f6 Acompanamiento
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Revisar los acuerdos: condiciones de fundamento
Referencias 8
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Revisar los acuerdos: condiciones de fundamento
Para establecer acuerdos didcticos hemos dicho en diversas oportunidades-, es
necesario que el directivo proponga y propicie la reflexin colectiva sobre las formas
de trabajo con los contenidos y con el desarrollo de capacidades en la escuela, a fin de
construir un saber pedaggico que permita pensar enfoques y estrategias de
enseanza que contribuyan a mejorar los aprendizajes de todos los estudiantes. Claro
est que poco sentido tendr si los acuerdos que se formulan quedan slo en
palabras que se dicen o en una simple expresin de buenas intenciones. Hace falta
formalizar por escrito esos acuerdos, no slo por el carcter testimonial del registro,
sino porque escribir, revisar y reescribir el acuerdo que se pretende definir obliga a
pensarlo una y otra vez, exige explorar diversas maneras de decirlo hasta encontrarle
la vuelta, hasta sentir que queda plasmado el contenido y el sentido, hasta que queda
concretamente expresado lo que se acuerda, a quines alcanza ese acuerdo, en qu
tiempos1
Poner en palabra escrita los acuerdos es lo que hace posible que2:
- se formalicen (se expresen de manera operativa);
- se convaliden (puedan ser colocados a la vista de todos);
- sean monitoreados (seguidos en su puesta en marcha).
Y en ese proceso de monitoreo, de seguimiento, retomamos los acuerdos para
revisarlos, para valorar cmo nos va yendo, para discutir qu condiciones
tenemos/no tenemos/ necesitamos construir para que esos acuerdos se sostengan
Para ponernos a pensar cules son algunas de las condiciones pedaggicas necesarias
para que los acuerdos didcticos institucionales que hemos comenzado a construir no
slo tengan la posibilidad de sostenerse en el tiempo, sino tambin la de fortalecerse y
hacerse cada vez ms slidos, nos parece que es importante reconstruir el recorrido
que estamos realizando, recordar de dnde hemos partido y hacia dnde queremos
proyectarnos. Esto nos llevar a considerar condiciones que podramos llamar de
fundamento, otras que constituyen puntos de partida ineludibles y tambin algunas
ms especficas; todas ellas igualmente importantes.
En primer trmino, cabe tener muy presente que entendemos la prctica de
establecer acuerdos instalada en las escuelas como estrategia central de la
formacin situada. En este marco, podemos ya plantear una primera condicin que es
premisa para que el establecimiento de acuerdos tenga sentido:
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Sugerimos releer desde estas consideraciones los ejemplos de acuerdos didcticos ofrecidos en el Documento de
Acompaamiento N3 y muy especialmente los que los directivos estn construyendo con su equipo docente en las
Jornadas Institucionales, los que surgen y se discuten en los ateneos didcticos, los que se plantean como punto de
partida para la propuesta de situaciones de lectura (Educacin Inicial) o de proyectos integrales de lectura
(Educacin Primaria y Secundaria) en los cursos especficos.
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Seguimos en este planteo a Duro y Kit, coords.
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Que cada escuela se posicione como unidad de cambio para la mejora, en
contexto.
El recorrido propuesto por el Programa para este ao 2016 ha tenido como centro de
inters la Prioridad Mejora de los aprendizajes, con la propuesta de reorientar la
propuesta formativa de las escuelas hacia el desarrollo de capacidades
fundamentales. Como hemos dicho, esta reorientacin lleva implcitas algunas
condiciones tambin fundamentales.
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Para retomar estos conceptos, se sugiere compartir el video Mejora en los aprendizajes de Lengua, Matemtica y
Ciencias PARTE 4, disponible en https://www.youtube.com/watch?v=PTWy3zKnGHo
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En relacin con la capacidad oralidad, lectura y escritura, el nfasis est puesto en la
alfabetizacin y la comprensin lectora. En esta lnea, la condicin es:
Un trabajo de equipo:
* que se base en una interrogacin sistemtica de los docentes sobre la
enseanza y sobre sus propias prcticas de enseanza;
* que ponga en cuestin, interpele, monitoree los mismos acuerdos didcticos
que ha construido;
* que concilie actitud de apertura (hacia la innovacin, hacia la reorientacin de
la propuesta formativa) y deseos de hacer con sistematizacin rigurosa y
continuidad de prcticas;
* que haga posible que efectivamente todos los estudiantes aprendan lo que
tienen que aprender.
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El trabajo en equipo y el compromiso de todos remite claramente a la dimensin de lo
colectivo, de lo institucional, que debe generar las condiciones para que la tarea se
sostenga en el tiempo y se realice como proyecto institucional, en este caso, como
proyecto alfabetizador. Al respecto, es importante enfatizar que entendemos a la
alfabetizacin como un continuo de principios, acciones e intervenciones orientado a
promover en sus distintas etapas (alfabetizacin temprana, inicial, avanzada) la
inclusin, la permanencia y la participacin de nios, jvenes y adultos en la cultura
letrada.
