Michel Foucault, Un Proyecto de Ontologia Histórica
Michel Foucault, Un Proyecto de Ontologia Histórica
Michel Foucault, Un Proyecto de Ontologia Histórica
HYBRIS - 5
Esta edicin ha sido posible
gracias a la ayuda
del Ministerio de Cultura.
Pedro M. Hurtado Valero
MICHEL FOUCAULT
(Un proyecto de Ontologa Histrica)
AGORA
Directores: Manuel Crespillo
Julio Calvio
INTRODUCCIN 11
0.1. El problema del presente 13
0.2 Contra la legitimacin del presente .... 13
0.3 Nuestra verdad en la historia 15
0.4. El problema del sujeto. Plan del estu-
dio 19
2.4.1. El hombre-signo 60
2.4.2. El hombre-representacin 62
2.5. Constitucin del sujeto hombre 66
2.5A. Un lugar para el sujeto hombre 66
2.5-2. Arqueologa del hombre 68
CAPTULO III: GENEALOGA
DEL SUJETO DE PODER 73
3.1. Genealoga de las ciencias humanas.... 73
3.2. Una analtica del poder sin teora del
sujeto 7^
3.3. Estrategias de poder sin estrategas 81
3.4. Las figuras de lo otro 83
3.5. El sujeto de razn 87
3.5.1. Una edad de oro? 87
3.5.2. La exclusin y el orden 89
3.5.3. El sujeto y la razn 90
3.6. El sujeto psicolgico 93
3.6.1. La constitucin psiquitrica de la
locura 93
3.6.2. Objetivacin de la subjetividad psi-
colgica 96
3.7. El ojo que penetra los cuerpos 99
3.7.1. Un dispositivo para la objetivacin
del sujeto 99
3.7.2. El cuerpo individual 100
3.7.3. La muerte, principium individuationis 102
3.7.4. Sujeto normal, ciudadano modelo .. 104
3.8. El sujeto disciplinado 106
3.8.1. La aparicin del hombre en el poder
punitivo 106
3.8.2. La fbrica de individuos 108
3.8.3. Desviados e integrados 111
3.9. Sujetos felices 112
3.9.1. El estado es mi pastor: nada me
falta... 112
3.9.2. El valor de una vida : 115
Michel Foucault n
EPLOGO 255
Introduccin
M l C H E L FOUCAULT
Captulo I
riencia y de cuestionamiento.
Ahora bien, esos campos de experiencia se consti-
tuyen a travs de unas prcticas histricas que se distri-
buyen en tres ejes: el del saber, el del podery_el_de_la
21. Vid M. Foucault, La arqueologa del saber, op. cit., pp. 214-223.
22. M. Foucault, Conversacin con Michel Foucault (de P. Caru-
so), op. cit., p. 73.
23- Cfr. R. Barthes, Por ambas partes, en Ensayos crticos, Barcelo-
na, Seix Barral, 1983, p. 202.
24. M. Foucault, Verdad, individuo y poder, en M. Foucault,
Tecnologas del yo y otros textos afines, p. 144.
Michel Foucault
37
arqueologa del saber. El discurso no es signo de una cosa
que est ms all de l y antes de l; por tanto, hay que
dar de lado a las cosas, presuntamente anteriores al discur-
so, para ceirse exclusivamente a la formacin regular de
los objetos que en l se dibujan y las reglas que permiten
formarlos como objetos de un discurso y constituyen as
sus condiciones de aparicin histrica . El objeto pierde,
25
Duvignau, Ce qui parle en nous, pour nous, mais sans nous, Nouvel
Observateur, 21 de abril de 1969, pp. 42-43.
30. Cfr. H. Sluga, Foucault, the Author, and the Discours, op. cit.,
pp. 411, 412.
31. M. Foucault, Respuesta a una pregunta, op. cit., pp. 15-17.
32. As parece afirmarse en A. Guedez, Foucault, Pars, ditions
Universitares, 1972, p. 91.
Pedro M. Hurtado Valero
56
2.4.1. El hombre-signo
2.4.2. El hombre-representacin
2 . 5 . 2 . A r q u e o l o g a del h o m b r e
73. M. Foucault, Las palabras y tas cosas, pp. 321-322. Cfr. M. Hei-
degger, El ser y el tiempo, pp. 152-153. Vid. R.K. Hill, Foucault's
Critique of Heidegger, Philosophy Today, vol. 34, n 4, invierno de
1989, pp. 337-340.
74. Cft. N. Fraser, Michel Foucault: A 'Young Consetvative', Ethics,
vol. 96, n 1, octubre de 1985, p. 170. Vid. J.-C. Margolin, L'homme
de Michel Foucault, Revue des sciences humaines, n 128, 1967, pp.
492-497.
