El Rey Está Desnudo-Nº-5 (Eidelsztein y Otros)

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Tendlarz , Silvia Elena

R.S.I.: El falo / Silvia Elena Tendlarz; dirigido por Leonardo Gorostiza. -


Instituto Clnico de Buenos Aires, 2000.

CUADERNOS DEL ICdeBA N 3


Publicacin del Instituto Clnico de Buenos Aires
Miembro de la Red Internacional del Instituto del Campo Freudiano

Crditos edicin digital


Directora responsable de la publicacin: Graciela Brodsky
Responsable de las publicaciones del ICdeBA: Beatriz Udenio

Crditos edicin en papel


Directora de la coleccin: Silvia Elena Tendlarz
Director responsable de la publicacin: Leonardo Gorostiza

Diseo y armado versin digital

INSTITUTO CLNICO
de BUENOS AIRES
enseanza e investigacin
en p s i c o a n l i s i s
R.S.I.: El falo
Silvia Elena Tendlarz

NDICE

1. El falo en los seis paradigmas del goce

2. El falo como significado

3. Del falo como significado al falo como significante del deseo

4. El falo como significante del deseo

5. Los usos del grafo del deseo en el Seminario 5

6. La dialctica flica

7. Lo real: das Ding

8. Del al objeto a

9. El objeto a

10. Algunos desarrollos topolgicos

11. Los cuatro discursos y el objeto a

12. La repeticin de goce

13. La funcin flica: todos, algunos, no toda

14. Las frmulas de la sexuacin

15. El espacio de goce

16. El destino de R.S.I.: la teora de los nudos

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ADVERTENCIA PRELIMINAR

El presente libro es el resultado del curso dictado en el ao 2000 en el ICBA con el ttulo RSI: el
falo por Silvia Elena Tendlarz. Cont con exposiciones de dos colaboradores docentes, Carlos
Gustavo Motta y Ana Ruth Najles, y un participante del ICBA, Esteban Stringla.

El texto es una versin corregida y abreviada del curso dictado. Algunas clases fueron recons
truidas por faltar una grabacin (la 3 y 4), otras fueron directamente redactadas (la 1, la 14
y la 15), lo que explica su brevedad, y finalmente, el resto fueron establecidas a partir de des
grabaciones.

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1. EL FALO EN LOS SEIS PARADIGMAS


DEL GOCE

SILVIA ELENA TENDLARZ:


El ttulo elegido para el curso RSI: El falo da cuenta del recorrido que les propongo llevar a
cabo este ao. Intentaremos dilucidar cmo se va desplegando la teorizacin del falo a lo largo
de la enseanza de Lacan de acuerdo a la prevalencia de los distintos registros: imaginario,
simblico y real, hasta que, finalmente, quedan equiparados en su relacin al goce.

Utilizaremos como hilo de Ariadna de este curso el artculo de J.-A. Miller titulado Los seis
paradigmas del goce publicado en francs en La Cause freudienne 43 (1999) (y en espaol en el
libro El lenguaje, aparato del goce (Coleccin Diva, 2000)). Este texto es el resultado de una serie
de intervenciones: primero, un ciclo de conferencias dictado en Los Angeles, luego fue reto
mado en su curso de Pars, hasta que pas al escrito y publicado al francs en esa publicacin.

Jacques-Alain Miller distingue seis paradigmas que aprehenden y organizan el conjunto de la


teora de Lacan relativa al goce. Los utilizaremos para orientarnos en nuestro estudio acerca
del falo.

El primer paradigma corresponde a los primeros cuatro seminarios y se titula La imaginari


zacin del goce. El segundo se centra fundamentalmente en los Seminarios 5 y 6, con el ttulo
de La significantizacin del goce. El tercero, El goce imposible, se centra en el estudio del
Seminario 7; y el cuarto, El goce normal, en el Seminario 11. El quinto paradigma abarca los
Seminarios 16 y 17 y se llama el Goce discursivo. Y por ltimo, el sexto, La no relacin, co
rresponde al Seminario 20.

En lneas generales, este trayecto va de hay relacin, en la medida en que prevalece en el


primer paradigma la intersubjetividad y la comunicacin, al no hay relacin del sexto, en el
que estas conexiones se desvanecen.

Estudiaremos estos desarrollos de acuerdo a tres ejes orientadores: el funcionamiento de los


tres registros, la teora del goce y cmo se presenta el concepto de falo en cada uno de estos
paradigmas.

1 PARADIGMA: LA IMAGINARIZACIN DEL GOCE

1) REGISTROS:

En este primer paradigma predomina el registro de lo imaginario.

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Se presenta una disyuncin entre lo simblico y lo imaginario, entre la dialctica simblica y la


inercia imaginaria. Esta disyuncin tambin se manifiesta entre el significante y el goce (que es
imaginario), y entre el inconsciente y el yo.

El equvoco del paradigma est dado en que, por un lado, lo imaginario queda por fuera de lo
simblico, pero, por otro lado, lo simblico domina lo imaginario.

Tambin lo simblico presenta un equvoco puesto que presenta a la palabra como eje de la
comunicacin dialctica y como intersubjetiva y, al mismo tiempo, presenta al lenguaje en su
autonoma simblica regido por la lgica de la cadena significante.

2) GOCE:

El goce es imaginario y proviene el yo, del narcisismo. Lacan indica que el narcisismo en
vuelve las formas del deseo. Se manifiesta como una inercia libidinal y es fundamentalmente
intra-imaginario. As, la libido es un goce imaginario que proviene del yo.

J.-A. Miller asla dos formas de satisfaccin que prevalecen en este paradigma: simblica, pro
ducida por la produccin de sentido a travs de la comunicacin y por el reconocimiento; e
imaginaria, vinculada al goce. El deseo es presentado como deseo de reconocimiento de acuer
do a la dialctica del amo y el esclavo. Y el fantasma est ligado al transitivismo del a-a.

3) FALO:

Lacan presenta al falo en este perodo como imaginario. Se refiere a l como una significacin,
un objeto metonmico o una imagen flica.

Bibliografa sugerida:
- El estadio del espejo como formador de la funcin del yo (je) tal como se nos revela en la
experiencia psicoanaltica (1949), Escritos, Siglo Veintiuno editores, Buenos Aires, 1987.
- Funcin y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanlisis (1953), Escritos, op. cit.
- La instancia de la letra en el inconsciente o la razn desde Freud (1957), Escritos, op. cit.
- Acerca de una cuestin preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis(1958), Escritos,
op. cit.
- El Seminario, Libro 1: Los escritos tcnicos de Freud (1953-54), Paids, Buenos Aires, 1981,
cap. 7 al 12.
- El esquema L, que se encuentra en: El Seminario, Libro 2: El yo en la teora de Freud y en la tc
nica psicoanaltica (1954-55), Paids, Buenos Aires, 1983, cap. 24; El Seminario, Libro 3: Las

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psicosis (1955-56), Paids, Buenos Aires, 1984, cap. 1; y El Seminario, Libro 4: La relacin de
objeto (1956-57) , Paids, Buenos Aires, 1994, cap. 1.

2 PARADIGMA: LA SIGNIFICANTIZACIN DEL GOCE

1) REGISTROS:

En este paradigma predomina lo simblico. Se produce un borramiento y reabsorcin del goce


por el significante. Lo imaginario resulta independiente.

2) GOCE:
El goce se vuelve equivalente al significado de una cadena significante. El lenguaje del incons
ciente est constituido por la pulsin, que, a su vez, est escrita a partir del sujeto simblico de
la demanda ($ D) escritura simblica que incluye la demanda del Otro-.

As, el goce resulta mortificado por el significante. En el grafo, la trayectoria goce-castracin


cumple esta significantizacin. El significante anula (Aufhebung) al goce y lo restituye como
deseo significado. Se reparte, entonces, entre el deseo y el fantasma. El deseo como significa
do de la demanda inconsciente (pulsin) enlazado al significante y a la muerte. Y el fantasma
como imagen de goce captada en lo simblico, en relacin con el objeto a y a la vida, escenario
asimilable a la cadena significante. La imagen en funcin significante es articulada al sujeto
simblico (nudo de los dos registros). La libido, a su vez, tambin se inscribe en el significante.

La satisfaccin es del deseo (significante), y tambin se presenta como significado enlazado a


la metonimia.

Este es el momento de surgimiento de los matemas: -, imagen flica simbolizada y cortada; F


significante del deseo, luego del goce; $ a, trmino imaginario restituido a lo simblico; y $ D,
matema de la pulsin.

3) FALO:

El falo se desliza de lo imaginario a lo simblico (metafrico) y es formalizado como significan


te del deseo.

Bibliografa:
- El Seminario, Libro 5: Las formaciones del inconsciente (1957-58), Paids, Buenos Aires, 1999.

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- La significacin del falo (1958), Escritos, op. cit.


- Subversin del sujeto y dialctica del deseo en el inconsciente freudiano (1960), Escritos, op.
cit.

3 PARADIGMA: EL GOCE IMPOSIBLE

1) REGISTROS:

En este paradigma predomina el registro de lo real y, correlativamente, una disyuncin entre


el significante y el goce. Retoma as al primer paradigma, salvo que aqu el goce no es ya ima
ginario sino real. Al quedar el goce fuera de lo simblico no puede ser dicho. Esto produce un
impasse: qu relacin guarda entonces con lo simblico? Para resolverlo, Lacan hace aparecer
el objeto a.

2) GOCE:

El Seminario 7 inicia la teorizacin de Lacan del goce como real a travs de la figura del das Ding,
la Cosa, que est fuera de lo simblico, en lo real.

El das Ding es estructuralmente inaccesible: es un goce masivo y requiere una transgresin para
alcanzarlo. Representa a la madre como objeto primordial.

J.-A. Miller indica tres barreras de acceso al goce: real (opuesta a lo simblico y a lo imaginario);
simblica (de la ley); e imaginaria (ilustrada a travs de Antgona: la belleza impide alcanzar a
la Cosa).

La Cosa es equivalente a la anulacin que constituye la castracin, reduccin del goce a un


lugar vaco (por ejemplo, el vaso de Heidegger).

Lacan desarrolla en este seminario la oposicin entre el placer (ligado al bien, que funciona
como barrera al goce) y el goce (del lado del mal, a la manera del goce sadeano).

Este goce es equivalente al Otro barrado, al goce que falta en el Otro (lo excluye de su construc
cin significante). El goce est prohibido y slo puede ser dicho entre-lneas. Por otra parte, la
satisfaccin que aqu se pone en juego es pulsional.

3) FALO:

El falo, como significante del goce, es el smbolo de das Ding. Es un intento de recuperar el goce
fuera de lo simblico a travs del significante. Es decir, es la tentativa de formular el estatuto
del goce en trminos significantes.

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Bibliografa:
- El Seminario, Libro 7: La tica del psicoanlisis (1959-60), Paids, Buenos Aires, 1992, cap. 4,
5, 8 y 9.
- Martin Heidegger, La cosa.
- Subversin del sujeto... (el falo como significante del goce).
- Le Sminaire, Livre 8: Le transfert, Seuil, Paris, 1991, cap. 16 y 17.

4 PARADIGMA: EL GOCE NORMAL

1) REGISTROS:

Se produce aqu una articulacin entre el significante y el goce, retoma as el segundo paradig
ma, la significantizacin del goce, a travs del objeto a.

Formaliza dos operaciones lgicas: la alienacin (de orden puramente simblico), de la cual
resulta la separacin como respuesta de goce (recuperacin de la libido como objeto perdido).

Por otra parte, existe una comunidad de estructura entre el inconsciente simblico (apertura y
cierre) y el funcionamiento de la pulsin.

2) GOCE:

El goce es fragmentado en el objeto a, situado en un hueco, en un vaco. De all que J.-A. Miller
titul originariamente a este paradigma el goce fragmentado. El goce no es ya irreductible a
lo simblico sino que es distinguido e inscrito en el funcionamiento de un sistema.

El objeto a es un elemento de goce. Resulta de la elementizacin de la Cosa, mediacin entre


la Cosa y el Otro. Este carcter elemental encarna su inscripcin en el orden simblico (tiene la
misma estructura elemental que el significante). No obstante, el significante es una materia, en
cambio, el objeto a es presentado como una sustancia de goce.

Tanto la libido como la pulsin son examinadas en el Seminario 11. Lacan presenta a la libido a
travs de la lamelle (laminilla): rgano, objeto perdido, matriz de todos los objetos perdidos. Y el
montaje de la pulsin da cuenta de la relacin entre el sujeto vaco y el goce.

3) FALO:

F------- a

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En este paradigma Lacan abandona el desarrollo sobre el significante de goce y en su lugar


introduce el objeto a.

Bibliografa:
- El Seminario, Libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanlisis (1964), Paids,
Buenos Aires, 1992, cap. 6, 13 al 15.

5 PARADIGMA: EL GOCE DISCURSIVO

1) REGISTROS:

Se plantea una relacin primitiva y original entre el significante (saber) y el goce. Ab


jura definitivamente de la autonoma de lo simblico y establece una circularidad: el
significante es un aparato de goce. Por otra parte, distingue el S1-S2 como la estructura
abreviada del lenguaje; al S1 como significante nico; y al S2 como el conjunto de los
significantes, lugar del saber.

2) GOCE:

Este paradigma recupera la idea formulada en el tercer paradigma de que el goce pue
de ser dicho entre-lneas: la metonimia del goce indica que no slo el significante se
desliza entre los significantes sino que tambin se produce este deslizamiento del ob
jeto perdido. Indica as una equivalencia entre el $ y el goce. Pero, al mismo tiempo, se
produce una ruptura con ese paradigma puesto que el acceso al goce no invoca ya una
transgresin.

Jacques-Alain Miller establece una distincin en el tratamiento de la falta en los distin


tos paradigmas. En el primero, es una falta natural que resulta de la prematuracin. En
el cuarto, a la prdida natural de la vida por la reproduccin sexuada se enlaza la falta
significante ($). En cambio, en este paradigma, presenta a la prdida de goce (efecto del
significante) que invoca un suplemento de goce (el plus-de-goce).

El desnivel entre la falta (goce flico prohibido) y su suplemento (plus de goce) deter
mina la repeticin. La repeticin no expresa el mecanismo autnomo de lo simblico
sino que se vuelve una repeticin significante de goce (el propio fantasma es una forma
concentrada de la repeticin).

Miller indica un pasaje relativo al goce de un paradigma a otro. En el tercero, el das


Ding presenta un goce fuera de lo simblico que implica cierta identidad. El objeto a
del cuarto paradigma, objeto de la pulsin, permite establecer una lista de objetos (oral,

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anal, mirada, voz y nada). En cambio, el objeto a como plus-de-goce (que parte de una
entropa, da a gozar pero mantiene la falta de goce) extiende la lista de objetos puesto
que incluye los objetos sublimatorios.

3) FALO:

Examen del goce flico que a diferencia del falo como significante no establece ya una relacin
sino que es masturbatorio. Este goce est prohibido, en su lugar aparece el plus-de-goce como
suplencia.

Bibliografa:
- El Seminario, Libro 2, op. cit., cap. 15 y 16 (repeticin).
- El seminario sobre La carta robada (1953), Escritos, op. cit.
- Seminario 16: De otro al Otro (indito), plus-de-goce: noviembre y diciembre de 1968, enero
de 1969.
- El Seminario, Libro 17: El reverso del psicoanlisis (1969-70), Paids, Buenos Aires, 1992, cap.
1 y 3 (repeticin), y 3 al 5 y 11 (goce).

6 PARADIGMA: LA NO-RELACIN

1) REGISTROS:

Este paradigma se caracteriza por el predominio de la no relacin que expresa la disyuncin


entre el goce y el Otro, entre el significante y el significado, entre el hombre y la mujer. Esto
queda en contraposicin con los trminos que anteriormente aseguraban la conjuncin, como
ser el Otro, el Nombre-del-Padre y el falo.

La modificacin de Lacan de su teora de lo simblico produce ciertas transformacio


nes: el significante es presentado como signo en la medida en que incluye al goce; la
lengua es presentada como lalengua (en una sola palabra) y es anterior al ordenamiento
gramatical, separado del lenguaje; y la apalabra (tambin escrito como una sola pala
bra), no es ya comunicacin (como la palabra del primer paradigma) sino expresa su
relacin con el goce.

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2) GOCE:

El punto de partida es que hay goce del cuerpo vivo. El goce es goce del Uno separado
del Otro, sin Otro.

Jacques-Alain Miller repertoria cuatro formas del goce Uno: 1) del propio cuerpo (goce
material); 2) goce flico (especializado, solitario, llamado del idiota, sin Otro, mastur
batorio); 3) de la palabra (cortada del Otro, sin comunicacin, del bla-bla-bla); y 4)
sublimatorio (sin Otro).

El goce Uno es real. Se pregunta si acaso existe el goce del Otro. Existen dos maneras de
entender el concepto de Otro: el Otro significante, del cdigo, y el Otro ligado al goce,
sexual, del cuerpo diferentemente sexuado, del Otro sexo.

La indicacin de Lacan de que no hay relacin sexual es solidaria del rgimen del Uno.
El goce del Otro produce entonces un impasse.

3) FALO:

El falo se presenta aqu con diversas modalidades: el falo como significante del goce
equivalente al S1; en la oposicin goce flico y goce suplementario; y como funcin f
lica en las frmulas de la sexuacin.

Bibliografa:
- Seminario 18: De un discurso que no fuese semblante (indito).
- Seminario 19: ...o peor (indito).
- El Seminario, Libro 20: Aun (1972-73), Paids, Buenos Aires, 1992, cap. 1 y 2, 6 y 7.
- El atolondradicho (1972), Escansin 1 (1984).

En la prxima clase presentaremos al registro de lo imaginario y examinaremos el concepto de


falo como significado que se incluye en el primer paradigma.

22 de marzo de 2000

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2. EL FALO COMO SIGNIFICADO

SILVIA ELENA TENDLARZ:

En esta primera clase Carlos Motta presentar el tema de lo imaginario en Lacan y luego in
troducir el tema del falo como imagen, la concepcin del falo imaginario. Es muy importante
tener en claro qu es una imagen para poder entender qu es el falo como imagen.

1. LO IMAGINARIO

CARLOS GUSTAVO MOTTA:

Quisiera presentarles la puntualizacin de una bibliografa, que a decir verdad es extensa, pero
imprescindible para comprender parte de la enseanza de Jacques Lacan.

En 1936, en el XVI Congreso de la IPA en Marienbad (localidad de la Repblica Checa, en la


provincia de la Bohemia Occidental), Lacan present una conferencia titulada El estadio del
espejo. Teora de un momento estructurante y gentico de la constitucin de la realidad en rela
cin a la doctrina psicoanaltica. Al cabo de diez minutos fue interrumpido por Ernest Jones,
presidente de la sesin, que alegaba que Lacan haba agotado su turno de palabra. Del texto
de esa poca casi no quedan rastros y slo se cuenta con las notas tomada por Franoise Dolto
antes del Congreso a partir de la exposicin que hizo su autor del tema en la Socit Psycha
nalytique de Paris. Lacan, en Acerca de la causalidad psquica, dice lo siguiente: Hice en
1936 una comunicacin al respecto del estadio del espejo, dirigida formalmente al Congreso de
Marienbad, al menos hasta el punto que coincida exactamente con la cuarta llamada del minu
to dcimo en que me interrumpi Jones, quien presida el congreso en su carcter de presidente
de la Sociedad Psicoanaltica de Londres... (Escritos, p. 174).

Lo esencial del informe figura en el primer escrito psicoanaltico publicado por Lacan antes
de la Segunda Guerra Mundial. Este artculo, escrito para la Encyclopdie Franaise en la parte
dedicada a la vida mental, se titula La familia. Consta de una introduccin, La institucin fami
liar, una primera parte, El complejo, factor concreto de la psicologa familiar, y una segunda
titulada Los complejos familiares en patologas.

Con el estadio del espejo Lacan se propone esclarecer el concepto de narcisismo, lo que a conti
nuacin le permitir resituar las instancias de la segunda tpica freudiana. Lacan vuelve varias
veces sobre su artculo El estadio del espejo como formador de la funcin del yo (je) tal como
se nos revela en la experiencia psicoanaltica, sobre todo en el momento de la introduccin de
la trada Imaginario-Simblico-Real. El hincapi que hace Lacan en el narcisismo es la conse
cuencia de su inters por la relacin entre la personalidad y el medio social, entre el sujeto y su

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entorno. Se trata de explorar la relacin con el otro semejante y de plantearse esa fascinacin
del sujeto por la imagen, su capacidad para ser cautivado por ciertas imgenes.

SILVIA ELENA TENDLARZ:

El tema del imaginario est presente en Lacan desde aun antes aunque no est formalizado
como tal. El tema de los dobles, o lo que llama dobletes en el delirio de persecucin en el caso
Aime da lugar para que desarrolle esta idea de la relacin especular. Lacan fue el traductor
del artculo de Freud Sobre algunos mecanismos neurticos en los celos, la paranoia, y la ho
mosexualidad (1922). En su estudio sobre el caso Aime estaba especialmente interesado por
el aporte de la fenomenologa al tema de los celos por la relacin particular al semejante. En el
caso Aime, cuando ella intenta matar a la actriz en realidad trata de asesinar a la imagen que
la representa a ella misma (publicado en De la psicosis paranoica en su relacin con la personalidad).
El tema del semejante est presente ya en la tesis del 32 y tambin en el examen del caso de las
hermanas Papin del ao siguiente. Se trata de dos hermanas que trabajan como mucamas en
una casa de familia que sbitamente matan en forma simultnea a la madre y a la hija, sus pa
tronas, golpeando la imagen que las representa a ellas mismas como si fuera en espejo. Vemos
as que en realidad, en cuanto al examen de lo imaginario, el punto de partida de Lacan no es
la psicologa sino la psiquiatra.

CARLOS GUSTAVO MOTTA:

Lacan utiliza las observaciones del comportamiento de los bebs ante el espejo llevadas a cabo
desde los principios de la psicologa cientfica. Con esta clase de estudio se persegua casi siem
pre comparar dicho comportamiento con el de los chimpancs para, entre otras cosas, tratar de
detectar una diferencia cualitativa entre la inteligencia del hombre y la de los simios. El primero
en practicarlo fue Darwin, que observ a su hijo Doddy y seal tan singular comportamiento.

Lacan se remite a los autores que se han interesado por la experiencia: Baldwin, considerado
el primer psiclogo cientfico, pero tambin Kohler, Buhler, Henri Wallon, etc.; ms su primera
preocupacin no es plantearse qu es lo que nos separa del simio. Lacan hace del estadio del
espejo un momento ejemplar, paradigmtico, de la implantacin de la relacin del hombre con
su imagen y con el semejante.

Esta relacin puede producirse a partir de la edad de seis meses, pero se aparta de inmediato
de esta perspectiva diacrnica para insistir sobre la dimensin estructural y acrnica de dicho
estadio: Este acontecimiento puede producirse, como es sabido desde los trabajos de Baldwin,
desde la edad de seis meses y su repeticin ha atrado con frecuencia nuestra meditacin ante el
espectculo impresionante de un lactante ante el espejo, que no tiene dominio de la marcha, ni
siquiera de la postura en pie, pero que, a pesar del estorbo de algn sostn humano o artificial
(lo que solemos llamar unas andaderas), supera en un jubiloso ajetreo las trabas de ese apoyo

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para suspender su actitud en una postura ms o menos indicada y conseguir para fijarlo un
aspecto instantneo de la imagen (Escritos, p. 86). Es un perodo en el que el nio es an pre
maturo, en el que no ha concluido del todo su desarrollo neuropsicolgico.

Para Lacan, lo que se produce es una identificacin, es decir, la transformacin producida en


el sujeto, cuando asume esa imagen, lo que designa con el trmino de imago, utilizado ya en La
familia.

SILVIA ELENA TENDLARZ:

Hay un libro que se llama Imago publicado al francs por la editorial Navarin. Imago era el nom
bre de una mujer amada apasionadamente por el protagonista. Freud retoma el trmino imago
de esta novela. Tambin haba sido utilizado por Jung en esa poca para hablar de los proto
tipos inolvidables que se tratan de alcanzar. Cuando Lacan comienza a hablar del estadio del
espejo retoma el concepto de imago, que viene ya de la poca de Freud y de los post-freudianos,
y le da una envergadura diferente.

CARLOS GUSTAVO MOTTA:

Posteriormente aadir que es necesaria una mediacin simblica para que el sujeto pueda
asumir dicha identificacin. Pues lo que el sujeto encuentra all es una Gestalt, una forma, la
forma total del cuerpo, que introduce un sentimiento de unidad y de dominio en un tiempo en
que el sujeto est an bajo la dependencia del otro.

Esto corresponde a la implantacin del narcisismo primario: el yo del sujeto encuentra aqu
su origen. Yo constituido por la suma de las identificaciones que el espejo le permite efectuar.

Lacan, que haba comenzado por el abordaje de las psicosis paranoica, haciendo hincapi en el
vnculo entre la personalidad y lo social, encuentra en el estadio del espejo un modelo para dar
cuenta de ello. Existe lo que denomina conocimiento paranoico, propio del yo. Al conocimiento
paranoico lo dirigen los celos, de los que Lacan, en La familia hace la base del sentimiento social,
situndolos en el complejo de intrusin, correlativo al estadio del espejo.

El estadio del espejo se resume en el inters ldico que el nio testimonia por su imagen espe
cular. Reconoce su imagen, se interesa por ella, hecho que podemos admitir, es un observable.
Lacan a lo largo de su enseanza acord la mayor importancia a este estadio, salvo que al final
termin considerando que lo esencial en l no era ni la idea de estadio ni la observacin. Quiso
explicar este inters singular del nio y para ello recurri a la teora de Bolk, segn la cual el
lactante es, de hecho, desde el origen, en su nacimiento, un prematuro, fisiolgicamente inaca
bado. Est en una situacin de desamparo. Existe por ello una discordancia temporal: si el nio
goza cuando se reconoce en forma especular es porque la completud de la forma se anticipa
respecto a su propio logro; la imagen es la suya pero, al mismo tiempo, es la de un otro puesto

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que est en dficit respecto a ella. Debido a este intervalo la imagen lo captura y se identifica a
ella.

SILVIA ELENA TENDLARZ:

En la imagen hay una hiancia que en este momento se llama prematuracin y que despus lo
va a llamar hiancia, agujero, vaco, falta.

CARLOS GUSTAVO MOTTA:

Otro punto que queda claro se relaciona con el conocimiento paranoico mencionado en el es
crito. Qu quiere decir que la relacin del hombre con su objeto es paranoica? Quiere decir
que el objeto le interesa en la medida en que el otro est dispuesto a quitrselo. Miller comenta
que es un nivel de conocimiento donde se ubican los especialistas de la publicidad: para crear
la demanda hay que dar a entender que el producto es raro, es decir, que los otros se los van a
arrebatar.

Finalmente, y en relacin con el estadio del espejo, llego a las primeras conclusiones. El trmi
no estadio del espejo no debe llamar al engao. No se trata de un estadio ms entre otros
dilucidados ya por los psiclogos con nios y los psicoanalistas. Se trata, ms bien, de una
reinterpretacin global del desarrollo del yo humano a partir de ese caso particular que es el
estadio del espejo, entendido como estasis del ser (como Lacan lo denomina en Acerca de la
causalidad psquica). As, donde Freud y sus discpulos imaginaban una serie de estadios del
desarrollo de la libido que iban desde el autoerotismo y del narcisismo hasta el estadio genital,
Lacan comprende de entrada la evolucin de las relaciones entre el yo y sus objetos a partir del
estadio narcisista, descifrado a su vez a travs de la experiencia del nio en el espejo.

Falta todava precisar que apenas se trata de un estadio, si con ello se entiende un momento o
un perodo fechable de la evolucin. Si hay estadio, es aqul, a la vez inestable e instantneo,
de un ek-stasis que proyecta al yo ante s (se impone aqu el vocabulario heideggeriano, pues
evidentemente a l alude Lacan cuando escribe, por ejemplo, que el desarrollo del yo es vivi
do como una dialctica temporal que proyecta decisivamente en historia la formacin del indi
viduo: el estadio del espejo es un drama cuyo empuje interno se precipita de la insuficiencia a
la anticipacin (Escritos, p. 90).

En resumen, lejos de tener diferentes tipos de relaciones libidinales con el objeto, el yo es de


entrada un objeto (una imagen). El desarrollo libidinal, por consiguiente, como lo dice Lacan,
es un desarrollo dialctico: la alienacin inicial del yo en la imagen especular inaugura la dia
lctica de la identificacin con el otro.

Examinaremos ahora el modelo ptico.

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(esquema)

Desde el Seminario 1 Lacan propone un esquema ptico inspirndose en Freud y en un fsico-


matemtico, Bouasse.

La fsica distingue dos tipos de objetos y dos tipos de imgenes, que denomina reales y virtua
les. Bouasse utiliza un espejo esfrico cncavo y una caja cerrada por todos sus lados, menos
el que est frente al espejo, conteniendo unas flores invertidas. Sobre esta caja, cuyo interior es
inaccesible a la vista del observador, hay un florero. Las flores que ocultan la caja se reflejan y
dan una imagen real. Para que esta imagen real pueda ser observada directamente se requieren
varias condiciones. Es necesario, en primer lugar, que exista un soporte de acomodacin. Como
el ojo puede considerarse el acoplamiento de una lentilla biconvexa (el cristalino) a una panta
lla (la retina), sta permite observar la ilusin ptica a condicin de que el ojo se regule sobre
un punto concreto, de modo que la pantalla pueda recoger esa imagen: el florero desempea en
el experimento el papel de soporte de acomodacin. El ojo del observador debe situarse dentro
de un cono preciso B B W.

Finalmente, la ilusin ser ms perfecta cuanto ms alejado est el espectador del dispositivo.
Para la ptica las imgenes son de dos tipos: las reales son aquellas producidas, por ejemplo,
por un espejo cncavo, o sea, algo parecido a la superficie interna y bien pulida de una esfera
hueca. Se llaman imgenes reales porque para el sujeto percipiente estas imgenes se comportan
como objetos y no como imgenes, implican una ilusin ptica, es decir, el observador es enga
ado. Las imgenes virtuales son las cotidianas imgenes producidas por un espejo plano y no
implican ilusin ptica alguna, ya que para el sujeto observador estas imgenes se comportan
como tales, o sea, como imgenes.

Este primer esquema configura un estadio anterior al estadio del espejo, un tiempo especular,
testigo del ah-ya de la imagen especular. Indica, adems, que para la observacin pueda rea
lizarse debe existir una determinada posicin del sujeto dentro de lo que ya est ah, es decir,
dentro de una concreta representacin previa, indispensable para que la ilusin se produzca y
tenga lugar el estadio del espejo. Configurara una primera particin para el sujeto entre el in
terior y el exterior, en relacin con el narcisismo primario: el florero representara el envoltorio
del cuerpo y las flores los objetos del yo.

Lacan modifica luego el experimento. Pueden encontrar estas modificaciones en la Obser


vacin sobre el informe de Daniel Lagache (Escritos, p. 654). Introduce en primer lugar una
permutacin entre el florero y las flores. Estas son visibles y se convierten en objetos reales. El
florero queda disimulado en la caja y crea por reflexin la imagen real. Por otra parte, Lacan
incorpora al dispositivo un espejo plano.

A partir de la introduccin del espejo plano el continente aparece all donde mira el sujeto, es
decir, en el espacio virtual del espejo plano, como la imagen virtual de una imagen real o de un

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objeto real: las flores. Lo que muestra de entrada la ilusin es la heterogeneidad entre esos ob
jetos y la imagen del cuerpo. Hay que sealar que el dispositivo consiste en meter en la caja el
florero que representa lo real del cuerpo lo hace inaccesible directamente a la vista. Para Lacan
el sujeto tiene muy poco acceso a lo real de su cuerpo.

El ojo se encuentra en un lugar (S) simtrico al lugar que habra ocupado de no existir la inter
posicin del espejo plano (A) y se sita en medio de las flores. Las flores (a) representan los ob
jetos del yo o, mejor dicho, esos objetos, esos trozos de mi cuerpo que por ejemplo han logrado
pasar a mi campo visual, sin que el yo (je) haya podido an captar la unidad o la pertenencia
a mi cuerpo.

Conviene recordar que para Lacan los objetos parciales son vividos por el nio como objetos
que le pertenecen. As, para el nio de pecho el corte pasa entre el cuerpo del Otro (la madre)
y el seno. Este objeto no aparecer en el espejo, pero en su lugar se situar el agujero que con
figura la boca.

En ese tiempo de inmadurez psicolgica la imagen del cuerpo est precipitada. En efecto, con
tiene, engloba, totaliza en una unificacin formal lo que hasta entonces estaba despedazado,
desunido. Es tambin un precipitado en el sentido en que anticipa el desarrollo, de lo cual da
cuenta en particular su efecto de captura sobre el sujeto, la fascinacin, marcada por el jbilo
-se trata de un goce- del nio ante el espejo. Con respecto a la palabra jbilo, por un lado, quiere
decir alegra y ah se referira a ese goce. Pero, por otro lado, la palabra jbilo tambin implica
detenerse en, por eso uno despus de un tiempo se jubila, es decir, se detiene.

SILVIA ELENA TENDLARZ:

Esas flores vienen a significar lo que aunque no est unificado se ve como tal. Hay trozos que
pasan al campo visual pero no como algo unificado. Por un lado, hay un envoltorio que no
vemos, vemos partes que son experimentadas como reales pero no sabemos nada acerca de
ellas porque carecemos de imagen y de un simblico que lo nombre. Es algo que est ah. El ojo
que no ve nada de todo esto no puede ver el florero porque est del mismo lado del espejo. Ve
en el espejo, en esta imagen, las flores y el envoltorio de las flores. Las zonas ergenas tienen
un envoltorio que es el yo, el yo es una imagen. La visin que tendr depender de dnde se
coloque el ojo y el espejo.

Este es el equvoco que apareca en el primer paradigma: lo simblico y lo imaginario estn


separados, pero sin este simblico que determina cul es la posicin del espejo no tenemos una
clara visin. El yo que vemos en el espejo depende del simblico que lo ordena. Hay un domi
nio de lo simblico sobre lo imaginario aunque aparentemente el registro imaginario funciona
solo.

En la Observacin sobre el informe sobre Daniel Lagache Lacan relaciona la posicin del
espejo y del ojo con el final del anlisis. Cuando el espejo cambia de lugar, se aplana, caen los

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ideales. No es que lo imaginario se deshaga, que el final del anlisis sea sin yo y sin imgenes,
sino que, simplemente, uno puede darse cuenta del espejismo de las vestiduras yoicas y situar
las de otra manera. Todos esos ideales van cayendo y finalmente queda que lo que soportaba
todo eso era un punto de perspectiva del sujeto. Esa es una de las teoras posibles de final de
anlisis, la de los aos 60. Ms adelante en la enseanza de Lacan estos ideales recibirn el
nombre de S1, significantes amos, que van cayendo en el transcurso del anlisis.

CARLOS GUSTAVO MOTTA:

En cuanto al estadio del espejo, es indispensable la presencia de la madre en esta experiencia.


El nio se vuelve hacia la que lo lleva ante el espejo para leer en su mirada un signo de recono
cimiento. Esta madre es el lugar del que procede el don: del objeto que alimenta, de la palabra
que recibe como prueba de amor. Por eso ese signo de reconocimiento, por la nominacin que
profiere y cuyo efecto es designar los lugares respectivos de los dos protagonistas, el espacio
virtual situado detrs del espejo plano, si bien es imaginario aparece como subordinado a lo
simblico y determinado por l.

As se comprende mejor el montaje propuesto por Lacan. El ojo, para que la ilusin funcione,
encuentra asignado su lugar en funcin del Otro, en funcin de un punto de referencia que se
sita en el Otro (I mayscula), punto que se encuentra en el espacio virtual del Otro dentro del
cono que antes especificbamos. Para obtener su imagen el sujeto debe, pues, ajustarse respecto
a un punto que pertenece al campo del Otro. Esto introduce una disyuncin entre ver y mirar.
En efecto, all donde se ve el sujeto, es decir, donde se forja esa imagen real e invertida de su
propio cuerpo que se da en el esquema, no es desde donde se mira. La mirada se dirige siempre
a alguien o a algo: uno es mirado por. Esta transposicin a la forma pasiva opera en ciertos de
lirios en los que el sujeto se siente espiado. La mirada est siempre simblicamente cualificada.
De igual modo, desde antes de nacer, el sujeto es hablado y cierto nmero de significantes se
constituyen ms o menos ligados a un discurso referido a l. El sujeto antes de hablar, es sobre
todo, hablado.

En el Seminario 11 Lacan hace referencia a la pintura para poner de relieve la distincin entre
ver y mirar: ...en el campo escpico, la mirada est afuera, es decir, soy cuadro. Ah est la
funcin que se halla en lo ms ntimo de la institucin del sujeto en lo visible. Lo que me deter
mina fundamentalmente en lo visible es la mirada que est afuera. En un cuadro hay siempre
un lugar que falta, una ausencia que puede pensarse como corolario del punto ciego congnito
a nuestra visin. Este punto funciona como agujero. En ese lugar Holbein sita la anamorfosis
de una calavera en el cuadro Los embajadores.

Todo el lado derecho de esta elipse, a partir del espejo plano, es un espacio virtual, el de ese
espejo plano. El efecto del montaje consiste en desplazar el ojo del observador que, en lugar de
encontrarse en el punto (S, I) se sita en la posicin simtrica en que est dibujado. Desde all
observa la ilusin ptica en el espejo plano, que dar la impresin de perfeccionarla ya que la

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interposicin del espejo plano acta como alejamiento y da a todos los objetos observados el
estatuto de imagen.

Hay una pregunta que surge de todo lo expuesto y que vincula la produccin anterior de Lacan
en derredor del estadio del espejo con la teora freudiana del narcisismo. Cmo puede el yo
ser un objeto, ms an, el primer objeto (Freud) si es una imagen (Lacan)? La disciplina que
estudia la relacin entre los objetos y las imgenes, la ptica tiene una respuesta. En la clase
del Seminario 1 que lleva por ttulo La tpica de lo imaginario Lacan cita extensamente, en
la pgina 122, a Freud, en La interpretacin de los sueos, cuando establece la localidad del
aparato psquico a partir de la comparacin con un microscopio. Freud parte de un modelo
ptico para dar cuenta de la espacialidad que le corresponde al aparato psquico; Lacan lo har
en forma equivalente.

2. EL FALO COMO SIGNIFICADO

SILVIA ELENA TENDLARZ:

Pasaremos ahora a la segunda parte de nuestro desarrollo de hoy: el falo imaginario. Tomare
mos para este punto algunos prrafos de la Cuestin preliminar.. y de los Seminarios 4 y 5.

En la Cuestin preliminar... se pueden distinguir siete puntos: 1) la oposicin entre la vida


y la muerte; 2) la relacin madre-hijo; 3) la querella del falo; 4) la relacin entre los sexos; 5) la
metfora paterna; 6) 0; 7) el delirio de Schreber de transformacin en mujer.

Desde el comienzo hasta el final de este artculo Lacan trabaja el tema del falo. Este desarrollo
es correlativo al tratamiento del falo como significado, como imaginario, en los cuatro primeros
seminarios. No haremos un seguimiento exhaustivo de cada seminario. Partiremos del punto
en el que comienza a haber cierta ambigedad: tanto en el Seminario 4 como en el 5 aparece el
falo como imaginario (el cuarto antecede a la Cuestin preliminar... y el quinto es contem
porneo a su escritura). Por otra parte, el Seminario 5 se caracteriza por un pasaje del falo como
significado, en la primera parte de seminario, al falo como significante, al final del seminario.
Hay un cambio de posicin de Lacan en cuanto a la cuestin del falo a lo largo del seminario.
Esta ambigedad, esta oscilacin de considerar al falo como significado y como significante, la
encontramos tambin en la Cuestin preliminar....

A modo de antecedente, en la pgina 32-33 del Seminario 4, en el captulo que corresponde a


las tres formas de la falta de objeto, Lacan dice, a partir de la trada imaginaria madre-hijo-
falo, que entre la madre y el nio siempre est el falo. Habla del falicismo imaginario y de los
callejones sin salida que conduce su reduccin a un dato real. En el momento en que Freud
empieza a escribir sus artculos ms serios sobre la sexualidad femenina se produce un intenso
debate de los post-freudianos sobre el tema de la fase flica. Lacan lo llama la querella del falo
entre de los post-freudianos. Dice: Por los aos 1920-30 hubo una inmensa polmica que se
ordeno alrededor de la nocin de falicismo y la cuestin del perodo flico, de lo que se trataba

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era de distinguir el pene, como rgano normal, con funciones indefinibles por determinadas
coordenadas reales, del falo en su funcin imaginaria. Opone el pene real y el falo como fun
cin imaginaria. Y concluye: La nocin de falicismo implica de por s aislar la categora de lo
imaginario. Habla del falo como funcin imaginaria.

En la pagina 59 dice: Junto al nio, para la madre siempre est el falo, la exigencia del falo
que el nio simboliza o realiza ms o menos. Hay un deseo de falo que para la madre cumple
ese nio. Contina: Del mismo modo en qu momento es capaz el nio de advertir que eso
que la madre desea en l, lo que satura y satisface con l, es su propia imagen flica, la de la
madre?. En el texto aparece la idea de esta imagen flica que le brindar la madre. Dice: El
hecho de que, para la madre, el nio est lejos de ser slo el nio, porque es tambin el falo,
constituye una discordancia imaginaria. Indica as cmo en la maternidad se pone en juego
una cuestin imaginaria.

Muchos de los textos publicados en sus Escritos encuentran su germen en el Seminario 5: en par
te la Cuestin Preliminar (que retoma tambin algunas cuestiones tratadas en su Seminario 3,
Las psicosis), el de Gide, La direccin de la cura..., y sobre todo, La significacin del falo
que va a plantear al falo como significante del deseo.

Retomemos los puntos sealados en la Cuestin preliminar....

1. La oposicin la oposicin vida-muerte.

Este texto se incluye en un perodo de oposicin entre lo simblico y lo imaginario: todo lo que
tiene que ver con el sujeto, con la cadena significante, con lo inconsciente est del lado de lo
simblico, y la relacin del yo con sus imgenes est del lado de lo imaginario.

En la pgina 533 dice: El sujeto por otra parte entra en el juego en cuanto muerto, pero es como
vivo como va a jugar, es en su vida donde tiene que tomar el color que anuncia ocasionalmente
en l. Despus contina en la pgina siguiente: Si no ms bien que sin esta hiancia que lo ena
jena a su propia imagen no hubiera podido producirse esa simbiosis con lo simblico en la que
se constituye como sujeto a la muerte. El sujeto queda del lado de lo simblico, y lo simblico
al nombrar mortifica al sujeto y lo vaca de vida porque se vuelve puramente un significante.
La mortificacin est del lado de lo simblico. Por ejemplo, un nombre puede figurar en los
archivos, en las sepulturas y se desentiende totalmente si est vivo o si est muerto.

El gran problema es cmo tener un sentimiento de vida estando totalmente dominado por lo
simblico. La respuesta que Lacan da en este artculo es que lo imaginario inyecta vida al sujeto
mortificado por lo simblico. En la pgina 534 dice: El tercer trmino del ternario imaginario,
aquel en el que el sujeto se identifica opuestamente con su ser de vivo, no es otra cosa que la
imagen flica cuyo develamiento en esa funcin no es el menor escndalo del descubrimiento
freudiano. En el esquema R Lacan presenta lo imaginario, lo simblico y lo real (que lo llama
realidad). Por un lado, est el vrtice del sujeto y, por el otro lado, est el vrtice del padre, del
Otro. En el vrtice del sujeto ubica el falo imaginario. Indica que hay una oposicin entre la

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vida y la muerte en tanto que el sujeto producido por lo simblico est mortificado. Pero, sola
mente en tanto que el sujeto se identifica con la imagen flica se inyecta de libido, libido yoica,
libido del narcisismo que da el sentimiento de vida. Esto tiene como contrapartida al hecho de
que entre la madre y el nio est el falo. Es una cuestin puramente especular, narcisista, ima
ginaria, que da el sentimiento de vida.

Esto es muy importante para entender la afirmacin de que el sujeto estaba muerto en el caso
Schreber. Hay un momento en que l ve en el diario que anunciaban su muerte. Esta mortifi
cacin se produce porque ante la forclusin del Nombre-del-Padre hay una modificacin de lo
imaginario que lo vaca de vida.

Aqu aparece el falo como imagen, imagen flica. E inmediatamente pasamos al segundo pun
to, la relacin madre-hijo, en la que, justamente, entre la madre y el nio est el falo como objeto
imaginario.

2. La relacin madre-hijo.

En la pgina 536: Todo el problema de las perversiones consiste en concebir cmo el nio, en
su relacin con la madre, relacin constituida en el anlisis no por su dependencia vital, sino
por su dependencia de su amor, es decir, por el deseo de su deseo -el nio desea ser deseado
por la madre, y esto es lo que nos interesa- se identifica con el objeto imaginario de ese deseo
en cuanto que la madre misma lo simboliza en el falo. El falo es el objeto imaginario del deseo
de la madre. Hasta ac lo plantea como puramente imaginario.

3. La querella del falo.

Encuentran la palabra querella al final de la pgina 536, cuando habla de: la larga quere
lla, extinguida hoy pero no sin estragos, referente a la naturaleza primaria o secundaria de la
fase flica. Si no fuera por la extrema importancia de la cuestin, esa querella merecera nues
tro inters por las hazaas dialcticas que impuso al doctor Ernest Jones para sostener con la
afirmacin de su entero acuerdo con Freud una posicin diametralmente contraria a saber la
que lo converta, con matices sin duda, en el campen de las feministas inglesas avezadas en
el principio de a cada uno su a los boys el falo, a las girls el c. La idea de Jones es que se
nace mujer porque hay genitales femeninos y se nace hombre porque hay genitales masculinos.
Freud dice exactamente lo contrario. No retomaremos la querella del falo porque sera muy
extenso, pero el punto clave era qu relacin establecer entre el llamado Penisneid, envidia del
pene, con el complejo de castracin, si era anterior o posterior y cmo funcionaba el tema de la
fase flica, si se poda usar como un operador estructural o si era una simple reaccin reactiva.

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4. Las relaciones de los sexos.

En la pgina 537 Lacan dice: Esta funcin imaginaria del falo Freud la devel pues como pi
vote del proceso simblico que lleva a su perfeccin en los dos sexos el cuestionamiento del
sexo por el complejo de castracin. Los seres sexuados se ubican en una posicin femenina o
masculina de acuerdo a su relacin con el complejo de castracin.

