Algunos Símbolos Insistentes en La Poesía de Pablo Neruda
Algunos Símbolos Insistentes en La Poesía de Pablo Neruda
Algunos Símbolos Insistentes en La Poesía de Pablo Neruda
HISPNICA MODERNA
AO V JULIO, 1939 NM. 3
Azul, en donde aguardan los nios que van a nacer, y .:el canto de las Madres que
vienen a su encuentro> (MAETEllUNCJ!., El Pjaro 11z11I, acto V). Slo que aquellos
Nios Azules, que enn puro porvenir, esperanza y espera, son aqu rosas que, como
aquellos, cumplen su porvenir:
El porvenir de las TOUS h11 llegado!
Como si tambin las rosas por nacer estuvieran en alguna parce esperando su vida, como
si en el Reino del Porvenir no hubien diferencia entre los Nios Azules y las Rosas
Azuks, y como si no hubiera manera ms segura de expresar la hermooura de la llegada
del Nio Azul a las puertas del Tiempo que igualndola con la llegada de las rosas
a su d a.
Josie Bliss es un poema de aguda nostalgia. Parece-nos die;, el poeta-que lo pa-
t.1do ha pasado en efecto, pero queda en nosotros hecho sangre. Y de pronto
el b<mzonte de la sangre tiembla, hay algo,
algo sin duda 11glta los rosales.
Como tantas veces, una concretizacin material de fenmenos psquicos. Y en los
rosales, una salva de sugerencias: las rosas del recuerdo, el perfume del recuerdo, las rosas
del mor, la hermosura de la vida, el revivir de ansias dormidas; el perfume, recogido en
su rosa, y de pronto extendido por el viento.
As como, segn el dicho vulgar, el optimista ve la vida de color de rosa, as puede
el poeta personificar al deseo de akgra con sus dientes de rosa (Enfermedades en
mi casa). El deseo de alegra tiene dientes de rosa, bellos, suaves, perfumados, acaricia-
dores, dbiles, vivos; codo eso son los dientes del deseo do alegra; todo eso, es el impulso
a la felicidad. Y cuando el deseo de alegra llega al apagado espritu del poeta (a mis
habitaciones extinguidas), all la rosa se convierte en rosa de alambre, en la contra-
rosa de los 2ugurios 2dversos:
Cuando el deseo de 11kgr11, ron sus dientes de rcxa,
escarba los azufres cados durante muchos meses,
. . . . .
. ... . . . . . . . . . . . . . .. . .. . . . . . . . . . . .. .
t1ll 111 rou de llnnbre maldito
golpea ccm Maas las paredes,
y el vidrio roto hostiliza la sangre,
y las uas del cielo se acumulan...
La rosa de al2mbre son araas (que vale aqu por su significacin supersticiosa), y el
vidrio roto, con su mal agero, hieLt fa S2ngre de terror; el cielo ensea sus uas
amenazadoras, junta y acumula sus amenazas.
Las percepciones sensoriales, en su nacimiento del despertar, se describen en Un ia
sobresale como aos:as instantneas>, algo 2S como burbujas con que el alma sube a la
superficie desde el pozo del silencio:
Desde el silencio sube el alma
con. rosa$ instantne4s.
Y de orden semejante es una imagen de Junios nosotros, donde, en una descripcin de
su propia piel, que dura nueve versos, expresa as su virtud de tacto:
Y Nece hacia /JJs rosas en mis dedos.
Esto es, el tacto empleado en sens2ciones preciosas, potico-sensuales. Por ltimo, rcxas
S!MBOLOS DE PABLO NERUDA
ll-ISISTENTEs EN LI\ POESIA 195
Pablo Neruda me interpret este verso as: De qu otra cosa poda morir el tiempo
!no de lo ya muerto? Muere de muerte. Paknnas es la cadena de los seres que se
su~den sin fin.>
..y en il an duermen p.zlom<1s entrabiert1JS
con ojos Je cemento subterrneo
dice de El desenterrado. Es el momento de la resurreccin. Al incorporarse, el resucitado
todava est la vid entumecida, todava tiene algo del mineral subterrneo al que se
ha asimilado por milenios; como se entreabren los ojos al despertar, as las fuerzas vi-
tales (palomas) se entreabrirn. Una imagen pariente vemos tambin en unos versos de
Un da sobresJu que describen el despertar adormilado:
A fu sonoro el alma rueda
cayendo desde suhios,
rodeada an por sus palomas negr1JS,
t()l/a11a forrada por sus trapos Je ausenCia.
Todava le revolotean al recin despertado girones de vida onrica y somnfera. La vida
del dormido es paloma, pero negra; como la noche es la negrura del da, la sombra la
luz entorpecida. En No hay olvido (Sonat4), al explicar en autoexgesis cul es la
mater~ de su poesa, dice que no son asociaciones de recuerdos, ni es la vida pasada
(paloma), marchita, ya olvidada, sino un dolor y angustia actuales.
No son recuerdos fus que se han cruzado
ni es la palonl4 amarillenta que duerme en el olvido,
sino caras con lgrimas,
dedos en la garganta ...
Yo sospechaba que el verso segundo poda referirse a ls asociaciones del subconsciente,
que otros poetas buscan; pero Pablo Neruda me enmend: No, es la concrecin
de la vida pasda.>
Otras veces J. paloma, como smbolo de vida, se asocia con el don potico. En el
poeta, vivir es ser ,,oeca:
cuntas veces entregara. este coro Je sombras que poseo,
y el ruiJr> tle espadas intiles que se ''e en mi alma,
y la paloma Je sangre que est solitaria en mi frente
llamando rosas desaparecidas, seres desaparecidos,
substancias extraamente inseparables y perdidas.
De Tango del viudo. La paloma puede, adems, entrar en una imagen por su tradicin
venusina, por la delicia de su color blanco, pori sus formas redondas. As en Juntos
nosotros, donde se alude a las repetidas redondeces y .a la blancura del cuerpo de la
amada:
...y la paloma redonda
hace .rus nidos blancos frecuentemente en ti.
En la poesa juvenil de Pablo Ncruda, la paloma tiene, en general, este sentido amo
toso, segn la tradicin que remonta a las palomas de Venus y a la del Canlt>r de los
Cantares. As en El hondero entusiasta llama a la amada Fogoonazo de luces, paloma
de gredas rubias (gredas llama a las carnes), y en oteo lugr: Ah, mariposa ma y
urullo de paloma.
Por ltimo, hasta bs lneas divergentes con que levanta vuelo un grupo de palomas,
puede agregarse como elemento imaginativo, y aun predominar sobre el constante valor
SMBOLOS INSISTENTES EN LA POESA DE PABLO NEJl.UDA 197
simblico de vida. Por ejemplo, en Apogeo del Apio, al describir el apio, primero en
su vida hurfana de planta: del troncho carnoso que guarda la invioloble vida del apio,
impenetrable al ruido y al tacto (cera inucu,(I). que los ruidos nunca atravesaron),
salen los claros y estriados costilfares del apio como claros relmpagos lineales, como un
surtidor de palomas que rematan su vuclo con una voluta (en las hojas verdes, rizadas,
y cadentes).
