Locura y Lazo Social Davoine
Locura y Lazo Social Davoine
Locura y Lazo Social Davoine
ADVERTENCIAS
Este seminario fue dictado en francs, por lo que hemos tomado como referencia la traduccin realizada
durante el mismo por Raquel Capurro.
Consideramos necesario consignar algunas palabras o expresiones en francs.
Aquello que figura entre corchetes son agregados nuestros.
Los nombres propios seguidos de (?) no hemos podido constatarlos.
Las notas de pie de pgina son agregados nuestros.
PRIMERA PARTE
J. M. Gaudillire: Voy a darles el plan de nuestro trabajo... aunque nunca respetamos el plan que damos...
Lo mejor sera que en cada una de las sesiones de trabajo Franoise y yo hablemos la mitad del tiempo.
Luego podemos detenernos unos minutos porque decimos cosas muy cansadoras, cansadoras para
ustedes, porque nos ponemos a hablar durante horas. Y la segunda parte de la sesin podra practicarse
como el sbado*, es decir, esperando las preguntas que ustedes planteen, a partir de las cuales como
siempre, contaremos historias.
Para la organizacin de los cuatro medio das, yo creo que esta maana vamos a insistir en lo que
consideramos la competencia de la locura; es decir, como trabajo de investigacin en las catstrofes del
lazo social. Esta tarde proseguiremos en esa direccin profundizando en el sentido de que esa
investigacin, tiene un carcter riguroso y cientfico. Maana por la maana precisaremos los instrumentos
de los que nos servimos y particularmente de la transferencia en la psicosis. Y de tarde, para concluir,
retomaremos algunas cosas esbozadas el sbado, y que insistiremos en un aspecto importante de este
trabajo y que es el de la transmisin oral.
Entonces, hoy de maana vamos a tratar de avanzar sobre estas cuestiones de las catstrofes del lazo
social, para insistir sobre el hecho de que esto no constituy nunca y no constituye para nosotros una
posicin ideolgica. Vamos a explicarles cmo en nuestro camino llegamos a ese punto. Les explicar que
cuando insistimos en la competencia de las psicosis, se trata a la vez de puntos psicticos que se pueden
encontrar en un paciente o alrededor de un paciente, en su familia; se trata de eso y a la vez de la gran
locura que encontramos en los asilos.
Cuando encontramos esos puntos psicticos, como ya lo dijo Franoise el sbado, no hacemos ninguna
diferencia entre la manera de trabajar en el asilo y la manera de trabajar en casa. La nica diferencia es que
los pacientes que vienen a casa pagan cuando pueden; mientras que en el hospital psiquitrico y en el
dispensario, las cosas son gratuitas. No hay ninguna diferencia en el trabajo y en los efectos, en el trabajo
realizado gratuitamente en el policlnico, en el asilo y en casa.
He hablado de nuestro camino para llegar a los puntos del tratamiento posible de las psicosis. Es un camino
que hay que hacer con los propios pies, porque contrariamente a lo que dicen algunos proverbios penosos
del psicoanlisis oficial, cuando se trata de locura, absurdo esperar la demanda. Si un psicoanalista espera
la demanda en su consultorio en el hospital psiquitrico, la esperar durante toda su vida profesional, sin
ver a nadie. Para la locura hay que ir hacia ella. Ir como vamos nosotros desde hace 22 23 aos al hospital
psiquitrico, un da por semana. Hay que ir tambin en los momentos en que la transferencia psictica
llega a la cura. En esos momentos en que, todos los que trabajan con la locura, saben que uno tiene ganas
de irse. Del mismo modo que uno tiene ganas de irse del hospital psiquitrico.
Voy a comenzar pues por contarles cmo llegamos al hospital psiquitrico. Eramos muy jvenes en aquellas
poca, ramos miembros de la Escuela Freudiana de Lacan, y esta cuestin de la locura nos interesaba. Un
da, en un congreso de la Escuela Freudiana, escuchamos en un pequeo grupo de trabajo, un debate entre
un idelogo y un psiquiatra practicante de la psicosis. El idelogo era tambin psicoanalista y miembro de
la Escuela Freudiana y era responsable de una clnica privada para psicticos. Era clebre y muri hace
algunos aos, era Flix Guattari. El psiquiatra practicante de la psicosis era ese psiquiatra del cual hablamos
el sbado, Edmond Sanquer que era quien preparaba a los pacientes para las presentaciones de enfermos
que haca Lacan en Sainte Anne.
El tema del debate era la cuestin de la transferencia en la psicosis. El idelogo, en una posicin poltica,
deca que era necesario considerar a la locura como una protesta pero sabamos por otro lado que su
trabajo en la clnica privada implicaba fundamentalmente electroshock y medicacin y no se trataba all de
la transferencia en la psicosis. Y esa era la posicin oficial, inclusive en la Escuela Freudiana, no hay
transferencia en la psicosis. Pero para este idelogo, los locos podan representar un sntoma del malestar
poltico social.
El psiquiatra Edmond Sanquer, que es bretn y porfiado, no tena un discurso ideolgico y le respondi a
Guattari y yo te digo que hay transferencia en la psicosis, Guattari le respondi que hara bien en ir a
tomar un tranquilizante. El grupo detuvo all su trabajo, pero nos gust la posicin de exigencia de ese
psiquiatra. No lo conocamos, pero a la semana siguiente Franoise fue a verlo y le dijo que ella y yo
estaramos interesados en trabajar en su servicio. Y bromeamos juntos a veces desde el tiempo en que nos
conocemos, hace ya ms de 20 aos, cuando recordamos esta primera visita de Franoise a Edmond
Sanquer, porque era un momento en que jvenes analistas de la Escuela Freudiana pasaban por los
hospitales psiquitricos, muchas veces para ver pacientes psicticos, pero la mayor parte de las veces para
dar conferencias a los enfermeros y a los internos, sobre el objeto a.
Evidentemente su pasaje por el hospital psiquitrico no duraba mucho tiempo y es quizs una de las
primeras cosas que podemos plantear del trabajo con los psicticos, y que vamos a precisar esta tarde, a
propsito de la investigacin cientfica que llevan adelante los psicticos, y es que el ritmo de trabajo del
psictico es muy diferente del tiempo de nuestro tiempo cotidiano. Es decir que si uno no tiene la
seguridad de poder trabajar muchos aos en un servicio, no vale la pena.
Hay que ir a esos lugares y quedarse all, aunque no sea confortable, aunque uno se diga que sera mejor
para el psicoanlisis estar afuera de all. Se necesita tiempo.
Entonces, el psiquiatra Edmond Sanquer dijo: de acuerdo. El hospital se encontraba a 150 km. al norte de
Pars y dijo vengan maana al hospital a las 5 de la maana.
En ese momento, no tenamos hijos y por lo tanto al da siguiente a las 5 de la maana estbamos all. Y
durante los 4 aos que trabajamos en ese hospital con l, fuimos 3 4 veces por semana en su auto,
teniendo intercambios interesantes para la clnica, en el trayecto.
El primer da que partimos con l, se detuvo con su auto en la entrada del hospital. Detuvo su auto, nos
hizo bajar, vimos un cartel en el camino que deca: camino sin salida y nos dijo mi servicio est all, me
voy de nuevo a las 3 de la tarde. Y as tuvimos que ir con nuestras piernas hasta el servicio. Tuvimos que
presentarnos nosotros mismos a los enfermeros, explicndoles qu bamos a hacer all, y tomar luego
contacto por nosotros mismos con las personas que estaban encerradas.
El primer contacto fue pues con los enfermeros, nos miraron primero con desconfianza, porque ya haban
escuchado muchas conferencias sobre el objeto a. Pero como volvamos all todos los das, despus de 15
das, nos trajeron a cada uno de nosotros un guardapolvo blanco, que es la ropa de los enfermeros, y no la
de los mdicos que no usan guardapolvos. Por felicidad no somos mdicos, tampoco psiclogos ;
aceptamos pues los guardapolvos.
Durante un ao hicimos con los enfermos el trabajo de los enfermeros. El trabajo de los enfermeros est
recortado en varias horas durante el da durante las cuales se suceden diferentes equipos, y nosotros
trabajbamos con el equipo de la maana.
Supongo que aquellos de Uds. que trabajan en el hospital psiquitrico saben qu hacamos nosotros de
maana. Comenzbamos levantando a las ancianas llamadas dementes seniles, lavarlas en la baera
porque tenan encima los excrementos de la noche, y despus acompaar a los locos que estaban all a
diversas actividades, y estar all cuando los enfermeros (pero eso era privilegio de ellos) daban los
medicamentos. Vimos cmo el trabajo de los enfermeros es un trabajo muy duro, puesto que viven 8 horas
por da con los pacientes. Veamos cmo eran ejecutadas las rdenes muy precisas de los psiquiatras. El
psiquiatra escribe en la receta 10 gotas de tal medicamento. Otro da exagera, va a escribir 9 gotas para
variar el tratamiento. Cuando los enfermeros preparan los medicamentos tienen una pipeta grande, se
pone en el frasco y en el vaso y sin siquiera mirar el nivel. Creo que es la filosofa normal de los
medicamentos.
Hoy en da se ha reemplazado esa manera un poco brutal por la multiplicacin de los medicamentos. El
efecto es exactamente el mismo: en el hospital psiquitrico el efecto consiste en hacer que la gente quede
dormida en la silla. Eramos testigos de cosas realmente catastrficas desde el punto de vista de los
derechos humanos. Eran los aos que siguieron a las ltimas intervenciones de lobotoma, que haban sido
iniciadas por ese mdico portugus llamado Monis, que obtuvo por ello el premio Nobel, que consista en
introducir un escalpelo por la rbita ocular y cortar. Sin ver, se cortaba.
Sabamos que unos aos antes hubo en ese hospital, mnibus enteros de pacientes que iban a Sainte Anne,
en Pars, para que se les practicara esa operacin. Miramos las estadsticas correspondientes a esas
operaciones, la gente que mora como consecuencia de esa operacin era contada como curada, puesto
que no estaba ms enferma. Pero haba mucha gente que haba sufrido esa operacin, estaban all... como
plantas. Haba todo eso en el hospital psiquitrico.
Hoy en da no hay ms operaciones de lobotoma. El premio Nobel aqul, no fue asesinado pero ms o
menos, puesto que recibi un balazo de uno de sus antiguos pacientes y qued varios aos parapljico
antes de morir. Quizs en esa operacin la cosa haba funcionado, puesto que ese paciente respondi a esa
agresividad sin nombre, innombrable.
Lo que hay que saber hoy en da y que comienza a ser dicho poco a poco, es que la mayora de los
medicamentos que son administrados, no son medicamentos sin consecuencias neurolgicas a largo plazo
para los pacientes. Incluso se comienza a decir que hay consecuencias neurolgicas.
Todo eso existe: la locura, las tcnicas actuales que son los medicamentos...
(texto no audible)...trabajo con l porque no es posible, l duerme y a la semana siguiente la medicacin es
descendida.
Es capital este tipo de relacin con los psiquiatras, es decir que nunca el paciente puede ser lo que est en
juego entre el analista y el psiquiatra; de manera tal que cada uno lo tirase de su lado, porque es
justamente ese tipo de situaciones la que estos pacientes ya han encontrado en su propia vida. Y por lo
tanto no slo hay que ir con los pies hacia la locura, sino que tambin hay que crear el terreno posible de
trabajo con esos pacientes psicticos. Este es el marco en el cual trabajamos en el hospital.
Evidentemente nuestra finalidad inicial era hacer que pudieran salir los pacientes que estaban
hospitalizados all, incluso desde haca 10 15 aos. Por eso pusimos en juego a la vez una presencia
nuestra en el dispensario, en la policlnica en donde podemos recibir a los pacientes que hemos hecho salir
del hospital, una vez por semana y gratuitamente.
Ahora bien qu es lo que estos pacientes nos han enseado? Porque realmente los primeros que vimos en
el primer hospital, estaban en esa posicin, de ensearnos algo.
Uno de los primeros que encontramos nos haba dado esta orden: escriban, quizs es lo que hizo
Franoise con su libro, veintids aos despus. Nos ensearon que la locura, tiene una competencia
especfica, que no puede ser abordada a condicin de que la locura no sea ubicada como un objeto. Y por
eso utilizamos de manera indiferente la palabra locura o psicosis, cualquiera sea la semiologa, ya se trate
de alguien con rasgos ms o menos esquizofrnicos, que sea alguien ms bien con rasgos paranoicos. Para
nombrar a las grandes diferencias usamos siempre la palabra locura, puesto que para nosotros, como
dijo Franoise en su libro, esa palabra no corresponde nunca a un diagnstico, sino que corresponde a la
naturaleza del instrumento que utilizamos con ese paciente para estar vinculados con l. Cuando
utilizamos la expresin locura o psicosis, quiere decir que estamos pensando en transferencia psictica.
Puesto que la locura del asilo, es un discurso en el cual las cosas son mostradas, sin otro. Por qu se deca
antes, no hay transferencia en la psicosis ? Porque nadie se colocaba en el lugar del otro de la locura. El
lugar del otro para la locura nunca es un lugar lindo, no es nunca ese lugar ideolgico desde el cual uno
puede decir: quiero curar a este hombre o a esta mujer. En realidad, en el anudamiento de la transferencia
psictica, voy a ocupar el lugar necesariamente para decirlo en forma irnica, del objeto causa del delirio.
Me convierto como analista en la causa de la locura, por lo tanto no es un lugar limpio.
Lo que nos ensearon los primeros pacientes que encontramos, es que no haba otro para estar con ellos
en esa locura, porque ellos eran testigos de un tiempo que se haba detenido. Un tiempo que se haba
detenido en eso que nosotros llamamos catstrofes del lazo social.
Cuando demos ejemplos clnicos, ustedes lo percibirn en seguida y esto va a resonar en los odos de la
gente de este pas, ustedes vern que se puede tratar de catstrofes mayores en ese lazo social de todo
eso que acontece en los momentos de guerra, de revolucin, de dictadura, que son los momentos en que,
como dira Lacan, explota la garanta del Simblico. Pero no hay que creer que el trabajo de investigacin
de la locura concierne solamente a los enormes cataclismos del lazo social, muchas veces puede tratarse de
catstrofes mucho ms pequeas.
Recuerdo a un paciente que se encontraba en este primer hospital que estaba en la campaa, y que estaba
all quizs desde haca varias decenas de aos, que pareca ser alguien extremadamente tranquilo.
Interrogu para saber por qu estaba all, y eso que lo haba llevado all varios aos antes, es que l haba
estado empleado en un establecimiento en el campo y era el responsable de los caballos, que era el
principal instrumento de trabajo de fuerza en ese lugar. A fines de 1930-1940, llegaron los tractores, el
patrn de esa pequea propiedad (que no es como las grandes haciendas o estancias de por aqu) fue muy
amable con l. Era una tradicin, ese hombre dorma en el establo donde estaban los caballos, tena su
cama all, poda ver si un caballo se enfermaba durante la noche. Ustedes deben saber en un pas como la
Argentina, que cuando un caballo est enfermo, lo primero que se hace es hacerlo andar. Entonces, sigui
durmiendo en el establo. El patrn intent, pens, que se adaptara al tractor y un tiempo despus lo
encontraron en el patio del lugar; durante la noche se dedicaba a hacer dar vueltas al tractor.
Lleg de esa manera al hospital psiquitrico y se qued all. Por supuesto no es la nica causa y
probablemente haba en la historia de su linaje puntos que lo hacan estar pronto, no a enloquecer por esta
causa, sino lo hacan estar pronto para comenzar una investigacin loca sobre este tipo de cosas.
Si no hay nadie en ese momento y el diagnstico es: actividad delirante, consecutiva a la inadaptacin a la
modernizacin de la agricultura y si no tiene cerca una familia para que est prxima para ocuparse de l,
va entonces al hospital psiquitrico y quedar hasta la muerte.
Cuando en realidad su trabajo es encontrar puntos de referencia en esas considerables transformaciones
del lazo social que corresponden por ejemplo a una modernizacin de la agricultura.
Hay siempre en el trabajo de investigacin de la locura una encuesta sobre las desapariciones. La
desaparicin de personas, la desaparicin de nombres, la desaparicin de lugares, la desaparicin de
ocupaciones u oficios, la desaparicin de gestos, la desaparicin de estilos, de maneras de ser. Franoise
dice a menudo que si la ciencia actual se ocupa de lo real en la naturaleza, la locura como ciencia, como
modo de conocimiento, se ocupa del Real entre las personas, entre los hombres. Es decir, de las cosas que
no son ms nombrables en las relaciones sociales, porque eso ha desaparecido; pero los hombres y su
lenguaje estn hecho de tal modo que cuando personas o cosas han desaparecido y no hay ms nombre
para darle a esa desaparicin, vuelven como fantasmas.
Como psicoanalistas que trabajamos con la locura hemos de poder convocar a los fantasmas. Y son estos
pacientes llamados psicticos, quienes en algunos momentos (nunca 24 horas sobre 24 horas) son ellos,
son los que prestan su cuerpo, su voz a los fantasmas.
Si no se puede trabajar con fantasmas por razones de objetividad, diciendo, por ejemplo los fantasmas no
existen, entonces no se puede trabajar con la locura. Por mi lado no creo en la existencia de los fantasmas,
pero trabajo todos los das con fantasmas. No es tampoco un asunto de creencia, es una cuestin de
verdad. Es una cuestin de posibilidad para que una palabra se sostenga. Si esa palabra viene a travs de
un fantasma que toma la voz del paciente, respondo al fantasma; si la voz del fantasma llega a travs de la
pata de la mesa, le respondo a la pata de la mesa; si la voz de ese fantasma viene en la tendencia al suicidio
del paciente, respondo a esa tendencia al suicidio de ese paciente. Es difcil, hay riesgos, nadie est al
abrigo de esos riesgos en este trabajo, pero es la condicin para trabajar con ese desaparecido sin nombre.
Esto se hace solamente con el instrumento de la transferencia y no puede ser practicado y eventualmente
enseado sino a travs de casos particulares. La teora es sumamente importante en este trabajo, del
mismo modo que cuando se est en medio de un pas con un mapa y una brjula. Con una brjula puedo
decir el norte est para all. El norte es una convencin, no existe. Son navegantes que encontraron un da,
que la aguja imantada se diriga hacia tal direccin y retomaron esa palabra norte, que ya exista, para
organizar el espacio y dijeron: eso que indica la aguja imantada es el norte. De tal modo, un navegante
que vena hacia las costas argentinas en el siglo XVI, poda escribirle a un corresponsal: cuando llegu a tal
cabo, part hacia el sudoeste y la persona que reciba la carta puede, sobre el mapa, saber que movimiento
hizo el navegante.
Es una manera de hablar con los otros. Lo que recibimos por ejemplo de la teora de Lacan, como son los
tres conceptos mayores: el imaginario, el simblico, el real, son capitales para hablar del trabajo en las
psicosis. Para hablar del trabajo con la psicosis y no para hablar de la estructura psictica. Cuando hablo
con ustedes o a otros de mi trabajo con un paciente psictico, hablo como navegante, hablndole a alguien
que quizs un da tome tambin un barco, dicindole: en este barco al menos hay dos, pero hay una
muchedumbre en el barco. Y le dir en determinado momento del viaje encontramos al real. El real no est
en la cabeza del paciente, no est en el cerebro, no est en ninguna estructura neuronal o terica, el real es
eso contra lo cual chocamos juntos y que siguiendo la buena definicin de Lacan es eso que no cesa de no
escribirse porque no tiene ni nombre ni imagen.
Y entonces cuando hago el abordaje con nuestro barco de ese real, puedo decirle a alguien a quien hablo
yo: partimos hacia el sudoeste.
Es ms o menos lo que hicimos cuando constatamos que en Francia no haba nadie en esa poca que
hablase de transferencia psictica. Fuimos del lado del oeste; sabamos que all haba navegantes desde
haca mucho tiempo, que tenan otros mapas, otros conceptos, pero con los cuales uno poda intercambiar
impresiones de viaje. Fue una de las razones de nuestro viaje a los Estados Unidos y la razn de nuestros
contactos con los indios y quizs sea la razn de nuestro contacto con ustedes.
F. Davoine: En francs para decir volverse loco, se dice: perder el norte. Estbamos en Mxico para
hablar de algo semejante en este verano, y un seor del pblico al final plante una pregunta, era
probablemente uruguayo o argentino, y esa pregunta me hizo perder el norte. Me dijo qu se haca con los
desaparecidos, cuando eso ya no era algo que haba que seguir tratando.
Lo que me hizo perder el norte es la respuesta que le di; yo le dije que el nico lugar en donde quizs se
pudiera hablar de esas cosas fuera en el marco de la transferencia psictica, en la medida en que el analista
pudiera convertirse en el otro, el verdugo, es decir: la causa de la desaparicin y que nadie quiere verse con
eso.
Lo que me hizo perder el norte fue mi ejemplo, le di el ejemplo de alguien que vino a verme a la policlnica,
que haba sido enviada a m por una amiga de esa persona que es psicoanalista. Y el hijo de esa mujer haba
desaparecido; no desaparecido como aqu, sino desaparecido porque era psictico y hacia desapariciones
peridicas. Y esa analista me enviaba a esa mujer dicindome: que era una mujer, que era comunista, muy
rgida y que nunca haba querido ver a ningn psicoanalista, porque el psicoanlisis no era algo bueno para
ella.
Efectivamente, cuando esa madre vino a verme, vi a alguien evidentemente muy defendida, le pregunt de
qu regin era ; era de Savoya, de mi pas. Pudimos pues hablar fcilmente de nuestra regin y le pregunt
entonces que pasaba con su hijo, cmo vea ella la situacin. Me dijo que en algunos momentos se pona
violento, rompa todo y despus desapareca. Como esa mujer tena ms o menos mi edad, le habl de la
guerra, en la que hubo desaparecidos. Y le pregunt qu haba pasado durante la guerra en su regin. En
ese momento se puso a llorar y me dijo que era como si fuese hoy para ella. Que un da alguien vino a
buscar a su padre, su padre desapareci, que probablemente fue torturado y muerto y probablemente fue
como consecuencia de una denuncia.
La vi varias veces y me dijo que lo terrible para ella no haba sido que su padre fuera denunciado y
desaparecido, lo ms terrible es que hasta ese momento ella haba sospechado de lo que durante la guerra
se llamaba los colaboradores en la denuncia, que ella se haba enterado un ao antes de venir a hablar,
de lo siguiente: el mejor amigo de su padre acababa de morir, y en su lecho de muerte ese hombre haba
hablado, haba dicho que haba sido l quin haba delatado a su camarada de resistencia. Las familias
estaban muy ligadas, haba matrimonios entre esas dos familias y ella no saba si deba hablar o no de esto,
estaba siempre enfrentada a esta situacin de hablar o no.
Lo que me hizo perder el norte es que respond eso a ese seor y me detuve all, no pude ir ms all.
Al volver a Francia record como segua esa historia, por eso se los voy a contar: lo que sigui es que vino a
verme unas diez veces, luego dej de venir y pregunt un da a la psicoanalista si tena noticias del hijo de
esa mujer. Esta psicoanalista me dijo que el hijo haba ido a ver a otra psicoanalista y la psicoanalista (que
no conoca el secreto de esa mujer), me dijo que lo curioso de la situacin era que ese muchacho haba ido
a ver a una psicoanalista que trabajaba muy bien con la psicosis, pero lo que nadie saba, era que el padre
de esa psicoanalista tiene un nombre conocido, como el de uno de los grandes colaboradores de los nazis
durante la guerra. Desde entonces s que ese muchacho hace progresos con esa psicoanalista, que
realmente se encontr con alguien.
Todo esto para decir, que en esa rea de catstrofes, no puede ser abordada la psicosis, sino a condicin de
mantener el mal lugar, el mal rol, pero probablemente de eso hablemos cuando hablemos de la
transferencia.
