PR y Los Derechos Humanos
PR y Los Derechos Humanos
PR y Los Derechos Humanos
2
Jos Javier Coln Morera Puerto Rico
Idsa E. Alegra Ortega y los derechos
Editores humanos:
una interseccin
plural
San Juan
2012
3
Ediciones Callejn
Jos Javier Coln Morera
Idsa E. Alegra Ortega
Libros El Navegante, Inc., 2012
Reservados todos los derechos
de esta edicin para:
2012, Libros El Navegante, Inc.,
bajo el sello de Ediciones Callejn
Calle Norzagaray 404
Viejo San Juan,
Puerto Rico 00901
[email protected]
Diseo coleccin:
SAMUEL ROSARIO
Diseo de portada:
Ita Venegas Prez
ISBN: 978-1-881748-98-4
Library of Congress Catalog Card Number:
2012947955
Coleccin En fuga
Datos para catalogacin:
Coln Morera, Jos Javier
Alegra Ortega, Idsa E.
Agradecimientos................................................................................... 7
Prlogo................................................................................................... 9
Palmira Ros Gonzlez
Introduccin.......................................................................................... 13
Jos Javier Coln Morera
Idsa E. Alegra Ortega
Apndices.............................................................................................. 441
6
Agradecimientos
L
os editores deseamos reconocer a los autores y autoras de las
investigaciones contenidas en este libro por aportar su inva-
luable conocimiento, la calidad de las mismas, su perseveran-
cia, entusiasmo y por la celeridad al responder a nuestros comenta-
rios. Ellos, adems, propiciaron un entorno estimulante para debatir
ideas y nos animaron a continuar. Deseamos hacer una mencin es-
pecial al colega Leonidas Santos y Vargas quien, ya enfermo, envi
su valiosa contribucin. Falleci antes de poder tener en sus manos
un ejemplar del libro.
Deseamos expresar nuestro agradecimiento a los estudiantes del
Departamento de Ciencias Polticas y de la Escuela Graduada de Ad-
ministracin Pblica de la Universidad de Puerto Rico quienes apor-
taron a la discusin de los temas con sus inquietudes y preguntas.
A stos se sumaron los estudiantes del curso de derechos humanos
en el Programa de Estudios de Honor, cuya curiosidad por aprender,
inters, nimo e interrogantes resultaron vitales para aclarar posibles
dudas en varios de los primeros borradores de los captulos. El de-
safo de responder a las interpelaciones de estos dos grupos de estu-
diantes de la Universidad de Puerto Rico nos llev a reflexionar, con-
ceptualizar, explicar y desarrollar ms claramente nuestras ideas.
Nuestra gratitud a los catedrticos Celina Romany, ngel Israel
Rivera, Ral Cotto Serrano, Madeline Romn y Carlos Ramos Gon-
zlez por compartir sus puntos de vista, lo cual contribuy a refi-
nar varios de los planteamientos iniciales. Jean Carlos Bonilla, como
estudiante asistente de investigacin, respondi con prontitud
y diligencia a nuestros requerimientos. La profesora y abogada,
defensora de los derechos humanos, Celina Romany nos recomend
la lectura de varios libros y artculos seminales para entender la dis-
7
Agradecimientos
L
a Comisin de Derechos Civiles tiene la obligacin de educar
al pueblo sobre los derechos fundamentales y los medios de
respetarlos, protegerlos y enaltecerlos. Desde su creacin en
1965 este organismo gubernamental ha propiciado diversos proyec-
tos y estudios dirigidos a fortalecer nuestro conocimiento sobre el
estado de los derechos civiles y humanos en Puerto Rico, informar
la gestin legislativa y gubernamental, apoyar el litigio y orientar el
activismo. Es por ello que acogimos con mucho entusiasmo la pro-
puesta de colaboracin en la publicacin de Puerto Rico y los dere-
chos humanos: una interseccin plural, un importante libro sobre la
proteccin los derechos humanos en una variedad de contextos en
Puerto Rico. Este libro, de cuyo contenido es responsable cada uno
de los autores, viene a llenar un vaco en la literatura de los derechos
civiles y humanos en Puerto Rico. Su lectura nos invita a concebir
los derechos humanos como un todo, como derechos inalienables de
todas las personas, derechos que son universales, interdependientes
e indivisibles, y que garantizar su disfrute por igual constituye una
responsabilidad indelegable de todo gobierno. El desarrollo de la hu-
manidad cada da nos ofrece ms evidencia que el desarrollo econ-
mico, la paz y la felicidad slo puede alcanzarse en un contexto de
igualdad y pleno respeto a los derechos humanos.
Hasta hace muy poco tiempo los derechos humanos se perciban
como secundarios a los derechos civiles. Se pensaba que los dere-
chos verdaderamente importantes eran los que cada pas reconoca
mediante su constitucin, sus leyes y su jurisprudencia. Se relegaron
a un segundo plano los derechos econmicos, sociales y culturales
como meras aspiraciones con las cuales los gobiernos no podan
9
Palmira N. Ros Gonzlez
11
12
Jos Javier Coln Morera
Idsa E. Alegra Ortega Introduccin
E
n el Puerto Rico contemporneo, desde la dcada de los se-
senta, se han desarrollado diferentes movimientos sociales a
favor de los derechos ciudadanos. Los contextos de esa lucha
ciudadana son tan diversos como las fuentes de su molestia: rescata-
dores de terrenos ante la ausencia de una vivienda digna y asequible;
jvenes opuestos al Servicio Militar Obligatorio; Culebra y Vieques
por la paz y la integridad de su territorio y por la salida de la Mari-
na de Estados Unidos; mujeres reclamando igualdad y equidad; co-
munidades enteras protegiendo el ambiente que las rodea y acceso
adecuado al disfrute de las playas; la comunidad LGTTB por su digni-
dad y respeto; los estudiantes universitarios demandando un acceso
equitativo a una educacin superior de calidad: empleados pblicos
despedidos reclamando plazas de trabajo y el cumplimiento del man-
dato electoral; encarpetados enfrentando la desigualdad poltica y
el ostracismo social, entre otros muchos.
Los ejemplos de molestia y de activismo social, afortunadamente,
sobran y, al presente, crecen exponencialmente no slo en Puerto
Rico sino en otras partes del mundo. Los sectores y grupos, que pue-
blan las pginas de este libro, han demostrado la relevancia de los
derechos humanos como elemento central para entender las dinmi-
cas sociales en el Puerto Rico contemporneo. Aunque hay muchas
interpretaciones al respecto, existen pocas dudas sobre la explosin
de reclamos de derechos humanos a partir de la dcada de los seten-
ta en el mundo entero (Moyn 2010; Guilhot 2008).
Ante la creciente corrupcin y politizacin partidista de la socie-
dad, y de las instituciones gubernamentales puertorriqueas, resulta
crucial, como contraparte, el conocimiento, la educacin, la investi-
gacin y el activismo en apoyo de este esfuerzo. Esta es otra forma de
13
Coln Morera / Alegra Ortega
humanos. Por ejemplo, incluimos como apndice del libro las conclu-
siones generales de la reciente investigacin en torno a la muerte del
lder independentista Filiberto Ojeda Ros. (CDC, 2012)
El libro, estamos convencidos, comienza a abrir la posibilidad de
desarrollar un plan nacional de educacin sobre derechos humanos
de acuerdo con las tendencias internacionales en este campo. Es im-
perativo generar ms consciencia de la importancia para el futuro de
Puerto Rico de este mosaico amplio de reclamos ciudadanos. Ello es
fundamental si interesamos promover e internalizar un nuevo sen-
tido de auto-estima que nos aleje de la visin estereotipada de que
somos un pueblo dependiente e incapaz de defenderse. El texto sir-
ve tambin de plataforma para exponer una diversidad de trabajos
de investigacin de profesores, investigadores y lderes del llamado
tercer sector que han puesto sus conocimientos profesionales al
servicio de un proyecto de renovacin poltica, econmica y cultu-
ral. Estos no son intelectuales instalados cmodamente en su fun-
cin acadmica con miras a aislarse de la realidad social que golpea
al hombre, la mujer y a la comunidad LGBTT de da a da, sino que
intentan que su labor acadmica sirva como cataltico para dicha
transformacin.
Este texto comenz con el ofrecimiento de un Ciclo de Conferen-
cias para el Departamento de Ciencias Polticas y el Programa Gra-
duado de Administracin Pblica de la Universidad de Puerto Rico
en Ro Piedras y ms tarde, ya como un curso en derechos humanos
en el Programa de Estudios de Honor. Varios de los autores y autoras
incluidos en esta Antologa participaron en dicho Ciclo presentando,
compartiendo y reflexionando con los estudiantes sobre su investi-
gacin. Otros y otras se incorporaron al proyecto en el devenir de su
confeccin.
Estamos conscientes de que los asuntos abordados no agotan el
temario. Hay algunos, como la violacin a los derechos de los es-
tudiantes de escuela pblica a una educacin de calidad mundial o
las formas de discrimen y exclusin de la comunidad puertorriquea
en EEUU, que mereceran un tratamiento ms sosegado. En el futuro
faltara tambin explorar mejor las rutas procesales que llevan a la
radicacin de querellas de derechos humanos ante los distintos fo-
ros disponibles y las experiencias concretas en este mbito (Medina
Quiroga y Nash Rojas 2007). Estamos convencidos, sin embargo, que
15
Coln Morera / Alegra Ortega
16
Introduccin
18
Introduccin
Breve historia
La antologa
Intolerancia cristiana?
La libertad de expresin
Paridad en la representacin?
