Entrevista Con Héctor Abad Faciolince

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ENTREVISTA CON HCTOR ABAD FACIOLINCE1

Jaime A. Orrego
Illinois Wesleyan University
Esta entrevista se efectu el 4 de Julio del 2006 en la sala patrimonial de la
biblioteca de la Universidad EAFIT de Medelln.
J.A.O. En una entrevista usted hablaba de sus inicios como poeta a los 13
aos y de los comentarios que reciba de Manuel Meja Vallejo y Carlos
Castro Saavedra. Por qu no nos habla sobre cmo era la relacin de un
adolescente con dos escritores tan importantes dentro de la cultura
antioquea.
H.A. Mi pap era muy amigo de los dos. Concretamente, Carlos Castro tena
una casa cerca de la casa de nosotros. Con Manuel mi pap y l haban
nacido en Jeric, compartan un pasado en comn. Incluso Manuel fue novio
durante muchos aos de una prima hermana de mi pap, una hija de una
hermana de mi abuelo de apellido Santamara Abad. Fueron novios durante
muchos aos. A esta prima de mi pap no la dejaron casar con Manuel
porque era un bohemio. Toda la vida conservaron un amor muy bonito y muy
intenso.
En realidad mis poemas yo se los entregaba a una poeta de Puerto Rico y
Antioquia que se llama Olga Elena Matei quien era muy amiga de Manuel
Meja Vallejo. Yo era compaero del colegio de un hijo de ella, entonces yo le
mandaba los poemas con su hijo. Pero ella adems de leerlos y
comentrmelos, tambin se los mostraba a Manuel Meja Vallejo. En una
ocasin el me mand unas anotaciones y unos comentarios sobre los
poemas. En realidad nunca fue directamente. Con Carlos Castro era porque
mi pap se los mostraba a l. Yo no estaba muy contento pues a m no me
gustaba mucho mostrar lo que escriba y estuve en desacuerdo que mi pap
se los hubiera mostrado a Carlos Castro entonces eso se suspendi. Yo
nunca estuve en el taller de Manuel. Lo conoc pocas veces a travs de mi
pap. Lo admir mucho como escritor en lo poco que lo le. Y solamente al
final de su vida, cuando l haba sufrido el derrame, lo visite algunas veces en
Ziruma. Ya en ese momento l haba perdido una de sus virtudes ms
grandes que era la de ser un extraordinario conversador como todo el mundo
lo deca, entonces realmente me perd esta faceta.
J.A.O. Cmo fue recibido en su familia la noticia que quera dedicarse a las
humanidades?

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http://www.escritoresyperiodistas.com/NUMERO27/jaime.htm
H.A. Yo creo que mi pap siempre tuvo el sueo de ser escritor. Tal vez a l
le hubiera gustado ser escritor. Entonces el hecho que yo hubiera escogido
esta profesin a l no slo le gustaba sino que le entusiasmaba y la apoy
con muchsimo afecto. Yo empec a estudiar medicina y no vi un gran
entusiasmo de parte de l y cambi muchas veces de carrera y siempre me
apoyo completamente en todos los cambios. Tuve la suerte de estar en un
ambiente familiar muy propicio a las humanidades y tambin probablemente
el hecho que dos de sus grandes amigos fueron Manuel Meja Vallejo y
Carlos Castro Saavedra. l la ve como una profesin de mucho prestigio y
mucho valor as no fuera de valor econmico. Ninguno de los dos era rico,
sobre todo Carlos Castro era bastante pobre. Mi pap lo tuvo que ayudar
incluso econmicamente; pero l contaba con un gran prestigio intelectual y
espiritual para decirlo as, entonces siempre me apoy mucho.
J.A.O. Cmo ha sido crecer bajo la sombra de Garca Mrquez?
H.A. Como afortunadamente yo soy de una generacin muy distinta a la de
l, yo lo veo ms como un gran ejemplo; como un gran ejemplo de
dedicacin vital a un oficio y tambin como una esperanza. El que un
colombiano logre imponerse en Estados Unidos, en Europa y en el mundo
entero como escritor es algo muy difcil. Es como pensar que un poeta del
Putumayo pueda imponerse en Bogot. Todos sabemos que eso es muy
difcil. Entonces l en realidad lo que ha hecho es abrirnos muchas puertas.
