Revista Baukara 4
Revista Baukara 4
Revista Baukara 4
No. 4
Boletn virtual: Baukara, bitcoras
de antropologa e historia de la
antropologa en Amrica Latina,
No. 4
Foto de la cartula:
Museo comunitario de San Jacinto,
Bolvar, Colombia, 2011. Foto de
Clara Isabel Botero.
Directora:
Clara Isabel Botero
Editora General:
Jimena Perry
Diseo y diagramacin:
Contenido
Patricia Montaa
Programacin y diseo Web:
Julin Octavio Castellanos Editorial..................................................................................................... 3
MIlln Clara Isabel Botero
NOTICIAS
1. 100 aos de investigaciones en San Agustn, Colombia.........115
2. Blog de Museos comunitarios en Colombia.............................116
Reseas
1. Mitos, dioses y religin de la antigua Grecia: coleccin de cer-
mica del Museo del Louvre .........................................................117
Alejandro Surez
2. Grandes maestros del arte popular en Iberoamrica..............122
Clara Isabel Botero
Los museos son tambin el resultado de la relacin entre tres grupos sociales:
primero, la sociedad que produjo el patrimonio material o inmaterial que se
exhibe. Segundo, los mediadores, es decir los responsables del museo, sus
directivas, guionistas, curadores, musegrafos, educadores, y tercero los visi-
tantes, el pblico que con su bagaje acadmico reinterpreta los mensajes que
el museo proyecta.
[email protected] - www.museoscomunitariosencolombia.
blogspot.com
Resumen
En este artculo se explora el tema de la resignificacin y reapropiacin del patri-
monio cultural, como un fenmeno social, en el cual lderes de comunidades lo-
cales intentan valorar y conservar su patrimonio cultural, a partir de sus propios
referentes simblicos. Se tratarn particularmente tres formas de este fenmeno:
1) La apertura de espacios de representacin en museos comunitarios o casas de la
memoria; 2) Los reclamos sobre la forma como son representadas las identidades en
exposiciones y programas educativos de museos tradicionales y 3) La repatriacin
de restos seos o piezas exhibidas en museos.
Abstract
This paper explores the issue of redefinition of cultural heritage as a social pheno-
menon, in which local community leaders try to value and preserve their cultural
heritage, from their own symbolic references (models). Three particular ways of this
phenomenon will be covered: 1) The opening of representative spaces in commu-
nity museums or houses of memory, 2) Claims on how identities are represented in
exhibitions and educational programs in traditional museums and 3) Repatriation
of skeletal remains or pieces displayed in museums.
D
urante las dos ltimas dcadas, la nocin de patrimonio ha cambiado
sustancialmente y los sentidos de autenticidad, materialidad y monu-
mentalidad, en los cuales estaba basada, han perdido fuerza. Ahora,
se empieza a reconocer, desde las instituciones, que la cultura es dinmica,
que el patrimonio debe hablar a travs de los valores que la gente le otorga
y no al revs. De esta manera, se empiezan a visibilizar, desde lo institucio-
nal, significados y expresiones culturales que no producen obras materiales
monumentales o altamente estticas, pero que son referentes simblicos im-
portantes para las sociedades que operan al margen de la lgica occidental y
le dan mayor importancia a otras dimensiones sensoriales y de pensamiento
(Munjeri, 2000).
Estos cambios estn muy ligados a los cuestionamientos que desde los aos
60 se dan frente a los grandes meta-relatos del progreso, a la fe ciega en la
ciencia y a los constantes desplazamientos, migraciones y la masificacin de
los medios de comunicacin. El patrimonio se ha convertido en una moneda
comn, obligando a las instituciones a transformarse, a aceptar la cultura
popular y a ubicar los objetos en el contexto social. El patrimonio es un tema
que impacta muchos aspectos de la vida actual, jugando un papel importante
en los conflictos tnicos, nacionales y el racismo; el saqueo, el trfico ilcito, la
repatriacin de piezas de arte y antigedades y movimientos que cuestionan
la propiedad y el uso del patrimonio. El patrimonio entonces adquiere un ca-
rcter secular, substancial y social es decir, que pasa poco a poco, de la elite,
a lo vernacular y de todos los das, de evocar un pasado remoto a un pasado
ms reciente y de glorificar lo material a darle importancia a lo inmaterial
(Lowental, 1998).
Los lderes de las comunidades locales buscan en ello, una forma de relacin
e intercambio que les ayude en la negociacin de sus referentes simblicos
frente al orden institucional, si bien es una negociacin desigual, ya que se
trata de lenguajes ajenos a las culturas populares o tnicas, se van configuran-
do posibilidades de nuevas formas de resignificacin y reapropiacin como:
1) La apertura de espacios de representacin independientes en forma de
museos comunitarios o casas de la memoria, 2) Los reclamos sobre la forma
como son representadas las identidades en exposiciones y programas educa-
tivos de museos nacionales y 3) La repatriacin de restos seos y piezas exhi-
bidas en museos. En adelante se tratarn estas tres formas de resignificacin
y reapropiacin del patrimonio cultural desde el punto de vista conceptual,
con ejemplos en Amrica y una reflexin del tema en el contexto colombiano.
P
Anglica Nez
ara abordar esta temtica, es preciso hacer un recuento de las ideas de la
Nueva Museologa, que han tenido impacto en Amrica Latina y Norte
Amrica. Este movimiento surge en los aos 60 cuando se empieza a
reclamar la democratizacin de la cultura y la transformacin del papel de los
museos en la sociedad del momento. Sus principales representantes son el
etnlogo francs Georges Henri Rivire (1897-1985) y el muselogo Huges de
Varine (1935-), quienes proponen que el museo tradicional debe integrarse a
las dinmicas de desarrollo de los pueblos.
Desde esta ptica, se vena acuando el trmino de Ecomuseo como una es-
trategia conceptual para articular la ecologa y la etnologa, disciplinas que se
encontraban en el discurso de la museologa pero sin conexin explcita hasta
el momento. Posteriormente se fueron incluyeron conceptos ms elaborados
como territorio, identidad e interpretacin que deberan involucrar a las comu-
nidades dentro del sistema ecolgico con el fin de crear en ellas sentidos de per-
tenencia y propiciar el desarrollo econmico de las reas rurales (Riviere,1992).
Museos comunitarios
S
egn lo anteriormente expuesto, los Museos Comunitarios son espacios
de representacin, gestionados con las formas organizativas locales,
donde el auto-conocimiento y la educacin propia son los que propician
resignificaciones y reapropiaciones de lo que llamamos patrimonio cultural.
3 Desde hace 30 aos, la antroploga Teresa Morales ha liderado y acompaado el proceso de los museos co-
munitarios en Mxico, tambin ha promovido la idea en varios pases de Amrica Latina, entre ellos Colombia,
donde ha dictado conferencias y apoyado la conformacin de la red de facilitadores de museos comunitarios en
Colombia. Ver: http://museoscomunitariosencolombia.blogspot.com/2011/11/7-presentacion-del-programa-de.
html.
4 El Museo del Oro Zen organiz un Seminario Taller Internacional de Museos Comunitarios entre el 6 y el 9 de
octubre de 2011, donde participaron gestores y asesores con experiencias en Mxico y Brasil y se dieron orien-
taciones conceptuales importantes para continuar el proceso. De igual manera, el Museo del Oro Nario realiz
un taller de museologa comunitaria, donde participaron 80 personas con iniciativas en toda la regin. Ver.
http://museoscomunitariosencolombia.blogspot.com/2011/11/visita-al-museo-etnoarqueologico-montes.html.
5 Estos encuentros fueron apoyados por la Red de Museos de Amrica, los participantes en este grupo son:
Museo Comunitario San Sebastin de Yumbo, la Urbanizacin Las Flores, el Museo Etno-industrial de Ga-
lerazamba, el Museo Comunitario Etnoarqueolgico de San Jacinto, la Fototeca de Sinc, Museo de Tierra
Bomba, Saln del Nunca Ms-Granada, el Museo Arqueolgico de Montaitas, Galera de la Memoria- Parque
Monumento AFAVIT- Trujillo; Museo el Tutumito San Rafael, Museo Comunitario del Palenque de San Basilio,
Museo Etnopedaggico Comunitario del Alto San Jorge-Palenque de Ur, iniciativa Comuna Uno de Medelln,
Museo Iles, Museo Comunitario la Cristalina, Museo Histrico el Peol, el Museo de sitio del Paso de la Torre
en Yumbo, la iniciativa del Sector LGTB de Cali y el Museo Comunitario de Mulal. Para ms informacin
ver http://museomulalo.over-blog.es/article-proclama-de-los-integrantes-de-la-red-de-museos-comunitarios-de-
colombia-2012-103609115.htm.
6 Entre estas excepciones cabe resaltar el Museo de San Jacinto, Bolvar, liderado por Jorge Quiroz; El Museo
de Mulal, Valle del Cauca, liderado por Esmeralda Ortiz Cuero; El Saln del Nunca Ms en Granada Antioquia,
creado por la fundacin ASOVIDA.
L
a participacin de minoras tnicas en la concepcin y realizacin de
exposiciones dentro de grandes museos es un fenmeno que se viene
dando desde hace algn tiempo, las comunidades reclaman que las for-
mas como se muestran sus culturas y antepasados no corresponden a la vi-
sin ancestral y se han empezado a involucrar en la concepcin y realizacin
de las mismas. Un buen ejemplo de ello es el Museo Canadiense de la Civili-
zacin, en Ottawa, donde hay participacin en la realizacin de exposiciones
y programas educativos, que hablan sobre la historia e identidad tanto de las
primeras naciones como de algunos grupos de inmigrantes que constituyen
lo que ellos llaman, el mosaico de culturas canadienses, adems existe un
programa de formacin en prcticas museales exclusivo para pueblos autc-
tonos.7
En los museos colombianos, empieza a abrirse la puerta a temas de diversidad
cultural, divulgando investigaciones antropolgicas donde se han invitado a
participar a las minoras tnicas en talleres e intervenciones en la museogra-
7 Ver: http://www.civilisations.ca/cmc/exhibitions/aborig/fp/fpint01f.shtml.
8 Un buen ejemplo de ello fue la exposicin Velorios y Santos Vivos: Comunidades Negras, Afrocolombianas,
Raizales y Palenqueras realizada en el 2008 por el Museo Nacional de Colombia. Ver http://www.museonacio-
nal.gov.co/sites/velorios/veloriospre.html.
9 Ver exposicin itinerante del Museo del Oro, realizada en 2012 por el colectivo de comunicaciones Zhigoneshi,
cuyas fotografas son del lder indgena Amado Villafaa Visin Ancestral: Pueblos Indgenas de la Sierra Ne-
vada de Santa Marta. Ver: http://www.banrepcultural.org/prensa/boletin-de-prensa/visi-n-ancestral-pueblos-ind-
genas-de-la-sierra-nevada-de-santa-marta.
L
Anglica Nez
a repatriacin de piezas de museo y restos seos, es un proceso ya avan-
zado en algunos pases.
Por ejemplo, los reclamos de los indgenas americanos han derivado en la for-
mulacin de leyes y programas como el NAGPRA (Native American Graves
Protection and Repatriation Act)10 que desde 1993 han llevado a cabo cientos
de negociaciones entre grupos indgenas y museos Estadounidenses.
