Remedios Varo El Espacio y El Exilio
Remedios Varo El Espacio y El Exilio
Remedios Varo El Espacio y El Exilio
El espacio y el exilio
ANDREA LUQUIN CALVO
Remedios Varo:
El espacio y el exilio
Coleccin LILITH
del Instituto Universitario de Investigacin de Estudios de Gnero
de la Universidad de Alicante
Consejo asesor
Mabel Burn (Universidad de Buenos Aires), Pilar Cuder (Universidad de Huelva),
Pilar Folguera (Universidad Autnoma de Madrid), M. Jos Frau (Universidad de Alicante),
M. Teresa Gmez (Universidad de Alicante), M. Victoria Gordillo (Universidad
Complutense),
Mary Nash (Universidad de Barcelona), Carmen Riera (Universidad de Barcelona),
Pilar Rodrguez Prez (Universidad de Deusto), Marta Segarra (Universidad de Barcelona),
Mari Carmen Simn (CSIC), Justine Tally (Universidad de La Laguna) y
Ruth Teubal (Universidad de Buenos Aires)
Direccin y coordinacin
Mnica Moreno Seco y M. del Mar Esquembre Valds
Secretaria
Helena Establier Prez
Vocales
Nieves Montesinos Snchez y Carmen Maas Viejo
Esta obra obtuvo el II Premio de Investigacin Presen Sez de Descatllar (2006) del
Centro de Coordinacin de los Estudios de Gnero de las Universidades Pblicas de
la Comunidad Valenciana.
ISBN: 978-84-7908-995-5
Depsito Legal: V-1129-2009
Obertura ....................................................................... 13
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del xodo y del llanto, como los llam Len Felipe. Maletas y
bales llenos de recuerdos del mundo que dejaban atrs. Los
barcos, en busca de refugio, comenzaron a llenar los mares, a
ser parte del bordado del manto. Remedios Varo form parte
de esas filas en un puerto, de miles de seres humanos junto a
sus maletas, esperando un barco en que zarpar.
Hay grandes episodios de la historia que suelen tener su
lugar en los libros y en la memoria colectiva, pero existen
otros captulos que quedan injustamente ocultos en la des-
memoria y el silencio. Eso le ocurre al exilio espaol, historia
compartida de Mxico y de Espaa. En esa historia de exilios,
la expulsin misma acaba constituyndose en olvido. El exi-
liado se qued, como deca Mara Zambrano, al borde de la
historia, porque no le habla a sus protagonistas. Permanece
en una orilla donde la expulsin puede perpetuarse en el ol-
vido. Para el exiliado, el destierro rompi sus lazos con la
historia a la que debi haber pertenecido. El exiliado es el
ausente de la historia, de su historia, en donde sus habitantes
no lo reconocen. No olvidemos que hasta Ulises necesit que
Penlope lo reconociera para ser Ulises: slo as pudo ocupar
el lugar, la casa, que un da haba dejado atrs. Al contrario
que a Ulises, a muchos exiliados, pasado el tiempo, nadie los
esperaba en taca.
El exilio espaol debi aprender a sobrevivir en medio de
dos tierras: en Espaa, Remedios ser siempre la que se fue
de la patria para no volver; en Mxico, la que lleg, refugiada,
extranjera, para quedarse. Pintora catalana, su relacin con
crculos anarquistas, su pertenencia al surrealismo, en donde
las mujeres no figuran entre la lista oficial de sus miembros,
su llegada a un pas que tard mucho tiempo en quitarse
la sombra de la influencia artstica de Diego Rivera y Frida
Kahlo, la convierten en una figura que muestra cmo el vi-
vir al margen de todas las historias se perpeta como olvido.
Sin embargo, dentro de esa marginalidad su obra funciona
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Primera Parte
La vida y el mundo de
Remedios Varo
Captulo Primero
La geografa
5 de febrero de 1946
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Remedios
Seas:
Calle de Gabino Barreda, n. 18, interno
Mxico (Distrito Federal)
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1. La geografa
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I
Remedios de cartas, sueos, viajes, exilios, espacios y pintura.
Mara de los Remedios Alicia Rodriga (llamada Remedios
por ser la virgen patrona de Angls), nacida el 16 de diciem-
bre de 1908 bajo el signo de sagitario (la astrologa sera
una de sus grandes pasiones, as como la lectura del tarot)
en Angls, provincia de Gerona, en la calle de las Industrias
n5 (en todos sus exilios y viajes Remedios llevar consigo
una foto de esa, su calle), despert junto a la sociedad espa-
ola que se asom al siglo xx sacudida por la perdida de las
colonias (Cuba, Marruecos), viviendo una serie de cambios
que afectaron a todos sus rdenes. Desde pequea, la nia de
grandes ojos almendrados y cabellos rojizos mostrara dotes
para el dibujo, una enorme imaginacin y amor a la libertad,
esa que segn Walter Gruen, su ltima pareja, por mucha
que tuviera, nunca le parecera suficiente:
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Hay que vivir con plenitud el Madrid de efervescencia, el
de los aos de la inquietud artstica y poltica. En este mun-
do agitado, los sueos de Remedios encuentran su casa; en
una ciudad enormemente rica, con inquietudes intelectuales.