75- M. Foucault, Las palabras y las cosas, pp. 331-333.
Captulo III
50. Cfr. R. Boyne, Foucault and Derrida. The Other Side ofReason,
London, Unwin Hyman, 1990, p. 46. Cfr. J. F. Lyotard, La condicin
postmoderna, Madrid, Ctedra, 1989, p. 10.
51. M. Foucault, Historia de la locura, I, p. 77. Vid. S. Natoli,
Ermeneutica e genealoga. Filosofa e mtodo in Nietzsche, Heidegger,
Foucault, Miln, Feltrinelli, 1988, pp. 137 y ss.
52. R. Descartes, Meditaciones Metafsicas, p. 48.
92 Pedro M. Hurtado Valero
59. M. Foucaut, Historia de la locura, II, pp. 60, 70-71, 73; Vigilar
y castigar, p. 202.
60. M. Foucaut, Historia de la locura, II, pp. 158-160. Pero no se
trata de una objetivacin cada sobre una locura en s, segn parece
sugerirse en J. Lacroix, La significaron de la folie selon Michel Fou-
caut, Panorama de la philosophie francaise contemporaine, Pars, Pres-
ses Universitaires de France, 1968, p. 229.
Michel Foucault
95
# Cc^o Se ce-?
Pedro M. Hurtado Valero
108
118. Cfr. A. Serrano Gonzlez, Poder sub specie legisy poder pasto-
ral, en W. AA., Discurso, poder, sujeto, op. cit., p. 131.
119. Cfr. M. Foucault, Omnes et singulatim: hacia una crtica de la
'razn poltica', en M. Foucault, Tecnologas del Yo, pp. 98-103, 112-
117; tambin resumen del curso 1977-78 (Histoire des sistemes de
pense), en Annuaire du Collge de Frunce, 1978, pp. 445-446, 449;
El sujeto y el poder, op. cit., pp. 304-305. Cfr. J. Rollet, Michel
Foucault et la question du pouvoir, Archives de Pbilosophie, n 5 1 ,
octubre-diciembre de 1988, p. 663.
120. M. Foucault, The Political Technology of Individuis, en M.
. i.- 4- r- i - \ 1
Michel Foucault
115
11. Cfr. L. Ferry y A. Renaut, La pense 68, op, cit., pp. 149-153.
12. M. Foucault, L'thique du souci de so comme pratique de
libert, Concordia, n 6, 1984, p. 100.
Pedro M. Hurtado Valero
126
43. Ibd., pp. 87-91. Vid. H. Joly, Retour aux Grecs, op. cit., pp.
100 y ss.
44. M. Foucault, El uso de los placeres, pp. 172-178, 188-206, 209-
213; Des caresses d'hommes comme un art, Liberation, 1 de junio
de 1982, p. 27; An Interview with Stephen Riggins, thos, vol. 1, n
2, 1983, pp. 6-7; L'homosexualit dans Pantiquit, Masques, n 13,
ptimavera de 1982, pp. 15 y ss.
138 Pedro M. Hurtado Valero
JVICHEL FOUCAULT
Captulo V
5.2. P o r u n n u e v o pensar
Captulo VI
' (
Michel Foucaut
179
y Husserl, quedara superado, y la razn dialctica dejara
paso a una nueva razn analtica, incompatible con el
humanismo, manifiesta en Russell, Wittgenstein o Lvi-
Strauss .33
tamente este nuevo ser del signo, que funda una verda-
dera ontologa, separa a Foucauit segn Wahl del
56. Vid. M. Foucault, Raymond RousseL, op. cit., pp. 69, 13-16.
57. Vid. R. Barthes, Literatura y discontinuidad, en Ensayos crti-
cos, op. cit., pp. 213-214; tambin sobre la nueva narrativa, vid. M.
Foucault, A propos de Margeme Duras, Cahiers Renaud-Barrault,
vol. 89, 1975, pp. 8 y ss.
58. Cfr. M. Foucault {et alii), Dbat sur le romn dirige par Michel
Foucault, Tel Quel, n 17,1964, p. 40.
59. Cfr. B. Clment, Les premiers lecteurs de Samuel Beckett, Cri-
tique, n 467, abril de 1986, pp. 299-303.
Michel Foucault
187
74. Vid. M. Foucault, Las palabras y las cosas, pp. 5-7. Cfr. R. Be-
llour, L'homme, les mots, op. cit., p. 21. Cfr. A. Hooke, The Order
of Other, op. cit., p. 48.
75. Cfr. K. Racevskis, The Conative Function of the Other in Les
mots et les choses, Revue Internationale de Philosophie, 2/1990, n 173,
pp. 231-232.
76. Cfr. M.S. Roth, Foucault's 'Histoiy of the Present', History
and Theory, vol. XX, n 1, 1981, pp. 39 y 44.