Despus hay una alusin a algo que retomaremos la prxima clase: La actual relegacin en la
sombra de esta funcin del falo (reducido al papel de objeto parcial) en el concierto analtico
no es sino consecuencia de la mistificacin profunda en la que la cultura mantiene su smbolo;
esto se entiende en el sentido en que el paganismo mismo no lo produca sino al trmino de sus
ms secretos misterios. Nos interesa en particular la alusin al culto de iniciacin llamado los
misterios que examinaremos prximamente.

5. La metfora paterna.

A continuacin indica: Es en efecto en la economa subjetiva, tal como la vemos gobernada por
el inconsciente, una significacin que no es evocada sino por lo que llamamos una metfora,
precisamente la metfora paterna (p. 537). El falo es una significacin producida por la met
fora paterna: la accin del Nombre-del-Padre sobre el Deseo de la Madre acta sobre la signi
ficacin desconocida para el sujeto y produce en el Otro la inscripcin del falo, la significacin
flica. La accin del Nombre-del-Padre acta como punto de capitn, y en el efecto retroactivo
se produce la significacin flica. Ante la forclusin del Nombre-del-Padre se produce la elisin
de la significacin flica.

6. 0.

El 0 es correlativo al P0 en el esquema I (p. 553): si el significante del Nombre-del-Padre es eli


dido, el resultado es un F0, no hay significacin flica. El sujeto pierde el sentido de la vida, por
lo que, por ejemplo, Schreber deca que el sujeto estaba muerto o se enfrentaba a la imagen de
un cadver llevando a otro cadver. Mortificacin producida por la prdida del sentido de la
vida dada por la identificacin con la imagen flica. Entonces, el falo sigue funcionando como
una imagen, como algo puramente imaginario.

Existe cierta ambigedad en el texto referente al falo. Dice: La significacin del falo, hemos
dicho, debe evocarse en lo imaginario del sujeto por la metfora paterna. Esto tiene un sentido
preciso en la economa del significante del que slo podemos aqu recordar la formalizacin
(p. 538). Por un lado, es una significacin imaginaria, pero, por otro lado, lo pone como un efec
to de sustitucin significante. Aparece como significante a la vez que es una significacin. Hay
una oscilacin en el texto al considerarlo como propiamente imaginario y a la vez empezar a
introducirlo del lado de lo simblico.

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7. El delirio de Schreber de transformacin en mujer.

En cuanto al delirio de Schreber, Lacan dice: Sin duda tiene fundamento para observar la am
bigedad que hay en considerar como equivalente la transformacin del sujeto en mujer y la
eviracin (p. 546). Hay que distinguir los dos trminos: la eviracin es el corte del pene, pero
la transformacin en mujer no necesariamente lo es. Lacan dice que hay una cierta ambige
dad. Lacan explica que la transformacin en mujer se pone en juego en lo imaginario, no es real,
no se est por cortar el pene, no es un transexual aunque tenga un goce transexual.

Y aade luego: Esto por la razn de que si ser y tener se excluyen en principio.... En los tres
tiempos del Edipo, el nio comienza por ser el falo de la madre, se identifica con el objeto de
deseo materno. La castracin de la madre significa que el nio no es el falo de la madre, por
eso la madre est castrada: se confronta a una falta que es la desidentificacin del nio con el
falo del Otro. Y ah se abre la problemtica del tener. Hay un pasaje del ser al tener. El nio co
mienza siendo el falo de la madre, eso obtura la castracin materna. Cuando se confronta con
la castracin materna se introduce en la temtica del tener. Eso vale tanto para el hombre como
para la mujer, porque tener pene no es tener el falo. Si tiene la apoyatura del pene para tener el
falo, la problemtica del hombre es cmo arreglrselas con eso que tiene. Y para la mujer, a falta
de tener el pene, es cmo fabricarse un ser a partir de su falta en ser, su parecer ser. Lo que se
llama falta en ser es la falta en ser el falo de la madre. Esta falta es de estructura. Es la divisin
subjetiva radical: falta en ser el falo de la madre.

Dice: Como se percibe si se observa que no es por estar precluido (ac dice precluido, pero es
forcluido) del pene, sino por deber ser el falo por lo que el paciente estar abocado a convertirse
en mujer (p. 547). Lo primero que aparece en Schreber es la conminacin, la obligacin de ser
el falo. Eso lleva a querer convertirse en mujer. Hace as una distincin entre pene y falo: no se
trata de un deseo de cortarse el pene, es algo totalmente distinto, desea ser el falo deseado por
la madre. De all que a pesar de la forclusin del Nombre-del-Padre, durante su descompensa
cin psictica Schreber busca refugio en la identificacin imaginaria.

Para comprender esta cuestin podemos marcar tres tiempos en la constitucin del delirio de
Schreber.

1) Ser el falo que le falta a la madre.

En este primer tiempo funciona la homologacin introducida por Fenichel muchacha=falo. Fe


nichel trabaja esta cuestin en dos artculos. En La psicologa del trasvestismo (1930) plantea
que el travesti se identifica con una mujer con pene. Estudia el caso de un joven identificado
a una nia. Seis aos ms tarde, publica la clebre referencia de Lacan titulado La ecuacin
simblica muchacha=falo en el que retoma el caso e indica que se trata de la fantasa incons
ciente de ser una nia con pene. Esta fantasa se produce por la siguiente sustitucin: quiero
ser admirado por mi pene se sustituye por la idea de que quiero ser admirado como una nia
hermosa. La ecuacin simblica nio-pene se vuelve as pene-nia.

2) Ser la mujer que falta a los hombres.

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Schreber tiene la fantasa de lo bello que sera ser una mujer durante el coito. Se trata de que
A falta de ser el falo que le falta a la madre dice Lacan-, le queda la solucin de ser la mujer
que le falta a los hombres (p. 547). Se produce as una sustitucin del falo por mujer que toma
como punto de partida las indicaciones de Fenichel retomadas por Lacan.

3) Ser la mujer que le falta a Dios.

Este es el momento de la reconciliacin delirante puesto que se trata de una aspiracin relanza
da asintticamente hacia el futuro. Lacan a diferencia de Freud- indica que no se trata de un
delirio megalomanaco sino que se produce una localizacin del goce: fija as el goce de Dios
que lo invade. El goce aqu presentado es transexualista, especular, vale decir, imagiinario.
Es la satisfaccin que obtiene a travs de la contemplacin de su imagen. En el lugar del 0 se
instala el goce narcisista (transexual) y la identificacin ideal. Estas consideraciones sern
retomadas por Lacan ms adelante en trminos de empuje-a-La-Mujer.

Hemos recorrido as la temtica del falo tal como es presentada en la Cuestin preliminar...,
continuaremos con las otras formulaciones del falo como significado y su pasaje al falo como
significante del deseo en la prxima clase.

12 de abril de 2000

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3. DEL FALO COMO SIGNIFICADO AL FALO


COMO SIGNIFICANTE DEL DESEO

SILVIA ELENA TENDLARZ:

Iniciaremos la clase de hoy con una presentacin del registro de lo simblico, para retomar lue
go el deslizamiento del concepto de falo como significado al falo como significante del deseo.

1. LO SIMBLICO

CARLOS GUSTAVO MOTTA:

Para aproximar una explicacin acerca del registro simblico abordaremos algunos tems que
destacan lo complejo de este recorrido:

1.- Es imprescindible indicar el amplio estudio de este registro que realiza Miller en el ndice
razonado en los Escritos.

2.- Cuando Lacan introduce el registro simblico recuerda que toda la experiencia sucede en
el campo de la palabra y del lenguaje y que es all de donde extrae su eficacia. Tomaremos dos
referencias. La primera, de Funcin y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanlisis
(1953): El arte del analista debe consistir en suspender las certidumbres del sujeto hasta que
se disipen los ltimos espejismos. Y es en el discurso donde debe acompasar su resolucin
(p. 241). La otra es del Seminario 2, El yo en la teora de Freud y en la tcnica psicoanaltica,
las clases del 8 de diciembre de 1954 y del 23 de marzo de 1955, que nos permiten rastrear el
concepto de cadena significante. Lacan comienza refirindose a su inters por la teora de las
mquinas, dice: La palabra es ante todo ese objeto de intercambio por el cual nos reconoce
mos: si dan la contrasea no les rompern la cara, etc. La circulacin de la palabra comienza as,
y se infla hasta el punto de constituir el mundo del smbolo que permite clculos algebraicos.
La mquina es como la estructura suelta, sin la actividad del sujeto. El mundo de la mquina
es el mundo simblico (p. 77). Estas dos clases abordan conceptos importantes para tener en
cuenta: la intersubjetividad y la cadena significante.

No abordaremos el esquema Lambda, pero s agregaremos algunas cosas para su mejor com
prensin. Para ello es necesario volver sobre la distincin acuada por Saussure entre lenguaje
y habla. Para Saussure el lenguaje es una facultad y una funcin a la vez, del que la lengua
no es ms que una parte determinada. Ocupa el primer puesto entre los hechos del lenguaje.
Saussure propone para dar cuenta de ello un esquema en el que se ve a dos individuos de per
fil unidos por unos puntos que representan los flujos verbales entre ellos. As, pues, tambin

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hay intersubjetividad y comunicacin. Lo que le falta a la lengua para producir el lenguaje es,
segn Saussure, el habla, es decir, una emisin fsica articulada, un acto individual.

Para Lacan, la distincin entre lenguaje y habla es la distincin entre lo universal y lo particular,
una de las cuestiones ms delicadas a que se enfrent Freud. Hay lenguaje, que Lacan presenta
como muro del lenguaje, que permite nombrar los objetos como tales, incluidos nuestros se
mejantes.

El orden simblico es el del lenguaje y el inconsciente est estructurado como un lenguaje, lo


que determina la orientacin del anlisis y pone de relieve la primaca de lo Simblico. Lo Ima
ginario le est subordinado por la primaca del significante. El hombre es antes que nada un ser
de lenguaje. La ley primordial de la prohibicin, del incesto, la que devela el complejo de Edipo
es idntica a un orden del lenguaje. El Edipo, y por consiguiente, la funcin del padre, sostiene
y es sostenido por ese orden simblico.

Lacan parte del esquema de Saussure como medio posible para articular lo que Freud haba
sugerido a propsito de la teora de las representaciones sin conocer los progreso de la lings
tica estructural moderna.

Saussure propone para el signo el siguiente esquema: S/s. Considera este signo lingstico una
unidad en la que se asocia un significado -un concepto- a un significante -una imagen acstica-.
El signo lingustico une no una cosa y un nombre sino un concepto y una imagen acstica.

Lacan deshace esta unidad y descompleta su unificacin en el signo suprimiento la elipse,


invierte la posicin respectiva de significante y significado y reescribe la frmula saussuriana.
La barra separadora afecta al sujeto y prueba de ello es que cuando habla, no sabe lo que dice.
Signo y significante no estn ya en el mismo registro. El signo es lo que representa algo para
alguien, a diferencia del significante que representa al sujeto para otro significante.

Saussure indica que en la lengua slo hay diferencias. Un significante slo sirve mientras no es
sustituido por otro. No se puede plantear un significante solo, debe plantearse a travs de su
diferencia con otro significante, e incluso de modo ms radical por su diferencia con los otros.
Este significante representar al sujeto. La articulacin de un significante con otro significante
en la cadena significante es la presencia misma del deseo.

En el texto La instancia de la letra en el inconsciente o la razn desde Freud (1957) Lacan


dice: De donde puede decirse que es en la cadena del significante donde el sentido insiste,
pero que ninguno de los elementos de la cadena consiste en la significacin de la que es capaz
en el momento mismo (p. 482). El enfoque de lo simblico es la manera original lacaniana de
evocar la funcin del lenguaje en el psicoanlisis.

La talking cure freudiana fue entendida como una esttica de la expresin del analizante en re
lacin a la descarga, al alivio de comunicar sus aspectos traumticos. Nada ms alejado, enton
ces, en Lacan, quien ubica este ejercicio de la lengua en el dispositivo analtico y extrae como
consecuencia el logro imperfecto del lenguaje.

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SILVIA ELENA TENDLARZ:

Podemos aadir algunas consideraciones acerca de lo simblico.

La teora de Lacan sobre lo simblico del primer momento de su enseanza difiere entre su
planteo de 1953 (Informe de Roma) y 1957 (La instancia de la letra...). En Funcin y cam
po... Lacan presenta su definicin clsica del inconsciente estructurado como un lenguaje y te
matiza el concepto de la palabra. Distingue la palabra plena (portadora del deseo) de la palabra
vaca. El anlisis apunta a la produccin de esta palabra plena con el consecuente develamiento
de la verdad del sujeto. El deseo en cuestin es un deseo de reconocimiento propio de la dia
lctica del amo y el esclavo. Es un deseo que puede ser dicho. La clave de lectura es el concepto
de intersubjetividad que prevalece incluso en el dispositivo analtico. La palabra permite la
comunicacin entre un sujeto y otro hasta que advenga una palabra que incluya al deseo.

En La instancia de la letra... Lacan abandona el concepto de palabra y el de intersubjetividad.


En su lugar introduce la cadena significante. Esta modificiacin es solidaria de la reformulacin
del concepto de deseo. El deseo no es ya de reconocimiento sino que el deseo es su metonimia.
Se ubica as entre los significantes, por lo que no puede existir ya una palabra portadora del de
seo, sino que se sita en la hiancia entre los significantes. En este mismo lugar se sita el sujeto
del inconsciente en la medida en que se hace representar por su significante ante otro signifi
cante. En el Seminario 11 ubica all tambin al objeto a. Queda as en comunidad topolgica el
sujeto, el objeto a y el deseo. No hay ya dos sujetos sino un sujeto dividido que se desliza en la
cadena significante.

En cuanto al ejemplo de las dos puertas (damas-caballeros), vemos que a esta altura se necesi
tan dos significantes para establecer una oposicin en la diferencia sexual. Cuando el falo pasa
a ser el significante del deseo, funciona como tal para los dos sexos, como un nico significante
que se metaboliza en forma diferente de acuerdo al tratamiento correspondiente de la falta.

Esta primera teora de lo simblico se basa en la comunicacin. En la ltima teora de Lacan


sobre lo simblico, desarrollada en los aos 70, no hay ya comunicacin sino goce. No se trata
ya de un querer decir sino un querer gozar. Al hablar el sujeto no se comunica sino que goza.

2. EL FALO COMO SIGNIFICANTE

SILVIA ELENA TENDLARZ:

En el Seminario 5 se produce un pasaje de la definicin del falo como significado al falo como
significante del deseo. La primera parte corresponde al desarrollo del falo imaginario y sigue
los lineamientos del Seminario 4, y la ltima parte da un vuelco en su concepcin y reformula
su definicin del falo.

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Podemos puntuar los siguientes lugares en los que Lacan presenta al falo como imaginario en
el Seminario 5: al construir el esquema R indica que el falo es un objeto con el que el sujeto se
identifica imaginariamente (p. 163), y tambin que el falo est ubicado en el ternario imaginario
como objeto privilegiado (p. 189); en relacin a la metfora paterna dice que el falo es el signifi
cado de las idas y vueltas de la madre (p. 179); y, finalmente, el falo es definido como un objeto
metonmico (p. 205 y 239).

Lacan introduce su formulacin del falo como significante en forma escrita en La significacin
del falo (1958). Lo retomaremos en forma conjunta con el Seminario 5 para situar los lugares en
los que presenta esta cuestin en sus clases y cmo quedan luego redactados para su publica
cin. Si bien La significacin del falo fue una conferencia dictada con el ttulo Die Bedeutung
des Phallus, contamos con su pasaje al escrito que fue oportunamente revisada por el propio
Lacan.

La primera definicin del falo que Lacan postula en La significacin del falo resuelve el
equvoco planteado en la Cuestin preliminar: El falo aqu se esclarece por su funcin... no
es una fantasa, si hay que entender por ello un efecto imaginario. No es tampoco como tal un
objeto... Menos an es el rgano, pene o cltoris, que simboliza. Y no sin razn tom Freud su
referencia del simulacro que era para los antiguos. Pues el falo es un significante... que levanta
el velo que tena en los misterios. Pues es el significante destinado a designar en su conjunto
los efectos del significado, en cuando el significante los condiciona por su presencia de signifi
cante (p. 669).

Vamos a examinar cada una de las partes de esta definicin a partir de su planteo original en
el Seminario 5.

a) El falo aqu se esclarece por su funcin... no es una fantasa, si hay que entender por ello un
efecto imaginario. No es tampoco como tal un objeto....

Lacan, al comentar en su Seminario una comunicacin cientfica de Franoise Dolto, ironiza


acerca de una de sus observaciones: El sexo, su smbolo, se presenta, nos dice la Sra. Dolto,
como una bella y buena forma. El sexo es bello, aadi. Se trata de una perspectiva propia de
la boca de la que emana... (p. 380). A esto contrapone que el falo no es una buena forma ni
una forma objetal. El falo dice Lacan- no es ni un fantasma, ni un objeto, ni siquiera parcial
o interno, es un significante (p. 381). El falo es un significante particular: es el significante del
deseo y no se reduce a una captacin imaginaria. La funcin aqu evocada concierne al deseo y
difiere de la funcin flica que introduce en los aos 70.

b) Y no sin razn tom Freud su referencia del simulacro que era para los antiguos.

La referencia al simulacro y su relacin con los antiguos es constante en el examen del falo por
parte de Lacan. En otros dos textos de los Escritos contemporneos a La significacin del falo
Lacan retoma esta alusin.

En La direccin de la cura (1958) dice: Este momento de corte est asediado por la forma
de un jirn sangriento: la libra de carne que paga la vida para hacer de l el significante de los

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significantes, como tal imposible de ser restituido al cuerpo imaginario: es el falo perdido de
Osiris embalsamado (p. 609-610).

Y tambin, en Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina (1960): Y no


es intil observar que el develamiento del significante ms oculto que era el de los Misterios
estaba reservado a las mujeres (p. 702).

Vemos, pues, dos referencias diferentes: el primero, a los Misterios griegos, y el segundo, a la
mitologa egipcia (Osiris).

Lacan desarrolla extensamente la cuestin de los Misterios en el Seminario 5 (p. 354-356). Indica
que el falo lo encontramos por primera vez en la Antigedad griega empleado a menudo a pro
psito del simulacro. Como objeto desempeaba un lugar central en los llamados Misterios
(culto asociado al dios Baco o Dionisio, dios del vino y del delirio mstico) puesto que estaba
rodeado de velos que se levantaban en la iniciacin. El falo era el smbolo de la reproduccin.
En las bacanales (festividades de carcter licencioso y orgistico) pululaban todo tipo de em
blemas flicos.

En cuanto a Osiris, la historia cuenta que fue asesinado por su hermano Tifn. Isis, su fiel espo
sa, logra recuperar el fretro en el que se encontraba para embalsamarlo. Tifn, temiendo que
Isis lograra volverlo a la vida, corta el cadver en catorce pedazos y los exparse en distintos
lugares de Egipto. A continuacin, Isis recupera los restos de Osiris, excepto el falo. De all la
expresin del falo perdido de Osiris embalsamado.

c) Pues el falo es un significante... que levanta el velo que tena en los misterios.

Esta frase contina con la idea anterior e introduce la funcin del velo. Lacan relaciona el velo
con el falo en el Seminario 5 a partir del examen de un sueo supuestamente inocente de una
paciente de Freud: Su marido pregunta: No habra que hacer afinar el piano? Y ella contes
ta: No vale la pena. Las asociaciones de la paciente la conducen a una situacin en la que le
proponen que se quite la chaqueta y ella contesta que no vale la pena. Al mismo tiempo, Freud
observa que durante el anlisis la paciente se llev la mano hacia la chaqueta puesto que se le
abri uno de los botones. Interpreta que es como si le hubiera dicho que no mirara hacia ella
porque no vala la pena.

Lacan indica que en esta provocacin histrica algo se presenta detrs del velo sin que sea posi
ble encontrarlo all. As, hace decir a la paciente: No vale la pena que abra mi blusa, porque no
encontrara usted el falo, pero si me llevo la mano a la blusa es para que usted designe, detrs
de mi blusa, el falo, es decir, el significante del deseo (p. 388). Se trata de no ir a ver porque no
hay nada ms que el significante.

Dice Lacan: Detrs de este velo hay, o no hay, algo que se ha de mostrar, y por eso el demonio
del que les hablaba a propsito del descubrimiento del falo en el Misterio antiguo se llama el
demonio del pudor (p. 392).

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La asociacin entre el falo y el velo permite figurar la negativizacin del falo: aparece siempre
velado.

d) Pues es el significante destinado a designar en su conjunto los efectos del significado, en


cuando el significante los condiciona por su presencia de significante.

Se plantea una doble vertiente donde opera el falo como significante: es el conjunto de los sig
nificantes, es decir, designa la batera significante, como as tambin el conjunto de los signifi
cados nombrados por un significante.

En el Seminario 5 lo dice casi con los mismos trminos: El falo es aquel significante particular
que, en el cuerpo de los significantes, est especializado en designar el conjunto de los efectos
del significante, en cuanto tales, sobre el significado (p. 401).

Continuaremos con el examen de las distintas definiciones del falo la prxima clase.

26 de abril de 2000

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4. EL FALO COMO SIGNIFICANTE DEL DESEO

SILVIA ELENA TENDLARZ:

En la clase de hoy continuaremos trabajando las distintas definiciones del falo y la distincin
entre necesidad, demanda y deseo.

1. LAS DEFINICIONES DEL FALO


Retomaremos ahora la manera con que Lacan define al falo en La significacin del falo.

Plantea que el significante indica cmo el lenguaje da nacimiento al deseo: El falo es el signi
ficante privilegiado de esa marca en que la parte del logos se une al advenimiento del deseo
(p. 672). Queda as enlazado el lenguaje y el deseo. En el Seminario 5 utiliza el trmino logos al
indicar cmo el lenguaje penetra y surca las cosas. Pero este enlace al deseo lo lleva a cabo en
su texto escrito.

Ms adelante Lacan dice: El falo como significante da la razn del deseo (en la acepcin en que
el trmino es empleado como media y extrema razn de la divisin armnica (p. 672). El
trmino razn es tomado en sentido matemtico: permite una proporcin justa en la opera
cin de divisin sin que quede un resto concepto que desarrollaremos prximamente-. El falo
como razn del deseo se vuelve el denominador comn para ambos sexos. El nio desea ser el
falo de la madre: significacin que positiviza al falo, al mismo tiempo que queda regido por el
falo como significante del deseo de la madre.

En otra definicin del falo Lacan retoma su vertiente imaginaria asocindola a lo simblico.
Puede decirse tambin que es por su turgencia la imagen del flujo vital en cuanto pasa a la
generacin. Por lo que no puede desempear su papel sino velado (p. 672). El falo simblico
est asociado a la turgencia, a la ereccin; en cambio, el falo imaginario se pone en juego en la
castracin, por lo que aparece como un falo detumescente, cado.

Nuevamente retoma la cuestin del velo: al caer sobre su turgencia se vuelve la negativizacin
que lo eleva al rango de smbolo y lo extrae de su matiz imaginario.

En el Seminario 5 utiliza algunos de estos trminos. Indica que como significante del deseo no es
un significante como los otros: Es algo tomado de una forma prevalente del impulso, del flujo
vital..., en tanto que est inmerso en la dialctica significante est en juego una mortificacin
que se presenta en forma de velo (p. 391).

Este ltimo aspecto es explicitado en la definicin siguiente de su escrito: El falo es el signifi


cante de esa Aufhebung misma que inaugura (inicia) por su desaparicin. Se convierte entonces

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en la barra que, por la mano de ese demonio, cae sobre el significado, marcndolo como la
progenitura bastarda de su concatenacin significante (p.672).

El Aufhebung es un concepto hegeliano que nombra la negacin de la negacin en el proceso


dialctico: la supresin que mantiene las caractersticas esenciales. Lacan la define en el Semina-
rio 5 como anulacin, elevar a una potencia, a una situacin superior (p. 352). Dice: Cuando
el significante se presenta como anulado, marcado por la barra, es cuando tenemos lo que po
demos llamar un producto de la funcin simblica (p. 353).

En el Seminario 5 Lacan explica el nacimiento del significante a travs de un ejemplo literario.


Indica que la marca es una huella no un significante. La huella del pie de Viernes que Robin
son descubre en la isla no es un significante. En el momento en que se borra, ella se vuelve un
significante. Concluye entonces que una de las dimensiones fundamentales del significante es
poder anularse a s mismo a travs de la barra, de la tachadura (p. 351-52),

La desaparicin que marca la emergencia del falo como significante queda enlazada tanto a la
represin -no es el agente sino el significante de los efectos de la represin sobre el deseo y el
goce- como a la Spaltung del sujeto (designado como progenitura bastarda).

Para profundizar este desarrollo debemos considerar los cuatro trminos ordenadores del art
culo de Lacan: lo significable, el significante, el significado y el sujeto. Por otra parte, Lacan los
articula a cuatro operaciones designadas oportunamente en alemn: Verdrngung de lo signifi
cable, Aufhebung del significante, Erniedrigung del significado y Spaltung del sujeto.

Lo significable es el material sobre el que opera el significante. La Verdrngug, la represin,


opera sobre lo significable por lo que adolece de latencia. Al desaparecer lo significable, la
Aufhebung permite que a travs de la conservacin de lo negado sea elevado al rango de sig
nificante. El efecto de significacin es el residuo de esta operacin que resulta desavalorizado
(Erniedrigung). Por otra parte, esta operacin tiene como contrapartida, como complemento,
la divisin del sujeto (Spaltung).

Debemos indicar que todos estos trminos alemanes figuran de una manera u otra en el Semi-
nario 5 aunque sin quedar asociados entre s como aparece en el artculo. La Aufhebung la utiliza
en el mismo sentido que en el texto escrito; la Spaltung del sujeto queda asociado al deseo re
primido (Verdrngug), a la distancia que se produce entre el deseo y la demanda que se expresa
en la distancia entre los dos pisos del grafo; y utiliza el trmino Erniedrigung al referirse a la
degradacin de la vida amorosa que produce la disociacin entre el amor y el deseo.

El falo es el rgano que encarna a la vida en oposicin a la muerte, no slo por su capacidad
de ereccin sino porque representa la vida que transmite. Al elevarse al rango de significante,
inaugura, a travs de su desaparicin como significable, la serie de desapariciones que tendr
lugar cada vez que cualquier significable sea elevado al rango de significante. Se trata del sa
crificio inaugural del rgano flico que al desaparecer se vuelve significante. Por otra parte, el
pudor es el afecto de esta simbolizacin enlazado al mantenimiento del velo.

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El demonio del pudor tambin es evocado en el Seminario 5: Detrs de este velo hay, o no hay,
algo que se ha de mostrar, y por eso el demonio del que les hablaba a propsito del descubri
miento del falo en el Misterio antiguo se llama el demonio del pudor (p. 392).

La barra puesta sobre el Otro inscribe al falo como significante y marca as lo que el Otro desea
en tanto que tachado, que Lacan llama S(A). Al mismo tiempo, la barra recae sobre el sujeto
que, como tal, es un sujeto tachado, marcado por la barra. El sujeto marcado por su relacin
con el significante queda vinculado con la demanda propiamente dicha. Escribe as la frmula
de la pulsin: $ D.

2. NECESIDAD, DEMANDA, DESEO


Lacan distingue en el Seminario 5 los trminos necesidad, demanda y deseo (p. 390), y luego
retoma estas distinciones en La significacin del falo y en La direccin de la cura.

Lo simblico se introduce a travs de la demanda. Distingue dos tipos de demanda: la de


manda como articulacin significante, y la demanda de amor en la medida que no demanda
ninguna satisfaccin particular. Lo incondicionado de la demanda resulta de que se trata de
una demanda sobre el fondo de una demanda de amor. Su introduccin supone una prdida
respecto a la necesidad (p. 390). Ahora bien, esta separacin de dos horizontes de la demanda
responde a una necesidad topolgica, pero, de hecho, hay una superposicin permanente entre
ellas (p. 435).

Cuando la necesidad pasa por el filtro de la demanda al plano de lo incondicionado, en calidad


de segunda negacin aparece el deseo como condicin absoluta, como un ms all de lo que
se perdi en dicha demanda. Lacan indica que esta condicin puede ser calificada de absolu
ta en tanto que anula la dimensin del Otro, es una exigencia en la que el Otro no tiene que
responder s o no (p. 390). Utiliza as el Aufhebung hegeliano para dar cuenta del pasaje de
la necesidad al deseo. Esta operacin es el resultado de una sustraccin de la exigencia de la
necesidad con respecto a la demanda de amor. El deseo es lo que se presenta como aquello de
la demanda de amor que es rebelde a reducirse a una necesidad, dado que no se trata de una
satisfaccin particular. Se produce en el margen entre demanda de satisfaccin de la necesidad
y demanda de amor (p. 450).

Al comentar el grafo, Lacan intenta situar all al deseo y seala su carcter problemtico. Est
ms all de la demanda en tanto que la demanda como articulacin significante apunta a la
satisfaccin de la necesidad, pero tambin est ms ac de la demanda en tanto demanda de
amor que va ms all de toda satisfaccin posible. Concluye entonces que: En el espacio vir
tual entre el requerimiento de la satisfaccin y la demanda de amor es donde el deseo ha de
ocupar su lugar y ha de organizarse (p. 414). En esta posicin doble de ms all y ms ac
reclama una respuesta absoluta y expresa su condicin absoluta en la organizacin de los dos
planos de la demanda.

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Lacan retoma estas consideraciones en el artculo La direccin de la cura y dice: El deseo se


produce en el ms all de la demanda por el hecho de que al articular la vida del sujeto a sus
condiciones, poda en ellas la necesidad, pero tambin se ahueca en su ms ac, por el hecho de
que, demanda incondicional de la presencia y de la ausencia, evoca la falta en ser... (p. 609). Y
tambin: El deseo es lo que se manifiesta en el intervalo que cava la demanda ms ac de ella
misma... (p. 607).

En La significacin del falo se explaya un poco ms sobre estas cuestiones. La demanda es,
en definitiva, demanda de una presencia o de una ausencia que se manifiesta en la relacin
primordial con la madre, que se sita en el lugar del Otro, ms ac de las necesidades que
puede colmar.

Y vuelve sobre el Aufhebung: La demanda anula (aufhebt) la particularidad de todo lo que


puede se concedido trasmutndolo en prueba de amor, y las satisfacciones incluso que obtiene
para la necesidad se rebajan (sich erniedrigt) a no ser ya sino el aplastamiento de la demanda
de amor (p. 670). El concepto de negacin hegeliano es utilizado para presentar a la demanda
y lo articula a la Erniedrigung (la degradacin) siguiendo el modelo que utiliz para definir al
falo. Concluye entonces: Hay pues una necesidad de qu la particularidad as abolida reapa
rezca ms all de la demanda. Reaparece efectivamente all, pero conservando la estructura
que esconde lo incondicionado de la demanda de amor (p. 671). La abolicin, supresin, pro
duce que se conserve la incondicionalidad que se vuelve con el deseo condicin absoluta.
La diferencia entre la necesidad y la demanda de amor produce la emergencia del deseo y es
correlativo a la Spaltung del sujeto.

Esta presentacin da otro matiz a la definicin examinada anteriormente del falo como la parte
del logos que se une al advenimiento del deseo. El falo, significante del deseo, surge a travs
del recorrido ya indicado desde la perspectiva significante. Pero esto mismo es examinado del
lado del deseo cuando Lacan lo diferencia de la necesidad y de la demanda, para concluir fi
nalmente en la intervencin de una Aufhebung correlativa al Spaltung del sujeto, que determina
la Erniedrigung de los significados que se le puede dar a la necesidad.

10 de mayo de 2000

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5. LOS USOS DEL GRAFO DEL DESEO


EN EL SEMINARIO 5

SILVIA ELENA TENDLARZ:

Lacan introduce el grafo del deseo en el Seminario 5 paulatinamente. En realidad, en este semi
nario no se llama grafo. La palabra que encuentran es esquema pero utilizaremos el trmi
no grafo porque estn familiarizados con el llamado grafo del deseo. Para hablar con pro
piedad esta clase podra titularse: Los usos del esquema que propone Lacan en el Seminario 5.

Trabajaremos 14 usos del grafo y a continuacin veremos cules son las diferencias con el uso
del grafo en los Escritos, en el artculo titulado Subversin del sujeto..., que tiene dos aos de
diferencia. El Seminario 5 es de 57-58 y Subversin del sujeto... fue una conferencia pronun
ciada en 1960 y publicada en esa fecha. El uso del grafo en ambos lugares es totalmente dis
tinto porque ha cambiado el paradigma. Y, sobre todo, porque en este seminario coexisten dos
formulaciones en torno al falo -que es nuestro hilo de Ariadna-: la formulacin del falo como
objeto metonmico, que corresponde al primer paradigma, y el pasaje al falo como significante
del deseo. En cambio, cuando Lacan escribe Subversin del sujeto... y presenta el grafo, el
falo es planteado como significante de goce. Hay ya un cambio radical en la conceptualizacin
del falo y del goce.

Resulta muy importante trabajar esta cuestin dado que aqu el falo es el significante del deseo,
y el grafo, como su nombre lo indica, es el grafo del deseo.

1. INTRODUCCIN DEL CIRCUITO


La primera aparicin de este esquema se encuentra en la pgina 72 en el capitulo llamado El
becerro de oro. Lacan est trabajando el tema del chiste y lo presenta de esta manera: Ob
servarn en este esquema una simetra entre estos dos elementos del circuito: el bucle cerrado,
que es el crculo del discurso y el bucle abierto. Introduce as dos bucles: el cerrado, del dis
curso, que ms adelante lo denomina la cadena significante, y luego, el abierto, en cuyo punto
de partida sita al sujeto mtico de la necesidad, aunque todava no lo llama as sino que lo
denomina el punto delta prima. Dice:Por parte del sujeto, se lanza algo, que al encontrar el
punto de empalme, el cambio de agujas, se cierra sobre s como una frase articulada, un anillo
del discurso.

Toma a modo de ilustracin un conocido chiste del dilogo entre el sdico y el masoquista: Se
trata de la chanza que sin duda todos ustedes conocen, llamada del masoquista y el sdico.
Hazme dao, le dice el primero al segundo, quien le contesta, No. Al decir hzme dao
expresa una demanda que se dirige al Otro pero que todava es puesta en equivalencia con el

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pedido. La respuesta negativa del Otro completa el chiste. Utiliza as el esquema de la comu
nicacin.

2. INTRODUCCIN DE LA DEMANDA
En la clase siguiente presenta un pequeo esquema en el que sita la relacin del yo con su
objeto y, en los puntos de entrecruzamiento de los dos bucles, el lugar del Otro y el del Men
saje, constituido retrooactivamente a partir de la accin del mensaje invertido. Este esquema
corresponde al primer grafo que Lacan presenta en Subversin del sujeto.... Por otra parte,
introduce la notacin de D como demanda. Al primer bucle contina llamndolo discurso,
y al segundo lo llama intencin. Miller lo llama intencin de significacin porque es la
confrontacin de un discurso que preexiste al sujeto con la intencin de significacin del sujeto.

Se pregunta: Qu es la demanda? Es lo que, de una necesidad, por medio del significante di


rigido al Otro, pasa. Ya les indique la ltima vez que esta referencia mereca que tratramos de
sondear sus tiempos (p. 90). Se trata de examinar los tiempos de la progresin de la necesidad,
la demanda y el deseo, y lo har a lo largo de todo el seminario.

El primer tiempo describe la funcin de la necesidad y expresa algo que parte del sujeto, su
intencin. En el segundo tiempo lo que comenz como necesidad se vuelve demanda. Al cru
zarse con el Otro se cruza tambin con la curva del discurso, que pone en movimiento el mate
rial preexistente, el stock de significantes (luego lo llamar el lugar del cdigo), y de all extrae
los significantes con los que nombra a la necesidad volvindola demanda. Pero por ms que la
necesidad tenga un significante que la nombre, la demanda nunca la nombra totalmente. De la
diferencia entre la necesidad y la demanda surge el deseo. El tercer tiempo lo introduce pero no
lo desarrolla: se trata de la constitucin de un deseo ms all de la demanda.

3. ANLISIS DEL CHISTE


El tercer uso del esquema se relaciona con el chiste. Lo encuentran en la pgina 99 y despus
en la pgina 128.

4. LA PSICOSIS
El cuarto uso, en la pgina 157, concierne a la psicosis, a los fenmenos de cdigo y los de
mensaje en el anlisis de las alucinaciones del presidente Schreber, cmo se produce una circu
laridad entre ellos por la falta de un significante que pueda marcar un punto de capitn, por
lo que se producirn mensajes sobre el cdigo y mensajes sobre el mensaje a partir del cdigo.

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5. LOS TRES TIEMPOS DEL EDIPO


En el captulo X y XI Lacan utiliza este esquema para examinar los tres tiempos del Edipo (p.
197 y 205). Si nos fiamos simplemente de nuestro esquemita habitual, habla de su esque
mita habitual porque lo utiliz varias veces, el falo se sita aqu, es un objeto metonmico. Se
trata del falo en cuanto deseado por la madre. Como objeto metonmico circula en la cadena
significante como un significado que resulta de la existencia del significante. El falo aparece
aqu como significado, efecto del significante y como un objeto que circula metonmicamente.
Forma parte del primer tiempo del Edipo en el que se juega la identificacin del nio con el
objeto de deseo de la madre: se trata de ser o de no ser el falo deseado por la madre. Esto es lo
que produce que la madre pueda ser considerada como madre flica como efecto de la identi
ficacin del nio con el falo. El mensaje que funciona a este nivel es que el nio se identifique
con el objeto de deseo de la madre.

El primer tiempo involucra exclusivamente a la madre que funciona entonces, por un lado,
como un Otro primordial responsable de la simbolizacin primordial -el sujeto se introduce en
lo simblico a travs de esa simbolizacin primordial va la madre- y, por otra parte, poniendo
en circulacin el objeto de deseo que presenta al nio para que se identifique con l. El nio
recibe, pues, en M el mensaje en bruto del deseo de la madre, mientras que debajo, en el nivel
metonmico con respecto a lo que dice la madre se efecta su identificacin con el objeto de
sta. La identificacin del nio es un efecto de discurso, por el mensaje que recibe del Otro que
produce que en lo imaginario se identifique con su objeto. Lo imaginario siempre est sosteni
do por lo simblico, es lo que da el marco al espejo. As, si el nio est abierto a inscribirse en
el lugar de la metonimia de la madre. Identificado al objeto metonmico, entra en la metonimia
de la madre, o sea, a convertirse en lo que les nombr el otro da como su sbdito, es porque
primero asume el deseo de la madre. La palabra sbdito indica que se trata de estar suje
tado al Otro. Est sujetado al deseo del Otro, que es el deseo de que se identifique con el falo.

La lnea inferior del esquema tiene que ver con la madre. Pero a continuacin dice que hay algo
ms all de la madre, donde sita al padre, y comienza ubicndolo en lneas suspensivas como
parte del circuito. Dice: En esta etapa, el padre interviene en calidad de mensaje para la madre.
l tiene la palabra en M, y lo que enuncia es una prohibicin, un no que se transmite all donde
el nio recibe el mensaje esperado de la madre (p. 208). Lacan introduce una duplicacin: el
mensaje est en los dos pisos, el materno, en el inferior, y el paterno, que es un mensaje para la
madre, que lo ubica en el nivel superior. Esta prohibicin, llega como tal hasta el A, en donde
el padre se manifiesta en tanto Otro, dice Lacan, por la duplicacin del Otro del mensaje en
la lnea superior. La prohibicin del incesto, tal como lo plantea Lacan, no es solo para el hijo,
sino para la madre: no reintegrars tu producto, que establece una hiancia entre el objeto de
seado por la madre y la identificacin de ese nio con ese objeto de deseo. Es un mensaje sobre
el mensaje.

El falo simblico ser situado ms adelante en el seminario en el piso superior.

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6. PRINCIPIO DE PLACER Y PRINCIPIO DE REALIDAD


Utiliza este esquema para hacer la distincin entre el principio del placer y el principio de
realidad (p. 209). Ubica del lado derecho el principio del placer, puesto que concierne al Otro,
para alucinar es necesario la presencia del Otro. Y del lado izquierdo presenta el principio de
realidad.

7. LA RISA DEL NIO


Curiosamente, tambin utiliza el esquema para examinar la risa del nio, en particular la de
los bebs (p. 341). Lo opuesto a la risa, por supuesto, no es el llanto. El llanto expresa el clico,
expresa la necesidad, el llanto no es una comunicacin, el llanto es una expresin, mientras
que la risa, en la medida en que me veo obligado a articularlo, es una comunicacin. Qu es
lo opuesto a la risa? La risa comunica, se dirige a aquel que, ms all de la presencia significa
da, es la fuente, el recurso de placer. Lo opuesto a la risa es la identificacin. Contina: De
acuerdo con mi viejo esquema, vemos que lo que est en juego en la risa se produce cuando la
demanda llega a buen puerto, a saber, ms all de la mscara, y encuentra, no la satisfaccin,
sino el mensaje de la presencia. Ubica as a la risa a nivel del mensaje, la recepcin del mensaje
sera una de las modalidades de la comunicacin. En cambio, la identificacin queda ubicada
en la lnea imaginaria como identificacin yoica. Al trmino de esta transformacin de la de
manda se da lo que se llama el Ideal del yo, que diferencia del supery (articulado al Otro).

8. ESBOZO DEL GRAFO DEL DESEO


goce
S(A) ($ D)

($ a) d

significante
s(A) A voz

i(a) m

En la pagina 349 encontramos el esbozo del grafo del deseo (como lo llama Miller en el subti
tulado del captulo) en el que empiezan a aparecer casi todos los trminos del grafo. Todava no
incluye el Ideal del yo al final del recorrido. El fantasma, que hasta ahora era un fantasma ima
ginario, est significantizado dado que el objeto que produce la Spaltung del sujeto es un objeto
significantizado, y se trata de una puesta en escena que involucra una frase. Es una escena
imaginaria retomada en trminos simblicos. Por otra parte, la pulsin nombra la Spaltung del
sujeto frente a la demanda del Otro. El S(A) es el matema del significante de la falta en el Otro.

Dice: La primera lnea une una d del deseo con la imagen de a.... Habla de la relacin con el
fantasma, pero lo importante es que al escribir una d en el piso superior indica que ms all de

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la demanda est el deseo. La lnea superior representa la intervencin de otra instancia que
corresponde a la presencia paterna, y a las formas en que esta instancia se hace notar ms all
de la madre. En la Spaltung que se produce entre el nivel de la demanda y el nivel del deseo
se ubica el deseo. Es un ms all de la demanda que se ubica con la divisin propia del sujeto.
El sujeto est dividido entre estas dos lneas. Ahora vamos a introducirnos en la cuestin de
la Spaltung, de la hiancia entre el deseo y la demanda, responsable de la discordancia, de la di
vergencia que se establece entre estos dos trminos. Para examinar la hiancia que se establece
entre deseo y demanda tendr que introducir el falo simblico.

9. EL FALO SIMBLICO EN EL GRAFO


Podramos cubrir todo el esquema de signos..., dice Lacan en la pgina 400. Los signos del
esquema se vuelven luego los matemas del grafo. Presenta a continuacin al falo como el sig
nificante de deseo. Si el campo ms all de la demanda es el deseo, ste tiene que tener como
soporte un significante, por lo que el falo se vuelve ese significante del deseo. Es la barra que
divide al Otro. Como significante del deseo marca una falta. Ese significante se constituye por
su desaparicin. La falta se inscribe a travs del falo como significante. Por eso es la misma ta
chadura que produce la Aufhebung solidaria de la Spaltung del sujeto. La misma barra cae sobre
el sujeto y sobre el Otro, y marca una divisin, una falta, una hiancia.

Dice: Aqu hay coincidencia entre la lnea donde se inscribe la pulsin, la tendencia propia
mente dicha y el lugar asignado al F en el ms all de la demanda - debido a la necesidad
estructural de que algo se superponga al conjunto de los significantes para hacer de l un signi
ficado, es decir, lo que habitualmente ponemos debajo de la barra... como un a significar. El falo
tiene una doble connotacin, por un lado, es lo que determina el conjunto de los significados y
es, a la vez, un significante que forma parte de la batera significante pero que, al mismo tiem
po, est afuera. La necesidad estructural surge del hecho de que lo que va a ser el efecto de sen
tido necesita de un significante que determine el estatuto de lo que debe ser significado. Todos
estos enunciados necesitan algo que los articule como tales para que se produzca el efecto de
sentido. Y este significante privilegiado es el falo. Dice: El falo es aquel significante particular
que, en el cuerpo de los significantes, est especializado en designar el conjunto de los efectos
del significante, en cuanto tales, sobre el significado.

A partir de estas consideraciones retoma el entrecruzamiento de los trminos de demanda, de


seo y necesidad en los tres tiempos del Edipo. Ms ac, al nivel de la demanda, la madre dicta
la ley; ms all (estamos en el campo del deseo) tenemos la relacin del sujeto con la demanda
-que se llama pulsin- y el campo del deseo. Pero siempre hay Spaltung: el sujeto siempre est
dividido entre los campos de la demanda y del deseo. Este significante de S(A), dice, en tanto
que, esta Spaltung, la conoce, est l mismo estructurado por ella, ya ha experimentado sus
efectos. Esto significa que ya est marcado por aquel efecto de significante que es significado
por el significante falo (p. 401).

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La divisin del Otro, que inscribe la Spaltung del Otro, se produce por la accin del significante
flico. Es, pues, A en la medida en que, en l, el falo est tachado, elevado al estado de sig
nificante. Este Otro en cuanto castrado se presenta aqu en el lugar del mensaje. Los trminos
estn invertidos con respecto al mensaje en el piso inferior. El mensaje de deseo es esto (p.
402). Cuando ubica el lugar del padre, se trata de un mensaje sobre la madre, un mensaje sobre
mensaje. Es un mensaje de deseo determinado por el falo que indica que el Otro est castrado,
que la madre est castrada. El mensaje que el Otro est castrado estructura a la neurosis en
tanto que inscribe la falta. La primera respuesta a la falta del Otro va a ser el fantasma. El se
gundo nivel es el del sntoma como significado del Otro. Y la tercera respuesta es a nivel del yo.
Tenemos tres niveles de respuesta para la falta del Otro: fantasma, sntoma y yo, determinados
por la accin del Ideal del yo.

Cuando llega a este punto introduce el deseo del Otro que aparece con la forma de la pregunta
Che Voi? (qu quieres?). Si el Otro est castrado y opera el significante del deseo es porque
el Otro desea, porque hay algo que le falta. Esto se llama castracin de la madre en otro nivel
de anlisis.

A continuacin hace uso de estos grafos en cuestiones clnicas, por lo que la ltima parte del
seminario trata el tema del falo en la direccin de la cura, y en particular en la histeria y en la
neurosis obsesiva.

