extra
vos locales. No se puede barruntar lo que sigue, si se
olvida lo que pas. Entiendes algo? Sin memoria no
hay futuro.
Yo no s quin fue el autor del proyecto de la Cen
tral Camionera; de la vieja digo, no de ese remedo
-que no remedio- del aeropuerto de Fort Worth y
que demuestra cmo, de una buena y original idea,
pueden derivarse males insospechados. Tal vez ahora
mismo .deba ponerme a investigar quin fue el pro
yectista de aquella primera Central Camionera, para
inscribir aqu su nombre a manera de discreto reco
nocimiento. El tiempo corre y no puedo detenerme . . .
Es que, en este especfico caso, no hubo imitacin,
sino generacin aportante e importante de una idea;
frmula y solucin local a un problema igual: de
aqu.
Mxico -pas- se vertebr gracias a los caminos
reales. Tal cual. Ahora resulta que esa denominacin
se ha convertido en nombre hotelero y si digo "cami
no real" , la expresin suena a turismo y a gente que
puede pagar el precio para hotelarse all. Ahora, pas
federado, los caminos son eso: federales. Antes,
cuando esto era un vice-reino dependiente de un rei
no, las vas de comunicacin terrestre era preciso que
tuvieran el placeat real o aprobacin del monarca, y
su trazo y hechura vincul un extenssimo territorio;
articul este universo mexicano, tan notable por su
disparidad: trpicos y montafias, selvas, bosques y
desiertos . Cosmos multiforme.
Por los caminos reales, entre saltos del suelo y
sobresaltos bandoleros, iban mercaderes y mercan-
CENTRAL CAMIONERA 45

cas de un lado a otro, en viajes y j ornadas que ahora


nos pareceran heroicas. Sabas que un buen caballo
apenas poda recorrer en un da, siete leguas? Con
virtelo a kilmetros (menos de 50) y entenders que
desplazarse era una proeza. Pues el sino o destino de
Guadalajara, pienso que se marc indeleblemente en
el momento en que ella se convirti en enclave de ca
minos reales; punto de convergencia inevitable, en
ese trasvase de mercaderas ("satisfactores", diran
los economistas hoyenda).
Largo rodeo para llegar a la vieja central, pero
creo que vale la pena. Carreteras? Como todo el
progreso de este pas es hijo de la tecnocracia, creo
que no resulta fcilmente asimilable el hecho de que
fuera un fraile excepcional, Sebastin de Aparicio,
el primer hacedor de carretas en suelopatrio y lue
go, para las tales carretas, la primera carretera entre
Mxico y Veracruz y la denominacin prevaleci
cuando la locomocin animada dej paso a la mec
nica.
La Guadalajara cincuental, me atrevo a afirmarlo,
estaba vinculada con el estado y con el pas, con esa
trama primigenia de caminos reales, convertidos en
su mayora en brechas terraplenadas y muy pocos
an, en carreteras asfaltadas.
Es notable advertir que la depresin, all al filo de
los 30's en Estados Unidos, repercuti favorablemen
te en Guadalajara, pues origin una incipiente red de
transportes y transportistas carreteros o " brecheros"
(dicho con ms precisin). Por esas fechas, se proce
di a la deportacin de no pocos jaliscienses, que por
fuerza debieron retornar . No s por qu y si lo averi
guas me dices, les llamaron "surumatos" a aquellos
repatriados que llegaron a la ciudad con sus "mue
bles" motorizados ( y claro que todo lo que se mueve
46 CENTRAL CAMIONERA

es mueble !) y comenzaron a dar servicio forneo mo


bilizando pasajeros.
Ellos se instalaron, con la venia oficial, en donde
confluyen la calle de Hroes y la Calzada Indepen
dencia (calzada?), en los viej os depsitos de los
tranvas -hoyenda trenesligeros-, que ya haban
sido condenados a muerte . . . hasta su resurreccin
ochental. All, de facto, estuvo la primera Central
Camionera citadina.
Mas, con los camiones, ocurri en Guadalajara
algo parecido a lo que dcadas atrs pas con las dili
gencias. Dije diligencias?
Nosotros, los de la generacin de la inmediata
post-guerra, fuimos los ltimos que pudimos conver
sar con los que haban sido usuarios de un medio de
transporte que j livud se expropi, para su glorifica
cin maquillada de la historia. Diligencias? La pala
bra suena a pica del wildwest, y no a parte medular
de nuestra propia hechura estatal y nacional.
Todava en la frontera cincuental, existan restos
de mesones que haban sido albergue de cocheros,
pasaj eros y bestias, para albergarlos en su trnsito
por la ciudad. All, en las inmediaciones de esa colo
nia que ya te dije tiene un nombre sospechosamente
extemporneo, La Moderna, se vean los vestigios del
enorme mesn del Tepopote, en cuyos corrales se en
cerraban incluso hatos de ganado que eran arriados
de un punto a otro de nuestra geografa.
.
En diversos lugares de la ciudad, tambin en el
centro, las diferentes corridas de diligencias tenan
sus puntos de arribo. Todava mis abuelos me conta
ban hechos memorables -tradicin oral-, como
aquel da, en que la diligencia que iba a Mxico haba
sido asaltada, cerca del Puente Grande (quesque el
diablo lo construy en una sola noche), y que por
CENTRAL CAMIONERA 47
ello, pasajeros y cocheros haban sido obligados a re
tornar a la ciudad . . . desnudos. Viej o cuento ese de la
inseguridad carretera.
Si dije lneas antes, que con los camiones ocurri
lo que con las diligencias, fue para significar que a
medida que se multiplicaron las rutas y las " corri
das" o los carromatos de transporte, cada empresa
tena sus propias instalaciones . El tejabn tranviario
donde se instalaron los " surumatos" result muy
pronto insuficiente y ya para los 40's, llegaban al cen
tro de la ciudad los armatostes que cubran las rutas
ms insospechadas. Recuerda que la nica carretera
que una a Guadalajara con "el ms all" capitalino,
era la que iba por Morelia y las milcumbres, cuyo tra
zo se haba hecho ms por requiebro poltico, que
por lgica topogrfica. Y si sa era prcticamente la
nica carretera pavimentada, todos los camiones de
servicio forneo brincoteaban sobre las brechas que
haban sido originalmente caminos reales .
"Camino real de Colima, dicen que yo no lo s, en
compaa de mi chata lostra baj os quiai pas . . . " .
Durante dos dcadas , en nmeros cerrados, los viajes
de bodas de los tapatos biennacidos, no tenan otro
destino lgico que el capitalino Mxico. A dnde
ms ir, si no haba otra salida -literalmente via
ble-, sino a la imperial capital, tan parte del exte
rior? Qu no somos parte del interior nacional? La
primera escala tcnica (y llammosle as, reverente
mente) , era en Zamora. Cuntas honorables donce
lleces tapatas quedaran extraviadas para siempre en
esa michoacana poblacin, en la ruta lunamielera?
Que lo averigen los amantes . . . de las estadsticas,
que no yo .
Para volver a reunir a todos los camiones en un
mismo punto de partida y arribo, sin estorbar el flujo
48 CENTRAL CAMIONERA

normal de la ciudad, se decidi, durante el sexenio de


y fiez, construir la Central Camionera. Y la decisin
fue proporcional. a la intencin: grandes la una y la
otra.
Hacia las afueras (tal cual) de una ciudad chapa
rra, un gran terreno. All donde se hizo a toda veloci
dad un panten para dotar de tierra mnima a los ca
dos durante el azote de la fiebre-peste del ochocientos
cuarentaitantos. Donde estuvo el Panten de Los
Angeles, y a donde fuera a yacer definitivamente el
incompetente doctor Antomarchi " mdico que fuera
de Napolen Bonaparte" , segn se lea en su lpida y
que mi padre afirma haber visto en el otrora panten
(y si le dije "incompetente" , es porque as lo seftalan
los bigrafos del Corso, al narrar su estancia ultra
marina y carcelaria en Santa Elena, donde Antomar
chi le asisti hasta el ltimo momento).
Sobre el panten se haba edificado un estadio de
bisbol, derruido para dejar paso a la Central, que
comenz a destacar contra el achaparrado perfil de
aquella ciudad en la que no haba edificios. Mas,
como no se trataba de que quedara arriconada, cerca
de nada, se abri una avenida comunicante de cuyo
nombre original, estoy seguro no te acuerdas .
La que ahora se llama " Niftos Hroes" comenz
llamndose " Avenida Faustino Ceballos" , y ella per
mitira la salida rpida hacia el suroeste de la ciudad .
Faustino Ceballos? Si te dijera que en Londres me
enter quin haba sido tan notable personaje, me lo
creeras?
Sucede que, por arrebato pasional -la historia es
una actividad profundamente pasional-, me dedi
qu varios aftos a estudiar los folletos mexicanos que
estn en la Biblioteca del Museo Britnico. Pues Don
Faustino fue un folletero, publicista o impresor (de
CENTRAL CAMIONERA 49
esas formas se les llamaba a los de su especialidad),
que trabaj con prensa y tinta durante los das de la
primera revolucin mexicana, a la que se conoce tam
bin con el nombre de Guerra de I ndependencia.
Avenida aparte, el proyecto y realizacin de la
Central Camionera sera algo autgeno; por una
extrafia y singular ocasin, la ciudad no estaba imi
tando a la nodriza central, sino dando solucin parti
cular a un problema igual, e insisto en ello. Tan bue
na la solucin, que pronto sera imitada en todo el
pas.
La puesta en servicio de tan funcional y distinta
obrapblica, tena que ser en proporcin a la misma;
con un acto funcionalmente distinto, monumental en
s mismo, y no slo con el tajo del listn por medio de
tijera gubernamental. Acto que constituira el punto
de partida de las tapatas francachelas colectivas,
ferial-festivas.
Ca' quien habla de la feria . . . como de ella se acuer
da. Cmo te ha ido a t con tus ciudadanas ferias?
Te acuerdas de la "Primera Gran Feria de Jalisco " ?
Yo s, y ahora mismo t e cuento.
VI

La gran feria
INAUGURACIN DE LA CENTRAL; inauguracIn ferial.
La primera Central Camionera, -me atrevo a afir
mar que en el pas-, y la " Primera Gran Feria de Ja
lisco" . Fiesta, recogijo (semanas de ello), para re
marcar la benemrita ocasin.
Aquella central, matriz de proyectos similares en
otras tierras y ciudades; aquella feria, madre de todas
las que se sucederan, incluso los actuales bquicos
desmadres octobrinos. Por qu en octubre, las festi
vidades que desbordan la urbanidad? Que lo averi
gen historiadores feriales, ya que nuestro simple in
tento en esta ocasin, es narrar el momento en el que
Guadalajara se instala por partida doble, en esa mo
dernidad siempre tan precisa y fugaz: como innova
dora urbana y como urbe ferial -precursora de las
llamadas ahora "expos"-, tradicin decimonnica
para conferir fuste y talla a las ciudades.
Aquel su nombre, y en la denominacin esplenden
dos calificativos: primera! y de ese tamafio: gran,
gran-de ! , en tiempo, en intenciones, en su mostrativi
dad de productos y espectculos. Sera ella misma la
primera en octubre? Imposible recordar el mes. El
afio? 53 54, y corro el riesgo de equivocarme, por
no ir hasta sus muros llenos de cochambre urbana, a
buscar la consiguiente placa adosada, que con signos
54 LA GRAN FERIA

de bronce puntualiza a quien quiera los datos de que


carezco. La vaguedad de lafecha no modifica la soli
dez del fecho.
A fin de cuentas, fechas exactas aparte, es la Gua
dalajara cincuental y ese perodo est perfectamente
demarcado; tiempo de inicio de la transformacin ra
dical. Ms precisin? Corre el sexenio de Yfez,
dato valioso en un pas donde los compases se miden
por sexenios .
La feria! Hay que forzar la imaginacin para si
tuar la vieja Central enmedio de la circunstancia en
que estaba: j unto a un Aguazul lejano al macizo
cuerpo de la ciudad; junto a un Analco multisecular y
prxima a los escasamente poblados barrios de San
Carlos y Las Conchas. Lo que ahora es " Calzada
Gonzlez Gallo" (vuelta con denominaciones calza
das ! a fuerza y no lo digo por el apellido del " moder
nizador" del centro urbano), era entonces carretera y
con nombre muy completo: "Carretera Nueva a
Chapala" . Pareciera que las carreteras de ayer son
los callejones del mafana.
Primera gran . . . Central Camionera, escenario
magnfko y novedoso, para un acontecimiento que
intentaba darle fuste y catadura a la ciudad. La se
gunda ciudad del pas? Entre otras cosas estaba en
juego ese ttulo, y la feria con su sede eran -en su
circunstancia cincuental-, elementos para arrebatar
el dudoso galardn. Hay algo de meritorio en ser
"la segunda ciudad" en un pas en el que, despus de
la primera, est ese "Cuautitln" tan enorme como
hipottico?
Entre los desechos de guerra, de la gran guerra que
ganamos alindonos a los aliados, haban llegado al
pas y para iluminar la novam pacem, los potentes
reflectores que haban servido en la vieja guerra, para
LA GRAN FERIA 55

escudriar la noche, en busca de los aviones enemi


gos que repartan bombones a domicilio. A aquellos
potentsimos generadores de haces luminosos, Holly
wood les haba encontrado utilidad espectacular y
promocional, y la idea fue adoptada con especial de
vocin, para promover o convocar a la feria. Al caer
la noche, por los rumbos del ya decadente Aguazul,
surgan esos ndices que apuntaban hacia el cielo, y
que eran una convocatoria luminosa para ir a ver el
lugar de donde brotaban; feriales reflectores festivos.
Por cierto -y si no viene a caso espero un poco de
comprensin de tu parte-, durante aos, la mejor
cronista de esa seccin de vanas glorias que traen
todos los diarios (seccin de "sociales " , le llaman),
fue aquella buena Luz. Yo la conoc cuando ya se ha
ba ganado meritoriamente el " Doa" antes de su
nombre. Invariablemente sus excelsas crnicas esta
ban hechas con prrafos prefabricados , que interca
laba o armaba de distintas formas; con expresiones
idnticas, y seguro porque para adular o cosquillear
la vanidad no se requiere de originalidad o ingenio.
I nvariablemente, tambin, escriba aquello de " el
templo luca iluminacin ferica . " . Vaya forma
. .

elegante de decir que el sacristn encenda ferialmen


te focos y velas para encantar !
Guadalajara - no es cierto Doa Luz?- fue
fericamente iluminada por y para aquella Primera
Gran Feria de Jalisco.
Se trataba, entre otras cosas, de que los habitantes
de la ciudad fueran tetigos de cmo la ciencia haba
avanzado. En Mxico (insisto en que an no se llama
ba " defe"), haca un par o pocos ms de dos aos,
que haba iniciado una cosa llamada TELEVISION;
en Guadalajara faltaba buen rato para que llegara tal
innovacin ( ay Cuautitln, que lejos ests del cen-
56 LA GRAN FERIA

tro ! ) , por lo que la feria fue un buen lugar para dar


idea de lo que aquello era: ver de lejos. No significa
eso televisin?
De qu tan lej os? No mucho, pues la televisin
instalada all era un precario y primitivo sistema de
circuito cerrado -blanco y negro, pues el color esta
ba an ms lej os-, que en una pantalla permita ob
servar lo que ocurra a . . . 50 60 metros de distancia.
Como quiera que sea, y los especialistas cuentan con
manojos de estadsticas para demostrarlo, la TV hip
notiza, y los hipnotizados tapatos pegaban sus ojos a
la pantalla y testimoniaban el progreso alcanzado
luego de la derrota del prfido Hitler y su amarillo
aliado Hiroito. Aquellas muestras del progreso post
blico claramente implicaban un mensaje: en delante,
"
slo el desarrollo. Desarrollarse, cmo? i . . y se .

ris como dioses ! " , copiando la tecnologa de los


dioses. Los smbolos de la nueva era por-alcanzar,
" fericamente" mostrados.
Semanas d e j olgorio para l a modorra ciudad. Du
do que alguien de sus quinientos mil habitantes cin
cuentales? , haya podido sustraerse al llamado de la
feria; la Central, punto de convergencia de todos: los
de las colonias, los de los barrios, los del centro y las
villas perifricas. Bien vala hacer el largo viaje desde
San Pedro, San Andrs, Zapopan -villas con sus
amables villanos-, para ver el futuro hecho actual,
puntual, en la ciudad. La historia, el futuro, y la ciu
dad, reunidos en la inauguracin festiva de la Central
Camionera.

Ferico: del francs leerique, perteneciente al mundo de las


hadas, por lo que supongo que al usar el trmino se hacia
alusin al encantamiento de la iluminacin templaria.
LA GRAN FERIA 57
" .. . Ariles y matariles, Mariles e l capitn . . . ",
deca-dice la letra de un huapango que con voz can
tante rinde homenaje a un hroe que cay en la des
gracia del olvido. O primero en lo uno y des\Jus en lo
otro.
Luego de la guerra, de nuevo las olimpiadas . Creo
que fue en las de Roma y hacia finales de los cuaren
tas, cuando un desconocido militar mexicano, Hum
berto Mariles, con un tuerto caballo -Arete- , fue y
dio muchos brincos que constituyeron para el pas un
salto enorme: de nunca ganar nada, Mariles conquis
t para Mxico la primera medalla olmpica, de oro !
Descubrimiento enorme: los mexicanos, s pueden
ganar, incluso en competencias eminentemente euro
peas, como lo puede ser la equitacin. Mariles h
roe; Mariles paradigma; Mariles, con Arete, en la Fe
ria de Jalisco! Se poda pedir ms, que la presencia
de ese caballero con su caballo?
Por la calle de Ana1co -creo que esa es- , a espal
das de la entrada principal de la Central, se habilit
un "picadero" , y ese es el nombre tcniCo del lugar
donde -sobre arena o suelo blando- se espolea a
los caballos para exigirles esfuerzos atlticos . Verle
era un privilegio. Guadalajara lo mereca, faltaba
ms ! Tuerto caballo y apuesto Capitn, exhibiendo
sus habilidades, y la ciudadana brincando de regoci
jo ante aquel espectculo nocturno y sublime (las ex
hibiciones eran de noche).
Aos despus, en una crcel francesa, olvidado y
quin sabe que tan justa o injustamente acusado,
Mariles dio el ltimo y personal salto al ms all. Oh
miseria humana! Paradjicamente, Arete fue .sepul
tado con ms honores, cuando falleci mucho antes
que su jinete.
No hay feria que dure cien aos, ni ciudad que l a
58 LA GRAN FERIA

aguante. La Primera y Gran, lleg a su fin; la Camio


nera comenz a funcionar como tal. Normalidad cru
da, monda y lironda. Faltaba an una dcada para
que se escuchara el crujido -primero tenue-, de la
explosin demogrfica, como obedeciendo a las indi
caciones publicitarias de aquel tal Mestas de los afios
anteriores a la guerra: "No ms sumas, no ms res
tas; solo multiplicaciones en las camas de Mestas! "
Qu no, acaso, crecer era multiplicarse? Paz y pro
greso desarrollista.
Ahora, convertida en otra cosa; adaptada para
otros usos, la obra aquella de Y ez tiene an enor
me valor simblico: UN DIA, HACE AOS -po
dra decir la moraleja del cuento- GUADALAJA
RA NO COPI SINO INNOV .
Copiar o encontrar soluciones aptas. Qu sigue?
VII

" Puertales" ,
grandes puertas
TE MOLESTAR QUIZ, que te acose con preguntas,
mas no puedo evitarlas pues presiento que de algo sir
ven, aunque se queden sin respuesta. Cul de todas
las Guadalajaras es tu ciudad? Cul de todas las
fracciones que tiene la ciudad has adoptado como
tuya? De donde seas, o seamos originarios, la ciudad
en que vivimos es nuestra -o t y yo de ella-, en
tanto vivamos all.
Mejor dicho, como ese proceso de adopcin mu
tua no puede darse en abstracto, pues la parte de ciu
dad en la cual se desplaza nuestra rutina es en algo
nuestra, y nosotros, en parte, de ella. Adopcin mu
tua y ms o menos inconsciente.
Rutina inevitable. Un da tras otro, deambular por
los mismos rumbos y excepcionalmente, variar esas
rutas pre-establecidas que se recorren una y otra vez,
uno y otro da, semana y mes. Pareciera que nuestra
condicin humano-urbana as lo exigiera en un pro
ceso modulante en el que la ciudad y nosotros nos
conformamos o moldeamos. Los ciudadanos, pare
ciera que somos tribales -tribus barriales- que
establecemos alianzas tcitas de fronteras y territo
rios, en nuestro ms o menos reducido mbito. De
cuando en cuando, nos atrevemos a salir de esas
fronteras tan bien marcadas, aventurarnos en terre-
62 PUERTALES, GRANDES PUERTAS

nos urbanos de otras tribus, y descubrimos como ex


ploradores maravillados la ciudad ajena! La de los
" otros" que no es la nuestra. Cul Guadalajara es
la tuya? De las ciento mil que es ella, tan nica y tan
diversa para ca'quin.
Entre ms crece, se hacen -de una- ms y ms
ciudades. Y a donde voy es a esto: por fortuna o por
lo que quieras y gustes, me toc ver desde el centro, el
proceso de conversin hacia la excentricidad cita
dina. Cntricamente contempl, viv, el proceso de
excentriJicacin. No te parece muy excntrica tu
ciudad, o tu parte de ella? Tal cual y quiz algo clari
fiquen una serie de vivencias muy mas, y all t si les
clavas el ojo para enterarte de ellas.
Hasta la poca cincuental, cualquiera que fuera la
rutina del llamado " tapato " , invariablemente con
verga con regularidad y frecuencia en el CENTRO
de la ciudad; inevitablemente ocurra as. Hasta esas
fechas, Guadalajara no se fraccionaba o dispersaba,
y tena un punto gravitacional nico e idntico: su
centro; hacia donde todos iban, bamos.
" Los Portales" ; estoy seguro que aunque poco te
signifique esa denominacin " portales" , s ubicas en
forma ms o menos clara, dnde se encuentran los
vestigios de un punto fundamental en el funciona
miento de una ciudad que cambi radicalmente en su
forma de ser y de vivir, al darle la espalda al centro.
Portales de los que alguno est por all, remedando
ser lo que fue, y otros con ciruja plstica -remenda
dos-, y queriendo ser lo que ya no son. Tema de
ms de un escritor vernculo, y tema del que an los
viejos hablan con cierta melancola, por lo mucho
que significaron. Ahora, simple adorno y antes indis
pensable punto de referencia.
Desde su hechura en tiempos coloniales, hasta los
PUERTALES, GRANDES PUERTAS 63

