Todas Las Circunstancias Son Agravantes - Ricardo Paseyro
Todas Las Circunstancias Son Agravantes - Ricardo Paseyro
Todas Las Circunstancias Son Agravantes - Ricardo Paseyro
Todas
las circunstancias
son agravantes
Memorias polticas
y literarias
ediciones
ROCHER
1
Todas las circunstancias
son agravantes
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DEL MISMO AUTOR
3
Ricardo Paseyro
ediciones
ROCHER
4
Todos los derechos de traduccin, de reproduccin y de adaptacin reservados para
todos los pases.
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La tarea del hombre es rehacer en sentido inverso el acto de
creacin, y devolver al mundo a la transparencia cristalina de su
origen. El mundo debe volver al paisaje interior del alma.
KOSTAS PAPAIOANNOU
6
7
AVISO
<< Qu novela es mi vida!>>, exclam hace casi dos siglos un gran depredador,
incapaz de redactar una novela, pero prodigiosamente dotado para escribir la
historia. Tan fuerte como la de nuestros hermanos los animales, las plantas y los
virus, la vis imitativa propia de la especie humana pone a cada quien a considerar
su propia vida como una novela. Esta certeza posee una virtud edificante: el ms
humilde de los seres puede creerse alguien. El aumento de la impresin, el
analfabetismo general y la disponibilidad de palabras, ofrecidas sin defensa al
agradecimiento de cualquiera, provocando de nuevo un diluvio universal. Llueven
libros como en la poca de No llovan cuerdas.
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debido salir, como los sextillones de sus congneres, naufraga la cita fatal con el
ser. Ahora bien, ella golpea lo justo. Concebido en Mercedes, capital del
departamento de Soriano, Republica Oriental de Uruguay, el embrin se anima,
crudo durante nueve meses lanza sus primeras lgrimas el 5 de diciembre de 1925.
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en casarse con un ateo envuelto de un aura romntica con su prestancia viril, sus
escritos, sus duelos y sus conquistas.
En este medio, uno convendra que las pulsiones y los defectos redhibitorios
de la herencia de tales ancestros tienen en parte sus orgenes. <<La fuente seala
casi siempre el curso del ro>>, observa un ilustre sabio. En este caso preciso, las
dos fuentes habran ciertamente aprobado el curso de su ro.
1
Agradezco a Yves Roullire por su ayuda y paciencia en el curso de su largo trabajo, tambin a Pierre
Guillaume de Roux por su escrupulosa lectura.
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PRIMERA PARTE
(1925- 1950)
11
CAPTULO 1
No se puede ya
Dormir tranquilo
Una vez que se tienen
Abiertos los ojos.
PIERRE REVERDY
12
Reelecto diputado en 1932, obtuvo del Parlamento un estatuto privilegiado para sus
hobbies.
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<< Nazi >> me dice, << este colegio es Nazi! >> Me explic, caminando, el sentido
de la palabra, y arrebatado por la clera, aadi que l lo haba puesto en duda
Ese da de abril de 1932, la pasin de la poltica mundial se apoder de m. Como
forma de revancha, se me inscribi en la escuela Liceo Francs. La joven maestra
tuvo el defecto de prodigarme los primeros premios; mi madre vivi su favoritismo.
Me mereca el oro, porque era un entusiasta, insaciable verdugo de trabajo y llevaba
a la escuela la impetuosidad de un solo hilo en busca de compaeros. Se me
confiaba al cuidado de una caja inglesa, muy rigurosa. No poda darme cuenta,
debido a ciertos eventos que me transformaron en paria. El 31 de marzo de 1933,
la crisis poltica latente degener en un golpe de estado. Transformado en dictador,
el presidente suprimi el rgimen constitucional, amordaz la prensa, suspendi el
Parlamento. Mi padre y otros diputados llamaron, sin xito, a la insurreccin. En la
noche que caa, mi madre pas a recogerme a la escuela. Cuatro aos de
vicisitudes me esperaban.
Una pregunta me atormentaba: por qu estos marinos tan gentiles entre las
damas, guas juguetones que me paseaban de pasillo en pasillo, servan a la
dictadura?
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un cautivo que sera, veinte aos ms tarde, el presidente legtimo de la Repblica.
Doa Sinforosa atacaba a los oficiales y tena un serio disgusto con las nubes.
<<El cielo cubierto>> deca ella, << me da migraa y me vuelve belicosa. >>
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Instantneamente, yo me lanc, mis brazos se sacudieron en el vaco, con
mano de hierro un marinero annimo me agarr el tobillo y me jal al puente. Mis
amigos casi se desmayan; mi madre susurraba, al borde del infarto: << incorregible,
incorregible! >> Me lanz la nica amenaza disuasiva: << T no vendrs ms a ver
a tu padre! >> No logr cumplirla, porque mi padre fue exilado; bajo falsas
identidades, nos reintegramos en el extranjero.
Ah donde fuimos, mis padres tenan que hacer respetar <<la obligacin
escolar>>, verdadero reto cuando uno est asediado. Privado de profesores, mi
educacin itinerante pas por los manuales, los peridicos, las lecciones de msica.
En Concordia, somnolienta ciudad argentina, mis amigos se redujeron a un viejo
violinista que trabajaba en el teatro de la ciudad. Para honrar a sus invitados y
colmar a sus alumnos, el virtuoso sacaba de su bolsillo un repertorio deslumbrante.
Buena pianista, de voz agradable y bien plantada, mi madre me ayudaba a explorar
las bizarras escaleras del solfeo y a pellizcar las cuerdas de mi pequeo violn. Este
periodo de bonanza tranquila se prolong cuatro meses, pero enseguida fall en la
mesura, y mi pesca me morda la conciencia.
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chiquillos del barrio, nos saludamos y me invitaron a bajar para jugar con ellos. Era
imposible, mi madre haba cerrado la puerta y dorma. Los chiquillos me lanzaron
un cortante <<adis>>; para retenerlos les grite que esperaran un minuto. Entrando
de prisa, tom de lo alto del armario las llaves del bal, saqu algunos sobres y me
precipit sobre el balcn. Demasiado llenas, mis manitas esparcieron los paquetes
de pesos, guarans, reales, libras esterlinas; los billetes zigzagueaban en el aire,
mis compaeros los atrapaban y pedan ms. Despertada por el alboroto, mi madre
me detuvo y me hizo avergonzarme por dilapidar el dinero recolectado para comprar
armas contra la dictadura. Su mirada me petrific. Sin decir nada, ella repuso las
prdidas.
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paralelas no me dispensaban de cumplir mis deberes escolares, me haba
reintegrado con alegra al colegio y al Liceo Elbio Fernndez. El luto lleg cuando la
tempestad pareca alejarse. En octubre de 1937, una banal infeccin mal tratada se
llev a mi padre en diez das, a la edad de cuarenta y siete aos.
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CAPTULO 2
un frgil adolescente
cuyo futuro est todava
sobre las rodillas de dios.
LOUIS DE BROGLIE
2
Recopilacin de canciones y poesas espaolas del siglo XlV y XV.
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en jefe de la caverna. Antes del inicio de las clases, me prestaban el manojo de
objetos para subir a la superficie y el manojo de llaves necesarias. Al final de tres o
cuatro exploraciones, un gran ropero empotrado a pocos metros de la puerta me
intrigaba. La cerradura resista, pero mi perseverancia bast. El Gran Premio!
Desde haca una dcada, los mozos amontonaban los largos cuadernos mensuales
de nuestros profesores, donde calificaban a los alumnos y comentaban los
problemas del liceo. El nuestro practicaba, solo en Uruguay, una suerte de elitista
democracia interna. A final del ao escolar alumnos y profesores votaban en dos
urnas diferentes, por los seis mejores estudiantes de su clase. Se proclamaba en
seguida el veredicto a lo grande en presencia de los padres. En general, profesores
y alumnos, seleccionaban las mismas cabezas de reparto. El sistema funcionaba
desde el primer ao; nios y adolescentes aprendieron a jugar y a separar sus
antipatas personales. Todos me relegaban a lo ms bajo del tablero en materia de
buena conducta (que daba lugar a un escrutinio aparte), mis amigos me
galardonaron dos veces como el nmero uno.
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trabajara a pleno rgimen. A ejemplo de Francia, el Uruguay haba emprendido el
camino de la alfabetizacin unificadora favoreciendo a los profesores liberales. Los
millares de diplomas demostraron que era uno de los raros pases instruidos de
Amrica del Sur; sin embargo, no me vea en la piel de un ingeniero, de un
agrnomo, de un banquero, de un abogado.
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mi destino. Aunque haba sido designado a una gaceta de esquina, tena el proyecto
de ser un periodista profesional. Qu deba elegir? Alumno de ganadera en
Argentina o perforador de pozos en Estados Unidos, como lo reclamaba mi to
materno abogado, diputado, soltero, millonario, avaro e hijo de puta?
Despus de algn tiempo yo mal rimaba, mi equipaje era nulo, los epigramas,
los madrigales, las imitaciones. La maravillosa perspectiva de ser un poeta me
pareca inaccesible. Una tambin pattica indeterminacin ha debido apoyar a mi
ngel guardin, ya que las dudas me roan, tuve el impulso de releer a mi autor
ideal, Rubn Daro, y la inspiracin de caer en este grito: << poetas! Pararrayos
de Dios! >> Supe al instante mismo que sta era realmente mi voz. Deba primero
aprender la prosodia y conocer mejor el castellano y sus races. Ocult mis deseos
y mis borradores, y a fin de servir como balanza, coleccionaba los <<poemas>>
detestables del autor de moda buena prevencin contra mis propios extravos.
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favoritos de sus meditaciones y de sus escritos. Falto de poder adoctrinar a sus
propios hijos, renuentes a sus ideas, tomaba la tarea que estaba ms cerca de su
corazn. Sac el gran juego y me present a su amigo, colega, contemporneo y
mentor, el doctor Augusto Bunge, personaje notorio en razn de su inmensa fortuna,
sus ttulos universitarios adquiridos en todas partes, su ciencia y su traduccin al
espaol del Fausto de Goethe. De origen judo, extendi la sospecha de que Stalin
era de pensamiento antisemita: que aprob las carretadas de comunistas ruso-
judos ejecutados en la URSS; segn l, responsable de combatir al sionismo
ancestral que haba perdido e impulsado la traicin a los antiguos discpulos de
Lenin. Yo escuchaba: cmo contradecir las palabras de un hombre de ciencia tan
ilustrado, sagaz y culto? Este <<humanista>>, heredero y copropietario de un trust
que, por su tamao y sus ramificaciones, figurara en el ltimo cuarto del siglo XlX
como uno de los que ms producan en el mundo, haba sido durante su vida, el
financiero del partido comunista de la Argentina. Todava tena al nivel ms
envidiable el tiempo de pensar, los medios de verificar, la libertad de saber y de
hacer saber. Era, por otra parte, como un mercenario ignorante. Este
desdoblamiento del alma define sus explicaciones, excepto el de la posesin que,
en principio, no toca a los racionalistas, criaturas que habiendo recibido una
educacin positivista son invulnerables al fidesmo. Un muchacho de diecisis o
diecisiete aos no puede detectar la paja en el acero. As, regresando a Montevideo,
en mi espritu la msica del Coln se confunda con las lecciones de marxismo.
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CAPTULO 3
Al fin de 1942 pareca seguro que la guerra mundial se terminara con el colapso
del Eje: el nerviosismo de numerosos nazis argentinos y uruguayos era un buen
barmetro de la situacin. En los cuarteles de la armada argentina se discuta a
puerta cerrada. Los obstinados crean todava en el Fhrer, que medan sus fuerzas
y presenciaban una degradacin gradual, para sacar al pas del atolladero donde lo
tenan los fanticos. Controlado por una camarilla de militares anglfobos de
mentalidad prusiana, el rgimen se aline lo ms posible con Alemania y Japn.
Buenos Aires era el centro de todas las intrigas encaminadas a desmantelar, en
beneficio de los nazis, las raras democracias del continente; en las bases secretas
del sur de la Argentina se cargaban y reparaban los submarinos de la Kriegmarine,
en previsin al futuro, el oro del Reich financiaba empresas de todo tipo. En 1943,
una serie de golpes de estado y actos de indisciplina sealaba la vehemencia de
las luchas intestinas; la nueva junta, maniobrada por el coronel Pern, modific un
poco el rumbo, bajo la creciente presin de los americanos y los reveses sufridos
por los alemanes y japoneses.
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Europa. Al exceso, la palabra <<revolucin>> produca en m el efecto mgico
consecutivo a la lectura de Michelet. En Amrica del Sur, no menos que en Europa,
se atribua a la revolucin bolchevique una filiacin directa con la Revolucin
Francesa, la menor crtica contra una u otra era desterrada. Llevado por el torbellino
progresista, deseaba no alentar esta censura.
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ms velados, relativos al Gran Arquitecto. En la logia abr desmesuradamente los
ojos y aguc las orejas para agarrar el sentido.
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excepto los crepsculos y las noches estrelladas de Montevideo. En la primavera y
en el otoo, las magnticas tormentas elctricas, de repente el silencio, traspasando
las nubes: la lluvia y la sbita detonacin del rayo estallando en el cielo. Este fuego
de artificio y el aguacero me valen siempre una alegra puramente psquica a la que
soy aficionado.
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liquidaban a los indgenas. En 1945, nueve o diez mil hectreas de tierra
representaban un patrimonio corriente. En el Jockey Club de Buenos Aires
abundaban los millonarios y los cazadores de dotes: sus sospechas revelaban una
patologa. Gracias al azar, pude jinetear a los pura sangre y los caballos de
publicidad.
Verdadera pura sangre. Laure era cara: tres aos mayor que yo, respiraba
inocencia; alegra, hecha al camino y espontanea (virtud poco extendida en su
medio estirado), su frescura de espritu le evitaba ser engaada por su propia
hipocresa. Esa noche all, nos separamos de buena manera porque habamos
convenido participar juntos, al da siguiente en la maana, en la grandiosa parada
antiperonista que preludiaba las elecciones del 26 de febrero de 1946. Mi presencia
en la reunin era para m un asunto de honor: poco tiempo antes, la polica me haba
prohibido participar porque yo era extranjero, en el << tren de la libertad >> que
llevaba de provincia en provincia al candidato de la oposicin unida, Tamburini, y su
suite. Viaje accidentado, porque las milicias peronistas bloqueaban y asaltaban la
caravana muchas veces. La armada, la mayor parte del clero, los sindicatos
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podridos, los <<calabacitas negras>> (mulatos nativos de las zonas andinas a los
que se les garantizaba como recompensa, la bolsa de Buenos Aires, la explotacin
de ranchos) haban instituido ya un <<orden>> tres cuartas partes terrorista. Yo
estaba seguro de la victoria del coronel y de su Evita, pareja ideal para el populacho,
pero yo deba abuchearlo.
Nos acomodamos sobre la inmensa explanada. Las patrullas, los nervios, los
provocadores, los <<camisas pardas>> y los grandes caballos no consiguieron
retenernos: la gente corra, desbordando las barreras. Obreros, mujeres, burgueses
reventaban en gritos: <<Pern, Pern, muera!>> (<<muera Pern>>) La tropa
golpeaba, los oradores inaudibles gesticulaban sobre el estrado. El grito se amplific
cubriendo los ruidos de las barreras: << Pern, Pern, muera!>> tres horas, cuatro
horas? Ya sin aliento, la gente se dispersaba, uno con los brazos ensangrentados,
el otro con una costilla rota y la ropa en pedazos.
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refutado por una simple observacin de la realidad. A diferencia de aborgenes
originarios de civilizaciones precolombinas, que en Uruguay no dejaron ningn
legado correspondiente a sus condiciones primitivas. Su suerte fue atroz: batidos y
muertos por los conquistadores espaoles, finaliz en 1833 con una orden del
primer presidente del Uruguay, la ltima familia de Charras3, constituida de una
pareja y un nio, fue exhibida en una jaula en el Campo Marte en Paria, con ocasin
de la Exposicin Universal, y fallecida en 1867.
3
Indgenas de tribus de Ro de la Plata, exterminados desde 1800 en Uruguay y en Argentina durante la
independencia de estos dos pases.
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CAPTULO 4
Bien considerado,
No hay ms que dos tipos de hombres en el
mundo,
Los que permanecen fieles a s mismos, y
los otros.
RUDYARD KIPLING
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burocrtico, aburrido, desprovisto de humor, impedan todas mis iniciativas. Baj el
tono, el proletariado estima a los hijos de pap que se postran frente a los jefes
comunistas. Pero no era hijo de pap, yo no tena a nadie a quin confiar mis
reservas; se me meda, se me toleraba.
En 1947, un aliado de peso entr en mis opciones: Jos Bergamn era uno
de esos espaoles proteiformes, contradictorios, paradjicos, que trastornan la
historia de su patria. l haba fundado en abril de 1933 la revista Cruz y Raya,
tribuna de un catolicismo abierto a colaboradores eminentes: Manuel de Falla, Max
Jacob, Gmez Serna, Maritain, Ortega y Gasset, Zubiri, Emmanuel Mourier Con
la Guerra Civil perdida para su campo, Bergamn se exiliara primero en Mxico,
despus en Venezuela, y finalmente en Uruguay. Yo le conoc en la Facultad de
Humanidades de Montevideo, viejo local donde se caa ms fcilmente con una
pulmona que con un buen profesor de griego, razn por la cual haba escogido el
latn. El viento polar desalentaba a los snobs: la casa segregaba aburrida humedad,
solo los fanticos asistan a las conferencias sin reto universitario.
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asegur que tena la facha de un violinista loco est informado, me felicit de mi
compromiso comunista y me lanz al vuelo: <<Es secreto, acompaar a los
comunistas hasta la muerte, y ms all>>. Inaugurada en el buen humor y las
confidencias, nuestra amistad iniciaba bien. Fui rpidamente uno de los tres o cuatro
mosqueteros que le hacan menos doloroso su destierro. Nuestras conversaciones
en el Tupi-Namba, el ms agradable caf <<literario>> de Montevideo, me permiti
explicarle las dudas relativas a la esttica realismo-socialismo. El reporte de Jdanov,
Sobre la literatura, la filosofa y la msica, ledo en Mosc el 24 de julio de 1946, me
haba por principio, consternado: decretar una ciencia del buen arte, una verdad en
filosofa, me pareca trgicamente extravagante. Cuando tuve, al final de 1947, la
entusiasta versin completa del reporte publicado por Aragn, solicit su opinin a
Bergamn: segn l, se trata de consignas para uso interno de rusos, inaplicable a
otros
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restringidas, animadas por Miguel ngel Asturias: su vena de narrador inventivo y
profuso nos alegraba, pero inevitablemente se emborrachaba y derrumbaba, con la
desesperacin de su mujer Blanca y de su bella hermana Lila, siempre a su lado.
Llevado y depositado en un taxi apresurado con urgencia era un ejercicio psquico
formidable.
4
Christian Bourgois, 1984.
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Pars, en abril de 1949, una misa universal por la paz. El bur poltico haba ya
designado dos de sus miembros como nicos delegados de Uruguay: tuve una
iluminacin. Estbamos a mediados de marzo, el tiempo presionaba. Construir un
reporte nutrido por <<las referencias culturales marxistas>> y transmitirlo antes de
la fecha a su futuro <<autor>>, el secretario general Eugenio Gmez. El documento
policromo comprenda Lenin, Lunatcharski, Gorki, Gramsci, Maritegui, l lo sopes
y tosi, satisfecho. Al momento de llevrselo, bruscamente le pregunt por qu la
juventud uruguaya no estaba convidada al congreso de Pars. Mi audacia me
sobrecogi de fro <<el mejor hijo del pueblo uruguayo>>: argument que los
organizadores haban ofrecido dos boletos de avin psima objecin! Me
compromet a pagar el mo y los gastos, ofrec una serie de artculos e informacin
para nuestros peridicos. Con cautela Don Eugenio me prometi tantear el
terreno Los comunistas no improvisan jams, ellos titubean, diluyen las
responsabilidades personales y las reparten ficha por ficha. Es porque para ellos, el
emisario individual es una rareza: sus crisis internas se resuelven con purgas
masivas, jugadores colectivos y una legin de culpables.
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CAPTULO 5
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senegaleses. <<Pasaportes!, Visas!, Dinero!, Mercancas a declarar!,
Vacunas!>> Nosotros ramos, sin excepcin, indeseables En ruta hacia Pars,
mi taxi cruz los suburbios, despus los barrios mal iluminados. Mis instrucciones
no me dejaban de repetir: <<Al llegar, presentarse en La Casa del Pensador 1, calle
del lyse, a fin de recibir la acreditacin para el Congreso de Combatientes por la
Paz>> Eran las nueve horas de la tarde. Detrs del majestuoso portal, el vigilante,
sacudido por mis mltiples golpes de campanilla, abri por fin el zagun y me mostr
su severo perfil. Me aconsej volver al da siguiente a las ocho horas y me cerr la
puerta en la nariz.
Cada uno siembra, cada uno recolecta, en particular Cachin, cono del
Partido Comunista Francs. Fougeron lo pint sobre un fondo de nios, el viejo
achacoso se metamorfoseaba bajo la pluma del negro de Thorez, Frville, en un
5
L Humanit, 21 de abril de 1949.