En Canad, uno de los movimientos que caus mayor impacto, fue el boi-
cot de la exposicin The Sprit Sings montada en 1988 en el Museo de Glen-
bow de Calgary. Las primeras naciones reclamaron el derecho sobre la forma
como se mostraban a los indgenas en el museo y los objetos exhibidos en esta
exposicin patrocinada por la Shell Oil, empresa que llevaba a cabo en ese
momento, exploraciones en sus territorios. La posicin de los lderes fue con-
tundente Nosotros (los pueblos autctonos) tenemos perfecta consciencia
de que mucha gente ha consagrado su tiempo, su carrera y su vida a mostrar
lo que ellos crean era una imagen exacta de los pueblos indgenas, nosotros
les agradecemos por eso, pero queremos pasar la pgina (George Erasmus,
Anciano Jefe de la Asamblea de las Primeras Naciones). A pesar de que an
no se formula en Canad un programa unificado como el NAGPRA, las pri-
meras naciones lograron sentar los principios bsicos a partir de los cuales se
negocian las repatriaciones y la propiedad cultural en ese pas (Halpin, Mar-
jorie, 1999; Deirde, Kelly,1998; Paterson, Robert 1996).
Los pocos casos de repatriacin que se han dado en Colombia han sido fruto
de la campaa contra el trfico ilcito de piezas arqueolgicas de la Direccin
Nacional de Patrimonio, en la cual el Instituto Colombiano de Antropologa
e Historia, ICANH, se encarga de hacer las diligencias pertinentes.11 Otros
casos comienzan a darse por parte de la sociedad civil12 y los grupos tnicos.
Uno de los impedimentos para que esto no se haya dado en Colombia, es que
todava se tiene una idea muy conservacionista del patrimonio y de que las
piezas, una vez devueltas, deben tener el mismo manejo que en un museo
tradicional, cuando precisamente son esos otros usos y contextos los que le
dan vida al patrimonio, enriquecen la forma de percibir su valor, nos podran
ayudar tambin a mantener mejor nuestras colecciones y hacer comprender
a la sociedad en general, el pensamiento ancestral de estos pueblos.
13 Ver: Autoridades indgenas de la Sierra Nevada y Gobierno nacional dialogan sobre patrimonio cultural: http://
www.mincultura.gov.co/?idcategoria=22791.
Conclusin
D
e las tres formas de resignificacin y reapropiacin descritas anterior-
mente, los museos comunitarios o casas de la memoria, son las que
mayor atencin han tenido en Colombia. Han avanzado en la confor-
macin de redes de comunicacin, algunos han logrado efectos reales sobre sus
comunidades en la recuperacin y autoconocimiento de los saberes y la memo-
ria ancestral, como el proyecto etnoeducativo y las actividades etnoturisticas
que promueve el Museo de Mulal, Valle del Cauca, a partir de los cuales se
generan recursos para la comunidad y se adelantan investigaciones participati-
vas o los procesos gestionados por el Museo de San Jacinto, donde se realizan
Referencias
Resumen
Este artculo hace referencia a 30 aos de trayectoria del Museo Comunitario de San
Jacinto, ubicado en la regin de los Montes de Mara en el departamento de Bolvar,
Colombia. Aqu se relata el trabajo que realiza el Museo en torno a la valoracin del
patrimonio arqueolgico, histrico y cultural a partir de la participacin comunita-
ria, as como los avances, logros y las perspectivas hacia el futuro en el desarrollo y
consolidacin de un museo comunitario con una visin regional.
Abstract
This article refers to the 30 years path of the community museum of San Jacinto,
Bolvar, located in the Montes de Mara in the Department of Bolvar, Colombia. It
describes the work that the museum does regarding the archaeological, historical,
and cultural heritage based in the community participation. It also talks about the
achievements and perspectives towards the future and consolidation of a commu-
nity museum with a regional vision.
Key Words: San Jacinto, community museum, archaeology, community, local he-
ritage.
E
n el corazn de los Montes de Mara, departamento de Bolvar, Colom-
Artculo
Juliana Campuzano bia, se encuentra San Jacinto, un municipio habitado actualmente por
Botero
21 218 personas, de las cuales 19 322 viven en el casco urbano y 1896
en el rea rural. Sin embargo, esta dinmica de ocupacin no siempre ha sido
as, en el ao de 1996 ms de 8000 personas habitaban la zona rural y en los
primeros aos de 2000 la poblacin que ocupaba la zona rural descendi has-
ta 500 personas (DANE, 2005). Estos cambios en la ocupacin del territorio
se debieron en gran medida a los problemas de violencia que vivi la regin
de los Montes de Mara. El conflicto armado se agudiz a partir de los aos
90 y en los primeros seis aos de la dcada de 2000 alcanz su punto ms alto
dejando como resultado altas tasas de mortalidad y desplazamiento.
E
l Museo Comunitario de San Jacinto nace en el ao de 1983 cuando un
grupo de jvenes congregados en el Comit Cvico comienzan el pro-
yecto de Biblioteca Municipal, la cual no exista en el pueblo. All naci
la iniciativa del Museo y de la Escuela de Formacin Artstica.
Recordamos como parte de este grupo a Abel Viana, Carmen Costa Caro, Gui-
llermo Salinas, Henrry Hamburger, Jorge Quiroz, Joaqun Guete, Luis Eduardo
Daz, Mabel Llerena, Maile Muoz, Miguel Carbal, Pedro Sierra, entre otros.
1 Basada en la investigacin realizada por Martha Patricia Castro para la elaboracin del plan de Gestin Cultu-
ral, dentro del proyecto Fortalecimiento del tejido social a partir de la puesta en valor del patrimonio cultural para
mitigar las secuelas causadas por el conflicto armado de la ONG-D Restauradores Sin Fronteras y financiado
por la AECID.
A partir de la gestin del comit cvico, el Museo inicia su actividad, con la in-
tervencin de la Universidad Nacional, que enva expertos y conocedores del
tema, entre ellos el arquelogo Augusto Oyuela, quien asume el compromiso
de catalogar y clasificar las piezas. Gracias a este primer trabajo el Banco de la
Repblica dona vitrinas para el montaje y exhibicin de las piezas.
El presente y futuro
E
ntre 2012 y 2013 se desarroll el mencionado proyecto, con A-RSF, el
cual tena como objetivo general mejorar el tejido social fracturado a
causa de los hechos violentos a partir de la valoracin del patrimonio
cultural por parte de los sanjacinteros. Para ello se trazaron cuatro objetivos
especficos que permitiran la valoracin del patrimonio cultural por parte de
la comunidad, desde diferentes escenarios y con pblicos diversos, estos son:
Con esto en mente, buscamos con los habitantes de San Jacinto los elementos
que ellos mismos consideran propios, valorables y parte de su acervo patri-
monial. As, nos encontramos expresiones del sanjacintero como: barrer la
2 Entendemos la reflexin que planeta el autor y cabe mencionar que es a partir del anterior enunciado que se
desprende la discusin sobre la necesidad de crear un concepto ontolgicamente realista del patrimonio desde
la arqueologa social. Nos parece pertinente el prrafo citado ya que nos brinda las herramientas de reflexin en
torno a la labor que como investigadores desarrollamos en el diseo de las herramientas necesarias y eficientes
para la valoracin y proteccin del patrimonio.
3 Estas expresiones reflejan el quehacer cotidiano del sanjacintero, cada una denota una actividad propia de las
personas habitantes de los Montes de Mara y que se convierten en patrimonio inmaterial del municipio, en la
esencia misma de las relaciones sociales que se tejen entre los habitantes. Expresiones cmo: barrer la calle
por la maana, actividad que realizan las mujeres a las 5:00 a.m. y es el momento de socializacin con las
vecinas, ir al monte en burro, el burro es el animal de carga por excelencia, el burro vive en el casa y viaja a la
finca como acompaante y cargador del campesino, hace parte del trabajo mismo del monte. Tomar guarapo
donde Marlon, el vendedor de guarapo de pia que se encuentra en el parque y que tiene el mismo carro y el
mismo barril desde hace 40 aos. Arriar agua en burro, la falta de acueducto del municipio hace que la bs-
queda del agua se convierta en una labor familiar, en el pueblo; existen dos lagunas de donde se proveen de
agua las casas, en las tardes y maanas se ve la filas de motos, carretas y burros buscando el preciado lquido.
Bailar las fiestas en agosto se refiere a ir a la plaza a bailar le Festival Autctono de Gaita que se celebra cada
ao en el mes de agosto.
4 En el momento nos encontramos desarrollando el anlisis. Esta es una primera presentacin de resultados.
Hasta ahora se han identificado alrededor de 200 activos culturales diferentes.
La segunda sala est dedicada a la vida Malib. Esta tiene como propsito que
en cada vitrina el visitante evoque algn recuerdo de su espacio, su territorio
y sus costumbres. Cada vitrina est concebida en relacin a la vida cotidiana
y se basa en las memorias sobre patrimonio de las asambleas populares. Cada
La tercera sala est dedicada al tejido en telar San Jacinto y su tradicin arte-
Artculo sanal. Para su construccin se trabaj con un grupo de 30 artesanas, quienes
Juliana Campuzano en diferentes talleres construyeron la exposicin. En ella se dota de significa-
Botero
do a cada uno de los elementos cotidianos de la composicin de un quiosco
sanjacintero y a la relacin de los habitantes con el espacio y el tejido. Ade-
ms, la sala da cuenta de las labores artesanales desarrolladas en el municipio
y sus transformaciones a lo largo de la historia.
Las visitas tienen dos fines. El primero es generar recuerdos en los jvenes
en torno al espacio rural que vinculen el disfrute, el museo, el patrimonio y
la proteccin del mismo; recuerdos que permitan transformar la mirada del
rea rural despus del conflicto de principios de siglo y que posibiliten una
apropiacin del entorno a partir de referentes patrimoniales. El segundo es
5 Es comn encontrar entre los sanjacinteros una divisin del tiempo por la violencia, la cual se refiere al conflicto
armado. Antes de la violencia: tiempo que llega hasta principios de los aos 90, luego la violencia, tiempo que
se encrudece mas a finales de los 90 y principios del 2000 y el tiempo de paz o el tiempo despus de la guerra
que comienza posterior al bombardeo a Martin Caballero, de la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia,
FARC, y del desarme del Bloque Hroes Montes de Mara de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC,
aproximadamente en el ao 2008.
Consideraciones finales
E
ste artculo presenta una apuesta metodolgica de apropiacin social
del patrimonio desarrollada en el Museo Comunitario de San Jacinto.
Ahora comienza un nuevo periodo para el Museo, la nueva exposicin
trae consigo retos enormes. Durante este ao de construccin de la nueva
museograf a hemos mantenido el Museo por fuera del edificio y descubrimos
nuevas estrategias metodolgicas y educativas que permiten el constante di-
logo entre el patrimonio cultural y la comunidad que lo vive, lo produce, lo
conserva y reproduce.
Referencias
Andrs Forero
Antroplogo, Pontificia Universidad Javeriana, Mster en
Antropologa Cultural, Universidad de msterdam
Resumen
Gestionado por una red de lites intelectuales, el Museo del Caribe en Barranquilla,
Colombia, articula la intencin de producir una regin bajo el concepto de Caribe,
cuyo carcter dual permite representar la regin como simultneamente moderna y
exticamente diversa. Inicio este trabajo explorando las particularidades histricas
que entraa las formas contemporneas en que la regin es construida como regin
Caribe en reemplazo de Costa Atlntica. Posteriormente, analizo cmo a travs del
uso poltico del patrimonio inmaterial, la historia y el mestizaje, es producido un
relato de identidad regional que naturaliza relaciones de dominacin y desigualdad.