Lo que ha hecho es demostrarle al mundo entero que un escritor colombiano
de un pas aparentemente el infierno, el culo del mundo, que tambin en ese
sitio, en ese potrero, se puede escribir gran literatura. Entonces realmente
Garca Mrquez lo que es, es un motivo de orgullo y esperanza. Yo tuve la
suerte de haberlo conocido, de haberlo tratado varias veces y siempre ha
sido una persona de inmensa generosidad y amabilidad que lo que hace es
ayudar y abrirte puertas. Adems tengo la ventaja de no sentirme para nada
un competidor de Garca Mrquez. Para m l es una figura inmensa,
grandiosa y cuando estaba con l yo senta que haba tenido el gusto de
conocer a un Nobel, al Nobel de las letras colombianas.
No por eso tengo que estar de acuerdo en todo lo que l hace. Polticamente
tenemos diferencias. Yo pienso que l es un escritor extraordinario, mucho
mejor escritor incluso que persona, siendo una buena persona. En Basura
hay un captulo del escritor que se siente apabullado por la grandeza de
Garca Mrquez. Tal vez al principio yo llegu a sentir eso, pero en realidad lo
que yo digo es que las experiencias en las que crecimos son tan distintas que
yo lo defino a travs de una imagen. Cien aos de soledad comienza con un
nio al que le llevan a conocer el hielo. Nosotros ya crecimos en un perodo y
con una tcnica muy distinta. El hielo ya est en nuestras casas. Ya a
nosotros lo que nos llevaron fue a conocer un muerto. Yo recuerdo muy bien
el da que me llevaron a conocer un muerto.
J.A.O. Qu piensa del movimiento creado por algunos escritores
latinoamericanos llamado McOndo?
H.A. Yo lo que pienso es que Garca Mrquez no puede ser imitado y ni debe
ser imitado. Hay escritores en Amrica Latina que se han dedicado a imitar a
Garca Mrquez en su estilo, en su temtica y eso es lamentable porque no lo
consiguen, no consiguen llegar a su nivel ldico y potico. Incluso Garca
Mrquez a veces se ha imitado a s mismo y eso ha sido malo para su
literatura. l es grande cuando sigue inventando cosas distintas. Entonces lo
que hicieron los del grupo McOndo parece que publicitariamente les
funcion. Pero para m es intil. Yo no creo que haya necesidad de matar a
los padres para poderse afirmar. Yo creo que con Garca Mrquez ya
podemos tener una relacin mucho ms serena, no de padre sino de
bisabuelo. Mirarlo como un extraordinario escritor a quin no tenemos que
imitar. Nadie est haciendo ahora realismo mgico, a nadie se le ocurre.
Crecimos en condiciones muy distintas. No nos hace falta. Es mayor el
ejemplo de su gua de trabajo, de su capacidad potica, pero no la imitacin
directa de su estilo la relacin que tenemos con l.
J.A.O. Cree usted que hay un intento ahora en los escritores colombianos
de dejar de lado el campo y centrarse en la ciudad?
H.A. Creo que hay un gran cambio generacional. La mayora de los
escritores colombianos que tienen menos de 50 aos ya no nacimos en
pueblos sino que nacimos en ciudades y crecimos en ciudades. Mi pap,
Manuel Meja Vallejo, Gabriel Garca Mrquez, todos ellos nacieron en
pueblos. Es muy distinto donde pasa uno su infancia, su juventud. Ahora el
campo para nosotros es otra cosa. Es el sitio donde uno va a visitar el pueblo
de sus antepasados. El sitio donde, si tiene suerte, se puede conservar una
finca familiar. Es un espacio buclico, el ms bonito, porque lo ms agradable
de Colombia es aquello que no ha sido tocado por el hombre. Lo que no ha
sido tocado por el hombre es en Colombia el campo. Pero es tambin el sitio
de la mayor violencia. Es el sitio donde secuestran, donde violan, donde
sacan la motosierra, donde hay combates, entonces el campo tiene un valor
doble. Por un lado el sitio de la belleza natural y por otro el sitio de la
violencia asesina tanto como la ciudad o ms que ella. Es como la idea de la
selva para los antiguos escritores. Es el sitio donde deja uno de estar en un
terreno seguro y se aventura a un lugar incierto. Entonces el campo puede
tener ese doble valor, como lo incontaminado donde uno est tranquilo y en
silencio y abandona la parte difcil de la ciudad, pero tiene tambin el valor del
sitio ms peligroso, entonces es muy ambiguo para la generacin nuestra lo
que el campo significa.