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dios providencial: <<Ms sangre, fosas, lagrimas! Ms bombas! / En la eterna
primavera que brota de tu corazn!>> Es as que, a pesar de su aspecto ordinario,
los hroes comunistas son inmarcesibles; la misma virtud discreta y prudhomenesca
de Cachin se manifiesta, al extremo y punta de la escalera, en un personaje de una
resplandeciente genialidad: << yo canto un hombre de luz (Joliot Curie) / La ciencia
hace la claridad / y la virtud de querer ser, en medio de los pueblos del mundo / as
aparecen los hombres >> (Jean Marcenac). Aragn, quien, intrusivo, revoloteaba
de extra a escena, saludando en prosa a este Fausto marxista: <<yo elevo mi vaso
a este joven caballero Henri, este joven Fausto de cincuenta aos (Joliot Curie,
nacido en 1900) que los aos no pueden faltar, que ellos no faltan al rostro de la
esperanza humana, el rostro resplandeciente de la paz.>> Los residuos tiles de la
especie social-demcrata cerc el compromiso hasta la muerte por Aragn Nenni,
Zilliacus y otros escuchaban satisfechos, <<La Caravana de la Paz>>, poema de
Aragn: <<Todas las carreteras de Francia / Desbordan de hombres sobre Pars
() / Ellos vienen no importa cmo / Y los ciclistas por los hombros / se soportan el
uno al otro alegremente.>>
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() Amigos, la URSS es el nico camino libre / Por donde pasaremos para llegar a
la Paz.>> Envuelto en su sotana, el abad Boulier nos asimilaba en los evangelios:
<<Dejarme hacer mi oficio de hombre y mi trabajo de sacerdote, y predicar a todos
los hombres el precepto del Seor: <<T no morirs>> Dnde est el juego del
comunista aqu entre todos? Yo juego el juego de la Iglesia, el juego de la vida
contra el juego de la muerte y de la horrible masacre. Ustedes me dicen que es el
juego de los comunistas: ustedes no sabran hacer un elogio ms hermoso.>>
No le rindi un mejor servicio! Joliot Curie tom al vuelo la perorata del abad
y subray: <<Nuestra llamada ha sido entendida en el mundo religioso y su
participacin en nuestro Congreso es importante: en Hungra doscientos sacerdotes
catlicos han dado su adhesin (aplausos). Las dos Iglesias protestantes de este
pas, la Iglesia Luterana y la Iglesia Calvinista, igualmente se han adherido
(aplausos). En Checoslovaquia, todas las Iglesias, catlica, protestante, ortodoxa,
se han adherido a la iniciativa del Congreso Mundial (aplausos). En Albania, la
adhesin de la Iglesia ortodoxa, etc., etc. Esta enumeracin me dej soando.
Joliot Curie crea de corazn que las iglesias de la Europa oriental eran libres en
sus palabras y en sus actos? Las dos respuestas posibles a esta pregunta revelan
su carcter y su conciencia.
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De Mongolia a la Patagonia, ningn dirigente comunista no era tonto; al final
de algunos aos de trabajo en sus respectivas clulas, pocos militantes
conservaban la piel fresca; destinados a hablar y actuar ambiguamente, los
<<compaeros de ruta>> saban que volvera. Estas personas no tenan ninguna
dificultad para integrar la idea de que la revolucin en marcha costara los ocanos
de sangre: era el curso normal de la historia; as podra seguir, el alma de la paz,
sin cargar con casos particulares ni los guijarros que se aplastan. La suerte de los
antiguos jefes comunistas exterminados por las purgas, redadas y deportaciones,
nos dejaba plidos: terminar colgados, en cualquier parte, era un riesgo consentido
al avance de verdaderos revolucionarios. Esta implacable conviccin derivaba del
ms ortodoxo lenguaje marxista. Los clichs haban concedido a los bolcheviques
intensiones puras y opiniones altruistas, la <<lucha de clases>> tal como la concibi
Marx y sus discpulos descansaba sobre una guerra civil universal y perpetua justo
hasta la aniquilacin del ltimo enemigo. Estos instintos asesinos penetraban por
capilaridad el cuerpo entero del partido, de la nomenklatura a la manada. En 1917,
Lenin escriba: << Es un Fouquier-Tinville quien nos lo hace!>> Celebrando, en el
poder, el primer aniversario de la <Revolucin>>, declar: << La Tchka encarna
directamente la dictadura del proletariado, en este caso su rol es irremplazable!>>
se imagina un altruista encarnando la polica? Por lo tanto, en la Sala Pleyel, se
aclamaba de pie a Stalin y a Mao, con las tropas rodeando Nankn. Al nivel del
congreso, yo apostaba tambin mi prometedor futuro un poco al vuelo de mi
insumisin al realismo socialista, que era un intocable punto de doctrina.
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una sociedad en crisis! >> El sermn finaliz, algunas damas mantuvieron estricto
asiento en las filas, su vaso en la mano: << un esfuerzo!>> murmuran ellas.
Deposit mi contribucin, el susurro de los asistentes se perda, las luces se
iluminaban, un rgano sonaba. Todo el mundo se levant. Cantan! Malddone? Ni
la internacional ni la Marsellesa! Es un Deo gratiasImposible salir sin golpear a la
multitud La pausa lleg, me deslic sobre una salida: <<prohibido pasar sin
fuego>>. Una voz grave pregunt: <<Queridos iniciados, quieren ustedes el
bautismo? >> Horror! De quin soy involuntario discpulo? Los padrinos se
aproximaban en zigzag, oblicuos, caracoleandoUn granduln me grit: <<haga
las piruetas! yo busqu a los combatientes de la paz el piso de arriba! >>
Desbloque la salida y me expuls. Tal fue mi poca gloriosa forma de evitar el
bautizo mormn. La burrada me fue rebotada justo en el conclave de escritores
Los camaradas me reprocharon mis <<perezosas maanas>>. Avergonzado de
haber tomado a los mormones por marxistas, me tragu la lengua, mi subconsciente
embalsamaba mi malentendido, mi yo racionalista se preguntaba por qu
comunistas y mormones utilizan el lenguaje de la Iglesia romana. Los camaradas
devenan en <<hermanos>>; los combatientes fusilados, <<mrtires>>; Marshall,
<<diablico>>; la suerte eterna, <<la esperanza humana>>; la tierra prometida, <<la
URSS>>; el bautismo, <<la credencial del partido>>; el rostro de Cristo, <<la cara
maravillosa de la paz humana>>.
41
golpeaba una prohibicin del PCC. Neruda abandonaba Chile y durante su exilio
voluntario residi en Montevideo en los soberbios chalets de rica arquitectura. La
propaganda comunista transform las agradables estancias en caminos de cruz y a
Neruda en hroe. Montona, tierra a tierra, estancada, debo este ltimo y justo
epteto a Juan Ramn Jimnez, la poesa nerudiana me interesaba menos que su
mito. Inventando un error pueril, debido a la situacin poltica de su pas, vol a
Francia, donde el partido le preparaba una retumbante publicidad.
42
Babel6: respondi, susurrando, que esta fbula no era del gusto de los soviticos.
Neruda intervino rpidamente y habl de sus manas: derechos de autor,
traducciones, coloquios, editores. Cierta cocina sera mi men cotidiano
6
El poeta ruso IssakBabel haba desaparecido en las purgas ordenadas por Stalin.
43
Neruda traslad sus reliquias al 22 del embarcadero de Orleans, donde habitaba un
militar, cuadro del partido. El apartamento no se vaci. Contreras, antiguo ministro
de Agricultura del Frente popular chileno, furioso se encontr un da cara a cara con
una fotografa trotskista y observ que don Pablo frecuentaba hasta a los traidores,
si ello convena a su publicidad Pero aqu frecuentaba sobre todo a los
mandarines comunistas. Una maana, conduca haca la casa de Picasso, subiendo
al automvil, pifiaba de impaciencia: yo comprend.
Vulcano nos mostr sus fraguas sin ninguna fatuidad. Neruda le prodig los
criaderos y la visita de lugares concluy, se deshizo de m para una conversacin a
solas con el maestro. A algunos pasos de ellos y concentrado en apariencia en la
contemplacin de una pintura, par la oreja. Pensando en su Canto general ya casi
concluido, Neruda pretenda que un <<gran pintor comunista>> le hiciera la portada.
Esta candidatura para ser su modelo suaviz a Picasso, que haba dibujado el rostro
de Vicente Huidobro, poeta chileno muerto en 1948, al que Neruda detestaba, y de
Cesar Vallejo, el poeta peruano muerto en Pars en 1938. El dilogo se prolong,
los mimos no pudieron nada: cansado de la guerra, se despidi, alicado y la sonrisa
amarga. El espectculo de su vanidad mortificada era humillante, en el auto, se
trag su rencorosa decepcin. En el muelle de Orleans, lanz a <<Hormiguita>>:
<< no hay nada que hacer! >> As, de tres poetas sudamericanos, el mayor de su
tiempo, Neruda fue el nico que no recibi la consagracin de Picasso 7
7
A la larga, l realizara por encargo una serie de estampas de Neruda.
44
felicitarlo cuando cacareaba su oda pindrica al <<gallo rojo>>, orgullosos de
cuadrar el pjaro terrestre que se eleva para el combate. El <<gallo rojo>>
simbolizaba la revolucin rusa. Nicols Guillen aborreca a Neruda, que le llamaba
<<Guillen el malvado>> para distinguirlo de Jorge Guillen el espaol (no menos
malvado que el resto). De esta asamblea, donde el arribismo saltaba a los ojos, uno
de los raros personajes autnticos era Jorge Amado. Los pinceles que lavaban mi
memoria se estampaban con filosos cuchillos: Cardoso y Aragn, guatemalteco con
el cuerpo demasiado menudo para contener toda su jactancia, el cubano Juan
Marinello que, pensando en l mismo, se dorma de aburrimiento, Antonio Berni,
argentino que aspiraba a transformar Buenos Aires con monumentales frescos
realistas y socialistas.
Leer y vagar sin obligaciones era delicioso, uno iba muy rpidamente del
Louvre casi desierto, al hormiguero del barrio Latino, Pars ofrece al curioso la mejor
combinacin posible: largos trotes y pocos automviles. Caminando sin brjula para
trazar la figura de mi propio Pars, vi cercana a una fachada del boulevard
Haussmann, el escudo y la bandera del Ecuador. Lo que me record que el
embajador de ese pas en Francia era Jorge Carrera Andrade, el poeta
sudamericano al que yo tena por el mejor. De improvisto, me top con la puerta de
su legacin: como excusa a mi desenvoltura, emborron sobre mi esculida carta
8
La visa no fue nunca autorizada.
45
de visita uno de sus poemas. Carrera no tena el aura de un monstruo sacro. Cnsul
en Japn o en San Francisco, pasar de un puesto al otro por los caprichos de la
poltica, no era de utilidad para los miles de literatos del continente que buscaban
portaestandartes manipulables y demaggicos. l cuidaba su poesa y cuidaba las
formas: un secretario me condujo al despacho donde me atendi primero. Indio con
estampa real, su amabilidad de gran seor castellano se aada a su excepcional
prestancia, distante, incluso protocolario, se animaba y su rostro se iluminaba
cuando hablaba de poesa. Complejo, discreto, imbricada, su vida privada y su vida
pblica no entregaron jams sus secretos. Carrera Andrade tendra una carrera
sinuosa: exiliado, embajador, subalterno de la UNESCO, Ministro de Asuntos
extranjeros...
46
CAPTULO 6
47
un ojo: <<si Usted gusta, escriba su nombre y su opinin en letras capitales. >>
Acced y di la vuelta a las pginas perfumadas de incienso para los ilustres
escritores extranjeros
48
Me desconsolaba llevarme de Checoslovaquia una visin incompleta, parcial,
selectiva. Praga era la apoteosis del barroco, perene en mi constitucin metal y
esttica. Me caa mal la insistencia de tragar el <<realismo socialista>> y de
escamotearme las maravillas de una ciudad donde la belleza dejaba sin aliento.
<<El realismo socialista es realista por su forma y socialista por su contenido>>, me
sermoneaban en vano, los burcratas. En el arte y en la literatura, no se puede
definir donde termina la forma y comienza el contenido. A mis ojos, Nietzsche que
le vidamente durante aos ya haba dilucidado el problema: <<se es artista a
condicin de que se sienta como un contenido, como la cosa misma, lo que las
personas que no son artistas llaman la forma>>. Admirable aforismo, al que me
ajuste siempre.
La fortuna vino en mi auxilio. Una tarde, me distraa en el bar del Pars cuando
escuch a un compatriota al que llamaban el conejo, Otto de Sola9, encargado de
negocios entre Praga y Venezuela, me pregunt si yo era tambin nativo de este
continente. Extrovertido, cordial y poeta! , Otto llenaba su conversacin de
metforas ingeniosas.
9
Seudnimo de un diplomtico relacionado aqu.
49
Mi tica comunista protestaba: << Mercado negro, aqu? >>, <<Aqu>>,
respondi Otto, <<la tica comunista se resume en robar y aterrorizar>> En la
locura, me sugiri declararme su husped, lo que arreglara, de golpe, el asunto de
la visa. Adis escrpulos! Otto viva en Praga desde haca dos aos: sus
afirmaciones me turbaban. Lo que permanec en Checoslovaquia, me permiti
verificarlas. La carta de Otto fue aceptada, obtuve un permiso de dos meses
suplementarios. Casi todos mis <<camaradas>> me desaprobaron: insensibles a
las maravillas de Praga e impacientes por volver a sus casas, invocaban los
principios y deberes de sus respectivos partidos comunistas. Comprend ms tarde
que la doctrina de <<militar con ellos cuando las circunstancias lo permitieran>>
(dixit Lister) servan para justificar porque solo unos pocos comunistas occidentales
se instalaron en Mosc o en las <<democracias populares>>: ellos no se
presentaban a su llamada, ms que para tomar las recompensas, subsidios y
derechos de autor sin valor fuera del bloque comunista.
50
el trmino exacto) un extranjero soltero que quisiese con ellas provisionalmente,
jvenes mujeres de calidad recorran las calles, las tabernas, los escasos centros
nocturnos tolerados y respetados, sobre todo de los soviticos. De una manera
sorda en el Ambassador, ms franco que el clebre Uflecu, favorito de bebedores
de cerveza y de personas ilegales, se negociaban los contratos de estas alianzas,
los divorcios garantizados en Suiza segn los vendedores ambulantes de
ilusiones. La <<marcha de la sombra>> era una necesidad para todo y para todos.
Mejor dotado de cupones que los checos, me era posible en ocasiones abastecer a
mis amigos. Ellos me reseaban los procesos en curso, consecutivos a los que, en
1948, haban cortado la vida del general Pika y de otros integrantes de la resistencia.
El terror no era palpable, ni soldados ni policas en uniforme recorran Praga: buen
alumno de Stalin, Gottwald practicaba la farsa, las golpizas y el internamiento
imprevisto. La oposicin agonizaba, solo islas heroicas combatan todava al
rgimen.
Para Karlovy-Vary, el famoso hotel Rapp era el feudo de los altos mandos de
la Armada Roja (la tropa, ms discreta, ocupaba los caseros en los parajes). A la
orilla de Alemania occidental, los soviticos velaban y, sin duda, la espiaban. La
novedad para m fue el espectculo de <<colaboradores>> checos y en particular
las <<colaboradoras>>. En la noche, en un estruendo infernal, dos o tres orquestas
animaban los briosos bailes. Tarde o temprano, presas de la bebida, los generales
51
y coroneles solteros se lanzaban al abordaje de mujeres checas acompaadas de
sus maridos en los grandes salones de recepcin. Las danzas cosacas aceleradas
en diablicas sucesiones languidecan los lascivos valses vieneses. Algunas rondas
y las coplas se eclipsaban poco a poco cabeceando. Se escuchaba cloquear las
puertas de los ascensores y de los cuartos. A diez metros de la ma, en el tercer
piso, un general entretena un harem Estas bacanales se realizaban justo al alba.
Las damas repartan abrazos mientras debajo esperaban sus pacientes esposos,
quebrada su cartera en rublos. Infortunado pueblo checo! Apenas liberado de la
salvajada nazi, caa en el despotismo comunista: esta doble tragedia provoc el
hundimiento de su moral y de su moraleja.
52
infalibles de mis decires. Inscrib, sin que en la poca las autoridades se ofuscarn,
nombres, direcciones, comentarios diversos. La cronologa que me sirve aqu
corresponde a los sellos de la polica checa; deba informar al comisario ms
prximo del lugar donde resida durante los seis o siete das que estuve ah: era una
manera de seguirme la pista. Tuve tambin la evidencia de mi estancia en el
Ambassador durante las tres ltimas semanas de mi estada en Praga. Mis amigos
se acogan para evadirse, de plano al estatus diplomtico de Otto que les protega,
experiment sin embargo un malestar crudo que cubr jugando al turista sin
preocupacin.
53
siguientes, contine confiado mis buenos oficios, con el sobre dirigido a <<Neftal
Ricardo Reyes-Esq. >>. Fui al Alcyon, los Neruda y el ngel guardin estaban
felices: tenan fotografas del barrio de la Mala Strana con la placa de la calle
Neruda10 y se disponan a distribuir el clich a la prensa sudamericana para
demostrar que, ya sus amigos los checos haban celebrado su ingenio l me
arranc el sobre de las manos, lo abri y lanz, diez segundos despus, un grito de
rabia. El cnsul, que no era un papamoscas, <<tena el pesar de no poder dar
enseguida >>, etc. El rechazo gener vociferaciones: << Miserables laboristas,
lame botas de los Yankees, traidores, los ahorcarn! Permanecer aqu cuando yo
tengo tantas cosas que decir a la base! >> (<<La base>> englobaba a todo el
abyecto mundo occidental, que su palabra deba evangelizar).
10
Ian Neruda, poeta y escritor del siglo XlX, al que Neruda (Pablo) plagia su nombre.
54
Neruda tena la boca enharinada: la URSS ha sobrepasado a los Estados
Unidos, la genial estrategia de Stalin, reducir al capital en polvo, la Amrica
<<latina>> se emancipar pronto de los Yankees. (Balbuceaba las barbaridades
aprendidas en Mosc, que descarg en forma de <<poemas>> en Las Uvas y el
viento). Obedeca las consignas del partido; en Hungra, haba repudiado
pblicamente toda su obra anterior a Espaa en el corazn y adoptado el realismo
socialista, doctrina que los poetas jvenes rusos admitan: <<Ahora, se pagan sus
poesas por el nmero de lneas y hasta tasa la prosa>> (Seor! Aqu porque hasta
l mismo endeudaba sus <<versos>> en pedazos de tres o cuatro palabras. Aqu
porque el Canto general llen 568 pginas y complet con el ridculo A mi partido.)
55
CAPTULO 7
11
Stafan Zweig, El Mundo de Ayer, Belfond, 1993, p. 329
56
ciudad, quince o veinte funcionarios y militares franceses practicaban en el hotel
una suerte de celibato; instalados en la mansin, una cantante italiana, un barn
belga y el encargado de negocios de la Argentina peronista, que tenan la mesa
abierta. El mayordomo me enumer las ventajas de la situacin: la
extraterritorialidad nos espantara la penuria de alimentos, frutas y legumbres
frescas, los impuestos exorbitantes sobre los alcoholes y las prohibiciones que
golpeaban a los indgenas: los huspedes tenamos el derecho de recibir (hombres
y mujeres) en nuestros cuartos. <<Evite usted la zona sovitica>> agregaba <<y en
la ciudad distinga un escocs de un ruso, un hngaro de un gitano, un austriaco de
un espa americano disfrazado de tirols. >>
57
comunista local llen de folklor en la minscula zona sovitica no poda convertirse
en Estado. Los austriacos desdeaban las decisiones consoladoras, desesperaban
por asistir un da al retiro de sus ocupantes.
58
Clemenceau el primero, la prohiba. Hitler hablaba de incesto porque l haba
llegado a Austria, que detestaba a la madre Germania?
59
<<modernistas>> tan obedientes que tuvieron libre desarrollo en Rusia en 1918-19,
desautorizaron pronto el trgico realismo expresionista en beneficio del <<realismo
socialista>>: feroz auto celebracin, los regmenes totalitarios no aceptaban ms
que las versiones <<positivas>> de la vida. Todo marchaba bien, puesto que los
falsos artistas lo confirman
60
Se coma mal, muy mal, en los restaurantes, yo saltaba entonces las comidas
y vagabundeaba, desde medioda, de barrio en barrio. La caminata agudizaba mi
apetito: cada da durante seis horas, emprenda la localizacin del Demel Konditrei.
El cuadro, el pblico, la sonrisa de los camareros, la vajilla, la platera, los manteles
incitaban al festn: a m el t, las tostadas, los chocolates, la tarta linze, las mil
hojas, la fogata, los pasteles, el kugelhof, la bavaresa, los cuadritos de moka! Una
vez cumplido este rito, delicias venidas del antiguo arte de vivir viens, empujado
de tiempo en tiempo lejos del hotel Imperial, 16 Kartnerstrasse. Haca mucho
tiempo, siguiendo las huellas de Hitler, los soviticos la haban convertido en
fortaleza. Su extrao manejo distraa, permanentemente, los peatones y curiosos
de lejos, detrs los deflectores, el carrusel de limusinas negras. Los reflectores
barran el permetro y caan a menudo en el umbral del palacio con las siluetas
masivas de los dignatarios soviticos. Visitado desde su inauguracin en 1873 por
una clientela principesca, el Imperial guardaba su donaire. Los soviticos se
entusiasmaban de sus decorados, sus salones, sus escaleras de curvas suaves y
majestuosas, pero la economa del establecimiento les era indiferente.
Obsesionados por el asunto de la seguridad, le dotaron de un apndice ridculo, del
que todos los vieneses se lamentaban, haciendo gargantas calientes. Sobre el vasto
techo del Imperial, sus nuevos amos haban trasplantado una granja, con vacas, un
jardn y una huerta y todos los instrumentos necesarios para su explotacin, puesta
en manos de agricultores venidos de la URSS. Los seores del Imperial no tenan
ms que estos alimentos sanos, garantizados contra el veneno y las pestes
imperialistas.
61
msicos y comediantes. Un cartel pegado sobre el muro acribillado de balas de una
sala de aspecto austero hizo latir mi corazn: se presentaba Elektra de Richard
Strauss y de Hugo von Hofmannsthal, los dos ltimos grandes del
<<romanticismo>>. De Strauss, conoca muchsimos discos grabados por la
Deutsche Gramophon, y de Hofmannsthal, algn poema en versin espaola.
Clturant de la era Wagner, Strauss haba inaugurado al inicio del siglo un nuevo
tipo de pera, consustancial a la poesa: los <<poemas lricos>>. Strauss y
Hofmannsthal trabajaron juntos durante quince aos: Elektra fue su primera obra en
comn.
Qu vrtigo!
No haba visto ni escuchado algo tan conmovedor. Bajo mis ojos reviva la
tragedia griega, los diablos se proyectaban en persona alimentando sus flamas, los
cantos fnebres desgarraban los cielos. Como un espectro, la figura de Elektra vibra
todava en mi memoria. As comenz mi extravagante perversin de msica y teatro.
