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La carga de la prueba
Jorge W. Peyrano*.
1
DEVIS ECHANDA, Hernando, La teora general de la prueba judicial, Segunda
Edicin, Editorial Vctor de Zavala, T. I, p. 450.
2
PEYRANO, Jorge W., Compendio de Reglas Procesales en lo Civil y Comercial 2
edicin, Rosario 1997, Editorial Zeus, p. 21.
3
DEVIS ECHANDA, Hernando, Op. cit., p. 421.
4
CARNELLI, Lorenzo, Voz carga procesal, en Enciclopedia Jurdica Omega. Bs. As.
1955, tomo 2, p. 709.
5
DEVIS ECHANDA, Hernando, Op. cit., p. 426.
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6
Ibdem, p. 450.
7
PEYRANO, Jorge W., El proceso civil. Principios y fundamentos, Bs. As.1978, Edito-
rial Astrea, p. 59.
8
TARUFFO, Michele, La prueba de los hechos, traduccin de Jordi Ferrer Beltrn,
Madrid 2005, Editorial Trotta, p. 302 al pie: En efecto, parece razonable sostener
que la regla de la carga de la prueba se aplique como criterio de decisin cuando nin-
guna de las hiptesis disponibles sobre el hecho sea apta -si se la pone en relacin
con los elementos de prueba que la afectan- para constituir una versin aceptable
del hecho en cuestin.
9
Ibdem, p. 302 al pie.
10
FERRER BELTRN, Jordi, Prueba y verdad en el Derecho. Madrid 2002, Editorial
Marcial Pons, p. 82.
11
MICHELI, Gian Antonio, La carga de la prueba. Traduccin de Santiago Sentis
Melendo, Editorial Egea, p. 181.
12
TARUFFO, Michele, Op. cit., p. 247.
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13
Ibdem, p. 248.
14
MICHELI, Gian Antonio, Op. cit., p. 188.
15
DEVIS ECHANDIA, Hernando, Op. cit. pp. 429 y 447.
16
DEVIS ECHANDA, Hernando, Op. cit. pp. 435, 436 y 440.
17
Ibdem, p. 426.
18
Ibdem, p. 424.
19
PEYRANO, Jorge W., Compendio de Reglas Procesales en lo Civil y Comercial.
p. 140.
20
DEVIS ECHANDA, Hernando, Op. cit. p. 445.
21
Ibdem p. 494.
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22
Vid. texto de la nota 28.
23
DEVIS ECHANDA, Hernando, Op. cit. p. 441.
24
CARNELUTTI, Francesco, La prueba civil. traduccin de Niceto Alcal Zamora y
Castillo, Bs. As.1955, Editorial Aray, p. 220.
25
DEVIS ECHANDA, Hernando, Op. cit. p. 427.
26
MICHELI, Gian Antonio, Op. cit. p. 193 al pie.
27
DEVIS ECHANDA, Hernando, Op. cit. pp. 425 y 429.
28
Ibdem, p. 453.
29
MICHELI, p. 3 y ss.
30
Una completa cronologa sobre el particular puede consultarse en Derecho Procesal,
por Humberto Briseo Sierra, Mxico 1970, t. IV.
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estaba exento de probar esa negativa. Las Partidas se mantuvieron fieles a esa
verdadera regla urea condensada en la vieja mxima romana Ei incumbit
probatio qui dicit, non qui negat que significa que incumbe la prueba a la
parte que formula la afirmacin y no a la que niega31.
Bastante despus surgi la teora chiovendiana de la particin de los
hechos invocados en la demanda y en la contestacin (constitutivos por un
lado; impeditivos, modificativos y extintivos por le otro), que asigna la carga
probatoria segn fuere la calificacin de los hechos alegados32. Ms all de la
insuficiencia de ella para solucionar algunos casos extremos, lo cierto es que
tambin padece lunares derivados de que resulta dif cil, a veces, distinguir
de cul especie de hecho se trata33 y de que tambin en algunos supuestos la
actora puede alegar hechos impeditivos o extintivos34. Como fuere, en algu-
nas jurisdicciones argentinas35, a falta de normas legales expresas, la doctrina
judicial sigue echando mano a la vieja enseanza chiovendiana, sin mayores
sobresaltos.