Abstract
Managed by an network of intellectual elite, the Museum of the Caribe (Museo del
Caribe) in Barranquilla, Colombia, articulates the intention of creating a regin
under the Caribe concept, whose dual character allows to represent the region as
modern and diverse. This article begins with the exploration of the historical parti-
cularities that entails the contemporary ways in which the region is constructed as a
replacement of the Atlantic Coast. Afterwards, it analyzes how through the political
use of intangible heritage, history, and mixed races, a regional identity narrative has
arisen and how it naturalizes relations of domination and inequality.
E
l Museo del Caribe comenz a ser gestionado a finales de 1998 con la
Artculo
Andrs Forero llegada del poltico e historiador barranquillero Gustavo Bell a la vice-
presidencia de la Repblica.2 Bell y una red de intelectuales regionales
procuraron los recursos para una institucin cultural y educativa en Barran-
quilla como legado de su participacin en el gobierno nacional. El llamado
primer museo regional de Colombia fue finalmente inaugurado en 2009.3
El Museo es parte de un conjunto de polticas culturales encaminadas a so-
cializar la regin como Caribe, en oposicin a Costa Atlntica, que en teora
entraa actitudes racistas por parte de las lites andinas de la nacin (ver Bell,
2006; Cunin, 2003; Solano, 2006; Wade, 2000).
En las pginas que siguen analizar las transformaciones en las prcticas de
produccin de regin que conducen a la produccin museogrfica y a la re-
copilacin del patrimonio regional como polticas de la identidad de la cari-
beidad.4 En la primera parte de este trabajo, llevo a cabo una revisin de las
principales inflexiones histricas en las representaciones de la Costa Atln-
tica, para posteriormente problematizar el surgimiento del discurso Caribe y
su relacin con la proliferacin de nociones culturales de la diferencia. Asi-
mismo, busco dar cuenta de la relacin entre la reconfiguracin caribea de
la regin y la emergencia de una nueva lite intelectual y poltica en la regin.
Seguidamente, examinar las prcticas de produccin museogrfica por me-
dio de las cuales la diferencia es representada en el Museo del Caribe. En con-
traste con procesos anteriores de regionalizacin en la Costa, destacar cmo
en el presente la produccin de imgenes relacionadas con la imaginacin de
la diferencia interna de la regin toman protagonismo, destacndose la figura
de un mestizaje exacerbado. En ese sentido, este artculo contribuye a proble-
matizar y comprender las dinmicas histricas de produccin de identidades
regionales en la llamada Regin Caribe y en Colombia.
1 Este artculo est basado en el trabajo de observacin etnogrfica que condujo a la realizacin de mi tesis
de pregrado: S, el color tambin tiene sabor: Construccin de identidad y diferencia regional en el Museo del
Caribe. Tesis de pregrado presentado como requisito para optar por el ttulo de antroplogo en la Universidad
Javeriana (2011).
2 Gustavo Bell fue gobernador del departamento del Atlntico entre 1992 y 1994, posicin desde la cual impuls
proyectos culturales como la restauracin del edificio de la Aduana en Barranquilla. Posteriormente ocup el
cargo de Vicepresidente durante el gobierno de Andrs Pastrana entre 1998 y 2002.
3 El Museo del Caribe, el ms importante sobre esta regin del pas, se inaugura esta semana. Tomado de: http://
www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-5011468. Recuperado el 5 de enero de 2011.
4 Por polticas de la identidad se entienden los discursos y prcticas de produccin de diferencia de determi-
nados grupos sociales y territorios (Restrepo, 2009). A su vez, la caribeidad refiere al conjunto de discursos
imgenes, prcticas y construcciones retricas que en teora aluden a la particularidad cultural del Caribe.
E
l desplazamiento del rtulo de Costa Atlntica por regin Caribe es un
Artculo
Andrs Forero proceso en el que han participado activamente miembros de una lite
intelectual de la regin. Estos han adquirido protagonismo pblico en
las ltimas dos dcadas. Las producciones acadmicas de dichos intelectuales
han tenido impacto en la formulacin de proyectos de desarrollo y de polti-
cas culturales. Asimismo, estos actores argumentan a favor de una conciencia
poltica en base a la unidad identitaria.
La nacin y la Costa
L
a construccin de nociones de costeidad es producto de una trayec-
toria histrica al interior del proceso de construccin de la nacin. En
la Costa, la produccin de una conciencia regional est histricamen-
te atravesada por relaciones entre centro y margen. En los inicios de vida
republicana, lites polticas de la Costa elaboraron una perspectiva regional
caracterizada por reclamos econmicos con miras a fortalecer la posicin de
las lites urbanas de la regin.
La Costa a lo largo del siglo XIX era un margen para las lites centrales y no
existan narrativas coherentes sobre la constitucin f sica y moral de su pobla-
cin. El desarrollo de tales narrativas correspondera al posicionamiento de
las regiones como una forma legtima de comprender las diferencias huma-
nas a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Las identidades regionales ba-
sadas en caractersticas culturales compartidas corresponden a la emergencia
de representaciones de las diferencias internas ligadas a formas de gobernar
al pueblo nacional por parte de las lites letradas nacionales, estableciendo
jerarquas entre formas aceptables de alteridad nacional (Arias, 2005).5
5 Aunque se escapa de las posibilidades de este trabajo, valdra la pena explorar ms a fondo como los imagi-
narios de la diferencia regional son naturalizados e incorporados a partir de una mayor alfabetizacin, escola-
rizacin y el acceso a los medios masivos de comunicacin (ver Melo, 1989).
6 El recorrido del Museo consiste de seis salas: la sala Gabriel Garca Mrquez, dedicada al autor originario de
la regin; la sala de la Naturaleza; la sala de la Gente; la sala de la Palabra; la sala de la Accin; y la nombrada
sala de la Expresin. El recorrido se lleva a cabo en el mismo orden en el que las he enumerado y cada una
representa una forma de clasificar un aspecto del patrimonio regional.
Caribeidad y turismo
En una nota periodstica publicada en enero de 2011, la directora ejecutiva
del Comit Mixto de Promocin del Atlntico, Malka Irina Len, era citada
explicando que:
El Parque Cultural del Caribe junto al Museo del Caribe, abren sus puertas a
los barranquilleros y turistas que llegan a la ciudad y a la regin, para que vivan
una experiencia diferente y tengan la oportunidad de conocer las formas mu-
sicales, dancsticas y festivas de la identidad cultural caribea y de la idiosin-
crasia de un pueblo que es el ejemplo de mestizaje raizal (La Repblica, 2011).
8 Para el caso de Cartagena, Cunin analiza cmo el discurso de lo Caribe es adoptado por entidades y polticas
promotoras de turismo. Segn Cunin, este nuevo espacio de identificacin es movilizado como un valorizador
turstico que permite a la ciudad promocionarse por fuera de dinmicas nacionales atravesadas por la crisis
poltica y social e imaginarse como parte de un imaginario consumible como Caribe (Cunin, 2003; Cunin, 2006).
9 Para una genealoga sobre la formacin discursiva del Caribe como lugar de consumo de personas, frutas y
paisajes exticos ver Sheller (2003). Aunque se concentra principalmente en el Caribe imperial britnico, explo-
ra tambin los discursos e imgenes construidas como tropos de consumo por parte de actores relacionados
con la expansin de intereses norteamericanos en el Caribe hispano.
M
Artculo
Andrs Forero i intencin en esta segunda seccin del artculo es analizar cmo
los actores involucrados en la produccin del Museo le dan senti-
dos a las prcticas de construccin de identidad y diferencia. Me
interesa indicar aqu los procesos mundanos e inciertos en los que la diferen-
cia es producida en el Museo del Caribe.
10 Comunicaciones personales con Jos Mara Rodrguez (enero 27, 2011) y Mirtha Buelvas (mayo 4, 2011).
11 Por el concepto de patrimonializacin me refiere a los procesos y prcticas sociales, histricas y polticas de
sealar un objeto o una manifestacin como patrimonio (Daz, 2010).
Artculo
Para Therrien, la diferencia entre patrimonio material e inmaterial en Colom-
Andrs Forero bia ha sido manejada como una dicotoma entre un extremo oficialista y otro
extremo memorialista del patrimonio que lleva a que se exotice la diferencia
cultural. Se basa en la diferencia entre una cultura oficial con un legado mate-
rial y registrado y unas culturas particulares minoritarias con manifestaciones
cotidianas de cierto valor esttico. As, en vez de la conservacin de objetos que
haba sido la forma de accin clsica de coleccin museogrfica y de seleccin
patrimonial, ahora se induce al performance de los sujetos (Therrien, 2009). De
ah que para Alberto Abello, economista cartagenero y asesor de contenidos,
el Museo rompe con las narrativas hegemnicas de la regin (A. Abello, co-
municacin personal, marzo 14, 2011), al utilizar el patrimonio inmaterial para
visibilizar a unos pobladores regionales tnicamente marcados. Esto hace n-
fasis en la alteridad de pobladores especficos, en especial aquellos de orgenes
rurales, que encarnan la diversidad en sus formas de actuar y hablar.
12 Fals Borda fue influyente en el proceso de construccin del Museo debido a su participacin en las primeras
etapas de conformacin del comit cientfico. Sin embargo, su contribucin al guin y la actual exhibicin no
fue fuerte y es importante destacar que las inclinaciones polticas a la izquierda de Fals Borda son depuradas
en cualquier influencia que tiene sobre el Museo. Es destacable que, por nombrar un ejemplo, Gustavo Bell
en su presentacin de la nueva edicin de la Historia Doble de la Costa, haga una advertencia al lector de los
posibles mensajes polticos del autor, y que ms bien disfrute del texto como relato etnogrfico de la regin.
Entonces uno trata de explicar: Vamos a reemplazar ese producto por per-
sonas, imagnense que esas personas empiezan a casarse y que el producto de
Artculo
Andrs Forero ese hijo es al que llamamos mestizo, lo que somos todos nosotros hoy. Pero
siendo cuidadosos en decir no simplemente ese cruce de personas se le llama
mestizaje. Fue ms all, son intercambios de saberes, de sabores, de tradicio-
nes, de aromas, de conocimiento, de muchas cosas (J, Gonzlez, comunica-
cin personal, enero 11, 2011).
Esto contrasta con visiones sobre el mestizaje en las que, por el contrario, las
relaciones de contacto sexual no conducen a la identificacin y la armona por
el marco no oficial y violento en que se produjeron. Esto es un relato comn
sobre la violencia histrica de la colonia, algo que en varias ocasiones resul-
taba evidente para distintos visitantes con los que incurr en conversaciones.
Productores y guas generalmente no hacan referencias a estas narrativas o
Consideraciones finales
M
i objetivo principal en este artculo ha sido subrayar las especifici-
dades del proceso contemporneo de configuracin de identidades
a partir de la emergencia del Museo del Caribe en Barranquilla. Es
posible sealar que en el Caribe, a pesar de ser concientemente comprendida
como una regin marginal, las lites intelectuales y polticas que movilizan
los discursos de caribeidad regional tienen presencia en esferas nacionales y
Referencias
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Cunin, E. (2006). Escpate a un Mundo...Fuera de este Mundo: Turismo, globaliza-
Resumen
Los humanos conferimos a los objetos diversos sentidos: los nombramos, los acu-
mulamos, les otorgamos identidades, historias y los usamos. El coleccionismo es
una prctica, en principio, de la cultura occidental que no excluye coleccionismos
paralelos. El museo es la institucin moderna que denota autoridad la prctica de
coleccionar e incorpora representaciones. El presente artculo, teniendo en cuenta
la prctica de coleccionar, el museo y los objetos, se cuestiona en qu contexto lle-
gan los artefactos a la coleccin de etnograf a del Departamento de Antropologa
de la Universidad Nacional de Colombia, y qu son los objetos para las comunida-
des que los producen y/o usan?