Ahora quisiera empalmar con lo que deca Jean Max, para mostrar que esas catstrofes pueden ser grandes
pero pueden ser tambin en muy pequea escala. Por ejemplo, en algunas situaciones de quiebra
econmica. En algunos, antes, (ahora todo el mundo puede quebrar y no hace catstrofe), pero antes una
quiebra econmica lanzaba el apellido de esa persona en el fango. Por ejemplo, puede ser el pasaje, como
deca Jean Max, de la campaa a la ciudad. Puede parecer una nada a escala mundial, pero en la densidad
de una familia no tiene la misma naturaleza.
Anticipo en esto un poco de lo que dir esta tarde de la locura y de la ciencia. En los nuevos paradigmas
cientficos, a escala de las catstrofes, como por ejemplo para entrar en un rea catastrfica, puede bastar
una nada para que se produzca esta entrada en la catstrofe, cmo, para la cristalizacin, alcanza con que
se forme un pequeo cristal y desencadenarla.
Estoy contenta de recordar aqu, ahora, la poca que estbamos con Turelle, hace 15 aos y con quien
sostenamos un debate sobre este asunto sobre si los hechos sociales tenan que ver con una gran masa de
gente; cuando el psicoanlisis se interesaba por su lado en la subjetividad, que pareca en la poca ser lo no
social. Cuando en realidad la locura hace estallar al sujeto sobre los bordes de una catstrofe mnima, al
punto que se puede decir que el paciente psictico es esa relacin social que est haciendo explosin de
manera mnima.
Voy a hablar entonces, de un personaje de mi libro1, Constance, porque fue ella la que me ense que la
locura investigaba sobre ese lazo social, como un buen socilogo. Voy a resumir lo que ya est en el libro y
voy a contarles lo que sigui de la historia de Constance.
En un primer tiempo ella se escapa del hospital psiquitrico y viene a verme. Mi nombre le haba sido dado
por una enfermera que yo no conozco. Tenemos una primera sesin en la que no entiendo nada de lo que
le est pasando, solo escucho la insistencia de la palabra resistir, resistencia que viene repetidamente
en su discurso pero de variadas maneras, por ejemplo: resisto mal al fro, o se quem la resistencia de
mi aparato elctrico, etc. Y yo como buena lacaniana en la poca, ya trabajaba como analista, creo captar
all un significante mayor, pero pierdo el norte, en lugar de hacerle un eco y simplemente decirle: qu le
evoca la resistencia?, le digo esa cosa terrible: la resistencia es lo que la vuelve loca. Es decir que no le
planteo una pregunta sino una afirmacin que no s de donde me viene.
En ese momento veo a esa mujer que era muy blanca, muy lvida, enrojecer. Quiere irse.
Antes de que se vaya me da tiempo para decirle que vuelva y le digo con respecto a algo que ella haba
planteado respecto a su temor de daar a sus hijos porque no tena sensibilidad, que si logramos juntas
poner en palabras eso que no llega a poder decir, seguramente va a poder luego contar esto a sus hijos
como una historia y que eso no ser algo que los embromar, sino ms bien una fuerza.
Con sorpresa la veo venir la vez siguiente, porque la palabra resistencia hizo eco a algo que le haba
sucedido a su madre. Su madre era comunista, perteneca a la resistencia, la madre fue detenida delante
de la hija que tena dos aos, durante la guerra. Ms tarde nos enteraremos que la madre se entreg en el
lugar de una amiga. La polica fue a buscar a otra persona a ese departamento, pero de eso nos
enteraremos mucho despus. Su madre muri deportada pero a la niita no se le dijo tu madre muri,
sino que se le dijo: tu madre no volver nunca. Si no va a volver nunca quiere decir que puede volver. Ella
la esperaba siempre y la iba a buscar a los hospitales psiquitricos como un lugar de muertos - vivos. Este
es el segundo tiempo.
Olvidaba decir que sali rpidamente del hospital. Retom su trabajo, que era un trabajo de investigacin
cientfica, y retom su lugar con sus hijos. Y comenz el anlisis.
Tercer momento que cuento en el libro es el del sueo que yo hice. En esa poca no saba que podan ser
importantes los sueos que yo poda tener. Sueo que, veo a mi propio hijo ahogndose en un estanque en
el interior de una casa. Lo tomo, le hago boca a boca y enrojece, como ella. Y me pregunto por qu ese
estanque que normalmente se encuentra en el exterior de las casas, est en su interior. En ese momento
pienso que yo estaba en el vientre materno. En francs es la misma palabra para indicar vientre materno y
estanque [le bassin]. Yo estaba en el vientre de mi madre cuando fue detenida por alemanes en la guerra.
La diferencia es que mi madre pudo haber sido deportada pero logr escapar. No le digo nada de ese
sueo.
Cuarto tiempo: esta mujer luego de un ao, ao y medio est mucho mejor y un da acontece ese famoso
cataplum! del que hablaba el sbado. Recibo un golpe de telfono del hospital donde ella haba sido
hospitalizada. Me llama por telfono el mdico jefe, l est furioso conmigo, porque haba pensado que
esa mujer no deba hacer un psicoanlisis, por lo tanto yo la haba empujado a una recada. Me dijo que era
una irresponsable, le respond un poco del mismo modo que haba respondido es la resistencia lo que la
enloquece; le respondo, sin reflexionar: puede usted dejarla salir para que venga a la prxima sesin. Y
me dijo de acuerdo.
Ella viene a mi casa, a mi consultorio y lamento de que el mdico haya dicho de acuerdo. Hubiese
preferido que la guardara encerrada porque veo llegar a otra, veo llegar a una vieja furiosa. Olvid decir
que era juda, veo llegar una vieja juda, alla injurias contra m, dicindome que soy como Menguele y que
hago experiencias con ella. Lo que es probable puesto que ella era una de mis primeras pacientes.
Le digo algo que no recuerdo porque, en este tipo de sesiones no puedo escribir nada despus, no se
inscribe. El trabajo que estamos tratando de hacer, es un trabajo de inscripcin. Las palabras se estn
buscando, y despus de las sesiones, no estn las palabras a mi disposicin y yo estoy como en otro lugar, y
me lleva tiempo volver a aterrizar. Le digo que en ese otro lugar por primera vez su madre poda gritar su
odio al verdugo, algo as deb decir.
La vez siguiente, vuelve completamente cambiada, otra vez joven, soberbia, muy bien. Y tiene una
interpretacin diferente a la ma. Me dijo que era ella que tena que gritar su odio contra su madre, por
haberla abandonado y haberse entregado en el lugar de su amiga y no haberse quedado con ella.
Quinta etapa: Es el final de su anlisis, ella va a descubrir que su familia borraba todo. Era una familia que
no se reconoca ms como juda, se haba mostrado que esa mujer haba sido detenida como comunista. En
realidad esa mujer haba sido condenada en una apariencia de proceso, haba sido condenada como juda.
Haba otra cosa tambin, que mostraba que la familia no poda borrar ni tampoco olvidar, y es que su
padre se haba casado por segunda vez con una mujer que se llamaba Elvie. En francs el nombre Elvie es
una homofona perfecta con elle vie [ella vive]. Y Elvie era su madrastra.
En este quinto tiempo hubo una coincidencia. En esa poca haba en Francia un abogado judo que se llama
Serge Clasfel, y que este abogado iba a Alemania para provocar comienzos de procesos contra nazis que se
escondan. Por ejemplo podan provocar accidentes de autos, o cualquier tipo de cosa mnima, para entrar
en contacto con ese nazi que se esconda. Se arreglaban para que por una nimiedad ese asunto
desembocara en un proceso y llegaba entonces con un tren lleno de judos, y todos estaban all en
Alemania para, a partir de ese proceso mnimo comenzar otro proceso.
Tom ella, entonces, ese tren hacia Alemania, que su madre haba tomado y me vino a ver con un libro que
se llama Memorial, que fue editado por ese abogado, en donde estn los nombres de todos los convoyes
de trenes que fueron hacia Alemania. Lo abri y dijo: aqu est la tumba de mi madre. Porque el nombre
estaba escrito en el libro.
Esto es lo que haba contado hasta ahora. Ahora voy a contar lo que sigui porque esta historia tuvo una
continuacin. Dos aos despus de haber detenido su anlisis, me telefonea para venirme a ver. Cada vez
que llama temo la recada, como analista nunca estoy demasiado orgullosa de lo que he hecho, porque
siempre puede ser que lo que he hecho pueda fracasar. Me dice: no vengo por m, vengo por mi hijo, el
hijito por quien ella tema, es decir tema perturbarlo con su locura. La acababan de llamar del liceo
dicindole que su hijo haba desaparecido del liceo. Y se entera entonces de que peridicamente
desapareca del liceo desde haca varios meses. Como era el ao del bachillerato, ella pensaba que l iba a
perder su examen y cuando le preguntaba a donde haba ido, l no quera decirlo. Quera el nombre de un
analista para su hijo, le di el nombre de alguien con la certeza de que l no ira y no tuve ms noticias.
Eso fue en junio, en septiembre, me vuelve a llamar por telfono para contarme que era lo que haba
sucedido. Su hijo haba aprobado su bachillerato, no le deca a donde iba cuando desapareca porque
quera darle una sorpresa. Todos los martes se iba del liceo para hacer teatro en secreto, l haba cambiado
de liceo, e iba a un grupo de teatro en el liceo anterior, y era el jefe del pequeo grupo teatral clandestino.
Haba hecho el montaje de una pieza de teatro alemana de Bertolt Brecht, e invit a su madre, y otra
coincidencia ms. Hubo una coincidencia ms. El da que invit a su madre al teatro, uno de los jvenes
actores faltaba, no estaba. Es decir que su hijo, que era el director tuvo que subir sobre el escenario y el
personaje que encarnaba en el escenario era el de un oficial alemn. Esta mujer se puso a llorar como una
catarsis aristotlica. En este caso termin todo bien. Pero otra vez cataplum!, quizs dos aos despus.
Me llama por telfono y est en el hospital. Me dice: esta vez estoy en el hospital y voy a ir a verla pero no
quiero escaparme del hospital, voy a salir con la cabeza en alto. Voy a salir con el acuerdo mdico. Logr
tener el permiso del mdico y vino a verme. Volv de nuevo a soar. La noche antes, esperndola, so: el
estanque del primer sueo se haba convertido en una piscina. En esa piscina haba una niita que se
pareca a Anna Frank, que tendra entre 10 y 12 aos. Me miraba, estaba toda vestida y me miraba como
preguntndome en que bao, en que asunto la haba metido [en francs la expresin tre dans le bain se
usa tanto para decir estar en el bao, como para decir estar metido, concernido, comprometido en un
asunto.]
Cuando vino a verme, le cont los dos sueos: el primero, que nunca le haba relatado, y el segundo. Le dije
que era ella que miraba as y que era yo quien la haba puesto en ese bao [dans ce bain]; en ese bao, es
decir en esa situacin catastrfica. Y qu estaba haciendo ella all adentro? Lo que hubo de muy
llamativo, -la vi quizs durante un mes- es que al mes siguiente, su laboratorio de investigacin haba sido
disuelto, y nadie previ esa disolucin. Hubo simplemente una decisin ministerial de disolver varios
lugares de investigacin por ahorros de presupuesto y su locura le sirvi de antena para anticipar una
catstrofe que iba a acontecer para ella y sus camaradas unos meses despus.
La situacin va a volver a repetirse una vez ms. En este momento, en Francia hay cortes de economa en
todos los lugares de investigacin de manera bastante brutal. El lugar nuevo que se abre quizs se
encontrar amenazado uno o dos aos despus. Esta segunda vez ella va a estar bizarra, extraa, pero no
va a volver al hospital, porque sabe utilizar ahora su capital de locura. Sabe utilizarlo como instrumento de
investigacin de las fracturas del lazo social.
Ella est en una situacin en la cual puede decirle a los otros: hay que prestar atencin porque esto puede
explotar rpidamente, este lugar en el que estamos. De manera que los otros tambin puedan arreglarse
para encontrar otro trabajo antes de que ese lugar explote.
Entonces, antes de discutir hacemos un corte de cinco minutos.
SEGUNDA PARTE
Como es un seminario y esto tiene que ir en los dos sentidos, esperamos ahora las preguntas o
comentarios de ustedes, tenemos una hora hasta las 12,30 horas para ello. Tambin las crticas.
Pblico: Yo quera preguntarle cul es el estatuto de ese sueo, que Ud. dice que la hace entrar en la
locura o que la liga a esa historia particular de esa paciente?
F. Davoine: El estatuto de ese sueo es que ese sueo permite que se imprima en m, o en mi sueo, algo
que no estaba impreso, y que se imprima en un lenguaje que me es familiar y lo interesante es que ese
sueo se imprimi en una zona, que me era un poco extranjera, con respecto a la cual yo estaba un poco
extranjera. De una inquietante extraeza. Y es porque tambin en mi historia ese episodio de mi madre
llevada a la crcel haba sido completamente banalizado. Nunca habl de ello, slo haba mencionado el
hecho, para m era como algo normal, para m se haba convertido en algo normal que una mujer
embarazada durante la guerra estuviera en una crcel, en una celda, con veinte personas. Cada noche una
celda de esa prisin era elegida como rehn en el caso de que la resistencia llevara a cabo una accin
contra alemanes. Pero para m, era como algo banal! Y slo despus del contacto con esta paciente realic
el terror que se haba traducido en mi madre en el hecho de que al salir de esa prisin sus cabellos se
haban vuelto completamente blancos.
Es eso el lazo social y es que estos pacientes reavivan en el analista reas catastrficas que haban sido
borradas, pero que son instrumentos para trabajar en el anlisis.
Y lo que quiero agregar es que, con otro analista el contacto seguramente habra sido diferente.
J. M. Gaudillire: Quiero agregar una palabra sobre el estatuto de esos sueos. Trabaj el ao pasado en
nuestro seminario en la Escuela de Altos Estudios, sobre textos de sueos reunidos por una alemana.
Sueos que van desde 1930 a 1938. No era ni psicoanalista ni psicloga, era periodista. Se llama Charlotte
Beradt y en una necesidad, escribi los sueos de gente que se los vena a contar o se los contaba a amigos
que ella tena. Esos sueos son muy especiales.
Yo haba llamado a ese seminario del ao pasado, y hablaremos de eso esta tarde, La locura, una pre-
ciencia social.
Lo que estos sueos muestran son catstrofes sociales que van a ocurrir un tiempo despus, en Alemania.
Y esos sueos no son slo sueos de judos sino tambin de otros alemanes. La caracterstica de esos
sueos, que Charlotte Beradt llam sueos polticos, es que son sueos muy claros en sus contornos. Es
decir que, si unos de esos sueos acontece, ya sea al paciente, ya sea al analista; durante un anlisis, son
sueos sobre los cuales es intil buscar asociaciones. Son sueos en los cuales la significacin manifiesta y
la latente son idnticas.
Les doy un ejemplo: me impresion mucho y es el de un mdico en 1932. Es un sueo de los coleccionados
por Charlotte Beradt. Coleccion unos trescientos sueos entre el 32 y el 38, por supuesto, coleccionados
en forma clandestina, es decir, que cuando ella los volva a copiar, escondiendo las hojas, era la poca en
que Hitler era llamado el to Henry, y el partido nazi era llamado: la familia. El sueo de este mdico es
un sueo de un mdico en Colonia, que suea que termin su jornada de trabajo, va a su saln y toma un
libro de reproducciones de pinturas de Matthias Grnewald.
Cuando le ese sueo fuimos a Colmar para ver las pinturas de Matthias Grnewald. Es un gran pintor de
pinturas religiosas de fines del siglo XV, que pint sobre todo retablos con el cuerpo de Cristo. Y los pint
en un momento de catstrofe social, que era en los momentos de peste. Y las caractersticas de la pintura
del cuerpo de Cristo en los cuadros de Matthias Grnewald, es que son pinturas de casi un realismo tpico
de un mdico forense. Se ven partes del cuerpo que estn pudrindose, y en donde las posturas del cuerpo
de Cristo en la cruz son analizadas a partir de posturas reales del cuerpo en esa posicin, de los huesos en
esa posicin. Son pinturas muy impresionantes y no es por lo tanto cualquier cuadro el que mira el mdico
en su sueo.
En sus sueos siente que lo invade una gran angustia y en el sueo entonces levanta la cabeza del libro y se
da cuenta de que todas las paredes de su departamento desaparecieron. La angustia se hace ms intensa,
mira mas lejos y ve que todas las paredes, de todos los departamentos de la ciudad han desaparecido. En el
sueo escucha entonces un altoparlante que dice: en aplicacin del decreto de tal fecha, los muros de los
departamentos privados son abolidos. He ah un sueo y hay decenas de sueos de este tipo.
Ven ustedes que sera absurdo analizar este sueo como un sueo de represin o un sueo edpico?.
Si ustedes leen el libro de Charlotte Beradt, vern que termina con un posfacio de Bruno Bettelheim que
estuvo l mismo en campos de concentracin y se puede pensar que el trabajo de locura y de recuperacin
de la locura por parte de Bruno Bettelheim, llega al punto de que l no entiende nada de esos sueos por l
coleccionados.
Dice, por ejemplo, que no se pueden analizar esos sueos, porque los pacientes (en este caso no eran
pacientes) no hicieron asociaciones. Dice que en otros sueos la figura de Hitler puede ser asimilada a la
figura de un padre castrador. Son cosas totalmente absurdas, y Charlotte Beradt en su libro debate con esa
posicin.
Puesto que tenemos que vrnosla con este tipo de sueos (los sueos de los que habl Franoise), lo que
vemos es que, lo que se est inscribiendo de esta forma, se corresponde con lo que Freud mismo llam
inconsciente no reprimido, definiendo con precisin que:
Todo lo reprimido es inconsciente, pero no de todo lo inconsciente podemos
aseverar que est reprimido2
Por lo tanto en ese tipo de sueos no se trata de represin. Todo est dicho en el marco de ese sueo, y es
un momento durante el cual eso se inscribe.
En esos momentos -y hablaremos de eso maana por la maana- el estatuto del sujeto es muy particular,
justamente porque no se trata en esos sueos, ni de deseo, ni de represin. No tiene ninguna importancia
fijarse si es el analista o el paciente el que tuvo ese sueo, porque ese sueo no pertenece ni a uno ni a
otro como individuo, podra decirse: ese sueo pertenece a la historia, que intenta inscribirse.
Entonces, ese tipo de sueos muy particulares y muy identificables en ciertos momentos del tratamiento
de las psicosis, desde el punto de vista del inconsciente, estn ligados a este inconsciente no reprimido y
del punto de vista del sujeto no se trata del sujeto del deseo, ni del sujeto de la represin; y del punto de
vista de la tcnica es esencial que ese sueo sea dicho y autentificado por parte del analista si es el analista
que tuvo ese sueo, o por parte del paciente, si fue el paciente el que tuvo el sueo. Tcnicamente es
fundamental no hacer asociar sobre determinados significantes en ese sueo, porque no se trata, o no se
trata an, de significantes en esos sueos. Es un texto que intenta encontrar ubicacin all donde no haba
palabras posibles.
Pblico: Eso sera un texto, cmo un escrito, estara del lado de la escritura? A mi me confunde un poco
esto, porque me parece entender que habra en un sueo o en la historia, en el relato de ese libro que
ustedes dijeron el sbado, una cosa para mostrar, sobre lo que no se puede decir, sino que estara del
lado de lo escrito para ser mostrado o para ser visto? As?
F. Davoine: Est del lado de la mostracin, pero esta mostracin es un primer intento de escritura.
F. Davoine: Est del lado del mostrar y de la primera inscripcin, por supuesto, que hay diferentes tipos de
escritura.
Recin hablbamos de que hay momentos, despus de una sesin en que uno no logra escribir nada
despus de esa sesin. Es una primera presentacin, representacin - presentacin. Es un poco lo que el
teatro de la crueldad de Artaud cuando intentaba mostrar algo del origen del lenguaje. Artaud dice que su
teatro realmente nunca pudo existir sino que era mas bien la teora de su locura. Dice que si ese teatro de
la crueldad pudiera existir, habra menos sangre en las calles de Pars y escriba eso en 1933.
Evidentemente escribi El teatro y su doble3, volvi al asilo y siete aos mas tarde hubo sangre en las calles
de Pars; es algo de ese orden.
F. Davoine: El cognitivismo, la ciencia del cerebro, hay un libro en Pars, que en este momento es muy
popular, es un best seller, se llama El hombre neuronal, en el cual se postula que si se logra dominar todas
las sinapsis del cerebro, se podr entonces curar la enfermedad mental. Hay una creencia muy fuerte, por
la cual se cree que la enfermedad mental es algo que sucede en el interior de la cabeza. Se cree que hay
algo en el interior de la cabeza que est en dficit o todos los sinnimos que quieran encontrar para indicar
un dficit. La razn que se da es esta creencia de esta interioridad del proceso psquico, no como algo que
juega entre los humanos, sino como algo que est encerrado en el interior del individuo. Es una razn que
se sostiene puesto que cuando uno est angustiado tiene la impresin de que le pasa algo adentro de la
cabeza.
J. M. Gaudillire: Ahora parece que est adentro de la cabeza pero que para los griegos era en el vientre u
otros lugares pero en el interior.
F. Davoine: Es un pensamiento muy progresista, en las vanguardias de las ciencias de hoy, que ya era el
pensamiento de la Edad Media, pues hay un libro que acaba de salir en Francia que muestra que en la Edad
Media, se curaba la locura, una parte de la medicina curaba la locura en la Edad Media, dando un golpe en
la cabeza. O bien como dice Jean Max poda estar en otro lugar del cuerpo, se les haca cosquillas en las
plantas de los pies a los melanclicos para hacerlos rer.
Pblico: Si la locura, si entend hoy, es el rompimiento de ese lazo social. Cul es la concepcin de
institucin psiquitrica? cmo orden del lazo social? o no?
F. Davoine: Una correccin primero, la locura no es una ruptura del lazo social, la locura es un trabajo de
investigacin sobre las rupturas del lazo social.
Las instituciones psiquitricas son lo que son. No trabajan sobre la locura, trabajan sobre el tratamiento
social de la locura. Es decir que intentan desde sus presupuestos, como dice la ley, proteger a los pacientes
de s mismos y proteger a los otros. Es una posicin totalmente ideolgica, la de decir por ejemplo: hay que
suprimir a las instituciones. Fue el caso como ustedes saben del movimiento anti-psiquitrico italiano, que
tuvo su razn de ser como denuncia de la situacin inhumana de las internaciones, o mejor dicho de las
detenciones psiquitricas en Italia. Pero despus que la ley suprimi a las instituciones
Pblico: Sera posible ver en aquella frase que usted le dice a Constance: la resistencia la vuelve loca,
sera posible ver la condicin de la causa, el lugar de la causa del deseo del delirio ?
F. Davoine: S, porque cuando yo hice esa afirmacin pens luego la estoy volviendo ms loca de lo que
est. Solo que Constance no deliraba, estaba, diramos esquizofrnica, es decir sin ningn tipo de afecto.
Pero es decir, que cuando yo dije eso y vi que enrojeca yo lo interpret como: esto es peor, la estoy
volviendo mas loca de lo que est. Entonces estoy de acuerdo con la pregunta.
J. M. Gaudillire: Pero en esta cuestin no hay deseo en juego. Es la causa del delirio, no del deseo del
delirio.
J. M. Gaudillire: Por supuesto, porque cuando se leen los primeros casos clnicos de Freud, por ejemplo en
la correspondencia con Fliess, es evidente que entre los pacientes que Freud vea en esa poca haba
pacientes psicticos. En todo caso es el diagnostico que los psiquiatras haran hoy para muchos, de entre
ellos. Ustedes saben que es con esos primeros pacientes que elabor progresivamente su teora del
trauma. Y la hiptesis de Freud en ese momento -y uno puede pensar que es una hiptesis vlida por sus
efectos- la hiptesis es de que esos traumas eran reales. Y en los comienzos de su trabajo, el que fueran
retomados en la transferencia ese real del trauma, produca efectos interesantes.
