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Impuestos Verdes:
una alternativa viable para el Ecuador?
ABRIL 2011
Nicols Oliva Prez
Mster en Economa del Desarrollo por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO Ecuador.
Economista por la Universidad Catlica del Ecuador. Investigador del Centro de Estudios Fiscales de Ecuador.
Sus principales lneas de investigacin son en Poltica Tributaria, Evaluacin de Impacto Economtrico, Economia
de la Desigualdad y Pobreza e Imposicin Ambiental.
ISBN: 978-9978-94-132-4
Derecho de autor: 035179
FES ILDIS y sus coeditores no comparten necesariamente las opiniones vertidas por los autores ni stas
comprometen a las instituciones en las que prestan sus servicios. Se autoriza a citar o reproducir el con-
tenido de esta publicacin siempre y cuando se menciones la fuente y se remita un ejemplar a FES-ILDIS.
ndice
2. Marco conceptual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
4. Una aproximacin a la
contaminacin en Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
1. Introduccin:
Nicols Oliva, Ana Rivadeneira, Alfredo Serrano, Sergio Martn, Vanessa Cadenas
el escenario mundial
L
a humanidad est cada vez ms consciente de la escasez de los recursos natura-
les y de la fragilidad de los ecosistemas. Esa conciencia quizs es producto de las
consecuencias derivadas de ignorar los lmites fsicos de nuestro planeta en las
decisiones econmicas a nivel micro y macro. Una de las secuelas ms visibles es el
calentamiento global, porque segn el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el
Cambio Climtico IPCC, por sus siglas en ingls (2007: 2) el calentamiento del sis-
tema climtico es inequvoco, como evidencian ya los aumentos observados del pro-
medio mundial de la temperatura del aire y del ocano, el deshielo generalizado de nie-
ves y hielos, y el aumento del promedio mundial del nivel del mar. (IPCC, 2007: p. 2)
El aumento de la temperatura media de la Tierra ha trado consecuencias mortales para
los habitantes de algunos lugares del planeta: la ola de calor en Europa en el 2003, la
precipitacin en forma de nieve en Hawaii, el deshielo de los polos, la prdida del 14%
de los arrecifes del mundo en los ltimos 19 aos, etc. son evidencias de dicho fen-
meno. stas, entre otros acontecimientos de mayor o menor escala, se han observado
a lo largo de las tres ltimas dcadas y han llevado a repensar la relacin entre los seres
humanos y la naturaleza.
El caso de Amrica Latina y el Caribe es muy particular. La regin posee grandes rique-
zas naturales aunque las estrategias empleadas para superar la situacin de pobreza y
desigualdad en la que vive su poblacin ha generado presiones significativas sobre el
medio ambiente. Algunas cifras reveladas por el Informe del Programa de Naciones
Unidas para el Medio Ambiente-PNUMA (2010b) son reveladoras: se estima que la
regin tiene el 31% de los recursos de agua dulce del planeta; concentra ms del 10%
de las reservas de petrleo mundial, cerca del 14% de la produccin y 8% de su con-
sumo; almacena el 32% de las existencias mundiales de carbono en bosque; por otro
lado, el consumo de energa elctrica de la regin se cuadruplic en el perodo 1970-
2006; la demanda de agua se ha incrementado en 76% (en 1990-2004), a consecuen-
cia del crecimiento demogrfico; cerca del 64% de la prdida mundial de bosques
observada entre 2000 y 2005 se dio en la regin; el 86% de las aguas residuales se
arroja a ros y ocanos sin ningn tratamiento en Amrica Latina, esta cifra asciende al
90% en el Caribe; la quinta parte de las enfermedades reportadas en la regin pueden
atribuirse a los cambios ambientales.
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Aunque ya se han tomado cierto tipo de medidas, sobre todo regulatorias, para prote-
ger a la naturaleza, la situacin demanda acciones ms prcticas por parte de los hace-
dores de poltica, tanto a nivel nacional como a nivel regional.
A nivel nacional la situacin es muy parecida: las condiciones naturales han privilegia-
do al Ecuador (los pases enclavados en los Andes tropicales son el primer punto
caliente de biodiversidad del planeta pues albergan el mayor nmero de especies
endmicas, tanto en plantas como en vertebrados, est entre los 17 pases megadiver-
sos del mundo y es el ms diverso por unidad de superficie), pero no es ajeno a los pro-
blemas medioambientales (la regin andino-tropical ha sufrido una gran prdida de
hbitats naturales, tanto que en la actualidad slo un 25% de la vegetacin podra
considerarse original, existen 2.180 especies amenazadas por destruccin de su hbi-
tat, trfico de especies o caza y pesca indiscriminadas). A esto debe sumarse el hecho
de que la poblacin ecuatoriana tradicionalmente ha utilizado la biodiversidad para
ECUADOR?
mite una poltica ambiental que conciencie y regule los comportamientos de personas
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Adems de las polticas que lleva a cabo el Ministerio de Ambiente y algunos gobier-
nos municipales (demasiado laxas y poco conocidas, por cierto), existe otro tipo de
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Nicols Oliva, Ana Rivadeneira, Alfredo Serrano, Sergio Martn, Vanessa Cadena
medidas complementarias que, salvo algunas excepciones recientes como la iniciativa
Yasun ITT, an han sido inexploradas. Uno de los principales mecanismos de inter-
vencin del Estado en la economa la poltica fiscal ofrece herramientas que se han
probado efectivas para alcanzar algunos objetivos medioambientales. Qu se puede
hacer desde la poltica fiscal para minimizar los daos causados a los ecosistemas? La
respuesta, entre otras cosas, pasa por llevar a cabo un anlisis y replanteamiento de
aquellas polticas de ingresos y gastos que pueden tener efectos perjudiciales para la
naturaleza. Este es un objetivo ambicioso y, sin duda, hacia all se deber avanzar. Sin
embargo, este documento se circunscribir a realizar un anlisis preliminar de lo que se
puede hacer desde el sistema tributario. Dentro de los instrumentos de poltica
ambiental, los impuestos verdes son alternativas que ya se han implementado en el
contexto internacional y que, correctamente combinados con otras medidas, ofrecen
resultados esperanzadores.
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CO2. La seccin 4 describe la metodologa y los resultados de estimacin de la genera-
cin de CO2 por parte de las empresas ecuatorianas en los aos 2008 y 2009, en base
a la informacin de las declaraciones de Impuesto a la Renta en cuanto al consumo de
combustible y energa; tambin presenta una simulacin de la introduccin de un
impuesto a las emisiones de dixido de carbono. Finalmente, la seccin 5 concluye y
analiza la factibilidad de que el Ecuador avance en el uso de instrumentos fiscales den-
tro de la poltica ambiental.
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VIABLE PARA EL
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2. Marco Conceptual
Nicols Oliva, Ana Rivadeneira, Alfredo Serrano, Sergio Martn, Vanessa Cadena
2.1 La Economa Ambiental frente a la Economa Ecolgica
A
partir de la Segunda Guerra Mundial, los pases empezaron a poner
en sus agendas los problemas de degradacin y deterioro medioam-
biental que se hacan ms evidentes. As, las cada vez mayores preocupacio-
nes sobre la naturaleza y su conservacin hicieron necesario el paso de una defensa
basada en la tica y la esttica (posiciones bastante romnticas pero carentes de la fuer-
za necesaria) hacia el campo ms pragmtico de la reflexin econmica (Naredo,
2006). Esto signific poner en evidencia el inmenso hueco de la economa tradicional
que, al estudiar un sistema cerrado y circular, aislado de las reglas del mundo fsico,
consider a los recursos naturales como meros insumos de produccin y dej fuera de
su red analtica lo que se convertira en un importante objeto de estudio.
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nismos de mercado. Su principal objetivo es asignar un valor monetario al impacto de
los procesos productivos y de consumo en la naturaleza, as como a los bienes y servi-
cios que ella presta, de tal forma que los agentes econmicos puedan incorporar esta
informacin en sus decisiones. Tales correcciones en los mercados permiten llevar a
cabo el tradicional anlisis costo-beneficio entre otras metodologas de evaluacin y
evitar, as, varios de los problemas de contaminacin y de explotacin excesiva del
medio ambiente. En otras palabras, la economa ambiental () canaliza todos sus
esfuerzos a poner precios a las externalidades para poder reducir los problemas a una
nica dimensin monetaria y aplicarles, al fin, el anlisis coste-beneficio para llegar a
soluciones pretendidamente objetivas (Naredo, 2006: 17).
El segundo enfoque, la economa ecolgica, surge como una respuesta a toda la crti-
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1 No hay que olvidar que, hasta cierto punto, la economa ecolgica recoge la visin de la economa de
las primeras corrientes de pensamiento: la fisicrata y una parte de la clsica.
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do como consecuencia de la mecanizacin de su mtodo en la corriente principal. Para
Georgescu-Roegen, toda la historia econmica de la humanidad comprueba sin lugar
a dudas que la naturaleza, tambin, juega un rol importante en el proceso econmico,
as como en la formacin de valor econmico (en Daly, 1973). Desde la economa eco-
lgica se pone en tela de juicio la invencin del homo conomicus; la representacin
mecnica circular del flujo econmico, como un movimiento pendular (por tanto rever-
sible) entre la oferta (produccin) y la demanda (consumo); la concepcin de los recur-
sos naturales como meros insumos de produccin de igual o menor categora que el
trabajo y el capital, la atemporalidad y generalidad que caracteriza al anlisis econmi-
co estndar.