Madrid de pintura, donde Varo ingresa en la Academia de
San Fernando, en el mismo ao en que Salvador Dal regre-
saba despus de haber sido expulsado. Dos aos despus lo
ser definitivamente14.
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Espaa fue el lugar al cual muchos artistas e intelectuales fue-
ron a luchar, pues consideraban que no se trataba solamente
de la lucha contra un levantamiento que buscaba derrocar
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carta con toda urgencia. Supongo que mis cartas han sido
interceptadas al llegar a Barcelona por quien yo imagino,
as que no debemos confiarnos.
Perdn por pedirle este trabajo y mil veces gracias.
Aparte de eso, nada que sealar, y usted?
Su amigo:
Benjamin Pret
I Compaa del Batalln
Nstor Majno
Divisin Durruti
Pina de Ebro33
Los incidentes en Barcelona, los enfrentamientos entre la
polica de la ciudad y las patrullas de control organizadas
por los trabajadores, llevan a una atmsfera tan tensa que
el Gobierno cataln prohbe la celebracin del Primero de
Mayo. El da tres del mismo mes, el intento del Gobierno de
la Generalitat de tomar por la fuerza la compaa Telefnica,
hasta entonces en manos de los anarquistas, acaba provocan-
do una explosin violenta que divide las fuerzas de izquierda.
Son los sucesos de mayo, decisivos para la suerte que correr
la lucha: se construyen por la ciudad cientos de barricadas,
mientras que las unidades de polica, controladas por los co-
munistas, ocupan azoteas y torres de iglesias y disparan a to-
do lo que se mueve. No slo se ataca a la C.N.T., sino que
tambin se comienza a arrestar a miembros del P.O.U.M., al
que se seala como responsable de los incidentes ocurridos y
se acusa de ser en realidad una organizacin fascista. En me-
nos de un mes los lderes del P.O.U.M. son arrestados, entre
ellos Andreu Nin, su lder. Benjamin Pret, como miembro
del partido, corra peligro en Barcelona, y tambin la propia
Remedios. No haba tiempo: toma la decisin, estando an
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El sinsentido aparece por todos los lugares. La Primera
Guerra Mundial se haba alzado como el fracaso del proyecto
europeo de modernidad. Paul Valry publica en 1919: Se
ha perdido la ilusin en la cultura europea: el saber carece
de fuerza para salvar. La ciencia? Sin moral y cruel en sus
aplicaciones. La guerra no haba hecho ms que demostrar
esto con toda claridad. La violencia, muerte y destruccin
ocasionadas significaban que la cultura basada en la verdad,
la razn, el dilogo y la justicia se haba roto. El ser humano
se volva un autmata incapaz de producir sentido alguno en
su espacio.
Durante los siglos xix y xx muchas personas se sentan
acorraladas, testigos de multitud de cambios y de una ace-
leracin en sus vidas difcil de entender. El racionalismo y
la ciencia no podan ya desentraar un mundo en el que el
filsofo Martin Heidegger defina al ser humano como una
criatura finita, emplazada entre el nacimiento y la muerte
llena de angustia y de sentimientos de culpa39. El nihilis-
mo como sntoma del sinsentido, del desencantamiento del
38 Remedios Varo, en una entrevista recogida en Castells, op. cit., pp. 67-
68.
39 Mosse, George, La cultura Europea en el siglo XX, Barcelona, Ariel
Historia, 1997, p. 68.
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Varo, como otros miles de exiliados espaoles, llego a un pas
que se encontraba, como ella, en la bsqueda de una iden-
tidad: la revolucin se desglosa en una enorme cantidad de
tendencias, de enfrentamientos, de facciones, de ideologas.
All coincidan el oportunismo como rector ideolgico, el
nacionalismo, la creacin de la revolucin como institucin,
el reconocimiento frustrado de los derechos de obreros y
campesinos, la emergencia del pueblo como entidad visible e
incitadora de una esttica (el muralismo), todo ello envuelto
en la modernidad, en esa bsqueda frentica de un pas dis-
tinto y ya no perifrico. Por ello, la integracin de los artistas
europeos en el medio nacional mexicano se dio dentro de un
ambiente dogmtico, explosivo y aparentemente excluyen-
te de toda alternativa individualista, creado por los pintores
revolucionarios mexicanos. Para ellos, la pintura deba tener
una funcin social, la cual interpretaron como la ilustracin
de la historia nacional, que se insertaba en la universal, en
diversas pinturas murales. Sus objetivos didcticos conlleva-
ban una finalidad nacionalista, basada en un concepto de
grandioso pasado y la apertura de vas a un glorioso futuro.