Como propuesta superadora, apareci la teora normativa de Leo Rosen-
berg36 cuyo ideario puede as sintetizarse: cada parte debe afirmar y probar
los presupuestos de la norma que le es favorable. Tal propuesta fue luego
mejorada, segn algunos, por Micheli37 para quien soporta la carga de la
prueba respecto de un hecho, la parte que pretende deducir de l un efecto
jurdico. Interpretamos que a pesar de contar con una presentacin ms pul-
cra y cientfica, detrs de las propuestas de Rosenberg y Micheli reaparece,
casi sin cambios, la vieja distribucin chiovendiana. Vale decir que el peso de
la prueba a la luz de las teoras de Rosenberg y Micheli no se altera, en la gran
mayora de los casos, cuando se aplica el venerable, pero todava usable, es-
quema chiovendiano38. Baste con memorar que dentro de la teora normativa
de Rosenberg para que una norma pueda ser opuesta a otra es indispensable
que la primera comprenda la situacin de hecho que la segunda presupone,
pero que contemple otros hechos capaces de producir el efecto diferente.
Obvio es que dicha oposicin exige que previamente se haya acreditado la
31
DEVIS ECHANDA, Hernando, Op. cit. pp. 421 y ss.
32
CHIOVENDA, Jos, Instituciones de Derecho Procesal Civil. Traduccin de Gmez
Orbaneja, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid 1936, tomo 3, p. 92.
33
DEVIS ECHANDA, Hernando, Op. cit. p.468.
34
Ibdem, p. 468.
35
La Provincia de Santa Fe, por ejemplo.
36
ROSENBERG, Leo. La carga de la prueba, passim.
37
DEVIS ECHANDA, Hernando, Op. cit. p. 480.
38
Ibdem, p. 473.
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39
Ibdem, p. 489.
40
Ibdem, p. 489 y Compendio de Reglas Procesales en lo Civil y Comercial, por Jorge
W. Peyrano, p. 20.
41
TARUFFO, Michele, vide Op. cit. en nota 8.
42
FERRER BELTRN, Jordi, Vid. Op. cit., en nota 10.
43
TARUFFO, Michele, Op. cit. p. 294.
44
TARUFFO, Michele, Op. cit. p. 298
45
Ibdem, pp. 295 y ss.
46
Taruffo ha sealado, reiteradas veces, que la aceptabilidad de la hiptesis implica un
juicio que, por lo menos, debe proporcionar una posibilidad intermedia acerca de
que la hiptesis planteada es verdadera. La aceptabilidad de la hiptesis est dada por
el grado de su confirmacin probatoria y ella depende de muchos factores: naturaleza
de los elementos de juicio, nmero, credibilidad, convergencia, etc.
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esto es, una teora que nos diga cundo o bajo qu condiciones los elementos
de juicio disponibles son suficientes para que resulte racional aceptar una
proposicin como verdadera en el razonamiento decisorio47.
Se ha dado, creemos un paso de gigante en la materia y recalcamos que en
la actualidad la preocupacin mayor o ms intensa se ha desplazado desde la
posicin maniquea prueba-no prueba hasta otra con muchos ms matices y
algn grado de sofisticacin: cmo se debe elegir cuando se est ante hipte-
sis fcticas contrapuestas, diferentes o incompatibles?
47
FERRER BELTRN, Jordi, Op. cit. p. 88.
48
CARNELUTTI, Francesco, Op. cit. p. 219.
49
TARUFFO, Michele, Op. cit. p. 242.
50
Ibdem, p. 246.
51
Ibdem, p. 247.
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52
Ibdem, p.251.
53
Ibdem, p. 246.
54
Artculo 32 de la ley 25.675 o Ley General del Ambiente de Argentina.
55
TARUFFO, Michele, Op. cit. pp. 169 y 180.
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56
FERRER BELTRN, Jordi, Op. cit. p.84.
57
Ibdem, p. 63.
58
Conf. El proceso civil. Principios y fundamentos, por Jorge W. Peyrano, p. 63.