Abstract
Humans imbue objects with meanings: we name them, accumulate them, assign
them identities, stories, and use them. Although collecting is a practice of Western
culture, this does not exclude the possibility of parallel ways of collecting. The mu-
seum is the modern institution that covers with authority this practice and incor-
porates representations. This article, takes into account the practice of collecting,
the museum and the objects to examine in which context the artifacts arrived at
the ethnographic collection of the Department of Anthropology at National Uni-
versity of Colombia (Universidad Nacional de Colombia) and what is their current
meaning to the communities that produce and/or use them.
S
egn Aurora Len (1990), el coleccionismo fue la gnesis de los mu-
Artculo seos. Los gabinetes de curiosidades atesoraron toda suerte de artefactos
Paula Senz Aguirre
y fueron la materia prima de los museos. Viajeros, misioneros, o ad-
ministradores coloniales recogieron bienes bajo la dinmica de dominacin
colonial; piezas que pertenecieron a las colecciones etnogrficas del siglo XIX
e inicios del XX, logrando un lugar en los museos europeos.
E
n dilogo con la genealoga de la antropologa en Colombia, y en ca-
mino para comprender la llegada de la coleccin etnogrfica al De-
partamento de Antropologa, es necesario ver quines fueron las(os)
El hecho de que Rivet hubiera sido el creador y primer director del Instituto
Etnolgico Nacional, tuvo una gran importancia con respecto a lo indgena.
Rivet era un americanista, y el Americanismo era lo indio, arqueolgico y et-
L
as(os) pioneras(os) que abrieron los institutos etnolgicos y museos,
fueron las(os) fundadoras(os) y profesoras(es) de las carreras de An-
tropologa. Acto seguido, fueron estas antroplogas(os) quienes dieron
clases y compartieron escenarios acadmicos con las personas que colectaron
los artefactos en la dcada del 80.
El profesor Horacio Calle, tambin haba ido regalando unos objetos trados
de la comunidad Uitoto del Encanto. Yo no recuerdo exactamente cules fue-
ron, pero s recuerdo que los entreg, trados tambin sin un orden y sin la
idea clara de hacer unas colecciones (Senz, comunicacin personal, 2011).
Ahora, demos una mirada a las personas que colectaron los objetos,
que de manera sistemtica y en convenio con Artesanas de Colombia, se
entregaron en 1986 al Departamento de Antropologa. De la siguiente forma,
narra su recorrido por su formacin universitaria Luis Guillermo Vasco:
Otra fue la suerte que corri Fernando Urbina al interesarse por el trabajo
de campo y las poblaciones indgenas, ya que Urbina tiene como pregrado
filosof a; y es, junto a Manuel Lucena, que realiza su primer acercamiento
al trabajo de campo etnogrfico con los Cofnes, en 1965. Lo comenta de la
siguiente forma:
ramos varios comandados por Manuel Lucena Salmoral (espaol), profesor
de Antropologa y de Historia; l haba hecho cursos de antropologa en Es-
paa, con prcticas de campo en frica. Antes del viaje al sur de Colombia, l
haba adelantado trabajos entre los Sikuanis y las gentes indgenas de la Sierra
Nevada de Santa Marta; era su primer viaje entre los Cofnes; despus hizo
otros. Ese viaje constituy mi primer encuentro con indgenas, en plan de et-
ngrafo (Senz, comunicacin personal, 2011).
Artculo
La llegada de los objetos etnogrficos, en 1986, se desarrolla de manera co-
Paula Senz Aguirre nexa al Laboratorio de etnograf a, que se reglamenta solo hasta 1988. Es el
estado germinal del futuro museo etnogrfico. Sin embargo, para infortunio
del Departamento de Antropologa, el espacio f sico fue obtenido por la Fa-
cultad de Arquitectura, actual Museo de Arquitectura Leopoldo Rother.
Fotografa 1
Seora Angelina, en su casa. Comunidad San Jos, Resguardo Cao Mochuelo,
Departamento del Casanare. Etnia Maiben Masiware.
Se puede ver el Sebucn, que se usa en el proceso productivo de la yuca brava. La
masa de yuca rayada tiene mucha agua, entonces para sacrsela y con esto el veneno,
se vierte en el interior del objeto, se exprime y de all se obtiene la harina del cazabe.
Fotografa de Paula Senz, 2012.
Fotografa 2
Sebucn, pieza de la Coleccin
Etnogrfica, Departamento de
Antropologa, Universidad Nacional de
Colombia.
Fotografa de Paula Senz, 2012.
Fotografa 4
Seora Lucinda, de la comunidad Uitoto,
Resguardo Km 11 va Leticia Tarapac,
Departamento del Amazonas.
Al igual que el Sebucn, el Matafro es
usado por las mujeres en el trabajo de
la yuca brava. Primero es cosechada la
yuca brava, despus se deja en agua, se
raya, se cuela y una vez se tiene la masa
se exprime con el Matafro, para obtener
de esta forma la harina que se tuesta en
un Budare (plato que se pone al fuego,
para cocinar el cazabe). De la harina que
no se usa para el cazabe porque es muy
gruesa, se tuesta y se obtiene la Faria
(para los indgenas de los llanos orienta-
les colombianos y noreste amaznico es
llamado Maoco).
Fotografa de Paula Senz, 2012.
Fotografa 6
Chok, (Ember Chami) adornado con
collares y aretes de plata, usado para
fermentar la chicha. Su decoracin
representa los ancestros; y a la mohana
(aribadabuarra).
Fotografa de por Luis Guillermo Vasco,
en la vereda La Betulia, municipio de
Belalczar, Departamento de Caldas,
1986.
A modo de conclusin
L
a existencia de la coleccin etnogrfica tiene claros antecedentes en la
generacin de las(os) pioneras(os), que a su vez son herederas(os) de la
antropologa europea, dada la relacin con Rivet y Reichel-Dolmatoff.
Los antecedentes se expusieron a travs de la genealoga de la disciplina an-
tropolgica en Colombia.
Podemos leer la coleccin etnogrfica como la gnesis del museo. Esta puede
leerse, tambin, como un gabinete de curiosidades, que es contenedora de
extraordinarios tesoros, pero que estn desligados de las comunidades pro-
ductoras y de los significados que le imprimen valor histrico, etnogrfico,
material, tcnico y documental.
Referencias
Adriana Muoz
Curadora de investigacin y documentacin,
Vrldskulturmuseerna, Suecia
[email protected]
Resumen
Este artculo discute si es posible hacer cambios en las prcticas internas de un
museo que contiene colecciones llamadas etnogrficas. En Gotemburgo, Suecia, el
museo provincial de Etnograf a se convirti en el Museo de la Cultura del Mundo.
Nuevas prcticas museales para exhibiciones, programa y educacin se comenza-
ron a implementar, pero es posible cambiar prcticas alrededor de la gestin e in-
terpretacin de los objetos?
Abstract
This article discusses whether it is possible to make changes in the practice of a
museum holding so called ethnographic collections. In Gothenburg, Sweden, the
Provincial Museum of Ethnography became the Museum of World Culture. New
museological practices for exhibitions, program, and education began to be imple-
mented, however, is it possible to change practices around the management and
interpretation of the objects?
E
l Museo de la Cultura del Mundo, Vrldskulturmuseet, fue creado por
decisin gubernamental en 1996, en 1999 se organiz su modelo admi-
Artculo
Adriana Muoz nistrativo y abri al pblico en un nuevo edificio en diciembre del ao
2004 (Muoz 2011). La decisin del gobierno sueco de crear un Museo de la
Cultura del Mundo estaba basada en un proyecto socialdemcrata, donde
cuestiones de inclusin social fueron una premisa. Este nuevo museo pas a
ser parte de una administracin central llamada Los Museos Nacionales de
la Cultura del Mundo, incluyendo tambin en la organizacin tres museos de
Estocolmo: El Museo de Etnograf a, Etnografiska museet, el Museo de Lejano
Oriente, stasiatiska Museet y el Museo del Mediterrneo, Medelhavsmuseet.
La plataforma del Museo de la Cultura del Mundo, el nico museo estatal con
sede en la segunda ciudad de Suecia, Gotemburgo, fue el museo provincial de
Etnograf a de la ciudad de Gotemburgo, Etnografiska Museet i Gteborg.1 El
nuevo museo, fundado por el gobierno, cont con las colecciones, el archivo,
la biblioteca y el personal del Museo Provincial de Etnograf a.
La nueva poltica de este museo, como se dijo antes de inclusin, fue muy de-
sarrollada en las exhibiciones y en el programa del mismo. En 2004 el museo
abre sus puertas al pblico con un repertorio de exposiciones donde temas
como inclusin, gnero, diversidad, voces mltiples, fueron no solo incluidas
sino que hicieron parte de una metodologa de trabajo dentro de los depar-
tamentos de programacin, de educacin, de exhibiciones, y parcialmente
de colecciones (Sandahl 2002; Sandahl 2005a; Sandahl 2005b; Sandahl 2007).
Desde 2011 una nueva organizacin se implement en los cuatro museos. Las
colecciones pasaron a ser administradas de forma central y coordinada. Cada
coleccin sigue en su lugar, pero ya no depende de cada museo sino de un
nivel horizontal que atraviesa todos los museos. Desde 2011 tambin cambi
el nombre y en vez de llamarse Departamento de Colecciones pas a llamarse
Departamento de Colecciones e Investigacin, Samlingar och Forskning.
En este artculo voy a presentar unos proyectos donde el objetivo fue ver la
prctica del manejo de colecciones y estudiar si es posible o no cambiarlas y
si el cambio es positivo o no.
1 Para mas informacion sobre la historia del museo ver Muoz (Muoz, 2011).
L
Adriana Muoz
a coleccin que se encuentra en Gotemburgo comez a llegar a la ciu-
dad hace ms de 100 aos (Muoz, 2011). Hoy, se calcula que la colec-
cin cuenta con aproximadamente 100 000 nmeros y alrededor del
75% de estos tienen origen en Amrica Latina. La coleccin boliviana es la
mayor pues es el 16% del total de la coleccin.
Desde 1999 esta coleccin pas a ser administrada por el Estado nacional sue-
co que tiene como una de sus premisas la representacin y discusin del mun-
do moderno por parte del museo. Una de las inquietudes que surgieron fue:
Se puede discutir el mundo de hoy con colecciones que tienen, en el mejor de
los casos, ms de 100 aos y otras que han sido consideradas arqueolgicas?
