El Pensamiento de Lo Social en Jacques Derrida
El Pensamiento de Lo Social en Jacques Derrida
El Pensamiento de Lo Social en Jacques Derrida
EL PENSAMIENTO DE LO SOCIAL EN
JACQUES DERRIDA. PARA COMPRENDER LA
DECONSTRUCCIN
FRED POCH
TRADUCCIN
Fred Poch
El pensamiento de lo social en Jacques Derrida.
Para comprender la deconstruccin
Traduccin: Vctor Florin Bocanegra
Serie filosfica Nmero 9
Editorial Bonaventuriana, 2008
Facultad de Filosofa
Universidad de San Buenaventura, Bogot, D. C., Colombia
Carrera 8 H n. 172-20
Apartado areo 75010
PBX: 667 1090 - Fax: 677 3003
www.usbbog.edu.co - [email protected]
Rector: Fray Jos Wilson Tllez Casas, O. F. M.
Editor general: lvaro Andrs Hamburger Fernndez
Diseo y diagramacin: Paola Andrea D`Luyz Monsalve
Correccin de estilo: Susana Rodrguez Hernndez
Prohibida la reproduccin total o parcial de este libro,
por cualquier medio, sin permiso escrito de la Editorial.
ISBN: 978-958-8422-09-1
Tirada: 500 ejemplares
Depsito legal: se da cumplimiento a lo estipulado en la Ley 44 de 1993, Decreto 460 de 1995
Impreso en Colombia - Printed in Colombia
NDICE
Del mismo autor .......................................................................................................
Prefacio .....................................................................................................................
Introduccin ............................................................................................................
Primera parte. Un filsofo en la encrucijada de culturas
CAPTULO 1. LA INFANCIA Y LAS HERIDAS DE LA HISTORIA ..........................................
La escuela y la sociedad argelina .........................................................................
El asunto de la identidad ......................................................................................
Jackie, pequeo granuja y gran lector ..............................................................
Los primeros trabajos ..........................................................................................
CAPTULO 2. EL DESARROLLO DE UN PENSAMIENTO SUBVERSIVO ..................................
Un filsofo al margen ..........................................................................................
Una fama internacional ........................................................................................
Una filosofa generosa .........................................................................................
Exigencia intelectual y compromisos ...................................................................
Segunda parte. La deconstruccin o lo que ocurre
CAPTULO 3. DIFERANCIA (DIFFRANCE), CONTEXTO Y DECONSTRUCCIN ....................
Qu es la diferancia (diffrance)? .......................................................................
Fecundidad de la diffrance para un pensamiento de lo social ........................
El contexto del desarrollo de la deconstruccin...................................................
Lo que no es la deconstruccin ............................................................................
Qu es el estructuralismo? ..................................................................................
La deconstruccin est ya en Lutero, Freud, Heidegger .....................................
La deconstruccin no consiste en destruir ..........................................................
La deconscontrucin rechaza las nociones
de verdad singular o universal de un texto.......................................................55
La deconstruccin como estrategia poltica .........................................................
La deconstruccin se parece al acto de recortar ..................................................
Captulo 4. Lo que se deconstruye .........................................................................
El surgimiento de lo im-posible ...........................................................................
ndice
PREFACIO
Jacques Derrida (1930-2004 ) es una figura central o ms exactamente una
referencia obligada del pensamiento contemporneo. La gran tarea a la que se
dedic hasta el final de su vida, especialmente en los ltimos veinte aos, es
justamente la que anuncia el ttulo de esta obra como inyuncin, es decir, como
orden terminante que se le asigna al pensamiento: pensar lo social. El perdn,
la justicia y el derecho (lo justo trasciende siempre lo jurdico), el terrorismo,
la hospitalidad, la amistad, el don, la democracia por venir, la responsabilidad,
son objetos del pensamiento para nuestro presente y nuestras posibilidades
de existencia, vlidos por lo tanto para las comunidades, los pueblos y los
Estados y por supuesto para nuestros procesos histricos y polticos tan impregnados de mesianicidad sin mesianismo, sin contenido, extrao concepto
que nos gua como a ciegos.
El mundo de las Luces por venir y la razn del ms fuerte es la mejor
son dos textos reunidos por Derrida en Canallas. Dos ensayos sobre la razn,
muy sugestivos para comprender el pensamiento de lo que acontece o las
gramticas de nuestra poca de globalizacin: disolucin del Estado-Nacin,
deconstruccin del concepto de soberana, el terrorismo nacional e internacional,
las relaciones entre razn y fuerza, el poder de la tecnociencia, la vigilancia
por satlite, etc.
Democracia por venir, es una expresin a la que constantemente vuelve Fred
Poch en concordancia con el sentido derridiano y como tal no se inscribe en
un idea temporal de futuro. No se trata de democracia futura, pero tampoco es
presente y por esto no es presentable, paradjicamente todava no sabemos
qu hemos heredado de los griegos, reitera Derrida. La democracia para otro
da (aplazada, diferida) es expresin que vale como aproximacin a democracia
por venir.
La deconstruccin haca ver desde los primeros escritos de Derrida que se
trataba esquemticamente de una operacin que apuntaba directamente a la
metafsica con todo su sistema de oposiciones jerrquicas que haban regido
el pensamiento occidental, de Platn a Rousseau, Hegel, Husserl, Heidegger,
11
12
INTRODUCCIN
Contrariamente a una tenaz leyenda, Derrida no es un autor hermtico. Pero
a la hora del formateo meditico y de las lgicas de urgencia, lo que se revela
cada vez ms difcil hoy, a lo que nos invita es a aprender a pensar de otra
manera. La exigencia y el rigor de la obra del filsofo de la deconstruccin
no deben por tanto detener al estudiante o al lector cuidadoso en comprender lo
que nos sucede en el momento de la globalizacin. Por el contrario, semejante
obra llama a cada uno a dotarse de los tiles tericos propuestos por Derrida
con el fin de comprender mejor la realidad social de nuestro tiempo.
Traducir un pensamiento en los trminos ms claros posibles, o para hablar
como Diderot, volver popular la filosofa, necesariamente implica una prdida.
Pero quizs valga ms simplificar un poco, dejando pasar algo como de
contrabando, en lugar de callarse con el pretexto de que nunca podemos estar
a la medida de complejidad de las cosas1.
Autor exigente pero apasionante, ha publicado decenas de libros traducidos
en unas cuarenta lenguas. Hace algunos aos, en una entrevista, declaraba
tener mas lectores lcidos y generosos en el extranjero que en Francia. Se
preguntaba entonces porqu egipcios, canadienses, turcos o rusos, chinos o
japoneses, serbios o hindes tenan un acceso ms agudo, ms solcito, en
todo caso ms amistoso con sus trabajos que cierto pblico francs. Sin duda
esto pasaba, explicaba, por la naturaleza y la forma de lo que l escriba, pero
tambin por una diferencia de culturas, de estructuras universitarias, de historia
institucional, de espacio pblico. Cuestiones concernientes a los retos de la
lengua, de la escritura y la traduccin estaban permanentemente en el centro
de su trabajo. Derrida era consciente de que cuando escriba, la mayora de
sus mejores lectores eran anglfonos, hispanfonos, germanfonos, adems
de egipcios o turcos2.
Con frecuencia nuestro filsofo ha reaccionado al hecho de que se diga que
l es mejor conocido en los Estados Unidos que en cualquiera otra parte. Por
1
J. Derrida, & A. Spire, Au-del des apparences, Paris, Le bord de l eau, 2002, p. 40.
J. Derrida, entrevista con velyne Grossman, La verit blessante ou le corps corps des langues, 12
dcembre 2003, Jaques Derrida, Europe, mai 2004, 82 me anne, No. 901, p. 9.
13
cierto, mejor que en Francia pero no mejor que en Alemania, Italia o Espaa.
En Estados Unidos en la Universidad, en los departamentos de literatura se
pueden ensear cosas muy filosficas. Sin embargo, poco haba enseado en los
departamentos de filosofa en este pas sino casi siempre en los departamentos
de literatura o de literatura comparada3. Es verdad que desde sus primeros
trabajos demostr su inters por la literatura. As, incluso en su Introduccin
al origen de la geometra de Husserl (1962) o en La voz y el fenmeno (1967)
encuentra la manera de insinuar una referencia a Joyce o a Edgar Poe. Por lo
dems, nuestro autor sigue siendo un filsofo an si escribe sobre Ponge, Artaud,
Genet, Paul Celan, Blanchot, Mallarm, Kafka o San Agustn.
La dinmica de la obra derridiana podra resumirse, me parece, de esta
manera: reservarle un lugar a la eventualidad de un otro sentido, de algo
inusitado4.
