La Oralidad Como Herramienta
La Oralidad Como Herramienta
La Oralidad Como Herramienta
Resumen
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Introduccin
La Nueva Ley Procesal del Trabajo involucra diversas tareas muchas de las
cuales debern ser atendidas por el Poder Judicial, el Tribunal Constitucio-
nal, la Academia Nacional de la Magistratura, el Ministerio de Justicia, el
Ministerio de Trabajo y Promocin del Empleo, las universidades, pblicas
y privadas, y los gremios de trabajadores y empleadores.
A decir de Cappelletti esto ocurri en casi toda Europa, con gran determi-
nacin en los ordenamientos alemn y austriaco y, con menor intensidad, en
Francia e Italia; sin embargo agrega no ocurri en Espaa. Slo en cuanto
al Proceso Civil espaol, sera probablemente muy aventurado hablar toda-
va hoy [1973] de una aceptacin de la idea de oralidad; (...) (Cappelletti,
2006, 63).
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As, Morales Godo (2009), 6.
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Publicada en El Peruano el 24 de junio de 1996. En vigencia a partir del 22 de setiembre
de 1996.
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As lo sostiene tambin Ariano Deho para quien la Ley Procesal del Trabajo de 1996
es un derivado del Cdigo Procesal Civil (2007), nota 5, 360.
2 La oralidad en la Ley Procesal del Trabajo de 1996 7
La primera leccin que nos deja esta constatacin de tener, de un lado, una
norma procesal formal y sustantivamente oral y, de otro lado, un proceso
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Eugenia Ariano, en una aguda observacin, ha dicho, respecto del proceso civil vigente
lo siguiente:
(...). Contrariamente a lo que podra pensarse, nuestro CPC introdu-
ciendo u[n] oralsimo proceso por audiencias, no ha para nada reducido los
formalismos propios del proceso escrito, sino que los ha exasperado a ms no
poder, a tal grado que ha llegado a establecer los mrgenes y las distancias
entre rayas de los escritos de las partes (art. 130) e incluso en cul especfico
punto deben ser firmados (art. 131).
(...).
En el Per, pues, ambas partes estn sujetas a un rigidsimo sistema de
preclusiones de alegacin de prueba, que es lo mismo que decir que no es que
tengamos un proceso civil enderezado a emitir sentencias justas, en cuanto
lo que no ha sido deducido en la demanda o en la contestacin (repito,
escritas) no podr ser nunca ms ser (sic) introducido al proceso, menos
que nunca en las cordialsimas y oralsimas (y, por general, inutilsimas...)
audiencias previstas en nuevo y tan celebrado cdigo.
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Cabe precisar, por cierto, que est apreciacin sobre cmo se ha venido operando bajo
la Ley Procesal del Trabajo no desconoce la participacin de algunos jueces que la han
venido actuando oralmente, pero en franca minora.
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Luis Vinatea y Jorge Toyama sostienen que El proceso laboral, hasta antes de la crea-
cin de la Nueva Ley Procesal del Trabajo, no era uno de carcter oral. (Vinatea Recoba/
Toyama Miyagusuku, 2010, 28). Agregan, sin embargo, que ello era en la prctica.
3 Las perspectivas dogmtica y metodolgica de la oralidad. Hacia una oralidad en sentido prctico 9
Una segunda posibilidad era abordar la oralidad desde una perspectiva me-
todolgica, segn la cual haba que sustituir la escritura por la oralidad
como modo o mecanismo prevalente de las actuaciones procesales. Lo que
se buscara es que la oralidad termine siendo una caracterstica del proce-
so laboral. Esta es, a su vez, una perspectiva dinmica en dos sentidos. Es
dinmica, primero, porque la oralidad no se logra nicamente con el uso
de la palabra hablada, sino solo en tanto ella signifique, a su vez, concen-
tracin, inmediacin, celeridad, economa procesal, veracidad y, por cierto,
3 Las perspectivas dogmtica y metodolgica de la oralidad. Hacia una oralidad en sentido prctico 10
Este es el sentido que tiene afirmar que el proceso laboral peruano se ins-
pira, entre otros, en los principios de inmediacin, oralidad, concentracin,
celeridad, economa procesal y veracidad. A partir de esto se explica el real
contenido y propsito de las audiencias y, a su vez, se da las pautas de inter-
pretacin en la solucin de situaciones particulares que se pueden presentar
en algn momento en las audiencias. Manifestaciones de oralidad prctica
son expuestas en la tercera parte de este documento.
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Tremenda afirmacin esta que nos hace reflexionar sobre el sentido del pro-
ceso (su propsito, su telos) y su vinculacin con el acceso a la justicia, es
decir, al sistema jurdico. De qu sirve tener un derecho si este no puede
hacerse valer en juicio o si este puede ser postergado en homenaje a la me-
ra formalidad o si este depende de la habilidad (o torpeza) de la defensa?
Finalmente qu otro sentido tendra el proceso si no es hacer justicia en el
sentido de brindar una solucin imparcial como resultado de una participa-
cin procedimental en igualdad de capacidades?