L
as colecciones en Gotemburgo, al igual que en muchos museos etno-
Artculo
Adriana Muoz grficos del mundo, estan clasificadas en Etnograficas y Arqueolgi-
cas. En el caso de Amrica, esto significa a grosso modo, que todo el
material pre-Conquista espaola est en la categora Arqueologa y todo el
material post-Conquista, como Etnograf a. No existe en el sistema de clasifi-
cacin Historia como categora alguna. Esto nos lleva a concluir que los pue-
blos americanos han sido considerados sin historia, al menos en este museo,
desde su creacin. Este fenmeno de desconectar la historia de los pueblos ha
sido discutido por Eric Wolf (1982) y en los ltimos aos por Cecilia Mendez-
Gastelumendi (1996, 2001). En la construccin de los estados nacionales (en
este caso sudamericanos), los pueblos que fueron excludos del proceso de
creacin de naciones-estados, quedaron includos en la categora Etnograf a,
se convirtieron en pueblos sin historia (Wolf, 1982), estticos en tiempo y
espacio (Fabian, 1983) y delimitados en un territorio (Condominas, 1977).2
El sistema de clasificacin del museo, implica una prctica terica-ideolgica
que no ha sido revisada en profundidad desde que se comenz a implemen-
tar en el caso de Gotemburgo, la gran clasificacin de las colecciones como
las usamos hoy es del periodo de la Segunda Guerra Mundial. La prctica
museolgica, de acuerdo con quienes trabajamos aqu, se ha entendido como
algo neutral. Desde que nos convertimos en el nuevo Museo de la Cultura del
Mundo, y tanto las exhibiciones como el programa comenzaron a cambiar,
nos vimos enfrentados a reflexionar sobre qu tipo de informacin, conoci-
miento y prctica transmitimos a la audiencia general.
E
Adriana Muoz
l primer proyecto que se comenz en el Museo de la Cultura del Mun-
do, basado solo en el estudio de las colecciones sin fines de producir
una exhibicin, fue el llamado The Power of Labelling, El poder de las
etiquetas, (Muoz, 2009; Muoz, 2011) en 2009. El objetivo de este proyecto
era discutir y reflexionar sobre qu es conocimiento y en especial el relaciona-
do con las colecciones clasificadas como Etnogrficas, porque el conocimien-
to producido en prcticas no acadmicas o culturales es siempre incorporado
con un adjetivo alternativo o subjetivo. Metodolgicamente, tratamos de in-
corporar en este proyecto prcticas decoloniales y para ello se invit a Walter
Mignolo a participar en un taller alrededor de la coleccin Nio Korin para
reflexionar sobre qu es conocimiento, revisar la clasificacin, descripcin
y presentacin de la coleccin y las implicaciones de esto en cuanto a la re-
produccin ideolgica de estas prcticas. Las otras personas invitadas fueron
Walter Alvarez Quispe, doctor en medicina y Kallawaya, y Beatriz Loza doc-
tora en historia. Tambin participaron curadores, conservadores del museo y
Staffan Jonsson profesor e investigador de teoras post coloniales. Tambin se
invit a la comunidad boliviana y latinoamericana que vive en Gotemburgo, y
se produjo un film sobre el taller.3
En 2012 se abri una exhibicin en el Museo de la Cultura del Mundo llama-
da: Wiphala: Identidad y Conflicto, basada en el material que se produjo en
este proyecto.4 Aqu se pudo observar que el tema de la clasificacin es una de
las claves para entender la exclusin. El hecho de que objetos estn clasifica-
dos bajo una categora los predispone a ser entendidos y presentados de esa
forma, generando un lmite interpretativo. Cuando decimos que un objeto es
Etnogrfico lo predisponemos a ser entendido de una forma y a representar
una idea. Si al mismo objeto lo clasificamos como historia, la lectura y la in-
terpretacin son diferentes y an ms distinta si lo clasificamos como arte.
Todo depende del marco terico cultural en el cual lo clasificamos.
El segundo proyecto, fue llamado The State of Things, El estado de las cosas,
y fue llevado a cabo en 2012. La idea de este fue tratar de responder algunas
preguntas que quedaron pendientes luego del primer proyecto. Como fue
observado, el tema de categoras y clasificacin, genera lmites y coarta la
posibilidad de interpretacion de las colecciones. En este segundo proyecto, la
idea era estudiar como las prcticas museales, lo que entendemos por prc-
ticas neutrales, generan tambin lmites en el manejo de colecciones y en la
posibilidad de tener prcticas inclusivas en el depsito del museo.
Este proyecto, al igual que el anterior, fue organizado en forma de taller donde
colecciones de los cuatro continentes se prepararon para que fueran estudia-
das por los investigadores. Durante una semana, ellos tuvieron libre acceso
a las colecciones, archivo, y biblioteca. Como parte del taller se realiz la
actividad de escribir textos para exhibiciones, organizado por Christine Han-
sen, post doc en la Universidad de Gotemburgo. Para este taller de escritura
fueron invitados curadores, comisarios de exhibiciones, poetas, periodisas
Artculo
En las primeras conversaciones entre los integrantes, lo primero qe surgi fue
Adriana Muoz el tema del impacto colonial, y como este ha generado no solo nuevas prcti-
cas culturales y/o identidades, sino tambin traumas que no han sido revisa-
dos por los museos. El trauma del colonialismo y neocolonialismo es un tema
actual, vivido en muchos lugares del mundo. No es un tema del pasado.
E
n este artculo se presentan solo dos objetos que fueron estudiados du-
rante el taller The State of Things. Estos se muestran como ejemplo de
piezas con gran contenido religioso que podran tener dos soluciones
diferentes. Tambin se presentan porque fueron los que nos obligaron a re-
visar nuestras prcticas en funcin de permitir la integracin de nuevos dis-
cursos, experiencias y conocimiento, no solo para las colecciones sino para el
personal del museo (como experiencia reflexiva).
En esta cita hay varias cosas interesantes como el hecho de que este conde
sueco descubriera un lugar en uso por los samis durante varias generacio-
nes. Ese es un tema recurrente dentro del discurso modernista y de expansin
colonial. Gente y objetos son descubiertos y presentados a la modernidad.
Para Sunna Kuoljok, era muy importante ver este sejte. El lugar descrito ha
sido territorio de la familia Kuoljok durante generaciones, hasta que por mo-
tivos econmicos del Estado sueco, los samis de la zona fueron trasladados a
otra rea. Los traslados y rehubicaciones son tambin un tema del impacto
colonial, el hecho de que pueblos son removidos de sus reas para que los re-
cursos naturales sean explotados por el estado y/o actores privados.
El reencuentro en el museo entre el sejte y Sunna fue muy emocional. Para
Sunna era el reunin con un ancestro, el cual deba ser puesto al da, ya que
durante casi 100 aos ha estado fuera de su hogar. Para nosotros en el museo
exigi un trabajo muy interesante. Sunna deba hacer una ofrenda al sejte, de-
ba ponerle grasa animal y tener un lugar privado donde poder reencontrarse.
En el depsito se organiz un espacio para ello y se consigui grasa animal.
Algo que vale la pena resaltarse es que debido contacto cotidiano del personal
del museo con el objeto, junto con los investigadores y el nivel de intimidad
que se haba generado, nadie se opuso al hecho de que el sejte fuera untado
con grasa, al contrario, fue un momento emotivo e ntimo para todos. Tuvi-
mos conversaciones interesantes sobre por qu generamos una distancia tan
grande entre objetos y sujetos. Para Sunna, es muy importante que este sejte
vuelva a su lugar y se reconecte con su gente, paisaje e historia.
El segundo objeto es un rewe (1938.04.0025), recolectado en Pelol, Temun-
co por el pastor Sueco Ivar Andersson-Igglund (Gteborgs Etnografiska Mu-
seum 1939, p. 55). Es sabido que los rewe son un objeto ritual muy importante
dentro del mundo Mapuche. Son la conexion entre la gente y el paisaje. La
informacin general dice que este rewe especficamente pertenecia a una ma-
chi. Las machis son mujeres poderosas, intermediarias entre el mundo Mapu-
Tanto Juana Paillalef como Sunna Kuoljok fueron muy generosas al compartir
su experiencia con el museo. Las historias aunque diferentes tienen muchos
puntos de contacto. Los dos provienen de reas donde el Estado nacional
(sueco y chileno) al constituirse excluyeron a los grupos originales (samis y
mapuches), sus objetos, su historia y su cultura o fue negada, expropiada,
descubierta o usada como trofeos (Muoz 2011, pp. 171174). Las dos his-
torias, la sejte y la rewe, nos cuentan la historia de expansiones colonialistas y
colonialismos internos. En ambos casos estos objetos sagrados fueron desco-
nectados de su medio y su gente para convertirse en trofeos museales.
El futuro de estos objetos puede ser diferente. Para Sunna Kuoljok es impor-
tante que el sejte vuelva a su lugar, a su tierra, y se reconecte con el pueblo
sami. Para Juana Paillalef el rewe puede quedar en Suecia, pero debe ser usa-
do por personas en dispora que necesitan generar un hogar y reconectarse
con la madre tierra en otro lugar del mundo.
T
Adriana Muoz
eoras post-coloniales comenzaron a surgir a fines de los aos 70, en
parte como repercusin de los trabajos de Frantz Fanon (1977; 1986)
que estaban basados en las experiencias de colonialismo y prcticas
anticoloniales. Ms tarde Edward Said (1985), Gayatri Spivak (1999) y Homi
Bhabha (1990; 1994) sern considerados autores que generan un discurso cr-
tico post-colonial. El trmino sugiere una resistencia a lo colonial asi como
tambin al discurso y a la forma en que el colonialismo ha formado y re-
producido culturas, reglas, costumbres, educacin. Los conceptos de otro
y de alteridad (otredad) son importantes herramientas para entender como
Occidente se consolid y gener una relacin mutua-dialctica entre coloni-
zadores y colonizados.
A nivel terico los trabajos de Walter Mignolo (Mignolo 2002b; Mignolo 2005),
Silvia Rivera Cusicanqui (Rivera Cusicanqui, 1987), Boaventura de Sousa San-
tos (de Sousa Santos, 2009) y Enrique Dussel (Dussel, 1994), son importantes
para entender como Amrica Latina se posiciona frente a situaciones transna-
En los proyectos llevados a cabo los ltimos aos, hemos estudiado como
la prctica museal fue establecida, sus orgenes y como la reprodujimos en
nuestro trabajo diario sin cuestionarla. El hecho de que no la cuestionamos le
da un aura de neutralidad. Muchas veces, estamos convencidos, que la prcti-
ca diaria de conservadores, curadores,y personal de museo es cientfica, por
lo tanto neutral, y no responde a ningun interes politico-ideolgico. Pero sin
revisamos tanto sus orgenes como lo que implica en el trabajo diario pode-
mos ver que reproducimos una prctica colonialista y muchas veces racista.
La ilusin de neutralidad nos da la posibilidad de accin sin reflexionar y sin
asumir responsabilidades.
8 Tambin han habido proyectos para asimilar la cultura Roman de Suecia, llamados Resande folk (Gente viajera).
En el segundo proyecto, vimos que las prcticas museales han tendido a exclur,
Artculo no solo conocimiento sino experiencias traumticas. Nuestra forma de mostrar
Adriana Muoz objetos, de registrar, de ponerlos en marcos cientficos nos ha llevado a lim-
piar todo lo que es molesto. En el caso del sejte o del rewe, no se menciona ni
se discute el hecho de que fueron sacados de su contexto, que no eran casos de
descubrimiento sino de apropiacin. Fueron momentos donde los pueblos,
tanto sami como mapuche, estaban siendo incorporados a la fuerza a proyectos
nacionales que los marginaban, sus alternativas eran ser asimilados y entregar
sus reas. En el museo estos objetos fueron trofeos presentados como parte de
descubrimientos, luego ignorados y depositados por muchos aos.