A partir de all saben ustedes que en lo que sigui de la teora freudiana, ustedes saben que Freud renuncia
a la teora de la realidad del trauma. Nos llevara demasiado lejos decir esto con detalles, pero se puede
decir que en general: hay que subrayar en primer lugar que el analista de Freud era un psictico: Fliess; que
a partir del momento del cambio de teora, Freud no seguir viendo pacientes psicticos. Conservando un
fuerte inters por la cuestin de la psicosis, con un punto de vista terico y solo terico cuando va a
trabajar el caso Schreber, puesto que nunca se encontr con Schreber y que Schreber haba muerto cuando
fue publicado el texto de Freud, pero que adems Freud durante toda su vida intent empujar a los
psicoanalistas al lado de las psicosis. Fue el caso con Jung, fue el caso con Ferenczi y algunos otros. Y lo que
se ve, y es quizs una respuesta respecto a las cuestiones de las instituciones y a las instituciones
psicoanalticas, es que cada vez que Freud intent empujar las cosas hacia ese terreno, la institucin
psicoanaltica explot; muchas veces con consecuencias graves como muertes o locuras. Es claro que
cuando trabajamos con pacientes psicticos, la cuestin del trauma ha de ser abordado, y cmo podra ser
de otra manera, con la idea de que el trauma es real, real en el sentido lacaniano, es decir como algo que
no tiene ninguna representacin posible ni en palabras, ni en imgenes. Se puede decir muchas cosas
sobre esto y creo que a lo largo de estos das va a volver a ser abordado.
Pblico: Quera saber porqu hoy Jean Max pona nfasis en la cuestin de que no hay diferencia entre
trabajar en el consultorio y en el hospital, y entre que pagar y no pagar..?
J. M. Gaudillire: En primer lugar es as. Hay que decir varias cosas. Una cosa es una organizacin tcnica de
nuestro trabajo. Tenemos esa posicin de Matre de Conference de LEcole des Hautes Etudes. Y es el lugar
de nuestras investigaciones desde hace 20 aos. Por ese trabajo que hacemos recibimos un salario, un
sueldo, que nos permitira vivir. Es decir, que cuando trabajamos con pacientes psicticos en nuestro
consultorio, en nuestra casa, no dependemos para vivir de lo que ellos nos pagan. Y es una construccin
que hicimos as. Por supuesto, cuando estos pacientes nos vienen a ver a casa, les pedimos que paguen,
con tarifas muy variables. Hemos organizado nuestra propia poltica de seguridad social, los ricos pagan por
los pobres, es muy simple. Solo que sabemos que cuando recibimos en casa pacientes psicticos, an
cuando en esos momentos son capaces de pagar, porque tienen ahorros o porque trabajan, sabemos que
en determinados momentos del psicoanlisis, en el momento del cataplum!, muchos de esos pacientes
no van a poder pagar. Y es algo que lo sabemos por experiencia. Es decir que el trabajo mismo del anlisis
va a organizar rupturas con la sociedad, es decir que el trabajo va a ser temporariamente perdido, van a
perder el trabajo; o si por ejemplo, al comienzo del tratamiento la familia pagaba, en otro momento, ya no
es mas posible, quizs porque la familia rehusa pagar o porque el paciente rehusa que su familia pague. En
esos momentos hay que continuar el anlisis. Y sabemos eso desde el comienzo.
Generalmente con los pacientes que recibimos en nuestra casa, eso se organiza bajo la forma de una
deuda, y para muchos de ellos en general, es pagada varios aos despus. Por otro lado tenemos ese
trabajo en el hospital psiquitrico y en la policlnica por el cual somos pagados por trabajar all, nos pagan
muy poco. Pero ese salario existe y da cuenta de porqu a los pacientes del hospital y de la policlnica los
recibimos gratuitamente. Insisto, para decir que en tales condiciones, el trabajo del anlisis puede hacerse.
No quiere decir que somos buenos samaritanos y que ofrecemos nuestro tiempo y nuestro cuerpo a la
locura para que nos coma, sino que simplemente para estas cuestiones de locura, nuestro testimonio es
que la cuestin del dinero no cambia nada.
Pblico: Nunca han parado... estas situaciones los ha llevado a ustedes ante Tribunales? Qu ha pasado?
J. M. Gaudillire: Pienso que esto va a suceder dentro de 10 aos, porque siempre tenemos un atraso de 10
aos respecto de EE.UU. [risas] Es terrible, s, es imposible trabajar en tales condiciones.
F. Davoine: Por ejemplo en Austen Riggs Center, el lugar del que hablo en el libro, est siendo
absolutamente destruido como lugar de trabajo. Ya Chestnut Lodge no es ms un lugar donde se hace
anlisis o muy poco. Fuimos durante 15 aos, todos los aos y vimos como se fue degradando la situacin
de los psicoanalistas. Es decir que los jvenes analistas tienen miedo. Tienen que pagar y cuesta muy caro
el seguro de la prctica y el abogado. No se animan a hacer mas nada con los pacientes. Apenas hay una
amenaza de suicidio, los mandan a otro hospital. Y est toda la presin de los seguros privados, que creci
mucho, que quiere tratamientos rpidos, diagnsticos conforme con el DSM III o IV. A punto de que el
psicoanlisis est perdiendo terreno, en instituciones en donde estaban a la vanguardia en el tratamiento
de la locura con el psicoanlisis. En Francia la situacin no es as. Se tiene mucha libertad. Los abogados an
no han pensado que podan hacer fortuna con esto.
J. M. Gaudillire: Para responder de una manera menos fctica y para darles tambin una perspectiva de
trabajo, hay que saber que el derecho y la locura tienen el mismo origen. Y es lo que nos ensean las
primeras tragedias griegas de Esquilo. Y pienso que los analistas que estn interesados por esta cuestin de
la locura y del derecho podran mirar un poco menos las tragedias de Sfocles o de Eurpides y mirar un
poco ms de cerca, estas tragedias ms antiguas de Esquilo, en las cuales, como al igual que en el caso que
Franoise defina hace un momento, el verdugo y la vctima son igualmente culpables ante el lazo social, y a
partir de eso se puede reflexionar.
Pblico: El sbado usted hablaba de cuando reciba a un paciente neurtico, investigaba sus lazos sociales,
familiares.
F. Davoine: No...
J. M. Gaudillire: Tu dijiste que la locura no llega al analista necesariamente trada por el loco mismo.
Puede ser alguien totalmente normal, un neurtico el que viene al analista, diciendo que conoce a alguien
que est loco, en su vecindad o en su familia, de sus camaradas de clase de hace 20 aos, y en ese
momento estamos muy atentos como dice Franoise a propsito de Wittgenstein y como lo dijo el sbado,
no se elige la boca con que se dice me duelen las muelas, es decir que la locura no habla necesariamente
por la boca de aquel que muestra la locura.
F. Davoine: La locura en este momento, habla por la boca de Jean Max con lo que est diciendo. [risas]
Quisiera volver sobre estas historias de derecho en otro momento.
Pblico: Si porque 10 aos ms de vida y muere el psicoanlisis y mueren los analistas. La catstrofe va a
ser la del psicoanlisis; ac... esper noms! [risas]
F. Davoine: Soy ms optimista, porque an si socialmente la cosa es menos reconocida, siempre habr
locos que encontrarn a su psicoanalista y habr siempre psicoanalistas que trabajarn ms o menos bien.
En lugares que estarn obligados a encontrar y descubrir. Sucede con Austen Riggs y Chestnut Lodge, lo
que sucede con instituciones que marchan muy bien, y que de golpe, en un buen momento, entran en
decadencia. Las instituciones son mortales y una de las cosas que me ense mi libro, es que me permiti
encontrarme en Francia, en provincias, con mucha gente que trabaja con la locura, de manera
llamativamente subrayable, sealable, artesanalmente en los lugares donde trabajan. Poda ser en
hospitales espantosos. Y encontr gente a la que nunca se escucha hablar en lugares como ste, pblicos.
Muchas veces gente tmida, que sencillamente cuando empiezan a poder contar lo que hacen, trabajaban
de la misma manera que yo cuento trabajar en este libro.
Voy a dar un ejemplo: se trata de una enfermera que trabajaba en una clnica llamada de vanguardia, que
en realidad son de retaguardia, en las que hace insulinoterapia, porque es bien paga por la Seguridad
Social. Ella era enfermera en un hospital general, y lleg nueva, a un hospital psiquitrico porque fue
designada all para su trabajo. Tena que ocuparse de un hombre, de un hombre que estaba all desde haca
10 aos. Tena que ocuparse del cuerpo de ese hombre en el curso de una cura de sueo. Y ocupndose de
l, hizo una pavada y dijo una mala palabra. Y esa expresin la dijo en el dialecto que hablaba su madre,
que ella no lo saba hablar, pero que saba s insultar en esa lengua. Y sucedi que ese hombre le contest
en ese dialecto. Entonces tuvo mucha vergenza -porque en Francia se tiene vergenza con los dialectos.
En la generacin de su abuela, les estaba prohibido a los nios hablar esos dialectos en la escuela. Haba
que hablar el buen francs. Se puso a hablar en dialecto con ese hombre y me dijo, que de una manera que
nunca entendi, ese hombre sali del hospital al poco tiempo.
Cuando esa mujer cont esa historia, estaba colorada como un tomate, y dijo que nunca se haba animado
a contar eso, porque no haba entendido bien lo que haba pasado. Es un ejemplo de estas cuestiones de
transferencia que funciona en la gente que est en contacto con los pacientes y siempre habr gente as.
Pblico: Cuando ustedes dicen que hay que salir a buscar al psictico, porque si esperamos que los
psicticos vengan no van a tener pacientes; entonces la manera de ustedes de llegar a los psicticos... fue
entrar al hospital? o cules son las maneras de llegar a los psicticos?
F. Davoine: Me vengo ahora y hablo en lugar de Jean Max. Creo que Jean Max hablaba del hospital a donde
fueron muchos analistas, se encerraron en sus escritorios y esperaban que los pacientes llegaran. La
mayora de los pacientes que tenemos en el hospital, son pacientes con los que nos hemos cruzado en los
corredores. Como lo relat en una de las historias del sbado. Puede ser alguien que nos golpea, en todos
los sentidos del trmino. Alguien con quien entramos en una cierta resonancia. Pero tambin pensamos
que los analistas, deben de ir a trabajar en las instituciones pblicas, a los lugares pblicos.
Si es que la locura les interesa... y no interesa a todo el mundo... y no es mejor interesarse en la locura que
no interesarse.
Simplemente es as.
J. M. Gaudillire: Mi fiambrero no se interesa en la locura y sin embargo vende unos quesos excelentes.
TERCERA PARTE
Tarde
F. Davoine: Esta tarde, entonces, vamos hablar de la locura y la ciencia, puesto que Hlyda nos pidi que
hablramos de eso que estamos trabajando despus de nuestro libro sobre La Locura Wittgenstein.
Despus de La Locura Wittgenstein, me quedaba el vaco de Wittgenstein, me senta muy sola, y entonces
tom a otro amante, a Schedinger. Por qu les voy a hablar de Schedinger? Porque se trata de un fsico
que fue el fundador, el que encontr las formulaciones, las ecuaciones de la fsica cuntica, y porque lanz
en 1958 en Cambridge un llamado a los psicoanalistas. El dice que el psicoanlisis, que es una ciencia
nueva, debiera interesarse en el retorno del sujeto en la ciencia. Porque, dice Schedinger, el sujeto elidido
en las ciencias necesariamente por mtodo de objetivacin conduce a la catstrofe. Cosa que l dice
despus de la guerra. Despus de la guerra digo, porque durante la guerra los fsicos colegas de
Schedinger haban contribuido al descubrimiento de la bomba atmica, porque adems entre las dos
guerras, los fsicos de Austria y Alemania haban trabajado en una particular situacin de precariedad y de
catstrofe. Voy a volver un poquito ms adelante sobre este asunto, pero antes quiero decir por qu me
parece urgente trabajar sobre la locura y la ciencia.
Es con respecto a esta ciencia positivista que trata, como deca hoy a la maana, al cerebro como un
computador as como antes lo pensaba en trminos de redes telefnicas. Esta ciencia que se inmiscuye en
darnos lecciones sobre lo que tiene que ver con el tratamiento de la enfermedad mental. Se trata de cosas
concretas. Hablaba, hoy a la maana, de las investigaciones que se han cerrado en Austen Riggs y en
Chestnut Lodge. Y hoy en da eso ha sido reemplazado, todo lo que se haca antes, ha sido reemplazado por
un estudio de seguimiento de los pacientes. La investigacin hoy en da se ha convertido en una
investigacin estadstica, se le hacen cuestionarios a los pacientes sobre cuantas veces por semana van al
cine, cuntas veces hablan con sus vecinos, con la finalidad de comparaciones normativizantes. Y es sobre
estos criterios estadsticos que luego se va a juzgar el valor del psicoanlisis que estos pacientes han
practicado.
Raquel Capurro: Me pregunta Franoise, porque yo le haba dicho, que en Montevideo haba un grupo de
psicoanalistas de la IPA que intentaban, en este momento queran imponer una serie de investigaciones
despus de las sesiones, para objetivar el tratamiento psicoanaltico. Se que es por el lado de la estadstica
pero no saba yo exactamente que estn haciendo. Se que estn en esa posicin. Viene de EE.UU..
Voy a contar ahora el relato de un paciente que tuve en anlisis, en el que es posible ver cmo el retorno
del sujeto se hace siguiendo las etapas que enumer. Es alguien que me fue enviado por este personaje de
mi libro que llamo Casimiro, es alguien que me dice que viene apenas para ver, porque no quera abrir su
caja, desembalar nada de lo de l, y su problema era que viva como un vagabundo en la calle. Ese
vagabundo era un cientfico que se interesaba especialmente en las cosas del azar y trabajaba en un
hospital, entonces dorma en el hospital, viva el resto del tiempo en las calles como pordiosero y llega a
verme en el momento en que el jefe del hospital quera internarlo en un hospital psiquitrico. Llegaba
entonces en un estado totalmente objetivado puesto que no quera hablar nada de su vida, ni reabrir nada
de su pasado, tuve que extraerle detalles de una manera casi policaca.
Hacindole astutas preguntas pude enterarme de que l se haba enloquecido a partir del momento que
haba dejado a su mujer y a sus hijos, en que su mujer tena un amante cuyo nombre era... puede ser Jean
Max [risas]. El azar haca que l se encontrara con ese hombre por las calles bastante a menudo, y eso tena
como consecuencia, que lo dejaba cada da, no ms catatnico, pero s cada vez ms petrificado y
objetivado. Casi que lo obligo a venir a verme regularmente y un da al fin abre su caja de una manera
extraa. En esta caja hay tres objetos que l guarda desde la edad de diez aos: uno es una lapicera que no
escribe, un par de anteojos rotos y un chal fuera de moda. Esos objetos sobre los que nada puede asociar,
son esos objetos que son l. En todo esto yo no entiendo nada y l est mejor, logra volver a reinteresarse
en su trabajo, alquilar una habitacin en la ciudad. Paso por todo esto, para llegar rpidamente al
cataplum!.
Un da veo llegar a mi consultorio a un monstruo -no s si ustedes conocen el teatro de Kantor?, es el
teatro de un polaco, que se llama El teatro de la muerte- Ese monstruo que lleg, evidentemente era l
que llega con los lentes rotos puestos, la bufanda anudada alrededor del cuello y la lapicera en la mano.
Estpidamente, mirndolo le pregunto (porque haca calor afuera), le pregunto por qu se puso esa
bufanda. Me responde: para atar mi cabeza a mi cuello y me dice que va a matarse, que yo no voy a
tener la culpa de nada y que se las va a arreglar para que sea como un accidente , y tiene un papel en el
que dice que entrega su cuerpo a la ciencia. Le digo rpidamente que si se mata igual soy responsable
puesto que me est hablando de ello, y le pregunto por qu es necesario que su cabeza sea atada a su
cuello. Me dice muy naturalmente que tiene una cabeza de mujer en un cuerpo de varn. Yo me digo que
est delirando y no me llama la atencin que diga esto. Y le digo algo que digo en general cuando alguien
me plantea que quiere matarse, que seguramente hay algo que necesita matar. Que si se mata va a ser
muy embromado, porque entonces no va a estar mas ah, para que entre los dos podamos encontrar qu
era eso que tena que matar. Y que si tiene ganas de matarse cuando est lejos de m, que haga un dibujo o
tome un objeto y me lo traiga, que exprese lo que quera hacer. Y es as que termina la sesin.
Si hubiera estado en EE.UU. tendra que haberlo hecho internar, porque qued preguntndome si se ira a
matar. Hubo un suspenso terrible hasta la sesin siguiente. Me dijo que haba hecho un dibujo terrible, que
no me mostr. Trabajaba en un hospital y el dibujo que haba hecho era el de un despellejado. Haba
representado a la caja craneana serruchada para poder proceder a un intercambio de cerebros. Y me dijo
que era un intercambio entre el cerebro de esa chica y el de l. Yo no se por qu le pregunt cmo se
llamaba esa chica, me dio un nombre, se acord entonces y esto era algo objetivado, que cuando tena diez
aos, es decir la edad de los objetos, de la bufanda, de los anteojos y de la lapicera, haba descubierto
entre las fotos de la familia la foto de un beb y haba preguntado si era l. Le dijeron: No!, es una
hermanita que muri. Y despus me enterar que era una hermanita que haba muerto de una
enfermedad gentica, la espina bfida. Y le haban dicho que antes de l estaba esa hermanita y despus de
l haba habido un hermanito que tambin haba muerto de espina bfida y que se llamaba Jean Max, el
nombre pues de ese que haba entrado en su casa como un fantasma y lo haba expulsado de su casa. Y
que todo su trabajo que era etiquetado como de esquizofrnico, era en realidad la bsqueda de la huella
de estos objetos objetivados. En ese momento, me dijo que no le serva para nada contarme todo esto que
ya saba.
Olvid decirles, que en ese momento de suspenso, antes de la sesin en la que l volvi, tuve un sueo que
fue imposible que yo le relatara porque me daba demasiada vergenza. Despus de haberlo visto con esa
bufanda que le ataba la cabeza al cuello so que le saltaba al cuello, con una gran ambigedad, era acaso
un movimiento ertico, y era eso lo que me daba vergenza, o agresivo, para forzarlo a hablar.
Comprend mucho despus lo que me ligaba a ese joven y es que l haba triunfado en estudios cientficos
en los cuales yo me haba detenido. Por lo tanto, l me dijo que no le serva para nada contar todo esto que
ya saba y que se iba a suicidar.
Voy a contar otras cosas pero antes algo que supe despus y es que siempre este cruce entre la Historia
con maysculas y la pequea historia y es que los dos chicos estos de la familia haban nacido durante la
guerra de Argelia. Los padres se haban divorciado y haban dado para ello una especie de razn poltica. En
realidad se haban divorciado luego del nacimiento de este nio monstruoso, se haban dado la razn de
que el padre era de derecha y estaba del lado de los militares y la madre de izquierda y estaba del lado del
FLN. Por lo tanto vuelve a irse y yo quedo con este segundo suspenso de si se va a matar o no.
Viene entonces un tercer momento, que es el advenimiento de este sujeto, en relacin a este cuerpo
entregado a la ciencia. Volvi de este segundo suspenso con un sueo, una tercera categora de sueos
podramos decir, que los llamo sueos firmas, es decir que firman el retorno del sujeto, como cuando
uno estampa la firma. Son para m como una prueba, si quieren pruebas, de que haba represin y van a
ver porqu.
Suea que estamos en el patio de una escuela, yo soy la maestra y l es uno de los alumnos. Est jugando a
un juego que consiste en que l encabeza una columna de nias, una fila de nias, se va a tratar de la
columna bfida. Encabeza una columna de nias, entonces, esta columna marca, es el mismo significante,
este real de la columna bfida que vuelve como en un juego de nios. El dice: era muy divertido estar
encabezando una columna de nias yo que soy un varn. Entonces, ya ah tenemos un significante,
columna, que est en el real y est inscribindose como significante. Luego dice que entramos en una
clase y que l se pone a escribir, escribe una palabra latina, propheran. Dice que no sabe lo que quiere
decir y yo le digo que s, en Francia, mucha gente de su generacin estudi latn, y a la manera de una
maestra de latn lo constrio, lo obligo a hacer el anlisis gramatical. Pasando del anlisis al anlisis
gramatical, propheran est empleado en modo subjuntivo, que quiere decir: que yo profiera, que yo
profetice a la faz del mundo.
Entonces, este sueo es un sueo de inscripcin de la columna monstruosa, y al mismo tiempo es el punto
de partida de un nuevo juego de lenguaje para alguien que no poda hablar, abrir la boca. Era
evidentemente el deseo de hablar, de proferir. Y que a partir de ahora est dispuesto a abrir la boca, a
proferir. A partir de ahora el anlisis va a continuar por las vas del anlisis clsico, de represiones, de
deseos, etc.
Si hiciera yo un seguimiento de ese paciente, podra decir que tuvo sus logros en la investigacin cientfica
a la que volvi, y que volvi tambin con su mujer y sus hijos y tuvo otros hijos que tuvieron todos una
pequea anomala fsica, tuvieron todos labio leporino, como si hubiera l querido desafiar el azar y cada
vez que esto ocurri me escriba una pequea carta notificndomelo.
Quera exponer este caso, porque ejemplifica bien este retorno del sujeto, del cual habla Schedinger, que
est objetivado de una manera necesaria, que es el mundo de la ciencia. Schedinger dice que no vamos a
volver atrs y comenzar la ciencia, pero es necesario mostrar la maniobra inicial, y esta maniobra inicial no
es otra que objetivar el real. En nuestras entrevistas, uno sabe muy bien que no va a aplicar el psicoanlisis
en el dominio de lo entificable, en el dominio de las ciencias, del real en la naturaleza, pero creo que el
camino al cual nos obliga la locura, es de un rigor extremo y totalmente paralelo a aquel de los nuevos
paradigmas cientficos.
En este mismo registro hay otro cientfico, en Francia, que tambin intenta hacer un puente hacia los
psicoanalistas, y en el que muchos no se interesan y que es el terico de las catstrofes Ren Thom. No voy
a hablarles de Ren Thom, sobre quien voy a hacer mi seminario el ao prximo, pero para darles apenas
una idea, l habla de las catstrofes como de la ruptura de una continuidad. Por ejemplo, el borde de esta
mesa sera una catstrofe, y dice de una manera bastante potica que esta mesa guarda el recuerdo de la
sierra que la cort.
Y uno encuentra en estos nuevos cientficos una imaginacin mucho ms desarrollada que la que se
encuentra en los cientficos de las neurociencias. Como no temen no ser considerados como cientficos, se
permiten tener hiptesis mucho ms descabelladas. Y Schedinger deca que cuando ms descabelladas y
ms locas mejor, porque las hiptesis ms descabelladas son las menos peligrosas, porque fcilmente la
experiencia puede contrariarlas. Da como ejemplo de hiptesis descabelladas a los pitagricos que hacan
jugar toda esta correspondencia entre las cifras y las palabras, un poco a la manera de como Freud jugaba
tambin con las cifras en un perodo de su vida. Entonces l dice que con todas estas hiptesis los
pitagricos fueron los primeros en descubrir, antes que Galileo que la tierra daba vueltas en torno a un
hogar central y que la poesa era parte integrante de la investigacin cientfica. l mismo era tambin un
poeta.
Paso la palabra a Jean Max.
J. M. Gaudillire: Voy a intentar precisar despus de Franoise el rigor del procedimiento de investigacin,
en el que consiste la locura.
El eje que sostiene la racionalidad de la ciencia, depende enteramente de la linealidad del tiempo, es decir
que consideramos cientfico un procedimiento que ubica el pasado, como antes del futuro y pasando por el
presente. Porque en esa linealidad orientada, y solamente en ella, podemos ubicar el principio de
causalidad.
Lo que es interesante sealar en este punto, es el origen antropolgico de la eleccin del principio de
causalidad. Freud mismo aborda esta cuestin, ms o menos en estos trminos, la eleccin de esta
sucesin pasado - presente - futuro, est hecha por los hombres para estar seguros de que los muertos no
vuelven. Si alguien ha muerto, eso quiere decir que su vida ya pas, quiere decir que eventualmente puede
atribuirse una causa a su muerte, y con eso uno trata de estar seguro de que no volver nunca ms. Es
quizs esa la forma ritual en la que viene a inscribirse nuestro principio cientfico de causalidad.