Ms all de su reflexin sobre el lenguaje, nuestro filsofo se ha interesado
por numerosos temas que no pueden dejar indiferente al hombre del siglo
XXI: el don, la hospitalidad, el terrorismo, el perdn, la justificacin, la
responsabilidad, la muerte, Europa, la democracia, el ciberespacio, la amistad,
la religin, los medios masivos de comunicacin. Si sus trabajos de juventud
parecen responder a cuestiones tericas alejadas de preocupaciones sociales,
notemos sin embargo, que en 1983 declaraba: Ah, el campo poltico! Pero
aunque no parezca, podemos afirmar que slo pienso en eso5.
Pero est tambin esta reflexin que el escritor-filsofo nos entrega en
Circonfession: su madre est muriendo y en medio de gemidos, ella pronuncia
claramente esta frase: tengo ganas de matarme. Su hijo prolongar entonces
este propsito con esta turbadora reflexin:
Tengo ganas de matarme es una frase ma, soy yo clavado, pero slo
yo la conozco, la escenificacin de un suicidio y la decisin ficticia
pero tan motivada, convencida, seria, de poner fin a mis das, decisin
constantemente renovada, ensayo que ocupa todo el tiempo de mi teatro
interior, la representacin que me doy sin descanso, ante una multitud
de fantasmas, un rito y una efusin que conocen pocos lmites en la
J. Derrida, Ibd., p. 9.
R. P. Droit, Personne ne saura partir de quel secret jcris, Cahier du Monde, 12 octobre
2004, p. 2.
J. Derrida, entrevista con Christian Descamps, Le Monde, 24 mars 1983.Entretiens avec Le Monde, p.
88.
14
Introduccin
J. Derrida, Circonfession, (avec G.Bennington), Paris, Seuil,1991, pp. 40-41 (Ctedra, 1999, pp. 6063).
15
PRIMERA PARTE
UN FILSOFO EN LA ENCRUCIJADA DE
CULTURAS
PRESENTACIN
El nio Derrida se construye en la encrucijada de culturas. Muy pronto
lo encontramos marcado en su ms ntima identidad por la huella de lo
otro: la circuncisin y el nombre. Al cabo del tiempo, en un contexto
histrico doloroso crece el pequeo pillo apasionado por el ftbol y
poco atrado por la escuela. Descubre entonces la lectura. Su apertura
intelectual lo conduce a realizar una primera ruptura con su tierra natal. l
vive esta separacin fsica con una gran pesadumbre. Pero la perseverancia
lo hace entrar en la escritura: un filsofo ha nacido.
Si se muestra original en su disciplina, no se queda all; progresivamente,
sus trabajos se imponen como una obra prcticamente innovadora
y fecunda. Convertido progresivamente en un autor de renombre
internacional, el filsofo francs se compromete, a su manera, con
el campo poltico y social as como con el dominio de las ideas. Sus
numerosas obras estimulan una reflexin exigente y generosa.
Captulo 1
La infancia y las heridas de la historia
Introduccin
Si la biografa de un autor no necesariamente permite comprender su obra,
no obstante puede aportar luces muy tiles sobre ella. A lo largo de una juventud
marcada por numerosas heridas que se articulan con aquellas de la historia
comn, el pequeo Derrida estructura poco a poco su identidad. Tambin ciertos
temas grabados en el mrmol de su existencia surgirn de una u otra forma en
la obra del futuro filsofo.
Adolphe Crmieux (1796-1880) era un abogado, un hombre poltico, presidente del Consistorio Central y de la Alianza Israelita Universal. Quera ardientemente romper los mitos antijudos, muy fuertes en ese entonces y con los que sufrira l mismo en su infancia y vida adulta. El decreto del 24
octubre/7 de noviembre de 1870 con el nombre Crmieux otorg de oficio la ciudadana francesa a los
35.000 judos de Argelia.
19
J. Derrida, une folie doit veiller sur la pense, entrevista con F. Ewald, Magazine Littraire, No. 286,
mars 1991, p. 20.
10 J. Derrida, Sur parole, Instantans philosophiques, France culture/ Laube intervention,1999, p. 13.
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Captulo 1
La infancia y las heridas de la historia
11 Cf. J. Derrida, Abraham, lautre, in Judeits. Questions pour J. Derrida, Paris, Galile, 2003, pp.
11-42.
12 C. Delacampagne, Derrida, pas pas, Le monde, le 12/03/1999.
13 C. Delacampagne, Une politique de lcriture, Le Monde, le 15/11/1996.
14 J. Derrida, Le monolinguisme de lautre, Paris, Galile,1996, p.19 (versin esp, p. 18).
21
16 Le monolinguisme de lautre, Paris, Galile, p.35 (versin esp. que adoptamos de Horacio Pons, Buenos Aires, Manantial, 1997, p. 30).
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Captulo 1
La infancia y las heridas de la historia
cada instante, sobre todo de parte de los nios. Esta violencia lo marc para
siempre.
Incluso si adoraba el ftbol hasta el punto de plantearse la idea de hacerse
profesional, muy pronto, desde los 12 y 13 aos, comienza a leer textos. Por
ejemplo a Gide del que se apasiona desde la edad de 14 aos. Por otra parte, la
lectura del Inmoralista lo conducir a Nietzsche. En esta poca habra querido
convertirse en escritor. Pero es en el ltimo ao de bachillerato (la Terminale)
cuando comienza realmente a leer filosofa.
El asunto de la identidad
Hemos evocado a Derrida en una particular relacin con la identidad. En
uno de sus libros autobiogrficos titulado Circonfession, declara: yo todava
no he nacido porque el momento en el que se decida mi identidad sta se
me haba quitado. Todo est dispuesto para que las cosas sean as. Es lo que
llamamos cultura19.
A mi modo de ver, dos dimensiones se deben tener en cuenta para entender
al hombre y su obra: la circuncisin y la relacin con el nombre.
Sobre el nombre circuncisin, nuestro autor se preguntaba frecuentemente
si haba un acontecimiento real que l hubiera podido tratar, no de acordarse,
naturalmente, sino igualmente de reelaborar, de reactivar en una especie de
memoria sin representacin. La circuncisin significa, entre otras cosas, una
cierta marca que venida de otros y padecida con absoluta pasividad queda
en el cuerpo, y visible, indisociable sin duda del nombre propio igualmente
recibido de otro. La circuncisin, es tambin el momento de la firma tanto
del otro como de s, por la cual uno se deja inscribir en una comunidad o en
una alianza imborrable: nacimiento del sujeto ms que nacimiento biolgico,
pero se necesitan el cuerpo y la marca irreversible. Cada vez que se dan ese
nombre y esta marca que por lo dems no se limitan a las culturas que practican
la circuncisin llamada real, la figura al menos de una circuncisin se impona
a nuestro autor20.
El nombre. Al principio, el nio Derrida se llamaba Jackie. Cambiar este
nombre cuando comienza a publicar. Al encontrar que Jackie no era un nombre
posible de autor, y escogiendo de alguna manera un semiseudnimo cercano al
19
J. Derrida, Une folie doit veiller sur la pense, Magazine Littraire, No. 286, p. 18.
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verdadero nombre, en verdad, pero muy francs, cristiano, sencillo, sin duda dir
que ha borrado muchas cosas. Evocar, por otra parte, con mucha frecuencia,
las condiciones en las cuales la comunidad juda de Argelia escoga a veces en
los aos treinta nombres americanos, de artistas en boga o de hroes del cine,
William, Jackie, etc.
El filsofo francs tiene igualmente un segundo nombre, lie, que no aparece
inscrito en el registro civil. Los muchachos judos son nombrados con dos
nombres, su nombre no judo, su identidad civil nacional, y otro, que a veces,
como era frecuente en Argelia ellos no usaran jams. Algunas personas pueden
incluso desconocerlo. Jackie se llama entonces tambin lie pero este nombre
no quedar en el registro civil.
Adems de estar harto con lo que rompe, esta vez con el origen cuando
estaba harto de esta sierra es cuando le aparece la figura del marrano21. El
marrano, es el judo convertido al catolicismo que continuaba practicando
en secreto su religin. Nuestro filsofo se define entonces como una especie
de marrano de la cultura catlica francesa, se declara uno de estos marranos
que ni siquiera en el secreto de su corazn se llaman judos. Esta cuestin del
nombre y por lo tanto de la identidad trabaja su pensamiento. Uno puede, por
otra parte, verlo en su pequeo libro Sauf le nom (1993). El nombre, declara,
a qu llamamos nombre? Qu entendemos por nombre? Y qu ocurre cuando
ponemos un nombre? Qu damos entonces? Uno no ofrece una cosa, uno no
entrega nada y sin embargo, algo adviene que vuelve a dar lo que uno no tiene,
como Plotino lo haba dicho del Bien. Qu ocurre sobre todo cuando hay que
denominar, volviendo a nombrar all donde justamente falta el nombre?22.
