Tratado de Geologia Paleontologia y Estratigrafia PDF
Tratado de Geologia Paleontologia y Estratigrafia PDF
Tratado de Geologia Paleontologia y Estratigrafia PDF
http://librosdejoe.blogspot.com
o busca en la web:
librosdejoe
Tomo II
JEAN AUBOUIN
Profesor de la Universidad Pierre-et-Marie-Curie (Paris VI)
ROBERT BROUSSE
Profesor de la Universidad de Paris Xl - Orsay
JEAN-PIERRE LEHMAN
Profesor del Museo de Historia Natural de Paris
Ilustraciones de
CELSO SALGUERO (Paleontologa) y
ANDR MARIOT (Estratigrafia)
UNIVERSIDAD DE MURCIA
Ediciones Omega, S. A.
Casanova, 220 / Barcelona-36
V! Advertencia
Al final del siglo XVIII y durante el siglo XIX, se puede decir que esta distincin
entre rocas gneas y rocas sedimentarias iba a permitir el desarrollo de las diferentes
disciplinas, cada una por su camino: si para la Mineraloga y la Petrologa la evo-
lucin fue regular. marcada por nuevas conquistas y descubrimientos cada vez que
lo permita un nuevo mtodo instrumental preciso, la evolucin de las otras disci-
plinas fue ms irregular, estando peridicamente sometida a teoras.
As, la Paleontologa, de la que los principios fueron tan difciles en razn de sus
implicaciones filosficas, contina levantando controversias. Georges Cuvier (1769-
1832), impresionado )por las sucesiones de faunas diferentes en el curso de los tiempos,
lleg a la concepcin de cataclismos peridicos que hacan desaparecer determinadas
faunas al mismo tiempo que otras aparecan, proponiendo de esta manera la teora
de las creaciones sucesivas. Al mismo tiempo, Jean-Baptiste Lamarck (1744-1829) y
Etienne Geoffroy St-Hilaire (1772-1844), impresionados al contrario por la existencia
de formas intermedias, conceban la nocin de evolucin que, enriquecida despus
por la Biologa, principalmente por las clebres ideas de Charles Danvin (1809-1882),
iba a ser objeto de discusiones a veces muy violentas; uno de los paroxismos de
estas controversias, en la segunda mitad del siglo pasado, se alcanz con la existencia
del hombre fsil; su amplitud, frecuentemente excesiva, es testimonio del aporte
esencial de la Paleontologa al pensamiento humano en general.
Durante la misma poca, otros sabios se interesaban por la cronologa de los
terrenos, fundndose primero en su sucesin geomtrica y despus, rpidamente, utili-
zando los fsiles que contenan; as se iba a desarrollar la Estratigrafa, a cuyos
albores van asociados los nombres de Alcide de Orbigny (1802-1857), Oppel (1831-
1865) y muchos otros.
Inmediatamente se intent comprender en qu condiciones y en qu medios se
haban formado 110s terrenos sedimentarios de los que se conoca la edad; a partir
de estos datos se podan reconstruir las geografas sucesivas que, por ser antiguas,
fueron objeto de la Faleogeografa. En 1830, Charles Lyell (1797-1875) proclamaba
el principio del uniformismo, segn el cual, hoy como ayer, las mismas causas
tenan los mismos efectos; es a la luz de este principio de la identidad de las causas
actuales y de las causas antiguas en Geologa, que se realizan la mayor parte de las
reconstituciones paleogeogrficas; veremos en algunos casos sus lmites, a pesar de
que los progresos ms recientes de la Oceanografa le hayan dado nuevas bases,
ms slidas.
A partir de aqu ya se poda iniciar el estudio de la deformacin de los terrenos,
posteriormente a su propia gnesis; dicho de otra manera, a su Tectnica, disciplina
que fue objeto de numerosas controversias. Y es que en un principio se quiso concebir
la Tectnica en funcin de las teoras simples que expresaban la evolucin del globo.
As, se insisti durante mucho tiempo sobre la nocin de una contraccin del globo
terrestre por enfriamiento, de la que deban resultar unas formas geomtricas parti-
culares, variables segn los autores; uno de los ms clebres, Lonce Elie de Beaumont
(1798-1874), pensaba que la Tierra deba tomar la forma de un dodecaedro pentagonal
cuyas aristas deban ser buscadas en las zonas de deformaciones de la corteza terrestre:
en Francia, una de estas aristas iba del golfo de Vizcaya hasta la regin de Givet ...;
se intentaba explicar antes de haber descrito. En seguida, la importancia de determi-
nados accidentes tectnicos incomod los espritus: se pas durante mucho tiempo
a la nocin de fallas y pliegues, mientras que la de corrimiento, que llegara a
conocer una fama casi excesiva, tuvo que esperar a Marcel Bertrand (1847-1907) y
al final del siglo XIX para aparecer, sin que sea todava admitida por todos; si se
aade que con Alfred Wegener (1880-1930) las masas continentales se volvan mviles,
se puede calcular la importancia de las discusiones que pudieron producirse. Despus
de haber costado mucho admitir, por la Paleontologa, que el mundo viviente haba
Introduccin IX
evolucionado, por la Estratigrafa y la Paleogeografa que el lmite de los mares haba
podido variar, ahora tenan que admitirse unos cataclismos tales que hicieron despla-
zarse las masas continentales ... Los progresos recientes de la Geofsica deban, sin
embargo, confirmar este punto de vista.
-
La historia de la Geologa es una larga lucha contra el antropmentrismo; su
aportacin a l pensamiento es capital en cuanto.que el hombre se encuentra situado
en el espacio y en (el tiempo, en una historia en la que nada indica que la poca
actual sea el trmino y en la que nada indica que deba pararse, salvo causas propia-
mente humanas. Se comprende que para el hombre haya sido difcil desacostumbrarSe
de creerse el centro del mundo: apenas la Astronoma le haba convencido en el
espacio -y con disgusto-, la Geologa se lo ha demostrado en el tiempo.
Recientemente, la Geologa ha suministrado a la Geografa fsica, disciplina de
las ms antiguas, convertida en Geomorfologa, una nueva orientacin. Mientras tanto,
otras ciencias se interesaban por la Tierra: la Fsica y la Qumica, de las que nacen
la Geofsica y lavGeoqumica, cuyas implicaciones son cada vez ms considerables
para la Geologa, para la Petrografa en lo que concierne a la Geoqumica, para
la Tectnica en lo que concierne a )la Geofsica, y para el conjunto en lo que concierne
a las Geomatemticas. La importancia que para la Tectnica tienen los progresos
de la Geofsica en los ltimos aos es tal, que se ha desarrollado una verdadera
Tectonof sica.
Finalmente, las recientes conquistas de la Oceanografa, por su doble repercusin,
de una parte sobre la Paleogeografa, a partir de la sedimentacin actual, y de otra
sobre la Tectnica, por medio de la Tectonofsica, conducen cada vez ms a no
diferenciar ms las Ciencias de la Tierra y las Ciencias marinas, sino a reagruparlas
en un solo conjunto de Ciencias del Globo, de las que la Tectnica del Globo es una
de las principales manifestaciones.
A todo esto se aaden 110sdatos de la Planetologa, conjeturales hasta los ltimos
aos, bruscamente desarrollados por la explotacin de las fotografas tomadas por
satlites (hasta ahora nicamente de algunos de los planetas del sistema solar), e
incluso por el estudio de las muestras recogidas despus del primer alunizaje humano.
Se tiende pues a desarrollar una geologa de los planetas o mejor dicho una Plane-
tologa, de la que la geologa del globo terrestre es uno de sus aspectos.
Sin ninguna duda, estas nuevas tendencias se desarrollarn rpidamente en los
aos prximos.
En esta obra:
- la primera parte ser consagrada a la Petrologa, comprendiendo, despus de
un substancial resumen de Mineralogia, un tratamiento ms detallado de la Petro-
grafia, vista frecuentemente bajo el ngulo de la Geoquimica;
- la segunda parte a la Paleontologa, que ha sido tratada bajo su aspecto siste-
mtico (Paleozoologa, Paleobotnica), ecolgico (Paleoecologa) y evolucionista (Evo-
lucin y Paleontologa);
- la tercera parte a la Estratigrafa, desarrollada en el sentido de la Paleogeo-
grafa, a partir de una Geocronologa que se funda en la Paleontologa estratigrfica
y diversos mtodos fsicos recientemente empleados;
- la cuarta parte a la Tectnica, tratada bajo el ngulo de la Geologa estructural
propiamente dicha, que trata de las deformaciones, y de la Geologa regional, que
recoge los datos tectnicos a la escala de la regin;
- la quinta parte a un corto bosquejo sobre el globo terrestre, que tomar lo
esencial de sus datos de la Geofsica y volver a colocar los estudios geolgicos en
un cuadro ms amplio, desembocando en un resumen de Tecfonofsica que, en cierto
modo, constituye la sntesis del Tratado.
X Paleontologa-Estratigrafa
han ocurrido a lo largo de los tiempos. Es tambin cierto que el anlisis de deter-
minadas caractersticas de las rocas puede utilizar mtodos qumicos o matemticos,
pero estos datos muy precisos as obtenidos deben ser colocados de nuevo en una
perspectiva geolgica por un razonamiento histrico. Para la Geologa aplicada, las
consecuencias de este razonamiento pueden a veces verificarse, lo que podra aparecer
como una modalidad de Geologa experimental. Pero de hecho, el objetivo esencial
de la Geologa aplicada es prever la manera de que las investigaciones, siempre muy
costosas, se limiten al mximo: en una campaa de prospeccin, los trabajos geol-
gicos y geofsicos tienen por objeto limitar el nmero de sondeos que har falta hacer
y cuyo precio es muy elevado -aunque determinados sondeos puedan ser necesarios
para comprobar el resultado de los trabajos geolgicos preliminares. En esto, la pos-
tura del gelogo es la de un mdico: debe fundar un diagnstico sobre un conjunto
de datos inmediatos y slo operar una vez seguro, evitando los experimentos con
el paciente. Es por ello que la Geologa, ciencia cada da ms exacta, se transforma
casi en un Arte; y que el gelogo, historiador o mdico de la Tierra, ejerce un
bello oficio.
INDICE DE MATERIAS
Segunda parte
PALEONTOLOG~A
CAPTULO1
FOSILIZACIN Y ESTUDIO DE LOS FdSILES . . . . . . . 3
1) La fosilizacin . . . . . . . . . . . . . . . 3
11) El estudio de los fsiles: sus mtodos. sus resultados. . . . . . 10
111) La paleontologa y el origen de la vida . . . . . . . . . 14
CAPTULO11
LA MICROPALEONTOLOGA . . . . . . . . . . . . 21
1) Los foraminferos . . . . . . . . . . . . . . 21
11) Otros protozoos fsiles . . . . . . . . . . . . . 27
111) Microfsiles vegetales . . . . . . . . . . . . . . 28
IV) Otros microorganismos . . . . . . . . . . . . . 30
CAPTULO111
VEGETALES FSILES . . . . . . . . . . . . . 33
Psilf itos . . . . . . . . . . . . . . . 34
Flora devnica . . . . . . . . . . . . . . 35
Licopodf itos del Carbonifero . . . . . . . . . . 35
Artrfitos del Carbonifero . . . . . . . . . . . 36
Pterfitos . . . . . . . . . . . . . . . 38
Pteridospermfitos . . . . . . . . . . . . . 38
Cordaitales . . . . . . . . . . . . . . . 41
Gimnospermas . . . . . . . . . . . . . . 43
Flora secundaria . . . . . . . . . . . . . . 43
Bennettitales . . . . . . . . . . . . . . 43
Caytoniales . . . . . . . . . . . . . . . 44 XIII
XIV lndice de materias
CAPTULOIV
UN EJEMPLO DE PALEOECOLOGA: UN MEDIO ARRECIFAL . . .
Arrecifes actuales . . . . . .
Madreporarios . . . . . . .
Alcionarios , . . . . . . .
Hidrozoos . . . . . . . .
Briozoos . . . . . . . . .
Anlidos . . . , . . . . .
Algas constructoras . . . . . .
Arrecifes antiguos: origen zoolgico . . . .
Tetracoralarios . . . . . . .
Estromatporos . . . . . . .
Morfologa de los arrecifes . . . . .
Formacin de arrecifes . . . . . .
Los primeros arrecifes . . . . . .
Biohermes , . . . . . . . .
Historia geolgica de los arrecifes . . .
Los arrecifes del Devnico de las Ardenas
Arrecifes del Cretcico cantbrico . .
CAPTULOV
PORFEROS, BRIOZOOS, BRAQUIdPODOS . . . . . . . .
Porferos o espongiarios . . . . . . . . . . . .
Briozoos . . , . . . . . . . . . . . .
Braquipodos . . . . . . . . . . . . . .
1. Organizacin . . . . . . . . . . . .
2. Estudio de la concha de los braquipodos . . . . .
3. Clasificacin . . . . . . . . . . . . .
CAPTULOVI
MOLUSCOS . . . . . . . . . . . . . . . . .
Anfineuros y escafpodos . . . . . . . . . . .
Gasterpodos . . . . . . . . . . . . . .
Organizacin . . . . . . . . . . . . .
Concha . . . . . . . . . . . . . . .
Clasificacin . . . . . . . . . . . . . .
Reparticin . . , . . . . . . . . . . .
Evolucin . . . . . . . . . . . . . .
Ecologia . . . . . , . . . . . . . . .
Lamelibranquios. . . . . . . . . . . . . .
Organizacin . . . . . . . . . . . . .
Concha , . . . , . . . . . . . , . .
Tipos de charnela. . . . . . . . . . . .
Orientacin de la concha . . . . . . . . . .
Filogenia de la charnela . . . . . . . . . .
Evolucin . , . . . . . . . . . . .
Adaptaciones de los lamelibranquios . . . . . . . .
Inversin de la concha . . . . . . . . . . ,
Rudistos . . . . . . . . . . . . . . .
fndice de materias XV
Cefalpodos . . . . . . . . . . . .
1) Dibranquios . . . . . . . . . .
Belemnoideos . . . . . . . .
Partes blandas . . . . . . .
Evolucin . . . . . . . .
Origen de los sepioideos . . . . .
Octpodos . . . . . . . . .
11) Tetrabranquios . . . . . . . . .
El Nautilus. . . . . . . . .
Losnautiloideosfsiles. . . . . .
Evolucin . . . . . . . . .
111) Ammonoideos . . . . . . . . .
Concha . . . . . . . . .
Aptico . . . . . . . . . .
Dimorfismosexual . . . . . . .
Modo de vida . . . . - . . .
Desarrollo de los ammonoideos. . . .
Velocidad de crecimiento . . . . .
Evolucin de los ammonoideos. . .
1." Ammonoideos primarios . . .
2." Ammonoideos trisicos . . .
3.O Ammonoideos jursicos y cretcicos
CAPTULOVI1
ARTROPODOS . . . . . . . .
Antenados . . . . . . .
Crustceos . . . a . s
Branquipodos . . . .
Ostrcodos . . . . .
Malacostrceos . . . .
Insectos . . . . . . .
Trilobites . . . . . .
Quelicerados . . . . . .
Arcnidos . . . . . .
Merostomas . . . . . .
Xifosuros . . . . . .
Euriptridos . . . . .
Origen y evolucin de los artrpodos
Onicforos . . . . . .
Proartrpodos . . . . .
CAPTULOVI11
EQUINODERMQS . . . . . . . . . . . . . . . 117
Heterostleos (carpoideos) . . . . . . . . . . 117
Pelmatozoos . . . . . . . . . . . . . . 118
Edrioasteroideos . . . . . . . . . . . . . 118
Cistoideos . . . . . . . . . . . . . 119
Blastoideos . . . . . . . . . . . . . . 119
Crinoide~s . . . . . . . . . . . . . . . 120
XVI ndice de materias
Eleuterozoos. . . . . . . . . . . . . . . 122
Equinoideos . . . . . . . . . . . . 122
Estereloideos. . . . . . . ' (<
1 2 8
CAPTULOIX
CONCLUSIN CONCERNIENTE A LOS INVERTEBRADOS . . . . 129
Graptolites . . . . . . . . . . . . . . . 129
Evolucin de los invertebrados . . . . . . . . . . 13 1
CAPTULOX
LA PALEOECOLOGA . . . . . . . . . . . . . . 133
Paleotemperaturas . . . . . . . . . . . . . 134
Tanatocenosis-biocenosis . . . . . . . . . . . . 135
Transporte . . . . . . . . . . . . . . . 137
Esquemas . . . . . . . . . . . . . . . 141
CAPTULOXI
PRINCIPALES GRUPOS DE VERTEBRADOS FSILES . . . . . 145
Importancia de la paleontologa de los vertebrados . . . . . 145
Agnatos y peces. . . . . . . . . . . . . . 146
Los agnatos . . . . . . . . . . . . . . . 146
Cefalaspidomorfos . . . . . . . . . . . . 146
Osteostrceos. . . . . . . . . . . . . 146
Anspidos . . . . . . . . . . . . . 149
Pteraspidomorfos . . . . . . . . . . . . 15 1
Heterostrceos . . . . . . . . . . . . 15 1
Gnatstomos . . . . . . . . . . . . . . 153
Elasmobranquimorfos . . . . . . . . . . . . 153
Artrdiros . . . . . . . . . . . . . . 153
Antiarcos . . . . . . . . . . . . . . 155
Acantodios . . . . . . . . . . . . . . 156
Elasmobranquios. . . . . . . . . . . . . 157
Dipnoos . . . . . . . . . . . . . . . . 158
Actinopterigios . . . . . . . . . . . . . . 159
Crosopterigios . . . . . . . . . . . . . . 159
Celacntidos . . . . . . . . . . . . . . 159
Ripidistios . . . . . . . . . . . . . . 160
Estruniiformes . . . . . . . . . . . . . 161
Anfibios . . . . . . . . . . . . . . . . 16 1
Estegocfalos . . . . . . . . . . . . . 161
Filospndilos . . . . . . . . . . . . . 166
Lepospndilos . . . . . . . . . . . . . 167
Proanuros . . . . . . . . . . . . . . 167
Reptiles . . . . . . . . . . . . . . . . 167
Cotilosaurios . . . . . . . . . . . . . . 168
Saurpsidos y terpsidos . . . . . . . . . . . 170
Pelicosaurios . . . . . . . . . . . . . 17 1
Terpsidos . . . . . . . . . . . . . 171
hdice de materias XVI 1:
Teriodontos . . . . . . . .
Diademodun . . . . . . .
Tritilodontos . . . . . . .
Ictidosaurios . . . . . . .
Anomodontos . . . . . . . .
Saurpsidos . . . . . . . . . .
Quelonios . . . . . . . . .
Eosuquios . . . . . . . . .
Rincocfalos . . . . . . . . .
Escarnosos . . . . . . . . .
Dinosaurios . . . . . . . . .
Pterosaurios . . . . . . . . .
Ictiosaurios . . . . . . . . .
Mesosaurios . . . . . . . . .
Plesiosaurios . . . . . . . . .
Notosaurios . . . . . . . . .
Placodontos . . . . . . . . .
Aves . . . . . . . . . . . .
Mamferos . . . . . . . . . . .
Mamferossecundarios . . . . . . .
Fauna mamaliana del Paleoceno . . . . .
Fauna mamaliana del Euceno. . . . . .
CAP~TULOXII
LA DISTRIBUCION GEOGRAFICA DE LOS VERTEBRADOS FOSILES . 205
Especies disyuntas . . . . . . . . . . . . . 205
Madagascar . . . . . . . . . . . . . . . 205
Australia . . . . . . . . . . . . . . . 205
Sudamrica . . . . . . . . . . . . . . . 206
Gondwana . . . . . . . . . . . . . . . 209
CAPTULOXIII
PALEONTOLOGfA DE LOS PRIMATES . . . . . . . . . 211
A) Paleontologa de los primates y del hombre .
Insectvoros . . . . . . . .
Lemridos . . . . . . . . .
Tarsiformes . . . . . . . .
Simios . . . . . . . . .
1 . Platirrinos . . . . . .
2 . Catarrinos . . . . . .
Oreopiteco . . . . . . . .
Driopiteco . . . . . . . .
Australopitecos . . . . . . .
Homohabilis . . . . . . .
Datacin . . . . . . . .
Pitecantropos . . . . . . .
Neanderthalenses . . . . . .
Homosapiens . . . . . . .
B) Prehistoria . . . . . . . . .
fndice de materias
XIV
CAP~TULO
FILOGENIA DE LOS VERTEBRADOS . . . . . . . . . . 233
XV
CAP~TULO
LA PALEONTOLOGA, PRUEBA FUNDAMENTAL DE LA EVOLUCI6N. 235
Complejidad creciente . . . . . . , . . . . . 235
Formas intermedias . . . . . . .
, . . . . . 235
Ichfhyostega . . . . . . . . . . . . . . 235
Archneopteryx . . . . . . . . . . . . . 237
Diademodon . . . . . . . . . . . . . . 237
Evolucin . . . . . . . . . . . . , . . 238
qrridos. . . . . . . . . . . . . . . 238
Proboscideos. . . . . . . . . . . . . . 243
Modalidades de la evolucin.- . . , . . . . . . . 246
Teoras de la evolucin . . . . . . . . . . . . 249
Tercera parte
1
CAP~TULO
ESTRATIGRAFA Y CRONOLOGA . . . . . . . . . . 259
1) Cronologa relativa . . . . . . . . . . . . . : 259
1. Fundamento . . . . . . . . . . . .
A) Principio desuperposicin . . . . . .
B) Principiodecontinuidad. . . . . . .
C) Principio de identidad paleontolgica . . .
2. Bsqueda de cortes o lapsos de tiempo . . . . .
A) Argumentosestratigrficos . . . . . .
a) Series comprensivas y series condensadas.
b) Series continuas y series discontinuas. .
C) .
Ciclos sedimentarios y ciclos orognicos
B) Argumentospaleontolo'gicos.. . . . .
.
C) Los cortes o lapsos de tiempo . . . .
a) Biozona . . . . . . . . .
b) Piso . . . . . . . . . .
c) Sistema . . . . , , . . .
d) E r a . . . . . , . . . .
3. Conclusin . . . . . . . . . . . .
11) Cronologa absoluta. . . . . . . . . . . . . .
1. La radiocronologa . . . . . . . . . . . .
A) 'Nociones elementales sobre la radiactividad . . . .
a) Leyes cualitativas de la descomposicin radiactiva.
b) Leyes cuantitativas de la descomposicin radiac-
tiva . . . , . , . . . . . .
C) El equilibrio radiactivo . , . . . . .
d ) Los elementos radiactivos naturales . . . .
u) Uranio y torio . . . . . . .
0) Potasio . . . . . . . . . .
hdice de materias XIX
Rubidio . . . . . . . . .
Y)
6) Carbono 14 . . . . . . . .
e) Edades absolutas . . . . . . . .
f) Duracin de los tiempos geolgicos . . . .
u) Apreciacin de la edad de la Tierra y de
las formaciones ms antiguas . . .
P) Significaciones de las medidas de edades.
B) Radiocronologa y cronologa estratigrfica: la escala ra-
diomtrica . . . . . . . . . . . .
2 . La cronologa magntica. . . . . . . . . . .
A) Nociones breves sobre el magnetismo . . . . .
a) El magnetismo . . . . . . ' . . .
b) El paleomagnetismo . . . . . . . .
B) La cronologa magntica se basa en el paleomagnetismo .
a) La direccin de los campos magnticos fsiles .
b) El sentido de los campos magnticos fsiles . .
3 . Los otros mtodos de la cronologa absoluta . . . . . .
A) Los procesos regularmente repetidos. . . . . .
a) Easvarvas . . . . . . . . . .
b) El crecimiento de los organismos . . . . .
B) Los procesos estadsticamente regulares . . . . .
a) Las aureolas del pleocrosmo . . . . . .
b) Las trazas de fisin . . . . . . . . .
4 . Conclusiones . . . . . . . . . . . . . .
111) Comparacin de las cronologas relativa y absoluta . . . . . . 303
11) La paleogeografa . . . . . . . . . . . . . . .
1. Generalidades . . . . . . . . . . . . .
2 . Mtodos . . . . . . . . . . . . . . .
A) El mtodo de las facies . . . . . . . . .
a) Informacionesdirectas . . . . . . .
1. Naturaleza de la cuenca sedimentaria. El
problema de la profundidad . . . .
2 . Lmites de las cuencas sedimentarias:
Transgresin y regresin . . . . .
b ) Los conocimientos indirectos . . . . .
1. Las facies y la orognesis. . . . .
2 . L a facies y el clima . . . . . .
XX ndice de materias
CAPTULO111
EL PRECAMBRICO . . . . . . . . . . . . . . .
1) Generalidades . . . . . . . . . . . . . . .
1. Los lmites del Precmbrico . . . . . . . . . .
2. Las divisiones del Precmbrico . . . . . . . . .
3. El problema de la vida en el Precmbrico . . . . . .
4. El' problema de los climas en el Precmbrico. , . . . .
11) Reparticin de los terrenos precmbricos . . . . . . . .
111) Algunos ejemplos de series precmbricas . . . . . . . .
1. El Precmbrico en ~ m r i c adel Norte . . . . . . .
A) El corte del Gran Can del Colorado . . . .
R) El corte del Gran Can occidental . . . . . .
C) Otros cortes . . . . . . . .
. . . .
2. El Precmbrico de otras regiones. . . . .
. . . .
3. El Precmbrico en la pennsula ibrica . . .
. . . .
A) El Precmbrico superior. . , . .
. . . .
B) Precmbrico antiguo. . . , . .
. . . .
4. El Precmbrico en Francia . . .
. . . . . .
IV) Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . .
h d i c e de materias XXI
CAPTULO
IV
LA ERA PRIMARIA O PALEOZOICA . . . . . . . . . .
1) El Paleozoico inferior . . . . . . . . . . . . .
1. Generalidades . . . . . . . . . . . . .
2 . LapaleogeografadelPaleozoicoinferior . . . . . . .
A) A escala mundial . . . . . . . . . .
B) En Amrica . . . . . . . . . . . .
C) A escala de Europa . . . . . . . . . .
3. El Paleozoico inferior en la pennsula ibrica . . . . .
A) Las zonas paleogeogrficas y estructurales . . . .
B) Las facies del Cmbrico . . . . . . . . .
C) Las facies del Ordovcico . . . . . . . .
D) Las facies del Silrico . . . . . . . . .
4. El Paleozoico inferior en Francia . . . . . . . . .
A) as Ardenas . . . . . . . . . . . .
B) El macizo armoricano . . . . . . . . .
C) La Montaa Negra . . . . . . . . . .
D) Pirineos . . . . . . . . . . . .
E) Provenza . . . . . . . . .. .. .. ..
5. Conclusiones sobre el Paleozoico inferior . .
11) El Paleozoico superior . . . . . . . . . . .
1. Generalidades . . . . . . . . . . . . .
2 . Lapaleogeografa del Paleozoico superior . . . . . .
A) A escala mundial . . . . . . . . . .
B) En Amrica . . . . . . . . . . . .
C) A escala de Europa . . . . . . . . . .
3 . El Paleozoico superior en la pennsula ibrica . . . . .
A) El Devnico . . . . . . . . . . . .
B) Carbonfero y Prmico . . . . . . . . .
4 . El Paleozoico superior en Francia . . . . . . . .
A) Las Ardenas . . . . . . . . . . . .
B) El Macizo central . . . . . . . . . .
C) El Sarre y los Vosgos . . . . . . . . .
D) El macizo armoricano . . . . . . . . .
E) L a M o n t a a N e g r a y l o s P i r i n e o s . . . . . .
F) Los Alpes . . . . . . . . . . . .
G) Provenza y Crcega . . . . . . . . . .
H ) Conclusiones . . . . . . . . . . .
5 . Conclusiones sobre el Paleozoico superior . . . . . .
V
CAPTULO
LA ERA SECUNDARIA O MESOZOICA
1. Lmites . . . . . . . . . . . . . . . 475
2. Paleontologa . . . . . . . . . . . . . 477
3. Orognesis . . . . . . . . . . . . . . 477
4. Paleogeografa . . . . . . . . . . . . . 479
a) A es cal^ mundial . . . . 479
b ) En Amrica . . . . . . . . . . . . 482
XXI I ndice de materias
C) AescaladeEuropa . . . .
d) A escala de Francia . . . . . . . .
5 . Climatologa . . . . . . . . . . .
1) El Trisico . . . . . . . . . . . . . .
1 . Generalidades . . . . . . . . . . . . . 485
2. LapaleogeografadelTrisico . . . . . . . . . 487
A) En el mundo . . . . . 487
B) En Amrica . . . . . . . . . . . . 488
C) EnEuropa . . . . . . . . . . . . 490
D) Enlapennsulaibrica . . . . . 491
E) En Francia . . . . . . . . . . . . 493
3 . La estratigrafa del Trisico . . . . . . . 494
A) El Trisicocontinental . . . . . . . . 494
B) ElTrisicogermnico . . . . . . . . . 494
C) El Trisico mediterrneo o Trisico alpino: los Alpes
.drientals . . . . . . 495
D) El Trisico de transicin: los Alpes occidentales. . . 497
4 . Conclusiones . . . . . . 498
11) El Jursico . . . . . . . . . . . . . .
1 . Generalidades . . . . . . . . . . .
2 . Paleogeografa del Jursico . . . . . . . .
A) En el mundo . . . . . . . . .
B) En Amrica . . . . . . . . . .
C ) En Europa . . . . . . . . . .
D ) En la pennsula ibrica . . . . . . .
E) En Francia . . . . . . . . . .
3 . Estratigrafa del Jursico. . .
A) El Jursico de las cuencas sedimentarias. . .
a) L a c u e n c a d e p a r s . . . . . .
b ) La cuenca de Aquitania y los Pirineos .
B) El Jursico mediterrneo: .los Alpes occidentales .
C) ElJursicodetransicin. . . . . . .
a) El Jura . . . . . . . . .
b ) Provenza . . . . . . . .
4 . Conclusiones . . . . . . . . . . .
111) El Cretcico . . . . . . . . . . . . .
1. Generalidades . . . . . . . . . . .
2 . Paleogeografa del Cretcico . . . . . . . .
A) A la escala del gIobo . . . . . . .
B) EnAmrica . . . . . . . . . .
C) En Europa . . . . . . . . . .
D) Enlapennsulaibrica . . . . . . .
D) En Francia . . . . . . . . . .
3 . Estratigrafadelcretcico . . . . . . . .
A) Cretcico de las cuencas sedimentarias . . .
a) L a c u e n c a d e p a r s . . . . . .
b) La cuenca de Aquitania . . . . .
h d i c e de materias XXlll
B ) El Cretcico en el conjunto pirenaico-provenzal . 541
a) El Cretcico inferior. . . 541
b) El Cretcico superior . . . . . . . 542
C) El Cretcico en los Alpes occidentales . 545
4. Conclusiones . . . . . . . . . . . . . 547
CAP~TULO
VI
LA ERA TERCIARIA O CENOZOICA . . . . . . . . . . 551
1. Lmites . . . . . . . . . . .. . . . 551
2. Paleontologa . . . . . . . . .. . . . 552
3. Estratigrafa . . . . . . . . . . . . . 552
4. Orognesis . . . . . . . . . . . . . . 553
5 . Paleogeografa . . . . . . . . .. . . . 554
6. Climatologa . . . . . . . . . . . . 554
2. El Plioceno . . . . . , , . . . . , . . 598
A) PaleogeogrufiadelPlioceno. . . . . . . . 599
B) El Plioceno en Amrica . . . . . . . . . 599
C) El Plioceno en la pennsula ibrica . . . , . . 604
D) El Plioceno en Francia . . . . , . . . . 604
E ) Conclusiones . . . . . . . . , . . 606
CAPTULO
VI1
LA ERA CUATERNARIA , , . , , . . . . . . . . 609
1) Generalidades . . . . . . . . . . . . . . . 609
11) Las variaciones climticas . . . . . . . . . . . . 6 12
1. Las regiones glaciales . . . .
A) En Europa de2 Norte . .
B) En los Alpes. . . . .
C) En Francia . . . . .
D ) Conclusiones . . . .
2. Las regiones extra-glaciales . . .
A) Puleontologa . . . .
B) Puleogeografia . . . .
C) Morfologa . . . . .
a) Las terrazas climiticas
b) El loess . . . .
FOSILIZACI~N
Y ESTUDIO DE LOS FSILES
1) La fosilizacin
Se llaman fsiles 10,s restos de organismos completos o
fragmentos de ellos encontrados en las rocas y tambin
todas las huellas de actividad debidas a seres vivientes con-
servadas en las formaciones geolgicas. En este sentido, los
slex tallados debidos a la industria del hombre prehistrico
son fsiles, y tambin las huellas tales como pistas y
madrigueras de animales desaparecidos.
Las huellas fsiles se consideran en una disciplina apar-
te, la paleoicnolloga. Su interpretacin es en general difcil:
conocemos por ejemplo, desde mediados del siglo XIX, im-
presiones con cinco dedos en las que el pulgar est dirigido
hacia el exterior, llamadas Cheirotherium (fig. 1). Al prin-
cipio se consideraron debidas a la activida,d de estegocfalos
o reptiles de marcha lenta; ms recientemente se han atri-
buido a los dinosaurios. Cualquiera que sea su origen, las
huellas debidas al paso de reptiles son muy frecuentes y
han sido encontradas en Estados Unidos (principalmente en
Connecticut), en el Macizo central francs, en Portugal,
en Israel, en Spitzberg, en Basutolandia, etc.
Las hue1,las (o pistas) se clasifican segn su aspecto y
se les ha dado nombres siguiendo la nomenclatura linneana
(ej. Cheirotherium parvum); est claro que no se trata de
una sistemtica (verdadera taxonoma) sino solamente de
una parataxonoma. Podemos distinguir pistas estegocefa-
loides, lacertoides, cocodriloides, dinosauroides y teromor-
foides. En el grupo estegocefaloide la huella es grande,
pentad~t~la, con dedos bien divergentes; las huellas del pie
y de la mano son aproximadamente iguales y estn tambin :n;,',til
f $ ~ l ~ e ~ ; n ~ ~ : ~
igualmente separadas unas y otras del eje de la pista. el nombre de Cheirotherium,
s c ~ ;
Fig. 2. Huellas probables de trilo- Fig. 3. Diversos helmintoideos, huellas enigmticas del
bites llamados Bilobites. flysch alpino.
hay un quinto dedo es fuertemente divergente respecto a los dems: ej. Cheirotherium;
este tipo de huella es posiblemente la de los dinosaurios; huella cocodriloide significa
solamente una huella comparable a la dejada por un cocodrilo actual, sin prejuzgar
la naturaleza zoolgica del autor de la huella. El grupo dinosauroide comprende
huellas tridctilas, siendo diferentes la del pie y la de da mano (bpedo). En el grupo
teromorfoide, las impresiones son largas con los dedos cortos, poco divergentes.
El estudio de las huellas permite saber cul era el tipo de marcha del animal:
paso alterno o paso llano (en ste el desplazamiento de los dos miembros de los dos
lados del cuerpo es simultneo). Gracias a frmulas bien establecidas, las medidas
tomadas sobre las pistas pueden servir para calcular la longitud del tronco del
animal del que se han conservado las huellas.
Conocemos tambin pistas de invertebrados: los bilobites (fig. 2) del Sahara
parecen bien ser pistas de trilobites; otras pistas son an enigmticas, como los
helmintoideos (fig. 3) del flysch de los Alpes. Pero algunas veces son los tubos en
los que vivan ciertos animales, tales como los gusanos, los que se han conservado:
se llaman Arenicolites los tubos en U comparables a los de los gusanos arencolas
actuales. Se conocen tambin madrigueras fosilizadas: en el Mioceno de Nebraska
madrigueras en hlice, los tirabuzones del diablo (Daimonelix, fig. 4) son conside-
rados como agujeros producidos por un castor que viva en aquella ;poca. Y capullos
de barro del Prmico de Texas, que contienen restos de dipneustos, muestran que
stos deban enquistarse durante una fase de su vida, como el protptero actual.
De todos modos, como es natural, lo ms frecuente es que slo se fosilicen las
partes duras de un organismo; la condicin fundamental de la conservacin de un
MATERIAL ORIGINAL
DE LA CONCHA 4 Q
MATERIAL ORIGINAL
DE LA GANGA O DE RELLENO
-
RELLENO SECUNDARIO wgl -
- MATERIAL DE SUSTITUCI~N
R
Fig. 5. Diversas modalidades de fosilizacin A, Concha original. B, Concha enterrada pero sin ser rellenada inte-
riormente. C, Concha y ganga reemplazada secundariamente. D, Cavidad original rellenada secundariamente de
material. E, Solamente el relleno (molde interno) de la concha, se conserva. F, Solamente el material de la concha
original es reemplazado secundariamente. G, El material reemplazado (rplica) ha sido ulteriormente separado de
forma natural. H. Concha rellenada y despuds fundida. 1, Disolucin de la concha original. J, El molde interno ha
sido separado naturalmente de la ganga. K, La cavidad correspondiente a la concha es secundariamente rellenada
por depsitos llevados por las soluciones acuosas. 0, Concha hundida no rellenada. P. Concha disuelta con forma-
cin de un molde externo. Q, Relleno del molde externo. R, Separacin natural del molde externo.
Los fsiles pueden estar afectados en las rocas mismas que los contienen par defor-
maciones que alteran su forma. As, ciertos lamelibranquios del gnero Anisocardia
(fig. 7 ) presentan aspectos bastante variados que son debidos nicamente a modifi-
caciones ulteriores a su muerte (pelomorfosis); los huesos largos de los vertebrados
estn tambin sujetos a tales deformaciones. Los fsiles sufren tambin transforma-
ciones qumicas, por lo que se conocen, adems de fsiles calcreos, quitinosos,
silceos, etc., tambin fsiles piritosos, yesosos, en smithsonita, en hematita, etc.
La fosilizacin conserva esencialmente partes duras de los fsiles tales como las
conchas o los huesos, pero, no obstante, tambin organismos blandos han sido
a veces fosilizados: por ejemplo, las medusas del Precmbrico de Ediacara. Las
Fig. 8. Un molde endocraneal reconstituido por el mtodo de las secciones seriadas, que reproduce bastante fiel-
mente el encfalo de un agnato, Procephalaspis. f hip, fosa hipofisaria; med, medula oblonga; orb, &bita; vest
vestlbulo.
estructuras de los huesos y de las conchas estn a veces tan perfectamente fosilizadas
que los menores detalles de su histologa pueden ser observados en lminas delgadas:
los principales grupos de agnatos y peces fsiles pueden as ser reconocidos gracias
a fragmentos de huesos (paleohistologa) . El empleo del microscopio electrnico de
exploracin (aumento alcanzado, en general 100 000; se trata de un microscopio
electrnico en el que el flujo de los electrones barre sucesivamente toda la superficie
de la muestra a estudiar*) permite descubrir detalles morfolgicos importantes (sobre
todo en micropaleontologa); tambin posibilita el estudio de la ultraestructura de las
conchas y de los huesos; stas parecen en general ms homogneas que las estructuras.
Los huesos pueden damos informacin sobre las partes blandas de los organismos;
presentan frecuentemente marcas de insercin musculares; en otros casos los huesos
del crneo muestran los orificios de los nervios y vasos craneales, cuyo trazado puede
ser as reconstruido: el mtodo fue aplicado por Stensi6 a los agnatos y artrdiros
del Downtoniense y del Devnico (fig. 8). Finalmente, los moldes endocraneanos
naturales son a veces conservados; estos moldes, llamados core en ingls, Stein-
kern en alemn, reflejan muy exactamente las disposiciones anatmicas de los
encfalos correspondientes, a condicin de que se trate de animales bien osificados
y en general de pequeas dimensiones. Si la naturaleza por s misma no da ms
que raros moldes, se pueden hacer moldes artificiales de la cavidad craneana, los
cuales nos dan tambin informaciones preciosas. Gracias a estos mtodos ha podido
ser establecida toda una paleontologia del sistema nervioso de los vertebrados: es la
paleoneurologa.
* No es pues en modo alguno equivalente a un ultramicroscopio ptico.
Paleontologa
Pero a veces tejidos blandos han sido tambin fosilizados: se conoce tejido muscu-
lar de acantodios del Primario y de anuros eocnicos, epitelios de anuros igualmente
eocnicos (clebre yacimiento de lignitos de Geiseltal en Alemania), clulas pigmen-
tarias de peces (con melanforos) del Trisico de Groenlandia, etc.
Particularmente notables son los casos de momificacin en los que el organismo
ha sido conservado en su totalidad: el mbar del Bltico es una resina fsil oligo-
cnica en la cual quedaron aprisionados numerosos animales, principalmente insectos,
miripodos, arcnidos y tambin a veces pequeos moluscos. El mbar ha conservado
en gran parte su composicin qumica y contiene an cido succnico. Se conocen
tambin dinosaurios momificados y en particular una forma herbvora con el pico
plano, Anatosaurus (fig. 285). Igualmente clsicos son los mamuts conservados en
los hielos, con la carne: uno de estos mamuts naturalizado se exhibe al pblico en
el Museo de Leningrado (fig. 9); el Museo Nacional de Historia Natural de Pars
posee una cabeza de mamut disecada. El cuerpo estaba cubierto de pelos largos que
se han encontrado igualmente. El contenido estomacal ha podido tambin ser estu-
diado con precisin. De igual manera, han llegado hasta nuestros das momias de
rinocerontes lanudos (Coelodonia antiquitatis) conservados ya sea en los hielos o en
la ozocerita (una resina fsil) de Galitzia (yacimiento de Estarunia). La piel de
desdentados recientes, pero desaparecidos, de Amrica del Sur (Neornylodon) ha sido
tambin encontrada recubierta con su revestimiento piloso.
Puede considerarse tambin que las conchas de numerosos invertebrados marcan los
ritmos segn los cuales han crecido; las conchas aparecen pues como ageocron-
metros; as, en ciertos celentreos excepcionalmente bien conservados del Devnico
pueden observarse sobre el cliz las arrugas anuales, cada una de las cuales com-
prende estras paralelas que seran cotidianas (la asimilacin del carbonato decrece
fuertemente durante la noche). Wllls ha admitido, sobre la base de tales contajes,
que el ao tena alrededor de 400 das en el Devnico medio. Pero estos resultados
son de interpretacin dificil.' De igual manera, las conchas de los lamelibranquios
actuales (Mercenaria mercenaria) muestran zonas de crecimiento cotidianas ms espe-
sas cuando la temperatura se eleva (estras ms juntas en invierno) y en el curso
de los grandes fros el crecimiento se para; cada concha es pues un calendario biol-
gico. El crecimiento de los estromatolitos manifiesta tambin ritmos, cotidiano, .men-
sual y anual. No obstante, estos estudios son an poco numerosos. En lo que se
refiere a los huevos, a veces, aunque raramente, han sido conservados por la fosili-
zacin: se conocen puestas de elasmobranquios fsiles primarios (Fayolia, fig. 10)
y, sobre todo, huevos de dinosaurios; estos tltimos, si bien son frecuentes fragmen-
tados, ms difcilmente se encuentran enteros (yacimientos del Cretcico superior de
Mongolia y de Aix-en-Provence). Los excrementos fosilizados o coprolitos son intere-
santes porque nos permiten hacernos una idea del rgimen alimenticio de los animales
a los cuales, en ciertos casos, pueden atribuirse.
Es un hecho muy excepcional que la fosilizacin haya podido registrar verdaderas
escenas de vida, y una de las piezas ms notables en este aspecto es una losa esquis-
tosa del Jursico de Holzmaden conservada en el museo de Stuttgart y que muestra
un joven ictiosaurio en el momento de salir del cuerpo de la madre: esta pieza
(fig. 11) prueba que, tal como ya se haba admitido por razones tericas -un reptil
Fig. 11. DOSictiosaurios del museo de Stuttgart: se ve un joven salir del cuerpo de la madre, lo cual demuestra
que los ictiosaurios eran vivfparos.
3
que tuviera que poner sus huevos en el suelo es incompatible con la anatoma de
los ictiosaurios-, que los ictiosaurios eran vivparos. El nacimiento deba ser largo
y posiblemente durara varios das, como en las ballenas actuales; esta circunstancia
hace un poco menos asombrosa la conservacin del fsil en cuestin.
Es corriente objetar al paleontlogo que, dada la rareza del proceso de fosilizacin,
la paleontologa no puede darnos ms que de forma parcial la historia de la vida.
Esta objecin es vlida para los organismos blandos que slo raras veces se fosilizan:
es menos seria para los organismos con partes duras, concha o esqueleto seo; como
la fosilizacin tiene, a priori, las mismas posibilidades de conservar tal o cual de
estos organismos, resulta que el estudio de estos fsiles debe darnos una representacin
estadsticamente correcta de la evolucin, a condicin, bien entendido, que las exca-
vaciones pasadas y futuras sean bastante numerosas. Qu conocimientos podemos
deducir del estudio de los fsiles? Esta cuestin ser el objeto del subcaptulo
siguiente.
Fig. 12. Reconstitucin del endocrneo de un crosopterigio devnico (Eusthenopteron) obtenido por el mtodo
de secciones seriadas ( x 413).
Fosilizacin y estudio de los fsiles
de modelos. Este mtodo ha sido aplicado al estudio de los apndices de los trilobites
y sobre todo al de los endocrneos de los agnatos y peces fsiles, gracias a Stensio
y a su escuela. Sealaremos, por ejemplo, que el modelo de endocrneo del crosopte-
rigio Eusthenopteron (fig. 12) mide ms de un metro de largo, cuando el endocrneo
real no alcanza ms de 6 cm, y que el trabajo de preparacin ha llevado alrededor
de dos aos a un tcnico especializado. En la tcnica clsica se preparan superficies
pulidas sucesivas, pero stas no son conservadas; puede mejorarse esta tcnica prepa-
rando verdaderos cortes en el fsil gracias a un microtomo especial, lo que permite
conservar las preparaciones. Podemos pues sacar de los fsiles conclusiones paleo-
anatmicas de primera importancia y stos son en general los datos ms seguros que
pueden deducirse de su estudio.
Los fsiles pueden tambin darnos precisiones en lo que se refiere al medio en
el que han vivido: permiten saber si el sedimento que les contiene es de origen
marino o de agua dulce, a pesar de que ciertos invertebrados tales como por ejemplo
los braquipodos, los briozoos, los cefalpodos y los equinodermos son exclusiva-
mente marinos. La fauna de agua dulce, por otra parte, es menos variada que la
fauna marina. Pero, adems, la reparticin de los fsiles segn los diversos grupos
zoolgicos en una formacin geolgica de origen marino puede permitirnos saber
si esta fauna es litoral, batial o abisal. As, por ejemplo, los foraminferos actuales
se reparten segn la profundidad y la temperatura en zonas distintas de composicin
faunstica diferente. Por consiguiente, los foraminferos fsiles pueden indicarnos
la profundidad de los mares en los que vivan. Desde este punto de vista los
fsiles son indicadores de facies. Nos permiten igualmente conocer las condiciones
del clima que haba en la poca de su formacin: los peces del Eoceno del Monte
Bolca (cerca de Verona) son principalmente tropicales y muestran que la temperatura
del mar en el que nadaban era ms elevada que la del Mediterrneo actual. La flora
de la cuenca de Pars al principio del Terciario es igualmente una flora de pases
clidos. Pero las indicaciones climticas que los fsiles pueden darnos son a veces
an ms precisas gracias a su contenido en istopos del oxgeno, 160, 1 8 0 , ciertas
conchas nos permiten valorar con precisin la temperatura del agua en la que
vivieron. Este mtodo de evaluacin de paleotemperaturas se fundamenta en el hecho
de que la proporcin de istopos de oxgeno 1 6 0 .y 1 8 0 es actualmente funcin de la
temperatura. Las conchas, que contienen oxgeno en su' carbonato clcico, presentan
una proporcin 1" y 1 8 0 en relacin con la del agua de mar en la que vivan.
El mtodo ha sido aplicado con xito por Urey y Lowenstam a los belemnites del
Cretcico de Inglaterra y Dinamarca (vase pg. 134).
Recoger fsiles es necesario, pero cada vez que sea posible el observador deber
anotar la orientacin de las piezas: esto puede manifestar la existencia de una co-
rriente, por ejemplo: las conchas cnicas como las de los tentaculites, los belem-
nites o los cerites se orientan en el sentido de la corriente; es importante tambin
reconocer por las conchas si su agrupacin es original o, por el contrario, es debida
a una accin mecnica secundaria, etc.
Las relaciones de un organismo fsil con su medio implican ya una reconstitucin
parcial de su modo de vida. La paleontologa deber buscar la comprensin de la
biologa de los seres desaparecidos: los coprolitos le permitirn reconocer el rgimen
alimenticio; las conclusiones sacadas de la dentadura son mucho ms inciertas, ya
que actualmente se conoce un rsido, el gran Panda, que se alimenta de bamb.
Si una especie fsil es bastante abundante, como por ejemplo el oso de las cavernas,
del que se conocen un gran nmero de esqueletos, un estudio biomtrico de la pobla-
cin en cuestin puede permitirnos evaluar la vida media de los animales y su
reparticin por clases de edad (Kurten). Los diversos modos de desplazamiento pueden
asimismo ser estudiados: por comparacin con el Nautilus, y suponiendo que sola-
mente la ltima cmara de la concha estaba ocupada por el cuerpo, se ha podido
Paleontologa
fI
deducir que los ammonites nadaban en general con el orificio de la cmara ocupada
orientado hfacia la parte alta (Truemann). Del mismo modo, la manera de nadar
de los peces, de los ictiosaurios y de los plesiosaurios ha sido objeto de trabajos
paleobiolgicos. El vuelo de los pterosaurios ha sido estudiado gracias a modelos
en tela y en alambre (pterodctilo) y tambin, para las formas ms grandes (Ptera-
nodon), por comparacin con los planeador?$ actuales.
Buscando las forqas de evitar toda subjetividad en la descripcin, los paleont-
logos usan frecuentemente el mtodo estadstico, pero es importante notar que este
mtodo no es aplicable a menos de que se disponga de un gran nmero de muestras,
caso bastante raro en lo que respecta a los vertebrados fsiles. En una poblacin dada
de fsiles de una misma especie se podrn representar grficamente los valores de
un carcter (por ejemplo, la longitud de una concha) por clases segn el nmero
de individuos: tal grfica es un histograma. Podemos estudiar no un carcter, sino
una relacin entre caracteres (p. ej., la relacin entre la longitud y la anchura de la
con'cha). Si la poblacin es homognea y si se sita en la abscisa la medida de un
carcter y en la ordenada el nmero de individuos correspondientes, se obtiene una
curva en forma de campana (curva de Gauss, fig. 13) con un solo mximo; si la curva
presenta dos mximos (curva bimodal, fig. 14 o varios, la poblacin no es homognea
y son posibles varias explicaciones: o bien hay varias especies que no haban sido
reconocidas, o bien hay una mezcla de varias poblaciones muertas accidentalmente
a edades diferentes, o bien hay dimorfismo sexual, etc. La estadstica puede ser,
por lo tanto, un medio de anlisis morfolgico precioso. Permite definir parmetros
caractersticos de los caracteres estudiados, tales como la media, la mediana, la moda
y la desviacin-tipo o desviacin estndar.
Fig. 14. Distribucin de 171 valvas dorsales (cruces) y de 151 valvas ventrales (clrculos) de una muestra de
Schizophoria steinbrooki (braquipodo). Frecuencias de valvas por clases sucesivas de anchura. Curva con dos
modas.
Focilizacin y estudio de los fsiles 13
La media aritmtica (Ma) se obtiene dividiendo la suma de las diferentes medidas
(m) por el nmero (n):
Ma = -.
n
%n
.
La mediana (Me) es el valor central de un grupo estadstico; es el valor que
divide en dos partes iguales la serie de resultados obtenidos.
La moda es el resultado que aparece con ms frecuencia; corresponde a la orde-
nada mxima de la curva de Gauss.
La desviacin-tipo (desviacin estndar) u es un ndice de variabilidad; es igual
a la raz cuadrada de la media aritmtica de las desviaciones individuales (x) elevadas
al cuadrado:
Desde hace tiempo se haba ya observado que ciertos fsiles se han conservado
con su composicin qumica original: as, el mbar del Bltico, que no es otra cosa
que una resina fsil, es, como ya hemos dicho, rico en cido succnico. Ms recien-
temente se ha podido poner en evidencia la presencia de aminocidos fsiles, y esto
en organismos antiguos como el braquipodo ordovcico Plaesiornys y el pez aco-
razado devnico Dunkleosfeus; igualmente, han sido identificados aminocidos en los
huesos de mosasaurios y estegosaurios, y de Mesohippus (Abelson). En anlisis croma-
togrfico los aminocidos determinados parecen ser en conjunto iguales que en los
organismos actuales. Por el contrario, la composicin en aminocidos de los hidroxi-
latos de algunas rocas, turba, lignito y antracita es claramente diferente de la de los
seres vivientes. La bioqumica ha aportado recientemente un dato importante al
problema de las afinidades de los graptolites; segn Kozlowslti, estos organismos
estn emparentados con los pterobranquios; de todas maneras, estaba clsicamente
admitido que el esqueleto de los graptolites era quitinoso, al contrario del de los
pterobranquios. Trabajos recientes han mostrado lo contrario: 1.0 que no hay quitina
en la concha de los graptolites; 2 . O que el esqueleto de los pterobranquios est forma-
do, al igual que el de los graptolites, por escleroprotenas; la composicin de estas
escleroprotenas ha podido ser estudiida por cromatografa sobre columnas de absor-
cin selectiva por cuerpos porosos: es prcticamente idntica en los dos grupos
(dominancia d e glicocola, serina y alanina). Las condiciones experimentales eran
tales que toda posibilidad de contaminacin exgena quedaba excluida, Este ejemplo
nos muestra que los fsiles pueden darnos ndices preciosos concernientes a la historia
bioqumica de la materia viviente, pero la paleobioqumica no est ms que en sus
principios.
Lo mismo ocurre con el estudio de la composicin isotpica de los elementos
qumicos de los fsiles: (pg. 16) cmo han sido empleados los istopos de carbono
para saber si Corycium era un fsil o una estructura mineral; hemos hablado antes
de la determinacin de paleotemperaturas. Aadiremos aqu otro ejemplo: gracias
a los foraminferos fsiles contenidos en los testigos de sondeo del fondo del Medi-
terrneo, Emiliani ha podido determinar las fluctuaciones de temperatura de este mar
en el curso de los ltimos quinientos mil aos, aunque, ciertamente, con alguna
extrapolacin. La concha de los foraminferos, gracias a la relacin 1 6 0 y 1 8 0 (vase
pg. ll), permite en efecto evaluar la paleotemperatura, y gracias al 14C, la edad
del animal. No obstante, el 14C no permite conocer la edad cuando es inferior a
50 000 aos. Para edades ms antiguas (entre 50 000 y 500 000 aos) el tiempo ha
sido calculado a partir de los espesores de terreno en los testigos que contenan los
foraminferos estudiados, proceso bastante discutible. Emiliani concluye de este estudio
14 Paleontologa
Fig. 17. Reconstitucin de la fauna de Ediacara. 1. Algas y esponjas hipotticas (desconocidas hasta el momento
presente en el yacimiento); 2. Anlido (Dickinsonia); 3. Tribrachidium (organismo enigmtico); 4. Medusas;
5 . Rangea y Charnia (celentreos afines a las plumas de mar actuales); 6. Parvancorina (organismo enigmtico);
7 . Anlido (Spriggina); 8. Anlido en el tubo en que habita.
Obras generales
Los foraminferos fueron observados por primera vez en la creta por Lonsdale,
en 1835, pero los nummulites eran conocidos desde la Antigedad. D'Orbigny distin-
gua, entre los moluscos cefalpodos, los sifonforos y los foraminferos, pero u n
contemporneo de D'Orbigny, Dujardin, demostr que los foraminferos eran en rea-
lidad rizpodos y D'Orbigny se uni rpidamente a esta opinin, pero el trmino
de foraminfero subsisti.
En una arena, el aislamiento de los forafminferos se hace por tamizado y seleccin
bajo la lupa binocular. En una roca dura es necesario pulverizar primero la roca
mediante trituracin y despus disolver la ganga, en la medida de lo posible, con
potasa llevada a ebullicin antes de la tra. Los foraminferos se conservan en peque-
as clulas de cartn obturadas por una tapadera de mica. Se los puede aislar o
trasladar de una clula a otra mediante u n pincel embebido en agua o alcohol.
La reproduccin de los foraminferos tiene lugar segn un ciclo con alternancia
de generaciones, sexual y asexual. Munier-Chalmas observ que en los nummulites
(vase pg. 25) a una pequea forma corresponde siempre una forma grande de
aspecto parecido; despus, Munier-Chalmas y Schlumberger observaron que en otros
foraminferos, 10s mililidos, existan en una misma especie formas con una pequea
Fig. 18. Ciclo esquemtico de los foraminife-
ros A, forma micr.osfrica joven. B, forma micros-
frica adulta (asexuada). C, chlula que dar
origen a la forma macrosfrica. D, E, F, estadios
jvenes de la forma macrosfrica. G, forma ma-
crosfrica (sexuada) liberando los gametos.
cmara inicial (microsfrica) y otras con una gran cmara inicial (macrosfrica).
El zologo Lister demostr en 1894, con el foraminfero actual Elphidium, que hay
alternancia de generaciones.
El ciclo normal es el siguiente (fig. 18): la forma sexual con pequea cmara
inicial (esquizonte) da lugar por mitosis, y despus por meiosis, a individuos haploi-
des que, desarrollndose, forman individuos sexuados (gamontes) con una gran cmara
inicial (macrosfrica). Los gamontes producen gametos que por fusin vuelven a dar
esquizontes. Pero el ciclo es eminentemente variable: 1." el esquizonte puede tener
un solo ncleo (en particular en los foraminiferos no calcreos); 2." los gamontes
antes de la produccin de gametos, pueden permanecer un cierto tiempo encerrados
en un quiste; 3.0 la fecundacin es bastante variable, ya sea que haya disolucin
del ncleo primario del gamonte con persistencia de un microncleo, o que el
ncleo primario persista; 4." los gametos pueden ser flagelados y numerosos, o ame-
boides y poco numerosos (este ltimo caso significa una adaptacin litoral).
Este ciclo muestra que los foraminferos son animales excepcionales, ya que son
a la vez diploides (esquizontes) y haploides (gamontes), mientras que los otros
animales son esencialmente diploides; en este sentido los foraminferos se acercan a
los vegetales inferiores. Notemos tambin que, como en ciertos hongos, hay gametos 4
y gametos -, pero que entre estos dos extremos hay formas intermedias y que los
gametos se fusionan si su diferencia de sexualidad es bastante fuerte (sexualidad rela-
tiva). En general, los gametos que copulan no provienen de un mismo gamonte.
La alternancia de generaciones, gamonte macrosfrico - esquizonte microsfrico,
est lejos de ser una regla general: 1.0 varias generaciones macrosfricas pueden
intercalarse entre dos generaciones microsfricas; en este caso, slo la ltima gene-
racin macrosfrica dar gamontes. Las formas macrosfricas pueden ser morfol-
gicamente diferentes (trimorfismo); 2.0 la reproduccin puede ser exclusivamente
asexual (apogamia); 3." no siempre hay diferencia de aspecto entre el' esquizonte
y el gamonte en lo que concierne a la cmara inicial (prolculo) y el aspecto habitual
puede ser invertido (es decir, que el esquizonte puede ser macrosfrico y el gamonte
microsfrica). Adems, el estudio estadstico de las dimensiones del prolculo en
una espec& dimorfa normal, muestra que hay individuos imposibles de clasificar en
microsfrico y macrosfrico segn las dimensiones de su cmara inicial. Por
consiguiente, en lo que concierne a los fsiles, en los cuales la reproduccin es desco-
nocida, es mejor hablar de microsferas y de macrosferas en lugar de gamonte y
esquizonte. Notemos, sin embargo, que las formas microsfricas presentan, en general,
ms cmaras y ms poros que las formas macrosfricas. En los foraminferos actuales .
se ha visto que cuando las condiciones de vida se vuelven desfavorables la forma
macrosfrica tiene tendencia a predominar, por ejemplo al principio del invierno
en el Zuyderzee.
Los foraminferos aparecieron en el Crnbrico, pero los fsiles de este piso descritos
como tales son de interpretacin discutible. En todo caso, en el Silrico y en el
Devnico son representados por formas arenceas que parecen ser el origen de los
foraminferos, como lo admita Cushman.
Los foraminferos son interesantes no solamente como fsiles de nivel, sino tam-
bin como indicadores paleoecolgicos: pueden darnos datos sobre las temperaturas
pasadas (vase pg. 13) y sobre todo sobre las condiciones de profundidad y de tempe-
ratura de las aguas marinas en las que vivan. As, por ejemplo, Natland ha podido
distinguir entre los foraminferos actuales del Pacfico, a lo largo de las costas de
California, cinco dominios ecolgicos correspondientes a temperaturas y profundidades
diferentes, y encontr poblaciones comparables de foraminferos fsiles en el Terciario
reciente de California.
Entre los foraminferos se distinguen formas con la capa externa de la concha recu-
bierta de partculas arenosas ms o menos finamente aglutinadas, ya sea sobre un ,
soporte calcreo o independientes. Los foraminferos con concha arencea comprenden
formas grandes como Loftusia con la concha arrollada segn una espiral plana (pla-
nispiralada) y que puede llegar hasta 12 cm de largo (Cretcico). Las orbitolinas
(ej. Orbitolina concava del Cretcico) tienen tambin una concha arencea, al igual
que los fusulnidos. Las ORBITOLINAS tienen la concha cnica, pero slo las primeras
vueltas tienen un arrollamiento cnico; las vueltas ms alejadas del pice son anula-
res; los vacos entre las vueltas estn divididos en camarillas mediante paredes verti-
cales y horizontales; la superficie inferior es a menudo ligeramente cnica (fig. 19 A).
Los FUSUL~NIDOS tienen la concha planispiral con vueltas que se superponen y nume-
rosas cmaras; Fusulina (fig. 19 B, C) del Carbonfero medio, tiene la concha fusi-
forme; Schwagerina tiene una concha generalmente globosa (Prmico).
Entre los foraminferos con concha calcrea se distinguen los imperforados, en
los que la pared es homognea y de aspecto aporcelanado, y los perforados, con
camarillas que se abren por medio de poros y tienen la pared translcida (hialina).
Los IMPERFORADOS comprenden los mililidos y las alveolinas. En los MILILIDOS
(fig. 20) la concha est formada por un cierto nmero de cmaras dispuestas en
ciclos que se recubren: en Quinqueloculina (del Eoceno a nuestros das), cada cmara
ocupa dos quintos de circunferencia (fig. 19 D; lm. 1); en Triloculina (fig. 19 F),
conocida desde el Jursico hasta nuestros das, las primeras cmaras estn dispuestas
como en Quinqueloculina pero slo tres cmaras toman parte en la formacin de
la parte externa de la concha, extendindose cada una a lo largo de un tercio de
circunferencia; en Pyrgo (sinnimo del antiguo nombre Biloculina), las primeras cma-
ras tienen una disposicin quinqueloculina, despus triloculina, y slo las ltimas
cmaras se extienden sobre una media circunferencia (fig. 19 G). Los mililidos son
principalmente abundantes en las calizas de grano grueso de la cuenca de Pars.
Fig. 19. Diversos foraminlferos fsiles: A, Orbitolina (representada esquemticamente y en parte seccionada);
B, Fusulina (esquema de la organizacin); C, Fusulina (seccin axial); D. Ouinqueloculina (vistas externas y sec:
cin ecuatorial); E, Alveolina (esquema.de la .organizacin); F, Triloculina (vistas externas); G , Pyrgo; H, Orb~toll-
tes: seccin ecuatorial en la parte superior, axial en el medio, vista lateral en !a parte inferior;, 1, G!obigerina; J, La-
gena;, K. Nodosacia; L, Assilfia:. seccin ecuatorial en la parte superior y axial, en la ,parte inferior; M, Orbito~des
(seccin ecuatorial); N , Orb~toldes (seccin axial); 0, Miogypsina (seccin ecuatorial).
Los Orbitolites (Eoceno) tienen una forma en disco deprimido y tienen vueltas
superpuestas (fig. 19 H). Las ALVEOLINAS (Alveolina del Eoceno) recuerdan las fusu-
linas por su modo de arrollamiento pero unos septos secundarios paralelos a la direc-
cin de arrollamiento determinan camarillas tubulares (fig. 19 E).
Entre los PERFORADOS, ciertas formas llamadas monotlamas no tienen ms que
una cmara (Lagena; fig. 19 J), mientras que otras tienen cmaras sucesivas en lnea
recta (Nodosaria; fig. 19 10. Las GLOBIGERINAS (fig. 19 1) poseen cmaras globosas
que se acentan en las vueltas externas; estos foraminferos planctnicos son abun-
dantes en los barros de globigerinas de los grandes fondos marinos actuales; son
tambin numerosos en la creta que no es un sedimento formado a grandes profun-
didades. Las MIOGIPSINAS (fig. 19 0 ) son lenticulares y en forma de abanico, con
las cmaras iniciales (juvenarium) perifricas o excntricas (sobre todo Mioceno).
Los ORBITOIDES (fig. 19 M, N) son tambin lenticulares, pero su concha est reforzada
por pilares (ej., Orbitoides media, Cretcico). Las LEPIDOCICLINAS del Terciario tienen
dos grandes cmaras iniciales en las formas macrosfricas y, en seccin ecuatorial,
las cmaras aparecen o bien en escamas, o circulares o poligonales.
Lmina l . Forarniniferos:
micrografias electrnicas (segn Mrne Le Calvez).
a veces grandes dimensiones (12 cm), son visibles en las piedras de las pirmides de
Egipto; Estrabn las interpret como las lentejas de las que se alimentaban los anti-
guos egipcios.
Conocemos en la' actualidad barros de diatomeas (fig. 24) formados por las
cpsulas silceas (frstulas) de estas algas; estos barros se encuentran en los mares
fros. La fosilizacin de estos barros da diatomitas, rocas ligeras; esta propiedad ha
sido utilizada en arquitectura: la baslica de Santa Sofa, en Estambul, est cons-
truida con diatomita. Estas rocas son a veces tan abundantes que la ciudad de
Monterrey, en los Estados Unidos, est construida con diatomita. En estado pulve-
rulento las diatomitas se designan bajo el nombre de trpoli o tierra de infusorjos)).
Este polvo, mezclado con la nitroglicerina, sirve para la preparacin de la dinamita.
Las diatomeas pueden servir de indicadores climticos: as, las variaciones de
temperatura del mar Bltico durante el Cuaternario tardo han podido ser estudiadas,
desde la fase marina con Yoldia, gracias a los depsitos de diatomeas.
Por otra parte, los oogonios 'de carfitos se conocen desde el Devnico; estos
oogonios (fig. 25) pertenecen a gneros bastante variados y Grambast ha demostrado
recientemente que representan excelentes fsiles de nivel en el Terciario de la cuenca
de Pars.
El estudio del polen y de las esporas fsiles (palinologa) ha permitido llegar a
interesantes consideraciones climatolgicas; se ha estudiado primero el polen de las
turberas, fcil de preparar por maceracin de la turba en potnsa a ebullicin, reactivo
que no ataca la exina de los granos; luego se ha visto que los granos de polen
podan ser extrados de los sedimentos ms diversos: as, por ejemplo, se pueden
atacar las arenas con cido fluorhdrico, que no disuelve los granos de polen. Si los
granos son poco numerosos, puede pro'cederse a su concentracin mediante la centri-
fugacin.
Los primeros trabajos han sido hechos sobre el polen de las turberas cuaternarias:
pueden registrarse sobre un diagrama los diversos porcentajes de diversos polens de
rboles reconocidos en una turbera a un cierto nivel, tales como el pino, la encina,
el abedul, el lamo, etc.; a tales diagramas se les llama espectros polnicos (fig. 26).
El establecimiento de estos espectros ha permitido a diversos autores, entre ellos a
Von Post, reconstituir la historia de los bosques europeos en el Cuaternario reciente:
sin entrar en detalles, notemos solamente que una fase climtica clida, correspon-
diente a la edad del bronce en Escandinavia (1500 a.c. aproximadamente), es perfec-
-- - -6- - -
Abedul
Sauce
Olmo, Tilo, Encina
Abeto
-.
---
---O-- Aliso
Pino
Avellano
Fig. 26. Diagrama de antlisis pollnico de una turbera sueca: porcentaje de los diversos granos de polen en absci-
sas; profundidad en ordenadas.
Hemos visto que desde el Cmbrico existan algas fsiles. Se ha credo durante
largo tiempo que los psilfitos del Devnico inferior y medio representaban los vege-
tales terrestres ms antiguos pero, desde 1937, esporas diversas han sido descritas en
el Cmbrico de Gotland, de Estonia, de la India, etc.; no existe pues ninguna duda
de que la flora estaba ya bastante evolucionada en el momento de la aparicin de
los primeros psilfitos conocidos. De todas maneras, si la existencia de los brifitos
parece cierta desde el Ordovcico (Musciphyton, Hepaticaephyton, Polonia) y el
Silrico superior (Sporogonites), la existencia de criptgamas vasculares antes del
Silrico superior no es cierta: en el Cmbrico de Siberia se han sealado ejes que
A B
Fig. 29. A, Rhynia ( x 1/4).
B. Horneophyton ( x aprox.
1/31. Fig. 30. Asteroxylon ( x 1/3). Fig. 31. Psilophyton ( x 1/5).
parecen presentar una estructura vascular, pero estos vegetales muy fragmentados
-no miden ms que una decena de centmetros- son difciles de interpretar (Alda-
nophyton) .
La mayor parte de los psilfitos provienen de los yacimientos de Rhynie, en
Escocia, y estn silicificados. Los principales gneros son Rhynia, Horneophyton y
Asteroxylon. El aparato. vegetativo de Rhynia (fig. 29 A) es un talo vascular, dico-
tomizado; el talo lleva algunos rizoides en su parte inferior y cicatrices ovales en
la parte superior que marcan las trazas de ramas cortas que se haban desgajado
(rganos probables de reproduccin vegetativa). La estructura anatmica es simple
y muestra, en seccin transversal, una estela rodeada de una corteza; la estela presenta
traqueidas en el centro, y en su periferia un Iber con clulas alargadas sin cribas;
la corteza comprende un parnquima interno con pequeas clulas angulosas y un
parnquima externo con grandes clulas simples. El talo termina con esporangios de
1 mm de dimetro y 5 mm de largo; estos esporangios son sacos con doble pared
(capa externa de clulas con paredes prismticas espesas; capa interna con clulas
delgadas). Las esporas, muy cutinizadas, son todas iguales (isosporia) y agrupadas
en ttradas. Rhynia puede alcanzar una altura de 50 cm.
Horneophyton (fig. 29 B) se parece a Rhynia pero la parte subterrnea del talo
es tuberosa y el esporangio no es un simple saco, sino que presenta un eje central
de tejidos estriles, En Asteroxylon (fig. 30), el talo est recubierto de pequeas hojas
dentadas; el nombre de esta planta se refiere a que su tejido leoso presenta en
las estelas una disposicin estrellada. Los esporangios piriformes, en las extremidades
de las ramas dicotmicas, eran dehiscentes gracias a una base mecnica.
Psilophyton (fig. 31), del Devnico inferior del Canad oriental (Gasp), alcanza
una altura de un metro y presenta un talo dicotmico espinoso con ramas desigua-
les, algunas de las cuales terminan en esporangios; estas plantas deban de formar
praderas pantanosas.
En razn de la diferenciacin poco marcada de su aparato vegetativo, y princi-
palmente de su isosporia, los psilfitos se han considerado como vegetales arcaicos
y sintticos prximos a los orgenes de los licopodfitos, de los artrfitos (colas de
caballo y plantas afines), y de los pterfitos. No obstante, es tambin posible que los
psilfitos, al menos en Rhynia, tengan su talo silicificado de acuerdo con las condi-
ciones del medio rico en solucin silcea, ya que para ciertas consideraciones estas
plantas tienen, en efecto, caracteres de xerfitos. Pero como las esporas de vegetales
terrestres existen desde el Cmbrico inferior, es posible que los psilfitos sean los
representantes tardos de un grupo ms antiguo del cual seran los ltimos vestigios
regresivos; y este grupo ms arcaico sera el que dio origen a las criptgamas vas-
culares.
Esta concepcin ha sido criticada recientemente: 1.0 los nuevos estudios han de-
mostrado que los psilfitos eran las criptgamas vasculares ms antiguas; aparecen
desde el Gotlandiense con los gneros Cooksonia y Haliserites. Al principio del
Devnico no se conocen con exactitud ms que psilfitos (Cooksonia, Zosterophy-
k m ) ; el primer licfito, Baragwanathia, no aparece hasta la mitad superior del
Devnico inferior (Coblenciense de Australia). 2." Los psilfitos, tal como han sido
definidos aqu, no son homogneos. Deben separarse los gneros Psilophyton y
Asteroxylon, el primero por ser prximo a los helechos y a los pteridoespermfitos,
el segundo por ser un licfito. Adems, a partir de los psilfitos evolucionaran todos
los vegetales vasculares, que seran difilticos: en efecto, los psilfitos comprenden
dos grupos: 1." las riniofitinas, con esporangios terminales y el tallo desnudo
(Rhynia, Horneophyton, Cooksonia); 2." las zosterofilitinas, con esporangios late-
rales (Zosterophyllum). Estos ltimos seran el origen de los licopodfitos por medio
de Asteroxylon, cuyo xilema estrellado recuerda el de Colpodoxylon, otro licopodfito
devnico; por el contrario, las riniofitinas seran el origen de los helechos y de los
Vegetales fsiles 35
pteridoespermfitos; un gnero tal como Psilophyton podra representar una etapa de
transformacin.
La flora devnica comprende, adems de los psilfitos, los licopodfitos (emparen-
tados con los licpodos actuales; ej., Baragwanathia del Gotlandiense de Australia),
los artrfitos (emparentados con las colas de caballo actuales; ej., Hyenia del Dev-
nico medio), los pterfitos (helechos; ej., Archaeopteris del Devnico superior), las
cordaitales (vase ms adelante); la flora devnica es pues ya bastante variada y
comprende la mayor parte de los grupos que se desarrollarn en el Carbonfero.
Los licopodfitos del Carbonfero comprenden verdaderos rboles, mientras que
los representantes actuales de estos vegetales son de pequea dimensin. Los prin-
cipales licopodfitos fsiles son Lepidodendron y Sigillaria. En Lepidodendron (figu-
ra 40, 4), el tronco sobrepasaba frecuentemente los diez metros de altura; este tronco
se dicotomizaba en su parte superior en dos ramas iguales, o desiguales, las cuales
se ramificaban a su vez, llevando cada rama terminal un penacho de hojas alargadas
y lineares provistas de una nerviacin mediana. La base del tronco que se adentra
en el suelo, llamada estigmaria se divida en dos partes que, a su vez, se dicoto-
mizaban; las ltimas ramificaciones subterrneas del aparato vegetativo llevan apn-
dices absorbentes; Los estigmaria tienen la misma estructura anatmica que la
corona de ramas y no son verdaderas races; se encuentran en el techo de las
capas de hulla (es decir, en los sedimentos situados inmediatamente encima de la
ft
hulla). Los conos reproductores se encuentran en las extremidades de las ramas ms
finas o lateralmente en las ramas espesas. Las hojas se insertan en pulvnulos foliares
sobre los que se observan (fig. 32): 1.0 la cicatriz foliar propiamente dicha (f), con
huella de haz foliar, y dos cordones de tejidos aerferos (paricnos); 2.O una cicatriz
superior (1) correspondiente a una Igula situada bajo la hoja; 3." dos cicatrices
inferiores tambin correspondientes a dos cordones aerferos (paricnos, a). Los pul-
vnulos foliares de Lepidodendron tienen formas de rombo alargado.
Los conos (ej., Lepidostrobus) alcanzan treinta cm de largo (fig. 33); presentan
un eje sobre el cual se insertan hojas especiales (esporofilos); sobre cada una de
ellas descansa un esporangio; estos esporangios contienen ya sea nicamente micrs-
poras, ya sea solamente macrsporas y, segn las especies, un solo tipo o los dos
tipos de esporas existen en un mismo cono (cono unisexuado o bisexuado). En el
macrosporangio de otro tipo de cono (Lepidocarpon), solamente se desarrolla una
macrspora, en lugar de cuatro como es normal: esta macrspora ser liberada des-
pus de la multiplicacin celular con su esporofilo y su esporangio, cuyo conjunto
forma, en cierto modo, un rgano equivalente a un ovario; las micrsporas deban
penetrar. en este rgano por una especie de micropilo; despus de la fecundacin,
la macrspora es pues, en una cierta medida, comparable a una semilla, pero, al
contrario de los vegetales superiores, el vulo despus de la fecundacin no da ningn
embrin diferenciado y, por tanto, el trmino de semilla es aqu impropio.
Las Sigillaria (fig. 40, 5 ) son tambin arborescentes pero menos ramificadas en
su parte superior que Lepidodendron; la base del aparato vegetativo es tambin un
estigmaria. Las hojas son ms largas que en Lepidodendron. Los conos (ej., SigiEla-
riostrobus) estn sujetos al tronco bajo la corona de ramas o en la base de las ramas
superiores; tienen casi la misma estructura que en los Lepidodendron. Los pulvnulos
foliares son bastante variables segn los gneros, frecuentemente hexagonales.
La anatoma de Lepidodendron y de Sigillaria es bien conocida, pero no gracias
a los restos carbonosos, sino a los especmenes silicificados o conservados en Coa1
Balls (masas de carbonato clcico o de magnesio). Las secciones transversales de
tallos de Sigillaria muestran leo secundario, tejido que en los vegetales actuales no
es conocido ms que en las dicotiledneas (uno de los grandes paleobotnicos del
siglo diecinueve, A. Brongniart, clasific las Sigillaria en las dicotiledneas.
Los artrfitos del Carbonfero eran rboles (ej., Calamites, fig. 40,6) que, segn
se ha estimado, podan alcanzar de 20 a 30 m de altura y un dimetro de 1 m.
A partir de una raz se elevaba un tallo ramificado en candelabro, con varias ramas.
Este tallo engrosado en los nudos presentaba a veces races adventicias; un poco por
debajo de los nudos se insertaban las ramas laterales igualmente articuladas. Los
entrenudos eran lisos o acanalados; los moldes internos de la cavidad medular de los
tallos son siempre acanalados. Las hojas en verticilos estaban casi todas en la extre-
midad de las ramas ms finas; son o bien laciniadas (Annularia; fig. 35), o bien en
agujas (Asterophyllites). Las espigas son terminales, aisladas o en verticilos.
Los vegetales fsiles con frondes de helechos se reparten en dos grandes grupos;
los pterfitos* que comprenden los verdaderos helechos y se reproducen por esporas,
y los pteridospermfitos, en la actualidad totalmente desaparecidos y que son helechos
con semillas: estas ltimas plantas poseen: 1." esporangios que producen polen y
2.O vulos cuyo desarrollo era mucho ms simple que el de los vulos de las fane-
rgamas, ya que no se diferencia ningn embrin: as el aparato reproductor feme-
nino llamado Lagenostoma (fig. 37) comprende un vulo rodeado de una cpula de
(fig. 38) sobre el ovario de Lagenostoma, glndulas que eran del mismo tipo que
las que tenan los frondes de Lyginopteris; en el mismo ao fueron encontrados
tambin frondes y ovarios en conexin; pero los ejemplos de ovarios en su lugar
original son raros: stos ocupan posiciones diversas ya sea en segmentos especializados
de los frondes, ya sea en los extremos de pnnulas normales, ya sea sobre las hojas
o debajo de ellas. Puesto que en presencia de un fronde, a menudo n o es posible
decir si se trata de un pterfito o de un pteridospermfito, se prefiere clasificar las
hojas por su aspecto: los nombres latinos que se les atribuyen no corresponden a
verdaderos gneros pero s a gneros de forma (form genusn), nocin que expresa
Fig. 44. Crossotheca: Aparato reproductor masculi- Fig. 45. Cordaianthus: flor masculina - E, es-
no ( x 1 aprox.). tambre.
Fig. 46. Cordaianthus: flor femenina - O, vulo. Fig. 47. Cycadeoidea: flor femenina; seccin.
Vegetales fsiles 43
altura, con corona de ramas ramificadas llevando las hojas y con races regularmente
divididas. Las hojas alargadas (que alcanzaban un metro de largo) estn insertas en
espiral en las ramas terminales. Las inflorescencias de las Cordaitales llamadas Cor-
daianthus (figs. 45 y 46) son, o bien machos o bien hembras: en estas ltimas,
el eje lleva una espiral de brcteas y vulos pediculados; en las primeras, los estambres
estn insertos en el eje entre las brcteas o estn todas en el pice del eje.
Las gimnospermas, en sentido estricto, existan ya en el Primario: las cicadales
no aparecieron hasta el Trisico, pero las ginkgoales empiezan en el Prmico y las
coniferales, cuyo primer representante es el gnero Walchia;, o. ms exactamente
Lebachisc, en el Carbonfero superior. Lebachia era un pequeo rbol, considerado
como tpico de un clima rido, con hojas en agujas de algunos milmetros de largo,
cuadrangulares en seccin; los conos, siempre unisexuados, eran inflorescencias ovoi-
des o cilndricas situadas en la extremidad de ciertas ramas.
En el Secundario los principales grupos de la flora paleozoica estn en regresin
o desaparecen, a excepcin de las gimnospermas; stas comprenden las cicadales
comparables a las Cycas actuales, las bennettitales, plantas afines a las anteriores, las
ginkgoales y las coniferales. Por su forma, las bennettitales se parecen a las cicadales;
se distinguen, entre otros caracteres, por la posicin de los conos; Cstos estn espar-
cidos a lo largo del tronco, generalmente entre las inserciones de las hojas, y no
situados en la extremidad de los tallos como en las cicadales. Los conos o flores
son a veces muy numerosos y tienen forma de roseta. La hoja femenina (Cycadeoidea;
fig. 47; Cretcico inferior) comprende una vaina de brcteas con disposicin espiral
en la cual se insertan, igualmente en espiral sobre el receptculo, piezas que llevan
Fig. 48. Cycadeoidee: flor masculina; seccin. Fig. 49. Williamsonia: reconstitucibn.
cada una un vulo en su parte superior; la flor macho (fig. 48), en el mismo gnero,
comprende estambres foliceos con microsporangios. La disposicin de estas flores
recuerda las de Magnolia en diversos aspectos y se ha credo que las bennettitales
eran el origen de las angiospermas, pero las bennettitales son netamente distintas
de aqullas, ya que tienen vulos sin carpelos y estambres primitivos cuya forma
recuerda la de un fronde de pteridospermfito. Las Williamsonia (fig. 49; Jursico)
son tambin bennettitales pero con troncos y ramas alargadas y con flores situadas
en dos pednculos, pero nunca en el eje mismo de la planta.
El estudio de los vegetales fsiles ha transformado las concepciones clsicas fun-
dadas en el estudio de las plantas actuales en lo concerniente a la clasificacin
botnica, al igual que nuestros conocimientos sobre los vertebrados fsiles han modi-
ficado radicalmente la sistemtica de esta clase (vase pg. 233). Es difcil oponer
las criptgamas, plantas con esporas, a las fanergamas, plantas con flores y con
semillas, ya que han existido plantas con vulos encerrados en un tegumento (espo-
rfilo), los pteridospermfitos y las cordaitales; estos vulos se desarrollaban rpida-
mente sin dar lugar a un embrin diferenciado que puede esperar, durante una fase
Fig. 50. Eje de Caytonia con Fig. 51. Un ((fruto)) de Caytonia. Fig. 52. Hoja de Sagenopteris.
una doble hilera de ((frutos)) ( x 1
aprox.).
ARRECIFES ACTUALES
En el mundo actual, si bien es verdad que los arrecifes son casi siempre construi-
dos por celentreos, existen no obstante arrecifes zogenos debidos a la actividad
de otros organismos (algas rojas y verdes, esponjas,
gusanos, briozoos) . Los celentreos constructores de
arrecifes son los madreporarios, los alcionarios y los
hidrozoos. Los madreporarios representan en nues- P co
tros das el conjunto viviente ms considerable de
celentreos constructores, tanto por el nmero de
colonias como por el nmero de gneros y especies.