Apertura de la exhibicin Wiphala, identidad y conflicto, marzo 2012, producto del trabajo de investigacin
llamado The Power of Labelling, El poder de las etiquetas. La exhibicin se hizo con la cooperacin de la
comunidad. Foto de Vrldskulturmuseernas arkiv.
Referencias
Resumen
Este artculo pretende ilustrar algunos de los contextos en que fue creado el Museo
del 20 de Julio de 1810 (hoy denominado Museo de la Independencia Casa del
Florero) en el ao de1960, y asimismo presentar ciertos aspectos de la labor de re-
novacin integral que acometi la institucin en el marco de las conmemoraciones
del Bicentenario de la Independencia Nacional en el ao 2010.
Abstract
This article wants to enlighten some of the contexts in which the Museum of the
20th of July of 1810 (Museo del 20 de Julio de 1810) today called the Museum of In-
dependence-Vase House (Museo de la Independencia Casa del Florero) was crea-
ted in 1969. It also aims to present certain aspects in the comprehensive renovation
work that was undertaken by the institution in the frame on the commemoration of
the Bicentennial of our National Independence in 2010.
Artculo
Daniel Castro
Bentez
Presentacin
Camilo Snchez
Arango
E
l 26 de junio de 1985, el historiador y acadmico Guillermo Hernndez
de Alba escribi un texto titulado Crnica de la Fundacin del la Casa
Museo del 20 de julio de 1810, que fue publicado un ao ms tarde
en el Boletn de Historia y Antigedades, rgano divulgativo de la Academia
Colombiana de Historia. En l, daba cuenta de la fundacin de la Casa Museo
del 20 de Julio de 1810 en 1960. Esta revisin retrospectiva, en el marco de las
bodas de plata del museo, le permiti a Hernndez de Alba describir some-
ramente las ejecutorias que le daran cuerpo a la creacin de esa institucin y
al desarrollo de la misma durante ese perodo que abarcaba 25 aos.
Si la intencin planteada por Hernndez era hacer del museo un libro objetivo
de la historia de la independencia, en primera instancia nos lleva a interpretar
dicha intencin a partir de las formas en que esa memoria histrica se materia-
liza en el espacio del museo, y por otra parte la manera en que una circunstan-
cia conmemorativa como el sesquicentenario de la independencia se convirti
en catalizador de un momento poltico que us esa memoria para producir un
mensaje deliberado y que pretenda asumir una aparente objetividad.
Si bien dicho mensaje perdur casi intacto durante los primeros 25 aos de
funcionamiento de la institucin por razn de la tutela de Hernndez de
Alba, esta misma intencin afect y demarc las siguientes administraciones
debido al carcter mismo que le fue impuesto al museo desde sus inicios al
ser reconocido como un lugar de carcter devocional, reservado y en cierta
Por consiguiente, este artculo presenta los resultados generales de estas dos
tareas que permitieron que un museo como el del 20 de Julio de 1810 rein-
terpretara el pasado a partir de una mirada contempornea sobre los temas
de la memoria histrica, las conmemoraciones y la participacin ciudadana.
E
l primer objetivo de la investigacin consisti en determinar cules fue-
ron las condiciones y motivaciones para que se instaurara en esa casa de
la esquina nororiental de la Plaza de Bolvar en Bogot un museo sobre
ese tema y preguntarse cmo era entendido el concepto de museo nacional e
internacionalmente en el momento de su creacin y posterior desarrollo du-
rante la segunda mitad del siglo XX. Y tambin era identificar quines fueron
algunos de los agentes individuales y colectivos que le dieron forma a esa ini-
ciativa e indagar sobre las intenciones polticas e ideolgicas que subyacan a
la idea de creacin del museo. Y ms importante an, determinar qu tipo de
1 Aunque la produccin historiogrfica reciente en el marco de las conmemoraciones del Bicentenario de la In-
dependencia de Colombia ha optado por reconocer el fenmeno de proceso histrico, antes que el de perodo
histrico, se escoge la segunda categora por corresponder a la forma en que era reconocido y abordado ese
momento tanto por los agentes individuales e institucionales que le dieron forma al Museo del 20 de Julio de
1810 desde su creacin y desarrollo en las cuatro ltimas dcadas del siglo XX.
Artculo Una de las respuestas a este ltimo interrogante identific que lo sucedido en
Daniel Castro los primeros 40 aos de desarrollo de esa institucin fue elaborar, preservar
Bentez
y comunicar un tipo de memoria que oscil entre la literalidad y la ejempla-
Camilo Snchez
Arango ridad (categoras elaboradas por T. Todorov2) adems de haberse convertido
en un lugar legitimador de una minora cultural y poltica bogotana.
Por otra parte fue fcilmente comprobable que ese grupo social que ostenta-
ba el poder en varios mbitos de la vida del pas y que le dara vida al museo,
vio cmo otras maneras de aproximarse e interpretar la historia nacional se
constituyeron en una amenaza a la iniciativa original de crear un lugar don-
de la memoria histrica concebida por ellos mismos no deba cuestionarse,
lo cual blind a la institucin de aproximaciones diferentes a la propuesta
de quienes lo fundaron, y por ende a que ella misma quedara anclada en un
pasado parcial y fragmentado. Finalmente dicha posicin tradicionalista per-
miti que los avances de la ciencia museolgica que se desarroll con gran
auge en la segunda mitad del siglo XX en el mundo, escasamente afectaran
su dinmica por esa identificacin y afincamiento de una memoria histrica
literal y ejemplar sobre la independencia.
2 Vale la pena recordar que, si bien Todorov enmarca su reflexin sobre el uso y el abuso de la memoria en fun-
cin de los procesos de justicia a partir de la revisin de pasados dolorosos en contextos totalitarios, y a partir
de all decide explorar una hiptesis que es la de fundar la crtica de los usos de la memoria en la distincin
entre diversas formas de reminiscencia se ha querido en este trabajo identificar esas categoras como formas
de reminiscencia que no necesariamente estn vinculadas a un pasado doloroso. En esa tarea Todorov iden-
tifica esas dos categoras que ha denominado como la memoria literal y la memoria ejemplar. Por una parte,
la categora denominada memoria literal, en la que el acontecimiento recuperado permanece intransitivo y no
conduce ms all de s mismo. En ese ejercicio, se subrayan las causas y las consecuencias de ese acto en el
que se somete el presente al pasado, en la medida en que se establece un vnculo entre el ser que fue testigo
o tuvo vinculacin directa en los sucesos originarios y el ser que es ahora, para extender las consecuencias del
origen de esa recordacin a todos y cada uno de los instantes de su existencia. Por otra parte y sin negar la
singularidad del suceso originario que se pretende rememorar o evocar, se decide que, una vez recuperado el
hecho, es posible servirse de l como un modelo para comprender situaciones nuevas, con agentes diferentes.
Ese segundo nivel se potencializa an ms, cuando la conducta pasa del mbito privado a la esfera pblica.
Es aqu donde ese recuerdo se abre a la analoga y a la generalizacin y se construye un ejemplo, del cual se
busca extraer una leccin. Es en este punto donde se configura la categora de memoria ejemplar.
L
as entidades musesticas ms tradicionales han basado su razn de ser
Artculo
Daniel Castro en los conjuntos de patrimonio material que conforman sus coleccio-
Bentez
nes. Frente a lo anterior cabe resaltar que para el caso del Museo del 20
Camilo Snchez
Arango de Julio de 1810, esta labor recay en una serie de personas identificadas con
los crculos de poder poltico, social y cultural de Bogot y el pas. La mayora
de ellos pertenecan a la Academia Colombiana de Historia, entidad que los
acogi en sus dinmicas de reconocimiento de hombres doctos y diligentes
que tuvieran inters en contribuir al estudio de la historia en nuestro pas. En
ese grupo inicial cabe destacar a Eduardo Santos, expresidente de la repbli-
ca, Guillermo Hernndez de Alba, quien se auto design director fundador
del Museo y Luis Morales Gmez, descendiente por lnea directa de los her-
manos Morales, protagonistas de la reyerta de 1810, y quien fue Ministro de
Hacienda del gobierno de Gustavo Rojas Pinilla.
Conservar: de ruina a
monumento
S
i el aparte anterior hizo una breve revisin
de algunos de los actores individuales del
proceso de configuracin del museo, en
este punto se hace referencia al principal actor
institucional como fue la Academia Colombia-
na de Historia. Esta entidad creada en 1903, fue
determinante en la definicin de lineamientos
para la comprensin, estudio y circulacin de los
contenidos histricos en Colombia. Ello afect
de manera muy particular la iniciativa de crea-
cin del museo, en el que el mensaje histrico
estaba muy vinculado a la activacin de la me-
moria ejemplarizante y moralista.
A
Artculo partir de la segunda mitad del siglo XX, el pas asisti a una serie de
Daniel Castro cambios que ya se han sealado, como el caso de la voluntad moderni-
Bentez
zadora versus la postura conservacionista, en el caso de la adecuacin
Camilo Snchez
Arango del inmueble. Paralelamente cabe recordar que tambin los cambios polti-
cos suscitados con la cada de Rojas Pinilla y la creacin del Frente Nacional,
fueron condicionantes para que se limitaran las opciones de participacin de
otros actores polticos de los cuales los grupos de izquierda vieron limitada su
intervencin pblica. Algunos efectos de estas circunstancias se evidenciaron
en el campo acadmico, luego de los intentos de transformacin liderada por
un grupo de intelectuales formados en Ciencias Sociales en el exterior, como
Jaime Jaramillo Uribe, y quienes a su regreso al pas decidieron formalizar los
procesos de enseanza de la historia a nivel universitario. Esto condujo a que
un grupo de jvenes comenzaran su formacin bajo parmetros diferentes a
los que haban imperado en el pas en la primera mitad del siglo y que se en-
contraban identificados con teoras y modelos conceptuales y metodolgicos
que se alejaban de la labor de los acadmicos tradicionales.
S
i bien, la tarea de un museo es la de investigar y conservar conjuntos
patrimoniales, es tambin suya la de poner en circulacin los resultados
de esas tareas. Es pues, en este punto donde es importante sealar al-
gunos de los contextos en los que el museo realiz esa labor. Uno de ellos fue
el texto de Jos Mara Henao y Gerardo Arrubla, que naci de un contexto
conmemorativo de la misma manera que lo haba sido el Museo en 1960. Las
celebraciones del centenario y sesquicentenario de la Independencia llevaron
a las lites polticas y culturales a crear nuevos referentes de rememoracin y
recordacin histrica, y con ms razn por el hecho de haber sido conmemo-
raciones que estaban cercanas al fin de procesos blicos y de confrontaciones
polticas como la Guerra de los Mil Das y derrocamiento de Gustavo Rojas
Por otra parte, esa narrativa que se circunscriba a los hechos y las fechas y
la cual generaba claras secuencias cronolgicas, estaba centrada en los pro-
tagonistas de esos hechos y acontecimientos. Adems es importante resaltar
el hecho en el cual la historia descrita en los libros de texto que tcitamen-
te se identificaba con la narrativa que Hernndez de Alba impuso desde el
primer momento en el Museo y que solo tuvo unas leves variaciones en la
nominacin de algunas salas, estaba representada en esas publicaciones di-
rigidas a la educacin formal, muchas de ellas complementada por un grupo
nutrido de retratos de personajes, los cuales hacan parte de las colecciones
del mismo museo. Es decir que el museo sirvi como ilustrador de muchos
de los discursos presentados en los libros de texto por medio de piezas de sus
colecciones. Lo que no se logr determinar por no tener fuentes suficientes,
fue la recepcin de dichas imgenes en los grupos estudiantiles y si esto con-
dujo a visitas comprobatorias de ese material grfico en el espacio f sico del
museo. Otro aspecto de relevancia fue la manera de identificar a los hroes
y personajes de la Independencia con una serie de atributos ejemplarizantes
que a su vez eran reconocidos por las imgenes que el museo posea. Una
vez ms literalidad y ejemplar dialogaban para enviar un mensaje de lectura
histrica y de memoria.