La economa ecolgica considera los procesos econmicos como una parte de la bis-
fera y, por lo tanto, estudia el flujo de materia y energa entre ambos; para la econo-
ma ecolgica no existe la separacin entre las actividades humanas y el medio en el
que estas se realizan, por lo que en lugar de tratar de minimizar su impacto, lo que
busca es analizar y comprender el metabolismo de los sistemas y su interaccin, de tal
forma que se pueda gestionar la actividad humana en trminos de eficiencia y compa-
tibilidad con los ecosistemas biolgicos. Reconoce que los sistemas ambientales y
humanos, y por ende los econmicos, no llegan a equilibrios, sino que estn en conti-
nuo movimiento e interaccin, la cual es a veces impredecible, por lo que la dinmica
co-evolutiva (Norgaard, 1994) es un aspecto importante de la economa ecolgica. La
economa ecolgica se completa con la preocupacin de la ecologa poltica, pues trata
de analizar los efectos distributivos de las polticas ambientales, se preocupa por las
consecuencias de sus argumentos en la toma de decisiones, adopta posiciones ticas y
no neutrales, acepta que los valores pueden ser inconmensurables, da prioridad a los
problemas de distribucin (Spash, 1999).
Sin embargo, existen varios argumentos que contradicen tanto el uso de la acepcin
de capital natural como la aceptacin de la sustentabilidad dbil. En cuanto a sta lti-
ma se pueden citar tres crticas (Costanza y Daly, 1992): (i) Si hubiera sustituibilidad
perfecta entre ambos tipos de capital, el capital natural tambin sera sustituto perfec-
2 Costanza y Daly (1992) definen al capital natural como el stock de recursos naturales que produce flu-
jos de bienes y servicios, el cual puede ser, en trminos generales, de dos tipos: renovable o activo y no
renovable o inactivo. Por otro lado, el capital de origen humano est integrado por el capital manufac-
turado (fbricas, edificios, herramientas) y por el capital humano (conocimiento, habilidad, salud de las
personas).
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to del capital de origen humano y no hubiera nacido la necesidad de crear y acumular
ste ltimo; histricamente, el capital de origen humano naci como complemento del
primero. (ii) El capital manufacturado est hecho de capital natural, por lo cual la sus-
titucin completa es imposible. (iii) Est comprobado que la produccin es slo un pro-
ceso de transformacin, el cual tiene como punto de partida un flujo de recursos natu-
rales (dichos recursos se convierten en productos mediante el capital humano y el
manufacturado). Los argumentos mencionados, junto con la inconmensurabilidad de
toda la diversidad y heterogeneidad interna de la naturaleza y el hecho de que la sos-
tenibilidad de los procesos ecolgicos est determinada por una dinmica ecolgica,
que opera de forma compleja y distinta a la econmica (Gudynas, 2000), respaldan el
concepto de sustentabilidad fuerte que emplea la economa ecolgica. La sustenta-
bilidad fuerte seala que el capital natural no puede ser sustituido por otras formas de
capital, al menos esta imposibilidad se mantiene para cierta parte del capital natural
considerada como crtica para el equilibrio de los ecosistemas. Esto implica que lo rele-
vante es la medicin fsica (no monetaria) de las reservas y los flujos de recursos crti-
cos (Matnez-Alier et al., 1998; Dietz y Neumayer, 2007).
De todo lo anterior se puede concluir que integrar el medio fsico en la reflexin eco-
nmica (o ms bien, considerar a la economa como el subsistema que es y corregir las
concepciones excesivamente simplistas o errneas de los enfoques tradicionales) y pro-
poner que la humanidad se desarrolle sobre una base ms sostenible es la nica forma
de precautelar el futuro ante la incertidumbre que representa la crisis ecolgica (punto
de vista catastrfico de los ecologistas) y los logros de la tecnologa como sustituto de
ciertos recursos naturales (optimismo tecnolgico de los economistas).
Dentro de la teora econmica han existido varias teoras del valor que tratan de expli-
car su concepto, su origen y su medicin. Entre ellas predomina aquella que separa el
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valor de uso del valor de cambio que poseen las cosas (basada en la tica aristotlica).
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Dejando de lado la teora del valor trabajo de los economistas clsicos3, a continuacin
se analizan los planteamientos de la economa neo-clsica (que son los que se adop-
3 La teora del valor trabajo, formulada por A. Smith, seala que los bienes tienen un valor igual a la can-
tidad de trabajo necesaria para producirlos. Smith tambin sugiri una teora del valor del costo de pro-
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tan dentro de la economa ambiental). La escuela marginalista se enriqueci de varias
corrientes de pensamiento del siglo XX para formular su teora del valor. Se parte de la
importancia de la utilidad, percibida por el consumidor, y de la escasez como las varia-
bles explicativas del valor de cambio. Menger, en sus Principios de Economa, distingue
varias categoras de necesidades y deseos, de un orden alto (necesidades fisiolgicas)
a un orden bajo (como recreacin, bienes suntuarios), que son evaluados subjetiva-
mente dentro de cada persona y jerarquizados de acuerdo a su importancia. Tambin
manifiesta que una unidad adicional de un bien reducir la intensidad de su deseo, lo
que se conoce como la utilidad marginal decreciente. Como la gente tiene diferentes
categoras de necesidades y deseos, no puede existir un trade-off entre ellos: general-
mente las personas querrn satisfacer primero las necesidades de un orden ms alto y
slo despus se harn relevantes las de un menor orden, por lo tanto no hay costo de
oportunidad entre una categora o nivel de necesidad y otro. Pero tambin existen
necesidades bsicas (como amor, aceptacin, libertad, belleza, etc.) que las personas
pueden considerar invaluables en el sentido de que no pueden ser compradas con
tiempo o con dinero.
Ante esta situacin se plantea una tecnologa de consumo que hace que la persona
evale no los bienes en s sino sus caractersticas; as, aquellos bienes que sean fuente
de iguales caractersticas sern intercambiables. Aqu es donde aparece un primer pro-
blema y una explicacin, no una justificacin, para la exclusin de los recursos natura-
les del anlisis econmico: sus caractersticas no son tecnolgicamente intercambiables
con otros bienes, por lo que no pueden ser correctamente valoradas por los indivi-
duos4. Siguiendo con la formacin del valor, se propone que para sacar el mayor pro-
vecho al consumo de distintos bienes se requiere destinarlos a distintos usos hasta que
sus utilidades marginales se igualen. Esto explica la formacin de los valores de cam-
bio, con lo cual queda completa la teora del valor marginalista. Excepto por el hecho
de que, bajo esta lgica, tambin se comprueba que los valores de cambio pueden
reflejar, en parte, el valor de uso. Adems, la moneda se convierte en la unidad de
medida de este valor, pues como la utilidad se define en el margen y los individuos asig-
nan sus recursos a los diversos usos de manera ptima, la utilidad marginal del dinero
se mantiene.
duccin, segn la cual los salarios, la renta de la tierra y la ganancia del capitalista son los determinan-
tes de los precios de las mercancas. Smith tambin hizo referencia a la teora del valor de la desutilidad
del trabajo (Naredo, 2006).
4 Cuando surgi la economa como una disciplina aparte, algunos de los recursos naturales se crean
abundantes e infinitos. Por lo tanto, no posean la caracterstica de la escasez y quedaron sin un valor
de cambio (entonces se los consideraba como bienes libres, con precio cero). Sin embargo, esto no sig-
nifica que no proporcionaran satisfaccin a las personas. El valor de uso de los recursos naturales ha exis-
tido siempre.
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na mejora en la calidad del medio ambiente; los de preferencias reveladas que obser-
van el comportamiento de los individuos en cuanto el consumo de bienes y servicios
sustitutos o complementarios a los medioambientales medioambientales; y los del
coste de viaje. Una vez valorados monetariamente aquellos bienes y servicios ambien-
tales, que inicialmente haban quedado fuera del anlisis de mercado, precisamente
por no disponer de este valor monetario, es importante resaltar los mtodos de eva-
luacin, entre los que destaca el conocido anlisis costo-beneficio.
Pero adems del valor de uso, la economa ambiental reconoce valores de no uso para
llegar a estimar el valor econmico total (VET) de los activos ambientales. El VET
toma en cuenta los usos actuales que se hacen de un bien ambiental (valor de uso); los
posibles usos que se le podra dar en el futuro (valor de opcin), y el valor por el sim-
ple hecho de que el bien ambiental exista y se mantenga en el estado en el que se
encuentra hoy independientemente de su uso actual o futuro (valor de existencia)
(Griffiths y Wall, 2004). El valor de opcin considera la incertidumbre de todo lo que el
bien ambiental puede aportar y que an se desconoce. El valor de existencia refleja,
hasta cierto punto, el altruismo de las personas, pues est motivado por razones de
herencia, donacin o simpata por otros seres vivos.
Mientras el valor puede significar la contribucin a una meta, objetivo, condicin desea-
da, etc., el modelo mental generalmente utilizado por los economistas es el valor que se
basa en la satisfaccin del deseo, el placer o las metas de utilidad. Las cosas tienen valor
en la medida en la que lleven a los individuos hacia el cumplimiento de los objetivos de
placer y necesidad (Farber et al., 2002: 379).
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como un recurso necesario para mantener la calidad de vida de la gente (el statu quo).
Por otro lado est lo que la economa ecolgica considera valioso. Si se define el valor
como el grado en que un objeto contribuye a la consecucin de un objetivo o condi-
IMPUESTOS VERDES: UNA ALTERNATIVA
cin dentro de un sistema (definicin que es vlida tambin en el caso analizado ante-
POLICY PAPER 13 - ABRIL 2011
riormente), entonces es fcil ver que cada elemento, por ms pequeo que sea, al
cumplir determinada funcin dentro de un ecosistema, tiene valor. Dado que dentro
de un ecosistema las especies interactan, la idea de co-evolucin abre la posibilidad
de considerar a determinada especie como valiosa para la supervivencia de otra y, en
ese sentido, los ecosistemas biolgicos son valiosos para la existencia de los seres
humanos. La tica para todo lo que respecta a temas medioambientales dista de la
tica utilitarista, antropocntrica e instrumental, es ms bien deontolgica; reconoce
que los ecosistemas tienen derechos similares a los de los seres humanos y asume el
deber de proteger tales derechos como un compromiso adquirido con toda la sociedad
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(Chee, 2004). Esto, en trminos de valoracin, se traduce a que todas las formas de
vida tienen un valor intrnseco independientemente de si tienen o no utilidad para el
ser humano.