Cuando se trabaja con la locura, de entrada y antes de todo efecto de transferencia, uno queda
sorprendido por los trastornos de esta linealidad. Los que trabajan en hospitales psiquitricos conocen
ciertamente a esos viejos jovencitos, hombres cuyo historial dice que tienen 50 aos, pero parecen tener
25 o 30. Los que trabajan en esos hospitales saben tambin que el tiempo de los microbios no se engancha
con esos pacientes, y que tal paciente que ha pasado inviernos enteros desnudo en la nieve, no ha estado
enfermo, es decir que algo que en la negociacin habitual de nuestro tiempo, eso que habitualmente para
nosotros: quedar expuestos al fro durante largo tiempo en invierno causa una enfermedad grave en este
tipo de casos no funciona de la misma manera y no da posibilidad de enganche a una causalidad de este
tipo, an a nivel fisiolgico.
No es siempre algo tan regocijante, sino estoy seguro de que las mujeres querran volverse locas para no
envejecer, quiz sea este el caso; no es siempre tan regocijante porque hay una recproca. Es decir, que en
momentos de transferencia controlados o no, el tiempo comienza a ponerse en movimiento. En el mejor
de los casos el paciente comienza a tornarse fsicamente enfermo, o de manera mucho ms grave, cuando
el tiempo comienza a girar en su sentido habitual y un delirio se detiene hay que saber -y todos los clnicos
lo saben- que es el momento de mayor riesgo de suicidio.
Es fcil de hacer que un delirio se detenga con un poco de costumbre y un poco de presencia pero, qu se
hace cuando el delirio se detiene? Si uno no hace nada, rpidamente el tiempo se pone en marcha y el
paciente termina con el tiempo, suicidndose. Es pues en este manejo del tiempo, en que consiste el rigor
cientfico de la locura.
Si queremos trabajar en el sentido que nos es propuesto y mostrado por nuestros pacientes, no podemos
decirle que el futuro est despus del pasado y no antes. Ya lo saben eso. Pero si utilizan este sistema del
tiempo, no pueden hacer su investigacin sobre las catstrofes.
La mayor parte de estas catstrofes estn escritas en los libros de historia, escritas a la manera como est
escrita la historia, es decir que los historiadores van a encontrar causas a estas catstrofes histricas y
sociales. Causas econmicas, causas naturales... todo tipo de causas, pero causas. La mejor manera de
seguir el rigor de la locura, cuando suspende esta nocin de causalidad, es ver que la mayor parte de la
gente que atraves estas catstrofes no enloqueci. Toda la gente que atraves los campos de
concentracin nazis -es el ejemplo que uno siempre toma- no enloqueci, solo algunos eligieron este
modo de exploracin de las rupturas del lazo social. Hay un poeta, no recuerdo su nombre, que dice todos
los hombres nacen locos, algunos lo siguen siendo.
Cuando se entra pues en la lnea que nos es propuesta por este trabajo de la locura, nos vemos llevados a
suspender esta nocin de causalidad, a suspender la sucesividad temporal habitual y a no devolverle las
caractersticas del paciente como marcas deficitarias, sino autentificarlas como instrumento de
investigacin.
Voy a darles un ejemplo que trajimos este verano de Mxico, hicimos una serie de exposiciones en Mxico
ante analistas, psiquiatras y estudiantes en ciencias sociales, y expona quizs como ahora esta
investigacin en el lazo social y en la ruptura del lazo social, y entonces una psicoanalista que estaba en la
sala pidi la palabra. Con una pregunta que era: no entiendo en qu consiste la ruptura del lazo social, en
qu consiste el lazo social? E inmediatamente dio un ejemplo sobre el que peda se reflexionara. Se trataba
de una paciente que le haba llegado a una institucin unos meses antes, esa paciente haba llegado en una
situacin que los psiquiatras haban diagnosticado de delirante. No dejaba de pronunciar constantemente
una palabra, que los psiquiatras haban calificado de neologismo, y era la palabra belicosidad. Pareciera
que esa palabra no existe en espaol, tampoco en francs, aunque uno entienda bien que quiere decir.
Pero en la semiologa psiquitrica estaba sealado que cuando aparecen neologismos se trata de locura,
pero hay que desconfiar siempre de la lengua porque incluso cuando Lacan intent retomar el tema de los
neologismos, eligi a una mujer que haba visto en una presentacin de enfermos y subray una palabra
francesa que era galopine y dijo: ven, ah est el neologismo. Pero si uno toma el diccionario, y aunque
uno sepa que no es una palabra frecuente, uno se da cuenta que un escritor como Guy de Maupasant
haba empleado ya esa palabra. Los psiquiatras dirn que Guy de Maupasant estaba loco, es la prueba de
que un sujeto que pronuncia una palabra por primera vez, es un loco.
Esa paciente fue interrogada por esa psicoterapeuta, esa psicoanalista, -... y cuando voy al hospital
psiquitrico y veo por primera vez una persona le pregunto: qu la trajo aqu...?-, y su aventura haba sido
la siguiente: esa joven que tena ms o menos unos treinta aos fue un da a la panadera a buscar pan y al
entrar en la panadera alguien le sac la cartera. Sali gritando y buscando a la polica y encontr muy cerca
un polica -en Mxico hay polica por todos lados- se puso a gritar intentando explicar que era lo que le
haba sucedido, entonces hubo un balazo. La historia no cuenta quien dispar el balazo, si fue el polica, si
fue el maleante o si fue algn otro, y una bala atraves la pierna de esta mujer. A partir de all enloqueci,
es una causalidad bizarra, porque uno puede pensar que la mayora de la gente puede recibir una bala en la
pierna, lo que no es agradable, pero sin volverse loco.
Entonces intent presionar a esta analista con preguntas, y de una manera que me llam muchsimo la
atencin, me explico ella que en 1968, cuando esa paciente tena ocho aos, iba un da a la panadera, para
comprar pan, y en el momento en que estaba en la panadera, estall el fusilamiento en Tlatheloco. La
panadera estaba al lado de la plaza de Tlatheloco. En ese momento el fusilamiento no le hizo a ella una
herida en la pierna, pero provoc varios centenares de muertos. Y con respecto a este acontecimiento los
Mexicanos nos dijeron que an no se sabe bien cuntos muertos hubo, quin dio la orden de disparar, en
dnde quedaron las personas, quines an estn en prisin, etc.
Bueno ese da esa niita, esa joven, no enloqueci, la masacre no caus su locura, pero le ped a esa
analista que dijera a esa paciente que la bala que atraves su pierna en 1994, la bala real, haba sido
disparada en 1968. No es una interpretacin, es la autentificacin del trabajo hecho por la paciente! No es
necesario para que la paciente haga ese trabajo que sea una militante poltica de un lado o de otro. Es algo
que le cae encima, es sobre ella al modo de una bala perdida, que va a caerle esa bala en 1994. Lo
importante es autentificar su investigacin historiadora, que tiene como objetivo un presente que no ha
cesado de no pasar desde hace 25 aos.
Cuando me expreso de esta manera, podra decirse que me estoy expresando de manera metafrica,
como si. No es ese el caso. Es as! No hay metfora posible sino hay inscripcin. No se puede hacer
entrar en una metfora sino a significantes, si no hay significantes por el cual un sujeto pueda decir un real,
no hay metfora posible.
Es unos de los adagios conocidos de los psiquiatras respecto de la esquizofrenia, cuando se dice que toman
a las palabras como cosas. En este caso yo tomo a la cosa como una cosa, esa bala es una bala real.
Si desencadena una investigacin en esta paciente, es porque esta bala real, no es la bala de un hecho
diverso, de un hecho cotidiano. Digo entonces realmente, que realmente esa bala fue disparada en 1968,
no es un forzamiento potico. Sino que, se trata de reconocer el rigor de lo que est aconteciendo en el
proceso mismo de la psicosis. Se trata de reconocer cmo se est efectuando ese proceso, y cmo ese
proceso pide a otro que lo autentifique.
A partir del momento en que admito que en mi trabajo se puede suspender el funcionamiento del principio
de causalidad, porque el juicio de causalidad no es lo que est en cuestin en esta situacin. Por ejemplo
cuando vuelve un fantasma de ninguna manera puede invocarse el principio de causalidad diciendo:
vuelve porque ha muerto. Pues, si intento llevar al racionalista por ese camino, me va a decir de
acuerdo, vuelve porque est muerto, es alguien que retorna, porque est muerto. Pero usted me encierra
porque de todos modos los fantasmas no existen.
Cuando suspendo este juicio de causalidad, el tiempo no pasa, no ha pasado, y no me causa, no me
ocasiona ningn problema reconocer que la bala fue disparada en 1968. Cuando se trabaja de este modo,
hay que caer en la cuenta de la extremada densidad de las cosas que nos dicen los pacientes. Es decir, que
no hay que intentar diluir algo que se nos dice en forma tan dura y densa, en una prosa explicativa.
Con Oscar, el marido de Hlyda Peretti, estbamos el otro da discutiendo esto, a propsito de un verso de
Sfocles que es de Edipo en Colona6. Es un hermoso ejemplo para aproximar esto. Se trata, si ustedes
leyeron la obra, de ese momento en el cual Edipo y Antgona llegan, estn en la escena. Llegan cerca de un
bosque sagrado, el bosque que es uno de esos lugares encuadrados, determinados, sagrados, que es
precisamente al tipo de lugares que nos convoca la locura. Como Edipo y Antgona que llegan a las puertas
de Atenas, en Colona, y no saben donde estn. Se encuentran ellos con alguien que pasa y le preguntan:
dnde estamos? El que pasa por all da una serie de informaciones sobre ese lugar sagrado, que es un
lugar consagrado a las diosas del real, que son las diosas de la venganza. Esas que ni siquiera se tiene
derecho de nombrar, no pueden nombrarse ms que a s mismas. Para decir sus nombres de una manera a
travs de un rodeo, los griegos las llaman las Benevolentes, pero en el nombre latino se las ha llamado
las Furias, que es el nombre de la locura. Llegan pues, a este lugar sagrado, consagrado a las Erinias y
para caracterizar a ese lugar el que pasa por all dice a Edipo y Antgona un verso. En un solo verso, hay tres
adverbios -para quienes conocen griego- adectos, alogos, afonos. En los tres adverbios, est el a de la
negacin, est indicando en ese verso de manera muy apretada, que en ese lugar no hay mirada, no hay
palabra y no hay voz. Cuando cit ese verso, Oscar fue a buscar la traduccin argentina de ese verso, hay
cuatro lneas para traducir ese verso. Se dice ms o menos que ese es un lugar, que cuando por ah se pasa,
no hay que echar un vistazo y que es un lugar que no puede nombrarse y para afonos hay todava tres
lneas para explicar la palabra. En el texto griego es un verso con tres adverbios.
En el trabajo de las psicosis, las cosas se expresan de esa manera, en ese tipo de densidad, y no vale la pena
si uno no es capaz de estar a la altura de esa densidad, intentar diluir esto en explicaciones de causalidad o
en diagnsticos que pasan ms all de ese lenguaje. Porque de lo que se trata en esas cosas es de lugares
donde no hay mirada, ni palabra, ni voz.
Y como dice un verso, un poco ms lejos en la misma tragedia, que tambin est completamente traducido
a contrapelo en vuestra edicin, el pasante o un miembro del coro, no recuerdo bien, le dice a Edipo:
extranjero, es el nombre con el cual se dirige a Edipo. Extranjero, hay ah, cosas que no han tenido el
honor de ser puestas en historias, sino que son cosas que uno aprende por frecuentarlas, por estar con
ellas. Es con este tipo de cosas particularmente densas con las que llamamos a la transferencia y con las
que tenemos que trabajar.
Son esas, extranjero, cosas que no han tenido el honor de ser puestas en historias. Son las catstrofes de
la historia, que no pueden entrar en el texto de la historia oficial, aunque se diga hubo 365 muertos o 20
2 2000 ; y que uno aprende de ellas frecuentndolas.
Estar con es la palabra de la transferencia en las psicosis.
Voy a darles un ejemplo antes de detenernos, de un comienzo de una situacin as con un paciente: es un
paciente que un mdico del hospital me pidi que viera hace ya muchos aos, porque ese paciente estaba
muriendo en el hospital, pero no de una muerte fisiolgica, no estaba enfermo, sino ms bien como deca
Franoise hoy de maana, una muerta viva que estaba all en la cama. Se dejaba morir de hambre, tomaba
justo lo indispensable para no morirse, un poquito de crema de marrn para no morir y que luego adems,
la vomitaba.
Cuando fui a verlo estaba en su cama en medio de sus excrementos y su orina. Le dije la nica cosa que
poda decirle me llamo Jean Max Gaudillire, soy psicoanalista aqu en el servicio, y el mdico me pidi
que viniera a verlo. Entonces gir su cabeza hacia m y son las primeras palabras que escuch de l, y que
era su identidad. Yo le dije : yo me llamo Max Gaudillire y l me contesto: yo soy un codificado del
antipasado.
He aqu, el tipo de frases que uno puede recibir en un primer momento. Puedo decir: delira, est confuso,
no entiendo o decir tiene algo en las neuronas; o puedo sentirme capturado, como yo lo sent, por la fuerza
de sus palabras. El antipasado es el pasado que no se inscribe. El hecho de que alguien viva con un
antipasado le trae consecuencias. Est codificado por ese hecho de que hay en l un pasado que no se
inscribe para l.
Tena unos treinta aos en esa poca, llevaba mas de ocho aos de hospitalizacin, y decid ese da que lo
hara salir del hospital. Trabaje ocho aos con l en el hospital, hubo condiciones sobre las que se podra
discutir pero por las que pas en este momento, y luego de ocho aos sali.
No es simple, permaneci unos dos aos sin volver al hospital, a veces retorna al hospital por unos das o
unas semanas, pero para m sali y est saliendo.
Pblico: Cundo habla de la investigacin de la locura, habla de la investigacin que hace el paciente o de
la que hace el analista ?
F. Davoine: La investigacin es en primer lugar el esbozo de investigacin que hace el paciente, pero la
investigacin necesita dirigirse, a alguien, ser acreditada por alguien para valer. En ese sentido tambin es
la investigacin de los dos. Al igual que la investigacin cientfica, mientras una verdad cientfica no es
reconocida por otro, no es acreditada por otro, no corre, no vale, del mismo modo con la investigacin de
la locura.
Pblico: En esa investigacin pueden participar tambin otro tipo de investigadores como socilogos,
lingistas...?
J. M. Gaudillire: Maana lo vamos a desarrollar ms, quizs, pero lo que si puede decirse es que esta
investigacin slo puede desarrollarse en el cuadro, en el marco muy preciso, muy riguroso, y muy
caracterizado, de la transferencia. Es decir que no sirve para nada que alguien le diga al loco: muy bien
siga su investigacin, y punto; como tampoco sirve que alguien considere que esa investigacin puede
realizarse en la objetividad.
F. Davoine: Hay investigaciones que hacen algunos lingistas, por ejemplo, sobre textos de esquizofrnicos
que son interesantes, pero que son investigaciones de otro tipo. Pero lo que resulta tambin interesante,
por ejemplo, es cuando consideramos la lectura o el trabajo de Freud sobre Schreber, es decir que interesa
all la transferencia de Freud al texto de Schreber7. Cuando dice por ejemplo: Triunf donde fracasa el
paranoico. Freud de alguna manera reconoce la investigacin de Schreber, que logr salir de la situacin
en la que estaba en el hospital, y que sigui siendo de algn modo presidente del Tribunal de Dresde.
Est el caso tambin de Louis Wolfson que hace una investigacin lingstica sobre su propio caso y l
tambin considera que lo que hace es una investigacin.
Pblico: Se prestigia en el tratamiento por ejemplo a la familia, entrevistas familiares, por ejemplo en
funcin de elaboracin de familiogramas, en averiguacin de datos de dos o tres generaciones previas?
F. Davoine: No, no hacemos esa prctica de entrevistas familiares, porque consideramos que el
investigador es el paciente mismo. Lo llamativo es que a partir de cierto momento, lo que me llama la
atencin es que al comienzo del anlisis uno tiene ganas de decirle al paciente: pero vaya pues a
preguntarle a su madre, a su padre lo que pas en ese famoso ao del que usted habla. Naturalmente va a
preguntarles y naturalmente no responden nada. Pues si pudiesen decirlo, ya lo habran dicho. Y entonces
un buen da cuando el analista no se interesa ms en esa verdad histrica, que buscaba ansiosamente al
principio, de golpe esa informacin viene, el trabajo del anlisis hizo que las bocas se abrieran, y como se
dice, que las lenguas se desaten, porque poco a poco un lugar de la palabra se construy, como dijo Jean
Max es un lugar que se construye, y de a poco los otros miembros de la familia saben que ese lugar existe.
Solo una vez me sucedi de buscar informacin en la madre de una paciente. Hasta hace poco tiempo
pensaba que era un fracaso de mi parte haber hecho eso. La paciente me haba dicho vea a mi madre.
Era una mujer que deliraba diciendo que ella era Sissi la emperatriz de Hungra. Vi a esa mujer en la
policlnica y lo que sucedi, es que esa mujer tom el lugar de su hija en el anlisis, y en un momento dado
la hija no quiso verme ms y me ech afuera.
Hasta hace poco tiempo pensaba que eso haba sido un fracaso, y adems yo me tuve que ir de ese
hospital, que era el primero en el cual trabajbamos.
El ao pasado inauguramos la policlnica que fue completamente reformada, y el mdico jefe haba
invitado a enfermeros del primer hospital. Mi primera pregunta fue qu devino Sissi, la emperatriz
austrohngara. Estaba ansiosa sobre todo porque esa mujer me haba dado una orden que era la de
escribir las sesiones. Tena pues yo mucho escrito, yo escriba su delirio sin entender nada. No los haba
vuelto a mirar porque estaba llena de remordimientos de haberla dejado en el hospital. Los enfermeros me
dijeron que luego que yo me haba ido, ellos haban tomado a su cargo a esta joven y que haba salido del
hospital.
Antes de venir ac, empec a mirar esos apuntes de ese delirio, que yo crea objetivado y que yo apuntaba.
Ese delirio se diriga a m y deca paso a paso, algo que me implicaba y que yo me haba ocultado a m
misma.
Pblico: No escuch bien al comienzo, cuando comenz a hablar Franoise de tomar este fsico...
Schedinger creo que es? ... que lo nombr, despus de haber dejado a Wittgenstein, lo nombr como a
otro amante, qu quiere decir esto?
Pblico: Ustedes hablaron del tipo particular de sueos, durante un anlisis, de los que hay que hablar...
cmo distinguir que un sueo es de esa naturaleza o no?, entonces, hay que hablar de todos los sueos?,
cmo es?
F. Davoine: Es muy claro para m este tipo de sueos, hay un cierto tipo de sueos que estn directamente
conectados con la sesin. Primero porque son raros, y no s si a ustedes les ha pasado, de percibir
inmediatamente que ese sueo pertenece a la sesin. Se trata como deca Wittgenstein de que uno mira
en la cmara visual, como si uno viera en el lugar del otro y como si el sueo fuera esa cmara visual,
donde uno ve en el lugar del otro. Peor an que eso, puede suceder que uno tenga impresiones en el lugar
del paciente, en vez del paciente, y esas impresiones tambin, es absolutamente necesario decirlas. Porque
son impresiones que se transfirieron al lugar del analista, y que el paciente no puede sentir.
Por ejemplo un da me dorm delante de un paciente. No tena sueo antes ni despus en la sesin
siguiente, y no era la hora de la siesta. Dud mucho, mucho, pero me sent obligada a hablarle de eso. Esa
mujer que era muy hermosa estaba dedicada a contarme sus conquistas amorosas. Yo me duermo y ella
estaba muy, muy humillada. Y le dije: No es usted que me duerme, pero me siento tomada por un sueo
profundo. Despus de un primer momento en que se sinti humillada, me dijo que su infancia haba
transcurrido intentando hacer dormir a alguien. Que siempre estaba delante del espejo, y que slo se
interesaba en su propia belleza, para no tener que hablarme de las zonas en las que ella desapareca
completamente. Y de esta manera es que tuvimos acceso a esas zonas de muerte de las que habl el
sbado.
J. M. Gaudillire: Solo una precisin tcnica respecto a este tipo de sueos: cuando me sucede de soar
este tipo de sueos, mas bien raramente, son sueos que tienen un color particular. Y que es ms bien el
color de la inquietante extraeza.
Puesto que el sueo que tuve toma material que proviene de m, de mis recuerdos, de los objetos, de las
cosas de la semana, pero si intento analizar, cuando me despierto, ese sueo, me doy cuenta que no logro
ubicarme como sujeto, no soy el sujeto de ese sueo. En cambio si admito que el paciente es el sujeto de
ese sueo, todo se vuelve mucho mas claro. Y le digo entonces al paciente: Esta noche so por usted.
No de usted, sino por usted, y le digo: Voy a decirle el texto de su sueo. Es correcto decir: por usted,
en el lugar suyo.
Pblico: Ahora bien, decir, esto es mostrar? mostrar el sueo como una historia?
J. M. Gaudillire: S.
Pblico: El hecho que ustedes dicen que es extrao es en el sentido de das Ding, de lo extranjero de eso
para el analizante, para el loco? Para el analista y el loco?
F. Davoine: En algn lugar Freud habla de estos sueos que vienen de la realidad, que estn cargados de
realidad. Sueos en los cuales algo se imprime.
Pblico: A ver, esto sera como el ombligo de los sueos, como la Trimetilamina del sueo de la inyeccin
de Irma?
F. Davoine: No s. Pero evidentemente ese sueo est hecho sobre un fondo traumtico real, de un peligro
de muerte y sobre una transferencia psictica a Fliess, con Fliess.
S, evidentemente.
Pblico: Y cmo sera esto de extranjero, o de extrao a los dos? Porque no es de pertenencia ni del
analista y ni del loco. Bueno... cmo es esto?
F. Davoine: Entonces no estara del todo de acuerdo con Jean Max de hablar de un sujeto all, sino ms bien
usando una expresin de Benedetti que habla... de... (as como se habla con Winnicott de un espacio que
es potencial), yo hablara de un sujeto potencial.
En este espacio entre dos muertes se est en un espacio de indeterminacin: ni uno, ni el otro. De ah las
impresiones de desubjetivacin que puede experimentar el paciente y el analista. Impresiones de
despersonalizacin tambin puede decirse. Entonces el sujeto potencial se construye en este ir y venir
entre uno y otro. Como si uno insistiera en la divisin del sujeto.
F. Davoine: Es eso. Uno asiste a la produccin del sujeto. Esto lleva mucho tiempo. Es como en el dilogo,
entre el maestro Zen y el discpulo.
Es para tomar una comparacin, como sucede en fsica que no se sabe nunca la ubicacin de un electrn,
se sabe su rapidez. Bueno, aqu se est asistiendo a la rapidez de la constitucin del sujeto.
Pblico: Y entonces, por parte del paciente, slo se puede esperar que el paciente cuente que es un sueo
de esa naturaleza: espontneamente, cmo? Si un sueo de esa naturaleza, puede venir tanto del
paciente como del analista, cmo llega al anlisis, cmo llega a ser hablado ese sueo del paciente?
F. Davoine: Podra precisar de quin? el sueo de quin, del paciente o del analista?
F. Davoine: Si el sueo es un sueo del paciente, cul es su pregunta? Si no habla del sueo el analista no
puede enterarse de que so.
Pblico: Ese nuevo juego de lenguaje... sera posible a partir de una escritura, de una articulacin lgica
que pudiera inscribirse?
F. Davoine: Creo que en estos momentos que son raros, los significantes se enganchan del lado de los
significantes inconscientes del analista.
Pblico: Yo le pregunto por ese lmite entre el lenguaje y la lgica que plantea Wittgenstein.
F. Davoine: La lgica aqu es una lgica no aristotlica, que admite la coexistencia de contrarios y que
pueden por lo tanto ser destacados y puestos en juego.