Del centro puro que lo ruidos nunca
at ravearcm, de la inJacla cera,
salen claros relmpagos lineales,
palomas con destinos de volutas ...
Tambin en Galope muerto, de entre el sin sentido de los incesantes afanes del hombre,
de entre las destrucciones y el dolor, surgen los mpetus vitales perpetuamente, levantan
su vuelo ascendente las palomas de la vida, emergiendo de la hmeda barranca, negra e
insondable, que forman la noche y el tiempa:
Ahora bien, de q11 est hecho ese surgir Je palomas
que hay entre la 1wche )' el tie11po, como una barranca hmeda?
GoLONDJl.INAs.-En No hay olvido ($<mala) las golondrinas son cifra y resumen
de lo que nos encanta:
He aqu violetas, golondrinas,
todo cuan to nos gusta y aparece
en las dulces tarjetas Je larga cola
por donde se pasean el tiempo y la d11/zura.
As, pues, son smbolos de la ensoacin, de los vuelos de la fantasa. En Alberto Rojas
Giminez vie11e -volando, las golondrinas parecen tener algo del valor simblico de las
palomas, como instantes fugaces de gloria vital, identific.ados con exaltaciones de la
fantasa. <2 > En una estrofa en que el pacta se revela contra la certeza de la muerte
de su amigo, exclama:
No es verdad ta11ta sombra penig11indote,
no es verdad tantii golondrina m~ta,
tanta regin oscura C0'11. lamen.to1:
viet1es vola11do.
El verso segundo dice: no es verdad que estn muertas aquellas llamaradas de tu vid.
l::sto como contenido simblico sugerido; adems hay en ese verso otro contenido ms
(1) Cero vale, sin duda, poc lo visual y tctil del troncho del apio; pero q:mbin por lo silencioso,
de modo que intacta cera> insiste sobre que los ruidos nunca atravesaron. Un pasaje de Un Jia
~obresalt poetiza el silencio que envuelve al dormido: envolrui:as ( cdscardS, e.seo es, cortezas) de siltnclo,
silencio a su vez acolchado (envuelto en pe.lo), el silencio palpable de )&$ cosa ruid06u tn descanso:
c.abalJos echados., mquinas paradas, \lelas C"adas, trenes dt cad y jazmn marchito:
Cscaras Jet silencio, de ct<ul turbio,
como frtts(os e oscurm fitTmkis cldusurdas,
silencio ni,.udto rn po,
tilenci<> galof>4FU/o en caballos. sin pal4f
y mquiniis JormiJ41, 'Y vel.a1 sin atms/ertt,
y trenes e jdl,mn esalentt1o 'Y cud...
(2) Tambin a Federico Garca l.orca le dice en Ja Oda:
y golcmdrinas .,erde.s hacNi nio t'n tu pelo.
Su abandonada amante del T4ngo Jel viuo tiene en sus ojos ese pjaro de la ensoacin, y en el
corazn el perro de Ja furia:
'Y lct golondrind qut' Jurminido y volando 'five en tus ojor,
y el ~r10 de furia que anidas en tu corazn.
198 A!ofADO ALONSO
claro ilustrativo del primer verso: la sombra que te persigue es como una nube volante
de enlutadas golondrinas, pero muertas, descontada de las golondrins su gloria vital;
y sigue: esa sombra que te persigue, es nube de golondrinas muertas, e9 una regi6n
oscura con lamentos.
El vuelo veloz y quebrado de este pjaro veraniego, que rasa la tierra o la tersa
superficie de los roo tocndola a veces con el intermitente leve tacto de la punta de sus
al.as, y su negro plumaje de lneas estilizadas, que le hace asemejarse a una flecha de
fresca sombra yendo y viniendo por el aire bajo y ardoroso del verano, entran como
elementos dominantes en una imagen que representa el delicioso =alofro de los besos:
siento arder tu regazo y transitar '"' besos
hociendo golondrinas frescas en mi sueo.
De Ali4nz11 (Sonata). Esta imagen ya haba sido buscada e intentada en Crepus-
culario, en el poema Pe/leas y ltfelisanda:
-Pelk11S, alguien me ha tocodo
14 sien C01J uTUS mano fin4.
-Serla un beso de tu llmlldo
o el ala e una golondr"'4.
la confrontacin de ambos pasajes nos permite ver cmo lu evolucionado y madurado
el ahinco de condensacin potic de Pablo Neruda. Las dos imgenes en disyuntiva de
Crepusculario (beso o golondrino) se han fundido ahora en una, y, con ello, multiplican
-y no slo suman-u poder expresivo y su virtud de sugerencu. Tambin es verdad
que la imagen, en su nueva forma, ha dejado de ser de comprensin obvla, porque
tiene abundancu de pensamiento implcito-necesario y no prescindible en su funcin
potica-, que el lector atino o no atina a apercibir. Y, con eso, en cierto modo se ha
hecho una expresin para iniciados.
MARIPOSAs.-Suelen aludir alas hermosuras-frgiles, fugaces, preciosas y tambin
inasibles, incazable9-<le los ensueos y de la poesia. De la palabra sauttd~ di~ en
CrepuscuJario que es
como una mariposa de ciwrpo extrao 'Y fino
siempre kjos-filn /ejosl-Je mis lranl{"ilas red...
Una mujer es representada (Alianza, Sonata) teniendo
En lo alto de. las mano' el deslumbiar de mariposas,
el arrancar Je moriposas cuya ,.z no tiene trmino.
y en la Oda IZ Federico Garca wrca., le dice:
Ven que te corone, joven de la salud
y de la m11riposa, jwen puro...
Ya en El hondero entusi4sla exclama:
Canci6n, sueo, destino. Flor ma, flor e mi alma.
Aletazo de s1't1io, 11111riposa, crepsC11lo.
Cmo interpretar las imperecederas mariposas del Estatuto del vino? El poeta, iden-
tificado con el vino en virtud del acto potico por antonomasia que se llama endopata, 11>
se.siente escancur en los jarrillos (metales transitorios), y encaminarse hacia la srdida
fisiologa y lucia la desenfrenada fantasa de los bebedores: por la garganta y el esfago
(1) Proyeccin xntimtntab, corriente en las trad.uc.ciones espaol&$, .es ezpresin detaforwnada..
SMBOLOS INSISTENTES EN LA POESA DE PABLO NERUDA 199
(tneles acres) hacia los estmagos (bodegas solas), con sus digestiones palpitantes
{betunes verdes que palpitan), y tambin b.zcia sueiios, hacia hnperecederas maript>sM.
