Días de Teatro. Hedy Crilla. TyP Nº5 Cap 1
Días de Teatro. Hedy Crilla. TyP Nº5 Cap 1
Días de Teatro. Hedy Crilla. TyP Nº5 Cap 1
Das de teatro:
Hedy Crilla
Cora Roca
1 PREMIO de ENSAYO 1999 - Fondo Nacional de las Artes Premio del rgimen de fomento a la produccin literaria nacional y estmulo a la industria
editorial. Fondo Nacional de las Artes, 1999.
Primer Premio gnero ensayo.
Jurado: Alvaro Abs, Osvaldo Gallone y Santiago Kovadloff.
PREMIO TRABAJOS DESTACADOS 2000 - Universidad de Buenos Aires
PREMIO TEATRO DEL MUNDO 2000, gnero Ensaystica - Universidad de Buenos Aires
En memoria de Norberto David Uman
NDICE
Hedy Crilla
Agradecimientos
EUROPA
1. Infancia (1898-1910)
2. Adolescencia (1911-1919)
3. Primeros pasos en el teatro (1920-1928)
4. Anuncios del nazismo (1929-1932)
5. El nazismo (1933-1935)
6. Exilio en Pars (1936-1938)
7. Ante el inicio de la Segunda Guerra Mundial (1939)
Notas
AMERICA
8. Un ao decisivo (1940)
9. La sombra de la guerra (1941-1945)
10. Tiempos mejores (1946-1957)
11. Teatro La Mscara (1958-1961)
Agustn Alezzo, Dora Baret, Elsa Berenguer,
Osvaldo Berenguer, Lito Cruz, Esther Ducasse,
Augusto Fernndes, Federico Luppi, Boris Melijovich,
Pepe Novoa, Ral Rinaldi y Angela Ragno.
12. ltimos aos (1962-1984)
Testimonios
Norma Aleandro
Zulema Katz
Bergara Leumann
Jorge Luz
Cecilio Madanes
Frank Nelson
Luis Ordaz
Pino Solanas
Roberto Tlice
Helena Tritek
Cronologa
Bibliografa
Notas
HEDY CRILLA (1898-1984)
Breve transcurso de su vida
Nacida en Viena, Austria, Hedy Crilla realiz sus estudios en el Conservatorio de su ciudad
natal. En 1920 se traslad a Alemania, donde inici su carrera teatral y, junto a
importantes creadores de su tiempo, como Bertolt Brecht, Otto Falckenberg, Lion
Feuchtwanger, Gustav Grndgens, Leopold Jessner, Fritz Kortner, Max Reinhardt, Berthold
Viertel, Helene Weigel y Carl Zuckmayer, entre otros, consolid su formacin hasta
alcanzar un lugar relevante como actriz, tanto en el cine como en el teatro.
En 1933, con la irrupcin trgica del nazismo, abandon Alemania para instalarse en
Viena, de donde pas luego a Londres, y despus a Francia en 1936. Pero en 1940, ya
iniciada la Segunda Guerra Mundial, se march, embarcndose sin destino prefijado.
As lleg finalmente a Buenos Aires, y se encontr con esta ciudad que la cobij. Dej
atrs Europa, amigos, compaeros de trabajo y de lucha, una importante carrera artstica
y cuarenta y dos aos de vida intensa.
En la Argentina se incorpor al teatro alemn independiente Die Frei Deutsche Bhne (en
lengua alemana) como actriz y directora. Podemos recordar algunas de sus labores
memorables: La llama sagrada de Somerset Maugham (1941); Los Invictos de Lillian
Hellman (1942); Madre de Karel Capek (1943); Internado de seoritas de Christa Winsloe,
y Espectros de Ibsen (1946), donde actu junto al famoso actor alemn Ernest Deustch.
Fue contratada como actriz caracterstica por los elencos franceses que se haban quedado
varados en Buenos Aires porque no queran regresar a la Francia ocupada por Hitler.
Trabaj tanto en el pas como en giras por Amrica del Sur (en lengua francesa), con la
Comdie Franaise, la Compaa de Madeleine Ozeray (mujer de Louis Jouvet), con Rachel
Berendt, Joseph Squinquel, con la compaa de Dulcina-Odiln, la Francesa de Comedia,
con Jean Tavera, etctera.
Durante cinco aos 1940 a 1945 , dict clases a principiantes y tambin cursos de
perfeccionamiento a actores franceses y alemanes.
Al finalizar la guerra en 1945, emprendi su carrera teatral en nuestro idioma. Comenz
por ensear a adultos y nios: con stos ya haba montado una obra infantil, Puntito y
Antn, de Erich Kstner, que luego integrara su repertorio junto a otras de su autora.
Impuso, de esta manera, el gnero teatral infantil. En distintas temporadas, hasta 1973,
represent La princesa y el pastor de Andersen (1945), y a lo largo de los aos Mi
teatrito, Las aventuras de Andresito, Rosa, Rosita y Rosalinda, de las que era tambin
autora.
En la dcada del cuarenta actu con asiduidad en el cine nacional, dirigida por conocidas
figuras, y en especial por Mario Sffici, con quien estableci una relacin de gran afinidad
artstica, plasmada en la creacin de la primera escuela de cine que integr el
aprendizaje actoral, en 1949, de donde surgieron figuras destacadas de nuestro medio
cinematogrfico.
En 1947, proyect y fund la Escuela de Arte Escnico de la Sociedad Hebraica Argentina,
para nios, adolescentes, jvenes y adultos. En ella, cumpli Hedy una labor fecunda en la
formacin de actores, la direccin de espectculos integrados por alumnos de la escuela,
y la creacin del Taller de Direccin, donde capacit a futuros directores. Entre los
creadores surgidos de esta escuela, se destacan Alberto Berco, Ana Casares, Boris
Chubarovsky, Armando Chulak, Zulema Katz, Devorah Kors, Gerardo Mazur, Helena
Montalban, Pascual Menutti, Fanny Mikey, Yenny Milgron, Frank Nelson, Sergio Renn,
David Stivel, etctera.
Aos ms tarde, en 1958, un grupo de actores del teatro independiente La Mscara la
convoc para investigar y profundizar el mtodo de Stanislavsky. De este primer contacto
naci un trabajo definitorio que se extendera hasta 1964 y de cuyos frutos podemos
recordar, entre otros, la puesta de Cndida de Bernard Shaw, direccin de Crilla-Gandolfo
(Premio Crticos Teatrales, Mejor puesta en escena 1959), Una ardiente noche de verano
de Ted Willis, con direccin de Crilla-Gandolfo (1960), Espectros de Ibsen, dirigida por
Crilla (1961), donde interpret el mismo personaje en el que haba actuado junto a Ernest
Deustch.
Agradecimientos
Agradecezco vivamente a las instituciones que me brindaron la informacin bibliogrfica y
los valiosos documentos que me permitieron enriquecer este trabajo. Sealo
especialmente los numerosos organismos de archivos teatrales de Alemania, entre ellos, el
Goethe-Institut de Buenos Aires, la contribucin de Gabriela Massuh, el Instituto
Literaturhaus de Viena con la generosa colaboracin de la profesora Edith Blaschitz. Del
mismo modo, el peridico Argentinisches Tageblatt.
Deseo destacar los provechosos aportes que brind a mi investigacin la profesora Ana
Mara Cartolano, de la ctedra de Literatura Alemana de la Universidad de Buenos Aires. E
igualmente reconocer las contribuciones de de la Sociedad Hebraica Argentina, y de la
Asociacin Filantrpica Israelita, del seor Jos Smilg.
Al Museo del Cine me liga una deuda de gratitud, en la que tienen gran espacio Mara del
Carmen Vieytes y Andrs Insaurralde.
Un reconocimiento especial debo al doctor Alfredo Bauer, al arquitecto Pablo Fisher por
sus gestiones en Francia, y al doctor Andrs Schlichter, quien confi en mi proyecto y me
entreg un insustituible material de cartas y fotos. A Mara Jos Bravo, que realiz las
traducciones alemanas y francesas, y observ los textos. A la profesora Mara Luisa Lacroix
por su trabajo profesional editorial y sus consideraciones crticas que me permitieron una
reformulacin fructfera.
Finalmente y particularmente a todos los entrevistados, muchas gracias por sus
testimonios, por darme su tiempo y confiarme sus recuerdos.
Advertencia al lector: los textos de Hedy Crilla provenientes de las entrevistas con ella,
de reportajes de distintos medios periodsticos, o de dilogos en los que ella interviene
(incluyendo las palabras de sus interlocutores), se transcriben en bastardilla.
EUROPA
1. Infancia (1898-1910)
Hedwig
Schlichter,
conocida en la
Argentina como
Hedy Crilla, naci
el 26 de
septiembre de
1898 en Viena,
en la casa de sus
padres, situada
en la calle
Loquaiplatz n 6
del distrito 11.
Viena era por
entonces la
capital del
Imperio austrohngaro, regido
por el emperador
Francisco Jos.
Rosa Heim
Felix Schlichter
En ese mes,
trgico para el Imperio, la emperatriz Isabel de Austria conocida como Sissi, era
asesinada en Ginebra por un anarquista y los Habsburgo presidieron sus fastuosos
funerales. Tambin fue el ao en que el descubrimiento cientfico del radio por Marie
Curie, indudablemente la ms grande cientfica de todos los tiempos [1] , inauguraba el
siglo XX. El doctor Schlichter mientras festejaba el descubrimiento, pensaba que su
pequea hija, Hedwig, podra elegir una carrera cientfica; la imaginaba mdica como l,
profesin que gozaba en Austria, quizs como en ningn otro pas, de una altsima
consideracin.
Descubrir los elementos que incidieron en la vida de Hedy Crilla es determinante. Apenas
nueve aos antes de su nacimiento, el 20 de abril de 1889 en Braunau-sur-Inn, una
pequea localidad de Austria situada a ochenta kilmetros de Viena, haba venido al
mundo Adolfo Hitler, que desatara el drama de su vida, tanto como el de millones de
seres humanos.
Los Schlichter pertenecan a una familia juda originaria del pueblo Pardany, ubicado en
Torontal, comarca del Imperio Austro-hngaro donde para los judos desde el Edicto de
Tolerancia de 1781 regan una serie de consideraciones como nunca antes haban
tolerante y respetuoso para con los judos, tal como lo demuestra la coexistencia de una
capilla catlica y una sinagoga para los pacientes y mdicos judos del Hospital General de
Viena. Dentro del orden econmico por entonces vigente, era posible pensar en cierto
grado de movilidad social, y los profesionales Schlichter comenzaron a ser reconocidos por
su excelencia. Flix Schlichter, tercera generacin de mdicos, lo era por vocacin
manifestada ya en su infancia. Se haba recibido muy joven en su especialidad peditrica,
y haba ejercido en Temesvar, Hungra (hoy Rumania). Se traslad ms tarde a Viena,
donde tambin adquiri un valioso prestigio.
La madre de Hedy, Rosa Heim, nacida en Viena el 27 de julio de 1876, era hija de un
comerciante de Neusatz, Hungra (hoy en da, Novi Sad, capital de Vojvodina, situada a
100 kilmetros al norte de Belgrado, Yugoslavia). Ser comerciante en aquella poca
representaba un triunfo, porque aos atrs esa actividad no les estaba permitida a los
judos: el abuelo materno de Hedy haba criado a sus hijos recorriendo con un carro los
pueblos para vender su mercadera. Ignatz Heim, llegado al centro del Imperio (ignoramos
en qu fecha), qued fuertemente impresionado al conocer a la seorita Rosa Sax, dotada
de una voz prodigiosa y asediada por galanes casamenteros, en primer lugar por su
singular belleza y adems, sin duda, por su importante dote. El seor Heim se convirti en
uno de sus pretendientes, aunque aquella familia de la burguesa juda, vinculada al
mundo artstico, lo rechazara por sus escasos recursos. Ambos jvenes enamorados se
comprometieron secretamente y mantuvieron a escondidas una relacin epistolar
apasionada durante tres aos. Finalmente, los Sax aceptaron que se casaran, aunque no
sabemos la fecha de la boda. Segn contaban ellos mismos, aquel matrimonio haba sido
una historia de amor y no un contrato de conveniencia, a la usanza de esos tiempos.
Tuvieron un hijo: Julius, y dos hijas: Rosa, en 1876, y Emilie, nueve aos ms tarde, que
fueron criadas con todos los lujos: se dedicaban a la lectura, a los idiomas, al piano y,
fundamentalmente, a elegir vestidos y sombreros. El 15 de diciembre de 1895, Rosa Heim,
con sus diecinueve aos, pasaba de las manos de su padre a las de su marido Flix
Schlichter, de treinta.
Los Heim-Schlichter establecieron un hogar con tradiciones judas. Por lnea materna,
cumplan con los ritos religiosos y, por la paterna, eran completamente ateos, aunque
esto no significaba perder su condicin de judos. Su hijo varn fue circuncidado al igual
que lo haban sido su padre y sus antepasados. No renegaron de sus orgenes, como
algunas familias vienesas que se convirtieron y compraron ttulos de nobleza. La seora
Schlichter tena a su cargo la casa, que en ese nivel social era toda una empresa: el ajuar
con las sbanas de hilo bordadas a mano, las toallas, los manteles, la cristalera, los
juegos de porcelana, la platera. A esto se sumaba la casa en s, con el amplio saln de
recibir, la sala de msica, el jardn de invierno, los dormitorios, las dependencias y, en la
otra ala, el consultorio de su esposo, con la sala de espera y el vestbulo. Sin embargo, a
juzgar por los paseos diarios con sus amigas y por sus escapadas a la modista, no le
entusiasmaba ser ama de casa. Quizs, esa cotidianidad la agobiaba o, tal vez anhelara un
espacio de libertad para desarrollarse o, incluso tal vez, se senta simplemente afortunada
de poder caminar sola por la calle, pensando en que su madre nunca haba podido salir sin
su criada.
As eran las costumbres en la Viena de ese tiempo: los mayores decidan por la vida de sus
hijos, y si stos opinaban distinto, se guardaban muy bien de manifestarlo pues no les
estaba permitido. No se poda ni imaginar que contestaran o se rebelaran ante los adultos;
la autoridad era terminante, y el trato exigente y riguroso procuraba impedir el paso a
esa generacin joven que los criticaba, y apreciaba otros valores. Ninguna vida se
estropea, excepto la que encuentra freno a su desarrollo, sentenci alguna vez Oscar
Wilde.
El matrimonio tuvo cuatro hijos: en mayo de 1897, Dollgen (Dolly), la mayor, que le
llevaba un ao a Hedwig (Hedy), la segunda, nacida en 1898. En marzo de 1900, naci
Friederike (Fritzi), y en marzo de 1903, Viktor (Viki). se fue el ltimo parto de Rosa, que
tena en ese momento tan slo veintisiete aos y que no volvi a quedar embarazada
merced a un pesario de plata con el que las mujeres pudientes solan cuidarse. Una
fotografa tomada al aire libre en 1903 nos muestra, en una pose formal, a la seora
Schlichter con su progenie; la seora muestra un rostro serio, severo, sin ninguna
expresin de contento por esos nios tan hermosos. Se la ve, en cambio, distinguida y
elegante, con una pollera larga con puntillas, una blusa de seda de cuello alto con
pechera de broderie calado y tres hilos de perlas sobre el pecho. Sobre su falda est el
beb Viki, con gesto malhumorado (probablemente por su obligada inmovilidad frente a la
cmara) y con un vestido fruncido, de moda en esos aos; Dolly, muy linda, se ve de pie,
complacida en su posicin de hermana mayor; Fritzi aparece sentada en un banquito y se
destaca por su mirada intensa. Por ltimo, se advierte a Hedy, distanciada del grupo, con
un aire pcaro y soador. Las tres hijas tienen el mismo traje: vestidos de linn blanco de
plumet bordado, con mangas con volados, cintas de terciopelo que recogen unos
mechones del pelo largo y, de los bordes de las botas cortas abotonadas, asoman zoquetes
de hilo blanco.
Si examinamos detenidamente esta fotografa, no puede uno dejar de pensar en el
personal y las tareas que demandara la vida cotidiana de esta familia, de imagen tan
encantadora: las de la niera que cuida a los nios; de la modista que cose los vestidos de
hilo, brocatos, plumets y tafetas; de la lavandera forzuda que refriega la ropa en los
piletones. Asimismo, hay que agregar una planchadora minuciosa para las alforcitas y los
encajes, una mucama ocupada con las chimeneas y estufas de porcelana, una cocinera
checa, atenta a la comida en la cocina de hierro (que funcionaba con carbn de piedra y
en la que un serpentn calentaba el agua que luego caeras llevaban para el bao de los
chiquitos). Cabe imaginar la posicin acomodada de la familia fotografiada. Sin embargo,
no era producto de la rentable profesin del doctor Schlichter sino del nivel de vida
habitual de la burguesa vienesa. El doctor Schlichter, al igual que cualquier otro mdico
pediatra, no obtena altos ingresos ni tampoco le preocupaban demasiado. No obstante, se
esmeraba para que a su familia no le faltara nada. A manera de orgulloso smbolo, deca:
Mi seora ni siquiera prepara un t, y tambin: Slo se encarga de dar rdenes al
servicio, cuando, en realidad, era la responsable de la organizacin de la casa y de la
crianza de los hijos, cosas que l consideraba naturales, meros rasgos del carcter
femenino, y no trabajos. Ni la seora Schlichter ni la servidumbre tenan derechos
polticos ni civiles; pero la seora gozaba de los privilegios econmicos de su clase, de los
que la servidumbre careca.
Los nios Schlichter no recibieron formacin religiosa. Haban crecido en un medio donde
se veneraba el conocimiento y despreciaba a los religiosos ortodoxos, porque eran
inflexibles y anti-intelectuales. No por ello se alejaban de la historia y de la cultura judas
y, guados por su abuelo materno, festejaban el Rosh Hashan (ao nuevo judo), el da de
Yom Kippur (da del perdn) y asistan a la sinagoga. Sin embargo, el doctor Schlichter
privilegiaba la noche de Peisaj (pascuas judas), y ubicndose en la cabecera de la mesa,
sentaba a la familia a su alrededor para rememorar con sus ritos culinarios el xodo del
pueblo israelita de Egipto, y su liberacin tras el paso del Mar Rojo. En esos das se
desarrollaba en el hogar una actividad infrecuente, y sobre la mesa del comedor lucan el
mantel de hilo bordado a mano por la abuela, la mejor vajilla de la casa, los candelabros
con sus velas encendidas, los vinos exquisitos y, especialmente dispuestos en una hermosa
bandeja, los tres Matzot. Aquella masa hecha con harina de trigo y agua, sin levadura ni
sal, representaba el pan de la miseria y les recordaba los sufrimientos de su pueblo,
cuando eran esclavos de los egipcios, alentndolos a no olvidar sus orgenes, a no abusar
del poder, e instndolos a ser justos y bondadosos.
Hedy creca. A los dos aos sorprenda con su conversacin fluida y era encantadora en sus
muestras de rebelda. Cuando la casa estaba llena de nios, reivindicaba con firmeza su
autonoma, y prefera encerrarse en su cuarto los juguetes desparramados por el piso,
donde serva el t en diminutas tazas de porcelana, o armaba el rompecabezas de
Blancanieves. Imposible convencerla de que hiciera otra cosa; se mostraba impulsiva, con
accesos de clera y consegua sus propsitos: trepar por las pendientes y saltar desde lo
alto, alejarse con su triciclo por senderos nuevos, nadar en el Danubio en una zona en la
que no haca pie, o, cuando sus padres visitaban los viedos para probar los vinos de la
nueva cosecha, correr y desaparecer entre las vias cargadas de racimos, ante el
desconsuelo de todos. Nunca malogr esa capacidad infantil de aventura, de asombro e
inters por la vida, disfrutaba de su existencia con plena conciencia y haca preguntas
incesantes: tena ya sus caractersticas propias, una fuerte energa emocional con una
personalidad vehemente.
Y a pesar de que reflejaba una imagen frgil por su aspecto menudo, su salud era
excelente: a excepcin de un ataque de escarlatina, no se haban manifestado otros
malestares. Una tarde en que me enferm, el viento golpeaba ruidosamente la ventana.
Estaba en la cama, quera cerrarla y no poda. La fiebre me sacuda y me senta como una
nufraga arrastrada en un remolino en el medio del ro. La casa, vista desde mi corta
edad, pareca gigantesca. Y tena pnico. Hasta que o la voz de una nena jugando en la
calle que me tranquiliz y me llev a decir: Bueno, que viva ella; yo me muero!. As no
senta pena de mi destino ya que otra nena vivira por m. En aquella criatura surgan
sentimientos msticos que, en su vejez, la acercaron a filosofas y religiones orientales, lo
mismo que sucedi con Fritzi, que se inclin al budismo.
La historia, entretanto, teja su propio relato. Por esos aos, precisamente en 1902, una
maana al alba, llegaba a Londres un fugitivo siberiano de veintin aos que, ayudndose
de un papel en el que haba una direccin escrita, logr que un taxi lo llevara a su lugar
de destino. Siguiendo instrucciones, golpe tres veces la mano de bronce del llamador de
la puerta y fue recibido por un hombre de treinta y dos aos a quien el fugitivo
consideraba su maestro. Pluma ha llegado, le dijo y lo abraz con afecto. l tambin
haba huido de las garras del Zar y saba lo que era atravesar toda Europa para aparecer
en el corazn mismo del Imperio Britnico y emprender la lucha revolucionaria. Sentados
en la cocina alrededor del t humeante del samovar, Pluma (apodado as por su capacidad
como periodista) le cont de Rusia. Esos dos intelectuales estaban completamente
convencidos de que cambiaran la historia del mundo. Sus nombres eran y Len Trotsky y
Vladimiro Lenin.
En el pequeo mundo viens de los Schlichter, casi seis aos despus de Hedy, naca
Viktor, que se convertira en su hermano preferido. Acompaada por la niera, sola
llevarlo en su coche de ruedas altas a pasear por el parque cubierto de csped y de
rboles de distintos matices de verdes, con sus juegos de agua en las fuentes, sus
esculturas... y el sector de los nios, donde estaba aquel columpio con un bote que a Viki
le gustaba tanto. En el espacioso rectngulo central donde los vieneses tomaban caf y
escuchaban tocar a las orquestas los das domingos, se sentaban sobre el prado, al sol, y
Hedy le pona en fila la guardia imperial de los soldaditos de plomo de Nuremberg, que le
haba regalado un paciente de su padre. Adems, jugaba a la maestra con sus hermanas,
imitando a una institutriz parisiense que les enseaba francs, sin darse cuenta de que el
juego se converta en algo real, pues terminaba explicndoles los ejercicios. Hedy nos
cuenta: Ni bien ingres al colegio, se me acercaron las compaeras para que les aclarara
lo que no entendan. Yo tena facilidad para meterme en la situacin del otro y ver bien
adentro, sacarle lo que guardaba y no haba descubierto. Hoy me hace inmensamente
feliz ver en el estudio a alguien que tiene talento y reconocerlo luego en su condicin de
actor o actriz; es un sentimiento hermoso e indescriptible.
Fue en esos das en Viena cuando por primera vez tuvo necesidad de experimentar los
sentimientos de otro ser. Vivamos en un edificio moderno de departamentos y una tarde
escuch gritos de mujer que venan de la planta baja, eran unos alaridos desgarradores.
Me han sacado todo clamaba la desdichada me he quedado sin nada, hasta se han
llevado el libro de misa de mi madre!, y lanz un ltimo quejido tan agudo, horrendo y
espeluznante que an permanece vivo en mi mente. En ese instante, sent una
irrefrenable necesidad de expresar el sufrimiento de aquella voz desconocida. Yo no saba
qu significaba ser actriz ni conoca mis aptitudes, slo quera repetir la escena
escuchada con el mismo dolor que encerraba aquel grito. Mi pasin por los seres humanos
y sus conflictos fue lo que me impuls al teatro; desde ese momento, me gust observar a
la gente, estudiarla, sentirla y, despus, poder recrearla. El arte teatral no hace otra
cosa que mostrarnos la vida y nos ayuda a conocernos, a comprendernos, a querernos. En
aos posteriores, fui a los bosques de Viena y junto a sus rboles aosos comenc a imitar
a mi modelo tantas veces como fuera necesario para llegar a ese estado. Mi vocacin era
un secreto que slo comparta con mi hermano. Y al acercarse a desentraar el misterio
creador de la vida, el camino del arte estaba iniciado. Esa pasin, que fue potente en
toda su existencia, la protegera de tantas desdichas...
El doctor Schlichter era un padre sumamente afectivo y ella lo quera con fervor. Tena
buen carcter y un gran sentido del humor, un rasgo tpico viens. Un da que nos llev a
pasear por las avenidas del Ring, nos encontramos con una seora que llevaba puesto un
vestido drapeado con cola, un sombrero adornado con rosas de muselina y plumas de
avestruz, guantes de tul y una sombrilla en la mano, quien le dijo: Ay doctor, hace
tanto que quera verlo! Usted sabe que tengo un dolor en el pecho y no s qu es? Y l
le contest: Cmo no, seora! Por favor, desvstase que la voy a revisar. La mujer sali
escandalizada y nosotros nos moramos de risa; por supuesto que quera hacerle una
consulta gratis y no era precisamente uno de sus pacientes de caridad.
La relacin de Hedy con su mam era, en cambio, difcil. No se trataba slo de que no la
consideraba capaz de alcanzar el ideal que en su pensamiento y sensibilidad ocupaba su
padre, sino de la calidad del amor que le brindaba: su madre haba esperado un varn y al
llegar Hedy, decepcionada, no le mostr demasiado inters. Su pap, por el contrario,
antes de ir a dormir noche tras noche le narraba cuentos de Andersen, le encenda una
velita para que no tuviera miedo a la oscuridad y la despeda con un beso. Mi madre era
incapaz de acercarse a m, no me quera. No recuerdo un solo cario. Corra siempre por
la casa con un manojo de llaves que abran y cerraban todo, o sala a la modista, o a
tomar el t con sus amigas en la confitera, o a ocuparse de las muselinas de seda, el
guipur de Venecia, las perlas o los sombreros con plumas y marabut. Su vestuario, y de
igual modo el nuestro, era esplndido; pero hubiera preferido estar mal vestida y que
ella estuviera a mi lado. No s si fue feliz en su matrimonio. A su marido lo amaba, pese
a que se cas demasiado joven; quizs le hubiera gustado llevar otra vida. Nunca supe
realmente qu es lo que quera y, si bien apoyaba las ideas avanzadas que existan en mi
casa, nunca las ejerci.
Una tarde en que la abuela los visitaba, la seora Schlichter le comentaba: Ayer Hedy
trajo el boletn. Es una alumna brillante, las calificaciones son excelentes, no puedes
imaginarte lo abnegada y confiada que es esta nia. La otra tarde la buscbamos por toda
la casa y no podamos encontrarla, cuando, al ir a la cocina, la vemos parada inmvil en
un rincn de cara a la pared. Al preguntarle qu estaba haciendo en ese lugar, nos
contest llorando que la gobernanta le haba dicho que no se moviera y la criada se haba
olvidado de levantarle el castigo.
Era aplicada, responsable, cumpla con sus deberes. Su memoria y su capacidad de
observacin le permitan eximirse con facilidad, aunque pas la escuela primaria con
afliccin: le molestaban los repetitivos y rgidos mtodos de enseanza, la prohibicin de
hablar, las rdenes de los maestros y la imposibilidad de saltar, correr o jugar en los
recreos. Esos mtodos eran muy dismiles de los criterios de su casa, donde los dejaban
patinar en invierno sobre las aguas congeladas o nadar desnudos en el ro los das de calor.
Cuando aprendi a leer, la lectura se convirti en su pasin. Retena prrafos enteros que
deca en los encuentros con familiares, a quienes maravillaba con su retentiva y con el
manejo del lenguaje. Tena una notable aptitud para los idiomas: en su hogar aprendi
idisch, luego domin el francs; conoca el ingls, aparte del latn y el griego, que estudi
en el bachillerato.