cincuentas, su fisonoma mercadera haba cambiado


poco; asimismo, su uso y utilidad. Junto a las colum
nas so-portales o soportantes, estaban los llamados
"cajones" o puestos de vendimia; aguas frescas, dul
ces, antojitos y chcharas. Por all deambulaban ven
dedores pregonando sus mercancas, incluso aqullos
cuyo acento los delataba como provenientes de tie
rras siracas o libanesas y que afias despus, seran
propietarios de grandes almacenes roperos. Los Por
tales: no te suena eso a algo as como puerta o por
t6n? Si la lgica tiene algo que ver con la filologa,
podramos deducir que tanto puertas como portones
sirven precisamente para ingresar. A dnde? Extra
fio lugar, esos portales flanqueando la Plaza de Ar
mas, para ingresar a una ciudad . Igreso situado en
el centro mismo? Qu no se supone que las garitas
sirvieron durante siglos como puntos de acceso?
Valga jugar un poco con las palabras. Ms all de
albergar comercios, mercaderes, mercachifles, mer
caderas y compradores, por entre Los Portales
deambulaba la ciudadana; la compacta demografa
guadalajarense converga invariablemente all, por
una u otra causa, atrada por la fuerza centrpeta de
la ciudad. Para los pocos habitantes de una mins
cula urbe, era aqul un punto de gravitacin social,
en donde se clasificaba en dos a los habitantes: "gen
te conocida" y los otros; y por lo de "gente conoci
da" , deba entenderse todo un sistema de pesas y ba
lanzas de clasificacin, pues no cualquiera, por el
simple hecho de dejarse ver en Los Portales, asuma
esa jerarqua.
Es que ser muy difcil percibir el significado de
la portalera denominacin? Por eso all, en el ttulo
de este tramo, les llam as: PUERTALES, que se de
riva del sustantivo PUERTA; de all tambin el
64 PUERTALES, GRANDES PUERTAS

aumentativo PORTON y -cuando algo ingresa en


nuestra conciencia, al franquear la puerta de nuestra
percepcin-, ello se vuelve 1M-PORTANTE !
Aunque parezca j uego de palabras, en este caso
ellas reflejan un hecho incontestable: en el trazo so
cial de la ciudad extinta, los portales cumplan con
una funcin tasante o taxativa, puesto que en ellos se
clasificaba a los ms o menos importantes. Los "co
nocidos" y los dems, pero todos confluyendo hacia
ese punto, y por las razones ms distintas.
Eso eran bsicamente: portn de ingreso social a
la ciudad. En torno a ellos -aparte de los comercios
de toda ralea- los casinos, clubes, cafs, y las neve
ras. Alrededor de la Plaza de Armas se socializaba (y
que nadie vaya a malinterpretar esa palabra, tindo
la de prpura. Uy, qu horror los rojos ! ) . Ahora, la
socializacin es un deporte que se practica en cual
quier otro rumbo citadino, menos all. Ms 'an, co
mo ya somos tantos no podra haber un centro co
mn, comunitario, en donde pudiramos, todos, ver
y dejarnos ver.
Ahora, en la ciudad excntrica -que ya no gravita
en torno a su centro-, la funcin portalera la
cumplen en forma muy distinta los nuevos centros . . .
comerciales ! Insisto en aquello: las palabras, mirn
dolas bien, algo dicen o intentan . Del centro, la ciu
dad se excentrific o se virti en los muchos centros
hijos del crecimiento.
Muy cerca del portalero centro, hacia abaj o o ha
cia la denominada "Calzada", una calle que an se
llama como se llam pero que ya no es lo que fue . Si
escribo su nombre, poco te dir al leerlo: Maestran
za. En cambio si escribo el nombre completo de la ca
lle, algo comenzar a revelarse: Calle de La Maes
tranza. Qu bueno que an no la rebautizan y le
PUERTALES, GRANDES PUERTAS 65

montan el apellido de algn hroe ms o menos opa


co o brillante, y pienso que de tan fecha, se les ha
olvidado renominar ese trozo de pavimento calle
jero.
Que para m haya sido la calle de los abuelos pa
ternos, poco importa; poco relevantes deben ser para
t mis memorables recuerdos de esos seres, cuya fun
cin es malcriar a los nietos y que cumplieron como
pudieron mis paternos ancestros. Lo que quiz s sea
digno de notarse, es mi recuerdo de talleres de toda
ndole que por all haba; muchas talabarteras, en
donde laboriosamente se trabaj aba el cuero y alguna
que otra herrera, reminiscencia de tiempos en los
que la produccin en serie an no sustitua la hechura
de objetos de uno en uno y mano a mano. Alineados
en esa calle, los talleres, y dentro de ellos, la maes
tranza, o la enseanza de oficios que de otra forma
no se pueden aprender! Cuntas cosas en la vida no
se pueden asimilar en el pupitre, sino en la brega di
recta ! Ya vendr alguien a entender de todo esto, una
especie de clamor anacrnico; una peticin ma para
volver al pasado irremediablemente ido; mas creo
que no es lo que intento al promover que se retome la
esencia del nombre de esa calle, y se le ajuste a la
fugitiva modernidad. Recobrar la Maestranza y el
Aprendizaje -que ambas cosas van aparej adas-,
para que resurgieran oficios diversos, no slo en ma
nos jvenes sino adultas; maestranza para profesio
nistas de toda laya e ndole, que no saben hacer abso
lutamente nada con sus profesionales manos.
Si vieras qu poco respeto me merecen los que no
saben hacer algo con sus manos! All, en fin, la calle
de Maestranza, con su nombre comprimido y tan
adoquinado (en parte) como inexplicable para quie
nes no lo leen con detenimiento histrico . Calle de La
66 PUERTALES, GRANDES PUERTAS

Maestranza; poesa nominal, pues a fin de cuentas


es algo ms la vida que maestranza y aprendizaje?
De Los P ortales a Maestranza, poca distancia.
Aos luz nos separan ya de un tiempo, cuando los
PUERTALES eran el punto de ingreso social a la ciu
dad y de cuando la MAESTRANZA tenia un lugar
j unto al corazn urbano.
VIII

Los Adelantados
BONITO TTULO, Y CREME que no me refiero al que
seguro alcanzas a ver un poco arriba; me refiero al
ttulo que daba la corona de Espaa a los que iban
abriendo brecha en tierras incgnitas, durante el pro
ceso de conquista-colonia. "A la espada y al comps,
ms, ms y ms . . . " . Pa'lante, y delante el Adelan
tado.
Pero y los que se adelantan a su tiempo? Grave.
riesgo, dado l o frgil de la frontera entre la geniali
dad y la locura. Ahora no me referir a los Adelanta
dos en la Nueva Galicia, capitanes de armas tomar,
sino a unos individuos que alg de ello tuvieron
-adelantados-, en la era cincuental.
Los socilogos nunca se han abocado a estudiar
(los antroplogos tampoco, porque slo tienen tiem
po para dedicarlo a cosas serias) la funcin indis
pensable que desempefi el bobo del pueblo; y el
bobo del barrio, en el caso de las ciudades en las
que an no se extraviaba la urbanidad y en las que
el humanismo an no daba bandazos naufragantes .
El bobo ! , figura egregia que serva de hazmerrer,
pero que era en cierta forma adoptado por el pueblo
o por el barrio, segn el caso; elemento humano
urbano insustituible al que se le maltrataba afectuo
samente.
70 LOS ADELANTADOS

Tal el caso porfiriano del egregio Don Ferruco,


con su levitn y su siemprestar o estar siempre en la
Plaza de Armas. Locos? Ms bien seres desafiantes
de la tan siempre frgil normalidad. Eres normal?
Cul es la norma a la que hay que apegarse para
serlo? Ya me dirs que lo que la mayora hace es lo
que hay que hacer, para pasar por normales . Ser?
Recuerdo a tres personas que en la dcada del que
branto, fueron sobresalientes en su desafio a las leyes
de la normalidad. Yo me atrevo a llamarles "adelan
tados", porque considero que ciertamente sacaban
un pie delante a la cadencia poblano citadina -en ese
tiempo en el que la pequefta puebla tapata deseaba
con frenes hacerse ciudad de pelo en pecho-, aun
que quiz se puede argumentar que se trataba de indi
viduos fuera de tiempo, y que ello, en algn momen
to, podra interpretarse como "retrasados" y no lo
otro.
Si t hubieras rondado por la Plaza de Armas en
aquellos aftos, por el Centro congregacional y nico,
inevitablemente los hubieras conocido. No haba for
ma de no coincidir con alguno de ellos, al voltear una
esquina o qu s yo dnde.
Muchos, si no es que todos, le llamaban el Loco
Avitia, y significo con maysculas lo de ' Loco' por
que no cualquiera alcanza tan notable nombre en el
bautizo colectivo de la boca popular. Y le decamos
as, porque su figura garruda, enfundada en un
atuendo bJanco, y sus barbas patriarcales, le hacan
resaltar contra la chateza de la hipottica norma
lidad. Avitia comenz a figurar como ser distinto
-o como lo otro ("loco"), que es la forma comn de
llamar a los diferentes-, cuando lo de la " Primera
Gran Feria" de la que nos ocupamos renglones atrs.
De all, a partir de ese punto, comenzamos a verlo en
LOS ADELANTADOS 71
las calles, en una destartalada camioneta artillada
con una bocina, y pregonando las virtudes de su
credo.
No que fuera un subversivo, o lo era en la medida
en que era un alterador de costumbres ancestrales.
Pregonando qu? Las virtudes del vegetarianismo,
eran el simple y atentatorio credo de tan apostlica
figura; de Avitia, con su huesuda persona y su edad
impredecible o incalculable.
Era forastero (provena, si no me equivoco, de So
nora) e indudablemente, su orientalismo no era de
generacin espontnea, pues de alguien debi haber
aprendido aquella forma de actuar y de ser, que aos
despus sera tan respetable en bocas de gurs y natu
ristas. El adelantado Avitia! El era objeto de burlas,
y cumpla con precisin su papel de "bobo del pue
blo", esa estirpe prcticamente extinta de seres que
ocasionaban risas y que no parecan sufrir por ser
detonadores de esas, que los especialistas llaman ca
tarsis.
Precursor, sin prestar mayor atencin a burlas ni
incomprensiones ; adelantado de lo que ahora podra
englobarse con el nombre de " movimiento verde", y
con lo blanco de su atuendo, quiz quera significar
esa pureza irremediablemente perdida en el altar del
progreso? Smbolo anticipado de una lucha entre lo
verde-natura y lo gris-contaminacin, que nadie
adverta como una lucha ruda prxima a advertirse.
A tal punto estaba comprometido con su credo y
sus implicaciones, que por sus propios vegetales (por
decirlo de alguna forma) se lanz sin ms partido que
su persona como candidato a gobernador del Esta
d o ! Bravo Avitia!
De pronto, por el bocinn instalado en el techo de
su desvencijado mueble, las arengas avitienses no
72 LOS ADELANTADOS

eran solamente en pro del consumo de vegetales, sino


promotoras de un viraje poltico o incitadoras a no
tragarse otras ofertas polticas, sino las de l. Ignoro
cuntos votos obtendra en la desigual contienda,
pues con 'espinacas slo Popeye puede detener apla
nadoras; mas, quiz no habra venido mal a la ciudad
atender algunas de sus recomendaciones tan tefiidas
de verde, Avitia no fue gobernador y no pude evitar
decirte lo obvio,
La ltima hazafia que recuerdo del venerable Avi
tia fue otro lanzamiento. Con algo de publicidad pre
via, convoc a quienes quisieran verle vital -l deca
'haber cumplido ms de cien aftos, pero debe haber
andado por ios setenta- a que acudieran a la alberca
del Club Atlas (que estaba en el Paradero) , a verle
tirarse clavados desde la plataforma de diez metros,
con lo que l y su hipottica edad demostraran con
tundentemente los enormes beneficios de su rgi
men . . . vegetal, que no poltico.
Despus de aquella exhibicin de clavados, Avitia,
con su apostlica barba, cay en el silencio; o en
silencio la ciudad lo call. Dnde Avitia qued? V
t a saber qu sera de este precursor de gurs y na
turistas que hoy forman parte de la cotidianeidad
citadina. El olvido se trag a quien con sorna, mu
chos llamaban "Padre Eterno" , y que eterno no fue;
Buenhombre? Quiz, . .
Ms pintoresco, y ms parte del centro urbano,
era aquel viejecillo que iba por las calles baj o un
enorme sombrero y esgrimiendo en la mano un enor
me megfono o bocina de lmina; rudimentario am
plificador de su voz humana y pregonante. Era l una
reminiscencia viviente de siglos idos, de los tiempos
en los que el pregonero iba por las calles de pueblas y
ciudades, notificando las cosas ms dispares: noti-
LOS ADELANTADOS 73

cias, bandos polticos y lo que hoy llamaramos "co


merciales" o anuncios. Por cierto, no hace mucho,
en una vieja pelcula filmada en la ciudad y con Jos
Alfredo Jimnez j oven y cantando, le v atrapado all
en el filme y no pude evitar conmoverme al recordar
lo cmo iba por las calles cntricas de la ciudad, ga
nndose su precaria vida a voz en cuello y perseguido
por la chiquillera burlona a la que responda con
insultos. Poco respeto mereca a los adolescentes
aquella reliquia viviente, cuyas barbas casi alcanza
ban su cintura; algunos comerciantes contrataban sus
servicios, ms por caridad disfrazada que por creer
en las campafias del publicista que eso era! Publi
cista que haca pblicas las ofertas de tal o cual tien
da, y en forma ingeniosa:
" 1" Tomando atole en un jarro
y hablando fuera de broma,
los mejores sellos de goma,
son los de Salvador Navarro!"
Le recuerdo repitiendo ese estribillo, all, en la
esquina de Corona y Lpez Cotilla.
Tomando el atole en jarro, y hablando sin broma,
donde haya quedado, la ciudad tiene una deuda enor
me con POLIDOR ! Magnfico personaje, genial, en
cuya persona se sintetizaban el pretrito pluscuam
perfecto y aquella modernidad cincuental. Otro fuera
de tiempo, de los de esa especie a quienes la forma
ms sencilla de clasificar es encasillndolos en el ge
nrico de " locos" o "bobos del pueblo", y as les
catalogaba aquella ciudad lejana a la que an no se le
fracturaba el costillar demogrfico.
Gracias a aquellas memorables conversaciones con
el Dr. Villasefior, me enter de dnde era Polidor, y
de su nombre real; esto es, de donde lleg para adop
tar como suya una ciudad que le fue ingrata, por el
74 LOS ADELANTADOS

simple hecho de llenar con palabras altisonantes y


rimadas -con su embudo de lmina- el centro
urbano; y para llenar de improperios, en autntica
defensa personal, a quienes le molestaban por desem
pear tan profesionalmente su oficio.
Cuntos locutores envidiamos el ingenio prego
nante de Polidor? Cuntos publicistas saben que
todo tiene historia, y la publicidad no es la excep
cin? Una deuda no pagada a Polidor. Tal vez una
estatuilla de tan hermoso personaje sera un magn
fico galardn para publicistas o locutores que ahora
inundan con pregones electrnicos, una ciudad en la
que vivi un trozo humano de historia llamado as:
Polidor (cmo se llam en realidad no importa, por
ello no te lo digo).
El tercero de los Adelantados -con apariencia de
retrasados-, difera en calidad a los otros, pues os
tentaba un ttulo profesional aparej ado, a su apelli
do. Llammosle con el ttulo que l anticipaba a su
nombre: Profesor.
Profesor sui generis. Recuerdo que viva en una
colonia que tard mucho en poblarse y que tiene un
nombre peruano -Cuzco, fue la Ciudad del Sol-;
colonia que est an decorada con motivos aztecas:
pirmide y todas sus calles bautizadas en Nhuatl.
Ca' quin hace fraccionamientos o ciudades del sol
como puede y quiere . . . mas el caso es que l viva all,
en una casa bizarra que no desentonaba con la colo
nia, pues su fachada estaba decorada con motivos
igualmente aztecoides . En la cochera haba enormes
carros, Cadillacs, que no dej aban lugar a dudas de lo
exitoso que era el propietario de ese palacete, en el
ejercicio de su profesin medicante.
Su consultorio -tambin bizarro- , estaba a es
paldas del Degollado. Era fascinante asomarse a ese
LOS ADELANTADOS 75
lugar, por Angela Peralta, pues para significar su
poco apego a la ortodoxia galnica tena vitrinas, y
en ellas un sinnmero de animales: culebras, sapos,
pjaros y qu s yo.
Yo no tengo elementos para dudar de su capacidad
profesorial o profesional o para confirmar sus curati
vas cualidades; lo nico que puedo decir es que su
persona y la forma de desarrollar su modus curan di
escapaban a lo ordinario, y que eran una especie de
confirmacin de que en ocasiones lo PROGRE y lo
REGRE de la mano van. El PROGREso no sabe a
veces a REGREso . . . ? Hoy, el re-torno a la herbola
ria, supuestamente llevada a su perfeccin ultra
secular por los aztecas, es tambin supuestamente
una ciencia que compite con solvencia o di solvencia
en el mercado nacional del dolor, y en ese sentido el
profesor fue un adelantado.
Todos los das aparecia en un peridico -invaria
blemente en las pginas policacas, donde el dolor
ajeno se convierte en gusto propio-, un recuadro en
el que tal o cual paciente manifestaba su gratitud por
haber sanado "gracias a las plantas medicinales del
profesor . . . " . Las enfermedades sanadas eran todas !
pues ningn virus o bacteria pareca resistir la efec
tividad del arsenal de yerbas curativas, ubicado en la
callejuela de Angela Peralta (hoy, si no me equivoco,
extinta; no Angela, que hace mucho exhal su ltimo
trino, sino el callej n con su pi sable nombre) . El pro
fesor -dira mi padre- era dermatlogo general,
pues se especializaba en la piel humana . . . y todo su
contenido.
Alguien dira que la renacida y moderna devocin
herbolaria es hija de la crisis, que casi nos obliga a
pastar, con lo caro que estn las medicinas. Opinio-
76 LOS ADELANTADOS

nes. Ciertamente desconozco la potencialidad cura


tiva de diversos pastos y poco s de medicina.
La ltima ocasin en que tuve conocimiento de las
avanzadas o retroactivas teoras del profesor, fue
cuando le un artculo, en el que propona una fr
mula nica para salir del atraso nacional; esto es, fo
mentando el surgimiento de la inteligencia mestiza.
Cmo? El mtodo muy como l -sui generis-, no
poda ser de otra forma: a fin de fomentar el desarro
llo cerebral de los nios mexicanos, era preciso ex
t raerles un ojo ! Que esa sencilla maniobra, adems
de privarlos de la estereoscopa, desarrollaba extra
ordinariamente no s cules regiones de la sesera hu
mana, lo cual se t raduca en inteligencia. Si no me
equivoco, como prueba de lo efectivo del procedi
miento, ofreca una e indiscutible: su propia y tuerta
persona. Inteligente el profesor? Dmelo t que tal
vez le conociste mejor que yo.
Hoy, la ciudad -una de nombre-, es muchas; se
ha multiplicado intrnsecamente y alberga comunida
des humanas dismbolas (y no me meto a discutir c
mo la uniformacin convive con la heterogeneidad) .
Hoyendfa ya es fcil para cualquiera pasar desaperci
bido en una ciudad, Guadalajara, donde antes era
dificil ocultarse; es fcil ser uno ms entre los muchos
de una urbe excntrica y que ya no confluye ni gravi
ta en torno a su centro, en el que hasta hace dos-tres
dcadas, todos, en algn momento, coincidan y en
donde muchos se conocan.
La virtud defectuosa -como todas las virtudes-,
de las ciudades excntricas, es precisamente la imper
sonalidad del t y yo convertidos en " uno ms" que
a nadie importa, sino a t y a m. La relacin ciudad
usuario se convierte en lo mismo: en algo impersonal,
sin calidez y meramente utilitaria. " Mientras yo viva
LOS ADELANTADOS 77
bien, la ciudad es una abstraccin ms o menos gran
de, que me importa un centavo". Vale algo un cen
tavo?
Ya no son las casas del portn abierto, del patio
andaluz que se adverta al fondo del cancel; ahora, la
casa amurallada, blindada si es posible, para aislarle
de la ciudad .
" Que est mi j ardn regado, y que de sed se mue
ra el vecino al iado ! " Hay que sobrevivir y ni mo
. . .

do; dura es la selva de concreto. Hoy, el bobo del


pueblo ha desaparecido; la singularidad del " adelan
tado" se la ha tragado el anonimato estadstico del
" muchos en el valle" . T sabes cuntos somos-son?
Alguien sabe cuntos somos-serem9s? Crece y cre
ce . . . Ya te multiplicaste?
IX

Del Urbano Villano


LA SIMPTICA PARADOJA ya qued expresada super
ficialmente, lneas atrs; esa misma que ahora se con
vierte en ttulo capitular y que al comenzar con este
intento de comunicacin escrita -bastantes pginas
hace-, dio pie a tratar de definir en latn el objeto
fundamental de las llamadas " ciudades", al ser ellas
consorcio amable de seres que se apoyan para lograr
la felicidad comn. Utopa? Posibilidad?
La desnudez de los vocablos permite advertir ms
de algo. As resulta, que lo opuesto a "ciudadano"
-al "civilizado" habitante de la urbana-urbe-, es
el "villano" : quien vive en villas ms o menos gran
des, pero eso, al fin. De la villa, los villanos !
En teora, o en apego a la lengua monda y lironda,
el civilizado-ciudadano es un ser cualitativamente su
perior a su anttesis, el incivilizado villano. Eso se
apega a la realidad?
Guadalajara naci con aspiraciones; con temple y
calidad. Noms era un casero mnimo, y sus funda
dores obtuvieron para ella de un Carlos -monarca
y con ordinal romano " V " en lugar de apellido, la
cdula respectiva, en la que le confera el ttulo de
Ciudad! Eso indica que desde chica, se le quiso
grande. Mas, cualquier licenciado (abogado) sabe
que una cosa es tener el ttulo, y otra muy distinta . . .
82 DEL URBANO VILLANO

los enchufes en el juzgado. Ciudad titulada, cierto,


pero qu es lo que convierte lo uno en lo otro? A la
villa, en ciudad . Nmero de habitantes? La especie
de los mismos? Cantidad o lidad?
De cuando en cuando, un poco de nmeros sirve
como acento consonante de las palabras. En 1 650 -a
poco ms de un siglo de su fundacin definitiva-,
Guadalajara albergaba a 5,000 habitantes; para
1 750, el rclame aquel de "creced y multiplicaos"
haba sido atendido en la medida conyugal o amato
ria de las parejas avecindadas en la "ciudad", y la
suma de actos frtiles daba un total de 35 mil almas
viviendo en el extenso valle. Hacia 1 850, y luego que
el clera, la peste despobladora pas,- se contabiliza
ron 1 00 mil tapatos.
Cuando al siglo se le parti el espinazo, y dej
atrs una mitad incongruente, el total de respirantes
estaba a punto de llegar al medio milln.
Cifras. Algo dicen: cinco, treintaicinco, cien y qui
nientos mil (nmeros bien cerrados) de 1 650 a 1 950;
trescientos aos o tres siglos, que lo mismo son. Una
"ciudad" que naci prcticamente tal y titulada;
mas, si los dgitos algo reflejan, tendramos que acep-