Recordemos que los madreporarios no poseen alter-
S
nancia de generaciones -slo existe el estadio de
plipo- y son hexacoralarios, es decir, tienen la
cavidad gstrica dividida por septos dispuestos por
crculos sucesivos de 6 o mltiples de 6 (figs. 53
y 54). Los diversos aspectos de las colonias de
madreporarios corresponden a los diversos tipos de
gemacin: Acropora (fig. 55) tiene aspecto ramoso,
Meandrina (fig. 56) tiene los clices meandriformes,
Fungia (fig. 57) es aplanada con numerosos septos
reunidos por formaciones calcreas perpendiculares
a su superficie, los sinaptculos. Los alcionarios,
tales como el coral rojo del Mediterrneo y las gor-
gonias actuales, son tambin hexacoralarios; com-
prenden formas con tubos de zooides (el zooide es
el individuo de la colonia) paralelos reunidos por
plataformas calcreas: Tubipora (figs. 58 y 59), He-
liopora (figs. 60 y 61); en este ltimo gnero estn
presentes, adems, grandes poros para 10s zooides
~ r o ~ i a m e ndichos
te Fig. 53. Organizacin de un hexacora-
Y ~eq'efios Poros Para sus diver- laiio. pco, pared del coralito; S, sepfo;
tculos. Los hidrozoos, al contrario de los hexacora- si, sinaptcuio.
larios, poseen generaciones alternantes y tienen por
lo tanto el estadio de medusa. No tienen mesenterio (tabique que contiene un septo
y que divide la cavidad gstrica); una forma frecuente, Millepora (figs, 62 y 63),
muestra dos tipos de poros que corresponden a individuos diferentes, poros ms 47
Fig. 54:, Esquema del desarrollo de los hexacoralarios
en seccion transversal; septos en negro oscuro; mesen-
treos, lneas a pequeos trazos perpendiculares. A, es-
tadio inicial con 6 septos (protoseptos); B, estadio ulte-
rior con 12 septos, los 6 protoseptos ya formados ms
6 rnetaseptos; C, ndulos calcreos prolongan los rneta-
septos; D, estos ndulos calcreos confluyen entre ellos
y con los rnetaseptos:,que toman un aspecto bifurcado;
E, principio de aparicion de u n nuevo ciclo de 6 septos
de tercer orden entre las ramas de los metaseptos (slo
4 de estos septos estn presentes en este estadio); F, fu-
sin de estos 6 nuevos septos con los rnetaseptos.
A B
Fig. 55. Un madreporario: Acropora. A, vista de conjunto de l a colonia. B. vista de u n fragmento de la colonia
aumentado.
El medio arrecifal 49
formar verdaderos arrecifes (arrecifes de Sabellaria de la baha del Mont Saint Michel,
por ejempfo).
Las algas constructoras, en nuestros das son casi exclusivamente algas rojas: as,
en las costas bretonas, los arrecifes de litotamniadas forman acumulaciones calcreas
conocidas con el nombre de maerl. Las algas verdes juegan hoy da un papel de
segunda categora, pero del Trisico al Eoceno, las algas verdes sifonadas, las dasi-
Fig. 68. ~ e c c i i ndel atolbn de Bikini. 1, cresta con litotamniadas; 2, zona coralino-algal; 3, zona externa con
Heliopora; 4, isla descubierta; 5, zona interna con Heliopora; 6, playa de la laguna.
El medio arrecifal 53
comprende 75 atolones. En Mururoa el basamento volcnico est a 438 m de pro-
fundidad y sobre l descansan calizas arrecifales cuya edad ha podido ser determi-
nada gracias al 14C y 234Ur-230Th;e1 estudio paleobiolgico de esta caliza muestra
que la isla ha pasado por tres estadios de emersin (en relacin con las glaciaciones
sucesivas); estas oscilaciones del nivel marino explicaran la rarefaccin de las especies
en el curso de los tiempos geolgicos; slo han podido subsistir las especies que
podan ser batidas por las olas en el transcurso de los estadios arrecifales sumergidos,
en particular los moluscos. La formacin de estos arrecifes es debida esencialmente
a la subsidencia, que ha podido ser evaluada en 6 m, 6 como mnimo por 100 000 aos.
FORMACIN DE ARRECIFES
BIOHERMES
El trmino arrecife muy rpidamente ha parecido bastante vago. Por ello se ha
intentado precisar la terminologa; se llaman biohermes los arrecifes lenticulares,
mientras que se reserva el nombre de biostromas para los arrecifes en bancos continuos
(del griego stroma, palabra que designa todo lo que es extendido).
HISTORIA G E O L ~ G I C ADE LOS ARRECIFES
-1 km
&oUviN
l Fig. 69. Los bioherrnes del Devnico
superior de las Ardenas. (Los arrecifes
remesentados en Ilneas verticales son
ms jvenes que los representados en
lneas cruzadas; Frasniense medio.)
cuenca de Dinant, los biohermes son reemplazados por biostromas, que estn as
comprendidos entre una regin litoral situada ms al norte y una regin ms meri-
dional con biohermes. Todos estos arrecifes estn formados por estromatporos, tabu-
lados, tetracoralarios, crinoideos, braquipodos, esponjas (Receptaculites), algas (Gir-
vanella, Sphaerocodium). Adems, tanto en los biohermes como en los biostromas
pueden distinguirse partes con predominancia de estromatporos y partes ms ricas
en coralarios. Los estromatporos se forman en la zona marina de turbulencia, como
lo prueba la pureza de las calizas que los contienen, mientras que las calizas con
coralarios, desarrolladas debajo de la zona de turbulencia, en una zona inferior a
aquella donde se deposita la arcilla, estn pigmentadas por sales de hierro. Haba
pues entonces biostromas cerca del litoral, y ms lejos de la costa, por ser ms fuerte
la velocidad de subsidencia, slo ciertos biostromas de coralarios deban de poder
mantenerse bajo la zona de turbulencia, ya que su desarrollo se vea frenado por
la precipitacin de arcilla. La fase arrecifal del Frasniense medio correspondera pues
a variaciones de subsidencia en las cercanas del litoral; en el Famenniense el conti-
El medio arrecifal 55
nente caledoniano se eleva y los arrecifes desaparecen. Recordemos que uno de estos
biohermes del Frasniense de las Ardenas es clebre porque da el mrmol rojo de
las Ardenas con sus tres niveles: griot superior, regio y griot inferior.
Este anlisis paleoecolgico debido a Lecompte prueba, adems, que la disposi-
cin de estos arrecifes frasnienses de las Ardenas no tiene equivalente en la naturaleza
actual: si los biostromas evocan arrecifes barrera, no se conocen actualmente bioher-
mes situados ms lejanos a la costa que los arrecifes barrera. Condiciones geolgicas
pueden explicar estas diferencias: los mares devnicos eran geosinclinales y trans-
gresivos, con subsidencia del fondo, y es porque haba transgresin en el continente
que se observan estas disposiciones particulares. Sin embargo, no debe olvidarse que
los animales constructores de estos arrecifes son todos diferentes de los actuales y
que su modo de vida no debe corresponder al que nosotros podemos observar hoy.
Porferos o espongiarios
Desde el punto de vista geolgico, los espongiarios son especialmente importantes
por su esqueleto. ste est formado de espculas calcreas o silceas, aisladas o for-
mando una red. Slo las megascleras, es decir, las espculas ms grandes, son impor-
tantes en paleontologa; las microscleras no se encuentran nunca en su lugar de origen
en los fsiles, ya que estaban libres en medio de los tejidos. Se distinguen diversos
tipos de megascleras:
- las monoaxnicas en forma de aguja recta o ligeramente curvada;
- las triaxnicas, con tres radios salidos de un centro comn;
- las tetraxnicas, con cuatro radios de los cuales tres estn en un mismo plano
y e1 cuarto es perpendicular al plano de los otros tres; presentan formas varias
(clavo, ancla, etc.);
- las hexaxnicas tienen seis ramas dispuestas segn tres ejes perpendiculares;
el conjunto de hexaxonas forma redes con vacos cbicos;
- las poliaxnicas tienen formas complicadas;
- los desmos tienen protuberancias de fijacin.
Una esponja simple es un saco blando fijado por su base, abierto en el extremo
superior y atravesado por una circulacin de agua: el agua entra por los poros y
los canales inhalantes; estos canales se abren en la cavidad pseudogstrica; el agua
!a atraviesa y sale en la parte superior por un orificio, el .sculo. La circulacin
de agua est determinada por los flagelos de las clulas llamadas coanocitos. En el
tipo ascon (fig. 70 A), los coanocitos tapizan la pared de la cavidad pseudogstrica;
en el tipo sycon (fig. 70 B, C), slo se encuentran en cestas vibrtiles, cmaras que
aparecen como divertculos laterales de la cavidad pseudogstrica; en el tipo leucon,
canales vestibulares sin clulas con flagelos dan acceso a las cestas vibrtiles (fig. 71).
Se distinguen:
.l." Esponjas calcreas, con las faretronas de tipo leucon y los esfintozoarios de
tipo sycon (ej., Amblysiphonella del Carbonfero, que tiene aspecto de rosario).
2.0 Esponjas silceas. Estas comprenden: a) las hexactinlidas hexaxnicas con
las lisacinas con espculas aisladas (las euplectellas actuales de profundidad son reli-
quias de este grupo) y las dictioninas con hexaxones soldados formando un retculo;
b) las desmospongias con esqueleto sin hexaxones, subdivididas en monactinlidas
con monoaxones, tetractinlidas con tetraxones y litstidos con desmos.
Los Archaeocyathus del Cmbrico con esqueleto perforado, e n forma de cono 57
esp
e
Fig. 70. Esponjas: tipo ascon (A) (seccin Ion-
/ gitudinal) y tipo sycon (B). C, detalle del tipo
sycon. CE, conducto exhalante; co, coanocito;
CI C CI, conducto inhalante. 0, sculo; esp, espculas.
hueco fijado por la punta por procesos radiculares, son en general clasificados como
afines a los espongiario;.
Las espculas de los espongiarios siliceos han desempeado un importante papel
en la formacin de numerosas rccas tales como las gaizes (areniscas opalferas),
Briozoos
El trmino briozoo -que significa etimolgicamente animal-musgo- es poco afor-
tunado ya que refleja un error de los antiguos naturalistas que los colocaron durante
mucho tiempo en los zofitos, agrupamiento artificial que era considerado como un
conjunto de gneros intermedios entre las plantas y los animales. Desde 1830 Thomp-
son observ en los briozoos la presencia de un tubo digestivo y propuso llamarlos
polizoos; los autores de lengua inglesa emplean esta denominacin, que es ms
lgica.
Los briozoos actuales (fig. 72) son pequeos animales coloniales, de ordinario
enanos, con larva nadadora que se transforma en un individuo fijo, la ancstrula;
a partir de la ancstrula, la colonia se forma por gemacin repetida. Cada individuo,
o zooide, vive en una cmara calcrea o membranosa, el zooecio o cistido. En cada
zooide el individuo o polpido tiene un tuba digestivo curvado en U, y, en conse-
cuencia, la boca y el ano se abren uno cerca del otro. La boca est rodeada de un
lofforo, es decir, de una corona de tentculos huecos, ciliados: sus movimientos y
las ondulaciones de sus cilios llevan a la boca las partculas alimenticias; a la menor
alerta, el polpido entra en el zooecio invaginndose; est ligado al fondo de ste
por un ligamento o funculo; los zooecios tienen formas variadas (cnicas, elipsoi-
dales, cilndricas o prismticas). El orificio puede ser tan grande como el zooecio
o ms pequeo que l; en ciertos grupos est cerrado por un oprculo. Los zooecios
.'
Braquipodos
Los braquipodos fueron primero clasificados con los lamelibranquios; Fue Cuvier
el primero que los separ de los moluscos. El nombre de braquipodos fue propuesto
por Dumril. La posicin sistemtica es bastante particular. Son absolutamente dis-
tintos de los moluscos ya que poseen un lofforo, aparato formado por brazos ciliados
y que tiene un papel alimenticio y respiratorio.
En otro tiempo se reuna a los braquipodos y los briozoos en el grupo de los
moluscoides. Braquipodos y briozoos poseen un lofforo y tienen los sistemas ner-
viosos y digestivos comparables. No obstante, los adultos de ambos grupos se parecen
tan poco que hoy se separan los braquipodos y los briozoos en dos subtipos distintos
(en los briozoos los individuos ms grandes no sobrepasan 1,5 mm; adems, 10s
briozoos son coloniales),
Los braquipodos son todos marinos y fijos; la presencia de braquipodos en los
sedimentos es por tanto suficiente para admitir que se trata de sedimentos marinos.
Los braquipodos se diferencian de los lamelibranquios por la simetra de SUS
valvas. Las valvas son dorsal y ventral en los braquipodos, derecha e izquierda
en los lamelibranquios. La valva dorsal es en principio braquial, la valva ventral
pedicular.
En Magellania; gnero actual, la valva braquial es ms pequea y ms convexa
que la valva pedicular. En los braquipodos estas dos valvas pueden estar unidas
por una charnela. En Magellania, un saliente mediano de la valva braquial, el proceso
cardinal, cuando las valvas estn cerradas se sita entre dos dientes cardinales sim-
tricos que posee la valva pedicular. No todos los braquipodos tienen charnela articu-
lada. De aqu la clasificacin en: articulados o testicardinos e inarticulados o ecar-
dinos.
Porferos. briozoos, braquipodos 61
Fig. 73. Anatomla de Magellania. A, vista lateral. B. cuerpo del animal sacado de la concha. C. vista bianquial.
B. boca; L. Iofforo; LM, I6bulos del manto; P. pednculo; Sp, senos paleales.
A) Formacin de la concha
La embriologa de los braquipodos es bastante compleja: es completamente
diferente en los testicardinos y en los ecardinos. En los testicardinos, la larva, en
el estado de ceflula, comprende una cabeza ciliada, el esbozo del manto y un
pednculo (fig. 77). Despus de la fijacin, el manto se recoge y se producen modi-
ficaciones de los rganos internos (metamorfosis); el animal, que primitivamente se
hallaba en posicin vertical, se coloca en posicin horizontal, descansando sobre un
lado: en consecuencia, la valva inicialmente ventral se convierte en dorsal y viceversa.
En Lingula, por el contrario, no hay metamorfosis y la valva morfolgicamente ventral
lo es tambin durante los primeros estadios del desarrollo.
La concha inicial de los articulados no comprende ms que los esbozos de dos
placas: dorsal y ventral. En los inarticulados, una sola valva forma la concha inicial'.
Estas diferencias en el modo de desarrollo muestran que los articulados y los
inarticulados son dos grupos muy diferentes y que quizs cada uno tiene el valor
de una clase.
C) Histologa de la concha
Del exterior hacia el interior de la concha se distingue sucesivamente: un peris-
traco crneo que raramente se conserva sobre las conchas, una capa Zamelar de calcita,
una capa prismtica de calcita, con los prismas oblicuos en relacin a las lminas.
En Lingula, por el contrario, se observa una alternancia de materia crnea y capas
calcreas.
Fig. 79. Ejemplo de braquidio poco desarro- Fig. 80. Braquiforo en bucle simple. A, vista
Hado (Estlandia). b, braquidio; sm, septo me- lateral; B, vista dorsal. S, saliente; pyu, proce-
diano. so yugal.
bin prolongarse en forma de dos espiras. Los procesos yugales son engrosamientos
medianos de los crura; si estn muy desarrollados pueden reunirse en una banda
estrecha yugal y llevar, a su vez, espiras secundarias.
b) Se distinguen tres tipos de espiras, segn su direccin: /
Fig. 81. Braquiforos: atripoide (A) y atiroide (B). Fig. 82. Braquiforo espiriferoide.
!
Si el esqueleto braquial est silicificado, se le separa mediante disolucin en
cidos. Si es calcreo, se estudia en secciones seriadas.
Se ha observado la evolucin de los brazos en el curso de la ontogenia del
gnero actual Magellania. Durante el desarrollo se suceden estadios que corresponden
a los diferentes aparatos braquiales de ciertos gneros fsiles.
E) Fijacin de la concha
Los atremados tienen una concha vertical; los neofremados estn en general apo-
yados sobre la valva braquial, que puede incluso cementarse en el fondo; inicialmente
estn fijados por un pednculo que puede desaparecer secundariamente. i
En los articulados la valva peduncular es en general superior; se la ha considerado
casi siempre como ventral. No obstante, los trabajos recientes de embriologa demues-
tran que la valva ventral no es siempre peduncular; por lo tanto, es ms prudente l
hablar de valva braquial y valva peduncular y no emplear los trminos valva ventral
y valva dorsal.
En Richthofenia (Prmico), la concha est modificada; una valva es abombada y
la otra es plana en forma de oprculo. Richthofenia tiene aspecto de Hippurites.
Porferos, briozoos, braquipodos 65
Los moluscos son metazoos de cuerpo blando constituido por tres partes: la cabeza,
la masa visceral y el pie. Ea masa visceral est recubierta por el manto, que segrega
la concha. La larva es una trocfora (larva oval con boca lateral, ano terminal, anillos
ciliados ecuatoriales y un engrosamiento ciliado en el pice). Los moluscos pueden
ser considerados como construidos segn un plan de organizacin primitivo, ms o
menos modificado en los distintos grupos; se trataba de un animal con simetra
bilateral, y cabeza bien individualizada que llevaba los rganos de los sentidos, que
se deslizaba sobre su pie y cuya masa visceral estaba recubierta por un-repliegue
carnoso, el manto; la cavidad paleal estaba comprendida entre el manto y la masa
visceral, y contena las branquias; el tubo digestivo deba de ser recto, con boca
anterior y ano posterior; el sistema nervioso estaba situado debajo del intestino.
CLASIFICACIN:
Anfineuros y escafpodos
Los placforos comprenden: 1) los poliplacforos, con concha formada por varias
placas calcreas alineadas; actualmente estn representados por los quitones. Conoci-
dos en estado fsil casi siempre gracias a la presencia de placas aisladas, aparecen en
el Cmbrico superior. 2) Los monoplacforos poseen una concha con una sola placa
cuya forma recuerda la de Patella, pero en la que la cara interna est marcada por
las trazas de impresiones musculares pares. Se conocen desde el Cmbrico superior
y el Silrico; el gnero Tryblidium (fig. 83) fue considerado primeramente como un
gasterpodo primitivo. El descubrimiento por la expedicin danesa del Galatea de un
Fig. 83. Concha de Triblydiurn
con huellas de inserciones rnus- Fig. 84. Vista interna (A) y externa ( 0 ) de la concha de Neopilina.
culares. 0, branquias.
Gasterpodos
Organizacin
En los gasterpodos la cabeza y el pie estn bien desarrollados; la masa visceral,
con un hgado voluminoso, est en la parte posterior del cuerpo; el tubo digestivo
est frecuentemente replegado sobre s mismo, por lo que el ano puede abrirse
debajo de la cabeza. La boca contiene una rdula (fig. 8 5 ) , es decir, un anillo de
quitina provisto de dientes (hasta 750 000); los dientes de la rdula son en general
simtricos respecto a un diente mediano. La rdula es soportada por un cojinete
cartilaginoso mvil, el odontforo, que tiene el papel de una raspa. La cavidad
paleal puede contener branquias, o bien la respiracin puede realizarse a travs de
la superficie misma del manto (pulmonados); a veces tambin, las branquias no
estn en la cavidad paleal, sino que rodean el ano (Doris). En el curso del creci-
miento, la concha, primero en forma de casco, toma seguidamente la forma de espiral
plana, y despus la forma de espiral cnica. En numerosos gasterpodos, durante el
desarrollo la masa visceral sufre una rotacin de 180. Esta torsin (fig. 86) sita
Moluscos 69
Fig. 86. La torsin en los gasterpodos, a, ano; br, branquia; Sn, sistema nervioso.
el ano y la cavidad paleal en la parte anterior del cuerpo. Adems, tiene los
siguientes efectos: 1 ) modifica el esquema del sistema nervioso, que toma la forma
de un ocho; 2) provoca la atrofia de las vsceras en el lado hacia el cual se efecta
la torsin. La clasificacin en los gasterpodos se hace segn esta torsin, ms o menos
completa segn los gneros (vase ms adelante).
Concha
La concha puede tener forma de nsombrero chino, pero en este caso no es
la concha primitiva en forma de casco la que se ha desarrollado: en Patella, por
ejemplo, la protoconcha, es decir, la concha inicial, es helicoidal (fig. 87). La concha
Fig. 91. Desarrollo de Fissurella. A, Fissurella adulta; 0, estadio de Rimula; C, estadio de Emarginula; D. Fissu-
rella: estadio juvenil.
Los msculos fijan al animal al interior de la concha; sus huellas son frecuente-
mente visibles sobre las conchas: son en forma de herradura en las conchas pateli-
formes; en las conchas colurnelares, por el contrario, el msculo se adhiere en el
borde axial.
Un oprculo, placa calcrea o crnea, puede ser insertada sobre una parte del pie
y cerrar la concha cuando el animal se contrae. Estos oprculos raramente se encuen-
tran fosilizados.
Se conocen irregularidades de arrollamiento y desarrollamiento de conchas, fen-
menos que aparecen generalmente en las formas fijadas: el desarrollamiento se en-
cuentra a la vez en gneros con espiral baja y en gneros con espiral elevada.
Ej., Platyceras (del Silricu al Carbonfero): concha baja con la ltima vuelta sin
Moluscos
contacto con la precedente (fig. 92). Este animal viva fijado sobre el tubo anal
de los crinoideos. Vermetus (Terciario-actual): la concha, en principio poco desarro-
llada, se hace despus netamente espiralada (fig. 93).
Ciertos gasterpodos tales como las prpuras actuales dejan en la arena huellas
simtricas; se conocen huellas fsiles comparables a las de las prpuras actuales.
Adems, hay conchas fsiles que presentan a veces perforaciones muy parecidas a
las que hacen, actualmente, los gasterpodos perforantes. Finalmente, se conocen
puestas fosilizadas (Bulimus) .
CLASIFICACIN
Ordenes:
Reparticin
Se conocen gasterpodos desde el Cmbrico inferior. Los dio.tocardios son ms
arcaicos que los monotocardios. Los diotocardios aparecen en el Cmbrico superior,
alcanzan su apogeo en el Primario y experimentan luego una regresin, aunque son
todava abundantes. Los monotocardios aparecen en el Silrico pero son raros en
el Primario. Los monotocardios con largos sifones (ej. Murex) son sobre todo cono-
cidos desde el Jursico. Los pulmonados aparecen en el Carbonfero pero no se
desarrollan de manera abundante hasta el Jursico superior.
Evolucin
Ecologa
A veces los gasterpodos pueden dar indicaciones de facies: los Cerithium en el
Terciario de la cuenca de Pars son francamente marinos, pero los Potmidos vivan,
por el contrario, en agua dulce poco salada.
Lamelibranquios
Los lamelibranquios se caracterizan por su simetra bilateral, su concha bivalva
y sus branquias: stas son'frecuentemente hileras de filamentos insertos en las cavi-
dades branquiales, o lminas que resultan de la soldadura incompleta de los fila-
mentos branquiales.
Moluscos 75
Organizacin
En el interior de la concha, la masa visceral est dorsalmente recubierta por
el manto. El pie est debajo de la masa visceral. Entre el pie y los lbulos del manto,
de una parte y de otra, estn situadas las dos cavidades branquiales (fig. 99).
Las valvas estn cerradas por uno o dos msculos aductores: stos dejan sobre
la concha una marca (fig. 96) que puede ser nica (monomiario) o doble (dimiario).
Entre los dimiarios se distingue los hornomiarios o isomiarios, con msculos iguales,
y los heteromiarios o anisomiarios, con msculos desiguales. Adems marcas menos
netas de los msculos retractor o protractor del pie son a veces visibles. El msculo
aductor puede ser en parte liso (cierre lento de la concha) y en parte estriado (cierre
riipido; Pecten). Las valvas se abren bajo la accin de un ligamento que une las
valvas; la abertura es pues pasiva; el cierre es activo: a la muerte del animal,
la concha se abre, al contrario que en los braquipodos; en consecuencia, se encuen-
tran frecuentemente moldes internos de conchas de lamelibranquios.
Los bordes del manto pueden estar completamente separados, como en las ostras,
o unidos, salvo en los bordes de los orificios que sirven para la entrada y la salida
del agua, la expulsin de los excrementos y la salida del pie. Los orificios posteriores
del manto pueden a veces prolongarse mediante tubos o sifones (fig. 97); stos son
independientes en Tellina, parcialmente unidos en Tapes, fusionados en Mya. Pueden
estar protegidos por tubos calcreos (Teredo) o por placas calcreas (Pholas).
El borde del manto est reforzado por un msculo orbicular retrctil. La marca
de este borde sobre la cara interna de las valvas es la lnea paleal (fig. 95), integro-
paleal si es entera y sinopaleal si est escotada por el msculo retractor del sifn.
E
Fig. 97. Diversos tipos de desarrollo de sifones. A, sifones ausentes; B, sifones rudimentarios; C, sifones netos
D. sifones reunidos en un solo tubo.
Fig. 98. Diversos tipos de ligamento: A, anfi-
dtico; 6, opistodtico; C, prosodtico; D, resi-
lium r (co, condrforo).
ser libre o fijado mediante un bis0 formado por filamentos segregados por una
glndula del pie, la glndula bisgena, filamentos que se solidifican en el agua.
El bis0 puede presentar diversos aspectos: de cabellera basta (mejilln), de largos
filamentos sedosos (Pinna) o de eje calcreo; es entonces llamado aguja (Anornia).
Ciertos lamelibranquios, como el mejilln, pueden perder el biso y segregar otro.
Los lamelibranquios con bis0 no tienen, en general, ms que un solo aductor anterior
poco desarrollado o ausente: Douvill haba admitido que el bis0 que serva de ancla
tiraba sobre el pie y que esta traccin tena por efecto la regresin del msculo
aductor anterior y de la parte anterior del cuerpo; esto es simplemente una hiptesis.
Cada branquia comprende un eje con una hilera externa y una hilera interna
de filamentos vasculares. Segn la disposicin de las branquias se distinguen los gru-
pos siguientes:
1 . Protobranquios: Filamentos branquiales cortos, espesos, libres (fig. 99 A), ej.
Nucula.
2. Filibranquios (fig. 99 B ) .
a) Filamentos branquiales alargados (Asmusium).
b) Filamentos branquiales alargados y recurvados (Arca).
C) Filamentos branquiales alargados, recurvados y reunidos por anastomosis
no vasculares (Mytilus) .
Fig: 99. Diversos tipos de o!ganizaci6n branquia1 en los lamelibranquios. A, protobranquia; 6,filibranquia; C, eula-
melibranquia; D, septibranquia.
3. Eulamelibranquios: Los filamentos estn reunidos por anastomosis vasculari-
zadas extendidas y se unen al cuerpo por sus dos extremidades (Anodontu,
fig. 99 C).
4. Septibranquios: Branquias reducidas a un septo que separa una cmara bran-
quial inhalante de una cmara branquia1 exhalante (Poromya, fig. 99 D).
Concha
La concha comprende tpicamente: 1.0 El periostraco externo formado de con-
quiolina, materia crnea. Frecuentemente coloreada, esta capa casi nunca es conser-
vada en los fsiles. 2.O Una capa media de prismas poligonales de aragonito o
calcita. Estos prismas pueden estar muy desarrollados (Inoceramus) y encontrarse
aislados en los sedimentos. A veces, en lugar de prismas se observan columnas de
aragonito (Nucula). 3." Una capa profunda lamelar de conquiolina y de aragonito
en forma de pepitas o de calcita ya sea en romboedros o en agujas. Las dos capas
superiores son segregadas nicamente por el borde del manto, la capa profunda
por toda su superficie, como lo demuestra la formacin de perlas alrededor de los
granos de arena situados debajo del manto.
El pico (corchete o umbo) est, en general, dirigido hacia adelante (concha pro-
sgira); algunas conchas son, no obstante, opistgiras (Nucula, Trigonia). Entre los
dos picos, de una parte y de otra de la charnela, numerosos lamelibranquios tienen
un rea cardinal caracterizada por una ornamentacin diferente de la de la concha.
El rea cardinal est a veces dividida en dos partes (anterior o lnula, posterior o
corselete). La charnela presenta dientes y fosetas que se encajan de una valva a otra.
La charnela de la concha embrionaria (fig. 100) es dentada. Estos dientes contribuyen
a la formacin de la charnela definitiva, siendo su importancia variable segn 10s
grupos. La ornamentacin muestra lneas de crecimiento que representan antiguas
etapas de crecimiento del borde paleal.
Se distinguen los tipos de charnela siguientes:
Disodonto - Dientes reducidos, aislados y a veces en regresin (fig. 96 D) - ostras,
veneras, mejillones.
Taxodonto - Dientes pequeos, todos parecidos, regulares (fig. 96 A) - arcas.
Heterodonto - Dientes cardinales cortos situados cerca del pico, casi perpendiculares
al borde interno de la valva; dientes laterales menos marcados, alargados (figu-
ra 96 C); ej. Venus.
Isodonto - Dos dientes cardinales iguales y simtricos en relacin al pico en una
valva, y cavidades que se corresponden en la otra valva (fig. 96 B); ej. Plicatula.
Esquizodonto - Dientes cardinales prominentes divergentes o bifurcados (fig. 96 E);
ej. Trigonia,
Como las branquias no se conservan en estado fsil, los paleontlogos se interesan
principalmente por los caracteres de la charnela.
Orientacin de la concha
Casi siempre el ligamento est ms desarrollado del lado posterior; la impresin
del msculo posterior es ms grande que la del msculo anterior; el seno paleal'
es posterior; el escudo es posterior; el borde posterior est, en general, ms desa-
rrollado; el pico casi siempre est recurvado hacia adelante.
Los caracteres siguientes permiten distinguir las conchas de los lamelibranquios
de las de los braquipodos.
Lamelibranquios Braquipodos
- valvas casi siempre inequilaterales - valvas equilaterales
- concha, en general equivalva - concha inequivalva
- una valva derecha y una valva iz- - una -valva superior y una valva in-
quierda ferior
- sin pednculo - un pednculo y un orificio peduncular
que perfora una valva
- la concha se abre a la muerte del - la concha se cierra despus de la
animal muerte del animal
Filogenia d e la charnela
La charnela primitiva es taxodonta; sta existe en dos grupos de lamelibranquios
diferentes:
A) Los ctenodontos - los dientes convergen segn la direccin del centro de
la valva. Este grupo aparece en el Cmbrico superior y vive an en la actualidad
(Nucula; fig. 101 A).
B) Los actinodontos - los dientes convergen hacia el pico (corchete) (fig. 101 B).
Tres lneas principales derivan de estos actinodontos:
1. Los amboniquidos (Silrico y Devnico) con dientes poco numerosos que
no se unen en el pico. Esta lnea dar lugar a los disodontos.
2. Por mediacin de Parallelodon devnico, tpicamente actinodonto, y despus
de Grammatodon (Jursico), con dientes fragmentados, se llega a los pseudocteno-
dontos (Arca), cuya ctenodontia es adquirida secundariamente.
3. Los dientes pueden estar en regresin, quedando slo dos dientes cardinales
en el pico (preheterodontos). estos dan a su vez dos lneas:
a) Gneros con un cardinal posterior y un cardinal medio en la valva izquierda:
Preastarfdidos, Por adicin de dientes laterales anteriores y posteriores, estos preas-
tartdidos darn los heterodontos (el grupo ms grande en la actualidad).
b) Gneros con un cardinal medio y un cardinal anterior en la valva izquierda:
Miofridos y Trigoniidos.
Evolucin
INvERSIN D E LA CONCHA
Ciertos Chama (Cretcico-actual) estn fijados por la valva izquierda, otros por
la valva derecha. Las valvas libres tienen siempre el mismo tipo de charnela,
un diente comprendido entre dos fosetas; las valvas fijas presentan siempre dos
dientes y entre ellos una foseta.
66
,.,., ,
"'
.S**,
,.,
Puede entonces oponerse (Munier-Chalmas) los Chama calcarata (fig. 105) nor-
males fijados por la valva izquierda a los Chama (fig. 106) fijados por la valva dere-
cha y con dientes y fosetas invertidos con respecto a los Chama normales.
La inversin de los lamelibranquios es conocida a escala genrica, especfica e
intraespecfica. Tiene, al menos en ciertos casos, el valor de una mutacin.
Son an los Diceras y otros gneros tales como Requienia y Toucasia. El gnero
Requienia (fig. 107 B) posee una valva fija arrollada y una valva libre opercular;
los dientes de la placa cardinal estn poco marcados. El gnero Toucasia (fig. 108)
recuerda a Diceras; pero el msculo posterior se inserta sobre cada valva (y no slo
sobre una), sobre una lmina de la concha. Esta es inequivalva, con valvas frecuen-
temente carenadas.
A B
Fig. 107. A, Diceras; B, Requienia. Fig. 108. Toucasia.
los lados. La valva izquierda opercular, porosa, est perforada por dos orificios
a veces en parte obstruidos, los sculos, En la valva derecha, a los tres surcos corres-
ponden tres salientes internos (arista ligamentaria [ligamento interno] ; dos pilares);
un diente vertical (d) con seccin H era adyacente a la arista ligamentaria, dos fosetas
albergaban una un diente posterior de la valva izquierda (fdp), la otra un diente
anterior de la valva izquierda ( f d a ) ; en una foseta (ma) se inserta una apfisis de
insercin del msculo posterior de la valva izquierda (lmina miofrica); el fondo
de la lmina est tabicado; el cuerpo del animal no est contenido ms que en la
parte superior de la valva (fig. 112 B).
La valva izquierda opercular lleva un diente anterior cnico que tiene en su base
un collar de insercin del msculo anterior; un diente posterior 'en lmina; una
lmina de insercin del msculo posterior (lmina miofrica) es independiente de
este diente (fig. 112 A).
La concha presenta una capa interna lisa y una capa externa con canales que se
abren al exterior por medio de poros.
La clasificacin de los hippurites se basa en la disposicin de los poros (de la
valva izquierda) -sta puede ser reticulada, poligonal, lineal-, en la presencia o
ausencia de arista ligamentaria, y en el nmero de pilares que pueden faltar o multi-
plicarse.
Por la anatoma de la concha, est claro que la valva superior no poda abrirse
basculando alredgdor de la charnela. La valva izquierda deba slo poder levantarse
encima de la valva derecha.
I i
fdp d
Fig. 112. Las dos valvas de un hippurite: A, superior; B, inferior.
d, diente; da, diente anterior; dp, diente posterior; E, pilar anterior; f da, fosa del diente anterior; f dp, fosa del
diente posterior; ma, insercin del msculo anterior; mp, insercin del msculo posterior; S, pilar posterior.
Cefalpodos
Los cefalpodos son muy especializados: la cabeza presenta dos ojos de anatoma
bastante compleja y que alcanzan a veces una perfeccin que no se encuentra ms
que en los vertebrados; los ganglios nerviosos de la cabeza, ms o menos confluentes,
frecuentemente voluminosos, estn contenidos en una cpsula cartilaginosa. El pie se
ha acortado .de atrs hacia adelante y se extiende lateralmente y alrededor de la
Fig. 114. Organizacin de un cefalpodo:
seccin de una concha de Nautilus. Pc, pico
crneo: Br, branquia; CM, cavidad del man-
to; E, embudo; H, hgado; Es, esfago;
Ov, ovario; R, rdula; S, sifn; T, tentculos.
cabeza; lleva los tentculos y el embudo (sifn), rgano musculoso que asegura la
salida del agua y la progresin del animal. Puede admitirse que, en los cefalpodos,
la parte posterior del cuerpo se ha replegado de 1800 en un plano vertical y que,
en consecuencia, el ano y la cavidad paleal han quedado situados debajo de la
cabeza; las branquias son correlativamente dirigidas tambin con la punta hacia
adelante (fig. 114).
Los cefalpodos se clasifican en: 1.O Dibranquios (=Coleoideos) con dos bran-
q u i a ~ dos
, riones, dos aurculas, ej. sepia, calamar, pulpo. 2.O Tetrabranquios (=Nau-
tiloideos) con cuatro branquias, cuatro riones, cuatro aurculas. Un solo gnero
actual: el Nautilus. 3." Ammonoideos: exclusivamente fsiles y clasificados aparte,
ya que no se conoce el nmero de branquias.
Esta clasificacin es de todos modos, poco satisfactoria: 1.O por prudencia, slo
asigna una plaza independiente a los ammonoideos. Sin embargo, a partir de las
impresiones de las partes blandas, excepcionalmente conservadas por ejemplo en los
esquistos de Wissembach del Devnico medio alemn, se sabe que los ammonites
no tenan ms que una decena de brazos; este carcter le distingue de Nautilus,
que posee un gran nmero de brazos; los ammonites se distinguen tambin de los
nautilos por su rdula: la rdula de los nautilos comprende 13 hileras longitudinales
de dientes. Se dice que los nautiloideos son Lateradulata; el nmero de filas den-
tarias en la rdula es menor en los ammonoideos: as por ejemplo, Eleganticeras del
Lisico tiene una rdula con 7 hileras (Angusteradulata). Los dibranquios actuales
son tambin Angusteradulata. 2.O los Orthoceras, nautiloideos fsiles del Prmico, son
de todas maneras muy diferentes del Nautilus actual, ya que no tenan ms que una
decena de brazos (trabajos recientes de A. Zeiss y U. Lehmann).
Comprenden dos decpodos, los octpodos y los belemnoideos (estos ltimos ente-
ramente extinguidos).
Los DECAPODOS (ej. sepia, sepiola, calamar) tienen diez brazos, de los cuales dos
son ms largos y estn especializados en la captura de presas.
Paleontologla
Fig. 115. Seccin de una con- Fig. 116. Belemnitella: ntense Fig. 117. Eobelemnites ( x 413).
cha de 'belemnite. Fr, fragmoco- sobre el rostro las formas arbo-
no; Pr, proostraco; R , rostro. rescentes vasculares (aprox. x
7/21.
Moluscos
animal con el fondo del fragmocono, pero no penetraba hasta la cmara inicial
globosa situada en el origen del fragmocono.
3 . O El proostraco es un lmina de materia crnea y de aragonito. Raramente se
conserva y no es ms que la prolongacin dorsal, en forma de lengeta, del frag-
mwono.
Fig. 118. A, Belosepia; B, Beloptera. En la parte supe- Fig. 119. A, seccin de Spirulirostridiurn. B, or-
rior, secciones sagitales; en la parte inferior, vistas de los ganizacin del hueso de la sepia (seccin).
rostros de la parte superior - Fr, fragmocono. Fr. fragrnocono; Pr, proostraco; R, rostro.
Los teutoideos estn representados en nuestros das por los calamares (metateu-
toideos), en los que el esqueleto est casi siempre reducido a una lmina crnea,
no calcificada, llamada pluma o gladius (=proostraco). Los proteutoideos del Jursico
y del Cretcico tienen an un gladius calcificado con restos de fragmocono. Otros
teutoideos, tales como los del Portlandiense de Solenhofen frecuentemente conservados
con las partes blandas, son ya menos calcificados (mesoteutoideos) .
Los octpodos aparecen con el gnero Palaeoctopus (Senoniense del Lbano); este
gnero posee una concha rudimentaria, hecho que demuestra que los octpodos deben
tener posiblemente su origen en los decpodos. Las conchas de los argonautas son
conocidas en el Terciario; estas conchas no tabicadas no son, en realidad, verdaderas
conchas, sino solamente barquillas para huevos.
11) TETRABRANQUIOS
El Nautilus
Nautilus vive en el Pacfico, desde Filipinas al archipilago de las Fidji. Cono-
cido por su concha en el siglo XVIII, fue dragado con sus partes blandas por primera
vez en 1832, y despus en 1873 por el Challenger.
La concha (fig. 114) est arrollada en un plano y dividida en cmaras por medio
de tabiques (septos).
El cuerpo del animal (figs. 114 y 121) ocupa la ltima cmara (cmara habitada).
Los septos estn perforados medialmente y dejan pasar un tubo carnoso, el sifn,
que atraviesa todas las cmaras salvo la primera; alrededor del sifn, que une el
animal con el fondo de la concha, los septos forman golletes (o cuellos septales)
dirigidos hacia atrs: el animal es retrosifonado. La interseccin de un septo con
el exterior de la concha es la sutura; si se proyecta esta sutura sobre un plano
tangente al borde ventral de la concha (externa), se obtiene la lnea de sutura.
sta es simplemente ondulada en los nautilos, con lneas convexas hacia adelante
(crestas) o cncavas (lbulos). Dos msculos fijan el animal a la cmara que habita:
dejan impresiones superficiales en el interior de las conchas; tales impresiones son
a veces visibles en los nautiloideos fsiles. En el contacto con la cmara inicial,
el sifn se termina por un engrosamiento o ciego. Cerca del origen de la primera
vuelta subsiste un vaco, el orificio umbilical.
Fig. 122. A, Volborthella ( x 5 ) ; B, Plec-
tronoceras ( x 2,5).
La forma de las conchas de los nautiloideos fsiles (figs. 122 y 125) es variable:
recta (ortocono), ligeramente curva (cirtocono), en espiral laxa (girocono), ms o
menos involuta (nautilocono), en ortoconos o cirtoconos anchos y cortos (brevicono).
Los bordes del peristoma pueden presentar sinuosidades complejas que le estre-
chan. En los nautiloideos las secciones de las vueltas pueden tener formas variadas.
La lnea de sutura puede en algunos casos mostrar sinuosidades (lbulos y nodi-
llones) bastante desarrolladas (ej. Aturia, fig. 123; Mioceno) que recuerdan las de
los goniatites.
El aspecto del sifn es variable en los nautiloideos. Segn Flower, pueden distin-
guirse (fig. 124): a) sifones prcticamente sin cuello septal; este tipo de sifn es
conocido en los primeros tetrabranquios; b) sifones con cuello septal extendindose
en toda la longitud de las cmaras (esta disposicin se observa en los endocertidos);
Fig. 124. Diversos tipos de sifones en los nautiloideos. A, sifn sin cuellos septales. B, sifn con cuellos septales
retrosifonados alargados pero n o engrosados. C, sifn con cuellos septales cortos e hinchados en las cmaras.
D, sifn con cuellos septales retrosifonados cortos y sin hinchamientos; cuellos septales, tabiques y concha en negro.
C) sifones engrosados en las cmaras y con cuello septal dirigido hacia el exterior;
d) sifones cilndricos con cuello septal corto; e) sifones engrosados por la presencia
de una especie de anillos calcreos, los annuli; adems, las paredes de la concha
pueden tener espesamientos debidos a depsitos parietales. Este tipo caracteriza
notablemente los actinocertidos. Los estudios de la estructura de los sifones son
difciles, ya que fenmenos secundarios de recristalizacin tapan las verdaderas es-
tructuras.
Evolucin
En el origen de los nautiloideos se sita a veces el gnero Volborthella (fig. 122 A)
del Cmbrico inferior del norte de Europa y del Canad; es un ortocono con sifn
medio pero con concha delgada, y, de hecho, es poco probable que este gnero sea
un cefalpodo.
111) AMMONOIDEOS
Organizacin
Modo de vida
Debido a la presencia de numerosas cmaras aerfiras, los ammonites enrollados
deban de nadar, en general, con el orificio de la concha en la parte superior (nata-
cin pasiva). Alrededor de esta posicin de equilibrio., la concha deba de oscilar
Paleontologa
Fig. 136. Llnea de sutura: A, Bac- Fig. 137. Regresibn de la perforacin urnbilical en los goniatites.
trtes; B. Lobobactrites. A, Gyroceratites; B, Mimogoniatites; C. Agonatites.
Fig. 139. Parawocklumeria, Clymenia reducida
por regresin en sus primeras cmaras ( x 1).
Fig. 138. Lneas de sutura de algunos arnrno- Fig. 140. Medlicottia: lnea de sutura.
nites. A, Manticoceras; B, Tissotia; C , Prolecani-
tes; D, Popanoceras.
Fig. 143. Desenrollamiento de los ammonites Fig. 144. Phylloceras: llnea de sutura.
en el Trisico superior. A, Choristoceras; 6, Rhab-
doceras; C, Cochloceras.
Fig. 147. Arnmonites desenrollados del Cretcico. A,Ammonitoceras; 6,Baculites; C , Nipponites; D, Hyphantoceras.
Antenados
Sobre las valvas, microscpicas en general pero que pueden alcanzar una longitud
de 2,5 cm se observa: una ornamentacin, la mancha ocular, la cicatriz de los
msculos aductores y la charnela.
Los ostrcodos fsiles se clasifican segn la forma recta o convexa del borde
dorsal y del borde ventral del caparazn, segn la ornamentacin de ste, segn
la presencia o ausencia de dientes a lo largo de la charnela (charnela adonta, taxo-
donta, heterodonta), segn la disposicin de las inserciones musculares, segn la
presencia o ausencia de velo (se llama velo a una especie de collarete plegado fijado
en el borde ventral del caparazn) o de un histio (collarete ventral o lateroventral
del caparazn pero no plegado); se llama dolon a una cavidad en bolsa entre los
velos. El dimorfismo sexual se conoce en los ostrcodos y viene a complicar las
determinaciones; puede manifestarse en la curvatura ms o menos pronunciada de
las valvas, en la forma de la protuberancia principal (lbulo) de cada valva, en la
existencia de bolsas (crumina) entre las valvas, y en la naturaleza del velo, que
puede ser simple o al contrario con dolon, o en la del histio.
Los principales grupos de ostrcodos fsiles son los siguientes:
- Arqueocpidos. Caparazn poco calcificado. Charnela recta y larga. Cm-
brico.
- Leperditicpidos. Caparazn muy espeso. Gran cicatriz muscular compuesta.
Del Ordovcico al Devnico. Ej. Leperditia.
- Paleocpidos. Charnela recta, larga. Cicatrices musculares simples de unas
100 v de dimetro. Del Ordovicico al Prmico. Ej. Beyrichia.
- Podocpidos. Charnela recta o convexa. Inserciones musculares compuestas.
Del Prmico al actual. Ej. Cypris, Cythere.
- Midocpidos. Presencia frecuente de un rostro y de una incisin rostral,
'
Cicatriz muscular en general triple. Del Ordovcico al actual.
Los ostrcodos se preparan fragmentando la roca que los contiene por disociacin
mecnica o qumica (ebullicin con potasa); se les asla por tamizaje.
Artrpodos 105
Lmina V. Meganeura.
Pieza original conservada en el Musum National dtHistoire Naturells. Pars.
Los malacostrceos se caracterizan por la presencia de 20 21 segmentos.
El cuerpo comprende un cefalotrax con 8 pares de apndices y un abdomen con
6 pares de apndices. Aqu estudiaremos solamente la historia paleontolgica de un
solo orden, los decpodos.
Los DECAPODOS tienen entre sus 8 pares de apndices locomotores cefalotorcicos:
- tres pares de patas mandibulares (masticadoras en sus bases);
- cinco pares de patas locomotoras; de ah el nombre de decpodos.
Los decpodos aparecieron en el Trisico: en este piso la distincin entre nada-
dores (Natantia, tipo gamba) y marchadores (Reptantia, tipo cangrejo) es ya clara.
El gnero Aeger es un nadador tpico con patas abdominales nadadoras, patas
torcicas lisas y alargadas, un rostro anterior a los ojos (Trisico y 'Jursico).
Glyphea, por el contrario, es un marchador (del Trisico al Cretcico); los apn-
dices abdominales son reducidos, las patas torcicas ms desarrolladas que en Aeger,
el cuerpo aplanado; Glyphea carece de rostro. Este gnero, que se crea extinguido,
ha sido encontrado viviente cerca de Filipinas.
Van Straelen ha demostrado que los surcos del caparazn delimitaban las regiones
correspondientes a la anatoma interna; los surcos se conocan anteriormente a los
trabajos de Van Straelen en las formas actuales, pero l es el primero que los
estudi en las formas fsiles. Estos surcos delimitan diversas regiones tales como
las regiones branquiales, gstrica, cardaca, heptica, etc.
INSECTOS
de las cucarachas -de las cuales algunas tenan ootecas-, ms o menos cercanas
a las cucarachas actuales, y de los hompteros, no comprende ms ,que dos grupos
hoy extintos: 1 . O los paleodictipteros presentan (ej. Stenodyctia; fig. 151) cuatro alas
con movimientos verticales (palepteros), las alas anteriores y las posteriores son
parecidas; el trax lleva delante de las alas un par de aletas no articuladas; los
segmentos del abdomen se prolongan lateralmente mediante pleuras bien desarrolla-
das; el abdomen se termina en cercos; el rostro es de tipo suctor labial y no
machacador como se crey al principio. 2.0 Los protodonatos se acercan en algunos
caracteres a los odonatos actuales (liblulas), pero poseen aletas torcicas. 3." Igual-
mente, los protortpteros evocan los ortpteros y los protoefemeroideos los efeme-
npteros.
Al final del Carbonfero se conocen casos de gigantismo: el protodonato Mega-
rzeura, del Estefaniense de Commentry (fig. 152; lm. V), tiene una envergadura de
alas de 70 cm y es el ms grande de los insectos conocidos.
En el Prmico estos tres grupos tpicamente carbonferos se hacen ms raros y
luego desaparecen; estn presentes numerosas lneas que son el origen de los rdenes
modernos; los insectos con metamorfosis completas (holometbolos) aparecen con los
colepteros, Io neurpteros y los mecpteros. En el Jursico existen casi todos los
rganos actuales, salvo los lepidpteros, que slo se conocen con certeza desde el
Eoceno. El Cretcico, con el desarrollo de las angiospermas, debi de marcar una
etapa importante en la evolucin de los insectos, permitindoles adaptarse a unas
nuevas condiciones de vida.
media abombada o glabela: sta puede estar dividida por surcos longitudinales conti-
nuos o no, que separan los lbulos glabelares - e l lbulo anterior es el lbulo
frontal, el posterior el occipital-. A una y otra parte de la glabela se encuentran
las mejillas. Una lnea de sutura, huella de una lnea de muda, divide la mejilla en
dos partes; mejilla fija, prxima a la glabela, y mejilla mvil, ms lateral. Las
mejillas fijas y la glabela forman el cranidio. Los ojos estn siempre sobre las mejillas
mviles: detrs de cada uno de los ojos, un saliente, normalmente en forma de media
luna, forma el lbulo palpebral. La Inea de sutura (fig. 154) puede ocupar posiciones
diversas: 1.O puede estar prxima a la cara inferior de la cabeza y no hay entonces
mejilla mvil (Hypoparia); 2." puede terminarse posteriormente detrs de los ngulos
posterolaterales de la. cabeza, llamados ngulos genales (Opisthoparia); 3." puede
terminarse por delante de los ngulos genales (Proparia). Los ojos son reniformes con
facetas (excepcionalmente simples) -se cuentan hasta 15 000-, pero numerosas espe-
cies son ciegas; naturalmente, slo se conservan las lentillas corneanas: son esfricas
o prismticas. Estas lentillas estn en contacto, formando una superficie externa
continua (ojos holocroales), o ms o menos espaciadas, y entonces la superficie del
ojo presenta abombamientos encima de cada crnea (ojos esquizocroales). La cara
inferior de la cabeza est ocupada por un reborde quitinoso y presenta de delante
hacia atrs, en general, dos piezas separadas, el rostro y el hipostoma.
El trax comprende un nmero variable de segmentos: las piezas dorsales de
estos segmentos son los tergitos y las piezas ventrales, las ms frecuentemente ausen-
tes, los esternitos. Cada tergito comprende una parte media, el mesotergito, y dos
Queiicerados
Los quelicerados poseen seis pares de apndices cefalotorcicos. Los primeros son
quelceros, es decir, apndices preorales en forma de gancho o de pinza.
Los quelicerados comprenden:
1 - Los merostomas de agua dulce Xifosuros. Caparazn dorsal trilobado
en el sentido anteroposterior: Limu-
lus y gneros fsiles.
Euriptridos (Gigantostrceos). Todos
fsiles; cuerpo raramente trilobado.
11 - Los arcnidos terrestres (araas, caros, escorpiones).
Los arcnidos comprenden, adems de los rdenes actuales, que son ms numerosos
que las araas, los caros y los escorpiones, un cierto nmero de rdenes exclusiva-
mente fsiles.
Las araas, con quitina en general poco espesa, se fosilizan mal, a diferencia
de los escorpiones. Notemos solamente, a propsito de estos animales cuya paleon-
tologa muy compleja interesa sobre todo a los especialistas, que los primeros aranei-
dos tienen frecuentemente el abdomen segmentado (ej. Arthrolycosa -fig. 159- del
Carbonfero de Silesia).
Los primeros escorpiones conocidos son los gneros Palaeophonus (fig. 160) del
Gotlandiense de Gotland y de Escocia y Proscorpius del Gotlandiense del estado de
Nueva York. Estos primeros escorpiones o protoescorpiones tienen an un abdomen
con ocho segmentos, mientras que los euscorpiones tienen un abdomen con siete
segmentos.
Palaeophonus no se distingue de los escorpiones actuales ms que por algunos
caracteres: 1." el nmero de segmentos abdominales; 2." sus quelceros proporcional-
mente mucho ms fuertes que en los gneros actuales; 3.0 sus patas formadas de
artejos cortos cilndricos, mientras que los artejos de las patas de los escorpiones
actuales son alargados. Se terminan por una sola garra, mientras que los escorpiones
tienen, actualmente, dos patas con dos garras terminales; 4.0 no se han encontrado
trazas de los estigmas; stos deban estar recubiertos por los bordes de los esternitos.
Gigantoscorpio, del Carbonfero inferior de Escocia, alcanzaba dimensiones con-
siderables (alrededor de 35 cm de longitud).
Los primeros escorpiones eran terrestres o acuticos? La posible ausencia de
estigmas es an dudosa, lo cual hace que el problema no pueda ser resuelto actual-
mente.
1
Artrpodos 111
Fig. 160.
MEROSTOMAS
Xifosuros
Estn representados en nuestros das por Limulus, animal que vive a lo largo de
las costas occidentales de Amrica del Norte y a lo largo de las riberas de Asia,
India y Japn. El cuerpo de Limulus (fig. 161) comprende tres partes: 1.0 cefalo-
trax o prosoma. Gste presenta una parte media limitada por surcos; tiene ojos
Euriptridos
Los euriptridos propiamente dichos son raros, ya que vivan en agua dulce O
lagunar. Se conocen slo una veintena de gneros del Silrico al Devnico. Los ms
grandes alcanzaban 1,80 m. Los grandes serafines de Escocia (Pterygotus) han sido
descritos por Huxley en la segunda mitad del siglo XIX (fig. 163). Holm, hacia 1900,
disolvi la caliza de alrededor de las membranas quitinosas y sac as euriptridos
del Silrico (Osel).
Los Eurypterus (del Silrico superior de EE.UU. al Prmico) tienen un cefalo-
trax, un abdomen con 12 segmentos (este nmero es constante) y un telson estiliforme
Artrpodos 113
(fig. 164). La cabeza lleva dos ojos laterales (no marginales) sobre el escudo, y ocelos
medios. Los quelceros, con tres artejos, son pequeos. No hay antenas. Los apndices
que siguen son unirrneos: los cuatro primeros pares son ambulatorios con coxa
dentada, masticadora. El quinto par es alargado, con la extremidad en aleta natatoria.
El abdomen est dividido en 12 segmentos. El primer tergito anterior, ms pequeo
que los otros, desaparece en los escorpiones. No hay surcos delimitando el eje y las
pleuras. Debajo de los cinco segmentos abdominales anteriores hay unas placas que
recubren las branquias laminares (un par por segmento). Ms atrs, el esternito y
el tergito estn fusionados en un anillo completo: no hay ms placas branquiales,
es el postabdomen. Bajo el primer segmento abdominal las placas forman un oprculo
que se sita sobre un apndice genital; ste puede ser corto e insegmentado o, por
el contrario, alargado y formado por tres artejos, segn los individuos; se trata, sin
duda, de un dimorfismo sexual.
En Pterygotus (fig. 163), del Devnico, los ojos son marginales y los quelceros
alargados. El telson tiene la forma de una aleta y presenta una cresta dorsal en la
parte superior. El apndice genital es segmentado pero, segn el caso, es lanceolado
o piriforme.
Stylonurus (fig. 165), del Devnico superior de EE.UU., tiene las ltimas patas
torcicas muy largas.
Se conoce un euriptrido, Cyrtoctenus, del Devnico y del Carbonfero, que posea '
un peine como el de los escorpiones. Este rgano ha debido, pues, aparecer parale-
lamente en diversos grupos.
El aglspido Paleomerus, del CWmbrico inferior de Suecia, con pequeo prosoma,
es probablemente prximo al tronco comn de los xifosuros y de los euriptridos, ya
que posee un abdomen con 12 segmentos, como Eurypterus.
Segn los autores, los artrpodos seran monofilticos o polifilticos: los antenados
(insectos, crustceos y miripodos) son muy diferentes de los quelicerados; antenados
y quelicerados son posiblemente dos lneas evolutivas distintas. El hiato entre estos
dos grandes grupos est ocupado en una cierta medida por diversos gneros que
poseen a la vez caracteres de antenados y de merostomas; estos grupos forman, con
los trilobites, los proartrpodos o trilobitomorfos; para Storner, stos seran prximos
a los quelicerados; pero esta opinin es discutida principalmente por Vandel y
Hup para los cuales, al contrario, los trilobites no pueden estar prximos a los queli-
cerados. Los proartrpodos que no son trilobites comprenden: los merostomoideos,
los pseudocrustceos y los marelomorfos.
La mayora de estos gneros provienen de los esquistos de Burgess y han sido
descritos por Walcott: son fsiles muy bien conservados en los que se pueden estudiar
los detalles de los apndices y las improntas de los rganos (frecuentemente las de
los intestinos).
LOS MEROSTOMOIDEOS, como su nombre indica, son an muy prximos a los meos-
tomas. Principales gneros :
Leanchoilia (fig. 168). Longitud: 7 a 8 cm. La regin ceflica, aguda hacia
adelante, lleva antenas cortas y apndices postorales de los cuales los primeros estn
Artrpodos 1 15
.
Fig 169. Emeraldella. .
Fig 170. Naroia.
Opabinia (fig. 174). Gnero con ojos pedunculados, con probscide frontal inseg-
mentado pero con la superficie surcada y un canal medio: este es posiblemente el
equivalente al rgano erctil de los machos de los anostrceos (Artemia). Sin antenas.
Yohoia y Opabinia parece que se aproximan a los anostrceos, crustceos braqui-
podos (es decir con apndices torcicos foliceos que tienen funcin branquia0 sin
escudo. Los notostrceos (ej.: Apus actual) son branquipodos que, por el contrario,
poseen un escudo.
LOS MARELOMORFOS.
Marella (fig. 175). Longitud: 1,5 cm. Escudo ceflico con 4 salientes. Lace crab
(cangrejo de encaje de los autores ingleses y americanos). Dos ojos laterales ssiles
delante de los salientes anteriores. Cuerpo con 24 segmentos y pequeo telson. 1 par
de antenas; 1 par de apndices plumosos detrs de las antenas.
Captulo Vlll
EQUINODERMOS
Estos animales haban sido clasificados por Cuvier, junto con los celentreos, en
el gran grupo de los radiados. Pero la simetra radial de los equinodermos no es
un carcter primitivo de este tipo y los gneros de equinodermos cuya simetra aparece
perfecta a primera vista ofrecen disimetras de detalle. Los gneros de equinodermos
ms antiguos poseen frecuentemente una simetra bilateral, no radial; ste es tambin
el caso de las larvas de equinodermos actuales (pluteus de los equnidos, bipinnaria
de los astridos, auricularia de las holoturias). No hay lugar pues para juntar los
celentreos y los equinodermos.
Los equinodermos se caracterizan por la presencia de un esqueleto drmico que,
en todos los grupos excepto en las holoturias, consiste en placas calcreas formadas
por un retculo de calcita; los espacios libres del retculo se cargan de calcita despus
de la muerte; la placa constituye entonces un gran cristal nico cuya rotura presenta
un aspecto de espejo (por ejemplo, caliza con entroques -es decir, con segmentos
de tallos de crinoideos-). El esqueleto de las holoturias comprende nicamente esp-
culas drmicas. Todos los equinodermos poseen un sistema interno de canales llenos
de agua (sistema acufero); este sistema deriva de la cavidad general del cuerpo.
(celoma) y se separa de ella en un cierto estadio de desarrollo, primitivamente en
forma de una vescula aislada (hidrocele izquierdo).
Los equinodermos se dividen en:
- Heterostleos (formas planas);
- Pelmatozoos (equinodermos en general fijados; Edrioasteroideos, Cistoideos,
Blastoideos, Crinoideos, etc.);
- Eleuterozoos (equinodermos libres: Esteleroideos, Equinoideos, Ofiocistoideos,
Holoturoideos).
A) Heterostleos (carpoideos)
Ejemplo 1 - Placocystis del Silrico de Inglaterra. El animal comprende (fig. 176)
un saco con esqueleto de placas calcreas (teca) sostenido por un pednculo de
fijacin; ste est formado de artejos cada vez ms pequeos en direccin hacia
la base de la teca, que es aplanada. Las placas de la teca son alargadas, diferentes
e n los dos flancos; ciertas placas se prolongan en aguijones. La simetra es bilateral.
Ejemplo 11 - Cothurnocystis, del Ordovcico superior de Girvan y del Cmbrico
superior de la regin de Herault, muestra (fig. 177) dos caras asimtricas; en una 117
Fig. 176. Pa- Fig. 177. Cothurnocystis: caras derecha e izquierda (aprox. tama-
cocystis ( x 1 ). o natural).
cara hay slo de 7 a 42 orificios obstruidos en parte por pequeas placas. Los
orificios representan o bien orificios bucales o bien orificios branquiales (discutido).
Adems, un gran orificio (boca o ano) se abra entre las placas marginales. Es raro
observar en la naturaleza organismos asimtricos; desde este punto de vista se ha
comparado Cothurnocystis al Amphioxus, gnero en el cual se observa una asimetra
en el curso del desarrollo: la fila de orificios branquiales izquierda se abre antes
que la de la derecha.
Los Carpoideos aparecieron en el Cmbrico y desaparecieron en el Devnico in-
ferior.
B) Pelmatozoos
En Edrioaster, del Ordovicico medio (fig. 178), la teca flexible est formada
por placas poligonales irregulares; presenta cinco zonas radiales, interpretadas segn
los autores como verdaderas zonas ambulacrales o como conductos alimenticio cilia-
dos. Los poros se abren en estos surcos. La boca est en el centro de las cinco
zonas ambulacrales y el ano est en el pice de una pirmide de placas radiales.
Ciertas formas de edrioasteroideos son pedunculadas, mientras que muchas otras,
Fig. 179. Aristocystis: Teca vista de lado (A) y Fig. 180. Ceryo-
de encima ( 6 ) (aprox. x 314). a, ano; b, boca; g, crinites ( x 4/3).
gonporo; h, hidrporo.
Ejemplo 11 - Caryocrinites del Siltrico (fig. 180) estaba fijado por un tallo
con artejos cilndricos. La teca globular muestra placas hexagonales dispuestas en
tres ciclos sucesivos, de los cuales el superior lleva braquiolas. Las placas de la teca
estn perforadas por poros unidos por canales a los poros de las placas vecinas;
estos canales tangenciales a la superficie son visibles cuando se gasta la superficie
externa de las placas; el conjunto de poros y canales dibuja un rombo (poros con
disposicin rmbica).
3.0 BLASTOIDEOS
Ejemplo: Pentremites, del Carbonfero inferior de Amrica del Norte (fig. 181),
con una teca gIobular en forma de yema de una flor (de ah viene el nombre del
grupo). Comprende trece placas: tres basales sobre el pedinculo; cinco radiales pro-
fundamente escotadas por las zonas ambulacrales y cinco pequeas placas interradiales
o deltoides comprendidas entre los pices de dos placas radiales vecinas. Los detalles
de la anatoma de estos animales son visibles en la figura.
Fig. 181. Pentremites. A,. vista general; B, vista lateral del cliz (aprox. x 3); C. vista superiordel c6liz; D, sec-
cin transversal esquemtica de un ambulacro (conducto alimenticio y sus placas).
B, placa basal; Bo, boca; Br, braquial; D, placa deltoide; H, hidrospira; La, placas laterales; L, placas en forma de
lanza; R, placa radial; sa, surco alimenticio. (B, C, x 1.5).
quiales: entre los brazos pueden estar presentes placas interbraquiales. El modo de
divisin de los brazos, ms o menos simtrico, es un carcter importante.
El tallo est formado por placas superpuestas llamadas columnales: est perfo-
rado por un canal axial. Con una longitud en general de algunos decmetros, puede
alcanzar 20 m en ciertos Pentacrinus del Lisico de Alemania. En seccin, el tallo
puede ser circular, elptico, cuadrado, pentagonal, estrellado, lobulado, etc. Ciertas
columnales llevan apndices articulados, los cirros: son los nodales; las placas situa-
das entre los nodales son las internodales; pero a veces todas las columnales son
parecidas; las placas nodales estn ms cerca unas de otras debajo del cliz; las
internodales aparecen por intercalacin sucesiva de placas entre las nodales.
Hemos descrito aqu slo un tipo medio de esqueleto ideal. Los caracteres de este
esqueleto (monociclia o diciclia, longitud relativa de las zonas ambulacrales del
tegmen, incorporacin secundaria de placas braquiales e incluso interbraquiales en
el cliz, sutura mvil o fija de las placas braquiales, presencia de pnnulas en los
brazos y modo de ramificacin de los mismos, complejidad de las placas del tallo)
son fundamentales para la sistemtica de los crinoideos.
Recordemos que en el surco de su desarrollo, Comatula pasa por un estadio
dicclico fijado (fig. 183), con placas basales, radiales y orales.
Entre los crinoideos se distinguen:
1.0 Los Inadunados (fig. 184), con placas primibraquiales libres (no unidas al
cliz en el sentido etimolgico de este trmino). Aparecieron en el Ordovcico y
subsisten en la actualidad.
Fig. 182. Esquema representan- Fig. 183. Estado pentacrinoi- Fig. 184. Un crinoideo inadu-
d o el esqueleto d e un crinoideo. deo d e una larva d e Comatula. nado silrico: Petalocrinus ( x
0, placa basal; Br, brazo: Brp, B, placa basal; 0, placa oral; 3/21.
placa braquial; Ca, cliz; R, ra- R, placa radial.
dial; T. tallo; Ta, tubo anal.
Paleontologa
2.O Otros grupos con primibraqkales incorporadas al cliz. Son: a) los Flexibiles
(Ordovcico, Carbonfero; fig. 185), con cliz en parte flexible; b) los Camerados,
con placas de cliz unidas por suturas rgidas (fig. 186); c) los Articulados, conocidos
desde el Secundario, con brazos con articulaciones muy mviles aseguradas por mscu-
los. Entre los articulados son clebres los pentacrinos del Lisico: ciertos individuos
presentan una corona de 1 m de dimetro y un tallo de 20 m de largo; se ha calcu-
lado que su esqueleto deba comprender unos dos millones y medio de piezas
distintas.
La evolucin de los crinoideos est marcada por una crisis en el Prmico: aparte
de los inadunados, que persisten aunque con menos apogeo, todos los rdenes de
crinoideos desaparecieron en el Prmico y son reemplazados en el Secundario por
los articulados.
C) Eleuterozoos
1.0 EQUINOIDEOS
Hablaremos primero muy brevemente de los principales caracteres de la anatoma
de los erizos (fig. 187). La boca, situada en la cara inferior del caparazn, est
rodeada por un peristoma membranoso cubierto de pequeas placas. El periprocto
que rodea al ano se encuentra en la parte superior de la concha en numerosos gneros,
pero puede tambin haber emigrado hacia la parte inferior. Un sistema acufero
asegura la circulacin del agua en el interior del cuerpo del animal: comprende una
placa madreprica perforada, a travs de la cual el agua penetra en el canal hidro-
prico o canal del estmago, el cual entra en comunicacin con un anillo oral
periesofgico en el que se abren cinco canales ambulacrales; sus prolongaciones
penetran en los pies ambulacrales, rganos de fijacin y de locomocin del animal.
Fig. 187. Organizacin esquemtica de un
erizo en seccin transversal.
a, ano; br, branquia; ca, canal ambulacral;
cs. canal del estmago; G, gnada; in, intes-
tino; LA, linterna de Aristteles; M, placa
madreprica; ped, pedicelario; pg, poro ge-
nital.
Las gnadas alternan con estos canales y comunican con el exterior por los orificios
de las placas genitales situadas alrededor del periprocto.
La concha est formada por placas; el periprocto, provisto asimismo de pequeas
placas, est rodeado por el sistema apical, que comprende cinco placas llamadas
oculares perforadas por un poro y de donde parten las zonas ambulacrales, y cinco
placas genitales perforadas por un poro de evacuacin de los productos genitales.
La madreporita es una genital frecuentemente ms grande que las otras. La corOna
comprende cinco series o columnas de placas ambulacrales y cinco series de placas
interambulacrales. Las placas ambulacrales estn en nmero de dos por columna
(como las interambulacrales); estn perforadas por poros ambulacrales que dejan
pasar los canales acuferos que van a los pies ambulacrales y aseguran su turgescencia.
Notemos que en los crinoideos la boca ocupa una posicin superior, contrariamente
a los equnidos.
La orientacin de la concha de un erizo se hace segn las convenciones siguientes
(fig. 188): la madreporita est situada a la derecha y hacia arriba; los ambulacros
Pe III
\
!\/
1 ornamentacin no cidaroide
dos columnas de placas por ambulacro:
Lepidocntridos
tipo diplacdico
ms de dos columnas de placas por ambulacro: tipo poliplacdico
Los melonitidos presentan un nmero muy variable de columnas en los ambu-
lacros e interambulacros, ej. Melonechinus, del Dinantiense, con de 6 a 12 columnas
de placas por ambulacro (fig. 190). Los arqueocidridos tienen una ornamentacin
cidaroide; sta presenta sobre cada placa un gran tubrculo primario rodeado de
una zanja (escrobculo) y tubrculos secundarios (fig. 191).
Los diplacdidos aparecen en el Ordovcico (Aulechinus) y constituyen los equi-
noideos ms antiguos conocidos.
El gnero Eothuria (fig. 192) del Ordovcico, desprovisto de linterna de Arist-
teles, tiene caracteres comunes con los equinoideos y las holoturias.
En el Prrnico desaparecen los palequnidos. Equinoideos con 2 columnas de placas
por ambulacro y por interambulacro existen ya en el Primario; son los cidridos
(lm. VI), conocidos en el Carbonfero y en el Prmico, caracterizados por su orna-
mentacin; en estos animales los tubrculos primarios llevan espinas espesas, a veces
hinchadas en forma de maza o de bola en el extremo, y frecuentemente con barbas
(ej., Miocidaris del Carbonfero inferior). Los erizos regulares secundarios, terciarios
y actuales son todos glifostomados, excepto los cidridos, es decir, presentan hen-
diduras branquiales en las placas interambulacrales que rodean a la boca. En el curso
del desarrollo, los glifostomados pasan por un estadio holostomado (sin hendidura
branquial) y son tambin posteriores geolgicamente a los holostomados; derivaran
posiblemente de estos ltimos. Ya en ciertos erizos regulares aparecen elementos de
disimetra; sta interesa al plano del interradio 5 (plano espatangoideo) o al del
radio 1: as, en el gnero Salenia, conocido desde el Cretcico inferior pero que vive
an en la actualidad, el periprocto se separa del pice en el plano de este interradio,
y el antiguo emplazamiento del periprocto est enmascarado por una nueva placa,
la placa supraanal (fig. 193).
Los erizos irregulares estn ms desarrollados que los erizos regulares; son poste-
Fig. 192. Eothuria. Fig. 193. Salenia ( x 4). Pe, periprocto; Sa, placa
supraanal.
riores a ellos en el tiempo, y en el curso de su desarrollo pasan por un estadio con
simetra radial (Spatangus). En el curso de la evolucin se constata que el periprocto,
primero central, emigra en el plano espatangoide y se hace labiado y excntrico.
En ciertas lneas la boca permanece central o subcentral; en otras, emigra al ambu-
lacro 111. Las primeras 'lneas comprenden tres grupos principales:
Holectipidos - Ambulacros no petaliformes; peristoma no rodeado por un floscelo
(es decir, por placas deprimidas en las zonas ambulacrales e hinchadas en las zonas
interambulacrales) alrededor del peristoma.
Casidlidos - Ambulacros petaliformes; floscelo.
Clipeastridos - Ambulacros petaliformes; sin floscelo.
En los holectpidos se ve, en el gnero Pygaster (Jursico y Cretcico; fig. 194),
que el periprocto'se alarga y sale del crculo de placas oculogenitales; en Holectypus
(contemporneo de Pygaster; fig. 194 B, C), el periprocto emigra al interambulacro
posterior; en Pygaster, en relacin con el desplazamiento del ano, el genital del
interradio 5 desaparece pero, una vez que el periprocto se hace marginal en Holec-
typus, la quinta genital reaparece.
Desde el punto de vista de la simetra, el mismo estadio de desarrollo es alcan-
zado en Clypeaster (conocido desde el Oligoceno) que en los holectpidos: el peris-
Fig. 195. Polo apical de Clypeaster. c, placa Fig. 196. Polo apical de Collyrites. Ntese la
central; pg, poro genital. disociacin de las piezas arnbulacrales. M, placa
madreprica.
Paleantologla
toma permanece central pero el ano es marginal. En Clypeaster (fig. 195), una sola
placa reemplaza las cinco placas genitales; en este gnero, adems, pilares calcreos
internos unen la cara inferior a la cara superior del caparazn. Scutella es tambin
un clipeastrido: son erizos planos conocidos desde el Oligoceno, con ambulacros
petaliformes y con surcos ramificados que parten del peristoma.
Un carcter importante para la determinacin de los gneros de erizos irregulares
es la presencia o ausencia de fasciolos (surcos situados en la superficie de la concha,
tapizados de pequeos mamelones sobre los que se insertan espinas muy finas, las
clvulas, que desempean un papel de limpieza).
En ciertos erizos irregulares se observa una disyuncin del aparato apical en un
trivium con tres oculares y un bivium con dos oculares: ej., Collyrites (Jur-
sico, fig. 196).
La evolucin de los equnidos nos muestra pues que la simetra bilateral reaparece
secundariamente en este grupo. Esto es particularmente claro en los espatngidos, en
los que la boca ha emigrado en sentido inverso al ano en el radio 111.
2.0 ESTELEROIDEOS
Estos animales comprenden un grupo extinguido, los somasteroideos, y dos grupos
an actuales, los asteroideos (estrellas de mar) y los ofiuroideos. Parece que estos
dos grupos tienen su origen en el primero.
Los esteleroideos se caracterizan por un disco central de cinco brazos, con la
boca en la cara inferior de la concha (al contrario que en los crinoideos).
Villebrunaster, del Ordovcico de la regin de Herault, es un somasteroideo (figu-
ra 197); en este gnero los brazos estn an poco diferenciados; el peristoma es
pentagonal; de cada ngulo del pentgono sale una fila de placas ambulacrales; las
piezas ambulacrales estn situadas en bastoncillos insertos sobre las placas interam-
bulacrales. El conjunto del animal tiene una forma petaloide.
Entre los asteroideos paleozoicos, ciertas formas recuerdan los estadios larvarios
de las estrellas actuales, como Hudsonaster del Silrico (fig. 198), con brazos cortos,
que, en seccin transversal, slo comprende un pequeo nmero de placas; la dispo-
sicin de las placas en las estrellas actuales es mucho ms compleja.
Graptolites
Se da el nombre de graptolites a unos organismos coloniales cuyos individuos
estn alojados en tecas insertas en un retculo (graptolites dendroides; fig. 199) o en
ejes con simetra bilateral (graptolites graptoloides; fig. 200). La pared de las tecas
y el conjunto del esqueleto de la colonia estn formados por escleroprotenas. Las
afinidades de los graptolites han sido largamente discutidas; Kozlowski demostr que
estos organismos eran prximos a los pterobranquios. El estudio de la anatoma
de estos fsiles es a menudo delicado ya que en general estn conservados e n esquistos
oscuros, pero a veces estn fosilizados en calizas y entonces pueden separarse con
cido clorhdrico. En el caso de los graptolites del Tremadoc de Polonia, descritos
por Kozlowski, la ganga es calcedonita que ha podido ser disuelta en cido fluorh-
drico; los organismos de la calcedonita se estudian en agua glicerinada, de la misma
manera que el plancton actual en el agua del mar. Kozlowski ha demostrado que la
colonia se forma por gemacin a partir de una cmara o scula (fig. 201) que contiene
el primer individuo y cuyas paredes son estriadas. Esta scula se prolonga hacia
arriba por un filamento quitinoso, el nema. En la scula, por gemacin, se originaban
varias cmaras o tecas, cnicas o cilndricas, y las tecas siguientes se formaban a
expensas de'stas. As se desarrollaba una colonia o rabdosoma. En un rabdosoma,
las tecas pueden estar distribuidas simtricamente alrededor de un eje, la vrgula.
Los rabdosomas pueden pegarse a un flotador (pneumatforo) y asociarse y formar
un grupo de colonias o sinrabdosoma (fig. 202). Sobre el flotador se insertan a veces
bolas quitinosas que han sido interpretadas errneamente como gonotecas. Cuando
las colonias presentan un desarrollo arborescente, los rabdosomas estn reunidos por
disepimentos siempre desprovistos de tecas.
Kozlowslti ha demostrado que los graptolites estn emparentados con los ptero-
branquios; como en Balanoglossus (que es por el contrario un animal que vive ais-
lado), en estos animales coloniales el cuerpo de cada individuo comprende tres partes
(probscide, collar y tronco); los individuos de los pterobranquios (Rhabdopleura,
Cephalodiscus; fig. 203) estn situados en camarillas de paredes escleroprotenicas,
con las escleroprotenas dispuestas en semianillos (fusellus); estos fusellus (fig. 204)
existen tambin en el esqueleto de los graptolites. Kozlowski ha observado verdaderos
pterobranquios (Eocephalodiscus} en el Silrico inferior de Polonia.
Los dendroideos (fig. 199) aparecen en el Cmbrico superior, antes que los grap-
toloideos; entre stos los axonolipos, formas sin vrgula, alcanzan su apogeo en el
Ordovcico, y los axonforos, formas con ,vrgula, en el Gotlandiense. Algunos raros
Fig. 199. Un graptolite dendroide, Dictyonema
(aprox. x 1).
Del mismo modo que la ecologa tiene por objeto el estudio de las relaciones
de los seres vivientes entre s y con el medio ambiente en el que viven, la paleoeco-
loga busca reconstituir las condiciones de vida de los organismos fsiles en los
medios desaparecidos. La paleoecologa, como veremos seguidamente, presenta difi-
cultades considerables: el factor tiempo, que en la ecologa no juega ms que un
papel limitado, es por el contrario preponderante en la paleoecologa; por otra parte,
nosotros no sabemos siempre en qu medida las observaciones hechas en biotopos
actuales son aplicables a los conjuntos de organismos fsiles. Dicho de otra manera,
el principio del actualismo es frecuentemente difcil de aplicar a los organismos del
pasado.
A veces se hace distincin entre la paleoautoecologa, consagrada al estudio de
las adaptaciones de los organismos fsiles aislados, y la paleosinecologa, que considera
los fsiles como grupos, asociaciones o poblaciones. La paleoecologa debe restringirse
a la paleosinecologa, ya que la paleoautoecologa no es ms que una paleobiologa,
disciplina que se ha desarrollado entre las dos guerras sobre todo en la escuela
austraca, bajo la direccin de O. Abel.
La paleoecologa tiene relaciones con otras ciencias: 1.0 con la biogeografa o
corologa: los datos actuales de la reparticin geogrfica de los seres vivientes son
frecuentemente explicables gracias a la paleoecologa; 2." con la paleobiologa, pero
sta concierne a los individuos y no a las poblaciones; la actuopaleontologa, mtodo
que consiste en hacer experiencias con animales actuales a base de colocarlos en
condiciones de vida bien determinadas para deducir las condiciones de vida de los
animales desaparecidos, es una disciplina anexa de la paleobiologa y de la paleo-
ecologa; 3." con la biostratonoma; sta tiene por objeto el estudio de los mecanis-
mos que han llevado a la disposicin tridimensional de los fsiles en las capas
sedimentarias (Weigelt); 4 . O con la tafonoma, que intenta reconstituir, como la paleo-
ecologa, no slo el modo de enterramiento y el origen de acumulacin de los fsiles,
sino que adems quiere descubrir las leyes de la conservacin de los yacimientos
fosilferos; 5.0 con la sedimentologa y la paleoclimatologa.
Poseemos dos fuentes de informacin principales concernientes a los paleomedios:
los sedimentos y los fsiles. Todo estudio paleoecolgico es, por consiguiente, en
parte sedimentolgico. As pues, diremos algunas palabras sobre observaciones sedi-
mentolgicas que pueden sernos muy tiles desde el punto de vista paleoecolgico.
La presencia de superficies endurecidas (hard ground) a veces incrustadas de ndulos
ferruginosos y perforadas por litfagos es interesante, ya que muestra la existencia de
perturbaciones -en el rgimen hidrodinrnico. Las rubefac&ones son difciles de inter- 133
pretar: debe tenerse en cuenta que no son obligatoriamente sinnimas de deserti-
ficacin o de facies latertica.
El medio correspondiente a la facies ooltica (Batoniense de las Ardenas) era
prcticamente el mismo que el medio en el que se forman los oolitos actuales:
aguas poco profundas, clidas, constantemente agitadas. A veces incluso se puede llegar
a saber la direccin principal de las paleocorrientes gracias a diversas observaciones
(areniscas del Trisico inferior de los Vosgos): 1." las lneas de las vetas (parking
lineation); las areniscas, en la superficie de los planos de disposicin, se descarnan
en esquirlas alargadas con planos axiales paralelos; esta disposicin de las vetas
produce la orientacin de los granos bajo la accin del agua; 2: las de las figuras
sedimentarias debidas a la corriente: flute marks -imprentas abombadas ms pro-
nunciadas en una extremidad y frecuentemente agrupadas-; surcos de erosin; c-
pulas en forma de medialuna (la orientacin de las ripple marks aparece, en el caso
de estas areniscas del Buntsandstein, muy variable para permitir conclusiones); 3.O las
de las huellas de canales, frecuentemente caracterizadas por la presencia de una
estratificacin oblicua; 4." las de la orientacin de los vegetales. Estas observaciones
se ha comprobado que son concordantes en el caso de las areniscas del Buntsandstein
con dos direcciones principales (60 y 1200 N; Gall).
La composicin qumica del sedimento tiene tambin una gran importancia para
la reconstitucin de los medios; ciertos elementos qumicos en las areniscas antes
citadas, y sobre todo el Bo, pero tambin el Sr, V, Cr y Zn, estn en funcin de
la salinidad, mientras que, siempre en las mismas areniscas (es difcil saber en qu
medida, salvo para el foro, se puede generalizar), otros elementos qumicos (Fe, Mn,
Ti) varan en razn inversa a la salinidad.
Es preciso pues, en la medida de lo posible, reconstituir los paleoclimas: ciertos
organismos son indicadores climticos, como los corales, que exigen una temperatura
media anual de 20" para prosperar, y diversos gneros de foraminferos que no pueden
vivir sino es en ciertos lmites de temperatura. Pero la paleoclimatologa se sirve
de otro mtodo, ste puramente fisicoqumico, el mtodo isotpico de determinacin
de paleotemperaturas cuyo principio ha sido propuesto por Urey en 1947: la relacin
de abundancia isotpica 1 8 0 / 1 6 0 en la calcita, precipitada en equilibrio isotpico
con el agua, vara de 0,2 %o por grado centgrado. Este mtodo ha sido aplicado
primeramente a los belemnites cretcicos (Cretcico superior ingls; Urey, 1951) y
despus a los moluscos terciarios, a apticos de ammonites, a foraminferos cuaterna-
rios, a corales, a equinodermos, a cocolitos, a oolitos de peces, a concreciones de
grutas, e incluso a fracciones calcticas de sedimentos detrticos. Pero algunos orga-
nismos se han revelado impropios para hacer determinaciones de paleotemperaturas,
ya que las proporciones isotpicas del oxgeno se alteran por su paso en su orga-
nismo (fraccionamiento biolgico o efecto vital). Tericamente, puede demostrarse
la relacin:
donde,
-es decir, los ms clidos- son los que tienen un mayor contenido en istopos
pesados.
