14/1/2014

La muerte no existe: morirse a gusto

La muerte es un imposible

La muerte es un imposible, una fantasma -solo eso- de la imaginacin

humana. La Creacin y el Cosmos son una colosal manifestacin de Vida y
Consciencia. Tambin el ser humano, por lo que lo que autnticamente somos
(vida) y sentimos que somos (consciencia, estado consciencial) trasciende
rotunda e infinitamente lo que una vida fsica y la existencia durante unos
pocos aos, significan.

En este marco, lo que la Humanidad denomina muerte no es tal, sino

el punto evolutivo y la fase de transicin entre el fin de un ciclo vital (la vida
fsica y la encarnacin material que termina) y el inicio de otro ciclo vital (una
nueva reencarnacin en una nueva vida fsica). La evolucin y los ciclos son
consustanciales a la Creacin. Nuestros ancestros se percataron de esto y lo
condensaron en lo que El Kybalion denomina Principio de Ritmo. Y el
Cosmos y la Naturaleza se renuevan y regeneran, fluyen y refluyen, mediante
los cambios de ciclo.

De este modo, tener miedo a la muerte es tenerlo a la vida, pues no

hay vida sin muerte, ni muerte sin vida. Y comprender la muerte es entender
la vida. La muerte corporal es un apagado; y el nacimiento fsico, un
encendido. Por cada apagado hay un encendido y, as, se recrea y expande
nuestra existencia en el plano humano a travs de una prolongada cadena de
vidas o reencarnaciones.

La mayora de las tradiciones y corrientes espirituales de la

Humanidad, nos ensean que nuestra encarnacin en este plano material no
se plasma en una nica vida fsica, sino en una cadena de vidas a travs de
mltiples reencarnaciones. De hecho, la reencarnacin es el sostn de la
experiencia humana, que ni empieza ni concluye con la vida fsica actual.

Tomar consciencia de esto alivia el estrs -por llamarlo de algn modo-

con el que algunas personas viven su espiritualidad, mxime cuando va unido
a las nociones de culpa y pecado: lo que transforma la espiritualidad en una
trampa mortal que nos impide vivir y disfrutar de la Creacin y de nuestro
autntico ser, hacindonos manipulables y religioso-dependientes.

Adems, antes de cada reencarnacin, es cada uno -nosotros mismos

y slo nosotros- quien elige el yo y las circunstancias que desea vivenciar
y las experiencias que quiere desplegar en la nueva vida.

Conviene repetirlo: tener miedo a la muerte es tener miedo a la vida.

Y para conocernos a nosotros mismos y vivir la vida hay que comprender y
asumir la muerte. Por lo que discernir acerca de sta y otear lo que
representa, no es un juego mental, ni otra de nuestras muchas obsesiones
intelectuales relacionadas con el futuro. Al contrario: resulta imprescindible
para vivir el Aqu y Ahora, que es la vida misma; y para perderle el miedo,
que es el medio para saborear el Aqu y Ahora como se merece y sacarle a
la vida todo su jugo.

No esconder la muerte

La sociedad occidental contempornea contempla la muerte de forma

muy distinta a la que se acaba de exponer. Es ms, entre sus numerosas
neurosis, destaca una francamente curiosa: el empeo en negar
emocionalmente la muerte y procurar mantenerla oculta.

Cada vez ms, se tiende a esconder la muerte. Parece como si fallecer

fuera un desliz extemporneo, una falta de educacin o hasta una
perversidad, algo que hay ocultar, sobre todo, a los nios, en lugar de
acostumbrarlos a experienciar lo que el trnsito significa como primer paso
para que no vivan con miedo a la muerte.

Pocas personas fallecen ya en su casa y casi no hay velatorios en el

hogar. Inmediatamente producido el bito, el cuerpo se enva desde hospital
al tanatorio, para proceder, con la mayor rapidez posible, al enterramiento o
a la incineracin. Todo muy eficaz, pulcro, atildado y profilctico, con
protocolos incluidos los famosos psames- tan impersonales como
perfectamente pre-establecidos, tan automatizados como carentes de
sentimientos. Si es preciso y para hacerle un favor a la familia, hasta se
certifica mdicamente una hora distinta a la que realmente ha acontecido el
fallecimiento, al objeto de acelerar los trmites y recortar los tiempos de
espera y el duelo.

El siguiente texto, Morirse a gusto, de Alejandro Rocamora -psiquiatra

y miembro fundador del Telfono de la Esperanza- es muy aclaratorio al
respecto y, entre otras cosas, cita un libro muy aconsejable para quien quiera
reflexionar sobre lo que se viene exponiendo: Morir en la Ternura (Ediciones
San Pablo), de Cristiane Jomain.

Morirse a gusto

El hombre actual contempla la muerte como el fracaso de su dominio

sobre las fuerzas de la naturaleza. El hombre tecnificado puede controlar y
manipular casi todo, pero se encuentra indefenso ante el hecho innegable de
la muerte. As, la muerte y el morir no tienen cabida en las sociedades
industrializadas, no afectan a los sistemas productivos. La muerte, la agona
y la senectud son consideradas como representacin de la impotencia de la
moderna tecnologa biomdica.

Y esto es as porque una sociedad centrada en valores como el

consumo, la produccin y la eficacia, necesariamente debe repudiar todo lo
que no sea: accin, rendimiento y vitalidad. La muerte, el hecho de morir,
implica destruccin y negacin de todos esos valores actuales y por esto, la
muerte hoy, es un anti-valor.
 Hasta mediados del siglo XX, el gran tab del ser humano era el sexo;
despus fue la muerte, y actualmente nos atreveramos a decir que es la
situacin posterior a la muerte en los supervivientes: el duelo.

En el mismo lenguaje reflejamos nuestro miedo a la muerte al utilizar

sinnimos o equivalentes de la angustiosa realidad que supone el morir: Ha
fallecido, Ha pasado a mejor vida, Descanse en paz, etc., son algunas de
las frases que utilizamos en esos momentos. Incluso el duelo y la afliccin
por la muerte de un familiar ya no son tan aceptados como en otras pocas.

