Angeles e Insectos
Angeles e Insectos
Angeles e Insectos
coleccionista
de
restos
y
excentricidades de la naturaleza. Sir
Alabaster, adems, tiene una hija
tan hermosa como las mariposas
que dan ttulo a la novela, y William
se enamorar y se casar con la
bella Eugenia. Pero los placeres
conyugales a los que aspira el
inocente entomlogo quiz sean
tan letales como los de los machos
de ciertas especies de insectos que
l ha estudiado, y el laberinto de
relaciones y jerarquas familiares de
los Alabaster oculta secretos
perversos que William deber
desvelar para recuperar la libertad
y encontrar el amor verdadero.
definitivamente a su capitn, ni
Emily de que su difunto prometido
amigo de su hermano, el poeta
Alfred Tennyson, e inspirador de
una clebre elega, fuera capaz,
en sus das en este lado del mundo,
de un slido y terrenal amor por
una mujer.
A. S. Byatt
ngeles e
insectos
ePub r1.0
Titivillus 03.03.16
Morpho eugenia
piel
blanca
le
haba
llevado
automticamente a presidir la mesa.
Aqu pareca cetrino, con aquel dorado
de ictericia aadido al moreno del sol.
Era alto y flaco por naturaleza, pero
estaba casi cadavrico tras sus terribles
experiencias en el mar. La gente, plida
a la luz tenue, pasaba rpidamente
bailando la polca, murmurndose cosas.
La msica par, las parejas despejaron
la pista mientras aplaudan y se rean. A
las tres hijas de los Alabaster las traan
de vuelta hasta el grupo que rodeaba a
su madre. Eugenia, Rowena y Enid.
Las tres eran criaturas marfileas y
de un dorado claro, de grandes ojos
azules y largas pestaas claras y
sedosas,
visibles
nicamente
a
contraluz. Enid era la ms joven; an le
quedaba un rastro de gordura infantil, y
llevaba un vestido de organd rosa
fucsia guarnecido con capullos blancos,
adems de una corona tambin de
capullos con una redecilla de cintas
rosas en el pelo. Rowena era la ms
alta, la risuea, la que tena un color
ms vivo en las mejillas y en los labios,
y la cola del pelo recogida en la nuca,
tachonada de perlas y de margaritas con
un toque encarnado. La mayor, Eugenia,
llevaba unas enaguas de seda lila
cubiertas de muselina blanca, un
ramillete de violetas en el pecho, ms
violetas en la cintura, y violetas y yedra
proporcionaba a la estancia la
apariencia de una sala capitular. Por las
paredes haba altas libreras arqueadas
repletas de cuero lustrado, y cmodas de
grandes cajones. Tambin haba tres
vitrinas hexagonales aisladas, de
brillante caoba, en el interior de una de
las cuales reposaban, en sus alfileres,
varias de las primeras capturas de
William: helicnidos, papilinidos,
danaides, itmidos. Encima de las
vitrinas colgaban textos transcritos con
una cuidadosa caligrafa en letra gtica,
y ribeteados con encantadores dibujos
de frutas, flores, hojas, pjaros y
mariposas. Harald Alabaster se los
seal a William Adamson.
comunidad
varias
solteronas
subordinadas de diferentes edades,
parientes de los Alabaster o de sus
esposas. Una tal seorita Fescue estaba
siempre presente en las comidas,
masticando ruidosamente y sin hablar
nunca. Haba una delgada seorita
Crompton, normalmente conocida como
Matty, que, aunque no era la institutriz
(sa era la seorita Mead) ni tampoco la
niera (sa era Dacres), pareca que se
dedicaba de alguna manera al cuidado
de los miembros ms pequeos de la
familia. Tambin haba hombres jvenes
de visita, amigos de Edgar y de Lionel.
Luego estaban los criados, desde el
mayordomo y el ama de llaves hasta las
sobre ellos.
Es muy interesante dijo William
que slo sea este macho tan agresivo
el que tiene el barniz rosa. Dos de los
otros son machos, pero no estn rojos de
rabia, o de alegra, como l. El seor
Wallace afirma que las hembras son
descoloridas porque defienden sus nidos
en general, pero el padre construye y
guarda su propio nido hasta que los
alevines se van nadando. Y aun as sigue
rojo de clera, tal vez a modo de aviso,
hasta mucho despus de que la
necesidad de atraer a una hembra a su
bello
hogar
haya
desaparecido
completamente.
Probablemente, hemos dejado
crueldad
A pesar de que creo que se es un
Dios hecho a imagen de los peores
hombres, ante cuyos excesos todos nos
echamos a temblar en un tono ms
bajo, creo que de cuando en cuando
he observado que tambin la crueldad es
instintiva, por lo menos en algunas de
nuestras especies. He visto funcionar la
esclavitud, sir Harald, he visto una
muestra de lo que hombres corrientes
pueden hacerles a los hombres cuando la
costumbre se lo permite
Me senta limpio cuando rechazaba
a ese Dios, seor, me senta libre, y a
plena luz, como podra sentirse otro
hombre al sufrir una conversin
suspiro.
Y cmo vamos a encontrar una
reina? Tenemos que romper el
hormiguero? Vamos a producir un
destrozo enorme.
Mirar por los alrededores y
tratar de encontrar un nido construido
hace poco, una comunidad reciente que
se pueda trasladar ms o menos entera.
Se pase de un lado a otro, dndoles
la vuelta a las hojas con un palito, y
siguiendo pequeos convoyes de
hormigas hasta sus hendeduras y grietas
en las races y en la tierra. Matty
Crompton permaneca vigilante a su
lado. Llevaba un vestido de pao
marrn, austero y poco favorecedor, y el
sera si lo acariciara.
Estaba acostumbrado a la soledad;
no tena ni idea de cmo se cotilleaba, o
de cmo se atenda a los cotilleos,
aunque era consciente, como se es
consciente de las nubes de polen que
desprenden los rboles grandes en los
das templados, de que haba
especulacin en el ambiente. Y un da
iba de camino por la galera del claustro
hacia el estudio hexagonal, cuando se
top con Robin Swinnerton que vena
andando deprisa en direccin contraria.
Era un joven de pelo rizado, castao
rojizo, con una agradable sonrisa, que
ese da le llegaba de oreja a oreja y
consigui engaar a William Adamson.
deberamos pensar.
Creo que su preocupacin por
Eugenia es muy natural, es tan sensato de
su parte como siempre. No es cosa ma,
pero a m tambin Estuvo a punto
de aadir me preocupa Eugenia, pero
gan la prudencia.
Usted es un joven bueno, y su
presencia es muy agradable dijo
Harald Alabaster. Me alegra mucho
que est aqu con nosotros. Tiene buen
corazn. Y eso es lo ms importante.
alguna
estrategia
normal
de
supervivencia que se anula con nuestra
costumbre de entrometernos poniendo
luces artificiales relucientes. Me he
preguntado si se guan por la luz de la
luna y confunden las velas con cuerpos
celestes muy brillantes. No la encuentro
una hiptesis satisfactoria del todo. Por
qu no se sienta, a ver si las mariposas
nocturnas se creen que usted es la luna,
de la misma forma que las diurnas la
confundieron con las flores y el cielo?
Se sent a su lado en el banco, y su
presencia lo inquiet. Estaba dentro de
la atmsfera, o la luz, o la fragancia que
ella desprenda, como un barco se ve
arrastrado por un remolino, como una
la dejarn a usted
Aqu hay otro, atrapado en el
encaje. Voy a chillar.