Descubr las bodegas humildes, los caballetes en pleno aire, los bailes
campestres La electricidad intermitente, las sillas disparatadas y las miradas
escrutadoras sobre mis hbitos parisinos no me impedan volver, tmido extranjero
segn yo melmano loco, dignamente vestido de harapiento smoking usado. En una
crnica para el semanario uruguayo Marcha, cit ms de veinte espectculos. La
pesadilla Doctor Caligari del cine mudo, Werner Kraus, tuvo en octubre de 1949 una
sbita reencarnacin, sobre la escena, de Julio Csar; mi bulimia se alimentaba de
Fidelio, de Don Juan, del Soulier de satn de Claudel y Honegger. Escuchar en
alemn las obras de las que conoca el contenido fue una ventaja, porque yo
concentr mi atencin sobre la mmica, la msica, la direccin de orquesta.
62
permanecer en Viena, pero el fro me ahuyentaba: dos congestiones, dos doctores
me propusieron volver al sur.
63
CAPTULO 8
Al amanecer, el sol sonrosaba las nubes del cielo de Venecia. Lector de Ruskin, el
gris de las piedras, el techo bajo y la neblina me convenan: una suerte de augurio
me anunciaba que, desde ahora, Venecia me recibira siempre vestida as.
Como todo ser normal y hasta anormal, fui hechizado por Venecia. Entre dos
vagabundeos, me instal en el Florian donde el Quadri, oscureca el papel.
Enseguida, qu hacer, si no ir tras la aventura? El clich ms escuchado a
propsito de Venecia, es que quieren ser originales: tcnicamente, guas y
cicerones han agotado el sujeto. Para obviar sus sentidos muertos, la poesa va
mejor que los expertos. Como antes Praga y Viena, Venecia merece mis elogios;
permanece como una de las visiones a las que mi memoria est ms aferrada. Feliz
de haber iniciado mi primer viaje por Italia a travs del Vneto, acced hasta la
Emilia-Romaa para ver los mosaicos de Ravena, capital de Teodrico y eslabn
de la cadena entre Venecia y Bizancio.
64
la Toscana que, hasta en el umbral del invierno, guarda un dulzor sedoso. Al
atravesar la Umbra, el tren divida el bosque, los jardines, los dominios, cruzaba los
arroyos. Llegando a la ciudad eterna por lugares risueos: el agua cantaba por todas
partes.
Tena veintitrs aos, era libre. Por qu no vivir en Roma? Porque ya era
demasiado tarde: trabajaba para ser un poeta, no un diletante, y solo los romanos
de cepa pueden entreabrir sin peligro la bolsa de las tentaciones de su ciudad. La
curiosidad excesiva dispersa el espritu, la ma me incitaba a perderme en las calles,
descifrar las inscripciones, acariciar los muros color ocre, trotar de fuente en fuente.
La pereza de este paraso me condujo un da, a la hora de la puesta de sol, a la
iglesia de los Capuchinos, calle Vittorio Vneto. Todava una capilla! El aire y el
estado oprimente, nada llamaba mi atencin. Parta, hasta que un capuchino
saliendo de la sombra me susurr que, <<veramente, veramente>>, la cripta, de la
que yo ignoraba su existencia, <<sarebbe utilissima per ledificazione de la sua
anima>>. (Me hice con facilidad del italiano, sublime lengua de poesa, que es, por
lo visto, la nica que hablo sin acento dudoso). Improvisado gua, me describi las
agarraderas de las puertas, las custodias, los vasos, los retablos. Atolondrado por
el aspecto podrido de la madera que me repulsaba. El reverendo padre me confirm
que se trataba de huesos de capuchinos. El religioso agreg, que esto servir para
colocar los ornamentos y llamar a las personas olvidadas que son polvo, y que
ellos les di la espalda y de ah en adelante, repet: <<Carpe diem, carpe diem,
carpe diem>>
65
Keats, Goethe, Delacroix reflejo automticamente libresco. Consciente, en fin,
que me hara bulmico en una ciudad insaciable, resolv abandonar mis quimeras y
mis fugaces musas. Franca llevaba un alegre nombre mentiroso, Valeria vala su
peso en oro, pero si para Rubn Daro <<la mejor musa es aquella de carne y
hueso>>, para m la mejor musa es aquella, ideal, que vela en mis poemas. El
mediterrneo muy prximo, donde uno escucha todava << la msica celeste de las
esferas>>, era la culminacin natural de mi circuito. Cotic en las agencias y
descubr el cargo Roselin que enlazaba Gnova a Estambul en un lapso fluctuante
entre seis y ocho semanas.
Como todos los puertos, Montevideo tena su folklore, sus personajes, sus
mata-ratas (la caa, la grappa, la cazalla), sus bares y sus burdeles, donde
marselleses y genoveses (ellos aqu, agalla por debajo) estafando a los oficiales, y
en caso de escasez, hasta a los grumetes. Iba seguido al puerto sin asistir a los
lugares de perdicin, no por virtud ms porque la promiscuidad y el <<placer>>
venal me helaban. Al contrario, trep voluntario a la escalera de barcos marchando,
cuando los marineros estaban de parranda: entonces, los puentes permanecan
ajustados, y la carga, las cuas. En las novelas de Melville y de Conrad los navos
albergaban a veces a los huspedes indeseables: piratas, esclavos,
contrabandistas, fugitivos. En los aos 20, los barcos no se prestaban ms que al
66
fraude y no eran ms que buques negreros: anticipando, aprob bien en las tres
experiencias que tuve de largos viajes en barco. En 1960, el buque griego
Taxarchis me llev en un mes, sin escalas, de Amberes a Montevideo; en 1997,
hice la vuelta al mundo (ciento diez das) a bordo del naviero ingls Speybank. Me
habito instantneamente a los husos horarios que, en tierra, me son insoportables.
Una vez a bordo, adivin que el duodcimo ingeniero de mquinas lamentaba su
jardn peloponesio, que el comisario por el pensamiento de Kiev, aoraba Ullapool.
Si el mar los llama por vocacin, los marinos se sometern a su yugo sin refunfuar;
si ellos buscan simplemente una paga, los pesos de sus cadenas les agobiarn. Por
tanto, la proporcin de marinos felices no sobrepasa apenas la de los terrenos
satisfechos
67
ellos proliferarn, basta>> Mis nicas referencias directas en estos dominios
procedan de comerciantes sirios y libaneses escuchados en Uruguay. Se les
llamaba con el sobrenombre de <<turcos>>, porque ellos o sus padres haban
nacido bajo la copa del Imperio otomano. Fuera de las Mil y una noches, su literatura
se limitaba para m a los poemas traducidos al espaol por Emilio Garca Gmez,
discpulo de uno de los mejores arabistas del siglo XX, Miguel Asn Palacios Mi
saber en la materia se detuvo en la cada de Granada: el reciente desastre de la
coalicin rabe derrotada por Israel acentuaba la impresin de que los musulmanes
no se entregaran en corto plazo. Deseoso de enriquecer mi inconsistente
informacin relativa al Lbano y a Turqua, engulla precipitadamente algunos
Baedeker.
68
Estados sudamericanos se limitaban nombrar, en el pas lejano, agentes elegidos
entre los notables locales. Aqu se disputaban este honor, que daba el derecho de
figurar en el Gotha diplomtico, muy codiciado entonces. Los aduaneros no se
atrevieron a molestar a tal seor, absolutamente indiferente a la suerte de un joven
desocupado salido de un barco italiano.
10 ENE
Trnsito Alejandra
Pasaporte Control
Estos engaos fueron una buena preparacin sobre las costumbres de Egipto en
particular, y de la regin en general. Natural a las castas dirigentes, la codicia haba
deslavado sobre todo el cuerpo social. El soborno envileca tanto a pordioseros
como a ricos y hasta cuando el recibimiento era cordial o corts, detrs de las
reverencias apuntaban siempre al dinero: la colonizacin no era la principal
responsable de la corrupcin. En 1950, los ingleses protegan tericamente al
Egipto, pero, bajo la efervescencia superficial de la calle, se desgarraba una
confusin de fondo que los viejos polticos no osaban indagar. El jefe de Walf, Nahas
Pacha, haba retomado el poder en el momento de mi llegada a Egipto. Creyendo
posible soltar a sus maestros britnicos, delat enseguida, en 1951, el Pacto con
Londres. l se descarril, trabajando, en representacin con Nasser
69
los alrededores del puerto se entenda el griego, el italiano, el turco, el ruso; los
habitantes de Alejandra formaban voluntariamente diversos asentamientos
europeos, mientras, el Oriente dominara. Un grupo de jvenes anticuarios
francfonos que conoc en el curso de mis vagabundeos, me vendieron un puado
de estatuas presumiblemente autnticas. En sus casas las pintaban de negro, ni la
poblacin ni las autoridades crean ya en Faraones, la tormenta amenazaba, ellos
teman a los Hermanos Musulmanes Se burlaban del enemigo: el
pronunciamiento de la armada impona un tipo de economa que arruinara por largo
tiempo a Alejandra.
Sin retraso, tom un tren de la <<British>> y me fui al Cairo, capital del mundo
rabe. En los superpoblados barrios perifricos los ancianos harapientos y los nios
demacrados asediaban a los extranjeros: en la poca no exista el trmino de
<<turistas>> slo el de viajeros. Comprenda que en Egipto haba una miseria
estructural, proveniente de otra era, en pleno apogeo helnico, los Ptolomeos
haban reprimido las revueltas de los fellahs: los verdaderos culpables de las
perpetuas e invencibles plagas de Egipto eran los autctonos, ms que, del resto
que, por otra parte, despus de veinte siglos, se han multiplicado por cientos. Desde
mi balcn en el Sheapeards, vea el Nilo a mis pies, la ciudad pareca calmada, un
dulce farniente enriqueca mi adormecer. El sur y sus monumentos se impusieron a
mi indolencia. Al da siguiente, dorma en la cabina de un tren rpido que llegaba a
Lxor en la maana siguiente. Al despertar en mi cabina con la ventana y las
cortinas cerradas, un polvo grisceo cubra las sabanas, mis cabellos, mi cama. Mi
sorpresa diverta al vigilante, que coment: <<el polvo del desierto se burla de las
instalaciones hermticas>>.
12
Churchill lo frecuenta y trabaja sus diseos, en pleno aire.
70
eleva, uno cierra los ojos, se acurruca, escucha. Y despus, el inmutable desierto
nos rodea. A la hora del regreso, la puesta de sol extasiaba el horizonte. De repente,
se deforma y cae. Mejor espero a que en prosa narre todo esto en mi segunda
recopilacin, Poema para un bestiario egipcio, escrito un ao despus, el tiempo
necesario para impregnarme de imgenes pulidas del desierto.
Uruguayos y libaneses se queran bien, ellos se decan unos a los otros, los
<<suizos del medio oriente >>, los otros <<los suizos de Amrica del sur >> Esta
parentela imaginaria significaba que sus respectivas monedas eran slidas, sus
finanzas sanas, sus instituciones democrticas, sus burgueses prsperos. Sin
embargo, los nicos suizos que ignoran la guerra civil y la ruina de la dictadura son
los suizos de Suiza
13
Expresin francesa que indica un gran ruido de cada. (N.d.T.)
71
sus patios floridos, pareca un sitio andaluz. En pblico, cristianos, musulmanes,
drusos alaban la paz interior: su coexistencia descansaba en su comn abominacin
a Israel y la ocupacin de Palestina. Aunque la evidente corrupcin y las peleas por
las prebendas atestiguaran la existencia de los problemas que la guerra perdida
enardeca, nula representacin de la catstrofe por venir.
72
pero los francotiradores resistan y rescataban a los lugareos. Como en
Checoslovaquia, las ventanas cerradas y las miradas esquivas transparentaban el
miedo colectivo. El acre perfume de la guerra civil volva el aire irrespirable. En la
recepcin del Gran Bretaa, me aconsejaron no dejar la capital y elegir, para
desplazarme, alguno de los choferes autorizados por el hotel: para m era un
enredo, nadie comprenda los lenguajes occidentales (en el bar o en el restaurante,
casi todos britnicos y americanos se hablaba el griego; en conclusin, que ellos
brindaban los servicios, por aproximacin, de inteligencia). Se me asign como
cochero a Lenidas, que se afan en hacerme conocer Atenas y venderme algunos
libros suplementarios y clandestinos, a travs de cortos paseos por los alrededores.
73
para el rescate, los arquitectos bvaros impusieron a Atenas, de 1840 hasta el fin
del siglo XlX, una infausta y montona rejilla, a la que Plaka, el barrio ms simptico,
fue el nico en escapar. Despus de la Segunda Guerra Mundial, se repeta el error:
los griegos escogieron el hormign, el turismo bien encaminado y la chacota. La
famosa Acta de Atenas (1932), que pretenda ser la biblia del urbanismo moderno,
dio lugar al horror del Corbusier.
74
CAPTULO 9
La calle de Pra haba perdido su prestigio de antao, pero las boutiques, los
tenderetes, los fumadores, las tiendas desprendan un encanto marchito que no
haba encontrado en otro lugar. Caduco y adormecido, el Pra Palas ofreca unos
pasillos para fatigar al correo de Maratn, los techos tan altos como para Gulliver,
las recmaras capaces de albergar un harem. Los grifos destilaban a cuenta gotas
un agua amarillenta, la calefaccin entibiaba lo justo en un rincn de la alcoba, las
fastuosas cobijas apiladas sobre las camas en columnas invitaban a cubrirse.
Raramente dorm tan bien como esa noche.
75
desacreditaba. Hasta en la noche se repeta la escena: los voraces domsticos
vigilaban, sin pausa ni reposo.
Pas casi todo el tiempo afuera, aunque el temor de pescar una faringitis,
como en Viena, me haca dudar en detenerme. Mi primera visita fue a la baslica de
la Sabidura Divina, Santa Sofa, desafectada y convertida en museo por orden de
Atatrk en 1935. Los estambulenses conseguan cuidarlo apenas, parecidos, en
eso, a los atenienses: ni mapas, ni postales, ni noticias, ni prospectos de ayuda a
los profanos. Despus de una fbula, cuando Mehmet ll ocup Bizancio, penetr a
caballo en la baslica y se subi sobre los estribos, imprimiendo sus cinco dedos de
la mano, sucios de polvo caf, en la fusta de una columna. No descubr ninguna
traza; al contrario, me fue imposible no ver los tres imponentes medallones rayados
de inscripciones en rabe adosados al cruce: viciaban el conjunto y enmascaraban
la luz de los vitrales.
76
es aqu donde reta al destino; si no, la perversa <<corriente del diablo>>, que viene
del mar Negro, lo habra engullido.
El mar negro, la corriente del diablo: por asociacin de ideas, estas palabras
suscitan en m reflexiones geopolticas concernientes a la Sublime Puerta.
14
Esta antigua palabra equivale a <<seorito>>.
77
castellana. Elogi esta fidelidad al mundo hispnico, trabamos amistad. l estaba
encantado de conocer un escritor espaol en ciernes, yo, de relacionarme con este
fenmeno. Tomamos nota para cenar en un restaurante <<hispano>> turco-judo,
me acerc entre tanto a un cocinero que champurreaba esta jerga y diriga, en el
barrio de Pra, una pastelera donde encontr t souchong, producto raro en
Turqua. El propietario, M. Michel Levy, sala de un cajn de ejemplares
desaparecidos de antiguos libros impresos en Zaragoza, Toledo y Crdoba,
mantenidos como objetos de culto y de instruccin. Nos confabulamos y fui a
depositar en el consulado de Siria mi pasaporte y mi peticin de visa de trnsito va
Damasco, por Beirut.
78
Tal perspectiva me asust: mi pasaporte haba desencadenado un
mecanismo ciego Mis violaciones materiales me sealaban, mi coraje se volva
contra m mismo Ante estos hechos, los dos policas turcos llamados por el cnsul
sirio llegaron. Ellos escucharon a mis enemigos, me arrancaron de mi calabozo y
me pusieron las esposas. La barba crecida, el abrigo y la ropa en pedazos, un ojo
negro para terminar de dar la imagen de delincuente capturado en flagrante delito.
La elegante clientela de Michel Levy incluye muchos clientes, algunos buenos y
jvenes abogados. Instruidos del problema, se congratularon de romper la rutina.
M. Levy se puso de acuerdo con un amigo abogado, periodista en ratos, el maestro
Ismail Agah Akan: haba acordado un plan de ataque. Iba a combatir a mi enemigo
sirio por sus hechos, secuestro y denuncia calumniosa. Promovido por l, el tribunal
de referencia nos atendi de urgencia. El intrprete le inform al presidente que yo
haba estudiado derecho: el viejo kemalista se interes por el laicismo uruguayo,
tom notas. Me asign una prisin domiciliaria y me ahorr la crcel.
79
debera fallar despus de seis o siete meses en prisin. La destreza y el miedo
aguzaron mi cerebro: el combate me vivific, esta vez, lo que estaba en juego era
mi libertad. Oro, el oficial haba aadido que, mediante un buen abogado y la
custodia de un ciudadano turco, podra solicitar la libertad provisional. << Seor
Levy, me exclam mi suerte depende del hombre del saln de t?>> Los policas
aceptaran escoltarme, brazaletes en las muecas hasta su pastelera, despus un
paseo por el Pra Palas donde recuperara mi dinero y vestimentas adecuadas.
Con aire misterioso, Agah Akan me requiri al da siguiente a las siete horas.
Ante mi estupor, lleg en compaa de dos periodistas de tres medios diarios de
Estambul, incluido el Cumhuriyet. Veinticuatro horas ms tarde, el 21 de febrero, los
turcos tuvieron la oportunidad de leer que el cnsul de Siria haba vapuleado a un
joven estudiante uruguayo destinado a un gran papel como jurista. La noticia circul
hasta Amrica del Sur y el delegado uruguayo ante la ONU exigi mi reivindicacin
ante el secretario general de la bienhechora institucin. Mi causa evolucion muy
rpido de lo que me senta tranquilo. Pero por cunto tiempo?
Nosotros ganamos la guerra en treinta y seis horas. Estos sirios no tenan los
nervios slidos ni las ganas de espolear ms, por el error de un extranjero
insignificante, sus malas relaciones con Ankara: la prensa turca no habra adoptado
mi partido sin el acuerdo tcito de la puntillosa censura en vigor. Al medio da, un
emisario del emir Adil Arslan, ministro de Siria en Turqua, ofreca una transaccin:
si yo reconoca mi demanda, l hara lo mismo, desautorizara a su subordinado y
me concedera la visa en el curso de una reunin pblica en el consulado. No
obstante, el maestro Akan, que quera un <<proceso espectacular y justo>>, yo
acept. El presidente del tribunal me entreg mi pasaporte y el Journal de Oriente
narr en estos trminos, fotos de apoyo, el desenlace del asunto: <<Como
conclusin del asunto que hemos relatado en nuestro nmero de anteayer, ha tenido
lugar ayer en la maana, en el consulado de Siria, una conferencia de prensa en
presencia de abogados de las dos partes, el Ministro de Siria, el agregado militar y
otras personas testigos del incidente. El Ministro de Siria declara, en direccin del
abogado de Ricardo Samuel Paseyro, que el cnsul haba procedido
incorrectamente al respeto de un joven estudiante uruguayo. Por consiguiente, al
80
fin de la reunin, las dos partes han renunciado a sus procedimientos judiciales en
curso. El incidente se ha cerrado. >>
Entre dos bolsas de aire, medit sobre los eventos. Haba salido indemne de
una situacin a la vez grotesca y peligrosa, que me estaba costando fuertemente
caro y alteraba mis planes. De aqu en adelante, en cada frontera, en cada
diligencia, me sentira muy mal acomodado: la falta volvera en odios homicidas que
sirven en la zona. La evidencia que la Segunda Guerra Mundial no produjo un
mundo mejor me consternaba, doble razn para saludar mi buena estrella: sin la
menor salvaguarda, sin experiencia de viajes, provisto solamente de trocitos de
cultura, haba atravesado dos sistemas ideolgicos enemigos y pernoctado en las
capitales, ciudades, pueblos y campos de seis grandes civilizaciones. Durante un
recorrido que autorizaron todas las sospechas, fui vctima de una sola agresin
episodio infinitesimal en relacin a la violencia reinante.
81
SEGUNDA PARTE
(1950-1960)
82
CAPTULO 10
83
los novelistas, los filsofos, los poetas, los msicos, los hombres de ciencia, los
investigadores, eran tan dignos como sus homlogos franceses.
Pars! Qu buen lugar para vivir y trabajar y ser un poeta! No dud en confiar
en mi destino. Me ira, pero volvera pronto; antes deba llenar una formalidad
indispensable. Ya que yo haba elegido ser poeta, deba enfocarme en algn
resultado seguro: el resplandor de la poesa empaaba cualquier otra materia.
Heme aqu contrario a volver a Uruguay, donde el medio literario era, desde mi
punto de vista, compartido. Haba fabricado mi miel a la carta y en secreto: a los
veinticuatro aos de edad, el periodo probatorio de mi competencia tocaba su fin.
Stefan Zweig deca: << El impulso sobre lo espiritual, la energa de aprehensin del
alma, no se ejerce ms que en los aos decisivos de la formacin15. >>
15
Op. Cit.
84
La ma estaba hecha: condicionado al inicio por mi ignorancia y mi ardor
poltico irreflexivo, comprend, a mi regreso a Pars, que mi viaje haba puesto las
piezas junto a mis certidumbres. Para m constituan un ponerse de pie prueba
delicada, refractaria a las modas.
85
conversacin deliciosa; << su sonrisa era la flor de su figura. >>, irradiaba un
encanto inesperado.16
16
<<cuya sonrisa es la flor de su figura >>, haba escrito Rubn Daro a propsito de Ramn del Valle
Incln.
86
Sus largos vaivenes lo haban llevado, para mi buena suerte, a bordo del mismo
naviero que yo; en dos semanas, aprend mucho y mi depresin desapareci.