21
H.Cixous, Portrait de J.Derrida en jeune Saint Juif, 1991, Paris, Galile, p. 80.
22
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Captulo 1
La infancia y las heridas de la historia
23 J. Derrida, Une folie doit veiller sur la pense, entretien avec F.Ewald, Magazine Littraire, No. 286,
p.19.
24 J. Derrida, Le monolinguisme de lautre, op. cit., p. 75. (versin esp., p. 65).
25
25 J. Derrida, Une folie doit veiller sur la pense, art. cit. p. 20.
26 Fui all intrigado tambin por el misterio que rodeaba a los inditos sobre la temporalidad, la gnesis
pasiva, el alter ego. La minucia encarnizada de Husserl se agota en esas zonas donde el yo es desposedo de su dominio, de su conciencia e incluso de su actividad J. Derrida, entrevista con Christian
Descamps, Le Monde, 24 mars 1983, pp.79-80.
26
Captulo 1
La infancia y las heridas de la historia
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siempre una amenaza contra ella. En el corazn de esta disciplina hay algo que
debe continuar inquietndolo an.
En 1967 nuestro autor publica el libro De la gramatologa. Este trabajo
consistir en reevaluar de manera crtica el concepto de escritura y transformarlo.
Se trata entonces de invertir estratgica y provisionalmente la jerarqua
metafsica que desvaloriza y rebaja la escritura en relacin con la presencia de
la palabra viva luego de ampliar y transformar este concepto29. Comprendamos
bien que para nuestro filsofo, la escritura no se limita a los escritos sobre la
pgina. La escritura general se sita mas all de la oposicin palabra- escritura.
Habiendo sostenido que la escritura no se deja sujetar por la palabra, Derrida
generaliza el concepto para extenderlo a todas las huellas de diferencia, a todas
las relaciones con el otro 30. El concepto de escritura excede y comprende aquel
de lenguaje. Y el lenguaje es escritura.
El concepto derridiano de escritura contina sin embargo, manteniendo una
cierta relacin con el concepto metafsico de escritura. Este ltimo permite
captar ciertos rasgos esenciales del lenguaje en lo que designa con el nombre de
dos ausencias: la del sujeto y aquella del referente31. La escritura constituye
una unidad de sentido que sustituye, incluso cortada del contexto que la vio
nacer. El texto sobrevive a la muerte de su autor. Sin embargo, se niega a hablar
de una liquidacin del sujeto: yo no aceptar entrar en una discusin en la cual
se suponga saber qu es el sujeto, ese personaje del que sera evidente que es
el mismo para Marx, Nietzsche, Freud, Heidegger, Lacan, Foucault, Althusser
y algunos otros, que estaran todos de acuerdo en liquidarlo32. El pensamiento
derridiano del sujeto presupone la problematizacin de los valores de presencia
a s, de homogeneidad, de conciencia, valores asociados tradicionalmente
con el sujeto.33La escritura es esta fuerza que resiste al sujeto y a su deseo de
dominacin y de dominio.
La escritura no designa solamente la ausencia del sujeto sino tambin la del
referente. Pero entendamos bien que esta ausencia de referente de la escritura
no equivale a abolicin de la referencia. Para Derrida la referencia permanece
pero como una pura diferencia. El referente aparece igualmente como un
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Captulo 1
La infancia y las heridas de la historia
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Captulo 2
El desarrollo de un pensamiento subversivo
Introduccin
A lo largo de los aos Jacques Derrida desarrolla una reflexin completamente
original y pertinente. Incluso si sus primeros trabajos llevaban ya la marca, la
obra de madurez manifiesta de manera an ms explcita la atencin del filsofo
a los asuntos sociales y polticos de nuestra poca. Nace un pensamiento
comprometido y de renombre internacional.
Un filsofo al margen
En 1949-1950 realiza su primer viaje a la metrpoli. En 1952 entra a la
Escuela Normal Superior, tena 19 aos. Vivir con dificultades los concursos
para los que deba prepararse (principalmente la agregacin). Este periodo ser
infernal. Despus del paso por el CNRS regresar esta vez como profesor a
la Escuela Normal Superior durante unos veinte aos y a la Escuela de Altos
Estudios de Ciencias Sociales durante 15 aos.
Nuestro filsofo no es apreciado por todos. Explicar esto un da en
una emisin de radio destacando que cuando alguien propone un contenido
revolucionario en el cdigo corriente de la retrica, sin cuestionar las normas
institucionales, la Universidad o las instituciones en general lo aceptan mas
fcilmente que cuando alguien cambia la puesta en escena, o se interroga sobre
la escena misma, sobre la organizacin de los protocolos, de los procedimientos,
de las evaluaciones, de las jerarquas, etc. Por lo tanto, me parece, es esto lo
que ha causado inquietud36.
36
J. Derrida, Sur parole.Instantans philosophiques, France culture/ Laube intervention, 1999, p. 34.
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Captulo 2
El desarrollo de un pensamiento subversivo
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J. Derrida, entrevista con Jean-Loup Thbaud, Derrida, philosophe au Collge, Libration, 11 aot
1983. Points de suspensin? Entretiens, Paris, Galile, 1992, p. 119.
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49 J, Derrida, Estoy en guerra contra m mismo, Le monde, 19 Aot 2004 y 12/10/2004, palabras recogidas por Jean Birnbaum.
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Captulo 2
El desarrollo de un pensamiento subversivo
sin ceder, sin ceder demasiado, espero, a las formas estereotipadas (que
yo creo justamente despolitizantes) de compromiso de los intelectuales.
52 Cf. GREPH. Grupo de investigaciones sobre la enseanza filosfica. Qui a peur de la philosophie,
Paris, Flammarion, 1977.
53 J. Derrida, (entrevista con Antoine Spire) Autrui est secret parce quil est autre, Papier Machine,
Paris, Galile, 2001, p. 386.
39
SEGUNDA PARTE
LA DECONSTRUCCIN O LO QUE
OCURRE
PRESENTACIN
El pensamiento de Jacques Derrida se inscribe en un contexto histrico e intelectual que conviene situar si se quiere comprender la obra
del filsofo. Es precisamente en un perodo marcado por las ideologas
del fin (fin de la historia, del hombre, de la filosofa) como surge el
trmino central del lxico derridiano: Deconstruccin.
Es necesario ahora entrar ms a fondo en la comprensin de esta
palabra que de manera resumida, conduce a la siguiente idea: lo imposible como lo que ocurre. En la tercera parte de esta obra mediremos
el carcter concreto de semejante frmula y su fecundidad para pensar
lo social y lo poltico.
Captulo 3
Diferancia (diffrance), contexto y
deconstruccin
Introduccin
Antes de situar el terreno intelectual en el cual se desarrolla su pensamiento,
dirijamos nuestra atencin a una nocin recurrente en la filosofa de nuestro
autor: la diffrance (no escrita con una e sino con una a). Tal torsin
ortogrfica permite abrir horizontes para pensar ciertas realidades sociales
concretas. La continuacin de este captulo dar los elementos que permitan
empezar a comprender la deconstrucin y el contexto de su emergencia en el
pensamiento de nuestro autor.
Qu es la diferancia? (diffrance)
Un trmino importante aparece frecuentemente en el texto de Derrida:
la diferancia(diffrance). Durante una entrevista fechada en 1967, nuestro
filsofo subrayaba que esta a se escribe o se lee pero no se escucha. Declaraba
entonces tener mucho inters en que ese discurso sobre esta alteracin o esta
agresin grfica y gramatical implicara una referencia irreducible a la muda
intervencin de un signo escrito. El participo presente del verbo diffrer (diferir)
sobre el cual se forma este sustantivo rene una configuracin de conceptos
que Derrida toma como sistemticos e irreductibles. A propsito del origen
latino de diffrer, conviene retener dos sentidos bien distintos:
43
1.
2.
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Captulo 3
Diferancia (diffrance), contexto y deconstruccin
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Captulo 3
Diferancia (diffrance), contexto y deconstruccin
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Por otra parte y de manera inseparable algunos conocan ya, haca mucho
tiempo, la realidad histrica del terror totalitario en los pases del Este as
como los desastres socio-econmicos de la burocracia sovitica, del pasado
stalinismo y del neo-stalinismo en curso: en sntesis, los procesos de Mosc a
la represin en Hungra.
Es en ese contexto poltico e intelectual como se desarroll la deconstruccin.
Slo se puede comprender por tanto algo de la deconstruccin, particularmente
en Francia, cuando se tiene en cuenta ese encabestramiento histrico66. Sin
embargo, ms all de estos elementos afirma, segn su apreciacin, que la
deconstruccin no tuvo jams sentido e inters ms que como una radicalizacin
y por consiguiente como algo que se inscribe en cierto espritu marxista67.