El paradigma crtico
Justicia ambiental
Exclusin y la pobreza
La brecha digital
El discrimen en el empleo
La trata humana
Educacin pblica
48
Introduccin
Comentarios finales
Los avances que se han logrado en esta rea de los derechos hu-
manos son significativos:
Referencias
58
Introduccin
59
Coln Morera / Alegra Ortega
62
Introduccin
63
Coln Morera / Alegra Ortega
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cused of abuses in Justice Department Report. The New York
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brero 2012.
64
Introduccin
65
66
Luis N. Rivera Pagn
Fundamentalismo
religioso,
intolerancia y
homofobia
E
n este breve ensayo nos ocuparemos de la manera en que el
fundamentalismo cristiano puertorriqueo, apoyndose en
su lectura de las escrituras sagradas cannicas, se convierte
en apologista principal del discrimen contra quienes reclaman el
respeto social y el reconocimiento jurdico de su orientacin sexual
alterna no heterosexual. Mi inters prioritario, por tanto, es examinar
las formas en que la homofobia intolerante propagada por los
fundamentalistas religiosos lacera los derechos civiles y humanos
de un buen nmero de personas, la comunidad LGBTTQ. Pero, debo
aclarar, tambin me preocupan las consecuencias nocivas de ese
fundamentalismo homofbico para una adecuada comprensin
teolgica de Dios y la fe cristiana.
El resurgir de la religiosidad
1 Luis Cardinal Aponte Martnez: The Church has been dealing with the
so-called apparitions of the Virgin Mary in Sabana Grande. We have clearly
stated that there were no such apparitions, and to say that they actually ha-
ppened is a fraud and a hoax. San Juan, Puerto Ricos City Magazine, June/
July 1998, 54.
68
Fundamentalismo religioso, intolerancia y homofobia
Fundamentalismo e intolerancia
cierta ocasin lo siguiente (1998, 72-73): Durante muchos aos existieron las
brujas. As lo deca la Biblia. Y ordenaba que no se les permitiese vivir. Por lo
tanto, la Iglesia, despus de ochocientos aos, cogi sus dogales, empulgue-
ras y teas, y con absoluta disciplina se puso las manos a la obra y realiz su
sagrado cometido. Trabaj duro da y noche durante nueve siglos y encarce-
l, tortur, ahorc y quem a enormes hordas y ejrcitos de bujas, y limpi
la cristiandad de su vil sangre. Hasta que un buen da se descubri que las
brujas no existan ni haban existido nunca. Uno no sabe si rer o llorar.
77
Luis N. Rivera Pagn
Ay del que edifica su casa sin justicia, y sus salas sin equidad,
sirvindose de su prjimo de balde, y no dndole el salario de
su trabajo! No hizo [tu padre] juicio y justicia, y entonces le
fue bien? l juzg la causa del afligido y del menesteroso... No es
esto conocerme a m? dice Jehov.
De la exclusin a la inclusin
Dos almas
dos cuerpos
dos hombres que se aman
van a ser expulsados del paraso
que les toc vivir
Ninguno de los dos es un censor de
sus propios anhelos mutilados
y sienten que pueden en cada maana
ver su rbol, su parque, su sol
Que pueden desgarrarse sus entraas
en la ms dulce intimidad con el amor
No somos Dios
no nos equivoquemos otra vez.
85
Luis N. Rivera Pagn
que con slido rigor intelectual analizan de manera novedosa las di-
versas posibles configuraciones legtimas del amor, la sexualidad y la
familia (Ellison & Douglas, 2010).
Todava nos queda mucho que recorrer en el sendero que condu-
ce a la superacin de la homofobia fundamentalista. Lo esencial a re-
cordar es la perspectiva proftica y evanglica central en las escritu-
ras sagradas judeocristianas, la cual tan bien expresara en una de sus
geniales intuiciones el gran poeta y patriota cubano Jos Mart
88
Fundamentalismo religioso, intolerancia y homofobia
Referencias
89
Luis N. Rivera Pagn
91
92
Jos Javier Coln Morera
Una democracia
degradada en
los tiempos de
los derechos
humanos?
L
os retos democrticos que enfrenta Puerto Rico provocados
por el contexto territorial en que opera su sistema poltico de-
ben examinarse desde la perspectiva de los derechos humanos
(Rivera Ramos, 2007, Lawson, 2009). Esta ptica ofrece una ventana
til por la cual mirar las limitaciones del contexto territorial y las
mltiples instancias de nuestro dficit democrtico. Ello podra con-
tribuir a identificar formas alternas de superar el actual estancamien-
to poltico y democrtico. De cualquier modo, el problema de Puerto
Rico se suele examinar ahora en los crculos acadmicos, desde la
ptica dual del derecho estadounidense y de los principios y cdi-
gos internacionales en torno a los derechos humanos (Lawson, 2009,
Aleinikoff, 2002: 74-95, Duffy Burnet, 2001).
Antes de describir algunos elementos de lo que algunos han de-
nominado como dficit democrtico, es prudente iniciar la discusin
con una breve descripcin de las aspiraciones del rgimen actual de
derechos humanos en nuestra regin. Este discurso ha contribuido
a los procesos de democratizacin internos (Romany, 2001) y puede
hacer lo mismo para acelerar el proceso de autodeterminacin y for-
talecimiento democrtico de Puerto Rico. En este captulo examino,
someramente, los contornos de lo que se designa formalmente como
democracia en Puerto Rico. Despus, describo las estrategias pro-
puestas que, desde diversos acercamientos del discurso de los dere-
chos humanos, pretenden superar el marco territorial en que opera
el sistema poltico.
93
Jos Javier Coln Morera
98
Una democracia degradada en los tiempos de los derechos humanos?
El autonomismo
Estas normas jurdicas, al eliminar los lmites del poder capital so-
bre los procesos electorales, validan una versin estadounidense de
democracia que encumbra los privilegios polticos de unos pocos
sobre la calidad de la participacin democrtica. Mientras que redu-
cen el espacio pblico deliberativo en Estados Unidos, esas normas
desvirtan, en Puerto Rico, la normativa de los derechos humanos en
favor de la autodeterminacin.
Conclusin
117
Jos Javier Coln Morera
Referencias
122
Una democracia degradada en los tiempos de los derechos humanos?
123
124
Carlos E. Ramos Gonzlez
La libertad de
expresin en
Puerto Rico
I. Marco conceptual
T
odos los derechos civiles reconocidos por la Constitucin de
Puerto Rico emanan del principio fundamental que proclama
la inviolabilidad de la dignidad humana. (Const. E.L.A., art. II
1) De esta manera, la discusin sobre los derechos humanos en
Puerto Rico, si tienen correspondencia con la Carta de Derechos,
ostentan como denominador comn este reconocimiento. El asunto
es de trascendental importancia por cuanto implica reconocer que
una lesin a los derechos humanos es una afrenta contra la persona
o grupos directamente afectados pero tambin es una falta grave
contra la dignidad humana, una prdida contra toda la humanidad
y, como tal, contra nuestra especie. Es decir, por ser la dignidad
humana inalienable en todos los seres humanos, la misma existe
en idntica magnitud en todos. Su existencia no depende de su
proclamacin o reconocimiento: cada uno de nosotros la sostiene
sin que pueda entregarse, renunciarse o negociarse sin afectar a los
dems. (Ramos, 2010, parr.21)
La libertad de expresin abarca el mbito general de la libertad
de conciencia, de pensamiento, de expresin, y de las actividades
propias para ejercitar la plenitud dentro de la ms dilatada libertad
la totalidad de los derechos. (Diario de Sesiones, 1961: 2564) Se
trata de un derecho de libertad que pertenece a la categora de
derechos negativos es decir, unos que estn reservados al mbito
de la autonoma individual y al ejercicio de la libertad personal. El
Estado no puede intervenir de forma abusiva o indebida con esta
125
Carlos E. Ramos Gonzlez
esta libertad para as lograr que los seres humanos puedan liberar
su descontento a travs de la expresin. De esta forma se minimiza
la inestabilidad social que crea la represin de ideas. La teora
democrtica se fundamenta en el carcter de representatividad
del pueblo que tienen los gobiernos electos. El principio del
consentimiento de los gobernados exige el derecho que a stos le
asiste de cuestionar las actuaciones de su gobierno.
La realidad que se vive en la modernidad, particularmente en
Puerto Rico, demuestra que estos modelos estn cimentados en
una superestructura jurdica que se encuentra muchas veces muy
lejana de nuestra cotidianidad. Basta referirse a las iniquidades
o distorsiones que produce en el mercado de ideas el mundo
publicitario y su poder de manipular ideas. De igual forma, estos
modelos impiden que se reconozca una verdad indiscutible: si hoy
pueden reclamarse ciertos espacios para ejercer la libertad de
expresin, es porque histricamente minoras polticas, religiosas, y
laborales, entre otras, han elevado su voz de protesta pagando un
precio muy alto por ello. Si hoy los espacios para ejercer la libertad
de expresin vuelven a ser limitados con ferocidad, tambin hoy
aparecen, una vez ms, estos sectores reclamndolos para el disfrute
posterior de toda la sociedad, incluyendo las grandes mayoras.
Finalmente, conviene recordar el rol de los tribunales al resolver
las controversias relacionadas con la libertad de expresin y otros
derechos civiles reconocidos por las constituciones de Puerto Rico y
los Estados Unidos. Bajo el estado de derecho vigente, corresponde
a los tribunales dirimir en ltima instancia si una ley o actuacin
del gobierno es contraria a la Constitucin. Dicho de otra forma, el
control de la constitucionalidad de los actos del gobierno pertenece
a la rama judicial en particular y al Tribunal Supremo de Puerto Rico
en ltima instancia.2 Esta afirmacin debe ser aclarada.