El fraccionamiento isotpico del oxgeno no es el nico que puede ser utilizado;
-
el del carbono (12C, 13C) est tambin sometido a las variaciones de temperatura;
pero el agua ocenica parece ms estable en lo que concierne al 180,y 1 6 0 que
al 13C y 12C.
2." Es probable, por el contrario, que los fsiles en aragonito tengan un conte-
nido en istopos de oxgeno que ha permanecido prximo al del animal viviente
(difusin tan lenta en estado slido que, probablemente, no es apreciable). Pero
cuando el aragonito se transforma en calcita no es seguro que el carbonato clcico
conserve su composicin isotpica original.
3." Finalmente, hemos hablado ya del fraccionamiento biolgico llamado efecto
vital. En lo que concierne ms concretamente a los foraminferos, el mtodo isot-
pico viene a confirmar los resultados del anlisis planctnico, ya que los forami-
nferos planctnicos son buenos indicadores de temperatura (el fraccionamiento bio-
lgico es mucho ms fuerte para los foraminferos bentnicos, as que el empleo
de ellos parece poco favorable). Los estudios de Emiliani y los de Mme Vergnaud-
Grazzini han demostrado que el Atlntico y el Mediterrneo han conocido cinco
mximos isotpicos (temperaturas ms clidas) desde el ltimo interglacial hasta el
postglacial.
En resumen, el estudio de los sedimentos, de su composicin qumica y de las
paleotemperaturas, da conocimientos importantes, a la escala de una regin, en lo
que concierne a la reconstitucin de los medios (mtodo sinptico regional). Pero
los organismos fsiles pueden, adems, permitir solucionar otros problemas.
Cmo establecer a primera vista la naturaleza del medio (terrestre, de agua dulce
y marino)? Los invertebrados marinos son lo ms frecuentemente sedentarios, y, en
general, sus partes duras estn bien conservadas; por el contrario, los vertebrados
terrestres son mviles y sus restos fosilizados estn frecuentemente fragmentados.
Por consiguiente, los invertebrados marinos fsiles son generalmente abundantes y
sus restos tienen una distribucin geogrfica extensa, mientras que los vertebrados.
terrestres son raros y sus restos se hallan acumulados muy localmente. Los inverte-
brados marinos han sido enterrados casi siempre en el mismo lugar donde vivan,
mientras que los vertebrados terrestres se fosilizan en el lugar donde fueron a morir,
o bien sus huesos fueron transportados despus de la muerte. Dicho de otra manera,
los restos de los invertebrados marinos corresponden casi siempre a biocenosis (en
general, sucesivas y superpuestas en las capas), mientras que los de lo vertebrados
terrestres muertos corresponden a tanatocenosis (thanatos significa muerte en
griego). Por otro lado, ciertos grupos de invertebrados son exclusivamente marinos,
como por ejemplo los cefalpodos, los equinodermos y los braquipodos articulados.
Por otro lado, en un yacimiento marino los invertebrados son mucho ms variados
que en un yacimiento de agua dulce. Las dimensiones de las conchas pueden tambin
darnos indicaciones sobre los medios: en el Bltico actual las conchas de mejillones
son enanas, pero el efecto de la elevada cantidad de sal puede producir tambin
el enanismo (Myophoriu del Buntsandstein). Ciertos organismos requieren condicio-
nes precisas de salinidad (estenohalinos), otros, en cambio, como Lingula, se adaptan
a salinidades variadas (eurihalinos).
Uno de los problemas fundamentales de la paleoecologa es el de los criterios que
permiten distinguir una biocenosis de una tanatocenosis. Boucot (1949) propuso un
criterio de distincin: la forma de la curva frecuencia-tamao (fig. 205) en una
poblacin de moluscos o de braquipodos. En el caso de una tanatocenosis, esta curva
es una campana (de Gauss),, ya que el conjunto de conchas es debido esencialmente
al azar; por el contrario, en una poblacin actual (biocenosis) de moluscos sedentarios
o braquipodos, se sabe que la >mayorparte de la poblacin no alcanza un tamao
Fig. 205. Curva frecuencia-longitud en un conjunto de fsiles. Fig. 206. Curva frecuencia-longitud de
A, caso terico de una biocenosis; 0, caso te6rico de una tanatocenosis. un conjunto de Globithyris callida.
* Aunque no haya habido transporte y, excepto en el caso de una extincin brusca, el conjunto de
fsiles en una capa, aun siendo fina, de sedimentos tenga pocas probabilidades de corresponder a una
biocenosis nica. De aqu el nombre de paleobiocenosis para distinguir a tales conjuntos de las biocenosis
verdaderas.
como izquierdas (o de valvas superiores e inferiores para un braquipodo) de una
sola y misma especie o de varias especies, esto significa que estamos ante una
paleobiocenosis. La comparacin de estos ndices (relacin entre el nmero de conchas
articuladas y desarticuladas, relacin entre el nmero de valvas izquierdas y de valvas
derechas) da an otras informaciones: si se consideran estas relaciones para dos
especies diferentes de un mismo yacimiento, y si estas relaciones son vecinas, esto
quiere decir que las conchas de estas dos especies tienen el mismo origen, provienen
de un mismo lugar y han sufrido el mismo tipo de transporte. Inversamente, si las
relaciones son distintas, puede pensarse en lugares de origen o en formas de trans-
porte diferentes. Estas consideraciones no pueden ser aplicadas ms que a las especies,
ya que las conchas de dos gneros pueden presentar propiedades hidrodinmicas
propias.
Adems, Boucot (1958) ha propuesto el empleo de la relacin de los nmeros
de conchas articuladas y de conchas desarticuladas como medida de su transporte.
Dibujando sobre un mapa los puntos en los que estas relaciones son iguales (perfiles
isorracionales), se debe poder localizar -al menos tericamente- la regin de origen
de las conchas, tanto si se trata de braquipodos como de lamelibranquios.
Tambin Eagar (1960) se ha referido a tres tipos de relaciones en sus trabajos
sobre lamelibranquios de agua dulce del Carbonfero superior de ~ o r k s h i r e(fig. 207):
1.O relacin de cierre entre el nmero de conchas abiertas y conchas cerradas; 2.0 rela-
cin de articulacin entre el nmero de valvas articuladas y desarticuladas; 3.0 relacin
Fig. 211. Sucesin de facies ((cgamma))) del campo devnico principal del noroeste de Rusia (segn Hecker):
1, rocas terrlgenas; 2, arenas con cuarzo blanco; 3, arcillas; 4, calizas arcillosas y margas; 5, calizas; 6, calizas
dolomlticas; 7, dolomlas. Fauna y Flora. l. - Formas de agua dulce: 1, Trochiliscus (cardfito); 2, peces de facies
-
roja. II. Faunas marinas: A, eurihalinas: 3, Lingula; 4, Platychisma (gasterpodo): 5 , pistas de gusanos; B, for-
mas estenohalinas: a, viviendo e,n agua de salinidad normal: 6, tabulados: 7, Spirorbis; 8, lamelibranquios; 9, gas-
terpodos dominantes; 10, nautiloideos; 11, braquipodos articulados dominantes; 12, crinoideos; b, viviendo en
agua de salinidad normal o mayor que la normal: 13, algas (Girvanella, Pycnostroma); 14, Estromatoporoideos;
15, tetracoralarios.
I
Zonas marinas
Litoral Aguas poco profundas Iauna y flora
I IIA 1 llB
Algas
Callianassa
(Crustceos)
Ostras
l Turkostrea)
Turritella
Meretrix
Cardiata
Panopaea
Modiola
Nucula
Diplodonta
Eulima y Meretrix
tschangirtaschensis
Unio
Fig. 212. Reparticin por zonas de profundidad de algunos fsiles de la baha de Fergana. Los reticulos designan
formas eurihalinas; las Ineas verticales, formas que viven en aguas de salinidad normal; el negro, formas lagunares.
Fig. 213. Diagrama de reparticin estratigrfica de algunos moluscosdel Terciario inferior de Fergana (segn
Hecker). El punteado designa las formas de agua muy salada; las lineas oblicuas las de aguas saladas normales;
las lneas verticales designan formas eurihalinas; en negro, las formas lagunares.
Importancia de la paleontologa
de los vertebrados
La mayora de los grandes grupos de invertebrados fsiles tienen un origen que
se nos escapa; adems, el metamorfismo ha destruido los restos de organismos del
Precmbrico y, como hemos visto, los fsiles precmbricos son excepcionales. Por
el contrario, vemos aparecer los vertebrados en el Ordovcico y en el curso de los
tiempos geolgicos seguimos su evolucin en el sentido de una complejidad creciente.
El estudio de los vertebrados fsiles es pues fundamental como prueba de la evolucin.
Esta parte de la Paleontologa, cuyo fin es principalmente la reconstitucin de la
historia de un grupo zoolgico al que nosotros, como Hombres, pertenecemos, reviste
un inters filosfico particular y est ms cerca de la anatoma comparada que de
la geologa.
El fundador de la paleontologa anatmica fue incontestablemente Cuvier. l fue
el primero en emprender excavaciones metdicas con vistas a recoger fsiles, y esto
lo hizo en los yesos de la cuenca de Pars y en particular en Montmartre. Reconoci
como cierto que numerosos organismos fsiles haban desaparecido (idea que haba
admitido ya Buffon, al que un oficial francs, Longueil, haba enviado molares de
mastodonte de Amrica); la misma palabra mastodonte fue creada por Cuvier; ste
public una obra fundamental Les ossements fossiles~ (1812: l.a edicin) que es
una descripcin no slo de los vertebrados fsiles recogidos por l mismo, sino tam-
bin de otros investigadores de diversos pases de Europa; esta obra, de gran precisin,
goza an de autoridad. Cuvier, en sus interpretaciones de los huesos fsiles, haca
un llamamiento al principio de las correlaciones. Este principio se basa en la exis-
tencia de parecidos funcionales y fisiolgicos, o, expresado con el vocabulario de la
anatoma comparada, de analogas; el principio de las correlaciones se enuncia
frecuntemente mediante un ejemplo, segn el mismo Cuvier: el aspecto de un
diente induce la forma de un cndilo, as como la ecuacin de una curva implica
todas sus propiedades. Dicho de otra manera, existe una relacin morfolgica entre
los dientes y las articulaciones seas. Este principio fue aplicado con xito por Cuvier
(principalmente en el caso de la pequea zarigeya del Eoceno de Montmartre,
expuesta actualmente en la Galera de Paleontologa del Museo Nacional de Historia
Natural), pero no tiene el valor absoluto y general que le atribuy Cuvier. Por ejem-
plo, en un orden de perisodctilos, los calicoterios del Mioceno, conocemos gneros
que poseen a la vez dientes hipsodontos de herbvoros y garras; ahora bien, segn
sus dientes, y conforme a los mamferos actuales, estos calicoterios deberan ser ungu-
lados y no unguiculados. El otro principio, cuya aplicacin es fundamental en paleon-
tologa, es el de las conexiones, segn el cual todo organismo de un grupo zoolgico
bien definido es construido segn un cierto plano. Este principio, propuesto por
Etienne Geoffroy Saint Hilaire, implica que dos rganos o estructuras que, en dos
organismos diferentes, tienen iguales relaciones anatmicas, son homlogos. No obs-
tante, existen otros criterios de homologas que los de las relaciones de posicin de
un rgano en el adulto; estos son: 1." el criterio de origen: dos rganos que, en
dos organismos diferentes, tienen el mismo origen embriolgico, son homlogos; 2.O el
criterio de la cualidad especial de la estructura: dos rganos que tienen la misma
estructura histolgica son homlogos, por ejemplo la presencia de tubos de Malpighi
caracteriza el rin.
La mayora de los tratados de Paleontologa se contentan, o bien con enumerar,
describindolos, los principales grupos fsiles, o bien, en el caso de los vertebrados,
con trazar las principales etapas de la evolucin. Otro punto de vista interesante
sera trazar la historia de una funcin, como por ejemplo la nutricin o la locomocin.
La documentacin existe, pero, despus de Gaudry, profesor en el Museo de 1872
a 1902, pocas obras han sido consagradas a tales problemas; nosotros no los aborda-
remos aqu (no obstante, vase Lehman 1974).
Agnatos y peces
Con algunas raras excepciones, los primeros vertebrados conocidos datan del Sil-
rico superior y de la base del Devnico: la mayor parte de estos vertebrados fueron
clasificados en otra poca en los Peces acorazados, ya que se caracterizan por la
presencia de un exoesqueleto muy desarrollado. Pero los trabajos de Stensio han
demostrado que los peces acorazados comprendan, en realidad, verdaderos peces
(placodermos) y agnatos (ostracodermos).
LOS AGNATOS
Los agnatos estn representados en nuestros das por las lampreas y los mixinoi-
deos, formas blandas pero cuya anatoma es, desde diversos puntos de vista, compa-
rable a la de los agnatos acorazados del Primario. Como su nombre indica, todos los
agnatos estn desprovistos de mandbulas diferenciadas (mandbulas superiores e infe-
riores); los arcos branquiales, es decir, las piezas esquelticas que sostienen las
branquias, son externas en relacin a stas en los agnatos pero son internas en los
vertebrados con mandbulas (gnatstomos); los agnatos no tienen ms que dos o
incluso un solo canal semicircular en el odo interno. Los agnatos fsiles se clasifican
en cefalaspidomorfos y pteraspidomorfos. Los cefalaspidomorfos comprendiendo los
osteostrceos y los anspidos.
Cefalaspidomorfos
Los OSTEO~TRACEOS (ej. Cephalaspis, Kiaeraspis, Boreaspis, Aceraspis, etc.; figu-
ra 214) fueron durante mucho tiempo formas enigmticas, hasta los trabajos de
Stensio (1927) concerniente a los osteostrceos de Spitzberg: los fsiles de este grupo
estn perfectamente conservados; el hueso moldea literalmente el encfalo y una parte
importante de los nervios y de vasos craneales. Han podido ser estudiados por el
mtodo de las secciones seriadas (vase pg. 10) y sus nervios craneales, al igual
que su circulacin, han podido ser reconstituidos con una precisin sorprendente;
Principales grupos d e vertebrados fsiles 147
Fig. 214. Reconstruccibn de un osteostrceo (Aceraspis) del Silrico superior de Spitzberg ( x 0,7).
estos animales, que datan de alrededor de 400 millones de aos, son mejor cono-
cidos que algunos vertebrados actuales.
P
La cabeza y la parte anterior del tronco estaban encerrados en un esqueleto
rgido, el escudo ceflico, el cual comprende posteriormente escamas del tronco que
se le han incorporado y cuya huella es a veces visible sobre la superficie misma
del escudo. Los ojos estaban situados dorsalmente, cercanos uno al otro; entre ambos
se abra el orificio epifisario. La posicin de los ojos permite admitir que se trata
de formas que vivan sobre el fondo. Anteriormente al orificio epifisario se abra
el orificio nasohipofisario (orificios nasales externos detrs, orificio hipofisario
delante). Puede parecer extrao ver la hipfisis -en general ventral en relacin al
encfalo en los vertebrados- ocupar aqu una posicin dorsal, pero se observa la
misma posicin en la lamprea actual, animal en el que la hipfisis migra tambin
a la cara superior de la cabeza en el transcurso de su desarrollo. Este carcter
(Im. VII) aproxima pues los osteostrceos a las lampreas. Sobre el escudo ceflico
se observan adems zonas de escamas poligonales (dos laterales y una media) llama-
das frecuentemente campos elctricos, ya que han sido interpretados como represen-
tando rganos elctricos; el descubrimiento reciente de campos pigmentados grasos,
en la misma posicin que en las lampreas, permite suponer que se trataba ms bien
de rganos sensibles a las variaciones de presin, ya que los canales que llegaban
a los campos elctricos eran demasiado anchos para los nervios y deban de haber
estado llenos de endolinfa. La cara ventral del escudo ceflico est ocupada por
una ventana. La ventana oralo-branquial, que, cuando el animal viva, estaba cerrada
por una membrana sobre la cual se insertaban pequeas escamas; casi siempre stas
han desaparecido en las formas fsiles y la ventana oralo-branquia1 se abre direc-
tamente en la cmara oralo-branquial: en el fondo de sta (es decir, hacia la parte
superior; figs. 215 y 216) se observan crestas branquiales -sobre las que se observa
a veces la huella de las branquias-; a cada cresta branquial llega un nervio craneal
bien determinado: nervio maxilar del trigmino (V mx), nervio mandibular del trig-
mino (Vmd), nervio facial (VII), nervio glosofarngeo (IX), ramas sucesivas del nervio
El cuerpo (fig. 214) estaba cubierto por escamas bastante elevadas a lo largo
del flanco; tenan una o dos aletas dorsales y una caudal heterocerca; las plvicas y
la anal faltaban. Las pectorales estaban representadas por un lbulo escamoso f r e
cuentemente extendido detrs de un aguijn pectoral.
En lo que concierne a la anatoma externa, notaremos solamente: 1." que el
odo interno slo comprenda dos conductos semicirculares, 2.O que el rin exista
an en forma de un pronefros (esbozo renal conocido solamente en el estado embrio-
nario en los vertebrados superiores).
Los osteostrceos son de hecho muy variados; notemos solamente que el escudo
ceflico puede ser puntiagudo en la parte anterior (Boreaspis), perforado (Sclerodus;
fig. 217 B) o prolongarse hacia atrs englobando casi todo el cuerpo (Dfdyrnaspis,
fig. 21 7 A, Durtmuthia, etc.).
Los ANASPIDOS son mucho menos numerosos; provienen del Downtoniense de
los alrededores de Osla (Pharyngolepis, Remigolepis, Rhyncholepis) y de Escocia
Fig. 217. Escudos ceflicos de osteostrceos.
A, Didymaspis; B, Sclerodus.
Fig. 218. Reconstruccibn de dos anspidos, Pterolepis (A) y Pharyngolepis (B) del Silrico superior de Noruega.
(A, x 1,2 aprox.; B, x 0,7 aprox.).
Principales grupos d e vertebrados fsiles 151
pareca ser muy primitivo y haba sido considerado como el nico representante
conocido de un grupo cercano al origen de los vertebrados y del Amphioxus. Nuevos
Jamoytius descubiertos ulteriormente han demostrado que este animal era realmente
un anspido.
Pteraspidomorfos
Los pteraspidomorfos comprenden principalmente los heterostrceos: estos ani-
males estn representados por diversos gneros con coraza ms o menos dividida:
as en Pteraspis (Devnico inferior de las Ardenas, de Inglaterra, etc.) la coraza
ceflica (fig. 220) comprende una placa rostral, dos pequeas' placas orbitales, una
pineal, un escudo dorsal, un escudo ventral, dos placas branquiales y dos placas
posterolaterales, adems de numerosas pequeas placas justo detrs del orificio bucal,
que se abre ventralmente bajo la cabeza. A cada lado de la cabeza slo hay un
orificio branquial, al contrario que en los osteostrceos. El endoesqueleto no es cono-
cido, ya que no era osificado; de todas maneras, en algunos especmenes bien conser-
vados, en la cara interna del exoesqueleto son visibles las huellas de ciertos rganos
(fig. 221); conductos semicirculares dobles como en la mayora de los agnatos, bran-
q u i a ~ ,orificio pineal. En los heterostrceos la hipfisis no ha migrado dorsalmente
y es una de las razones por la cual Stensio situ estos animales prximos a los
miximoideos actuales. El cuerpo estaba desprovisto de aletas diferenciadas a excep-
cin de una caudal hipocerca.
Otros heterostrceos poseen un nmero de placas menor: as Cyathaspis (Down-
toniense) slo presenta un escudo dorsal, uno ventral y dos branquiales. Otros, por
el contrario, presentan una coraza ceflica con grandes placas separadas por zonas
de escamas poligonales, tesserae (ej. Drepanaspis, del Devnico inferior romano).
A los heterostrceos pertenecen los vertebrados ms antiguos conocidos actualmente;
de entre ellos el mejor conservado es el gnero Astraspis del Ordovcico medio de
Colorado (arenisca de Harding).
Antes del Ordovcico medio se conocan restos de vertebrados en el Ordovcico
inferior de Estonia: se trata de dentculos de alrededor de 1 mm de longitud (Pa-
' laeodus, Archodus) que comprenden dentina alrededor de una cavidad pulpar; pro-
vienen de un nivel marino llamado de arenas verdes; en lo que respecta a los verte-
Fig. 220. Reconstruccin de un heterostr-
ceo, Pteraspis, del Devnico inferior. A, vista
dorsal; B, vista lateral; C, vista ventral.
Br, placa branquial; C, placa posterolateral:
Dd, escudo dorsal; Dsp, aguijn dorsal;
O, placa orbital; obr, orificio branquial; orb,
rbita; Ppi, placa pineal; R, placa rostral
( x 1\21.
brados del Ordovcico americano, son mucho mejor conocidos; se los encuentra en
las areniscas de Harding, de Colorado, en Wyoming (areniscas de Bighorn y Black
Hills), en Montana (formacin Winnipeg), pero tambin en Quebec y en la Colum-
bia britnica, en yacimientos siempre marinos. Astraspis (fig. 222) es el gnero mejor
"b
csem.aBt
- med
.- csempoi
1- Gnatstomos
Todos los vertebrados no agnatos son gnatstomos: comprenden por lo tanto los
peces, los anfibios, los reptiles, las aves y los mamferos. Pero el trmino pez no
tiene un significado zoolgico neto: agrupa a casi todos los gnatstomos francamente
acuticos, y los peces agrupan en realidad a clases muy diferentes: elasmobranquio-
morfos, dipnoos, crosopterigios, actinopterigios.
ELASMOBRANQUIOMORFOS
sentan, como su nombre lo indica, una larga coraza torcica; la aleta pectoral
comprende casi siempre un aguijn desarrollado, el aguijn espinal. Aunque estos
dolicotorcicos sean artrdiros primitivos, downtonienses y del Devnico inferior,
es poco probable que su aleta pectoral ya muy concentrada sea primitiva (ej. Acan-
thaspis, Jaekelaspis, etc. de Spitzberg). Los BRAQUITOR~CICOS (fig. 225) poseen por el
contrario una coraza torcica relativamente corta en relacin a la de la cabeza;
estas dos corazas se articulan entre s gracias a una doble articulacin; los cndilos
estn situados sobre el trax y se insertan, a derecha e izquierda, en las fosas de la
Fig. 225. Reconstruccin de un artrdiro braquitorcico, Coccosteus, del Devnico de Escocia ( x 115 aprox.).
Principales grupos d e vertebrados fsiles 155
coraza ceflica. La disposicin de los huesos de la cabeza de los artrdiros es dife-
rente a la de los dems peces, pero como las placas seas de su exoesqueleto ceflico
estn recorridas por lneas sensoriales, y como por otra parte se sabe que en los
peces actuales los rganos nerviosos de las Ineas sensoriales, los neuromastos, desem-
pean un papel en la formacin de los huesos drmicos, es posible, gracias a estas
Ineas sensoriales, definir las homologas entre los huesos de los artrdiros y los de
los dems peces. As, dos placas llamadas centrales son homlogas parciales de los
parietales de los peces; por detrs de estas placas centrales se encuentra una placa
nuca1 sin lnea sensorial. La mandbula de los braquitorcicos es todava incompleta
en el sentido de que un solo hueso drmico de la cara interna de la mandbula
est presente; es el inferognatal portador de excrecencias seas en forma de dientes
y que muerde contra los huesos del paladar, el antero y el posterosuperognatal de
bordes inferiores dentados. Entre estos braquitorcicos, algunos de ellos tienen una
aleta pectoral bastante concentrada en la placa espinal; otros, por el contrario (foli-
dosteomorfos), tienen una pectoral que no ha experimentado todava ninguna concen-
tracin de sus elementos, con radios internos paralelos y de tipo primitivo. Citemos
como ejemplo, Coccosteus (Devnico medio de Escocia; fig. 226), Dunkleosteus
Fig. 226. Reconstruccin de la cabeza y del escudo tor6cico de Coccosteus ( x 513 aprox.).
Fig. 227. Reconstruccin del cuerpo de un antiarco, Bothriolepis, del Devnico superior ( x 115 aprox.).
e
(lm. pg. 2; Devnico superior de los Estados Unidos, de Marruecos) y formas
gigantes (Titanichthys, de igual procedencia) cuyo techo craneano sobrepasa 1 m
de anchura. Notemos tambin que gracias a las formas del Devnico medio de
Wildungen (Alemania), el endocrneo de numerosos artrdiros ha podido ser estu-
diado gracias al mtodo de las secciones seriadas, y que han podido ser establecidas
reconstituciones de su sistema nervioso craneano.
Los ANTIARCOS son artrdiros especializados en un sentido particular: sus ojos
se acercan el uno al otro sobre la cara superior del crneo y miran hacia lo alto.
La aleta pectoral, particularmente bien conocida en un gnero del Devnico superior
del Canad y de la URSS, Bothriolepis (fig. 227), tiene el aspecto externo de un
miembro, est recubierta de placas drmicas y es mvil respecto al trax, sobre
el que se inserta. Pero esta disposicin no prefigura de ningn modo el brazo de
los vertebrados superiores, en los que el esqueleto es interno y no externo. El trax
Fig. 228. Reconstrucci6n del cuerpo de Acanthodes, Prmico inferior ( x 113 aprox.).
se articula sobre la coraza ceflica, pero en los antiarcos, es la cabeza la que lleva
los cndilos articulares y el trax las fosas.
Los acantodios tienen el cuerpo y la cabeza recubiertos de escamas muy pequeas,
romboidales y contiguas. El esqueleto externo de la cabeza comprende a veces
algunas grandes placas y huesos tubulares que rodean a las lneas sensoriales. La aleta
Him
Md
Fig. 229. Reconstrucci6n de la cabeza (A) y del esqueleto visceral de Acanthodes (B). (A, x 312; B, x 415)
Him, hiomandibular; Md, mandibular; Pc, palatocuadrado,
Principales grupos d e vertebrados f s i l e s 157
caudal es heterocerca. Las dorsales y la anal estn representadas por aguijones por
detrs de los cuales se extenda, en el animal viviente, una membrana cutnea.
Las pectorales y las plvicas existen tambin, cada una de ellas en forma de dos
aguijones simples (Acanthodes, Prmico; fig. 228) o de dos hileras de aguijones
(Diplacanthus, igualmente del Prmico; fig. 230). Watson (1937) estimaba que, en
los acantodios, la hendidura espiracular estaba an completamente abierta (fig. 229)
y que el hiomandibular totalmente libre no tena en estos animales ninguna funcin
en la suspensin de la mandbula. Dicho de otra manera, los acantodios habran
sido afetohioideos (etimolgicamente, con hioides libre) y estos afetohioideos habran
representado un nivel evolutivo inferior al de los dems peces; los artrdiros eran
considerados tambin como afetohioideos. Stensio, por el contrario, ha demostrado
que artrdiros y acantodios presentaban numerosos caracteres de elasmobranquios,
teniendo con ellos afinidades bastante estrechas, lo que es compatible con la hiptesis
precedente, que supone un estadio de organizacin primitivo.
Que haya habido contacto entre el hiomandibular f el palatocuadrado en los
acantodios, sin interposicin de un orificio espiracular, est comprobado por la
existencia de un canal de la cara media1 del palatocuadrado en el que se alojaba
el borde anterior del hiomandibular.
La paleontologa de los ELASMOBRANQUIOS es bastante mal conocida, pues estas
Fig. 233. Reconstrucci6n del cuerpo de Dipterus, Devnico medio de Escocia ( x 114 aprox.).
Fig. 234. Reconstruccin del cuerpo de Scaumenacia, dipnoo del Devnico superior ( x 1,5 aprox.).
nfero inferior de Escocia, fig. 235), se asiste a la confluencia de estas aletas en una
continua. Casi todos los dipnoos fsiles presentan un carcter comn con los actuales:
el aspecto de la dentadura; sta comprende placas con dientes dispuestos en hileras
radiales (fig. 236); dos de estas placas estn insertas sobre el paladar y las otras
dos sobre las mandbulas. La evolucin del grupo -muy constante en cuanto a su
organizacin y muy conservador- est marcada sobre todo por la regresin del
Principales grupos de vertebradoc fsiles 159
Fig. 235. Reconstrucci6n del cuerpo de Uronemus, dipnoo del Carbonlfero ( x 1k5 Fig. 236. Diente de
aprox.). Ceratodus (ligera-
mente reducido).
tejido seo, que deja lugar al cartlago, y por la desaparicin de casi todos los
gneros, de los que slo subsisten tres actualmente. Como su nombre indica, los
dipnoos poseen a la vez respiracin branquia1 y respiracin pulmonar, pero no tienen
verdaderas fosas nasales internas (coanas), lo cual impide su aproximacin a los
vertebrados terrestres.
Los actinopterigios son peces con aletas pares en disposicin radial. Los telesteos,
que son los peces ms numerosos en la naturaleza actual, no aparecieron hasta el
Cretcico. Los ganoideos actuales son reliquias de actinopterigios fsiles; el esturin
(Acipenser) es un ganoideo condrsteo y con una estructura anatmica comparable
a la de los primeros actinopterigios conocidos, los paleonscidos (fig. 237), que apa-
recieron en el Devnico medio. Los ganoideos holsteos, representados en nuestros
das por Amia y Lepisosteus en los ros norteamericanos, no aparecieron hasta el -
Jursico. La paleontologa ha demostrado, por otra parte, que telesteos, condrsteos
y holsteos son grupos artificiales. La evolucin de los actinopterigios se caracteriza
por una regresin del tejido seo, que era mucho ms desarrollado en las formas
primarias, sobre todo en lo que concierne al exoesqueleto. Adems, el hiomandibular,
oblicuo en los paleonscidos, se endereza en las familias ms recientes (fig. 238); de
ello resulta que, correlativamente, el preoprculo se endereza tambin y se libera
de los huesos ms anteriores (maxilar), mientras que la mandbula se acorta. En los
telesteos aparecen especializaciones tales como, por ejemplo, el desarrollo del prema-
xilar, hueso primitivamente reducido pero que, en algunos peces recientes, puede ser
el hueso masticador principal de la mandbula superior.
Los crosopterigios se oponen a los actinopterigios por la disposicin de sus aletas
pares que poseen un eje de simetra; comprenden los celacntidos, desprovistos de
Fig. 237. Reconstruccin del cuerpo de un paleonlscido del Trisico de Madagascar, Pteronisculus x (112 aprox.).
Fig. 238. Reconstrucci6n del cuerpo de un actinopterigio jursico, Lepidotes ( x 114 aprox.).
fosas nasales internas, y los ripidistios, que por el contrario poseen coanas. Los
CELACNTIDOS, conocidos desde el Devnico, son, como los dipnoos, extraamente
conservadores; el celacanto actual, Latimeria, se distingue de los celacantos fsiles
casi nicamente por la regresin del tejido seo. El descubrimiento de este fsil
viviente ha venido a confirmar los trabajos de los paleontlogos, cuyas reconstruc-
ciones corresponden exactamente, a excepcin de algunos detalles, a la anatoma de
Latimeria. Los celacantos se haban considerado extinguidos desde el Cretcico, poca
en la que se conocen celacantos gigantes (Mawsonia). Desde el punto de vista de la
evolucin, los crosopterigios con coanas (RIPIDISTIOS) son mucho ms importantes,
ya que estn en el origen de los vertebrados terrestres. Los ripidistios comprenden
dos grupos: los osteolepiformes (Osteolepis, del Devnico superior de Escocia;
Eusthenopteron, del Devnico superior del Canad y de los pases blticos, fig. 239;
Ectosteorachis, del Prmico de Texas), con aletas pectorales con lbulo escamoso
corto, y los porolepiformes (Porolepis, del Devnico inferior de Spitzberg; Holopty-
chius, del Devnica superior de Escocia, del Canad, etc.; fig. 240), con mandbulas
Fig. 239. Reconstruccin del cuerpo de un crosopterigio ripidistio: Eusthenopteron del Devnico superior
( x 0,2 aprox.).
Fig. 240. Reconstruccin del cuerpo de un crosopterigio ripidistio del Devnico superior, Holoptychius
( x 1/4 aprox.).
Principales grupos d e vertebrados fsiles 161
pectorales con lbulo escamoso alargado. Por los huesos de su mejilla y por la pre-
sencia de un esqueleto interno de la aleta pectoral correspondiente al brazo de los
vertebrados terrestres, los osteolepiformes estn muy prximos a los primeros verte-
brados tetrpodos (Ichthyostegalia). Estudiaremos estos parecidos en el captulo con-
sagrado a las pruebas paleontolgicas de la evolucin. Recientemente ha sido descu-
bierto un nuevo grupo de crosospterigios muy particular (ojo de gran dimensin,
oprculo muy pequeo y regin branquia1 corta), son los ESTRUNIIFORMES del Dev-
nico medio de la regin de Colonia (fig. 241).
Quizs llame la atencin el ver aqu los dipnoos separados de los crosopterigios;
en efecto, han sido agrupados con ellos durante mucho tiempo bajo el nombre de
coanictes (peces con coanas) o sarcopterigios (peces con aletas carnosas). Sin embargo,
los dipnoos no tienen coanas, y un lbulo carnoso en la base de las aletas pares
existe frecuentemente tambin en otros grupos, como los actinopterigios. Si existen
algunas semejanzas entre crosopterigios y dipnoos, no parece sin embargo que sean
suficientes para permitir reunirlos en un mismo grupo. Adems, el trmino crosopte-
rigio es en s mismo discutible, ya que se incluye bajo este nombre a los celacntidos,
desprovistos de coanas, a los ripidistios, con coanas, y a los estruniiformes, que
tampoco poseen coanas.
Anfibios
Los anfibios vivientes representan los ltimos vestigios de un conjunto que fue
muy importante: mientras que los anfibios actuales se reparten en tres grupos, anuros,
urodelos y gimnofiones, los batracios fsiles comprenden adems: 1.O formas muy
osificadas y de grandes dimensiones, los estegocfalos; 2.0 gneros de pequeas dimen-
siones pero con una estructura vertebral de tipo desconocido en los batracios actuales
-los filospndilos- o un crneo muy particular -los lepospndilos-.
Fig. 244. Ichthyostega: Esqueleto de la cabeza. pop, preoperculo; Sop, suboprculo ( x 1/2 aprox.).
Fig. 249. Vrtebras estereospndilas. Ic, Fig. 250. Techo craneano de Palaeogyrinus, embolme-
intercentro. ro del Carbonlfero de Escocia (x 1/3 aprox.).
Fig. 252. Vrtebras seymouriamorfas de Kotlas-
Fig. 251. Techo craneano de Seymouria, sia, PBrrnico superior de la cuenca del Dvina.
Prmico inferior de Texas ( x 213 aprox.). Ic, intercentro; Pc, pleurocentro ( x 1 aprox.).
Los FILOSP~NDILOS (fig. 255) son, al contrario que los estegocfalos, de pequeas
dimensiones, los mayores ejemplares no sobrepasan los 10 cm: se 'les conoce princi-
A B
Fig. 256. Techo craneano de Protobatrachus,
proanuro del Trisico de Madagascar. Frpa, fron- Fig. 257. Esqueleto del miembro anterior (A) y del
toparietal; Na, nasal; c, cuadrado; cj, cuadra- miembro posterior (B) de Protobatrachus. C , cbito;
toyugal; Ecc, escamosal ( x 413). F, fmur;H, hamero; P, peron; R, radio; T, tibia.
Reptiles
Los reptiles aparecen en el Carbonfero superior con el gnero Petrolacosaurus
de Kansas, cuyas afinidades son enigmticas. Los reptiles ms primitivos son los
cotilosaurios, caracterizados por una columna vertebral con intercentros reducidos
pero todava presentes, con arcos neurales bajos y con apfisis de articulacin de las
. vrtebras sucesivas (zigapfisis) en un plano articular horizontal; estas vrtebras
. tienen por lo tanto la misma disposicin que en los seymouriamorfos.
COTILOSAU RiOS
Fig. 261. Esqueleto de Bradysaurus, pareiasaurio del Prrnico superior (Karroo) de Africa del Sur (longitud,
2,50 m aprox.).
Principales grupos de vertebrados fsiles 7 69
Hay cotilosaurios que se pueden relacionar con los milertidos del Prmico de Africa
del Sur (Milleretta) y de Rusia (Mesenosaurus), formas de pequeas dimensiones
que tenan aspecto de lagarto pero eran completamente diferentes de este animal,
con los pareiasatirios, grandes formas del Prmico de Africa del Sur (Pareiasaurus,
Nanoparia) y de Rusia (Scutosaurus); estos pareiasaurios (fig. 261) tenan el crneo
muy osificado, con protuberancias seas ms o menos desarrolladas y dientes de
borde superior aserrado; sus macizos miembros eran claramente laterales en relacin
al cuerpo. Estos animales eran ciertamente herbvoros.
asd
aP
en los peces la sangre del corazn pasa a la aorta ventral impar, que emite una arteria
aferente hacia cada arco branquial; de cada arco branquial parte una arteria branquial
eferente, y todas estas arterias son drenadas por las aortas dorsales derecha o izquier-
da. Cuando las branquias experimentan regresin, la circulacin branquial subsiste
en forma de arcos articos, pero a partir de los anfibios los dos primeros arcos
articos desaparecen. En los reptiles actuales y en las aves, el cuarto arco artico
derecho se hace predominante y el arco artico izquierdo correspondiente entra e n
regresin o desaparece completamente (aves). Puesto que este arco artico irriga todo
el cuerpo, se le llama arco sistmico (de la palabra griega sysfema, que significa
conjunto). En los mamferos la disposicin es inversa: el cuarto arco artico es
siempre el arco sistmico, pero es el arco izquierdo el que es, con mucho, el ms
desarrollado y el que, convertido en el cayado de la aorta dirigido hacia la izquierda,
lleva la sangre al cuerpo, mientras que el arco derecho al entrar en regresin se con-
vierte en la arteria subclavia. Estas dos disposiciones son fundamentalmente diferentes
y no se ve como podra pasarse de una a otra. La primera caracteriza a los saurpsi-
Fig. 263. Diversos tipos de crneos de reptiles: A, crneo euripsido (ventana temporal encima del arco escamoso-
postorbitario); en el tipo parpsido la ventana es an ms medial. B, crneo sinpsido (ventana temporal debajo
del arco escamoso-postorbitario). C, crneo sinpsido de mamfero (la barra postorbitaria detrs del ojo en general
desaparece), D. crneo dipsido de arcosaurio (dos ventanas temporales + una ventana anteorbitaria). E, crBneo
anapsido (sin ventana temporal). F. crneo anpsido de tortuga. G, crneo de ave. H, crneo dipsido (dos venta-
nas temporales). 1, crneo de lagarto (crneo dipsido modificado por abertura del arco yugo-cuadratoyugal).
dos, la segunda a los terpsidos. Los saurpsidos comprenden todos los reptiles ac-
tuales, diversos reptiles fsiles y las aves; los terpsidos comprenden los reptiles
mamalianos (terpsidos) y los mamferos. En consecuencia, no es lgico dividir a los
vertebrados superiores en reptiles, aves y mamferos, sino que comprenden dos tipos,
los saurpsidos y los terpsidos. No obstante, es difcil aplicar este criterio a los
grupos desaparecidos. Watson ha supuesto que los terpsidos posean inicialmente
un estribo* macizo y los saurpsidos uno delgado; en estas condiciones, los captorri-
nomorfos seran terpsidos, los diadectomorfos seran saurpsidos, y los reptiles seran
difilticos, por as decirlo desde su origen. Esta hiptesis parece haber sido abando-
nada por el propio Watson ya que el aspecto de los estribos parece bastante variable
en los primeros reptiles. Es tambin posible que en los cotilosaurios las dos lneas
no estuvieran an establecidas y que estos animales hayan posedo todava arcos
articos de tipo anfibio.
Sea como sea, lo cierto es que los terpsidos son ms primitivos que los saurp-
sidos, pues la estructura del corazn y la disposicin de los vasos articos de los
mamferos es mucho ms simple que la de los reptiles actuales y que la de las aves.
Y esto es lo que muestra la paleontologa: en el Prmico, los reptiles fsiles son
esencialmente reptiles mamalianos (pelicosaurios y terpsidos). Tan slo en el Jursico
cedern el paso a los grandes reptiles (dinosaurios, etc.), que son lo contrario de los
saurpsidos.
Durante largo tiempo se ha clasificado a los reptiles segn la presencia o ausencia
de ventanas (fosas) temporales por detrs de la rbita y segn la posicin y el
* El estribo o columela es el hueso del odo medio homlogo del hiomandibular de los peces y del
estribo de los mamferos.
Principales grupos de vertebrados fsiles
nmero de ellas (fig. 263). Estas ventanas alojan msculos masticadores y su tamao
est evidentemente en funcin del desarrollo de estos msculos; representan pues
adaptaciones que no traducen ninguna propiedad filogentica verdaderamente funda-
mental.
No obstante, daremos aqu esta clasificacin, ya que introduce una nomenclatura
cmoda.
- Anpsidos. Reptiles desprovistos de ventana temporal. Cotilosaurios, Chelonia.
- Didpsidos. Reptiles con dos ventanas temporales, una encima de un arco
seo escamoso-postorbitario y la otra debajo de ese arco y primitivamente encima
de un arco yugalo-cuadratoyugal. Rincocfalos, Escamosos (lagartos y serpientes),
Cocodrliados, Dinosaurios, Pterosaurios.
- Sinpsidos. Reptiles con una sola ventana temporal por debajo del arco
escamoso-postorbitario. El nombre hace alusin a una hiptesis segn la cual los dos
arcos seos de los dipsidos estaran soldados. Esta hiptesis no descansa sobre
ningn dato serio. Reptiles mamalianos, Mamferos.
- Parpsidos. Reptiles con una sola ventana temporal pero en un plano ms
media1 que el orificio superior de los dipsidos: son los Ictiopterigios (Ictiosaurios).
- Euripsidos o Sinaptosaurios. Una sola ventana temporal situada debajo del
arco escamoso-postorbitario y que corresponde al orificio superior de los dipsidos.
Son los Plesiosaurios, los Notosaurios y los Placodontos.
TER~PSIDOS
La lnea de los TERPSIDOS comprende, entre los reptiles, los pelicosaurios y los
terpsidos. Los pelicosaurios pertenecen claramente a la lnea mamaliana porque son
sinpsidos y porque, en ciertos gneros d e este grupo, se ve ya una cierta diferen-
ciacin de los caninos (aunque la diferenciacin dentaria en incisivos, caninos y
molares no se haya alcanzado an). Provienen principalmente del Prmico inferior -"
de los Estados Unidos. Se les clasifica en:
Fig. 264. Varanosaurus, pelicosaurio; Prmico inferior de Texas (longitud aprox. 1,5 m).
Fig. 265. Dimetrodon, pelicosaurio; Prmico inferior de Texas (longitud aprox. 3 m).
Fig. 266. Edaphosaurus, pelicosaurio; Carbonifero superior y Prmico inferior (longitud aprox. 3 m).
Fig. 268. Esqueleto del gorgonpsido Lycaenops, Prmico superior (Karroo) de Africa del Sur (longitud
aprox. 1 m).
Fig. 269. Crneo de un cinodonto del Trisico de Africa del Sur (Karroo), Diademodon ( x 1/3 aprox.).
Fig. 271. Esqueleto del cuerpo de Diademodon en vista lateral (A) y dorsal (B) (longitud aprox. 1 m).
Principales grupos d e vertebrados fsiles 1 75
se desarrolla hacia la parte superior y hacia atrs, sin que haya an ningn contacto
entre este hueso y el escamoso, como en los mamferos. Se ha supuesto que Diade-
modon posea ya un cierto revestimiento piloso, era homeotermo e incluso vivparo;
los argumentos invocados tienen un valor desigual; el fuerte desarrollo del cerebelo
aboga en favor de la homeotermia, al igual que la disposicin de las costillas: hay
dos costillas torcicas largas que delimitan una verdadera caja torcica, pero tiene
costillas lumbares muy cortas (fig. 271); en estas condiciones deba existir un dia-
fragma, disposicin evidentepente favorable a la hiptesis segn la cual Diademodon
tena una regulacin trmica bastante perfecta.
Los terpsidos ms evolucionados y ms prximos a los mamferos son los triti-
lodontos y los ictidosaurios. Los tritilodontos han sido definidos a partir del gnero
Tritylodon del Trisico superior de Basutolandia y descritos al final del siglo XIX
a partir de un ejemplar incompleto que no comprenda ms que la parte anterior
del crneo: este ejemplar mostraba sin embargo tres incisivos por cada media man-
dbula (superior) -la posterior estaba muy desarrollada- una barra, luego postca-
ninos con placa dentaria con tubrculos en forma de creciente alineados en filas
anteroposteriores. Este animal haba sido atribuido primeramente a los mamferos
multituberculados, pero, de hecho, los dientes de los multituberculados, mucho ms
largos, son diferentes. Otro tritilodonto del Trisico superior de Yunnan, Bienotherium,
posee postcaninos comparables a los precedentes, pero en este gnero se conoce la
articulacin de la mandbula y presenta un cuadrado convexo (mientras que en los
mamferos la articulacin craneal de la mandbula es cncava y est formada por
una foseta del escamoso). Un tercer gnero, Oligakyphus (fig. 272), del Retiense de
aprox.).
Fig. 274. Un dicinodonto del Trisico de Africa del Sur (Karroo), tan frecuente que es un fsil utilizado como
nivel, Lystrosaurus ( x 113 aprox.).
una cabeza en forma de caja aplanada, con ojos dorsales; Lystrosaurus (fig. 274)
tiene un crneo arqueado anteriormente. Estos dos fsiles son tan abundantes en
Africa del Sur que definen zonas estratigrficas clsicas del Karroo; la estratigrafia
del Karroo est adems fundada nicamente sobre los reptiles. Notemos tambin
que si los anomodontos no tienen jams un paladar secundario seo completo, los
maxilares y los palatinos poseen lminas medias entre las que probablemente deba
extenderse una membrana; la formacin de este paladar secundario -que es blando
en los anomodontos- muestra pues que en estos animales y en los teriodontos ha
habido una evolucin paralela en cuanto a este carcter.
- - "V
tambin anpsidos, han sido aproximados a los cotilosaurios, pero los fsiles no nos
aportan demasiada informacin sobre el origen de estos animales. Triassochelys, tor-
tuga trisica, posea todava dientes palatinos, a pesar de la presencia de un pico
crneo; en este gnero la cabeza, los miembros y la cola no podan retraerse dentro
de la coraza. Los pleurdiros, cuya cabeza puede esconderse dentro de la coraza
pero por retraccin lateral, aparecieron en el Jursico superior; estos animales, cono-
cidos en el Terciario en el hemisferio norte, en la actualidad slo se dan en el hemis-
ferio sur. Los criptdiros, cuya cabeza se retrae anteroposteriormente, aparecieron
en el Cretcico; entre los fsiles de este grupo citaremos una tortuga marina cretcica,
Archelon, que sobrepasa los 3 m de longitud.
Los dipsidos aparecen en el Prmico en el Karroo de Africa del sur con gneros
tales como Youngina (fig. 275) y Prolacerta, del grupo de los eosuquios. stos son
tambin conocidos en el Prmico superior de Madagascar (Tangasaurus, Hovasaurus).
En los eosuquios la ventana temporal inferior est todava limitada por abajo por un
arco seo formado por el yugal y el cuadratoyugal. Este arco seo subsiste adems
tambin en los rincocfalos, que aparecen en el Trisico. Los rincocfalos estn
actualmente representados por un solo gnero, la tuatara (Sphenodon), que vive sola-
mente en algunas islas cercanas a la costa de Nueva Zelanda. La mayor parte de los
rincocfalos presentan un pico crneo, de donde procede el nombre del orden, siendo
este carcter una especializacin; es poco probable que estn en el origen de otros
reptiles, como se haba supuesto en otro tiempo. Los escamosos aparecen en el
Trisico superior del Tesino con tres gneros principales: Macrocnemus, Askepto-
saurus y Tanystropheus. Todos estos gneros son estreptostlicos, es decir, el arco
seo yugalo-cuadratoyugal est abierto, liberando as el cuadrado, que se hace mvil.
Tanystropheus est adaptado en un sentido muy particular; sus vrtebras cervicales
son desmesuradamente alargadas y la cabeza es muy pequea. Se conocen bastantes
lagartos fsiles, siendo el ms clebre el mosasaurio del Cretcico superior (el lagarto
del Mosa) descubierto a finales del siglo XIX en Maestricht: se trata de una forma
acutica gigante que poda alcanzar una decena de metros. En cuanto a las serpientes,
no aparecieron hasta el Cretcico; las primeras tan slo son conocidas por vrtebras
de articulacin cnica (zigosfena convexa; zigantro cnico, fig. 276).
Los cocodrlidos, que son tambin dipsidos, aparecen tin el Trisico superior.
Lmina X. Tyrannosaurus.
crhneo de un dinosaurio t e d p o d o con potentes caninos. Cretdcico superior de los Estados Unidos ( x 1/10).
Galerie de Palontologie d u Musum National d'Histoire N a t u r e k . Pars.
Paleontologa
Los cocodril os del Jursico y del Cretcic:o tienen un paladar secundario formado por
lminas medias de los huess maxilares y palatinos que empujan los orificios nasales
hacia atrs; son los mesosuquios (ej. Metriorhynchus, Sarcosuchus, lm. IX). Los
cocodrilos terciarios (eosuquios) tienen un paladar secundario que se extiende todava
ms posteriormente y los orificios nasales externos se abren en los huesos pterigoides.
Los dinosaurios no constituyen un grupo zoolgico definido: son tecodontos, es
decir, reptiles con dientes implantados en alvolos y arcosaurios (saurios arcaicos
caracterizados por la presencia de un orificio anteorbitario). Aparecen en el Trisico
(ej. Plateosaurus). Entre los primeros dinosaurios, algunos son ya claramente bpedos,
con miembros anteriores reducidos (Ornitholestes); como la mayor parte de los
dinosaurios jursicos y cretcicos tienen miembros anteriores poco desarrollados, se
admite frecuentemente que estos animales han debido de pasar por un estadio bpedo
en el curso de su evolucin; se conoce sin embargo un gnero, Brachiosaurus, en el
que la disposicin es inversa, lo que es poco favorable a esta hiptesis. Los dino-
saurio~se subdividen en avipelvianos ( =ornitisquios) y sauripelvianos ( =saurisquios),
segn el aspecto de su cintura plvica (fig. 277). En los avipelvianos sta es tetra-
rradiada como en las aves, con ilion, isquion, pubis y prepubis bien diferenciados.
En los sauripelvianos la cintura es trirradiada, ya que no hay prepubis.
Los SAURIPELVIANOS comprenden una lnea carnvora, los terpodos, y una lnea
herbvora, los saurpodos. Los terpodos estn caracterizados por su dentadura de
dientes cnicos elevados, todos con el aspecto de caninos. El bipedismo deba ser
la posicin normal del cuerpo, ya que los miembros anteriores son cortos. En los
Los saurpodos comprenden los grandes dinosaurios herbvoros del Jursico supe-
rior tales como Diplodocus (longitud 25 m; fig. 279), el brontosaurio (longitud 18 m).
Estos animales son los ms grandes que han vivido sobre la Tierra. Este tamao tan
enorme implica adaptaciones particulares del esqueleto. Las vrtebras, aunque de
grandes dimensiones, son ligeras y surcadas por numerosas cavidades, mientras que
los miembros que sostenan el cuerpo son macizos. La cabeza es muy pequea en
relacin al cuerpo y se ha admitido frecuentemente que el rgano principal del sistema
nervioso no era el encfalo, que es muy pequeo, sino la regin sacra de la medula
(regin llamada errneamente cerebro sacro); de todas maneras, aunque la cavidad
medular de la parte posterior de la columna vertebral es en general muy ancha en
los dinosaurios, no sabemos si este espacio contena slo la medula espina1 o, por el
contrario, contena otros tejidos. La idea segn la cual el cerebro sacro* (fig. 280)
tendra un papel predominante, no puede considerarse actualmente como demostrada
definitivamente. Clsicamente se considera a todos estos grandes dinosaurios como
herbvoros; es probable, no obstante, que al menos una parte de ellos se alimentaran
Fig. 280. Proporciones relativas dei ce-
rebro sacro y del encfalo en el este-
gosaurio.
de conchas; en efecto, la hierba no puede aportar ms que una parte muy pequea
de caloras a estos organismos tan grandes, a menos de que ingiriesen cantidades
considerables, hiptesis poco compatible con la pequeez de la cabeza; los dientes
aserrados de Diplodocus estaran bien adaptados para agarrar las conchas y dejar
fluir el fango; las piedras contenidas en el estmago, los gastrolitos, cuyas huellas
han sido perfectamente reconocidas, habran servido precisamente para triturar estas
conchas. De todas maneras, los saurpodos fueron la presa de los terpodos.
Clsicamente se consideraba a los dinosaurios saurpodos como animales lentos
y pesados que vivan en pantanos o incluso en el agua -que habra sostenido mejor
que el aire el cuerpo tan pesado de estos animales-, como masas de carne inerte
movilizadas por simples reflejos, con el modo de andar de los lagartos o de los
caimanes y con crecimiento prolongado. Esta concepcin es ciertamente errnea
(Bakker); en primer lugar, los saurpodos no se arrastraban sobre el suelo a la
manera de los lagartos; las patas de los saurpodos estn situadas bajo el cuerpo
y no lateralmente (de todos modos, muchos esqueletos de saurpodos han sido
montados en los museos con los miembros posteriores laterales en relacin al cuerpo).
Adems, su rgimen alimenticio no consista en plantas acuticas: por ejemplo, la
formacin de Morrison del Jursico superior de los Estados Unidos es rica en dino-
s a u r i o ~y en plantas, pero la flora de esta formacin es la de una sabana con con-
feras, con un sotobosque de cicadales y helechos. La cola de los saurpodos, de
la que raramente encontramos la impronta con las pistas de los pasos, no deba
de arrastrarse sobre el suelo. Segn los estudios de pistas de dinosaurios del Cretcico
de Texas, ciertos dinosaurios, al menos, estaban posiblemente agrupados en rebaos,
y los individuos ms grandes se repartan alrededor de los ms jvenes. La concepcin
segn la cual los dinosaurios habran sido seres monstruosos es invalidada por su
gran duracin geolgica (subsistieron durante todo el Jursico y el Cretcico); parece
que el xito de los dinosaurios fue ligado a la adquisicin de miembros verticales,
mucho antes de la adquisicin de este carcter por los mamferos.
Es probable que los dinosaurios fueran ya homeotermos; pero su homeotermia
deba de ser la consecuencia de su masa (la superficie y en consecuencia la prdida
de calor, son proporcionalmente ms pequeas en un organismo voluminoso) y no de
una regulacin nerviosa. Los cocodrilos actuales estn asimismo sujetos a variaciones
de temperatura, tanto ms pequeas cu'anto mayores son.
La hiptesis de la homeotermia de los dinosaurios ha sido recientemente (De
Ricqlks) corroborada con argumentos histolgicos: 1.O los dinosaurios, como los
mamferos y las aves, pero al contrario de los anfibios actuales y fsiles, tienen
huesos sin anillos de crecimiento concntrico; la disposicin en anillos de creci-
miento parece caracterizar a los poiquilotermos; 2 . O los huesos de los dinosaurios pre-
sentan un tejido especial, el tejido seo laminar primario, que se caracteriza por
una alternancia de capas de huesos laminares (con numerosos canales vasculares) Y
Principales grupos de vertebrados f s i l e s
capas de huesos fibrosos poco vascularizados; este tejido existe en los mamferos
y en las aves e implica un metabolismo activo probablemente correlativo de la
homeotermia; 3 . O los huesos de los dinosaurios comprenden lminas seas concn-
tricas alrededor de un canal vascular (sistemas de Havers), pero stos son sistemas
de Havers secundarios formados por reabsorcin de otros sistemas haversianos que
les han precedido. Este cambio haversiano, en los vertebrados actuales slo es impor-
tante en los homeotermos.
Se ha atribuido el gigantismo de estos saurpodos a un mal funcionamiento hor-
monal; la hipfisis habra tenido una actividad secretora intensa (hiperpituitarismo);
es cierto que en los saurpodos el volumen ocupado posiblemente por la hipfisis
era particularmente grande; en efecto, esta glndula se aloja en una depresin del
suelo craneano, la fosa pituitaria, bien visible en los fsiles y muy desarrollada.
Los AVIPELVIANO~ (ornitisquios) comprenden los ornitpodos, los estegosaurios y
los ceratpsidos. En los ornitpodos se incluyen los iguanodntidos y los hadrosaurios
o tracodntidos. Los iguanodntidos, formas bpedas que alcanzaban 5 m de altura
(fig. 281), son bien conocidos gracias al descubrimiento de un rebao de Iguanodon
fsiles; stos, muertos posiblemente en una fosa en Bernissart, cerca de Mons en
Blgica, representan unos quince individuos conservados con ciertas partes blandas
(piel, tendones); una parte de estos fsiles, cuyos esqueletos han sido montados,
se conservan en el Museo Real de Ciencias Naturales de Blgica, en Bruselas, y forman
un conjunto admirable. Estos animales del Cretcico inferior eran herbvoros y tienen
dientes aserrados y comprimidos lateralmente de forma caracterstica (fig. 282).
En los hadrosaurios se incluyen formas tales como Anatosaurus (=Trachodon,
del Cretcico de Norteamrica; fig. 283) provisto de un pico y del que conocemos
el cuerpo y la piel gracias a haberse hallado verdaderas momias, y gneros con
cresta craneana muy bien desarrollada. Entre stos, Saurolophus del Cretcico supe-
rior del Canad tiene una cresta craneana maciza, mientras que en los gneros igual-
Fig. 284. Reconstruccin de Stegosaurus, Jursico de Estados Unidos (longitud aprox. 6 m).
Principales grupos d e vertebrados fsiles
Los estegosaurios jursicos son gneros que llevan placas triangulares (Stegosau-
rus, fig. 284) o espinas (I<entrurosaurus) a 10 largo de la lnea dorsal. Otra forma
de un grupo afn, Arzkylosaurus (Cretcico superior), tiene el cuerpo encerrado en
una coraza de la misma manera que los armadillos.
Los ceratpsidos del Cretcico superior se caracterizan por una cabeza fuertemente
osificada y cuya osamenta se prolonga hacia atrs en una especie de collarete. La
cabeza puede llevar un cuerno (Monoclonius, Protoceratops) o varios (Triceratops,
fig. 286, Styracosnurus). Los Protoceratops (fig. 285) del Cretcico de Mongolia son
particularmente interesantes, ya que su desarrollo ha podido seguirse desde e l huevo
hasta el adulto.
Fig. 285. Reconstruccibn de Protoceratops, del Cretcico de Mongolia (longitud aprox. 1,50 m).
*
Las homologas del pubis y del prepubis de las aves y de los avipelvianos
son discutidas. Se crey en principio que estos animales tenan siempre un pubis,
y, ms adelante, un proceso pectinado en las aves, homlogo del prepubis de los
avipelvianos. Despus los embrilogos han demostrado que el proceso pectinado de
las aves no era ms que un proceso del ilion; sera pues diferente del prepubis
de los avipelvianos; en este caso, es el pubis de las aves el que sera homlogo
a la vez del pubis y del prepubis de los avipelvianos. En realidad, es probable que
el proceso pectinado de las aves sea diferente del prepubis y del pubis de los avipel-
vianos, ya que el proceso y el prepubis son neoformaciones originales en los dos
Fig. 287. Diferentes tipos de alas en los verte-
brados: A, reptil volador; B, ave; C, murcilago.
" grupos. En consecuencia, el parecido entre la pelvis de las aves y la de los avipel-
vianos, que de todas maneras no es ms que una convergencia, no sera muy grande.
La historia del descubrimiento de los dinosaurios en el siglo XIX relata numerosas
ancdotas curiosas; los primeros investigadores y el pblico quedaron vivamente
impresionados por las dimensiones de los dinosaurios; una enorme maqueta de
Iguanodon fue construida en 1854 bajo la direccin del paleontlogo ingls Owen,
con ocasin de una exposicin internacional en Londres, en el Crystal Palace: incluso
se sirvi una cena a un gran nmero de comensales en el interior de esta maqueta.
Despus las investigaciones sobre los dinosaurios fueron seguidas por cientficos nor-
teamericanos, en particular por Cope y Marsh, cuyos equipos rivales de obreros
lIegaron a veces a las manos. Los museos norteamericanos (Nueva York, Washington,
Cleveland, Chicago, etc.) son particularmente ricos en reconstrucciones admirable-
mente presentadas de esqueletos de dinosaurios; a veces se ha preferido dejar las
piezas seas sueltas en el lugar de origen, protegindolas con un simple techo:
es el caso del clebre Monumento Nacional de los Dinosaurios en Utah. Como otras
excavaciones importantes deben citarse las del Canad (bonita coleccin de hadrosau-
rios en el Museo de Ottawa) y las de Tanganika (fsiles conservados en el Museo
de Berln). Actualmente, las excavaciones ms importantes concernientes a los dino-
saurio~se realizan en el desierto de Gobi y en Nigeria.
Mucho se ha escrito sobre la desaparicin de los dinosaurios y muchas causas
posibles han sido evocadas (modificacin brusca del clima como consecuencia de
la elevacin de cadenas montaosas, como las Montaas Rocosas por ejemplo, epide-
mias, destruccin de los huevos de estos dinosaurios por los pequeos mamferos,
senescencia evolutiva, caracteres monstruosos de estos animales -que, no obstante,
Principales grupos de vertebrados fsiles
Fig. 297. La marcha de dos ceratbpsidos: uno (A) segIn las concepciones actuales de Bakker, otro ( 8 ) SegIn
la concepcin tradicional.
Principales grupos de vertebradoc fsiles 191
que alcanzaba alrededor de 25 cm de largo, estaba provista de dientes en forma
de aguja que tendan una verdadera trampa a Jos peces. Las costillas hipertrofiadas
(paquiostosis) estn posiblemente en relacin con su modo de vida acutico, como
las de los sirnidos.
Los plesiosaurios (fig. 293) presentan una pequea cabeza, un cuello alargado,
un cuerpo macizo y una cola larga. La adaptacin a la vida acutica se manifiesta
principalmente en la estructura de las aletas pares, en las que hay una hiperfalangia
pero nunca hiperdactilia. La cintura escapular est reforzada por o1 desarrollo de
coracoides en placas que se sitan medialmente. Mientras que los ictiosaurios deban
de nadar principalmente gracias a las ondulaciones del cuerpo, los plesiosaurios utili-
zaban esencialmente los movimientos de sus aletas. Se distinguen dos lneas: una
con la cabeza fuerte y el cuello relativamente corto, y otra con cabeza pequea
y cuello muy alargado. Los plesiosaurios aparecen en el Jursico (ej. Cryptocleidus),
desaparecen en el Cretcico superior con grandes formas que sobrepasaban los 10 m
de longitud (Elasmosaurus; fig. 294).
Los notosaurios (fig. 295) pertenecen tambin a los euripsidos: son reptiles con
fuerte dentadura, caractersticos del Trisico.
Los placodontos (fig. 296) son un grupo exclusivamente trisico, con dientes en
forma de adoqun y que deban alimentarse de moluscos.
Aves
El Archaeopteryx (fig. 298; lm. XI) aparece en una Cierta medida como inter-
mediario entre los reptiles y las aves, y fue considerado durante mucho tiempo como
una prueba definitiva del transformismo. Si bien el valor de Archaeopteryx como
argumento favorable a la evolucin es inegable, debe notarse, no obstante, que el
hiato que separa los reptiles y las aves es mucho menos considerable que el corres-
pondiente a la aparicin de la tetrapodia. Archaeopteryx se conoce actualmente por
cinco especmenes provenientes todos ellos del Jursico de Baviera (alrededores de
Solenhofen): el primer ejemplar descubierto en 1861 pertenece al Museo de Londres
y se pagaron por l 700 libras a la persona que los descubri, el doctor Haberlein;
el segundo ejemplar encontrado por el hijo de Haberlein, en 1877, fue comprado
por el Museo de Berln. Recientemente (1959), un tercer ejemplar ha podido ser
recogido a 250 m del lugar donde fue encontrado el Primero; se conserva en la
Universidad de Erlangen y ha sido descrito por F. Heller. En 1971, el cientfico
americano Ostrom descubri en las reservas del Museo Teyler de Haarlem algunos
huesos de Archaeopteryx conservados en aquellas colecciones al menos desde 1857
y que no haban sido interpretados como pertenecientes a Archaeopteryx. Finalmente,
en junio de 1973, Mayr describi un nuevo ejemplar de Archaeopteryx que se distin-
gue muy poco de los descritos anteriormente, aparte de sus dimensiones un poco
ms pequeas, que permiten posiblemente ver al representante de una nueva especie,
diferente de la precedente conocida, A. lithographica. Todos estos ejemplares perte-
necen a un mismo gnero.
Archaeopteryx presenta una mezcla de caracteres de reptil y de aves. Como en
los reptiles, las mandbulas tienen dientes; tenan esternn, pero no quilla; las
vrtebras del cuello eran bicncavas y las costillas desprovistas de apfisis uncinadas
(apfisis que unen las costillas sucesivas); en la mano, los metacarpianos no estaban
soldados; no haba an tarso-metatarso (hueso nico de las aves y que resulta de
la fusin de los huesos del tarso y del rnetatarso); la cola era alargada; los lbulos
pticos del encfalo estaban poco desarrollados, como lo demuestra el molde endo-
craneano. Como en las aves, el pubis era largo y dirigido hacia atrs; las dos d a -
Fig. 298. Comparacin de esqueletos de Archaeopteryx (A) y de una paloma actual (B). Las regiones ms dife-
rentes estn en negro.
Hesperornis
k'/ (altura aprox. 1 m).
Mamferos
Se ha propuesto definir como mamferos a los vertebrados que poseen una articu-
lacin mandibular entre el hueso dentario de la mandbula y un hueso del crneo,
el escamoso (o temporal). En los reptiles, la articulacin mandibular es ms interna
y tiene lugar entre el cuadrado, hueso posteroinferior del palatocuadrado, y el articu-
lar, hueso situado detrs de la mandbula; la articulacin de la mandbula se hace
pues entre dos huesos del primer arco visceral (arco mandibular) . Se sabe actualmente
que existe un estado evolutivo en el que las dos articulaciones estn a la vez presentes;
como la transformacin de los reptiles mamalianos en mamferos es gradual y continua,
la distincin entre reptiles y mamferos es fatalmente arbitraria: en general, se con-
sideran mamferos los vertebrados con articulacin escamoso-dentaria, incluso si estos
an
Fig. 301. U n reptil rnarnaliano con inicio de la formacin
de la articulacin escamoso-dentaria, Probainognathus
( x aprox. 1.7): an, angular; c, cpula de articulacibn del
escamoso con el dentario; de, dentario; yu, yugal; pra, pre-
articular; cu, cuadrado; San, susangular; Esc, escamoso.
Principales grupos d e vertebrados f s i l e s 195
vertebrados posean al mismo tiempo la articulacin cuadrado-articular; no obstante,
si nos basamos en otro criterio, el de los dientes (y en particular de los postcaninos),
es con los cinodontos que deberan empezar los mamferos. Sea como sea, conocemos
en la actualidad la doble articulacin mandibular:
i S, surco d e la car
mandbula.
1.0 En un terpsido del Trisico medio (Argentina) del orden de los cinodontos,
Probainognathus; en este gnero, la articulacin mandibular mamaliana est sola-
mente en vas de diferenciacin (fig. 301).
2." En un reptil de Africa del Sur, Diarthrognathus (vase pg. 175); este reptil
no es seguramente un mamfero, ya que la articulacin mandibular es anormal, lo
que implica que pertenece a una lnea diferente de la lnea mamaliana principal.
3.O En un mamfero del Retiense del Pas de Gales y del Trisico superior
de China, Morganucodon (fig. 302). La especie europea, Morganucodon watsoni posee
un cndilo de articulacin sobre el dentario, pero la articulacin reptiliana no es
visible; la especie china, Morganucodon oehleri, tiene, por el contrario, la articulacin
reptiliana; sta tiene lugar gracias a un articular contenido en un surco de la cara
mediar de la mandbula; la presencia de este surco, que se conoce tambin en
Morganucodon watsoni, permite admitir que en la especie europea la articulacin
mandibular de tipo reptiliano exista tambin.
4.O En Docodon, de la formacin de Morrison (Jursico superior de Wyoming),
cuya mandbula presenta tambin un surco medio en el que deba de alojarse un
pequeo hueso articular; puede deducirse que este gnero deba de poseer an
al menos un rudimento de articulacin mandibular reptiliana.
5.0 En un mamfero del Retiense de Basutolandia (Lesoto), Erythrotherium.
6." En un mamfero del Retiense del Pas de Gales, Kuehneotherium (fig. 303)
que es un pantoterio (vase a continuacin).
Los primeros mamferos con doble articulacin conocidos han sido los morganu-
codontos y los docodontos; se les 'ha agrupado en una subclase primitiva de mam-
feros, los eoterios, caracterizada por la doble articulacin mandibular. No obstante,
como la doble articulacin es ahora conocida en grupos de mamferos muy diferentes,
estos eoterios representan posiblemente un estadio estructural ms que una clase.
MAM~FEROS
SECUNDARIOS
Los mamferos secundarios pertenecen en su mayora a grupos hoy da extin-
guidos. stos son:
1.0 Multituberculados o Aloterios, con molares alargados provistos de numerosos
tubrculos. Ej.: Plagiaulax, Jursico (fig. 304).
2.0 Triconodontos, con molares con coronas con tres tubrculos alineados. Ej.:
Triconodon del Purbekiense ingls (fig. 305).
Fig. 304. Plagiaulax: mandbula (Jursico su- Fig. 305. Triconodon: mandbula (Jursico su-
perior de Inglaterra). Multituberculado ( x 2 perior de Inglaterra; x 1,3).
aprox.).
3.0 Simetrodontos, con molares con coronas con tres tubrculos en tringulo.
Ej.: Spalacotherium del Jursico superior ingls (fig. 306).
4.0 Pantoterios, con molares con coronas con tubrculos en tringulo pero en
los que aparece adems una excrecencia suplementaria. Ej.: Amphitherium del Bato-
niense de Stonesfield (fig. 307), fsil que fue descrito por primera vez por Cuvier
y Blainville. Todos estos fsiles, de pequeas dimensiones, son en general muy frag-
mentarios.
Los primeros Placentarios conocidos son pequeos insectvoros del Cretcico supe-
rior de Mongolia (Deltatheridium, Zalambdalestes) y del Cretcico superior de Mon-
tana; este ltimo yacimiento ha dado recientemente un carnvoro arcaico (creodonto)
y un primate (Purgatorius). Es tambin en el Cretcico superior cuando aparecen
los marsupiales.
Desde el punto de vista de las faunas de mamferos fsiles y de las floras es
legtimo separar el Paleoceno del Eoceno. El Paleoceno est sobre todo bien desarro-
llado en los Estados Unidos, en el este de las Montaas Rocosas, donde diversas
cuencas lacustres han sido terraplenadas por formaciones de esta edad: Puerco, el
nivel ms antiguo; Torrejn, el nivel medio; Tiffany, el nivel superior. La formacin
de Wasatch, ms reciente que la de Clark Fork, es ya eocena. En Europa, el Paleo-
ceno corresponde al Pretanetiense de Walbeck (Alemania) y al Tanetiense de Cernay,
cerca de Reims.
Principales grupos d e vertebradoc fsiles 197
Fig. 308. Crneo de Plesiadapk (x 1). Fig. 309. Esqueleto de la cabeza de u n creodonto
paleoceno, Arctocyon ( x 1 /3 aprox.).
el-
Principales grupos de vertebrados fsiles 199
Fig. 313. Crneo de un trsido actual (x 1,5). Fig. 314. Crneo de Necro/emur ( x 1.6).
borinidos, slo se conoce en Amrica del Sur. Los lemridos son frecuentes
(Adapis de Montmartre y fosforitas). Aparecen los primeros trsidos (Necrolernur
de las fosforitas, figs. 313 y 314, y Tetonius de los Estados Unidos). Los carnvoros
comprenden an los creodontos (Pterodon de las fosforitas) pero tambin micidos
ya muy prximos a los fispedos (Miacis de las fosforitas), y algunos verdaderos
fispedos (Cynodictis del Eoceno superior de Dbruge, Vaucluse). Los condilartros
subsisten pero estn en vas de desaparicin. Al contrario, los dinocerados alcanzan
su apogeo (Uinfafherium de los Estados Unidos). Los roedores aparecen, pero nica-
mente 10s simplicidentados con un solo par de incisivos en la mandbula superior,
y an no los duplicdentados. Los perisodctilos estn representados por los quidos
(Eohippus, Orohippus, vase pg. 240), los paleotridos (principalmente clebres
gracias al Palaeotherium de Montmartre descrito por Cuvier y al de Vitry; fig. 315),
lnea paralela a la de los quidos pero con molares diferentes que recuerdan los
de los rinocerontes. 'Se conocen, tambin del Eoceno, tapires, rinocerontes y titano-
:
terios: este grupo, caracterizado por sus molares con tubrculos en forma de V,
empieza por formas sin protuberancias ceflicas, que se desarrollarn principalmente
en el Oligoceno en Brontofherium por ejemplo (figs. 316 y 317).
En el Eoceno aparecen entre los artiodctilos los primeros suidos (Cebochoerus);
la cabeza de
Los astrapoterios (ej. Astrapotherium, fig. 320) son ungulados con caninos fuertes,
desarrollados en defensas; se les conoce desde el Paleoceno al Mioceno.
Los piroterios, que les son contemporneos, presentan defensas (incisivos) y dien-
tes yugales con coronas con dos crestas transversales paralelas (fig. 321); es probable
que poseyeran una trompa.
En el segundo grupo, los desdentados xenartros aparecen en el Paleoceno, pero
an hoy da viven solamente en Amrica (perezosos, armadillos, hormigueros). Estos
xenartros se caracterizan por la presencia de apfisis intervertebrales suplementarias;
se subdividen en tres grupos principales: daspodos -en que los principales repre-
sentantes actuales son los armadillos-, gravgrados -con fsiles de grandes dimen-
siones y que actualmente estn representados por los perezosos- y vermilinges, que
comprenden los hormigueros.
Los DAS~PODOScomprenden los armadillos y los gliptodontos.
En los armadillos, la armadura del cuerpo comprende un escudo anterior y un
escudo posterior separados por bandas de placas mviles. Aparecen en el Paleoceno
superior y ciertas formas miocenas (Peltephilus) tienen una coraza que comprende
slo placas mviles sin escudo coalescente. Estos daspodos presentan en el Pleistoceno
algunas formas gigantes (Pampatherium, Holmesina) . Aunque tales formas ya no
existen, no obstante el grupo est en cierta medida en expansin, ya que los arma-
d i l l o ~siguen en los Estados Unidos su migracin hacia el norte, progresando a lo
largo de los terraplenes de las vas frreas.
5 -----
Fig. 322. Reconstrucci6n de Glyp-
todon ( x 1 / 3 0 aprox.).
-- u - - .--
La distribucin geogrfica de los vertebrados fsiles 209
Los GRAVGRADOS son xenartros sin revestimiento seo drmico pero con pelo
intenso. El representante de este grupo ms antiguo conocido es el clebre Mega-
therium (fig. 3231, descrito por Cuvier en 1796 y que provena del Pampiense de
Argentina. Este animal era herbvoro y excavador. Era ms grande que Mylodon,
en el que (Neomylodon) se han podido encontrar restos de piel en la que todava
haba pelos. Scelidotherium es un gravgrado igualmente pampiense con crneo alar-
gado y miembros planos. Todos estos animales del Pampiense son muy recientes,
y probablemente se extinguieron hace unos diez mil aos.
Otros grupos de mamferos no se conocen en Amrica del Sur ms que a partir
del Eoceno. Los roedores histricomorfos (emparentados con el erizo) y los monos
aparecen en el Oligoceno en Amrica del Sur. &tos vinieron probablemente de
Africa pasando de isla en isla. Igualmente, del Mioceno superior conocemos los
primeros procinidos fsiles a los que pertenecen los coates actuales.
Finalmente, en el Pleistoceno llegan a Amrica del Sur, no ya elementos aislados,
sino una oleada de inmigrantes nrdicos: carnvoros, fispodos, caballos, tapires,
pecaris, crvidos, camlidos, mastodbntes. Durante este mismo perodo, grupos sudame-
ricanos llegan a Amrica del Norte (armadillos, gravgrados, gliptodontos, ciertos
puercoespines) . La modificacin brutal de la fauna de mamferos en Amrica del Sur
implica la existencia en el Pleistoceno del istmo de Panam; ste ha podido jugar
el papel de un puente filtrador que dejaba pasar solamente ciertas especies norteame-
ricanas hacia el sur, e inversamente ciertas especies' sudamericanas hacia el norte.
Despus, como consecuencia probablemente de un deterioro del clima, las formas
ms voluminosas de esta fauna pampiense han desaparecido.
La paleontologa, como lo demuestra este ejemplo, nos permite comprender diver-
sos problemas biogeogrficos. De una manera general, la paleontologa corrobora
las teoras basadas en la deriva de los continentes (teora de Wegener, teora de la
tectnica de placas, etc.). A priori, podemos preguntarnos cules son los fsiles que
pueden permitir conclusiones precisas sobre este tema: la hiptesis del continente de
*
Gondwana -continente que en el Carbonfero superior, en el Prmico y a principios
del Trisico reuna Amrica del Sur, Africa meridional, Madagascar, el sur de la
India y Australia- se bas en un principio en la distribucin de las plantas: en
efecto, todo este dominio est caracterizado por una flora especial con Glossopteris
y Gangamopteris pero sin Sigillaria, ni Lepidodendron, ni Calamites, pero con licp-
sidos y conferas distintas de las del hemisferio norte. La individualidad de esta flora
parece cierta, pero es suficiente la distribucin de las plantas como criterio en favor
de la existencia de un continente desaparecido? No lo parece, ya que las provincias
faunsticas actuales no coinciden con los continentes; adems, esporas y granos son
fcilmente transportables. La extensin de la flora con Glossopteris no prueba pues,
por s misma, que haya existido un continente de Gondwana, pero aporta un dato
favorable en favor de esta hiptesis.
Se ha querido tambin tomar como argumento la distribucin de los invertebrados
marinos para afirmar la teora de la deriva de los continentes, llamada an teora
movilista. Se ha buscado as, gracias a los invertebrados marinos, determinar p a 9 -
latitudes, fundndose en el siguiente principio: en la superficie de la Tierra en su
conjunto, el nmero de especies decrece regularmente desde el ecuador a los polos.
Las temperaturas del mar estn representadas por isotermas que, en razn por ejemplo
de los vientos y corrientes locales, no son paralelas al ecuador. Mtodos matemticos
especiales permiten eliminar las perturbaciones menores y construir isotermas corre-
gidas que parecen ser esencialmente funciones de la latitud. Se constata entonces
que en la naturaleza actual los gradientes de diversidad de todos los grupos princi-
pales de organismos con gran distribucin son funciones de la temperatura, y alcanzan
generalmente su mximo en el ecuador. Aplicado a los fsiles, este mtodo debera
permitir, en una poca geolgica dada, localizar los polos y el ecuador y de esta
manera conocer si ha habido deriva de los continentes en relacin a la situacin
actual. No obstante, est claro que el gradiente de diversidad, en el interior de un
grupo de invertebrados fsiles en un tiempo dado, representa ms bien el estado de
nuestros conocimientos que la diversidad real de los fsiles estudiados; el testimonio
de los fsiles, adems, puede ser slo parcial; por otra parte, la estratigrafa no es
capaz de demostrar de forma precisa si dos especies son bien sincrnicas; en fin,
el tipo de zonacin climtica actual -que es la base de la nocin de gradiente de
diversidad- est ligado a la existencia de casquetes glaciales, y la distribucin de
los seres vivientes en funcin de la latitud caracteriza solamente ciertos perodos
de la historia de la Tierra. Por todas estas razones, parece pues que no nos podemos
basar sobre los gradientes de diversidad de los invertebrados fsiles contra las con-
cepciones movilistas.
Los vertebrados terrestres, en cambio, permiten afirmar la existencia de la deriva
de los continentes. El ejemplo clsico es el del parentesco entre los vertebrados terres-
tres de Africa y Amrica del Sur. As el mesosaurio (vase pg. 189, fig. 292) no
es conocido ms que en Africa del Sur (formacin de Dwyka) y en el Brasil. En el
Trisico inferior se encuentran, a ambos lados del Atlntico, no slo las mismas
familias de reptiles, sino los mismos gneros: el cinodonto Cynognathus y el anomo-
donto Kannemeyeria han sido recogidos a la vez en Argentina y en el Karroo de
Sudfrica; como en Sudfrica, se conoce en Argentina un cinodonto con molares con
coronas con tubrculos del tipo gonfodonto: es el gnero Colbertosaurus, que evoca
el gnero Diademodon del Karroo. En el Trisico medio los parecidos son an muy
marcados (presencia de gonfodontos evolucionados y de rincocfalos [vase pg. 1781
a ambos lados del Atlntico). Igualmente, Colbert ha demostrado recientemente la
existencia en la Antrtida de una fauna que recuerda a la del Karroo, con la pre-
sencia, en primer lugar, del amonodonto Lystrosaurus. Pero las reparticiones geogr-
ficas de los vertebrados terrestres no son realmente significativas ms que a nivel
de familia, de gnero o de especie; la distribucin de algunos rdenes, en efecto,
es casi mundial: as los dicinodontos se conocen en el Gondwana pero tambin en
Indochina y en el Turkestn chino. De todas maneras, cuando un orden de verte-
brados fsiles no existe en todos los lugares en una misma poca, su reparticin
puede tener relaciones paleogeogrficas: as los pelicosaurios (vase pg. 171) no
son conocidos ms que en Amrica del Norte y en Eurasia; es un argumento a favor
de la Laurasia, continente prmico inferior que comprenda Amrica del Norte y la
Eurasia actual.
Estos ejemplos ilustran, en lo que respecta a la paleobiogeografa, la importancia
de la paleontologa de los vertebrados; sta es pues interesante no slo desde el punto
de vista de la evolucin anatmica, sino tambin respecto al estudio de la distribu-
cin de los vertebrados fsiles y de sus migraciones.
Fig. 324. Secciones ligeramente oblicuas en relacin a un plano transversal en la regin auditiva de los mamife-
ros. A, insectivoro: sin ampolla timpnica (bt); anillo timpnico (at) libre. B, lemuriforme: anillo timpnico en el
interior de la arnpolla. C, lorisiformes y platirrino: anillo tirnpnico en el exterior de la arnpolla. D, catarrino: con-
ducto auditivo externo (Cae).
Fig. 325.
un crneo de
Estos puntos de vista han sido confirmados por los trabajos recientes de Hrzeler
concernientes al oreopiteco (fig. 325) de los lignitos pontienses de Toscana, descrito
primero por Gervais en 1870. Hrzeler reemprendi el estudio de las piezas conser-
vadas en los museos y ha descubierto un esqueleto completo de oreopiteco en la
mina del Monte Bamboli (provincia de Grossetto). Este animal no es un cinomorfo;
la dentadura es humanoide con pequeos caninos, incisivos verticales, sin diastema
(laguna entre los dientes); la cara es corta, el crneo elevado con el borde anterior
bastante recto; la pelvis poco estrecha. No obstante, los brazos eran muy alargados
(braquiacin). Debemos retener de estos trabajos, el hecho de que, en el Mioceno,
haban aparecido ya numerosos caracteres humanoides.
Los monos ms antiguos conocidos provienen del yacimiento de Fayn en Egipto
(Eoceno-Oligoceno); fueron descritos en 1911 por Schlosser, y, ms recientemente,
Simons ha recogido numerosos fsiles. Los principales primates recogidos en este
yacimiento son: 1.0 un fragmento de mandbula, descrito bajo el nombre de Oligopi-
thecus, lo que implica un primate perteneciente a los cinomorfos; 2.0 Propliopithecus,
gnero definido tambin a partir de las mandbulas, que parece ser un pngido
21 4 Paleontologa
,7
L*.@ C
q,c,, $...;
p . A L.,.
?y,,,:
%
.
y.,,: 7,:::,>::>$3,
, ,._* .', L
, f i . r y%
$,: $d;;$,?cxT:-#
. . . g . : c :. ..?
