DE OBJETO A OIKEIOS: LA CONSTRUCCIN DEL AMBI-

ENTE EN LA ECOLOGA-MUNDO CAPITALISTA

FROM OBJECT TO OIKEIOS: ENVIRONMENT-MAKING IN THE CAPITAL-

IST WORLD-ECOLOGY

Jason W. Moore

Recibido: octubre 2014

Aprobado: diciembre 2014
 Cooperativa de Estudios Histricos y Ciencias Sociales, Cehycso.
Revista Sociedad y Cultura.
N 2, 2014: 87-107
Issn: 0719-4528

DE OBJETO A OIKEIOS: LA CONSTRUCCIN DEL AMBIENTE EN LA

ECOLOGA-MUNDO CAPITALISTA
FROM OBJECT TO OIKEIOS: ENVIRONMENT-MAKING IN THE
CAPITALIST WORLD-ECOLOGY

Jason W. Moore1

[Traducido por Luis A. Garrido Soto2*]

Resumen del traductor:

Desde la segunda mitad del siglo XX los problemas ambientales han

venido posicionndose cada vez ms como un terreno de investigacin y
problematizacin histrico-social legtimo adems de relevante, sobre todo
considerando las consecuencias ambientales del capitalismo histrico. No
obstante, a pesar de la progresiva incorporacin de la naturaleza como factor
explicativo en el desarrollo histrico-mundial, sigue imperando el dualismo
cartesiano en la mayora de si no toda la produccin acadmica en este
mbito; en otras palabras, se considera al sistema natural como un objeto
pasivo aparte, completamente exgeno a los sistemas sociales, cuyo papel
es literalmente reducido al de grifo o lavabo. En contra del imperante
1 Jason W. Moore est ahora terminando Ecology and the Rise of Capitalism (University of
California Press) y Ecology and the Accumulation of Capital (Verso). Correspondencia a:
[email protected]. Agradecimientos especiales, por conversaciones y documentos, a
Henry Bernstein, Holly Jean Buck, Bram Bscher, Carole Crumley, Harriet Friedmann, Diana
C. Gildea, Rebbeca Lave, Phil McMichael, Mike Niblet, y Richard Walker. Traduccin: Luis A.
Garrido Soto.
2 Licenciado en historia, Universidad Alberto Hurtado. Contacto: luisgarridosoto1986@gmail.
com.
De objeto a Oikeios: la construccin del ambiente en la ecologa-mundo capitalista pp. 87-107

dualismo cartesiano, la perspectiva de la ecologa-mundo de Jason W. Moore

propone (re)conceptualizar la historia ambiental en trminos de la naturaleza-
como-matrz, es decir, en la que las naturalezas humana y extra-humana son
co-producidas dialcticamente, de forma que no sera posible hablando de la
consecuencias ambientales de determinadas prcticas humanas frente a la
naturaleza contemplada como lmite externo, sino de prcticas humanas en
la red de la vida.

Abstract from the translator:

Since the second half of the twentieth century environmental issues have
been increasingly positioning as a legitimate research and socio-historical
problematization terrain along with relevant, above all considering the
environmental consequences of historical capitalism. However, despite the
progressive incorporation of nature as explicative factor in world-historical
development, Cartesian dualism still prevails in most of if not all academic
production in this field; in other words, the natural system is considered as
an apart passive object, completely exogenous to social systems, whose role
is literally reduced to that of tap or sink. Against the prevailing Cartesian
dualism, Jason W. Moores capitalist world-ecology perspective proposes to
(re)conceptualize environmental history in terms of nature-as-matrix, ie, in
which human and extra-human natures are dialectically co-produced, so that it
would not be possible to keep talking about the environmental consequences
of certain human practices in the face of nature referred to as external limit,
but of human practices in the web of life.

Las palabras son como globos vacos, invitndonos

a llenarlos con asociaciones. En cuanto se llenan
comienzan a ganar fuerza intrnseca y por fin a
formar nuestras percepciones y expectativas. As
con la palabra ecologa.

(Worster, 1994: 191)

Por casi medio siglo, el pensamiento verde ha combatido con una doble
interrogante. Es la naturaleza exgena a las relaciones esenciales de la historia
humana, en la mayor parte tomando papeles como grifo (materias primas) y
lavabo (polucin)? O es la naturaleza un tejido de la vida que abarca toda
actividad humana, que incluye grifos y lavabos pero tambin mucho ms que
esto? Es la naturaleza algo sobre la cual actan los humanos, o que actan por

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medio de? La vasta literatura verde que ha emergido desde los 70 ecologa
poltica, historia ambiental y sociologa ambiental, economa ecolgica,
ecologa de sistemas, y muchas ms se ha desarrollado al responder s (de
una forma u otra) a ambas preguntas. Por un lado, la mayora de los acadmicos
concuerdan que la humanidad es efectivamente parte de la naturaleza, y rechaza
el dualismo cartesiano que pone la sociedad (sin naturalezas) en una caja y la
naturaleza (sin humanos) en otra. Por otro lado, los vocabularios conceptuales
y marcos analticos que gobiernan nuestras investigaciones empricas
permanecen firmemente atrincherados en la interaccin de dos unidades
bsicas impenetrables, naturaleza y sociedad. Este doble s presente un
real rompecabezas: Cmo traducimos una filosofa materialista, dialctica y
holstica de humanos-en-la-naturaleza en vocabularios conceptuales prcticos
(y trabajantes) y marcos analticos del capitalismo en el tejido de la vida?