Adems de las diferencias encontradas en las fuentes del valor, existen otros cuestio-
namientos relevantes sobre la valoracin econmica del medio fsico y sus elementos.
Hay problemas no slo conceptuales sino morales cuando se trata de valorar cambios
ambientales, sobre todo porque estos operan en diferentes horizontes temporales o,
incluso, con irreversibilidades (Funtowicz y Ravetz, 1994), por lo que los verdaderos
efectos de la intervencin humana pueden no ser cabalmente comprendidos por quie-
nes otorgan o no valor a determinado ser o conjunto de seres, segn el enfoque neo-
clsico de la economa ambiental. A esto se suman las dificultades de valorar econmi-
camente la resistencia (resilience) de los ecosistemas (Chee, 2004): la capacidad de que
stos mantengan sus patrones, estructuras, funciones y procesos caractersticos des-
pus de alguna perturbacin. La dificultad se debe a las interdependencias entre los
distintos tipos de servicios ambientales que hacen posible la regeneracin de las pro-
piedades de un ecosistema, es decir, no se pueden separar los elementos que lo com-
ponen o las funciones que cumplen pues esto dejara de lado la sinergia con la que
stos actan para mantener un ecosistema adecuado para las personas.
No cabe duda de que la actividad humana afecta el entorno natural en el que sta se
desenvuelve y, en consecuencia, tendr repercusiones para el futuro. Esto pone de
manifiesto dilemas de justicia y equidad que van ms all de un uso de los recursos
naturales bajo las pautas de la eficiencia econmica. Surge la necesidad de incorporar
los criterios ecolgicos y sociales dentro de las polticas pblicas: se hace urgente el
diseo de una poltica ambiental apropiada, que haga uso de los mecanismos ms efi-
caces para la proteccin del medio ambiente; la poltica fiscal y la tributaria, en parti-
cular, pueden jugar un papel importante en la consecucin de objetivos ambientales a
travs de la generacin de (des)incentivos.
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con la toma de esas decisiones; tales efectos se conocen como externalidades (Griffiths
y Wall, 2004) y pueden ser positivas o negativas. La existencia de las externalidades
hacen que los costos privados y los costos sociales de una actividad econmica sean
diferentes: cuando las externalidades son negativas, como la contaminacin causada
por las aguas servidas de la industria textil, los costos sociales son mayores que los cos-
tos privados; cuando las externalidades son positivas, como la captura de carbono
generada por los rboles sembrados para la rehabilitacin de un parque dentro de una
ciudad, los costos sociales son menores que los costos privados (en este caso, valdra
la pena hablar de beneficios sociales mayores que los beneficios privados).
El anlisis del medio ambiente y los recursos naturales desde la economa tambin va
por el lado de los bienes pblicos. En el caso de problemas ambientales, las externali-
dades negativas generadas afectan bienes o servicios pblicos como la atmsfera, las
fuentes de agua, los bosques, etc. Al tratarse de bienes o servicios no excluyentes, por
definicin, se generan problemas de free riding porque no hay un incentivo directo
para que los individuos contribuyan para su mantenimiento. Esto significa que, sin
intervencin estatal, el mercado proveer una menor cantidad (menor calidad) de
dichos bienes que la que sera socialmente deseable. Aqu es importante mencionar
que esta condicin no incluye an otros principios ticos ni ecolgicos.
As pues, el Estado puede hacer uso de varios instrumentos de poltica ambiental. Por
un lado estn las medidas de comando y control, que se refieren a regulaciones a tra-
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precios de bienes y servicios para que incorporen el costo social, adems del privado,
incurrido en su produccin o consumo; ejemplos de estos son los impuestos ambien-
tales y los permisos de emisin negociables. Esta clasificacin, no implica de ninguna
manera que la poltica ambiental opte por un tipo de instrumentos u otro; por lo gene-
IMPUESTOS VERDES: UNA ALTERNATIVA
Dentro de los instrumentos econmicos, la poltica fiscal puede jugar un rol importan-
te en la consecucin de ciertos objetivos ambientales, a travs de dos vas: (i) la recau-
dacin de impuestos (y otras figuras tributarias como tasas o cnones) y (ii) el uso de
los fondos pblicos. La primera de ellas, los impuestos, acta a travs del cambio en la
estructura de incentivos de los hogares y empresas lo cual afecta las decisiones de con-
sumo, inversin y produccin. La segunda, el gasto gubernamental, influye no slo
mediante los gastos recurrentes sino tambin mediante la inversin en infraestructura,
el apoyo al desarrollo tecnolgico, el fomento de sectores encaminados a proteger o
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mejorar la calidad del medio ambiente o a reducir los impactos negativos de las activi-
dades econmicas (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente -
PNUMA, 2010a).
Dentro de los instrumentos fiscales que podran aplicarse en la poltica ambiental estn:
los impuestos, que pueden ser creados con fines ambientales o recaudatorios pero que
recaen sobre la sustancia perjudicial para el medio ambiente o sobre bienes cuyo uso
est directamente relacionado con la sustancia contaminante; los cargos y tasas por el
uso de los recursos naturales o de los servicios ambientales que prestan, que estn des-
tinados a cubrir los costos operativos de los servicios (como la provisin de agua o la
gestin de residuos) o algn programa que controle el abuso y la contaminacin gene-
rada; los incentivos fiscales como el gasto tributario (tarifas reducidas, exenciones,
depreciacin acelerada), los subsidios o las subvenciones. Generalmente, tales incenti-
vos estn dirigidos a promover actividades con externalidades ambientales positivas
(Acquatella, 2005). De todas estas herramientas de poltica, debido al alcance de este
estudio, la siguiente seccin analiza el tema tributario con ms profundidad.
En general, los impuestos son pagos forzosos desde el sector privado hacia el Estado,
por los cuales no existe una contraprestacin por parte de este ltimo (Musgrave,
1991). Los impuestos ambientales, o impuestos verdes, son aquellos que recaen sobre
bienes o servicios contaminantes. De forma ms general, la Organizacin para la
Cooperacin y el Desarrollo Econmicos (OCDE, 2005) seala que un impuesto
ambiental es aquel cuya base imponible es una unidad fsica, o una aproximacin, que
tiene un impacto negativo especfico comprobado en el medio ambiente. Sin embar-
go, existen otras definiciones que toman en cuenta los objetivos de los impuestos as
como sus efectos, ms que la base gravada.5
5 Esta es una definicin bastante amplia que incluye aquellos impuestos creados especficamente con fines
ambientales y aquellos que, aunque no hayan sido creados con esa finalidad, tienen un impacto ambien-
tal positivo para la naturaleza.
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Los impuestos ambientales, desde el punto de vista terico, surgen con la propuesta
del economista Arthur Pigou (1920), quien plante la necesidad de la intervencin del
Estado ante la existencia de discrepancias en los beneficios marginales sociales y priva-
dos. Un impuesto que recaude el valor monetario de los daos ambientales permitira
corregir este fallo ya que internaliza los costos externos causados por las actividades
contaminantes; la tasa ptima sera aquella que haga que el costo marginal privado
coincida con el costo marginal social. As, los precios corregidos permitiran que se
alcance un nivel de contaminacin ptimo, diferente de cero, por supuesto. Los
impuestos pigouvianos son la base de la visin tradicional de la economa ambiental y,
por lo tanto, su nico afn es la bsqueda de la eficiencia econmica mediante la
correccin de las externalidades. De esta formulacin naci el principio quien conta-
mina paga que ha regido la poltica ambiental de los pases de la OECD, desde 1972,
y, ms adelante, la de toda la comunidad internacional (Mendezcarlo, 2010).
Los impuestos ambientales, aunque son herramientas de mercado, son aceptados por la
economa ecolgica, si bien con ms reservas acerca de sus bondades. Para que un
impuesto tenga el carcter de ecolgico, ste debe guardar una relacin estrecha entre lo
que se busca corregir y la base imponible; adems, su objetivo no es recaudar sino incen-
tivar cambios de comportamiento (finalidad extrafiscal), por ello un impuesto ecolgico
cae dentro de la clase de impuestos reguladores6 (Roca, 1998). Dado que no se puede
hacer una valoracin monetaria exacta de los impactos ambientales de una determinada
actividad, los impuestos se consideran slo una herramienta complementaria a otro tipo
de medidas (regulacin e informacin), todas encaminadas al cumplimiento de los objeti-
vos ambientales definidos por la sociedad. Esto hace indispensable la coordinacin entre
las distintas reas del gobierno, sobre todo la ambiental y la financiera, y la construccin
de una capacidad administrativa y de una institucionalidad fuerte (PNUMA, 2010a).
cientemente flexibles para que cada agente elija cunto reducir segn sus costos mar-
ginales particulares; a lo anteror se suma el hecho de que la adopcin de un impuesto
le ahorra al gobierno la necesidad de informacin individualizada sobre los costos de
reduccin de emisiones (si bien los problemas de informacin asimtrica aparecen tam-
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bin a la hora de determinar la tasa ptima del impuesto). (ii) Eficiencia dinmica: surge
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del incentivo permanente que generan los impuestos ambientales pues gravan desde
la primera unidad de contaminacin para adoptar tecnologas limpias e innovar en los
procesos productivos de tal forma que se reduzcan las emisiones y, en consecuencia, la
obligacin tributaria; con un lmite normativo, por ejemplo, no existe ningn estmulo
para que las personas o las empresas reduzcan sus emisiones por debajo de lo permi-
6 Aunque en algunos casos se mantiene la distincin entre impuestos ambientales e impuestos ecolgicos
para hacer nfasis en distintos enfoques o intensidades, generalmente estas denominaciones son utiliza-
das de forma intercambiable (Gago y Labandeira, 1997). La diferencia entre ambos trminos se conside-
ra importante, en este trabajo, en virtud de la discusin previa sobre economa ambiental y ecolgica.