Se advierte aqu que fue en su casa donde verdaderamente recibi su educacin. La Viena
del 900 era aquella ciudad de cultura refinada e imponente grandeza, donde floreca el
art noveau. Desde fines del siglo XIII se asentaba all el imperio de los Habsburgo que lleg
a dominar Europa y que a despecho de su venerado emperador, de sus brillantes desfiles
de militares, de la corte y los slidos ministros que lo administraban pronto entrara en
decadencia. Viena, crecida con el paso de los siglos, se haba convertido en una de las
grandes capitales del continente. Entre 1870 y 1900, haba concretado una extraordinaria
proeza en materia de rediseo y modernizacin urbana: la calle del Ring (Ringstrasse),
ubicada en el centro de la ciudad. El emperador Francisco Jos mand derribar los muros,
zanjas y torreones de la antigua fortificacin medieval que circundaba la vieja poblacin,
para construir ese inmenso crculo que uni la ciudad tradicional con la nueva. All se
edificaron la parte moderna del Palacio Imperial, el blanco Parlamento similar a la
Acrpolis de Atenas, el Ayuntamiento, el Teatro de la Opera, el Teatro Nacional, la
Municipalidad de estilo neogtico, la nueva Universidad, los dos museos enfrentados el
de Bellas Artes y el de Historia, segn los modelos del renacimiento italiano. Y a lo largo
del Ring, se extenda el centro histrico con sus palacios barrocos, clsicos, neoclsicos,
romnicos... Del mismo modo, los bellsimos bulevares y las oficinas administrativas junto
a vastos jardines cubiertos de fragantes limoneros.
Igualmente eran soberbios en la metrpoli los enormes edificios de departamentos, de
arquitectura moderna, emplazados en las colinas cubiertas de bosques naturales de
aquella ltima estribacin de los Alpes; y asimismo los bien trazados parques donde
crecan hermosas rosas y otras muchas flores multicolores. Algunos de los palacios y
residencias se reflejaban en el Danubio o trepaban las laderas hasta alcanzar la selva
vienesa. Con justicia, se consideraba a Viena una de las ciudades ms bellas del mundo.
No era necesario abandonarla para huir del agotamiento urbano, porque la vida en ella era
tranquila, alegre, pacfica y placentera. Si se la compara con las actuales urbes masivas
de este fin de siglo XX, hay que lamentar, con razn, que esa forma de vida se haya
perdido para siempre. El amor al arte se consideraba un deber comn: y era la burguesa
juda la que promova lo nuevo y formaba al mismo tiempo su pblico. La corte era
indolente. La aristocracia y la nobleza preferan ocuparse de sus studs y de organizar
caceras, a fomentar el arte o la vida intelectual. Y sin embargo, todos convivan.
Stefan Zweig estaba convencido de que Viena era el ngel custodio de una cultura
multinacional nica. Slo all, expuestas a los encantos urbanos de la gran ciudad y unidas
por una locura comn por el teatro, la conversacin, la comida, la bebida, y, en especial,
la msica, eran capaces todas aquellas razas de fundirse dentro del crisol imperial y de
desprenderse de su pellejo nacional e idiomtico, para salir de l transformadas en el ms
simptico de los seres humanos, el viens. [3] No hay que olvidar que en esa Viena,
resplandeciente de un orden burgus por excelencia, se daba una altsima explotacin
social: los trabajadores cumplan jornadas de diecisis horas y no tenan leyes laborales;
las mujeres corran la suerte de su estrato social, y las que carecan de recursos y de
educacin slo podan trabajar de damas de compaa, criadas, o ejercer la prostitucin.
Las familias pudientes procuraban al joven de la familia los servicios sexuales de las
muchachas de la casa, lo que permita a stas obtener apenas algn dinero extra. En los
barrios obreros, la miseria era escalofriante; los ndices de sfilis, raquitismo, tuberculosis
y mortandad infantil, altsimos. Estas injusticias estaban ocurriendo efectivamente en la
civilizada Europa, y no en vano crecan aceleradamente los partidos socialdemcratas
afiliados a la Segunda Internacional *.
En 1906, un joven provinciano humilde, de dieciocho aos, llamado Adolfo Hitler llegaba a
Viena con la ilusin de ingresar a la Academia de Bellas Artes y poder convertirse en pintor
de renombre. Al ser rechazado, no regres a su pueblo y se larg a vivir en los bajos
fondos harapientos de esa fastuosa metrpoli que lo deslumbraba, donde estuvo hasta
1913, ao en que, desilusionado, se march a Munich.
Ese mismo ao, Austria otorgaba el sufragio universal en un intento por democratizar el
Imperio. Y en Francia, terminaba el proceso Dreyfus, cuando el militar francs de origen
judo que, pese a sus protestas de inocencia, haba sido condenado a prisin perpetua en
1894 por traicin a la patria, reingres al ejrcito francs al comprobarse que nada tuvo
que ver con esa imputacin. Haba un fuerte clima de antisemitismo, y Emilio Zola en un
extraordinario gesto de valenta, haba salido en defensa de Dreyfus, y publicado, en
1898, una carta al presidente de la repblica bajo el ttulo de Yo acuso, en la que
denunciaba las irregularidades del proceso, mientras las Ligas Nacionalistas desataban
una ola de brutalidad contra los judos en toda Francia. Zola debi entonces huir a
Londres para no ser detenido. Mucho tiempo pas, y la opinin pblica segua an
conmocionada. Al fin, despus de doce aos del primer episodio, el gobierno reconoci
desvadamente la inocencia de Dreyfus y lo reincorpor al ejrcito. Combatiente de la
guerra 1914-18, Dreyfus obtuvo la Legin de Honor.
El padre de Hedy era antimonrquico, y admiraba la Revolucin Francesa de 1789 y los
intentos revolucionarios surgidos durante el siglo XIX. Crea en la repblica y apoyaba la
militancia sufragista, que en 1907 se encontraba en un punto culminante en Europa.
Bertrand Russell se presentaba en Inglaterra como candidato al Parlamento por la Unin
Nacional de Sociedades Sufragistas de Mujeres, a las que, en su primer mitn pblico, les
largaron ratas y arrojaron huevos. Planteaban el derecho al voto, al amor libre, al aborto,
a las carreras universitarias, a ttulos profesionales, a la reforma del matrimonio y a
recibir por su trabajo un sueldo no inferior al de los hombres en igualdad de condiciones.
alcanzando el caf con crema de la abuela que daba por terminada la cacera.
Tiene su importancia rememorar los cafs vieneses de principio de siglo: hay que saber
que el caf viens es una institucin muy particular que no puede compararse con ninguna
similar del mundo. Es, en realidad, una especie de club democrtico al que accede todo el
que consume una tacita de caf y donde cada cliente, a cambio de esa pequea
consumicin, puede quedarse sentado horas y horas para discutir, escribir, jugar a los
naipes o recibir su correspondencia y, sobre todo, consultar un sinfn de diarios y
revistas... no slo los de Viena, sino tambin los de Imperio alemn entero, los franceses,
los ingleses y los italianos, lo mismo que los americanos, aparte de todas las revistas
literarias y artsticas de importancia del mundo. [...] De esta manera sabamos todo
cuanto aconteca en el mundo a base de informaciones de primera mano [...] en el caf,
donde a la vez se poda discutir con el crculo de amigos [6] .
Cercano a La Opera estaba el Caf Museum, al que acudan msicos, como Alban Berg,
Oscar Strauss, Richard Strauss, el gran filsofo Wittgenstein y los pintores Gustav Klimt,
Kokoschka y Egon Schiele. Desde 1900, el ensayista, dramaturgo, poeta y periodista Karl
Kraus tena su propia mesa en el Caf Imperial; Freud se reuna en el Caf Landtmann con
Josef Breuer, Otto Rank, Wilhelm Stekel, Carl Jung, Alfred Adler, Sandor Ferenczi, Paul
Federn, Eduard Hitschmann u otros conocidos colegas. Las tertulias literarias tenan lugar
en el Caf Herrenhof y en el Caf Central con Robert Musil, Franz Werfel, Hermann Broch,
Elas Canetti, Hermann Bahr, Richard Beer-Hofmann, Arthur Schnitzler... En realidad, no
haba escritor que no apareciera por esos sitios. El Central era famoso por sus doscientos
cincuenta y un peridicos disponibles. El poeta Peter Altenberg escriba en ese lugar y lo
tena como su direccin personal; adems, lo frecuentaban polticos como Viktor Adler,
Otto Bauer, Karl Renner, Karl Lger, y se lo vea al exiliado Len Trotsky jugando al
ajedrez con sus amigos de la socialdemocracia.
Exista de igual modo otra institucin muy particular en esa metrpoli: la msica. En Viena
haban brillado los geniales e inmortales Haydn, Gluck, Mozart, Beethoven, Schubert,
Johann Strauss (padre e hijo), Bruckner, Brahms, Hugo Wolf... y a ellos les dedicaron
lugares conmemorativos; slo a Beethoven se lo recuerda en cuatro lugares diferentes. Y
es as cmo, casi sin saber por qu, los vieneses se dedicaban a la msica, que era parte
de su alegra de vivir. Durante los siglos XVII y XVIII, en los atardeceres de verano, los
msicos daban serenatas a las mujeres hermosas frente a sus casas, con lades, timbales,
flautas, trompetas,... y en los das de su infancia, al caminar por las calles, Hedy poda
escuchar a un ejecutante tocar una sonata para piano de Beethoven, a una soprano cantar
un lied de Schubert, o a un violinista estudiar Brahms. En las tabernas hacan folklore
mientras se tomaba cerveza. Al salir de excursin a la montaa o yendo a baarse al
Danubio que ya no les pareca gris sucio porque Strauss lo haba convertido en azul,
cantaban en coro o tarareaban cnones. Los vieneses danzaban fervientes aquellos
compases del tres por cuatro del vals, tanto en la corte como en los suburbios ms pobres.
Las sinfonas surgan de cualquier rincn. En las plazas tocaban las bandas militares y el
mismo Gustav Mahler asista a los conciertos, por su excelencia. En aos posteriores, los
socialdemcratas crearan los Conciertos Sinfnicos de los Obreros. Viena era, sin duda,
el centro musical del universo. Incuestionablemente colosal, llevaba tres siglos en su
reinado y cada generacin que surga anhelaba superar a la anterior.
Y as encontramos a Dolly aprendiendo piano, a Fritzi integrando un coro y a Viktor (con
tan slo cuatro aos) tocando intuitivamente las piezas que estudiaban sus hermanas. Por
las noches se reunan amigos y vecinos poda verse al panadero, al portero o al ingeniero
del segundo piso para interpretar cuartetos y pequeas sinfonas. El doctor Schlichter se
integraba con su violn y los nios participaban, ya que casi todos saban tocar algn
instrumento. La ta Emilie, apodada Emmy, hermana menor de su madre, empezaba a
destacarse a los veintids aos como una excelente soprano. Estudiaba con el profesor F.
Mtter y los deleitaba con canciones modernas de Hugo Wolf y Gustav Mahler. La abuela le
haba dado sus primeras lecciones y comentaba orgullosa que a los siete aos cantaba
Schubert a la perfeccin. Al concluir la velada, en la sala de msica con sus sillas y sillones
del mejor estilo Biedermeier, y con su elegante piano de cola de madera de nogal, parte
del ritual era tomar un perfumado t en tazas de porcelana de Svres y saborear la famosa
Sacher Torte, producida por el Hotel Sacher, que una capas de bizcochuelo de chocolate
rellenas con mermelada de fresas.
Nadie poda imaginar que ese perodo de intrpretes extraordinarios, directores eximios y
autores de vanguardia como Arnold Schenberg con sus discpulos Alban Berg y Anton von
Weber estaba acercndose a la culminacin del desarollo de la historia musical. Y no
slo el movimiento musical era deslumbrante, sino que tambin lo eran los movimientos
intelectuales que se haban gestado en Viena, y que trascendan por toda Europa. Crearon
especialidades que se identificaron en algunas reas como escuelas. En filosofa, el
Crculo de Viena, de indudable gravitacin en el pensamiento contemporneo, inspirado
por el genial Ludwig Wittgenstein y por la obra de Karl R. Popper; en medicina, Joseph
Skoda y Sigmund Freud creador del psicoanlisis. El derecho tuvo a Hans Kelsen, el jurista
del siglo; la arquitectura, a Otto Wagner y Adolf Loos; la economa y la poltica, a
Schumpeter, Max Adler, Rudolf Hifferding y Otto Bauer, del austromarxismo; en la
dramaturgia y la poesa, a Hugo von Hofmannsthal; en la literatura Stefan Zweig, Robert
Musil, Elas Canetti o el checo Kafka, y Karl Kraus, llamado el fiscal de Viena, quien
criticaba la falsedad de la poca con su postura tica y moral en La Antorcha (Die Fackel),
su famoso peridico, publicado y distribuido por l mismo durante 37 aos.
Hedy se cri en ese mbito, en esa urbe que le ofreca innumerables tesoros y secretos: La
Opera Imperial bajo la batuta de Gustav Mahler, los dos excelentes museos de arte con sus
Rembrandt y Breughel, las exposiciones de Theodor Munch y de Gustav Klimt (su pintor
predilecto), el viejo teatro Burgtheater, y el nuevo de la Ringstrasse con su repertorio
clsico y germnico, que le permiti descubrir su vocacin a los nueve aos.
Los vieneses tenan, en efecto, una antigua tradicin teatral. Ya en 1667 se haba
construido para la corte un teatro de cinco mil localidades. Frecuentaban incluso el teatro
idisch, que se representaba en un barrio habitado por familias judas emigradas de
Galitzia (la parte de Polonia anexada por el Imperio), perteneciente al Imperio austrohngaro, donde concurra la comunidad hebrea que constitua en ese entonces alrededor
del ocho por ciento del milln y medio de habitantes vieneses.
Recuerda el pintor Oskar Kokoschka (1886-1980): Las entradas se agotaban para todas las
veladas. Una particular atraccin la constituan las representaciones, o, ms propiamente,
parodias shakespearianas, en las que se incluan nmeros musicales, canciones y songs. Me
parece estar viendo an a aquel Hamlet y a aquella Ofelia pechugona, alta y gruesa, de
voz cadenciosa surgida del corazn, que cantaba su aria de despedida mientras el noble
prncipe de Dinamarca se iba a Inglaterra por mar, arrastrando tras de s sobre las tablas
un barco atado a una cuerda que no era ms que un juguete infantil de madera. La msica
y los nmeros de danza, los solos y los duetos posean tanto mpetu teatral, y el humor
judo era tan desorbitado que uno no saba si rer o llorar. A cada nmero le segua una
frentica salva de aplausos. Un xtasis jasdico, un abandono que slo he vuelto a ver en
ciertos derviches danzantes. Esa clase de judos fue en su mayor parte exterminada. Los
autnticos inventores del gnero musical americano fueron judos que hablaban ruso,
hngaro y polaco. Algunos de ellos han llegado a ser grandes figuras del teatro y la
cinematografa, y eso les ha permitido comercializar sus experiencias del ghetto en los
espectculos de revista de Broadway [7] .
En 1908 el Imperio anexaba Bosnia y Herzegovina y se iniciaba la crisis de los Balcanes,
que en pocos aos dara origen a la primera guerra mundial.
Al comenzar ese verano, el calor era sofocante y la gente se marchaba con sus bales a las
frescas montaas pobladas de villas veraniegas. La familia Schlichter parta, como otras
veces, hacia Semmering. Tomaba el tren rpido de las siete y treinta de la maana, y los
amplios y cmodos asientos de cuero color marrn mostraban arrogantes en las fundas
blancas del respaldo, en la cabecera, las letras bordadas K.K. Kaiserlich-Kniglich
(imperial-real). En el trayecto, que se haca lentsimo, se distraan escuchando historias
de trenes: justamente Francisco Jos haba auspiciado la construccin del primer
ferrocarril europeo de montaa, inaugurado en 1854, confiando en aquel proyecto
imposible del soador Karl Ghega. El tren atravesaba los viedos que crecan desde haca
dos mil aos en las laderas montaosas, salpicados aqu y all por durazneros y
damascos. A lo lejos divisaban los picos Schneeberg y Rax, con sus cumbres nevadas,
mientras iban subiendo perezosamente en medio de la obscuridad, a travs del primer
tnel de los quince excavados en la roca de las montaas, conocido como el Tnel de
los Besos. Y era una costumbre besarse para festejar el comienzo del viaje.
En la estacin Gloggnitz haba que agregar una locomotora en la parte delantera, y otra
atrs, para ayudar al tren en la pendiente que montaba a ms de mil metros de altura.
Pasaban luego por diecisis viaductos trazados por sobre las gargantas y llegaban a las
diez de la maana, exaltados de alegra, a la estacin de Semmering, el conocido paraso
alpino de los vieneses donde reinaba un silencio perfecto. All convergan numerosos
intelectuales y artistas de entonces, como Gustav Mahler, Freud, Kokoschka... quienes
establecan en aquel lugar sus refugios de descanso.
Las montaas renacan tras un invierno excepcionalmente duro, el aire dispersaba el
inconfundible aroma de resina de las conferas, y los chicos, ni bien entraban en el
estrecho camino de flores silvestres que conduca a la casa, celebraban el retorno a la
vida salvaje trepndose a los rboles, saltando de rama en rama hasta lo alto y tirndose
al suelo sobre el lecho de agujas a buscar pias, que luego su madre luca orgullosa en la
mesa rstica del comedor.
Cada maana, al desvanecerse las estrellas, unos dbiles trinos comenzaban a anunciar el
alba y el doctor Schlichter despertaba a Hedy. Y cuando la luz irrumpa en plenitud,
infinidad de pjaros invadan el aire con sus cantos conmovedores: era el momento en que
aquel caminante incansable emprenda con su hija la excursin. Con el traje tpico una
cazadora de Loden, chaleco sobre su camisa verde, pantaloncitos cortos de cuero con
anchos tirantes de Baviera, botas de montaa, medias de lanas de colores, un sombrero
alpino y el bastn montas ambos suban por los escondidos atajos rodeados de
imponentes cedros; cruzaban una zona de abetos verdeoscuros el tradicional rbol de las
fiestas de navidad que conclua al pie de un prado perfumado de lavanda, cubierto de
sus flores lilas, donde se oan los cencerros de las vacas de los campesinos, colonos que
vendan queso y miel. Tomaban en zig-zag por una senda que conduca al frondoso boscaje
de tejos de dos mil aos, rboles txicos, al punto que los lugareos contaban leyendas
fantsticas y cuentos horripilantes de envenenados. Y su padre le relataba que los galos
conocan su veneno, emponzoaban sus flechas con l y veneraban los rboles por su larga
vida.
Por instantes, rfagas suaves del viento traan sonidos de un acorden y cantos alegres de
los excursionistas residentes en una pequea hostera, sentados al aire libre en bancos y
mesas de madera, bebiendo cerveza. Divisaban las serpenteantes curvas de la ruta que
era, desde el siglo XII, el camino a Italia, y su padre le mostraba el hospital construido en
1160 por Markgraf Otakar III. Todava tendran que andar quince minutos por una
empinada cuesta de rocas para alcanzar la cima, y a medida que ascendan el aire era
cada vez ms fro y la respiracin se haca dificultosa. A Hedy le pareca ser como aquellos
pjaros de montaa que vuelan casi tocando el cielo y, desde las alturas, los dos
contemplaban el impresionante panorama: la majestuosa cadena de los Alpes y el cerro
Stuhleck con su pico cubierto de nieves eternas; hacia el sur, montaas an ms altas, en
cuyas faldas se extendan los pinares que protegan del viento al pueblo; el valle, con sus
verdes prados de pastura, donde sobresalan los cipreses esbeltos con sus ramas erectas
semejantes a las torres de la catedral de San Esteban. Y la aldea, observada desde ese
mirador improvisado, era minscula, slo posible de ubicar por el humo sooliento de las
chimeneas y los tejados inclinados de las cabaas, que se desparramaban por las laderas
de la serrana.
Al regresar, el doctor Schlichter se explayaba con fervor, hablando sobre la indiscutible
primaca de la naturaleza, perfecta, notable y misteriosa. As es la vida de las conferas
con sus verdes perennes que resisten el invierno, bloqueando su transpiracin para no
deshidratarse, marchitarse y morir. Y tambin, la vida de las plantas de zonas ridas,
desrticas, como los cactus, que se aprovisionan de agua durante las lluvias para nutrirse
durante la sequa. El universo no es el caos afirmaba, todo tiene su razn de ser.
Agitaba una rama y una nube de polvo amarillo los envolva: era el polen que el aire
llevaba con rapidez hacia el Mediterrneo para realizar su funcin fecundadora. Y
estrujando entre sus dedos un tronquito que liberaba un potente aroma, le comentaba de
su agudo ojo clnico para descubrir las enfermedades de sus pacientes, y que
seguramente ella tambin tendra. Descendan por un sendero estrecho y la nia de once
aos suplicaba en silencio: Oh, montaa maravillosa, aydame a cumplir el sueo de mi
vida!
Luego de atravesar una huerta de fresas, vean la cabaa, y el doctor Schlichter regresaba
entusiasmado, pensando que su hija sera mdica y continuara la tradicin de la familia.
Sin embargo, ella saba que no tena valor para curar enfermos y que, de cualquier forma,
iba a ser actriz.
El curso de los acontecimientos histricos le marcara, sin embargo, los escollos de su
carrera. A una etapa de esplendor seguira un serio perodo de decadencia que pareci
indicar a los hombres que no podan esperar demasiada felicidad. En 1910, la realidad
empezaba a anunciarse sombra para los pases de Europa; las tensiones por los conflictos
entre las dispares civilizaciones que constituan el Imperio de los Habsburgo eran cada vez
mayores, y mientras en Viena se hablaba de la hermandad de los pueblos, stos esperaban
la oportunidad de quebrarla y recuperar sus nacionalidades. La infancia de Hedy
transcurri en el captulo final del Imperio Austro-hngaro, poca de la que comentaba:
Nunca viv como all esa pasin espiritual. Todo cuanto desde entonces le y aprend se
asienta sobre aquellos mis primeros aos.
2. Adolescencia (1911-1919)
En 1911, Alemania se haba convertido en el primer pas industrial del continente,
siguiendo el modelo ingls de industrializacin y por obra de los avances tcnicos (el
vapor, el ferrocarril, el petrleo, la electricidad, el automvil, la navegacin submarina,
la aviacin, el fongrafo, la telegrafa sin hilos, la cinematografa...). Deseosa de
convertirse en una potencia imperialista, se dispona a pelear para ingresar en el reparto
del mundo, dominado entonces por Gran Bretaa, Francia y Rusia. Estas naciones,
previendo aquella inevitable embestida, empezaban a fortalecer sus ejrcitos e
incrementaron sus industrias blicas. Fueron muchos los hombres y los pueblos que
comenzaron entonces a inquietarse.
El doctor Schlichter frecuentaba el nmero 8 de la calle Josefstdter, renombrada casa
del matrimonio Schwarzwald donde se reunan artistas y personalidades de la poca a fin
de informarse sobre la poltica de Jean Jaurs (1859-1914), el mximo dirigente del
socialismo francs, que denunciaba los preparativos de guerra. Ese hombre de principios
morales y de amor por los oprimidos, de elevadsima cultura y con una gran imaginacin,
movilizaba una y otra vez a sus militantes, en cuyas filas se encontraba el mismsimo
doctor Schwarzwald, quien viajaba a Pars para volver a Viena con los escritos de Jaurs.
Poco aos despus, polticos franceses e ingleses relevantes se reuniran tambin en ese
hogar para trabajar por la paz mundial.
La esposa de Schwarzwald, Eugenie Nussbaum, nacida en 1872 en Polupanowka b.
Tarnopol, Galitzia, era una de las primeras doctoras en filosofa y germanista del Imperio,
recibida en la Universidad de Zrich. En la universidad austraca no aceptaban mujeres y
aquella institucin suiza era una de las pocas que las admita junto a los hombres, en un
plano de igualdad. All tambin se educaron las terroristas rusas y la joven polaca Rosa
Luxemburgo (1870-1919), que con sus apenas veintitrs aos pronunciaba ya un discurso
incendiario, trepada en una silla en un mitin de Zrich, despertando la admiracin de los
que la escuchaban. Zrich era en ese entonces uno de los centros vitales del pensamiento
marxista revolucionario, donde resida un importante ncleo de emigrados polticos
polacos y rusos como Bakunin, Jorge Plejanov, Lenin, Leo Jogiches, etctera, que
constituyeron las bases del socialismo europeo. La doctora se dedicara a la pedagoga,
creara la primera escuela de mujeres que preparaba para el ingreso a la universidad y fue
una pionera en la reforma educativa de su tiempo. En 1901 diriga el Liceo de Seoritas N
1, conocido como la escuela de la doctora Schwarzwald, que ofreca varias opciones a
los aspirantes: la Volksschule, un secundario especializado en artes y oficios, un
bachillerato, y el Gymnasium, dedicado a humanidades, que inclua lenguas clsicas (latn
y griego), con acceso a la universidad. En esa escuela se dictaban, adems, cursos de
perfeccionamiento y algo as como una escuela del hogar. La famosa educadora se haba
vinculado con Mara Montessori y aplicaba avanzados mtodos pedaggicos en los que
tenan cabida las ideas feministas y marxistas, con especial nfasis en las capacidades
creativas.
Estaba empeada en demostrar que las chicas podan alcanzar idntico nivel intelectual
que los muchachos y, en sus tertulias de la calle Josefstdter, que ella tanto propiciaba,
se citaban incluso para estudiar las teoras de Marx, dilucidar a Freud y participar de
veladas literarias y musicales. All encontraba y formaba discpulos para la institucin. El
establecimiento era bastante caro para los pudientes, no demasiado para los de medianos
recursos y otorgaba becas a los humildes. Asistan alumnas de lugares diversos: hngaras,
triestinas, eslavas, alemanas, polacas... Cada una tena un origen diferente, y conservaba
su peculiaridad. Los profesores eran muy jvenes y sobresalientes, ya que la seora
Schwarzwald contrataba a artistas o personalidades, como Adolf Loos en arquitectura,
Oskar Kokoschka en dibujo, Arnold Schnberg y Egon Wellesz en msica, Hans Kelsen en
sociologa y economa, Otto Rommel en literatura... y otros, comprometidos
polticamente. Era un ncleo ntegramente socialdemcrata y cuando, durante la
repblica, ganaron las elecciones, pasaron a integrar el gobierno, e incluso hubo mujeres
diputadas.
Y Hedy, ingresa en ese establecimiento de vanguardia a cursar el Gymnasium, que le
permitira acceder a la universidad. Est muy entusiasmada, especialmente por el gran
saln de actos donde se haca teatro. All descubri a la estrella del elenco, una chica
llamada Helene Weigel (1900-1971), que protagonizaba todas las obras. Ella tambin
quera actuar, pero no se animaba, absorbida como estaba por el temor de contrariar a su
familia, y se refugiaba en el estudio empecinado del latn y el griego, materias en las que
obtena altas calificaciones.
Una noche fuimos a la presentacin de un recital de canciones de mi ta Emmy, que era
sumamente talentosa y tena una voz hermossima. Al terminar, los aplausos fueron
interminables. Nosotros estbamos emocionados, en particular mi madre, que admiraba a
su hermanita. Al salir al foyer, mi padre se encontr con unos amigos y les dijo con
felicidad: Tres de mis chicos van a ser artistas, Dolly toca el piano, Fritzi canta y Viktor
compone; y Hedy va a ser mdica, va a continuar mi camino. Yo me sent muy mal,
porque de esta manera estableca un trato cmplice y de preferencia que me torturaba.
Mi estado psquico era lamentable y cada da que pasaba me resultaba ms arduo
disimular mis sentimientos. Cortaba las palabras que surgan, les cerraba el paso y caan
como un peso muerto. Mis problemas encontraron su ms nociva expresin en una timidez
patolgica y solamente me entregaba a mi vocacin entre los bosques de Viena, donde el
silencio y la calma eran absolutos: recitaba all los versos del Romancero de Heinrich
Heine y poesas mas. Recuerdo que en la escuela tenamos un profesor joven, el dolo de
las chicas y tambin el mo. Un da, cuando empez el recreo, salimos del aula y l me
detuvo para preguntarme sobre mi aspecto angustiado. Yo tena motivos que eran muy
mos y no iba a contrselos. l quera ayudarme e insista bondadosamente. Sin embargo,
yo no poda. Hubiera sido un enorme alivio si hubiera logrado hacerlo, salir de mis
cuatro paredes como dice Garca Lorca; y fue al contrario, como si ellas se cerraran a mi
alrededor, como una muralla de silencio de la que no poda escapar, y, a pesar de querer
dialogar con aquella presencia amiga me qued muda.