Una maana, clasificando mi correo, not un sobre envuelto en color rojo con
una hoz y un martillo. Los recuerdos de Praga invadieron mi espritu Dulce-
amarga, la carta me fijaba una cita en el seno del Comit central: la comisin de
control y la clula de <<intelectuales>> queran debatir conmigo sobre mis
actividades, pasadas, presentes y futuras. Una calamitosa incertidumbre golpeaba
mi entendimiento. Esperaba borrar sin sacudidas; quera desatender la
convocatoria. En lugar de que, el racionalista razonador que hiberna en m sin soar
eligiera intentar un divorcio al amigable, argumento, preciso. Negociando, entregu
al Partido una herramienta sobre m. Disfrazadas de vctimas dolientes del
Imperialismo, me propusieron obstinadamente a permanecer con ellos, me
despedazaron la jubilacin y tenan el arma absoluta: << t no desertars en el
momento en que somos acosados y perseguidos! >> Desgastada la cuerda lo justo,
este truco se impuso todava: a los hombres de carcter endurecido por las pruebas
87
y la desilusin les llena de pnico, como a m, la idea de pasar por traidores. Retom
el men y particip un poco en la campaa electoral. Los bandos organizados que
nos lapidaban no valan ms que yo Tena vergenza de mentir, equivocar,
disimular. Al menos, no me perdonaba la estrepitosa puesta a muerte (en este caso,
simblica) reservada por el aparato comunista a los <<renegados>>, <<traidores>>,
<<trnsfugas>> en desacuerdo. Mi primer libro, de aparicin inminente en Buenos
Aires, estaba a salvo.
Prohibida Sur, tan preciada por los grandes autores franceses, ingleses,
italianos, espaoles, alemanes, que colaboraban en ella, se levantaron muchos
remolinos; Pern adoptara, por el momento, mtodos indirectos. Las autoridades
suspenderan o suprimiran las dotaciones de papel; misteriosos y frecuentes
apagones de corriente elctrica ponan en tinieblas el despacho de la revista,
dirigida por el leal Jos Blanco; cartas annimas argumentaban que su
homosexualidad desacreditaba a la Argentina; la quinta de San Isidro, supervisada
por la polica que escuchaba la lnea y abra el correo de Victoria, reciba
frecuentemente la visita de extraos inspectores, encargados de verificar los techos,
los jardines, la resistencia de los muros
17
Residencia de verano. (En espaol en el original.)
88
osmticas, la de Bioy Casares con Borges me pareca perniciosa. Y por qu
Borges se pavoneaba alrededor del enjambre de barberos incondicionales y de
poetas kitsch? La poesa se pasa de rastrera.
89
CAPTULO 11
90
Se atribua a los barrios perifricos de Pars una estampa campirana. Sin
embargo, el distrito Xlll era el reino de la chatarra y de los tugurios; la redonda punta
de su Loma de Cailles no tena apenas el aire buclico; en el XlX, las Lomas de
Chaumont y los toldos de la avenida de la Lilas cultivaban el color local; fronterizo
de Bagnolet, el XX era el ms florido, festivo, ventilado de <<casitas>>: el verso de
Maurice Chevalier sobre Mnilmontant pegado a la oreja. La isla San Louis estaba,
en el corazn de Pars, una entidad aparte? Tapiado entre dos orillas, este teatro
de memorias antiguas practicaba una cierta autarqua. Algunos millonarios se
ocultaban en el muelle Bourbon y en el muelle de Orleans, pero el comn de los
inmuebles, sus fachadas y sus patios interiores tenan una falta de higiene
deprimente.
91
comprenda tres protagonistas: el comunismo, el anticomunismo y un gaullismo
totalizador, con tendencias dispares. Estos tres amantes captaban los pedazos de
pequeos partidos donde las siglas pretendan disfrazaban su vocacin a venderse
al encanto.
92
parte de los franceses. Que se equivocaban. Agitados y solcitos por los rudos
errores, frecuentemente graves, en ocasiones violentos, ellos se replegaban en s
mismos, sin medir la importancia de apostar a los hechos mundiales. Ellos se
equivocaban: la derrota en Indochina condicionara su futuro.
Mdico! La cuenta sera baja. Las avenidas y calles principales del barrio
Latino y de Montparnasse ignoraban, todava, el sentido nico. En seis minutos
llegu al hotel Littr, calle Littr nmero 1, donde resid despus poco; recoger mi
tilichero, bajar la calle de Rennes y zigzaguear hasta el Relais me tom un cuarto
de hora. El azar jugaba a mi favor: mi agente de mercado <<paralelo>> hipcrita
eufemismo de << mercado negro>>, me haba suministrado, la vspera, mi pitanza
mensual vido de divisas fuertes, el Estado francs alentaba esos cambios,
provechosos tambin para los extranjeros de paso, diplomticos, funcionarios y
militares instalados en Francia bajo cubierta del Plan Marshall.
94
los otros clientes, asiduos autores de peras, secundado por el silencioso M. Dupuy.
No haba ascensor y la escalera, estrecha y empinada, dejaba un minsculo pasaje.
La amabilidad, con las damas y con los ancianos me destinaba a pegarme sobre
los muros. Borrarme delante de la <<Divina>> Greta Garbo, ataviada de curiosos
peinados y de anteojos oscuros, aceleraba mi pulso y me atraa, como gratificacin,
un esbozo de sonrisa. En mi cuarto y ltimo piso a la izquierda, la soberbia vista
sobre el Sena, la isla de la ciudad, los rboles, los libreros de antiguo, eran la mejor
recompensa. Desde la ventana, asista al espectculo cotidiano del muelle donde
amorosos, pescadores de agua dulce, marineros de gabarras y vagabundos
compartan los beneficios propicios a sus fantasas.
95
Alucinada por la elite menor y las personas de letras, la seora Dupuy les
prefera a los actores que habitaban el Bisson: Claude Dauphin, Anne Vernon,
Anouk Aim; en su herencia personal, Kessel, Edmonde Charles-Roux o la princesa
Ruspoli que llevaban meses. A mis preguntas relativas al propietario del Rolls-
Royce, hombre guapo de cara y cabellos rojos, en el entorno femenino, fue y vino,
su vestuario, la evidente confianza en su estrella mostraban su alta situacin, mi
anfitriona gritaba: << Maurice Druon! >> As conoc la suerte del terrible destino de
los reyes malditos de Francia y el xito envidiable de su cronista. Entreviendo, de
lejos y ampliamente, al hijo de Glaoui, Al Khan y sus maniques, me dejaban de
mrmol; al contrario, yo me diverta en la tarde, cerca de la escalera, casi codo con
codo a m, el serio presidente del consejo Rene Mayer le echaba un ojo de una
manera indiscreta, golosa, a la chica negra que, temporalmente, sostuve. Con un
ojo Meyer la devoraba, con el otro el miraba al coronel que le contaba la batalla de
Indochina.
Como si fuera constante que el pecado atrae el castigo, el Relais fue herido,
de un golpe, a causa de su muy hermosa joyera un aristcrata con ojos de tiburn
adulterado que exhiba a la redonda un cortejo de choferes, elegantes
guardaespaldas, parejas en su mesa y en su cama. Al telfono, el ostentoso
individuo derrochaba miel: << Reverenda Seora Duquesa! >>, << Querida,
querida seorita! >>, << S, mi nia, estar en el baile >>, <<Queridsima, dulcsima
Arnica >> (las maysculas pululaban en su voz emptica) En resumen, el barn
de Vaufreland embaucaba, cada da, a los poderosos ricos y con ttulos de Europa
occidental. Alelados por su arrogancia y sus gratificaciones, las gentes del Bisson
no escuchaban nada ms que a l, de pronto al amanecer y despus de haber
cerrado el muelle de Grandes-Agustinos en el boulevard San Michel con la calle La
Prouse, una brigada de CRS allanaba el hotel en bsqueda del barn. Mi sueo
fue cortado por la cabalgata y las sonoras interjecciones, entreabr la ventana: un
vigilante me amedrent a <<cerrar>> y a <<cerrarla>>. Dos inspectores invadieron
mi cuarto. Por definicin, un joven extranjero sin oficio era ambiguo. Escarbadero,
afilado interrogatorio. Una vez agarrado el barn y a sus secuaces, fui soltado
despus de haber contribuido a revisar mi sospechoso automvil, saliendo del
96
asunto manoseado, pero inocente. Sobre medio da, los visitantes doblaron a
retirada, Vaufreland y los suyos, todos con esposas en las muecas, sufrieron
algunas vejaciones durante su traslado en los furgones De pie en el hall sucio y
pisoteado, los Dupuy eran dos estatuas de sal.
97
identidad de un Estado que presume de jacobino y laico fue para m motivo de
reflexin. La toponimia y los repertorios de las calles, que son sobre todo catlogo
de santos y mrtires catlicos, subrayaban la omnipresencia de la iglesia Romana.
El sueo al acostarse, para la mitad de Francia aquella de ateos, agnsticos o
paganos que rinden homenaje a la decrepita ideologa revolucionaria que se
obligan a sepultar en el fondo de su cerebro las trazas indelebles de la tradicin.
Esta represin es una prueba de esquizofrenia.
18
La libertad para hacer qu?, Gallimard, 1953, p. 32
98
CAPTULO 12
Qu es el arte, o qu es el mtodo,
o qu es el ejercicio que nos conducir
a ese lugar sobre el que hay que
caminar?
PLOTINO
99
preferan a Plotino sobre el cristianismo; en su historia de la filosofa, mile Brhier
adscrito en falso contra esta hiptesis. Hacindose cargo, su discpulo Gandillac
analiz minuciosamente la cuestin y prob sin duda posible que las Enadas eran
la ltima gran construccin de un pensamiento helnico integralmente pagano19. Yo
haba mal ledo a Plotino, o, al menos omitido su tratado 111, 4-2, que explicita su
activa creencia en la metensomatosis: << los amigos de la msica cuya alma
permanece pura se transforman en pjaros cantantes20. >> Esto fue una decepcin.
Con qu medida se evaluara la pureza de mi alma? Gazouiller disfrazado de
ruiseor era, en rigor, honorable, pero los ornitomelgrafos al servicio de un poder,
tambin, me cambiaran en pinzn Despus de eso, rele a Plotino con un ojo
inquieto y siempre maravillado por la belleza de sus escritos.
19
La Sabidura de Plotino, Hachette, 1952.
20
Enadas,III, Las Bellas Cartas, 1951, p. 65.
21
Vrin. 1949.
100
a este punto le encausaba a acosar al mismo tiempo, como un zapatero indeciso,
muchsimas presas, todas deseables. A decir verdad, no recuerdo a los personajes
de sus exposiciones y mis notas han desaparecido luego de una mudanza; sus
bordaduras de poliglota, a veces incomprensibles para m, no me mortificaron ms.
Que l hablara apasionadamente, y bien, de la msica, y en particular de las peras
de Richard Strauss, me mova a simpata esta filosofa descifradora de partituras.
22
A la bsqueda de la Verdad era la divisa de la coleccin de obras de filosofa editada entonces por
Hachette.
101
solicitud de cita, deseando, en secreto, que sta permaneciera sin eco. En la poca,
el cartero distribua la correspondencia al menos tres veces por da: dos en la
maana, una en la tarde. Al da siguiente, recib el ms corts de los mensajes, se
me atendera el viernes siguiente at five oclock. A esta misma hora, cultivaba
habitualmente en la Sorbona, los salones de t: Angelina, La Compaa Inglesa,
Pera Blanca, la Marquesa de Svign, Boissire Mi imaginacin galopaba,
prevea con mi Iilands una ceremonia a la Okakura Kakuro, acompaado por un
caballero apasionado de la divina bebida.
Diecisiete horas, menos tres minutos: yo me sub, parece que al ltimo piso,
a una <<escalera B>>, del nmero X de la calle del Cherce-Midi. Al tocar, mi anfitrin
abre la puerta casi instantneamente: me encontr en la buhardilla habitada por
Samuel Beckett, quien me tiende su mano, larga y firme; yo noto su alta estatura,
su postura derecha, sus anteojos, sus cabellos a ras; su modesta instalacin admite
una estantera de libros. Sentados sobre sillas viejas alrededor de una mesa
insegura, nuestra entrevista inicia sobre los mejores auspicios. Beckett me encarga
reiterar su gratitud a Baeza. Evocamos la Argentina. Despus, amablemente, se
ocupa de m. Sus frases concisas exigen reciprocidad. En pocas palabras, le explico
mis ambiciones y la oferta, como Baeza le anunciaba, mis dos selecciones. Beckett
no sabe espaol, tanto mejor: tengo horror de que hojee mis libros delante de m.
Entonces l propone: << un t?>> Por supuesto! Se aproxima al rincn-cocina, el
recipiente exhala la primera ronda de vapor, preludio del agua cantando en la tetera.
Beckett la llena, saca de un tirn un sobre de t Lipton, lo toma por el hilo y lo hace
sumergir. Siempre en silencio, extrae de un molde los biscochos marinos
evidentemente humildes, pone frente a m una tasa cascada y me invita, dando el
ejemplo, a probar mi golosina. Gesto fatal! El ligero objeto se deshizo, se dispersa
y se reduce a migas, irritando mi garganta y mi paladar. Una explosin de todo y un
estornudo me sacude. Incontrolable! A cada tentativa de emitir un sonido o de
tragar, la saliva se atora. Mis ojos llorosos, empequeecidos, ansiosos, viendo al
impvido Beckett tomar su merienda y lanzar sobre m sus miradas ralas, sin culpas
ni apuro. Cuatro minutos?, cinco minutos? Aprovechando una brevsima calma,
me fui y le lanc un <<adis>> poblado de borborigmos. A pesar de mi derrota, tuve
102
la simpata de mi anfitrin. De l, saba solamente que fue secretario de Joyce, no
me imaginaba el fabuloso destino de su obra futura; al contrario, su personalidad
me encantaba: subsistiendo, durante cuarenta y cinco aos, tan rebelde a las
costumbres de las camarillas dominantes probaba su independencia. Habra podido
ser su amigo: el miedo de hacer, por segunda vez, el ridculo frente a l me
paralizaba. Ese impedimento psicolgico me plante otra desventaja: de su propio
jefe, Beckett haba pasado mis compilaciones a un joven escritor ingls profesor de
espaol que, para mi sorpresa, me envi traducidos diez de mis poemas. Les
perda, as como su direccin acto falto, del recuerdo del infernal bizcocho.
23
La expresin <<Tercer Mundo>> es aqu un ligero anacronismo: no comienza a ser de uso comn hasta
1955.
103
poltica se singulariz por una serie de obstinados errores y condenas. Es su culpa
si, hablando de l, uno pone un epgrafe. Privilegiaba tanto su virtud de <<escritor
comprometido>>, que meda realmente sus escritos con el peso de sus prejuicios,
desdeaba dogmticamente los <<valores> simbolizados por la Acrpolis de Atenas
(<< que revienten!>> exclamaba) que, en definitiva, sus gestiones absurdas
hicieron pantalla a su literatura. Sin haberlo reledo, reconozco una debilidad por
dos o tres de sus obras de teatro, que coment en un peridico de Estados Unidos.
Por otra parte, la pira de Sartre era Simone de Beauvoir Las feministas no
merecan tener una figura de proa que transpiraba la vulgaridad por todos los poros
de su prosa. Qu literata! Gracias a Dios poco inteligente, l la llev a tirar, por la
rgida falta de imaginacin, contra su propio campo. Le debemos Los Mandarines,
siniestra galera de personajes calcados sobre el corazn y sacados de su propia
casta. Circe sin encanto, Daumier sin vitriolo, San Juan-Boca-de Oro sin candor, en
ella todo deparaba en el eterno femenino.
104
Montevideo, su cuna, donde, desde haca cuatro o cinco aos, pasaba sus veranos.
Rico desde su nacimiento, coheredero de la pujante Banca Supervielle fundada en
Buenos Aires y en Montevideo por uno de sus tos y dirigido, en 1940, por uno de
sus primos alemanes, Supervielle reciba sin verificar las sustanciales rentas que le
pasaban, mascullando, sus autoritarios parientes. Cinco meses antes la debacle de
junio de 1940, el poeta se hospedaba en el hotel Nirvana, en el corazn de la
campia uruguaya, cuando se cay de su sof: las sirenas de la jornada aullaban a
todo vapor para anunciar la cada de la banca. Absolutamente ajeno a la gestin de
la empresa, el poeta haba, al contrario, invertido todos sus bienes. Estaba en la
ruina, su insolente entorno se vendi al mejor postor. Supervielle recibi el golpe en
silencio y, trascendiendo su propia miseria, la desgracia de Francia le inspir tres
buenos poemas. En 1946, pudo al fin volver a Pars gracias al gesto generoso del
gobierno uruguayo, que lo nombr consejero cultural en Francia con un buen
salario. En Montevideo, nunca me le haba acercado, su clnica de liblulas y
lambiscones me irritaba. Cmo este loco de la poesa aceptara y retribuira
homenajes tan apetitosos? Ello me pareca una traicin, porque yo haca un
aforismo de Goethe: <<en poesa, no se debe elogiar ms que lo excelente. >>
Mudo por su hiperesttica crtica, opiniones o ideas que le hubieran parecido
hostiles a su mirada, fijaba una complacencia universal al espacio de sus
congneres. Esta actitud aliviaba sus nervios enfermos y ubicaba su obra separada
de conflictos polticos o literarios, pero hacindose una imagen sensible,
absolutamente equivocada, de ingenuidad. Sus allegados conocan los estallidos
de su carcter y se las ingeniaban para esquivar sus rayos jupiterianos y sus rasgos
de espritu, dignos de su admirado Jules Renard. Sus acomodos a la hipocresa no
justificaban por tanto a sus consanguneos, prestos en el arte de no desagradar a
nadie.
105
caro almidonado, ella se mostr hospitalaria y protectora. Creyendo a los cronistas,
haba compartido la capa de Drieu. La Rochelle, que robaba voluntariamente a las
mujeres ricas. En el curso de sus memorables cenas (su cocina era de primer
orden), Mme. Tzenas me pregunt si haba tenido la oportunidad de participar en
el trabajo de Gorgien G.-I. Gurdjieff No? La sonrisa se volvi oblicua
Desventaja! Al fuego de su consejo, ella le deba su sueo al conocimiento, a la
poesa, la msicame dijo, aadiendo, que era un joven poeta: la prxima vez
usted encontrara aqu a los mejores de Francia
106
en un tono sentido, se felicit de sus guisos y los sndwiches. As inici mi comercio
con Cioran, mayor que yo por quince aos. Tuvimos buena qumica, nos
encontraramos de nuevo Mientras que nosotros hablbamos, Anne-Marie
Supervielle me acerc a Armand Robn. Pequeo, rechoncho, nervioso, miope con
un par de gruesos lentes, me tendi su mano de campesino; su sonrisa manifestaba
una viril ternura, listo para el fervor y la amistad.
107
Nos casamos; Bergamn y Alberti me otorgaron el permiso de respirar el
mismo aire que el Caudillo: residimos diez meses en Espaa, pas brbaro donde
los franceses aseguran la aspirina es inaccesible para los pobres
108
109
CAPTULO 13
24
En espaol en el original (N.d.T.)
25
Los mexicanos, anfitriones de Trotski, los Yankees, que deban financiar la guerra fra y sus satlites
canadienses no llevaban a Stalin en su corazn.
26
Habitantes y lugares es el ttulo de la admirable autobiografa de Georges Santayana.
110
Los agricultores cuidaban las ricas praderas, desdeando los frutos del mar
mientras que nosotros, las comimos por los cuatro bajos. Los platos de mariscos,
erizos, cangrejos, ostras, langostinos, camarones imitaban las pinturas de Pieter
Claesz. En el archipilago espaol, se desdeaban los productos ofrecidos por el
mar; en Mallorca, ms que la navegacin o la pesca, se prefera el contrabando.
Los precios imbatibles de los cigarros y de relojes ilustraba la extensin de este
comercio: la guardia civil cerraba los ojos. El ltimo gran pirata del Mediterrneo,
Juan March haba dejado escuela ah: se le guardaba una respetuosa admiracin.
Su palacio de Palma, su residencia estival y sus posesiones eran zona prohibida,
se les miraba de reojo con prismticos; su yate fondeaba permanentemente a
algunas brasas de su playa de arena inmaculada.
111
ruidosa que los tranvas y los autos del paseo de la Castellana envolvan los cafs.
Despus de minutos, los grupos se dispersaban, prolongando afuera sus
inagotables conversaciones. La crisis de serenos27, los golpes secos de su bastn
en los botes de plomo, los manojos de llaves que tintineaban en sus cinturones,
animaban las calles mal iluminadas. Los serenos conocan a cada vecino, el
adulterio y las aventuras nocturnas se volvan imposibles: lmpara y manojos en
mano, los maestros de la noche identificaban y, en rigor, denunciaban a los
sospechosos. Ellos irritaban a los espaoles, pero no haba voluntad para su
desaparicin. <<El registro, por favor >> reclamaban en la sombra los vigilantes
parisinos, protegiendo mejor la intimidad.
27
Vigilantes nocturnos que garantizaban la tranquilidad de los habitantes de Madrid.
112
En 1953, ah haba, sin embargo, una ventaja: pocos madrileos gozaban de
vacaciones, la mayora se resignaba al infierno, gracias a ello poda estar con fieles
amigos, escuchar, comprender que la capital administrativa era tambin la capital
intelectual y poltica del reino. Era tambin el primer panorama general de Espaa
28
Los primeros acuerdos militares entre Espaa y los Estados Unidos fueron firmados en 1953.
113
reabiertos al trmino de la cuarentena que la lV Repblica infringa a sus vecinos,
<<Estado catlico social y representativo29 >>.
29
Definicin de Espaa segn la <<Ley de sucesin>> promulgada en 1942.
114
Caudillo los cepill; el largo ao de 1941, la mayor tragedia para los Aliados, call,
temporiz, disimul y repeli hasta el fin las presiones de Berln. Providencial por
sus consecuencias, su negativa volte el curso de la guerra: eso justific la futura
actitud de los britnicos con respecto a Franco. Con reputacin de ser bromista, Clio
jugaba con el tesoro de ideas preconcebidas colgando con la ofensa a su alrededor
de hacer un buen papel30.
30
Cf. Ricardo de la Cierva, Hendaya, Punto final, Planeta 1970.
31
Equivalente espaol del Quai dOrsay.
115
olvidar a las clases medias en vas de formacin ni a los monrquicos a veces
impacientes pero dciles. Unificador de tendencias y obediencias dispares,
preservaba el margen de maniobra necesaria para durar con la sorpresa general.