10. EL USO DEL GRAFO EN LA HISTERIA


Lacan examina dos veces el uso del grafo en la histeria. Primero en la pgina 406 que traza un
circuito entre el fantasma, el deseo, la imagen del otro y el yo. Dice: El sujeto histrico est
aqu, frente al deseo del Otro. Para el sujeto histrico el deseo del Otro es crucial en tanto es
deseo de deseo. Acenta el deseo del Otro en la histeria. y como les mostr la ltima vez,
las cosas no van ms all, porque a fin de cuentas se puede decir que en el histrico, la lnea de
retorno de ($ a) hacia i(a) est ms desdibujada. En la lnea de retorno, el pasaje del fantasma
hacia el yo est ms desdibujado por la pregnancia que tiene el deseo del Otro en la histeria.

11. EL CIRCUITO DE LA HISTERIA


En la 477 habla del circuito de la histrica e indica que a nivel del deseo su escritura es dx y no
solo d. Dice: En cuanto a nuestra histrica, hemos visto que para sostener su deseo enigmti
co, emplea a minscula como artificio. La dx inscribe el deseo enigmtico. Esto resulta de su
dependencia del Otro, es deseo como deseo del Otro. Dice: Podemos representarlo mediante
dos tensiones paralelas, la tensin a nivel del fantasma y la identificacin con el otro con mi
nscula i(a)-. La identificacin histrica, que est en la base de este funcionamiento, queda en
relacin con el deseo del Otro. La identificacin histrica es imaginaria y sostiene lo que pasa
a nivel del sntoma.

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Tambin dice: Por esta razn, por otra parte, la histrica tiene ciertamente toda clase de difi
cultades con su imaginario, representado aqu por la imagen del otro, donde pueden ver que
se producen efectos de desplazamiento, diversas desintegraciones que son lo que le sirve en su
sntoma (p. 406).

Si piensan en el caso Dora, a nivel del fantasma est su imagen infantil chupndose el dedo,
lo que marca la pregnancia oral, mientras le toca la oreja al hermano. A nivel del sntoma se
presenta la afona y los episodios en los que aparece la dificultad para hablar -se quedaba sin
palabras, que Freud lo relaciona con las partidas del Sr. K-. Luego, a nivel del yo funciona la
identificacin yoica, viril, que sobre la base de la identificacin con el hermano se produce la
identificacin con el Sr. K. Esto se juega en distintos niveles, pero est determinado por la re
lacin con el deseo del Otro. En el caso de Dora se manifiesta en su complicidad con el padre
para sostener su relacin con la Sra. K.

Las observaciones de Lacan en este Seminario sobre la histeria constituyen indicaciones clni
cas muy importante, porque todas las conversiones histricas tienen que ver con el desmem
bramiento del cuerpo. Cuando habla de desintegracin de lo imaginario, de desdibujamiento,
indica que el cuerpo est recortado de modo tal que puede repercutir en la formacin de sn
tomas conversivos. Esto tambin se manifiesta, por ejemplo, en los fenmenos de desperso
nalizacin por la vacilacin de lo imaginario. Aunque lo indica en la histeria, tambin es una
dificultad que se presenta en la feminidad. Existe un problema particular con lo imaginario en
las mujeres que no se puede explicar con el uso exclusivo del grafo.

12. TRANSFERENCIA Y SUGESTIN


Lacan tambin utiliza el grafo para diferenciar la transferencia de la sugestin (p. 431): la lnea
inferior es la de la sugestin, y la lnea superior, es la de la transferencia. La lnea de la suges
tin tiene que ver con la demanda como articulacin significante, como discurso, que da una
respuesta a la pregunta que trae quien consulta. La mayora de las psicoterapias se basan en la
sugestin.

Pero hay una segunda lnea que pertenece a la transferencia. Lacan indica que la demanda
tiene una doble vertiente. La demanda es, por un lado, una articulacin significante, aqu esta
mos a nivel del discurso; pero, por otro lado, la demanda en un segundo nivel funciona como
demanda de amor, demanda de presencia. Lacan hace coincidir la demanda de amor con la
lnea de la transferencia. Esto es propiamente freudiano porque cuando se habla de amor de
transferencia se habla de demanda de amor. Para Freud el paradigma de la transferencia es el
amor de transferencia.

Pero luego aade que se trata de una separacin topolgica escribirlo as, pero que en realidad
estn superpuestas. Lo denomina la paradoja de la transferencia. La transferencia cuando
opera y es eficaz produce un efecto de sugestin. Y si se interpreta ese efecto de sugestin
produce un mayor poder de transferencia, un mayor prestigio que, a la vez, aumenta el efecto

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de sugestin. Indica entonces: Vamos a analizar este efecto de poder, qu es sino aplazar el
problema hasta el infinito? - puesto que desde donde se analizar el hecho de que el sujeto
haya aceptado la interpretacin, ser nuevamente desde la transferencia (p. 436). Aun cuando
se interpreta para salir de la sugestin aumenta el efecto de la transferencia, del prestigio de
analista. Dice: No hay ninguna posibilidad de salir por esta va del circulo infernal de la suges
tin. La salida se encuentra al tomar a la transferencia como algo distinto del uso de un poder.

En La Direccin de la cura..., al trabajar esta paradoja, da como va de salida situar al sujeto


en relacin al deseo. Si Lacan pone como punto central en la direccin de la cura al deseo es por
su prevalencia en el Seminario 5. De hecho, cuando Lacan termina La Direccin de la cura...
dice que el punto de llegada del anlisis es la figura alusiva de San Juan, relacionado con el
significante flico, el falo como significante del deseo. Toda la cura tiene que estar orientada por
volver a situar al sujeto en su deseo ms all de la demanda, ms all de las identificaciones.

13. INTRODUCCIN DE LA FALTA


En la pgina 468 utiliza el grafo para introducir la falta a partir de un aplogo que toma como
punto de partida el entrecruzamiento entre la tendencia que representa una necesidad deter
minada (la pulsin) y la cadena significante. El aplogo concierne a la existencia de un mundo
humano enteramente organizado en torno a la satisfaccin inmediata de cada una de las nece
sidades a partir de un nmero determinado de signos predestinados. Presenta as una sociedad
ideal que funciona perfectamente y conduce a la satisfaccin de todas las necesidades. La difi
cultad radica en que el efecto del significante sobre el sujeto introduce la dimensin de la falta
con lo cual no alcanza las identificaciones del Otro para construirse un mundo porque la falta
produce una interferencia.

14. EL CIRCUITO DEL OBSESIVO


Lacan presenta el circuito del obsesivo en la pgina 479 y seala que a nivel del deseo se pre
senta como d0. Los aspectos que desarrolla conciernen a la destructividad del deseo que debe
diferenciarse de la agresividad imaginaria; la fortaleza yoica; la anulacin del falo y su conse
cuente degradacin del falo simblico en falo imaginario.

Retomaremos todas estas cuestiones la prxima clase.

24 de mayo de 2000

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6. LA DIALCTICA FLICA

SILVIA ELENA TENDLARZ:

Dedicaremos la primera parte de la clase al tema del falo en la neurosis obsesiva y en la histeria
Retomaremos luego el grafo del deseo que hemos trabajado la clase pasada- y las frmulas
que propone Lacan en el Seminario 8, La Transferencia. Luego nos detendremos en la dia
lctica flica en la relacin entre los sexos a partir de las frmulas que propone Lacan con la
denominacin las formas del deseo en el texto Observacin sobre el informe de Daniel La
gache. Es un antecedente de lo que se volvern luego las frmulas de la sexuacin pero bajo
el primado del falo.

1. EL FALO EN LA NEUROSIS OBSESIVA Y EN LA HISTERIA


La vez pasada vimos que en el Seminario 5 se presentan dos particularidades del grafo relativas
al circuito de la histeria. La primera es que el nfasis est puesto en el deseo del Otro, en vol
verse su sostn. El efecto es que el propio deseo resulta enigmtico. Lacan lo escribe como dx.
Se pondr en juego un deseo de deseo, la sumisin al deseo del Otro.

La segunda cuestin es que este nfasis produce una indeterminacin con relacin a su propio
deseo y cierta fragilidad en la lnea de retorno. La lnea que va desde el fantasma hasta la iden
tificacin yoica est ms desdibujada: Por esta razn la histrica tiene ciertamente toda clase
de dificultades con su imaginario, representado aqu por la imagen del otro, donde puede ver
que se producen efectos de despedazamiento, diversas desintegraciones que son lo que le sirve
en su sntoma (p. 406). Queda afectado su imaginario y aparecen los despedazamientos que
actan en la conversin histrica.

Existe una disimetra entre la neurosis obsesiva y la histeria. En la histeria est afectada sobre
todo la lnea de las respuestas. En cambio, en la neurosis obsesiva la lnea de partida cobra con
sistencia como efecto del fortalecimiento yoico. Esto repercute en su relacin con los otros. Es
lo opuesto a la indeterminacin de la histeria. En la histeria prima la divisin subjetiva, la falta
en ser; en la neurosis obsesiva la fortaleza yoica.

Por otra parte, la histeria est particularmente interesada por el deseo del Otro.

Y por qu se sita ac el quid de la cuestin? Porque en el Seminario 5 la barra que recae sobre
el Otro es el falo como significante del deseo. Entonces, la escritura S(A en este seminario da a
entender que el Otro desea el falo. Es la inscripcin del falo como significante del deseo. Por eso
est particularmente acentuado. El falo es un smbolo que inscribe una falta, por lo que aparece
como una tachadura. En su desaparicin se eleva al rango de smbolo.

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Lacan propone el complemento a esta cuestin en el Seminario 8. Al examinar el concepto de


falo propone una frmula para el obsesivo y otra para la histeria. No hay traduccin al espaol
del texto establecido y publicado en francs. Les dar el nmero de pgina para que los que
leen en francs puedan buscarlo en el seminario, y el nmero de clase para que puedan encon
trarlo en castellano.

En la pgina 289, la clase del 19 de abril de 1961; y en la pgina 295, la clase del 26 de abril de
1961, trabaja esta cuestin. Miller titul estos dos captulos de la siguiente manera: el captulo
XVII, El smbolo ; y el siguiente, La presencia real. Hay un deslizamiento de lo simblico
a lo real que aparece ya en los ttulos mismos de estos captulos. En ellos, Lacan presenta, junto
a la temtica flica, la frmula del fantasma del obsesivo y de la histrica.

Cmo escribe la frmula del fantasma en la histeria? a / -, ... A (que aparece sin tachar). Estos
trminos sustituyen a los del fantasma: en el lugar del sujeto barrado aparece el objeto a sobre
-, y en el del objeto a est el Otro. En ambos casos se puede leer en el lugar del losange de
seo de. Del lado del sujeto, encarna al objeto a, el objeto de deseo que quiere ser para el Otro,
intentando ocultar la castracin imaginaria. En su relacin con el Otro est en juego la funcin
flica, oculta pero presente. Interviene de entrada la castracin imaginaria del lado del sujeto,
por eso en la histeria siempre predomina la falta en ser. Hay una mostracin continua de su
falta, al mismo tiempo que intenta volverse el sostn del deseo del Otro.

Lacan lo ejemplifica con el caso Dora. En relacin con la Sra. K. lo esencial no es que sea una
eleccin de objeto homosexual sino la pregunta acerca de qu es una mujer, qu lugar ocupa
como causa del deseo del Otro. Es una pregunta acerca de qu tratamiento se puede dar a la
falta. Si no hay un significante que pueda nombrarla, si falta el significante La Mujer, cmo
nombrar a La mujer? Figura entonces como una falta.

En el grafo, Lacan sita el como significante del deseo, encarnando la tachadura del Otro, y
el j , el falo como objeto metonmico que circula del lado de lo imaginario. Aparece, por un
lado, el significante del deseo y, por otro lado, la Sra. K, encarnando el enigma del deseo del
Otro, qu es ser mujer.

En el artculo Intervencin sobre la transferencia Lacan dice que la matriz central del fantas
ma de Dora es la escena en la que est chupndose el dedo mientras le toca la oreja al hermano.
En el fantasma figura el objeto oral, cmo el sujeto queda en fading frente a la presencia de ese
objeto, y prevalece la relacin con el hermano. Esa matriz fantasmtica determina sus identifi
caciones yoicas. En ese mismo punto aparece su identificacin primaria, viril, con el hermano,
que luego se va a sustituir por el Sr. K.

Cuando acusa al padre de ser el objeto de intercambio -le dice al padre, me ofreces al Sr. K
para quedarte con la Sra. K.- Lacan dice que, en realidad, no hay ninguna bella alma: es una
manera de sostener el deseo del padre. Al presentarse como objeto, en ese aparente intercam
bio, intenta sostener al Otro, a este padre idealizado, para ocultar su propia falta. Pero siempre
interviene la castracin imaginaria.

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En este recorrido aparece la misma cuestin en distintos niveles. Ante la pregunta de qu es


una mujer, el sujeto pasa por el tamiz fantasmtico, que es su relacin con el hermano. Esto le
permite dar una primera respuesta a nivel yoico, identificndose con su hermano, a travs de
esa identificacin viril, que despus produce un desplazamiento hacia el Sr. K. A travs de esa
identificacin viril intenta responder al enigma de la sexualidad femenina. Esa matriz fantas
mtica repercute en la formacin de sntomas (en el grafo el sntoma se sita en el lugar del
significado del Otro). Aparece entonces la afona y el fantasma con respecto al padre del cunni-
lingus, as la satisfaccin sexual del padre aparece en la vertiente de la oralidad.

En el Seminario 5 aparece el positivizado como objeto metonmico, y el como smbolo del


significante del deseo. Lacan introduce el - en el Seminario 8. En la clase El gran smbolo
dice: El pequeo designa el falo imaginario en tanto que interesado concretamente en la
economa psquica a nivel del complejo de castracin y el F es el smbolo que se produce en el
lugar de la falta del significante. En el Seminario 5 era objeto metonmico, pero en el Seminario
8 se enlaza a la castracin imaginaria y aparece negativizado.

En la medida en que Lacan progresa en la introduccin del concepto de real presenta estos con
ceptos de otra manera. En el seminario La Angustia, la libido no aparece en la imagen porque
es real, y lo real aparece en el espejo como una falta constituyendo la castracin imaginaria.

La identificacin histrica se basa en la identificacin con una falta: acta el -, base de la pro
duccin de sntomas. Por ejemplo, la bella carnicera quiere privarse del caviar como se priva su
vecina del salmn ahumado. Intenta volverse objeto de deseo del otro ocultando su castracin.
El sujeto esconde su falta; pero en realidad la exhibe y la oculta simultneamente. En el Semi-
nario 17 Lacan lo dice en otros trminos: la histrica necesita un padre potente e idealizado, un
amo sobre quien reinar por lo que busca castrarlo. Exhibe su falta para mostrar cmo est en
falta el Otro. De esta manera, aparece siempre la propia divisin subjetiva, su falta en ser, para
producir el deseo del Otro. Siempre est presente la temtica del deseo.

El objeto a tiene un doble estatuto: imaginario pero tambin objeto simbolizado. Hay una es
pecie de oscilacin en Lacan. En el Seminario 5, al hablar de los objetos pulsionales, presenta al
objeto a como un objeto significantizado. Hay un pasaje en la formulacin del fantasma: no es
ya puramente imaginario sino que hay una escritura simblica del fantasma con una puesta
en escena imaginaria. Hay un deslizamiento, por un lado, son objetos simblicos porque estn
recortados por lo simblico; pero, por otro lado, se sitan en una escena imaginaria. Lacan dice
que el losange se lee deseo de porque el objeto a todava no fue trasladado a ser objeto causa
como en el Seminario 11. Es deseo de deseo en la medida en que intenta producir el deseo, de
ubicarse como objeto de deseo, pero todava no ha sido formalizado como causa del deseo.

En el circuito del obsesivo, frente a la inscripcin del significante flico que aparece como S(A),
se produce una elisin para no confrontarse con la falta del Otro y evitar as su propia falta.
Lacan indica que la d aparece como d0: se trata de la anulacin del deseo. El obsesivo no quiere
saber nada de su deseo, que hay algo que falta, ni tampoco que el Otro desea, porque habra
algo que le falta al Otro. Quiere sacar a la falta de la partida, eliminarla. En la medida en que se
produce una elisin del significante de la falta del Otro, se acenta el circuito que va desde la

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pulsin hasta el fantasma, y desde el Otro hacia la relacin del yo con la imagen. Desde el d0 se
producen retornos cortocircuitados hacia abajo, al nivel de lo imaginario.

La anulacin del deseo trae una serie de consecuencias. La destructividad del deseo debe dis
tinguirse de la agresividad. La destructividad apunta a negativizar el deseo. Se trata de su des
truccin, de hacerlo desaparecer, que no figure. La agresividad pertenece al nivel imaginario.
El no querer saber nada del deseo del Otro tiene como consecuencia el fortalecimiento del fan
tasma del obsesivo. Lacan dice en el Seminario 5 que se produce una identificacin al fantasma.
Esto es lo que aparece en la clnica como rasgos de perversin tan acentuados en la neurosis
obsesiva; no es un perverso sino que el fantasma obsesivo tiene mucha pregnancia porque su
yo queda fuertemente identificado con el fantasma.

Por otra parte, Lacan, en los Seminarios 5 y 9, afirma que se produce una degradacin del falo
simblico en falo imaginario como consecuencia de su no querer saber nada del significante del
deseo; en su lugar prefiere objetos intercambiables, manejables yoicamente. Como el circuito
en lugar de ir hacia arriba va hacia abajo, se degrada el falo simblico en falo imaginario, y la
fortaleza yoica obtura la falta. Cuanto ms narcisismo se pone en juego, mayor agresividad
narcisista. Al identificarse con su imagen quiere matarla, destruirla. Pero no hay que confundir
la destructividad que apunta al deseo del Otro con la agresividad narcisista del yo fuerte. Esta
destructividad tambin tiene efecto en la degradacin del deseo en demanda. Como no puede
soportar ningn signo de deseo lo degrada en demanda.

Todo esto forma parte de la degradacin de la vida ertica. La mujer no funciona para el obsesi
vo como un objeto de deseo sino como un objeto con valor flico que puede ser intercambiado
en el mundo narcisista de intercambios flicos. La famosa ecuacin Girl=Phalus tiene que ver
con que la mujer cobra un valor flico y es un objeto fcilmente intercambiable. La nica ma
nera con la que un obsesivo logra elegir y mantener una relacin con una mujer es si toca sus
condiciones fantasmticas. En ese caso, tiene que ser esa y no otra, pero, al mismo tiempo, la
degrada. Es un objeto que para gozar tiene que degradar a ser un objeto ms entre los objetos
que posee. Adems, l mismo queda incluido con su yo en la serie de objetos de valor flico por
el objeto particular como falo imaginario que fue para su madre.

Cmo presenta el fantasma del obsesivo en el Seminario 8?

A ... - (a, a, a, a...)

El obsesivo tiene una nica unidad de medida: el falo imaginario. Todos los objetos vienen a
cobrar un valor flico para obturar la falta del Otro. Entre todos estos objetos tambin se inclu
ye el yo del obsesivo.

Lacan lo ejemplifica con el Hombre de las Ratas, para quien, en realidad, se trata de una sola
rata, la del suplicio, la que toca su fantasma. Por qu se llama el Hombre de las Ratas y no el
Hombre de la Rata? Porque la rata se vuelve para el Hombre de las Ratas su unidad de medida
fllica: tantos florines, tantas ratas. La rata cobra el valor de por la degradacin del falo como
significante del deseo en un falo imaginario que no est tocado por castracin imaginaria. En el

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fantasma del obsesivo la tachadura aparece sobre el Otro en la medida en que se trata de obtu
rar. Del lado del sujeto se encuentra la obturacin de la falta del Otro, de la castracin a travs
del yo, que podemos escribir i(a) sobre -.

En la histeria aparece el intento por ocupar el lugar de causa de deseo a travs de su propia
castracin imaginaria. Por el lado del sujeto, en la histeria aparece la falta; en el obsesivo un yo
fuerte. En la histeria, el - est reprimido, pero funciona. En cambio, en el obsesivo, esta fun
cin flica, como todos los objetos que toman este valor, es consciente, no est reprimida. En la
histeria predomina lo inconsciente, hay un sentido oculto que hay que tratar de develar. En el
lugar del sujeto barrado de la histeria se sita el sntoma, la conversin histrica. En cambio,
en la neurosis obsesiva, el problema para interpretar a veces es que lo dice todo. Todo aparece
al nivel de la conciencia pero fallan las interconexiones entre los distintos significantes. Ah
acta la represin. La anulacin obsesiva, descrita por Freud en el Hombre de las Ratas, acta
de modo tal que intentar anular una accin o palabra con la accin o palabra contrarias, por
ejemplo, el Hombre de las Ratas primero pone la piedra y despus la saca. La represin en la
neurosis obsesiva funciona a travs de la duda. Si el sntoma paradigmtico en la histeria es la
conversin, que supone una sustitucin; en la neurosis obsesiva, es la duda, donde coexisten
ambos elementos a la vez.

El deseo por estructura tiene dos valencias: la insatisfaccin y la inmposibilidad; el deseo no


puede ser satisfecho porque sera la muerte del deseo. El deseo, en la medida en que es meto
nmico y se desplaza en la cadena significante, siempre produce imposibilidad o insatisfaccin.
La estrategia histrica pone el nfasis en la insatisfaccin del deseo y la del obsesivo en la im
posibilidad de alcanzar al objeto.

Hay un punto que quisiera aadir, que se encuentra en La direccin de la cura..., a prop
sito de la destructividad del obsesivo. Lacan dice en relacin con un paciente un obsesivo en
anlisis: Para dar una idea de ello, describiremos un incidente acaecido al final del anlisis de
un obsesivo, o sea despus de un largo trabajo en el que no se consider suficiente analizar la
agresividad del sujeto (dicho de otra manera: proclamar a tambor batiente sus agresiones ima
ginarias)... (p. 610). Critica aqu la teora de relacin de objeto de Bouvet que en la cura analiza
su agresividad imaginaria. Lacan indica que no se trata de agresividad sino de destructividad
del deseo del Otro, por lo que durante el anlisis: ...se le hizo reconocer el lugar que tom en
el juego de la destruccin ejercida por uno de sus padres sobre el deseo del otro. Adivina la
impotencia en la que se encuentra de desear sin destruir al Otro, y por ende su deseo mismo
en cuanto que es deseo del Otro. Esta cuestin de la complicidad del sujeto obsesivo en la
destruccin del deseo de uno de los padres hacia el otro progenitor es retomado por Lacan en
el Seminario 5 en el examen de un caso de Boouvet.

2. LA DIALCTICA FLICA EN LA DISTRIBUCIN SEXUADA


Examinaremos a continuacin en relacin con el falo el tema del amor, el deseo y lo que se
llama en esa poca la satisfaccin sexual. La trada que interviene en el Seminario 5 y en La

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significacin del falo es, necesidad, amor y deseo. Ms adelante es sustituido (Subversin del
sujeto...) por amor, deseo y goce.

Para estudiar estas cuestiones los reenvo al Seminario 5 (p. 558 y 559), a la ltima parte de La
significacin del falo y al texto Ideas directivas para un Congreso sobre sexualidad femeni
na. En todos estos lugares Lacan trabaja el tema de la sexualidad en el hombre y en la mujer.

Del lado de la mujer, prevalece el hacerse amar y el hacerse desear. Con una particularidad, hay
una convergencia en cuanto al objeto, se trata de hacerse amar y desear por el mismo objeto. En
cambio, en el hombre hay una tendencia centrfuga, una divergencia con relacin al objeto de
amor y de deseo. El hacerse amar tiene una raz freudiana. Freud indica en Inhibicin, snto
ma y angustia que para la mujer el miedo a la prdida de amor interviene como la castracin
del lado del hombre, como la angustia de castracin. Como la mujer est castrada de entrada,
lo que ocupa ese lugar es el miedo a la prdida de amor.

La definicin del amor que funciona aqu es dar lo que no se tiene, definicin simblica del
amor que se encuentra en el Seminario 5: El problema del amor es la profunda divisin que
introduce las actividades del sujeto. De lo que se trata para el hombre, de acuerdo con la propia
definicin del amor, es de dar lo que no se tiene, el falo, a un ser que no lo es (p. 359). En la me
dida en que el objeto es amado, recibe el falo que le falta. El gran problema en la metfora del
amor es cmo el objeto amado se vuelve amante, porque amante es el que da su falta, da el falo
al objeto amado. La metfora del amor verdaderamente se produce cuando el objeto amado se
vuelve a su vez amante y puede, a su vez, dar su falta. De lo contrario se produce la adoracin
no el amor (desarrollado por Lacan en el Seminario 8, La Transferencia cuando examina El
Banquete de Platn). Definir al amor como dar lo que no se tiene, incluye de entrada a la falta
en la dialctica amorosa.

Al hacerse amar, la mujer recibe el falo que le falta. Es una de las tres salidas al Penisneid feme
nino. Penisneid es un concepto alemn que significa envidia al pene, Lacan retoma el trmino
Penisneid, sin traducirlo al francs, y lo hace equivaler al complejo de castracin masculino. En
el hombre se produce el complejo de castracin, y el complejo de castracin en la mujer es el
Penisneid. Freud indica en 1925 que el complejo de castracin introduce a la nia en el complejo
de Edipo; en cambio, el nio sale del complejo del complejo de castracin a travs del complejo
de Edipo: el miedo a perder su rgano tan deseado lo saca del complejo de castracin. Cuando
la nia descubre la castracin de la madre, su primer objeto de amor, se dirige al padre en bs
queda del objeto que le fue rechazado por la madre y entra as al Edipo. As, el Penisneid es un
operador estructural en la mujer equivalente al complejo de castracin.

A falta de ser el falo deseado de la madre, el neurtico debe encontrar una solucin a su falta en
ser a travs del tener. Hay un pasaje, indicado por Lacan en el primer tiempo del Edipo (Semi-
nario 5), del ser al tener. Del lado del hombre, el pasaje del ser al tener le trae problemas con el
tener. Si bien funcionan las identificaciones viriles con el padre, tiene dificultades con relacin
a qu hacer con eso que tiene. Del lado de la mujer, la falta en ser la hunde en la falta en tener.
La mujer no tiene el falo ni tampoco lo es, entonces le queda la solucin del parecer ser.

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Lacan plantea tres soluciones frente al Penisneid: la mascarada femenina, la maternidad y la


relacin con el partenaire. El parecer ser es lo que denomina la mascarada femenina. Por eso
Lacan dice que cuando un hombre quiere parecer viril, se feminiza, porque es un tratamiento
de la falta del lado del parecer ser no del lado del tener. La mascarada es femenina tanto para
el hombre como para la mujer; siempre feminiza.

En la segunda solucin, la maternidad, el tratamiento de la falta es a travs del tener: el nio


entra en las ecuaciones simblicas y cobra un valor flico.

La tercera solucin a la falta la mujer la encuentra a travs de su relacin con el partenaire que
funciona de dos maneras. A travs del pene del partenaire la mujer recibe el falo aorado porque
el pene cobra valor de fetiche (La Significacin del falo y Seminario 5). Por eso no hay feti
chismo en la sexualidad femenina: la condicin fetichista en la mujer est de entrada, el pene
que recibe del hombre funciona a modo de fetiche. Eso no la hace perversa sino que es una
condicin fetichista (como lo denomina Freud). La relacin con el partenaire tambin opera
del lado del amor. Al hacerse amar recibe el falo que le falta. Al volverse el objeto amado quien
la ama le da lo que no tiene, la faliciza a travs de la metfora del amor. Es un tratamiento de la
falta a travs del ser tenida (etre eue) como lo indica Miller en el curso De la naturaleza de
los semblantes. A travs de la convergencia del amor y del deseo en un solo partenaire recibe el
falo a travs de la metfora del amor y al hacerse desear recibe el pene que le falta.

Lacan afirma que al nivel de la satisfaccin sexual la frigidez es bien tolerada. Con el amor y
el deseo ya obtuvo lo que necesitaba, recibi el falo, si obtiene una satisfaccin sexual o no es
independiente del tratamiento de la falta porque no se trata tanto de su deseo sino de hacerse
desear, asegurarse del signo del deseo del otro. Esto introduce algunos matices. Por un lado,
se trata de hacerse desear pero, al mismo tiempo, del lado del deseo tambin interviene su de
seo del falo, su deseo de pene. Entonces se dirige al pene del partenaire. Al hacerse desear ella
funciona como objeto y recibe falo a travs del amor, pero, al mismo tiempo, se asegura de la
presencia del pene para obtener el falo que le falta y responder as a su deseo de falo. Lacan en
el Seminario 20 se refiere a la frigidez en otros trminos. Habla de la pretendida frigidez en la
medida que lo que se pone en juego es otro goce llamado suplementario.

Del lado del amor es hacerse amar, pero a quin se dirige su amor? Al padre muerto o al
amante castrado, dice Lacan en Ideas directrices para un congreso de sexualidad femenina.
Se refiere entonces al ncubo ideal. Los ncubos, en la Edad Media, se dirigan hacia las mujeres
dormidas y las atacaban sexualmente. Esto en la actualidad se llama una pesadilla, pero en ese
momento era signo de brujera porque haban sido atacados por los ncubos nocturnos. Ernest
Jones examina esto en detalle en un libro que se denomina La Pesadilla. Los ncubos son una fi
gura medieval para estas fantasas sexuales de las mujeres. Hasta que no lleg el psicoanlisis,
no se pudo corroborar que las mujeres no estaban hechizadas sino que simplemente fantasea
ban y tenan sueos erticos o pesadillas que tenan una ndole sexual. Por eso Lacan habla
de ncubos ideales, y dice: Por qu no admitir en efecto que, si no hay virilidad que no sea
consagrada por la castracin, es un amante castrado o un hombre muerto (o incluso los dos en
uno) el que se oculta para la mujer detrs del velo para solicitar all su adoracin (p. 712). En

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uno u otro caso (padre muerto o amante castrado) se apunta a la falta del Otro para producir
el amor. La demanda de amor en definitiva es una demanda de castracin. Por eso, el tema del
amor para el obsesivo es intolerable ya que construye su vida de modo tal que la falta no est
en ningn lado.

Las soluciones que presenta la mujer frente a la falta en ser no son exclusivas, pueden super
ponerse e incluso ser transitorias. En definitiva, nada de todo esto alcanza porque no lo es ni
lo tiene, aunque intente parecerlo nunca va a serlo. El drama del neurtico, hombre o mujer, es
que no se es el falo de la madre, y se presenta como falta en ser. Ninguna de estas respuestas
obtura la falta en ser ni en tener. Para Lacan, ser madre no es ser mujer. En la mujer freudiana
hay una superposicin entre la madre y la mujer; pero para Lacan no. La maternidad puede ser
una salida transitoria, pero no obtura el enigma acerca de qu es una mujer.

Para la mujer tambin puede funcionar la degradacin de la vida ertica, de modo tal que site
del lado masculino, o que sea condicin para ella que un hombre la degrade y otro la ame, que
funcione esta divergencia mantenindose ella misma en el lugar del objeto, que necesite tener
un hombre que la idealice y ame a condicin que exista siempre un amante que solo la desee,
incluso un hombre que ella degrade.

La dialctica flica del lado del hombre tiene que ver con la triloga freudiana (Sobre la ms
generalizada degradacin de la vida ertica, Sobre un tipo particular de eleccin de objeto
y El tab de la virginidad) en donde Freud afirma que la degradacin de la vida ertica hace
que, por un lado, haya una mujer idealizada a la que ama, que ocupa el lugar de la madre, y
es inaccesible en el nivel ertico, si intenta acercarse funciona la prohibicin del incesto; y, por
otro lado, otra mujer degradada pero que por eso mismo puede desear y acceder sexualmente.
Se produce as una divergencia entre la mujer que puede amar y la que puede desear. Al objeto
que sustituye a la madre, objeto idealizado, da lo que no tiene a una mujer que no lo es, es decir,
la ama.

Del lado del deseo para el hombre se presenta un pequeo problema. Lacan lo dice muy gracio
samente en el Seminario 5: No crean que la situacin sea mejor para el hombre. Incluso es mas
cmica. El falo, l lo tiene, el infeliz, y lo que lo traumatiza, en efecto, es saber que su madre no
lo tiene Del mismo modo que la mujer est atrapada en un dilema, el hombre est atrapado
en otro (p. 359). No tiene salida. Al amar entrega el falo, pero queda en suspenso su propio de
seo de falo. A nivel del deseo tiene que encontrar, pues, un objeto que cobre valor flico. En este
punto se sita la degradacin de la vida ertica y aparece la figura de la prostituta o tambin la
virgen, todos aquellos objetos femeninos que puedan cobrar un valor flico.

Si antes funcionaba el menos, aqu se presenta el . La convergencia se inscribe como -: la mu


jer encuentra el pene y el amor, el objeto y la falta, en el mismo objeto. En cambio, del lado del
hombre hay una divergencia entre la falta y el falo; entre el menos y el , el menos queda del
lado del amor y el queda del lado del objeto. Todos estos objetos cobran valor flico. Trata de
tramitar de esta manera su propio deseo de falo que es el falo deseado por la madre. La frase
que dice: lo que lo traumatiza es que su madre no lo tiene, se encuentra tambin en la pgina
711 de los Escritos, en Ideas directivas, cuando dice: Si se parte del hombre para apreciar

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la posicin recproca de los sexos, se ve que las muchachas falo cuya ecuacin fue planteada
por el seor Fenichel de manera meritoria aunque vacilante, proliferan sobre un Venusberg que
debe situarse ms all del T eres mi mujer por el cual l constituye a su compaera, en lo
cual se confirma que lo que resurge en el inconsciente del sujeto es el deseo del Otro, o sea el
falo deseado por la madre. En estos objetos de valor flico busca el falo deseado por la madre.
En Schreber, por ejemplo, hemos visto que en la construccin de ser la mujer que falta en esta
tierra, la mujer de Dios, intervena el objeto de deseo de la madre a nivel imaginario, el falo
imaginario. Intenta as resolver su propio deseo de falo.

La impotencia es mal tolerada por el hombre porque tiene que dar muestras de que lo tiene, de
la ereccin flica. En cambio, la detumescencia representa la castracin imaginaria.

En la pgina 662 de los Escritos, en Observacin sobre el informe de Daniel Lagache, Lacan
presenta las formas del deseo, preludio de las frmulas de la sexuacin. Cada una de ellas
presenta una funcin y una variable. La forma del deseo en la mujer es: A(); y del hombre:
F(a). Las funciones son el Otro barrado y . Y las variables y el objeto a. Del lado de la mujer,
el A tachado implica la confrontacin con la falta. La barra se juega de entrada, la mujer parte
de la falta. Del lado del hombre tambin hay una inscripcin de la falta porque el significante
del deseo, el , simboliza la falta. Pero es una inscripcin positiva. El A aparece como negativo
porque interviene una falta en tener. Si aparece positivo es porque el hombre lo tiene, ese
tener inscribe la falta. El hombre al tener el falo se inscribe en la dialctica flica, que es la ins
cripcin de una falta. En las salidas de la sexualidad femenina, j tiene tres valores: el pene del
partenaire, el nio y el propio cuerpo ofrecido como falo. El hombre lo tiene pero no soporta que
la madre no lo tenga y busca un objeto de valor flico, por eso pone el objeto a como variable,
objetos de valor flico que responden a su propio deseo de tener el falo.

Lacan no explica en este texto por qu escribe estas formas del deseo. Pero es importante que,
a modo de anticipo de las frmulas de la sexuacin, inscriba el Otro barrado del lado femenino
y que el del hombre apunte al objeto a, dado que la mujer se dirige al falo, en la medida en
que se juega una falta, y este objeto a que es para el hombre queda tambin del lado femenino.

14 de junio de 2000

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Silvia Elena Tendlarz

7. LO REAL: DAS DING

SILVIA ELENA TENDLARZ:

Vamos a comenzar con el tercer paradigma donde toma primaca la cuestin de lo real. Pri
mero, Esteban Stringla va a presentar una explicacin acerca de lo que es la extrema y media
razn, para explicitar as una de las definiciones que habamos dado del falo en La signifi
cacin del falo. Segundo, voy a hacer una presentacin general del tema de lo real en Lacan.
Armar una secuencia que iremos desarrollando. En tercer lugar, Carlos Motta desarrollar el
concepto de das Ding tal como aparece en el Seminario 7. El desarrollo de hoy apunta a introdu
cir el falo como significante del goce.

1. EL CONCEPTO DE MEDIA Y EXTREMA RAZN

ESTEBAN STRINGA:

La idea es desarrollar lo dicho por Lacan en La significacin del falo en relacin al falo como
significante de la razn del deseo, ms exactamente, como media y extrema razn de la divi
sin armnica (pg. 672), esto es, un procedimiento de resolucin un algoritmo para esta
blecer la proporcin entre dos elementos que no tienen una medida comn, son inconmensu
rables.

Ubicaremos el problema en el segundo paradigma postulado por J.-A. Miller, La significanti


zacin del goce, y dejaremos para otra oportunidad lo dicho por Lacan al respecto en el Semi-
nario 14, La lgica del fantasma.

Si el falo es la marca de la relacin del sujeto con el significante, relacin establecida con inde
pendencia de la diferencia sexual anatmica y que gira alrededor de serlo o tenerlo, no divide
el campo en dos mitades simtricas: si relacionamos al sujeto con el Otro no va a dar exacto.
Dicho de otra manera, es imposible para el sujeto producir un enunciado que diga su relacin
con el Otro, por lo tanto, slo tendremos tentativas asintticas en las que el falo da la medida
del campo, a definir, en el interior de la demanda como campo del deseo significante y deseo
son elementos incompatibles-.

El nmero irracional aqul formado por expresiones decimales infinitas no peridicas, por
ejemplo, el resultado de calcular la diagonal de un cuadrado da una idea del intervalo o des
garradura producido en el interior de un discurso la aritmtica-. Pero esta no medida comn
en el ejemplo considerado la del lado a la diagonal puede ser armonizada, esto es, se puede
llevar el intervalo, producto de lo inconmensurable, a algo que restablezca la proporcin. Es a
expensas de una funcin que se restablece la posibilidad de comparacin entre elementos pero
sin llenar nunca el agujero.

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Silvia Elena Tendlarz

La divisin armnica es un problema geomtrico clsico planteado por Euclides y se define del
siguiente modo: dado un segmento AB de longitud l se dice que un punto M lo divide en media
extrema razn si se verifica la proporcin:

AB = AM

AM MB

A M B

Donde se verifica que AM + MB = AB y siendo x la seccin urea cuya expresin aritmtica


numrica es el nmero de oro. La proporcin puede ser llevada a una ecuacin de segundo
grado de la siguiente manera:

l = x

x l-x

l2 lx = x2

Las races de la ecuacin: x1= 1+5 = 1,618... y x2= 1 - 5 = 0,618... (si l = 1) son el llamado
nmero de oro, irracional que permite teorizar el estatuto del sujeto como inconmensurable al
Otro debido a lo que se sustrae al significante.

Entonces, el falo, como media y extrema razn, a la vez que da una ilusin de relacin, entre ra
zones, procurando el encuentro imposible con el Otro al velar el intervalo, produce el agujero,
los efectos de castracin en el sujeto. Tal proporcin continua se trata de un nico segmento
con un punto agujero doble: M se establece con un mltiplo diferente en cada lado que cons
tituye la medida comn en cada razn relacin entre dos medidas homogneas-.

Bibliografa consultada
J.C. Indart. La lgica del fantasma, Seminario dictado en el Centro Experimental del Campo
Freudiano, 1998 (indito).
J. Lacan. Escritos 1, La significacin del falo, Siglo Veintiuno, Buenos Aires, 1987.
M. Sadosky y R. Guber. Elementos de clculo diferencial e integral, Librera y Editorial Alsina,
Buenos Aires, 1993.

SILVIA ELENA TENDLARZ

Le agradezco mucho a Esteban por su muy buena expocisin. Me pareci muy importante in
cluirlo porque arma una secuencia: la medida flica como patrn de medida apunta a un aguje

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ro y no da ninguna proporcin simtrica. Despus este concepto tendr un nuevo uso. Aparece
por primera vez en La significacin del falo cuando dice que el falo es la razn del deseo, en
el sentido de la media y extrema razn. Despus, en el Seminario 14, La lgica del fantasma,
Lacan lo utiliza cuando explica que no hay acto sexual - afirmacin que predece a la de que no
hay relacin sexual, relacin en el sentido de proporcin-.

El hecho de que Esteban haya incluido el tema del lmite para explicar el nmero de oro tam
bin es muy importante, porque vamos a tener que retomar la idea de lmite cuando tengamos
que explicar por qu hay un goce suplementario que se establece en relacin algoce flico. Para
eso Lacan recurre en el Seminario 20 al concepto de compacidad, que solamente se explica a
partir del concepto de lmite en matemtica.

2. LO REAL

SILVIA ELENA TENDLARZ:

Pasaremos ahora a una breve presentacin del concepto de lo real en Lacan. Nos orientaremos
utilizando un seminario publicado de Miller que se llama Los signos del goce (Paids, Buenos Ai
res, 1998). All plantea tres momentos para entender el tema de lo real. El primero corresponde
a la yuxtaposicin entre real y realidad, de los aos 50, en el que se incluye tambin el Seminario
5. El segundo tiempo concierne a lo real fuera de lo simblico que corresponde al tercer para
digma. Y, el ltimo tiempo, es (en el Seminario 20) lo real como imposible.

1. En el primer tiempo, la superposicin de real y realidad tiene que ver con la presentacin de
lo real como lo que est siempre ah, como cuando dice que lo real es como las estrellas: es lo
que se encuentra siempre en el mismo lugar. Es una explicacin un tanto sencilla y de la misma
manera explica la realidad, como lo que est ah.

a) Miller indica que este planteo se encuentra en dos lugares. Primero lo sita en el pasaje de la
necesidad al deseo cuando es atravesado por la demanda. Si retomamos el grafo, en el vector
inicial aparece un sujeto mtico de la necesidad, un sujeto real (no lo dice en esos trminos en
ese momento) que va a atravesar la demanda para abrirse camino hacia el deseo. Esta necesi
dad la hace equivaler, en ese momento, a lo real, lo real concebido como realidad. En la reali
dad aparece la necesidad. En lo real aparece la necesidad que va a atravesar lo simblico para
constituirse en demanda y de ah acceder al deseo. Esa es una manera de tratar de aprehender
el concepto de real, como ese sujeto que necesita algo.

b) El segundo punto donde tambin encontramos un desarrollo en torno al tema de lo real es


en el esquema R. En este esquema, Lacan sita lo imaginario y lo simblico; y entre ambos
registros se recorta un cuadrado que es el de la realidad: m minscula, la relacin del yo con
la imagen; el M mayscula, objeto primordial; y el I del ideal simblico. El objeto primordial
queda ya recortado por lo simblico, aqu tambin sita a la madre.

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Silvia Elena Tendlarz

Hay una pequea nota al pie de pgina de 1966, momento de publicacin de los Escritos, cuan
do habla de esta realidad, que indica que el corte da una banda de Moebius. Si juntamos la I
con la i; y la m con la M, tenemos una torsin que da una banda de Moebius (que no tiene ni un
adentro ni un afuera). A partir de un corte se sita este real, el mbito de la realidad. Del corte
tambin resulta como lo indica Lacan en 1966- la banda de Moebius como sujeto y el resto que
queda como objeto a.

Tambin desarrolla esta cuestin del campo de la realidad en el Seminario 5 muy sencillamente
en la pgina 230. En el momento en que utiliza el grafo para explicar la oposicin entre prin
cipio de realidad y principio de placer dice: Cmo obviar, tratndose de la realidad, que el
significante entra efectivamente en juego en lo real humano como una realidad original?. Y
contina, por ejemplo, diciendo: La introduccin del sujeto a una realidad cualquiera no es,
de ningn modo, pensable a partir de la pura y simple experiencia de lo que sea, frustracin,
discordancia, choque, quemazn y todo lo que quieran. No hay un Umwelt que se deletree paso
a paso, que sea explorado de una forma inmediante y tituviante. La realidad no es una cosa
chata, puramente experimental, sino que est recortada por lo simblico y por lo imaginario.
El esquema R quiere decir justamente esto: esta realidad no existe per se, y que simplemente
tenemos que acceder a ella, sino que para acceder a ella tenemos que tomar el recurso de lo
imaginario y de lo simblico.

En esta poca hay una prevalencia del registro de lo simblico, que recae tambin sobre lo
imaginario pero sin eliminarlo. Lo imaginario existe pero hay una prevalencia de lo simblico
que ordena ese imaginario y tambin lo real. Una de las cosas que indica Miller en su curso es
que hasta el Seminario 20 lo real siempre va a estar subordinado a lo simblico. El patrn de
medida, incluso cuando introduce el tema de lo real, es lo simblico. En este primer momento
de captacin de lo real aparece siempre recortado por lo simblico y por lo imaginario. Cuando
aade la idea de que es una banda de Moebius en 1966 indica que el sujeto barrado sostiene esa
realidad a partir de la extraccin del objeto. Lo veremos la prxima vez cuando desarrollemos
en el Seminario 11 los conceptos de alienacin y separacin. Tambin lo encuentran en la pgina
534 de los Escritos, donde introduce el esquema R; y en la pgina 535, en donde aparece la nota
al pie de pgina. Lacan dice, por ejemplo: Queremos decir que el corte revela la estructura de
la superficie. Los cortes dan una superficie determinada.

2. En el segundo momento, lo real no aparece ya para Lacan como equivalente a la realidad sino
que se trata de lo real fuera de lo simblico. Pero, insiste Miller, an cuando intenta establecer
un real fuera de lo simblico sigue habiendo una cierta subordinacin de lo real a lo simblico
porque el patrn de medida es lo simblico. Est dentro de lo simblico o est afuera a partir
de la idea de que es lo simblico lo que domina la partida.

Podemos establecer dentro de esta perspectiva tres momentos en la teorizacin de Lacan que
implican cierto deslizamiento y que no son totalmente equivalentes.

a) La introduccin del objeto das Ding, la Cosa, que corresponde al Seminario 7, del ao 1959-60,
titulado La tica de psicoanalisis. En el tercer paradigma Lacan plantea un goce masivo co
rrelativo a la Cosa que corresponde al predominio de lo real. Esto no significa que lo simblico

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desaparezca sino que aparece en la escena lo real como algo que no puede ser simbolizado.
Insiste la concepcin de que las cosas tienen que apuntar a ser simbolizadas.

b) Subversin del Sujeto..., de 1960, que es inmediatamente posterior a la terminacin de este


seminario. Aqu habla claramente de lo real de distintas maneras.

Por un lado, indica la presencia de un sujeto real: existe un sujeto real que no es ya el sujeto
mtico de la necesidad, un sujeto real que se aprende en el clculo de la conjetura. Lacan
apunta a la necesidad de utilizar la moderna estrategia en juego, el clculo de probabilidades,
para poder aprehender ese sujeto real. El sujeto del inconsiente no ya solo simblico sino que
tambin es real.