No obstante, continuaba con normalidad su vida escolar aunque en su diario ntimo
escribiera sus desdichas. Se haba hecho amiga de Lorena, esa chica encantadora de
cabello rubio lleno de rulos, con pequeos ojos verdes y esa manera huidiza y sensible que
tanto le gustaba. Era una becaria polaca catlica pobre y desvalida, a quien protega de
una tal Sissi perteneciente a una acaudalada familia que se burlaba de su desgastado
abrigo, haciendo en cambio gran ostentacin de un hermoso sacn de piel. Cierta maana,
Hedy encontr a Lorena llorando desconsoladamente ante el repetido ataque de Sissi:
irritada ante la falta de carcter de su amiga, la insult y, dirigindose al perchero,
descolg el sacn de piel de Sissi y lo tir a la calle por la ventana. La situacin fue un
escndalo. Nadie poda creer que la tmida Schlichter hubiera actuado de tal modo, y las
tres terminaron en la direccin. Al da siguiente, la tutora cit a los padres y les prohibi
que enviasen a las alumnas con prendas de piel ya que no todas las nias podan tenerlas.
Comenzaban a preocuparla los valores de la justicia y se sinti respaldada por la
determinacin de la directora, pese a que en pocos das tendra una experiencia amarga.
Diariamente, pasaba a buscar a Lorena por su casa para ir juntas en el tranva elctrico a
la escuela. As conoci a la madre de su amiga, que le pregunt por su religin, y al
enterarse de su origen, madre e hija le negaron su amistad. Lorena se cambi de banco y
se sent al lado de otra chica. Hedy no lograba comprender por qu su amiga se someta a
las ideas de sus padres ni tampoco por qu le deca que ellos haban matado a Jess,
ellos, que haban legado al mundo la Biblia. Aquella, fue su primera leccin de racismo, y
empez a sensibilizarse ante el ms leve indicio de antisemitismo. Algunas veces, al
caminar por la ciudad, antes de este episodio, haba experimentado cierta opresin
angustiosa que no poda definir: ahora s poda, era el rechazo que tenan los vieneses por
los judos, que, por otra parte, era cosa comn en Austria, a pesar de la poltica del
emperador. Recordaba a la vecina cuando le deca que era una juda linda, o a la
panadera que peda a su empleado que atendiera a la juda: ambas maneras de dirigirse
a ella eran signos de una discriminacin antisemita.
A veces poda sentirse feliz por un minuto, y al rato experimentar una angustia
desenfrenada y no entenderse ni ella misma. No obstante, en esta ocasin no perdi su
nimo. Se hizo amiga de otra chica llamada Wera, tambin juda, con quien comparta el
gusto por escribir, leer, coleccionar tarjetas postales, el embeleso por el profesor de latn
y el cario por la seorita Ruth, una profesora excelente, de notoria militancia socialista,
que pareca otra colegiala ms con su vestido juvenil. La profesora les explicaba qu
significaba la explotacin del hombre por el hombre, la plusvala, y les relataba la lucha
heroica de las mujeres sufragistas, como Miss Davison, que haba dado su vida en un acto
de protesta tirndose entre las patas del caballo del rey de Inglaterra, que corra en el
Derby, u otras que hacan huelgas de hambre o rompan vidrieras y, al no querer pagar las
multas que les imponan, eran apresadas.
En mi hogar eran fanticos por la msica y les gustaba mucho el teatro. Asistamos a las
salas de conciertos, a La pera, y al Teatro Nacional con su repertorio de obras alemanas:
Fausto de Goethe, Guillermo Tell de Schiller, La pesquisa de Grillparzer... El director
Berthold Viertel nos regalaba siempre entradas para el Volksbhne (Teatro del Pueblo).
De nio, haba sido paciente de mi padre. A los veinticinco aos ya gozaba de notoriedad,
pero mi padre lo segua tratando como cuando era un chico. Y en ese teatro descubr a
Herbert Eulenberg, a Carl Hauptmann, a August Strindberg y a Carl Sternheim, que eran
para m una luz que me guiaba en la oscuridad de mi camino. En ese lugar vi por primera
vez a los actores Ernst Deutsch, Fritz Kortner y Jrgen Fehling. Cmo podra imaginarme
con mis quince aos, que actuara en Buenos Aires treinta y tres aos despus con Ernst
Deutsch!
Berthold Viertel (1885-1953), viens, haba estudiado filosofa e historia en la universidad
de su ciudad natal. Desde 1910 colaboraba regularmente en revistas de literatura, arte y
crtica teatral. Sus poemas aparecieron por primera vez en el peridico de su amigo Karl
Kraus, y sus publicaciones lricas expresionistas comenzaron a editarse en 1913. Luego
siguieron sus comedias y, ms tarde, su novela La limosna (Das Gnadenbrot). En 1911, era
dramaturgo en la escuela de teatro y descubra su vocacin de director. Tena a su cargo
el Teatro del Pueblo (Volksbhne) de Viena, donde puso varias obras, y adems, fue autor
y director del Cabaret Simplicissimus. De idntica manera se destac en su carrera
literaria, a la que se dedic casi toda su vida, y public alrededor de 450 obras de
distintos gneros. En opinin del actor Fritz Kortner, Viertel le dio mucho al teatro y el
teatro le quit varios aos al poeta, pese a que fue ms reconocido en ese mbito.
La escuela de la Sra. Schwarzwald era muy avant garde, como sola decir Hedy. Le
estimulaba la militancia de izquierda, el esclarecimiento sexual y el amor libre; las
alumnas no ignoraban nada, y el proceso evolutivo de las chicas era apoyado a travs de
encuentros con la familia.
En este punto, faltan en el material recogido suficientes referencias sobre la propia Hedy.
Felizmente, otros testimonios pueden suplir esas carencias. Entre ellos, las evocaciones de
la doctora Marie Langer (1910-1987), que fue una psicoanalista relevante en Buenos Aires
y haba cursado sus estudios en la misma escuela a la que iba Hedy, pueden ilustrar los
criterios formativos de la institucin: En el segundo ao tuve una profesora de literatura,
Alina Furtmller, diputada socialdemcrata y muy progresista. Sola leernos un poema del
cual recuerdo algunos versos. Es un poema de fin de siglo en el que una muchacha
comunica a sus padres que est enamorada de un hombre con el que quiere casarse. El
padre contesta que tiene que casarse con el que l le ha elegido que, desde luego, es
otro. Con l no, porque ni lo quiero ni lo estimo, dice la hija. Y el padre, dirigindose a
la esposa, dice con toda indignacin y correccin: Viste las novedades que hay en el
mundo? Alguna vez nos hemos estimado nosotros? Alguna vez nos hemos amado?.
Recuerdo tambin este otro relato: En una ocasin... yo pretext un malestar y la
maestra me pregunt de qu sufra. Fingiendo mucho pudor le contest que me haba
venido la menstruacin. Me envo a la direccin y, ah, explic a la directora la causa de
mi malestar, entonces sta me dijo: Esta vez puedes irte, pero recuerda que si quieres
que te respeten como a un hombre, si quieres estudiar y trabajar igual que un hombre, no
te quejes nunca ms de este tipo de malestares. Jams volv a usar el pretexto de ser
mujer para no poder [8] .
Ese colegio secundario fue decisivo en la formacin de Hedy, por lo que resulta
interesante acudir a otras fuentes para aproximarse al clima que en l lata. Marie
Jahoda, conocida psicloga social austraca, dice en sus recuerdos: La seora
Schwarzwald, la directora de una secundaria para nias que tuvo culturalmente una
influencia extraordinaria en Viena, empez a organizar colonias de vacaciones para las
alumnas, en donde los celadores y el director tenan tal vez seis o siete aos ms que
nosotras; entre ellos haba socialistas. En esas colonias, que nosotras mismas dirigamos y
que formaban parte de nuestra educacin, estaba supuesto que el da deba empezar con
una asamblea de toda la colonia en la que se hablaba durante cinco minutos por lo menos
acerca de los acontecimientos polticos del da anterior... [9] . Y aquellas colonias de
verano eran frecuentadas por el filsofo Karl Popper, los escritores Jakov Wassermann y
Carl Zuckmayer, que iban a dictar seminarios y a dialogar con las alumnas.
De igual manera, en la terraza de la escuela, que haba construido especialmente el
arquitecto Adolfo Loos, hacan gimnasia en los das de sol, ejercicio que Hedy consideraba
una prdida de tiempo, a diferencia de las actividades culturales (representaciones
teatrales, exposiciones, conferencias, recitales, conciertos, proyeccin de pelculas...), y
de las fiestas propuestas por las alumnas. Al principio, ponan mucho entusiasmo en esas
fiestas; sin embargo, no siempre les salan bien: los varones las ignoraban por completo y
hablaban entre ellos. A veces arruinaban la reunin, y ellas regresaban acongojadas a su
casa porque ningn chico las haba sacado a bailar. En esas ocasiones conoci a Erich, el
seductor del grupo, el chico que conmova a las chicas por su belleza y por sus records de
esqu. Hedy se senta fea y le costaba creer que Erich gustara de ella y que se pusieran de
novios. Pero ya desde el comienzo de la relacin, Hedy percibe que no se entienden. l
era el modelo de hombre tirnico al que no haba que contrariar; su nica conversacin
era el esqu, que a ella no le interesaba. Hedy, en cambio, quera ir al teatro y a l no le
gustaba. Erich era catlico y no le molestaba que Hedy fuera juda. Pensaban casarse y
tener hijos aunque a ella no le entusiasmara la costura, la cocina y menos an los
deportes, y se preguntaba cmo iba a hacer para unir su vocacin con el hogar y con
Erich.
Porque los aos de secundario fueron tambin los del trnsito de la nia a seorita.
Aunque Hedy estaba an lejos de encontrarse emocionalmente preparada para ese
acontecimiento biolgico. Deba aceptar, no obstante, que ya poda ser mam. Por
momentos senta su cuerpo de tal manera que le pareca tener seis aos. Su madre le
regal un prendedor con brillantes de la bisabuela, y su padre la sorprendi con un
relojito con cadena, de oro labrado con una figura femenina griega, y un libro de
recuerdos de Darwin.
Desde la dcada del ochenta, las obras de Darwin (1809-1882) eran admiradas en toda
Europa. Hedy haba odo contar en su casa que el bilogo, con tan slo veintids aos, se
haba embarcado en el buque de guerra Beagle con el propsito de realizar investigaciones
en Sudamrica, acompaando al capitn Fitz-Roy que haba cedido al joven voluntario
naturalista parte de su camarote sin recibir pago alguno. Y ella leera en su obra: Hoy
da, lo que ms vivamente me viene a la memoria es el esplendor de la vegetacin de los
Trpicos; aunque la sensacin de sublimidad que excitaron en m los grandes desiertos de
la Patagonia y las montaas cubiertas de bosques de la Tierra del Fuego han dejado una
impresin indeleble en mi mente [10] . Qu lejos estaba de imaginarse que las
circunstancias de su vida la depositaran por caminos parecidos en las costas
sudamericanas!
El 28 de junio de 1914 sonaba en Sarajevo aquel disparo de nacionalidad que origin la
guerra. El comunicado informaba que Su Alteza Imperial, el heredero del trono de los
Habsburgo, el Archiduque de Austria-Hungra Francisco Fernando y su esposa, mientras
asistan a las maniobras militares de Bosnia, haban sido asesinados por un joven serbio.
Y resultaba sospechoso que precisamente dieran muerte a Francisco Fernando, uno de los
principales defensores de la paz dentro del Imperio. La situacin era alarmante pero nadie
se preocup demasiado, a pesar que el emperador se hallaba gravemente enfermo. Sin
embargo, Austria envi un ultimtum, poniendo de manifiesto que estaba dispuesta a ir a
la guerra. Sin duda, los objetivos eran los proyectos imperialistas de Alemania y Austria,
cuyos gobiernos estaban en pugna con otros poderes por la hegemona mundial.
El 28 de julio, el Imperio austro-hngaro declar la guerra y bombarde Belgrado, lo que
desencaden la primera Guerra Mundial, en la que Alemania y Austria-Hungra enfrentaron
a Gran Bretaa, Francia y Rusia.* La conflagracin arrastr luego a la mayora de los pases
del mundo, que se implicaron en un enredo atroz de alianzas y oposiciones. No se trataba
de una batalla de defensa, sino de una empresa vergonzosa del belicismo austraco, un
desafo criminal contra la libertad e independencia de Serbia.
Bertrand Russell proclamaba en Londres su campaa pacifista y jvenes e intelectuales se
nucleaban en la Asociacin Antireclutamiento o bien como Objetores de Conciencia.
Muy pronto destituan a Russell de su ctedra de la Universidad de Cambridge y lo
condenaban a la crcel. Jean Jaurs deca en sus mitines de Pars: Queremos ser un
pueblo de guerra o un pueblo de paz?, y el 31 de julio, en el Caf du Croissant, un
disparo de revlver lo dejaba sin vida y el asesino era absuelto por patriota.
esqu, sin pensar que deba matar y que poda caer perforado por una bala en la trinchera.
En forma violenta dieron por terminado el noviazgo.
Las mujeres debieron reemplazar a los hombres en sus puestos de trabajo, y ellas, que
siempre fueron marginadas de todas las fuerzas importantes de produccin, sostuvieron el
funcionamiento de las ciudades. Eran guardas en los tranvas, mozas en los cafs,
barrenderas de las calles, paleaban la nieve, encendan las luces de la ciudad, atendan a
los heridos... No obtuvieron reconocimiento alguno, pero el beneficio fue grande, ya que
se produjo un cambio en lo que respecta a la incorporacin de la mujer a los trabajos
fuera del hogar. Y no se las vea sufrir sin los maridos. Por primera vez, hacan uso de su
libertad con lo que las costumbres se trastrocaban: tenan amantes con facilidad
(refugiados u oficiales de otros pases) y algunas, con absoluto desenfado, los alojaban en
sus casas. La metrpoli del Imperio era ya bastante liberal: se toleraba sin problemas todo
tipo relaciones, salvo las homosexuales. Y era ms fcil para una mujer engaar o cometer
adulterio que tener trabajo o estudiar. La doctora Schwarzwald, que pregonaba el amor
libre y no esconda sus amores a su marido, e incluso los llevaba a la escuela, hablaba a
sus alumnas enjuiciando la hipocreca de los estratos sociales altos.
En la clase de literatura se estudiaba La ronda (Der Reigen) de Arthur Schnitzler
(1862-1932). La obra criticaba la decadente hipocresa vienesa, con la doble moral que
degradaba a la mujer: y la monarqua la haba prohibido por pornogrfica. La seorita
Ruth les hablaba de aquellas otras mujeres que usaban su libertad para denunciar el
militarismo mediante huelgas y mitines, como Rosa Luxemburgo, arrestada por sus
apasionados discursos contra la guerra.
La madre de Hedy, siempre triste y resignada, se olvidaba de esa seora fina y elegante
que haba sido hasta haca tan poco, y se transformaba. Por primera vez enfrentaba sola
todas las resposabilidades, y pona de relieve una entereza y un vigor desconocidos. Se
levantaba antes del alba y recorra las calles buscando alimentos que la gente de campo
sola llevar a vender. Y no slo se haca cargo de la casa, tambin colaboraba con las ollas
populares de la GEKAWE*, y hablaba con sus hijos y les aconsejaba que fueran alguien,
puesto que ella pensaba que no era nadie. Hedy admiraba ahora a esa mujer
emprendedora y con carcter que se sobrepona a las inmensas dificultades de sobrevivir,
y descubra con sorpresa su fortaleza. Entretanto, los soldados que haban partido
triunfantes diciendo para navidad estamos de vuelta no regresaron para las fiestas. El
ejrcito imperial sufra sus primeras derrotas y los hijos de amigos y colegas empezaban a
caer en el campo de batalla. Las mujeres se dirigan al ayuntamiento para repasar la lista
de los muertos y de los heridos, y cada vez se vea ms gente con luto por las calles.
En 1915, la existencia era dura: nevaba en forma incesante, no haba carbn, tampoco luz
por la noche, ni criadas, ni agua, ni posibilidad de alimentos. Al principio, daban cupones
de racionamiento y se hacan largas colas de espera los jueves y sbados para comprar
chicharrones y un poco de carne porcina; luego, ni eso funcionaba, slo exista un
mercado negro, sujeto a severas penalidades. Llegaron a pasar hambre. La seora
Schlichter se preguntaba: Cmo vamos a seguir viviendo? Y surgi el compaerismo
originado por la nueva pobreza: los pacientes del doctor Schlichter les llevaban comida y,
en especial, los de caridad: aquellos pobres campesinos que cultivaban su tierra les
brindaban sus alimentos. No olvidaran aquel pan casero crujiente y amarillo de maz, en
vez del tradicional pan de centeno, ni la mermelada a base de remolacha. Sin embargo,
las restricciones para los desamparados eran terrorficas; eso lo saban bien las alumnas de
la escuela Schwarzwald que estuvo abierta durante la contienda que colaboraban con
Para ese entonces, Hedy cumpla dieciocho aos y pareca tener catorce, viva en un
constante desequilibrio, y cada vez que vea aquella escultura de madera llamada el
Guerrero de Hierro en el centro de la ciudad, con la gente clavando un clavo a cambio de
un dinero para la guerra, se aterraba. Slo se calmaba en los bosques de Viena o cuando
visitaba a Wera, cuyo hermano Jakov le gustaba. Cierta vez, l le haba preguntado por
sus estudios y como ella le cont que seguira medicina, qued impresionada cuando le
dijo que le pasara lo mismo que a Fritz Kreisler, quien, por influjo de su padre mdico, se
haba anotado en la carrera y luego la haba dejado por el arte. Despus de esa
conversacin, comenz a verlo con otros ojos, observaba sus manos sensibles, su rostro
delicado, sus cabellos que caan sobre la frente... y, cuando lo oy tocar los estudios de
Paganini en el violn, qued totalmente enamorada. Jakov cumpla plenamente sus
ideales: estudiaba msica en el Conservatorio y soaba con ser un gran intrprete; slo le
interesaba el arte y le aseguraba que sera una artista igual que l. Muchas tardes iba a
visitarlo y la reciba con cario, la inclua en sus veladas musicales, en las salidas con sus
amigos, y le hablaba con fervor del venerado violinista. Le explicaba lo intrincada que era
la Orquesta Filarmnica de Viena, donde anhelaba entrar, y donde an el mismo Kreisler
haba encontrado dificultades en su juventud para obtener el puesto de segundo violn. La
joven enamorada lo escuchaba sin animarse a expresar sus sentimientos, tena miedo de
no ser correspondida. Wera le haba preguntado por la relacin y ella le aseguraba que
slo eran buenos amigos.
Nunca pudo saber si Jakov la amaba, porque cuando los rusos empezaron a ocupar parte
de Galitzia, el gobierno austraco envi al frente a los ms chicos: Jakov tuvo que
presentarse y desde ese da no supo ms nada de l.
Lleg el ao 1917 y Rosa Luxemburgo era trasladada a la prisin de Breslau, prxima al
frente. Desde ese lugar relataba a una amiga: Vehculos militares entran y salen de la
crcel, cargamentos de uniformes ensangrentados que los presos tienen que zurcir... Un
soldado, que conduce un carro tirado por bfalos los golpea salvajemente hacindolos
sangrar, con una crueldad tal que el guardin de la prisin le pregunta si no tiene piedad
de las bestias: Y de nosotros, quin tiene piedad? responde el soldado... [13] . Y en
ese tiempo Austria empezaba a admitir que el combate estaba perdido, y a desear que
terminara. Ante el pronstico del fin del conflicto, Hugo von Hofmannsthal, Richard
Strauss y Max Reinhardt se reunieron en Viena con el objetivo de crear fuentes de trabajo
para los artistas, para lo cual organizaron el Festival de Salzburgo.
Vale la pena detenerse en la figura de Max Reinhardt (1873-1943). Hubo un antes y
despus de Reinhardt, aquel director viens que, para muchos, era el mayor rgisseur
de la poca, el soberano del teatro, el mago de la escena y, para otros, el
extranjerizante, oportunista, judaizante, hbil comerciante... Desde muy joven,
actu en varios elencos de aficionados hasta firmar su primer contrato en 1894 con el
Teatro Municipal de Salzburgo. Precisamente all lo encontr el maestro Otto Brahm, que
buscaba nuevos elementos para el Teatro Alemn de Berln que l diriga y al que se
consideraba el principal teatro del pas. De esta manera, inici su carrera artstica en el
rol de actor de carcter, en el cual alcanz sealada notoriedad, y que lo llev a
consagrarse como una de las figuras descollantes de su tiempo. A partir de 1902, comenz
a dirigir, rompi con Brahm y form su propio grupo con el que logr xitos importantes.
En 1905, con la representacin del Sueo de una noche de verano de Shakespeare, se
convirti en el ms grande rgisseur de Alemania. Reinhardt saba conseguir, y realmente
lo lograba, efectos interesantes, que arrancaban expresiones de entusiasmo, en la forma
ms excntrica, al pblico y a la crtica. Pero para obtener este efecto visual, sacrificaba
el contenido de la obra. As, por ejemplo, sus cuatro montajes del Sueo de una noche de
verano de Shakespeare, llevaban al pblico hasta el paroxismo, pero la obra de
Shakespeare haba desaparecido totalmente entre los centenares de intrpretes y los
complicados escenarios rodantes. [...] Sean cuales fueran los defectos de Reinhardt,
influy en grado sumo sobre el teatro alemn y mundial. [14]
El bigrafo Max Epstein dir: El encanto del cuento hechiz al pblico [...]. El rgisseur
preparaba de modo especial a sus colaboradores para esa representacin y, sin embargo,
por encima de todos ellos, reinaba el magnfico director artstico, Reinhardt, que
aprovech con tal maestra los tonos, las luces, los movimientos y los grupos, que el
espectculo result armonioso, fantstico y vivo. Todo estuvo cumplindose en armona y
lo que ms tarde perjudicara tanto a Reinhardt -la cargazn de la parte decorativa- no se
haca sentir en Sueo de una noche de verano [15] .
Produca espectculos imponentes, con masas de intrpretes, con actores protagnicos
exclusivos, utilizando un sinfn de inventos tcnicos: mquinas, andamios, sonidos,
fragancias extraas, pinturas, decorados, esculturas, elementos arquitectnicos o reales
como las flores, el csped y los rboles, y los destacaba con su magistral y refinada puesta
de luces. Introduca innovaciones, como los decorados tridimensionales y los efectos de
luces fosforescentes. Era evidentemente un impresionista, un maestro de la luz, que
influy notablemente en el cine alemn donde, adems, experiment. Haba fundado el
Kammerspiele, un pequeo teatro de cmara, el Deutsches Theater con lugar para mil
espectadores, donde introdujo el escenario giratorio y espectaculares mecanismos, y el
Grosses Schauspielhaus, una sala de tres mil butacas, que antes haba sido un circo y a la
que transform en anfiteatro donde present La Orestada y Dantn. La guerra desbarat
esta slida organizacin de salas teatrales, nadie poda sostenerlas y Reinhardt regres a
Austria con la idea de instalarse en su castillo cerca de Salzburgo. El director preparaba
para la apertura del festival los misterios Cada Cual y El gran teatro del mundo de
Caldern de la Barca, adaptados por Hofmannsthal con el ttulo de Jedermann.
En el mes de octubre triunfaba la revolucin bolchevique en la Rusia de los zares; el
maestro y el alumno que aos atrs dialogaban y hacan planes en Londres vean, por fin,
cumplidos sus sueos en 1917: Lenin era presidente del Consejo de Comisarios del pueblo,
y Trotsky, uno de ellos, como as tambin representante sovitico en la Conferencia de
Paz, donde subscriba el pacto ruso-germano de suspensin de hostilidades, invitando a los
aliados a una negociacin similar durante el mes de noviembre. Viva la paz y la
fraternidad de los pueblos!, fue su consigna, sin que nadie se dignara responder.
Toda la humanidad miraba con sorpresa y muchos con admiracin a ese pueblo campesino,
marcado por la miseria y el atraso, que se converta al comunismo, y pareca que la
injusticia estaba condenada a desaparecer.
La guerra, entre tanto, continuaba. En esos aos, Hedwig Schlichter obtuvo su ttulo, pero
tena pudor de contar que lo haba conseguido recitando de memoria obras de teatro.
Result que al pasar una chica hngara a dar su examen sobre literatura alemana, no
saba y la aplazaron. Lleg mi turno y antes de que me interrogaran, sin equivocarme ni
un solo verso dije la oracin de Margarita del Fausto de Goethe y, sin mediar ninguna
pausa, continu con una obra del dramaturgo austraco Franz Grillparzer (1791-1872). La
mesa no sala de su perplejidad. Pero me felicitaron y me eximieron de matemticas,
materia que jams logr dominar.
Con su flamante ttulo, se inscribi en la Universidad de Viena, en la famosa y prestigiosa
Sigmund Freud escriba: Estbamos, pues, preparados a que la Humanidad se viera an,
por mucho tiempo, envuelta en guerras entre los pueblos primitivos y los civilizados, entre
las razas diferenciadas por el color de la piel e incluso entre los pueblos menos
evolucionados e involucionados de Europa. Pero de las grandes naciones de raza blanca,
seoras del mundo, a las que ha correspondido la direccin de la Humanidad, a las que se
saba al cuidado de los intereses mundiales y a las cuales se deben los progresos tcnicos
realizados en el dominio de la Naturaleza tanto como los ms altos valores culturales,
artsticos y cientficos de estos pueblos, se esperaba que sabran resolver de otro modo sus
diferencias y sus conflictos de intereses [17] .
Bertrand Russell declaraba: Cuando concluy la guerra, vi que todo lo que haba hecho
haba sido totalmente intil. No haba salvado una sola vida, ni haba acortado la guerra
en un slo minuto. No pude hacer nada para atemperar la amargura que trajo aparejada
el Tratado de Versalles. Pero, de todos modos, no fui cmplice en el crimen cometido por
todas las naciones beligerantes [18] . En aos posteriores, el historiador Golo Mann
escribi: La primera Guerra Mundial, desde una perspectiva econmica y de civilizacin,
fue ya un grotesco anacronismo, las civilizaciones de los grandes Estados occidentales y
centroeuropeos se parecan entre s como gotas de agua; de cara a las nuevas potencias
mundiales extraeuropeas que ya se perfilaban vigorosamente los Estados Unidos y el
Japn, una unin europea, sin Rusia, habra sido entonces lo nico posible, deseable,
acertado. (...) Haba que tener una clara visin de la situacin real de Europa, en virtud
de la cual esa guerra totalmente absurda habra podido, habra debido ser impedida [19]
.
Y despus de esos cuatro aos, volva a su hogar el doctor Schlichter: durante la contienda
slo haba visitado su casa tres veces. Su llegada los haca felices, pese a que ya no era
aquel hombre convencido del progreso de la civilizacin: haba sido quebrado en sus
convicciones ms ntimas y ya no tena resistencia ni entusiasmo. El vals, smbolo de la
radiante Viena imperial, se haba perdido para siempre. Maurice Ravel compone La Valse
una especie de apoteosis del vals viens, que el compositor convierte en una frentica
danza macabra [20] .
Al preguntarle su esposa por su labor, el doctor Schlichter respondi que de eso no iba a
hablar, y nunca habl. Haba ejercido en una estacin sanitaria del Hospital Militar y, por
los duros relatos que la describen, es comprensible que no quisiera hablar de semejante
experiencia.
