Elizondo - La Escritura Maldita en Farabeuf
Elizondo - La Escritura Maldita en Farabeuf
Elizondo - La Escritura Maldita en Farabeuf
No faltarn minutos para que tu cuerpo se recubra de estras lentas que la sangre
traza, por gravedad, en las comisuras del cuerpo despus de que el bistur recorre
la piel como una caricia perceptible, pero inequvoca en el florecimiento de las
vsceras que brotan a travs de las incisiones como los retoos de una primavera
tenebrosa. (Pg. 153)
El lenguaje utilizado para describir las situaciones sangrientas es fro, preciso, como
cuando se hace un inventario pormenorizado de los instrumentos quirrgicos destinados a
las mutilaciones. El horror es tambin producido por los espacios sombros en que se
desarrollan los acontecimientos, ya sea la casa parisina con los pisos cubiertos de
peridicos viejos o aquella playa en que la mujer recogi una estrella de mar. Pero
tambin el horror lo constituye un elemento persistente, que anega todos los espacios: el
silencio. Hay demasiado silencio en la novela; los personajes callan o hablan
ambiguamente, nicamente se oye el gotear de la sangre, el serruchar de los huesos, o
hay gestos que no se saben interpretar: qu hace la mujer empeada en el movimiento
de la ouija, qu respuesta espera, qu significa el ideograma chino que ha trazado
inconscientemente en una ventana? El silencio se extiende, es por eso que no queda ms
que mirar, observar cuidadosamente todo para entender cada detalle, y an as no se
puede evitar encontrar un eco en esa voz que dice melanclicamente dentro de la novela:
"Muchas veces pienso que no he pasado nada por alto, absolutamente nada, pero hay
resquicios en esta trama en los que se esconde esa esencia que todo lo vuelve as:
indefinido e incomprensible" (ntese la autorreferencia que se hace, en varias ocasiones,
a las mismas complicaciones que tenemos los lectores con la novela). (Pg. 69).
El ideograma, ese signo de silencio y misterio, est presente como smbolo. La realidad es
una grafa compleja que conglomera en s misma muchos significados; una sola lnea que
se borre o que se agregue y todo cambia; as es cmo se narra en Farabeuf una misma
situacin que se altera cuando un nuevo elemento entra en accin o cambia. Por ejemplo,
el ideograma que la mujer dibuja en la ventana significa nmero seis, pero tambin "la
disposicin de los trazos que lo forman recuerda la actitud del supliciado y tambin la
forma de una estrella de mar, verdad?" (Pg. 150).
Si algo ha retomado Elizondo de los escritores malditos es el erotismo y el horror ante el
abismo que hay entre dos personas: esto en Bataille; del Marqus de Sade su deseo de
destruccin, de transgredir lo sagrado, de aterrorizar todo lo gozoso; y de Baudelaire su
admiracin hacia la belleza corrompida, su deleite ante el dolor y el sufrimiento. Pero no
slo estas influencias son a nivel temtico, a nivel de lenguaje tambin hay similitudes. No
hacen falta muchos esfuerzos para notar que algunos de los escritores malditos eran unos
dandys o snobs, pero su elegancia, su extravagancia y refinamiento eran fructferos, y se
transferan al lenguaje. De tal manera el lxico suele ser cuidado, utilizado con gran
conciencia esttica; una mirada hacia la novela lo comprueba. Dentro de todo lo
sangriento o lo impresionante que puede ser leer acerca de la carne pasada por una
cuchilla nos encontramos con que el lenguaje nunca pierde su compostura y se mantiene
fresco, renovador, elegante.
No puede dejar de verse a Farabeuf como una novela llena de erotismo (sdico,
masoquista, perverso, pero erotismo). La principal imagen ertica la constituye la
fotografa del supliciado, en la cual "Bataille (la figura de Bataille aqu es decisiva porque
la fotografa aparece en su libro Les Larmes d Eros que es de donde Elizondo la tom)
advierte todas las caractersticas esenciales del erotismo: la crueldad, la violencia, la
violacin de la interioridad del cuerpo humano, la profanacin de las estructuras vitales, el
atentado contra la interdiccin, la fascinacin del suplicio y el xtasis mstico." (Teora del
infierno, Pg. 75-76). Es una novela muy sensorial, siempre est apelando a los sentidos,
pero tambin jugando con ellos, confundindolos; despus de todo no es fcil olvidar
palabras como stas: "Quin hubiera pensado que Farabeuf se valdra de ese objeto
cuya sola concepcin, estudiada metdicamente, es capaz de romper la mente en mil
pedazos!" (Pg. 151). Y es como si esa sentencia se hiciera extensiva al lector, acaso
nosotros tambin no estamos siendo sometidos a esa ruptura?, y nuestra mente no est
siendo, en cierta manera, supliciada?
Lo ltimo que puedo decir acerca de esta novela es que es un texto que merece leerse y
estudiarse a pesar de todas las complicaciones que acarrea. Farabeuf es un infierno
textual digno de Salvador Elizondo.
Bibliografa
Trptico Mexicano
Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Salvador Elizondo
Manuel Durn
SepSetentas 81
Mxico, 1973
Cuaderno de escritura
Salvador Elizondo
Fondo de Cultura Econmica
Mxico, 1988
Contacto: [email protected]
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