: '. .,?,';$:, I
el contrario, los molares son muy potentes. La pelvis (fig. 328) es sobre todo notable,
ya que, por su forma, implica una posicin bpeda: el ilion de los australopitecos
tiene, como en el hombre, forma de placa y no, como en los chimpancs, la de una
Imina estirada; como en el hombre, igualmente, la cresta ilaca se curva hacia atrs
y la articulacin con el sacro est cerca del acetbulo (que aloja la cabeza del fmur).
Pero los australopitecos presentan diferencias entre s y dos gneros parecen actual-
mente bien definidos: Australopithecus (=Plesianthropus) y Paranthropus; Australo-
pithecus representa la forma grcil, Paranthropus, la forma brutal (reborde supraorbi-
tario ms fuerte, presencia de cresta sagital en este gnero mientras que en Austra-
lopithecus est ausente, etc.). Es poco probable, como se ha supuesto, que las
diferencias morfolgicas entre Australopithecus y Paranthropus correspondan a un
dimorfismo sexual. Aunque Itohl Larsen recogi en 1939 una mandbula de austra-
lopiteco en Tanzania, casi todos los australopitecos fsiles descritos antes de la guerra
provenan de Africa del Sur; despus de 1959, nuevos descubrimientos han mostrado
que el dominio en el que han vivido los australopitecos estaba mucho ms extendido
hacia el norte, llegando hasta Tanzania, Kenia y Etiopa. En 1959, en efecto, el
matrimonio Leakey daba a conocer, del yacimiento de Oldoway (Tanzania), un crneo
completo de australopiteco del tipo parantropo, con cresta sagital fuertemente abom-
bada; a este fsil se le dio el nombre de Zinjanthropus. Despus, en 1967, fue encon-
trada una mandbula de australopiteco cerca del lago Natron (Kenia). A partir de
1967, expediciones anglo-franco-americanas explotaron el rico yacimiento villafran-
quiense (cuya fauna haba sido revelada por las excavaciones de C. Arambourg en
1932-33) del valle del Omo; este yacimiento est en Etiopa pero cerca de la frontera
con Kenia, y el Omo es un afluente del lago Rodolfo. A partir de 1967, cada ao
se ha realizado una expedicin a dicho yacimiento; en 1972, las excavaciones del
Omo haban dado un total de 7 mandbulas, 2 maxilares, numerosos (alrededor de
200) dientes aislados (Coppens, Clark Howell, R. Leakey). Recientemente, restos de
homnidos han sido descubiertos cerca del lago Rodolfo (R. Leakey y Patterson),
mientras que en las cercanas del lago Baringo (Kenia) Bishop encontraba nuevos
fragmentos de australopitecos. En estos yacimientos de Africa oriental se conocen
a la vez australopitecos sensu stricto y parantropos: el Paraustralopithecus de Etiopa
es un parantropo. En 1973 y 1974, ha comenzado la prospeccin de un yacimiento
excepcionalmente rico por parte de cientficos americanos, etopes y franceses; es el
del valle del Awash; este ro corre de sur a norte como prolongacin del mar Rojo
y pasa a alrededor de 150 km de Addis Abeba. Las formaciones cuaternarias son muy
Paleontologa de los primates
espesas, estn bien datadas (3 millones de aos) y han dado ya restos de 11 indi-
viduos, entre los que se ha encontrado un esqueleto bastante completo atribuido
a una joven de unos veinte aos. Este fsil es probablemente un australopiteco
bastante evolucionado, pero no ha sido an descrito de una manera precisa. El inters
de estos descubrimientos es que sitan cada vez ms atrs en el tiempo la fecha
de aparicin de los homnidos. As, se conocen en Kenia (cuencas de los lagos
Rodolfo y Baringo) restos de australopitecos que datan de hace 4 milloiies de aos,
y los primeros homnidos del Omo estn en rocas que se han formado hace 3 millones
500 000 aos. Otras estimas son superiores: el yacimiento de N'Gororo en la cuenca
del lago Baringo habra dado un molar superior de homnido que data de 11 a
12 millones de aos; sin embargo, la atribucin de este molar a los homnidos no es
del todo cierta. Inversamente, los parantropos ms jvenes parecen haber vivido hace
un milln de aos.
En lo concerniente a la industria de los australopitecos, las excavaciones han de-
mostrado que es ms variada de lo que se haba supuesto: l ? se haban atribuido
a los australopitecos mazas angulosas que servan probablemente para la caza, tales
como las descritas por Arambourg en St.-Arnaud en Argelia y por Leakey (maza
en cuarcita que acompaaba a Zinjanthropus); 2." la industria de los guijarros traba-
jados (pebble culture) que comprenda choppers (con una sola cara trabajada) y
chopping tools~(con dos caras trabajadas) fue tambin la obra de los australo-
pitecos (chopper del Omo, que data de 2 millones 500 000 aos, descubierto por
Chavaillon); 3: los australopitecos debieron tambin utilizar utensilios de hueso,
cuerno y marfil (industria osteo-odonto-kertica, segn Dart); esta hiptesis ha sido
muy discutida, ya que los huesos triturados por las hienas o usados por los puerco-
espines tienen frecuentemente el aspecto de utensilios; en diversos yacimientos de
australopitecos se han encontrado utensilios de hueso y la hiptesis de Dart parece
pues probable; 4.O recientemente, una industria de lascas ha sido puesta en evidencia
en relacin con los australopitecos; esto implica que el origen del utensilio es muy
antiguo, ya que esta industria de lascas es ya bastante compleja; debe abandonarse
la idea segn la cual la industria de los australopitecos habra sido tosca.
Pero adems, segn L. S. B. Leakey, un primate fsil de aspecto mucho ms
moderno que los australopitecos habra vivido en Oldoway; a este primate -que,
segn Leakey sera ya un hombre- Leakey, Tobias y Napier le han dado el nombre
de Homo habilis,
Restos atribuibles a este Iiomo habilis habran existido a partir de un nivel que
data de 1850 000 aos hasta un nivel mucho ms reciente que data de 375 000 aos
(estas dataciones han sido obtenidas por el mtodo del potasio-argn). Es improbable
que todas estas piezas seas encontradas a diferentes profundidades pertenezcan a
una misma especie. Notemos que se ha propuesto incluir en el Homo habilis al
Telanthropus de frica del Sur, considerado primero como un australopiteco, y
al Tchadanthropus descubierto por Coppens en la Repblica del Tchad. De todos
modos, los caracteres principales de este Homo habilis propiamente dicho seran los
siguientes: crneo desprovisto de cresta sagital, mandbulas ms pequeas que en
los australopitecos; el mentn, que est bien desarrollado en los australopitecos, aqu
falta o est poco marcado; crneo no alargado hacia atrs de las rbitas y cara no
cncava; molares no alargados transversalmente, al contrario de los australopitecos;
incisivos ms grandes que en los pitecantropos, fsiles incontestablemente humanos,
La mano se parece a la del Homo sapiem actual, pero los huesos eran ms robustos
y las impresiones fibro-tendinosas ms fuertes. Carcter fundamental: la capacidad
craneana era 675 cm3, es decir, superior a la mayor capacidad de los australopitecos
(600 cm3), pero inferior a la menor capacidad de los pitecantropos (775 cm3). No
es raro que un ser con tan dbil volumen endocraneano pueda ser considerado como-
un hombre, que haya ya franqueado el Rubicn cerebral? No es en cierta manera
Paleontologia
forzar la definicin del gnero Horno el incluir este fsil, aunque Horno habilis fuera
el autor de una industria?
Pero, adems, el estudio detallado de la anatoma del pie muestra que el bipe-
dismo deba ser an imperfecto en Horno habilis y que la mano deba ser an poco
gil; parece pues probable que los restos de Horno habilis ms arcaicos pertenezcan
en realidad a Australopithecus. En estas condiciones, la especie Horno habilis no
parece vlida.
Antes de abordar los homnidos ms recientes, trataremos brevemente de los diver-
sos criterios empleados para datar los fsiles humanos en las formaciones geolgicas
europeas. Puesto que la paleontologa humana y la prehistoria han empezado en
Europa, puede considerarse que los datos establecidos en esta parte del mundo sirven
de alguna manera de referencia de base a las investigaciones seguidas en los dems
continentes. Los tres principales criterios de datacin son: geolgico, paleontolgico y
arqueolgico: 1." criterio geolgico; las piezas fsiles provienen de terrazas fluviales
o marinas atribuidas a niveles bien definidos: ej.: Siciliense con Mya truncata y
Tyrreniense con Strornbus bubonius a lo largo del Mediterrneo, o an, gracias a los
estudios de los depsitos morrnicos, pueden ser puestas en conexin con las cuatro
grandes glaciaciones consecutivas: Gnz, Mindel, Riss y Wrm; 2." criterios paleon-
tolgicos; si la fauna del Cuaternario inferior (Villafranquiense) es bien caracterstica,
no puede decirse lo mismo del Cuaternario ms reciente, cuyas faunas no permiten
una datacin precisa; la fauna del Villafranquiense antiguo comprende Mastodon,
Equus stenonis, Leptobos; en el Villafranquiense ms superior (Saint-Prestien), los
mastodontes desaparecen y estn presentes los elefantes (E. rneridionalis, yacimiento
de Seneze en el Macizo central francs); las faunas ulteriores comprenden asociaciones
de clima clido (Elephas antiquus, Rhinoceros mercki, Hippopotamus major) o de
clima fro (Elephas primigenius, Coelodonfa antiquitafis -el rinoceronte lanudo con
fosas nasales tabicadas-, el reno, el buey almizclado, el antlope saiga); pero las
faunas fras y las faunas clidas alternan y se mezclan durante el Cuaternario reciente
y no dan ms que indicaciones paleontolgicas (cronolgicas) de interpretacin deli-
cada; 3 . O criterio arqueolgico; los prehistoriadores han propuesto una clasificacin
tipolgica del utillaje Mico (slex tallado) y seo. Debemos recordar que el Paleol-
tico (edad de la piedra tallada) opuesto al Neoltico (edad de la piedra pulida) com-
prende, en Francia, las industrias siguientes, de la ms antigua a la ms reciente
(limitndonos a las ms corrientes):
a) en el Paleoltico inferior: 1.0 el Abbevilliense, nombre preferido al de Chelense
(sinonimia), caracterizado principalmente por hachas bifaciales en forma de almen-
dra, gruesas, talladas en grandes lascas en las dos caras; el borde de estas hachas
bifaciales es sinusoidal; 2.0 el Acheense, con hachas bifaciales de seccin oval con
bordes perfeccionados rectilneos y utilizacin de nuevos utensilios (discos, raederas,
puntas);
6) en el Paleoltico medio, el Musteriense, con una industria bastante variada
que puede comprender an hachas bifaciales pero que est principalmente repre-
sentada por lascas perfeccionadas;
C) en el Paleoltico superior: 1.O el Auriaciense, caracterizado por lminas de
slex finas, estrechas y largas y con bordes abatidos, y por el desarrollo de una
industria sea; 2 . O el Solutrense, con sIex en forma de hoja de laurel o de sauce
y con puntas dentadas, y, en la industria sea, con bastones de mando y con agujas
con ojo; 3." el Magdaleniense, en el que la industria ltica est en regresin (lminas
delgadas y alargadas) pero en el que la industria sea se desarrolla (puntas de azagaya,
arpones dentados).
Se admite en general que las industrias del Paleoltico inferior aparecen en
Europa cerca del Villafranquiense y persisten hasta el ltimo interglacial ( ~ s s - W r d ,
que las del Paleoltico medio son wrmienses, y que las del Paleoltico superior
corresponden al final del Wrm y al principio del Postwrmiense.
Se agrupa bajo el nombre de pitecantropos un cierto nmero de formas asiticas
y africanas en las que los caracteres principales son: capacidad craneana de alre-
dedor de 1000 cm3, crneo plano con reborde supraorbitario macizo y con constriccin
postorbitaria marcada, frente huidiza; hueso del crneo grueso; mandbula y dientes
robustos, caninos que no sobrepasan el nivel de los dems dientes, huesos de los
miembros comparables por su forma y sus proporciones con los del Horno sapiens.
Diversos cientficos britnicos han propuesto reunir todos los pitecantropos (fig. 330)
en una sola especie, Horno erectus, y este Horno erectus sera una etapa de la evolu-
cin humana que seguira al australopiteco y que precedera al Horno sapiens. Entre
los pitecantropos se distinguen los pitecantropos de Java y los de la China (sinantro-
pos); en Java, los primeros restos fueron descubiertos y luego descritos en 1894
por un mdico holands, Dubois, y despus, a partir de 1937, nuevas excavaciones
permitieron a von Koenigswald exhumar nuevos restos craneanos y mandbulas (capas
de Trinil); pero adems un crneo de nio (el nio de Modjokerto) y diversos huesos
craneanos de adultos fueron encontrados en capas inferiores a la de Trinil (capas
' de Djeti); dos nuevos crneos de adultos fueron recogidos en estas capas en 1963
y 1965. Los restos de un sinantropo fueron sacados a la luz en la colina de Chukutien,
cerca de Pekn, de 1927 a 1937 (excavaciones de Black, Pei y Teilhard de Chardin)
y fueron descritos con una extraordinaria minuciosidad por Weidenreich; la prdida
de estos huesos en la guerra es menos penosa, ya que haban sido estudiados con
gran precisin. Fueron recogidos seis crneos y seis mandbulas ms o menos com-
pletos, y fragmentos de huesos largos. Gigantopithecus, conocido a partir de dientes
comprados en las farmacias chinas de Hong-Kong y de Cantn, es frecuentemente
atribuido a los pitecantropos, pero su afinidad es dudosa. El crneo de un nuevo
pitecantropo chino fue descubierto en 1963 en Chensi; esta forma, con huesos macizos
y pequea capacidad craneana, aparece ms primitivo que el sinantropo de Pekn.
Paleontologa
.,......,.....
Chimpanc La Chapelle Francs actual
B) Prehistoria
Hemos enumerado antes la clasificacin de los utensilios humanos utilizados por
los hombres prehistricos, pero slo desde el punto de vista del inters de estos
fsiles para las dataciones de los yacimientos. Trataremos ahora de resumir breve-
mente los datos principales de la prehistoria, ya que esta ciencia est ntimamente
ligada a la paleontologa humana.
Es clsico considerar a Boucher de Perthes como el fundador de la prehistoria;
esto no es absolutamente exacto, ya que haban tenido lugar excavaciones prehist-
ricas, principalmente en el Perigord, antes de Boucher de Perthes; es cierto, en cambio,
que son las discusiones cientficas concernientes a las ideas de Boucher de Perthes
las que marcaron el origen de la prehistoria como ciencia. Las reticencias de Boucher
Paleontologa de los primates
El modo de fabricacin de los slex tallados ha podido ser reconstruido con gran
precisin, y ciertos prehistoriadores, tales como el profesor Bordes, saben preparar
perfectamente slex tallados siguiendo las tcnicas que emplearon los hombres pre-
histricos. En principio, los slex tallados pueden ser obtenidos por presin o por
percusin; la tcnica por presin utiliza un compresor que presiona sobre la roca:
esta tcnica, utilizada por ciertos indios para hacer que se rompa la obsidiana, no
parece haber sido la empleada por los hombres prehistricos de nuestras regiones;
stos habran utilizado principalmente las tcnicas de percusin: en general, el rin
de slex que queran tallar era sostenido con la mano izquierda y golpeado con una
piedra sostenida con la mano derecha (percutor); a veces, pero ms raramente,
est representada por limandes (fig. 334) con bordes ligeramente retocados y recti-
Ineos. En los estadios terminales, las puntas aparecen particularmente bien separadas
(hachas bifaciales micoquienses de la localidad de Miconque cerca de Eyzies, pero
estas bifaciales existen tambin en el valle del Somme). El Clactoniense, definido
de una industria conocida en Clancton-on-Sea, cerca de la desembocadura del Tmesis
pero encontrada en Francia cerca de El Havre, es en parte contemporneo del Ache-
lense: comprende formas con grandes ranuras, chopping tools (vase pg. 224)
y hachas de mano bifaciales.
Fig. 336. Preparacin de utensilios levalloisienses. 1, 2: la piedra redonda (rin) es trabajada en sus bordes;
3, es pelada segn superficies de lascas dirigidas hacia el centro, primero parcialmente y luego enteramente 4; se
saca, una gran lasca segn un plano de percusin, 5 y se obtiene 6 un ncleo levalloisiense y una leva-
Iloisiense.
Paleontologa d e los primatec 227
35 O0 WURM
80 O0
120 001
7-00 OO(
300 OOC
600 000
700 O00
1400 O00
1600 O00
2 000 O00
3 O00 O00
3 500 O00
4000 O00
Cuadro representando la cronologa de las industrias prehistricas en relacin con las principales etapas paleon-
tolgicas de la Humanidad (simplificado, segn H. D e Lumley).
Paralelamente a los utensilios propiamente dichos, existe una evolucin del arte
parietal. Se considera frecuentemente que el descubrimiento del arte parietal se remon-
ta a 1879; es en efecto en 1879 cuando De Santuola descubri -o, mejor dicho,
su hija de 5 aos que le acompaaba- los clebres frescos de Altamira (provincia
de Santander). En realidad, gran nmero de piezas de hueso grabadas haban sido
descubiertas anteriormente a esta poca. Por otra parte, no fue hasta despus de los
descubrimientos de las grutas francesas clsicas tales como Combarelles y Font de
Gaume, excavadas por Breuil, que Altamira fue visitado y tomado en consideracin.
El descubrimiento de Lascaux (ayuntamiento de Montignac, Dordogne) data de 1940
y se debe a dos jvenes que buscaban su perro. Uno de los descubrimientos ms
recientes es el de la gruta de Rouffignac (Dordogne) llamada gruta de los cien
mamuts y cuya autenticidad ha sido discutida durante mucho tiempo, pero que
actualmente parece admitida (segn el contenido en C14 del carbono de los dibujos).
El arte parietal se conoce en Europa y en Africa; en Asia se conoce un solo lugar
importante cerca del lago Bailtal. De todas maneras, en Europa la reparticin es muy
desigual: el dominio ms rico es el de Dordogne y Charente, despus el de los
Pirineos, y finalmente el dominio cantbrico, del sur de Espaa y del sur de Italia;
hacia el este de Europa el arte parietal desaparece, y no se conoce en Alemania,
Checoslovaquia, etc. Una gruta adornada ha sido descrita por Bader en el Ural.
Existe tambin un arte rupestre en Escandinavia, repartido en dos grupos: grupo
del norte arcaico, que representa escenas de caza y de pesca y se remonta a la edad
de piedra, y del grupo del sur (alrededores de Norrkoping, de Trondheim y de Upsala)
con representaciones de barcos, carros, hombres, etc.: estos ltimos datan de la edad
del bronce. Las pinturas rupestres del Sahara y las de Africa del Sur han sido
objeto de numerosas descripciones: las del Sahara y Egipto son recientes y no deben
ser ms antiguas que el comienzo del Neoltico; con frecuencia figuran animales
actualmente desaparecidos de esas regiones (bfalo, rinoceronte, elefante, caballo).
Los de Africa del Sur pertenecen a una fase antigua (- 10 000 aos) o a una fase
ms reciente (-6000 aos), segn Breuil.
El arte paleoltico europeo se conoce slo desde el Perigordiense superior, y su
duracin es bastante corta, ya que persiste en el Solutriense y en el Magdaleniense,
que es la poca netamente predominante (sta representa, segn los especialistas,
una duracin de al menos diez mil aos). Durante esta duracin se observa una
evolucin de los estilos (Breuil, Leroi-Gourhan). El estilo 1 corresponde a grabado
sobre placas o bloques: los perfiles de las figuras animales son rgidos, obtenidos
mediante incisiones profundas (=Auriaciense). El estilo 11 (Perigordiense, princi-
palmente de La Gravette): las figuras animales estn construidas sobre una lnea
fuertemente sinuosa que representa la silueta vista por detrs; los detalles son aadidos
despus y desaparecen a medida que uno se aleja de la lnea de la estructura:
as, las patas estn ausentes o simplemente sugeridas. Los cuernos o ramificaciones
estn perfectamente de perfil o de cara (perspectiva torcida en relacin al animal).
Es la poca de las venus auriacienses con fuerte esteatopigia (ej., Lespugue, Willen-
dorf en Austria, etc.). Tales estatuillas haban sido interpretadas como testimonios
de una anatoma comparable a la de las mujeres bosquimanas; para otros, seran
dolos de la fecundidad o, ms simplemente, mujeres viejas. Estilo 111: el principio
de construccin de figuras es el mismo, pero las patas, aunque subordinadas en la
composicin, son dibujadas o grabadas hasta su parte inferior. La perspectiva de
tres cuartos es frecuente. Este estilo se caracteriza por una gran maestra. Ej.: Lascaux,
Le Gabillou (Dordogne), Pech Merle (Lot), Isturitz (Bajos Pirineos), Altamira,
El Castillo. Estilo IV: el modelado de animales tiene un perfil ms prximo a la
realidad fotogrfica y se adquiere la perspectiva normal, lo que no impide una cierta
convencin y un cierto esquematismo en la representacin. Ej.: Les Combarelles,
Font de Gaume Niaux (Ariege), Le Maz d'Azil (Ariege). Numerosos frisos esculpidos:
Paleontologa de los primates
abrigo bajo la roca del Cap Blanc (Dordogne), de la Chaise 5 Calvin (Charente),
de Angles sur Anglin (Vienne), gruta de Trois Frkres (Arikge) con sus clebres bisontes
esculpidos en arcilla.
Estos estilos no se superponen exactamente a las etapas tipolgicas; as, el estilo
111 corresponde esencialmente al Magdaleniense antiguo, pero empieza en el Solu-
trense; por el contrario, el estilo IV corresponde al Magdaleniense medio y al Mag-
daIeniense reciente.
Qu puede concluirse de estas representaciones? 1.0 En primer lugar, las repre-
sentaciones humanas son relativamente raras. 2.0 Ciertos gneros estn representados
con preferencia, principalmente caballos y bisontes; otros gneros, cuya abundancia
es cierta por los restos seos encontrados, estn raramente representados: renos,
antlopes, saigas. 3." En ciertas grutas estn representados con predileccin ciertos
gneros (ej.: mamuts y rinocerontes en Rouffignac). Una encuesta sistemtica de
Leroi-Gourhan ha llevado a este sabio a constatar que la mitad de figuras son
bisontes, caballos o smbolos; y ello, segn este autor, n o es debido a que estos
dos animales sean la caza principal, sino porque habra existido un tema mtico
caballo-bisonte-smbolo. Organizado alrededor de los principios masculinos y feme-
ninos simbolizados por los smbolos, este tema, gran fondo ideolgico del hombre
paleoltico, estara expresado por un simbolismo animal en el que el caballo tendra
una significacin masculina y el bisonte una significacin femenina. Siempre segn
Leroi-Gourhan, las figuras de animales estaran repartidas en cada gruta segn una
disposicin ideal que correspondera a un santuario tipo, de la misma manera que
una iglesia cristiana expresa un simbolismo religioso. Puede objetarse que todas las
grutas conocidas no se ajustan al sistema, y, adems, que existen visiblemente super-
posiciones de dibujos que parecen probar que las asociaciones de paredes son al
menos parcialmente fortuitas.
ANUROS SAUR~PSIDOS
URODELOS
I
POROLEPIFORMEs
A /
LABER~NT'ODONTOQ
I /
OSTEOLEPIFORMES
CELACANTIFORMES
DIPNOOS EOCOANADOS BRAQUIOPTERIGIOS
ACTINOPTERIGIOS
ELASMOBRANQUIOS
*/
CICLOSTOMOS
pTERASPlDOMORFOS
CEFALASPIDOMORFOS
EOCRANIOTAS
(hipotticos)
PREICTIOS
(hipotticos)
Fig. 341. Esquemas que muestran las transformaciones principales del esqueleto interno del miembro anterior.
desde la aleta pectoral de los osteolepiformes hasta el miembro de los estegocfalos. A, estadio Eusthenopteron;
B, estadio hipottico intermedio; C, estadio tetrpodo primitivo.
Cu. cbito; Cub, cubital; Hu, hmero; 01, apfisis del ol6cranon; Ra, radio; SC, escapulo-coracoides (esqueleto in-
terno de la cintura pectoral).
Prueba fundamental d e la evolucit~
ria; 2." chspides sobre las coronas de los postcaninos; 3." paladar secundario que
separa las fosas nasales de la cavidad bucal y lleva las coanas hacia atrs; 4." regre-
sin de los huesos de la parte de atrs de la mandbula y desarrollo del dentario.
Esta transformacin de la mandbula es progresiva (fig. 342) y el estado mandibular
reptiliano se encuentra an en el embrin de la zarigeya (Didelphys); en este
ejemplo la prueba paleontolgica se asocia a un elemento embriolgico en favor
del transformismo. Es importante constatar que la teora de Reichert, segn el cual
el martillo y el yunque, huesecillos del odo medio, son homlogos del articular y
el cuadrado de los reptiles, estaba basada en argumentos anatmicos (relacin de
los huesos con los vasos y nervios craneanos), y la paleontologa ha venido a con-
firmarla aportando la prueba de los estadios intermedios; 5.O adquisicin de un dia-
fragma (y por consiguiente, posiblemente de la homeotermia), de un cerebelo muy
desarrollado, etc. Los reptiles mamalianos nos muestran pues como los mamferos
fueron apareciendo poco a poco a partir de los reptiles, hasta tal punto que el
lmite entre reptiles mamalianos y mamferos generalmente admitido -el modo de
articulacin de la inandbula- parece arbitrario.
Pero el estudio de los fsiles permite no slo ver como los grandes grupos de
la sistemtica han podido transformarse los unos en los otros, sino tambin seguir
la evolucin de los gneros en el interior de la familia. A este respecto estudiaremos
los quidos y los proboscdeos.
El primer quido fsil fue descubierto por Owen en 1839; se trataba de un crneo
con dientes proveniente del Esparnaciense del condado de Kent; Owen relacion
este fsil con el damn (Hyrax), gnero que tiene caracteres de los ungulados y de
los roedores, y lo denomin por ello Hyracotherium. Las afinidades de este animal,
considerado primero como un roedor, no fueron entonces comprendidas. Despus
Th. Huxley y Kowalesvsky mostraron que diversos gneros parecan estar en el origer,
de los caballos y que podan ser colocados en una serie de lneas cada vez ms
evolucionadas. Pero fueron esencialmente los descubrimientos realizados en Estados
Unidos los que permitieron a Leidy, Marsh, Cope, Osborn, Matthew y Simpson
reconstruir poco a poco la historia de los quidos tal y como la conocemos actual-
mente.
El problema del origen de los quidos ha sido muy discutido. Cope colocaba
su origen en los condilartros, grupo que defini este autor para incluir el gnero
Phenacodus del Eoceno inferior de Wyoming. El nombre de este gnero recuerda
la articulacin del astrgalo con otro hueso del tarso, el navicular. Cope consideraba
a los condilartros como un grupo arcaico ancestral que habra sido el origen de
casi todos los mamferos, comprendido el hombre. Al contrario de esta opinin,
Osborn sostuvo ulteriormente que los condilartros eran demasiado especializados
para estar en el origen de ningn ungulado perisodctilo. Si la opinin de Cope
aparece como exagerada, no lo es menos el que los condilartros tienen caracteres
sintticos; los ms primitivos recuerdan a los carnvoros primitivos (creodontos);
los ms recientes recuerdan a los ungulados. Es pues probable que los condilartros
hayan estado muy prximos del origen de los ungulados y que, segn la expresin
de Simpson, el len y el cordero sean primos.
El cuerpo de Phenacodus (fig. 310) recordaba por sus proporciones el de un perro
(cuerpo bajo, cabeza pequea y larga, cola alargada). El crneo era poco diferen-
ciado, sin hocico bien desarrollado; en el encfalo -que ha podido ser reconstruido
a partir de moldes endocraneanos- 10s Ibulos olfativos eran gruesos y el rinencfalo
(cerebro olfatorio) era netamente predominante. La frmula dentaria es primitiva,
3 1 4 3
completa y sin diastema, o sea - 1 - C - PM - M. El nmero de dientes ser casi
3 1 4 3
siempre inferior en los quidos. Los caninos son bastante fuertes en relacin a 10s
quidos. La corona de los molares tiene tres o cuatro cspides e implica un rgimen
Prueba fundamental de la evolucin 239
omnvoro. En los miembros, la mueca y el taln estaban por encima del suelo,
pero poco alejados de ste; el pie y la mano tienen los dedos laterales ms dbiles.
El peron, de un lado, y el cbito del otro lado, estn bien desarrollados, no en
regresin (al contrario que en la mayora de los quidos). Los huesos del carpo y
de1 tarso estn en serie continua con los huesos de los dedos (en cambio en los
quidos stos alternan con aqullos): es fundndose en este carcter que se pens
que era legtimo separar a los condilartros del origen de los quidos. En Phenacodus,
los dedos se terminan en pequeas pezuas, pero en Hyopsodus, otro condilartro
del Eoceno de Wyoming, los dedos terminan en garras. La anatoma de los miembros
muestra que la marcha deba de ser bastante flexible pero la carrera poco rpida.
Los quidos norteamericanos del Eoceno y del Oligoceno inferior fueron encon-
trados en cuencas lacustres situadas al este de las Montaas Rocosas. Los depsitos
de la cuenca de Wasatch corresponden al Esparnaciense; los de la cuenca de Bridger
al Bartoniense, y los de los Bandlands de Dakota al Oligoceno inferior y medio.
El quido fsil conocido ms antiguo es el Eohippus (figs. 343 B, 344 B y 345 A),
que proviene de la cuenca de Wasatch: pertenece al gnero Hyracofheriurn europeo*
pero est representado en Amrica por un mayor nmero de ejemplares. Eohippus
tena hasta los hombros una altura comprendida entre 25 y 50 cm. Este animal
tena un lomo arqueado y flexible; la cola era larga; la parte posterior elevada daba
a este animal una apariencia de conejo grande. Los dientes estaban an en nmero
Fig. 346. Molares superiores: vistas superiores (arriba) laterales (abajo). Eohippus; Miohippus; C, Mery-
chippus; D. Pliohippus.
Fig. 347. Premolar superior Fig. 348. Evolucin de los ncfalos de los quidos, reconstruido^ a
de Equus. A, vista superior. partir de moldes endocraneanos.
B, vista lateral. A, E ~ h i p p ~ s6 ;, Mesohppv; C, Merychppus (Mioceno medio); D, Me-
rychrppus (Mioceno superior); E, Pliohippus; F. Equus (caballo actual).
Prueba fundamental de la evolucin 243
segn las especies, se presentan como divididos en falanges o en forma de simples
espinas seas, 2.0 por sus molares convexos hacia el exterior, mientras que en el
caballo son rectos (figs. 346 D y 347). De Merychippus derivan igualmente, segn
Simpson, los Hippariorz (Mio-Plioceno) caracterizados por la presencia de una colum-
na interna de esmalte en los molares superiores. La evolucin de los quidos no
aparece actualmente como correspondiendo a una nica lnea, sino ms bien a un
conjunto de lneas. Tuvo lugar principalmente en Amrica del Norte con dos migra-
ciones principales hacia Europa: Eohippus alcanza, en efecto, el antiguo mundo,
y es llamado Hyracotherium. Miohippus habra dado nacimiento en Europa a una
forma que le est estrechamente emparentada, el Anchitherium. Es curioso constatar
que, si bien la aparicin de los caballos tuvo lugar en Amrica del Norte, stos
haban desaparecido completamente en todo el continente americano cuando llegaron
los europeos, que los reintrodujeron.
Palaeomastodon (fig. 358 B) y Phiomia (figs. 351 y 352), tienen un aspecto ya bas-
tante ms prximo al de los elefantes que el Moeritherium; la posicin de las fosas
nasales hacia atrs prueba que posean una pequea trompa; los incisivos superiores
son ya netamente defensas; los huesos del crneo eran, como en el elefante, gruesos
y encerraban senos huecos. Los molares se alargan en relacin con Moeritherium
y poseen seis tubrculos. Despus no se conocen ms proboscideos fsiles durante
casi todo el Oligoceno y el Mioceno inferior.
Los proboscdeos miocenos son los mastodontes: estos animales tenan (en com-
paracin con los elefantes) un cuerpo alargado, un crneo bajo y miembros cortos;
sus senos son poco desarrollados.
Entre estos mastodontes se distingue un grupo con mandbula larga, los longui-
rrostros, y uno con la mandbula corta, los brevirrostros. Los longuirrostros com-
prenden el gnero Gmphoterium o Trilophodon del Mioceno tardo y de principios
del Plioceno; es una gran reedicin del Palaeomastmlon con algunas mejorasn (Col-
bert); adems de incisivos superiores, posee tambin incisivos mandibulares. Es cono-
cido en el yacimiento de Sansan (Gomphotherium angustidens). La evolucin de estos
longuirrostros se caracteriza por la multiplicacin de las cspides dentarias (Serriden-
Rhynchotherium.
Fig. 356.
Prueba fundamental de la evolucin 247
1'' La estratigrafa, del griego stratos, capa -las rocas sedimentarias estn dispuestas
en capas, o estratos, separadas por juntas de estratificacin-, es el estudio de las
>-
relaciones originales que existen entre las diferentes capas de rocas sedimentarias
i,
*
como consecuencia de su sedimentacin.
i
3.
-
Dos tendencias sobresalen: el estudio de la sucesin de las capas en el tiempo
r
-U
con el fin de establecer una cronologa que pueda servir de calendario para los
otros sucesos geolgicos y proporcionar un medio a las otras disciplinas, como la
* "
.$$
tectnica (vase tomo 3); el estudio de la sucesin de capas en el espacio con el
12 fin de reconstituir la geografa de las distintas pocas en funcin del cambio de
1 ,;- aspecto -se dice de facies- de las capas. La primera tendencia es la de la estra-
-X
Sf
tigrafa propiamente dicha, la segunda la de la paleogeografa, pero las dos disciplinas
son indisociables; la una -la estratigrafa- como fundamenta de la otra, sta -la
.2%
t. paleogeografa- dndole sentido a aqulla.
Aunque restringidas a las rocas sedimentarias, la estratigrafa y la paleogeografa
. 2' permiten situar, la una en el tiempo y la otra en el espacio, los sucesos geolgicos;
2
3
*a
~z"
paleontolgicos: cambio de fauna, cambio de flora; petrogrficos : perodos de volca-
nismo, perodos 'de granitizacin, perodos de metamorfismo, etc.; tectnicos: estados
5
$:
sucesivos de la formacin de las cadenas montaosas; morfolgicas. La estratigrafa
y la paleogeografa nos dan pues, en el tiempo y en el espacio, el marco de la
, .
$2:
P, historia de la Tierra: se sitan en el corazn mismo de la geologa histricas.
2%
Captulo
1) Cronologa relativa
1. FUNDAMENTO
A) Principio de superposicin
El principio de superposicin consiste en admitir que, ha- e ----- - - - -- -
bindose dispuesto las capas horizontalmente, unas sobre otras, d
toda capa superpuesta a otra es ms reciente que ella; e inver- c
samente (fig. 1-1). b ----------
a O O O O O O
Fcil de comprender al examinar una cantera, este principio
sufre a veces modificaciones debidas a: Fig. 1-1. Esquema del
de superposi-
- las condiciones del depsito: as, las terrazas aluviales &i,principio
., El orden cronol-
se sitan de tal manera que las ms recientes son las ms bajas; ~ ~ ; ; a $ a ~ ~
sin embargo, esta observacin, vlida para las terrazas escalo- alfabtico.
er%;rd~;
nadas, no 10 es ms que relativamente para las terrazas colgadas,
cuyas partes bajas responden al principio de superposicin (vase tomo 3). Los
filones sedimentarios dan otro ejemplo (fig. 1-2). Se trata de fracturas abiertas en
los sedimentos, en el fondo del mar, debidas sin duda al efecto de sesmos contem-
260 Estratigrafa
B) Principio d e continuidad
'uesto que el principio de superposicin es aplicable en cualquier lugar en que
la sucesin es visible, por ejemplo en las diferentes canteras de una misma cuenca
sedimentaria, se plantea el problema de correlacionar las diferentes observaciones.
El principio de continuidad consiste en admitir que una misma capa es de la
misma edad en todos sus puntos.
Aqu empiezan las verdaderas dificultades de la estratigrafa. Es. posible seguir
una capa en algunas decenas de metros a la escala de una cantera, o incluso en
algunos centenares de metros o en varios kilmetros en pases sin cobertera vegetal,
pero generalmente esto no es posible dadas las condiciones de afloramiento y v%e-
* L a dorsal calcrea es u n surco de tipo del Brianconnais)) -vase infra, pg. 295- con <(serie
condensada reducida a algunos metros; l o que hace que e l fenmeno sea ms espectacular.
Ectratigrafa y cronologa 261
tacin. El problema consiste entonces en reconocer la misma capa sin haberla
podido seguir * .
En una primera etapa, en la mitad del siglo pasado, se dio importancia al con-
junto de terrenos de las mismas caractersticas litolgicas. A esta actitud corresponde
la nocin de formacin, conjunto de estratos de las mismas caracteristicas litol-
gicas, de los que se pens, durante mucho tiempo, que eran de la misma edad;
as sucedi con las formaciones hulleras, de la creta, etc., muchas de las cuales han
dado los nombres a sistemas de la escala estratigrfica.
Rpidamente se presentaron dificultades. As, formaciones potentes de areniscas
rojas, de aspecto parecido en primera aproximacin, generalmente han sucedido a
las grandes orognesis en el curso del tiempo. Fue pues preciso distinguir las viejas
areniscas rojas (del Devnico) y las nuevas areniscas rojas (del Prmico), mientras
que se descubran otras formaciones parecidas de edad ms reciente y ms antigua.
As, se descubri que la hulla no era necesariamente de edad hullera (Carbonfero),
sino que poda encontrarse en pocas ms antiguas o ms modernas, etc.
Se combinaron entonces las observaciones correspondientes al principio de con-
tinuidad y al principio de superposicin. Por ejemplo, en el Terciario de la cuenca
de Pars se pudieron distinguir arenas inferiores)), arenas medias y arenas supe-
riores; pero el problema quedaba centrado en cada una de estas formaciones.
Habiendo fracasado el criterio litolgico, en una segunda etapa se tomaron como
base los criterios paleontolgicos de los terrenos.
Desde principios del siglo pasado se saba que las faunas y floras que poblaron
la Tierra no fueron siempre como las que existen en el mundo actual. Algunos
precursores se dieron cuenta antes, pero no pudieron imponer sus ideas en una
sociedad en la que imperaba el pensamiento escolstico. Luego se discuti el meca-
nismo de los cambios de flora y fauna, tanto si se vea en l, como Cuvier, unas
creaciones sucesivas, o como Geoffroy St. Hilaire, Lamarck, etc., una evolucin,
idea que tendra enseguida muchos seguidores. Nuestro objeto no es ste: es suficiente
que floras y faunas hayan cambiado; los autores del siglo pasado, independientemente
de su opinin sobre estos cambios, se fundaron en ellos.
* Al lado de*los mtodos clsicos -que continan en vigor, sin duda por mucho tiempo- se tiende
a desarrollar la teledeteccin de las formaciones (vase tomo 3, 4.a parte, Tectnica).
Se investigan, a partir de fotografas areas o de satlites, con emulsiones escogidas, las caractersticas
de ciertas formaciones: color y poder reflector (en luz visible, pero tambin en otras longitudes de onda),
constante trmica (obtenida por emulsiones sensibles al infrarrojo lejano; el documento se denomina
~terrnografa~),etc., que, a partir de la comparacin sobre el terreno puede permitir (tele) conocer una
formacibn. Esto abre un camino futuro para la cartografia, y, en muchos casos, una ayuda probable para
la estratigrafa: el programa de satlites E.R.T.S. (Earth Resources Technology satellite) expresa, con
su mismo nombre, las ambiciones de este nuevo sistema.
262 Estratigrafa
CORTES
ESTRATIGRAFICOS
-
rERClARl0
t NEOGENO
PALE~GENO
ESCALAS GENERALES
m
ESCALAS LOCALES O PARCIALES
1-
Lamelibranquios
Gasterpodo
SECUN-
6.ele
&rnqnites
Equinodern
Ceratites -
ereos
Goniatites
raquipodos
Graptolites
v
11 -
Fig. 1 - 3 Cuadro de 10s principales grupos de invertebrados utilizados en estratioraf/a.
Ntese la extensin limitada en el tiempo de los diferentes grupos utilizados en las escalas generales.
Para las escalas locales o parciales, el esquema de una de las formas del grupo utilizado se sita junto a 10s
sistemas donde son particularmente tiles: braquipodos en el Primario, principalmente en el Devnico; celent-
reos en el Secundario, principalmente en el Trisico y el Jursico; equinodermos en el Secundario, principalmente
en el Cretcico; gasterpodos en el Terciario, principalmente en el Palegeno; lamelibranquios en el Terciario, prin-
cipalmente en el Negeno. Pero se sobreentiende que estos grupos estn representados desde el inicio del Primario
y-que, aqul y all, pueden servir para fundar escalas particulares en distintas pocas.
.Ciertamente, recordemos que fodos los grupos de invertebrados estn representados desde e l principio del Prima-
rio, a menudo por formas primitivas que van diversificndose con el tiempo.
Ectratigrafa y cronologa 263
I
I
I
i
I
1 Alveolinas Nummulites
I
1 v
I v
k35
I
I
I
l
Orbitolina
4
Globotruncnidos
w I
l
I Caipioneias
* Sin embargo, con bastante frecuencia, ciertos gneises representan un antiguo zcalo (poli) metamrfico
bajo una cobertera de micaesquistos (mono) metamrficos. Tal es el caso de los gneises de los Pirineos,
principalmente los del Canig; como lo es tambin sin duda el de los gneises de Bormes en el macizo
de los Maures en Provenza. En lo que se refiere al Macizo central, muchos gneises son precmbricos Y
afectados por el metamorfismo herciniano (vase tomos 1 y 3).
t A esto se aade el error cometido durante mucho tiempo de asociar ms o menos el metamorfismo
y la granitizacin. Aqu se presenta un. vasto problema (vase 'tomos 1 y 3): al menos, los plutones
circunscritos, supracrustales, son independientes y acompaan las fases tardas de la orognesis, al contrario
del metamorfismo general ligado a las fases precoces (por ejemplo, en los Alpes, plutones miocnicos,
metamorfismo de esquistos anteeoceno, es decir, ms antiguo). Sin contar el hecho de que muchos plUtones
de un ciclo determinado, atraviesan el zcalo metamrfico de los ciclos anteriores (por ejemplo, en 10s
Alpes, plutones miocnicos que atraviesan el zcalo herciniano).
Ectratigrafa y cronologa 267
ARENISCA DE
MESSANAGR~S
.......
MARGAS DEL
Fig. 1-5. Ejemplos de cronologia estratigrfica por niveles de cineritas volcnicas (segn E. Mutti).
El ejemplo es el de las molasas oligocenas de la isla de Rodas, en el arco Egeo, en el Mediterrneo oriental.
Los dos niveles de cineritas representados en negro muestran que las facies observadas en la cuenca oligocena son
diacrnicas: los conglomerados son de una edad cada vez ms reciente en el sentido de la transgresin (vase infra,
pg. 270). Se ve que la sucesin de conglomerados, rnargas, areniscas, no tiene la misma edad en todos sus pun-
tos, lo cual, a priori, podra suponerse en razn de la identidad de las sucesiones litolgicas.
Este ejemplo ilustra las relaciones delicadas entre la estratigrafia y l a paleogeografia.
Conglomerados
Aureola de
A) Argumentos estratigrficos
Los argumentos estratigrficos que conciernen al espesor y la continuidad de las
series sedimentarias.
La primera idea que acude a la mente es que un mismo espesor de terreno puede
corresponder a un mismo lapso de tiempo de sedimentacin. Si bien esto es as pro-
bablemente en una cuenca determinada donde las condiciones de sedimentacin son
parecidas durante mucho tiempo, no hay ninguna razn para que ello sea as de un
tipo de sedimentacin a otro. En efecto, en el presente, igual que en el pasado, las
velocidades de sedimentacin son muy diferentes segn las regiones. En los lmites
extremos de las series posibles se sitan las series comprensivas y las series con-
densadas :
- las series comprensivas estn constituidas por sedimentos de igual naturaleza
acumulados en grandes espesores, en general rpidamente. As son las formaciones
de flysch que, en espesores de mil o varios miles de metros, estn constituidas por
una alternancia montona de areniscas y pelitas con aspectos de detalle ms 0
menos variados (vase tomo 3); por ejemplo, mientras que el Eoceno superior est
representado por algunas decenas de metros en la cuenca de Pars, el flysch de la
misma edad de los Alpes occidentales puede alcanzar o sobrepasar el millar de
Ectratigrafa y cronologa 269
metros. Las formaciones de molasas presentan las mismas caractersticas de una ma-
nera an ms exagerada en cuanto al espesor y a la rapidez de sedimentacin:
las molasas miocnicas del surco perialpino estn representadas por varios miles de
metros de sedimentos terrigenos que se oponen a las decenas de metros de depsitos
en las cuencas sedimentarias tales como el norte de Aquitania. Existen an muchos
otros ejemplos de series comprensivas, extendidas sobre todo en las regiones desti-
nadas a dar ms adelante las cadenas montaosas; su existencia ha contribuido, en
un primer momento, a crear la nocin de geosinclinal (vase pg. 365);
SERIE SERIE
DEL DELFINADO DE BRIANCON
superficie endurecida
1 ,E o c e n o
Cretcico
Jursico
Trisico
Cuando los estratos se suceden sin interrupcin, se dice que forman una serie con-
tinua. Pero no sucede siempre as: cuando faltan uno o varios estratos, se dice que
hay una laguna y que la serie es discontinua. La palabra laguna indica la ausencia
de uno o varios estratos sin ninguna interpretacin. En efecto, una laguna puede
ser debida:
- a una simple ausencia de sedimentacin en funcin de condiciones oceanogrfi-
cas particulares; en este caso, se desarrolla una superficie endurecida o hard ground de
la que acabamos de explicar las caractersticas, y que, a lo sumo, presenta, ms o
menos epigenizados en fosfatos, aqu o all, los fsiles caractersticos de los estratos que
faltan. As son las superficies de la regin de Briancon; como detalle ms preciso,
los ndulos fosfatados en el lmite Cretceo-Terciario contienen en su ncleo micro-
fauna del Cretcico y en la periferia microfauna del Eoceno: se observa as el lento
crecimiento de los ndulos. Las capas que se depositan sobre estas superficies pueden
situarse paralelamente a las que hay debajo: son concordantes, palabra que indica
que no forman ningn ngulo con las capas anteriores. El depsito de las capas
superiores es debido a una simple reanudacin de la sedimentacin en funcin de
un cambio de condiciones oceanogrficas;
- a una emersin que est siempre ms o menos acompaada por una erosin;
en este caso, el mar reviene en transgresin para depositar las capas superiores;
estas capas transgresivas, que se reconocen por varios criterios que estudiaremos en
el captulo siguiente (vase pg. 330), descansan sobre las capas transgredidas segn
dos dispositivos geomtricos fundamentales (fig. 1-8):
en un primer caso, las capas inferiores y las capas superiores tienen la misma
inclinacin en relacin con la horizontal (es decir, el mismo buzamiento, vase tomo 3);
son entonces concordantes; es el caso general en varias transgresiones de deta1.k
Estratigrafa y cronologa 271
m Granito s3 Silrico ,
Jiv
Jursico medio
Precimbrico $ Ordovcico
1 3 Jursico inferior
(lisico medio)
Fig. 1-9. Transgresin de los terrenos trisicos y jursicos en el borde nordeste del macizo armoricano, en la re-
gin de Falaise, al sur de Caen.
Ntese que el conjunto de terrenos trisicos y jursicos es transgresivo sobre los terrenos primarios con una discor-
dancia caracterstica del plegamiento ante-secundario, llamado herciniano. Ntese tambin que, en los terrenos
secundarios, el Lisico (13) es transgresivo en relacibn al permo-trisico (tr), al igual que el Jursico medio (Jlv)
es transgresivo respecto del Lisico. Es poco posibIe datar el granito que aparece a la derecha del corte en ra;&
de la falla que le separa de los terrenos vecinos; no obstante, se ve que es posterior a los terrenos precmbricos
(X) y se adivina que es anterior a los terrenos primarios (S), ya que stos no han sido metamorfizados; pero la
falla impide afirmar este ltimo punto que, por otro lado, puede ser puesto en evidencia en otros lugares; adems,
los conglomerados de la base del Cmbrico (Sap) contienen cantos retrabajados del granito considerado. Nos en-
contramos pues ante un caso real correspondiente a la figura 1-6.
En fin, la discordancia del Crnbrico sobre el Precmbrico testimonia la formacin de una cadena montaosa al final
del Precmbrico y anteriormente al Primario: es la cadena cadomiana. Este corte muestra dos veces el mismo dis-
positivo: la discordancia del secundario sobre los terrenos hercinianos plegados es particularmente clara, ya que los
terrenos secundarios han permanecido horizontales; l a discordancia de los terrenos primarios sobre los precmbricos
plegados es ms delicada de observar, ya que los terrenos primarios han sido plegados posteriormente. La represen-
tacin de los esquistos precmbricos (x) no es representativa de su estructura.
B) Argumentos paleontolgicos
Los cambios de fauna y los cambios de flora no son siempre progresivos en el
curso del tiempo, sino que presentan perodos de crisis en los que las faunas y floras,
hasta entonces bien representadas, desaparecen bruscamente. Este hecho condujo a
los paleontlogos de antao, principalmente a Cuvier, a hablar de creaciones suce-
sivas, mientras que las catstrofes habran hecho desaparecer las faunas anteriores.
Esta posicin catastrofista ha experimentado atenuaciones a medida que, por ser
los estudios ms precisos, se han podido establecer filiaciones y demostrar que ningn
grupo aparece o desaparece instantkneamente. Pero la nocin de crisis paleontolgica
Estratigrafa y cronologa
persiste, aunque sea difcil explicarla; as, todos los trilobites desaparecen al final
del Primario, y todos los ammonites al final del Secundario; en esta misma poca
se extinguen espectacularmente todos los grandes reptiles y no subsisten de este orden
ms que los modestos representantes que han llegado hasta nuestros das. Podran
multiplicarse los ejemplos'$.
E11 perodos de crisis pueden pues basarse ciertos cortes de orden superior, mien-
tras que en variaciones paleontolgicas menos generales pueden basarse cortes de
orden inferior.
Era Serie
Perodo Sistema
Edad Piso
Biocrono Biozona
Hmera Epbole
Fig. 1-10. Cuadro de equivalencias entre las divisiones del tiempo y las divisiones de los terrenos.
* La desaparicin de los grandes reptiles al final del Secundario es un enigma. Se han propuesto
diferentes interpretaciones: simple efecto del gigantismo, ya que los animales no tenan ni la cantidad
suficiente ni el tiempo necesario para su alimentaci6n, mutaciones que los hayan transformado en estriles
(el final del Cretcico es en efecto la poca de los huevos de dinosaurio) lo cual quiere decir que no
eclosionaron; clima ms seco (que refuerza la primera hiptesis: el final del Cretcico est en efecto
representado por formaciones subdesdrticas rojas en casi todos los continentes, Europa, Africa, Amrica
del Norte, del Sur); etc.
El descubrimiento de inversiones del campo magntico en el transcurso del tiempo ha hecho aumentar
an ms las especulaciones: durante los. periodos de inversin, el cinturn de Van Allen que protege la
Tierra del esencial de los rayos csmicos debi de desaparecer; las mutaciones se veran pues favorecidas,
lo que puede darnos una explicacin de la evolucin biolbgica. El final del Cretcico ha conocido tales
inversiones que han podido ser la causa de mutaciones letales.
No es necesario decir que, hasta el momento, no se conoce nada cierto en este dominio.
Estratigrafa
Los fsiles de zonas son los fsiles estratigrficos por excelencia: trilobites para
el Primario, ammonites para el Secundario; pero se definen tambin zonas segn
su microfauna, microflora, etc. (vase figs. 1-3 y 1-41.
Se distingue a veces la epibole, que corresponde al nivel en el que el fsil que
define a la zona experimenta su apogeo. Esta distincin, que no es verdaderamente
un corte, es de empleo delicado.
6) El corte de orden superior es el piso, que corresponde a un conjunto de
estratos con contenido faunstico determinado, cuyo tipo est tomado en una localidad
precisa, a veces en una cantera determinada, donde las capas son marinas; esta
localidad-seal es el estratotipo. El piso lleva el nombre del estratotipo -a veces
designado por su nombre en latn-, al que se aade la terminacin iense: ejemplo,
Dinantiense de Dinant en Blgica; Werfeniense de Werfen en Austria; Domeriense
del Monte Domaro en Italia septentrional; Turoniense de Tours en el sudoeste de
la cuenca de Pars: Luteciense de Lutecia (nombre romano de Pars).
El contenido paleontolgico de un piso corresponde a una fauna o a una flora
con numerosas especies, de las cuales slo algunas tienen valor estratigrfico y que
(hecho esencial) no son las mismas en la totalidad del piso, sino que algunas aparecen
y otras desaparecen. Es porque un piso est consfituido por varias biozonas: por
ejemplo, el Domeriense, del que ya hemos hablado, est formado por la zona con
margariiatus y la zona con spinatus. Cuando un estrato comprende un nmero
demasiado elevado de biozonas, se le divide a veces en subpisos que deben responder
a las mismas caractersticas que el piso: por ejemplo el Senoniense, que est formado
por el Coniaciense, Santoniense, Campaniense y Maestrichtiense. En fin, a veces se
distinguen horizontes que corresponden a las diversas faunizonas caractersticas del
piso; la validez de stos es muy variable.
El piso es la nocin-clave de la estratigrafa, cuyo uso, debido a D70rbigny
(1852), se remonta al inicio de esta disciplina; pero fue en el tratado de J. de Lappa-
rent (1883) donde tom la significacin casi universal que conocemos actualmente.
Se comprende que sea ms impreciso que la biozona; pero tiene la ventaja de referirse
a un estratotipo que se puede estudiar en funcin de los avances de la ciencia:
el estratotipo no es discutido, existe.
Desgraciadamente, algunos pisos tienen estratotipos no definidos; tal es el caso
del Titnico, que termina el Jursico, cuyo nombre se refiere a Thiton, esposo de Eos,
la aurora (que anuncia el Cretcico); ha sido varias veces condenado por las comi-
siones de nomenclatura pero sigue muy vivo en el uso. Otros tienen estratotipos
demasiado vagos: es el caso de los que llevan nombre de provincias como el Lotha-
ringiense; aunque, llevando un nombre de provincia, un estratotipo puede ser preciso:
tal es el caso del Aquitaniense, en el que el estratotipo est situado entre el molino
de Bernachon y el molino de la Eglise, en el valle del riachuelo de St-Jean-d'Etampes,
comunas de Brkde y Saucats, Gironde, etc. Hay una dificultad, primera causa de
muchas discusiones entre estratgrafos.
De otro lado, se han escogido la mayora de los estratotipos en las cuencas sedi-
mentarias por las razones ya dadas de los criterios de superposicin y continuidad;
es all que ha nacido la estratigrafa y, por tanto, la terminologa se resiente (vase
el cuadro, fig. 1-11). Estas cuencas sedimentarias, que son la sede de varias transgre-
siones y regresiones, muestran un gran nmero de ciclos sedimentarios: y naturalmente
los cortes de pisos, all donde han sido definidas, corresponden a estos ciclos sedi-
mentarios encuadrados por una transgresin en la base y una regresin en el techo.
Se reconoce inmediatamente que en esta sucesin de cortes falta el tiempo corres-
pondiente a la regresin, aumentada con el tiempo correspondiente a la transgresin
siguiente: la suma de tales lmites no cubre la totalidad del tiempo. Este hecho se
ha podido solucionar gracias al estudio de las microfaunas, que han permitido abor-
dar la estratigrafa detallada de las zonas montaosas donde se encuentran zonas
Lmina 1
Eras
I Sistemas
I I
Fases orognicas Edades absoluta
= Palatina
Prrnico
- Saaliana
Carbonfero Ast rica
Sudete
PRIMARIO - Bretona
1 Devnico 1
- Caledoniana
Silrico
- Tacnica
. Salair
Cmbrico
Asntica
- para las zonas de sedimentacin continua, el Retiense, colocado por los autores
franceses en la base del Lisico, dado que es transgresivo sobre los terrenos ante-
riores en la cuenca de Pars, mientras que los autores de lengua alemana lo colocan
al final del Trisico, dada su continuidad con ste en los Alpes Orientales, sin
cambio significativo de aspecto; o an los pisos Daniense y Montiense en el lmite
Cretcico-Eoceno, de los que se discute la individualidad y su pertenencia;
- para las dems cuencas, el lmite Oligoceno-Mioceno: en las regiones medi-
terrneas, el Aquitaniense inicia la transgresin del Mioceno, por lo que se sita
en este sistema; a la inversa, en las cuencas epicontinentales de la Europa occidental
el Aquitaniense termina la serie laguno-lacustre oligocena y por lo tanto se le sita
en este sistema.
Se comprende pues que estos problemas de lmites deben ser arbitrados, y fijados
por las comisiones del Congreso geolgico Internacional; por decisin de este orga-
nismo, el Retiense debe ser situado en el Trisico y el Aquitaniense en el Mioceno;
pero estas decisiones, cuyo principal mrito radica en que son decisiones, no son
siempre seguidas.
d) El corte de orden ms elevado es la era, cuyo nombre usual indica la
posicin cronolgica relativa: eras primaria, secundaria, terciaria y cuaternaria, y
todo el conjunto precedido de terrenos precmbricos, siendo el Cinbrico el primer
sistema del Primario.
La definicin de las eras, a menudo imprecisa, se basa en los argumentos paleon-
tolgicos y argumentos estratigrficos de orden ms elevado, grandes cambios de fauna
y flora, grandes ciclos orognicos:
- en lo que concierne a los argumentos paleontolgicos, el Primario se distin-
guir del Secundario, entre otras cosas por la desaparicin de los trilobites y de las
fusulinas y la aparicin de los ammonites; el Secundario del Terciario por la desapa-
ricin de los ammonites y la aparicin de los nummulites; mientras que al conjunto
de estos tiempos fosilferos~o fanerozoicos se opondrn los tiempos precmbricos
desprovistos de fsiles, al menos en primera aproximacin. A esta concepcin respon-
den los nombres de las eras que son sucesivamente: proterozoica (para los terrenos
precmbricos), paleozoica (=Primario), mesozoica (=Secundario), cenozoica (=Ter-
ciario);
- en lo que concierne a los argumentos estratigrficos, el Primario se encuentra
separado del Secundario por la gran discordancia herciniana que marca el final del
ciclo herciniano y el principio del ciclo alpino; y el conjunto de los tiempos fosilferos
separados de los tiempos anteriores por la discordancia asntica.
Una era comprende varios sistemas en nmero variable: seis para el Primario,
tres para el Secundario, dos para el Terciario. Como cada uno de ,los sistemas que
la constituyen, est evidentemente desprovista de estratotipo, lo cual,. aunque es
inevitable, presenta los inconvenientes ya sealados.
El argumento paleontolgico es el ms importante en la delimitacin de las eras,
principalmente por la anterioridad de los estudios paleontolgicos; y parece que es
el argumento de la desaparicin de faunas el que predomina sobre la aparicin.
As, el final del Primario est bien delimitado por la desaparicin de los trilobites
y de las fusulinas, mientras que la aparicin de los ammonites con el Secundario
es ya anunciada en el Primario: por las climenias, los goniatites desde el Devnico
y los primeros ammonites en el Prmico. Por el contrario, el lmite entre el Secundario
y el Terciario est tambin marcado por la desaparicin de los ammonites y de los
grandes reptiles ms que por la aparicin de los nummulites. Considerando las micro-
faunas, veremos que los globotruncnidos desaparecen en el Maestrichtense y los
globorotlidos aparecen en los primeros niveles del Terciario, con un perodo donde
faltan unos y otros, correspondiente al Daniense (vase pg, 476). No obstante, ciertos
Estratigrafa y croiiologa 279
limites paleontolgicos no son utilizados: as, la desaparicin de los graptolites entre
el Silrico y el Devnico, que permitira dividir la era Primara en dos eras sucesivas,
no se tiene en cuenta; por lo tanto, esta divisin ir unida al argumento estratigr-
fico, ya que es entonces cuando se sita la discordancia caledoniana.
En efecto, si se consideran los dos ciclos orognicos, se ve que la era primaria
corresponde a dos ciclos, el ciclo caledoniano y el ciclo herciniano; el conjunto de
las eras secundaria y terciaria corresponden al ciclo alpino: desde este punto de vista,
el Primario slo equivaldra a dos veces el conjunto de Secundario + Terciario. Si, al
menos, los ciclos orognicos tienen duraciones comparables, idea que puede pensarse
dada la importancia de los cambios que traen consigo y las dimensiones de las regiones
que afectan, podramos preguntarnos si stos no expresaran la vida propia, el ritmo
del planeta independientemente de una actividad biolgica que no depende de ella
estrechamente. Veremos que la cronologa absoluta est de acuerdo con este punto
de vista: la era primaria ha durado dos veces ms que el conjunto Secundario +
Terciario: 400 millones de aos contra 200 millones (de ellos las dos terceras partes
son para el Secundario y un tercio para el Terciario). Es por ello que en esta tercera
parte consagrada a la estratigrafa nos detendremos especialmente en los ciclos orog-
nicos: as daremos al Primario dos subttulos, uno para el Paleozoico inferior, corres-
pondiente al ciclo caledoniano, y uno para el Paleozoico superior, correspondiente
al ciclo herciniano, mientras que el Secundario y el Terciario constituirn captulos.
De todas maneras, hay a veces contradiccin entre los argumentos estratigrficos
y los paleontolgicos, al menos regionalmente: as, en Europa occidental, el Prmico,
situado en el Primario por razones paleontolgicas (se han encontrado trilobites y
fusulinas), sucede no obstante a la ltima gran discordancia herciniana, mientras que
el Trisico es concordante: slo por estos argumentos estratigrficos figura como
primer sistema del Secundario. Es verdad que en el mundo hay una importante
discordancia posprmica y antetrisica (Asia a partir del Ural, Amricas); mientras
que el argumento paleontolgico persiste. Es la generalizacin de este ltimo lo
que le ha hecho prevalecer.
En fin, en esta exposicin hemos dejado de lado la cuestin de la era Cuaternaria,
cuya distincin se halla en los lmites de la filosofa: es una era hecha a la medida
del hombre; en algunos pases, por ejemplo la URSS, se designa el Cuaternario bajo
el nombre de Antropgeno, revelando as el fondo de un pensamiento. Se puede,
no obstante, justificar una distincin del Cuaternario por la aparicin de los gneros
Bos, Equus, Camelus, Elephas; con ms seriedad, por la presencia de glaciaciones
en el Cuaternario (pero, se hace una era especial para las glaciaciones carbonferas,
ordovcicas, eocmbricas?). Ya que, el Cuaternario se une al Plioceno obligando casi
siempre a hablar de acontecimientos pliocuaternarios, igual que nosotros estaremos
obligados a hacerlo.
238
92 U + '::~h +e ~ oe ms simplemente
a
2i:~
-+
2 3 4 ~ h
90
ha establecido, si llamamos NI, N, ... N,, N, el nmero de tomos de Xl, X, ... X,,
S actualmente presentes, se tiene:
( N I ) - - -0,693 t
de donde: In
(N1 + N,) - Tl
( N 1 + N , ) - 0,693t
In --
(NI Tl
__-------- ---
URANIO
---___ _ _ _
1 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92
por lo tanto:
0:
a ) Uranio y Torio
Existen tres grandes familias radiactivas naturales que parten de los progenitores
238 235 232
92U7 92Uy g,Th y que terminan cada una con un istopo del plomo. Globalmente
y esquemticamente, el conjunto de desintegraciones sucesivas de estas familias es
(fig. 1-13):
- familia del radio (99,3 % del uranio natural)
Los minerales cuyas edades son determinadas por Pb/U y Pb/Th son, ya sea con
altos porcentajes de uranio o de torio: zircones (que contienen casi 1/10 000 U) o
monazitas. Adems, como el perodo de 235U es ms corto que el de 238U,la pro-
duccin de Z07Pb es ms dbil que la de 206Pb. La relacin 207Pb/206Pbes pues un
Fig. 1-1 5. Proporciones (en %) naturales de los isdtopos del argn, potasio, calcio.
Debemos sealar que las condiciones no son favorables, ya que 40K, nico istopo
interesante, no representa ms que 1/1000 del potasio total y que produce dos ele-
mentos hijos, el argn 40, que es tambin el istopo ms frecuente del argn conte-
nido en el aire, y el calcio 40, que se mezcla al que representa el 97 % del calcio
natural. La serie radiactiva K-Ca no ha podido ser utilizada ms que raramente en
geocronologa y slo para los minerales que son extremadamente pobres en calcio
natural.
Fuera de los minerales de las rocas gneas, para los cuales comentaremos ms
adelante los resultados, existen tambin posibilidades en los minerales de las rocas
sedimentarias. A priori, un buen material lo constituyen las glauconias ya que se
han formado en los medios de sedimentacin. Desgraciadamente, estas filitas n o dejan
de ponerse en equilibrio con la encajante; tienen tendencia a enriquecerse en K y a
perder el argn. Parecen pues, en general, demasiado jvenes, de 10 a 20 % en
relacin a su edad real. Otro material posible es el de las filitas-K tales como las
ilitas, pero como stas se estabilizan fcilmente en la evolucin diagentica, en el
anquimetamoifismo, son estas evoluciones las que sern datadas y no la edad de la
sedimentacin.
\ Carga
37Rb
1 85
72,15
86 87
27,85
88
* Hasta el momento no existe acuerdo sobre los valores de la constante de desintegracin, h, del Rbj
que se da a 1,47 x 10-11 o 1,39 x 10-11.
Estratigrafa y cronologa 287
2 neutrones por s
I
2 tomos C14 por S
f
l
Fig. 1-17. Gnesis y destruccin del C q 4 (segn W. F.
Libby, 1955).
B= Carbono intercambiable
Por cm2 de superficie terrestre hay 8,5 g de carbono
cambiable, o sea: 7,48 g en los ocanos, de los cuales
815 9 7,25 g estn en forma de carbonatos y bicarbonatos di-
sueltos y 0.59 g en forma de materias orgnicas disueltas:
0,33 g en la biosfera; 0,20 g en el humus; 0,12 g en la
atmsfera.
El nmero de tomos desintegrados -llamado activida(
especfica- es de 14 por rnin y por g.
Istopo
Modo de
desintegracin Producto final Perodo: T 1 Constante de
desintegraciYn
A.
elec. capt.
5 750 aos
Entre los modos de apreciacin del factor de separacin, citaremos el que se obtiehe
calculando, en un agua crstica, simultneamente los contenidos de C 0 2 y de Ca. El conte-
nido total de carbono del agua es, por ejemplo, 96 mg/l (obtencin sobre barita de
C 0 2 disuelto y de carbonatos disueltos), y hay 112 mg/l de calcio. Si se admite que todo
este Ca proviene de la caliza lavada del carst, es que hay 33,6 mg de carbono antiguo
(112/40 x 12 = 33,6). Hay pues 33,6 mg de carbono antiguo + 62,5 mg de carbono reciente
(96,O mg de carbono total) por litro de agua, y el factor de separacin carbono reciente/
carbono total es de 65 %.
500 O00
MA.1
Fig. 1-20. Puesta en evidencia de las prdidas en una serie isotdpica larga (segn Wetherill, 1956).
Cuando las edades 207Pb/235U y 206Pb/23BUson iguales (alrededor del 10 %) y concordantes, se ordenan a lo
largo de la curva normal de decrecimiento radiactivo, llamada Concordia. Por ejemplo, para las monacitas de tres
localidades de Africa del Sur es:
207Pb/235U 206Pb/238U 207Pb/206Pb
1 Bikita (Rhodesia) 2680 M.A. 2675 M.A. 2680 M.A.
2 Salisbury (Rhodesia) 2470 - . 2260 - 2650 -
3 lrurni (Zambia) 2320 - 2040 - 2620 -
Se constata que las monacitas 2 y 3 son de edades discordantes. Han perdido plomo de una manera igual; sus
edades se disponen sobre una recta de p6rdida)) o Discordia cuya pendiente est determinada por la relacin
206Pb/207Pb, admitiendo aqul, no obstante, una relacin de los istopos del uranio que ha permanecido siempre
constante.
Todos estos datos permiten marcar dos sucesos:
a) la cristalizacin de las tres monacitas a 2700 M.A. (mismas edades 207Pb/206Pb);
b) la recristalizacin o una alteracin de las monacitas (2) y (3) a 500 M. A.
292 Estratigrafa
t ii
i Tra Tbai iThr
Fig. 1-21. Curvas radiognicas del granito migmatitico del Velay (segn Y. Vialette).
de las biotitas dar la edad del metamorfismo en el curso del cual las biotitas habrn
cristalizado.
3. Otra manera de abordar el problema es teniendo en cuenta las isocronas.
Por ejemplo, en el mtodo Rb/Sr se ha podido separar, tal como hemos visto,
el estroncio radiognico del estroncio 87Sr natural.
E integrando:
Nf = Np0- Npoe-xt (Nf= cantidad radiognica de
- e-") .
Nr = NDO(l
Uniendo (2) a (4) se obtiene:
294 Ectratigrafia
Ahora bien,
Nf radiogcnim = Nf total - Nf no radiogenim inicial
N, = N f e - N f 0 (e: medido experimentalmente, o: original)
Aparece:
sea
Como (!j7Sr), no es conocido, mientras que (87Sr/86Sr)10 es, (7) es dividido por de donde:
4. En total, las medidas de edad absoluta dan datos inapreciables pero deben
ser interpretados cuidadosamente. Sin embargo, se dispone de medios para controlar
el tipo de modelo a adoptar.
El control experimental permite, en el laboratorio, observar el comportamiento
de los elementos radiactivos y radiognicos en sus diferentes medios naturales. As,
por el mtodo del argn ciertas piroxenitas daban edades que alcanzaban cuatro veces
la de la Tierra pero, de hecho, posean dos clases de argn, uno liberable a menos
de 900 OC y que era secundario, y el otro liberable en la fusin de las piroxenitas,
que era el nico radiognico.
El control estadstico consiste en el estudio estadstico de la distribucin de
edades medidas en una regin dada.
El control por correlacin investiga las relaciones existentes entre las edades
obtenidas o bien por varios mtodos en un mismo medio (edades comparadas con
Estratigrafia y cronologa 295
el plomo 206 y el plomo 207 o an por los mtodos del argn y del estroncio) o bien
por un solo mtodo en varias nuestras de un mismo medio. En este ltimo caso,
son generalmente permitidas correcciones sobre la constitucin isotpica del elemento
primario, comparando la abundancia isotpica del elemento radiognico ya sea con
las edades aparentes ya sea con el contenido en elementos radiactivos.
El control geocronolgico de la edad medida es considerado en funcin de la escala
geocronolgica.
El control geolgico, comparando las edades relativas estratigrficas y las edades
absolutas medidas y poniendo de manifiesto absurdidades tales como la edad de las
micas ms viejas para las pegmatitas que para los granitos, conduce a la introduccin
de Ia nocin de rejuvenecimiento. Bajo ciertas condiciones nuevas de temperatura y
presin -por ejemplo, nueva intrusin en la vecindad, nuevo metamorfismo, nueva
deformacin tectnica, etc.-, el equilibrio isotpico de un mineral puede ser modi-
ficado: la datacin obtenida no da la edad del mineral sino la edad ms joven -de
ah la nocin de rejuvenecimiento- del ltimo acontecimiento que ha experimentado.
El control geogrdfico, en fin, reside en el estudio de la distribucin geogrfica
de las edades aparentes.
As, por aproximaciones sucesivas y controles repetidos, se edifica lentamente
una doctrina de confianza dentro de los diferentes tipos de modelos geocronolgicos.
Fig. 1-23. Importancia relativa de las eras azoicas y de las eras paleontolgicas (segn R . C . Moore).
En total, 2500 familias de seres vivientes son fsiles, con una media de vida (duracin de la existencia de la
familia) de 75 millones de aos. Aproximadamente una tercera parte de ellas han dejado familias evolutivas, pero
como e n conjunto las nuevas formas aparecen ms deprisa de l o que desaparecen las antiguas, el nmero de fami-
lias existentes en u n tiempo dado n o ha cesado de aumentar. Las principales pocas de extincin en masa son el
final del Cmbrico (213 de los trilobites), del Ordovicico, del Devnico, del Prmico (75 % de los anfibios + 80 %
de los reptiles), del Trisico, del Cretcico (25 % de todas las familias).
PLIO.
-.
5 ""
::[:
- ,"
-."
EOC.
PALE.
Fig. 1-25. Escala cronolgica de las anomallas magnticas (segn Heirtzler, Dickson,
Herron, Pitman, Le Pichon). En negro las anomallas magnticas positivas.
Esta escala, que ha sido establecida independientemente de la nocin de expansin
ocenica, permite descubrir la edad de una anomalia determinada a condicin de con-
tar la sucesin de anomalas a partir del rift mediano, es decir, a partir del aiio cero
(vase fig. 1-26). La frecuencia de las inversiones magnticas deja sin significacin
cronolgica el hecho de que una anomalla sea simplemente negativa o positiva: es
CRET. 30 51:
s61o su nmero de orden el que cuenta a partir de una anomalla marcada; l o mas sim-
ple es partir de la poca actual.
[
500
gamma
Fig. 1 - 2 6 . Principio de /a cronologla magndtica de
/os fondos ocenicos (segn Vine, 1968).
En A: modelo de desarrollo del fondo del ocano
siguiendo el eje de una cresta dorsal. El material en
negro est imantado normalmente, mientras que el
dejado en blanco posee una imantacin invertida.
El mode!o se da para una velocidad de expansibn
de 6 cm/ao, es decir, de 3 cm/ao para cada una
de las dos vertientes (30 km horizontalmente corres-
D ponden a 1 M. A.).
En B: parte del mapa de anomallas magnbticas de
l a dorsal de Juan de Fuca en el Paclfico N.E.
En C: perfil observado de las anomallas del campo
rnagnbtico total siguiendo la lnea indicada en B
marino,,l * 1 1 I t 1 t I (1 y = 10-6 gauss o oersted).
l , 5 kn z En D: perfil calculado segn las pocas de inversibn
conocidas y dadas en la escala paleomagnbtica (vba-
4 2 O 2 4 m-a- se fig. 1-25).
a) Las varvas
El conjunto estaciona1 de sedimentos groseros de primavera y de sedimentos finos
de invierno, conjunto que constituye una varva, se repite de ao en ano.
Estratigrafa y cronologa 301
o En buenas condiciones, como las de sedimentacin en los lagos periglaciales,
la repeticin de varvas es lo suficientemente regular para que se pueda intentar
medir, por simple contaje, la duracin de la sedimentacin. En realidad, si bien es
fcil contar las varvas de un lago dado, no es tan fcil correlacionar esta cronologa
con la de 'los lagos vecinos. De Geer lo ha conseguido observando las anomalas
de las varvas camadas por aos ms clidos o ms fros; y, trazando curvas crono-
lgicas del espesor de las varvas, las correlacion haciendo coincidir las partes an-
malas,
Otra dificultad ha sido sincronizar estas curvas con las de la Historia. Aqu
tambin, es una de las varvas anormales y particularmente espesa (debido a la
ruptura de un lago glacial), varva que serva hasta entonces de marca (edad O),
la que se ha podido situar con exactitud (-6839 a. C.), partiendo del actual.
En el mtodo de las varvas es necesario separar: las informaciones sobre la dura-
cin de la sedimentacin, siempre obtenidas; y las de la edad del sedimento, lo
cual presupone que se tenga un punto de referencia. Dado que se cuentan los aos,
es necesario que se tenga referencia ms o menos ajustada a un ao; esto limita el
mtodo, para las edades, al perodo subactual, que es el nico de que se disponen
marcas anuales ciertas. Prcticamente, el mtodo de las varvas no ha permitido ir
ms all de - 16 000 aos.
o Por el contrario, el mtodo puede ser traspasado al pasado para determinar
Ia duracin de un proceso sedimentario. Por ejemplo, la molasa vaudoise, oligo-
miocena, posee niveles areniscosos que muestran una disposicin en bandas muy
finas. Las superficies ms oscuras son debidas a la acumulacin de cpsulas carbo-
nosas y hojas lignitizadas; como estos restos pertenecen a gneros con hojas caducas,
cada nivel debe corresponder a una fase de cada masiva de hojas, en otoo. Se
determina entonces una velocidad de sedimentacin anual de 1,64 mm y, teniendo
en cuenta el conjunto de la formacin, aparece una duracin de 1 830 000 aos para
el Chattiense y Aquitaniense. En realidad, a pesar de no ser areniscosos, sino a veces
arcillosos y calcreos, sedimentos de los que se sabe que la velocidad de sedimentacin
es ms dbil que la de las areniscas, la duracin del grupo Chatiense-Aquitaniense
de la molasa vandoise sera de 2,5 a 3 MA.
Sin embargo, la aproximacin obtenida por el estudio de los ritmos es interesante.
A condicin de que se tenga la certidumbre de que los ritmos son anuales; ha habido,
en efecto, muchas formaciones rtmicas, principalmente en las cadenas montaosas
(formaciones areno-margosas de tipo flysch o molasa*, o simplemente margo-calcreas)
en que la ritmicidad no es anual: el nmero de aos que se obtendra as sera sin
tener en cuenta la medida real de la duracin de la sedimentacin (1000 m de una
formacin con ritmos de 10 cm, debera pues corresponder a 100 000 aos, mientras
que en general se trata de decenas de millones de aos). Nos preguntamos pues sobre
esta ritmicidad, atribuyndola a las pulsaciones climticas, a las variaciones de la
cobertera vegetal que estaran ligadas con ellas (teora de la bio-rhexistasia), a ritmos
orognicos, etc. (vase infra). Pero, como no se dispone de hiptesis definitivas,
ninguna de ellas es cifrable en aos, y, por lo tanto, no pueden proporcionarnos una
cronologa.
(
En una regin dada, se pueden trazar curvas cronolgicas a partir del espesor de
los anillos de crecimiento anual y, sobre todo, de las anomalas que stos presentan
despus de aos muy favorables o, por el contrario, muy desfavorables al crecimiento.
Operando con madera cada vez ms antigua y superponiendo las curvas correspon- j
dientes situadas cada vez ms cerca, se llega a retroceder en el tiempo (hasta 11 d. C.)
por este mtodo llamado dendrocronologa.
Recientemente (Wells, 1963) se ha propuesto un mtodo basado en el contaje de
las lneas de crecimiento diario de ciertos corales, en el interior de las zonas de
crecimiento anual. Los corales actuales tienen en efecto un nmero de lneas del
orden de 365, mientras que los corales carbonferos muestran 390 lneas y los corales
devnicos 400. Si se admite, con los astrnomos, que la duracin del ao no ha
cambiado en el pasado, pero que la duracin del da ha aumentado 2 x s por
ao, en razn del frenado de la rotacin de la Tierra por las mareas, puede calcularse
una edad de 275 MA para los corales carbonferos y una edad de 375 MA para los
corales devnicos (das de 22 h), edades que estn de acuerdo con las que dan los
mtodos de la geocronologa nuclear para las mismas formaciones. \
estromatolitos
'\
I:
Fig. 1-27. Crecimiento de estrornatolitos en
la zona intermareal. (,
que los ms jvenes (70 cm de mximo). Esto significa que las mareas tenan, antes 1
de -600 MA, una amplitud ms grande que actualmente, en razn sin duda de una I
t
posicin ms cercana de la Luna en relacin a la Tierra. Pero, hasta el momento,
esta observacin no ha podido ser explotada en el plano cronolgico.
4. CONCLUSIONES
gracin de un elemento (U, Th, Rb, K, ...), lo cual, de hecho, no tiene inters
geolgico ms que si esta datacin es al mismo tiempo la de la formacin en la que
se encuentra el elemento. Ahora bien, esto supone que la incorporacin del elemento
en el mineral (biotita, feldespato, ...) es contemporneo de la formacin geolgica
que se quiere datar.
Esto puede ser vlido para un mineral primario de una roca eruptiva (granito, ...),
pero prcticamente no es jams vlido para los minerales de las rocas sedimentarias,
que son en su mayor parte detrticos y ms antiguos que el depsito que los contiene.
Slo los minerales neoformados en los medios de sedimentacin podran convenir
pero, a excepcin de las glauconitas (mtodo potasio-argn, K-A), los dems mine-
rales como la calcita o el yeso, para los que no hay ambigedad de gnesis, no
contienen elementos radiactivos actualmente dosificables. Hay que aadir adems que
el sistema, elemento radiactivo - elemento-hijo estable, debe permanecer un sistema
cerrado y que no haya fugas (A, He ...) ni ganancias (IC40, V). Ahora bien, esto
es raramente realizado en las rocas sedimentarias donde el proceso de diagnesis
es ineluctable, imponiendo nuevas organizaciones, es decir, recristalizaciones (arago-
nito en calcita, calcita en dolomita, etc.) con nuevas distribuciones isotpicas.
Tanto es as que, si bien en cronologa relativa las rocas eruptivas son datadas
en relacin con los estratos sedimentarios, en cronologa absoluta es lo inverso lo
que se trata de realizar, y los estratos, -por lo tanto los pisos- se datan en funcin
de las rocas eruptivas que los cortan. Aqu, de entrada, podemos constatar que la
costumbre impuesta por la Historia de referirse en cronologa al estudio de las
cuencas sedimentarias como las cuencas de Pars, de Londres o de Alemania, no podr
conservarse, ya que estas cuencas estn desprovistas de rocas eruptivas. Slo las zonas
orognicas podrn servir de marco a los estudios de geocronologa absoluta, pero
ofrecen las dificultades ya sealadas de tener frecuentemente series comprensivas o
condensadas en las que los pisos son difcilmente distinguibles unos de otros. Bien
entendido, las zonas orognicas antiguas son adems metamrficas y a las dificultades
de datacin absoluta de las series cristaloflicas (vase pg. 266) se une la confusin
entre la zoneografa y la estratigrafa.
En resumen, para datar el Viseense, por ejemplo, es preciso encontrar una regin
donde este piso sea metamorfizado al contacto con el granito A -es ms antiguo
que l- y donde, adems, recubra otro macizo grantico B o contenga cantos de ste,
entonces es ms reciente que el granito B o, ms exactamente, que la salida en aflora-
miento del granito B. Este mtodo impone obligatoriamente grandes extrapolaciones
de datacin e incluso si se conoce la fecha de establecimiento de los granitos A y B,
lo cual es dudoso ya que la edad de un mineral, no es la edad de una roca y menos
an la del momento de edificacin de la intrusin (vase phg. 295), resulta que el
tiempo necesario para que la cobertera subyacente al granito sea despegada es total-
mente desconocido.
Por ello la escala de cronologa relativa es mucho ms precisa que la de 3a
cronologa absoluta, sin que sea necesario invocar los mrgenes de error inherentes
a los mtodos de datacin en s mismos.
Sin embargo, puede ser que se obtengan precisiones mayores en lo que respecta
a la edad de los estratos sedimentarios si una de las dos tendencias actuales justifican
las esperanzas que hacen nacer. En el primer caso, los minerales que se datan son
minerales filitosos que no son glauconita, los cuales, por su estudio sedimentolgico,
es seguro que son de neoformacin y nacidos en la cuenca sedimentaria. En el
segundo caso, son las biotitas y los feldespatos, es decir, rocas globales, lo que se
investiga, ya que estos minerales y estas rocas son productos volcnicos depositados
en el seno de los terrenos sedimentarios. Estos niveles, testigos de potentes erupciones
ignimbrticas,, no son raros, o, al menos, son mucho ms frecuentes de lo que se
supona hasta estos ltimos aos.
Estratigrafla y cronologa 305
Los mtodos de la cronologa relativa son pues todava vigentes, aunque sdlo sea
por s u lado prctico y poco cost,oso; y, por un tiempo an, por su mayor precisin
de las biozonas. Pero quizs ya no est lejos el tiempo en que esta ser as: se tiende
cada vez ms a hablar de millones d e aos ... De todas maneras, no es dudoso que
de su confrontacin con la cronologa absoluta, la cronologa relativa recibir u n
nuevo impulso, e n u n marco ms cronolgico, evitando as el peligro de discusiones,
frecuentemente estriles e indeterminables, sobre los lmites de pisos ms que sobre
la duracin y la significacin de los mismos (un lmite es evidentemente siempre
arbitrario).