Regres abrindose paso entre la
multitud de machos que avanzaban a
ciegas, y meti los dedos en el encaje
del cuello para sacar al intruso.
Debe de ser el perfume
Eugenia lloraba.
Ha
sido
horrible,
como
murcilagos, como fantasmas, qu cosa
ms asquerosa.
Tranquilcese.
No
quera
asustarla.
l estaba temblando. Ella le pas
los brazos por el cuello y apoy la
cabeza en su hombro, y se qued as
propia mariposa.
El seor Darwin cree que la
belleza de la mariposa existe para atraer
al macho, y que la belleza de la
orqudea est diseada para facilitar que
la abeja la fecunde.
Y yo le contesto que ninguna abeja
ni ninguna orqudea experimenta nuestra
exquisita sensacin de alegra al ver la
perfeccin de los colores y las formas
de estas cosas. Y vamos a suponer que
un Creador cre el mundo entero por el
placer de establecer la variedad de las
especies, de las piedras y la arcilla, de
la arena y el agua, no? Slo vamos a
imaginarnos a ese Creador precisamente
porque nosotros mismos estamos
de brutos.
Yo creo, igual que el duque de
Argyll, que la brillantez superflua de las
aves del paraso es un poderoso
argumento a favor de que quiz, en
cierto sentido, el mundo original fue
hecho para disfrute del hombre. Porque
ellas no pueden recrearse en ellas
mismas, como nosotros en ellas.
Danzan para sus compaeras,
como hacen los pavos y los pavos
reales.
Pero no siente que su propia
sensacin de asombro corresponde a
algo que va ms all de usted mismo,
William?
La verdad es que s. Pero tambin
caliente
y
rojo
de
Edgar
desagradablemente cerca del suyo.
Usted no debe de tener el coraje
ni la fuerza para hacerlo, seor. Se
queda ah sentado y sonre como un
tonto, pero usted no podra conseguir
una cosa semejante.
Seguro que no dijo William
pacficamente, las piernas estiradas
hacia adelante, los msculos relajados,
como saba que deberan estar,
enfrentados a semejante agresin.
No me gusta su actitud. Nunca me
ha gustado. S que en el fondo me
desprecia.
No es sa mi intencin. Ya que
vamos a ser cuados, espero no dar esa
inmediatamente
abortada,
fue
sobrecogedor. Se puso blanco, se
incorpor torpemente y se sacudi con
fuerza el polvo de los pantalones varias
veces. William pens: Ahora intentar
matarme de verdad, y esper el golpe,
gir para evitarlo, para saltar a un lado
y darle una patada en la entrepierna.
Pero Edgar Alabaster se limit a emitir
un sonido incoherente y ahogado, y sali
de la habitacin mientras segua
sacudindose la ropa con las manos.
Lionel dijo:
Le ruego que que no tenga muy
en cuenta a Edgar. Se pone como loco
cuando bebe, y luego se tranquiliza; a
menudo no recuerda lo que ha pasado.
delicados misiles.
ojos bajos.
reciba,
palpitante,
doliente
y
desfallecida.
Ah dijo, entre el calor y la
humedad, eres pura miel, eres tan
dulce, querida.
Oy una extraa risita ahogada, algo
entre la risa y el llanto, proveniente de
su garganta. Pens en los misterios del
conocimiento, en lo que el hombre y la
mujer, al igual que los animales, podan
hacer si seguan sus instintos sin temor.
Ella, la blanca y fra Eugenia, le hunda
la cara caliente en el cuello, y le besaba
una y otra vez donde le lata la vena.
Tena los dedos enredados en su pelo,
las piernas entrelazadas con las suyas, y
aqulla era Eugenia, de quien haba
Con
su
embarazo,
Eugenia
desapareci en un mundo de mujeres.
Dorma mucho, se levantaba tarde, y se
retiraba otra vez al atardecer. Se
entretena haciendo ropitas de encaje,
fajitas de gasa, gorritos con cintas, y
calcetines diminutos. Se pasaba horas
sentada mirando en el espejo la
redondez cremosa de su cara, mientras
tras ella su doncella le cepillaba una y
otra vez el pelo, que se volva ms
brillante a cada pasada. Se le hincharon
los tobillos; se quedaba tumbada en los
sofs, con un libro cerrado en la mano,
mirando al vaco. A su debido tiempo la
espera lleg a su fin, se llam al doctor,
y se retir a Eugenia a su habitacin con
hormigas
que
se
apresuran a
aprovisionarse de comida y lo rpido
que acaban con ella, y cmo lo hacen.
Acrquese y mire; les atraen mucho los
trozos de meln y de uvas; a este
pedacito de fruta dulce le ha llevado
casi exactamente media hora convertirse
en poco ms que un acerico viviente.
Siempre empiezan por lo mismo,
mordiendo la fruta y absorbindola
desde abajo, enterrando sus cuerpos en
ella si se puede y chupndola poco a
poco hasta que la dejan seca. Mientras
que los trocitos de jamn los levantan a
pulso varias hormigas a la vez, y los
introducen en el nido por las rendijas de
la superficie, donde se los pasan a otras
inters
Pero no podemos ver lo que pasa
dentro, como aqu
No, pero podemos inventar
medios y maneras de ver muchas cosas.
Le estoy muy agradecido, seorita
Crompton.
Estuvo a punto de decir: Me ha
devuelto usted cierta esperanza, pero
se dio cuenta a tiempo de que no vena
al caso, y hasta era un poco desleal.
Esta conversacin tuvo lugar, por lo
que pudo recordar luego, en la
primavera de 1861, poco despus del
nacimiento de Agnes y Dora. Llevaba en
Bredely casi un ao exacto. Ms tarde,
vera en esta conversacin el origen del
rozarse.
Eso eran abejas dijo Matty
Crompton. Sigue diciendo,
Igual que las abejas
en primavera, cuando el sol transita
por Tauro,
rebosan racimos de su populosa prole
por toda la colmena; entre frescos
rocos y flores
vuelan de ac para all, o sobre la
alisada tabla,
la colonia exterior de su ciudadela
hecha de paja,
con blsamo recin frotada, detallan y
cotejan
sus asuntos de estado: as de densa la
etrea multitud
bulla y se apretaba; sin embargo, a
una seal,
oh, maravilla!, los que hasta entonces
parecan
superar en tamao a los hijos gigantes
de la tierra,
ahora menores que los ms diminutos
enanos, en un angosto espacio
se apian incontables, como esa raza
de pigmeos
tras la cordillera india; o mgicos
elfos,
cuyas juergas nocturnas, a la vera de
un bosque
de
las
manos
ancianas,
del
debilitamiento de los nervios y los
msculos. El papel estaba muy
trabajado, y recordaba una especie de
labor de retales, con prrafos tachados
con rayas negras, reinsertados ms
arriba o ms abajo, encerrados en
redondeles o partidos. William se sent
en la silla de su suegro y trat de
encontrarle un sentido, mientras su
irritacin iba en aumento. Era una nueva
exposicin de viejos argumentos,
algunos de los cuales el propio Harald
ya haba descartado, por insostenibles,
en sus conversaciones.
explicar
fenmenos
como
el
desarrollo de los embriones de hormigas
han recurrido a la idea de una forma
formativa, una Fuerza Vital, que tal vez
resida
en gmulas
infinitamente
numerosas. No podemos preguntarnos
con razn qu est detrs del poder
formador, de la Fuerza Vital, de la
fsica? Algunos fsicos han llegado a
hablar de una x o una y desconocidas.