J. M. Gaudillire: Hay que tomar muchas precauciones cuando se trabaja con la locura, con la palabra
significante. Cuando hay significante quiere decir que hay represin, porque ya hubo inscripcin. Cuando
hay transferencia y se pone en su lugar como veremos maana en el trabajo de investigacin de la locura,
no es tanto a los significantes del analista que se engancha; sino ms bien en puntos en donde el tejido de
su propia historia, contiene agujeros. Agujeros que han podido ser vueltos a acomodar, o agujeros que ni
siquiera pudieron aparecer en el anlisis del analista. Pero forma parte del trabajo de la locura
seguramente encontrarlos.
Todo lo que pueda hacer con precaucin y siguiendo su estilo, el analista es touch, tocado.
Pblico: En el caso del sueo, es algo que le adviene por ejemplo al analista. Pero cuando un analista elige
contar una historia a un paciente: por qu lo hace y por qu elige tal historia? Y el momento tambin.
F. Davoine: Es lo que puede venirle por asociacin al analista en el marco de su experiencia. Es toda la idea
que est presente en el Zen, sobre lo sbito. Porque se est en el presente, en lo actual, es que se debe
prestar atencin a las asociaciones que sobrevienen.
CUARTA PARTE
En la familia de Franoise se fabrica queso desde la Edad Media, su padre es capaz de degustar un queso y
decir de que raza de vaca fue hecho ese queso, en que poca, que flores haba alrededor, y hasta en que
montaa estaba la vaca.
Mi padre es mecnico, es alguien que cuida los motores escuchndolos. Slo con escuchar los motores
sabe donde hay que apretar, ajustar algo o desajustarlo. Y es capaz tambin de construir con sus manos un
motor, incluso es lo que le permiti escaparse de los alemanes cuando estuvo
prisionero durante la guerra, construyendo casi a partir de la nada una bicicleta con la cual se pudo
escapar.
Nosotros, al parecer somos psicoanalistas, y damos la impresin de trabajar con la cabeza, pero dije que
con la locura se trabajaba sobre todo con los pies, y hoy voy a tratar de decir como trabajamos con las
manos, porque si no ponemos las manos en eso todo lo que hemos dicho hasta ahora no es ms que
ideologa. Por eso me gusta citar el texto que encabeza a De una cuestin preliminar a todo tratamiento
posible de las psicosis8, en el cual muchos lacanianos se detuvieron en la ltima frase, tan famosa, ustedes
la recordaran, se trata de un barco que est sobre la arena y en el cual uno intentara remar y no sirve para
nada9. Cuando en realidad diez lneas antes, Lacan dice que se detiene en el manejo de la transferencia en
la psicosis, y dice que en ese trabajo bien conocido durante el cual l retom la lectura de Freud, fue un
trabajo de extraer, de sacar al psicoanlisis del empantanamiento en el que estaba, y que en ese momento
haba puesto como lmite a su trabajo el manejo posible de la transferencia en la psicosis10. En lo que nos
concierne, nunca tomamos este artculo como una prohibicin, sino al contrario como una invitacin para
ir ms lejos una vez que el trabajo de Lacan haba sido realizado, por lo tanto vamos a tratar de hablar hoy
a la maana del manejo posible de la transferencia en la psicosis.
Para comenzar con cosas evidentes y conocidas hay que distinguir entre la teora de la transferencia tal
como existe en el psicoanlisis clsico, es decir de la neurosis, y lo que acontece en el trabajo con la
locura. Una buena manera de diferenciar estas dos operaciones es la de situar la cuestin del saber,
ustedes saben que Lacan dio como definicin de la ubicacin del analista en la transferencia en la neurosis
el lugar del sujeto supuesto saber, es una posicin totalmente rigurosa y que supone a su vez una serie de
implicancias:
Mediante esto el analista, en el dispositivo, puede callarse la mayor parte del tiempo y colocar su silencio,
sus intervenciones, sus estornudos, sus movimientos de los pies, todo lo que ustedes quieran en el lugar
del sujeto supuesto saber. Es extraordinario tener ah un estornudo del sujeto supuesto saber...
Evidentemente esto no camina con la locura, si estornudo delante de alguien que trae la locura al anlisis
me dir: est resfriado y realmente sera muy difcil interpretar este sealamiento, lo que quiere decir
que cuando estornudo ante ese paciente no estoy en posicin de analista, por qu? porque cuando se
trata de locura, y ustedes lo comprendern despus de todo lo que dijimos ayer, no hay posibilidad de
ubicar un sujeto supuesto saber, porque la locura sabe, se sabe. Franoise cit el otro da y se puede
repetir la cita de Erasmo en Elogio de la Locura11 que dice Yo la locura hablo y no conozco a nadie que se
sepa tan bien como yo, tambin agrega Erasmo, que la locura es mujer, pero me parece que son cosas de
Franoise, a menudo soy una mujer con mis pacientes y eso nunca me incomoda...
Entonces esta cuestin del saber... cuando se tiene un poco de experiencia con esos pacientes que llevan la
locura al trabajo del anlisis uno se da cuenta que todo o casi todo est contenido en la primera o dos
primeras entrevistas. En el punto que hace locura no hay represin, y casi es un pleonasmo hablar de esta
manera, porque si eso produce locura, es porque no hay represin, si el analizante, el paciente trae ese
punto al anlisis que es un punto de sufrimiento, es porque trae al mismo tiempo el saber sobre ese punto,
slo que nos es necesario concebir ac un saber que se sabe y que no tiene a otro que lo reconozca como
saber, por qu? porque ese momento que elige el paciente para poner a trabajar ese saber y que puede
ser un momento de crisis, se parece a algo que puede ser considerado como un primer intento de
inscripcin. Si es necesario encontrar un respaldo terico a lo que estoy diciendo, habra que buscarlo por
el lado del Proyecto12 de Freud, escrito en 1895 y nunca publicado por l, y que fue publicado al final de
las obras completas. Es interesante considerar que ese texto fue escrito por Freud contemporneamente a
las cartas a Fliess, es decir, en ese momento que caracterizaba diciendo que reciba muchos pacientes
psicticos, tambin hay que considerar que ese trabajo fue escrito por Freud muy rpidamente, volviendo
de un viaje a Berln donde se haba encontrado con Fliess, fue escrito a lpiz en el tren que lo llevaba de
Berln a Viena. El texto, que es mucho ms lmpido si se tiene presente esta referencia a la locura, es un
texto que da la impresin de intentar construir un sistema de referencias, en un momento en que l es el
blanco de los bombardeos que le dirigen sus pacientes y con respecto a los cuales no logra ubicarse -al
modo de la paciente de la que hablbamos ayer a la tarde y que bombardeaba con muchas cosas y llega un
momento en que hay que intentar establecer el mapa.
Resumo en pocas palabras la construccin de Freud sobre este punto, a la que hay que dejarle su estatuto
de construccin imaginaria, sin tener la oportunidad de decir: all hay neuronas en juego. No hacer como
los analistas vergonzantes que dicen que Freud fue uno de los primeros en descubrir las neuronas.
El texto es muy interesante porque da la direccin de un trabajo analtico posible con la locura. En el punto
de partida est el real -Freud no lo llama as, pero se trata de eso-, algo as como una energa pura, exterior
e innombrable, una energa afectada por un quantum enorme, puede decirse es la energa del trauma,
puede decirse para tomar un ejemplo: hay una bomba atmica que explota, alguien por azar est al lado de
esa catstrofe y va a producirse una primera impresin sobre l, en primer lugar sobre su cuerpo y sobre
sus rganos, su vida est puesta en juego en ese momento y quizs puede morir, pero si sobrevive esa
primera impresin que dej huellas en su cuerpo va a buscar un camino, va a buscar un camino porque
como quantum de energa, es insoportable. Y all van a encontrar su lugar cosas que Freud ubica ms bien
en el cerebro, pero puede ser colocadas en la piel, en cualquier rgano que sea y que van a reducir el
quantum de la energa, como un filtro: la primera reduccin de la energa consiste en dar una primera
representacin de esa catstrofe, con esto se tiene ya una reduccin de la energa, la primera
representacin de la catstrofe ya no es ms la catstrofe misma -es a ese nivel que hay que ubicar estas
mostraciones que hacen algunos pacientes, cuando dan una representacin que puede parecerse al teatro,
de algo muy terrible que les sucedi-, pero esa primera representacin es an demasiado energtica para
que pueda tener otra inscripcin para alguien, para otro, de tal modo que esa inscripcin sea manejable.
F. Davoine: Lo que dice Jean Max me hace pensar en que estos pacientes estn como agotados por un
exceso de energa, que llegan siempre como muy cansados, muy agotados. No creo que sea por una falta,
sino por un exceso de energa.
J. M. Gaudillire: Si intento producir una imagen diferente de la de Freud, la primera sera la de esta
energa que viene a golpear el cuerpo, en la piel, esta primera representacin que intento no colocar, no
ubicar en el cerebro, porque no me interesa, sera lo que est all, justo debajo de la piel. Pero esta primera
representacin estara pues demasiado llena de energa, como para que alguien pueda hacer algo con ella.
No se debe olvidar que la problemtica de Freud en esa poca es por supuesto la problemtica del
inconsciente y que es un intento para responder a la pregunta de cmo es posible olvidar algo y luego
volverlo a recordar? es all donde va a producir entonces la teora de lo que se abre camino. Es necesario
una vez ms, otro filtro para disminuir el quantum de energa. y entonces se va a crear un sistema que va a
consistir en pasar de la representacin al representante de la representacin, es decir a una instancia
cargada de una manera mucho mas dbil, y esto cualquiera sea el tipo de representacin, ustedes conocen
la distincin de Freud entre representacin de cosa y representacin de palabra, y bueno cualquiera sea el
representante, ya sea el representante de la representacin de cosa, o el representante de la
representacin de palabra. Este planteo de Freud en el Proyecto nos permite acercar fuertemente este
representante de la representacin y el significante. Con este esquema energtico Freud nos hace ver que
no se puede olvidar sino a representantes de la representacin.
Ustedes tienen all -claro que no alcanza para hacer queso, que es algo mucho ms complicado-, tienen all
indicado el camino de un anlisis que se pone a trabajar con la locura: en general uno no tiene que vrselas
con la energa primera del trauma de la explosin de la bomba atmica, uno tiene que vrselas con la
movilizacin de la primera representacin, esa que se sabe y que se sabe hasta ese momento, sin otro
que reconozca ese saber.
La actividad del analista sobre ese punto, que es un punto de la actividad psquica, no toda la vida psquica
del paciente, el trabajo va a ser entonces de traer en la transferencia un representante de la
representacin, es decir, algo que sea manejable, es decir algo que va a significar la inscripcin; es decir, la
posibilidad del olvido, puesto que la posibilidad de recordar algo est ligado a la posibilidad del olvido. El
real no puede ser olvidado, puesto que no se corresponde con un significante, es decir que est siempre all
y vuelve siempre all al mismo lugar -sabemos que en este pas hay personas que vuelven siempre al mismo
lugar, a la misma plaza-. Y por lo tanto el trabajo va a consistir en poner en su lugar un instrumento, un til,
que se va a jugar entre dos lugares, el lugar que ocupa en algunos momentos el paciente, y en algunos
momentos el analista, y veremos en algunos momentos que estos lugares son intercambiables.
Y vamos a ver en qu qumica, como en la qumica del queso, puede pasarse de la explosin a la
representacin y a la inscripcin. Ese es el esquema terico de Freud.
Alguien planteaba esa pregunta ayer, esto se corresponde con ese momento en el cual Freud tena la
conviccin de la realidad del trauma, y quizs puede explicarse que no haya publicado este texto que me
parece esencial cuando se trata de locura, porque sus intereses clnicos se dirigieron hacia otro punto a
partir de 1905.
Pero los nuestros van en esa direccin y por eso podemos apoyarnos en ese texto.
Volvemos entonces a ese punto de un saber que se sabe, sin otro que lo reconozca.
Todo sera simple y no habra locura, si fuera suficiente que alguien se coloque ante un loco dicindole:
creo en lo que usted dice, todo el mundo sabe que eso no funciona, eso es lo humanitario, lo
humanitario no funciona con la locura, tampoco estoy seguro que eso funcione con la poltica, y en la
medida en que creo que locura y poltica estn muy ligadas, creo que es el mismo fracaso al que es
enfrentado lo humanitario. No quiere decir que no haya que humanizar el tratamiento social, los lugares de
la locura, pero no es en ese proceso de amabilidad o de compasin, que va a poder inscribirse, darse ese
proceso de la locura, que va desde la explosin hasta la inscripcin del significante.
Entonces si ese saber de la locura est presente en los dos primeros encuentros, lo que no es llamativo,
puesto que como lo dice Lacan con otra aproximacin a lo real, el real es eso que est siempre en el mismo
lugar, que vuelve siempre al mismo lugar. Si eso est presente, porque est siempre presente, por qu
entonces, la mayor parte de las veces, un trabajo con la locura dura tanto tiempo? es porque el analista es
incapaz de reconocer el saber, en el lugar en que est en ese momento. Van a ver ustedes que no se trata
para nada de la ubicacin astuta del saber en La carta robada, si recuerdan ustedes el texto de Edgar Allan
Poe comentado por Lacan13. Es claro que el lector habitual de La carta robada est en la misma posicin
en que se encuentra Lacan, la posicin que consiste cuando se cerr el libro en decir: Ah! qu tonto que
era! para m es evidente, que las cosas que estn escondidas a la mirada, son las que estn all a la vista y
yo me hubiera dado cuenta. No es del lado de una gran inteligencia como la de Dupin que se sita aqu el
manejo del saber.
Un saber que est siempre all, es una especie de objeto a travs del cual no puede pasarse, es un saber
catastrfico -como deca Franoise ayer a la tarde-, es decir que es un objeto con aristas duras, alrededor
del cual uno puede dar vueltas, con respecto al cual uno puede hacer observaciones y sealamientos, pero
con el cual uno no puede encontrarse de golpe.
Pero lo que hay que conservar de ese primer encuentro con ese paciente, es que todo est all, y que en la
locura no hay secretos, no hay que buscar el secreto escondido que va a aparecer cuando se levante la
represin, todo est dado.
La psicoanalista alemana que ejerca en Francia y que se llama Gisella Panko (?) tena una manera muy
provocadora de decir su manera de trabajar, llegaba a decir: no hay secreto profesional en la psicosis. Es
algo a manejar con precaucin pero que es fundamentalmente exacto.
Qu va entonces a acontecer con esa especie de estupidez del analista? esta estupidez no indica una
manera peyorativa de hablar del analista, es decir que este saber que le es trado, lo vuelve idiota y es lo
mejor que puede sucederle, porque si empieza a entender, eso enlentece considerablemente el proceso.
J. M. Gaudillire: Franoise, como es una mujer, es mucho mas inteligente que yo, porque ese lazo
imaginario que se hace en ese primer momento con la locura va a consistir justamente en tratar de
entender por qu: por qu usted as? por qu pas tal cosa? por qu me viene a ver? ...
El viejo Cooperman, del cual habla Franoise en su libro, es un viejo judo de Brooklyn, acostumbraba
decirnos que cuando se trataba de locura, trataba de no plantear nunca la pregunta del por qu, sino la
pregunta del cmo.
Deca: por qu es Dios, y no es asunto nuestro.
Entonces por supuesto uno intenta comprender y es en ese momento que se instala esa relacin de
confianza, es decir que el paciente sabe que hay alguien a quien le fue aportado su saber y a quien eso le
interesa, y el analista entera al paciente de sus intentos por entender, como si estuviera haciendo
andamios, construyendo andamios, pero, por supuesto, no se puede vivir largo tiempo entre andamios.
Dira que la locura va a dejar que se haga ese trabajo durante un cierto tiempo, y luego un da aparece ese
famoso cataplum!, todos los andamios caen. Como dijo Franoise, no quiere decir que hayan sido
intiles, pero slo es a partir de ese momento que lentamente se va a entrar en la zona de la transferencia
psictica, y all es necesario retomar alguna serie de cosas que ya hemos dicho sobre ese punto de locura
que est trabajando en ese momento en el anlisis y que podemos identificar con una primera
representacin del real, sabemos que todo est presente, no hay posibilidad de articular pasado, presente
y futuro. No hay posibilidad de hacer una referencia diciendo lo que usted me trae ac es algo que pas
hace 75 aos porque en el registro propio del trabajo que nos es trado all por la locura, slo hay una
dimensin del tiempo: el presente. En ese punto todas las suposiciones imaginarias faltan, que son las
suposiciones que dan ritmo y hacen posible nuestra vida cotidiana. La oposicin fundamental entre
exterior e interior, entre uno y otro, entre vida y muerte, todas las oposiciones con las que funcionamos
para encontrarnos aqu a las 9 de la maana, saltan en pedazos, el sujeto de la locura, que est posicionado
como para ser llamado a ese espacio, es un sujeto congruente con esa disolucin de las diferenciaciones
imaginarias, y es en esas condiciones que la transferencia psictica va a tomar cuerpo y forma. Por
supuesto vamos a dar ejemplos clnicos en seguida, pero cada uno tiene su manera y su estilo para trabajar
con este tipo de transferencia.
En lo que me concierne, lo que me sucede ms a menudo son las coincidencias. Qu es una coincidencia?
es un sistema espacial, en el cual, supongamos que hay una recta, y hay otra recta, con la cual la primera
no tena ninguna razn para encontrarse y se encuentran teniendo un punto comn, y se encuentran, hic
et nunc, aqu y ahora. Hay en esta sala, en este momento millares de coincidencias potenciales. Cuando se
trabaja con cualquier paciente, pero especialmente con alguien que trae la locura, hay millares de
coincidencias potenciales, y un da hay una coincidencia que aparece. Un ejemplo de coincidencia: me
encuentro con una paciente que se encuentra muy mal en mi presencia, a menudo cuando me habla,
delante mo, me explica que su cabeza se separa de su cuerpo, y por otra parte, observ desde la primera
vez que la vi, que tiene una especie de huella roja, no una cicatriz, sino como una huella roja alrededor del
cuello, un lugar donde visiblemente la circulacin de la sangre se hace de manera ms intensa que en otros
lugares y entonces, a menudo, su cabeza sale volando cuando me est hablando. De manera bastante
miserable, la mayor parte de las veces le digo: No, su cabeza est ah. Entonces me mira con
conmiseracin. Nuestros consultorios estn en el mismo piso que nuestro departamento, ese da tena
problemas con la mquina de lavar, tena miedo que el lavarropas, que seguramente Franoise haba roto,
se empezara a desbordar, entonces estaba marchando el lavarropas, al mismo tiempo que la paciente
estaba all. El lavarropas est lejos de mi consultorio, pero si realmente explota, puedo llegar a escucharlo.
Supongo entonces que tena una oreja para la paciente y la otra para el lavarropas [risas]. De manera
habitual ella me vuelve a decir: siento que mi cabeza se est yendo, se puso a gritar, y me dijo: fjese,
fjese bien, no tengo una cabeza de lavarropas? *risas+.
Son cosas que suceden. Suceden! No preciso para nada hacer la hiptesis de la telepata.
La nica cosa que s, es que debo admitir, confesar, y es que era yo el que tena cabeza de lavarropas, o al
menos media cabeza. Y entonces de manera no muy gloriosa le dije que estaba pensando yo en el
lavarropas. A partir de ese da, su cabeza nunca ms intent volar.
Es una pequea ancdota, pero nos da varias indicaciones. Nos da la indicacin de que este saber de la
locura, va a buscar en el lugar del analista, los puntos donde algo puede cruzarse, ese cruzamiento nunca
se hace sobre las habilidades del analista, y si hay que llevar las cosas un poco ms lejos, y si sostenemos
como decamos ayer, que la locura es historiadora e investigadora de las catstrofes del lazo social, esa
investigacin de la locura va a buscar en el lugar del analista las cicatrices de tal catstrofe. Y por supuesto
las va a encontrar.
El analista es supuesto haber hecho un anlisis, es decir que probablemente, no siempre, depende de su
analista, debi haber pasado por los puntos de catstrofes en relacin al lazo social en su historia. Hay
muchos analistas que no hacen que esto acontezca en los anlisis y es catastrfico. Es catastrfico en el
caso de ocuparse luego de pacientes psicticos.
F. Davoine: No es catastrfico, sino ms bien insignificante y el paciente va a buscar a otra persona para
poder llegar a abordar esos puntos.
J. M. Gaudillire: La locura va a encontrar esos puntos en la historia del analista, sin conocer la vida del
analista, sin conocer su historia ni su vida privada, la locura va encontrar esos puntos de fractura. Es decir
cuando esos puntos de locura sean encontrados, podra decirse cuando la locura interprete al analista, ese
es el momento crucial de la transferencia psictica, y es el lugar en donde puede constituirse el
significante.
Cuando Lacan intenta definir qu es el significante, tiene una frase algo misteriosa, dice: el significante es
aquello que representa al sujeto ante otro significante. Todo el mundo pone cara de entender. Y sera muy
simple si hubiera dicho: el significante representa al sujeto ante otro sujeto. Pero no es para nada lo que
dijo, dijo: el significante representa al sujeto ante otro significante. Es algo muy claro si uno se ocupa de
la cuestin de la locura porque el tejido de la posibilidad de las palabras se encuentra interrumpido en un
momento dado. Es decir que uno puede muy bien imaginar, que un sujeto se encuentre representado
entre un significante 1 y un significante 2, entre un significante 2 y un significante 3. Y que en un momento
dado, puede pasar que entre el significante 4 y lo que sigue, el sujeto no se encuentra ms representado,
como dice Franoise Wittgenstein: el instrumento de las palabras est roto porque en ese lugar no hay
un significante, puede llamarse a eso forclusin.
En esos momentos en que la locura encontr las cicatrices de catstrofes en el curso de la vida del analista,
puede ponerse en su lugar, puede instalarse la posibilidad de nombrar, de nominar. Para dar un nombre es
necesario ser al menos dos o al menos tres si se es lacaniano, porque se necesita a uno, se necesita a otro y
se necesita un lugar que garantice la autenticidad de la nominacin.
Es en esos puntos, que son puntos de gran movimiento, que pueden constituirse nuevos significantes,
significantes que devienen tales, a la vez para el paciente y para el analista, la mayora de las veces para
gran sorpresa del analista.
Les voy a dar un pequeo ejemplo, despus me voy a detener para que hable Franoise.
Se trata de un paciente que me fue enviado hace mucho tiempo por un psiquiatra. Un paciente muy
agitado, estaba muy lleno de energa, era incapaz incluso de permanecer sentado delante mo, se mova en
la pieza en la que estbamos, me deca que tena ganas de desvestirse totalmente, que poda saltar por la
ventana. Cuando tena que aguardar en la sala de espera, visitaba el resto del departamento.
Vena porque tena un cierto tipo de delirio muy conocido, que ciertamente, seguramente lo tena desde
haca mucho tiempo, pero que ahora lo haca sufrir, y que consista en decir que todo el mundo lo
observaba y hablaba de l.
El comienzo de las entrevistas aconteca en esta especie de agitacin. Yo haba tomado la precaucin, al ver
qu tipo de paciente era, de recibirlo al final de la tarde. Eran sesiones que duraban muchsimo tiempo,
una o dos horas. Y cuando yo intentaba poner fin a una sesin de manera lacaniana, despus de dos horas,
a propsito de un significante y que lo acompaaba hasta la puerta, se instalaba en el umbral y continuaba
con su frase an durante un largo rato [risas]. Entonces era muy difcil. Se vuelve ms difcil an, cuando se
le torna a l muy dificultoso llegar hasta mi casa, es decir que se puede ver de manera dinmica cmo es
que la transferencia va llegando hasta mi casa, pero por ahora est todava en la calle. El delirio en el punto
de partida por ejemplo era que en el edificio de enfrente todo el mundo lo observaba cuando estaba en su
casa, para ver lo que estaba haciendo, pero al menos el lugar a donde l vena a hablarme representaba
para l, un lugar seguro. Y el esfuerzo que haca para llegar hasta mi casa, formaba parte de esta seguridad.