La aritmtica de la naturaleza ms la sociedad ha sido el pan y la mantequilla

de los estudios ambientales desde los 70. Lejos de ser una debilidad, el
establecimiento de esta aritmtica como un dominio legtimo de actividad
acadmica ha sido la gran contribucin del pensamiento verde. Para inicios
del siglo XXI, se ha vuelto crecientemente difcil abordar asuntos centrales en
la teora social y el cambio social sin referencia alguna al cambio ambiental.
Las humanidades ambientales y las ciencias sociales trajeron a la luz el otro,
anteriormente olvidado o marginalizado, lado del dualismo cartesiano: el
mundo de los impactos ambientales. Este no un pequeo logro. El ambiente
est ahora firmemente establecido como un objeto de anlisis legtimo y
relevante.

Sobre este logro seero, hara dos observaciones. Primero, el trabajo de

aadir la naturaleza a la sociedad en el estudio del cambio global est
ahora mayormente completo. Los acadmicos verdes aadiran de que an
hay mucho que hacer, pero la legitimidad de la empresa ya no est ms en
cuestin. Segundo, la reproduccin del dualismo hoy en da oscurece, ms de
lo que ilumina, el lugar de la humanidad en el tejido de la vida. La aritmtica
cartesiana aparece especialmente inadecuada para tratar con las proliferantes
crisis de hoy en da no menos aquellas vinculadas al cambio climtico y la
financiarizacin y tambin con los orgenes y desarrollo de las tendencias de
crisis en el sistema-mundo moderno.

Es necesario ahora moverse ms all del ambiente como objeto? Puede

el proyecto de escribir historias ambientales de procesos sociales capturar
adecuadamente las mltiples formas en que estos procesos no solo son
productores de ambientes, sino tambin productos de ellos? La idea de que
la organizacin social lleva consigo consecuencias ambientales nos ha llevado
lejos, pero es poco claro qu tanto ms lejos la aritmtica de la sociedad ms

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la naturaleza de humanos sin naturaleza y naturaleza sin humanos nos

pueda llevar.

Pero si la aritmtica de la sociedad ms la naturaleza no nos puede llevar hacia

dnde necesitamos ir hoy da, qu puede?

Mi respuesta comienza con una simple propuesta. Necesitado, y pienso

implicada por una importante capa de pensamiento verde, es un concepto
que se mueva de la interaccin de unidades impenetrables e independientes
naturaleza y sociedad hacia una que busque revelar la dialctica de
los manojos desordenadamente, interprenetrantes e interdependientes de
relaciones de naturalezas humana y extra-humana. Necesitado, en otras
palabras, es un concepto que permita un proliferante vocabulario de la
humanidad-en-la-naturaleza antes que uno sobre la premisa de la humanidad
y la naturaleza.

El oikeios: dialctica en la cuestin de la naturaleza-como-matrz

Propongo que comencemos con el oikeios.

Oikeios es una manera de nombrar la relacin creativa, histrica y dialctica

entre, y tambin siempre al interior, naturalezas humana y extra-humana. El
oikeios es una abrevitura: para oikeios topos, o lugar favorable, un trmino
acuado por Teofrasto. Para Teofrasto el oikeios topos indicaba la relacin entre
una especie de planta y el ambiente (Hughes, 1985, 1994: 4, cursiva aadida).
Hablando propiamente, oikeios es un adjetivo; pero en el largo viaje hacia un
vocabulario que trascienda las Dos Culturas (las ciencias fsicas y humanas), le
pido al lector que me perdone unas pocas libertades con el lenguaje.

Los neologismos llegan a montones en el pensamiento verde, y no necesitamos

mirar lejos por conceptos que apunten a fusionar o combinar las relaciones
de naturalezas humana y extra-humana.3 Y sin embargo, despus de dcadas
de vigorosa teorizacin y anlisis verde, todava carecemos de un enfoque
analtico que coloque al oikeios en el centro. Tal perspectiva situara la relacin
creativa y generativa de las especies y el ambiente como el pivote ontolgico
del cambio histrico. Esta reorientacin abre la cuestin de la naturaleza
como matrz antes que como recurso o condicin posibilitadora para el
anlisis histrico; esta permite la reconstruccin de los grandes movimientos
de la humanidad, desde la guerra a la literatura a las revoluciones tecnolgico-
cientficas, como si la naturaleza importase para todo el proceso histrico, no
meramente su contexto, o sus desagradables consecuencias.

3 De seguro entre las conceptualizaciones ms imaginativas (ciborg, naturalezacultura) han

venido de la importante obra de Haraway (1991, 2008), cuyo particularizante impulso no
debiera distrairnos de las implicancias ecolgico-mundiales.