No es posible que esta x o esta y sean
el Misterio que ordena las conductas de
las hormigas y de los hombres, que
mueve el sol y las otras estrellas, como
escribi Dante, a travs de los cielos: el
Espritu, el Aliento de Dios, el Amor
Mismo?
noche:
un nio pequeo que llora por la luz,
sin ningn otro idioma ms que su
llanto.
En el siguiente poema, el seor
Tennyson an escribe con ms fuerza
sobre la crueldad y la indiferencia de la
Naturaleza, que grita: No me preocupo
de nada, todo pasar, y del Pobre
Hombre:
quien confiaba en que Dios era pues
el amor
y el amor la ley final de la Creacin
(aunque Natura, rojos colmillos y
garras,
con gran violencia chillaba contra su
credo).
Y cmo responde a esta terrible
acusacin? Responde con la verdad del
sentimiento, al que no debemos ser
impermeables, a pesar de que pueda
parecer puerilmente simple, ingenuo,
casi impotente. Podemos aceptar esta
verdad del sentimiento desde el fondo
de nuestro ser, cuando las cuestiones
difciles han aturdido y embotado
nuestros intelectos?
No Lo encontr en mundo o sol
alguno,
ni en ala de guila u ojo de insecto;
ni en las preguntas que se hacen los
hombres:
las nimias telaraas que tejemos.
Si, cuando la fe se haba dormido,
escuchaba una voz: No creas ms
y oa una costa siempre batida
que se hunda en un pilago sin Dios,
un calor en mi pecho derreta
lo ms fro de la razn glacial
y, como un hombre airado, el corazn
se alzaba y responda: He sentido.
No; como un nio inseguro y miedoso.
haba
seales
moradas,
bultitos
artrticos, manchas irregulares, marrones
como el t. William observ cmo las
manos doblaban los papeles vacilantes y
sinti una pena enorme por ellas, como
por unos animalitos enfermos y
moribundos. La carne bajo las uas
callosas era crea y estaba exange.
Tal vez se trate de una carencia
emocional ma, seor, el que no pueda
sentir la fuerza de su argumento. La
trayectoria de mi vida, de mi trabajo, me
ha cambiado mucho. Mi propio padre
era el vivo retrato de un Juez terrible,
que predicaba ros de sangre y
destruccin, y cuya profesin tambin
era sangrienta. Y luego el inmenso
ojos velados.
risotadas
una
representacin
especialmente
ingeniosa
de
[11]
AMAZONAS , en la que AM la
represent Lionel en el papel de Moiss
oyendo la Voz de Dios[12] procedente de
la zarza en llamas, una fantstica
creacin de ramas de tejo, seda roja y
oropel de Matty Crompton. A la
representaron los nios y la seorita
Mead, que fingieron estar dando una
clase para aprender el alfabeto, en la
que se arrancaron manzanas de un rbol
de papel, salieron volando abejas de una
colmena, y un cocodrilo animado
mordisque los talones de todo el
mundo[13]. ZONAS consisti en una
No hablaba de opiniones.
Quiz hubiese un cierto matiz de
desprecio, no estaba seguro, en su voz
incisiva. Quera decir un libro de
hechos. Un libro de hechos cientficos,
como el que slo usted est capacitado
para escribir.
Tena intencin de escribir un
libro sobre mis viajes; s que esos
libros tienen mucho xito; pero todas
mis notas detalladas, todos mis
especmenes se perdieron en el
naufragio. No tengo coraje para
inventrmelo, aunque pudiera.
Pero ms a mano ms a mano
hay cosas que podra observar y sobre
las que podra escribir.
En la primavera de 1862,
aproximadamente en la poca del
nacimiento de Robert Edgar, empez la
observacin organizada de las hormigas.
Se trazaron mapas de la ciudad y de sus
satlites de los alrededores, y se
registraron cuidadosamente todas sus
entradas y salidas. Se hicieron dibujos
del modo en que de noche se cerraban
las puertas de la ciudad, con barricadas
de ramitas, tras las cuales dorman las
vigilantes. Se hicieron mapas de los
senderos de las hormigas forrajeras, y
prudentes investigaciones de las
cmaras de cra, los huevos, las larvas y
las pupas que formaban a la vez la
siguiendo
rutas
bien
definidas,
utilizadas, sospechamos, en anteriores
asaltos. Cuando los cuatro regimientos
haban tomado posiciones alrededor del
Nido del Tronco del Olmo, pudimos
observar a las cabecillas de los cuatro
correteando excitadas como diminutos
Napoleones a lo largo de las filas, para
fomentar el valor y la decisin con
golpecitos de sus antenas y sacudidas de
sus cuerpos. De repente, las soldados
que formaban el primer grupo de
sanguneas se movieron de comn
acuerdo para tomar al asalto las
entradas (cuidadosamente cerradas de
noche con barricadas, y ahora
francamente abiertas a la estimulante luz
LA CIUDAD PLAGADA
Una historia natural de la sociedad de
un bosque;
sus formas de gobierno, su economa,
sus armas
y sistemas de defensa;
sus orgenes, expansin y decadencia.
William trabajaba en l con bastante
regularidad, y Matty Crompton lea y
revisaba los borradores, y haca copias
en limpio de las versiones definitivas.
Siempre haban tenido en mente dedicar
un verano ms a la comprobacin y
revisin de las observaciones del
verano anterior. Datos de dos aos eran
mejores que de uno, y William escribi
Constructoras, barrenderas,
excavadoras.
El cuarto de los nios, el dormitorio, la
cocina.
Otros habitantes: animales domsticos,
plagas, predadores,
visitantes ocasionales y ganado.
La defensa de la ciudad. Guerra e
invasin.
Prisioneros del Amor: las reinas, los
znganos,
el vuelo nupcial y la fundacin de
nuevas colonias.
El orden cvico y la autoridad: cul es
el origen
del poder y las decisiones?
merecan publicarse.
Podramos sealar que existe una
continua disputa entre los seres humanos
que estudian a estas criaturas sobre si
poseen, individual o colectivamente,
algo
que
pueda
denominarse
inteligencia o no. Tambin podramos
sealar que la actitud del observador
humano se tie a menudo de lo que
deseara creer, de su actitud hacia la
Creacin en general, es decir, de una
tendencia muy generalizada a ver todas
las dems cosas, ya sean vivas o
inanimadas,
en
trminos
antropomrficos. Nos preguntamos qu
utilidad tienen para el hombre otras
inteligencia
de
las
abejas
concluyentemente. Lo llama el Coup
detat de los animales, la revolucin
de los insectos, un golpe asestado no
slo a la mariposa de la muerte, sino a
los pensadores como Malebranche y
Buffon, que negaron a las abejas
cualquier capacidad de pensar o enfocar
su atencin en nuevas direcciones. Las
hormigas tambin pueden fabricar
laberintos y aprenderse laberintos
hechos por los hombres; algunas mejor
que otras. Prueban todas esas cosas que
estos animalitos son capaces de un
desarrollo consciente? El orden de sus
sociedades es infinitamente ms antiguo
que el nuestro. Se descubren hormigas
completo
si
cambiasen
sus
circunstancias. Agiten a una docena de
hormigas en un tubo de ensayo, y caern
unas encima de otras y se pelearn
furiosamente. Separen a una obrera de
su comunidad, y dar vueltas y ms
vueltas, y caer taciturnamente en coma
y aguardar la muerte: no sobrevivir
mas que unos das como mucho.