Aunque, por otra parte, varios filsofos marxistas anglosajones desarrollaron
sucesivamente una acerba crtica del pensamiento del filsofo francs68
Derrida afirma que para todos aquellos con quienes comparti ese tiempo
singular, esa doble y nica experiencia filosfica y poltica los actuales
discursos sobre el fin de la historia y el ltimo hombre y los de Fukuyama muy
frecuentemente se parecen a un aburridor anacronismo. El autor de Espectros
de Marx y los filsofos de su generacin estuvieron marcados por la temtica
del fin, por tanto mucho antes de los trabajos de Fukuyama. Notaremos de otra
parte que en 1968 nuestro filsofo dict una conferencia en Nueva York con
el ttulo polismico Los fines del hombre69.
Lo que no es la deconstruccin
En una carta a un amigo japons publicada luego en Psych. Inventions de
lautre, se esfuerza por dar elementos que apunten a facilitar una traduccin
del vocablo deconstruccin en japons. Muy finamente, ms que proponer
una definicin, explica lo que no es. Comienza incluso diciendo que no habra
que empezar creyendo que la palabra deconstruccin es adecuada en francs.
Seala especialmente que las cosas cambian de uno a otro contexto y que en
medios alemanes, ingleses, y sobre todo americanos el mismo vocablo ya
66 J. Derrida, Spectres de Marx. Ltat de la dette, le travail du deuil et la nouvelle Internationale, Paris,
Galile,1993, p.38.
67 J. Derrida, Ibd., p. 151.
68 Para este debate Cf. J. Derrida, Marx & Sons, Actuel Marx/Puf, Galile, 2002.
69 J. Derrida, Los fines del hombre, octubre de 1968, Mrgenes de la filosofa, Madrid, Ctedra,1989,
p. 145-174.
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Captulo 3
Diferancia (diffrance), contexto y deconstruccin
70 J. Derrida, Carta a un amigo japons, Psych. Inventions de lautre, Paris, Galile,1987, pp.387393
71 J. Derrida, Ibd., p. 388.
72 Diccionario de referencia de la lengua francesa.
73 Podemos notar que Derrida en su conferencia Le ruban de machine crire. Limited Ink II (1998)
toma de nuevo la cuestin de la mquina. Cf. Papier machine, Paris, Galile, 2001, pp. 22-147.
74 J. Derrida, Carta a un amigo japons, op. cit., p. 388; versin espaola de Cristina de Peretti in Suplementos/13, Anthropos, marzo de 1989, p. 87.
49
preciso por otra parte sealar que la palabra era de raro uso en Francia, incluso
frecuentemente desconocida. Fue necesario en cierta manera reconstruirla. De
otro lado, el estructuralismo era en esta poca dominante.
Qu es el estructuralismo?
El punto de partida de lo que se llama el estructuralismo es la lingstica. A
comienzos del siglo XX un lingista revolucion la aproximacin al lenguaje
y permiti el nacimiento de la lingustica como ciencia: Ferdinand de Saussure
(1857-1913). Incluso si no emple el trmino estructura, su mtodo ser
retomado y afinado. Sus continuadores desarrollarn entonces lo que se llama
la lingstica moderna. El mtodo de la lingstica constituida como ciencia
consiste en primer lugar en afirmar que cada una de las unidades lingusticas
en el sistema no se define sino por sus relaciones con los otros elementos.
Tomemos el siguiente ejemplo: ferme. Independientemente de un contexto
lingstico es imposible definir la identidad de esta palabra: es un verbo, es un
nombre? No lo sabemos. En cambio si agregamos je (je ferme) o la (la
ferme) es fcil entonces indicar el verbo o el nombre.
Por otra parte, los elementos lingusticos se definen en trminos de oposicin.
Saussure declara que en la lengua no hay ms que diferencias. Retenemos
como esencial aqu la relacin de los elementos con el todo y la relacin de
los elementos entre s. En el mtodo estructural se toma en cuenta el sistema y
se manifiesta una insistencia sobre la nocin de oposicin. Precisemos cuatro
puntos esenciales de este mtodo:
1.
2.
3.
4.
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Captulo 3
Diferancia (diffrance), contexto y deconstruccin
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Captulo 3
Diferancia (diffrance), contexto y deconstruccin
eleccin, juicio, discernimiento) es ella misma uno de los temas o uno de los
objetos esenciales de la deconstruccin83.
Tampoco la deconstruccin es un mtodo. Es cierto que en Estados Unidos
se plantearon la pregunta: la deconstruccin puede llegar a ser una metodologa
de lectura y de interpretacin? Sin embargo, declara que cada acontecimiento
de deconstruccin sigue siendo singular o al menos lo ms cercano posible a
algo as como un idioma y una firma. Las cuestiones deconstructivas no pueden
por tanto dar lugar a mtodos o si se prefiere, a procedimientos tcnicos que
se podran repetir de un contexto a otro84. La deconstruccin ni siquiera es
un acto o una operacin, no se manifiesta a un sujeto (individual o colectivo)
que habra tenido la iniciativa y la aplicara a un objeto, un texto, un tema o
cualquier otra cosa. Podemos decir que la deconstruccin tiene lugar, es un
acontecimiento que no espera la deliberacin, la conciencia o la organizacin
del sujeto, ni siquiera de la modernidad.
En el fondo, esto se deconstruye, o mejor an est en deconstruccin.
Todo eso apunta a cierta singularidad, a una alteridad. Derrida toma entonces
de nuevo la frmula de Benjamn, la imposible tarea del traductor, al subrayar
que es tambin lo que quiere decir deconstruccin. En la famosa Carta a un
amigo japons llega hasta afirmar que no piensa que sea una buena palabra.
Pero es por lo tanto ahora una palabra que para bien o para mal representa la
filosofa de nuestro autor.
83 La deconstruccin es tambin una manera de escribir y de hacer avanzar otro texto. No es una tabula
rasa; se distingue entonces de la duda y de la crtica. En efecto, la crtica opera siempre teniendo como
mira la decisin despus o por un juicio. Ahora bien, la autoridad del juicio o de la evaluacin crtica no
es la autoridad de ltima instancia para la deconstruccin. La deconstruccin es una deconstruccin de
la crtica. Esto no le quita nada al valor de la crtica (o al criticismo). La deconstruccin trata de pensar
lo que significa en la historia la autoridad de la instancia crtica. Por ejemplo, en sentido kantiano pero
no nicamente. J. Derrida, 22 de marzo de 1986, France Culture, entrevista retomada en Points de
suspensin, op. cit., p. 226
84 J. Derrida, 22 mars 1986, France Culture, entrevista retomada en Points de suspensin, op. cit. p. 213214.
53
85 Cf. M. Goldschmit, Jacques Derrida, une introduction, Paris, Pocket, 2003, captulo 4. La deconstruccion del humanismo metafsico. Heidegger, pp. 64-86.
86 J. Derrida, Lcriture et la diffrence, Paris, Seuil, 1967, pp. 293-340.
87 El presupuesto fundamental de la metafsica tradicional es el ser como presencia, entendida en varios
sentidos: presencia del objeto, presencia del sentido en la conciencia, presencia a s en la palabra,
presencia en la conciencia de s. Cf. J. Lacroix, Panorama de la philosophie francaise contemporaine,
Paris, Puf, 1968, p. 242.
88
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Captulo 3
Diferancia (diffrance), contexto y deconstruccin
una institucin, una tradicin. Es necesario por tanto analizar por un acto de
memoria pero igualmente tomar en cuenta todo lo que no se deja descomponer
en elementos simples o en tomos tericos. Lo cual es diferente del simple
anlisis en sentido estricto. Conviene tambin por lo tanto hacer la historia del
anlisis mismo y de la nocin de crtica e inclusive de las deconstrucciones. La
deconstruccin de Derrida es de entrada ms poltica, de otro modo poltica89.
Interroga los presupuestos de los discursos, de las disciplinas, de las instituciones,
no para destruirlos o disolverlos, lo que sera imposible o insensato, sino para
deshacer las evidencias y quiz la pesadez. De esta manera, se trata de levantar
los sedimentos, de desmontar lo que est osificado o se ha puesto pesado y
no de demoler todo. La deconstruccin de la metafsica y las mltiples vas
que puede tomar en prstamo sera por lo tanto una manera de devolverle al
pensamiento (discursos, disciplinas, instituciones) juego, movimiento, adems
de un futuro90. En una entrevista con Henri Ronse en 1967, publicada por Lettres
franaises y retomada en Posiciones, afirma que deconstruir la filosofa sera
pensar la genealoga estructurada de sus conceptos de la manera ms fiel, ms
interior, pero al mismo tiempo desde un cierto afuera incalificable por ella,
innombrable. Esto sera determinar lo que esta historia ha podido disimular o
prohibir hacindose historia por esa represin interesada en alguna parte91.