Hubo un momento en que ser del campo era ser rstico y montaero.
Yo lo viv muy distinto en mi casa. Mi pap viva muy orgulloso del pueblo
donde l vena. Dos pueblos donde creci, Jeric en Antioquia y otro en el
Valle del Cauca, Sevilla. En realidad durante ms tiempo los liceos y los
colegios pblicos de los pueblos fueron mejores que los colegios pblicos de
las ciudades. Entonces de los pueblos vena gente mejor preparada, muchas
veces, para la universidad que la gente nacida en la ciudad. Eso se ha
deteriorado en los ltimos aos. Ya los colegios pblicos de los pueblos estn
como los de las ciudades: mal. Pero durante un tiempo la educacin pblica
estuvo mejor durante ms aos en los pueblos que en las ciudades. Yo tengo
como te digo ese empeo de amor, del campo como lo natural daoso y el
campo como lo amenazante.
J.A.O. Hace unos aos la profesora Luz Mary Giraldo desarroll una
antologa llamada Cuentos Canbales con los nuevos escritores colombianos.
Algo que llama la atencin es que la mitad de los escritores son de Bogot.
A qu cree usted que se debe este fenmeno?
H.A. Yo he tenido suerte de poder entrar ms o menos a Bogot porque
escribo desde aqu (Medelln) para una revista bogotana. A pesar de que me
han ofrecido muchos trabajos en Bogot nunca me he querido ir de Medelln.
Yo he preferido seguir aqu. Yo siempre he dicho que si me voy de Medelln
no me voy para Bogot, me voy para algo mejor. Me voy para Berln.
Es ms fcil publicar si se est en Bogot pues all estn las grandes
editoriales. En Medelln solamente tenemos editoriales universitarias. Yo
dirijo una afortunadamente. Pero de todas maneras Colombia no es como
Argentina, o Chile o incluso Per donde una ciudad rene casi todo.
Colombia es ms un pas de ciudades. En ese sentido es un poquito ms
parecido, sin parecerse y guardando las debidas proporciones, al caso de los
Estados Unidos. Cali, Medelln, Barranquilla, Cartagena son ciudades
importantes. Este no es un pas donde la capital haya reunido todo el poder
cultural, econmico, poltico. Precisamente por eso vivo yo aqu. Yo creo que
tenemos que hacer una especie de resistencia cultural para que ese
centralismo poltico o econmico no sea tambin un centralismo cultural. Yo
por eso me resisto a irme y escribo para revistas bogotanas pero lo hago
desde ac. No importa que sea ms difcil, es ms meritorio cuando lo
logramos.
J.A.O. En esta antologa hay varios escritores que son considerados de su
generacin como el caso de Santiago Gamboa, Mario Mendoza, Antonio
Ungar y otros que no fueron incluidos como Efraim Medina. Cmo se
compara usted con ellos?