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Esta es la contribucin intencionada del oikeios. Se pone de relieve la elusiva

relacin especie-ambiente (Levins y Lewontin, 1985). Esta es una dialctica de
mltiples capas, componiendo la flora y la fauna, pero tambin las mltiples
configuraciones, ciclos y movimientos geolgicos y biosfricos del planeta.
A travs del oikeios se forman y re-forman las relaciones y condiciones que
crean y destruyen el mosaico humano de la cooperacin y el conflicto: lo que es
tpicamente llamado como organizacin social. La naturaleza-como-oikeios,
entonces, no es ofrecida como un mero factor, a ser ubicado junto con la cultura
o la sociedad o la economa. La naturaleza, en cambio, se convierte en la matrz
dentro de la cual se despliega la actividad humana, y el campo sobre el que la
agencia histrica opera.

Desde la perspectiva del oikeios, las civilizaciones (otra abreviatura) no

interactan con la naturaleza como recurso (o la naturaleza como tacho
de basura); se desarrollan a travs de la naturaleza-como-matrz. El cambio
climtico es un buen ejemplo. Las civilizaciones se desarrollan al internalizar
realidades climticas existentes, favorables y desfavorables. El mismo clima
es un actor cuya agencia deriva de sus relaciones con los humanos y el
resto de la naturaleza, desigualmente refractadas a travs de formaciones
histrico-geogrficas particulares. El cambio climtico (y el clima siempre
est cambiando) es un hecho, lo que el historiador E. H. Carr llama un hecho
bsico (1962): la materia prima de la explicacin histrica. Los hechos bsicos
se vuelven hechos histricos a travs de la interpretacin. Puesto que no todos
los hechos son creados por igual, la seleccin de hechos bsicos cambia de
acuerdo a los paradigmas y marcos conceptuales que empleamos. No fue hace
mucho que prcticamente todas las narraciones de la historia humana estaban
organizadas como si la naturaleza incluso en un sentido cartesiano! no
importaba. Hoy da, una perspectiva ampliamente concebida de historia
ambiental ha triunfado. Cualquier intento de interpretar los amplios contornos
y contradicciones de la historia mundial sin la debida atencin a las condiciones
y cambios ambientales es, con toda razn, percibido como inadecuado.

Este es un gran logro. El logro necesariamente presenta un nuevo reto: Es

la agencia de las naturalezas humana y extra-humana ontolgicamente
independiente, o interdependiente, entre s? Aqu tomo la agencia como la
capacidad para inducir el cambio histrico (para producir rupturas), o para
reproducir arreglos histricos existentes (para reproducir el equilibrio). Decir
que la naturaleza es un protagonista histrico (Campbell, 2010) suena muy
elegante. Pero, qu significa esto realmente? Estamos simplemente sumando
a la naturaleza a una larga lista de actores histricos? O el reconocimiento
de la agencia de la naturaleza implica una reformulacin fundamental de la
agencia misma? Ahora podemos leer muchos, muchos estudios que buscan
elucidar la agencia de la naturaleza (por ejemplo, Steinberg, 2002; Herron,

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De objeto a Oikeios: la construccin del ambiente en la ecologa-mundo capitalista pp. 87-107

2010). Pero no est en absoluto claro cmo la agencia de la naturaleza si es

concebida en trminos cartesianos o dialcticos podra clarificar la historia
del capitalismo, y sus gobernantes tendencias a la crisis. El clima tiene
agencia en la misma forma que las clases o imperios hacen la historia?

Si la naturaleza efectivamente es un protagonista histrico, su agencia puede

ser adecuadamente comprendida una vez que abandonamos el dualismo
cartesiano. El asunto es enfticamente no una de agencia de la naturaleza y
la agencia de los humanos, porque seran impensables uno sin el otro. Ms
bien, el asunto es cmo las naturalezas humana y extra-humana quedan
incluidas: de seguro, las enfermedades hacen historia, pero slo como vectores
epidemiolgicos unidos a las maquinarias del comercio y el imperio. Esto es lo
que tan a menudo queda fuera de los argumentos de la agencia de la naturaleza:
la capacidad para hacer la historia gira sobre configuraciones especficas de los
actores humanos y extra-humanos. La agencia humana est siempre dentro de,
y dialcticamente unida a, la naturaleza como un todo (lo cual es decir que la
agencia humana no es del todo puramente humana). Est, ms bien, incluida
con el resto de la naturaleza.

La alternativa ecolgico-mundial toma estos manojos de actividad humana/

extra-humana como su punto de partida. Las civilizaciones son grandes
ejemplos expresivos de este enmaraaniemto dialctico. Desde los patrones a
gran escala y a largo plazo de la construccin humana del ambiente, podemos
discernir la prctica infinitud de los hechos bsicos de los hechos histricos. El
cambio climtico, en este esquema de cosas, se vuelve en un vector del cambio
planetario urdido en la misma fbrica del poder y la produccin civilizacionales
(clase, imperio, agricultura, etc.). Lejos de ser un acontecimiento reciente, esta
fbrica socio-ecolgica se extiende hacia atrs por milenios (Ruddiman, 2005).
Este es el espritu, si no siempre la letra, de mucha de la historiografa del clima
(p. ej.: Davis, 2001; Fagan, 2008; Chakrabarty, 2009).4 Cuando el clima cambia,
tambin lo hacen las estructuras de poder y produccin. Sin embargo, esto no
es porque el clima interacta con las estructuras civilizacionales, causando
problemas en algunos puntos de las vidas si no independientes de estas
estructuras. Podramos hacerlo mejor para reorientar la visin, para ver que
las condiciones climticas estn presentes, e implicadas, en el nacimiento de
estas estructuras. Las civilizaciones son impensables en la ausencia del clima
en s misma una abreviacin (una nueva) para una diversidad de procesos
atmosfricos que coproducen relaciones de poder y produccin. Como tal
4 Los acadmicos que se han encargado de la dinmica contempornea del capitalismo y del
clima han estado dispuestos a ir ms all, presentando distintivas sntesis ecolgico-mundiales
cuyas implicancias paradigmticas permanecen, al menos por ahora, subapreciadas. Aqu
estoy pensando, sobre todo, en los anlisis de Larry Lohman de los mercados del carbn y la
financiarizacin (vase 2012, inter alia) y en la entretejida narrativa de Christian Parenti del
clima, la clase, y el conflicto a comienzos del siglo XXI (2011).