89 J. Derrida, Qu quiere decir hoy ser un filsofo francs, 1999, Papier machine, Paris, Galile, 2001,
p. 340.
90 R. P. Droit, Le paradoxe Derrida, Le Monde, 16/11/2001.
91 J. Derrida, Implications, entrevista con Henri Ronse, Lettres Franaises, n. 1211, 6-12 Diciembre
1967, retomado en Positions, Paris, Minuit. 1972, p. 15.
55
92 Desde el comienzo esto fue claro, desde la definicin minimal de deconstruccin. J.Derrida, Ja ou
le faux-bond, Digraphe,11, mars 1977, tomado de nuevo en Points de suspensin: Entretiens, Paris,
Galile, 1992, p. 76.
93 J. Derrida, Estoy en guerra contra m mismo, Le monde, 19 Aot 2004, 12/10/2004, palabras recogidas por Jean Birnbaum.
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Captulo 3
Diferancia (diffrance), contexto y deconstruccin
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Captulo 4
Lo que se deconstruye
Introduccin
A pesar de los propsitos sostenidos en el captulo anterior, el trmino
deconstruccin jams debera estar precedido del artculo definido en singular
la. En efecto, no hay la deconstruccin sino ms bien deconstrucciones98.
Por otra parte, con este nombre no se trata de una doctrina o de una teora
especulativa. Es ms bien la ley de una especie de procesos que afecta todo, lo
ideolgico, lo poltico, lo jurdico, lo econmico, incluso lo militar.
El surgimiento de lo im-posible
Si queremos entrar de manera ms profunda en la deconstruccin99
conviene volver a partir de una nocin retomada en buen nmero de libros de
nuestro filsofo en el curso de los diez ltimos aos de su vida: lo im-posible.
Buscando ir rpido, Derrida define entonces la deconstruccin diciendo: es
lo que ocurre o tambin: es la posibilidad de lo imposible100.
La deconstruccin jams se presenta como algo posible. Pero ella no pierde
nada en confesarse impo-sible. El peligro para una tarea de deconstruccin
sera ms bien la posibilidad. El riesgo sera entonces de devenir un conjunto
98 Sea lo que sea, como es corriente, incluyendo a Derrida, hablar de la deconstruccion, haremos lo
mismo invitando al lector a pensar el carcter plural de lo que se trata.
99
Que ms all de la muerte o la mortalidad de la filosofa, el pensamiento tenga todava un futuro, que
sea totalmente por venir, y que el futuro mismo tenga tambin un futuro, estas son preguntas que brotan
de la comunidad de los que todava en el mundo se llaman filsofos. Derrida habla entonces de una
comunidad de la cuestin sobre la posibilidad de la cuestin. Es poco, casi no es nada, pero ah se refugian y se resumen hoy una dignidad y un deber intangible de decisin. Una intangible responsabilidad.
Por qu intangible? Porque lo imposible ha tenido lugar ya. Violencia y Metafsica. Ensayo sobre el
pensamiento de Emmanuel Levinas, 1964. En Lcriture et la diffrence, Paris, Seuil, 1967, p. 118.
100 J. Derrida, Qu significa ser un filsofo francs hoy, 1999, Papier Machine, op. cit., p. 340.
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Lo que se deconstruye
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2.
62
Captulo 4
Lo que se deconstruye
63
rer decir ms. Esta frmula sera entonces un imperativo pluralista. Una sola
lengua sera reductora. Tal comprensin no se da sin evocar la preocupacin
antiimperialista y anticolonialista de Derrida. Por ltimo, no ms lengua
puede manifestar igualmente la necesidad de mostrarse atento a todo aquello
que se sedimenta en un suceso de lengua. Algo as como cuando decimos no
ms jugo de una fruta.
As, por ejemplo, fichu en lengua francesa (Fichus, Galile, 2002) puede
referirse a una especie de paoleta llevada por las mujeres, un chal, e incluso
a veces, constituir el centro de inters de los medios masivos de comunicacin117. Pero se puede decir igualmente de un individuo que l se burla de
alguien; o bien, describirlo como una persona bien arreglada (bien fichue)
o en circunstancias precisas, de mal arreglada (mal fichue). Uno puede
igualmente decir, comentando sobre un regalo ofrecido a otro por un tercero:
l no se burl de ti (il ne sest pas fichu de toi). En fin, a punto de morir, una
persona lanzar esta expresin: estoy condenado, perdido ( je suis fichu).*
La deconstruccion permanece atenta a la diseminacin del sentido (La dissmination, Seuil, 1972).
117 En Francia, la llegada a la escuela de jovencitas con velo, provoc alboroto en la prensa y numerosos
debates sobre la nocin de laicidad.
*
Cf. Fichus El discurso de Frankfurt (con ocasin del premio Theodor W. Adorno otorgado a Derrida).
Para fichu, se dice a veces en francs foutu (jodido), agrega, en sentido escatolgico de fin o de muerte y en sentido escatolgico de violencia sexual; tambin se utiliza en el sentido de irona. N. del T.
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Captulo 4
Lo que se deconstruye
1.
2.
3.
4.
65
Deconstruir el sexo?
En varios de sus escritos Sylviane Agacinski practica una especie de proceso deconstructivo frente a la cuestin de las identidades sexuales y de la
relacin hombre /mujer. Segn esta filsofa francesa no es a partir del uno
como conviene describir al otro porque entonces se privilegia uno de los dos
trminos, se jerarquiza la diferencia y seguimos permaneciendo en la lgica
del defecto, de la falta. En el fondo, la estructura androcntrica o falocntrica124 siempre est asociada con otras parejas conceptuales. Esas parejas se
encuentran jerarquizadas, como por ejemplo la relacin activo (masculino) /
pasivo (femenino). As en Aristteles, el principio generador macho es activo
y la materia nutricia, por el contrario, pasiva. Igualmente en Freud la energa
sexual, pulsional, es activa, porque impulsa a actuar para satisfacer las pulsiones. La libido tambin es macho por naturaleza.
121 J. Derrida Estoy en guerra contra m-mismo, Le Monde, 19 aot 2004, 12/10/2004, conversaciones
recopiladas por Jean Birnbau.
122 J. Derrida qu significa ser un filsofo francs hoy,Papier Machine, op.cit., p..341
123 Qu significa ser un filsofo francs hoy, Papier machina, op. cit., p.341.
124 Cuando Derrida utiliza trminos como Falocentrismo o Falogocentrismo apunta no solamente a
denunciar cierto dominio del pensamiento flico o de la razn viril sino tambin a desubicar todo
el sistema binario sobre el cual reposa la filosofa. Cf. G. Fraise, La diffrence des sexes, Paris, Puf,
1996, p. 106.
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Captulo 4
Lo que se deconstruye
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completud ligada justamente a esta idea de una identidad primaria indiferenciada. Por el contrario, esta carencia implica el reconocimiento de una divisin
originaria. Muchas teoras de la diferencia sexual intentaron reducir la mixidad
de la especie subordinando el otro al uno, suprimiendo el vrtigo del dos por la
referencia a un centro nico Ahora bien, se trata de romper con la nostalgia
del uno. La mixidad se plantea entonces como un valor fundamental, universal,
tanto tico como biolgico.
Conviene pensar una concepcin mezclada de lo humano y considerar
que hay dos versiones de lo humano (en el sentido de anthropos). Hay que
representarse la humanidad como una pareja. Segn S. Agacinski, politizar la
diferencia significa traducir polticamente el valor de la mixidad.
68
TERCERA PARTE
HACIA LA DEMOCRACIA
PRESENTACIN
De manera ms extensa que la cuestin nica de la identidad sexual
en la sociedad, abordar la poltica en deconstruccin necesita comprender lo que significa vivir juntos. Una problemtica tal, esencial en
la actualidad, toca eso que Derrida llama no solamente la democracia
sino la democracia por venir. Esta reflexin nos conducir progresivamente hacia el problema bien actual de la mundializacin pero
tambin a la necesidad de pensar lo que el filsofo llama una nueva
Internacional.
Captulo 5
La democracia en deconstruccin
Introduccin
El socilogo francs Alain Touraine escribi hace algunos aos una obra
siempre muy actual: Podremos vivir juntos?129. La reflexin de Derrida se
sita quiz por encima de esta pregunta. Pues medir lo que se deconstruye,
lo que ocurre por ejemplo en la democracia contempornea, debe permitirnos
reflexionar sobre lo que significa vivir juntos. A la luz del filsofo, apreciamos
entonces que la democracia es sin duda menos un estado de hecho que una
categora y una realidad por venir en las sociedades que sin embargo llevan
este nombre.