Los espaoles burlaban la siniestra prensa oficial, la mojigatera, los ritos de las
camisas verdes, la omnipresencia de un catolicismo devoto sin ser piadoso. Sin
prevenir que al interior y en el extranjero nadie fomentara una nueva guerra civil
salvo los sdicos del Kremlin. Aqu se comprometieron a sabiendas de la muerte de
los kamikazes espaoles imbuidos por el estalinismo. En respuesta a sus
provocaciones por el garrote vil32, Franco rehusaba a Khrouchtchev; por segunda
ocasin. Mosc perdi la guerra contra el Caudillo.
32
<<Instrumento de tortura para estrangular>>
33
Aleixandre tendr ms tarde el Premio Nobel.
34
A la edad de 89 aos, George Santayana muere en Roma, protegido de sus hermanos irlandeses, en 1952.
116
El comodn de ndice era el libreto militar de su director y propietario, Juan
Fernndez Figueroa. Valiente oficial del campo nacionalista desde la guerra civil,
salv los requerimientos de la censura: cuatro veces sobre cinco, recuperaba y
publicaba los textos prometidos para ello en la charcutera o en la canasta.
Desplegadas durante veinte aos, mis innombrables colaboraciones en la revista
miraban siempre por la literatura. En Espaa, la ausencia de un dogma autorizaba
la proliferacin de teoras y escuelas estticas contraste radical en respuesta a
los estados totalitarios.
117
aborrecen vianda tan maldita.>>, escriba Francisco de Quevedo en su clebre
soneto, divulgado con profusin.
118
CAPTULO 14
119
Las personas presentes eran una prole fcil de dictadores comunistas
expertos en el arte de usar a sus interlocutores. En Mosc entre 1939-1940, Stalin
haba retomado esta tcnica leninista, l condujo a bordo de un barco a los
diplomticos franceses y britnicos, despus Hitler, con la precipitacin por obtener
la neutralidad de la URSS contribua a su derrota final. Ni los ejemplos, recientes
todava, ni la imprudencia del Kremlin, que haca caso omiso de Europa Oriental
desde los acuerdos concluidos en Yalta, pusieron nervioso al Presidente del
consejo. Su amenaza de renunciar, a falta de un acuerdo rpido, dejar de mrmol a
los viejos zorros: una eventual ensima crisis parlamentaria en Francia no era
suficiente para modificar su estrategia. Dueos de un imperio slido, donde ninguna
de las demandas a cuenta de los jefes, se inscriban en la duracin. Mends France
desestimaba tambin la influencia directa de Khouchtchev y de Chou Enlai,
padrinos, consejeros y proveedores de Ho Chi Minh; por otra parte, vea en ste a
<<un hombre de paz>>. Ahora bien, el destino del Vietnam dependa de estos
<<halcones>>. Precipitado, incurri en una majadera imperdonable, porque en el
momento en que se iniciaba la conferencia de Gnova, Ho Chi Minh estaba en una
fuerte mala racha y suplicaba a sus dos cmplices conseguirle, a toda prisa una
tregua inmediata. Con pnico por la prdida de Dien Bien Phu, cuyo impacto afectivo
incrementaba la importancia militar. Mends tena el propsito de ofrecer sin previo
a los dirigentes vietnamitas unas clusulas tan generosas para ellos como onerosas
para Francia que Ho Chi Minh y los suyos permanecieron atnitos El cnico
Khouchtchev apreci el candor de Francia <<tuve la ocasin de entrevistarme
con Ho Chi Minh. Recuerdo nuestra colaboracin durante la conferencia de Gnova
en 1954. En la poca, tenamos todava buenas relaciones con el Partido Comunista
Chino.>> y aadi: <<A la salida de una de las sesiones (a propsito de Gnova)
en la sala Catherine, del Kremlin, Chou Enlai me jal la manga para lanzarme
determinante. Me dijo: El camarada Ho Chi Minh me ha dicho que la situacin de
Vietnam es desesperada, y que si nosotros no obtenemos un cese al fuego, los
vietnamitas no podrn resistir mucho ms tiempo a Francia.>> Y Khouchtchev
clavando un clavo: <<Despus el milagro tuvo lugar. En el momento en que las
delegaciones llegaban a Gnova, la resistencia vietnamita reportando una gran
120
victoria tomando Dien Bien Phu. Desde la primera sesin de la conferencia, Pierre
Mends France, entonces Jefe del Gobierno francs, propuso llevarse las tropas de
su pas ms all del dcimo sptimo paralelo. Reconozco que la novedad, cuando
llegamos, nos deja con la boca abierta de sorpresa y de placer. No debemos esperar
nada de ello. >> l se deleitaba: <<la retirada inmediata al dcimo sptimo paralelo
era en efecto la mxima reivindicacin a partir de la cual nos comprometemos a
negociar () hemos dado la consigna a nuestros diplomticos de reportar con el
nico propsito de afirmar entrando al juego una posicin dura. Despus de algunas
discusiones, aceptamos la oferta de Mends France, y el tratado fue firmado.
Tenemos consolidadas las conquistas de los comunistas vietnamitas! 35>>
35
Nikita Khrouchtchev, Recuerdos, Robert Laffont, p. 457 y siguientes. Soy yo quien pone cursivas.
36
Thomas De Quincey, Judas Iscariote.
121
Mientras que en Indochina, lejos de apaciguarse, el conflicto repuntaba, en
Argelia los independentistas preparaban la revuelta. El 1 de noviembre, la
explosin de la violencia amenaz la metrpoli. Mends France y su ministro del
Interior, Franoise Mitterrand, representaban al fanfarrn: <<Nunca un gobierno
francs ha parlamentado con los insurgentes >> declaraban ellos. Entre tanto, en
agosto, Mends dejaba amortajar el proyecto judicial de armas europeo (CED):
participando al final, comunistas y gaullistas se frotaron las manos. Convirtindose
en su rehn, por la tarda reaccin de la derecha, Mends France mordi el polvo el
6 de febrero de 1955.
122
influencia sobre Supervielle amplifica. Era un ejemplo de hipocondra, segn su
deliciosa cuada Mercedes Saavedra, <<un fastidio que animaba el ser>>. Nadie
sabr si Paulhan se molestaba de sus caprichos; sea como sea l mantuvo la
garanta de aceptar todos sus textos, con el riesgo que lleg de cobrar sus
fondos en efectivo. Tal condescendencia someti a Supervielle en una crisis de
nervios.
37
Aqu, yo anticipe algunos meses.
123
Paulhan les llamaba tambin para reuniones privadas, terreno de predilecciones
donde las agudas maniobras manifestaban su voluptuosidad de poder. Pulsaba a
los espectadores como sandias, me hacia la flor de reducir nuestra conversacin a
un solo sujeto, Uruguay lo que me exasperaba. l rea bajo su capa.
38
NRF, agosto de 1956, El Flanco de fuego, traduccin e introduccin de Armand Robin.
124
sus trminos su propia Carta-Ocano, publicada en la revista Noches de Pars:
<<Llam poema a la Carta-Ocano, pero esto fue un poco al azar. Evidentemente,
esto no es una narracin, porque la narracin es de todos los gneros literarios el
que exige la mayor lgica discursiva. Pero justo en aquel punto se puede llamar
poema a una produccin donde casi todo elemento rtmico ha desaparecido?39 >>
Los grandes poetas juegan a veces con las palabras, pero nunca reducen la
poesa a un juego de palabras o a la irrealizable escritura automtica. Llenando de
ideogramas, de caligramas, de retrucanos, de manierismo, la jerga surrealista
apartaba a la poesa de su facultad de ser memorizada. Por tanto, en sus orgenes
ella fue oral: las mltiples mtricas servan de esquemas al recitador y de gua al
auditorio. Entrada la escritura y, siglos posteriores, la imprenta consolidaron la
independencia y la filiacin a la poesa, asociada a la msica: <<provenientes del
39
El Observador melanclico, prefacio de Andr Salmon, frontispicio de Picasso, Gallimard, 1952, pp. 143-
144.
40
Op. Cit., p. 10
41
Ibdem. p. 11
42
Los Caligramas de Apollinaire ofrecieron tambin a Michel Butor la ocasin de divagar sobre la poesa.
125
ritmo derivado del nombre, la msica fragua, con el lenguaje, la poesa>> llamada
Boce en la institucin musical.
Breton desterr la msica; nico melmano entre sus aclitos, el pintor Andr
Masson asisti a conciertos disfrazado y haciendo uso de trucos de Normando, por
lo que fue expulsado de la secta43. Breton pretenda erigir su <<movimiento>> en
modelo universal de todas las artes; la resistencia que se le opona en sonidos
imperceptibles lo enfurecan. Yo lo vi hacer parar a Mozart, en casa de Joyce
Mansour44.
43
A. Msson, Ancdotas de la Francia Cultural.
44
Muy guapo y millonario, este poeta gustaba a Breton.
126
internalizacin de las ideas surrealistas>>. A la pregunta: << Qu esperanza da
usted al arte sovitico? >>, su respuesta era: << Toda esperanza, bien que el arte
sovitico actual no responde todava a nuestra espera () es natural que nuestros
camaradas los escritores y artistas soviticos que asisten y participan en la
edificacin del mundo nuevo, un mundo donde el futuro abra a la esperanza humana
un campo ilimitado, habiendo intentado desde el inicio nicamente reflejar, que su
ambicin sea ilimitada para hacerse conocer () Sin duda la solucin que ellos
aportarn, enriquecer su magnfica experiencia humana, har efectuar al arte el
mismo salto que las jornadas de octubre de 1917 han hecho cometer a la vida.45 >>
45
Ibd., p. 288.
46
Ibd., p. 320.
47
Andr Breton, Manifiesto surrealista, Gallimard, La Pliade, 1988. P. 324.
127
Un Trabajo lento. La pieza El Mal Tipo dando el tono del conjunto, lo mismo que las
muestras a continuacin:
48
En Trabajo lento, op. Cit. P.762
49
Pierre Reverdy, Esta emocin llamada poesa, Flamarion, 1974, p. 48. <<La justeza. No hay otra verdad que
el arte>>, etc. Es interesante notar que Breton deca de Reverdy que estaba <<por lo menos tan aburrido como
l>> (En Manifiesto Surrealista, op. Cit) A la pregunta de si l y los poetas eran capaces de rer y de divertirse
de <<la seriedad burlesca>>, como deseaba Jules Renard.
128
En cuanto al clavel-gata es por casualidad que fue parte del mundo mineral
En la puerta de entrada se disimula por detrs un alfiletero
En las tiendas de gemidos.
Las coronas reales no son ms los parachoques
El espectculo lacerante del perro que levanta la pata en la corte de honor del
cuartel
Hace pensar en los viejos tonos dejados por los uniformes
La buena sopa por la alegra mundial del matadero.
Cada
surrealista se mova en el lugar que era el suyo, alimentado de risibles querellas o
de rabietas insidiosas. Las denuncias cruzaron sus asuntos y sus vidas privadas, la
impotencia para realizar la <<teora revolucionaria>> estremeca el movimiento, sin
sacrificio. l hacia oficio de emisario: los snobs a la Peggy Guggenheim la
arrogancia que adquiere Max Ernest y otros personajes se alimentaba de una
ideologa fumadora accesible a todos los bobalicones. En Nueva York, el Museo
Solomon Guggenheim exhibe como preciados ttulos de nobleza la penosa
coleccin de cartas y mensajes recibidos de Peggy. De esta correspondencia que
50
PRI significa Partido Revolucionario Institucional.
129
involucra y nombra a escritores y artistas no hace diferencia entre amistad y
servilismo, entre gratitud y atadura51.
Miembros
fundadores o militantes de la secta haban aullado de superchera. Ellos se
desahogaban a golpes de sable. He aqu algunos ataques: Antonin Artaud: << [el
surrealismo] est muerto del sectarismo imbcil de sus adeptos>>; Prvert: << a
veces, la necedad le cubre la cara [Breton]. l dudaba porque era astuto y se
esconda detrs de las maysculas Amor, Revolucin, Poesa, Pureza, etc. 52>>
Reducidos aqu
a extractos, pero in extenso en la poca, estos cargos provocaron que el surrealismo
fuera como doctrina y como prctica, una injuria al intelecto y a la gran poesa
francesa. Mi amigo Gerald Messadie53 golpe justo, cuando declar: <<Breton: uno
de los ms formidables microcfalos del siglo XX. >> Al falso Papa de la anti-poesa,
Novalis respondi: << Existe en nosotros un sentido especial de la poesa, una
resonancia potica. La poesa es absolutamente personal y, por consiguiente,
indescriptible e indefinible. Aquel que no sabe ni siente inmediatamente qu es la
poesa no pude tener alguna idea. La poesa es la poesa. De todo a todo distinta
del arte del discurso (del lenguaje).54 >>
La inquietante
ofensiva surrealista destinada a descomponer la poesa francesa tena, gracias al
cielo, un soberbio contrapeso: la Comedia Francesa y el teatro en general
asegurando el respeto a los clsicos y la pureza de la lengua. Los grandes actores
51
Dal, Ernest, Chirico, Magritte tomaron, por comodidad o por provecho, la etiqueta surrealista sin que sus
talentos y sus obras sean en nada deudoras de las consignas de Breton.
52
Todas las citas son de Maurice Nadeau, op.cit.
53
La Misa de san Picasso, Laffont, 1965, p. 147.
54
La Enciclopedia, Ediciones de Minuit, 1965.
130
de la diccin perfecta, en las puestas en escena adecuadas a los textos, las
costumbres elegantes, no eran propiedad nica de la Casa Moliere: el Teatro
Nacional Popular, La Compaa Renaud-Barrault y hasta muchas compaas
menos encopetadas hacan un trabajo impecable. Cmo no amar la poesa
francesa siendo tan cadenciosa? Llena de msica y de sabor como la espaola, la
inglesa, la italiana.
Por sorpresa
una carta de Montevideo me invit a una minuciosa recapitulacin de mi posibilidad
de permanecer en Francia. Durante los dieciocho das de viaje el perfume salado
del Atlntico me envolvi, para reconciliarme provisoriamente con la vida y sus
inconveniencias, solo tena que pasar por encima de una canoa, una lancha, un
ferry, barco de vela, un paquebote navegando sobre cualquier ocano, mar, ro o
ribera Embarcarse dilata el corazn, limpia el cerebro, dispone al bien ser. El
barco de la lnea italiana fondeaba la baha de Cannes; una chalupa nos
recuperaba, a mi mujer, nuestro beb y yo. Abordo vimos y escuchamos un equipaje
alegre y pasajeros anodinos; en la brecha, dos duplas de diplomticos soviticos,
se dirigan, uno haca la Argentina, el otro hacia Uruguay; no quitaban unos ojos tan
feos como de gavilla hacia el bodoque y sus progenitores. Obligados por el protocolo
a honrar la mesa del comandante, los <<rusos>> no hablaban con nadie. En el bar,
las marejadas y el balanceo hacan tintinear las mltiples botellas de aguardientes
y vinos italianos alegre preludio de mi ilusin: los ruidos de un naviero en marcha
se transformaron mgicamente en sinfona musical. Poseidn piloto de la orquesta:
mi odo persever en distinguir las maderas, los metales, los rganos, el viento, los
cornos, la lluvia, el tambor, las olas, el gong Los mejores puestos de escucha son
las pasarelas, a cubierto, o en la proa, cerca de los cabrestantes.
La marmita del
Ro de la Plata estaba todava lejos
En las Palmas
de Canarias, nos aprestamos a descender en la escala; los dos diplomticos
soviticos nos atacaron, cohibidos: <<Ustedes son, nos dicen ellos, padres de un
131
nio, nosotros tenemos dos, pero, ciudadanos de la URSS, el territorio espaol nos
est prohibido. Tendran ustedes la bondad de comprar en tierra dos gorras para
nuestros hijos, que estn en riesgo de insolacin?>> Su castellano titubeante se
aada a la molestia, ellos se liaban, ofreciendo sus dlares. Mi mujer tergivers:
nosotros entregaremos la nota despus de la compra A la cada de la noche,
encontramos a los soviticos acodados en el barandal; previsora mi mujer haba
comprado una docena de bonetes, el viento del ocano los vuela fcilmente.
Reclamarles un adeudo nfimo en pesetas habra sido mezquino. Su sincera gratitud
nos reservaba sorpresas
Al fin solos
despus de las Canarias! Para m el ocano desde ahora en adelante vaco, para
m las velas nocturnas justo a la extincin de la ltima estrella. Los gemelos, una
tumbona, una lmpara. Y Lucrecio! Todas las cosmologas fecundaros el espritu:
los filsofos de la antigedad eran gemetras prendados de sublimes fantasas. Por
su poema, Lucrecio les supera, construyendo un universo de divina belleza.
<<Fuente de gracia y placer>>, Venus lo inspira, l le pregunta por Rerum Natura
un embrujo nunca marchito55. Invocacin en adelante desusada, porque del big-
bang a la teora de la cuntica todo se identifica con frmulas condensadas en
cartuchos. Los astrofsicos han batido los trminos de los poetas, convertidas en
abstracciones; cifras, letras, cdices. Cmo nos atrevemos a calibrar la frialdad de
los flamboyanes, estrellas rojas o entristecer a Venus, al atravesar su atmosfera,
hacer anlisis espectrales? De Apeles a Antonio Watteau, miles de esculturas y
pinturas haban conocido a la diosa en sueos, en carne y hueso, en espritu
mejor que los telescopios. Un da, el fulminante rayo de sus ojos verdes reducira
en cenizas los humanoides indiscretos y sus chismes impertinentes.
Replegado en
mi cabina, diez das ms tarde, guard mi Lucrecio bajo mis ropas: igual a ella
misma, Montevideo desfila detrs de la ventanilla. A pesar de su carcter de unin,
mis uruguayos estaban melanclicos: como en 1951, su moneda el peso, se
55
Titi Lucretii cari Rerum Natura. Paris, casa Bleuet-Librera sobre el puente San Miguel, MDCCLXVlll.
132
derrumbaba. Los das sombros se aproximaban; mientras tanto, Anne-Marie y yo
habitaramos la ltima gran morada colonial hispano-portuguesa todava de pie en
Montevideo. Propiedad de los Saavedra, familia materna de mi madre, la residencia
de las antiguas damas clibes y deliciosamente ultra catlicas, bastante asustadas
por el matrimonio de su nieto con una atea y por la presencia, en su casa, de la atea
en persona. La amistad de Bergamn suaviz el choque. A las diecisiete horas en
punto, mi maestro aport un pastel; a la ceremonia del t que se desarroll, en el
saln principal, l hablaba sobre Medea y Melusina, o lea en pblico, con la luz
temblorosa de las ltimas lmparas de gas, algunos poemas de su teatro.
El encargado
de negocios de la URSS en Montevideo nos manifest su reconocimiento por medio
de un soberbio ramo de flores para Anne-Marie. Nunca una Saavedra habra
imaginado que los agentes de Mosc irrumpieran en su casa. Bergamn fue
consultado, minimiz el peligro, la casa fue desinfectada con agua lustral
En el curso de
alguna de sus lecturas, Julio Bayce, director de la revista uruguaya Escritura, me
report que un desgraciado haba jalado a los literatos uruguayos de su inercia
primitiva. En el despacho de la revista, al comentar sus propsitos en lenguaje
eslavo-argentino se apareci su secretaria: ella haba comprendido la nica palabra
<<pornografa>> y un <<yo, Vital, Buenos Aires>>, que acompaaba a su renuncia
y la deposit sobre la mesa en un manuscrito indescifrable. Es un loco, un
bromista, un iluminado? La nica pista devolva a Buenos Aires.
Di un salto. El
marasmo detena duramente la economa argentina. Viudo fogoso, Juan Pern
sera, dentro de poco, excomulgado por Po Xll. Despus de muerta Eva, el general
acus a la Iglesia Catlica, en un tiempo su aliada, de conspirar contra l. Sus
calumnias haban herido a la opinin y al ejrcito; envalentonada la oposicin se
organizaba. En su quinta de San Isidro, Victoria Ocampo me habl de los complots
que se tramaban; Sur levantaba la cabeza, el poder se deshilachaba. La plaga de
Argentina, la extrema derecha chovinista comenzaba a dudar de Pern y de ella
133
misma: salvar los hermosos restos de Buenos Aires no era ya una ilusin, tanto que
los liberales no seran amordazados.
Husmeando, el
enigma del desgraciado eslavo se aclar. Amigo de un polaco llamado Witold (y no
Vital), Sbato, del que no conoca sus escritos, todava no traducidos, le haba
aconsejado re direccionar su Pornografa a Escritura, porque la marcha literaria
argentina se desbordaba de autores extranjeros. Pequea causa, grandes efectos:
El Uruguay perda la oportunidad de ofrecer en prima a Europa, en lugar de
Charras, uno de los mejores clowns metafsicos del siglo XX: Witold Gombrowicz.
Mis asuntos
seguan una siniestra curva descendente: las disposiciones detenidas por mis
vigilantes me desvestan. A cada uno su destino: despus de veinte aos, mi to
materno tena el papel. El vuelo Buenos Aires-Pars fue triste
134
CAPTULO 15
56
Jules Renard: <<Yo haca mis clculos: la poesa puede nutrir a un pinzn.>>
57
Nosotros habitamos ah de febrero de 1955 a agosto de 1968.
135
Espaa y al Portugal provistos de buenos peculios. Ellos fomentaron una capa
social descompuesta y violenta, hasta miserable, y empujaban a los pequeos
burgueses entonces momificados. Los vasos comunicantes haban funcionado en
beneficio de sus patrias.
58
Stefan Zweig, op. cit., p. 448
136
benefici a los tiranos: en el siglo Vl antes de Cristo, Soln diriga a los atenienses,
voluntariamente domeados a Pisstrato, una reprimenda tallada en bronce:
59
Diogne Larce, Vida, doctrina y sentencias de los filsofos ilustres, Flammarion, 1971, p. 62.