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el clima es si no un manojo de determinaciones no determinismos que

empujan, tiran, y transforman ricas totalidades del cambio histrico. Cuando
el clima ha cambiado dramticamente, los resultados a menudo han sido
dramticos y epocales, si no obstante contingentes. Consideren, por ejemplo,
el eclipse de Roma despus del fallecimiento del ptimo climtico romano
alrededor del 300, o el colapso de la civilizacin feudal con la llegada de la
pequea Edad de Hielo unos mil aos ms tarde (Crumley, 1994; Moore,
2013). Pero consideremos tambin aquellos cambios climticos favorables
para el ascenso del poder romano (circa 300 A. C.), o el amanecer del Perodo
Clido Medieval (circa 800-900) y la rpida multiplicacin de nuevos Estados
alquilados a travs de Eurasia, desde Francia a Camboya (Lieberman, 2009).

Imaginaciones ecolgico-mundiales: hacia un capitalismo-en-la-

naturaleza

Aunque Teofrasto parece haber usado el oikeios topos de una manera

bastante convencional, para significar lo que nosotros llamaramos un nicho
ecolgico, una alternativa dialctica es sugerida por cerca de un siglo de
pensamiento holstico (Smuts, 1926; Capra, 1982; Foster, 2000; Harvey, 1974,
1993; Levins y Lewontin, 1985; Odum, 1971, 1977; Ollman, 1971). En esta
alternativa dialctica y holstica, el oikeios informa una perspectiva sobre el
cambio histrico en el tejido de la vida como envolvente y simultneamente
desplegndose (Bohm, 2003). Esta alternativa es lo que he llamado la sntesis
de la ecologa-mundo (Moore, 2003a, 2003b, 2011a, 2011b, 2011c; tambin
Bhm et al., 2012; Deckard, 2012; Leonardi, 2012; Leitner, 2007; Mahnkopf,
2013; Niblett, 2012; Oloff, 2012). Como muchas otras perspectivas verdes,
el enfoque de la ecologa-mundo ofrece una filosofa de la historia bajo la
premisa de la humanidad-en-la-naturaleza (por ej.: Capra, 1982; Folke et
al., 2010). La distintividad del mtodo de la ecologa-mundo, enfatizando el
manojo de naturalezas humana y extra-humana a travs del oikeios. Tal manojo
necesariamente nos lleva ms all de las (llamadas) dimensiones ambientales
de la actividad humana. Nuestra preocupacin aqu por eso son las relaciones
humanas como siempre ya interpenetradas con el resto de la naturaleza, y por
eso siempre ya tanto productores como productos del cambio en la red de la
vida (Williams, 1980). Los mltiples proyectos y procesos de la humanidad-en-
la-naturaleza incluyendo los imperialismos y el anti-imperialismo, las luchas
de clase desde arriba y abajo, la acumulacin de capital en sus expansiones y
crisis siempre son productos del oikeios, inclusive cuando funcionan para
crear nuevas relaciones de poder y produccin dentro de este.

Por tanto, la ecologa-mundo ofrece un marco para teorizar aquellos manojos

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estratgicos de relaciones fundamentales a la civilizacin capitalista. Estas

relaciones estratgicas sobre todo el valor/capital como trabajo abstracto-
en-la-naturaleza (Moore, 2011a; 2013b; Araghi, 2009) son tpicamente
vistas como relaciones sociales: como relaciones entre humanos primero, y,
slo subsiguientemente, como interacciones con el resto de la naturaleza. La
historia ambiental, desde sus orgenes, busc resolver este determinismo social
en una nueva formulacin. Hace cuatro dcadas, Alfred Crosby argument que
los humanos son entidades biolgicas primero, antes de que sean catlicos,
capitalistas, colonizadores, o cualquier otra cosa (1972: xiii). Por desgracia,
el innovador argumento de Crosby no resolvi el problema del determinismo
social tanto como invertirlo. Porque la existencia biolgica de la humanidad es
colectiva y colaborativa, activando las capacidades especficas de las especies
para la produccin simblica y la memoria colectiva. La biologa y la socialidad
no estn separadas, y suponerlo es optar por una alternativa de Hobson de
determinismo biolgico o reduccionismo social. Felizmente, el oikeios nos da
una opcin real. Aqu tomamos las primera[s] premisa[s] de toda la historia
humana como productor/producto de relaciones en el tejido de la vida (Marx
y Engels, 1970: 42). De este modo, la obtencin de alimentos y la formacin de
familias eran (y son) asuntos de cultura/socialidad como formas de negociar
las relaciones biolgicas y geogrficas, pero como formas de construccin
incluida del ambiente. Ellas no son las base[s] natural[es] en un mecnico
modelo base/superestructura del cambio histrico, sino ms bien la relacin
constitutiva con el resto de la naturaleza a travs de la cual los humanos
producen (y son productos de) determinado[s] modo[s] de vida (Marx y
Engels, 1970: 42).