Se ha cambiado la forma ideal de morir: antes se deseaba una forma

consciente, lcida y con un apoyo espiritual y sacramental; hoy se desea una
muerte rpida y sin sufrimiento (Sufri mucho?, Se enter?, son las
preguntas ms frecuentes en estas circunstancias).

Con frecuencia, cuando un enfermo terminal afirma: Me voy a morir,

los familiares suelen contestar: Todos tenemos que morir; nosotros tambin
nos vamos a morir. Pero esta respuesta no es sincera: pues el enfermo habla
de morirse (se est muriendo) y el familiar se refiere a un proceso que dura
toda la vida.

Freud (1915), en Consideraciones actuales sobre la guerra y la muerte,

seala que La nica manera de hablar de la muerte es negndola, aunque
al final de ese mismo trabajo concluye: Si quieres soportar la vida, preprate
para la muerte. Desde que el hombre existe, se ha observado una actitud
de ambivalencia, de deseo y de rechazo, de amor y de odio, hacia la muerte;
no obstante, mientras el hombre primitivo encontr una salida en su
animismo, al hombre actual, esa ambivalencia le lleva a la culpa y,
consiguientemente, a la neurosis.

La negacin emocional de la muerte puede tener diversos ropajes:

desde la preocupacin, la ansiedad y el temor -que son las ms comunes-,
hasta una hiperactividad (culto al trabajo), el narcisismo (culto a s mismo) o
la confianza ciega en la ciencia para evitar la muerte (culto a la tcnica
mdica).

Es cierto que la muerte nos hace a todos iguales: tanto el Rey como el
vagabundo deben enfrentarse a este hecho de vida en soledad. La muerte es
la nica vivencia que no podemos compartir. Pero tambin es cierto que este
momento importante de la vida depende fundamentalmente de dos
situaciones: cmo se ha vivido?; y cmo se siente ante el entorno? Es decir:
morir en paz no se improvisa, sino que estar en funcin de cmo se ha
desarrollado la vida: intereses, valores y sentimientos estarn ayudando o
entorpeciendo el bien morir. Pero tambin de cmo se realice el momento
de morirse (en casa, en el hospital, con sufrimiento, lcido, etc.) favorecer
o entorpecer una muerte digna.

Morirse a disgusto, segn la autora de Morir en la ternura, Cristiane

Jomain, se desarrollara entre dos polos: la desgracia de morir en soledad y
la desgracia de no tener un espacio de soledad necesario para vivir. El primer
supuesto est amenazado en nuestra cultura, pues tendemos a negar la
muerte de nuestro familiar en la falsa creencia de que no se dar cuenta;
pero igual se siente solo al no poder compartir su miedo ante la muerte
prxima. La segunda necesidad del moribundo es la de tener un espacio
psicolgico para poder elaborar la eminente prdida de la vida y poder
despedirse, sin trauma y tambin sin agobio. En este sentido, una excesiva
presencia de los familiares y de los cuidadores dificultara el proceso de
morirse a gusto. Habra que aadir una tercera necesidad del moribundo:
la ausencia de sufrimiento intil, que lo nico que consigue es prolongar una
vida vegetal. Si se dan estas tres condiciones, entonces s que podramos
decir que se produce una muerte a gusto.

16/1/2014

Las Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM)

El trnsito y las ECM

Como se desarroll en la anterior entrada del blog (La muerte no

existe: morirse a gusto), la muerte no es el final de nada, sino un trnsito,
un estado intermedio entre un ciclo vital que finaliza y otro que se inicia. Y la
dimensin espiritual que abandona el cuerpo fsico durante el mismo, no es
un fantasma: es nuestro autntico ser. Y en la medida en la que el trnsito
se produce, cualquier sensacin fsica va desapareciendo, pues ya no hay una
corporeidad que la genere: dejan de existir barreras materiales y todo fluye
en la Luz que Somos y Es. Las percepciones conscienciales pasan, as, a
desenvolverse en la esfera cuntica: se transforman en muy sutiles; se
expansionan espectacularmente y son radicalmente distintas a las que
tenamos cuando nuestra dimensin espiritual an moraba en el cuerpo.

En este marco, el trnsito sigue unas pautas y cuenta con un recorrido

que la Humanidad ha procurado verter desde tiempos pretritos en diversas
tradiciones orales y en diferentes textos, como el Bardo Thodol o Gran
Libro de la Liberacin Natural mediante la comprensin en el Estado
Intermedio (mal titulado a menudo como Libro Tibetano de los Muertos),
que constituye una completa gua de instrucciones, redactada en torno al
siglo VIII, para afrontar el trnsito, para el que estima una duracin de 49
das. Especficamente, la obra divide el trnsito (Estado Intermedio o Bardo)
en tres fases, de las que se ocupa en cada una de la triada de partes en las
que se estructuran sus pginas: primera, el mismo momento del bito o
Estado Transitorio del Momento de la Muerte: segunda, lo que se experimenta
despus de fallecer o Estado Transitorio de la Realidad; y tercera, el Estado
Transitorio del Renacimiento, esto es, todo lo relativo a lo que antecede al
nuevo nacimiento fsico o reencarnacin, incluyendo el nuevo arranque de los
instintos fsicos.

Contemporneamente, han sido muchos los investigadores que se han

ocupado del trnsito a travs, principalmente, del estudio de las experiencias
cercanas a la muerte (ECM) vivenciadas por numerosas personas. Como
botn de muestra, se traen aqu tres de ellos:
+El estadounidense Raymond Moody, mdico psiquiatra y uno de los pioneros
en el tema con su libro, publicado en 1975, Vida despus de la vida,
(Editorial EDAF; Madrid, 2009), donde recoge relatos de personas que haban
superado la muerte clnica y se constata la existencia y coincidencia entre
ellas de experiencias extracorporales. Su estudio emprico sobre cientos de
ECM demuestra que stas siguen un patrn comn: abandono del cuerpo,
que se ve desde arriba; desplazamiento por una especie de pasillo hasta
llegar a una luz brillante, en la que se siente compasin y amor absolutos;
presencia de amigos y familiares que han muerto; recuerdo panormico en
el que se contempla toda la vida pasada; y todo esto sucediendo al mismo
tiempo y de forma instantnea. Y la mayora de las personas que han vivido
las experiencias cercanas a la muerte lo rememoran como algo grato y
satisfactorio: segn una encuesta Gallup de 1982 sobre las ECM, de entre los
ocho millones de norteamericanos que declaraban haberlas tenido, slo para
el 3% fue algo desagradable o experienciado como negativo.