La idea de la ciudad aristotlica (Aristteles: Politjea, Cap. 4


Libro V) implica para el bienestar que los ciudadanos no sean
muy numerosos porque "es preciso que todos se conozcan" y
que a todos llegue la voz del general o gobernante. En la Plis,
sealaba, unos y otros tienen que verse y orse, por lo que
Aristteles marcaba tajante aquel EuaUVOTTTOS o la posi
bilidad de ver a todos los ciudadanos "con un solo golpe de
vista". "Es quiz imposible organizar una ciudad demasidado
populosa . . . (pues) el orden no se da entre una gran multitud . . ."
As, en cuanto Roma -la ciudad- se convierte en aglomera
cin, las instituciones latinas estallan! Es sostenible el creci
miento sin mesura?
DEL URBANO VILLANO 83
tar que durante buen rato, la Guadalajara de Indias
-posteriormente, mexicana-, pareci ser ms "vi
lla" o "villorio" , que lo otro que afirmaba su real
ttulo.
Los asentamientos humanos, suma de individuali
dades, reflej an un sentimiento muy generalizado en
tre las personas: siempre quieren ser lo que no son . . .
y tal vez ni puedan ser. T no? Lo que quiso ser
Guadalajara antes de 1 950, que te lo digan otros his
toriadores; simplemente anoto mi hiptesis peregri
na, antes de intentar sustentarla: el newyorquinismo
se meti en serio y en la blanda cabeza de los re-cons
tructores locales y cincuentales . La urbe por antono
masia, millonaria en habitantes, la de las avenidas o
calles anchas -broad way-, y rascacelestes, era la
frmula a seguir. La urbe nuestra deba parecerse a
LA URBE, aquella. Quin dijo que la moda era slo
cuestin de trapos ms o menos largos, untados o
sueltos? Fascinacin newyorquina.
Es que no encuentro otra explicacin para una
pugna tan dramtica como simptica que se daba du
rante mis afios de educacin primaria. Mxico, tal
cual y cul ms, era la primera ciudad del pas. Indu-
, dable. Pero la segunda? Monterrey? Guadala
jara?
El asunto era serio; mas, para determinar cul se
gua a la capital -en importancia- solo haba un
elemento de anlisis cualitativo : nmero de habitan
tes. No se hablaba de calidad de vida (terminologa
muy posterior), benevolencia del clima, ni mucho
menos de una cosa pastosa llamada "contamina
cin". Lo que importaba era un "donde haya ms,
mej or es . .. " Todo disparate tiene orgenes dispara
tantes. La pugna ya anticipaba un resultado mons
truoso!
84 DEL URBANO V ILLANO

Vuelvo a lo tantas veces dicho del " ganamos la


guerra ! " , a esa ilusin de ptica histrica al haber
quedado en el bando de los triunfadores y con el sen
timiento implcito de tener en el futuro una paz infi
nita para disfrutarla sin reticencias. Lo cierto y preci
so fue que algunos mexicanos ganaron, y mucho, con
la tal guerra; no todo Mxico. Durante mis afios in
fantiles, recuerdo haber pescado fragmentos de con
versaciones adultas, en las que decan cosas acerca de
un tal "mercado negro" , mismo que nunca pude ubi
car en una ciudad en donde perfectamente saba de la
existencia de mercados como el de San Juan de Dios,
el Alcalde, el Corona y hasta el IV Centenario, mas
ninguno con nombre tan opaco y oscuro como el lla
mado as : negro. Despus, me enter - ! oh inocente
ignorancia! - que era el nombre dado al comercio
subterrneo de llantas, automviles, medias ! , refac
ciones y aun ese medicamento mgico (hijo de la gue
rra) llamado penicilina! Pinges ganancias para los
que se situaron convenientemente en el frente comer
cial.
La penicilina ! Y mira para lo poco que sirve aho
ra, cuando la magia negra corporal ha puesto en cir
culacin nuevas enfermedades para mantener ocupa
da a la alquimia mdica. Mas, en aquellos prximos
o remotos afios cincuentales, la tal penicilina era vista
como la salvacin de la doliente humanidad. Prome
ta curar muchos males, y hubo quienes repletaron
sus monederos, traficando con el antdoto milagroso
de la poca. Tambin se encontr durante aquellos
afios, la vacuna contra esa epidemia que era la polio
mielitis o parlisis infantil. Como quiera que haya
sido, la guerra aport elementos de saludabilidad o
salud colectiva; una extrafia paz mental, y empez a
orse con toda claridad en el odo comunitario, el
DEL URBANO VILLANO 85

afiejo decir hipotticamente teofnico: " CRECED


y MULTIPLICAOS . . . ! " .
Europa deba repoblarse; quienes regresaron del
frente de batalla volvieron a Amrica (sic) con un
nimo reproductivo notable. Baby boom! o BEIBI
BUM ! , explosin demogrfica en la postguerra, a
la que sum sus esfuerzos amatorios la muy ama
ble Guadalaj ara. Pronto tenamos que ser muchos !
Estoy seguro que ubicas el lugar en donde est la
llamada ' 'Glorieta del Charro" . All estaba la llama
da "Granja de La Paz", con el mismo nombre de
una avenida hecha luego de la guerra, y que simpti
camente era el mismo nombre de la esposa del gober
nador hacedor de la avenida. Antes de ser del charro,
la glorieta era de La Paz, y por la granja adjunta,
Glorieta de Dofia Paz? Lo mismo da, porque a lo
que voy es a 1.0 que sigue y ya vers .
Un buen da, o buena tarde, al regresar a la ciudad
por la carretera de Los Altos, vi con asombro y no
poco orgullo un anuncio que haba sido puesto all,
por una embotelladora de cervecera alegra. El anun
cio haca referencia obvia al lquido, y adicionalmen
te, daba la bienvenida al viajero, en trminos nota
bles: " Llega Usted a Guadalajara, ciudad con un mi
lln de habitantes . . . " . j Por fin ! Eran los afios 60's
(63 64, no recuerdo el nmero exacto), mas el pre
gn publicitario no dejaba ni'nguna duda: por la ruta
genital, demogrfica, haba alcanzado la ciudad el
ttulo de la segunda en importancia!
Luego de una dcada de aplicacin, l os tapatos lo
haban logrado: entre ms . . . mejor. Mejor qu? Ya
vendra el tiempo de preguntarse lo segundo.
Extrafia lgica. De dnde haba surgido tal fr
mula? New York, New York . . . El mandamiento im
plcito sefialaba claramente que las grandes urbes
86 DEL URBANO VILLANO

eran millonarias en habitantes ! La diferencia entre


ciudad y villa era una cuestin numrica; frmula
precisa y aritmtica. Suma. La hipottica civilidad,
triunfando aplastantemente sobre la villana. Con un
milln de habitantes en forma rotunda se haba al
canzado una titulacin indiscutible. Era posible ma
yor felicidad?
Tuvo lugar u n hecho del cual me enter a prudente
distancia, por no vivir en esa poca en la ciudad. U n
hecho que m e pareci entre conmovedor y todo lo de
ms, y al decirlo as, te lo cuento, a ver si te con
mueve o todo lo dems . . .
No conoes por all a alguien que se llame algo as
como Juan J os Francisco, o Juan Francisco Jos
(que los apellidos son lo de menos, luego de tan
alcurne nombre)? Si lo conoces, felictalo de mi par
te. Le montaron tan compuesto y extenso nombre,
porque as se llamaban el Gobernador, el Alcalde y
el Cardenal, en aquellos aos del ingreso citadino
a la categora de las "peso completo" . El entonces
nio fue el triunfador en un concurso convocado por
-supongo- autoridades y/o cmaras, y llamado
"CIUDADANO UN M ILLON" . No s si la enton
ces incipiente televisin local transmiti el parto, mas
lo dudo, porque la castidad colectiva (ni tanta, por
que la multiplicacin de la especie no rima con lo
otro), seguramente hubiera impedido tan desagrada
ble espectculo que dara como fruto a Juanfrancis
cojos, el UN M ILLON. Quin estara a cargo de la
meticulosa contabilidad? 999,999 Lleg el espera
. . .

do ciudadano ! No hay cifra que no se alcance, si con


seriedad se le procura. Guadalajara, Guadalajara,
los mariachis no callaron .
Sigilosamente, sin mucho ruido, pues no fuera a
ser que nos ganaran la delantera, le ganamos a Mon-
DEL URBANO VILLANO 87

terrey. Ganamos? A veces, las victorias cimentan


derrotas prximas . Prrico triunfo, y si averiguas qu
significa eso, me lo dices, porque tambin me intere
sa saberlo.
Por si no quedaron bien claras aquellas cifras ya
anotadas, las repito: en 1 650, cinco mil; en 1 750: 3 5
mil; cien mil habitantes, e n 1 850; casi medio milln,
al quebrantarse el siglo xx. En 1 965, ya ramos un
milln y poquitos ms ! El trabajo fue embalarnos.
Por cierto por qu no se hizo ya ningn festejo al
ciudadano dos, tres, cuatro y sabe cuntos millones?
Por qu se extravi tan conmovedora tradicin?
Qu pas? . .
Lo de siempre: que alguien se dio cuenta de que
estbamos copiando un modelito engaoso -a des
tiempo, lo que poco consuela-, y que la calidad cita
dina no iba por el rumbo de la cifra; que eran dos
cosas distintas, y lo de millones respirando el mismo
oxgeno, bebindose Chapala, no era galardn sino
problemn. Verdad, defe? Por ello, nadie quiso
darse cuenta de que comenzamos a perder la cuen
ta . . .
El siglo XXI a pocos pasos, y las cifras difieren en
cuanto al contenido humano del Valle de Atemaj ac .
Ca' quin s u censo y s i a alguien l e interesa saber
cuntos all viven, que se ponga a contar. Contenido
humano?
Villas eran San Pedro, Zapopan, San Andrs: Vi
llas y remotas, a tal punto que en los 50's se inaugur
la as llamada " Nueva Carretera a Zapopan", con
ese nombre, para significar la distancia y la impor
tancia de la novedosa va que parta de las Barranqui
tas de Alcalde. Para las villas, textualmente, la villa
na; la ciudad, asiento de la urbanidad. Y all la para
doja: la ciudad parece convivencia de villanos que
88 DEL URBANO VI LLANO

disputan el pavimento por donde transita su autom


vil; que disputan agua y todo lo imaginable. Guada
lajara conurb -expresin de expertos-, las villas
perifricas y al tragrselas, se villaniz (sin que ello
pretenda negar que de hecho eran poblaciones ama
bles las as llamadas " villas").
Ansiosamente, como smbolo de calidad, se desea
ba alcanzar una cifra poblacional millonaria. Cuan
do se logr, el asunto fue ocasin de jolgorio y rego
cijo, pues ello significaba que se iba bien . . . Hacia
dnde? Con la prisa, se evit la pregunta, pues la
consigna era simplemente aqulla de "entre ms,
mejor". Mejor qu? Mejor no preguntar ahora, qu
tanto pesa el peso demogrfico.
Historia inmediata sa del " apenas ayer pas, y ya
se olvid" . Intento rescatar de ese pozo profundo de
la amnesia, hechos que de alguna forma viv y vi;
intento de narracin descriptiva de una actitud entre
cndida o inocente -conmovedora o conmocionan
te- (dmelo t), que crey entender la rasposa pa
labra "progreso" de una forma tan simple como col
chonera o con-genital.
Cuntos millones de seres urbanos en el valle?
Cuntos millones de villanos? Segn las ltimas es
tadsticas -dira el bien documentado-, el huma
nismo citadino observa una tasa de deslizamiento,
equivalente a . Qu sigue?
. .
X

Del Urbano Serrano


LA CIUDAD Y LA SIERRA, entidades distintas. El tema
es refrescante, como aire serrano que se despeina en
el pinar. Mas , el camino para l legar a l es un poco
tortuoso, y -lo siento- no hay otra forma de alcan
zar la punta de la serrana que as: vuelta y vuelta y
espero no te marees.
Soy fiel creyente de lo que tal vez pueda llamarse
" memoria hemoglobnica" ; o memoria de la sangre,
que lo mismo da. Creo que por las muy tuyas y muy
mas arteriolas y vasos, circulan recuerdos tan an
cestrales como insospechados. Recuerdos? Tal vez
debamos llamarles "instintos" que estn escritos in
deleblemente en el plasma. Eso es: plasmados all.
Que la cabra al monte tira? A la memoria hemoglo
bnica atribuyo la tendencia del ser urbano, a tirar
con rumbo a la sierra, monte, y a descubrir el enorme
placer que causa darle la espalda a la fiera ciudad.
Algo de bosquimanos subyace en t y en m . Ests de
acuerdo?
Si hace un par de generaciones, apenas ! , nuestros
ancestros estaban directamente vinculados con la tie
rra -agrcolas ellos, con las manos puestas en la ma
dre tierra, verde frtil-, eso an est plasmado en
nuestras transistorizadas venas. El campo-tierra nos
llama y nos invita a hur (aunque sea momentnea-
92 DEL URBANO SERRANO

mente) de la chatez del pavimento, tan gris-duro, tan


rasposo y disecante. Ir al campo, sentir la tierra,
imaginarnos campiranos, agrcolas, buclicos y aun
"nifios-vaca" ( estar bien traducir as la palabra
"cowboy "?) sobre el lomo huesudo de un caballo
rentado y sufrido.
El llamado de la sierra! La voz audible de una
tierra a la que los frustrados urbanos le hemos dado
la espalda, al creer que slo sirve para hacer fraccio
namientos de hacinamiento colectivo !
En los 50's, el enorme llano en donde haba brota
do Guadalajara y donde ella an no reventaba, era
una nsula. Mejor dicho: estaba A-ISLADA, a no ser
por una tortuosa carretera que iba hasta Mxico por
las Mil Cumbres. Por ello resultaba dificil, largo, al
canzar el monte o la sierra. Ahora quiz la razn sea
otra, pues al haber tantas carreteras, el progreso ha
ido aparejado con la destruccin del bosque (y por
favor no me vengas con el cuento de que el " Bosque
de la Primavera" es tal, con sus robledales y pinares
pigmeos, y requemados afio con afio, para impedir
que crezcan) .
Por cierto, ignoro si Don Talamontes pertenece a
la Cmara de la Transformacin, puesto que ese indi
viduo de mil nombres, mas con ese apellido, por to
dos los rumbos del Estado descubri que el mejor
bosque era el que se converta en tablas, y as, trans
form sierras en eriales . Replantar? Tala, tala mon
tes, que la tierra-sierra y el negocio nunca se han lle
vado bien . . .
E l bosque llama al urbano. Y ese llamado es tan
audible en el odo del genoma, que invariablemente
las ciudades asentadas en los valles adoptan como su
ya una serrana; o mejor dicho, la expropian, aun ne
gando implcitamente el derecho que sobre ella tienen
DEL URBANO SERRANO 93

sus habitantes originales. Tapalpa -no se lo digas a


los nacidos all- es de Guadalajara y de nadie ms !
Te imaginas lo que sera de los tapatos si una buena
mafiana aparecieran las paredes de la serrana pobla
cin pintadas con lemas como "TAPALPA PARA
LOS TAPALPENSES" o "HAZ PATRIA: ANI
QUILA A UN TAPATIO E L P ROXIMO FIN DE
SEMANA" . Eso sera una ingratitud de los tapal
penses hacia quienes les prestamos la poblacin entre
semana, para que la disfruten cuando no podemos ir
a NUESTRA SIERRA! Y tan mal que hablamos de
la arrogancia de los centrefios, siendo que la pauta
es la misma: ellos en Valle de Bravo, nosotros en Ta
palpa. Expropiacin serrana, pues la urbe necesita
bosque.
" Guadalajara en un llano " , era cincuental; el
llano aislado. Decan en aquel entonces los encon
tradores de explicaciones, que la falta de carreteras
-elemento aislante- se deba a un castigo por faltas
de educacin poltica cometidas pocos afios antes y
en los veintitantos.
En efecto, si sacas cuentas, entre 1 935 y 1 950 no
haban transcurrido muchos afios, y hasta esa dcada
treintal quedaron apaciguados o ajustados los rema
nentes de un conflicto histrico farragoso y cuya ex
plicacin ha requerido de historiadores franceses . . .
que han venido a contarnos nuestra historia.
Las serranas del Sur de Jalisco y la planicie al
tefia, haban sido escenario de esa "Cristiada" tan
complej a como punzocortante. Sera ella la culpable
del aislamiento del Valle de Atemaj ac? Dmelo t;

Ya lo dira Coso Villegas: "el pas que no escribe su propia his


toria, deja los espacios abiertos para que otros se la escriban" .
94 DEL URBANO SERRANO

mas prcticamente, la nica salida hacia el monte era


siguiendo la carretera a Mxico y en Jiquilpan -de
jando el pavimento atrs-, remontando por mala
brecha hasta alcanzar la Sierra del Tigre. Mazamitla,
Sierra cristera.
Unas buenas vacaciones, fuimos a dar all, a ese
pueblo tristn (algo tena de melanclico en su enco
vachamiento serrano) , que estaba enmedio de ningu
na parte, dentro del ocotal. Mazamitla, con sus ale
ros de teja, que unos 20 afios antes haba visto pasar
por all, a galope, la guerra cristera que le haba deja
do heridas que an no cicatrizaban.
All -y yo no haba cumplido an cinco afios-;
s, all fue mi encuentro con el bosque. En aquel pue
blo amable y an propiedad de sus pobladores pues
todava no se realizaba el procedimiento expoliato
rio, estuvimos un par de semanas con otras familias
con las que la nuestra se haba aventurado a hacer la
larga expedicin que tomaba cas"i cinco horas para
alcanzar el bosque: que los Garca Mndez; que los
Saucedo; que los Guerra y los Ochoa. Amigos que
algn da cre iban a ser sempiternos y que la vida se
encarg de distanciar al grito de " ca' quien por su ve
reda" . Dos semanas en aquella Mazamitla, que al
caer la noche se alumbraba con aparatos de petrleo;
correteando por el bosque y sin siquiera por el pretex
to de respirar aire limpio. La Guadalajara cincuen
tal an tena ese tipo de aire!
Rienda suelta al "YO BOSQUIMANO" , agrario,
que llevamos dentro. An no se inventaba el llamado
" fraccionamiento campestre" , donde el citadino
construye su rplica de ciudad para sentirse antisp
ticamente campirano.
Mazamitla no tena ms que ofrecer al ocasional
pasaj ero, visitante, que una hostera o mesn tosca-
DEL URBANO SERRANO 95
namente sencillo. Verdad seores Toscano, propie
tarios de aquel maravilloso lugar? Y si le llamo me
sn. nada despectivo en ello, sino la recuperacin de
un vocablo medieval; de una denominacin traspues
ta de la enorme mesa en donde todos compartamos
los alimentos, smbolo de hospitalidad y de albergue
ms limpio que cmodo; enorme casona que alguna
vez diera techo y cobij o a numerosa familia. H ospita
larios seores Toscano.
Por cierto los baos eran de pozo, excusados con
gregacionales cuya funcin ms all de lo fisiolgi
co, describe magistralmente Jos Rubn Romero, al
narrar las viscerales (q. v.) conversaciones que all te
nan lugar, al compartir varios y por necesarias cau
sas, aquellos retretes situados generalmente en los
corrales. _

Por cierto has andado los caminos de Aragn,


Asturias o Galida? Yo no s si cimbre tus slidas
creencias idiosincrticas ( ufl ) , mas nuestra entraa
ble arquitectura serrana tiene mucho de comn con la
de aquellos pueblos montanos. Por favor no me va
yas a salir con la expresin tan socorrida por turistas
que llegan a Espaa y dicen "sto se parece mucho a
Guanajuato . . . " , o los norteamericanos que afirman
que Londres se parece a los barrios viejos de San
Francisco. Alrevesamiento histrico.
Mazamitla, la de la tierra rojiza y de pinares tupi
dos, la Sierra del Tigre, es un recuerdo indeleble en
mi memoria, pues all, mi urbana pequeez conoci
los encantos del bosque. Sierra Madre? Sierra, se
rrote, serrucho; aserrn, aserrn, los maderos de San
Juan . . . La sierra del talamontes pelando la Sierra
Madre . . .
Me atrevo a afirmar que Tapalpa fue " descubier-
96 DEL U RBANO SERRANO

ta" por el tapato, despus que Mazamitla. Fortuna


o infortunio? Para quin?

TREPADA SOBRE EL LOMO de otra sierra, atrinchera


da all, pareca inexpugnable o inalcanzable, ya cerca
de los 60's. Qu no habr algn refrn que diga que
"a todo Valle de Bravo le llega su Chilango , tarde
que temprano" ? Con toda su trinchera cerril, cerre
ra, Tapalpa no pudo salvarse del asalto.
Alguna temporada vacacional, desafiando el lodo
chicloso de las brechas en tiempodeaguas, debi lle
gar all alguna familia tapata. Y como Guadalajara
era "clnica" -hecha de clanes-, luego de la pri
mera, la segunda y muchas ms. Al paraso! El asal
to comenz en la era cincuental.
Don P. de la T. sera el primero en avistar aque
llos bosques? Ciertamente l no fue de vacaciones,
sino que llev el hacha infatigable; fue uno de los que
raparon el monte cerrado y lo abrieron a la erosin.
Fue uno de los promotores o inventores del bosque
sin rboles! que parece ser el destino del suave bos
que en la suave patria, y la muestra la puso en los que
fueron pinares y hoy son llanos en los alrededores de
Tapalpa. Qu la cabra tira al monte? La cabra urba
na -si le resulta rentable- , tira el monte y desmon
ta lo que puede!
La puebla tapalpea cincuental era la misma que
haba estado all durante uno, dos, o ms siglos. En
nada haba cambiado, sino acaso, mnimamente, en
el nmero de habitantes. Sin luz elctrica, al caer la
tarde asuma una quietud prodigiosa, y en no pocas
ocasiones, se envolva con su rebozo hecho de niebla
serrana. Al final del rosario, en la parroquia, la cam
pana mayor daba tres taidos; al primero de ellos,
todos se detenan, las conversaciones se interrum-
DEL URBANO SERRANO 97
pan, los hombres se quitaban el sombrero y quienes
estaban sentados se ponan de pie. Era el momento
de la bendicin con el Santsimo. Al segundo toque,
todos se santiguaban, y hasta que la campana daba la
tercera sefial las cosas volvan a su oscura norma
lidad.
Por cierto entre las imgenes que haba en el inte
rior de la parroquia, una me llamaba especialmente
la atencin; tena mucho de mundano o republicano
y poco de religioso, y cuando despus de afios regre
s, ya no estaba. Era un guila porfiriana y frontal,
arriba del altar, y con una bandera; muy parecida al
guila que est sobre el escenario del Teatro Dego
llado.
Los mayores del pueblo, no necesariamente viejos,
hablaban de cuando en los cerros cercanos aullaban
los lobos. S, lobos, aunque suene extrafio o fanta
sioso: el prcticamente extinto lobo mexicano, rojo
de pelaje y de mayor alzada que el coyote. An me
toc ver las llamadas " loberas" , trampas cavadas
para atrapar a aquellos animales que diezmaban los
'
rebafios de ovejas. Que la onza y el puma tambin
haban merodeado por los bosques; que el gato mon
ts y la tanta otra fauna, que al caer los rboles -y
con la ayuda del rifle exterminador- desapareci .
Alcanzar aquel paraso serrano n o era fcil; ms
bien, rayaba en proeza. Cmo no iba a serlo, si la
carretera a Zapotln no exista, y era slo una brecha
brincona! Era preciso llegar a Sayula y por all co
menzar a trepar por un camino que cas era de herra
dura. Horas, muchas, dependiendo de lo seco o mo
jado del suelo para, a fin de cuentas, entrar a Tapal
pa por el rumbo de Atauco, exactamente por el lado
opuesto de donde desemboca el hoy camino asfal
tado.
98 DEL URBANO SERRANO