71
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Captulo 5
La democracia en deconstruccin
73
necesariamente hay que contar a sus amigos y contar a los otros, sin embargo;
sobre un fondo de irreductible alteridad135.
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Captulo 5
La democracia en deconstruccin
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Captulo 5
La democracia en deconstruccin
Arrivant: el que llega. Los traductores sugieren traducirlo por arribante, Espectros de Marx, p.42
141 J. Derrida, Voyou. Deux essais sur la raison, op. cit., p. 127.
142 J. Derrida, Ibd., p. 128.
143 J. Derrida, Spectres de Marx, Paris, Galile, 1993, p. 268.
144 En cuanto a la democracia y la justicia, Politiques de lamiti, p.83.(versin esp. pp.125-129,
77
145 J. Derrida, Qu quiere decir ser un filsofo francs hoy. (1999), Papier machine, op. cit., p. 341342.
146 J. Derrida, Force de loi. Le Fondement mystique de lautorit, Paris, Galile, 1994, p. 26.
147 J. Derrida, Spectres de Marx, op. cit., p.49 (versin esp., p. 37).
78
Captulo 5
La democracia en deconstruccin
la interrupcin que pide el respeto. Respeto que por otra parte a su turno pide
la interrupcin148.
Lo expresado de la justicia concierne igualmente a la democracia, por esto en
su trabajo llega hasta preguntarse si acaso no convendra, algn da, abandonar la
herencia del nombre democracia o cambiar de nombre. Efectivamente tendra
ms sentido hablar de democracia all donde ya no se trata (en lo esencial y de
manera constitutiva) de pas, de nacin, incluso de Estado y de ciudadano, en
otras palabras, si al menos pudiramos atenernos ms a la aceptacin dada a esta
palabra donde ya no se tratara de politica en el sentido en el que su etimologa
remite a la ciudad (polis)149.
Nuestro filsofo habla luego en trminos no peyorativos de una
despolitizacin esencial y necesaria. Despolitizacin que no sera ya la neutra o
negativa indiferencia por todas las formas de vnculo social, de comunicacin, de
amistad. Por otra parte, a travs de esta des-politizacin que tocara nicamente
al concepto fundamental y dominante de lo poltico se tratara de pensar y poner
en marcha una poltica distinta y una democracia diferente150.
5.
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Captulo 6
Los sufrimientos del mundo
Introduccin
Lejos de enfrascarse en conceptos o en vanas reflexiones especulativas, pero
sin dejar escapar nada en cuanto al rigor terico, el filsofo centra su atencin
en la angustia por aquello que los lgicos econmicos dejan de lado, al margen.
Evoca entonces diez plagas del nuevo orden mundial y pregona una nueva
Internacional para pensar en otras formas de hacerse solidario.
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Captulo 6
Los sufrimientos del mundo
Por una parte, se le quita el poder legtimo que tena del antiguo espacio
poltico (partido, parlamento, etc.).
2.
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Captulo 6
Los sufrimientos del mundo
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Captulo 6
Los sufrimientos del mundo
Un vnculo de solidaridad
La nueva Internacional no apunta nicamente a un nuevo derecho
internacional a travs de esos diversos crmenes. Es tambin un lazo de afinidad,
de sufrimiento y de esperanza. Es tambin un vnculo intempestivo y sin estatuto,
sin ttulo y sin nombre; pero tambin sin coordinacin, sin parte, sin patria, sin
comunidad nacional, sin conciudadana, sin pertenencia comn a una clase. Esta
nueva internacional remite a la alianza, sin institucin, de aquellos que ya no
creen o jams han credo en la internacional socialista-marxista, en la dictadura
del proletariado, en el rol mesiano-escatolgico de unin universal de todos
los proletarios de todos los pases. Ella rene todas esas personas que en ruptura
con esa corriente de pensamiento o fuera de l continan inspirndose en al
menos uno de los espritus de Marx o del marxismo. Espritu que conduce a la
crtica (terica y prctica) del estado de derecho internacional, de los conceptos
de Estado y de nacin
158 Pertenecen a esta Internacional todos los que sufren y todos aquellos que no son insensibles a la dimensin de estas sugerencias, todos los que cualquiera que sea su pertenencia cvica o nacional estn
determinados a volver hacia ellas la poltica, el derecho y la tica. J. Derrida, conversacin con Thomas Assheuer, retomada con el ttulo No la utopa, lo im-posible, Papier machine, op. cit., p. 355.
159 J. Derrida, Spectres de Marx, op. cit., p. 141.
87
2.
Nuestro filsofo afirma que esas dos lecturas no deben unirse pero s
entrelazarse. Ellas deben pues implicarse mutuamente al cabo de una estrategia
compleja y continuamente revaluada. Segn l, no habr re-politizacin e
incluso ya no habr ms poltica, diferentemente. Sin esta estrategia cada una
de las dos razones que acabamos de presentar podra conducir a lo peor:
Un idealismo fatalista.
88
Captulo 6
Los sufrimientos del mundo
desarrollo que l hace. Por otra parte, jugando un poco con una clebre frmula
de Marx, nuestro autor declara: lo que es seguro, es que no soy marxista161.
El filsofo insiste sobre la crtica e incluso sobre la autocrtica interminable.
Declara que si l es un espritu del marxismo al cual nunca estar dispuesto
a renunciar, no es solamente la idea crtica o la postura cuestionante, sino
ms bien una cierta afirmacin emancipatoria y mesinica. El filsofo habla
entonces de una cierta experiencia de la promesa que se puede intentar liberar
de toda dogmtica e incluso de toda determinacin metafisico-religiosa, de todo
mesianismo. Una tal promesa no debe permanecer espiritual o abstracta sino
que debe prometer que ser sostenida y por tanto producir acontecimientos,
nuevas formas de acciones, de prcticas, de organizaciones
Romper as con la forma partido o con tal o cual forma de Estado o de
Internacional no significa renunciar a toda forma de organizacin prctica o
eficaz. Es ms bien al contrario162.
A propsito de esta nocin espritu del marxismo Derrida habla de la
responsabilidad que sera aqulla de un heredero. Declara as mismo que
todos los hombres sobre la tierra, quiranlo, spanlo o no, son en cierta
medida herederos de Marx o del marxismo. El filsofo comprende esta
fidelidad a la singularidad absoluta de un proyecto o de una promesa de forma
filosfica o cientfica. La forma de esta promesa, de este proyecto sigue siendo
absolutamente nica.
En toda la historia de la humanidad un tal acontecimiento se relaciona por
primera vez e inseparablemente con formas mundiales de organizacin social
(un partido con vocacin universal, un movimiento obrero, una confederacin
estatal); todo esto al proponer un nuevo concepto de hombre, de sociedad, de
economa, de nacin as como varios conceptos de Estado y de su desaparicin.
Nos dice entonces que esta tentativa nica ha tenido lugar independientemente
de lo que se piense de este acontecimiento, del fracaso a veces aterrador de lo
que ha estado de esta manera comprometido, de los desastres tecno-econmicos
89
No se calcula el estado de una deuda, por ejemplo la que puede haber frente
a Marx, como se establece un balance de manera esttica y estadstica.
Ms bien se hace por un compromiso que selecciona, interpreta y
orienta. Se calcula por tanto el estado de una deuda de manera prctica y
performativa.
2.
90
Captulo 6
Los sufrimientos del mundo
3.
91
CUARTA PARTE
EL MUNDO, EL MAL Y LOS DESAFOS
TICOS.
PRESENTACIN
En la prolongacin de su reflexin sobre la globalizacin y sus
consecuencias sociales Derrida presta atencin al acontecimiento del
11 de septiembre de 2001 cuando en Estados Unidos aviones atacaron
las torres del Word Trade Center. El propsito del filsofo ilustra
concretamente la deconstruccin entendida como lo que ocurre. Luego
de este tiempo dedicado al terrorismo y la globalizacin convendr
preguntarnos al final de esta obra en qu medida es posible hablar de
una tica derridiana.
Captulo 7
Globalizacin, deconstruccin y terrorismo
Introduccin
Luego de una entrevista con Giovanna Borradori, una colega y amiga,
afirmaba que el acontecimiento del 11 de septiembre requera una
respuesta filosfica que cuestionara en su ms grande radicalidad las mejores
presuposiciones conceptuales ancladas en el discurso filosfico. Por otra parte,
sealaba que los conceptos con los que a menudo se haba descrito, nombrado,
categorizado este acontecimiento brotaban de un sueo dogmtico del que
slo puede despertarnos una nueva reflexin filosfica, una reflexin sobre
la filosofa especialmente poltica, y sobre su herencia165. Son interrogadas
entonces nociones muy importantes como las de terrorismo o guerra.
95
Qu es un acontecimiento mayor?