59
Cita de Wach, mencionada por Atilio Alterini en su trabajo Medidas para mejor
proveer y defensa en juicio, publicado en el nmero 25 de Lecciones y Ensayos.
revista editada por la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad
Nacional de Buenos Aires.
60
FERRER BELTRN, Jordi, Op. cit. p. 85.
61
ANDRUET, Armando S. (h), Teora general de la argumentacin forense, Crdoba
2001, Editorial Alveroni, p. 272: No habiendo una norma especfica para la totalidad
de los casos que pueden ser sometidos a resolucin, est presupuesta la existencia
de normas generales que permiten al juez resolver la cuestin litigiosa, lo cual
generalmente acontece a partir del reconocimiento de una norma de clausura del
sistema
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GHIRARDI, Olsen. Lgica del proceso judicial, Crdoba 1987, Editorial Lerner,
62
p. 49.
63
Vid., por ejemplo, el artculo 19 de la Constitucin de la Nacin Argentina: Las
acciones privadas de los hombres que de ningn modo ofendan al orden y a la moral
pblica, ni perjudiquen a un tercero, estn slo reservadas a Dios, y exentas de la
autoridad de los magistrados. Ningn habitante de la Nacin ser obligado a hacer
lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohbe
64
Conf. CARNELUTTI, Francesco, Lecciones de Derecho Procesal Penal, Ejea Bs.
As.1963, Tomo I; CREUS, Carlos, Derecho Procesal Penal. Ed. Astrea, Bs. As.1996;
CARRI, Alejandro D Garantas constitucionales en el proceso penal Ed. Ham-
murabi, Bs. As. 1984; DALBORA, Francisco. Curso de Derecho Procesal Penal.
Ed. Abeledo Perrot, Bs. As.2002 T I; MAIER, Julio, Derecho Procesal penal, 2
Edicin Del Puerto, Bs. As.1995,TI, ROXIN, Claus, La evolucin de la poltica
criminal, el derecho penal y el proceso penal. Ed Tirant lo Blanch, Valencia 2000;
GONZLEZ-CUELLAR SERRANO, N. Proporcionalidad y derechos fundamen-
tales en el proceso penal, Colex, Madrid 1990; VELEZ MARICONDE, Alfredo,
Derecho Procesal Penal, Crdoba 1981.
65
REIMUNDN, Ricardo, Derecho Procesal Civil, Bs. As. 1956, Editorial Viracocha,
tomo 1, p. 157.
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66
PEYRANO, Jorge W., El proceso Civil. Principios y fundamentos. Bs. As. 1978,
Editorial Astrea, p. 83.
67
GOZANI, Osvaldo. La prueba en el proceso civil peruano, Editorial Normas Lega-
les, Trujillo 1997, p. 204.
68
PEYRANO, Jorge W. Compendio de Reglas Procesales en lo Civil y Comercial, p. 44.
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69
PEYRANO, Jorge W., La doctrina de las cargas probatorias dinmicas y la mquina
de impedir en materia jurdica, en Cargas Probatorias Dinmicas, obra colectiva
del Ateneo de Estudios del Proceso Civil de Rosario, Ed. Rubinzal-Culzoni, p. 78.
70
PEYRANO, Jorge W. Compendio de Reglas Procesales en lo Civil y Comercial, p. 126.
71
Vid. Jurisprudencia Argentina, 1952-II, p. 50.
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En verdad, las reglas corrientes del reparto del onus probandi parten del
presupuesto tcito de que debe mediar una igualdad probatoria procesal
absoluta entre las partes, lo que no slo resulta dif cil de establecer sino
que asimismo puede producir graves injusticias. As fue que surgieron ins-
trumentos que apuntan a igualar en trminos reales la faena probatoria,
ponderando la especial debilidad de uno de los litigantes frente al compara-
tivamente mayor peso especfico de la contraria (V. gr. el mbito del derecho
del consumidor) o la especial naturaleza de un sector del mundo jurdico,
a algunos de cuyos protagonistas se privilegia por razones jurdicamente
atendibles. Este ltimo es el supuesto del instituto de las cargas probatorias
con intensidades de esfuerzos diferentes donde se reconoce y admite un trato
diferente a la hora de acreditar hechos y circunstancias72.
