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Shila Vilker R Licenciada en Comunicacin, docente einvestigadora. Tiene a su cargo el seminario opta-
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En este editorial pueden observarse cules son los modos en que lo policial
va a ser trabajado, y debemos decir que, efectivamente, se cumple el programa. Pero vemoslo con detenimiento: el texto recubre las caractersticas de
un manifiesto: todo un programa a cumplir, lo que puede hacerse desde la
ciencia para resolver ese formidable problema que tanto aquej a diferentes
generaciones. Eso que aquej el delito es entendido como una manifestacin antisocial, de esta forma se concibe el acto criminal como un hecho
social, es un problema de la sociedad y no solo un hecho singular o aislado.
Pero esta recursividad del problema delictivo no es algo natural de lo social, sino que se trata de una patologa, un carcter enfermo que debe ser
combatido y extirpado. De esta forma, el todo social es considerado como
un organismo saludable, pero con pequeos tumores: individuos enfermos o
ambientes perniciosos. En este sentido, como sostiene Pavarini3, los criminlogos de entonces no podan no creer en el determinismo social.
Los individuos afectados del mal no son, generalmente, un producto social, sino ms bien tipos problemticos de nacimiento, es decir: criminales
Pavarini, Massimo, Control y Dominacin.
Siglo XXI editores, Mxico, 1998.
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Para algunos
de los lectores de
policiales ciertos
crmenes funcionan
como hitos.
El crimen se vuelve
un objeto de culto,
que tiende a ser
una y otra vez
rememorado.
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Lo importante es
mostrar el hecho,
empalagarse de violencia, gozar con esa
conducta
anmala que realiza
el sujeto criminal.
Si no hubiera goce, el
texto no se esforzara
por demorarse
en los detalles
ms escabrosos.
regularidad: se presentan los casos como singulares, y en tanto que tales, irracionales, porque no
son subsumibles en ninguna lgica de legibilidad,
ni comprensibles en el marco de la previsibilidad.
Para ser previsibles, deberan ser calculables, pero
como se ver se trata siempre de hechos pasionales, impulsivos que, o bien obedecen al instinto
no coaccionado, o bien obedecen al sujeto enfermo,
aberrante, un sujeto que no puede ser tildado de
humano.
Lo irracional aparece como el hilo que recorre los diferentes aspectos del
hecho policial. En este sentido, la ausencia de mviles y la falta de inters
por averiguar si los hay, es una arista constitutiva de este tipo de policial.
Es que no interesan los mviles: lo importante es mostrar el hecho, empalagarse de violencia, gozar con esa conducta anmala que realiza el sujeto
criminal. Si no hubiera goce, el texto no se esforzara por demorarse en los
detalles ms escabrosos.
Pistas, en cambio, representa en muchos aspectos un mundo racional, o
por lo menos humano, no bestial. Pretende presentarse como el lugar que
desvela lo que las instituciones ocultan: de ah el trabajo fuertemente investigativo. Construye un mundo donde unos pocos son corruptos los que estn
asociados con el poder y los ms, el sujeto universal ser-argentino, es claro
y transparente. De todas formas, ya veremos que este sujeto, asociado con la
ciudadana, involucra a los sectores medios de la poblacin: los pobres son
otra categora que no forman parte de la ciudadana y que se debaten entre
la honestidad y la precariedad de su situacin.
En cuanto al tratamiento del crimen, si bien Pistas se inscribe en el gnero policial, el aspecto que trabaja no se limita al mero hecho. El hecho es
lo que pas, lo que interesa ahora es por qu y cmo, para quin y en qu
situacin.
Pistas se distingue de manera llamativa de todas las anteriormente expuestas, aunque retome algunos recursos: ejemplificando, presentacin de
casos pasados, por lo general grandes y famosos crmenes, utilizacin del
boceto o la ilustracin para representar la escena del crimen tal como suceda en Sherlock Holmes. La distincin fundamental estriba en que, si bien
se trata de una revista exclusivamente policial, selecciona para su publicacin o bien hechos delictivos asociados a lo poltico o bien cuadros sociales,
es decir, trabaja con retratos sociales en una sociedad cambiante que se
vuelve cada vez ms violenta; trabaja, en este sentido, con el imaginario de
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Hemos descrito brevemente las dos publicaciones ms importantes que se sucedieron en los aos noventas. Ahora nos dedicaremos a establecer algunas
La violencia que el
crimen entraa
y el conocimiento
de su existencia estructuran diferentes
percepciones.
Las revistas aqu
analizadas dan
muestra de
los diferentes
itinerarios seguidos,
precisamente,
en la percepcin
de este mundo
criminal.
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la ley y la justicia, que nunca son cuestionadas en s mismas, sino en su aplicacin corrupta. As, Pistas se presenta como una publicacin que realiza
un doble movimiento: por un lado estaba preocupada por el devenir de las
instituciones democrticas (tal es el caso de toda la reflexin en torno a la
posibilidad de un cambio en el Cdigo Penal, o el nuevo accionar de la polica
a partir del Cdigo de Convivencia y la derogacin de los Edictos); pero por el
otro, se comportaba y asuma para s el lugar sustituto de esas instituciones,
de lo que no lograban hacer. Puede citarse una nota, Hgalo Ud. mismo, en
la que se ofrecen recomendaciones para que vivan ms seguros los propietarios. En este estado de cosas, la pregunta pertinente sera: qu pasa si la
justicia se vuelve eficiente?, qu mejor investigacin que la de la justicia?,
no se tornara aburrida la informacin cuando se nos muestra todo de manera transparente? No habra posibilidad ya de jugar con la sospecha, de
desentraar lo que ya aparece descubierto. En un estado de cosas semejante
solo le queda al policial mostrar el hecho crudo y, como bien sabemos, esto
es imposible.