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Nicols Oliva, Ana Rivadeneira, Alfredo Serrano, Sergio Martn, Vanessa Cadena
tido. (iii) Tratamiento generalizado: la introduccin de impuestos hace que todos los
contaminadores se enfrenten a una misma tasa, con independencia de sus caracters-
ticas tecnolgicas y econmicas individuales y, sin embargo, pueden ajustar el nivel de
reduccin segn dichas particularidades; lo importante es que desaparece la necesidad
de que la entidad reguladora tenga que negociar de forma individual con cada agen-
te y reduce, en consecuencia, el riesgo de manipulacin que pueden ejercer los conta-
minadores para su beneficio, como suele suceder en el caso de las regulaciones (este
es un factor que reduce la efectividad ambiental de este tipo de herramientas). (iv)
Potencial recaudatorio: aunque la generacin de rentas no es, en principio, el objetivo
de este tipo de impuestos, stos generan ingresos para el fisco, si bien la idea es que
estos sean cada vez menores si el impuesto ha de ser ambientalmente exitoso. La
cuestin de cmo estos recursos son utilizados o canalizados es un tema importante
que an est en debate (Fullerton et al., 2008). Por un lado, se cree que la recaudacin
generada por los impuestos verdes debera estar destinada a financiar programas de
poltica ambiental, sea de prevencin o de remediacin (impuestos afectados o finalis-
tas). Por otro lado, aunque se reconoce que sta puede ser una estrategia que facilite
la introduccin del impuesto en trminos de aceptacin de la sociedad, los impuestos
afectados introducen rigideces excesivas en las finanzas pblicas (Gago y Labandeira,
1997; PNUMA, 2010a; Roca, 1998).
- 19 -
dad si los hogares de menos recursos gastan proporcionalmente ms en este tipo de
bienes. Adicionalmente, los impactos distributivos tambin se extienden a los benefi-
cios de la poltica: en este aspecto, el tema se vuelve ms complejo pues dentro del
conjunto de beneficiarios estn las generaciones futuras (equidad inter-generacional) y,
en el caso de problemas ambientales de gran escala, quienes se benefician estn dis-
persos en todo el mundo (sin que tengan que soportar el costo de la medida) (Roca,
1998). Lo cierto es que el verdadero impacto distributivo de un impuesto ambiental
depende del bien o actividad gravada, del diseo especfico del impuesto, etc. Sin
embargo, si el resultado de aplicar un impuesto verde coincide con la percepcin de
que ste es regresivo por ser indirecto, se puede tomar algn tipo de medidas compen-
satorias debidamente focalizadas, como la desgravacin de un tramo bsico de consu-
mo, la inclusin de tasas progresivas, la creacin de subsidios temporales, etc. Las
medidas compensatorias mencionadas, adems de amainar los efectos perversos en la
equidad, pueden servir para obtener mayor aceptacin por parte de la sociedad y
mayor apoyo poltico, lo cual resulta un punto clave en pases como el nuestro, donde
la poltica ambiental ha sido laxa y el pago de impuestos una opcin ms que una obli-
gacin. Esto no quiere decir que se deba recurrir a la aplicacin de tratamientos espe-
ciales siempre, pues complican el impuesto y socavan su efectividad ambiental
(PNUMA, 2010a).
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Nicols Oliva, Ana Rivadeneira, Alfredo Serrano, Sergio Martn, Vanessa Cadena
tos: a la renta o al empleo (Jaeger, 2003). En palabras de Repetto et al. (1992), una
reforma fiscal verde implica transferir la carga tributaria desde los bienes econmicos
empleo, produccin, consumo, ahorro hacia los males ambientales la polucin.
Adicionalmente, se refin el concepto de doble dividendo:
Goulder (1994) diferencia, en este sentido, entre el doble dividendo fuerte y dbil de la
imposicin ambiental. Existe un doble dividendo dbil cuando los ingresos ambientales
son reciclados para reducir otros impuestos distorsionantes y con ello contraer los costes
de bienestar creados por el impuesto ambiental, frente a la alternativa de devolverlos a
los ciudadanos mediante transferencias de tanto alzado. Por el contrario, existir un
doble dividendo fuerte cuando los costes de bienestar no ambientales creados por una
reforma fiscal verde son nulos o negativos. Es decir, cuando la suma de los costes prima-
rios y el efecto interaccin fiscal son compensados por los beneficios proporcionados por
el efecto reciclaje. (Referenciado en Rodrguez Mndez, 2005).
Sin embargo, no hay consenso acerca de lo que implica la hiptesis del doble dividen-
do ni sobre las pruebas que deberan llevarse a cabo para validar o refutar dicha hip-
tesis (Jaeger, 2003). Las crticas van tambin en otras direcciones. Para Roca (1998), el
argumento de los efectos econmicos negativos de los tributos convencionales es exa-
gerado pues los precios relativos dependen de muchos otros factores que los distorsio-
nan y no slo de los impuestos. Adems se olvida que uno de los objetivos ms impor-
tantes de ciertos impuestos es la redistribucin. En ese sentido, los gravmenes con-
vencionales, imponen un costo que no es tan contraproducente, sobre todo si permi-
te el cumplimiento de otros objetivos sociales. En esta lnea se puede argumentar que,
debido a que vivimos en un mundo lleno de distorsiones, los impuestos ambientales
podran interactuar negativamente con los existentes; si el efecto interactivo supera el
efecto positivo generado por la reduccin de algn impuesto tradicional ms distorsio-
nador que el ambiental, entonces el resultado final ser un aumento de costos y no
habra doble dividendo (Acquatella, 2005).
Roca (1998) tambin critica la condicin de la neutralidad de los ingresos porque sta
restringe los beneficios que se podran obtener de recaudaciones adicionales, como
financiar servicios tiles con poco o nulo impacto ambiental, o simplemente disminuir
la insuficiencia en caso de que los ingresos pblicos an no alcanzaran un nivel sufi-
ciente; este ltimo punto es especialmente importante en los pases en desarrollo como
seala Acquatella (2005: 38)
- 21 -
ambiental, que ms bien apunta hacia la cada de la recaudacin a medida que se ero-
siona la base imponible del impuesto. A esto se suma el hecho de que la introduccin
de impuestos verdes puede requerir mayor gasto pblico, para compensar los efectos
sociales negativos, por ejemplo, y, en tal caso, la neutralidad sera una condicin exce-
sivamente restrictiva (Roca, 1998).
Si bien los procesos de reforma fiscal verde han seguido caminos diversos, se ha podi-
do obtener ciertas lecciones que tambin pueden ser aplicadas en el caso de la intro-
duccin de un impuesto verde puntual. Como se seal anteriormente, una de las cla-
ves para llevar a cabo una reforma fiscal ambiental exitosa, sobre todo para los pases
en desarrollo, es la existencia de la adecuada capacidad administrativa para la imple-
mentacin y el seguimiento y control del cumplimiento de la normativa ambiental, as
como la disposicin de las autoridades ambientales a trabajar en equipo con las fisca-
les (Acquatella, 2005). Esto requerira en principio la recoleccin de informacin perti-
nente que permita el diseo, el monitoreo y la elaboracin de indicadores que permi-
tan conocer las interacciones entre el medio ambiente y la economa (PNUMA, 2010a).
Otro punto importante es la introduccin gradual del paquete o del impuesto ambien-
tal, pues no hay que olvidar que los cambios de comportamiento tomarn un tiempo,
que puede ser mayor o menor dependiendo de las estructuras de los mercados (acce-
so a sustitutos ms amigables con el medio ambiente, calidad de dichos sustitutos, etc.)
y de otros factores ms subjetivos (como la comprensin de las consecuencias de cier-
to tipo de conducta o la conciencia de escasez de un recurso).
En otra instancia se considera que las cargas son ms efectivas que los subsidios para
lograr los objetivos ambientales (OECD, 2010a). En este tema, un primer paso debera
ser la reforma de subsidios (y otros tratamientos preferenciales) ambientalmente noci-
vos (como los subsidios a los combustibles, tasas reducidas a los bienes energticos) ya
que stos promueven actividades no sostenibles, son costosos para el fisco y no siem-
ECUADOR?
pre tienen un beneficio importante para los hogares ms pobres (son regresivos). Por
el otro lado, subsidios transitorios y bien direccionados podra darle mayor viabilidad
poltica a una reforma fiscal verde, y ayudar a industrias que enfrenten problemas de
VIABLE PARA EL
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Nicols Oliva, Ana Rivadeneira, Alfredo Serrano, Sergio Martn, Vanessa Cadena
que la alteracin de un ecosistema conlleva (dada la imposibilidad de trasladar a valo-
res monetarios este y otros daos subjetivos, como seala la economa ecolgica). Otra
alternativa es elegir una tasa impositiva lo suficientemente alta para inducir los cam-
bios en el comportamiento requeridos. Asimismo el diseo del tributo debera incluir
una planificacin de cmo evolucionar en el tiempo, pues los efectos sern distintos
en el corto y largo plazos debido a que las inversiones en tecnologa limpia o la rein-
geniera de procesos, e incluso los patrones de consumo. Se recomienda que al menos
las tasas se ajusten a la evolucin de los precios para que mantengan el mismo incen-
tivo o que, incluso, estas vayan incrementndose a futuro, de tal forma que haya una
mayor penalizacin para quienes se rehsan a cambiar su comportamiento contamina-
dor (PNUMA, 2010a).
