Cusco y Su Arquitectura Barroca PDF
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E
El
~rquitectura colonial del Cuzco y
:ntn de' todo el sur del Per, si va-
- mos a
l"O,
atenernos slo a lo cronolgi -
puede dividirse en dos periodos.
primero que abarca desde el estableci-
mamos como punto de referencia el cou tenido
o la expresin social del arte, la an1uitectura
colonial se clasiBcara en dos gru.pos distutos .
En primer Jugar, la arquitectura_ que po(1r~a
llamarse urbana o de ciudad-entre las po-
miento Je los conq~tistadores, a partir de cas ciudades, propiamente tal es-que .~e for-
1534, hasta el terremoto de 1650 que asol maron durante la dominacin espaiiola , ar
la ciudad y gran parte del vasto tetritorio quitectura de carct~r hispnico dominant e.
sudperuauo, cataclismo que redujo a escom- Y, en segundo lugar, aquella otra de acti sado
bros casi todo lo hasta entonce.~ eJiBcado. Y sentido rstico, de e xpresin aldeana o cam-
el segundo, Jescle aquella fecha l1asta la . pesina, entre las numerosas aldeas que h :tsta
. .,
emanct pacton. hoy son la manifestacin de la vida nacional
Pomposa, recargada de metforas ornamenta- deas del sur del Per. Arte espectacular,
les, espectacular y pintoresca es la arquitec- conexo con las suntuosas procesiones patrona-
tura aldeana, desde el humilladero que se les, con la policroma de las ferias domini-
yergue en el cruce de los caminos hasta el gi- cales, con la psicologn sensualista de las cos-
gantesco torren de la iglesia parroquial. De tumbres populare-s.
esa mezcla llena de humorismo nace el estilo
crespo , estilo tan apropiado y tan Jel gusto
de las masas .e.x plotadas. La catedral es la gran obra del coloniaje,
As, dentro del segundo perodo cronol- monumento tpico de la arquitectura de ciu-
- - o ~- o ..-~
gtco y enfrentndose a los monumentos urba- dad y del gusto de las clases altas, descen-
nos, nace un estilo arquitectnico popular y dientes de conquistadores. Emplazada sobre
vibrante, contorsionado e irnico, de fuerte la terraza que se alza en el ngulo oriental
sabor mestizo, arte propiamente nacional. Arte de la Plaza de Armas, la Huacaypata de l os
campesino, en pugna casi con el feudal de las I ncas y en donde antes estaba el santuario en
ciudades, donde predomina, como se ha di- honor del dios Wirakocha.
cho, el gusto de las clases altas y ccultau. Juego de grandes masas, de vol~enes gi-
,
E ste ep1gono 1es Horec10
de 1Jos esh1os espano ., gantescos que se incrustan conquistadores en-
en los suburbio~ cuzqueos y en todas las al- tre los barrios del Cuzco oriental. Superficies
1l
arq_uitectos, pero en los arcluvos notariales llayc;u, de los alrededores del Cuzco. Los
que nos sirven de fut!nte no hemos encon- contrat el P. Juan Riquelme, en 165 4. La
trado otra escritura que la de 22 de marzo fachada y el campanario tienen ciertas salpi-
de 1652, entre el procurador de los Jesuitas caduras barrocas, sin unidad de estilo.
Fr. Juan de la Rocha y el mencionado maes- El monumento egtegio del Cuzco feudal
tro. Al menos, la cpula y la fachada son de es el primer claustro del convento de La
aqul. Merced, Amplio cuadriltero rodeado por
Y a no hay aqu abstractas masas en ansias altas arcadas que absorben abundante luz ;
de anchura, en afanes de conquistar cada vez pilares formeros almohadillados, columnatas
ms tierras de. indios, sino altas formas super- decorativas exornadas con escamas, estras,
puestas hacia las nubes y risueos motivos sogas, diamantes; frisos llenos de hojarasca;
ornamentales. No son bastiones de impulso modillones que sustentan anchas cornisas, en-
beliger~ntes ....... ya el pueblo indio est total- jutas con arabescos de reminiscencias moris-
mente so metido y el jesuita es el primero que cas. Ntase aqu la mano de los principales
ms lo atrae-sino flamigeras figuras orna- maestros de la poca, a ms de Chvez y
mentales que van a ofuscar grataments los Are llano, Juan Samams, Martn de T o-
ojos del pueblo y lo han de adormecer de -rres, Juan Toledano, Juan de Olmos ,
gusto en medio de su servidumbre. Vibracin El segundo claustro, para ser de la segun-
barroca, de ese barroquis~o estilo jesutico, de da mitad del siglo XVII, es una supervi-
movimiento t:ln grato a la vista; reflujo de vencia del alma del conquistador intolerante.
hojarasca : ondulacin , de espiras, ovarios; Severo, exhausto de decoracin ,alguna, de
incitadores relieves de flores y frufos; mueca formas simples y rgidas, de ambiente reacio
Je quimeras y mascarones en movimiento con- a la luz. F u restaurado despus del terre -
vulso. Retrica casustica del suarism~ en moto de 1650 con los mismos materiales ya
contienda con 1a esclesistica tomasina de construidos en 1634 por Miguel Gutirrez
aminaristas y can1gos del frente (la ('ate- Sencio. Su estilo tdrico, como reza en la
dral). Ya se .insina algn ornamento de mo- escritura respectiva, bien lo dice.
tivncin genuinamente indgena. (Fachada de
o o
la actual Universidad),