Y b.zci4 tneles acres me encamino
vestido de metaks tramitorios,
haci# bodegas solas, hacia sueos,
hacU> betunes verdes que palpitan,
baria herrerfas desinteresadas,
baci# sabores de lodo y garganta,
h4cia hnf>erecederas mariposas.
Las mariposas apuntan aqu, sin duda, hac~ el mismo orden de cosas que antes los
me-Os. El adjetivo imperecederas, en anttesis aguda con los me/a/es transitorios del
verso segundo, repite la misma idea de Alianza, las mari~as cuya luz no tiene tr-
mino>. La idea en ambos lugares es que la belleza de estas efmeras criaturas es per-
durable en los espritus. En Crepusculario slo es lo efmero de estas volantes llamas
lo que poetiza; todava no, como ahora, la perennidad de su belleza en los espritus:
La mariposa volotea
y 11rde-con el sol--a veces.
Mancha volonte y llam11rada,
ahora se qiuda parada
sobre una boja que la mece.
1A mariposa volotea,
revolotea,
y desaparece.
De Mariposa de otoiio. En la poesia juvenil, la mari~a sugiere dulzura, ensoacin
y melancola. De Crepusculrio:
Hay que ser dulce sobre todas las cosas:
ms que un chacal vale una mariposa.
Con frecuencia, es imagen amorosa aplicada a la amada:
ella, sus oj0$ enlutados,
el, su corazn, mariposa sangrienta
qiu con "" dos antena-s de instin/'o me ha tocado!
De El hondero ent11siasta. En el 15 de sus Veinte poemas de amor:
Como todas las cosas estn llenas de mi alma,
emerges de las cosas, llena del alma ma.
Mariposa de sueo, te pareces a 1ni .Jma,
y te pareces 11 la palabra melancola.
Y en el 19:
Mariposa, m<>rena, dulce y definitiva,
como el trigal y el sol, la amapol11. y el agua.
Creo que se debe prestar atencin a la diferente 2plicacin de la imagen de la mariposa
200 AMADO ALONSO
(1) No slo Ja mmipod., sino tambin la. e1piga, la TOia, la abr}c1, la 4mttpo!t1, la /rula_, ecc. , '"
imgenes nfttidas preferentemente a Ja amada o al amor en la primera pcca; y en la .egunda, a
valores poticos o a So aperecido de la vida, aunque es slo cuest.iOn de prefttenciots, &in divi.aoria r1
gurosa. He . aqu algunos buenos ejemplos en que, por alternarse las imgtnes-sm.bolos, s.e ve
vtntajosa.mentt cmo funcjon.an. En Crep-us<ulctrio (poema lJt1r1io sin lut):
Y ld:I cos11s que ttcondtn los tst01
JttrJ.s Je /4s 'Vtnldnds luminosas,
mientra~
afuera t'I vitnto
lleva un poco de barro a cada t0$.A.
Y en el 14 de los Veinte poemas t amor:
Mienrras el viento rri~te galopa matando mariposa$
yo te dlm)1 y mi dleg14 muerde tu boca Je ciruela.
El viento en.sucia las rosas, o mata mariposas, belJezas eflmeras de la vida, y mientras tanto, los
dt~ de amor se fraguan como si no Jo supieran, como j no fes esperara el mismo destino. Tambin
ser instructivo cottjar dM pasajes, esta vez uno de Neruda y otro de S.;ib3t Erc.asty. Dice ti pOtc.t
uruguayo, c-n V idas (poemas):
Y<' que t<Hlo he querido, que mord roda fruta ...
Y dice Neruda en C1ef>1LJcula1io:
A migo--c<1n /4 tarde hat que se "l'rrYa
e1te dese<1 mi<1 Je que todo rosal
me pertenezca.
Todo fruta y Jodo rosal son.. sin duda, smboloS' de codos Jos goces de la vida; Sabat los repre
sene.a como ya saboreados, Neruda, como dts('ados.
(2) En la Atlvertenci4 Je/ llUIOr a lt1 segunJ., edicin dt El hondero nitUJidSlo, Santiago de
C.hile, 1938, la confidencia de Neruda se refie(e s-OfQ a los ver!tos de este libro que, en efecto, muestra
influencia de S';1.bac Ercasry en el aire general de Jos poemas; pero reminisc;encias imagin.ar.ivas de Sabat
hay en los ouos libros de Nttuda y no han desaparecido del todo tampoco en Resiencid, aunque
aqu figuran como &lmplts materialts profundamente transformados.
'
SJMllOLOS ' DE PABLO NERUDA
rNSlSTENTES EN LA POf.SIA 201
Son dos imgenes que aparecen entre otras fuertemente ertico-sexuales, y en la primen
se sugieren los sangrientos esponsales de la abeja.
En Diurno doliente, para describir un momento de euforia con alegra delirante,
dice:
el frerus hincha el traje y el 1un10 el sombrero,
una abeja extremada arde sm tregua.
Un ejemplo muy instructivo, por sus enmaraadas implicaciones, hay en Alznza
(Sonata):
TriiiJa con miradas, con objeto Je abejas,
tu material de inesperada llama hu)tndo
precede y sigue al dia y a su familia Je oro.
El objeto de las abejas es la miel (P.N.), pero de ningn modo es indiferente el
trueque, pues la frmula enigmtica objeto de abejas ha preparado el campo para
el hermoso verso siguiente, como si de con objeto de abejas hubiera pasado el poeta
a pensar abeja: eres una abeja, y tu material de i~sperada llama en fuga precede y
sigue al da y a su familia de oro.
De la ardorosa fuerza vitI del vino dice en Estalnto del vino:
Sus abejas en gotas vat> cayendo.
Y en el mismo poema, al amortiguamiento de lo vivo (P.N.) en los borrachos le
llama abejas derrotadas:
En.t<>nces surgen los hombres del vino
vestidos de morados cinturones,
y sonJrerix de abejas derrotadas...
La Oda con nn lamento canta erticamente a una joven pletrica de vida y de
incentivos; ya le ha llamado el poeta presin de palomas, presidio de peces y rosales,
alma vida como botella de sal sedienta, cuerpo sensual como campana Uena de uvas.
Ahora le dice T lloras ... ; pero este llorar significa, no dolor, sino extremamiento de
la intensidad vital; no lloras de dolor, sino de salud, Uoras de cebolla (desconcertante
poticamente, 2unquc claro iotelectultnente: si lloras es por algo puramente biolgico,
no de desconsuelo psquico), Uoos de frenes vital de vida ardiente (:::: de abeja>
P.N.); y as como en Alian.za (Sonata), tras objeto de abeja ha emergido la imagen
de la abeja como una llama que vuela y huye (tu material de inesperada llama hu-
yendo>), as aqu el mismo nombre conjura una imagen de orden equivalente: abece-
dario ardiendo>, enjambre ardiendo:
T lloras de salud, de ceb<>lla, e abeja,
de. abecedario ardiettdo.
