Bibliografia Hispanolatina Clasica Horacio Tomo 1 0
Bibliografia Hispanolatina Clasica Horacio Tomo 1 0
Bibliografia Hispanolatina Clasica Horacio Tomo 1 0
Tomo 1
ndice:
Cdices
Ediciones
Comentarios
Traductores
Traducciones catalanas
Traducciones portuguesas
Traducciones ocasionales
Imitaciones
Imitadores hispano-americanos
Reminiscencias
M iscelnea
file:///C|/PARA_PUBLICAR/MAYO/MENENDEZ_PELAYO/029341/01.HTM
1. Las fichas y notas bibliogrficas encarpetadas por Menndez Pelayo para la continuacin de su
obra, que, como saben los lectores, qued suspendida al terminar CICERN.
De estas fichas varias estn terminadas, con comentarios y crtica; otras son meras notas o
recordatorios que haba de ampliar el autor de la BIBLIOGRAFA; las hay autgrafas y hay
tambin papeles remitidos por amigos que le ayudaban en la recoleccin de datos. Entre stos
figuran principalmente D. Juan Quirs de los Ros, D. Juan Prez de Guzmn, D. Francisco
Rodrguez Marn, D. Enrique Serrano Morales y D. Juan Luis Estelrich. De otros corresponsales se
da noticia por cartas que se transcriben en algunas de las notas bibliogrficas, o por llamadas que
hace el mismo D. Marcelino.
algunas de Pombo, varias de las traducciones poticas que figuran en esta coleccin.
nese a esta ANTOLOGA HORACIANA, como Apndice o 2. parte, las apostillas marginales
autgrafas que puso Menndez Pelayo a las poesas originales y horacianas de Fray Luis de Len en
la edicin del P. Merino, libro precioso que se conserva en la Biblioteca de Santander, del que ya
hizo una edicin la Academia Espaola encomendndola a D. Miguel Artigas.
Con todo lo reseado, y a pesar de los volmenes que ocupa en esta BIBLIOGRAFA HISPANO-
LATINA, el HORACIO que hoy damos, no es seguramente ms que una sombra de lo que hubiera
sido el HORACIO , su Horacio , concludo con sosiego y a placer por Don Marcelino Menndez
Pelayo.
Cdices
HORACIO
Cdice que perteneci a D. Rafael Floranes, y posteriormente al Marqus de Morante, que lo hubo
por donacin de D. Felipe Soto Posada, y lo registra en su Catlogo con el nm. 16.023.
En la hoja primera se lee la nota siguiente: Este Ms. de las Obras de Oracio (sic) hizo formar para su
uso y librera el clebre orador de Italia Leonardo de Arecio, de quien le adquiri el Cardenal
Torquemada, cuyo sobrino, D. Juan de Ailln, Den de Sevilla y Abad de Valladolid, trajo sus libros
de Roma, y de ellos el presente ha venido a parar de mano en mano en la [p. 14] librera de D. Rafael
Floranes Robles y Encinas, Seor de Tavaneros, residente en dicha ciudad de Valladolid.
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Ediciones
Q. Hora | cio Flac | co Poeta Lyri | co Latino. | Sus obras con la declaracion Magistral en lengua
Castellana. | Por el Doctor Villen de Biedma. | Dirigido a Francisco Gonalez de Heredia Secretario
del Rey | Filipo II. y III. nuestro Seor, de su Patronazgo real, de las tres | Ordenes Militares, de sus
descargos, y de los Seores | Reyes de Castilla, y su Alcayde de los alcares | y fortaleas de las
villas de Arjona | y Arjonilla, &. (Escudo del impresor con este lema: Renovabitur ut aquila iuventus
tua. | Con Privilegio. | En Granada. | Por Sebastin de Mena. | Ao 1599. | A costa de Iuan Diez
mercader de libros.
Fol., 9 hs. prels. sin foliar (no contando la portada), 330 hojas dobles de texto (repetidas al fin las
seas de la impresin) y 8 hojas ms sin foliar con el Abecedario Indice de los casos ms notables
deste libro.
Vi estas dos partes de Horacio... por mandado del seor Rector de la insigne Universidad de Alcal,
a quien el Consejo de su Magestad las remiti para que se corrigiesen. Y puesto en mirarlas y
cotejarlas la diligencia posible, me ha parecido que sern tiles y provechosas, por la mucha
erudicin y doctrina que contienen, y por muchas y muy agudas exposiciones de lugares difficultosos
de Horacio, no slo a los que profesan letras humanas, sino a los de mayores estudios. Y assi soy de
parecer que se impriman como aqu van corregidas. Fecha en Alcal de Henares, a 30 de junio de
1595.
El Maestro Juan Martnez Aguado Patron del Colegio de San Isidro, y Cathedrtico de Eloquencia
en la Universidad de Alcal de Henares. Por comisin del Rector y Claustro desta Universidad de
Alcal, a quien el Consejo de su Magestad remiti la aprobacin deste libro... lo he visto, y soy de
parecer que se imprima, [p. 15] por ser muy til y provechoso para toda Espaa, y qualquier persona
de erudicin. En fe de lo cual doy esta firmada de mi nombre. Fecha en Alcal de Henares, a 15 de
julio. Ao 1595.
Erratas.En Madrid, a veynte de junio de mil y quinientos y noventa y nueve aos. Juan
Vzquez del Mrmol.
Tassa (a tres maraveds cada pliego en papel).En Madrid, a veynte y nueve de julio de mil y
quinientos y noventa y nueve aos. Miguel de Ondara Zabala (escribano de camera (sic) del Rey
nuestro seor, de los que en el su Consejo residen).
Privilegio Real. Por quanto por parte de vos el Doctor Juan Villn de Biedma, vecino de la ciudad
de Granada, nos ha sido fecha relacin diciendo que vos avades hecho una declaracian Magistral en
lengua vulgar Castellana a todas las obras de Horacio, lo qual sera de mucho aprovechamiento, ass
para las personas que entendiessen la lengua latina, como para los que no la supiessen, en lo qual
avades ocupado mucho tiempo, con mucho estudio y trabajo: suplicndonos fuessemos servido
mandar daros licencia para poderlo imprimir junto con el mismo texto latino y Privilegio por tiempo
de veynte aos... (Se le concede por diez) Fecha en el Campillo, a veynte y un das del mes de
Octubre de 1595... Por mandado del Rey nuestro Seor. Don Luis de Salazar.
Elogio a las armas de Francisco Gonalez de Heredia, Secretario del Rey Filipo II, nuestro Seor, y
su Alcayde de las Fortalezas de Arjona y Arjonilla, & (es una cancin de estancias largas, obra del
mismo Dr Villn de Biedma).
(El pobre humanista que escribi esta cancin herldica, bien claro demuestra que Dios no le llevava
a traducir a Horacio.)
Q. Horatii Flacci Carmina expurgata et accuratis notis illustrata auctore Josepho Juvancy, Societatis
Jesu Sacerdote. (Marca del Impresor.)
8. a dos columnas, ocho hs. prls., 637 pp. de texto, y una sin foliar al fin. (Biblioteca Universitaria de
Sevilla.)
El texto de esta edicin escolar es el mutilado del P. Jouvancy, que no slo suprimi odas enteras y
muchos pasajes de otras, sino que por escrpulos de moralidad, que en algunos casos llegan a ser
tontos y pueriles, sustituy versos de Horacio enteramente inofensivos, con otros de su cosecha, que
le parecieron ms honestos. Baste, por muchos, un ejemplo. Donde Horacio escribi sin ofender los
castos odos de nadie:
el buen Padre, que no quera, sin duda, que los jvenes oyesen [p. 18] hablar de la dulce risa ni del
dulce hablar de ninguna Llage, corrigi intrpidamente:
As remendaban a los clsicos los jesutas franceses, puesto que de los nuestros no s que cayesen
nunca en semejante desvaro!
Q. Horatii Flacci Carmina expurgata et accuratis notis ilustrata, auctore Josepho Juvancy,
Societatis Jesu sacerdote. (Marca del impresor.)
8., 8 hs. de principios, 637 pp. de texto, y una sin foliar al fin. Reimpresin a plana rengln del
Horacio expurgado, que haba salido de las prensas de Sevilla en 1729.
Sin ao, pero del segundo tercio del siglo XVI (sic) Q. Horaii Flacci Opera.
Q. Horatii Flacci Carmina expurgata, et accuratis notis ilustrata, Auctore Josepho Juvencio Soc.
Iesu Sacerd.
Cervariae in Lacetanis. Typis Academicis apud Josephum Barber, et Socios, anno 1751.
8. menor, 368 pp. sin los principios, que son: Vita Horatii. Testimonia veterum de Horatio. Index
Odarum chronologicus. De metris Horatianis, seu variis carminum generibus. Al fin Index odarum
alphabeticus.
Figura como apndice en los [p. 19] Elementos de literatura o arte de componer en prosa y verso,
para uso de las universidades e institutos, por el Dr. D. Pedro Felipe Monlau, catedrtico de
literatura en la Universidad de Barcelona, y socio de varias Academias Barcelona, 1842, imp de J.
Riera.
8. mayor.
Elementos de literatura o tratado de retrica y potica para uso de los institutos y colegios de
segunda enseanza, por el Dr. don Pedro Felipe Monlau, catedrtico que fu de literatura e historia
en la Universidad de Barcelona y ahora de psicologa y lgica en la de Madrid. Segunda edicin.
Madrid, 1856. Imp. de M. Rivadeneyra. Librera de la Publicidad.
Por el plan de estudios entonces vigente, se mandaba con muy buen seso que los alumnos
aprendiesen de memoria la Potica de Horacio, y que los profesores la comentasen, y por eso son
varios los tratados de Retrica en que est reimpresa.
Arte Potica
Al fin de los
Elementos de literatura o tratado de retrica y potica para uso de los institutos y colegios de
segunda enseanza, por el Dr. don Pedro Felipe Monlau, catedrtico que fu de literatura e historia
en la Universidad de Barcelona, y ahora de latn de los tiempos medios y romance en la Escuela
Superior de Diplomtica de Madrid, individuo de nmero de la Real Academia Espaola, &. Tercera
edicin revisada y corregida. Madrid, 1860, imprenta de M. Rivadeneyra.
Comentarios
[p. 20]
Achillis Statii Lusitani in Horatii Flacci Poeticam commentarii. Ad Ioannem IV. Lusitaniae
Principemn augustissimum. Antuerpiae. Apud Martinum Nutium, 1553.
[Vid. H. E. I, 199.]
Operum Poeticorurn Jacobi Falconis, Valentini, Montesianae, Militiae, Equitis, ejusdemque Ordinis
Praefecti loco, ac nomine Philippi II Regis Hispaniae, Poetae, et Geometrae, clarissimi, Libri
quinque: Ab Emanuele Sousa Coutigno, Lusitano, amici famae studioso collecti, in volumenque
redacti, atque ejusdem cura et impensa typis mandati. Mantuae Carpetanorum, ad Petrum
Madrigalem, anno MDC (1600).
8., 32 hs. prls. y 118 dobles, de texto. Tasa, a tres maraveds pliego (Madrid, 1. de julio de 1600).
Erratas. Suma del privilegio por seis aos (Aranjuez, 1. de Mayo de 1600). Aprobacin del P. Juan
Luis de la Cerda (Madrid, in Collegio Societatis Jesu, 24 de Abril de 1600).
Dedicatoria de Manuel de Sousa Coutinho, idibus Martiis. Studiosis lectoribus (prlogo de Manuel de
Sousa, en 20 pp.). En ella se lee el pasaje siguiente:
Praecipuus ejus labor fuit Opus Epicum texere, quo Hispanorum facta celebraret. Saepius dicentem
audivi solos Poetarum nomine dignos esse, qui opus Epicum componere auderent: idque in
Expositione Artis Poeticae affirmat.
La fecha probable de los Escolios al Arte Potica de Horacio, se infiere por este pasaje del prlogo,
relativo a la estancia de Manuel de Sousa en Valencia desde 1577:
Conveni, audivi, amavi: minor enim erat fama hominis, ipso. [p. 21] Duobus annis ut patrem colui,
ut Magistrum veneratus sum, utraque illi officia et Patris et Magistri indulgentissime praestitit. Inter
alia, Artem Poeticam Horatii mihi sedulo explanavit, eademque ipsa Scholia dictavit, quae his libris
subjunximus...
[Vid. H. E. I, 86.]
Ms. citado por Bover (Escritores Baleares, I, 501), como existente en poder del P. Jernimo Rus, de
la Compaa de Jess.
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Traductores
Arte Potica
Por referencias de Iriarte hablaba el Sr. Menndez y Pelayo en su Horacio en Espaa [1] de la
traduccin que el insigne bibligrafo D. Toms Tamayo de Vargas hizo de la Epstola a los Pisones,
el ms. original y nico perteneci al Sr. Salv y hoy se halla en la Biblioteca Nacional. [2] Tamayo de
Vargas demuestra en ella conocer bien el pensamiento de Horacio y lo expone con claridad; en
cuanto a la forma vale poco; hecha en versos libres, resultan con frecuencia inarmnicos y duros. En
conjunto es ms bien obra de un perito latinista que de un poeta que interpreta a otro. Vanse, en
prueba de esto, los siguientes fragmentos copiados al azar:
Traduccin de la Arte Potica de Q. Horacio F. Prncipe de los poetas lricos. Primero de los tres
discursos sobre el Poema heroico de Torquato Tasso. Por D. Thomas Tamayo de Vargas, Toledano.
...................................................
No basta que el poema hermoso sea;
Ha de ser dulce y tenga tanta fuerza
Que del oyente el nimo arrebate
Y le lleve a la parte que quisiere,
Que como re cuando ren otros,
As a los que ve llorar les muestra
Humano el rostro y aun los ojos tiernos.
.....................................................
En todo lo que ensees sers breve
Para que tomen presto lo que dices
Los nimos que aprenden con presteza
Y fielmente lo guarden y conserven;
Que todo lo que sobra rinde luego
Los estmagos flacos y repletos.
.....................................................
Parezca la Poesa a la Pintura,
La cual se mira alguna vez de cerca
Para que se descubra su lindeza
Y as ms te contente y ms la goces;
Otras veces tambin ha de mirarse
Desde ms lejos para que te agrade;
[p. 23] Una quiere ser vista all en lo escuro
Y otra que resplandezca la luz clara.
...............................................
A los silvestres y salvajes hombres
Que con las muertes fieras se criaban
Y mantenan de viandas sucias
Apart, con espanto, de este vicio
El sacro Orfeo, verdadero intrprete
De los secretos de los altos Dioses.
Stiras
Los Sermones de Quinto Horacio Flacco Venusino traducidos en lengua castellana por el Licenciado
Don Sebastin de Covarrubias Horozco, Maestrescuela y Cannigo de la Sancta Iglesia de Cuenca,
Consultor del Sancto Oficio, y Capelln de su Magestad, &.
I, 1. STIRA
I, 2. STIRA
I, 3. STIRA
I, 4. STIRA
I, 5. STIRA
I, 6. STIRA
I, 7. STIRA
I, 9. STIRA
I, 10. STIRA
II, 1. STIRA
II 2. STIRA
II, 3. STIRA
II, 4. STIRA
II, 5. STIRA
II, 6. STIRA
II, 7. STIRA
II, 8. STIRA
Dos versiones annimas de las epstolas I y IV, libro I, he visto en un ms. del siglo XVI; [1] ambas
tienen el sello propio de la poca que es interpretar la mente de Horacio sin atenerse demasiado a la
letra, haciendo uso de giros y locuciones genuinamente castellanas y sin limitarse a un servil calco.
Publico algunos versos de ellas para que pueda formarse idea de su valor; lo mismo har con las
restantes traducciones que estudie.
Epst. I, 4
El festivo poeta Baltasar de Alczar traslad con poca suerte la oda XXII, libro III, en versos llenos
de ripios que contrastan con la belleza y concisin del original.
Qu tierno y delicado
Muchacho, Pirra, a su sabor te abraza
En tu retrete, echado
En fresca rosa, y sin saber enlaza
Con los tuyos sus brazos
Lleno de aromas de Cupido lazos?
[p. 29] Por cuyo mal y engao
Tus cabellos dorados martirizas
Y con tu propio dao
El suyo tramas si el cabello enrizas,
Sencilla en el ornato,
Doble, traidora en ruin y falso trato.
Msero el que te vido
Sin conocerte; yo ya me he escapado
Y en la tabla he salido,
Y el vestido mojado
Al grande Dios del mar he dedicado.
De las stiras I y II, libro I, se conserva una traduccin, a nuestro parecer hecha por Pedro Luis
Garcern de Borja, Maestre de Montesa, aunque no hay ms indicaciones en el ms. que estas
palabras: Del Maestre mi Seor; en el mismo cdice se hallan algunas poesas del mismo ingenio.
Las dos son bastante literales y exactas, pues las stiras de Horacio se prestan poco a vuelos de la
fantasa como las odas. La segunda es notable, porque los personajes del texto latino se cambian en
otros espaoles, que vivan a principios del siglo XVII, entre ellos figura Lope de Vega; difcil es
afirmar hasta qu punto son verdaderas las acusaciones lanzadas contra ellos; varias de ellas son
calumnias manifiestas.
11 hojas en 4.
I, STIRA 1
II, STIRA 2
En los Discursos Histricos de Murcia y su reyno (p. 366 de la 2. ed. Murcia, por Francisco
Benedito, 1775):
Aqu acaba la traduccin, o porque Cascales no la acabase, o porque no crey necesarios los ltimos
versos para el intento con que cita la oda del Pndaro romano, como l llama a Horacio.
Arte Potica
Tablas poticas, del Licenciado Francisco Cascales. Dirigidas al Excelentsimo Seor Don
Francisco de Castro, Duque de Taurisano, Virrey y Capitn general del Reyno de Sicilia. Ut ex
columba pax ita ex arte perfectio (emblema del impresor, una paloma en un ramo, y una corona en la
cabeza). Con privilegio. En Murcia. Por Luis Beros. Ao de M. DC XVII.
Portada.Suma del privilegio al autor por diez aos (18 de Octubre de 1614). Erratas (Madrid, 10 de
Mayo de 1617). Tasa (Madrid, 22 de Mayo de 1617). Aprobacin del P. Juan Luis de la Cerda
(Madrid, 29 de Setiembre de 1614). Dedicatoria. Soneto del autor. Prlogo. Composiciones
laudatorias de Cristbal de Mesa, D. Diego Saavedra Fajardo, L. Bartolom Ferrer y don Francisco
de Fara. Tabla. Grabado en madera.
[Vid. H. E. I, 76 y 88.]
En un ms., casi todo autgrafo, del cronista agustino Fray Toms de Herrera y que contiene varias
obras de ste ya [p. 33] publicadas en su tiempo. cuales son el Alphabetum Augustinianum y el
Compendio de Prelados Eclesisticos, hay traducidas las quinze primeras odas del libro I. Creemos
que la versin es del Padre Herrera; pero al ver copiadas en el mismo volumen algunas poesas latinas
y castellanas de varios autores, pudiera suscitarse alguna duda. Demasiado literales, con frecuencia
en versos duros o mal medidos, tienen escaso valor; slo a ttulo de curiosidad merecen ser citadas.
Es digno de notarse el afecto que los agustinos han profesado a la poesa horaciana, indudablemente
animados por el ejemplo que les di Fray Luis de Len; algn otro religioso de la misma orden ser
citado en estos apuntes ms adelante.
Al entrar en el siglo XVIII se nota que las versiones de Horacio son cada vez menos inspiradas, como
hechas por humanistas conocedores s a la maravilla del sentido, pero incapaces de trasladarlo con el
desenfado potico que admiramos en los traductores del siglo XVI; cierta discrecin es lo nico que
se puede alabar en ellas.
La escarcha rigurosa
Del ivierno ces con la agradable
Novedad provechosa
Del verano y del cierzo saludable
Y al mar llevan ligeras
Los instrumentos naves y galeras.
.................................................
Tu ne quaesieris. Od. I, 11
O navis. Od. I, 14
La misma. Od. I, 15
En la crcel Nereo
De sus obscuras cuevas y aposentos,
Contrario a su deseo
Y a los falsos intentos
De Paris, cierra los ligeros vientos
Cuando el traidor ingrato
Lleva por alta mar violentamente,
[p. 37] Con doble y falso trato
Pagando alevemente
El hospedaje a Helena y a su gente
...................................................
Horacio espaol, esto es, obras de Quinto Horacio Flaco, traducidas en prosa espaola, o ilustradas
con argumentos, eptomes y notas en el mismo idioma. Parte Primera, poesas lricas, por el padre
Urbano Campos, de la Compaa de Jess. Van al fin la Explicacin de las especies de los versos y
odas, y tres ndices, el primero alfabtico de las odas, el segundo cosmogrfico, y el tercero de las
cosas notables que se explican en las notas. En Len, por Anison y Posuel, 1682, con licencia de los
superiores.
12. marquilla 12 hs. sin foliar de principios, 360 pp. Dedicatoria a la beatsima e individua Trinidad.
Al que leyere. Licencia de la religin firmada por el prepsito de la Compaa Celedonio Arbicio.
Valencia, a 10 de Abril de 1680.
Horacio espaol esto es Obras de Quinto Horacio Flaco traducidas en prosa espaola e ilustradas
con argumentos, Eptomes y Notas en el mismo idioma por el R. P. Urbano Campos, de la Compaa
de Jess. Van al fin la declaracin de las especies de Versos y Pies y los Indices, el Primero
Cosmogrfico, y el segundo de las cosas notables que se explican en las Notas. Con licencia
Barcelona, por Antonio Lacavallera. Ao 1699.
Horacio espaol, o Poesas lricas de Q. Horacio Flaco. Traducidas en prosa espaola e ilustradas
con argumentos, eptomes y notas. Por el P. Urbano Campos. Nueva edicin, revista, [p. 38]
corregida y aumentada con la traduccin del arte potico del mismo Horacio. Por el P. Luis
Mnguez de S. Fernando, de la religin, de las Escuelas Pas. Barcelona, 1834, imp. de los
hermanos J. e J. Gaspar. 8. (Hidalgo.)
ArtePotica
Escribi una exposicin de la Epstola a los Pisones y tradujo en prosa todas las odas.
Encuentro esta traduccin en un cuaderno en que D. Juan Eugenio Hartzenbusch copi varias
composiciones impresas en peridicos antiguos. Este cuaderno se halla hoy en la Biblioteca Nacional.
[Vid. H. E. I, 253.]
XXVIII. FERRER, Lleonard Jos, S. J.Siglo XVIII. (En Torres Amat, Escrit. Cat.)
Arte Potica
Ms. citado por Torres Amat, Diccionario de escritores catalanes , 245. [p. 39] [XXIX.] MONTIANO
Y LUYANDO, Agustn. (Ms. s. l. y s. a.) Siglo XVIII. [1]
Deshcese el invierno
Con la vuelta agradable
Del Fabonio, y hermosa Primavera,
Y echan al Mar con machinas las Naves,
Que estuvieron en seco:
No se alegra el ganado en el aprisco,
No el Labrador al fuego,
[p. 41] Ni blanquean los Prados las escarchas.
Sus choros Venus ya lleva a la Luna,
Y all las Gracias y las Ninfas bellas
Juntas, y acordes danzan,
En tanto que Vulcano desvelado
La fragua de los Cyclopes enciende.
Ahora es pues el tiempo
De que con verde mirto,
O con las flores que el abierto seno
De la tierra derrama,
La bien limpia cabeza se corone:
Ahora de que a Pan se sacrifique
En los sombros bosques
El cabrito, o cordero,
Segn que ms le agrade.
Aprovchate del, Sextio felice;
Que la Plida muerte pisa iguales
Las torres de los Reyes,
De los pobres las chozas.
Lo corto de la vida nos prohibe
El concebir una esperanza larga:
Ya te oprime la noche,
Y los Manes mentidos,
Ya estrechamente con Plutn habitas;
Tu ne qusieris. Od; I, 11
Si descansadamente
Quieres vivir Licinio no te arrojes
Al alto mar, ni por huir prudente
La tempestad tan en la orilla mojes
Que encalles en la arena; pues iguales
En los estremos hallars los males.
El que ama una apacible mediana,
Como en el siglo de oro se gozaba,
[p. 46] Bajo del techo humilde se desva
De los excesos, y el vivir no agrava:
Pues el sabio se escusa retirado
De edificio suntuoso, y envidiado.
A los pinos ms altos ms azota
Por lo comn el viento:
Causa estruendo mayor si se derrota
La torre cuanto ms es elevada:
Hiere el rayo violento
La cima de los montes levantada.
El tranquilo, y constante
Sufre, y espera ver el mal desecho:
Y en la fortuna con igual semblante
Dispone bien a la mudanza el pecho:
Que el rigor que el invierno constituye
Jpiter que le forma le destruye.
Si no eres hoy dichoso
Serlo podrs maana:
Pues Apolo armonioso
A las Musas tal vez las acompaa,
Y no siempre tirante el arco tiene,
Ni en un estado mismo se mantiene.
Con nimo resiste y fortaleza
Cuando el tiempo es contrario:
Ni el miedo eximirte
Podrs, ni de la muerte redimirte.
Los Scytas, y Getas vigorosos
Son ms felices, tras de s llevando
En carros sus porttiles viviendas:
La divisin de tierras ignorando,
Los cetros ambiciosos,
Las indignas contiendas
Sobre hacer propio el pan, u otro alimento,
Que en comn goza cada cual contento.
Al campo slo un ao dan cultura;
Y cuando el uno acaba su tarea
Otro le sustituye, que apresura
El trabajo gustoso en que se emplea.
All de la Madrastra el cierto agrado
Es consuelo seguro al entenado.
Por la dote la esposa
No gobierna al marido;
Ni en el Galn adltero se fa.
Dote es la ms grandiosa
La virtud, que a los Padres ha debido,
Y el amor conyugal, la fe inviolable
[p. 50] Con que de otro cualquiera se desva:
Porque es inescusable
Si lo contrario hiciera
Que el precio del pecar la muerte fuera.
Si es que hay entre nosotros quien intente
Los estragos impos,
Las civiles querellas
Quitar, y que la gente
A sus deseos pos,
A sus gloriosas huellas
Levante estatuas, y si ms las mide,
Por Padre de la patria le apellide,
Haciendo que su nombre
A la futura edad guste y asombre:
Procure refrenar con fuerte mano
La indmita licencia al pueblo vano;
Porque es tal (oh dolor!) nuestra injusticia
Que la virtud del vivo despreciamos,
Y con doble malicia,
En el muerto no ms la celebramos.
Mas para qu es quejarse,
Si no se desarraiga
La infame culpa con atroz castigo?
Cmo ha de aprovecharse
Detenidos, no demos
Seal de que a librarnos nos movemos?
Si te es apetecible
La salud, no con tedio
Rehuses el remedio;
Pues quedar algn da
Incurable la torpe hidropesa.
Si antes que raye el alba no tomares
Luz, y libro, y no entiendes
En el estudio, y en honestas cosas;
Despiertos te tendrn cuantos pesares
Trae el amor, o envidia,
De la vista pretendes
Las aristas sacar como daosas,
Y con fatal desidia
La cura se difiere
De lo que roe el nimo, o le hiere.
La mitad tiene hecho aquel que empieza:
Atrvete a saber: da el primer paso:
Que el que de vivir bien alarga la hora,
Al rstico parece, que tropieza
Raudal de agua no escaso,
[p. 58] Y aguarda si mejora,
Sin la vaga corriente, su camino;
Y es que ignorante y ciego no previno,
Que es su curso perene,
Y que de serlo para siglos tiene.
El dinero se busca, y la fecunda
Muger: rompe el arado
Las selvas; mas no debe lo que abunda,
Si lo que basta, ser ms deseado.
No la casa, la hacienda, los caudales
Curan al dueo enfermo, de sus males,
Ni al nimo las penas; pero sano
El poseedor podr gozarlo todo
Si pensare usar de ello con buen modo.
Los bienes en quien teme, en quien desea
Sirven como al bisojo la pintura
A la gota el fomento,
Y al que oye mal el msico instrumento.
El licor que se emplea
En el vaso no limpio, se corrompe
Con la misma amargura.
Despreciad pues los gustos,
Que los comprados con dolor y sustos
Perjudican. No rompe
Arte Potica
Seminario Vicioriense. Contiene los preceptos todos de la gramtica methdica para las cuatro
clases de Mnimos, Menores Medianos y Mayores. Vitoria, 1730. 12.
Odas
Un tomo en 4. ms. que exista en la biblioteca del convento de S. Francisco de Ass de Palma, segn
Bover. (Escritores Balcares, II, 26.)
Arte Potica
El Arte poetica de Horacio o epstola a los Pisones, traducida en verso castellano por D. Toms de
Iriarte, oficial traductor de la primera Secretara de Estado y del Despacho, y archivero general del
Supremo Consejo de Guerra. Con un discurso preliminar y [p. 60] algunas notas y observaciones
conducentes a su mejor inteligencia. Con las licencias necesarias. Madrid, 1777, imprenta Real de
la Gaceta.
Arte Potica
Traduccin del Arte Potica de Horacio, o Epstola a los Pisones, formada por el P. Fr. Fernando
Lozano, Maestro que fu de Latinidad, y Eloquencia en el Colegio Mayor de Santo Thoms de
Sevilla, y la dedica y pone a la sombra feliz y seguro asylo del inclyto Mecenas y muy ilustre seor el
Seor Don Nicols Francisco Christoval del Campo, Cuesta y Saavedra, Rodrguez de las Varillas
de Salamanca y Sols, &. &. Coronel de los exrcitos de su Magestad y del Regimiento Provincial de
Sevilla, primer Marqus de Loreto. En Sevilla: Por Manuel Nicols Vzquez y Compaa. Ao M.
DCC.LXXVII.
Dedicatoria al Coronel Mecenas, que por lo visto haba sido discpulo del traductor:
Yo, tengo la fortuna de haber sido testigo interesado de los primeros vuelos que emprendi el
ingenio de V. S. sobre los rudimentos, y como a los atrios de la literatura. Tuve el honor de
interesarme por oficio en el cultivo de su talento, y habiendo sembrado en l las primeras semillas de
la Poesa Latina y belleza literaria, tengo ahora la satisfaccin de admirar en copioso y sazonado fruto
las grandes esperanzas que me hizo concebir en aquel tiempo la flor de su talento, de quien se puede
decir como del Nilo: que ninguno lo conoci pequeo. Creci l a beneficio de la exacta educacin
que debi V. S. a un Padre digno del nombre de Philosopho...
Cualquiera que tenga el honor, que yo he tenido, de registrar y observar los preciosos Gabinetes,
Museos y Biblioteca, que sirven de teatro a sus felices ocios, podr juzgar si acert con el legtimo
uso y destino de su poder y nobleza; conocer que la riqueza y el buen gusto se empearon en
formarlo para honrar [p. 61] las Bellas Artes. Tambin los buenos libros, y muchos inditos selectos;
las abundantes y preciosas colecciones de pintura, en que compite la honestidad con la elegancia; la
Escultura; la Historia Natural en sus tres reinos; los curiosos inventos que interesan la Phisica y la
Chimica; el Monetario, aunqne incoado, copioso; los vestigios que dej para su memoria la ms
remota antigedad; las preciosas Mquinas que la moderna aprovechada experiencia ha sacado a luz,
para crdito de la verdadera Phsica, y registrar en el ms alto aprecio cuanto es til a el adorno y
cultivo de la humanidad. Finalmente all, como en un silencioso retiro del Parnaso (yo lo s, porque
V. S. ha permitido que lo entienda) ha sido y es V. S. visitado con galantera de las ms bellas Musas,
de cuyos regalos correspondidos con fidelidad darn testimonio sus Poesas Espaolas, dignas de
salir de la prisin en que las tiene su modestia.
Ha muchos aos que comenz esta obra por diversin y gusto, y por gastar con alguna utilidad los
pocos ratos, que me vagaban de las continuas tareas de mi empleo. Segu la versin, aunque
preocupado del temor y prudente recelo de no acertar, cuando suspend el intento con la
consideracin de lo arduo de la empresa, y de que la esterilidad de mi numen no podra sacar a luz
felizmente la fecundidad de conceptos y sentencias, que se encierran en el rico y precioso tesoro de
esta Arte, con la propiedad, natural viveza y hermosura, que se admiran en el Poeta Lrico, y con el
lleno de tanta y tan brillante erudicin. Animme, no osbtante, a proseguir y concluir la obra, la
instancia de ingenios de la primera nota, y de sugetos justamente aplaudidos en el teatro de la bella
literatura por su instruccin y habilidad. Estando en esta idea, vi sacar de las tinieblas del olvido y,
salir a la luz pblica, a beneficio y fatigas gloriosamente laboriosas de un Hroe famoso en las
Academias del buen gusto y dignamente aclamado por la excelencia de su noble talento, [1] la
traduccin de Vicente Espinel, que no tuve presente, ni aun noticia, cuyo relevante mrito en este
gnero es indisputable, y cuyos [p. 62] elogios, que se le tributan en el Parnaso Espaol, son debidos
de justicia. Usa este poeta del verso hendecasylabo, suelto o libre, para facilitar mejor la inteligencia
de los preceptos (que son veinte y nueve, y van marginados), sentencias y documentos morales, que
se atesoran en esta Arte. Yo hago la traduccin caminando por la estrecha senda de la assonancia del
verso octosylabo, por parecerme mas fluido, perceptible y sonoro, y no me desentiendo de que la
pretensin es casi inaccesible, y por mi cortedad insuperable. Tal vez me valgo de la Paraphrasi, para
aclarar la obscuridad del concepto y sentencia, por estar todo envuelto en una continuada Metphora,
con que adorn Horacio su Arte. He tenido la satisfaccin, para m muy lisongera, de haber visto
aprobadas las antecedentes ideas por uno de los famosos Escritores de nuestra Historia Literaria, el
Reverendsimo Padre Maestro F. Rafael Rodrguez Mohedano, bien conocido en la Repblica de las
Letras por su grande erudicin, exquisito gusto y selectsima crtica, cuyo nombre slo puede honrar
y ennoblecer la pequeez de esta obrilla. En el Parecer que sobre ella se sirvi dar, por splica que le
hize, este ingenio de primer orden, dice con elogio superior a mi ningn mrito:
La utilidad y nobleza de el original se comunica a la copia, y por este medio se hace accesible al
comn de los estudiosos. La presente traduccin, adems de la belleza del original, tiene sus
perfecciones propias. Usa (el Traductor) de la asonancia, y de un verso muy conveniente a la materia;
pues lo preceptivo pide claridad y naturalidad, sin convenirle la magnificencia, adorno y boato del
Hendecasylabo, ms propio de la Poesa Epica. En esto, y en lo dems sigue a Horacio que us
diferente estilo y metro en sus Odes (sic), que en las dems Obras didcticas, en que da preceptos, ya
literarios, ya polticos y morales. Fuera de esto, sin dexar de ser fiel intrprete, no traduce servilmente
palabra por palabra. Como cada lengua tiene sus bellezas propias, y diferente gyro de expressin,
procurando alcanzar el sentido y exprimir la sentencia, hace hablar a Horacio en Espaol con
dignidad y decoro, no como algunos traductores, que por no observar esta regla, manchan el Idioma a
que traducen, dexando en la copia tales vestigios de la lengua original que viene a ser, no imitacin,
sino remedo. Por evitar este escollo [p. 63] y el de la obscuridad, usa tal vez de la licencia de la
Paraphrasi: y en todo resplandece la claridad y el carcter Espaol; no como en algunos dramas
franceses, donde se da tratamiento de Monsiures y Madamas a los Personages Griegos y Romanos,
sino con la moderacin conveniente de tiempo, lugar y personas. As es muy recomendable y til esta
traduccin.
Hasta aqu copiada una parte del Parecer tan erudito del Reverendssimo Padre Maestro. Mas con
todo lo expuesto, digo en verdad que si huviera tenido a la vista la traduccin de el clebre Espinel,
no me hubiera empeado en el arrojo de tomar la pluma, y me ahorrara de repetidos bochornos, que
me sacar con precisin a la cara el arrepentimiento; pues protesto con el candor que califica mi
genio, que vivo en la firme creencia de que soy el ms inferior de cuantos han cultivado el noble
terreno de esta bella literatura, y de que estoy muy lexos de quererme comparar con los grandes y
felizes ingenios de los Escritores antiguos y modernos que se han dedicado a la tarea laboriosa de la
traduccin, y han desempeado tan perfecta y admirablemente. Pero entre todas las de nuestra lengua,
resplandece y sobresale aquella Regia, incomparable y nunca bien aplaudida, por superior a toda
alabanza, traduccin de el Salustio, que ser con universal aclamacin inmortal monumento, y
prodigio inimitable a la posteridad. No obstante, atropellando por todo, sale la ma al Teatro de tantos
sugetos de exquisita erudicin, y juiciosa crtica, en trage de suplicante, rogndoles encarecidamente
que la miren con piadosa benevolencia, y la compassen cen la regla de la caridad Christiana.
Es como la sanguijuela,
Que no suelta o dexa el cutis
Si no est de sangre llena.
Toda la Epstola a los Pisones est traducida en un solo romance, seguramente de los ms largos que
existen en nuestra lengua, y tan prosaico y destartalado como puede juzgarse por la muestra.
De esta traduccin di buena cuenta D. Alberto Lista en el canto cuarto de su juvenil poema El
Imperio de la Estupidez (imitado de la Dunciada de Pope):
El P. Lozano era tambin orador, y contra l van dirigidos, segn advierte Lista en una nota, los
siguientes versos del canto tercero del mismo poema:
Arte Potica
Suma del insigne arte de retrica, traducida de los ms clebres autores, a la que se aaden la
ortografa espaola y latina, elegancias latinas, Progymnasmas, y en fin la arte poetica de Horacio,
traducida en espaol.
Stiras y epstolas
Si el abate Andrs Fors, joven en quien las bellas letras compiten con un ingenio delicado y con un
finsimo juicio, contina la versin emprendida de las stiras y epstolas de Horacio, tendr la
Espaa en esta parte un intrprete superior de mucho a los traductores franceses e italianos.
[p. 66] XXXVI. ANNIMO (EL CONDE DE LAS CLARAS). Madrid, 1786.
Esta traduccin, que tiene rasgos muy valientes, sali a luz en El Censor (1786), tomo V, discurso
CIX, pp. 757-760.
No hemos podido descifrar el seudnimo del traductor, que dice hablando de su trabajo: He
procurado vestir el sentido, atenindome cuanto me ha sido posible a la letra; y la he hecho en versos,
que reconozco ser muy inferiores a los de la Stira publicada en su Discurso 99 (la primera de las de
Jovellanos), sino tambin con varios defectos contra las leyes de la versificacin. Pero esto no me
importa nada, porque no he tenido otra mira que facilitar a usted la comparacin entre la Oda y la
Stira.
Oh navis.Od. I, 14
Correo de Madrid, Tomo IV. En Madrid. En la Imprenta de Josef Herrera, 1789, p. 1.282. N.
correspondiente al 15 de novimbre de 1788.
Coronado caudillo
Con verdes hojas del laurel febeo;
Porque desbarat con hechos tales
La hinchada pompa de amenazas reales.
Sino que el agua cristalina y pura
Que baa el verde Tboli frondoso;
Y la verde espesura
Del cabello que peyna el bosque umbroso,
Lo harn que deba a la apolnea idea
Le inspire versos de la musa Alcea.