Finalmente, no se puede cerrar esta discusin sin mencionar la necesidad de una coor-
dinacin a nivel internacional, sobre todo si la carga de los impuestos verdes recae de
forma importante en los bienes transables. Pero adems de los temas de competitivi-
dad, estn los de procurar el cumplimiento de objetivos que nos conciernen a todos:
este es el caso de problemas ambientales como el calentamiento global.
De todo lo vista hasta ahora, se puede concluir que sea la introduccin de un impues-
to ambiental puntual o sea la propuesta de una reforma fiscal verde, existen varios fac-
tores a tomar en cuenta. Desde los intereses creados en contra de este tipo de medi-
das, el costo poltico de optar por nuevos impuestos, la definicin de una poltica
ambiental clara que delimite el uso de herramientas fiscales, la evaluacin previa y ex
post de los efectos, hasta la necesidad de construir capacidades y crear conciencia en
las instituciones y en la poblacin en general, requieren de un gran esfuerzo que slo
ser posible si ste responde a las prioridades y anhelos de la sociedad.
- 23 -
3. Impuestos verdes en la prctica:
Nicols Oliva, Ana Rivadeneira, Alfredo Serrano, Sergio Martn, Vanessa Cadena
experiencias internacionales
E
l uso de impuestos y otro tipo de instrumentos econmicos en la poltica ambien-
tal tuvo sus inicios en los pases europeos, hacia el final de la dcada de 1980.
Segn Ekins (1999) el inters en este tipo de herramientas se despert por: (i) la
mayor conciencia del poder y el potencial de los mercados en la poltica pblica; (ii) el
reconocimiento de las limitaciones del Estado y, en particular, de los sistemas de coman-
do y control en la poltica ambiental; (iii) la preocupacin de que las regulaciones tradi-
cionales no estaban solucionando los problemas ambientales sino imponiendo costos
sustanciales, lo cual gener la necesidad de instrumentos de poltica ambiental ms ren-
tables, y (iv) el deseo de progresar en la implementacin del principio quien contami-
na paga, de internalizar los costos ambientales en los precios relevantes y de integrar
la poltica ambiental con otras reas. A esto se le sum la difcil situacin econmica que
atravesaban los pases desarrollados a inicios de los 90, lo cual aument la preocupacin
por el desempleo y dio lugar a la posibilidad de reducir los impuestos al trabajo con la
introduccin de impuestos ambientales que compensaran la recaudacin.
Para Gago (2004), la introduccin de impuestos verdes fue parte de la evolucin nor-
mal de la reforma que los sistemas tributarios europeos haban iniciado a mediados de
los 80; tales reformas pusieron como prioridad los principios de eficiencia, equidad
horizontal y sencillez, lo cual inspir los esquemas compensatorios y la inclinacin hacia
los impuestos indirectos (para ello se opt por la reduccin de las tasas marginales
mximas y de las tarifas nicas del impuesto a la renta de personas y sociedades, res-
pectivamente, conjugada con la extensin de bases imponibles, la eliminacin de tra-
tamientos preferenciales, el incremento de los tipos mnimos del IRPF y del IVA, etc.).
En este sentido, el siguiente paso la Reforma Fiscal Verde consista en afianzar la ten-
dencia hacia la reduccin de las tarifas mximas y otros impuestos que encarecan el
empleo (como las contribuciones a la seguridad social) con la implementacin de
impuestos verdes (que cumplan con los principios prioritarios y generaban beneficios
adicionales los ambientales). Precisamente, la forma en la que se introdujo la impo-
sicin ambiental (como la contraparte de una reduccin de impuestos directos para
mantener el nivel de ingreso) dio origen a la idea de que la Reforma Fiscal Verde per-
mitira obtener un doble dividendo a los pases que la implementaran.
- 25 -
A pesar de ello, slo un grupo de pases llev a cabo cambios en todo su sistema fis-
cal, entre ellos estn: Finlandia, Suecia, Noruega, Dinamarca, Holanda, Reino Unido,
Alemania, Italia y Austria. Mientras que otros como Estados Unidos, Blgica y Suiza
introdujeron impuestos verdes mediante leyes, pero no como parte de una reforma
global. Gago (2004).
En 1994 (5-6 aos despus de que la Unin Europea diera nfasis a los instrumentos
econmicos en la poltica ambiental), el uso de instrumentos de mercado se haba dise-
minado hacia los pases miembros, especialmente los escandinavos y Blgica, Holanda
y Luxemburgo, aunque tambin pases como el Reino Unido, Francia, Italia y Alemania
ya haban empezado a aplicarlos. Asimismo, a pesar de ciertas trabas de implementa-
cin, tambin Polonia, Hungra y Estonia haban iniciado el uso de impuestos y tasas
ambientales, y en los pases asiticos, como Taiwan, Korea, Malasia, Tailandia y
Singapur, los instrumentos de mercado ya eran complemento de las regulaciones y
estndares (Ekins, 1999).
A pesar de que los impuestos verdes se han implementado no slo en los pases des-
arrollados sino tambin en las economas emergentes, an hace falta incrementar y
VIABLE PARA EL
mejorar su uso: por ejemplo, es comn que las tasas que se cobran por la provisin
de agua, tratamiento de desechos y el uso de los recursos naturales estn infra-valo-
radas. Adems, la OECD estim que si todos los pases industrializados redujeran sus
emisiones, hasta el 2020, en un 20% comparado con las de 1990, mediante
IMPUESTOS VERDES: UNA ALTERNATIVA
impuestos, ese ao los recaudos alcanzaran el 2,5% del PIB en todos ellos. (OECD,
POLICY PAPER 13 - ABRIL 2011
2010a).
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al agua, as como tambin al manejo de residuos y al ruido. (iv) Los impuestos a los
Nicols Oliva, Ana Rivadeneira, Alfredo Serrano, Sergio Martn, Vanessa Cadena
recursos que se refieren ms bien a su uso o a la extraccin de materiales (Eurostat,
2010). Una recopilacin ms amplia de las bases imponibles de los impuestos verdes
existentes en Europa se indica en el grfico 1.
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Manteniendo la clasificacin de la Eurostat, para los 27 pases miembros de la Unin
Europea (UE-277), en el 2007, los impuestos a la energa fueron los ms representati-
vos en trminos de recaudacin: el 72% de los recaudos de impuestos verdes corres-
pondi a los energticos, el 24% a los de trasporte y el restante 4% ingres por las
otras dos categoras (recursos y contaminacin).
Los impuestos a la energa de los 27 estados miembros, alcanzaron casi el 2% del PIB,
en promedio. Bulgaria es el pas que ms recauda (en proporcin) este tipo de impues-
tos (3% de su PIB). En cuanto a los impuestos al transporte, los ingresos generados por
la UE alcanzan el 0,6% del PIB, y Dinamarca es el que mayor proporcin al PIB presen-
ta en este tipo de impuestos ambientales: sobre el 2% de su PIB. Tambin en pases
como Malta, Chipre, Holanda, Noruega, Irlanda y Finlandia estos impuestos son impor-
tantes; representan ms del 1% del PIB. Finalmente, los ingresos generados por los
impuestos al uso de recursos y a la contaminacin apenas alcanzaron el 0,2% del PIB
de la UE-27; Dinamarca, una vez ms present la mayor recaudacin por este tipo de
impuestos, la cual represent el 1,4% del PIB. (Eurostat, 2010).
Ms all de las cifras de recaudacin, es importante notar que, aunque limitada, ya exis-
te evidencia sobre la efectividad de las reformas tributarias verdes. Por ejemplo, el estu-
dio de Barker et al. (2009) concluye que las reformas tributarias energticas lograron
reducir la emisin de gases de efecto invernadero (GEI) alrededor del 6% en pases
como Suecia y Finlandia, y entre 2 y 3% en Alemania y Dinamarca; asimismo, el incre-
mento de los precios de los combustibles (altamente inducido por impuestos) se asocian
a una cada del 13% en la demanda de estos productos en 9 aos (PNUMA, 2010a).
En Amrica Latina, gran parte de pases tiene impuestos que gravan a los combusti-
bles; son impuestos ambientales en su concepcin ms amplia, si bien su creacin ha
respondido principalmente a las necesidades de recaudacin. Por ejemplo, segn datos
ECUADOR?
de la CEPAL CEPALSTAT8, en el 2009, Argentina recaud algo ms del 1% del PIB por
concepto de impuestos a los combustibles (que incluyen combustibles lquidos, gas oil,
diesel oil y kerosene, y gas natural comprimido); Paraguay recaud 1,55% del PIB por
VIABLE PARA EL
nos al Ecuador, como Colombia (con el Impuesto Global que es una tasa fija en mone-
POLICY PAPER 13 - ABRIL 2011
7 La UE-27 est compuesta por los siguientes pases miembros: Austria, Blgica, Bulgaria, Chipre,
Repblica Checa, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Hungra, Irlanda, Italia,
Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Holanda, Polonia, Portugal, Romania, Eslovaquia, Eslovenia,
Espaa, Suecia y el Reino Unido.