Pero cada vez se le fue volviendo mas difcil, ya que cuando ve en la calle -y escuchen bien esto- dos o tres
personas juntas, quiere decir que estn observndolo y hablando de l. Se le torna difcil incluso caminar
en las veredas. Yo me senta cada vez ms incmodo y trataba de entender, como deca Franoise,
plantendole preguntas sobre su historia, su biografa. Y muy pronto entend, pero no sirvi para nada con
respecto al delirio.
Qu entend? Entend que ese hombre vena de una catstrofe del lazo social de primera magnitud, la
revolucin de 1917, sus abuelos paternos eran rusos, y en 1917, su abuela estaba embarazada esperando a
su padre. Era gente rica., incluso tiene un apellido aristocrtico, y era parte de su delirio preguntarse si l
no era un prncipe. Pero en las preguntas que le plante pude darme cuenta de lo que suceda en 1917
para su familia: los dos abuelos paternos ya no estaban ms en seguridad y que eran espiados por todo el
mundo, que eran espiados por sus propios servidores, e inclusive por algunos parientes que estaban en el
otro bando. Decidieron entonces emigrar a Francia. Por razones de seguridad decidieron hacer el camino
en forma separada, haban decidido encontrarse quizs en Austria. Lo que sucedi es que la abuela pudo
llegar a Francia, e incluso hizo estudios de medicina y fue mdica luego, pero el abuelo no lleg nunca.
Escuchen ustedes cmo se sita ese real en el presente: puesto que este abuelo no haba llegado nunca y
no haba sido por lo tanto enterrado, l deca que quizs se encontraba an en las crceles comunistas,
pero en el tiempo en que yo trabajaba con ese paciente, el abuelo ya habra tenido ms de 100 aos. Como
no haba sido enterrado poda siempre volver, como el que retorna. Yo estaba contento porque haba
entendido todo, haba entendido que la cuestin del espionaje, de sentirse observado, que todo eso tena
que ver con la catstrofe de la cual haban partido sus abuelos. Discutiendo con l, le sealaba yo que haba
una gran relacin entre esa situacin histrica y su sntoma. Realmente eso no tena ningn efecto y pienso
que su situacin desde el punto de vista psiquitrico empeoraba.
Las sesiones conmigo eran cada vez largas, cada vez ms difciles de terminar, y me explicaba que como era
un gran deportista, su problema consista en que no senta los lmites y yo era incapaz de dar un lmite.
Un da me di cuenta que las cosas estaban muy mal. La sesin haba durado como dos horas. Era de noche.
En esa poca tenamos nuestro consultorio en un lugar distinto a nuestra casa y tena mi auto en la calle,
que terminaba en otra perpendicular, con un edificio al final. Sin darme cuenta de lo que haca, encend el
motor del auto y avanc, y me di cuenta que me detena a un metro del edificio que estaba all adelante ,
no haba doblado. Me dije entonces que era tiempo de poner lmite, pero no tena idea de cmo.
En la sesin siguiente vino an peor que de costumbre y me relata lo que pas en el fin de semana. Su
madre vino a la casa de l y lo invit a un restaurante. Me explica que estaban en una mesa con su madre y
que se encontr incapacitado para comer cualquier cosa, porque por supuesto, toda la gente del
restaurante estaba hablando de ellos y por lo tanto de l. Y supongo que s, que realmente todos deban de
mirarlo porque tena un aspecto bizarro en esa poca.
En ese momento le digo: son conversaciones de caf. La sesin prosigue como de costumbre y luego le
digo que se vaya. Vuelve a la sesin siguiente. El delirio haba desaparecido, y no volvi ms.
Es ese tipo de acontecimientos que hay que tener en cuenta y tambin intentar explicar. Evidentemente yo
estaba muy contento de que hubiese desaparecido el delirio, pero no saba por qu. Tuve pues que
trabajar con la sesin anterior. Entonces me di cuenta que la nica cosa que yo le haba dicho de manera
casi inconsciente, algo que se me haba escapado de decir haba sido que eran conversaciones de caf.
No era una interpretacin bien cocinada, con sal y pimienta, como un buen restaurante de psicoanlisis,
era algo que haba sido dicho as, casi sin pensar; y era muy fcil para m entender por qu haba dicho eso;
esa palabra caf haba tenido una gran importancia en mi anlisis.
En un momento de la vida de nuestra familia tuvimos que cambiar de ciudad y en la ciudad a la que
llegamos haba todava muchas ruinas de la guerra. Mi padre que era mecnico fue uno de los primeros en
ir a la fbrica en la que trabajaba. La nica casa vaca que encontr para alojar a nuestra familia, era una
casa en la que haba un caf, y le escribi a mi madre diciendo: la nica casa vaca que hay para nosotros
tiene un caf. Quers ocuparte del caf ?. Mi madre nunca se haba ocupado de un caf y antes del
nacimiento de nosotros haba sido secretaria de un abogado, pero le contest: si no hay otra solucin, me
ocupar del caf. Y yo viv en esa casa entre mis 8 y 16 aos. La caracterstica de esa casa era que no tena
puerta, es decir que para entrar en la casa privada era necesario pasar por el caf. En francs se llama caf
a un lugar pblico, es decir un lugar que slo tiene tres paredes, la cuarta pared no es un lmite, es decir
que cualquiera puede entrar y el pasaje entre el mundo de afuera y el de mi casa era un lugar pblico. S
que en algunos momentos de mi vida adolescente era algo que me era muy penoso, cuando yo volva del
Liceo, estaba convencido que la gente que observaba, me miraba, hablaba de m, etc. Y estoy seguro que
era as.
Entonces, ah est la cosa, dije conversaciones de caf, sin pensar. Esa palabra conversaciones de caf,
representa una cicatriz en mi existencia, un punto que atraves en donde yo no era sujeto, sino sujeto de la
conversacin de los dems, es decir un objeto. Sin darme cuenta le haba entregado, como coincidencia,
esa palabra. El resultado clnico, que es totalmente evidente, fue de que ese delirio que duraba desde hace
varios aos, y desde haca varios meses en un nivel que ya lo haba llevado dos veces al hospital
psiquitrico, ces de un da para otro y no volvi.
Eso es la transferencia psictica.
Quin es el loco? quin es el analista? es que estamos en el tiempo de la revolucin rusa? es que
estamos en el tiempo de mi adolescencia?
El significante caf representa a un sujeto ante otro significante.
Psiquitricamente el delirio desaparece.
F. Davoine: ... hablo de reticencia en esos casos de verdadera vergenza que uno tiene de exponer
pblicamente algunos secretos que no son tales.
Cuando citaba Jean Max a Gisella Panko (?) quien deca que no hay secretos en la psicosis, eso es verdad
para el analista tambin, porque la locura es asunto de la plaza pblica, es algo que se abre en la plaza
pblica. Y por lo tanto si no damos a los pacientes elementos que ellos han adivinado bien, no les damos lo
que les es debido. Borramos, hacemos como si nada pasara, banalizamos y no les damos lo que debemos.
En estos das he escuchado muchas preguntas formuladas como: habra que, no habra que, habra
que entender, habra que decir. De todos modos lo que s hay que hacer es dejar a los pacientes que
sean los que manejen el juego, son ellos los que nos hacen entender que no podemos entender aunque
hayamos hecho muchos esfuerzos para hacerlo, son ellos los que nos muestran que no sirve para nada
jugar con los significantes y sin embargo lo hacemos, son ellos los que nos muestran el lmite de lo
imaginario pero hay que haber puesto en juego el imaginario para llegar a su lmite. Si frenamos las
asociaciones que se nos ocurren, si no entramos en el juego, si no entramos en el baile, no entregamos el
dbito, lo que se debe entregar en la sesin.
Cuando hablo de la vergenza para contar un sueo, para contar un acto fallido estoy diciendo con ello que
la humillacin mucho ms que la reversibilidad de la forclusin es una constante en la transferencia
psictica.
Estos pacientes son ex-nios que han entendido y visto muchas cosas y a los cuales se les ha insultado la
inteligencia. Si retenemos lo que all se nos ocurre no hacemos ms que perdurar la situacin que los llev
a la locura.
Ayer les hablaba de esa mujer que se crea Sissi, la emperatriz de Austria y Hungra, y de la cual encontr
apuntes justo antes de venir para ac, yo sacaba apuntes de ese delirio, como deca Jean Max hace un
momento, totalmente estpida, no entenda nada, estaba como excluida de ese decir. Lo que haca
incomprensible eso era que haba una flotacin continua, una indeterminacin entre ella y yo, no saba
nunca de qu se trataba, si de ella o de mi. Lo que sucedi de extraordinario es que al releer esas notas me
pude acordar exactamente de lo que yo estaba pensando mientras ella me hablaba, es decir que ella
hablaba a lo que yo estaba pensando y hace de esto 20 aos. Ese delirio me era dirigido, era dirigido a m,
bajo la apariencia de ser un delirio que no estaba dirigido a nadie, tal era su costumbre de que no hubiera
nadie para responderle.
Hay una analista que tiene una muy buena costumbre, que trabaja con pacientes autistas y es la de anotar
despus de las sesiones todos los movimientos y las cosas que ocurrieron y en una segunda columna todas
sus asociaciones; puesto que mientras esos nios parecen estar siempre indiferentes, en realidad le estn
siempre hablando.
Esa segunda columna que yo no haba escrito es la que me volvi intacta al releer los apuntes.
Voy a citar aqu a Frida Fromm Reichmann que deca que cuando se piensa que no hay transferencia, todo
es transferencia. Es normal que pensemos que ese delirio no nos est dirigido, puesto que est dirigido a
un no-otro, un otro real. Y a la vez es normal que esos pacientes busquen nuestras cicatrices.
Una paciente que haba matado a un polica y que haba estado mucho tiempo en la crcel, me deca:
busco su locura como el perro busca al amo.
Voy a dar otros ejemplos para que vean a travs de diferentes ejemplos, de qu manera puede ocurrir eso
que hace aos llambamos el enganche, el lugar donde se agarra la transferencia psictica en el analista,
cmo queda tomado el analista, el lugar, la manera en que queda tomado en la transferencia psictica. La
palabra prise es tambin una palabra tcnica para designar cuando uno hace alpinismo, cuando se trepa en
una roca lisa el lugar en donde se agarra el que est escalando. El analista tiene que ofrecer esos lugares
para que el otro se agarre y pueda instalarse un juego de lenguaje, eso se lo debe a su paciente para no
perpetuar la situacin de una ausencia de otro.
Lacan deca a los psicoanalistas, creo que en el Pequeo discurso a los psiquiatras14, no estoy segura, que
no se quedaran atrapados, arrinconados por sus pacientes, no levanten el cogote, no se pongan de cuello
duro, no tomen aspecto de superioridad. Fjense en m, soy un payaso, hagan igual que yo, no me imiten.
Es decir que todos tenemos que hacer de payasos segn nuestro propio estilo.
A propsito de payaso, que es un personaje de La comedia del arte, les voy a contar la historia de una
paciente que era hija de inmigrantes italianos en Francia. Esa mujer era extremadamente hermosa y nunca
quiso decirme su edad. Vino porque tena bolsas debajo de los ojos. Era algo gravsimo, era algo
catastrfico para ella. Le pregunt a quin vea ella en el espejo cuando observaba esas bolsas bajo sus
ojos. Me contest que era una especie de instrumento que hace ruido, como una maraca, pero que tiene
una cabecita de loco que se usaba en el Teatro de locos. El personaje lo tena y lo mova. Para ella esto era
la idea de que siempre hay alguien, un muerto que vuelve, el fantasma. Y le pregunt por eso, a quin vea
en el espejo con esa idea. La paciente dijo ese instrumento es una mana, usted tiene la mana de hacer
este tipo de preguntas. Me dijo que haba visto esas bolsas en los ojos de su padre cuando ella tena ocho
aos. Le pregunt cuando era que ella tena ocho aos y no quiso decrmelo. Le dije y es otra mana ma,
que quizs era la poca de la guerra, porque yo adems le supona tener ms o menos mi edad. Pareci
escandalizarse, porque de cualquier modo pareca mucho ms joven que yo y me dijo que durante la
guerra todo haba pasado bien, sin ningn problema.
Esa mujer vena por una segunda razn y es que su hijo en un determinado momento haba delirado. Era
un estudiante brillante en matemticas y haba tenido que cambiar la orientacin del bachillerato.
El anlisis comenz de una manera totalmente clsica.
Ella vena tambin por una tercera razn y es que no se senta a gusto en su trabajo de psicloga escolar.
Entonces, paso por encima de varios aos, dos o tres aos, y llegamos al final de su anlisis y cataplum!.
Ella viva en una pequea ciudad y haba robado carne en un supermercado, y el dueo del supermercado
quiso hacer una situacin ejemplificante: llama a la polica y quiere que se inicie un proceso. Viene a verme
dicindome que ha contratado un abogado y me pide que le haga un papel diciendo que est en anlisis y
que tiene un sntoma de cleptomana y que eso, entonces, har que la situacin se resuelva.
Olvid decirles que era alguien que tena como leiv motive decir que le hubiese gustado ser artista, subir al
escenario y no en forma slo metafrica, pero que siempre se quedaba entre bambalinas, es un leiv motive
-tambin en la psicosis que he escuchado decir a muchos pacientes: estoy en una pieza de teatro en la
que desconozco el guin y en la que acto perfectamente, evidentemente este guin es la historia que no
est inscripta y para que el paciente pueda subir al escenario es necesario que el analista suba con l.
A su pedido le digo: no, y de manera muy sdica le digo que: por una vez va a subir al escenario, yo no
saba que yo tambin iba a tener que subir con ella. Ella me mir muy sorprendida por mi respuesta puesto
que yo actuaba como si me pusiera del lado de la polica. Una parte ma hubiese querido darle ese gusto,
darle el papel, pero formalmente no lo poda hacer. Ese da no se fue ni siquiera enojada sino muy triste, yo
tambin estaba enferma de remordimiento, de haber dicho no y de no poder hacer otra cosa.
Al da siguiente abro la puerta para ir a buscarla en la sala de espera y veo que no hay nadie. Creo que no
vino porque est enojada conmigo, y me voy a la cocina para hacerme un sandwich de carne o de jamn.
Vuelvo a la sala de espera para buscar a la paciente de la hora siguiente, y la veo y no la veo a ella, que est
all en el fondo de la sala, totalmente irreconocible como una vieja, arrugada y toda aplastada, acurrucada
-es como en los cuentos, les habl el otro da del bosque en donde el caballero se encuentra fuera del
espacio y del tiempo habitual y que cuando sale de all se encuentra como un viejo.
Evidentemente habamos ido a dar una vuelta por ese bosque, donde estn la hadas y las cosas que no
pueden ser dichas.
Fui a buscarla y le dije que no la haba visto, y ella respondi, que haba visto que no la haba visto, y que
pens que era una especie de prueba mental, una tortura por la que yo la haca pasar. Le dije que no haba
sido conscientemente mi intencin e hice una alusin a todos esos seres que vuelven y no tienen imagen
en los espejos, en los relatos fantsticos es un lenguaje que se tiene para poder hablar de esas cosas. Le
dije que viniese al da siguiente para continuar esa curiosa sesin. Al da siguiente viene an con ms
miedo, tuvo durante la noche una crisis de locura, una crisis de convulsiones parecida a la Gran Histeria
descrita por Charcott.
Ella estaba esa noche con un hombre, alguien muy amigo de ella, que tuvo la inteligencia de decirle que
hablara, que dijera lo que se le ocurra en ese momento. Dijo que en esos momentos haba pensado en su
abuela, me haba hablado largamente de esa abuela italiana, esa abuela era una mujer que la haba
educado y era una mujer que perteneca a una aristocracia italiana y que por rebelin contra su familia se
haba casado con un obrero, con l haba emigrado a Francia. Le pregunt en qu momento de la vida de la
abuela pens esa noche. Me dijo que haba pensado en su abuela, que haba estado en la crcel
inmediatamente despus de la guerra del 40. Pero que haba sido por una nimiedad, nada importante y
que haba estado muy poco tiempo en la crcel. Yo le dije que saba por mi familia, por mi historia que
inmediatamente despus de la guerra, haban habido comits de depuracin y que todos los que eran
sospechados de haber colaborado, podan haber pasado por la crcel. Le digo cayendo en una banalizacin,
que probablemente su abuela que era inmigrante italiana, poda haber sido objeto de comentarios
malevolentes por parte de los vecinos y podra haber sido denunciada como colaboradora. Le dije algo que
me haba dicho mi padre que en esa poca haba formado parte de esos comits de depuracin. En general
estaban integrados por los que haban estado en la resistencia y se haban visto obligados a tirar muchas
cartas de denuncias a la papelera, porque si hubieran hecho caso a todas las denuncias que se hacan en
ese momento, hubieran tenido que meter en la crcel a la mitad de Francia. Remos sobre eso y le dije que
fuera a averiguar si esa hiptesis poda ser acertada. Le fue a preguntar a su padre y el padre le dijo que la
abuela haba estado tres aos en la crcel. Le pregunt si se acordaba y me dijo que s, que haba ido a ver
a su abuela a la crcel y que adems, luego de haber salido de la crcel estaba tan bien y tan en buena
forma como antes. Le dije que se informara mejor sobre el por qu, porque evidentemente tres aos, ya no
era un asunto de informacin malevolente. El padre tuvo mucha dificultad para decirle que la abuela viva
en una casa en donde estaba un jefe de la resistencia y que ella lo haba denunciado y el jefe de la
resistencia haba sido torturado pero que felizmente no haba muerto. Eran cosas cotidianas en la poca de
la guerra y una vez que ella reencontr esto ella pudo decirme su edad. Ella entr en el tiempo, sigui
siendo muy hermosa pero haba retomado su edad. Puede decirse que cuando esto fue hecho historia el
tiempo se puso a caminar y ella pudo finalizar su anlisis poco tiempo despus. Su hijo devino un cantor de
pera, y canta esas peras trgicas y terribles italianas.
Esto para relatarles que estamos siempre en una zona entre dos muertes, como deca Nietzsche, ms all
del bien y del mal.
No estamos all como jueces en nombre de las leyes escritas sino para hacer advenir las no escritas, y darle
un lugar a esa abuela que seguramente no era ni del todo mala ni del todo buena, era un poco como todo
el mundo.
Me detengo para poder discutir.
Pblico: Le quera hacer una pregunta a Jean Max con respecto al caso del caf, porque a veces parece
como una cosa un poco milagrosa, como un milagro las cosas que pasan. La pregunta es: qu es lo que se
inscribe para ese paciente cuando usted le dice es una conversacin de caf?
J. M. Gaudillire: Un da hice una exposicin en Europa y haba un analista argentino que me estaba
escuchando, me dijo una frase respecto a esta secuencia: cuando dos desligazones se encuentran hacen
una ligazn. Es decir, lo que mostraba este paciente en su locura era una de esas cosas reales, que son
reales porque no hay otro.
Hay otros historiadores que pueden hablar y escribir sobre la revolucin rusa, con muchos detalles, aqu se
trata ms bien de esos momentos que como dice un paciente de Franoise: la gran Historia se cruza con la
pequea historia. La gran Historia es la de la revolucin rusa, la pequea historia es la de su linaje. En el
cruce entre la grande y la pequea historia nace, como sucede a menudo, un fantasma, el de ese abuelo
que emigr a Francia y que no lleg y que no se sabe donde detuvo su viaje. Pienso que el padre de este
paciente, que llev una vida normal en Francia, mantena, sostena algo de esa locura y que es algo que
transmiti a su hijo. Ese hombre, el padre, se volvi cirujano, un cirujano muy conocido en Francia, tena
una buena relacin con su hijo, mi paciente. Pero cuando yo le preguntaba en que consista esa relacin,
consista fundamentalmente en grandes caminatas por la campaa, para cazar, durante las cuales ni el
padre ni el hijo pronunciaban palabra, y esas eran las buenas relaciones entre padre e hijo. Evidentemente
en esta investigacin sobre el cruce entre la gran historia y la pequea historia, algo de eso aconteci,
puesto que transmiti algo a la generacin siguiente. Hace poco este paciente me dijo que su hermana
menor, que hasta ahora haba llevado una vida normal, y que es dentista, haba hecho una crisis psictica.
Ella dijo formalmente que a partir del momento que su hermano, mi paciente, se haba tornado ms
discreto haba cosas en esa familia que haba que hacer estallar an ms. Es decir que le tocaba a ella
tomar las cosas a su cargo, bajo la forma de una investigacin psictica. Slo que mi paciente que sabe lo
que sucedi entre l y yo, vino en seguida a preguntarme si poda darle el nombre de un analista para su
hermana, para evitarle lo que l haba sufrido: dos largas y graves hospitalizaciones. Totalmente por azar
habamos encontrado dos meses antes en el sur de Francia un analista que es de la regin donde habita
esta mujer y es el nombre que le di. Algo ha quedado en suspenso en el texto de ese linaje, seguramente
representado por el fantasma del abuelo. Aunque el fantasma del abuelo no haga apariciones
espectaculares, pero quizs ese fantasma se paseaba de manera silenciosa en las partidas de caza del
padre y del hijo.
Lo que ocurre en esos momentos en que se puede decir que hay un significante forcludo, es que como
dice Lacan, cuando queda forcludo el simblico vuelve, retorna en el real. Es decir que si ese significante
no esta all para representar al sujeto ante otro significante, ese significante vuelve por los altos parlantes,
por la radio, por la televisin, por las conversaciones de todo el mundo, por las ventanas.
Lo que se inscribi cuando hice esa intervencin fue de que haba en mi experiencia casi un lugar
topolgico, un lugar en donde las palabras no se encuentran detenidas por una cuarta pared, donde las
representaciones se hacen pblicas, se vuelven pblicas. Es decir que en ese lugar del caf, hay
circunstancias en las cuales un sujeto no est representado por un significante ante otro significante, sino
que se encuentra ms bien despedazado, en pedacitos de las pequeas conversaciones particulares.
El encuentro de estas dos desligazones en lugares topolgicos, que pueden de alguna manera ser
superpuestos, la superposicin de estas dos desligazones vale por una ligazn. Es decir que en este
momento las representaciones que retornan por la boca de todo el mundo se encuentran concentradas en
un lugar en donde el analista se encuentra tambin situado, pero no como observador o antroplogo de
los caf, sino como alguien que se encontr en el lmite, l tambin, de haber sido despedazado por las
conversaciones en ese lugar pblico.
No es un milagro sino una operacin que se muestra aqu en toda su simplicidad. Una interferencia, como
sucede a menudo en el comienzo del trabajo de los analistas. Despus la piel de los analistas se vuelve
mucho ms dura y las cosas son menos milagrosas.
J. M. Gaudillire: Una vez ms, cuando hablamos de psicosis estamos hablando de una modalidad de la
transferencia. Cuando alguien que no est loco encuentra en su vida o en su anlisis un punto de real, en
algunos casos puede evitarlo, puede pasar a 3 km. y seguir su camino. Quizs es lo que hizo el padre de mi
paciente a condicin de no hablar, pero si esa persona que no est loca encuentra ese punto del real, la
nica manera que tiene de ligarse a otro en ese momento y para ese punto, es mediante lo que llamamos
transferencia psictica. La transferencia psictica se corresponde con una situacin, con un momento y
no con una estructura, menos an con un diagnstico. Por lo tanto puede muy bien encararse el caso y es
lo ms frecuente desde el punto de vista de la tcnica con los paciente, de alguien que comienza un anlisis
clsico y que solo piensa en encontrar a un analista clsico y que en determinado momento hace
advenir en el trabajo del anlisis un momento psictico. Entonces en este momento la tcnica del manejo
de la transferencia cambia y cuando las cosas pasen por ese camino y puedan resolverse bajo la forma de la
inscripcin de un significante, puede muy bien continuarse el anlisis de la manera entre comillas clsica.
F. Davoine: Su pregunta la hacen a menudo y a veces se dice que eso es algo que encontramos tambin en
el anlisis de la neurosis, pero creo que stas pueden ser palabras de confusin. Se trata de momentos muy
claros, con lmites muy claros, con bordes muy claros. Son momentos como dijo Jean Max de fracasos del
analista. Quiere decir que se entra en un rea, contra la que se ha tropezado y en donde el real est
convocado. A veces damos la impresin de estar hablando del anlisis clsico como si fuera algo peor que
esto que estamos proponiendo. No se trata para nada de este tipo de dicotoma, no se trata de eso.