Segundo, Lacan dice que el significante constituye un agujero en lo real, o sea que no solamente
los pasos de Viernes dejan huellas en la arena de la playa (ejemplo utilizado en el Seminario 5),
sino que esas huellas existen porque hay un real que queda agujereado por lo simblico.

Tercero, el corte del significante verifica la estructura del sujeto como discontinuidad en lo real.
Dice: El corte del significante verifica la estructura, y antes habamos ledo en La cuestin
preeliminar... que solo el corte revela la estructura. La captacin de la estructura es solidaria
de los cortes. En la medida en que introduce lo real acenta cada vez ms la idea del corte, de
la hiancia, de la discontinuidad, en tanto que es lo que permite que haya una accin de lo sim
blico sobre lo real. Por eso dice: El corte del significante verifica la estructura del sujeto como
discontinuidad en lo real. Es sujeto real, pero, una vez que es captado por el significante, es
un sujeto de significante, es el sujeto que se aloja entre dos significantes. Simplemente indica
que en esta hiancia que se aloja entre los significantes se aloja el sujeto y el deseo, el deseo en su
metonimia; un significante es lo que representa a un sujeto para otro significante, es la divisin
subjetiva. Este sujeto dividido es equivalente a decir que es un corte, divisin, hiancia. Y este
corte, justamente, aloja al sujeto real en lo simblico. El sujeto real es captado por la cadena
simblica, de lo contrario no habra manera de aprehenderlo.

c) El pasaje del das Ding al objeto a. El das Ding era lo que quedaba fuera de lo simblico. Miller
se pregunta en el desarrollo de sus paradigmas cmo aprehender ese real que no est dentro de
lo simblico. Indica entonces, en el cuarto paradigma, que Lacan resuelve este impasse con la
introduccin del objeto a. El objeto a es una manera de poder nombrar ese real que queda fuera
de lo simblico. Lacan acenta cada vez ms la consistencia lgica de ese objeto, y al hacerlo se
produce cierto desvalecimiento de lo real dado que la consistencia lgica recurre a lo simblico.
Por el hecho de ser necesario recurrir a lo simblico para aprehenderlo, en ese mismo movi
miento se produce cierto desvanecimiento de la categora de lo real.

3. A partir del Seminario 20, cuando lo real se vuelve una categora lgica, lo real toma cierto
estatuto y se vuelve lo real como imposible.

Tenemos entonces que en un primer tiempo lo real es igual a la realidad. En el segundo tiempo,
lo real es lo que est fuera de lo simblico, pero en ese fuera de lo simblico, al intentar ser apre
hendido por lo simblico se produce una especie de reduccin de lo real, un desvanecimiento.

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En un tercer momento, lo real vuelve a tener existencia como categora lgica: lo real como
imposible (que involucra la lgica modal).

Llegado a este punto, Lacan establece la equivalencia entre lo simblico, lo imaginario y lo real
en el Seminario R.S.I. en relacin a un cuarto trmino que es el goce. Este real no es solamente
algo fuera de lo simblico sino que est ms all de lo simblico.

La primera aprehensin de lo real, real como realidad, es lo que hemos ido trabajando ya en
el Seminario 5. A partir de la segunda acepcin de lo real, lo real como fuera de lo simblico,
tenemos que trabajar tres cuestiones; la primera, que vamos a empezar a trabajar hoy, es el das
Ding; la segunda, corresponde a Subversin del sujeto...; y la tercera la veremos en el cuarto
paradigma al estudiar el Seminario 11.

3. EL CONCEPTO DE DAS DING

CARLOS GUSTAVO MOTTA:

En el Seminario 7 La tica del psicoanlisis-, Lacan examina a partir del Proyecto de Psico
loga para neurlogos de Freud (1895) el concepto de la Cosa (das Ding) en estrecha relacin
con las reflexiones filosficas de Kant y Heidegger.

Heidegger trataj el problema de la Cosa en una conferencia as titulada -Das Ding- en la


Academia Bvara de Bellas Artes en 1951. Se refiere a varios sentidos etimolgicos de la Cosa
y especialmente al sentido de lo que importa a los hombres o el asunto, el caso (cmo sabe sus
cosas, es decir, es lo que interesa, lo que importa). Se refiere, asimismo, a la significacin habi
tual de Cosa en la metafsica occidental como lo que en general de algn modo es, y tambin
el objeto, y concluye que el primer sentido es ms esclarecedor que el segundo. Toda Cosa es
el presentarse de lo que se presenta en el modo de ser algo determinado. La Cosa opera en el
modo de cosificar, y cosificar es trazar y afianzar el marco por el cual el mundo es mundo. Los
hombres en cuanto mortales obtienen el mundo en cuanto mundo, habitndolo. Slo lo que es
eslabonado en el mundo (por medio de las cosas) llega ser, de una vez, Cosa.

La Cosa va a representar el pivote en torno al cual se orientarn los movimientos de pensa


miento, ya sea que apunten o no a la satisfaccin. Desde el punto de vista terico es un eje de
alguna manera anterior a toda intervencin tercera. Constituye ese inefable que ocasiona que
un cuerpo sea viviente. Segn el Proyecto..., la Cosa aparece como el Otro originario del
deseo, el Otro absoluto del sujeto, o sea el Otro cuyo testimonio sera la lengua. La Cosa es
irremediablemente inaccesible porque la letra, en razn de esta prdida, va a fundar al sujeto.
En 1929, Freud retoma cmo sigue este aspecto indecible de la Cosa: En el origen de la escritura
est el lenguaje del ausente., la vivienda, un sustituto del seno materno, esa primera morada
que siempre inspira nostalgia, en la que se estaba seguro y uno se senta tan bien (El malestar
en la cultura). Por lo tanto la Cosa aparece para el discurso analtico como un objeto absoluto
imposible de alcanzar. Ella quien testimonia al sujeto del inconsciente que slo hay una verdad

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que puede ser parcial. En todo lo estudiado hasta ahora, y especficamente en relacin a la clase
que se introdujo lo simblico, en el intervalo que especifica la cadena significante existe una
implicancia con el deseo del sujeto modulndose con un intervalo retroativo de la demanda.
En tal sentido, la Cosa se manifiesta como fuera de significado, tal cual Lacan lo expone en el
Seminario 7.

Lacan dice que la Cosa es lo real de lo que el significante padece. El encuentro con lo real se
juega con esta Cosa imposible de decir y de cernir, que suscitara la ilusin de una verdad que
se muestra. Ahora bien, insiste Lacan, la verdad no se muestra, se demuestra en razn de la
lgica del inconsciente: es la a-Cosa

Lacan articula la Cosa con el principio del placer: das Ding es lo que -en el punto inicial lgico y
tambin cronolgico en la organizacin del mundo en el psiquismo- se presenta y se aisla como
el trmino extrao en torno al cual gira todo el movimiento de la Vorstellung, que Freud nos
muestra gobernado por un principio regulador, el mencionado principio del placer, vinculado
al funcionamiento del aparato neuronal. Esta extranjeridad de la Cosa engendra la tendencia
a reencontrar, pero -dice Lacan- ese objeto perdido nunca ha sido perdido aunque se trate de
reencontralo. Esta posicin remite a lo impensable del origen, de la posicin del significante y
por lo tanto a la imposibilidad de decirse el goce. La Cosa funda la orientacin del sujeto hacia
el objeto y este objeto le da su ley invisible, pero, por otra parte, no es lo que fija sus trayectos,
sino el principio del placer que lo somete a no encontrar, al fin de cuentas, ms que la satisfac
cin de la repeticin.

La idea de la Cosa duplica, por lo tanto, la divisin que experimenta el sujeto, cuyo nico re
curso frente a ese resto de goce imposible ser la bsqueda del objeto a, objeto de la pulsin
que se encuentra ligado a un objeto al cual la pulsin no est vinculada originariamente; si las
pulsiones estn destinadas a devenir pulsiones parciales, ello se debe al encuentro fallido con la
Cosa. En ltima instancia, la pulsin de muerte har su obra como una tendencia a encontra la
Cosa a travs de la repeticin, siendo que a partir de la instauracin del deseo no hay encuentro
con ningn objeto absoluto. En sntesis, la Cosa recubre lo Real.

SILVIA ELENA TENDLARZ:

Lacan toma el concepto de das Ding del Proyecto de psicologa para neurlogos de Freud.
El punto de partida es la experiencia primaria de satisfaccin. All Freud dice que ante la ne
cesidad que experimenta el nio aparece un agente exterior que le brinda un objeto, y el nio
obtiene as una satisfaccin. Cuando vuelve a sentir esa necesidad, aparece como demanda del
objeto del cual obtuvo satisfaccin o de lo contrario lo alucina. Es la experiencia alucinatoria
de satisfaccin. En la experiencia primaria de satisfaccin el agente exterior es un Otro prehis
trico (concepto introducido en su correspondencia con Fliess). Por qu prehistrico? Porque
hasta que no hay significante no hay historia; el significante permite que un sujeto tenga una
historia, por eso el Otro prehistrico le da un objeto que constituye la experiencia primaria de
satisfaccin. Cuando el nio vuelve a buscar ese objeto, entre lo que busca y lo que encuentra

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hay una diferencia. Ese primer objeto primario de satisfaccin queda perdido porque nunca lo
vuelve a encontrar de la misma manera. Por un lado, esto es lo que funda la repeticin, en la
medida en que busca reencontrar ese objeto y el objeto aparece como perdido. Pero no es un
objeto que se pierde efectivamente sino que est perdido por estructura: puede encontrar ms
que la diferencia entre aquello buscado y aquello alcanzado. Ese objeto primario de satisfaccin
es lo que Freud llama das Ding, la Cosa.

Lacan recurre a Heiddegger, a la conferencia sobre la Cosa, para tomar la distincin que hace
entre das Ding y die Sache. El das Ding es el objeto primario de satisfaccin, imposible de alcan
zar porque est perdido por estructura. Die Sache, son los objetos tiles que se encuentran en el
mundo. En la pgina 60 dice: La Sache es efectivamente la cosa, producto de la industria o de
la accin humana en tanto que gobernada por el lenguaje. Son los objetos tiles que se encuen
tran en el mundo, recortados por lo simblico. Y ah est la diferencia esencial, porque die Sache
son objetos recortados por el lenguaje; en cambio, el das Ding es originalmente lo que llamamos
el fuera de significado. El das Ding es real, est fuera de lo simblico, es el objeto xtimo segn
la puntualizacin realizada por Miller en su curso Extimidad (1986-87)-; es el objeto mas
ntimo pero que aparece en el exterior y que nombra un vaco, dado que en definitiva no es nin
gn objeto. Es el precursor de lo que despus son los objetos a, pero ac aparece como un goce
masivo, en cambio, como lo indica Miller, los objetos a tienen que ver con el goce fragmentado.
Lacan dice que finalmente es la madre como objeto primordial. Esto es diferente a die Sache, que
son los objetos de la industria, los fabricados, los tiles producto de lo simblico.

A partir de esta distincin entre das Ding como objeto primordial y die Sache como objeto de
mundo; Lacan explora el das Ding desde distintos ngulos. Uno de ellos es relativo al arte, de
sarrollado hoy por Carlos Motta.

En relacin al vaco retoma el aplogo desarrollado por Heiddegger y se pregunta: qu est


primero, el jarro o el vaco? (esto lo desarrolla tambin en el Seminario La angustia). El jarro
crea el vaco o el vaco permite que se constituya el jarro? El vaco es primordial, y esto es lo que
permite que se arme el jarro como una envoltura. A partir del vaco se construye el objeto, que
no es das Ding sino que son objetos tiles de la industria.

Los remito, entonces, al tema de la sublimacin. Lo encuentran en la pgina 123. Dice: A nivel
de la sublimacin, el objeto es inseparable de las elaboraciones imaginarias y muy especial
mente de las culturales. El objeto que se construye en la obra de arte es simblico e imagina
rio. No es que la colectividad los reconozca simplemente como objetos tiles -encuentra en
ellos el campo de distincin gracias al que puede, en cierto modo, engaarse sobre das Ding,
colonizar con sus formaciones imaginarias el campo del das Ding. En ese sentido se ejercen
las sublimaciones colectivas, socialmente aceptadas. Ms adelante tambin dice: En formas
histricamente, socialmente, especficas, los elementos a, elementos imaginarios del fantasma,
llegan a recubrir, a engaar al sujeto en el punto mismo de das Ding. De que se trata el das
Ding en la sublimacin? Se trata de poblar ese vaco central que es el das Ding con objetos ima
ginarios recortados por el lenguaje, es decir, a travs de die Sach, los tiles. Cuando examina la

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temtica del amor corts, tambin se pone en juego cmo el objeto elegido, idealizado, se sita
en el lugar del das Ding.

28 de junio de 2000

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8. DEL AL OBJETO A

SILVIA ELENA TENDLARZ:

En la clase de hoy partiremos de la comparacin entre dos usos del grafo del deseo: el del
Seminario 5 (1957-58) y tal como aparece en Subversin del sujeto... (1960). Entre uno y otro
hay diferencias: el Seminario 5 corresponde fundamentalmente al segundo paradigma, donde
prevalece lo simblico y el falo es el significante del deseo; en cambio, en la escritura del grafo
para su publicacin en Subversin del sujeto..., hay una prevalencia de lo real y el falo es
planteado como el significante del goce. Luego de indicar este deslizamiento, trabajaremos el
tema de la alienacin y de la separacin para situar al objeto a como el resultado de estas ope
raciones lgicas.

1. EL GRAFO DEL DESEO: DE LO ORAL A LO ESCRITO


En Subversin del sujeto... Lacan da cuatro pasos en la construccin del grafo. El grafo es casi
homogneo al Seminario 5, no vara tanto su escritura como la interpretacin de los trminos.

El primer esquema lo denomina clula elemental. Se trata del entrecruzamiento de dos cir
cuitos. Por un lado est, la lnea horizontal, que en el Seminario 5 haba sido planteada ya
como la articulacin significante equivalente a la demanda. Esta lnea diacrnica (trmino que
introduce Lacan en Subversin del sujeto...) tiene que ver con la sucesin de los elementos,
con la metonimia de la cadena significante. La intencin de significacin se cruza en bucle con
una lnea que la corta de derecha hacia la izquierda. Al producir ese corte marca dos puntos de
atravesamiento en la lnea diacrnica. En el primero Lacan sita al Otro, lugar del tesoro de los
significantes, del cdigo. Aqu se sita la sincrona, todos aquellos significantes que se pueden
reemplazar unos a otros. Es el lugar de la metfora, el lugar en donde se produce la sustitucin
significante. Funciona tambin cpmp punto de capitn o punto de basta que produce retroac
tivamente un efecto de significacin. En la Cuestin preliminar... Lacan ubica en ese punto
al Nombre-del-Padre que permite que retroactivamente se produzca la significacin flica. Del
lado derecho est el Otro y el tesoro significante; del lado izquierdo, el sentido del Otro, la pun
tuacin que introduce una dimensin temporal y produce un efecto de significacin. As, en
Subversin del sujeto... aparecen los conceptos de sincrona y diacrona que no fueron
incluidos en el Seminario 5.

En el segundo esquema ya hay un desplazamiento. En el Seminario 5 y en la clula elemental,


el punto de partida es Delta, la necesidad: parte de una necesidad inicial y cuando atraviesa la
lnea diacrnica de la cadena significante de la demanda, es significantizada por el efecto del
entrecruzamiento con la demanda. El sujeto barrado, que en la clula elemental estaba como
punto de llegada, en el grafo 2 lo encontramos desplazado a un punto de partida. Y en el lugar
del punto de llegada se sita el Ideal del Otro I(A)-.

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En el Seminario 5 el sujeto barrado es un sujeto significante y el Ideal es simblico. Todo esto co


rresponde a la prevalencia del registro de lo simblico. En Subversin del sujeto... se vuelven
reales. El sujeto, como punto de partida, es un sujeto real, y el I(A), que es un punto de llegada,
tambin es real. Del Otro real surge lo que Lacan llama la insignia. La insignia como el sig
nificante Uno, el S1, con el cual el sujeto se identifica primordialmente. Esto traduce lo que se
llama la operacin de alienacin. Encontramos as una transformacin de lo simblico en real.

Tanto para estas cuestiones como para el tema de alienacin y separacin trabajaremos los
captulos 10 y 11 de Los signos del goce de Miller. En la pgina 160 de ese texto Miller explica de
modo bastante esclarecedor qu es el sujeto real. Dice: En el primer tiempo de esta pulsacin
el sujeto no est representado por un significante para otro significante, sino que se confunde
con l.... Primero el sujeto es un vaco y en la medida en que se identifica al S1 emerge como
sujeto. As, la constitucin del sujeto es el efecto de la identificacin con un significante. Y luego
contina: El S1 solo tiene un doble valor, esto es, crea al sujeto y al mismo tiempo lo borra. Al
borrarlo, lo barra. Al mismo tiempo que el sujeto aparece, desaparece, porque el sujeto no es un
significante sino que el sujeto es lo que representa un significante para otro significante. Si que
da petrificado en ese lugar, en el S1, encontramos la holofrase, de lo contrario, se sita entre los
significantes, en el corte. Cuando se da el pasaje de un conjunto vaco a un S1, el sujeto emerge
y, al mismo tiempo, queda borrado.

Sigue: Qu quiere decir que crea al sujeto? En este punto debemos ser materialistas y postu
lar que no hay ningn sujeto en lo real. En efecto, el primer estatuto del sujeto en lo real es no
ser nada en absoluto. No es en la medida en que es. Qu es ese sujeto en lo real? Es el conjun
to vaco. Dice: Lo cual no significa que no haya sujeto, sino que si hay un sujeto es gracias al
significante. El sujeto -o el conjunto vaco- slo surge en el mundo porque el significante aporta
el trazo mnimo que permite decir que no hay nada. Hay una preexistencia de lo simblico que
permite decir que no hay nada: para que haya algo es necesario poder nombrarlo. Entonces,
se puede decir que no hay nada, y ah sita Miller la explicacin de qu es el sujeto en lo real.
Sera lo que potencialmente emerge como sujeto simblico.

En el tercer modelo del grafo Lacan incluye el Che vuoi?, el qu quieres? que tambin est en
el Seminario 5, la pregunta por el deseo del Otro.

En el cuarto modelo tenemos el arco completo y podemos sealar distintas cuestiones. Prime
ro, el objeto a en el Seminario 5 era un objeto significantizado que se pona en juego en esce
narios imaginarios, en el fantasma. En cambio, en Subversin del sujeto... el objeto a es un
objeto real, es decir, no incluye una imagen especular, no pasa al espejo. El i(a) es su vestidura
imaginaria, pero el objeto a es real y no tiene imagen. Por eso el i(a) incluye una falta, un vaco,
porque el objeto a no tiene imagen.

Una vez que tenemos todo el grafo completo, el Che vuoi?, la pregunta por el deseo del Otro
busca una respuesta a nivel del Otro del tesoro de los significantes, en el piso inferior. Pero
como no hay Otro del Otro, no hay metalenguaje, no hay Otro que pueda contestar acerca
del deseo del Otro, esa respuesta la encuentra en el piso superior, que es el significante de la
falta del Otro. La respuesta frente a qu quiere el Otro es que falta un significante que pueda

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nombrarlo. Por eso no es una pregunta que encuentre una respuesta que pueda suturarla sino
que queda pendiente y, se puede decir, es lo que resta de la metfora paterna. Toda metfora
paterna es fallida, hay un resto, no hay una absoluta sustitucin del Nombre-del-Padre sobre el
Deseo de la Madre, y este resto es el enigmtico deseo del Otro.

El significante del Otro barrado en el Seminario 5 situaba al falo simblico que barraba al Otro.
Por eso quedaba de ese lado el goce en su trayecto hacia la castracin. El falo simblico nombra,
por un lado, la accin del goce, pero, al mismo tiempo, la castracin, porque es una simboliza
cin de la falta. Hay aqu un paso ms: no es solamente una cuestin flica la que se pone en
juego, sino que hay un significante que falta, el universo de los significantes no est completo.
Eso modifica muchos de los conceptos en Lacan. Cuando haba Otro del Otro, la verdad poda
ser dicha. La posibilidad de encontrar la palabra exacta para decir de lo que se trata. En cam
bio, as siempre hay algo que se hurta porque no todo puede ser dicho. Entonces la verdad no
podr ser dicha toda sino slo a medias. Y ese algo que se hurta tambin concierne a lo real, a lo
que no puede ser simbolizado. No se trata de significantes que quedan fuera, porque eso sera
construir nuevamente un Otro del Otro sino que hay algo real que no puede ser simbolizado.

Por otra parte, la pulsin, ($ ...D), en el Seminario 5 apareca como la divisin del sujeto frente a
la demanda simblica, era una escritura simblica de la pulsin, un querer decir. En Subver
sin del sujeto... define a la pulsin como lo que adviene de la demanda cuando el sujeto se
desvanece en ella. Lo que queda es el corte, es lo real. El punto clave es que usa las mismas
definiciones para decir que lo acentuado no es la demanda, la articulacin significante, lo sim
blico sino el corte real. Por un lado, est la frmula gramatical que interviene en el matema de
la pulsin y que la distingue de una funcin orgnica, la pulsin no es el instinto. Pero, por otro
lado, habla de corte, lo que permite recortar las zonas ergenas.

Las zonas ergenas son los cortes en el cuerpo donde puede situarse la libido. Y en esos cortes
del cuerpo se sitan los objetos. Dice en la pgina 797: La delimitacin misma de la zona
ergena que la pulsin asla del metabolismo de la funcin, hay una apoyatura en la fun
cin para que emerjan las zonas ergenas, es el hecho de un corte favorecido por el rasgo
anatmico de un margen o de un borde: labios, cercado de los dientes, margen del ano, surco
peniano, vagina... Observemos que este rasgo del corte prevalece con no menos claridad en el
objeto que describe la teora analtica: pezn, escbalos, falo (como objeto imaginario), flujo uri
nario. (Lista impensable si no se le aade con nosotros el fonema, la mirada, la voz -la nada).
Estos objetos que se ubican en las zonas ergenas -anal, oral, nada, voz, mirada- son objetos
reales. Pues no se ve acaso que el rasgo: parcial, subrayado con justicia en los objetos, no se
aplica al hecho de que formen parte de un objeto total, que sera el cuerpo, sino al de que no
representan sino parcialmente la funcin que los produce? Un rasgo comn a estos objetos en
nuestra elaboracin: no tienen imagen especular, dicho de otra manera, de alteridad. Si no
tienen imagen especular son reales, no imaginarios.

En el Seminario 5 el falo era el significante del deseo, pero en Subversin del sujeto... el falo
se vuelve el significante del goce, concierne a lo real. En este momento el goce ya no es ni ima
ginario ni simblico sino que es real.

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Luego indica acerca del complejo de castracin que Es la mera indicacin de ese goce en su
infinitud la que implica la marca de su prohibicin, y, por constituir esa marca; implica un sa
crificio: el que cabe en un nico y mismo acto con la eleccin de su smbolo: el falo (p. 802).
El falo es un sacrificio de goce, introduce as su negativizacin. Esta eleccin es permitida
por el hecho de que el falo, o sea la imagen del pene, es negatividad en su lugar en la imagen
especular. Esto es lo que predestina al falo a dar cuerpo al goce, en la dialctica del deseo. La
imagen especular, en la medida en que el falo nombra al goce, aparece como un objeto que no
tiene imagen, aparece como -j.

En la medida en que se introduce ya no como objeto positivo sino en su negativizacin pue


de dar cuerpo a un smbolo, volverse el smbolo del goce, porque su inscripcin nombra una
ausencia. Hay que distinguir pues del principio del sacrificio, que es simblico, la funcin
imaginaria que se consagra a l, pero que lo vela al mismo tiempo que le da su instrumento.

Lacan toma el falo en tres vertientes. Primero, -j que es el falo imaginario, no como objeto en la
medida en que inscribe la castracin como lo que falta en la imagen. Luego, el F considerado
como el smbolo falo-castracin, inscripcin de la falta, significante del goce. En este grafo es
cribe goce-castracin, la castracin con el goce estn articulados, formulacin muy freudiana.
En ese sentido, nombra el goce y, al mismo tiempo, al nombrarlo como smbolo inscribe la
castracin. Dice: Es as como el rgano erctil viene a simbolizar el sitio del goce, no en cuanto
l mismo, ni siquiera en cuanto imagen, sino en cuanto parte faltante de la imagen deseada.
Y luego contina: El paso de j de la imagen flica de uno a otro lado de la ecuacin de lo
imaginario a lo simblico, lo hace positivo en todo caso, incluso si viene a colmar una falta... el
falo simblico imposible de hacer negativo, significante de goce (p. 803). El falo negativizado
es imaginario, la castracin se escribe como imaginaria, como lo que falta. Cuando pasa a lo
simblico queda positivizado.

Qu es lo que aade en Subversin del sujeto...? Dice: Se convierte ah en F (Fi mayscula),


el falo simblico imposible de hacer negativo (porque es un smbolo, no est en el registro del
imaginario) significante del goce. Tiene esa ambigedad, no es el goce, es el significante del
goce. Cuando decimos que hay una prevalencia de lo real, en ningn momento el falo puede
ser lo real porque es un significante del goce. Antes era el significante del deseo, lo que vara
no es ya el significante que nombra el deseo sino que nombra el goce. A qu se debe este des
lizamiento? Durante el Seminario 5 prevaleca la dialctica del deseo y el deseo siempre es sim
blico. Cuando pasamos a la vertiente de lo real se pone en juego no ya el deseo sino el goce.

Hasta ahora el falo como significante era el ordenador central, pero ac empieza a tomar la
delantera la conceptualizacin del objeto a como real. Lacan lo teoriza en los Seminarios 10 y 11.
En el paradigma 3 el problema era que la Cosa era un goce masivo, fuera de lo simblico y esto
traa el problema de cmo enlazarlo a lo simblico. Miller seala que la salida de este impasse
es la construccin de estos objetos a que le permite hablar del goce en trminos simblicos. Los
objetos a tienen la misma estructura del significante: al igual que los significantes son elemen
tales, pueden aislarse y no son masivos.

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2. DEL QUERER DECIR AL QUERER GOZAR


Retomemos algunos comentarios de Miller con relacin al grafo en el texto El monlogo de la
apalabra (publicado en El lenguaje, aparato del goce). La clase comienza con una oposicin entre
la palabra y la apalabra, el lenguaje en oposicin a lalengua, la letra y Lituraterre. Esta clase nos
permite retomar lo que haba quedado pendiente acerca de la ltima teorizacin de Lacan en
torno a lo simblico, cmo vara en la medida en que queda enlazado al goce.

Dice: Este grafo an est establecido en un esquema de comunicacin... una variacin acer
ca de la estructura del dilogo. Esta estructura queda animada en su punto de partida por lo
que Lacan mismo llam la intencin de significacin... la energa del comienzo, necesaria al
funcionamiento, a la animacin de este grafo est suministrada por un querer decir (p. 103).
Se trata de un esquema de comunicacin intersubjetiva. Estas consideraciones se desprenden
de Funcin y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanlisis. La funcin y el campo de
la palabra y del lenguaje corresponden a la estructura de la comunicacin, por eso dice que el
corazn de estos trminos en este grafo es un querer decir, donde hay una interlocucin. La
lnea de las preguntas y de las respuestas puede suponer un dilogo, una direccin, una inten
cionalidad de significacin y de direccin al Otro.

Y luego contina: Digmoslo de otra manera, el principio del segundo ternario no es el querer
decir, es el querer gozar (p. 108). Si la primera parte de la enseanza de Lacan de lo simblico
se apoya en un querer decir, que establece una comunicacin con el Otro, la ltima parte su
enseanza, en la medida en que va a haber una interconexin entre lo simblico y el goce, fun
ciona un querer gozar. La ltima parte de la enseanza de Lacan en relacin con lo simblico
incluye el goce en lo simblico. La cadena significante no es solamente una cadena simblica,
significante, sino que supone una metonimia de goce en la cadena significante. Eso significa
que el sujeto cuando habla, goza.

Y dice: A partir de ah uno se da cuenta mejor de qu se trataba en esta mquina del grafo del
deseo. Era una tentativa de Lacan de estructurar la pulsin de acuerdo al modelo de comunica
cin intersubjetiva. Era una tentativa prodigiosa que consista en hacer de la pulsin un modo
de mensaje, una demanda sin sujeto. Es un mensaje paradjico, pero que hace, sin embargo,
de la pulsin un modo de mensaje. (...) Hacer eso era, sin duda, dar su lugar a la pulsin como
querer gozar, pero siempre bajo el dominio del querer decir.

Miller indica as que esta articulacin entre la palabra y la pulsin es una manera de introducir
el tema del goce en la palabra. Esto se visualiza cuando Lacan escribe el artculo y la palabra
juntos: la apalabra, lapparole en francs. Lacan utiliza la palabra la apalabra, una sola vez, en
la pgina 53 de El reverso del psicoanlisis y a partir de esta nica aparicin de la palabra
apalabra Miller hace una construccin de gran utilidad en su curso. Otra referencia est en la
pgina 69 del Seminario 20, que es el uso de la palabra appareil, que significa aparato y que tiene,
justamente, esta duplicacin de la p que se encuentra en el trmino francs lapparole. Cito
a Lacan: Eso tiene poco que ver con la palabra, tiene que ver con la estructura que se apareja
(aparece la idea del aparato), el ser humano no tiene ms que apalabrarse. Y sigue: No tiene
ms que apalabrarse con ese aparato. Nos propone as un mixto entre palabra y aparato.

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En un artculo de Miller llamado El escrito en la palabra (El lenguaje aparato del goce) comen
ta esta cuestin. En el Seminario 17 Lacan dice que la palabra forma parte de un aparato, que
este aparato es el de la estructura. Pero en el Seminario 20 Lacan aade que el aparato es el del
goce. Entonces, con este sutil deslizamiento, Miller demuestra cmo la apalabra da cuenta de
la accin del goce en la palabra: Y bien, propongo que la palabra es parte de este aparato de
estructura. Algunos aos ms tarde encontraremos esta precisin con la misma palabra de apa
rato (p. 98). En el Seminario 20 Lacan dice: La realidad se aborda con los aparatos del goce,
de aparato no hay otro que del lenguaje (p. 69). As, el lenguaje mismo tiene que ver con el
aparato del goce.

La definicin del lenguaje como estructura no se modifica, sino que esta estructura incluye al
goce. Todos estos conceptos que aparecan en la primera parte de la enseanza de Lacan como
simblicos reciben ahora una inyeccin de goce. Por eso la apalabra es una manera de incluir en
la palabra el goce en la medida en que interviene el aparato de goce.

Despus se ocupa del lenguaje y de lalengua. En un primer tiempo Lacan plantea que la lengua
constituye la base del lenguaje. Al decirlo todo junto quiere acentuar adems el goce incluido
en la lengua. Esto se ve bien en el laleo de los chicos antes que empiecen a hablar: mamama ta
tata. Al dirigirse al Otro marcan una intersubjetividad y, al mismo tiempo que se dirige al Otro,
el sujeto goza. Es la base sobre la que se construye el lenguaje.

En Radiofona y televisin Lacan afirma que la cadena significante es una cadena de goce, el
goce se desplaza en la metonimia significante. La estructura base de lo simblico se mantiene,
pero a eso se aade el tema de que hay un goce de por medio. Y esto cambia absolutamente
la direccin de la cura. Porque no es lo mismo afirmar que el analizante al hablar quiere decir
algo, que sostener que el sujeto al hablar goza ms all de su intencin de significacin, con
cepcin que repercute en el final del anlisis: cmo hacer que el sujeto pueda hacer un corte con
ese goce. Pero, a la vez, da la idea que ya no es un aparato intersubjetivo -por ms que Lacan
abandon la idea de la intersubjetividad casi al comienzo de su enseanza-, no se trata ya sim
plemente de un querer decir sino que hay un goce en juego en el dispositivo analtico.

Pregunta: Al agregar la cuestin de la metonimia del goce, cmo se la puede diferenciar de la


dimensin del deseo como metonimia en la cadena significante?

Silvia Tendlarz: Lacan indica primero que entre el S1 y el S2 tenemos el sujeto barrado -un signi
ficante representa al sujeto frente a otro significante- y al deseo porque el deseo es metonmico.
En el Seminario 11 incluye en la hiancia entre el S1 y el S2 como corte real al objeto a; se escribe
as al fantasma. Hay una comunidad topolgica entre el deseo, el sujeto barrado y el objeto a.
Hasta ac el deseo se deslizaba en la cadena significante y ahora vemos que se incluye el goce
en el mismo lugar en comunidad topolgica. Decir, como lo hace en los aos 70, que el goce
circula entre los significantes no desdice que el deseo tambin lo haga.

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3. LAS OPERACIONES DE ALIENACIN Y SEPARACIN


Cul es la relacin entre el grito y la llamada? Hay dos versiones en la teora de Lacan segui
mos aqu las indicaciones de Miller en los captulos que les indiqu al comienzo de la clase-.

La primera versin se encuentra en Observacin sobre el informe de Daniel Lagache: El


grito del sujeto suscita la respuesta del Otro (p. 658-59). La respuesta del Otro hace del grito
llamada. As, la llamada es la transformacin del grito por accin de la respuesta del Otro. Y
contina: Pero ese lugar original del sujeto, cmo lo recobrara en esa elisin que lo consti
tuye como ausencia? Cmo reconocera ese vaco como la Cosa ms prxima, aun cuando lo
excavara de nuevo en el seno del Otro, por hacer resonar en l su grito?. Primer tiempo, hay
un sujeto como conjunto vaco y otro como el conjunto de los significantes, S1-S2. Sigue Lacan:
Ms bien se complacer en encontrar en l las marcas de respuesta que fueron poderosas a
hacer de su grito llamada. -las respuestas son las que transforman el grito en llamada-. As
quedan circunscritas en la realidad, con el trazo del significante, esas marcas donde se inscribe
la omnipotencia de la respuesta. No es en vano si se la llama insignias a esas realidades. Este
trmino es aqu nominativo. Es la constelacin de esas insignias la que constituye para el sujeto
el Ideal del yo. Primero est el sujeto como un conjunto vaco y al encontrar la insignia, el S1,
que viene del Ideal, el sujeto se identifica con el S1 y surge como sujeto.

El lugar original del sujeto como vaco est recortado por los significantes que preceden su na
cimiento, hay un simblico que preexiste. El pasaje del grito a la llamada implica la entrada del
sujeto a la dialctica significante. Cuando el grito se convierte en llamada es porque ya hubo
una identificacin con el S1. En esa inclusin en lo simblico se constituye el sujeto. El sujeto
se caracteriza por su posicin de hiancia, de corte, entre los significantes. Esta hiancia implica
el doble estatuto del sujeto: puro vaco del que emerge (en su momento Lacan lo llama sujeto
real), significante con se representa frente a otro significante.

Este es el esquema bsico de la alienacin.

sujeto Otro

$ S1 S2

Hay un vaco, es un sujeto real y en la medida en que se confronta con la batera significante
y se identifica a la insignia del Otro aparece como sujeto. El sujeto real se vuelve significante
con su pulsacin y divisin porque un significante lo representar frente a otro significante. La
alienacin se caracteriza por el hecho de que al identificarse con el significante se produce un
llamado al resto de la cadena significante para que aparezcan los efectos de sentido. All circula
el deseo y los efectos subjetivos entre los significantes.

Miller indica en su comentario que el autista elige el vaco. La psicosis implica un consentimien
to por parte del sujeto a la forclusin que recae sobre el significante del Nombre-del-Padre. A
elegir el vaco, no entra en la cadena significante. De esta manera, hay alineacin en la psicosis,

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pero no acta la operacin lgica de separacin. La estructura del lenguaje que prevalece en
la psicosis es la holofrase, el funcionamiento del S1 solo: no se producen efectos de retroaccin
significante con sus efectos de sentido. De esta manera, en la psicosis funciona la metonimia
pero no la metfora. Es ms, un psictico puede utilizar una metfora aunque no acte para el
sujeto como tal ya que entra metonmicamente en la estructura del lenguaje.

La segunda versin de la relacin entre el grito y la llamada est incluida en Posicin del
inconsciente... (1964), cuatro aos despus del anterior, contemporneo al Seminario 11. Se
produce una inversin del esquema: primero est la respuesta, luego el grito y este grito se
transforma en llamada. Lacan dice: Al sujeto no se le habla. Ello habla de l, y ah es donde
se aprehende, y esto tanto ms forzosamente cuanto que, antes de que por el puro hecho de que
ello se dirige a l desaparezca como sujeto bajo el significante en el que se convierte, no era
absolutamente nada (p. 814). El sujeto est en el mundo antes que nada, pero el Otro precede
su existencia, por eso la respuesta es anterior al grito. La llamada emerge cuando ese Otro em
pieza a funcionar para el sujeto. El Otro habla de l y esta anterioridad hace que el grito mtico
se transforme en llamada. En la relacin con la madre o con el Otro primordial se produce as
el efecto de sentido.

Este sujeto como conjunto vaco es un lugar original pero no primario ya que lo primario es el
Otro. Pero, El conjunto vaco existe en tanto un significante lo designa como tal, esto indica la
preexistencia del Otro. El sujeto es un conjunto vaco, puro real, porque hay Otro que permite
nombrarlo como tal, de lo contrario la nada no existira. El sujeto surge como efecto del signifi
cante: el conjunto de sujeto incluye esta nada que preceda ms la relacin con un significante.
Del lado del Otro permanece en la alienacin el S1-S2 del primer esquema.

El sujeto se identifica primordialmente con el S1, la insignia, y esta es la identificacin primaria


que constituye la metfora original del sujeto y sostiene la metonimia de la cadena significante.

La otra referencia de la alienacin se encuentra en Subversin del sujeto...: Lo dicho pri


mero decreta, legisla, aforiza, es orculo, confiere al otro real su oscura autoridad (ese dicho
primero, el S1 es extrado del Otro real). Tomemos solamente un significante como insignia de
esa omnipotencia, lo cual quiere decir de ese poder todo en potencia, de ese nacimiento de la
posibilidad, y tendremos el trazo unario que, por colmar la marca invisible que el sujeto recibe
del significante, enajena (hay que traducirlo como aliena) a ese sujeto en la identificacin
primera que forma el Ideal del yo (p. 787). As, la alienacin corresponde a una identificacin
primaria con el S1 que viene del Ideal del yo. Por eso Lacan al escribir su grafo pone al sujeto
barrado como punto de partida y al Ideal como lugar de llegada.

Lacan explica qu es la separacin en dos lugares: en Posicin del inconsciente (p. 821-822) y
en el Seminario 11 (p. 222). Las dos referencias son de 1964. Hasta 1964 tematiza la alienacin y
luego introduce la separacin. As, en el Seminario 11 establece la oposicin entre las dos opera
ciones lgicas de alienacin y separacin.

En la alienacin se pone el nfasis en la identificacin significante; en cambio, en la separacin,


se pone en juego cmo el sujeto maniobra con su vaco.

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Este es el esquema de la separacin.

Sujeto Otro

a S1-S2

Lacan dice: El sujeto viene a encontrar en el deseo del Otro su equivalencia a lo que l es como
sujeto del inconsciente. Por esta va el sujeto se realiza en la prdida en la que ha surgido como
inconsciente, por la carencia que produce en el Otro (carencia que podra ser ledo tambin
como falta) (p. 821-822).

El sujeto ya no se hace significante sino objeto que se confronta al deseo del Otro. No acta ya
su identificacin con el S1 sino que maniobra desde el vaco. En la interseccin entre el sujeto
y el Otro opera la relacin con el vaco dado que el sujeto se encuentra con el deseo del Otro y
este deseo no tiene significante.

El esquema de la separacin, dice Miller, es la interseccin entre la parte vaca del sujeto barra
do y la falta en el Otro. Es el entrecruzamiento de dos faltas, una falta cubre a la otra, dice
Lacan en el Seminario 11. El S1 no est ya en la interseccin sino que queda del otro lado. En la
interseccin entre dos vacos Lacan sita el objeto a: no es un significante, es una falta, es un
vaco que se extrae, se separa del Otro.

En el Seminario 11 Lacan explica cmo el sujeto hace de su desaparicin el objeto del Otro. El
primer objeto que propone a ese objeto parental cuyo objeto no conoce, es su propia prdida
- Puede perderme? El fantasma de su muerte de su desaparicin, es el primer objeto que el
sujeto tiene para poner en juego en esta dialctica, y en efecto lo hace - como lo sabemos por
muchsimos hechos, la anorexia mental, por ejemplo. Sabemos tambin que el nio evoca co
mnmente el fantasma de su propia muerte en sus relaciones de amor con sus padres (p. 222).

Hay alienacin en neurosis y en psicosis porque lo que prevalece es la inscripcin en la cadena


significante. En cambio, en la separacin opera la extraccin del objeto que no acta en la psi
cosis.

En Mostracin en Premontr (Matemas 1, Manantial, Buenos Aires) J.-A. Miller dice: El cam
po de la realidad se sostiene nicamente por la extraccin del objeto ala extraccin del objeto
a, no obstante, le da su marco. La extraccin de este objeto por la accin de la separacin da el
marco al fantasma e introduce al sujeto en la neurosis. Cuando no se produce esta extraccin
del objeto tenemos un objeto positivizado que aparece en la psicosis. Por eso la voz se vuelve
audible en lugar de ser fona y la mirada empieza a ser positivizada tal como se manifiesta en
el delirio de observacin. La falta de extraccin del objeto a introduce al sujeto en la psicosis.
De esta manera, en la psicosis hay alienacin que funciona con la modalidad de la holofrase
pero no hay separacin.

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Proseguiremos la prxima clase con la serie de objetos a presentada por Lacan en los Seminarios
10 y 11.

9 de agosto de 2000

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9. EL OBJETO A

SILVIA ELENA TENDLARZ:

El desarrollo de Lacan sobre el objeto a se incluye en el cuarto paradigma titulado el goce


normal. Retomaremos sus particularidades antes de presentar la serie de objetos a planteada
por Lacan.

Al final del tercer paradigma Jacques-Alain Miller dice: En un sentido resulta un impasse ais
lar la Cosa como por fuera de lo simbolizado (p. 154). A travs de la introduccin del objeto a
encuentra una salida a ese impasse de un real fuera de lo simblico. Cabe sealar la oposicin
entre la masividad del das Ding y la fragmentacin del objeto a. Y prosigue: El objeto a es sim
plemente la presencia de un hueco, de un vaco (p. 154). Ese objeto nombra la falta de objeto,
y al hacerlo, produce una articulacin entre significante y goce.

El objeto a es una forma de transformar el goce masivo en pequeos elementos a, de fragmen


tarlo. Esta elementizacin de la Cosa trae aparejada la significantizacin del goce, que articula
el significante con el goce. En la pgina 159 dice: Lacan abandona la nocin de significante del
goce. La naturaleza misma del goce le parece reacia a ir prendida del trmino significante. En
lugar del significante del goce, que califica el smbolo F, nos introduce al objeto a. Se produce
as un pasaje de F al objeto a. Miller establece entonces una equivalencia entre lo elemental del
significante y lo elemental del objeto a, sin recubrirse puesto que no se trata de lo mismo: uno
tiene el carcter fragmentado y elemental del significante pero sigue siendo goce, en cambio el
otro es puramente significante. Luego contina: En el Seminario 11 el goce parece responder a
la alienacin significante del sujeto con la forma del objeto y es lo que Lacan llama separacin.
Parte de la alienacin pero el objeto a se constituye en la operacin de separacin. La alienacin
es la parte significante, simblica, y la extraccin del objeto a travs de la operacin de separa
cin es lo que produce la constitucin del objeto a como un vaco.

1. EL OBJETO A

CARLOS GUSTAVO MOTTA:

Me voy a circunscribir a dos cuestiones que son: el objeto a, su estatuto y aspectos y el objeto a
como objeto de la pulsin.

Al retomar la problemtica del objeto en psicoanlisis a partir del objeto a surge la pregunta
acerca de en qu sentido se habla de objeto. Lacan afirma que el objeto a no es ms que una letra
pero al mismo tiempo aade que parece ser algo. Existe una ausencia de trabajos tericos en
relacin con la diversidad de perspectivas que se despliegan en torno al objeto.

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Desde Freud el primer objeto teorizado fue el objeto de deseo, objeto perdido de la experiencia
de satisfaccin alucinatoria. As nos encontramos con el objeto perdido en el Proyecto y en
el captulo VII de La interpretacin de los sueos. En 1905, en Tres ensayos..., se suma a
esta serie un nuevo objeto, cercano al objeto de deseo pero no idntico, el objeto de la pulsin
parcial. Esta introduccin separa paulatinamente dos postulaciones freudianas que configuran
una nueva serie de los estadios libidinales especficos de la pulsin parcial. En 1911, con el caso
Schreber, denomina a esta serie eleccin de objeto. El concepto de narcisismo le sirve a Freud
para hablar del objeto de amor. Todas estas conceptualizaciones del objeto determinan el punto
de partida de dos series especficas: la pulsional con sus estadios y la de la eleccin de objeto.

En sntesis, en Freud encontramos un examen de la problemtica de la relacin de objeto, lo


cual significa la que no acepta y critica las teoras que propugnaban la adecuacin por la va
biolgica entre sujeto y objeto, en funcin de la pulsin sexual, supuestamente anloga a la
pulsin de nutricin, como as tambin a las teoras de autonoma del yo, capaz de desear un
objeto adecuado para satisfacer la necesidad.

En Tres ensayos para una teora sexual Freud introduce la cuestin tal como se presenta
desde la biologa y como lo plantea la concepcin popular. Tanto para una como para la otra,
la pulsin aparece en la pubertad y evoluciona hacia la atraccin del sexo opuesto y su meta
natural, la unin sexual. Freud se opone a la supuesta linealidad y adecuacin biolgica entre
el sujeto y el objeto sexual, apoyndose para ello en la observacin clnica de todo tipo de des
viaciones con relacin a lo que llama objeto sexual, la persona de la que parte la atraccin y la
meta sexual, o la accin hacia la cual fuerza la pulsin. De all surge la necesidad de indagar
cmo se constituye la relacin con el objeto que se plantea como un reencuentro dado que el
objeto est de entrada perdido.

SILVIA ELENA TENDLARZ:

Freud habla en sus textos de las pulsiones y del amor indistintamente. La sexualidad y el amor
quedan diferenciados en Lacan a partir del Seminario 11: la pulsin tiene que ver con el goce y
el amor con el narcisismo.