Viva en el pueblo un personaje que estaba en cla


ro fuera de lugar, y cuya conversacin cautivaba mi
imaginacin adolescente. El era, en cierta forma pe
liculesco . Una especie de ermitafio que por alguna ra
zn haba elegido vivir all, a afios luz de su Mxico
natal y capitalino. Con su bigote breve -"cola de ra
tn " , creo que as le llamaban a ese estilo-, era un
tanto cuanto pedroinfantesco, con su tejana Stetson
y la pistola al cinto. Por qu siempre usaba lentes
oscuros?
Las primeras vacaciones que pasamos all, nos
hospedamos en casa de unas viejecitas que haban ha
bilitado un par de cuartos (oscuros, hmedos y con
colchones de paja en las camas) . Amables aquellas
tres hermanas Santana que tenan impecables las
plantas del patio y que atendan con esmero a sus
hospedados y a los zenzontles y otras avecillas canto
ras que, a poco de amanecer, llenaban de trinos la
casa. Todas las noches, puntual, llegaba a cenar all
Don Efe -a quien discretamente llamo as-o Debo
haber tenido ' entonces nueve afios y apenas le vea
aparecer a la luz de los quinqus, le peda que me
contara "algo " ; y as de sencillo, comenzaba a fluir
un anecdotario novelesco. Y mientras cenaba, entre
bocados, narraba persecuciones de cuatreros, cace
ras y balaceras reales o imaginarias , en su Mxico
na.tal. Los linderos de sus tierras suban montes, cru
zaban barrancos y se perdan entre' el bosque o en la
lejana. Pequefio propietario? Ni de estatura. El y el
Sefiorcura eran los " manejadores" del pueblo y sus
contornos.
Don Efe tena un sobrino, y no un sobrino comu
nicorriente, pues el suyo era Secretario de Comunica
ciones y Transportes en el sexenio en turno. A Don
Efe, le debe Tapalpa la carretera, por bien o por mal.
DEL URBANO SERRANO 99
Notable el nombre de la lnea que haca las prime
ras "corridas" entre la capital del Estado y el epicen
tro de aquella serrana: "Guadalaj ara-Kilmetro
Cien-Tapalpa" . Debe haber sido en el ' 58, cuando la
fiesta de bienvenida al primer camin que llegaba por
la nueva carretera (que an no estaba asfaltada) .
Iba en el camin La Virgen de la Defensa! -vir
gen cristera- , y el flamante mueble entr precedido
por cohetes y la msica a todo viento de la Banda de
Tepec, la mejor de la regin. Era tiempo de lluvias, y
an hubo de ponrseles cadenas a las llantas del mue
ble, a fin de que no desbarrancara a causa del fango.
Dando patinazos, lleg el camin; fiesta religioso
profana, con cnticos en ambos tonos, pues el mila
gro no haba tenido poco de tecnolgico y no haba
sido muy ajeno a l Don E fe.
Ya estaba aquel bastin abierto al asalto de los ta
patos; de todos, de muchos, y no slo de los que osa
ban hacer un viaje incmodo y de muchas horas, in
cluso corriendo el riesgo -corrindolo a vuelta de
rueda- de quedar entrampados con el vehculo en el
lodo. El progreso haba llegado a la sierra.
A poco de aquello, enmudeci la fragua de Juan el
herrero, que con su yunque y martillo, a golpes sobre
el metal roj o , arrancaba al hierro las formas y cosas
ms insospechadas en un pueblo que, hasta ese punto
de su historia, haba sido dependiente de s mismo en
gran parte. Juan el herrero debi dejar su oficio ma
ravilloso -aquel arte que ahora ha desaparecido
cuando ya fue posible llevar refacciones o piezas fa
bricadas en serie que hicieron innecesaria su profe
sin. No s por qu creo ( cientficos sociales vend
en mi ayuda ! ) que cuando dej de resoplar el fuelle
que avivaba el fuego de la fragua de Juan, Tapalpa
comenz a perder su independencia.
l OO DEL URBANO SERRANO

El urbano, serrano de fin de semana y de tiempos


vacacionales, expropi para su goce, el pueblo; lo
presta a sus habitantes los das hbiles. El sbado,
puntual y con su basura urbana, hace el camino cues
ta arriba, para disfrutar de un bosque que ni cuida ni
le importa ms all de ser ornato de su romanticismo
buclico finsemanero.
Ser una plaga el urbano-serrano? Cuando se
acabe el bosque qu ir a ser de l? De nosotros?
Yo soy bosquimano ocasional. Es normal no? Te
gusta el bosque . . . sin rboles !
XI

Del Urbano Marino


IGUAL QUE LAS CIUDADES adoptan y hacen suyo un
trozo de sierra-bosque, por razones de salud, tam
bin se apoderan tribalmente de un trozo de mar. In
vaden una playa y se la escrituran . Por salud men
tal? Yo le quitara lo de "mental" y dejara lo otro,
mondo y lirondo. Que es mental el hecho de que hay
que limpiar de plomo y azufre -metlicos- los pul
mones?
Las ciudades de tierradentro, cumplimentando
una especie de liturgia, se movilizan hacia el mar, por
lo menos "una vez al afio por la Cuaresma" . Bueno,
las ciudades no, que ellas se quedan donde estn
ancladas; los ciudadanos, masa desplazable y ubcua,
que hipotticamente le da sentido a la ciudad.
En ocasiones, ese proceso de adopcin es tan bru
tal, rabioso, que la playa asimilada queda en estado
lamentable. Has odo hablar de amores destructi
vos? As ocurri con Acapulco, luego que se apoder
de su playa la grandsima Tenochtitln. Hasta el co
lor pulcro de sus aguas le cambi; el azul fuerte que
tenan qued convertido en caf melcocha, pues la
llamada " industria sin chimeneas" , sin drenaje no
funciona.
Aquella Guadalajara, de las pocas carreteras -la
cincuental-, slo tena una salida al mar y por ferro-
104 DEL URBANO MARINO

carril, hacia Manzanillo; por un tren, que lento y ser


pentino llevaba y traa gente y mercancas al puerto.
De hecho, y gracias a esa lnea frrea inaugurada por
Don Porfirio, las playas colimotas o colimenses fue
ron la primera vertiente marina tapata, si bien no fue
Manzanillo el punto de arribazn primario de los car
dmenes urbanos, deseosos de naufragar en el sol y
calor tropicales.
Ya la "Ola Verde" no existe, pues el maremoto
del treintaitantos modific supuestamente el fondo
marino, frente a Cuyutln, esa enorme playa de cara
al Ocano que es ms bravo que Pacfico. A ese mar
abierto y furioso, cuyutlense, iban las familias de
Guadalajara. Hacia all se dirigi la primera oleada
urbana de asaltaplayas .
Durante las temporadas vacacionales, principal
mente de la semana de Pascua, pues en la Santa era
pecado divertirse, haba "corridas" de trenes espe
ciales que llevaban a centenares de ciudadanos a un
Cuyutln primitivamente infraestructurado . No lo
dicen as los especialistas en desarrollos tursticos?
Con lo que ello deje de significar, o con lo elegante
que suene, Manzanillo como "polo de desarrollo tu
rstico" , era cualquiera cosa, menos eso; poblacho
porteo de nfima ralea, al que pocos iban, a pesar de
su vecindaje con la playa del oleaje mareante. Puer
to, s; vacacional, an no.
La decadencia de Cuyutln vino con la carretera a
Nogales . esa va terrestre que sigui el trazo del cami
no real por Plan de Barrancas, hizo que moment
neamente, Guadalajara adoptara un viej o puerto co
lonial y le redescubriera como punto vacacional. Si
tomaba ms de diez horas alcanzar Manzanillo, por
tren, eran bastante menos las cinco o seis que, por
automvil, se requeran para llegar a San BIas.
DEL URBANO MARINO 105
Varios aftos consecutivos fuimos en tropel familiar
y vacacional a San BIas, en Nayarit; a ese puerto, con
su fortificada aduana novohispana en ruinas, y con
su barrancn, en donde el insurgente Cura Mercado
optara por el suicidio, en lugar de la derrota a manos
realistas. Batalln benemrito del mismo nombre y
que tanta guerra diera en favor de una independencia
que en el siglo XIX pareca cosa sencilla. Puerto
reliquia-abandonada, que momentneamente flore
ci en l era cincuental, con sus caftones de taco y
mecha apuntando hacia un mar en el que los mstiles
piratas y los bajeles cargados con mercaderas de
oriente, haca mucho que haban desaparecido.
Aquel San Bias permanece en mi memoria como
una pesadilla infantil; noches de calor pegajoso y
moscos -j ejenes- enloquecedores con su ferocidad
insaciable, trabajando noche y da. All, mi primer
encuentro con esa realidad inevitable y llamada sim
plemente "muerte " : un ahogado que regres el mar,
tal cual, abotagado a punto de explosin y que enrne
dio de cuatro velas sobre un petate era -obvio y por
las velas- velado a pocos pasos del Hotel Bucanero
en donde nos hospedbamos . Visin espectral. San
BIas de mis anginas y de mi curacin milagrosa. Me
crees? Las anginas contnuamente me anudaban la
garganta, y en una temporada vacacional, mi madre
me hizo rezarle con todas mis ganas al Seftor San
BIas, estofado santo sobre el altar de la parroquia;
los rezos y la operacin que poco despus me hicie
ron, seguro sirvieron, porque nunca ms volv a pa
decer de esa angustiante enfermedad . Tuve que cre
cer para enterarme por qu San BIas es el patrono de
los males de la garganta; porque lo degollaron. Vaya
razn ! Lo del milagro lo digo, porque andando la
vida, me he ganado el pan nuestro de cada cuatro o
06 DEL URBANO MARINO

cinco das con la garganta. A destiempo un ex-voto:


Gracias San Bias ! Gracias tambin al cirujano que
remend mi grgola infantiL . .
A l abrirse l a carretera Jiquilpan-Manzanillo, el
aej o puerto nayarita volvi a naufragar, y comenz
a reflotar sobre las playas del Pacfico ese puerto con
nombre diminutivamente frutal. Manzanillo?
Andando playeando -que no acampando-, con
la tropa familiar y no hace mucho, decidimos insta
larnos junto a un frondoso rbol cuyas races se enca
jaban en la arena y no parecan mayormente afecta
das por la proximidad del agua salada. Vindolo con
detenimiento, este tipo de rboles son un milagro bo
tnico, y ms si se considera que dan unos pequeos
frutos que parecen pequeas manzanas y que hasta
huelen a tales. Solo que . . . a poco de estar all, se
acerc a nosotros un amable costeo que me hizo una
advertencia: "cuide que sus nias no toquen esas fru
tas porque son muy venenosas" . Manzanillos! Y de
tan efectivo el veneno, me enter despus, los habi
tantes aboriginales de la regin cebaban con el jugo
del manzanillo la punta de sus flechas, a fin de darle
mayor efectividad a su lucha contra la espada con
quistante.
Era aqul, lo dije, un poblacho costanero en torno
a un lnguido puerto. Eso dije pero debo aadir que
era encantador, con sus casas de madera, con su kios
co placero, su mercado, sus chinos y japoneses pro
pietarios de comercios y restaurantes; con su nico
hotel, el Colonial, y las enormes playas en donde no
haba cado la semilla turstica que fructifica en to
rres y ms torres de cara al mar y que encarecen la
arena playera.
Santiago quedaba a enorme distancia del puerto.
Para ir hasta all, haba que cruzar por puentes de
DEL URBANO MARINO 107
tablones para salvar aguadas y esteros; era preciso
bordear la laguna de San Pedro -o San Pedrito-,
ahora disecada o trastocada en aras del nuevo puer
to. Por all se vean flamingos sonrosados y toda cla
se de pajarracos tropicales; ir a la Baha de Santiago,
significaba adentrarse en el paraso perdido. En la
enorme baha, nada sino un hotel con nombre fe
menino y diminutivo -el Anita-, y el mar con su
diferente tonalidad de reventazones. Salagua, (donde
los pichilingues corsarios fueran rechazados a la mar
en tiempos novohispanos), la Audiencia, las Hadas,
marimonte; monte y mar. El reloj del desarrollo an
bostezaba en esa costa colimense a punto de ser ex
propiada por urbanos remotos de tierradentro.
Alguna vez, estando de vacaciones all, a mi padre
se le ocurri que podramos intentar llegar a un lugar
cuyo nombre me sonaba indescifrable: Barra de Na
vidad. Barra de qu? En pleno julio y con ese nom
bre? Y mi padre tuvo que descifrarnos el origen de
tan misteriosa denominacin: "porque all, a ese
punto en donde una barra de arena separa al mar de
una laguna de agua dulce, lleg un da de navidad el
virrey De M endoza; por eso se le mont tal nombre
en la incipiente cartografa novohispana: La Barra de
la Navidad . . . " .
Hoy, i r a Barra (el nombre completo e s demasiado
largo) es la cosa ms sencilla y a todo acelerador, por
buena carretera. En los tiempos cincuentales resulta
ba -de menos- un poco ms excitante o complica
.do, pues era preciso hacer el viaje en " huacal ! " S, y
ms de una razn tenan los habitantes de la zona
para llamar as a aquellos camiones con un toldo de
lona a manera de techo y con bancas de madera suje
tadas a la plataforma de lo que era en realidad un ve
hculo de carga acondicionado para cargar pasaj e a
108 DEL URBANO MARINO

granel! Y se requera de asirse fuertemente a las ban


cas para no salir del vehculo entre los tumbos y brin
cos del camino y a lo largo de las muchas horas que
tomaba el viaje. Muchas horas enmedio de la selva
tropical, entre bosques de parotas, cedros rojos,
rosamoradas y palmares. Viajar en huacal, toda una
vivencia.
El cicln del cincuentaitantos se encargara de dar
la primera desmontada o de hacer la tala primaria a
aquella selva; maniobra que sera completada, sin
remilgos, por planes sexenales que convirtieron en
agostaderos y parcelas aquella selva irrecuperable.
La Barra de la Navidad cincuental ! Idntica, sin
modificacin mayor, a la que haban visto los que le
pusieron ese nombre cuatro siglos atrs . La apacible
laguna y el mar bruto, separados tenuemente por la
tal barra, si acaso, una docena de palapas de pesca
dores -o veintena, lo mismo da-, y que no deben
haber estado all ms ni menos cuando la avistaron
desde su nao Lpez de Legaspi y Urdaneta, en su tor
navuelta que revolucionara el comercio con Filipinas
y el Oriente. Por cierto, esas guilas de cantera que le
dieron nombre a una zona al suroeste de Guadalaja
ra, son el ignorado monumento a la gesta de aquellos
navegantes que encontraron la corriente de Malarri
mo y que, a pesar de los vientos contrarios, permiti
ra retornar a las costas novohispanas a quienes enfi
laran la proa hacia ese "Oriente" europeo (China y
Japn), situado al "Occidente" nuestro. Te digo, la
geopoltica slo algo tiene que ver con la geografia... ;
y la ingratitud, mucho con la historia. Navegantes y
gestas casi olvidadas; actos germinales de la hechura
de nuestro ser estatal y nacional, e inscritos en la
cantera de esas guilas monumentales, para constan-
DEL URBANO MARINO 1 09
cia de nadie. Lpez de Legaspi y Urdaneta, sabas
algo de ellos?
El descubrimiento o recubrimiento de Baha de
Banderas y del re-nombrado Puerto Peitas fue un
hito posterior a la del Manzanillo y la Barra de la Na
vidad.
Baha de Banderas? De nuevo es preciso remon
tarse algunos siglos para entender aejos toponmi
cos. Cuando llegaron las huestes de Nuo de Guz
mn a aquel punto de la costa de un Xalisco que en
tonces era reino ("lugar de los cantiles hacia el
mar"), fueron recibidas por un comit que poco sa
ba de las cQ,Ilsignas tursticas de hoyenda; esas que
marcan que al mal visitante hay que darle buena ca
ra, o al inversionista extranjero, la mejor playa. As,
aquellos primeros y primitivos inversionistas fueron
recibidos blicamente -vaya modales-, y segn
dice el cronista del siglo XVI, mostraban gran canti
dad de estandartes o bandera. Baha de Banderas?
Algunos especialistas en la materia opinan que debi
do a las tranzas y entuertos que se hicieron para turis
tear la zona, sta deba de tener el muy cubano nom
bre de Baha de Cochinos. Todo tiene su historia, y el
valle de Banderas, con su baha y su puerto, no son la
excepcin.
Comenz llamndose Puerto Peitas antes de que
le montaran el apellido del egregio internacionalista
jalisciense: Vallarta. y cuando en peregrinacIn fa
miliar fuimos por vez primera a aquel lugar -muy
before lo iguana 's night-,las peas y peitas del
puerto eran el nico atractivo. Puerto?
Un casero acunado en las faldas de la sierra verde
furia, a donde llegar era una expedicin. Viajamos en
un pequeo avin de seis plazas, y el aparato mismo
era tan rstico, que tena an fuselaje de tela o lona
1 10 DEL URBANO MARINO

-lo que fuera, mas metal no era-o Alguien me ha


comentado que la entonces incipiente Mexicana de
Aviacin tena un vuelo cuya ruta era Guadalajara
Talpa-Mascota-Puerto Vallarta, y ni tengo tiempo
para averiguar si era cierto ni razones para dudarlo;
mas el caso es que fuimos a Tepic a abordar el apara
tejo que, desafiando la irrevocable ley de la grave
dad, traspuso el espinazo de la sierra y nos deposit
-despus de dar una vuelta sobre la pista para que
quitaran las vacas que pastaban en los alrededores-,
en Puerto Pe.itas. Perdn: Vallarta.
Un hotel: el Rosita. Ni una discorrocoteca. El
abasto de vveres se haca por mar, y semanalmente
fondeaba a buena distancia de la costa un barco -el
que yo v se llamaba ' 'El Tarica" , con ese rabe nom
bre-, que era descargado por pangas que se aproxi
maban a sus costados.
Faltaban an buenos afios para que Isabel Sastre
(no se traduce as ' Taylor'?), viniera a pasar una
noche con una iguana y -de nuevo- se produjera
ese alambicado proceso: de fuera, de lejos, nos tienen
que decir lo que es bello y lo que no. Un da, en el
siglo XVI , llegaron unos extranjeros que vieron ban
deras en el valle; una noche, siglo XX, el mundo re
descubri ese extraviado paraso a travs de una pel
.
cula .
Proceso de expropiacin que inevitablemente rea
liza el ente urbano, nufrago en el pavimento. j La
mar! Asfixiado por la chatez creciente de la ciudad,
en una bsqueda inconsciente de sus orgenes, el ur
bano escucha el reclamo distante de la madre oceni
ca. Cuyutln, San BIas, Manzanillo, Puerto Vallarta,
playas expropiadas para su usufructo por Guadalaja
ra . . . Por el urbano marino tapato que recurrente
mente va hacia all. Cuntos tapatos habrn falle-
DEL URBANO MARINO 111
cido ahogados en las rocotecas costaneras, atrapados
en la reventazn de la gran Ola Verde Social? La dis
co marea, hoy, ms que el mar. O no?
XII

Cine . . . (Radio & Tete)


DESPUS DE LA SEGUNDA reyerta dizque mundial -y
la era cincuental se inici a cinco afios de que conclu
y la refriega-, comenz a darse un fenmeno que
nunca antes se haba registrado en el seno de Dofia
Historia: la posibilidad de uniformar al mundo. Y
como Guadalajara es parte del mundo, en ella me
toc sumergirme en ese hecho tan colectivo como
irreversible: ser absorbido -quedar absorto- por
los media!
No es que quiera convertir esto en compendio filo
lgico al decir que el plural latino de "medium" es
" media" . Es que no te suena a conocida la elegante
expresin en inglatn " MASS MEDIA ! " Masa so
mos y los " medios" por nosotros piensan. Qu
piensas . . ? Uniformacin: todos pensando, lo mis
.

mo, en todas partes .


"El cine" es dos cosas: pelcula que corre, y lugar
a donde podemos ir a ver, sentados, correr la pelcu
la. Hay algo de fijo y de movible en esa expresin
ambigua que se diferencia al pluralizarla, pues no es
lo mismo que nos ocupemos ahora de los cincuenta
les "cines" tapatos, a tratar de referirnos al cine de
poca. S que entiendes y, si no, espero que algo sal
ga en claro de todo esto.
All por los 30s, Jlivud comenz a modular men-
1 16 CINE . . .

tes ms o menos fuertes o ms o menos dbiles. Ya


para los 50s, haba logrado moldear de forma clara la
sesera de los hacedores de cines en Guadalajara,
quienes prestos se pusieron a hacer eso -cines- al
estilo . . . Jlivud! O Broadway, que lo mismo da.
Dentro del proceso de inmueblamiento urbano (los
edificios son inmuebles-inamovibles y no muebles
movibles), la moda al arribar a los 50s era construir
cines monumentales, capaces de albergar miles de
gentes; el dogma neocolonial llegado del norte pro
fundo as lo exiga. Es que se necesita ser muy acu
cioso para darse cuenta que la arquitectura es una
ventana por donde se asoma nuestro colonizado esp
ritu? Entonces, sencillo silogismo, si Los Angeles y
NY marcaban la pauta del cine enorme, pos (tal
cual), a seguirla. Y como el espacio requerido por
esos edificios no era poco, la piqueta se encargara de
abrirlo.
As cay el multisecular Colegio de San Juan Bau
tista -lo poco que de l quedaba- para estacionar
all al monumental Cine Variedades, en cuya fachada
se instal una multicolor cascada de luz Nen (otro
dogma modal de poca) al ms puro estilo Broad
way. y pensar que esa palabra significa noms "calle
ancha" o "broad way" . . .
y qu me dices del Nuevo Cine Teatro Alameda?
Alameda? El Parque Morelos haca mucho que ha
ba dejado de llamarse as: Alameda, y el nombrecito
se import de la Lutecia nacional. Como en LA y en
DF existan los respectivos " Palacios Chinos" , el no
vedoso teatro cine fue construido siguiendo el patrn
- faltaba ms- para que Guadalajara no quedara
rezagada en la efmera modernidad. En su interior, el
remedo de un poblado colonial, y en su techo, apare
can simuladas estrellas en el momento en que se apa-
CINE. . . 117
gaba la luz para comenzar la funcin; luces cintilan
tes que hacan sentir al espectador baj o el cielo noc
turno. Y el Alameda fue renovado despus de aquel
incendio (comidilla, chisme que circul a toda veloci
dad por la pequefia ciudad), que ocurri cuando ex
hiban "Cuando los Mundos chocan" , pelcula de
ciencia ficcin que acab en tragedia.
Debo haber tenido cinco o seis afios cuando fui
por vez primera al cine; lturgia, entonces, y ahora
rutina. Alguna ta heroica decidi llevarme a ver
" King Kong" , que no logr atrapar mi infantil aten
cin: un chango arriba de un edificio y con una mu
chacha en la mano, no me result particularmente
interesante. Ms me intrig -me cautiv- el " pue
blito" que estaba dentro del cine. " Quin vivir tras
esas fachadas? Debe ser gente a la que le gusta mucho
el cine; estar en el cine. Adems, no pagan por ver
todas las pelculas . . . " , respondi mi perspicaz inteli
gencia infantil . Luego quieren que uno no se traume
si al engafio cinematogrfico le suman el engafio del
cinematgrafo.
Traumas? El tal cine, Alameda, al paso de los
afios, se convertira en propio teatro de mis frustra
ciones acadmicas. Como los duefios eran paps de
un condiscpulo, lo prestaban para que se realizara
all una funcin lamentable y colegial: la entrega de
reconocimientos a los alumnos ms destacados , y que
en el lenguaje de mi escuela se llamaba La Proclama
cin. Proclamar qu? mi traumtica e implcita
comparacin con los mejores. Teatro aquel de mi
derrota sesual, a donde haba que ir -adems- ,
uniformados y con e l azul uniforme que m e quedaba
ms estrecho afio con afio. Todo creca en m, menos
la sesera.
Tambin en el Alameda fui testigo y parte de la
1 18 CINE ...

