Retos Feministas
Retos Feministas
Retos Feministas
Introduccin
Ello implica enfocar el vnculo entre las relaciones de gnero con el racismo, la
homofobia, el clasismo y todas las formas de discriminacin, ubicando los
diferentes contextos en los cuales se desarrollan las propuestas globales de las
mujeres y la multiplicidad de perspectivas y prioridades inherentes a cada una
de las interrelaciones que stas producen.
Notas:
Sylvia Borren*
Para Nairobi, en 1985, esto haba sido remediado y las cifras eran
verdaderamente ms asombrosas de lo que se imagin. En esa conferencia se
dijo que las mujeres realizaban un 80 90 por ciento de los trabajos en el
mundo y que no obstante eran dueas de apenas el 1% de las propiedades.
Tambin se seal que el 70% de los ms pobres en el mundo son mujeres: no
cuentan con los servicios ms bsicos de salud y educacin y mucho menos
con poder en la toma de decisiones. Las tensiones en Nairobi fueron producidas
por las sonadas divisiones Norte/Sur. Nuestro propio taller lsbico fue visto
2.1 Muchas de las palabras y el trabajo realizado por feministas (y tambin por
agencias de desarrollo y gobiernos) tienen una conexin con el lenguaje
relacionado al conflicto de recursos o recursos limitados. Esto es bsicamente
el pensamiento conceptual que indica que algunos (pocos, ricos, occidentales,
blancos, varones, etc.) estn obteniendo ms y mucho ms que una mayora de
otros (muchos, pobres, del Sur, mujeres, etc.).
Tal vez el conflicto de recursos que nosotras como feministas hemos abordado
con mayor energa es la divisin del poder. Se ha luchado contra ello
principalmente en tres niveles: el tema de la violencia contra las mujeres, la
divisin del trabajo en el hogar y el tema del liderazgo de las mujeres a nivel
ciudadano, gubernamental y corporativo.
Las feministas se han dado cuenta de que la violencia contra las mujeres (y las
nias y nios) est conectada a la desigualdad de poder y, por ende, se ha
hecho mucho esfuerzo por evidenciar la amplitud del problema, para ayudar a
las mujeres a protegerse, recuperarse y para aumentar su nivel de afirmacin y
poder personal. Las sobrevivientes de la violencia se han convertido en
maestras y en guas para otras mujeres.
Sin embargo, no creo que el obtener la parte que nos corresponde deba ser
nuestra meta final como mujeres y como feministas. Ya no somos las nicas
que estamos trabajando hacia estas metas. Estas metas en s mismas se han
convertido en parte de las corrientes dominantes. Tambin estamos enfrentado
conflictos de valores y de identidad. Siento que es en estas reas que el
movimiento feminista puede haber perdido el camino y posiblemente se ha
perdido a s mismo como movimiento.
2.2 Los conflictos de valores se refieren a algo ms que quin obtiene qu. Se
refieren a lo que consideramos correcto o incorrecto, bueno o malo, sobre cmo
deseamos vivir y en qu tipo de mundo deseamos hacerlo.
El conflicto de valores tiene que ver con los patrones de roles de gnero. Los
hombres conservadores quieren tener a sus hijas y esposas bajo su control, los
fundamentalistas de cualquier religin generalmente quieren mantenerlas en
De otro lado, todas conocemos esa sensacin de volver a perder el piso. Cuando
las mujeres jvenes eligen quedarse en casa para cuidar de la niez. Cuando
crecientes presiones de trabajo sobrecargan a las mujeres que tratan de
mantener un trabajo y una familia. Cuando vemos los resultados de polticas
econmicas neoliberales fundamentalistas durante la crisis asitica y ahora en
la crisis argentina, y sabemos cmo stas afectarn a las mujeres que viven en
situaciones de pobreza en esos pases. Cuando vemos todas las promesas
polticas de ayuda (los siete compromisos internacionales), sabemos que existen
los medios para cumplir con ellos y, no obstante, los polticos en todo el mundo
no asignan los fondos para honrar su palabra. En repetidas ocasiones, cuando
hablamos con las mujeres que han trabajado de manera tan ardua para lograr
que sus objetivos (por ejemplo sobre salud o educacin) sean implementados, y
que estn perdiendo las esperanzas, retirndose, sintindose cansadas o
desgastadas, en ocasiones volvindose cnicas, vemos al mismo tiempo que la
nica forma en que ganaremos la batalla de valores es contando con las
Por supuesto que hay muchas mujeres que s van ms all de los lmites, que
tienen posiciones de poder o liderazgo dentro del gobierno, la sociedad civil y el
sector corporativo. Son lderes, pero, se las sigue viendo como parte del
movimiento feminista?