La observacin no slo aplica a las relaciones de la vida diaria sino tambin a los
patrones a gran escala de poder y produccin en el sistema-mundo moderno.
La idea de que el capitalismo acta sobre la naturaleza, antes que desarrollarse
a travs del tejido de la vida, por supuesto es prevaleciente en los estudios
ambientales crticos de hoy en da: es el funcionamiento de la ontologa en
el trabajo ms ambientalmente orientado en el anlisis de sistemas-mundo,
as como en la ecologa poltica (por ejemplo, respectivamente: Foster, Clark,
y Foster, 2010; Peet, Robbins, y Watts, 2011). Ahora tenemos una robusta
ecologa poltica del ambiente, pero pocas reconstrucciones de la acumulacin
de capital como una forma de organizar la naturaleza-como-matrz (pero
vase Burkett, 1999; Moore, 2011a). Esto ha permitido que todo tipo de
tendencias neo-malthusianas arrastren su lugar a la izquierda ecolgica. En
el enfoque cartesiano, los recursos tienden a ser concebidos como cosas en s
mismas, dotados con poderes especiales para formas la historia en ninguna
parte esto es ms claro que en la literatura acerca del capitalismo fsil
(por ejemplo, Altvater, 2006). La visin de que los recursos son cosas en s
mismas y que los lmites del capitalismo son constricciones externas antes

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que contradicciones internas por supuesto no es nueva para nuestra poca,

y no era siquiera nueva en los 70. Esta es una visin que ubica la raz principal
de los lmites del capitalismo no slo afuera de las relaciones estratgicas del
capitalismo, pero ms importante, al margen del cambio histrico. Entre las
consecuencias de este modelo neo-cartesiano de la naturaleza y la sociedad
hay una pronunciada tendencia hacia anlisis neo-malthusianos e inclusive
ms problemtico, el marco neo-malthusiano de los problemas histrico-
mundiales: uno en el que las relaciones estratgicas del capitalismo son
concebidas como ontolgicamente independientes del tejido de la vida, y uno
en el que las relaciones dominantes de la sociedad y la naturaleza es la del pie y
la huella. Es la imagen de la naturaleza como barro y suciedad pasivas un
lugar donde uno deja su huella realmente la mejor metfora para capturar la
vitalidad del tejido de la vida?

La perspectiva ecolgico-mundial por lo tanto desafa el dualismo de capitalismo

y naturaleza al situar los meta-conductores del cambio social como socio-
ecolgicos. La ambicin es repensar el capitalismo como ecologa-mundo...
y no el capitalismo solamente. Podemos, a travs del oikeios, implicar el ms
amplio rango de meta-procesos en el mundo moderno como socio-ecolgicos,
desde la formacin de la familia a rdenes raciales, a la industrializacin, el
imperialismo, y la proletarizacin. Desde esta perspectiva, el capitalismo no se
desarrolla sobre una naturaleza global tanto como emerge de las desordenadas
y contingentes relaciones de los humanos con el resto de la naturaleza. No hay
duda de que, para la mayora de nosotros, estos grandes procesos de la historia
mundial se ven como hbridos o fusiones (trminos que tienen sentido slo si
presumimos que la sociedad y la naturaleza estaban separadas, para comenzar):
regmenes de energa y revoluciones agrcolas, s, pero tambin nacionalismos
como comunidades imaginadas, desarrollismo, literaturas, financiarizacin.
De hecho, una vez que empezamos a mirar ms cercanamente a estos manojos
estratgicos, comenzamos a ver justamente qu tan profundamente enraizados
estn realmente en el oikeios. Qu es el capital financiero hoy en da sino una
prctica de contabilidad simblica y material para reorganizar la naturaleza de
una forma favorable a la acumulacin incesante de capital? Por medio de este
movimiento de agrupacin del oikeios, podemos abarcar las preocupaciones
de la historia ambiental y las ciencias sociales escribir historias ambientales
de procesos sociales mientras que demuestra que los procesos sociales,
tambin, son productos del tejido de la vida. Esta es la transicin desde las
historias ambientales de la modernidad hacia la modernidad como historia
ambiental. Es en este sentido que el sistema-mundo moderno puede ser
comprendido como una ecologa-mundo capitalista, uniendo la acumulacin
de capital, la produccin de la naturaleza, y la bsqueda de poder en una rica
totalidad de muchas determinaciones (Marx, 1973: 100).

