Llanura Temblorosa
Llanura Temblorosa
Llanura Temblorosa
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J. M. BRICEO GUERRERO
ESA LLANURA
TEMBLOROSA
lef
Desde siempre la experiencia vivida en la palabra me pareci ms real que el contacto directo con las cosas. No
sent al lenguaje como representante del mundo que los sentidos me entregaban, ni como camino hacia l, sino
como mbito de una realidad ms fuerte y ms cercana a m. No slo lo que yo perciba, tambin todo lo que
haca y senta mostraba signos dolorosos y grises de inferioridad y exilio en contraste con la plenitud verbal.
Todos los seres eran para m aspirantes obscuros a una dignidad que slo la palabra poda darles y hasta su
dbil existencia provena de sus nombres; una existencia prestada, pues el centro de gravedad y de prestigio se
mantena en los nombres.
En palabras fui engendrado y parido, y con palabras me amamant mi madre. Nada me dio sin palabras.
Cuando yo comenc a preguntar qu es eso? no peda la ubicacin de una percepcin en un concepto; peda
la palabra que abrigaba y sostena aquella cosa, para sacarla de la orfandad, para arrancarla de la precaria
existencia suministrada por la palabra cosa, indiferente y perezosa madrastra, y restituirla a su hogar legtimo,
su nombre, en el mundo firme de mi lengua. Hogar prestado, es cierto; pero nico hogar al cual podan aspirar
las cosas, condenadas como estaban a vivir arrimadas en la casa del verbo.
Si observaba atentamente, descubra que el mundo no verbal era un mundo constituido por la palabra. En gran
parte me lo entregaban los sentidos, s; pero sentidos educados por la palabra. Los nombres de colores me
ensearon una manera de percibir; ya adulto aprend un idioma con menos nombres de colores que el espaol;
si esa hubiera sido mi lengua materna, el mundo supuestamente no verbal hubiera sido menos policromo.
Otro idioma tiene ochenta palabras para designar diversos tipos de arena y ninguna para designar la arena en
general. Si esa hubiera sido mi lengua materna, el amor mo por las playas habra tenido dedos ms numerosos
y sutiles para acariciarlas minuciosamente desde ojos expertsimos.
En los juegos infantiles, las palabras de rondas y dilogos hierticos eran ms importantes que los movimientos
de cuerpo y emocin: los producan y gobernaban; los contenan y guardaban cuando no jugbamos; y ahora
los recuerdo como un cierto brillo cristalino en ellas.
Durante los bochinches del recreo y las peleas furtivas en el aula, me heran ms las palabras agresivas que
puetazos, pellizcos, halones de cabello, empujones, patadas y pedradas. El verso de Mart
Era ms interesante que atender el jardn o ser magnnimo. La frase: "Segn opinin de muchos historiadores,
Cristbal Coln, descubridor de Amrica, naci en Genova, ciudad de Italia; sin embargo, algunos
investigadores modernos opinan que era espaol" me pareca ms valiosa que el descubrimiento de Amrica y
la vida de Coln.
Expresiones anunciadoras, preparatorias y acompaantes del castigo como No sean hijos del rigor, Hoy no esta
la masa pa' bollo, Guerra avisada no mata soldado, Esto es la gota que rebosa la medida, Te vas a acordar del da
en que naciste, Me duele a m ms que a ti, pero es por tu bien, me impresionaban ms que la creciente ira
contenida de la madre y su descarga final.
A un compaero enfurecido que se abalanzaba sobre m, le dije con gran desparpajo Pega, pero escucha; se
detuvo asombrado, yo me fui porque no tena nada ms qu decirle. Qu ms que esa poderosa frase llegada
por boca del maestro desde la antigedad clsica?
Los dedos rosados de la aurora me gustaban ms que el amanecer. Fue por las tres Maras, el lazo abierto, las
siete cabrillas, el toro tuerto, la cruz de mayo, el cazador con sus perros y la leche derramada que me
interesaron las estrellas. Quise ver el mar porque en l no se poda arar ni cosechar y era como un potro. No se
crea, sin embargo, que el encanto estaba en la metfora, ese salto semntico que tanto haba de cautivarme ms
tarde.
Estaba sobre todo en las palabras mismas, en su sonido, en las relaciones de sus sonidos, en el parentesco
oculto de las letras, en la secreta correspondencia de las slabas, cmplices en un juego clandestino, de espalda a
los significados, o tal vez determinndolos, pero como accin secundaria y parcial dentro de un hacer
autnomo, propio del lenguaje, independiente de nosotros y en general inadvertido.
As, por ejemplo, el relato de las fbulas y sobre todo las moralejas me dejaban fro; no as las expresiones:
Sospech que los poetas conocan esa red sutil y secreta de sentido y significaciones propia del lenguaje en s
mismo, y que trabajaban desde ella, por ella, tomando como pretexto los temas que trataban; de ella emanaban,
por lo menos para m, el encanto y la belleza de los poemas; eran buenos en cuanto ponan en juego y
evocaban intencionalmente la escondida entraa del lenguaje mientras pretendan contar historias, descubrir
situaciones, expresar sentimientos o amonestar e incitar.