Y resulta que, por la colaboracin d e los mtodos de la cronologa relativa y d e
la cronologa absoluta, la Tierra tiene en lo sucesivo una edad y una historia.
Obras generales
MUTTI,E. (1969): Studi geologici sulle isole del Dodecaneso (Mar Egeo). X:
sedimentologia delle arenarie di Messanagros (Oligocene-Aquitaniano) nell isola
di Rodi, Memoria Societa Geologica Italiana, VII, p. 1027-1070.
CANNON, H. L. (1961): Radiokohlenstoff-Datierung. Angew. Chem., Frankfurt,
vol. 73, n." 7.
LIBBY,W. F. (1955): Radiocarbon dating, 1 vol., Chicago.
WETHERILL,G. W. (1956): Discordant Uranium Lead ages. Am. Geoph. Union
Trans., vol. 37.
VIALETTE,Y. (1962): Contribution l'tude gochronologique par la mthode
au Strontium des principaux massifs de granites et de migmatites du Massif Cen-
tral frangais en Annales Facult des Sciences de Clermont-Ferrand, vol. 6.
Estratigrafa
1) La nocin de facies
l.ORIGEN
La nocin de facies es antigua, ya que el nombre parece ser debido a Nicolas
Steno (1669); pero es a Gressly, a propsito de una memoria sobre la geologa del
Jura de Soleure (1838), a quien se remonta la nocin en toda su riqueza. Este autor,
en efecto, enunci para este propsito cinco leyes de las facies:
- la primera ley daba la definicin de facies como el conjunto de caracteres lito-
lgicos y paleontolgicos de una roca sedimentaria;
- la segunda ley trataba de la reparticin vertical de las facies, cambiantes en
el tiempo;
- ola tercera ley trataba de la reparticin horizontal de las facies, cambiantes en
el espacio;
- la cuarta ley, de importancia local, concerna solamente a las facies de la
regin de Soleure;
- la quinta ley trataba de la interpretacin de las facies en funcin de su mayor
o menor proximidad a la lnea de costa en .la poca considerada. Cuatro de estas
cinco leyes tenan una importancia general y dieron a la nocin de facies un marco
an vlido en nuestros das.
308 Estratigrafia
o
Valle del Marne
Margas suprayesosas
3.' masa
1
Q Q l
I
Caliza
2.' masa Q Q
v 1,' masa Q Q Q I
I I
Fig. 2-1. Cambio de facies del yeso de Montmartre a las calizas de Champigny en el valle del, Marne.
/6 COMPIEGNE
LIMITES
m MARGAS del mar
.. -
YESO 3. + +
- +- +. de la laguna
CALIZA .........
, del lago
Fig. 2-2. Mapa de los afloramientos y de las facies del piso ludiense en la regidn parisina, segn R. Abrard.
Del. mapa de afloramientos, y de las facies de Bstos, se puede deducir u n mapa de facies que ha sido dibujado
en sobreimpresin; se distinguen entonces cuatro zonas de facies: una zona A, caracterizada por una facies sin yeso
marina); una zona 8, caracterizada por la facies yesosa (laguna ); una zona C, caracterizada por la facies calchrea
lacustre); y una zona D, continental.
En x (cerca de Meaux), lugar del corte de l a figura 2-1.
31 0 Ectratigrafa
Facies urgoniense
Facies vocontiense
w Toulon
Fig. 2-4. Curva litoldgica de una serie sedimentaria (segn A. Lombard, 1956).
. .
El eiemolo correswonde al corte levantado a lo largo del curso del rlo Mfidi en el Zaire.
Los 11 t6rminos de la serie virtual representada son: 1, conglomerado grosero: 2, conglomerado calcreo; 3, are-
nisca grosera; 4, arenisca de grano medio; 5, arenisca de grano fino; 6, psammita; 7, esquisto areniscoso; 8, esquis-
to; 9, arenisca de grano fino calcarenltica; 10, esquisto calcarenltico; 11, caliza.
Para construir la curva se designa un punto en el nivel de cada litofacies en la columna que corresponde al grupo
al que se adjudica dicha litofacies. Despus se unen los puntos de las litofacies mediante una-recta, continua si slo
hay juntas de estratificacin, discontinua si hay alguna laguna. Paralelamente a la curva litolgica se dan dos cur-
vas, una que representa la dimensin del grano medio y la otra el porcentaje en cuarzo de la serie. El paralelismo
de las curvas no es absoluto pero las tendencias son homologables.
3 14 Estratigrafa
simple, lmlamado serie virtual, que va de las formaciones detrticas groseras que cada
vez son ms finas a las formaciones metagenticas (hierro, fosfatos, carbones), despus
a carbonatos, y finalmente a depsitos salinos. De esta supersecuencia de referencia,
solamente algunos trminos pueden estar presentes en una serie real. La comparacin
de la serie estudiada con la serie virtual se hace trazando la curva litollgica; se
dibujan un nmero de columnas verticales igual al nmero de trminos de la serie
virtual local; cada columna se reserva a un trmino, los elsticos a la izquierda,
los coloides en el centro, y las calizas a la derecha (fig. 2-4). Estas curvas litolgicas
ponen claramente en evidencia la' tendencia evolutiva de la serie y permiten la com-
paracin con otras series de igual edad por ejemplo.
Se definen pues:
- secuencias positivas (+), series simples en que la granulometria decrece hacia
el techo, representadas por una curva litolgica que se eleva oblicuamente de izquier-
da a derecha; tal secuencia puede corresponder a una serie depositada durante una
invasin marina o transgresin (vase infra);
- secuencias negativas ( - ) en que la granulometra crece hacia el techo, repre-
sentadas por una curva que se eleva oblicuamente de derecha a izquierda; pueden
indicar el cierre de una cuenca y la retirada del mar o regresin (vase infra).
Estas secuencias positivas y negativas pueden ser complejas, si las curvas no son
rectilneas sino rotas, pero con una tendencia general positiva o negativa. La signi-
ficacin gentica de estas secuencias complejas es la misma que la de las secuencias
simples pero testimonia un rgimen que evoluciona irregularmente;
- bisecuencias formadas por la sucesin de dos secuencias de signos opuestos.
Se distingue las bisecuencias en D (+ -) y las bisecuencias en C (- +). La bise-
cuencia en D puede indicar una transgresin, el relleno' de una cuenca, el retorno
de series detrticas y una regresin. El .estudio de las secuencias de facies permite
pues precisar la historia de una cuenca en el transcurso del tiempo.
As, tal como ya hemos visto (tomo 1), los componentes de un depsit marino
tienen tres orgenes principales (fig. 2-5):
- bentnico, para los materiales que resultan de la actividad de los organismos
que viyen sobre el fondo del mar;
- pelgico, para los materiales que resultan de la actividad de los organismos
que viven en el agua del mar, pero no en el fondo, ya sea por natacin activa o en
suspensin;
- terrgeno, para los materiales que provienen de la erosin de los continentes
vecinos y que son llevados al mar por agentes dinmicos externos: aguas corrientes,
vientos, glaciares.
Teniendo en cuenta la morfologa de los ocanos (tomo 3), puede definirse
(fig. 2-6):
- sobre la plataforma continental que prolonga el continente hasta una profun-
didad de alrededor de 200 m, una zona nertica)) en la que los sedimentos son
esencialmente de origen bentnico y terrgeno: arenas, lodos, sedimentos organgenos;
se habla as de facies nerticas a veces llamadas facies nerticas epicontinentales para
precisar;
- fuera de la plataforma continental, zonas de interpretacin ms delicada.
Ltimina II
Estrlas glaciales (Iherir, Tassili de los Ajjers, Sahara argelino) (segn P. Rognon).
El ejemplo corresponde a la glaciacin del Ordovicico terminal. Comprese con la figura 2-8.
Estratigrafa y paleogeografa
Lmina III
CONTINENTE )
.-)
.- PRECONTINENTE OCANO -
Fig. 2-6. Esquema de la distribucidn de las zonas sedimentarias en un borde continental.
Este esquema tiene en cuenta la estructura de los bordes continentales de tipo atlntico (vase tomo 3).
Ntense las dos zonas de acumulacin sedimentaria privilegiadas que corresponden respectivamente a la platafor-
ma continental y al glacis continental: en la primera las facies son bhticas y terrigenas debido a su proximidad al
continente; en la segunda las facies son pelgicas y terrigenas debido a la posibilidad de aportes de materiales arras-
trados de los continentes por los caones submarinos. La sedimentacin es reducida en el talud continental.
Estratigrafa y paleogeografa
II) La paleogeograf a
'l. GENERALIDADES
l LADO EXTERNO
(Alta mar)
t
SEDIMENTOS SEDIMENTOS
ARRECIFALES O PELAGICOS
SUBARRECIFALES
Zona
subarrecifal a subarrecifal
interna externa
! Orbitoides '--@------
Fig. 2-12. Distribucin de figuras de corriente en una cuenca de flysch (segn Stanley). El ejemplo escogido es
el de las areniscas de Annot, de edad Priaboniense, que representan el flysch ms externo de los Alpes occidenta-
les (vase fig. 6-16).
A: Principio de la representacidn: los radios de la rosa de los vientos representan los azimuts; los clrculos concn-
t r i c o ~el nmero de medidas efectuadas. Para una estacin dada (aqul la estacin 24) el diagrama aparece como
una serie de husos cuya punta est en el sentido de las paleocorrientes; la longitud de la flecha es proporcional
al nmero de medidas del mismo sentido; la anchura tiene la amplitud de variacin de los azimuts considerados.
AS[, una flecha larga Y estrecha da un sentido preciso; una flecha corta y ancha un sentido impreciso.
0 : Resultados: se observa que la cuenca de las areniscas de Annot era extremadamente limitada y recibla alimen-
tacin tanto de su borde externo (flecha de oeste a este en la regin entre Digne y Gap; flecha de sur a norte
en l a regin de Annot) como de cordilleras surgidas en su borde interno (aporte de este a oeste o de sudeste
a noroeste en la periferia del macizo de Argentera-Mercantour, que formaba un relieve desde esta poca.
Para l a forma de la cuenca de las areniscas de Annot se comparar con la figura 6-16.
La arenisca.de Annot representa el flysch ms tardlo y ms externo de los Alpes occidentales, que se sedimenta
cuando casi toda !a cadena est emergida; la disposicin de la cuenca, al igual que las facies que en ella se
sedimentan, anuncian los estrechos surcos molsicos que habrn en el Oligoceno y el Mioceno. En todas las cade-
nas, 10s f b c h ms externos Y los mas recientes anuncian la facies molsica.
Estratigrafia y paleogeografla 327
OSO ENE
Fig. 2-13. Ejemplo de series radiolarlticas y de formaciones sedimentarias asociadas (segn J. Aubouin).
1. Calizas oollticas y guijarrosas; 2. Calizas con sllex; 3. Radiolaritas; 4. Formaciones volcnicas submarinas (4a,
pillow-lavas; 4b, doleritas).
El ejemplo es el de las radiolaritas jurj3sicas del surco del Pindo (Grecia). De a a g la variacin de las facies se
sigue regularmente; entre g y h se sita un corrimiento muy importante de las formaciones de tipo h sobre las
formaciones de tipo g (escamas ultraplndicas en el frente del manto de las ofiolitas subpelagonienses, vase tomo 3).
La secuencia de facies fundamental es de esta manera la secuencia g, que se encuentra en numerosas unidades.
frecuentemente escondidas bajo el manto del que las escamas de las facies h constituyen las unidades frontales.
La secuencia fundamental es la de un aumento de sedimentacin sillcea, del mantenimiento de sta a un mximo,
y despus de una disminucin; l o que se interpreta como u n progresivo aumento de la profundidad hasta un m-
ximo, al que sucede una dism~nucinde profundidad (ligado a una orognesis en las zonas ms internas, al este).
Las calizas oollticas y con cantos representan una secuencia adicionada con significacin de brechas de flanco del
surco del Pindo; marcando de este modo la morfologla de ste.
El surco del Pindo se interpreta generalmente como un rea paleo-ocenica en la que el borde sudoeste es el del
precontinente; mientras que al nordeste hay el paleo-ocano donde las radiolaritas estn asociadas a las formacio-
nes de basaltos submarinos ligados a los macizos ofiollticos.
Comprese con la situacin de las radiolaritas del surco lombardo (fig. 2-14).
Varese Como
--
LAGO DE COMO
Brgamo Brescia
-
LAGO DE CARDA
Cuenca
[ Fer-J
Surco lombardo Cresta tridentina Surco bellunes Cresta frioulana Surco juliano
Nudo
Fig. 2-14. Perfil paleogeogrfico de los Alpes meridionales italianos (Lombarda y Venecia) en el Jursico supe-
rior, segn J. Aubouin.
Ntese la oposicin de estas facies entre los surcos (facies margo-calcrea del surco lombardo, facies calcreo-
silcea del surco belluns) y las crestas (facies calcrea condensada en la cresta tridentina, facies calcrea arrecifal
en la cresta frioulana); ntese igualmente l a distincin d e detalle hecha en el surco lombardo que setiala que la zona
de acumulacin mxima ha variado en el transcurso del tiempo, de oeste (Sinemuriense) a este (Carixiense-Dome-
riense inferior).
Nxese, por otra parte, la oposicin de facies entre la cresta tridentina con facies de calizas nodulosas (ammonitico
rosso,), muy condensadas y espordicas, y la cresta frioulana de facies arrecifales, comprensivas y constantes; esta
opos~cines la de una cresta de tipo briansons y de una cresta de tipo Gavrovo. Ntese, adems, la presencia de
brechas d e flanco en l a periferia de l a cresta frioulana, que puede interpretarse como brechas de zonas subarrecifales
externas (vase fig. 2-9).
Leyenda litoldgica. 1 , calizas ammonitico rosso; 2, radiolaritas; 3, calizas pelgicas siliceas; 4, calizas arrecifales
5, calizas nerticas; 6, calizas ooliticas o guijarrosas; 7, calizas brechoides; 8, margo-calizas (1 -3, facies pelgicas:
4-6, facies nerticas; 7, facies intermedias = brechas de flanco; 8, facies pelgico-terrigena).
Leyenda esiratigrfica. Lias: L (Li, inferior; Lm, medio; Ls, superior): He, Hetangiense; Si, Sinemuriense; Di-Cal
Carixiense y Domeriense inferior; Ds, Domeriense superior; T, Toarciense. Dogger: D. Malm: M .
* C o n las reservas climticas debidas: los radiolarios -como los foraminferos- abundan en las aguas
clidas de los ocanos intertropicales; e n las aguas fras de los ocanos polares se encuentran otr?s
organismos silceos, las diatomeas. Las radiolaritas son as igualmente indicadoras de condiciones paleocll-
matolgicas (vase infra) .
Estratigrafa y paleogeografa
CHERBOURG
/ Fallas CUENCA
DE AQUlTANlA
Fig. 2-1 5. Distribucidn de los terrenos secundarios en la periferia del macizo armoricano.
El Trisico, el Jursico y el Cretcico superior pueden ser transgresivos directamente sobre el zcalo del macizo
armoricano. La transgresin del Jursico es progresiva, comenzando en el Lisico (Normandla, al oeste de Caen;
Maine; periferia de la Vende) y se acenta en el Jursico medio (Normanda entre Caen y Alencon) (vase fig. 1-9).
La transgresin del Jursico superior es la ms amplia, reposando directamente sobre el zcalo armoricano en Anjou
y dejando testigos bastante ms lejos de sus lmites actuales (Normandia, al sur de Cherburgo, al oeste de Falaise;
Vende, cerca de la costa).
Comprese con la figura del volumen 3 (parte 5.8) que muestra que la Mancha occidental est constituida por una
cuenca sedimentaria secundaria y terciaria entre la Bretaa al sur y Cornuailles britnica al norte: lo que demuestra
que el macizo armoricano qued como una isla en los mares del Secundario y del Terciario, tal como veremos a
continuacin.
Estas reconstituciones deben ser evidentemente comparables con los datos actuales.
El dominio geosinclinal presenta una comparacin con los ocanos (vase infra;
y tomo 3). Por ejemplo, dentro del marco del programa JOIDES se han encontrado
en diversos lugares del borde precontinental )series condensadas de tipo briansons,
lo que justifica la interpretacin dada a estas crestas (fig. 1-7): estos sondeos, que
Ilegan hasta el Jursico superior, dan series cuyo detalle, la sucesin de las facies,
al igual que su espesor, son extraordinariamente comparables a la cresta tridentina
de los A'lpes italianos (fig. 2-14). Tambin la interpretacin paleogeogrfica rene
los datos de la oceanografa que le proporcionan un marco preciso.
* Por ejemplo, actualmente el mar Rojo se interpreta como un ocano en vas de fomaci6n desde
el Plioceno: los primeros depsitos corresponden a potentes series saliniferas (hay cerca de 6000 m de
series saliniferas cuatern?rias en la fosa de Afars que es la prolongacin meridional del mar ojo);
De la misma manera, los primms depsitos que anuncian la abertura del Atlntico tropical son las
series evaportticas del Cretcico inferior (v6ase infra).
Estratigrafa y paleogeografa
Fig. 2-16. Esquema de las apariencias de concordancia de los terrenos transgresivos en el eje de los sinclinales
(A) o en el caso de una tectnica de fallas en extensin (B).
Aquitaniense
Oligoceno
Eoceno sup
Fig. 2-19. Posicin de los polos y del ecuador y distribucin de las facies coraligenas, desrticas (areniscas ro-
jas) y salinlferas en e l Devnico (segn Schwarzbach).
Ntese la coincidencia de la reparticin de los corales con los mares ecuatoriales o tropicales y de la distribucin
de las facies de areniscas rojas y evaporiticas con la zona de desiertos subtropicales.
La forma de la lnea que representa el ecuador se basa en el hecho de que las diferentes masas continentales se han
desplazado unas respecto a otras segn un proceso evocado por la teorla de Wegener (vase fig. 2-41) y confir-
mado por el paleomagnetismo (vase tomo 3, 5.0 parte).
336 Ectratigrafa
PALEOCLIMA-
F R ~ OY HMEDO HMEDO Y MENOS F R ~ O FRfO Y SECO
TOLOG~A
I I
CRONOLOG~A
WURMIENSE II E
INDUSTRIA MUSTERIENSE INDUSTRIA
I
% de polen
I de arboles
D
8
a
5o % de polen
de herbceas
ABEDULES
N
V1
ROBLEDAL
g MIXTO
8
GENEROS
C: MUY
a TERM~FILOS
HERBACEAS
(COMPUESTAS,
GRAMINEAS
...1
8
a
mares clidos. Los mtodos geoqumicos han confirmado esta interpretacin que por
carecer de una comparacin actual precisa era bastante aventurada*.
Y) Es con la era Cuaternaria, con pulsaciones climticas rpidas y numerosas,
que la paleocIimatologa ha dado los resultados ms notables: con el estudio de 10s
depsitos glaciales en las regiones actualmente templadas; los depsitos aluviales en
las regiones actualmente desrticas; vegetales, y a falta de ellos, sus plens, que
depositados en las turberas restituyen una verdadera estratificacin de los climas
(fig. 2-20).
Por el contrario, la prudencia se impone en los perodos ms antiguos: en efecto,
podemos quedar engaados por ciertas apariencias. As, las potentes acumulaciones
hulleras del Carbonfero han conducido a imaginar un clima ecuatorial generalizado
cuyos efectos habran sido aumentados por la presencia de gas carbnico en mayor
cantidad que en la actualidad. En realidad, el Carbonfero debi de tener climas
diferenciados en zonas, ya que, durante el tiempo en que se desarrollaban bosques
ecuatoriales en ciertas regiones, en otras existan casquetes glaciales. Por otra
parte, los depsitos hulleros no caracterizan nicamente al Carbonfero, como se
hubiera imaginado del estudio de la Europa occidental exclusivamente -de donde I
el nombre de Carbonfero-: todas las pocas han presentado depsitos hulleros:
* Recordemos que los radiolarios, adems de ser indicadores de profundidad, si forman radiolaritas,
caracterizan los ocanos intertropicales (vase supra), etc.
Estratigrafa y paleogeografa 337
el Trisico (Vietnam por ejemplo), el Jursico (Siberia), el Cretcico (Siberia, Am-
rica; en Francia, la Provenza), el Terciario (lignitos de Europa -Alemania del Este
principalmente-, Amrica del Norte y del Sur, Asia). Las pocas ms antiguas que
el Carbonfero son raramente hulleras, a excepcin del Devnico, que lo es en algunos
lugares; ello se debe a que en el Paleozoico inferior la flora continental, muy pobre,
era poco susceptible de dar carbones; se conocen, no obstante, carbones de algas
en el Precmbrico reciente (vase infra).
RESlSTlVlDAD RESlSTlVlDAD
(normal) (inversa)
Fig. 2-22. Mapa de resistividad de la barra turoniana en la cuenca de Ouargla (segn Busson).
Este mapa, que da la distribucin de las zonas donde la barra turoniana tiene un comportamiento conductor o re-
sistente, es un mapa de facies particular.
En conjunto, las zonas con dominante dolomitica son resistentes y las zonas con dominante calcrea son conduc-
toras.
GTE 2
Fig. 2-23. Discusin del problema transgresin-cambio de facies a partir de las diagrafias (segn Busson).
El eje corresponde a tres pozos de la regin de Gassi Touil.
La comparacin de las diagrafias de un pozo a otro hace aparecer un cierto nmero de picos homlogos que han
sido marcados por letras (de A a L). El escalonamiento de las diagrafias ha permitido asignar estos diferentes m-
ximos a la secuencia de las facies del Lisico y del Jursico medio de las regiones citadas.
La consideracin de 10: picos hom6logos de las diagraflas establece un rgimen de concordancia absoluta, con-
firmado por la presencia de picos secundarios intermedios entre los mximos principales.
En consecuencia, !a desap?ricin de la serie salinifera atribuida al Lisico superior del pozo GTE 2 al HCW 1 .es
debido a un cambio de facies. No obstante,.en un primer momento esta desaparicin de la sal habla sido atribuida
a una transgresin de las formaciones superiores, llamadas de una manera errnea discordantes: la comparacin de
10s picos entre E Y F del pozo,TOU 3 al HCW 1 muestra que no es asl, ya que la llnea de discordancia supuesta
(que se ha senalado en,el grfico con un trazo ondulado) es perfectamente oblicua en relacin a la serie de picos
secundarios que se repiten de un pozo a otro.
Estratigrafa y paleogeografa 341
L J
- MAR DE NORUEGA
-
0- -
- GOLFO DEL MAlNE -
- -
- COSTA ORIENTAL -.
- DE GROENIANDIA
-S - -
-
- -
-
-
MAR ABIERTO
-
- DE GROE&ANDlA -
l i i i l i l i i l . l l I I I l I 1 1 I I I I I
15 20 25 30 35 40
Salinidad aloo
* Desde este primer trabajo, que se remonta a 1951, se h a n hecho varias objeciones a l a exactitud
de este resultado. Pero el principio permanece.
342 Estratigrafa
Fig. 2-25. Sucesidn de estaciones registradas en e l crecimiento de un rostro de belemnite (segin Urey et ab).
El belemnite utilizado era de edad Jursico superior, ms exactamente del Oxfordiense.
Las zonas negras del negativo, que corresponden a fisuras en el rostro, no han sido tratadas en razn de las altera-
ciones posteriores.
En el resto del rostro, se ha podido reconocer una alternancia de anillos con gran cantidad de l 80, interpretados
como correspondientes a periodos de verano, y con dbil cantidad de 1 8 0 , interpretados como perodos de invierno.
...
Se ve que naci6 en otoo y muri cuatro aos despubs, en primavera ...
De hecho, este ejemplo histrico suscita diversas objeciones.
Diversos valores han sido calculados para esta constante de equilibrio que se sita entre
O "C y 25 "C, entre dos valores 1,025 - 1,021 (Epstein), 1,022 - 1,018 (Urey) 1,018 - 1,014
(Thorley). Lo que demuestra:
- que en el dominio de temperaturas de la hidrosfera los carbonatos son ligeramente ms
ricos en "0 que el agua del medio en que se forman;
- que este enriquecimiento de los carbonatos en 'Q disminuye con la temperatura.
-
Se tiene pues en cuenta este fenmeno en el clculo de las paleotemperaturas de preci-
pitacin de los carbonatos; lo que viene a reducir al mnimo la proporcin de "0 en el
- - 0 O ' +
SDO/oo
-100
-200
-300
- 50 - 40 -30 - 20 -10 O + 10 + 20
81a00/oo
Fig. 2-27. Evolucin de las proporciones D/H y 1 8 0 / 1 6 0 en las aguas marinas (segn Craig y GOrdon).
El ejemplo escogido e s el de las aguas del Atlntico Norte.
Se ve que las dos relaciones varian segn una recta de precipitacin tal que las variaciones de la proporcin de
deuterio D son del mismo sentido que las de 180.
El mismo razonamiento puede aplicarse al par deuterio/hidrgeno y al par 180/160: las aguas de evaporacin se
enriquecen en istopos ligeros (H o 'W), mientras que las aguas que permanecen ven aumentar su proporcin de
istopos pesados (D, leo). Son pues las aguas ms clidas las que son ms ricas en istopos pesados y las ms
frias en istopos ligeros.
Fig. 2-28. Curva de la proporcin de carbonato de estroncio Co3Sr en los carbonatos en funcin de la desviacin
isotpica 6 ' 8 0 (segn Bowen).
El ejemplo escogido es el de los carbonatos fijados por los braquipodos actuales.
S e observa que la proporcin de C0,Sr aumenta con la desviacin isotpica 6 j80, dicho de otra manera con la
proporcin de ' 8 0 ; o sea, que la fijacin de C03Sr aumenta con la temperatura.
La correspondencia establecida entre uno y otro fenmeno por la curva representada permite hacer del C03Sr un
termmetro geolgico.
C u r v a TL n a t u r a l
H
(Cm cm)
/\
,5
....f......'
.......... desexcitacin
tl.....'
- / a los UV
supuesta por Wegener (vase infra), proporcionando as un nuevo marco a las recons-
trucciones paleogeogrficas a escala del Globo.
Tal como se ha recordado (vase pg. 296) y como ser tratado en el tomo 3, los
cuerpos ferromagnticos han podido fosilizar los campos magnticos pasados:
- ya sea, tratndose de ciertos minerales de las lavas, durante el enfriamiento de stas
por debajo del punto de Curie de estos minerales (paleomagnetismo termorremanente);
- ya sea, tratndose de ciertos minerales de las rocas sedimentarias, del depsito de
stos segn la orientacin del campo magntico del momento.
Se ,ha demostrado as:
- que en un lugar dado, en el transcurso del tiempo, la direccin -y el sentido
(vase pg. 298)- de un campo magntico haba variado; lo que acredit, en un
primer momento, la nocin de migracin de los polos (vase supra, fig. 1-22);
- que en un momento dado, en lugares diferentes significativos (continentes, blo-
ques continentales diferentes), la direccin del campo magntico indicado por el
paleomagnetismo era diferente; lo cual, con independencia de una eventual migracin
de los polos -que no est demostrada- prueba que los continentes en cuestin han
sufrido movimientos relativos cuya amplitud explica las diferencias de orientacin
de sus campos magnticos fsiles en la poca escogida. Colocndolos de nuevo de
tal manera que sus campos magnticos fsiles sean compatibles con una misma posi-
cin de los pdos en la poca considerada, se les restituye a su -posicin original
(fig. 2-31).
Sicani
O Zona
I <' I I no 1 1
A
PROVENZA
Fig. 2-31. Puesta en evidencia de la rotacin del conjunto Corso-Sardo mediante los datos del paleomagnetismo.
A: disposicin supuesta del conjunto Corso-Sardo antes de la rotacin (segn Alvarez). Se ha dispuesto el con-
junto Corso-Sardo acercando los taludes continentales (representados por lneas dentadas). La rotacin se habra
producido alrededor de un polo situado en el golfo de Gnova; a favor de sta, una parte de la corteza se
habra hundido y habrla dado lugar a las rocas plutnicas y volchnicas del mar Tirreno y de Cerdea (en su posicin
actual) representados en gris.
B: direccin aparente del polo oligoceno de Cerdea a partir de las medidas paleomagnticas en las traquiandesitas
del noroeste (Alguer) .(segn Jong, Manzoni, Zijderveld). Los diferentes puntos, cruces, triigulos, etc... represen-
tan los polos de las diversas coladas numeradas de 1 a 10; las marcas en negro indican el polo norte con una in-
clinacin positiva; las marcas en blanco, el polo sur con una inclinacin negativa. En el Oligoceno, la direccin me-
dia del eje de los polos magnticos era pues aproximadamente noroeste sudeste. Se admite pues que el conjunto
Corso-Sardo ha girado 4 5 O hacia el este despus del Oligoceno segn el mecanismo sugerido en A: situando el con-
junto Corso-Sardo en la posicin representada en A, la direccin del eje de los polos oligocenos seria conforme al
norte-sur actual.
La rotacin del conjunto Corso-Sardo e s discutida en su principio y en sus modalidades; por lo que respecta a
stas, el polo de rotacin admitido por los diferentes autoejes no es siempre el mismo; y, segn los casos, se consi-
dera que el conjunto Corso-Sardo ha girado solo, tal como se indica aqul, o bien con el conjunto de los Apeninos,
lo que conduce a situar una zona de subducci6n ya sea al este del conjunto Corso-Sardo, como se ha sugerido
aqu, o en el frente de los Apeninos.
da separados hayan podido estar juntos en un momento dado, nos da una solucin
simple y nueva: la distribucin de faunas y floras del Permo-Carbonfero encuentra
as una explicacin (vase infra, pg. 439).
La reparticin y la*evolucin de los paleoclimas encuentran as una explicacin
razonable. As ocurre con: las antiguas areniscas rojas devnicas y las modernas
areniscas rojas prmicas, que, en dos pocas diferentes corresponden a las zonas
desrticas subtropicales (vase supra, fig. 2-19); las trazas glaciales en el Permo-
Carbonfero, que se reparten en las zonas peripolares de la poca (fig. 2-32); los
depsitos hulleros de la misma poca que corresponden a la zona intertropical
(vase fig. 2-41); el acercamiento inesperado de unos y otros en la geografa actual
que resulta de los movimientos ulteriores de los fragmentos continentales*, etc. A titulo
de ejemplo se dar, al hablar de cada gran era, la distribucin mundial de las evapo-
ritas (figs. 4-6, 4-19 y 5-4) que podr ser comparada con la de los continentes (figu-
ras 5-3 ABC y 6-3).
Los mtodos fsicos nos dan pues datos valiossimos, cuantificados. Han demos-
* As A. Wegener insisti mucho en la proximidad actual de los dep6sitos carboniferos glaciales del
continente indio y los hulleros de Indonesia. La gnesis del Himalaya mediante el desplazamiento relativo
de la India, que vino a hundirse bajo Eurasia, trata de explicar esta aparente anomala paleoclimtica:
en el Carbonfero Indonesia estaba situada en la zona intertropical; mientras que la India perteneca a la
zona peripolar.
Estratigrafa y paleogeografa 349
A) Generalidades
La reconstruccin paleogeogrfica detallada se apoya en cuatro tipos de criterios:
- los atributos que corresponden a las propiedades cualitativas que tiene o no
un depsito. Aqu cuenta solamente la presencia o ausencia de un material, sin que
intervengan las nociones de cantidad. La distribucin aluvional de un mineral, la
presencia de tal mineral pesado, la existencia o no de oolitos, etc., son atributos
que, a escala de una cuenca, permiten confeccionar un mapa de facies y un mapa de
biofacies;
- las propiedades escalares que se expresan por cantidades. El tamao de un
grano, la proporcin de un mineral, el valor de diversas proporciones (porcentaje
de los clsticos, de los tipos de arcilla, etc.) son propiedades escalares que pueden
ser observadas: segn una vertical, en una columna estratigrfica* que podr subdi-
vidirse por el anlisis secuencia; segn la horizontal, en un mapa, en tal caso la
propiedad escalar permite definir un gradiente (evolucin del modo granulomtrico,
evolucin del porcentaje de ilita-caolinita, evolucin de un dato geoqumico, B,
Cu, etc.). Los mapas de isopacas que muestran las variaciones de espesor o los mapas
de litofacies son casi siempre construidos;
- las propiedades direccionales que caracterizan las direcciones y se expresan
mediante vectores. El anlisis de estratificaciones cruzadas, de las ripple-marks, de
* L a columna estratigrfica se denomina frecuentemente lag en funcin de su forma que evoca
un tronco (del ingls log = tronco).
Estratigrafa
figuras de corrientes (vase supra, fig. 2-12) y de la orientacin de los fsiles son
imprescindibles como datos. Las propiedades direccionales observadas en un perfil
vertical ayudan a apreciar la organizacin y la simetra interna del cuerpo sedimen-
tario que puede ser istropo si tiene la misma constitucin de abajo arriba o anis-
tropo si se observa una clara diferencia entre la base y la parte superior (caso de
una granoclasificacin vertical o graded-bedding). Trasladadas a un mapa, las propie-
dades direccionales hacen aparecer un gradiente significativo de una direccin de
movimiento;
- las propiedades tensoriales corresponden a direcciones que slo adquieren su
valor en un triedro de referencia a la imagen del elipsoide de las tensiones en anlisis
tectnico, o del elipsoide de los ndices en anlisis cristalogrfico. Son de esta cate-
gora los valores de la permeabilidad, del coeficiente dielctrico y de la susceptibi-
lidad magntica.
B, 1
I F..l
[mi
1-1 1
Brecha con larninitas y esparita con
ooiitos finos
Micrita con oncolitos rosados, trocholinas
~ i c r i t acon arninitas
Plaquetas, pseudomorfosis de yeso,
cantos blandos. estrornatolitos
C O R T E D E R O C A M A D O U R
Fig. 2-33. Serie del Dogger superior del Causse de Gramat a nivel de Rocamadour (segn J. Bouroullec, J. Del-
faud, J. Gauthier y M. Lenguin).
Este perfil es uno de los muchos que han servido para establecer los diagramas de las figuras siguientes, de 2-34
a 2-37.
Estratigrafa y paleogeografa 351
I I -
Perfil Alta mar Pertil
Pateo
geografico
.....,.......,. teorico
Proximidad
MEDIOS BAJO INFRAMAREAL
FONDO INTERNA INTERMAREAL SUPRAMAREAL
Mediar
Y
lases de microfacia
8 7 6 5 4 3 7
L ( clasificaci,
Fig. 2-34. Modelo para el antlisis de rnicrofacies de las series del Dogger superior del Causse de Gramat (segn
J. Bouroullec e t al.).
Las facies han sido sealadas por nmeros, del 1 a l 8. Las 6 primeras microfacies esdn representadas en el corte
de Rocarnadour (fig. 2-33).
Esta.figura da laadistribuci6n de caracteres estraton6rnicos. energbticos, fisicoquimicos de las principales facies, en
funcin del perfil paleogeogrfico.
son de tipo negativo, por lo tanto regresivas. Traducen una lenta colmatacin inte-
rrumpida por bruscos fenmenos de hundimiento*.
* E n esta epoca pueden ponerse estos movimientos en relacidn con las distensiones a partir de las
cuales se empieza a originar e l AtYntico'. Pero n o es en este estadio que se llega a esta conclusldn.
352 Estratigrafa
SE SE
CHARENTES I PERIGORD
I
OUERCY
I
l !
A MAS PROFUNDIDAD
/ DE ALTA ENERGIA I INTERNA IREAL I MAREAL
6
CHARENTES 1 PERIGORD QUERCY
Fig. 2-35. Esquemas de la sucesin de las facies del Dogger superior en el borde norte de Aquitania (segn
J. Bouroullec e t ab).
Estos esquemas se han establecido por el anlisis comparado de diferentes cortes repartidos en el borde norte de
Aquitania en funcin de los criterios sealados en las figuras 2-33 y 2-34.
A: reparticin horizontal de las facies tal como se presentan actualmente (JA: Batoniense inferior; JB: Batoniense
superior-Calloviense; JC: Oxfordiense).
B: perfil paleogeogrfico general a partir de un anlisis basado en los criterios sealados en la figura 2-34.
Se ha'n distinguido diecjsiete facies: 1, margocaliza con cefalpodos; 2, micrita arcillosa con microfilamentos; 3, ctarre-
cifess aislados; 4, micrita con microfilamentos; 5, micrita con microfilamentos, guijarros, fauna bentnica; 6, arco
arrecifal y cordones oollticos; 7, micrita con guijarros y fauna bentnica; 8, micrita con fauna bentnica; 9, esparita
con guijarros y restos de conchas; 10, cordones y dunas oollticas; 11, micrita con oncolitos: 12, micrita con trocho-
linas y bioturbaciones; 13, brechas con guijarros negros, cantos blandos; 14, laminitas mecnicas; 15, 1amini:as
contorneadas y birdseyes; 16, micritas con cristales pseudomficos de yeso; 17, micritas y arcillas con lignito
y carceas.
Solamente las facies de 11 a 17 estn presentes en Quercy en los cortes anlogos a los de Rocamadour (figs. 2-33
y 2-34). Las equivalencias de facies son respectivamente: (17 + 16.+ 15) = (1 + 2); (14) = (3 + 4 ,+ 5);
(13 + 1 2 + 11) = (6 + 7).
Las otras facies (1 a lo), m k mar adentro, estn representadas en el Perigord y la Charente; seran susceptibles
de un anlisis comparable a este que ha sido hecho para las facies de Quercy.
Estratigrafa y paleogeografa 353
l s q \ D o r n i n i o medio, energ6tico
m x x 1 Dominio lagunar (marco paleozoico)
ripple marks, las burbujas de gas, las gotas de lluvia y las grietas de desecacin;
brechas polignicas con elementos calcreos claros y redondeados, y facies con guija-
rros negros alojados en bvedas socavadas, sugieren la existencia de canales de
marea que transportan los depsitos vecinos, apenas litificados; se observan adems
algunas micritas con algunos oolitos oscuros, aplanados, ricos en pirita y materia
orgnica.
- la facies inframareal (6 + 7 ) , o de lodazal interno, corresponde a potentes
micritas, ricas en trocholinas y huecos rellenos por materia orgnica y pirita como
testimonio de un medio localmente reductor; estas micritas alternan con ndulos
algales centimtricos (oncolitos) cuyos bancos masivos estn limitados por una super-
ficie endurecida (hard groundn), rojiza, que significa un medio oxidante. Otras
PLATAFORMA I ZONA
; 1
4
EXTERNA
LA
l
I
ZONA DE ALTA ENERG~A
LI1
r
l
I
- PLATAFORMA INTERNA
L
r
I ZONA INTERMAREAL
: r l l
v..
I
I
SUPRAMAREAL
+
I I l
Fig. 2-37. Bloque diagrama terico de los diferentes paisajes d e l borde norte de Aquitania y de los depsitos co-
rrespondientes a / Dogger superior (segn Bouroullec et al.).
Esta figura generaliza en el espacio l a figura 2-35 B teniendo en cuenta la reparticin cartogrfica de la figura 2-36.
Se observa el papel esencial jugado en Aquitania por l a barrera arrecifal subarrecifal que corresponde a la zona de
alta energa.
Veintids facies han sido reconocidas: 1, margocaliza con cefalpodos; 2, micrita arcillosa con microfilamentos;
3, micrita guijarrosa con fauna bentnica; 4, cordn y dunas ooliticas con estratificacin cruzada; 5, plipos; 6, es-
pejo de falla en las facies oolkicas; 7, canales de marea dispersando el material ooltico hacia la costa; 8, micrita
biotulbada c o n trocholinas; 9, micrita c o n oncolitos; 10, esparcimiento de material brechoide y oolitico (11, ori-
ginario d e la zona intermareal); 12, microtalud correspondiente al lmite inferior de la zona mareal; 13, laminitas
mecnicas; 14, grietas de desecacin; 15, microcanales d e marea, brechoides o con guijarros neg.ros ferruginosos
(1 6); 17, alfombras estromatoliticas; 18, duna costera; 19, acmulos de lignito; 20, pantanos con hierbas, conferas;
21, lagunas yesferas; 22, estromatolitos aislados.
A) La subsidencia
altura
de! agua descenso
--S
Y
--P
---
850 km --
activa subsidencia arrecifal de los atolones del Pacfico segn el modelo supuesto por
1500 km
CRESTA
1300 km
----.,
Fig. 2-39. Esquemas que muestran la migracin de los volcanes y la formacin de los atolones y de los guyots
en los flancos de una cresta medioocenica (segn Hess).
A medida que los volcanes se alejan del eje de la cresta, donde se forma la nueva corteza ocehnica, se hunden
progresivamente y se rodean de una corona de arrecifes que pronto persisten solos en forma de atolones. La ex-
pansin ocenica da por lo tanto una explicacin simple a la subsidencia de los volcanes generadores de atolones.
Fig. 2-40. Sedimentacidn cada vez ms antigua y ms potente al alejarse del eje de las crestas medioocenicas
(segn Hess).
Mientras que en el eje de las crestas, donde se forma la corteza ocenica, la sedimentacin s610 es actual, al ale-
jarse es cada vez ms antigua y correlativamente cada vez ms importante. La expansi6n ocenica da as una ex-
plicacin simple de la subsidencia ocenica.
Ntese que en un punto dado, los diferentes niveles de la columna estratigrfica se han sedimentado... en puntos
diferentes. Esta nocin de ((alfombra movediza sedimentaria)) es susceptible de modificar las interpretaciones pa-
leogeogrficas en el medio (paleo) ocenico.
B) La movilidad continental
* Las nociones de sial y de sima han cado en desuso en provecho de las de corteza-manto, despus
litosfera-astenosfera (vase tomo 3).
Estratigrafia y paleogeografia 361
FkI. 2-42. U n i h de /OS confinenies en una Pangea a/ final del Carbonifero (se@n Dietz y ~ ~ l d ~ ~ ) .
LOS polos ~ o r t ede Europa y de Amrica del Norte, Sur de frica. Australia, India y America del Sur han sido
representados.
La reconstituci6n se ha realizado: de una parte calculando en un ordenador un modelo de uni6n de los continen-
tes Por su borde precontinental ( f i g 2-43); por otra parte, basdndose en los datos del paleomagnetismo.
N6tese que el conjunto no es perfecto, que hay. hiatos (en blanco) o, al contrario, zonas de recubrimiento anorma-
les (en negro): Pero el conjunto coincide suficientemente.
A la pangea se opone una. Panthalassa, vasto ocano precursor del Pacifico del que la Mesogea o Thetys aparece
como la prolongaci6n occidental. Por el contrario, el ocano Indico y el ocano At18ntico no aparecen.
No deber8 olvidarse sefialar que esta figura. establecida con todos los medios geofrsicor y matem8ticos modernos,
es muy parecida a l a presentada por Wegener (vase fig. 2-41). El arco A (en la parte media izquierda de la
figura) y el arco S. (en la parte inferior izquierda) representan un punto fijo que se reproducir8 en las figuras 5-3,
6-3 y 7-6.de manera que se pueda apreciar no a610 el desplazamiento relativo de los continentes, sino tambin su
desplazamiento absoluto.
centro
de rotacin
1
Inicio
Longitud
B
Fig. 2-43. Esquema que ilustra el m6todo de los cuadrados menores (segn Bullard, Everett. Smith).
A: Deduccin del contorno continental a partir de otro por una rotacin.
B: Aproximaciones sucesivas .de la posicin del polo de rotacin (comentario en el texto).
Los contornos de dos continentes -aumentados con sus precontinentes- que resultan
de la ruptura de un conjunto nico, se deducen el uno del otro por una rotacin alrededor
de un eje perpendicular a los grandes crculos del globo que contienen puntos equivalentes
dos a dos P, y P,'; este eje define as dos polos de rotacin en el lugar donde recorta
la esfera terrestre (fig. 2-43 A).
Sea uno de estos polos de latitud 8 y longitud h., y p. la rotacin necesaria para hacer
corresponder dos puntos P, y P,' de una parte y de otra del ocano. Toda rotacin deja
una diferencia de longitud aparente)) de (p, - po) entre el punto real P,' y el punto obtenido
por la rotacin*. Esta diferencia expresa el error de ensamblaje.
Sea otro polo de rotacin de latitud 0' y longitud h', y p,,' la rotacin necesaria para
hacer corresponder los puntos P, y P,' dos a dos. La misma rotacin pa dejar una diferencia
de longitud aparente de (,p,' - po'). Sea un error medio
w-
4 EURASIA B
E
--- 53 rna
Fig. 2-45. Movimientos relativos de la placa africana y de la placa auroasitica, deducidos de las anomallas mag-
ndticas atlnticas (segn Dewey, Pitman, Ryan y Bonnin).
Por convencin, Eurasia ha sido representada fija, sirviendo de punto de referencia; se han representado pues sola-
mente los movimientos relativos a Africa; a excepcin, no obstante, de los movimientos de Espaa ligados a la aber-
tura del golfo de Gascua.
Cada una de estas figuras ha sido construida modelando el continente africano en el dibujo de las anomalas sea-
ladas por su edad absoluta (vase figura 1-25).
Las flechas son vectores paralelos al desplazamiento de Africa de una etapa a otra, interpretado como una rotacin
alrededor de un polo que cambia cada vez; son por lo tanto pequeos circulos de rotacin que corresponden a los
diferentes polos de rotacin. Representadas estas flechas en Eurasia, expresan el sentido de los movimientos tec-
tnicos que deben observarse aqul en contrapartida de la movilidad africana.
Tal anlisis es susceptible de dar una gua de la evolucin tectoorognica de las cadenas mesogeas (v6ase
tomo 3).
I
Estratigrafa
todos los ocanos, sin que hubieran existido -en el sentido geofsico- previamente.
Ahora bien, las facies de los terrenos primarios -para limitarse a stos- que se
encuentran en las cadenas hercinianas y caledonianas no son fundamentalmente dife-
rentes de los de las cadenas alpinas: se encuentran principalmente rocas ultrabsicas
que parecen representar fragmentos de corteza ocenica (vase infra).
No obstante, es probable que los tiempos precmbricos ms anfiguos no hayan
conocido una evolucin parecida a la que nosotros hemos evocado. Puede ser que
sta no comience verdaderamenfe hasta el fin de los tiempos precrnbricos, perodo
en el que parece haber sido formada una primera Pangea cuya ruptura, y despus
la unin de sus diferentes fragmentos, serap la clave de los ciclos orognicos cale-
doniano y herciniano. Demasiadas incertidumbres pesan an sobre estos tiempos tan
antiguos para que podamos dar esquemas significativos como lo haremos para los
tiempos secundarios y terciarios.
C) La nocin de geosinclinal
Esta nocin, puesta en evidencia por J. Hall, despus bautizada por J. D. Dana
en los Apalaches, desarrollada por E. Haug a propsito de los Alpes, generalizada
por H. Stille, est en el mismo corazn del pensamiento geolgico.
Naci del hecho, observado por J. Hall, de que muchas cadenas de montaas
tienen su origen en el emplazamiento de zonas subsidentes, o dicho de otro modo
de sinclinales a escala de la corteza terrestre o geosinclinales, En la base de la nocin
POLARIDAD GEOSINCLINAL
SENTIDO DE LA MlGRAClN OROGNICA
(Polaridad orogenica)
SENTIDO DE INCLINACI~NDE LOS ACCIDENTES
TECTNICOS (pliegues, mantos, etc.)
EXTRNIDES INTRNIDES
Espacio miogeosinclinal Espacio eugeosinclinal
A- * - A
Fig. 2-47. Esquema que resume la constitucin de un geosinclinal elemental (segn J. Aubouin).
En A, las ofiolitas son interpretadas como formadas por pluto-volcanes abiertos en el fondo ocenico (Segn
J. Aubouin).
Este esquema, establecido segn los datos geolgicos, reconoce:
- un substrato continental en el dominio miogeosinclinal que aparece marginal al continente; y en la cresta eu-
geanticlinal que aparece como un archipilago;
- un substrato ocenico ms all de la cresta eugeanticlinal (ocano libre = rea ocenica).
El surco eugeosinclinal queda indeterminado (de ahi el signo de interrogacin): o bien se trata de un surco del
margen continental, o bien tiene ya un fondo ocenico.
En B, las ofiolitas son interpretadas como pedazos de corteza ocenica corridos posteriormente.
Este esquema, adaptado del precedente, distingue pues dos dominios ocenicos (cf. figs. 2-50 y 2-51):
- uno, ms al16 de la cresta eugeanticlinal, correspondiente al ocano propiamente dicho;
- otro, correspondiente al surco miogeosinclinal, con significacibn de mar marginal de tipo Pacifico sudoeste
(cf. fig. 2-51).
Estratigrafa y paleogeografa 367
estaban las nociones de subsidencia y orognesis; se aadieron rpidamente las de
metamorfismo y magmatismo, ya que la mayor parte de cadenas de montaas son
la sede de estos fenmenos.
Esta nocin, que durante algn tiempo fue vaga, bajo forma de una fosa en
cuyo fondo los Sedimentos eran metamorfizados, y despus granitizados, se puso al
da despus que E. Argand demostrara que ciertas cadenas se formaban fuera de
estas zonas, por simple deformacin del zcalo (pliegue de fondo) o deslizamientos
de terrenos sedimentarios (pliegues de cobertera) (vase tomo 3). H. Stille deba
luego demostrar que, adyacentq a un antepas, masa continental que haba perma-
necido estable y hacia la cual la cadena se encuentra inclinada, el dominio geosin-
c h a l poda dividirse en un dominio miogeosirzclina2 que bordea inmediatamente el
continente y un dominio eugeosinclinal situado ms lejos; desde haca mucho tiempo,
el lado del continente o antepas se denomin externo y el lado opuesto interno,
en funcin del sentido de inclinacin de los accidentes tectnicos hacia el antepas;
de manera que el dominio miogeosinclinal es externo y el dominio eugeosinclinal
interno.
1. Puede precisarse ms el tipo de organizacin geosinclinal, ya que el dominio
miogeosinclinal lleva consigo generalmente un surco y una cresta (surco miogeosin-
c h a l y cresta eugeanticlinal), sin tener en cuenta la paleogeografa de detalle de estas
crestas y surcos ni de sus relevos en el sentido axial; puesto que los surcos y pliegues
son unidades paleogeogrficas -ispicas- alargadas axialmente, depresiones subma-
rinas en un caso (surcos, que son fosas alargadas), salientes submarinos en el otro
caso (crestas, que son elevaciones alargadas). Cada una de las crestas o surcos del
conjunto miogeosinclinal-eugeosinclinal tiene sus caractersticas propias: as, entre
otros caracteres (fig. 2-47):
- en el plano sedimentario se puede distinguir (fig. 2-49): un perodo de vacuidad
en el transcurso del cual cada zona se expresa en sus facies, pelgicas o pelgico-
terrgenas en los surcos sobre cuyos flancos se intercalan brechas de flanco, nerticas
y subsidentes en ciertas crestas (tipo Gavrovo), pelgicas y condensadas en otros
(tipo Brianqon); un perodo de colmatacin en el transcurso del cual, en funcin
de la surreccin de regiones vecinas, sedimentos terrgenos forman el flysch que
enmascara la sedimentacin caracterstica de cada zona: en funcin de la orognesis
que se desarrolla desde el interior hacia el exterior de cada cadena, los flysch son
ms antiguos en el interior (dominio eugeosinclinal), ms recientes hacia el exterior
(dominio miogeosinclinal);
- en el plano magmtico, el dominio eugeosinclinal est caracterizado por rocas
ultrabsicas u ofiolitas (vase tomo 1); mientras que el dominio miogeosinclinal est
desprovisto de toda seal de actividad magmtica.
Considerando un dominio geosinclinal complejo como el que, durante el ciclo
alpino, separaba el antepas europeo del antepas africano, se ha podido demostrar
que estaba constituido por rganos elementales de motivos que se reproducan de
forma simtrica ms o menos regular; siendo el rgano elemental, el motivo, el par
miogeosinclinal-eugeosinclinal que ha sido descrito anteriormente. Generalmente, el
motivo se produce en sentido inverso hasta el prximo antepas, de manera que
el conjunto de los dos pares (bipar) forma una cadena con doble desbordamiento
en que las estructuras se vuelven la espalda y el conjunto tiene una simetra centrfuga
(fig. 2-48): tal es la situacin de las cordilleras bticas y del Atlas norteafricana
respectivamente, inclinados hacia el norte, de cara a la meseta ibrica en el primer
caso y hacia el sur, de cara a Africa, en el segundo caso; o tambin de los Alpes
occidentales y de los Apeninos, inclinados hacia el oeste en el primer caso y hacia
el este en el segundo, etc. Algunas veces, el sistema es ms complejo y comporta
la intercalacin de un bipar c'on simetra centrpeta: as, de los Alpes occidentales a
368 Ectratigrafa
Fig. 2-48. Las cadenas alpinas del Mediterrneo occidental y medio (segn J . Aubouin).
1-2: antepas. 1: estable; 2: cadenas intracontinentales.
3: unidades tardigeosinclinales: fosas molsicas.
4-8: unidades geosinclinales. 4: zonas miogeosinclinales externas (4a, surco; 4b, cresta); 5: mantos de flysch (5a,
mantos de flysch; 5b, mantos de flysch Y mantos de rocas verdes asociadas); 6: zonas eugeosinclinales internas
(6a, surco; 6b, cresta); 7: zonas internas sin distincin; 8: postpas intermedio.
9-1 1 : contactos de zona a zona. 9: lmite estratigrfico; 10: frente de corrimiento; 11: lmite estratigrfico de las
fosas rnolsicas.
Ntese:
- Los dos tipos principales de agrupamiento: centrfugo (en general) o centrpeto (conjunto italo-dinrico).
- Las curvas notables alrededor de las zonas internas (Gibraltar, Sicilia-Calabria, Alpes occidentales, Crpatos,
Arco egeo) o de las zonas externas (Alpes italianos).
- La traslacin longitudinal del conjunto italo-dinrico, generadora de las estructuras de los Alpes orientales; por
este movimiento, el dispositivo centrfugo de las cadenas mediterrneas se encuentra de alguna manera ((replegado)).
- La independencia del Mediterrneo originada de la neotectnica (de la ~trevolucinpliocena))), en relacin con
las cadenas alpinas originadas del cierre de la Mesogea (cf. pg. 583).
(tomo 3), nos servirn de auxiliares en la parte estratigrfica, permitiendo situar estos
fenmenos en el contexto paleogeogrfico de cada poca.
3. La nocin de geosinclinal es susceptible de una interpretacin actualistica a
partir de los datos de la expansin ocenica y de la tectnica de placas.
El motivo geosinclinal elemental se puede comparar fcilmente a un borde oce-
nico de tipo atlntico (cif. fig. 2-6):
- las zonas miogeosinclinales tienen caractersticas de precontinente; el surco
miogeosinclinal correspondera a la zona subsidente de la plataforma continental -que
puede as no ser un verdadero surco-; la cresta miogeoanticlinal en el borde de la
plataforma continental y en la parte ms elevada del talud continental donde puede
instalarse, segn los casos, una zona arrecifal (tipo Gavrovo), o, por el contrario,
una zona de sedimentacin condensada (tipo Briancon);
370 Estratigrafa
SO NE
EXTERIOR INTERIOR
Mar fosas de5 Mar
Antefosa 3 5
interna
plataforma
interna
+ + + + +/
Cretcico superior
+ + +
- + +';- + +
Jursic~superior
Lisico superior
+ + + + S + + +
Trisico superior
MAGMATISMO
- GEOSINCLINAL
Ofiolitas
TARDIGEOSINCLINAL
Volcanes tras Plutones
POSTGEOSINCLINAL
tquiandesticosd granodiorticos
'en promedio a,iados
Volcanes baslficos
en promedio
SERIES DETR~TICAS
-
u
GEOSINCLINALES
arenisco-conglorner#ico TARDIGEOSINCLINALES POSTGEOSINCLINALES
y areniscoso '
D arenisco-margoso El m
margoso
Estratigrafa y paleogeografa 371
- el surco eugeosinclinal evoca el dominio ocenico propiamente dicho, ya que
las radiolaritas representan sedimentos de gran profundidad; lo que hace admitir
que su substrato es la corteza ocenica. La certeza es slo indirecta ya que se basa
en la interpretacin de los macizos ofiolticos (vase tomo 1 y tomo 3).
Se sabe que stos son una asociacin: de rocas ultrabsicas, peridotitas, piroxe-
nitas; de rocas bsicas, gabros, dioritas; con formaciones bsicas de basaltos- almo-
hadillado~ (pillow-lavas); todo el conjunto ligado a las radiolaritas.
La interpretacin comnmente admitida hasta estos ltimos anos era la de amplias
coladas submarinas, envueltas en un caparazn de pillow-lavas bruscamente conso-
lidado al contacto con el agua del mar, interpenetrado de barros de radiolarios, a
Cuyo abrigo tipos petrogrficos granudos podan diferenciarse por gravedad, los ms
pesados en la parte inferior (peridotitas), los ms ligeros en la parte superior (gabros).
As, los macizos ofiolticos habran sido cpluto-volcanes)) submarinos.
Actualmente se tiende a considerarlos como fragmentos de (pa1eo)-corteza ocenica
arrastrados en los corrimientos que han acompaado el cierre del (pa1eo)-ocano entre
los bloques continentales que le bordeaban.
La estructura de los macizos ofiolticos -as como su espesor (5 km de mxi-
mo)- es en efecto la de la corteza ocenica; y parece que sta nace en el nivel
de los rifts medio-ocenicos segn un proceso en el que la diferenciacin juega un
papel muy importante, un poco anlogo al que haba sido propuesto para los pluto-
volcanes. Con la diferencia de que, como que la corteza ocenica se forma antes
que el primer sedimento que hay encima, si los macizos ofiolticos se encuentran
sobre los terrenos sedimentarios, como es el caso general, debemos admitir que son
corridos.
El anlisis detallado del problema muestra (vase tomo 3) que este corrimiento de
la corteza ocenica propiamente dicha (macizos ofiolticos) sobre las formaciones
sedimentarias del glacis precontinental (formacin diabasas-radiolaritas), lo cual ex-
plica la presencia de una lmina metamrfica en la base de las peridotitas (lo ms
ZONAS ZONAS 4-
MIOGEOSINCLINALES EUGEOSINCLINALES
SO NE
ANTEPAk SURCO CRESTA SURCO ZONA ZONA MACIZO SERBO-
APULIANO J ~ N I C O DEL DEL PELAGONIANA DEL MACEDONIO
(=AFRICANO) ' GAVROVO PlNDO VARDAR
Fig. 2-50. Motivo geosinclinal en perodo orognico interpretado como un dispositivo mar marginal/arco insular;
los Dinrides al final del Jursico (segn J. Aubouin).
Comprese con las figuras 2-47 y 2-49.
E l ocano tethysiano del Vardar es cicatrizado despus de la colisin con el arco pelagoniano.
Mt. SUCKLING NE
Mt. VICTORY
Fig. 2-51. Modelo actualfstico de los geosinclinales alpinos: la corona ofiolltica periaustraliana (segn J. Aubouin,
M. Mattauer, C. Allegre).
A. Estado actual: A,, mapa esquemtico; A., Nueva Guinea, segQn H. L. Davies; AO, Nueva Caledonia, segn
J. H. Guillon.
B. Modelo de gnesis: B,, antes del Eo-Oljgoceno, arrastre de un fragmento continental australiano en una sub-
duccibn oc6ano:ocano con vergencia pacifica. B2, bloqueo de la subduccibn con corrimiento ofiolltico compen-
sador (corona ofiolltica periaustraliana) y gnesis de una nueva subduccibn (Nuevas Hbridas).
Comprese con la.figura 2-50. Esta ltima puede interpretarse como representando la colisin de un dispositivo
comparable a la guirnalda ofiolltica periaustraliana con el borde continental europeo.
374 Estratigrafia
BALCANES
--CORRIMIENTO sobre la
plataforma africana
+ -1 Deformacin del borde
cicatriz continental europeo
-
paleocenica
Zcalo continental prealpmo granodiontas alpinas
(Jursico-Cretacico-Terciario)
m Costra ocenica (ofiohtas alpinas)
Fig. 2-52. Cadena con doble tumbamiento al nivel Dinrides-Balcanes (segn J. Aubouin).
Se ve que, d e hecho, la simetra geomtrica Dinrides-Balcanes recubre una diferencia de naturaleza. S610 10s Di-
nrides son una cadena geosinclinal de tipo alpino c o n manto ofioltico de origen ocenico. Los Balcanes tienen ms
bien los caracteres de una cadena marginal de tipo andino, correspondiente a la deformac16n del borde contmen-
tal europeo atravesado por granodioritas.
La causa de este dispositivo est en lo disimetra de las subducciones, desde las ms antiguas (cf. fig. 2-50).
Ias cadenas no estn ligadas a este fenmeno, tal como se demostrar en el tomo 3.
Pero abre a la bhqueda de los ocanos perdidos ...
Obras generales
AGER,D. V. (1963): Principies of Paleoecology, Nueva York.
ALLEGRE,C. y MICHARD,G. (1973): Introduction 6 la gochimie, 1 vol., Presses Universi-
taires de France, Pars.
AUBOUIN, J. (1965): Geosynclines, 1 vol., Elsevier Edit., Amsterdam, Londres, Nueva York.
BERGER,W. H. (1974): Deep sea sedimentation in The Geology of Continental Marginsa,
C. A. Burk y C. L. Drake.
BOWEN,R. (1966): Paleotemperatures analysis, 1 vol., Elsevier Edit., Amsterdam, Londres,
Nueva York.
BRAMLETTE, M. N. (1961): Pelagic sediments, Revue Ocean. Amer. Ass. for advancement of
Science.
COULOMB, J. (1969): L'expansion des fonds ocaniques et la drive des continents, 1 vol.,
Presses Universitaires de France, Pars.
FOLK,R. L. (1968): Petrology of sedimentary rocks, 1 vol., University o Texas, Geology,
Hemphill's Austin.
FURON,R. ( 1949-1959): La palogographie, 1 vol., Payot Edit., Pars.
LE PICHON,X., FRANCHETEAU y BONNIN,J. (1973): Plate tectonics, 1 vol., Elsevier Edit.,
Amsterdam, Londres, Nueva York.
LOMBARD (1956): Gologie sdimentaire, 1 vol., Masson Edit., Pars.
SCHWARZBACH, M. (1963): Climate o f the Past, 1 vol., Van Nostrand Edit., Amsterdam.
TERMIER,H. y G. (1959): Evolution et palogographie, 1 vol., Masson Edit., Pars.
TERMIER,H. y G. (1960): Atlas de palogographie, 1 vol., Masson Edit., Pars.
WEGENER,A. W. (1915): Die Entstehung der Kontinente und Ozeane, 1 vol., Braunschweig
Edit., Berln.
rDiscordancia asntica
8 PROTEOZOICO
-.
!?
m
v .
Fig. 3-2. Esbozo de las grandes divisiones del Precmbrico y sus relaciones con e l Primario.
Segn que se atribuya el Infracmbrico al Precmbrico o que se le distinga de l, se determina un Precmbrico
largo O un Precmbrico corto; de la misma manera, segbn que se incorpore el Eocmbrico al Primario O que se le
distinga de 61, se determina un Primario largo o un Primario corto. Este cuadro resume los problemas de las rela-
ciones entre el Precmbrico y el Primario.
384 Estratigrafa
Pero cada uno de estos conjuntos se puede dividir en varios ciclos, como nos lo va
a demostrar el estudio de algunos ejemplos; as, el Infracmbrico puede aparecer como
el ltimo ciclo del Proterozoico.
Desde la base del Cmbrico, aparecen bruscamente.la mayor parte de los grupos
de invertebrados pero, por el contrario, todos los vertebrados faltan. Es decir, que
la diferenciacin de los principales grupos de invertebrados debe situarse en el
Precmbrico: a priori, ste, al menos en su parte ms reciente, ha debido ser testigo
de una importante actividad biolgica. Desgraciadamente, el metamorfismo afecta a
la casi totalidad de los terrenos precmbricos, ocultando as para siempre los orgenes
de la vida; en lo que respecta a los terrenos ms recientes, que han escapado al
metamorfismo, son frecuentemente de una facies poco susceptible de contener fauna
(areniscas rojas por ejemplo) (fig. 3-3). 1
Terciario
Cretcico
Jursico
Trisico
Prmico
Carbonfero
Devnico
Silrico Fig. 3-3. Esquema del nmero de especies existentes
en el transcurso de los tiempos (segn Kay y Colbert).
Ordovcico
El nmero de especies representadas en una poca dada
es proporcional a la anchura de la superficie en gris.
Cmbrico Se observa as que una parte importante de la evolucin
biolgica se sita en el Prechrnbrico.
Este esquema aproximativo podr6 compararse con el
cuadro cronolgico de la figura 1-1 1 y con el cuadro
de aparicin de las especies de la figura 1-21.
El precmbrico
Nada cierto se conoce sobre los climas del Precmbrico, a causa del metamor-
fismo en los terrenos ms antiguos, de las numerosas dudas estratigrficas, de la
escasez de medidas paleomagnticas; todo ello complicado adems por el hecho de
poseer pocos datos sobre la posicin relativa de las masas continentales en aquella
poca. As, poseemos un ciertb nmero de indicios de clima fro (se ha sealado
la presencia de tillitas*, frecuentemente discutibles), o de clima clido (formaciones
rojas) dispersos y sin orden tanto en el espacio como en el tiempo.
Es con la glaciacin eocmbrica, la primera indiscutible, que los hechos comienzan
a ordenarse; a pesar de que su reparticin (fig. 3-9) se comprende bastante mal.
Los hechos climatolgicos sern mucho ms claros a partir del Primario y segui-
remos entonces su evolucin.
ESCUDOS m PLATAFORMAS
resultados de la cronologa absoluta, cada regin dispone de una escala local del
Precmbrico que es frecuentemente difcil de comparar con otras escalas. Daremos
slo una breve resea a partir de algunas regiones-clave de las cuales la figura 3-11
resume las homologas posibles.
A) El corte del Gran Can del Colorado, sin duda el corte geolgico ms
famoso del mundo, permite situar los grandes conjuntos del Precmbrico, unos res-
pecto a otros y respecto al Primario.
El can del Colorado (fig. 3-5) est profundamente excavado en terrenos prima-
rios, coronados por las calizas del Prmico que forman una amplia meseta, elevados
en un horst limitado por fallas recientes (desalineando las coladas de basalto mioc-
* Es posible que haya ya habido una primera Pangea al final del Precmbrico que se pareciera a
Laurentia, Fenno-Sarmatia, Angara y Nigritia. Su separacin al inicio del Primario resultara de la formacin
de nuevos (paleo) ocanos donde se originarn las cadenas caledoniana y herciniana.
388 Ectratigrafa
Fig. 3-5. Corte del Gran Can del Colorado, segn Noble.
A B
CANN GRAN
OCCIDENTAL CANON
I
I 1
~AMBRICO II
, !
I
a
C
Zona de
Arenisca
u0
DO INFRA-
~AMBRICO
PRECAMBRICO
FOSA PERIFRICA ESCUDO CANADIENSE
*
INFRACAMBRICA
F i g . 3-6. Esquema de la posicidn del lnfracrnbrico en el corte del Cadn occidental del Colorado.
A, Corte del Can occidental. B, Corte del G r a n Cafin, donde slo est representada la base cmbrica, sin que
se haya hecho ninguna distincin ni en el Precmbrico ni en el Primario (vase fig. 3-5).
Los cortes del Colorado permiten pues situar los tres conjuntos Arcaico, Algnquico
e Infracmbrico, este ltimo definiendo una fosa marina en la periferia del escudo
canadiense.
CAMBRICO
--600
(INFRA- Keewenav Infracmbrico
CMBRICO) (can occident.)
- 935 Orognesis
greenvilliense
NEOHELIKIENSE
PROTE- - 1370 Orognesis
ROZOICO elsoniense
PALEOHELIKIENS~
- 1735 Orognesis - Orognesis - Orognesis
hudsoniense penokeense huroniense
APHEBIENSE ANIMIKIE ALGNQUICO
--2500 - Orognesis - Orognesis - Orognesis
kenoraniense algomiense eparcaica
TIMISKAMING
ARCAICO - 2700 Orognesis
saganagiense
KEEWATIN
Fi,g. 3-7. Cuadro con algunas correspondencias del Prec&nbrico de Amrica del Norte. Las fechas figuran en
rnillones de aos.
Fig. 3-8. Esquema de las provincias del escudo canadiense (simplificado segn Douglas, 1970 en H. y G. Ter-
mier, 1972).
E l precmbrico 393
Fig. 3-9. Mapa de reparticin en el Mundo de las tillitas glaciales eocmbricas (segn Schwarzbach).
3, edad dudosa.
-
1, distribucin general, posicin estratigrfica cierta. 2, posiblemente un poco ms antiguo que el Eocmbrico.
Ntese que esta reparticin supone una distribucin de las masas continentales diferente de la actual.
Fig. 3-10. Reconstitucin del Precbmbrico de Africa y de America del Sur (segn Hurley et al.).,
La figura se ha realizado poniendo juntos los dos cratones africano y sudamericano, situaci6n que haba antes de
l a apertura del Atlntico Sur en el Cretcico inferior.
En. gris oscuro, los afloramientos de terrenos arcaicos; en gris semioscuro, los afloramientos de terrenos protero-
zoicos; en gris claro, los afloramientos de terrenos faneroroicos.
Los p u n t o s negros indican las edades radiomtricas arcaicas; los puntos blancos las edades radiomtricas prote-
rozoicas.
Los trazos representan las direcciones estructurales.
Se observa de una parte Y otra del A t l h t i c o la continuidad de los conjuntos arcaicos y proterozoicos, la coheren-
cia de las edades absolutas, y la identidad de las direcciones estructurales.
N o se ha tenido en cuenta los dispositivos hercinianos, l o que harb parecer continuo el edificio de Cuyo en la Cor-
dillera d e los Andes, las sierras de la Provincia d e Buenos Aires y la montaa del Cabo (vase fig. 4-18).
D
D
MAR CANTABRICO
I
O 150 km
A) El Precmbrico superior
1. En el norte
Este ,Precmbrico forma el ncleo de ciertos anticlinales de las cadenas ibricas
(Paracuellos) y de la sierra de la Demanda, del anticlinorio del Narcea (oeste de
Asturias) y del domo de Mondoedo-Villalba-Lugo (Galicia) (vase fig. 3-10 ter).
Es una formacin arenopeltica de varios miles de metros de espesor, formacin
rtmica donde alternan las grauwackas, arenitas ms o menos feldespticas, pelitas y
rocas volcnicas cidas.
Este conjunto precmbrico est recubierto, a veces discordantemente (Narcea), por
* Texto redactado por Daniel Fantinet.
Estratigrafa
una potente formacin detrtica muy grosera en la base y ms fina hacia el techo,
que representa el Cmbrico.
Este Precmbrico ha sido plegado antes que el Cmbrico, pero se trata de un
plegamiento de gran radio de curvatura sin esquistosidad ni metamorfismo; no obs-
tante, existe un metumorfismo vnrisco que va de la ante-epizona (Narcea) a la
mesozona (Lugo): no habra ninguna seal de polimetamorfismo (por lo tanto no
hay ninguna prueba de una verdadera orognesis asntica); una zona de zonaciones
marcara un perodo de emersin antecmbrica y durante este perodo habra habido
emersin de una parte de las volcanitas cidas.
2. E n el noroeste y en el centro
Este Precmbrico aflora principalmente en Galicia, en Len (Puebla de Sanabria)
y en el Guadarrama formando una zona de depsito de 200 km de ancho por ms
de 600 km de largo.
Es una potente formacin de metagrauwackas feldespticas en la que las facies
ms caractersticas se presentan bajo forma de porfiroides (epizona) y de gneises
ocelares (mesozona): es el ojo de sapo de los autores espaoles, con cristales
de cuarzo ms o menos azulados, con megacristales de feldespato primitivamente
potsico, con cemento constituido por minerales deformados; todas estas transforma-
ciones provienen del metamorfismo regional varisco.
La posicin estratigrfica de esta facies ojo de sapo es delicada de definir:
de todas maneras, descansa sobre ortogn&ses y rocas bsicas a ultrabsicas polime-
tamrficas (Galicia) dadas como Precmbrico antiguo (vase infra), est recubierta
por formaciones atribuidas al Ordovcico (Galicia, este del Guadarrama) o al Cm-
brico (Tras os Montes, oeste del Guadarrama). Este ojo de sapo representara
la parte inferior de las formaciones arenopelticas al norte (vase supra) y al sur
(vase infra) de la meseta.
3. En el centro y en el sur
Los afloramientos del Precmbrico superior se encuentran en la zona de Ossa-
Morena y forman las bandas al norte del batolito de los Pedroches (valle de Alcudia),
los ncleos de las tres megaestructuras anticlinoriales, Elvas-Badajoz-Crdoba, Estre-
moz-Burguillos-Monasterio y Aracena, una parte de los terrenos metamrficos no
datados del macizo de Evora y afloramientos lusitanos aislados (Tomar, Coimbra,
Oporto).
La distincin de un Precmbrico superior es menos fcil que en el norte, ya que
existe encima un potente complejo grauwaclto-peltico ante-ordovcico de edad Cm-
brica (aunque no hay ningn fsil, ni discordancia, ni datos geocronolgicos ciertos);
as, una parte de los afloramientos de los montes de Toledo y del Puente sera
Paleozoico.
Los autores consideran Precmbrico superior una potente formacin flyschoide
(varios miles de metros) areno-grauwacko-pelitica donde alternan las cuarcitas, las
grauwackas y las pelitas, y se intercalan niveles de ftanitas, de lavas cidas y Iente-
jones de calizas. En el seno de este conjunto se encuentran algunos niveles groseros
(eje Elvas-Crdoba): son metagrauwackas con cantos feldespticos en la facies de
ojo de sapo.
Igual que en el norte, parece que estas capas precmbricas hayan sido plegadas
(abombamientos sin esquistosidad ni metamorfismo precmbricos), pero all existe an
un metamorfismo regional varisco epizonal (serie Negra) a mesozonal (Evora-Elvas-
Crdoba).
Por lo tanto, en la zona de Alcudia, algunos afirman que el Precmbrico ha
sufrido una tectognesis tangencia1 antepaleozoica.
El precmbrico
B) Precmbrico antiguo
1 . Localizacin
Los afloramientos se sitan en Galicia y en Tras os Montes formando, entre
otros, los macizos del cabo Ortegal, de Braganca y de Morais.
2. Litologa
Este Precmbrico est formado: de metasedimentos (paragneises) variados (grau-
wackas, arcosas, conglomerados, pelitas, calizas impuras); de ortogneises (granitos
Escudo
DIVIS1ONES'
E. cana- '' E. ~ . - E. escan- E. URSS E. austra.
PRINCI- dinavo liano
diense bridas Africa
PALES
Sahara occidenta
-600 M.A.-.
(Infra-
Icmbrico)
HAORY- TORRI- RIFEENSE FARU- NIGRI-
NIENSE DONIENSE SIENSE 'TIENSE
-955 ADELA-
,NEOHELI- DENSE
KIENSE
PROTE- -4370-
ROZOICO PALEOHE- GOTHIEN-
.-
CARPEN-
LIKIENSE SE TARIENSE
-1735-
AFEBIENSE BELOMO- SUGGA- BIRRI- NULLA-
RIENSE RIENSE MIENSE GINIENSE
FENNIENSE
antiguos? de una cadena precmbrica) sobre los que el ojo de sapo descansa en
discordancia (Galicia); de rocas bsicas y ultrabsicas (metagabros y metaperidotitas)
+
polimetamrficas (en que un metamorfismo es precmbrico (90 30 M.A.). No se
observan nunca directamente las relaciones entre las rocas bsicas (rocas ms anti-
guas? de una orognesis precmbrica) y de estos ortogneises (granitos tardos? de
esta misma cadena).
3, Conclusin
4. EL PRECAMBRICO EN FRANCIA
* No obstante, una parte de los esquistos atribuidos al Brioveriense en la Vende es de edad silbrica;
lo cual plantea el problema del ciclo caledoniano en esta regin (vase pg. 420) y de la extensin exacta
del Precmbrico.
Estratigrafa
Conclusiones
Vemos pues que la historia del Precmbrico es muy compleja y, sobre todo,
aureolada d e incertidumbres. Lo que s es cierto es que con la transgresin del Cm-
brico se instaur la paleogeografa primaria caracterizada por cuatro conjuntos de
escudos (Laurentia, Fenno-Sarmatia, Angara, Nigritia), separados por brazos de mar
en los que se formaran sucesivamente las cadenas de montaas de los ciclos pos-
teriores.
Por el contrario, sobre la formacin de estos escudos no hay nada claro todava:
la concepcin de un Infracmbrico es reciente -aunque el trmino est prctica-
mente abandonado, la idea contina-, igual que la certeza de una glaciacin eocm-
brica (durante mucho tiempo se ha hablado de ello pero no se han aportado pruebas
decisivas); la distincin de un Proterozoico y un Arcaico es neta, pero en este
ltimo las distinciones de detalle varan muy rpidamente con el progreso de los
estudios radiomtricos.
De manera que es difcil hacerse una idea sobre la historia del Precmbrico tal
como la que podamos tener de cada uno de los perodos posteriores: ha habido,
como piensan ciertos autores, una plataforma general al final del Precmbrico, rota
en el momento de la transgresin cmbrica al menos en cuatro elementos? de manera
que las orognesis primarias quizs no haran sino reformar esta plataforma general
que se rompera de nuevo en el Secundario. Habra con ello u n cierto ritmo de la
evolucin del Globo de la cual constituye otro aspecto la duracin de los ciclos
orognicos, siempre cercana a los 200 millones de aos.
ORIENTACIN BIBLIOGRAFICA
BIBLIOGRAF~AGENERAL
Obras generales
LOTZE,F. y SCHMIDT,K. (1966): Prakambriurn, en Handbuch der Stratigraphischen Geo-
logie, t. XIII, F. Enke Edit., Stuttgart.
RANKAMA, K. (1963-65): The Precambrian, 2 vol., Edit., Nueva York, Londres. Numerosos
artculos, entre ellos: E1 Precmbrico de Finlandia por P. ESKOLA,Groenlandia por
A. BERTHELSRN y A. NOE-NYGAARD, Canad por M. E. WILSON,etc.
TERMIER,H. y G.: Antcambrien, Encyclopoedia Universalis, vol. 2.
BIBLIOGRAF~APARA AMERICA
Obras generales
CORDANI, U. G., AMARAL,G. y KAWASHITA, K. (1973): The precambrian evolution of South
America. Gel. Rundsch., 62, 2, p. 309-317.
Locz~,L. DE y LADEIRA,E. A. (1976): Geologia estructural e Introducao i+i geotecthica.
1 vol., 528 p., Edgard Blucher Edit., Sao Paulo.
Captulo IV
LA ERA PRIMARIA O PALEOZOICA
cianofceas y algunas algas-, ni ningn vertebrado: las clases que constituyen estas
dos ramas aparecern en un orden cronolgico que, conforme a su clasificacin lgica,
ofrece uno de los mejores argumentos a la nocin de evolucin. Sin embargo, no
todos los grupos aparecern, y al final de1 Primario faltarn an los mamferos
y las aves entre los vertebrados, y las angiospermas entre los vegetales. Pero lo
,225 M.A.
Prmico
PALEOZOICO Carbonfero Ciclo herciniano
SUPERIOR
Devnico
395 M.A.
Silrico
PALEOZOICO Ordovcico Ciclo caledoniano
INFERIOR
Cmbrico
570 M.A.
Fig. 4-1. Cuadro d e las divisiones d e l Paleozoico.
* El ciclo caledoniano se denomina as del nombre de Caledonia, nombre latino de Escocia. El ciclo
herciniano debe su nombre a los montes Hercinianos -actualmente Erz Gebirge (= Krusn Hory) y el
Harz- que dieron su nombre al bosque herciniano que cubra toda Alemania y que Julio Csar evoca
en sus clebres comentarios sobre la guerra de las Galias; en otros pases -y principalmente en Alemania-
prefieren decir ciclo varisco, del nombre de un pueblo que habitaba estas mismas regiones antes de la
conquista romana.
408 Estratigrafa
del Primario, de una reparticin casi totalmente inversa a la actual: el polo norte
actual se encontrar casi constantemente en la zona de evaporitas primarias, tal
como veremos (figs. 4-6 y 4-19).
La era Primaria es pues compleja y original; los terrenos correspondientes de
color generalmente oscuro, donde predominan los esquistos ms o menos negros, las
areniscas rojo oscuras y las calizas negras, tienen una fisonoma particular que los
opone a los terrenos secundarios y terciarios, generahente de color ms claro. Esto,
junto al hecho de que en las grandes cuencas sedimentarias de la Europa occidental
donde se ha edificado la estratigrafa su conjunto forma el zcalo sobre el cual trans-
greden los terrenos secundarios y terciarios, hace comprender que se haya colocado
estos terrenos de aspecto viejo en una sola era, mientras que se han multiplicado
Ias distinciones en los terrenos denominados jvenes. Esta facies de los terrenos
primarios depende, en parte, de la evolucin biolgica; as, al principio, la rareza
de las calizas se debe a la de los organismos constructores: las primeras son gene-
ralmente debidas a los arqueocitidos; con la aparicin de otros organismos las
calizas se harn ms abundantes, hecho que se producir principalmente a partir del
Devnico. Por otra parte, el hecho de que en el Paleozoico inferior la superficie
de los continentes fuera desierta, desprovista de toda vida vegetal o animal, dejaba
los terrenos expuestos a la erosin sin ninguna proteccin: de donde la predominancia
de facies terrgenas en los mares del Paleozoico inferior en oposicin a los mares del
Paleozoico superior donde los aportes terrigenos estarn limitados por la existencia
de un manto vegetal. El conjunto de estas dos razones hace que el Paleozoico inferior
sea un perodo de areniscas y esquistos, mientras que el Paleozoico superior tiene
una proporcin importante de calizas: e n Francia, las calizas devnicas y dinantienses
de las Ardenas; a gran escala, las calizas dinantienses que estn muy extendidas en
el mundo.
1) El Paleozoico inferior
7. GENERALIDADES
El Paleozoico inferior, de una duracin de 205 millones de aos si se incluye el
Eocmbrico, y de 175 si se le excluye, corresponde al ciclo caledoniano (cf. pg. 405):
su lmite inferior est marcado por la discordancia asntica pero con las reservas
hechas anteriormente (vase pg. 402), su lmite superior por la discordancia caledo-
niana de los primeros terrenos devnicos; aunque esta discordancia caledoniana
es slo verdaderamente caracterstica en Europa noroccidental -principalmente en
Escocia, o Caledonia, que le ha dado el nombre- y en Amrica nororiental, donde
los movimientos caledonianos son muy marcados; en otras partes, la distincin es
frecuentemente ms difcil.
Se distinguen tres sistemas: el Cmbrico, que debe su nombre a la Cambria o pas
de Gales en poca de los romanos, el Ordovcico y el Silrico, de los nombres de
los moradores Ordovices y Siluros que habitaban el pas de Gales antes de la
conquista romana. En otro tiempo se daba al Silrico un sentido ms amplio, englo-
bando tambin el Ordovcico: en este caso el Silrico sensu stricto llevaba el nombre
de Gotlandiense de la isla de Gotland en el mar Bltico. Cada uno de estos sistemas
se divide en pisos cuyos estrato-tipos estn situados todos en el dominio de la cadena
caledoniana (fig. 4-2): tres para el Cmbrico, que deben su nombre a las localidades
de la cadena de los Alleghanys en los confines orientales de los EE.UU. y del Canad,
cinco para el Ordovcico y cuatro para el Silrico, que deben su nombre a las loca-
lidades del Pas de Gales.
La era primaria o paieozoica 409
- -
tacnica - 435
Asghill
Caradoc Localidades
Llandeilo del Pas
Llanvirn de Gales
Skidda,w
Tremadoc sarda - 500
Potsda- Arenisca
miense de Potsdam
(Nueva York
EE.UU.)
salairiana - 515
Acadiense Areniscas
y esquistos
de Acadia
(Nueva Esco-
cia, Canad) - 540
Georgiense Arenisca
3e Georgia
:Vermont,
EE.UU.)
asntica - 570
o cado-
miense
La posicin del escudo de las hbridas parece media en la cadena caledoniana del
Atlntico Norte. Hay dos cadenas caledonianas con doble inclinacin a una y otra parte
del escudo de las Hbridas, entre la Laurentia y la Fenno-Sarmatia? En Escocia, el cabal-
gamiento de Moine, hacia el escudo de las Hbridas al noroeste y, en Noruega, los cabal-
gamiento~hacia el escudo bltico al sudeste, son un argumento.