2. LA PULSIN

CARLOS GUSTAVO MOTTA:

En el Seminario 11 Lacan indica, al igual que Freud, que la pulsin es un concepto fundamental
que est destinado a dar cuenta de la hiptesis de un montaje especfico de las formas de rela
cin con el objeto y de la bsqueda de satisfaccin. En Pulsiones y destinos de pulsin Freud
define a la pulsin de la siguiente manera (Obras completas, tomo XIV, p. 127): La pulsin nos
parece como un representante psquico de los estmulos que provienen del interior del cuerpo

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y alcanzan el alma, como una medida de la exigencia del trabajo que es impuesta al lo anmico
a consecuencia de su trabazn con lo corporal. Es un concepto lmite entre lo psquico y lo
somtico. Lo de lmite implica que el concepto debe ser trabajado a modo de un nudo en el cual
participan lo psquico y lo somtico. Por otra parte, el texto no tiene en cuenta la pulsin como
un referente emprico, en todo caso, seala Lacan, podramos otorgarle estatuto de ficcin en el
sentido propuesto por Jeremy Bentham: la ficcin no es lo opuesto a la verdad sino que permite
definir a la verdad misma. La bsqueda de la satisfaccin tiene diferentes modalidades, por eso
es ms indicado hablar de pulsiones. Lacan propone realizar un desmontaje de la pulsin, e
indica cuatro caractersticas: fuente, empuje, objeto y fin.

En el Seminario 11 dice: Lo primero que establece Freud de la pulsin, valga la expresin, es


que no tiene ni da ni noche, ni primavera ni otoo, ni alza ni baja, es una fuerza constante...
(p. 172). Lacan presenta a la pulsin como un montaje que no tiene una perspectiva finalista,
como algo sin ton ni son. Tiene el sentido que adquiere, cuando se habla de montaje, en un
colage surrealista (p. 176). Cada una de estas pulsiones reconoce un objeto especfico. Freud
trabaj la pulsin oral y anal, y Lacan tom otras dos, escpica e invocante.

Miller afirma en Jacques Lacan y la voz (La voz, EOL, Buenos Aires), que los objetos en tanto
son oral y anal, escpico e invocante, rodean un vaco que es encarnado de diferentes formas.
El objeto a es para Lacan una funcin lgica, una consistencia del cuerpo bajo la forma de
diversos deshechos especificada por las zonas corporales, que desemboca en los objetos de la
succin, la excrecin, la mirada y la voz. Esta mencin es ms exactamente la de las especies
del objeto a, este concepto es de suma importancia, el problema reside en que no hay idea del
objeto a, salvo en sus especies a las cuales el objeto a no se reduce. Para no plantearlo como un
objeto ms, puesto que caeramos en el peligro de establecer una pulsin genital que no existe,
se describe esta complejidad de lo que se trata como la de los aspectos del objeto a. Hay tres
cuestiones principales que se ubican en torno a l, como el objeto fragmentado, el objeto como
vaco y el objeto como resto.

Freud ubica al objeto oral en un primer nivel de estadio de la evolucin libidinal, caracteriza
do por el hecho que el lactante encuentra su placer en la alimentacin, actividad de la boca y
de los labios. El placer de succionar, ligado primero a una necesidad fisiolgica, se convierte
en el lugar de una actividad autoertica especfica que constituye el primer modelo de toda
satisfaccin sexual. El 1915 Freud insiste en la relacin que se instaura con el objeto de deseo,
que es la de comer-ser comido, relacin llamada de incorporacin con respecto al objeto pecho.
Sabemos que Abraham distingue dos fases ms en este estadio y Melanie Klein ubica el estadio
oral ligado a la relacin entre el nio y el seno materno, satisfaccin y frustracin constituyen
la relacin del nio con el seno, a la vez bueno y malo.

En el objeto anal, el objeto a se presenta como las heces, es decir, algo del cuerpo de lo que el
sujeto se separa al constituirse.

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SILVIA ELENA TENDLARZ:

Para estudiar el tema de la pulsin hay que tomar en el Seminario 11, el captulo 13 que se llama
Desmontaje de la pulsin, y el captulo 14, La pulsin parcial y su circuito.

En alemn estos trminos son: Drang, el empuje; Ziele, la meta; Object, el objeto y Quelle, la fuen
te. El Trieb, la pulsin, no es un instinto. Freud distingue cuatro trminos que caracterizan a la
pulsin: Primero el Drang, que dijimos que es el empuje, es la tendencia a la descarga producto
de un estmulo interno, no externo y que acta como una fuerza constante: no hay una accin
especfica que pueda detenerlo porque es una fuerza constante e interior.

La meta es la satisfaccin. Pero qu pasa con la sublimacin? La sublimacin es la satisfaccin


de la pulsin como inhibicin de la meta sexual, sin represin. No obstante, es satisfaccin y
la satisfaccin siempre es sexual, pero la sublimacin no lo es. Esto habla de un ms all de la
satisfaccin sexual supuesta, un ms all del principio del placer que tiene que ver con el goce.
Para caracterizarlo un poco ms agrega: En otros trminos, en este momento no estoy copu
lando, les estoy hablando y sin embargo puedo ejercer la misma satisfaccin que copulando
(p. 173). Este es el problema de la sublimacin.

A continuacin indica que en realidad esta satisfaccin es paradjica: Cuando se le presta


atencin, dice, uno repara en que all entra en juego algo nuevo -la categora de lo imposible
(p. 174). Habla de una satisfaccin imposible, como categora lgica, que tiene que ver con lo
real puesto que en esta poca define lo real como lo imposible. Esta satisfaccin no se limita al
principio del placer, va ms all, es real y el real en cuestin tiene que ver con el goce.

La particularidad de esta satisfaccin paradjica es que no hay un objeto que satisfaga a la pul
sin. Es ms, Freud subraya que el objeto es indiferente. La satisfaccin se obtiene a partir de la
produccin de un circuito. La pulsin se caracteriza por hacer un rodeo, por contornear ese ob
jeto faltante y as encuentra su satisfaccin. De all que Lacan habla del montaje de la pulsin:
Para poder decir que en la pulsin, sea cual fuere, el objeto es indiferente dice Lacan-, cmo
hay que concebir este objeto? Para la pulsin oral, por ejemplo, es evidente que no se trata de
alimento... ni de cuidados de la madre, sino de algo que se llama el pecho y que parece de lo
ms natural porque pertenece a la misma serie. Si Freud seala que el objeto no tiene ninguna
importancia en la pulsin, esto significa probablemente que es necesario revisar por comple
to la funcin del pecho como objeto (p. 175). Esta afirmacin es sorprendente dado que con
las series libidinales, sistematizadas por Abraham, estudiamos que para cada pulsin hay un
objeto, pero si el objeto es indiferente, si la pulsin contornea un vaco, por qu atribuirle un
objeto especfico? Por qu decir que el pecho es el objeto de la pulsin oral? A la funcin de
objeto del pecho afirma Lacan-, de objeto a causa del deseo, segn la versin que yo propongo,
tenemos que concebirla de modo que nos permita decir el lugar que ocupa en la satisfaccin de
la pulsin. La mejor frmula me parece la siguiente -la pulsin le da la vuelta, lo contornea (p.
175-176). La apoyatura del pecho permite contornear este objeto. El objeto pecho no satisface
de ninguna manera a la pulsin porque no hay un objeto que pueda satisfacerla: se trata de un
vaco. El objeto a no es el origen de la pulsin oral, no se presenta como el alimento primige

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nio, se presenta porque no hay alimento alguno que satisfaga nunca la pulsin oral, a no ser
contorneando el objeto en tanto que faltante.

La fuente tiene que ver con un corte, un borde, es lo que se llama las zonas ergenas. Las zo
nas ergenas son los cortes en el cuerpo donde se apoya la libido. Por qu las zonas llamadas
ergenas se reconocen solo en estos puntos que para nosotros se diferencian por su estructura
de borde? Por qu se habla de la boca y no del esfago o del estmago? Estos participan tam
bin de la pulsin oral. Pero en lo que respecta a lo ergeno hablamos de la boca, y no solo de
la boca sino tambin de los labios y los dientes... (p. 176). Y luego: La pulsin puede satisfa
cerse sin haber alcanzado aquello que, desde el punto de vista de una totalizacin biolgica de
la funcin (en este caso, la funcin de nutricin) satisface supuestamente su fin reproductivo,
precisamente porque es pulsin parcial y porque su meta no es otra que el regreso en forma de
circuito (p. 186).

La meta es dar esta vuelta, y esto se llama la satisfaccin de la pulsin. As, al hablar del objeto
oral (p. 187) afirma que se trata de la presencia de un hueco, de un vaco, el objeto a perdido. El
objeto a no es el origen es la pulsin oral porque la fuente son las zonas ergenas. No es lo mis
mo pulsin que objeto a, el objeto a es un objeto que se ofrece a la pulsin, aunque en definitiva
se ofrece un vaco: se parte de un borde para dar un circuito a un objeto que no est.

La sublimacin es la posibilidad (Seminario 7) de anteponer un objeto, die Sache, uno de los


objetos del mundo, en el lugar donde falta el objeto y elevarlos a la categora de das Ding, a la
categora del objeto perdido. Eso produce la creacin artstica y el objeto de la sublimacin, por
eso puede aadirse a esta lista los objetos sublimatorios. En el Seminario 11 examina cuatro ob
jetos: oral, anal, voz y mirada; tambin incluye la nada como objeto, propia de la anorexia. Ms
tarde, en el Seminario 17, cuando incluye los objetos sublimatorios, el objeto a es definido como
plus-de-goce. En el Seminario 11 el objeto a no es un objeto del deseo, es el objeto que causa el
deseo, es el objeto que falta y pone en movimiento al deseo. Es un objeto que se enlaza, por un
lado, con el goce va la pulsin- y, por otro lado, con el significante, en la medida en que tienen
la misma estructura fragmentada.

3. EL OBJETO ORAL Y ANAL


Lacan indica que no existe un proceso madurativo libidinal sino que lo que produce un salto
de la pregnancia de la pulsin oral a la anal es la demanda del Otro (p. 187-88). Eric Laurent,
en Hay un final de anlisis para los nios (Hay un final de anlisis para los nios, Coleccin
Diva, 1999), afirma que se trata de un desarrollo en la estructura no de un desarrollo evolutivo.
Lacan dice: El paso de la pulsin oral a la pulsin anal no es el producto de un proceso de
maduracin, es el producto de la intervencin de algo que no pertenece al campo de la pulsin,
la intervencin, la inversin de la demanda del Otro. No hay ninguna metamorfosis natural de
la pulsin oral en pulsin anal (p. 187).

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Por otra parte, en cuanto al objeto a, dice: El objeto a es algo de lo cual el sujeto para consti
tuirse, se separ como rgano, vale como smbolo de la falta, es decir del falo, no en tanto tal
sino en tanto que hace falta (p. 110). El objeto a se constituye a partir de la operacin lgica de
separacin. Primero afirma que se separa del cuerpo y al final del Seminario lo incluye en de
la operacin de separacin. Luego dice: A nivel oral -el objeto- es la nada, por cuanto el sujeto
se destet de algo que ya no es nada para l. En la anorexia mental el nio come esa nada. Por
ese lado perciban cmo el objeto del destete puede venir a funcionar, a nivel de la castracin,
como privacin. El nivel anal es el lugar de la metfora -un objeto por otro, dar las heces en
lugar del falo. Perciben as por qu la pulsin anal es el dominio de la oblatividad, del don y del
regalo. (...) A nivel escpico, ya no estamos a nivel de la demanda, sino del deseo, del deseo del
Otro. Lo mismo sucede a nivel de la pulsin invocante, que es la ms cercana a la experiencia
del inconsciente (p. 110-111).

Lacan estudia los objeto oral y anal en los Seminarios 10 y 11. En El Seminario 11, como lo aca
bamos de exponer, indica que no se trata de un objeto sino que se pone en juego la nada. En El
Seminario 10 examina el objeto oral en dos oportunidades: la clase del 6 de marzo de 1963 y la
del 15 de mayo de 1963. En la clase del 6 de marzo se pregunta de quin es el seno, del nio o
de la madre, y de qu lado queda, del que chupa o del que es chupado. Por eso no se trata de un
objeto. Cmo establecer esa distincin? En la clase del 15 de mayo afirma que el corte se pro
duce entre el beb y el seno y no entre la madre y el beb. En la succin intervienen los labios,
los dientes. Lo importante es que hay una funcin de borde y de corte para que se constituyan
las zonas ergenas. Por otro lado, al aparecer la idea del fantasma del seno como cortado, no
como un objeto total sino seccionado, interviene una funcin primaria de desmembramiento
propia de la prematuracin, que antecede a la constitucin del narcisismo.

A nivel del objeto oral funciona la angustia del Otro, que es la angustia de la madre, porque el
llamado fantasma de vampirismo, de que el beb funcionara como un pseudpodo que chu
pa, que vampiriza a la madre, es el contrapunto a la angustia de la madre. A este nivel, para la
madre sera el fantasma del agotamiento, de la desecacin del seno. La angustia del Otro, de no
poder alimentarlo aparece junto con la fantasa del vampirismo.

En el Seminario 10, clase del 19 de junio de 1963, Lacan se pregunta por qu el objeto anal se
constituye a travs de la demanda del Otro. El excremento se subjetiviza a travs de esta de
manda que lo enlaza al reconocimiento del Otro. De esta manera, el reconocimiento del Otro
tiene un matiz de erotismo anal. Al igual que para el objeto oral no se trata del seno sino de la
nada, en el nivel anal la desaparicin de los excrementos le permite simbolizar al falo. En el
pasaje de F al objeto a, ste ltimo se sita sobre el -j, en una falta, por eso puede entrar dentro
de ecuaciones simblicas y cobrar un matiz flico.

Lacan dice que las heces son el regalo por excelencia -formulacin desarrollada por Freud en
Sobre las transmutaciones de las pulsiones en particular del erotismo anal (1917)-, por lo que
es un objeto cedible y permite el funcionamiento del fantasma de la oblatividad, del dar o no
dar. Lacan concluye, para nuestra sorpresa, que la metfora del amor se extrae de esta esfera

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anal: dar o no dar pertenece a todas las metforas subyacentes al erotismo anal y tambin al
amor con la forma del don de amor.

Lacan retoma en este Seminario un artculo de Jones denominado La concepcin de la virgen


por el odo (E. Jones, Ensayos de psicoanlisis aplicado, Ed. Tiempo nuevo, Venezuela, 1951). Lo
curioso de su argumentacin es el enlace de la concepcin de la virgen con el erotismo anal: el
soplo, el aliento de Espritu Santo produce la concepcin de la Madonna, y este soplo fecun
dante est enlazado con el viento anal. Lacan advierte que si bien la argumentacin es un poco
pobre, se trata de un artculo muy erudito y entretenido, con una extravagante conclusin.

El otro punto que Lacan comenta, de gran actualidad, es cmo las masas pueden ser reducidas
a la funcin de excremento. Cita entonces un libro de Aldous Huxley que se llama Adonis y el
alfabeto que presenta una sociedad en el sudoeste americano en la que se trata del reciclaje de
los excrementos para fines industriales. Pero cuando dice esto hace alusin a los hornos crema
torios de la segunda guerra mundial, donde se hizo uso de los cuerpos para la produccin de
jabn: masas humanas reducidas a excrementos. Resulta sorprendente cmo Lacan para hablar
del objeto anal puede hacer alusin al amor, a la oblatividad, al reconocimiento del Otro, a lo
sublime de las teoras de la concepcin de la virgen y terminar con los efectos de segregacin
con la produccin masiva de excrementos a travs de los hornos crematorios. En una sola clase
evoca todo esto y va de lo ms sublime a lo ms repulsivo para la humanidad.

4. LA MIRADA

CARLOS GUSTAVO MOTTA:

Examinaremos ahora la pulsin escpica. Partamos del concepto de esquizia, entendido como
divisin, corte del sujeto, divisin que se produce como consecuencia de la presencia de lo real
en el sujeto, acontecimiento imprevisto que deja al sujeto en un estado de anonadamiento, de
perplejidad. Esta esquizia queda escrita a partir del instante en que Lacan presenta el algorit
mo del sujeto barrado. En el Seminario 11, en el captulo La esquizia del ojo y de la mirada,
observamos cmo la accin de la tyche participa en el denominado campo escpico. Lacan dice
en el Seminario 11: El ojo y la mirada, esa es para nosotros la esquizia en la cual se manifiesta la
pulsin a nivel del campo escpico (p. 81). La mirada posee esta condicin: algo que se separa
del cuerpo y queda perdido, desprendido, con la aclaracin que no es la mirada en el sentido
de ver con el ojo. La postulacin de Lacan es inslita: la mirada como objeto a est afuera, no es
la funcin del ojo puesto que est en el mundo, el cual Lacan denomina omnivoyeur, miro desde
un punto pero desde todos lados me estn mirando.

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SILVIA ELENA TENDLARZ:

Lacan evoca en este punto al Ser y la nada de Sartre: un hombre que est escalando el Everest
puede sentir la presencia de la mirada y, sin embargo, no es visto; o tambin, un hombre que
escucha el crujir de una rama, puede sentir la presencia de la mirada. Hay que establecer una
distincin clara entre el ser visto y la mirada. No se trata de la visin ni de la percepcin sino de
la mirada, y sta, como todos los objetos, est afuera del cuerpo. La mirada es exterior. Cuando
se trata de que el sujeto vea tiene que ver con la percepcin, y en ese caso hay un punto desde
donde se mira. En la neurosis la mirada siempre est negativizada: es el objeto a sobre -. La
mirada como objeto se vuelve presente o la voz se vuelve audible en la psicosis: estos objetos se
positivizan y traducen as que no se produjo el efecto de la separacin del objeto.

CARLOS GUSTAVO MOTTA:

Miller, al comentar este punto en la conferencia Jacques Lacan y la voz dice que Lacan reser
v el objeto escpico a la mirada como objeto a y establece un extenso desarrollo en el Seminario
11 aprovechando la aparicin del libro de Merleau-Ponty, Lo visible y lo invisible. Tambin re
toma el libro La Fenomenologa de la percepcin del mismo autor. Acerca de ese texto Lacan dice:
El asunto est en deslindar por las vas que l nos indica, la preexistencia de una mirada solo
veo desde un punto pero en mi existencia soy mirado desde todas partes (p. 80). La mirada
preexiste a la insercin del sujeto en el mundo, antes de ver es mirado por otro, situacin que
es solidaria con otro axioma: slo veo desde un punto pero soy mirado desde todas partes.

Lacan tambin cita un libro de Diderot (p. 93 y 99) denominado Cartas sobre los ciegos para uso
de los que ven. Esta alusin a Diderot sirve para establecer que la sealizacin del espacio est
al alcance de los ciegos, es por ello que se pregunta si los ciegos pueden organizar un espacio
como lo hace un vidente. La vuelta al campo de lo ptico, as como hemos visto con los esque
mas pticos, marca el punto de inters en el estatuto subjetivo y sus condiciones. Lacan seala
la visin como aquello que hace posible al sujeto verse verse, que no est en relacin a un m
todo introspectivo, intuicionista, ni tampoco a una psicologa de la conciencia, sino en cuanto
a la visin determinante de que todo sujeto est condenado a la presuncin de la idealizacin.
Obviamente que mi visin no es la que genera la existencia de las cosas en el mundo, sin em
bargo, el sujeto se ve entrampado en sostener este dicho, la visin a la que un sujeto, vindose
verse, puede pensarse desde una certeza cartesiana: pienso luego existo.

El Seminario 11 acude a la experiencia de la anamorfosis para procurar socavar la ilusin de un


espacio homogneo (p. 86-97). Este concepto fue tomado como un recurso habitual entre los
siglos XVI y XVII.: La anamorfosis genera un espacio diferente, en ltima instancia es una in
versin de la perspectiva habitual que desconcierta cualquier forma de realismo ingenuo y da
una idea acabada sobre el sujeto muy diferente del sujeto de la representacin freudiana. A tra
vs del comentario de la pintura Los Embajadores de Holbein, Lacan pone en juego al sujeto
nadificado conforme a la castracin. Dice: Este cuadro es, sencillamente, lo que es todo cua
dro, una trampa de cazar miradas, en cualquier cuadro basta buscar la mirada en cualquiera de

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sus puntos para precisamente verla desparecer (p. 96). Y luego: La anamorfosis hace posible
que la castracin pueda ponerse en acto en el terreno de la visura (visura es el reconocimiento
rpido que se hace de una cosa a travs de la vista). Retoma entonces el libro de Diderot: po
demos suponer que el ciego, en el contexto de este Seminario, es una construccin metafrica,
puede ser cualquiera que se oriente en el espacio a travs de una reproduccin puntual, de un
punto a otro, en trminos de lo que se puede llamar, correspondencia biunvoca.

SILVIA ELENA TENDLARZ:

Las figuras que aparecen en el cuadro de Holbein son representativas de la poca, uno repre
senta a la aristocracia y el otro es un sacerdote. Los objetos son los de la ciencia, los de la msica,
todo lo que seran las vanidades del mundo. Depende en dnde se site el ojo del sujeto, puede
o no ver la anamorfosis. Primero se ven las vanidades del mundo, pero al salir de la habitacin
en donde est colgado el cuadro, y darse vuelta, como la mujer de Lot, bajo de las vanidades
del mundo se encuentra una calavera anamorfsica que representa la falta, la castracin.

En sntesis, Lacan intent marcar, por un lado, el sujeto que percibe, un punto desde donde se
ve el mundo y, por otro lado, la mirada, que no tiene nada que ver con la visin.

Podemos establecer distintos niveles de anlisis. En un primer nivel hay un punto desde donde
el sujeto capta el mundo, es un punto de visin. Segundo, la percepcin no significa que perci
bimos objetos, sino que preexiste lo simblico que recorta al mundo y nos brinda esos objetos.
El perceptum preexiste al percipiens. Lacan desarrolla esta cuestin en un artculo que se llama
Maurice Merleau-Ponty (Anlisis de las alucinaciones, Paids, Buenos Aires, 1995), en donde
explica que no es que haya un sujeto que perciba a un objeto, sino que la percepcin est de
terminada por lo simblico. El significante preexiste y determina la percepcin, por lo que el
mundo ya est ordenado, no se trata de percepciones ingenuas, hay un sujeto que mira al mun
do desde cierta perspectiva. La anamorfosis ilustra el hecho de que de acuerdo a la perspectiva
desde donde se mira se ven distintas cosas. En el anlisis, cuando se habla de la metamorfosis
subjetiva se trata del cambio del punto de perspectiva del sujeto. Habamos visto con los es
quemas de los espejos en Observacin sobre el informe de Daniel Lagache que el espejo que
estaba vertical se aplana al final del anlisis y se ve desde donde est armado el montaje. El
anlisis produce que cambie la captacin del mundo en el que se incluye el sujeto.

Los paradigmas del objeto a son el objeto mirada y el objeto voz por su evanescencia, no hay
manera de captarlos empricamente salvo cuando retornan en forma alucinatoria en la psicosis.

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5. LA VOZ

CARLOS GUSTAVO MOTTA:

En la pulsin invocante no es el hecho de hablar lo que la ubica como condicin de objeto a, la


voz consiste en un rasgo que seala la ausencia significante y en tal sentido tiene una referencia
privilegiada en el caso del grito. El grito puede testimoniar el objeto a. Lacan le ha dado a la
voz un lugar especfico en el psicoanlisis que resulta una innovacin. Orse a s mismo, como
el verse, est presente desde siempre, pero la voz, como objeto a, no pertenece de ningn modo
al registro sonoro, es considerada por Lacan como a-fona. La voz es todo lo que del significante
no participa del efecto de significacin, no es nada del hablar.

Miller, en Jacques Lacan y la voz, seala que la percepcin de la palabra de un sujeto causa
numerosas paradojas: el sujeto no puede hablar sin orse, su palabra propia incluye una reflexi
vidad espontnea que fascina siempre al analista de los fenmenos de conciencia. Pero este or
se es distinto al escucharse, en donde una atencin aplicada corrige y retoma esta reflexividad
espontnea. El sujeto no puede escucharse sin dividirse, numerosas experiencias muestran que
si remitimos al sujeto a su propia palabra con un breve tiempo de diferencia, si escucha lo que
dice, pierde el timn de su propia palabra. Otra cuestin que asla Miller es que la instancia de
la voz est siempre presente desde el momento en que la posicin subjetiva debe marcarse en
relacin con una cadena significante y que sta se mantiene siempre en relacin con el objeto
indecible, por eso la voz es exactamente lo que no puede decirse. En tanto el psictico es aquel
que est sujeto a su propio automatismo mental, Miller lo llama el hombre libre: es el hombre
libre del Otro, porque es la voz del Otro que ya est con l, y es el Otro como tal que le respon
de, en este caso es Otro que no puede mantenerse callado. En cambio, en la neurosis podramos
intentar un cllate.

Lacan examina en El Seminario 10 un artculo de Theodor Reik presentado en la Sociedad Psi


coanaltica de Viena el 5 de enero de 1919 titulado El shoffar, el cuerno del carnero. El artculo
se encuentra un libro que se llama Ritual. Estudio psicoanaltico de los ritos religiosos que incluye
fotos del instrumento llamado shoffar. En su comentario Lacan dice que Reik iba por buen ca
mino cuando estudi la atencin hacia el sonido doloroso e ininterrumpido del shoffar, cuerno
utilizado en el rito judo, por ejemplo, en Yom Kippur (Da del perdn) y que seala el fin de la
jornada de meditacin. La tradicin concibe su sonido como un eco del trueno que acompa
el momento en que Dios devolvi a Moiss las tablas de la ley con los diez mandamientos. En
la clase del 22 de mayo de 1963 Lacan indica: En la primera referencia del dilogo atronador
entre Moiss y el Seor, enigmticamente proseguido en una suerte de tumulto, verdadera tor
menta de ruidos, se menciona el sonido del shofar, un enigmtico trozo de este versculo indica
igualmente que est severamente prohibido, y no slo a todo hombre sino a todo ser vivo, acer
carse al crculo rodeado por rayos y relmpagos donde tiene lugar ese dilogo: El pueblo podr
subir cuando oiga la voz del shofar. El shofar es la metfora de la alianza entre el pueblo judo
y su Dios, es decir, del gesto fundante de la ley. Asimismo, Theodor Reik relacionaba el sonido
del shofar con lo planteado por Freud en Ttem y Tab en relacin con el asesinato del padre
por la horda primitiva. As, lo interpretaba como el ltimo vestigio de sustancia viva del padre

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primordial, siniestro murmullo inflado y pesado del shofar (que evoca una mezcla inquietante
de dolor y de goce): alarido prolongado del padre sufriente, moribundo, impotente, humillado.
Huella de la represin primaria, una suerte de monumento vocal.

Lacan se pregunta a quin se dirige ese sonido extrao e inquietante. La respuesta clsica ha
bra sido a los creyentes judos mismos. Sin embargo, Lacan plantea que en verdad el shofar
no se dirige a la comunidad de los creyentes sino a Dios. Cuando el shofar suena los creyentes
judos recuerdan que Dios est muerto. De esta manera, Dios-Padre no sabe que est muerto
y por consiguiente acta como si estuviese vivo bajo una forma superyoica de actuacin. La
funcin del shofar es pacificante: su sonido, por ms siniestro que pueda sonar al odo, est
destinado a pacificar y neutralizar la dimensin del supery. Su sonido sirve para recordarle a
Dios que debe cumplir con su alianza y dejar de hostigar con sus explosiones colricas de goce
sacrificial. Las dos caractersticas en el sonido del shofar (el mugido del padre primordial del
goce en la agona y la escena del establecimiento de los diez mandamientos) atrae la atencin
de Dios sobre el hecho de que no puede reinar legtimamente ms que como muerto.

23 de agosto de 2000

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10. ALGUNOS DESARROLLOS TOPOLGICOS

SILVIA ELENA TENDLARZ:

Dedicaremos esta clase a examinar algunas cuestiones topolgicas atinentes a lo desarrollado


hasta ahora con relacin al falo y al objeto a.

LA COMUNIDAD TOPOLGICA INCONSCIENTE-PULSIN

ESTEBAN STRINGLA:

La idea de lo que les quiero plantear es espacial, ms precisamente, es sobre las relaciones que
pueden establecerse entre bordes, superficies y agujeros. En realidad, se trata de servirnos de
las relaciones espaciales como apoyo de lo que estructura la relacin entre el inconsciente y
el goce situado en un hueco, relacin resaltada en el paradigma 4, El goce normal, por J.-A.
Miller. Especficamente, quiero referirme a un tipo de relacin, la comunidad topolgica, que
Lacan establece entre el inconsciente, como discontinuidad, y la pulsin, su satisfaccin, dis
puesta en un recorrido que delinea un borde topolgicamente equivalente al inconsciente. Tal
posibilidad renueva la relacin entre el significante y el goce ubicando al objeto a, presencia en
un hueco, forma positiva de indicar un vaco, en el funcionamiento simblico. Esta presencia
est en relacin con la idea que Miller destaca como la frase clave del Seminario Los cuatro
conceptos...: Algo en el aparejo del cuerpo est estructurado de la misma manera que el in
consciente.

Para empezar a ubicar los trminos hay que destacar que esa misma manera de estar es
tructurado hay que entenderla a partir de lo que es una relacin lgico-matemtica, pues, si
entre la estructura de algo y la del inconsciente hay algn tipo de equivalencia es necesario,
entonces, que haya una relacin que pueda escribirse, nica posibilidad para establecer una
comunidad estuctural, relacin que podemos esquematizar con dos conjuntos.

Inconsciente Aparejo del cuerpo Pulsin


R

En cuanto a la estructura, en este paradigma es la del Otro del significante, determinada por
lo que es su funcin, cada uno es lo que no son los otros, funcin que necesita de un signifi
cante que haga excepcin en dicho lugar haciendo al Otro incompleto. Este significante, que
no es deducible, funciona como capitn si lo adscribimos a la sucesin significante, establece
el intervalo entre significantes y localiza al sujeto. La estructura incluye, adems, algo que le

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es heterogneo al significante, el objeto a que, sin embargo, como elemento, est incluido por
la va de lo imposible para la lgica del significante. Tal inclusin de lo imposible ubica a lo
real determinando, como un axioma, el funcionamiento de la estructura. El goce, entonces,
fragmentado en objetos a y conexo al significante est en una relacin de exclusin interna
respecto de lo simblico. Esta localizacin paradjica para la geometra del sentido comn es
lo que Lacan ha llamado extimidad y es lo que la topologa estructura en superficies en donde
la exclusin interna es figurada por un agujero algo que no puede abolirse por acercamientos
progresivos y concntricos que determina las propiedades de una superficie, por ejemplo, la
del toro: en ella la zona exterior vuelve a encontrarse en el interior sosteniendo la relacin de
algo exterior y central. Lacan la utiliza para figurar el cuerpo simblico, en el que se inscribe el
sujeto, con su funcin estructurante, en este caso, el agujero que sostiene lo imposible para el
significante: el objeto a.

Las propiedades invariantes topolgicos de esta y cualquier otra superficie revelarn una
estructura no mensurable la topologa, en su razonamiento, deja de lado la referencia del n
mero y da cuenta del fracaso de suturar al sujeto delimitacin del campo que comparte con el
psicoanlisis. Con esta forma de definir el espacio slo a partir de la relacin entre lugares, sin
que cuenten ni las distancias ni la forma de las figuras, la topologa matemtica estructura, con
todo rigor, superficies con alguna disposicin espacial que incluye puntos que sera imposible
representar en la geometra de tres dimensiones, no estaran unvocamente determinados. Ese
es el caso de las superficies que muestran la estructura de las relaciones entre el objeto a, el su
jeto y el Otro, superficies utilizadas por Lacan para plantear la comunidad de estructura entre
el inconsciente simblico y el funcionamiento de la pulsin, entre un borde que se abre y cierra
y la zona ergena autnoma.

Borde significante Zona ergena

Sucesin discontinua Borde de un agujero


(cadena) (entre-cadenas)
(apertura/cierre) (ida/vuelta)

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RELACIONES LGICO-MATEMTICAS Y FUNCIN


DEL SIGNIFICANTE
Si para establecer una comunidad, vale decir, algo estructural en comn entre dos conjun
tos, es necesario que pueda escribirse una relacin lgica entre ambos, las relaciones, tambin,
pueden ser entendidas como conjuntos con una estructura especial. En un sentido intuitivo,
si se establece una relacin entre ciertos pares de objetos, esta relacin puede ser representada
como el conjunto de todos los pares ordenados que puedan ser escritos a partir de lo que los
relaciona. La nocin de par ordenado de la teora de conjuntos indica que consideramos dos
dimensiones como las requeridas para la representacin grfica en coordenadas cartesianas o
las necesarias para generar las superficies en topologa.

Entonces, si x e y son dos elementos y R es una relacin cualquiera entre ellos, se escribe x R y
o (x,y)R y decimos que x est Relacionado con y si, y slo si, x R y puede ser escrita. Generali
zando los esquemas anteriores.
A B
x R y

Un tipo de relacin que est en la lnea de lo que buscamos para establecer una comunidad
estructural que haga homlogos y distintos al significante y al goce, Lacan lo explor ya en la
aproximacin asinttica entre el significante y el deseo, plantendola a partir de la media y
extrema razn de la divisin armnica. All ubica al falo como la razn del deseo (paradigma
2). En aquella oportunidad se trataba de una relacin de equivalencia la igualdad, x = y, es
considerada la relacin de equivalencia por excelencia establecida a partir de los restos de
las operaciones constituyentes con relacin al deseo, el sujeto y el Otro. Las propiedades de
las relaciones de equivalencia, que puede asegurarse para todas sin que importen los pares
de objetos concretos relacionados, pueden darnos una precisin ms. Ellas son la simetra, la
transitividad y la reflexividad. Privilegiaremos la reflexividad porque est en relacin con la
exclusin/inclusin de un elemento de la relacin y permite, entonces, extraer conclusiones
de inters para el psicoanlisis. Si una relacin es reflexiva cada elemento x estar relacionado
con l mismo para el caso de la igualdad es x = x pero, por otro lado, slo habr reflexin a
condicin de que algn elemento quede excluido de ella, elemento que la significa como tal
generando un universo incompleto. Si dejamos de lado esta ltima condicin contradictoria de
lo que la funda, que relaciona al todo y la parte, dejamos de lado, tambin, la pregunta por el
sujeto y, entonces, la significacin de un elemento se implicar en su reduplicacin y la identi
dad de un elemento no ser otra cosa que la reduccin de su doble a s mismo, excluyendo el
fuera de significacin y lo no representable

Veamos una breve prueba de la exclusin de un elemento cualquiera que no sea ninguno en
especial da la idea de un lugar vaco, previo, en el que inscribirlo para construir un todo de

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los elementos. Para esto, consideremos una coleccin de tres elementos x, y, z cuya relacin es
la diferencia, vale decir, x y, x z, y z, relacin diferencial como la del significante. Si quere
mos definir x, basta con escribir su diferencia con y, y tambin con z y obtener el conjunto {y, z},
subconjunto del dominio inicial.
x

y z

De la misma manera, si queremos definir y o z, la condicin ser que, cada vez, en los subcon
juntos, un elemento no est incluido, hacindose imposible hacer un universo completo por
la necesaria existencia del conjunto vaco en la constitucin de todo conjunto, necesidad que
introduce al sujeto en la estructura. Apoyarnos en que para todo conjunto hay al menos un
elemento que no forma parte de l mismo nos lleva, si seguimos las torsiones realizadas por
Lacan, al significante excepcin a la funcin que se significa a s mismo, indicando lo imposible
y, de all, lo real, el significante que le da un lmite al conjunto. Si partimos de que para generar
un universo completo se necesita siempre un elemento en ms y, por lo tanto, se genera una re
lacin no reflexiva, esto nos conduce a que la combinatoria significante conlleva la implicacin
de un significante en ms por fuera del Otro.

Que el significante no se signifique a s mismo cada uno es lo que no son los otros por lo que el
sujeto estar representado por uno para otro diferente lo define como no estando constituido
a imagen de la significacin que sostiene. En la cadena, al combinarse engendra un ms-de-
sentido y, por lo tanto, incluye un ms all del universo de discurso en la existencia del conjun
to vaco. El sujeto del significante est dividido por esta falta incluida que descompleta al uni
verso e introduce la necesidad de un elemento impar, inaccesible como un lmite matemtico.

Si volvemos, ahora, a las relaciones lgico-matemticas, las que pueden ser satisfechas por el
nmero y, por lo tanto, representadas en ejes cartesianos, y las referimos a figuras geomtricas
buscamos una comunidad de lugares, nos encontraremos en el dominio de la geometra eu
clidiana o mtrica, con cuyas representaciones del espacio nos manejamos cotidianamente. En
ella, dos figuras o superficies son iguales cuando, punto a punto, las distancias se mantienen
idnticas, las coordenadas son unvocas, no hay dos puntos de vista posibles, no hay resto.
Es una igualdad ideal en la que toda figura tiene asegurada su simetra todo punto tiene su
imagen especular.

Ahora bien, el anterior tipo de relacin necesita de la distancia, de la cuantificacin. Es posible


establecer equivalencias sin que cuenten las distancias y, por lo tanto, sin el nmero que las
hace consistentes. Esta segunda disposicin del espacio es, en principio, la de la geometra pro
yectiva, tambin uno de los apoyos de Lacan. Deja de lado la exactitud de la forma y plantea
que para que dos figuras sean consideradas equivalentes alcanza con que podamos pasar de
una a otra ah ubicamos la relacin por medio de una transformacin proyectiva, esto es, que
una sea perspectiva de la otra. Si bien la cantidad desempea un papel menos importante, para

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las proyecciones es necesario contar con la nocin de lnea recta y sta incluye en su definicin
lo que se quera excluir: es la menor distancia entre dos puntos. El operador que Lacan utiliza
de esta forma de delimitar el espacio es el plano proyectivo que, luego, describiremos a partir
de una superficie topolgica equivalente: el cross-cap.

ESTRUCTURA TOPOLGICA DE LA CONSTITUCIN DEL SUJETO


La topologa matemtica expresada en trminos de lugares y de relaciones permite, dijimos,
establecer equivalencias con la cantidad suprimida por completo. All, dos figuras son equi
valentes siempre que podamos pasar de una a otra por medio de una deformacin continua,
cualquiera sea la ley de esta deformacin; por ejemplo, un crculo ser equivalente a una elipse
o a una curva cerrada cualquiera. Lo que se conserva de una a otra, si son equivalentes, son los
llamados invariantes topolgicos, en el ejemplo, ser una curva cerrada.

La condicin de la topologa para que se conserve, necesariamente, un invariante es que la re


lacin establecida no sea un corte o una pegadura, exclusin que Lacan explora para revelar la
estructura sobre la que opera la clnica: el real puesto en juego en la experiencia analtica. Esa
estructura soporta el modo en que se articulan el sujeto, el Otro y el objeto a, conjugando len
guaje y goce, y puede ser descripta en trminos de la topologa: relaciones entre lugares. Este
saber matemtico es, entonces, un medio para confrontarnos a la estructura misma, una forma,
dice Eric Laurent, de contener la metonimia sin fin articulando un espacio que estructura lo que
hace obstculo a la fuga de sentido. Es un medio para captar la aplicacin del significante sobre
s mismo en la cura y lo que hace a sus bordes, fallas, conexiones, compacidades que organiza
todo agujero. En l se implica la estructura y es lo real mismo en juego. J.-A. Miller sostiene que
all donde no hay significante, en esas conexiones, la topologa es necesaria para mostrarnos la
estructura del sujeto sometido a la lgica del significante.

Si queremos ser testigos del anudamiento del sujeto a la topologa sigo aqu un ejemplo tra
bajado por P. Skriabine slo debemos encontrar una figura que produzca un efecto de ilusin
imaginaria: un plano en perspectiva, esto es, una figura plana que al ser trasladada del espacio
tridimensional al de dos dimensiones nos obliga a elegir si la veremos por la cara de arriba o
por la de abajo.

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La vacilacin es metfora del equvoco significante y del efecto de afnisis del sujeto, alienado
a una falta un conjunto vaco entre-dos posiciones. Es metfora del efecto de corte, de la di
visin del sujeto por el significante pero, tambin, tiene un alcance estructural en el efecto del
objeto sobre el sujeto: la perspectiva equvoca pone al sujeto a elegir entre dos formas de posar
la mirada, se presentifica la divisin subjetiva entre dos posiciones que se excluyen mutuamen
te, esto es, una discontinuidad radical, un corte. En el lugar entre no hay lugar para el sujeto,
efecto de afnisis que atrapa al cuerpo no el dado de manera pura y simple por el espejo sino
su transformacin, a partir de la mirada que valora la imagen, en un objeto privado, impronun
ciable y no especularizable. Esta estructura de la eleccin y el consentimiento de la posicin es
de estructura mbiana: objetos topolgicos no orientables luego aclararemos este concepto
que presentan, por ejemplo, la relacin entre el sujeto que adviene y el Otro en donde ya era.
Si la topologa mbiana requiere de un mnimo de dos dimensiones para su dominio, eso esta
blecer un lugar del Otro sin profundidad, una superficie infinitamente chata: dos dimensiones
ininterrumpidas que la banda de Mbius permite aproximar a distancias finitas.

Las dos posiciones que se excluyen en la perspectiva equvoca pueden aparecer sincrnicamen
te si plegamos el plano.

En el pliegue se puede ver la divisin del sujeto pues se trata de un entre-dos caras sin lugar
para el sujeto, divisin que es de estructura equivalente relacin a demostrar a la de la causa
de su deseo.

La banda de Mbius una cinta a la que se agrega una semitorsin, que hemos llamado plega
do, y un pegado que la deja en una continuidad ininterrumpida es la forma de generar un es
pacio: 1) uniltero, lo que implica que es un espacio no orientable no hace falta pasar al otro
lado de la superficie para alcanzar un punto que le est superpuesto en un primer lado o,
dicho de otro modo, es imposible orientarse en cuanto a si un determinado punto est adentro
o afuera; 2) con un solo borde, por lo tanto, no es un espacio cerrado como el de una esfera
ideal; 3) continuo, pues se puede circular indefinidamente por l sin cruzar nunca un borde.

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Esta superficie uniltera cuenta con lo que habamos mencionado como propiedades imposi
bles para la geometra euclidiana: ser no orientable, un invariante topolgico mebiano, una
forma de decir que no es especularizable, que no se puede, por deformacin continua rela
cin de equivalencia de la topologa pasar de una banda de torsin derecha a una de torsin
izquierda son disimtricas, vale decir, es imposible escribir una relacin entre una y otra
posibilidad de elegir la torsin.

Es inscripta sobre un toro como Lacan elabora parte de la topologa de la constitucin del suje
to. En esta oportunidad, para agilizar la exposicin, obviaremos las consideraciones adiciona
les que implica tal inscripcin en el cuerpo simblico.

LA ALIENACIN
Lacan hace presente la operacin de alienacin por medio del pegado de dos bandas de M
bius por su nico borde, operacin que no es la deformacin continua requerida en una equiva
lencia topolgica dos puntos distintos pueden coincidir luego del pegado, no sern unvocos
tampoco para la topologa, pero permitir articular, espacialmente, la diacrona de la reunin
del sujeto y el Otro. Ella resulta en otra superficie uniltera no orientable y tampoco especu
larizable, invariante que se conserva tras la operacin de pegado e indica una marca de lo real
desplazable en la cadena, superficie llamada botella de Klein:

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Es un vaco irreductible un agujero que se conecta con l mismo a travs de un nico borde
que es medio de la sucesin o conexin de los vacos. Vale decir, la alienacin es un proceso
de un nico borde, S1 crea y borra al sujeto, que funciona como la interseccin del sujeto y el
Otro y es una transformacin en el espacio que tiene carcter de sucesin debido a la funcin
del significante, orden de sucesin temporal no presente en la topologa y que se introduce con
la transformacin pegado.

La subjetivacin por medio del fantasma est vinculada a la identificacin constituyente pues,
en la alienacin, cuando el sujeto est en S1 no se orienta hacia su estatuto de a. Tal significan
tizacin del deseo tiene un efecto subjetivo, en el fantasma, correlativo de la no orientabilidad
conservada en la relacin significante primordial. Eso que muerde lo real queda obturado por
una significacin que se plantea como lmite a la remisin de un significante a otro y que pre
tende saber sobre el goce evitando confrontarse con su objeto.

i(a) -

Es la funcin del espejo, significante del Otro que anticipa un recorte unitario del cuerpo del
sujeto, la que conserva la no especularidad a nivel del objeto en el fantasma. El significante
introduce, as, entre lo real y su imagen, la propiedad de la orientacin, pues, la imagen me
biana conserva la torsin significante que la soporta y sta es no especularizable. Adems, la
transformacin del espejo da al objeto velado el recurso simblico de aparecer como falta (-),
esto es, un a postizo: $ a/-.

Esta vertiente del fantasma, en posicin homloga a la imagen del cuerpo, significa lo real
de la estructura como una falta imaginaria que se adelanta al sujeto infinitizando la cadena
significante como un lmite, inalcanzable, de lo simblico. El falo lmite de esa sucesin signi
ficante es el instrumento de la transmutacin operacin de separacin del objeto del deseo
(-) al a del goce. La funcin flica es un significante que opera fuera de la articulacin signifi
cante pero, tambin, tiene funcin de corte, opera entre-cadenas, en el aparejo del cuerpo. Su
topologa, veremos, es la del ocho interior corte posible de la banda de Mbius. Por un lado,
entonces, una significacin lmite y, por otro, un corte que localiza lo real del sujeto desdoblan
a la funcin flica.

Veamos con ms detenimiento cmo se produce el pasaje del significante al goce. La no orien
tabilidad conservada en le fantasma permite distinguir el seuelo, creado a partir del tran
sitivismo imaginario, del objeto a, respuesta de goce a la alienacin. As, como elemento del
cortocircuito de pasaje entre-cadenas en el grafo del deseo, el fantasma soporta la pregunta
acerca del a referida a la separacin debido a la dualidad funcional introducida por el falo
que enlaza la funcin de nudo que tiene el complejo de castracin.

La funcin de corte, entonces, indica el espacio entre como lo real de la estructura de una
superficie y su funcin es homloga a la interdiccin de goce.

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El corte longitudinal de la banda de Mbius produce un nuevo borde de la superficie y hace


desaparecer la estructura mebiana: la superficie que resulta, el ocho interior, es una superficie
biltera y orientable. El espacio entre, en el instante del corte, tiene las mismas propiedades
que un espacio mbiano hay una comunidad topolgica, por lo que, se puede decir, que la
banda es equivalente al corte mismo o al nuevo borde en la alienacin el borde significante,
entre el sujeto y el Otro, tambin tiene estructura mbiana pero es una banda suturada por otra
y no por su corte como en la separacin.

LA SEPARACIN
Surge de la confrontacin directa entre el conjunto vaco con el conjunto (S1-S2) en el que tam
bin est presente el conjunto vaco implcito en la alienacin. Introduce una interseccin don
de la falta que resulta de la alienacin, el sujeto dividido, se corresponde con la falta presente
en el Otro. El resultado de tal confrontacin es el objeto a.