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Despus de una estancia de dos aos en Venezuela, y a pesar de
contar con la presencia en el pas sudamericano de su herma-
no Rodrigo y de obtener un trabajo estable, Remedios decide
regresar a Mxico e instalarse all definitivamente. Amistades
vendrn: Esteve Francs, Gerardo Lizarraga, Gordon Onslow-
Ford, Csar Moro, Eva Sulzer, Octavio Paz, Kati y Jos
Horna. Mencin especial merece su amistad con Leonora
Carrington A ellas dos, inseparables, cmplices de lecturas
de cartas, de creacin de textos, de fantasas, de misivas ima-
ginadas enviadas a personajes inexistentes, amigas en el arte y
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Captulo Segundo
Trnsitos
Grupos compactos de porteras incalificables, a lomos de chivos
gigantescos, corren velozmente hacia el oeste. Del este llega una
nube de golondrinas ardorosas, que chocan inevitablemente con
ellas, pero en zigzag viene el vagabundo desconocido, lamiendo
precipitadamente pantorillas y tragando, tal cual golondrina,
pero verdes. Pero no muy sensatos carteros, se aplastan contra las
paredes para dejar libre el paso, y, a causa de tanta agitacin,
los trozos de peridico arrugados y viejos se levantan inflama-
dos en el aire y estallan con maestra pirotcnica. Las malvas
y deyecciones, una mano olvidada y esas osas misteriosas que
flotan, que enredan el tobillo por la noche, estn encaneciendo
de la preocupacin, porque presienten la llegada del cemento.
Ave Mara Pursima. Hija ma, corramos: ah viene el exhibi-
cionista, envuelto en una capa de amplio ruedo. Ruedo o rueda?
Ah, s! Rueda, rueda de la fortuna, de bicicletas y triciclos. Los
muchachos del barrio atraviesan todo, lanzando por encima de
la borda algunas piedras que caen el patio y estallan, soltando
sus semillas. Brrelas pronto, Mara, no quiero ms monolitos!
Y, por favor, echa un poco de desinfectante tras la puerta y la
barda, hay realmente demasiadas moscas! 1.
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2. Trnsitos
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8 Ibd., p. 272.
9 Arendt, Hombres en tiempos de oscuridad, op. cit., pp. 32-33.
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Pensad
cuando hablis de nuestras debilidades
tambin en el tiempo tenebroso
del que os habis librado
Porque nosotros anduvimos
cambiando ms de tierra que de zapatos
por la guerra de clases, desesperados,
cuando slo haba injusticia y ninguna rebelin
Y sin embargo sabemos:
tambin el odio contra la bajeza
tuerce los rasgos
tambin la clera contra la injusticia
enronquece la voz.
S, nosotros,
que queramos preparar la tierra para amistad
no pudimos ser amistosos.
Bertolt Brecht, A los que vendrn
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27 Ibd., p. 177.
28. Ver Corts Morato, Jordi y Martnez Riu, Antoni, Diccionario de
filosofa. Barcelona, Herder, 1996.
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Pensad que oscuro y que helador es este valle que resuena a pena.
Bertold Brecht, La pera de los cuatro cuartos
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37 Bartra, Eli, Mujer, arte e ideologa, Mxico, Icaria, 1994, pp. 16-17.
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Hay que apurarse, hay que chispear, hay que ser otro
y no uno mismo.
Virginia Woolf
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Segunda Parte
El espacio
Captulo Tercero
El manto terrestre
Sueo1
Yo haba descubierto un importantsimo secreto, algo as como
una parte de la verdad absoluta. No s cmo, pero personas
poderosas y autoridades gobernantes se enteraron de que yo po-
sea ese secreto y lo consideraron peligrossimo para la sociedad,
pues, de ser conocido por todo el mundo, toda la estructura social
funcionando actualmente se vendra abajo.
Entonces, me capturaron y me condenaron a muerte. El ver-
dugo me llev a un lugar que pareca como la muralla de una
ciudad. De cada lado de la muralla, bajaba una pendiente muy
inclinada de tierra.
El verdugo pareca muy satisfecho. Yo senta un miedo y
una angustia muy grandes. Cuando vi que ya se dispona a
decapitarme, empec a llorar y a suplicarle que no me matase,
que todava era pronto para morir y que reflexionase en que
yo tena todava por delante muchos aos de vida. Entonces, el
verdugo empez a rerse y a burlarse de m. Me dijo: por qu
tienes miedo a la muerte si sabes tanto? Teniendo tanta sabi-
dura, no deberas temer a la muerte. Entonces, me di cuenta
de repente de que lo que l deca era cierto y que mi horror no
era tanto hacia la muerte, sino por haber olvidado hacer algo de
suma importancia antes de morir... Le expliqu que yo amaba a
alguien y que necesitaba tejer sus destinos con los mos, pues,
una vez hecho este tejimiento, quedaramos unidos para la eter-
nidad. El verdugo pareci encontrar muy razonable mi peticin
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3. El manto terrestre
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gar sin lugar, que vive por l mismo, que est cerrado sobre
s y que al mismo tiempo est librado al infinito del mar y
que [transita] de puerto en puerto, de orilla en orilla
el barco ha sido para nuestra civilizacin, desde el siglo xvi
hasta nuestros das, a la vez no solamente el instrumento ms
grande de desarrollo econmico sino la ms grande reserva
de imaginacin... En las civilizaciones sin barcos, los sueos
se agotan, el espionaje reemplaza all la aventura, y la polica
a los corsarios22.