inocente ingenuidad de aquella puebla tapata cin


cuental. Durante la cuaresma se exhiban nicamente
pelculas a tono con la poca; con esos cuarenta das
en los que cambiaba radicalmente la tonalidad de la
urbe (te digo y no me crees : la edad media termin
noms ayer) . Con slo aparecer una imagen religiosa
en la pantalla, el pblico aplauda. Verdad "Marce
lino Pan y Vino" ? Aquella Guadalajara inocente
consideraba que era preciso rendir culto a sus divini
dades que se le aparecan . . . en la pantalla. El cine
mascope, por cierto, lleg apantallante en esa era.
Roxy, Alameda, Edn (den loque den), Cuauht
moc (con su fachada aztecoide) , Jurez, Avenida,
Variedades, Coln , Obregn, Metroplitan . . . Nom
bres de los santuarios para reverenciar a San J livud.
y les llamo as , santuarios, porque eran puntos con
gregacionales en donde converga la comunidad y
donde se diferenciaban las clases, pues los precios no
eran los mismos en luneta que en balcn.
Los grandes cines en el pequeo centro urbano.
Hubo un fallido intento de arrancar el cine del centro
y se hizo uno en la Colonia Chapalita. No tuvo xito
pues la liturgia implicaba ir a donde se encontraban
aquellos edificios tan monumentales como inexplica
bles en la actualidad.
Mas en Chapalita, y en los cincuentas, Guadalaja
ra se puso a la altura de los novedosos requerimientos
jolivudescos. Si no me equivoco fue un tal Mr. Hass
quien rent un terreno, justo frente a la glorieta, y
. all instal el Autocinema Ritz. Cinco pesos coche
lleno y tres -creo-, si iba un solo ocupante. Algn
socilogo, o antroplogo, o qu se yo quin, deba
lanzarse ya a hacer una profunda investigacin sobre
la vinculacin autocinema-demografa tapata; o las
profundas v.
CINE . . . 1 19

tema podra ser j ugoso y espero que mi sugerencia no


haya cado en el vaco investigativo.
Unos compafieros de colegio decidieron poner a
prueba el nombre de tan novedoso sistema cinemato
grfico . Auto cinema? Fueron en calandria y les im
pidieron la entrada, a pesar de que intentaron pagar
tres pesos por el boleto del caballo. En otra ocasin,
nos ocultamos en la cajuela a fin de ahorrarnos dos
pesos ! , pero Manuel, el que manejaba el coche, deci
di cambiar el giro de la maniobra y en la taquilla, al
grito de " siempre s nos alcanz ! " , abri la cajuela
y nos puso en vergonzante evidencia. Guadalajara
tuvo autocinema.
Los cines y el cine no fueron ajenos a la modula
cin de la nueva ciudad. Te repito aquello: jlivud
cala dentro en las mentes; las ha uniformado y trans
formado. El Variedades implic destruir el colonial y
nico Colegio de San Juan Bautista, pues la moder
nidad as lo requera; mas ensanchar la calle para
convertirla en avenida - te acuerdas que te deca
lo que significa 'broadway' ? - implicaba alinear la
telefnica, o central de telfonos situada en la otra
acera. Espero que le encuentres lgica a lo que ocu
rri: mediante una proeza tecnolgica presenciada
por la ciudad en pleno -pues el hecho se anunci
con anticipacin-, el novedoso edificio fue movi
do ! para alinearlo a la anchura marcada por el teo
dolito. Entiendes? Los mandamientos de jlivud as
lo dogmatizaban: el progreso puede destruir la histo
ria, mas no atentar contra s mismo. El edificio de
telfonos, tan nuevecico, era preciso respetarlo , mo
verlo con toda delicadeza y con tecnologa criolla. En
serio, alguien tiene que meterse a fondo a estudiar
cunto ha influido j livud en nuestro extravo hist
rico.
120 CINE ...

Tambin por los cincuentas, abri sus puertas por


Liceo o Beln, un cine con nombre proftico: Micro
cine. Los MACROS tenan los aos contados, pues
muy pronto pasaran a ser estorbosos relicarios. Es
tan efmero el cine . . . qu pelcula marca la moda
hoy?
XIII

Radio . . .
MIS PRIMERAS INQUIETUDES cientficas que tuve -en
la infancia- me las plante un radio y no precisa
mente por el odo. Era aquel un aparato de baquelita
que al calentarse, despeda un penetrante olor a for
mol. i Vaya que se calentaban aquellos bulbos, que se
tragaban buenos segundos de programas antes de que
se produjera ruido alguno por la bocina!
Aquel radio me resultaba un verdadero misterio:
por dnde llegaban los sonidos y voces que l pona
en mis orejas infantiles? Claro, mi nivel deductivo
era inversamente proporcional a la magnitud de mi
duda, as que nada de extrafto que me haya ido por
una vertiente tan fcil como peligrosa. Los riesgos
implcitos a la ciencia . . . No me preguntes por qu,
mas el caso es que pens que los sonidos y silencios
llegaban por el cable que una al viej o radio con la
pared, y para demostrar tan precaria hiptesis, inser
t unas tijeras en la clavija -"algo voy a or directa
mente" , me dije-, y as ocurri: o un chisporroteo
que estuvo a punto de sumergirme electrocutado en
la regin del silencio y que puso toda la casa a oscu
ras . Mi encuentro directo con los secretos del medio,
fue estrujante y nadie podr negarlo .
Estrujamientos aparte, mi amor por La Radio fue
a primer odo; y al decir ' LA RADIO' no me refiero
124 ... RADIO...

al viejo aparato de baquelita sino a la inspiratriz que


pobl mi imaginera infantil: dofia Radio.
Debo haber tenido entre 4 y 5 afios, cuando lo que
mi padre diagnostic en mi breve corporacin como
fiebre reumtica, me tir largos y aburridos meses en
cama y al grito de " i notemuevas! " . Como compafie
ro de la ordenanza, junto a la cama, el radio despert
en m una emprica y casi electrocutante ansia de sa
ber; de aprender. Orle y convertirme en radioadicto,
fue prcticamente lo mismo, pues el aparato era
puente con un ms-all distante de mi lecho de en
fermo.
La tonalidad e intenciones radiales eran distintas .
No es que entonces no se le usara ya para repetir cien
to mil veces las canciones que todos debemos cantar,
si bien ellas eran de una sencillez franciscana, como
"el piojo y la pulga sevancasar, y no se casan por
faltademiz "; o aqulla que me pareca inexplica
...

blemente apcola del "se rob mi polla el gaviln


pollero, la pollita que ms quiero " ; letras de xitos
...

cincuentales resonantemente radiales, y de un radio


que era congregacional o experiencia ms colectiva
que unipersonal. En ello radica la profunda diferen
cia entre lo que entonces era y ahora es la tan ondu
lante dama. Seductora? Dmelo t .
Ahora cuesta trabajo pensar que aquello ocurra.
Que al filo de la tardenoche, en ese tiempo antes de ir
a dormir, la familia toda se reuna en torno al apara
to a or (a qu ms). Qu? Notificadores (no son
eso los que vociferan noticias?), cmicos, cantado
res, novelones; or sin que nadie interrumpiera y or
tratando de hacer algo ms, pues dofia Radio no es
tan maniatan te como la tele; as, todos reunidos tn
torno a ella.
Adems, el tono de tan excelso medio cambiaba
. . . RADIO . . . 125
con los das de la semana. Los domingos? Los cuen
tones de misterio viajan muy bien por radio -quiz
porque invariablemente la doa exige la complicidad
del escucha, que con su imaginacin, construye esce
narios bosquejados tenuemente por los sonidos-, y
los domingos , la bocina depositaba en los hogares de
todo el pas las peripecis investigativas de un detec
tive que con su nombre -Carlos Lacroix-, no pudo
haber sido otra cosa sino perseguidor y alcanzador de
delincuentes: uno por semana, acompaado por
Margot, mujer de pelo en pecho y temple, que no
vacilaba al disparar contra los enemigos de la inven
cible e invisible pareja detectivesca. O nunca oste la
risotada del ' Monje Loco' , quien luego de afirmar
rotundo "nadie sabe, nadie supo " se lanzaba a
. . .

narrar un caso tan ensortijado como irresoluto? Pen


sar, por cierto, que yo s supe por qu luego de una
viudez tan repentina como sospechosa, el autor de
tan monjil serie emigr de Zapotln y fue a vivir a la
Lutecia nacional. Espeluznante caso digno de un
buen libretista radiofnico.
Mi infancia y adolescencia se llenaron de " W" ,
con todo lo enigmtico que ello pueda encerrar. En
efecto, sa, " La W", era la que se encargaba de uni
formar al pas y desde el centro; ella marcaba la pau
ta de pensamiento y moda, con slo sonido y desde
una calle capitalina -"Ayuntamiento" en el centro
del centro-, con su arrogante lema: " La Voz de la
Amrica Latina desde Mxico " .
Y a percibirs que e n ese " Mxico" campea l a am
bigedad, puesto que igual designaba a una ciudad
que a todo el pas (un poquitn ms grande que la
gran ciudad) y debido a que todava -insisto- no se
creaba ese "Defe" al pasar el "apellido" a ocupar el
lugar del " nombre" de la urbe. Como quiera que
126 ...RADIO...

haya sido, ella modulaba ambos mxicos, si bien ten


go mis serias dudas de que alguien la hubiera nom
brado vocera continental; o del Bravo pa' abajo, por
aquello de que hacia arriba -con la Amrica Sajo
na-, ni nos atrevemos a compararnos y ella se vocea
con su propia voz. En todo caso, no fui excepcin,
sino parte de la generalidad, al quedar atrapadas mis
orejas y mentalidad infantiles por aquella mtica
" W" , en la cual converga la gran atencin nacional;
lo cual equivale a reconocer lo muy masa que soy des
de muy pequefio. No habamos quedado de acuerdo
en aquello de que los medios masivos, " masean" ?
Masifican?
Mas si aquella sefial centrista fue meritoria por la
creacin de toda una plyade de figuras relevantes
-compositores, cantantes, cmicos, actores radiales
(ahora extinto el gnero) y aquellos locutores en tono
de "suave patria" cuya influencia todava resalta-,
sera injusto dejar de mencionar a "descriptores"
magnficos que llenaban con sus voces el hertzio lo
cal.
Hasta el nombre le ayudaba al guanaj uatense
aquerenciado en la localidad : Susano. Te acuerdas
de sus apellidos? Santos Flores. Con esa denomina
cin no poda sino ser lo que fue: Susano, narrador
lo mismo de partidos de ftbol, all cuando "las chi
vas" lograron su primer campeonato y desfilaron por
Jurez (avenida) al ms puro estilo Broadway; y des
criptor de la entrada triunfal a Guadalaj ara del pri
mer Cardenal mexicano, Garibi y Rivera. Esa nove
dosa categora de "comentarista" an no exista y
eran aquellos, brillantes descriptores que con la sola
lengua metan en el micrfono paisaj e y paisanaje; o
-dicho de otro modo-, con el anzuelo de la Radio
jalaban al escucha hasta el mismo lugar donde ellos
. . . RAl!)IO. . . 12 7
se encontraban. No es acaso la Radio un encuentro
puntual entre locutor e interlocutor? Eso intenta
ser. . .
Juan Roj o , l ldefonso Loza, Agustn Romo d e Vi
var y un puado ms de voces que surgan de un ralo
cuadrante de AM (el FM surgira en la transicin 60s-
70s) en una ciudad pueblerina y que an -en la etapa
cincuental-, no pegaba la nariz a la pantalla, pues la
tele todava no llegaba. Voces que eran las voces de
la ciudad, y entre todas ellas, la ms resonante y no
s qu tan razonante (segn se ver) la de Susano.
La ciudad lo quera; lo haba adoptado como su
yo. Es que no percibes que an hoy en da ca' quien
"adopta" a un comentarista? Dime quin es tu co
mentarista de cabecera y te dir . . . quien piensa por t.
As , Susano le evitaba a muchos en Guadalajara la
horrible pena de pensar, pues l les daba pensamien
tos hechos, e inyectados por la oreja (te digo, eso de
los Medios no es juego). Susano fue el narrador egre
gio de aquella era, cuando Guadalajara se vanaglo
riaba de tener un equipo campen de ftbol: las Chi
vas; un campen mundial de Boxeo: Becerra; y un
primer Cardenal: Garibi. No s si en ese orden la
vanagloria, pero s s q!lin describa a voz en cuello,
lo que ocurra en el lugar de los hechos: Susanito,
quien fue santificado cuando trgicamente concluy
su vida. Muri. Historia de adulterio e intento de cri
menperfecto, cuando el cuerpo fue encontrado semi
calcinado a pocos pasos de su casa. El lugar donde lo
localizaron -hacia el rumbo de Lomas del Valle, si
no me equivoco-, fue convertido en una especie de
ermita, hacia donde el pueblo iba a prender veladoras
y a dejar ofrendas florales.
Tal vez aquel fue un ceremonial litrgico y pre
consciente de despedida a una era a punto de con-
128 ...RADIO . . .

cluir. L a radio tapata, sin Susanito, iba a ser otra y


no porque l fuera la nica voz, sino por los cambios
que se avecinaban.
De pronto, el radio rompi amarras; se cort el
cordn umbilical y su volumen flsico, que no auditi
vo, comenz a reducirse notablemente. H acia el fin
de los cincuentas, el transistor empez a modelar las
ondas y el medio. Los primeros aparatos transistori
zados causaban estupor y admiracin. Me gustaba ir
al pueblo y andar por la calle con la oreja pegada al
pequefio aparatito que era considerado verdadero pa
trimonio familiar. A cada paso, las mismas pregun
tas: " Se oye? Lo vendes?" Y vaya que s se oa
hasta el da en que se me cay y la pesada mano de mi
padre me cay tambin encima, acompasando la
reprimenda por haber tomado ese radio -tesoro tri
bal- sin permiso. El radio, aparato, se haba librado
de su anclaje al muro, gracias a ese hij o de la guerra
llamado as: transistor. Adis bulbos rojizos y rolli
zos !
La tele lleg a la ciudad pocos minutos despus
que el transistor. Eso marcaba una nueva pauta voca
cional a dofia Radio. Ya no sera ms centro congre
gacional familiar; ya no sera, nunca ms, lo que fue.
Cul es la nueva vocacin de La Radio? Si lo averi
guas, me dices , porque a m -por muy radiales y vo
cacionales razones-, tambin me interesa saberlo.
XIV

... & Tele.


DURANTE SIGLOS, el ahora momificado y agonizante
refranero castellano fue un buen recurso para llenar
huecos en las conversaciones. Durante siglos, el re
franero se enriqueci precisamente por lo mismo:
porque haba conversaciones, muchas ms que aho
ra, cuando ya hay aparatos que se ocupan de precisa
mente lo mismo: de que no conversemos.
Bocas incgnitas crearon ese refranero que padece
de empobrecimiento y desgaste por exceso de uso y
por lo que te deca hace un momento. Pero es que t
crees que la tele fomenta el galano arte de conversar?
A tal punto lo hace, creo, que ya no es cierto aquello
de que "cada cabeza es un mundo" , puesto que aho
ra "cada cabeza es un canal " . La tuya es canal 2, 7
1 3 ? As nos entendemos mejor y culpas de la mo
dernidad son y tambin de la televisin.
Tal vez debiera echarle un vistazo al televisor, aho
ra mismo, para reconciliarme con esa nodriza tan
hipntica como electrnica. Mas con eso de que todo
tiene su historia, y que ca' quien tiene su propia histo
rieta, mi desapego a la pantalla -y mi desapego del
televisor-, creo que tiene races que estn vinculadas
con la llegada de La Televisin a Guadalajara. Te
cuento?
En toda familia, siempre hay alguien as; el to
132 ... & TELE

trashumante, viajero incorregible que un da aparece


aqu y a poco ya vive all. As, el tal to decidi ques
que ya iba a vivir en Guadalajara y con l se trajo de
Mxico todas sus cosas, pero a poco se aburri y
decidi de nuevo marcharse con paso ligero. Para ali
gerar su vuelo, decidi vender todo lo que haba tra
do en su ltima mudanza, y yo no s por qu, mi pa
dre le compr un ultramoderno televisor Zenith (la
marca tiene cierta importancia, porque entonces los
japoneses todava andaban re-parndose del moque
tn que les dieron los MADINUSA o made in USA);
lo de la compra no hubiera tenido mayor trascenden
cia, a no ser por un pequefo detalle: el aparato se
vea bien, pero en la ciudad no haba nada que ver en
l; ninguna sefal o canal.
As, <;le pronto, ya tenamos en la sala un volup
tuoso televisor que tal vez servira para poner algn
florero sobre l. Era una especie de mueble extico
que me caus graves problemas parapsicolgicos.
Para qu? Digo: para explicar a los amigos de cole
gio que iban a casa, la utilidad de aquello que equiva
la a tener una alberca enmedio del desierto a kil
metros de distancia del agua. Parapsicologa pura.
" Eso para qu sirve?" , era la pregunta reiterada
por quienes vean el mueble por vez primera. Y "eso"
era ... eso; una abstraccin, un "ente" tan visible
como inexplicable y que me acarreaba consecuencias
embarazosas en el saln de clases, al ser objeto de cu
chicheos compaferiles, al ser puesta en tela de j uicio
-iba a decir " en tele de juicio"- la sanidad mental
de la familia. O sea, que por culpa del televisor, he
estado a punto de caer en el sagrado divn freudiano,
lo que no he hecho por falta de presupuesto y porque
el micrfono radial ha demostrado en m sus bon
dades teraputicas para dar salida a traumas infan-
. . .& TELE 133
tiles. Alguien puede dudar de las influencias nocivas
del televisor en la mente infantil, ahora que te cuento
esto?
Yo no s dnde o que alguien en Guadalajara
lograba pescar un canal remoto. De Cuba! Y esa
leyenda me la apropi y as, cuando me preguntaban
para qu serva el extrao "eso" que estaba en la
sala, con asombrosa contundencia responda: " Es
que no sabes que se ve la televisin cubana? " Si al
guien me exiga la prueba tomista del " te creo si
veo " , mis explicaciones eran sumamente tecnolgi
cas: "slo que tendrs que venir cerca de la media
noche, porque a esa hora es cuando se ve . . . " , y lo
deca con la certeza de que mi madre hubiera impe
dido entrar en la casa a cualquier vidente potencial,
pasada la hora de la cena, que en casa era al comien
zo de la noche.
Por cierto, aos despus y trabajando en Radio
U. de G . , coincid con Don Carlitos, un paciente tc
nico que haca milagros con el precario equipo de
grabacin con que contbamos en aquellas incipien
tes horas de vuelo. El me cont que en efecto, haba
logrado ver un canal cubano antes de que se emitiera
seal televisiva en la ciudad. Eso, a destiempo, tran
quiliz mi conciencia.
Pginas atrs, te deca que durante la Primera
Gran Feria de Jalisco se instal un rudimentario cir
cuito cerrado que causaba asombro a los videntes. Lo
de ' tele' en ese caso sobraba, porque no era muy
lejos-tele donde se originaba la transmisin: Era a
poqusimos pasos de distancia. Mas fue all por el 55
cuando por vez primera v televisin en forma y fue
en Len. All se reciba la seal de Mxico, y tal vez
debido a la planicie de esa mesa que es el Bajo. Poco
despus, me llevaron a conocer la Lutecia nacional, y
134 . . . & TELE

ms tard en saludar a mis primates chilanguitos


que en preguntarles dnde estaba el televisor. Boqui
abierto disfrut aquellas vacaciones; lo que ms me
llam la atencin de la incipiente babilonia nacional:
la televisin, en blanquinegro, que con su pantalla
pegajosa, me atrap.
Muchos afios estuvo sin funcionar el traumtico
aparato del que te contaba prrafos atrs. Vivamos
entonces en Escobedo y Lpez Cotilla, en esa calle
j uela con el nombre del General Escobedo, misma
que el Federalismo atropell al convertirse en ave
nida. El dato tiene cierta importancia, debido a que
la casa familiar se encontraba a menos de un kilme
tro -lnea recta- de la vetusta colonia Moderna; de
la calle de Alemania, para mayor precisin. Pues una
buena tarde en la que yo luchaba contra la tarea fat
dica y cotidiana, mi padre -que tena su consultorio
en el piso inferior a la casa- entr, y sin decir pala
bra, encendi aquel aparato que no haba mostrado
otra cosa que su inutilidad durante, repito, afios.
Milagrosamente, en su pantalla se vea algo que con
un poco de imaginacin eran jimgenes ! Imagnate . . .
mi sorpresa. Con toda su borrosidad, aquello ya era
aquello: La Televisin, cuya sefial emanaba de la ca
lle de Alemania. Las transmisiones experimentales
fueron mejorando, y con ellas la imagen. jAl filo de
1 960 -no me preguntes fechas exactas- la Tele lle
g a Guadalaj ara!
A poco, los aparadores de las tiendas mostraban
televisores; ya no era aquella una mercanca absurda.
Eran unos aparatos enormes, algunos incluso en
cerrados en verdaderas obras de ebanistera. Como
todava no se iniciaba la era electrnica -la electrici
dad devino en electrnica por el transistor-, la rela
cin pantalla-aparato resultaba descomunal: panta-
. . .& TELE 135
llas pequesimas, en una caja enorme repleta de bul
bos y cables. Como el precio no estaba al alcance de
todos, de inmediato surgi un negocio en toda la ciu
dad: se compraba un televisor y en algn lugar de la
casa se acomodaban bancas o sillas, iY se cobraba un
veinte (veinte centavos , enorme fortuna cuando el
camin costaba cuarenta centavos) para que el que
quisiera fuera a ver ! Cosas de la pre-modernidad, im
pensables ahora, cuando la tarjeta de crdito pone la
pantalla al alcance de todos y cuando de todo se pue
de carecer, menos de ella, nodriza hipntica. Chicle
del cerebro que entretiene pero no nutre? Dmelo t.
:xv
xv

La era del ny-In


'. . .