Recientemente y en el ms empinado nivel jurisdiccional73, se hizo aplica-
cin del mecanismo que venimos exponiendo. En la especie, se trataba de un
despido laboral imputado de discriminatorio donde -por incidencia de varios
Tratados sobre Derechos Humanos, que condenan severamente todo trato
discriminatorio. Certeramente, la Corte Suprema de Justicia de la Nacin
Argentina declar en el caso lo siguiente:
As, a modo de conclusin, resultar suficiente, para la parte que afirma
dicho motivo, con la acreditacin de hecho que, prima facie evaluados, re-
sulten idneos para inducir su existencia, caso en el cual corresponder al
demandado a quien se reprocha la comisin del trato impugnado, la prueba
de que ste tuvo como causa un motivo objetivo y razonable ajeno a toda
discriminacin74.
Debe subrayarse que aqu, y siempre en miras a igualar la tarea probato-
ria, no se trata de desplazar el onus probandi sino que se exigen esfuerzos
probatorios muy diferentes: la parte beneficiada con el mecanismo que nos
ocupa debe cumplir una faena demostrativa mucha ms sencilla y acotada
que la asignada a su contraria.
A todo ello debe sumarse la aparicin de nuevas reglas de distribucin de
la carga de la prueba, las particularidades, por ejemplo, del derecho ambien-
tal acundose, por ejemplo, aqulla que reza: corre el esfuerzo en la materia
por parte de quien introduce el riesgo y aprovecha el correlativo beneficio
72
PEYRANO, Jorge W., Las cargas probatorias con intensidades de esfuerzos diferen-
tes, en La Ley, 2011-F, p. 624 y ss.
73
Se trata del precedente Pellicori, emitido por la Corte Suprema de Justicia de la
Nacin argentina, el 15 de noviembre de 2011.
74
Conf. Trabajo citado en nota 72.
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Artculo 4 de la ley argentina 25.675 en materia de derecho ambiental: Principio
precautorio: Cuando haya peligro de dao grave o irreversible la ausencia de
informacin o certeza cientfica no deber utilizarse como razn para postergar la
adopcin de medidas eficaces, en funcin de los costos, para impedir la degrada-
cin del medio ambiente.
76
ZAGREBELSKY, Gustavo. El derecho dctil, traduccin de Marina Gascn, Madrid
1997, Editorial Trotta, passim.
77
FERRAJOLI, Luigi, Derecho y Razn, Madrid 1998, Editorial Librera Jurdica Vale-
rio Abeledo, passim.
78
Mientras el artculo 377 CPN argentino consagra las reglas ortodoxas distributivas
del onus probandi, el CPC santafesino nada dice sobre el particular.
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PEYRANO, Jorge W., Carga probatoria dinmica, en La Ley 2011- D, p. 1041.
80
EYRANO, Jorge W. y Julio O. CHIAPPINI, Lineamientos de las cargas probatorias
dinmicas, en El Derecho, Tomo 107, p. 1005.
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81
Art. 360.
82
Art. 377.
83
Art. 382.
84
Art. 340.
85
Puede consultarse una buena resea en el aporte de MATILDE ZAVALA DE GON-
ZLEZ titulado Dinamismo probatorio en la responsabilidad civil, publicado en
La Ley, del 13 de marzo de 2013.
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Conclusiones
1. La distribucin de la carga probatoria en materia civil y comercial es un
mecanismo que procura hacer realidad en todo supuesto el deber de re-
solver que pesa sobre el rgano jurisdiccional.
2. Si bien existen reglas corrientes del reparto del esfuerzo probatorio,
excepcionalmente se registran justificados apartamientos de ellas. El
apartamiento que ms difusin ha alcanzado es, sin duda, la doctrina de
86
FERRER, Sergio, Adriana DE CICCO y Ral FERNNDEZ, Delimitacin de la
regla segn la cual las mejores condiciones de probar invierten la carga probatoria,
en el Libro Ponencias del XVII Congreso Argentino de Derecho Procesal.
87
PEYRANO, Jorge W., EL principio de cooperacin procesal, en Principios Proce-
sales, Obra colectiva del Ateneo de Estudios del Proceso Civil de Rosario, Editorial
Rubinzal-Culzoni, T. I, pp. 399 y ss.
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