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La creacin y alimentacin de un ambiente escolar con potencialidad
alfabetizadora, con abundancia de textos circulantes que se utilizan
cotidianamente con propsitos diversos; donde los soportes impresos trazan
puentes con la cultura digital, el lenguaje audiovisual, el hipertexto; donde se
habla y se escribe sobre la lectura y sobre lo que se lee; donde maestros,
profesores y directivos comparten materiales de lectura e interpretaciones
con sus pares y con sus estudiantes.
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contemplen instancias sistemticas de articulacin interniveles, en vez de
encuentros espordicos o limitados al proceso de ambientacin.
En cuanto al incremento de las oportunidades que la escuela puede ofrecer
para la construccin de proyectos e itinerarios personales de lectura por parte
de los estudiantes.
En cuanto a una reorganizacin del tiempo didctico que priorice un uso
intensivo y productivo de los momentos de lectura, de manera tal que no se
limiten a algunos pocos minutos de la hora de clase o se releguen a las
actividades de tarea domiciliaria. Un tiempo-clase durante el cual el
contenido de enseanza y aprendizaje sea la lectura misma.
En cuanto a la previsin de los espacios de lectura como componente de la
planificacin institucional y ulica (por ejemplo, planificar variadas
experiencias de situaciones de lectura en la biblioteca escolar, en la biblioteca
barrial, en una librera).
En cuanto a la generacin de posibilidades para que los docentes se organicen
de otros y diversos modos para ensear a leer, leer con los estudiantes, leer
para ellos, asistirlos en la lectura. Esto implica, por ejemplo, habilitar
instancias de trabajo en parejas pedaggicas, por grupos de docentes que se
renen a trabajar con los textos con estudiantes que no son los de su misma
sala, grado, curso. Esta condicin institucional incluye, por ejemplo,
aprovechar el capital profesional o la experiencia de lector de algn/os
docente/s que se han capacitado como mediadores de lectura.
Sin duda, la tarea misma de revisar los acuerdos didcticos que se han comenzado a
establecer ha de llevar a los directivos y docentes a la pregunta acerca de las razones
posibles de determinados obstculos o dificultades que han existido para que tales
acuerdos se concreten y/o sostengan. Esa interrogacin llevar, necesariamente, a
vislumbrar, primero, y luego, a definir con precisin cada vez mayor esas condiciones
que debemos construir para que lo propuesto pueda comenzar a acontecer.
En el Documento de acompaamiento N 3 decamos que todo acuerdo surge de la
reflexin previa, de la mirada hacia nuestras prcticas cotidianas, de la discusin
colectiva. Ahora, en esa misma lnea, y puestos a pensar las condiciones pedaggicas e
institucionales que necesitamos construir, bien nos vienen las palabras de Poggi
(1996), cuando dice que es necesario prestar atencin a los espacios y a los territorios,
a los tiempos y las historias, a los continentes y a los contenidos, porque no se trata
slo de los espacios fsicos y las formas de organizarlos, sino de la manera en que los
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habitan los sujetos y se apropian de ellos; no se trata slo del tiempo cronolgico, sino
del tiempo de lo vivido, de los sentidos y las formas en que los sujetos lo transitan; no
se trata slo de lo que se ensea, sino de las relaciones entre los sujetos, que
contienen y dan sentido a lo que se ensea y se aprende (Argentina, Ministerio de
Educacin, 2010).
Referencias
Argentina, Ministerio de Educacin (2010). La generacin de condiciones
institucionales para la enseanza. Serie entre directores de escuela primaria. Buenos
Aires: Autor.
Argentina, Ministerio de Educacin, Ciencia y Tecnologa. Secretara de Educacin
Subsecretara de Equidad y Calidad Direccin Nacional de Gestin Curricular y
Formacin Docente (2002, septiembre). Condiciones del proyecto alfabetizador:
propuestas de trabajo en el aula para la alfabetizacin en las reas del currculum.
Seminario Federal La escuela y la alfabetizacin inicial y avanzada: hacia la definicin
de proyectos integrales de mejora. Ciudad de Buenos Aires, Argentina.
Duro, E. y Kit, I. (coords.) (2010). Metodologa de Transicin Asistida - Cuaderno para
los Equipos Directivos. Buenos Aires, Argentina: UNICEF - Oficina de Argentina-
Asociacin civil Educacin para todos.
Kalman, J. (2003). El acceso a la cultura escrita: la participacin social y la apropiacin
de conocimientos en eventos cotidianos de lectura y escritura. En Revista Mexicana de
Investigacin Educativa, VIII (17), 37-66. Recuperado el 27 de setiembre de 2016, de
https://www.uam.es/otros/fmee/documentos/kalman_fmee.pdf
Poggi, M. (1996). De qu hablamos cuando hablamos de gestin curricular? En
Apuntes y aportes para la gestin curricular. Buenos Aires: Kapelusz.
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Coordinacin
Horacio Ferreyra, Doly Sandrone y Silvia Vidales
Elaboracin
Natalia Gonzlez, Brenda Griotti, Viviana La Torre, Sandra Molinolo y Silvia Vidales
Arte de tapa
Fabio Viale