Por su ardiente vitalidad, al amigo muerto (Alberto Rojas Gimnez vkne volando) lo
representa vestido de abejas, esto es, siendo un apretado enjambre:
Oh amapola marina, oh deudo mo,
<>h guitarrero vestido de abtjas,
no es v"dad tanta srmibra en. tus cabellos:
vienes voland<>.
ABEJAS y HORMJGAs.-Son igu2lmente smbolos de lo numeroso: enjambres y
hormigueros. Las abejas con referencia a los valores positivos y entusisticos de La vida;
las hormigas, a los negativos y enojosos.
202 AMADO ALONSO
(1) Si no fuer. Nuuda un powi tan <mpni..to n r<>mpet con In uldici.,,... gncolatrw de lo
poua turopu, uno se sentirla untado a sos:P._C!har que esce v.loc sirnblko pcoude cif. W futncu
mismu ck t. .;... aaclicin, d. la fl;,,J (XXI, tn-127) y d la EMJd (X. 559560). Aq.W..
ha w-encido a I..ic.6:11 en singular comb.att, y, J.in oundtt a sw rurgos dr: perdn y a N proputsca dt
raate, lo lrima ditndo: Y at J.,; ~t 101 ~ctl qMt l r""4"'1101 tt ldlnan Id ltmgTe Je I~ hnit/1.
No re cokar tu madre tn un kcbo para llam, 1i'no que sus llevado por ~ voragin0$0 Btc&m.andro
aJ va1to HtlO dt1 ma.r. Y dign ~ ulundo de la r'lt'gra ola a la espuma encrespada, tomtri I
blonC'd gtdld Jt Li.con>. Vagio, c.ocno umu oaias vecct, reh~t los venos homricos con acendra
mitnto potico. Eneas inaepa colrico al c.adver de tu vtnc:ido Trquico y Je- dice: c-Ahi qut<lu
ab.ndonado para pasto de las aves de rAP-ia, o 1umergido tn el mar te arrastrarn lu 01111 y 101
l>dmbri~tttos J>tl morJn,, tu1 her/01.
SMBOLOS JNSISTENTEs E N LA 'POESiA DE PABLO NEkUDA 203
Los ojos del caballo de los suenos iluminan d mundo; el galope de su cuerpo golpea y
suena como una campana. En Coleccin noct11rna llama a las campanas, junto con los
pjaros y los cometas, esos frutos blandos del cielo>. El smbolo campanas tiene
cierto parentesco especial con abejas>, por las sugerencias de ardor y frene;, si bien
la abeja parece valer ms como vida ardiente y las campanas como manifestacin ar-
diente de vida. Nos lo revela el p<>ema 13 de sus Veinte poema,;
Oh, poder celebrarte con todas las paltibras de alegra.
Cantar, arder, lnUr, como 11n campanario en las manos de. un loco.
Obsrvese cmo se conjugan varios de estos element06, formando imgenes como de
fotografas superpuestas, en los dos versos finales de Entrada en la madera:
y hagamos fuego, y silencio, y sonido,
y ardamos, y callemos, y campantJJ.
204 AMADO ALONSO
Apenas es necesario decir que estos smbolos no funcionan como clave sistemtica, y
que mucha.s veces las campanas son reolmcnte campanas (V1tdve el otoo):
el tiempo que ha dormido largos aos dentro de las campanas.
Con este sentido material, pero como un modo de concretizacin extrema.. reduciendo
el ancho espacio a un punto, dice en v..elve el otoo:
Un ttnlutado d11 r.ae de la.< r.ampana.1
ccnno una temblorosa tela de t'aga viiuia
c.ae sobre la tierra el taido crepuscular de las campanas, y es como si en ese taido
cayeran las sombras.
AMAPOLAs.-Smbolo oscuro. Unas veces son ro1as heridas, otras el sueo y 106
sueiaos, como flor de adOrmidcra, otras violenta pasi6n amorosa, otras bocas apasio~
nad1s. (I) Es frecuente asociar este smbolo con la noche o con el crepsculo, sugiriendo
a la vez lo apasionado, el color rojo y el reinado del sueo:
y lo vespertino Uega llorando
en forma e oscuras ampolas.
(Fantasma.) En Serenata le dice a la Noche que llega:
En tu frente descansa el color de las amapolas ...
Y las amapolas, de pasin y sueo, tienen su sitio en las experiencias onricas que des-
cribe en Coleccin Nocturna:
Yo oigo el sueo de viejos ccnnpareros y m11jeres amadas,
sueos Cl)Os latidos me quebrantan:
su material de alfombra pis<> en silencio,
su luz de amapola muerdo con delirio.
En Un dla sobresale, la amapola figura entre otras imgenes amorosas, de pa.sin y
dolor: Cllando
la noche sle sola, como reciente. viud4,
como paknna o am4pola o beso...
Y en Oda con un la1nento:
Slo puedo quererte con besos y amapolas
donde a la pasi6n se aade la sugerenci de sueo> (P.N.), como flor de adormidera.
En una representaci6n del asalto nupcial, el smbolo de la amapol.i reune tres su-
gerencias que otras veces aparecen aisladas: flor de masculinidad, boca de pasin,!
adormidera:
la i1tundar de amapolas y reliimpagos.
El color de pasin y la virtud somnfera (sueo y ensueo) se juntan otra vez en un06
versos del Estatuto del virw, donde a la accin violenu del vino sobre los bebedores
(l) En El honJno mlusiastd hay un buen ejemplo de e.sta signifKacin apasionada de las ama
polas, bueno porque sigu.t el tstilo hecho trildicin desde les moderniscu rubenianos-: Y o soy
ti qut trio m los brtttos iinlos amarillot.
Y rosas JtsgdTrtN/as. Y 11mapalas sangritnlas.
En e.1 poema 19 de Veintt poanas Je amor, la amapola se junta con la mariposa, e.I rrigal, e) Jo! y el
agua, como ejemplos de perfein simple y preciosa. La amada es
Ma:rif)()td mort114, Julct y dt/initWa,
como d trigal y <I sol, /4"'4Po/ 8"
y ti
(2) Por ejemplo, en El Deunl<rr.Jo, donde la boca del po<taamantt asesioado (ti conde de
Villamedian) ts
una boca tt espanto y arntfPOlas muritnd(),
En esu imagen las amapola.s sugieren como noca fundam~nral 1a sangre del asesinado, pero conUtva.n
<omo armnicOi la paiin amoros.a y la masculinidad.
SOOOLOS INSISTENTES EN LA POESIA DE PABLO NEl<VDA 20S
llama bala, amapola eficaz y ryo rojo, 2c.cin que no llega 125 desdichadas person25
temerosas de 125 violencias de 12 naturaleu y arropad25 en convenciones:
A elllls la ba/11 del vioo no llega;
m amapola eficaz, su rayo rojo
mueren ahogados en tristes teidos.