H.A. Yo los he ledo a todos. Creo que para ustedes los acadmicos
debe ser muy difcil formar grupos porque probablemente la tendencia de
finales del siglo XX y principios del siglo XXI es que cada uno intenta escribir
su propia obra independientemente de movimientos o de tendencias. Ustedes
seguramente vern tendencias que nosotros no reconocemos pero que
ustedes van a reconocer, por ejemplo temticas en comn, estticas,
retricas que a m me cuesta trabajo identificar como comunes. De los que
mencionaste, hay algo que de todas maneras la literatura es una profesin
que tiene como una especie de sociedad, donde hay amigos. Yo de este
grupo soy bastante amigo de Santiago Gamboa. Yo he presentado sus libros,
l ha hecho lo mismo con mis libros. Digamos que hay afinidades que no
tienen que ser literarias, sino que hay dos personas que se ven y se caen
bien o se caen mal, o se caen regular o no les importa. Con l tengo una
afinidad personal de buena amistad. l vive en Pars, si yo voy a Pars lo
visito y si l viene a Medelln nos vemos. Pero no creo que los libros de l se
parezcan a los mos. Pero a lo mejor se puedan encontrar algunos puntos en
comn como el problema de la inmigracin, aunque tratado de distinta
manera.
J.A.O. Cul es su opinin acerca de la novela sicaresca? Cree usted que
ayuda a crear ms estereotipos tanto de Medelln como de Colombia?
H.A. Yo tengo el orgullo de haber creado esa palabra. La sicaresca
apareci por primera vez en un artculo que yo escrib sobre esas novelas: La
sicaresca antioquea. Realmente se parece mucho a la picaresca en el
sentido de que es una persona, por lo menos en los primeros libros, que
narra en primera persona su vida de fechoras. Yo por experiencias vitales,
directas, es decir, al familiar mo ms importante lo asesinaron unos sicarios,
nunca he sentido fascinacin por los sicarios. He sentido todo lo contrario.
He sentido rechazo. Y a m me parece que la literatura colombiana se
engolosin con estos matones, en parte los justific en algunas de estas
narrativas. Y es como si las victimas no tuvieran ningn inters y el inters de
la literatura colombiana se hubiera centrado sobre los verdugos, sobre los
victimarios durante mucho tiempo. La novela que yo estoy escribiendo, y
que voy a terminar y que espero publicar en octubre, es precisamente la otra
cara de la novela picaresca; una novela sobre una vctima de los
sicarios, que me parece una vida ms interesante, ms valiosa y muy distinta
a esta especie de endiosamiento y creacin de un mito de pobres muchachos
desesperados que no les queda otra alternativa que matar. Yo s aspiro a
escribir algo muy distinto al regodeo macabro con los sicarios.
Obviamente no se puede negar, los sicarios existen por supuesto.
Pero a m no me interesa tanto la vida de los sicarios. Me interesa ms la
vida destruida. La vida que esos sicarios destruyen.
J.A.O. Ya que trata el tema de cmo la violencia lo ha afectado. En libros
como Oriente empieza en el Cairo y Basura, se habla de lo difcil que es vivir
en Medelln, y a diferencia de otros escritores como Santiago Gamboa,
Gabriel Garca Mrquez, lvaro Mutis y Fernando Vallejo usted vive en
Colombia, por qu lo hace?
H.A. Yo pas toda mi juventud ac y estudi buena parte de la carrera
ac. Cuando mataron a mi pap yo me fui de Colombia a raz de unas
amenazas a finales del ao 87, el da de Navidad de ese ao. Me fui con la
intencin de dejar de ser colombiano. Yo odiaba a Colombia y quise hacerlo y
lo intente durante varios aos. Quise volverme italiano y no lo consegu. No
lo consegu porque uno es del sitio donde pasa su infancia y su juventud y
siempre sentir en otras partes, aunque est muy bien, cierta pequea
incomodidad que si uno no la siente de todas maneras los otros se la hacen
sentir. Aunque yo hablara italiano como un nativo prcticamente, despus de
una hora de conversacin algo se me saldra y alguien me recordara que yo
no era italiano. Yo tena un buen trabajo, yo era profesor de espaol en la
Universidad de Verona. Pero de todas maneras yo senta que este [Medelln]
era el sitio donde se hablaba con el acento donde yo me senta ms cmodo,
el sitio de mis recuerdos, el clima en el que me senta ms cmodo, el sitio
donde estaban vivas y muertas las personas que yo ms haba querido o
quera. Entonces quise volver y aqu vivo con las dificultades que tiene vivir
en Medelln, con las limitaciones, pero tambin con el inters de que no todos
nos podemos ir a vivir en el primer mundo, no tiene sentido y no quiero, y
tampoco me gusta ese miedo, esa xenofobia que hay en el primer mundo
contra nosotros. No todos nos queremos ir. Yo quiero hacer algo contrario y
es tratar de construir un pas del que nadie se quiera ir. Eso no lo puede
hacer un escritor, pero al menos uno lo puede hacer en su vida, y con las
personas que estn alrededor de uno mismo, y en la medida de lo posible en
sus artculos, en sus libros; tratar de producir una sociedad, un pas, y una
ciudad ms vivibles y prefiero hacerlo desde aqu. Creo que tengo ms
capacidad de hablar, ms autoridad moral si hablo desde aqu. Es ms
cuando me voy de aqu [Colombia] me molesta hablar de Colombia, mientras
estoy aqu trato de hablar muy mal de Colombia.