137
inteligencia, algunos otros dudaban de su corazn. Errneamente: Emil Cioran era
sensible, sentimental y compasivo. l lo dira a su pdica manera: <<De todos los
seres, los menos insoportables, son los que odian a los hombres. Nunca se debe
huir de un misntropo. >> Sabio consejo aquel, de viva voz, y aada otro, propio
para desestimar la melancola: pasearse en el Pre-Lachaise era el mejor antdoto.
l lo haca a veces; mi fobia a los cementerios me prohiba seguirle. El ntegro
Eugenio Ionesco hizo suyas las aventuras y palinodias de Cioran, los bobalicones
tomaron a mal esta indulgencia. Indigna el oficio, la patria, el horror de los malos
escritores, su comn obsesin por la muerte los ligaba muy ntimamente: con
nosotros, ellos hablaban sin artificio.
60
En espaol en el original.
61
La decadencia de la Mentira, Allia, 2000., P. 71.
138
Las obras de Ionesco no perforaron rpido las fronteras de los pases
latinos, yo lo lamentaba: mi nueva materia consista en traducir al castellano las
piezas francesas; Madrid me retena peridicamente durante dos semanas. Falto
de la menor proteccin jurdica internacional, el repertorio espaol se encontraba a
la merced de plagiarios y pillos; la reciprocidad no era verdad, los espaoles
respetaban y pagaban los derechos de autor. La apuesta de influencias extranjeras
culpables de sacudir el piso, porque la produccin nacional vegetaba, los
empresarios dieron buena acogida a los proveedores y entretenimientos. Yo tom
en serio este papel puramente utilitario; mi seleccin se detuvo en el <<teatro de
bulevar>>. Saludar los espectculos en compaa de vedetes me molestaba, estos
<<triunfos>> no tenan ningn valor. Los asuntos marchaban bien, diez o doce
piezas eran de xito (Para asombrar la galera literaria, el programa anunciaba, en
ocasiones en vano, un Cocteau, un Mauriac, un Supervielle, reservados al happy
few.)
139
necesitados. Este era el caso de Cioran, pero los servicios de la Cancillera y de la
polica madrilea no saban separar el grano de la cizaa. Fortuitamente, se
benefici en Pars de una favorable rotacin en el empleo en el Consulado General.
Mi amigo Enrique Llovet, asistente de Ricardo Baeza, fue trasladado a Pars. Culto,
inteligente, construy un expediente irresistible, lleno de certificados garantizando a
Cioran: se le << aloja >> en mi domicilio, lo que cierra la seguridad de su regreso.
Un escollo nos rondaba: no se poda hacer de l un catlico, condicin, en principio,
obligatoria. El aval arrastr sin perderse. La visa fue acordada, Cioran brillaba de
alegra: podra recorrer Espaa en bicicleta. Partiendo de Hendaya y cerrando el
bucle en Puicerda, sus postales puntualizaban su itinerario. El antiguo reino ilusion
a Cioran, y sobre todo Santa Teresa de vila.
140
Vlido hasta la <<liberacin>>>, este balance no se ajustaba ms a la
realidad de la preguerra: de lejos, el plato de la balanza se inclin definitivamente a
la izquierda, con la desesperanza de generaciones a la vez barrsistas y
maurrasistas, todava fieles al fondo nacionalista francs, que odiaban la
repblica62. Esto disminuy la defensa del pas, amenazado desde el exterior, por
la URSSS, al interior por los comunistas. Recuerdo, en el primer nmero de La
Nacin Francesa, Boutang declaraba: <<No ver los peores enemigos [del inters
nacional] que el sistema y el espritu democrtico >>. Se equivocaba: peores que
la URSS, donde el espritu ciertamente poco democrtico liquida la monarqua en
Rusia, Bulgaria, Rumania, Yugoslavia, Albania y, por procuracin del PC italiano,
en Italia? Lo que sea que fuera, por su talento, su cultura enciclopdica, sus crnicas
de libros y poesa a la que l tena un fuerte cario y por sus propios textos,
Boutang dominaba de la cabeza a los hombros la colmena de <<filsofos>>
moldeados en la Escuela Normal casi todos bajo su tutela (haba entrado en 1935).
A la <<liberacin>>, numerosos seguidores lejanos de la monarqua, habran de
replegarse a la izquierda, donde se cocan a fuego lento las mejores carreras.
62
Entre Maurice Barrs y Charles Maurras subsistir hasta la muerte del primero el desacuerdo de la aceptacin
por Barrs de la repblica y sus instituciones.
141
franceses en Alemania donde teji sus redes. Melmanos como l, los rubios
oficiales alemanes le haban dado carta blanca para animar el campo: entendi la
benevolencia de los Boches, los favores de franceses y la amistad de loreneses,
sus <<paisanos>> a quienes evit servicios. La guerra termin, regres a Pars,
donde habra podido retomar cualquier carrera. Orgullosos de su independencia,
eligi, con cuarenta aos y a perpetuidad, la msica. En la escuela de Belley, haba
tenido excelentes en latn, griego, canto, gramtica francesa, historia, pero llevaba
adelante a Mozart y Bach. Pianista apasionado, descifraba casi instantneamente
las partituras ms obtusas, lo que asombr a Michaux, que fue un da a someterle
textos de la edad media.
63
Cf. Benot Duteurtre, Rquiem para una vanguardia, Robert Laffont, 2000, p. 24 y 26.
64
Ibidem.
142
fans >> y sorprenda a aquellos que frecuentaban al Boulez ntimo, corts y
simptico cuando no estaba en representacin. Teniendo todos la misma edad,
bromebamos juntos, en el campo, en casa de Franois Michel. Lejos de inquietar,
sus bravuconadas divertan que est mal, porque los nios son bombas
desprendidas de narcisismo enfermizo. En la barra del Dominio musical, l y los
suyos cimbraban las bases de la dictadura despiadada concretada en el IRCAM
(Instituto de Investigacin y Coordinacin Acstica/Musical). Patanes autoritarios,
ciertos atonalistas reivindicaban <<la vanguardia>>, <<la democratizacin (?) de la
msica>> y suprema idiotez <<la igualdad de las notas >>. En estricta lgica, los
adherentes al Dominio musical habran podido formalizarlo; ya que ellos amasaban
o no la dodecafona (no la amaban apenas), estos burgueses no tenan cura de los
prejuicios que Boulez engendraba.
65
M. Tzenas hua de las comidas, cenas y conciertos. l estaba en el asunto del petrleo y era aficionado a los
maniqus. He aqu mi recuento de invitados a las cenas en casa de Suzzanne Tzenas: Gilbert Amy, Marcel
Arland, Jean-Louis Barrault, Yves de Bayser, Roger Caillois, Ren Char, Cingria, Cioran, Bernard Collin,
Pierre David, Guy Dumur, Mircea Eliade, Gaston Gallimard, David Gascoyne, Georges Henein, Valentine
Hugo, Eugne Ionesco, Marcel Jouhandeau, Pierre Jean Jouve, Oliver de Magny, Andr Pieyre de Mandiargues,
Grald Messadi, Henri Michaux, Franois Michel, Nicolas Nabokof, Jean Paulhan, Francis Ponge, Germaine
Richier, Armand Robin, Henri Sauguet, Georges Schhad, Servand Shinery, Souchinski, Salah Stti, Jules
Supervielle, Nicolas de Stal, Vieira da Silva y su marido, Vladimir Janklvitch, etc.
143
se rod por tierra. Presa de convulsiones, se arrastr, golpe los zcalos, quebr
los bustos y las columnas se precipitaron a nuestros pies. Tir, los bustos; estucos
y cartn piedra, los mrmoles de Carrara Evacuado manu militari por un servidor
y depositado, gimiente, sobre el descansillo, el desdichado fue remitido a la polica,
no al hospital. En el momento del gran fracaso, Pierre Jean Jouve haba, ejecutado
por debajo de la mesa un salto mortal cruzado de levitacin. Su explosin implicaba
la posesin de un sistema nervioso hipersensible al peligro. Su agilidad me
sorprendi, comprend que este nervioso dostoievskano viva en estado de fusin
permanente. Enfrente de l, Blanche Reverchon, su mujer y psicoanalista, le
mimaba.
Para evaluar bien el punto de vista intelectual del Dominio musical, confi
a mis recuerdos un inventario incompleto, pero de buena fe las personas que tuve
el placer, la indiferencia o el desagrado de encontrar en la calle Octave-Feuillet
nmero 29. La lista no incluye a las cnyuges qu de mujeres guapas se
cruzaban ah! ni las intrpretes francesas y extranjeras de Berg, Shnberg,
Webern, Bark. Con el fin de suavizar los efectos dirimentes del dodecafonismo, el
astuto Boulez haba abierto un teatro con los antiguos maestros vieneses, alemanes
y hngaros.
144
brutaliz la poesa y la msica. Promovido por las alabanzas y la publicidad, el do
alborotador se desarrollara impune. As lo subraya Franois Crouzet: << no se dir
suficientemente cunto el miedo de parecer falto de comprensin pudo hacer brotar
al genio () lo propio de Ren Char es la verbosidad, esto quiere decir la produccin
sistemtica y patolgica de textos faltos de sentido.66 >>
66
Contra Ren Char, Bellas Letras, 1992.
145
Stravinski observaba a los msicos; avaro con su palabra, no es de sus elementos.
Yo temblaba, condenado a ser la mosca en la miel sin equivocarme, primero al lado
de Franois Michel, lea, angustiado, la partitura: en el preciso instante, mi dedo
volte la pgina. Es mi ms gloriosa prestacin como diplomado en solfeo y teora
musical.
146
CAPTULO 16
Durante los aos cincuenta, la res pblica interna acaparaba el mayor tiempo que
los franceses destinaban a conocer los principales problemas concernientes al
planeta. Las encuestas reflejaban un porcentaje de curiosidad nfimo, las lites
tenan dudas que debatan largamente, entre otros grandes temas, la marcha de la
<<Segunda Revolucin Industrial>> en constante expansin. Los editores franceses
descartaban a los filsofos de lengua alemana que hubieran sobrevivido a la
Segunda Guerra Mundial, uno se tarda entonces cuarenta y cuatro aos en traducir
el admirable libro de Gnter Anders, La obsolescencia del hombre67. Lo lament
porque su lectura me hubiera servido sobre todo para comprender mejor mi poca.
Hasta si se me acusa de tener el espritu de escalera, ya que los dados se echan
para siempre, me parece oportuno colocar estas breves notas explicativas bajo el
patrocinio de Anders.
67
La obsolescencia del hombre, sobre el alma en la poca de la Segunda Revolucin Industrial (1956),
ediciones de la Enciclopedia de Nuisances/ivrea, 2002.
147
televisin, que lleva el mundo a domicilio esparcida en millares de imgenes y lo
devuelve fantasmagrico. Eso que uno ve, explica l <<no es el hombre en tanto
que instrumento entre los instrumentos, pero hombre en tanto que instrumento por
los instrumentos>>.
148
Thibon>>, y elogiaba <<la mquina que gobierna todas las materias, la vida de los
contemporneos68>> Su elogio de las maquinas parece definitivo.
68
Jean Touchard, El Gaullismo (1949-1969), Umbral, 1978, p. 37-38.
69
Op. Cit. p. 266.
70
Beria, mi padre, Plon/Criterion, 1999, p. 246 (Las cursivas son mas.)
71
Joliot Curie diriga en 1948 la construccin de la primera batera atmica francesa y recibe en 1951 el premio
Stalin de la Paz, dotado de 9 millones de francos de la poca.
149
Diversin de pacifistas y sabios! Su trasgresin reservaba el ms terrible
castigo: una justicia inmanente, tarda pero eficaz, regresaba su traicin contra ellos
mismos. Ciegos por la ideologa haban juzgado <<ineluctable>> la victoria de la
URSS sobre Amrica y el mundo occidental. Este error de clculo puso en marcha
el curso planetario hacia la industrializacin y el armamentismo. Stalin obtena la
bomba y una <<victoria ineluctable>> a la Prrica: la desmesura de sus
ambiciones conduca su imperio a la ruina.
72
El fin de una civilizacin, Remi Perrin, 2000, p. 118
73
Liberacin, 15-25 de julio de 1954.
150
buscaban un gua, un maestro, un filsofo sutil, fuerte y genial a la Nietzsche. En su
lugar, ellos encontraron una gran boca vociferante y maniquea. Su ambigedad
saltaba a los ojos de sus lectores o espectadores, un buen crtico literario percibi
rpido que una importante parte de la suma sartriana era hecha molde por la galera.
As, Los caminos de la libertad y el Baudelaire lo indicaban, el uno, de pie a su
compromiso poltico; el otro, un certificado de conocedor de la poesa que nunca
comprendi. l comparta esta penosa carencia con su rival y amigo Camus, por lo
tanto, yo no los acomodaba juntos. Sartre tena sus intermitencias, la prosa de
Camus, su novela tan plana, su teatro indigesto me tiraban de manos. Sartre y sus
exageraciones me irritaban, a su lado Camus tena el aire de un periodista pasado
por un profesor de tica. Era valiente y prximo a mis opciones polticas, pero
prefera al escritor de raza: mis gustos literarios prevalecan siempre. La derrota
entre los comunistas borrachos del realismo socialista me haba inspirado una
alergia a los partidos, pilares para ellos de la democracia. Desde entonces algn
organismo de este orden no me tentaba ni ganaba mi adhesin: las locuras
embriagadoras son el cncer incurable de las civilizaciones. Sartre rechazaba la
demagogia. Invirtiendo los roles, yo escriba artculos elogiosos sobre algunas
piezas de Sartre. Breve, las fluctuaciones de esta pareja daban lugar a muchos
flotadores vagabundos. De golpe tuve, por asociacin de ideas, unas ganas locas
de visitar el mar.
151
cafetines germanopratines), era una leccin de cosas. Zadkine charlaba
observando todo el decorado, su ojo expresivo, inestable, inquisidor, saliente, al
acecho del efecto prescindible, la fealdad, <<la adoracin del pezn>> a la que
demasiados de sus colegas sucumbieron. La estatuaria y el urbanismo de Pars no
tenan secretos para l Zadkine me recomendaba rehuir en Atenas los
muselogos del crudo que l detestaba: cuando l tena solo seis aos su
charlatanismo hacia detonar el arte clsico
152
paquete, dos millones cinco mil voces sostenidas por dos impetuosos diarios La
Unin, 460,000 suscriptores, La Fraternidad Francesa, 400,000 suscriptores
representaban un movimiento marginal, pero de unidad indudable: el populismo. De
entrada uno lo etiqueta <<extrema derecha>> y amontona a sus elegidos a la
derecha del hemiciclo74. Los resultados trastornaron el rompecabezas
parlamentario, pero se anunciaba que los tribunos del UDCA se ocuparan sobre
todo de fundarse y conformarse en el sistema y a prodigar insultos y calumnias.
Tuve sbitamente la idea de comparar a Poujade con Pern. Un abismo! Poujade
no tena ni la altura, ni la fuerza amoral, ni la inteligencia, ni el carisma del
<<caudillo>> argentino. l no poda ser un <<extremista peligroso>> tal como quera
la izquierda francesa: uno no construye en algunos meses un partido popular
masivo, ya sea de extrema derecha o izquierda, sin complot permanente, sin caja
de campaa, sin combate en las calles, sin oradores fulminantes, sin penetracin
del aparato estatal. La aventura poujadista no daba el cambio y expiraba
rpidamente. Sin embrago, un fugaz agitador haba conquistado una porcin de dos
millones y medio de ciudadanos. Esto no me llevaba mas que a rer a interrogarme:
Hasta cundo Francia se enderezar? Ignoraba que los conspiradores tramaban
en esos das una operacin que hara que la lV Repblica se hiciera harakiri.
74
Las invalidaciones sucesivas disminuyeron el nmero de diputados de la <<Unin de Defensa de
Comerciantes y Artistas>>. (UDCA)
153
La avalancha de eventos extraordinarios, o trgicos, parecieron culminar en
el Reporte secreto de Khrouchtchev. El mito de Stalin <<cerebro de amor>>, <<el
hombre que ms amamos en el mundo>> (luard dixit), palpitaba. Los rumores
forzaban a los comunistas franceses a dejar su silencio. Entraban en pnico:
Khrouchtchev les haba prohibido la entrada al XX Congreso del PCUS donde se
satanizaba a Stalin. La Humanit reclutaba entonces sus maestros aulladores
favoritos Kanapa, Garaudy, Pierre Daix, Aragn, Wurmser, Courtade y los
catapultaba al asalto del <<reporte atribuido (sic) al camarada Khrouchtchev>>.
Tambin caa la vista deplorable hacia el hueco de su fosa comn, sin que me
alegrara: yo los haba frecuentado a todos, a los unos en las Letras francesas, al
otro, Wurmser, en Montevideo imbuido de su infalibilidad. El vals de desmentidos
cesaba el da en que se suceda una versin incompleta difundida en Italia y Polonia,
el documento fue autentificado por su enemigo, los Estados Unidos El PC francs
enviaba a Thorez a Mosc en busca de instrucciones. Bien sermoneada, la
delegacin emita, volviendo con pesares menores: El PC francs y sus gemelos
del mundo entero encarpetarn el asunto en seguida.
75
Cf. Thierry Wolton, Francia bajo influencia, Grasset, 1997, p. 61.
154
catlicos veneraban una URSS irreal. <<Muchos intelectuales han observado la
relacin simbitica que mantienen la Francia comunista y el catolicismo>> escribe
Tony Judt. Recordando como bajo Mounier y despus con Jean-Marie Domenach,
los editores del Espritu <<fueron, en lo esencial, consagrados a incomodas
apologas del estalinismo: zalamero dialctico neo cristiano bajo su forma ms
repugnante.76>>
76
Un pasado imperfecto (1944-1956), Grasset, 1992, p. 107-108 y 361.
77
Veros de Fayolle (1806).
155
perjuicios>>. Motivacin de la queja: <<intensin de perjudicar>>. Por supuesto!
Galtier-Boissire reprochaba a Brisson haberlo inscrito en la lista negra del Fgaro
<<Entre los autores est prohibido citar los nombres>>. Furioso Brisson, desminti
la <<mentira>> y se inflamaba. Esta extica escaramuza me pareca una distorsin
a la equidad y desautorizaba el dicho <<En Francia, el ridculo mata. >>
78
La censura en Francia (bajo la direccin de Pascal Ory), Complejo, 1997, p.9.
156
157
CAPTULO 17
Ah! Qu trabajo!
Ejercicio sobre las palabras
Palabras cortas, palabras de larga circulacin
Palabras que terminan en pan, en pon, etc.79
79
Michaux, por Robert Brchon, Gallimard, 2005, p. 215.
158
Deseaba con ansia lanzar su pluma al deshecho y volcarse nicamente a la pintura.
Un da en mi casa, en la calle Massenet, rasg un fajo de pinturas y acuarelas que
tiempo atrs nos haba regalado. Le dira a mi mujer que nos las devolvera cuando
fuera un gran pintor
80
La noche se agita, Gallimard, 1935.
81
Milagro miserable, La Rocher, 1956.
159
experimentaciones todava cuatro veces: un acta mdica disfrazada en
pseudoliteratura y dibujos inarticulados dan fe. Por su lado, muchos jvenes aclitos
borraran el <<miserable>> y devoraran la droga. Michaux no miraba demasiado
sus siembras, rebelde a las masas, a las locuras y a los medios, adoraba en cambio
<<comunicar>> sus peripecias al happy few: ellos eran todos buenos para hablar,
su ritmo endiablado asista al parto de nueve volmenes cada decenio
Si Michaux ejerca seis gneros literarios, tiene por fuerza que soltar algunos
residuos. La voluntad de imponer su propia tabla rasa, muy lejos de los mediocres
surrealistas puestos en mi camino y anclados a la ideologa, l tena una rara aptitud
para manipular paralelamente sus volapks y el lenguaje comn.
82
Marianne Beguelin, Michaux, esclavo y demiurgo, La edad del hombre, 2003, p. 183.
83
Op. Cit., p. 209.
160
amenizadas por su sonrisa, su humor y la pintura, que experimentaba como un
alquimista enamorado de sus pcimas
84
La secuencia La Licorne desapareci con la muerte de su fundadora.
161
amada. Algunos guardaron el recuerdo de su valiente intervencin a favor de Boris
Pasternak, en la poca preso de la KGB. Hablante del ruso, ella aprob extraer de
la URSS un ejemplar del Doctor Jivago, lo que para el poeta hubiera sido un gran
riesgo.
162
<<descolonizacin>> inmediata, no importa cmo. Vietnam y el reciente estira y
afloja con Mohammed V premonitorio no alteraron el trajn cotidiano: nadie
percibi en pblico el riesgo de una guerra civil en el Magreb. La facultad de olvidar
aguarda el grito de Casandra En ese momento los analistas daban a De Gaulle
seis o siete puntos porcentuales de opiniones favorables, la secuencia que revertira
la lV Republica forzaba el paso, la sorpresa jugaba plenamente, el despertador
sonaba demasiado tarde, fin de la historia.
163
A primera vista, mi arraigo en la vida francesa pareca conquistado; era una
quimera. Mi estatuto no se mova. La administracin atenazaba a los escritores o
pintores forneos sin empleo fijo. Con excepcin de mis hijos nacidos en Pars o de
mi familia poltica, no vala la pena; publicar en Espaa cuatro libros de poemas
ampliamente traducidos por Armand Robin y diseminados en muchas revistas
francesas no enterneca ni al fisco ni a la polica. En resumen, viva en un castillo
de arena. Mis conversaciones intermitentes para la radio del Estado se estancaban;
la agencia norteamericana que, gracias a mi querido Mario Maurin, acoga mis
crnicas de la vida parisina, corra el riesgo de suspender mis ingresos. Me haca
falta concretar y asegurar. Montevideo tena para m un dirimente sabor de exilio
blando, sin embargo, el nudo se deshara por all. Por suerte, un naviero me abri
la suite que, por su cargo, reservaba a sus huspedes. El comandante hablaba dos
o tres lenguas, la tripulacin slo dialectos griegos. Qu alegra! Treinta das en el
mar sin escalas es un regalo de Dios.
164
TERCERA PARTE
(1960-1980)
165
CAPTULO 18
<<DIPLOMTICO:
Persona lista, hbil en negociar algn
asunto. >>
Diccionario Enciclopdico Quillet
166
mis derechos. En cuanto a las franquicias obsesin visceral de los diplomticos,
el embarcadero de Orsay mostraba una graciosa anchura. De entrada, en relacin
con mi antiguo estatus, recib la nueva que me garantizaba inmunidad y las ventajas
inherentes a la diplomacia. Escapar al fisco, a las contravenciones, a los policas,
que valan su peso en oro.