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De objeto a Oikeios: la construccin del ambiente en la ecologa-mundo capitalista pp. 87-107

La construccin del ambiente

En este modo de ver, la tarea de la teora es la de excavar la interpenetracin

fundamental de la actividad humana dentro del tejido de la vida. Se sigue,
entonces, que la ecologa en la ecologa-mundo no es un sustantivo modificado
por un adjetivo geogrfico, mucho menos un sinnimo para las interacciones
dentro de las naturalezas extra-humanas. Ms bien ecologa deriva de oikeios,
dentro y travs del cual las especies construyen y siempre reconstruyen
mltiples ambientes en el tejido de la vida. Como tal, la construccin del
ambiente es el concepto decisivo. La naturaleza no puede ni salvarse ni ser
destruida; solamente puede transformarse. De este modo, el oikeios representa
una elaboracin radical de la lgica dialctica inmanente en el concepto de
metabolismo (stoffwechsel) de Marx (Marx, 1977; y especialmente Foster,
2000). Stoffwechsel significa un metabolismo de la naturaleza... en el cual ni
la sociedad ni la naturaleza pueden estabilizarse con la fijeza implicada por
su separacin ideolgica (Smith, 2006a: xiv). En esta elaboracin dialctica,
las especies y los ambientes estn al mismo tiempo haciendo y deshacindose
entre s, siempre y en todo momento. Toda la vida hace ambientes. Todos los
ambientes hacen la vida.

Por esta razn, los ambientes son, y no son al mismo tiempo, el objeto de
anlisis para los ecologistas-mundiales. Este es el cambio desde el ambiente
hacia la construccin del ambiente: la siempre cambiante, interpenetrante, e
intercambiable dialctica de humanos y entornos en el cambio histrico es el
foco. Estamos mirando las relaciones que guan la construccin del ambiente,
y tambin los procesos que compelen nuevas reglas de construccin del
ambiente, como en la larga transicin del feudalismo al capitalismo (Moore,
2003b, 2010a, 2010b). Y al riesgo de poner un punto demasiado fino sobre
l, los entornos no son solamente los campos y los bosques; tambin lo son
los hogares, las fbricas, los edificios de oficinas, los aeropuertos, y todas las
formas de ambientes construidos, rurales y urbanos.

Decir que el capitalismo se constituye a travs de la produccin de la naturaleza,

la bsqueda de poder, y la acumulacin de capital no es identificar tres bloques
independientes de relaciones que podran entonces ser interconectados a
travs de vnculos de retroalimentacin. Ms bien, estos tres momentos se
interpenetran entre s en la formacin del capitalismo histrico y en su
desmoronamiento hoy en da. Fcilmente mal entendido, la produccin
de la naturaleza no es una aseveracin fcil de constructivismo prometeico
(Smith, 1984, 2006b). S, hay una naturaleza que existe al margen de lo que
creamos sobre esta. Y no, las contradicciones del capital no son efectivamente

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la voluntad del mandato del capitalismo sobre el resto de la naturaleza

(Robertson, 2004). En la perspectiva ecolgico-mundial, la produccin de la
naturaleza significa la emergencia de relaciones histricas definidas que reune
(agrupa) actividades y movimientos humanos y extra-humanos definidos. Con
la produccin de la naturaleza estamos, entonces, poniendo en primer plano
las relaciones estratgicas que gobiernan el nacimiento, la vida, y la muerte de
civilizaciones especficas.5 Si es til para los lectores, uno podra pensar en la
produccin de la naturaleza como co-produccin. Una visin unificada de la co-
produccin es en cualquier caso implicada en cualquier lectura dialctica de la
produccin, o de la evolucin de hecho. Cuando Marx observa que los humanos
actan sobre la naturaleza externa, y de este modo... simultneamente cambia
su propia naturaleza (Marx, 1977: 284, cursivas aadidas), l est apuntando
a la centralidad del proceso de trabajo como empaquetado en el sentido del
trmino de la ecologa-mundo. La naturaleza externa no est al margen del
proceso de trabajo sino constitutiva de este. El punto que deseo subrayar no es
que el entorno es generado (en parte) por los humanos (Wallis, 2001), sino
que la relacin decisiva, a su vez liberadora y limitante, es una entre naturalezas
humanas y extra-humanas a travs del oikeios. La construccin del ambiente es
una actividad humana, y tambin una actividad de toda la vida; los humanos
tambin constituyen entornos hechos por agencias extra-humanas.

De seguro, los humanos son inusualmente efectivos en la construccin de

ambientes: reconfigurando el tejido de la vida y su sustrato geolgico para
acomodar, y permitir, relaciones de poder y produccin definidas. (Y, no menos,
la reproduccin expandida de las poblaciones humanas). En la perspectiva
ecolgico-mundial, las civilizaciones no actan sobre la naturaleza, sino que se
desarrollan a travs del oikeios. Inclusive ira tan lejos como para decir que las
civilizaciones no son del todo construcciones humanas. Ms bien, son manojos
de relaciones entre agentes humanos y extra-humanos. Estos manojos son
formados, estabilizados, y periodicamente perturbados en y mediante el
oikeios. Los seres humanos se relacionan con la naturaleza desde adentro,
no desde afuera. Somos, por supuesto, una especie constructora de entornos
especialmente poderosa, pero la actividad humana apenas est exenta del
resto de la naturaleza. Sobre todo, apenas estamos exentos de las actividades
constructoras de entornos de la vida extra-humana, para las que los seres
humanos (individuales y colectivos) son ambientes a realizar, y tambin
a deshacer (Dunlap y Catton, 1994; Levins y Lewontin, 1985). Decir que la
vida fsica y mental del hombre est vinculada con la naturaleza simplemente
significa que la naturaleza est vinculada a s misma, porque el hombre es
5 En una poca cuando ningn marxista serio argumentara que la produccin del valor
representa el poder sin trabas del capital para (re)conformar las clases de la mano de obra,
sigue siendo aceptable caracterizar la tesis de la produccin de la naturaleza como una lectura
idealizada y unidireccional de las contradicciones socio-ecolgicas del capitalismo.