Pistas trabajar sobre todo en base a la investigacin periodstica que
despliega una serie de dispositivos formales propios del informe judicial: entrevistas, careos, denuncias, reuniones, reproduccin de documentos, confrontacin de testimonios y pedidos de aclaraciones. En esa serie hay que
ver un reclamo de justicia y, aun, la imposicin de una cierta concepcin
de la justicia. Evidentemente, es notable la presencia del reclamo por un
mejor funcionamiento de diversas instituciones. Pero el movimiento es paradojal: por un lado existe el reclamo, lo que presupone que estas instituciones
siguen siendo legitimadas, pero por el otro, como dijimos, hay una cierta
usurpacin de roles. As, el medio oscilaba, en una situacin ambigua, entre
el reclamo y el descrdito. Por supuesto que el descrdito nunca lleg a ser
radical, pues esto supondra desconfiar de la institucin democrtica toda;
recelo imposible, cuando el fondo poltico de tales reclamos no deja de estar
encuadrado dentro del juego democrtico.
Lo que har Pistas es dar por sentado esa criminalidad no ya como hecho
singular, sino como un problema social, de ah que lo que se vuelve importante no es describir la singularidad del mundo del delito sino plantear la
cuestin desde el que ve afectada su propiedad. Puede afirmarse, en fin, que
es desde un rgimen de signos significante a partir de donde esta publicacin
encara aquello que pone en cuestin el marco de legalidad. En cambio, las
publicaciones ms amarillistas trabajan con un rgimen pasional, es decir,
con una relacin con el afuera que se expresa ms bien como emocin que
como idea8, con un signo tensor9 ms que con un signo significante. Pero no
Deleuze, Gilles; Guattari, Felix: Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Pre-textos, Valencia, 1997.
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Lyotard, Jean-Franois: Economa libidinal, Fondo de cultura econmica, Buenos
Aires, 1990.
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se crea que por este cambio se han abandonado radicalmente los componentes que solemos llamar amarillistas. En su lugar, es posible pensar un sensacionalismo de otra ndole, ms acorde al nuevo producto, Pistas. Pues bien,
cuando los nombres son resaltados en negritas, nos encontramos con una
modalidad novedosa de amarillismo. Esto permite pasar una rpida ojeada
a la pgina y enterarse de los involucrados, que son, en muchas oportunidades, personajes pblicos. En este sentido no debemos olvidarnos que aqu ya
no se trabaja con una criminalidad cuyos actores son ignotos.
Este cambio en la forma de percibir el delito no es ajeno a ciertos cambios
poltico-sociales. De esta forma, coincidimos parcialmente con Ernst Mandel,
quien afirma que La evolucin de la literatura policaca refleja la historia
misma del crimen10. El autor establece, as, una relacin determinista entre
los senderos seguidos por las publicaciones masivas y las formas de violencia especficas de cada momento. Esta forma de pensar a los medios como
un reflejo le lleva a explicar, en los siguientes trminos, la aparicin de las
publicaciones masivas de corte sensacionalista: La etapa de madurez del
crimen organizado trajo consigo mal agero para la literatura policaca de
saln [] esta conciencia masiva sali a la superficie por primera vez en las
famosas revistas sensacionalistas, cuyo auge fue ms o menos simultneo
al del crimen organizado.
Preferiramos establecer ciertos reparos a la hora de establecer una continuidad semejante. Si tal vez este anlisis es pertinente para el caso all
tratado, nosotros pretendemos preguntarnos por qu se da tal elaboracin
y no otra cualquiera. Por qu en un momento especfico es posible una determinada construccin discursiva construccin que no es meramente un
reflejo a partir de un tipo de criminalidad que s puede pensarse como un
dato objetivo y al que puede trazrsele un recorrido histrico.
Creemos, en cambio, que es posible demarcar el recorrido no solo de las
formas que asume la criminalidad en diferentes momentos sino las diversas
formas especficas que adoptan las conceptualizaciones y el tipo de emotividad que se pone en juego alrededor del mundo criminal que por supuesto
no es ajeno al primer recorrido mentado: luego de Cabezas, quin puede
rerse de un cadver?
El auge de Esto!, con una tirada de 80.000 ejemplares que se agot en su
primera edicin, durante el proceso de transicin democrtica, es la expresin de una violencia catica, desorganizada. Y no es casual que surja tras
el fin de una forma de violencia muy diferente: vertical, organizada desde el
Estado. Pero ms tarde, una vez afianzada la democracia, la violencia tiende
a ser tematizada a travs de las instituciones del Estado de derecho. Si bien
Mandel, Ernst, Sociologa de la novela
negra, en: Link, Daniel (comp.), El juego
de los cautos, La Marca, Buenos Aires,
1992.
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El crimen de Cabezas
implic un fuerte
quiebre en lo social
y sobre todo
en lo que hace a la
forma de pensar
el crimen.
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Foucault, Michel: La vida de los hombres infames, Altamira, La Plata, 1996.
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