La noble estirpe de la antigua Roma
Se digna colocarme sin desdoro
Entre el amable coro
De los ilustres poetas de su idioma;
[p. 70] Y ya con este honor tan eminente
Me muerde menos de la envidia el diente.
O Piride armoniosa, cuyo mando
Templa el sonido en la dorada lira!
O t, que en eco blando
Le puedes dar (si tu favor le inspira)
Canto de cisne liberal y agudo
Al escamoso pez prfugo y mudo!
Tuyo es todo tan prspero ornamento,
Y el mostrarme a su dedo el caminante
Por el que toco amante
De la Romana lira el instrumento.
Vivir, pues, y agradar, si acaso agrado,
Beneficio es tambin de tu cuidado.
Espritu, de los mejores diarios literarios que se publican en Europa, dedicado a los literatos y
curiosos de Espaa. Tomo II, nmero de 8 de marzo de 1788. (En el mismo nmero se contiene un
anuncio y breve elogio de las odas de Horacio traducidas en verso italiano por el Conde Gazolli.)
Juzgando la versin annima del Quem, tu, Melpomene, semel, dice Burgos en la segunda edicin de
su Horacio, II, 252:
El original dice en el primer verso semel, una vez, y el traductor de una vez. No se necesitan
comentarios para hacer ver la diferencia enorme que hay entre estas dos expresiones. Non labor
Isthmicus clarabit pugilem quiere decir: no ilustrar su nombre, obteniendo el premio del pugilato
en los juegos stmicos, es decir, no se dedicar a esta carrera. Y qu tiene que ver esta idea con esta
otra:
Luchador no le hace
El stmico trabajo impertinente?
Y luego, qu construccin es, el stmico trabajo no le hace luchador? Por qu, adems, traducir el
labor por trabajo? Por qu decir trabajo en singular, cuando eran tantos y tan variados, los ejercicios
de aquellos juegos, y cuando el singular castellano, no tiene la significacin del latino? Por qu, en
fin, la insoportable calificacin de impertinente dada a este trabajo mismo? Toda la pieza est
traducida de la misma manera, a pesar [p. 71] de que uno u otro verso elegante y feliz hace sospechar
que era un poeta el traductor annimo.
En el Espritu de los mejores Diarios se public una versin de la oda Integer vitae, firmada con las
iniciales P. A. S. G.; suprmense en ella algunos eptetos del original tan expresivos como difciles de
interpretar sin que el pensamiento sea extrao u obscuro a primera vista; v, gr., el de aestuosas.
aplicado a las sirtes lbicas.
...........................................................
[Vid. H. E. II, 576.]
Correo de Madrid (o de los Ciegos). Tomo IV, p. 1.426. Nmero de 17 de enero de 1789.
Diario de las Musas de 2 de diciembre de 1790, p. 9. Poetas lricos del siglo XVIII, t. II, p. 298, col.
2.
Se public annima en el Diario, pero Forner la reconoci por suya en un catlogo autgrafo de sus
obras que existe entre sus papeles.
LIRAS
Luchador denodado
En el Istmico juego no se empea,
Ni el alazn brioso
Lo lleva en griego carro victorioso.
Ni la marcial fatiga
Ciendo de laurel su noble frente,
Cual Capitn valiente,
Porque con brazo invicto la enemiga
Real altivez quebranta,
Al Sacro Capitolio lo levanta.
Sino que el bosque lleno
De espesas ramas, la sombra vega.
La corriente que riega
De Tvoli feraz el campo ameno,
Honor, gloria y estima
Le dar por la Eolia grata rima.
A m pues Roma afable,
Roma del orbe la imperial cabeza,
Me pone con franqueza
De los Poetas en el carro (coro?) amable,
Ni ya conmigo lidia
Con diente agudo tan mordaz la envidia.
O t, que templar sabes,
Discreta Musa, del marfil sonoro
Las dulces cuerdas de oro,
T que del Cisne los acentos suaves
Concederle pudieras
Al mudo pececillo, si quisieras:
A ti, Musa, se debe
Si me apellida el Lrico Romano,
Y por tal con la mano
Me seala al pasar la alegre plebe;
Si respiro, si agrado,
Todo lo debo a ti, t me lo has dado.
Correo de Madrid (o de los Ciegos). Tomo VII, 1790, Pg. 128 Nmero correspondiente al
mircoles, 9 de junio de 1790.
Correo de Madrid (o de los Ciegos). Tomo III, pg. 127-128. Nmero correspondiente al mircoles,
9 de junio de 1790.
A esta y a otra traduccin del P. Fernndez (Liseno), de que hemos dado cuenta, precede esta
advertencia en dicho peridico: Entre las obras que el infrascrito erudito corresponsal, de quien hay
ya publicadas algunas en los tomos anteriores, nos ha remitido, publicamos al presente las siguientes
traducciones; de Horacio. Se halla en ellas bien explicado el pensamiento del poeta latino, y un verso
bello y nervioso. Estn hechas segn todo el estilo de Fray Luis de Len, sin que se pueda, a nuestro
parecer, objetarle otra cosa que con motivo del estudio de este poeta y otros de sus tiempos adopte
con bastante freqencia las voces antiqadas, que parece que hacen el estilo algo afectadillo por esta
parte. En todo lo dems vemos mucho gusto y no poca gracia.
O navis.Od. I, 14
O navis.Od. I, 14
Firmadas con las iniciales J. G. G., que corresponden al insigne humanista D. Juan Gualberto
Gonzlez, quien puso en castellano las glogas, de Virgilio, se public en el Diario de Sevilla, ao
1793, una traduccin de las odas V y XXIII del libro I. Adems hemos visto otra del Quis multa
gracilis (oda V, lib. I) hecha en romance de versos fciles y no indignos de su autor.
Huyes de m t, Cloe,
Cual tierna ciervecilla
Que busca por los montes
A su madre perdida
Y se asusta del viento
Y de la selva misma,
Que sus pies se estremecen,
Su corazn palpita
Si se agitan las hojas
Esta notable y exactsima traduccin en el mismo nmero de versos que el original, no figura en las
obras del eminente humanista D. Juan Gualberto Gonzlez. Se imprimi en la Revista Peninsular,
volumen II, Lisboa, 1857, typographia de Castro et Irmao, pp. 283-284.
Traduccin con ttulo de Anacrentica, publicada en el Correo Literario de Murcia, tomo VIII, p.
101-102.
Y exento de mancilla,
No ha menester los dardos
De la Nacin Morisca:
No del tirante nervio
Ni del carcax de Cipria,
Preado horror de harpones
Que basiliscos vibran.
Bien vaya por las sirtes
De la abrasada Libia,
O por el inhumano
Cucaso de la Scytia,
O en fin por los lugares
Que riegan cristalinas
Del fugitivo Hidaspes
Las fabulosas Ninfas;
Pues mientras a mi amada
Llage encarecida
Canto en la verde selva
De la regin Sabinia,
Ya sin tener cuidados
Salgo de mi alquera
[p. 84] Y al lobo hago sin armas
Que escape, y no me embista:
Monstruo cual no alimenta
Ni la frondosa encina
De la guerrera Daunia
Curso del claro Aufida,
Ni de Juba le engendran
Los arenosos climas,
Tierra madre de leones
Que en su aridez se cran:
Ponme en el campo helado
Del tramontano cimbra (sic)
Donde ninguna planta
Goza del aura estiva,
Playa boreal del mundo
Que molestar se mira
De los polares cierzos,
Nieblas y nieves fras,
O baxo el Delio carro
De la solar quadriga
En la abrasada zona
De habitacin esquiva,
Siempre he de amarte bella
Llage peregrina,
O bien benigna hables,
Correo Literario de Murcia, que principi en 1. de. Septiembre. Ao de 1792. Sobre varios asuntos
correspondientes a la Poltica, Fsica, Moral, Ciencias y Artes. Otium sine litteris mors est. Tomo
octavo que comprehende Enero, Febrero, Marzo y Abril de 1795. (Vieta que representa una repisa
triangular sustentando un tintero, una buja, un libro y un jarro, y en cuyos vrtices, de derecha a
izquierda, se hallan las iniciales B. Z. M., que corresponden a los tres literatos murcianos redactores
del peridico: Bado (don Luis Santiago), Zamorano (D. Manuel Clemente Gonzlez) y Meseguer (D.
Francisco). Murcia: En la Imprenta de la Viuda de Felipe Teruel. Vive en la Lencera.
La coleccin completa de este raro e importante peridico consta de diez tomos y alcanza hasta
diciembre de 1795. Yo slo tengo los seis primeros; he visto los tres ltimos en la librera de mi
amigo el Conde de Roche (Murcia).
Hay una impresin anterior de 1788, aparecida con las [p. 85] iniciales P. A. S. G. en el Espritu, de
los mejores diarios literarios que se publican en Europa, nm de 14 de abril.
Parfrasis de la oda 24 del libro III de Horacio Flaco, en la qual reprehende los vicios de su siglo, y
propone el medio de remediarlos.
Dinero acaudalando,
Sin reparar que es todo
Para un hijo malvado.
De aquesta suerte se hace
Un caudal extremado;
Mas siempre nos parece
Que aun no tenemos harto.
Parfrasis de la Stira Primera de Horacio Flaco a Mecenas, en que le dice: Que todos los hombres,
en especial los avaros, estn malcontentos con su suerte.
AVARO
HORACIO
AVARO
HORACIO
Parfrasis de la oda sexta del libro III de Horacio Flaco a los Romanos, en que demuestra que el
menosprecio de la Religin y la corrupcin de las costumbres, son las ncas causas de todas las
calamidades que haban afligido a Roma.
T pagars, Romano,
Aunque no has delinquido,
De tus antepasados
Las maldades y vicios,
Mientras que no repares
Los templos y edificios
Ruinosos, de los Dioses,
Con sus ennegrecidos
Simulacros,. del humo
E incendio embravecido
De la guerra intestina.
Porque ests sometido
A los Dioses superiores
Obtienes el dominio
De todo el universo;
De aqu traen principio
Tus prsperas empresas,
Y triunfos sucesivos.
Los Dioses despreciados
A Italia han oprimido
Siempre con muchos males.
Por dos veces vencidos,
De Pacoro y Moneses
La afrenta hemos sufrido,
Pues rechazar lograron
Nuestra embestida y bro,
Y alegres aun celebran
El haber aadido
A sus pobres collares
Los refulgentes brillos
Del oro, y las preseas
Que nos haban cogido.
El Etope y Dacio
Hubieran destrudo
A la discorde Roma,
Si as hubiera seguido
[p. 98] Con las civiles guerras
Y males intestinos,
El uno, por su Armada
Terrible, muy temido,
Y el otro adelantado
En los flecheros tiros.
Fecundos de maldades
Nuestros funestos siglos,
Mancill de contado
Los tlamos ms limpios,
Las casas y familias,
El adulterio iniqo;
Derivado el estrago
De esta fuente, al proviso
Corri, e inund la patria
Y el pueblo pervertido.
La doncella ya adulta
Aprende con ahinco
Jnicas contradanzas
Por voluptuoso estilo;
Y ya en los tiernos aos
Sus miembros tiernecitos
Se amoldan y exercitan
Para adquirir ms brillo,
Y del Amor impuro
Su pecho es posedo.
La juventud procreada
De padres tan lascivos,
No ti el mar con sangre
Del pnico enemigo;
Ni venci al grande Anibal,
Ni al invencible Pirro,
Ni a Antoco el soberbio:
Tal gloria en otro siglo
A Roma le fu dada,
En el que fuertes hijos
De rsticos soldados,
Hechos y endurecidos
En trabajar la tierra
Con azadn sabino,
Y a cargarse a la espalda
Por el orden prescrito
De su severa Madre
Los leos recogidos,
Al trocar Febo hermoso
Con sua diurnos giros,
[p. 99] Las sombras de los montes,
Y cuando al Buey uncido,
Y cansado, le quita
El yugo en que oprimido
Trabaj todo el da
Y con su fugitivo
Carreo, trayendo al pobre
Trabajador rendido
El amado descanso
Y el sueo apetecido.
Qu es lo que no consume
El tiempo y el destino?
La edad de nuestros Padres,
Peor, segn opino,
Que la de los Abuelos,
Sin disputa nos hizo;
Y nuestros descendientes
Ya amarn ms el vicio.
O tiempos ya pasados,
O venturosos siglos!
Oh navis. Od. I, 14
Nota. Aunque esta oda se encuentra ya traducida por excelentes Poetas Castellanos, como
Almeyda, Snchez Brocense, Espinosa, Len y otros; con todo la rigurosa fidelidad de la presente
traduccin disimular, quiz en parte, la inferioridad de su mrito.
[ Notas biogrficas sobre este traductor e informe de Moratn (D. Leandro), sobre sus
traducciones. ] [1]
(MINUTA)
El Rey quiere que examine V. S. los cinco cuadernos [p. 101] adjuntos de la traduccin de las Odas
de Horacio, que ha presentado D. Vicente Alcoverro, [1] y que diga V. Si si la halla digna de la luz
pblica. Dios guarde a V. S., etc.
Excmo. Sr.En cumplimiento de la orden de S. M. que V. E. se sirvi comunicarme con fecha del
25 del pasado, [p. 102] mandndome en ella que examinase la traduccin castellana de las Odas de
Horacio, hecha por D. Vicente Alcoverro, y que dijese si me pareca obra digna de publicarse, me
propuse emprender [p. 103] este examen; pero hall que desde los aos de 1796 y 98 tiene concedida
licencia del Consejo D. Gabriel de Snchez para imprimir dicha traduccin, la cual en aquel tiempo
fu vista y censurada de orden del mismo Consejo y se crey digna de la luz pblica. Todo ello
consta por las licencias originales que he hallado dentro de la misma obra, y no parecindome que el
autor pueda solicitar ms, teniendo ya cuantas facultades necesita para imprimirla, lo pongo en
noticia de V. E. para que, enterado de ella, se sirva decirme si gusta que le devuelva los cinco
cuadernos de la mencionada traduccin y la licencia del Consejo que vinieron adjuntas.
Ntro. Sr. gde. la vida de V. E. ms. as.Madrid, 2 de febrero de 1800.Excmo. Sr. Leandro
Fernndez de Moratn Excelentsimo Sr.D. Mariano Luis de Urquijo.
2 de febrero de 1800.
Como este hombre quiere dedicarlas a la Reina, diga Moratn si la traduccin lo merece. [p. 104]
INFORME DE MORATN
Excmo. Sr.Muy Sr. mo y de mi mayor respeto: He visto la traduccin de las Odas de Horacio
que V. E. se sirvi remitirme de orden de S. M. para que le informase acerca de su mrito y le dijese
si la crea digna de la luz pblica.
Examinada esta obra, que remito adjunta, con todo el rigor de una crtica escrupulosa, se hallarn
muchos pasajes del original mal entendidos por el traductor; unos son flojos, duros y faltos de
harmona, frases y palabras que descubren demasiado el pas en que se escribieron, confusin y
obscuridad en muchas expresiones, redundancia y pompa vana en lo que ms energa y concisin
pide, estilo humilde y desaliado, no pocas veces. Las notas que acompaan a la obra, seran ms
tiles si en vez de reducirse las ms de ellas a la explicacin de voces mitolgicas, histricas y
geogrficas, que se hallan en abundancia en cualquiera de los comentadores de Horcio, se dirigiesen
a manifestar el mrito de este gran poeta, y explicar el artificio de sus composiciones, analizndolas
con el auxilio de la filosofa y haciendo ver la admirable estructura del mayor nmero de ellas;
modelos de perfeccin que no ha podido obscurecer el largo curso de tantos siglos.
A pesar de estos defectos, que he credo hallar, debo decir a V. E. que no me parecen tales que deban
impedir la publicacin de esta obra.
Nadie hasta ahora se ha atrevido a traducir completamente en verso espaol las Odas de este gran
poeta lrico latino, y aunque algunos de nuestros mejores poetas nos han dado en castellano una u
otra de sus composiciones, ninguno se ha juzgado capaz de llevar al fin la difcil empresa de
traducirlas todas.
Esta consideracin hace muy estimable el trabajo que ha tenido D. Vicente Alcoverro, y es plausible
atrevimiento el suyo; si se advierte que a l se le debe la primera traduccin en verso de las Odas de
Horacio, y que en ella, a pesar de algunos defectos, que ms prueban en favor del original, que en
descrdito de la copia, se hallan muchos pasajes felizmente expresados en castellano y dignos de la
aprobacin de los inteligentes.
V. E. que sabe lo que importa al progreso de las buenas letras, [p. 105] la continua lectura de los
poetas antiguos, conocer cunto es preferible el estudio de quien se dedica a ilustrarlos y hacer ms
conocidas sus perfecciones, que el de tantos escritores ignorantes, a quienes debemos la general
inundacin de libros intiles que no tenan ms disculpa de haberse escrito, que la de ser incapaces de
hacer otra cosa los que gastan su tiempo en tales frusleras.
Soy, pues, de opinin que la traduccin de las Odas de Horacio escrita por D. Vicente Alcoverro,
merece imprimirse, y ojal este ejemplo estimulase a nuestros buenos ingenios para que, publicando
otras ms dignas, obscureciesen prontamente el notorio mrito de esta
Stiras
Muchas veces se han puesto en verso castellano las Odas de Horacio y su Epstola a los Pisones, mas
pocas sus Stiras y restantes Epstolas; bastante obscuras por estar escritas en un lenguaje modelo de
concisin y llenas de alusiones a costumbres e ideas de la poca, ofrecan no pocas dificultades; as
que hasta los ltimos aos del siglo XVIII solamente traducciones parciales se haban hecho. Una que
comprende todas las Stiras, y notable por cierto, se encuentra en la Biblioteca Nacional. [1]
Ignoro quin la hizo; por estar acabada, segn parece, en Calatayud al comenzar el ao 1800 y decir
en el prlogo su autor que ya haba publicado las Odas de Horacio, pudiera atribuirse al extravagante
aragons D. Jos Mor de Fuentes, quien, en efecto, haba dado a la luz el texto latino de aqullas; sin
[p. 106] embargo, dudo mucho que Mor de Fuentes tuviese el buen gusto que resplandece en esta
versin. Hecha en variedad de metros acomodados al asunto de cada satira, bien interpretado
generalmento el original, en un lenguaje propio y castizo libre de latinismos, es comparable a la que
de D. Javier de Burgos public algunos aos despus. Algo redundante es a veces; as estas palabras
de Horacio (St. VIII, lib. II):
Horacio amigo
sinceramente y en verdad te digo
que cosa ms alegre y divertida
ni la he tenido ni tendr en mi vida.
Otras veces suprime lo que hay de obsceno y expuesto en trminos que hoy pareceran malsonantes.
El autor de esta traduccin dice en el Prlogo: Advierto a los lectores que en esta segunda parte de
la obra me he visto obligado a mudar de mtodo... reducindose a tres tomos solamente. En esta
segunda parte precede el texto de Horacio, igualmente correcto que en la primera; sigue luego la
traduccin y despus de sta, las notas. Calatayud, 9 de febrero.
STIRA I, 1
STIRA I, 3
STIRA I, 4
STIRA I, 5
STIRA I, 6
STIRA I, 7
STIRA I, 8
STIRA I, 9
STIRA I, 10
LIBRO II.STIRA I
HORACIO
Abstente
De hacer versos satricos; reposa
..................................................
STIRAS II, 2
STIRAS II, 3
STIRAS II, 4
HORACIO
CACIO
De haberte interrumpido
En tales circunstancias me arrepiento;
Lo confieso, hice mal; perdn te pido.
....................................................
STIRAS II, 5
ULISES
TIRESIAS
STIRAS II, 6
STIRAS II, 7
DAVO
DAVO
STIRAS II, 8
HORACIO
TONDANIO
Horacio amigo,
Sinceramente y con verdad te digo
Que cosa ms alegre y divertida
Ni la he tenido ni tendr en mi vida.
...............................................
Odas
A pocas traducciones se habr aplicado con tanta razn la frase de que semejan tapices flamencos
por el revs como a las desdichadsimas que hizo D. Carlos de la Senda. En casi todas ellas aparece
mal entendido el pensamiento de Horacio y de tal manera, que en ocasiones provoca a risa; aquellas
palabras de [p. 113] Gratiae, decentes las traslada, o mejor dicho, las desfigura en estos versos:
En ocasiones dice todo lo contrario del texto; el verso 4. de la oda Beatus ille:
lo traduce:
...........no cuenta
Con prstamos a logro.
Esto no es verdad; el labrador vive feliz, porque est libre de usureros y no por abstenerse de prestar
dinero.
Nada hay de recomendable en estas versiones; el lenguaje es impropio, la frase desmayada y los
versos duros.
Entretenimientos poticos. Traduccin a verso castellano de algunas odas y otras obras de Horacio.
Su autor el Licenciado D. Juan Carlos de la Senda, abogado del Ilustre Colegio de esta Corte.
Letra del siglo XVIII 1 vol. en 4. Lleva a la conclusin extensas notas. Bibl. Nac. P. supl. 15.
O navis. Od. I, 14
Idem
STIRAS I - 9
Tu ne quaesieris. Od. I, 11
No inquieras, Leuconoe,
Pues no es dado saberlo,
Qu fin a nuestros das
Las Deidades han puesto.
No curiosa consultes
Los nmeros Caldeos:
Empero sufre el hado
Favorable o adverso.
Bien vivas muchos aos;
Bien slo el crudo invierno
Que ora contra las rocas
Estrella el mar Tirreno:
Si eres sabia, en el vino
Sepulta el breve tiempo,
Que a largas esperanzas
No ha destinado el cielo.
La palabra en los labios
F. L. Z.
Correo Literario de Sevilla, tomo VI, pp. 229-230 N. correspondiente al sbado, 7 de setiembre de
1805.
De Dioses descendiente
Y del pueblo romano amable guarda,
Vuelve, vuelve impaciente
El pueblo y el concilio santo guarda,
porque le prometiste
Una temprana vuelta y no cumpliste...
A AUGUSTO
De Dioses descendiente,
Y del Pueblo Romano amable guarda,
Vuelve, vuelve: impaciente
El pueblo y el Concilio santo aguarda.
Porque le prometiste
Una temprana vuelta, y no cumpliste.
Prncipe bondadoso,
Da a tu patria la luz que le has robado,
Y vuelve el rostro hermoso
Que cual la Primavera, al Pueblo amado
Luego que se presenta,
Con nuevo brillo el sol su luz ostenta.
Cual los ojos fixando
En la torcida playa, con lamentos
La madre va llamando
Al hijo, a quien los vientos,
Ms de lo acostumbrado,
Del patrio dulce suelo han apartado:
Y cree que no tarda
En sus votos y ageros confiada,
Y con ansia le aguarda:
As tu patria, en otro tiempo amada,
En dulce fuego ardida
Con ansia espera oh Csar! tu venida.
Ven, y vers cual pace
El buey seguro los hermosos prados.
El campo ya renace
Cultivado por Ceres. Aplacados
Los mares se navegan,
Y los hombres su fe ya no se niegan.
En la familia honrada
Ya no se ven las manchas vergonzosas.
La maldad desterrada
Por las leyes huy. La honra de esposas
Es del hijo el semblante.
F. B.
Correo Literario y Econmico de Sevilla, tomo VI, pp. 173-174. N. correspondiente al mircoles, 14
de agosto de 1805.
Traduccin remitida por su autor, que se firma Iria, al Memorial Literario, donde se public en 10
de abril de 1805.
Fr. Andrs Corral, insigne agustino de ltimos del siglo pasado y principios del presente, a quien
debemos el que se conserve el proceso original de Fr. Luis de Len, y hombre de criterio tan
independiente que present en las Cortes de Cdiz una Memoria defendiendo la abolicin del Santo
Oficio, tradujo varias odas de Horacio. Sus versiones son mediocres, pues aunque indudablemente es
cosa en extremo difcil trasladar a cualquier idioma tales obras maestras del lirismo antiguo, debiera
estar ms acertado al reproducir la mente de Horacio. As tenemos que en la Oda XXIV libro III,
traduce lo de:
diciendo:
cuando no habla Horacio de campias cerradas, sino de soberbios edificios construdos en la playa,
que por hiprbole supone ocuparan todo el mar Tirreno.
Si en lo ltimo habitaras
De la Escitia en poder de un cruel marido,
A lo menos lloraras
De tenerme a tus puertas extendido,
Lice, a los regaones
Propios de aquellas fras regiones.
Oyes cmo retumba
Tu puerta de los vientos agitada,
Y cmo el bosque zumba,
Que tienes tu casa hermoseada
Da fin ya a tu locura
E infames ambiciones, oh t esposa
Del poeta Ibicio; cura
[p. 123] Tu funeral y deja lujuriosa
De jugar con doncellas;
No le quites lucir a las estrellas.
Diario de Valencia, 13 de noviembre de 1815. Creo que es la misma publicada antes en el Espritu
de los mejores diarios literarios.
Excmo. Seor:
Con fecha del 26 del pasado mes de Enero tuve el honor de recibir un oficio de V. E., con el que de
orden del Rey nro. Seor (que Dios guarde) me pasaba la traduccin de las poesas lricas de Horacio,
hecha por D. Xavier Burgos, para que dixese sobre ella lo que se me ofreciera y pareciera. Abandon
al momento por esta otra comisin a que en compaa del P. M. Fr. Antoln Merino se dign
destinarme S. M. hace dos aos, con el placer del que dexa montones de escombros por elegantes
edificios, y campos ridos por jardines amenos y encantadores; pues tales han sido siempre para m
las poesas lricas de Horacio.
Me sorprendi a primera vista la osada del traductor; porque no era fcil persuadirme a que en
nuestros das hubiese nimo para emprender y llevar al cabo una obra que arredr en el siglo de oro
de la literatura espaola a nuestros mayores ingenios. Algunos de stos hicieron ensayos de sus
fuerzas, pero abandonaron la empresa despus de traducir alguna otra oda de las menos difciles. Si
algunos demasiado satisfechos de s mismos la pusieron fin, fu sin gloria, por no decir con desdoro
suyo y mengua de su nacin y lengua. Mas est visto, Seor, que nuestro siglo es siglo de prodigios.
La despreciada Espaa ha sido el escollo en que se estrell el colosal poder del que con sacrlega
adulacin se llamaba omnipotente, y la misma despreciada Espaa, que la mordaz envidia agrega hoy
a las brbaras costas del frica, puede ya gloriarse de tener una traduccin de las poesas lricas de
Horacio que dexa atrs quantas han producido en tres siglos la Francia, Italia, Alemania, Inglaterra y
Polonia. Ya hace tres aos que el seor D. Felipe Sobrado, hoy dignamente miembro [p. 125] del
Consejo de Castilla, haba hecho hablar a Horacio en el lenguage culto y expresivo de las orillas del
Manzanares: pero contentndose con esto, dexaba que desear para la inteligencia del ms profundo de
los poetas, ni la juventud poda aprender a descubrir las bellezas del original para imitarlas, ni sus
defectos para evitarlos. Esta es una ventaja muy apreciable en la traduccin de un autor que forma el
Su prlogo me parece una obra maestra y como de un sabio que ha estudiado y meditado por mucho
tiempo la materia de que va a tratar; y como segn Horacio.
Scribendi recte sapere est et principium et finis, era consiguiente que el traductor al desenvolver su
plan ostentase sin afectacin un lenguage castizo y flido, una expresin enrgica y precisa, y una
elocuencia que en expresin del citado Horacio solamente puede tener el escritor que ha ledo mucho
su materia. Con estas brillantes calidades da ideas exactas del mrito de las poesas lricas de
Horacio, del grande aprecio que han merecido a todas las naciones cultas, de los grandes obstculos
que ha tenido que vencer en su traduccin, de las leyes que se ha impuesto para ello, del influxo que
puede tener su trabajo en la formacin del buen gusto, de, las libertades necesarias que se ha tomado,
y en fin, de la modesta desconfianza con que queda despus de muchos trabajos y vigilias. La
traduccin de las odas me parece de un mrito superior. Reuniendo el estro potico del original a la
precisin del lenguage y a la valenta de la expresin, hace hablar a Horacio como hablara si
escribiese hoy a las orillas del Betis. Ni yo tengo el tiempo necesario para probar esto con exemplos,
ni V. E. para leerlos; pero basta leer la traduccin de la oda 1., a Mecenas, y compararla con la que
nos dex el Mtro. Fr. Luis de Len; la diferencia salta luego a los ojos del menos inteligente, que
votar en favor del seor Burgos. Otro tanto me atrevo a decir de las dems que he comparado con
varias versiones impresas e inditas de diversos autores castellanos.
Las notas tienen el mrito de aclarar los puntos dudosos de gramtica, geografa, historia, y
mitologa, sin aquella erudicin pedantesca que es tan ordinaria en los comentadores. Hace sobre
estos las observaciones ms juiciosas, y agradeciendo las luces [p. 126] que le han prestado, no por
esto perdona sus excesos en alabar o vituperar las bellezas o descuidos del autor original, Me parece
fina la crtica del seor Burgos, y particular su tino.
No por lo dicho tengo por acabada y perfecta su traduccin, y ni l tendr la temeridad de creerla tal
despus de la paladina confesin que hace en el prlogo, y que creo ingenua; pero es bien sabido lo
que dex escrito el mismo Horacio en su Arte potica:
El que quiera ser juez inexorable de las traducciones poticas, deca el Mtro. Len, pruebe primero
qu cosa es traducir de una lengua extraa en la suya, sin aadir ni quitar sentencia, y guardar quanto
es posible las figuras de su original, y su donaire, y hacer que hablen en castellano, y no como
estrangeras y advenedizas, sino como nacidas en l y naturales.
ltimamente, Seor, a m me parece que la traduccin sobre la qual se me manda informar, honra a
su autor, la lengua, y la nacin espaola.
Tal es mi parecer que sugeto gustossimamente a la alta penetracin de V. E. cuya importante vida
guarde Dios muchos aos.
Madrid, 8 de Febrero de 1818.De V. E. humilde Capelln, Fr. Jos de la Canal, Agustino Calzado.
Dignas de alabanza son las traducciones que hizo D. Dionisio Sols, apuntador en el Coliseo de
Madrid y amigo del barba Pinto, quien le auxili cuando fu perseguido por Godoy, a causa de un
libelo que escribi contra ste. En casi todas ellas mostr discrecin y buen gusto no comunes y clara
inteligencia del texto. Teniendo en cuenta que las hizo cuando estudiaba Retrica en Sevilla, se ve
que con razn las elogiaron Forner y otros literatos del siglo pasado que las leyeron. Alguna hay
bastante floja (la oda VI, libro IV), muchos de cuyos versos son duros; otras veces [p. 127] contienen
latinismos, como la palabra vulto por rostro; otras est mal interpretado el texto, cual sucede en este
verso (oda 10, libro IV):
Cuando la inesperada
Vejez viniere ms veloz que pluma.
La palabra pluma no tiene el significado que aqu se le da, sino el de bozo, que afeara el semblante
afeminado de Ligurino.
Mercurio soberano
Pues dcil Anfin a tus lecciones
Con canto sobrehumano
De Tebe levant los torreones
Y tu lira que sabes
Con siete cuerdas resonar suaves...
..............................................
Oiga Lida el pecado
De las doncellas y castigo dino
Y el cubo no llenado
Jams y cuya linfa huye contino
Y tormentos diversos
Que aun bajo el Orco sufren los perversos.
Oh Ligurino hermoso,
Con los dones de Venus orgulloso,
Cuando la inesperada
Vejez viniere ms veloz que pluma
Y la crencha dorada
Cubrirte va los hombros no presuma,
Y que el rostro ms bello que la rosa
En faz se cambie triste y espantosa...
At oh Deorum. Ep. 5
[Vid. O. H. 39.]
Obras Pstumas... Segunda edicin. Londres, M. Calero, 1825, 8. (Edicin costeada por D. Vicente
Salv.)
Biblioteca de Aut. Espaoles. Tomo II. Obras de los dos Moratines, pg. 33, con el texto latino al pie.
Odas de Q. Horacio Flaco traducidas o imitadas por ingenios espaoles. Barcelona... 1882, pp. 74-75.
(Con una grave errata en la cuarta estrofa: De Mauritania, por Ni Mauritania.)
Es traduccin fiel y potica, pero muchos versos son meramente endecaslabos. y no sficos, a lo
menos segn el tipo de Villegas, comnmente admitido por muchos versificadores. El P.
Hermenegildo Torres nota de viciosa la construccin habitar negada. Es justo el reparo, y lo es
tambin que inhospitalem no debe traducirse por desierto, puesto que el Cucaso, de que habla
Horacio, no estaba desierto, aunque fuese inhospitalario por la condicin de sus moradores.
Por lo dems el P. Torres juzga muy recomendable la traduccin del padre de Moratn, y lo que es
ms logra censura favorable en el rgido tribunal del general Mitre, que la declara buena en general
y bien versificada, si bien echa de menos en ella el soplo potico que anima el original y la
vibracin del ritmo. Algo de esto falta, sin duda, pero quien lo eche de menos, no debe ir a buscarlo
a la traduccin del general argentino, que todava est ms desvalida en esta parte.
Publicada esta traduccin, hasta entonces indita, en la Revista de Ciencias, Literatura y Artes de
Sevilla, dirigida por don Manuel Caete y D. Jos Fernndez Espino (Sevilla, 1856). Tomo III, pp.
378-379, segn copia facilitada por D. Cayetano Alberto de la Barrera.
Sin duda por parecerle incorrecta y floja, como en realidad lo es, dej de incluir esta oda D. Leandro
Moratn en la edicin que en 1821 hizo de las poesas de su padre. As y todo, es mejor que la que
despus hizo Santibez.
Oh claro descendiente
De los reyes de Etruria poderosos,
Para ti solamente
Mis vinos generosos
Son ha tiempo, Mecenas, reservados.
De Melndez Valds se conserva una traduccin del Rectius vives (oda 10, libro II). Hzola en sus
ejercicios de oposicin a la ctedra de Prima de Humanidades de Salamanca. La trasladamos ntegra
por ser del poeta ms inspirado de la pasada centuria. [1]
Odas
Con las mejores traducciones de Horacio publicadas hasta ahora compiten las que hizo el
Penitenciario de Crdoba, D. Manuel Mara de Arjona; sin el servilismo propio de ingenios
medianos, expuso en rotundas y valientes estrofas el pensamiento de Horacio, bien entendido siempre
como sabio humanista que era; dos de ellas estn inditas; copiamos ntegra la primera y fragmentos
de la segunda.
Acaso valgan menos que las traducciones del P. Corral las que llev a cabo el jerezano D. Justino
Matute, amigo de Arjona, Blanco White, Lista y otros literatos. de su tiempo; escribi un Diccionario
biobliogrfico de sevillanos ilustres y una historia de Itlica. [1] En sus versiones de Horacio hay
alguna hecha con discrecin; en cambio, otras son tan poco afortunadas y exactas que ms bien
parecen malas imitaciones.
Oh Septimio, mi amigo,
T marchars conmigo
Y a Cdiz me seguirs
Y hasta ver las riberas
A do el cntabro indocto, del romano
Yugo rehuye ufano.
Oh mi primer amigo,
Mi querido Pompeyo,
Quin te vuelve a la patria
E italiano cielo?
.......................................
Contigo vi a Filipos
Y velozmente huyendo
Mi honor con el escudo
Perdido all lo dejo.
Oh Neobulina, es cosa
Msera y enojosa
No gozar de Cupido
Y del dulce recreo
Del jugo de Liceo.
Oh fuente regalada
De Blandusia, agradable,
Cual vidrio cristalina
Y cual vino suave;
De un cabritillo tierno
Maana en tus altares,
Coronado de flores,
Derramar la sangre.
Tu nobleza heredada,
Elio ilustre de Lamo, aquel que diera
Otro tiempo principio a la nombrada
Familia de los Lamias, de manera
Que los antiguos Fastos lo publican
Y el generoso origen justifican...
Acab un monumento
Con ms seguro asiento
Que bronces permanentes
Y torres eminentes
Por reyes levantadas.
Oh Nerea mudable
Cul se me acuerda agora
Tu maldad execrable,
Cuando con fe traidora
Juraste por los Dioses prepotentes
Ser tus gustos y mos permanente!
CARMEN SAECULARE
Qu joven delicado,
Olores entre rosas derramando,
Te abraza, all apartado,
Por quien ests ligando
El cabello, del traje no curando?
..............................................
Cantaras mi consuelo,
Oh t al mundo conmigo
Nacida, ora de duelo,
De amor o sueo amigo
Preada ests, de fuego o de quimeras,
.............................................
El artillero madrileo D. Juan de Dios Gil de Lara, nacido a ltimos del siglo pasado, insigne
matemtico, buen fillogo y tan entusiasta de Horacio que reuni cuantas versiones castellanas
encontr de ste, tradujo las odas: 3. del libro II, 7. y 15. del Epodon y la stira 3. del libro I,
tambin la obscensima:
suprimida con harto motivo en muchas ediciones. Las traducciones de Gil de Lara no pasan de
medianas y contienen varios errores de concepto. [1]
Cuando t ac en el suelo
El poder de los Dioses irritabas.
Odas apcrifas
Ad Julium Florum.Od. I
Traduccin:
De color diferente
Pesa la uva de la vid pendiente...
(en liras)
Ad librum suum.Od. II
Traduccin:
Por nota dice: Hemos visto estas odas en un peridico ingls titulado New annual Register, de la
poca en que se suponen descubiertas. Ignoramos las circanstancias del hallazgo y los [p. 144]
caracteres de autenticidad que puedan resultar del manuscrito; por lo que slo podramos buscarlos en
el lenguaje y genio de la composicin: empresa superior a nuestros conocimientos. Abandonando,
pues, esta discusin a los amantes de la docta latinidad, nos hemos ceido a publicarlas por no
haberlas encontrado en ninguna coleccin original ni espaola de las obras de Horacio. Texto y
traduccin se reprodujeren en el Boletn Bibliogrfico Espaol de Hidalgo (tomo VIII, 1861, Pg.
240), y tambin en mi Horacio en Espaa, 2. edicin, tomo I, pp. 323-25.
Poco merecen que nos detengamos en ellas las versiones debidas a D. Flix Jose de Austria, capelln
de San Telmo en Sevilla. Su mayor defecto es el contener no pocos errores; saevo nupta viro (oda X,
lib. III), no es como l dice:
Mecenas, descendiente
De los Reyes pasados,
Oh mi grande defensa,
Consuelo y dulce amparo.
....................................
A otros les gusta mucho [p. 146] Recoger en sus carros
Todo lo que se barre
En los Lbicos campos.
Oh t muy ms hermoso,
Indcil Ligurino,
Cuando el dorado bozo
Te cubra inadvertido
Y luego los que ahora
Cabellos de oro fino
Sobre tus hombros brillen
Cortases abatido...
En el Diario Mercantil de Cdiz, ao 1831, se public una traduccin del Integer vitae firmada por
In-co. No creemos que se trate de Inarco, esto es, Moratn, ya difunto, pues en la coleccin de Gil de
Lara se dice que es de D. Antonio Gallardo, natural de Cdiz; su forma es clsica, si bien nos parece
algo libre; en ella se cambian los dardos moriscos en broquel y azcona, y la aljaba cargada de saetas
en espada toledana.
In-co.
Don Antonio Gallardo, del comercio de Cdiz, abril, 1831. Imp. Diario Mercantil de Cdiz, 29 de
mayo, 1831.