Aunque una Constitucin debe plasmar slo la voluntad soberana
del pueblo que la autoriza, la Constitucin de Puerto Rico representa
la voluntad del pueblo de Puerto Rico mediatizada y coartada por el
3No fue hasta 1925 que Tribunal Supremo de los Estados Unidos reco-
noci la libertad de expresin como un derecho fundamental de aplicacin
a todos los estados de la Unin. Vase, Gitlow v. New York, 268 U.S. 652
(1925).
129
Carlos E. Ramos Gonzlez
A. Orgenes
39).
16 Vase, para mayor informacin, Comisin de Derechos Civiles (2009-
141
Carlos E. Ramos Gonzlez
IV. Recomendaciones
21 www.cpipr.org
143
Carlos E. Ramos Gonzlez
144
La libertad de expresin en Puerto Rico
Referencias
145
Carlos E. Ramos Gonzlez
147
148
Idsa E. Alegra Ortega
Las barreras a
la participacin
poltica de las
mujeres y los
derechos humanos
Introduccin
L
as mujeres, a travs de la historia de la humanidad, han luchado
por sus derechos. Las reivindicaciones giran en torno a la
igualdad entre hombres y mujeres, el acceso a la educacin, el
derecho al voto, las oportunidades de empleo, los servicios de salud,
mejor vivienda y, ms recientemente, por la integracin al desarrollo,
el fin de la violencia de gnero, los derechos reproductivos, la paz y
los derechos humanos. No obstante los logros en cada uno de dichos
renglones, todava falta mucho para erradicar las desigualdades, el
discrimen y la violencia contra las mujeres.
En este ensayo se analizan las barreras encontradas por las mujeres
puertorriqueas para acceder al poder y a una mayor participacin
poltica. Se parte de una perspectiva que cuestiona las relaciones de
poder, las instituciones y las prcticas sociales que marginan a las
mujeres de algunos espacios en este caso particular de la poltica.
Se analiza la participacin de las mujeres y el resultado de las
elecciones de 2000 y 2008 celebradas en Puerto Rico. Se considera la
participacin poltica consustancial a los derechos civiles y polticos
de la primera generacin de derechos humanos, por lo cual se
cuestiona por qu todava un escaso nmero de mujeres se dedica
a la poltica. Finalmente, se proponen estrategias para potenciar el
liderazgo de las mujeres en la gestin de la vida pblica.
149
Idsa E. Alegra Ortega
Qu es la participacin poltica?
Esto demuestra que las mujeres tienen los requisitos para ejercer su
derecho al voto y estn en disposicin de participar en las decisiones
155
Idsa E. Alegra Ortega
Consideraciones finales
171
Idsa E. Alegra Ortega
Referencias
173
174
Madeline Romn
Sobre el derecho
y sobre lo humano:
inventario de
violencias
I.
P
lantea Agnes Heller (1992) en su ensayo Rights, Modernity, De-
mocracy que la imaginacin moderna surgi justo en el mo-
mento en que camos en cuenta que, arreglos sociales que se
vivan como si fuesen naturales son construcciones humanas y por
ende podemos deconstruirlas. Para Heller, la Modernidad es un ex-
perimento en el que nos hemos embarcado y uno en el que la coexis-
tencia humana puede ser renegociada y renegociada. La Modernidad
tiene que ver con una concrecin cada vez mayor de la libertad. En
este sentido, la modernidad de la Modernidad se determina por el
lugar que le confiere al sujeto autodeterminado. A su vez, la Moder-
nidad en tanto sociedad individualizada supone el reconocimiento,
como plantea Zygmunt Bauman (2001), de que la individualidad es
un destino al interior de estas sociedades y no una opcin1. La socie-
dad moderna, para Bauman, existe en su actividad individualizadora.
Al presente, por ejemplo, el discurso en torno a la llamada autode-
terminacin de los pueblos promovido por los imaginarios socialista
y de liberacin nacional ha sido progresivamente complementado y,
en ciertos casos, sustituido por el de la deseabilidad de la autode-
terminacin de las personas: autodeterminacin que se ha suscita-
do tambin desde el imaginario poltico y jurdico producido por los
II.
entidad no dividida, como una mismidad. Hoy por hoy, casi todos los cam-
pos de teorizacin contempornea nos convocan a producir una lectura
ms compleja de lo que es el sujeto humano.
178
Sobre el derecho y sobre lo humano: inventario de violencias
nocer que el sujeto humano no tiene ningn sustrato verdadero que eman-
cipar.
180
Sobre el derecho y sobre lo humano: inventario de violencias
III.
3. La problemtica policial
4. La problemtica carcelaria
14 http://www.acento.com.do/index.php/news/3308/56/Los-dominicanos
-sufren-discriminacion-y-persecucion-en-Puerto-Rico.html
15 http://www.youtube.com/watch?v=OdTXUavJ_0A
16 https://www.adendi.com/archivo.asp?Xnum=898884&year=2011&mon=2
17 Si bien tanto desde el propio trayecto de la demanda de clase de Car-
5. La tendencia a la criminalizacin
00A9175C3/0/LibroCorreccion_2009.pdf
19 Tanto la Administracin de Correccin local, como las estipulaciones
que se derivan del caso Morales Feliciano mantienen una poltica de forzar
la convivencia de confinados de bandos hostiles entre s, y esto no empece
a las recomendaciones histricas que se han producido en la direccin
contraria. Esta posicin de la Administracin constituye, como ha sido
sealado por la American Civil Liberties Union, captulo de Puerto Rico (en
su estudio sobre las muertes de confinados por causas desconocidas en
la Institucin Correccional Guerrero en Aguadilla en el 2010), una falta a la
responsabilidad del Estado de investigar posibles violaciones de derechos
humanos ante las muertes de personas bajo su custodia. Ver http://www.
aclu-pr.org/ES/Noticias/Publicaciones/report_informe_guerrero.pdf
187
Madeline Romn
20 http://www.wapa.tv/noticias/locales/piden-tiempo-habitantes-de-vi-
llas-del-sol_20091111173333.html
21 Constituyendo un atentado al Artculo uno de la Declaracin de Dere-
IV.
24 http://www.wattpad.com/384069-la-transparencia-del-mal-jean-baudri-
llard? p=48
25 http://www.wattpad.com/384069-la-transparencia-del-mal-jean-baudri-
llard? p=50 Por ejemplo, como cuando la violencia contra las mujeres au-
menta a ms espacios de libertad y autonoma se abren para stas, o bien
contra los sectores gay, lsbico y transgnero cuanto ms terreno poltico y
social van ganando sus luchas.
26 La pregunta es tambin, e invariablemente, la pregunta del que est
Referencias
191
Madeline Romn
192
Carmen Concepcin
Justicia, ambiente
y movilizacin
social en
Puerto Rico 1
E
n la comunidad internacional hay una creciente tendencia a
reconocer los asuntos ambientales como asuntos de derechos
humanos. Una de las maneras en que se ha establecido esta
conexin es desde el discurso de la justicia ambiental, que atiende
los riesgos e impactos ambientales en las comunidades humanas.
De manera significativa, este discurso trajo las cuestiones de
desigualdad y justicia social al mbito de los asuntos ambientales.
Por su origen vinculado a un movimiento social, la nocin de justicia
ambiental destaca la dimensin de la accin poltica, que es crucial
para la aplicacin efectiva de un derecho humano al ambiente. La
propuesta de asociar el discurso de justicia ambiental con el marco
de los derechos humanos abre un espacio productivo desde el cual
abordar el tema de este libro.
La justicia ambiental ha estado presente en la prctica poltica, en
la discusin pblica y en la literatura acadmica a nivel internacional
por dos dcadas. En su trnsito a otros lugares y contextos, el
concepto inicial de justicia ambiental desarrollado en Estados Unidos
ha evolucionado, nutrindose de una pluralidad de significados
y principios (Walker y Bulkeley, 2006). Pero la multiplicidad de
significados y la diversidad de contextos en que ocurren los conflictos
ambientales plantean retos significativos para acercarse a una nocin
global de justicia ambiental.
3 En sus guas para los procesos de NEPA, la EPA define justicia ambien-
tal como el trato justo y el involucramiento significativo de toda la gente en
el desarrollo, la implantacin y el hacer cumplir las leyes y los reglamentos
ambientales.
198
Justicia, ambiente y movilizacin social en Puerto Rico
Problemas
Acceso a
Riesgo de con ubicacin Acceso a
Proteccin las playas y
contaminacin, de proyectos Poltica servicio
de y acceso Defensa del Desparrame construccin
LUGAR/PROYECTO/GRUPO amenaza a la de desarrollo de confiable
a recursos territorio* urbano desmedida y
salud pblica y residencial, energa de agua
naturales excluyente en
ambiente turstico, industrial, potable
las costas
infraestructura
Comunidades de Catao
X X
(Operacin de planta termoelctrica)
Comunidades de Piones, Loza
X X X X
(Proyectos PFZ Properties Inc./Costa Serena)
Oposicin al Superacueducto X X
*Incluye amenaza de desplazamiento, integridad de la comunidad, defensa del patrimonio cultural y natural y defensa de
terrenos pblicos y patrimoniales.
205
Carmen Concepcin
207
Carmen Concepcin
sin Industrial de Puerto Rico v. Junta de Calidad Ambiental, 145 DPR 908
(1998), la controversia en torno al establecimiento de la propuesta planta
de carbn de Applied Energy Systems (AES) en el municipio de Guayama; y
en Junta de Calidad Ambiental y Autoridad de Acueductos v. Misin Industrial
de Puerto Rico, 97 JTS 34, el caso en torno a la ubicacin del Superacueducto
del Norte.