El barco, lugar sin lugar, pedazo flotante de libertad en la
inmensidad ocenica. El barco es un micromundo de su lu-
gar de origen: es el smbolo de la nueva libertad. Este detalle
de trasportes y naves se convierte en un fuerte smbolo de la
ordenacin del mundo en la extensin. Para Schimitt, el no-
mos (ordenacin) de la tierra surge del agua, de ese lugar que
se presenta abierto a la libertad. No olvidemos que las po-
tencias martimas surgirn en la poca moderna, y con ellas
el pensamiento poltico y moral, reflejo de esta inmensidad
encontrada. El espacio ocenico remite a un ser-en-el-mundo,
a un pensamiento ondulatorio, que remite al nomadismo, a
la flexibilidad, a la fluctuacin, a la fugacidad en la existencia:
favorece la incertidumbre, se complace con el relativismo,
el relacionismo absoluto. Nosotros los continentales somos
territoriales, nuestro pensamiento est ms marcado por el
suelo y el arraigo23.
La extensin lleva consigo un necesario reordenamiento
del espacio. Si todo no es ms que mecanismo geomtrico, si
la naturaleza, como nos dice Galileo, est escrita en lenguaje
matemtico, tenemos las armas suficientes para construir un
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25 Ibd., p. 434.
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26 Ibd., p. 433.
27 Arendt, Los orgenes del totalitarismo, op. cit., p. 279.
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29 Arendt, Hannah, Los orgenes del totalitarismo, op. cit., p. 482. Hitler
haba declarado que, aunque perdiera la guerra, su labor estara rea-
lizada si haba logrado esa movilizacin en la masa con el fin de que
siguiera su movimiento.
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32 Ibd., p. 62.
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por los nazis, en los que toda la vida se hallaba profunda y sistemtica-
mente organizada con objeto de proporcionar el mayor tormento po-
sible. Arendt, Hannah, Los orgenes del totalitarismo, op. cit., p. 662.
36 Incluso podria decirse que el campo se ha convertido en smbolo de la
poltica. Es el acontecimiento que marca de manera decisiva el propio
espacio poltico de la modernidad... es la matriz oculta de la poltica en
que todava vivimos... es el nuevo nomos biopoltico del poder. El cam-
po, dice Giorgio Agamben, es el espacio que se abre cuando el estado
de excepcin, la suspensin de toda norma, se convierte en regla. Solo
ah todo es posible. Por eso lo propio del totalitarismo es el campo por
parte del hombre, de su subjetividad (deja de ser sujeto de derechos) y,
consecuentemente, se convierte en reduccin a nuda vida, que puede ser
eliminada sin que constituya ningun delito o crimen. Agamben, Giorgio,
Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida, Valencia, Pre-Tetxtos, 1998.
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47 Ibd., p. 675.
48 Explicacin sobre el propio cuadro realizada por Remedios Varo en
Varo, op. cit., p. 235.
49 Arendt, Los orgenes del totalitarismo, op. cit., pp. 686-687.
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Captulo Cuarto
Roulotte
Para provocar sueos erticos1
Ingredientes:
Un kilo de raz fuerte
Tres gallinas blancas
Una cabeza de ajos
Cuatro kilos de miel
Un espejo
Dos hgados de ternera
Un ladrillo
Dos pinzas para ropa
Un cors con ballenas
Dos bigotes postizos
Sombreros al gusto
Se despluman las gallinas, conservando cuidadosamente las plu-
mas. Se ponen a hervir en dos litros de agua destilada o de lluvia
sin sal y con la cabeza de ajos pelados y molidos. Se deja hervir
a fuego lento...
Se toman los cuatro kilos de miel y se extienden con una
esptula sobre las sbanas de la cama. Tmense las plumas de las
gallinas y esprzanse sobre las sbanas embadurnadas de miel.
Tindase la cama con cuidado...
Pngase el cors bastante apretado. Sintese ante el espejo,
afloje su tensin nerviosa, sonrase, prubese los bigotes y los som-
breros segn sus gustos (tricornio, napolenico, capelo cardenali-
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4. Roulotte
La casa me protege del fro nocturno, del sol del medioda, de los
rboles derribados, del viento de los huracanes, de las asechanzas del
rayo, de los ros desbordados, de los hombres y de olas fieras.
Pero la casa no me protege de la muerte. Por qu rendija se cuela
el aire de la muerte? Qu hongo de las paredes, qu sustancia
ascendente del corazn de la tierra es la muerte?
Quin me unt la muerte en la planta de los pies
el da de mi nacimiento?
Jaime Sabines
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4 Zambrano, Los bienaventurados, op. cit., pp. 31-32. Las cursivas son
mas.
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Los espacios del hogar, las casas, las buhardillas y los stanos,
son parte de los espacios construidos por Remedios en la pin-
tura. En ella, no debemos tomar slo la casa como un paisa-
je, sino como el smbolo del habitar. Dentro de esta Roulotte
(Interior en marcha) se encuentran multitud de perspectivas,
de horizontes contenidos, listos para recorrerse. La casa se
convierte en la pintura en un medio de transporte necesario,
donde an puede hacerse poesa y msica, y con ello recorrer
y desplazarse a espacios abiertos. Esa misma msica es la que
El flautista emite, en donde las piedras tienen las huellas de la
memoria: caracoles petrificados y espirales, como la que rodea
el Trnsito en espiral o la Naturaleza muerta que resucita. El ca-
racol, por su forma de espiral, representa tambin la idea de
creacin y desarrollo, de rueda y de centro: La espiral del ser.
