Trabajo 1 Patrologia II, Abraham.

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Sobre la Primera Carta de Clemente a los Corintios.

Reflexin a partir del texto y


los datos de Juan Jos Ayn Calvo. Por Abraham Snchez, seminarista de primero
de teologa de la Dicesis de Ciudad Guayana.

La Iglesia de Dios que peregrina en Roma a la Iglesia de Dios que peregrina en


Corinto. (I.1)

As empieza el nico escrito autntico que ha llegado hasta nosotros de Clemente, quin
segn San Ireneo de Lyon, Eusebio de Cesarea y otros, fue obispo de Roma. Escrito
conocido y valorado en la antigedad cristiana. Documento que pudo ser elaborado
segn algunos investigadores en el siglo I d.C., basndose en la hiptesis de ser escrita
en tiempos de la persecucin de Domiciano, e incluso la de Nern, interpretacin hecha
a partir de las palabras del autor de la carta cuando reconoce su tardanza al atender los
problemas de la comunidad de Corinto.

El motivo de la carta fue la crisis que atravesaba dicha comunidad despus de la


deposicin de sus presbteros por parte de algunos de sus miembros. El escrito viene a
ser un testimonio de la iniciada teologa que se haca en Roma.

La reflexin teolgica se halla desde el principio siguiendo el esquema de la carta que


hace Gerbert Brunner.

En la introduccin, las palabras citadas al principio, aparecen el carcter universal de la


Iglesia y su aspecto peregrinante.

a los que han sido llamados y santificados en la voluntad de Dios por medio de
nuestro Seor Jesucristo. La iglesia es la asamblea de los llamados; est fundada sobre
una llamada que tiene su iniciativa en Dios y que no se puede desligar de Cristo, ya que
l es el primer elegido y los miembros de la Iglesia han sido llamados por l.

En la primera parte de la primera seccin de la carta, Clemente explica el orden que


haba en la comunidad, sealando las virtudes de la fe, la obediencia y la caridad, esta
expresada en la hospitalidad.

Luego critica y seala con vehemencia el desorden actual, producto de la envidia y el


abandono del temor de Dios, reflejado en la rebelin de los sin honor contra los
honrados, los sin gloria contra los ilustres, los insensatos contra los prudentes, los
jvenes contra los ancianos (III.3).

Despus llama al restablecimiento del orden por medio de la conversin, la obediencia y


la humildad, exaltando el amor de Dios y el ejemplo de personajes del Antiguo
Testamento.

A Dios Padre lo presenta como bueno, misericordioso y dulce con todas sus criaturas, y
se manifiesta en la creacin del universo. Dios es el Seor de todo el universo y lo ha
hecho con orden. Dios crea al hombre para introducirlo en su propio mundo, en la vida
de Dios. Por eso se sigue manifestando en la cercana de sus criaturas, sobre las que
derrama sus dones, y en las promesas que ha hecho a los hombres.
Ms adelanta expresa el ideal de toda comunidad, la paz y la concordia, poniendo de
nuevo ejemplos de la historia de la salvacin, las generaciones que acogieron las
palabras de sus antepasados con temor y verdad.

As, llega a motivar a la comunidad a seguir ese camino de conversin invitando a


reflexionar sobre la resurreccin, explicada por medio de analogas, por ejemplo, el da
y la noche, la siembra y la cosecha, incluso el mito del Fnix (especie de pjaro que
vive quinientos aos que antes del momento de su muerte hace un nido de incienso,
mirra y otros aromas, donde reposa, muere y de su carne nace un gusano que se
alimenta del cadver hasta transformarse en un ser alado que viaja hasta Egipto llevando
el nido de su antecesor).

En la seccin segunda de la carta, Clemente expone de nuevo el orden que exista en la


comunidad, el desorden actual y el fin de restablecer el orden, pero esta vez como
hermanos.

Es aqu donde Clemente explica el origen de los ministerios eclesisticos. Los


Apstoles nos anunciaron el Evangelio de parte del Seor Jesucristo; Jesucristo fue
enviado de parte de Dios Los dos envos sucedieron ordenadamente conforme a la
voluntad de DiosConsiguientemente, predicando por comarcas y ciudades establecan
sus primicias, despus de probarlos por el Espritu para obispos y diconos de los que
iban a creer (XLII.1-5)

Sobre el Espritu, Clemente por un lado lo da a entender como una de las potencias a
travs de las cuales Dios manifiesta su voluntad en el Antiguo Testamento. Por otro
lado, el Espritu Santo ha sido derramado sobre todos los elegidos y tiene un papel de
importancia en la misin de los apstoles y de sus sucesores.

La teologa que hay sobre Cristo en la carta, esta ntimamente relacionada con la
concepcin de Iglesia, por ser ella su Cuerpo, por ser l el Seor que obra en ella, por
convocar a la comunidad para la aparicin del Reino, que en ltima instancia, es de
Dios, pero sobre el que Cristo reina.

Sobre los ministerios y la sucesin apostlica surge la polmica teolgica sobre la


intencin de Clemente, si era fundar un nuevo orden de los ministerios eclesisticos a
partir de los Apstoles o si era justificar el orden establecido de nuevo poniendo como
fundamento a los Apstoles. Esta teora es el resultado de la oposicin de dos trminos,
Diadoch y Katstasis, ambos utilizados en el griego para la instalacin de funcionarios
civiles y religiosos.

Al final de la carta se revela quines la han llevado desde Roma a Corinto con la
esperanza de volver con buenas noticias: Claudio, Valerio Bitn y Fortunato.

Aqu vale la pena sealar que la carta no ofrece ninguna doctrina explcita sobre el
primado de la Iglesia de Roma. Slo hay hiptesis de que Roma tena conciencia de ese
primado. Segn algunas interpretaciones, Roma haba escrito la carta no a causa de su
autoridad religiosa, sino por los contactos tnicos que existan entre Roma y Corinto
(Van Cauwelaert). Pero la teologa catlica ha dicho desde antiguo que la carta va
dirigida con autoridad, por su tono y su contenido. Otros ven en la carta una posibilidad
de mutua correccin fraterna (McCue).
Lo cierto es que segn testimonios muy antiguos la carta fue obedecida y venerada. Sin
embargo, de ella no se puede deducir la autoridad primacial.

Da concordia y paz a nosotros y a todos los que habitan la tierra, como se la diste a
nuestros padres cuando te invocaron santamente en fe y en verdad. Que seamos
obedientes a tu omnipresente y santo nombre y a nuestros prncipes y jefes de la tierra.
T, Seor, les diste el poder del reino por t magnfica e indescriptible fuerza, a fin de
que, conociendo la gloria y el honor que les has dado, les obedezcamos sin oponernos a
tu voluntad. Dales, Seor, salud, paz, concordia, firmeza para que atiendan sin falta al
gobierno que les has dado (LXI.1).

Ciudad Bolvar, 31 de Marzo, 2014.

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