Vagina Dentada Izapa PDF
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Resumen: Las aves representadas en la Estela 25 de Izapa y el juego de pelota de Copn forman
el punto de partida para un examen del tema mitolgico de la vagina dentada en Mesoamri-
ca, y sus expresiones en el arte y la narrativa. Un amplio conjunto de narraciones mitolgicas
recopiladas en Mxico y Guatemala sirve como base para un examen de la historia de Siete
Guacamayo en el Popol Vuh, la cual se interpreta como una variante de un mito ampliamente
difundido, relacionado con el origen del Sol y la Luna. La identificacin de asuntos comunes,
entre ellos el de la vagina dentada, refuerza la relacin entre el mito del Popol Vuh y las repre-
sentaciones de Izapa y Copn. A la vez, revela detalles poco conocidos sobre el simbolismo
sexual presente en los mitos cosmognicos mesoamericanos.
Palabras clave: vagina dentada, Izapa, juego de pelota, Popol Vuh, Copn.
Abstract: The birds represented at Stela 25 of Izapa and Copan ball court are the starting
point for the analysis of the mythological topic focused on the vagina dentata in Ancient
Mesoamerica, as well as their expressions on art and narrative. A large body of mythological
narratives is used as a basis for the examination of the Siete Guacamayo story included in
the Popol Vuh, which is interpreted as part of a widely extended myth related with the creation
of the Sun and the Moon. The identification of common issues, as the vagina dentata topic,
strengthens the links between the Popol Vuh myth and the Izapa and Copan representations.
It also reveals less known details on the sexual symbolism included in the Mesoamerican
cosmogonic myths.
* Esta investigacin fue posible gracias al apoyo institucional del Museo Popol Vuh de la Universi-
dad Francisco Marroqun. Por su generosa colaboracin, agradezco especialmente a Hernando Gmez
Rueda, cuyas fotografas de la Estela 25 de Izapa permiten entender los detalles del monumento me-
jor que ningn registro anterior. Con gran generosidad Valentina Glockner Fagetti me permiti citar
su trabajo etnogrfico indito. Gracias a la amable atencin de Flix Bez-Jorge, tuve acceso a sus
valiosos textos sobre el tema. Este trabajo se ha beneficiado significativamente de las observaciones
iconogrficas de Karl Taube, y de los comentarios de Flix Bez-Jorge, Carlos Navarrete y Liwy Gra-
zioso. Agradezco tambin a Brbara Fash por su autorizacin para reproducir los dibujos de las gua-
camayas de Copn. Sobra decir que las ideas vertidas en este trabajo son responsabilidad del autor.
1
El dibujo que se presenta en las figuras 1 y 2 est basado en una fotografa de alta calidad, y
fue realizada por Hernando Gmez Rueda. Las fauces ventrales del pjaro tambin se aprecian en el
dibujo punteado realizado por Ramiro Jimnez del Pozo y Mximo Prado para la New World Archaeo-
logical Foundation, que se reproduce en la figura 4. No as en el dibujo de V. Garth Norman (1973),
ni en el de Ayax Moreno (Clark y Moreno, 2007). Este ltimo presenta una versin muy imprecisa
del brazo y las fauces que lo sujetan. A pesar de su estado de conservacin relativamente bueno,
el relieve de la estela ha sido difcil de entender (Grazioso Sierra, 2002). Algunos detalles sufrieron
daos cuando la estela fue robada, entre 1960 y 1962 (Norman, 1976: 132; Carlos Navarrete, comu-
nicacin personal, 2009).
Figura 2. Detalle de la Estela 25 de Izapa, con indicacin de los elementos iconogrficos que se
describen en el texto. Dibujo: Oswaldo Chinchilla
En el Popol Vuh, Siete Guacamayo era un ser primigenio, que pretenda ser el
Sol y la Luna, y presuma de sus riquezas, del brillo de su plumaje, sus dientes
y sus ojos.
Yo soy grande. Habito sobre las cabezas de la gente que ha sido formada y mode-
lada. Soy su Sol. Tambin soy su luz. Y tambin soy su Luna. Que as sea. Grande
es mi brillo. Por el brillo de mi plata y mi oro ilumino los senderos y caminos de
la gente. Mis ojos brillan con resplandecientes joyas verdes/azules. Mis dientes tam-
bin son piedras de jade, tan brillantes como la faz del cielo. Este, mi pico, resplan-
dece luminosamente en la distancia, como la Luna (Christenson, 2003: 92).2
A pesar de sus desplantes, el Popol Vuh afirma que esto suceda mientras la faz
de la tierra estaba iluminada slo un poco (Christenson, 2003: 91). El brillo de
2
Todas las traducciones del ingls al espaol son responsabilidad del autor de este artculo.
