El interés por los fenómenos musicales y sus implicaciones acústicas (físicas) y estéticas (filosóficas), en el desarrollo del pensamiento occidental, no es reciente. Surgió, cuando menos, desde la Grecia antigua (con Pitágoras y Aristoxeno entre otros) y siguió un curso paralelo al desarrollo de otras ciencias y disciplinas. Los primeros frutos del pensamiento occidental en torno a la música se dieron a la sombra de la filosofía y la física antiguas.
El interés por los fenómenos musicales y sus implicaciones acústicas (físicas) y estéticas (filosóficas), en el desarrollo del pensamiento occidental, no es reciente. Surgió, cuando menos, desde la Grecia antigua (con Pitágoras y Aristoxeno entre otros) y siguió un curso paralelo al desarrollo de otras ciencias y disciplinas. Los primeros frutos del pensamiento occidental en torno a la música se dieron a la sombra de la filosofía y la física antiguas.
El interés por los fenómenos musicales y sus implicaciones acústicas (físicas) y estéticas (filosóficas), en el desarrollo del pensamiento occidental, no es reciente. Surgió, cuando menos, desde la Grecia antigua (con Pitágoras y Aristoxeno entre otros) y siguió un curso paralelo al desarrollo de otras ciencias y disciplinas. Los primeros frutos del pensamiento occidental en torno a la música se dieron a la sombra de la filosofía y la física antiguas.
El interés por los fenómenos musicales y sus implicaciones acústicas (físicas) y estéticas (filosóficas), en el desarrollo del pensamiento occidental, no es reciente. Surgió, cuando menos, desde la Grecia antigua (con Pitágoras y Aristoxeno entre otros) y siguió un curso paralelo al desarrollo de otras ciencias y disciplinas. Los primeros frutos del pensamiento occidental en torno a la música se dieron a la sombra de la filosofía y la física antiguas.
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Historia de la musicologa en Mxico 1 OCTUBRE, 1980
Jos Antonio Robles Cahero ( )
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Jos Antonio Robles Cahero. Pasante de la carrera de historia; investigador del
Centro Nacional de Informacin. Documentacin e Informacin Musical Carlos Chvez. El inters por los fenmenos musicales y sus implicaciones acsticas (fsicas) y estticas (filosficas), en el desarrollo del pensamiento occidental, no es reciente. Surgi, cuando menos, desde la Grecia antigua (con Pitgoras y Aristoxeno entre otros) y sigui un curso paralelo al desarrollo de otras ciencias y disciplinas. Los primeros frutos del pensamiento occidental en torno a la msica se dieron a la sombra de la filosofa y la fsica antiguas. Dejando aparte a los tericos y filsofos griegos que dieron cuenta de la msica en sus obras, a partir de la Edad Media tenemos tratados como los de Johannes de Grocheo (1300), Hyeronimus de Moravia (1260), Jacobo de Lieja (siglo XIV), etc.; obras renacentistas como las de Ramos de Pareja (1482), Glareanus (1547), Salinas (1577), Vicenzo Galilei (1586), etc., y aqullas de la poca barroca en el siglo XVII (Kircher, Mersenna, etc.) y en el XVIII (Bonnet, Marpurg, Martini, Hawkins, Rousseau, Forkel, etc.). Para el siglo XIX ya se haba escrito un volumen considerable de pginas sobre teora y prctica de la msica, de manera que poda pensarse en algo como una ciencia de la msica, nutrida desde muchas otras ramas del saber acumulado hasta ese momento. EL ASCENSO MUSICOLGICO
Ms cercano a nosotros, el notable musiclogo austriaco Guido Adler (1855-1941)
propuso una sistematizacin de los estudios musicolgicos en dos amplias ramas: la musicologa histrica y la musicologa sistemtica. Esta divisin fue necesaria en un cierto momento del desarrollo histrico de la musicologa, puesto que en el largo proceso que parta de los tratadistas medievales, pasando por los renacentistas y barrocos, hasta el siglo XIX, se haba acumulado toda una extensa gama de problemas, disciplinas y mtodos adyacentes que perfilaban el contorno de la musicologa, pero tambin ocasionaban confusin en medio de tal maraa de conocimientos diversos y metodologas. Este saber lentamente acumulado y los diversos intereses musicolgicos intentaban dar cuenta de materias tales como el estudio de las diferentes praxis musicales, la teora y la historia general de la msica, las diversas notaciones musicales, el estudio de los instrumentos y sus caractersticas acsticas, la esttica y la crtica musicales, el estudio de las msicas exticas y primitivas, la biografa, la bibliografa, la acstica, la psicologa y la fisiologa del sonido, materias todas que han ido delimitando los campos del estudio musicolgico, a travs del ejercicio del oficio de investigador de la msica, hoy llamado musiclogo, y que actualmente forman parte de su corpus terico y metodolgico. De todas estas materias que nutren el acervo del musiclogo contemporneo, la llamada musicologa histrica ha formado su campo contemplando a la historia de la msica como su elemento central, organizado segn las categoras espaciotemporales (por continentes, pases, regiones, ciudades y por pocas, perodos largos y cortos, aos, etc.), y los criterios sobre estilos, escuelas y autores. Adems, la organologa -el estudio minucioso y ordenado de los instrumentos musicales-, la paleografa musical, el estudio y anlisis sistemtico de las diversas formas musicales de la historia, etc., son otras de las reas que integran el campo de la musicologa histrica. A su vez, la musicologa sistemtica busca un ordenamiento de la teora musical, considerando las teoras e hiptesis aplicadas (y aplicables) a los distintos