En la interseccin se puede reconocer, si se da al Otro el valor de Demanda, la escritura de la


pulsin ($ D) pues el sujeto no est representado en el Otro del significante sino que se ubica
por su falta a nivel del cuerpo, esto es, el Otro en tanto lugar: un conjunto vaco en el que se
inscriben los significantes que delimitan las zonas ergenas como bordes del cuerpo. Recorde
mos que tal delimitacin es posible porque el falo enlaza por su doble funcin: significacin
lmite del sujeto en el fantasma y corte que localiza el objeto a del goce la falta imaginaria del
deseo evanescente y el objeto a como lugar de ex-sistencia del sujeto. Este es, segn Lacan, el
nudo llamado complejo de castracin, la relacin entre el funcionamiento del inconsciente y
la estructura del vaco del aparejo del cuerpo. Si el sujeto es en el fantasma fundamental corte
de a, se constituye como separado ex-sistente de la cadena significante: a$, y se inscribe en
el intervalo, ese punto de cierre del inconsciente es el punto nodal por el cual la pulsacin del
inconsciente est vinculada con la realidad sexual.

El ocho interior, un crculo que se retoma a s mismo en el interior de s mismo, se redobla como
el significante que capta el vaco interior como homogneo al campo exterior a l mismo el
sujeto en tanto S1.

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La diferencia de los crculos queda velada si se reduce al mnimo la distancia que los separa se
aprehende a s mismo y viene a obturar, en el fantasma, la falta del sujeto y resulta inelimina
ble en el punto de tangencia (t) de ambos crculos, separados por un vaco lugar entre-bucles
que es lo que viene a escindir al sujeto, a causarlo ms all del fantasma. El hueco entre vueltas
figura al objeto a y es el lugar al que viene el sujeto separado de la cadena interseccin vaca.
El punto nodal (t) del ocho interior, vincula la pulsacin del inconsciente con la realidad sexual,
presentificada en la experiencia analtica por el deseo del analista, deseo que se manifiesta en
la interpretacin.

El crculo del campo de desarrollo del inconsciente, lugar del significante, recubre al crculo de
la realidad sexual, lugar del goce. As, el ocho interior muestra el tipo de relacin que va del
significante al goce a travs de la funcin del falo.

En la separacin, el objeto, real indicado por el significante imposible para la lgica del signi
ficante, vuelve a cerrar el hueco de la estructura mbiana del sujeto. Tiene por nuevo borde a
su corte: el ocho interior, redondel que puede suturar a la banda de Mbius a lo largo de su
nico borde produciendo una nueva superficie: el cross-cap. Esta superficie, tambin no orien
table, al ser cerrada, intuitivamente, obliga a suponer que se intersecta a s misma en algunos
puntos para que quede cerrado algo que es uniltero, imposible en tres dimensiones. Esta
estructura mbiana enlazando el agujero real del cuerpo es la estructura misma del fantasma,
la percepcin del cuerpo marcado por el significante.

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Hay otras formas de obtener esta ltima superficie que ayudan a advertir la existencia de de
terminados puntos de la misma. El agujero antes mencionado, por ejemplo, se hace necesario,
aunque sea imperceptible, para articular la forma irreductible de contornearlo. Se hace eviden
te si lo construimos de esta manera: extraer un pedazo cuadrangular a una esfera, agujerearla.

Si se orientan los bordes del corte en el mismo sentido, haciendo lo que en topologa es un lazo
polgono cerrado y luego se pegan entre s los que estn enfrentados pero haciendo coinci
dir las orientaciones, suplementacin que requiere de la operacin de semitorsin, la figura
que obtenemos es un cross-cap. Entre los puntos de atravesamiento de la superficie hay uno
irreductible de significacin privilegiada, punto doble de la lnea de penetracin que indica la
presencia del a irreductible al significante, punto flico del cross-cap como lo llama Lacan. Se lo
debe considerar como el lmite de un recorrido que involuciona sobre s mismo, borde mbiano
que es un nudo factible realizar sobre el cross-cap.

El corte del sujeto referido a la demanda delimita la estructura del borde del cuerpo no especu
larizable. En la pulsin el sujeto se designa por una ubicacin en el cuerpo y se distingue de la
funcin orgnica por el corte: el Otro que delimita la zona ergena como borde la constituye en
aparejo del cuerpo. En el mundo del cuerpo especularizable el objeto a se agrega bajo la forma
del cross-cap. Su punto doble es el operador que delimita el borde real del objeto. El modo ms
certero, dice Lacan, para abordar ese resto perdido es concebirlo como un pedazo del cuerpo,
el punto donde lo simblico toma cuerpo zona de inscripcin del significante. Ese es el objeto
contorneado por la pulsin, corte presente en el artificio gramatical (), el tesoro del significan
te articulado a la diacrona de la cadena.

Bibliografa consultada:
- M. Frchet y Ky Fan, Introduccin a la topologa combinatoria, Eudeba, Buenos Aires, 1961.
- J. Kelley, Topologa general, Eudeba, Buenos Aires, 1962.
- J. Lacan. El Seminario, Libro 9: La identificacin (indito); Libro 10: La angustia (indi
to); Libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanlisis, Paids, Buenos Aires,
1997; Escritos 2, Subversin del sujeto y dialctica del deseo en el inconciente freudiano,
Siglo veintiuno, Buenos Aires, 1987; Peut tre a Vincenns, Ornicar? 1 (1975).
- E. Laurent, Cahier du Sminaire des 7 sances, Bref 27 (indito).

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- J.-A.Miller, Matemas I: La topologa en la enseanza de Lacan, Suplemento topolgico a


De una cuestin preliminar..., Mostracin en Premontr; Manantial 1987. Matemas II:
La lgica del significante; Manantial, 1994. Los signos del goce, clases IX y X; Paids, 1998. El
lenguaje, aparato de goce: Los seis paradigmas del goce; Coleccin Diva, Buenos Aires, 2000.
La lgica del fantasma, clase dictada en el Seminario de J. Lacan, libro XIV, el 30/11/66
(indito).
- N. Rozenberg. Clases de topologa dictadas en el Hospital Argerich, 1992/93 (inditas).
- P. Skriabine, La falta en el universo, Freudiana 21 (1997).
- J. Ventoso. El tiempo del corte, El tiempo de interpretar, Coleccin Orientacin Lacaniana,
Buenos Aires, 1996.

13 de setiembre de 2000

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11. LOS CUATRO DISCURSOS Y EL OBJETO A

ANA RUTH NAJLES:

Me voy a referir al quinto paradigma del goce descripto por Jacques-Alain Miller. Con los pa
radigmas, Miller da cuenta de su lectura, de su interpretacin de las diferentes maneras en que
Jacques Lacan intent articular el Inconsciente y el Ello (la pulsin) freudianos -lo simblico y
lo real- a lo largo de su enseanza.

Este quinto paradigma es descripto como el del goce discursivo. De lo que se trata en el
avance de la enseanza de Lacan respecto del goce es de la cuestin de cmo dar cuenta de la
afectacin del cuerpo por el juego del lenguaje, ya que el inconsciente tomado slo como cade
na significante deja de lado lo vivo de un cuerpo que habla, que es lo que define al ser hablante
como tal. Esto significa que el cuerpo, de alguna manera, entra en juego en este hablar.

La cuestin es cmo poner en juego el hecho de hablar y el hecho de que haya un cuerpo donde
algo resuena, es decir, goza, y ese algo es la pulsin, el Ello freudiano. Uno de los intentos de
Lacan para dar cuenta de esta articulacin es la lgica de los discursos. De todas formas, Lacan
sigue hablando de los discursos, aun cuando formul posteriormente la estructura del parltre
como nudo borromeo. Lacan sigui afirmando que el lazo social, el lazo con el Otro, se efecta
por medio del discurso. Esto no quiere decir que no pretenda demostrar la existencia del sujeto
en cuanto real, va el anudamiento borromeo de las tres dichomansiones (dit-mentions) -La
can hace un juego de palabras por homofona entre dimensiones (dimentions) y dicho-mansio
nes (dit-mansions)- que son Real, Simblico e Imaginario, las tres dimensiones del decir.

Este paradigma quinto corresponde al Seminario 17, El reverso del psicoanlisis (1969-1970),
poca de Radiofona (1970). Poco despus Lacan dio un seminario en Sainte-Anne, El saber
del psicoanalista, donde retoma estas cuestiones, al igual que en los dos seminarios siguientes
De un discurso que no fuese semblante y ... o peor. Esta articulacin se modifica en el Se-
minario 20, Aun (1972), en el que Miller sita el paradigma de la no relacin.

Entonces, volviendo a la lgica de los discursos, podemos verificar que se plantea all una rela
cin entre el sujeto y el Otro. Por los discursos, lo que apareca como dos operaciones separadas
en el Seminario 11 -alienacin al significante y separacin del goce- ahora aparece articulado.

Vamos a escribir los cuatro discursos tal como aparecen en el Seminario 17.

1. Discurso del Amo o del inconsciente

S1______ S2

$ // a

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2. Discurso Histrico

$ ______ S1

a // S2

3. Discurso Universitario

S2 _____ a

S1 // $

4. Discurso Psicoanaltico

a _____ $

S2 // S1

Este seminario se denomina el reverso del psicoanlisis dado que el reverso del psicoanlisis
es el discurso del Amo, y dado que ste es el del inconsciente, no hay discurso analtico si no se
hace existir el inconsciente, si no se pone en forma, en principio, el discurso del Amo.

Este es un seminario eminentemente poltico de Lacan, en el que se sita al psicoanlisis como


una poltica, una poltica que es la respuesta de Lacan al Mayo Francs de 1968. Lacan contesta
a la interpelacin de su posicin en la poltica de la ciudad con la poltica del psicoanlisis, la
del discurso anlitico.

Tambin es importante notar que en esta lgica la relacin entre el significante y el goce se
presenta en el discurso como originaria. Porque por el hecho de introducir un significante en el
mundo del ser hablante se produce un efecto de goce que Lacan llama plus de gozar.

Lacan postula que no hay manera de introducir significante sin producir goce, razn por la
cual el discurso pone en juego de entrada, al mismo tiempo, el significante y el poco de goce al
que puede acceder el ser que habla. A ese poco de goce lo llama plus de gozar, en tanto la
diferencia que habra entre el goce esperado y el goce obtenido. El plus de goce es as el resto
de la imposibilidad de un goce todo, imposibilidad que est escrita por el significante flico.

Es por esto que el Discurso del Amo o del inconsciente da cuenta de la repeticin de goce. El
S1 al repetirse produce goce, goce que yace en la metonimia de los significantes, en el intervalo
significante.

S1 S1 S1 S1

a a a

El S2 no es otro significante por su significado, sino que es S2 porque aparece en segundo lugar.
Para poner en marcha la cura analtica, el dispositivo analtico, en realidad el S2 es puesto en
juego en primer lugar por el analista para hacer aparecer, retroactivamente, el S1.

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Esto quiere decir que de un conjunto posible de saber [S2], el analista, por su posicin de desti
natario de todo aquello que se le venga a decir en el dispositivo analtico (vase Eric Laurent,
Las paradojas de la identificacin, EOL-Paids, 1999), va a hacer aparecer, retroactivamente, un
significante que representa al sujeto [S1], siendo el S2 el conjunto de los significantes ya en juego
en la lalengua. En La proposicin de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela, el germen del
S1, es lo que Lacan denomina all el sinificante de la transferencia [St], representante del sujeto
para otro significante.

Ese otro significante es encarnado por el analista en el dispositivo analtico para hacer compa
recer al significante amo de la identificacin del que habla: Vengo porque tengo problemas
con la autoridad... , vengo porque tengo problemas con mi marido, con mis hijos, etc. Ese
significante aparecer por el hecho de la presencia del analista como destinatario posible de
todo lo que se diga.

A partir de eso con lo que se presenta el que all habla se articular una pregunta del sujeto
respecto de lo que lo implica en ese S1; es decir, con respecto al modo particular de gozar que
est implicado en eso que dice, en ese significante S1 que produce su falta en ser.

Entonces, el S1, el significante de la transferencia o significante amo, pone en juego la falta en


ser del sujeto y produce el plus de gozar por el solo hecho de que se hable. Cuando habla
mos en nuestra cotidianeidad, Lacan postula que hablamos como chorlitos, ya que se refiere a
nuestra debilidad mental en tanto, en esos momentos, como parltres, no estamos situados en
ningn discurso sino entre discursos.

Para poner en forma el Discurso del Amo o del inconsciente se necesita la presencia de un
analista que soporte el lugar del conjunto de los significantes como lugar del Saber para que se
produzca lo que Lacan introduce como SsS, Sujeto Supuesto Saber, pivote de la transferencia,
que constituye la vertiente simblica de la misma, vertiente que se diferencia de la vertiente
imaginaria que tiene que ver con el amor-odio de transferencia.

El SsS no es otra cosa que la vacuidad misma del sujeto; es ese vaco puesto por debajo de la
barra de la represin. De modo que el SsS en tanto pura suposicin no es ms que un vaco, no
hay un sujeto que sepa, no hay saber que de cuenta del nombre propio del ser de un parltre.
Esto es lo que se pone en forma en el Discurso del inconsciente. El inconsciente habla por la
intervencin de un significante en el campo del saber (S2), lo que hace que se suponga un sujeto
para ese saber, pero el $ es una pura falta, un conjunto vaco. Por la sola intervencin de un
significante se produce el goce va la repeticin, se produce la metonimia de goce. As como
el significante representa al sujeto para otro significante, Miller dice que en este paradigma
que sita por los discursos se puede decir que el significante representa al goce (J) para otro
significante, planteo que es una paradoja porque el goce es irrepresentable como tal. Si bien
el goce puede adquirir una forma imaginaria, en realidad el goce como plus de gozar remite a
una pura recuperacin basada en una entropa, en una prdida, es una pura recuperacin de
goce soportada en la falta radical de goce que se llama castracin.

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En este Seminario 17, en un apartado que Miller denomin Ms all del Edipo, Lacan va a
situar en el centro de todo el aparato la falta de goce, vale decir, la castracin como originaria.
Porque no hay goce, hablamos; si hubiera todo goce, si todo fuera goce no hablaramos, pero
porque hablamos hay un poco de goce: el plus de goce.

Es interesante mostrar que si el goce existiera, y no hubiera la falta, no hablaramos; si se tapo


nara absolutamente el deseo, si no hubiera falta de gozar, prdida de gozar; como centro y ori
gen del ser hablante no habra ser hablante, vale decir, se rehusara la alienacin al significante.

Lacan, en esta poca, est elaborando el objeto plus de gozar como lo real como tal. En el Semi-
nario 20 cambia el estatuto del objeto a que se transforma en semblante y que por eso va tener el
mismo carcter que el significante. Pero en este momento es lo poco de real que podemos asir.
Desde el momento en que sita la posibilidad de goce para el hablante, plantea que es imposi
ble gozar de un cuerpo como todo. Siempre se goza de partes del cuerpo. En esto Lacan es muy
freudiano, es la teora de Freud con respecto a la zona ergena, como zona de goce, se trata de
bordes del cuerpo; ni siquiera son partes sino que son agujeros. Y esto Lacan lo plantea hasta
el final de su enseanza. El goce del cuerpo como todo corta el lazo con el Otro; lleva al goce
autstico, Lacan postula que el goce autoertico es goce del Uno del cuerpo como Uno (todo),
del Uno sin Otro, sin otros sexuados.

Deca, retomando la frase que inventa Miller, el significante es lo que representa al goce para
otro significante que el sujeto barrado queda as homologado al objeto a ($ = a):

S1 ____ S2 S1____ S2

$ = a

Equiparacin que Lacan haba hecho en su Seminario 12, Problemas cruciales del psicoanli
sis. El objeto a en esa poca era el objeto de la pulsin (anal, oral, nada, etc.). En este otro mo
mento, el del Seminario 17, lo est situando como la consistencia lgica del discurso, como un
vaco. Entonces el $ = a quiere decir que la falta en ser del $, producto de la barradura del ser
hablante por efecto del significante es suplementada por un ser de goce que tambin es efecto
del significante: el plus de gozar.

En el seminario De un Otro al otro (Seminario 16) Lacan avanza sobre el pasaje del objeto a
pulsional al objeto a como plus de gozar. Pero comienza a situarse como consistencia lgica a
partir del Seminario 20; pero ya viene en la lnea de situar al objeto a como un puro agujero que
remite al goce como real, en tanto el goce es el verdadero agujero de la estructura.

Entonces, en el Seminario 16 est elaborando esta nocin de plus de gozar y para eso se sirve de
la nocin marxista de plusvala. Toma este concepto de El Capital de Marx y va a trabajarlo
a partir del captulo 5 titulado El trabajo y su valorizacin, en el que Marx habla de la pro
duccin de la plusvala. Lacan sita la funcin esencial del plus de gozar en la relacin de la
produccin y el trabajo. Se pone en juego el trabajo, la produccin y un valor no pago en lo que
es fruto del trabajo, que es su valor de uso, y es eso lo que Marx denomina plusvala.

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Al comienzo del Seminario 17, al hablar del discurso, Lacan dice que lo que remite a la estructu
ra es un discurso sin palabras. Lacan est planteando un aparato constituyente del lazo social,
del lazo con el Otro, y por ende con los otros. Este aparato se puede escribir por la localizacin
de cuatro lugares, en donde la barra indica la funcin de la represin.

Agente Otro

Verdad Prdida/producto

Distribuir lugares equivale a diferenciar esos lugares. Este es un aparato simblico

-dado que todo aparato es simblico- que le permite a Lacan dar cuenta de la relacin del $ con
el A (barrado), pues a esta altura ya no hay Otro del Otro; no hay Otro completo que garantice
el saber, pues el saber es siempre incompleto, cosa que escribe S(A barrado).

En el seminario que dicta por esa pcoca, El saber del psicoanalista, reformula estas posicio
nes sealando que el agente es siempre semblante, que el lugar del otro se especifica como goce
del A, y que lo que se produce es el plus de goce.

Semblante Goce del A

Verdad Plus de goce

El lugar del Otro, del Goce del A, tambin es definido por Lacan como el lugar del trabajo.

Semblante Trabajo

Verdad Plus de gozar

En el discurso del Amo seala que el trabajo es medio de goce ya que produce el plus de goce;
el trabajo del saber es medio de goce, es medio de produccin del plus de gozar. Lacan agrega
que ese trabajo tiene un sentido, que no es otro que el sentido oscuro de la verdad.

Cuando Miller seala en este paradigma 5 que el ser previo a la puesta en marcha de la cadena
significante es un ser de goce, qu quiere decir? Quiere decir que si no hay borramiento de
goce por el significante si el parltre no consiente en dejarse tomar por los significantes, el goce
queda en el viviente, queda un cuerpo invadido por el goce y no hay palabras; es el mutismo
absoluto.

Cuando Lacan llega al nudo borromeo, al anudamiento de las tres dimensiones -Real, Simb
lico e Imaginario- lo que se pone en juego ah por la homogeneidad de esas tres dimensiones
es que stas entran en juego al mismo tiempo y lo que define al nudo es su enganche, lo que
determina el modo particular del anudamiento,.

Si planteamos que el saber es medio de goce, lo que se plantea es que al introducirse el signifi
cante se introduce goce; se introduce la falta de goce como todo, y el poco de goce posible que
es el plus de goce.

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La plusvala de Marx tiene que ver con el valor de uso que definamos con Marx como el valor
que excede al pago que el capitalista hace al trabajador por su trabajo, por su producto. Hay un
exceso que queda del lado del capitalista que tiene que ver con el valor de uso de ese producto,
y a ese exceso se lo llama plusvala. Este exceso, este valor de uso es lo que Lacan intenta poner
en juego con el plus de gozar, que es un valor de uso y que por el discurso puede transformarse
en un valor de cambio. Valor de cambio en el sentido de que permite hacer lazo con el Otro, y,
por ende, con los otros.

Adems, para hablar del plus de gozar en el Seminario 17, Lacan hace referencia a la segunda
ley de la termodinmica que es la entropa, que es la prdida como tal, en este caso la prdida
de goce significantizada como efecto del significante. El plus de goce responde a este efecto
de entropa introducido por el orden simblico, ah donde hay una prdida de goce. Esto que
responde como suplemento, el plus de gozar, es lo que Lacan seala como lo que toma cuerpo
a partir de la prdida. Es as que en su seminario del 20 de mayo de 1970 dice que el plus de
gozar viene a indicar que el ser hablante de un discurso se encuentra determinado como un
objeto que no es nombrable: el objeto plus de gozar u objeto a.

Volvemos a la cuestin del cuerpo, a cmo el significante afecta al cuerpo; cmo el significante
produce lo que Freud llam el sntoma, pro ejemplo, el de conversin histrica. Cmo un cuer
po responde a las palabras odas muy tempranamente, lo que Freud situaba como respuesta al
trauma, que luego pens como fantasma. Esto que toma cuerpo bajo la forma de plus de gozar
es el poco de goce que puede ligarse a un borde corporal, a un trozo de cuerpo en virtud del
significante.

Al final de su enseanza Lacan hablaba de las resonancias de la palabra en el cuerpo, de los


efectos de goce que producen las palabras en el cuerpo.

Si retomamos la lectura que hace Miller del discurso del Amo o del inconsciente, cuando dice
que el significante representa al goce para otro significante, lo que acenta es que dado que
el significante no puede representar del todo al goce, se produce la repeticin no slo signifi
cante sino la de goce, el goce se repite. Es as, que ya a esta altura de la enseanza de Lacan, el
significante es impensable sin la vertiente de goce, sin la metonimia de goce.

Esta lgica de los discursos est motivada por la relacin que tiene el cuerpo con los significan
tes, por los efectos de los significantes sobre los cuerpos. Esto, como bien lo seala Miller, lo
lleva a Lacan a reformular la problemtica del fin del anlisis y de su fin. La problemtica del
fin del anlisis hasta ese momento estaba referida al atravesamiento del fantasma; y en ese sen
tido, el atravesamiento de la pantalla fantasmtica implica una trasgresin, supone ir ms all
del modo de gozar particular que habita el fantasma. Pensar la relacin al goce como repeticin
lleva a Lacan, aos ms tarde, a plantear un nuevo valor del sntoma. Ya no se tratara slo de
un mensaje -como estaba planteado en Subversin del sujeto ...- como mensaje del Otro, en
su vertiente significante. Una de las ltimas definiciones del sntoma en Lacan -del seminario
del 18 de febrero de 1975 (R.S.I.)- formula que el sntoma es el modo de gozar del inconsciente
en tanto que el inconsciente nos determina, y pensarlo as permite incluir la resonancia de las
palabras, de lalangue sobre el cuerpo.

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Entonces, a la altura del paradigma 5 se plantea que la repeticin de goce es el sntoma como
tal, en tanto el sntoma da cuenta de esa constancia de goce que dura en el tiempo. Al final
de este paradigma Miller se pregunta si el fin del anlisis en este momento podra concebirse
como la detencin de la repeticin. La respuesta se encuentra en el texto de Lacan: cuando
Lacan dice en este seminario que no hay discurso que no sea por el goce, quiere decir que es
porque se produce la repeticin de goce que hay discurso. Esto lleva a contestar lo anterior: es
imposible que la repeticin se detenga porque eso implicara dejar de hablar; la cuestin es qu
pasa en el fin de un anlisis, qu hacer con la repeticin de goce. La respuesta de Lacan es que
en el fin del anlisis se trata de un nuevo uso de la repeticin.

Volviendo a la cuestin del plus de goce como modo de pensar el goce, como modo de pensar
lo que colma siempre fallidamente la falta estructural de goce, que Lacan denomina castracin,
la lista de los objetos a excede a los objetos de la pulsin, se extiende a cualquier objeto de la
sublimacin, de la industria, del arte, de la produccin, de la cultura en general. Todo lo que
puede venir a colmar la falta flica, el - y nunca de manera completa; los objetos a pueden
tomar cualquier forma. Es por eso que en este seminario Lacan habla de los gadgets, que son
una forma particular del objeto a, producidos por la tcnica, como producto del discurso de la
ciencia.

Es as como este plus de gozar que aparece como producto del trabajo del saber inconsciente
funciona, por un lado, en el discurso amo o discurso del inconsciente como tapn, como res
puesta a la falta en ser del sujeto efecto del significante, pero, por otro lado, en el discurso del
analista funciona como causa, es decir, que se evidencia como siendo la causa de la divisin
subjetiva.

En los otros discursos, por ejemplo, en el discurso de la histeria el objeto a aparece en el lugar
de la verdad, aparece el ser de goce como la verdad de la falta en ser del sujeto del significante,
y por ese sesgo, ese objeto a producido como plus de gozar demuestra participar del orden del
semblante. En el seminario 20 Aun esto se dice con todas las letras.

$____S1

a // S2

En el discurso universitario, el significante del saber (S2) se dirige al otro bajo la forma del objeto
a, producindose la pura falta en ser ($) que se manifiesta como angustia.

S2_ a

S1 // $

La falta en ser del $ que se manifiesta como angustia da cuenta en este discurso de la afirma
cin de Lacan de que la angustia no es sin objeto. En la angustia se presentifica algo del plus de
gozar. En este caso, donde debera estar la cadena significante (discurso del amo) est el objeto
a, en el lugar del Otro (A) aparece el plus de gozar. Esto quiere decir, entre otras cosas, que el
plus de gozar se evidencia como un elemento del Otro; y en tanto tal forma parte de ese Otro.

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Cualquier elemento del Otro es del orden del semblante, y esto es lo que demuestra el discurso
universitario, por el lugar que ocupa el plus de gozar en ese discurso, como elemento del Otro.

En ese sentido, Miller dice que es en la rotacin donde se evidencia el carcter de semblante del
objeto a. Lacan lo afirma explcitamente en el Seminario 20. Decir que el objeto a es del orden del
semblante, quiere decir que pertenece al campo del Otro. El semblante remite a ese campo del
Otro, y lo real es lo que queda por fuera del semblante; es lo que tambin en el Seminario 20 des
cribe como una vacuola en medio de un tringulo que no articula todava muy bien la cuestin.

Entonces, en el discurso universitario aparece bien que donde debera haber un significante,
est el plus de gozar como medio de produccin, y lo que produce es la vacuidad misma del $,
es decir, su angustia.

El discurso histrico es el envs del discurso universitario; y el discurso analtico, el del amo.
Se producen dos torsiones.

Lo importante aqu es que el objeto a es un elemento del Otro, y en tanto tal est tomado por
el campo del Otro. La cuestin es, entonces, que lo real queda por fuera de la apariencia, por
fuera del semblante; por fuera de lo que aparece en el discurso. Lo real queda como agujero.
Lo que Miller quiere sealar es que aunque Lacan no lo dice todava en el Seminario 17, lo pone
en acto; cuando pone en juego los discursos no dice todava que el objeto a no es real, sigue
tomando al a como ese poco de real. En el Seminario 20 se produce otro momento de pasaje en
la formulacin del $, el parltre como nudo borromeo.

La lgica participa de lo simblico, por eso pasa a la topologa, y formula el nudo borromeo. En
esto se ve tambin el esfuerzo de Lacan para aprehender lo que escapa siempre: lo real.

Entonces, el plus de gozar es el poco de real que es apresado en el discurso. El semblante es del
orden del entrelazamiento de lo simblico y lo imaginario. Esto es lo que plantea Miller, que el
objeto a en los cuatro discursos est ah ya como semblante y no como real. En los seminarios
siguientes Lacan sigue con la pregunta acerca de dnde est lo real ya que quiere situar lo real
en juego en el psicoanlisis. Como lo seala Miller siguiendo a Lacan, si no hay un real que se
modifique por el discurso analtico nuestra tarea es pura estafa. Si no se modifica lo real del
goce, no hacemos ms que bla-bla. La preocupacin de Lacan fue siempre la de alcanzar lo real
del goce, la de modificar el modo de gozar que al ser hablante le impide el lazo con los otros.
Se trataba para l de lograr que el ser hablante modificara la relacin con su modo de gozar, o
supiera arreglrselas [savoir y faire] con ese goce.

Dice Miller que en este Seminario 17 estamos en el orden del semblante, y por eso el siguiente es
De un discurso que no fuese del semblante, no hay discurso que no sea del semblante, pero
eso no quiere decir que por el discurso no se pueda tocar lo real del goce. Toda la enseanza de
Lacan apunta demostrar que por medio del semblante el psicoanlisis modifica lo real, o sea,
el goce.

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Indicamos que el discurso histrico es el envs del universitario; y el analtico, el del amo. En
este seminario Lacan dice que el discurso universitario es casi el discurso de la ciencia, y en
Television (1974) afirma que el que es casi el discurso discurso de la ciencia es el de la histeria.

El aparato del discurso usa cuerpos, toma cuerpo en seres hablantes.

Por qu Lacan afirma que el discurso universitario es el de la burocracia?

S2 a

S1 $

Lo define como burocracia porque el semblante que rige el discurso universitario es el todo
saber -que no es el saber del todo sino nada ms que saber- cuya verdad oculta (reprimida)
es el amo, el significante amo (S1), es decir, al discurso del amo funcionando; el hecho de que
hay un significante que ordena el discurso en su doble vertiente, en su vertiente imperativa (da
rdenes), y en su vertiente de disposicin (ordena lugares). La verdad, el S1, ordena, produce
lugares, y en ese sentido es eficaz: produce la divisin del sujeto ($) poniendo a trabajar el plus
de gozar y, en ese sentido hay que pensar el uso del discurso universitario para el tratamiento
de la psicosis.

La doble barra escrita en la parte inferior quiere decir que, una vez producido un significante
amo (S1), ya no hay posibilidad de extraer ms saber de ese significante. Si recuerdan que el
saber es medio de goce, el discurso analtico supone, por la produccin del significante amo,
que ya no hay ms posibilidad de gozar de ese significante amo, de ese imperativo que es un
imperativo de goce. De manera que podemos decir que S1 es la escritura del supery.

Lo que pone en acto el discurso analtico es que cuando es producido, cercado, cernido, el sig
nificante amo (S1) de la alienacin del sujeto ($), ya no hay posibilidad de seguir extrayendo
goce de ese significante una vez recortado del conjunto de los significantes que denominamos
saber. Esto es lo que se escribe en la parte inferior del discurso analtico; y en la parte superior
es que el semblante es ese puro vaco que denominamos plus de gozar. Esta funcin de sem
blante es la que encarna el analista para poner al sujeto del inconsciente al trabajo para que
produzca los significantes amo de su goce, vale decir, de su alienacin.

Cuando alguien dice no puedo hacer x cosa..., lo que est diciendo es que goza del no poder;
el plus de gozar est indicado por el no puedo, por el significante que dice no puedes. Esto
quiere decir que desde que alguien se pone a hablar nos da indicios de su goce.

Respecto del discurso del Amo o del inconsciente, es necesario su puesta en forma para que se
efectue el SsS, lo que indica que la transferencia se ha puesto en marcha. Recordemos que, tal
como dijimos ms arriba, el significante amo (S1) de la alienacin, o goce del parltre es segundo
respecto de la posicin del analista ubicado en el lugar del Otro (barrado) como destinatario de
lo que viene a decirse.

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No basta la enunciacin de lo que aqueja a determinado parltre sino que hace falta una inter
pretacin del que viene a hablar acerca de la causa de su sufrimiento. En el momento en que
hay una interpretacin sobre eso, se desarrolla la transferencia; para Lacan la interpretacin es
previa a la transferencia, a diferencia de Freud, para quien la transferencia prexiste a la inter
pretacin (J.-A. Miller, Donc, 1993-94, indito) -que era enunciada por el analista-.

El analista, entonces, hace semblante de lo que causa la divisin del sujeto, pues el objeto a es
la causa de la divisin del $. Hacer funcin de ese objeto es dejar que al analista se le atribuyan
distintas modalidades y aspectos del goce. En es funcin de ello que Lacan recomendaba el
silencio del analista, lo que no quiere decir que el analista sea un mudo. El aparato del discurso
analtico necesita de las palabras, pero lo que da cuenta de que el analista est en posicin de
semblante es el silencio de su enunciacin fantasmtica, de su enunciacin de goce, silencio
sobre su modo de gozar.

Entonces, desde la funcin de semblante el analista va a ir produciendo las rotaciones de los


discursos, que suponen diferentes ubicaciones del ser hablante respecto del Otro. De modo que
por la estructura del discurso no se produce la intersubjetividad sino una interdiscursividad.
El analista tiene que funcionar como semblante en el discurso analtico para que este aparato
que es el discurso como tal se ponga en juego. Poner en juego el deseo del analista supone que
aparezca la pregunta del parltre: qu me quiere el Otro? -Che Vuoi?-, cuestin de la que habla
Lacan en su texto Subversin del sujeto y dialctica del deseo. Se trata de poner en juego el
enigma del deseo del Otro, y en ese sentido es que el sujeto se puede posicionar en los diferen
tes discursos respecto de ese enigma del deseo del analista.

El discurso histrico es el discurso que impera a lo largo de un anlisis, ya que es el que registra
lo que Freud llamaba la asociacin libre.

$ S1

a S2

Este discurso pone en evidencia que el ser hablante queda separado de la cadena significan
te que funciona sola produciendo el saber del inconsciente (las formaciones del inconsciente:
lapsus, sueos, fallidos, sntomas). La cadena significante habla sola, el Otro habla solo, y el $
con su ser de goce ignorado queda por fuera del inconsciente. Esto explica la transformacin
del cogito cartesiano que realizara Lacan (La lgica del fantasma, Reseas de enseanza), que
formul de la siguiente manera: Pienso donde no soy, soy donde no pienso.

Cada una de la letras o matemas con los que Lacan llena los cuatro lugares en los cuatro discur
sos: S1, el Amo ordenador e imperativo; S2, el Saber; a, el plus de gozar, la falta en ser ($), tienen
diferentes valores de acuerdo, entonces, al lugar que ocupen en cada discurso.

La histrica se dirige al Amo para pedirle un saber; ese saber producido es el saber segregado
por el discurso y en los discursos. En este seminario es en el que Lacan habla de la segregacin
para dar cuenta de la fraternidad. All dice que para poder ser hermanos hay que poder estar

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separados juntos -es la masa freudiana, es la fraternidad freudiana-. (Freud deca para poder
ser hermanos hay que tener otros en quienes descargar los golpes).

Podemos leer en este seminario que para Lacan la segregacin es efecto de discurso, es estruc
tural; se trata de lo que aparece como producto o resto.

As como Lacan dice que no hay discurso que no sea semblante, podramos postular que no
hay discurso que no segregue algo y, por eso, podriamos denominar al lugar de la produccin
lugar de la segregacin.

Para terminar, retomaremos el tema del objeto a. Este objeto hasta el Seminario 17 es tematizado
como objeto causa del deseo, a partir de este seminario est situado respecto del goce, ya que
es en este momento en que se lo plantea como plus de gozar, como respuesta de goce a la cas
tracin estructural.

Respecto de las tres dichomansiones R.S.I.-, el objeto a tiene la funcin de vaco, de borde que
permite alojar al parltre. Esto lo podemos ejemplificar con el caso del Hombre de las ratas: Se
rs un gran hombre o un criminal es el S1 del que el parltre extrae un goce con el que tapona
el agujero de la causa: el plus de gozar cubre la castracin: a / -.

27 de setiembre de 2000

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12. LA REPETICIN DE GOCE

SILVIA ELENA TENDLARZ:

Plantearemos tres momentos en el recorrido de la obra de Lacan con relacin al concepto de


repeticin, para examinar luego la formulacin de la repeticin como goce y ver sus diferencias
con formulaciones anteriores.

El primer momento corresponde a una equiparacin entre el concepto de transferencia y el


de repeticin. Para ello tomaremos tres textos: 1) Intervencin sobre la transferencia (1951),
Escritos 1, pg. 204; 2) el Seminario sobre La carta Robada (1956), Escritos 1, pg. 5; y 3) el
Seminario 2, El yo en la teora de Freud y en la tcnica psicoanaltica (1954-1955).

El segundo momento pertenece al Seminario 11 (1964), Los cuatro conceptos fundamentales


del psicoanlisis: a partir de los conceptos de Tyche y Automaton Lacan diferencia la transferen
cia de la repeticin; la pulsin queda del lado de la transferencia.

El tercer momento corresponde al Seminario 17 (19691970), El reverso del Psicoanlisis don


de la distincin entre transferencia y repeticin se sostiene; pero en este momento la pulsin
queda del lado de la repeticin. Sugiero como lectura un texto de Eric Laurent, Entre transferen-
cia y repeticin; y la clase del 15 de marzo de 1995 del curso Silet, que est en francs, de J.-A.
Miller.

Estudiaremos luego el pasaje que hace Lacan del mito de Edipo a la estructura con su anlisis
novedoso de Ttem y Tab (Seminario 17), que nos permitir desplazarnos a lo que Lacan
llama la funcin flica y a su trabajo sobre las frmulas de la sexuacin.

1. LA REPETICIN SIMBLICA
En el artculo Intervencin sobre la transferencia (1951) Lacan ubica la transferencia y la re
peticin en el esquema L.

(transferencia) Imaginario Simblico (repeticin)

Sita la transferencia en el eje imaginario y la repeticin en el eje simblico; donde tambin


queda ubicada la direccin de la cura. En este esquema lo simblico encuadra lo imaginario.

Qu es la cura en este texto? Es un proceso dialctico. Lacan lo ejemplifica con el caso Dora:
la cura consiste en distintas escansiones en el develamiento de la verdad dentro de un proceso

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dialctico. La repeticin en esta poca tiene que ver con la articulacin significante, es simb
lica.

Cmo define a la transferencia? La transferencia es una inercia libidinal: (...) la transferencia


no es nada real en el sujeto, sino la aparicin, en un momento de estancamiento de la dialctica
analtica, de los modos permanentes segn los cuales constituye sus objetos (p. 21). Por eso, la
transferencia no est del lado de lo simblico, que implica un movimiento dialctico, sino del
lado de aquello que hace obstculo a la cura, es aquello que queda fijo, es (...) el estancamiento
de la dialctica analtica, de los modos permanentes segn los cuales constituye sus objetos:
Esto es absolutamente freudiano porque el sujeto en la transferencia repite su modo de amar.
Pero, en realidad, esa adherencia libidinal (modo fantasmtico de repeticin) est determinada
por la reaparicin de significantes, est enmarcada por lo simblico que determina lo imagi
nario. El modo permanente de aparicin de los objetos es el fantasma, que en esta poca es
tambin imaginario, por lo que se vuelve la manera con que se presenta el fantasma en la cura.

Contina el texto: Qu es entonces interpretar la transferencia? Es llenar con un engao el


vaco de un punto muerto. Pero este engao es til, pues aunque falaz, vuelve a lanzar el proce
so. Por un lado, define a la transferencia como modo permanente de constitucin de los obje
tos, como inercia libidinal; pero tambin habla de un punto muerto, anticipo de lo que despus
se vuelve la dimensin real de la transferencia.

Vemos a continuacin el Seminario sobre La carta robada (1956), texto con el que Lacan co
mienza sus Escritos, en donde explica cmo la repeticin es un proceso simblico. Para ello
toma el cuento de Edgar Alan Poe La carta robada.

Lacan presenta la historia en sus clases del Seminario 2 (1954-1955): Todos saben que se trata de
una carta robada en sensacionales y ejemplares circunstancias, historia narrada por un desdi
chado prefecto de polica, que representa el papel propio de mitologas de esta especie del que
debera encontrar lo que hay que buscar, pero que tan slo consigue equivocarse. En resumen:
El prefecto pide al mencionado Dupin que lo saque del apuro, ste por su parte representa al
personaje ms mtico an del que se da cuenta de todo, pero la historia supera con creces el
registro de comedia ligada a las imgenes fundamentales que satisfacen al genero policial. El
augusto personaje cuya persona se perfila sobre el teln de fondo del relato parece no ser otra
que una persona real. La escena transcurre en Francia durante la monarqua restaurada, en ese
entonces la autoridad no revesta el carcter ciertamente sagrado, (...) un ministro que consta
de la confianza de la real pareja, (...), sorprende el embarazo de esta ltima, que a intentado
disimular a su augusta pareja la presencia sobre su mesa de nada menos que una carta, cuyo
sobre escrito y sentido el ministro identifica de inmediato - es la carta de un amante, se trata de
una correspondencia secreta, si sta queda ah como olvidada sobre la mesa es justamente para
que el rey no repare su presencia, la reina especula con su ceguera, el ministro por su parte que
no tiene telaraas en los ojos, observa la situacin y se abandona a un pasatiempo consistente
en distraer a la concurrencia, y al segundo saca de su bolsillo otra carta que presenta una vaga
semejanza con el objeto, el objeto del litigio. Tras haberla manipulado, la posa como al descuido
al lado de la primera carta despus de lo cual aprovechando la desatencin del personaje prin

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cipal no le queda ms que tomar dicha carta, tranquilamente, y guardarla en su bolsillo sin que
la reina, que no ha perdido ni un solo detalle de la escena pueda hacer otra cosa que resignarse
a ver partir bajo sus propios ojos el documento comprometedor (p. 292).

Hasta aqu la primera escena. Lacan indica que se trata de tres miradas:

- la 1 mirada es la que no ve nada, en este caso es el Rey;

- la 2 mirada: es el que ve que la primera mirada no ve y se engaa creyendo ver cubierto lo


que oculta: es la Reina;

- la 3 es la que ve lo que queda al descubierto: es el Ministro, que al ver lo que queda al descu
bierto roba la carta; y la cambia ante la mirada incrdula de la Reina que no puede hacer nada
sin ser descubierta.

Lacan dice que hay un cuarto elemento propio del esquema Lambda- que es la carta. En fran
cs se escribe lettre, que tiene una doble acepcin: significa carta y tambin letra; esto permite
jugar con el equvoco.

3 miradas
1) No ve nada Rey Polica Ministro
2) Ve que la 1 no ve Reina Ministro Dupin: no dice nada y se engaa
creyendo ver cubierto lo que oculta.
3) Ve lo que queda Ministro Dupin Polica: tiene la carta
a descubierto (Rey)
4) Cuarto elemento la carta (se desplaza, efecto del significante)
robada. Escondida.

La trayectoria de la carta robada tiene una particularidad, dice Lacan en los Escritos, no se trata
de personajes sino de una repeticin ligada al ndulo subjetivo de la accin; es una relacin
entre sujetos (p. 24). Esto significa que el desplazamiento del significante, es decir, de la carta,
determina a los sujetos en sus actos y en sus destinos, pues lo que se repite es la situacin. Es
una repeticin intersubjetiva y el significante determina su efecto particular. Dice en el Semina-
rio 2: La carta es aqu sinnimo del sujeto inicial, radical, se trata del smbolo desplazndose
en estado puro, al que no es posible rozar sin ser de inmediato apresado en su juego, puede
decirse que cuando los personajes se apoderan de la carta son atrapados y arrastrados por algo
que predomina con creces por sobre sus particularidades individuales (p. 295).

En el segundo acto la Reina pide a la polica que recupere la carta comprometedora para ella.
La polica sabe que el ministro tiene la carta, pero la buscan y no la encuentran. La polica (el
prefecto) pasa al lugar del que no ve nada. Entretanto, el ministro se feminiza al caer en pose
sin de la carta: queda en la misma posicin de la Reina. La carta es envejecida por l, la firma
para que parezca la escritura de una mujer (vuelve el tema de la feminizacin), y la coloca entre
las cartas a la vista de todos. Cuando la polica la busca, la carta est a la vista pero no se ve. El

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ministro ve que el prefecto no ve nada y se engaa pensando que al estar la carta al descubierto
nadie la va a encontrar. El prefecto se dirige al brillante Dupin y le pide que recupere la carta.
Dupin reduplica la situacin del ministro que haba hecho una pequea escena para distraer
a los dems y robar la carta. Organiza una pelea en la calle, y cuando el ministro va a ver qu
sucede, toma la carta y la cambia por otra en la que escribe un pequeo poema que dice: Un
designio tan funesto no es digno de Teo, es digno de Tieses, a la espera de que el ministro, para
sobornar a la Reina, quiera hacer uso de la carta y se encuentre con que la carta dice otra cosa,
no es la que supone que es. La carta se desplaza y el que pasa a la posicin del que no ve nada
ahora es el ministro porque no sabe que la carta que tiene no es la que supone que es. Dupin
pasa a la posicin de tener la carta y no hace nada, queda mudo y no le comenta al prefecto que
la tiene. La posesin de la carta le produce un efecto de inaccin, calla como la Reina, la carta
le produce un efecto de feminizacin hasta que el prefecto le exige la carta y Dupin pide que le
paguen. Le pagan y termina la escena. Ahora por medio de la polica el que tiene la carta es el
Rey y es l quien ve el engao.

Lacan en los Escritos define el automatismo de repeticin: ... el automatismo de repeticin


(Widerholungszwang) toma su principio en lo que hemos llamado la insistencia de la cadena sig
nificante (p. 5). La repeticin es simblica, es insistencia de la cadena significante. El trayecto
es una repeticin intersubjetiva (Lacan todava habla de intersubjetividad); pero que a su vez
marca en cada situacin una diferencia; es decir, se busca repetir lo mismo pero se produce algo
diferente.

Eric Laurent en la pg. 183 de su libro Entre transferencia y repeticin (Atuel-Anfora, Buenos Ai
res, 1994) establece una polaridad interesante: por un lado, est la circulacin flica, todos estos
intercambios de la carta, pero, por otro lado, frente a la circulacin flica entre hombres est la
inmovilidad de la feminidad. Todos esos hombres se disputan por la carta, pero la feminizacin
de la carta produce que el que la tiene quede inmvil y no haga ni diga nada. Una vez que se
hacen circular los mensajes que obedecen a mensajes significantes hay algo que resta: la carta.
La carta no se reabsorbe en el falo sino que todo sistema significante tiene un resto. Cuando la
carta llega a su destinatario hay un resto de goce. Esto ser retomado en la tercera teora sobre
la repeticin, veremos cmo toma Lacan el resto de goce, la prdida de goce con relacin a la
repeticin.

Si bien Lacan indica que la repeticin es simblica, en este mismo texto de los Escritos se perfila
una vertiente real (anticipo del Seminario 11) que no est conceptualizada como tal pero que
aparece entre lneas. Dice: Esto podra figurar un rudimento del recorrido subjetivo, mostran
do que se funda en la actualidad que tiene en su presente el futuro anterior. Que en el intervalo
entre ese pasado que es ya lo que proyecta se abra un agujero que constituye cierto caput mor-
tuum del significante (...) es cosa que basta para suspenderlo a alguna ausencia, para obligarlo
a repetir su contorno (p. 44). Aqu usa un concepto de la alquimia: de la operacin de la alqui
mia lo que resta es el caput mortuum. Sealemos que este agujero que permite la repeticin es
algo que luego va a retomar en el Seminario 11. En La carta robada dice a continuacin: La
subjetividad en su origen no es de ningn modo incumbencia de lo real, sino de una sintaxis
que engendra en ella la marca significante. En este momento no teoriza lo real de la repeticin;

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insiste en la cadena significante pero, no obstante, menciona la existencia de ese caput mortuum.
Agrega luego que ve desprenderse de lo real una determinacin simblica, que, insisto, es un
antecedente de lo que va a desarrollar despus con su teora de lo real.