J.A.O. Es interesante que mencione eso, pues a columnistas como Antonio
Caballero y Daniel Samper siempre se les critica de lo fcil que es escribir
acerca de Colombia desde el exterior.
H.A. Claro que hay que tener en cuenta tambin que ellos han sido
amenazados. Si uno ha sido amenazado y se fue para salvar el pellejo
tambin tiene razn en estar afuera. Probablemente si a m ahora me
volvieran a amenazar yo me tendra que volver a ir con todo el dolor. Pero
tendra que ser una amenaza muy seria y muy directa. Yo voy a tratar de
aguantar todo lo que pueda aqu.
J.A.O. Cambiando un poco de tema, se ha dicho que escribe dos libros al
tiempo, y al leer Basura no pude dejar de pensar en si este libro representa
dos libros.
H.A. Yo eso de que escribo dos libros al mismo tiempo, ni siquiera me
haba dado cuenta. Fue un gran editor y amigo mo, el subdirector de la
revista El malpensante, Mario Jursich el que un da me dijo, Hctor, t te
das cuenta de que siempre escribes dos libros al mismo tiempo? Entonces
me puse a pensar en eso y es la verdad. Eso es algo que yo hago, despus
lo entend, para superar el exceso de autocrtica. Trato de escribir dos libros
de tonos muy distintos. Uno ms serio y uno ms jocoso. As cuando me
canso de un tono voy al otro tono y me calmo. Si me parece que estoy
siendo superficial me voy al libro de tono aparentemente ms profundo; y si
me parece que me estoy volviendo muy pesado pues vuelvo al libro ms
frvolo y as me calmo y puedo seguir trabajando.
Basura es la conjugacin de todo eso. Como escribo tantas cosas al
mismo tiempo, me di cuenta que tena mis cajones llenos con cosas a
rebosar, de cosas con las que no saba qu hacer y la trama, sugerida por un
amigo, me permitira, al menos fue inicialmente lo que pens, poder salir de
toda mi basura utilizndola en una novela. En realidad no fue as, y la
basura que pude usar fue muy poca y tuve que inventarme la basura para
que el libro funcionara. La intencin inicial era aprovechar mi basura pero al
final tuve que construirla porque si no quedaba muy postizo.
J.A.O. Su libro Oriente comienza en el Cairo forma parte de una coleccin de
relatos de viajes de diferentes escritores hispanos. Cmo ve ese tipo de
literatura hoy en da?
H.A. Comercialmente no funcion nada. De hecho el libro mo en
Espaa se vendi menos que todos mis otros libros. Claro que
comercialmente no manejaron muy bien el proyecto. A Colombia trajeron ese
libro a un precio exorbitante. Lo triste es que en Espaa lo iban a picar y yo
import los libros que quedaban y hoy en da los estoy regalando. El de
Santiago Gamboa (Octubre en Pekn) tuvieron que regalarlo con una revista
de viajes en la cual sacaron una edicin sobre China. Pero para nosotros los
escritores fue una experiencia muy bonita porque nos daban una buena plata
para viajar a ese sitio y yo pude estar dos meses en El Cairo escribiendo mi
libro que lo acab despus al regresar. Para la editorial creo que este libro no
fue bueno pero para m fue una experiencia muy valiosa. Le mucho sobre
Egipto, conoc muy bien El Cairo y escrib un libro que a m no me molesta,
por el contrario, me parece muy agradable.