Aquellos que dicen que las hormigas
tienen que comportarse ciegamente
como les dicta el instinto estn
convirtiendo el instinto en un Dios
Calvinista, en otro nombre de la
Predestinacin. Y los que observan
reacciones similares en los seres
humanos, que pueden perder la voluntad
Comrtelo, naturalmente.
Qu tiene dentro?
Tres semillas de helecho. Son
especiales. Fueron recogidas ms all
del muro, claro.
Titube. Estaba a punto de
preguntar: Qu efecto me va a
hacer?, cuando la hormiga dijo en un
tono casi tan enrgico como el de doa
Cottitoe Pan Demos:
Deprisa!
As que se lo puso en la punta de la
lengua, donde se le disolvi con un
sabor a sombras del bosque, y sinti
algo parecido a un hormigueo en la
venas y un vrtigo horrible, y lo
siguiente que supo fue que se encontraba
peligrosa. No-deberas-acercarte.
Y la de la pared dijo:
Soy-muy-cruel. Me-lo-como-todo.
No-dejar-ni-los-huesos.
Atrs! grit Seth. Poda oler
sus clidos alientos, carnosos y
cargados. Le tir un guijarro a la de la
cola ahorquillada, que se detuvo y
contrajo la piel, y luego avanz otra vez.
Seth crey que haba llegado su hora; no
poda escapar porque tras l se alzaba el
muro escarpado, y delante tena a la
serpiente de la cabeza gorda. Estaba
atrapado entre las dos.
Y justo en ese momento, alguien
descendi muy rpido del cielo en el
extremo de una larga cuerda de seda,
nada.
Tiene que estar a punto de salir en
cualquier momento dijo la seorita
Mouffet. Estoy aqu para anotar la
fecha de su transfiguracin.
No veo nada de nada.
Y sin embargo es su casa, o su
cuna, o hasta su fretro, si se lo quiere
llamar as dijo la seorita Mouffet.
Est fuertemente tejido con una seda
preciosa; se enrosca sobre s misma y
devana esa hebra tan suave a partir de su
propia sustancia, utilizando su cabecita
a modo de lanzadera. Cada una
construye una casa caracterstica.
Manduca no teje seda, sino que se
fabrica un caparazn crneo, como un
manera de ayudarnos.
Me devolver mi forma anterior?
Lo transformar, porque se es su
trabajo. Puede que el cambio consista en
una restitucin.
Entonces ir dijo Seth.
Llveme hasta la mariposa.
En un primer momento, cuando vio a
la gran esfinge, pens que era bonita y
tranquila, porque sus alas estaban
salpicadas de vivos matices, sombra
tostada y carboncillo, rosa oscuro y
plata, hermosamente veteados. Tena
largas antenas emplumadas, que
tremolaban levemente en aquel aire cada
vez ms oscuro, y su voz era dulce y
soadora. La seorita Mouffet se puso
pregunta.
Le dije que Ella era la fuente de
los enigmas, pero tambin de las
soluciones dijo la seorita Mouffet.
Y si no tiene usted miedo, y recuerda
que las cosas no son lo que parecen,
seguro que encuentra la respuesta
Y si no la encuentro?
La contestacin de la seorita
Mouffet se perdi entre el ruido que
hicieron aquellas alas enormes cuando
la mariposa alz el vuelo batindolas
rtmicamente, para internarse enseguida,
por encima del muro, en la oscuridad
que haba ms all.
El viaje estuvo lleno de horrores y
Jardn, si lo deseas.
As que Seth desmont, y sigui a la
voladora mariposilla verde. Tras las
puertas del Templo haba un jardn
cerrado y soador, donde todo dorma.
Campos de margaritas cerradas se
extendan bajo aquella extraa luz
uniforme, cercados por espalderas de
aguilea tambin cerrada donde
anidaban pjaros dormidos, y por
rboles soolientos bajo los que
dorman culebras enroscadas y corderos
con los hocicos metidos entre las
pezuas, y muchos otros animales, todos
inmviles y en tranquila espera. Slo las
mariposas se movan: alas de plata, alas
ocres, alas de tiza que visitaban las
Y la voz dijo:
Antes de que se te pueda ayudar,
tienes que responder a mi pregunta.
Lo intentar dijo Seth. Ms
no puedo hacer.
Mi pregunta es: Cul es mi
nombre?
Y en su mente resonaron muchos
nombres juntos, nombres de hadas y
diosas, y tambin de monstruos, como un
ruido de agua en sus odos. Y no pudo
escoger. As que se qued mudo.
Tienes que decir algo, Seth.
Debes nombrarme.
Cmo os puedo nombrar a vos,
que tenis ms nombres que todas las
criaturas, que tienen tantos cada una, y
dijo:
Has
resuelto
el
enigma
estupendamente, porque es verdad que
soy pura bondad, y se es uno de mis
nombres, uno de los mejores. Se me
conoce como Seora de la Bondad en
muchos sitios, y has respondido a mi
pregunta findote de m. As que te
ayudar; te enviar de vuelta al jardn de
doa Cottitoe Pan Demos, y tambin
enviar a Caradrina morpheus contigo,
que puede colarse en el palacio y en el
jardn y, con su polvo mgico, sumir a
todo el mundo en un sueo profundo. Y
algunos vern cosas agradables y otros
las vern horribles porque, a pesar de
que Caradrina morpheus parece una
mariposa
No tena grandes aspiraciones, se
lo puedo asegurar. Mi mensaje iba unido
al ttulo.
Las cosas no son lo que
parecen dijo William. Bueno, por
lo menos eso es cierto. Es una buena
leccin. Poda haber incluido el
fenmeno de mimetismo que se da entre
las mariposas inofensivas y las
venenosas que observ Bates
Es verdad. Pero el texto ya era
demasiado largo para lo que pretenda
ser. Me alegro de que me lo haya
devuelto.
Creo que debera explotar mucho
ms esa faceta. Tiene usted una
No me lo puedo creer
No debe usted ser demasiado
optimista. No tengo ni idea de las
ganancias que puede dar un libro que
tenga xito.
Ni yo ni yo. Hizo una pausa
. No me apetece nada decrselo a sir
Harald. Est muy atascado con su propio
proyecto. Ayer mismo rompi varios
fajos de sus escritos. Me parece que no
le he prestado el apoyo que necesita
Lo comprendo
Al fin y al cabo, tal vez no sea
demasiado seguro an como para
contarlo. Quiz deberamos guardar
silencio un poco ms de tiempo. Lo
hemos hecho tan bien hasta ahora
la pobre Amy.
Me parece que miente. Esa pobre
chica tiene problemas, y usted es la
causa.
Saca
usted
conclusiones
rpidamente. Y en cualquier caso, no
veo qu tiene que ver con usted.
Edgar solt la cincha que haba
estado ciendo firmemente al vientre de
Ivanhoe, se enderez, y mir a William
con una ligera sonrisa en su cara plida.
Qu inters tiene en este asunto?
pregunt
despacio
e
intencionadamente.
Una
simple
cuestin
de
humanidad. No es ms que una nia. Una
nia que me cae bien, que me preocupa,
seorita Eugenia.
William se enfad un poco. Dio la
vuelta, mientras oa el cuerno y los
ladridos de los sabuesos, y se puso en
camino a buen trote; Eugenia nunca
solicitaba su presencia, as que el asunto
deba de ser urgente. Los setos se
deslizaban a los lados; galop
pacficamente a travs de unos cuantos
campos y dobl hacia el interior en las
verjas de los establos. El mozo de
cuadra le cogi las bridas, y William
sali deprisa hacia la casa. No haba
nadie por all. En las escaleras se
encontr con la doncella de Eugenia.