Os pensar que a Hornero no le importaban mucho ni los rencores del Plida funestos, ni la nefasta belleza de
Helena, ni los urgentes manes de Patroclo, ni la altivez inexorable de Ayax.
Os poner en duda la devocin de Berceo por la Santsima Virgen. Os considerar secundarios a moros y
cristianos en los antiguos romances como a gitanos y toreros en los nuevos.
Sobre todo en la adolescencia, cuando comenc a leer poemas de amor, me pareci que los poetas no amaban a
las muchachas cantadas en sus versos, sino a una esquiva doncella oculta en la palabra y relacionada slo
ocasionalmente y por aadidura con las ingenuas receptoras de ese vicario afecto.
Me equivocaba sin duda. Me equivocaba tal vez. Pero algo era claro: se mezclaban dos mundos, originario el
uno, derivado el otro, con servidumbre ilegtima no infrecuente del primero al segundo. Lo mismo ocurra
ciertamente en el habla cotidiana; pero aqu se justificaba por los imperativos de la necesidad y el deseo. De los
poetas caba esperar la pureza. Yo era ms radical.
En la infancia aprend con placer nombres y proverbios de cuyo significado no quiero acordarme. Me gustaban
los trabalenguas ms que las golosinas. Paladeaba hechizos y conjuros glosollicos como si fueran caramelos.
Mi juego favorito era hablar en una lengua inventada sobre la marcha: astrapaln galabir deca un compaero y
yo le responda de inmediato paslacatar iniciando as un dilogo como nunca he tenido mejores; decamos que
era francs o turco o chino segn el parecido con el habla de esos extranjeros, a quienes por cierto pona yo
ms cuidado, sin entender, que al maestro, entendiendo.
Or conversaciones de lejos era tranquilizante como el ruido de la lluvia y yo intentaba siempre or regaos y
discursos como quien oye llover. Pero lo que ms me agradaba era quedarme a solas, sin testigos, para desatar
las palabras de su significado, para soltarlas; repeta en voz alta una palabra cualquiera y la segua repitiendo, a
veces en grito pleno, a veces en susurro, hasta que perda todo contenido, toda referencia a las cosas. En un
primer momento de liberacin la palabra pelcano poda agredirme como una serpiente enfurecida y la palabra
serpiente acariciarme las sienes como el viento veranero. Pero una vez en libertad completa, la voz repetida
rompa todas las estructuras de mi mundo y abra un mbito misterioso de inminente peligro indefinible
donde resollaba el sagrado terror de la locura. Hua yo entonces y esperaba horas, das o semanas hasta reunir
suficiente valor para volver.
41197
J.J. no ha podido comunicarse con C. por telfono ni puede ir ahora a su casa. Ella dej un mensaje negativo
en la contestadora para l. No quiere verlo. l se muere.
Los caminos estn cerrados. El abastecimiento de gasolina est muy limitado. Se trata de una huelga de
transportistas; los acuerdos del ao pasado, dicen ellos, no fueron respetados. Hay grandes prdidas para los
productores de frutas y legumbres, entre otros.
A J.J. se le perdi la cartera en la Gare de Lyon en Pars. All me esper para tomar el tren de Avignon. La dej
sobre la mesa del caf? Se le cay mientras caminaba por el andn? Se la quit un carterista? Cuando se dio
cuenta estbamos ya en el tren, lo recuerdo en cuatro patas con la sien en el suelo buscando debajo de los
asientos despus de haber revisado todos los bolsillos, maletas, maletines y bolsos; hasta me hizo revisar todo
mi equipaje: despus de nueve horas de avin se confunde uno, dijo.
Estamos en la DRAC Oficinas muy modernas. Tiempo de libros. Fiesta del libro. El frica del Sur hoy en da.
Fundacin La Napoule: le hemos acordado una subvencin de 50 mil francos; gracias Dra. Trautmann. Le
comunico que he perdido mi cartera con dos tarjetas de crdito, no me acuerdo de los nmeros, me llamo
Boin B, o, i, n. Nombre de origen italiano, Buono seguramente.
Quiero saludar a Daniel Van Eeuwen por telfono. No est en la casa. No est en su oficina. Le dejamos un
mensaje. Saludamos a Nelly, mi traductora. No tenemos tiempo de ir a verla ahora.
Est lloviendo mucho como para ir a pie a un caf ahora. No s dnde dormir esta noche. Anoche dorm casa
de J.J. Una casa bellsima en la falda sur del Luberon. Tiene piscina, pero ya el otoo est muy avanzado. Se
podra ver Pertuit y Aix, pero el cielo est nublado. Los jardines son preciosos, pero tuvimos que venirnos muy
pronto y muy rpido, cmo disfrutarlos sin tiempo, sin morosidad, sin languidez. Por la ventana veo a una
nia que besa a un nio y lo acaricia entre las piernas, pero vienen otros nios y ella se aleja. Muchos nios el
cierre de los caminos?