+El prestigioso doctor sevillano Enrique Vila, Jefe de Medicina Preventiva en

el Hospital Universitario Virgen Macarena de la capital hispalense, que en
compaa de su esposa, ngeles Garfia, desarroll durante 30 aos, hasta su
fallecimiento en 2007, un intenso trabajo de indagacin cientfica sobre las
experiencias cercanas a la muerte, entrevistando por toda la geografa
espaola a cientos de personas que las haban tenido y comprobando las
grandes similitudes de lo sentido y percibido por ellas. Su libro pstumo Yo
v la luz (Ediciones Absalon; Cdiz, 2010) recopila los resultados de una
parte de tales entrevistas.

+ Y el Dr. Pim van Lommel, reputado cardilogo holands, que trabaj

durante ms de 25 aos en un hospital docente con ochocientas camas. Al
hablar con cientos de sus pacientes que haban sufrido un paro cardaco,
qued atnito al descubrir que, lejos de haber perdido la conciencia durante
el perodo en el que haban estado clnicamente muertos, recordaban haber
vivido una experiencia extraordinaria: algo que a Van Lommel, como
cientfico, le era difcil de aceptar. Ante ello, decidi estudiar el fenmeno
sistemticamente durante dos dcadas en su clnica con un equipo
especializado. Y, en 2001, public una sntesis de su investigacin en la
acreditada revista mdica The Lancet, causando un revuelo internacional.
As se gest su libro Conciencia ms all de la vida (Editorial Atalanta;
Girona, 2012), que ofrece abundantes pruebas cientficas de que las
experiencias cercanas a la muerte son un fenmeno que no puede atribuirse
a la imaginacin, a la psicosis, o a la falta de oxgeno. Pim van Lommel
introduce estas experiencias en un amplio contexto cultural que va desde las
diferentes visiones religiosas, hasta los nuevos presupuestos de la fsica
cuntica, en donde estos fenmenos tienen un lugar coherente dentro de sus
modelos tericos. Los resultados de su investigacin llevaron a un medio de
comunicacin tan solvente como The Washington Post a sealar que las
pruebas sostienen la validez de las experiencias cercanas a la muerte y
sugieren que los cientficos deben reconsiderar las teoras existentes sobre
uno de los ms profundos misterios biolgicos: la naturaleza de la consciencia
humana.

Mi propia experiencia cercana a la muerte

 Lo recogido en estos textos coincide y encaja con mi propia experiencia
cercana a la muerte en la UCI de una clnica sevillana, en la tarde del lunes
29 de noviembre de 2010. Me llev a ella una cadena de causalidades que
reconozco sin tapujos, por el autntico renacimiento que provoc en mi vida,
como una Bendicin y todo un regalo de la Providencia: una cada bajando
un monte, en la madrugada del domingo 7 de noviembre, que origina una
fractura de peron; la fractura genera, el viernes 26 de noviembre, una
trombosis, y sta, un infarto pulmonar; un errneo diagnstico inicial del
infarto como simple neumona; y el ingreso en la UCI en situacin lmite -con
otros mltiples trombos en la vena femoral y cuantiosa prdida de sangre
expulsada por la boca-, el indicado lunes 29. La ECM que entonces
experiment y sent de manera clara y difana dur casi dos horas de nuestro
tiempo, aunque se desarroll en el contexto cuntico en el que -como se
resalt prrafos atrs- el trnsito se produce. Siendo por ello complicado
enunciarlo en palabras, lo entonces vivenciado puede ser sintetizado as de
forma general:

1 El ser que somos -esto es: la dimensin espiritual encarnada en el cuerpo

fsico-, lo abandona (sale del cuerpo, expresado coloquialmente) antes de
que el fallecimiento de ste y la conclusin de sus funciones fisiolgicas hayan
llegado a producirse. No vivimos ni la expiracin final ni el estertor previo.
Antes de que acontezcan, dejamos lo que fue nuestra corporeidad en el ciclo
vital y la vida fsica que est concluyendo.
Esto explica, precisamente, las experiencias cercanas a la muerte: son
procesos de trnsito que se viven en su fase inicial, pero no llegan a
completarse debido a que, por las razones que sea (se abordan en el apartado
10), la dimensin espiritual retorna al cuerpo fsico que an no haba
fallecido. Si el trnsito empezara una vez que la muerte fsica hubiese
acaecido, tal regreso a la corporeidad no sera factible.

2 En mi experiencia, mi cuerpo se hallaba tendido en la cama boca arriba.

Lo ms frecuente es esto: que el cuerpo del moribundo se encuentre en esta
posicin de decbito supino (tumbado sobre la espalda), aunque tambin en
decbito lateral (echado de costado), decbito prono (yaciendo sobre el
pecho y el vientre), o recostado sobre algn tipo de asiento (un silln, el
interior de un vehculo). En cualquier caso, en el instante en el que
empezamos a salir del que fuera nuestro cuerpo, sentimos cmo nos
elevamos sobre l, quedando el cuerpo abajo y nosotros arriba.
Es el inicio del trnsito; y nuestro ser, sentado o flotando sobre el que
fuera nuestro cuerpo, adopta el papel, no de sujeto activo de lo que est
sucediendo, sino de observador de la situacin y de todo lo que en ella ocurre
(familiares que estn junto al moribundo, personal sanitario que lo atiende,
otra gente que se halle alrededor, conversaciones, llantos).