Hay slo una cadena caledoniana con doble inclinacin entre Fenno-Sarrnatia y Lau-
rentia, en la que el escudo de las Hbridas sera un bloque intermedio? La constitucin de
la cadena caledoniana britnica comparada con la cadena escandinava inclina a esta solucin
(vase tomo 3). Una y otra hiptesis estn de acuerdo con el hecho de que el Atlntico
La era primaria o paieozoica 41 1
-----_________
Finalmente, debe tenerse en cuenta el hecho de que en el transcurso del Paleozoico inferior se sitan movimientos
entre la orognesis asintica y la orognesis caledoniana propiamente dicha y hacen emerger ciertas regiones; tal es
el caso de los movimientos cardos o de los movimientos salairianos en Eurasia, en el limite Cmbrico-Ordovcico, que
modifican la paleogeografia de un sistema al otro.
Este mapa paleogeogrfico deja las principales masas continentales en su posicin actual, sin tener en cuenta sus
movimientos relativos en el transcurso de los tiempos: es un documento incompleto.
Fig. 4-4. Esquema de las relaciones entre los edificios caledoniano y herciniano de un lado y otro del Atlntico
Norte (segn Hurley).
La figura se ha establecido acercando los bordes continentales de una parte y otra del Atlntico Norte segn el m-
todo de los cuadrados menores (vase fig. 2-43) y teniendo en cuenta los datos paleomagnticos y la disposicin
de las anomalas magnticas ocenicas; el Atlntico Norte se ha abierto del Cretcico al Terciario.
Ntese la oblicuidad de la cadena caledoniana y de la cadena herciniana, de tal manera que la cadena caledoniana
es totalmente distinta a nivel de Escandinavia, de Groenlandia, de Escocia y del norte de Inglaterra; empieza a
estar recortada por el frente herciniano en el sur de Inglaterra y el sur de Irlanda (en este sector la cadena
caledoniana retomada por su borde externo hace frente a la cadena herciniana); y ampliamente retomada por la
cadena herciniana en Terranova y en el sudeste del Canad (en este sector la cadena caledoniana era una cadena
con doble inclinacin, pero slo se conserva la parte externa tumbada hacia el noroeste; su inclinacin es del mis-
mo sentido que la de la cadena herciniana); y completamente retomada por la cadena herciniana a partir del norte
de los Estados Unidos (en este sector la cadena herciniana se encuentra superpuesta a la cadena caledoniana con
la misma inclinacin; se distinguen a veces los ltimos elementos puramente caledonianos del nordeste de los Es-
tados Unidos bajo el nombre de Alleghanys, en oposicin a los Apalaches, donde lo esencial de las estructuras es
herciniano.
Se comprende asi que la distincin entre los ciclos caledoniano y herciniano sea clara en Europa y menos clara en
Amrica, donde las dos cadenas estn enteramente superpuestas.
Existen otros tipos de reconstitucin. Por ejemplo: se han colocado las islas Hbridas como dependientes del,es-
cudo groendlando-canadiense: puede tratarse, en efecto, de un macizo incorporado en el eje de la cadena caledoniana
(vase.pg. 410). Se ha realizado una.eleccin respecto la disposicin relativa de Europa, de la peninsula ibrica y
de Africa del norte; otras seran posibles (vase fig. 2-45).
Pero, en conjunto, la reconstitucin permanece v6lida en su principio y permite comprender los edificios paleozoi-
cos de una parte y otra del Atlntico segn una vla que habla presentido Wegener (vase fig. 2-41).
41 4 Estratigrafa
* La ausencia de trazas glaciales en otros lugares puede responder al hecho que el otro polo estaba
situado en una regin donde no se encontraba entonces ningn continente (centro oeste -actual- del
Pacfico).
t La evidencia de las pulsaciones climticas es a veces discutida, invocando el hecho de que una
glaciacin slo deja trazas en altitud - e s pues preciso que haya una cadena de montaas- y en latitud,
a condicin de que haya continentes en las zonas polares. Evocamos esta razn a propsito de la reparticin
de la glaciacin del Ordovcico terminal. Pero cmo comprender la brusca aparicin de una glaciacin
sobre una amplia plataforma que estaba desprovista de este fenmeno si no es por una pulsacin climtica?
Ya que el desplazamiento de los continentes no es tan rpido. Las relaciones eventuales entre pulsacibn
climtica y orognesis han sido ya discutidas (vase phg. 393).
La era primaria o paleozoica 41 5
160
(7 Polo NORTE
del este de Amrica del Norte, tumbado hacia el escudo canadiense, se sita en la
prolongacin de la rama caledoniana de Groenlandia; y que el orgeno simtrico
de los Mauritnides del noroeste africano se prolonga probablemente hacia el noroeste
de Amrica del Sur, donde ha sido descrito un Cambro-Ordovcico plegado y meta-
morfizado en el substrato de la Cordillera oriental de Colombia (cf. infra). Mientras
que el escudo de la Patagonia est separado del resto de Sudamrica por el ngeo-
sinclinal de Samfrau~cuyo prolongamiento es hacia Africa del Sur (fig. 4-3) y que
se inicia por una transgresin del Silrico.
41 6 Ectratigrafa
+
ZONA DE METAMORFISMO
CALEDONIANO
MARES RELATIVAMENTE
PROFUNDOS 0 MARES POCO
PROFUNDOS 0 ++ ZONAS EMERGIDAS
IIESCUDOS)
UNIDADES
PARA-AUT~CTONAS
Fig. 4-9. Corte del corrimiento de Moine en el extremo noroeste de Escocia (segn Craig).
Este corrimiento es uno de los que se conocen de ms antiguo y, como tal, ha jugado un papel esencial en
la evolucin del pensamiento tectnico (vease vol. 3). Ntese que ha sido posteriormente replegado y despu6s cor-
tado en extensin por fallas, de tal manera que, en la regin de Durness, se conserva un fragmento de corrimiento
en posicin sinclinal hundida.
422 Estratigrafa
~1/ DEV~N~CD
OISCORDANTE
m .
ROCAS PLUT~NICAS
CALEOONIANAS
BERGEN
MANTOS EOCAMBRICOS (Cuarcitas)
(Autctono o para-autctono)
/ FRENTE DE CORRIMIENTO
Fig. 4-10. Mapa esquemtico de los Caleddnides escandinavos (segn Strand, simplificado).
La zona de las facies orientales es autctona en su parte prxima al escudo escandinavo que sirve de antepas; ms
al oeste, forma mantos de dbil alcance, los mantos caledonianos inferiores en los que algunos estn formados
nicamehte por cuarcitas eocmbricas (denominadas esparagmitas).
La zona de las facies occidentales forma amplios mantos de gran alcance, los mantos caledonianos superiores; se
distinguen aqu dos conjuntos de facies,-las de Trondhjem, que evocan un surco, y las de Nordland, que evoca11
una cresta.
Ntense los fragmentos de Devnico discordante al norte de Bergen y al noroeste de Trondhjem, que datan la fase
caledoniana como ante-devnica.
Ntese finalmente.la posicin interna (en oposicin al antepals, es decir, al oeste) de los plutones caledonianos;
el metamorftsmo tiene la misma distribucin ya que afecta a las zonas de facies occidentales,respetando la mayor
parte de las facies orientales.
MAR C A N T A B R I C O J
Fig. 4-10 bis. Las grandes unidades estructurales de las Hesprides (segn M . Julivert et al.).
1. Zona cantbrica.
2. Zona leonesa-asturiana occidental.
3. Zona centroibrica.
4. Zona de la Ossa Morena.
5. Zona portuguesa meridional.
2. En la meseta septentrional
El Cmbrico inferior corresponde a una formacin detrtica importante: conglo-
merados a veces discordantes sobre el Precmbrico (Narcea, vase supra), cuarcitas
y pelitas que se continan en el Cmbrico superior. Facies carbonatadas aparecen en
el Cmbrico inferior (Calatayud), medio (sierra de la Demanda, Len); una tendencia
regresiva (montes celtibricos) aparece en el Tremadoc (facies con trilobites y cis-
toideos), pero frecuentemente el paso al Ordovcico es continuo (Asturias).
En resumen, el Cmbrico viene marcado por facies detrticas de plataforma con
un episodio de distensin crustal hacia el Cmbrico superior (en la meseta meri-
dional).
tosidad general que, con buzamiento de direccin sur, indica un empuje relativo
del sur hacia el norte, al menos localmente).
El Paleozoico inferior, caracterstico del geosinclinal de las Ardenas, est ente-
ramente representado por facies terrgenas, bajo forma de una potente serie de
esquistos, cuarcitas y grauwackas. Los niveles cmbricos dan las pizarras de las
Ardenas (capa de Fumay, capa de Revin) bien desarrolladas en el anticlinal de
Rocroi.
Fig. 4-14. Esbozo de las transgresiones del Paleozoico inferior (segBn J. Cogn y P. Pruvost).
Ntese que solamente el noroeste de Bretaa (Domnonaea) permanecer emergida y posiblemente una parte de
la Vende, las cuales sern transgredidas por el Devnico (sin embargo, una parte de los esquistos considerados
como precmbricos en la Vende contienen de hecho graptolites: Podra ser que la Vende hubiera sido precoz-
mente transgredida, en todas partes, representando ya el borde de la Mesogea meridional, y que sta haya cono-
cido movimientos caledonianos, ya que el Devnico es discordante) (vase pg. 415).
Esta gran variabilidad en la extensin de los mares es caracterstica de una regin poco profunda que pertenece
aqu a la zona elevada de la Europa media.
Cb, esquistos verdes, sobre los que hay las calizas de la Laize, de color rojo,
frecuentemente explotadas como mrmol,
Cc, areniscas feldespticas;
- el Ordovcico representado sucesivamente por,
0 1 , la arenisca armoricana, cuarcita de color rojo que da los principales relieves
de la regin (principalmente el monte Avaloirs, 417 m, punto culminante del macizo
armoricano), sobre los que hay el mineral de hierro de Normanda bajo forma de
una oolita ferruginosa,
0 2 esquistos pizarrosos inferiores (equivalentes a las pizarras de Angers) con
Calymene (trilobite),
0 3 areniscas de May cuyo papel morfolgico es anlogo al de las areniscas
armoricanas y donde una pasada de esquistos con Calymene tristani separa la arenisca
de May inferior y la arenisca de May superior,
0 4 esquistos pizarrosos superiores.
Las faunas contenidas en estas series muestran que los lmites estratigrficos no corres-
ponden a los lmites litolgicos: la arenisca armoricana, transgresiva -falta en el sinclinal de
Estratigrafia
May-, pobre en fauna, se atribuye al Arenig, de manera que falta el Tremadoc entre el
Cmbrico y el Ordovcico; el Llandeilo corresponde a los esquistos pizarrosos inferiores y
a las areniscas de May inferiores; el Caradoc, a las areniscas de May superiores y a los
esquistos pizarrosos superiores. ste es un buen ejemplo de la dificultad de establecer lmites.
- El Silrico representado por esquistos negros con graptolites, intercalados de lente-
jones de calizas con Cardiola interrupta (lamelibranquios).
Este corte ilustra nuestra explicacin: la transgresin de las pudingas purpreas
que comienza con el Cmbrico medio (de a.h la dificultad de definir la orognesis
cadomiense); la serie presenta lagunas: la ausencia del Tremadoc entre el Cmbrico
y el Ordovcico seala la transgresin del Ordovcico; las facies son nerticas, a
excepcin de las del Silrico cuyos esquistos negros son testimonio de una sedimen-
tacin en el fondo de un mar cuyas condiciones eran reductoras.
En otra parte, la serie sedimentaria ser menos completa, reducindose por la base
siempre discordante; pero las facies permanecen, sino idnticas, al menos parecidas;
No obstante, es necesario sealar la existencia de queratdfiros en la base del Cm-
brico en los Coevrons; no se excluye que representen erupciones ligadas a la historia
terminal de la cadena cadomiense.
C) La Montaa Negra se presenta actualmente (fig. 4-15) como un macizo divi-
dido en dos partes por una falla inversa de edad terciaria cabalgando hacia el norte
(falla de Thor, del nombre del ro que riega Mazamet). Esencialmente, est consti-
tuida por materiales de edad precmbrica (macizo del' Agout, Montaa Negra), bor-
deada al norte (montes de Lacaune) y al sur (montes de Minervois, montes de Fau-
gkres, montes de Pardailhan) por terrenos primarios, estos ltimos formando escamas
cabalgantes hacia el norte y mantos corridos hacia el sur (manto de Faugkres, manto
de Pardailhan).
F o t o 1. El Carbonifero superior de B ~ J -
les (Alpes de la Alta Provenza).
El Estefaniense (St) afecta a la facies
de esquistos con plantas continentales.
Tiene superpuestas las areniscas del Tri-
sico inferior (Ti) ligeramente discordan-
tes. formando cornisa.
N
MONTES DE MACIZO DEL
LACAUNE AGOUT
Paleozoico superior
l . GENERALIDADES
De una duracin de 170 n~illonesde aos, situndose entre -395 y -225 millones,
el Paleozoico superior corresponde al ciclo herciniano o varisco (vase pg. 405)
cuyos efectos parecen, en el estado actual de nuestros conocimientos, mucho ms
generales que los del ciclo caledoniano, aunque con ciertas reservas.
En su base est limitado por la discordancia caledoniana, muy neta en toda la
Europa septentrional, principalmente en el Devnico donde se defini el primer
sistema del Paleozoico superior; pero en varios lugares existen series de posicin
intermedia, como las capas downtonienses, que en general se sitan en la base del
Devnico o en el techo del Silrico y tienen mucha importancia porque son ricas
en peces acorazados.
El lmite superior corresponde a la discordancia herciniana: sta es netamente
postprmica y antetrisica en el dominio del Ural, donde la orognesis es tarda;
pero se sita entre el Carbonfero y el Prmico en Europa occidental, donde la orog-
nesis es precoz; de manera que la posicin del Prmico, segn el criterio orognico,
vara segn una u otra regin. El problema de los lmites no es original, ya que un
ciclo orognico comprende varias fases y adems stas no son necesariamente contem-
porneas en la totalidad de la extensin considerada.
Se distinguen tres sistemas: el Devnico, que debe su nombre al condado de
Devon en Inglaterra; el Carbonfero, cuyo nombre indica la riqueza en carbn; y el
Prmico, caracterizado en la regin de Perm, en URSS, al oeste del Ural. Cada
sistema est dividido en pisos cuyos estratotipos estn todos situados en el dominio
de la cadena herciniana (fig. 4-17): seis para el Devnico, cuyos nombres derivan
de las localidades de las Ardenas belgas o del macizo esquistoso renano en Alemania;
un nmero variable para el Carbonfero y el Prmico cuyas escalas estratigrficas
difieren en Amrica, en Europa occidental y en Europa oriental, De hecho, una parte
de los pisos definidos corresponden a facies continentales y, por este hecho, no estn
de acuerdo con la definicin de un piso (vase pg. 274); es principalmente el caso
para lo esencial de los pisos del Carbonfero y Prmico usados en Europa occidental
en funcin de la paleogeografa de esta regin. Por ello, en la figura 4-17, hemos
situado las escalas estratigrficas segn el pas donde se usan, sin tener en cuenta
el hecho de que los estratotipos correspondan a terrenos marinos o continentales.
Namuriense
1
Zona hullera
de Westfalia
(Alemania) 1
Pensilvaniense
-
Moscoviense
- Sudete
Viseense Caliza
Inferior Dinantiense de Dinant Mississipiense
Tournaisiense (Blgica)
- Bretona
Fammeniense Esquistos de Famenne
Superior (Blgica)
Frasniense Caliza. de Frasnes
(Blgica)
Givetiense Caliza de Givet
Medio (Ardenas)
DEV~NICO Eifeliense Esquistos de Eifel
- (Alemania)
Grauwackas
de Coblenza
Siegeniense (Alemania)
Inferior
Gedinniense 1 Pudingas de Gedinne
Ardenas
Flg. 4-17. Cuadro de las divisiones del Paleozoico superior.
(fin del ciclc
caledoniano)
436 Ectratigrafa
1- REGIONES MARINAS
tico (transgresin del Carbonfero sahariano, por ejemplo), etc.; sobre los conti-
nentes as transgredidos, se depositan calizas (las calizas dinantienses de Europa,
calizas mississipienses de Amrica del Norte). Mientras ,que comienzan a emerger, por
los efectos de la fase bretona (fase eoherciniana), los primeros esbozos de cadenas
hercinianas que alimentan la sedimentacin de un flysch en las fosas marinas (facies
Culm en Europa, por ejemplo). Con el Carbonfero medio y superior, la cadena herci-
niana comienza a formarse por las fases sudete y astrica, esenciales en el dominio
mesogeo occidental (Amrica del Norte, Europa occidental) saaliense, esencial en el
dominio mesogeo oriental y sus dependencias (Urales) y el cinturn peripacfico
donde los movimientos son intraprmicos (fase tardiherciniana), o trisicos. Mientras
que se acumularn depsitos hulleros en el borde de la cadena en el Carbonfero
medio (cuencas hulleras parlicas marinas) y en el interior de la cadena en el Car-
bonfero superior (cuencas hulleras lmnicas continentales).
Ello es debido a que, en funcin de la lenta migracin del eje de los polos
situados respectivamente en el mar del Japn y en el Atlntico Sur, el ecuador pasa
ahora por el sur de los Estados Unidos y el sur de Europa (fig. 4-19), en medio de
Ias regiones que emergen a continuacin de la orognesis herciniana; un exuberante
bosque hullero podr entonces desarrollarse. Pero estas facies no son las nicas en
el Carbonfero: por ejemplo, una zona de evaporitas se desarrolla en las regiones
septentrionales de Amrica del Norte, de Groenlandia y del norte de Europa, segn
una banda que entonces estaba en posicin subtropical.
Fig. 4-20. Distribucin de las estrias glaciales y sentido de deslizamiento de los glaciares al final del Carbonifero
en Africa del Sur (segn Krenkel).
El glaciar sudafricano era esencialmente u n inlandsis superpuesto al zcalo precmbrico: los primeros contrafuertes
d e la cadena herciniana aparecen en la montaa del Cabo; la parte principal de la cadena estaba ms all, hacia el
sudoeste. Esto subraya preferentemente el hecho de que el centro del inlandsis estaba separado de la cadena her-
ciniana y se encontraba, en consecuencia, hacia el noreste d e Africa del Sur, tal como l o sugiere l o esencial de las
estrias observadas.
Este dispositivo est d e acuerdo con la unin de los continentes en una gran Pangea al final del Carbonifero
(vase fig. 2-42).
Comparando con la figura 4-5, que da la reparticin de las trazas glaciales del Ordovicico terminal del Sahara..se
ve que debe suponerse que del final del Ordovlcico al final del Carbonlfero hubo una traslacin absoluta de A f r m
d e una cincuentena de grados en el sentido SSE-NNO.
LB era primaria o paleozoica 4-43
Deber notarse que en Europa occidental y en Amrica del Norte las nuevas
areniscas rojas, pos,tectnicas, ocupan en relacin con la cadena herciniana la misma
posicin que las viejas areniscas rojas en relacin con la cadena caledoniana; ser
pues Igico tratarlas de la misma manera: ya que se considera que el Devnico
marca el principio del ciclo herciniano debera admitirse que el Prmico inaugura
el ciclo alpino, o sea la Era Secundaria. Pero la pertenencia del Prmico al Primario
es evidente ya que hay una situacin antetectnica (dominio peripacfico, Mesogea
oriental, Ural donde el Prmico ha sido definido). No hay pues solucin que concilie
estas observaciones contradictorias, como es generalmente el caso pa'ra la delimita-
cin de las eras (vase pg. 278); as, la extincin de las principales faunas primarias
(trilobites) o permocarbonferas (fusulinas) al final del Prmico dan un argumento
suplementario para colocar este sistema en el Primario.
Monument, Monument Valley, etc., en los Estados Unidos; paisajes del noroeste
argentino, etc.).
Existen transgresiones que han avanzado extensamente sobre las plataformas nor-
teamericanas y sudamericanas (las calizas mississipienses transgresivas son los estra-
totipos del piso): en el Carbonfero se aslan en cuencas que pronto son continen-
tales, principalmente en Amrica del Sur donde, en Rio Grande do Sul, en Uruguay
y en la Argentina septentrional se desarrollan las facies del Gondwana; se encuentran
adems tillitas que constituyen otro argumento para reunir Sudamrica y Africa en
el vasto continente del Gondwana (cf. supra) .
1 . En Mxico, en Amrica Central y en el Caribe* el Paleozoico superior se
conoce en Mxico, en Guatemala y en Belice (fig. 4-20 bis).
En el Devnico la parte noroeste de Mxico (Estados de Sonora y de Chihuahua)
est cubierta por un mar epicontinental donde se depositan series calcreas y dolo-
mticas. Hacia el sudeste la cuenca marina se hace ms profunda y los depsitos se
convierten en netamente pelgicos.
Esta disposicin se mantiene en el curso del Carbonfero. En la parte central de
Mxico, los depsitos de esta edad adquieren a menudo facies flysch.
En el Prmico la paleogeografa est marcada por la existencia de dos plataformas
carbonatadas, una en el noroeste (Estados de Sonora y de Chihuahua) y otra en
el sudeste (Estados de Chiapas y Guatemala), separadas por una o varias fosas sub-
sidentes donde se depositan espesas series terrgenas.
Mientras que la plataforma carbonatada del noroeste mexicano escapa a cualquier
deformacin, las rocas del Paleozoico superior de las dems partes de Mxico estn
sometidas al metamorfismo, al plutonismo y a varias fases de deformaciones; la defor-
macin ms reciente data del final del Prmico (fase palatina). En el norte de
Mxico los gradientes de estos fenmenos son siempre decrecientes en direccin al
noroeste, es decir, hacia la plataforma de Chihuahua-Sonora. Si a esto se aade que
en el norte de Mxico (Estado de Coahuila) las estructuras estn tumbadas hacia
el noroeste y que sobre las costas del golfo de California (Estado de Sinaloa) 10s
ejes de los pliegues del Paleozoico estn orientados en direccin este-oeste, parece
lgico pensar que el edificio herciniano Apalaches-Ouachita se prolonga hacia el
sudoeste y recorta Mxico segn una direccin nordeste-sudoeste, perpendicularmente
a las direcciones alpinas posteriores.
2 . En Amrica del Sur (fig. 4-20 ter, cuarta, quinta, sexta), el Paleozoico supe-
rior se conoce de manera cierta y completa en la cuenca Per-Bolivia y en la cuenca
de Cuyo al nivel de la cordillera de los Andes; y de una manera menos cierta y
menos completa fuera de ella.
a) En la cuenca Per-Bolivia y en la cuenca de Cuyo, separadas por la dorsal
pampeana, son muy numerosas las series fosilferas y sirven de referencia. El Dev-
nico tiene aqu generalmente una facies flysch. Plegado y granitizado durante la fase
eoherciniana, est recubierto en discordancia por el Mississipiense marino en la
cuenca de Cuyo y por el Pennsilvaniense marino en la cuenca Per-Bolivia; las facies
del Mississipiense y del Pennsilvaniense se hacen continentales en direccin al conti-
nente sudamericano sobre el cual se instalan ampliamente en el Pennsilvaniense,
hasta la costa atlntica. El Prmico inferior marino est representado por la cuenca
Per-Bolivia pero parece faltar en la cuenca de Cuyo. Todo el conjunto se pliega
de nuevo durante la fase tardiherciniana, acompaada de una potente granitizacin,
y el Prmico superior (y el Trisico) tienen una facies de areniscas continentales
rojas intercaladas de riolitas.
b ) En los dems lugares el Paleozoico superior es menos completo y menos
* Texto redactado por Marc Tardy.
446 Estratigrafa
Fig. 4-20 ter. Paleogeografla de Amrica del Sur en el Devdnico (fuentes diversas, entre ellas H. J. Harrington,
J. C. Vicente).
1. Devnico marino.
La extensin es la del Devnico medio; el Devnico superior, regresivo, apenas sobrepasa los Ilmites de la cordi-
llera de los Andes.
La era primaria o paieozoica 447
Fig. 4-20 cuarta. Paleogeografla de America del Sur en el Carbonfero inferior (Mississipiense) (fuentes diver-
sas, entre ellas H. J. Harrington, J. C. Vicente).
1. Depsitos marinos.
2. Depsitos lagunares.
3. Depsitos continentales.
Ntense los efectos de la fase coherciniana entre el Devnico y el Carbonfero por la reparticin de las molasas
continentales.
448 Eotratigrafia
Fig. 4-20 quinta. Paleogeografia de Amrica del Sur en e l Carbonifero superior (Pensilvaniense) (fuentes di-
versas, entre ellas H. J. Harrington, J. C. Vicente).
1. Facies marinas.
2. Facies lagunares.
3. Facies continentales.
4. Tillitas glaciales.
La era primaria o paieozoica 449
Fig. 4-20 sexta. Paleogeografa de Amrica del Sur en el Prmico (fuentes diversas, entre ellas H. J. Harrington,
J. C. Vicente).
1. Facies marinas.
2. Facies lagunares.
3. Facies continentales.
4. Facies volcnicas.
De hecho, dado que la fase tardiherciniana es intraprmica, las facies marinas del Prmico son nicamente del Pr-
mico inferior, al menos en los Andes centrales y meridionales. Las facies continentales estacionadas en el antepais
andino en e l Prmico inferior son generales hasta l o s Andes durante el Prmico superior, donde se les intercala u n
potente volcanismo cido.
Estratigrafa
MARES RELATIVAMENTE
PROFUNDOS
mV&E~ID~lE m
,<u.?: 2
MARES POCO
PROFUNDOS 0 %%JAS
PRINCIPALES MACIZOS
HERC~NIANOS
Fig. 4-22. Paleogeografa de Europa en e l Carbonfero inferior, igual leyenda que en la figura 4-21.
La zona moldanubiense que, en su conjunto, ha estado levantada por la fase bretona, presenta en numerosos lu-
gares una facies Culm discordante, vulcanizada y granitizada, que se opone a la facies Culm concordante de las
zonas que han permanecido marinas; esta ltima es el flysch de la cadena herciniana que se dispone a un y Otro
lado de las zonas medias entre las cordilleras elementales.
b ) AL FINAL DEL D E V ~ N I C Ose sita una primera fase orognica llamada bretona,
que hace emerger las zonas elevadas moldanubiense, ibrica y del Mogreb cuyas
caractersticas se encuentran igualmente subrayadas. EN EL CARBONFEROINFERIOR O
DINANTIENSE (fig. 4-22) en el borde de estas regiones elevadas se desarrollarn facies
flysch (llamadas Culm) concordantes sobre los terrenos anteriores, mientras que en
las partes externas persistirn facies con predominancia calcrea (por ejemplo, calizas
dinantienses de las Ardenas) tanto ms cuanto que el mar transgrede sobre el antepas
noratlntico sobre todos los continentes (vase pg. 439). Mientras que, en el eje
* Los mrmoles griottes, p o r su facies y su posici6n paleogeogrfica, evocan las calizas nodulosas
rojas de facies ammonitico rosso de las cadenas alpinas (vase pg. 270): son, de alguna manera,
agoniatitico rosson.
La era primaria o paieozoica 453
Fig. 4-23. Paleogeografa de Europa en el Carbonfero medio, igual leyenda que la figura 4-21, y adems:
As: cuenca hullera de Asturias; B: Brianconnais; Ca: Cardiff; Cp: Campine; D: Donetz; Fb: franco-belga; Sa: Sarre;
SI: Silesia; Z: Zonguldak (Heraclea).
Deber notarse l a posicin parlica de las cuencas hulleras en el borde inmediato de las cordilleras que surgen por
la fase sudete; a excepcin de la cuenca del Sarre, situada en el interior de la cordillera de la Europa media
y que es continental.
La reparticin del metamorfisrno y de la granitizacin ligadas a la fase sudete representa la de la granitizacin: de
hecho, las zonas metamrficas son mucho ms restringidas al eje de la cordillera de la Europa media y, ms an,
al eje de la cordillera ibrica; en los dos casos, estos metamorfisrnos y granitizacin retornan rocas metamrficas y
granitos de edad precmbrica que formaban el substrato de la zona elevada moldanubiense y las zonas elevadas
ibrica y marroqui que tenian la significacin de fragmentos de plataforma.
La cuenca de Asturias representa pues una antefosa intermedia comn a la cordillera ibrica y a la cordillera de la
Europa media. Sin duda est metida en el centro de la curvatura cantbrica (figs. 4-21 y 4-22).
ges y del Brabante, que coge de refiln Inglaterra y Blgica; es el lugar de las
cuencas hulleras de Europa media, de Irlanda a Polonia, en dos alineaciones: Irlanda
septentrional, Escocia al norte, Pas de Gales, cuenca franco-belga al sur, que se
unen al nivel del Ruhr para formar una sola cuenca que contina hasta Silesia;
- entre la cordillera de Europa media y la cordillera ibrica, la cuenca hullera
de Asturias en el noroeste de Espaa, ante-fosa intermedia comn a las dos cordi-
lleras;
- entre la cordillera del Mogreb y el continente africano, otras cuencas hulleras
de las cuales la m& conocida es la de Colomb-Bchar.
Finalmente, en el interior de las cordilleras se forman aqu y all algunas depre-
siones en las que se acumulan series hulleras continentales, lmnicas; tal es el caso
de la cuenca hullera del Sarre en sus capas inferiores de edad Carbonfero medio,
y diversas pequeas cuencas como en la Vande. La estructura interna de estas
cordilleras no es una cualquiera; como ejemplo tomaremos la cordillera de Europa
central (fig. 4-23):
- los ejes tectnicos se inclinan de una parte y otra del eje moldanubiense,
hacia el norte en el norte, hacia el sur en el sur: la cordillera de Europa central
es de hecho una cadena con doble inclinacin;
- el metamorfismo afecta al eje de esta cadena, acantonndose esencialmente
en la ex-zona moldanubiense, de la Bretaa meridional a Bohemia por el Macizo
central y el conjunto Vosgos-Selva Negra; retorna esencialmente un viejo zcalo
precmbrico que se hace as polimetamrfico (vase tomo 1);
- la granitizacin afecta a este eje metamorfizado y le sobrepasa tanto al norte
como al sur.
De manera que, de una parte y otra del eje de la cordillera de la Europa media,
metamorfizado y granitizado, existen dos dominios donde los terrenos no metamorfi-
zados estn atravesados por plutones granticos: tal es el lugar de los principales
batolitos con bonitas aureolas de metamorfismos de contacto (Flamanville, Andlau
en el norte; Sidobre, Qurigut en el sur) o de asociaciones metalognicas caracte-
rsticas (Erz Gebirge, es decir, la montaa de los minerales)*. Vienen a continua-
cin dos bandas de afloramientos de terrenos no metamorfizados ni granitizados;
y para terminar, las series de las ante-fosas hulleras.
Vemos pues que por la paleogeografa, la tectnica, el metamorfismo y la grani-
tizacin, la cordillera de la Europa media aparece como una cordillera de doble incli-
nacin, con simetra centrfuga, en cuyo eje se sita un postpas intermedio (zona
moldanubiense o arverno-vosgiense), que separa las dos cadenas elementales, una al
norte y otra al sur, que se dan la espalda.
Las mismas observaciones podran hacerse para la cordillera ibrica, en cuyo eje
se encuentra una zona alta donde tiene lugar el lmite del metamorfismo y que bordea
la granitizacin; e igual para la cordillera del Mogreb.
Resulta que si la antefosa subvarisca es una antefosa en el sentido estricto del
trmino en el borde del antepas septentrional (continente noratlntico), la antefosa
astrica es una antefosa intermedia entre las dos cordilleras.
d ) AL FINAL DEL C A R B O N ~ F E R O MEDIO se sita una fase denominada astrica
que, plegando y levantando las antefosas, termina de formar el dominio mesogeo
soldando provisionalmente el continente noratlntico y el continente nigrtico; de
hecho, parece que de la fase sudete a la fase astrica no haya habido' ms que un
perodo continuo de orognesis que, partiendo del eje de cada cordillera (fase sudete),
* Es del Sankt Joachimthal en el Erz Gebirge de donde proviene el nombre de Thaler que designaba
una moneda en uso desde la Edad Media e n Europa central y cuyo recuerdo no se ha perdido; la defor-
macin de la palabra Thaler ha dado la palabra dlar.
La era primaria o paieazoica 4-55
alcanza progresivamente la periferia hasta llegar a ella (fase astrica), marcando
una doble polaridad orognica, testimonio de la constitucin doble de cada cordillera.
Esta fase viene inmediatamente seguida, EN EL CARBONFERO SUPERIOR (Estefaniense
y Autuniense) (fig. 4-24):
- en el Mediterrneo oriental y medio, de una transgresin marina que toma una
parte de los dominios emergidos;
Fig. 4-24. Paleogeografla de Europa en el Carbonifero superior, igual leyenda que la figura 4-21, y adems:
As: cuenca hullera asturiana; B: cuenca hullera de Bohemia; Ma: cuencas hulleras del macizo armoricano; Mc: cuen-
cas hulleras del Macizo central; Mi: cuencas hulleras de la meseta ibrica; Py: cuencas hulleras de los Pirineos;
Sa: cuencas hulleras del Sarre; Si: cuenca hullera de Silesia; V: cuencas hulleras de los Vosgos.
Ntese que todas las cuencas hulleras son continentales (limnicas), a excepcin de la cuenca asturiana.
Comparando con la figura 4-23, se ve que la distribucin de las cuencas hulleras del Carbonifero medio y del
Carbonifero superjor es totalmen!e diferente; con tres excepciones: la del Sarre, donde se suceden dos series con-
tinentales, westfaliense y estefaniense; la de Asturias, donde se suceden dos series marinas, westfaliense y estefa-
niense; la de Silesia, donde se suceden una serie marina westfaliense y una serie continentad estefaniense.
3MAR RELATIVAMENTE MAR POCO PROFUNDO Cl_j ZONAS EMERGIDAS (al CON FACIES
PROFUNDO a NUEVAS ARENISCAS ROJAS Ib)
B) Carbonfero y Prmico
1. Zona cantbrica
El Carbonfero forma la cuenca central (1400 km* con ms de 6000 m de sedi-
mentos). El Carbonfero inferior, tpico de una facies condensada, comprende pelitas
negras con cherts (Tournasiense) seguidas de calizas nodulosas (Viseense inferior)
o mrmoles griottes (Viseense superior-Namuriense inferior).
El Carbonfero superior est bien desarrollado; empieza (Namuriense C, Westfa-
liense A) por una formacin terrgena con sedimentos de facies poco profundas,
incluso continentales, y de facies flyschoides con turbiditas. El Westfaliense B es
transgresivo en la periferia de la cuenca y hacia el interior, los niveles marinos del
Westfaliense C y D representan numerosos episodios carbonosos. La formacin si-
guiente de carcter mdsico (Westfaliense D-Estefaniense A y B) (2000 m de sedi-
mentos), a veces discordante, se pliega en la fase astrica.
La formacin conglomertica hullera, muy espesa (4000 m) del Estefaniense B
y C est coronada, a veces discordantemente, por areniscas con restos piroclsticos
460 Ectratigrafa
3. Ossa Morena
La formacin detrtica del Dinantiense, bastante espesa, a veces discordante sobre
el Devnico (Vendas Novas), con niveles conglomerticos en la base del Tournaisiense,
del Viseense inferior y del Viseense superior, lentejones de calizas arrecifales, bancos
de hulla (Val de Infierno), es cada vez ms marina al ir hacia el sudoeste y se
transforma en facies flysch (Estremoz, Terena, Barrancos).
El conjunto namuro-westfaliense, tpico de una cuenca parlica, tiene caracters-
ticas de molasa con ciclotemas a niveles de hulla; el Westfaliense D de Santa Suzanna,
en el noroeste de esta zona, es discordante. El Carbonfero terminal (Estefaniense) y
el Prmico (Autuniense) estn limitados a pequeas cuencas lmnicas intramontafiosas
con conglomerados, con algunos depsitos hulleros.
5 . Resumen
En resumen, los depsitos del Carbonfero estn repartidos en dos dominios
distintos. Es en esta poca cuando tienen lugar los grandes episodios tectnico variscos,
las granitizaciones, el metamorfismo, el cierre del Protoatlntico (Iapetus) y tambin
la formacin de la Pangea (vase tomo 2, figs. 2-42 y 2-44).
A) Las Ardenas se sitan a caballo sobre las zonas ms externas (zona renano-
herciniana) y la antefosa westfaliense; aqu encontramos (fig. 4-26):
- la transgresin marina del Devnico hacia el norte, que alcanza la cuenca
de Dinant desde el Devnico inferior, la de Namur en el Devnico medio, la de
La era primaria o paieozoica 461
S N
Anticlinal Anticlinal Anttcltnal Anticlinal
de de del del
Givonne Rocroi Condroz Brabante
Cuenca
Cuenca
Sinclinal
de de Dinant , deCuenca
Namur
de Campine
CUENCA CUENCA
DE BELGA
PAR^
1
Terciario
0 y secundario transgresivo
m 1
.
DEV6NICO
1
Westfaliense inferior
m Dinantiense
CARBON~FERO
m Silurico
Ordovicico
Cambrico
Fig. 4-26. Corte geoldgico de las Ardenas.
Este corte se ha esquematizado; la estructura de la cuenca de Dinant y de la cuenca de Namur es mucho ms
compleja.
Ntese:
- la transgresin y la discordancia del Devnico sobre el Cambro-Silrico cuya estructura ha sido esquematizada
de una manera no representativa;
- la transgresividad del Devnico hacia el norte; e l Devnico inferior falta al norte del Condroz.
La discordancia de los terrenos secundarios y terciarios en la periferia de las Ardenas es un ejemplo clsico de dis-
cordancia, al igual que en la periferia del macizo armoricano (vase fig. 2-15).
0s.
0 pS~Onse,o*~ ,*a6+
0
de de de 9'
.'
0
0
falla limite <a\"' . ,tan <alla
/
/ 0
0
0
/ '
en numerosas capas cortadas por intercalaciones marinas cuyas tres principales son,
de abajo arriba: las pasadas marinas de Laure, de la Poissonni&-e y de Rimbert, que
dividen al Westfaliense en tres conjuntos (en el orden Vicoigne, Anzin y Bruay);
las tres son testimonio de la posicin de la cuenca hullera en el borde de la cordillera
de 1: Europa media, cerca del mar.
La cuenca hullera franco-belga corresponde al sinclinal de Namur cabalgado por
el anticlinal del Condroz (fig. 4-27). En Francia este cabalgamiento lleva el nombre
local de cfaille du Midi; la cuenca est dividida en diferentes paquetes por
numerosas fallas (de hecho, estas fallas corresponden a superficies de cabalga-
mientos: no son fallas en sentido estricto).
La edad del plegamiento de la cuenca hullera franco-belga se deduce de las
observaciones precedentes: de una parte, hay continuidad sedimentaria del Devnico
al Dinantiense y al Westfaliense; por otra parte, la pudinga de Roucourt, de edad
Westfaliense muy superior, dicordante sobre el Westfaliense afectado por la tectnica,
data del final del Westfaliense; la cuenca hullera franco-belga ha sido pues plegada
por primera vez durante la fase astrica, sin que se encuentren ecos de fases ante-
riores.
.
F i g 4-28. Distribucin de los aflora-
mientos del Paleozoico superior en el
Macizo central.
Los terrenos cristalinos del Macizo cen-
tral se han dejado en blanco: correspon-
den en parte a material precmbrico, y en
parte a material herciniano: como en
toda la zona moldanubiense, el meta-
morfismo y la granitizacin herciniana
retoman un viejo zcalo prec8mbrico. Es
nicamente en el extremo sur, en la
regin de la Montaa Negra, que reapa-
recen series paleozoicas completas; lo
que no significa que tales series se hayan
extendido en la totalidad del Macizo
central y que luego hayan sido metamor-
fizadas: la naturaleza de la zona molda-
nubiense es la de una zona elevada que
ha estado emergida durante largos pe-
riodos; no hay ms que comparar la
Prmico m Dinantiense
o
SAVERNE
VOSGOS
SEPTENTRIONAI
l
I
l
escamas
de Urbeis
VOSGOS
CENTRALES
MERIDIONALES
I
I
I
I
I
I
I
I
I
w
O lOkm
Devdnico / cabalgamiento
Estefaniense m Esquistos de Steige
Y Ville
(Carnbro-Silrico)
NO CUENCA
Anticlinal
de Sarrebrck
DEL
LONGWY 'ARRE SARREBRUCK
Fig. 4-30. Corte de la cuenca hullera del Sarre (segn P. Pruvost, simplificado).
Ntese:
- la discordancia de las formaciones hulleras sobre los terrenos anteriores, consecuencia de la fase sudete;
- la transgresividad de los depsitos estefanienses-autunienses, eco de la fase astrica;
- el plegamiento del conjunto de las formaciones hulleras, consecuencia de la fase saaliense.
Por su posicin en el interior de la cordillera de la Europa media, la cuenca del Sarre registra todos los aconteci-
mientos orognicos hercinianils.
NO SE
CHANTONNAY ST. U U R S VILLE-D
D'ARDIN
discordancia
post-astrica
I
discordancia
post-Erz Gebirge
discohancia
post-sudete
I
plegamiento
Saaliense
m Cs ESTEFANIENSE
m DG DEVNICO (GIVETIENSEI
Cw WESTFALIENSE
m PRECAMBRICO (BRIOVERIENSE)
m CN NAMURENSE
Fig. 4-31. Corte sintdtico del Paleozoico superior de la Vendde (segn G . Mathieu).
Ntese:
- la transgresin del Devnico medio sobre el Precmbrico (o el Silrico? - vase nota, pg. 468) que testimo-
nia la naturaleza de la zona elevada moldanubiense;
- la discordancia del Namuriense, que sigue a la fase sudete;
- la discordancia del Westfaliense en sentido estricto, que sucede a la fase del Erz Gebirge;
- la discordancia del Estefaniense, que sucede a la fase astrica;
- el plegamiento del Estefaniense, que resulta de la fase saaliense.
Como la cuenca del Sarre, situada en el eje de la cordillera de la Europa media, la cuenca hullera de la Vende re-
gistra todos los acontecimientos orog8nicos hercinianos.
La era primaria o paleozoica
corresponder a una fase ms tarda que la fase sudete propiamente dicha, compren-
dida entre sta y la fase astrica; granitos postectnicos cortan estas estructuras
(Querigut, etc.)*.
- el Estefaniense, discordante, est representado en pequeas cuencas hulleras
lmnicas tales como las de Durban y Tuchan en el macizo de Mouthoumet, o el
del Pic d'Ibantelly en los Pirineos occidentales;
- el Prmico presenta la facies saxoniense de areniscas y esquistos rojos discor-
d a n t e ~ ;las andesitas del Pic du Midi d'Ossau son el nico testimonio de una acti-
vidad volcnica ms importante en otros lugares. Pasando a la parte superior del
Trisico sin cambio de facies significativo, el Prmico, o mejor el Permo-Trisico,
como frecuentemente se considera, aparece como el primer trmino de la cobertera
sedimentaria secundaria y terciaria de los Pirineos.
SS0 NNE
VALLE ALTO VALLE ALTO VALLE ALTO VALLE
DEL GUlL DE LA DURANCE DEL ARC DEL ISERE
(Mauriynne) (Tarentaise)
1 I
1 l
1 I
Discordancia
Saaliense
Discordancia
Astrica
Andesitas
Fig. 4-32. Corte sintbtico del Permo-Carbonlfero briansons (segn J . Fabre y R. Feys, simplificado).
Este esquem es un corte ideal reconstruido comparando varios perfiles; en efecto, slo considera muy poco la tec-
tnica herciniana, simplemente esquematizada, y nada de la tectnica alpina.
La sucesin de las diferentes series (la base del Namuriense no se conoce) y de las discordancias que las separan,
evoca una posicin ya sea en el interior de la cordillera, como el Sarre, ya sea una posicin entre dos cordilleras,
como Asturias. El hecho de que las facies del Westfaliense sean marinas inclina a ia segunda solucin: por otra
Parte, s e comprenderla asl que, separando dos cordilleras hercinianas, el briansons haya marcado una frontera ca-
pital en el curso de la orognesis alpina (vase vol. 3).
i
F) Los Alpes marcan igualmente una transicin, pero de interpretacin ms deli-
cada debido a la importancia de la tectnica alpina que enmascara las continui-
dades (vase tomo 3).
a) Los macizos cristalinos externos se parecen al Macizo central -es decir,
al eje moldanubiense o arverno-vosgiense-: sobre un zcalo cristalino descansan
en discordancia los terrenos hulleros lmnicos estefanienses (cuencas de la Mure, de
las Grandes Rousses, afloramientos de Barles); el conjunto recubierto en discordancia
por areniscas y esquistos rojos del Prmico de facies saxoniense (que forman prin-
cipalmente el domo de Barrot en los Alpes martimos).
6 ) El Brianconnais constituye un dominio en el que se reconoce, encima del
zcalo cristalino cuya posicin exacta no se conoce (fig. 4-32):
- el Carbonfero medio (Westfaliense), bajo forma de una potente serie de
areniscas y esquistos con vetas de antracita, moderadamente deformada por una fase
astrica;
- el Carbonfero superior, ligeramente discordante, representado por niveles infe-
riores frecuentemente conglomerticos (Estefaniense) y superiores ya violceos (Autu-
niense?)*; la fase saaliense, que da una estructura a estas cuencas, va acompaada
de intrusiones de rocas microgranudas (principalmente microgranodioritas), de meta-
morfismo importante en la parte oriental del briansons (migmatitas del Sapey);
- el Prmico, netamente discordante, en facies violcea de tipo saxoniense, a
veces multicolor y llamada entonces facies verrucano, acompaada de rocas volc-
nicas cidas (dacitas del valle del Guil, riolitas de los Alpes martimos italianos).
Teniendo en cuenta los potentes corrimientos alpinos en el Terciario, hay que
resituar en el pensamiento esta cuenca briansonesa ampliamente al este de su posicin
actual. En estas condiciones, teniendo en cuenta la superposicin en ligera discor-
dancia de las dos series del Carbonfero medio y del Carbonfero superior, el Brian-
connais puede pertenecer o bien a una antefosa meridional de la cordillera de
la Europa media acercada al eje de sta por los corrimientos alpinos, y entonces
es preciso compararlo con Asturias; o bien a una intrafosa, y entonces es preciso
compararlo al Sarre, simtricamente en relacin al eje de la cordillera de la Europa
media. En la primera hiptesis, el Brianconnais separara la cordillera de la Euro-
pa media de otro edificio herciniano desarrollado ms al ESE en el emplazamiento
del dominio alpino s. l. y cuya lgica no ha podido ser reconstituida hasta el
momento presente. De todas maneras, la edad saaliense (Carbonfero terminal) del
metamorfismo es una particularidad en relacin a la 'cordillera de la Europa media,
que se encuentra en muchos otros puntos del dominio mediterrneo oriental as
anunciados por el Brianconnais.
7- (riolitas)
P6rrnico
BIBLIOGRAF~AGENERAL
Obras generales
COLLOQUE SUR LE DVONIEN INFRIEUR ET SES LIMITES (Rennes, 1964): 2 vol., Mmoire
Bureau de Recherches gologiques et minieres, n." 33 (1965).
GIGNOUX, M. (1960): Gologie strafigraphique, 1 vol., Masson Edit., Pars (5." edicin).
INTERNATIONAL sYMPOSIUM ON THE DEVONIAN SYSTEM (Calgary, 1967): 2 vol., Alberta society
o f Pefroleum geologisfs.
MOORE,R. C. (1949-1958): Infroduction to historical geology, 1 vol., McGraw-Hill Edit.,
Nueva York.
TERMIER,H. y G. (1964): Le Palozoique infrieur, 1 vol., Masson Edit., Pars.
TERMIER,H. y G. (1968-73): Primaire (vol. 13), Cambrien (vol. 3), Ordovicien (vol. 12),
Silurien (vol. 14), Dvonien (vol. 5), Carbonifere (vol. 3), Permien (vol. 12). Encyclo-
paedia Universalis. Pars.
FIG. 4-4. HURLEY,P. M., DE ALMEIDA,F. F. M., MELCHER,G. C., CORDANI, U. G.,
RAND,J. R., KAWASHITA, K., VANDOROS, P., PINSON,W. H. Jr., y FAIRBAIRN,
H. W. (1967): Test o f confinenfal driff by comparison of radiomefric ages,
Science, t. 157, p. 495-500.
FIG. 4-5. BENNACEF, A., BEUF, S., BIJU-DUVAL, B., DE CHARPAL,O., GARIEL,O. y ROG-
NON, P. (1971): Example of cratonic sedimentation: lower Paleozoic of Algerian
Sahara, A.A.P.G., vol. 55.
FIG. 4-6. GREEN,R. (1961): Paleoclimatic significance of evaporites, en Descriptive paeo-
climafology, Interscience Edit.
FIG. 4-6. LOTE,F. (1963): The distribution of evaporites in space and time, en Problems
o f paleoclimatology, Interscience Edit.
FIGS. 4-8, 4-9. CRAIG,M. (1965): The geology of Scotland, 1 vol., Oliver and Boyd Edit.,
Edimburgo.
FIG. 4-10. STRAND (1961): The Scandinavian Caledonides: a review, American Journal of
Science, t. 259.
FIG. 4-14. COGNE,J. (1962): Le Briovrien. Esquisse des caracteres stratigraphiques, mta-
morphiques, structuraux et palogographiques de 1'Antcambrien rcent dans le
Massif Armoricain, en Bulletin de la Socit Gologique de Frunce, 7." serie,
t. IV.
La era primaria o paleozoica
BIBLIOGRAF~APARA AMRICA
Obras generales
AUBOUIN, J., edit. (1973): La Cordillkre des Andes. Rev. Gogr. phys. Gol. dyn., nmero
especial, XV, 1-2, p. 1-216, Masson Edit., Pars.
BUTTERLIN, J. (1977): Gologie structurale de la rgion des Caraibes. 1 vol., 259 p., Masson
Edit., Pars, Nueva York, Barcelona, Miln.
COOK,T. D. y BALLY,A. W. (1975): Stratigraphic Atlas of North and Central America.
1 vol., 272 p., Princeton Univ. Press, Princeton, Nueva Jersey.
DENGO,G. (1968-1973): Estructura geolgica, historia tectnica y morfologa de Amrica
Central. 1 vol., 52 p., Centro regional de tcnica. Agencia para el desarrollo internacional,
Mxico-Buenos Aires, 1." ed.: 1968; 2." ed.: 1973.
GERTH, H. (1955): Bau der sudamerikanische Kordillere. 1 vol., 264 p., Borntraeger Edit.,
Berln.
HARRINGTON, H. J. (1962): Paleogeographic development of South America. Bull. Amer.
Ass. Petr. Geol., 46, p. 1773-1814.
MEGARD,F., DALMAYRAC, B., LAUBACHER, G., MAROCCO, R., MART~NEZ, C., PAREDES,J. Y
TOMASI,P. (1971): La chaine hercynienne au Prou et en Bolivie; premiers rsultats.
Cahiers ORSTOM, ser. Geol., 111, 1 p. 5-44.
VICENTE,J.-C. (1975): Essai d'organisation palogographique et structurale du Palozoique
des Andes mridionales. Geol. Rundsch., 64, p. 343-394.
WEYL,R. (1961): Die Geologie Mitelamerikas. 1 vol., 266 p., Borntraeger Edit., Berln.
WEYL,R. (1966): Geologie der Antillen. 1 vol., 418 p., Borntraeger Edit., Berln.
FIG. 4-6 bis. KAY, G. M. (1942): Development of the North Alleghany synelinorium and
adjoining regions. Bull. Geol. Soc. Amer., 53, p. 1601-1658.
FIGS. 4-6 cuarta, 4-20 ter, 4-20 quinta, 4-20 sexta. HARRINGTON, H. J. (1962): Op. cit.
VICENTE,J. C. (1975): Op. cit.
474 Estratigrafa
B ~ B L I O G R A F ~ APARA LA P E N ~ N S U L AIBRICA
Obras generales
JULIVERT,M. y cols. (1974): Mmoire explicatif de la Mapa tectonica de la peninsula iberica
et Baleares. Publ. Inst. geol. y min. Espaa, Madrid.
POMEROL,CH. y BABIN,C. (1977): Prcarnbrien. Ere palozoique. Pars, Doin.
Symposium on Ordovician System, Birmingham, 1974. Proc. Palaeont. Assoc. Symp. Cardiff,
1976.
International Symposium on the Devonian System. Calgary, 1967. 2 vol. Ed. Oswald.
The Carboniferous of North-West Spain. Oviedo, 1970. Trabajos Geologa, Fac. Sc. Oviedo,
2 vol., 1971.
Captulo V
LA ERA SECUNDARIA O MESOZOICA
negativamente: por ejemplo, los Globotruncana del Cretcico han desaparecido, pero
los Globorotalia del Terciario no han aparecido an (vase fig. 1-4). El hecho se
complica porque el Daniense ha sido definido en el lmite superior del Cretcico
superior ahtes de la regresin que lo termina, mientras que el Montiense se ha defi-
nido en la base del Terciario, marcando la transgresin de ste: adems de las
dificultades 'que esto crea en las cuencas sedimentarias epicontinentales -las calizas
de Vigny, en la cuenca de Pars, son objeto de una interminable controversia-
los pisos as definidos dejan entre s un lapso de tiempo que corresponde al ir y
La era secundaria o mesozoica 477
venir del mar; de 'manera que en las series continuas, ciertas formaciones se sitan
fatalmente entre dos pisos.
m REGIONES MARINAS
general de flysch desde el Neocomiense sea una prueba de ella y que deba atribur-
sele una revolucin finijursica* que marca el fin de la extensin mesogea y el
principio de las compresiones (a ella se debera el primer corrimiento de ofiolitas,
vase pg. 500);
- al final del Cretcico inferior, la fase austraca que parece bastante general
en el dominio mesogeo marcada por un recrudecimiento de las facies flysch y por
el emplazamiento de importantes estructuras tales como los mantos de los Alpes
orientales;
- al final del Cretcico superior, la fase laramiense, bien conocida en el dominio
peripacfico y que, en el dominio mesogeo, marca el principio de la gran orognesis
alpina.
Este calendario es, no obstante, aproximado, ya que hay fases intermedias que
/I ;
La era secundaria o mesozoica
se sitan entre las citadas; de todas maneras, trataremos de la nocin de fase orog-
nica en el tomo 3.
* Como veremos (vase tomo 3), los lmites del Pacfico son subparalelos a los de los cinturones
orognicos que lo rodean, lo cual es uno de los argumentos principales sobre su permanencia; mientras
que el ocano Atlntico corta bajo distintos ngulos los cinturones orognicos sucesivos que se encuentran
en los continentes que lo bordean.
En lo que concierne al ocano Atlntico, debe tenerse en cuenta el hecho de que, en su posici6n
actual, se dispone perpendicularmente en relacin a los mares de direccin latitudinal; de esta manera,
sus costas, en la regin de Gibraltar por una parte y del Caribe por otra, cortan la antigua Mesogea
secundaria y terciaria. Encontraremos pues en estas regiones facies marinas que no darn testimonio de
la presencia del Atlntico: por ejemplo, en las costas euroafricanas encontraremos diversas facies marinas
del Secundario hasta Portugal hacia el norte, y Marruecos meridional. hacia el sur (incluso ms lejos,
se cofioce Jursico superior marino en la regin de Dakar). De la misma manera, la existencia de Un
mar boreal al norte de Europa ser responsable de la existencia de facies marinas en las islas britnicas,
el norte de Francia e incluso los confines septentrionales de la cuenca de Aquitania.
La era secundaria o mecozoica 481
Fig. 5-3 C.
Fig. 5-3. Desplazamiento supuesto de los continentes en e l transcurso del Secundario a partir de la ruptura de
la Pangea del final del Carbonfero (segn Dietz y Holden, 1970).
A: situacin al final del Trisico.
B: situacin al final del Jursico.
C: situacin al final del Cretcico.
Comprese con la figura 2-42 que sirve de punto de partida; ntense las marcas en forma de medialuna que pro-
porcionan un medio para apreciar los movimientos absolutos de los continentes, adems de sus movimientos
relativos.
A: en el Trisico se abre el ocano indico; se desarrolla el Atlntico Central dependiente del dominio del Caribe; se
abre ms el Tethys hacia el oeste como prolongacin de la Panthalassa paleozoica en ((reconquista)) del dominio
herciniano.
6: en el Jursico se acenta la apertura del ocano Indico; aumenta el Atlntico Central con un inicio de apertura
del Atlntico Norte; aumenta la apertura de la Mesogea occidental como prolongacin del Tethys; se anuncia la
apertura del Atlntico Sur mediante un sistema de rift an continental o ya lagunar.
C: en el Cretcico se abre el Atlntico Sur; se acenta la apertura del Atlntico Norte; se marca ms la apertura
del ocano hdico. La distribucin de los continentes anuncia la actual; a excepcin: del conjunto noratlntico an
junto, puesto que el Atlntico Norte no se ha abierto todavla; del conjunto Antrtico-Australia, a6n junto, del ais-
lamiento de la India, que no est an soldada al continente euroasitico.
Estos tres esquemas, los primeros que se han propuesto, son an ampliamente cualitativos; existen cosas que son
discutibles. Por ejemplo: el hecho de que la India se separe antes que Madagascar en el ocano indico; el hecho
de que'el Atlntico aparezca como una dependencia del dominio del Caribe en el Trisico; el hecho de que las
comunicaciones del Caribe con el Atlntico Central y con la Mesogea (o Tethys) no se hayan establecido hasta el
Cretcico, etc. .. Por lo tanto, no se considerarn estos sistemas como definitivos.
A l lado de la apertura de los ocanos y de la separacin de las masas continentales, podemos observar el acerca-
miento de los continentes y deducir de ello la existencia de fases tectnicas en raz6n del estado de fuerza compre-
siva que existe entre sus bordes o en su borde. Tratndose de la Mesogea, vemos que las primeras indicaciones de
compresin podrian ser trisicas en el sudeste asitico, jursicas hasta las cadenas mediterrneas (es la revolucin
finijursica que las hace pasar de un estado extensivo a un estado compresivo, vase pg. 500), cretcicas en todos
los lugares. Tratndose de las cordilleras americanas tenemos una fase jursica en Amrica del Norte (Nevadiense) y
una fase finijursica tanto en Amrica del Norte como del Sur (fase Laramiense), etc ... Sobre este punto se han
dado tambin ideas; por ejemplo, existe una fase finijursica en todos los Andes meridionales; el dominio del Caribe
se presenta extensivo desde el Trisico hasta el Cretcico; ahora bien, se conoce una Importante fase de corrimiento
mesocretcica, etc...
As1 pues esta reconstitucin est lejos de ser definitiva; aporta, no obstante, una gufa para la reflexin e invita a un
inventario de sucesos geolgicos que, comparndolos con los datos oceanogrficos y geoflsicos, permitir& una
mejor reconstitucin.
482 Estratigrafa
Fig. 5-3 bis. La apertura caribe en el Jursico, considerada como una extremidad occidental del ((Tethys de la
reconquista (segn J . Aubouin, R. Blanchet, J. F. Stephan, M. Tardy).
1) El Trisico
1. GENERALIDADES
Creado por von Alberti en 1834, el Trisico debe su nombre al hecho de que
en Alemania est representado por una secuencia de facies en tres trminos.
De todos modos, se dispone de dos escalas estratigrficas: una corresponde a la
secuencia de facies germnica definida en las cuencas epicontinentales de la Europa
media; la otra corresponde a la secuencia alpina definida en lo que luego ser
el geosinclinal alpino. Gracias a diversos pasos de facies, se ha podido establecer
una equivalencia entre las dos escalas (fig. 5-5).
De una duracin de 30 millones de aos, el Trisico es el ms corto de los tres
486 Ectratigrafa
-
Escala Escala Fases Edades
Estratotipos orognica: absolutas
general en facies
(alpina) germnica
Alpes rticos
Retiense (Grisones, Suiza) Infralisico - Cim~ne
1
riense
Superior Alpes nricos
Noriense (Estiria, Austria)
Alpes crnicos
Carniense (Vneto, Italia)
Pas rtico
Ladiniense (Grisones, Suiza) 1
Medio Virgloriense collado de la Virgloria Muschell<alk
o Anisiense (Voralberg, Austria)
o nombre latino
del ro Enns
ESTADOS UNIDOS
AMERICA D E L SUR
Fig. 5-5 bis. Distribucin del Triisico en Amrica central y en e l Caribe (por M . Tardy).
1. Lmite de l a transgresibn pacfica del Trisico superior.
2. Depsitos rojos continentales.
miento del clima, an fro al final del Prmico y al principio del Trisico (Glossop-
teris) y que se hace clido despus (Thinnfeldia, Taeniopferis), mientras que aparece
el color rojo. En el Retiense, potentes coladas baslticas coronan estas formaciones,
principalmente en frica del Sur (y tambin en la parte meridional de Amrica
del Sur -Argentina- donde son ms discretas): puede considerarse que son el eco,
en el continente africano, del principio de la expansin del ocano ndico. Las floras
y faunas trisicas del Angara no son menos notables ni menos diferentes de las
del Gondwana de lo que se haba credo anteriormente: Glossopteris se encuentra
aqu comnmente; pero, en conjunto, el clima parece ms fro, tal como lo expresa
la flora y el color gris de los sedimentos, lo que corresponde a una posicin latitu-
dinal ms elevada (en e1 hemisferio norte)".
En los cinturones orognicos, una fase cimmeriense se sita al final del Trisico.
Parece sobre todo importante en el Asia sudorienta1 (Indonesia, Vietnam), en la
extremidad del sistema mesogeo, all donde se encuentra el sistema peripacfico;
podra estar ligada a la apertura del ocano ndico, lo que lleva consigo un cierre
precoz de la Mesogea (o Tethys) oriental (vase fig. 5-3 A). Por otro lado, el Trisico
parece un perodo de calma, sucediendo a la orognesis herciniana e introduciendo
la fase sedimentaria del ciclo alpino en el sentido ms amplio.
* En el fondo, el aislamiento faunstico y florstico relativo de los continentes del Gondwana y del
Angara corresponden e n parte a una separacin climtica que une sus efectos a ia separacin continental.
t De hecho, son movimientos protoinesogeos en la medida en que acompaan la reconquista d e
la Mesogea (o Tethys) (cf. fig. 5-3 bis).
$ Texto redactado por Marc Tardy.
La era secundaria o mesozoica 489
Fig. 5-5 t e r . Paleogeografla del Tridsico en Amrica del Sur (fuentes diversas, entre ellas J. Aubouin, H. J. Ha-
rrington).
1. Trisico medio marino.
2a. Trisico superior marino.
2b. Trisico continental.
490 Ectratigrafa
Fig. 5-7. Paleogeografa de la pennsula ibrica en el Trisico superior (por J . Azma y E. Fourcade).
E) Francia comprende tres de los cuatro dominios del Trisico europeo: sola-
mente le falta el Trisico alpino. En detalle (fig. 5-7): el mar del Buntsandstein avanza
hasta Lorena, faltando en los dems lugares; el del Muschelkalk llega hasta el E
de Troyes (Muschelkalk reconocido en sondeo), se apoya sobre el borde este del
Macizo central (Muschelkalk de la montaa de Crussol cerca de Valence) y forma
un golfo en los Pirineos orientales (regin de Amlie-les-Bains); el Keuper lagunar
avanza ms all de la cuenca de Pars (reconocido en sondeo), se apoya en el borde
este del Macizo central, despus avanza hasta los Pirineos occidentales (domo de
sal de la regin de Dax y del Bajo Adour). Ntese el avance hacia el oeste de las
facies alpinas hasta el sur de Espaa (cordilleras bticas). El dibujo de los lmites
de este golfo alpino se comprender mejor suponiendo que el conjunto corso-sardo
se habra vuelto contra las costas de Francia y Espaia y no habra tomado su posicin
actual hasta la rotacin oligo-miocena (vase fig. 2-31).
Deber sealarse que, de todas maneras, el golfo mesogeo est cerrado hacia el
oeste: el Atlntico an no existe y la Mesogea est ligada, por el este, al Pacfico
(vase fig. 5-3 A).
3. LA ESTRATIGRAF~ADEL T R I ~ S I C O
A) El Trisico continental est representado, en el extremo oeste de Europa, por
areniscas rojas que vienen a continuacin del Prmico sin discontinuidad; general-
mente desprovisto de faunas, slo autoriza a hablar de un Permo-Trisico. En Francia,
se le encuentra principalmente en los Pirineos, alrededor del Macizo central (regin
de Lodeve, de St. Affrique, de Brive, parte meridional del Barry y del Nivernais),
en la periferia del macizo armoricano (regin de Carentan: recientemente, se han
descrito aqu fsiles marinos; es difcil decir si se trata de un golfo meridional del
mar boreal o, por el contrario, de una avanzada mayor de lo que se supona del
golfo germnico).
JURASIC0
TRIASICO - J PERMlCO
I
MUSCHELKALK BUNTSANDSTEIN
l
VOSGOS ARENISCOSOS
1 - ALPES
OCCIDENTALES
ALPES ORIENTALES Y
CONJUNTO ITALO-DINARICO
a O
a: zcalo b:cobertera
Fig. 5-9. Esquema de las grandes divisiones estructurales de los Alpes.
El sistema de los Alpes occidentales pasa en tnel bajo los mantos de los Alpes orientales, reapareciendo en las
dos grandes ventanas de la Engadina y de los Tauern y delante mismo de los Alpes orientales.
Los mantos de los Alpes orientales tienen en su base zcalo cristalino que aflora en el eje de la cadena que
reposa directamente sobre el edificio de los Alpes occidentales; y una cobertera secundaria y terciaria con predomi-
nancia calcrea, bien visibles en su vertiente sur (Alpes calcreos rneiidionales) y que forma mantos complejos en
la ver'iente norte (Alpes calcreos septentrionales). El conjunto de los Alpes orientales se sita en el dominio de los
Apeninos y de los Dinrides (para ms detalles vase tomo 3, captulo IV).
En los Alpes septentrionales, las facies son ms variadas (vase tomo 3):
- en los mantos inferiores (de abajo arriba, manto de A.llgau, del Lechtal, del
Inntal), la sucesin de las facies es casi idntica a la de los Dolomitas;
- en los mantos superiores, las diferencias son muy grandes; se reconoce, de
abajo arriba,
el manto de Hallstatt caracterizado por facies pelgicas encima de un Werfe-
niense detrtico; en conjunto, son calizas grises o rojas, silceas, frecuentemente nodu-
losas, que corresponden a los pisos del Anisiense al Noriense; ms particularmente,
calizas nodulosas rojas de facies ammonitico rosso que representan al Carniense
(calizas denominadas de Hallstatt);
el manto del Dachstein que, encima del Carniense de facies Raibl, presenta
las calizas denominadas de Dachstein, con algas y gasterpodos, representando el
Trisico superior y el Lisico inferior y medio.
La era secundaria o mesozoica 4c
Estas facies alpinas del Trisico estn extendidas no solamente en los Alpes
orientales, sino en todo el conjunto italo-dinrico (en Italia, en Yugoslavia, en
Albania, en Grecia), y ms all en el Mediterrneo oriental; dado que, a conse-
cuencia del corrimiento de los Alpes orientales, stos se encuentran superpuestos a
series en las que el Trisico es el de los Alpes occidentales, emparentado con la
facies germnica, resulta ms lgico hablar de un Trisico mediterrneo. Esto es tan
cierto, que facies parecidas se encuentran en las cordilleras bticas, bastante lejos
de los Alpes.
zona
zona del Briancon
del Delfinado y del Piamonte
CARNIENSE
LADINIENSE
WERFENIENSE
Fig. 5-10. Esquema de las facies del Tririsico en los Alpes occidentales.
Ntese el desarrollo de las facies calcreas, que van de la zona del Delfinado a la zona del Piamonte; y el
hecho de que slo el primer nivel de yeso conocido en la zona del Delfinado persiste hasta la zona piamontesa;
el segundo (Keuper) no aparece ms a partir del briansons; las consecuencias tectnicas de este hecho sern impor-
tantes (vase tomo 3).
* Se ha considerado durante mucho tiempo que entre el mar alpino y el mar germnico se situaba
una zona emergida, alargada, llamada cordillera vindeliciense)), responsable de la diferencia de faunas
observada en una cuenca y otra. Actualmente, existe la tendencia a considerar que estas diferencias se
deben a la naturaleza misma de las cuencas y adems, podra haber un umbral entre las dos.
498 Estratigrafa
yeso del Anhydritgruppe?), pero carece de facies Keuper, ya sea porque sta pasa
lateralmente de la facies de calizas del Briancon, o porque ha sido erosionado ya
que el Retiense (de facies suaba) es generalmente transgresivo; por otra parte, pre-
senta rasgos alpinos por sus calizas del Briancon que contienen faunas conocidas
del Trisico alpino y podran corresponder a todos los niveles del Trisico del Haupt
Muschelkalk al Keuper incluidos.
En la serie piamontesa, el Trisico presenta la misma facies que en la zona del
Briancon: el nivel calcreo superior contiene aqu faunas francamente alpinas (facies
denominadas villanovienses, en la provincia de Cuneo).
Los niveles de yeso del Trisico (dos en la zona del Delfinado, uno -el inferior-
en las zonas briansonesa y piamontesa), jugarn un papel esencial en la tectnica
alpina.
4. CONCLUSIONES
Jursico
1. GENERALIDADES
Distinguido desde 1795 por A. de Humboldt, el aterreno del Jura fue situado
por su creador entre el Prmico. y el Buntsandstein; se debe a A. Bou, fundador
de la Sociedad Geolgica de Francia, el haberlo situado correctamente entre el
Trisico y el Cretcico, y despus a A. Brongniart el haber definido el sistema Jursico.
El Jursico es ciertamente el sistema que ha jugado el papel ms importante en
la historia de la estratigrafa: fue objeto de los trabajos de W. Smith (1769-1839,
quien, con su estudio, puso en evidencia el principio de la superposicin y la nocin
de fsil caracterstica; L. de Buch (1774-1853) y Quenstedt (1809-1899) distinguieron,
en el Jura de Suabia, sucesivamente un Jura negro, un Jura pardo y un Jura blanco,
cada uno dividido mediante las letras del alfabeto griego: estas divisiones se utilizan
an. en Alemania; Oppel (1831-1865) incorpor, a propsito del Jursico la nocin
de biozona: reconoci en l 33 zonas de ammonites que son an utilizadas; es Oppel
'quien tom ,del ingls los trminos Las, Dogger y Malm y generaliz su Uso;
D'Orbigny (1802-1857) deba crear, finalmente, la mayor parte de los pisos del
Jursico. Despus de E. Haug (1907), W. Arkell ha hecho recientemente una sntesis
del Jursico a escala mundial cuyas conclusiones tomaremos.
De una duracin de 45 millones de aos, sensiblemente igual a la del Trisico,
el Jursico se desarrolla entre - 195 millones de aos y - 141 millones de aos.
Est dividido en tres subsistemas que son: el Jursico inferior o Lisico, el
Jursico medio o Dogger, el Jursico superior o Malm (lo cual corresponde sensi-
blemente a las distinciones de Jura negro, Jura pardo y Jura blanco); cada subsistema
SUBSISTEMAS PARTICULAR
2. PALEOGEOGRAF~ADEL JURASICO
A) Durante el Jursico, la paleogeografa del mundo presenta pocos cambios
con respecto al Trisico (vase figs. 5-2 y 5-3 B).
La era secundaria o mesozoica
* Son los basaltos con caf del Brasil, principalmente del estado de Sao Paulo. Bajo clima tropical
hmedo, evolucionan en una arcilla latertica relativamente frtil, propia para el cultivo del caf.
t Anteriormente se les asimilaba con los basaltos retienses de Africa del Sur. Tanto unos como otros
son sin duda el eco de la formacin de los ocanos vecinos; pero el ocano fndico se forma antes que
el Atlntico Sur. Por ello los trapps baslticos son diacrnicos.
Recordemos que existen basaltos finitrisicos comparables con los de Africa austral, ms al sur, en
Argentina, en una zona ms prxima al ocano fndico que empieza a formarse (cf. pg. 486).
Estratigrafa
Fig. 5-11 bis. Paleogeografia del Jursico en Amrica Central y en el Caribe (por M . Tardy).
1. Arco volcano-plutnico del dominio cordillerano peripaclfico.
2. Transgresin tethysiana, en el Lisico (a) y en el Jurbsico superior (b!.
3. Molasas rojas continentales.
Al final del Tethys, que, por la parte central del Atlntico, est en comunicacin
estrecha con el dominio mediterrneo, el dominio caribe emite al noroeste, al nivel
del golfo de Mxico y de Mxico oriental, un vasto golfo limitado al norte (Estados
Unidos) y al sur (Guatemala, Honduras) por tierras emergidas donde se continda
el depsito de niveles rojos continentales (las formaciones continentales rojas del
Trisico -Todos Santos en Guatemala y La Quinta en Venezuela por ejemplo-
penetran de hecho en el Jursico).
A la altura de Mxico no es seguro que en el Jursico se haya establecido una
comunicacin con el Pacfico; esta comunicacin exista probablemente entre Amrica
Central y Amrica del Sur, una y otra emergidas, al nivel de Costa Rica y Panam.
Estratigrafa
Fig. 5-11 ter. Paleogeografa del Lisico y del Dogger en Amrica del Sur (fuentes diversas, entre ellas J. Au-
bouin, H. J. Harrington).
1. Distribucin del Lisico.
a, marino
b, continental.
2. Distribucin del Dogger.
a, marino.
b. continental.
La era secundaria o rnecozoica 505
2. En Amrica del Sur (figs. 5-11 ter y 5-11 cuarta) el Jursico es el perodo
clave de la organizacin andina.
a) El Lisico tiene una distribucin poco diferente de la del Trisico, aunque
la transgresin marina sea ms netamente marca,da: el Pacfico bordea continuamente
el continente sudamericano desde Colombia central hasta la Patagonia donde dos
golfos en forma de dedo marcan los lmites de la transgresin. Hacia el sur no se
conoce nada ms all de la provincia de Chubut, donde, quizs, se estableca una
comunicacin con el ocano austral; hacia el norte continan desarrollndose capas
rojas continentales en Colombia septentrional (formacin Gijn) y en los Andes vene-
zolanos (formacin La Quinta); nada indica alguna comunicacin con el dominio
caribe marino.
Al nivel del Per, un golfo estrecho se alarga entre las dos cordilleras hasta los
alrededores de Cuzco, anunciando la futura cuenca subandina que, no obstante, ser
un poco ms oriental.
En el Per y en Chile la cuenca andina se apoya hacia el oeste sobre dorsales
de zcalo emergidas cuyos testimonios son la dorsal de Concepcin en Chile y el
macizo de Talara en el Per; mientras que la elevacin de Cajamarca accidenta la
misma cuenca, hechos todos que demuestran que la cuenca andina tiene un substrato
continental, al borde del continente sudamericano pero en los lmites del mismo.
La sedimentacin est diferenciada de oeste a este: serie volcano-sedimentaria con
espilitas-queratfiros al oeste, series sedimentarias marco-calcreas de tipo tierras
negras al este, pasando a facies continentales en el borde inmediato del antepas.
b) El Dogger corresponde a una regresin en los Andes septentrionales, donde
la facies de capas rojas se extiende a toda Colombia (formacin Gijn) y el Ecuador
(formacin Chapiza). El mar se mantiene en la cuenca andina; mientras que, tras
una regresin del final del Lisico, el mar viene de nuevo en el Dogger inferior
a la cuenca subandina, que toma su posicin definitiva, un poco ms al este que en
el Lisico.
El mar abandonar de nuevo la cuenca subandina en el Dogger superior hasta
el final del Malm, pero en ella continuarn acumulndose depsitos. Queda esta-
blecido el conjunto cuenca andina-cuenca subandina, separadas por la dorsal del
Maran en el Per, que pasa a la dorsal Calchaqui en Argentina septentrional;
la cuenca andina se apoya, al oeste, sobre la dorsal de Concepcin.
La oposicin de las facies es la misma que en el Lisico: serie con espilitas-
queratfiros al oeste, series calcreo-margo-areniscosas al este, sobre el borde oriental
de la cuenca andina y en la cuenca subandina.
c ) En el Malm inferior la regresin se acenta todava ms y el mar slo
est presente en la cuenca andina, donde un potente nivel de evaporitas marca una
regresin general de edad Oxfordiense. Es el momento de la fase araucana del oeste
de los Andes chilenos, quizs marcada de una manera general en todo el oeste de
la cuenca andina (en las partes actualmente sumergidas del oeste del Per); los
efectos tectnicos conocidos son modestos, aunque la acompaa una importante gra-
nitizacin en la cordillera costera de Chile.
d) El Malm superior es el momento de una gran transgresin que inicia la
paleogeografa del Cretcico. Oxfordiense superior-Kimmeridgiense en la cuenca cari-
be y en la cuenca de Magallanes; que, por primera vez, estn claramente individua-
lizadas (aunque el golfo mesogeo del Caribe exista anteriormente, cf. supra y figu-
ra 5-3 bis); Titnico en la cuenca andina, inclinado en su conjunto hacia el este
despus de la fase araucana y donde el Kimmeridgiense tiene la facies de capas rojas
post-orognicas.
En la cuenca andina, la oposicin de las facies contina: margo-calizas al este,
series volcano-sedimentarias al oeste, pero esta vez de tipo andesitas y n o espilitas-
506 Estratigrafa
Fig. 5-11 cuarta. Paleogeografia del Malm en Amrica del Sur (fuentes diversas, entre ellas J. Aubouin.
H. J. Harrington).
1. Distribucin del Malm inferior.
a, marino.
b, continental.
2. Distribucin del Malm superior.
a, marino.
b, continental.
Ntense las tramigresiones marinas en la cuenca caribe y en la de Magallanes.
La era secundaria o rnecozoica 507
queratfiros: el Malm superior marca el inicio de las potentes series andesticas que
se formarn en los Andes hasta nuestros das.
En la cuenca de Magallanes, series margo-calcreas jalonan el borde oriental;
al oeste se desarrollan series de carcter ocenico, con pillow-lavas bsicas (forma-
cin Yaghan de los archipilagos de la cordillera patagnica), incluso rocas ultra-
bsicas (archipilagos del sur de la Tierra de Fuego). Estas facies marcan las afini-
dades alpinas de la cuenca de Magallanes lo mismo que las de la cuenca caribe
(cf. supra): a diferencia de la cuenca andina (cf. t. 3, parte 4,: cap. 4).
La cuestin de una comunicacin Mesogea (Tethys)-Pacfico, es decir, cuenca
caribe-cuenca andina, en el Malm superior, no est resuelta. No se conoce ningn
afloramiento fosilfero titnico desde Cali, al pie de la cordillera central de Colom-
bia, hasta Cajamarca, en la cordillera occidental del Per. Pero el parentesco de
las faunas induce a admitir una comunicacin, quizs en el emplazamiento de las
futuras cordilleras occidental y costera de Colombia y del Ecuador, cuyo substrato
de formaciones bsicas y ultrabsicas (formacin Pin del Ecuador, formacin
Dagua de Colombia), interpretado como la paleocorteza ocenica pacifica, se reco-
noce como anterior al Cretcico superior.
Finalmente, sobre la costa nordeste del Brasil, en la cuenca del Reconcavo, las
MAR EPICONTINENTAL
--
Fig. 5-12. Paleogeografia de Europa en e l Lisico y en e l Dogger.
Se observar, en el continente europeo, la doble transgresin que proviene por un lado de la Mesogea y por otro
del mar boreal, las cuales se unirn desde el Li6sico entre la cuenca de Londres y la cuenca de Parls, mientras
que permanecern separadas sobre la plataforma rusa. Ntese que la llnea de costa de estos mares se encuentra del
lado del Atlntico, incluso en Portugal, donde forma un golfo abierto hacia el sur.
Ar: Ardenas; 6: Bohemia; MA: Macizo armoricano; MC: Macizo central; Mi: Meseta ibrica; MR: Macizo esquis-
toso renano.
508 Estratigrafa
C) En Europa, al igual que en el Trisico, hay que distinguir (figs. 5-12 y 5-13):
- una Mesogea, amplio mar en el lugar de las cadenas alpinas mediterrneas,
en la que la paleogeografa caracterstica de cada una de estas cadenas est en lo
sucesivo emplazada, tal como veremos para los Alpes occidentales;
\\
0 REGIONES EMERGIDAS MAR EPICONTINENTAL (a)
CON FACIES PVRBECKENSE (b)
a MAR MESOGEO
Fig. 5-13 bis. Paleogeografa de la pennsula ibrica en el Jursico (Dogger inferior y Portlandiense) (por J . Azma
y E. Fourcade).
1. Dominio emergido.
2. Dominio emergido o erosionado.
3. Dominio marino o Dogger inferior.
4. Portlandiense de facies purbecko-wealdiense (areniscas, arenas y arcillas).
5. Portlandiense de facies carbonatada de plataforma (dolomlas o calizas con algas y foraminiferos).
6. Portlandiense calcreo o margo-calcreo con calpionellas y ammonites.
La era secundaria o rnesozoica 51 1
L
--
LIMITE
DEL
---
LIMITEDEL
DOGGER-MALM
m
MAR EPICONTINENTAL (al
ZONA SUBSIDENTE de las CAUSSES (bl
3
SURCO DEL
DELFINADO
FONDO ELEVADO
DEL BRIANCON
SURCO
PIAMONT~S
LIASICO ZONA EVAPORlTlCA
DE AQUITANIA Icl
O
CUESTA DE CUESTA DE CUESTA DE
LOS BARS MEUSE MOSELLE
GRAND COURONNE
TOUL NANCY
El mismo motivo paleogeogrfico se mantendr en el Cretcico, excepto que las ofiolitas son exclusivamente jur-
sicas (Jursico superior).
La interpretacin de este perfil, en comparacin con los ocanos actuales, es de la misma naturaleza que para cual-
quier motivo geosinclinal (vase pg. 366) y fig. 2-47: para el surco piamonts se puede dudar entre un mar mar-
ginal con fondo ocehico y el ocano.propiamente dicho (cf. fig. 2-50), las zonas del Briancon y del Delfinado per-
tenecen sin duda alguna, al precontmente europeo.
51 6 Estratigrafa
Ci
+ + + + +
Fig. 5-17. Perfil estratigrfico del surco subalpino y del borde subalpino (segn L. Moret).
H . hullero (Estefaniense); Tr, Trisico; L. Lisico; D. Dogger; M, Malm (Ti, Titnico); Ci, Cretcico inferior (Ur, Ur-
goniense); Q, Cuaternario (glaciar y aluviones).
Ntese que la base de la serie secundaria presenta una repeticin tectnica de los niveles trisicos. lisicos y jur-
sicos medios (vase vol. 3).
de calizas arrecifales en las que se han formado las gargantas de Verdon, all se
encuentra el lmite con las facies provenzales.
b) LA ZONA BRIANSONESA se caracteriza por una serie condensada, lagunar, que
le da la significacin de fondo elevado submarino. Generalmente (fig. 5-18) encon-
tramos, apoyndose sobre el Trisico superior por una superficie de transgresin
rubificada, una veintena de metros de calizas que representan al Malm, bajo una
facies de calizas nodulosas rojas (facies ammonitico rosso) llamadas mrmoles de
Guillestre que representan el Oxfordiense superior y el Kimmeridgiense, sobre las
que hay superpuestos algunos metros de calizas blancas con calpionellas que repre-
sentan el Titnico: en este corte faltan el Lisico, el Dogger y la base del Malm.