Cuando Lacan publica sus Escritos en 1966 agrega a este artculo lo que denomina parntesis
de los parntesis. De hecho, lo escribi despus de haber presentado el Seminario 11 en 1964.
En este mismo artculo 51 dice con relacin a los esquemas que presenta: Esto no es ms que
un ejercicio, pero que cumple nuestro designio de inscribir en l la clase de contorno donde lo
que hemos llamado el caput mortuum del significante toma su aspecto causal (p. 51). Sita en
el caput mortuum su aspecto causal, esto obedece a que en 1966 cuando habla de causa se refiere
al objeto a como causa del deseo, conceptualizado ya en el Seminario 11.

2- LA REPETICIN Y LO REAL
Examinamos ya el primer tiempo en que la transferencia es equiparada a la repeticin definida
como significante. Pasaremos ahora a la distincin entre transferencia y repeticin, en donde la
pulsin queda del lado de la transferencia (Seminario 11). En el tercer tiempo esto se mantiene
pero la pulsin queda enlazada a la repeticin, es decir, al goce (Seminario 17). Primero es acen
tuada su vertiente simblica de la repeticin, luego su vertiente real sin invalidar su aspecto
significante; y en el tercer tiempo es acentuada su vertiente de goce.

En el captulo 5 del Seminario 11, Lacan, siguiendo a Aristteles, distingue dos tipos de repeti
cin: automaton y tyche (p. 62). El automaton es la insistencia de los signos, es lo que hasta ahora
era la repeticin simblica; en cambio, la tyche es el encuentro con lo real. Aqu la repeticin no
es slo significante automaton-, puesto que la anulacin del objeto para que se vuelva signifi
cante es una continua bsqueda que falla: se trata de una repeticin fallida que determina la
relacin con lo real; se busca un real y falla. Si tomamos la experiencia de satisfaccin con
ceptualizada por Freud, primero est la inscripcin del objeto primordial que dio satisfaccin,
y luego, cuando el sujeto vuelve a buscar al objeto se encuentra con que en su lugar hay otra
cosa. Lo que se repite es la imposibilidad de encontrar lo mismo. Esto est ilustrado muy bien
en el texto La repeticin de Kierkegaard en el que relata una historia que consiste en que en una
oportunidad fue a una posada donde bebi una cerveza que le gust mucho, lo pas muy bien,
y por esta razn decidi volver: pero cuando regresa, se encuentra con que la posada est ce
rrada; cuando desea beber la misma cerveza, ya no la fabrican, etc.; lo nico que encuentra es
una diferencia.

En la repeticin lo nico que se repite es la imposibilidad del encuentro de lo mismo. As, lo


real es lo imposible. Definir a la repeticin como una repeticin de lo imposible es darle una
categora lgica. Hay una cadena significante que determina la insistencia de los signos, pero
en esa insistencia se vuelve a encontrar lo real como imposible; la imposibilidad de repetir lo
mismo.

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La repeticin simblica est determinada por el traumatismo como real que tiene que ver con la
sexualidad. Lo que en este seminario es denominado el trauma como lo real, luego ser concep
tualizado como el goce. La experiencia traumtica pasa a ser nombrada como una experiencia
de goce.

Luego, Lacan establece una disyuncin entre transferencia y repeticin: Si la transferencia no


es ms que repeticin, ser siempre repeticin del mismo malogro (p. 149), es decir, del mismo
fracaso. ... la transferencia no es por s slo un modo operatorio suficiente si se la confunde
con la eficacia de la repeticin, con la restauracin de lo que est escondido en el inconsciente
y aun con la catarsis de los elementos inconscientes. Esta distincin de conceptos es un mo
mento clnicamente fundante: rompe con la tradicin freudiana y post-freudiana que equipara
transferencia y repeticin.

Hay tres acepciones fundamentales sobre la transferencia:

TRANSFERENCIA
51 58 64
Imaginaria Simblica Imaginaria - Real
Demanda oferta No es igual a
= Repeticin Repeticin

1. Imaginaria: cuando la transferencia es el cierre del inconsciente, es un obstculo imaginario;


es decir, con la transferencia se interrumpe la comunicacin inconsciente. En la pulsacin de
apertura y cierre del inconsciente la transferencia equivale al momento de cierre. En este sen
tido se diferencia de la repeticin; puesto que la repeticin es simblica y aunque la repeticin
sea fallida es el momento de apertura del inconsciente.

2. Real: Esta vertiente de la transferencia es introducida en este Seminario 11. Est en oposicin
a la repeticin que abarca lo simblico y lo real. Estos matices los seala Miller en su curso Silet
(1994-95, indito). Lacan dice que la transferencia es la puesta en acto de la realidad del incons
ciente; realidad que est ligada a la sexualidad y que apunta finalmente al objeto a. Entonces,
aqu la transferencia no es slo imaginaria, sino que hay una vertiente real de la transferencia
en la medida en que queda enlazada al objeto a que est presentado como causa y como real.

Por otro lado, en la pgina 133 aparece nuevamente el caput mortuum. Cuando Lacan examina
la transferencia se refiere a la presencia del analista y dice: ...la presencia del psicoanalista, aun
en la vertiente misma en que aparece la vanidad de su discurso, debe incluirse en el concepto
de inconsciente. El analista participa del inconsciente, por lo que los analistas son responsa
bles de las metamorfosis, de las transformaciones del concepto de inconsciente que se cerr
despus de la apertura que produjo Freud al comenzar a interpretarlo. En el dispositivo ana
ltico la presencia del analista forma parte del inconsciente; es decir, del Sujeto supuesto Saber
(SsS). Esto quiere decir que se le supone un sujeto al inconsciente, y que el inconsciente tiene
un saber que trabaja.

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Luego contina: Los psicoanalistas de hoy debemos tenemos que tomar en cuenta esta escoria
en nuestras operaciones, como el caput mortuum del descubrimiento del inconsciente (p. 133).
El caput mortuum que reaparece en distintos momentos de su enseanza -en el 56 como un agu
jero que determina la red simblica; en el 64 como un punto crucial en el descubrimiento del
inconsciente ligado a la presencia del analista; y en el 66 como un objeto causal- es el punto real
ligado tanto a la repeticin como a la transferencia. En cuanto a la transferencia, es planteada
como una inercia imaginaria en el punto de cierre del inconsciente, pero tambin presentifica
al objeto a; es decir, da cuenta de la presencia de lo real. A pesar de la dialctica simblica de la
transferencia (la cura est ligada a eso) existe un punto de real como caput mortuum.

Esta es la vertiente tomada por Miller: a pesar de la divisin tajante entre transferencia y repe
ticin hay un punto en comn que se sostiene que es la relacin real sexual. Lacan lo dice en el
Seminario 11: Slo a partir de lo real en la repeticin podemos llegar a discernir esta ambige
dad de la realidad que est en juego en la transferencia (p. 149). Existe cierta ambigedad en
la transferencia que se aclara con lo real de la repeticin. La sexualidad y la pulsin quedan del
lado de la transferencia; la repeticin tiene que ver con la bsqueda y con lo fallido, empalma
con un real, el objeto a que se presenta en la transferencia, no como imaginario sino como real.

3. LA REPETICIN COMO GOCE


La ltima modificacin es que el goce queda del lado de la repeticin, ya no es repeticin como
real sino repeticin como goce. En el captulo 3 Saber medio de goce- del Seminario 17 La
can lleva a cabo la conjuncin entre repeticin y goce. Indica que la repeticin se funda en un
retorno de goce (p. 48) y explica por qu: el aparato significante que se pone en juego en la
repeticin introduce el goce que est situado en el movimiento mismo de la cadena significan
te. Ya no habla de pulsin sino que introduce el concepto de saber inconsciente. El saber como
repeticin tiene que ver con el goce. El saber inconsciente reaparece y est enlazado al goce:
Este saber encuentra ah su raz en el hecho de que la repeticin resulta ser un medio de goce
(p. 51). A esta repeticin la llama saber inconsciente, que reaparece y est enlazado al goce, sa
ber como medio de goce. En esto se traduce, culmina, se origina la incidencia del significante
en el destino del ser que habla (p. 53).

El sujeto al hablar goza y todas las determinaciones inconscientes significantes que reaparecen
a travs de la repeticin son un medio de goce. Esta es una modificacin al Seminario 11 por
que all la repeticin implicaba una falla: cada vez que el sujeto intentaba encontrar lo mismo
se encontraba con que era imposible. Eso se sostiene, pero, no es solamente que falla sino que
tambin la repeticin es bsqueda de goce.

Entonces, los tres momentos que se plantean en su enseanza no son totalmente opuestos.
La repeticin es un concepto que va tomando cada vez ms envergadura. Es un concepto es
trictamente clnico. La repeticin permite entender el dispositivo analtico, el movimiento de
apertura del inconsciente que tiene su matriz simblica que empalma con un real (objeto a) y
que finalmente tiene que ver con el goce; es un medio de goce. De todas maneras, existe cierta

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ambigedad porque Lacan nunca deja de decir que se trata de la simbolizacin del goce dado
que es una repeticin significante enlazada al traumatismo inicial de la sexualidad. Hay una
simbolizacin del goce y tambin hay prdida de goce. Miller introdujo este matema:

A
--- = a (plus de goce)
J

Este matema ilustra muy bien la accin del Otro (A) sobre el goce primordial (J). Cuando el
goce se simboliza se produce una prdida de goce, una anulacin del goce. En este seminario
se introduce que no slo hay prdida de goce por la simbolizacin sino que esta operacin tie
ne un resto que es el objeto a como plus de goce. Dice: ...en esta misma repeticin se produce
algo que es un defecto, un fracaso (p. 48). Y contina en la pgina siguiente: ...en la misma
repeticin hay una mengua de goce.

Lo que antes examinaba como falla, se vuelve ahora repeticin como prdida de goce. Es decir,
cada vez que aparecen los signos simblicos en el automatismo de repeticin hay una prdida
de goce. La funcin del objeto a surge en el lugar de la prdida que introduce la repeticin
(p. 51). Lacan afirma que por eso nos interesa saber, en la investigacin psicoanaltica, de qu
manera el plus de goce suple el goce flico prohibido (p. 79). La prdida de goce, que se pue
de llamar goce flico prohibido, es equiparable a la prohibicin del incesto. El ser hablante
al introducirse en el lenguaje produce una prdida de goce, en esta entropa hay algo que se
recupera, el objeto a como plus de goce que funciona como una suplencia al goce flico per
dido. Lacan dice: ...es por la repeticin como se engendra algo que es otra dimensin que he
llamado la prdida la prdida por la que toma cuerpo el plus de goce (p. 131). La repeticin
implica una simbolizacin y prdida del goce que circula a travs de la cadena significante; esto
implica una prdida de goce que se recupera bajo la forma del objeto a como plus de goce, que
suple esa prdida inicial.

Finalmente, Lacan en el texto Televisin (1973) lo define claramente: habla de las cadenas de
goce sentido, es lo que despus aparece como jouissens (p. 94), palabra que nombra al goce,
que si se divide es goce y sentido. El goce se sita en la cadena significante; es decir, el sujeto
al hablar goza. El hablar mismo es un modo de goce. El goce circula entre los significante, se
sita en la metonimia de la cadena significante, por eso habla de cadenas de goce. Definicin
del goce que tambin corresponde a la ltima parte de la enseanza y a la ltima definicin de
lo simblico de Lacan, que es denominado sentido gozado (jouissens), porque hay un goce del
sentido.

El concepto sentido tiene distintas acepciones en la obra de Lacan: en la primera parte de su


enseanza desprecia la significacin (el sentido), le da una acepcin imaginaria, por su privi
legio de lo simblico; el sentido queda degradado con relacin a la preeminencia del signifi
cante. Pero en la ltima parte de su enseanza, Lacan no privilegia ya lo simblico por sobre
los otros dos registros. Al final equipara los tres registros y los coloca con relacin a un cuarto
trmino que es el del goce. Ahora el sentido ya no es imaginario sino que es sentido gozado; es

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la inclusin del goce en el sentido. Es ms, el concepto signo que al comienzo de su ensean
za despreciaba -por ejemplo el signo de Pierce, si hay humo, hay fuego- porque no era una
oposicin significante; al final de su enseanza tambin lo relaciona al goce.

Todo este recorrido va a parar al goce de la palabra, goce Uno del sexto paradigma, que tiene
que ver con el cmo a travs de la palabra el sujeto goza. En el Seminario 20, Aun (197273)
se observa la reformulacin de lo simblico en la teora de Lacan.

Recapitulemos:

1) Primero Lacan introduce el concepto de das Ding (Seminario 7), presenta lo real pero no como
categora lgica sino como lo que est ah como goce masivo; esto trae un problema: cmo
atrapar por el significante a ese goce que es real?

2) Miller dice que Lacan lo resuelve con la introduccin del objeto a, que es el objeto causa del
deseo como vaco -no es el plus de goce-, y tiene un enlace con los objetos pulsionales que cir
cunscriben ese vaco, es una fragmentacin del goce (Seminario 11).

3) Estos objetos causa del deseo tienen que ver con un real, con un imposible como categora
lgica. Por esto, a medida que avanza la teora de Lacan, el concepto de real como categora
lgica y como imposible, de alguna manera desdibuja lo real porque va hacia lo simblico,
puesto que plantearlo como consistencia lgica implica la utilizacin de lo simblico. As es
como queda vacante el qu hacer con la relacin entre lo simblico y el goce.

4) Por lo tanto conceptualiza el goce discursivo, los cuatro discursos (Seminario 17), para situar
el objeto plus de goce. Aqu lo simblico acta sobre el goce produciendo una anulacin (pr
dida), pero al mismo tiempo hay un resto (a), y, por lo tanto, una recuperacin de goce a travs
de una suplencia que es el objeto a como plus de goce. No desaparece la dimensin de lo real
ni de lo simblico, slo que se aade el tema del goce.

Repeticin
1. Significante
2. Saber (Incc) medio de goce
3. Prdida de goce A
= a (plus de goce)
J
4. Es fallida y empalma con un real
5. Recuperacin de goce por a como suplencia

5) Partimos de estudiar el falo como significado: ; luego, como significante del deseo: ; des
pus, como significante del goce; a continuacin aparece desdibujado y emerge la teorizacin
del objeto a como causa de deseo, que finalmente se desplaza para volverse objeto plus de goce
(como plusvala).

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Llegados a este punto vamos a poder ver de qu manera reaparece el falo: como S1, como fun
cin flica y como goce flico a diferencia del Otro goce. Todo esto nos lleva a las frmulas de
la sexuacin y la lgica modal, que introduce la distincin entre lo necesario, lo imposible, lo
posible y lo contingente. Es aqu donde el uso de lo imposible adquirir otra funcin.

11 de octubre de 2000

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13. LA FUNCIN FLICA: TODOS,


ALGUNOS, NO TODA

SILVIA ELENA TENDLARZ:

Les presentar brevemente el recorrido de las prximas clases. El punto de partida ser el exa
men del Seminario 17, El reverso del psicoanlisis, y el Seminario 18, De un discurso que no
fuese semblante. Del Seminario 17 tomaremos el captulo que Miller denomin El pasaje del
mito a la estructura en donde Lacan examina el mito de Ttem y Tab y su diferencia con
el Complejo de Edipo.

En el segundo punto, denominado Todos, Algunos y No-Toda, veremos: 1) el cuadrngulo


de Aristteles, 2) el esquema de Peirce, y 3) su uso por parte de Lacan.

La tercera cuestin para trabajar es la lgica formal: 1) los cuantificadores de Frege, 2) la pre
sentacin de las frmulas de la sexuacin y 3) la lgica modal.

El eje de este recorrido es el estudio de la funcin flica, el goce flico y el goce suplementario.
Para ello introduciremos la nocin de lmite que se presenta en la paradoja de Aquiles y la
Tortuga y el mito de Don Juan.

Finalmente, el examen de la teora de los nudos, el nudo borromeo, presentados en R.S.I. al


final de la enseanza de Lacan nos permitir llegar al punto de desembocadura del cuadro de
doble entrada con el que comenzamos: los tres registros, R.S.I., por un lado, y por el otro, el
concepto de falo.

1. EDIPO Y EL PADRE DE LA HORDA


El tema de Todo y todas las mujeres que se desprende del cuadrngulo de Aristteles es tra
bajado por Lacan en forma diferente en los Seminarios 17 y 18.

Partamos de la lectura de los captulos 7 y 8 del Seminario 17. All opone por primera vez el
Complejo de Edipo y el mito de Ttem y Tab. El primero lo haba examinado en los 50 en
trminos de metfora paterna, cmo acta el Nombre-del-Padre sobre el Deseo de la Madre
-Una cuestin preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis-; y los tres tiempos del
Edipo -Seminario 5-. Tomar de Complejo de Edipo implica hablar, desde la perspectiva del hijo,
del asesinato del padre y del goce de la madre. Ttem y Tab trata sobre el asesinato del pa
dre, pero no ya del goce de la madre sino del goce del padre de todas las mujeres.

En el Seminario 17 vuelve sobre una cuestin examinada en el Seminario 4, en el cual deca que
la relacin con la madre siempre causa estragos y daba el ejemplo de la madre cocodrilo: cuan

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do tiene el hijo en su boca, el falo es el elemento tercero que permite que no se cierre. Miller
retuvo la imagen de devoracin y seleccion el prrafo para ser colocado en la contratapa de
la versin francesa junto con la figura de Cronos comiendo a sus hijos. En esta relacin madre
hijo que produce estragos, el Nombre-del-Padre acta como el operador central que permite
ordenarla. En el Seminario 17 agrega que cuando en el Complejo de Edipo el hijo mata al padre
y se acuesta con la madre hay un goce: pero que no slo el hijo goza de la madre, tambin hay
un goce de la madre, la madre goza.

Lacan se pregunta en el Seminario 18: si Yocasta saba o se olvid. El hecho de que Edipo no
supiera que ella era su madre no tiene nada de particular: ese no saber es un ejemplo mismo del
inconsciente, por eso l no saba; pero, el no saba o se olvid de Yocasta alude a la pregunta
de cul es su posicin frente al incesto. Lacan, la incluye en la vertiente del goce de la madre. A
su entender no es tan importante que Edipo haya accedido a Yocasta, que se haya acostado con
ella; Edipo se dirige a Yocasta porque quiere saber la verdad, quiere descifrar el enigma que le
presenta la Esfinge.

En el Seminario 17 Lacan nos dice que el Complejo de Edipo es un sueo de Freud y en el 18


afirma que est empalmado a la neurosis. Incluso hace una distribucin: la histeria se coloca
del lado del Complejo de Edipo; la neurosis obsesiva se coloca del lado de Ttem y Tab,
puesto que se pone en juego la culpa por el asesinato del padre y la prohibicin del goce de las
mujeres. Los articula as a dos figuras de la neurosis: histeria y neurosis obsesiva.

Cuando afirma que el Complejo de Edipo es un sueo de Freud alude al inicio de su teoriza
cin. Al formularlo, Freud se apoy en un sueo que tuvo luego de la muerte de su padre en el
que aparece la frase: Se ruega cerrar un ojo, o se ruega cerrar los ojos. Este sueo de la muerte
del padre se pone en relacin con sus propios deseos de muerte dirigidos al padre. Por ello, en
el anlisis del Complejo de Edipo intervienen estos deseos de muerte dirigidos al padre.

Lacan establece una serie para examinar esta cuestin: el Complejo de Edipo, el sueo de Freud,
y otro sueo del encuentro de un hijo con el padre muerto -analizado ya en el Seminario 6, El
deseo y su interpretacin- que retoma de los ejemplos incluidos en La interpretacin de los
sueos (1900), (Obras completas, Amorrortu, t. 3, captulo 5, pg. 430): As, un hombre que
haba cuidado a su padre durante la enfermedad de ste, y sufri mucho a causa de su muerte,
tuvo tiempo despus este sueo disparatado: El padre estaba de nuevo con vida y hablaba con
l como sola, pero (esto era lo asombroso) estaba no obstante muerto, slo que no lo saba. Se
comprender este sueo si a continuacin de estaba no obstante muerto se agrega a causa
del deseo del soante, y si se completa slo que no lo saba as: el soante no saba que
tena ese deseo. Son puntuados los deseos de muerte dirigidos al padre. Mientras asista a su
padre enfermo, el hijo haba deseado repetidas veces que l muriese, vale decir, haba engen
drado el pensamiento verdaderamente piadoso de que por fin viniese la muerte a poner trmi
no a esa tortura. Sobrevenida la muerte y durante el duelo, ese mismo deseo del hijo compasivo
devino reproche inconsciente, como si con l hubiera contribuido realmente a acortar la vida
del enfermo. Y por el despertar de las ms tempranas mociones infantiles contra el padre fue
posible que ese reproche se expresara como sueo; pero precisamente a causa de la oposicin

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inconmensurable entre el excitador del sueo y el pensamiento onrico debi cobrar aqul una
apariencia tan absurda.

Freud analiza el sueo de su paciente, y al hacerlo, tambin est hablando de s mismo. Exa
mina as cmo aparece el deseo de muerte dirigido al padre y el sentimiento de culpabilidad
asociado. Cuando Lacan estudia este sueo en el Seminario 6, para examinar la frase el no
saba hace una distincin entre el sujeto de la enunciacin y el sujeto del enunciado. El sujeto
de la enunciacin en francs es je (por la distincin entre moi y je para decir yo, inexistente
en castellano), que es inconsciente; es decir, hay un no saber. Pero en el Seminario 17 Lacan no
lo retoma en estos trminos, sino que afirma que en realidad no hay manera de que un muerto
sepa que est muerto, ni que el soante sepa acerca de la muerte porque no hay inscripcin de
la propia muerte en el psiquismo. Todo esto viene a cuenta del tema de la muerte del padre en
el Complejo de Edipo y en Ttem y Tab; de cmo podra inscribirse la muerte del padre si
no hay inscripcin de la muerte en el psiquismo. Todo esto para decir que nadie sabe, nadie
de los vivos en cualquier caso, qu es la muerte. Y ms adelante contina: Esto permite poner
en el centro de la lgica este todo hombre todo hombre es mortal (alude a los silogismos de
Aristteles, sin nombrarlos) que se apoya precisamente en el no saber de la muerte, y que es a la
vez lo que nos hace creer que todo hombre significa algo, todo hombre nacido de un padre, del
que se nos dice que, como est muerto, l el hombre no goza de lo que tiene que gozar (p.
130). Hay un deslizamiento hacia el mito de Ttem y Tab, dice: Que el padre muerto sea el
goce es algo que se nos presenta como el signo de lo imposible mismo. El padre goza de todas
las mujeres (no de las madres); y los hijos que desean a esas mujeres (que no son las madres) y
quieren poseerlas lo matan; luego del asesinato surge el sentimiento de culpa y la obediencia
retroactiva que prohibe nuevamente el acceso a las mujeres.

Lacan dice que Freud se empea en tomar a este mito como real, como verdaderamente suce
dido; pero, dice Lacan, el empeo de ser hermanos, la cofrada muestra muy bien que no lo son
porque la nica fraternidad es la segregacin. No se trata slo de la muerte del padre sino del
asesinato. Hay una equivalencia entre padre muerto y goce, porque el padre asesinado es el
que goza: se sita as en el mismo lugar al goce y al padre muerto que se vuelve un operador
estructural: La equivalencia entre padre muerto y goce es un elemento de la estructura. Con
esto Lacan se desplaza del mito a la estructura.

Luego dice: Que el padre muerto sea el goce porque est ubicado en el mismo lugar..., afir
macin que se aclara en seminarios posteriores con las frmulas de la sexuacin. La equivalen
cia padre muerto = goce es el punto de partida de las frmulas de la sexuacin. Equivalencia
que se presenta como el signo de lo imposible mismo. Podra preguntarse, si est muerto,
cmo goza? Pero este imposible es lo real, no lo real de la realidad mtica que sucedi, sino lo
real como categora lgica. Es imposible que el padre goce de todas las mujeres. Lo real es lo
imposible dice Lacan-, no en calidad de un simple tope con que nos damos de cabeza, sino
tope lgico que de aquello de lo simblico se enuncia como imposible, de aqu surge lo real.
Reconocemos muy bien aqu en efecto, ms all del mito de Edipo un operador, un operador
estructural llamado el padre real. Este padre real, en la medida que ubica un imposible lgico,
se vuelve un operador estructural, muestra que hay un punto de imposible en toda estructura.

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Este padre real es efecto del lenguaje, es decir, padre, madre, etc. son un efecto de discurso;
est perdido su origen biolgico. En los seres hablantes aparece este padre real como operador
estructural. El discurso es un lazo social y tiene una estructura que estudiamos con los cuatro
discursos. Este padre real es el operador mismo de la castracin, y Lacan lo llama agente de
la castracin.

Lacan presenta en el Seminario 17 el pasaje del mito a la estructura, que implica un ms all del
Edipo; su clnica supone la bsqueda de efectos lgicos y operadores estructurales.

En el seminario siguiente sigue trabajando el tema de los discursos pero incluye un concepto
que no haba sido tomado en cuenta hasta entonces: el semblante. Tambin vuelve a trabajar
la oposicin entre Edipo y Ttem y Tab. Habamos dicho que el padre de la horda encarna
un goce imposible porque designa un ser mtico que podra gozar de todas las mujeres. En el
Seminario 17 afirma que es imposible; en el Seminario 18 produce un desplazamiento que mo
difica absolutamente su teorizacin de la sexualidad femenina: lo imposible es que se pueda
decir todas las mujeres. Es imposible construir un universal de todas las mujeres. Esto le
permite introducir su formulacin de que La Mujer (con mayscula) no existe. No hay un sig
nificante que pueda nombrar a La Mujer.

Las frmulas de la sexuacin permiten ordenar a los hombres de acuerdo al funcionamiento


de la funcin flica. Del lado de las mujeres no funciona de la misma manera. El orden lgico
de deduccin es: imposible decir Todas las mujeres, es imposible construir un universal de
todas las mujeres porque falta un significante que pueda nombrar a La Mujer. En cambio, es
posible afirmar Todo hombre existe como resultado de la accin del padre primordial. En
la medida que existe el padre mtico se puede armar un universo posible del lado masculino:
todos los hombres tienen acceso a la castracin y al falo. Lacan utiliza dos categoras lgicas,
dos categoras modales, sin desarrollarlas todava, que son lo imposible y lo posible. Es impo
sible que exista el conjunto de todas las mujeres y es posible que exista el conjunto de todos
los hombres que cumplan con la funcin flica. Lo posible queda del lado de los hombres y la
categora de lo imposible queda del lado femenino.

Otra cuestin que seala como una oposicin entre Edipo y Ttem y Tab es que en la histo
ria de Edipo est velado el goce del padre. La madre se introduce a partir de sus hijos que son
los hroes que gozan de ella, y tambin queda velado el goce de la pareja real, pero no por eso
est ausente, puesto que la pareja real es garante del goce del pueblo, en su funcin misma hay
algo enlazado al goce. Por otra parte, Edipo mata al genitor y eso no significa que haya matado
al padre. Esto ya lo haba comentado en el Seminario 7. All seala que todo hijo y todo padre
son adoptados; la paternidad no es biolgica, es siempre simblica. Siempre debe haber una
mediacin por la cual un padre, ya sea genitor o no, reconozca a un hijo como suyo; a la vez,
el hijo debe reconocer al padre como tal. El tema de la adopcin es un asunto simblico, uno
y otro deben reconocerse simblicamente, de lo contrario no hay filiacin posible. Entonces
Edipo no mat al padre, mat al genitor, puesto que sus padres fueron la pareja que lo cri,
que le dieron su nombre, a los cuales l reconoci. Por estas cuestiones, Lacan dice que el mito
de Edipo es problemtico y le resulta ms interesante el de Ttem y Tab. En este mito, en el

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que el goce del padre es puesto en primer plano, se pone en juego la glotonera. La glotonera
del goce del padre tambin funciona para los hijos porque a continuacin del asesinato llevan a
cabo la devoracin ritual. Es decir, es un goce absoluto que pasa de padre a hijo. En este semi
nario indica que la prohibicin no recae sobre las madres sino sobre las mujeres.

La funcin central del mito es opuesta en Edipo y en Ttem y Tab. En Edipo primero est la
ley y de ah surge el goce. Primero est el asesinato del padre, con una prohibicin que antece
de, y luego goza de la relacin con su madre (Yocasta). En cambio, en Ttem y Tab el goce
est en el origen y de ah surge la ley que funciona como prohibicin de las mujeres. Por eso el
padre real como operador estructural enlaza el padre muerto y el goce. No es lo mismo decir
que primero est la ley que ordena el goce, que primero est el goce y sobre ese goce opere la
ley de la prohibicin. Esto est mucho ms cerca de su teora final acerca del goce. En el Semina-
rio 7, cuando lo planteaba en trminos de das Ding, se trataba de un goce prohibido que reque
ra cierta transgresin para alcanzarlo, la prohibicin funcionaba de entrada (del Nombre-del-
Padre). Aqu, en cambio, funciona de entrada el goce y sobre este goce debe actuar lo simblico
produciendo una prdida de goce que se recupera bajo la forma del objeto plus-de-goce (a).

2. TODOS, ALGUNOS Y NO-TODA

1) EL CUADRNGULO DE ARISTTELES

Una vez presentado el tema de Todos los hombres y Todas las mujeres, Lacan toma el
cuadrngulo de Aristteles y las proposiciones una proposicin es aquello que se asevera
cuando se lleva a cabo una enunciacin, pueden ser verdaderas o falsas, sobre ellas se aplican
las tablas de verdad-. Aristteles trabaja con proposiciones categricas, aquellas que dicen que
hay clases que afirman o niegan que una clase est incluida en otra, total o parcialmente, son
relaciones entre clases, aunque haya sujeto y predicado ambas contienen una clase. Una clase
es un conjunto de elementos que tiene una caracterstica comn; por ejemplo, Los unicornios
son blancos, unicornio es una clase, y blanco es otra clase. Hay cuatro formas tpicas de
proposiciones: A, Universal Afirmativa; E, Universal Negativa; I, Particular Afirmativa; y O.
Particular Negativa.

El trmino particular no es de Aristteles, l se refera a los universales y a las proposiciones


o aserciones individuales. Apuleo introduce las proposiciones particulares. Tambin presenta
los cuantificadores, que designan las partculas que sealan los universales (todo, ningn), y
las particulares (algunos s, algunos no). Estas partculas se denominan prodiorismos.

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Universal Afirmativa Universal Negativa


Todo S es P Ningn S es P
Es necesario que todo S sea P Es imposible que todo S sea P

A Contrarias E

Subalternas

Subalternas
I Subcontrarias O

Particular Afirmativa Particular Negativa


Algn S es P Algn S no es P
Es posible que algn S sea P Es contingente que algn S no sea P

En este cuadrngulo hay un sistema de relaciones que implican tablas de verdad:

A es contrario a E, Todo hombre es mortal es contrario a que Ningn hombre es mortal.


Para Aristteles no se pueden afirmar las dos proposiciones al mismo tiempo; si una es verda
dera, la otra es falsa.

I es subcontraria de O. Las subcontrarias pueden ser verdaderas al mismo tiempo las dos. Por
ejemplo, Algunos hombres son blancos y Algunos hombres no son blancos; ambas pueden
ser verdaderas.

Para Aristteles la existencia se desprende del universal, para que Algn S sea P es necesario
que Todo S sea P. Para Lacan esto es distinto; para que Algn S no sea P es necesario que
Ningn S sea P.

Las contradictorias son el par A - O, y E - I. La verdad de una conlleva la falsedad de la otra


necesariamente. Si es verdadero que Todos los hombres son blancos es falso que Algn
hombre no es blanco; y si Ningn hombre es pjaro es verdadero, es falso que Algn hom
bre sea pjaro.

Las subalternas A I, y E - O estn definidas como la relacin de implicacin de las universa


les y particulares del mismo lado del cuadrngulo, lo que las vuelve igualmente verdaderas.
Estas relaciones subalternas son rechazadas por la lgica moderna porque Todo puede ser
un conjunto vaco. Ejemplo: Todos los unicornios tienen cuatro patas, este universal es un
conjunto vaco.

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Por otro lado, as como para Aristteles el universal funda la existencia del particular, para la
lgica moderna los particulares pueden fundar la existencia sin recurrir al universal. Aristte
les desarrolla estas cuestiones en El Organon, en particular en el captulo 7 del Perihermeneias
que se traduce Sobre la interpretacin, y en los Primeros Analticos; Lacan trabaja todas
estas cuestiones en los Seminarios 18 Sobre un discurso que no fuese del semblante, el Semi-
nario 19, ...o peor, y en El saber del psicoanalista.

Aristteles seala que Todo indica que la cosa se expresa de un modo universal, y por eso
no tiene sentido decir No todo. Por ejemplo en la formulacin No todo hombre es blanco,
rechaza el uso del No todo, en su lugar utiliza el Alguno no es; la negacin no es aplicada
a hombre sino al atributo blanco: Todo hombre no es blanco. En Aristteles Todo es un
prodiorismo que queda independiente de la afirmacin o la negacin.

Lacan rechaza esto afirmacin e indica que La mujer es No-toda. En el Seminario 17 dice que
estas proposiciones que utilizan el todo son parte del discurso Amo. Adems, utiliza el concep
to de cuantor en lugar de los cuantificadores para restarles la idea de cantidad.

2) EL ESQUEMA DE PEIRCE

El esquema de Peirce pertenece a la lgica moderna, Lacan lo utiliz por primera vez en el Se-
minario 9, La identificacin, en la clase del 19 de enero de 1962. Vuelve sobre ello, casi 10 aos
despus, en el Seminario 18 en la clase 17 de febrero de 1971. La particularidad del esquema de
Peirce es que incluye el conjunto vaco.

Universal Afirmativa A: Todo trazo es vertical.

Universal Negativa E: Ningn trazo es vertical ilustra a la universal afirmativa, porque como
Todo trazo es vertical y en este conjunto no hay ningn trazo, se incluye el conjunto vaco ().
Esto significa que no es necesario que entren en contradiccin A y E.

Particular Afirmativa I: Algunos son verticales.

Particular Negativa O: Algunos no lo son, no dice nada acerca de que algunos lo sean.

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Lo importante es recordar que:

1. El Universal incluye el conjunto vaco, tanto el negativo (E) como el afirmativo (A), por ejem
plo Todos los unicornios son simpticos.

2. Las subalternas no necesariamente van a ser siempre verdaderas. Se puede partir de un uni
versal falso y la subalterna ser verdadera, o al revs. Esto quiere decir que no funciona de la
misma manera la tabla de verdad. Por ejemplo: Todos los hombres son lobos es un conjunto
vaco (); Algunos hombres son lobos puede ser verdadero, dice el dicho: El hombre es el
lobo del hombre, esto puede ser aunque dicho metafricamente, por supuesto. Otro ejemplo:
Todos los hombres son hermafroditas es falso, es un conjunto vaco (); en cambio, Algunos
hombres son hermafroditas es verdadero. Si A es falso y (), I puede ser verdadero.

Lacan utiliza la lgica de Frege y la teora de los conjuntos. Por lo estudiado hasta ahora, Lacan
indica que se puede afirmar el universal de Todos los hombres pero que no se puede afirmar
el universal de Todas las mujeres, entonces agrega que La mujer no existe en la clase del 17
de febrero de 1971 (Seminario 18).

No existe el universal de las mujeres pero s existe el particular de las mujeres. Afirma que
algunas mujeres tienen un cierto saber sobre el goce, existe el Algunas mujeres.... Luego
desarrolla las frmulas de la sexuacin y se desentiende de los universales, en el sentido de
que el universal no determina la existencia, se establece la existencia a partir del particular. Por
otro lado, utiliza el No- todo rechazado por Aristteles. Dice que La mujer es no-toda en la
funcin flica, la mujer est ah pero no toda, parte de ella est ms all del falo, ms all del
goce flico.

Jacques-Alain Miller, en su curso 1,2,3,4, en la clase del 16 de enero de 1985, examina el tema
de lo particular y lo universal a partir de la teora de los conjuntos y de la lgica moderna. El
tema del particular es el Algn, Alguno s (particular afirmativo), y Alguno no (parti
cular negativo).

En la particular afirmativa (I) hay dos interpretaciones posibles, la primera es que algn F es
G que no excluye que todos lo sean; no dice nada sobre el resto, es decir, el resto son o no son
G? La segunda interpretacin es que algn F en ms es G, excluyendo que todos lo sean.

Con la particular negativa (O) es el mismo problema porque algunos no lo son, pero el resto,
no lo son tampoco? O no es ninguno?

Esto muestra que hay una discrepancia entre el uso del lenguaje y la voluntad de formalizacin.
La lgica de Aristteles es una lgica de clases y atributos que est muy cerca de la gramtica y
de la lengua, son proposiciones con sentido, pero la lgica formal, la lgica moderna a partir de
Frege est basada en el sin sentido, muestra que la ambigedad surge por el uso del lenguaje.
Por esto Lacan hace el pasaje de las proposiciones de Aristteles al uso de los cuantificadores,
hay un esfuerzo de formalizar sin quedar pegado al sentido.

Retomaremos los conjuntos propuestos por Miller en su clase,

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Este ltimo esquema es compatible con el primer esquema de Todo F es G, universal afirma
tivo (A), hay solo G. Tambin es compatible con el universal negativo (E) porque es Ningn F
es G, es decir, no hay F, y queda diagramado igual.

La introduccin del conjunto vaco cambia la lgica moderna: Por ejemplo, Todos los uni
cornios son simpticos, F son los unicornios y G simpticos; y si no hay F porque no existen,

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entonces es un conjunto vaco (); a partir de ello es lo mismo decir todos los unicornios son
simpticos (A), que Ningn unicornio es simptico (E), porque tambin es un conjunto
vaco (). Si del lado de los particulares exista cierta ambigedad, del lado de los universales
quedan amalgamados por la inclusin del conjunto vaco.

Finalmente, Lacan busca en Peirce esta utilizacin del conjunto vaco y la importancia de la
existencia del particular ms all de la no existencia del universal. Por ejemplo, existen los seres
simpticos ms all de la inexistencia de los unicornios simpticos. El universal puede ser una
categora vaca. Esta idea le permite a Lacan fundar la existencia a partir de los particulares y
no de los universales como Aristteles. Incluso cuando habla del universal de los hombres, lo
vuelve posible la existencia de uno que dice que no.

El padre primitivo aparece como el que goza de todas las mujeres, es la existencia de un
particular que funda el universal de Todos los hombres estn sujetos a la castracin. El par
ticular del lado masculino, el lugar de excepcin, Al menos uno que no, que dice que no a la
castracin, funda el universal de Todos igualmente castrados, Todos igualmente sujetos a
la funcin flica.

Del lado femenino, a partir de la imposibilidad de un universal, que es un imposible lgico, se


funda la no toda, la contingencia de la relacin al falo.

Se puede hacer una comparacin entre Lacan y Aristteles. El primero incluye los universales
y a partir de ello deriva las existencias posibles; en cambio, Lacan excluye el universal como
punto de partida, no se deriva de l la existencia. El universal de todos los hombres est deter
minado por un particular; es decir, la lgica de Aristteles queda invertida: Lacan incluye lo
que Aristteles rechaza y, adems, afirma que el No-todo no es un universal negativo.

25 de octubre de 2000

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14. LAS FRMULAS DE LA SEXUACIN

SILVIA ELENA TENDLARZ:

En estas ltimas clases examinaremos el punto de desembocadura del tratamiento del concep
to de falo en la enseanza de Lacan. Abordaremos, pues, el sexto paradigma del goce plan
teado por Jacques-Alain Miller. Luego del desplazamiento del inters de Lacan del falo como
significante del goce al objeto a como plus-de-goce, en la ltima parte de su enseanza, Lacan
introduce la funcin flica como funcin de goce. Tres trminos quedan en relacin con el falo:
la funcin flica, el goce flico y el falo como semblante. Partiremos del estudio de la funcin
flica desarrollada por Lacan en las frmulas de la sexuacin, para centrarnos la prxima clase
en la distincin entre goce flico y goce suplementario, y retomar el destino del concepto de
falo en la obra de Lacan.

Las frmulas de la sexuacin tuvieron un tiempo de desarrollo conceptual antes de ser nom
bradas como tales. Lacan primero habla de identificaciones sexuales o hechos del discurso
(De un discurso que no fuese del semblante, 20-1-71), luego de valores sexuales producidos
por el discurso (...o peor, 12-1-72). En Aun vuelve sobre las identificaciones sexuales o
de las definiciones posibles de la parte llamada hombre y de la parte llamada mujer brinda
das por el lenguaje cuando presenta las frmulas. Finalmente, slo utiliza la expresin frmu
las cunticas de la sexuacin en Los desengaados se engaan (9-4-74) con las que usual
mente se las conoce, aunque en ese mismo seminario vuelve a utilizar la expresin opciones
de identificacin sexuada unas clases despus.

Son equiparables ambas expresiones, las identificaciones a las frmulas? La orientacin de


una identificacin sexuada proviene del planteo de los tres tiempos del Edipo, que concluyen
con las identificaciones que ubican al sujeto en posicin masculina o femenina sin tener en
cuenta para ello el sexo biolgico. As, las opciones de identificacin sexuada van en este senti
do. La expresin frmulas de la sexuacin ponen en manifiesto con mayor nitidez la eleccin
del sexo por parte del ser-hablante que debe distinguirse de la eleccin de objeto. Tal vez este
esfuerzo de formalizacin explique el xito de esta expresin dado que habitualmente se las
conoce como frmulas de la sexuacin aunque Lacan las haya llamado as puntualmente.

Las escribe de la siguiente manera:

Necesario x -x -x -x Imposible
Posible x x A
-x x Contingente

Estas fmulas utilizan cuantificadores que deben ser explicados a partir de Frege, dos tipos
de negaciones forclusiva y discordancial-, una nica funcin flica- unida a una variable, y
quedan enlazadas a la lgica modal.

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1. FREGE Y LOS CUANTIFICADORES


A diferencia de la lgica de clases y atributos de Aristteles, que resulta prxima a la gramtica
y a la lengua por ser proposiciones con sentido, la lgica moderna introduce la funcin pro
posicional como vaca de sentido. Reemplaza la triada sujeto-cpula-atributo por la relacin
entre la funcin y el argumento. Se produce as un pasaje de las frases a los cuantificadores.

Al formalizar la sexuacin Lacan utiliza la funcin proposicional de la lgica moderna (Frege)


y la teora de los conjuntos (en particular, el conjunto vaco introducido por Peirce en su esque
ma).

En 1879 Frege publica el Begriffsschrift, traducido como Conceptografa (Universidad Na


cional Autnoma de Mxico, 1972), que lleva como subttulo Un lenguaje de frmulas, seme
jante al de la aritmtica, para el pensamiento puro que traduce su esfuerzo de formalizacin.
Frege busca una escritura que se asemeje a las matemticas, ms all de los contenidos de las
proposiciones particulares y del sentido. Intenta as encontrar el fundamento lgico de las ma
temticas.

Distingue la funcin -que es siempre constante, invariable, inmvil- del argumento -que es sus
tituible, variable, reemplazable-. Una misma funcin puede tener distintos argumentos. Esta
funcin con su argumento se escribe de la siguiente manera f(x).

Utiliza el siguiente ejemplo. La funcin puede llamarse La circunstancia de que el anhdrido


carbnico es ms pesado que.... Esta funcin puede tener como argumento tanto hidrgeno
como oxgeno. Es decir, la funcin se mantiene inmvil mientras que la variable puede sus
tituirse una por otra. Dice: ...a la parte de la expresin que aparece sin cambio la llamamos
funcin y a la parte reemplazable, su argumento.

Una modalidad de escritura es (A), F es la funcin, y A el argumento. Lacan retoma esta escri
tura para hablar de la funcin flica.

x es una funcin que se llama castracin. Escribe as al goce sexual flico como una funcin
proposicional, con un solo argumento que representa al sujeto como sexuado. La variable x
se aloja en el agujero de la funcin e indica que x se inscribe en la funcin flica. Esta funcin
es nica. El sujeto se inscribe en esa funcin a travs del significante. De all que la sexuacin
del ser hablante es vehiculizada por los significantes. La funcin flica inscribe tanto el goce
(vertiente positiva) como la castracin (vertiente negativa).

Los llamados prodiorismos, que en lgica formal se denominan cuantificadores, inscriben a la


funcin flica como una funcin de goce. El cuantificador liga una variable a una funcin pro
posicional. Lacan utiliza el existencial y el universal dndole un uso diferente al clsico planteo
de Aristteles.

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2. UNIVERSALES Y PARTICULARES SEGN LACAN


Podemos sealar distintas cuestiones relativas al uso de los universales y particulares por parte
de Lacan.

A diferencia de Aristteles, el universal no determina la existencia (puesto que puede ser una
categora vaca como lo demuestra Peirce), sino que la existencia es fundada por el particular.

Por otra parte, no existe el universal femenino que pueda hacer existir a La Mujer, por ello La
Mujer no existe (en su escritura para indicarlo Lacan tacha el artculo La y lo escribe con ma
yscula para representar el universal). Existe el particular de las mujeres: ciertas mujeres tienen
un saber sobre el goce sexual. Lacan introduce estas consideraciones en el seminario De un
discurso que no fuese del semblante.

En cambio, el universal de todos los hombres es posible a diferencia del de las mujeres que es
imposible.

Otro aspecto que debe considerarse es el uso del No todo, que se vuelve No toda al refe
rirse a la sexuacin de las mujeres, que Aristteles rechazaba y Lacan no. No es un universal
negativo. La mujer no toda es en la funcin flica. Esta formulacin es presentada por primera
vez el 18 de mayo de 1971 en el seminario De un discurso que no fuese del semblante.

Entre el todo del lado del hombre (universal afirmativo) y el no todo del lado de la mujer (parti
cular negativo) no existe una contradiccin como lo plantea Aristteles sino que se trata de una
distribucin. En esta reparticin sexuada no puede escribirse ninguna relacin que pudiera
evocar la inscripcin de la relacin sexual.

La formulacin por parte de Lacan de no hay relacin sexual en el ser-hablante da cuenta de


que resulta imposible escribir una relacin lgica entre dos trminos porque falta el significante
que nombre a La mujer. El no hay relacin sexual no est escrito en las frmulas pero es el
planteo fundante de todo este desarrollo. En la lgica modal Lacan lo plantea como imposible.

3. LAS NEGACIONES DE LOS CUANTIFICADORES


Las frmulas de la sexuacin utilizan distintas negaciones que Lacan primero presenta en el
Seminario La identificacin, y que luego vuelve sobre ellas aplicndolas a las frmulas en los
Seminarios 18 y 19.