167
reclamaban a los consulados unos derechos indebidos. Las horas extras a precio
de oro y la prima al <<trabajo sucio>> chocando con los navieros, pero huan. Un
conducto de buena fuente me puso un da la pulga en la oreja. Acompaado de mis
colaboradores, hice desembarcar de un buque de carga fletado para Ro de la Plata
un contenedor etiquetado: Frgil Trabajo Sucio. Se abri: transportaba una tonelada
de impecable papel higinico
Desplazarme a Ruan dos o tres veces por mes me tomaba dos horas y pico,
en tren o en automvil. Al aproximarse a la ciudad, la carretera ya deteriorada se
hunda peligrosamente, el polvo o la lluvia o el cuero del asno se ensaaba sobre
los conductores. Contemplar las ruinas de la catedral me apenaba, la Gran Plaza
destilaba tristeza, pero detrs de la grisura, el silencio, el abandono aparente,
palpitaba un corazn indmito. El sptimo u octavo consulado establecido en Ruan
divida la opinin de mis colegas ingleses, que amaban a la gente, los lugares y las
costumbres de los habitantes. Normanda operaba, para m, como una distraccin
de Pars. De los libros haba conocido su historia, ahora recorra la Normanda
magullada y la Normanda en reconstruccin. Cada paseo me costaba el pesar de
carecer de un <<pas>>, un burgo, un rincn secreto, un valle florido, una iglesia,
un monumento, un pramo. Mientras tanto mi indicacin favorita, alquilamos un
chal cerca de los acantilados y dotado de un jardn tan oloroso y multicolor como
el ocano. Antes Henry James, subyugado por la comarca, haba depositado ah
sus dioses domsticos y perfilado sus cuentos.
168
reemplazaban a los hombres, los prados y jardines apartaban mis ojos del
pavimento hinchado donde trotaban vehculos medievales esos clichs, calcados
de postales londinenses de 1949, probaban cunto los britnicos penaban por
recuperar.
169
CAPTULO 19
170
Argelia (Plan Constantino, de octubre de 1958); convencieron al ejrcito y a los
colonos que Argelia no sera jams abandonada85. >>
85
Diccionario Enciclopdico de Historia, Bordas, 1996, p. 169.
86
Los vencedores del celoso, Gallimard, 1956.
171
1959 fue para m fue un ao pleno. Entre mis trabajos figura el nmero
especial de la bella revista Los Cuadernos de Estaciones que sus directores,
Jacques Brenner y Bernard Frank, me encargaron dedicar a Espaa. Finalizado en
el inicio de enero de 1960, el volumen apareci normalmente. Uno de mis textos
critica la muy culpable traduccin, por Camus, de La devocin de la cruz.
Lamentablemente Camus acababa de perecer, la decencia exiga insertar un
vibrante homenaje a su memoria: se le hizo. El quid pro quo espantoso me atrajo
las injurias y la estima de Georges Pillement, concienzudo hispanfono que en 1946
haba publicado una buena versin del auto sacramental de Caldern de la Barca87.
87
La devocin de la cruz. Bellegrand, 1946.
172
CAPTULO 20
El nuevo decenio estaba hecho una fanfarria, la prensa nos haba informado que el
18 de enero de 1960 Nikita Khouchtchev llegaba a Pars, en visita oficial de potencia
a potencia. La preparacin del reencuentro ocup largo tiempo, los soviticos no se
movan sin un motivo serio. A la entrevista con el Eliseo, Nikita haba agregado una
visita de dos semanas en Francia con un largo itinerario a travs de varias regiones,
entre ellas Normanda; el consulado me previno que la caravana tocara Ruan. La
prefectura instalaba un gigantesco dispositivo de seguridad y clasificaba a los
elegidos a la recepcin. Los comunistas habran querido birlar los carteles, y los
ruaneses olvidados, salvar la cara.
173
Khouchtchev regresaba a Mosc el 5 de abril, sus interlocutores del Eliseo lo
encontraban frustrado, chilln, demasiado efervescente, pero de <<buena fe>>
considerando el esfuerzo militar sovitico como exclusivamente defensivo (sic). El
general no haba mimado a su husped, en cambio el <<ppulo>> francs fue
sensible a su <<pacifismo>>. Nikita venda muy bien su mercanca, desde su
despedida de Pars, despleg un peregrinaje por el lejano tercer mundo: Nueva
Delhi, Nepal, Birmania, Indonesia. La opinin pblica de estos Estados crea todava
que los comunistas detentaban el monopolio de la paz; la inercia de occidente me
irritaba.
Esto me hizo pensar en mis ntimos amigos espaoles, tan preocupados del
destino de su patria. Cada uno de ellos tena una historia y una multitud de libros a
escribir, el incomparable pcaro Csar Gonzlez Ruano, Fernando Guillermo de
Castro, todava clibe, apasionado de la pintura, de Ibiza y de amoros; Eugenio
Garca Luengo, dramaturgo a la Pirandello; Carlos Obregn, verdadero poeta
mstico; Juan Fernndez Figueroa, nacido en la Mancha como Don Quijote y, como
l, esforzado; Ignacio Aldecoa, romancero del mar y del pas vasco; Valdivieso, La
Rica, ngel Nieto, poetas y editores en Cuenca de la revista La Pajarita de Papel.
Tuve nostalgia de ellos e ira muy pronto a verlos.
174
periodismo, a la justicia, me enfermaba; no obstante, mi coraje se diriga
principalmente a su desastrosa manipulacin de la cultura. El 8 de enero de 1959,
el general haba catapultado a Andr Malraux al rango de Ministro de Estado
encargado de asuntos culturales. El peor charlatn de Francia se transform en el
delfn del Rey abusando a su capricho y a su propio beneficio de la carta blanca
recibida del general. Esto no resiste ms La literatura y la msica le dejan de
mrmol.
175
Saliendo de otro mundo, Supevielle se reenfoc y permaneci melanclico hasta
Pars.
Esta posesin absoluta por la poesa le dict su gran obra. Habiendo escrito
mucho sobre l, no veo aqu el caso de repetirme ni desmentirme, su admirable
poesa se lee en las antologas y en las mejores recopilaciones, no en el papel biblia
hinchado de dinero. Su muerte me afligi doblemente porque perciba una rampante
desafeccin de la poesa.
176
repercuta en todas partes, las potencias y el tercer mundo se mezclaban en su
cabeza, la ficha falsa de Nerhu, experto en descolonizaciones masacrantes. En el
momento de sus viajes precedentes a Gran Bretaa, al Canad, a los Estados
Unidos, De Gaulle haba sufrido una intensa presin de las opiniones pblicas y de
los dirigentes, unnimes a preconizar el abandono de Argelia. Bajo el peso de la
carga, l se inclinara. La geopoltica lo exiga, la ONU grua. Sin embargo, los
franceses rememoraban sus vivas a <<la Argelia francesa>>, que haba trastornado
las conciencias. Salan y sus generales actuaban en nombre de sus juramentos y
compromisos solemnes prometidos a sus compatriotas. Su revuelta se trasform en
pleito de honor, el poder tembl cuarenta y ocho horas.
177
la dictadura y, por la banda, desacreditaba al presidente Kennedy y a la CIA,
responsables de tan grave error. Desde su entronizacin en Cuba, Fidel Castro mir
de reojo hacia la URSS: en un ao, fund un gulag tropical. Los marxistas
impenitentes tienen en l un modelo nuevo de democracia popular. Hostigada
permanentemente, la elite cubana migr. El trabajo de Castro consisti en placar
sobre estos sujetos la misma camisa de fuerza que estrangulaba a la URSSS y a
los pases de Europa del Este. Clonacin perfecta: mismo lenguaje de palo, misma
adoracin al cono del dirigente, mismos procesos y ejecuciones, mismas mentiras,
misma miseria material, moral y espiritual. El drama de Cuba atestiguaba que el
comunismo puede transportarse en bloque, sobre todo si la inconciencia de los
intelectuales se entromete.
Pasando por Pars para asuntos, Franois Michel los despach de prisa;
campesino aficionado, se destac por descubrir el rastro de esquinas perdidas y
moradas que requieren restauracin. Me llam, acud a verlo en Recloses, su nueva
fortaleza, cerca de Fontainebleau. Su joven amigo Andr Rigade lamentaba que
Franois hubiera gastado demasiado dinero en reparar la lujosa casa de campo.
Poda ahora dar cobijo a una legin de invitados; ancho y largo, el saln de msica
daba cabida a dos pianos, tres mil libros y partituras, con piezas nicas; una rosalera
y un humilde, pero productivo, huerto se mecen en paz. Los saludos concluyeron,
regal a Franois, como de costumbre, un paquete de cupones de mis
prerrogativas, nueve veces menos costosa que los precios al consumidor. Los ogros
jadeaban de sed: Rigade llevaba los autos pesados de Franois a una velocidad
sorprendente.
178
El viaje a Recloses me revigoriz, una multitud de personajes lleg: Franois
Lalanne, diseador de muebles con cajones encarnando hipoptamos,
rinocerontes, elefantes, con expresiones humanas; Jean Cau, hijo del Medio da, su
enemigo Bernard Frank; Beatriz de Rothschild, tambin bella de corazn; he aqu
Luis de Vilmorin; Cingria, de mutismo absoluto; Genet, amable y seductor: el piloto
un muy joven trapecista y l aprendieron a ejercer sin red. Muy pronto, este
desgraciado se mat, estbamos petrificados. Martha Lecoutre y su marido
hngaro, terrible esgrimidor de sable mostraban un asombroso tren de vida.
Regresando a Pars, el mozo del caf donde yo quitaba la sed mir una
pantalla griscea, ah De Gaulle adoctrinaba a su pueblo: << se trata de un nuevo
tipo de cine>>, me explic el barman. Limitado como soy, no tena todava televisin.
179
CAPTULO 21
180
archivos. No me ir en absoluto: la pulseada comenz, mis aburrimientos
importantes tambin.
Vindome libre y activo los puso nerviosos, Trabal a la cabeza, fabric una
<<prueba >> de mi infamia, pero al primer peritaje, la duda se evapor: la existencia
del diplomtico sovitico Eugne Miroukine que deposit en la Unin de Banqueros
Suizos veinticinco millones de dlares a mi nombre apareceran solo en la
imaginacin del coronel: su tentativa de profanar fracas y le ridiculiz. Pronto, su
resonante asesinato, en Pars, el 19 de diciembre de 1974, levant en Francia y en
Amrica del sur numerosas hiptesis sin solucin; sin embargo, descuidamos un
detalle elocuente: el diputado comunista uruguayo Rodney Arismendi deplor, en
Montevideo, en conferencia de prensa, la suerte de Trabal. Este saludo pstumo se
dirigi a un <<espa>> sovitico: la KGB adoraba llorar por los que mataba.
88
Thomery, nombre sin duda prestado, elegido por un excelente cuadro de servicios secretos franceses, trabaja
mucho conmigo.
181
anfitriones. La majestuosa belleza de la ciudad me sedujo, su silencio sin autos ritma
la marcha de los peatones. Tres reyes sostenan la dinasta: los soberanos, el agua,
la Fundacin Nobel. All, su francfono director Anders Riberg afilaba las
dentelladas que coronaran el premio, emitido por un jurado de seis poetas (), tres
novelistas, tres lingistas, un filsofo, un historiador de ciencia, un historiador de
literatura, un historiador y crtico de arte, un jurista Qu mezcolanza! Ah
chapaleaba Octavio Paz, <<poeta>>, dcil al surrealismo moribundo. Su pala
remolc a la vez a Trotski, el folklore mexicano, Buda, los haiks, la metafsica, el
todo. La salamandra era su emblema: << Entre [sus] huevos dos solamente
eclosionan/ y hasta el parto/ crecen los embriones en un caldo nutricio/ la pasta
fraternal de huevos abortados. 89>> As Paz procreara millones con gran jbilo
de los suecos.
89
De una palabra a otra, Gallimard, 1980, p.85.
182
embargo, los intelectuales europeos, con Michel Tournier a la cabeza, miman a los
dueos. Una y otra vez, me crisp ver al estalinismo penetrar a los marxistas flojos.
De esta gente de cabezas duras, Schopenhauer ha hecho este anlisis: <<Hay un
misterio en el espritu de las personas que no lo tienen. >>
183
CAPTULO 22
Despus mis amigos, los dos bloques teman un golpe de Estado, sea
comunista, sea militar; el partido comunista el ms fuerte y ms rico de Europa
se presentaba inteligente y audaz; un abismo lo separaba de su alter ego francs
Los laicos se burlaban de los patrones de la democracia cristiana, confitados en
devocin.
184
lacayo>>, que se refera al fin de las Letras francesas y al apoyo innoble de Aragn
al <<realismo socialista>>: mi seudnimo <<Louis Dorcet>> me protega de
indiscreciones Varios escritores tomaron mi partido, cuando Eraldo Miscia
director de la muy prestigiosa revista Fiera Literaria acept y puso en relieve el
expediente firmado con mi nombre (La palabra muerta de Neruda). Total, los
archivos de siete u ocho peridicos romanos y de provincia, han localizado las
huellas de mi pasaje.
185
Despus de deliberaciones, se me seal la existencia del <<Club de
Roma>>, que publicaba diversos informes sobre la demografa mundial, la ecologa,
el futuro. Descubr uno, muy a propsito: << basta el crecimiento!>> Su lectura
confort mi desprecio sobre la ideologa del progreso, ya esbozado por Max Weber,
porque ste conduca al <<desencanto del mundo>>. Aunque pesimista, no estar
desencantado mientras Roma sea siempre Roma
186
CAPTULO 23
187
poltica exterior, Jacques Richard, me autoriz volver a Pars para redactar mis
<<papeles>> sobre el lugar. La situacin de Irn, me pareca inasible, tirante,
gelatinosa, pero me reserv mi opinin: en un mes, no se puede explorar la
mentalidad de la poblacin y penetrar los arcanos de una poltica sacudiendo la
evidencia. Por lo tanto, advert que la antigua civilizacin persa se desmoronaba
bajo la tirana de una casta aislada en su autismo.
La presin de los ayatols obtuvo el cierre del Gran Bazar, subterfugio hbil
que arruin a los comerciantes; las vctimas del desastre lo atribuan al monarca; el
cerco se estrech alrededor de l. Sin embrago, los iranes cultos no crean en el
futuro triunfo de Khomeiny. Imagino, para m mismo que, a la larga, el ejrcito, en
apariencia fiel, controlara la sublevacin; haca mucho tiempo, haba visto desfilar
sus regimientos; su soberbia fachada levantaba el optimismo. (Entre parntesis: es
raro que las paradas militares me sedujeran.)
Mientras que Tern explotaba, estoy en Pars; tomando el avin, lleg al fin
de la masacre, preludio de otras. Heme aqu de nuevo en el campo de Agramante!
La ley marcial a repeticin paralizaba al pas; acurrucarme en mi cuarto me crispaba.
Condimentados de impaciencia, la corrupcin tiene ventajas: compr al enemigo
90
Khomeiny viva cerca de Pars, en Neauphle-le-Chteau (Yvelines).
188
liberal, alquil un automvil y un chofer iran, recog a un fotgrafo francs perdido
en los parajes: a todo vapor Isfahn!
Ocho horas de asfalto tan gris que el cielo conclua mal para m. Titular
juramentado de tres botellas gruesas de Chivas asignadas a mis camaradas
periodistas, clavados en Isfahn, tuve el infortunio de quebrarlas al dejar el coche.
Catstrofe, apresur los pasos, corr hacia el suntuoso gran palacio ahora hotel
de lujo donde se hospedaban cinco colegas. La rubia estela del exquisito licor me
acus, por cierto, con la indiferencia de los enemigos del alcohol: las propinas seran
ms jugosas ah
Durante una semana, bebimos pequeas dosis; las redes con Tern
permanecan mudas: cerrado Isfahn, prohibidos sus jardines; las otras ciudades
se retraan, adis tribu esclertica! A penas llegu a Tern, un breve terremoto
afect las comunicaciones: cuatro meses perversos se terminaban. Faltos de mis
noticias, La Aurora me sigui la pista en vano, esta circunstancia afortunada me
catapult a mi estrella fija: Afganistn. Un viejo avin me dej en Kabul: Ah,
instantneamente, mi vis potica resucit, gracias a su cielo sembrado de lagos
blancos. Demasiada breve mi estancia! Demasiada triste la siguiente!
189
CAPTULO 24
91
El expediente de Corbusier es edificante: en 1942, bajo la Ocupacin l publica su Carta de Atenas. Su carrera
de <<horribles elementos>> ha sido objeto de una obra de Alain Paucard, Los Criminales de cemento, Las
Bellas Letras. 1991
190
mobiliario antiguo y se erigi en paladn de los asientos picudos y del arte abstracto.
<<Yo no comprar nunca ms que las obras de los artistas contemporneos>>,
declar. En efecto, a dieciocho aos, eligi La Mujer de 100 cabezas de Max Ernst.
<<Cuestin de gusto>>, pero aqu, el gusto no interviene: Es el prejuicio de un snob
que perora y tiene el poder de reventar el paisaje.
Una falsa ciudad de Pars continua existiendo, hasta tiene el orgullo de exhibir
sus impropias hazaas: sostenido por los tres pilares de la utilidad moderna
fealdad, tedio, gigantismo, los comerciantes del templo engendraron la Torre
Montparnasse, el centro Beaubourg, el Foro des Halles, las pistas del Sena, la
pirmide del Louvre, las muones de Buren, la opera de la Bastilla, la Ciudad de
Ciencias e Industria, la biblioteca Franoise Mitterrand y, la maravilla suprema,
Bercy y sus robots93
92
Cf. Louis Chevalier, El Asesinato de Pars, Ivrea. Chevalier, profesor del Colegio de Francia, donde ensea
la historia de la ciudad de Pars a la que consagra una numerosa y docta bibliografa-, fue por largo tiempo
amigo ntimo de Pompidou, su camarada desde la calle de Ulm. Su obra choca contra un muro de silencio que
prueba cuanto su requisitorio terrible fue justo. El autor de esta nota no puede ms que rozar el asunto tratado
por Chevalier en 313 pginas ricas en revelaciones.
93
El autor trata de no cometer anacronismos; l sabe que en 1972 algunas de las piezas citadas aqu no estaban
ms que en proyecto: tiene por tanto el derecho de incluirlas, ya que, habiendo dado a conocer las obras y
mostrando al pblico las maquetas, todos los promotores llegaron a su fin.
191
regmenes marxistas, encontraron refugio y confort. Pedida a Tocqueville, la
profesin de fe de Contrapunto enunci sus principios: <<Qu quiere usted, somos
viejos mareados que nos hemos entregado a la libertad humana y que no
sabramos, del todo, volver ah. 94>> La revista no se contentaba solamente con
seguir los asuntos de la ciudad: la literatura, las artes, la msica clsica, las ciencias
tomaban bastante espacio; su espritu crtico y transparente daba placer a su
pblico, cansados lugares comunes con falsos dolos. En contra de varios colegas,
rechazaba las subvenciones que ofrecan algunos ministerios.
94
Carta a Gobineau del 19 de febrero de 1854.
192
extendida, la vela arde de las dos puntas.95 >> Estas intervenciones cesaron un
milmetro al borde del abismo. Desde el protn, todas las circunstancias son
agravantes.
A GUISA DE CONCLUSIN
Las memorias que usted acaba de leer corresponden a los aos cuando Ricardo
Paseyro se encontraba en las arenas polticas y literarias. Desde el inicio de los
aos 80, l marca una cierta distancia para informar sobre los diferentes medios
donde estuvo ligado. De esta distancia ha preferido escribir algunas obras que son
tambin, a su manera, como recapitulaciones de sus experiencias vividas. Estas
obras forman la trama de esta entrevista96 con Yves Roullire, ensayista y traductor,
buen conocedor de la obra de Ricardo Paseyro, que ha traducido dos recopilaciones
de poemas y sobre los cuales ha dirigido un expediente muy completo.97
El editor
95
Francis Scott-Fitzgerald, La Fractura y otras novelas, Gallimard, 1963.
96
Agradecemos a Franck Adani por la eficacia de su transcripcin.
97
Las dos recopilaciones de poemas han aparecido en ediciones de Corlevour en 2003: En el alta mar el aire
seguido de Mortal amor de la batalla y El alma vista. Cf. Tambin el expediente Paseyro publicado en Nunc,
n 5, abril de 2004. Leer en particular la bella sntesis de Jean-Rafael Corts: <<Paseyro, escritor poltico.>>
193
Contrapunto
Ricardo Paseyro. Yo lo haba arreglado con unos amigos: uno abogado, el otro
colaborador de la prensa escrita y literaria. Ellos me haban comentado que si yo no
agarraba Contrapunto, ella desaparecera, en pleno auge. Era una revista muy
abierta a la discusin, muy abierta a opiniones diferentes. Y sobre todo, en un
momento dado, serva a los escritores cercados, ubicados en el este, que nos
enviaban los textos con los amigos o por circuitos no oficiales. Trat de hacer una
tribuna literaria y poltica, conteniendo su parte de espiritualidad, su parte de
literatura, su parte de cultura, su parte de poesa y su parte de polmica.
Y.R. Antes de volver a la poesa, me gustara que se evoque esta poca. Era todava
la del Bloque Sovitico. Tuve a la vista el n 34 de la revista. El sumario comienza
por <<Venecia cortesana>> de Jean Cau (muy literaria), un texto de Georges
Henein (antiguo, me imagino), y otro de 1942 de Franoise Sentein. Despus, bajo
la rbrica Actuales: <<Fuerza y debilidad del ejrcito sovitico>>, <<la naturaleza
poltica del subdesarrollo>>por Jean-Franoise Sers, <<El prncipe Sihanouk y el
comunismo vietnamita>> Por otra parte, el dossier est consagrado al peligro
burocrticoNo es muy literario, todo esto
194
R.P. Ustedes cayeron efectivamente sobre el ltimo nmero; yo estaba casi por
partir, los nuevos propietarios haban prcticamente liquidado la revista. Que se
haba convertido totalmente en otra, muy ligada al medio del Club del Reloj, que la
haba tomado en posesin, muy lejos de mis ideas. El manifiesto es explcito. Cada
quien debe saber que no era del todo reaccionario; la revista segua la lnea de
Tocqueville: <<Qu quiere usted, somos los viejos testarudos que nos hemos dado
en la libertad humanay que no sabemos, del todo, volver. 98>>
R.P. Muchos de amigos colaboraron con Aron, al que Georges Libert era muy
cercano; fue l quien haba fundado la revista con Patrick Devedjian.