3 De inmediato se produce un hecho espectacularmente maravilloso:

vemos en toda su integridad y con todo lujo de detalles, la vida fsica que
estamos abandonando; es decir: cada uno de los hechos y circunstancias
vividos y acontecidos durante ella, todos sin excepcin y ordenada y
pormenorizadamente, no de manera deslavazada, parcial o resumida. Y esto
se visualiza, no a travs de la mente, ni como una pelcula o sucesin
paulatina de fotogramas o escenas que se proyectaran ante nosotros: la vida
que hemos experienciado, por prolongada o intensa que haya sido, se
contempla ntegramente y de modo instantneo, todo a la vez y en un
momento, como si nos tragramos una pastilla o un chip que nos permitiera
ver de golpe, ipso facto, en una especie de colosal flash, todo lo vivenciado a
lo largo de la misma.
Se percibe as, de manera directa y sin necesidad de elucubraciones
intelectuales, que el tiempo no existe y que la Creacin y nosotros en ella-
fluye y se despliega en la instantaneidad, sin pasado ni futuro, todo en un
Aqu y Ahora que es la Eternidad en s: el momento presente continuo en el
que lo eterno se desenvuelve.

4 La visin ntegra e instantnea de la vida que ha terminado, proporciona

otra sensacional sorpresa: verificar -sin lugar a dudas ni incertidumbres- que
todo hecho en el mundo exterior (en nuestra vida, en la de los dems, en el
planeta, en el Cosmos) tiene su causa y origen en el interior (en el caso de
la vida de cada uno, en el interior de cada cual). Y, ligado a ello, comprobar
cmo, en la vida que dejamos absolutamente todo (cada evento, situacin o
experiencia, por insignificante o importante que para nosotros haya sido)
enlaza con el propsito -el propsito de vida- para el que nos encarnamos
en la persona que fuimos y, en ese contexto, ha tenido su porqu y su para
qu: por tanto, todo encaja de manera armnica y no hay ninguna pieza
suelta o fuera de lugar en el puzle (en ese rompecabezas que la vida nos
parece tantas veces, mientras estamos inmersos en ella).
Esto permite percatarse de la ficcin mental que representa calificar, clasificar
y enjuiciar los hechos que vivimos bajo el prisma de la dualidad: buenos o
malos, placenteros o dolorosos, gratos o ingratos, blancos o negros Lo cierto
es que en la vida no sobra nada: tampoco esas circunstancias que
mentalmente quisiramos borrar del mapa y de nuestra memoria y nunca
haber vivido. En ese sublime momento del trnsito se ve con meridiana
claridad que todo es perfecto y tiene su sitio en el bagaje de Consciencia y
Experiencia que es lo nico, ni ms ni menos, que nos llevamos con nosotros
a la otra vida.

5 Y las bellas sorpresas no terminan aqu, pues a todo lo anterior se suma

de inmediato la constatacin de que el trnsito no lo acometemos solos, sino
estupendamente acompaados. Por quin?. Al principio son luces blancas y
brillantes que nos rodean, aunque pronto toman un aspecto reconocible: el
de seres queridos fallecidos antes que nosotros (pueden ser nuestros abuelos,
padres, hermanos, hijos, pareja, amigos ntimos) y el de aquellas
entidades (santos y santas, ngeles y arcngeles, guas y maestros
espirituales cada cual en funcin de sus creencias ) por las que durante la
vida habamos sentido algn tipo de vinculacin espiritual (devocin,
sentimiento de compaa, percepcin de apoyo en tesituras difciles de la
vida, comunicacin de mensajes y canalizaciones).
Todos estos acompaantes en el trnsito se muestran amorosos y
extremadamente alegres. Entre ellos, los seres queridos ya fallecidos son los
que toman la iniciativa de la comunicacin con nosotros. Obviamente, no
hablan, pues carecen de corporeidad, pero se recibe ntidamente lo que nos
transmiten: mucha felicidad por el reencuentro y una gran paz, sosiego y
confianza para continuar avanzando en el trnsito.

6. Al menos en mi caso -que durante la vida fsica haba tenido oportunidad

de sentir nuestra naturaleza multidimensional y contactar con mi Yo Superior
en otras Dimensiones-, a los familiares fallecidos y a las mencionadas
entidades, se agregaron formas de luz que fueron tomando el aspecto de
m mismo en otros planos de consciencia: m Yo de Cuarta Dimensin, de
Quinta, de Sexta (a veces se trata de los guas y maestros antes citados,
que en ocasiones no son sino nuestro Yo Superior experienciando en otros
planos ms sutiles de existencia y que, desde ellos, mantienen la conexin
con su proyeccin en Tercera Dimensin; es decir: con lo que nosotros hemos
sido durante la encarnacin que acaba de concluir).

7 Cuando nos encontramos tan excelente y portentosamente acompaados,

en nuestro entorno se abre un soberbio tnel de luz resplandeciente. Yo lo vi
emerger delante de m y en posicin horizontal, sin pendiente alguna, aunque
otras personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte lo recuerdan
inclinado verticalmente y orientado hacia arriba o hacia abajo. En cuanto al
color de la luz, la visualic refulgente y casi deslumbrante, pero incolora, si
bien hay quien la ha visto blanca, amarilla, azul o verde esmeralda. En
cualquier caso, su brillo es tan clido como acogedor, y nos invita
introducirnos en el tnel sintiendo y sabiendo que es la puerta hacia el ms
all, hacia la otra vida.

