Divinas Palabras
Divinas Palabras
Divinas Palabras
En la ltima dcada del S.XIX y en las primeras del SXX aparece con fuerza en el panorama del
teatro espaol el subgnero conocido como Drama Rural. Su origen se puede rastrear en la
influencia del naturalismo y del costumbrismo del siglo XIX y en la tradicin del teatro del
Siglo de Oro, que tantas veces plantea el tema de la honra y el honor, y que est muy enraizado
en el sentir popular. El dama rural tradicional se caracteriza por presentar las pasiones humanas
en un marco primario y radical, plantear temas relacionados con la honra, el empleo de dialectos
y del habla vulgar (con refranes y dichos) y por estar situado en un entorno rural, presentando
una visin idealizada del campo.
Podemos observar dos actitudes entre los dramaturgos de la poca. Los conservadores tratarn
de mantener un teatro burgus que ponga de manifiesto algunos defectos de esa sociedad pero
sin llegar a situaciones comprometidas. Un claro representante de esta tendencia sera Jacinto
Benavente, con obras como La malquerida. Otros autores en cambio, como Garca Lorca
(Yerma) o Valle Incln (Divinas Palabras) tratarn de plantear nuevas maneras de entender el
drama rural.
Divinas palabras apareci presentada como tragedia de aldea en las pginas del semanario El
Sol, causando gran sorpresa en los lectores tanto por la crudeza de sus imgenes como por su
atrevimiento al presentar la accin. Ms tarde, el autor cambiar el subttulo de la obra con
acierto a tragicomedia de aldea, ya que se aleja del drama rural tradicional al renunciar al
realismo y el costumbrismo tradicionales. La obra fue estrenada por la compaa de Margarita
Xirgu, mediante un arreglo de texto, en el Teatro Espaol el 16 de Noviembre de 1933; pero
como era de esperar, su estreno tuvo poco xito entre el pblico, ms aficionado a la comedia
burguesa de autores como Benavente.
La obra est estructurada en 3 jornadas, divididas a su vez en 20 escenas.
La jornada I abarca un da de verano (agosto), desde la maana a la noche. La jornada II
comienza con el alba, (esc. 1) y se extiende a lo largo del medioda ( esc.2), la siesta (esc.3), el
anochecer (esc.4), la noche (esc. 5-9) y la maana del da siguiente ( esc.10). La jornada III el
da siguiente, se supone agosto porque Serenn est haciendo la siega. Empieza a la maana
( esc. 1, 2 y 3) y termina con la tarde llena de sopor (esc.4) y los oros de poniente (esc. 5).
La estructura es circular: el calor del verano saca a Mari-Gaila (criatura vital y encerrada) de su
casa, de la Iglesia de San Clemente y de su marido, para vivir su verano de pasin y lujuria, y
finalmente terminar recogindose otra vez entre lgrimas c en la Iglesia de San Clemente con su
marido.
Divinas palabras nos introduce en un universo ficticio pero muy prximo a la realidad de la
Galicia de la poca, poblada de sacristanes, beatas, feriantes, faranduleros, y mendicantes.
Hablamos de su carcter ficticio precisamente por deformar la realidad enfatizando lo negativo
y lo grotesco. Los individuos que nos presenta son seres pertenecientes al pueblo llano,
marginales y envilecidos, que luchan por la supervivencia y que muestran un ambiente de
pobreza material y miseria espiritual y moral. Este entorno con base real, se llena de seres de la
mitologa gallega como el trasgo o las brujas; y la magia y la supersticin aparece mezclada con
la religin en la mente de los aldeanos.
En Divinas palabras el autor presenta un retrato pesimista de una sociedad degradada, en un
ambiente srdido. Esta obra, a pesar de no formar parte del llamado ciclo esperpntico , sino
del ciclo mtico, es considerada a causa de su marcado estilo expresionista como precedente e
iniciadora de la esttica del esperpento. No obstante, hablaremos de ella como una obra de
transicin, ya que al mismo tiempo que advertimos que la deformacin grotesca en esta obra no
alcanza la intensidad que tendr en obras posteriores, vemos que Divinas palabras est todava
Los dilogos son rplicas cortas y rpidas en las que los personajes influyen unos en los
otros de forma irreflexiva. Estos dilogos, a diferencia de los largos y narrativos que
caracterizan las obras de autores como Benavente, mantienen la tensin y el rimo.