8 http://websie.eclac.cl/sisgen/ConsultaIntegrada.asp
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Nicols Oliva, Ana Rivadeneira, Alfredo Serrano, Sergio Martn, Vanessa Cadena
Grfico 1. Bases imponibles de los impuestos ambientales
- 29 -
El hecho de que la mayora de pases tengan impuestos a la energa como un compo-
nente importante de otros impuestos ambientales tiene lgica debido a las ventajas que
este tipo de tributo representa. En primer lugar, y esto es cierto para la mayora de
impuestos verdes, debido a que los problemas ambientales estn inter-relacionados, la
correccin de uno de ellos tambin mejorar otras reas (Ekins, 1999); sin embargo, el
uso de energas se asocia a gran cantidad de problemas que afectan ms de cerca a la
gente (contaminacin atmosfrica, congestin, ruido), lo cual hace ms fcil lograr el
apoyo necesario. En segundo lugar, se podra gravar a las pocas fuentes de energa de
un pas a un menor costo y con las consecuencias magnificadas a nivel de consumido-
res. Tercero, la relacin entre el uso de los principales tipos de combustibles fsiles y las
emisiones es conocida, estable y predecible. La cuarta ventaja, que resulta especialmen-
te importante para los pases en desarrollo an en la bsqueda de ms fuentes de ingre-
sos, es que los combustibles fsiles son una amplia base imponible, por lo que un
impuesto a este tipo de bienes (que generalmente est diseado para controlar ms que
para evitar su uso) puede ser una fuente de ingresos relativamente estable. (Prust, 2005).
efectiva, que conjugue tanto el rol del Estado como el de los sectores privados de la
sociedad en la bsqueda de una vida digna a largo plazo (sostenible), lo que en
Ecuador se ha llamado el Buen Vivir. Las experiencias de otros pases, si bien no son
concluyentes, dan un indicio de que la aplicacin de impuestos ambientales tiene
IMPUESTOS VERDES: UNA ALTERNATIVA
- 30 -
4. Una aproximacin a la
Nicols Oliva, Ana Rivadeneira, Alfredo Serrano, Sergio Martn, Vanessa Cadena
contaminacin en Ecuador
E
n lo que resta del documento, se presenta tres simulaciones de un impuesto
verde, en trminos de recaudacin y progresividad. Para ello se requiere antes,
acoplar la definicin de impuesto ecolgico para el caso ecuatoriano. Aunque se
requerira un concepto homologado para efectos de comparaciones a nivel internacio-
nal, los preceptos de la Constitucin Poltica de la Repblica vigente exigen un concep-
to amplio, segn el objetivo de su creacin. En este sentido, los impuestos verdes se
pueden definir como aquellas obligaciones monetarias o en especie de los ciudadanos
con el Estado (en sus distintos niveles), sin contraprestacin directa, cuyo objetivo es
incentivar conductas ecolgicas responsables o cuyo efecto altera la conducta de los
sujetos pasivos de forma favorable para el medio ambiente.
Una de las limitantes en el diseo de la poltica pblica es contar con datos, de fuen-
tes confiables y de calidad (datos homogneos, consistentes, comparables). Esta pro-
blemtica es ms grave cuando se requiere informacin sobre recursos naturales o con-
taminacin ambiental, principalmente porque los sistemas de estadsticas han sido con-
cebidos sobre un paradigma crematstico y han dejado a un lado la contabilidad de las
cuentas fsicas.
Este estudio utiliza la informacin del formulario de declaracin del Impuesto a la Renta
de sociedades, para los aos 2008 y 2009, el cual incluye todo el balance contable de
cerca de 80 mil empresas que han declarado los dos aos. Este balance detalla el nivel
de consumo anual (en dlares) de combustible, energa elctrica y agua potable de las
- 31 -
sociedades. Otras fuentes de informacin utilizadas son las tablas de Oferta
Utilizacin del Banco Central del Ecuador (BCE), la encuesta de manufactura del INEC,
los precios reportados por Petroecuador, el Consejo Nacional de Electricidad (CONE-
LEC) y la investigacin realizada por la Organizacin de las Naciones Unidas para el
Desarrollo Industrial (ONUDI); tambin se utiliza como informacin de apoyo la propor-
cionada por el Ministerio de Ambiente, la Superintendencia de Compaas y el
Ministerio de Energa.
Para la energa elctrica se utiliz los precios del sector industrial del perodo analiza-
do; el consumo de combustible se obtuvo de las estadsticas entregadas por
Petroecuador - Petrocomercial. Una vez obtenidos el consumo en unidades fsicas de
combustible y energa elctrica, estas fueron transformadas a emisiones de CO2, segn
ECUADOR?
se detalla a continuacin.
VIABLE PARA EL
- 32 -
Nicols Oliva, Ana Rivadeneira, Alfredo Serrano, Sergio Martn, Vanessa Cadena
Consumo combustibles formulario 101 (US$)
Consumo combustible (gal)=
Precio promedio ponderado/galn (diesel, gasolina, otros) (1)
Un supuesto adicional es que las firmas no mantienen un stock de combustible sin con-
sumir, de tal forma que se asume que todas las compras de combustible fueron utili-
zadas en el proceso productivo durante el ao. Para no contabilizar dos veces el con-
sumo de combustible, se excluy a todas las distribuidoras debido a que los costos de
combustible declarados por estas empresas corresponden a las ventas realizadas a las
otras industrias.
11 El coeficiente utilizado fue obtenido de la fundacin CarbonCapture.Us: Steve Sandrio (2008). Carbon
Conversion Calculator Methods Report. Intelligentsia International, Inc. (www.carboncapture.us.)
- 33 -
2010). Para estimar de forma precisa las emisiones de CO2 se debi diferenciar tales
fuentes de energa. Tomando en cuenta los porcentajes de consumo de energa trmi-
ca e hidrulica del Balance del Sector Energtico se tiene:
Al igual que el combustible, mediante coeficientes fijos se puede aproximar las emisio-
nes de C02 que produce la generacin de una unidad fsica de electricidad. Para la
energa trmica se utiliz el factor 0,000285 Ton CO2/KWh y para la energa hidruli-
ca el factor es 0 Ton CO2/KWh.12
regulados, lo cual evita la variabilidad del precio en cada mercado. Esto permite esti-
mar de forma ms precisa el consumo de cada insumo en unidades fsicas.
Por otro lado, la metodologa tiene algunas limitaciones: (1) se considera factores fijos
IMPUESTOS VERDES: UNA ALTERNATIVA
de CO2 para cada empresa sin tener en cuenta las medidas que puede tomar cada
POLICY PAPER 13 - ABRIL 2011
firma para reducir los niveles de contaminacin; (2) se asume una estructura de precios
similar para el combustible y para la electricidad, y (3) se aplica factores promedio de
utilizacin de combustibles y de electricidad.
Ms all de estas limitaciones, con la informacin disponible se logr estimar los nive-
les de emisiones de CO2 a nivel micro (por empresa), lo cual permite una descripcin
12 Consulta a la Corporacin ENYA (Energa y Ambiente). La energa hidrulica tiene un factor de cero por-
que proviene del aprovechamiento de las energas cintica y potencial de la corriente del agua, saltos de
agua o mareas.
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Nicols Oliva, Ana Rivadeneira, Alfredo Serrano, Sergio Martn, Vanessa Cadena
detallada de la contaminacin atmosfrica generada en el sector productivo. El grfico
2 muestra la relacin entre las emisiones de CO2 del consumo de combustible y el nivel
de ingreso de las sociedades, para los aos 2008 y 2009.
El grfico 3 muestra la misma relacin que antes, pero esta vez para las emisiones de
CO2 producidas por el consumo de energa elctrica. El grfico 3 tambin est limita-
do a un nivel de emisiones e ingresos determinados para no perder la escala visual. Las
emisiones de CO2 guardan consistencia entre el ao 2008 y 2009; la dispersin en
ambos aos mantiene la misma estructura con ligeros cambios entre uno y otro.
- 35 -
Grfico 3. Emisiones de CO2 por consumo de electricidad e ingresos de las sociedades
(aos 2008 y 2009)
Las emisiones de CO2, tanto por el consumo de combustible como por el consumo de
electricidad, muestran una concentracin de las sociedades en la parte inferior de los
grficos. En el caso del combustible (grfico 2), existe un gran nmero de sociedades
de altos y bajos ingresos que mantienen relativamente bajos niveles de contamina-
ECUADOR?
13
cin. No obstante, a medida que aumenta el ingreso hay menos sociedades con bajos
niveles de contaminacin. Esta relacin no se observa en el caso del grfico 3, donde
la concentracin de sociedades en la parte inferior del grfico se mantiene para cual-
VIABLE PARA EL
factura o pesca. Por ello es importante distinguir los niveles de contaminacin por acti-
POLICY PAPER 13 - ABRIL 2011
vidad econmica, ya que cada rama productiva usa volmenes diferentes de energa.
El grfico 4 muestra la relacin entre emisiones de CO2 totales (emisiones por combus-
tible ms emisiones por consumo de energa trmica) y los ingresos, desagregada por
las distintas ramas de actividad. Este grfico permite observar cul es la relacin que
existe entre la generacin de ingresos y las emisiones de dixido de carbono en cada
una de las actividades econmicas.
13 Ntese que el anlisis se realiza en trminos relativos; puede ser que en trminos absolutos las emisio-
nes de CO2 estn fuera de los rangos permitidos.
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Nicols Oliva, Ana Rivadeneira, Alfredo Serrano, Sergio Martn, Vanessa Cadena
Grfico 4. Emisiones de CO2 e ingresos de las actividades econmicas
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aos 2008 y 2009, respectivamente14. El cuadro 2 muestra cmo se distribuyen las emi-
siones de CO2 por rama de actividad.
Las Industrias Manufactureras fueron las principales contaminantes con 4,67 millones
ECUADOR?
de toneladas de CO2 generadas entre el 2008 y 2009. Siguen las actividades de:
Transporte, Suministros de Electricidad, Explotacin de Minas, Comercio y
Administracin Pblica. A su vez, se observa que la contaminacin est altamente con-
VIABLE PARA EL
14 Segn la CEPAL, al ao 2007 las emisiones de CO2 en Ecuador alcanzaron los 29,9 millones de tonela-
das; parte de la discrepancia se debe a que el dato mencionado considera el total de emisiones de la
quema de combustibles fsiles y la produccin de cemento, lo cual incluye la contaminacin vehicular
generada por los hogares.
15 La curva de concentracin tiene la misma interpretacin que la curva de Lorenz, la diferencia es que la
variable analizada (eje Y) se ordena de acuerdo a otra variable y no a s misma (eje X). En este caso la
curva de concentracin de C02 est ordenada por el ingreso de las sociedades.