Entre las versiones de Horacio ms disparatadas y extravagantes pueden citarse las de D. Rafael Jos
de Crespo. Si uno de sus antecesores, como dicen los genealogistas en sus estupendas
investigaciones, quit la vida al rey moro de Zaragoza, Marsilio, l hizo otro tanto con las obras de
Horacio al ponerlas en castellano. Dominbale igualmente que a Horcasitas la mana de probar que el
idioma castellano era tan conciso y acaso ms que el latn, cual si en esto consistiera toda la
perfeccin de una lengua, y no principalmente en su riqueza de formas y dicciones para expresar los
ms delicados matices del pensamiento. Con objeto de demostrar aquella tesis perdi el tiempo
traduciendo las odas del poeta venusino en versos flojos, llenos de frases incorrectas, con supresin
casi general de artculos; ms que versiones resultan calcos groseramente borrajeados.
Viriato (tragedia).
Reprocesos (poema).
Sus traducciones de Horacio estn en el mismo ms.; las hizo en Valencia el ao 1835. [p. 149] Iam
satis terris. Od. I, 2.
Od. I, 34
Cuando a ti yo enamoraba
Y otro cualquier joven bello
A d, Baco, me llevas
Lleno de ti?; veloz en nueva mente
[Vid. H. E. I, 142.]
Arte Potica
Epstola de Quinto Horacio Flaco a los Pisones sobre el Arte Potica, traducida al castellano en
igual nmero de versos por Don Rafael Jos de Crespo.
Austro, el ms poderoso
En las olas del Adria que concita
Y a su arbitrio las calma o las irrita.
Qu gnero de muerte la ms dura
Temi el que pudo con enjutos ojos
Ver los monstruos marinos, los enojos
Del mar, las tan temidas
Acroceraunias rocas? La natura
En vano entre las tierras divididas
Los mares interpuso. La barrera
Rompe nave altanera, [p. 153] Y el mortal insolente y atrevido
Surca el vado fatal y prohibido.
Todo lo arrostra el hombre si se trata
De cometer maldades. De Japeto
El hijo temerario sin respeto
Al Olimpo ultrajado,
El fuego celestial impo arrebata
Y a los hombres presenta el don robado:
Viene el hombre en castigo y peste acerba,
De males la caterva
Inslita, la muerte acelerada
En la vida inocente retardada.
El aire inane Ddalo surcando
Con alas que natura al hombre niega,
Examina. Penetra por la ciega
Entrada de Aqueronte
Hrcules. Y por todo atropellando
No hay cosa que el mortal no sobremonte,
Hasta insulta su orgullo a las Deidades;
Y por nuestras maldades
Estn siempre de Jove soberano
Los rayos vengadores en la mano.
En nota dice el Sr. Castro: Pareci preciso al traductor de la oda antecedente mudar algunas cosas,
no con nimo de enmendar la plana a un poeta como Horacio, sino para corregir una moral que se le
figur malsima; por no poder concebir cmo Horacio tuvo valor para proponerse a s mismo como
un ejemplo de virtud; ni cmo pudo persuadirse de que el cielo y el lobo le respetaron por el acto
heroico de virtud que ejercitaba cuando iba cantando las alabanzas de su amigo Lalage (sic por errata
evidente, puesto que Horacio escribi: dum meam canto Lalagem).
Esta ridcula correccin haba sido ya hecha en su edicin expurgada por el jesuta Juvencio, que
tampoco cal el sentido de esta humorstica composicin de Horacio, y sin pararse en barras, en vez
de
escribi:
Esta infeliz traduccin del Pbro. Castro tiene la particularidad de estar escrita en aquel gnero de
endecaslabos acentuados despus de la quinta, que Mil llam anapsticos, y que vulgarmente se
denominan de gaita gallega.
Poesas de D. Antonio Francisco de Castro, cura prroco de [p. 155] S. Martn de Fruime en el
Arzobispado de Santiago. Orense, oficina de D. Juan M. de Pazos, 1841, pp. 25-26.
Traduccin libre de la oda de Horacio Parcus... En ella se acusa el Poeta a s mismo de haber
sido como buen Epicreo un poco descuidado del culto de la Divinidad, y confiesa haberse
ltimamente, desengaado en vista de unas obras que solamente podan atribuirse al Poder de Dios
y a su Providencia.
Poesas de D. Antonio Francisco de Castro, cura prroco de S. Martn de Fruime... Orense, 1841,
pg. 24.
El ardoroso Baco,
Y la madre cruel de los amores, [p. 156] Y la Licencia audaz y
juguetona,
En mi tranquilo pecho
Poesas de Abenamar. Madrid. Boix editor, impresor y librero, calle de Carretas, nm. 8, 1842. pp.
139-140.
Esta traduccin tiene algunos aciertos, como la lbrica faz (vultus nimium lubricus adspici), y
algunos descuidos como el aplicar al Persa lo que Horacio dice del Partho (que no es exactamente lo
mismo), y traducir mal o ms bien dejar sin traducir el detalle caracterstico de pelear con los caballos
vueltos hacia atrs, cosa muy diversa de luchar y retirarse.
[Vid. H. E. I, 148.]
Arte, Potica
En el Apndice a la tercera edicin del Sistema musical de la lengua castellana, y luego en sus Obras
Literarias (Madrid, Rivadeneyra, 1852), pgs. 109-113.
Carta a los Pisones (slo hasta el verso 179). Traduccin literalsima. y verso por verso, en cierto
gnero de hexmetros inventados por el autor, pero distintos de los que emple en la traduccin de la
Eneida, puesto que aquellos tienen diez y siete slabas y stos quince solamente. [p. 157] Si a testa de
caballoun humano rostro quisiese
Pintor poner, distintoscon plumas, miembros uniendo;
De modo que empezandolinda mujer, en horrible
Pez concluyesepudierais a aquesto, decidme,
Contener vuestra risa?Pues a un tal cuadro, creedme,
Fuera el libro, oh Pisonesmuy semejante que truncas
Ideas tuviesede enfermo cual sueos, y falto
De pies a cabezade forma y unin. Lata siempre
Creo que con esta muestra basta y aun sobra para comprender lo que s este raro ensayo, que tiene el
mismo nmero de slabas que el original.
Odas
Traduccin y ordenacin de las Odas de Quinto Horacio, Por Juan Bautista Camacho, estudiante
del sexto ao de Filosofa. Ao 1854. (Bibl. Nac. Oo. 180. I vol. en 4.)
Solamente contiene la versin en prosa de varias odas; alguna hoy trasladada en verso. Es un trabajo
que nada vale.
A LICINIO MURENA
Revista de Ciencias, Literatura y Artes, dirigida por D. Manuel Caete y D. Jos Fernndez-Espino.
Tomo III. Sevilla. Francisco lvarez y C. 1856, p. 313
[Vid. H. E. I, 153.]
Revista de, Ciencias, Literatura y Artes. Dirigida por D. Manuel Caete y D. Jos Fernndez-Espino.
Tomo tercero. Sevilla. Francisco lvarez y Comp., impresores de SS. AA. RR... 1856, pgina 770.
Traduccin no includa en sus Obras, y que tomada de un cdice de varias traducciones de Horacio,
existente en la librera del difunto D. Cayetano Alberto de la Barrera (y hoy en la Biblioteca
Nacional) se imprimi en el tomo tercero de la Revista de Ciencias, Literatura y Artes, de Sevilla
(1856), pp. 768-69.
Sin duda D. Leandro Moratn hizo esta traduccin siendo muchacho, y no la incluy en sus Poesas,
por parecerle. y con razn, muy inferior a otras excelentes versiones suyas de Horacio. [Vid. H. E., I,
125, y II, 382.]
Arte Potica
Arte Potica de Horacio. Traduccin premiada con una artstica ctara y diploma de honor en los
juegos Florales que se celebraron en Len con motivo de la conmemoracin del VI Centenario de
Guzmn el Bueno. [p. 161] Traduccin ms. en redondillas octosilbicas, y en silva de endecaslabos.
Arte Potica
Q. Horacio Flaco, epstola a los Pisones de arte Potica, traduccin literal con el texto latino al
frente, notas y observaciones mitolgicas, por Don Vicente Fontn y Mera, bachiller en filosofa y
profesor de latinidad y humanidades en el colegio de segunda enseanza de San Agustn de Cdiz.
Cdiz, 1858, imprenta de La Paz, a cargo de M. M. de Luque, librera de la Revista Mdica.
Estas traducciones se publican de modo que puedan servir a los alumnos de todas las clases de
latinidad, comenzando por la primera obra de texto que se da en cada ao.
Odas escogidas
Horacio. Odas escogidas. Traduccin literal con el texto latino al frente, arreglada a la coleccin de
autores latinos, aprobada por el Gobierno para uso de los Institutos, colegios y dems
establecimientos de segunda enseanza del reino, anotada con observaciones mitolgicas e
histricas. Por D. Vicente Fontn y Mera. Cdiz, 1859 imp. de La Paz, a cargo de M. M. Luque,
Librera de la Revista Mdica.
8. mayor, 78 pp.
[Vid. H. E., I, 161.] [p. 162] [CVIII.] CASTRO Y OROZCO, Jos.Barcelona, 1865.
Arte Potica
Arte Potica, reducida a menos slabas. Ms. annimo publicado y anotado Por D. Jos Castro y
Orozco. Barcelona. Narciso Ramrez, 1865, 8.
Odas de Horacio traducidas por D. Cristbal de la Barrera y Canales. Ms. autgrafo que comprende
casi todas las del libro I; consta de 25 hojas en 4.
18 hojas en 4.
19 hojas en 4.
Pasaron con este Cuerpo a la Divisin del General Llamas, que operaba en Valencia y Murcia, y
despus a Navarra; y el 23 de noviembre del mismo ao se hallaron en la memorable y desgraciada
batalla de Tudela. All pereci D. Cristbal, con la fatal circunstancia de que, sin duda efecto de la
dispersin de nuestro ejrcito, durante la cual hubo de ser vctima, no presenciaron su herida o muerte
ninguno de sus companeros, ni jefes, ni persona que del caso haya podido dar noticia
correspondiendo a las diligencias que la familia ha practicado para lograrlo. Tan slo el sargento
primero de su compaa, D. Joaqun Martinena (despus alfrez de voluntarios de Barbastro), declar
que le haba visto batirse con increble valor.
Maecenas atavis.Od. I, 1
Anacrentica
Oh valerosa nave!
Oh vagoroso pino!
En quien su amparo funda
El sapiente Virgilio,
A tus aras me acojo;
Humilde te suplico
Que le transportes salvo
De tica a los dominios.
As la diosa Venus
Extienda vuestros linos
Y as Cstor y Plux,
Dos astros muy benignos,
As el hijo de Jove
Oh Agripa valeroso!
Cantar de tus hechos la grandeza
Vario, cisne famoso,
Y cualquiera fortsima proeza
Que, con suma fiereza
Su general t siendo
Ejecut el soldado combatiendo.
Nosotros no anhelamos
Que publique la fama este trofeo,
Ni pintar intentamos
El enojo del hijo de Peleo,
Que no cedi al deseo,
Ni las navegaciones
De Ulises engaoso, en mil regiones.
Vides ut alta.Od. I, 9
Taliarco consideras
Cun blanco est Soracte con la nieve?
Las selvas lisonjeras
No pueden ya sufrir su carga aleve
Con su sumo desvelo;
Se pararon los ros con el yelo.
Expele de ti el fro
Sobre el hogar poniendo en abundancia
Leos del bosque umbro,
Y saca con frecuencia a poca instancia
Del cntaro sabino
El exquisito cuadrigenio vino.
Oh facundo Mercurio
De Atlante digno nieto,
Que sagaz diste forma
Tu ne quaesieris. Od. I, 11
Quem virum.Od. I, 12
O navis.Od. I, 14
Habiendo el fementido
Paris en Ideas naves transportado,
Flechado de Cupido,
A Helena por el pilago salado,
Calm Nereo los vientos,
Preludio de sus hados y lamentos.
Con infiel vaticinio
Conduces a tu casa a la que Grecia
Pondr so su dominio
Con ejrcito grande que desprecia
Tus bodas en romperlas conjurada
Y la antigua dardnica morada.
Oh t hija, ms hermosa
Que tu madre peregrina!
Qu furor, di, te encamina
A tan reprensible cosa?
Decretars criminosa
A mis yambos ofensivos
Lo que intimen vengativos
Tus rencores, bien quedar
Sepultados en el mar,
O bien con fuegos activos.
A la ilustre Diana
Incesante ensalzad, tiernas doncellas;
Load con faz ufana,
Oh mancebos, a Corintio, cuyas bellas
Hebras de oro brillantes
No cortaron tijeras penetrantes.
Igualmente a Latona,
De Jpiter supremo muy querida;
Llevad de zona a zona
Vosotras a la Diosa, a quien convida
El cristal de los ros,
Como las hojas de los bosques fros.
Natis in usum.Od. I, 27
De Traces es costumbre
Reir bajo su brbara techumbre
En muestra de contento
Con las copas que sirven de ardimiento.
Qu a Apolo relumbrante
En su dedicacin pide el Poeta?
Qu splica incesante
Vertiendo de su copa que respeta
El orbe, licor nuevo,
Cual de su fuente luminosa Febo?
O diva gratum.Od. I, 35
Oh compaeros mos,
Ora beber debemos, [p. 172] Ora con pie garboso
Justo es herir el suelo;
Con costosos manjares
Tambin ornar el tiempo.
Desestimo y desprecio,
Oh mi criado,
Sumamente de Persa
Los aparatos;
Me desagradan
Coronas con tiritas
Entrelazadas.
En verso suelto.
El P. Torres la elogia con entusiasmo, tenindola por aventajada a las muy buenas de Moratn y
Burgos, especialmente en este pasaje:
......................Dir a Alcides
Y a los hijos de Leda: insigne el uno
En domar un corcel; famoso el otro
En la atltica lid, cuya alba estrella
No bien al nauta resplandece, cuando
Las crespas aguas de las rocas fluyen,
Los vientos calman, los nublados cejan,
Y la onda amenazante, al blando influjo,
Se recuesta en el ponto .................................. [p. 174] Esto s que es
verdaderamente impecable!, aade el Padre Torres. Toda la traduccin est por
el estilo, y es ms fiel y ms ceida que las de Moratn y Burgos, pero no hay
que echar en olvido que Burgos tradujo en rimas perfectas; Moratn, en silva, y
Tassara en versos sueltos. La de este ltimo tiene, sobre las otras dos, la ventaja
de que en ella no se puede sealar ningn defecto. Ni Burgos ni Moratn ni
nadie ha hecho ms.
notada por el P. Blanco, se advierte no slo en la edicin de Barcelona, sino tambin en la original de
las poesas de Tassara; o ste los dej sin traducir, o sufrieron naufragio en la imprenta.
El general Mitre, que ha traducido la misma oda muy infelizmente, segn su costumbre, pone a la
versin de Tassara una porcin de reparos, la mayor parte pueriles. El poner las artes maternas en
Al general se le antoja que lo que Horacio quiso decir es que Orfeo haba enseado sus cantos a las
encinas. No hay semejante cosa: Horacio dice ducere (llevar tras s) y no dice docere (ensear), ni
podra decirlo, porque el verso no lo consiente. Todava hay un desvaro ms original en el crtico.
Haba traducido Tassara, no con entera exactitud literal:
El superante Poeno del original es un ablativo absoluto, que quiere decir, como ningn principiante
ignora, siendo vencedor el Cartagins. Y vencer no es lo mismo que acosar. Esta es la nica [p. 175]
crtica que poda hacerse de la versin de Tassara. pero al general se le ocurre enmendarle la plana de
un modo que merecera un palmetazo en cualquier aula de latinidad.
Por mi parte, la traduccin me parece muy buena y digna de tan egregio poeta, pero creo que hizo
mal en adoptar la forma nada lrica de una tirada de endecaslabos sueltos para traducir una oda
sfica, cuya forma mtrica puede imitarse tan fcilmente en castellano.
Qu gallardo mancebo
Perfumado te abraza
Sobre un lecho de rosas
En tu agradable estancia?
Traduccin en metro anacrentico, publicada en El Ateneo, de Vitoria (abril de 1876), tomo IV, pg.
218.
[Vid. H. E. I, 156.]
Urbis amatorem.Epist. I, 10
En El Ateneo, de Vitoria (tomo VII pg. 10), y en el tomito titulado Traducciones del hebreo, griego,
latn, euskaro, portugus, cataln, gallego, italiano, francs y provenzal. Vitoria. Imp. de Cecilio
Egaa, 1886, pp. 23-27.
A FUSCO ARISTIO
Arte Potica
Interpretacin y anlisis de la epstola de Horacio a los Pisones sobre el Arte potica y traduccin
de la misma por D. Manuel Mara Saa y Maldonado. Badajoz, E. Ordua, 1878.
Beatus ille.Epod. 2
La biografa latina del P. Alegre, que antecede a sus Instituciones Teolgicas, y que ha servido de
pauta a todas las dems, menciona entre las traducciones de Alegre Horatii Lyrica, Satyraeque
nonnullae.
De las stiras existen cuatro, como veremos luego, y adems una epstola. Pero no figura ninguna oda
en la coleccin de los Opsculos Inditos, de Alegre, formada e ilustrada con tanto tino y diligencia
por D. Joaqun Garca Icazbalceta (Mxico, 1889).
Sin embargo, en sus notas al Arte Potica, de Boileau, que libremente tradujo, cita el P. Alegre, sin
indicar su autor, los primeros tercetos de una versin del Beatus ille, que suponemos que es la suya,
puesto que no coincide con ninguna otra de las castellanas que hemos visto:
Las versiones de las Stiras y Epstolas de Horacio que este volumen, publicado por D. Joaqun
Garcia Icazbalceta, contiene, estn tomadas del manuscrito autgrafo que posea D. Aureliano
Fernndez Guerra.
Traduccin anterior a 1788, y probablemente a 1776, puesto que acompaa a su versin del Arte
Potica, de Boileau, hecha aquel ao. [p. 182]
Esta y las dems traducciones del P. Alegre estn en romance octoslabo, metro que parece
demasiado familiar para traducir las stiras de Horacio, aunque l las llamase sermoni communi
propriora. La locucin es fcil y pura, pero algo prosaica, de la escuela de Iriarte. Mucho mejor
versificadas estn las silvas en que el P. Alegre tradujo libremente el Arte Potica, de Boileau, pero
nunca sus mejores versos castellanos igualan los magnficos versos latinos de su versin de la Ilada.
Vase alguna muestra de esta prosaica traduccin, tomndola precisamente del trozo en que debiera
serlo menos:
La rapia, el adulterio,
Que aun antes de Helena siglos
El amor de las mujeres
Fu de agrias guerras motivo;
Sino que los que seguan
Venus vaga y sin destino,
Como las fieras silvestres,
Tuvieron un finiquito
Desconocido e infame,
Cediendo a la fuerza y bro
De un rival ms poderoso,
Como por fin el novillo
Cede al toro en el ganado.
Si de los tiempos antiguos,
Quieres revolver la historia,
Hallars que siempre han sido
Las leyes y los derechos
Por temor establecidos
De lo injusto, y que no puede
Entre lo justo y lo inicuo
La sola Naturaleza
Discernir, como ha sabido [p. 184] Distinguir el bien del mal,
Y lo til de lo nocivo.
Ni jams me harn creer
Que sea tan gran delito
Tomar alguna hortaliza
De la huerta del vecino,
Como el asaltar de noche
Los templos. Haya orden fijo,
Haya regla que a las culpas
Proporcione los castigos...
[Vid. H. E., I, 120.] [p. 185] CXXI. ALEGRE, Francisco Javier. S. J.Mxico, 1889.
Arte Potica
La epstola de Horacio a los Pisones vertida en castellano por Victoriano Rivera Romero. Crdoba.
Imp. del Diario, 1880. Hay otras dos ediciones hechas en los aos 1881 y 1883.
Arte Potica
Epstola a los Pisones traducida en prosa y anotada, con prlogo, biografa de Horacio y extracto de
los preceptos, por el Doctor Marcelo Macas y Garca. Orense, Tip. de A. Otero, 1888.
.....................................................................
Le mand a usted con una de mis anteriores la traduccin de la oda Sic te diva potens para saber su
opinin. [p. 186] Soy de usted su ms entusiasta admirador y afmo. amigo y comp. q. b. s. m .Luis
Herrera.
...
Estoy concluyendo la traduccin del libro III de la Eneida, y si viene por aqu D. Juan Valera para la
Pascua, me ayudar a limar el II y III, y si merecen la aprobacin de usted y de don Juan los
publicar, y continuar con el IV.
He traducido la oda Quis desiderio sit pudor... y se la mandar a usted cuando se digne contestarme.
Arte Potica
La epstola a los Pisones, traducida y comentada por D. Manuel Correche y Ojeda. Madrid, Imp. de
A. Velln, 1890. 8.
Arte Potica
La epstola a los Pisones, traducida y comentada por Antonio Balaguer y Ferreres. Obra ilustrada
con 58 grabados. Barcelona. Tip. de la Casa de Caridad, 1891.
Persicos odi.Od. I, 38
A la fuente de Blandusia
Dedicada al eminente literato y gran humanista, gloria de las Letras espaolas, Sr. D. Marcelino
Menndez Pelayo, en testimonio de entusiasta admiracin.
Fuente de Blandusia,
Ms clara que el vidrio
Y digna de dulce
Generoso vino;
Ornado de flores
Maana un cabrito
Habr de inmolarte,
Cuyos cuernos primos
Hinchen ya su frente,
Que en vano al destino [p. 190] De amorosas lides
Disponerlo quiso;
Pues la roja sangre
Teir de este hijo
De la ley laciva
Tus raudales fros.
A ti los rigores
Del calor estivo
Llegar nunca logran;
Con fresco benigno
Al ganado errante
Y bueyes rendidos
De arar, t convidas;
T el mayor prestigio
Tendrs de las fuentes,
Cuando yo en mis himnos
La encina cantare
Que se alza en los riscos,
Do parleros brotan
Tus caudales lmpidos.
Distinguido Sr. mo y de mi mayor admiracin: Siento en el alma molestar a usted, pero una
discusin, aqu promovida con ocasin y acerca de una traduccin de la oda Eheu! fugaces, de
Horacio (discusin que pende del fallo de usted, que tan grande autoridad es en la materia), me obliga
a escribirle, sin ms ttulos que los que me da la admiracin que hacia usted siento.
Dispense usted la molestia, y dispense asimismo que insista en rogarle a usted me conteste con su
juicio acerca de la traduccin. Usted concluye de una vez con estas estpidas quisicosas, que no por
ser estpidas, dejan de ser mortificantes.
Con un milln de sincersimas gracias, me ofrezco de usted affmo. amigo y entusiasta admirador, s.
s., q. b. s. m.Francisco de P. Urea.
Y cuando el fementido
Pastor de Troya en las idalias naves
Llevaba por el mar a la de Acaya
Helena peregrina, en ocio ingrato
Nereo dej a los vientos corredores
Para anunciar a Paris su infortunio.
En mal horaexclamllevas a Ilion
A la mujer que pronto, en hueste innmera,
Ha de pedirte Grecia, conjurada
Para romper tus nupcias, y el antiguo
Cetro de tus mayores. Cunto ay! cunto
De sudor y fatiga al caballero
Y al caballo amenazan! Cuntos males
Fraguando ests a la dardania gente!
Palas prepara ya yelmo y escudo
Y carro y rabia contra ti. Oh! en vano,
Protegido de Venus, tus cabellos
Peinars olorosos, y con lira
Voluptuosa alternars con damas
Recitndoles versos femeniles.
Y en vano evitars al nupcial lecho
Las agudas saetas de Candia, [p. 192] Y las ferradas lanzas, y el ruido
Sordo de guerra, y el temible Ayace
Traduccin en verso castellano de la stira 2. del libro II de las de Q. Horacio Flaco. Al Excmo. Sr.
Marqus de Pidal.
[p. 39]. [1] . Nota del Colector: En el Horacio en Espaa, pjina 575, II volumen, dice Menndez
Pelayo que por falta de espacio no reproduce ntegras las poesas de Montiano y Luyando que van a
continuacin, pero que lo har en su Biblioteca de Traductores. Respondiendo a este propsito del
Maestro se copian todas las por l indicadas.
[p. 61]. [1] . Este hroe es Sedano, el colector del Parnaso Espaol.
[p. 65]. [1] . Poetas lricos del siglo XVIII, tomo III, pp. 387 y 389. All se public por primera vez
este interesante poema de Lista no includo en las colecciones anteriores de sus obras.
[p. 100]. [1] . Nota del Colector. Los documentos y notas que siguen fueron enviados a Menndez
Pelayo por Juan Prez de Guzmn.
[p. 101]. [1] . Habindose esculpido en Italia una estatua del Rey Carlos IV para erigirla en
monumento pblico en Ceuta, antes de embalarla para su embarque en Gnova en direccin a nuestro
primer presidio de la costa de frica, fu expuesta algunos das al pblico en la capital de la
Liguria. El ex jesuta espaol D. Vicente Alcoverro compuso en elogio de S. M. algunas poesas y en
ellas incluy en verso castellano la traduccin de la oda tercera del primer libro de las de Horacio. El
ministro residente cerca de aquella Seora, D. Juan Cornejo, premi al poeta con un ducado,
indicndole que hara un servicio grato a la nacin si traduca las restantes en el mismo estilo y
mtodo, por carecerse en Espaa de una traduccin completa de las obras lricas del gran poeta ulico
latino. Ocurra esto en 1791, y todava, por el mismo conducto, recibi el abate Alcoverro otra
excitacin para lo mismo de parte del Conde de Floridablanca.
Cerca de dos aos trabaj el exjesuta aragons en la primera parte de esta obra, y en este tiempo en
el Ministerio de Madrid haba sucedido a Floridablanca el Duque de la Menda, y en el de Gnova a
Cornejo el Conde de Valparaso. ste y el abate D. Juan Andrs estaban enamorados de la traduccin,
y del mismo modo impulsaron a Alcoverro a que solicitase en Madrid el Real beneplcito para que la
dedicase al Prncipe de Asturias Don Fernando y que impetrase el favor del Monarca a fin de que de
la obra se hiciera una edicin esplndida en la imprenta Real de Bodoni, en Parma, para que fuera
digna de tan gran Prncipe. En 12 de abril de 1793, por mano de Valparaso, envi Alcoverro su
Mientras esta orden se cumpla, Alcoverro enviaba concludo el primer tomo de las Odas por medio
del impresor y librero de Madrid, D. Gabriel Sancha; y D Santiago Palomares se una a su gestin,
expresando la idea de que era una lstima que no se concluyera obra tan til; pero todo lo que se
logr fu que en 24 de septiembre de 1796 el Consejo de Castilla expidiese la Real licencia para que
pudiese ser impresa. Decretse entre tanto la repatriacin de los exjesutas, y aunque Alcoverro haba
ya echado races y creado intereses propios en Italia, el amor del suelo en que naci y de los vnculos
de familia que aqu tena y el deseo de negociar por s la impresin privilegiada de su obra literaria, le
hizo venirse a Calatayud, de donde era originario, trayendo consigo las aprobaciones que le haban
dado en Mantua D. Juan Andrs, en Cremona don Manuel Pelayo y en Miln D. Antonio Jimnez de
Cernaba, despus de las lisonjeras censuras de otro humanista insigne, D. Rafael de Crdoba.
En septiembre de 1799 volvi a representar a D. Mariano Luis de Urquijo el afn con que haba
trabajado su traduccin, sus setenta aos de edad y los servicios que antes haba prestado en
Barcelona como profesor de matemticas con pensin anual de S. M. De nuevo tambin inst para
que el Rey aceptase su dedicatoria y tantas fueron sus splicas que al fin se abri paso con su
constancia en el nimo del bondadoso Monarca, que termin por tomar un gran inters por los
trabajos literarios de Alcoverro. Consecuencia inmediata de la actitud benvola de Carlos IV fu la R.
O. de 25 de enero de 1800, por la que se mand a Moratn emitir nuevo informe. Resistilo al
principio, excusndose con que ya se le haban concedido por duplicado las licencias para imprimir
los cinco libros de las Odas de Horacio, pero estrechado por el ministro, al fin inform noble y
bizarramente, y a su informe debi Alcoverro que el Rey aceptara la dedicatoria y mandara que se
imprimieran en la Imprenta Real.
Al contestar Alcoverro a Urquijo, dndole las gracias por las mercedes con que el Rey le honraba, le
inclua nota de todas las obras que tena acabadas y en disposicin de imprimirse, para que S. M. se
sirviese mandar sobre ellas lo que fuere de su voluntad, pues las renda respetuosamente a sus pies.
Tena traducidas de Horacio, y versificadas en castellano: Los cinco libros de Las Odas; los dos de
Las Stiras, con una disertacin original sobre las producciones de este gnero literario; Las
Epstolas, y La Epstola a los Pisones. Como obras originales tena tambin una Coleccin de varias
poesas, Entretenimientos poticos, escritos en Parma; otras Poesas contemporneas, que deban ser
o humorsticas o satricas, y una Relacin del viaje de los Arzobispos de Toledo, Sevilla y Seleucia a
Roma, que del mismo modo deba ser humorstica, pues dice que con ella se haban solazado mucho
Sus Eminencias.
Mand el Rey consultarle sobre un beneficio eclesistico que quera darle, a que contest muy
reconocido el 25 de enero de 1801; pero cuando volvi a buscrsele para hacer efectivo el
ofrecimiento regio, proceder a la impresin de las Odas y estimularlo en nombre de S. M. a que
prosiguiese en sus tiles trabajos literarios, no hallndole ni en Aragn, ni en Barcelona, se pidieron
informes a Parma al ministro de Espaa D. Jos Cappelutti, a Roma a D. Antonio de Vargas y
Laguna y a Gnova a don Leonardo Gmez de Tern, y este ltimo contest, en 21 de noviembre, a
D. Pedro Cevallos, que Alcoverro haba fallecido en Calatayud haca algunos meses, segn las
noticias adquiridas de los exjesutas, amigos suyos.
Las Obras de Horacio, traducidas por Alcoverro, as como las originales suyas se han perdido, pues ni
las Odas llegaron a imprimirse. Mi querido e ilustre amigo el Sr. D. Marcelino Menndez Pelayo ha
tenido la fortuna de adquirir parte de la Stiras despus de publicadas sus eruditas notas sobre los
traductores castellanos de Horacio, y, aun de la vida del traductor, no ha tenido otras noticias que las
parcas que se hallan en Latassa y D. Vicente Lafuente y en las cartas de Moratn, inclusas en sus
Obras pstumas. No parezca, por lo tanto, inoportuna la extensin que hemos dado a esta nota, para
ilustrar la vida meritoria de un obrero de la cultura espaola tan infatigable y hbil como infortunado,
con tanta ms razn cuanto que todos nuestros apuntamielatos han sido hasta aqu desconocidos.
[p. 105]. [1] . Consta de 51 hojas en folio y es indudablemente original y autgrafa. A la traduccin
precede una resea histrica de la Stira; al fin van las notas, que son muchas y demuestran no comn
erudicin. Signatura 3-196.
[p. 113]. [1] . En el Horacio de Bond se lee solutis concertando, por lo visto, con bobus, lectura, a
nuestro juicio, errnea; este participio corresponde a Beatus.
[p. 133]. [1] . El ms. autgrafo se conserva en la Bib. Nac. P. V, 4., C-33, nmero 18.
[p. 134]. [1] . Nota del autor: Esta oda me toc por suerte en la oposicin a la Ctedra de Prima de
Humanidades de Salamanca y la traduje as entre los dems trabajos de las 24 horas del ejercicio.
[p. 137]. [1] . Escribi adems un Aparato para la historia de Triana y de su iglesia parroquial.
Sevilla. Imprenta de Manuel Carrera. 1818. Un volumen en 4.
[p. 194]
MJICO
Psima traduccin. Coleccin de poesas mejicanas. Pars, librera de Rosa, 1833, pgina 385.
Coleccin de poesas mejicanas. Pars, librera de Rosa, 1883, pgina 30. Es mala traduccin.
[Vid. O. H. 17]
Poesas originales y traducidas de Jos Joaqun Pesado. Mxico, impresas por Ignacio Cumplido, 1839. 8., pp. 71-72.
Poesas originales y traducidas de... Segunda edicin, corregida y notablemente aumentada. Mxico, en la imprenta de I. Cumplido editor: calle de los Rebeldes, nm.
2. Ao de 1849. 4., pp. 93-94.
Poesas originales y traducidas de Don Jos Joaqun Pesado, miembro correspondiente de la Real Academia Espaola. Tercera edicin, corregida y notablemente
aumentada. Mxico, imprenta de Ignacio Escalante, Bajos de San Agustn, nm. 1, 18 86. 4., pginas 116-117.
Hllase tambin en mi libro Horacio en Espaa (1. edicin, Madrid, 1877, pp. 121-122, y 2. edicin, 1885, pp. 199-201), y en las Odas de Q. Horacio Flaco,
traducidas o imitadas por varios ingenios espaoles. Barcelona, 1882, pp. 29-30.
Es la segunda y la ms afortunada de las tentativas que se hicieron para trasladar esta oda de Horacio en un metro que remedase aproximadamente la cadencia del
original. No creo que Pesado, cuya versin se imprimi en 1839, tuviese conocimiento de la de D. Juan Gualberto Gonzlez, que, aunque hecha aos antes, no vi la luz
hasta 1844 en el Horacio, de Burgos. Lo ms verosmil es que uno y otro coincidieron en el intento de imitar el asclepiadeo latino, tomando por base el pentaslabo
duplicado de Moratn en sus versos a Jovellanos:
Pesado no era tan profundo humanista como D. Juan Gualberto, pero era ms poeta, y su traduccin resulta ms agradable, a pesar de algunos descuidos de varios
gneros. No convengo en todos los que le pone el general Mitre, que por otra parte la encuentra recomendable y la mejor y ms literal de las que ha visto, aunque por
supuesto inferior a la suya. Empieza por decir que tiene un [p. 196] verso ms que el original: como Pesado no anuncia el intento de sujetarse a tal esclavitud, no hay
que pedirle cuentas de lo que no quiso hacer, y de lo que nunca puede ser ley rgida, tratndose de dos lenguas que difieren tanto en punto a concisin.
Decoro por decus est bien traducido, aunque no sea la acepcin ms vulgar de la palabra, y a lo sumo ser un latinismo muy admisible en una versin del latn.
Metaque fervidis evitata rotis, no es la meta rodeada con frvidas ruedas, como quiere el general Mitre, sino la meta evitada, por lo cual Pesado se acerc ms al texto
traduciendo: el linde intacto con rueda frvida vencer, puesto que en el feliz epteto intacto va implcita la accin de evitar. Esta es la fidelidad potica, muy distinta
de la fidelidad mecnica y gramatical, que exige la repeticin de las mismas palabras.
Es cierto, sin embargo, que debe conservarse cuanto se pueda de los accidentes de la diccin de Horacio, y yo mismo he echado de menos en la versin de otro poeta
mejicano el epteto de sagrada, dado a la fuente (ad aquae lene caput sacrae), que falta tambien en Pesado, como faltan el vino Msico, sustitudo con la vaga expresin
de aejo vino, el jabal Marsio y el verde madroo (viridi sub arbuto). Todo lo que Horacio designa con trminos concretos, no debe ponerse en trminos genricos y
abstractos. Sub Jove frigido es frase hecha que quiere decir: a la intemperie, a cielo abierto, como traduce Pesado. Si se quisiera apurar el rigor literal, no bastara
con decir: bajo aire frgido, como pone el general, sino debajo del fro Jpiter, aunque se dijese un disparate que no entendiera nadie. Que sea ciervo o cierva el
animal perseguido por los cazadores me parece chico pleito, y el adjetico fidelibus aplicado a los canes tampoco es de tal novedad que sea muy de sentir su prdida. No
sucede as con los leves coros de las Ninfas, y el glido bosque, eptetos que deban haberse conservado, porque son expresivos y poticos. A pesar de estas
menudencias y de un verso que, al parecer, tiene una slaba de ms en el segundo hemistiquio.
file:///C|/PARA_PUBLICAR/MAYO/MENENDEZ_PELAYO/029341/06.HTM (2 de 256)06/05/2008 11:17:11
file:///C|/PARA_PUBLICAR/MAYO/MENENDEZ_PELAYO/029341/06.HTM
la traduccin de Pesado deja en el odo y en la fantasa ms grata impresin que la de su acerbo crtico, porque es fiel en lo esencial, [p. 197] concisa sin exageracin, y
tiene cierto sabor horaciano que la hace muy grata.
Poesas originales y traducidas de Jos Joaqun Pesado. Segunda edicin... Mxico, 1849, pp. 95-96.
Poesas originales y traducidas de... Tercera edicin... Mxico... 1886, pp. 117-118.
A SEXTIO
[p. 198] Es poco feliz el metro de esta oda: endecaslabos combinados con hexaslabos: forma inusitada en nuestra mtrica, y poco
digna de imitarse por lo inarmnica. Hay adems versos muy prosaicos:
Quin percibir aqu ni un rastro del imminente luna? Finalmente, falta el tenerum Lycida mirabere, y todo el final est alterado, por querer acomodarle a las buenas
costumbres. Mejor hubiera sido, en ese caso, no traducir la oda. El seversimo y pursimo Fr. Luis de Len no tuvo tales escrpulos, y la tradujo toda.
Con razn dice, pues, el general Mitre, aunque lo diga en mal castellano, que: Pesado ha escollado en esta, versin. Este verso escollar debe de ser oriundo de las
mrgenes del Plata, porque el anticuado castellano no quera decir sino desollar. Convendra ms cuidado en la pureza de diccin, sobre todo cuando se critican tan
duramente las faltas agenas.
Poesas originales y traducidas de Jos Joaqun Pesado. Mxico... 1839, pp. 73-74.
Poesas originales y traducidas de... Segunda edicin... M xico, 1849, pp. 97-98.
Poesas originales y traducidas de... Tercera edicin... Mxico, 1888, pp. 118-119.
A PYRRHA.
Qu delicado mancebo,
Vertiendo aromas,
Te estrecha al seno?
Para l, hermosa, te guardas
En retirado aposento,
En simple adorno
Preso el cabello?
[p. 199] Ah, cuntas veces turbado
Ver de repente el cielo,
Los vientos speros,
Airado el pilago!
Hora pura como el oro,
Y de bastardos afectos
Exenta y libre,
Te juzga crdulo,
Intacta a sus ojos brillas.
Triste! que ignora indiscreto,
Que eres voluble
Ms que los vientos.
De m la tabla votiva
Que en el santuario presento,
Y al Dios marino
Rendido ofrezco,
Atestigua cmo, salvo
Ya del naufragio postrero,
Mis ropas hmedas
Del templo cuelgo.
Traduccin asonantada, en octoslabos combinados con pentaslabos. No es muy literal, pero conserva bastante bien, aun en el metro, la graciosa malicia del original,
que no s por qu supone el general Mitre llena de amarga irona y de veneno stile (sic, y no est enmendada la errata entre las muchas que se enmiendan en la hoja
que reparti despus de impreso el primer tomo de sus Horacianas, tan elegante como incorrecto, tipogrficamente hablando). De las, traducciones anteriores de esta
oda dice que carecen en general de mrito potico, exceptuando, por de contado, la suya, donde se leen versos como stos:
Ni estos son versos (el primero al menos), ni esta es poesa, ni esto es Horacio.
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Poesas originales y traducidas de Jos Joaqun Pesado. Mxico... 1839, pp. 92-93.
Poesas originales y traducidas de... Segunda edicin. Mxico... 1849, pp. 99-100.