Figura 6. Detalle de guacamaya de estuco del primer juego de pelota de Copn, que muestra
el brazo cercenado en las fauces de la serpiente emplumada en el vientre de la guacamaya.
Rplica en el Museo de las Esculturas de Copn. Foto: Oswaldo Chinchilla
El ave de mltiples cabezas del mito chinanteca y el gaviln de los teenek, cuyas
plumas generaban gavilancitos, tienen largas races en la mitologa de Mesoam-
rica. Nuevamente, la Estela 25 de Izapa ofrece el testimonio ms antiguo. En el
ala desplegada del gran pjaro se pueden observar por lo menos dos y quiz tres
cabezas de pjaros, que se asoman entre las bandas entrelazadas que llenan la
mitad superior del ala (figura 2). Como en los relatos contemporneos, parecen
nacer de las alas del pjaro monstruoso.
Las cabezas de ave que nacen en sus alas refuerzan el paralelismo del pjaro
de la Estela 25 con las guacamayas de estuco del juego de pelota de Copn.
Taube (2005: 40-43) ha identificado otras representaciones relacionadas en los
murales de Teotihuacn, en los incensarios y efigies de Escuintla y en una co-
lumna labrada de El Tajn, que representan guacamayas con mltiples cabezas en
las alas (figuras 7-9). Taube las interpret a la luz de una creencia recopilada por
Robert Zingg entre los huicholes, segn la cual los loros y las guacamayas son
b)
Figura 7. Guacamayas con mltiples cabecitas en las alas. (a) Mural de la Zona 5A de Teotihuacn;
(b) Edificio de las Columnas, El Tajn. Dibujos por Karl Taube
los animales del Sol. La guacamaya anunci el primer amanecer y, cuando agit sus
alas, muchos loros pequeos volaron hacia las cinco direcciones del mundo (Zingg,
1982, vol. 1: 512; vol. 2: 188). Aunque el relato huichol no implica la muerte de
la guacamaya, es claro que esta ave, relacionada con el Sol, es contraparte del
gran gaviln del relato teenek, de cuyas plumas nacan gavilancitos.
En el arte prehispnico, las aves con mltiples cabezas en las alas se asocian
repetidamente con brazos cercenados. Se encuentran ejemplos en los incensa-
rios de estilo teotihuacano, de Escuintla, que representan templos dedicados al
culto del pjaro monstruoso (figura 8). En los dos ejemplos conocidos, el techo
del templo est dominado por grandes guacamayas con rostros humanos en el
pico, y cabecitas adicionales en las alas extendidas. Tal parece que las grandes
guacamayas de los templos de Escuintla compartan las costumbres de Siete
Guacamayo en el Popol Vuh, a juzgar por las hileras de brazos cercenados que
cuelgan en el techo de los templos, amarrados con sendas cuerdas. Las gotas de
sangre que manan del brazo que ocupa la posicin central, bajo el ave, revelan
su reciente corte.3
Los brazos colgantes hacen recordar el destino del brazo de Hunahpu en el
Popol Vuh, donde Siete Guacamayo le dijo a Chimalmat: Esto lo he trado para
colgarlo sobre el fuego. Se mecer sobre el fuego hasta que vengan a recogerlo
3
Uno de estos incensarios se encuentra en la coleccin del Banco Industrial, ciudad de Guatemala
(figura 8). El otro fue fotografiado por Justin Kerr, y corresponde al nmero 8037 en A Pre-Columbian
Portfolio <http://www.mayavase.com>. [Consultada el 14 de enero de 2010.]
(Christenson, 2003: 97-98). No hay razn para dudar que el culto del gran pjaro
en los templos de Escuintla exigiera ofrendas de brazos cercenados. En uno de
estos incensarios, los brazos se mecen sobre el fuego que arde en dos pebeteros
colocados a las puertas del templo (figura 8).
El culto del gran pjaro solar no fue exclusivo de los templos de Escuintla.