Los versos 2 y 3 son otra versin imaginativa del 1; el verso 2 es insistencia sobre
la ba/11 del vino, y' el verso 3 ntegro explica a no llega.
Hay un pasaje, El rek>j cado en el m11r, donde entre otros smbolos se enumeran:
Las amapolas negras ~ nadie puede crmtemplar sin 171-0riT.
Las .amapolas negr25 son qui smbolos misteriosos del enigma de la vida>. (P.N.) (IJ
En otra ocasin (Barcarola), las amapolas se presentan tambin sin su color natural;
las olas del mar, en la noche, tendida ssobre el mar son sombras recostadas>; movin~
dose a la luz nocturna parece que se mecieran, que cabecearan como tableros de ama-
polas verdes (verdes por el color de las olas):
de lo srmoro el m11r 11eusa
ms sombras recostlllias, sus amapol<n verdes.
Una sugerencia de mar dormido hay en 125 amapolas, reforzada por la imagen de las
sombr25 recostad25: a la luz-sonido de mi corazn, al clamor de mi espantado corazn,
el mar dormido acusa sus olas; sombras recostadas, verdes flores de sueo y de nsterio.
(Comprese: y el agua que trae el mar, de sal y sueiw> Unidad). En otra ocasin,
Alberto Rojas Gimnez viene volando, lbrna a su muerto amigo en invoc.acin exaltada
c:Oh amapola marina>, quiz con reminiscencias de las amapolas verdes de B11rc11rola.
!.As VVAS.-En su Po<Sia juvenil, bajo la influencia del poeta uruguayo Carlos Sabat
Ercasty especialmente, Pablo Neruda ebbor una rica nomenclatura de significacin
sensual, a la que pertenecen las uvas. Las frutas, como smbolo de lo erticamente
apetitoso y apetecido, estn en tantos poetas (y hasta en las metforas del habla co-
rriente), en tantas literaturas, que ya parece un tema espontneo, por ms repetido
que sea. Sin embargo, en nuestra literatura, su fortun2 est determinada tradicional-
mente por da fruta temprana> del Marqus de Santillana, y, desde Garcilaso, por su
verso dulce y sabrosa como la fruta del cercado ajeno>. E.n Pablo Neruda, las determi-
naciones tradicionales de temprana o prohibida han sido casi del todo abandonadas, y
las frutas le sirven para sugerir conjuntamente los deleites del tacto, del gusto y de la
vista, que es donde se muestra la influencia especial del poeta uruguayo.<J Las uvas,
(1) Cp. los dos citdos veraos de Fantasma: cy lo vespertino llega llorando - en forma de oscuras
amapolas-t; el dobk paralelismo llOTanJt>-mOTir, oscur4Sn<gras denuncia la mism.a direccin de sentido
imblico en ambos pasajes, a base del virgiliano y universal el sueo, hermanO' de la muerte>.
(1) He aqu algunoo ejemplo .a<ado de un solo librito de Sabat Erca>ty, Vias (pe><m4S):
...como la espiga, esbelta, como el rimo, CUrYd. ..
..Ju boca de nartmjd y tus ptthos Je UYd ..,
...en la esplintliJ" fruid ichostJ e tu fli11 ...
Lo meen/ida mantona e prPura y Je fuego,
la ""' ft>1/0Tttnzlt Je licores y llamas,
lttS chisP4J de la, trpiga y el ;ncendio dtl ?'ino
rt1pldntcen y d~"" ns la luz. dt tu cuupo.
La modertt JraganU y l.a hinba aromtitica,
los duratnos oredl!os y la brasa del higo,
'Y la mitl Jtl. tniambrt sil'lt1tre, y la t bria rosd,
lt calienJan ld Sdfl"t y lt qMtman la -Yida.
...con Id c11rnt Yiolcnla Jt jwven1u y fruta. ..
.y rt con ti jbilo frulal dt tJfar critno.
206 AMADO ALONSO
(1) Las ftutas, cosno smbolo de goce de la vida y del mundo, no llevan necesariamente asociaciOO:ff
erticas. Vase, por ejemplo, de Coleccin Notlurna:
y entonces can en nuestra b0'4 esos frutos blandos dtl cielo,
/01 ptljttros, lat cmnp11nas con~t'fllulles, los cometdS.
(1) En el 19 de fos Veinte p~mds de t1mor ya trat e$te tema, haciendo m.s conet"Siones que
ahora a las exigencias formales:
Nitid more114 y gil, el sol que httce las frutos,
el que cwtja l<>s trigos, el que tunee ldJ ttgtts,
hito tu ctUrpo alegre, tUJ lumirwsos ojos
y tu bocd qw ticne /4 sonrita Je/ dgua.
El pensamiento po&.iro de eJtOS vezso est concebido todava a la la manera de Sabat Brc.asty, de
quien tntrtsaco este verso:
y Ja lut te hd Joro '4 cmne Je ra<imo.
(2) EJ chileno Neruda dice 11rJi/, lo que yo prosi.fico he tenido, porque en Oaile, como en ottas
regionu de Amtic:a y de '&paa, se halla casi anulado el sentimiento idiomrico de Jo que vale la
diferencia entre los dos pretritos.
208 AMADO ALONSO
dana.<11 W11/king 11ruund nos da la clave, el poema que empieza Sucede que me canso
dr ser hombre>:
Los establecimientos, jardiocs, mercaderas, anteojos y ascensores representan aqu
enumerativamente aquel movimiento incesante y sin sentido poetizado en Galope 11uerto,
aquel girar de la polea loca en s misma>; y cansado de tan sin sentido movimiento,
el poeta quiere descansar en los valores simples, seguros y primordiales: en la lana y las
piedras, ~ ejemplo. El mismo Neruda se enc.arga de decirnos en U11idad, qu es lo
que de valioso ve en las piedras: las piedras son algo quieto en s mismo, y en su fina
(valiosa) materia se acumula el tiempo; las piedras estn hechas de la eterna materia
primigenia (de la sal y del sueo-de la perpetua vida dormida-del mar). <2l Cuando
el poeta ahinca su mirada en la ininiu variedad del mundo, y logra ver lo fijo en el
cambiar, la sustancia en los accidentes, acude para expresarlo a la imagen de las
piedras:
Hay algo denso, unido, smtado en el fondo,
repitiendo su nmero, m seal idntica.
C6mt> se nota que las piedras han tocado el tiempo!
En su fina malerita ha> olor a edad
y el agua que trae el mar, de sal y sueo.
Unidad contina con el mismo pensamiento:
Me rodea una misma ros, un mismo movimiento;
el peso del mineral, la luz de la piel
se pegan al sonio Je la palabra noche:
la tinta del trigo, del 11U1rfil, del llanto,
las cosas de e11ero, de madera, de lana,
envejecidas, desteidas, uniformes,
se unen en torno de mi conw p.tredes.