Creo que ha llegado el momento de que muchas de nosotras (ms de las que
actualmente lo hacemos) tomemos una seria responsabilidad en dar forma a
nuestro mundo en los niveles micro, medio y macro. En otras palabras, de dar
un paso ms en el feminismo, el movimiento feminista y el liderazgo feminista;
de preocuparnos no slo sobre la forma de las vidas de las mujeres sino
tambin de la calidad de las vidas de los hombres, mujeres y nios/as en un
sentido ms general; de preocuparnos por encontrar soluciones a las tensiones
y conflictos en el mundo; de asumir el liderazgo en organizaciones, de buscar
formas de hacer que nuestras vidas y nuestro mundo sean ms inclusivos y
diversos.
Entonces, mi sueo para nuestro futuro feminista: un nmero cada vez mayor
de mujeres con el valor para asumir mayor poder y responsabilidad, y para
trabajar desde una premisa de que s podemos cambiar el mundo exitosamente,
no slo para las mujeres sino para todos. Una organizacin ms inclusiva, una
mayor aceptacin de la diversidad, debates ms abiertos sobre las diferencias,
menor necesidad de consenso tipo simbitico. Ms construccin de alianzas
entre algunas mujeres, pero tambin hombres, en todos los mbitos de la vida.
Estrategias ms ingeniosas hacia metas especficas, como por ejemplo,
educacin para todas/os, o como los derechos reproductivos, incluyendo
anticonceptivos y aborto.
Las metas hacia las cuales trabajar, con muchas otras mujeres y hombres, se
refieren a un mundo de equidad global, con un enfoque en el desarrollo basado
en los derechos. S que hay muchas mujeres que comparten esas metas, esos
valores.
Notas:
Estas son las dos problemticas sobre las cuales quiero llamar a la reflexin,
porque esto alude justamente a lo que las feministas del mundo queremos
desafiar. Para hacerlo, debemos llegar a propuestas concretas que logren
cambios reales en esta situacin.
Tambin creo que despus del 11 de setiembre, los Estados Unidos tiene la
legitimidad para ir y bombardear cualquier pas, y parece que, segn la
perspectiva estadounidense, nuestros pases son canales potenciales de
terrorismo. Recientemente los Estados Unidos envi 600 militares
estadounidenses y dio 400 millones de dlares en ayuda militar a Filipinas,
para apoyar al gobierno en la lucha contra los terroristas rebeldes en el sur. La
verdadera historia es que el gobierno de los EE.UU. quiere abrir todas estas
zonas y tener una cierta presencia en ellas y, para conseguirlo, es muy
conveniente usar los argumentos de apoyo y lucha contra el terrorismo.
Notas:
Esto seala la diferencia entre hablar sobre poner fin al crimen y hablar sobre
poner fin a la discriminacin de gnero. Puede que el crimen nunca termine,
pero nos quedaremos con el crimen residual que subsiste a pesar de los
dictados de la ley y los esfuerzos de diversas agencias ejecutoras de la ley. Los
gobiernos pueden ejercer polticas para eliminar el crimen, aunque saben que
nunca sern completamente exitosos. Permanecern en un estado de guerra
perpetuo contra el crimen, aunque siga siendo sensato prever un estado ideal
donde el crimen haya sido eliminado.
Comportamiento interpersonal
Gobernabilidad familiar interna
Instituciones sociales como clubes, iglesias
Tradiciones extendidas y prcticas sociales
Prcticas empresariales en tiendas, bancos, hoteles, etc.
Prctica religiosa en el culto y admisin al sacerdocio
Normas y reglamentos administrativos gubernamentales, en escuelas,
hospitales, etc.
Derecho consuetudinario
Derecho estatutario
Constitucin del Estado
La primera implicacin que surge de esta lista es que resulta tonto tratar de
eliminar la discriminacin a nivel superficial del comportamiento interpersonal
Algunas veces, las prcticas que no estn basadas en la ley pueden, sin
embargo, existir en el nivel administrativo del gobierno. Un ejemplo de Zambia
es el derecho de un ciudadano a un pasaporte. Bajo la ley, todos los ciudadanos,
sean hombres o mujeres, solteros o casados, tienen igual derecho a un
pasaporte. Pero a una mujer casada que solicitaba un pasaporte se le sola
pedir una carta de permiso de su esposo. Tom veinte aos de protestas del
movimiento de mujeres antes de que este comportamiento administrativo ilegal
fuera finalmente detenido. Incluso hasta la fecha, la mayora de clnicas de
salud del gobierno piden a una mujer el permiso de sus esposos antes de poner
a su disposicin anticonceptivos.