Los gnsticos se darn en espiral, en la que no hay reiteracin;
el crculo da la pobreza del ser, su economa indispensable. En
el crculo no hay lugar para que los bienaventurados abran
sus alas, ellos que son como pjaros impensables. Tampoco
puede haber lugar para otros universos, otros pjaros, otras
almas hijas del creador, adems de las que ya conocemos15.
Para Bachelard, todo espacio verdaderamente habitado
lleva la nocin de casa, la imaginacin crear el albergue, los
significados harn las paredes. La casa se eleva como supe-
racin, da centralidad a nuestra identidad y continuidad al
ser disperso que somos. Por ello, al acordarnos de las casas,
de los cuartos, aprendemos a morar en nosotros mismos16.
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Voy de viaje
reparo en mi destino
a encomienda recuento mis haberes
mstil paraguas timn veleta paraguas
bajo falda la rueda de mis pasos que no dejan huella
por los brazos incipientes alas.
Norma Bazin, Los Caminos Tortuosos.
Yo soy ese transente, vasto, invencible y vano.
Vctor Hugo
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31 Ibd., p. 215.
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Las hojas muertas (Les feuilles mortes), 1956, leo sobre cartn
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32 Ibd., p. 158.
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4.6. El microcosmos
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38 Ibd., p. 204.
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Tercera Parte
El exilio: Los habitantes del espacio
Captulo Quinto
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5. El desgarro y sus habitantes
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4 Muiz, Angelina, El canto del peregrino. Hacia una potica del exilio,
Barcelona, GEXEL UNAM, 1999, p. 67.
5 Morales, Ricardo, La idea del destierro en los ensayos de Jos
Ferrater Mora, en Sesenta aos despus: las literaturas del exilio de 1939,
Barcelona, GEXEL, 2000, p. 86.
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vez. Por eso acudi el ttulo. Quiz no. Pero esto vi. Acaso,
ciego (o sin coma)25.
Quizs por el mismo sentimiento que inspir las lneas de
La gallina ciega: Diario espaol de Max Aub, Varo no quiso
volver a Espaa ni siquiera para visitar a su familia. No s-
lo contaba su pasaporte republicano, ya que el rgimen de
Franco haba permitido el regreso de muchos exiliados. Sera
revivir la expulsin de nueva cuenta, sera encontrarse con
un turismo del revs, como expresa el propio Aub, con una
Espaa que no era la suya, ampliando entonces el desarrai-
go. No se trata del olvido: la vida estaba ya en otro lado. En
1957, Remedios realiz un viaje a Francia con el fin de ver
a su madre. Se encontraron en la frontera con Espaa: no se
atreva a visitar la patria. Fue la ltima vez que ambas se vie-
ron, aunque mantenan una frecuente correspondencia. Su
sobrina relata cmo estaba all, pero ausente. No tuvo inters
en viajar con nosotros a Bruselas para conocer la Exposicin
Universal de 1958... En Pars encontr a sus antiguos amigos
surrealistas, a Benjamin Pret en mala situacin econmica.
Remedios le ayud a pagar los gastos ocasionados por su en-
fermedad, muri en 1959. En las fotos de esta poca con el
disuelto grupo surrealista se la ve distante, ya no pertenece
a Pars pero tampoco a Mxico. Remedios es una pintora
Universal26. Mirada distante, pupila dilatada, perdida: darse
cuenta de dnde se encuentra ahora el espacio vital. No ha-
ba posibilidad ya de volver. Los ojos reflejan la extraeza del
desterrado ante una tierra, la suya, ahora desconocida.
Algunos cuadros de esta poca explican las vivencias por
las que debi pasar Remedios en Pars. En Antepasados, un
trabajo que se conoce tambin con el ttulo de Miedo, los
muros oprimen como en otra obra de la pintora, Ruptura,
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33 Ibd., p. 23.
34 Referida no slo al pueblo judo, sino a todo el que, privado de un
espacio pblico, necesita separarse en soledad, para conservar en al-
guna forma su libertad de pensamiento.
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A los hombres les ha dado siempre por andar, para eso tienen
piernas: pero hasta ahora no saba que era el aire lo que les
empujaba. Slo tienen una oreja pequea a cada lado de la cabeza,
bsteles para correr al menor ruido; no saben estarse quietos, ni ven
ms all de la punta de su pequea nariz, locos con un tema: la
velocidad; ya no les contentan las ruedas, quieren alas. Ignoran que
una vez nacidos arraigan aunque no quieran y que no valen tretas,
quiebros, artimaas o martingalas: no cuenta la carne, sino la savia.
Max Aub, Enero sin nombre
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42 Ibd., p. 549.