En la poca de la conquista espaola, el templo principal de Izamal, en Yucatn,
estaba dedicado a Kinich Kahk Mo, cuyo nombre significa, literalmente Rostro
(u ojos) de Sol, guacamaya de fuego. Varios autores (v.g. Girard, 1972: 61; Chris-
tenson, 2003: 91) han asociado esta deidad con la figura de Siete Guacamayo en
el Popol Vuh. Como los pjaros solares de los mitos chinantecas y teenek, Kinich
Kahk Mo bajaba al medioda a quemar con su fuego los sacrificios que se le
ofrecan en el templo de Izamal (Lizana, 1988: 56).
En sus comentarios a las guacamayas de Copn, Fash y Fash (1996, 2000)
identificaron las fauces en el vientre de estas aves como serpientes empluma-
das de estilo teotihuacano, y las relacionaron con la persona de Kinich Yax
Kuk Mo, el fundador de la dinasta real de Copn. Taube (2005, 2006: 165) ha
reiterado esta asociacin, y relaciona las guacamayas de Copn y Escuintla con
las aves portentosas representadas en los murales de la Zona 5A de Teotihua-
La vagina dentada
Hay una culebra en los arroyos, es grande como mazacoate. Es la culebra que se
vuelve Nawayomo [...] es mujer pero su cosa [rgano genital] es la boca de una cule-
bra; los muchachos no saben y la siguen. Por eso se mueren de hemorragia, porque
los muerde cuando la usan [copulan]; salen en las noches (Bez-Jorge, 1990: 10).
Las implicaciones sexuales del mito no son explcitas en el Popol Vuh. En esta,
como en otras secciones, el texto kiche se caracteriza por la sutileza con la que
presenta conceptos mitolgicos profundos. Sin embargo, la comparacin del re-
lato con otras creencias y mitos relacionados permite entrever las connotaciones
sexuales del mito de Siete Guacamayo. Estas se advierten especialmente en dos
aspectos de su personalidad: su hbito de comer nances y su dolor de muelas.
Hoy en da, comer fruta es una metfora para el acto sexual en Mesoamri-
ca. Esta metfora se relaciona con una distincin bsica, documentada por Henne
(1977) en el pueblo kiche de Chichicastenango, entre los alimentos verdaderos
esencialmente, el maz y las comidas adicionales, que se comen slo por
gusto y no proveen sustento ni fuerza para el ser humano. Las frutas entran en
esta ltima categora. Tarn y Prechtel (1990) describen el uso de esta metfora
en Santiago Atitln, tanto en la vida diaria como en contextos rituales. Como
parte de los ritos de la Semana Santa, Mam se acuesta en medio de las frutas
maduras que adornarn el monumento que se erige frente al altar mayor de
la iglesia. Este rito es parte de todo un proceso que asegura la renovacin del
mundo y la fertilidad agrcola, y sus connotaciones sexuales son explcitas. Se-
gn Tarn y Prechtel (1990: 80), la idea principal es que Mam est copulando o
comindose la fruta (cf. Stanzione, 2003: 264-269; Christenson, 2001).
La metfora de comer fruta reaparece en las narraciones sobre los hroes
solares y lunares de Oaxaca y Guerrero, que le dan de comer una fruta a la mu-
jer que han de violar (De Cicco y Horcasitas, 1962: 78; Hollenbach, 1977: 131,
144). En los relatos nahuas de la Costa del Golfo, el hroe del maz arroja fruta
desde un rbol a su madre o a su abuela, quienes en algunas versiones la comen
con fruicin. El episodio lleva implcita una agresin sexual (Chevalier y Buckles,
1995: 314-317; Chinchilla Mazariegos, s.f.).
Segn el Popol Vuh, Siete Guacamayo suba todos los das a comer nances en
un gran rbol; sa era su comida. En forma sutil, este hbito lo pinta como un
ser concupiscente, lujurioso, lo que seguramente est acorde con su vanidad.
Tambin contaba un muchacho que no tiene mujer, pero talvez tuvo relacin sexual
con una mujer, y la mujer queda embarazada, talvez nadie lo sabe, pero al mucha-
cho le empez a doler la muela. Los padres sospechan luego lo que est pasando,
porque es raro que un muchacho sufra dolor de muelas (vila, 1977: 27).