La Patria en vitrina
L
a verdad ante todo que ha sido el lema de la Academia de Historia fue
durante esos 40 aos una consigna que permaneci omnipresente en
la tarea del Museo, en las cuales el discurso, los objetos y la voluntad
Vista de la denominada Sala del Florero con el montaje de Guillermo Hernndez de Alba. Foto de Movifoto.
Sala Eduardo Sala Eduardo Sala Eduard Sala del Sala de Bolvar Sala de
Santos Santos Santos Libertador MEMORIA Refuerzo
MEMORIA MEMORIA MEMORIA MEMORIA LITERAL/ MEMORIA
EJEMPLAR EJEMPLAR EJEMPLAR LITERAL/ EJEMPLAR EJEMPLAR
EJEMPLAR
Oratorio Oratorio Oratorio
MEMORIA MEMORIA MEMORIA
LITERAL/ LITERAL/ LITERAL/
EJEMPLAR EJEMPLAR EJEMPLAR
T
al como se vio anteriormente, desde su fundacin y hasta el final del
siglo pasado, las salas de exhibicin no tuvieron cambios significativos
y mantuvieron el carcter de ser un libro abierto segn la intencin
de su fundador, por lo que en consecuencia, el Museo recibi el nuevo mile-
nio como un espacio anacrnico de exclusiva veneracin a los hroes patrios
y con una mirada tradicional de la historia. Un cambio era absolutamente
necesario.
Frente a ello, es importante recordar que los museos siempre son acusados
de ser instituciones obsoletas, que no se mantienen al ritmo de una sociedad
cambiante. Cuando se le pregunta al pblico acerca de sus expectativas de
cambio con relacin a los museos, la mayora opina que estos nunca deberan
transformarse o que el cambio y el progreso debera ser una cuestin ms
inmediata y cosmtica: decisiones simples que implican cambio de vitri-
nas, un novedoso diseo grfico y el uso de nuevos materiales y tecnologas.
El pblico exige un lugar confortable y sobre todo, estticamente hermoso,
una mezcla entre parque de atracciones y centro comercial. Sin embargo, las
Artculo Para el caso del Museo del 20 de Julio de 1810, en 2000, se pens en una reor-
Daniel Castro ganizacin total del Museo y de la forma en que este debera cambiar. Surgi
Bentez
as una primera propuesta de renovacin integral inscrita dentro del primer
Camilo Snchez
Arango modelo mencionado con anterioridad, en el que el componente fundamental
era la renovacin de los contenidos del Museo. Mientras que el guin original
(1960) contaba con una serie de salas que fueron concebidas por el Direc-
tor-Fundador, la nueva propuesta concebida en 2000, aunque denotaba un
cambio en la organizacin general del Museo y en el enfoque expositivo, no
representaba un cambio profundo en cuanto a la forma de narrar la historia
pues segua siendo estrictamente lineal, aunque se trat de incluir nuevos
temas como sala de los movimientos juntistas, la de las ciudades y el terri-
torio, y la sala del fracaso de la guerra contra realistas, entre otros temas del
perodo.
3 Museo del 20 de Julio (2003). Todo por un florero? Nuevas representaciones de la Independencia para el siglo XXI. Colo-
quio llevado a cabo en el Museo del 20 de Julio, Bogot.
Museo 20 de Julio (2004): Dilogos transdisciplinarios I: arte, antropologa y religin.
Museo 20 de Julio (2005): Dilogos transdisciplinarios II: ciencia, historia y filosofa.
Museo 20 de Julio (2006): Dilogos transdisciplinarios III: Minoras tnicas.
L
Artculo
a primera de estas iniciativas concretas fue la creacin de un lugar de-
Daniel Castro nominado El espacio independiente (2003 2008), transformndo-
Bentez
se una de las salas del Museo en un espacio de actividades que iban
Camilo Snchez
Arango desde el cuestionamiento de conceptos bsicos en cuanto a la tarea del Mu-
seo como guardin del patrimonio4, hasta la activacin de un pensamiento
independiente5 por medio de la insercin de temas contemporneos del m-
bito pblico y privado.
4 En una parte de la sala se exhiban, por ejemplo, una silla original y una copia moderna para preguntarle al
pblico cul era su opinin acerca del uso de reproducciones en lugar de originales, pregunta que suscitaba
toda clase de reacciones a favor y en contra
5 Era permitido usar uno de los sofs de la coleccin del Museo bajo la premisa sinte(a)se independiente, que
planteaba un juego de palabras entre sentarse y sentirse.
6 Por ejemplo, la sala Acta de la Independencia se re-nomin sala Independencia en el Acto?; la sala Pr-
ceres pas a ser la sala Vecinos y vasallos; la sala Heronas como sala Femenina es la Independencia; y
la sala Junta Suprema cambi a Con derecho a opinar.
E
n 2008 se empez a disear un nuevo esquema conceptual del Museo
basado en los resultados de las iniciativas citadas anteriormente. A par-
tir de los resultados de la consulta pblica, y para terminar de configu-
rar el proyecto, se adelantaron dos mesas de carcter transdiciplinar9 en las
que participaron historiadores, antroplogos, conservadores, muselogos,
musegrafos, artistas, comunicadores sociales, estudiantes y acadmicos.10
Esquema de
las lneas de
investigacin
producto de
los procesos
participativos
y las mesas
transdisciplinarias,
previa renovacin
del ao 2010.
Diagrama de
Camilo Snchez
Arango.
Esto con el fin de generar tensin en el visitante al obligarlo a hacer una elec-
cin de recorrido (la Independencia es, despus de todo, una eleccin que
implica decisin). Estas rutas buscan encontrarse en un espacio central en el
que la tensin narrativa alcanza su mximo punto en una sala que presenta al
objeto emblemtico (el Florero), para luego ingresar en sentido contrario a la
ruta que no fue elegida desde un comienzo para as tener el panorama com-
pleto de la narracin del Museo. La mejor manera de ilustrar esta intencin
la encontramos en la cinta de Mbius.11
Tener elementos sorpresa: preguntas comprometedoras y crticas acerca del estado actual del legado inde-
pendentista.
Incluir intervenciones artsticas crticas.
Hacer una aproximacin sensorial al evento de independencia.
Incluir la historia de la casa: La casa y la Plaza.
Exhibir lo que (no) nos han contado.
Incluir el tema de la conmemoracin y celebracin en la historia.
11 Es una superficie con una sola cara y un solo borde, o componente de contorno, que tiene la propiedad ma-
temtica de ser un objeto no orientable, y la cual debe su nombre al matemtico alemn August Ferdinand
Mbius (1790-1868).
Pico y pala
M
ientras se llevaba a cabo la formulacin de la propuesta se adelanta-
ron los estudios tcnicos arquitectnicos del inmueble para su res-
tauracin por parte del Ministerio de Cultura, ente gubernamental
al que pertenece el Museo. Estos concluyeron que adems de restaurar los
vestigios arquitectnicos de la casa colonial, se hace necesario demoler la
parte del Museo aadida en 1960, para dar lugar a un edificio contemporneo
que le permita al Museo crecer en rea de exhibicin y ofrecer al pblico to-
dos los servicios que demanda. Sin embargo, el costo de este proyecto supe-
raba el presupuesto disponible para el Bicentenario y por tal razn se decidi
intervenir solo la casa original, que adems de la readecuacin de espacios
requera un reforzamiento estructural y antissmico y el cambio de nivel en
algunas de las cubiertas.
D
el diseo museogrfico se encarg a la compaa brasilera Magne-
toscopio, bajo la direccin de Marcello Dantas, quien haba reciente-
mente trabajado con mucho xito en otra propuesta novedosa para
un museo ubicado en Barranquilla, zona norte de Colombia, y que se deno-
min Museo del Caribe. El proceso a seguir fue el resultado de un ejercicio
de sinergia entre el equipo del Museo de la Independencia en Bogot y la
compaa de Dantas en San Pablo. Los diseos enviados desde Brasil eran
evaluados y aprobados en Colombia por el equipo del Museo de la Indepen-
dencia y del Ministerio de Cultura.
Este ltimo punto fue en especial traumtico, dado que el Museo no estaba
acostumbrado al lenguaje y requerimientos tcnicos de los productores au-
diovisuales. Luego de muchas jornadas extenuantes de trabajo con los pro-
ductores, en las que pareca que no se avanzara en lo ms mnimo, ya que
la discusin se centraba solamente en la sensacin visual de los videos e
interactivos (sin hablar de sus contenidos), finalmente y con mucho esfuerzo
se establecieron todos los parmetros de produccin audiovisual. Al mismo
tiempo, se inici la produccin museogrfica, que implicaba poner a todos los
proveedores a hablar un mismo idioma y a entender el proyecto de manera
ms global, en lugar de que cada uno se encargara solamente de su parte. En
este proceso el Museo actu como intermediario y facilitador de todas esas
conexiones con el objetivo de lograr un producto final coherente y uniforme
en el menor tiempo posible.
Los resultados
F
inalmente, luego de desvelos continuos en las etapas de produccin y
montaje museogrfico (que se realiz simultneamente a la finalizacin
de la obra f sica), el Museo se reinaugur un da antes de la fecha lmite
con el consabido acto protocolario. Al da siguiente, y en la celebracin del
Bicentenario, el Museo abri sus puertas al pblico, que asisti masivamente.
Ese da sirvi como termmetro para evaluar los problemas no previstos, las
estrategias logsticas y todas las dems eventualidades que son dif ciles de
pronosticar antes de enfrentarse a los visitantes.
La semana siguiente, el Museo se cerr al pblico para realizar todos los ajus-
tes necesarios y a la vez, para llevar a cabo una serie de pre aperturas a grupos
de pblico especficos, de especial inters para el Museo. Se llevaron a cabo,
en das consecutivos, eventos para todos los obreros (y sus familias) que par-
ticiparon en la restauracin de la casa, los contratistas (y sus familias) que
participaron en la produccin museogrfica, las familias de todos los emplea-
Hoy, los comentarios que recibimos son, en su gran mayora, muy positivos.14
Gran parte de los visitantes aceptan la inclusin de dispositivos interactivos
y hay una percepcin de que es un espacio nuevo, valorado positivamente
como una experiencia enriquecedora y crtica. Sin embargo, hay gente que
se queja por algunos cambios e incluso hay quienes aoran el viejo Museo. Y
14 En el ao 2011 se realiz un estudio para evaluar la percepcin del pblico frente a la renovacin integral,
que fue liderado por Lorena Garay, estudiante de antropologa de la Universidad de los Andes, acompaada
del equipo directivo del museo. Los resultados y el documento se encuentran inditos y no publicado hasta la
fecha.