.
VUELTA -CON EL PRETEXTO aquel de " inculcanda
repetenda" -, vuelta con la afirmacin tan dicha de
que todo tiene su historia. Que se sepa o no, es otro
asunto, mas todo su historia tiene.
Redicho eso, voy a tratar de contarte la sucia his
toria (y al poner eso de " sucia" pude haberlo evitado
por el simple hecho de que la Historia no es algo lim
pio qu va ! ) de una ciudad que descubri a remol
que de la tecnologa el significado de la palabra dese
chable. Espero no quitarte mucho de tu muy poco
desechable tiempo; menos, espero aburrirte.
Y qu me dices de la memoria? Quesqus la ma
dre de la historia, por lo que podramos ensayar una
especie de ecuacin de grado muy primitivo: Buena
memoria = buena historia. Y de esa precaria ecuacin
me cuelgo para formular una advertencia: que enfilo
hacia el asunto con mi pura mala memoria, lo cual
significa que soy un pretenso historiador (siesque . . . )
perezoso, al que no le da la gana ir a las fuentes docu
mentales, en donde todo debe estar registrado con
precisin cronomtrica.
Un accidente que iba a convertirse en tragedia ter
cermundana, dcadas despus, tuvo lugar en una uni
versidad del Reino Unido . No fue en Londres, lo s
140 LA ERA DEL NY-LON

con certeza, como tambin s que el tal reino no es


concntrico o centralista como el nuestro, en donde
vivimos; por ello, lo que ocurri en los aos 30s en
la tal universidad, tuvo reconocimiento no slo en
Inglaterra, sino en el mundo entero.
Un par de qumicos trabajaban con derivados del
petrleo, buscando formular nuevas cadenas de car
bohidratos, mezclando esto y lo de ms all y, claro,
llevando un registro de las combinaciones que ensa
yaban. Un viernes -semana inglesa- dejaron los
tubos de ensayo con diversas mezclas y al retornar el
lunes, encontraron en uno de ellos un sedimento no
table; se haba formado un material tan novedoso co
mo extrao, de esa manera un tanto fortuita o acci
dental, pues nunca imaginaron hacia dnde conduci
ran sus cientficas pesquisas. Slo que haba un pro
blema: Cmo llamar aquello? Como la lingstica es
inflexible en su mandato de "a lo nuevo, viejas pala
bras", el diccionario griego les resolvi el problema:
NYLN. Qu significa? LO INDESTRUCTIBLE!
Y los griegos lo pronunciaban as: ni-In. Nailon?
Lo mismo da... *
Insisto en que muchas veces resulta ms importan-

* De hecho he dejado intencionalmente esa versin del descu


brimiento del Nylon, si bien fue Max Carothers quien en los
30's y en Estados Unidos, lleg a formular la fibra luego de
investigaciones conducentes a tal efecto. Ms o menos simul
tneamente, y en los laboratorios de la ICI en Inglaterra, se dio
tal cual lo narr -y un poco accidentalmentc- con la frmula
del Polietileno. El lector aceptar, convencionalmente, que la
indestructibilidad de ambos materiales permiti al autor tejer a
partir del sonoro nombre de "bolsas nailas" a las que estaban
hechas de polietileno, una historia hecha con la mezcla de las
dos. Alquimia literaria!
LA ERA DEL NY-LON 141

te que la fecha exacta, la situacin circunstancial de


un hecho . As , el Nylon -que pas a ser marca regis
trada- naci en el borde de la segunda guerra; co
menzando o por comenzar ella, mas en ese punto,
cuando an no se resolva el "who's who" euroame
ricano . Y aquel hecho un tanto accidental ingresara
al mundo todo (a unos despus que a otros, como
siempre ocurre), en la era plstica! Polietilenos, po
liuretanos, polivinilos, distintas cadenas moleculares
descubiertas despus de aquel sedimento in-des-truc
ti-ble!
Los procesos uniformantes internacionales toman
su tiempo; ahora, los compases son ms estrechos, y
quiz si se hubiera producido esa revolucin del pls
tico en la actualidad -lo cual resulta una paradoj a,
puesto que la minimizacin de compases mucho tiene
que ver con lo plstico de la actualidad- no hubiera
tomado las dcadas que requiri ese moldeable mate
rial en invadirlo todo.
En el comienzo de esta aventura literaria, te conta
ba que tuve la suerte de conocer la costa jalisciense
cuando era j u nglesca, selvtica. Por una simple ra
zn econmica (suma transnacionales y minerales y
saca dividendos) , si bien no haba carretera entre
Guadalajara y Autln, entre esta poblacin y Manza
nillo s exista una , bien trazada, por donde flua ha
cia los barcos el manganeso. En los 60s, era notable
el aislamiento de la costa con la capital del estado y si
insisto en ese dato, es para que percibas , como yo lo
percib, un fenmeno que marca en mi memoria la
cadencia del ingreso en la era plstica.
Esto es, en los poblados y rancheras costaneros
apenas se conocan esas bolsas o embalajes que ahora
todo lo cubren y a las que t y yo, por simple comodi-
142 LA ERA DEL NY-LON

dad le llamamos "plsticos" . Con un ingenio grama


tical digno de encomio, los habitantes de aquellas
bien remotas regiones -y lo digo as a pesar de la
breve distancia kilomtrica- decidieron que se lla
maban "bolsas naila" o "nailas" , ajustando as con
cordantemente el femenino de "bolsa" con el enig
mtico nombre del material con el que supuestamen
te estaban hechas. El nombre no me resultaba parti
cularmente glorioso y s muy sorprendente, pero ese
hecho gramatical marc en mi memoria (entonces
adolescente) otro hecho paralelo: que quienes tenan
envases de ese material, los guardaban como algo
preciado y excepcional . Eso tambin me permite si
tuar -con nebulosa precisin- que en la transicin
50s-60s comenz la invasin de ese progresante mate
rial; envolvente, aplastante. Asfixiante? Treinta
afias le tom comenzar a invadirlo todo.
Treinta aos desde que hizo su aparicin en un
laboratorio; y en treinta aos de estar aqu, ya te da
rs cuenta lo muy felices que nos ha hecho . . . Me
dirs que tiene muy poca importancia tratar de averi
guar cundo comenz a aparecer el plstico sobre la
faz -no de la tierra- , sino de nuestra tierruca. La
cuestin, estoy de acuerdo contigo, no tendra mayor
importancia si no fuera porque aparej ado al aconte
cimiento, hay otro, nico en la historia de la humani
dad: al inventarse lo "desechable!" comenzamos a
inventar el MUNDO DESEC HABLE! Dramtica
cuestin que tal vez no te interese mucho pero que
creo, tiene lo suyo de serio. Tendr?
De nuevo convoco (intilmente, lo s) a especialis
tas realmente sesudos para que nos expliquen hasta
dnde alcanza a llegar aquella afirmacin de Ortega,
en el sentido de que somos nosotros y nuestra cir-
LA ERA DEL NY-LON 143
cunstancia; que somos entidades ms o menos pen
santes, rodeadas por cuestiones sensibles o sensoria
les y que nos afectan y que influyen en nuestra forma
de ser. Algo nos ha afectado, si es cierta la afirma
cin de Ortega y Gasset, la plastificacin de nuestra
circunstancia comunitaria.
Por ello, trato ahora mismo de fijar esa frontera
que va a marcar el ser de Guadalaj ara: antes y des
pus del plstico. Los habitantes eran de una forma
antes de que se iniciara la plastificacin local, con lo
que ello pueda o deje de significar? Plastificacin!
Cmo te suena eso?
No se trata solamente del hecho fsico de que el
nylon-plstico pas a formar parte de la vida cotidia
na de todos. No; se trata del proceso social mediante
el cual las fibras ms ntimas de la convivencia adqui
rieron otra tonalidad o textura, a partir del comienzo
de esa lucha -que nunca fue anunciada as- entre
lo destructible y lo otro; entre lo biodegradable y lo
cuasi eterno. Noms para que te sites, un dato: los
pafiales desechables son producto setentero (de los
70s, cuando ese adelanto ! apareci en la ciudad); su
hechura es tan prodigiosa que, cuando el nifio que los
haya usado ya haya transitado a la regin del silen
cio, an estar sin destruirse el plstico que impidi
que sus desechos orgnicos le ensuciaran. O sea, que
en sentido estricto, el nifio es ms biodegradable que
lo otro: el plstico . . . que est biodegradando todo.
Cunta paradoja cabe en nosotros?
Por las calles de Guadalajara, y durante siglos, ha
ba transcurrido un personaj e polivalente e inconfun
dible. Indispensable tambin. Iba a decir que era
"compositor" universal, pero mejor se ajusta el tr
mino "componedor" y casi universal. No era un
144 LA ERA DEL NY-LON

individuo hijo de la "high-tech" sino ms bien de su


prima remota y de baja ralea: la " low-tech" , o tecno
loga medieval prevalente, aun cuando ya se haba
cruzado la barrera del medio-sigloveinte. Voceaba
sus servicios con una cantaleta tan musical como im
precisa: "cooooooosas qu componer; coooooosas
qu soldar. . . " y su pregn encontraba eco de puerta
en puerta, y el soldador encenda su anafre de carbn
y se dispona calentar el cautn, para realizar su
artesana componedora. Las amas de casa le daban a
reparar los objetos ms insospechados: bacines, bal
des, ollas y cazuelas de peltre. Esa escena esconda
una realidad: todo se usaba hasta el punto de no po
derse usar ms, y ya comenzados los 60s' an era
parte del enjambre humano citadino aquel remenda
dor de lo domstico-ms-o-menos-perdurable, mien
tras en el primermundo ya haba comenzado con fu
ror el tiempo de lo desechable.
No es que me haya convertido ahora en abogado
por el retorno al pretrito, y a aquella tecnologa del
fogn, en lugar del maicrogeiv. Lo que me cuesta
trabajo aceptar es que el proceso de lo desechable
haya afectado lo ms afectable de todo. El hogar
tambin se hizo aS : desechable! Todo de plstico y
en serio le entramos al tiempo del sese y trese! La
tecnologa no es mala; lo malo ha sido no saber ha
cerla . . . a nuestra imagen y semejanza.
Por favor, contradceme, si es que de qumica
orgnica sabes algo, porque voy a hacer una afirma
cin temeraria: uno de los derivados ms notables del
plstico es -fue- el SUPER MERCADO. Producto
de la plastificacin.
Echo mano a la memoria: El primer supermercado
que se abri en Guadalajara estuvo en la esquina de
LA ERA DEL NY-LON 145
Libertad, con la entonces llamada Lafayette* -Cha
pultepec hoy-o All comenz el supermercadismo ta
pato, en la era cincuental, y como subproducto de la
llamada "plastificcin " , puesto que sin los nuevos
procedimientos de envasado y manejo de mercancas
hubiera sido impensable ese sistema de comercializa
cin tan antisptico, impersonal y notablemente imi
tativo del SUPER MARKET.
No es que tenga nada, absolutamente, nada de
malo la simplificacin de los indispensables procesos
de comercializacin . Lo dudosamente bueno fue el
marcaje de una frontera. Indestructiblemente pls
tica?
La "gente de bien" , al Super; la comn y corrien
te, al mercado . Es decir, el mercado, como punto de
convivencia o convergencia, centro congregacional
con toda su raqutica asepsia; con olor a fermento
tepachesco, con todas sus deficiencias compensadas
por una muy simple razn: La personificacin. Mar
chante y mercante, conversaban, discutan, regatea
ban; se conocan y tenan nombre. Haba una rela
cin humana entre mercader y comprador, impensa
ble que se d entre el anaquel y consumidor que dis
curre a toda prisa comparando etiquetas, marcas y
precios. El mercado cumpla con una funcin social
un tanto cuanto homogeneizante. Has odo a un
consumidor extraviado regateando precios en un su
permercado? Lo tomas o lo dejas; precios y aprecios
plastificados por esa institucin que comenz a arrai-

* Lafayette: Militar francs que colabor con Washington en


la independencia norteamericana. i Por si pocos militares hu
bieran existido en ms de un siglo de revoluciones mexicanas,
importamos hroes!
146 LA ERA DEL NY-LON

garse en Guadalajara en aquella esquina que te dije


antes. Mercancas de primera calidad. Calidad de
vida? Esa poco importa, ahora que todo se usa y
se tira. Ritual urbano -ir al mercado- convertido
( vas al SUPER?) en uno de tantos correres y carre
ras inspidas e implcitas al progreso. Progresas?
Disfrutaba enormidades ir al mercado con la abue
la; a SU mercado, que era el Corona y suyo, no por
que tuviera acciones en l, sino por ese proceso de
adopcin que ya te he mencionado. Entre puestos y
viandantes, oyendo aquel " qu lleva ahora dofia
Lola? " ; vindola escoger frutas, verduras . De cul
laguna o ro provenan las ancas de rana que ella pre
paraba tan bien? Los que s eran de Chapala, eran
aquellos enormes y bigotones bagres que ya no los
hay de ese tamafio. Y no fue una, sino varias veces,
que regresamos a casa de la abuela, a la calle de
Maestranza, en calandria! Para ella, que vivi la
transicin al automvil, aquello no resultaba estrafa
lario o extico, sino algo tan natural como tomar un
taxi. Aquel mercado Corona de mis recuerdos infan
tiles! Olores, sonidos, vivencias.
Como el mercado, simple y sin superlativo, pas a
ser pieza de segunda en el inmueblamiento de la ciu
dad, la piqueta se ensafi contra dos de los ms tradi
cionales de Guadalaj ara. El muy pecador, a pesar de
su nombre defico, de San Juan de Dios, fue trans
formado en el Libertad - uy, qu moderno fue du
rante poco tiempo!- y el Corona, con toda su soli
dez de cantera secular, tuvo que ser derruido para de
jar que Hidalgo dejara de ser calle y se convirtiera en
amplsima avenida. Pienso que si ese mismo mio
pe criterio se hubiera seguido en Londres, el mercado
del Covent Garden no sera hoy el amable punto de
reunin de artistas ni tendra el encanto de sus tien-
LA ERA DEL NY-LON 147
decillas, restaurantes y cantinas que ahora alberga, al
habrsele encontrado otra funcin al viejo edificio
que ya no poda funcionar como lo que fue.
Estorbaban el Corona y el de San Juan de Dios
originales. Bienvenida la era del supermercadismo
plstico.
Qu pasara? , me y te pregunto; s, qu pasara
con los guaj oloteros? Aquellos que al acercarse el
tiempo de navidades aparecan por las calles de Gua
dalajara ofreciendo su mercanca . . . que caminaba
con ellos. Con una vara iban arriando una parvada
de esos bobalicones animales, aves, y pregonando las
virtudes del viviente producto. Seguro los criaban y
engordaban durante ei ao para, llegado el tiempo,
ofrecerlos a las compradoras que salan a la calle a es
coger el mej or guaj olote para la cena. Ahora resulta
impensable aquella escena cincuental, puesto que al
cruzar la primera calle, la alada mercanca hubiera
quedado en desbandada o atropellada. Guajolote,
dij e que se llamaba aquel producto ofertado en for
ma tan singular y no "pavos" ; ahora se llaman as y
poco falta para que transculturados, nos los engulla
mos en la cena del thanksgiving day en nuestro muy
cada vez ms american way of life. Qu no se pare
cen cada da ms Guadalajara y Falfurrias, Texas?
Te suena mejor Guadalajiuston . . . ?
Y los pateros? Ellos, que en un costal traan los
patos cazados horas antes, se acabaron por una ra
zn lgica: disecaron la Laguna de Magdalena, y
adems, nunca hubo control en la matanza de patos
migratorios . Dije " razn lgica" pero deb haber es
crito "ecolgica " , porque esa fue la causa de la desa
paricin de los pateros. El carbonero, con sus borri
cos, tampoco pudo transitar ms por las calles de la
ciudad, ofreciendo bosque quemado para los fogones
148 LA ERA DEL NY-LON

de no pocas cocinas. Por qu todos los carboneros


siempre andaban tiznados? Dmelo t . y el " tieerra
para macetas!" tambin pas a ocupar su sitio en el
silencio, como los que ofrecan leche de burra! y que
arriaban sus borricas en pleno centro y en los 50s .
Te dije que bamos a hablar del comienzo de la
ERA PLASTICA; del comienzo de la plastificacin
citadina, frase que alcanza a significar la modulacin
de una nueva forma de ser de los urbanos. No que
damos en que yo soy yo, y t eres t, y somos parte
de la circunstancia? Que ella nos influye?
Igual que muchos durante muchos siglos, mis pri
meras letras las escrib con tintero y canutero; mojan
do la plumilla en el tintero que se acomodaba en un
hueco que haba ex profeso en los pupitres. Las
maestras hacan mucho hincapi en que no mojra
mos con tinta las trenzas de las compafieritas condis
cpulas del pupitre delantero y tal recomendacin no
siempre era bien atendida. A poco, hicieron su apa
ricin unas novedosas plumas que a falta de otro
nombre se les llam Plumas Atmicas! Biromes les
llaman los argentinos, porque Biro -hngaro ar
gentino-, fue el inventor de esos bolgrafos (otro
nombre) a los que los colombianos dicen "esfer
grafos" . . .
Pues sin plstico, sin los plsticos, no hubiera
podido desarrollarse tan prodigiosa mquina de es
cribir; esa fascinante herramienta de donde brotan
tantas palabras y que es desechable!
Por una extraa trasposicin, pareciera que se hu
biera inventado tambin la Historia, igual: desecha
ble o plstica-reemplazable. No sirve; se tira. Slo
que al tirar la Historia, estamos tirando la posibili
dad de no repetir errores en el futuro.
Que nuestro proceso de desarrollo est en paa-
LA ERA DEL NY-LON 149
les? Desechables? En los cincuentas comenz a aso
mar su nariz -de plstico- aquella paradoja que te
deca al principio: el nylon, que significa " indestruc
tibie" , segn el diccionario griego y amen azando la
bien destructible capacidad de supervivencia, no en la
ciudad sino en el planeta. El plstico, que todo lo
cubre ahora, amenaza asfixiarnos. Se present ante
nosotros como un buen amigo que iba a simplificar
nuestra vida, y all est, invadindolo todo. Qu ver
de era el valle; qu plstico se hizo !
XVI

P ante onaria
HACE 20 Aos trabaj en el ms circulante diario
de la localidad (percibes ese ridculo procedimien
to de la prensa nacional-local para decir sin decir
cosas que son obvias?). Y si recuerdo aquella mi ex
periencia periodstica, es para apuntalar la afirma
cin de que all aprend cmo las noticias o retazos de
ellas se convierten en tinta negra; y cmo, sin que
muchos se enteren de ello, hay un tipo de noticias
(cul?) que tienen precio, y muy caro . . .
La afirmacin habr lastimado, supongo, a los
fieles creyentes de la libertad de prensa y para tratar
de reparar el leve dafto ocasionado a ellos, debo pun
tualizar de qu noticias hablo. Cuando alguien falle
ce, la familia debe NOTIFICAR ! a los potenciales
interesados el sentido deceso. Entonces, literalmente,
se compra esp cio noticioso o notificador y entre ms
grande ste, ello se traduce en la vala del difunto.
Cuestiones de mecnica social que yo no invent,
como tampoco estoy inventando ese dato de que las
llamadas esquelas son espacio muy caro en los dia
rios.
Quin sabe por qu extrafta ambicin todos quere
mos ser noticia, y muchos lo logramos slo de esa
forma: cargndole la factura a la familia y en el mo
mento en que ya no se nos puede reclamar absoluta-
154 PANTEONARIA

mente nada. Tambin resulta paradjico o simpti


co el hecho innegable de que, finalmente, a lo que
aspiramos en forma ms o menos velada o desvela
da, es a lograr una buena esquela o muchas pginas
-caras- de lo mismo y pagadas por sentidos amigos
o compmches empresariales que " lo sienten mucho"
Oh miseria humana!
Mas, te dirs, estas esquelares y necrfilas medita
ciones a qu vienen a cuento? Creo que slo algn
rebuscado antroposocilogo lo podra expresar en
forma ms confusa que yo, pues dira algo as como
que " es preciso ponderar paramtricamente el im
pacto que tiene sobre el suelo urbano el deceso de los
habitantes de un determinado ncleo poblacional. . . "
Entiendes?
Pongmonos de acuerdo en algo bsico: hasta el
momento, nadie ha salido vivo del juego vital, o sea,
que no ha sido posible evitar la penosa costumbre de
morirse. Esto significa, en trminos tan llanos como
el valle de Atemajac, que de la misma forma en que
la ciudad trata de peor o mejor gana de dar habita
cin a sus pobladores, en un momento dado tendra
que darle cobijo a sus difuntos. En este punto, la es
tadstica es incontrovertible: dentro de cada
tapato(a) -no se lo digas a quien se pueda ofen
der- hay un potencial cadver, lo cual desemboca
directamente en una expresin: Necrpolis, que sig
nifica, traducido del griego "la ciudad de los muer
tos" . Esa es la cuentin: dnde que no estorben?
Porque vaya que s estorban los que mueren . . . A tal
grado, que las ciudades siempre han tratado de ubi
car sus despojos ciudadanos, o desechos orgnicos
(que eso somos al final y despus de convertirnos en
esquela), lo ms lej os posible.
P ANTEONARIA 155
Panteones, cementerios, camposantos, j ardines de
reposo, urnas cinerarias, nombres diversos para lo
mismo: ubicacin de ciudadanos concluidos . Si quie
res tambin le podemos llamar " negocio terminal" ,
mas la lgica contundente seala que es un asunto
aritmticamente complicado: entre ms vivos en una
ciudad, ms de los otros y ms temprano que tarde.
En tiempos de la colonia, las pueblas o ciudades
compactas no tenan mayores problemas panteone
ros o de ubicacin de sus difuntos. Frente a las igle
sias, y en "sagrado" o en santa tierra y dicho as, se
daba cristiana sepultura a los que haban concluido
su carrera, salvo excepciones notables, como en el
caso de suicidas o ajusticiados, cuyos cuerpos eran
enterrados en campo abierto y sin mayor liturgia. Ex
cepcin tambin eran los potentados o poderosos, y
los virtuosos dmines o dminas, para quienes se ca
vaban fosas dentro de las mismas iglesias, junto a
altares y presbiterios. Mas al comenzar a tomarse en
serio del " multiplicaos aunque no crezcis " , el ma
yor nmero de vivos comenz a traducirse en muchos
ms muertos.
Adems, la Iglesia comenz a perder terreno (qv) y
las leyes de desamortizacin de bienes eclesisticos
signific -entre otras cosas-, la prdida de atrios y
tierras de sep'u ltura. Naci all el llamado Panten
Civil, que es el nombre completo (p.ej . ) del de Dolo
res en la capital. Empezaron, por decirlo de alguna
forma, a estorbar los difuntos, y las ciudades a echar
los a la periferia.