Pero la cresta del Briancon est muy accidentada por la presencia de fondos elevados
y depresiones de detalle: en los fondos elevados la serie puede ser an ms reducida
y faltar el Jursico completamente (en este caso el Cretcico se apoya directamente
sobre el Trisico); en las depresiones, la serie puede ser ms completa: el Dogger
est frecuentemente bajo forma de calizas negras, oolticas, con lamelibranquios (es
el Dogger con Mytilus) sobre el que hay esquistos negros con carbn que testimonian
una emersin que se contina, de todas maneras, en el Malm inferior.
c) LA ZONA PIAMONTESA se caracteriza por una sedimentacin extremadamente
montona de calcoesquistos planctnicos que, a consecuencia del metamorfismo que
han sufrido en el Terciario, han formado los esquistos satinados)). Su edad es
incierta. En su base, se superponen al Trisico y, en sus niveles inferiores, contienen
faunas de belemnites y ammonites que caracterizan el Lisico; pero los raros yaci-
mientos estn en una posicin tectnica delicada. Nada se conoce sobre la edad del
techo de estos esquistos: en algunos lugares sobre ellos se encuentra un nivel de
radiolaritas que se atribuye al Jursico superior por comparacin con lo, que se cree
saber de las radiolaritas de otras cadenas mediterrneas que, de hecho, son de edad
variable (vase injra). La nica cosa cierta es que estos esquistos son anteriores
al Cretcico superior que est representado por el flysch con helrnintoideos, aunque
el contacto entre las dos formaciones est tectonizado (vase pg. 546).
A estos esquistos estn asociadas importantes masas de ofiolitas que, ulteriormente
metamorfizadas, forman los macizos de rocas verdes -o pietri verdi de los
autores italianos- siendo el Monte Viso el ms conocido. Atribuidas anteriormente
a pluto-volcanes submarinos, actualmente se considera que representan fragmentos
(paleo) corridos de la (paleo) corteza ocenica mesogea (vase pg. 371 y fig. 2-50).
Pero los Alpes occidentales no son el mejor terreno para demostrar una u otra
de estas concepciones: el metamorfismo alpino, que prohibe cualquier estratigrafa
da en efecto reconstrucciones aleatorias.
b KlMMERlDGlENSE
a (b: ex. kimmeridgiense s.st.
a: ex. sequaniense)
c OXFORDIENSE
b (c: ex. rauraciense
a b: ex. argoviense
BE ANCON CITADELLE FORT a :.ex. ,oxfordiense)
7
Cath e St Jean I TOUSEY
F l CALLOVIENSE
m] BAJOCIENSE
Fig. 5-19. Perfil estratigrfico del Jursico del Jura: corte del anticlinal de la Citadelle, cerca de Besancon.
Este corte, tomado en el Jura externo, muestra una serie jursica parcial muy prxima de la serie correspondiente
de la cuenca de Parls (compttrese con la fig. 5-15).
Ntense principalmente los relieves del Bajociense-Bathoniense, del Rauraciense (= Oxfordiense superior) sepa-
rados por la depresin del Oxfordiense (= Oxfordiense inferior).
520 Ectratigrafa
0TERCIARIO Y CUATERNARIO
~~~ ~ 2 : f iFACIES
: ALPINAS EN EL DOGGER ~WJV~
Ste. Victoire
CADENA
N DE BAU
Vauvenargues
Fig. 5-21. Esquema de la serie jursica provenzal: corte del mhanon des Bau)), en el flanco norte de la montaa
de Ste-Victoire, cerca de Aix.
K, Keuper; R, Retiense; H, Hettangiense; Ls, Lisico superior; Bj, Bajociense; Bt, Bathoniense; Ca, Calloviense;
Ox, Oxfordiense (0x1, Oxfordiense inferior; Oxs, superior); Ki, Kimmeridgiense; Po, Portlandiense.
Ntese l a aparicin de facies de tierras negras en el Dogger y el Malm, que anuncian asl las facies alpinas.
(vase fig. 5-17).
Este corte puede situarse en el conjunto de la Sainte-Victoire, por comparacin c o n el corte de este macizo dado
en el volumen 3.
La era secundaria o mesozoica
C) El Jursico de transicin
a) EL JURAmuestra la transicin entre las facies alpinas y las de la cuenca
de Pars. A grandes rasgos, en el Jura externo, o Jura de mesetas, las facies son
las de la cuenca de Pars (fig. 5-19); y en el Jura interno o Jura helvtico, las
facies, sin ser an las de la zona subalpina, las anuncian: por ejemplo, el Malm
se desarrolla bajo forma de facies margosas que anuncian sus equivalentes subalpinos
(facies llamadas argovienses segn la antigua escala estratigrfica).
bl LA PROVENZA marca la transicin entre las facies alpinas y las facies pire-
naicas. E lmite entre las facies alpinas y las facies provenzales es muy variable
(fig. 5-20): en el Lisico, se sita en la regin de Digne; en el Jursico superior,
es mucho ms meridional y pasa por Castellane y Aix en Provence (la facies de
tierras negras aparece en el flanco norte de la montaa de Ste-Victoire, fig. 5-21).
Las facies provenzales, nerticas y lagunares, dolomticas en su techo, anuncian la
proximidad de una costa meridional que corresponde posiblemente al macizo corso-
sardo antes de su rotacin (fig. 2-31).
111) El Cretcico
1. GENERALIDADES
Utilizado desde el siglo X I X bajo el nombre de sistema de la creta -en Ale-
mania se le denomina an I<reide- el Cretcico parece deber su nombre a Omalius
d'Halloy, que lo emple por primera vez en 1822, pero sin definirlo.
De una duracin de 76 millones de aos, de - 141 millones a -65 millones de
aos, es el ms largo de los tres sistemas del Secundario. Generalmente se divide
en dos subsistemas: el Cretcico inferior y el Cretcico superior, divididos a su vez
en un cierto nmero de pisos tal como indica la figura 5-22. De todas maneras,
se distingue a veces un Cretcico medio que corresponde al conjunto Albiense-
Cenomaniense; pero este uso, que se debe a E. Haug, tiende a caer en desuso.
PISOS OFACIES EDADES
PARTICULARES ABSOLUTAS
1 Daniense
I I Calizas de Dinamarca
I - - Laramiense - 65 M.A.
Angoumiense
Turoniense Creta tuffeau de Turena
Ligeriense
Cenomaniense
Cenomaniense Arenas de Mans (Cenomanum)
Vraconiense
-- -- - --
Gargasiense
Aptiense Calizas margosas de Apt (Vaucluse)
Bedouliense
Facies
1 1 ( Margo-calizas de Barrsme (Bajos Alpes) ( urgoniense
Inferior
o [
Barremiense
1
'''
(Jura suizo) Facies
kJ $ { Valanginiense Caliza margosa de Valangins wealdiense
0 s.Y
Vaangiense Berriasiense
2. PALEOGEOGRAF~ADEL CRETACICO
La paleogeografa del Cretcico es bastante parecida a la del Jursico.
A) A la escala del globo, se observa siempre (figs. 5-2 y 5-3 C):
a) Dos conjuntos continentales, uno septentrional y el otro meridional.
Con el Cretcico, la ruptura del Gondwana en sus diferentes elementos es en lo
sucesivo cosa hecha -si se excepta la plataforma rabe que no se separar por
la apertura del mar Rojo hasta el Negeno. El Atlntico Sur acaba de abrirse:
es ya un ocano -estrecho- desde el Cretcico inferior, que se ampliar progre-
sivamente hasta la poca actual; no es ms el rift continental anunciado en el
lmite Jursico-Cretcico (vase pg. 501); el Aptiense es francamente marino, tanto
en el Gabn, en Africa, como en la cuenca de Sergipe en el Brasil.
El Atlntico Norte permanece cerrado en su parte septentrional, que no se abrir
hasta el Terciario. Pero sus dimensiones han aumentado notablemente, ya que la
distensin ha sobrepasado hacia el norte el golfo de Vizcaya. Por ello el Atlntico
desempear en lo sucesivo un papel importante en la paleogeografa de regiones
hasta entonces dependientes de la Mesogea (fig. 5-3 C): por ejemplo, en el Daniense,
los mares del conjunto pirineo-provenzal, por primera vez regreden en direccin al
Atlntico hacia la fosa aturiense, nico lugar de Francia -fuera de ciertas regiones
de los Alpes- donde se conoce, en medio marino, la continuidad Secundario-Terciario;
es del oeste, de donde, en lo sucesivo, el mar vendr en transgresin, en el Terciario.
Formaciones continentales potentes se desarrollan en algunas partes (Africa -con-
tinente intercalar del Sahara-, Amrica del Norte y del Sur) frecuentemente ricas
en faunas de reptiles.
La localizacin de estas facies rojas del Cretcico se comprende en funcin de
la evolucin climtica que sigue a la iniciada en el Trisico y se acenta en el
Jursico: los polos estn casi situados en los crculos polares (fig. 5-4 C), de manera
que el ecuador pasa por el mar Caribe y el golfo de Guinea; el cinturn de forma-
ciones rojas comprende pues todos los Estados Unidos, el norte de Africa y la parte
meridional de Europa, ocupando as, en estas regiones, una posicin ms septentrional
que actualmente. Las formaciones de Amrica del Sur tienen una explicacin pare-
cida en el otro hemisferio, en funcin del basculamiento de las zonas climticas que
hay despus del Prmico.
Mientras que en el Cretcico inferior el mar permanece relativamente localizado
en los mrgenes de los continentes, en el Cretcico superior avanza en una potente
transgresin, la ms importante de los tiempos secundarios y terciarios. La genera-
lizacin de esta transgresin es un hecho notable que ya hemos evocado (vase figu-
ra 2-54) y que opone bien el Cretcico inferior al Cretcico superior.
b ) Dos cinturones orognicos, uno peripacfico y otro mesogeo; los primeros
movimientos se manifiestan tal como ya hemos visto a finales del Jursico; otros
se producen a finales del Cretcico inferior (fase austraca) y al final del Cretcico
superior (fase laramiense); estos movimientos que parecen muy importantes en el
cinturn peripacfico donde estn acompaados de granitizacin y de potentes coladas
de traquiandesitas (de varios kilmetros de espesor en Chile), no faltan en el cinturn
La era secundaria o rnesozoica 525
mesogeo donde sufren la revolucin finijursica y anuncian la gran crisis orognica
terciaria. En lo sucesiv'o la mesogea est en vas de cierre en su conjunto.
B) En Amrica (fig. 5-2), el Cretcico emplaza los rasgos esenciales del este
del continente, del lado atlntico; asume la continuacin del Jursico superior al
oeste, del lado andino.
a) Es del lado atlntico que la historia es ms nueva.
El Atlntico Sur se individualiza en el Cretcico inferior: el Aptiense marino
transgresivo, en el Gabn por una parte y en el nordeste del Brasil por otra, es la
seal de esta apertura, anunciada por series evaporticas de edad preaptiense. En el
Cretcico medio la apertura alcanza el golfo mesogeo (o tethysiano) que asume,
desde entonces, una significacin atlntica (fig. 5-3 bis). En el Cretcico superior
comienza a abrirse el Atlntico Norte.
Debe notarse, sin embargo, una disimetra en esta apertura atlntica: del mismo
modo que las transgresiones son precoces del lado del Viejo Mundo, son en cambio
tardas, provisionales o ausentes del lado del Nuevo Mundo: la transgresin franca
slo es finicretcica en la costa oriental de Amrica del Sur (fig. 5-22 bis B): no
existe ningn depsito marino cretcico en las costas orientales de Amrica del Norte
(pero se conocen los depsitos correspondientes sobre los mrgenes continentales
sumergidos; sondeos del programa JOIDES).
b) Del lado pacfico, el Cretcico se termina por una fase orognica muy general,
llamada larmica, que afecta a la casi totalidad no slo de las cordilleras norteame-
Fig. 5-22 bis. Paleogeograf~ del Cretcico en Amrica Central y en el Caribe (por M . Tardy).
1. Distribucin del Cretcico inferior.
a, arco volcano-plutnico cordillerano peripaclfico.
b, limite de los mares en el Aptiense inferior (la llnea de puntos es el lado emergido).
2. Distribucin del Cretcico superior (la linea de puntos es el lado emergido).
Estratigrafa
ricanas y sudamericanas, sino tambin las del dominio caribe: es una gran fase de
corrimiento que, segn los casos, se sita al final extremo del Cretcico o al comienzo
del Eoceno (Paleoceno).
No obstante, en toda la Amrica del Sur, la Amrica Central y el Caribe, esta
fase va precedida de una fase del Cretcico medio (o, si se quiere, fase austraca)
que parece mucho ms esencial: en los Andes septentrionales y en el dominio caribe
el primer corrimiento de las ofiolitas sobre los bordes continentales es debido a esta
fase, ya que las ofiolitas son retomadas en los mantos del final del Cretcico y del
Terciario; en los Andes meridionales, los cabalgamientos principales se emplazan
en esta poca.
Caracterstica de la Amrica meridional y central, la fase mesocretcica afecta
poco a la Amrica del Norte, donde es la fase finijursica la que parece esencial.
As, las formaciones de la serie de Great Valley, de facies flysch, se superponen
a las ofiolitas californianas sin discordancia en el curso del Cretcico; y las series
detrticas franciscanas, de facies flysch, con mezclas o no (cf. t. 3, 4." parte,
cap. 4), continan las radiolaritas jursicas sin discontinuidad en el curso del Cre-
tcico.
Estas facies de la Coast Range de California, en los dos aspectos franciscanas/
Great Valley, permanecen generales desde la Baja California hasta Alaska. Subrayan
el borde pacfico con relacin al primer esbozo de la cordillera occidental americana,
nacida de los movimientos nevadienses finijursicos.
El Cretcico es un perodo de importantes granitizaciones (de hecho son granodio-
ritas las que se emplazan) ligadas a las orognesis fini- y mesocretcicas. Son mar-
cadas sobre todo en la cordillera de los Andes, donde, por el contrario, nada iguala
al potente batolito finijursico de la Sierra Nevada de California.
C) Ms all hacia el este, un golfo originado del mar boreal avanza sobre las
Montaas Rocosas y su pie de monte, en el Canad; de donde resultan las forma-
ciones de carbn de las Rocosas canadienses y las formaciones petrolferas de sus
Foothills. Ms al sur, en las Rocosas de' los Estados Unidos y sobre los bordes
de las Great Plains, las facies del Cretcico continan siendo continentales: los
yacimientos de dinosaurios son all abundantes, en series de facies capas rojas.
Sin embargo, por las Great Plains se efecta, en el Cretcico superior, la unin
golfo de Mxico-Texas-Alaska.
1. En Mxico, en Amrica Central y en el Caribe* (fig. 5-22 bis), durante el
Cretcico inferior la paleogeografa slo experimenta pocas modificaciones respecto
de la establecida en el Jursico superior. Un sistema cordillerano activo, asociado
a la subduccin pacfica, bordea el oeste mexicano, mientras que el conjunto de las
dems regiones est englobado por la extremidad oriental del Tethys. Sobre los
bordes sur y norte de los continentes norteamericano y sudamericano, como en Am-
rica Central, se suceden varias transgresiones. La ms importante de entre ellas se
sita en el Aptiense. Esta transgresin se manifiesta claramente en el norte de
Mxico, en Chiapas y en Amrica Central septentrional, en Colombia y en el oeste
venezolano; en todas partes est subrayada por el depsito de series epicontinentales
con yesos, dolomas y luego calizas arrecifales.
En el curso del Albo-Cenomaniense una fase tectnica fundamental (fase austraca)
afecta:
- por una parte, el sistema cordillerano occidental, donde se emplazan en la
Baja California, en el dominio franciscano, verdaderos mantos de corrimiento con
vergencia pacfica (oeste) que incluyen material ofioltico, mientras que el antiguo
arco volcano-plutnico intensamente plegado es parcialmente metamorfizado (facies
Fig. 5-22 t e r . Paleogeografla del Cretcico .inferior en Amrica del Sur (fuentes diversas, entre ellas J. Aubouin.
H. J. Harrington).
1. Facies marinas.
2. Facies lagunares.
3. Facies continentales.
Ntense las facies lagunares sobre la costa nordeste del Brasil, anunciadoras de la apertura del Atlntico Sur.
Estratigrafa
Fig. 5-22 cuarta. Paleogeografia del Cretcico superior en Amdrica del Sur (fuentes diversas, entre ellas J. Au-
bouin, H. J . Harrington).
1 . Facies marinas.
2. Facies continentales.
Se ha precisado la edad de las transgresiones del lado atlntico.
O
Do~rodo Ro Vacada Ro Paran
\ PARAGUAY
BRASIL S e r m Gerol
nsn Cordilhairo de Erperon~o Cetro C&o Azul Jocu+anw EN
ARGENTINA BRASIL
oso 1 n lr-
-2"- -
1 7301
. a Sarrfl ENE
Sontiopo Corozinho
nentemente, que son las mismas que en el Jursico: a saber, la meseta ibrica,
el macizo armoricano, la mayor parte de las islas britnicas a excepcin de la cuenca
de Londres, el Macizo central, el conjunto Ardenas-macizo esquistoso renano-Bohemia,
el macizo de Podolia y, en fin, la regin del escudo bltico; la transgresin es
mxima en el Cretcico superior, en el Cenomaniense y, sobre todo, en el Santoniense.
Deber notarse que a partir del Cretcico la paleogeografa de Europa est an
condicionada por la Mesogea (o el mar boreal): el Atlntico Norte, que no va
ms all del golfos de Vizcaya no se manifiesta todava; las facies wealdienses del
Cretcico inferior se disponen en el fondo de los golfos de dependencia mesogea,
en direccin del Atlntico actual (fig. 5-23); el caso es particularmente neto para
las facies wealdienses en el sistema cantbrico en la Espaa noroccidental.
Este estado de cosas va a cambiar en el transcurso del Cretcico; a partir del
ZONAS
EMERGIDAS
a b C
\
MAR EPlCONTlNENTAL
EN EL CENOMANIENSE (al
EN EL SENONIENSE (b)
SENTIDO DE LAS TRANSGRESIONES Icl
m
a b
MESOGEA (al CON ZONAS
EMERGIDAC (bl QUE DAN
EL FLYSCH
final de este perodo el Atlntico jugar un papel decisivo en toda Europa occidental
hasta el nivel actual de la Mancha. Las regresiones finicretcicas sern principalmente
hacia el Atlntico: el hecho ms significativo es el cambio de dependencia del golfo
pirenaico, an mesogeo en el Cretcico inferior (fig. 5-23), ya atlntico en el Cretcico
superior (fig. 5-24);
- un dominio mesogeo, que ve la surreccin en varias pulsaciones, desde el final
del Jursico (fase neocimmeriense), al final del Cretcico inferior (fase austraca) y
al final del Cretcico superior (fase laramiense), de las tierras situadas en el eje
de las cadenas de doble inclinacin; as se desarrollan las series de flysch en las zonas
internas de cada cordillera mediterrnea con un mximo de aportes detrticos, al final
534 Ectratigrafa
del Jursico y a principios del Cretcico, al final del Cretcico inferior, y al final del
Cretcico superior. Estas tierras emergidas son o bien supuestas, lo cual es princi-
palmente el caso del Mediterrneo occidental (el Mediterrneo actual, de formacin
reciente, se ha superpuesto a las partes internas de las cadenas que lo bordean
-vase tomo 3-), ya sea observadas, como en el Mediterrneo oriental (por ejemplo,
macizo servo-macednico entre los Dinrides y los Balcanes). Importantes corrimientos
acompaan estas surrecciones: los Alpes orientales en el Cretcico medio, los Crpatos
internos en el Cretcico superior por ejemplo; recordaremos que, ms al este, el
corrimiento de las ofiolitas del creciente ofioltico perirabe remonta al final del
Cretcico (vase pg. 375). Se trata de movimientos importantes en la orognesis de
las cadenas alpinas, como los del Terciario que les seguirn.
Los climas dan cuenta de las facies: la diferencia de latitudes es an de aIrededor
de 20" (vase fig. 5-4 C), de manera que la Europa occidental y meridional se encuen-
tra an comprendida entre el trpico y el paralelo 40; de ah proceden las bauxitas
que se forman en diversos momentos (Espaa, Francia meridional, Italia, Balcanes),
y las formaciones continentales rojas con reptiles, en las regiones que emergen al
final del Cretcico (Espaa, Provenza, Languedoc); y de ah proceden las forma-
ciones de rudistas en el dominio mesogeo. Por el contrario, el norte de Europa,
comprendido entre los paralelos 40 y 60, tienen un clima templado -aunque ms
Fig. 5-24 bis. Paleogeografa de /a penlnsula ibrica en e l Cretdcico inferior (Valanginiense inferior) (por J . Azma
y E. Fourcade).
1. Dominio emergido.
2. Dominio emergido o erosionado.
3. Facies wealdiense (arenas, arcillas y areniscas).
4. Facies carbonatada de plataforma (calizas con algas, foraminiferos y rudistas).
5. Facies calcrea y margo-calcrea con calpionellas y ammonites.
La era secundaria o mecozoica 535
Fig. 5-24 ter. Paleogeografia de /a peninsula ibkrica en e l Cretcico superior (Cenornaniense) (por J. Azma y
E. Fourcade).
1. Dominio emergido.
2. Dominio emergido o erosionado.
3. Dolomias del dominio marino de plataforma.
4. Facies calcrea de plataforma con orbitollnidos y alveolinidos.
5. Facies calcrea. margo-calcrea y margosa con foraminiferos pelgicos.
6 . Dominio del flysch.
7. Cretcico marino de la plataforma continental, reconocido en sondeo.
clido que el actual- que confiere su originalidad a las facies boreales, generalmente
grises o blancas.
D) En la pennsula ibrica*, la regresin anunciada al final del Jursico se pro-
duce en el Berriasiense. En el Valanginiense se anuncia una nueva transgresin que
se ampliar en el Aptiense con la formacin,principalmente, de dos grandes golfos
en las regiones ibrica y cantbrica.
El Albiense corresponder a un ligero paso atrs del dominio sumergido. En su
conjunto, el Cretcico inferior se caracteriza por importantes depsitos detriticos
groseros que provienen de la meseta ibrica y de su dependencia oriental (macizo
del Ebro) sobre la que se desarrollan bauxitas en varios lugares.
Adems, los movimientos tectnicos afectan al NE de la pennsula ibrica al
final del Cretcico inferior.
En el Vracono-Cenomaniense inferior, el mar gana terreno y los golfos cantbrico
e ibrico se comunican directamente, aislando as de manera total el macizo .del
Ebro del dominio mesetario tambin emergido.
* Texto redactado por J. Azma y E. Fourcade.
Estratigrafa
-- -----
LZONAS
.
FACIES MAR ALBIENSE
EMERGIDAS WEALDIENSE EN EPICONTINENTAL
EL NEOCOMIENSE -
- ---
APTIENSE
BARREMIENSE
HAUTERIVIENSE
.e... i....
VALANGINIENSE
Etapas de la transgresin
en la cuenca de Pars
m
, (a) ZONA DEL DELFINADO
(b) FOSA VOCONTIENSE
ZONA DEL BRIANCON ZONA DEL.PIAMONTE
M E S O G E A
3. ESTRATIGRAF~ADEL CRETACICO
- el Cretcico inferior, que forma la Champagne hmeda, marcada por los siguientes
niveles:
Cil, el Hauteriviense, representado por arcillas con espatngidos (Toxaster retu-
sus), acompaadas de faunas abundantes de ammonites (Hoplites radiatus) y de
Fig. 5-27. Perfil estratigrfico del Cretcico en el este de la cuenca de Pars (Champagne). Este corte es conti-
nuacin de los de las figuras 5-15 y 5-8.
Estratigrafa
b) LA CUENCA DE AQUITANIA
En la cuenca de Aquitania, la transgresin del Cretcico inferior est limitada
a un brazo de mar norpirenaico; por el contrario, el Cretcico superior transgrede
ampliamente sobre toda Aquitania y forma, al norte de ella, el subsuelo de vastas
regiones naturales como la Saintonge y el Perigord (cf. fig. 6-13).
El Cretcico superior del norte de Aquitania es muy variado y sus faunas tienen
afinidad con las de la Mesogea (orbitolinas, rudistas); en l se encuentra:
- Csl, el Cenomaniense, lagunar en la base (se observa a veces yeso y sal; frecuente-
mente lignito, como en el isla de Aix), representado por areniscas con orbitolinas, al nivel
de las cuales se establece la comunicacin con la cuenca de Pars (es el nivel conocido cerca
del lago de Grand-Lieu en la Vende), sobre las cuales hay calizas con rudistas (caprnidos
en la base, radioltidos en el techo);
- Cs2, el Turoniense, an ms transgresivo, que comprende sucesivamente: calizas y
margas con ostras, lnoceramus y ammonites, sin rudistas (subpiso Ligeriense); encima hay
las calizas de Angoulema o de Chancelade, con rudistas (hippurites: sulbpiso Angoumiense);
- Cs3, el Senoniense, con el que se acenta an ms la transgresin; las facies son
extremadamente variadas: areniscas, calizas, arenas, con abundantes faunas que han permi-
tido distinguir los subpisos Coniaciense, Santoniense y Campaniense, los tres definidos en
Charente; el Maestrichtiense est representado por calizas con rudistas.
b) EL CRETACICO
SUPERIOR
1. As pues, al final del Cretcico inferior (fig. 5-26) y debido a diversos movi-
mientos, dos zonas einergidas se disponen en direccin O-E, la ms septentrional
correspondiente al istmo duranciense y la ms meridional a la zona axial y a la
zona norpirenaica; entre las dos se desarrollar un golfo pirenaico-pravenzal, cerrado
hacia el este en la Provenza (golfo de la Baja Provenza, fig. 5-28), y abierto hacia
el oeste en direccin al Atlntico (fosa atrica).
La historia de este golfo est sealada por una transgresin que avanza hacia
la Provenza a partir del Cenomaniense, se acenta en el Turoniense y experimenta
+ + ++ SANTONIENSE
- - - - TURONENSE
- CENOMANIENSE
fzal
LIMITE DELGOLFO DE FACIES LAGUNARES FACIES CONTINENTALES
MARINAS LA BAJA PROVENZA DEL CAMPANIENSE DEL MAESTRICHTIENSE DANIENSE
En conjunto, hacia el oeste las facies del Cretcico superior son las de un flysch
pirenaico que, dada la oblicuidad del golfo subpirenaico en relacin con la zona
norpirenaica, descansa sobre el techo de los terrenos norpirenaicos.
En el este, en los Pirineos orientales, el Languedoc y la Provenza, las facies son
nerticas y variadas: se conocen numerosos niveles de calizas con rudistas intercalados
de facies terrgenas (clebres faunas de la Montagne des Cornes en los Pirineos
orientales, del Plan dJAups en Provenza, ambas en el Senoniense), mientras que los
niveles superiores, Campaniense y Maestrichtiense, presentan facies salobres y conti-
nentales. El Campaniense de Provenza, conocido bajo los nombres de los subpisos
locales Valdoniense y Fuveliense, contiene los clebres lignitos de Fuveau. El Maes-
trichtiense y el Daniense tienen en los Pirineos orientales, el Languedoc y la Provenza,
donde se clasifican en los subpisos locales Begudiense y Rognaciense, facies conti-
nentales de arcillas y areniscas rojas donde abundan los huesos y puestas de reptiles:
es el acretcico con huevos de dinusaurios del sudeste de Francia. Estos niveles
pasan en continuidad a facies parecidas en el Terciario, designadas por l nombre
local de Vitrolliense y correspondiendo sin duda al Montiense y al Taneciense; en
estos niveles rojos se intercalan barras de calizas lacustres de las cuales las ms
Estratigrafa
Cte. Victoire
7 Montaa
I de
Regagnas
l
\ CENGLE
\ Carrelera
Fig. 5-29. Perfil estratigrfico del Cretcico superior ( y del Palegeno) en la Provenza septentrional: el corte de
Cengle, a l sur de la Sainte Victoire
De izquierda a derecha: Js, Jursico superior (dolomias y calizas blancas); Sa, Santoniense (calizas con rudistas);
Va-Fu, Campaniense (Va, Valdoniense; Fu, Fuveliense; margo calizas salobres con niveles de lignito); Be, Begu-
diense (areniscas rojas; Maestrichtiense?); Ro, Rognaciense (calizas lacustres; Daniense, p.p.); Vi, Vitrolliense (arci-
llas rojas inferiores, caliza lacustre, arcillas rojas superiores; Daniense p.p., Montiense, Thaneciense p.p.); Th, Tha-
neciense; 01, Oligoceno.
Este corte puede situarse en el conjunto del macizo de la Sainte-Victoire comparndolo con la figura 4-1 5 (vol. 3).
Obsrvese que el Santoniense descansa directamente sobre el Jursico superior, lo que sita el perfil representado
en l a Provenza septentrional, e n pleno dominio del istmo duraciense (vase fig. 5-28; y vol. 3, fig. 4-14). Unica-
mente el Santoniense es marino; Campaniense, Maestrichtiense, Daniense, Montiense y Thaneciense son facies
continentales.
* D e hecho, e l Vitrolliense comprende las arcillas de Vitrolles inferiores, l a caliza de Vitrolles y las
arcillas de Vitrolles superiores; las arcillas inferiores que contienen huevos de reptiles son sin duda an
cretcicas. El l m i t e Secundario-Terciario pasar pues por e l Vitrolliense.
i d La era secundaria o mesozoica
<
bauxitas y, con ello, sobre el Jursico. Esta oposicin es la de una Provenza con
urgoniense)) y una provenza con b a u x i t a ~ ,o ms exactamente, la de una Provenza
con reptiles (en el Maestrichtiense-Daniense), ya que hay bauxitas por todas partes.
Est claro que la zona provenzal es la prolongacin de la zona subpirenaica;
mientras que la zona norpirenaica y la zona norprovenzal son respectivamente carac-
tersticas de slo los Pirineos y slo la Provenza; esta ltima comprendida en el
sentido de edificio tectnico que engloba el Languedoc litoral y la parte principal
de las Corbikres (cf. tomo 3).
4. CONCLUSIONES
El ejemplo de Francia, bien representativo de la geologa del Cretcico en Europa,
muestra que este sistema se comporta a grandes rasgos igual que el Jursico: trans-
gresivo en su base, invade las mismas cuencas epicontinentales, ms ampliamente
an en el Cretcico superior; regresivo en el techo, se distingue por el hecho de
que la regresin, ms importante, puede afectar a todas o a parte de las zonas
externas de las cadenas alpinas que rodean el continente europeo, y, sobre todo, por
el hecho de que algunos brazos de mar que dependen del Atlntico regreden en su
direccin, y esto por primera vez: ste es el caso del golfo pirenaico-provenzal donde
el mar es permanente en la fosa atrica. A partir del Cretcico superior y durante
el Terciario, la paleogeografa de las cuencas epicontinentales europeas estar condi-
cionada por el Atlntico y no por la Mesogea.
De todos modos, por su amplitud y generalidad, la transgresin del Cretcico
superior, muy importante desde el Cenomaniense -se habla frecuentemente de la
transgresin cenomaniense- pero mxima en el Senoniense, sobrepasa a las del
Jursico y del Cretcico inferior y, de una manera general, a todas las del Secundario
y del Terciario*; invade zonas que haban permanecido hasta entonces continentales,
como por ejemplo la plataforma del ~ a h a r a ;presenta un problema a escala mundial
que hemos tratado en la pgina 376.
En fin, el Cretcico no es tan poco activo como el Jursico: el final del Cretcico
inferior por una parte, y el final del Cretcico superior por otra, estn marcados por
movimientos importantes en el conjunto pirenaico provenzal. Pero los ndices de
actividad orognica no faltan tampoco en el dominio alpino: dejando de lado los
modestos pliegues del Dvoluy en el Turoniense, es preciso insistir sobre la gene-
ralidad de las facies flysch en las zonas internas de las cadenas mesogeas, facies
que implican surrecciones de zonas an ms internas cuya erosin da el material
detrtico: despus de los flysch eocretcicos, consecuencia de la fase finijursica,
los flysch se desarrollan tambin hacia el final del Cretcico inferior y el final del
Cretcico superior; se conocen a veces las emersiones correspondientes, como la que
seala la transgresin del Cretcico superior en los Alpes orientales y en los Dinrides.
Ciertas estructuras han podido ser atribuidas a estas fases: en los Alpes orientales
se considera que el corrimiento del manto de Hallstatt es de edad ante-Gosau,
denominado as porque las capas de Gosab pertenecen al Senoniense; es la fase
juvavica de los corrimientos austracos. Los corrimientos de los Crpatos internos
parecen debidos, en su mayora, a la fase finicretcica, al igual que los corrimientos
del creciente ofioltico perirabe, etc.
Esta actividad orognica parece pues general en todo el' dominio mediterrneo,
aunque hasta el momento ha sido un poco olvidada. Se sita en el marco de la
historia cretcica del Globo: aqu se sitan, tal como hemos visto, dos perodos
orognicos: uno al final del Cretcico inferior, denominado austraco, y otro al final
del Cretcico 'superior, llamado laramiense. Tanto el uno como el otro son respon-
sables de amplias surrecciones en el dominio peripacfico. Habiendo heredado lo
esencial del Jursico, el Cretcico anuncia pues el Terciario, que ser la era orognica
del dominio alpino en el sentido ms amplio del trmino.
* nicamente la transgresin dinantiense es de amplitud comparable; ocupa, en el ciclo herciniano,
la misma situacin cronolgica relativa que la transgresin neocretcica en el ciclo alpino.
548 Ectratigrafa
B I B L I O G R A F ~ AGENERAL
Obras generales
ARKELL,W. J . (1956): Iurassic geology o f the world, 1 vol., Oliver and Boyd Edit., Edim-
burgo, Londres.
COLLOQUE SUR LE TRIASde la France et des rgions liinitrophes (Montpellier 1961), 1 vol.,
Mmoire du Bureau de Recherches Gologiques et Minieres n." 15, 1963.
COLLOQUES DU JURASSIQUE (1962 y 1968): Institut grand ducal, section sc. nat. phys. chim.
math., Luxemburgo.
COLLOQUE SUR LE LIAS FRANCAIS (1960): 1 vol., Mmoire du Bureau de Recherches Golo-
giques et Minigres, n." 4.
COLLOQUE SUR LE CRTACINFRIEUR (Lyon, 1963): 1 vol., Mmoire du Bureau de Recher-
ches gologiques et nzinieres, n." 34, 1965.
COLLOQUE SUR LE CRTACSUPRIEUR FRANCAIS (Dijon 1959): 1 vol., Gauthier-Villars Edit.,
Pars.
GIGNOUX,M. (1960): Gologie stratigraphique, 1 vol., Masson Edit., Pars (5." edicin).
JAUZEIN,A. (1968-73): Secondaire (vol. 14), Trias (vol. 16), Jurassique (vol. 9), Crtac
(vol. 5), Encyclopzdia Universalis, Pars.
MOORE, R. C. (1949-1958): lnfroduction to historical geology, 1 vol., McGraw-Hill Edit.,
Nueva York.
POMEROL,CH. (1975): L'ere Msozoique, 1 vol., Doin Edit., Pars.
RICOUR,J. (1960): Contribution 2 la rvision d u Trias francais, Mmoire de la Carte golo-
gique dtaille de la France, Pars.
Obras generales
AUBOUIN,J., .edit. (1973): La Cordillere des Andes. Rev. Gogr. phys. Gol. dyn., nmero
especial, XV, 1-2, p. 1-216. Masson Edit., Pars.
BUTTERLIN, J. (1977): Gologie structurale de la rgion des Caraiba. 1 vol., 259 p., Masson
Edit., Pars, Nueva York, Barcelona, Miln.
COOK,T. D. y BALLY, A. W. (1975): Stratigraphic Atlas of North and Central America.
1 vol., 272 p., Princeton Univ. Press, Princeton, Nueva Jersey.
DENGO,G. (1968-1973): Estructura geolgica, historia tectnica y morfologa de Amrica
Central. 1 vol., 52 p., Centro regional de tcnica, Agencia para el desarrollo interna-
cional, Mxico-Buenos Aires, l." ed.: 1968; 2.a ed.: 1973.
GERTH, H. (1955): Bau der sudamerikanische Kordillere. 1 vol., 264 p., Borntraeger Edit.
Berln.
La era secundaria o rnesozoica 549
HARRINGTON, H. J. (1962): Paleogeographic development of South America. Bull. Amer.
Ass. Petr. Geol., 46, p. 1773-1814.
NAIRN, A. E. M. y STEHLI,F. G. (1975): The ocean basins and margins. Vol. 3: the
Gulf of Mexico and the Caribbcan. 1 vol., 706 p., Plenum Press, Nueva York, Londres.
WEYL, R. (1961): Die Geologie Mittelamerikas. 1 vol., 266 p., Borntraeger Edit., Berln.
WEYL,R. (1966): Geologie der Antillen. 1 vol., 418 p., Borntraeger Edit., Berln.
Obras generales
Coloquio de Estratigrafa y Paleogeografa del Jursico de Espaa (Vitoria, 1970). Jursico
de Espaa. Cuadernos de Geologa ibrica, Madrid, 646 p. (Madrid, 1972).
Le Trias vaporitique d'Afrique du Nord et d'Europe occidentale (1974). Bulletin Socit
Gologique de France, (7), t. XVI, n." 6, p. 651-676, 1975.
POMEROL, CH. (1975): L'ere msozoique, 1 vol., Doin Edit., Pars.
Primer Coloquio de Estratigrafa y Paleogeografa del Cretcico de Espaa (Bellaterra-Tremp,
1973). Trabajos de Congresos y reuniones, rev. 7, n." 1, 258 p. (Madrid, 1975).
Ros, J. M. (1978): The Mediterranean coast of Spain and Alborn sea, In the ocean
Basins and Margins, A. E. M. Nairn, W. H. Kanes and F. G. Stehli ed., Plenum Press,
Nueva York, Vol. 4 B, p. 1-65.
LA ERA TERCIARIA O CENOZOICA
Edades
Sistemas Pisos Fases orognicas absolutas
l
Aquitaniense
Helvtica
Oligoceno Stampiense -25
(Sannoisiense)
Palegeno o Pirenaica - 37
Nummultico
(denominado Bartoniense
tambin Luteciense
Eogeno) Eoceno Ypresiense
(Esparnaciense)
Thanetiense
Montiense
Fig. 6-1. Cuadro de las divisiones del Terciario.
El Aquitaniense se ha colocado en posicin intermedia entre el Palegeno y el Negeno, dada la incertidumbre de
su situacin en las diversas escalas estratigrficas.
- el eje de los polos no coincide con su posicin actual pero no est ya muy
alejada, acercndose progresivamente durante el Terciario, segn una lgica anun-
ciada en el Prmico; a este fenmeno corresponde un desplazamiento de las zonas
climticas hacia el calor en ciertas regiones (caso de Amrica del Norte y de Europa)
y hacia el fro en otras;
- el clima actual no es un buen punto de con~paracin,ya que debe considerarse
sino como glacial, al menos como tardiglacial (o interglacial?); si los actuales cas-
quetes polares desapareciesen, las zonas climticas se desplazaran en direccin a
los polos, de tal manera que los climas se distribuiran segn una lgica ms prxima
a la del Cretcico que a la actual; del Terciario no se conoce ninguna glaciacin,
lo cual es una razn para que los climas fuesen en general ms clidos.
Los climas son en todas partes ms clidos que actualmente, sobre todo para
aquellas regiones en que las dos razones se conjugan; tal es el caso de Amrica del
Norte y Europa, donde el clima se enfra progresivamente (primera razn) hasta
un estado netamente ms clido que el actual, al final del Plioceno (segunda razn).
Adems, la evolucin podr ser menor cuando las dos razones no se conjuguen,
o incluso se opongan.
1) El Palegeno o Nummultico
l. GENERALIDADES
* SegCin los casos, trataremos el Aquitaniense con el Palegeno o, al contrario, con el Negeno.
-- --
FASES EDADES
OROGNICAS ABSOLUTAS
Save
Arenas conchferas
Aquitaniense
de Aquitania - 25 M.A.
Helvtica
Oligoceno Estampiense Arenas de Etampes qupeliense
(Yvelines)
(Sabnoisiense) Margas de Sannois Lattorfiense
(Val dJOise)
Pirenaica
xdiense Ludes (Marnes)
Eoceno
Superior Bartoniense
Luteciense
{artoniense s.s.
=Marinesiense
iuversiense
Arcillas de Barton
(Inglaterra)
Auvers (Val d'Oise)
~ a l i S agrosera de Pars
(Lutecia)
iPriaboniense
Bruseliense
Daniense =
Caliza de Mons
(Blgica)
El Aquitaniense est situado en posicin intermedia entre el Palegeno y el Negeno, dado que, segn los casos, se le sita en uno
u otro de estos sistemas, aunque pertenece al Negeno siguiendo las reglas estratigrficas en vigor que se han dado en el texto. El
Sannoisiense, antiguamente considerado piso, es s61o una facies particular del Estampiense inferior.
La era terciaria o cenozoica 559
es en el Negeno cuando aparecen las formas gigantes. Al mismo tiempo, las mono-
cotiledneas hacen su aparicin y se desarrollan rpidamente, suministrando a los
herbvoros la parte esencial de su alimento. El cuadro general de la flora y la fauna
se aproxima pues al actual.
En el plano estratigrfico, ciertos grupos juegan un papel predominante:
- los vertebrados en el medio continental: serdispone de diferentes escalas de
vertebrados y microvertebrados;
- los invertebrados en los medios marinos y, entre ellos, sobre todo los lame-
libranquio~y gasterpodos (hay escalas de certidos);
- los foraminferos, principalmente los nummulites, las alveolinas, las ortofrag-
minas, los globorotlidos: cada uno de estos grupos da lugar a escalas estratigrficas.
Finalmente, las microfloras tales como las algas carceas, permiten tambin esta-
blecer una cronologa.
2. PALEOGEOGRAF~ADEL PALEGENO
Fig. 6-6 bis. Paleogeograf/a del Paledgeno en Amrica Central y en e/ Caribe (por M . Tardy).
1. Distribucin del Paleoceno.
2. Distribucin del Eoceno.
3. Distribucin del Oligoceno.
a - limite de los mares;
b - volcanismo andestico (fin del Oligoceno);
c - volcanismo riolitico (fin del Oligoceno).
ias zonas emergidas son representadas con rayas horizontales.
Fig. 6-6 ter. Paleogeografia del Paledgeno en Amirica del Sur (fuentes diversas, entre ellas J. Aubouin, H. J. Ha-
rrington).
1. Facies marinas.
2. Facies continentales.
3. Facies volcnicas T e n general, andesitas).
LB era terciaria o cenozoica 563
la antefosa de Magallanes al sur, donde continan acumulndose facies flysch, y en
la antefosa caribe al norte, donde empiezan a acumularse los flysch caribes (cf. supra).
En los Andes septentrionales (Colombia, Ecuador), la transgresin dibuja una
cuenca costera, desde el valle bajo del Magdalena hasta el golfo de Guayaquil,
que se denomina cgeosinclinal de Bolvar; facies molsicas descansan sobre este
geosinclinal, ya sea sobre el Cretcico superior de facies ocenica, ya sea directamente
sobre las formaciones ofiolticas de ante-Cretcico superior (como por ejemplo en
la cuenca de Manabi, en el Ecuador). De aqu, en el mismo inicio del Eoceno,
persiste un golfo en la cuenca subandina, por donde el mar se retira al mismo tiempo
a partir del norte y del sur.
En los Andes centrales (Per, Bolivia) y meridionales (Chile, Argentina), el mar
roza la costa en la pennsula de Paracas, en el Per, en la regin de Concepcin, y,
ms al sur, en Chile, marcando los lmites de la cuenca retro-andina ya dibujada en
el Maestrichtiense-Daniense. En ella se explotan los carbones de Lota, en Chile.
En los dems lugares las facies son continentales: en toda la cuenca subandina,
desde los Andes venezolanos hasta el noroeste de la Argentina, donde se depositan
capas rojas precedidas por un corto episodio marino en los confines del Ecuador y
del Per, que es continuacin del Cretcico superior; en toda la cordillera volcnica
intraandina, que va de Cajamarca en el Per hasta el Aconcagua y ms all, en
Chile y en la Argentina (formacin Farellones), donde pasa, a travs de facies lagu-
nares (regin de Lonquimay), a las series marinas de la antefosa de Magallanes.
La cima del Aconcagua -7040 m-, punto culminante de las Amricas, es un
sinclinal colgado de estas formaciones volcnicas continentales.
El final del Eoceno es el momento de una fase tectnica importante, llamada
a veces fase peruviense. As como en los Andes se limita a plegarnientos acompaados
de granitizacin, principalmente en el Per, donde las granodioritas eocenas contri-
buyen a la edificacin del potente batolito costero, en la cordillera caribe est mar-
cada por corrimientos (manto de Lara, que pasa por encima de la terminacin de
los Andes en Venezuela en el Eoceno inferior medio y es retornado e n las defor-
maciones del final del Eoceno, cf. supra).
La distribucin del Qligoceno ser, sin embargo, poco diferente. Los depsitos
marinos son siempre limitados al litoral, con incursiones ms marcadas al nivel
del golfo de Guayaquil y del golfo de Darien; principalmente, y por un corto momento
en el inicio del Oligoceno, el mar avanza hasta el este ecuatoriano. Mientras que
la antefosa caribe y la antefosa de Magallanes continan la acumulacin de las molasas
marinas.
La depresin subandina contina siendo la sede de una sedimentacin continental,
del mismo modo que persiste una cordillera volcnica ms occidental. Sin embargo,
la cuenca del altiplano aparece como una nueva entidad y subraya el hecho de que,
con la fase peruviense, los esbozos de las cordilleras occidental y oriental han sido
emplazados: desde el principio del Oligoceno (o quizs el final del Eoceno) empiezan
a acumularse las potentes capas rojas de Coro Coro, que constituyen localmente
el mineral de cobre detrtico erosionado de la cordillera occidental.
Esta distribucin del Oligoceno anuncia la del Mioceno, que ser poco diferente,
de manera que a menudo se habla de un Oligo-Mioceno.
recientes. El final del Eoceno est marcado por movimientos tangenciales muy impor-
tantes, corrimientos en las cadenas geosinclinales (Alpes, Apeninos, Dinrides, etc,),
cabalgamientos diversos en las cadenas intercontinentales (Pirineos, Provenza, por
ejemplo). En el Oligoceno estos movimientos continan, principalmente el desliza-
* Se habla a veces de una fase de r e l a j a c i 6 n ~oligocena que, sucediendo a las compresiones del final
del Eoceno, produce movimientos en extensin, de donde resultan los hundhientos oligocenos del antepas
alpino, as como tambin l a formacin de las fosas molsicas.
La era terciaria o cenozoica
Fig. 6-7 bis. Paleogeografa de la pennsula ibCNca en el Eoceno inferior y medio (por J. Az6ma y E. Fourcade).
1. Dominio emergido.
2. Dominio emergido o erosionado.
3. Cuenca continental (formaciones detrticas).
4. Dominio marino (areniscas, calizas, margas).
5. Eoceno marino de la plataforma continental reconocido mediante dragado.
6. Llmite de extensin meridional del llerdiense en Espafia septentrional.
7. Llmite de extensin del dominio marino del Luteciense superior en Espaa septentrional.
Los climas, de una distribucin parecida a la del Cretcico, explican estas facies:
la Europa occidental y meridional est siempre situada en el cinturn de evaporitas,
que son abundantes (yeso de la cuenca de Pars, de la cuenca de Aix; potasa de
Alsacia, de Polonia meridional, de Rumania) mientras que, sobre los continentes,
se desarrollan facies rojas (siderolitico alrededor del Macizo central francs, series
rojas de Espaa, molasa roja de los Alpes, bauxitas de los Dinrides, etc.) con floras
(palmeras, alcanforeros) y faunas clidas; y mientras que en los mares proliferan
los nummulites, ms grandes y ms abundantes en la Mesogea. La Europa septen-
MAR CANTABRICO 1
Fig. 6-7 ter. Paleogeografia de la pennsula ibbrca en el Oligoceno (por J . Azmla y E. Fourcade).
1. Dominio emergido.
2. Dominio emergido o erosionado.
3. Dominio continental (formaciones detriticas).
4. Dominio continental (depsitos lacustres).
5 . Dominio marino: a, calizas y margas; b, zona de los flysch bticos.
I I
m
. .... ZONA DE
LAGUNAS
MAR EPICONTINENTAL
EN EL ESTAMPIENSE
tj ~ 3 & ~ N ~ ~ ~ ~
- en el Oligoceno, los Alpes se han elevado totalmente -al igual que el con-
junto Pirenaico-provenzal-; detrs de ellos se instala una posfosa marina en el Pia-
monte y la Liguria, mientras que, en los Alpes, se sedimenta una molasa roja conti-
nental; los golfos de la cuenca de Pars, de Bretaa y de Aquitania persisten, este
ltimo reducido a dimensiones ms modestas (el Languedoc y el piedemonte de los
Pirineos centrales y orientales estn abandonados por el mar); mientras que todo
un sistema de lagunas se desarrolla en lo que se convertir en las fosas hundidas
de Alsacia, del Macizo central, del Languedoc, y de la Provenza, en conexin con
los depsitos lagunares del fondo del golfo de Aquitania (molasas de Aquitania) y
del fondo del golfo parisino (calizas lacustres de Beauce y de Orleans).
570 Ectratigrafa
Sobre la cuenca de Pars avanzan toda una serie de transgresiones de las cuales
las menos marcadas se paran al norte del Sena (Thanetiense), y las ms marcadas
lo sobrepasan ampliamente por el sur (Luteciense hacia el sudoeste; y principalmente
Estampiense hacia el sur, que avanza ms all de tampes, de donde toma el
nombre). En detalle, los lmites de estas transgresiones son muy variables, principal-
mente hacia el sudoeste donde el ir y venir del mar es mximo; mientras que en
el nordeste las lneas de costa son sensiblemente constantes (figs. 6-8 y 6-9). Adems,
hacia el sudeste las facies marinas pasan generalmente a facies lacustres y esto en
Zcalo
- P
Prmico
Ti Ts
Trisico
Ji Jm
Jursico
JS Ci CS
Cretacico
Eo O1
- - - - 7 - - - - 1
Palegeno
Mi
Negeno
PL
\ Sannoisiense
Calizas de Sannois
Margas verdes
{
suprayesosas pardas
Caliza y piedra molea
de Brie (al SE)
5a20m
Ludiense Yeso {
masa superior
masa media
masa inferior
l." masa
2." masa
3." masa
Travertino de Champigny
(al SE)
30 m como
mximo
Barto- Margas co Pholadomya
leinse ludensis
Bartoniense s.s. Calizas y margas de St-Ouer Arenas de Marines y 10 a 20 m
=Marinesiense Arenas y areniscas de Arenas medias de Cresnes (al NO) 10 a 40 m
Auversiense Beauchamp
Depsitos
guijarrosos Caliza lacustre
i
superior
Caliza Cal. con certidos de Provins (al SE) :n promedic
hteciense Banc Roya1 Caliza lacustre
:rosera 30 a 50 m
inferior inferior Bancs verins de Morancez (SE)
Pierre 2 liards
4renas de Cuise Arenas inferiores 4renas con unios
{ Esparnaciense
Cuisiense 4rcilla plstica I teredinos (al E)
!O a 50 m
Lignitos de Soisson 10 a 40 m
:al NO)
rhanetiense 4renas de Bracheux ?al. lacustre de Rilly-
rrav. de Szanne (al E)
dontiense klargas de Meudon
todos los pisos; en esta parte de la Ile de France, en las formaciones continentales que
pasan a las series marinas del golfo parisino, se encuentran bonitas faunas de inam-
feros (regin de Reims, por ejemplo). En fin, la ltima transgresin, que es la del
Estampiense, acaba con el aislamiento, en el Chattiense y el Aquitaniense, de un
amplio lago en el emplazamiento de la Beauce y de Orleans.
Estas transgresiones dependen del Atlntico por la Mancha y el mar del Norte.
Hasta el Ludiense incluido, la transgresin viene del mar del Norte por la cuenca
anglo-belga cuya historia es entonces comn con la de la cuenca de Pars (pero
las facies son diferentes: por ejemplo, el Luteciense est representado por las arenas
de Bruselas, tipos del piso bruseliense, y por la caliza grosera de Pars, tipo del
piso luteciense). A partir del Ludiense, a continuacin de la surreccin del eje
del Artois -que parece contemporneo de la formacin de los anticlinales de la
cuenca de Pars que se encuentra as datada- la cuenca de Pars pasa a ser aut-
noma y las transgresiones que la invaden, como la del Estampiense, dependen de
la Mancha cuya existencia la testimonian los depsitos palegenos de la cuenca
normando-bretona (golfo de las islas anglo-normandas), de la cuenca del Hampshire y
su prolongacin submarina; la cuenca de Pars y la cuenca del Hampshire tienen
entonces una historia comn. En fin, con el Chattiense y el Aquitaniense la cuenca
de Pars se tuerce en forma de un canal abierto hacia el sur, donde entra en relacin
con el sistema de lagos del Macizo central, separndose entonces de la cuenca del
Hampshire.
La figura 6-11 indica lo esencial de la estratigrafa de la cuenca de Pars. Los
cortes de la figura 6-2 muestran:
- el corte hecho en el sentido NE-SO, la sucesin completa de los niveles pale-
genos en el eje del golfo parisino, puesto en evidencia por las plataformas limitadas
por cuestas; adems, se observa que ciertos niveles avanzan ms ampliamente hacia
el sur, como es el caso del Luteciense y principalmente del Estampiense;
- el corte rkalizado en el sentido O-E -y que sera continuacin de los cortes
realizados en el Secundario- muestra el paso de las facies marinas del centro del
golfo parisino a las facies lacustres del borde sudeste: es de esta manera que, al este
de Pars, la regin de la Brie est limitada hacia la regin de la Champagne por
una cuesta nica que corresponde al conjunto del Eoceno, aqu prcticamente conti-
nental (cuesta de las Champagnes)"; nicamente las calizas de la Beauce, que
descansan sobre el talud de las arenas de Fontainebleau, forman una cuesta superior;
entre estos cambios de facies, algunos son ms o menos conocidos, los dos ms
clebres son los del Travertin de Champigny que pasa al yeso de Montmartre (Lu-
diense; vase pg. 309) y de piedra de molasa de Brie, que pasa a las margas
suprayesosas (Sannoisiense)t; pero la figura 6-12 muestra muchos ms.
En consecuencia, en el corazn de la cuenca de Pars (fig. 6-10), la serie pale-
gena est caracterizada por cuatro niveles duros de los cuales uno solo es marino,
que forman cuatro plataformas, de abajo arriba (vase fig. 6-12 y tomo 3): la de
la caliza grosera luteciense (marino; Soissonnais, Valois); la de la caliza de Saint-
Ouen, bartoniense (lacustre; Parisis); la de la caliza de Brie (lacustre; Brie); la de
la caliza de Beauce (lacustre; Beauce). Cada plataforma domina un talud barrido en
rocas blandas, que ha permanecido generalmente con rboles, respectivamente: arenas
de Bracheux thanetienses y arenas de Cuise ypresienses (bosques de Compiegne, de
Chantilly), arenas de Auvers bartonienses inferiores (= Auversiense; bosque de Er-
menonville), yeso de Montmartre, ludiense (nico nivel no arenoso situado bajo
* La cuesta de las Champagnes, que es la del Terciario, por lo tanto de la Ile de France, no es
la cuesta de la Champagne, que es la de la creta del Cretcico superior, encima del Cretcico inferior
de la Champagne hmeda.
t Vase cuadro pg. 558.
La era terciaria o cenozoica 573
574 Ectratigrafa
una cuesta; el Parc de Sceaux, al sur inmediato de Pars, est situado sobre el yeso),
arenas de Fontainebleau estampienses (bosques de Fontainebleau y de Rambouillet,
al sur de Pars; y al oeste y al norte, numerosos bosques en los flancos de cerros
testigos: Marly, Montmorency, Carnelle, Saint-Leu, Villers-Cotterets, etc.).
Estos diferentes rasgos se reconocen incluso e11 la misma ciudad de Pars (vase
tomo 3): plataformas de caliza grosera (alturas de la orilla izquierda: Montparnasse,
montaa de Sainte Genevihe y Butte aux Cailles, hacia la Place d'Italie), caliza
de Saint Ouen (alturas de la orilla derecha, al oeste: colinas de Passy, de Chaillot),
la caliza de Brie (alturas de la orilla derecha, al este: Belleville y Menilmontant);
solamente falta la plataforma de Beauce, ya que la clebre colina de Montmartre,
descubierta por la erosin, slo est coronada por Estampiense.
Hacia el sur, nicamente persiste la plataforma superior de calizas de Beauce,
debido a la transgresividad del Estampiense y de la gran extensin del lago de
Beauce y del orleans: as son los paisajes de Hurepoix y de Yvelines, al sur de
Pars, donde el Estampiense cubre generalmente facies arcillosas de la base del
Eoceno (arcosas del Breuillet, por ejemplo); ms al sur an, las calizas de Beauce,
y despus las de Orleans, reposan directamente sobre la creta senoniense, sobrepa-
sando ampliamente la transgresin estampiense: el sistema de plataformas y de
cuestas palegenas desaparece entonces por la ms superior de ellas.
Hacia el oeste, solamente persiste la plataforma inferior de la caliza grosera cuya
transgresin avanza ampliamente sobre la creta de la Alta Normanda: la caliza de
Saint-Ouen (lacustre) est reemplazada por las arenas de Marines (marina), las calizas
de Brie por las margas suprayesosas (lagunares), y la caliza de Beauce no sobrepasa
el Oise; tal es el caso del Vexin francs, cuyo entablamiento de calizas groseras
que soportan mosaicos de arenas bartonienses, domina la creta senoniense del Vexin
normando y del pas de Thelles. Ms al oeste, en la Alta Normanda, los niveles
superiores de caliza grosera que se apoyan directamente sobre la creta, desaparecen
en la alta superficie de sta (meseta de Ivry-la-Bataille, de Neubourg, en el departa-
mento de Eure), con lo cual el sistema de las cuestas palegenas desaparece por la
ms inferior de ellas.
Hacia el este, slo permanece la plataforma de Brie, y todos los niveles palegenos
presentan la misma facies de calizas lacustres, de manera que la erosin diferencial
ya no se manifiesta; la cuesta, masiva, est formada entonces, de arriba abajo, por
las calizas de Brie (Sannoisiense), de Champigny (Ludiense = yeso de Montmartre),
de Saint-Ouen (Bartoniense), de Provins (Luteciense = caliza grosera); el talud est
formado por arenas con unios y teredinos ypresienses y por la arcilla plstica espar-
naciense que reposa directamente sobre la creta senoniense de Champagne; en algunos
lugares se desarrollan calizas pisolticas que se han atribuido al Montiense, O al
Thanetiense (caliza de Laversines; vase infra). Como, por otra parte, no parece
que el golfo estampiense y los lagos chattienses y aquitanienses hayan avanzado lejos
al este de Pars (s, en cambio, avanzan hacia el sur), nada domina la plataforma
de Brie, a excepcin, en su extremo sur, en el pas de Bikre, al sur del Sena, donde
Brie se hunde bajo las arenas y areniscas estampienses del bosque de ~ontainebleau.
As se explican estratigrficamente los paisajes de la Ile-de-France; otros rasgos
estn ms particularmente ligados a la tectnica y a la evolucin morfolgica, tal
como veremos (vase tomo 3).
El problema del Montiense es objeto de controversias clsicas en la cuenca de
Pars: est representado por calizas con Lithothamnium llamadas impropiamente
calizas pisolticas. stas, en el este, en Laversines, cerca de Reims, se apoyan incon-
testablemente en transgresin sobre el Cretcico y pertenecen sin ninguna duda al
Terciario (Montiense, y posiblemente Thanetiense, ya que la arcilla plstica espar-
naciense viene directamente encima). Pero en el oeste, en Vigny, cerca de Pontoise,
la caliza pisoltica)) parece segn unos, interestratificarse en la creta campaniense,
La era terciaria o cenozoica 575
y segn otros descansa contra sta, en transgresin, rellenando las anfractuosidades
complejas de un escarpe de creta en el borde de un litoral de la poca montiense.
Si a esto se aade que no es cierto que las calizas de Laversines y las calizas
de Vigny sean de la misma edad, y teniendo en cuenta adems que la cantera de
Vigny ha sido explotada de tal manera que los argumentos sobre el terreno han
desaparecido, se comprende la complejidad del problema. De todas maneras, teniendo
en cuenta, de una parte, que la creta de Vigny es campaniense, mientras que el
Maestrichtiense est fuera de la cuenca de Pars, y, de otra parte, que las faunas
contenidas en las calizas de Vigny parecen tener afinidad con las terciarias, parece
razonable situar las calizas pisolticas de la cuenca de Pars en la base del Terciario,
o sea en el Montiense.
[+ 0 0
y p q ~ ~......... ~ - ] ~
Zcalo P T Ji Jm Js Ci Cs Eo 01 Mi PI a
7 - -1---
PBrmica Trisico Jursico Cretcico Palebgeno Negeno
1 O- 1 100 km
bajo forma de las arenas de Bois-Gouet; Estampiense cerca de Rennes, bajo forma
de caliza grosera). Estos afloramientos tienen el mrito de representar jalones entre
el golfo parisino y el golfo de Aquitania, y de subrayar la proximidad del ocano
Atlntico (figs. 6-8 y 6-9).
NO SE
-
I Estuario de Entre das mares
la Gcronda Blayais Burdeos
Sannoisiense
Facies marinas
Fig. 6-14. Esquema de las series de la cuenca de Aquitania segn un perfil NO-SE (segn R. Abrard).
Obs6rvense los cambios de las facies marinas en la regin de Burdeos a las facies lacustres y continentales en la
regin de Agen y ms all.
Ntese que las transgresiones mximas son las del Estampiense y las del Aquitaniense; que las dos regresiones ms
marcadas son las del Bartoniense superior y del Sannoisiense superior.
La era terciaria o cenozoica
por el contrario, est bien representado bajo forma de las molasas del Castrais,
de edad sannoisiense, cuyo depsito testimonia la reduccin del golfo aquitnico
mediante el cierre del estrecho de Castelnaudary; seguidas de las molasas del Agenais,
de edad estampiense, y pasando lateralmente a las calizas con asterias de la regin
de Burdeos. La triloga del Agenais de edad Chattiense-Aquitaniense~, acaba la
serie: comprende sucesivamente: las calizas blancas del Agenais, lacustres de edad
chattiense, que ya se encuentran en la regin de Burdeos; las tnargas con Ostrea
aginensis, que pasan lateralmente a las arenas fosilferas de Bazas en el Bordelais;
despus, las calizas gris del Agenais, lacustres, que coronan las mesetas y que pasan
lateralmente a las arenas fosilferas de Saucats. Esta serie del Agenais es muy inte-
resante en cuanto que es la llave de enlace entre las facies continentales del centro
de Francia y las facies marinas del golfo de Aquitania: as, en la caliza gris,
se encuentran faunas comunes a la caliza lacustre de St-Grand-le-Puy en Limagne y
a las arenas fosilferas marinas de Saucats en la regin de Burdeos.
3. El borde sur corresponde al piedemonte pirenaico. En el Paleoceno, el mar
est encerrado en la fosa atrica, donde se depositan margas grises con ~perculinas,
mientras que ms al este, en los Pirineos, se encuentran arcillas rojas representadas
a partir del Ariege (facies vitrolliense de afinidad provenzal). La transgresin gana
con el Eoceno inferior (Ypresiense) que, de una parte, llega a las Corbieres donde
est representado por calizas con Miliolites sobre las que hay margas con operculinas;
alcanza el mximo en el Luteciense inferior, que es marino hasta la vertiente meri-
dional de la Montaa Negra.
Desde el Luteciense medio comienza a intercalarse la potente formacin de pudin-
gas de Palassou que es testimonio de la surreccin de los Pirineos y que, prosiguiendo
en el Eoceno superior y despus en el Oligoceno, producir la rpida colmatacin
de la parte oriental del golfo de Aquitania (vase supra). Las facies marinas persis-
tirn solamente al oeste de la fosa atrica, donde los escarpes de Biarritz dan un
bonito corte. Este muestra sucesivamente: el techo del Eoceno medio (Luteciense
superior) bajo forma de las calizas margosas de la Gourepe; el Eoceno superior
representado por las margas azules de la costa de los vascos, de una potencia de
600 a 700 m, el Oligoceno bajo forma de las areniscas calcreas de Port-Vieux y
de la Villa Eugenie (Sannoisiense), relativamente groseras, muy ricas en nummulites
y lepidociclinas, y despus las capas del faro y de la Chambre d'Amour (Estampiense).
Los lmites del golfo oligoceno sobrepasan ligeramente los de la fosa atrica; stos
son: hacia el este, St. Sever; hacia el nordeste, Dax; hacia el norte, la regin de
Arcachon donde el Oligoceno marino ha sido reconocido en sondeo.
As pues, el Aquitaniense est caracterizado por una transgresin que parte del
Atlntico y principalmente de la fosa atrica, que experimenta su mximo en el
Luteciense inferior, interrumpido por la surreccin de los Pirineos en el Luteciense
medio; de manera que el golfo se reduce a Aquitania occidental en el Eoceno supe-
rior. Algunos movimientos se sitan entre el Eoceno y el Oligoceno, al menos en
el oeste de los Pirineos, donde viene marcado por una vuelta a la sedimentacin
detrtica (areniscas de Port-Vieux). Y el final del Oligoceno viene marcado por
una regresin en el Chattiense a la que sucede la transgresin del Aquitaniense que,
anunciando la del Mioceno, parece la base de ste (vase pg. 557).
El Palegeno es, en ,los Alpes, un perodo clave, en el curso del cual evolucionan
decisivamente; retomando el cuadro paleogeogrfico del Jursico y del Cretcico, se
observa que (vase fig. 5-16):
- el surco piamonts est probablemente emergido: no hay depsitos eocenos;
y las molasas oligocenas de la postfosa liguro-piamontesa se apoyan en discordancia
sobre los terrenos piamonteses corridos y metamorfizados (dicho de otra manera,
sobre el dorso del manto de los esquistos satinados, vase tomo 3);
- el Eoceno est representado en la zona briansonesa por el techo de los mr-
moles en placas que pasan hasta el Paleoceno e incluso al Eoceno inferior, sobre
los que hay el flysch negro)) pelito-areniscoso que parece de edad Eoceno medio;
el Oligoceno no se conoce y se presume que la regin de Briancon ha emergido
en el Eoceno superior;
- el mar transgrede sobre la zona del Delfinado a la que haba abandonado
en el Cretcico superior (figs. 6-16 y 6-17). En el Eoceno medio la transgresin
alcanza la zona de Puget-Thniers, de Allos y de Saboya: se sedimentan calizas
con grandes nummulites (Nummulites aturicus, N. millecaput) que constituyen, por
* La serie eocena continental de la cuenca de Aix se describe brevemente en la figura 5-29, pg. 544.
580 Ectratigrafa
ejemplo, los parajes curiosos del desierto de Plat en la Saboya. En el Eoceno superior
(Priaboniense), el mar avanza ms ampliamente hacia el oeste sobrepasando la
regin de Antibes y de Annot en los Alpes martimos, alcanzando el Dvoluy y
ocupando la totalidad de la Saboya: deposita la serie del flysch del Delfinado gene-
ralmente representado por una triloga priaboniense)), calizas con ortofragminas y
pequeos nummulites en la base (Nummulites intermedius), margas azules con orto-
fragminas, arenisca de Annot (cuyos equivalentes ms al norte son: las areniscas
de Champsaur, al sur del Pelvoux; o la arenisca de Taveyannaz en la Sab'oya).
Generalmente, el Eoceno transgresivo descansa sobre un carst que erosiona el Cret-
cico superior; algunas veces puede descansar sobre el zcalo de los macizos crista-
linos externos, como en el Champsaur: esto testimonia movimientos importantes en
el lmite Cretcico-Eoceno que parecen caracterizar esencialmente la zona del ultra-
Delfinado -cuyo substrato es el reverso este del Pelvoux-; son movimientos llama-
dos ante-nummulticos~~ .
El Oligoceno est representado en la zona del Delfinado por molasas rojas conti-
nentales, lo que confirma la emersin general de los Npes al final del Eoceno;
La era terciaria o cenozoica 581
Estratigrafa
de todas maneras, en la parte externa ciertas cuencas pueden contener series laguno-
lacustres que se parecen a las cuencas oligocenas del Rdano: tales como las peque-
as cuencas de Castellane, de Barreme, del Diois, de las Baronnies y del borde
externo de los macizos subalpinos septentrionales.
4. CONCLUSIONES
1. El Palegeno es pues, en la evolucin orognica del dominio mesogeo, un
perodo capital:
- los Alpes propiamente dichos emergen completamente al final del Eoceno;
puede precisarse que esta emersin corresponde a la tectonizacin de las zonas
internas y a su metamorfismo, gracias a la discordancia del Oligoceno de Liguria
y del Piamonte sobre el dorso del manto de los esquistos satinados, los cuales estn
ya metamorfizados; en otros lugares, en el Oligoceno continental de las zonas externas
encontramos cantos de esquistos satinados o cantos de ofiolitas;
- casi contemporneamente, pero un poco antes, fases tectnicas muy impor-
tantes se sitan en el Pirineo al final del Eoceno medio, y en la Provenza al final
del Eoceno superior: en los dos casos, se trata de fases tectnicas principales corres-
pondientes a la colocacin de los accidentes de zcalo en los Pirineos y del despegue
general de la cobertera sedimentaria en la Provenza; en este ltimo pas, el Oligoceno
es transgresivo y discordante sobre los cabalgamientos;
- como consecuencia de estos sucesos que testimonian una intensa compresin
en el edificio mediterrneo, en el Oligoceno se produce un relajamiento cuyo resultado
son juegos de fallas en extensin, que dan lugar a la formacin de cuencas hundidas,
segn una aureola que va del Macizo central a Alsacia, a menos de 500 km de la
periferia del arco alpino (acampo de fallas perialpino);
- fuera de esta aureola, los ecos de la compresin y despus los de la extensin
alpina se dejan sentir poco: tal es el caso de Bretaa. La cuenca de Aquitania y
la cuenca de Pars estn en una posicin intermedia y parece claro que el juego
de los accidentes de una y otra (los pliegues del norte de Aquitania y los pliegues
del oeste de la cuenca de Pars) es contemporneo de la fase de compresin; ms
particularmente, parecen haber constituido el lmite entre el Eoceno medio y el
Eoceno superior - e s entonces cuando la cuenca de Pars pasa a ser independiente
de la cuenca anglo-belga por la surreccin del umbral de Artois-, es decir, se sitan
en el momento de la fase pirenaico-provenzal ms que alpina.
2. Estos hechos pueden generalizarse a la totalidad de Europa:
- es en el lmite Eoceno-Oligoceno que se sitan las compresiones principales
en la mayora de las cadenas mediterrneas; no es que las compresiones no continen
posteriormente, pero entonces casi nunca afectan a las zonas externas y consisten
principalmente en deslizamientos de cobertera; parece entonces que los bordes pre-
continentales de las placas euroasitica y africana (rabe-ndica) hayan estado en
contacto: los mantos debidos a la cicatrizacin del (pa1eo)ocano mesogeo estn
en lo sucesivo en su lugar, y las deformaciones posteriores sern las de los precon-
tinentes (pliegues de fondo y pliegues de cobertera asociados -vase tomo 3-);
- la aureola de cuencas de hundimiento oligocenas en la periferia del arco alpino
es general en Europa: a ella se deben los rasgos principales de la Europa media,
en cuanto que las cuencas resultan de los hundimientos, y la mayor parte de los
macizos resultan de la surreccin compensadora: Macizo central, conjunto Vosgos-
Selva Negra en Francia o en sus fronteras; campo de fallas de Alemania con las
alturas del macizo esquistoso renano, del Harz y de Sajonia, campo de fallas de
Bohemia en Checoslovaquia, con las alturas del macizo de Bohemia. Mientras que
La era terciaria o cenozoica
los pases ms alejados del arco alpino quedan excluidos (Inglaterra y el norte de
Europa).
Con el Palegeno, se vuelve una pgina de la historia del ciclo alpino: es la
pgina del geosinclinal; aunque, en ciertas cadenas situadas en pleno dominio meso-
geo, esta historia geosinclinal prosigue hasta el Mioceno inferior; pero es el extremo
lmite, ya que con el Mioceno se abre un nuevo captulo esencialmente marcado por
la historia tardigeosinclinal (ya comenzada en el Oligoceno en las zonas internas de
cada cadena).
11) El Negeno
Creado por Hoernes en 1853, sinnimo del Mediterraneense de E. Suess (1897-
-
1901), de una duracin de alrededor de 23 millones de aos, el Neaeno es uno
de los sistemas ms cortos. Comporta los dos subsistemas de duraciones diferentes,
el Mioceno (18 millones de aos) y el Plioceno (5 millones de aos), ambos defi-
nidos por Ch. Lyell (1833).
Cada uno de los dos subsistemas ha sido dividido en un cierto nmero de pisos,
los cuales se enumeran en la figura 6-18; deber sealarse que no corresponde
ningn piso marino al Mioceno superior, que forma el piso Pontiense de las facies
continentales; ello es debido a que en el dominio mesogeo donde fue definida la
escala estratigrfica negena -es por lo que E. Suess propona llamarlo Medite-
maneense- se sitan sucesos muy importantes en el lmite Mioceno-Plioceno.
En efecto, el Mioceno, aunque representa una paleogeografa nueva en relacin
a las precedentes, est an ligado a ellas: principalmente, en la periferia de las
cadenas mesogeas corresponde a las antefosas molsicas que se adaptan sensiblemente
a la forma de las cadenas de montaas formadas anteriormente; la paleogeografa
miocena es la de un perodo tardigeosinclinal, anunciada desde el Palegeno en
las zonas ms internas de cada cadena en funcin de la polaridad de sta (vase
fig. 6-19). Por el contrario, el Plioceno corresponde a un juego de fallas en extensin
segn direcciones que, en el Mediterrneo al menos, son NO-SE y NE-SO, y cuyo
resultado es la surreccin vertical de los grandes macizos actualmente en relieve
y el hundimiento de las llanuras interiores, coflo la del Mediterrneo; el conjunto
est dispuesto en forma neta en relacin a las estructuras anteriores; la paleogeo-
grafa pliocena es la de un perodo postgeosinclinal que anuncia la geografa actual.
Hay pues, en el Mediterrneo, un cambio total de la paleogeografa entre el Mioceno
y el Plioceno, de tal manera que, para ciertas regiones, la posicin de la lnea de costa
es totalmente inversa: a grandes rasgos, para el arco alpino bordeado al norte por
el mar en el Mioceno (surco molsico perialpino), al sur, en el Plioceno (Mediterr-
neo); en detalle, para la Provenza, bordeada al norte por el mar en el Mioceno
(surco molsico perialpino), al sur en el Plioceno (Mediterrneo). Esta es la revo-
lucin pliocena (J. Bourcart).
Ahora bien, en el momento de esta revolucin, entre el Mioceno caracterizado y
el Plioceno caracterizado se sita un vaco en la escala estratigrfica marina: slo
entonces se conocen depsitos continentales que se designan bajo el nombre de Pon-
tiense, del nombre del Ponto Euxino (mar Negro). Se han buscado equivalentes
marinos del Pontiense y se ha credo varias veces haberlos encontrado; pero se
trataba o bien de depsitos que coronaban una serie miocena y se vio enseguida
que pertenecan al Tortoniense, piso marino infra-pontiense, o bien de depsitos que
iniciaban una serie pliocena y se vio rpidamente que pertenecan a ste (tal es el
caso del Saheliense definido en Africa del Norte). Ya que, hasta el momento, n o se
han encontrado en ninguna parte en el dominio mediterrneo series mioceno-pliocenas
584 Ectratigrafa
-
SISTEMAS EQUIVALENTES ESTRATOTIPOS FASES EDADES
LOCALES OROGNICAS ABSOLUTAS
-Pasadeniens< - 1,s M.A.
Arenas amarillas = Valaquia
Plioceno de Asti (Italia)
Plaisanciense Margas azules
de Plaisance (Italia)
- Rodaniense -7
Pontiense Mesiniense Formaciones conti-
nentales del Ponto
Euxino (mar Negro)
- - Atica
/
1
C
Mioceno Vindobo-
1
Tortoniense
valliense "elve-
Langiense ciense s.1.
Molasas de Viena
(Vindobona) (Austria)
1 Arenas fosilferas
de Burdeos
(Burdigalia=Burdeos)
- - Save
Aquitaniense:
Fig. 6-18. Cuadro de las divisiones del Negeno.
El Aquitaniense se ha colocado en posicin intermedia entre el Oligoceno y el Mioceno aunque pertenece al Oli-
goceno siguiendo las reglas estratigrficas en vigor, que han sido mencionadas anteriormente en el texto (vase
figs. 6-1 a 6-5).
A) ~aleogeografa'del Mioceno
b) En Amrica (figs. 6-18 bis y 6-18 ter.), como en otras partes, la paleogeo-
grafa del Mioceno, poco diferente de la del Oligoceno, es an ms prxima de la
actual, pero todava no se ha establecido la comunicacin entre Amrica del Norte
y Amrica del Sur (aunque haya existido un archipilago al final del Palegeno como
resultado de la tectonizacin eocena del complejo de Nicoya en Costa Rica y en
Panam, cf. supra) .
En todas partes el mar bordea las costas, transgrediendo o no sobre ellas: el este
y el nordeste de Amrica del Norte escapan siempre a las transgresiones, a pesar
de que el Atlntico Norte est ya completamente abierto; pero el Mioceno existe
sobre la plataforma continental.
El Mioceno es un perodo de volcanismo cido generalizado: sobre las altas mese-
tas del oeste de los Estados Unidos (vastas mesetas del ro Columbia en los Estados
de Idaho, Oregn y Washington) y de Mxico (Sierra Madre occidental), donde
predominan las ignimbritas; como en los confines del Per, de Bolivia, de Chile
y de la Argentina, donde en el Mioceno superior comienza un volcanismo ignim-
brtico que continuar en el Plioceno.
El final del Mioceno (y el comienzo del Plioceno) est marcado por una impor-
tante fase orognica en Amrica del Sur (donde se denomina incaica) y en el dominio
caribe, que parece faltar en Amrica del Norte. Se acompaa de cabalgamientos Y
La era terciaria o cenozoica 587
corrimientos frontales por los cuales los edificios caribes y los Andes avanzan sobre
sus antefosas en un frente continuo. Un plutonismo grantico cuya importancia econ-
mica es muy grande acompaa a esta fase en las partes relativamente externas de
las cadenas.
Quedar para el Plioceno el dibujar los relieves en su detalle actual.
'
1
4
centraleb; cordilleras occidental, central y oriental, separadas por las cuencas conti-
nentales del ro Cauca y del ro Magdalena en los Andes septentrionales. En todas
partes est bordeada por una cuenca periandina donde se acumulan capas rojas y que
va de la antefosa caribe al norte a la antefosa de Magallanes al sur, donde se
a efectan los pasos a las facies marinas; en su borde oeste esta cuenca periandina
d pasa a formaciones volcnicas cidas de extensin relativamente limitada (formacin
r; Cola de Zorro en Chile, por ejemplo).
t)
IL
ESTADOS UNIDOS
Fig. 6-18 bis. Paleogeografa del Mioceno en Amrica Central y en el Caribe (por M . Tardy).
1. Regiones emergidas.
2. Cuencas molsicas endorreicas.
3. Volcanismo andesitico.
4. Volcanismo ignimbrtico.
5. Cuencas epicontinentales de dependencia pacfica.
6. Dominio marino atlntico-caribe: a) depsitos terrgenos
b) depsitos carbonatados.
i
llanes. En los dos extremos, los mantos caribes y los ma tos de Magallanes avanzan
en vastas unidades de cobertera sobre sus antefosas resp ctivas: es el ltimo gran
corrimiento de estos mantos (los primeros se remontan al Cretcico medio). A lo
largo de los Andes, desde Colombia a Chile, son vastos cabalgamientos de zcalo
los que conducen al Paleozoico, o el Precmbrico, sobre el Mioceno (cf. tomo 3,
lm. VII), aparte de que, en la cordillera misma, son reactivados ciertos cabalga-
mientos (cf. t. 3, lm. VIII). Son los ltimos grandes cabalgamientos andinos (10s
primeros se remontan al Cretcico medio).
Esta fase va acompaada de una importante granitizacin, en batolitos bien
circunscritos, a menudo prximos al frente de los Andes. En los Andes centrales,
donde recortan el Paleozoico de la cuenca peruana-boliviana que forma el substrato
de la cordillera oriental, localizan importantes concentraciones metalferas: los gra-
nitos estannferos de Bolivia pertenecen a esta familia, lo mismo que el granito del
clebre Cerro Rico de Potos, de donde sacaron la plata los Conquistadores. Muchos
de estos granitos, aislados en terrenos ms recientes, han dado cimas conocidas:
Ancohuma -7014 m-, punto culminante de Bolivia; Illimani -6882 m-, cuyas
nieves eternas dominan La Paz; o, en la cordillera patagnica, el Fitz Roy
-3375 m-, cuyas losas granticas son bien conocidas de los alpinistas, y el muy
La era terciaria o cenozoica 589
Fig. 6-18 t e r . Paleogeograf/a del Mioceno en America delsur (fuentes diversas, entre ellas J. Aubouin, H. J. Ha-
rrington).
1. Facies marinas.
2. Facies continentales.
3. Facies volcnicas (en general andesitas).
Estratigrafa
hermoso Cerro Paine -2673 m-, gloria turstica de estas latitudes australes (cf.
t. 3, lm. XVIII).
Al final del Mioceno la cordillera es un amplio abombamiento que entrecorta
una red hidrogrfica precursora del Actual, cuyos aluviones se acumulan a veces en
depresiones endorreicas como el Altiplano o los clebres del valle de Calchaqui en
el noroeste de la Argentina, donde avanzan ampliamente sobre el antepas (forma-
cin del Chaco).
En la alta cordillera, las primeras efusiones ignimbrticas empiezan a cubrir la
alta superficie miocena, anunciando as el Plioceno.
C) En Europa, se reconoce (fig. 6-19) :
- por un lado, un continente emergido que va de Espaa a Escandinavia y
Rusia, transgredido por el mar del Norte (cuenca de la Baja Alemania), la Mancha
y el Atlntico (cuencas de Normanda, Bretaa, Anjou, Turena; cuenca de Aquitania;
cuenca del Tajo), sin que se sepa si las islas britnicas se hallaban unidas o no
al continente por un istmo situado entre el mar del Norte y la Mancha occidental;
0 ZONAS
IEMERGIDAS
MARES
EEICONTINENTALES MESOGEA
SENTIDO DE LOS APORTES DETR~TICOS
E rs'
EN LAS EN LAS INTRA
.
Fig 6-1 9. Paleogeografa de Europa en e l Mioceno. ,ANTEFOSAS Y POSTFOSAS
En el dominio epicontinental, los limites de las zonas emergidas son poco diferentes de los limites actuales.
En el dominio mesogeo, la mayor parte de las cadenas estn netamente esbozadas, limitadas por una parte por las
antefosas cuyo ejemplo mejor es el surco perialpino y, por otra parte, por las postfosas donde el Mioceno se sita
a continuacin de las molasas oligocenas en discordancia y cuyo mejor ejemplo es la cuenca pannbnica. Existen
comunicaciones entre las unas y las otras como, por ejemplo, en la regin de Viena entre el surco perialpino y la
cuenca pannnica, mientras que, en el Mediterrneo oriental, las cuencas egea, dcica, pntica y aralo-cspica se
aislarn progresivamente para dar lugar a los mares actuales en el curso del Plioceno (mar de Aral, mar Caspio, mar
Negro, mar Egeo); en estas regiones, el paso del Mioceno al Plioceno se hace por medio de formaciones laguno-la-
custres de facies denominada levantina.
Ntese que la comunicacin Mesogea-Atlntico se hace por las antefosas de las cordilleras beticas en el norte, y
del Rif en el sur. El estrecho de Gibraltar, tal como es en la actualidad, es una fosa neotectnica extensiva, de
edad Plioceno y Cuaternario.