Lacan distingue dos tipos de negaciones que extrae, modificndolas segn el uso que quiere
darle, de la gramtica de Damourette y Pichon. En francs la negacin comporta dos palabras:
ne... pas, ne... point, ne... plus, ne... personne, ne... jamais. Estas pequeas partculas pas, point,
personne, gure, jamais, etc.- se llaman forclusivas. De aqu Lacan extrae el trmino forclusin
que utiliza para nombrar la expulsin fuera de lo simblico. La forclusin del significante del
Nombre-del-Padre es el mecanismo que determina a la psicosis.

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La partcula ne puede aparecer acompaada de su parte forclusiva o presentarse sola. En el


segundo caso se denomina ne expletivo y produce una significacin discordancial. Introduce
la ambigedad propia del sujeto. Designa la vacilacin semntica ligada al ne. Por ejemplo: Je
crains quil ne vienne. Tengo o no miedo de que venga? Lacan ubica aqu al sujeto de la enun
ciacin, la hiancia en donde surge el sujeto.

Sobre el (existencial) la negacin es forclusiva. Si no existe no se puede escribir.


A
Sobre el (universal) es discordancial, no toda. Se puede escribir de una manera o de otra.
La negacin discordancial de la no toda no concierne a la vacilacin del sujeto del inconsciente
sino a la divisin interna del goce femenino entre el goce flico y el Otro goce.

3. LAS FRMULAS DE LA SEXUACIN


(1) x -x - Necesario

La escritura del particular del lado masculino corresponde al padre de la horda primitiva que
goza de todas las mujeres en el mito de Ttem y tab. Es el uno para quien no funciona la
castracin.

El almenosuno (Lacan lo escribe todo junto) que dice que no a la castracin no es un uni
versal negativo. Es la excepcin que hace funcionar al resto. Funciona como un borde en el
sentido matemtico. De esta manera, el universal encuentra su existencia a travs de la excep
cin. Lo necesario vuelve posible la existencia del hombre como valor sexual. Lacan dice: Es
necesario que al menos uno no est sujeto a la castracin para que sea posible la existencia del
hombre como valor sexual.

A
(2) x
x - Posible

Para todo hombre funciona la castracin. Todos los hombres estn en potencia de castracin o
estn igualmente castrados. Queda en contradiccin con el existe uno que no. Esto hace que
la x se inscriba como inverificable en su identidad sexual (imposibilidad de asegurar la identi
dad sexual).

Jacques-Alain Miller indica que la sexualidad del lado masculino retoma el universal afirma
tivo y el particular negativo de Aristteles, entre ellos se instaura la contradiccin: existe uno
que no y no hay uno que no sea.

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(3) -x -x - Imposible

Lacan lo define como que no existe un x que se determine como sujeto en el enunciado del decir
que no a la funcin flica. Aqu sita lo imposible.

Ahora bien, el imposible de Lacan es diferente al de Aristteles. Es una categora lgica que
funda a lo real como lgicamente inverificable. En este imposible se sita No hay relacin
sexual como tambin La mujer no existe. Simtricamente a la existencia del padre como
excepcin se podra esperar aqu encontrar a La mujer que funde el conjunto del universal de
las mujeres fijando un lmite, por eso se ubica aqu su inexistencia.

La falta de uno que diga que no a la funcin flica produce el no todo de la mujer en relacin a
la funcin flica. Esto no significa que lo niegue.

As, no hay excepcin del lado femenino que asegure el universal. Falta entonces el lmite que
permita hablar de todas las mujeres, en su lugar se las deber contar una por una en una serie
infinita.

El imposible como causa de que la mujer no est esencialmente ligada a la castracin permite
que el acceso a la mujer sea posible en su indeterminacin.

A
(4) - x
x - Contingente

Lacan utiliza del lado femenino los trminos divisin, indeterminacin, esencialmente
dual, antes de utilizar la expresin de goce suplementario. Tambin indica que las mujeres
se sitan entre el centro (funcin flica) y la ausencia (La mujer no existe): son no toda en la fun
cin flica. Pero, al mismo tiempo, no toda tambin quiere decir no imposible: no es imposible
que la mujer conozca la funcin flica. Otra lectura posible del no toda por parte de Lacan es: no
existe una mujer que deba ser castrada.

Todo ser que habla, as est o no provisto de los atributos de la masculinidad, dice Lacan en el
Seminario 20, puede inscribirse en esta parte. La prueba de ello son los msticos como San Juan
de la Cruz.

Por otra parte, la inscripcin en el no todo veta la universalidad. La mujer puede estar o no en
x. Esta afirmacin no significa que existan mujeres que no tengan relacin a la funcin flica,
sino que en relacin al rgimen del falo entran a la misma categora de lo posible de todos los
seres hablantes.

8 de noviembre de 2000

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15. EL ESPACIO DE GOCE

SILVIA ELENA TENDLARZ:

En la clase de hoy partiremos por estudiar la particularidad del uso por parte de Lacan de la
lgica modal, para abordar a continuacin las modalidades de goce del lado masculino y feme
nino tal como se presentan en las frmulas de la sexuacin.

1) LA LGICA MODAL
La lgica modal incluye en las proposiciones los trminos: necesario, imposible, posible y con
tingente. Las proposiciones modales son trminos que modifican al predicado. Lacan hace un
uso particular de las modalidades y a menudo no diferencia lo contingente y lo posible.

En El saber del psicoanalista Lacan escribe lo posible del lado masculino y lo contingente del
lado femenino (clase del 10 de junio de 1972). En cambio, en Aun, cuando no los caracteriza
ya solo por si se escriben o no sino que incluye la modalidad temporal a los cuatro trminos, el
cesar de escribirse, los invierte.

Encontramos el siguiente circuito presentado en El saber del psicoanalista:

El recorrido es el siguiente: 1) lo necesario, la excepcin que posibilita fundar lo posible del


universal masculino, 2) se pone en juego la existencia de al menos uno que diga que no a la
castracin, 3) de all surge lo posible de que todo hombre se inscriba en la funcin flica, 4) este
para todos queda en contradiccin con el al menos uno que no, 5) pero no se contradice con el
no todo femenino, en este no todo se sita la contingencia en relacin con el goce flico, 6) entre
ambas partes sexuadas se sita la falta, el objeto a, el deseo, 7) la no toda tiene como punto de
partida lo imposible, donde se inscribe que La mujer no existe, 8) estos dos polos de lo imposi
ble y de lo contingente producen lo indecidible. El circuito se cierra indicando que en la parte
superior se sita el mbito de la existencia entre existe y no existe.

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El imposible aqu utilizado por Lacan se apoya en el teorema de Gdel, puesto que la imposi
A
bilidad de escribirlo produce que la relacin con - x x sea indecidible.

En 1931 Gdel publica un trabajo titulado Sobre proposiciones formalmente indecidibles de


Principia Mathematica y sistemas anlogos en el que plantea que las proposiciones indecidi
bles son aquellas proposiciones que no pueden ser ni demostradas ni refutadas dentro de un
sistema dado. Gdel mostr que los enunciados metamatemticos acerca de un clculo aritm
tico formalizado pueden representarse en ese mismo clculo.

En el artculo La demostracin de Gdel (Sigma 5, Grijalbo, Espaa, 1968), Nagel y Newman


lo explican de la siguiente manera: Hall concretamente un mtodo de representacin tal que
no resultan demostrables en el clculo ni la frmula aritmtica correspondiente a una cierta
verdad metamatemtica acerca de dicha frmula misma ni la frmula aritmtica correspon
diente a la negacin de dicho enunciado verdadero. Y como una de esas dos frmulas tiene que
ser la codificacin en el clculo de una verdad aritmtica, mientras que ninguna de las dos es
derivable de los axiomas, se sigue que stos son incompletos. La conclusin es que si los axio
mas son consistentes la frmula es indecidible, ni ella ni su contradictoria puede deducirse for
malmente de los axiomas. Y si pueden demostrarse, entonces los axiomas no son consistentes.

De la misma manera, lo imposible de escribir, si se escribiera anulara el sistema lgico. De


all lo indecidible del lado femenino. Otro aspecto de lo indecidible concierne a la duplicidad
femenina entre el goce flico y el goce suplementario que produce que nunca se sepa muy bien
de qu lado del goce est.

A continuacin Lacan incluye la modalidad temporal, si cesan o no de escribirse: necesario: no


cesa de escribirse; imposible: no cesa de no escribirse; posible: cesa de escribirse; y contingente:
cesa de no escribirse.

En la clase del 23 de enero de 1985 del curso 1, 2, 3, 4, en la que explicita el uso por parte de
Lacan del cuadrngulo de Aristteles, Jacques-Alain Miller introduce una notacin que permi
te captar con ms claridad estas modalidades.

No cesa de escribirse: IIIIIII

No cesa de no escribirse: 00000

Cesa de escribirse: IIII000

Cesa de no escribirse: 000III

Al retomar el concepto de falo en el Seminario Aun, Lacan invierte lo posible y lo contingente.


Retomaremos esta cuestin cuando desarrollemos el destino del falo en la enseanza de Lacan.

2. AQUILES Y LA TORTUGA

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En el primer captulo del Seminario 20 Lacan retoma la paradoja de Aquiles y la tortuga plan
teada por Zenn para dar cuenta del goce del lado masculino, y el mito del Don Juan para el
goce femenino.

La paradoja de Aquiles y la tortuga alude al concepto de lmite en matemticas. Aquiles quiere


alcanzar a la tortuga, pero como no se trata de velocidad sino del intento de numeracin de
una clase infinita, cada vez que Aquiles da un paso, la tortuga avanza un paso ms y no puede
alcanzarla. Aunque la distancia es cada vez ms pequea, entre dos pasos, dos puntos, siempre
podr existir un nmero infinito que slo se puede circunscribir a travs del concepto de lmite
matemtico.

Kasner y Newman, en Matemticas e imaginacin (Hyspamrica, Madrid, 1985) describen la


paradoja de la siguiente manera: La paradoja de la tortuga establece que Aquiles, corriendo
para alcanzar la tortuga, debe llegar primero al lugar de donde ella parti, pero la tortuga ya
ha salido. Esta comedia se repite, sin embargo, indefinidamente. A medida que Aquiles llega
a cada nuevo punto de su carrera, la tortuga, que haba estado all, ya lo ha abandonado. A
Aquiles le resulta tan improbable alcanzarla, como a la persona que va en un carrusel al jinete
que va adelante.

Una clase infinita se define como aquella que puede ponerse en una correspondencia recproca
uno a uno con una subclase propia de s misma. Este infinito equipara los nmeros enteros con
otra serie de nmeros enteros. Por ejemplo, 1, 2, 3, 4, n, con la serie de nmeros pares.

Este infinito es el que se pone en juego en la paradoja. Aquiles trata de alcanzar a la tortuga
Briseida. En La Ilada, Briseida es la esclava asignada como botn a Aquiles, que le es arrebata
da por Agamenn. Como venganza, Aquiles rehusa combatir. Ella le es devuelta a la muerte
de Patroclo, pero en ese momento Aquiles se incluye en la pelea contra Hctor, de Troya, para
vengarlo, acto que produce a continuacin su propia muerte.

La persecucin de Aquiles a la tortuga expresa los impasses del encuentro entre un hombre y
una mujer. Cuando el hombre intenta alcanzar a una mujer, como ella es no toda, no toda suya,
nunca logra alcanzarla. El goce flico funciona como un obstculo para alcanzar a la mujer:
slo goza de su rgano y ella queda ms all con su Otro goce. La exigencia de infinitud de esta
carrera expresa el mandato superyoico del Goza!, correlato de la castracin.

Aquiles slo puede sobrepasar a la tortuga, pero no alcanzarla. Lacan indica que slo la alcanza
en la infinitud, lo que traduce la inaccesibilidad de la no toda.

Del lado de la tortuga pesa la misma fatalidad: ...tambin su paso es cada vez ms pequeo y
nunca llegar tampoco al lmite (p. 15). En la medida en que las mujeres tambin estn sujetas
al goce flico, ste funciona como obstculo en el encuentro con el partenaire. La unidad de me
dida flica opera en los pasos tanto de Aquiles como de la tortuga.

ESTEBAN STRINGLA:

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A partir del esquema de Aquiles y la tortuga, Lacan ubica el paradigma de la infinitud por el
cual un hombre intenta juntarse con una mujer como Otro. En este abrazarse, que define al
goce sexual, la presencia del Otro como mujer, no significantizable, exige estudiar el goce se
xual como un espacio topolgico. Esta va para ubicar lo real por medio de la descripcin de
lugares, el del Otro, es hecha en trminos de lmite, de convergencia y de infinito.

El lmite de una funcin es una relacin bien precisa entre dos conjuntos de valores x e y. Sirve
para resolver problemas especiales como valores mximos y mnimos de una funcin o para
trazar la tangente a una curva en un punto determinado. El ltimo problema nos permite un
acercamiento, por la va de la representacin grfica, a la aproximacin infinita en que consiste
un lmite. Esto es, hacer tender la secante a una curva, que incluye dos puntos de la misma, a
la tangente, que incluye al punto considerado y el sucesivo que le est tan prximo como se
quiera pero que nunca coinciden (esquema). En trminos de frmulas, se dice que la funcin y
= f(x) tiende al lmite a cuando x tiende al valor x1 si |f(x)-a| (valor absoluto de la diferencia, es
siempre un nmero positivo) puede hacerse tan pequeo como se quiera en las proximidades
del punto x = x1.

La sucesin de nmeros naturales permite introducir una idea de lo que es infinito: despus
de cualquier nmero siempre hay uno, el sucesivo, que es mayor que l en una unidad. De la
misma manera se produce la serie infinita de aproximaciones en el salto al lmite de una fun
cin, siempre hay un punto ms antes de llegar al lmite. Esta misma lgica es utilizada para
los lmites de sucesiones. stas quedan determinadas por el trmino general, esto es, una ley
que permita asignar un valor determinado an para cada valor, un nmero natural, del ndice n.
Las sucesiones son funciones donde la variable independiente toma slo valores naturales y
se les puede asociar una serie, que es otra sucesin, y que consiste en la sumatoria de todos los
trminos an. Esta suma converge si su lmite es un nmero, si no, diverge o tiende al infinito.

Las aproximaciones de Aquiles al no-todo representado por la tortuga siguen las determinacio
nes que acabamos de considerar. Ese no-todo, lmite a alcanzar por la suma de las repeticiones
del paso de Aquiles, produce una presencia que no es la del falo mediador e introduce una
relacin con el infinito: los infinitos Unos necesarios para alcanzar al Otro sexo. La aspiracin a
ese goce del Otro, del lado hombre, est causado por el supery que transforma el infinito del
Otro al Uno flico (sucesin infinita).

Hay dos formas de referirse al infinito. La primera es como lmite de una serie convergente, es
el menor infinito (aleph cero) y equivale al cardinal de cualquier conjunto numerable (cardinal
es el nmero de elementos de un conjunto). Para destacar e introducir as la otra idea de infini
to, es que entre dos nmeros sucesivos de este infinito, llamado potencial, hay discontinuidad.
El segundo infinito (aleph uno) es el nmero real, se lo llama infinito actual. Caracteriza la
potencia de lo continuo, vale decir, si lo ubicamos en la recta real, sta carecer de vacos o dis
continuidades (se dice que el conjunto de los nmeros reales es completo, no le falta ninguno).
Este infinito que caracteriza el no-todo equivale al cardinal del conjunto de los nmeros reales
o, aproximado a una distancia finita, al conjunto comprendido entre [0,1].

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La tortuga, por ser no-toda (imposible de ser alcanzada por un nmero entero de pasos) slo
ser alcanzada en una cierta infinitud. Si llamamos x al punto de encuentro, se demuestra,
para la serie de aproximaciones considerada, que la resolucin requiere de la nocin de infinito
actual, el de la recta real con una infinidad actual de puntos, divisible al infinito antes de cual
quier medida o movimiento efectivo. Aquiles no atrapa a la tortuga salvo en la infinitud del
nmero real, este salto al lmite real escapa a la repeticin infinita exigida por el supery, pues,
el continuo que hace presente escapa a cualquier determinacin de magnitud (de nmero).
Tampoco la tortuga est preservada de esta imposibilidad que pesa sobre Aquiles: sus pasos
son cada vez ms pequeos y nunca llegar al lmite, no es nicamente Otra, tambin est to
mada en la funcin flica.

Si queremos hacer, ahora, la escritura topolgica del esquema de Aquiles y la tortuga, que
afirma la necesidad de lo infinito para acceder al Otro, debemos ubicar la compacidad del lado
hombre: los rebasamientos flicos sucesivos slo se ajustaran en el infinito a la compacidad
del Otro. Para que un espacio sea compacto debe estar cerrado y acotado (un intervalo que in
cluya sus lmites) y, adems, si es la interseccin de una familia de intervalos abiertos (excluye
sus lmites, va en la va del no-todo), entonces esta interseccin requiere un nmero infinito de
intervalos, de pasos, cada uno de los cuales es representado por un espacio abierto y, en cada
ocasin, sobrepasa flicamente el espacio acotado del encuentro posible con el Otro, lo falla.

3. TIRESIAS, DON JUAN Y EL GOCE FEMENINO

SILVIA ELENA TENDLARZ:

Del lado femenino aparece una duplicidad. Ms all del falo se presenta otro goce imposible
de acceder del lado masculino. Lacan denomina a ese goce adicional goce suplementario,
suplementario a lo que designa como goce la funcin flica.

Dice en Aun: La mujer tiene distintos modos de abordar ese falo, y all reside todo el asunto.
El ser no-toda en la funcin flica no quiere decir que no lo est del todo. No es verdad que no
est del todo. Estn de lleno all. Pero hay algo ms. (...) Hay un goce suyo del cual quiz nada
sabe ella misma, a no ser que lo siente: eso s lo sabe. Lo sabe, desde luego, cuando ocurre. No
les ocurre a todas (p. 90).

El goce suplementario no se contrapone a la accin del goce flico que tambin acta en las
mujeres. Aade algo ms, un ms all, que tampoco se presenta en todas las mujeres. No hay
manera de construir un universal femenino del lado del goce suplementario.

Al plantearlo como una cuestin de saber quiz nada sabe ella misma-, puede replantear su
concepcin de la frigidez transformndolo en una cuestin epistmica y no orgnica. La pre
tendida frigidez se vuelve entonces un goce no sabido.

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En El atolondradicho (escrito que retoma las formulaciones desarrolladas en ...o peor) (ju
lio de 1972), Lacan retoma el mito de Tiresias para ilustrar el goce femenino. Este mito es pre
sentado por Ovidio en las Metamorfosis, verso 316 al 338.

Tiresias encontr dos serpientes en el acto de copular. Al ser atacado las golpe con el bastn
matando a la hembra. Por este acto Tiresias se convierte en mujer. Siete aos despus, al vol
verlas a encontrar en el mismo lugar y matar al macho recupera su virilidad. Otra versin del
mito indica que cuando Hera le reprochaba a Zeus por sus numerosas infidelidades, Zeus se
defendi argumentando que de todas maneras ella gozaba mucho ms que l en los encuentros
sexuales. Hera grit que era exactamente lo contrario. Tiresias fue convocado por su expe
riencia personal provocada por las serpientes para resolver la disputa. Les contest que si se
reparte el placer en el amor en 10, 3 veces 3 son para las mujeres y slo una para los hombres.
Zeus lo compens por su respuesta con el don de la adivinacin, don que usar luego en su
encuentro con Edipo.

En el seminario La angustia (1962-63) Lacan comenta por primera vez este mito y tambin el
del Don Juan, y los examina desde la perspectiva de la relacin entre el goce y el deseo. Utiliza
el mito de Tiresias para indicar que la mujer es superior en el dominio del goce porque tiene
un lazo ms laxo con el nudo del deseo. La negativizacin del falo a travs del complejo de
castracin, que est en el centro del deseo del hombre, para la mujer no es un nudo necesario.
Esto no significa que no est en relacin con el deseo del Otro. As, el goce de la mujer es ms
grande dada la limitacin que se le impone al hombre en relacin con el deseo.

En cuanto al mito de Don Juan, Lacan indica que es un sueo femenino: un hombre igual a s
mismo que no le faltara nada. El prestigio de Don Juan surge de la aceptacin de su impostura
ms que de la inspiracin del deseo.

En El atolondradicho dice con relacin al mito de Tiresias: Decir que la mujer no es toda, es
lo que el mito nos indica por ser ella la nica cuyo goce sobrepasa al que surge del coito (Es-
cansin 1, p. 37). Asocia as la idea de un goce mayor al masculino al no toda en la funcin flica.
Y contina: ...as se la satisficiera en la exigencia del amor, el goce que se tiene de una mujer
la divide convirtiendo su soledad en su pareja, mientras que la unin queda en el umbral. La
mujer al gozar se divide porque una parte de su goce es flico y otro no lo es. El goce suple
mentario la deja a solas. En realidad, el goce siempre es solitario: el hombre se tropieza con el
obstculo flico; la mujer con el otro goce invocado en el encuentro sexual que hace que sea no
toda del partenaire. Este desencuentro radical slo puede ser paliado a travs de la experiencia
del amor que suple la falta de relacin sexual.

El mito del Don Juan reaparece en Aun con relacin al goce femenino. Utiliza el trmino
compacidad para aprehender la topologa en juego del lado femenino (p. 16-17). La compa
cidad implica que de la superposicin de un nmero infinito de espacios abiertos produce una
espacio cerrado del goce sexual, una zona compacta como efecto del recubrimiento. El conteo
de los espacios uno por uno, o una por una (que implica un nmero finito), se aproxima al mito
del Don Juan. Dice Lacan: ...ese espacio del goce sexual recubierto por conjuntos abiertos, que
constituyen una finitud, y que a la postre se cuentan. Acaso no se ve que lo esencial en el mito

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femenino de Don Juan es que las posee una por una? Desde el momento en que hay nombres,
se puede hacer una lista de las mujeres, y contarlas (p. 18). Ante la imposibilidad de construir
un universal se impone un conteo que intenta captar y alojar la infinitud en juego (pueden
consultar el artculo de G. Morel, La hiptesis de compacidad en Aun, Uno por Uno 38 (1994)).

4. EL PISO INFERIOR DEL ESQUEMA DE LAS FRMULAS


DE LA SEXUACIN
Luego de estos desarrollos podemos examinar el piso inferior de las frmulas de la sexuacin
que Lacan lo escribe de la siguiente manera:

La distribucin sexual se produce en el piso inferior. El todo se opone al no todo. En realidad,


ms que de una oposicin se trata de una reparticin: castracin del lado del hombre, divisin
del lado de la mujer.

El hombre est situado del lado del goce flico. Toma a la mujer como objeto de su deseo (a),
incluyndola en su fantasma. La mujer consiente a esta inclusin para producir el deseo del
partenaire. Por otra parte, el goce flico es el obstculo por el cual el hombre no llega a gozar del
cuerpo de la mujer: slo goza de su rgano y queda as confrontado al goce flico, que Lacan
tambin denomina goce del idiota o masturbatorio.

El hombre, como significante, entra en la relacin sexual como castrado, es decir, relacionado
al goce flico. En cambio, la mujer entra en la relacin sexual como madre (Seminario 20, p. 47).
La mujer encuentra un tapn a su no-toda en el objeto a que constituye su hijo. As, la materni
dad es una forma de suplencia a La mujer que no existe. Esta es una diferencia radical entre el
hombre y la mujer. El hombre constituye a la mujer como causa de su deseo, en cambio, para
la mujer el hijo se vuelve su objeto a, que enlazado al deseo lo introduce en la neurosis, y como
condensador de goce lo petrifica en la psicosis.

La mujer no existe, dice Lacan. Ella presenta una duplicidad entre el goce flico -- y el goce
suplementario que se sita del lado de S() y que la hace no toda.

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5. EL DESTINO DEL FALO EN LA ENSEANZA DE LACAN


Cul es el destino del falo en este recorrido?

En la Cuestin preliminar... Lacan plantea la forclusin del Nombre-del-Padre como causa


lidad de la psicosis. La estabilizacin se alzanza por la produccin de una suplencia que acta
en el lugar de la falta en el Otro de ese significante.

Al final de su enseanza, se produce una forclusin generalizada: hay un significante que


falta por estructura. Cuando esa forclusin recae sobre el significante del Nombre-del-Padre se
produce la psicosis. La falta de un significante en el Otro es estructural. Frente a esta falla se
producen diferentes suplencias. Encontramos as una pluralizacin de las suplencias.

Nos centraremos en la suplencia relativa a la no relacin sexual. El falo es presentado por Lacan
como una suplencia de la no relacin sexual en El atolondradicho, y luego, al final del Semi-
nario 20, Lacan ubica al amor en ese lugar. Cmo se pueden congeniar ambas formulaciones?

El falo en tanto significante del goce es un semblante por excelencia (Seminario 18). El velo con
el que se presenta da cuenta de ello. En la medida que introduce la dialctica del ser o tener
el falo, dice Lacan en El atolondradicho, se vuelve la funcin que suple la falta de relacin
sexual (p. 28).

En el Seminario 20 Lacan da un paso ms en su concepcin del falo. Parte de plantear al F como


el significante soporte del hombre, que encarna igualmente el S1, el significante sin significado
(p. 97). Luego, retoma esta afirmacin e indica que la experiencia analtica cesa de no escribir
al falo, es decir, lo vuelve contingente (p. 113). El falo, como S1 es el significante del goce, goce
del idiota, es decir, goce flico.

El falo como significante es el soporte del goce flico pero no se confunde con l. El goce flico
funciona para ambos sexos, pero eso los deja a solas porque funciona como un obstculo en
el encuentro con el partenaire. Slo el amor, en su vertiente real, no ya imaginaria o simblica,
logra producir una suplencia a este vaco radical en tanto que transforma la contingencia del
encuentro en una necesidad.

La aparente necesidad de la funcin flica dice Lacan- se descubre no ser ms que contin
gencia... Slo como contingencia, por el psicoanlisis, ces el falo, reservado en los tiempos
antiguos a los Misterios, de no escribirse (p.114).

La relacin sexual no cesa de no escribirse (es imposible). La funcin flica, como contingente,
instaura el orden del encuentro entre los partenaires. En la pareja hay un encuentro contingente
del modo con que cada uno deja la marca de su exilio de la relacin sexual. El amor es definido
como una relacin entre dos saberes inconscientes. Es la forma con la que el ser es afectado en
tanto sujeto del saber inconsciente. Se ama el inconsciente del otro, y al hacerlo, se pone en fun
cionamiento la dialctica flica con los avatares relativos al amor, al deseo y al goce en ambos
sexos. Intervienen as las tres vertientes del amor. En su vertiente real, el amor da la ilusin de
que la relacin sexual cesa de no escribirse. Por lo que Lacan concluye en el Seminario 20: El

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desplazamiento de la negacin, del cesa de no escribirse, al no cesa de escribirse, de contingen


cia a necesidad, ste es el punto de suspensin del que se ata todo amor (p. 175). Funciona as
como suplencia de la no relacin sexual (p. 59), del desencuentro radical de los amantes, con
la ilusin de que no cesar, que se amar por siempre. Ese es el destino, dice Lacan, y con esto
concluye su seminario, y tambin el drama del amor.

22 de noviembre de 2000

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16. EL DESTINO DE R.S.I.: LA TEORA


DE LOS NUDOS

SILVIA ELENA TENDLARZ:

Para terminar este recorrido en torno al concepto de falo en la obra de Lacan le daremos la pa
labra a Ana Ruth Najes que se ocupar de indicar cul es el punto de desembocadura de los tres
registros, y de situar, a continuacin, el lugar que Lacan le otorga al falo en el nudo borromeo.

ANA RUTH NAJES:

Cul es el destino de los tres registros al final de la enseanza de Lacan? En principio, po


demos plantear que Lacan ya no habla de registros sino de dimensiones: real, imaginario y
simblico, que son las dimensiones (dicho-mansiones, dit-mentions/mansions) del espacio ha
bitado por el ser hablante. Esto supone una topologa, es decir, un espacio ordenado de una
manera particular y que en este caso es la del nudo llamado borromeo. Lacan lo toma de los
Borromeos, una familia del norte de Italia que ostentaba ese nudo en el escudo de armas que
presida la puerta de su castillo.

Este nudo tiene una particularidad que lo hace diferente de cualquier otro: si se corta una de
sus cuerdas las restantes quedan libres, cualquiera sea el nmero de cuerdas enlazadas a partir
de por lo menos tres.

Introduciremos algunas cuestiones para hablar del espacio del parltre definido por el anuda
miento de las tres dimensiones de Lacan: Imaginario, Simblico y Real.

Al principio de su enseanza Lacan dio en primer lugar preminencia al registro imaginario;


pas luego a darle mayor peso al registro simblico; para finalmente situar con mayor presi
cin lo que es del orden de lo real. En este momento define esta topologa del ser hablante como
el espacio definido por el anudamiento de las tres dimensiones (Lacan hace un equvoco con
la escritura ya que escribe dit-mantions (dicho-mansiones, mansiones del dicho) en lugar de
dimentions), definindose as el espacio del sujeto por ese anudamiento borromeo.

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Lo real pasa por arriba de lo simblico en dos puntos, lo imaginario pasa por arriba de lo real
en dos puntos y lo simblico pasa por arriba de lo imaginario tambin en dos puntos.

En el nudo borromeo lo real pasa por encima de lo simblico y lo imaginario anuda a los dos.
Como seala J.-A. Miller, la pregunta que se hace Lacan es si hay algo que le de una comn
medida a estas tres dimensiones para permitir que den cuenta del espacio del parltre, y lo que
responde es que lo hace el anudamiento mismo borromeo. En cambio, lo que distingue a esas
tres dimensiones, RSI, es el sentido.

Lo que homogeiniza las tres dimensiones es el anudamiento que les da consistencia, pues con
el corte de una de las cuerdas se desanudan las otras dos. Si corto lo real, simblico e imagina
rio se sueltan; si corto lo imaginario se sueltan lo real y lo simblico, y si corto lo simblico se
sueltan todas. Siempre hay dos o ms encimados y otro que anuda, pero de tal manera que al
cortar cualquier cuerda se sueltan las restantes aunque sean veinte: esa es la propiedad borro
mea (con el corte de una cuerda se liberan todas las dems). Cuando Lacan nos dice que para
hacer un nudo borromeo debe haber por lo menos tres dimensiones en juego, es porque slo
por lo imaginario que interviene como tercero se ligan los otros dos que, de lo contrario, estn
separados.

Lacan plantea que este nudo como tal es real, vale decir, ex-siste; se trata de la ex-sistencia de
finida como lo que est por fuera de lo simblico. Esto quiere decir que el nudo es real, que el
sujeto es real. No hay sujeto del psicoanlisis si no es por el anudamiento de por lo menos estas
tres dimensiones: RSI; la unidad del parltre est dada por los tres anudados borromeanamente.

El Uno de la unidad slo puede ser imaginado por la ex-sistencia, porque aunque un saco vaco
no contenga nada sigue diendo un saco, constituye un uno, existe. Un vaco como tal es una
pura existencia.

Por otro lado, la consistencia del parltre est dada por el hecho de estar sostenido por una piel
que lo envuelve; sta es la propiedad que define a lo imaginario. En el Seminario 23, Le sintho

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me, que es el seminario siguiente a RSI, Lacan habla de la homogeneidad entre imaginario,
simblico y real. Esto nos interesa porque la homogeneidad es lo que permite hacerlos Uno.
Esta homogeneidad se sostiene en el nmero en tanto que ste es binario: 0 y 1; es decir, no so
porta el 2 ms que en el hecho de que 0 no es 1 y que 1 no es 0. Uno es lo que el otro no es. Esta
misma propiedad caracteriza al significante.

Lacan deca al principio de su enseanza que el significante es binario: S1-S2. Ahora nos referi
mos a otro momneto de su enseanza. En los ltimos aos plantea que el significante ya no es
binario sino unario: es el conjunto de los S1. Entonces el 1 ex-siste al 0, y el 0 no contiene ningn
elemento, pero es necesario para situar la serie de los nmeros: porque hay un 0 hay 1, 2, 3, etc.
al infinito. Por el hecho de que hay un punto de partida que no tiene ningn elemento se puede
realizar la serie de los nmeros; dado que el 0 est en funcin se puede pasar al 1, al 2, etc. Es
as que el 2 es el par; el conjunto del 0 y del 1 funda el 2 -1 ms un elemento vaco {0} da 2 (es
un conjunto que se llama 2)- y, a la vez, es el tercero de los elementos.

El 2 es lo imaginario mismo, es el t y yo, es este tercer elemento que anuda borromeanamen


te las dimensiones que definen el espacio del parltre.

Lacan afirma que el nudo borromeo no es del orden de lo imaginario; que no es un modelo; que
existe como tal y, por lo tanto, es real; y lo define como una escritura que fija al sujeto, que lo
sita y da cuerpo al ser hablante. Decir que es una escritura implica que soporta un real. Decir
que 0 y 1 no tienen ningn enlace da cuenta de que lo simblico y real estn desligados, y eso
sucede hasta que entra en juego lo imaginario. Esto es lo que permite decir que lo que comien
za con el tercer elemento, es decir, con el 2, es un hecho de consistencia, por ser el orden de la
consistencia lo que caracteriza a lo imaginario como tal.

Esto es as porque el espacio sensible se verifica en tres dimensiones o, al revs, percibimos


al espacio en tres dimensiones porque lo imaginario anuda. Por el anudamiento borromeo se
homogeinizan, encuentran una medida comn las tres dimensiones: R, S e I.

Lacan sita las propiedades definitorias de cada una de estas dimensiones: la propiedad que
define a lo real es la ex-sistencia, la de lo simblico es el agujero y la consistencia es la propie
dad de lo imaginario.

Definir al ser hablante como real a partir de este anudamiento le permite a Lacan dar cuenta,
adems, de la consistencia imaginaria y del agujero. El agujero es lo que sugiere la ex-sistencia
en cada dimensin. El agujero de lo simblico que Lacan parangona con la muerte, es lo Ur-
verdrangt, lo reprimido originario, lo que jams damos sentido. Para Lacan se trata del incons
ciente irreductible que introduce la categora de lo imposible. El anudamiento tiene tres efectos
distintos: de sentido (I), de goce (R) y de no relacin (S). En el intervalo entre lo simblico y
lo imaginario Lacan ubica el efecto de sentido (goce del sentido, jouis-sens) que se sostiene en
el efecto de escritura de lo simblico; es decir, es del orden de aquello por lo cual responde lo
imaginario al agujero que la exsistencia introduce. Adems, por la introduccin del Uno del
significante se introducen dos goces ms diferentes al sentido. El plus de gozar (a) queda ubi
cado en el punto de entrecruzamiento central, por el calce de las tres consistencias -R.,S.,I.-; es

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el punto de calce del nudo que siempre va a ser un agujero. Lo simblico introduce el agujero
porque es en lo simblico donde no se puede escribir la relacin. No hay relacin, no hay co
pulacin entre el Uno y el a; no hay relacin sexual; no hay copulacin entre el uno y el Otro
definido como cuerpo. No hay relacin sexual en tanto hay un solo significante para escribir el
goce en tanto falta: el falo. El no hay relacin define a lo simblico como agujero, y como no
hay relacin hay discurso como nico modo de hacer lazo con otro, lazo social. Lacan lo afirma
cuando dice que el inconsciente ex-siste al cuerpo, vale decir, que el inconsciente ex-siste en el
dis-corps (escritura que pone en juego la homofona entre discurso y digo cuerpo). A travs del
discurso, de su lgica, Lacan trat de situar una topologa del ser-hablante, ubicando distintos
lugares donde el sujeto poda situarse como elidido y relacionarse con algo del otro por la va
del a, del objeto plus de gozar:

S1 S2

$ a

Si no hay relacin (x R y) inscribible en lo simblico, cmo se relaciona el parltre con el otro?


No hay nada con qu relacionar el falo, no hay La Mujer, como dice Lacan en el Seminario 20.
No hay ningn conjunto para poner en relacin con el Uno.

Entonces, en la clnica la cuestin que se nos plantea es cmo hace el ser-hablante para salir
del goce del Uno en tanto goce del cuerpo propio y dirigirse al otro, cmo se produce el amor.
Lacan dice que slo se logra contingentemente; que un encuentro pueda producir un lazo amo
roso con otro es algo contingente, puede no ocurrir. La contingencia Lacan la define como lo
que cesa de no escribirse. El amor es un sntoma y, como tal, necesario, vale decir, no cesa de
escribirse. La funcin de sntoma para Lacan, en estos aos, suple la funcin del padre, y por
eso es lo que fija este anudamiento.

Lacan pens en un comienzo que con el anudamiento de tres bastaba para dar cuenta de la
estructura real del ser-hablante pero, al pasar por el Edipo freudiano, dice que para anudar
los tres que estaban a la deriva a Freud le hizo falta el Edipo en tanto realidad psiquica. Lacan
indica que por el anudamiento borromeo se localizan dos goces ms. El goce flico es un goce
por fuera del cuerpo, fuera de lo imaginario, es un goce que se produce en el intervalo entre
simblico y real, es el goce del bla-bla-bla, al que califica tambin de goce masturbatorio. En
tanto el rgano est despegado del cuerpo, lo que queda del lado de la exsistencia como tal
es el goce que no hay, el goce del Otro. Por qu dice que no hay goce del Otro? Porque no se
puede gozar del cuerpo del Otro como todo. Para gozar de Otro cuerpo hay que despedazarlo:
slo se goza de partes del cuerpo, se goza del objeto a ubicado en el cuerpo del Otro, del poco
de goce al que se puede acceder, del plus de goce. Este goce del Otro ex-siste a lo simblico o, lo
que es lo mismo, no cesa de no escribirse. Lo que hace relacin -y es lo que indica el fantasma-
entre un parltre y otro, no es el Otro, es el objeto a.

Lacan seala que el nudo borromeo no es un modelo sino que es el parltre mismo, y por eso
afirma que es real. Lacan plantea en este seminario (R.,S.,I.) que los analistas operamos a travs
del sentido, pero para reducirlo, no para multiplicarlo. Se trata de reducirlo a su mnima ex

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presin y para ello operamos por medio de lo simblico. Podemos hacer equivaler el equvoco
al modo fundamental de operacin de lo simblico. El sentido es producto de lo imaginario,
del hecho de que tengamos un cuerpo y que, por lo tanto, el mundo se construye para los seres
hablantes como reflejo de nuestro cuerpo. Esto es lo que Lacan llama la debilidad mental del
ser hablante. Por el hecho de tener un cuerpo no todos los seres pueden inducir un efecto de
imbecilidad, sino slo los seres hablantes. El sentido, entonces, es efecto de la escritura de lo
simblico.

Si lo simblico es el Otro, no hay Otro de lo simblico, no hay Otro del Otro. El organismo no
es un sujeto, hablar de sujeto ya implica el significante, el corte del significante, implica un
agujero en lo real por efecto de lo simblico que preexiste al sujeto. El Otro es lo que ex-siste,
por eso no hay Otro del Otro. No hay goce del Otro, porque el goce flico es lo que debera no
haber para poder gozar del cuerpo del Otro. Para que hubiera relacin sexual no debera haber
goce flico. El goce flico hace que no haya Otro goce.

Lo real es lo impensable, lo que no tiene representacin. Lacan se pregunta qu es lo que hace


que el psicoanlisis opere, porque la interpretacin apunta a lo real, porque el psicoanlisis tie
ne efectos sobre el goce, en tanto el goce es aquello que viene a situarse en la existencia misma.
La existencia gira alrededor de la consistencia, cada redondel de cuerda es una consistencia;
en este sentido, cada uno participa de lo imaginario por su materialidad. Cuando Lacan dice
materialmente juega con la homofona entre dos escrituras diferentes en francs: matrielle-
ment (materialmente) y matrial ne ment (material no miente). Por la materialidad del goce en
juego se afirma que algo de lo real se puede alcanzar. Esa materialidad define a la consistencia
y como tal es imaginaria.

El ser hablante est siempre mal situado entre dos o tres dimensiones. Esto lleva a pensar a qu
apunta la operacin analtica: apunta a que el parltre se site con relacin a las tres dimensio
nes de tal manera que funcione para l. Quiere decir que el goce lo aqueja en un anudamiento
no borromeo, en el que falla el calce del nudo.

Cuando se habla de la operacin del analista como corte, se hace referencia a los nuevos lazos o
cortes de enlaces -puntos de fijeza del anudamiento entre esas tres dimensiones- que el analista
opera por el lugar que instaura el dispositivo. Recordemos que lo que hace intervalo entre dos
consistencias es la ex-sistensia, y que lo que existe es lo real.

El anudamiento borromeo es lo que da consistencia al nudo como tal.

En el intervalo entre imaginario y simblico se produce el efecto de sentido, el velo del sentido.
El velo del sentido consiste, es pesado, es el fantasma, fantasma que vela el agujero. El sentido
es lo que antes Lacan llamaba la verdad, y por eso dice que la verdad no es lo real.

En este seminario Lacan va a tratar de hacer una equivalencia entre sus tres, R.S.I., y los tres de
Freud: inhibicin, sntoma y angustia. Lacan intenta transmitir la operacin analtica a partir
de la estructura real del ser hablante, es decir, el nudo borromeo y, para ello, toma los tres de

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Freud para relacionarlos con las tres dimensiones y dar cuenta del modo en que stas se ponen
en juego en la prctica.

Hay una serie de manipulaciones que Lacan hace con el nudo: corta una consistencia y la abre
produciendo una duplicacin. Si uno corta la consistencia de lo simblico y lo pliega -o lo du
plica- tenemos la ex-sistencia del inconsciente como real y, por otro lado, tambin el sntoma
como real. Esto supone una duplicacin o corte: Lacan puede plantear que el significante se
divide en smbolo (cadena, lo que tiene sentido) y sntoma, que iguala al signo o a la letra. El
sntoma es uno de los tres de Freud.

La inhibicin aparece cuando la funcin queda anulada porque algo del cuerpo -imaginario-
interfiere en la funcin simblica. En la inhibicin, entonces, lo imaginario gana terreno sobre
lo simblico.

Lacan deca que la angustia es el afecto que no engaa respecto de lo real. Lo que engaa es
siempre el sentido, pero lo que no engaa es la angustia. La angustia se siente directamente
en el cuerpo como un nudo en la garganta; la angustia -en plano- es el efecto/afecto de que la
cuerda de lo real se superponga al cuerpo, al espacio imaginario.

En realidad, la geometra del nudo es la geometra de la goma que permite que permanezca
siempre el mismo aunque lo deformen al infinito. En su ltimo seminario Lacan agrega a estas
tres dimensiones del espacio del ser hablante otra dimensin: el tiempo.

Resumiendo, entonces, se tira de la cuerda de lo real, se la extiende sobre lo imaginario y en


ese espacio topolgico aparece la angustia como un efecto en el cuerpo. El sntoma es aquello
que de lo simblico toma lo real y hace responder a lo real en lo simblico como letra, es decir,
por fuera del sentido. Por eso, en la experiencia analtica se trata de reducir el sentido a la letra,
como a o S1 solo. El sntoma es, por lo tanto, una ganancia de lo simblico, es decir, de saber
sobre real que toma cuerpo en el parltre. En este seminario Lacan define al sntoma como el
modo en que cada uno goza del inconsciente, en tanto el inconsciente nos determina: el sn
toma es as un modo de gozar .

El sntoma responde por el inconsciente. Se trata de situar al goce en lo real, lo que implica que
el goce es sin ninguna causa. Lo real es el goce pulsional, y la pulsin goza sin causa. Es lo que
viene a decir el sntoma en tanto letra que responde al inconsciente. Es el sntoma que Lacan va

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a escribir como sinthome, es algo que no se reduce, lo produce la reduccin misma del senti
do, es la letra situada en el inconsciente y de eso el parltre no se puede curar.

Dnde y cmo ubica Lacan al falo en el nudo? Si cortan la consistencia real, por un lado, te
nemos la angustia y, por otro lado, al falo. El falo equivale al S solo, al trazo que es distinto a
lo real pero que tiene que ver con lo real en tanto le da su consistencia. Lo real consiste por un
Uno (S1) fuera de sentido. Es as que el falo como significante () es un significante impar, Uno
solo fuera del sentido. El falo es la cuerda misma de lo real.

En otro momento de su enseanza, al S1 como enjambre tambin Lacan tambin lo llama S2. A
nivel del goce, S1 equivale al objeto a y al falo () como significante de la falta de goce. El a como
plus de gozar, como letra, escribe lo poco de goce que se puede extraer a partir del goce que no
hay, a partir del fFalo. En un punto son equivalentes y en otro no, porque el a tambin escribe
que no existe el goce todo, pero s un poco mientras que el falo escribe que no hay goce.

Son distintas maneras de referirse a lo mismo. Por eso en el Seminario 20, al S1, al objeto a, y al
F, Lacan los define como del orden del semblante, son semblantes en tanto son lo que no es lo
real. En el nudo el semblante es lo que le da consistencia a lo real, y el a lo hace calzar, lo fija
como nudo, lo anuda.

En tanto se anudan de a tres lo imaginario, lo simblico y lo real, el ser hablante es soportado


por la continuidad de estos tres que son una sola consistencia. En eso consiste la psicosis para
noica.

Lacan le da una vuelta en el seminario siguiente, en el que habla sobre Joyce, del ego como su
plencia del Nombre-del-Padre, como simthome, como suplencia de esa falla de lo imaginario en
Joyce que lo deja sin cuerpo. Lacan afirma que la personalidad y la psicosis paranoica no tienen
relacin porque son lo mismo: la personalidad es la paranoia, es la continuidad de simblico,
imaginario y real. Es as que plantea la necesidad de un cuarto nudo para poner trmino a est
continuidad. Entonces algo cambia y el nudo del seminario R.S.I. no es igual al del seminario
El Sinthome. Aqu se refiere a lo necesario del amor y a los tres tipos de identificacin del ser
hablante tomados de Freud. Se trata de la identificacin al rasgo/trazo unario, al S1; la identifi
cacin histrica, al a; y se pregunta por la identificacin primaria -freudiana- al padre por amor,
la identificacin canibalstica previa a toda eleccin de objeto.

Para Lacan esta identificacin es equiparable a la identificacin terminal del anlisis, a la iden
tificacin al/del sinthome. Se trata del anudamiento por el cuarto nudo de la funcin del sn

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toma como nombre, de lo que suple la funcin del padre. Es lo que estabiliza al ser hablante,
a la estructura: En tanto siempre el sntoma viene a suplir la falla del (nombre del) padre, el
sinthome como modo de identificacin real al otro real (Seminario 24, Linsu...), es el fin de
un psicoanalisis. En este punto, Lacan recorre el camino en sentido inverso al de Freud. Freud
toma como punto de partida el amor al padre. En cambio, para Lacan se trata de que podemos
amar porque se llega al fin de un anlisis, es decir, a la posibilidad de estar abiertos a la contin
gencia del encuentro una vez abandonada la fijeza del goce impuesto por el fantasma.

13 de diciembre de 2000

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