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parte de la naturaleza (Marx, 1969: 112). Por lo tanto, sera un error hablar
de la modernidad (o del capitalismo) y la naturaleza, como si se pudiera
pensar adecuadamente el capitalismo o la naturaleza en ausencia del otro!
Pero, no sera ms fructfero hablar de las civilizaciones-en-la-naturaleza, el
capitalismo-en-la-naturaleza, la modernidad-como-historia ambiental?

Si todas las relaciones entre humanos, toda actividad humana, se despliega a

travs del oikeios (que en s mismo las envuelve), se sigue que estas relaciones
son siempre y en todas partes una relacin con el resto de la naturaleza. Es una
dialctica que funciona simultneamente desde adentro hacia afuera y desde
afuera hacia adentro: la Tierra es un ambiente para humanos, y los humanos son
ambientes (y constructores de entornos) para el resto de la vida en el planeta
Tierra. El enfoque acostumbrado para estas interrogantes, en la historia y las
ciencias sociales, es ver la dialctica de las naturalezas humana y extra-humana
como una de interaccin. Pero el modelo interaccionista se fundamenta sobre
un gran y creo hoy da injustificado reduccionismo. Los humanos, en s
mismos, son complejas redes de determinacin biofsica: somos, entre otras
cosas, un entorno para los trillones de simbiontes microbianos (el micro-
bioma) que habitan en nosotros, y que hacen posible nuestra actividad vital.
Estamos tratando, en otras palabras, con mundos dentro de mundos (Ley,
2008).

De este modo, la interaccin no es la dialctica. La diferencia podra parecer

balad. Yo sugiero que es todo lo contrario. La diferencia es una de grandes
implicancias acerca de cmo vemos la civilizacin, la modernidad, y las
agudas contradicciones del capitalismo detonadas por la Gran Recesin.
Incluso entre los crticos radicales, el dualismo cartesiano de la Sociedad
(humanos sin naturaleza) y la Naturaleza (ambientes sin humanos) tiene
influencia (por ej.: Foster, Clark, y York, 2010). Desde la perspectiva del oikeios,
la visin cartesiana es arbitraria tericamente y empricamente engaosa.
Intenten trazar una lnea alrededor de lo social y lo natural en el cultivo
y el consumo de alimentos. En un campo de arroz o un campo de trigo, en
un corral de engorde o en nuestra mesa de la cena, dnde terminan los
procesos naturales y comienzan los procesos sociales? La interrogante en s
misma habla de la adquisicin del vocabulario cartesiano en las realidades
cotidianas que vivimos, e intentamos analizar. Uno podra decir que somos
seres sociales y naturales, pero esto meramente plantea la pregunta: cundo
los humanos son seres sociales, cundo son criaturas naturales, y cules
son las relaciones que rigen estas movedizas fronteras? Cuando se trata de
los alimentos (y no de los alimentos solamente), cada paso en el proceso est
incluido. La interrogante no se convierte en una de esto es social o natural?,
sino de cmo se conjugan las naturalezas humana y extra-humanas? Sugiero
que cualquier respuesta adecuada a la cuestin tiene que fluir por medio de

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alguna forma de razonamiento oikeios-dialctico.

La construccin de entornos registra una triple transformacin: de las especies,

los ambientes, y el oikeios (vase esp. Marx, 1977: 283; Levins y Lewontin,
1985). Lo mismo es cierto de las civilizaciones a lo largo de la misma longue
dure. Las civilizaciones son productores/productos. No solamente producen
cambios ambientales; tambin son producidos por mltiples agencias de la
bisfera. Incluso ms al punto, en el mismo acto de imponer nuevas lgicas
de poder y produccin, las civilizaciones emergentes son transformadas
en sus reglas definidoras de reproduccin. Al generalizar la forma seorial
de produccin a lo largo de los diversos paisajes de Europa, el temprano
feudalismo cre una civilizacin bajo la premisa no slo del poder imperial
centralizado (el proyecto carolingio), sino en la profunda fragmentacin
geogrfica del poder (el proceso feudal) (Moore, 2013). Del mismo modo, el
ambicioso proyecto de Carlos V de crear un imperio mundial en la Europa del
siglo XVI termin creando un sistema de Estados policntrico de competitivas
alianzas estado-capitalistas, un proceso que tuvo todo que ver con la estampa
celular y civilizacional de mercantilizaciones desiguales desde Potos a Danzig
(Wallerstein, 1974; 2010a, 2010b).

