Kelsen y Ortega, Teoria de La Norma
Kelsen y Ortega, Teoria de La Norma
Kelsen y Ortega, Teoria de La Norma
EN LA
Esta obra pstuma de Hans Kelsen fue publicada por Kurt Ringhofer y Robert
Walter en el ao de 1979, gracias al Instituto Kelsen de Viena, ciudad donde naci
el que probablemente sea el ms clebre jurista del siglo XX. La ciudad de Viena,
capital de Austria, que fue a fines del siglo XIX y a comienzos del siglo XX, una
especie de capital cultural del mundo occidental, antes que Pars. Durante muy
pocos aos esta ciudad produjo una enorme cantidad de gente muy talentosa o
genial, como L. Wittgenstein, Sigmund Freud, Carl Jung, Karl Krauss, los msicos
de Schonberg, Berg y A. Weber, el Circulo de Viena, el Neo-Positivismo, la
escuela Terico-Jurdica de Viena (a la que perteneca Kelsen), entre muchos
otros .
Es ese contexto cultural viens la Atenas de Europa el que hay que tener
en cuenta para entender la postura de Kelsen frente al Derecho, como dice
Enrique Prez Luo, para calibrar mejor el sentido de algunos de sus puntos de
vista sustentados con anterioridad, y poseer una perspectiva global y definitiva de
la doctrina de su autor. Como esta obra de Kelsen posee un poderoso aparato
bibliogrfico, es posible seguir su huella de manera ms completa y detallada. Son
dos o tres variaciones en un proceso jurdico ideolgico que Enrique Prez
esclarece muy bien, que va del extremo racionalismo normativo, al papel de la
voluntad y del poder en el origen de la norma y del derecho entero. Dos
tendencias alemanas esenciales en la evolucin ideolgica de ese siglo y el
venidero, que va de Kant al Schopenhauer de El mundo como voluntad y
representacin
El clima brillantemente racionalista de esa Europa nocturna y decadente (con la
sola respuesta romntica del Sturm un dang) sacudida por dos guerras que
nuestro eminente y longevo jurista vivi, no pudo dejar de afectar su concepcin
jurdica formalista y normativista de su primera etapa, la de la primera edicin de
Teora Pura del Derecho. Era la hora en que el bho de Minerva alza el vuelo. Un
alto refinamiento intelectual y artstico, en el contexto del moribundo imperio
austro-hngaro.
Segn nuestro jurista espaol, la tercera parte del libro kelseniano que
comentamos, es el sector ms novedoso y unitario de la reflexin kelseniana. Se
trata de probar la inaplicabilidad de los principios de la lgica (formal) a las
normas jurdicas. Aunque no queda claro por qu Kelsen deduce de ello la
imposibilidad de una lgica especficamente jurdica. Como recuerda E.A. Prez
Luo, hablando de Alexy, ste comparte con los tericos de la argumentacin,
la idea de que la racionalidad jurdica no puede reducirse a esquemas de lgica
formal. Recordando que a la lgica formal slo le importan sus propios principios
(identidad, no contradiccin y tercio excluido) y no la objetividad o verdad de sus
proposiciones (la realidad) y tampoco el problema de valores implicados en cada
caso, sean jurdicos o no.,
En suma, la lgica formal slo se interesa por la correccin formal del
pensamiento. Si sus inferencias son conformes a los principios aristotlicos, o no,
aunque sean falsos y sin relacin con valores. Ejemplo: Todos los hombres son
inmortales; Scrates es hombre: Scrates es inmortal. Y tambin porque la
actividad jurdica no es slo de carcter formal sino tambin real y de contenido,
se atiene a los hechos, no slo no prescinde de cualquier valor, como la lgica
formal, sino que hace de los valores (jurdicos en su caso) lo esencial, aquello que
le da sentido y razn de ser a toda actividad jurdica. No son diferencias menores.
Luis Diez Picaso, el clebre civilista espaol, es tambin el ms didctico para
mostrar las diferencias entre la lgica formal y la lgica jurdica, como lo hace a
travs de el caso del oso, que es muy pertinente repetir en este punto: se
trataba de un leador que, acompaado del gigantesco y malhumorado oso que
tena como mascota, insista en entrar al vagn del tren con ella, a pesar del texto
de la norma que apareca colgada en varias paredes de la Estacin: Prohibido
subir con perros a los vagones del tren. Aplicando la lgica formal, el silogismo
sera: Premisa uno: se prohben los perros. Premisa dos: mi oso no es un perro.
Conclusin: mi oso puede entrar.
El jefe de la Estacin, para impedir semejante estropicio, aplica la lgica jurdica,
la lgica del derecho, eligiendo para tal el argumento a fortiori y el criterio
teleolgico, es decir, es decir, dos instrumentos de la interpretacin jurdica. Con
el argumento a fortiori se poda alegar que si no se permitan ni siquiera perros
pekineses o chacguallas, menos se podan permitir osos hambrientos y
malhumorados. Con el criterio teleolgico se poda alegar que el fin de esa norma
no era impedir que entren perros sino que el servicio al pasajero sea todo lo
seguro y confortable posible.
En esta obra se produce un cambio de rumbo en la obra de Kelsen, que, sin
embargo, no hace variar su concepcin jurdica positivista, pero s su concepcin