Poesas originales y traducidas de... Tercera edicin. Mxico... 1886, pp. 241-242.
Traduccin casi literal y muy apreciable por estar hecha en el mismo nmero de versos que el original y haber conservado la misma divisin de estrofas, aunque en
molde ms amplio.
A LA NAVE DE VIRGILIO
IMITACIN
Nuevas Poesas de Jos Mara Roa Brcena. Edicin de cien ejemplares. Mxico, imprenta de Ignacio Escalante. Bajos de San Agustn, nm. I. 1875.
A UNA FUENTE
IMITACIN
ltimas Poesas Lricas... Apndice hasta mediados de 1895. Edicin de 150 ejemplares. Mxico, imp. de Ignacio Escalante, 1895, pp. 30-31.
A MECENAS
El Sr. Roa Brcena tuvo la bondad de enviarme esta traduccin en consulta, y yo, elogindola mucho, como era justo, le puse algunos ligeros reparos en carta de 13 de
setiembre de 1890, que dicho Sr. Roa reproduce en la advertencia de su libro ltimas poesas lricas (1895).
En la primera traduccin noto que el atavis regibus dice algo ms que reggia estirpe, puesto que indica la antigedad de esos reyes.
En la mudable turba hay que expresar que es turba de Quirites, como dice el texto. Attalicis conditionibus son las riqueza de Atalo prometidas ms bien que entrevistas.
Comprendo que es difcil de traducir el ad aquae lene caput sacrae conservando la exquisita poesa del original, pero a lo menos hay que hacer sentir que se trata de una
fuente sagrada; y en esto han pecado de omisin casi todos los traductores. Con poner sagrado en vez de sonoro los aventajar usted en fidelidad y poesa; pero habr
que retocar el verso anterior para que no resulte consonante. Horacio nombra dos instrumentos de msica guerrera, el lituo y la tuba: convendr poner entrambos si se
puede. En olvido ae gentil esposa es algo anfibolgico. Es el cazador el que se olvida de la esposa, como dice el texto (conjugis immemor), o es la esposa la que se
olvida del cazador? Poniendo olvidado se salva la dificultad.
El Sr. Roa Brcena, en quien la cortesa y la modestia compiten con el saber y el buen gusto, se dign admitir estas enmiendas al imprimir su versin; y los versos
notados por m quedaron del modo siguiente:
Con estas enmiendas qued, a mi juicio, la traduccin de esta oda, una de las ms fieles y elegantes que de ella se han hecho en nuestra lengua. No reproduzco esta
ancdota literaria por pueril vanagloria, sino por la utilidad que estas observaciones menudas suelen tener para los principiantes.
ltimas Poesas Lricas. Apndice hasta mediados de 1895. Mxico... 1895, pp. 31-32.
Pongo a continuacin el texto primitivo que me remiti el autor; las observaciones que hice en carta de 13 de setiembre de 1890, que el Sr. Roa inserta en su prlogo; y
las variantes que introdujo al imprimir la oda.
A PIRRA
En la risuea gruta,
En la oda a Pirra, sin mancha por simplex munditiis no me gusta. En primer lugar no se sabe de qu mancha se trata; y adems la palabra latina quiere decir algo ms
que limpieza: designa cierto gnero de aseo elegante y exquisito. El intentata no s yo si est bien traducido: literalmente es no experimentada, no conocida por
experiencia.
Todo lo dems de estas traducciones me gusta muchsimo, y por la misma nimiedad de los reparos, comprender usted el inters con que las he ledo.
De Chipre as la diosa,
Los hermanos de Elena. astros lucientes,
Eolo y la aura hermosa
Te rijan de la mar por las corrientes,
Oh nave! que a las playas ticas
A Virgilio se te fa;
Ay! salvo con l vayas
Y guardes la mitad del alma ma!
[p. 207] De roble o triple acero
Cise el corazn el atrevido
Que se lanz el primero
En frgil leo, al mar embravecido.
Ni al frico que embiste
Al aquiln temi, ni a infaustas Hiadas;
Ni al noto que resiste
Las adriticas ondas o alza airadas.
Qu muerte temer pudo
Quien sin monstruos nadar vi en vario giro
Monstruos del mar saudo
Y las rocas funestas del Epiro?
En vano Dios quera
Las tierras de las aguas separadas,
Si al fin la barca impa
Mares cruza que no fueran tocadas.
Ardiente en el deseo
Emprende el hombre, en lo vedado cae;
Con fraude Prometeo
De lo alto el fuego a las naciones trae.
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Poesas de Jos Sebastin Segura... Mxico, imprenta de I. Escalante, Bajos de S. Agustn, nm. I, 1872, Pgs. 252-3.
El Sr. Segura, distinguido ingeniero de minas y notable polgloto ms bien que poeta, acert en algunas traducciones de poetas modernos, principalmente de Schiller.
Las que hizo de Floracio y de Virgilio no son tan felices, pues no slo contienen versos prosaicos y giros confusos que slo pueden entenderse recurriendo al original,
sino que adolecen de faltas gramaticales. Tres nada menos hay en los cuatro versos de la segunda estrofa de esta oda: uso vicioso del que por a quien; falta de rgimen
en el verbo fiar o elipsis violentsima para que el inciso a las playas ticas [p. 208] no quede suelto; y finalmenfe disloque de construccin en salvo con l, que deba ser
con l salvo (reddas incolumem).
Madrid (Espaa).
Excmo. Ilmo. seor: Aos hace que deseaba escribirle cuatro lneas, para expresarle mi admiracin y el carioso afn con que sigo todos los pasos de su gloriosa
carrera.
He devorado con inefable fruicin las poqusimas obras suyas que mi suma pobreza pudo proporcionarme; y ciertamente, admiro la bondad de Dios N. S. y la profusin
magnfica con la que, a veces, reparte sus dones.
Como soy enamorado del Latn y del Griego, las simpatas que siento por usted son hondas y profundsimas; y desde que le su Horacio en Espaa me propuse enviarle
las traducciones que recibir con sta.
Por conducto de la Sra. D. Teresa Snchez, de esa Corte (Peninsular, 6, segundo), llegarn a manos de usted un Memorndum y un opusculillo balad.
Srvase usted acusarme recibo de estas lneas, siquiera para conservar, como una reliquia valiossima, un autgrafo de tan digno, apreciado y querido personaje.
Los hice cuando estudiaba 3. de Latn y no he vuelto a corregirlos. Dispense usted que los remita tan sosos e incorrectos, pero las serias ocupaciones que tengo hoy a
los treinta, no son como las que me deleitaron a los dieciocho.
Nox erat.Epodon, 15
Mirtos. Poesas por Enrique Fernndez Granados. Mxico. Imprenta de Ignacio Escalante, bajos de S. Agustn, nm. I, 1889. 8., 51 pp. (Edicin del Liceo Mexicano,
15 ejemplares), p. 35-36.
A NEERA
Imitacin llama su autor a este romance, y es ciertamente una traduccin muy abreviada en que faltan cosas esenciales y bellsimas del original y otras estn dbil y
compendiosamente vertidas. Tratndose de autor que nunca pierde las palabras, como Horacio, puede ser lcita la parfrasis, pero nunca el eptome.
son dos versos de peregrina hermosura, contrastando el movimiento lnguido del segundo con la robustez del primero. De nada de esto queda vestigio en la traduccin
Falta tambin el expresivo epteto de assiduas dado a las noches; y en toda la versin o imitacin echo de menos aquel hechizo romntico que da a esta pieza tan
singular carcter entre las de Horacio.
Hago estas observaciones por lo mismo que el Sr. Fernndez Granados es un joven poeta de buenos estudios y de buen gusto, a quien se deben en el gnero
anacrentico muy lindas composiciones, tales como El vino de Lesbos Las abejas y La Cigarra, imitacin de un pasaje de la pastoral de Longo.
........................................................
Memorias de la Academia Mexicana Correspondiente de la Real Espaola. Tomo III. Mxico, imprenta de Francisco Daz de Len, calle, del Coliseo, nm. 24, 1889. 4.
, pp. 145-147.
Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza, Cannigo de la Iglesia Metropolitana de Mjico y Rector del Seminario; individuo de nmero de la Academia
Mejicana, correspondiente extranjero de la Real Espaola y entre los Arcades de Roma Clearco Meonio. Mjico, imprenta de J. Joaqun Terrazas, S. Jos de
Gracia, nm. 5, 1893. 8., pp. 3-6.
El final est alterado y el nec tenerum Lycida mirabere, suprimido, con todo lo dems de los dos ltimos versos
Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza... Mxico, 1893, pp. 6-8.
Merece leerse esta versin parafrstica y gallarda, aunque muy verbosa y no exenta de algunos lunares, que sealar con letra bastardilla:
Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza... M xico... 1893, pp. 12-15.
[p. 217] Esta parfrasis en que hay versos muy felices, sobre todo la estrofa 2., adolece del defecto de dejar sin traducir, por
escrpulo de moralidad nimio, puesto que no se trata de ningn pasaje escandaloso, los seis ltimos versos, que son bellsimos por
su delicadeza y vago misterio:
Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza... Mjico. ... 1893, pp. 15-17.
Tu ne quaesieris. Od. I, 11
Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza... Mjico... 1893, pp. 17-18. [p. 218] CLIV. PAGAZA, Joaqun Arcadio.Mxico, 1889.
Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza... Mjico..., 1893, pp. 18-21.
Traduccin en ocho estrofas sficas, dos ms que el original. En la ltima hay un latinismo inadmisible:
[p. 219] El me re, por me agrada (estrofa sexta) es traduccin literal, pero no exacta:
Hago estas menudas observaciones slo por tratarse de un poeta y humanista que tanto vale.
Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza... Mjico..., 1893, pp. 21-22.
Versin no parafrstica, como se intitula, sino bastante fiel y ceida, en el mismo nmero de estrofas que el original.
Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza... Mjico, 1893, pp. 25-26.
Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza... Mjico. .., 1893, pp. 27-29.
Parfrasis poticamente sentida y briosamente versificada, a pesar de los dos ripios, trance fuerte!, y oh dolor! de las estrofas 1. y 4.; de los amaos de la Muerte y
de algn otro defectillo. Los dos vocativos, Postume, Postume del principio estn en la traduccin demasiado lejos el uno del otro, y quiz por eso los [p. 221] primeros
versos no expresan bien la melanclica languidez del Eheu fugaces en que materialmente parece que va deslizndose la vida.
(Versin parafrstica)
En mi casa no esplende
Marfil bruido, ni de cedro y oro
El artesn trasciende;
Ni de Himeto sonoro
Labrada trabe prstale decoro.
Columnas oprimiendo
En el confn del frica entalladas;
Y de Atalo no siendo
Pariente, sus moradas
Me apropio y sus riquezas acopiadas.
De mis pobres clientes
Las humildes y pdicas esposas,
Para m, complacientes
No tejen y afanosas,
De Laconia las prpuras preciosas.
Una benigna vena
De ingenio y gratitud en m se halla;
A m, pobre, sin pena
El rico la muralla
Por verme deja, y mi estro le avasalla.
No a los dioses fatigo
Pidiendo ms; ni a importunar me inclina
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Al generoso amigo
Avaricia mezquina;
Soy feliz con mis campos de Sabina.
El da es empujado
Por otro da; amnguase y convierte
La luna; y olvidado
De la cercana muerte,
Mrmoles labra de cantera inerte.
Del sepulcro te olvidas
Por alzar un palacio; y no contento
Con las tierras asidas
Que tienen firme asiento,
Sobre la mar fabricas avariento;
[p. 222] Sobre la mar que fiera
A Bayas lame con tremendo ruido;
Y en desviar la ribera
De donde siempre ha sido,
Te esfuerzas arrogante y presumido.
Qu mucho que acrecientes
Tus labores, si borras con esmero
De tus tristes clientes
El vecino sendero
Por allegarte un surco, pendenciero?
La mujer y el amado
Esposo dejan el caliente nido,
Y al hijo desaseado
Del seno mal prendido
Transponen, y al penate ennegrecido.
Para el amo avariento
Y acaudalado, en la infeliz morada
Del Oreo turbulento
Y rapaz, separada
No hay aula que le aguarde y reservada.
A dnde vas? a dnde?
Igual la tierra, en la mansin temida
Al miserable esconde,
Y para all convida
De reyes a la prole envanecida.
Satlite severo
Del Orco, a Prometeo malogrado,
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El infernal barquero
Con oro cohechado,
No quiso reducir a aqueste lado.
A Tntalo orgulloso
ste aprisiona; y vengador reprime
Al linaje famoso
De Tntalo sublime
Y que padece sin descanso y gime.
Y alguien ora le implore,
Ora en secreto sometido al hado
Alguien sin tasa llore,
Se da por invitado
Para aliviar al pobre desgraciado.
Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza... Mjico, 1893, pp. 8-12. [p. 223] CLIX. PAGAZA, Joaqun Arcadio.Mxico,1889.
He aqu esta valiente versin parafrstica, donde slo he notado los leves defectos que van sealados de letra cursiva.
Acab un monumento
Ms perenne que el bronce, y ms alzado
Que las regias pirmides; ni el viento,
Ni mordaz lluvia excavarn su asiento,
Ni el curso arrasador del tiempo alado.
No morir del todo!
Del funreo atad la parte noble
De mi ser huye por extrao modo;
Y he de ver alargarse el perodo
De mi vida, ceido en lauro y roble.
Ser mientras airosa
Cobije al mundo del romano solio
La bandera temida y gloriosa,
Y mientras con la virgen silenciosa
El Pontfice ascienda al Capitolio.
Me ver ennoblecido
Donde resbala tmido el Ofanto
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Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza... Mjico... 1893, pp. 29-30. [p. 224] CLX. PAGAZA, Joaqun Arcadio.Mxico, 1889.
Versin Parafrstica
Aljase la nieve:
Torna al campo feraz la hierba amante;
Los rboles en breve
La cabellera undante
Sueltan, y el mundo cambia de semblante...
Y el perezoso Invierno
Viene despus. Las lunas en su vago
Lucir y cambio eterno,
El lamentable estrago
Reparan prontas con celeste halago.
Nosotros, si camos
Do el po Eneas, do Tulo el opulento
Y Anco, cual polvo huimos
Que va a merced del viento.
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Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza... Mjico..., 1893, pp. 23-25.
Versin Parafrstica
Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza... Mjico..., 1893, pp. 31-35.
Versin Parafrstica en sficos-adnicos (veinte estrofas: las del original son trece).
Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza, Cannigo de la Iglesia Metropolitana de Mjico y Rectot del Seminario, individuo de nmero de la Academia
Mejicana, correspondiente extranjero de la Real Espaola, y entre los Arcades de Roma Clearco Meonio. Mjico, imprenta de J. Joaqun Terrazas, S. Jos de Gracia,
nm. 5, 1893, pp. 60-64.
Aunque no es, ni con mucho la ms feliz de las traducciones de este excelente humanista y pulcro versificador, la pongo [p. 228] ntegra por tratrarse de una oda de las
que menos veces han sido puestas en metro castellano:
Pintarte valeroso
Y vencedor del brbaro enemigo,
O un hecho gloroso
De aquellos que contigo
De tu valor militar al abrigo,
Ya manejen la brida,
Ya el mar fatiguen con sonante armada,
Empresa desmedida
A Vario reservada,
En los versos heroicos ave osada!
Yo modesto poeta,
Oh caro Agripa, publicar no intento
Con arrogancia insueta
Tus hazaas sin cuento;
Me faltan frases, y me falta aliento.
Ni el iracundo enojo
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Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza... M xico, 18 93, pp. 36-38. [p. 229] CLXIV. PAGAZA, Joaqun Arcadio.Mxico, 1893.
Oh Lidia, yo te ruego,
Y por todos los dioses te lo pido,
Que me digas: por qu con ese apego
A Sbari aturdido
Te esfuerzas en perder, y le has perdido?
.....................................................
Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza... Mxico, 1893, pp. 38-40.
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No es versin parafrstica como otras de su autor, puesto que consta del mismo nmero y calidad de estrofas y versos que el original, y procura ceirse a l en todo;
pero encuentro ms poticas las parfrasis del Sr. Pagaza que sus traducciones rgidas. A las primeras le inclina su numen, que parece claudicante y apremiado en las
segundas.
(Versin parafrstica)
Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza... Mjico ..., 1893, pp. 41-42.
En esta edicin se da el nmero 18 a la presente oda de Horacio, y el 19 a la que sigue. Tan extraa numeracin no se comprende sino suponiendo que el Sr. Pagaza se
ha valido para su traduccin de un Horacio expurgado, en que faltasen tres odas, que sern probablemente la 5., la 13. y la 19. Quiz esto mismo explique las
supresiones y los cambios que se advierten en la 4. y en la 9.
No es parfrasis, sino versin bastante ajustada, en seis estrofas sficas como el original.
[p. 231] Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza... Mjico. .., 1893, pp. 40-41.
Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza... Mjico. .., 1893, pp. 43-46.
Versin parafrstica
Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza... Mjico..., 1893, pp. 53-59 [p. 235] CLXX. PAGAZA, Joaqun Arcadio.Mxico, 1893.
(Versin parafrstica)
Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza... Mjico, 1893, pp. 50-53.
Algunos leves reparos pueden hacerse sobre esta parfrasis, elegantemente versifcada. Nada tena de fiera la danza jnica, que, al contrario, se caracterizaba por lo
muelle. Los males enormes y las fuentes ptridas y crasas ahoga la sencilla frase del original: Hoc fonte derivata clades. Antoco no tiene la acentuacin debida, y
faltan, sin duda, por escrpulos de moralidad (que en este caso no comprendo, porque la intencin del poeta latino es profundamente moral, y casta su expresin, aunque
trace, no para ejemplo, sino para reprobacin y escarmiento, un cuadro de malas costumbres de su tiempo) dos admirables estrofas del original:
Seca la orilla.
Tambin Europa del mentido toro
Se confiaba, y al mirar que hierve
El mar en monstruos, la color perdida,
Teme el engao.
Y la que un tiempo recogiendo flores
Para las Ninfas iba por los prados,
Slo vela en tan obscura noche
Olas y estrellas.
Y cuando a Creta de las cien ciudades
Llegaba, dijo: Padre, de hija el nombre
[p. 238] Dej al partir, y a tu piedad ultraja
Ciego delirio.
Dej sin tino los paternos lares;
Sin tino tardo en aportar al Orco;
Si un Dios me escucha, sepa que vagara
Entre leones.
De dnde, a dnde por desdicha vine?
Morir tan slo, no es condigna pena...
Lloro despierta mi afrentosa culpa?
Soy inocente?
Me burla acaso la mentida imagen
Que trae el sueo por la puerta ebrnea?
Mejor sera transportar los mares
O cortar flores?
Si alguien me diera (que en furores ardo)
Al toro infame que me fu querido,
Destrozara con filoso hierro
Luego sus astas.
Antes que ocupe mis mejillas bellas
La palidez, o su vigor perdido
La vctima haya, quiero ser hermoso
Pasto de tigres.
Ah, vil Europa! tu lejano padre
Te urge, infelice; di por qu no mueres?
De ese quejigo, con aquesa banda,
Culgate al punto.
O si te agrada soportar la muerte
Entre peascos y quebradas rocas,
Entra, bien puedes, entra en la borrasca;
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chate al punto.
Si no es que quieras por tu noble sangre
A fuer de esclava manejar el huso
En pueblo extrao, y del varn de tu ama
Ser concubina.
Prfida Venus tan amargas queja
Presente ola con burlona risa,
Y a su regazo, con el arco flojo,
Iba Cupido.
Y cuando la hubo a su sabor burlado
Templa, le dijo, tus injustas iras;
Porque las rompas, sus odiadas astas
Brndate el toro.
Que eres de Jove la mujer ignoras?
Reprime el llanto, tu fortuna estima,
Y ve que a un gajo del ingente mundo
Has de dar nombre.
[p. 239] Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza... Mjico ..., 1893, pp. 46-50.
El. nombre del pajarraco llamado en latn parra es en castellano picaza, y no conviene cambiarle, aunque no sea ms que por evitar la anfibologa con el sentido
corriente que tiene la voz parra en nuestro idioma. Flava es un latinismo poco recomendable, usado por Pagaza en otras versiones. Filoso es neologismo inadmisible
que no tiene fundamento en el original.
No es versin parafrstica, aunque as se intitule. Tiene el mismo nmero de estrofas que el original, si bien una de ellas aparece cambiada de sitio (la que es 13. en el
texto de Stallabaum figura como 10. en la traduccin).
A pesar de algunos versos felices, este ensayo no es perfecto, y la versin resulta oscura y premiosa. Pero en descargo del ilustre traductor ha de decirse que esta oda,
una de las ms bellas, pero tambin de las ms extraas, de Horacio, es dificilsima de traducir por su vaguedad romntica.
A GALATEA
Este ltimo no tiene fundamento en el original, que no habla de que el incienso sea macho o hembra:
Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza. Mjico..., 1893, pp. 64-67.
Versin parafrstica
Algunas trovas ltimas de D. Joaqun Arcadio Pagaza... Mjico..., 1893, pp. 69-70.
Pasionarias. Poesas. Con un prlogo por Ignacio M. Altamirano. Pars, librera de Garnier hermanos. Calle des Saintes Pres, 6, 1892. 8., pp. 193-196.
Glicere.
Esta poesa es un centn de varios fragmentos de Horacio. [p. 242] Los primeros versos contienen ntegra la oda 30 del libro primero: O Venus, regina Cnidi Paphique:
Desde aqu empieza la oda 19, lib. I: Mater saeva Cupidinum, tambin ntegra, aunque muy libremente traducida o ms bien imitada:
El final de esta oda viene despus para servir tambin de final a tan extrao rifacimento:
[p. 243] Lo dems est tejido con rasgos sueltos de las odas de Horacio.
La forma del nombre Glicere, la mala acentuacin de cefros por cfiros, y otros detalles me inducen a creer que el poeta mejicano traduca o imitaba del francs y no
del latn.
Muy ilustre seor: Perdone usted la audacia de dirigirle estos renglones, pero confiamos en el afecto que usted siente por este pas, el ms castellano de toda Amrica, y
en el inters que ha mostrado siempre por las letras castellanas de aquende el Ocano. Esa confianza y el creer que usted nos tendr a bien el regalillo literario que le
hacemos, por su aficin a Horacio, son los mviles de esta carta. [p. 245] Pues bien; hay en este seminario un joven profesor, que cultiva la poesa Horaciana con
denodado empeo; ha traducido casi todas las odas del Venusino; y de esas traducciones enviamos a usted algunas, ya publicadas en peridicos, ya inditas. Y
esperamos que usted se dignar exponernos su juicio sobre dichas versiones. No queremos elogios (y pedirlos sera agravio a la imparcialidad notoria de su superior
ingenio); slo deseamos remitir nuestro humildsimo parecer al altsimo y autorizado de usted, por ver de desengaarnos, si erramos en creer buen traductor de Horacio
a Elio Turno.
De todos modos, pensamos que usted recibir bien el manuscrito de las versiones, siquiera porque aumenta el catlogo de traductores de Horacio, que usted ha hecho
con laudabilsima fatiga. Si a usted no le desagrada conocer las producciones de nuestro joven ingenio, mucho honor y placer tendremos en remitirle otras: poesas
originales, dramas, traducciones y comentarios de Pndaro, Anacreonte, Safo y otros griegos, as como imitaciones latinas de Horacio.
Por ahora van adjuntas, como regalo que usted se servir aceptar, dos oditas impresas que los discpulos de Elio Turno han escrito colectivamente. La desigualdad
consiguiente a ese gnero de trabajos, hechos a escote, los hace desmerecer; pero los damos a usted porque en ellos andan la mano del maestro a menudo y la seal de
su afn por el cultivo de las letras clsicas.
Van tambin al calce de las traducciones, algunos comentarios que dan razn de por qu Elio Turno disiente a veces del comn entender de los intrpretes, y estn
sacadas de las notas sobre Horacio que Elio Turno dicta en su ctedra.
Dispense usted la molestia y enfado de esta carta, me ofrezco, por m y a nombre de los catedrticos de este Colegio, como afectsimo criado de usted, que s. m. b.
Atengenes Segale.
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P. D.A ltima hora pusimos adjuntas algunas oditas latinas y la versin de la mejor olmpica de Pndaro.
Vale.
Maecenas atavis. I, 1
De sta y sus restantes versiones de Horacio dice el traductor: He procurado conservar aun las construcciones del original hasta donde lo permite nuestra lengua; y
mucho me temo no haber respetado siempre este valladar, que fijan la crtica y el buen gusto.
El traductor, por querer someterse a un nimio rigor literal, cae en extravagancias de diccin y aun en impropiedades dignas de censurarse; v. gr.:
[p. 247] Lo que en nuestra lengua se entiende por el vulgar trmino de mujeriego es precisamente lo contrario de lo que Horacio quiso decir
con el epteto uxorius (condescendiente con el gusto de su mujer, muy amante de su mujer).
Sic te Diva. I, 3
Sobre el verso 17: Quem mortis timuit gradum, pone el traductor esta nota que considero digna de atencin: Todos los intrpretes que conozco, traducen el gradum
mortis por gnero de muerte. No puedo conformarme con ellos: yo entreveo en esas palabras una metfora de las que Horacio apenas insina a menudo: la vida no es
sino descenso rpido hacia la muerte, y el que se confi a los mares por vez primera no temi bajar a los ltimos escalones de ese descenso y acercarse temerariamente a
la muerte.
Favorece a esta inteligencia aquel pasaje de Juvenal, St. 12, verso 57:
Por eso traduje grada de la muerte, conservando el ser y modo de la metfora, que creo descubrir, y que reaparece en el verso 33:
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y en el segundo:
Por nota dice el intrprete: He credo de fidelidad y elegancia conservar en la traduccin la alegora del mar aplicada a Pirra, cosa que han omitido otros traductores.
[p. 249] El vacuam no le entiendo como libre de otros amantes, sino en el sentido de no harta, no saciada del amor del galn de que se trata; y por consiguiente, no
hastiada, no desdeosa, sino todava anhelante por su afecto.
Oh Lidia, te lo ruego
Por cuantos Dioses hay por qu (confiesa)
Del amor con el fuego
En perder a Sbaris te das priesa?...
Las dos ltimas estancias de la oda son muy inferiores a las dos primeras; el mactata veniet lenior hostia se convierte en este galimatas ininteligible:
Traducida a la manera del Mtro. Len, dice el traductor. Eso quisiera ella! Jzguese por la primera estrofa, que apenas se entiende:
Qu vergenza consiente,
O regla, que la corte, la honda gana
Por tan querida, gente?
Dicta cancin insana,
Oh diosa, a quien por hado
La lquida garganta el Padre ha dado...
Fr. Luis de Len, cuando se descuida en sus versiones, es desaliado, humilde, prosaico y llano, pero jams incurre en este galimatas indescifrable.
Trabajos arcaicos y sin duda desatinados llam con loable modestia el docto Elio Turno a las dos o tres que hizo en esta forma.
Qu palaciego mozo,
Ungida la melena,
Que sricas saetas docto apena
Retira sobre el arco paternal,
Pondrs t de copero?
Quin negar inclinados
Puedan los ros verse remontados
A arduas cimas, y el Tibre devolver,
Si t (qu prometiste!)
El Paneto excelente
Y Academia comprados juntamente
Por arneses Iberos quieres dar?
Ulla si juris.Od. II 8
Termina as:
Es de las mejores traducciones de este autor, aunque tiene el inconveniente de parecerse demasiado a otras anteriores, como las de Arjona y Burgos:
[p. 255] Como todas las de este traductor est llena de rarezas de diccin, pero tambin tiene aciertos, que prueban estudio no vulgar del
original y grande esfuerzo para reproducirle textualmente, aun con violencia e injuria de nuestra lengua:
Juzgo digna de elogio la explicacin que hace Elio Turno del plan de esta oda que por su desorden perfectamente lrico, ha sido el tormento de los comentadores.
I. Estrofa. Amastrese la juventud en soportar los azares de la guerra. II. Llegar de esta suerte a merecer el encomio ms grato, el que haga la familia del monarca
enemigo, al temer por la vida de los suyos si ve el extraordinario valor con que lucha el Romano. III. Y si muere en la guerra, dulce y honroso es perecer por la patria,
tanto ms cuanto que la muerte no perdona al tmido. IV. Por otra parte la virtud del patriota combatiente tiene premio de honor en este mundo. V. Y paga de
inmortalidad en lo futuro, y hasta, caso de verse menospreciada, halla su recompensa en s, lejos de los mudables elogios del vulgo. VI. y VII. Deben a ms ser los
jvenes sigilosos, que no grrulos, y serlo desde ahora, porque el que ha delinquido, tarde o temprano padece el azote de Dios.
Ni el Austro proceloso
Turbio rey del Adritico espumoso...
Este principio promete una buena traduccin, pero pronto nos encontramos con un Alcides andariego; y el discurso de Juno, que es uno de los trozos ms esplndidos
de Horacio, est muy dbilmente traducido, salvo el final, en que se levanta un poco el estilo:
Traducida segn la manera del Maestro Len, dice el intrprete. La imitacin es aqu menos desgraciada que en otras odas:
Mecenas, descendiente
De Etruscos reyes, ya tiempo ha guardado
Te tengo vino ardiente
En barril no encentado,
De rosa lazos bellos
Y jugo de baln a tus cabellos.
No te demores; viendo
No siempre ests el Tboli regado,
Ni de Esola corriendo
En la ladera el sembrado,
O los yugos de bueyes,
Do el parricida Felegn di leyes.
La hartura fastidiosa
Fieros Sicambros.
Nada ms grande ni mejor los hados
Y buenos dioses dieron a la tierra,
Y no darn aunque al dorado siglo
Vuelvan los tiempos.
Y cantars los venturosos das,
Del fuerte Augusto a la impetrada vuelta,
Fiestas en Roma; y cantars el foro
Luego vaco.
Llegar entonces ocasin propicia
A mi voz dbil, y oh t, sol hermoso
Oh sol laudable, cantar felice,
Csar llegado.
Mientras t avanzas, repetidas veces
Io triunfe, el pueblo gritarIo triunfe
Y quemaremos a los blandos dioses
Suaves inciensos,
Y t diez toros y otras tantas vacas
Y yo un becerro inmolar, que nutro
Ya destetado en los crecidos pastos
Para mis votos. [p. 263] Ya con sus cuernos, de la luna imita
El corvo fuego; que tres das muestra
Haber cumplido, y es dorado todo,
Nvea la frente.
A quien ya t, Melpomene,
Mirastes al nacer, con ojos plcidos,
No los trabajos Istmicos
Pgil glorioso harn, ni en carro Acaico
Los corceles indmitos
Llevarn vencedor; ni hazaa blica
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Le sube al Capitolio,
Pues iras quebrant de reyes brbaros,
Crespo con hojas Dlficas.
Mas los arroyos de la frtil Tboli
Y las greas selvticas [1]
Noble le harn por sus elicos cnticos.
Y ya ponerme dgnase
De la ciudad princesa la prosapia
Entre los vates lricos,
Menos el diente de la envidia acsame.
Oh t que tiemplas, Piride,
De la concha de oro el blando estrpito,
Y al mudo pez, querindolo,
T que dieras de cisne voz dulcsima,
Es don tuyo que mustrenme
Por taedor de la Romana ctara;
Lo que aliento potico,
Lo que agrado, si agrado, es tuyo, Piride.
A MECENAS
En las Memorias de la Academia Mexicana... Mxico, oficina tpogrfca de la Secretara de Fomento, 1897. Tomo IV, pp. 345-351.
GUATEMALA
Poesas de D. Jos Batres y Montfar, natural de Guatemala. Guatemala, imprenta de la Paz, 2. edicin. Sin ao (1844?). 8., 11 pliegos sin foliatura. [p. 270] En la
pgina penltima est la traduccin de Horacio. He visto dos reimpresiones de este cuaderno, una de Guatemala, y otra reciente, de Pars.
Hllase tambin la oda A Pirra en la Galera Potica centroamericana, selecta coleccin de los mejores poetas de la Amrica del Centro, por Ramn Uriarte. Guatemala,
imprenta de la Paz, tomo I, 1873, y en la segunda edicin muy aumentada (Guatemala, Tipografa La Unin , Octava calle Poniente, n. 6, 1888, p. 265).
A PIRRA
[p. 271] Esta parfrasis vale poco, por lo infiel y verbosa. Adems en el segundo cuarteto hay una grave falta de sentido. El cui flavam
religas comam del original no se refiere al doncel, sino a Pirra, en obsequio del doncel. Batres lo entiende al revs y traduce a en vez de
para.
Galera Potica Centro-Americana (2. edicin). Guatemala, 1888. Tomo II Pg. 411.
Traduccin de la oda 24 del libro I de Horacio, dedicada al Seor don Mariano Cheves, por su aficin a la literatura y en prenda de cordial afecto.
El general Mitre, que no conoci ms que los cuatro primeros versos de esta oda, los juzga del modo siguiente (Horacianas , II, 58-59): El primer verso, prosaico ne s,
no traduce el concepto original y omite las expresiones tiernas que son su complemento. El segundo verso es un ingerto, por no decir una adulteracin. El tercer verso
es, en forma de ripio, la repeticin del concepto anterior. El duerme ya sin vida del cuarto verso, es lo mismo que dormir muerto, pues siendo el dormir un fenmeno de
la vida, una funcin fisiolgica, equivale a decir respirar muerto.
La crtica del cuarto verso se quiebra de sutil, pues aunque el dormir sea funcin de los seres, siempre se ha hablado del sueo de las tumbas, y se ha dicho que los
muertos duermen, y el mismo Horacio en esta oda escribe: ergo Quintilium perpetuus sopor urget. Lo dems de la crtica est bien, y puede extenderse a toda la versin
de Micheo, que es mala de veras, pero que no vale la pena de ser criticada con dureza, porque se trata de un ensayo de colegial.
Galera Potica centro-americana... por Ramn. Uriarte, tomo II. Guatemala, 1874.
Galera potica centro-americana... por Ramn Uriarte. Segunda edicin. Guatemala, 1888, pp. 413-414.
Horacio en Espaa, 2. edicin. Madrid, 1885. Tomo II, pginas 206-207. [p. 273] Odas de Q. Horacio Flaco traducidas o imitadas por ingenios espaoles. Barcelona,
1882, pp. 93-94.
Esta traduccin en versos sficos-adnicos, que el autor con harta razn calific de libre, ha sido objeto de muy contrarios juicios. Mientras que D. Osvaldo Magnasco
la califica de insuperable, pero aadiendo que algo ms de la mitad no es de Horacio, lo cual parece que anula el anterior elogio, puesto que a lo menos en cuestin de
fidelidad ser posible superarla; el P. Hermenegildo Torres cuenta al traductor entre los que han calumniado el texto atentos nicamente a regalar el odo de los
lectores (Odas de Horacio, I, 602).
Equidistante de ambos extremos, y ms prximo a la verdad, considero el juicio del general Mitre (Horacianas, I, 133), salvo un reparo en que creo que no tiene razn:
No es una traduccin sino una imitacin en que se alteran los conceptos originales, debilitndolos o exagerndolos. Por canta en versos latinos un canto que viva este
ao, y ms aos, pone mi canto se remonte al cielo. Califica a Alceo (a quien el poeta designa simplemente como ciudadano lesbiano y fiero guerrero) numen
ardiente en un tiempo de feliz memoria, cuando la gloria coron su frente como lesbio cisne, hacindole adems blandir el funesto acero que el texto no menciona.
Llama deshecha a la nave que Alceo amarraba a la ribera, cuando lo que Horacio dice es maltrecha (jactatam). Hace a Alceo cantar tierno en tono suave a las divinas
musas, ampliando el texto que lo dice en dos palabras: Musas canebat. Por lo dems, los versos son bellos, aconsonantados en el final del segundo verso de cada
estrofa con el primer hemistiquio; pero no puede calificarse de insuperable ni por su estilo ni por su fidelidad.
La idea de blandir el fuerte acero est implcita en el original, aunque no est literalmente (y es lo que basta para una traduccin libre como Micheo llam la suya):
[p. 274] y Micheo lo traduce ms poticamente que el general, de quien es este verso infeliz, a pesar de toda su literalidad o a causa de ella:
[Vid. H. E. I, 171.]
CUBA
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Vivirs ms seguro,
Licino, si no afrontas las alturas
Del ronco mar undoso,
Y si al huir la tempestad procuras
Nunca acercar la quilla
Al rudo escollo de engaosa orilla.
Arte Potica
Sus aficiones clsicas, su amor entraable al maestro romano, le llavaron a traducir y comentar algunas obras de Horacio, entre las que se cuenta la celebrada epstola a
los Pisones.
(Martn Gonzlez del Valle, La Poesa Lrica en Cuba... 4. edicin. Oviedo, 1888, p. 203.)
VENEZUELA
[Vid. H. E. I, 177.]
Caracas, 1880.
(Citado ocasionalmente en la Anlisis ideolgica de los tiempos de la conjugacin castellana, como ejemplo de cierto uso del subjuntivo, fuese... puliese...)
Slo se conservan estas dos primeras estrofas publicadas por Amuntegui (D. Miguel Luis) en su Vida de Andrs Bello (pginas 66-67). Santiago de Chile, Pedro G.
Ramrez, 1882.
[p. 278] Biblioteca de escritores venezolanos, ordenada con noticias biogrficas, por D. Jos Mara Rojas, Ministro plenipotenciario de
Venezuela en Espaa. Caracas, Rojas hermano. Pars, Joulis et Rojas, 1872. 4.
Odas de Q. Horacio Flaco traducidas e imitadas por ingenios espaoles... Barcelona, 1882, pp. 90-91.
Hablando de esta traduccin dice el P. Hermenegildo Torres en las notas de la suya que tiene poco de Horaciana, y que como la de Burgos resulta una composicin de
aire, corte y sabor castellanos.
puede ser una mera errata (en por de). Leyendo as desaparece el yerro gramatical, que no puede suponerse en un traductor tan instrudo, pero de todos modos la
traduccin de este pasaje no queda bien, puesto que Horacio habla genricamente de las mercancas de Siria (Syria merce), y no peculiarmente de drogas, como
traducen Burgos y el P. Torres, ni de especias, como interpreta Morales Marcano: lo cual adems es impropio, puesto que las especias no procedan de Siria, sino del
Extremo Oriente, de donde por el camino de Persia se comunicaban a los mercados de Siria, y de all a los romanos.
Persicos odi.Od. I, 38
A SU CRIADO
Detesto, nio,
La pompa asitica;
No ms coronas
Quiero anudadas
PAG@279@ Con la del tejo
Sutil algara;
Ni ya solcito
Buscando vayas
En qu vergeles
Las tan preciadas
Rosas tardas
Mueren lozanas.
De hoy ms aprstame
Por toda gala,
Fresco arrayn;
Slo me agradan
Del verde mirto
Simples guirnaldas,
De mirto, pajes
Que a entrambos cuadra,
A ti que aejo
Vino me escancias,
Y a m que apuro
Copas colmadas
Bajo la sombra
De espesa parra.
Beatus ille.Epodon 2
AL PUEBLO ROMANO
Oh navis.Od. I, 14
Se public en La Entrega Literaria, revista semanal de Literatura, Ciencias y Artes de Caracas (20 de enero de 1883), juntamente con otras versiones de la misma oda
(Fr. Luis de Len, el Brocense, D. Alonso de Espinosa, D. Juan de Almeida, Snchez Barbero y Olmedo).