Y.R. Usted hacia esto de forma graciosa, pero al mismo tiempo era la primera vez
que era director de una redaccin, seguramente estaba muy satisfecho
R.P. En ese momento, mis dos trabajos me gustaban mucho. La Aurora, peridico
extremadamente simptico se interesaba por la poltica extranjera. Eso me vali
viajes literarios, pero indirectamente. Habit en Irn casi un ao, enviado por La
Aurora, y volviendo a Pars de tiempo en tiempo para rendir cuentas de la situacin:
vi entonces a los ayatols abolir, con mano de hierro, la sociedad civil iran. Los
occidentales no midieron que representaba el avance de los musulmanes. La huida
por delante de todo occidente me pona verdaderamente mal. El desorden general
haca el juego a los comunistas y a la URSS. Dejando el peridico y la revista me
rend a la poesa.
98
Alexis de Tocqueville, carta a Gobineau del 19 de febrero de 1854.
195
libro publicado bajo el sello Laffont en 1976: Espaa sobre el alambre. Se trataba
de uno de los primeros libros sobre la transicin (Franco haba muerto en 1975).
Podra usted explicarnos las razones que lo llevaron a escribir tal obra?
R.P. Haba anudado lazos extremadamente estrechos con Espaa, donde haba
publicado mis poemas, donde tena amigos, donde iba frecuentemente de
vacaciones. Es ms, ayudaba siempre a ndice, la gran revista espaola. Visto el
desconocimiento de los franceses respecto a Espaa, intent aclarar los informes
en el momento en que Espaa comenzaba a ser un pas, como decimos
<<normal>>. Usted lo sabe, el franquismo era el espantapjaros de la inteligencia
francesa.
Y.R. Su gran temor despus de la muerte de Franco, era el peligro rojo. Un evento
importante para usted fue la estancia de Solzhenitsin Espaa, que actu como un
revelador.
Y.R. En una obra muy reciente, Pio Moa, que ha sido un gran suceso en Espaa,
repite tal cual su anlisis, muy sorprendido de que se hubieran adivinado tan pronto
las mentiras republicanas sobre la guerra civil, de las que todava viva todava, en
1975-1976, en el momento de la transicin, una parte de la inteligencia espaola.
Usted mostro tambin como El Mundo nutra tales mentiras.
196
poderAfortunadamente los espaoles estaban saturados de la guerra: todas las
soluciones eran buenas para ellos; haca falta tomar la mejor.
Y.R. Usted demostr muchas veces que El Aurora, con la fuerte influencia que tena
sobre la prensa extranjera, era justamente el contrincante, en la poca de El Mundo.
Usted demostr tambin que, no solamente en Espaa tambin en Amrica Latina,
El Mundo haca un poco la lluvia y el buen tiempo, sosteniendo a todos los terroristas
de izquierda y de extrema izquierda. Su anlisis era cuando menos muy duro
R.P. Muy duro, porque en Amrica del Sur, a la que yo estaba ligado, la victoria de
Castro revelaba a los comunistas, que el contagio era posible. Los dictadores que
se dicen de izquierda sin serlo son tan feroces como los otros. En seguida, me di
cuenta de que verdaderamente no haba un retorno comunista: el centro poltico
oscilaba de izquierda a derecha.
R.P. Era una derrota; no sabiendo cmo terminara, comenc a viajar mucho ms.
197
Y.R. Usted hizo un viaje especial a los Estados Unidos. Aunque ya lo haba conocido
con anterioridad, pero este viaje (y uno lo observa en su poesa por lo dems, pero
en sus ensayos esto se refleja regularmente) confirma un compromiso muy
particular al respecto, me gustara que Usted me explique las razones.
R.P. Es otra civilizacin. La considero como tal y la miro con los ojos que ella tiene,
segn los criterios que impone en Francia el antiamericanismo que es una especie
de mana nacional. Los americanos han cometido evidentemente muchos errores,
pero, a despecho de la leyenda, es un pas de gran cultura: sus universidades, sus
museos, sus bibliotecas resplandecen. El espritu americano construye una
civilizacin al mismo tiempo democrtica y suficientemente dura. Este Estado recibe
oleadas de visitantes, y sobre todo millones de inmigrantes, y los deja entrar con
una relativa facilidad. En un ao, ellos se integran a los Estados Unidos. Yo veo por
ejemplo a los mexicanos y a todos los otros latinoamericanos: para ellos, ir a
Amrica, es el paraso. Los americanos tienen seguramente virtudes que uno no ve
reconocer; su lado religioso, completamente separado del laicismo francs o del
laicismo actual de occidente, les da otro espritu, motivado por un sueo: no es por
azar que ellos juren solemnemente sobre la Biblia y hablen con Dios. Los tres pilares
de Amrica son el patriotismo (que es enorme), la religin y el trabajo. En adicin,
la belleza de este pas, la belleza fsica, la dimensin de este pas son increbles.
Y.R. La paradoja, es que Usted siempre ha sido desde su juventud, muy europeofilo.
Lo tiene bien seguro al dejar la Amrica Latina, y desde entonces elegir vivir aqu
es muy coherente. Pero cmo entender este amor por Amrica del Norte? Por
qu no compararla, por ejemplo, con Inglaterra?
R.P. Es diferente. Mi padre haba dicho siempre que me iba a enviar a Inglaterra a
estudiar, ambicin que se convirti en imposible por su muerte, y a causa de la
guerra mundial. A los dieciocho o veinte aos, yo habra estado bajo las bombas
nazis. El valor de Churchill y de los britnicos me inflamaba. En Amrica del Sur
pululaban los nazis fugitivos. Pern, muy poderoso, los protega. Yo los detestaba
198
y presenta que su reino sera durable, fue esto, por rebote, lo que me obligo a
abandonar Rio de la Plata e instalarme en Pars.
Y.P. Usted parece decir que la salvacin de Amrica latina es volver hacia Europa,
entonces Amrica del Norte se bastara a si misma: ella no tiene necesidad de
Europa para salvarse.
Y.P. Entonces, los Estados Unidos son un proyecto que ha tenido xito
contrariamente a Amrica latina.
Y.P. Durante todos los aos 50-70, hemos pasado por una inteligencia muy
antiamericana, y se tiene la impresin de que este antiamericanismo ha
paradjicamente excitado su curiosidad, por ver que pasa verdaderamente ah y
el efecto ha sido muy poderoso. S, pero al mismo tiempo muchas cosas provienen
de lo que Usted detesta
199
R.P. El problema es simple: solo los Estados Unidos pueden pagarse el lujo de ser
los Estados Unidos; el resto del mundo no puede rivalizar con ellos.
Y.P. Pero es que en su opinin, de una manera o de otra, Amrica es la salvacin
de Europa?
R.P. No, de ninguna manera. La civilizacin americana es buena para ella misma,
y el occidente deber ser ms occidental que nunca. La literatura americana actual
no es mi taza de t.
Taiwn
200
Y.R. Usted conoca el continente?
R.P. Tuve que pasar primero por China, donde pernoct algn tiempo y vi horrores,
aunque que se me hayan mostrado tambin cosas hermosas; despus visit Taiwn
muchas veces. Este pas trabajaba mucho (los chinos, cuando trabajan, trabajan
enormemente); contrariamente a lo que se dice, no se trata de una dictadura; el
rgimen brutal, est en China. Los taiwaneses deben defenderse bien, ellos buscan
armas, pero no decretan el toque de queda. Se puede argir que este rgimen
estaba constituido por los amigos de Chang Kai-shek, muerto all. Sin embargo, sus
herederos polticos aceleraron la democratizacin de la isla. Yo aado que, sin la
proteccin de los americanos, las tropas de Mao habran podido apoderase de este
territorio sin esfuerzo.
Y.R. Incluso si, en la poca, el maosmo en Francia estaba cuando menos cado
201
Y.R. Durante el segundo septenio de Mitterrand, paradjicamente, Taiwn tambin
ha buscado el apoyo del lado socialista; como en los asuntos de las fragatas
R.P. Aprecio mucho a mis amigos taiwaneses, pero cuando se trata de asuntos, y
sobre todo militaresLos americanos le han dado todo lo que necesitaba para
sobrevivir a Taiwn; el apoyo de otros es despreciable. Actualmente soy pesimista;
desde mi punto de vista, un da China estallar, y en ese momento Taiwn volver
a ser china. Vea como los chinos han mentido a Hong Kong; sus promesas no valen
nada. Los taiwaneses estn ahora escpticos, ellos saben que la espada de
Damocles puede caer sobre ellos.
Jules Supervielle
R.P. Yo estaba entrando en el <<sistema>> Supervielle, muy arduo, que exige una
exploracin aguda. Su biografa vala la pena, l era verdaderamente un poeta, a
pesar de todos sus defectos personales y su sistema nervioso Prefer tomar la
iniciativa; l no haba recibido el homenaje que se mereca. Es comprensible, mucho
se ha escrito sobre l, pero no su biografa. Yo me lanc: la poesa tiene necesidad
de que se hable de ella.
R.P. Sobre Uruguay, Usted sabe, yo dije un da: la moda dura el tiempo de salir del
avin
202
Y.R. Pero l era muy conocido por all
R.P. l es muy conocido por buenas y maravillosas razones. Yo le voy a contar una
ancdota. Cuando la banca Supervielle entr en bancarrota en Uruguay, no tena
con qu pagar el hotel donde se hospedaba en el campo. Permaneci en
Montevideo, con mi futura esposa, y despus Uruguay, viendo su gloria nacional, le
dio el cargo de agregado cultural. Eso facilit su partida de Montevideo hacia Pars
luego de la guerra.
R.P. Todo dependa de Gallimard, y sobre todo de su ntimo amigo Paulhan que era
su segunda alma. Yo no habra querido hacerlo todo de repente como si quisiera
ganar dinero o hacerme notar. Mi esposa se ocupaba de leer los documentos que
mostraban de l un nuevo perfil.99
Y.R. Por all, lo que golpea mucho cuando se relee la obra, es que en el fondo era
alguien exclusivamente dedicado a la poesa, a veces para lo peor, pero ms bien
para lo mejor. En l me parece que hay para Usted alguna cosa particularmente
ejemplar. Ello corresponde tambin a que Usted mismo est en trnsito de vivir en
otros lugares, porque est en una poca de gran fecundidad potica.
99
Cf. el prefacio de su biografa revisada y corregida en 2002, as como el artculo: <<Supervielle y la poesa>>,
Trayectorias, n 2, noviembre, p. 174-183.
203
Elogio del analfabetismo
Y.R. Su siguiente obra, Elogio del analfabetismo al uso de los letrados falsos,
publicado por Laffont en 1989. Hay un contraste evidentemente muy fuerte, porque
de un libro que tena toda la descripcin del interior de lo que es un poeta y tambin
la manera como la vida y la obra se componen, se pasa a una forma de descripcin
horrorizada y terrible del estado de la cultura hoy en da. Seguramente, estos textos
no tienen nada de potico; hay hasta reproducciones de pinturas dirigidas por la
UNESCO, porcentajes, comentarios, etctera. Qu necesidad tena Usted de
escribir este texto tan sorprendente a primera vista?
R.P. El Elogio del analfabetismo estaba destinado a desinflar a los maestros del
pensamiento, imbuidos de ellos mismos. Haca falta regresar a la realidad. Ello me
cost un ao y medio de trabajo. Al inicio pens que sera rpido
Y.R. Como ya lo haba hecho en Espaa sobre el alambre, Usted retom artculos
especialmente del Mundo
R.P. El libro ha tenido un pequeo acierto de estima: era demasiado duro para
digerir. Sin embargo, hubo trecientas notas en la prensa y la radio. No tuve
trecientos mil lectores, ni tres mil, pero s un montn de alabanzas. Ahora, sera
incapaz de insistir; di una pista para que las personas comprendan que es necesario
un sistema general de informacin antes de decirse escritor o poeta. Actualmente,
todo el mundo es poeta, todo el mundo es artista, todo el mundo es pintor, todo el
mundo es <<creador>>
204
tena por objeto sobre todo el medio periodstico; ah, usted apunta ms bien a la
inteligencia francesa, a travs del estructuralismo, Tal cual, etc. ataca a Foucault,
Barthes, a los que responsabiliza de esta completa ausencia de inters por las letras
en la hora actual
R.P. Al fin, ste ha ganado. Usted recuerda la frase: <<Ahora, es la luz>> Todo
est dicho: creer que la luminosidad francesa se apag con Giscard para resucitar
con la maravillosa luz de Mitterrand, es fuerte! Miren a Mitterrand como <<gran
escritor>>, no tiene absolutamente caso: l no conoce ninguna lengua extranjera,
no conoce ningn pas, ignora las cosas elementales en materia de poltica
extranjera. Yo lo vi en Espaa en el congreso socialista: qu joya! A partir de este
momento, dej de preocuparme de la poltica francesa. Preferible escribir poemas
que observar una gestin desastrosa.
R.P. Era un horrible poeta. Sus haikus no eran haikus; sus poemas no eran poemas.
Un verdadero modelo de semi poesa.
205
El viaje alrededor del mundo
R.P. Lo recuerdo muy bien. Era cmico: Mitterrand fue sorprendido. l no conoca
la situacin y persista en creer que la RDA iba a tener. Fue cmico y trgico
observar la oleada de personas que montaban este muro para demolerlo El
espectculo habra podido servir de leccin; sin embargo no ha servido de nada.
R.P. Estuve muy sorprendido, agradablemente. La cada del muro coincida con el
hecho de que yo tambin era ms libre, decidido a viajar alrededor del mundo. Los
papes me atraen. Ellos son realmente autnticos, realmente ellos mismos que
darles vestimenta implica cambiarles la vida. Pude acceder a la jungla; sta no es
otra civilizacin, es otro mundo, prximo a desaparecer muy pronto: la deforestacin
bajo la mano de los australianos es tal que ellos van a reventar.
206
R.P. Ciento diez das en barco, con dos viejas parejas de ingleses y canadienses.
Cruzamos el Canal de Panam, y despus, de regreso, Suez En ciertos lugares,
poda bajar cuatro o cinco das a tierra: este fue el caso de Nueva Zelanda y de los
pases de la regin, Indonesia, las grandes y pequeas islas Para m, el mar es
una inspiracin fundamental desde siempre, tal vez porque nac en un pas donde
el mar y los grandes ros se abrazan. El capitn escoses del Speybank estuvo
formidable. Al abordar, yo transportaba una enorme maleta que ocupaba la mitad
de mi cabina. Me dijeron: << Qu hay ah? libros. Eso se ve al peso Pero,
Usted comprende, es necesario solamente llevar las cosas necesarias. Es
demasiado pesado. >> El capitn insisti: <<Ah no. Seor, yo no puedo, qu es lo
que Usted hace en la vida? Soy escritor. es Usted un escritor! Naturalmente,
Yo voy a arreglar esto. >> l me ofreci y yo acept la suite del propietario. Que
deferencia! Vea las estrellas todas las noches posibles y contemplaba las olas
gigantescas. En fin. Esta poca ha terminado.
Regreso al Uruguay
Y.R. Fue en este momento, al inicio de los aos 90, que su pas de origen,
Uruguay, lo recupera?
Y.R. Usted pudo entonces darse cuenta que la euro filia, muy fuerte con
anterioridad, haba desaparecido completamente.
207
con Amrica del Sur ha sido total; ellos tienen siempre preferencia por frica. Yo
estaba ah para tratar de hacer cosas tiles para el pas: los intercambios, las
conferencias, los coloquios Pero la situacin del medio era frgil. Actualmente,
casi todos los pases sudamericanos estn bajo la bota de dictadores. Uno est
acostumbrado a las dictaduras de derecha, y ahora a los dictadores de izquierda.
Es una forma velada de comunismo.
R.P. Amrica del Sur ser alguna cosa tal vez dentro de cincuenta o cien aos.
Usted sabe que tengo cerca la demografa: lo que pasa en Amrica del Sur es un
delito. No se tienen los medios materiales para vivir correctamente, pero se siguen
haciendo nios (los bolivianos, por ejemplo). Uruguay no haba conocido este
problema, porque, pequeo, l no tena cosecha de inmigracin a la francesa. La
derecha ha perdido las elecciones, la izquierda ha tomado el poder con el criterio
de volver al indianismo: sin ninguna antipata por los indios, lamento ver un retorno
reaccionario hacia los folklores primitivos.
El fantasma de Neruda
R.P. Es una historia cmica. Nagure, el embajador de Chile en Egipto pas por
Pars y me solicit una entrevista. En la casa del organizador del encuentro exclam:
<< Miren al fantasma que llega! Usted abona por mi boca? No. Usted no
puede imaginar lo que yo sufr, porque Usted inspira un verdadero pnico a Neruda:
Ah, hace falta saber si Paseyro no estar por all, deca l. El da en qu celebraba
su premio Nobel, en 1971, l reclam de la embajada un cuerpo de guardias. Segn
l, Usted contrat mercenarios para cortarle su desfile durante la ceremonia. La
polica sueca le haba cerrado la frontera, bajo el pretexto de su complot para
impedir a Neruda pronunciar su discurso. Estaba vigilado por un cuerpo de guardias
208
muy prximo detrs de l. En caso de >> En verdad, l se volvi a s mismo la
vida imposible; suelto e inflado, l haba perdido el sentido del humor y de la
dignidad.
Y.R. Es muy curioso, durante aos, se supuso que Usted era polticamente
peligroso para l, mientras que finalmente Usted no era nada en relacin con la gran
maquinaria comunista.
R.P. No haba publicado nada sobre su vida privada, que yo conoca. Cuando
abandon el partido, l invent que me haba casado con mi esposa por su dinero,
porque ella era millonaria e hija de millonario Su lacayo Lundvik, autor de su
mentira, perdera el proceso por difamacin, que yo haba confiado a la justicia
sueca.
100
Ediciones de LHerne, 1965 [revisado y corregido en 1972].
209
embargo era completamente falso. l se declar exiliado porque los comunistas
chilenos haban perdido las elecciones:<<Yo, no hago poltica, yo soy un poeta, yo
vengo aqu como poeta a solicitar un pasaporte de exiliado. >> l lo obtiuvo. Quince
das despus, comenz a publicar documentos contra Francia. Mi cuado le envi
un ultimtum: <<Usted se larga en tres das. >> Neruda despotric, l no quera vivir
en los pases del Este: la moneda no vala nada. En Praga, en Hungra, se haca
pagar muy caro, despus se fue La poesa espaola no mereca tal deshonor:
haba una especie de oleada nerudiana que lo sealaba como el ms grande
escritor de la poca Paz le sucedi. Se trata de dos enemigos mortales que se
reconcilian para el escaparate.
Y.R. En este mundo brbaro, hay cuando menos dos consuelos, o mejor dicho tres:
la poesa (de la que hemos hablado mucho), pero igualmente la msica y la danza.
R.P. Yo era muy apasionado de la msica; de joven habra querido ser msico.
Tena dos debilidades a los 18 aos: el ajedrez y la msica.
R.P. No, contino descifrndolo, pero no jugando. De todas formas, hubiera sido un
mal jugador de ajedrez. Mi amigo Arrabal saba muy bien que yo no era capaz de
vencerlo Hice tambin seis aos de piano.
Y.R. En los Estados Unidos, Usted asisti a conciertos, operas, qu es lo que haca
antes en su vida tan ocupada? Qu tipo de msica escuchaba?
210
repugnantes a los jvenes hombres o mujeres que pasan su vida aullando de la
variedad, del rock u del resto
Y.R. Usted nunca ha sido sensible a la msica folclrica?
R.P. Estn imbricadas una con otra. La msica es cercana fatalmente a la pintura y
al arte en general.
Y.R. Una cosa muy sorprendente a priori es su inters por la danza. Es debido a su
descubrimiento, hace una decena de aos, de Balanchine.
R.P. Era ruso de nacimiento y comenz muy joven su carrera. Despus fue a Los
ngeles, a San Francisco, a Nueva York, en Gran Bretaa, en Francia Fue l
quien introdujo la msica de danza en los Estados Unidos. l estaba ya preparado
por la msica rusa; era muy joven, ms joven que los otros. Era admirable.
Conquist las ms hermosas coreografas que se pueden ver actualmente.
211
R.P. Hay adems el silencio que impone la danza Se ve de entrada la msica,
todos escuchando; despus los bailarines llegan sobre el escenario y de un golpe,
las figuras se multiplican. La danza desafa la ingravidez, como si proviniera del
paraso.
212
Todas las circunstancias son agravantes
Hay un Ricardo Paseyro, poeta reconocido en su justo valor en Espaa y en
Amrica Latina.
Hay un Paseyro que se instala en Francia en 1951, rozando ligeramente a Garbo y
Greco, durante un t memorable con Beckett, siendo amigo de Cioran y
simpatizando con Michaux.
Hay un Paseyro diplomtico que abre el primer consulado uruguayo en Rouen en
1960, y donde sus funciones diplomticas le permitirn observar de cerca la poltica
mundial.
Hay un Paseyro humorstico, que nos muestra Supervielle y Borges <<extenuados
por un permanente intercambio de bombones de miel>> o que, queriendo participar
en un congreso de inspiracin comunista, se equivoca de puerta y prueba recibir el
bautismo mormn.
Hay un Paseyro hispanoparlante que se transforma en un redactor francs cortante,
una frase llena de finesa, de espritu y de sutileza. Y la punta es feroz cuando
confronta a Neruda o ensarta a otros.
Hay todava un Paseyro, gran viajero, crtico literario, periodista, bigrafo y todo
aquello que se descubre con alegra en sus sabrosas tribulaciones de un uruguayo
francfilo: Ricardo Paseyro se supera.
213
ISBN 978 2 268 06233 4
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