La palabra clsico pienso que la tomamos de Kuhn cuando habla de la ciencia clsica, de la ciencia normal
para diferenciarla de los puntos donde la ciencia est revolucionndose. Son los puntos donde ha chocado
contra pedazos, puntas del real y que no invalida para nada lo que se ha avanzado en la ciencia clsica
donde ya se ha inscripto algo. El anlisis clsico trabaja con eso que ya ha sido inscripto en el inconsciente y
que ha sido objeto de una represin. Por eso sirve la metfora que emplea Thom cuando habla de las
catstrofes como de cosas o de situaciones que tienen contornos muy claros. Tambin habla l de lo que
llama catstrofe generalizada, que es cuando la forma y el fondo no pueden distinguirse ms. Lo que puede
suceder es que si el psicoanalista no presta atencin a ese borde neto que se traspone en determinado
momento, lo que puede acontecer es que se produzca una catstrofe generalizada.
Pblico: Me fui con la frase que Franoise repiti hace un rato, como si se tratara de una prescripcin hay
que, hay que, hay que. Franoise hizo referencia cuando relataba el caso de Sissi del delirio que le diriga y
del que ella tomaba nota como una secretaria pero que en ese momento no se sinti concernida. Me vino
entonces a la cabeza la palabra que usa Lacan en el en el ao 1967, y Lacan plantea all que cuando se trata
de la clnica, de la posicin clnica, que esta proximidad con la locura y con el real que la locura presenta,
slo es posible si el analista est concernido. El analista, el psiquiatra, quien sea. El plantea all, hablndole
a los psiquiatras, que la formacin de los psiquiatras e incluso de los analistas no es algo que pueda ocurrir
en ctedra. Incluso la frase que recin dijo Franoise refirindose al Pequeo discurso a los psiquiatras, el
analista no tiene que poner esa distancia pero este, hay que o no hay que, est en relacin, Lacan dice
que quienes van a poder ser tocados por lo que digo son los que se han analizado conmigo o con otros en
un anlisis verdadero. Y yo pienso que es en 1967, que Lacan est haciendo referencia a lo que l ha
planteado en la Proposicin de octubre15, en relacin al final del anlisis y el pasaje de la posicin de
analizante a analista. Todo esto para poder acercar y es lo que quisiera que ustedes me confirmaran o no,
si me equivoco, es que esa posicin subjetiva del analista, se trata de una posicin subjetiva del analista,
que va a poder permitir que esta ocurrencia con respecto a un sueo o una historia para contar, o para
mostrar, ocurra pero de la dimensin del acto, no de la prescripcin.
F. Davoine: S, es un pasaje al acto necesario, como un pasaje al acto teatral, a la escena que a la vez la
constituye, y es una posicin subjetiva o ms bien desubjetivada, en tanto como sealaba Jean Max no se
trata de un sujeto que est all. Uno dice siempre hay que o no hay que porque es nuestro imaginario y
no podemos prescindir de l, pero yo digo siempre que es el paciente el que dirige el baile.
J. M. Gaudillire: La primera cosa es, que Lacan hizo una comunicacin en Suiza, a los practicantes en Suiza,
y en el francs-suizo, existe la palabra concernimiento. Creo que la palabra que Lacan utiliza en ese texto
es la palabra concernimiento que es una palabra poco frecuente en francs. Concernimiento en el
francs-suizo quiere decir exactamente delirio. Cuando un enfermero suizo-francs dice que un paciente
tiene un concernimiento est diciendo que delira y creo que hay que escuchar esa palabra tambin en ese
sentido en la medida en que Lacan eligi all una palabra poco frecuente. La segunda cosa tiene que ver
con lo que he aprendido de un analista que apreciamos mucho y que estamos traduciendo en este
momento al francs y que se llama Caetano Benedetti. Es un analista de origen siciliano pero que desde
hace mucho tiempo trabaja en Suiza, insiste mucho sobre el siguiente hecho: y es que en el trabajo con los
pacientes que llamamos psicticos, suceden a menudo cosas que llamamos milagros. Lacan deca a
menudo, cuando se lo arrinconaba con respecto al tratamiento de las psicosis, que le haba acontecido
tener psicticos en anlisis, que haba curado a algunos, pero que no saba por qu.
Sostengo junto con Benedetti, que cuando suceden cosas como las que narr hace un momento, sostengo
que son posibles de ser transmitidas y enseadas y que hay que transmitirlas y que hay que ensearlas.
[risas]
Pblico: A propsito de que hay que transmitirlas y que hay que ensearlas sera quizs posible analizar
esas dos oraciones, diciendo que es impersonal, pero tambin que al decir hay que, involucra creo a una
exhortacin, de alguna forma, exhortar a un lugar, en todo caso a una posicin.
F. Davoine: Benedetti dice an ms, dice que este tipo de trabajo como el que estamos haciendo, forma
parte del trabajo con esos pacientes, porque forma parte de hacer entrar en el lenguaje eso que estaba
excluido. Por supuesto no se trata de decir las cosas de cualquier manera, sino de haberlas trabajado al
punto de hacerlas transmisibles.
Pblico: Ayer por la tarde usted deca que se haba interesado en Schedinger y que eso era de alguna
manera porque se senta sola sin Wittgenstein. Yo quera preguntar que ms se poda pensar, si esto es una
manera de trabajar entre la locura, usted y , por ejemplo, Wittgenstein.
J. M. Gaudillire: Se puede quizs agregar algo ms, en la produccin de este tipo de escritos, como los de
Wittgenstein, hay en estos escritos una amenaza como la que golpe a los escritos de Schreber. Cuando leo
el millonsimo artculo -ya no lo leo ms- sobre la psicosis que se apoya en Schreber, escucho el grito de
Schreber gritando desde el infierno o desde el paraso. Lo escucho como si aquello que l transmita
cuando escriba hubiese sido analizado en el sentido griego del trmino, es decir desmembrado, es decir
cortado en pedacitos. Pienso que aquellos que conocen un poco la vida de Schreber saben que cuando est
delirando en sus textos con la idea de convertirse en mujer, aparecen textos que no son casi nunca citados,
textos de su psiquiatra Flechsig, que en el momento en que Schreber haba sido internado en su clnica,
haba Flechsig decidido tratar la psicosis paranoica con la castracin real: cortrsela. Se dice que el loco era
Schreber y que Flechsig era un psiquiatra de su poca. Es porque se hace un corte, se forcluyen los escritos
de Flechsig, que son inseparables del delirio de Schreber, que Schreber sigue aullando desde el infierno.
Si no hubiese libros como el de Franoise por ejemplo podra escucharse aullar a Wittgenstein desde 1914
a 1918, aullar esa terrible frase que todo el mundo conoce y que nadie entiende, y es la ultima frase de ese
libro incomprensible para quien no se ha especializado en la lgica matemtica el Tractatus16 y que es esa
frase lo que no se puede decir hay que callarlo. Hay wittgensteinianos, como hay lacanianos, como hay
freudianos, como hay schreberianos, que son capaces de hacer gritar a Wittgenstein con esa frase y de
detenerlo, como en esos momentos en los que el tiempo se hiela, se congela. Detener a tal punto las
palabras, sin entender que esa frase lo que se no puede decir hay que callarlo no es una verdad, sino la
convocacin de otro.
F. Davoine: Muchos dijeron que tenan preguntas y preguntas tericas para plantear, para dar tiempo para
que puedan reflexionar y hacer las preguntas slo voy a hablar ahora brevemente sobre las tradiciones
orales.
Muchas veces cuando se hablan estas cosas se habla en trmino de tragedia, Edipo, tragedias griegas, etc.;
cuando en realidad, como hemos dado aqu el ejemplo, muchas veces, hay que tomarlas por el sesgo
cmico. Porque con respecto a la locura hay una dimensin cmica, a la que muchas veces los analistas no
somos sensibles porque nos falta humor con el cual reaccionar a las cosas que nos son dichas. Y nos
quedamos serios como un Papa, cuando en realidad la persona que nos dice las cosas se esfuerza por
hacernos perder la seriedad. Esta relacin entre la locura y lo cmico, era patente en la Edad Media que
era una poca mucho ms sensible y ms apasionada por la locura que la
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nuestra, aunque en realidad fue una poca muy parecida a la nuestra, con la Guerra Santa contra los
musulmanes, con sus torturas, como hoy en da, con las pestes y epidemias como el SIDA. Voy a dar una
definicin de la locura de la Edad Media, que me parece mucho ms moderna que la de El hombre
neuronal. La locura -dice ese autor medieval- es ms un artefacto que un destino. Esa palabra en francs
quiere decir un artefacto, pero tambin una mquina de guerra y tambin tiene la raz latina de ingenio,
ingenioso, de inteligencia aplicada a algo. Es decir, que se sabia ya, que la locura era ms un artefacto, una
mquina de guerra, una ingeniosidad, que un destino. No solamente se lo dice, sino que se lo prueba al
terminar la guerra de los 100 aos que fue una guerra terrible y de terror. Hubo un verdadero
florecimiento de un teatro de locos, que fue llamado El teatro de sotie. La palabra so se traduce: tonto. No
tenemos traduccin en espaol teatro de tontos, sera un teatro de estultos. La gente de esa poca
tena problemas semejantes a los que ustedes tienen, problemas de amnistas, problemas de
desaparecidos, problemas de juicios, y de a qu tribunal llevar tal o cual juicio.
Ustedes saben que ese problema de las leyes y de las leyes no escritas atraviesa toda la tragedia griega:
Sfocles, Eurpides y Esquilo.
Ustedes saben que todas las divinidades que en La orestada de Esquilo tienen la figura de las Erinias, las
Furias, intentan transformarlas en divinidades benevolentes. Y esas diosas se convierten en Eumnides a
partir del momento en que Atenea crea el tribunal para juzgar los crmenes de Orestes. Es nuestra amiga
Nicole Laureau que est en este momento gravemente enferma y que es una helenista, la que sostiene que
las tragedias fueron hechas para poder hablar de los crmenes presentes. Era una manera de curar a los
habitantes de la ciudad, como una purificacin, como una catarsis, qu quiere decir eso? poder cuidar y
no slo los ciudadanos estaban obligados a concurrir, a asistir a ese teatro al punto que el que no poda
pagar le era pagada la entrada, es decir que era obligatorio que asistiera a este teatro, pero adems haba
una regla que haca que estaba prohibido hablar de los acontecimientos del presente, haba que hablar de
los acontecimientos del presente a travs del mito, es decir, por un recurso al mito. No quita que este
teatro tena efectos sorprendentes, por ejemplo bastaba el ruido de las diosas en la escena -que no se tena
el derecho de ver sino solamente de escuchar su ruido- para que mujeres abortaran y jvenes se
desmayaran.
Esta misma realidad fue tratada en el Renacimiento a travs del teatro por el sesgo cmico.
Creo que estos dos sesgos existen -el trgico y el cmico- en el anlisis de la psicosis.
Voy a hablar de las tradiciones medievales, de cmo hacan para que no fueran borrados los crmenes de la
ciudad, cmo hacan para que no fueran borrados por los poderosos. La solucin fue juzgar esos crmenes
en el teatro de la locura, la locura era el tribunal y es as como era ese tribunal. Este teatro, del que
tenemos conocimiento por tradiciones orales, ocurra en las ciudades, en Pars por ejemplo, en los colegios
a donde an hoy van nuestros adolescentes. Eran tradiciones orales de las que slo quedan huellas a partir
del siglo XVI, a partir de la imprenta. Es un teatro muy mal conocido, porque fue un teatro prohibido por
Francisco I, que no soportaba ver a los crmenes expuestos a la luz del da. Y a partir de esa prohibicin esas
piezas de teatro, quedaron en las biblioteca y nunca ms fueron reeditadas. Yo no fui a las bibliotecas pero
aconteci que alguien hizo una tesis sobre estas obras, tuve oportunidad de leerla. Voy a contarles como
acontece este teatro de la locura y acontece como el anlisis de la psicosis: hay un personaje central que es
la madre loca, es un personaje carnavalesco, que llega a la escena y lanza un gran grito. Con ese grito llegan
al escenario los que en este teatro son llamados los supuestos, los locos. La palabra supuesto es un antiguo
nombre que quiere decir sujeto, supositum.
La madre loca pregunta a los supuestos cules son las causas que traen al tribunal. Cuales son las causas
que tienen que traer al tribunal. En este momento entonces los tontos o los locos estn casi
desubjetivados: el loco n 1 , el loco n 2 , el n 3, llegan al tribunal a decir los abusos, los crmenes en un
lenguaje muy brutal que todava hoy en Francia, sera censurado. No censurado, sino que no sera tan
crudo el lenguaje como aparece all. A partir de ese momento aparecen en el escenario los distintos abusos
personificados en la escena. Los personajes son personajes que estn en el lmite de lo abstracto y lo
concreto, como sucede en la esquizofrenia, a veces por ejemplo un personaje se llama: el tiempo.
- el tiempo se detuvo.
Entonces el personaje llega y se sienta, se detiene.
Otro personaje es el pueblo, y llega con la lengua atada.
- el pueblo est amordazado.
Hay un personaje que se llama uno y otro que se llama el otro, el pueblo tambin a veces se llama alguno.
Hay un personaje que se llama cada uno. Todos estos personajes van a decir de la manera ms violenta, los
abusos que han sucedido. Por ejemplo esto de que:
- el tiempo se detiene
Puede haber un personaje que agarre un cernidor y diga:
- estoy pasando el tiempo.
Hay una sotie que es la nica que ha sido publicada, que se llama La gente nueva y la gente nueva son los
reformadores, y entre ellos hay un personaje que se llama el mundo. Los reformadores quieren reformar el
mundo, y hay una presentacin irrisoria de esa reforma, puesto que los reformadores son presentados
comindose a el mundo. Hay dos hosteras una se llama mal y la otra se llama peor, y llevan a el mundo de
mal en peor. Todo esto es para darles una idea. Cuando est esa madre loca tambin se la llama la gran
reformadora, entonces:
J. M. Gaudillire: En el fondo lo que intentamos decir con respecto al trabajo analtico con la locura, es que
es hora de que los analistas retomen la palabra. Como si la palabra hubiese partido, como si al igual que en
el teatro de locos, hubiera que volver a retomarla fsicamente. Porque en la tradicin que ha sido la
nuestra, despus de Freud y despus de Lacan, esa famosa palabra que es nuestra materia prima y nuestro
instrumento de trabajo, termin por quedar abajo de la mesa.
Por una primera razn, en lo que concierne a Freud, es que Freud era un gran escritor. El tena en alemn
un estilo muy claro y cargado de imgenes. Es casi necesario llegar a los testimonios privados, para
reconstruir al menos al principio, en qu pudo consistir la tcnica de Freud.
La primera cosa, todo el mundo sabe: el famoso divn.
En primer lugar no era realmente un divn, era ms bien un gran silln con algunas alfombras por debajo, y
l explica que invent ese dispositivo porque no soportaba mirar a la gente cara a cara durante ocho horas
por da.
Luego mientras los pacientes hacan sus asociaciones, Freud les explicaba el psicoanlisis. Freud les
explicaba la invencin del psicoanlisis. Si alguna vez visitan la casa de Freud en Viena o su ltima casa en
Londres, van a ver la disposicin de los cuartos. Se sabe que Freud en determinado momento haca
levantar a un paciente que estaba acostado o sentado, e iba a la pieza donde estaban las estatuillas
egipcias y se las mostraba como un smbolo metafrico de lo que estaba enterrado y que haba que hacer
volver a la superficie. Freud, pues hablaba a sus pacientes, al menos al comienzo de su prctica.
Hubo un momento evidentemente en que esta forma cambi, y este momento concuerda con el comienzo
del cncer de Freud. Ustedes saben que sufri unas quince veinte operaciones, en las condiciones de
aquel tiempo, con prtesis metlicas, que tuvieron como consecuencia que l no pudiera ms comer en
pblico, tena muchas dificultades para hablar y que probablemente es esa mscara de impasividad, es esa
mscara lo que encontraron no los futuros pacientes sino los futuros psicoanalistas, que encontraron a
Freud en ese momento. Quizs de ah viene esa tradicin mimtica de la cara impasible del analista,
porque neutralidad benevolente no quiere decir impasibilidad. Descontando adems que en los momentos
de transferencia psictica, como hemos dicho, no hay posibilidad ni de neutralidad ni de benevolencia. Se
puede decir tambin que en esos momentos ocurrieron dramas familiares muy importantes en la vida de
Freud, como fue la muerte del nietito de Freud, el hermanito de ese pequeo nio del fort-da, adems de
la muerte de la hija de Freud. Se puede ver en varios textos de la correspondencia de Freud de esa poca o
en otros que tambin hablan de esa correspondencia, se puede ver que Freud entra en un cierto perodo
de indiferencia. Esto es la vida de Freud y no un modelo.
El segundo problema que tenemos con respecto a la palabra en la tcnica, proviene del trabajo de Lacan.
Ustedes saben que ese libro tan importante, el nico libro de Lacan que apareci, que se llama Escritos,
est hecho casi nicamente con palabras. Es decir que la mayora de los artculos que son artculos casi
incomprensibles, an en francs, son de hecho, el lugar donde se han comprimido presentaciones orales.
An hoy en da en que pueden tener a disposicin de ustedes las versiones oficiales de los seminarios, no
pueden tener sino una mnima idea de lo que era la relacin del pblico, de los auditores, de los oyentes
con la palabra de Lacan.
Evidentemente se vea en seguida que tena un estilo particular, con algunos giros especiales, pero
mientras se estaba participando de los seminarios de Lacan, todo resultaba muy claro, aunque esa claridad
hiciera pensar.
Por ejemplo ese famoso articulo De una cuestin preliminar... que no es uno de los mas difciles, en la
edicin francesa comprende unas sesenta pginas, eso es el resultado de una condensacin de un
seminario cuya versin tenemos en novecientas pginas. Creo que la versin oficial impresa hoy en da
tiene trescientas pginas, lo que tambin es otra cosa. Por lo tanto si uno se ve confrontado con esa
escritura que no es una verdadera escritura, sino que es una condensacin de oralidad, una concretizacin,
evidentemente eso puede tener efectos paralizantes sobre la prctica.
Pero todo el mundo sabe no slo que Lacan hablaba todo el tiempo, sino que hablaba a tontas y a locas, y
que tambin hablaba en el trabajo con sus pacientes. Entonces all tambin hubo una palabra que
funcionaba y que funciona. Iba a decir, porque uno siempre tiene en cuenta la preocupacin de la
prudencia y hay que dar siempre una idea de los lmites, iba a decir que no se puede decir cualquier cosa,
pero creo que si. Lo peligroso es cuando no se dice cualquier cosa, es decir, cuando se dice algo, cuando se
piensa que se dice algo. En primer lugar cuando se piensa, y en segundo lugar cuando se piensa que se dice
algo probablemente no se est en esa dimensin de la palabra. Por lo tanto hay que retomar esta tradicin
del psicoanlisis, que es una tradicin oral. El analista se encuentra an en la tradicin clsica, en esta
posicin de acolchado, es decir, que recibe amortiguando un cierto nmero de golpes que provienen de la
palabra del paciente. Seguramente se ayuda al paciente que est en esa posicin, se lo ayuda porque uno
est all como un puching ball. Pero en esa manera de proceder la locura no encuentra su otro. Por eso
pienso que cada uno de nosotros del mismo modo que tiene que frecuentar las obras y los escritos
tericos, debe ser capaz de encontrar en su propio fondo de cultura oral, como devolver algo de esa
palabra que le es dirigida.
Hablbamos ayer de la zamba e imagino que hay toda una tradicin del tango, hay tambin tradiciones de
cuentos que se transmiten de boca en boca, y ustedes saben bien cuando cuentan estos cuentos a los
nios, que esos cuentos hablan de tradiciones de monstruos, de muerte, de catstrofes, de todas esas
cosas.
Lleg la hora de abrir, pues, el consultorio del analista al tango y a la zamba.
Pblico: Cuando usted dice una conversacin de caf, me parece que dice cualquier cosa, con ese
estatuto. Y no me parece entonces que tenga la misma naturaleza paranoica, de esas miradas al entrar en
un caf, pese al emplazamiento que uno sufre cuando entra a un caf. Entonces cul sera, si fuera otro
estatuto, el cruce de las dos rectas? Porque si uno dice cualquier cosa, qu importa por qu lo dice?.
J. M. Gaudillire: No.
Pblico: Porque usted est en el tiempo de a posteriori. El delirio est siempre presente.
J. M. Gaudillire: Si.
J. M. Gaudillire: Porque tengo que transmitirlo. No puedo guardarme eso para m. Si lo guardo para m se
convierte en paranoico.
Pblico: Yo les quiero agradecer, a ambos, que hayan trado, creo que para todos nosotros, la palabra
catstrofe. Porque en mi opinin creo que la sociedad argentina, la sociedad cordobesa, la sociedad de
los grupos de psicoanalistas, no tienen en cuenta las catstrofes sociales.
La historia, por eso es una cosa que me preocupa la cuestin del tiempo, parecera que para nosotros en
general, (alguien dir: para m no), la historia es muy importante porque hay consecuencias y hay
efectos, no solamente sociales, sino a nivel de lo que los analistas encuentran en los hospitales, las clnicas
y los consultorios privados, y creo que es justamente esta palabra descuidada que hace que toda la
cuestin social que para nosotros, desde Freud incluido, que Freud deca tener en cuenta tres
generaciones, en nuestra sociedad es como si hubiera un funcionamiento sin historia. Sin historia en
relacin a los acontecimientos sociales y como efectos en relacin a lo que se entiende como locura. Por
eso yo creo que cualquiera ac se reira, pero yo lo siento como una obligacin de agradecerles, que nos
hayan presentado esto y de esta manera.
F. Davoine: Agradezco los agradecimientos. Si hablo de esto seguramente es porque han sucedido en
Francia, no las mismas cosas pero cosas similares. Y que esta expresin de consultorio privado del analista,
es all donde se desempacan las cosas pblicas.
Para darles un ejemplo con respecto a los desaparecidos y que tiene que ver con los desaparecidos de la
guerra del 14. Se trata de un paciente que hizo una pelcula y que enloqueci al terminar la pelcula. Es
decir que l trat de hacer una historia con algo, de poner algo en la historia, pero se meti en la pelcula y
no pudo salir de ella. La pelcula gira en torno a la palabra deportacin. Deportacin en Siberia. Cuando
estaba en el hospital sin querer comer, ni beber, ni hablar, ni nada, le dije que estaba all como un
deportado, no saba yo lo que deca. Cuando sali del hospital me trajo un librito. En su familia se deca,
que haba gente que haba sido deportada en la guerra del 14 a Alemania y todos se rean de esto porque
decan que se equivocaban de guerra, que las deportaciones haban sido en la guerra del 40. El librito que
me trajo eran unas quince veinte pginas impresas por su to, que tiene ahora 90 aos, era el director de
un hospital psiquitrico en Francia. El ttulo del libro es Mi deportacin en 1914. Ese texto el to nunca se lo
haba dado a nadie, era la primera vez que ese texto llegaba a alguien y le haba sido dictado al to, por su
maestro cuando tena doce aos.
Esta familia parece una familia del tiempo de las tragedias griegas. Su padre se suicid, un hermano del
padre mat a su mujer y a sus hijos. Cuando comenc a leer este texto estaba escrito en un estilo muy
almibarado, como en los cuentos de nios. En ese estilo se describan atrocidades, en particular la
deportacin de una familia con diez hijos, el menor era un beb, a campos de concentracin en Alemania.
Las atrocidades impresionaban tanto ms, porque estaban dichas en ese estilo de cuento de hadas. Me
trajo ese texto me acuerdo muy bien, me lo trajo un martes a las once horas, no era la hora habitual para
que l viniera y acababa de salir del hospital.