Parnaso Venezolano. Coleccin de poesas de autores venezolanos desde mediados del siglo XVIII hasta nuestros das, precedida de una introduccin acerca del
origen y progreso de la poesa en Venezuela por D. Julio Calcao, individuo correspondiente de la Real Academia Espaola; Secretario Perpetuo de la Venezolana...
Tomo I, Caracas, tipografa de El Cojo, 1892. 4., pp. 20-21.
Traduccin libre la llam su autor. Es una verbossima [p. 282] parfrasis, que emplea nada menos que treinta y seis versos para desler los doce del original.
Parnaso Venezolano... de D. Julio Calcao... 1892, pginas 281-282. [p. 283] COLOMBIA
En el Repertorio Colombiano, tomo IV, pp. 463-467. (Bogot, Imprenta de Echeverra hermanos, 1880.)
Mi querido Sr. D. Marcelino: Intentaba escribir aparte largamente a usted, pero mi dolencia y la hora que ha sonado apenas me dejan tiempo para enviar a usted un
abrazo, junto con estas traducciones y con una nada horaciana oda o silva al Nigara que di al Repertorio Colombiano de agosto ltimo.
Mucho deseo ir a Espaa, y publicar all mis travesuras, de que no hay coleccin. Ojal supiera yo en qu trminos podra hacerlo all.
Mi querido D. Marcelino: Tampoco hoy puedo escribir aparte [p. 287] a usted, aunque tanto lo deseaba y tena por cierto materia varia y agradable de que hablarle. Pero
mi enfermedad no cede, los ltimos das y noches han sido los ms crueles; y todava los mdicos me tienen en la duda de si lo que tengo es cncer en la lengua, o ellos
mismos lo ignoran. Ah! si yo sanara, y realizara mi ideal, de una larga temporada en Espaa, qu sabrosamente espero departiramos a la vez sobre estas cosas de ntro.
gusto. En fin, se har lo que Dios quiera, y no est probado que sta sea vida, ni que morir no sea mejorar.
Intentaba hablar a usted de un gran lrico moderno horaciano en el cual tal vez no ha tenido usted tiempo de fijarse an, quera comunicarle una antigua idea ma sobre
el verdadero sistema de traducir a Homero al castellano; iba tambin a hablarle de pera castellana, en que aqu hemos trabajado algo, yo dando libretos y un genuino
genio musical que poseemos componiendo la msica. Y hablarle de ciertas cosas ms, pero ya ser en otra ocasin, si Dios la concede. Suyo de corazn. Rafael de
Pombo.
Madrid.
Querido amigo: Aunque a ltima hora de correo y muy adolorido, voy a tratar de llenar de algn modo la promesa de mi ltima, del 8 de los corrientes. Usted se servir
suplir con su ingenio, y remendar lo incompleto y mal pergeado de mis prrafos.
Ante todo, ruego a usted haga algunas correcciones en las cuatro ltimas odas de Horacio, enviadas el da 8.
En Quem tu Melpomene:
En Beatus ille:
El poeta lrico de quien habl a usted es William Cullent Bryant, norteamericano, muerto hace tres o cuatro aos. Siento no alcanzar a sealar ahora all a usted rasgos
horacianos por la sobriedad y limpieza, por el constante buen juicio y por una observacin constante de la naturaleza; mas puede ser que en Madrid encuentre usted un
ejemplar de sus poesas. Le incluyo apenas copia y traduccin de dos. Qu dice usted de la sencillez y grandeza de la primera? La traduccion por Ancy me pareci
desde entonces un notabilsimo tour de force. Lstima de tal cual ligera incorreccin o prosasmo. Y qu dice usted de esa estrofa p. oda?
La segunda, en el original, me parece muy lrica y de mirada homrica; pero ni el original ni la traduccin tienen la sencillez de la primera. Escog yo cierta estrofa que
me pareci dara mucho vuelo al perodo, y a dicha forma sacrifiqu algo.
To a Cloud es otra preciosa oda de Bryant. Es decir, soy yo quien las llamo odas, no l. Y tiene otras bellsimas, como The future life, que yo traduje con ocho o nueve...
Creo que en esa raza es ms fcil hallar poesa horaciana que en la nuestra, porque en ella el juicio, el peso y medida de las cosas le tiene la rienda a la exageracin
innecesaria. Nosotros somos muy calientes; tendemos constantemente a la falsedad, a la alucinacin.
Mi idea de una traduccin de Homero pasable y gustable me ocurri desde muchacho, y es la de trasladar esa poesa rigurosa, ruda, primitiva, a la nica forma en que
poseemos poesa semejante y gustamos de ella, es decir, al romance octoslabo con olor [p. 289] de anticuado. Despus vi, en el prlogo de Bayard Taylor a su
traduccin de Fausto, que algo as ocurri a Goethe para pasar a Homero al alemn. Y vuelto a mi pas vi aqu que M. Littr discurri lo mismo en francs y aun hizo
algn ensayo. Curiosa coincidencia que me confirma en mi teora. Ojal descubriese un buen Homero literal en espaol antiguo en prosa; sobre se respondo que se
podra trabajar con facilidad, discurriendo el modo de distribuir las asonancias.
Habl tambin a usted de pera espaola. He trabajado la Florinda, pera mayor espaola en cuatro actos, con ballet, etc., a la cual puso msica original y muy
dramtica mi inspirado compatriota Jos M. Ponce de Len. Sobre esto escrib largo a D. Antonio Arnao, pero no le lleg mi carta. Usted cree en pera castellana?
Qu promete all?
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Dgame si ha recibido todas las mas, con 25 de Horacio y una impresa En el Nigara, contemplacin ma.
Madrid.
..................................................................................
Mis traducciones de Horacio pertenecen a usted, que con tanto cario me las est parteando por all; pero avseme usted si quiere que hagamos un Horacio definitivo,
texto, traduccin y notas (con las traducciones que le dije de usted mismo, de Pesado, de Gngora? y tal cual de Fray Luis), y si usted calcula que eso produce algo,
pongmoslo por obra. Aqu varios, y algunos en Europa, como R. Cuervo, Emilio Segura (de Valencia) y Torres Caicedo me instan mucho a publicar mis versos, y
repito que ya tengo tentacin de hacerlo; razn por la cual, entre otras, ruego a usted que impida (si a algunos paisanos ocurriese la idea) el que aparezca un tomo mo,
recogido sabe Dios cmo y de dnde, [p. 290] a no ser contando conmigo y bajo mi direccin: en lo cual, desde luego, no aludo al Horacio, en lo que usted manda en
jefe.
Parte del ideal susodicho sera que Caro y yo llevsemos a Pars o Madrid a los insignes Cuervos (Rufino Jos y ngel), los cuales son como hermanos nuestros.
Conque, aydeme a desencamar a Caro, y quiz pasemos all juntos algunos ratos deliciosos.
Caro me di a leer la carta de usted y aguardo su ofrecida opinin sobre Antoco. No alcanzo a enviar hoy a usted una nueva teora sobre la sinalefa y un tomo de
poesas de D. Antonio Jos de Irisarri, de Guatemala.
Madrid.
.........................................................................................
Ahora y para siempre ruego a usted que cubra y borre con manto de indulgente amigo cualquier especie indiscreta que el candor o la improvisacin me dejen soltar en
mis correspondencias: por ejemplo, en mi ltima alud a nuestro prximo Horacio como definitivo, tontera que recuerdo an por el remordimiento que dej en m. A
tales cosas expone a un mortal cualquiera el verse elogiado por usted con la largueza con que usted lo ha hecho conmigo. Alud a la comparativa pobreza de grandes
poetas lricos en nuestra lengua, y aunque mi observacin no inclua a los vivos, sabe Dios a cuntos deb mencionar adems de Quintana, Espronceda y Tassara, pues
poco es lo que aqu nos llega, poqusimo lo que leo, y poqusimo lo que recuerdo. Ahora, en dos cuadernos de Poetas contemporneos de la incorrectsima Biblioteca
Universal (Madrid, Leganitos, 18), he saboreado algo nuevo para m, de Antonio, Hurtado, de Trueba, del Marqus de Molins, de P. A. Alarcn, de J. Velarde y de
Revilla, nombres ya bien conocidos; pero no conoca ni el nombre de Francisco Luis de Retes, [p. 291] Francisco Snchez de Castro, Manuel Curros Enrquez, Emilio
Ferrari y Juan A. Viedma, cuyas muestras me han deleitado; y me atrevo a predecir que si, por ejemplo, el dicho Viedma es joven todava y persevera en el arte y en
asuntos dignos de l, tendremos en l un insigne lrico: en tres bagatelas suyas que all leo asoman el espritu y la mano del artista cumplido. Asimismo en un trocito de
Escritura Espaola de dicha coleccin un tan enamorado (aunque con disenteria) la ya famosa Carolina Coronado, y Julia de Asensi y Patrocinio de Viedma, Antonia
Daz de Lamarque, Concepcin de Estevarena, Blanca de Gass y Ortiz, ngela Grassi, Dolores Cabrera y Heredia de Miranda, Aurora Lista de Milbart, por supuesto D.
M. Josefa Massans (ya popular aqu), y sobre todo como para m preciosas novedades en nuestro cielo estrellado, Dolores Moncerd de Maci, M. Mendoza de
Vives (con su romance ejemplar) y dicha Sra. Daz de Lamarque con su excelente y clsica oda Despus de la lluvia. Si es usted amigo de las y los nombrados srvase
presentarles esta flor que les tributo desde las romnticas alturas del Tequendama y el Puente de Pandi, espantosas maravillas naturales. Expresar a usted mi sorpresa
con este tomito de autoras, de muchos ms quilates que otro librito de autores (de Valencia) que he recibido, con el ttulo de Cancionero amoroso, y mi pena por lo que
va cundiendo el mal gnero de Heine, y porque ustedes se olvidan de mi inspirado y vigoroso amigo, paisano de usted, de Santander, e insigne cantor de los Andes, D.
Fernando Velarde, muerto tristemente pocos aos ha.
A propsito de Esttica Espaola ha merecido la lectura y consideracin de usted el Discurso de D. Bernardino de Rebolledo sobre la Hermosura y el amor? Quiz
merece una mencin ese elevado y espiritual ensayo, lo mejor, a mi gusto, de aquel patriota y diplomtico ms que poeta. tem, no ser l quien con un mal soneto
inspir a Jean Henault su famoso soneto L'Avorton? Punto digno de investigarse, lo mismo que el nombre del traductor del ltimo al castellano, que aqu sabemos de
memoria desde antes de 1841 y con algunas mejoras respecto de la forma en que apareci en la Revista Andaluza, de Sevilla, tomo III, Pg. 145. En dicho Rebolledo
asoma algo del espritu mustio, melanclico y subjetivo del Norte, no lo ha observado usted? [p. 292] Su comedia, que tiene felices rasgos, es curiosa muestra de
poesa diplomtica, y es autor de una redondilla popular que aqu corre arredondeada tambin y pulida con su rodar de boca en boca, como las piedrezuelas del arroyo:
Otra cosa que deseaba preguntar a usted es: quin fu el Padre Gaspar Astete? Me interesa mucho, porque su catecismo de Doctrina cristiana es para m, de los
principales autores de nuestra civilizacin. Creo que era jesuta e italiano, mas otros dicen que espaol.
Mi drama lrico Florinda es desgraciado. Cinco aos ha lo remit tambin al Sr. D. Antonio Arnao con una larga carta, por saber que la cuestin pera espaola le
interesa, y no s si le lleg. No recib respuesta. Repetir la remesa a usted.
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.......................................................................................
Parnaso Colombiano. Coleccin de poesas escogidas, por Julio Aez. Estudio preliminar de D. Jos Rivas Groot. Bogot, 1886. [p. 295] Librera Colombiana.
Camacho Roldn et Tamayo. Calle 12. Nmero 178. Pg. 58.
Est escrita en versos que quieren remedar la cadencia del exmetro, y que no s por qu han de proscibirse en castellano, cuando su uso est consagrado por obras
inmortales de la poesa moderna, no slo en alemn, como Herman y Dorotea, porque all cierto gnero de cantidad existe, sino en ingls (recurdese la Evangelina, de
Longfellow), y eso que la prosodia de esta lengua no saca a la nuestra ninguna ventaja en este punto, ni tiene como ella ms ley que el acento. En traducciones clsicas
este metro puede ofrecer grandes ventajas de concisin, pero en esto, como en todo, conviene una prudente adaptacin. El metro de la oda 4. del libro 1., usado esta
sola vez por Horacio, es el llamado arquiloquio cuarto, cuyo verso mayor se remeda bien con el hexmetro, pero no el verso menor, que es un trmetro ymbico
catalctico; v. gr.:
Con la combinacin de graves y agudos y el apoyo de la asonancia consigue el ingenioso poeta colombiano una aproximacin al movimiento lrico del original, sin
romper violentamente con los hbitos de nuestro odo. Y logra adems el triunfo de encerrar en veinte versos castellanos los veinte versos del original sin perder un
pensamiento, una imagen, ni apenas un epteto, y procurando dar a las palabras el orden ms parecido que tienen en el texto. Slo el inminente luna me parece
dbilmente traducido por al claror de la luna; ni tampoco me agrada el enhila sus danzas por choros ducit, pudiendo fcilmente sustituirse tan rebuscado verbo con
preside, concierta, gobierna.
El sin humanos miramientos es un ripio imperdonable en tal versificador. Domus exilis, aplicado al reino de Plutn, tampoco quiere decir casa vaca, sino casa poblada
de sombras. Puede disculparse, por motivos de honestidad, el rodeo que da el intrprete para no nombrar al tierno Lycidas, pero acaso si hubiera [p. 296] vencido este
loable escrpulo, como lo hizo Fr. Luis de Len, a pesar de la inmaculada pureza de su alma cristiana, no hubiera perdido la hermosa frase: et mox virgines tepebunt.
Con estos defectillos y todo, la traduccin del Sr. Pombo es no slo la ms fiel y literal que tenemos en castellano, sino tambin una de las ms poticas, y no digo la
que ms, por respeto a algunos versos de la parfrasis de Fr. Luis de Len, que tienen notable poesa, aunque de muy distinto gnero. [1]
A TALIARCO
Se apaciguaron; y al punto
Los olmos y los cipreses
Dejaron de ser ludibrio
De sus speros vaivenes...
Tu ne quaesieris. Od. I, 11
LA MISMA, REDUCIDA
A escanciarte el vino
Est siempre en guardia?
Ahora s, quin duda
Que pueden las aguas
Correr monte arriba
Y el Tibre a su infancia,
Cuando t, a quien vimos
Tan frvido a caza
De obras de Panecio
Y escuela Socrtica,
Hoy las das en trueque
De iberas corazsa,
En flor destruyendo
Tantas esperanzas!
Ni de la ardiente Calabria
Las greyes apetecidas;
Ni el marfil, ni el oro indiano,
Ni los campos que las linfas
[p. 304] Del Liris tan silencioso
Silenciosamente liman.
Parcus Deorum.Od. I. 34
Si Jove, al t perjurar,
Te tornase negro un diente,
O en una ua la gente
Notase al punto un lunar.
Ya que no lo escrupulizas
Ni hay castigo para ti,
Sigue pues, y jura as
Por las maternas cenizas;
La juvenil muchedumbre
Para ti creciendo est;
Pronto a tus plantas ser
Una nueva servidumbre.
Y jurndote concluyo
Que cada novia o casada
Teme que tu aura encantada
Le est demorando el suyo.
HORACIO
Tiempo dichoso!
Ms que el rey de los Persas
Fu venturoso.
LIDIA
HORACIO
LIDIA
HORACIO
Nuestros abrazos...
Si hoy mi puerta
Cierro a Cloe, y a Lidia
La dejo abierta...?
LIDIA
En qu grutas me oirn
Probando el vuelo
Para alzar a donde estn
Los astros, a do en su celo
Jpiter consulta el plan
De tierra y cielo,
La imperecedera gloria
Del paternal
Csar, sol de nuestra historia?...
Y, ah! cantar un himno tal
Que de otro mayor, o igual,
No habr memoria.
Un monumento me alc
Ms duradero que el bronce,
Ms alto que las pirmides
De regia, fnebre mole.
........................................
II
Ministra de su rayo,
Que por raptora fiel de Ganimedes
Hizo el rey Dios emperatriz del viento,
Saca del nido, tierna todava,
Juvenil osada
Y el heredado instinto de su aliento;
O as como de sbito
Si triscando gil cabra
Ve al cachorro len que destetado
Haciendo ensayo de sus dientes gira
Del campo en rededor; y ella inocente
Prase al verlo, y siente
Que al instrumento de su muerte mira:
Aquel ejrcitorbitro
De victoria y conquista
Por tanto tiempo y dilatada zona,
A un joven sucumbi prudente y justo
[p. 331] Vi a dnde alcanza un natural no esquivo
Al paterno cultivo.
Vi lo que de un Nern hace un Augusto.
Ya de triunfar dudoso,
[p. 332] La Hidra los trozos de su cuerpo alzaba.
Monstruo sin par hundido en el profundo,
Surge de all ms vlido y terrible
Y vence al invencible,
De aplauso y de irrisin llenando el mundo!
No ms nuncios de jbilo
Dirigir a Cartago.
Ya, muerto Asdrbal, la esperanza ha muerto:
Muri de nuestro nombre la fortuna.
No habr labor que un Claudio no supere.
Jpiter los prefiere:
Adistranse a la lid desde la cuna.
Ya vientecillos de Tracia,
Cortejo primaveral,
Agitan los blancos lienzos,
Sosiegan la crespa mar.
Ya no estn yertos los prados,
Ni hinchado bajo el dogal
De las nieves del invierno
Brama el ro montaraz.
Flbil gimiendo por Itis
Ya el ave de hado fatal
Que de Ccrope y su trono
Oprobio eterno ser,
Porque veng malamente
Del rey la atroz liviandad.
Triste Progne, hoy golondrina,
Su nido labrando est;
Y de sus gordas ovejas
Va en zaga el joven guardin;
O juntos varios que oprimen
[p. 337] La tierna grama vivaz,
Cantan al son de su flauta
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Si te tienta, si te urge
Este prospecto, ven ya,
Ven... mas no olvides tu impuesto,
Imaginando quizs
Que a lo Lculo voy gratis
A baarte en mi lagar.
No tardes, da tregua un punto
Al avaricioso afn,
Y recordando del muerto
La negra llama voraz,
Ya que aun te es dado, une al seso
Tal cual ligero desmn,
Que hasta esto de hacer el loco
Tiene su oportunidad.
Beatus ille.Epod. 2
(Con algunas expresiones de la traduccin de Fr. Luis de Len. que van en bastardilla.)
Lupis et agnis.Epod. 4
Est en cuartetos aconsonantados, que no parece la mejor combinacin para traducir un Epodon, aunque siempre es preferible al endecaslabo asonantado que haba
usado Acua de Figueroa.
La versin de Pombo no es de las ms felices suyas, y, en general, encuentro acertados los reparos que sobre ella hace el general Mitre. [2]
Es un pleonasmo el sangre a ros, despus de harta sangre. Las armas no deban ser fieras, epteto vulgar, sino escondidas (enses conditi). Perecer a propios
empellones, en vez de perire sua dextera, no puede pasar, porque es imposible suicidarse dndose empellones a s propio. El sentido de los ltimos versos, que es [p.
342] el de la pieza toda, resulta confuso por haberse suprimido la alusin a Remo:
Con permiso del general Mitre, no s qu gnero de infidelidad puede haber en decir eslabones duros, en vez de cadenas, y aunque concedo que lo de cantar su estrago
no est en el original, todava me suena mejor los cuatro versos de Pombo que estos otros cuatro del ilustre caudillo argentino, harto humildes y prosaicos:
Nox erat...Epod. 15
Harto, oh Neera,
La ma te costar!Ten entendido
Que si un tomo de hombre a Horacio resta,
No sufrir que noche tras de noche
[p. 343] Regales a otro ms feliz... Alguna
Encontrar que me ame cual yo amo;
Y as que tu beldad se me haga odiosa
Y me penetre el nimo este agravio,
No habr poder que mi firmeza rinda.
En cuanto a ti, quienquiera que t seas,
Afortunado que hoy tan alto marchas
Soberbio de mi malpor opulento
Que en rebaos y tierra hayas nacido,
Y aunque slo por ti corra el Pactolo;
Ms: si resucitado te infundiese
Pitgoras su ciencia, y eclipsaras
A Nireo sin par con tu hermosura:
Ah! los cielos harn que tus amores,
Mudados a otro, msero lamentes,
Y que, a mi vez, te vuelva yo tu risa.
Origin estas traducciones el deseo de dar con ellas una prueba de aprecio y simpata al Sr. D. Marcelino Menndez Pelayo, autor [p. 344] de Horacio en Espaa,
aumentando as al mismo tpo. las versiones americanas de Horacio que comunicase a dicho ilustre literato mi querido amigo y paisano D. Miguel Antonio Caro, el
traductor de Virgilio.
Mi designio no ha sido el de hacer traducciones de gusto clsico, ni de laboriosa y esmerada interpretacin. No alcanzan all mi estilo y fuerzas; ni trabajndolas de
prisa, las ms en cama, atormentado por agudsimos dolores, y para enviarlas por el prximo correo, pueden tener la eleccin de diccin y el asiento de estilo que no
resultan sino de una revisin posterior, pasado el primer esfuerzo de vaciar en molde propio ideas ajenas y de lengua y tiempo extraos. Rogando, pues, al Sr. Menndez
que excuse su inevitable crudeza y las muchas inadvertencias que contendrn, dir que mi plan fu el de escoger algunas de las Odas del Venusino que fuesen ms a
propsito para hacer comprender y sentir a los despreciadores de lo clsico, y en especial griego y latino (partido numerossimo en Amrica), que el tal Horacio era un
gran poeta, un alma sensible, generosa, piadosa y delicada, un moralista capaz de avergonzar a muchos de nuestros das; y su pas y su tiempo digna materia de estudio
y aplicacin para los nuestros. Las formas, pues, deban ser populares en lo posible, como para popularizar al lrico latino e inducir a los lectores a estudiarlo en mejores
y ms completas fuentes. Creo, adems, que cualquier forma es buena si agrada y no pugna con la gravedad o la ligereza del asunto original.
En punto a diccin, trat de dar literalmente la palabra de Horacio, siempre que el castellano y el metro la consintiesen; rompiendo con cierta etiqueta de lenguaje que
viene de siglos atrs privndonos en ocasiones de expresarnos con la fuerza y verdad que admite nuestro idioma. Tengo para m que de romper esa etiqueta puede
resultar hoy, en manos ms diestras que las mas, un buen recurso de frescura y efecto en la expresin. No s si es a algn manejo de Shakespeare, o a mi natural
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anticeremonioso, a lo que debo, tambin en violacin de dicha etiqueta, cierta aficin a usar voces o modos vulgares cuando los aristocrticos no satisfacen, por dbiles
o por ya trillados y rutineros. Ejemplo de lo primero: en la oda Altera jam teritur, traduje ubera tenta, UBRES TIRANTES. Ejemplo de lo ltimo: en la oda Quo, quo
[p. 345] scelesti ruitis, verso 10, traduje sua dextera a PROPIOS EMPELLONES, por la fuerza de esta palabra, que agresiones u otra rima semejante no reemplaza.
Profeso el principio de que los poetas deben proponerse no slo no dejar degradar el lenguaje usual e inocente, sino tambin ensancharlo todo lo posible elevando con
buena eleccin lo vulgar o llano que no tiene en lo culto correspondencia enrgica. Qu golpes tan humanos, tan certeros y profundos no suele dar Shakespeare por este
medio! Para ciertos, momentos, hacindose olvidar el literato, el hombre se har sentir ms.
Me permit abreviar tal cual rasgo inoportuno o pesado del original (como el de las Amazonas del Elogio de Druso), y dislocarlos anteponindolos a los ms felices para
remate de estrofa; y otras veces, como en la de Cur me querelis, aprovech el desahogo del metro para aadir breves incidentes explicativos.
Omit llamar rojos al len y al Tber, porque nunca han sido rojos, sino leonado el uno y color de adobe oscuro, u ocre amarino negruzco el otro, segn tengo entendido;
como que los italianos lo llaman biondo. Parece, en fin, que Horacio tena ciertas muletillas o voces favoritas, como la de tumultos. Se las he reproducido; y basten estas
observaciones, que pueden ser triviales o erradas, como de quien invade campo ageno. Ustedes los fillogos tendrn eso analizado y fijo de mucho atrs.
Por imperfectas que estn estas bagatelas, siempre agradecer al Sr. Menndez la ocasin que l me ha dado de leer a Horacio, pues traducir en verso a un poeta es el
mejor mtodo de leerlo; y agradezco especialmente la distraccin que esto me ha proporcionado, alternando entre Horacio y la morfina para olvidarme de la vil materia
y poder dormir en medio de dolores casi incesantes que me taladran la cabeza. En gracia de esta obra de misericordia, perdneme el gran resucitador de Horacio si he
tratado de contradecir la asercin de su libro, a la pgina 103, de que una traduccin potica de Horacio no es para hecha en ratos de ocio, ni como solaz de ms graves
tareas: requiere largo esfuerzo y aplicacin constante: as como mi amigo Caro y yo, y el pblico espaol, pronto consumidor de su primera edicin, desmentimos
tambin sus modestas falsedades de que ese libro no ha de ser ledo por nadies (p. XV), y de que haba sido escrito no para [p. 346] solaz y recreacin, sino para
tormento de los lectores. Por mi parte, Dios os bendiga, Horacio y Menndez Pelayo, mis solazadores en estos tres meses de tormento!
Si la vida alcanza y esta muestra agrada, puede ser que yo complete, solo o acompaado, la produccin de un Horacio bogotano.
***
Como no tenemos aqu ms que un ejemplar del Horacio en Espaa, ste no dura mucho en unas mismas manos; y sucedi que al enviar yo a usted mis odas anteriores,
tena hechas algunas apuntaciones, pero el libro estaba en poder de Caro, yo no lo haba hojeado entero, y as no saba lo que advert despus, a saber, que usted mismo
cita la introduccin de Olmedo sobre el guila. Tambin vi con gusto, a la pg. 421, que usted recomienda al portugus Garao porque di carta de naturaleza potica,
no sin asombro y escndalo de los pedantes, a muchos vocablos y frases tenidos por innobles y prosaicos: mrito muy de acuerdo con lo que yo sostengo en el
particular, bien que no s con qu gusto y discrecin lo practicase Gargao.
Despus encontr, en otra oda a Melndez, el Cual el ave de Jove que saliendo.
No me he acordado de examinar si Druso derrot tambin a los Retos. Al traducir le algo contradictorio sobre esto.
Sic te Diva potens. I, 3.Algunas travesuras he inferido a esta preciosa oda, desde el italianismo caro mo (si pasa en vez de dueo), esas seguidillas eneasilbicas, las
Iladas sollozando fulgores para volver la idea de humedad,la frula del Noto, y el caminar sobre agua,hasta la parfrasis del trabajoso Macies et nova Febrium. y
el recargo de color a los tres ltimos versos, fuera de dos frases prosaicas y de efecto bufo: Dejndolo todo en buen orden y Adnde no iremos por ir? Pero, en fin,
yo no escribo de frac y guante blanco.
o que Caro y otros declararon de mal olor. Reniego, como [p. 347] Alejandro, de la vil materia, demasiado presente a los lectores, y que en todo se atraviesa.
Solvitur acris hiems. I, 4.El verso del Fauno (3., 3. er cuarteta) debe leerse:
Mercuri facunde. I, 10.Como que el asunto repugna una traduccin muy formal y seria.
Tu ne quaesieris. I, 11.No habra traducido yo esta odita a haber ledo antes la que Burgos copia como atribuda a Gngora: toda ella de mano de poeta, de amo, aun
en traducciones; pero, sobre todo, llena de gracia en los Babylonios numeros, y con un Carpe diem inimitable, exquisito. Dudo que, de ese gnero, haya nada mejor en
castellano:
Ojal ponga usted en claro de quin es esa gota de eterno roco. No tengo a la vista su Horacio en Espaa, y no recuerdo si se fij usted en esto.
Lo que no pueda bajo algn respecto mejorarse, creo que es ocioso traducirlo de nuevo. Otro tanto digo de dos traducciones por Pesado (de slo tres que conozco
suyas), las de Maecenas atavis y Quis Puer gracilisde un gusto y discrecin perfectas, y de una ligereza areaanttesis del apellido de su autor. Y otro tanto de las
tres que debemos a usted. (Estudios poticos, 1879) , modelos de fidelidad. La Quis puer ha sido quiz la oda de Horacio ms afortunada entre nosotros.
[p. 348] Las de Moratn son inmejorables en estilo, mas no calculadas para popularizar a Horacio, a mi modo de ver.
O navis referent. I, 14.No dejndome ya qu pretender con esta oda las magnficas traducciones e imitaciones del gran Fray Luis, de Burgos, Bello, Olmedo, etc., se
me antoj hacerla concisa, y de estilo directo, duro y agitado, como de tormento; mientras que la de Bello tiene ritmo de bonanza, de barcarola. El sollicitum tedium lo
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volv horror por mayor distincin; si exager, lase arriba afn. Trat de acentuarle algn sentido al censurado pasaje de las Ccladas; no s si algn otro ha discurrido la
misma moraleja, pues mi librera horaciana no vale un ardite. Observando luego que, aunque menor en cinco versos que el original, le sobraban todava nueve palabras
de afeite, la puse a mermar como agua al fuego; y la saqu con dos versos ms de menos (o menos de ms), como se ve en seguida. Dulce est aliquando desipere.
Pastor cum traheret. I, 15.Algo pedestre sali este romancejo; ojal su fidelidad le haga perdonar esta falta. Es otro homenaje al autor de La profeca del Tajo.
P.
Dianam tenerae. I, 21.En composiciones como sta (los himnos sagrados en general) con cuya traduccin no es dable agradar al pblico presente, ni siquiera al odo
por el conflicto de nombres hoy ingratos o extraos, no he pretendido hacer cosa agradable, sino humilde traduccin, concisa y fiel en lo posible para m. Adems, en
todo lo clsico antiguo las vocales concurrentes son tormento del traductor, como usted lo habr experimentado. Cuntas veces acuden para una misma estrofa cuatro o
ms voces, como Diana, Orin, Clo, Tala, Gas, Piritoo, Hadas, Dione, Agieo, Fraate, Ilion, Eneas, Pramo, Evoh, Nobe, Pieria, Faeton, Prometeo, Tifeo, etc., cada
una de las cuales puede requerir alguna salsa extra-texto para administrarla! Y, de contado, raro lector se har cargo de la forzosa en que el traductor se encuentra, y los
ms llamarn oscuro, confuso, mal hecho lo que contiene nombres, aventuras, alusiones que ellos no entienden. [p. 349] Icci, beatis nunc Arabum invides. I, 29.
Traduje sta para llenar ese blanco del pliego. Veo que tambin me sali ms corta que la de Moratn, y sin tantas inversiones, de que l abusa. Tiene, al odo, poco ms
de las slabas del original. Como ste parece zumba humorstica a un amigo, pido a usted me pase el familiar y castellansimo taita.
Septimi Gades. II, 6. En el penltimo verso (obvio por cierto), y en la frase a ambos nos llama, coincidi por casualidad mi traduccin con la de Burgos, que de
propsito no le sino despus. Bogot, octubre 12, 1882.
Jam pauca aratro. II, 15.Me encanta esta odita, por alguna propensin que tengo a Regidor. La arquitectura es por hoy mi mana, ms que los versos, y suspiro porque
alguien proponga en Madrid, para mejorar ciertos barrios, la demolicin de algunas cinco o seis manzanas para hacer en ellas otras tantas plazas, cada una de ellas
completamente caracterstica de una de las diversas pocas arquitectnicas de Espaa, con monumentos a los respectivos personajes. Eso ayudara mucho al estudio,
aprecio y conservacin de los tesoros de Espaa en esta lnea. Ser mera fantasa
Otium Divos. II, 16.Byron record probablemente el Patriae quis exsul se quoque fugit en su cancin a Ins del canto 1. del Childe Harold.
Ah notar usted algunas variantes o correcciones. Puede usted escoger la que prefiera.
Cur me querelis. II, 17.Busqu para sta un metro quejumbroso, quebrado, anlogo al de qu se hizo el rey don Juan? No s si acert.
Non ebur neque aureum. II, 18.Parceme sta una de las ms conceptuosas, enrgicas y geniales odas de Horacio, con la ventaja de que, a diferencia de otras, remata
admirablemente, y de que carece, casi en un todo, de la geografa, mitologa e historia que constituyen el cuerpo de muchas, con detrimento de nuestra debida
estimacin. Aqu abundan toques cmicos y contrastes no rebuscados, unos y otros de grande efecto. Parceme tambin una de las ms desgraciadas en sus traducciones
castellanas, bien que a la vista tengo slo tres: la de Fray Luis de Len, parfrasis que quiz por muy juvenil y sin buen estudio del original, lo altera y desnaturaliza a
cada paso; la de Burgos, mucho ms fiel, mas no cuanto pudo y debi serlo; y la de Moratn, que yo conceptuaba magnfica hasta que la compar con el texto latino. l
tambin malogr, como todos, el estudiado juego del cornisamento de mrmol tico con oscuras columnas nmidas, boato de Marco Lpido, cuyo costo escandaliz a
Roma (como lo apunta Burgos), y cuyo mal gusto quiz no se escap del crterio de Horacio. El heres ignotus puede ser intruso, aludiendo a Aristnico; pero si Atalo
III leg al pueblo romano cuanto posea, podra tambin Horacio llamarse desconocido heredero suyo, con gracia y oportunidad. El jactancioso fausto de las honextae
clientae se pierde al llamarlas siervas. Divesque petit me [p. 351] pauperem es algo ms que el rico a m se inclina. Dies truditur die, queda deshuesado en: Una y otra
despus arrebatadas huyen las horas. Quin las arrebata? Tambin se pudo traducir Hrtanse dias a das o Hurta un da a otro da, o Echa, etc., ms propio pero bajo.
Me hizo mejor verso la accin pasiva. Moratn omiti luego la especie de preparar un anciano materiales para su palacio, o mandarlo construir, que es ms picante que
la de estar ya edificndolo. Que mucho! Si los trminos vecinos, alteras avariento: aqu, como en el Dies truditur die, omiti el cuadro, el vivsimo modus operandi:
usque revellis terminos agri proximos, que yo tampoco he trasladado con toda su energa. Et uxor et vir pellitur: aqu omiti el acto de expulsarlos. Tellus recluditur
aeque, etc., malogr esta gran figura, vertiendo Igual prepara la tierra sepultura. Callidum Promethea: traduce audaz, debe ser errata, por sagaz, pero todo eso, por
hacer estilo, sali dbil. Despus figura Carn en vez de Plutn; y el ltimo precioso rasgo naufraga. No parece de Moratn haber convertido el vocatus atque non
vocatus en Invocado tal vez o aborrecido; y mucho menos aquello de aliviar al pobre acallando su llanto en el horror eterno. La forma mtrica de toda la traduccin
indecisa, embarazada o tosigosa en los versos cortos, y pobre en rimas, tampoco puede servir de modelo, ahora lo observo. Caro me informa que Gallego? critic
severamente a Moratn; mas no he ledo dicha censura. Entretanto repito que, de las traducciones de Horacio que conozco, slo las dos de Pesado, las de usted y la
supuesta de Gngora (A Leucnoe) me parecen inmejorables. En su Horacio en Espaa debe de haber otras excelentes, pero no he vuelto a tomarlo de manos de Caro
desde 1879, y mi memoria es la peor de todas las conocidas.
Esto en cuanto a afear al prjimo, para lo cual todos somos agudos; en cuanto a hacerlo mejor que l, otro es el cuento. Por el pronto ya veo el gesto que har usted a
aquel pujas, que es ms grfico de lo necesario; mas la tinta est fresca, se va el correo y no hay tiempo para ms.
Angustam, amice. III, 2, y Exegi monumentum. III, 30.En [p. 352] stas, y acaso en otras, ocurren algunos finales agudos esdrjulos que alguien censurar. Sobran
autoridades que me disculpen, pero, sobre todo, la energa y propiedad de la expresin deben preferirse a la observancia de esas reglas menudas, si merecen llamarse
reglas.
Justum et tenacem. III, 3.Nuestro insigne Caro considera sta una de las odas de Horacio ms difciles de traducir, por sus transiciones, etc., y aadir yo, por el atroz
enlace del speech de Juno, que indujo a Burgos a anteponerle la posterior entrada de Rmulo en el Olimpo. Como yo soy de tronco gallego, este obstculo me provoc a
traducirla literalmente, salvo cambios de mi gusto, no de necesidad; para ver si as la podran sufrir odos castellanos, y ah va al supremo tribunal del Sr. Menndez
Pelayo, nico responsable de todas mis tropelas horacianas. Aqu no falta una palabra til de Horacio (til para agradar a lectores de 1882); y antes le he aadido 46
mas, que suman siete endecaslabos sibilinos:
quitados los cuales, son 73 versos, uno ms que el original, y 17 menos que la de Burgos: luego, sin avara estrechez, puede nuestra lengua reproducir al conciso
Horacio. Yo no he omitido, como Burgos, el prava jubentium y el insultet armentum. Tampoco creo que he aguado el horrenda late ni el quicumque mundo, etc., ni
suavizado liberalmente el Omne sacrum rapiente dextra (por donde sospecho que el Sr. Burgos era radical). Reconozco al mismo tiempo que l hizo un magno esfuerzo
al ajustar el original a su desagradecsimo tipo de estrofas lricas, inconmensurables como Horacio: lecho de Procusto que se venga cruelmente del que lo aplica en
traducciones. Sin tan errada etiqueta clsica, Burgos habra hecho desde entonces, con trabajo infinitamente menor, una infinitamente mejor versin del Venusino. La
[p. 353] cuestin de forma, a mi modo de ver, tiene que ceder al sine qua non de reproduccin fiel, enrgica y potica, o, mejor dicho, la forma espiritual, la del designio
del autor, es la que hay que buscar, pues de lo contrario se hace al original secundario respecto de las estrofas y rimas modernas: teora insostenible. El ejemplo de la
Eneida de M. A. Caro me replica que todo se puede conciliar; s, pero con fuerzas inauditas de lengua y de trabajo, como son las de l, que temo no se repitan en mucho
tiempo en nuestra literatura; fuerzas tales, que ese monumento, digna labor de una vida, es apenas uno de los muchos ocios por ese estilo de su adolescencia. Caro es un
Vulcano literario en tales faenas, aparte de cien otras aptitudes y habilidades.
En la segunda forma de la traduccin de Burgos de esta oda (que he visto anoche por vez primera, en el Horacio pintoresco de Barcelona, 1882), hallo con sorpresa que
el refringit de Hctor, tan justamente elogiado por l, lo malogr cambiando la pujanza en blasones. Fatal remiendo, en vez de haber corregido los tigres no domados, la
plebe, lo de reparar los muros de Ilin, el fuego que hace polvo, los climas (qua parte), las malas rimas verbales, y otras menudencias. No s si acert, en mi empeo de
concisin sin sequedad, al reducir tres y medio versos del latn a uno y medio:
Saboreando el nctar.
Mi cueven del celent inultae pide indulgencia. No me satisface all verbo ninguno que no haga de esas tumbas cuevas de fieras. El singular cnyuge, lo ha usado Caro;
su autoridad tendra.
No me ocurre ms que decir en modesto encarecimiento de mi traduccin para que usted la acepte con menos repugnancia como especialmente suya, lo que declaro no
por mrito de mi copia, sino por la proverbial distincin moral y religiosa del original.