Se encuentra bien mi esposa?
Supongo que s, seor.
Dnde est?
Creo que en su habitacin, seor
dijo la muchacha, sin sonrer. Le
cepill el pelo, me llev su desayuno, y
me dijo que no se la molestara hasta
despus de la cena. Pero me parece que
sigue all.
Haba algo extrao en la conducta de
la chica. Algo furtivo, algo de aprensin
y tambin de agitacin. Baj los ojos
recatadamente y sigui bajando las
escaleras.
William subi, y llam a la puerta de
Eugenia. No hubo respuesta. Se puso a
escuchar, con el odo pegado a la
madera. Dentro haba movimiento, y
tuvo la sensacin de que alguien,
muy cmodo.
Si vamos a viajar juntos, ya vers
como esto acabar parecindonos el
paraso de la comodidad.
Y en cierto sentido, y en muchos, as
fue.
esta casa.
Supongo que querrs que te
extienda un taln para el pasaje, para tus
gastos y todo eso.
No. He escrito un libro. Con ese
dinero ser suficiente.
Y hablars con alguien se lo
dirs a alguien?
A quin se lo puedo decir,
Eugenia, sin destrozarlo al contrselo?
Lo nico que puedo decir es que tienes
que vivir contigo misma, que tienes que
vivir como puedas contigo misma.
S que estuvo mal dijo Eugenia
. S que estuvo mal, pero tienes que
entender que no lo senta as Fue
creciendo poco a poco, de juegos
El ngel conyugal
I
Lilias Papagay tena una imaginacin
desbordante. En su profesin, era una
cualidad sospechosa, aunque necesaria,
y haba que vigilarla, que reprimirla.
Sophy Sheekhy, quien vea con sus
propios ojos y oa con sus propios odos
a los visitantes del otro mundo, era
aparentemente ms flemtica y prctica.
Hacan buena pareja por esa misma
razn, tal como la seora Papagay haba
intuido cuando a la vecina de al lado, la
seora Pope, le haba dado un autntico
ataque de histeria al or a su nueva
institutriz hablando con la prima
Gertrude y su hijo pequeo, Tobas,
efectos
algunos
espritus
no
precisamente gloriosos haban achacado
sus visiones.
Porque el caf, al actuar sobre un
temperamento puro, dicen que produce
excitacin, insomnio, una actividad
anormal de la mente y de la imaginacin,
y visiones fantsticas; y tambin
locuacidad. Doy crdito de estos efectos
del caf, he observado que son as. Pero
es un pedante en medicina quien insine
que los Arcana o el Diarium salieron de
una taza de caf. Aunque no deja de
ocultarse una verdad en eso. Dios hizo
el mundo y, por lo tanto, todo lo que
contiene, incluido, supongo, el arbusto
del caf y su semilla. Si el caf
sentimientos.
A la seora Papagay le gustaban las
historias. Las hilaba con carretes de
cotilleo u observacin; se las contaba a
s misma por la noche o cuando iba
andando por la calle; constantemente se
vea tentada a irse de la lengua para
recibir a cambio valiosos atisbos de
otros argumentos, de otras cadenas de
causas y efectos. Cuando se haba
quedado viuda y sin medios, pens en
escribir cuentos para ganarse la vida,
pero sus habilidades lingsticas no
estaban a la altura o manejar la pluma
con la intencin expresa de escribir para
el pblico la inhiba; por la razn que
fuera, lo que escriba era una porquera
II
La seora Jesse era una mujer bajita
y guapa, de unos sesenta y pocos aos,
con una cabeza imponente que a veces
pareca demasiado grande para su
cuerpo menudo. Los ojos, de un azul
muy claro, destacaban en aquel rostro
agitanado de cutis moreno, de rasgos
narracin.
Parece relataba la seora Jesse
que se fue tan silenciosamente, de un
modo tan imperceptible, que su padre
fue capaz de sentarse junto al fuego con
l, creyendo que estaban leyendo en
compaa, hasta que le choc que el
silencio fuera demasiado largo, o tal vez
que algo no iba bien, no se sabe, y l no
lo recuerda. Porque cuando toc a mi
querido Arthur, no tena la cabeza en una
postura del todo natural y tampoco
contest, as que se mand llamar un
mdico, y se le abri una vena en el
brazo y otra en la mano; todo intil, se
haba ido para siempre.
Tras aquel da negro, ella se haba
matrimonio
ni
concesin
en
matrimonio. Aunque de nuevo Emanuel
Swedenborg, que haba estado all,
haba visto los matrimonios de los
ngeles, que se correspondan con la
unin entre Cristo y Su Iglesia; as que
se lo saba de otro modo, o al menos
poda explayarse sobre por qu Nuestro
Seor haba dicho eso, cuando el amor
conyugal era tan importante para los
ngeles. Llamar Arthur Hallam Jesse al
hijo mayor no fue muy afortunado, como
se vio despus. Era una especie de
militar, pero pareca vivir en un mundo
propio, quiz porque, como en el caso
del capitn Jesse, sus ojos azul claro no
vean mucho ms all de sus narices.
acogida
de la madre y el hijo cuando se
levanten.
Bien estuvo, una vez templados por el
vino,
brindarles una lgrima benevolente,
hablar de ellos, querer que estuvieran
aqu,
considerar su recuerdo medio divino;
pero si se presentaran los que se
fueron,
veran a sus novias en distintas
manos,
y al rudo heredero pasear por sus
tierras
III
El sof donde Emily Jesse estaba
sentada con la seora Hearnshaw era
amplio, tena el respaldo alto, y estaba
tapizado con un lino estampado,
diseado por William Morris, en el que
se vea una espaldera con ramas oscuras
que se cruzaban al azar y a la vez se
repetan geomtricamente, sobre un
misterioso fondo verde oscuro; el color,
pensaba Emily, con el inveterado
romanticismo de su familia, de las
profundidades del bosque, de los
bosquecillos sagrados, de los claros de
hoja perenne. Las ramas estaban
se
haba
perdido
tanto
el
las nueces.
Vea con mucha claridad aquellas
formas diminutas, enroscadas en sus
cajitas, como los lbulos blancos de
piel marrn de las nueces secas, y un
punto ciego como la cabeza de un
gusano abrindose camino hacia la luz
entre un follaje areo. Vea mensajes
a menudo. No saba de quin eran
aquellos pensamientos, si suyos o de
otra persona, si provenan del exterior, o
si todo el mundo vea mensajes
similares de su propia cosecha.
El capitn Jesse y el seor Hawke se
unieron a ellas.
Nueces? dijo el capitn Jesse
. Tengo debilidad por las nueces. Con
IV
El seor Hawke los coloc. l se
sent entre Sophy Sheeky y Lilias
pasaje
del
Libro
de
la
estrofa:
Santo, Santo, Santo! Todos los Santos
Te adoran
arrojando coronas de oro al mar de
cristal;
querubn y serafn, postrndose ante
Ti
que fuiste, y eres, y sers por siempre.
La seora Hearnshaw, sin embargo,
tena predileccin por Hay un hogar
para los nios pequeos y
En torno al Trono de Dios un coro
de ngeles gloriosos hay siempre.
Hearnshaw grit:
Ah, ya lo huelo, ya lo huelo, me ha
venido como una rfaga de jardines en
verano.