J.A.O. Con motivo de este mismo libro, usted visit un pas rabe poco antes
del 11 de septiembre del 2001, qu piensa de la nueva divisin de oriente y
occidente creada despus de los ataques de las torres gemelas en Nueva
York?
H.A. Cuando yo estuve all yo percib una tensin muy grande. Sobre todo
los hermanos musulmanes que es un grupo extremista egipcio muy fuerte.
Se senta ese odio muy acentuado por los Estados Unidos y en general por el
modo de vida occidental. Lo malo es que yo creo que la poltica
norteamericana despus del 11 de septiembre y con la invasin a Irak,
Afganistn, con su actuacin en Irn y en Arabia Saudita, no est propiciando
una mejor comprensin entre estas dos secciones del mundo sino que esas
diferencias y esos odios se estn ahondando. El terrorismo no slo no ha
sido derrotado sino que est aumentando. Yo creo que esa imposicin a la
fuerza de la democracia y de ciertos valores de tolerancia occidental no se
pueden hacer a la fuerza mandando tropas, porque entonces ellos no van a
identificar esos valores occidentales como algo valioso, como algo que
propicia la libertad y la comprensin entre los pueblos sino todo lo
contrario. En Irak Estados Unidos est mostrando el rostro ms arrogante y
el peor rostro de occidente. Habra que llegar con la Ilustracin. Habra que
llegar con libros, con enciclopedias, con crticas al fanatismo religioso. Pero
cuando llegan defendiendo esas ideas con tanques y misiles, nadie va a creer
en esas ideas. Se est mostrando un rostro con el que nunca van a
convencerlos de que el sistema de libertades y democrtico es mejor. Si se
van y lo presentan as creo que es nefasto y que estn consiguiendo el efecto
opuesto. Estn produciendo ms terrorismo, ms fanticos, ms gente
adolorida y que siente que lo puede perder todo con tal de no ser
humillados. Han humillado a estos pases y a estas gentes de una manera
escandalosa
J.A.O. Cmo cree que este conflicto nos afecta a nosotros en
Latinoamrica, y en Colombia especficamente?

H.A. Creo que nos afecta hacindonos desaparecer. Ya no somos tan


interesantes. Amrica Latina en estos aos de George W. Bush
prcticamente ha sido olvidada. Tal vez por eso se le est complicando
tambin la vida a Bush. En Latinoamrica estn surgiendo una gran cantidad
de gobiernos bastante anti-norteamericanos. Pero no es slo Norteamrica,
el mundo europeo se ha preocupado ms o por las ex-republicas comunistas
del oriente de Europa, o por los pases islmicos. Amrica Latina en este
momento est en una especie de limbo en el que a nadie le importa mayor
cosa lo que pasa en Amrica Latina. Por supuesto cuando se vuelven ms
rgidas las polticas de inmigracin, eso tambin nos afecta directamente
porque hay ms persecuciones, es ms difcil quedarse. El muro que se est
construyendo entre Mxico y Estados Unidos es incluso como una paranoia
creciente en la que se piensa que ya vienen los invasores, los malos que son
siempre los extranjeros. La xenofobia es algo natural pero hay que
mantenerla dominada, porque si no sta nos domina del todo. No nos afecta
positivamente, salvo que a veces que no lo vean a uno puede ser algo bueno.
Nos molestan menos en los aeropuertos. Ya no somos el nico foco de
atencin.
J.A.O. Manuel Meja Vallejo escribi alguna vez que el secreto para hacer
obras geniales lo tienen nicamente los crticos; es decir, aquellos que nunca
son capaces de hacer algo original. Cmo es su relacin con la crtica?