8 Pude ver, igualmente, que la forma de tnel que esa luminosidad tan
radiante adopta no es fruto de la casualidad, sino que se debe a que la luz
llega hasta nosotros desde el otro plano abrindose paso a travs de una
capa nublosa, sombra y viscosa. Supe de inmediato -sin necesidad de
preguntar-, que su origen radica en las proyecciones energticas y
conscienciales de las experiencias de desamor y desarmona que entre todos
desarrollamos en Tercera Dimensin y que rodean este plano como si fuera
una nube de contaminacin o una franja de chapapote.
Tambin pude sentir que hay dimensiones espirituales que en el trnsito -
debido al desconcierto generado por la inconsciencia acerca de lo que estn
experimentando (a menudo, porque nunca en su vida se han planteado que
fueran a morir algn da ni nada con sentido de trascendencia) y a su
querencia consciencial hacia el mundo material que estn abandonando-
tienden a no pasar el tnel de luz, y optan, en libre albedro, por permanecer
dentro de esa capa oscura, empendose en reproducir -aunque ya carezcan
de corporeidad- los hbitos y conductas de cuando estaban fsicamente vivos.
Muchos casos de presencias, espectros y asimilados que estudia la
parapsicologa, obedecen a este hecho. En algunos casos, se trata de un
estado transitorio y, pasado un tiempo, las dimensiones espirituales entran
por el tnel de luz (la labor de convencimiento de las dimensiones espirituales
de los seres queridos fallecidos suele ser crucial al respecto). En otros, en
cambio, permanecen en esta capa indefinidamente, hasta el momento de su
nueva encarnacin en el plano humano, al que vuelven sin completar el
trnsito: sin haber gozado de la Luz del ms all y de la perspectiva de las
cosas y de la vida que en ella se recuerda y disfruta.
Esto suele provocar que, en la nueva vida, su personalidad, actos y
experiencias se hallen an ms ajenos a cualquier percepcin de
trascendencia y firmemente apegados a lo egico y material, en sus
diferentes manifestaciones, confundiendo la felicidad con la mera cobertura
de sus deseos fsicos y anhelos emocionales. Es a ellos a los que Jess de
Nazaret se refiere cuando lanza aquella frase tan aparentemente crptica:
deja que los muertos entierren a sus muertos (Lucas, 9,60). Esos muertos
que entierran a sus muertos no son los de los cementerios, que, estando
muertos fsicamente, han realizado el trnsito a la otra vida, sino las
dimensiones espirituales que, sin haber pasado al otro plano ni haber gozado
de l, vuelven a encarnar en cuerpos humanos, desplegando, como se acaba
de resear, una vida fsica carente de Vida y volcada en el egocentrismo y el
materialismo.

9 Ya al final del tnel, tras haberlo recorrido, o inmediatamente antes de

salir de l (ste fue mi caso), se vive algo imposible de plasmar en palabras
y que solo puedo compartir como experiencia excelsa y gloriosa de Amor
Puro: el contacto vivo y directo con la energa o esencia crstica o bdica. Su
presencia fue presentida tanto por m como por todos los seres de luz que
me acompaaban en el trnsito, transformndonos en ms refulgentes y
radiantes poco antes de su llegada.
Cuando inunda cuanto nos rodea, la inercia derivada de la corporeidad fsica
que acabamos de dejar, hace que busquemos en nuestro interior consciencial
una imagen que, de algn modo, refleje esa hermosa y tremenda fuerza de
Amor que estamos sintiendo de manera eminente y grandiosa. Y en este
punto, cada cual la percibe en funcin de la tradicin espiritual o religiosa que
haya hecho suya durante la vida que acaba de concluir.
En mi experiencia, la visualic en la forma de Cristo Jess: un Jess de
Nazaret de cuerpo luminoso, blanco centelleante; melena castaa y corta,
con los pelos ligeramente cados sobre los hombros; y rostro maduro, aunque
juvenil, tan lleno de Amor como de autoridad (no basada en ningn tipo de
dominio, control o poder, sino en la potencia natural de su evidente e
inconmensurable divinidad). Me tendi sus manos de luz y las entrelaz con
las mas, generando en mi ser una experiencia de gozo inenarrable.

10 La mayora de las personas que han tenido experiencias cercanas a la

muerte y han vivenciado lo sintetizado en los puntos precedentes, no quieren
volver al cuerpo fsico y a la vida que haban dejado. Por qu, entonces,
algunos s regresamos?
Los motivos pueden ser muy diversos: desde los que retornan sin saber
exactamente la razn, a los que, al contemplar ntegramente su vida,
consideran que tienen experiencias pendientes relacionadas con el propsito
de vida con el que encarnaron en esa existencia fsica y que an pueden
acometer (entre esas experiencias pendientes es frecuente que se encuentre
la atencin y el cuidado de hijos pequeos, pues son los hijos, al encarnar,
los que eligen a sus padres, no al revs, por lo que stos tienen un
determinado compromiso lmico con aquellos).
Eso s: en ese instante del trnsito, muchos sentimos la realidad inefable de
que cada uno muere (transita) cuando ntimamente, desde su ser interior,
toma esa decisin: morimos cuando queremos, ni antes ni despus; no hay
casualidades ni accidentes, por ms que el fallecimiento pueda acontecer de
forma aparentemente fortuita o inesperada. Y esta decisin se halla ligada al
reiterado propsito de vida y se adopta una vez que ha sido cubierto o,
llegado el caso, cuando se asume que ya, dado lo mucho que se ha apartado
de l, resulta imposible su cumplimiento.
Por qu volv yo a mi cuerpo fsico?. Fue consecuencia del encuentro, antes
narrado, con Cristo Jess y de la comunicacin que ah se estableci, durante
la que me confirm que estaba cumplido mi propsito de encarnacin (es
decir, no slo el propsito de vida en la que acababa de dejar, sino el
propsito de toda mi encarnacin, a lo largo de una prolongada cadena de
vidas, en el plano humano), a la par que me trasladaba su deseo de que, no
obstante lo anterior y salvo que ello me desarmonizara interiormente,
volviera a la vida fsica recin dejada, para hacer algo que slo sabra una
vez trascurrido cierto tiempo tras retornar a ella.

11. Y una vez incorporados de nuevo al cuerpo y a la vida que haban

abandonado, no todos aquellos -entre los que en el trnsito sintieron un
motivo preciso para volver- lo recuerdan. En ocasiones, esa remembranza, o
el conocimiento de la razn que en el trnsito no supieron, se produce aos
despus de haber retornado a la vida fsica.
En mi caso, el algo anunciado por Cristo Jess durante el trnsito, lo
conoc al ao exacto de haber retornado a mi actual vida fsica; esto es: en
diciembre de 2011. De qu se trata? No comparto lo que aqu relato, para
contar mi vida, sino para exponer vivencias que coinciden y reafirman las
experiencias cercanas a la muerte de numerosas personas. Por ello, baste
con indicar que tiene ver con el nuevo ciclo que se abri a partir del famoso
solsticio de invierno de 2012 y con el momento de Evolucin y Dicha que la
Humanidad, la Madre Tierra, el sistema solar y la Va Lctea disfrutan en el
Aqu y Ahora. Un contexto en el que debo hacer dos cosas: poner mi modesto
grano de arena al objeto de trasmitir seguridad a la gente, eliminando miedos
y autolimitaciones mentales ante las maravillosas y desconcertantes
vivencias que en nuestro interior y, como consecuencia de ello, tambin el
mundo exterior- estamos percibiendo, sintiendo y viviendo; y, por otro,
darme la Gozada de disfrutar de la Vida sabiendo de manera plena que todo
encaja, que tiene su porqu y su para qu en clave de nuestro desarrollo
consciencial y evolutivo, que todo fluye, refluye y confluye en el Amor de
cuanto Es y Acontece y que ya todo es y nosotros mismos somos todo aquello
que nuestro Corazn puede anhelar, por lo que no hay nada que conseguir,
alcanzar, por lo que luchar, por lo que esforzarse. La Vida es el Milagro y
basta con fluir en ella con completa Confianza