En el piso de abajo estn los que tienen balazos en el vientre, en la espina dorsal y en la
cabeza, y los que estn amputados de dos miembros. En el ala derecha, los de balazos en
las mandbulas; los enfermos de gas, los de balazos en la nariz, odos, cuello. En el ala
izquierda, los ciegos, los de balazos en el pulmn, en la pelvis, en las articulaciones, en
los testculos, en el estmago. Aqu puede verse en cuntas partes puede ser herido un
hombre. Dos se mueren de ttano bacilar. La piel se les pone lvida, paralizados los
miembros; por fin, viven slo los ojos, largo tiempo. El miembro herido de algunos est
suspendido en el aire, en una especie de horca, debajo ponen una vasija en que gotea el
pus. Cada dos o tres horas vacan la vasija. Otros estn metidos en un aparato de
distensin continua, con pesas que cuelgan, tirando de la cama. Veo heridos en los
intestinos, constantemente llenos de excrementos. El escribiente del mdico me muestra
fotografas, hechas con rayos X, de rodillas, de omplatos, de huesos de cadera
completamente destrozados. No se concibe cmo alrededor de tales astillas pueda haber
carne humana en que la vida contine su diaria evolucin. Y esto es slo un lazareto: esto
slo es una estacin sanitaria. Hay miles de ellas en Alemania, miles en Francia, miles en
Rusia! [21]
Al regresar los hombres del frente, ocupaban de nuevo sus lugares y las mujeres no
devolvan gustosas sus puestos de trabajo para retomar las tareas domsticas. La seora
del doctor Schlichter volvi a ser aquella dama fina y elegante, aunque por primera vez
sus hijos la vean expresar un amor vehemente por su marido. Haba tenido suerte. La
gran mayora de las esposas estaban viudas y, los domingos, se las divisaba con sus hijos y
ramos de flores, haciendo largas colas en la parada del tranva que iba al cementerio. El
doctor Schlichter se repona con lentitud, la angustia y el hambre haban hecho estragos
en su organismo, pero la alegra de estar con su familia era inmensa. Encontraba a sus
nios grandes, hermosos y adultos; se enteraba de que Dolly estaba comprometida con el
seor Teltscher, Viktor estudiaba en el excelente conservatorio de msica de Viena, al
que tambin asista Fritzi, quien anunciaba su casamiento con el cantante lrico finlands,
Helge Lindgberg. Y preguntaba a su otra hija:
Y tu esquiador, Hedy?
Romp con l le deca.
Tenes otro novio? averiguaba curioso.
No, no tengo novio le responda tristemente, pensando en Jakov, que no haba
regresado, y en su madre que se haba vuelto loca.
Claro, la carrera de medicina es muy exigente! agregaba entusiasmado.
Y ella pensaba: Tengo que decirlo ahora, si no lo digo, no lo dir nunca.. Me plant
en medio de la reunin y proclam: Quiero ser actriz! No quiero ser mdica, no
soporto a la gente enferma. Me miraron como si me hubiera vuelto loca. Yo era la
seria, la estudiosa, la cientfica; mis hermanos eran los artistas. Sin embargo, se los
vea contentsimos con mi eleccin, salvo mi padre, que manifest un profundo
desencanto: haba imaginado, vanidoso, que mi diploma estara en el consultorio
junto al suyo, al del abuelo y el bisabuelo. La tradicin quedaba rota y la relacin
conmigo se transform en spera y distante.
Su cuado Franz (esposo de Emmy) trat de convencerlo de que la profesin de actriz era
bien remunerada, aunque su padre lejos estaba de pensar en lo econmico. Su ta la
apoyaba con devocin. Para ese entonces era famosa y daba conciertos en Austria,
Hungra, Alemania, Polonia... y, por esta razn, les ofreca un sinfn de recomendaciones,
que su padre no acept. El doctor Schlichter fue a consultar al dramaturgo Beer Hoffman,
quien le habl al actor Friedrich Kayssler para que tomara una prueba a Hedy.
Al enterarme, me fui al igual que tantas otras veces a los bosques de Viena, eleg un lugar
solitario donde grit para que me saliera la voz y ensay mi escena preferida, la oracin
de Margarita, del Fausto. Compenetrada de mi papel, no vi a un hombre escondido tras un
tupido follaje, observndome. Cuando lo descubr, comenz a caminar y, al pasar a mi
lado, coment: Qu loca est, seguro que se escap del manicomio!. En ese momento
me di cuenta de que estaba frente al hospital psiquitrico, y sal corriendo. El da de la
prueba le ped a Dolly que me acompaara. Los nervios me consuman. Kayssler me hizo
esperar una hora y despus sali un seor gordito, simpatiqusimo, que me pregunt qu
haba preparado. Sub al escenario, grit como tantas veces lo haba hecho y largu mis
sentimientos, y el miedo que puse en la actuacin era verdadero. La diferencia fue que l
no crey que estaba loca. Al terminar, me dijo: Usted no va a ser otra cosa ms que
actriz. Le pregunt por mi voz aguda, si no sera un impedimento, y me respondi: A
uno de nosotros con algo bueno, bello y valioso. Despus, la gran comida. Todo rodeado
de solemnidad y un presentimiento del smbolo. Gropius sirvi la comida a cada alumno.
Como el lavatorio de pies [22] .
La mencionada cantante Emmy Heim era la ta de Hedy, y se hallaba en Weimar a fin de
colaborar con la escuela y apoyar ese proyecto de arte excepcional.
El Tratado de Saint Germain firmado en septiembre de 1919, constitua a Austria en la
Repblica democrtica y Estado Federal, con nueve provincias autnomas: Burgenland,
Carintia, Baja Austria, Alta Austria, Salzburgo, Estiria, Tirol, Voralberg y la ciudad de
Viena. Eliminaba del mapa aquel Imperio de los Habsburgo, de ms de cincuenta millones
de personas, y lo reduca a un pequeo pas de seis millones y medio de habitantes, de los
cuales dos vivan en la capital. El gobierno fue asumido por los socialdemcratas con la
participacin de los socialistas de bases marxistas y la democracia cristiana. Y con un gran
empuje social innovador, en apenas doce aos la Viena roja realizara una gran labor,
creando bases para una vida ms digna y justa
Sin embargo la posguerra era catastrfica: la moneda austraca no vala nada a causa de la
inflacin, los ahorros no existan, la nobleza perda buena parte de su fortuna rural, la
burguesa estaba igualmente arruinada y los Schlichter eran otros ms en esa realidad
sombra. En el consultorio, los pacientes no podan pagar, los hospitales estaban llenos de
heridos de guerra, el porvenir se presentaba nefasto: el doctor Schlichter se hallaba
hondamente preocupado por la suerte de sus hijos, que no podran conseguir trabajo. La
invariable sopa de verduras no era una comida sustanciosa ni nutritiva, y la carencia de
carbn era dramtica. Tras los millares de bajas por la guerra, sobrevino una epidemia de
gripe que dej miles de muertos en toda Europa. Haba gran cantidad de nios hurfanos y
la situacin era tan apremiante que tuvieron que construir un asilo para alojarlos. La
construccin se coste con una colecta realizada por mdicos norteamericanos: el doctor
Freud, el decano de la facultad de medicina y el alcalde de Viena se hicieron cargo del
proyecto.
Austria estaba destruida. Gran parte de las dificultades se hubieran superado con una
genuina colaboracin internacional que no lleg: lamentablemente, los odios y
nacionalismos lo impidieron. No haba carbn, ni viviendas, ni petrleo. Comprar un huevo
era tan costoso como adquirir un coche. No es difcil imaginar por qu los teatros se
hallaban completamente abandonados. Cul sera entonces el futuro de Hedwig
Schlichter?
3. Primeros pasos en el teatro (1920-1928)
En 1920 las hermanas de Hedy se casaron. La boda de Dolly fue una ceremonia formal
despus del registro civil, donde la novia estaba muy elegantemente vestida; Fritzi, en
cambio, brind con los suyos en una fiesta ntima y parti hacia Helsinki, Finlandia, el pas
de su marido. Puesto que en el hogar de los Schlichter se consideraba que las relaciones
sexuales eran ndice de salud, y no exista la doble moral tpica de los estratos burgueses
de entonces, ninguna de las dos haba llegado virgen al matrimonio.
No obstante, ambas hermanas eran dciles, no obstinadas ni rebeldes como Hedy, que
viva desafiando las convenciones de su clase: ella no abandonara su hogar en brazos de
un marido sino por sus propias fuerzas. Tena singulares ideas acerca de la libertad, del
amor y del matrimonio que, de haberlas confesado, hubieran escandalizado hasta a su
mismo padre. La rutina de la vida burguesa, las relaciones sociales y sus ritos, le
resultaban lamentables, y no se hubiera casado a los veinte aos aun a riesgo de que le
atribuyeran el destino de vieja solterona. Nunca intent ser una abanderada del
feminismo, pese a que perteneci a esa generacin de mujeres de principio de siglo que
rompieron las barreras impuestas por la sociedad para seguir su camino.
Haba terminado sus estudios en la Akademie fr Musik und darstellende Kunst, y en la
funcin teatral de graduacin (a la que solan ir los empresarios a descubrir nuevas
figuras), obtuvo un contrato para el ao siguiente en la localidad de Stettin, situada en la
Pomerania Germnica, hoy territorio polaco. Como en Viena no haba trabajo, podan
considerarla afortunada; sin embargo, lo plante en su casa, durante la cena, con
bastante temor. Aunque su padre estaba muy preocupado por el futuro de sus hijos por
que consiguieran trabajo argumentaba la dificultad de la distancia. Sin duda l hubiera
preferido que se marchara junto a un marido capaz de brindarle proteccin: sin embargo,
tampoco le pasaba inadvertido que con los veintids aos de su hija nadie podra
impedirle cumplir su voluntad. No era la nica joven que sala a buscar nuevos horizontes.
Ya muchas chicas viajaban a Berln, donde decan que se estaba gestando una generacin
extraordinaria, y otras partan a Weimar, a matricularse en la Bauhaus, que admita
mujeres.
Berln, fundada setecientos aos atrs, era la metrpoli ms grande de Alemania. En 1871,
el Rey Guillermo I de Prusia la haba transformado en la sede del Gobierno del Imperio y,
a finales del siglo, el emperador Guillermo II, ferozmente nacionalista, dio nuevo impulso
al diseo de la ciudad. Hizo levantar edificios administrativos neoclsicos de grandes
columnas y escalinatas interminables, palacetes y hoteles residenciales... y construy
tambin el monumento a su abuelo, Guillermo I de unos veinte metros de altura sobre
un pedestal de bronce flanqueado por dos leones, que coronaba el ansia de ostentacin
de aquella antigua poblacin provinciana.
A principios de siglo, Alemania se haba convertido en el primer pas industrial europeo:
bancos, compaas de seguros, empresas constructoras, ferrocarriles, fundiciones, y la
nueva fbrica de automviles..., todo haba prosperado menos la clase trabajadora, que
segua viviendo en un nivel de indignante pobreza. El Kaiser, obsesionado por las
maniobras y los desfiles militares de estricta formacin prusiana, con sus bandas
musicales de tambores y trompetas tocando himnos marciales y su cuerpo de caballera
con el pesado ruido de los cascos resonando en los odos exasperaba a la burguesa
intelectual que despreciaba tales despliegues. Perdida la primera Guerra Mundial, los
mpetus imperialistas de Guillermo II se hicieron trizas, lo que llev a su fin el mundo
monrquico.
En 1920, se constitua el Gran Berln,
con cuatro millones de habitantes,
de los cuales la mitad eran oriundos
de otros pases. Por la calle poda
orse hablar ruso, polaco, eslovaco,
holands, hngaro, dans, francs o
ingls. Se editaban cerca de ciento
cincuenta diarios dedicados a la
poltica y a la cultura; existan
ochenta y seis editoriales de
literatura rusa, que publicaban las
obras en su idioma original;
Maiacovski lea sus poemas, y en los
cafs se encontraban los exiliados
adictos del zar junto con los
partidarios de la revolucin. Se
Hedy en el Teatro Municipal de Stettin (1920)
construyeron los estudios
cinematogrficos ms grandes de Europa, y haba ms de doscientas productoras de cine,
numerosas salas de exhibicin en las que tambin directores de cine ruso presentaban sus
filmes. En esas calles surgi la primera torre de trnsito antecesora del semforo y el
ferrocarril subterrneo. Se inauguraban casas de t inglesas, y se publicaban traducciones
de Melville, Whitman, Poe, Twain... cuyas ediciones se agotaban. Las exposiciones de arte
de vanguardia mostraban cuadros de Lger y de Picasso; obras de Kandinsky, Lissitzky,
Iwan Puni, Naum Gabo... Max Reinhardt diriga piezas de Strindberg, Wedekind, Wilde,
Gorky, Shaw..., peras de Richard Strauss. Numerosas revistas musicales operetas,
espectculos trados de Londres y New York eran estrenadas con gran xito, tanto como
las stiras antiburguesas de Carl Sternheim, que mezclaba la comedia con mordaces
comentarios sociales, y la triloga Gas de Georg Kaiser, que denunciaba el embeleso por la
tecnologa y adverta sobre el fin de la civilizacin.
Era tambin el tiempo en que los
prisioneros regresaban a Alemania, y
en que aparecan las listas definitivas
de los muertos en la guerra. Casi
todas las familias haban perdido a
algn familiar en el frente de
batalla, y una mezcla de
desesperacin y euforia inundaba
todo. No haba que extraarse de
que se desatara una ola de crmenes
violentos, nunca vistos. Nada se
censuraba en los irreverentes
cabarets: por primera vez existan
abiertamente bares de travestis o
lesbianas y se reivindicaba el tercer
patio de los castillos, en los paisajes romnticos, en los parques pblicos... Y era natural
que la gente de teatro austraca se instalara en la capital y en las provincias de aquel
pas. All estaba llegando Hedy, a ese Berln en crisis, que interrogaba el fondo de las
cosas, y en el que algunos creadores unos pocos imaginaban clarividentemente, por
anticipado, lo que luego se hara realidad: la historia de un hombre servidor del diablo,
que se declara dictador y precipita una conflagracin mundial (Homunnculus, 1916); un
hipnotizador que hace ejecutar al sonmbulo Cesar innumerables crmenes (El gabinete
del Dr. Caligari, 1919); un hombre-vampiro que chupa la sangre de la gente y la mata
(Nosferatu, 1922); y El Doctor Mabuse (1922), que dirige una banda de asesinos, ladrones
y falsificadores mediante su capacidad hipntica para conseguir la obediencia de la
poblacin. Estas temticas alertaban sobre la posibilidad de un mundo demencial: sin
embargo, nadie las tomaba en serio. El escritor Oswald Spengler vaticinaba: La rigidez, la
rigidez romana, es lo que hoy est comenzando en el mundo. Pronto no habr espacio
para nada ms... Los alemanes nunca volveremos a producir un Goethe, pero en cambio,
s un Csar [26] .
La revolucin rusa haba triunfado, y los alemanes, herederos legtimos de Marx, soaban
con cambiar la historia eliminando esa realidad asfixiante. Odiaban la guerra intil que
haba dejado millones de muertos, y queran crear un hombre nuevo, segn el lema de
los expresionistas, como as tambin integrar el arte a la vida, a instancias del manifiesto
dadasta. El filsofo Friedrich Nietzche (1844-1900) tendra mucha influencia entre los
intelectuales y artistas de vanguardia.
Inmersa en ese mundo, Hedy tiene problemas ms inmediatos: debe buscar una habitacin
en alquiler. La encuentra en los suburbios y le gusta, en especial porque su ventana mira
al jardn de la casa, donde se alza un gran castao al que vienen los pjaros. Para ir al
centro hay que dar una larga caminata entre la frondosa vegetacin, donde escucha el
bello canto del ruiseor ruso. Durante el trayecto, escudria los pequeos recovecos de
las plantas, recoge flores silvestres con las que alegra su cuarto, en el que un orden
pulcrsimo se entrelazaba con detalles de nia. Era una jovencita menuda y gil, de
aproximadamente un metro cincuenta de altura, que pareca diez aos menor. Tena una
mirada transparente y, en torno a su boca, una sonrisa infantil que an en la vejez segua
conservando unida a su belleza morena y sus ojos celestes. Vesta con un excelente
gusto y una elegancia discreta, en la que se destacaba algn detalle personal: un pauelo
de seda que resaltaba cierta tonalidad del vestido, una flor de color tenue sobre el cuello
de su blusa blanca, simplemente tres pulseras de mimbre, o un sutil hilo con conchillas de
mar.
Berln la decepciona. No tiene la belleza y el refinamiento de Viena. La ve sucia y fea, con
el caf aguado, la comida insulsa, carente de sensibilidad y encanto, y con una estricta
precisin germnica. La entusiasma, sin embargo, su ubicacin junto al ro Spree, el lago
en medio de la ciudad y los bosques cubiertos de abedules, castaos y abetos donde se
oye el canto del mirlo. Les escribira a sus padres:
Hay momentos en que uno puede decir: Soy feliz! Dej Stettin, Klagenfurt y emprend
un nuevo camino que vislumbro fundamental. Igualmente, no estoy a gusto con los
prusianos: son arrogantes y ceudos, no como los vieneses que bromean continuamente y
son tan encantadores. Ellos sobrevaloran el orden, estn orgullosos de ello y conservan un
amor innato por la rgida disciplina. Sin embargo, el arte y el teatro son tan magnficos
que me quitan el sueo y superan todos mis ideales. Estoy sola, no conozco a nadie y no
tengo duda de que mi sendero conduce a un campo lleno de flores. Nunca sospech que
Pidi el clsico t con ron para reponerse del fro y su postre preferido (Apfelstrudel). Oy
el chirrido del tranva, el sonido de la campanilla y, por un instante, se detuvo a escuchar
una conversacin sobre los judos traidores. Comenzaba a propagarse una ola antisemita
iniciada por los nacionalistas y los monrquicos reaccionarios.
El 4 de marzo de 1923, Sigmund Freud le escriba a Romain Rolland: ...Pertenezco, desde
luego, a una raza que en la Edad Media era tenida por responsable de todas las epidemias
y a la que hoy se atribuye la desintegracin del Imperio Austraco y la derrota alemana.
Tales experiencias le quitan a uno la esperanza y, desde luego, no dan base para concebir
ilusiones. Gran parte del trabajo de mi vida ha transcurrido intentando destruir mis
propias esperanzas y las de la Humanidad. Mas si aqullas no pueden ser hechas realidad,
o lo logran slo en parte; si en el curso de nuestra evolucin no aprendemos a desviar los
propios instintos de la senda que conduce a la destruccin de nuestros semejantes; si
continuamos odindonos por cosas insignificantes y exterminndonos por un ruin nimo de
lucro; si seguimos explotando los grandes progresos realizados en el control de los
recursos naturales para nuestra eliminacin mutua, qu clase de futuro se nos ofrece? Sin
duda, es difcil librar la preservacin de nuestra especie del conflicto que existe entre
nuestra naturaleza instintiva y las exigencias de la civilizacin [27] .
Terminada la visita a los suyos, Hedy se
despeda de ellos y viajaba a Munich, a la
metrpoli que haba consagrado a Wagner y
Nietzche, para cumplir sus compromisos
teatrales. Munich era la ciudad de la bohemia,
cuyo centro estaba en Schwabing, un barrio al
que iban los artistas. La vanguardia intelectual
se encontraba en ese lugar. Haba numerosos
museos, galeras de arte, cabarets literarios,
musicales, cafs, cerveceras al aire libre,
msicos callejeros, restaurantes, tabernas...
La gente se pasaba la noche hablando,
discutiendo, cantando, bailando, soando... y
suceda algo bien divertido: todo tena olor a
malta. Cuando finalizaba la funcin, nos
bamos a cenar a la cervecera de Schwabing y
as fue como lo conoc a Brecht. Ah estaba,
con su boina y su cigarro tan de l; y cuando
Brecht agarraba la guitarra, dejbamos de
hablar, nos sentbamos a su alrededor
hechizados por su talento. Trabajaba en el
Kammerspiele de guionista y dramaturgo
adaptando Eduardo II de Marlowe, en
colaboracin con Lion Feuchtwanger, crtico
teatral, novelista y dramaturgo de quien era
amigo, como lo era tambin del autor teatral
Carl Zuckmayer y del crtico, filsofo e
idelogo Walter Benjamin. Zuckmayer y
Benjamin eran los ms fervientes izquierdistas
y, en aos posteriores, ambos se hicieron
clebres, lo mismo que Brecht.
seguamos. Los artistas siempre siguen adelante, aun con hambre. Cuando se desarm Die
Truppe, la joven actriz lo sinti hondamente, y tena razones legtimas: la experiencia de
actuar junto a un hombre de la talla de Kortner, y de ser dirigida por Berthold Viertel
haba sido un aprendizaje fundamental en su carrera.
Con el paso de los aos, Viertel lleg a ser considerado en Alemania un director de
vanguardia, por haber desarrollado un teatro de caractersticas similares al de Stanislavsky
y Meyerhold. Brecht lo respetaba mucho, al punto de que, inaugurado el Berliner
Ensemble, lo convoc a dirigir, y le deca: Tienes que venir. Es cuestin de vida o muerte
para el proyecto [30] . Fue el primer director invitado de su teatro, donde mont Wassa
Schelesnowa de Mximo Gorki, protagonizado por Teresa Giehse.
La situacin econmica era grave. Acept un nuevo contrato en el Teatro de Comedia
(Lustpielhaus) de Berln, con el que escasamente podra vivir. Antes de incorporarse, se
dirigi a Hamburgo a visitar a su hermano, que resida en aquella ciudad desde haca
cuatro aos. Viktor le present a Elfriede, con quien planeaba casarse y tener hijos, no
obstante sus bajos ingresos y sus veintin aos. Recorri aquella vieja ciudad que haba
fundado Carlogmano a comienzos del siglo nueve, y, cruzando el puente de hierro sobre el
ro Elba, observ el movimiento fluvial de su puerto, el ms importante del pas.
Contemplaba extasiada esas aguas azules que se volcaban en el Mar del Norte y vea llegar
los barcos de lugares tan remotos e ignorados como Monrovia, Panam, Tuxpan, Rauten,
Buenos Aires, Finisterre, Halifax, Yokohama, Aldebaran, Singapore... En las drsenas,
bajaban las cargas que se almacenaban en los depsitos, y los pjaros revoloteaban sobre
algunos granos que caan de las bolsas de cereales. Las gigantescas gras levantaban los
bultos de las barcazas que transportaban mercaderas de Sajonia y Brandenburgo, en tanto
los remolcadores ahumaban por sus chimeneas, y marineros forzudos manipulaban la
entrada de gigantescos buques. Vea tambin los lanchones de los pescadores con sus
cajones repletos de pescados, de los que algn pez vivo saltaba al agua. Los grandes
barcos, amarrados a la costa por recias sogas, las inmensas anclas descansando al sol, y las
gaviotas asentadas en los mstiles a la espera de continuar el viaje. Caminaba por los
muelles donde se ocupaban cientos de trabajadores y observ que haba un cabaret
comunista que daba espectculos para los obreros. Asisti curiosa a una de sus
representaciones y descubri en el escenario a un intrprete excelente llamado Gustaf
Grndgens (1899-1963), que acababa de iniciar su carrera.
En 1924, mora Lenin y, pese a que se haba opuesto a que Stalin (1879-1953) lo sucediera,
al cabo de doce meses ste pasaba a convertirse en jefe del Kremlin, destitua a Trotsky y
se adueaba de la revolucin. El gobierno norteamericano, comprobando la extrema
situacin de millones de desocupados alemanes y ante el temor de un golpe
revolucionario, dispuso entretanto mediante el Plan Dawes un emprstito econmico
que se prolong hasta 1931 y alcanz la inmensa cifra de 30.000 millones de marcos oro.
La inflacin se detuvo: ahora era posible saber cunto se ganaba y hasta cunto caba
gastar, y pareca que esa generacin, vctima del enfrentamiento blico del catorce,
podra disfrutar de una existencia normal. Esta ilusin brind a los alemanes cinco aos de
trabajo y creacin.
En las inmediaciones de la metrpoli, la productora cinematogrfica ms importante de
Europa la UFA, Universum Film Aktiengeselleschaft (1917-1990), una compaa de
capitales de diverso origen bajo direccin estatal, haba construido enormes estudios y
viva un momento de euforia. Se produjeron entonces un sinfn de pelculas excelentes
dirigidas por Robert Wiene, F. W. Murnau, Paul Wegener, Otto Rippert, Fritz Lang, Georg
Wilhelm Pabst, Ernst Lubitsch, Arthur Robison, Paul Leni, etctera. Asimismo, gente de
teatro como Max Reinhardt, Leopold Jessner y Berthold Viertel diriga cine. Precisamente
Viertel convoc a Hedy para que pudiese obtener algn dinero suplementario. Estaban de
moda los films histricos de gran espectculo, con escenas multitudinarias: por una breve
actuacin, o simplemente por aparecer como annima extra, pagaban un da de salario y
el almuerzo. Hedy recordaba a Viertel como un artista prodigioso: poeta, novelista,
dramaturgo y director de teatro, guionista y director de cine. En el tiempo de las
filmaciones, los actores deban esperar el armado de luces, la puesta de cmara, los
cambios de escenografa, de utilera, vestuario... y fue as como, entre escena y escena,
hizo amistad con Carl Mayer [1894-1944), el coautor del film Caligari, considerado la
primera obra de arte del cine alemn.
Carl Mayer, naci en Graz, capital de una provincia austraca donde su padre un rico
comerciante habra progresado si no lo hubiera obsesionado la idea de transformarse en
un jugador cientfico. En lo mejor de su vida vendi sus bienes y se fue, armado con un
sistema inflalible, a Montecarlo. Pocos meses despus reapareci, sin un centavo, en
Graz. Bajo el peso de esa catstrofe, el padre monomanaco ech a la calle al joven Carl,
de diecisis aos, y a sus tres hermanos menores, y termin por suicidarse. Apenas un
muchacho, Carl se hizo cargo de los tres nios. Mientras viajaba por Austria para vender
barmetros, cantaba en coros, haca de extra en teatros de campaa, y desarrollaba un
progresivo inters por el trabajo escnico. Durante esos aos de nmada, no hubo rama de
la produccin teatral que no explorara; fueron aos plenos de experiencia, muy tiles
para su futura carrera de poeta cinematogrfico. A comienzos de la guerra, el joven Meyer
se ganaba el sustento en cafs de Munich, dibujando sobre postales retratos de
Hindenburg* . [31]
Y Hedy relataba:
Era un creador excepcional; quizs el mejor guionista que tuvo el cine alemn, dueo de
una sensibilidad nica, tena una gran humanidad y una capacidad de dilogo fascinante.
Yo lo quera mucho. Desgraciadamente, al emigrar, todos nos perdimos. Hedy conoci a
otra guionista llamada Thea Gabriele von Harbou (1888-1954), que haba sido actriz,
dirigida en el teatro por su primer marido, el actor y director Rudolf Klein-Rogge. Tena
varias novelas publicadas, escriba guiones, aspiraba a dirigir cine y trabajaba en las ideas
y argumentos cinematogrficos de su segundo marido, el director Fritz Lang (1890-1976).
El 27 de septiembre de 1924 agonizaba Eleonora Duse en Pittsburgh, el ao anterior haba
fallecido Sarah Bernhardt y las dos grandes trgicas del siglo ya no existan. Un mes y pico
despus, el 3 de noviembre, mora el doctor Schlichter vctima de una infeccin que le
contagi un paciente. En esos tiempos, como sabemos, no exista para las infecciones otro
camino que la muerte. Cuando Hedy lleg a su ciudad natal, el cielo era gris, caan los
primeros copos de nieve, en los rboles ya no quedaban hojas ni pjaros, las calles se
hallaban mojadas, la gente protega con fuerza sus paraguas de los primeros vientos que
anunciaban el invierno: y ella se deprima. No poda dejar de pensar en ese mdico que
velaba por la salud de sus enfermos; tena presente la sala de espera, frecuentemente
llena de pacientes, de los que pagaban y los de caridad. Recordaba las noches heladas
cuando sonaba sin pausa la campanilla de la puerta y l sala de urgencia a socorrer a sus
pequeos. Entraba en esos hogares desesperados, llenos de desazn y sufrimiento y, la
mayora de las veces, se iba dejndolos tranquilos. Otras, no haba ninguna esperanza,
todo era intil.