De hecho las crnicas coloniales hablan del mal olor en las igle
sias, producto de la descomposicin de los cuerpos sepultados
bajo techo eclesistico.
156 PANTEONARIA

Si no me equivoco, el primer panten as "civil"


de Guadalajara -lejos de todo, extramuros- fue
el de Los Angeles. Ahora el nico recuerdo que de l
queda, es una calle junto a la vieja Central Camione
ra. Ese lugar debi dar albergue final a los remitidos
all, y por carretadas, a las muchas vctimas de las
pestes que asolaron y despoblaron la ciudad, andan
do el Siglo XIX. Cuando conoc aquellos baldos
remotos, ya el panten haba dejado el lugar a un
estadio de beisbol, y haban desaparecido lpidas y
dems vestigios de la necrpolis.
Por cierto, insisto en que mi padre cuenta que l s
vio all la lpida de Antomarchi, de ese doctor que
supuestamente muri en Guadalajara y a causa de
esas epidemias que a cualquiera le pareceran cosa de
la Edad Media. Algo ms sobre Antomarchi? Lo de
mdico, qued bien claro, y entre las cosas que no es
tn claras es si fue bueno o malo, apto o inepto, cm
plice o inocente. Tampoco resulta fcil averiguar por
qu vino a dar a la ciudad. Cuentan los historiadores
que l estaba al Iado del lecho de muerte de aquel zur
do de pequea estatura que fuera llamado en sus mo
mentos de gloria " El Anticristo" y contra el cual -a
larga distancia y con un poco de inocencia- se pro
clamara en Dolores el Padre Hidalgo. Algunos afir
man que la ineptitud de Antomarchi tuvo que ver con
la muerte de Napolen , o que fue cmplice del enve
nenamiento del prisionero de Santa Elena que a sus
54 aos, an n o estaba para la suerte suprema. Como
quiera que haya sido, y luego de embalsamar un
corazn de mandril, pues el del Corso se lo haban
comido las ratas (de chismes est llena la Historia),
Antomarchi fue a dar con su destino en Guadalajara.
"Aqu yace Antomarchi , mdico que fuera de Napo
len Bonaparte", insisto que afirma mi padre deca
158 PANTEONARIA

y a ese panten le toc cumplir su especfica labor


revolucionaria. Qu acaso no es cierto que uno de
los productos colaterales de toda revolucin son pre
cisamente cuerpos revolucionarios alcanzados por
las balas? All fueron a reposar decenas, cientos, de
perdedores de la gesta del 9 10 y perdedores en serio,
porque perder ideales no es tan grave como perder . . .
la vida! Aqu habra que parafrasear al citado Man
rique: "que allegados son lo mismo, porfiristas, vi
llistas, carrancistas, villanos, inocentes y otros
istas" . Por raro que suene, a Mezquitn lo parti por
medio el Federalismo, avenida ampliiiiiiiiisima . . .
cuando se le fabric y se le traz, a pesar de protestas
de vivos y el silencio de los sepulcros.
Ya al filo de los sesentas, Mezquitn daba mues
tras de insuficiencia terrenal; muchos(as) all. De
nuevo, la misma tarea: buscar tierras distintas para
otro cementerio y stas se encontraron por el rumbo
de San Onofre, ms all de La H . Federacha, pa
sando Talpita, y all surgi el "Panten Nuevo" .
Otra vez la ciudad mostrando su insensibilidad y des
terrando, lejos muy lej os, sus ms o menos fieles o
infieles difuntos. Y de nuevo ocurrira lo mismo al
paso de los pocos aos: las tierras panteonales o pan
teoneras quedaran sumergidas en la ciudad. Vaya
problema urbano que son los muertos(as) !
Fruto de los sesentas, tambin, fueron los -po
dremos llamarles as?- " Panteones Residenciales" .
Te digo y que quede bien claro: el zoon ekonomikn
o "animal econmico" que todos somos, tiene su
lado cmico, puesto que todos somos consumidores
potenciales de servicios funerarios. Negocio. El
"panten civil" , como asunto correspondiente a la
municipalidad , pas a manos privadas con un sen
tido humorstico tan profundo y oscuro como los
PANTEONARIA 157
una lpida. Dnde qued? Como l a historia n o ha
sido una gran pasin nacional o local, es una de tan
tas piedras perdidas. Qu ms da.
Al estadio lo recuerdo nebulosamente. Haba en
tonces en el bisbol local un j ugador resonante: el
Tribiln Cabrera, y ahora, tejiendo ideas, lo ima
gino barrindose al home sobre tantos(as) que ya
haban realizado la ltima barrida y cuyos despo
jos eran asiento del Estadio de Los Angeles. j Bola
baja!
El Panten de Santa Paula -tambin llamado de
Beln y con el adj etivo de "romntico" - tambin
fue hechura decimonnica y puesto all, ya en franco
despoblado y de cara a las barranquitas de Alcalde
que desembocaban en la barrancota. Contra su por
tn, daba de frente a una calle que antes de tener
n ombre de prcer, tuvo denominacin funeraria: la
calle del Sarcfago. En este panten estuvo el primer
depsito de huesos ilustres -lo de "Hombres Ilus
tres" me suena, aparte de machista, poco apegado a
la verdad por aquello de Manrique de que "allegados
son lo mismo, los que viven por sus manos que los
ricos" -; una gran tumba rectangular daba cobijo a
los ilustres despojos jaliscienses y algunos de los cua
les fueron reubicados en la rotonda y otros dejados
all. Frgil , parece, es la "ilustridad " . O ser mejor
decir " La Ilustracin" ? Ilstrame t que sabes tan
to . . .
Hacia el viej o barrio-pueblo de San Miguel de
Mezquitn, se encontraron terrenos aptos para desa
rrollar la paradoja urbana: enterrar y desterrar a los
difuntos. Tale quale, como se dira en latn: enterrar
los lejos, donde no estorbasen la vista de los vivos .
Qu lejos debi haber quedado el Panten de Mez
quitn, cuando se cavaron all las primeras fosas !
PANTEONARIA 159
sepulcros: " no entierre a los suyos con cualquiera;
hgalo en un lugar de primersima calidad . . . " pa
reciera ser el mensaje publicitario intrnseco a este
nuevo negocio que comenz a florecer hace. tres d
cadas.
Los panteones municipales tenan secciones, es
cierto; como si el Rector de la Universal Universidad
hubiera dicho: " Hasta en la muerte hay clases ! "
Cmicos somos los seres humanos, tan idnticos y
tratando siempre de ser diferentes; tan vctimas del
reloj y tratando de ser eternos.
Me consta cmo un Parque Funeral, primero en su
gnero y con ese nombre y ya no " panten" , fue pro
ducto de conversaciones empresariales en una noche
, de velacin; de esas noches elsticas en que las horas
caminan despacio y en las que el dolor punza en po
cos , y los dems tienen que inventar conversaciones
de cuerpo presente . El American style llegando a ese
punto terminal.
T dirs que el asunto tiene poca relevancia, mas
hay un trasfondo que es preciso destacar. Si aceptas
que la arquitectura es reflej o del espritu, la arquitec
tura panteonaria era reveladora de nuestra forma de
ser; bizarras construcciones en los cementerios y las
inscripciones ms ingeniosas, en las lpidas. Yo re
cuerdo haber ledo una que deca "aqu los espero. El
Bizco " . Y aquellos monumentos que par,edan una
competencia para rendr homenaje a los difuntos, de
jaron paso al cementerio chato, plano, jardinado.
" Tipo DalIas ! " dira mi compadre Lalo. Pozos,
fosas de primera categora, en pasto bien maquilla
do, a precio de crucero en el Bltico; nombres inge
niosos como " Jardines del Ms all " , o " Remanso
de la Base Area" .
Fascinante la naturaleza humana: la mxima aspi-
160 PANTEONARLA

racin resulta ser un buen panten y buena esquela.


Y eso no es privativo de los tapatos, te advierto.
El surgimiento de los nuevos cementerios se apa
rej a una modificacin de la liturgia urbana. Los
difuntos eran velados en sus casas; una ltima noche
en ella y antes haba una especie de ritual no escrito
pero que, llegado el caso, todos conoCan : en la sala,
el cuerpo -dentro de la caja, claro-, y de aqu y de
all se ponan sillas en torno a ella. Las rezanderas
(siempre ha prevalecido la idea de que la religin es
cosa de mujeres) con sus interminables rosarios y lar
gas letanas, an recitadas en dudosos latines que
- tengo la esperanza-, haya entendido Dios. An
dando la noche, comenzaban a circular los vasos
dilatadores (n o es vasodilatador el alcohol? ) y aque
llo se converta en una mezcla un tanto irreverente de
rezos y conversaciones animadas o achispadas; lgri
mas, dolor, convivencia domstica, mezcla de fiesta y
despedida. Liturgia desaparecida en las American
style funeral parlours.
Un lejano da cincuental, en la puerta de la casa de
Mamamalia, que as le decamos a la bisabuela, se
detuvo uno de esos carruajes que tantas veces haba
visto transitar por las calles de la ciudad y que pens
in fantilmente, que s610 servan para otros y no para
los de la familia. Enormes caballos cubiertos con
mallas negras y con un penacho del mismo color,
tiraban de la carroza con paredes de vidrio y en el
pescante del carruaj e, un cochero vestido de levitn ,
con guantes y tocado con sombrero de copa. Cuatro
individuos vestidos del mismo modo , sacaron de la
casa la caja donde yaca mi bisabuela: Se vea tan
bien dentro del carruaj e aquel! A la iglesia, a una
ltima misa, y luego a Mezquitn , los dolientes cami
nando a los lados y tras el ruido que producan los
PANTEONARIA 161
cascos de los caballos y que cambiaba, segn fueran
caminando sobre pavimento o calles empedradas. No
haba prisa; a nadie retrasaba en su carrera el lento
cortejo, pues ni carreras haba entonces en la ciudad,
que viva y mora a otro ritmQ, con otra cadencia.
Carrozas negras para los adultos, y blancas, tira
das por caballos blancos, para los angelitos. Me daba
tanto dolor ver dentro de aquellas vtreas carrozas
pequefias cajas blancas . . . N o entenda! (y sigo sin
entender) :
". . . qu hermoso sepelio,
con sus caballitos blancos,
con sus caballitos negros
con su cajita de pino,
y con su muertito dentro
. . . t I.

Despus, tiempo andando y andando por el mun


do, percib que aquella manera de sepeliar difuntos
-carruajes, libreas, levitones-, era una frmula
europea y linajuda; los pobres iban al panten a es
palda de amigos, pero igual, sin prisa, por media
calle y con el insulto de nadie, hasta aquellos distan
tes lugares en donde se encontraban los panteones.
Parece que poco hay de nuevo baj o el sol. .. y bajo la
tierra tambin, y esto lo digo a otro propsito: por la
resucitada idea del horno. Antigua costumbre, pues
los romanos incineraban los restos de los ciudadanos,
y hace poco, la romnica Iglesia dispuso que meter al
horno al allegado difunto ya no es delito celestial.
Una ciudad es un conglomerado humano o no?
Por esa simple razn, es una fbrica de desechos hu
manos o de humanos deshechos por la vida. Qu ha
cer con ellos? Buena pregunta. Te digo, a veces la
realidad es punzante e inevitable.
XVII

Aviones y Aeropuertos
DE QUE VUELAN, vuelan . . . y en este caso, no me estoy
refiriendo a los afios, sino simplemente a los aviones.
Vuelan ! y aun despus de cientimuchas horas de via
jar en ellos, me sorprende ese milagro tecnolgico ,
expresado e n forma tan sencilla: vuelan.
En 1 888, 1 5 de mayo para ms precisin, lleg
Don Porfirio a Guadalajara, en tren, y ms impor
tante que la llegada de Don Porfirio fue lo otro: la
entrada del primer ferrocarril en la ciudad . Eso signi
fica que hace apenas poco ms de cien afios, se dio
ese primer gran paso en un proceso milenario para
sustituir el lomo de bestia (qv) con instrumentos

mecnicos auxiliares de la transportacin. Apenas
comenzando el siglo, do.a Elisa Gmez recibi el
flamante automvil que haba encargado a la ciudad
de los palacios y mendacios (qv). Cundo sobrevol
la ciudad el primer "aeroplano" ? Dmelo t si lo ave
riguas, porque no he tenido forma de hacerlo, mas
pienso fundadamente, que debi haber ocurrido en
tre el 9 1 0 y el 920.
Aquella puebla, sumergida en la incertidumbre de
una revolucin que pareca no tener fin -digo, la
que ola a plvora y no a retrica-, vio aparecer en
su cielo un chirriante aparato que no debi haber cos
tado trabaj o detectar enmedio de la an silente Gua-
166 AVIONES Y AEROPUERTOS

dalajara. Un ruido desconocido, en el aire, tuvo que


haber causado la admiracin boquiabierta de todos,
que no daban crdito a lo que vean . La transicin
haba sido demasiado rpida, y an vivan los que
nunca imaginaron que algo plldiera sustituir a la dili
gencia y las recuas en los caminos reales. Trenes,
autos . . . avion es ! , el siglo XX iba dejando muy atrs
al anterior.
Por el camino a Tlaquepaque, cuando San Pedro
se encontraba distante de la ciudad, se adverta una
cuesta suave que constitua el ltimo tranco en el via
je a la villa aledaa. All, acunado en la cuesta, " El
Paradero" , y si no me equivoco, el nombre le queda
ba por ser ese punto en donde se realizaba la ltima
remuda de los tranvas de mulitas. Y si no he extra
viado el rumbo, en ese lugar preciso del llano, aterri
zaron los primeros aviones, cuando la aeronutica
era ciencia incipiente. Aviones con fuselaje precario e
igual de precariamente armados! Quin dijo que la
guerra es la madre de las ciencias?
La revolucin mexicana, sa que fuera tantas re
voluciones encubiertas baj o el mismo nombre, en sus
perodos finales adopt para el viril deporte de la ani
quilacin de paisanos, esa mquina tan novedosa co
mo efectiva: el avin . Deporte? Si el principal esta
dio de tenis de F rancia se llama " Roland Garrs' y si
el mrito del tal Roland fue haber adaptado sincrni
camente la ametralladora con la hlice del aparato,
algo de deportivo tiene todo eso; y algo tambin tie
nen que ver el tal invento y la guerra revolucionaria,
con el nombre que tuvo el primer aeropuerto formal
de la ciudad. Te cuento un trozo de historia in-cre
ble? Me crees? All t . . .
"Capitn Alfonso Ceballos" se llam el primige
nio puerto areo que tuvo Guadalajara. Antes de
AVIONES Y AEROPUERTOS 167
ocuparnos del porqu del nombre, es preciso situar
nos en la llamada Nogalera, al sureste de la ciudad y
entre un bosquecillo que no era de nogales sino de
eucaliptos (rbol del que nunca insistir suficiente
mente en su estulticia y absurdidad, dadas sus "cuali
dades" disecantes y su mnima utilidad maderable) .
All, en ese punto impensable hoyenda , estaba el
aeropuerto cincuental y que debe haber cobrado for
ma por los cuarentas. En todo caso, era all en donde
comenz a despegar la aviacin local y del que luego
te contar algo, despus de ocuparnos del nomencla
tor Capitn.
"Erase que se era . . . " -y as comienzan los
buenos cuentos- , que all por el 926 los rescoldos
revolucionarios se avivaron. Quesque cosa de fanti
cos que se levantaron en armas por levantizcos , mala
veriguados y quisquillosos (con decirte que de tan os
curo el paisaje se, hemos requerido de iluminacin
francesa para entender lo que ocurri vaya escasez
de historiadores por aqu l ) . Como hay un axioma
que dice que "para buenos revolucionarios, buenas
armas " , los aviones de guerra se apercibieron para
aplacar el levantamiento en la zona, y piloteando una
de esas mquinas voladoras vino el Capitn Ceballos.
A buena hora, una mafiana, el aviador sali a practi
car su cinegtica actividad y hacia el poniente de la
ciudad -si no me equivoco- , localiz algo que por
ms de una razn era un buen blanco: un j inete que a
todas luces, y por sus armas, perteneca a la faccin
erradicable; un j inete montando un caballo blanco,
lo cual pareca ser -enmedio del llano-, un buen
comienzo del da y un buen ejercicio de calentamien
to en el proceso de ubicacin y ataque de enemigos.
" Sin facienda ricos, sin dinero godos, entre s, pa
rientes y enemigos todos . . . . . .
168 AVIONES Y AEROPUERTOS

La milenaria mquina cuadrpeda de guerra, el


caballo y su caballero, contra la moderna tecnologa;
frente a frente, y quiz por remilgos caballerescos,
Ceballos decidi atacar as, cara a cara. Descendi y
quiz accion la ametralladora, mas el cristero an
nimo vaci en contra del piloto la carga de su pistola
y el infortunado capitn debi recular o intentar
regresar al Paradero, herido como estaba. Casi lleg,
y avin y piloto quedaron pendulando de unos cables
elctricos en las cercanas de aquel primitivo aero
puerto. Afios despus, me enter que an por la calle
de Obregn, viva el sobreviviente del peculiar duelo
que hizo hroe de la aviacin local a quien involunta
riamente prestara su nombre para el aerdromo de la
Nogalera: "Capitn Alfonso Ceballos" .
Hasta l se llegaba por la vieja Carretera a Chapa
la, y hasta all fui en repetidas ocasiones, a despedir a
la abuela que iba a Mxico . Haba -por cierto
graderas para que los espectadores pudieran apreciar
las maniobras de aterrizaje o " decolage" de aquellos
pequefios aparatos (DC-4 DC qu s yo, pero que si
acaso, transportaban una quincena de viajeros), y si
puse "decolage" , es porque la cola de los bimotores
a hlice se posaba en el suelo con una llanta trasera.
Insisto en aquello de que por 1955-56, Mexicana
comenz a volar esa ruta que va Mascota y Talpa iba
a Puerto Vallarta, y pienso que la j ustificacin de tan
extrafios vuelos tena que ver ms con los minerales
de la zona, que con la cantidad de viajeros interesa
dos en ir a aquella costa distante y desconocida.
Haban sido aviones hechos para la guerra y adap
tados para vuelos civiles, sin mayores exigencias de
disefio. Ms acordes al modelo original eran los avio
nes de una lnea con nombre muy peculiar y an bli
co -"Los Tigres V oladores"- que ocasionalmente
AVIONES Y AEROPUERTOS 1 69
iban a Guadalajara a recoger la humana carga en la
que se especializaba la empresa, con vuelos hacia el
Norte. Vuelos ejecutivos? Me temo que no. Eran
tiempos en los que se conveniaba con los vecinos la
remisin de 'x' cantidades de braceros, brazos para
trabajo arduo, que deban ser llevados puntualmente
al otro lado y " Los Tigres Voladores" tenian su ba
se en el Bajo -tierras que siempre han dado gran
des cosechas braceriles-, lo cual no impeda que vi
nieran al aeropuerto local a cargar manodeobra.
Aviones residuales de la guerra, tal cual, de los que
cuentan tenan bancas en su interior y en los que se
solicitaba al pasaj e que levantara los pies a fin de ali
gerar la maniobra de despegue . . . Leyenda esto lti
mo. Lo que no fue cuento es el gran nmero de tigres
que no resultaban tan voladores, y que daban en tie
rra con todo y carga humana; la empresa literalmente
se desplom.
El aeropuerto " Capitn Alfonso Ceballos" fue
cerrado, al construirse otro ms novedoso y al borde
de la tambin muy nueva carretera a Chapala. Por
incgnitas razones, los planeadores terrqueos y
locales, determinaron que la mejor ubicacin para las
pistas era en una zona con nombre fantasmal; en el
llamado "Valle de las Animas" y denominado as
por una razn muy mundana: la espectral apariencia
de los amaneceres envueltos en nubes bajas; neblina
ms o menos densa.
Todo bien, menos eso. Las nimas poco influyen
en los vuelos; la niebla s. Pero debemos pensar que
los planeadores del aeropuerto -tierras compradas
a precio de potrero en brea y vendidas a ya sabes
cmo-, anticiparon el uso generalizado del radar, y
tambin previeron la desaparicin casi total del Ro
Santiago, acuchillado por el progreso industrial, pues
170 AVIONES Y AEROPUERTOS

el tal ro era foco generador de neblinas ms densas y


frecuentes que las que en la actualidad se registran.
Tengo adems la remota idea de que al aeropuerto
afincado all, se le llam de " Las Animas" antes de
conferirle el extenso y sonoro nombre de " Liberta
dor Miguel Hidalgo" , mas el dato debe confirmarlo
algn historiador de la aviacin local. Habr algu
no? La duda, como tal, queda planteada.
Este aeropuerto ya tena ms formalidad que su
predecesor ; con una torre de control y sala de espera
modernamente cincuentales , y ocupaba el rea en
donde ahora est situada la seccin de aviacin pri
vada, en el cientomil veces remodelado aeropuerto.
El saln de llegadas y partidas tena unas robustas
columnas redondas, a las cuales haba adosados o a
las que estaban integrados unos sillones de piel. Re
ducido local, amplio con todo, para la reducida clien
tela area de aquella poca, en la que era un pri
vilegio volar . S, subirse a aquellas artimquinas
voladoras estaba restringido a pocos(as) -el pas
estaba en proceso de adquirir la movilidad actual- ,
y los usuarios del transporte areo viajaban con es
tilo; ataviados(as) de ocasin. Esto valga para inten
tar decir que tena algo de "chic" aquel recinto
aeroportuario; un cierto pincelazo de club. Cosas
del tiempo!
y quin no recuerda la primera vez que viaj en
avin? Yo s, t? La heroica abuela me llev de
vacaciones a la Lutecia nacional; a la ciudad Luz del
Oscuro pas. Ella, la abuela, era aerofbica -detes
taba los aviones y slo su pragmatismo le haca uti
lizarlos- y por su fobia, tena una peculiar forma de
volar : en cuanto el aparato arrancaba los ruidosos
motores de hlice, se envolva la cara con una pao
leta y de sus manos no se desprenda el rosario y la
AVIONES Y AEROPUERTOS 1 71
imaginaba yo pronunciando mil j aculatorias con su
boca velada. El avin en el que hicimos aquel mi pri
mer vuelo, era un "modernsimo" Constellation,
quiz de segunda mano y cuarto viento (por lo que
luego se ver) , ms que en ese entonces, las " Aerona
ves de Mxico" presentaban como el mej or desafo
de los retos celestes. Lo ltimo en cmoda seguridad
area: un avin tetramotor que tena un fuselaje ex
quisitamente aerodinmico -faltaba ms- y cuya
caracterstica ms relevante era que tena tres colas o
el timn de popa pareca un rastrillo tridente. A poco
de nuestro retorno vacacional, aquel avin se convir
ti en la gran noticia urbana y nacional.
Una noche, al filo de las diez y, si no me equivoco,
era noche del tiempodeaguas, mi hermano y yo per
cibimos en casa (en el centro de la ciudad, insisto)
una explosin lejana y sorda, mas tan intensa, que
hizo vibrar los vidrios de las ventanas caseras . Ruido
extrao y ambos coincidimos en que no haba sido
fruto de la imaginacin.
Al da siguiente nos enteramos: el que result no
ser tan nuevo como novedoso avin, se fue de pico y
frente contra la chaparra sierra de Tlajomulco; con
tra el cerro de Las Latillas, all, a tiro de piedra en
lnea recta del aeropuerto. Iba a Mxico y no lleg
muy lejos. Treinta, cuarenta o cuntos muertos?
Avergelo quien tenga tiempo de asomarse a los pe
ridicos de aquel ao -57?- y que haga la lista de
los apellidos tapatos que aquella noche quedaron en
el cerro. Un sinnmero de leyendas urbanas se te
jieron en torno al accidente: que si la mano de Dios o
la mano cardenalicia (por problemas que en ese en
tonces haba entre el Cardenal e intereses !ocales dis
frazados de cualquiera otra cosa); que si esto o lo de
ms all, conrejas que circularon por la ciudad y a la
AVIONES Y AEROPUERTOS 172