Chimalmat
La remocin final de los dientes de Siete Guacamayo es una reminiscencia del mito
de la vagina dentada, pero cmo encaja con la identidad masculina del personaje
en el Popol Vuh? Siete Guacamayo es varn, y el texto kiche indica el nombre de
su esposa, Chimalmat, la madre de Zipacna y Cabracan. Ella puede ser clave para
entender la relacin de Siete Guacamayo con los seres que poseen una vagina
dentada en los mitos mesoamericanos.
Chimalmat no protagoniza hechos sobresalientes en el Popol Vuh. Slo est
en la casa cuando Siete Guacamayo llega sosteniendo su quijada herida, y luego
muere junto con l, sin que se explique por qu. Sin embargo, su nombre es
revelador. Se trata de una variante de un nombre nahua que, en la mitologa az-
teca, corresponde a Chimalman, la madre de Quetzalcatl. Segn la Leyenda de los
Soles, Chimalman se present desnuda ante Mixcoatl, quien le dispar sus flechas
repetidamente, sin acertar. Chimalman se escondi en una cueva o una barranca
y luego se present otra vez ante Mixcoatl, mostrndole su vulva. De nuevo, Mix-
coatl le lanz flechas sin acertar, pues un dardo pasaba sobre ella, otro a su lado,
otro lo agarraba con la mano y el ltimo pasaba entre sus piernas. Finalmente, el
hroe logr acostarse con ella, prendola (Bierhorst, 1998: 153).
La forma violenta en que Mixcoatl debe subyugar a Chimalman, su refugio
en una cueva o barranca esto es, en el interior de la tierra y la manera en
que expone sus genitales ante el hroe, encuentran una situacin paralela en las
ogresas, muchas veces asociadas con la tierra, que atraen a los hroes para luego
devorarlos con su vagina dentada. En la Leyenda de los Soles, los encuentros de Chi-
malman y Mixcoatl van precedidos por un pasaje paralelo, en el que dos hroes
deben vencer a los seres monstruosos que se les presentan con forma femenina.
Los cazadores, Xiuhnel y Mimich, perseguan a dos venados de dos cabezas, que
haban bajado del cielo. Por la noche, los venados se transformaron en mujeres
que se presentaron ante sus perseguidores, invitndolos a comer y beber con
ellas. Xiuhnel sucumbi a la invitacin y fue devorado. Mimich resisti, y logr
escapar tirndose en una fogata. La ogresa lo persigui toda la noche, hasta el
medio da, cuando cay sobre una biznaga. All, el hroe logr asaetear a la ogre-
sa, matndola. A continuacin, la Leyenda se refiere a ella con el nombre de Itzpa-
palotl, y a su vencedor con el nombre de Mixcoatl (Bierhorst, 1998: 151-152).
Carr y Gingerich (1983; Gingerich, 1988: 218) han analizado este mito como
una manifestacin de las creencias en seres con vagina dentada, y argumentan
que estas creencias se manifestaban fuertemente en la religin azteca, en el
culto de la diosa Cihuacoatl Quilaztli. Esta diosa voraz, que exiga constantes
sacrificios de cautivos de guerra, tambin reciba el nombre de tzitzimicihuatl.
Carmen Aguilera (2003) la considera como regente de las tzitzimime, las mujeres
horrendas, asociadas con las estrellas, que tenan el poder de traer lluvia, pero
a la vez eran temidas como destructoras potenciales de la humanidad (cf. Klein,
2000). Una lmina del Cdice Magliabechiano (figura 10) representa a una tzitzimitl
con una serpiente cascabel entre las piernas, como las ogresas de los relatos
zoques y mixtecas, que tienen culebras en los genitales.
Chimalman pertenece a este complejo de diosas y tambin recuerda a las
ogresas con vagina dentada de las narraciones contemporneas. Es sugestiva la
manera en que intent atraer a Mixcoatl, exhibiendo sus genitales, y la manera
en que este logr poseerla, tirndole flechas, que puede estar relacionada con
la remocin de los dientes vaginales por medio de un instrumento duro. Heyden
(1974: 7) considera a las flechas de Mixcoatl como smbolos flicos (cf. Chinchilla
Mazariegos, s.f.).
Las relaciones entre Chimalman y Cihuacoatl Quilaztli son mltiples. En el
Canto de Cihuacoatl, registrado por Sahagn, esta diosa clama por su prncipe,
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