Coelo tonantem credidimus Jovem. III, 5.Es faltarle al respeto a esta oda mandrsela a usted apenas al otro da de traducida, cruda, tosca y desigual por consiguiente.
Pero all va, con dos estrofas menos que la de Burgos, pero con menos rimas, bien que l no las escoge mucho. Caro cree que esta oda y la del Beatus [p. 354] ille son
de las que Burgos tradujo mejor. Yo no he ledo todas las suyas, ni lo hago como para juzgarlas, y soy juez impedido en el particular.
Aqu, en el arranque, por evitar el rimbombo y hacer el sobrio, quiz fu al extremo opuesto del de Olmedo.
Britanos indmitos, o ms propio remotos: escoja usted. Horacio mismo los llama intactos, no recuerdo en dnde.
Que como a un Dios lo mira (ltima estrofa). Ms fiel al texto sera Resistido a perderlo, Resistido a su vuelta, etc.; pero (tal vez porque me suena verso dbil) me
ocurre que es inverosmil que el pueblo osase cerrar el paso al que realmente debi parecerles un dios; al que acababa de rechazar, a su vista, a su mujer y pequeuelos.
En beneficio de mis cortes y de mis lectores, he abreviado o ampliado ad libitum, con vista ms atenta al drama y a la pintura que a copiar el original.
He advertido que en mi 8. estrofa escrib Roma y sus ruinas por Italia y sus ruinas. Simple errata que ruego a usted corrija.
Decididamente retiro el indmitos o remotos del 4. verso, y ruego a usted ponga feroces, puesto que Horacio lo autoriza en Descende Coelo Britannos hospitibus
ferox .
Delicta majorum. III, 6.Bello tiene en sus silvas americanas lindas reminiscencias de aqu.
Donec gratus. III, 9.No me ocurri metro de ms ligereza y coquetera que nuestra seguidilla. La condena usted como anti-horaciana?
Faune Nympharum. III, 18.Habr exagerado el buen humor, el espritu bquico de su ltima estrofa?
Tndele, csquele, dle. As usamos estos verbos en Amrica. No en Espaa? Es preciso tndela?
Intactis opulentior. III, 24.Aqu introduje algunas breves cuas en obsequio de mis estrofas.
[p. 355] Quo me, Bacche, rapis tui. III, 25.sta, desde luego, no es una traduccin seria, sino una rimadura sin conciencia, cuasibquica, que empec por humorada, y
una vez que la conclu la copio, solicitando indulgencia. No s si usted habr notado el byronismo del Ut mihi devio ripas, et vacuum nemus mirari libet! Vase, por
ejemplo, la estrofa 178 del canto IV del Child Harold:
CLXXVIII
Quo me Bacche. III, 25.Veo que Burgos revis con acierto su traduccin.
Vixi puellis. III,26.Escogida para llenar el pliego, y vertida con ms malicia que literalidad. La de Burgos es ms corta.
Tyrrhena regum . III, 29.Esta oda me parece una exquisita epstola; de aqu mi eleccin del verso blanco.
Pindarum quisquis. IV, 2;Est ya muy bien traducida por varios; pero los sficos adnicos me tentaron. El daturus nomina ponto es contraproducente, pues para
muchos vates valdr la pena de darse una cada el dejar su nombre a un mar, que fu ms que lo que Coln obtuvo con descubrir la Amrica. [p. 356] Sobrando aquel
ripio para mi estrofa, lo ech al agua. Dircoeum cignum. Sera Tebas notoriamente ventosa, ms que la Calabria? Me figuro que hay all una distincin geogrfica, mas
ahora no lo investigo. Trae los Sicambros: aqu adelanto el tiempo, por traiga.
Quem tu, Melpomene. IV, 3.A propsito de mi designio popularizador, aqu tiene usted esta famosa oda en castellano de guitarra. No se escandaliza usted?
Sospecho que, despus de todo, es usted tan manguiancho y tolerante como yo en esta parte.
Qualem Ministrum. IV, 4.De imitaciones del arranque, recomiendo a usted la de Olmedo, con que empieza el canto Al General Flores, vencedor en Miarica:
Cmo es que en el Tesoro, de Quintana, no he encontrado en la oda a las Artes el trozo de Melndez, a que usted alude? Es de otra oda?
No vacil en aadir el Reto al Vindlico, para no ser mezquino con Germnico. La Paloma, que no nace del guila, me pareci un truism, de efecto peligroso en espaol;
y prefer polluelo. El Praelia conjugibus loquenda, traducido literalmente, me pareci [p. 357] flojo, dbil; prefer rematar la estrofa combinando el aplauso y la parlera
de alcoba en la idea de la gran figura de Anbal herida, insultada a un tiempo por la risa del mundo para l y su aplauso para los romanos. Entrara tal vez en Horacio
algo de esa idea de ridculo?
Divis orte bonis. IV, 5.Rimada como para odos memoriosos, y durilla y prosaica, me sali esta oda, lo ltimo por haber arremetido, con el desenfado de la
ignorancia, a las dificultades y energas del original que otros han pasado por alto. No encuentro en Burgos (ed. de Salv, 1841) el reditum... redi, el dies it gratior, los
votis ominibusque et precibus, el littore curvo, el soberbio quaerit Patria Caesarem, el desideriis icta fidelibus, el Culpam poena PREMIT comes, el incolumi Caesare,
el QUISQUE condit diem, el hinc redit laetus, el te prosequitur (si no lo entiendo mal), el te mero defuso pateris, la supuesta forma sacramental Longas o utinam,
etc., y el sicci y uvidi, que l declara intraducible, y quiz con razn, en la lrica elevada. Tambin es cierto que al paso cortito y amarrado de sus estrofas, paso de nio,
mal poda andar Augusto, y demasiado bien sali del empeo. Me llama la atencion que un hombre como Burgos no admirase ms esta oda, que me inclino a creer es en
el fondo, aunque laudatoria, una de las mejores de Horacio: cuadro de formidable vigor, de exquisita variedad, de sumo arte, natural, de una segunda edad de oro; el
mejor alegato a favor de Augusto, que parece aqu una Providencia cristiana; himno del majestuoso medioda de la Roma imperial.
Querra probar a verterla de nuevo con otra estrofa; pero ya es imposible; y que paguen las costillas del respetable. Burgos mi descontento.
Dive, quem proles, IV, 6.Traduccin cuasi algebraica, sin ambiente suficiente, 12 versos ms corta que el texto y 22 ms que la versin de Burgos, si bien es cierto
que el alejandrino es doble de sus versos cortos. Pero inclu algo que l omiti y, si no la entiendo mal, no he malogrado la ltima estrofa, tan grfica y de afectuosa
jactancia.
Sin que esta muestra sirva de ejemplo, juzgo el alejandrino el mejor metro en castellano para verter himnos que pidan [p. 358] majestad, grandiosidad olmpica, msica
solemne y muy acompasada; as como pienso que por su variedad en la unidad ningn metro horaciano aventaja para lo narrativo elevado a nuestro blanco endecaslabo
manejado diestra y librrimamente (puesto aparte Homero, por el sabor de candorosa antigedad que exige). Como en las odas histricas hay en el cuerpo una especie
de recitado, y al principio y al fin algo ms lrico, a modo de cantable, me parece buen sistema, que concilia en lo posible lo fiel con lo musical, dar en blanco el centro
y rimar los extremos. Qu piensa usted de ello? En punto a metros, no me quejo, como otros, de que estemos muy desheredados respecto de los griegos y latinos.
Nuestro octoslabo, tan vario y elstico, tan calculado para odos escasos o impacientes. qu tiene que envidiar? Tambin es para m claro que entre griegos y latinos el
acento haca mucho ms papel del que le conceden los prosodistas; el mismo que entre nosotros, pero en juego o combinacin con la mitolgica cuantidad. Imagino que
estudiando la antigua mtrica con nuestros odos gusto rtmico actual, podemos mejorar algo, como es debido, la lectura de la poesa latina, aproximndola a lo que fu:
por ejemplo, en las articulaciones con q, que creo daamos con la pronunciacin castellana. Punto de fcil reforma y que se relaciona con la cuestin de simplificacin
ortogrfica que toqu en mi Resea acadmica.
Diffugere nives. IV, 7.La exquisita belleza de tantas composiciones de Horacio como sta, entristece, y es para m patente prueba de la divina e inmensa, novedad del
Cristianismo. Por qu son siempre mariposas brillantsimas, pero de vuelo corto, que tiran a la materia, al fango, y all van siempre a hundirse? Son as, porque les
faltan las verdaderas alas, las eternas. Horacio busca la verdad, voltea a su rededor, la toca y no la advierte. Qu, habra sido l cristiano?
Fuera de nuestros libros sagrados, parceme que la herencia potica de la humanidad est, hasta ahora, repartida entre los antiguos y los modernos. De los antiguos es el
Arte, admirablemente adecuado a sus creencias y a su vida y necesidades; de los modernos es el fondo infinito, la Revelacin, que no fu slo revelacin de la Verdad,
sino tambin de poesa incomparable, [p. 359] divina: la unidad, el orden completo, la justa proporcin entre las sombras y las realidades, entre lo que parece y lo que
es, la solemnidad, la fe, la caridad, la esperanza; la clave moral y fsica de la creacin; la reduccin del universo visible, del todo pagano, ante la expansin sin lmites de
Dios, de sus obras, del hombre y de sus destinos. De los antiguos la lira, de los modernos el inmensurable espacio sonoro; de aqullos el esqueleto, de stos el alma, el
corazn. Pero (o por consiguiente), me atrevo a creer que el poeta moderno no se ha levantado todava a la altura de su parte de herencia, de su precioso privilegio y
ventaja sobre los antiguos, como si nuestra fortuna nos abrumase y aturdiese. Muchos milagros de nuestra fe vemos en otros rdenes; pero estn por verse en ste, en lo
humano. Muchos ordenandos y aun sacerdotes, pero no aparece el pontfice. Ni Dante, ni Milton, ni Caldern (no aludo al don dramtico), ni Chateaubriand se han
revestido de esa soberana dignidad. En Goethe hubo arte y ciencia, y buena vista de la naturaleza, pero falt cristianismo. En Byron tuvimos un serafn enfant gat, con
su arrobadora belleza y sus caprichos y mala crianza. Lamartine trajo muchas grandes dotes: no ha aparecido jams, para mi ligero criterio, un poeta ms espontneo,
ms poeta-nato que l; pero careca de lengua (y con todo, hizo potico el francs) y careca del mundo que sobraba a Shakespeare; y la poltica, la idiolatra y el
dandysmo lo distrajeron. Vctor Hugo es un Gngora colosal, volcn en perpetua erupcin, prodigio de corazn, de fantasa, de fuerza y de esfuerzo; pero lrico en lo
teatraly teatral, trgico, en lo lrico, profesa deliberadamente la fealdad y el exceso; no se conforma con ver la naturaleza, sino que casi siempre la muerde, la
taladra, la desgarra y destroza; a fuerza de color suele echar a perder la lnea y el modelado; agarra tanto que aprieta poco; y, en fin, si no me equivoco, lo que le falta es
la medida, que, como en la medicina, es la luz pura y la eficacia del Arte. ste (el arte) outr, deslumbra y no alumbra; apunta y no da en el blanco.
Creo que, en general, en la poesa moderna falta el arte, amn de algo ms; y ha sobrado al mismo tiempo la mala adaptacin del arte antiguo. No somos
suficientemente paganos para apreciar la poesa pagana, pero s lo bastante para viciar la nuestra y desnaturalizarla. En las dems artes la sociedad cristiana ha sido [p.
360] quiz ms afortunada, ha madurado ms pronto; y prueba de ello es, por ejemplo, lo que se empequeece nuestra poesa ante nuestras catedrales, o leda a los ecos
de la gran msica del Catolicismo. Nos falta artesencillo, grande y solemney nos sobra artificio. Muchas imgenes, muchas labores, mucha Enciclopedia, mucha
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ancdota, mucha superficie: ausencia de un corazn slido, asentado, incontaminado, sereno, luminoso, suficiente, infinito: ausencia de la HISTORIA. Y no es
bochornoso que el Cristianismo no haya producido an nada humano que anule a Homero?
Muy de otro modo pienso respecto del arte dramtico. En lo antiguo fu ms divino, a su manera, por lo vario y terrenal de sus dioses. Expresin de la patologa social e
individual, fruto propiamente humano, y artificial por esencia, ha estado y est en su terreno entre los modernos. An creo que la alta facultad, la potencia dramtica y la
lrica, son incompatibles, porque el dramaturgo no puede ser universal, no puede ser todas las voces en una, sino a costa de la individualidad; requiere una versatilidad
de espritu, una alma cmica, que no s cmo coexistira con la posesin de una sola voz, sincera, candorosa y dominante; ni cmo dara tanto salto desde una gran
profundidad. De aqu, dramas como los de Byron y Zorrilla; de aqu lricas como los sonetos de Shakespeare.
El drama en Espaa es planta silvestre; no me canso de admirar la aptitud de todos sus poetas en este dificilsimo gnero; y como all y ac somos unos mismos, y en la
Amrica que conozco nuestra esterilidad en l es absoluta, atribuyo el milagro peninsular a irresistible exigencia de aquel pueblo, mientras que el nuestro no pide
dramas, ni los paga, ni los lee, porque rara vez hay teatro adonde vaya a habituarse al teatro, y por ende no nos pone la cabeza en prensa para cebar su costumbre.
Permita Dios que el teatro espaol se mantenga elevado, serio, puro y propio,se mantenga verdadero, aunque su atractivo, sus lauros y provechos, sigan desviando
y absorbiendo la facultad lrica de sus ingenios! Esa absorcin explica probablemente la comparativa escasez de su produccin lrica, que, pienso yo, debera ser all
ms fuerte y ms nacional que la dramtica, por el carcter espaol; y en Francia al contrario.
He dado demasiada soltura a la pluma en esta nota [p. 361] hidrpica; y quiz sean mis conceptos desconsiderados e injustos, como hijos de una lectura y estudio muy
indolentes, y de un ideal tal vez muy ambicioso e irrealizable.
Ya remitida, not que al volver la hoja cambi el metro en los pies largos, hacindolos de seis y diez, en vez de seis y nueve. Pase por variedad.
***
La larga nota que envi a usted a pretexto de sta, parecer inconsecuente en lo que digo all sobre el arte dramtico, pero quiz lo que le falta es desarrollo. La
incomparable ventaja de los modernos en lo dramtico, procede no slo de la mucho mayor complicacin y relaciones de nuestra vida, sino, sobre todo, de nuestros
dogmas, que hacen del hombre arquitecto de su propio destino y sabio y severo juez propio y de los dems. Esa libertad y grandeza individuales, trasladando a la
conciencia la maquinaria divina que antes oprima y anulaba por fuera al hombre, hacen hoy de nosotros dioses en la escena, muy superiores a los hombres y dioses
antiguos. Aun me aventuro a decir que slo bajo el Cristianismo existe el drama verdadero, la lucha libre, consciente y analtica de las pasiones. En cuanto a
Shakespeare, quin puede negarle la profundidad?; pero habr habido dos ejemplares de ese hombre? Insisto en presumir que esa privilegiada videncia suya estaba
slo en su espritu, no en su corazn, no en su experiencia propia, y que su vida era comparativamente serena, y sus pasiones superficiales, ideales, artsticas, como las
de Goethe. Los mayores poetas son temibles farsantes de corazn.
En Espaa, prescindiendo de los vivos, quiz no han asomado en este siglo mayores facultades lricas que las de Quintana, Espronceda y Garca Tassara. Mostraron
facultad dramtica? El maravilloso Bretn de los Herreros y el no superado Lpez de Ayala (prdida cruel!) mostraron facultad lrica? Del ltimo conozco poco suelto
y de poco valor.
He vuelto a tomar de Caro el Horacio en Espaa, y veo que la primera parte de mi nota coincide con el ideal de usted, y que en muchos puntos menudos nos
adivinamos. As tambin en e Horacio ilustrado ha dado usted el mismo lugar que yo habra [p. 362] asignado al Maecenas atavis, de Pesado, y al Tu ne quaesieris,
supuesto de Gngora y que para m es de una mano ms igual y reposada.
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Donarem pateras. IV, 8.sta fu muy cruda. Aquella forma necesita especial pulimento para quitarle el efecto bufo que produce en castellano.
En el nuevo Horacio he visto la traduccin de Gonzlez, en el mismo metro que la ma, pero sin esdrjulos de final forzado, y doce versos ms larga. Siguiendo su
ejemplo, creo que debo corregir el verso de Cstor y Plux (el antepenltimo) traduciendo el clarum sidus no La estrella flgida, sino El grupo flgido o El par sidreo.
Cebado ya, por la generosa acogida de usted, a este ocio horaciano, intento traducir todo el tomo, y con mis traducciones irn no pocas que a la ma ha hecho nuestro
colega el Sr. D. Jos Caicedo R., mano delicada.
Pero, adems de los eptetos aadidos al principio, le la jugosa y sabrossima de Fray Luis de Len y bot el lpiz. Convengo con usted en que no hay traductor como
se; porque lo ms importante de una traduccin potica no es dar la idea (tarea fcil [p. 363] para un latinista), sino el sentimiento; y nadie en lo clsico siente y hace
sentir como aquel hombre privilegiado.
Traduje, al fin, el BEATUS ILLE, pero mi traduccin es un homenaje, un riego de frescura a la de Fray Luis, pues adopto su estrofa, y engasto en las mas varios
diamantes de las suyas. En el arranque trat de salir pronto del logro o logrero, y como los incmodos bueyes eran indispensables, de ah esas leyes que desagradarn a
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usted. Castrar colmenar, por colmena, podr pasar? Elabora por prepara o adereza (manjares)? Del lobo audaz se salva. Yo haba escrito edaz, pero como que no se
usa en castellano.
Quid immentes hospites. Epod. 6.En el generoso artculo de usted sobre el Horacio Espaol (de no sabemos qu Revista, pues llegaron slo las hojas sueltas) not otra
erratita en mi traduccin del PINDARUM QUISQUIS. Primer verso, pretende por pretenda.
QUID IMMERENTES HOSPITES.El prender que all me satisfizo me lo he encontrado despus en la Intermissa, de Fray Luis, lo que celebro. Yo lo tom de nuestro
vulgo, y veo que ya era gente.
QUID IMMERENTES HOSPITES.No valga lo que dije sobre el uso del verbo prender por Fr. Luis de Len, que ya advert procede del jam captum teneo, pero
vaya un doble sentido condenado! [1]
Nox erat. Epod. 15.Observa Theodore Martn en su librito sobre Horacio (Blackwood and Sons, 1870, Pg. 113), que el gran lrico no tiene una poesa ertica en que
el verdadero sentimiento [p. 364] sea ms perceptible que en sta, parecindole las dems fruto de sensualidad, galantera o ficcin. Martn la traduce, y le resulta un
tanto byrnica, especialmente en el Nec semel offensae cedet constantia formae, Si certus intrarit dolor , que vuelve en ingls:
Altera jam teritur. Epod. 16.Aqu Horacio hace una especie de profeca de Amrica, y receta a los buenos de Europa que emigren para ac. Nuestro Libertador y
Mrtir el General Bolvar escribi que lo nico que se puede hacer en Amrica es emigrar, supongo que a Europa. Debemos, pues, inferir que la raza humana ha
hecho inhabitable todo el globo, y que es lstima que tan hermoso local est tan mal ocupado. Le gusta a usted ese metro? Me parece que combina lo suficiente de
lrico con mucha libertad y ventaja para lo descriptivo.
Traducciones de Horacio
Quid dedicatum... I, 31
Y la juventud ardiente,
Sin ti no apetecida ni envidiada.
Adiciones. El segundo verso de la estrofa cuarta de la oda Poscimur debe variarse as:
Oh t mi amado Pompeyo
Que de la civil discordia,
Conmigo el azar partiste,
Quin hoy de nuevo te torna
A los Dioses de tu patria
De tus lares a la sombra?
Contigo pasar sola
Otro tiempo largas horas
Libando espumoso nctar
Y ungidos con sirio aroma.
Los dos soltando el escudo,
En actitud ingloriosa
En los campos de Filipos
Contemplamos la derrota
[p. 371] De los bravos, que doblaron
All su frente orgullosa.
A m el ligero Mercurio,
Cercado de oscuras sombras
Me alej de aquel teatro;
Mas a ti las turbias ondas
Del torbellino, arrojronte
De nuevo entre sirtes roncas.
Hoy el debido banquete
Ofrece a Jove, y reposa
De los trances de la guerra
De este laurel a la sombra.
No olvides del mosto aejo
Que en los toneles rebosa.
La copa henchir, ni el ungento
Verter de las anchas conchas.
Quin ceir a nuestras sienes
De apio y de mirto coronas?
A quin por rey del banquete
Elegirs, Cipria hermosa?
Yo de los Tracios a usanza
Quiero pasar estas horas,
Que es justo perder el seso
Pues tal amigo retorna.
Don Mariano del Campo Larraondo, presbtero de la dicesis y provincia de Popayn, floreci a fines del pasado siglo y principios del presente. Muri de edad muy
avanzada, por los aos de 1856.
Era hombre muy erudito, y muy dado a escribir versos, si bien careca de dotes poticas. Public en cuadernos sueltos algunas de sus producciones, entre ellas un
Catecismo de moral, en romance octoslabo, para uso de las escuelas, que ha alcanzado dos o tres ediciones.
Dej mucho indito. Para las copias adjuntas he tenido a la vista dos cuadernos mss., intitulados Rasgos Morales, filosficos, histricos y polticos, en verso y prosa,
compuestos y dedicados a la juventud de Popayn, por el Dr. Mariano del Campo Larraondo y Valencia, presbtero. Aunque en ambos se aade al ttulo general el de
Parte primera, no son unas mismas todas las piezas [p. 372] que en uno y otro se contienen. Hay muchas odas, elegas, sonetos, &., y en punto a traducciones e
imitaciones de autores clsicos, las tres odas de Horacio de que habla en su carta al Correo, la del Beatus ille y una parfrasis de la epstola 5. de las Heroidas, de
Ovidio, romance endecaslabo, con notas.
En su Historia de la literatura en Nueva Granada olvidse Vergara y Vergara de citar a Larraondo, al hablar (cap. XII) del grupo popayans de los Gruessos, Valdeses,
Rodrguez, &., y amgos todos, y compaeros del aquel virtuoso y benemrito eclesistico.
[Prrafos de una carta de D. Miguel Antonio Caro a D. Marcelino Menndez Pelayo. Sin fecha.]
Ya en un distante valle
Contempla los rebaos,
Que pacen libremente,
Y escucha su bramido siempre grato;
Ya corta suavemente
La lana a las ovejas,
O bien por alentarlas,
O bien por el abrigo que le prestan.
Cunto l se regocija
Cogiendo por su mano
Aquellas dulces peras
Debidas a su afn y a su trabajo!
O cuando ya cosecha
Los vinosos racimos
Que en la color parecen
Emular de la prpura los brillos.
El ro que desciende
De un encumbrado risco,
Sus fuentes cristalinas
Que aqu y all resbalan con ruido,
Entonces vigilante
Con sus muchos mastines
Agita al lado opuesto
Doquiera a los feroces jabales;
La pavorosa liebre,
O advenediza grulla,
Cumplido premio que su afn merece.
Ni africana gallina,
Ni la perdiz del Asia
Que en bandas aparece
Tanto mi gusto rstico halagaran,
Prefiero la romaza
Amante de los prados,
Y la malva prefiero
Por ser tan saludable al cuerpo laso;
O acaso un cabritillo
Sacado por ventura
De entre las garras fieras
Del tigre armado de crueldad y astucia.
Vctima de la extraa
Impiedad de Plutn sers un da,
Ya fueres poderoso
Y de Inaco el antiguo descendiente,
Ya, plebeyo indigente,
A la inclemencia busques tu reposo,
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Traduccin en silva. Imprimise por primera vez en la revista titulada Repertorio Americano (Londres, 1826), y se reprodujo en la Amrica Potica. Coleccin escogida
de composiciones en verso, escritas por americanos en el presente siglo. Parte lrica. Valparaiso. Imprenta del Mercurio, calle de la Aduana, n. 24, 1846, pgina 649.
[p. 378] El mismo Gutirrez hizo en Valparaso, 1848, la primera edicin suelta de las Poesas de Olmedo, aadiendo algunas que no haba includo en la Amrica
Potica. De este tomito conozco la reimpresin siguiente:
Obras Poticas de D. Jos Joaqun Olmedo. nica coleccin completa revista y corregida por el autor, y ordenada por J. M. G. Reimpreso. Pars, Librera Espaola y
Americana de D. Ignacio Boix y C. Calle Lepelletier, 18 de enero de 1853. Con el retrato del autor.
La edicin ms reciente y completa de las obras de este famoso ingenio americano es la que lleva por ttulo:
Jos Joaqun de Olmedo. Poesas. Edicin corregida conforme a los manuscritos o primeras ediciones con notas, documentos y apndices biogrficos, por Clemente
Balln. Pars, Garnier hermanos, libreros editores, 6, Rue des Saints Pres, 1896. 8. (Con retrato del autor.)
En las pp. 86 y 87 est la oda de Horacio, que por errata o descuido lleva el nmero 12, en vez del 14 que es el que corresponde entre las del libro 1. del lrico de
Venusa.
Poetas de la Amrica de Habla Espaola. Coleccin de poesas escogidas por Enrique de Arrascaeta. Montevideo, El Siglo Ilustrado, Rus y Becchi, editores, pp.
237-238.
Es traduccin dbil, y seguramente un ensayo de colegio, que en nada puede acrecentar la fama del cantor de Junn, Ni el metro es adecuado para una oda tan breve en
que parece que se impone el uso de la estrofa lrica, ni deja de haber un grave descuido de interpretacin en los versos:
Fidit...
[p. 379] Los ltimos versos estn muy recargados de ripios y adjetivos parsitos (cada momento, furioso viento, objeto triste de mi acerbo pesar, bajel querido, mar
embravecido, escollos peligrosos) enteramente ajenos de la sobriedad del estilo horaciano; y en cambio el difcil pasaje
Interfusa nitentes
Vites quora Cycladas
se queda sin traducir, pues no pueden pasar por tal estos versos:
La enrgica interpretacin del Non tibi sunt integra lintea por no hay vela sana pertenece a Fr. Luis de Len (no tienes vela sana).
Opiniones, conformes en lo sustancial, sobre esta versin de Olmedo pueden leerse en:
Amunategui (Miguel Luis y Gregorio Vctor): juicio crtico de algunos poetas hispanoamericanos... Obra premiada en el certamen abierto por la Facultad de Filosofa
i Humanidades de la Universidad de Chile el ao de 1859. (Santiago, imp. del Ferro-Carril, 1861), pginas 37-39.
Menndez y Pelayo: Horacio en Espaa, segunda edicin, tomo I, p. 189 y II, 468
Tuvo Olmedo ms fortuna imitando ocasionalmente a Horacio, que traducindole (Vide Reminiscencias).
Con razn advirti D. Andrs Bello, antes que nadie (Repertorio Americano, tomo I, pg. 54 y ss.), que entre las dotes principales del cantor de Junn hay que contar
las diestras imitaciones en que se descubre una memoria enriquecida con la lectura de los poetas latinos y particularmente de Horacio.
El traductor advierte en una nota que ha procurado imitar la reunin de los versos glicnico y asclepiadeo menor, juntando en castellano el heptaslabo con final
esdrjulo y el endecaslabo. Tanto por este loable cuidado en la forma mtrica como por la exactitud y elegancia merece elogio esta versin.
Anales de la Universidad de Quito . N. 5., julio de 1883. Quito, imprenta del Gobierno, pp. 242-243.
PER
Si de bienes colmado
Tan opulento fueras,
Que a la India en riqueza aventajaras,
Y tambin excedieras
[p. 381] El inmenso tesoro que en su seno
La Arabia deposita, aun no tocado
Del romano poder; y aunque erigieras
Tan grandes edificios que poblaras
Todos los mares, Pntico y Tirreno;
Si la muerte feroz e inevitable
En el monte ms alto
Sus clavos atraviesa,
Que imitan del diamante la dureza,
Lograras acaso
Tu espritu librar del sobresalto
Que su memoria excita,
O librar tu garganta de su lazo?
........... Imaginamos
Que la virtud presente desmerece,
Y ansiosos la buscamos
Cuando la nuestra vista desparece.
Parece que el presbtero Ruiz haba hecho otras versiones de Horacio, las cuales se anunciaron para un apndice al Parnaso Peruano, de Jos Toribio Polo (Lima,
1862,), pero este apndice no lleg a publicarse, o a lo menos no ha llegado a manos del seor Caro, de quien es esta noticia.
[p. 382] La public D. Juan M. Gutirrez en su Biblioteca de escritores en verso, nacidos en la Amrica del habla espaola, antiguos y modernos (tomo IV de la
Revista del Plata).
CHILE
Amrica Potica. Poesas selectas americanas, con noticias biogrficas de los autores coleccionados por Jos Domingo Corts, agregado a la Legacin de Chile en
Blgica, caballero de la Orden de la Rosa del Brasil, antiguo Director General de las Bibliotecas Pblicas de Bolivia, miembro correspondiente de la Exposicin
Internacional de Chile en Francia. Pars, librera de A. Bouret e hijo 23, calle Visconti.
Poetas de la Amrica de Habla Espaola. Coleccin de poesas escogidas por Enrique Arrascaeta. Montevideo, imp. de Rus y Becchi, 1881. 4., pp. 197-8.
Esta traduccin, en estrofas de las llamadas de Francisco de la Torre, ha sido exactamente calificada por el general Mitre (Horacianas, I, 222) de fiel y correcta, pero
un poco fra, como todo lo que sala de la pluma de Sanfuentes.
Madrid.
Confisole, mi seor y mi dueo, que ni la admiracin grandsima que despert en m la lectura de las noticias publicadas en la prensa diaria al abrirse a usted las
puertas de la Real Academia Espaola, ni el entusiasmo y cario cada vez ms acendrados con que desde entonces leo y estudio las obras con que usted enriquece y
honra las letras castellanascuyas glorias son tambin las nuestras, pudo borrar el desagrado que me caus una parte de su Horacio en Espaa, de esos solaces
bibliogrficos en donde uno no sabe qu admirar ms, si la, recndita [p. 384] y vasta erudicin que tan discretamente los avalora, o si la poderosa intuicin esttica, el
criterio segursimo y la urea precisin con que el ingenio soberano de usted aprecia e individua la poesa horaciana, sealando a la lrica moderna los rumbos que le
trazan de consuno la humana expresin de los afectos, y los principios eternos de la belleza artstica. Porque es la verdad que se me subieron los colores al rostro
leyendo los prrafos que a CHILE, dedica usted en su obra, destinada a vivir perpetuamente; a pesar de que comprend al punto provenan los conceptos de usted de las
errneas informaciones de su corresponsal, el Sr. Amuntegui. Nunca imagin que la guerra a muerte hecha por este hombre pblico a los estudios latinos, llegara hasta
desconocer que, aunque rari nantes in gurgite vasto, ha habido algunos jvenes poetas que han puesto su ingenio al servicio de la musa clsica y que Horacio ha tenido
intrpretes de mrito no escaso y ms de un feliz imitador, harto posteriores en tiempo a Bello y Sanfuentes. Ya tendr ocasin de dar a usted alguna luz sobre el hecho
que su Horacio advierte y trata de explicar (de un modo que dista algo de satisfacerme), a saber, el decaimiento de la enseanza clsica instaurada por Andrs Bello;
pero el deseo de que estas lneas lleguen a manos de usted por este correo, me impulsa a aprovecharme, aunque a la ligera, de la invitacin que a todos los hombres de
buena voluntad hace usted en el libro que ha originado esta carta, y a hablarle del autor de las dos traducciones de Horacio que le remito.
Es el Sr. D. Juan Rafael Salas Errzuriz (ahora ejemplar sacerdote) uno de los jvenes ms ilustrados entre los que pertenecieron al Crculo de Colaboradores de La
Estrella de Chile una de las ms importantes revistas literarias publicadas en Santiago. De las buenas prendas de su ingenio hay all gallarda muestra en sus poesas
originales, delicadamente elegacas; y de sus buenas humanidades, en las fieles versiones de las ms escogidas poesas de Moore, Hugo, Mac-Pherson (Ossian) y Heine;
en muchas traducciones de los Salmos y en las de las odas de Horacio: Nox erat, et coelo fulgebat Luna sereno, y Quo, quo scelesti ruitis? aut cur dexteris, as como en
la versin de una de las Stiras y en la del Canto secular, hecha en variedad de combinaciones rtmicas, que juzgo adecuadas al canto. Posteriormente ha hecho una [p.
385] traduccin de Virgilio, aun inconclusa; y ahora pone en verso castellano las tragedias de Esquilo.
Las dos versiones adjuntas no me parecen desmerecer al lado de las que usted ha coleccionado en la Biblioteca Arte y Letras, antes creo es ms suelta, fiel y
armoniosa que la de Burgos, la Neera de Salas, E., y que la oda de ste A los Romanos compite en valenta y rapidez con la del insigne Pombo. Ms perfecta que las
anteriores juzgo la versin del Canto secular, y as debi creerla tambin el autor, que la firm con su nombre entero. Apartndose de la forma regular de las estrofas
sficas, ha dividido el poeta en coros el canto de Horacio, y ha interpretado su texto en combinaciones mtricas musicales que traducen con mayor fidelidad de la que
pudiera imaginarse los pensamientos del original latino.
El temor de que estas lneas no lleguen a manos de usted y sea trabajo vano mi diligencia, si es que no le son conocidas ya estas traducciones de Horacio, as como la de
la stira Sunt quibus in satyra, del mismo Salas, E., y las poesas lricas de Esteban Muoz Donoso, cuya forma deja ver sus aficiones horacianas, o, mejor, su estudio
del Horacio espaol, Fr. Luis de Len, inimitable en su artstica ingenuidad; y los versos de Pablo Garriga A una nave, que llevan por epgrate el O navis referent, bien
que los juzgo inspirados en las barquillas de Lope; y las traducciones de Ovidio publicadas por Manuel Antonio Romn, ms literales que poticas; aquel temordigo
me retrae de enviar a usted todo esto y algo ms que podra usted utilizar. Pero una sola palabra de usted me bastar para remitirle estas piedrezuelas que le ofrezco
para la mayor perfeccin del monumento que el saber y buen gusto de usted ha levantado al poeta Venusino, honrando tambin nuestra lengua castellana, la ms
hermosa de las hijas del Lacio.
Gurdele Dios, mi seor D. Marcelino y mi dueo, con vida y buena salud hasta que ponga felice trmino a los estudios que han empezado ya a restaurar el buen
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nombre y la gloria cientfica y literaria de la Madre Patria, y mande en cuanto fuere servido a su devoto admirador y constante amigo, q. b. s. m. Juan de Dios Vergara y
Salv.
En las pginas 450-451 del n. 429 de 26 de diciembre de 1875, correspondiente al ao IX de La Estrella de Chile, revista literaria semanal que se public en Santiago
hasta el ao de 1879, hllanse suscritas por J. L. S. E. siglas de Juan Rafael Salas Errzuriz, dos composiciones que, copiadas puntualmente, dicen as:
A NEERA
A LOS ROMANOS
Madrid.
........................................................
Como creo que mi carta anterior ha llegado a manos de usted, [p. 388] no le incluyo en la presente nueva copia de las dos traducciones de Salas Errzuriz que entonces
le envi, y que con todo y haber sido improvisadas para llenar un nmero de La Estrella de Chile, de que Salas era Director, descubren las buenas hunanidades del
poeta. Remito hoy a usted dos nuevas versiones de Horacio, originadas tambin en la falta de material de la Revista mencionada, una del Carmen saeculare, escrita en
variedad de estrofas rtmicas y meldicas, adecuadas a los coros en que el poeta chileno ha distribudo el original, y otra de la stira Sunt quibus, en verso suelto
endecaslabo. El Poema secular, no obstante la flojedad de algunos versos del unsono o recitado que empieza: Si Roma es obra vuestra, etc., es a mi juicio, la ms
perfecta de las poesas horacianas que posee nuestra literatura y bastante para acreditar de poeta y humanista a Salas Errzuriz. Lstima que las funciones del ministerio
sacerdotal no le hayan consentido continuar sus estudios horacianos, que, sin duda, habran perfeccionado esas obras.
De Narciso Tondreau, joven que curs sus humanidades en el Seminario de la Serena, y ahora de la redaccin de La poca, son las tres versiones de las odas Vtas
hinnuleo..., Quid dedicatum... y Motum ex Metello..., includas en la coleccin de versos que con el ttulo de Penumbras di a la estampa el ao pasado. Muestran ellas
estudio y el buen deseo de acertar; pero me disgusta cierto amanerado encogimiento que salta a la vista a la primer lectura y proveniente no s si de escrupulosidad en
querer ceirse al texto o de las trabas de la estrofa y de la rima; aunque lo propio se advierte en los versos originales de Tondreau, cuya remilgada mesura me fastidia y
me ha retrado de enviarlos a usted. Parece que el autor se hubiera afiliado a la escuela colorista de Musset, Gautier y Jean Richepin, en La Mer, con el aditamento de
cierta vaguedad dulzona y desmayado escepticismo. A pesar de lo dicho, parcenme superiores sus traducciones a las coleccionadas por usted y publicadas en
Barcelona.
Imitacin de Horacio declara el autor de La Nave, ser la poesa que tambin le envo. Ella es obra de la juventud de uno de nuestros ms fecundos escritores, fino
amador de la literatura espaola, y perseverante apstol de su culto, no entibiado con los aos. Hijo de la distinguida poetisa D. Mercedes Marn del [p. 389] Solar, ha
continuado Enrique del Solar las buenas tradiciones literarias de su madre, y se ha distinguido por su amor a la buena lengua castellana en sus poesas, narraciones,
leyendas y novelas ms de una vez laureadas en pblicos certmenes. Sobria de detalles y ajustada al gusto clsico es su imitacin, en donde se dejan ver reminiscencias
de Bello y Lope.
Desglosadas de la entrega 2. de los Preludios de mi lira, que Pablo Garriga public por los aos de 1874, incluyo a usted dos composiciones, la primera de las cuales A
mi barquilla, lleva por epgrafe el Oh navis, referent de Horacio. A mi juicio, ms que en el cantor de Ofanto ha de buscarse en Lope de Vega el germen de la imitacin
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de Garriga, en la cual gallardean la versificacin diserta y flida caracterstica de sus poesas, por otra parte no siempre inspiradas ni correctas.
Inspiracin y correccin faltan a los versos con que Benedicto Volados tradujo el Eheu fugaces... y que envo a usted como curiosidad bibliogrfica y para completar en
lo posible el catlogo de los traductores de Horacio. No obstante su prosasmo acert Volados a interpretar felizmente algunos versos del original, que sale de sus manos
casi tan mal parado como de las de D. Bernardo de Borjas y Tarrius.
Traductor es ste que no he hallado en el catlogo de usted, a pesar de que cita el Diario de Madrid al hablar de una traduccin de Cienfuegos. En el nm. 34 del lunes,
3 de febrero de 1794, Pgina 137, se halla una traduccin de Horacio, oda XIV, lib. I, O navis referent, etc., firmada por Bernardo de Borjas y Tarrius, y otra por el
mismo, de la oda X de Horacio, libro I, Mercuri facundae, etc.Cancin,en el nm. 55, del lunes, 24 de febrero de 1794, pg. 225, del citado Diario de Madrid.