El poeta se siente centub, <un extremo imperio de confusas unidade$-se reune ro-
deindome>; las ms diversas cosas, unificadas, reducidas a su bsico y comn valor, le
envuelven como un muro. Porque todo se reduce un fondo unitario (Me rodea una
misma cosa), todo se reduc.! al incesante movimiento de desintegracin y caducidad.
Las cosas que parezcan ms opuestas, en eso se igualan: mirad el concreto y resistente
peso del mineral, mirad la luz y brillo de la piel viviente: en su raz son lo mismo que
la iogrvida y oscura noche, en su raz llevan la noche (formalmente: al pronunciarse
la palabra cnoche>, el peso del mineral y la luz de la piel quedan evocados); mirad la
ascendente vida del trigo, <2> la perdunble materia del marfil, la intensa vida del llanto;
(1) Con ..sfaccln encaentto en el agudsimo Juan Je Mair<n4 d. Antonio Machado (Madrid,
1936, pg. 173) uta profunda .O..rvacin venera! que puece pensada .,pecialmente pra Pablo
Nerucla, segn lo entendemos nosotros: Amor a la n&turaleu? ... M.s bien creo yo que el hombre
moderno huye de s mismo, hacia las plantas y las piedras, por odio a su propia animalidad, que la
ciudad ez.alta. y corrompe.> E.iplc:itamente lo declara Neruda: cSucede que me canso de str hombre...>
(2) Coincidencias de poeta: Maurice Ms.eterlinclc en El pjaro "1.Ml1 ha-ce preguntar a Tylr:yl en
el momento de la transformacin mgka de su e.abaa: cY p qu son tan clat01 los inuros? Son
de azcar o de piedras preciosas?> Y mpcmdt Ja Hada Buyluna.: cTodas las piedtu son preciosas;
pero el hombre slo ve algunas de ellas.> Como se recordar;\, ea el PJjd1o atul &e personifk:an
rambifu, con fanwa de amable jugueteo, el alma del pan, del vino, del fuego, del agua, de ls luz, etc.
(3) Para ejemplo del trigo, el grano de rrigo. la flecha de trigo, Ja espiga, como smbolos del
impulso Yital, ver Sntndld, En/trmttl4'ts m mi casa, El Jts~nltrrdo. Como sucede con ro1a anutpola,
1
SMBOLOS INSISTENTES EN LA POESA DE PABLO NEP.IJDA 209
en su raz son lo mismo que las envejecidas y desteidas cooas de cuero, de madera, de
lana ( cpura materia elemental>, P.N.) Todo es uno y lo mismo, viene a repetirnos el
poeta, aunque sin el viejo sentido cristi:lno de resignado desengao y esperanza. Todo
gira en s mismo, polea loca, gastndose de muerte. Todo me rodea tan apretadamente
que yo tambin
Trabajo sordamente, girando sobre mi mhmo,
como el cuervo sobre la mUCTte, el """"
de luto.
La enumeracin de materias pretende abarcar simblicamente todas las cosas, oponiendo
dos series de trminos contrarios; primero se opone al metal pesante y a la piel viva y
luminosa, la noche; despus la pal.abra tinta (la tinta del trigo... ) tiene la funcin de
acentuar la oposicin con las cosas destedas: lo no desteido igual que lo desteido,
Jo que esd en su cclica, o perdurable, o momentnea vitalidad, igual que lo que
persiste ajado: todo tiene un significado uniforme.
Como en Unidad declara el valor potico de las piedras, as t2mbin en EntraJa a
la madera declara el de la madera, con sentido 2bfortamente positivo y aleccionante;
y la llama vivo ser de substancia y silencio>, <Dulce materia, oh rosa de alas secas; y
qujjjera asirse a su vida, a su muerte, a vuestros materiales sometidos-a vuestras
muertas palomas neutrales. El existir pero sin el sufrimiento! humano del ansia, del
2nhelo con angustia.
Las piedras aparecen otra vez juntamente con el pan y el roco (MaterniJaJ). El
milagro de 12 fecundidad es como una sbita estacin (una primavera que esc.lla), cuyo
destello da nuevo sentido (hace variar) a las rosas, devolvindoles su ntegro v.aloc
primigenio:
y ya que. su destello hace variar us rosas
dndoles pan y piedras y roco,
oh madre oscura, ven...
El roco tiene aqu su normal valor de vivificador y de delicia, y est justificado obje-
tivamente por rosas; pero el pan y las piedras que la sbita estacin da a las rosas son
smbolos arbitrarios de los valores elementales y primigenios. En Crepusculario hay tres
versos que exponen este sentido potico del pan. Una iglesia pobre
Tine un sabor de pan. Oloroso pa.. prieto
que all en ;. infancia bl4nca entreg su secreto
a toda alma fragante que lo quiso escuclnr...
Con el pan, suelen asociarse el vino y el fuego, como valores ltimos. Por ejemplo,
en Alberto Rojas Gimnez hay una estrofa en que se afirma la persistencia (quisiera
decir a qui la inmortalidad) del ~migo muerto, por encima o ms all de la prdida
de lo elemental corpreo (la S2ngre y los huesos) y de los esenciales medios de vida (el
pan, el vino y el fuego} :
abtjd, m41ipo1t:1., etc.., en la poe:sla juvenil t1pigd es una de las representacioats de la graciosa ida
de la amada:
Puo t, clo1t1 nia, Prtauntd del humo, ttpig,a,
Poema 19 de los Vl'inlt pomztts. Como en gran parce de esta homenclottura, el impulso viene de
Sab.t Ercany. Por ejemplo:
...y /4 tspigd mdrurd cor 6011.ttlu )' Jt1to1a
con su. cu<rpo Jt chisp111 orttda1 y dbraz,add.1.
De Li joven del sol, en el libro Vidas.
210 AMADO J\LO:-;so
Federico Garca Lorca le dice en la Oda.: eres de un poder potico tan maravillooo,
que, Por ti, hasta las cosas ms vulgares, antipticas y siniestras (las sast.reras, con su
aspecto siniestro, loo nidos de los sastres>) se llenan de cosas inesperadas y de drama-
tismo (de cucharas y de sangre); gracias a tu fantasa potica, con su puro ej~rcicio
de juego y con el dramtico sentido de tu poesa:
por ti las sastreras c<m sus negrat membranas
se llenan de cucharas y de sangre.
En el Estatut() del 11iM, la desnuda eficacia del vino, sus abejas en gotas, <sus em-
papadas alas rojas, su c:bala, su amapola eficaz, su rayo rojo, se contraponen a
trapos derrumbados, reuniones de ropas desdichadas> (persona) tristes tejidos),
sastres cados>.