- 38 -
Nicols Oliva, Ana Rivadeneira, Alfredo Serrano, Sergio Martn, Vanessa Cadena
Grfico 5. Curva de Lorenz del Ingreso y Curva de Concentracin
de las emisiones de CO2 (ao 2009)
En primer lugar, el grfico 5 permite observar que ambas curvas estn ubicadas cerca
al eje X hasta el percentil 65 (aproximadamente), esto indica que el 65% de las socie-
dades apenas generan una proporcin del ingreso y de la contaminacin total, por lo
tanto su concentracin es marginal. A partir del percentil 70 se observa que existe una
acumulacin tanto de ingresos como de contaminacin. Pero la relacin ms interesan-
te que se desprende del grfico 5 es que la curva de Lorenz del ingreso est superpues-
ta a la curva de concentracin de la contaminacin. Esto pone en evidencia que, para
todos los percentiles de ingreso, las firmas acumulan un porcentaje del ingreso total
igual a su participacin porcentual en la contaminacin total generada. Lo anterior
refleja que el combustible y la electricidad forman parte importante de la funcin de
produccin por lo que, mayores niveles de consumo de combustible y electricidad,
estn inequvocamente relacionados con una mayor renta de las sociedades. Debido a
que las curvas de Lorenz y de Concentracin en el grfico 5 estn superpuestas, no es
posible establecer una relacin de orden entre ambas curvas, es decir, no se puede dis-
tinguir cul est por encima y cul est por debajo. Para solventar este inconveniente
se obtiene la diferencia entre la curva de Lorenz del ingreso y la curva de concentra-
cin de la contaminacin (Ly(p)-Cp(p)) para cada percentil de ingreso, de tal forma que
se puede construir una nueva curva de esta operacin (grfico 6). Si (Ly(p)-Cp(p)) < 0,
la curva de concentracin de la contaminacin est por encima de la curva de Lorenz
del ingreso, lo cual implica que los primeros percentiles (las sociedades de menores
ingresos) acumulan una mayor proporcin de contaminacin que de ingresos estas
empresas seran ambientalmente menos eficientes. Si, por el contrario, (Ly(p)-
- 39 -
Cp(p)) > 0, la curva de Lorenz del Ingreso est por encima de la curva de concentra-
cin de la contaminacin, lo cual implica que las empresas de menores ingresos acu-
mulan una proporcin del ingreso mayor que la de contaminacin seran ambiental-
mente ms eficientes.
senta valores menores a cero hasta el percentil 97 de la distribucin. Esto indica que,
en trminos relativos, las empresas de menores ingresos acumulan ms de la contami-
nacin que del ingreso total. Por el contrario, a partir del percentil 97 esta diferencia
VIABLE PARA EL
se hace positiva, indicando que el 3 por ciento de las sociedades de mayores ingresos
acumulan una proporcin del ingreso total mayor que la proporcin de contaminacin
que les corresponde. Hay que destacar que la diferencia absoluta (eje Y del grfico 6)
no presenta valores elevados. La diferencia positiva ms grande es de 0,015 mientras
IMPUESTOS VERDES: UNA ALTERNATIVA
- 40 -
Nicols Oliva, Ana Rivadeneira, Alfredo Serrano, Sergio Martn, Vanessa Cadena
se opt por esquemas de regulacin laxos; nunca fue parte de la agenda poltica redu-
cir los niveles de contaminacin. El beneficio econmico impulsado por la no conside-
racin de los costos ambientales (debido al bajo nivel de regulacin) ha hecho que los
grupos de poder aboguen por una poltica ambiental que satisfaga sus intereses, lo
cual le ha restado fuerza a la capacidad institucional de los organismos ambientales
gubernamentales y ha impedido que se suscite el cambio de la matriz productiva,
desde un modelo extractivista con bajos niveles de tecnificacin hacia un modelo inten-
sivo en los servicios y el conocimiento.
Si bien es cierto que los pases europeos han instaurado impuestos ambientales con
relativo xito, al momento de disear este tipo de instrumentos econmicos para el
caso de economas en desarrollo, como la ecuatoriana, se hace indispensable conside-
rar un factor adicional al principio de quien contamina paga: se debe tener en cuen-
ta la capacidad de contribuir que tengan los agentes que se vern afectados por el
impuesto ambiental, es decir, la progresividad econmica del instrumento se torna
especialmente importante. El principio de progresividad establece que los individuos de
menores ingresos deben contribuir al pago del impuesto en menor cuanta que los indi-
viduos de mayores ingresos. La progresividad se mide a travs del ndice de Kakwani,
que se define como:
K = CT G Y ,
En ambos casos, se lleva a cabo una simulacin esttica, sin incorporar ningn tipo de
comportamiento a los agentes. Adems, se asume que no existe evasin por parte de
las firmas.
- 41 -
La simulacin A aplica una tasa de 15 dlares por cada tonelada de dixido carbono
emitido. Se propone este valor pues es un aproximado del precio que se paga por emi-
tir el equivalente a una tonelada de CO2 en el mercado europeo (16,17).Aplicando este
valor a las estimaciones de CO2 por empresa, se obtiene una recaudacin anual de 167
millones de dlares en el ao 200918. Esta estimacin incluye el pago de todas las socie-
dades que presentaron su declaracin en ese ao, excepto las distribuidoras de combus-
tible. Este impuesto significara un incremento de 14,3% en el costo del combustible
para las empresas. De forma equivalente, y ms lgica, se podra entender como el
recorte del subsidio a los combustibles en el mismo porcentaje. Lo anterior es equiva-
lente a un incremento de 0,147 US$/galn de gasolina o de 0,168 US$/galn de diesel.
En el caso de la simulacin B, se utiliz una tabla progresiva para el impuesto a las emi-
siones de dixido carbono, tomando siempre como unidad de medida la tonelada. En
ste caso se simularon dos impuestos: uno con una tarifa mxima de 15 dlares la
tonelada y otros con una tarifa mxima de 20 dlares la tonelada. Los dos impuestos
con tarifas progresivas se presentan en el cuadro 3.
Impuesto 1 Impuesto 2
tonelas de CO2 USD/Ton CO2 USD/Ton CO2
1 100 1 1
101 500 2 2
501 1000 3 4
1001 5000 5 8
5001 10000 10 15
10001 en adelante 15 20
ECUADOR?
Para el impuesto 1 del cuadro 3 se observa que, desde la primera tonelada de CO2 emi-
tida hasta la tonelada 100, la firma paga un dlar por unidad. A partir de la tonelada
VIABLE PARA EL
101 la empresa contaminante debe pagar 2 dlares/Ton, y as hasta llegar a los 15 dla-
res por cada tonelada si la empresa emite ms de 10.000Ton. Por ejemplo, si una firma
emite 800 toneladas de CO2, deber pagar 1 dlar por las primeras 100, 2 dlares por
las siguientes 400 y 3 dlares por las 300 toneladas que se exceden del lmite de
IMPUESTOS VERDES: UNA ALTERNATIVA
500Ton. El impuesto 2 es similar, solo difiere del primero en que las tarifas son mayo-
POLICY PAPER 13 - ABRIL 2011
16 Se tom el precio de los CER, unidades de reduccin de emisiones de gases de efecto invernadero cer-
tificadas, que son medidas por el equivalente a una tonelada mtrica de CO2.
17 Como se mencion antes, la definicin de la tasa ptima terica es difcil de estimar en la prctica.
Muchos estudios estiman un que un impuesto de entre US$2 y US$8 por barril de petrleo cubrira el
costo marginal social del carbono. Otros sostienen que el impuesto debera ser de US$20/barril si lo que
se busca es promover la sustitucin hacia energas renovables (PNUMA, 2010a).
18 No se tiene en cuenta los lmites mximos permitidos por la legislacin ambiental vigente.
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Nicols Oliva, Ana Rivadeneira, Alfredo Serrano, Sergio Martn, Vanessa Cadena
Los resultados para las tres simulaciones se presentan en el cuadro 4, donde se detalla
la recaudacin estimada, el Gini del ingreso bruto, el Cuasi Gini de la carga tributaria
y los ndices de Kakwani para las tres simulaciones.
Un impuesto fijo de 15 dlares genera una recaudacin de 167 millones y muestra carac-
tersticas regresivas: el ndice de Kakwani registra valores menores a cero. Cabe aclarar
que el valor del Kakwani es muy cercano a cero. Se desprenden dos conclusiones de este
primer resultado. Primero, el valor negativo del Kakwani se debe a que (como se muestra
en el grfico 6) el 97% de las empresas de menores ingresos contaminan ms de lo que
acumulan de ingresos, por lo que al momento gravar la contaminacin con un impuesto
de tarifa fija, se espera que las sociedades ms pequeas soporten una mayor carga fis-
cal, por eso el ndice de Kakwani toma valores negativos. Segundo, la diferencia entre la
curva de Lorenz del ingreso y la curva de concentracin de la contaminacin es muy leve,
haciendo que el valor negativo del Kakwani sea tambin pequeo, cercano a cero.
Para corregir esta limitante se propone dos simulaciones con tarifas progresivas (cua-
dro 3). La recaudacin estimada para las simulaciones 2 y 3 (115 y 149 millones de
USD, respectivamente) se reduce respecto a la primera simulacin, sin embargo el ndi-
ce de Kakwani reporta valores positivos, con lo cual se comprueba la progresividad de
dichos impuestos. Como era de esperarse, las tarifas progresivas provocan que el
impuesto sea progresivo (Kakwani de 0,032 y 0,033).
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5. Conclusiones: Hacia dnde debe ir
Nicols Oliva, Ana Rivadeneira, Alfredo Serrano, Sergio Martn, Vanessa Cadena
la fiscalidad verde en el Ecuador?