Los camioneros espaoles, italianos, ingleses y alemanes sufren tambin por la huelga francesa: no pueden
entregar sus cargamentos. O en la radio que en algunos lugares se han producido enfrentamientos entre
espaoles que no saban lo del cierre del trfico y franceses. Telfono. No, seora, no ha entregado el texto,
pero lo prometi para el primero de diciembre. Yezabel, traiga la agenda para fijar una cita. Cmo le parece el
25 de noviembre? Las diez, las once? Las anotaciones no coinciden en los dos cuadros. Ella se fue, pero yo me
quedo todava unos momentos. Hay que conseguir los textos. Perd mi cartera en la Gare de Lyon, un
disgusto, un impedimento, me la rob tal vez un carterista, prestidigitador, acrbata, me quit tiempo. Las
mand anular. Tal vez se me cay, era muy larga y sobresala del bolsillo hasta ms de la mitad. La otra vez
sacaron con mi tarjeta perdida ms de once mil francos. Hay gente que sabe averiguar el cdigo de las tarjetas
ajenas. Cmo harn? Tengo que preguntarle a un ingeniero electrnico, a Charles Pez puede ser. Ya yo
firm esos cheques y fueron cobrados. Llen el tanque, pero con lo mucho que manejo, si esta huelga sigue,
me quedar parado en cosa de setenta y dos horas. Si el gobierno no interviene se va a paralizar el pas. Los
patronos no quieren sentarse en la mesa de negociaciones. Aqu no se forma mercado negro de gasolina con
especulacin en los precios o s? A C. se le ech a perder la computadora, est en ebullicin. Hay nerviosismo
en el ambiente. Un milln cuatrocientos veinticinco mil doscientos cincuenta y tres. Faltan cien mil en la
delegacin secundaria. Habr que sacarlos de alguna parte.
Una de las secretarias muri de una dolencia renal. Todos los das le hacan limpieza de sangre, dilisis; pero se
revent por dentro. Todava era miembro de esta oficina, no se haba retirado, no se haba jubilado; tena
permiso por enfermedad. De la oficina no fue nadie a los ritos funerarios ni al entierro, por lo menos
oficialmente. Eso es inhumano, dijo Miriana, una sirve para trabajar y cuando revienta a nadie le importa. No
es inhumano, dijo l, es una falta de modales; alguien debi presentarse a los familiares y decirles Sentido
psame. Record la cara de un compaero muerto; casi lo haba olvidado. La viuda del escritor suicida dijo: El
fue reconocido, fue embajador, fue ministro. Nos encargamos de que sea recordado; adems sus libros son
buenos, siempre habr alguien leyndolos. Acurdense de lo que dijo Pushkin completando a Horacio.
Horacio dijo: me hice a m mismo un monumento ms duradero que el bronce, ms alto que las pirmides; ni
la lluvia ni el viento lo daarn ni el fuego, ni el paso de los aos. Pushkin agreg: en el camino que conduce
hacia l no crecer la hierba. Pero la secretaria est ms muerta que el escritor si la muerte es el olvido. Pero,
puede el recuerdo remediar la muerte? Puede el recuerdo curar de la muerte? Puede el recuerdo de los
vivos alimentar a un muerto de tal manera que sea consciente, goce, sufra, piense, moleste, viva?
Los vivos se ocupan del muerto no para ayudarlo a nada sino para consolarse de su ausencia, en el mejor de los
casos. Me puse a pensar en Henry Clews.
Ces la huelga, ces la lluvia, se normaliz el trfico. C. le dio cita a J.J. Salud a Daniel. Compr un cuaderno.
Ante un cielo tan claro no presiento nada malo, pero el presentimiento a veces se equivoca.
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Un hombre bien educado no debe tener pasiones. Que un hombre sufra por una mujer es indicio de
imperfeccin, es defecto que lo hace despreciable. El hombre de bien se enamora con suavidad, conquista con
arte a la mujer amada y se casa para formar familia, hogar, criar hijos, todo en una atmsfera de seriedad y
honor. La vi una maana de domingo cuando ella sala de misa y comprend que iba a ser mi esposa, y lo ha
sido, hasta hoy, hasta siempre.
Eso vi en mi infancia y juventud. Slo ms tarde en la vida, me ha tocado ver desarreglos emocionales
vergonzosos y desvergonzados.
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1558
Esta noche la luna eclipsa a Saturno y en torno a ella se ven los satlites de l.
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Ahora me doy cuenta, lo que me asombra del Mediterrneo es su juventud, como lo que me asombraba de
Rimbaud era su vejez. El Mediterrneo pone su sol y su luna frente a m como si siempre fuera la primera vez
maravillosa; nada de toute lune est atroce et tout soleil amer; ni lacre amour. El mar de Hornero es como
Hornero, tiene cara de vino, y de romero. Sigue jugando en la playa, un adolescente o un nio. Oleaje de la
Ilada.
No s cundo pierdo el estado de gracia ni cundo lo adquiero. Voy a poner atencin. En general me despierta
la abyeccin