Artculo
Quienes se quejan en su mayora argumentan que la visita no fue guiada (ello
Daniel Castro nos lleva a deducir que en el fondo se niegan a ser independientes), otros di-
Bentez
cen que ya no hay tantos objetos expuestos como antes (muchos de los cuales
Camilo Snchez
Arango fueron cuadros y miniaturas mandadas a hacer al estilo colonial en 1960
para llenar vacios en el guin original, e incluso otros tantos lamentan que el
rea de exhibicin fue acortada cuando en realidad se ampli de 331 m2 a 377
m2 a pesar de todas las limitantes presupuestales que se expusieron.
Sin embargo, lo ms importante para el Museo ha sido la activacin de di-
versos grupos sociales que antes no reparaban en el Museo. Por ejemplo, en
noviembre de 2010, el Museo recibi un derecho de peticin de los abogados
que manejan los casos de las personas desaparecidas en el Palacio de Justicia.
Ellos pedan que fuera retirado el casco del General Plazas Vega15 de la exhi-
bicin porque consideraban que ese objeto no era digno de ser exhibido al
lado de las fotos de los desaparecidos en la toma, o en su defecto, incluir la
sentencia en contra de este personaje, a lo cual el Museo tuvo que responder
de manera negativa, ya que consideraba que la pieza representa a uno de los
protagonistas de los hechos y legalmente no poda exhibir la sentencia, ya que
se encuentra jurdicamente en su primera instancia.
Ese tipo de peticin que es una incomodidad tambin se convierte en una reac-
cin positiva, porque despus de todo, aunque tal vez sea la manifestacin de
que al Museo pareciera hacerle falta algo en su mensaje, en el fondo responde a
una activacin positiva del pblico, que inclusive, en un momento de inconfor-
midad, recurre a una herramienta legal para luchar por sus derechos, algo que
al fin y al cabo, es la esencia del ser ciudadano e independiente. El Museo activ
al pblico, y sin lugar a dudas, preferimos recibir comentarios de este tipo cada
semana, a no tener reaccin alguna frente a todo el esfuerzo realizado.
Conclusiones
L
a definicin de un museo como entidad permanente al servicio de la
sociedad y su desarrollo plantea una aparente paradoja, a la luz del pre-
sente escrito. Hablar de renovacin en una institucin museal pareciera
Por consiguiente, la gran leccin que deja este proceso de renovacin integral
para Museo de la Independencia es la siguiente: si un museo se debe a la so-
ciedad en la que est inscrito, y por naturaleza esta sociedad se transforma, el
museo est en la obligacin de integrar esas transformaciones sociales en su
dinmica institucional, contenidos y formas de comunicacin. Solo as tendr
verdadero sentido la comprensin de los procesos histricos por parte de los
ciudadanos a quienes convocamos participativamente y a quienes dirigimos
todas nuestras tareas y esfuerzo da tras da y en las que una nueva dimensin
de memoria histrica se pone en evidencia, al estar esta ltima vinculada a los
procesos de participacin y atencin a las inquietudes, expectativas y nece-
sidades de los visitantes, que ms que pasajeros observadores de procesos de
representacin inscritos en un museo, son para el caso particular del Museo
de la Independencia, identificados como activos y dinmicos ciudadanos a
quienes debemos concentrar nuestra labor.
20 de febrero de 2013
Objetivos especficos
Renovar la representacin de la nacin en el Museo
Incluir mltiples voces que den cuenta de su diversidad cultural y natural
Poner en dilogo las cuatro colecciones
Actualizar la forma de comunicar a los distintos pblicos
Antecedentes
Inclusin de otros aspectos
Diseo del
de la cultura en la
guin actual
narracin
Ctedras de historia
Estudios de pblico
Constitucin Consulta Comit Preguiones
Poltica nacional Exposiciones temporales asesor
Exposiciones itinerantes
1989 1991 1999 2000 2001 2001 2010 2011 2011 2012 2013
2003 2013 2011 2012 2012
Talleres, seminarios,
simposios y coloquios Plan estratgico Propuesta de Reestructuracin
Curaduras Guiones
nacionales e internacionales polticas para las
y mesas de trabajo Salas renovadas salas permanentes
Qu es un guin museolgico?
mediante en para
Objetos Diversos
Relato Imgenes El espacio
pbicos
Textos
Equipo de Equipo de
investigadores diseo
curadores museogrfico
Metodologa
Tercer piso:
Espiritualidad y religiosidades. Lenguajes de creacin
E
l Parque Arqueolgico de San Agustn tiene una historia que va ms
all de su creacin en el ao de 1931 a travs del Artculo 8 de la Ley
103 del 6 de octubre. En l se faculta al Gobierno Nacional para com-
prar los terrenos de las regiones de San Agustn, Pitalito, del Alto Magdalena
con el objeto de transformarlos en un parque nacional y de este modo Los
templetes, sepulcros y su contenido, estatuas, lajas, estelas y piedras labra-
das, as como los objetos de oro, alfarera, y dems utensilios indgenas que
puedan ser utilizados para estudios arqueolgicos y etnolgicos, se declaran
pertenecientes al Monumento Nacional del Alto Magdalena y San Agustn
esto, con el fin de fomentar la conservacin de los monumentos arqueo-
lgicos de San Agustn (Huila). Para algunos otros, incluyendo el Instituto
Colombiano de Antropologa e Historia, ICANH, esto se relaciona con otra
fecha especfica, 1913, cuando el antroplogo Konrad Theodor Preuss visita
la regin por algunos meses y realiza las primeras excavaciones cientficas en
la zona arqueolgica, siguiendo el camino trazado por la Comisin Corogr-
fica y Carlos Cuervo Mrquez. El trabajo realizado por Preuss sirvi de base
para los investigadores que durante el siglo XX y esta primera dcada del siglo
XXI han trabajado en esta zona arqueolgica.
NOTICIAS
Desde 2011 los museos comunitarios colombianos, y del resto del mundo,
cuentan con un excelente blog gestionado por Anglica Nuez, el cual bus-
ca "fortalecer la comunicacin entre lderes comunitarios con iniciativas de
apropiacin de patrimonio cultural y recuperacin de la memoria en comu-
nidades locales en Colombia, bajo la idea de museos". Para mayor informa-
cin y detalles los invitamos a visitar:
museoscomunitariosencolombia.blogspot.com
1 Tanto en las imgenes, como en las fichas tcnicas es posible entender el rol de la mujer en esta sociedad:
dentro del matrimonio, la mujer se convierte en una posesin del esposo y de su familia en donde no tendr
participacin de la vida poltica, religiosa y no contar con un puesto en el teatro.
E
l Banco Nacional de Mxico, Fomento Cultural Banamex y la Funda-
cin Roberto Hernndez Ramrez iniciaron en 2007 un proyecto de
investigacin en 22 pases iberoamericanos para explorar, reconocer,
adquirir, gestionar y llevar a Mxico 4227 objetos de altsima calidad esttica
y maestra en su elaboracin por parte de maestros de arte popular de Ibe-
Fiesta del Buey de
roamrica. El programa busc adquirir los mejores objetos de cada artesano,
Antonio Rodrguez en promedio cuatro o cinco por cada uno. La investigadora y curadora Cn-
da Silva, Caruaru, dida Fernndez de Caldern realiz 30 viajes para lograr este proyecto mag-
Pernambuco,
Brasil.
nfico cuya exposicin se exhibe en Bogot, gracias al inters de Artesanas de
Colombia, que financi su realizacin as como otras instituciones pblicas y
Foto de Clara
Isabel Botero. privadas colombianas y mexicanas.
Barcos elaborados por diversas comunidades. En segundo plano aparecen varios Barcos de los
espritus elaborados por indgenas Noanam, Choc, Colombia.
Foto de Clara Isabel Botero.
Jaguares de
Juana Gmez
Ramrez,
Amatenango del
Valle, Chiapas,
Mxico.
Foto de Clara
Isabel Botero.
Un matrimonio, segn la artista popular Isabel Mndes da Cunha, Santana do Aracua, Minas Gerais, Brasil.
Foto de Clara Isabel Botero.
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f as) debe indicarse en el texto de modo directo o entre parntesis. Debe
estar numerado consecutivamente (figura 1, mapa 1, cuadro 1, etc.) e in-
cluir la fuente y el ttulo.
PARMETROS Las citas textuales de ms de cuatro lneas o que deban destacarse se escri-
para la presentacin birn en prrafo aparte, sangrado a la izquierda. Las que se incluyan dentro
de originales
del texto irn entre comillas.
Referencias
Las referencias deben incluirse al final de todos los trabajos, en estricto orden
alfabtico. El Boletn utiliza las normas APA de citacin y referencia.
Forma bsica
Material electrnico
World Wide Web (WWW) y textos electrnicos
Publicacin peridica
Listas de discusin
RRECOME. (1995, abril 1). Top ten rules of film criticism. Discussions on All
Forms of Cinema [Online]. Disponible E-mail: [email protected]
[1995, abril 1].
NASA. (1997). Briefing on phase III of Lunar-Mars life support test project
[Audio en lnea]. Disponible: http://www.nasa.gov/sts-85/images/ [Consulta:
1998, Marzo 2].
Van Gogh, V. (1888). Entrance to the publics gardens in Arles [Pintura]. New
York: Metropolitan Museum of Art.
Sobre la exposicin
La resea debe demostrar a qu campo de las ciencias sociales pertenece
la exposicin y cul es su importancia en el contexto del conocimiento
nacional.
Como tema final de la resea, es importante advertir los logros y las defi-
ciencias de la exposicin. Asmismo, considerar cules son las preguntas
que deja planteadas y que pueden dar lugar a una mayor profundizacin
sobre el tema de la exposicin.
Sobre la resea
Reseas de libros
Baukara es una revista de divulgacin sobre la historia y la antropologa de
la antropologa. La preocupacin central de sus artculos y sus reseas es ex-
plorar cmo se puede interrogar a la antropologa como fenmeno cultural,
social, poltico, histrico y epistemolgico. Las aproximaciones hacia lo que se
define como antropologa hace parte de este inters pues la definicin de las
investigaciones inspiradas en la historia de la antropologa (en su sentido disci-
plinar) han derivado en indagaciones sobre el arte, las trayectorias biogrficas
y el lugar de la alteridad en el pensamiento occidental. As pues, las reseas de
Baukara tienen una restriccin temtica: investigaciones sobre la historia de la
antropologa. Pero esta delimitacin es tambin una apertura: es una invitacin
a ampliar el corpus de lecturas que pueden ayudar a entener la complejidad de
la antropologa. En esa lnea, las reseas que quisiramos incluir en Baukara
deben responder tanto a las exigencias formales de una resea ejemplar como
a las preguntas propias de un boletn dedicado a la historia de la antropologa.
Sobre el texto
R E V I S TA D E A N T R O P O L O G I A Y A R Q U E O L O G I A
N
Claudia Steiner ..................................................................... 11
P
E : ,
Pablo Jaramillo ..................................................................... 13
M
E C
Liu Xin .................................................................................... 27
L W C
:
George E. Marcus ................................................................. 59
P
L
. V
G
Lieselotte Viaene .................................................................. 85
R A A:
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B U
Andr Cicalo ........................................................................ 113 ANTPODA
S, , REVISTA DE ANTROPOLOGIA
: L Y ARQUEOLOGA
N 16 ENERO - JUNIO 2013
S ISSN 1900 5407
() http://antipoda.uniandes.edu.co
Sebastin Gmez Ruz ...................................................... 135 ISSN (versin electrnica) 2011-4273
L
,
Janeth Rojas Contreras..................................................... 157 REVISTA DEL DEPARTAMENTO
DE ANTROPOLOGA DE LA FACULTAD
P DE CIENCIAS SOCIALES
T UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
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