La - Economia Del Miedo
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La - Economia Del Miedo
Timothy Snyder
Tierras de sangre
Europa entre Hitler y Stalin
Tzvetan Todorov
Goya
A la sombra de las Luces
Javier Argello
La msica del mundo
De las verdades verdaderas
a las razones razonables
Fotografa de sobrecubierta:
Dorothea Lange / Getty Images
Joaqun Estefana
La economa
del miedo
Gorka Lejarcegui, El Pas
Serie Ensayo
36632
LOMO:
31 mm
Cuarta edicin
Hay poltica e ideologa, economa, nmeros y pinceladas
de sociologa, pero tambin un libro cargado de historias
El Pas
El temor ciudadano al paro contribuye a la dominacin de
los mercados
La Vanguardia
Joaqun Estefana
Prlogo
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Y estos, aprovechando la Gran Recesin, tienden a reducir los beneficios sociales, los derechos y las conquistas que
nos hicieron triplemente ciudadanos (civiles, polticos y econmicos o sociales) durante los ltimos tres cuartos de siglo.
Lo que Hannah Arendt llamaba el derecho de la gente a tener derechos. Hay un extraordinario retroceso sustentado
en la falsa alternativa entre eficacia y solidaridad. En este
sentido, la Gran Recesin tendr consecuencias telricas tan
significativas en el terreno de las ideas y de la composicin
social como la revolucin conservadora de los aos ochenta,
la cada del Muro de Berln y del socialismo real en los noventa, o los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001
en Nueva York y Washington. El que fue presidente de la
Reserva Federal, Alan Greenspan considerado por muchos
uno de los principales responsables de las burbujas que al
estallar generaron una crisis que estaba embalsada manifest hace poco tiempo que permaneca en estado de conmocin porque todo el edificio intelectual se ha hundido.
Los ciudadanos del Primer Mundo temen que sus hijos
vayan a vivir peor que ellos y se interrumpa el concepto del
progreso. Y estos ltimos, afectados por un insoportable
desasosiego, altas tasas de paro y precariedad, opinan que el
sistema que no les acoge con normalidad es fallido, corrupto, indiferente e irresponsable, y comienzan a movilizarse e
indignarse despus de una fase de silencio de las vctimas.
Las secuelas que la crisis econmica est dejando se miden
en una sociedad crecientemente empobrecida en la que el
empleo y mucho ms el empleo de calidad deviene en un
lujo, el poder adquisitivo de las clases medias se reduce, es
mucho mayor el nmero de empresas que mueren que las
que nacen, el crdito no fluye por las caeras del sistema, se
agota el impulso contra el cambio climtico que proviene de
la accin del hombre, y que hace permanente inventario
de las prdidas (econmicas pero tambin polticas) sufridas
en el ltimo lustro, cuando todava no se ve la luz al final del
tnel. Esta es la primera crisis en las ltimas ocho dcadas
en las que los ciudadanos no creen en el mito del eterno re-
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el econmico, se muestra mucho ms vigoroso que el poltico. En 1942, Schumpeter describi al capitalismo y la democracia como reidos entre s. Luego, durante una larga
etapa, convivieron y se reforzaron mutuamente. Ambos se
limitaban: el mercado, esencia del individualismo, paliaba la
influencia y las intromisiones de lo poltico en la intimidad
de la gente, lo que garantizaba una mayor adhesin a la democracia; esta, como espacio pblico, aumentaba la legitimidad del sistema mitigando la exclusin de los ciudadanos
por parte del mercado. Desde hace tres dcadas, ese equilibrio se ha roto y la deformidad se ha acentuado. Al analizar
las consecuencias de la Gran Recesin, Joseph Stiglitz ha
escrito que la crisis econmica ha hecho ms dao a los valores fundamentales de la democracia que cualquier rgimen totalitario en tiempos presentes. Si no se encuentra
pronto la capacidad de intervencin poltica que pueda resistir la detonacin de los mercados y haga compatibles los
intereses contrapuestos de la sociedad global, no podr hablarse de democracia.
Hay un fuerte factor diferencial en esta crisis, el paro: 200 millones de personas, el 6% de la poblacin activa
del planeta, pertenecen a su ejrcito de reserva. En el caso de
los jvenes, la proporcin se dobla: 80 millones de menores
de 25 aos no encuentran dnde emplearse y muchos centenares de millones ms tienen un puesto de trabajo vulnerable por las condiciones en las que lo hacen y los escasos
emolumentos que perciben. Si hay un pas que padezca en
carne viva este problema, ese es Espaa, donde no solo
el 20% de su poblacin activa permanece en desempleo,
sino en el que su desagregacin permite hablar de una crisis
no solo econmica sino social: el 40% son parados de larga
duracin y todos los meses decenas de miles de personas
dejan de cobrar el seguro de desempleo porque el Estado del
Bienestar estaba conformado para dificultades que no durasen tanto; el 46% de los menores de 25 aos estn en paro;
casi milln y medio de hogares tienen tanto al hombre como
a la mujer sin empleo; y se incrementan da a da los susten-
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tadores principales de esos hogares (los que antes se denominaban padres de familia, los que llevan el salario
principal a las casas) sin nada que hacer, lo que es sinnimo
de una tendencia creciente y rpida hacia situaciones de pobreza.
La Gran Recesin, la segunda crisis mayor del capitalismo despus de la Gran Depresin de los aos treinta del
siglo pasado, ha generado tantos problemas y deja tantas
huellas que se requerir de un gran esfuerzo y mucho tiempo para superarlos. Se ha hablado de una dcada perdida.
Se precisar de un amplio consenso de los lderes y las fuerzas polticas ms representativas para recuperar la normalidad en la estacin trmino de la crisis. Esta se encuentra en
su fase ms poltica. Un acuerdo excepcional para una situacin inslita. Este pacto habra de basarse en un objetivo comn: el bienestar de la poblacin. Un acuerdo entre
fuerzas diversas que representan a la mayora, sin sujetar su
contenido a una ideologa concreta. Una poltica de reparto
de la escasez, una austeridad compartida para recuperar
la senda del crecimiento sostenible, que es el nico modo
de generar empleo, y una poltica de reformas para adaptarse a los nuevos tiempos, que sern muy distintos a los
anteriores.
Un sistema no fracasa si no puede ayudar a sus bancos,
pagar su deuda o volver a los equilibrios macroeconmicos
(estos son objetivos intermedios); lo hace, en cambio, si no
puede asegurar el bienestar de sus ciudadanos, si los hijos de
estos no pueden vivir mejor que sus padres y se rompe la
cadena del progreso. Un sistema yerra si no confluye en el
pleno empleo, aumenta la capacidad adquisitiva de la gente,
el cuidado del medio ambiente y, sobre todo, si no respeta
las decisiones de la mayora protegiendo a las minoras. En
nombre de la eficacia se ha procedido a una distribucin
regresiva de la renta y la riqueza, se ha esquilmado a la naturaleza y unos pocos se han presentado como los nicos
capaces de comprender y aplicar las recetas ms adecuadas.
Qu falacia! Qu saqueo!
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