Asisti a los funerales. Acompa el fretro con sus hermanos hacia el viejo cementerio
Mientras tanto, Joseph Goebbels construa la sede del partido nazi en la ciudad de
izquierda ms importante del pas y organizaba con los camisas pardas provocaciones de
todo tipo en medio de las reuniones polticas de los trabajadores, lo que derivaba en
sanrientas peleas. En el Senado, la fraccin nacionalista culpaba al intendente del
Staatliche Schauspielhaus, Leopold Jessner, por haber permitido que el director Erwin
Piscator incluyera en su puesta de Los bandidos de Schiller en el teatro estatal, a
camaradas comunistas en una asamblera del partido, en la que un actor, con una mscara
de Trotsky, se opona y gritaba con ferocidad: Esto es para todos. Piscator haba
impuesto transformaciones a la obra, sumndole escenas, alterando el orden, dndole una
vigencia contempornea al drama romntico, y vesta a los personajes con trajes
modernos. El intendente defenda al director y declaraba pblicamente su solidaridad con
el colega Piscator. En el mes de diciembre, Jessner sufri otra crisis institucional por su
montaje de Hamlet, protagonizado por Fritz Kortner, pues vesta a los actores con
uniformes militares y al rey lo haca aparecer con una discapacidad en el brazo,
caracterstica del Kaiser Guillermo II.
El director explicara: Un arte que no est en su tiempo no tiene races. (...) El Hamlet
de hoy necesita menos del smoking que de una nueva frase: Algo pasa en el estado de
Dinamarca, aqu est el punto central de Hamlet. (...) Las obras clsicas, justamente,
deben su xito a que pueden relacionarse con cualquier tiempo; pero en realidad, no hay
autores clsicos ni autores modernos. En realidad, el poeta, visto desde el teatro, no
pertenece a ninguna generacin. Hay autores actuales de cien, de cincuenta y de veinte
aos. (...) Por eso, aclarmoslo una vez ms, que el teatro tiene que ser una expresin del
tiempo, aunque lo poltico deber ser un medio artstico y no un fin, as [como] en el teatro
griego, que lo religioso no era un fin, y como en el teatro clsico de Goethe y de Schiller
no se presentaba como un hecho moral [34] .
En ese entonces, Max Reinhardt se converta en miembro de honor del Teatro de Mosc de
Stanislavsky y la pelcula El acorazado Potemkin, dirigida por Sergei Eisenstein, era
celebrada como la mejor pelcula de 1926, a pesar de los encendidos debates que desat
la proyeccin del film. No era un milagro que UFA reconociera la existencia de los
bolcheviques y aun los tratara como seres humanos. Simplemente pens que era un buen
negocio capitalizar la moda rusa inaugurada por el film de Eisenstein y por La madre de
Pudovkin, pelculas que hicieron furor en toda Alemania. [35]
El pas haba superado una grave crisis econmica gracias al Plan Dawes; no obstante, en
casi toda Europa eran fuertes los reclamos sociales de obreros, estudiantes e
intelectuales. Y, en tanto que las izquierdas avanzaban en las repblicas democrticas, las
instituciones liberales desaparecan y las derechas autoritarias producan golpes de
Estado. En 1922, Italia con el dictador Benito Mussolini; en 1923, Bulgaria, Turqua y el
general Primo de Rivera en Espaa; en 1925 Albania; en 1926, Polonia, Portugal y Lituania.
Y pronto seguiran Yugoslavia, Rumania, Alemania, Austria, Estonia y Grecia. Eran los
grandes intereses aliados con antiliberales, antimarxistas y, a menudo, antisemitas, que
destruan la oposicin apelando a una represin brutal. Debemos considerar que la
revolucin comunista haba alcanzado una influencia decisiva. Sin embargo, en 1927,
Trotsky se opona a la poltica stalinista que haba perdido su carcter democrtico y que,
segn l, haba traicionado al marxismo y a las ideas de Lenin. Hedy, fiel a la premisa de
su admirada Rosa Luxemburgo Dudar de todo, no invalidaba las denuncias.
Hedy no poda permanecer demasiado tiempo en un mismo lugar, se haba acostumbrado a
viajar, y es as como pronto la encontramos en Stuttgart, en aquella ciudad rodeada de
colinas con sus viviendas rurales de techos rojos, desparramadas por laderas cubiertas de
vides que le recordaban las vias de su ciudad. All, donde los campesinos servan en los
pequeos locales con jardn, conocidos como heuriger, copas de excelente vino blanco
nuevo, y se escuchaba la Schrammelmusik de los violines y el acorden. All, donde ella,
siendo nia, corra buclica para sentir el aroma de las uvas que pefumaban el verano. Sin
embargo, era penoso que en la intimidad de su camarn tuviera para la cena slo una taza
de caf caliente y una rodaja de pan negro con leberwurst, en vez de las Kndel* con
salsa de Viena, y ni un pequeo vaso de vino del famoso tinto de Stuttgart. Sola pensar en
lo lejanos que estaban aquellos das en que su mayor preocupacin era revelar su
vocacin, sin apreciar las comodidades de que entonces gozaba, ni tener conciencia de los
amorosos cuidados que reciba de sus padres.
Una noche asisti a un caf literario donde solan ir los escritores del lugar para leer sus
trabajos, y llev sus textos reunidos cuidadosamente en un cuaderno. Durante el
encuentro, qued muy asombrada por los poemas de un muchacho rubio de ojos celestes,
con la cabeza llena de rulos, y no se anim a mostrar los suyos. Se acerc a felicitarlo y se
los pidi: deseaba leerlos sola en su intimidad y desentraar esas imgenes que expresan
una vida interior noble y una mirada sabia y sarcstica frente a todo. Al da siguiente, el
poeta le di una carpeta y la invit a recorrer la ciudad. Con l visit el palacio viejo, con
su hermoso patio renacentista, el parque zoolgico-botnico, la casa real, las callejuelas
de la parte antigua, las tabernas rsticas... En un instante, l le declar su amor. Hedy se
perturb: se senta muy atrada, pero estaba triste y preocupada por su salario que, por la
inflacin, no le alcanzaba ni para comer. La relacin, sin embargo, la subyuga y a ella se
entrega desde ese momento. Aquel hombre la maravilla por su extrema sensibilidad, por
su desmedido talento y su belleza. El carcter soador del poeta lo lleva a ilusionarse
rpidamente y, como ella tiene que partir de inmediato porque ha finalizado la gira, le
propone matrimonio. Hedy se siente enamorada, pero le parece que todo est ocurriendo
vertiginosamente, y quiere esperar. Se marcha a Berln y no cesan de llegarle las cartas de
Grnken, que son como haces de luz en los ramajes sombros de las vides heladas de
Stuttgart.
Por aquel tiempo y en el mes de septiembre, Erwin Piscator (1894-1966) estrenaba con
gran xito Hoppla, estamos vivos (Hoppla, wir leben) de Ernst Toller. El director haba
montado, ya desde 1919, varios espectculos en diferentes salas en los que expona sus
ideas: revisar la esttica burguesa, creando un teatro poltico al servicio del proletariado
revolucionario. Tras romper con el Teatro del pueblo fund su propio teatro y form un
grupo colectivo de dramaturgia, integrado inicialmente entre otros por Brecht, Ernst
Toller, Walter Mehring y Alfred Dblin. Evidentemente, fue el primero en modificar
radicalmente las formas de expresin teatral y se convirti en un pionero del teatro
poltico. En esta obra se planteaban una serie de escenas en las que aparecan todas las
clases y actores de la vida social: los proletarios, los burcratas y polticos de la
socialdemocracia, los nuevos ricos, el burgus liberal, la antigua nobleza, los
intelectuales, los oportunistas, los revolucionarios que haban olvidado sus ideales y a sus
compaeros de lucha... Con stos contrasta el pequeo burgus Piskel, que busca una
repblica ideal, y el obrero Thomas, que quiere la revolucin. El director intentaba crear
un nuevo lenguaje de imgenes, apoyado en una sofisticada luminotecnia y en bandas de
sonido; usaba mscaras grotescas, marionetas, ascensores, accesorios y mobiliarios
instalados sobre cintas transportadoras, as como dibujos animados del clebre dibujante
satrico Georg Grosz, proyectados en gigantescas dimensiones sobre el fondo del
escenario. Tambin se vean en la pantalla documentos y fotos incluso las primeras
der Klosterstrasse) de Berln, Hedy viaj a Hamburgo para visitar a su hermano y conocer
a su hija Miriam Schlichter, que acababa de nacer. Le regal varios conjuntos de ropa y un
prendedor con perlitas: estaba gozosa de ser ta por segunda vez. Al regresar, vea desde
su ventana el jardn con los primeros capullos de flores, y pensaba que ella tambin
tendra sus hijos. Escuchaba el canto del ruiseor que todava estaba all y su alegra era
inmensa.
Berthold Viertel y su esposa Salka Steuermann una ex-compaera del Schwarzwald
Schule la visitaron para despedirse de ella: empezaban a sentir temores ante el clima
poltico, y aprovechaban la invitacin a Hollywood del director de cine Friedrich Murnau.
Ambos trabajaran como guionistas: Berthold, para la productora Fox, Warner Brothers y
Paramount, y Salka sera la autora de varias pelculas de Greta Garbo. Antes de su partida,
el director mont Peer Gynt conmemorando los cien aos del nacimiento de Ibsen. Hedy
lamentaba la partida de sus amigos: haba asimilado conocimientos fundamentales con su
direccin, especialmente en el texto y en el manejo de la palabra, elementos a los que l
asignaba una enorme importancia en sus puestas.
En las elecciones del mes de mayo de 1928, los marxistas, junto con los socialdemcratas
y un programa fundado en la justicia social, lograban la mayora parlamentaria. Berln era
la metrpoli comunista ms importante del mundo, seguida de Mosc. Leopold Jessner,
an con muchas crticas de los nacionalistas, abra nuevamente las puertas del teatro.
Convoc a autores contemporneos. Sin embargo, la oposicin de la fraccin nacionalista
en el Parlamento era fuerte y, a los dos aos, tuvo que presentar la renuncia. La gente, no
obstante, viva un clima de mucha libertad: eran numerosos los night-clubs, cabarets,
teatros, salas de cine, cafs, cerveceras...; el jazz poda escucharse en cualquier lado.
Josefina Baker soprenda con sus desnudos en escena. El popular poeta Georg Stefan
(1868-1933) daba a conocer la contrasea de los ramitos de violetas prendidos en la ropa,
tal el emblema del amor homosexual. Nada era imposible, la alegra por el triunfo era
colosal y las concentraciones fueron las mayores de la Repblica de Weimar. La
muchedumbre se aglomeraba en las calles, abrazndose, llorando, bailando, cantando...
En esos das de jbilo, Hedy se una al festejo con sus amigos. Entre ellos se halla Anton
Krilla, un actor alemn de veinticuatro aos, de origen talo-polaco, del cual se enamora.
Sus treinta aos parecen veinte, es menuda, delgada y mide apenas un metro y cincuenta,
en cambio l mide un metro setenta, es un hombre moreno muy hermoso y elegante:
nadie dira que ella le lleva seis aos.
Anton Rmulo Augusto Krilla haba nacido en 1904 en la ciudad de Breslau (en la
ex-Galitzia del Imperio Austraco, que despus de la guerra pas a ser territorio alemn).
Su padre era un prspero comerciante polaco y su madre una florentina de familia
aristocrtica. Se haba instalado muy joven en un negocio de lanas en Leipzig, pero
rpidamente lo dejara para ingresar al Alte Theater, donde el famoso intrprete y
director Jrgen Fehling lo contrata y lo gua en sus primeras experiencias teatrales.
Trabaj como actor en esa ciudad, en algunas obras, y luego se march a Berln. Hedy
haba iniciado su carrera en 1920, pero l acababa de empezar y la admira sin reservas por
su talento, su fuerza y el gran encanto que irradia. Y en medio de la calle, celebrando
entre la multitud el triunfo de la izquierda, Anton la abraza y la besa con ardor. Esta
mujer de naturaleza apasionada se entrega a ese amor y siente la plenitud de ser
correspondida.
Finalizado el verano, Helene Weigel regresaba de Le Lavandou, una villa de verano situada
al sur de Francia donde Brecht siguiendo la idea de Piscator de que el colectivo teatral
deba tener una morada situada en un lugar placentero para trabajar haba alquilado una
casa de campo cercana a la playa. Su amiga la entusiasmaba para que fuera en las
prximas vacaciones a aquel paradisaco lugar, que tambin frecuentaban Kurt Weill,
Lotte Lenya, Erich Engel, Elizabeth Hauptmann, Walter Benjamin... Una inmensa
satisfaccin invada a Brecht y a su esposa: el 28 de agosto triunfaba La pera de tres
centavos (Die Dreigroschenoper), con msica de Kurt Weill y dirigida por Erich Engel. Pas
a ser el espectculo de mayor xito y el autor, con sus treinta y dos aos, estaba
definitivamente consagrado. El triunfo se repeta en las provincias; las localidades se
agotaban siempre, y por primera vez Brecht dispuso de cuantiosos ingresos. Haba tomado
el tema de Beggars Opera de John Gay, escrita en 1728, y mostraba a una sociedad
corrupta por culpa de la burguesa. El ataque y la condena era feroz, y Brecht trataba de
que el espectador hiciera su autocrtica.
En ese mismo tiempo, Anna Seghers obtena el Premio Kleist con la novela La revuelta de
los pescadores de Santa Brbara, que narraba la lucha de una aldea de pescadores contra
un consorcio. Por otra parte, Sin novedad en el frente se constitua en el libro esencial:
los soldados, despojados de herosmo, mostraban su odio a la guerra. Alfred Dblin se
dedicaba a escribir la gran novela de la ciudad con sus habitantes humildes, proletarios,
dbiles y criminales que titula Berln-Alexanderplatz.
Y en el mes de octubre, en el Teatro Alemn (Deutsches Theater), se presenta Los
criminales (Die Verbrecher), de Ferdinand Bruckner (1891-1958), dirigido por Max
Reinhardt. La obra tuvo una repercusin inmensa. El protagonista era un miserable rufin,
interpretado por el genial Gustaf Grndgens, actor prodigioso que encarnaba a la
perfeccin a Csar, Fiesco, Hamlet, Wallenstein.... Su labor era tan vvida que
aterrorizaba al pblico. El drama era realista, enfocado desde el psicoanlisis. Mostraba
personajes empaados por crmenes y culpas, que en gran parte estaban condicionados
por una sociedad que olvidaba la esencia humana. La crtica social se hallaba en pleno
auge, el pueblo recuperaba su poder de anlisis y an haba esperanzas.
de ellas se enamora de una profesora, pasa por situaciones difciles e intenta suicidarse;
sus compaeras logran salvarla y, bajo las miradas que la acusan, la directora se ve
obligada a retirarse perdiendo la autoridad. Por ltimo, una princesa mgica, llena de
bondad, se acerca a las nias.
El elenco sala a recorrer varias ciudades de Sajonia. El xito volva a repetirse. Al ao
siguiente, programan montar el espectculo en Berln. Por primera vez, Hedy recibe
buenos ingresos que le permiten cumplir sus postergados deseos: radicarse
definitivamente en la capital, alquilar un departamento confortable y cntrico, comprar
un tapado abrigado, un clido edredn de plumas, abundante lea para el invierno y
amueblar su nueva casa. Despus de nueve aos de trabajo intenso, reconocen su labor en
la carrera y, poco a poco, va alcanzando sus metas personales, aunque ha descubierto
que, siendo mujer, las dificultades son mayores. El viejo movimiento sufragista de 1889
haba sido heroico, pero las reales barreras sociales y culturales contra la igualdad
femenina subsistan sin cambios. No se puede medir con pautas actuales la vida de la
joven actriz; no obstante, es posible imaginar lo difcil que debi de ser enfrentar y
vencer los prejuicios de la poca.
Al fin ha logrado mantenerse sin penurias y piensa que va a dar fin a esa vida itinerante.
Ama a Anton y se siente prdiga y fecunda, igual que un rbol de cerezas rojas. Planean
salir de vacaciones a Italia y, como que su segundo nombre es Rmulo, hacindole honor,
Anton la invita a conocer Roma. All los encontramos, con esa gente encantadora y ese
clima tan agradable, que los lleva a caminar de noche bajo el resplandor de la luna.
Pasean por sus calles con innumerables fuentes, esculturas de mrmol y obras del
renacimiento: Bernini, Bruneleschi y Buonarotti los maravillan. Visitan el Coliseo, las
catacumbas, la villa de Adriano, los museos, las iglesias, las ferias, los mercados antiguos,
y todo es maravilloso, aunque ella no logra entender ni una sola palabra de italiano.
Despus se van a Florencia, ya que Rmulo quiere presentarle su familia. Result ser que
eran parientes de Carlo Collodi, el autor de Pinocho. A Hedy le causaban mucha gracia las
historias sobre los personajes del pueblo que lo haban inspirado. La ta de Anton contaba,
y l le traduca. Anton Rmulo Krilla, fascinado por esa mujer delgadita, de belleza
extica con su piel morena y ojos celestes, colmada de ternura, con una personalidad
enrgica y un talento notable, le propone emprender sus vidas juntos. Al retornar de ese
viaje tan perfecto, admirados por el amor y su maravilloso entendimiento, Hedy decide
vivir a su lado, pero todava no quiere casarse. Entre tanto, su amiga s se ha casado con
Brecht. Ambos alquilan un elegante ltimo piso con cinco habitaciones pensando en tener
ms hijos. Lamentablemente, para ellos no eran tiempos de fundar una familia.
Los uniformes de las SA* comenzaban a verse por las calles, y algunas personas de bien
preparaban sus valijas. En los teatros se daba una serie de obras sobre la guerra y
aparecan algunas razzias policiales que justificaban la censura. En el cine Mozart, se
proyectaba con gran xito Sin novedad en el frente. Surgan misteriosas figuras en la sala,
que tiraban bombas de olor y gritaban, exaltadas: Honor a los hroes de la Gran Guerra,
Salvemos su honor, No exhiban este film... Y las SA se plantaban en medio de la
puerta atemorizando al pblico que asista a la funcin, hasta que finalmente, los
censores prohibieron el film.
En el mes de octubre se produjo el crac de la Bolsa de Nueva York lo que llev a la quiebra
a Wall Street y desencaden el colapso de la economa mundial. El gobierno alemn eludi
los pagos de las reparaciones de guerra, se congelaron los enormes capitales establecidos
y hubo proporciones nunca conocidas de desocupacin en el mundo.
Se repona Las ratas (Die Ratten) de Gerhart Hauptmann, que mostraba un hogar pobre,
miserable, frente a la hipocresa de las distintas clases sociales. Todos eran ratas aunque
slo los inocentes las padecieran y murieran por su causa. La realidad, al igual que la
obra, estaba ensombrecida por la tremenda situacin social. Entre tanto, Thomas Mann
reciba el Premio Nobel, mora el poeta Hugo von Hofmannsthal, y Brecht publicaba sus
composiciones tericas, iniciando el perodo de su magisterio. En cuanto a las teoras
teatrales de Brecht sobre el teatro pico y el llamado efecto de distanciamiento, nunca
los tuve en cuenta. Apuntaba a que el pblico no se dejara llevar por la ensoacin
teatral ni por los sentimientos, que lo volvan inactivo, sino que comenzara a razonar y se
planteara cambiar las cosas. Pero las teoras que desarrollaba no tena ninguna
importancia, ya que eran impracticables para el funcionamiento del actor. Aun su esposa
las discuta. Despus, se habl de una oposicin entre Stanislavsky y Brecht, pero no se
contraponen de ningn modo. Helli tambin confiaba en la emotividad del actor. Siendo
su asistente, se ocupaba de dirigir a los actores y resolver sus dificultades mientras su
marido teorizaba.
En 1930, el Teatro Japons pona en Berln la obra Kabuki, y, desde Mosc, llegaba el
Teatro de Meyerhold (1874-1940) con China alla! (Brlle China) de Sergei Tretiakov, El
inspector (Der Revisor) de Gogol, El bosque (Der Wald) de Ostrovski y El magnfico
cornudo (Der Hahnrei) de Crommelynk. En las pantallas de cine se asista al estreno de El
ngel azul, dirigida por Joseph von Sternberg y basada en la novela Professor Unrath de
Heinrich Mann. Con esta obra, Marlene Dietrich logr un gran triunfo en el papel de la
prostituta Lola-Lola, que mostraba una nueva encarnacin del sexo.
A pesar de los sombros momentos que se vivan, Hedwig Schlichter fue convocada para el
Teatro Municipal (Stadttheater) de Wrzburg, labor que acept, pese a la distancia, pues
consegua que tambin lo contrataran a Anton. La situacin econmica imperante era
crtica, no quera volver a sufrir la pobreza y se propona guardar algn dinero para los
malos tiempos. En ese momento saba bien lo que quera. Anton se mostraba dubitativo y
temeroso en tanto que ella le brindaba sus energas colaborando en sus proyectos.
Posteriormente, lo impulsar a dirigir, aptitud que le ha descubierto y que, con los aos,
se convertir en su actividad nica. Y l reconocer el talento de Hedy para percibir la
capacidad innata de las personas. Finalizado el contrato, regresaban juntos a Berln, y
Anton al abrazarla, en vez de llamarla con el mote carioso con el que sola hacerlo
flaquita , le dijo Luisa, provocndole viva inquietud. Pero la intensidad de su amor
la paraliza y no puede enfrentarlo. Un mes ms tarde le pregunta quin es Luisa, y l no le
responde.
Desde el principio se manifiestan en la pareja aspectos desconocidos y contradictorios del
otro, tal vez algunos modificables aunque otros se sufren durante toda la vida. Sin duda
alguna, su relacin no ser fcil. De todos modos, Hedy trata de realizar la premisa del
escritor viens Peter Altenberg (1859-1919): El arte es arte y la vida es vida, pero vivir la
vida artsticamente es el arte de la vida.
Cuando el gran Max Reinhardt celebra con esplendor el vigsimo quinto aniversario de su
labor teatral, Hedy asiste al acto y tiene ocasin de hojear, sobre una mesa, un libro de
un centemar de pginas, enumerando todas las obras que l mont en incontables
escenarios del mundo. Por cierto tambin haba por ese tiempo otros excelentes
directores como Erich Engel, Victor Barnowsky, Jrgen Fehling, Leopold Jessner, Fritz
Kortner, Erwin Piscator y Berthold Viertel, pero ningn rgisseur poda alcanzar como
Reinhardt su fama, su inmensa y variada produccin. No solamente representaba obras
de teatro en las salas habituales, sino que lo haca en iglesias, plazas, parques pblicos,
aldeas, villas transformadas en teatros. Frecuentaba, adems, otros gneros como el
ballet, la pera, las operetas y los vaudevilles, revistas, pantomimas, etctera, etctera.
En esos das, el hermano de Hedy acababa de divorciarse, y se hallaba trabajando en
Weimar, muy mal pago. Ella lo anima a venir a Berln, y le ofrece vivir en su departamento
hasta ubicarse. Dos aos atrs, se haba iniciado el cine sonoro, y la productora UFA
estaba dedicada a transformar las pelculas ya producidas, aadindoles msica y efectos
sonoros. En menos de un ao, la mayora de los municipios contaba, por lo menos, con una
sala preparada para el sonido y, a pesar de la dudosa calidad artstica de los primeros
filmes, nadie perda la oportunidad de asistir a tan novedoso descubrimiento: el cine haca
furor.
Leopold Jessner escriba: Uno puede recordar un tiempo no muy pasado en que el teatro
era el soberano de la magia a la que acuda la gente. Si uno quera entretenerse,
movilizarse o rer, tena que acudir a esa casa. Ese fue un tiempo idlico para el teatro.
Hoy, por cada 100 teatros, hay 100 aparatos de radio, y... ?, qu es un estreno en
comparacin con un match de box entre el campen del mundo italiano y un alemn? Ha
crecido la competencia en el teatro. (...) Esto no quiere decir que el teatro sea superado
artsticamente por el cine o la radio; el cine y la radio se encuentran en evolucin, pero
aunque crezcan, no creo que le produzcan un dao cultural al teatro. El teatro va a ser
siempre el objeto ms alto, que va a llamar, probablemente a menos gente que ahora,
pero siempre a la mejor gente. De todos modos, se va a tratar de un trabajo costoso,
hecho por pocos y para pocos [38] . La industria cinematogrfica alemana ocupaba el
primer lugar en el mercado europeo: abasteca a otros pases del mundo y deba cumplir
con sus negocios de exportacin. La UFA pona de moda la opereta y Viktor Schlichter
acept la propuesta de emprender su carrera como director y compositor de msica para
pelculas y como director de operetas.
En el mes de septiembre de 1930, los cmputos nazis en las elecciones parlamentarias no
haban sido insignificantes: obtuvieron 6,5 millones de votos. Hitler mostraba una gran
habilidad poltica: los desocupados ascendan a 4,4 millones y la fuerte agitacin nazi,
unida a una propaganda exacerbada iba convencindolos. Fritz Lang relat que, en 1930,
antes que M entrara en produccin, sali en la prensa un breve anuncio del ttulo
provisional de su nuevo film El asesino est entre nosotros. Pronto recibi numerosas
cartas amenazadoras, y lo que es an peor, se le neg rotundamente el permiso para usar
los estudios de Staaken. Pero, por qu esta incomprensible conspiracin contra una
pelcula acerca de Peter Krten, el asesino de nios de Dsseldorf?, le pregunt
desesperadamente al ejecutivo de los estudios, que de inmediato le tendi las llaves.
Ach! Ya veo dijo el director, y Lang comprendi; mientras discuta con el hombre, lo
haba agarrado de las solapas y visto la insignia nazi en su revs, se dio cuenta de que los
nazis haban pensado que la pelcula iba a ser sobre ellos, y teman comprometerse. Ese
da, agrega Lang, alcanc la mayora de la edad poltica. [39]
En 1931, Hedwig Schlichter obtuvo nuevamente un enorme xito con Ayer y hoy (Gestern
und Heute), en el Teatro de la calle Stresemann (Theater in der Stresemannstrasse) de
Berln, y desde esa temporada comenz a ser una presencia familiar para el pblico de la
capital. Ganaba un buen dinero y cada da sorprenda a su marido con un regalo: una
corbata de seda, una cigarrera de plata, un grabado antiguo, un pauelo de hilo con
iniciales..., se senta feliz de estar junto a ese hombre elegante y hermoso, muy afectivo,
culto, seductor y con amplio sentido del humor.
haba actuado... en todo ese tiempo no se me ocurri siquiera esa idea, porque haba
una tarea realmente sensata, prctica e importante: posibilitar que Brecht trabajara y
que los nios crecieran [43] .
En tanto, los servicios de radiodifusin del Reich propalaban marchas militares y
proliferaban los programas de tinte nacionalista y militarista, con ttulos como
Perspectivas de empleo en el ejrcito y su servicio civil, Gases venenosos y proteccin
contra gases, Qu aspecto tendr una nueva guerra?, Necesidad econmica y nuevas
fronteras de Alemania, El sentido de la vivencia de la guerra..., y la Emisora Obrera
(perteneciente al movimiento de radios obreras), que emita para todo el pas, resuma:
El Servicio de Prensa del Cuartel General de la prxima guerra se encuentra ya en las
cabinas de las sociedades radiofnicas alemanas [44]
En el cine se vea Vientres helados (Kuhle Wampe), produccin independiente dirigida por
Slatan Dudov con guin de Brecht y Ottwalt, que mostraba la desocupacin y expresaba un
punto de vista comunista sobre el tema. Los censores la prohiben pocas semanas despus
de su estreno. Fritz Lang filmaba El testamento del doctor Mabuse (Das Testament des Dr.
Mabuse), a modo de advertencia final contra el fulminante desastre. Su personaje central
un criminal demente recitaba slogans nazis mientras cometa inimaginables delitos y
planeaba la destruccin de la ciudad.
Finalizado el contrato del Teatro de Cmara del Teatro Alemn (Kammerspiele des
Deutschen Theaters), Hedy se integr en el mes de octubre al elenco estable del Teatro
Artstico Alemn (Deutsches Knstlertheater) y su alegra era inmensa cuando pensaba
que ya haba dejado de ser aquella actriz de provincia con una vida nmada, y que ahora
poda tener un hogar.
Sin embargo, la crisis atravesaba un perodo decisivo y cunda la conviccin de que slo
quedaban dos soluciones, la revolucin o la guerra. Hedwig Schlichter, al igual que la
mayora de los berlineses, pensaba en la revolucin, sin saber cmo poda hacerse ni qu
forma tomara, ya que en los hechos, los polticos se peleaban entre s y todo era un caos.