L
a poltica fiscal es el conjunto de todas las acciones del Estado dentro del sistema
econmico; tiene tres objetivos tradicionales: proveer bienes pblicos, redistribuir
los recursos y estabilizar la economa. Las relativamente nuevas tendencias hacia
la fiscalidad ambiental le aaden un fin ms a la poltica fiscal: garantizar un medio
ambiente sano y un uso sostenible de los recursos naturales. Esta funcin extra-fiscal
se ha vuelto indispensable en vista de los impactos (nada despreciables) que las activi-
dades humana y econmica han provocado, precisamente, por dejar de lado las limi-
taciones fsicas en la toma de decisiones privadas y pblicas.
Dentro de las herramientas de poltica fiscal, los impuestos han sido ampliamente utili-
zados tanto para internalizar los costes externos (degradacin ambiental) generados por
la produccin y el consumo de determinados bienes y servicios como para estimular una
explotacin responsable de los recursos naturales; en virtud de ello se los ha llamado
impuestos ambientales, ecolgicos o verdes. Si bien, en un inicio, la mayora de pases
desarrollados implement impuestos a la energa con fines recaudatorios ms que eco-
lgicos, la tendencia ha sido hacia la incorporacin de criterios correctivos o regulado-
res de los comportamientos ambientalmente nocivos. En los pases en desarrollo, sin
embargo, los fines recaudatorios han sido los predominantes en la implementacin de
impuestos ambientales, debido a la necesidad de consolidar los sistemas impositivos
mediante ampliaciones de las bases tributarias y otras reformas. El fin recaudador tam-
bin est ligado a la autogestin de las instituciones medioambientales que no siempre
cuentan con una asignacin presupuestaria suficiente en estos pases.
- 45 -
rior, dado que el pas no puede descuidar el aparato productivo, tambin debe evaluar-
se el efecto que un impuesto ambiental tendra en las distintas industrias y, a nivel
micro, en las funciones de costos de las empresas. Es an ms imperativo definir de
forma precisa qu empresas, (segn su tamao, recursos, generacin de empleo, can-
tidad y severidad de contaminacin) deben ser beneficiarias de una poltica de gasto y
cules deberan estar sujetas a una poltica tributaria (porque tienen la capacidad de
invertir en tecnologas ms limpias que reduzcan su obligacin o de asumir la sancin
porque no lo hacen). Una de las contribuciones ms importantes de este documento
es la demostracin de que puede haber una relacin inversa entre la contaminacin
generada y los ingresos, por lo que un impuesto podra tener efectos perversos en la
equidad. Por lo tanto, el diseo de un impuesto verde que combina el criterio ambien-
tal con el de progresividad es otro de los aportes que se debe resaltar.
Las estimaciones para el Ecuador muestran que la contaminacin guarda una estrecha
relacin con la generacin de la renta. Este hallazgo se refleja en una curva de Lorenz
del ingreso que es prcticamente igual (est sobrepuesta) a la curva de concentracin
de la contaminacin. Al obtener la diferencia entre ambas curvas, se observa que el
97% de las empresas de menores ingresos generan una proporcin de la contamina-
cin total mayor que la proporcin del ingreso total que les corresponde; y el 3% de
las empresas ms ricas, generan una proporcin de ingresos mayor que la de contami-
nacin. De ello puede concluirse que las empresas ms pequeas son menos eficien-
tes ambientalmente, lo cual podra entenderse en el caso de industrias artesanales, que
emplean tcnicas ms contaminantes, o de PYMES, que no tienen la posibilidad de
invertir en tecnologa menos daina. En el otro extremo, las empresas ms grandes
(segn ingresos) del pas son ambientalmente ms eficientes. Este tipo de relaciones
dan las pautas para el diseo de un impuesto ambiental. Al imponer una tarifa plana
(de 15 dlares por tonelada de CO2), sern las firmas de menores ingresos las que
soporten mayoritariamente la carga tributaria haciendo que el impuesto sea regresivo
ECUADOR?
(Kakwani < 0). Esto se invierte el momento de disear un impuesto al CO2 con tarifas
progresivas para el sector productivo ecuatoriano.
VIABLE PARA EL
Los resultados obtenidos permiten dilucidar varios aspectos adicionales: (i) la necesidad
de conocer la incidencia distributiva del impuesto; (ii) la importancia de buscar meca-
nismos que alivien los posibles efectos negativos en la equidad causados por la intro-
duccin de un impuesto verde (stos pueden estar incluidos en el propio diseo del
IMPUESTOS VERDES: UNA ALTERNATIVA
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Nicols Oliva, Ana Rivadeneira, Alfredo Serrano, Sergio Martn, Vanessa Cadena
sociales y por la inconmensurabilidad de otros factores (incertidumbre, valor intrnseco
de la naturaleza, etc.).
Despus de estudiar los aspectos tericos, las experiencias de otros pases y la conside-
racin del contexto social, econmico y poltico ecuatoriano, se han identificado varios
obstculos y oportunidades para la incorporacin de criterios ecolgicos en la poltica
fiscal (especficamente, la introduccin de impuestos verdes). Antes, debera quedar
claro qu implica, en un principio, llevar a cabo un cambio de este tipo. En los ltimos
4 aos, la poltica pblica ha estado enfocada en la reduccin de la desigualdad exis-
tente en el pas. Sin embargo, poco se ha hablado sobre la concepcin temporal de los
conceptos y de las polticas empleadas. Los criterios ambientales tienen horizontes
temporales ms amplios y la poltica ambiental tiene como uno de sus pilares ticos la
equidad inter-generacional. En este sentido, se requerira expandir el concepto de equi-
dad con el que se trabaja actualmente para incluir a las generaciones presentes y futu-
ras. Esto implica que las polticas debern hacer del Buen Vivir un estado sostenible en
el tiempo. Una reforma fiscal ambiental, ms an la aplicacin de impuestos o tasas
puntuales, debe estar conjugada con (y en ciertos casos subordinada a) la poltica
ambiental. Por tal motivo es un requisito indispensable contar con una poltica ambien-
tal armonizada a nivel nacional y a nivel local, as como a nivel de otras divisiones rele-
vantes desde el punto de vista de los ecosistemas (como cuencas hidrogrficas, zonas
frgiles, etc.); y, por supuesto, la poltica ambiental debe provenir de una instituciona-
lidad fuerte, capaz de ganarse un espacio central y de hacer cumplir sus disposiciones.
En este sentido, la coordinacin entre las autoridades ambientales y las fiscales es indis-
pensable para el diseo adecuado de las herramientas, la generacin de incentivos
coherentes a nivel micro y macro y, en general, para la eliminacin de polticas con
incentivos perversos para el medio ambiente y la elaboracin de propuestas integradas
encaminadas al cuidado de la naturaleza y a la gestin sostenible de los recursos.
Los principales obstculos que enfrentara una propuesta de reforma fiscal verde en
Ecuador son producto de las estructuras econmicas y los arreglos sociales que se han
creado alrededor de stas: una economa altamente dependiente de los recursos natu-
rales, especialmente de la explotacin de petrleo y de la agricultura de exportacin,
ha generado una sociedad rentista, poco productiva, esperanzada en los frutos de
la tierra. Si bien esto ltimo podra ms bien estrechar la relacin entre las personas y
la naturaleza de tal forma que se pueda recobrar el equilibrio, tambin podra propi-
ciar una relacin perversa, pues an hay una gran proporcin de ecuatorianos que no
tienen cubiertas sus necesidades bsicas y para quienes el cuidado del medio ambien-
te no es una prioridad. Lo anterior tambin guarda relacin con las tensiones existen-
tes entre las prioridades ambientales, sociales, econmicas y polticas; aunque dichas
tensiones surgen si mantenemos una perspectiva de corto plazo, porque a largo plazo
no hay duda de que el cuidado del medio ambiente generar retribuciones en todos
los niveles.
- 47 -
ra que los impuestos son un castigo, cuando, al menos para el caso de los impuestos
verdes, ms bien se trata de asumir la responsabilidad de las decisiones econmicas
que se toman. La poca predisposicin a pagar impuestos (que tambin ha sido conse-
cuencia de una historia de abusos de poder, malversacin de fondos pblicos, gasto
improductivo, entre otras cosas) hace de la evasin y la elusin prcticas comunes; esto
incrementara la probabilidad de que los impuestos ambientales enfrenten una gran
resistencia de la poblacin y de que, ya en funcionamiento, tengan pobres resultados.
Tampoco se puede olvidar la existencia de grupos de poder que seguramente se opon-
drn a la introduccin de ms impuestos, as sean ambientales, por los costos adicio-
nales que estos les significaran.
Con los elementos de anlisis anteriores, es posible avanzar hacia una fiscalidad verde
en el Ecuador? Cules seran los primeros pasos a seguir? La respuesta a la primera
de estas preguntas es s, es posible y es necesario por todas las razones expuestas a lo
largo de este documento. En cuanto a la segunda pregunta, sin pretender ser exhaus-
tivos, hay 3 pasos que deben emprenderse para caminar en la direccin correcta:
sine qua non para el Buen Vivir y, en ltima instancia, para la supervivencia huma-
na. El conocimiento cabal de los efectos de ciertas actividades sobre el medio
ambiente as como de las alternativas y posibles soluciones es la clave para gene-
VIABLE PARA EL
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Nicols Oliva, Ana Rivadeneira, Alfredo Serrano, Sergio Martn, Vanessa Cadena
(3) Incorporar criterios ambientales en las figuras tributarias ya existentes. Esto impli-
cara modificar las tarifas de impuestos como el IVA o el ICE para motivar una sus-
titucin hacia el consumo bienes y servicios menos contaminantes, mediante la
diferenciacin de los precios finales. Otra alternativa sera modificar las tasas que
se pagan por servicios como electricidad, agua, recoleccin de residuos, de tal
forma que no slo estn dirigidas a cubrir la provisin de los servicios sino que
tambin promuevan un uso ms razonable de los recursos.
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Nicols Oliva, Ana Rivadeneira, Alfredo Serrano, Sergio Martn, Vanessa Cadena
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