12. De lo sintetizado en los apartados anteriores, queda abierta la cuestin

relativa a qu hay ms all del tnel de luz, pues en las experiencias cercanas
a la muerte no llega a recorrerse o, nada ms hacerlo, la experiencia concluye
y acontece el retorno a la corporeidad. A pesar de esto, mi vivencia coincide
con la de otras personas que han tenido ECM en cuanto a que lo que hay tras
el tnel se percibe casi desde el comienzo del trnsito, cuando se empieza a
salir del cuerpo fsico, y, muy especialmente, en el instante en el que se
contempla por primera vez el reiterado tnel de luz. Qu es lo que percibe
de ese ms all? Pues, sencillamente, que se trata de un plano de existencia
Real en contraposicin, se siente que el que se est dejando, la vida fsica
y material, es una especie de sueo, mera ilusin o ficcin- y que se halla
presidido por:
+la Unicidad, sin lugar para ningn tipo de identidad, sea fsica o espiritual,
ni de separacin o fragmentacin;
+la Instantaneidad, sin tiempo, ni pasado ni futuro: slo un momento
presente eterno en el que todo sucede a la vez, similar a lo que se expuso en
el apartado 3 a propsito del flash en el que visualizan ntegramente los
hechos y circunstancias acaecidos durante la vida que se est abandonando-
;
+una colosal Quietud plena de Paz, Silencio (en cuanto a ausencia de
dilogo, de preguntas o respuestas) y Amor; y
+la Presencia del Vaco, del No-Ser del que emana el Ser, de la Nada cuya
Manifestacin es el Todo.
Y es importante sealar que la percepcin de un plano de existencia tan
radicalmente distinto al que hemos experimentado durante la vida fsica, no
genera ninguna clase de extraeza o desconcierto. Al contrario: se siente
como el retorno al Hogar, a nuestro hbitat natural, por ms que la nocin
de nuestro, ligado a una identidad, ya no tenga sitio ni sentido.

6/2/2014

La fsica demuestra que hay vida despus de la muerte, pero "nuestra

mente no lo ve"

Al hilo de las entradas La muerte no existe: morirse a gusto y Las Experiencias

Cercanas a la Muerte (ECM), publicadas en este blog los pasados das 14 y
16 de enero, se trae aqu este artculo divulgado recientemente por Dogma
Cero:
http://www.dogmacero.org/la-fsica-demuestra-que-hay-vida-despus-de-la-
muerte-pero-nuestra-mente-no-lo-ve/

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La muerte, tal y como la concebimos, no existe, slo es una ilusin. Esta es

la principal conclusin a la que ha llegado el mdico y director de Advanced
Cell Technology, Robert Lanza, defensor de la teora del biocentrismo, en la
que se niega que el tiempo o el espacio sean lineales. Para la gran mayora
de cientficos este tipo de afirmaciones son slo sandeces o, al menos,
hiptesis indemostrables. Sin embargo, Lanza parece haber encontrado en el
famoso experimento de Young, tambin denominado de la doble rendija
(doble-split), el perfecto aliado para defender su tesis. Si con este se logr
demostrar la naturaleza ondulatoria de la luz, Lanza pretende hacer lo propio
con el espacio y el tiempo.

En la obra Biocentrism: How Life and Consciousness are the Keys (BenBella
Books), el fsico norteamericano parte de la premisa de que la vida crea al
Universo, y no al revs, la base misma del biocentrismo. A partir de aqu, va
deduciendo paso a paso que la mortalidad es una idea falsa, creada por
nuestra conciencia.

En primer lugar, sugiere que la conciencia de una persona determina la forma

y el tamao de los objetos en el universo. Para explicarlo, utiliza como
ejemplo la forma en la que percibimos el mundo que nos rodea: Una persona
ve un cielo azul, y se le dice que el color que estn viendo es azul, pero las
clulas cerebrales tienen la capacidad de variar esta percepcin, pudiendo
ver el cielo de color verde o rojo. En pocas palabras, concluye, lo que vemos
slo existe gracias a nuestra conciencia.

El Multiverso y la Teora de Cuerdas

Este es el motivo por el que Lanza dice que creemos en la muerte. Al observar
el universo desde el punto de vista del biocntrismo, erramos a la hora de
concebir el espacio y el tiempo, pues lo haramos en funcin de lo que nos
dicta la conciencia. En resumen, el espacio y el tiempo son "meros
instrumentos de nuestra mente, por lo que entender la muerte como algo
terminal no tendra sentido segn sus tesis.

Al concebir que las dimensiones espacio-temporales son meras

construcciones mentales, la inmortalidad sera una realidad para Lanza. Es
decir, hay vida despus de la muerte (fsica) debido a que habitaramos un
mundo sin fronteras lineales de espacio y tiempo, lo que entronca con la
Teora de Cuerdas.

A pesar de ello, lamenta el cientfico, seguimos creyendo que la vida es slo

un poco de carbono y una mezcla de molculas, las cuales dan forma a
nuestra existencia durante un tiempo y luego vuelven a descomponerse en
el suelo, explica el fsico. Por qu? Simplemente, porque se nos ha
ensaado que las personas se mueren, aunque slo existe la evidencia de
que desaparece el cuerpo en un momento dado.