H.A. No es fcil soportar que el trabajo que has hecho durante muchos
aos algunos lo maltraten y lo despachen en dos pginas. Hay cierta crtica
de revista y reseistas que son ofensivas por lo superficial. Hay algo todava
peor y es que te ignoren por completo. Que salga un libro tuyo y no haya
ninguna crtica. Pero yo creo que en la academia hay por lo menos unas
lecturas cuidadosas, pausadas, artculos largos interesantes, no carentes de
observaciones crticas en el sentido negativo de la palabra, pero que en
general son ms que nada trabajos de comprensin y de lectores atentos. A
m me parece que el dilogo con esos lectores cuidadosos como son algunos
acadmicos y los traductores es algo benfico para lo que nosotros
escribimos. Por supuesto, la mayora de los escritores la nica crtica que
soportan es la que dice obra maestra. Y si no dicen eso todo les parece
poquito. Yo creo que frente a la crtica hay que tener cierta paciencia y
humildad y saber que realmente lo que luego va a pasar ser lo que los
lectores decidan al cabo de muchos aos. Los libros no se escriben para los
crticos. Se escriben para los lectores. Los crticos pueden orientar la lectura
y pueden hacer que algunos libros no se olviden o renazcan despus de
haber sido olvidados. En general yo tengo una relacin mental, porque casi
nunca es directa con los crticos. Yo agradezco que alguien, de todas
maneras, gaste horas, das y semanas de su tiempo tratando de leer y de
entender las implicaciones de un libro mo. Cuando algo no me gusta, o no lo
entiendo, que es lo que pasa muchas veces con la crtica contempornea,
igual lo respeto.
J.A.O. Continuando con la crtica, cmo reacciona a los comentarios que le
hacen los lectores a sus artculos en revistas como Semana o Soho?
H.A. Al principio, incluso cuando apareca mi direccin en la revista
Cambio, trataba de responder siempre las cartas. Pero lamentablemente eso
crece tanto que ya es imposible tener una relacin directa con los que
escriben. El problema es que a veces esos mensajes son
amenazantes. Entonces si uno no tiene el pellejo muy duro o ha sacado un
cayo en el esternn lo puede afectar y si son amenazantes con mayor razn
podra uno morderse la lengua para decir ciertas cosas. Entonces hay que
leer esos comentarios pero con una coraza de proteccin psicolgica para
que no te afecten mucho.
J.A.O. Cmo combina su labor periodstica y creativa, cree que alguna
influye en la otra?
H.A. Algunas veces, no muchas. Es inevitable que haya a veces en los
libros fragmentos que parezcan un poquito ensaysticos. Pero la novela
contempornea creo que permite dentro de s mucha hibridacin. Eso es lo
bueno de la novela, que uno puede tener pedazos poticos, pedazos
ensaysticos, pedazos auto reflexivos, pedazos narrativos sin que la novela
pierda su esencia que es ser un gnero omnvoro.
El periodismo tiene dos cosas buenas. Por un lado me da para vivir
pues es mi fuente de ingresos ms importante. Y por otro lado me mantiene
la mano caliente. La obligacin de escribir semanalmente uno o dos artculos
es buena. Yo creo que la escritura es tambin una prctica cotidiana y que
tanto ms lo haces, como los tenistas o los pianistas, te da una facilidad, una
soltura que es til tambin para cuando ests escribiendo ficcin.
J.A.O. Ya para terminar, qu proyectos tiene para el futuro?
H.A. Ya termin el libro que se llama El olvido que seremos que es una
novela testimonial sobre la vida de mi pap y su asesinato. Tambin el libro
trata sobre mi relacin con l, sobretodo mi relacin infantil y en ese sentido
l tiene mucho de memorias.
Y ahora que me dan una beca y que me voy a ir un ao sin
compromisos de trabajo, entonces all voy a tener otro proyecto que no est
muy claro. Tena uno que haba empezado, como siempre, tratando de
escribir dos cosas al mismo tiempo; un proyecto muy frvolo que estaba
escribiendo al mismo tiempo que el libro de mi pap que era muy duro de
escribir, que me costaba mucho escribir. Se llamaba Memoria de un amante
impotente pero creo que ese no lo voy a seguir y espero en Berln encontrar
un proyecto o dos proyectos nuevos para desarrollar este ao.

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