La era terciaria o cenozoica
Fig. 6-19 bis. Paleogeografia de la pennsula ibrica en el Mioceno superior (Tortoniense y Mesiniense) (por
J. Azma y E. Fourcade).
1. Dominio ernergido sin depsito.
2. Cuencas continentales.
3. Dominio marino (molasas, calizas y margas).
4. Evaporitas mesinienses en las zonas profundas del dominio Mediterrneo (salvo la regi6n alsur de Alicante).
5. Erupciones.
- por otro lado, un dominio mesogeo cuya fisonoma ha cambiado mucho, pues
ya no es lo que era durante el perodo Secundario-Palegeno, y tampoco es lo que
ser en el perodo Plio-Cuaternario. El Mioceno es la poca de las fosas molsicas,
antefosas solamente miocenas, mientras que las intrafosas o postfosas estaban ya indi-
vidualizadas en el Palegeno, en funcin de la polaridad de diversas cadenas: la
antefosa es un surco continuo en la periferia del arco alpino, en el frente de las
cordilleras bticas (el estrecho de Gibraltar estaba, de alguna manera, en una posicin
ms septentrional que su posicin actual), en el frente de los Alpes, de los Crpatos,
de los Balcanes y del Cucaso, de la regin de Marsella al mar Negro y al mar Caspio,
en el borde directo del continente europeo (los autores rusos hablan de aflexin
costera); la antefosa italo-dinrica, de Venecia al golfo de Tarento, rodeando la
pennsula italiana y separando los Apeninos de los Dinrides; postfosas, como la
cuenca pannnica -existente ya en el Palegeno- entre los Crpatos y los Dinrides;
finalmente, intrafosas, como el surco albano-tesaliense -existente entre' el Oligo-
ceno- y el surco albano-jnico en los Dinrides. Cada una de estas cadenas elemen-
tales de la cuenca Mediterrnea haba ya tomado forma: es en esto que esta paleo-
geografa es tardigeosinclinal en relacin al ciclo alpino.
&.
&
$
No es fcil precisar la distribucin mar-tierras emergidas en el emplazamiento
del Mediterrneo actual. El mar se encuentra jalonado entre las cordilleras bticas
y los Alpes occidentales por los golfos de Catalua, del Roselln y del Languedoc,
1 $
Estratigrafa
que aseguraban sin duda la continuidad entre la antefosa de las cordilleras bticas
y la antefosa perialpina; en el Mediterrneo oriental, por los depsitos miocenos
marinos de Creta que se unen con los de Asia Menor y se prolongan en la cadena
del Tauro. Las tierras emergidas deban de tener una extensin ms grande que las
cadenas actuales, y deban de proseguir all donde estn interrumpidas por la tect-
nica de fallas plio-cuaternarias: en el Mediterrneo occidental haba una amplia
tierra emergida que comprenda las cordilleras bticas, y una parte del Rif y del
Te11 norteafricano, y que el mar mioceno rodeaba por el norte y por el sur; igual-
mente, un Tirrnido deba de ocupar el lugar del mar Tirreno; en el Mediterrneo,
el sector Egeo (regin de las Cclades, de las Esporadas, del Dodecaneso) deba estar
tambin emergido (Egeida)". En resumen, la Mesogea deba reducirse a surcos
relativamente estrechos en los que se acumulaban potentes series molsicas, en el
borde de las cadenas de forma alargada como resultado del alargamiento de las zonas
ispicas geosinclinales.
En Europa oriental, en relacin con el sistema de fosas molsicas mesogeas, a
partir del Vindoboniense superior se aslan amplias regiones que poco a poco se
vuelven salobres (cuencas pannnica, dcica, egea, pntica, rabe-cspica): es all
donde se definen las facies levantinas laguno-lacustres con fauna muy especial,
donde se encuentra el tipo del Pontiense (capas con acmulos: son lamelibranquios).
Los climas son poco diferentes de los del Palegeno, aunque las zonas climticas
se hayan deslizado ligeramente hacia el ecuador; es por ello que solamente la Europa
meridional est an situada en la zona de las evaporitas que, por otro lado, son
abundantes (sales de Rumania y de Polonia meridional, por ejemplo), al igual que
las series continentales rojas (Espaa); la flora y la fauna testimonian un clima ms
clido que el actual. Pero las facies septentrionales de arcillas azules se desarrollan
hasta el frente actual de los Alpes (facies llamadas Schlier).
Finalmente, recordemos que el esquema paleogeogrfico mesogeo (vase supra)
desaparece al final del Mioceno por la soldadura de Europa y Africa, debida a la
surreccin definitiva de las cadenas alpinas; y que, desde el Mesiniense, una amplia
cuenca evaportica anuncia el Mediterrneo actual, anunciando la revolucin plio-
cena (fig. 6-20).
d ) Desde principios del Mioceno, la pennsula ibrica, en gran parte abandonada
Por el mar, est ligada al gran continente emergido que se desarrolla en la casi
totalidad de Europa.
La paleogeografia de la pennsula ibrica slo conocer modificaciones poco im-
portantes en el transcurso del Mioceno. Es en el Plioceno cuando se producir una
verdadera revolucin que dar a la pennsula ibrica y a la Mesogea occidental
ms o menos su configuracin actual.
En el Mioceno inferior, el mar hace slo tmidas incursiones sobre el litoral medi-
terrneo y sobre la costa atlntica. Estudios realizados en la plataforma continental
norespaola y portuguesa permiten pensar que el dominio marino estaba mucho ms
extendido. Al sur, el brazo de mar btico pone en comunicacin el Atlntico y la
Mesogea.
En el Mioceno medio, importantes cambios afectan al dominio btico (plegamien-
tos de series de plataforma -Prebtica-; emplazamiento de grandes mantos -Sub-
btica- de S a N), que ve esbozarse una ligera transgresin del mar hacia el N.
Este avance del mar se contina en el Mioceno superior. Las aguas miocenas
invaden una parte de las zonas internas hasta entonces emergidas. En el Miaceno
terminal, una nueva regresin provoca la interrupcin de la unin entre el Atlntico
* La cuestin de la eventual rotacin del bloque corso-sardo (fig. 2 31) anterior al Burdigaliense --que
es transgresivo en el lmite del mar Tirreno actual- conduce a plantearse la cuestin de una eventual
zona ne~-ocednica en el lugar de la cuenca argelino-provenzal desde el Mioceno.
La era terciaria o cenozoica 593
Y la Mesogea. El aislamiento de esta ltima provoca el depsito de potentes series
de evaporitas (Mesiniense) que se depositarn en una gran parte de la llanura abisal
actual.
El dominio continental est en gran parte cubierto por formaciones arcillo-
areniscosas y yesferas (localmente hay azufre) que han dado, a veces, ricas faunas
de mamferos (yacimientos del Valls-Peneds, cerca de Barcelona, y de la regin
de Teruel).
E n las regiones del litoral mediterrneo o de la costa atlntica (Algarve, cabo
Espichel, alrededores de Lisboa) donde existe Mioceno marino, al igual que en el
brazo de mar btico, las facies son muy variadas y corresponden a formaciones con-
glomerticas, arenisco-calcreas o calizas con algas (melobesias), briozoos, anfistegi-
nas ..., depositadas en un mar poco profundo.
En el brazo de mar btico, el Mioceno inferior corresponde frecuentemente a las
calizas areniscosas con miogipsinas, mientras que el Mioceno medio y superior est
frecuentemente representado por margas blancas muy ricas en globigerinas.
En la depresin del Guadalquivir, el Mioceno engloba numerosos olistostromas
mesozoicos y presenta adems una facies particular de margas silceas pulverulentas,
las moronitas.
El Mioceno terminal evaportico (Mesiniense), en tierra slo se conoce al S de
Alicante, mientras que en el Mediterrneo occidental recubre una gran parte de la
Carbonatos
Anhidrita
e Sondeos petrolferos
---
0 Sondeos JOIDES
D o m o s de sal
llanura abisal, tal como se ha podido demostrar en las campaas geofsicas y en los
sondeos efectuados en investigaciones oceanogrficas.
e) Francia da un resumen de esta paleogeografa europea: en efecto, en ella
se encuentran por un lado cuencas que dependen del conjunto Atlntico-mar del
Norte (cuencas de Normanda, Bretaa, Anjou, Turena y cuenca de Aquitania), y
por otro lado el surco molsico perialpino con sus dependencias del Languedoc y del
Roselln; solamente faltan las facies lagunares de Europa oriental (fig. 6-21); mientras
que las evaporitas mesinienses no afloran en los lmites del territorio francs que
bordea, no obstante, el mar Mediterrneo.
B) El Mioceno en Francia
* Se haba asimilado el Redoniense o Saheliense, cuando se crea que ste era el equivalente marino
del Pontiense. No obstante, se sabe actualmente que el Saheliense est en la base del Plioceno.
La era terciaria o cenozoica
2. El golfo aquitnico
En el Mioceno un amplio golfo ocupa el oeste de Aquitania, principalmente en
el Departamento de las Landas: cuando un barranco corta las arenas de las Landas,
al oeste del Garona, deja al descubierto el Mioceno. La transgresin se remonta al
Aquitaniense, lo que plantea el problema de la pertenencia de este piso al Mioceno
(vase pg. 557). En la periferia, principalmente hacia el sudeste, las series marinas
pasan a las formaciones continentales del piedemonte pirenaico.
Es en la orilla norte del golfo aquitnico que los depsitos marinos son muy
fosilferos, de manera que en ellos se encuentran los estratotipos del Mioceno inferior
bajo la forma de las clebres margas calizas de Aquitania; sucesivamente:
Estratigrafa
En el curso del Mioceno, la cadena de los Alpes ser bordeada por una antefosa,
llamada surco molsico perialpino, que va de la regin de Marsella a la de Viena
(donde se encuentra el estratotipo del Vindoboniense), pasando por Suiza (donde
se encuentra el e s t r a t ~ ~ pdel
o Helvetiense s. st.); mientras que detrs, superpuesto a
la postfosa oligocena de Liguria y del Piamonte, se desarrolla una cuenca molsica
miocena (donde se encuentra el estratotipo del Tortoniense). Esta oposicin de-los
Alpes es un buen ejemplo de la posicin de todas las cadenas elementales de la cuenca
mediterrnea encuadradas por sus fosas molsicas.
En el surco perialpino, la transgresign del Mioceno (fig. 6-20).
- empieza por el Aquitaniense, representado por areniscas, arenas y margas con
Ostrea aginensis, localizadas en la regin de Montpellier y de Carry-le-Rouet, al
oeste de Marsella (aqu tambin el Aquitaniense parece marcar el comienzo del
Mioceno y n6 el final del Oligoceno);
- se acenta en el Burdigaliense inferior que dibuja golfos cuyo fondo se encuen-
tra en Forcalquier en la cuenca de la Durance y en Crest en el valle del Drome;
se sedimentan arenas con Scutella paulensis (erizo) y Pecten paulensis (lamelibran-
quio);
- se acenta en el Burdigaliense superior, recubriendo Suiza y unindose a un
brazo de mar proveniente de la cuenca de Vienne para formar un surco marino
continuo en la periferia de los Alpes -y de los Crpatos y de los BalcaneS-. Al sur,
en el dominio marino desde el Burdigaliense inferior, se deposita una molasa calcrea,
la cpierre du midi, con la que se construyeron varios monumentos romanos y cris-
tianos (la variedad ms bonita es la piedra de Rognes). Es en esta molasa que se
encuentra el pintoresco lugar de Baux, esculpido por la erosin elica. Al norte,
en las cadenas subalpinas, se encuentran facies de transgresiones con margas y are-
niscas con Pecten proescabriusculus; es que, en efecto, todas las cadenas subalpinas
meridionales, centrales y septentrionales hasta la Chartreuse incluida, o dicho de
otra manera la parte externa de la ex-zona del Delfinado, estn recubiertas en trans-
gresin, sin discordancia; es el ndice de que no ha habido tectnica importante;
- alcanza su mximo en el Vindoboniense, que sobrepasa los lmites del Burdi-
La era terciaria o cenozoica
C) Conclusiones
Podran generalizarse las observaciones hechas sobre los Alpes al conjunto meso-
geo: en todas partes el Mioceno acaba con facies que pasan a ser lacustres y conti-
nentales*, generalmente conglomerticas; de esta manera se aslan cuencas, como
la cuenca pannnica, la cuenca dcica, la cuenca pntica y la cuenca cspica, cuyas
actuales reliquias son el lago Balatn, el mar Negro y el mar Caspio; es el dominio
de las facies levantinas~del Mioceno superior, de una estratigrafa precisa difcil-
mente comparable a sus equivalentes occidentales. Ciertas faunas son clebres como
la de Pikermi cerca de Atenas, fauna de mamferos referencia del Pontiense.
Pero adems el Mioceno fue rico en fenmenos magmticos. Intrusiones de grano-
dioritas se emplazan en el eje de las cadenas con doble vertiente (con simetra centr-
fuga): entre los Alpes occidentales y los Apeninos (granito de la isla de Elba, granito
de Monte-Cristo), en el lado sur de los Alpes orientales (granito de Adamello, mlti-
ples batolitos de la familia de las tonalitas), en el lmite entre Dinrides y Balcanes
(granito de Serbia y de Macedonia), y de all al Asia Menor. En las mismas zonas
se producen importantes coladas de traquiandesitas: traquiandesita de Monte-Cristo,
de Giglio, entre los Alpes occidentales y los Apeninos; traquiandesitas de las colinas
eugneas cerca de Padua, en la parte sur de los Alpes orientales; potentes series
de traquiandesitas de Serbia, de Macedonia, de las islas del mar Egeo septentrioqal
-Lemnos, Lesbos, etc ...- entre los Dinrides y los Balcanes, y de all a Asia Menbr.
Las mismas observaciones podran hacerse entre las cordilleras bticas y el Atlas
norte-africano: en este ltimo encontramos, en el borde del litoral, granodioritas
intrusivas y abundantes masas de traquiandesitas.
El Mioceno corresponde a un perodo tardigeosinclinal del ciclo alpino: adems
de sus caractersticas sedimentarias (molasas), y tectnicas (deformaciones con gran
radio de curvatura), este perodo viene marcado por un importante magmatismo con
caractersticas intermedias -granodioritas, traquiandesitas-; el hecho de que falten
en Francia, no reduce su importancia. Podra generalizarse a escala mundial, ya que
en el cinturn orognico peripacfico el Mioceno es igualmente un perodo de intru-
siones granodiorticas y de potente volcanismo traquiandestico. En todas partes se
prepara el final de los sistemas montaosos, a los que el Plioceno dar su relieve
definitivc.
* Pero la duracin del Plioceno segn los autores y las pocas ha variado de 12 millones de aos
a 5 millones de aos. Actualmente se adopta un Plioceno corto del que se excluye a la vez el Mesiniense
en la base y el Villafranquiense en el techo.
t A otra escala, esta misma diferencia se observa en las situaciones atribuidas respectivamente a las
viejas areniscas rojas del Devnico y a las nuevas areniscas rojas del Prmico (vase pg. 278).
La era terciaria o cenozoica
B) El Plioceno en Amrica
En Amrica (figs. 6-2 y 6 - 3 ) , como en todas partes, la paleogeografa del Plioceno
anuncia directamente la geografa actual.
Del lado atlntico las costas tienen ms o menos su dibujo actual, aunque amplias
transgresiones avanzan hasta alcanzar los valles bajos de los grandes ros o bien
a lo largo de la costa se producen modestas incursiones marinas.
Del lado del Caribe y del Pacfico se manifiesta, como en el Mediterrneo y en
otros lugares (cf. supra) una verdadera revolucin pliocenax el conjunto de este
dominio es afectado por una potente fracturacin que, adems de sus desplazamien-
tos, recorta un sistema de horst y graben que corresponden respectivamente a los
macizos y a los valles actuales. El sistema de la falla de San Andrs en Amrica
del Norte (cf. t. 3, parte 4.a, cap. 2), la apertura del golfo de la Baja California
en Mxico, la red de fallas caribe y las grandes fallas de la cordillera de los Andes,
como por ejemplo la falla de Atacama, son debidos a esta fracturacin. Todas estas
fracturas recortan las estructuras anteriores sin respetar su lgica; ellas son las que
caracterizan la neotectnica de estas regiones.
Estos acontecimientos van ligados a un potente volcanismo de tipo calco-alcalino.
Si bien como cordillera volcnica la ms prestigiosa -y la ms continua- es la
cordillera de los Andes, los volcanes clebres no faltan en el Caribe, en la Amrica
Central y en Amrica del Norte; en esta ltima debemos mencionar el Mt. San
Francisco -3900 m- que domina Flagstaff en Arizona, el Mt. Rainier -4372 m-
que forma el plano de fondo de Seattle en el Estado de Washington, y el Mt. Mac
* La formacin del mar Rojo da una buena imagen del principio de apertura ocenica: rift continental,
despus lagunar (hay varios miles de metros de sal), al final marino; tal como ocurri en el Atlntico
en su comienzo (vase pg. 482). En la fosa de Afars que prolonga -parecv que con retardo- el mar Rojo,
...
hay ms de 5000 m de sal cuaternaria!
600 Ectratigrafa
Kinley -6187 m- punto culminante de Amrica del Norte en Alaska. Pero hay
otros testimonios de la actividad volcnica iniciada en el Plioceno, como son por
ejemplo los clebres geysers del Parque de Yellowstone en el Estado de Wyoming.
Fig. 6-21 bis. Pa/eogeograf/a del Plioceno en ArnBrica Central y en e/ Caribe ( p o r M. Tardy).
1. Regiones emergidas.
2. Volcanismo reciente.
3. Depsitos lacustres.
4. Ochano Paclfico y golfos paclficos.
5. Dominio atlntico-caribe: a) depsitos terrlgenos.
b) depsitos carbonatados.
602 Estratigrafa
Flg. 6-21 ter. Paleogeograf/a del Plioceno en America del Sur (fuentes diversas, entre ellas J. Aubouin, H. J. Ha-
rrington).
1. Facies marinas.
2. Facies continentales (a) y lagunares (b).
3. Facies volcnicas: ignimbritas del Plioceno inferior (c); andesitas y basaltos del Plioceno superior- cuaternario(d1
La era terciaria o cenozoica 603
En el norte de los Andes meridionales y en los Andes centrales de Per y de
Bolivia el volcanismo se divide en dos fases sucesivas: vastas coladas ignimbrticas
iniciadas en el Mioceno superior y desarrolladas en el Plioceno inferior; volcanismo
central andesito-basltico del Plioceno superior-Cuaternario desarrollado en una cordi-
llera continua que contiene algunos de los ms altos volcanes del mundo: Ojos de
Salado -6908 m- en Argentina, Sajama -6620 m- en Bolivia, Misti -5842 m-
que domina Arequipa en el Per.
MAR C A N T A B R I C O /
Fig. 6-21 cuarta. Paleogeografa de la pennsula ibrica en el Plioceno (por J . Azma y E. Fourcade).
1. Dominio emergido.
2. Dominio marino.
En los Andes septentrionales los volcanes se reparten a una y otra parte del
valle central en el Ecuador (Chimborazo -6310 m-, Cotopaxi -5896 m-) y sur
de la cordillera central en Colombia (Nevado de Huila -5750 m-, Nevado de
Tolima -5621 m-); ms al norte, faltan en el dominio caribe, donde el volcanismo
est limitado al arco de las Pequeas Antillas (cf. supra).
Todo el piedemonte de la cordillera es la sede de coladas aluviales -iniciadas
en .el Mioceno- desde los Llanos venezolanos hasta el Chaco en los confines del
Paraguay, de Bolivia y de Argentina. Estas coladas adquieren un gran desarrollo en
la cuenca del Amazonas y, corriente abajo, se unen al golfo de Belem donde pasan
a facies marinas. El fenmeno es parecido en la cuenca del Paran, ampliamente
invadido por un golfo plioceno que sube hasta casi llegar a Asuncin; lo mismo
ocurre'a menor escala en el valle del ro Negro en la Patagonia septentrional. Mientras
que del cabo Fro a Belem, la costa nordeste del Brasil est bordeada por una
acera casi continua de Plioceno marino.
604 Estratigrafa
D) El Plioceno en Francia
, , [-/LAGOS
MARES
EPICONTINENTALEC
GOLFOS
MEDITERRANEOS VOLCANES
conglomerados
Fig. 6-22. Paleogeografla de Francia en el Plioceno.
Obsrvese que la geografla actual est casi realizada, lo cual, se ha hecho progresivamente en las regiones septen-
trionales y atlnticas, pero es nuevo para las regiones mediterrneas: el Mediterrneo ocupa en lo sucesivo Su PO-
sicin actual, en una situacin completamente diferente en relacin con el Mioceno y con las pocas anteriores.
En el macizo armoricano se distingue el golfo del bajo Loira y el golfo del Cotentin en el Plioceno inferior (Redo-
niense del bajo Loira) y la extensin ms grande de las arenas rojas del Plioceno superior.
ternarias) en el techo; as es el Plioceno del Var que est coronado por conglo-
merados elevados posteriormente hasta 600 m de altitud.
En general, el Plioceno se caracteriza por una emersin acompaada de una
evolucin morfolgica cuyo resultado es la separacin de las formas estructurales:
es durante el Plioceno que se manifiestan las plataformas y las cuestas en las cuencas
mediterrneas donde se separan las formas morfolgicas de los macizos montaosos.
A veces, amplios mantos de guijarros se desarrollan alrededor de ellos, del mismo
modo que alrededor del Macizo central los guijarros que recubren el Berry, el Poitou
y el nordeste de Aquitania.
En el Macizo central se instalan volcanes cuyos centros principales -que datan
del Mioceno superior- son los del Mont-Dore, del Cantal y del Velay, que, en el
Plioceno superior, dan lugar a amplias coladas de basalto de las mesetas (Planze
du Czallier entre el Mont-Dore y Cantar, Planeze de St-Flour al este del Cantal,
mesetas del Deves, del Aubrac, de Coirons, del Escandorgue, etc.).
606 Ectratigrafa
E) Conclusiones
BIBLIOGRAF~A GENERAL
Obras generales
COLLOQUE SUR LE PALEOGENE (Orleans 1962): Mmoire du Bureau de Recherches Gologiques
et Mi~ieres,n." 28, 2 vol.
COLLOQUE SUR L'EOCENE,Mmoires du Bureau de Recherches Gologiques et Minihres,
n." 58, 59, 69, Pars 1968.
COLLOQUE SUR LE NOGENEMDITERRANEN (Bologne, 1967), Giornale di Geologia, 1968,
1969, 1970.
COLLOQUE SUR LE NOGENE MDITERRANEN (Lyon 1971), Mmoire du Bureau de Recherches
Gologiques et Minieres, n." 78, Pars 1973.
MOORE,R. C. (1958): Introduction to historical geology, 1 vol., McGraw-Hill Edit., Nueva
York.
POMEROL, C. (1968-73): Tertiaire (vol. 15), Eocene (vol. 6), Oligocene (vol. 12), MiocGne
(vol. 1l), Pliocene (vol. 13)) Encyclop~diaUniversalis, Pars.
POMEROL, C. (1973): LJ&reCnozoique, 1 vol., Doin Edit., Pars.
SYMPOSIUM SUR LA STRATIGRAPHIE DU NOGENENORDIQUE (Gand, 1961): 1 vol., Mmoire
Socit gologique de Belgique, serie en 8.", n." 6, 1962.
Obras generales
AUBOUIN, J., edit. (1973): La Cordillere des Andes. Rev. Gogr. phys. Gol. dyn., nmero
especial, XV, 1-2, p. 1-216. Masson Edit., Pars.
BUTTERLIN, J. (1977): Gologie structurale de la rgion des CaraEbes. 1 vol., 259 p., Masson
Edit., Pars, Nueva York, Barcelona, Miln.
COOK,T. D. y BALLY,A. W. (1975): Stratigraphic Atlas of North and Central America.
1 vol., 272 p., Princeton Univ. Press, Princeton, Nueva Jersey.
DENGO,G. (1968-1973): Estructura geolgica, historia tectnica y morfologa de Amrica
Central. 1 VOL, 52 p., Centro regional de tcnica, Agencia para el desarrollo interna-
cional, Mxico-Buenos Aires. 1." ed.: 1968; 2." ed.: 1973.
GERTH, H. (1955): Bau der sudamerikanische Kordillere. 1 vol., 264 p., Borntraeger Edit.,
Berln.
HARRINGTON, H. J. (1962): Paleogeographic development of South America. Bull. Amer. Ass.
Petr. Geol., 46, p. 1773-1814.
NAIRN,A. E. M. y STEHLI,F. G. (1975): The ocean basins and margins. Vol. 3: the Gulf
of Mexico and the Caribbean. 1 vol., 706 p., Plenum Press, Nueva York, Londres.
WEYL, R. (1961): Die Geologie Mittelamerikas. 1 vol., 266 p., Borntraeger ed., Berln.
WEYL, R. (1966): Geologie der Antillen. 1 vol., 418 p., Borntraeger Edit., Berln.
B I B L I O G R A F ~ APARA LA P E N ~ N S U L AIBRICA
Obras generales
Colloque sur 1'Eocene. Mmoire du Bureau de Recherches Gologiques et Minieres, n." 58,
59, 69, Pars 1968.
POMEROL,C. (1973): L'kre cnozoique, 1 vol., Doin Edit., Pars.
XIII Coloquio Europeo de Micropaleontologa (1973). Nmero especial, Revista Espaola de
Micropaleontologa, Madrid (1975).
Captulo VI1
LA ERA CUATERNARlA
1) Generalidades
La era cuaternaria no es una era como las dems: adems de ser muy corta
(2 000 000 de aos incorporndole el Villafranquiense, menos de 1 500 000 aos sin
l), en el orden orognico el Cuaternario es la prolongacin del Plioceno, lo que
obliga corrientemente a hablar de un Plio-Cuaternario; en el orden paleontolgico,
hay que limitarse a admitir que el Cuaternario est caracterizado por la aparicin
de los gneros Bus, Camelus, Elephas, Equus, simples gneros pertenecientes a fami-
lias ya representadas durante el Plioceno ...
De todas maneras, el Cuaternario presenta originalidades de entre las cuales cabe
destacar:
- en el plano geolgico, la existencia de glaciaciones debidas a variaciones
climaticas importantes y rpidas, acompaadas por un juego de regresiones y trans-
gresiones marinas y por un juego erosin-sedimentacin de los cursos de agua;
- en el plano paleontolgico, la existencia del hombre fsil y de sus ascendientes
directos.
La separacin del Cuaternario se basa en estas dos particularidades; en la URSS
las escalas estratigrficas lo designan bajo el nombre de Antropgeno, revelando as
la razn psicolgica fundamental de la distincin del Cuaternario, era tallada a la
medida del hombre.
El problema del lmite inferior del Cuaternario 'ha sido examinado en el cap-
tulo precedente: recordemos que en otro tiempo el Calabriense y su equivalente conti-
nental el Villafranquiense representaban el final del ciclo Plioceno; el Cuaternario
empezaba por el Siciliense para las series marinas y por las primeras glaciaciones
para las series continentales. Por las razones paleontolgicas evocadas anteriormente,
el Congreso Geolgico Internacional de Londres, en 1948, decidi incorporar el
Calabriense y el Villafranquiense al Cuatemario, decisin cuyas anomalas en el plano
geolgico han sido ya sealadas (cf. pg. 598): la era cuaternaria empieza con
una regresin que precede en mucho a las glaciaciones que, no obstante, son tan
caractersticas de la era definida. Pero as no se corra el riesgo de que el hombre
hubiera vivido en el Terciario ... De todas formas, como ya hemos visto, los recientes
descubrimientos han demostrado definitivamente que los primeros homnidos verda-
deros (los australantropos, fabricantes ya de utensilios) aparecen en pleno Plioceno
hace casi 5 millones de aos. Incluso habindole unido el Calabro-Villafranquiense,
es evidente que el Cuatemario no tiene la exclusiva del hombre ... 609
61 0 Estratigrafa
Nivel de Dunkerque
( - 1800)
Versiliense Nivel de Calais
( - 2000)
Postglacial Nivel de Ostende
( - 6000)
Mar con littorinas
( - 7000)
Lago con Ancyllis
( - 9000)
1o 000-
80 000- i Vstula
(Wisconsin)
Wrm l
Tirre-
Eemiense
1 O0 000- niense 11
'(Illinois)
!O0 000- ieistoceno 1 1
I :;en,; 1 / Mar de Holsiein
100 000-
00 o oe
1 p:i:as) 1 Mindel
1 siciliense Amsteliense
Iceniense
00 ooo-
(Nebraska) Gunz
O0 OO&
10 000-
k
Fauna terrestre Homnidos
Loess Etapas Estilos Divisin
-
Neantropos Magdaleniense
Arte Solutrense 'aleoltic0
Edad del reno Auriaciense eciente
sapiens)
Perigordiense
Ursus speleus
Abbevillensl
(O Chelense
Paleoltico
antiguo
Fauna clida
Elephas
imeridionalis Australantropos
Mastodon (Australopiteco Pebble culture
arvernensis Homo habilis)
Rhinoceros
etruscus
INTERGLACIAL GLACIAL
o*
23.
Fig. 7-2. Distribucin de los vientos, de las lluvias y de las zonas desrticas en Africa durante /os perlodos glaciales
y los perlodos interglaciales (segn Fairbridge).
Durante los perlodos interglaciales se observa la extensin de la zona ecuatorial o tropical de monzones que des-
plaza los desiertos del lado polar del continente, hacia el norte en el hemisferio norte y hacia el sur en el
hemisferio sur; y, al contrario, la contraccin de esta zona durante los periodos glaciales, de forma que los desiertos
ganan sobre su borde ecuatorial, es decir, hacia el sur en el hemisferio norte y hacia el norte en el hemisferio
sur. De esta forma, un periodo interglacial es pluvial sobre el borde ecuatorial de los desiertos y seco sobre su
b.orde polar; y un periodo glacial es seco sobre el borde ecuatorial de los desiertos y pluvial sobre su borde
septentrional.
La era cuaternaria 61 3
- 7-3. Paleoaeografla
Fip. - - del mundo durante e l Cuaternario.
Ntese que existen casquetes glaciales sobre las regiones continentales de alta latitud cualquiera que sea su altitud
(Amrica del Norte, Eurasia septentrional, Antrtico); mientras que los glaciares se pegan a las cadenas montao-
sas en latitudes medias y bajas e incluso sobre el ecuador (cordillera de los Andes; Africa oriental, Borneo, Nueva
Guinea).
Se han sealado las principales cadenas de montaas con glaciares.
Obsrvese que las regresiones glaciales liberaron ciertos mares poco profundos como la Mancha entre Francia e
Inglaterra. Gracias a estas modificaciones pudieron producirse migraciones importantes como por ejemplo en In-
donesia, entre Australia y Nueva Guinea (nunca entre lndonesia y Australia), y entre China y Japn; y, cosa ms
importante, entre Eurasia y Amrica por un istmo situado en el emplazamiento del mar de Behring. Ciertas migracio-
nes humanas utilizarn estas vas.
den los perodos lluviosos de las partes septentrionales de las regiones desrticas.
Por el contrario, durante ciertos perodos interglaciales los lmites de las zonas
climticas pudieron alcanzar una posicin ms septentrional que la que ocupan en
la actualidad: entre las glaciaciones del Riss y del Wrm, las regiones desrticas
se extendieron hacia el norte ms all de sus lmites actuales; o tambin, los pases
del borde norte del Mediterrneo tuvieron un clima subrido que no es el actual,
etctera.
As, no se puede hacer corresponder, de una manera sencilla, glacial y pluvial, en funcin
de la traslacin de las zonas climticas: durante los perodos glaciales el borde polar de
los desiertos subtropicales tuvo un rgimen pluvial, pero, en contraposicin, la sequa se
acentu y se extendi sobre el borde ecuatorial; e inversamente durante los perodos inter-
glaciales. Es por ello que, en un desierto como el Sahara, el borde norte conquista zonas
que disfrutaron de un clima ms seco durante los perodos glaciales, mientras que el borde
sur, que fue ms desrtico durante el perodo interglacial, est afectado por un clima
ms hmedo que bordea la zona intertropical (cf. fig. 7-2 y tomo 3).
Las glaciaciones afectaron pues a las partes norte de los continentes septentrionales,
norte de Amrica, norte de Europa, bajo la forma de grandes casquetes glaciales
cuyas morrenas fijaron la reparticin de los lagos tanto en Europa como en Amrica,
o el curso de los ros (los ros proglacides -cf. tomo 3- dieron sus nombres
a los estadios glaciales en Europa); de ello resultan dos cronologas, una europea y
otra americana. Por otra parte, los casquetes ms localizados se situaron sobre las
cadenas de montaas: Montaas Rocosas en los Estados Unidos; arco alpino en
614 Estratigrafia
que hay que atribuir el cordn morrnico que limita la mayora de los grandes lagos
desarrollados en el flanco norte (lagos de la Saboya, suizos, austracos) y en el flanco
sur (lagos italianos) de los Alpes; y al Postglacial los cordones morrnicos que,
en el interior del macizo alpino, limitan los lagos cada vez ms escalonados en
altitud a medida que se produce el retroceso.
En el fondo, tanto en Europa septentrional como en los Alpes, y debido a que
la ltima glaciacin fue menos fuerte que las anteriores, hay morrenas internas,
siempre muy recientes, que corresponden o bien al Wrm para los Alpes, o bien
al Vistula para Europa septentrional; mientras que las morrenas externas son gene-
ralmente de anlisis ms delicado. Las diferentes glaciaciones parecen haber sido
de parecida importancia, de forma que en Europa septentrional las diferentes morre-
nas se recubren mutuamente sin que sea fcil atribuirlas a la glaciacin a la que
pertenecen. El anlisis viene facilitado en los Alpes por el hecho de que la exca-
vacin de los valles actuales corresponde al interglacial Mindel-Riss de forma que,
en las morrenas externas, hay morrenas de meseta correspondientes al Donau, al
Gnz y al Mindel que muy a menudo son difciles de distinguir unas de otras
-si es que son distintas-, y morrenas de valles que - pertenecen
- al Riss; las morre-
nas internas, de valles, corresponderan al Wrm.
,m ZONAS HELADAS
(MAXIMO)
+ + ++ MORRENAS FRONTALES EXTERNAS IRISSI
e e e e MORRENAS FRONTALES INTERNAS (WURM)
Fig. 7-6. Limites de las morrenas cuaternarias en los Alpes franceses (segn Debelmas). Ntese el hecho de que,
como en otras partes, el frente wrmiense est en retroceso en relacin con el frente Rissiense, lo.cual permite u n
fcil anlisis de uno y otro; al contrario de l o que sucede c o n los raros vestigios de las glaciaciones ms antiguas
ms o menos afectadas por el Riss y el Wrm.
Durante el lnterglacial Riss-Wrm se desarrollaron redes fluviales con u n sistema de lagos, de entre los cuales 10s
principales son el lago de Grsivaudan, el lago del TriBves y el lago del Beaumont; en ellos se han localizado arci-
llas, tobas y lignitos. El perodo postglacial est igualmente caracterizado por el desarrollo de una red fluvial a ex-
pensas de las rnorrenas anteriores, mientras que en relacin con los ltimos estadios de retroceso se desarrollan toda
una serie de lagos: adems de los lagos de la Saboya (no representados en la figura) hay que sealar los lagos
del Matheysine, que corresponden a otros tantos estadios de retroceso del glaciar de Drac.
Nbtese l a influencia clirntica d e la latitud, ya que los frentes glaciales quedan a ms de 1000 m en los Alpes
de l a Alta Provenza, mientras que avanzan ms a l norte hasta la llanura de Lyon.
Estratigrafa
mundial subi unos 50 metros durante este perodo! Se comprende que el equilibrio
isosttico no haya podido restablecerse a esta velocidad, lo cual ha provocado la
notable serie de acontecimientos- tardi y postglaciales en Escandinavia (cf. tomo 3).
* Naturalmente, la ordenacin de estas terrazas marinas ha sido modificada por los movimientos tect-
nieos cuaternarios: su escalonamiento no es casi nunca regular excepto en las regiones que han perma-
necido estables.
Estratigrafa
Litoral
Casquete glacial
Lmite d e los
rboles polares
Tundra polar
Y alpina
Tundra con
matorral y rboles
Tundra desarrollada
sobre loess 1
Estepa d e loess
Estepa de loess
con rboles Fig. 7-7. Las zonas climticas en Europa durante la
glaciacidn del Wurm (segn Bdel y Woldstedt en Sch-
Estepa sin loess warzbachf.
Ntese la situacin del cinturn de loess en la periferia
Bosque subpolar de las masas glaciales del que est separado por una
zona de tundra.
Obsryese el desplazamiento hacia el sur de las zonas
Bosque templedo climticas, p o r ejemplo el hecho de que los paises medi-
terrneos tienen una vegetacin de bosques templados,
Vegetacin mientras que Francia se encuentra en la zona de clima po-
lar; la vegetacin mediterrnea aparece tan slo en el
mediterrnea extremo sur de Espaa, Sicilia y Africa.
La era cuaternaria 623
MAR CANTABRICO
Menorca e
Ibiza
3
O
Nevada
mente de las condiciones topogrficas locales. Y, por otra parte, segn las regiones,
el fenmeno no es necesariamente contemporneo, principalmente si se tiene en cuenta
el retroceso glacial; as, en las estepas de Asia central, la sedimentacin del loess
parece continuar en nuestros das: se observar que no est directamente ligado al
vecindaje de un casquete glacial, sino a la de los desiertos intracontinentales (cf.
tomo 3).
Es el loess el que confiere sus riquezas agrcolas a las grandes llanuras del centro
de Estados Unidos, de la Europa media y de China septentrional. Mientras que al
norte y al sur, los suelos son ms pobres, por estar desarrollados sobre las morrenas
en un caso y directamente sobre la roca madre en el otro.
Vemos pues que las consecuencias de las glaciaciones son, de hecho, capitales,
y que, en una cierta medida, dirigen la fisonoma de los paisajes actuales: muchas
cosas que nos parecen clsicas son probablemente especficamente cuaternarias y no
pueden ser atribuidas a perodos geolgicos ms antiguos, excepto las que conocieron
glaciaciones
- como las del Carbonfero, del lmite Ordovcico-Silrico y del Cmbrico
inferior.
partida del rbol humano cuyo tronco plioceno est representado por los Austra-
lantropos, Australopitecos los ms antiguos y Horno habilis el ms reciente, capaz
de concebir herramientas. Si bien el hombre es decididamente anterior al Cuater-
nario, es durante el mismo que se diferenci en tres ramas coexistentes en el tiempo
y de las cuales slo el ltimo alcanz la poca actual; son sucesivamente:
- los Arcantropos o Pitecantrpidos (Pitecantropo de Java, Sinantropa de China,
Atlantropo de Marruecos) que descubrieron el fuego hace unos 500 000 aos y pare-
cen haber desaparecido, sin descendencia, hacia -100 000;
- los Paleantropos o Neanderthlidos, aparecidos hace ms de 100 O00 aos,
mientras se extingua la rama precedente, y que desaparecieron hacia -30 000, dejan-
do, por sus sepulturas, testimonios de preocupaciones metafsicas humanas;
- los Neantrpidos, aparecidos poco despus del hombre de Neanderthal, que
coexistieron con el mismo y ms tarde lo suplantaron, mientras se diferenciaban en
razas las ms conocidas de las cuales son las de Grimaldi, de Cro-Magnon, de Chan-
celade, definiendo todas al Horno sapiens.
2. A esta cronologa se superpone la de las actividades humanas:
- un perodo Paleoltico, desde el (Plioceno) Cuaternario antiguo, caracterizado
por herramientas en piedra tallada: es la edad de la piedra tallada:
e un Paleoltico inferior o antiguo, caracterizado por herramientas de gran dimen-
sin; primero groseramente retocadas en el Plioceno y el Cuaternario antiguo: Pebble
culture desarrollada notablemente en Tanzania y en Africa del Norte, atribuible al
Horno habilis; despus mejor retocadas en el Cuaternario antiguo y medio, mientras
que las lascas parecen no ser tomadas en cuenta: esta industria de los ncleos,
atribuible a los Arcantrpidos afecta a los estilos Abbevillense (o Chelense) y al
Acheulense,
e un Paleoltico medio caracterizado por tiles de tamao medio obtenidos esen-
cialmente por retoque de las lascas, mientras que la industria de los ncleos no es
ms que secundaria: se suceden los estilos Levalloisiense y Musteriense, atribuibles
a los Paleantrpidos, al principio del Cuaternario reciente,
e un Paleoltico superior caracterizado por utensilios cada vez ms finos, con la
aparicin de la escultura del hueso y de las manifestaciones artsticas; sucesivamente
se dan los estilos Auriaciense, Solutrense y Magdaleniense, todos atribuibles a los
Neantrpidos; es el perodo de los frescos murales, grabados y dibujos al trazo del
Auriaciense, frescos multicolores del Solutrense y del Magdaleniense (Lascaux, Les
Eyzies y Altamira);
- un perodo mesoltico caracterizado por la coexistencia de tiles en piedra
tallada y los primeros utensilios en piedra pulida; el arte degenera, o por lo menos
se vuelve abstracto: es el perodo Aziliense (del Mas d'Azil, en los Pirineos, carac-
terizado por sus clebres cantos coloreados de dibujos geomtricos);
- un perodo fieoltico, caracterizado por el desarrollo de los tiles en piedra
pulida -es la edad de la piedra pulida-, la continuacin de la industria del
hueso y sobre todo la aparicin de la cermica;
- las edades de los metales; sucesivamente las del cobre, bronce y hierro.
Los megahtos, losas verticales o colocadas unas sobre otras -dolmen- datan,
segn las regiones, desde el Neoltico a la edad de los metales; no se puede pues
distinguir un perodo megaltico particular.
No es conveniente exagerar los paralelismos: si para los perodos ms antiguos
en los que la evolucin humana fue lenta, son muy tiles, no lo son para los perodos
ms recientes: a partir del Neoltico final se aborda la historia caracterizada por la
sucesin de civilizaciones ms o menos avanzadas, no contemporneas en diversos
puntos del globo. As, las civilizaciones ms antiguas (Persia, Mesopotamia, Egipto,
La era cuaternaria
etctera) son contemporneas del final del Neoltico y del principio de las edades
de 10s metales; mientras que, hasta hace poco, ciertas poblaciones vivan an bajo
las normas del Paleoltico superior.
Independientemente de la evolucin anatmica del Hombre, el ((animal erguido,
esta cronologa muestra su progresiva conquista intelectual: la confeccin de tiles
desde los Australopitcidos, el arte del fuego desde el Arcantropo, el culto de 10s
muertos desde el Hombre de Neanderthal, el Arte para el Homo sapiens. Adems,
se seala la progresiva aceleracin de la inteligencia, caracterizndose cada perodo,
ms corto que el precedente, pr conquistas ms numerosas; pero abordamos un
concepto del cual la poca presente no hace ms que acentuar la realidad.
1
i
1
En toda la parte meridional de la pennsula ibrica se desarrollan las costras y
los glacis.
Cerca del litoral de la pennsula ibrica, poco diferente del actual, se desarrollan
formaciones marinas cuya sucesin permite encontrar, en particular en la costa anda-
luza, los episodios clsicos del Calabriense, del Siciliense y del Tirreniense; este
ltimo da Strombus bubonius, gasterpodo caracterstico de una fauna clida.
En el Cuaternario, la neotectnica da a la pennsula ibrica la configuracin
que nosotros conocemos actualmente y los movimientos actuales (sismos) son slo
la continuacin de aquellos cuyo perodo paroxismal tuvo lugar en el lmite p h -
cua ternario.
Conclusiones
Se puede pensar que la era cuaternaria fue individualizada en la escala estrati-
grfica simplemente porque, de todas maneras, cualquiera que fuera la historia de
este perodo, siendo reciente pareci original; es el sentimiento que persiste si se
considera solamente la historia geolgica general que liga claramente el Cuaternario
al Plioceno. De todas formas, la gran particularidad de .las pulsaciones climticas y
de la evolucin humana explica el hecho de su individualizacin; pero puede ponerse
en duda que la nocin de era sea realmente la que le corresponde
Nos hemos preguntado acerca de estas extraordinarias glaciaciones cuaternarias
cuyos nicos ejemplos anteriores ciertos son los del Carbonfero, del lmite Ordo-
vcico-Silrico y del Cmbrico inferior. N o se ha dejado de sealar que cada uno
de estos perodos corresponda a la cima de una cadena importante, cadena asntica
para la glaciacin cmbrica inferior, cadena calednica (tacnica) para el final del
Ordovcico, cadena herciniana para la glaciacin carbonfera y cadena alpina para
las glaciaciones cuaternarias. Hemos visto en el levantamiento de estas cadenas mon-
taosas la causa de las modificaciones climticas: por el juego de altitudes as
creadas, la nebulosidad deba aumentar y asimismo la pjuviosidad, llevando el con-
junto a una baja de la temperatura que podra explicar la instalacin de los glaciares
en estas altitudes. As, para completar el clebre pensamiento de Marcel Bertrand,
si cada cadena de montaas tiene sus flyschs, sus molasas, su metamorfismo y sus
granitos, tambin tendra igualmente sus glaciares ...
Obras generales
CHARLESWORTH, J. K. (1957): The Quaternary era, 2 vol., Arnold Edit., Londres.
FAIRBRIDGE, R. W. (1968): The Quaternary period, Encyclopadia o f Geomorphology, Nueva
York.
FLINT,R. F. (1957): Glacial geology and the Pleistocene epoch, 1 vol., Edit., Nueva York.
RANKAMA, K., Edit. (1965-67): The Quaternary, 2 vol., Edit., Nueva York-Londres. Nume-
rosos artculos sobre el Cuaternario francs por H. ALIMEN.
WOLDSTEDT, P. (1929-66): Das Eiszeitalter Grundlinien einer Geologie des Diluriums, 4 vol.,
I F. Henke Edit., Stuttgart.
I
Hay diversos congresos y revistas especializadas sobre la geologa del Cuaternario, espe-
cialmente: Quaternaria (Roma, desde 1954); Bulletin de I'Association Francaise pour l'tude
du Quaternaire (Pars, desde 1964); Quaternary Review (Scattle, desde 1967); Quaternary
Resenrch (Nueva York, desde 1970).
628 Estratigrafa
Anjou, 539, 540, 590, 594 Armoricana, arenisca, 424 Loira, 541
Annot, areniscas, 326, 580, 585 Armoricano, macizo, 272, 385, Bajociense, 476, 499, 513, 516,
Anomalas magnticas, 298 391, 400, 426, 428, 432, 519, 520
Antrtico, continente, 440 450, 451, 465, 471, 485, Balatg, esquistos, 432
Antrtida, 410, 437 507-509 Balatn, lago, 597
Antefosa, 333, 369 Arrecife, 3 17 Balcanes,, 374, 375, 491, 534,
Antepas, 367, 369 Artico, ocano, 559 591, 596, 597
Antibes, 580 Artinskiense, 435 Baleares, 459
Antillas, 375, 479, 503 Artois, 540 Bltico, escudo, 385, 391, 397,
Anzin, capa, 461, 462 Arverno-vosgiense, zona, 454, 410, 419
Apalaches, 366, 387, 390, 412 467 Banc-Le-Danois, 5 12
Apalachiense, cinturn, 443 Asghill, 409 Barcelona, 5 11
fase, 436 Asia, 554 Barles, afloramientos, 469
Apeninos, 348, 367, 368, 512, Menor, 519 Baronnies, 546, 582
546, 564, 597 Asntica, fase, 409 Barreme, 522, 582
Aporte metasomtico, 292 Asntico, plegamiento, 391 Barremiense, 310, 476, 522,
Apt, calizas margosas, 522 Astenosfera, 360 523, 536, 540-542, 545
cuenca, 542, 578 Asti, arenas amarillas, 584 Barronies, 310, 311
Aptiense, 3 17, 522-525, 53 1, Astiense, 552, 584, 598 Barrot, domo, 431, 469
536, 540, 542, 545, 546 Asturias, 424, 451, 453, 455, Barroubio, arenisca, 432
Apuliano, continente, 372 469-471 Bars, cuesta, 513
Aquitania, arenas conchferas, Astrica, fase, 407, 435, 436, Barton, arcillas, 558
558 454, 459 Bartoniense, 552, 557, 558, 571-
cuenca, 264, 330, 350-354, Asturo-leonesa, zona, 459, 460 576, 579
479, 483, 511-515, 538- Atacama, falla, 599 Basaltos almohadillados, 371
541, 551, 568, 569, 575, Athis, 400, 428 Bath, calizas oolticas, 499
576, 590, 594, 605 Atica, fase, 552, 584 Bathoniense, 350, 352, 476,
golfo, 565, 568, 569, 576, Atlntico, 351, 357, 361, 362, 499, 513, 516, 519, 520
577, 595 364, 479, 482, 483, 501, Batial, facies, 319
molasas, 569 542, 559, 564, 568, 576, zona, 315
Aquitaniense, 274, 278, 301, 594, 619, 626 Batracios, 406, 463
334, 552, 557, 558, 571- Norte, 341, 344, 410, 412, Baux, 596
573, 576, 577, 579, 584, 502, 532, 554, 555 Bazas, arenas, 577
595, 596 Sur, 508, 509, 524, 525 Barn, 495
Arabe-cspica, cuenca, 592 Atlas, 367 Beauce, calizas, 569, 571, 572
Arabia, 559 Atomo estable, 282 Beauchamp, arenas y areniscas,
Aragons, golfo, 565 Atrica, fosa, 485, 542 571
Aral, mar, 590 Aube, arenas y arcillas, 522 Beaujolais, 463, 514
Araucana, fase, 502, 505 Aubrac, meseta, 605 Beaumont, lago, 617
Arcaica, serie, 388 Auge, 540 Bdoule, 542
Arcaico, 383, 390, 391, 393, Aurillac, cuenca, 578 Bedouliense, 542, 546
399 Auriaciense, 624 Begudiense, 543
Arcos insulares, 374, 606 Australia, 358, 361, 365, 385, Behring, istmo, 554, 559
Ardenas, 331, 409, 410, 420, 393, 413, 441, 554, 559 Belem, 531, 561, 603
421, 425, 426, 433-435, Australiano, escudo, 386, 399, Blgica, 454
451, 452, 460-463, 465, 410 Belomoriense, 399
471, 485, 507-509, 512, Austria, 495 Belt, serie, 390
532, 539, 540 Austraca, fase, 222, 377, 476, Beltiense, 390
Arenig, 409, 429, 432 478, 526, 533 Belledonne, 497
Areniscas, 268 Austracos, lagos, 616 Belleville, 574
rojas, 321, 348 Autun, 435 Belluns, surco, 324
nuevas, 442 Autuniense, 435, 455, 463-466, Benioff, plano, 364, 375, 606,
postectnicas, 443 469 625
viejas, 439 Auvers, arenas, 572 Bentnico, 3 15
Arenopeltica, formacin, 397 Auversiense, 277, 558, 571-573 Bergen, 422
Arequipa, macizo, 397, 419 Auxois, 512 Berln, 615
Argelia, 337 Avaloirs, monte, 429 Berriasiense, 522, 536
Argens, 604 Aziliense, 624 Berry, 494, 512, 605
Argentina, 419, 443, 490, 505, Azoico, 265, 381 Btica, cordillera, 367, 458
603 Beyeux, calizas oolticas, 499
Argonne, 539, 540 Biarritz, escarpes, 577
Argoviense, 499, 500, 521 Baie des Trpasss, 466 Biarritziense, 277
Argumentos estratigrficos, 268 Baikal, lago, 391 Bikre, pas, 574
paleontolgicos, 272 Baikaliense, 391, 405 Bikvre, terraza, 618
Arikge, 577 Baja California, golfo, 599 Bikita, 291
Armagnac, molasas, 596 Bajo Adour, 485, 493, 537, 543 Biocenosis, 319
ndice paleontolgico y ectratgrfico 639
Biocromo, 273 regin, 270, 579 Calloviense, 350, 352, 476, 499,
Biofacies, 349 serie, 269 500, 503, 510, 513, 516,
Biohermo, 317, 323 surco, 260 520
Biostromas, 323 zona, 31 1, 369, 497, 518, 546, Camargue, 604
Bitopo, 319 568 Cambria, 408
Biozona, 261, 264, 265, 273, Brian~onnais,453, 469 Cmbrico, 381, 391, 405-409
498 Brie, caliza, 571, 572, 574 . Campaniense, 274, 522, 540-
Birdseyes, 352, 536 Brienne, margas, 540 544, 575
Birrimiense, 399 Brioude, 578 Campil, capas, 495
Bisecuencias, 3 14 Urioveriense, 290, 385, 39 1, Campine, 453
Blaye, calizas, 576 400, 401, 422, 465 Canad, 292, 526
Blois, 594 Brive, 494, 578 Canadiense, escudo, 390, 391,
Bocage de Mans, 427 Bruay, 462 399, 414, 433
granitos, 400 Bruche, valle, 464 Canales de erosin, 3 12
normando, 427, 428 Bruille, capa, 461 Canaveilles, esquistos, 432
Bocas del Rdano, bauxitas, Bruselas, arenas, 572 Canig, 266
542 Bruseliense, 557, 558, 572 Canjuers, llanos, 516
Bohemia, 420, 450, 451, 455, Buchenstein, capa, 496 Cannes, golfo, 604
507-509, 512, 532, 565, Buenos Aires, 394, 396, 419, Cantbrica, cordillera, 317, 625
582 443 zona, 423, 424, 458, 459, 535
Bois-Gouet, arenas, 575 Buntsandstein, 486, 492-495 Cantbrico, 523, 537
Bolvar, geosinclinal, 563 Burdeos, arenas fosilferas, 584 Cantal, volcn, 605
Bolivia, 450, 603 Burdigaliense, 552, 584, 594, Cantos negros, 536
Bone beds, 495 596 Capucin, 497
Bonneville, 355 Burucamanga, falla, 600 Caradoc, 432, 468
Borde continental apuliano, 375 Butte aux Cailles, 574 Carbonatadas, facies, 424, 425
Bordelais, 577 Buzamientos, 270 Carbonfero, 261, 264, 336,
Boreal, 619 348, 349, 361, 376, 377,
facies, 566 405, 406, 434, 435, 436,
provincia, 483 Cabo, cadena, 365, 442 439, 450, 459
Borgoa, 512 Cabrieres, margas, 597 Cardiff, 453
Bormes, 266 Cadenas geosinclinales, 375 Cardiocartidos, 500
Bosnia, flysch, 546 marginales, 375 Careliense, ciclos, 382, 384
Bosq d'Aubigny, arenas, 604 Cadomiense, 405 Carentan, cuenca, 492
Botniense, 393, 399 cadena, 400 Carga, figuras, 312
Botucatu, areniscas, 490, 531 fase, 409 Caribe, 374, 375, 416, 417, 445,
Boulon, 537 plegamiento, 391 481, 482, 488, 502, 524-
Boulonnais, 5 14, 540 Caen, 272, 329, 391, 427, 512 526, 560, 587, 588, 600,
Bourbon, arenas, 594 Caimn, falla, 600 60 1
cuenca, 578 Caina, areniscas, 531 cuenca, 479, 501
Bouvron, granito, 400 Cajamarca, elevacin, 505 Carixiense, 499, 5 13
Brabante, 425, 454, 460 Calabria, 369, 519 Carnelle, bosques, 574
Bracheux, arenas, 571, 572 Calabriense, 598, 609, 619, 627 Carniense, 476, 486, 493, 496
Brandeburgo, estadio, 615 Calais, Paso, 619 Carptica, facies, 495
Braquipodos, 406 Calatayud, 424 Crpatos, 368, 491, 564, 591,
Brasil, 394, 490, 501, 507 Calcreas, facies, 324, 496 596
Brasileo, ciclo, 396, 397 Calcite compensation depth, Carpentariense, 399
escudo, 385, 410, 414 327 Carry-le-Rouet, 596
Brasilia-Paraguay, cinturn, 396 Calco-andino, volcanismo, 599 Carteret, esquistos, 428
Bray, Pas de, 514, 540 Calchaqui, dorsal, 505 Cascadia, 416
Brechas de flanco, 324, 327 Caledoniana, cadena, 387, 443, Caspio, mar, 590, 591, 597
heterogneas, 324 479 Cassis, 542
intraformacionales, 324 discordancia, 434 Castellane, 521, 545, 546
periarrecifales, 324 evolucin, 394 cuenca, 582
Brkche-Marbre del Tholonet, fase, 410 Castilla, 451, 452
544 orognesis, 407, 436 Castrais, 576, 577
Bresse, arcillas, 604 Caledoniano, ciclo, 279, 406, Castres, 430
Bretaa, 329, 400, 427, 429, 407, 410, 433, 616 Cataglaciales, perodos, 62 1
465, 466, 568, 575, 590 edificio, 385 Catalua, 425
cuenca, 569, 575, 594 geosinclinal, 410, 420 golfo, 591
Bretn, golfo, 594 Calednides, 291, 422 Cucaso, 509, 591
Bretona, fase, 377, 407, 435, Californiano, geosinclinai, 375 Causas actuales, principio, 3 14
436, 452, 463 golfo, 600 Causses, 512
Breuillet, arcosa, 574 Calingasta, graben, 601 Caux, pas, 540
Briancon, cresta de tipo, 328, Calizas, 314 Cenomaniense, 277, 332, 376,
367, 519 Caltelnaudary, estrecho, 577 377, 476, 521-523, 532,
fndice estratigrfico
Maestrichtiense, 274, 278, 308, provincia, 483 432, 451, 463, 467, 471,
522, 523, 531, 533, 536, Mesogeo, cinturn, 360, 437, 577
540, 541, 543-546, 563, 524, 553, 559, 586, 625 Montaas Rocosas, 387, 390,
566, 575 dominio, 478 501, 526, 613
Magallanes, cuenca, 477, 479, geosinclinal, 414 Montbelleux, 292
507, 528, 531, 563, 588 golfo, 525 Montbrison, cuenca, 578
Magdaleniense, 624 Mesopotamia, 624 Mont-Dore, volcn, 605
Magmtico, plano, 367 Mesozoica, era, 278, 475-549 Monte-Cristo, granito, 597
Magmatismo, 367, 369 Mesozona, 398 Montlimar, 3 10
Magnetismo, 296 Messiniense, 374 Monte Viso, 518
Magnetitas, 297 Metagrauwackas, 398 Montiense, 571
Magog, fosa, 416 Metamorfismo, 367, 369, 460, Montlucon, 578
Maine, 329, 541 467 Montiense, 278, 476, 543, 544,
Malgache, escudo, 410 criterio, 382
Mallorca, 567 varisco, 398
Malm, 277, 476, 498-500, 505, Meteoritos, 289 Montmartre, yeso, 309, 557,
506, 510, 512-514, 516, Meteoros, conglomerados, 585 572, 574
518, 520, 521 Mtodos geofsicos, 345 Montmorency, bosques, 574
Manabi, cuenca, 563 geoqumicos, 339 piedra molea, 571
Mancellia, 289, 428 isotpicos, 339 Montparnasse, 574
Mancha, 329, 492, 565, 568, Meudon, margas, 571 Montpellier, 596
572, 590 Meuse, cuesta, 513 Montserrat, 567
Mans, arenas, 522 Mxico, 416, 443, 445, 488, Morancez, calizas, 571
Manto, 360 502, 503, 526, 560, 561, Moravia, 450, 451
Maran, macizo, 397, 505 587, 599, 600 Morbihan, fsiles, 604
Marcory, arenisca, 401, 432 Mfidi, ro, 313 Morlaix, 427
Marinas, facies, 315, 448, 449, Micritas, 353 Morrenas, 441
562, 589 Microfacies, 308, 352 Morvan, 331, 463, 465
Marines, arenas, 571, 574 Microfsiles, 263 Moscoviense, 435
Marinesiense, 558, 571 Michigan, 414 Motagua, falla, 600
Marly, bosques, 574 Midi, falla, 462 Mouthoumet, macizo, 425, 467,
Marmolata, capa, 496 Milles, arcillas, 579 468, 514
Mrmoles en placas, 546 Minas-Uracanos, ciclo, 396 Movilidad continental, 358
griottes, 467 Mindel, glaciacin, 615, 618- Movilizaciones diferenciales,
Marruecos, 317, 41 1, 479 62 1 292
Marsella, cuenca, 578, 579, 591, Mindel-Riss, interglacial, 614, Mozambique, canal, 487
596 6 16-620 Mud-crack, 312, 352
Mas d'Azil, 624 Minervois, montes, 430 Mulhouse, serie, 579
Mas Saint-Puelles, 576 Miocena, etapa, 372 Mure, cuencas, 469
Matheysine, lagos, 6 17 Mioceno, 265, 551-554, 557, domo, 516
Mauritnides, 415, 443 560, 583, 584, 586, 589, Muriceba, formacin, 53 1
May, sinclinal, 428, 429 591, 592, 594, 596 Muschelkalk, 486, 491-495, 497,
Mazamet, 430
Medio continental, 32 1
Miogeosinclinal, 366, 367
Miomagmticas, zonas, 369
498
Musteriense, 336, 624 -
i '
marino, 323 Misiones, arenisca, 190, 531
nertico, 323 Mississipiense, 435, 439, 440,
pelgico, 323 445, 447, 450 Nahuel Huapi, macizo, 397
Mediterraneense, 55 1 Molan, granito, 400 Namur, cuenca, 425, 460-462
Mediterrneo, 265, 455, 482, Mogreb, cordillera, 452-454 Namuriense, 435, 459, 461, 466,
509, 519, 532, 591, 606, Moine, cabalgamiento, 410, 468
625, 626 420, 421 Nantes, 575, 604
1
Mendic, granito, 401, 430, 432 Molasas, 269, 270, 333, 369, Narcea, 397, 424
Menilmontant, 574 47 1 Nazas, 488
Menorca, 459, 512 vaudoise, 30 1 Nebraska, glaciacin, 615
Meseta ibrica, 397, 424, 451, Molsico, 459 Negra, serie, 398
507-509, 565 Moldanubiense, 450, 451, 454, Negro, mar, 590, 591, 597
Mesiniense, 584, 591, 592, 598 463, 465, 467 Neocimmeriense, fase, 222, 476, !
Mesocretcica, etapa, 372 Mondoedo-Villalba-Lugo, 477, 499, $01, 521, 533
Mesogea, 264, 361, 364, 368, domo, 397 Neocomiense, 308, 476, 522,
372, 374, 386, 387, 410, Monglica, plataforma, 385, 533, 540-542
420, 421, 423, 429, 432, 410 Negeno, 277, 552, 559, 583
433, 451, 479, 481, 485, Mons, caliza, 558 Neohelikiense, 390, 391, 399
488, 501, 507-509, 511, Mont Blanc, 496 Neomolasas, 333, 369
514, 524, 532, 537, 538, Mont d'Or, 514 Neoprmico, 469
541, 626 Montana, 390 Neotectnica, 333, 369, 372,
facies, 566 Montaa Negra, 401, 425, 430, 554, 606, 627
ndice paleontolgico y ectratigrfico 645
Neo-Riss, 615, 618 Orognico, cinturn, 437, 625 Pardailhan, manto, 430, 467
Neptunismo, 38 1 edificio, 385 Parentis, cuenca, 537, 538
Nertica, facies, 319, 430, 487 Ortocertidos, 406 Pars, caliza, 558, 572
zona, 315 Osani, cuenca, 469 cuenca, 259, 261, 264, 268,
Neubourg, 574 Oscilacin, crestas, 3 12 272, 274, 304, 330, 476,
Neutrn, diagrafa, 338 Osorno, 601 483, 495, 508, 510, 512,
Nevadiense, fase, 476, 477, 481, Ossa Morena, zona, 423, 424, 514, 515, 521, 523, 532,
499, 502, 521 459, 460 538-541, 551, 557, 565-
Nicoya, complejo, 586 Ostende, 620 570, 572-574, 578, 594
Nigritia, 387, 413, 439 Othe, 539 golfo, 557, 569, 576
Nigrtico, continente, 433, 440 Ottweiler, capas, 464 Parnaiba, cuenca, 450, 490, 53 1
escudo, 437 Ouargla, 337, 338 Pasadeniense, fase, 552, 584
Nigritiense, 393, 399 Ouljiense, 620 Passy, colinas, 574
Nivernais, 494 Ouzzaliense, 399 Patagonia, 386, 410, 414, 439,
Niza, golfo, 604 Oxford, margas, 499 450, 490, 531, 561, 601,
Noratlntico, continente, 433, Oxfordiense, 341, 352, 476, 603, 606
437, 440, 501 499, 500, 503, 505, 510. Pebble-culture, 598, 624
Noriense, 476, 486, 490, 496 Pchelbronn, serie, 579
Normanda, 329, 331, 393, 400, Pedroches, 398
427, 466, 512, 540, 574, Oxgeno, istopos, 339 Pelgica, facies, 315, 318, 319,
590, 594 327, 487
Normando, golfo, 594 microfauna, 263
Normando-bretona, cuenca, 568 Pacfico, ocano, 364, 365, 372- sedimentacin, 458
Normaniense, 620 374, 479, 501, 502 serie, 502
Norte, mar del, 565, 568, 572, Paimpol, 427 Pelitas, 268, 330, 334
590, 594 Paine, cerro, 590 Pelitoarenosa, formacin, 424
Nueva Caledonia, 373 Palassou, pudingas, 576, 577 Pelvoux, 497, 580
Nueva Guinea, 373 Palatina, fase, 407, 435, 436, Pendiente del fondo, 324
Nuevas Hbridas, 373, 374 445, 476, 486 local, 324
Nullaginiense, 399 Paleoceno, 558, 561, 567, 571, Pnestin, granito, 400
Numidiense, 347 577 Pennsula ibrica, 397, 423,
Nummultico, 277, 551, 552, Paleoclimas, 348 458, 491, 509, 535, 566,
556, 557 Paleoclimatologa, 336, 345 590, 592, 604, 625
Palegeno, 277, 552, 556, 560- Pensilvaniense, 435, 445, 447,
562 450
Oaxaca, 417, 418 Paleogeografia, 307, 320, 354, Pentevriense, 289, 400
Oca, falla, 600 410 Pequeas Antillas, 56 1
Obduccin, 375 ~aleohelikiense,390, 391, 399 Periandina, cuenca, 587
Ofiolitas, 327, 366, 367, 371, Paleomagnetismo, 266, 298, Periaustraliana, corona ofiolti-
375, 413, 419, 433 346, 360, 387 ca, 373
Ojo de sapo, facies,' 398, 400 Paleomedios, 349 Peridotitas, 371
Oligoceno, 355, 551, 552, 556- Paleontolgicos, argumentos, Perigord, 352, 541
560, 563, 567, 569, 571, 359 Perija, sierra, 450
576, 577, 579, 580, 582 Paleosalinidades, 345 Perodos glaciales, 6 12
Olistolito, 324 Paleotemperaturas, 341, 345 lluviosos, 613
Olistostromas, 324 Paleozoica, era, 278, 405-474 Peripacfico, cinturn, 360, 439,
Oman, cadena, 372, 519 Palinologa, 265, 619 478, 524, 553, 559, 586,
Oncolitos, 353 Palinsptico, mapa, 320 625
Onega, lago, 384 Palmarola, 303 Perm, 434
Oolitos, 267, 349, 353, 354 Pampeana, dorsal, 397, 419, Prmico, 261, 387, 405, 406,
Ordovcico, 405-409 445 434-436, 441, 445, 459,
Organismos calcreos, 384 Panafricano, ciclo, 397 469
carbonosos, 384 Panam, istmo, 359, 553, 554,. Permo-carbonfero, 348, 349,
crecimiento, 301 586, 599 387, 405
Organgenas, facies, 323 Pangea, 347, 349, 360, 361, Permo-trisico, 405
Orgon, 541 366, 387, 393, 416, 439, Persia, 624
Orignac, 596 440, 442, 460, 488, 626 Per, 450, 490, 505, 560
Orleans, arenas, 594 Pannnica, cuenca, 591, 592 Per-Bolivia, cuenca, 419, 445
calizas, 569, 571, 572, 574 Pantelleria, 303 Peruviense, fase, 560, 563
Orognesis, 271, 332, 333, 366, Panthalassa, 360, 361, 387, 439, Piamonte, 311, 496, 518, 519,
377, 414 441, 481 546, 569, 579, 582, 596
laramiense, 559 Pantin, margas, 571 Pic du Midi d'Ossau, 468
transamaznica, 394 Paraguay, 603 Pic d'Ibantelly, 468
Orognica, fase, 525, 528, 559, Paramagnticos, cuerpos, 297 Picarda, 540
586 Paran, cuenca, 419, 450, 490, Piedemonte, 567
la~mica,fase, 531 501, 530, 531, 603 Pikermi, fauna, 597
646 [ndice estratigrfico
Pillow-lavas, 371, 419, 488, 507 Postpas, 369 Rennes, 576, 594
Pincon, 330 Post-wrmiense, transgresin, Representacin, principio, 326
Pindo, 327, 332, 334, 371, 472 620 Resistividad, 338
Pirenaica, fase, 552, 558 Poznan, estadio, 615 Retiense, 278, 476, 486, 488,
Pirineos, 266, 332, 423, 425, Preboreal, 619 495-499, 514, 520
432, 451, 467, 471, 494, Precmbrico, 381-402 Retraccin, 331
495, 511, 514, 523, 537- Prefanergamas, 406 Retro-andinas, cuencas, 531,
539, 542-544, 564, 577, Prepiamontesa, zona, 5 19 563, 587
618, 625 Priaboniense, 277, 326, 557, Revin, capa, 428
Piso, 273, 274 558, 580 Reyran, granitos, 469
Plaisance, margas, 584 Principal, fase, 436 Khnidos, 458
Plaisanciense, 552, 584, 598, Proa, efecto, 360 Rhodesia, 291
599, 604 Profundidad de compensacin Rhodope, macizo, 532
Plan d'Aups, 543 de la calcita, 327 Ribeira, cinturn, 396
Plan de la Tour, granitos, 469 Proterozoico, 278, 381, 383, Rif, 592
Planze de St.-Flour, 605 384, 390, 391, 393, 399 Rifeense, 399
Planze du Czallier, 605 Protoalpino, 458 Rift Valley, 606
Plassac, calizas, 576 Protoatlntico, cierre, 460 Rifts, 298, 299, 357
Plata, cratn de la, 396 Provenza, 266, 310, 337, 431, Rilly, calizas, 571
Plataformas, 385 432, 458, 469, 495, 511, Rimbert, pasada marina, 462
Plat, desierto, 580 521, 534, 537-545, 564, Rin, 565, 615
Pleistoceno, 61 1 578, 579, 582, 583, 585, glaciar, 615
Pleocrosmo, aureolas, 302 617 Ripio, 337
Pliensbach, marga, 499 Provins, calizas, 571
Pliensbachiense, 476, 499, 513- Pteridfitos, 406
515 Pteridosperrnas, 406 Riss, glaciacin, 613, 615, 617-
Pliocena, revolucin, 368, 599 Pudingas, 333 62 1
Plioceno, 265, 359, 551-554, Puebla de Sanabria, 398 Riss-Wrm, interglacial, 618
583, 584, 598, 601-605, Puentes intercontinentales, 347 Roanne, cuenca, 578
625 Puerto Montt, 600 Rocamadour, 350, 351
Po, cuenca, 551 Puget-Thniers, zona, 579 Rocas eruptivas, 303
Poder de difusin, 290 Puisaye, arenas, 540 sedimentarias, 303
Podolia-Azov, macizo, 508, 509, Pulsacin climtica, 414 ultrabsicas, 367
532 Puntos calientes, 357 Rocroi, anticlinal, 425, 428
Poissonikre, pasada marina, Purbeckiense, 499, 500, 508, Rodaniense, fase, 552, 584
461, 462 509, 511, 512, 523, 541 Rdano, 310, 311, 542, 579,
Poitou, 330, 512, 514, 541, Puy, cuenca, 578 582, 622
605 glaciar, 615
Polaridad, 369 golfo, 604
Polarizacin espontnea, 338 Quebec, 390, 391, 416 Rodas, islas, 267
Polgena, capa, 31 1 Quercy, causses, 352, 514, 576 Rognac, calizas, 544
Polos, migracin, 347 Qurigut, granito, 454, 467, Rognaciense, 543, 544
Polonia, 421, 454, 566, 592 468 Rognes, piedra, 596
Polochic, falla, 600 Rojo, mar, 330, 555, 599, 626
Pomerania, estadio, 615, 618 Ronchamp, cuenca, 463
Pntica, cuenca, 592 Radiactividad, 281 Roraima, areniscas, 396
Pontiense, 265, 552; 583, 584, inducida, 338 Rosans, regin, 545, 546
597. 606 natural, 338 Roselln, golfo, 591, 604
Ponto ~ u x k o 583,
, 584 Radiocronologa, 266, 281, 295, Rouen, creta verde, 540
Pontoise, 574 300 Rougiers, 467
Popa, efecto, 360 Radiolaritas, 3 17, 327, 336, Roya, 604
Popocatepetl, 600 369, 413, 425, 433, 488 Rufas, 463, 467
Porfiroides, 398 Raibl, facies, 496 Ruhr, cuenca, 454
Portugal, 459, 460, 479 Rainier, montes, 599 Rumania, 566, 592
Portuguesa meridional, zona, Rambouillet, bosques, 574 Rupeliense, 558
423, 424 Rauraciense, 499, 500, 5 13, 5 19 Rusa, plataforma, 385, 410, 419
Portland, calizas y areniscas, Reconcavo, cuenca, 507 Ruso, escudo, 399
499 Redon, arenas fosilferas, 604
Portlandiense, 476, 499, 500, Redoniense, 594
509, 511, 513, 514, 520, Regiones glaciales, 6 14 Saale, glaciacin, 615, 618, 620
523, 540 Regresin, 271, 330, 331, 376, Saaliense, fase, 407, 435, 436,
Port-Vieux, areniscas, 577 577, 619, 621 457, 460, 463, 465, 475
Postdamiense, 409 Reims, 572 Sabnoisiense, 558
Postfosa, 333, 369 Rejuvenecimiento, 295 Saboya, lagos, 579, 580, 616
Postgeosinclinal, 369 Relajacin neutrnica, 338 Sahara, 316, 393, 399, 412
Postglacial, perodo, 6 15, 6 19 Renano-herciniana, zona, 45 1 Sahariana, plataforma, 414
ndice paleontolgico y ectratigrfico 647
Saheliense, 583 Sarre, cuenca hullera, 267, 453- Sierra Madre oriental, 528
Saint-Affrique, cuencas hulle- 455, 458, 463, 465, 469 Sierra Nevada, 509, 536, 567,
ras, 467, 494 Sarrebrck, capas, 464 625
Saint-Andr, arcillas, 579 Saubrigues, 596 Silesia, 453, 454
Saint-Cassian, capa, 496 Saucats, arenas 'folsilferas, 577, Silrico, 405-409
Saint-Cast, 289 596 Sima, ,360
Saint-Crpin, 5 18 Save, fase, 552, 558, 584 Simetra centrfuga, 367
Saint-Di, cuenca, 465, 494 Savenay, cuenca, 568 centrpeta, 367
Saint-Estephe, calizas, 576 Saxoniense, facies, 435, 465, Simorre, 596
Saint-Etienne, cuenca, 435, 463 469 Sinemuriense, 476, 499, 513-515
Saint-Flour, cuenca, 578 Saxo-turingia, zona, 471 Sismos, 617
Saint-Gaudens, 596 Sceaux, 573 Skiddaw, 409
Saint-Georges, 454 Scour cast, 312 Slumping, 324, 325
Saint-Grand-le-Puy, calizas, Schaffhausen, 6 15 Soisson, lignitos, 571
577, 579 Schild, 385 Soissonnais, 572
Saint-Henri, arcillas, 579 Schlern, capa, 496 Soleure, facies, 307
Saint-Hippolyte, cuenca, 463 Schlier, facies, 592, 597 Sologne, arenas, 594
Saint-Jean-la-Poterie, arcillas, Schneeberg, 494 Solutrense, 624
604 Seattle, 599 Spa, 426
Saint-Laurs en la Vende, 466 Secuencia adicionada, 327 Spitzberg, 391
. Saint-Leu, bosques, 574
Saint-Ouen, caliza, 571, 572,
fundamental, 327
litolgica, 3 13
Stassfurt, 457
Steige, esquistos, 433
574 negativa, 3 14 Stormberg, 490
Saint-Palais, calizas, 576 positiva, 314 Suaba, facies, 495
Sai~t-Pierrela Cour, 466 Secundaria, era, 475-549 Suabia, 498
Saint-Pons, caliza, 579 Sedimentacin, 271, 292, 369 Subalpino, borde: 516
Saint-Quay, 427 Sedimentario azoico, terreno, Subandina, cuenca, 505, 563
Saint-Raphael, golfo, 604 267 Subatlntico, 619
Saint-Sever, 577 plano, 367 Subboreal, 619
Saint-Vallier, loess, 622 Selva Negra, 451, 485, 508, Subbriansonesa, zona, 5 19
Sainte-Baume, 541 512, 513, 565, 582, 606 Subduccin, 375
Sainte-Genevieve, 574 Semur, calizas, 499, 513 Subpirenaico, golfo, 565
Sainte-Mere-l'Eglise, 330 Sena, 570 Subpirenaica, zona, 568 -
Sainte-Odile, alturas, 494 Senoniense, 274, 376, 476, 522, Subpiso, 274
Sainte-Victoire, macizo, 520, 523, 536, 540, 541, 545, Subsidencia, 355, 366
521, 544 546 Subsistema, 277
Saintonge, 538, 541 Sens, creta blanca, 522 Subvarisca, ante-fosa, 453
Sajonia, 435, 451, 582 Sequaniense, 499, 500 Sudamericano, escudo, 394
Sal, 334 ' Serbia, granito, 597 Sudete, fase, 407, 435, 436, 451,
Salair, 41 1 Sergipe, cuenca, 482, 490, 524, 453, 454, 463
Salairiana, fase, 409, 410 53 1 Suez, istmo, 359, 554
Palies-de-Barn, 495 Serie, 273 Suggariense, 399
Salies-du-Salat, 495 arrtmica, 313 Suizos, lagos,. 616
Salinferas, facies, 335 comprensiva, 268 Sungita, 384
Salisbury, 29 1 condensada, 268, 270 Superficie con figuras biolgi-
Salt Range, 414 continua, 270 cas, 312
Salvador de Baha, 396 discontinua, 270 de alteracin subarea, 3 12
Salles, margas, 596 laguno-lacustre oligocena, de estratificacin, 312
Samfrau, geosinclinal, 4 15 278 de no sedimentacin, 312
San Andrs, falla, 599, 618 pelgica condensada, 3 18 endurecidas, 275
San Luis, cratn, 394 precmbrica, 387 Superior, lago, 384, 385
San Francisco, montes, 599 rtmica, 313 Superposicin, principio, 259
San Sebastin, 567 sedimentaria, 313 Supersecuencia, 3 14
Sannois, margas, 558 virtual, 314 Supramareal, facies, 352
Serpentinas, 419 Surreccin, 577
Sannoisienes, 552, 557, 571-574,
Serravalliense, 584 Suturas, 312
577, 578, 579
Szanne, 571 Svecofenniense, ciclo, 382
Sansan, 596
Santa Marta, falla, 600 Siagne, 604
Santander, 3 17 Sial, 360
Santoniense, 274, 376, 377, 522, Siberia, 336
532, 540-543 Siberiana, plataforma, 385, 410 Tabulados, 406
Sao-Francisco, cratn, 394, 531 Siberiano, continente, 437, 440 Tacnica, fase, 409, 410, 414,
Saone, 435 Sicilia, 347, 368, 622 416, 433
Saoura, 621 Siciliense, 627 Tajo, cuenca, 590
Sarda, fase, 409, 410 Sidobre, granito, 430, 454, 467 Talara, macizo, 505
Sarniense, 400 Siegeniense, 435 Tamarugal, pampa, 600
648 hdice ectratigrfico
Volgiense, facies, 499, 509 Westfalia, zona hullera, 435 Yvelines, 574
Vosgos, 425, 433, 450, 451, Westfaliense, 333, 435, 453,
458, 463-465, 470, 471, 455, 459-463, 466-469
485, 494, 512, 513, 565, Wisconsin, glaciacin, 615
582, 606, 618 Woevre, arcillas, 5 13 Zagros, 372, 519
Vraconiense, 522 Wrm, glaciacin, 336, 613, Zaire, 3 13
615, 617, 619-622 Zambia, 291
Zapla, tillitas, 414, 419
Warthe, glaciacin, 615, 618 Zechstein, 457
Weald, 537, 540 Yenissei, 4 14 Zcalo, 367
Wealdiense, facies, 222, 500, Yesos, 330, 334 Zona ispica, 310
509, 523, 532, 536, 541 Ypres, arcillas, 558 subsidente, 358, 366
Wellenkalk, 494 Ypresiense, 552, 557, 558, 572, Zoneografa, 266, 304, 382
Wengen, capa, 496 573, 577 Zonguldak, 453
LISTA DE MAPAS GENERALES
Esta lista indica solamente los mapas generales representados sistemticamente a fin de
poder situar los mapas de detalle.
La primera cifra es el nmero del tomo.
La segunda cifra es el nmero de la parte: 1, Petrologa; 2, Paleontologa; 3, Estrati-
grafa; 4, Tectnica; 5, Tectonofsica; 6, Morfologa.
La tercera cifra es el nmero del captulo.
I MUNDO Ocanos:
Atlntico, 3, 5, XI; 3, -5, XII
Climatologa Pacfico, 3, 5, XI
~luviosidad;3, 6, XVII indico, 3, 5, XI
Temperaturas, 3, 6, XVII Mares:
Indonesia, 3, 5, XI
Paleogeografa Mediterrneo, 3, 5, XI
Mancha, 3, 5, 'XI
Precmbrico, 2, 3, 111 Volcanes, 1, 1, VI1
Infracmbrico, 2, 3, 111 Cordilleras :
Primario: Cordillera de los Andes, 3, 4, IV
Paleozoico inferior, 2, 3, IV Himalaya, 3, 4, IV
Paleozoico superior, 2, 3, IV
Secundario, 2, 3, V
Terciario, 2, 3, VI 11 - AMRICA
Cuaternario, 2, 3, VI1
Estructura general, 3, 4, IV
Paleoclimafologa California, 3, 4, IV
Infracmbrico, 2, 3, 111 Cordillera caribe, 3, 4, IV
Primario: Mxico, 3, 4, IV
Paleozoico inferior, 2, 3, l,V
Paleozoico superior, 2, 3, IV;
3, 5, XII 111 - ASIA
Secundario, 2, 3, V
Terciario, 2, 3, VI Estructura general, 3, 5, XII
Migracin de los polos, 2, 3, 11;
3, 5, x
IV -EUROPA
Edaf ologa
Paleogeograf a
Mapa de los suelos, 3, 6, XVII
Pri,mario, 2, 3, IV
Paleozoico inferior
Estructura Paleozoico superior:
650 Estructura general, 1, 1, 111; 3, 5, XI Devnico
Lista de los mapas generales 651
Carbonfero inferior Estructura
Carbonfero medio
Carbonfero superior Cordilleras bticas, 3, 4, VI1
Prmico
Secundario, 2, 3, V
Trisico VI - FRANCIA
Jursico:
Lisico, Dogger
Paleogeografa
Malm
Cretcico: Secundario, 2, 3, V
Cretcico inferior Trisico
Cretcico superior Jursico
Terciario, 2 3, VI Cretcico:
Palegeno Cretcico inferior
Negeno Cretcico superior
Cuaternario, 2, 3, VI1 Terciario, 2, 3, VI
Eoceno
Estructura Oligoceno
Europa, 3, 4, VI1 Mioceno
Europa alpina Plioceno
Mediterrneo medio Cuaternario, 2, 3, VI1
Europa herciniana
Europa caledoniana Geologa regional
Escandinavia Macizos antiguos:
Islas Britnicas Ardenas, 2, 3, IV
vosgos, 2, 3, IV
Morfologa Macizo armoricano:
Morfologa glacial, 2, 3, VII; Precmbrico, 1, 1, 111;
3, 6, XVII 2, 3, 111
Extensin del loess, 1, 1, IV; 2, 3, VI1 Primario, 2, 3, IV
Secundario, 2, 3, V
Macizo central:
V - PENfNSULA IBRICA Zcalo (edades absolutas)
1, 1, VI
Paleogeograf fa Cuencas carbonferas, 2, 3, I V
Cuencas oligocnicas, 2, 3, V I
Precmbrico, 2, 3, 111 Cuencas sedimentarias:
Primario, 2, 3, IV Cuenca de Pars:
Paleozoico inferior Geologa, 2, 3, VI
Paleozoico superior Tectnica, Morfologa, 3, 6 ,
Secundario, 2, 3, V XVI
Trisico Cue:nca de Aquitania, 2, 3, VI
Jursico Cuencas recientes:
Cretcico: Pirheos, 1, 1, V
Cretcico inferior Provenza, 3, 4, IV
Cretcico superior Jura, 3, 4, IV
Terciario, 2, 3, VI Alpes:
Paleogeno Alpes fra.nc;o-italianos, 3, 4, I V
Mioceno Alpes occidentales y orienta-
Plioceno les, 2, 3, V; 3, 4, IV
Cuaternario, 2, 3, VI1 Vulcanismo, 1, 1, VI1