43 Snchez Vzquez, Adolfo, Del destierro al transtierro, en
Lexili cultural de 1939. Seixanta anys deprs. Actas del I Congreso
Internacional celebrado en Valencia, tomo IIX, Universidad de
Valencia, 2001, p. 44.
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44 Muiz, El canto del peregrino, op. cit., p. 88. Esta situacin tambin
la percibe Ulises, quizs como el punto que pueda salvar su narra-
cin: la vivencia, la experiencia que no debe olvidar y que lo consti-
tuye. Aunque siempre avanzaba movido por su nostalgia de taca y
de Penlope, senta curiosidad por los nuevos lugares a donde el dios
Neptuno lo enviaba.
45 Varo, op. cit., p. 144.
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en unos pocos momentos, para encontrar en ella una flor que nica-
mente poda tomarse cuando no se la quera, y de la que se deca que
era fuente de purificacin espiritual, de paz interior e inmortalidad.
47 Zambrano, Los bienaventurados, op. cit., p. 30. Las cursivas son mas.
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50 Ibd., p. 36.
51 Ibd., p. 38.
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Captulo Sexto
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6. Las tejedoras de Verona3
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vida liberal que stas podan tener (como puede ser el simple
hecho de acceder a un trabajo15). La bsqueda de espacios para
las mujeres era un camino que comenzaba a darse en el pas de
su refugio.
En este sentido, tambin debemos recordar el paso de
Remedios por el movimiento surrealista, en el que ningu-
na mujer fue citada en la lista oficial de miembros. En mu-
chos sentidos, las mujeres surrealistas fueron emplazadas y
desplazadas en los bordes de la existencia del movimiento.
De aquella etapa, Remedios Varo se recordaba a s misma
escuchando con la boca abierta y gran humildad a aquella
gente brillante y dotada. Pero nunca se sinti parte de ellos:
era demasiado independiente como para ajustarse a cnones
y etiquetas. Yo no pertenezco a ningn grupo, pinto lo que
se me ocurre y se acab, deca la pintora. Ni siquiera ex-
plor seriamente el automatismo psquico... Por el contrario,
ms bien se burlaba de l, puesto que encontraba graciosa
la idea de que las imgenes afloraran cuando menos se las
esperaba... La pintora haba dejado de ser la joven tmida que
se atemorizaba ante Breton y sus cohortes, y con una estra-
tagema sencillamente deliciosa rechazaba un precepto bsico
del proceso surrealista; era como si estuviese declarando su
independencia frente al movimiento y su teora16. Sin em-
bargo, siempre reconoci que el surrealismo lo llevaba en el
corazn como bsqueda. Su obra Mujer o espritu de la noche,
no puede ms que el retrato de esa mujer que se eleva por
encima de su condicin para buscar respuestas.
El discurso de la ruptura estar presente no slo en
Remedios, sino en la mayor parte de las artistas de su poca,
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17 Pero hay algo en esa rebelda que perturba, que no cuadra. En la parte
superior, enmarcando a Frida, puede leerse Mira que si te quise fue por
el pelo, ahora que ests pelona ya no te quiero. El texto procede de una
cancin mexicana. Si consideramos el cabello como el medio estereo-
tpico de expresin del dolor femenino (recordemos a Sor Juana Ins
de la Cruz cortndose mechones, bajo la idea de que una cabeza vaca
no mereca estar adornada), nos viene una imagen: Diego Rivera. La
ropa que viste Kahlo es parecida a la que sola usar el pintor. Es posi-
ble que Frida se pinte as misma parecida a Diego porque quiere ser
como l, pero, al mismo tiempo, sabe que si renuncia a su apariencia
femenina va a ser rechazada (Kettenman, Andrea, Frida Kahlo, dolor
y pasin, Berln, Taschen, 1992, p. 78.) El cuadro fue realizado duran-
te una de sus rupturas con el pintor. En aquel periodo cambi el traje
de tehuana que la caracterizaba y en ese gesto es consciente de que,
en la medida en que deja la imagen clsica de la feminidad, ya no es
querida. Tanto es as que en su lienzo Autorretrato con trenza, realiza-
do poco despus de su nueva boda con Rivera, los cabellos aparecen
reconstruidos en una trenza que parece hecha de los cabellos antes
cortados. Un collar parecido a una cadena rodea el cuello de Frida.
La pintora acepta esa feminidad necesaria para ser querida, la trenza
forma el smbolo de lo eterno asociado a la construccin del mito de
lo femenino, de lo otro. A pesar de asumir el papel que Diego desea en
su vida, Kahlo sabe que ha cado en una trampa. En su cuadro Diego y
yo, lo cabellos antes reconstruidos amenazan con estrangularla.
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26 En la mitologa, Brunilda hace matar a Sigfrido por los celos del trai-
dor Glithorm. Entonces, desconsolada y arrepentida, se hace quemar
sobre la pira junto con su amado.