Trascendemos a la vida, pero nuestra mente nos impide verlo

Para explicar la muerte fsica del cuerpo, Lanza recurre a la Teora de los
Multiverso o Universos Paralelos. Una interpretacin a la que se ha dado un
fuerte pbulo debido a los datos recogidos por el satlite Planck, que mostr
una serie de anomalas supuestamente causadas por la atraccin gravitatoria
de otros Universos. As, segn Lanza, todo lo que ocurre en nuestro Universo
est sucediendo tambin en el Multiverso, por lo que la vida nunca dejara de
existir en este sentido".

29/3/2012
La muerte es un imposible, un fantasma, solo eso, de la imaginacin
humana
Jos Luis de la Rica estuvo entre las casi doscientas personas que asistieron a la charla que impart
la semana pasada en Madrid (ver la entrada del blog publicada el 13 de marzo con el ttulo Madrid,
viernes 23 de marzo: Reencuentro con nuestra Multidimensionalidad). Y me acaba de enviar
un email enormemente intenso y emotivo relacionado con el trnsito (eso que mucha gente an
denomina muerte) de sus hijos Elena y Roberto.

Tras pedirle permiso, me ha autorizado a compartirlo con tod@s vosotr@s, lo que le agradezco
de Corazn y hago bajo estas lneas.
Constataris que est lleno de experiencia, Amor y Sabidura. Y pone de manifiesto de modo
difano que la muerte es un imposible, un fantasma, solo eso, de la imaginacin humana.

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Querido, amigo, Emilio...

Me llamo Jos Luis de la Rica y vivo en Madrid.

He escuchado varias veces tus conferencias en Youtube y..., estoy encantaooo! Jejeje... Por
cierto, el viernes, cuando estuviste en Madrid, estuvimos contigo un grupo de amigos.

Vers, llevo das pensando en escribirte, pero va a ser hoy que casualmente?, se cumplen doce
aos del da en el que nuestra hija Elena se traslad al Cielo. Tena doce aos y la leucemia fue
excusa para el trnsito.

Emilio, yo crea que te moras y que eso era todo; que desaparecas diluido en la NADA!
Imagnate qu dolorrr por el suceso y qu desconsuelo ante un sentido tan absurdo de la vida.
Haba pensado algunas veces que no tema mi muerte, pero poca gente se plantea la muerte de un
hijo y yo era una de ellas. Mi mujer tena esa fe de andar por casa y se enfad con Jess como
he comprobado que pasa prcticamente siempre en esos casos. Bueno, al menos ella guardaba en
su corazn esa esperanza de un reencuentro posterior, pero yo? Estaba tan obcecado por mi
rechazo a la forma en la que me haban presentado a Dios que... Ahora s que Dios Es Amor,
amigo Emilio. Qu diferencia!

Pero la nia empez manifestarse con diversas "seales" y tras un dursimo proceso de
sufrimiento, mi vida experiment un cambio tal que, ahora s, que he encontrado el sentido de mi
vida: Emilio, desde hace casi diez aos, ayudo a la gente para que se lleguen a dar cuenta, que el
vnculo afectivo con los que se nos han adelantado en el paso a la otra dimensin, es una fuerza,
una energa real, que nos mantiene unidos y de cuyos efectos podemos hacernos conscientes. Esto
es posible gracias a la fuerza del Amor que todo lo une y fortalece. Es el efecto de la oracin del
que hablan los grandes msticos del mundo.

Y es ms sencillo de lo que podramos imaginar: Vale con que el Amor sea la profunda razn que
te mueva, que pongas "confiado" tu dolor, anhelo y esperanza en "las manos" de La Luz, que
relajes y te dejes guiar hasta el Cielo, por medio de una meditacin de visualizacin. Y ya est!
Es como si hubieras ido a visitarles. Te entrevistas con toda tu familia, tambin con la de las
personas que estn acompaando en la meditacin, se conozcan entre s o no... y muchas otras
cosas que pueden suceder, todas hermosas, emocionantes y por supuesto consoladoras. A esta
experiencia le llamo "El vuelo de la mariposa". Por supuesto, el nombre no est elegido al azar,
jejeje...

Emilio, haban transcurrido ocho aos desde que se fue la nia cuando una maana de junio, mi
mujer encontr en la cama el cadver de nuestro hijo de treinta y un aos. Mientras dorma, haba
sufrido un edema de corazn y pulmn. Roberto, mentalmente, era un nio de unos quince aos,
feliz con su Bara y yendo al cine con sus amigetes del centro ocupacional al que asista.

Qu fuerte! no? No, Emilio. A medioda ya habamos hablado con mi hija que nos dijo que
estaba con l. En el tanatorio volvimos a interesarnos por l y nos dijo la nia que an no podamos
hablar con Roberto porque l crea que estaba dormido soando. -An no le haban dicho lo que
le haba pasado porque se podra asustar- nos dijo. Hazte una idea de cmo era mentalmente
Roberto. Fjate que cuando ms o menos dos meses ms tarde, por fin, pudimos hablar con l,
resulta que conmigo se comportaba normalmente y sin embargo, lloraba cuando hablaba con su
madre. Roberto estaba ms enmadarao que enmadrao. Jejeje... ahora est totalmente integrado
y entre otras cosas nos ayuda con El vuelo de la mariposa, como muchos otros chicos y mayores,
por otra parte, jejeje... Como vemos, en el "Otro lado", las cosas se hacen con sumo tacto.

Me gust el ejemplo que usaste en la charla del viernes; aqul que nos contaste del viaje a
Noruega. Chico!, me sonrea a medida que lo ibas contando porque yo saba perfectamente a
dnde queras llegar, jejeje... Me sonrea mientras deca para mis adentros: "Este es de los mos",
jejeje... S, Emilio, eso es exactamente para m, para mi mujer y le hijo que an nos acompaa
por aqu, lo que ha pasado con nuestros hijos. Ellos "han vuelto a Casa" y nosotros regresaremos
cuando llegue nuestro momento. Entretanto, podemos "hablarnos y vernos" a travs de Internet
(la consciencia del corazn). Mientras llega ese hermoso da, tratamos de desarrollar nuestro
espritu andando todo lo que podamos en el camino del Amor-Dios.