210
Justicia, ambiente y movilizacin social en Puerto Rico
Reflexiones finales
216
Justicia, ambiente y movilizacin social en Puerto Rico
Referencias
220
Dagmar Guardiola Ortiz
Los derechos
humanos en
Puerto Rico:
pobreza, desigualdad
y polticas sociales
E
ste trabajo parte de la premisa de que la pobreza y la desigualdad
en Puerto Rico son causa y producto de las violaciones de
los derechos humanos. La extensin de estos problemas los
convierten, probablemente, en las violaciones ms graves a estos
derechos. Existe una causalidad recproca entre la persistencia y
acentuacin de la pobreza y la violacin de los derechos humanos.
De forma simultnea, la pobreza es expresin, efecto y resultado de
estructuras que han vulnerado de manera crnica.
La defensa de los derechos humanos de las personas en situacin
de pobreza y desigualdad debe ser preocupacin de todo el cuerpo
social como elemento medular para erradicarla, beneficiando al
conjunto de la sociedad para propiciar un clima para el crecimiento,
la convivencia pacfica y la democracia. En este trabajo se analiza la
complejidad de la situacin de tales derechos referidos a la pobreza y
la desigualdad en que vive gran parte de la poblacin puertorriquea
en el contexto colonial del pas y articulan algunas reflexiones para
su atencin desde la poltica social.
Contexto
Pobreza y desigualdad
Vivienda
sino que pertenecen a ella, y por ello son parte del entramado de
relaciones sociales que alimenta su funcionamiento. Es obvio, por
tanto, que la pobreza no puede sino ser el resultado de los valores y
estrategias de accin mediante la implantacin de polticas sociales,
mayormente formuladas en los Estados Unidos. Desde este punto de
vista, podemos afirmar que la pobreza es slo una de las expresiones
de un problema ms complejo: los modos de insercin social de
las personas y las formas en que se mantiene la cohesin social en
una sociedad profundamente desigual como la nuestra. La realidad
social puertorriquea evidencia a la saciedad la conceptuacin e
implantacin de la oferta o men neoliberal criollo en las vertientes
de: desarrollo humano; priorizacin de la pobreza; nocin de lo
bsico; igualdad de oportunidades, y poltica social.
Las polticas sociales se conciben como la expresin materializada
en bienes, servicios y transferencias monetarias de los derechos
sociales, los que segn Ferrajoli (2006) articulan fundamentalmente
obligaciones de prestacin, de proteccin y de respeto, por parte
del estado. No obstante, para encarar la pobreza de acuerdo con
Espina Prieto (2008) se requiere considerar simultneamente las
mltiples dimensiones del fenmeno. Entre otros, su dinmica micro-
macro, social-individual, histrica y cultural, estructural y simblica,
las diferencias de sus expresiones en los pases industrializados y
perifricos, en economas pequeas y de escalas mayores. Por lo que
se requiere un repertorio tambin mltiple de opciones de manejo
que no excluyan las posibilidades estatales o extra-estatales de
intervencin (Espina Prieto, 2008: 80).
La nocin de lo bsico dentro de esta concepcin se remite al
paquete elemental diferenciado de servicios para la supervivencia,
tales como, alimentos, vivienda, salud, educacin, entre otros,
focalizados en los indigentes y otros sectores de pobreza extrema.
Finalmente, la poltica social es definida sectorialmente en base
a criterios de gobernabilidad, como poltica del estado con metas
sociales fijas que deben lograrse al menor costo posible. Desde una
perspectiva tica crtica vinculado al ascenso del discurso neoliberal
individualista de los derechos humanos ha ocurrido un proceso de
subordinacin de stos. Estos son esenciales para las estrategias de
235
Dagmar Guardiola Ortiz
240
Los derechos humanos en Puerto Rico: pobreza, desigualdad...
Referencias
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Dagmar Guardiola Ortiz
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3263
242
Los derechos humanos en Puerto Rico: pobreza, desigualdad...
243
244
Osvaldo Burgos Prez
Comunidades
LGTTB: con
sus derechos
en el clset
D
iscutir el estado de los derechos humanos en Puerto Rico sin
incluir la agenda de cmo proteger a las personas que com-
ponen las comunidades lsbica, gay, bisexual, transexual y
transgnero (en adelante lgbtt por sus siglas) sera una tarea in-
completa. Cuando se trata de estas comunidades es imprescindible
atender el asunto de sus derechos humanos desde una mirada par-
ticular pues se trata de uno de los sectores de nuestra sociedad con
mayor grado de exclusin, si no el ms excluido. Eso es lo que pre-
tendo hacer en este ensayo: insisitir en la necesidad de colocar los
derechos humanos de la comunidad lgttb como un asunto central y
definitorio de nuestra calidad de vida democrtrica.
Al examinar los instrumentos de derechos humanos ms impor-
tantes en el mundo y en nuestra jurisdiccin entre ellos la Decla-
racin Universal de Derechos Humanos y la Carta de Derechos de
la Constitucin del Estado Libre Asociado (ELA) parecera que el
problema est resuelto. Son mltiples las disposiciones que, de ma-
nera inequvoca, reconocen derechos tales como la inviolabilidad de
la dignidad del ser humano, la libertad, la igualdad, la prohibicin del
discrimen, el derecho a la vida, la igual proteccin de las leyes, la pro-
teccin contra tratos crueles, inhumanos o degradantes, el derecho a
la intimidad y otros de similar naturaleza.
Lamentablemente, y a pesar del reconocimiento explcito de estos
derechos, son incontables las personas que no pueden disfrutarlos.
Dentro de este grupo estn las que transitan por las reas grises
existentes entre lo que la construccin social ha determinado sin
contar con la participacin de aqullas como lo correcto y lo inco-
rrecto. As se excluye de buena parte de la proteccin del sistema
245
Osvaldo Burgos Prez
ro que ha sido firmada por 85 de los 192 miembros de ese foro mun-
dial, incluyendo todos los pases de la Unin Europea y los EEUU. El
primer opositor de esta Resolucin fue el Vaticano seguido por los
pases rabes. Sorprendentemente, el propio Secretario General de
la ONU, el Sr. Ban Ki Moon, plante que esta Resolucin resultaba ser
innecesaria. No obstante estos avances es obvio que todava queda
mucho por hacer para seguir educando al liderato internacional so-
bre el asunto de los derechos de todas las personas.
La tendencia a favor de terminar el discrimen en esta rea, sin
embargo, es clara. En el 2011 el Consejo de Derechos Humanos de
la ONU aprob una Resolucin en la que solicita a la Alta Comisio-
nada de ONU para los Derechos Humanos que realice una investiga-
cin sobre las leyes, prcticas y actos de violencia contra personas
debido a su orientacin sexual e identidad de gnero, en todas las
regiones del mundo. Lo que se pretende es auscultar en qu forma
la normativa internacional de derechos humanos puede aplicarse
para poner fin a la violencia y a las violaciones conexas de los dere-
chos humanos motivadas por la orientacin sexual y la identidad de
gnero.
Queda claro, que nos encontramos ante un asunto de derechos
humanos que est generando agrios debates pero que va ganando
terreno a paso lento pero seguro alrededor del mundo. No obstante,
a pesar de estos adelantos a nivel regional o internacional, cuando
miramos la realidad que viven las comunidades lgbtt en Puerto Rico,
el rumbo es distinto.
La adopcin
esfuerzo iniciado por la referida ley federal de 1990. No fue sino hasta
el 4 de marzo de 2002 que se adopt la Ley Nm. 46 que tuvo como fin
enmendar la Regla 171 de las de Procedimiento Criminal a los fines de
adicionar un apartado para considerar como circunstancia agravan-
te el hecho de que un delito se haya cometido motivado por prejuicio
hacia la vctima2.
A raz de la aprobacin de la Ley contra los Crmenes de Odio
de 2002, el entonces Superintendente de la Polica cre la Divisin
de Investigacin de Crmenes por Prejuicios de la Polica mediante
la Orden General Nm. 2003-31 cuya vigencia sera a partir de 2004.
Sin embargo, dicha divisin se encuentra totalmente inoperante en
la actualidad.
Cuando se aprob el Cdigo Penal3 que entr en 2005, esta disposi-
cin de la Ley Nm. 46 de 2002 se hizo formar parte del Artculo 72 (q)
del nuevo cuerpo normativo, estableciendo como una circunstancia
agravante el que el delito sea cometido por prejuicio, incluyendo la
orientacin sexual y la identidad de gnero como categoras objeto de
proteccin tal como se haba hecho en el ao 2002. Grupos de la dere-
cha fundamentalista de Puerto Rico se encuentran cabildeando ante
la legislatura para eliminar toda mencin a los llamados crmenes de
odio en el nuevo Cdigo Penal bajo la consideracin de la legislatura.
Luego de una reaccin vigorosa de la ciudadana la Legislatura ha de-
sistido hasta el presente de impulsar semejante atropello.
Ahora bien, independientemente de que desde el ao 2002 conta-
mos con la Ley denominada Ley contra Crmenes de Odio y que dicha
disposicin se hizo formar parte del Cdigo Penal en el ao 2004, lo
cierto es que a la fecha de este trabajo, la Polica no ha reportado un
solo caso bajo cualesquiera de estas disposiciones en nuestra Isla,
esto a pesar del reclamo de varios sectores de la sociedad, incluyen-
do activistas de las comunidades lgbtt, a los fines de que se adiestre
a la Polica para que puedan reconocer lo que constituye un crimen
motivado por odio o prejuicio y se comience a procesar los casos a
Han sido mltiples los intentos que se han realizado con el fin de
que nuestra legislatura apruebe medidas legislativas que redunden
en el reconocimiento de los derechos de las personas lgbtt, sin em-
bargo, todos han resultado atropellantes e infructuosos, con la salve-
dad de la Ley de Crmenes de Odio que hemos mencionado anterior-
mente, con el consabido resultado que ha tenido en la prctica.