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Captulo Sptimo
De Homo rodans
Proyecto 31
En un bosquecillo con gran desorden, una especie de rbol (la c-
lula). Dentro, una criatura que teje con sus propios cabellos una
sustancia que se alarga y se extiende hasta el horizonte. Un ro
separa esto del otro lado, en que hay una construccin con gen-
tes, sabios, etctera, que observan esta escena con una especie de
microscopios, telescopios. En el ro, un puente, alguien lo est pa-
sando para llevar una especie de carta homenaje a la tejedora.
Tambin la tela tejida puede ser capturada por alguien que
la recibe en una caja purificadora (la caja ser medio instru-
mento de msica y representar la armona).
Naturalmente, la tela se va destruyendo dentro de la caja.
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7. De Homo rodans
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sino para ser negado por el gran crculo sin lmites, todo
pureza, todo centro, todo pureza salvo t mismo5.
Aun renunciando a posibles esencias y absolutos, hay que
encontrar un sentido a las acciones que emprendemos, un
sentido que slo nosotros podemos construir. El yo, deca
Freud, no es uno. El individuo no es por entero racional y
sin fisuras, ms bien es un conglomerado de fragmentos en
relaciones inciertas. Un vaco constante, un afuera, que de-
be hospedar a lo otro, un vaco que nos impulsa a crear el
mundo, a asumir el espacio como pluralidad abierta de mo-
rales que coexisten en su diversidad y que se crean y recrean
ilimitadamente, sin detenerse en ningn cdigo nico y su-
puestamente verdadero. El mundo es metfora, nos recuerda
Remedios en su obra: lo que llamamos verdad es el sentido
fijado por las categoras, mientras que la mentira supone un
uso diferente de las mismas categoras que la sociedad ha re-
conocido. Por esto, acercarnos a las mentiras formadas por
otros no puede sino enriquecernos y hacernos ver en su real
dimensin aquello que llamamos verdad, nuestras certezas.
Es un temblor dentro de uno mismo.
La realidad acaba convirtindose as en el resultado de
una interpretacin que ofrece la mediacin nunca perfecta
entre sujeto y mundo. De esta nueva forma de mirarse, surge
otra forma de comprender el espacio y habitarlo, de recupe-
rar, a travs de esos fragmentos que somos, una direccin: la
cadena significante, el hilo del manto, debe recuperarse para
dar sentido. Races, follajes, rayos astrales, cabellos, pelos
de la barba, espirales del sonido: hilos de muerte, hilos de
vida, hilos de tiempo. La trama se teje y desteje: irreal lo que
llamamos vida, irreal lo que llamamos muerte slo es real la
tela. Remedios anti-Parca6.
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34 Ibd, p. 95.
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Eplogo
I
De la mirada y la metamorfosis del espacio
Una roulotte se detiene en el desierto durante un tiempo in-
definido; su habitante, la mujer que toca el piano, baja de
ella: inicia su camino andando. El exiliado es l mismo y a su
paso, una especie de revelacin que l mismo puede ignorar,
e ignora casi siempre como todo ser humano que es conduci-
do para ser visto cuando lo que quiere es ver. Pues el exiliado
es objeto de mirada antes que de conocimiento1. Remedios
atrapa nuestra mirada, ese rasgo humano de la visin, ese
intento de dar significado a una percepcin que, aunque
provenga del exterior, es tambin una percepcin interna y
subjetiva. Se trata de la construccin, el conocimiento que
hacemos del mundo para habitarlo. Todo conocimiento par-
te de ese acto elemental de mirar en torno de s: entenderse.
En ese viaje, Remedios nos muestra que la fuente original del
conocimiento no est en la lgica sino en la imaginacin, en
la capacidad radical e innovadora que tiene la mente humana
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II
Del exilio y del refugio
Los personajes que habitan el mundo de Varo son aquellos
que fueron exiliados, condenados a vagar en el no-lugar, a
perder todo espacio, a llevar la casa a cuestas buscando re-
cuperar la propia historia. Una nueva forma de habitar el
mundo que acaba por establecer que los seres humanos sen-
cillamente sobran, estn de ms. Una crisis que se nos revela
a travs de la insostenibilidad del sujeto en el mundo.
La bsqueda interior le revela a Remedios la cara ms
profunda del exilio: se ha convertido en nuestra propia cons-
titucin. Un yo como exilio, como apertura y salida de senti-
do. Pero, precisamente, el espacio de Remedios nos demues-
tra que slo en ese afuera, en ese exilio, es donde an puede
haber esperanza. Porque, a final de cuentas, en esa expulsin,
y slo en ella, la necesidad de tener un espacio, de pertenecer
a un mundo, se revela. Tiene la patria verdadera por condi-
cin crear el exilio: ante nosotros se abre la inmensidad del
espacio.
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4. Ibd, p. 51.
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III
De los viajes y los caminos
Octavio Paz escribe que la obra de Remedios recuerda, pe-
ro, qu recuerda? Nos dice Paz: esas apariencias que no se
parecen a nada ni a nadie. En el poder de la memoria, del
tiempo que madura, del espacio como lugar de la aparicin,
radica la fuerza de las imgenes de este viaje compartido con
Remedios.
Hemos ido caminado por el mundo de sus recuerdos.