77. Cfr. M. Ferraris, Foucault e la realt del testo, Effetto Foucault,
op. cit., pp. 134-136.
78. Cfr. A. Megill, Foucault, Structuralism, and the Ends of His-
tory, op. cit., pp. 472-476.
Pedro M. Hurtado Valero
192
95. Cfr. M. Foucault, El pensamiento del afuera, op. cit., pp. 21-22;
La prose d'Acton, La Nouvelle Revue Franfaise, n 135, 1964, pp.
447, 448, 457, 459.
96. M. Foucault, El pensamiento del afuera, op. cit, pp. 33-34;
Prface la transgression, op. cit., p. 756. Cfr. M. Blanchot, L'espace
littraire, op. cit., pp. 215, 216.
97. Cfr. M. Foucault, Archologie d'une passion, Magazine
Littraire, n 221, julio-agosto de 1985, p. 103.
Michel Foucault
197
guaje se requiere, surgido cuando el lenguaje reflexivo se
acerca a sus lmites y se disuelve en el vaco, y cuando
el lenguaje de la ficcin acumula las imgenes en el es-
pacio de lo inimaginable como haca el texto de Bor-
ges: del entrecruzarse de ambas tareas, surgir un
discurso que se presenta sin conclusin y sin imagen,
sin verdad ni teatro, sin argumento, sin mscara, sin afir-
macin, independiente de todo centro, exento de patria
y que constituye su propio espacio como el afuera hacia
el que habla y fuera del que habla. En la experiencia de
los lmites nos abrimos a un lenguaje que, lejos de ha-
cerse cargo del ser, l mismo es el ser . 98
Michel Foucault
203
sicin al poder se mueve dentro del horizonte marcado
por el poder combatido, y tiende a sustituirlo para eri-
girse en un nuevo poder. Por ello las resistencias son
aqu luchas inmediatas, anrquicas, opuestas a toda estra-
tegia dirigida, interminables; y el pensamiento que las
impulsa, tan distinto a un saber hacer o a una teora,
rompe las reglas en el mismo acto de ponerlas en juego . 12
42. Cfr. M. Foucault, La folie n'existe que dans une socit, op.
cit., p. 9; No al sexo rey, op. cit., p. 159.
43. F. Nietzsche, La genealoga de la moral, pp. 131-132. Sobre esta
figura del hroe trgico, cfr. J. Miller, Carnivals of Atrocity. Fou-
cault, Nietzsche, Cruelty, Political Tbeory, vol. 18, n 3, agosto de
1990, pp. 481-482.
44. F. Ewald, La conjuntura Foucault, pp. 40, 41, 43; tambin La
fin d'un monde, Magazine Littraire, n 207, mayo de 1984, p. 30.
Michel Foucault
215
sistir y resistir.
Planteando la resistencia en trminos tcticos, se
objeta a Foucault que, sin suministrar a la gente unos
significados humanistas, la prctica revolucionaria se tor-
na imposible . Entonces se olvida que el levantamiento
61
21. Cfr. Th. Flynn, Foucault and the Spaces of History, The Monist,
vol. 74, n 2, abril de 1991, p. 169.
22. Cfr. M. Foucault, Le jeu de Michel Foucault, pp. 85-86. Vid.
. Diamond y L. Quinby (eds.), Feminism and Foucault: Reflections on
Resistence, Boston, Northeastern University Press, 1988; tambin K.
Delhaye, Chercher la femme chez Foucault, Krisis, vol. 8, n 1,
1988, pp. 57 y ss.
23. M. Foucault, El sexo verdadero, en Herculine Barbin llamada
Alexina A, Madrid, Editorial Revolucin, 1985, pp. 17-18.
Pedro M. Hurtado Valero
238
ms all del poeta que escribe bajo el lema del arte por
el arte, contina mediante el ascetismo dandy en cuanto
forma esttica de relacionarse consigo aquella cultura de
"la ethopoiesis griega, y, borrando las fronteras entre vida
y arte, se hace artista de su propia vida hasta convertir su
50. Cfr. M. Foucault, El orden del discurso, pp. 24-27. Mis libros,
mi obra (...). Carcter grotesco de esos posesivos. Todo se pervirti el
da que la literatura dej de ser annima. La decadencia se remonta al
primer autor. E.M. Cioran, Ese maldito yo, Barcelona, Tusquets, 1987,
p. 140.
51. M. Foucault, La arqueologa del saber, p. 29. Vid. M. de Certeau,
II riso de Michel Foucault, Effetto Foucault, op. cit pp. 24-25; P.
Bourdieu, Non chiedetemi chi son. Un profilo di Michel Foucault,
L'indice,\, 1984, pp. 4-5.
Michel Foucault
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