A manera de ejemplo, en 2006 el Presidente del Senado Kenne-
th McClintock present el Proyecto del Senado 1585 para enmendar
varios incisos de la Ley Nm. 131 de 13 de mayo de 1943, conocida
como la Ley de Derechos Civiles de Puerto Rico, a fin de aadir entre
las razones por las cuales no se podr discriminar contra una perso-
na los impedimentos fsicos y su orientacin sexual. Esta medida fue
presentada por peticin de varios grupos defensores de los derechos
de las comunidades lgbtt. En un acto de patente antidemocracia, el
entonces senador y hoy convicto Jorge de Castro Font, haciendo uso
de sus prerrogativas como Presidente de la Comisin de Reglas y
256
Comunidades LGTTB: con sus derechos en el closet
6De dicho matrimonio haban nacido dos nios, un varn y una hembra.
Por acuerdo entre las partes, el padre retuvo la custodia sobre el varn y la
madre retuvo la custodia sobre la nia.
261
Osvaldo Burgos Prez
Negrn Garca indica que [n]o somos quien para condenar a un transexual
a ese eterno purgatorio.
9 Como cuestin de hecho, un caso en idnticas circunstancias fue pre-
265
Osvaldo Burgos Prez
13 Vale la pena destacar que el Procurador General para ese entonces era
del tribunal de instancia era errnea toda vez que el certificado de naci-
miento tiene como propsito recoger un dato histrico cierto al momento
del nacimiento, como lo es el sexo de una persona. Adujo que un transexual
que se somete a una operacin de reasignacin de sexo de hombre a mu-
jer sigue siendo hombre biolgicamente, ya que sus cromosomas siguen
siendo de varn; por lo que no ha ocurrido, verdaderamente, un cambio
de sexo. Argument, que darle curso a la solicitud de Delgado Hernndez
tendra como posible consecuencia que una persona que fuera transexual
contrajera matrimonio con una persona de su mismo sexo biolgico, en cla-
ra contravencin a las leyes del Estado Libre Asociado de Puerto Rico.
269
Osvaldo Burgos Prez
272
Comunidades LGTTB: con sus derechos en el closet
Conclusin
273
Osvaldo Burgos Prez
Referencias
275
276
Carlos Al Santiago Rivera
Estado actual
de los derechos
humanos laborales
fundamentales
en Puerto Rico
Introduccin
E
n este trabajo discuto cmo la comunidad internacional ha
consagrado diversos principios laborales fundamentales como
derechos humanos y elaboro un examen de su pertinencia.
Analizo el impacto de la Declaracin de Derechos y Principios Fun-
damentales del Trabajo, que la Organizacin Internacional del Tra-
bajo (OTI) aprob desde 1998 y otras declaraciones que concretizan
en tiempo reciente esa Carta Magna. La exposicin consta de tres
partes: (1) la presentacin de la evolucin de la nocin de derechos
laborales como derechos humanos y su impacto en Puerto Rico; (2)
una descripcin de la normativa internacional sobre derechos huma-
nos laborales fundamentales y (3) la verificacin del cumplimiento
de esa normativa.
Defensora de la libertad sindical y otros derechos humanos, la
OIT es tambin promotora efectiva y permanente de justicia social
en un marco de consenso social tripartita en donde el gobierno, la
empresa privada y los trabajadores participan.1 Para ilustrar el vn-
culo entre la OIT y los derechos laborales analizo la evolucin de
la nocin de derechos laborales como derechos humanos desde la
Declaracin relativa a los Fines y Objetivos de la Organizacin de
1944, a travs de los Convenios del Trabajo que la OIT ha aprobado
y difundido en sus Conferencias Internacionales del Trabajo, hasta
279
Carlos Al Santiago Rivera
Marco conceptual
Normativa internacional
julio de 1978.
14 14 Los principios esenciales de derecho del trabajo consignados en la
1966
Protocolo de San Salvador (e), 1988 Art. 6 Art.8 Art. 3 y 7 a. y c. Art. 7 f. y 16
Convencin sobre la Eliminacin de Art. 11.1.a) Art. 7 c) Art. 11.1 b), c), d); 11.2
la Discriminacin Contra la Mujer a) y Art. 15
(f ), 1979
Declaracin de Derechos y 1(b) 1(a) 1(d) 1(c) 1(d)
Principios Fundamentales del
Trabajo, 1998
Declaracin de Justicia Social para I.A (iv) I.A (iv) I.A (iv) I.A (iv) I.A (iv)
una Globalizacin Justa Programa de
2008(q) Trabajo Decente
Pacto Global para la Creacin de I, 8; II, 14, 1) I.8; II, 7-8, 12, 3, 14 I,8; III, 24 I.8; ; II, 14, 1) I. 8; II, 1-5
Empleos (Trabajo Decente) ii; III, 15
2009(r)
Convenios Internacionales del 29(g) y 105 (h) 87(i), 98(j) y 100(l) y 111(m) 138(n) y 182(o)
Trabajo de la OIT 135(k) 150(p)
Fuente: a. Adoptada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 10 de Diciembre de 1948; b. Aprobada en
la Novena Conferencia Internacional Americana de 1948; c. Adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 16 de
Diciembre de 1966; d. Adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 16 de Diciembre de 1966; e. Protocolo Adicio-
nal a la Convencin Americana sobre Derechos Humanos en Materia de Descolonizacin, Suscrito por la Asamblea General de la
OEA, San Salvador, El Salvador, 17 de Noviembre de 1988; f. Adoptada y abierta a la firma, ratificacin y adhesin por la Asamblea
General de NN.UU., el 18 de Diciembre de 1979; g. Convenio sobre Trabajo Forzoso, adoptado por la Conferencia Internacional
del Trabajo (CIT) de 1930; h. Convenio sobre la Abolicin del Trabajo Forzoso, adoptado por la CIT de 1957; i. Convenio sobre
la Libertad Sindical y la Proteccin del Derecho de Sindicacin, adoptado por la CIT de 1948; j. Convenio sobre el Derecho de
Sindicacin y de Negociacin Colectiva, adoptado por la CIT de 1949; k. Convenio sobre los Representantes de los Trabajadores,
adoptado por la CIT de 1971; l. Convenio sobre la Igualdad de Remuneracin, adoptado por la CIT de 1951; m. Convenio sobre la
Discriminacin en materia de empleo y ocupacin, adoptado por la CIT de 1958; n. Convenio sobre la Edad Mnima, adoptado por
la CIT de 1973; o. Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil, adoptado por la CIT de 1999; p. Convenio sobre la Adminis-
tracin del Trabajo, adoptado por la CIT de 1978; q. adoptada por la 97va Conferencia Internacional del Trabajo; r. adoptada por
98va Conferencia Internacional del Trabajo, el 19 de julio del 2009.
Estado actual de los derechos humanos laborales fundamentales...
291
Carlos Al Santiago Rivera
297
Carlos Al Santiago Rivera
299
Carlos Al Santiago Rivera
Referencias
301
Carlos Al Santiago Rivera
302
Esther Vicente y Patricia Otn Olivieri
Los derechos
reproductivos y los
derechos sexuales
I. La proteccin internacional
L
os derechos reproductivos y los sexuales son ya reconoci-
dos como parte integral de la agenda de derechos humanos.
Ya se han incorporado en el discurso normativo y jurdico
nacional e internacional. En la esfera del derecho internacional se han
aplicado los derechos humanos genricos al mbito de la reproduc-
cin, y hasta cierto grado a la esfera de la sexualidad, para definir las
garantas que conocemos como derechos sexuales y reproductivos.1
En este ensayo trazamos la trayectoria del reconocimiento de es-
tos derechos e ilustramos que ha sido un largo proceso no lineal
en el que se observan avances y ciertos reveses. Pretendemos con
3 http://www.un.org/womenwatch/daw/beijing/platform/index.html (lti-
310
Los derechos reproductivos y los derechos sexuales
7 OEA/Ser.P AG/doc.4867/08.
311
Vicente / Otn Olivieri
313
Vicente / Otn Olivieri
tyInformationforPatientsandProviders/UCM109775,http://www.time.com/
time/nation/article/0,8599,1333925,00.html#ixzz1Ytz3xx58, http://www.was-
hingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2006/08/24/AR2006082400559.
html. (ltima visita a estas pginas el 26 de marzo de 2012).
318
Los derechos reproductivos y los derechos sexuales
mino, et al. v. Frank M. Torti, Acting Commissioner of the Food and Drug Admi-
nistration, No. 05-CV-366-(ERK)(VVP), a travs de http://reproductiverights.
org/sites/crr.civicactions.net/files/documents/Decision_FDA_2009_NY.pdf
(ltima visita 26 de marzo de 2012).
19 Id, a las pginas 2-4.
20 Qued pendiente de la orden del Tribunal que el FDA reconsiderara su
Derecho al aborto
321
Vicente / Otn Olivieri
Reflexiones finales
327
Vicente / Otn Olivieri
E
l derecho a la informacin es indispensable para una participa-
cin democrtica efectiva de los ciudadanos en nuestra socie-
dad. En el marco de la discusin de los derechos humanos, ese
derecho es en demasiadas ocasiones obviado o limitado a un asunto
de acceso. En Puerto Rico, ese derecho est implcito en la seccin 4
de la Carta de Derechos de nuestra Constitucin que consigna bajo el
Artculo II el derecho a la; Libertad de palabra y de prensa; reunin
pacifica; peticin para reparar agravios (http://www.lexjuris.com/
lexprcont.htm).
Tener libertad de palabra y prensa presupone al menos acceso a
la informacin. Esta declaracin constitucional de 1952 resulta aho-
ra a todas luces insuficiente pues vivimos en un momento histrico
caracterizado como era de la informacin o del conocimiento.