velocidad del sonido. Rapia, quesque incluso casos


de necrofilia en los dispersos restos sembrados por el
accidentado aparato, en el cerrillo prximo a la ciu
dad y que cay por defectuoso, pues a pesar de su
aparente majestuosidad y solvencia, los tales Conste
llation fueron retirados de todas las rutas, a poco del
avionazo tapato.
Como no hay noticia que dure en la boca de todos
ms de un mes , el avin cay de nuevo . . . mas esta
vez, en el olvido. Aeronaves sigui volando, con
aviones Britannia -tambin de hlice- , y Mexica
na, al filo de los sesentas, puso en sus rutas los prime
ros aviones de " propulsin a chorro " , y as, con esa
sonora denominacin les llambamos . La moderna
tecnologa aeronutica era sorprendente y tuercecue
llos, pues resultaba inevitable mirar con asombro
esos aviones sin propelas y que producan un ruido
distinto al deslizarse en el cielo. jY vaya que era dife
rente la sonoridad !
Aquellos aparatos Comet que compr Mexicana,
que tengo la sospecha de que tampoco eran nuevos,
eran tan estruendosos, que cuando encen dan las tur
binas, el ruido que producan era audible jhasta cerca
de Zapotlanej o ! y me consta. Pero con la llegada de
los nuevos aviones, como reaccin natural. el aero
puerto de Guadalajara comenz ese interminable
proceso de maquillaje y remodelaje que parece pro
longarse per secula seculorum; ese infinito''quita all
y pnle all", que da la impresin de obra sempiter
na de los aeropuertos.
Cuando en 1969 se encontraban en perodo de
pruebas los llamados Jumbo-747, en viaje experi
mental toc tierra en el aeropuerto tapato uno de
esos aparatos . El hecho fue vociferado y anunciado,
y un medioda, la ciudad toda pareci enfilar hacia el
AVIONES Y AEROPUERTOS 1 73
aeropuerto a contemplar esa mquina volante y gi
gante; miles de romeros, peregrinos hacia ese santua
rio que durante breves horas iba a albergar una real
aparicin celeste. La ciudad refrendaba as y a esas
alturas del calendario, su carcter de puebla-pueblo,
pues atnita, era capaz de suspender tareas y trabaj os
para ir a perder contemplativamente el tiempo. Mu
chos acudieron -los autos estaban estacionados has
ta la mismsima carretera a Chapala-, y pocos fui
mos los afortunados de podernos acercar el aparato.
Qu le veamos? Su enormidad, nada ms, y pude
caminar a su derredor, debido a que entonces tena
patente de informador-periodista. El tumulto en la
zona de la plataforma aeroportuaria, todo mundo
caminando de aqu para all, viendo al monstruo, da
una idea de lo raqutico que debi haber sido el tr
fico areo en aquel no tan remoto pasado, en el que
los aldeanos se reunieron en torno al ttem celestial.
Los paseos ! Con ese nombre -paseos- se en
marcaba una pieza fundamental en la convivencia
urbana, y que databa desde la poca colonial. Por
cierto el que comenz llamndose " Paseo de la Em
peratriz" y devino capitalinamente en " Paseo de la
Reforma" , originalmente fue eso y no va rpida; fue
el lugar al cual se poda ir a dar la vuelta! con lo
mucho que ello significa literalmente. Es que alcan
zas a captar lo que simboliza el "dar la vuelta"? Ir,
ver, dejarse ver y regresar. . . Cadencia social, y las
ciudades cuando an estaban moduladas en la escala
humana, tenan sus puntos precisos para ello; lugares
de convergencia convencionalmente aceptados por
muchos. Pasatiempo nocuo.
Ya ese ritual ha quedado fuera de tiempo pero en
la era cincuental la puebla inocente Guadalajara, que
aspiraba a salirse de madre, vivi colectiva y final-
174 AVIONES Y AEROPUERTOS

mente el ritual del paseo de la tarde del domingo, y


que finalmente muri, como costumbre gregaria, ha
cia el viento del aeropuerto. La entonces nueva carre
tera a Chapala, en un lugar y hora precisos, reuna a
cientos de tapa tos atnitos por el avance hacia la
modernidad.
Bajando la cuesta rumbo al valle del aeropuerto,
la carretera debi salvar la va del tren y para hacerlo
se hizo con elevadsima tecnologa (nunca antes vista
por aqu): el tren , las vas, bajo la autopista. Uf!
Domingo a domingo, era cosa de ir a ver pasar el
tren , entre cinco y seis de la tarde; paseo citadino,
multitudinaria experiencia y ltimo estertor de una
costumbre multisecular.
El paseo muri, y tal vez fue una buena vctima
ms del crecimiento. A dnde ir todos-muchos,
hoyenda, si ya no cabemos?
Alguna vez, con motivo de la llegada de un perso
naje tan romano como apostlico, o a una atolon
drada reportera, que ante el retardo papal, no encon
traba otra frmula para llenar el tiempo-radio que re
petir ad nauseam, que el aeropuerto local contaba
con la pista de aterrizaje ms larga de Amrica Lati
na. y tanto lo repiti, que se me grab en mi frgi l
memoria. Tiene ese dato alguna relevancia? En cier
ta forma s, pues incide en aquello de compararnos
siempre hacia abajo, nunca hacia el Norte (que ton
tos no somos).
Tambin tiene que ver con ese hecho de que a ve
ces tener " lo ms grande de Amrica Latina . . . " no se
traduce en lo adecuado para la ciudad. Aquella re
portera memorable nunca me sac de dudas si la pis
ta era, con esa dimensin, la requerida y adecuada
para la ciudad; la apropiada para el Valle de las Ani
mas, donde envuelto con neblina est el aeropuerto.
AVIONES Y AEROPUERTOS 1 75
A veces me pregunto, por ejemplo, cmo ha reac
cionado el mundo Occidental, al enterarse que desde
hace no mucho, Guadalajara cuenta con la central
camionera ms grande del universo . No s cules
hayan sido las reacciones en Tokyo, Bonn o Londres
y si ya se hayan puesto a la obra para arrebatarnos
tan grande horror (deb haber escrito "honor " ) .
Entre adecuacin y mega proyectos, hay una distan
cia mayscula. Es el aeropuerto, con su pistota, el
adecuado para la ciudad? Dmelo t . . . Lo que s s
es que volar es un placer genial!
XVIII

Lo que pas , pas ;


10 que sigue . . .
qu sigue?
LA LTIMA VEZ que los vi, estaban trabajando en la
esquina de Madero y Prado; l, en su espafol acen
tuado, entonaba un sonsonete que ms o menos deca
" . . . dles.. . . cmo marchan los soldados; dles . . . cmo
andan los ancianos . . . " y mientras produca un soni
do rtmico con el pandero que traa en la mano, el
oso - s , un oso que vean enorme mis ojos infan
tiles ! - ejecutaba obediente las instrucciones de su
extranjero amo.
El to "x" -muy mi "x" to- era cazador. Mi
pequeo uso de razn me permiti enterarme de la
gran " proeza" que haba realizado en aquellos cin
cuentales afos, que forman parte de otra era: fue a
Chihuahua a cazar osos! y un oso caz. Aquello me
pareci entre lamentable e inexplicable, porque no
lograba conjuntar ambas imgenes; un oso, bailando
tranquilamente, a cambio de unas monedas para su
dueo -all en cualquier calle- o Y un to cazando
osos; yendo hasta Chihuahua (dnde queda eso?),
para convertir animales en tal?etes. Te digo: por ese
tipo de cortocircuitos mentales, se llenan de clientela
los divinos divanes de los terapeutas. Entiendes? Yo
muy poco de mucho.
Por eso las pginas que tal vez hayas ledo hasta
llegar a este punto: por mi particular no entender mu-
180 LO QUE PASO, PASO ...

chas cosas. En todo caso, una resma de papel y algo


de tinta son un procedimiento ms econmico que
otro tipo de remedios. As, en la primera lnea puse
algo, en latn, y difcil de entender: quesque la fun
cin primordial de las ciudades es permitir que los
ciudadanos desarrollen su particular e intransferible
vocacin humana; las ciudades, asiento de la civiliza
cin, y, las villas, de la villana . . .
N o es cierto aquello del "todo tiempo pasado fue
mej or " . Cmo pudo ser mejor un tiempo en el que
nosotros no estbamos? Imposible, puesto que el
"tiempo" como tal, no existe, sino que somos t y yo
-creo-, la condicin de posibilidad de l. Ni el
pasado ni el futuro se dan "per se" ; se dan en t y en
m, porque pensamos. Por esa sencillamente compli
cada razn que es la conciencia del amanecer y del
anochecer; conciencia del paso del tiempo, agudizada
en noche de insomnio.
" Nacer a la conciencia" no es lo mismo que el ver,
bo "nacer" mondo y liso. Dos compases, porque
toma su tiempo aprender lo que es un reloj , y mucho
ms descubrir para qu sirve.
Durante siglos, porque siglos tecnolgicos tom el
hacer posible que en todas las canillas humanas hu
biera un marcapasos del tiempo, los relojes pblicos
acompasaban el quehacer de pueblas y ciudades.
Desde las torres de las iglesias y de las fachadas de los
edificios pblicos, se desprendan las horas envueltas
en bronce de campanas, para sincronizar de alguna
forma la vida de los lugarefios; todos acompasados
por el reloj del barrio, y en ese sentido, viviendo una
especie de hora comunitaria o comulgando del mis
mo tiempo. y no es que la Guadalajara cincuental
tuviera todava la necesidad de los relojes colectivos,
mas ellos eran an audibles en una ciudad que no
LO QUE PASO, PASO . . . 181
haba extraviado la calidad del silencio. Es que el
silencio sirve para algo ms que para or la voz de las
campanas? Me temo que s , pues sin cierta dosis de
l, no florece el pensamiento .
Nadie, insisto, puede vivir toda la ciudad; ca'quin
una parte, y aunque los taxistas y acarreadores de
urbanos sobrevivan yendo y viniendo por toda ella,
al final de las j ornada van y viven en su fraccin.
Tuve la enorme suerte de que " mi ciudad" tan de
todos y tan yo de ella, fuera el Centro de Guadala
jara, en ese momento en que comenz a quedar aban
"
donado a su msera suerte al grito de j Los mejores,
a las colonias ! " . All crec , junto al ahora mutilado
Parque de la Revolucin, hasta donde a las tres de la
tarde llegaba el tafiido ronco de una campana de Ca
tedral que recordaba la hora de la muerte de Cristo
-para los creyentes-, o simplemente, la hora de la
siesta para semovientes y rumiantes : La ciudad toda
va poda sestear . . . luj o impensable hoyenda. Cam
panas de la puebla aquella! Cada templo su voz pro
pia, emanando de las torres y convocando desde
antes de la salida del sol a misas de alba; al medioda,
invitando al rezo del Qngelus y, por la tarde, a los
rosarios. Tafiidos distintos, reminiscencias de una
edad media que estaba a punto de expirar y extinguir
se para siempre, cuando los campaniles en las ciuda
des pregonaban jbilos y tristezas colectivas . Voz de
las campanas, que quien no la oy ni entendi, no
podr saber lo que fue ese lenguaj e que ya se perdi.
Qu no te acuerdas , por ej emplo, que con un tafier
de campana el Cura Hidalgo comenz un incendio
que Don Clemente plasm en la escalinata del Pa
lacio de Gobierno, donde el hroe aparece tea en
mano? Voz de las campanas en aquella ciudad tan
templaria y tan remota; tafiidos rtmicos y musicales
182 LO QUE PASO, PASO . . .

que s e despeaban d e l o alto d e las torres anunciando


al barrio requiems, bodas y fiestas patronales . Bron
ce aejo y armonioso, desde el amanecer al anoche
cer.
Insomnio. No sabas que el insomnio es peligro
so, porque puede incubar fiebres filosficas? Insom
niar. Desde la adolescencia comenc a advertir las
bondades de ese verbo lentamente transitivo y el leja
no reloj de San Miguel, con sus tipludas campanas,
me indicaba cada cuartodehora de la madrugada.
Andando los aos, una seora me ofreci boletos
para una rifa, cuya ganancia sera invertida en la
reparacin del reloj de San Miguel. Todo el dinero
que traa -no mucho, l"ero era todo-, lo invert en
boletaje, aun sabiendo que slo oira por mera casua
lidad a aquel mi compaero de las noches distantes.
Lo repararan? Si fue as, ojal y a otros muchos(as)
del vecindario inmediato les haya ayudado a conju
gar el irregular verbo " insomniar" , como a m me
ayud.
En todo caso, concluida la edad media en la ciu
dad, los campanarios y relojes pblicos pasaron a ser
lo que ahora son: objetos decorativos; adornos in
mobiliarios. Por quin taen hoy las campanas?
Poco importa, que su idioma nadie lo entiende ya.
A quin le dan la hora los relojes pblicos, si a fin
de cuentas cada estacin de radio da su propia "hora
exacta"?
Lo nico malo de la llamada "modernidad" , es su
precaria fugacidad. Todo cambia; mudanza cons
tante. Las ciudades son entes vivos y tanto como
sus habitantes, nacen, crecen, se multiplican . . . qu
sigue?
Slo hay una ciudad que tiene junto al nombre el
calificativo de "eterna" y yo tengo mis serias dudas
LO QUE PASO, PASO . . . 183
sobre su presupuesta eternidad. A Guadalajara le
pusieron de sobrenombre " La Perla de Occidente" y
eso de "perla" es tan poco original, como el hecho de
que as le dijeron siglos antes , a una ciudad del Medi
terrneo y luego a ese trampoln entremundos que
fue La Habana : " Perla del Caribe" . Luego quisieron
montarle el calificativo de " Ciudad de las flores" y el
intento qued en eso. Perla que en los cincuentas no
percibi que la odernidad que se fundamenta en la
amnesia, queda cimentada en arenas movedizas. La
ciudad "tipo americano" es algo magnfico, slo que
el Valle de Atemajac nunca estuvo en Texas.
Broadway: la calle ancha, y en ms de un sentido;
la avenida Jurez, al dejar de ser la calle estrecha
quiso ser aquello: Broadway. Los anuncios eran
remedo, calca -caricatura-, de los que existan en
Manhattan. Te acuerdas de aquel Raleigh -Sir
Walter- pintado boquiabierto y de cuya boca salan
rodelas de humo invitantes a fumarse el apellido de
quien llev el tabaco a Inglaterra? All en la nueva
avenida Jurez haba un anuncio as, como en Broad-
way.
I

Publicidad como en NY. Qu ms poda pedirse


en el nuevayorkcito tapato? O qu me dices de aque
lla cascada que se verta sobre la marquesina de un
edificio, para significar la frescura del refresco que
antes se anunciaba diciendo "no se haga , bolas con
tantas colas . . " y all, en el cerramiento de la tan
.

magnfica avenida -nuestra broadway-, china po


blana y charro bailando a ritmo de luz nen el mism
simo Jarabe Tapato, en forma tan espectacular, que
era orgullo de la urbe. Modernidad ; ya estbamos
instalados en ella, sin percibir lo resbaladizo de su
lomo.
Aos antes (el mircoles 7 de marzo de 1 934, se
184 LO QUE PASO, PASO . . .

inici l a demolicin d e casas y edificios para hacer la


avenida 20 de Noviembre que desemboca, en el Zca
lo) la Lutecia nacional haba comenzado a hacer lo
mismo: destrir lo nico para construir lo idntico.
La hermana mayor marca la pauta y no queda ms
remedio que seguirla; pasadizos como los del llama
do entonces San Juan de Letrn -hoy Eje Cen
tral-, fueron hechos en el cruzamiento de Jurez y
16 de Septiembre, "para que los peatones puedan
cruzar sin riesgo " . Nada malo en imitar; psimo,
simplemente de hacerlo por hacerlo y sin mej orar lo
imitado, deca mi maestro Valenzuela.
Las ciudades novohispanas, la Guadalajara de In
dias, fueron como fueron, porque no pudieron haber
sido de otra forma, pues los conquistacolonizadores
trajeron su memoria consigo; la arquitectura de sus
pueblas de origen viaj con ellos en sus venas y no la
aprendieron en el "Architectural Magazine" o en el
"Soyez Art Nuveau en cinq lessons" .
Las llamadas "colonias" , denominacin con ori
gen patolgico; la Americana y la Francesa fueron de
las primeras, y en el nombre de ellas, implcito el
trauma, okay, mais oui. . . La Colonia Moderna se

nos hizo vieja: Qu dolor!
Cualquiera que sepa manejar, sabe lo que estor
ban los peatones y cmo no van a estorbar, si la ciu
dad "moderna" est hecha para el automvil ! Feti
che, ttem, condicin que posibilita la felicidad.
Cuando la sefiorita Gmez -a comienzos del siglo
hizo que le enviaran por tren aquel primer automvil
que entr a la ciudad, tirado por una yunta de bueyes
(te repito lo ilgico del asunto pues nadie saba mane
jarlo), nadie imagin la paradoj a que estaba surgien
do. El llamado auto se convertira en la gran solucin
y en el gran problema; para l las calles y el oxgeno;
LO QUE PASO, PASO . . . 185

para l la ciudad. El ciudadano? Este en funcin de


la mquina plusvaluante. Vales, valemos, lo que el
auto en que nos desplazamos por las calles saturadas.
T vales ms que la mquina? Y ya me dirs que en
tiempo de los caballeros, el caballo era lo mismo o
no de all, acaso ese caballeresco trmino? Estoy de
acuerdo, solo que hay una diferencia espacial notable
y a la que se le puede aplicar el trmino ratio que
tanto gusta a los estadgrafos. Haba una proporcin
ms racional, si quieres decirlo as, entre caballo y
caballero, que la que guardan el autero y su auto,
y casi me atrevo a decir, que la irracionalidad citadi
nurbana tiene algo que ver con ello. Quien dij o aque
llo de que el hombre es un animal racional, seguro no
previ el amantazgo con el auto y la animalidad me
cnica.
Plante y pa'lante, resultan dos formas de escribir
la traduccin ms precisa de la palabra " progreso" .
Entiendes? Digo entiendes la hermosa paradoja
que en trminos globales plantea la forma geomtrica
del planeta? En toda esfera, al avanzar se va retor
nando al punto de partida; entre ms se aleja uno del
punto inicial, ms se aproxima a l, de donde resulta
que la antinomia "pro y re greso" resultan la misma
cosa y hasta parece afirmacin del filsofo vernculo
Refugio (Cuco) nchez: " al partir ya voy volvien
do . . . " Lo dijo l? Dmelo t.
La monstrua defefia sigue creciendo y ya alcanz
el supuesto y vergonzante ttulo de ciudad ms pobla
da del planeta; no j la ms grande! -como dicen tan
tos locutores anahuacalenses-, porque la grandeza o
es mtrica o moral, y en ninguno de esos sentidos
Mexdefe ha alcanzado grandezas que otras tienen.
El Defe quiso ser NY,. modelo inefable siglo veintes
co, slo que se le olvid que el valle de Anhuac no
186 LO QUE PASO, PASO ...

era la Isla de Manhattan , ni sus historias las mismas.


La consecuencia? Entre el milagro y el lamento,
porque algo de ambas cosas tiene la capital: de la
mentable y de milagro. Guadalajara no se iba a que
dar atrs . . .
Pa' lante. Ingresar en la "era del plstico" fue un
buen tirn hacia ese incierto "delante" . Tiempo del
todo-es-desechable, que comenz a encadilarnos al
cruzar la barrera cincuental. Cunta basura somos!
Los ros se convirtieron en vertederos de inmundi
cias. Basura por todos lados y porque aprendimos a
fabricarla, mas no hemos descubierto la frmula
para deshacernos de ella. Lo que importa es progre
sar, rpido, copiando, aunque los modelos estn ago
tados. Que estamos en paales tecnolgicos? Dese
chables? Que lo investiguen los investigadores.
Ancdota tan terminal como hiriente. Cuando
esto fue programas de radio -cuando el escrito que
concluye era vozalaire-, cont algo entre simptico
y dramtico que me ocurri en anglias terras lejanas.
Ni me apena decir que fue en un Pub o cantina, para
mej or entendimiento.
Entr un par de hombres-blancos; lo saj n se les
adverta a aos luz y tambin -por el parecido- su
relacin de padre e hijo. Se instalaron aliado de don
de estbamos y por su acento, advert que no eran
ingleses, y ello , ms una cierta arrogancia en su acti
tud, me dio pie a hablar con mi comoaeto de mesa:
"estos gringos van por el mundo en plan de merece
dores; no se dan cuenta que aqu en Inglaterra es la
nica parte del mundo donde los discriminan y, con
todo, se sienten bien ; los miran como de segunda cla
se, porque al fin y al cabo, los ingleses que emigraron
no eran ciertamente los nobles . . . " As, en ese tono,
realizaba yo una tan brillante cuan extensa y vocife-
LO QUE PASO, PASO . . . 187
rante disertacin cantinera (de algo hay que hablar
no?), hasta que un toque de mano en mi hombro me
interrumpi: "Usted es mexicano, no es cierto? " y
para mi estupor, el "gringo" pronunciaba sin ningn
acento el espaol.
Luego de aclararme que me haba identificado
como mexicano por mi forma de hablar, el ahora
contertulio -con una amabilidad inmerecida por mis
comentarios previos, mas explicable por su profe
sin- comenz a platicarme de su vinculacin con
Mxico: " fui embajador de mi pas -Canad-,
all, y ahora estoy en los Emiratos Arabes . . . " . Ha
bl de lo bien que haba vivido en Mxico, y de cmo
lleg a querer a la tierruca sta y a sus costumbres
"a tal grado que cuando me asignaron a Arabia, me
llev entre, otras cosas, mucha msica mexicana" .
Nada hubiera tenido que ver con estas pginas el
afecto del ex-embajador, por Mxico, si l no hubiera
invitado -all- a unos amigos rabes a or msica
de ac; y si los tales rabes no hubieran redo irrespe
tuosamente cuando escucharon una cancin-himno
que dice " Guadalajara, Guadalajara, hueles a . . . "
Mejor ni t ni yo nos dedicamos ahora a discutir a lo
que huele la ciudad y, por el momento, dejamos que
prevalezca la verdad potica. Mejor nos ocupamos de
la risa arbiga, porque el asunto tiene otra tonalidad
olfativa.
Ciertamente, los oidores de la cancin no saban
espaol y por ello, lo nico que entendan de la letra
es lo que en ella hay de rabe: Guadalajara, y por ello
rean y por ello rieron mis amigos, conocedores de mi
origen . Sucede -segn me explic el diplomtico
que el pretendido " ro de piedras o pedregoso" como
podra traducirse el nombre de la ciudad, pronuncia
do en la forma en que lo hacemos, significa otro tipo
188 LO QUE PASO, PASO . . .

d e ro, quiz ms acorde con l a modernidad. Como


me lo dijeron, te lo digo: "ro de caca" , y los sor
prendidos rabes no imaginaban que alguien hubiera
podido escribir una cancin tan profunda y potica,
a partir del nico enunciado comprensible para ellos.
Lleg el tiempo del patinaje; nos encontramos en
ese comps arqu itectnico y le llamo as porque aho
ra resulta que hay que darle PATINA! a la ciudad;
"antigizarla" , como o que dijo en alguna ocasin
un experto en remodelacin urbana. Adoquines en el
centro, para que parezca lo que fue y los turistas ven
gan a ver una ciudad casi medio milenaria y que pare
ca que fue construida en los cincuentas . Rescatar de
la inopia y el olvido lo poco que se salv de la piqueta
modernizadora. Ptina de antigedad.
Hace, en efeeto, casi quinientos aos que el Valle
de Atemajac comenz a poblarse . En los ltimos cua
renta aos ha cambiado ms la fisonoma del lugar,
que en los cuatro siglos precedentes.
"Guadalajara, Guadalajara, hueles a . . . " . Qu
sigue?
La presente edicin consta de este ejemplar
ms sobrantes para reposicin.

Se termin de imprimir el 29 de enero de 1 992


en los talleres fotolitogrficos
de Impre-Jal, S. A. de C. Y. ,
Impresores de Guada1ajara, .
en la calle de Nicols Romero 5 1 8 ,
Guadalajara, Jalisco, Mxico.
Un buen da.
por la ruta
de la maternidad,
el autor lleg
a Guadalajara un poco
antes de que comenzara
la era cincuenta!
y de que se iniciara
el proceso de ciruga
plstica al rostro urbano. Otro buen dia, el autor
regres a la ciudad despul:s de aos
. de no verla y percibi6 cmo cambi6
ms -GuacbWara- en cuatro dl:cadas,
que en los cuatro siglos precedentes.

Lo que ti denomina "era cincuental" parece ser


el punto d o: parto, partida Y partimiento,
y tambib punto de sustentaci6n de los ensayos aqul
contenidos, que originalmente fueron voz al aire;
programas de radio con cuestionante nombre:
" ... qul: sigue?".

Anecdotario personal -colectivo?- que desde


el fondo de una historia particular o individual,
interroga si la ciudad como tal y como idea
civilizante ha extraviado su vocacin original.
Las villas hadan villanosl Las ciudades... '?

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