Ambas traducciones pertenecen a la escuela pseudo-clsica del prosasmo reinante en el siglo XVIII.
El cual inficiona tambin La Primavera, imitacin de Horacio.Oda anacrentica,firmada por E. J. A. en el nmero 22 del mircoles, 22 de enero de 1794, pg.
89 del Diario de Madrid, no includa tampoco en los catlogos que usted publica en su insuperable Horacio en Espaa.
He ah, mi seor y amigo respetadsimo, cuanto por hoy puedo ofrecerle para contradecir los datos y las noticias que le [p. 390] di el difunto Sr. Amuntegui. Cinco
poetas horacianos, ocho traducciones y dos imitaciones fueron desconocidos del literato chileno, y eso que entre ello haba algo, y aun algos, de no mediano mrito. En
los ratos de ocio que los cuidados y atenciones del Foro me consienten, contino investigando en nuestra literatura las inspiraciones de la Musa clsica para ofrecerlas a
usted como piedrezuelas que pulimenten y acabalen la obra de los Traductores espaoles, esa corona esplndida que la diligencia y el saber de usted tejen a las lenguas
clsicas, inspiradoras de los ingenios de la raza hispana; y de que son florn riqusimo los solaces bibliogrficos horacianos.
Por ello me ha parecido del caso enviar tambin a usted con esta carta la versin de dos epigramas de Marcial hecha por Francisco Concha Castillo, uno de nuestros
poetas ms aventajado, cuyas poesas es sensible no se hayan coleccionado, pues en ellas campea noble y gallarda la potica diccin castellana, sirviendo de turquesa a
rico y vario caudal de ideas y sentimientos. Sin embargo, fuerza es reconocer que no anduvo muy feliz en esta ocasin el poeta.
No ms afortunadas son las traducciones de S. Prosper, Ausonio y Buchanan, hechas por Ramn A. Araya Echeverra, ensayos juveniles, y como de colegio, del autor,
ahora reputado mdico cirujano.
Llegando aqu ocrreme preguntar la bibliografa de Traductoros espaoles de que habla usted en su Horacio es slo de los de lenguas clsicas? o es de los de todas
lenguas, antiguas o modernas, que no sean la castellana? Entran en el nmero de los primeros los traductores de la Biblia? Comprndense tambin las imitaciones y
las traducciones en prosa? Con toda el alma le agradecera se sirviese darme luz sobre estos puntos de su obra, pues sera para m la satisfaccin mayor que usted
pudiese utilizar las traducciones bblicas, y de otros escritores latinos como Publio Siro, que tengo reunidas, amn de algunas de poetas modernos, con que usted puede
acaudalar la parte hispano americana de su bibliografa en lo referente a Chile.
No s si las copias que le incluyo merezcan la aprobacin de usted; pero s s que las he sacado puntualmente, uniformando slo la ortografa, y procurando que se
acomoden a la forma en [p. 391] que estn impresas. Dgame, seor y amigo, con entera franqueza el modo cmo pueda mejor servir a la obra de usted y si son o no
impertinentes las noticias y juicios, o impresiones mas, relativos a las composiciones que le envo, porque al escribir a usted no me anima otro deseo que contribuir a
que mi patria tenga su partecica en el monumento perenne y duradero que usted erige a la lengua y literatura castellanas en libros que la Europa sabia admira y aplaude,
y que yo venero y estudio.
Antes de concluir, permtame, seor, ofrecer al insigne clsico y admirable convertido a la poesa heyniana, la traduccin que Salas Errzuriz ha hecho de uno de los
episodios ms encantadores del Reisebilder y que no he visto ni en Jaime Clark, ni en Juan Jos Herrero, ni en Prez Bonalde, ni en Teodoro Llorente, ni en las joyas
prusianas, ni en otro alguno de los traductores de Heine. Ese fragmento tiene para m todo el sabor del original y su particular hechizo.
Esperando que usted no ha de llevar a mal la lectura de esta fatigosa carta, mal concebida y peor pergeada, atento a la intencin y al buen deseo que la dictaron, me es
grato repetirme de usted su particular amigo y a. s. s. q. b. s. m; Juan de Dios Vergara Salv
POEMA SECULAR
Astro benfico
Que de tu carro veloz y ntido
Quitas y envas tu resplandor;
Oh t que idntico
Siempre renaces, y siempre esplndido,
Y siempre nuevo, sol bienhechor,
Jams alumbras en tu carrera
Nada ms grande que nuestra Roma,
Jams, oh sol!
CORO DE VRGENES
CORO DE PUEBLO
Parcas verdicas
Cuyos orculos
Jams mentidos
El tiempo vi;
Mandadnos pocas
De paz y jbilo,
Cual la dichosa
Que ya pas.
Haced que el suelo prdigo
En hierbas, frutos y rboles,
De doradas espigas
Ofrenda a Ceres d.
[p. 393] Las aguas salutferas,
Los airecillos plcidos,
Fecunden este suelo
Que a Roma vi nacer.
UN NIO
Y escucha apacible
A los nios que claman a ti!
UNA NIA
AMBOS COROS
CORO DE DONCELLAS
TREVACIO
Quedar tranquilo.
HORACIO
TREVACIO
Es mi dictamen.
HORACIO
TREVACIO
HORACIO
HORACIO
TREVACIO
HORACIO
Por ventura
Puedo dejar de hacerlo? Apenas siente
Miln que el vino a su cabeza sube,
Ve que las luces bailan y a la danza
Con delirio se entrega. Entre caballos
Castor la vida pasa. El pugilato
Es de su hermano el predilecto goce:
Hay, por fin, tantos gustos como hombres.
A m me agrada en cadenciosa frase
Encerrar las palabras, cual Lucilio,
Ms razonable que nosotros. ste,
A sus tablas de cera en otro tiempo,
Como a fieles amigos confiaba
Sus secretos, y, triste o desgraciado,
No las dej jams. Su vida entera
Se encuentra en ellas pues, cual se hallara
En un votivo cuadro. Yo, nacido
Ignoro si en Lucania o en Apulia
Pues el Venucio labrador trabaja
En una y otra tierra; yo lo imito.
Es fama que all mismo los romanos,
Expulsado el Sabino, se situaron
Para impedir que entrase el enemigo
[p. 397] Por indefensos sitios, ya la guerra
El Apulio moviese, ya el Lucano.
Mas en mis versos, no sin justa causa
Ofender a ninguno. Ellos tan slo
Prontos a protegerme estarn siempre,
Como el acero que en la vaina duerme.
A qu desenvainarlo, mientras viva
Lejos de insultos, de enemigos lejos?
Oh rey y padre Jpiter! Perezca
Mi espada carcomida por el moho,
Y mi dulce descanso nadie turbe!
Ay de quien me provoque! (Le valdra,
Por cierto, mucho ms, no provocarme!)
Llanto le costar; ver su nombre
Por toda la ciudad escarnecido!
TREVACIO
Msero joven!
Temo no vivis mucho. Un poderoso
Puede heriros de muerte, caro amigo,
Con palabras glaciales.
No os asuste!
Cuando escribi Lucilio en este gnero
Para arrancar la mscara embustera,
Que velaba de algunos el cinismo
Con radiante apariencia; cuando Lelio
Un justsimo apodo di a Cartago,
A Cartago vencido: por ventura
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TREVACIO
A la verdad no encuentro
Nada que contestaros. Sin embargo,
Prudencia os aconsejo: de las leyes
La ignorancia no os traiga algn conflicto.
Siempre tened presente que si acaso
Malos versos contra otro alguien escribe,
Hay juicio y pena.
HORACIO
A la pgina 249 de la coleccin de poesas que con el ttulo de Penumbras public en 1887 N. Tondreau, se lee la siguiente composicin:
A ASINIO POLIN
A la pgina 253 de las Penumbras, de N. Tondreau, publicadas en 1887, se halla la siguiente poesia:
A CLOE
De qu tu claro nombre
Te vale, ni el ser hija
Del ms robusto pino
Que honr la selva umbra?
Tu popa de doradas
Labores guarnecida
Confortar al piloto,
Que tmido vacila?
Oh t, de mis congojas
Objeto triste un da,
Y de deseo ahora
Y angustias infinitas!
[p. 405] N. B.Al publicar La Estrella de Chile en su nmero 141 de 12 de junio de 1870 la primera poesa de Bolados, deca: el autor es un
simptico joven de diecisis aos. Es verdaderamente lamentable que una cruel enfermedad amenace arrebatrnoslo, arrebatando con l una
esperanza para las letras chilenas.
De los Preludios de mi lira, coleccin de poesias de Pablo Garriga, ha sido separada la composicin siguiente:
No te arredr un instante,
Y temeraria y ciega
Al mar te avalanzaste
Con desplegadas velas?
Madrid.
M estimado Seor: No s cmo comenzar sta, ya que al tomar la pluma siento moverse en m encontrados afectos: al mismo tiempo que deseo felicitarle por la
eleccin recada en usted para Bibliotecario, puesto en que usted est en su elemento, no puedo menos de enviarle mi sentido psame por el fallecimiento de D. Manuel
Tamayo tan bondadoso conmigo, que lo he visto alejarse con verdadero pesar.
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A l me dirija con frecuencia envindole ejemplares de mis publicaciones, que l reparta por medio de sus empleados. Sera su ilustre sucesor tan bondadoso que
quisiera prestarme idntico servicio? A esta inmensa distancia, con un correo no siempre cuidadoso, son muchas las publicaciones que se pierden en el [p. 409] camino,
sobre todo cuando se peca en la direccin. Eso me decidi a dirijirme a la Biblioteca de Madrid, para lo que envo a esa Capital.
La revolucin de Chile me lanz al destierro, y qued sin empleo y despojado de cuanto tena, y as es que, pobre y aislado a mi vejez, hago mucho en ser tan constante
en el trabajo, con mis ojos puestos en Espaa, ya que aqu ni lectores de balde encuentro. Motivo es ste para que usted, con la sencillez de alma propia de la sabidura,
me auxilie y conforte, como de usted lo espero.
Don Manuel debi proponerme a la Academia de la Historia, ttulo a que aspiro, deseoso de lucirlo en la portada de mi Restauracin del Poema del Cid, que luego
ir a la imprenta. Abonan mi pretensin mis trabajos de crtica histrico-literaria, de que he remitido muestras a la ilustre Corporacin. Ignoro si el seor Tamayo
alcanz a proponerme.
Tampoco s qu suerte corrieron las ltimas publicaciones que le mand, dirijidas a esa Biblioteca, las cuales acaso l no alcanzara a recibir. Fueron entre otras varias
algunos ejemplares de mi Literatura Arcaica, uno de ellos para usted, pues cuido de enviarle cuanto publico, desde aos atrs, as como leo y aprovecho cuanto suyo
cae en mis manos. Mucho me han interesado sus Prlogos de la Antologa de Poetas Castellanos, y espero impaciente el tomo VII que aun no nos llega. Hay puntos no
de mucha importancia en que he solido hacerle algn reparo, como usted ver en El Endecaslabo Dactlico y en Literatura Arcaica, sobre todo tratando del Poema de
Alfonso XI. Por si usted no hubiese recibido esta ltima obra, ahora se la envo por duplicado, junto con la Restauracin de las Fbulas de Juan Ruiz y otros cuadernos
Luego tendr el gusto de enviarle unas 20 odas de Horacio que espero sern de su agrado, pues creo haber conseguido pener el vino viejo en odres nuevos. Sin
separarme tanto del texto como suele el docto Burgos, y ms que l los traductores de los das de Fray Luis de Len, Villegas y Juregui, ni apegarme a l violentamente
como hace el general Mitre, guardo un trmino medio, que ni me amarra hasta dejarme sin movimiento ni me desborda de los moldes horacianos.
[p. 410] Traduje tambin el Carmen Saeculare, Y, en ms de un punto, docto Maestro, no estoy conforme con usted. Por ejemplo, en el famoso apstrofe al Sol. Dice
usted:
El aliusque et idem, sin duda que es vario y el msmo, y se refiere al Sol y no al da, como otros creen; pero qu significa? cmo debe interpretarse? qu pens el
poeta al decirlo? Creo que se refiere a los varios nombres, Apolo, Febo, Sol, con que al dios se invocaba en Roma, siendo uno mismo. Pero, la frase aislada vario y el
mismo, tiene no poco de enigmtica para el lector. Mejor sera explanarla y decir: Vario en el nombre y en esencia el mismos, o bien:Uno en esencia y en el
nombre vario.
Justifica esta interpretacin el Coro que sigue en que se invoca a Diana bajo los nombres de Ilicia, Lucina y Genitalia. Sive tu Lucina probas vocari seu Genitalis.
No estoy contento an. Un parntesis en la solemne invocacin pudo usarlo Horacio; pero, hoy no es de mi agrado. Aunque me aparte del modelo, creo mas propio
hacerlo desaparecer en beneficio de la limpieza escultural del himno. Creo poder decir con ventaja:
Qu dice el Maestro?
De las odas he hecho dobles traducciones: una serie ms ajustada al texto y la otra ms amplia. Estoy contento de mi trabajo [p. 411] sobre todo de la Vida del Campo,
del Dilogo entre Lidia y Horacio y las odas a Melpmene, a Licinio y a Grosfo.
En cuanto se publiquen tendr el gusto de envirselas. A usted, apasionado de Horacio, le adelanto una muestra, la ms breve de todas, para que se forme idea de lo que
son mis dobles traducciones, Es aquel pequeo Camafeo de tipo helnico, en que aparece Venus con su cortejo, invitada a la fiesta de Glicera. Ha sido algo desdeado
por los maestros espaoles, que dejan a Mercurio muy desairado sin atribuirle el papel que all le corresponde. Encuentro delicadsima esta pequea oda, cuya
traduccin doble le envo, acompaada de otra tambin brevsima que me parece inconclusa, acaso por no entenderla a derechas. Es aquella a Nebula , Miserarum est,
del libro III, en que he metido mano profana para darle el remate que a mi juicio la corona. No soy el primero que trabaja un brazo para la Venus de Milo.
Usted dir!
No terminar esta carta sin hacerle saber, y se lo digo muy sinceramente, que en este pas el sentimiento espontneo y general ha sido decidido por Espaa en los
pasados das de espectativa y tribulacin, y otro tanto he sabido de las dems Repblicas Americanas. La sangre ha hablado poderosamente y un secreto instinto nos
desviaba de los yankees, cuando a primera vista lo contrario parecera lo lgico.
Yo me he sentido tan espaol como si hubiese nacido en el rin de Madrid, y cay la noche sobre mi alma cuando los dioses se cansaron de concedernos la victoria.
Y se comprende; sangre de militares espanoles corre en mis venas; uno de mis tatarabuelos, Ponce de Len, fu jefe de la Caballera espaola en la guerra con el
Araucano; otro, Lastarria, fu Almirante de la flota espaola. Mas no me remonto en estos recuerdos, de miedo que mientan mis papeles de familia que me dan alto
entroncamiento con los hroes de la batalla del Salado y con el insigne Garcilaso, por mi bisabuela Loaysa y Lasso de la Vega, dama limea, de la familia del primer
Arzobispo del Per. Otro guerrero, y ste es de mi cuenta, fu Guillermo de la Barra que mand la batalla de Moret, en que muri el rey de Aragn sostenedor de los
Albigenses. Fu este Guillermo uno de los Capitanes de Simn de Montfort y se le menciona en el poema de [p. 412] aquella Cruzada como se ve en Los Trovadores de
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su maestro el muy erudito Mil y Fontanals, sabio, pero no poeta, por ms que su cario quiera concederle esa corona.
Vea, pues, hasta dnde van mis races espaolas, en cuanto a la sangre, que en cuanto a los afectos son mayores, si cabe.
Pero, no necesitaba decirle todo esto, que, sin advertirlo casi, se me ha cado de la pluma, para que usted vea y palpe la adhesin, por natural afecto, de los Americanos a
la madre Espaa. Ella en s misma tiene bastantes elementos de grandeza para continuar con brillo sus gloriosas tradiciones y realizar sus destinos. La grandeza de las
naciones y la felicidad de los pueblos usted bien lo sabeno estriba precisamente en su extensin territorial. Haya paz y justicia y habr patria. Ojal el cielo los
preserve del monstruo de la guerra civil!
En fin, largo he charlado, largo sobre todo para un hombre de tantas ocupaciones y a quien quiero y admiro como si le tratara desde aos atrs.
Alcanzo a desearle un ao ms prspero para usted y para la noble Espaa, y me despido ofrecindome de usted mui respetuoso amigo y atento servidor, q. s. m. e. E.
de la Barra.
Una pequea demora en el envo de sta me permite agregar la traduccin que en este momento concluyo de la oda a Cloe (que tengo hecha en tres formas) del cataln
Montserrat y Archs, que usted elogia en su Horacio en Espaa, de donde la tomo. He introducido lijeras variantes, como usted ver:
De m te apartas, Cloe,
Tal como la cervata
Que en busca de la madre
A toda prisa escapa.
Teme los vagos ruidos
Del bosque y de las auras,
Cuando la Primavera
Rebulle entre las rarnas.
Si algn lagarto, sbito
[p. 413] Agita la hojarasca,
Las piernas se le doblan,
Tiembla hasta las entraas.
Aguarda, no me huyas;
No soy la fiera hircana
Que te imaginas, Cloe...
Fruta en sazn, preciada,
Deja a la madre y sigue
Al hombre que te ama!
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Con encanto he ledo su Horacio, que acabo de terminar, y me ha ocurrido preguntarme, si habr sido alguna vez horaciano sin saberlo? Creo que s; al menos es del
gnero El Arco de Ulises (pg. 193 del tomo I de mis Poesas) en contestacin a los mozos que no se conformaban con que yo me hubiese llevado los premios del
certamen.
Tengo otras en el tomo II: una, Gloria in excelsis, dedicada a usted (pg. 291), y otra a Jos Basterrica (Pg. 245), como la Oda heroica, La Sombra de Pizarro (219),
que ms bien seran leontinas.
Voy a echarme a buscar la segunda edicin del Horacio en Espaa para saborearlo de nuevo, y estudiarlo y aprovecharlo. Gracias mil por tan buena y provechosa
compaa!
Vale.
O Venus regina.Od. I, 25
[p. 414] II
Bis.Anacrentica
En su pequeo templo
Incienso ya te quema,
Te invoca enamorada
Y adoracin te ofrenda.
III
[p. 415] Todava voy a trascribir la misma en el nuevo metro que he dado a la lrica castellana, va bastante usado en Amrica. Es un pentaslabo
triple.
IV
PARFRASIS
A NEBULA
Pensando en usted acabo de traducir del gallego el Beatus ille, que usted trae en su Horacio en Espaa. Me ha parecido sabrossima traduccin la del catedrtico
Mosquera y he procurado seguirla muy de cerca, menos en ciertos pasajes que retoco en la esperanza de mejorarlos. All va mi trabajo hecho al correr de la pluma:
URUGUAY
Mecenas ilustre
De reyes nacido,
Mi dulce decoro,
Mi amparo y mi asilo;
Feliz se contempla
Labrando tranquilo
Los campos paternos
Con frreo escardillo.
Ni de talo el oro
Pudiera inducirlo
A arrostrar los mares
En ciprio navo.
Tiembla el mercadante
Que oy pavorido
De mares y vientos
El choque y los silbos;
La quietud alaba,
Y ensalza expresivo
La vida campestre
Del patrio recinto;
Del da festivo.
Ora recostado
Contempla embebido
La fuente sagrada
Del plcido ro.
A muchos agrada
De Marte el bullicio,
Y de las trompetas
El ronco sonido;
Y la infanda guerra,
Flagelo que impo
Detestan las madres
Cual monstruo maldito.
Sufre la intemperie
Cazador activo,
Que olvida en los bosques
La esposa y los hijos;
Mas yo solamente,
Mecenas querido,
La yedra gloriosa
Anhelo y estimo;
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Stiros y ninfas,
Con fciles giros,
Del vulgo me apartan
En dulce deliquio.
Euterpe su flauta
Me cede, y lo mismo
Polymnia su lira
Cederme ha querido.
Entonces mi frente
Ufana y con brillo,
Tocar orgullosa
Los astros divinos.
Parnaso Oriental, o Guirnalda potica de la Repblica Uruguaya, Montevideo, imprenta de La Libertad, 1835. Torno II, pagina 95.
Biblioteca Americana. Volumen sexto. Obras completas de Francisco de, Acua de, Figueroa. Edicin revisada por Manuel Bernrdez. Poesas diversas. Tomo
segundo. Montevideo, Vzquez Cares. Dornaleche, y Reyes, editores. Calle 18 de Julio, nmeros 146 y 148, 1890, pp. 368-371.
De muy dbil en su versificacin y en su expresin califica el general Mitre esta versin (Horacianas, I, 13). La mayor parte de sus defectos proceden de haberla
hecho Acua en romance hexaslabo, metro enteramente inadecuado para traducir a Horacio, y menos en una oda asclepiadea, de ritmo tan marcado y tan fcil de
remedar en nuestra lengua como lo mostraron casi simultneamente D. Juan Gualberto Gonzlez y D. Joaqun Pesado.
TRADUCCIN ESTRICTA
Y t, cncava lira,
Delicioso instrumento,
Que sonora produces
De siete cuerdas armoniosos ecos;
Ni acorde, ni parlera,
Fuiste, oh lira! en un tiempo,
Mas hoy ya solemnizas
Ricos banquetes y sagrados templos,
T en pos de ti pudieras
Los tigres y los cerros
Arrastrar, y en su curso
Detener los veloces arroyuelos.
A tu potente magia
Vi adormecerse Orfeo
Al Cerbero implacable,
Guarda feroz del espacioso Averno,
Y el tonel fatigoso
Qued enjuto un momento,
En tanto que extasiabas
A las Danaides con divinos ecos.
Impas!... (Ciertamente
Qu ms hacer pudieron?)
Feroces trucidaron
A sus consortes con agudo hierro.
Frustremos la venganza
De tu prfido suegro;
[p. 423] Engaa a mis hermanas,
A esas nefarias, corazn de acero,
Biblioteca Americana. Volumen quinto. Obras completas de Francisco Acua de Figueroa. Edicin revisada y anotada por Manuel Benrdez. Poesas diversas. Tomo
Primero. Montevideo, Vzquez Cares, Dornaleche y Reyes, editores... 1890, pp. 233-236.
El Csar, oh pueblo!
Que el lauro alcanz,
Lauro que se compra
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Alguno salv.
Anda! y a Nerea,
De anglica voz,
Dila que se adorne
Presto y con primor.
Que vuele... y si acaso
Te hace dilacin
Su necio portero,
Marcha t veloz.
El albo cabello
Ah! ya mitig
[p. 425] De choques y rias
Mi antigua aficin,
Que en el consulado
De Planco... eso!
Tal no Sufrira
Mi joven ardor.
Parnaso Oriental o Guirnalda Potica de la Repblica Uruguaya... Montevideo..., 1835. Tomo II.
Obras Completas de Francisco Acua de Figueroa. Poesas diversas. Tomo tercero. Montevideo.... 1890, pp. 18-19.
Mala suerte ha tenido esta oda en castellano! Ninguna de las versiones que he visto de ella me satisface. La presente es una inspida anacrentica, como nota muy bien
el general Mitre, que sin embargo no lo ha hecho mucho mejor que sus antecesores. Fu desacertado en Acua de Figueroa, como en Burgos, emplear el eptaslabo para
traducir una oda compuesta en estrofas sficas, cuya imitacin es tan natural y fcil en castellano.
Pero qu decir de la traduccin de Mitre que ni parece que est en verso, ni se entiende apenas?:
Quien traduce as no tiene derecho para censurar a nadie. Ni el dmine Zancas Largas lo hara peor.
Esta traduccin fu hecha como por apuesta, tan ceida al original, que casi tiene el mismo nmero de palabras que l, para probar que no es imposible traducir en
verso a Horacio sin largas perfrasis.
La primera parte de la versin es mucho mejor que la segunda en que hay dos asonantes seguidos, y una mala (por demasiado literal) traduccin del sacer, que aqu no
quiere decir sagrado, sino funesto.
Parnaso, Oriental o Guirnalda Potica de la Repblica Uruguaya. Montevideo, imprenta de La Libertad, 1835, tomo II.
Obras Completas de Francisco Acua de Figueroa. Edicin revisada por Manuel Bernrdez. Poesias diversas. Tomo segundo. Montevideo, 1890, pg. 193.
Cancin secular de Horacio, traducida y pablicada para solemnizar las fiestas nacionales de la Constitucin en su aniversario del 4 de octubre de 1834.
A Febo y Diana
(Cantan ambos coros de nios y nias)
Oh refulgente Febo, oh casta Diana,
De las selvas seora
[p. 427] Astros lucientes que el mortal adora!
De la gente romana
A vuestras aras puesta
Od el voto en la sagrada fiesta...
Esta hermosa parfrasis se imprimi por vez primera en el Parnaso Oriental o Guirnalda Potica de la Repblica Uruguaya. Montevideo, 1835. Tomo I, Pg. 212.
Biblioteca Americana. Volumen sexto. Obras completas de Francisco Acua de Figueroa. Edicin revisada por Manuel Bernrdez, Poesas Diversas. Tomo segundo.
Montevideo, Vzquez Cores, Dornaleche y Reyes, editores.., 1890. 4., pp. 123-128.
Amrica Potica... Valparaso, 1846, imprenta de El Mercurio (coleccin formada por D. Juan M. Gutirrez), pp. 227-229.
Antologa de poetas hispanoamericanos, publicada por la Real Academia Espaola. Tomo IV. ChileRepblica ArgentinaUruguay. Madrid, est,. tip . Sucesores de
Rivadeneyra..., 1895, pginas 393-398.
Laudabunt alii.Od. I, 7
El desbordado ro
Vuelve otra vez al cauce y va besando
La orilla, sin desvo.
Aglaya procurando
Las Ninfas, todas ellas van danzando.
Y el ao y las mudables
Horas que vemos devorar al da,
Nos muestran inestables
El goce y la alegra,
Pues que huyen aos y horas a porfa.
La luna en su creciente
Repara sus jirones al instante,
Y el hombre intilmente
Trabajar constante
Por ver de reparar ay! su menguante.
CANTO SECULAR
Coro de mancebos
Coro de mancebos
Coro de doncellas
Coro de mancebos
Vida y vigores,
Baja tu vista al Palatino enhiesto,
Al Lacio mira y su poder acrece,
Que en las edades venideras tenga
Tiempos mejores.
Coro de doncellas
Todo el coro
En la Revista Nacional de Literatura y Ciencias Sociales, de Montevideo, se encuentra esta valiente traduccin.
[p. 226]. [2] . Nada de lo que se dice en estos dos ltimos versos est en el orginal.
[p. 241]. [1] . Sin duda record Pagaza aquel verso de Herrera:
[p. 243]. [1] . Scubo escribe el poeta por vicio de pronunciacin americana.
[p. 244]. [1] . Nota del Colector: Elio Turno de Zamora es un seudnimo; el nombre verdadero del autor de las traducciones que a continuacin trascribe Menndez
Pelayo, es el del firmante de esta carta, Atengenes Segale.
[p. 257]. [1] . De este incipiente no hay rastro en el original, y es aqu muy impropio y de muy mal gusto.
[p. 259]. [1] . Transposicin violentsima de las muchas que usa y abusa este traductor, menos respetuoso con la sintaxis castellana que con la latina.
[p. 263]. [1] . Esta traduccin no se entendera sino leyendo el original: spissae nemorum comae.
[p. 296]. [1] . Nota del Colector . Insertamos aqu este comentario de Menndez Pelayo a la presente oda para distinguirlo de los que van al final de las traducciones,
hechos por el mismo Pombo.
Pero, con perdn de Bello, el primero es verso endecasilabo compuesto, y aqu mucho mejor.
QUEVEDO.
[p. 341]. [1] . Nota del Colector. Como estas poesas llevan, reunidas al final de ellas, las notas del traductor Sr. Pombo, intercalamos aqu, para no confundir unos con
otros, el comentario que para esta oda tena hecho Menndez Pelayo.
[p. 347]. [1] . Nota del Colector. Vase el comentario de Menndez Pelayo a esta poesa en el lugar que le corresponde en las anteriores pginas.
[p. 363]. [1] . Nota del Colector: Vase carta 30 de septiembre de 1882. Las traducciones de varias odas a que en esta carta se alude, y que venan en paquete separado,
debieron perderse.
[p. 392]. [1] . Excusado es advertir que el poeta alude a la lex Julia contra el celibato, aprobada un ao antes de los juegos seculares.
[p. 394]. [1] . Estos quince pontfices estaban encargados de la custodia de los libros Sibilinos.
[p. 415]. [1] . Endulzar en el vino sus doloresdice el original. (E. de la Barra.)
Madrid.
Ilustre seor y maestro: Dispense usted el atrevimiento. Pero he credo que todo traductor de Horacio,
por nfimo que sea, tiene el deber de presentar a usted, como ofrenda, una muestra de sus ensayos.
Y como yo estoy en este caso, sirvan estas lneas como prembulo a la traduccin catalana del
Carmen saeculare y dos odas ms, hecha por m como iniciacin de una completa traduccin de las
odas.
Y sirvan tambin como presentacin de mi humilde persona, seguramente desconocida para usted,
pero llena de entusiasmo por el maestro a quien en este momento se dirige, y a quien algn da tendr
ocasin de ofrecer sus respetos en Madrid.
CNTIC SECULAR
Rosa tardana.
A Venus. Od. I, 30
Traducciones portuguesas
A NEERA
O Instituto, Revista Scientifica e Literaria. Coimbra. Volumen 51, n. 4., pp. 240-241.
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Traducciones ocasionales
Esto es lo que dice Horacio loando al sabio en la primera epstola, lib. I, donde dice que de Dios en
ayuso no hay otro mayor que el sabio. En estas palabras:
Horacio en el tercer libro de sus Odas, convidando a Mecenas que se d a placeres, dice:
El mismo Horacio cuenta el mal fin que hubieron los adlteros, segn lo trae libro I, styra 2:
Trae muy bien el poeta Horacio en el libro IV de sus Odas. en la 4, esta descendencia de padres
buenos desta manera:
Assi dize, al contrario, como de ruynes padres salen hijos ruynes, lib. III, oda 6.:
Horacio l mismo cuenta de su padre quanto cuydado puso en guardarlo, en el libro IV de los
sermones, styra 6.:
y adelante:
Para esto hay un cuento de cmo la Zorra respondi al Len que le preguntaba hazindosele del
enfermo cmo no lo vena a ver. Seor, dijo ella, porque he mirado las pisadas de los animales que os
vienen a ver, y todas las veo enderezar hazia vuestra cueva, y ninguna volver. Esto dize Horacio en el
libro primero de las Epistolas en la primera que escribe a Mecenas:
[p. 446] Aqu viene bien el parto de la tierra, que habiendo dado grandes
muestras pari despus un ratn muy pequeo, segn lo compuso Esopo, y lo
aplica muy bien Horacio en el Arte potica diziendo ass:
Hay tambin all otra traduccin ocasional de unos versos de una Epstola de Horacio.
(Fol. 29.)
Comentando estos versos dice Balbuena (fol. 30): Es toda esta Cancin imitada a la oda 7 del primer
libro de Horacio que empieza Laudabunt alii...
(Fol. 30.)
El que ha de ser perfeto y consumado Poeta tiene obligacin a ser general y consumado en todo y
tener una universal noticia y eminencia y un particular estudio y conocimiento de todas la cosas, para
tratar si se ofreciere de todas y en ninguna ir a tiento, y as dixo Horacio, lib. I, saty. 4:
[Vid. H. E. I, 76 y 78.]
En la epstola 7., segunda dcada, de las Cartas Philolgicas acerca del uso antiguo y moderno de
los coches, traduce los cuatro versos:
Nullam, Vare.I, 18
Oh buen Horacio, qu bien lo dice y cun a mi gusto! Si bien no se le debe a l toda la gloria:
prtala con Alceo, lrico griego de quien lo tom. Dir vmd., seor doctor, que como viejo me agrado
tanto de estos versos que tocan la materia de las vias: por eso y por esotro vmd. y todos los otros
mdicos saben que el vino es ms conveniente para los viejos que para otras edades, y sabe tambin
mi templanza en eso; con que no puedo ser calumniado del ms desenvuelto Zoilo. Supuesto lo
dicho, lo que me aficiona es ver aqu originado el proverbio castellano, a lo menos en la parte que
tratamos: Casa en barrio y via en pago: y ver tocadas otras particularidades principales de esta
materia. Qu dice, pues:
Estos versos horacianos me han movido a comprar una via y he procurado que fuese con las
condiciones aqu tocadas, y para ella he de hacer una bodega al propsito de nuestra tierra, cuyas
calidades vmd. bien sabe.
Epstola ad Pisones
Oh bien haya Horacio! y qu bien lo dijo: Ut silvae foliis: Como los rboles cada ao se
renuevan de hoja, y la primera que naci muere la primera, as la vieja edad de las palabras perece, y
se envejecen, florecen y estn valientes las recin nacidas.
Con l consuena Marco Tulio, filpica XII: Nihil enim semper floret: aetas succedit aetati.
No se cansen los viejos con pensar que han de ir los mozos a su paso. Lo que en su tiempo fu
bueno y muy estimado, ya no tiene precio ni estima: una edad sucede a otra, y en cada una corre su
moneda, y la moneda corriente es sola la que vale...
El lugar siguiente de Horacio que a vmd. le parece est depravado, donde dice: Mobilibusque
decor.... parceme la enmienda del cielo, y elegantemente apoyada la razn de todo ello; si bien
puede pasar el texto seguramente, si no me engao, porque mirando el pensamiento de Horacio, es
cierto que naturas toma aqu por costumbres... Has de considerar, dice, las costumbres y edades que
es lo mismo que las costumbres de cada edad, y a estas costumbres y edades les has de guardar su
decoro, y tener cuenta que as las edades como las condiciones naturales son mudables, porque como
el hombre va mudando de edades, muda tambin de costumbres; que cuando nio tiene unos
ejercicios y gustos, y cuando mancebo otros, y cuando varn y cuando viejo, otros. Que la costumbre
se tome por naturaleza, Virgilio lo dice, y quin no? Gergica, libro I:
por las condiciones y naturaleza varia del cielo; y llmala all mudable Horacio, porque en cada edad
hay sus propias costumbres; y mudndose las edades, se mudan tambin las costumbres, porque deja
el hombre las de la una edad, y toma las de la otra; fuera de que aun en una misma edad por alguna
grave causa se suelen mudar las costumbres, como lo vemos en el terenciano Demea, que habiendo
sido por todo el discurso de la comedia duro y terrible con su hijo, al fin forzado se deja vencer y
condesciende con los ruegos de su hermano Micin...
Dice, pues, Horacio que a estas naturalezas de cada edad se les ha de guardar su decoro... No obstante
Lib. I, carm. 29
Aunque sea molesta la repeticin pongo aqu otra explicacin del horaciano pensamiento a peticin
de un aficionado:
Arte Potica
La rusticidad ms dura
Mir su fuerza rendida
A las voces con que Orpheo
Dulcemente la mova.
La msica fu su labio,
Y la eloquencia su lyra,
Con que dizen que a los tigres
Y leones suspenda:
Epstolas
Saty. I, 4
Fragmentos
[p. 455] Esta versin se halla intercalada en el discurso 104 de El Censor, pp.
676-77.
En los epgrafes del mismo peridico hay otros retazos de traduccin de Horacio todava ms breves
e insignificantes.
Discurso quinto.
Discurso sexto.
(Epodon, 8, v. 1 y ss .)
(Epst. I, 10.)
Discurso duodcimo.
(Sat. I, 9, V. 26.)
Discurso dcimocuarto.
................ Inanes
Hoc juvat: haud illud quaerentes, num sine sensu,
Tempore num faciant alieno .................
(Sat. I, 4, v. 76.)
Discurso dcimonono.
(Epist. I, 1. v. 25.)
No es menos provechoso
Que al pobre desvalido, al poderoso,
Discurso 38.
............Ridiculum acri
Fortius et melius magnas plerumque
Secat res.
Discurso 67.
Discurso 145.
......... Cadentque
Quae nunc sunt in honore vocabula, si volet usus,
Quem penes arbitrium est et jus et norma locuendi.
Discurso 151.
Discurso 152.
(Sat. I, 2, v. 73.)
Discurso 157.
....................................Atqui
Emovit veterem, mire novus, ut solet, in cor
Trajecto lateris miseri capitisque dolore:
Ut lethargicus hic, cum fit pugil, et medicum urget.
Discurso 159.
Discurso 163.
Nmero III de El Apologista Universal. Lleva por epgrafe este pasaje de la St, 4, del libro I, v. 64.
(Sat. I, 1, v. 84.)
A todos oh avariento!
Tu salud es gravosa
Y tu vida motiva sentimiento,
Ni la quiere tu esposa,
Ni se duelen los hijos de tus males;
Tan vil te juzgan, y tan poco vales,
Pero por qu lo extraas, majadero,
Si amas t ms que a todos al dinero?
(Sat. I, 1, v. 65.)
.................. Liberius si
Dixero quid, si torte jocosius: hoc mihi juris
Cum venia dabis ........................
(Sat. I, 4, v. 103.)
Extractos en prosa de las odas Delicta maiorum (lib. III, 6.) , Quo, quo scelesti ruitis (Epodon, VII),
Altera iam teritur (Epodon, 12), Descende coelo (lib. V, 4.) , Oh navis (lib. I, 12).
En la traduccin de las Lecciones de Hugo Blair sobre la Retrica y las Bellas Letras.
El cvico tumulto
Que de Metelo el consulado viera,
Y sus causas y vicios y sucesos,
Y el juego de fortuna variable,
Y la amistad de prncipes daosa,
Y tenidas de sangre las espadas
Aun no purificadas.
Asunto lleno de dudoso dado [1]
Pgina 25.
....................Todos forzados
Somos a un mismo fin: la fatal urna
De todos se revuelve; presto o tarde
Saldr la suerte; y nos pondr en su barca
Carn para destierro sempiterno.
Tomo IV, p. 32
Qu te pide el poeta?
Oh Dios Apolo! qu te pide cuando
El vino nuevo de la copa vierte?
No las opimas mieses de Cerdea;
No ansia el ganado calabrs; no el oro
Ni el ndico marfil; no la ancha vega,
Que el taciturno Liris
Doquier con onda sosegada riega.
pgina 37.
Uno de los comentadores de Horacio cambi este epteto fabulosus (fabuloso) en sabulosus
(arenisco), sustituyendo por un gusto muy depravado este epteto comn y trivial a la hermosa pintura
que nos hace el poeta llamando al Hidaspes el ro romancesco, o de las aventuras o de los Cuentos
poticos.
En el tomo II del Arte de hablar en prosa y verso, primera edicin, 1826; segunda, 1839, pgs 171-
72.
sta es la traduccin literal de los versos de Horacio; pero pues stos son lricos, dar otra con
poqusima variacin en versos anacrenticos para que al mismo tiempo se vea cun bien se presta
nuestra lengua a la traduccin de los clsicos.
Qu le pide el poeta
A Apolo en este da,
En que una hermosa estatua
Augusto le dedica?
Qu le demanda cuando
Esta traduccin es muy superior a la que hizo Burgos, tambin en romancillo anacrentico, y se ve
que Hermosilla adopt el mismo metro para rivalizar con su predecesor.