Esta caracterizacin de la sociedad en la que habitamos establece,
sin lugar a dudas, la importancia de que toda la ciudadana tenga de-
recho a la informacin como elemento bsico para organizar su vida
y contribuir al bienestar de su comunidad.
Cualquier ciudadano o habitante de esta Isla necesita tener garan-
tizado ese acceso y la posibilidad de utilizar la misma para su bene-
ficio sin menoscabo del bienestar social. Existe, pues la necesidad
de abordar lo que representa e implica para la ciudadana el tener
limitado este derecho y ms an el no poseer las destrezas y conoci-
mientos que permitan hacer uso de documentacin y recursos a los
que s se tiene acceso para disfrutar una mejor calidad de vida en una
sociedad crecientemente tecnolgica.
Este artculo aborda el tema del derecho a la informacin. Co-
mienza con una discusin sobre este derecho como parte esencial
329
Jos Snchez Lugo
332
El derecho a la informacin en la sociedad del conocimiento
Alfabetizacin informacional
Comentarios Finales
346
El derecho a la informacin en la sociedad del conocimiento
Referencias
348
Yolanda Cordero Nieves
El discrimen
poltico en el
empleo pblico
L
a discriminacin es el acto de hacer distinciones entre perso-
nas a base de la presencia o ausencia de alguna caracterstica.
Cuando la caracterstica que se utiliza para hacer tales distin-
ciones es la afiliacin o la preferencia poltica, la accin es califica-
da como discrimen poltico. La Declaracin Universal de Derechos
Humanos de la Organizacin de las Naciones Unidas de 1948 afirma
que la igualdad de derechos y libertades de las personas no pue-
den ser limitados por motivo de su opinin poltica. Por su parte,
la Organizacin Internacional del Trabajo, en el Convenio Relativo
a la Discriminacin en Materia de Empleo y Ocupacin de 1958,
proscribi cualquier distincin, exclusin o preferencia por motivo
de opinin poltica que tenga por efecto anular o alterar la igual-
dad de oportunidades o de trato en el empleo y la ocupacin
(Artculo 1.a).
En el marco de los derechos humanos, se parte de la premisa de
que los seres humanos, simplemente al existir, tienen unos derechos
inalienables, independientemente de si el Estado as los reconoce.
Esto convierte la lucha por la defensa de los derechos humanos en
una de carcter humanista, que trasciende el marco legal de los de-
rechos civiles. En cambio, los derechos civiles, muchas veces, son
legislados y conferidos a los ciudadanos que viven dentro del esta-
do de derecho de un pas. Esta distincin es importante reconocerla
porque los derechos civiles, conferidos a travs de legislacin pue-
den dar la impresin de plasmar el espritu de la Declaracin Univer-
sal, aun cuando ese no sea el caso. Tomemos el ejemplo de Puerto
Rico. La Constitucin del Estado Libre Asociado reconoce derechos
inalienables y prohbe el discrimen poltico. Sin embargo, la protec-
349
Yolanda Cordero Nieves
350
El discrimen poltico en el empleo pblico
356
El discrimen poltico en el empleo pblico
Conclusiones
366
El discrimen poltico en el empleo pblico
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368
Csar A. Rey-Hernndez
Trata humana en
Puerto Rico: un
problema de
derechos humanos*
E
n pleno siglo XXI se recrea un cuadro de violaciones de dere-
chos humanos en Puerto Rico sobre la poblacin ms vulnera-
ble que conocemos: nuestros nios y nias. Este asunto, que
no es priorizado por las autoridades de Puerto Rico en lo referente a
su poltica pblica, se podr constituir en piedra angular de nuestra
discusin sobre la infancia boricua. Este trabajo pretende dibujar el
cuadro de la Trata en Puerto Rico, fenmeno que rescatamos hace un
ao, a propsito de la investigacin que la Fundacin Ricky Martin,
la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Ro Piedras y la Universi-
dad de Johns Hopkins, a travs del Protection Project iniciamos como
equipo sobre un tema que hasta entonces pareca proscrito.
Inspirado en esa investigacin, ste trabajo presenta en primera
instancia el panorama mundial de la trata mirando su entretejido
operacional en la globalizacin, seguido por su impacto en Puerto
Rico y, finalmente, la gestin sociolgica y de poltica pblica que
enfrentamos. La pobreza en la infancia es el teln de fondo de la tra-
ma de este mercado est inserta en el mercado que esta inserta en
nios que nacen con bajo peso; la mayor tasa de mortalidad infantil;
una elevada tasa de nacimientos en adolescentes; un mayor nmero
de desertores escolares; una elevada proporcin de mortalidad de
adolescentes entre los 15 y los 19 aos, y el nmero elevado de nios
que vive en familias con slo uno de los padres. De los diez indicado-
res, seis aumentaron aunque no de forma dramtica con respecto
al informe publicado un ao antes. Este es el teln de fondo de nues-
tra realidad social que coadyuva a la elaboracin de un cuadro que
an en nuestro pas no recibe an una respuesta de poltica pblica
que permita enfrentar de manera eficaz estos males sociales. De he-
cho, la tendencia es a ocultar los mismos.
El trfico organizado representa uno de los crmenes ms sinies-
tros en Estados Unidos. El Servicio de Inmigracin y Aduanas trabaja
este tipo de casos desde 2003 bajo la llamada Operacin Depreda-
dor ya ha generado ms de 11,500 arrestos, segn expres un funcio-
nario. Sin embargo, la actividad criminal organizada no es requisito
para el establecimiento del crimen, aunque sta sea de principal en-
vergadura.
En la Isla se han encontrado casos de trfico de grupos o trata
individual, aunque falta todava muchas labor que realizar para do-
cumentar exactamente cul es la incidencia de este problema en, y
desde, la Isla. Algunos casos particulares nos dan una medida de cun
serio el problema podra ser. Por ejemplo, hace unos aos se acus a
una madre que explotaba sexualmente a una nia de 10 aos a cam-
bio de recibir dinero por parte del depredador (El Nuevo Da, 2007).
En nuestras entrevistas con funcionarios federales, al igual que en el
Departamento de Justicia y la Polica, se han encontrado casos de
nios/as que se han utilizado para fines de pornografa por parte de
sus familiares. No obstante, estos casos por ser protagonizados por
familiares pueden y deben ser considerados ms serios que los casos
de crimen organizado, ya que stos, generalmente, involucran padres,
tos, primos, padres de crianza o algn pariente que ha sido responsa-
ble de proteger a los nios/as. Debe promoverse legislacin dirigida a
enmendar las leyes de nios/as para que se duplique la pena en casos
de explotacin que involucre a padres, parientes u otro familiar.
En esa relacin de explotacin individual versus una red organiza-
da y sus derivados de trata y trafico, la cientfica social Teresa Ulloa
377
Csar A. Rey-Hernndez
Hogares sustitutos
IV. Recomendaciones:
384
Trata humana en Puerto Rico: un problema de derechos humanos
Referencias:
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Departamento de la Familia. (2003-2004). Compendio de Estadsticas
Sociales. San Juan, PR: Secretaria Auxiliar de Planificacin e Infor-
mtica.
385
Csar A. Rey-Hernndez
388
Trata humana en Puerto Rico: un problema de derechos humanos
389
390
Ruth Nina-Estrella
Inmigracin,
discriminacin
y educacin
intercultural
T
oda ciudad es una expresin de multiculturalidad en donde
cada uno de sus espacios urbanos refleja la diversidad de sus
habitantes. Es en el transitar entre los espacios pblicos y
privados que se puede observar personas de distintas nacionalida-
des, gnero, idioma, raza, ideologa y clase social habitando en un
mismo espacio geogrfico. En la actualidad las diferencias culturales
marcan territorialmente formas de vida que se reflejan en diversos
patrones de comportamiento y conflictos interculturales (Laca, 2008;
Diez, 2004). As vemos cmo se transita actualmente entre un mundo
de dicotomas: rural-urbano, privado-pblico, de afuera-los de aqu,
nacional-internacional, local-global, legal-ilegal, inclusin-exclusin y
lo homogneo-heterogneo. Se puede afirmar, por tanto, que en este
mundo de dicotomas es esencial asumir una postura que valore y
fomente la diversidad.
La diversidad cultural, entendiendo por ello valorar lo dismil, im-
plica que lo multicultural se convierta en lo intercultural (Esteban
& Bastiani, 2010). Desde este paradigma se parte del dilogo mutuo
y el intercambio con el fin de garantizar la libertad, la igualdad y la
cohesin social, sin perder las identidades culturales. El multicultu-
ralismo, por lo tanto, no aborda la convivencia de las culturas, sino
la coexistencia de stas (Paz, 2007).
La interculturalidad, en cambio, parte de la aceptacin de los de-
rechos humanos como una norma de convivencia legtima y acepta-
ble. Son tres sus principios bsicos: 1) ciudadana, que implica otor-
gar derechos y luchar en contra del racismo y la discriminacin; 2)
derecho a la diferencia, que conlleva el respeto a la identidad de toda
persona; y el 3) unidad en la diversidad, lo cual se materializa en la
391
Ruth Nina-Estrella
392
Inmigracin, discriminacin y educacin intercultural
El Otro
Migracin y discriminacin
& Pessar, 1991; Bentez, 1997; Hernndez & Rivera-Batiz, 1997; Her-
nndez Angueira, 1990).
La discriminacin se puede observar principalmente en la interac-
cin entre grupos puertorriqueos y dominicanos al producirse acti-
tudes de prejuicios, xenofobia y estereotipos. As vemos cmo la ima-
gen del dominicano se asocia con otros atributos: ilegales, negros,
ignorantes y pobres (Burgos & Torres, 2000). Esta imagen negativa de
parte de la sociedad receptora, demuestra que existe un desconoci-
miento sobre este grupo cultural, lo que motiva a que se produzcan
actos de intolerancia que conllevan situaciones de conflicto.