Tambin los notarios aparecen varias veces corno cifra del radical descarro de la
vida, del total malogro y equivocacin del hombre, pues centran la existencia en la
rigurosa reglamenucin y fiscalizacin de la vida. Pablo Neruda los toma como ne-
sacin de la poesa. Ya hemos explicado en este sentido el verso de Slo 14 muerte y
nias pensativas casadas con notarios:t. En Albert() Rojas Gimnez viene volando,
se rebela contra la muerte de su .amigo negando exaltadamente que est bajo tierra, entre
lo inorgnico (cemento) y rodeado de muertos de esta clase, de ttricos notarios:
No ests alli, rodeado de cemento
y negros corazones de oolarios ...
El poeta (Walk.ing around, el poema de csucede que me canso de ser hombre) qui-
siera oponer a la apret'1da organhacin de los hombres, establecimientos y reglas) un
puro valor potico, quisiera llegar con lo potico hasta el feo prosasmo de los hombres
y desconcert'1rlos un instante con algo preciso pero incomprensible para ellos; el puro
valor potico se cifra en un lirio, y el prosasmo incomprensivo en un notario:
Sin embargo seria delicioso
au.star 11 un ootario con un lirio cortado...
LAS ESPADAs.-En cierto modo se relacionan con las rosas, palomas, mariposas,
abejas, piedras y dems smbolos de lo elemental, pues las espadas son en esta poesa
e~prcsin simblica del esencial impulso aventurero, hermoso, brillante, de tono heroico.
Desespediente es la rebelde queja de un poeta aprisionado en el engranaje de la org;>ni-
zacin oficinesca; y as 5" canta el olvido (la defuncin) en que el hombre vive de lo
esencial, el olvido de la tierra, del fuego, de la aventura, que exige lucha (espadas),
del goce de la vida (uvas) y del impulso sexwl, juntamente con b despreocupada
deriva de los sueos alcohlicos:
Uorenws la defunci6n de lo tierra y del fuego,
lllS espadas, lllS uvas,
los sexos con s1ts duros dominios de r11ices,
las naves del alcohol na11egand1> entre naves...
Y en el Tango del Viudo, por recobrar a la amante abandonada, querra entregar sus
ensueos (coro de sombras) y su intil afn aventurero y combativo:
Cunta sombra dt. la que hay en mi 11/ma daria por recobrarle...
Cunt11< veces entregara este <Y>ro de sombras que poseo,
y el ruido Je espadas intiles que se oye en mi alma..
212 AMADO ALONSO
Tambin aqui viene en nuestl'a ayuda un pasaje de S.bat Erca.sty. Ncruda expRSa como
anhelo lo que S.bat como cumplido {I i011t11 Je l11z, en Vl11):
rompe la slo humana espada, y, viendo en su desarmada mano una empuadura des-
conocida, no tiene otro recurso que apelar a la fuga; e que, al lanzarse a la pelea,
Turno, inadvertidamente, ech mano a la espada de su amigo Metisco, en vez. de la
~pada paterna, hechura de dioses, y ella le bast mucho tiempo, mientras huian l<
teucros desbandados; ms cuando tuvo que cruzarse con las armas de Eneas, forjadas
por Vulcano, aquella espada, obra de un m0<1tI, salt al golpe, frgil como el hielo:
La mordedura de la sal hace ver las gotas que saltan de las olas rompientes como
dientes de s.al:
y sus dientes de sal volando en gotas.
De El fimtasma del buqiu de carga. Otra vez la idea de los mordiscos de la sal:
gotas saladas y voladoras.
En vez de la sal pueden tener este sentido la salmuera (por ejemplo, las terribles
espadas de salmuera del Estatuto del vino) o los cidos.
PELOS y MEDl.~s.-Unas cuantas veces aparecen estas palabras en Residencia en la
Tierra como cifra de ciertos pensamientos embrionarios. Ya aparezcan ambos trminos,
ya uno de ellos solamente, aluden al crudo instinto sexual; vase en el poema que se
titula Agua JeX'11al un ejemplo que cxpca a los demis:
veo... medas de mujer
y pelos de lxnnbre,
veo camas...
Hay tambin c:pelos empapados junto con presiones de crimen> en "ltfatera nupcal;
y lentas medias de ramera y c:cigarros y torcidos pelos en el Estatuto del vino.
NMJ;RO, NMERos.-En Unidad, el poema dedicado a la ley invariable que desde
dentro de cada cosa rige las ms diversas apariencias, nos revela el poeta hacia qu
realidad va su pensamiento cuando emplea la palabra nmero:
Hay algo dettto, unido, sentado en el fondo,
repitiendo su tJ.rncro, s11 seal idntica.
Decir o repetir su nmero es repetir o decir su seal idntica; algo de los sombros
hbitos c.arcelarios, segn los cuales cada preso es solamente un omero, y de la prctica
identificacin de tantas cosas por medio de nmeros en la industria del hombre, parece
asomar en esta expresin; pero no lo creo dominante: nmero est aqu por su valor
matemtico, por el vigor y exactitud en su contenido y en sus lmites. Repetir su
nmero es no apartarse un pice de la exactitud, repetir su seal idntica es contener
y dejar ver una fuerz idntica a s misma, vivirla y sufrirla. El pensamiento, razo-
nablemente expresado, es: todas las cosas estn constantemente deformndose y per-
diendo su identidad; y lo unitario que hay en el fondo de todo, lo exactamente igual a
s mismo (nmero}, lo idntico, es justamente la labor constantemente aniquiladora
del tiempo. La misma significacin de identidad, pero apcada, no al destino comn de
todas las cosas, sino a la identidad de cada cosa consigo misma, tienen los nmeros en los
versos iniciales de Un da sobresale:
De lo sonoro salen 11meros,
nmeros 11~bu11dos y cifras con estircol.
Es la descripcin de un amanecer concreto que se identifica en la visin potica con
el amanecer del mundo en el da pri.mero. Un recuerdo del bblico en el principio era
el Verbo prece removerse en las primeras palabras: De lo sonoro (que es aqu do
sonoro csmico, el trueno, el sonido primigenio, P.N.) salen las cosas constitudas,
cada un igual a s misma (nmeros); pero ya con su condena en el instante de nacer,
ya deformndose, alterndose, muriendo desde el primer momento (nmeros mori-
bundos) ; son identidades confusas (las confusas unidades> del penltimo verso de
Unid4d), vagas, desdibujadas, sucias y con disonantes adherenci>S (cifras con es-
216 AMADO ALONSO
tircol). Lo sonoro se identifica con frecuencia en esta poesa con la luz, asl pues,
viendo la luz creciente del alba como sonoridad creciente (inversin bien conocida en la
msica), la luz-sonido es lo que en este amanecer devuelve y en el primero di a ca.U
c0&1 su existencia: al invadirlas la luz-sonante, se nos revelan; cada una es cada una,
si bien en su radical caducidad y con sus impurezas (nmeros moribundos, cifras con
estircol). Otro ejemplo hay en que el nmero se refiere a los lmites cuantitativos de
alguien o de algo. Asl en Ali4nz11 (&mata):
Con tu cuerpo de n,mero tmio, extendido de pronto
h11st11 l4S c11ntidtdes que definen lo tie"
El tema es ertico. Tu cuerpo, esa cosa pequea y deslindada, esa cantidad tmida,
de pronto se convierte para mi en la cifra del mundo. La imagen quiere sobre! todo
expresar el movimiento expansivo del valor: El valor. de tu cuerpo de pronto se extiende
basta llenar el mundo, con la misma dinmica extensin con que un nmero chico, el
uno por ejemplo, se extiende, por rpidas adiciones, a cantidades astronmicas:
1-100000000000000000.. La facilidad de la operacin aritmtica es lo que hizo al
poeta acudir a esta imagen (P.N.)