Se me ocurre dijo la seora
Papagay que tenemos que imaginarnos
una rosaleda con macizos de rosas, y
prgolas de rosas, y cspedes mullidos,
y grandes arriates de rosas de todos los
colores, rojas y blancas y color crema y
de todos los rosas posibles, y amarillas
tirando a dorado, y de colores
inimaginables en esta tierra, rosas
encendidas como el fuego, rosas con el
corazn azul como el cielo y de
reluciente terciopelo negro
Se las imaginaron. Ahora todo el
cubiertas
de
pelitos
negros
entrecruzados como garabatos. Eran
unas
piernas
delgadas,
fuertes,
angulosas, incmodas.
Y luego, el dilogo.
Querida, necesito
No, por favor, me duele la cabeza.
Lo necesito. De verdad. S
amable conmigo, querida. Lo necesito.
No lo puedo soportar. Tengo
miedo.
Ya se cuidar el Seor. Tenemos
que hacer Su Voluntad y confiar en Su
Providencia. Mientras le pinchaba la
cara con los bigotes, y las manitas
tiraban de la carne abundante, y las
rodillitas angulosas se movan cada vez
V
Hay algo en la habitacin
anunci Sophy Sheekhy como en sueos
. Entre el sof y la ventana. Un ser
vivo.
Todos miraron hacia el oscuro
rincn; los que estaban frente a Sophy
Sheekhy, especialmente Emily Jesse, que
se encontraba justo enfrente de ella,
volviendo la cabeza y torciendo el
cuello, para ver tan slo los borrosos
contornos de las granadas y los pjaros
y los lirios del seor Morris.
Puede verlo claramente?
pregunt la seora Papagay. Es un
espritu?
Puedo verlo claramente. No s lo
que es. No puedo describirlo. Hasta
cierto punto. La mayora de los colores
no tienen nombre.
Descrbalo.
Est hecho de cierta sustancia que
tiene aspecto de No s cmo
decirlo De cristal trenzado, de
caones de pluma, o de tubos huecos de
cristal, todos entrelazados como trenzas
de pelo o como esos cuadros donde se
ven los msculos de hombres
despellejados todos imbricados Pero
stos son como de cristal fundido.
Parece que est muy caliente, suelta una
especie de luz brillante y efervescente.
espiritual.
Sophy Sheekhy se qued mirando al
visitante cuyos ojos hervan con una
especie de corriente inmaterial por
conveccin. Volvi a coger la pluma.
Tu voz est en el aire rodante
Te oigo donde corren las aguas
Te alzas sobre el sol naciente
Y cuando se pone eres hermoso.
Revelacin 2, 4.
El
seor
Hawke
intervino
inmediatamente.
El ngel que se alza sobre el sol
est de verdad en el Libro de la
VI
Un cabriol se llev a la seora
Me recuerda inevitablemente al
cuervo de Edgar Allan Poe, seor
Hawke.
Viejo cuervo siniestro y cadavrico
que vagas por la orilla de la noche
Dime cul es tu nombre seorial
en la orilla de la Noche Plutnica!
Pero el cuervo respondi: Nunca
ms.
Es difcil dijo el seor Hawke
adivinar si ese poema est compuesto
como una especie de broma macabra, o
como legtima respuesta al sentimiento
de prdida que tenemos por los seres
me dediqu a ir encadenando
quimera con quimera, y a pensar
lo que aquella ominosa ave de
antao
lo que aquella siniestra, torpe,
horrible,
esculida, ominosa ave de antao
daba a entender al graznar: Nunca
ms.
que tengo.
Yo nunca he experimentado esa
felicidad y ese consuelo, seora
Papagay. Una vez pareci que s, pero
me quitaron la copa de los labios en el
ltimo instante, cuando los acercaba al
borde. Yo tambin tuve que resignarme a
esta vida a medias que es la soledad. No
creo que en ese momento hubiese
encontrado a mi alma gemela, aunque
entonces me lo pareci. Swedenborg
dice que el Seor en Su Humano Divino
comprende que los hombres pueden
casarse muchas veces en esta tierra, en
su sincera bsqueda de la nica alma
gemela verdadera, y no condena esos
matrimonios, tal como condena los
respuesta.
Se tom su tiempo con la licorera,
mientras pensaba lo que iba contestarle.
Disfrutara de una posicin mucho mejor
si fuera una mujer casada y respetable.
Necesitaba
compaa,
necesitaba
cotillear, alguien de quien ocuparse, y
Sophy Sheekhy no tena aspiraciones
sociales ni curiosidad; viva en otro
mundo, estaba muy claro. Al seor
Hawke deban de haberle enseado a
rerse un poco, a suavizar su
solemnidad; un hombre lascivo como
aqul no poda limitarse meramente a
sermonear tras las puertas cerradas de
un buen hogar. Me defender un poco, se
dijo a s misma, de lo que puede ser mi
VII
Emily Jesse encendi el quinqu y se
puso a pensar en la escritura automtica.
La sirvienta, una muchacha desaliada,
agresiva e histrica, con tendencia a
desvanecerse en una neblina de vapores
de jerez y una capacidad demonaca
perplejidades
aturdan
tu
percepcin de ellas y del gran
Hecho que las acompaa, es
decir la Redencin, que las
convierte en objetos de gozo, no
de horror.
No creo que las mujeres tengan que
preocuparse mucho por la teologa. Esa
frase le haba parecido escalofriante y
repulsiva a la vez; se haba tomado
mucho trabajo, de una forma poco
metdica, en entender los recovecos y
las sutilezas de la Theodicaea, slo para
provocar una de las cartas ms
arrogantes de Arthur, que siempre la
hacan estremecerse un poco de
tu primer amor.
Tu estupidez me da mucho que
pensar.
Restos perdidos.
La gente siempre est enfadada y
desilusionada, pens Emily Jesse. Le
habra gustado tanto hablar con el
desaparecido Arthur, confirmar que se le
perdonaba no haber sido capaz de ser lo
que la hermana de Arthur, Julia Hallam,
llamaba una monja devota. Pero tal
vez Arthur, como su familia, como
Alfred, tampoco la perdonase de
verdad. Guardaba en su escritorio una
carta de su sobrino, Hallam Tennyson,
quien llevaba el mismo nombre que su
poema
le
recordaba
sus
parecer.
Haba alzado los brazos formando
un gran crculo, en un gesto que las
abarcaba a todas y que resonaba o,
mejor dicho, era evocado en los gestos
de los olmos escoceses en In
memoriam, los rboles que posaban en
el campo sus oscuros brazos. Los
recordaba leyendo a Dante y a Petrarca
en voz alta, recordaba cmo cantaban y
tocaban el arpa; y los ojos y los odos
atentos y encantados de Arthur
proporcionaban a la msica una especie
de perfeccin en su intencin y en su
resonancia que nunca tena cuando la
familia tocaba y cantaba slo para s
misma. Y tambin esto lo haba captado
cantaba
o acercaba hasta all un arpa y le
taa
una balada a la luna ahora ms clara.
Emily crea que, al principio, Arthur
haba estado indeciso entre enamorarse
de Mary o de ella misma. Ella era una
chica que reparaba inteligentemente en
todo, cuando no se dejaba desbordar por
un sentimiento apasionado, y en un
principio slo haba compartido la
veneracin general de los Tennyson por
aquel ser tan brillante. l se sentaba y
escriba poemas para las dos, para
Emily y para Mary; admiraba ambos
pares de ojos oscuros, traa ramilletes
haya cegado,
de pensamiento
infinita?
sutil,
de
mente
haberle
pasado
revista
concienzudamente con sus hermanas y
sus amigas, se llevara un susto, tal vez
emocionante, tal vez intimidatorio, tal
vez descorazonador, por las diferencias
existentes con esa figura inventada. No
saba qu diran los hombres de las
mujeres cuando hablaban de ellas.