El patriarcado y el apartheid
La leccin para las feministas es obvia. En mayor o menor grado, todos los
pases estn infectados con un sexismo institucionalizado, respaldado por la
ideologa del patriarcado. Mientras que la batalla contra la discriminacin racial
institucionalizada ha sido ganada en gran parte, la batalla contra la
discriminacin de gnero institucionalizada apenas acaba de empezar. Algunas
feministas ni siquiera pueden considerar la batalla, ms bien han establecido
enclaves feministas o sociedades alternativas, supuestamente fuera del control
del Estado patriarcal.
iv. Inters general: Los hombres pueden estar tomando las decisiones, pero
tienen en mente el inters general tanto de las mujeres como de los
hombres, y actan por el bien general de toda la familia y de toda la
sociedad.
vi. Disciplina y coercin: Los hombres han recibido el rol (de Dios, la
tradicin, la ley, la sociedad) de mantener su autoridad sobre las mujeres
y de asignar castigos fsicos u otros a las mujeres que no estn
dispuestas a someterse a la autoridad masculina.
Pero en los pases donde los gobiernos afirman adherirse a los principios de
derechos humanos, buena gobernabilidad y democracia, obviamente la
ideologa del patriarcado no puede sostenerse. Puede existir slo como una
ideologa encubierta. Es la ideologa que no se atreve a decir su nombre. En una
sociedad que dice ser democrtica, no puede ser planteada pblicamente como
parte de los principios predominantes. Ms bien debe proceder a travs de
seales no verbales en las salas de directorio y de comits, por hombres que
conocen las convenciones silenciosas del dominio masculino. Se encuentra
implcito dentro de la estructura y las tradiciones de las instituciones
gubernamentales y de la iglesia, y generalmente no se encuentra disponible
para el escrutinio y el anlisis.
Las mujeres slo pueden cuestionar al patriarcado luego de haber logrado verlo,
analizarlo y distanciarse de l. Este es el requisito previo para la accin. Sin ello,
es ciertamente imposible que el patriarcado cuestione al patriarcado. Las
mujeres no pueden cuestionar el patriarcado si viven dentro de l y aceptan
posiciones como hombres honorarios o mujeres nominales. No puedes luchar
contra el patriarcado si eres una de sus sirvientes fieles y subordinadas.
Notas:
Phumi Mtetwa*
Estos elementos tambin deben ser parte del desarrollo de nuevas formas de
pensamiento inclusivas1, en cuyo caso necesitamos dejar de dar prioridad a un
derecho sobre otro, a una visin sobre otra, haciendo reales avances prcticos,
tales como la universalidad, indivisibilidad e interdependencia de los derechos
humanos. Sostener, por ejemplo, que la lucha contra el racismo es ms
importante que la lucha contra la discriminacin basada en la orientacin
sexual -como vimos en la Conferencia Mundial Contra el Racismo- limita las
Notas:
Las feministas para algunas personas todava somos una especie de engendro
maligno que produce sentimientos profundos de rechazo y en ocasiones de odio.
Para m ser feminista es una postura ideolgica de un movimiento
profundamente transformador de las relaciones humanas. Desde este punto de
vista, el tema de las intersecciones de anlisis de gnero, raza, orientacin
sexual, etnicidad, clase, posicin econmica, entre otros, necesita ser analizado
y desarrollado an ms.
Por todo esto, se hace cada vez ms evidente la necesidad de que todas las
personas se capaciten en materia de derechos econmicos, en economa,
comercio y globalizacin. Y tambin por eso es necesaria la perspectiva de
gnero.
Las polticas econmicas han variado sus acercamientos hacia las mujeres
desde las campaas que plantean la existencia de dos concepciones sobre la
mujer y el desarrollo: una de ellas es desde el desarrollo hacia la mujer y la
otra es desde la mujer hacia el desarrollo. La otra tendencia ms reciente es la
de gnero en el desarrollo (GED) (Len, 1996), que tiene como objetivo el cambio
en las relaciones entre los gneros y en la sociedad en general.