Por una coincidencia, despus de l recibo a una mujer que habitaba en la misma regin que l en Lorena,
es decir en la frontera con Alemania. Esa mujer haba pasado el fin de semana en Lorena con su madre que
est vieja, que est loca, que tiene un Alzheimer. En su delirio ella cuenta que vio a su abuelo, al abuelo de
la madre, encadenado junto con todos los viejos del pueblo detrs de los carros alemanes. Me dijo: mi
madre est loca, tiene alucinaciones y delira totalmente. Me fijo en el librito que me haba dado mi
paciente anterior y me fijo en el nombre del campo del concentracin, el nombre ese era Hallzmintden(?).
Le dije que la semana siguiente que ella tena que volver a su ciudad, que averiguara, que se fijara en la
biblioteca de ese nombre, si haba algunos datos sobre eso. Era la primera vez que yo infringa la regla
analtica de los comportamientos estancos, entre las distintas sesiones de distintos pacientes. Estuvo
contenta porque le dbamos existencia a este abuelo que estaba desaparecido y que de golpe empezaba a
existir. Me trae a la semana siguiente un libro, lo abre en determinada pgina en donde hay una foto de un
campo de concentracin Hallzmintden(?) en Alemania en 1914. Me fijo, no tena una edicin hecha en
Pars, no tena una casa editorial, haba sido hecho localmente, ese libro haba sido escrito hace cuatro
aos por un grupo de historia de una clase de adolescentes, que haban hecho una investigacin sobre los
desaparecidos de esa poca, es decir de sus antepasados muy lejanos. Todo esto que les digo no est
escrito ni la historia oficial ni oficiosa de Francia. Todo esto sucede en la famosa regin de Verdn, en la
Batalla de Verdn. Cuando se escribi la historia todo el inters estuvo concentrado en los militares que
estaban en las trincheras y no en los civiles. Los civiles eran el terreno de experimentacin de los nazis, de
los que sern objeto en la guerra siguiente. Los nios y los viejos eran raptados y luego llevados a Salzburg
y de all eran enviados a un campo de concentracin alemn. De esto no se habla, porque esta regin, es
una regin de frontera y muchas mujeres se acostaron con los ocupantes alemanes. Por lo tanto haba
nios que eran mitad franceses y mitad alemanes.
He ah una historia que slo hoy, ahora, puede ser expuesta, hecha historia.
Ya ven ustedes, como las Erinias, las diosas, las Furias, esquilmaron a estas familias hasta que uno de ellos
enloqueci y pudo hablar de eso. Hasta que todo esto pudo ser trado al tribunal de la locura, en el anlisis
y las Erinias pudieran ser transformadas en Eumnides.
Pblico: Yo quera pedirles si podan hablar un poco acerca de eso para ser mostrado. Si esto tiene algo que
ver, si se relaciona o no, con una marca de que no hay universo del discurso. Si eso aparece como escritura,
como escrito. Yo me pregunto por esto: cmo situar el punto de lo imposible de decir, y si a ese lugar va la
mostracin?
J. M. Gaudillire: Voy a hablar un poco sin relatar secretos, de una entrevista, de una conversacin que
tuvimos ayer con Ral Vidal. Estaba en juego un discurso donde se mencionaba mucho de racismo y de
antisemitismo, y haba mucho, mucho material respecto a ello. La primera cosa que dije a Ral y a los que
estaban all alrededor de la mesa, es de que en la mesa, sobre la mesa, y seguramente desde haca mucho
tiempo, haba un cenicero y ese cenicero de manera totalmente evidente, tena la forma de una cruz
gamada. Fue necesario que yo sealara con el dedo eso que estaba all, para que eso apareciera. Cuando
las cosas no fueron dichas -con respecto a las cuales hay numerosas razones histricas para que no hayan
podido ser dichas o no puedan ser dichas- una de las cosas que rigen a la bestia humana, al animal
humano, en su lazo social, es que esas cosas busquen a cualquier precio inscribirse. Es decir que cuando
hay cosas que se encuentran en esa posicin de lo imposible de decir, no hay mas posibilidad de que esa
cosa intente mostrarse para ser dicha, y siempre encuentra el medio para ello. Puede ser un cenicero, ese
cenicero apareci en nuestro encuentro de ayer y hay en ese lugar, que es ciertamente un lugar simptico
y agradable, donde pienso que los pacientes son bien tratados, haba all una cruz gamada, que esperaba
nuestra reunin de ayer. Siempre es as que las cosas suceden.
Nuestra amiga Nicole Laureau que en este momento se encuentra en un hospital con un accidente
cerebral, nos haba enseado cul era uno de los orgenes ms claros de las amnistas. Hubo en la Atenas
del siglo V una importante guerra civil, durante la cual una junta tom el poder, se los llam los oligarcas,
es decir, el poder en manos de unos pocos. Evidentemente como en los perodos de este tiempo, que son
perodos perturbados, una parte de los ciudadanos se encuentra estando en resistencia o exilindose y otra
parte colabora con el gobierno que est en el poder. En el momento del retorno de la democracia,
acontece como Franoise sealaba en el final de la guerra en Francia, hay un perodo de arreglo de
cuentas, es decir un perodo en el cual unos acusan a otros, eso crea evidentemente un clima enrarecido,
imposible en la ciudad y en el pas, con nuevos crmenes y venganzas y en esos momentos siempre se
repite el caso, la historia se repite, los nuevos llegados al poder, en este caso los demcratas, votan una ley
de amnista.
Amnista. Es necesario reflexionar sobre lo que indica esa palabra. A es el prefijo griego que indica sacar
algo, es negativo y la raz que est en mnista es la raz de la memoria, la raz del recuerdo. Una ley de
amnista es una ley que obliga a no recordar, no es una ley del perdn, es una ley que dice no hay que
recordar. Y Nicole Laureau nos recordaba que esta ley una vez promulgada, era objeto de un juramento
por parte de cada uno de los ciudadanos, en forma individual. Este juramento era un juramento terrible,
que no invocaba a ningn dios en particular, sino que simplemente aquel que prestaba su juramento en el
texto al que me voy a referir, deca que si contravena a este juramento, perdera sus hijos, sus propiedades
y sus descendientes hasta no se cual generacin. El texto del juramento deca que estaba prohibido
recordar los males.
En ese tipo de leyes tienen exactamente la receta para la fabricacin del real. Es decir que a partir del
momento en que ese procedimiento queda instalado empieza a funcionar esta anulacin, hasta en la
memoria. Esto que es as anulado, encuentra como reaparecer aunque ms no sea en la forma de un
cenicero o de una locura, o de tal incidente astral, o de tal catstrofe natural.
Lo traigo a menudo, porque la lengua habla al igual que la locura. Traigo estas dos letras: mn. Es mi
matema personal, vale por otro. Voy a decirles el origen de este matema mo, por supuesto que estoy
bromeando con lo de matema. Un da estaba hojeando la Traumdeutung de Freud, La interpretacin de los
sueos17, lea esos dos versos que se encuentran al comienzo del libro y que todo el mundo conoce por
eso, y que son los versos de Virgilio en La Eneida18, y que dicen: Si no puedo mover a los dioses de arriba,
ir a buscar a los del Acheronte, a los de abajo19. Y si bien cuando era chico yo haba traducido muchos
versos de La Eneida, me haba contentado con una aplicacin superficial de estos versos al texto de Freud.
Es decir que caan muy bien en una especie de topologa simplista, si no puedo hacer cosas con lo que
sucede arriba, en lo consciente: ir a ver abajo, en lo inconsciente. Y uno se queda contento de tener con
estos versos una idea clara del consciente, luego una barra, inconsciente.
consciente
inconsciente
No se trata para nada de eso.
Y entonces retome La Eneida, hasta encontrar en el canto sptimo20 estos dos versos. Es una historia de
mujeres, pero ms precisamente, no una historia de mujeres cualquiera, sino de la mujer de Jpiter. Es
Juno quien dice esto, y dice esto haciendo una escena de pareja a su marido, dicindole siempre lo mismo,
que la vuelve ridcula, que ella siempre dijo y que siempre asegur que Eneas no tena que llegar nunca a
Amrica, o no se sabe donde, que podra muy bien para darle el gusto, mandar una pequea tempestad
sobre el barco o sino provocar un naufragio o quemar a la gente y entonces cuando ya no tiene ms
argumentos le dice: Si yo no llegase a mover a los dioses de arriba *es decir a Jpiter], ir a ver a los dioses
del infierno que sern mas amables conmigo.
Por lo tanto no tienen nada que ver all con lo consciente o inconsciente. Esto es tanto ms importante si
tenemos en cuenta que Freud seguramente, conoca centenares de versos de La Eneida de memoria como
era corriente en esa poca, en latn. Y entonces por ms que haya encontrado, que esto iba bien respecto a
lo que haba encontrado de los sueos, l no poda no saber en que contexto se encontraban. Pero
tambin una de las artes de la citacin, es extraerlos de sus contextos y hacerlas servir para otra cosa, slo
que ese contexto igual existe.
Entonces segu buscando y me pregunt pero de qu se trata en realidad?, se trata de la clera de una
diosa. No es cualquier cosa la clera de una diosa -no es igual que cuando Franoise se pone en clera- es
la clera de una diosa. La clera de un dios tiene una palabra para designarla, al menos en griego, y es
menis. Y si uno intenta ver porqu esa clera, es la de los dioses y no la de los hombres, es que se trata de
una clera loca, de una clera que no se domina, que no se posee. La locura en griego se dice mania, es la
misma raz.
La memoria en griego y en latn se dice mnimesco. mn siempre la misma raz. Desear en griego, es un
verbo que no est aceptado de esta manera pero que existe, se dice nemaas, que es tambin la misma raz.
Transmitir enseando, aprender se dice mantano, siempre la misma raz. Si pasamos al latn los fantasmas,
fantasmas de los antepasados, son los manes y seguramente el nombre del hombre funciona de la misma
manera: man.
Por eso cuando se toca a la memoria, se toca un instrumento que va a encontrar su colocacin y que es la
locura. Es un instrumento de investigacin. Hay otra palabra que se dice el arte de la adivinacin en Platn
y que se ve en Scrates y es el momento en donde los locos devienen profetas y es la mantica. Y Scrates
que es ms astuto que yo, explica que para pasar de la mania a la mantica, los antiguos que crearon las
palabras y saban lo que hacan, tomaron la T de hisToria. Es esta letra T la que le agregaron en
mantica, es decir que el profeta dice cosas que vienen de la historia.
Entonces cuando se hace una amnista y se prohibe a la memoria, el recordar; se pone en marcha el
instrumento de la locura como investigadora de la disciplina de la historia. Como se necesita energa para
poner en movimiento esta gran mquina, est la energa de la clera, que toma la forma del deseo, hay un
deseo en la locura, que es una fuerza vital, una energa que existe en el snscrito, manah, es una energa
vital, esto es lo que anima a la locura. La locura en su camino encuentra fantasmas.
Tiene como finalidad ensear y es lo que hacemos aqu. Y quizs de esa manera uno intenta ser un
hombre. Y es para divertirse.
Pblico: Los locos de los que han hablado en este seminario y en el libro, salvo el de Otto Will, hablan. Esta
maana Franoise recordaba al francs Dupin, ella haca una segunda columna de asociaciones, quera
preguntar por eso.
Para ustedes qu estatuto tienen esas asociaciones? Algo as como, por un lado me parece que esas
asociaciones estn del lado del analista? Son intentos de construir una historia?
F. Davoine: El juego de lenguaje del que habla Wittgenstein no es necesariamente un lenguaje oral. Recito
aqu a Wittgenstein en las notas del Cuaderno azul21, que creo que eran apuntes que haba redactado para
un curso y en el cual hay palabra a palabra formulaciones lacanianas, dice: puede uno hablarle a un lugar
que permanece vaco. Es el vaco de ese lugar, cuando alguien ha desaparecido, el que habla. El vaco
entonces se llena con todas esas asociaciones de distintas cosas, de los rboles, de las cosas, etc., y el
estatuto de esas asociaciones, no es otro que el de un juego de lenguaje.
F. Davoine: Reflexionando mientras hablaba Jean Max, sobre el estatuto de estas asociaciones quera
compartir con ustedes algo que para m tambin me plantea una pregunta. Wittgenstein dice que el juego
de lenguaje no es solamente las palabras que usamos, sino tambin el tono que empleamos, la expresin
de la cara que tenemos en ese momento.
Me sucedi en dos ocasiones, una de ellas con Theodore, y no pude explicitarlo en el libro, de hablar con
un tono, con un estilo que no me haba sucedido en otras ocasiones. El abuelo o el que estuvo en lugar del
abuelo paterno de Theodore, por coincidencia se encuentra enterrado en un cementerio al lado de mi
abuela. Durante todo el anlisis con Theodore, yo habl en el francs de esa regin que no es un dialecto,
que tampoco es un francs que tenga un acento particular. Es un estilo de relacin. Es un juego de lenguaje
que est hecho de humor algo sarcstico, en el cual siempre se est jugando con ese humor. No s
transmitirlo por escrito, pero lo s emplear. Lo que s puedo decir es que ese tono, ocup el lugar de la
convencin, que Wittgenstein dice que surge cuando el juego del lenguaje se ha roto y algo se ubica para
reemplazarlo. No s si existe aqu en las zonas de la campaa ese tipo de estilo, en el cual uno se dirige al
otro provocndolo y burlndose amablemente de l. Y ese tono es el que nos sirvi de comunicacin y para
nada el contenido de lo que se deca. La ltima escena que me hizo Theodore, buena escena, tiene que ver
con algo que bueno, tengo que decir que todas las historias que aparecen en el libro son historias
terminadas, no tienen que ver con anlisis en curso.
No lo haba visto, desde haca por lo menos dos aos, y recib un golpe de telfono, no le haba podido
decir del libro, porque ya no lo vea, a ninguno le pude decir del libro, ya no los vea. Me llam por telfono
y me dijo: hola habla Theodore. Haba sabido de ese libro por un amigo comn, que no poda no
reconocerlo, puesto que era la persona que lo haba enviado a m. Y le dio el libro.
El segundo ejemplo en el que us este tipo de procedimientos es un chofer de camiones. Es un muchacho
que haba violado a unas cuantas mujeres y que quera matar otras cuantas con su camin y que lleg
totalmente borracho. Me puse a hablarle en ese tono y me deca a mi misma: si los colegas me vieran que
diran. Y le dije en argot una serie de cosas, entre otras que me trajera sus botellas, y que cmo estaba en
ese momento desempleado, que con tamaas manos que l tena, tena que poder trabajar y que lo
esperaba la semana siguiente. Lo esper la semana siguiente y no vino. Vino a la otra semana furioso
dicindome que haba venido el lunes y que yo no estaba ah. En realidad haba venido un lunes que no era
la sesin que habamos convenido. Como los lunes es el da que estoy en el hospital psiquitrico, le dije que
estaba en el hospital psiquitrico y que probablemente haba venido para venir a buscar a alguien al
hospital psiquitrico. Entonces, con la cuestin de mostrar, hice intervenir al hospital psiquitrico, como
algo a mostrar. Le pareci muy lgico, y me dijo que la persona que ira a buscar all sera a su padre. Su
padre haba muerto a los treinta aos, l se aproximaba a esa edad y segn deca textualmente l era la
encarnacin de su padre y se preguntaba que le ira a pasar cuando cumpliera treinta aos.
Esto empez as y siempre sigui en ese tono.
Ese tipo que apenas sabe leer y escribir, me escribe ahora poesas. Poesas muy hermosas llenas de falta de
ortografa. Slo muy recientemente me permit decirle que hara bien en aprender un poco de ortografa,
porque tena una hermosa carrera de escritor ante l.
Es esto entonces lo que propongo: que quizs en estos casos es el tono el que ocup el lugar de la
convencin necesaria cuando el juego del lenguaje estaba roto.
Cuando yo era joven en la campaa esa era nuestra forma de hablar.
Me pregunto ahora, tomando el lenguaje de los indios, si no le hablbamos de esa manera a las hadas del
lugar, es decir a los espritus del lugar, al origen del lenguaje en ese lugar. Porque es con los indios que
aprend a hablar oralmente, ya que se trata de culturas orales. Antes si ustedes me hubieran visto hablar,
habran visto que no poda despegarme de los papeles escritos. Creo que los indios tienen una teora del
lenguaje y tienen una serie de ceremonias en las cuales invocan a estos espritus que no son
necesariamente fantasmas, sino el lugar del origen del lenguaje, para las cosas que no tienen nombre.
Cuando el medicine man en una ceremonia convoca a los espritus, en todo caso en Amrica del Norte, los
Sioux, se trata de convocar a un lenguaje, un lenguaje que va a ser hablado en los momentos de rupturas
del lenguaje. Cuando el medicine man hace esto comienza por relatar las visiones, por las que l se
convirti en medicine man, es decir que hace esto que decimos en el anlisis de las psicosis, muestra sus
propias cicatrices. Y es con respecto a esa visin, que van a engancharse todas las asociaciones de los
presentes y van a construir la interpretacin que va ha ser dada al paciente.
Si no hay preguntas, para terminar les voy a relatar una historia de indios que se me ocurre en este
momento.
Hay un libro de Lvi-Strauss que se llama La alfarera celosa, en el cual, Lvi-Strauss se muestra celoso de los
psicoanalistas, no tiene respeto por los psicoanalistas y dice que los indios Iroques eran psicoanalistas,
antes que los psicoanalistas. Y se apoya para esto, en el texto de un misionero, es decir que ni siquiera fue
a hablar con ellos. Bueno, hablar un poco mal de Lvi-Strauss me da placer. El recuerdo es de una reunin
de los medicine man de los Sioux, los de Canad, esto suceda en Ontario y haba adems all un pblico. Se
trataba de hacer un intercambio de nuestras prcticas respectivas, nosotros contbamos historias como las
de aqu y ellos contaban las de ellos. Ya habamos tenido intercambios de este tipo en el sur de Dakota,
pero sta era una reunin ms importante, ms grande. Yo era la primera que tena que hablar, y como en
aquella poca tena miedo de hablar, tena un texto en el que tena todo escrito. En ese texto haba
borrado cuidadosamente la palabra significante, pensando que no iban a entender una cosa de ese tipo. El
texto en el cual yo haba borrado la palabra significante, era el de una paciente que le ofreca a su madre
muerta pensamientos, las flores pensamientos. Esto de los pensamientos era una manera tambin de
mostrarle que le ofreca los pensamientos de su cabeza. Ms bien era yo que haba introducido esto como
un juego de significantes, ella deca que guardaba en su libro muchos pensamientos de su madre y cuando
ella haba hablado de que le llevaba los pensamientos, las flores, yo haba introducido ese juego.
Cuando termin de hablar se instaur un silencio, mucho peor que con Lacan, esos silencios que saben
guardar los indios y que duran mucho tiempo. Y me dije: fracas, esto no va a marchar, estaba realmente
en la catstrofe. Nos levantamos para tomar un caf, y una mujer se acerc a m y me dijo que se llamaba
Sara Smith. Esta mujer me dijo que haba una profeca, que hablaba de las races de un rbol que vena del
este y que tena que ver con la gente que iba a venir del este. Pens que ella deliraba, que me haba
encontrado con la delirante del grupo. Me dijo que era iroquesa y que era alfarera de Iroques, pero era una
alfarera que no era celosa como dice Lvi-Strauss. Me dijo que la prueba de que por mi boca hablaba un
espritu inspirado era esa extraa palabra que la paciente haba utilizado y que era la palabra pensamiento,
y que cuando esa palabra llegaba a los rituales, era a esa palabra que ellos prestaban particular atencin.
Ella haba por lo tanto ubicado muy bien al significante que yo haba tratado de borrar y me digo que entre
ellos, a los psicoanalistas los llamaban los falsos rostros, porque usaban una mscara. Ese fue el
comienzo de una larga amistad con Sara Smith, esta alfarera no celosa y locuaz, iroquesa, cuya manera de
hacer, no es muy diferente de la que nosotros tenemos para hacer con la locura. Para ellos, lo importante
en un ser humano es el deseo, y el deseo est ligado a la prdida. Dice: ustedes, los blancos, siempre
buscan acumular. Nosotros sabemos que es la prdida lo que refuerza nuestro deseo.
Yo me digo que la teora de Lacan estaba muy bien arraigada en las teoras de esas gentes, puesto que
Lacan tena conocimientos de ellas a travs de Marcell Mauss.
Pblico: Hace unos meses atrs, estuvo un antroplogo, Pradelles de Latour, que estuvo hablando sobre
ciertas costumbres de los indios bamilekes; y en estos trminos que usted habla de la prdida, l colocaba,
me parece, en un lugar muy vecino, la deuda, la posibilidad de contraer una deuda. Y que esto los
instalaba, al sujeto que suponemos all, en esta suerte de cadena simblica, es decir en el lenguaje. Es
posible, digamos la articulacin entre una cosa y la otra, una deuda y...?
F. Davoine: Pienso que s. Para los bamilekes, ellos estn en Africa, pero en general para todos los indios, es
muy importante la cuestin de la prdida, de hacer un vaco. Y creo que todas las culturas, cuando no han
sido hechas mierda por la televisin, contienen una teora extremadamente rigurosa de qu cosa es la
palabra, y por lo tanto del manejo de la transferencia.
Y tenemos mucho que aprender de esas tradiciones.
Es decir que las tradiciones se transmiten narrando historias, como les haba dicho el sbado, por el camino
de los secretos.
_______________
1 Franoise Davoine, La locura Wittgenstein, Bs. As., Edelp, 1993.2 S. Freud, El delirio y los sueos en la Gradiva de
W. Jensen, Obras Completas, t. IX, Amorrortu Ed., Bs. As, 1980, p. 41.
3 Antonin Artaud, El teatro y su doble, Alianza Editorial, Madrid, 1973.
psiquitricas, la ley no pudo suprimir a los locos y los locos hoy en da se encuentran
fundamentalmente en las crceles. Por lo tanto no es algo simple, y sencillamente hay que saber que si como
psicoanalistas se trabaja con la locura, se trabaja tambin con esa realidad social.
5 Thomas S. Kuhn, La estructura de las revoluciones cientficas, F. C. Econmica, Mxico, 1971.
6 Sfocles, Edipo en Colona, Tragedias Completas, Ed. Grupo Zeta, Barcelona, 1989, p. 319.
7 S. Freud, Puntualizaciones psicoanalticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito
autobiogrficamente, O. C., t. XII, Op. cit., p. 1.
8 J. Lacan, De una cuestin preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, Escritos 2, Ed. Siglo XXI, Argentina,
1987, p. 513.
9 Pues utilizar la tcnica que l *Freud] instituy, fuera de la experiencia a la que se aplica, es tan estpido como
echar los bofes en el remo cuando el bote est en la arena.. Ibd., p. 564.
10 Dejaremos aqu por ahora esta cuestin preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, que introduce,
como se ve, la concepcin de que hay que formarse de la maniobra, en ese tratamiento, de la transferencia.
Decir lo que en este terreno podemos hacer sera prematuro, porque sera ir ahora ms all de Freud, y la cuestin
de superar a Freud ni se plantea siquiera cuando el psicoanlisis de despus ha vuelto, como hemos dicho, a la etapa
de antes., Ibd.
11 Erasmo de Rotterdam, Elogio de la locura, Ed. Alianza, Barcelona, 1984.
12 S. Freud, Proyecto de una psicologa para neurlogos, O. C., t. I, Op. cit., p. 323.
13 J. Lacan, El seminario sobre la carta robada, Escritos 1, Ed. Siglo XXI, Argentina, 1988, p. 5.
14 J. Lacan, Petit discours de Jacques Lacan aux psychiatres, 1967, indito.
15 J. Lacan, Proposicin del 9 octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la escuela, Ornicar? (espaol), N 1, Petrel,
1981.
16 L. Wittgenstein, Tractatus lgico-philosophicus, Alianza Universidad, Madrid, 1993.
17 S. Freud, La interpretacin de los sueos, O. C., t. IV y V. Op. cit.
18 Virgilio, La Eneida, Ed. Losada, Buenos Aires, 1984.
19 S. Freud, Op. cit., p. 1 y 17.
20 Virgilio, Op. cit., Libro siete, p. 131.
21 L. Wittgenstein, Los cuadernos azul y marrn, Ed. Tecnos, Madrid, p. 315.