Vemos como los dilogos contienen y desarrollan la accin principal. A travs de ellos y no de
las acotaciones asistimos a los acontecimientos que hacen avanzar la accin: la muerte de Juana
la Reina (La reina: Qu estrelln en el cielo!; La Tatula: Ay, que raj!) , la infidelidad de
Mari- Gaila (Mari Gaila: A ti me entrego), la muerte del hidrocfalo (el soldado: Nada ms que
la muerte!), el descubrimiento del adulterio (una voz: Con quin fornicaba?; otra voz: Con el
titiritero!) y la salvacin mediante las divinas palabras en latn.
Las acciones importantes se desenvuelven as ante nuestros ojos, potenciando de esta manera la
intensidad dramtica. Pero al mismo tiempo, el dilogo, que opta por no conmoverse por lo
acontecido, resta peso a la naturaleza crtica de los hechos en s mismos.
Vemos as tambin como en el caso de Yerma, drama rural innovador, se evitan los dilogos
largos y pausados, para optar por respuestas rpidas y rtmicas, a las que en este ltimo caso se
unen la poesa y la cancin popular. En Yerma tambin las acciones importantes suceden ante
nuestros ojos, por eso la intensidad dramtica de Yerma va creciendo constantemente hasta el
final.
Pasando al mbito de los personajes, estos destacan por su primitivismo y estn guiados
principalmente por instintos como la supersticin, la avaricia, la lujuria, el egosmo o la envidia.
Esto hace que los seres que pueblan esta obra, con excepcin de la nia blanco, con hbito
morado que sonre exttica entre la pareja de sus padres (nica esperanza de belleza moral)
nos resulten crueles e inhumanos.
La obra nos presenta el enfrentamiento entre dos tipos de morales aparentes: por un lado la
moral tradicional representada por personajes como Pedro Gailo, Marica del Reino, Benita la
Costurera o los perseguidores de Mari Gaila; y por otro la amoralidad, encarnada en Mari Gaila,
Sptimo Miau, Migueln No obstante, en seguida advertimos que o no son ms que
variaciones de una misma y general falta de moral.
Esto nos permite hablar de la introduccin en la obra del personaje colectivo, a pesar de que
los personajes tienen mltiples rasgos que los individualizan. El hecho de que todos los
personajes, tanto aquellos que parecen salvaguardar la moral como los que afirman tener tratos
con el diablo, acten guiados por instintos primarios y muestren comportamientos indignos,
hacen que estas acciones no resulten chocantes comprendidas en ese ambiente de miseria moral
y espiritual. Dentro de esta atmsfera deshumanizada, somos conscientes de que cuando Marica
del Reino desaprueba la vida de Mari Gaila y la acusa de adulterio, lo hace guiada por la
envidia, y no por verdadera riqueza moral.
Es precisamente en esta deshumanizacin y deformacin de los personajes y sus motivaciones
donde se aprecia ms la tendencia al esperpento que se atribuye a esta obra. Vemos ya como
Simonia es descrita como abobada, lechosa, redonda con algo de luna, de vaca y de pan, y
se describe a unas viejas como resplandor de faroles, negrura de mantillas recordando a la
pintura goyesca. Sin embargo, el esperpento es especialmente evidente en las figuras del
sacristn y del enano hidrocfalo.
Pedro Gailo es descrito como un viejo fnebre, amarillo de cara y manos, barbas mal rapadas,
sotana y roquete; y ms adelante se pasa la mano por la frente y los cuatro pelos qudenle de
punta. Sus ojos con estrabismo miran hacia la carretera. El enano por su parte con expresin
lela mueve la enorme cabezota mientras las moscas () acuden a posarse sobre [su] boca
belfa donde el bozo negrea.
Sin embargo, lo que ms distingue el carcter esperpntico de estos personajes frente a los
dems es su naturaleza de tteres. El sacristn, a pesar de que pretende ser defensor de la moral