No es suficiente colocar en la muerte, en pocos instantes, a cerca de
4.000 personas y sobre todo civiles utilizando una tecnologa calificada de
avanzada para producir un acontecimiento mayor. Existen ejemplos durante la
segunda Guerra Mundial que despus de semejantes asesinatos masivos y casi
instantneos stos no hayan sido registrados, interpretados, sentidos, presentados
como acontecimientos mayores.
Conviene luego preguntarse por qu y distinguir entre dos impresiones:
1. Por una parte, la compasin por las vctimas y la indignacin ante el asesinato;
tristeza y condenacin sin lmites, incondicionales de principio.
2. Por otra parte, la impresin interpretada y por lo tanto interpretativa,
informada, la evaluacin condicional que da a creer que se trata ac de
un aconteciminiento mayor. Rpidamente llegamos a la pregunta: pues
finalmente qu es un acontecimiento? Y cual ms es mayor? Qu es
un acontecimiento que dara testimonio de manera ejemplar de la esencia
misma de un acontecimiento? Adems un acontecimiento ms all de la
esencia? Pues un acontecimiento que se conformara ms con una esencia,
166 J. Derrida, auto-inmunidad, suicidios reales y simblicos. El concepto 11 de septiembre (dilogos en
N.York / Octubre ).
96
Captulo 7
Globalizacin, deconstruccin y terrorismo
97
El proceso auto-inmunitario
En el texto titulado Foi et Savoir analiza lo que denomina la aterrorizadora
y fatal lgica de la auto-inmunidad de lo indemne. En el campo de la biologa
principalmente encontramos esta nocin de Inmunidad. Como todos sabemos,
la inmunidad remite a la resistencia natural o adquirida de un organismo vivo
a un agente infeccioso (microbios) o txico (venenos, toxina de champin).
Por otra parte, indemne viene del latn indemnis, de damnum: dao. Y remite
a lo que se ha probado que no produce dao luego de un accidente o de una
prueba.
Tambin la reaccin inmunitaria protege la indemnidad del cuerpo propio
produciendo anticuerpos contra extraos antgenos. El proceso de autoinmunizacin consiste para un organismo vivo en protegerse contra su autoproteccin destruyendo sus propias defensas inmunitarias168
En el campo mdico se utilizan cada vez ms las virtudes positivas de los
inmuno-depresores cuya funcin es la de limitar los mecanismos de rechazo
y facilitar la tolerancia de ciertos injertos de rganos. Es a partir de esto como
Derrida propone una ampliacin al hablar de una lgica general de la autoinmunizacin.169 Un proceso auto-inmunitario es ese extrao comportamiento
del viviente que de manera casi suicida se dedica a destruir l mismo sus propias
protecciones, inmunizndose contra su propia inmunidad.
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Captulo 7
Globalizacin, deconstruccin y terrorismo
99
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Captulo 7
Globalizacin, deconstruccin y terrorismo
2.
Una agresin que hace temer el futuro, que se puede reproducir y quiz
en lo peor.
3.
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Globalizacin, deconstruccin y terrorismo
103
174 Al abordar el problema de la soberana internacional tocamos cuestiones muy complejas de las que
haban hablado Kant y Arendt. En efecto, ambos filsofos apelaron a un derecho internacional pero
excluyeron e incluso criticaron la hiptesis de un super-Estado o de un gobierno mundial. Al hablar
de democracia por venir Derrida no quiere decir democracia futura que un da estar presente. La
democracia, nos dice, nunca existir en el presente. La democracia no se presenta. Tampoco es una
idea reguladora en sentido kantiano (como ideal al que se debe tender ). Derrida dice que hay la imposibilidad alli donde ella inscribe la promesa. Pero lo imposible permanece imposible en razn del
dmos ( pueblo ). Y esto por dos razones opuestas: por una parte, la incalculable singularidad de no
importa quien, antes que cualquier sujeto, la posible desvinculacin social de un secreto por respetar
ms all de toda ciudadana y de todo Estado, incluso de todo pueblo, adems del estado actual del
viviente como viviente humano; por otra parte, la universalidad del clculo racional, de la igualdad
del ciudadano ante la ley, el vnculo social del ser-en conjunto, con o sin contrato. Cf. J. Derrida, art.
cit, p.178.
104
Captulo 7
Globalizacin, deconstruccin y terrorismo
2.
Por todas partes en donde tiene lugar sin tener lugar, es para lo mejor como
para lo peor.
3.
Sobre esta realidad vuelve varias veces. En su libro Dar la muerte analiza
Gnesis 22 y toma de nuevo de manera original la reflexin sobre el sacrificio
de Abraham pidiendo que nos imaginemos a un pap llevando a su hijo para
un sacrificio en la colina de Montmartre. Si Dios no le enva un cordero de
reemplazo o un ngel con el fin de detener su brazo, entonces un juez imparcial
de instruccin lo acusar de infanticidio o de homicidio voluntario. Y si este
juez contina procediendo como si el sicoanlis en nada hubiera perturbado
el orden del discurso sobre la intencin, la conciencia, la buena voluntad, etc,
el padre criminal no tendr suerte para salir de esta situacin. Naturalmente
el padre podr declarar que otro le orden este gesto y quizs en secreto para
poner a prueba su fe y nada ocurrira ah: todo est organizado para que el
hombre sea condenado sin ser llamado por el tribunal de cualquier sociedad
civilizada.
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Globalizacin, deconstruccin y terrorismo
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Globalizacin, deconstruccin y terrorismo
181 J. Derrida, Auto-inmunidad, suicidios reales y simblicos, Le concept du 11 septembre, op. cit.,
p.186.
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Globalizacin, deconstruccin y terrorismo
183 La idea reguladora en Kant en oposicin a constitutivo remite al uso legtimo de ideas transcendentales que tienen por objeto la unificacin total de lo que el entendimiento conoce. Ese uso consiste en
considerar esa unidad como un ideal hacia el cual se debe tender. Y que es muy propio para sugerir
buenas hiptesis pero no como una realidad en la que estemos en derecho de afirmar a priori.
111
CAPTULO 8
UNA TICA DERRIDIANA?
Introduccin
Al trmino de este recorrido sobre la dimensin social del pensamiento
de Derrida parece lgico preguntarse sobre el lugar de la tica en la obra
del filsofo. Notemos de entrada que no son solamente los temas del don, la
hospitalidad, el perdn o la justicia, para tomar slo algunos que dependen
de la tica, sino en cierta manera la deconstruccin misma. En este captulo
miraremos lo que es la promesa y la mesianicidad en el pensamiento de nuestro
autor. Este desvo nos conducir a la cuestin de la justicia y permitir captar
mejor la relacin que mantiene Derrida con la tica.
Promesa y mesianicidad
Solo captaremos el pensamiento derridiano de la promesa y la mesianicidad
con respecto a su reflexin sobre lo imposible184. Es tanto como decir que estas
nociones tienen algo que ver con la deconstruccin. Cuando Derrida aborda
la traduccin en El monolingismo del otro, afirma que nada es intraducible,
en un sentido, pero en otro sentido todo lo es, la traduccin es otro nombre de
lo imposible185. Ahora bien, la promesa remite tambin en nuestro filsofo a
lo imposible186.
184 J. Derrida, Comme si ctait posible, within such limits, 1998-1999, Papier Machina, Pars, Galile,
2001, pp.283-319.
185 J.Derrida, le monolinguisme de lautre, Pars, Galile. 1996, p.103.(versin esp., p.80)
186 Vamos a prolongar lo que se haba evocado en el captulo 4 sobre la fecundidad de la nocin de imposible.
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promesa se haga el mal haciendo lo que parece bien y se produzca algo que
gira mal. Lo que quiere decir que lo hecho a medias puede estar en el trabajo
de lo bien hecho.
Despus de haber prometido podemos de esta manera preguntarnos si al
venir se hace bien o si al hablar se responde verdaderamente a las expectativas
que eran las de las personas que nos haban invitado a hacerlo En sntesis,
hay posibilidades de desviacin en la promesa. Por tanto Derrida afirma que
una promesa que no estuviera atormentada constitutivamente por estas
posibilidades no sera una promesa. Una promesa que estuviera segura de que
el bien es el bien, que el bien no har el mal, no sera verdaderamente una
promesa. Una promesa que estuviera segura de que el otro y yo-mismo nos
entendemos en la transparencia y en la adecuacin sobre lo que es el bien, en
qu consiste, no sera una verdadera promesa.