Emilio, como ves, te adjunto un documento "En la despedida del cuerpo de Roberto" para que le
eches un vistazo (se transcribe en la parte final de esta entrada del blog). Al final pongo una
direccin de Internet en la que, adems de poder ver las fotos de lo que sucedi, puedes darte una
vuelta por la pgina para que veas el alcance de lo que estoy viviendo.

Soy muy feliz, Emilio. Mi mujer bsicamente est como yo, si bien, lgicamente, ella aora sus
presencias fsicas ms que yo.

Jo!, chico... Si, adems, resulta que es cierto que la humanidad est a punto de sentir que la
muerte no existe, me parece que el efecto que va a causar en las vidas de las personas ser tan
enorme que significar el final de una era tanto social como espiritual. Y estoy encantado si Dios
ha querido que esta pequea oruga experimente encarnado en este planeta, algo tan fantstico
como se avecina.

Bueno, amigo Emilio, como te dice ngel Oliveros, quedo a la orden. Te envo un abrazo muy
fuerte con esta carta y hasta la tuya! Tmate tu tiempo, pero no dejes de hacerme saber tu opinin,
por fa.

Venga, otro ms, jejeje...

jose luis

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En la despedida del cuerpo de Roberto:

Roberto (31 aos) es el segundo hijo que se nos ha adelantado en el paso. Elena (12 aos), su
hermana pequea, se nos adelant ocho aos antes.

26 de junio del 2008.

Me llaman al mvil. Es Ana Mari. Dice que Roberto est muerto!.

-Pero cmo se va a haber muerto Roberto?

-S, no respira y est morado!

Salgo a buscar un taxi y media hora ms tarde estoy delante de su cadver. Est fro. Roberto no
est ah, pero s, es su cuerpo.
Cmo ha podido ser? Roberto es un chico joven lleno de salud. Nunca ha trasnochado. Con
treinta y un aos, nunca ha ingerido alcohol ni ha consumido tabaco. Es un chico muy dependiente
de nosotros, mentalmente es como si tuviera quince aos. Muerte sbita producida por un edema
pulmonar y cardaco. Se ha ido dormido, no se ha enterado de nada y, como unas horas despus
supimos, an l no sabe si est aqu en La Tierra- soando o es que en verdad se ha reunido con
su hermana Elena en el Azul. Vaya con Roberto, con el miedo que tena l a morirse!

Cree que est soando con su hermana como tantas otras veces y Elena nos advierte que an no
est preparado para saber lo que le ha ocurrido de verdad. Est tranquilo y dentro de unos das
podremos entrevistarnos con l.

Estoy muy acelerado. Mi mente y mi corazn saben que no est muerto: la muerte es la gran
mentira de la vida. Lo s, llevo ms de siete aos comunicndome con personas que dejaron este
mundo. Pero psicolgicamente tengo que organizar mi mente para asumir la nueva relacin con
nuestro hijo.

Ana Mari est destrozada. Ahora s que nos hemos quedado libres para irnos cuando llegue
nuestro momento. Nadie depende ya de nosotros para sobrevivir. Rubn, el chico mayor, est
recin casado y su mujer est esperando un beb para dentro de ocho meses. Martn nuestro nieto
y sobrino- naci justamente el mismo da que su to Roberto cumple sus treinta y dos aos
terrenales.

Se llevan su cuerpo al Instituto Anatmico Forense. Ah estar hasta maana, despus podremos
disponer de l un da ms hasta darle sepultura.

Cmo me siento? No lo s, acelerado pero sin pena. S que l no ha perdido nada con el cambio.
Que ahora est ante una nueva etapa de su desarrollo vital. S que ahora podr hacer realidad sus
mejores sueos y que cientos de personas le habrn recibido entre abrazos y risas. Y, lo que es
mejor de todo, por fin habr podido mirarse en los ojos de Jess. No lo creo, lo s. Y eso nos tiene
que satisfacer lo suficiente como para volver a aceptar otra vez la marcha de un hijo. El camino
es difcil, pero ellos desde su Nueva Vida- enviarn efluvios de Amor a nuestro corazn, para
que lo consigamos.

Y queremos rendir un homenaje a Roberto y a todos nuestros Amigos del Azul. Desde aqu
queremos participar de la Alegra que corre todo el Cielo. Compro globos y una bombona de
helio.

La maana del entierro, un par de horas antes de dar sepultura a su cuerpo, hacemos una cadena
e inflamos casi doscientos globos, hasta que se termin el helio. Uno inflaba, otro haca un nudo
con el mismo globo, otros ataban un hilito al globo para poder agarrarlo y entre todos, escribimos
dedicatorias a nuestros seres del Azul.

Quince minutos antes de salir hacia el cementerio, el techo de la sala est parcialmente cubierto
de globos. De pronto, uno de ellos empieza a descender hasta situarse a un metro del suelo. Tiene
un nombre como todos los dems. El nombre que lleva escrito es Elena. Es el globo dedicado
para nuestra hija.

El globo se empieza a mover de derecha a izquierda, detenindose unos momentos delante de

cada una de las personas que estn sentadas. Estamos todos atentos y sorprendidos. Va de uno a
otro como empujado por la voluntad de alguien que no vemos. Cuando llega frente a Rubn (mi
otro hijo) se detiene mucho tiempo y despus sigue su camino hacia la puerta de salida. Le estamos
grabando y haciendo fotos. El globo parece que est posando para ello. Cuando empieza a salir
por la puerta, lo volvemos a situar en el mismo lugar en el que se descolg y otra vez, vuelve a
hacer el mismo recorrido, de la misma manera que antes.
Ahora, cuando est de nuevo saliendo por la puerta, vienen a avisaros de que ya ha llegado la
hora, que tenemos que llevar el cuerpo al cementerio.

Cuando estn introduciendo el cuerpo en la sepultura, soltamos los globos, que por efecto de la
corriente del aire, se elevan en direccin al sol.

En el silencio del momento, slo se oyen las llamadas de Ana Mari, animando a su hijo para que
SEA MUY FELIZ en su NUEVA VIDA