Normalmente se crea que tenan
distintos temas, y ms importantes, de
los que ocuparse. De pensamiento sutil,
de mente infinita. Arthur y Alfred
haban hablado de ella y de Emily
Sellwood, en qu trminos?
Si era totalmente honesta consigo
misma, la visin que haba tenido de
aquellas dos espaldas masculinas, de
VIII
El fuego se apagaba, y Pug, que se
haba echado a dormir, roncaba y
babeaba. Aarn no estaba dormido; se
acerc de lado hasta Emily por la mesa,
con los hombros encorvados, y un
reluciente ojo negro fijo en ella.
Nunca ms le dijo Emily Jesse
al pjaro, con un humor un tanto negro, y
meti los dedos en su bolsita de cuero
para darle otra tajada. l se dio la
vuelta sigilosamente, guiando los ojos
para ver mejor, y abri el pico. El trozo
de carne, asada pero cruda y roja en los
bordes, y con una resbaladiza franja de
de s misma.
Y por lo tanto, Emily, y
tambin porque mi amor por ti es
parte de mi religin, ningn
defecto que pueda descubrir en ti
lo menguar, sino al contrario, lo
estimular y exaltar. Porque tus
defectos, que se derivan de una
sensibilidad
sobreexcitada,
demasiado centrada en s misma
debido a las circunstancias,
tienen en cierta forma la
apariencia
de
virtudes,
especialmente
cuando
van
acompaados de la humildad de
confesarlos y del esfuerzo de
enmendarlos.
Su muerte, irnicamente, logr lo
que no haba conseguido su vida: la sac
de su bosquecillo, y la llev a
relacionarse con la buena sociedad. El
anciano seor Hallam la haba recibido
cortsmente en su casa. La hermana de
Arthur, Hellen, se haba hecho amiga
suya, y para ella escribi, con una
soltura y una agudeza nuevas y
deliciosas, descripciones de aquel
mundo suyo, tan poco potico.
Recuerda que, en esta parte
del mundo, nunca se ven iconos
ciertos
dolores
indescriptibles,
infligidos por la obra maestra de Alfred
y su monumento a Arthur, In memoriam,
que ella admiraba e idolatraba, vive
Dios, tanto como cualquier otra persona,
porque expresaba exactamente el
carcter de su propio trauma y de su
propia pena, la estructura misma del
dolor y su lento proceso, las
transformaciones y transmutaciones del
pesar como la podredumbre en el
mantillo de tierra, como races y otras
cosas ciegas revolvindose en la tumba.
Tambin expresaba otras cosas: el deseo
de que los muertos estuviesen presentes,
una mano a la que asirse, el brillo de un
ojo, la voz, los pensamientos enunciados
el
Quieres? y
el Quieres? preguntado, hasta
que de dos
su dulce S, quiero os ha hecho uno.
Aarn.
Devulvame mi equilibrio.
Me gustara rugir como un len
dijo, lo bastante bajo. Pero ya habr
tiempo de eso, ya haremos lo que nos d
la gana cuando estemos casados.
No lo s dijo Emily, de nuevo
en el suelo, con una prudencia repentina.
Evidentemente, no haban hecho lo
que les haba dado la gana, aunque
hicieron muchas cosas juntos que ella
nunca habra hecho en el papel de ta
solterona y de mascota de los Hallam.
Le pareca que haba tenido en cuenta el
efecto que su abandono iba a causar en
los Hallam, pero no la consternacin y
la repulsa de los Tennyson, o de la
buena sociedad. En sus peores sueos,
IX
camino,
que
quera
establecer
comunicacin empleando el lenguaje
que ella haba aprendido desde que se
dedicaba a aquel oficio. A veces crea
que si le tuviera menos miedo, l habra
acudido haca tiempo. Se daba cuenta de
que estaba muy lejos, y fro, y perdido,
pero quiz no fuera as; tal vez un joven
tan bueno, tan perfecto no estuviera fro
y perdido, sino que supiera cmo
ascender a los cielos que el seor
Hawke describa tan lleno de razn. Ella
quera ser til, abrirle una puerta, pero
l no acuda. Tan slo una rfaga de aire
fro, un hueco entre las clidas aves y
sus pacficas ocupaciones, que le hizo
preguntar de nuevo:
Ahora el sol se haba ido; la luna
rizada
era como una plumita
que revolotease all abajo en el
abismo; y entonces
ella habl mediante el tiempo en
calma.
Su voz era como la voz que tenan las
estrellas
cuando cantaban todas juntas.
riqueza.
Se apag la candela cuando ella entr
corriendo,
se extingui su humito a la luz de la
luna.
Ella cerr la puerta, jade, igual en
todo
a espritus del aire, y a visiones
inmensas;
no pronunci una slaba, ni ningn
Ay de m!.
No as su corazn; su corazn locuaz
se dola elocuente en su suave
costado,
como un ruiseor mudo que hinchase
su garganta
ligeramente cruel.
Se fundi con su sueo, al igual que la
rosa
combina su fragancia con la de la
violeta:
dulce solucin
Le tembl la mano, el rostro que
haba tras ella adquiri relieve y se
condens, se disip y volvi a
concentrarse, pero no era una cara
plida, sino veteada de morado, con
unos ojos azules de mirada fija y unos
labios finos y resecos sobre una barbilla
temblorosa. Hubo una repentina rfaga
e impotente.
Se te llora mucho, se te echa
mucho de menos. Ms que a ningn ser
que yo conozca.
Un espasmo de angustia hizo que
aquella cara roja y sombra se
retorciera, y Sophy Sheekhy sinti de
repente en su sangre y en sus huesos que
aquellos llantos por su muerte le
resultaban muy dolorosos. Le depriman,
lo arrastraban hacia atrs o hacia abajo.
Movi su pesada lengua dentro de la
boca, falto de costumbre.
Camino. Entre dos mundos. Fuera
de uno. No te lo puedo explicar. No
formo parte de nada. Impotente y
desconcertado aadi, rpido y claro,
ayuda.
Abrzame dijo. Supongo
que no puedes. Tengo fro. Est oscuro.
Abrzame.
Sophy Sheekhy se qued blanca.
No puedes.
S que puedo.
Se ech en la cama blanca, y l se
acerc hasta ella, dando aquellos pasos
vacilantes y defectuosos, y se tendi a su
lado, y ella acun su cabeza y su hedor
en su fro seno. Cerr los ojos, para
poder soportarlo mejor, y sinti su peso,
el peso, ms o menos, de un hombre
vivo, pero de un hombre que no
respirara, un hombre inerte como un
trozo de carne. Tal vez ese peso la
paraso.
Quin es Pistis Sophia?
Pues el ngel del Jardn, querida,
anterior al Hombre. El poderoso
principio del amor a lo bello. Eran
jvenes, Keats y Shelley. Les tengo
cario, eran tan jvenes Di ms
cosas. Escucho entre las sombras
Escucho entre las sombras; y ya que
tantas veces
casi me he enamorado de la plcida
muerte,
dndole dulces nombres en versos
meditados,
para alzar en el aire mi reposado
aliento,
X
Alfred Tennyson senta, en efecto,
que algo se revolva en su cuarto. Senta
quedase
con tal que por mis venas corriese
roja vida,
y tu conciencia as calmar. Mas hela
aqu
Y a ti te la tiendo.
Recordaba cmo Arthur le haba
asustado con aquello en medio de la
oscuridad digna de un bho, pero
tenuemente iluminada por la luna, del
dormitorio de Somersby con sus dos
cainitas blancas.