En sus Ensayos Literarios y Crticos (II, pg. 20) tiene dos artculos sobre la Elocucin Potica
comentando estos versos de Horacio:
Sat. I, 4, v. 39-44
Y Horacio en la oda diez y seis del Epodo declara ser estas islas los Campos Elseos donde las
nimas de los bienaventurados que de este mundo salan iban a tomar descanso y quietud, como
galantemente traduxo a Horacio el nico fnix Bartolom [p. 469] Cairasco, cannigo de la Santa
iglesia catedral de seora santa Ana de Canaria, digno de ser puesto en el arco de la fama, que dice
as:
Abreu Galindo (Fr. Juan). Historia de la conquista de las siete islas de Gran Canaria, escrita en 1632,
y publicada en 1848 en Santa Cruz de Tenerife, imprenta islea, pg. 10.
Imitaciones
Epstola XIV (as nmerada por equivocacin, pero es la XIII) a D. Diego de Nofuentes de Guevara,
veinticuatro de Sevilla.
Impresa por primera vez en el Ensayo de Gallardo (t. II, cols. 699-705) tomada del cdice original De
las Rimas de Juan de la Cueva primera parte, dirigidas al doctor Claudio de la Cueva, inquisidor
apostlico y visitador de la Santa Inquisicin del reino de Sicilia (fols. 284-95).
Imitacin prolija y fastidiosa, en versos desaliados y prosaicos. Dudo que la conversacin del
charlatn importuno a quien Horacio encontr en la Va Sacra fuese ms insulsa y molesta que la
mayor parte de los tercetos de su imitador. Slo hacia el fin se anima algo, pintando, no sin donaire,
la morada del famlico poetastro, y la parca comida que ofreci al autor como pretexto para desatar la
furia irrestaable de sus versos.
Llega, en fin. la comida tan anhelada del husped, y tampoco en esta situacin faltan chistes
sazonados, dibujndose, aunque rpidamente, el perfil de una figura cmica:
En el mismo artculo de Gallardo se han publicado otras epstolas de Juan de la Cueva en tercetos,
que no dejan de tener reminiscencias horacianas, si bien el estilo libre y abandonado familiar y llano
en demasa, poco parentesco conserva con el de Horacio. Lo que s hay que alabar siempre en Juan de
la Cueva, como lo ponder el Maestro Diego Girn en el prefacio de sus Rimas es el curso o hilo de
la oracin, que es continuado y corriente: la lengua propia fcil, pura, sin mezcla de peregrinidad
afectada... y en fin, aquella facilidad y soltura de que Sneca dijo con mucha razn que abundaba
Ovidio, a quien el nuestro desde su primera edad fu muy dado y aficionado.
Dos de estas epstolas son morales, tratando una cul sea de ms estimacin, el rico y necio o el
pobre y sabio, y enseando la otra que en todo se debe seguir un medio.
La primera (que tiene el n. 15 en la coleccin ms. de Cueva) parece escrita y versificada con ms
La crtica literaria da asunto frecuente a la mayor parte de estas cartas, que pueden estimarse como
buen suplemento al Ejemplar Potico. Cueva flagela implacable y graciosamente a los traductores del
toscano, en la epstola a D. lvaro de Portugal, conde de Gelves; o enumera, escribiendo al jurado
Rodrigo Surez, los riesgos y la inquietud del pobre escritor que da a la estampa su primer libro; o
diserta con Herrera o contra Herrera acerca de los vicios de la oratoria y de la poesa; o bien dirige
sangrientas burlas a un mal traductor de las glogas de Virgilio, que mud en ellas los nombres y el
sentido, y a vueltas de todo esto, intercala animadas narraciones de sucesos contemporneos; describe
las grandezas de Mjico, donde residi algunos aos; o nos pone a la vista, sin fantasas buclicas,
pero con cierta donairosa poesa [p. 472] realista la vida apacible y quieta de un lugar de Andaluca
en el siglo XVI. La variedad de asuntos, la curiosidad de noticias, la facilidad y la gracia descuidada
del poeta, y finalmente la ausencia de toda pretensin retrica hacen muy sabrosa la lectura de estos
devaneos de su ingenio, siendo de lamentar que no se hayan dado a la estampa ntegros, de igual
suerte que otras poesas suyas, conservadas en rarsimos cdices, de los cuales quiz alguno haya
desidiosamente perecido.
Las imitaciones de los antiguos, en las poesas de Juan de la Cueva, rara vez son literales y directas.
Al contrario, haca estudio de evitarlas, y el Maestro Girn le elogia, porque fu tan observante
siempre de su propio lenguaje, que ni quiso imitar los ajenos, ni aun los conceptos de ellos, que otros
con tanta curiosidad procuran. El mismo poeta, en su epstola a D. lvaro Portugal, indica el desvo
con que miraba este gnero de labores en que se huye a la invencin la cara:
A pesar de lo que aqu dice, Juan de la Cueva tradujo la Batracomiomaquia, e imit la Pharmaceutia
y muchas otras cosas de griegos, latinos y toscanos.
Desto hay ms estancias que hizo uno a manera de matraca, hechas a ymitacin de Horacio, que en
el libro de sus versos primero, en la oda 25: Parcius iunctis. da una lexa a Lydia ya vieja; y assi van
contra mujer desta arte, para exemplo de los mancebos, porque con esto se retraygan del vicio.
La imitacin de la oda de Horacio no pasa del asunto, y de algunos rasgos como estos de la segunda
octava:
Sospecho que el autor de esta poesa y el que compuso los donosos cuentos insertos en la Philosophia
Vulgar es el Licenciado Francisco de Tamariz.
Tiene el caprichoso artificio de que todos los versos empiezan y acaban en monoslabo. [Vid. H. E. I,
86.]
Aqu estamos alejados y remontados de los negocios y pretensiones. Aqu estamos, ya guardando
nuestros ganados, ya orando y cultivando los campos y heredades que fueron de nuestros mayores...
estando alegres y contentos con solos los bueyes ms que con grandes tesoros los ricos Monarcas...
Slo entretenemos la vida en horas deleitosas: ya desposando los lamos y las vides con junta
halagea y enredando sus crecidos sarmientos pampanosos con sus ramas levantadas para que se
sustenten y juntamente se adornen los matices y colores del fruto opimo de sus uvas, ya unas veces
blancas, ya otras negras, ya otras rubias, ya otras jaspeadas y bermejas. Ya miramos los ganados y
rebaos de toros y vacas que andan dando bramidos, vagando por los campos espaciosos y valles
amenos y abundantes, si de pastos, no avaros de aguas. Ya cortando con una hoz los intiles ramos de
los fructferos rboles para que nazcan otros ms acopados y de frutos ms sabrosos e ingirindolos
en ellos. Ya recogiendo [p. 475] las mieles en orzas y vasijas exprimidas de los frtiles panales,
dividiendo a una parte la miel y a otra la cera. Ya esquilando las ovejas mansas y domsticas,
ocupaciones todas del hermoso verano y caluroso esto. Ya cuando llega el otoo, levantando y
descubriendo su cabeza fresca y abundante de frutos sabrosos y suaves, cogiendo la pera gualdada
que casi da envidia al mismo Otoo que la injiri y fructific. Ya la uva, que a porfa compite con la
prpura en color, premios bien dignos para gratificar y ofrecer al dios Priapo, y al padre Silvano,
tutor y amparo de los extremos de estos jardines. Ya otras veces se nos antoja el recostarnos debajo
de la sombra de una antigua y acepada encina, cuyo suelo vestido de grama nos sirve de
entretenernos con blando sustento, convidando a dulce sueo el deslizamiento de las aguas que de las
altas rocas bajan con leda y sosegada corriente. Ya omos quejarse las aves con sus cantos,
emboscadas entre las espesas ramas de estas selvas, respondindose unas a otras con particular y
acordada armona. Ya al bajar las aguas, hacer estanques de cristalinas linfas con deleitoso y apacible
ruido. En el tiempo del invierno, cuando ms el cielo truena y relampaguea.... entonces encerramos
fuertes jabales en lazos y redes, sin que puedan hacer repugnancia con su veloz huda, o ya cuando
ponemos diferentes mallas y lazos engaosos para los tordos glotones, donde acontece de ordinario
hallar en vez de tordo la cobarde y temerosa liebre; y adems de esto, cuando cansados nos vamos a
nuestras pobres chozas, donde hallamos los fuegos abundantes de lea, donde tendidos mitigamos el
cansancio de la caza... stos y otros muchos regalos, que por no cansarte no digo, se gozan en la
amada soledad y en esta dulce vida...
Oh navis.Od. I, 14
Obras de Francisco de Figueroa, laureado Pndaro espaol, publicadas por el Licenciado Luis
Tribaldos de Toledo, cronista mayor del Rey nuestro Seor por las Indias bibliotecario del Conde de
Olivares, Duque y gran Canciler, &. Dedicadas a D. Vicente Noguera. referendario de ambas
signaturas de Su Santidad, del Consejo de las dos Majestades Cesrea y Catlica, Gentilhombre de
la Cmara del Serensimo Archiduque de Austria Leopoldo. Con todas las licencias necesarias.
Lisboa, por Pedro Craesbeeck impresor del Rey nuestro Seor, ao 1625. A costa de Antonio Luis,
Mercader de libros.
De la fecha y otras circtinstancias de la imitacin horaciana, nos informa Luis Tribaldos de Toledo en
Cuitada navecilla...
Donde no slo parece imitar, sino igualar y aun exceder al Venusino en gala, copia, realce de
pensamiento, pureza de idioma, y todo lo que un excelente poeta es obligado a hacer con eminencia.
Pero con perdn de Tribaldos, y reconociendo todo el mrito de la elegante versificacin de Figueroa,
no puedo menos de acostarme al parecer de Manuel de Faria y Sousa, el cual en su comentario a las
Rimas de Camoens, tacha el estilo de esta oda de lnguido, verboso y perifrstico, remotsimo, por
tanto, de la peculiar manera de Horacio.[Vid. H. E. I, 57; 311.]
[p. 477] CCCLX. CEPEDA Y GUZMN, Carlos.Segunda mitad del siglo XVII.
Romance a los desprecios que hizo Paris, robador de Helena, a los vaticinios de su muerte y ruina de
Troya.
Hllase en el ms. original (346 hojas en 4.) de las Poesas de D. Carlos Alberto de Cepeda y
Guzmn, caballero del hbito de San Jorge, y comendador de Balaguer, fols. 202-205 (visto y
descrito por Gallardo, n. 1.752 del Ensayo).
El romance en cuestin, viene a ser una parfrasis en estilo conceptuoso, pero gallardo, del Pastor
cum traheret:
A la venganza conjura
Los nimos valerosos,
En unos la propia injuria,
La comn afrenta en otros.
...........................................
Vanamente te asegura
El desarmado socorro
De Venus, aunque fatigues
Sus torpes aras con lotos.
Paris responde a los vaticinios de Nereo en versos muy galantes, pero nada horacianos, y no tan
buenos como los que hemos, copiado. El principio, sin embargo, es muy bello y digno de un romance
de Gngora o de Lope:
Alusin a aquellos versos de Horacio, donde alaba la vida solitaria... Beatus ille. [p. 479] SONETO
Cun bienaventurado
Puede llamarse el hombre
Que con obscuro nombre
Vive en su casa, honrado
De su familia, atenta
A lo que ms le agrada y le contenta!
No ve la loca dama
Que por vestirse de oro
[p. 480] Se desnuda el decoro
De su opinin y fama,
Y hasta que el arco rompa,
La cuerda estira de la vana pompa.
Vuelvo, y al medioda
La comida abundante
No me pone arrogante,
Que no pienso que es ma,
Porque mirando al cielo,
El dueo adoro con humilde celo.
Sat. I, 3, V. 55-66
A mi fueron norte estos versos para guiar assi la pluma a la explicacin del pensamiento de Horacio:
Es cobarde flojedad
Dexar por algn temor
La virtud; pues es mejor
Caer en la ociosidad?
El que envidia tu bondad
Te haze, Antandro, esclarecido,
El ocio desconocido:
Pues si ste causa desprecio,
No ser quien dexa, necio,
La fama por el olvido?
St. I, 3, v. 117-119
adsit
Regula, peccatis, quae poemas irroguet aequas:
Nec scutica dignum horribili sectere flagello.
Versos seculares. Asunto primero. Que la hazaa grande de Calixto Tercero, es la canonizacin de
San Vicente... Esa imitacin de la Oda de Quinto Horacio Flaco, que comienza Laudabunt alii.
Pgina 418 de El Apstol de Europa. Fiestas seculares, con que la... ciudad de Valencia celebr el
feliz cumplimiento del tercer siglo de la Canonizacin de... S. Vicente Ferrer. Valencia, Orga, 1762.
En su peridico El Pensador, tomo III, pensamiento 37, pginas 269-275, imita el principio de la
Stira 1., del libro I, Qui fit Maecenas.
En el tomo 4., pg. 31 de su peridico glosa en un soneto este pasaje de la epstola XVI del libro 1.
de Horacio:
Pgina 94:
Pgina 281:
Pgina 320:
es imitacin del carmen XVII del lib. II: Cur me, querulis exanimas tuis?
Nia, malhaya
Mi vida siempre,
Si yo lo dije
Por ofenderte...
Del carmen XV del libro II: Iam pauca aratro procede la oda Madrid antigua y moderna, pero slo le
recuerda en el principio.
En el romance, con ttulo de oda, La Fama pstuma, noto reminiscencias del Exegi monumentum
(carmen XXX, lib. III),
Y cuando Libytina
En el sepulcro avaro...
Conocemos ya a este poeta de la escuela salmantina como traductor de algunas odas de Horacio. En
el Memorial Literario de junio de 1789 public la siguiente oda sfica, tejida toda de pensamientos
de Horacio (Rectius vives... Otium divos... odi prophanum vulgus).
ODA
LISENO.
Correo de Madrid (o de los Ciegos). Tomo VII, p. 192. Nmero correspondiente al mircoles, 7 de
julio de 1790. Precede esta advertencia:
La siguiente composicin, cuyo objeto es tan lrico como sencillo, est expresada con bastante
gracia y una sencillez muy propia. Se halla en ella una imitacin seguida y juiciosa del Maestro Len;
y las imgenes con que est adornada son verdaderas y naturales.
Para nuestro gusto la imitacin, o ms bien copia, es demasiado servil, como otras que hacan
entonces los poetas de Salamanca, v. gr., Iglesias. A veces tampoco entendan bien lo que copiaban.
Natural era, y muy potico, que el Mtro. Len hablase con asombro de los primores artsticos
labrados por el sabio moro. Pero no es propio ni natural ponderar el haber del rico moro, porque los
moros propiamente dichos nunca han sido muy ricos, y en los tiempos del P. Fernndez. como en los
nuestros, parece broma tomarlos por prototipo de la riqueza.
Hay en el mismo Correo de Madrid otras muchas composiciones del P. Fernndez, entre ellas una
oda horaciana a Melicio (tomo VII, p. 263):
A qu tanta porfa?,
Melicio. por valer A qu el anhelo?
La amable, mediana
[p. 490] Hallada sin desvelo
Puede hacerte feliz en este suelo...
Ni me dar contento
El palacio con jaspes fabricado,
Ni el vano lucimiento
de tu techo dorado,
Ni el oro en sus archivos encerrado...
[Vid. H. E. I, 119.]
A LA FUENTE DE LA MORA
(Cantinela)
O deliciosa Fuente,
Mi dulce bienhechora!
Yo har que a tu corriente
La fama voladora
D perpetua memoria;
Y cual otra Hipocrene,
Har que tu renombre al mundo suene.
[p. 491] Correo de los Ciegos (o de Madrid). Tomo 8., pg. 63. Nmero
correspondiente al 24 de noviembre de 1790.
EL VINO
Oh t, Marcial divino!
A quin debiste la viveza y tino?
T, soberano Homero,
Qu preceptor tuviste,
O cuando produjiste
Aquel poema dulce y lisonjero,
Aquel celeste estilo, aquella gracia,
Y sublime eficacia
Con que en pinturas bellas
Camina apresurado:
Justo es que te apercibas:
No temer la muerte
El que dispuesto viva.
No a maana dilates
Las prevenciones dignas.
No estar maana apto
El que no lo est hoy da.
Y de ricos tesoros
Cargada no naufrague;
No en el mundo se estima
Sino al rico y magnate,
A quien la suerte halaga
Y le hace respetable.
No estrechas ligaduras,
Ni las cadenas siento:
Ni las crueles prisiones,
Ni el penoso destierro,
No la violencia brava
Del fulminante acero:
Ni las infamias viles,
Ni los crueles tormentos,
Ni la implacable parca,
Ni el riguroso averno,
Que al pecado persiguen,
Son de mi llanto objeto.
Es mi mayor fortuna
Para m mi mal hecho:
sta es mi mayor pena,
Y dolor ms violento,
El haber ofendido
Al Csar verdadero,
Que en los cielos y tierra
Se comprende su Imperio.
En el Memorial Literario de 1. de agosto de aquel ao, pgina 229 del tomo 5. de la cuarta serie de
dicho peridico:
Siguen a estos versos un romance, bastante bueno, firmado por D. Narciso Mara de Castro, y un
soneto de Casinio (don Juan Nicasio Gallego).
En la Oda en elogio de los bravos y esforzados oficiales de la Real Armada, el jefe de Esquadra
Don Francisco Wintuysen y el Brigadier Don Toms Geraldino, muertos en el combate del 14 de
febrero de 1797. Por Don J. R. O. Impresa en Cdiz, ao de 1806, las primeras estrofas son imitacin
bastante ceida del principio de la oda horaciana:
Oda contra el Lujo y el Amor desordenado de las riquezas. Traduccin en parte y en parte imitacin
de la de Horacio al mismo asunto.
Poesas de D. Antonio Francisco de Castro, cura prroco de San Martn de Fruime... Orense,
Oficina de D. Juan M. de Pazos 1841, pp. 151-154.
Estas octavas, defectuosas sin duda, pero sembradas de rasgos enrgicos son mejores que las otras
traducciones que hasta ahora hemos visto del mismo poeta, sin duda porque en esta obra procedi con
ms libertad, imitando ms bien que traduciendo. En Castro vale siempre ms lo original que lo
imitado. No se puede negar que era poeta, aunque mediano, y seguramente el mejor de los escasos
poetas gallegos de su tiempo. Mereca ms fama de la que alcanza, pero la casualidad ha querido que
su nombre est enteramente olvidado, aun en su tierra, al paso que todo el mundo recuerda las
chabacanas coplas de su antecesor en la parroquia D. Diego Cernadas de Castro, llamado por
antonomasia el Cura de Fruime.
De la cena el acopio
Hace el campo, el corral, el huerto propio,
Por su mano guisada
Y tan bien sazonada,
Que por ella renuncia al sabor fino
De las ostras que da el lago Lucino.
O la amarga acedera
Que abundante se cra en la pradera,
O la cordera herida en las funciones
Del Dios de los mojones,
O el chivo arrebatado
De las fauces del lobo ensangrentado.
As filosofaba el usurero
Alfio; y de su dinero
Cual si fuera en la aldea a avencidarse
En los Idus del mes quiso cobrarse
Y en las Calendas prxmas (oh vicio!)
De logrero se vuelve al ejercicio.
Y en su aldea retirado
De negocios turbulentos
Labra con sus bueyes propios
El campo de sus abuelos.
De la embrollada litis
Huye el fatigado enredo,
Ni se encorva en la antesala
Del ciudadano soberbio.
Y enredarlos en la cuerda
Donde mueren prisioneros,
Como los tordos voraces,
Y los tmidos conejos,
Endurecida al rigor
De escarchas, nieves y vientos,
Morena del sol que sufre,
Y blanca por don del cielo,
Ni el escaro de Escarpanto,
Si de su nativo asiento
Neptuno airado a las costas
Lo arrastr del mar Tirreno.
O la cordera inmolada
En las aras y en obsequio
De Trmino, Dios que cuida
De mojones y linderos,
Me es mucho ms agradable
Que tanto manjar superfluo
Que a costa de la salud
IMITANDO A HORACIO
Y ver la engaadora
Sonrisa del privado a cada hora.
Y si el tesoro inmenso
Del orgulloso Creso le valiera,
No sulcara el estenso
Mar, pues su espuma fiera
Le asusta aunque la ve de la ribera.
Yo anhelo solamente
De eterno lauro y yedra vividora,
Entrelazar mi frente
Y a mi lira sonora
Unir el fuego que en mi pecho mora.
Don Raimundo de Miguel en sus Poesas (Madrid, 1877), pginas 100 104, tiene con el ttulo de La
Vida Rural una agradable imitacin de esta oda, combinanlo reminiscencias. del final del libro II de
las Gergicas: O fortunatos nimium. Copiar slo las mejores estrofas:
El ponderoso arado
Impone previsor y diligente
Al buey ya descansado,
Que dcil y obediente
Doblar al yugo la cerviz consiente.
Guiando su pareja
El duro suelo con rigor castiga,
Y al empuar la reja
Con que a la tierra obliga
Humilde pide a Dios que le bendiga.
Y cuando en la montaa
Desatado aquiln ruge altanero
Con furibunda saa,
Y el aterido Enero
Tiene al buey en su establo prisionero;
[Vid. H. E. I, 151.]
[p. 497]. [1] . As en la edicin pstuma hecha en Orense, 1841, que es incorrectsima, pero acaso el
traductor escribira clavadas, lo cual es ms conforme al texto de Horacio:
Si figit adamantinos
Summis verticibus dira necessitas
Clavos ....................
Imitadores hispano-americanos
El traductor omite, por razn de honestidad, los dos ltimos versos de la oda,
Creo que con este principio se dar cualquier lector por satisfecho.
He aqu el principio de esta singular y estrambtica traduccin, que sin la ayuda del texto latino sera
enigmtica y aun imposible de puntuar:
Versos como stos recuerdan las traducciones que en prosa hacan D. Enrique de Villena y otros
latinistas del siglo XV, calcando el hiprbaton del original.
A MI LIRA
Imitacin de Horacio
[Vid. H. E. I, 171.]
Imitacin de los primeros versos de esta stira, mezclando reminiscencias de la oda Quid dedicatum
poscit Apollinem, es el siguiente soneto, a la verdad poco feliz:
Un consonante en diminutivo y una asonancia indebida afean este soneto que acaso es el primer
ensayo mtrico que se conserva de su autor.
Hallse en Caracas en un legajo que contena otras poesas inditas de Bello, y fu impreso en las dos
colecciones siguientes:
Poesas de Andrs Bello... Madrid, imprenta de A. Prez Dubrull, 1882, pp. 285-86.
Obras Completas de D. Andrs Bello... Volumen III, Poesas. Santiago de Chile, 1883, p. 33.
Oh navis. Od. I, 14
Se imprimi este romancillo por primera vez en el Juicio Crtico (sic) de algunos poetas hispano-
americanos, por Miguel Luis y Gregorio Amuntegui, obra premiada en el certamen abierto por la
facultad de Filosofa y Humanidades de la Universidad de Chile el ao 1859. Santiago (de Chile),
imprenta de El Ferro-Carril , 1861, pg. 185.
Coleccin de poesas originales por Andrs Bello, con apuntes biogrficos por J. M. Torres
Caicedo. Pars, librera de Rosa y Bouret, 23, calle Visconti, 23, 1870, pp. 137-141 .
Hay ejemplares exactamente iguales que dicen en la portada: Caracas, Rojas hermanos, editores. Es
impresin incorrectsima.
Coleccin de Nueva York. Librera e Imprenta de N. Ponce de Len, 40 y 42, Broadway, cuarto 59,
1873.
Repeticin servil de la anterior, pero todava ms desaliada. En una y otra acompaa a La Nave el
texto latino.
Biblioteca de escritores venezolanos contemporneos, ordenado con noticias biogrficas por Jos
M. Rojas, Ministro Plenipotenciario de Venezuela en Espaa. Caracas y Pars: Rojas Hermanos, y
Jouby y Roger, editores, 1875. 4
Poesas de D. Andrs Bello... Madrid, imprenta de A. Prez Dubrull, 1882, pp. 9-11. [p. 515]
Obras Completas de D. Andrs Bello... Volumen III. Poesas. Santiago de Chile.... 1883, pp. 30-32.
Ocios Poticos de Ipandro Acaico. Mxico, imprenta de I. Escalante, Bajos Sn. Agustn, I. 1878, pp.
237-242. Edicin de doscientos ejemplares numerados.
Ocios Poticos de Ipaudro Acaico. (D. Ignacio Montes de Oca y Obregn, Obispo de San Luis de
Potos. Madrid, Establecimiento tpogrflico Sucesores de Rivadeneyra, Paseo de S. Vicente,
nmero 20, 1896, pp. 37-41)
Es una graciosa imitacin en romancillo pentaslabo que remeda los idilios de D. Nicols Fernndez
Moratn en este metro. Lleva la fecha de 1858, y es, por tanto, una de las composiciones ms antiguas
de su autor. Sirvan de muestra estos versos:
Mas ni Florencia
Tanto me es grata,
Sobre sus verdes
Campos sentada
Que el Arno manso
Tranquilo baila,
Con mil jardines
Engalanada,
Y con marmreas
Ricas estatuas
Que se contemplan
En cada alczar;
Ni las famosas
Suizas montaas
Que hasta las nubes
Sus cumbres alzan,
Cubiertas siempre
De nieves blancas,
Mientras azotan
Sus verdes faldas
De lagos puros
Las ondas claras;
Como los montes
Que de mi patria
El suelo cubren
Con oro y plata
Que arrojan todos
De sus entraas.
Mi humilde suerte
Yo no trocara
Con la opulencia
De cien monarcas
Cuando me encuentro
Junto a la clara
Fresca laguna
Que con sus aguas
[p. 516] Mi sed primera
Dulce apagara:
Hermoso es verlas
Cuando retratan
A la apacible
Luna argentada,
Que temblorosa
Su luz derrama
Sobre las quintas
y las cabaas,
Que graciosas
En torno se alzan.
Mas cuando dora
Risuea el alba
Los arroyuelos
Que entre escarpadas
Peas y riscos
Veloces bajan.
Sus puras linfas
A regalarla,
..................
Tvoli misma
Con sus cascadas
En atractivos
No la igualara...
Reminiscencias
son imitaciones de la epstola XX del libro I. Vertumnum Janumque liber, ms bien que del Parve,
nec invideo, de Ovidio, que a su vez haba imitado a Horacio.
La anacrentica tercera:
Yo a cantar me aprestaba
Las armas espaolas...
recuerda la oda 6. del lib. I: Scribeis Vario. Con esta imitacin se combina la del principio de la
gloga VI de Virgilio:
Era yo pequeito,
Y aun no contaba un lustro,
Cuando llegu jugando
A un romeral inculto,
se apropia Moratn la aventura que de s mismo cuenta Horacio (Od. III, carm. IV).
Esta imitacin es por todo extremo pueril, pero afortunadamente nuestro poeta no se detuvo aqu; el
mismo tema lrico desenvuelve en el primero de sus dos deliciosos idilios clsicos (malamente
calificados de anacrenticas 7. y 8.) El Sueo:
En los versos de este mediano poeta, que fluctu entre el clasicismo y el romanticismo, con ms
inclinaciones al primero, y que tradujo alguna oda de Horacio, he notado leves reminiscencias del
Venusino. Una oda epitalmica comienza:
La oda a Emilia tiene imitaciones del Parcius junctas quatiunt fenestras (carm. XV del libro 1.) y del
Oh crudelis adhus (carm. X del libro IV).
Otras odas de Abenamar, a la Libertad, a la Soledad son imitaciones de Fr. Luis de Len ms que de
La sangre difundida
De los hroes, su nmero recrece,
Como tal vez herida
De la segur la encina reverdece,
Y ms vigor recibe,
Y con ms pompa y ms verdor revive...
Don Wenceslao Alpuche, mediano poeta yucateco (1804-1841) muestra en alguna de sus odas, por
ejemplo, La Fama, conatos de imitacin horaciana:
No de inmortal renombre
La orgullosa ambicin mi pecho inflama;
Pero arder mi nombre
Con refulgente llama,
Si su poeta Yucatn me aclama...
Don Manuel Peredo, mdico y escritor satrico mexicano (1830-1890) hace en su composicin El Fin
de ao un comentario joco-serio del Eheu, fugaces:
Parece que quiso imitarle Manuel Acua (1849-1873) en su poesa humorstica La vida del campo,
que empieza parodiando el Beatus ille:
Aunque la influencia de Virgilio es la que predomina en las Silvas Americanas de Bello, no faltan
imitaciones de otros poetas clasicos, especialmente de Horacio. Uno de los ms hermosos y
celebrados pasajes de la Agricultura en la Zona Trrida; aquellos versos de tan severa exhortacin
moral a la juventud americana; aquella pintura enrgica de la depravacin y licencia de la vida muelle
y afeminada de las ciudades en contraste con los austeros y varoniles hbitos de la vida rstica, es
imitacin muy ajustada, y en los ltimos versos llega a ser traduccin de la oda 6. del libro 3. del
lrico latino Delicta Maiorum:
...................................Crece
En la materna escuela
De la disipacin y el galanteo
[p. 522] La tierna virgen; y al delito espuela
Es antes el ejemplo que el deseo.
...............................
Non his juventus orta parentibus
Infecit aequor sanguine punico,
Pyrrihumque et ingentem cecidit
Antiochum, Annibalemque dirum:
Sed rusticorum mascula militum
Proles, sabellis docta ligonibus
Versare glebas, et severae
Matris ad arbitrium recisos
Portare fustes ..........................
...................................................
Irrite la codicia
Por rumbos ignorados
A la sonante Tetis
Y bramadores austros;
El pino que habitaba
Del Betis fortunado
Las mrgenes amenas
Vestidas de amaranto,
Impunemente admire
Los deliciosos campos
Del Ganges caudaloso
De aromas coronado.
[p. 523] T, verde y apacible
Ribera del Anauco,
Para m ms alegre
Que los bosques Idaicos
Y las vegas hermosas
De la plcida Pafos
Resonars contino
Con mis humildes cantos.
..............................................
Prefera Bello las stiras y epstolas de Horacio a sus odas segn testimonio de Amuntegui (Vida de
Bello, 349).
En el Canto de Junn (1824) tan distante de la manera lrica de Horacio si se le mira en conjunto,
abundan las imitaciones del poeta latino, comenzando por los primeros versos y acabando por los
ltimos.
trae en seguida a la memoria el Coelo tonantem credidimus Jovem regnare (oda 5., lib. III), y a la
verdad resulta un trueno demasiado estrepitoso para Simn Bolvar, que con toda su innegable
grandeza, no parece bastante personaje para compartir con Jove el imperio del mundo, como a los
ojos de un poeta romano (acostumbrado, adems, como gentil, a este linaje de apoteosis), poda
parecerle Augusto, dueo de todo el orbe entonces conocido.
[p. 524] suena a cosa conocida a quien guarda en la memoria la oda 3. del libro
III de Horacio, all hacia lo ltimo:
el Ilion, Ilion, fatalis incestasque judex, aplicado a los conquistadores del Per:
Y todava podra ampliarse el nmero de estas semejanzas tan obvias y en su mayor parte advertidas
ya por los hermanos [p. 525] Amuntegui, [1] por Caro, por Caete y por Menndez Pelayo en sus
respectivos trabajos sobre Olmedo.
Tambin la segunda de las grandes composiciones lricas de Olmedo (y por la constante perfeccin
de la forma quiz la primera), la oda Al General Flores, vencedor en Miarica, empieza con versos
horacianos, como si fuera hbito en Olmedo abrir su Horacio y robar, como un religioso sacrificio, un
rayo de aquella lumbre siempre que emprenda algn trabajo lrico. El guila del Qualem ministrum
fulminis alitem, la que haba arrebatado en sus alas, sublimndole mucho sobre su nivel ordinario, al
dulce Melndez para que cantase la gloria de las artes, es la misma que se levanta con tan majestuoso
vuelo en las dos primeras magnficas estrofas del Canto de Miarica:
[p. 522]. [1] . En este hermoso verso parece descubrirse tambin una reminiscencia de Quevedo en
stira de asunto muy anlogo, y hablando tambin del arado:
[p. 525]. [1] . Amuntegui, Juicio crtico de algunos poetas hispano-americanos (pp. 29-33). No creo
que aciertan en ver una imitacin del Carmen saeculare en el himno de las Vrgenes del Sol, con que
termina el Canto. Tambin se ha notado en este himno un reflejo lejano de la invocacin del poema
de Lucrecio, pero yo creo que el modelo ms inmediato fu la oda de Quintana A la paz de 1795,
aunque la imitacin de Olmedo es aqu superior al original.
Caro (M. A.): Tres artculos en el Repertorio Colombiano, tomos 2. y 3. (Bogot, 1879).
Caete (D. Manuel): El Dr. D. Jos Joaqun de Olmedo. (En su libro Escritores espaoles e hispano-
americanos, Madrid, 1884.)
Miscelnea
En la muy curiosa carta que dirigi al Licdo. Francisco de Cascales sobre sus Tablas Poticas (vide
Cartas Philolgicas de Cascales, Murcia, 1634, epstola 9. de la 3. dcada), propone una enmienda
sobre un verso de la Epistola ad Pisones.
He dudado muchas veces si este lugar est depravado, y si ha de corregirse leyendo maturis; yerro
que pudo ser facilsimo, como en el mismo se ve, borrada o gastada alguna pierna de la m; por otra
parte, el sentido queda, si no me engao, ms perfecto pues expondremos:
Y guardes el decoro
A los mudables y maduros aos;
que es decir, a las primeras edades y a las postreras, oponiendo con gallarda anttesis lo inconstante
de las unas a lo maduro de las otras...
Fuera de lo dicho, poner naturis en vez de aetatibus, no s que tan latino ni tan propio sea que lo usen
buenos autores. Yo, a lo menos, ningn lugar he visto de que me acuerde. La sentencia, en fin, que
espero de vmd. venerar, y tendr por definitiva.
[Vid. H. E. I, 89.]
Al margen de un ejemplar del Horacio de Desprez (Q. Horatii Flacci Opera interpretatione et notis
illustravit Lud. Desprez in usum Delphini , Parisiis, Leonard, 1691) copi el Dr. Luzuriaga [p.
527] las traducciones castellanas de Horacio, hechas por Fr. Luis de Len, Cabrera, Villegas, Iriarte y
otros. Este ejemplar perteneci despus al Marqus de Morante, que le cita con el n. 3.447 en su
catlogo.
No ha menester defenderse
Con dardos arrojadizos
Quien vive con entereza
Y camina sin delito.
[Vid. H. E. I, 104.]
Don Roque Valero y Ochoa, Acadmico Honorario de la Real Academia Latina Matritense, y
Maestro de Gramtica de la villa de Tarancn, nos ha comunicado un plan impreso en Valencia del
certamen pblico de pura latinidad, que tuvieron en el mes de septiembre sus alumnos sobre
Rudimentos, Sintaxis, Buena versin, Prosodia y Elementos de Retrica.
Por la tarde di principio al exercicio el mismo Maestro pronunciando en castellano el discurso latino
de por la maana, y [p. 530] habiendo exercitado los de por la maana en oraciones, se presentaron
otros quatro a traducir una comedia de Terencio, y en Cornelio Nepote, dando razn de la Sintaxis, y
variando las oraciones que lo permitan.
El da segundo habiendo el referido Maestro pronunciado una disertacin sobre los principales
estorbos que ocurren en los estudios de latinidad; cinco de los alumnos exercitaron sobre las
Partculas, Sintaxis elegante y Declinaciones greco-latinas, y otros ocho recitaron despus los pasajes
que se les haba sealado para composicin de castellano a latn elegante, los quales sucesivamente
traduxeron de repente en los razonamientos de Cicern, Livio y Salustio.
Por la tarde los mismos ocho Discpulos exercitaron sobre la Retrica, y principalmente sobre la
elocucin; y habiendo traducido de repente en Virgilio y Horacio midieron y probaron y respondieron
a los principios del Arte Mtrica. Cerr este ejercicio el de Antonio Martnez, quien compuso en
verso latino lo que se le mand, y traduxo de las odas de Horacio en verso castellano, siendo lo ms
particular no tener ms de 13 aos de edad y dos y medio de estudio, y concluy con una cancin en
accin de gracias el mismo joven.
Horatii Odae, cum versione metrica graeca. Petropoli. (S. Petersburgo), 1810. 8., en vitela. (Vide
Brunet.)
Contiene solamente once odas, traducidas por su autor hallndose de embajador de Espaa en la corte
de Rusia. A la versin acompaa el texto latino.
De esta versin y de su autor habla as el gran fillogo alemn Federico Augusto Wolf, tan clebre
por su teora sobre la epopeya homrica.
Nobilis et doctus hispanus Pardo de Figueroa hanc oden (I, 1) cum X aliis graece in eadem metra
vertere ausus est, Petropoli 1810, 8. Biennio post, ab aula sua legatus ad Russicam, in mediis belli
furoribus prematura morte extinctus, vir inter pragmaticos [p. 531] homines ac militares erucitione
eminens, cujus suavis familiaritas a. 1807 mihi et Jo. Mllero turbida tempora Berolini hilaravit.
Analecten vorzglich fr alte Literatur und Kunst... herausgeben von Friedrich August Wolf, Berln,
1817, I, p. 274.
[Vid. H. E. I, 133.]
En este artculo se estudia al poeta latino como cantor de campo. Va acompaado de dos admirables
traducciones de la Fbula de los dos ratones, y de la Epstola a Aristio Fusco.
Leyendo a Horacio.
Esta bella meditacin potica es una muestra notable de la manera cmo Tassara comprenda y
admiraba la antigedad: siempre por sus lados tribunicios, solemnes y pomposos; siempre con la vista
fija en la decadencia de las sociedades, en la invasin de los brbaros, eu las orgas de los Csares, en
mil cosas que no suelen ocurrrsele a nadie de los que leen a Horacio por puro amor al arte. Tassara
es una especie de Alfieri de la poesa lrica. La vida civil de los pueblos, el problema de la libertad y
de la tirana, una especie de estoicismo ardiente y concentrado, le acosa [p. 532] siempre, aun en el
seno del placer, aun en el seno de la naturaleza. Siente a Horaco a su modo, relacionndole con mil
cosas extraas al arte, pero de un modo suyo propio, original y vivo.
Otra vez vuelve Horacio a sonar en los versos de Tassara, y aun a aparecer en persona como rbitro
de la contienda entre el romanticismo y el clasicismo, procurando con buen xito el vate sevillano
desterrar la vulgar opinin que tiene a Horacio por un dogmatizante, enemigo de la libertad potica.
Me refiero al romance titulado Epstola a Albano. El Horacio de Tassara hace profesin de fe
idealista y eclctica en estos trminos:
La epstola ad Pisones
Qu dice? Pues dice eso:
Sino que no la entienden
HORACIO
Yo siento la pagana
Belleza de tu musa, gran Horacio,
Vestida con la tnica romana
Y triunfante del tiempo y del espacio.
Yo siento esa belleza que di norma
A la clsica musa castellana
Ferviente amante de la culta forma.
Sin baarse en tu espritu sincero,
Que fluye como fresco y claro ro,
El retrico fro
Nunca es digno de ti. Para adorarte
Hay que alentar el fuego de los dioses
Y la emocin vivsima del Arte;
Llevar el sentimiento, no aprendido,
De la luz y del ritmo, dulce o grave,
En el sensible corazn nacido,
Natural como el cntico del ave.
ENRIQUE REDEL.
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