Mientras las civilizaciones sobre todo el capitalismo! han tendido a

considerar la naturaleza extra-humana como externa, esto es cierto slo en
parte. Por un lado, los proyectos de los actores colectivos de la humanidad
uno piensa en la globalizacin, el desarrollismo, o la financiarizacin en nuestra
poca confrontan al resto de la naturaleza como obstculos externos, y
tambin por supuesto como fuentes de riqueza y poder. Por otro lado, estos
proyectos son tambin co-producidos por medio de procesos, los turbulentos
movimientos de las naturalezas empaquetadas, a travs de los cuales los
proyectos civilizacionales descubren espectaculares contradicciones: el
calentamiento global en el siglo XXI, o la confluencia del agotamiento agro-
ecolgico de mediados del siglo XIV, y (otra vez) el cambio climtico. Desde este
punto de vista, las civilizaciones internalizan las relaciones de la naturaleza
como un todo en una forma contingente, pero cuasi-lineal, dentro de los
procesos y a travs de los proyectos de (la llamada) historia humana.

La sntesis de la ecologa-mundo difiere por tanto de un enfoque ampliamente

cartesiano, que ve a los humanos como degradando el ambiente global,
sin comprender no obstante que las relaciones significadas por el trmino
ambiente global no son slo objetos parciales de actividad humana, sino
tambin sujetos (agentes) del cambio histrico. El pensamiento verde
cartesiano niega la intercambiabilidad de sujeto/objeto, organismo/ambiente,
causa/efecto, en favor de la arrogancia de que la construccin del ambiente de
la humanidad podra reducirse a una huella ecolgica (Wackernagel y Rees,

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1996). Es la naturaleza tan pasiva como el barro y la suciedad realmente

lo mejor que podemos hacer? La alternativa de la ecologa-mundo mira la
naturaleza como una relacin generativa y dinmica. Es aqu donde se forma la
agencia histrica, al filo de la navaja del oikeios.

Aqu vemos que la capacidad para hacer la historia es una expresin no

solamente de condiciones y relaciones internamente diferenciadas al interior de
poblaciones humanas, sino tambin de condiciones y relaciones diferenciadas
de la bisfera. La humanidad, tambin, es un objeto de los movimientos
histricos y flujos de la vida y de los movimientos geofsicos de nuestro planeta.
De este modo, estas capacidades para hacer la historia podran volverse desde
afuera hacia adentro y desde adentro hacia afuera. Hoy en da duda alguien
seriamente que las enfermedades, los climas, o las plantas hacen historia tanto
como cualquier imperio? Al mismo tiempo, es posible articular el papel de las
enfermedades, las plantas, o el clima abstrados de la acumulacin, el imperio, o
la clase? Esta lnea de cuestionamiento nos permite ir ms all de una visin de
la naturaleza como un lugar donde se deja una huella. Esta estimula un modo de
ver la naturaleza como un movimiento activo del todo, una que comprende las
deforestaciones y las intoxicaciones de todo el resto pero no reducibles a estas.
Es por medio del oikeios que podemos ver y reconstruir histricamente la
naturaleza mucho ms que como un agregado de consecuencias (deforestacin,
erosin del suelo, polucin, etc.). Estos movimientos y ciclos de naturalezas
extra-humanas son productores/productos del cambio histrico, internos a los
movimientos del mismo cambio histrico. La naturaleza-como-matrz es causa,
condicin activa, y agente constituyente (empaquetado) en la historia de las
civilizaciones precisamente porque las civilizaciones se despliegan dentro
del tejido de la vida.

Ya es bastante desafiante hacer estos argumentos en el terreno de la filosofa y la

historia regional. Construir narraciones de la longue dure como si la naturaleza
importara como productor nada menos que producto es todava ms
desafiante. Este es el reto al que la ecologa-mundo se dirige. Si la naturaleza
importa ontolgicamente en nuestra filosofa de la historia, entonces nos lleva a
encargarnos analticamente de la doble interioridad de la dialctica biosfrico-
humana. Los humanos crean y destruyen simultneamente entornos (como lo
hacen todas las especies), y nuestras relaciones estn por eso simultneamente
si diferentes a travs del tiempo y a lo largo del espacio siendo creadas y
destruidas con y por el resto de la naturaleza. Desde este ptica, el estatus de
la naturaleza sufre un cambio radical en nuestro pensamiento: una transicin
de la naturaleza como recurso a la naturaleza como matrz. Esto significa que la
naturaleza no puede ser destruida ni ahorrarse, slo reconfigurada en formas
que son ms o menos emancipadoras, ms o menos opresivas. Pero tomen
nota: nuestros trminos emancipadoras y opresivas son ofrecidas no slo

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desde el punto de vista de los humanos estrictamente, sino a travs del oikeios,
la pulsante y renovada dialctica de los humanos y el resto de la naturaleza.
Ahora en juego quizs de una manera ms prominente que nunca antes
en la historia de nuestra especie est exactamente esto: emancipacin u
opresin no desde la perspectiva de la humanidad y la naturaleza sino desde la
perspectiva de la humanidad-en-la-naturaleza.

Traduccin: Luis Garrido

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De objeto a Oikeios: la construccin del ambiente en la ecologa-mundo capitalista pp. 87-107

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