Estos principios y valores tambin supone contar con un juez que dirige y
controla el proceso. No un juez autoritario que acalle o intimide a las partes,
ni menos aun un juez ausente, sino un juez dialogante que expone razones
y que no se refugia en las formalidades.
El papel del juez en el modelo oral de la Nueva Ley Procesal del Trabajo
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El Proyecto de Ley 3467/2009-PE, Proyecto de Ley que Aprueba la Nueva Ley
Procesal del Trabajofue presentado al Congreso de la Repblica el 5 de setiembre de
2009.
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Estas labores de formacin y capacitacin, a su vez, deben ir acompaadas de un
soporte de infraestructura a nivel informtico y de bienes muebles e inmuebles. A nivel
informtico se hace referencia al desarrollo e implementacin de software con alcance en
los siguientes campos:
Una red electrnica de notificaciones, a fin de que los usuarios y abogados puedan
obtener una direccin electrnica controlada por el Poder Judicial que permita las
notificaciones electrnicas de modo seguro.
Una red de colaboracin electrnica entre el Poder Judicial y el Ministerio de Tra-
bajo y Promocin del Empleo, a fin de permitir el envo de informacin de las
planillas electrnicas.
Una base de datos de jurisprudencia del Tribunal Constitucional y de la Corte
Suprema a fin de hacer viable el uso de los precedentes vinculantes por parte de los
rganos jurisdiccionales laborales.
Un programa de clculo de los beneficios sociales ordinarios y de los intereses legales,
de acceso pblico.
El expediente electrnico, a fin de facilitar la tramitacin de los procesos y dar un
salto en el cuidado del medio ambiente.
7 Jueces hbiles, inteligentes y honestos 20
es, por tanto, trascendente. No solo porque es quien dirige y controla las
audiencias, sino porque es quien permitir finalmente que la oralidad sea
til de cara a la solucin de los conflictos.
Alcanzar la igualdad real de las partes es otro valor sobre el cual la oralidad
debe asentarse. La igualdad por compensacin es el eje maestro del proceso
laboral. [As], el derecho procesal del trabajo es un derecho elaborado total-
mente en el propsito de evitar que el litigante ms poderoso pueda desviar y
entorpecer los fines de la justicia (Couture, 1979, 276)34 . No se trata de dar
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Couture concluye su exposicin sobre el derecho procesal del trabajo del siguiente
modo:
Un nuevo derecho procesal, extrao a todos los principios tradicionales,
sin exceptuar uno solo de ellos, ha debido surgir para establecer, mediante
una nueva desigualdad, la igualdad perdida por la distinta condicin que
tienen en el orden econmico de la vida, los que ponen su trabajo como
sustancia del contrato, y los que se sirven de l para la satisfaccin de sus
8 La igualdad por compensacin en clave de acceso a la justicia (al sistema jurdico) 22
Pero este argumento esconde una falacia. Si entre las partes existen diferen-
cias econmicas, sociales, culturales e informativas, por ejemplo, salta a la
vista que no se encuentran en igualdad de armas. La equidistancia, en un
contexto as, es sinmimo de indiferencia y tributaria de una artificiosa igual-
dad. La equidistancia sera, por tanto, no una expresin de imparcialidad
sino de una parcializacin por omisin a favor de la parte mejor posicio-
nada, es decir, se constituira en una herramienta de consolidacin de las
diferencias y, por tanto, de injusticia. Como bien observa Aguil:
Dicho esto vuelve sobre la mesa la pregunta sobre cul es el propsito del
proceso, cul es su finalidad. Aqu un intento de respuesta.
Esa diferente ubicacin en la red social trae como consecuencia que las per-
sonas, en los distintos escenarios de interaccin social (incluido el procesal),
tengan diferentes capacidades para concretar sus objetivos o lograr sus rea-
lizaciones. Mis circunstancias me sitan en una buena o una no tan buena
oportunidad para hacer efectivas mis capacidades. Una mejor oportunidad
me brindar una libertad ms intensa para elegir y concretar mis metas, mis
realizaciones. Esas oportunidades pueden estar negadas para algunos y, por
tanto, el ejercicio de su libertad se reduce a una mera formalidad o es solo
apariencia36 .
9. Simplicidad e informalidad
Son actos defectuosos aquellos que se realizan sin que concurran todos los
presupuestos, requisitos y condiciones que determinan su admisibilidad, pero
que no generan afectacin de principios o de derechos procesales constitu-
cionales de relevancia y, por ese hecho, son inocuos. Son actos invlidos
aquellos que se realizan incumpliendo los requisitos y condiciones que la
ley prev, dando lugar, a su vez, a la afectacin de derechos o principios
constitucionales, pero que, sin embargo, pueden ser subsanados o reparados
por s mismos, o eventualmente por medio de la intervencin del juez. Fi-
nalmente, son actos nulos aquellos que, habiendo comprometido seriamente
derechos o principios constitucionales, no pueden ser reparados.
proceso laboral los criterios de los actos viciados desarrollados por el Tribu-
nal Constitucional.
