Los Dos Senderos
Los Dos Senderos
Los Dos Senderos
Dice el Maestro:
seis son las Virtudes que trasforman el cuerpo en el Arbol del Conocimiento.(2)
Quin oir primeramente la doctrina de los dos Senderos en uno, la verdad sin
velo acerca del Corazn Secreto? (3)
Ah! Triste cosa es que todos los hombres posean Alaya, (4) que sean uno con
la Alma grande, y que, poseyndola, Alaya les aproveche tan poco.
Dice el discpulo:
Dice el Maestro:
El falso saber es desechado por el sabio y esparcido a los vientos por la buena
ley. Su rueda gira para todos, as para el humilde como para el soberbio. La
Doctrina del Ojo (10) es para la multitud; la Doctrina del Corazn es para
los elegidos. Los primeros repiten con orgullo: Ved, yo s; los segundos,
aquellos que humildemente han recogido la cosecha, en voz baja dicen: As
he odo yo.(11)
Si te dicen que, para convertirte en un Arhn (13) tienes que dejar de amar a
todos los seres, diles que mienten.
La lmpara arde con brillantez cuando la mecha y el aceite son puros. Para
purificarlos es menester un purificador. La llama no experimenta el proceso de
purificacin. Las ramas de un rbol son sacudidas por el viento; el tronco
permanece inmvil.
Entonces, oh lan:
No imagines que con quebrantar tus huesos y lacerar tus carnes te unas a tu
yo silencioso.(20) No pienses que una vez vencidos los pecados de tu forma
grosera, oh Vctima de tus sombras (21) queden cumplidos tus deberes para
con la Naturaleza y el hombre.
As habla el Sabio:
Ten paciencia, candidato, como aquel que no teme ningn fracaso, ni acaricia
triunfo alguno. Fija la mirada de tu alma en la estrella cuyo rayo eres t, (26)
en la estrella flamgera que resplandece en los tenebrosos abismos del eterno
Ser, en las regiones sin lmites de lo Desconocido.
Ten perseverancia, como aquel que resiste eternamente. Tus sombras viven y
se desvanecen; (27) aquello que en ti vivir siempre, aquello que en ti conoce,
porque es el conocimiento, (28) no est dotado de vida efmera, es el hombre
que fue, es y ser, y para quien jams sonar la hora.
Si pretendes lograr dulce paz y reposo, discpulo, siembra con las semillas del
mrito los campos de las cosechas venideras. Acepta las miserias del
nacimiento.
Pasa de la luz del sol a la sombra para hacer ms sitio a otros. Las lgrimas que
riegan el rido suelo de dolores y tristezas, hacen brotar las flores y los frutos
de retribucin krmica. Del horno de la humana vida y de su negro humo
elvanse llamas aladas, llamas puras, que remontndose ms y ms bajo el ojo
krmico, tejen al fin la tela gloriosa de las tres vestiduras del Sendero.(29)
Vivir para el bien de la humanidad, es el primer paso. Practicar las seis virtudes
gloriosas, (32) es el segundo.
Sabe, discpulo, que ste es el SENDERO secreto escogido por los Buddhas de
Perfeccin que han sacrificado el YO a los Yos ms dbiles.
Atesora, pues, por tanto mrito como hay en reserva para ti, oh t de corazn
paciente. Ten buen nimo y contntate con tu suerte. Tal es tu Karma, (36) el
Karma del cielo de tus nacimientos, el destino de aquellos que en su dolor y
tristeza, han nacido al mismo tiempo que t, regocjate y llora de vida en vida,
encadenado a tus acciones pasadas.
El devoto egosta vive sin objeto alguno. El hombre que no desempea la tarea
que tiene asignada en la vida, ha vivido en vano.
Sigue la rueda de la vida, sigue la rueda del deber para con la raza y la familia,
el amigo y el enemigo, y cierra tu mente as a los placeres como a los dolores.
Agota la ley de retribucin krmica. Atesora Siddhis (37) para tu nacimiento
venidero.
Contempla como Migmar, (38) cubriendo su Ojo con su velo carmes, pasa
majestuosamente acariciando la tierra adormecida. Observa el aura ardiente
de la Mano de Lhagpa (39) extendida en seal de amorosa proteccin sobre
la cabeza de sus ascetas. Ambos son ahora servidores de Nyima, (40) o
dejados en su ausencia como centinelas silenciosos durante la noche. Uno y
otro fueron, sin embargo, en pasado Kalpas, Nyimas resplandecientes, y
podrn en das venideros convertirse de nuevo en dos soles. Tales son las
cadas y los encumbramientos de la ley krmica en la naturaleza.
Dile, candidato, que aquel que hace del orgullo y del amor propio unos
esclavos de la devocin; que aquel que, aferrndose a la existencia, ofrece, no
obstante, su conformidad y sumisin a la ley, como una fragante flor
depositada a los pies de Shakya- Thubpa, (41) llega a ser un Srtpatti (42) en
la presente encarnacin. Los Siddhis de perfeccin pueden columbrarse a lo
lejos muy lejos; pero se ha dado el primer paso, l ha entrado ya en la
corriente, y puede adquirir la vista del guila de las montaas y el odo de la
tmida corza.
Dile, oh aspirante, que la verdadera devocin puede devolverle el
conocimiento, aquel conocimiento que fue suyo de :remotas encarnaciones. La
vista del Deva y el odo del Deva no se logran en una breve existencia.
S a manera del ocano, que recibe todos los ros y torrentes. La poderosa
calma del mar permanece inalterable, sin sentirlos.
Los Arhans y los Sabios de visin sin lmites (46) son tan raros como la flor del
rbol Udumbara. Nacen los Arhans a la hora de medianoche, al mismo tiempo
que la sagrada planta de nueve y siete tallos, (47) la flor santa que se abre y
despliega en las tinieblas surgiendo del lmpido roco y del lecho helado de las
nevadas cumbres, no holladas por ningn pie pecador.
Ningn Arhn, oh lan, llega a serlo en aquella encarnacin en que, por vez
primera, empieza el Alma a suspirar por la Liberacin final. Sin embargo, oh t
de corazn al1sioso, a ningn guerrero que voluntariamente se ofrezca a
pelear en la fiera lucha entre los vivos y los muertos,(48) a ningn recluta se le
puede negar el derecho de entrar en el sendero que conduce al campo de
batalla.
Sabe que al Bodhisattva que trueca la Liberacin por la Renuncia, con el objeto
de asumir las miserias de la Vida Secreta, (50) se le califica de tres veces
Honrado; oh t, candidato al sufrimiento por espacio de los ciclos.
Porque, escrito est: Ensea a evitar todas las causas; a la ondulacin del
efecto, lo mismo que a la grande oleada del aguaje, las dejars seguir su
curso.
Ella dice:
Dulces son los frutos del Reposo y de la Liberacin para el provecho del Yo;
pero ms dulces an son los frutos de un duradero y amargo deber. S, la
Renunciacin en beneficio de los dems, de tus semejantes que sufren.
OM VAJRAPANI HUM