El pueblo caa en la desilusin y un nmero no pequeo se refugiaba en el nazismo. En las
elecciones del mes de noviembre de 1932, los nazis alcanzaron el 33 % de los votos, y las
SA desataron una avalancha de crmenes contra sus adversarios. Despus de 14 aos de
existencia, agonizaba la Repblica de Weimar y el austro-marxista Otto Bauer escribira en
sus memorias: Dos cnceres son los que acabaron con ella, Versalles y Mosc.
5. El nazismo (1933-1935)
El 1 de enero de 1933, con 18 bajo cero y cerca del radiante fuego de la chimenea, Hedy
y su pareja brindaban felices con sus amigos y el querido Viktor. Ella estaba preciosa, con
su flamante vestido: la mesa luca un mantel de hilo bordado por la abuela y, bajo la luz
de las velas de los candelabros de plata, los invitados se ubicaban para disfrutar de
aquella exquisita cena de prncipes. Todos reciban un regalo, y Hedy luca encantadora en
sus gestos de cario. Nunca haba ganado tanto dinero ni actuado en tantas pelculas, y
mucho menos en aquellos teatros importantes de Berln. Amaba a Anton, tena un hogar
estable, senta que su vida alcanzaba una plenitud inesperada y le peda a Dios, en esa
noche dichosa, que 1933 fuera tan prdigo como el ao anterior. A veces uno llega a ser
feliz en lo que anhela, pero alcanzar la felicidad completa es slo cuestin de suerte,
como cuando, jugando al billar, uno arroja una bola blanca que toca a las dems y se
produce la carambola.
Porque justamente ese ao apareca nefasto. Mi hermano, en ese entonces, haba hecho
una carrera brillante: era primer violn en el principal teatro de operetas y director de
orquesta. En cierta oportunidad, deba ensayar con un cuarteto y, como no tena lugar en
su casa, me pidi prestado mi departamento. Yo acced gustosa y vinieron a ensayar.
Quince das despus, el 30 de enero, Hitler juraba como canciller de Alemania. Al da
siguiente, al llegar al ensayo, mi hermano se encontr con dos de los msicos que haban
estado en mi departamento enfundados en sus camisas pardas y armados con pistolas.
Viktor, que tena un gran sentido del humor, les dijo: Bueno, yo no poda imaginarme
que era ms cmodo tocar el violn rodeado de gente armada. Furiosos, se tiraron sobre
l y queran destrozarlo; lo hubieran conseguido, de no intervenir los dems msicos.
Entonces, fue a la direccin y les dijo: Seores, yo me voy. Y le contestaron: Cmo es
posible, cmo nos va a dejar as? Le vamos a garantizar su tranquilidad y darle todas las
seguridades. Mi hermano les respondi: Cmo van a protegerme?, con qu?, y se fue.
Al otro da tocaron el timbre en nuestro departamento a las dos de la maana. Nos
asustamos mortalmente porque sabamos lo que significaba que tocaran el timbre a las
dos de la maana. Vivamos en un quinto piso, el edificio no tena ascensor y, al or pasos
en la escalera, pensamos lo peor; pero era la portera que vena subiendo en la oscuridad.
Con pnico nos dijo: Seora, seor, si tienen algo, qumenlo, abajo hay dos miembros de
las SA apostados en la puerta. Nosotros ya habamos quemado en la chimenea lo que
poda ser comprometedor. Haban empezado a revisar las casas y a llevarse a la gente;
varios conocidos nuestros estaban desaparecidos. Recuerdo que aquella vez no dormimos
en toda la noche por el miedo. A la madrugada, baj y le pregunt a la portera qu haba
pasado y me cont: Esos tipos buscaban a un seor Schlichter y les dije que aqu no viva
ningn seor con ese apellido. Vive s la seora Krilla Schlichter. Las SA se dieron cuenta
de que Viktor era mi hermano. Yo no me atrev a hablarle por telfono porque las lneas
seguramente estaban controladas; entonces, le ped a la encargada que fuera hasta su
domicilio y le dijera que se marchara urgente. La encargada fue y volvi: Dice que,
seguramente, son esos dos locos de la orquesta; que estn borrachos y que nadie los
puede tomar en serio. Yo me encontraba en un estado tal, que a escondidas me fui hasta
la oficina de correos ms prxima para hablarle por telfono. Le dije: Sal
inmediatamente, estos dos tipos estn todava ah parados en la calle, te estn
esperando, probablemente, me van a seguir para saber a dnde voy hasta que te
encuentren. De repente, se dio cuenta, tom el primer tren y parti a Viena; al da
siguiente los nazis fueron a buscarlo con una orden de arresto por ser comunista y
haberlos amenazado. Si se lo hubieran llevado, no lo habra visto ms. Despus fui a su
casa, recog todas sus cosas y se las envi. La encargada me coment luego que a un
vecino le haba pasado lo mismo: haba hecho la denuncia a la polica y le pusieron dos
agentes para protegerlo. Suceda que, al principio, la polica estaba en contra de las SA
porque eran grupos ilegales manejados por el partido. Adems, el jefe de polica de
Berln era judo. Posteriormente, abandon el pas.
En aquellos das estremecedores, Hedy se hallaba en la cspide de su carrera: haba
firmado contrato con el Teatro Alemn (Deutsches Theater) de Max Reinhardt y se senta
victoriosa, aunque ignoraba que en esos momentos, en Inglaterra, su director estaba
renunciando al cargo. Desde Oxford, escriba en el mes de enero: Con esto pierdo no slo
lo fructfero de treinta y siete aos de trabajo; pierdo mucho ms: el suelo que he
cultivado durante toda mi vida y en el que he crecido; pierdo mi patria, lo que esto
significa no tengo que explicrselo a aquellos que ponen esta palabra por encima de todo.
El teatro alemn es, desde hace cincuenta aos, para Berln y para toda Alemania, el lugar
en el que se dieron las luchas de desarrollo del arte y en el que esas luchas se
concretaron. Cuando yo hoy tomo la nica decisin posible, la de dejar mi puesto, me
llevo conmigo el convencimiento de una deuda de agradecimiento por mis largos y felices
aos en Alemania [45] .
El 27 de febrero se produjo un incendio misterioso en el Parlamento. El canciller acus del
atentado a los judeo-comunistas, y el mismo da, con las listas de cuatro mil militantes ya
preparadas, las SA empezaron a cortar las cabezas de los oponentes, pero en lugar de
emplear la guillotina, que era de origen francs, la sustituyeron por el hacha. Ms tarde
inventaron un aparato ms prctico, de acero alemn, denominado Fall-Schwer (espada
caediza). Todos estos hechos parecan no importarle a un sector de la poblacin: por fin
haba orden otra vez, y una autoridad que velaba por su mantenimiento.
En esos momentos, Leopold Jessner que la haba conocido y felicitado por sus diferentes
trabajos convocaba a Hedy a integrarse a su grupo. Ella se siente feliz de poder actuar
con aquel director, sumamente creativo y audaz, al que respetaba. Era uno de los grandes
directores alemanes: Brecht haba dicho que Vajtangov, Meyerhold, Reinhardt, Ojlopkov,
Stanislavsky y Jessner haban tendido a mejorar la capacidad del teatro como
espectculo [46] . Firmaba el contrato con su admirado director para salir en gira a
Francia, al Reino Unido, Holanda y Blgica durante los aos 1933/1934. Haba pensado
que, luego de formar un hogar y teniendo trabajo en la capital, la vida itinerante
habra cesado para siempre. Sin embargo, necesitaba alejarse. Necesitaba alejarse,
porque Viktor haba logrado escapar y a lo mejor las SA regresaban para vengarse.
En las elecciones de marzo, los nazis conseguan el 43,9 % de los votos, sin alcanzar la
mayora; pero se aliaban con el Partido Nacional Populista Alemn que tena un 8% de
votos, con lo que sumaron el 52 %. En el denominado da de Postdam, disolvan el
Parlamento, y aprobaban la ley de plenos poderes para el reciente canciller. Constituan,
el Ministerio del Reich para la Educacin del Pueblo y la Propaganda, situado en la plaza
Wilhelm y, desde ese lugar, su reciente director, Joseph Goebbels, controlaba la prensa,
la radiotelefona, el cine, las artes, la educacin, la literatura... y convocaba a
personalidades de la cultura, aun a judos y no arios, asegurndoles proteccin. Nadie les
crea. Las listas negras en el mbito cultural eran innumerables, y profesionales, artistas,
intelectuales, catedrticos, destacados cientficos incluso premios Nobel se vieron
obligados a dejar el pas*.
Desde Francia, Hedy pensaba sin embargo que la situacin no era tan grave y tena la
esperanza de que se modificara. Al retornar a Berln, comprob que las SA no haban ido a
buscarla. Pero observ que la vecina del cuarto piso no la saludaba, no as a su marido,
quien le cont que lo despreciaban por estar casado con una juda. Al reintegrarse al
teatro, dos compaeros del elenco se despidieron porque salan de viaje y, al
abrazarlos, Hedy not sus revlveres bajo el saco. En el ltimo adis, les comentaba su
miedo ante lo sucedido con su hermano. Y ellos le ofrecieron cpsulas de cianuro. Ms
tarde se enter de que haban pasado a la resistencia. En esos mismos das, descubri que
estaba embarazada; su felicidad era inmensa, no obstante sentirse aterrorizada por el
ascenso nazi.
El 1 de abril se estableca el Da del Boicot a los judos, seis das despus se decretaba
la ley de funcionarios pblicos, que dejaba cesantes a todos los que no tenan ascendencia
aria. El pas contaba en esos aos con 65.362.112 habitantes, de los cuales 499.682* eran
judos, un porcentaje reducido ya que no alcanzaban al 0,8% del total de la poblacin,
pero establecida la fuerte propaganda nadie poda imaginar un porcentaje tan pequeo,
que por supuesto se ocultaba.
En mayo, se prohiban los partidos polticos y sindicatos, y los nazis marchaban entonando
himnos patrios hacia la plaza de La Opera para quemar veinte mil obras consideradas no
alemanas desde un punto de vista poltico y moral. Un pregonero pronunciaba la
sentencia que terminaba con la frase: Entrego a las llamas los escritos de..., el primero
de todos fue el poeta judo Enrique Heine (1797-1856), que un siglo atrs haba escrito:
Donde se queman libros, pronto se quemarn hombres. Deca Heine:
De mis ansias, tormentos y quejas,
es este libro, humilde panten;
al hojear sus pginas, en ellas
an sentiris latir mi corazn.
Y eran incinerados Marx, Engels, Kautsky, Lessing, Freud, Einstein,
Liebknecht, Luxemburgo, Lassalle, Buber, Wassermann, Remarque, Zweig, Paul Zech,
Barbusse, Babel, Werfel, Ludwig, Brecht, Feuchtwanger, Benjamin, Heinrich Mann, Kaiser,
von Hofmannsthal... y los extranjeros Upton Sinclair, Jack London, mile Zola, Andr
Gide, Marcel Proust, H. G. Wells, etctera. Con todos ellos creci una inmensa hoguera, el
humo rodeaba a la multitud, el viento llevaba los restos an ardiendo por el espacio y un
silencio fnebre invada la ciudad. Goebbels proclamaba: Procedemos sin
apresuramiento. No comemos ms de lo que podemos digerir; pero lo que podemos
digerir, lo vamos comiendo trozo por trozo; y as, dentro de unos meses, nos habremos
tragado todo el Reich [47] .
En los primeros meses de 1933, alrededor de sesenta mil personas debieron dejar
Alemania: casi cuarenta mil de ellas eran de origen judo. Sin embargo, el 20 de julio, el
Vaticano estableca el Concordato, que legitimaba al gobierno nazi, y el titular del
peridico oficial del NSDAP, Vlkischer Beobachter, deca: El joven Reich ha sido
reconocido por el poder bimilenario de la Iglesia [48] .
Al mes, el canciller proclam su poltica exterior basada en la anulacin del Tratado de
Versalles, el rearme alemn, la realizacin de la Gran Alemania y el avance hacia el
sudeste. La madre de Hedy, inmediatamente despus de escapar Viktor, le escriba a su
hija rogndole que regresara. Pero sta haba firmado un contrato para el Teatro de la
calle Sresemann (Theater in der Stresemannstrasse, bajo la direccin de Viktor
Barnowsky, y no iba a desecharlo. Sin embargo, tom conciencia del peligro al recibir una
carta de Fritzi donde le escriba: Me voy a Londres, Dinchen se queda con mam y Viktor,
todos pensamos que tendras que instalarte aqu y tener el beb en Viena, por el aire
puro... Su hermana no era una mujer asustadiza y si la conminaba a partir, era porque
saba claramente lo que estaba pasando. Sin embargo, ellos ignoraban lo que suceda
realmente, por el rgimen de censura que se haba establecido. Repentinamente, entr en
pnico, un fuerte mareo la llev a caerse en el silln frente a su esposo y con el rostro
plido y contrado, le pidi que se marcharan a Viena. Anton se neg, entablaron una
fuerte discusin y finalmente l le dijo que no era su problema y que nunca dejara
Berln.
Es demasiado tarde, Hedy siente un odio inextinguible hacia su marido. Ha sido herida en
Se haba marchado feliz a Stettin catorce aos atrs y regresaba desolada. No era la
nica: tambin Helene Weigel retornaba con su esposo y sus hijos a la casa de sus padres.
Brecht viajara a explorar la posibilidad de afincarse en Zrich, donde se encontraban
Walter Benjamin, Heinrich Mann, Anna Seghers y otros intelectuales alemanes, aunque al
recibir Helene una invitacin de una amiga dinamarquesa, emigraron a ese pas. Eran
tantos los amigos exiliados que la lista era interminable: Viktor Barnowsky, Ferdinand
Bruckner, Alfred Kerr, Walter Jacob, Lizzie Herdan, Carl Meyer... y, para todos, la
separacin de su lengua era un fin brutal y despiadado en su camino artstico.
Yo tena un gran amigo que detestaba a los nazis. Era un gran actor que haca un
estupendo Shakespeare. Una vez nos encontramos y trat de convencerlo de que se fuera,
pero me dijo: Qu voy a hacer? Dnde voy a ir a trabajar? Soy un actor alemn y no s
ningn otro idioma. No importa le contest tienes que irte igual. Yo me voy. l se
qued y aprovech la primera oportunidad para caerse en un zanjn y terminar con su
vida. Desgraciadamente, muri muy joven; no era el nico, muchos se suicidaron porque
no aguantaban el clima de terror que impona Hitler. Gustaf Grndgens sostena que l
era un pobre actor que slo hablaba alemn, que no conoca otro idioma y que, si se iba,
se morira de hambre, cosa que era cierta: los que partimos no pudimos trabajar. Yo
actu en francs, pero no es lo mismo que en el propio idioma, en la lengua materna. Hay
que hacer un gran esfuerzo y, adems, tener facilidad. Recuerdo que cada vez que
actuaba en francs tena ganas de hablar en alemn.
De vuelta en Viena, Hedy se encierra en el dormitorio de su niez, pensando una y otra
vez en las palabras de su marido: no era su problema. Y si hasta poda aceptar sus bajos
sentimientos hacia ella, le resultaba imposible entender que los tuviera hacia su propio
hijo. Era incomprensible que esa persona sensible y buena con la que se haba casado se
hubiera convertido en un ser ruin y desalmado. Necesitara aos para enfrentar una
verdad tan dolorosa, aunque a veces crea que hasta eran ingenuas sus ideas morales y se
preguntaba si realmente tena que culparlo. Pero... ya no lo amaba.
Entonces corre de nuevo a lo profundo del bosque, a estar a solas con su pena. No quiere
preocupar a su madre enferma que la ha odo llorar. Sin embargo, aquellos tilos con sus
flores pequesimas y fragantes, aquellos plateados abedules y majestuosos robles que de
nia la haban protegido, ahora la suman aun ms en la desdicha, en esa sensacin de
haber sido arrojada al vaco.
A veces las desgracias se encadenan, se desatan igual que una tormenta. Cada generacin
tiene las suyas y nadie queda a salvo. Sus padres haban sufrido la Primera Guerra
Mundial, sus bisabuelos, los pogroms: ahora ella padecera el nazismo. Sola llorar noches
enteras por la prdida de su hijo, a la que nunca encontrara consuelo. Nadie puede
experimentar la verdad del dolor ajeno; nicamente la sentimos en el propio sufrimiento.
Con el cuerpo derrumbado, su piel que se tornaba plida, el rostro que iba acumulando
arrugas, los ojos que se le empequeecan, comprobaba que haba perdido la alegra de
vivir. El dolor destruye, aunque a veces ennoblezca y pueda ser tambin ocasin para el
arte o la sabidura: y recordaba a Nietzche: Me fortalece lo que no alcanza a matarme.
En el mes de noviembre, el NSDAP obtena el 92% de los votos, mientras Hitler prometa
Trabajo y Pan, y pregonaba la superioridad racial aria y la expulsin de los judos de
Alemania y de los pases que conquistaran. Ningn slogan era nuevo: en las primeras
dcadas del imperialismo europeo en Asia y Africa, los blancos en nombre de la raza,
haban desatado terribles matanzas de aborgenes para establecer las empresas
coloniales. Hitler saba que el antisemitismo era un aliado poderoso para sus planes
polticos.
Hedwig Schlichter dej, entre tanto, Viena para cumplir sus compromisos de trabajo con
Leopold Jessner, y as la encontramos el 29 de noviembre actuando en la localidad de
Amberes, en Blgica; luego en Amsterdam, Holanda, donde lea vida la revista del exilio
La coleccin (Die Sammlung) dirigida por Klaus Mann, que editaba Fritz Helmut Lanshoff su
fraternal amigo. Klaus Mann ofreci a los escritores alemanes prohibidos un foro de
confrontacin con el fascismo. All escriban Joseph Roth, Arnold Zweig, Lion
Feuchtwanger, Heinrich Mann, Ernst Toller, Alfred Dblin...
Despus, la compaa viaj a Francia, y a Reino Unido donde proseguan con las
representaciones y, al finalizar la gira, en enero de 1934, Jessner se resign a disolver su
conjunto y a buscar alguna nacin segura en la cual refugiarse. Hedy, arrancada de esa
valiosa experiencia, regres a Viena donde slo encontrara nieve y ms nieve; todo le
pareca horrible, el futuro se le presentaba lamentable y se suma en los ms sombros
pensamientos.
Eran das en que, en Austria, sola escucharse la tranquilizante frase de eso no puede
durar mucho tiempo, sin embargo, el presidente Engelbert Dollfuss (1892-1934),
representante de la iglesia y del fascismo, estableca una dictadura para acabar primero
con la izquierda y, despus, con el nacionalsocialismo. En el mes de febrero, los fascistas
irrumpan en las oficinas del Partido Socialista de Linz (a 300 km de Viena), los socialistas
se decidan a combatirlos y declaraban la huelga general. El gobierno orden una violenta
represin dejando ms de mil muertos y cinco mil heridos; a los prisioneros los ahorcaron
colgndolos de los rboles (uno de ellos era el sobrino de la doctora Schwarzwald).
nicamente el escndalo internacional pudo detener la matanza. El plan estaba cumplido,
Dollfuss tena ya un pretexto para prohibir los partidos polticos, excepto el Frente
Patritico de derecha al que perteneca. Se implant el toque de queda, la polica
allanaba los domicilios particulares y se llevaban a la gente, algunos se exiliaron y otros
pasaron a la clandestinidad.
Desde Viena, Sigmund Freud enva una carta a su hijo Ernst: Gracias al principio rector
de todo reportaje periodstico hacer el mayor ruido posible, no es fcil averiguar por
los peridicos lo que sucede de verdad en una poblacin donde continan oyndose
disparos. (...) Pero, en conjunto, fue guerra civil y muy desagradable. Los detalles no
estn claros. Segn los rumores, cierto hombre poderoso (Muselina) insisti en poner
punto final al conflicto que durante tanto tiempo se haba estado fraguando. Esto tena
que suceder un da u otro. Ahora, naturalmente, los vencedores se han convertido en
hroes y restauradores del sacrosanto orden, y los vencidos, en audaces rebeldes. (...) No
preciso aclararte que los vencedores cometern todos aquellos errores que son habituales
en circunstancias como las que estamos viviendo. Y no podemos echarle la culpa a
Dollfuss, quien probablemente no ser capaz de reprimir a los tontos peligrosos que
alberga la Heimwehr*. El futuro es incierto: o el fascismo o la cruz gamada. En este ltimo
caso tendramos que abandonar el pas. En cuanto al fascismo nativo, habremos de
aceptarlo hasta cierto punto, ya que no creo que pueda tratarnos tan mal como su primo
alemn. Naturalmente, no ser agradable, pero la vida en un pas extranjero tampoco lo
es, y t, aunque hayas tenido suerte lo sabes mejor que nadie. Nuestra actitud hacia las
posibilidades polticas que encierra el futuro de Austria puede resumirse nicamente con
aquella estrofa de Mercutio en Romeo and Juliet:
A plague on both your houses.
mostrar al mundo los progresos del gobierno. Se prohiba la persecucin y cualquier accin
contra extranjeros y judos, lo que motiv la decisin de Hedy de regresar nuevamente a
Berln e iniciar el juicio de divorcio de comn acuerdo con su marido. En espera del
dictamen, acept trabajar en la obra de un autor nazi, que le daba garantas sobre su
seguridad.
La ciudad le deparaba sorpresas: Goebbels haba desarrollado una estrategia
propagandstica a la que nadie poda escapar: las programaciones teatrales eran
controladas por los dramaturgos del Reich. Haba desaparecido la crtica teatral y, en
cambio, existan informes culturales; por otra parte, ya sumaban unas mil cuatrocientas
las publicaciones diarios y revistas, que haban dejado de editarse. El teatro
independiente, el jazz y el cabaret estaban prohibidos. Los repertorios se armaban
principalmente con cerca de un 90% de obras alemanas, y haba que vincular las obras de
los clsicos Shakespeare, Ibsen, Goethe, Schiller... con la germanidad, tendiendo a la
exaltacin de los mitos de la tierra, la sangre, la raza, la guerra y el sacrificio por la
patria. Gustaf Grndgens haba sido nombrado Intendente General del Teatro y de la
Cinematografa Nazi, y tambin Primer actor y director del Teatro Nacional para que
hiciera el mejor teatro del mundo.
No lo consigui, sin embargo, porque la mayora de los artistas alemanes eligieron el exilio
y slo quedaron los mediocres o los inescrupulosos.
Cuando lo conoc en Hamburgo [a Grndgens], era un principiante; tena un enorme
talento y ya poda vislumbrarse que sera un grande. Ni bien triunfaron los nazis, lo
convocaron y l acept ser el artista representante del rgimen, pensando que poda
usarlos; su ambicin por el poder era monstruosa. Y les deca a sus amigos: Yo no soy
nazi; nunca he intervenido en poltica. Soy un actor y no s hacer otro trabajo. Sus
argumentos no se sostenan. Siendo homosexual, hizo toda la farsa de la familia aria
casndose con una rubia y hablando de la raza superior, proclamando la misin de la
sangre y el deber de engendrar hijos arios para la patria. Posiblemente, nunca imagin
que se denigrara tanto. En el teatro representaba a personajes transformados en
guerreros: haca un Hamlet que peleaba y mataba por la pureza de la sangre; alertaba al
pueblo alemn a actuar o no actuar a lo que los nazi respondan desde la platea: A
actuar!. La plana superior del Fhrer con sus jerarcas y la super-raza aria dedicada a la
patria, el hogar y el orden, lo aplaudan y veneraban igual que a un dios. Y no era el
nico que se aliaba: as el filsofo Martn Heidegger (1889-1976), designado Rector de la
Universidad de Friburgo, o el clebre autor Gerhardt Hauptmann (1862-1946), ya anciano,
que pactaba con Hitler en la fantasa de alcanzar la fama de un Goethe. La situacin era
muy difcil: para poder trabajar en los teatros del Estado haba que afiliarse y llevar la
insignia nazi y, aunque no lo quisieran, eran colaboracionistas, porque cuando los
incitaban a delatar, si no lo hacan los mataban. Haba un extraordinario actor llamado
Vasona, que estaba casado con una mujer juda. Le suplicaron que se quedara, le
prometieron que no lo iban a tocar, pero ellos partieron igual: tenan otro carcter, otra
integridad. Posteriormente, lo invitaron a actuar a Joachim Gottschalk en ese tiempo la
persecucin era rigurosa exigindole que su mujer juda emigrara. El actor no acept y
los dos se suicidaron. Todo era muy grave en Alemania, pues aun los que se quedaron y no
se comprometieron se sentan culpables e infelices, y esto era al principio, cuando
todava disimulaban. Algunos lo disculpaban a Grndgens, diciendo que, de todos modos,
era un actor genial, que el talento no se poda medir con la moral. Ahora, yo me
pregunto: El talento de dnde sale? Sale del alma, y ese talento no puede separarse de
la vida que uno elige, no puede separarse del resto, lo que, poco a poco, destruye al
actor y a la persona. Ciertos amigos que lo haban visto en Pars decan que estaba
aniquilado.
Aos despus, vencido el nacionalsocialismo, Gustaf Grndgens declaraba: Pagu muy
caro el haberme quedado en Alemania. El nazismo arruin y destruy mi alma para
siempre. Nadie puede imaginarse lo que era hablar con Goebbels, con Goering, con Hitler.
Se vea uno tratado de tal modo, que se senta una basura. Hitler era aterrorizante
(erschreckend) [50] . Finalmente, se suicid.
El artista debe saber sobre qu base construye su arte y en qu lugar funda la obra que
desarrollar a lo largo de toda su existencia. Siempre sent que el camino era la bsqueda
del enlace con lo ms noble de la vida y no con los aspectos ms bajos, ruines y
denigrantes del ser humano. Un creador no se contenta slo con reflejar la vida, sino que
participa en la modificacin de esa vida, aspirando a que el hombre pueda ser cada vez
ms pleno y elevado. La tica es fundamental y uno debe estar atento a los ms mnimos
detalles y analizarlo todo, porque, de lo contrario, puede destruir su arte y su persona.
Entretanto, el Fhrer avanzaba pletrico y el pueblo ya no senta miedo, era la nueva
estirpe teutnica que renaca y conquistara al mundo. En Berln, ya haba desaparecido
cualquier idea de normalidad, las paredes y las vidrieras estaban cubiertas de imgenes
del Fhrer. Los altoparlantes transmitan marchas militares y las radios difundan y
exaltaban la figura del ama de casa alemana ideal, descripta con la conocida frase de las
tres K Kinder-Kirche-Kche (nios-iglesia-cocina) , para que las mujeres se
preocuparan de servir al marido en la familia y dieran muchos hijos a la patria.
Mientras, el juzgado de Berln otorga el divorcio a Hedwig Schlichter y Anton Rmulo
Krilla. Ya nada ata a Hedy a Alemania, cumple con su contrato en el Teatro de la calle
Stresemann (Theater in der Stresenmannstrasse), y parte. Muchos amigos me dijeron que
me quedara, pero no me iba slo por ser juda: no poda soportar cmo Goebbels repeta
con brutalidad la frase del presidente de la Academia de Poesa, Hanns Johst: Cuando
oigo la palabra cultura, saco el revlver. An no haba persecucin oficial masiva contra
los judos, pero, desgraciadamente, no tardara en llegar. En cambio s existan pesquisas,
explosiones misteriosas, llamadas telefnicas annimas, allanamientos nocturnos, campos
de detencin...
Al irse, se despeda de ese pas, agradeciendo el trabajo y la formacin profesional que le
haba dado. Y tambin se despeda, con gran regocijo, de la mayor desgracia de su vida:
Hitler. Tena conciencia de que su nica alegra estaba en el hacer y, convocada por Fritzi
que resida en Londres y tena xito con su conjunto Las Singing Babies se encaminaba
a Inglaterra, a fin de conseguir un pas donde vivir. Atraves el continente, lleg a Calais
y, en medio de la noche, cruz en ferry-boat el Canal de la Mancha. Divis los acantilados
de Dover, y esa masa helada de la costa, cortada verticalmente por la naturaleza, la hizo
estremecerse de pnico. Al amanecer sinti un alivio enorme al pisar el suelo ingls; tom
el tren que la condujo a la estacin Victoria y se dio cuenta de que en ese nacin reinaba
una calma inusitada: nadie se pona en contra de los refugiados y, por el contrario, la
gente manifestaba una gran simpata hacia los emigrantes antifascistas. Se instal en la
casa de su hermana recientemente divorciada y se alegr de verla contenta ante su
prxima gira a Amrica del Sur. La opresin que haba sentido quedaba lejos y, si bien ni
el hogar ni la maternidad haban podido ser, todava tena su profesin y retomaba sus
proyectos. Otra vez se hallaba ante el comienzo.