Un valor semejante hay en cantidades. Si el corazn se identifica con la vida sen-
timental-y en esto Neruda es ortodoxamentc tradicional y bien romntico--.:1 pulso
es los pasos del sentimiento; y asl como los pasos desiguales y desordenados son indicio
de desorden pslquico en el caminante, asl los pasos desiguales del corazn son expresin
del desorden y del sufrimiento de desorientacin e inseguridad que en el corazn mismo
se fraguan (Sistenu sombro):
y las desiguales medidas que circulan en mi roraz6n
11//i se fr11guan de da y de 1Wche, solitariamente,
y abarcan deso-rdetUZdas y tristes cantidades.
Cantidades dice por calidades, sentimientos, experJenc.ias; y lo dice, arr:astnda su
imaginacin por das medidas> del verso primero; las desordenadas y tristes cantidades
que corresponden a desiguales medid<U de su corazn. Para expresar la igualdad fsica,
una vez emplea lxw11rio, en vez de nmero: los dientes blancos e iguales son como la
esfera de un reloj, blanca y sistemiticamente dividida (Juntos nosotros):
mis dientes de horaro blanco, Je equidad sistem4tico.
Equidad, cuya significacin en el idioma se refiere al mundo moral, aqul tiene sig-
nificacin fsica. Uno de tantos prooo:limientos como de fotograflas movidas.
Los nmeros, adems, pueden expresar lo numeroso, la multitud, valor que ya hemos
comprobado en itbejas y ho-rmigas. As es que encontramos n,mer0$ como una insis-
tencia sobre lo que se dice con llbej11s (Galope muerto):
Por eso, en lo mftUl'il, detenindose, percibir,
entonces, como aleteo inmenso, encima
romo itbej11s muertas o nmeros ...
Por ltimo, el nmero puede ser el nmero de bs lpidas funerarias. Su experiencia
de las cremaciones fluviales del Oriente ha dejado diferentes huellas en la poesa de Pablo
Neruda, ya representndolas directamente (Entierro en el Este) ya con elementos inu-
ginativos que proceden de esas experiencias. Por ejemplo (Oi 11 Federico Garc11 Lorca):
SMBOLOS INSISTENTES EN LA POESA DE PABLO NEllUDA 217
...los cementerios
que como cenicientos ros pasan
con 11gu11 y tumbas,
de noche, entre et:mpanas 11hog11d1U:
ros espesos como dormitorfos
de soldados enfermos, que de sbito crecen
hacia 111 muerte m ros con nmeros de mrmol,
)' coronas porillS, y aceites funerales.
Los <nmeros de m:irmol> pueden tambin ser simplemente un nmero>, como en
el verso final de Oda con un lamento;
Y una paJcma muerta, con un nmero.
GurrAllllA, GUITAl\REllo.-Lrico por potico, y lrica, si no ra, por poesa, todo
el mundo decimos. Ciertamente, no es lo mismo la guitarra y el guitarrero de Residencia
en lt1 Tierra, pero el pensamiento tiene la misma orientacin. Guitarra es la condicin
lrica, no el ejercicio lrico, el ser, el vivir a lo poeta, no necesariamente el hacer poemas;
y gvilarrero el que vive con tal condicin. De Sabor:
En mi interjqr de guitarra hay un aire viejo,
seco y sonoro..
De C11t1tares:
Para quin y a quin en la sombra
mi gradual guitarra resuena
naciendo en la sal de mi ser
como el pez en ., sal del mar?
De La calle destrua;
Oh movimiento...
...oh herida donde caen
bdsta morir las g1larras azules/
De Alberto Rojas Gimnez viene volando:
Oh amapo/4 marina, oh deudo mfo,
oh guitarrero vestido de abejas,
no es verdad tanta sombra en tus cabellos:
vienes volando.
NOMBRE, PALABRA.-Por la cosa misma. (1) El nombre es cifrn de su objeto signi-
ficado, es la consciente experiencia de cada cosa, o sea, representa a cada cosa tal cual
es vivida por uno mismo:
Acecho, pues, lo inanimado y lo doliente,
y ti testimoniq extr11o qrte sostengo
con eficiencia cruel y escrito en cenizas
es la form11 de olvido que prefiero,
(1) Lo cl1ico es nombr< por /am, pero la fama justificada equival. al 1tr:
dtj4m~ y nombrr dr/.illtoso cobrd
IQ<>'< o).
218 AMADO ALONSO
(ardi la uva hmeda>, SlmattJ y estrut:t:i-Ones) es legria con dolor> P.N. <11 El
poeta ve mticamente la muerte como un sonido sin gente sonador (un sonido puro),
como un ladrido que no saliera de ningn perro (un ladrido sin perro>), saliendo de
ciertas campanas, de ciertas tumbas>, creciendo en 111 humedad como el llanto o la
lluvia>; donde se reunen la hume11, el llanto y la lluvitJ como tres cosas de pariente
significacin. (Slo !tJ muerte.)
Cuando en e1 mismo poema dice Neruda que el canto de la muerte tiene color de
'ioletas hmells, ste adjetivo quiere sugerir un lgubre clima emocional de enterra-
miento, y en este sentido insiste el verso siguiente, explicando a la significacin de
Hmedas: cde violetas acostumbradas a la tierra>. (Z) Lo que hace de la violeta una
flor funeral son sus vetas verdes (verdes como la cara de la muerte), su terrosa hu-
medad ( csu aguda humedad>), y su color invernal, grave, que expresa no humildad,
segn el simbofumo tradicional, ni placidez, ni dulzura, sino exasper.acin:
pero ereo que su canto tiene color Je violetas hmedas,
Je violetas Ottumbratls a la tierra,
porque lo cara J~ lo m.uerte es verde,
y la mira11 Je la muerte es verde,
ron !tJ aguda humedad Je u1111 hoja Je violeta
y su grsve rolor Je invierno exasperado.
Cuando e1 poeta quiere explicar (La calle eslrufa) qu es ese sabor mortal> a que
saben todas las cosas gastad2S por el uso y er tiempo, dice: a retroceso (desintegracin),
a humedad (prdida de consistencia, descomposicin) y a herida (dolor):
AMADO ALONSO