Entre las investigaciones recientemente realizadas sobre la discri-
minacin, se encuentra el estudio con lderes comunitarios hablando
sobre el conflicto intercultural entre dominicanos y puertorriqueos
(Nina, 2010). Lderes comunitarios de la ciudad de Ro Piedras al ser
entrevistados reconocieron que la relacin entre estos grupos cul-
turales es muy mala, debido a la existencia de una actitud negativa
hacia los dominicanos de parte de los puertorriqueos. Por ejemplo,
una lder dominicana que seala Me discrimina por ser negra, porque
los dominicanos son negros, para mucha gente. Y no es fcil cuando t
vas a buscar trabajo, y tienes que hacerle una pregunta a alguien en la
calle, lo primero que te dicen es: T tienes que ser dominicana! no
quieren darte un trabajo por ser de dnde eresEso es discriminacin.
Mientras que, otra lder establece: aqu la gente discrimina demasia-
do y todos somos iguales, somos hijos de Dios yo conoc una seora
dominicana que le deca a la nena que no hablara en la guagua para
que no supieran que era dominicana y la muchacha por poco se queda
muda.
Por otra parte, est el informe sobre la Polica de Puerto Rico
(PPR), en el cual se identifica a los agentes del orden como una de
las principales entidades gubernamentales que mas discriminan so-
bre los dominicanos. La Polica ejerce prcticas contra personas de
origen dominicano en violacin a la Decimocuarta Enmienda, la Ley
de Calles Seguras, y el Titulo VI (Departamento de Justicia de los Es-
tados Unidos, Divisin de Derechos Civiles, 2011). Estableciendo La
PPR ha enfrentado varias denuncias con respecto a sus acciones po-
liciacas contra los dominicanos, incluyendo alegaciones de que los
agentes de la PPR rutinariamente emplean el uso de fuerza excesiva,
401
Ruth Nina-Estrella
Conclusiones
1 Se han producido tres vdeos educativos: (1) Voces con Eco: Imgenes
de la vida cotidiana de los residentes y comerciantes del casco de Ro Pie-
dras de diferentes culturas, quienes conversan sobre la diversidad cultural
de la ciudad y los conflictos que enfrentan ante este contexto social; (2)
[MI] Ro Piedras : Constituye una galera virtual sobre la construccin de
la ciudad y de los espacios pblicos y privados utilizados por parte de los
residentes; (3) Capetillo nm. 12: Presentan a la comunidad dominicana que
habita en un sector conocido como Capetillo. Entre las imgenes de la vida
urbana la comunidad dialoga sobre sus necesidades, problemticas e iden-
tidades con la ciudad de Ro Piedras.
404
Inmigracin, discriminacin y educacin intercultural
405
Ruth Nina-Estrella
Referencias
408
Leonides Santos y Vargas
Biotica y
derechos humanos
E
n el Puerto Rico de finales del siglo XX y comienzos del siglo
XXI se ha verificado una infinidad de actos que no slo atentan
contra el equilibrio de la naturaleza y sus ecosistemas sino que
inciden sobre la salud de las comunidades. A nombre del urbanis-
mo, del progreso industrial o vial, se han multiplicado los actos de
destrozos en la flora, la eliminacin del hbitat natural de muchas
especies animales y vegetales, la alteracin de la topografa, la con-
taminacin de los afluentes, la contaminacin del aire y la profusin
de vertederos clandestinos. Esos actos no son slo ofensas estticas.
Son ms graves como ofensas ticas ya que atentan contra la vida
en todas sus formas; perjudican la salud pblica y lastiman la convi-
vencia humana, sobre todo, el derecho a la convivencia digna de las
comunidades pobres.
Por otro lado, el sistema de servicios de salud puertorriqueo
sufri un giro a partir de 1993. Lo que antes se consideraba un ser-
vicio que el estado ofreca a nombre de la justicia social, hoy se ha
convertido en una empresa comercial privada. Con la privatizacin
de los servicios de salud, la salud y la enfermedad se han convertido
en oportunidades estratgicas para que corporaciones privadas de
planes mdicos se lucren del sufrimiento y miseria de las clases m-
dico-indigentes. Por efecto de la privatizacin, compaas de planes
mdicos que antes funcionaban como instituciones sin fines de lucro,
hoy funcionan como instituciones de lucro sin fin.
Las situaciones descritas arriba sugieren la necesidad de una re-
flexin que ilustre la toma de decisiones que cada caso plantea. La
biotica contempornea surge precisamente como una manera de
abordar racionalmente el anlisis y decisin en torno a situaciones
409
Leonides Santos y Vargas
La importancia de la biotica
413
Leonides Santos y Vargas
Globalizacin y salud
Implicaciones bioticas
424
Biotica y derechos humanos
Bibliografa relevante
Annas, G., & Grodin, M. (1992). The Nazi Doctors and Nuremberg Code:
Human rights in human experimentation. New York, NY: Oxford
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UNESCO. (2005). Declaracin sobre biotica y derechos humanos. Re-
cuperado de www.unesco.org/shs/ethics
425
426
Ana Mara Garca Blanco
La paz es posible
E
n este artculo comparto con ustedes el trabajo que hemos
llevado a cabo en la comunidad de Juan Domingo en Guaynabo
y su escuela Juan Ponce de Len durante los ltimos 40 aos,
recojo aquellas cosas que hemos aprendido y que pueden servir a
otros de ejemplo, no ya para imitar o copiar; no para decir que es
perfecta o que ha terminado su trabajo. Es ms bien una invitacin a
ver lo que es posible lograr cuando una comunidad se une por el bien
de sus pequeos.
Tenemos una gran oportunidad y un gran deber: nos toca
reconstruir nuestro pas. Propongo aqu que la labor escolar es un eje
principal de ese proceso. El trabajo con los nios es uno poderoso que
puede lograr grandes cambios y transformaciones sociales. Cuando
el nio es el horizonte, el ser humano se crece y acta como debera
en una sociedad de altura. Vengo de esa historia de comunidad y
escuela pequea; de una experiencia de participacin real; de haber
construido una escuela, y desde ella reconstruir un pedazo de nuestra
sociedad que estaba roto.
Esta historia tiene elementos dignos de reconocer y celebrar.
Nuestra escuela se hizo para el nio, en colectivo, con muchas mesas
redondas, desde la comunidad, con la gente de la comunidad.
Presentar primero nuestra historia. Luego analizar la interaccin
del nio y su escuela. Termino este breve ensayo con la posibilidad:
Puerto Rico puede ser un modelo de escuela efectiva para el Caribe
y otras partes del mundo. Comunidades de base y proyectos como el
nuestro aportan ya a una pedagoga distinta que es capaz de proponer
la paz.
427
Ana Mara Garca Blanco
Juan Domingo opt por este modelo hace veinte aos. Hizo reforma
desde la base y en la actualidad disfruta de una escuela sin desercin
ni violencia. En una modelo educativo en armona con el nio, sus
tendencia naturales y su vida. Una escuela que fomenta el desarrollo
de la conciencia practicando la solidaridad, cuidando el material de su
saln; sabiendo esperar, respetando el trabajo del otro, compartiendo
la merienda colectiva... haciendo el trabajo bien.
El nio se nutre observando al adulto participar y trabajar por
el bien comn. Puede visualizar cmo sus padres y maestros juntan
voluntades, negocian sus diferencias y reconstruyen los lugares
en donde se aprende y se habita. De esta forma se participa de una
cultura, de una experiencia total en donde reina el respeto, la alegra,
y la sana convivencia
Siempre me gusta contar una historia de nuestra escuela que
ocurri mientras funga de principal. Uno de nuestros nios gan una
beca por ser un ciudadano modelo. Gustavo entonces tena 7 aos de
edad. Me toc anunciarle el premio y felicitarle. Le expliqu que haba
ganado un premio y me pregunt el motivo. Le dije: t respetas a los
dems, haces bien tu trabajo, respetas el ambiente que te rodea....
Su respuesta fue contundente: Ana, yo no saba que ahora daban
premios por hacer uno lo que debe hacer. Me agradeci y regres
tranquilamente a hacer su trabajo en el saln. Me qued con las manos
llenas: la conciencia del deber.
Hace unos aos atrs Puerto Rico se uni para sacar a la Marina de
Vieques; era una invasin a todos, an para los que vivimos lejos de
La Isla Nena. Ahora debemos hacer lo mismo, unirnos para rescatar
la escuela puertorriquea, en donde todos los das se forman las
conciencias de miles de nios puertorriqueos y del Caribe.
Tener una buena escuela es posible. Es un buen punto de partida en
nuestra bsqueda de paz y en nuestra tarea de reconstruccin social.
440
Apndices
441
442
PONENCIA ANTE EL COMIT ESPECIAL DE
DESCOLONIZACIN DE LA ORGANIZACIN DE LAS
NACIONES UNIDAS 20 DE JUNIO DE 2011
Puerto Rico: A new Test for the Locally Inapplicable Standard, 80 New York
University Law Review 106. (http://www.law.nyu.edu/journals/lawreview/is-
sues/vol80/no1/NYU106.pdf)
4 Pueblo v. Martnez Cruz, 2006 T.S.P.R. 74.
445
Apndices
EXPRESAMENTE SOLICITAMOS:
Primero: Que incluya en la Resolucin de esta Comisin que Puerto
Rico es la nica jurisdiccin en el Mundo donde sus constituyentes
abolieron constitucionalmente la pena de muerte de acuerdo a
la voluntad del pueblo y a pesar de ello se impone una legislacin
de Estados Unidos en la que autoriza la pena capital mediante un
proceso judicial en un idioma distinto al vernculo;
Segundo: Se adopte una resolucin en la que se requiera al
Gobierno de los Estados Unidos que declare de forma total e
inmediata una moratoria en las certificaciones de casos de pena de
muerte, y prohba su uso en los procesos judiciales ya iniciados ante
el Tribunal de Distrito Federal para el Distrito de Puerto Rico y;
Tercera: Al igual que otros ponentes solicitamos que el caso de
Puerto Rico sea referido para discusin al pleno de la Asamblea
General.