Algo similar ocurre en el artculo 22. Este dice que el argumento de la falta
de uso de la prueba de oficio no puede ser utilizado en casacin invocndolo
por la parte; pero tampoco puede ser usado ya sea por la corte de casacin
o por la corte de apelacin como argumento de nulidad de la sentencia.
12. Conciliacin
Una reflexin adicional sobre esto desde la mirada de los conflictos: en una
sociedad no todos los incumplimientos, ni siquiera los ms atroces, se tradu-
cen en un proceso judicial ni menos necesariamente, en una decisin juris-
diccional favorable. En ese sentido, la conciliacin aparece como una buena
oportunidad para que las propias partes le den solucin. Esto obliga a que el
mtodo de la conciliacin y su producto (el acuerdo) est imbuido de algu-
nas garantas: que el acuerdo sea libre (adoptado por el propio interesado),
informado (con intervencin del abogado) y de buena fe48 .
dos aspectos: los hechos y el derecho que acoge. Pueden las partes ponerse
de acuerdo sobre los hechos? Si nos atenemos que en la propia mecnica
procesal se recurre a la categora de los hechos admitidos (aquellos sobre
los cuales hay coincidencia de las partes), la respuesta es afirmativa. Fijados
los hechos, el derecho aplicable cae por s solo. Respecto de ello las partes
podran ponerse de acuerdo, pero el juez siempre podr controlar mediante
la aplicacin del principio de irrenunciabilidad.
Pero esta etapa no est pensada para ser una repeticin de lo escrito, sino
para actualizar el conflicto, es decir, precisar, ante el juez, las pretensiones
y las defensas. El da de la audiencia debe ser visto como la gran oportuni-
dad que nos da el sistema jurdico para presentar la causa (pretensiones y
defensas) ante nuestro juez.
Una primera respuesta sera aquella segn la cual son hechos relevantes en
una causa todos los hechos narrados en la demanda y en la contestacin.
Es decir, un sinfn de hechos. Cada lnea, cada prrafo de una demanda o
contestacin podra contener uno o ms hechos. El problema con esto es que
provoca dispersin, consume gran energa y es escsamente til.
Una segunda respuesta sera aquella segn la cual los hechos relevantes no
son los hechos narrados por las partes, sino los hechos contenidos en la
hiptesis de incidencia de la norma que da solucin al conflicto. Los hechos
relevantes no son los hechos concretos, sino los hechos en abstracto de la
norma con la que el juez decide. Son los medios probatorios concretos los que
se tienen que reconducir a los hechos descritos en la hiptesis de incidencia
normativa. Este no es otro que el concepto de necesidad de prueba y est
estrechamente vinculado al de carga de la prueba.
14.3. Presunciones
probatoria, a veces extrema, no puede ser una razn para que el derecho
sucumba ante la prueba.
La presuncin del hecho lesivo manda tener por cierto el hecho alegado si
aparecen indicios de su existencia. Esta presuncin es sumamente interesante
pues no exige la prueba directa del hecho daoso sino que basta introducir
indicios para tenerlo por cierto. A su vez, impone la carga de la prueba
de la existencia de un motivo razonable que niegue el carcter lesivo o
daoso del hecho al demandado-empleador. Por ejemplo: que el despido
no tiene como razn la discriminacin por actividad sindical (partiendo de
encontrarse acreditada dicha actividad sindical) sino que existe una mejor
razn que lo justifica: la renuncia, el vencimiento del plazo, el mutuo disenso,
la causa justa, entre otros, autnticos.
favorece. Por lo tanto, la parte que no acerca al juez sus propios medios
de prueba no est colaborando y, en consecuencia, el juez puede concluir en
contra de sus intereses. En la prueba de planillas no basta por tanto alcanzar
los libros u hojas, sino que ser necesario indicar en qu parte de ellos se
encuentra aquello que justamente se quiere hacer valer a su favor.
15. Alegatos
En la Nueva Ley Procesal del Trabajo los alegatos son orales y sustituyen
a los informes orales. Lo importante del cambio no es, sin embargo, dicha
constatacin, sino, ms bien, el significado del alegato. Al respecto caben
dos posibilidades. La primera, que el alegato termine expresando una ora-
lidad en sentido dbil: pronunciar palabras en voz alta; y la segunda, que
esta etapa permita, mediante la palabra hablada, el esclarecimiento de la
causa y el reconocimiento de las fortalezas y debilidades de esta por las par-
tes y sus abogados. El alegato, junto con la sentencia, se convierten as en
instrumentos de legitimidad de la funcin jurisdiccional, ante las partes, los
abogados y la comunidad en general.
16. Sentencia
Pretensiones
Pretensin 1:
Pretensin 2:
Pretensin 3:
Reflexin final
Referencias
Sandel, Michael J.: Justice: whats the right thing to do? Primera edicin.
New York: Farrar, Straus and Giroux, 2009