Los movimientos feministas han sido y son movimientos polticos que han ido
construyendo discursos alternativos de cambios sociales. Creo que estamos
haciendo un ejercicio interesante y vital para el futuro de nuestros trabajos en
torno al tema de los derechos humanos de las mujeres. Como feminista
reconozco que las primeras etapas de estas luchas nos ensearon el valor de la
palabra mujer como un espacio desde donde definir nuestras luchas sociales y
polticas. La continuacin de la lucha por organizarnos tambin sent las bases
para que el discurso de la mujer empezara a ser el de las mujeres.
Empezamos a organizarnos desde las diferencias (Rivera Lassn y Crespo
Kebler 2001).
Los aos noventa y lo que ha pasado en este comienzo de siglo, por su parte, se
han caracterizado por la diversidad y el distanciamiento. En Puerto Rico se ha
visto el surgimiento de reclamos ms fuertes y especficos de mujeres a su
derecho a organizarse, por ejemplo, por raza o por orientacin sexual. Aunque
en el caso de las organizaciones de lesbianas, ya habamos visto el
aparecimiento de algunos grupos desde los setenta y en los ochenta, en los
noventa comenz una etapa ms activa en este tema, aunque los grupos no
necesariamente participan o se identifican como parte del movimiento feminista,
que, a su vez , hasta ahora ha sido dominado en sus acciones y agendas por la
heterosexualidad (Rivera Lassn y Crespo Kebler, 2001).
La misma situacin la veremos en los grupos que surgen alrededor del tema de
la mujer negra. Estas organizaciones son hasta ahora grupos de mujeres en la
periferia de las actividades de las organizaciones feministas. stas ltimas, las
organizaciones feministas, hasta ahora han estado desprovistas de contenido de
anlisis de raza en sus acciones y agendas (Rivera Lassn y Crespo Kebler
2001). Estos son retos para todas las personas, en todas direcciones.
Si hoy podemos articular una defensa de los derechos de las mujeres a vivir sin
violencia, por ejemplo, esto se debe a un trabajo que comenz con la
imaginacin. Haba que soar, y hay que soar para construir la realidad, pero
la realidad es tambin un sueo. Cuando creemos que estamos concretando su
forma, la realidad se transforma nuevamente, descubriendo en su cuerpo
nuevos ngulos que antes no veamos. Creo que las mujeres no somos una sola,
ni somos iguales, ni mucho menos somos unidimensionales, por lo que me
gusta imaginar que las utopas feministas estn en constante cambio y que
siempre estamos retndonos a nosotras mismas para tratar de articular un
discurso(s) que nos incluya a todas y/o que no excluya a algunas (Rivera
Lassn y Crespo Kebler 2001).
Referencias
Notas:
Virginia Vargas*
Estas nuevas tendencias, o lo que Irene Len llama los grandes temas
pendientes del feminismo (o Ana Rivera llama el reajuste de los discursos),
pueden resumirse en dos ejes transversales: liderazgos jvenes y/o renovados,
diversos y plurales, de acuerdo a los nuevos retos, y atencin a las
desigualdades que esa diversidad conlleva, y que se expresa en otras mltiples
discriminaciones, de raza, etnia, edad, orientacin sexual, residencia geogrfica,
adems del gnero (cruzando al gnero), todas ellas en interaccin mutua y
permanente, lo que aumenta la exclusin. Esto nos compromete vital y
polticamente. Estas tendencias adems comienzan a expresarse despus de
procesos de repliegue de los movimientos, ante el avance de un individualismo
extremo (la cultura del yo, la llama Norbert Lechner, recelosa de incorporarse a
experiencias colectivas), de fragmentaciones y resurgimiento de identidades
esenciales. Procesos en los cuales, como dice Silvia Borren, el feminismo puede
haber perdido el camino.
Pero es tambin cierto que estas nuevas miradas son posibles por la creciente
diversidad, pluralidad y des-centramiento de los feminismos, lo que tambin ha
diversificado sus formas de existencia y sus estrategias. Dando sustento a lo
que Sonia lvarez (1998) define como los feminismos de estos tiempos: un
campo discursivo, expansivo, heterogneo, generando campos de accin
policntricos que se extienden sobre un conjunto de organizaciones de la
sociedad civil, y que no se restringen a los espacios de mujeres, aunque
indudablemente ellas los mantienen de muchas formas. La misma presencia en
el FSM, hacindose estas mismas preguntas, es tambin una expresin de ese
cambio.