En medio de estas imgenes, Remedios Varo se coloca en
el centro del cosmos, en el centro de su Trnsito en espiral,
colocando un hipoelectrin, animal fantstico, mitad caba-
llo, mitad gallo, mezcla de acoplamientos e identidades que
observa por encima el trnsito, el viaje de aquellos que, en
el desplazamiento y en el exilio, impulsados por la angustia
(ese viento que corre a travs de los seres, como lo llamaba
Leonora Carrington), se encuentran en busca del espacio, en
busca de las paredes que formen los significados de un hogar,
un ethos que permita su aparicin. Ella ya es luz, ya ha en-
contrado su espacio. Nos pide seguirla y a la vez crear nuestro
propio camino.
Torres, trnsitos en espiral, escaleras, muros, casas rodan-
tes: Todos sirven para que el espacio se convierta en el imn
de las apariciones, en esa identidad que reclama rescate y que
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IV
De las ruedas y los seres
La msica sale por las ventanas. Od las lneas de Remedios,
esas por las que se va tejiendo el mundo. Hilos que hilvanan
recuerdos, vivencias, reconvertidos por el desborde imagina-
tivo. El tejido de Remedios nos une, nos sostiene.
Remedios reconstruye el espacio: la salida de la crisis, a
veces larga y con frecuencia penosa, es tambin una trasfor-
macin. Porque entre el abandono de la antigua identidad
y la construccin de una nueva, existe una tierra de nadie
del sentido, un vaco. En ese espacio de abandono, es donde
Remedios busca una continuidad de un yo, de una narracin
que d sentido a la existencia de un ser perturbado por los
cambios externos, sacudido por los avatares de la existencia,
buscando construir su hogar cuando se ve despojado de l.
Porque pint en la aparicin, la desaparicin5.
Aqu es all y todo espacio es susceptible de ser converti-
do en otro espacio, en imn de apariciones. Pero tambin los
seres pueden ser convertidos en otros, en un canto al placer,
5. Ibd, p. 51.
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V
De resucitar del olvido
Navegaciones en el interior de una piedra preciosa7.
Remedios nos saluda desde las ventanas de sus cuadros, en
donde la luz interior habla de un espacio clido y confron-
table encontrado. Esa ventana, que muestra el trnsito de lo
6. Ibd, p. 52.
7. Ibd, p. 51.
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8. Ibd, p. 50.
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Apndice
Mara de los Remedios Varo Uranga
Datos Biogrficos
1908-1931: La artista que nace y el surrealismo
Naci el 16 de diciembre de 1908 en Angls, provincia de
Gerona, Espaa. Fue consagrada, despus de la muerte de su
hermana, a la Virgen de los Remedios. Tuvo dos hermanos:
Rodrigo, el mayor, y Luis, con quien Remedios mantendra
una estrecha relacin, y quien morir en la Guerra Civil lu-
chando en el bando franquista.
Su padre, Rodrigo Varo Cejalvo, sevillano liberal, era
ingeniero hidrulico. Su madre, Ignacia Uranga Bergareche,
era vasca y sumamente devota. Debido a la profesin de su
padre, recorri una buena parte de Espaa y del norte de
frica. Su padre le ensea a dibujar. De aquel periodo se
conservan algunos autorretratos y retratos a su abuela Mara
Josefa Cejalvo. Estudia en colegios de monjas, imagen que
tendr presente en muchos de sus cuadros. Su padre la mo-
tiva para que ingrese en la prestigiosa Real Academia Bellas
Artes de San Fernando de Madrid cuando Remedios cuenta
con quince aos, en septiembre de 1924, a pesar de la negati-
va de su madre, ms tradicional. Tiene profunda admiracin
por El Bosco, El Greco y Goya, cuyos cuadros visita en el
Museo del Prado.
Termina sus estudios en 1930 y se casa con Gerardo
Lizrraga un compaero de la Academia. Gerardo era anar-
quista, y fue de los primeros en presentarse como voluntario
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Exposiciones individuales
1956 Galera Diana, Mxico.
1962 Galera Juan Martn, Mxico.
1964 La obra de Remedios Varo, Palacio de Bellas Artes,
Mxico homenaje pstumo.
1971 Obra de Remedios Varo, Museo de Arte Moderno,
Mxico.
1983 Remedios Varo, 1931-1963, Museo de Arte Moderno,
Mxico.
1985 Consejos y recetas de Remedios Varo: Pinturas, manuscritos
y dibujos, Museo Biblioteca Pape, Monclova, Mxico.
1986 Science in Surrealism: The Art of Remedios Varo,
Academy of Sciences, Nueva York y National Academy
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1988 Fundacin Banco Exterior, Madrid.
1991 Remedios Varo. Arte y literatura, Museo de Teruel, Teruel.
1994 Museo de Arte Moderno, Mxico.
2000 La magia de Remedios Varo, National Museum of
Women in the Arts, Washington DC, Estados Unidos.
2000 Coleccin permanente. Museo de Arte Moderno
Ciudad de Mxico. La coleccin de Varo, integrada por
treinta y nueve obras plsticas, fue donacin de Walter
Gruen y su esposa a la memoria de su hija Isabel Gruen
Varsoniano, el 9 de octubre de 2000.
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