Una promesa que creyera que no hay malentendido, que comprendemos
exactamente la misma cosa, no es verdaderamente una promesa191. Una promesa
no tiene que conformarse con cierto nmero de reglas pues sin esto pierde su
singularidad. Se transforma as en una cortesa codificada o en un rito. En
el fondo: una promesa ocurre. Ella surge del acontecimiento. Una promesa
interrumpe el curso ordinario de la historia, subvierte los cdigos. Hay una
radical heterogeneidad entre la lgica del clculo, lo previsible y aqulla de
la promesa. Esto no significa que debamos prometer sin calcular. Cuando
hacemos una promesa digna de ese nombre no renunciamos al clculo. Podemos,
por ejemplo, calcular para saber si es posible venir tal da a tal hora. Pero el
momento de la promesa, su instancia, es completamente heterogneo a todos
los clculos que se puedan prever.
En el conjunto de su trabajo Derrida siempre ha tenido que ver con parejas
conceptuales como perdn condicional y perdn incondicional o an ms,
hospitalidad incondicional y hospitalidad condicional. Estas lgicas son
radicalmente heterogneas pero en la experiencia indisociables 192. No creamos
que esta reflexin suya surge nicamente del campo terico. Al contrario,
implica un compromiso poltico de todos los momentos. As, en el Parlamento
de Escritores, en la UNESCO, en diferentes pases, peridicos, lenguas,
nuestro filsofo afirma que en el corazn de la promesa se aloja el carcter
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2.
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200 Nada ni nadie llega de otro modo, hiptesis que desde luego jams podemos excluir
201 J. Derrida, Spectres de Marx op. cit. p. 111 112.
202 Y sinembargo, al mismo tiempo, nada sucede y nada se decide jams sino a levantar el quiz y como
dice Derrida, guardando la posibilidad viva como memoria viva.
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205 J.Derrida, De la palabra a la vida: un dilogo entre J.derrida y Helne Cixous, Magazine littraire,
No.430, avril 2004, p.28. no se puede pensar la singularidad de un acontecimiento como la solucin final, como la punta extrema de la violencia mtica y representacional, en el interior de su sistema.
Hay que intentar pensarlo a partir de su otro, es decir, a partir de lo que ha intentado excluir y destruir,
exterminar radicalmente, y que lo obsesionaba a la vez por dentro y por fuera. Hay que intentar pensarlo desde la posibilidad de la singularidad, de la singularidad de la firma y del nombre, pues lo que
el orden de la representacin ha intentado exterminar no son solamente vidas humanas por millones,
sino tambin una exigencia de justicia y son tambin los nombres; y en primer trmino la posibilidad
de dar, de inscribir, de llamar y de recordar el nombre. J.Derrida, Force de loi op. cit., p.141 (Trad.
de Adolfo Barber y Patricio Gmez Pealver, reimpresin, 2002, p.145).
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206 . Con ocasin de un coloquio sobre nuestro autor, Rodolphe Gasch sealaba que en francs la palabra
responsabilidad haba aparecido en el contexto de la Revolucin Francesa, en un primer momento
como trmino poltico. Responsabilidad significa entonces la obligacin del gobierno, y en primer lugar la de los ministros de ser garantes de sus actos. El 13 de agosto de 1800 el primer Cnsul Napolen
Bonaparte designa una comisin de cuatro eminentes juristas para redactar un proyecto de cdigo civil
de los franceses. Ahora bien, en este cdigo, el trmino tomar un nuevo significado. Remitir al hecho
de ser autor de daos y sobre todo de tener la obligacin de responder a las preguntas ante una corte, de
justificar sus actos y reparar los daos causados. Habr que esperar el siglo XIX para que el trmino se
convierta en nocin filosfica. Kierkegaard y Nietzsche marcarn, parece, las etapas ms importantes
de esta transformacin. En su orden, es con la fenomenologa como la nocin de responsabilidad ser
tomada como concepto central de la tica. R. Gasch, el extrao concepto de responsabilidad, La democratie venir. Autor de Jacques Derrida (Bajo la direccin de Marie- Louise Mallet), Paris, Galile,
2004, p.361.
207 . J. Derrida, Lautre cap, Paris, Minuit, 1991, p. 71 (versin esp., p. 60)
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208 . J. Derrida, Ibd., pp. 75-76 (El otro cabo, Barcelona, Ediciones del Serbal,1992, p.64)
209 . J. Deerrida, Ibd., 1991, p. 78
210 J. Derrida, Donner la mort, Pars, Galile, 1999, p. 20
211 . J. Derrida, violencia y metafsica. Ensayo sobre el pensamiento de Emmanuel Levinas (1964), La
escritiura y la diferencia, Trad. P. Pealver, Barcelona, Anthropos, 1989.
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DECONSTRUCCIN Y RESPONSABILIDAD
Los trminos derecho, justicia, responsabilidad atraviesan la obra de
nuestro filsofo. Pero en fin de cuentas existe una tica derridiana?.
Comprendemos que la deconstruccin no corresponde a una especie de
abdicacin ante la cuestin tico-poltico-jurdica de la justicia y ante la
oposicin de lo justo y lo injusto. Ms bien ofrece doble movimiento:
212 Cf. J. Derrida, Force de loi, op. cit., p.44 (versin esp., p.46)
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Todo sera fcil si la diferencia entre justicia y derecho fuera una verdadera
distincin. Ahora bien, el derecho pretende ejercerse en nombre de la justicia y
sta exige instalarse en un derecho que debe instaurarse por la fuerza. Nuestro
filsofo afirma que la deconstruccin se encuentra y se desplaza siempre entre
los dos.
El derecho y la Justicia
Detengmonos ante todo en algunos ejemplos dados de aporas:
1.
2.
3.
1. La epokh de la regla
Nuestro axioma ms comn es que para ser justo o injusto debo ser libre y
responsable de mi accin. As, no se podr decir de un ser sin libertad, o sin
libertad en tal acto, que su decisin es justa o injusta. Pero esta libertad o esta
decisin de lo justo debe seguir una ley, una regla, para ser reconocida como tal.
Ella debe por tanto poder ser del orden de lo calculable, de lo programable en
su libertad de seguir dndose la ley. Sin embargo si el acto consiste nicamente
en aplicar una regla, desarrollar un programa o ejecutar un clculo, podremos
solamente calificarlo de legal. En ningn caso se podr decir que la decisin
es justa simplemente porque no ha habido aqu una decisin. Por ejemplo, para
que la decisin de un juez sea justa, no solamente debe seguir una regla de
derecho sino igualmente asumirla, aprobarla, confirmar su valor por un acto
reinstaurador de interpretacin. Cada ejercicio de la justicia como derecho slo
puede ser justo si es un juicio con nuevos costos.
As, para que una decisin sea justa y responsable, es necesario que en su
propio momento si se presenta, sea a la vez regulada y sin regla, conservadora
de la ley y suficientemente destructiva o suspensiva de la ley como para deber
reinventarla en cada caso, justificarla de nuevo, reinventarla al menos en la
reafirmacin y en la nueva confirmacin y libre de su principio213
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Conclusin
Frecuentemente Jacques Derrida se esforz en demostrar que slo lo imposible puede ocurrir. Recordando que la deconstruccin era imposible o lo
imposible y que tampoco era un mtodo, una doctrina, una meta-filosofa especulativa, sino lo que ocurre, prolongaba esta conviccin. Las investigaciones
del filsofo emprendidas los ltimos 20 aos antes de su muerte sobre el don, el
perdn, la hospitalidad, la justicia y la amistad, corroboran este pensamiento
del posible imposible220.
Intentar hoy comprender aquello que nos ocurre, en este caso en el dominio social y poltico, no es ocultar el anlisis sobre la realidad sino por el
contrario volverse atento a todo aquello que aparece nuevo, al hecho singular;
es interrogar las parejas impensadas que utilizamos espontneamente al
tomarlas de la metafsica occidental. El filsofo ha mostrado de esta manera
en qu el concepto de fraternidad, por ejemplo, era inquietante. Porque, de
una parte, en efecto, se arraiga en la familia, la genealoga, lo autctono lo
que nos permite regresar al asunto fundamental: no debemos vivir sino con
los semejantes? recordando que escoge, por su parte, darle todo su lugar a lo
heterogneo. Por otra parte, la fraternidad manifiesta la hegemona masculina
y llama a una solidaridad humana de hermanos y no de hermanas. As, por
ejemplo, la Revolucin Francesa de 1789 se valoriz con la libertad, la igualdad y la fraternidad, pero hubo que esperar hasta 1945 para que en Francia las
mujeres fueran efectivamente reconocidas como ciudadanas en su totalidad. La
nocin de fraternidad cohabitaba por tanto sin problema con la exclusin de
220 . J. Derrida, Luniversit sans condition, Pars, Galile 1991, p. 75.
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Conclusin
224 . F. Poch, Sujet, parole et exclusin. Une philosophie du sujet parlant, Paris, L harmattan, 1976.
225 . R. Fornet Betancourt, Interculturalidad y filosofa en Amrica Latina, Concordia, Rehe monographien Band 36, 2003, p. 46
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