En el Foro Social Mundial los feminismos han comenzado a posicionar los dos
ejes arriba mencionados, alimentando procesos que integran la justicia de
gnero con la justicia econmica, recuperando al mismo tiempo la subversin
cultural y la subjetividad como estrategia de transformacin de ms largo
aliento. Confrontan as dos expresiones amplias de injusticia: la injusticia
socioeconmica, arraigada en las estructuras polticas y econmicas de la
sociedad, y la injusticia cultural o simblica, arraigada en los patrones sociales
de representacin, interpretacin y comunicacin. Ambas injusticias cruzan a
las mujeres y a muchas otras dimensiones raciales, tnicas, sexuales,
geogrficas. Expresadas en la desigual distribucin de recursos y en la ausencia
de valoracin de ciertas culturas, se concretan en las luchas por la
redistribucin y el reconocimiento. Y aunque no han sido luchas que han
estado siempre conectadas, ambas lo estn intrnsecamente, como dice Nancy
Fraser (1997), porque las normas androcntricas y sexistas se institucionalizan
en el Estado y la economa, y las desventajas econmicas de las mujeres
restringen su voz, impidiendo su igual participacin en la creacin cultural.
Sin embargo, junto con este aporte sustancial viene el desafi que para los
feminismos representa este espacio. Como dice Irma Van Dueren, no queremos
un FSM dominado por los hombres, sino uno donde tambin haya dilogo
feminista. Y ello no siempre es fcil, porque implica una doble estrategia:
comprometerse con las luchas colectivas de los movimientos sociales y al
mismo tiempo intentar transformar su perspectiva en relacin al feminismo, a
la diferencia, al gnero, a los pensamientos mltiples, como dice Sonia Correa
(2002). Por tanto, existen en el Foro procesos de articulacin y procesos de
disputa. Y ello ha sido claro entre el primer y segundo Foro: la presencia y
visibilidad de los feminismos en el II Foro, aunque no suficiente, fue mucho
ms visible e impactante que en el FSM I, gracias a la tenacidad de la disputa
planeada por los feminismos, as como por la labor incansable de los
feminismos brasileos. Y no estamos solas en eso.
Referencias
Notas:
Carolyn Medel-Aonuevo*
Aunque existen conflictos entre estas redes, el desafo en los aos venideros es
el dilogo continuo y la claridad de perspectivas, a fin de permitirnos no slo
respetar las demandas de las diferentes comunidades, sino, y con mayor
importancia, ser capaces de llegar a una perspectiva integrada. La perspectiva
feminista slo se puede fortalecer si es constantemente cuestionada por otras
perspectivas. Dicho proceso no slo debe ser bienvenido, sino que debe ser
producido conscientemente. Creo que Porto Alegre es uno de estos espacios
donde se deben realizar cuestionamientos.
Finalmente, para mi, la cuarta fortaleza sobre la cual podemos construir este
Otro mundo es reconocer la importancia de las identidades al confrontar otras
identidades. El siglo XXI es diferente a otros siglos en tanto las luchas por las
diversas identidades estn firmemente colocadas en el centro. Los siglos
anteriores se han enfocado en luchas entre reyes y la burguesa, entre
terratenientes y campesinos, y entre capitalistas y obreros. En el complejo
mundo en el cual vivimos hoy en da, nos damos cuenta que la clase y las
consecuentes relaciones con la produccin son slo uno de los aspectos que
definen quienes somos. Existen relaciones de gnero, pertenencia a
comunidades tnicas, la orientacin sexual y una serie de otras diferencias que
Notas:
__________________________________________
Informacin disponible en el sitio ARCHIVO CHILE, Web del Centro Estudios Miguel Enrquez, CEME:
http://www.archivo-chile.com
Si tienes documentacin o informacin relacionada con este tema u otros del sitio, agradecemos la
enves para publicarla. (Documentos, testimonios, discursos, declaraciones, tsis, relatos cados,
informacin prensa, actividades de organizaciones sociales, fotos, afiches, grabaciones, etc.) Enva a:
[email protected]
NOTA: El portal del CEME es un archivo histrico, social y poltico bsicamente de Chile. No persigue ningn fin
de lucro. La versin electrnica de documentos se provee nicamente con fines de informacin y
preferentemente educativo culturales. Cualquier reproduccin destinada a otros fines deber obtener los
permisos que correspondan, porque los documentos incluidos en el portal son de propiedad intelectual de sus
autores o editores. Los contenidos de cada fuente, son de responsabilidad de sus respectivos autores.