Con treinta y seis aos, emprende la bsqueda de un trabajo. Y es grande su sorpresa al
descubrir a varios compaeros en esa metrpoli. Berthold Viertel haba regresado de
Estados Unidos y la Gaumont inglesa lo contrataba para rodar dos filmes; Hanns Eisler era
asesor musical de una productora cinematogrfica; Fritz Kortner trabajaba de guionista;
Elizabeth Bergner y Oskar Homolka conseguan actuar en varias pelculas; Erika, la hija de
Thomas Mann, se casaba con el poeta ingls W. H. Auden para obtener la ciudadana.
El ao anterior, Brecht haba visitado a los editores y a la gente de teatro, aunque no
haba conseguido interesarlos en su obra, y escriba:
En una ciudad gris, de mercados bulliciosos,
encontramos a quienes haban perdido el rostro.
Cualquiera a quien visemos apartaba la vista.
Seguamos a alguien y avivaba el paso. [51]
Casi todos buscaban un lugar estable. No obstante, les resultaba imposible, y la gran
mayora termin viajando a Hollywood donde exista una fuerte industria cinematogrfica.
La dificultad de dominar el idioma era un obstculo insalvable. Algunos lo lograban y
hacan teatro en los clubes, pero muy pocos llegaron a ser profesionales como Adolf
Wohlbrck, conocido como Anton Walbroock. La diccin de Hedy era lamentable, slo
poda mantenerse dando clases de alemn a los cantantes de pera y, despus de varios
meses de infortunio, regres a Viena.
Se aproximaban pocas trgicas: en el mes de septiembre, el gobierno alemn dictaba las
Leyes raciales de Nuremberg y agregaban la ley de ciudadana, que les quitaba la
nacionalidad alemana: ahora slo podan vivir como huspedes bajo las leyes para
extranjeros. En tanto, el Fhrer, dir en el partido: Han notado cmo acuden los
babiecas cuando dos granujas se trenzan en la calle? La crueldad impone respeto. La
crueldad y la brutalidad. El hombre de la calle no respeta ms que la fuerza y la
bestialidad. Las mujeres tambin, las mujeres y los nios. La gente experimenta la
necesidad de sentir miedo; los alivia el temor. Una reunin pblica, pongamos por caso,
termina en pugilato; no han notado que los que ms severos castigos han recibido son los
primeros en solicitar su inscripcin en el partido? Y me vienen a hablar de crueldad y se
indignan por habladuras de tortura? Pero si es precisamente lo que quieren las masas.
Necesitan temblar. (...) El terror es el arma poltica ms poderosa y no me privar de ella
so pretexto de que resulte chocante para algunos burgueses imbciles. Mi deber consiste
en emplear todos los medios para endurecer al pueblo alemn y prepararlo para la guerra
[52] .
En Austria, la poblacin se daba nimos y deca: No pasa nada, pese a que se saba con
qu avidez y resentimiento miraba Hitler a Viena, donde haba vivido entre vagabundos y
borrachos y en la que, por dos veces consecutivas, se le neg el ingreso a la Academia de
Bellas Artes.
Algunos, sin embargo, comenzaban a temer y a emigrar. El amigo y maestro de
composicin de los hermanos de Hedy Arnold Schnberg, parta a Estados Unidos:
desde all se carteara ms tarde con ellos. Otros viajaban a la Argentina. Entre stos
estaban, precisamente, el compositor y pedagogo Guillermo Grtzer quien, junto a
Ernesto Epstein y Erwin Leuchter, constituy en 1949 el Collegium Musicum; el director
de orquesta Erich Kleiber; la psicoanalista Marie Langer; el filsofo psicoanalista polaco
Heinrich Racker; el mdico clnico Esteban Bricht; la diseadora y pintora Fridl Loos; el
violinista, director de orquesta y pedagogo Ljerko Spiller (inicial maestro del
posteriormente famoso violinista Alberto Lissy); el director de orquesta y musiclogo Kurt
pertenezco a ningn lugar. Por otra parte, es imposible pensar en ir a Palestina* en medio
del terror rabe. Nuestro destino de pueblo elegido pareciera que consiste en huir,
siempre huir, formando parte de nuestra condicin, de nuestra historia tan antigua como
el planeta mismo. Qu har? No lo s, mas no te inquietes porque saldr adelante.
Quiero agradecerte a ti y a Rudolf el dinero que me enviaron, realmente puedo decir que
me salvaron la vida.(...) Desarmaron el atelier y embalaron los cuadros? Cundo viajan?
(...). Por favor, escribme, no te imagins lo feliz que me hacen las cartas de ustedes. Mi
tan querida, mandame rpido noticias, los beso entraablemente. Hedy.
Y contina con su vida, sin tumbarse en la tristeza, piensa que lo peor ha pasado y evoca a
Nietzche: El animal ms sufriente de la tierra se invent para s mismo la carcajada.
Busca alquilar una vivienda econmica amueblada en un barrio humilde y, en esa poca, la
encuentra en Place dItalie que era un barrio obrero, en el nmero 20 de la rue Dr. Lucas
Championnire, Pars XIII. Era una buhardilla ubicada lejos del vecindario, en el cuarto
piso de lo que haba sido una residencia elegante, que corresponda al sector de los
criados. Deba subir por la escalera principal, luego meterse por la de servicio y trepar
unos empinados escalones hasta el ltimo piso, donde una puerta se abra al sol igual que
al fro. El vestbulo ofreca una cordial recepcin, con un improvisado perchero y objetos
en desuso entre macetas con plantas que ella coloc all. En un costado, tena una pileta y
una nfima hornalla para cocinar y, en el otro, dos habitaciones pequeas. Se destacaban
los techos bajos e inclinados de madera de la casa, con sus cuatro ventanas que daban a
los tejados de Pars. En el estar, su nico mobiliario eran unos simples estantes, dos sillas
y una mesa rstica con el resplandor de una lamparita colgante. Sobre la techumbre, se
divisaba una puerta trampa que alojaba un depsito y, al fondo, estaba el dormitorio, con
su cama, un bal desgastado y la chimenea francesa de hierro, ubicada en un ngulo de
las paredes, que contrastaba por su abolengo. Para acceder al bao, deba salir y
atravesar la terraza, glacial en los meses de invierno.
Con su caracterstico buen gusto, haba hecho de aquella buhardilla incmoda un lugar
encantador, y en su intimidad, bajo la luz de la lamparita pensaba en la importancia que
haba tenido Viena en su vida. No por pertenecer al Imperio ms grande y poderoso que
haba subsistido desde los romanos sino por su emperador, que a pesar del atraso que
implicaba la monarqua, protega a los judos y haba permitido el desarrollo de aquella
cultura relevante, base de su educacin. Sin embargo, todo se haba extinguido: ahora sus
das no eran precisamente montonos ni aburridos, sala a conseguir trabajo con
obstinacin, y no lo encontraba. Pensaba qu poda hacer para mantenerse y descubri
que se haban puesto de moda las carteras de crochet. Gracias a las clases de labores
recibidas en la escuela, decidi tejerlas y, una vez terminadas, las llev a vender en los
puestos del mercado.
En Espaa, en el mes de febrero, triunfaba el Frente Popular, y en Francia, el 26 de abril,
venca, tambin con consignas revolucionarias, el gobierno del Front Populaire del primer
ministro socialista Len Blum (1872-1950). Hedy, entre tanto, recorra los mercados
vendiendo su mercadera y caminaba por los muelles, entre los puestos de libros usados,
donde se provea de obras para sus lecturas.
El 18 de julio se sublevaron los generales espaoles contra el gobierno del Frente Popular,
con la expresa intencin de liberar al pas de masones, marxistas y judos: haba
comenzado la guerra civil. El general Francisco Franco (1892-1975), tom el mando de la
Legin Extranjera y la direccin del ejrcito africano del Marruecos Espaol con la temible
guardia de moros. La Repblica necesitaba ayuda; Francia le enva materiales blicos y
aviones; Mxico, armas; Rusia, tanques, aviones y hombres, y se constituye la vanguardia
de la resistencia con el movimiento popular de anarquistas y socialistas.
En Granada, asesinaban a Federico Garca Lorca, el gran poeta de Espaa, y cuando el
novelista ingls Herbert G. Wells envi una nota, en nombre de los escritores del mundo,
preguntando por el poeta al capitn general de Andaluca, ste le contest: No
conocemos el paradero de ese seor. Los nacionalistas, igual que en Berln, organizaban
el espectculo de enormes hogueras en las que quemaban libros arrebatados de las
escuelas, de las bibliotecas pblicas, de las libreras, de los hogares...
En Madrid, en tanto, se congregaban multitudes que gritaban: Muerte al fascismo! y
Todos en ayuda de la Repblica. En Francia, la poblacin estaba a favor de la Repblica
y en Pars se hacan gigantescos mitines. Andr Malraux, organizador de la fuerza area
republicana, peda voluntarios, alimentos, medicinas, ropa, dinero... y se escuchaban los
cantos revolucionarios espaoles, La Marsellesa revolucionaria de los franceses, y la
incesante consigna No pasarn con resonancias de Verdn*. Los pases democrticos
anhelaban la derrota de Franco y los jvenes voluntarios partan a luchar contra el
fascismo.
Los exiliados alemanes tambin se integraban y colaboraban, mientras que se preguntaban
por qu el pueblo segua al Fhrer cuando reinstauraba el servicio militar obligatorio,
organizndose para la guerra. Era innegable que haba estabilizado la moneda y terminado
con el desempleo, ocupando mano de obra en la industria armamentista y en la
construccin de una red de casi cuatro mil kilmetros de autopistas, en las que el doble
espesor del asfalto era el signo de que se las destinaba a soportar el peso de los tanques
de guerra. Y era tambin evidente que buena parte del pueblo lo apoyaba.
Hedy es una ms de los diez mil alemanes incluso los de origen austraco que, entre
1935 y 1936, haban hallado refugio en Francia, una ms de los emigrados amargados por
la ceguera de la prensa francesa que elogiaba a los nazis durante los Juegos Olmpicos. El
periodismo y gran parte del mundo pensaba que Alemania era un pas econmicamente
estable, pujante, que haba superado la crisis motivada por la Gran Depresin, gracias a
un gobierno popular y autoritario que tena algunas caractersticas desagradables. Entre
ellas, como un ejemplo, cuando el atleta negro Jesse Owens (1913-1980) gan cuatro
medallas de oro en atletismo, echando por tierra la teora de la superioridad aria, Hitler
abandon las tribunas del estadio y se neg a darle la mano en la ceremonia de clausura.
El 1 de octubre, Franco pas a ser jefe de gobierno y Generalsimo de los Ejrcitos y le
envi un telegrama de saludo al Fhrer. Al mes siguiente, se formaba el Eje Roma-Berln,
y Alemania iniciaba la colaboracin con Japn. Stalin, ante la amenaza de las potencias
del Eje, aumentaba velozmente su fuerza militar, declaraba obligatorio el servicio militar
y segua llevando adelante las famosas purgas y procesos, exterminando a sus oponentes
polticos y a miles de personas que ni siquiera podan considerarse sospechosas. Stalin era
un gobernante de una increble ferocidad y falta de tica. No obstante, ese pas otrora
pobre, atrasado y con millones de analfabetos, se iba transformando en una nacin
moderna e industrializada que satisfaca sus necesidades.
El 6 de noviembre, formada por los nazis la Legin Cndor, despegaba sta del aeropuerto
militar de Sevilla, quien ira e experimentar con sus programados bombardeos la
reaccin de las poblaciones civiles. En los aviones poda verse inscripta la cruz gamada y
la frase: Hoy Espaa, maana el mundo. La Repblica enviaba llamados de auxilio desde
Catalua: Trabajadores y antifascistas de todo el mundo! (...) Nuestra lucha es vuestra
lucha. Nuestra victoria es la victoria de la Libertad. (...) Hombres y mujeres de todos los
pueblos! Ayudadnos! Armas para Espaa! [53] . Francia, Inglaterra y Estados Unidos,
negaban su apoyo a la Repblica espaola, con su actitud vacilante de no intervencin,
en tanto que la Unin Sovitica ayudaba al gobierno espaol y le impona sus condiciones.
Hedy apoyaba la Repblica, pero no militaba: su incierta condicin de emigrada se lo
impeda. Adems, acababa de lesionarse una pierna y llevaba un yeso. Cmo se haba
cado y fracturado? No poda responder a esa pregunta. Slo sinti un ruido inesperado y
se encontr en el piso. Quizs alguien la empuj con fuerza en la espalda; tal vez fuera
aquella negra guila que llevaba en sus garras la esvstica. Desafiando su poca movilidad y
con la ayuda de un bastn, acuda a la casa fundada por Molire donde otrora haban
brillado el virtuoso Coquelin y la genial Sarah Bernhardt. Luego de aquel perodo glorioso,
la Comdie Franaise se haba deteriorado: produca un teatro estereotipado y
convencional, al que Andr Antoine (1858-1943) atacaba igual que a los teatros
comerciales de los Boulevards y enfrentaba con su Teatro Libre. En l desarrollaba
un repertorio basado en autores contemporneos desconocidos en Francia (Tolstoy,
Turguniev, Ibsen, Bjrnson, Strindberg, Hauptmann, Dostoievsky, Ostrvsky...) que
lograba imponer.
Bajo el gobierno del Front Populaire, la Comdie estableci una poltica cultural
transformadora que convoc a personalidades ajenas a la institucin: Jacques Copeau,
Gastn Baty, Louis Jouvet y Charles Dullin, los que fueron nombrados consejeros y
directores durante el perodo 1936-1939 y pudieron instalar nuevamente el arte en la casa
de Molire. Cabe mencionar, entre otros, los siguientes espectculos: El misntropo, de
en Gnova, en el vapor Conte Biancamano con destino a Buenos Aires, arrib a la capital
de la Repblica Argentina el 3l de diciembre. En Austria slo quedaba Dolly, en tanto que
su esposo resolva las dificultades de transportar su obra plstica que no quera
abandonar.
En 1937, Hedy consigue al fin su cdula y se afirma en su trabajo. Los argumentos de sus
guiones eran muy creativos, de buen nivel literario y dramtico, y slida estructura. A ella
le daba placer desarrollar historias en serie por captulos. Los nios los seguan con
impaciencia, asistan al auditorium, ella los consideraba criaturas maravillosas y se senta
muy contenta con su labor.
El 26 de abril, la aviacin alemana se dirigi a una pequea poblacin vasca denominada
Guernica: era da de feria, y las calles estaban llenas de pobladores de las aldeas vecinas.
A las cuatro y media de la tarde, un repique de campanas de la iglesia anunci que se
acercaban aviones. Anteriormente la regin ya haba sufrido algunas incursiones areas,
pero Guernica no haba sido bombardeada. No tena defensas antiareas de ningn tipo. A
las cinco menos veinte, un Heinkel 111 (un nuevo y rpido bombardero alemn, con
capacidad para transportar mil cuatrocientos kilos de bombas), piloteado por el
comandante von Moreau, bombarde el pueblo, desapareci y volvi a presentarse con
otros tres aviones del mismo tipo. Despus de los Heinkel, se presentaron tres escuadrillas
de los viejos espectros de la guerra espaola, los Junker 52 23 aviones, algunos nuevos
cazas Messerschmidt BF-109, y otros cazas ms antiguos, Heinkel 51. Los cazas cumplan
una doble funcin: deban escoltar a los bombarderos, pero tambin ametrallar a toda la
gente que vieran, volando a baja altura. Varias oleadas de aviones lanzaron bombas
incendiarias, poderosos explosivos y bombas de shrapnel, con un peso total de 50.000 mil
kilos. En el bombardeo participaron 43 aviones; los junker iban dirigidos por los tenientes
von Knauer, von Beust, y von Krafft. El centro de la poblacin qued destruido y envuelto
en llamas. [55]
Unos das despus, Francia escoltaba en el mar Cantbrico los buques de refugiados
vascos, y la CGT francesa custodiaba a 2.300 nios desamparados salvados de los
bombardeos, que eran recogidos voluntariamente por familias francesas. Una tarde, un
grupito de ellos visitaba el auditorium de la radio y Hedy no pudo evitar sus lgrimas al
encontrarse con esos nios que haban visto caer a sus padres asesinados por los alemanes.
Aquella maquinaria mortfera haba sido desconocida hasta entonces. Y apenas empezaba.
Abrumada por tal abismo de destruccin, decide tomarse unas vacaciones para recuperar
las energas de ese ao tan triste y olvidar la tragedia de Espaa, donde el fascismo haba
instalado su escuela de experimentacin. Ha logrado pagar sus deudas, tiene un poco de
dinero ahorrado y, aunque todava su pierna no est curada, se va con su bastn a
descansar en el verano a aquel lugar paradisaco que elogiaban Helli y Bert.
La enigmtica Le Lavandou era una villa poco frecuentada en la Costa Azul, ubicada entre
Toulon y Saint Tropez. Tom un cuarto en un antiguo y encantador hotel provenzal, con
un balcn que miraba al mar cuyas aguas azules, el aire potente y aquella luz singular del
Mediterrneo la hacan renacer. Por las maanas, se recostaba en la playa y se suma en
una de las ms bellas contemplaciones; nadaba en ese clido mar de verano y, a la hora
del almuerzo, se reuna en el barcito de la playa con ese sobrino carioso y divertido de
dieciocho aos que haba ido a visitarla. A veces, suban muy lento por las pendientes de
los cerros y, desde lo alto, observaban la costa recortada con sus aguas impetuosas que
rompan sobre las rocas. Sentan las rfagas del calor africano y, divisando el sur, Dinchen
le coment que su to lo invitaba a vivir en la Argentina. Despus de una breve siesta,
arrastr en la oscuridad hasta la ventana y, al abrirla, entr una bocanada de aire puro
que le salv la vida. Despus, se resign a esa espantosa helada que la persegua, afuera
con el invierno y en especial, adentro, con sus sentimientos. Excluida de su gente, de su
lengua, de su tierra, y de la vida artstica que era su nico sostn, se senta cada vez ms
solitaria, igual que una anciana al trmino de sus das. Y escribira: He perdido mi lengua,
la expresin de mi espritu. Es que eso no es nada? Oh, patria destrozada!
En el mes de febrero, Thomas Mann relataba en sus Diarios: Realizo el viaje bajo el signo
desalentador de la catstrofe que se cierne sobre Austria... El peridico de a bordo
informa sobre la tragedia austraca. Algo terrible. Schuschnigg se ha visto obligado a
conceder el indulto a los asesinos de Dollfuss, a los terroristas que arrojan bombas y a los
que atentaron contra su propia vida. El ministro nazi de Asuntos Exteriores ha viajado a
Berln. En Viena se espera la llegada de Goering. Abatimiento de los patriotas austracos,
pnico entre los catlicos y los judos. Como es natural, est prohibido todo cuanto sea
antialemn... Adnde ir? A Pars? A Londres? A los Estados Unidos?... [56] .
Y Hedy, en una carta que enva a su hermana, expresa problemas y esperanzas: Mi
corazoncito: apenas recib tu mensaje, fui con los datos al Ministerio e hice una peticin
al seor ministro, en la que salgo de garante de ustedes. Durante toda la semana estuve
rezando para encontrar una protection que sea efficace. Ayer recib la comunicacin
de que on va faire le possible; no obstante, nadie me dio fecha determinada; lo
importante ahora es contactar con el Ministerio de Relaciones Exteriores. Todo va a salir
bien, tranquilizate. Mi tan querida Dolly, no te tomes las cosas tan a pecho, es necesario
que tus nervios vuelvan a recuperarse; no tienes que dejar de pensar que en diversas
partes del mundo hay personas cuya principal preocupacin es ampararlos, ayudarlos y en
definitiva lo vamos a lograr. No es as? Le las dos postales que Rudolf le escribi a
Emmy. Dice: Dolly cree en m!, dale un beso de mi parte y decle que siendo l un
hombre de tanto talento y teniendo una esposa tan bella, siempre lograr lo que se
propone donde fuera que sea. Yo tambin me sumo a la Liga . No deben hacerse tantos
problemas, al fin y al cabo ustedes no tienen nios, de manera que el riesgo es menor.
Una lengua extranjera no es una barrera infranqueable: le entra a uno por los poros;
antes de irse a dormir si no tienen nada mejor que hacer pueden confeccionar listas de
vocabulario juntos. Piensen que son dos! y en un caso as, dos pueden ms que mil. Hay
que hacer lo posible para sumar fuerzas... Queridsima, te beso a ti y a Rudolf y
escrbanme rpido, durante toda una noche estuvimos con Emmy y Franz rompindonos la
cabeza para encontrar la mejor solucin. Pero nosotros esperamos que en ese momento
Rudolf sepa qu es lo mejor.
Busca empeosamente la manera de rehabilitar su carte didentit y, finalmente, lo
consigue a travs de un amigo periodista del diario Le Populaire. De esta forma, puede
presentarse para actuar en una pelcula que era una copia de Internado de seoritas, el
film alemn que haba estado durante dos aos en una sala de la avenida de los ChampsElyses. Esto le sirvi de tarjeta de presentacin, aunque le dieron el papel con grandes
reparos por ser extranjera. Le escribe con urgencia a su hermana: Dej la ptica y me voy
el lunes al sur, para actuar en un film que se rodar en Niza. No te imagins lo feliz que
me pone marcharme! El viaje en auto ser agotador, pero lindo y, adems, gratis. Con
respecto a tu asunto, le dejo a un hombre con influencia la tarea de controlarlo
peridicamente. No s cundo regresar, pero te escribir ni bien llegue. Mi
departamento queda vaco, asi que, cuando vengan, pueden vivir aqu. Le avisar al
conserje, l tiene la llave... Espero poder trabajar bien, porque en materia de salud
estoy absolutamente exhausta: pas un mal invierno y el bastn me est molestando
terriblemente. Mi direccin es: H.S. chez Monsieur A. Blascainca del Bata, Bidarl,
Pirineos Bajos.
Atraviesa Francia, llega a los Pirineos, la naturaleza la embriaga y volver a actuar la libera
de todos sus males, aunque siente una enorme pena de encontrarse a pocos kilmetros de
Espaa sin poder hacer nada. Al observar a la gente del lugar, lamenta comprobar que
siguen su vida sin alterarse: pasean elegantes por las avenidas, asistiendo animadas a las
confiteras y disfrutando del buen tiempo sin pensar en que detrs de las montaas hay
guerra. Los republicanos daban sus vidas para detener al fascismo, pero a pesar de su
herosmo, la Repblica haba quedado sin las fuerzas suficientes para enfrentar a los
nacionalistas. Uno de los poetas ingleses de entonces, W. H. Auden (1907-1973), que
serva de camillero en una ambulancia, dira en su poema Espaa (1937):
Maana, para los jvenes, estallarn como bombas los poetas,
los paseos por el lago, las semanas de perfecta armona.
Maana, los paseos en bicicleta
por los alrededores en las tardes de verano. Pero hoy, la lucha...
Franco reciba tropas extranjeras* y materiales blicos modernos producidos por las
poderosas industrias europeas en plena carrera armamentista. Rusia pensaba que si
equipaba suficientemente a los republicanos espaoles, stos podran ganar la guerra y
estallara un conflicto mundial, en el que Francia e Inglaterra se mantendran neutrales, si
es que no se alineaban contra ellos. Ante la inquietante amenaza internacional, Stalin
consider a la pennsula un elemento secundario. Por lo tanto, los soviticos
interrumpieron su ayuda y Franco iba logrando el dominio el pas.
Filma Prison sans barreaux que en Buenos Aires se llamar Crcel sin rejas junto a las
estrellas Ginette Lerclerc y Corinne Luchaire, dirigida por Leonide Moguy. Hedwig
Schlichter tena a su cargo un rol importante, si bien el director le suprimi varias escenas
por temor a que se detectara su acento, a pesar de que dominaba el francs. Suceda que
siendo l tambin extranjero, era muy cuidadoso al respecto. De todas formas, la labor de
Hedy fue excelente, y disfrut de su trabajo y de la naturaleza en esos meses de
filmacin. Muchos aos despus, al explicar en sus clases un verso de Garca Lorca, que
deca: Y se desmaya la tarde en las violetas del mar..., nos contaba que en aquellos
das en los Pirineos, al atardecer, regresaba caminando a su hotel por una costa rocosa,
alta, desde la que se vea una pequea baha con un mar sereno, y que en el agua estaban
las violetas del mar, ella vea realmente violetas, todo el mar con ramilletes de violetas
entremezcladas con el azul.
El 11 de marzo de 1938, Hitler invadi Austria: los aviones alemanes se apoderaban de los
aerdromos, vuelos intimidatorios surcaban el espacio de la capital, los tanques entraban
a Viena, irrumpan las bandas de las SA armadas de revlveres y puales, y los nazi
austracos que hasta ese momento no se haban mostrado se plegaban con sus camisas
pardas, ondeantes sus banderas con la cruz gamada. Al da siguiente proclamaban la
anexin, y Austria se extingua, convertida en una provincia alemana.
Seguidamente, hicieron del asesino de Dollfuss un hroe nacional y nombraron Jefe de la
Oficina de Emigracin Juda a Adolf Eichmann. Viena contaba con una poblacin de dos
millones de habitantes, con una comunidad juda de doscientas mil personas que haban
venido siglos atrs desde Moravia. Y los pelotones de las SA comenzaron a tocar los
timbres de las casas y a llevrselos al cuartel general de la Gestapo. En un primer
que haba perdido, amigos, familia, trabajo... A veces recordaba vvidamente el hogar de
su infancia y senta a sus padres muy prximos a ella, pero cuando volva a la realidad la
tristeza la abrumaba. Dolly y su marido, mientras tanto, vivan el destierro en constante
tensin, y Rudolf reaccionaba con furia por cualquier cosa. Estaba desesperado por salir
de Suiza, y por la idea de perder su obra, como finalmente ocurri.
Hedy les escriba: Querida Dolly: Rudolf no tiene por qu preocuparse si no funciona la
llamada* de Viktor. Pueden prolongar el permiso temporario suizo; yo estoy tratando de
conseguirles uno aqu y, de cualquier modo, si van a Le Lavandou es seguro que obtienen
una visa de turistas que dura un par de meses, todo se va a arreglar. Te cuento que ac
estamos haciendo planes para abrir el ao prximo un teatro alemn y creo que voy a
actuar en Las columnas de la sociedad (Stzen der Gesellschaft) de Ibsen, con Albert
Basserman. (...) Sabs que en los prximos das la duea va a sacar los muebles de mi
departamento y no s todava dnde voy a dormir? Seguro que va a aparecer alguna ayuda
o simplemente una cama, que es lo nico que necesito. (...) Recib una carta va area de
Fritzi, en la que me escribe todas las dificultades que tuvo Viktor y parece que est como
un lobo hambriento frente al consulado. Te aseguro que llor de risa.. (...) No te
inquietes, el domingo a la noche estoy invitada a una cena muy especial y voy a tomar
una copa y brindar para que todo se arregle.
Sin embargo, los domingos eran das tristes para Hedy: la gente se marchaba a la campia,
la ciudad quedaba vaca, y ella se iba a visitar a un matrimonio amigo que viva cerca de
los Champs-Elyses. Tomaban el t y despus paseaban en el parque con su hija Camille
de cinco aos; le deleitaba esa criatura adorable que montaba aquel viejo burro y que, al
dejarlo, lloraba sin consuelo. Le encantaba verla tambin cuando miraba las marionetas y
le gritaba a Caperucita el escondite del lobo. Se imaginaba a su nio que podra haber
tenido la misma edad y hubiera estado all con ella, y pensaba con afliccin que con
cuarenta aos ya no podra tener hijos. La vida continuaba, sin embargo. A la noche sala
con un amigo francs que la pretenda; se llamaba Marcel, era escritor y profesor de
literatura alemana en la universidad, y estaba muy entusiasmada. Su experiencia con
Anton la haba vuelto muy excptica en el amor y reflexionaba que quizs tendra que
renunciar definitivamente a l. No obstante inicia una nueva relacin y resurgen sus
esperanzas.