Estas tres peticiones responden a la voluntad de las naciones
soberanas expresada en la Resolucin 1514 (XV) de la Asamblea
General de las Naciones Unidas, la ms trascendental en sus primeros
veinte aos.
446
Carta del Comisionado Residente de Puerto Rico,
Pedro Pierluisi, solicitando la excarcelacin del
prisionero poltico Oscar lpez Rivera
August, 2010
Ronald L. Rodgers
Pardon Attorney
U.S. Department of Justice
1425 New York Avenue, NW
Suite 11000
Washington, DC 20530
2 Terrorists Without a Cause, Chicago Tribune, Mar. 18, 1980, pg. A2. In
addition, in a written statement submitted on April 19, 1997 to the U.S. House
448
Apndices
trial, the judge specifically instructed the jury that it could convict the
defendant of seditious conspiracythe most serious charge in the
indictmenteven if there was no proof that he had been personally
responsible for any of the bombings. These points should inform any
thoughtful and fair-minded examination of Mr. Lpez-Riveras request
for commutation.
Several other factors counsel in favor of commutation. These
factors include: Mr. Lpez-Riveras advanced age; the nearly three
decades he has served in prison, more than one-third of which he
spent in solitary confinement; his recent exemplary conduct while
behind bars, as evidenced by the Bureau of Prisons decision to
transfer him to a medium-security facility in 2008; and his prior
military service (for which he earned a Bronze Star in Vietnam).
In addition, I believe it is appropriate for you to consider the
fact that, of all the individuals affiliated with militant Puerto Rican
nationalist groups who were convicted during the 1980s of crimes
similar to or more serious than Mr. Lpez-Riveras, only Mr. Lpez-
Rivera remains in prison. All other individuals linked to these
organizations-a number of whom were sentenced to substantially
longer prison terms than Mr. Lpez-Rivera-have had their sentences
commuted or completed their prison terms.3 In light of the foregoing,
I strongly believe that a decision to commute Mr. Lpez-Riveras
sentence would bring closure to an unfortunate chapter in the close
but complex relationship between the United States and the U.S.
territory of Puerto Rico.
Sincerely,
Pedro R. Pierluisi
Member of Congress
451
452
Investigacin de la Polica de Puerto Rico
Departamento de Justicia de los Estados Unidos
Divisin de Derechos Civiles
5 de septiembre de 2011
RESUMEN EJECUTIVO
453
Apndices
mayo del 2010, y en el Capitolio en junio del 2010. Tan reciente como
en diciembre del 2010 y enero del 2011, agentes de la PPR utilizaron
llaves de estrangulacin simulada y tcnicas de puntos de presin
contra manifestantes que estaban resistiendo de manera pasiva o
que no representaban una amenaza significativa. En febrero del 2011,
los agentes empujaron, golpearon y rociaron a manifestantes en un
campus universitario, y lanzaron piedras y otros objetos a personas
que de igual manera no representaban una amenaza significativa. El
uso de fuerza excesiva por parte de los agentes de la PPR en estos
casos, junto con otras tcticas dirigidas a intimidar a manifestantes,
ha recibido gran atencin pblica y desalienta a los residentes de
Puerto Rico de participar en actividades protegidas por la Primera
Enmienda. Aunque reconocemos que las huelgas prolongadas y las
manifestaciones civiles ejercen presin sobre el personal de la PPR y
sus recursos, Puerto Rico no debe flaquear en su deber de defender
los derechos fundamentales de todos sus residentes, an cuando sus
puntos de vista o afiliaciones fueran contrarios.
Tambin encontramos un patrn y prctica de registros e incau-
taciones ilegales en violacin de la Cuarta Enmienda. Especficamen-
te, nuestra investigacin revel un patrn y prctica de agentes de
la PPR que efectan registros en los hogares de la poblacin civil
sin orden judicial o consentimiento, y en la ausencia de cualquier
circunstancia o excepcin que pueda convertir el registro en uno
constitucional. Muy frecuentemente, agentes de la PPR plantan evi-
dencia durante los registros, dependen de la fuerza excesiva y de la
intimidacin como herramienta para efectuar sus registros, y proce-
den con registros, an cuando saben que la direccin, identidad del
individuo, u otra informacin pertinente es incorrecta. La evidencia
que hemos descubierto demuestra fuertemente que los agentes de la
PPR estn envueltos en un patrn en el cual regularmente detienen,
arrestan y registran individuos en ausencia de sospecha razonable o
causa probable en violacin de la Cuarta Enmienda, y que supervi-
sores y miembros de unidades especializadas estn frecuentemente
envueltos en estos actos ilegales.
458
Apndices
466
Informe Final de la Comisin de Derechos Civiles
sobre la Investigacin de los sucesos ocurridos
en el Municipio de Hormigueros el 23
de septiembre de 2005 donde result muerto
el ciudadano Filiberto Ojeda RoS
471
472
PRONUNCIAMIENTO SOBRE EL DILOGO DEL
PROYECTO PAS: UNA EDUCACIN DEMOCRTICA
Y DE CALIDAD PARA TODOS Y TODAS
I. Introduccin:
Centralidad en el estudiante
1. Se fundamente en los talentos, intereses y necesidades de cada
estudiante y la comunidad escolar.
2. Facilite y promueva en el estudiantado una visin de futuro per-
sonal y de la comunidad a la que pertenece.
3. Donde cada estudiante, como ser humano, pueda trazar y cons-
truir su plan de vida personal y colectivo.
Cultura democrtica
1. Sea gratuita y no sectaria, incluyendo el derecho de acceso a
una educacin post secundaria pblica de calidad.
2. Practique, modele y promueva el desarrollo de las competen-
cias ciudadanas para la vida democrtica.
3. Promueva la participacin equitativa del estudiantado, al igual
que la participacin activa de todos los componentes de la co-
munidad escolar.
4. Reafirme y reconozca la autonoma de cada escuela, gestada
desde la base de la comunidad escolar.
5. Garantice y promueva la participacin activa de todos los sec-
tores de la comunidad escolar en la toma de decisiones, planifi-
cacin, la evaluacin, la fiscalizacin, el uso y el manejo de los
recursos.
6. Modele y promueva una cultura de transparencia en cualquier
contexto educativo dando acceso a la informacin, al presu-
puesto y rindiendo cuentas. Y que garantice la eficacia y efecti-
vidad para el manejo justo de los recursos.
7. Que est despartidizado, por lo que sus decisiones y priorida-
des se regirn a base de las necesidades y acuerdos que se ges-
ten en la comunidad escolar.
8. Sostenga un cuerpo docente y no docente con la formacin ne-
cesaria para su labor, en condiciones fsicas, salariales y de de-
sarrollo dignas y justas.
474
Apndices
Currculo transformador
1. Est dirigida a fomentar la transformacin social y el desarrollo
socioeconmico sustentable del pas.
2. Est contextualizada y que enfatice en el entendimiento de la
riqueza y diversidad del patrimonio natural y cultural del pas
como referente indispensable para entender lo que caracteriza
su comunidad, la regin del Caribe y otras regiones del mundo.
3. Incluya a la naturaleza como elemento y escenario importante
en el diseo de los contenidos y espacios para la prctica de la
educacin.
4. Que parta de las competencias universales y estndares de
calidad local y mundial.
5. Que promueva diversidad de modelos de enseanza y aprendi-
zaje de por vida.
6. El desarrollo de unas comunidades de aprendizaje que fomente
el uso de la tecnologa virtual y promueva disminuir la brecha
digital en el pas.
ACEA
ALCANCE
Alianza de Lderes Comunitarios de PR
Alianza SEIU
Alianza para la Educacin Alternativa
Asociacin de Maestros de Puerto Rico
Arroyo y Asociados
Barrientos Consulting
Casa Montessori
Ctedra UNESCO
CCAPFI
Centro Sor Isolina Ferr
CIIEG
Consejo Integral Barriada Morales Jvenes Mentores
COOPERA
CRA-Scotiabank de PR
Corporacin de Apoyo a Programas Educativos y Comunitarios (CAPE-
DCOM)
476
Apndices
EDUCA PR
Foro Juvenil
Fundacin Agenda Ciudadana
Fundacin ngel Ramos
Fundacin Banco Popular
Fundacin Chana y Samuel Levis
Fundacin Comunitaria de PR
Fundacin Flamboyn
Grupos Ambientales Interdisciplinarios Aliados (GAIA)
IDEBAJO
Impactivo Consulting
Instituto de Ciencias para la Conservacin de PR
Instituto de Poltica Educativa y Desarrollo Comunitario (IPEDCO); Uni-
versidad del
Jvenes de Puerto Rico en Riesgo
Liga de Cooperativas de Puerto Rico
Mentes Puertorriqueas en Accin
Movimiento Amplio de Mujeres (MAMPR)
Nuestra Escuela (NE)
Nueva Pedagoga
PRACI
Proyecto Eco Paz
Regional Educational Laboratory-Northeast and Islands (REL-NEI)
REOF Capital LLC
Representante Bernardo Betito Mrquez
Sapientis
Sindicato Puertorriqueos de Trabajadores (SPT)
Taller Salud
Unin Nacional Educadores y Trabajadores de la Educacin (UNETE)
Universidad del Sagrado Corazn
477
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Sobre los autores
481
482