Eso hace que valga la pena vivir
haba gritado Arthur entusiasmado,
que un hombre pueda escribir tan bien,
con la muerte mirndole a la cara, un
poemas, deliberadamente,
Te am, espritu, y te amo, no puede
el alma de Shakespeare amarte ms.
Crea que eso era verdad.
Se sent en la cama y empez a
manosear otra vez sus botones
desparejados. Tena las piernas fras y
con carne de gallina; temblaba dentro de
su camisn. Era consciente de su propio
cuerpo con la aterrada compasin que
habra sentido por un buey mudo,
condenado al matadero, o por un
voluminoso cerdo de mirada astuta, cuya
amplia garganta estuviese destinada a
ahogan,
me dices que la duda nace del Diablo.
Y luego haba proseguido alabando
los francos conflictos de Arthur con sus
dudas:
De fe confusa, pero de actos puros,
al fin consigui hacer sonar su
msica.
Alienta ms fe en una duda honesta,
creedme, que en la mitad de los
credos.
Pero l mismo vea ahogarse a las
moscas angustiado. Estaban vivas, se
bosque.
Desde que se haba convertido en
una eminencia se haba aficionado, de un
modo un tanto torpe, especialmente
cuando beba demasiado oporto, a
pronunciarse. Mientras observaba cmo
sus amigos, sus visitas, su hijo devoto,
sacaban sus cuadernos de notas y sus
lpices, le gustaba decir cosas como:
La Materia es un misterio ms grande
que la Mente. Nunca he sido capaz de
concebir que algo como el Ser est
separado de Dios y del hombre. Me
parece que el Ser es la realidad del
mundo. Se meta en un lo terrible si
trataba de seguir elaborando aquella
Pablo
con las bestias, me pele con la
muerte;
ni slo ingeniosas figuras de barro
Saba perfectamente lo que era sentir
que uno era un cuerpo. Qudate cerca, le
haba urgido a su amigo muerto, cuando
se vaya apagando mi luz, cuando la
sangre se arrastre y me acribillen los
nervios. Saba lo que poda hacerse con
palabras
como
arrastrarse
y
acribillar, saba cmo hacer tangible
la horrible visin de un mundo de
pesadilla, donde
en
tropel
se mueven caras
engurruadas
Bultos oscuros que se agitan
semivivos,
y perezosas costas sin lmite alguno;
Palabras preciosas y densas:
engurruadas, bultos, perezosas. Como
hollado y estrujado y florecido y
medrado. Pavorosas y tentadoras. Pero
lo otro, el mundo del Ser, de la luz, se
resista al lenguaje y segua siendo ms
efmero que etreo. Quin me librar
del cuerpo de esta Muerte?, se haba
preguntado san Pablo frenticamente.
Pablo era un hombre que saba mucho de
la masa de nervios y del espritu
la embestida de la muerte. Y mi
xtasis
termin ah, entreverado de dudas.
Vagos trminos! Difcil ceirse
a moldeadas formas de discurso,
o incluso alcanzar con el intelecto
lo que fui, a travs de la memoria:
ahora la tarde incierta revelaba
los oteros otra vez recostados
donde luca el ganado, y los rboles
posaban en el campo oscuros brazos.
Le haba dado muchas vueltas a
cmo poner aquellos dos versos sobre
las almas fundidas en una. Cuando
el objetivo
de utilizar el barro de la tierra comn
moldeada por Dios, de templarlo con
lgrimas
de ngeles para darle perfecta forma
humana.
Ah estaban otra vez, el barro y el
humus y el moldeado. Escribas algo con
soltura cuando eras joven, y ms tarde te
dabas cuenta de lo difcil que era. De
pequeo le haba impresionado uno de
los libros de su padre en el que se
contaba que Gabriel y los ngeles se
haban compadecido de la angustia de la
tierra por miedo a verse implicada en la
ofensa del hombre. Los ngeles haban
Tennyson.
Alfred
Tennyson
tambin lejos
de intelecto, poder, y voluntad, ha
odo
cmo el tiempo flua en medio de la
noche
y todo se arrastraba hacia el da del
juicio.
Sophy Sheekhy vea aquel rostro
terrible, con sus luces resplandecientes,
y su humo y las cuencas de sus ojos,
como a travs de una ventana invisible
de su habitacin. El fro peso muerto era
cada vez mayor, y la empotraba contra la
cama de modo que no poda mover ni un
msculo, ni un prpado, ni siquiera su
garganta seca para tragar saliva. La
XI
En el da del ngel el ambiente
estaba cargado, por la tormenta que se
avecinaba. La seora Papagay y Sophy
Sheekhy, que avanzaban por el paseo
martimo, pisaban entre relucientes
charcos oscuros rizados por el viento y
hermosas.
Hubo un silencio.
Perdone dijo el seor Hawke
, no alcanzo a ver la relevancia
Simplemente me gusta cmo
suena, seor Hawke, me da nimos, me
sugiere una especie de unin feliz entre
lo terrenal y lo celestial, sabe?, la
hermosura de las mujeres, y la
admiracin de los hijos de los hombres;
en los primeros tiempos, claro, en el
paraso, supongo.
Qu
interpretacin
tan
equivocada,
capitn Jesse.
Qu
equivocado est usted. Autoridades en
la materia estn de acuerdo en que los
as llamados hijos de Dios son los
luego
aquellos
que
imaginan
pensamientos
inciertos
e
insensatos
aullando:
es
demasiado horrible
Un espritu potico dijo el
seor Hawke.
Las dos primeras son de Alfred
dijo la seora Jesse. La pluma debe
de haberlas pescado, por as decirlo, de
mi mente. La ltima es de Medida por
medida, un pasaje sobre el destino del
alma tras la muerte que a Alfred le
impresionaba mucho, como a todos. No
qued mirndola.
Caramba, Emily! dijo, y luego
otra vez: Caramba, Emily!
Normalmente no te faltan las
palabras dijo su mujer.
No, es verdad. Es slo que
crea crea que estabas esperando
una comunicacin de ese estilo. Nunca
me habra imaginado que ibas a decir
algo como lo que has dicho.
Puede que t tengas otra idea
dijo la seora Jesse.
Sabes que no es eso. He tratado
de ser comprensivo, he tratado de tener
paciencia, he respetado
Demasiado bien. Demasiado bien
lo has hecho, los dos
edificantes.
Siempre
resultaba
sorprendente cmo los vivos, en
presencia de los muertos, continuaban
preocupndose de sus asuntos vitales,
importantes y triviales. A nadie, salvo a
ella, le haba impresionado mucho el
estado de Sophy. Nadie haba temido
por ella. Como si todos supiesen que
Sophy estaba actuando, pens la seora
Papagay, aunque todos necesitasen creer
que no; de cualquier modo, crean lo que
necesitaban creer, pens, y as
mantenan a la oscuridad, a la feroz y
tambaleante oscuridad, en orden y a
raya. Por lo que se refera a ella, saba
que Sophy no actuaba, pero no poda ver
lo que Sophy haba visto. Ms tarde
XII
Y cuando por fin se fueron, salieron
realmente a la oscuridad. Haca una
noche helada y borrascosa, con rociadas
de agua salada, y un ruido de agua
distante y cercana a la vez. De todos
AGRADECIMIENTOS
Notas
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[5]
El alucingeno ms poderoso de la
Amazonia, preparado a partir de
variedades de Banisteriopsis. (N. del T.)
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[21]
En ingls, death y
respectivamente. (N. del T.) <<
dear,
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