Los canillitas parisinos, de repente, vocearon la noticia de que un joven judo polaco de
diecisiete aos haba matado a tiros a un funcionario de la embajada alemana. En la
noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, Hitler, en represalia, desat una espantosa
persecucin contra los judos: a esa fatdica noche se le dio luego el nombre de la noche
de los cristales (Kristallnacht) por el sonido de los vidrios rotos durante la represin. Los
recalcitrantes camisas pardas, vestidos de civil, incendiaron trescientas sinagogas,
profanaron tumbas, destruyeron siete mil comercios hebreos, arrasaron los hogares y
apresaron a unos veinticinco mil judos en todo el territorio del Reich (incluida Austria y
las regiones ocupadas de Checoslovaquia). Ni la iglesia oficial protestante, ni la catlica,
condenaron este ataque: ambas enmudecieron, tenan miedo; los nazis tambin
perseguan y mataban a sus pastores y sacerdotes.
Inquieta, Hedy ha ido a renovar su pasaporte y le han extendido uno con el sello de la
esvstica en su fotografa, y marcado con una j de juda. Comienza a perseguirse que
van a ir a buscarla, pues ya tienen su direccin, y durante la noche no puede dormir
pensando en que van a llamar a la puerta de su casa; al menor sonido se sobresalta y,
vencida por varios das de angustia, decide poner freno a ese miedo que la invade. No va a
entregarse, ni a suicidarse y, si bien una mujer juda de cuarenta aos, sin marido ni
hijos, sin carrera ni plata, sin familiares en Europa y ni siquiera alegra es un miserable
botn, no va a obsequiarle su vida a Hitler. La situacin era sombra y, al tiempo que la
gran mayora se deprima y entraba en la apata, ella reaccionaba con furia. Haba
heredado esa fortaleza de los Schlichter, que lucharon con firmeza ante las dificultades de
su poca.
Una tarde en que caminaba por el barrio, me encontr con una compaera del
Stresemann (Theater in der Stresemannstrasse) de Berln y le pregunt por su familia. Me
respondi con frialdad: No tengo ms familia. Por supuesto que no le dije nada; era
evidente que se los haban llevado y slo atin a abrazarla. No derram una lgrima,
estaba quebrada, sin voz y con la mirada vaca. La familia de Hedy, en cambio, se hallaba
a salvo: Emmy y Franz viajaban a Inglaterra para ensear msica y canto en Oxford y
Cambridge, el to Julius Heim y los suyos residan en Canad, su to Leopoldo y Fritzi se
encontraban en Buenos Aires, Viktor haba obtenido las visas argentinas para Dinchen,
Dolly y Rudolf, que estaban viajando a la Argentina, y slo faltaba ella.
Va a festejar el fin de ao con Marcel al club de artistas vieneses (Wiener Knstler-Club),
donde concurran refugiados de habla alemana, y se le ocurre presentar en ese lugar un
espectculo compuesto por canciones y poemas de su propia autora. El proyecto es bien
recibido pero debe renovarlo semanalmente pues el pblico era siempre el mismo. Marcel
est a su lado, la quiere y la ayuda en el criterio y seleccin de los textos para cada
espectculo. Trabajando en aquel lugar, interrogaba con avidez a los recin llegados, por
quienes supo que Thea von Harbou era una vieja afiliada del partido nazi. Hedy pensaba
en la farsa anti-Hitler que le haba hecho la ltima vez que la haba visto, obviamente
para saber sus ideas y tenerla controlada. Le informaron tambin que en Viena haban
puesto letreros que decan: Perros y judos no son deseados, Afuera los judos, Los
judos son todos delincuentes... Peter, el amigo msico de sus hermanas, haba sido
nombrado jefe de las SS del distrito central, Sissi se haba transformado en la amante de
un jerarca nazi y Frank era espa y manejaba la secretara de asuntos raciales.
Y le cuentan que las SS van de noche golpeando las puertas de las casas y se llevan a
familias enteras: Erich y sus hijos fueron unos de los primeros; luego, los Epstein,
denunciados por el portero. La escuela Schwarzwald haba sido clausurada, los nazis
vendan su propiedad y la doctora emigraba a Zrich, donde fallecera de tristeza dos aos
despus. Algunos profesores pudieron partir, otros fueron transportados a Mauthausen; la
adorada seorita Ruth, ante la inminente presencia de la Gestapo, se tiraba del tercer
piso por la ventana. Y corra el rumor de que se realizaban atroces experimentos mdicos
con los detenidos, pero a la gente, al igual que a los gobernantes, les resultaba imposible
creer en semejantes atrocidades, negaban la veracidad de la informacin y los nazis
seguan sorprendidos ante la falta de oposicin.
pensaba esa gente ingenua y les dije: Ustedes no parecen darse cuenta de lo que es una
dictadura. Creen que alguien se atrevera a gritar Abajo? Lo hubieran despedazado en un
instante. Nadie dijo nada. El panadero mir incrdulo a su esposa, a su hija, a su yerno.
Yo estaba ponindome nerviosa y agregu: No saben que en Alemania hay una
dictadura? S claro, una dictadura... dijo la mujer aunque uno no deja que le tapen
la boca. Le contest: Lo matan si la abre. El gordito padre me mir desconcertado:
segua sin creerme. Al rato me interrog: Usted, de dnde es? Le respond: De
Austria. Y, mirndome con compasin, me dijo: Ah, por eso! Les repliqu: No, no es
por eso. Ustedes viven en la mayor inocencia. La panadera volvi a su punto de partida y
dijo: No puedo creer que la gente no pueda gritar abajo! Yo estaba encantada, la
hubiera abrazado, todava exista un pueblo que los condenaba y volva a repetir dentro
de m su frase: Imposible que a uno lo puedan hacer callar. Era emocionante que no
pudieran comprender que la gente permita que le prohiban hablar. Maravilloso! Por
admiracin y alegra les compr con mis ltimos francos un cuarto kilo de marrons glacs.
Cuando los envolva, escuch al yerno evidentemente con formacin poltica, que en la
habitacin de atrs les explicaba el rgimen nazi y pesqu, al final, las ltimas palabras:
Felices de nosotros, que somos franceses y vivimos en Francia, donde se come bien, se
fornica bien y est permitido decir merde! si algo nos disgusta! Unos meses despus ya
no se coma bien, no hacan el amor y nadie deca merde!.
Los franceses no podan creer que los ciudadanos no estuvieran protegidos por la ley, que
existieran torturas y campos de detencin, y sencillamente pensaban que los prisioneros
eran criminales.
Entretanto, mientras los nazis imponan la semana de sesenta horas laborales, los pases
democrticos europeos firmaban tratados de asistencia recproca, intentando frenar a
Hitler. No pensaba lo mismo Albert Einstein, quien renunciaba al pacifismo y declaraba
que era un objetivo digno y necesario pelear contra el Fhrer. En el ms absoluto secreto
y con el acuerdo del presidente Roosevelt, se pona en marcha la temible bomba atmica
con la colaboracin de los fsicos nucleares.
La Alemania nazi y la Unin Sovitica venan manifestndose desde haca tiempo una
aversin mutua. Sin embargo, a partir del 27 de agosto, pasaron a ser amigos al subscribir
el Pacto de no agresin germano-sovitico que tena clusulas secretas y que paraliz a
Occidente. Algunos lo consideraron lgico y comprensible, pues los pases liberales no
haban cesado de aislar y combatir a la Unin Sovitica y la nacin deba encontrar una
manera de protegerse. Sin embargo, la izquierda europea confiaba en que los rusos
aniquilaran a los nazis y, con la firma del pacto, se senta reducida a la impotencia. Se
corroboraban las certeras denuncias de Trotsky. Stalin con su falta de escrpulos, su
poltica de terror y tambin con la idea de una conspiracin juda mundial, proyectaba
una sombra tan espantosa como la de Hitler.
El 28 de agosto, Hedy escriba en su diario: Cmo puede ser que yo me haya despertado
hoy a la maana con tantas esperanzas? Cmo puede ser que justo en estos das, en estos
das de terrible presin que llena todo, uno se despierta con la idea de que no va a
convertirse en realidad esa catstrofe, que es cada vez ms clara? Por las ventanas entra
el sol, las abro y respiro hondo el aire fresco de la maana, de una maana hermosa que
anuncia el otoo donde el aire es liviano y la luz, esa luz suave de Pars, brilla igual que
un da cualquiera, y pens: No va a haber guerra. Cuando fui a comprar el pan, la
panadera gorda que me atiende siempre, tena la misma idea, Imposible me dijo en
nuestra poca! En la lechera, no me anim a decirle nada a la lechera, en los ltimos
das haba tenido una expresin rara en su cara, adems no se haba pintado el rostro
como lo haca habitualmente para recibir alegre a los clientes matutinos, mostraba una
depresin profunda y coment: Si hay guerra, uno se tiene que ir. De todos modos,
regres contenta con mi pan y mi leche para el desayuno, yendo por la calle con la
sensacin de que la vida era muy linda y que no habra guerra.
El 29 de agosto relataba: Ayer a la noche estuvieron en casa unos amigos franceses,
hablamos de la situacin, discutimos y ellos fueron optimistas. Marcel reflexion: Hitler
no va atacar a Polonia, no va a animarse a hacerle eso al pueblo, el sentido comn le va a
decir que no puede tomar esa decisin. Marcel, que tiene un cerebro que le funciona a la
perfeccin y enormes deseos de vivir, no puede imaginarse el estado de las personas que
voluntariamente desechan las funciones de su cerebro en pos de un misticismo. Puede
entender l a esas personas que se han hecho esclavos sin quejarse, se han hecho
mentirosos sin darse cuenta, se han hecho asesinos sin lamentarlo y han cometido
atentados hacia los derechos del espritu? Nunca un francs va a poder registrar esta
negativa gigante de la crtica y de la razn. No, l no va a tomar Polonia repiti
Marcel. Sera un suicidio! dijo Pierre.
l haba estado bastante callado y de acuerdo con los dems, pero me pareci que el tono
de su voz era raro, lo mir y estaba a la sombra de una lmpara, tena la pipa en la boca,
no se mova y no haca nada. Sera un suicidio! reafirm. Henriette haba esperado
toda la noche que Pierre dijera algo este Pierre con su sonrisa de nio y tom estas
palabras de l lo mismo que un regalo. Yo sent que haba querido decir algo que no dijo,
algo as... hay alguna manera de dar muerte a ese asesino, a este demonio que se ha
metido en las almas y en los corazones de las personas con un martirio espantoso? Hay
otra forma de muerte para l? En qu otro lugar puede querer acabar esta vida loca, si
no es en el proyecto de un asesino? Dnde puede estar el ltimo deseo de esta muerte,
el ltimo deseo de este corazn? pero no lo dijo. Se condola con nosotros y, sobre todo,
con su Henriette que estaba callada, quieta, queriendo defenderse de un temor grande.
Yo me pregunt si se podra resguardar suficientemente esta Henriette y el hijo que
llevaba dentro. Nos quedamos sentados juntos varias horas ms, y yo tena muy pocas
esperanzas, saba bien quin era Hitler. Cuando se fueron, los acompa al metro;
Henriette estaba totalmente tranquila y Pierre cantaba en voz alta algo que haba
inventado y nos remos muchsimo. Al regresar, me encontr con un vecino que segn
l tena una informacin secreta de que no habra guerra. Yo le ped que me dijera por
favor por qu crea l eso; de dnde haba sacado la informacin, y me respondi que no
me lo poda decir porque era confidencial. Estpido!, pens yo, y la sensacin
tranquila, difana que tena con mis amigos se haba esfumado. Me acost muy
preocupada, segura de que habra guerra. Naturalmente mi pensamiento era en contra
del sentido comn humano y me resultaba envidiable y fascinante la confianza que los
franceses tenan en la democracia, an en las personas ms simples como la panadera que
dijo: Imposible en nuestra poca!; en la confianza que tenan en la cultura de su
pueblo. Y no pude dejar de compararlo con los trogloditas del otro lado, que gritan
orgullosos: Cuando oigo la palabra cultura saco el revlver.
El 1 de septiembre de 1939 escriba: Al despertarme hoy, 1 de septiembre, me dije:
Hoy es el primer da histrico, los das histricos han comenzado, cerca del medio da
baj a comprar el Pars Midi: los kioscos de la calle estaban vacos, me dirig a la estacin
del Metro y veo una pila de peridicos, agarro el de ms arriba y leo: Hitler ataca a
Polonia Cundo me repuse de este shock? No lo s, estoy asustada, temblando con el
diario en la mano y sin posibilidad de decir una palabra; la primera persona con la que
me encuentro es una chica joven que me pregunta por las ltimas noticias del peridico,
Con esta medida, no habra riesgo de abarrotar el mercado laboral porque todos ellos eran
menores de catorce aos y los acogeran familias pudientes de judos norteamericanos,
dispuestas a educarlos como si fuesen sus propios hijos, y garantizando que los
inmigrantes no se convertiran en una carga econmica para nadie. Sin embargo, el
presidente Roosevelt se neg a sancionar el proyecto de ley pese a los ruegos de la
comunidad juda de los Estados Unidos... [60]
En 1939, Hedy decide partir velozmente a la Argentina, ya que si no lo haca corra el
riesgo inmediato de que la internaran en un campo de refugiados porque Austria
perteneca a Alemania y paradoja siniestra, al entrar Francia en guerra con Alemania,
ella haba pasado a ser automticamente una extranjera enemiga. Para entrar en la
Argentina, necesita la llamada y acreditar un convenio de trabajo: su hermano, con una
residencia mayor de dos aos en el pas, puede obtener su ingreso legal. Y comienzan los
trmites: el contrato de trabajo, un permiso de libre desembarco, certificado de buena
conducta, de salud, la vacuna correspondiente, otro que acredite que no sufre de tracoma
(conjuntivitis crnica), cinco fotos y un pasaporte vlido. Respecto de ste, le informan
que su pasaporte se halla inhabilitado y debe ser sustituido por un documento especial.
Los refugiados de Alemania y Europa oriental, los republicanos espaoles y los judos
franceses estaban aterrados, aunque todava imaginaban que los nazis nunca entraran en
Pars. Algunas familias se especial. Los refugiados de Alemania y Europa oriental, los
republicanos apresuraban a viajar a Palestina, pero el gobierno britnico, cediendo a la
presin de los rabes, decidi cerrar las puertas del pas.
A slo diez das del ataque blico, Hitler invada Pomerania, Silesia y Polonia occidental.
Dos semanas despus, los rusos asaltaban Polonia por el este, con gran sorpresa de los
polacos y tambin de los alemanes. El 28 de septiembre, la radioemisora oficial
reemplazaba las Polonesas de Chopin por la Marcha Fnebre: a pesar de que los pases
occidentales declararon la guerra al Reich, todava no estaban preparadas para el
enfrentamiento. Por otra parte Polonia era rpidamente vencida por una operacin
militar, la famosa guerra relmpago (Blitzkrieg). La poblacin trataba de huir a Rumania o
a los pases Blticos, al tiempo que las SS exterminaban a judos, intelectuales,
eclesisticos, monrquicos... y al resto de los prisioneros los deportaban a campos de
concentracin. El mundo no poda creer que eso fuera verdad. En la plaza Pilsudski de
Varsovia desfilaron unidades alemanas y rusas festejando el triunfo, y el pas qued
divididido en dos zonas de ocupacin. La occidental era un feudo nazi y la oriental se
incorpor a la Unin Sovitica, Stalin decapit a veinte mil prisioneros y deport a un
milln doscientos civiles polacos a los campos de Siberia y Asia central [61] .
Tampoco los rusos se detenan ante principios ticos o morales; la crueldad segua
predominando y eran muchas las almas rectas de espritus nobles que quedaban reducidas
a la impotencia. Hedy olvidara para siempre aquel Berln de 1928, donde crea en la
construccin de una sociedad justa, libre y solidaria y ahora se transformaba en una
persona escptica. La existencia le pareca un gran sufrimiento y pensaba que quizs
nunca sera otra cosa, ni podra desearse en millones de aos felicidad alguna para el
hombre.
Necesita un poco de aire puro para poder vivir, y sale a caminar.
Todo es gris, las caras de las personas que cruzan la plaza son igualmente grises. Yo,
entre ellas, asimismo, un corazn gris. Un hombre mayor viene desde la izquierda,
congeladas en los pozos de proteccin, sin llegar a pelear. La causa era el rigor inflexible
del viento, en medio de un sinfn de lagos y bosques espesos, con un invierno rtico de
cincuenta grados bajo cero. All yacan muertos en la misma actitud en que haban cado:
de rodillas, retorcidos, agachados, apretando un jarro o aferrados a algn recuerdo. Hedy
imaginaba a la familia Lindgberg, protegidos en su isla impenetrable para los
desconocidos, con sus buenos trineos, esqus, renos y algn caballo para movilizarse. Y
seguramente estaran a salvo de las incursiones areas que bombardeaban Helsinki.
Los franceses, obsesionados todava por los aos mortferos de la primera guerra, haban
jurado nunca ms, y, mientras se avecinaba el holocausto, reinaba en el pas un clima
de paz. Teatros y espectculos de cabaret volvan a abrir sus puertas y estrenaban nuevas
obras (pero en los programas se incluan planos indicando los refugios antiareos
cercanos). Por las noches las rutas se mantenan a oscuras, y a pesar de eso, los
automviles circulaban con los faros encendidos. Nadie se tomaba en serio la guerra;
cuando sonaban las alarmas la gente no corra a los refugios, sino que abran las ventanas
para mirar el cielo, no parecan dispuesta a defender a su pas. Los sbados, como de
costumbre, beban sus aperitivos, cenaban en los restaurantes, hacan cola ante los cines,
paseaban a lo largo de los Champs-Elyses y lean los diarios sentados cmodos en las
confiteras, discutiendo los acontecimientos. Mientras tanto, los nazis haban echado a
fondo 114 buques mercantes y 79 haban quedado daados por las minas colocadas en los
puertos.
Cerraban las fronteras y Hedy se estremece, no piensa como los franceses que los nazis
no tocarn Pars . Se instala en el Ministerio de Relaciones Exteriores y a cada minuto
pregunta por su pasaporte hasta que al fin lo obtiene. En su departamento, Marcel la est
esperando y, cuando regresa anuncindole la partida, la abraza llorando sin consuelo. No
puede seguirla, es el nico sostn de su madre enferma. Hedy ordena su valija, guarda
algo de ropa, su diario, le deja todas sus cosas, y le dice adis. Corre a la Gare
dAusterlitz, junto al Sena, al este de Pars, a tomar el tren a Bordeaux, de donde le han
dicho que todava salen barcos hacia Amrica y, en el trayecto, con lgrimas en los ojos
piensa en Marcel, ese ser adorable, exquisito y bondadoso que la quiso tanto, que fue su
amigo y la ayud a vivir, y que quizs no vuelva a ver. En la estacin se encuentra con que
se haban suspendido los horarios y deba esperar la salida que se anunciara por los
altavoces, haciendo la cola de pasajeros. Sentada sobre su equipaje miraba a una multitud
de soldados que entonando sin entusiasmo La Marsellesa, se despedan acongojados de sus
familiares. Observaba las expresiones de dolor en ese tal vez ltimo adis y pensaba
tambin qu sera de esa seora con rostro demacrado y mirada desolada que se reflejaba
en el vidrio de la puerta, hasta que descubri que era ella misma. Estaba en manos del
azar, igual que de nia, cuando jugaba a la oca con sus hermanas: Dolly perda enseguida,
y dejaba de jugar; Fritzi se adelantaba pero luego la oca la morda; en cambio ella
retroceda, deba empezar de nuevo y finalmente ganaba la partida.
* Fue fundada en 1899 y era una asociacin de partidos socialistas de todo tipo, con sede en Bruselas.
* Guiso de origen hngaro, a base de carne condimentada con pprika.
* Evidentemente, la lucha por las reservas coloniales fue una de las principales causas del
enfrentamiento. En 1914, Inglaterra tena 440,0 millones de km2 , Rusia 169,4 millones, Francia 11,1
millones, y Alemania, con slo 3,4 millones, no poda cubrir las exigencias del impetuoso desarrollo
* El mariscal Paul von Hindenburg, jefe del Alto Mando alemn, fue considerado un hroe durante la
guerra.
* Harry Wesley Smith, dueo de la Editorial Haynes, haba cumplido su sueo de tener una emisora
y, en el mes de noviembre de 1935, la inauguraba. Su radio lleg a obtener un reconocido prestigio:
tocaban Canaro, Troilo o D'arienzo y, en la misma noche, Arturo Rubinstein; otro da actuaba Luis
Sandrini y, a la hora, se presentaba Jascha Haifetz; o Stefan Zweig daba una conferencia sobre la
* Alrededor de 17.000 alemanes, 75.000 italianos y 75.000 marroques. Los republicanos contaban
con 3.000 rusos, 35.000 brigadistas y 10.000 ayudantes no combatientes.
* Los requisitos legales que impuso la poltica migratoria Argentina consistan en obtener una
llamada a travs de algn familiar residente con un mnimo de dos aos en el pas.
Estados Unidos
Argentina
Brasil
Chile
Uruguay
Cuba
Bolivia
Colombia
Ecuador
R.Dominicana
Mjico
Paraguay
Venezuela
Panam
Per
TOTAL
212.500
55.000
25.000
12.000
7.000
6.000
5.000
2.850
2.700
2.000
1.000
800
600
600
600
333.650
Si observamos estas cifras, vemos que no representan ni un 10% de los 6 millones de judos
exterminados, sin considerar a los dems perseguidos: gitanos, homosexuales, polticos, catlicos...
que asimismo buscaban un pas donde vivir. Esta realidad pone bien en evidencia la falta de
solidaridad internacional frente a las vctimas del nazismo.
Notas:
EUROPA
[1] Asimov, Isaac, Enciclopedia biogrfica de ciencia y tecnologa, Buenos Aires: Emec Ed., 1973,
entrada 364.
[2] Stone, Irving, Pasiones del espritu, Buenos Aires: Emec Ed., 1983, pg. 69.
[3] Keegan, Susanne, Alma Mahler. La novia del viento, Barcelona: Paids, Col. Testimonios, 1993,
pg. 39.
[4] Margarit, Isabel, Alma Mahler, Editorial Planeta, Barcelona, Espaa, 1994, pg. 51.
[5] Schwarcz, Alfredo Jos, Y a pesar de todo..., Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano, 1995,
pg. 206.
[6] Zweig, Stefan, El mundo de ayer. Autobiografa, Editorial Claridad, Buenos Aires, 1942, pg. 44.
[7] Kokoschka, Oskar, Mi vida, Coleccin Andanzas, Tusquets Editores, Barcelona, Espaa, 1988,
pg. 76.
[8] Langer, Marie, Memoria, historia y dilogo psicoanaltico, Coleccin Alternativas, Folios
[16] Hobsbawn, Eric, Historia del siglo XX, Crtica (Grijalbo Mondadori, S.A.) Barcelona, 1996,
pg.57.
[17] Freud, Sigmund, Obras completas, Editorial Biblioteca Nueva, Madrid, 1969, Captulo XCIV,
pg. 2101.
[18] Rabossi, Eduardo, Bertrand Russell, Centro Editor de Amrica Latina, Buenos Aires, Edit. La
376.
[20] Schorske, Carl, Viena Fin de Sicle, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 1981, pg. 25.
[21] Remarque, Erich Mara, Sin novedad en el frente, Editorial Claridad, Buenos Aires, 1929, pg.
159.
[22] Droste, M., op. cit., pg. 38.
[23] Hayman, Ronald, Biografa de Brecht, Barcelona: Editorial Argos Vergara S.A., 1985, pg. 67.
[24] Grosz, Georg, An Autobiography, Nueva York: Imago/Macmillan, 1983, pg. 149.
[25] Graf, Max, Leyenda de una ciudad musical, Buenos Aires: Editorial Futuro, 1947, pg. 236.
[26] Spengler, Oswald, Pessimismus?, en Reden und Aufstze, C.H. Beck, Munich, 1951, pg. 79.
[27] Freud, Sigmund, Epistolario III, Buenos Aires: Ediciones Orbis, Hyspamrica, 1993, pg. 385.
[28] Hayman, Ronald, op. cit., pg. 10.
[29] Brecht, Bertolt, nota en Radar, suplemento de Pgina 12, Buenos Aires: Octubre de 1997, pg.
19 (tomado de la revista alemana Der Spiegel).
[30] Hayman, Ronald, op. cit., pg. 344.
[31] Kracauer, Siegfried, De Caligari a Hitler. Una historia psicolgica del cine alemn, Barcelona:
Paids, 1985, pg. 63.
[32] Rest, Jaime, El teatro del siglo XX, Buenos Aires: Centro Editor, coleccin Literatura
Contempornea, 1971, pg. 46.
[33] Citado por Tolmacheva, Galina, Creadores del Teatro Moderno, Ediciones Centurin, Buenos
Aires, 1940, pg. 145.
[34] Jessner, Leopold, Escritos, Theater der zwanziger Jahre. Hg. v. Hugo Fetting. Berln (DDR)
(Henschelverlag Kunst und Gesellschaft), 1979, S. 144, 144-145.
[35] Kracauer, Siegfried, op. cit., pg. 164.
[36] Jessner, Leopold, op. cit., pgs. 146-147.
[37] Trakl, Georg, Poesas, Editorial Crmina, Buenos Aires, 1956, pg 90.
[38] Jessner, Leopold, Escritos, Theater der zwanziger Jahre, Berln (DDR): Hg. v. Hugo Fetting.
(Henschelverlag Kunst und Gesellschaft) 1979, S. 144.
[39] Kracauer, Sigfried, De Caligari a Hitler, Barcelona: Ediciones Paids, 1985, pg. 205.
[40] Kracauer, Sigfried, op. cit., pg. 213.
[41] Hechos Mundiales, Ao 1 - N 3 - Empresa Editora Zig-Zag, S.A., Santiago de Chile, 1967, pg.
4.
[42] Claudn, Fernando, La crisis del movimiento comunista, Colombes (Francia):
Ediciones Ruedo Ibrico, 1970, pg. 128.
[43] Hayman, Ronald, Biografa de Brecht, Barcelona: Editorial Argos Vergara S.A., 1985, pg.154.
[44] Bassets, Lluis, De las ondas rojas a las radios libres, Barcelona: Ed. G. Gili, 1981, pg. 40.
[45] Rhle, Gnther, Theater fr die Republik, 2 Vols., Frankfurt: S. Fischer Verlag, 1988, pg. 1139.
[46] Hayman, Ronald, Biografa de Brecht, Barcelona: Editorial Argos Vergara S.A., 1985, pg. 234.
[47] Mann, Golo, Una juventud alemana. Memorias, Plaza & Janes Editores, S.A., Barcelona 1986,
pg. 364.
[48] Citado por La Resistencia alemana contra el Nacionalsocialismo, Editor: Departamento de
Prensa e Informacin del Gobierno Federal, Bonn, pg. 11.
[49] Freud, Sigmund, Epistolario III, Ediciones Orbis, Buenos Aires: Hyspamrica, 1993, pg. 465.
[50] Saslavsky, Luis, La trgica vida de Gustaf Grndgens, en Revista Diario La Nacin, Buenos
Aires, 3 de julio de 1983.
[51] Hayman, Ronald, op. cit., pg. 199.
[52] Rauschning, Hermann, Hitler me dijo, Buenos Aires: Ed. Hachette, 1940, pg. 82 (el autor fue el
jefe de gobierno en Danzig durante la ocupacin alemana).
[53] Thomas, Hugh, op. cit., pg. 400.
[54] Casares, Mara, Residente privilegiada, Editorial Argos Vergara, Espaa, 1981, pg. 132.
[55] Thomas, Hugh, op. cit., Vol. II, pg. 676.
[56] Mann, Thomas, Diarios 1937-1939, Barcelona: Plaza & Janes Editores S.A., 1987, pg. 128.
[57] Freud, Sigmund, Epistolario III, Buenos Aires: Ediciones Orbis, Hyspamrica, 1993, pg. 495.
[58] Mann, Thomas, Diarios 1937-1939, Barcelona: Plaza & Janes Editores S.A., 1987, pg. 197.
[59] Rabossi, Eduardo, Bertrand Russell, Buenos Aires: Centro Editor de Amrica Latina, Edit. La
118.
[61] Sudoplatov, Pavel y Anatoli, op. cit., pg. 282.