elementos de la msica. Por ejemplo, en lo que se refiere a las llamadas leyes o
preceptivas de la armona, el ritmo y la meloda; o con respecto a la esttica, la fisiologa y psicologa del sonido (el oyente); o en relacin con la pedagoga musical (mtodos de enseanza de las disciplinas tericas y prcticas de la msica); o en lo que concierne a la antes llamada musicologa comparada o estudio del folclore y la etnologa. La actual etnomusicologa es la disciplina que ha emprendido la difcil tarea de estudiar la msica antes llamada primitiva desde los contextos culturales de las diferentes etnias y comunidades rurales contemporneas. La metodologa de la musicologa no es ajena a la de las ciencias sociales y disciplinas histricas. Se ha constituido con la misma intencin que stas, distinguiendo entre trabajo emprico y terico (de campo y de gabinete), a partir del modelo hipottico-deductivo que funciona en base a hiptesis, teoras y leyes cientficas, y sobre todo, del delicado trabajo hermenutico que realiza cualquier ciencia social en la fase final del proceso cientfico. As, es obvio que el conocimiento de archivos, bibliotecas y los mtodos de investigacin documental se dan por supuesto en la formacin del musiclogo, que tiene que acceder a archivos tan poco convencionales y organizados como lo son los musicales, sin catalogaciones, ficheros especiales o ndices que hagan ms fcil la investigacin. Asimismo, el musiclogo tiene que manejar muchas disciplinas auxiliares: historia general, cronologa, diplomtica, paleografa y paleografa musical, literatura, filologa, lingstica y semiologa, etc., amn de una slida formacin musical que incluye toda la gama de materias tericas y prcticas sobre la msica. Como pueden observarse, las materias y el aparato conceptual que hoy integran esta joven disciplina es muy extenso, diverso y difcil de poseer por un solo investigador. En la prctica, cada musiclogo escoge y define sus campos de estudio y materias de inters, eligiendo sus temas espacio-temporales. LAS INVESTIGACIONES MUSICOLGICAS EN MXICO
La musicologa mexicana, que frecuentemente merece con ms justicia el nombre
de musicografa, ha ofrecido logros escasos y dispersos a lo largo del siglo XX. Consiste en los libros y artculos publicados desde principios de siglo, que han abarcado diferentes temticas y amplios perodos que comprenden desde la msica prehispnica hasta el nacionalismo, pasando por las peculiaridades de nuestra msica folklrica y popular. En el cuadro adjunto puede verse una seleccin de las publicaciones relativas a la historia general de la msica en Mxico. Aunque esta lista no es exhaustiva, los once libros seleccionados pueden ser considerados como bsicos y representativos de nuestra historiografa musical. Una simple ojeada a las fechas de publicacin indica que a partir de la primera dcada de ese siglo se ha publicado en promedio una investigacin por dcada, con ciertas excepciones: 3 en los aos treinta y 4 en los setenta. En conjunto, estas obras han trazado la configuracin histrica, que tenemos de nuestro pasado musical, estemos o no de acuerdo con sus interpretaciones. En general, todas ellas se complementan y continan. aunque algunas se refutan o se centran en la discusin de algn tema en particular. Dentro de sus aciertos habra que mencionar la utilizacin de ciertas fuentes documentales poco exploradas, el rescate de materiales originales, citas de manuscritos inditos o la transcripcin de ciertas obras de autores desconocidos o ignorados hasta sus publicacin. El comn denominador de la mayora de estas historias es el estilo tan personal y peculiar en que estn escritas, frecuentemente acompaado de poco rigor metodolgico e histrico. Aunque a la gran mayora de estos autores no les preocupaba demasiado respetar ciertas reglas elementales en el manejo de las citas de documentos histricos, el ejemplo de mnimo rigor lo presenta el libro de Cabello Moreno, que evidentemente palidece ante los otros diez. Finalmente, dentro de esta trayectoria bibliogrfica, hay dos casos importantes: el de Jess C. Romero y el de Vicente T. Mendoza. El Dr. Romero, sin haber sido msico o musiclogo profesional, realiz una importante labor de investigacin
musical. Historiador de profesin, con una gran experiencia intelectual y ferviente
nacionalista, el Dr. Romero empez a publicar por los aos veinte. De su extenso e importante catlogo (en buena parte indito) basta decir que contribuy a esclarecer varios temas de nuestra historia musical a travs de sus largos artculos, desde la historia del Conservatorio hasta su extenso trabajo sobre la obra y la biografa de muchos msicos mexicanos que l rescat del olvido. Recordemos, slo como ejemplo, su Jos Mariano Elzaga (Mxico, Ediciones del Palacio de Bellas Artes. 1934, 170 pp.), o su indita Bibliografa musical mexicana de los siglos XIX y XX (en ms)., en espera de una justa y necesaria publicacin por ser trabajo indispensable para el estudio del mal conocido siglo XIX musical mexicano. El infatigable y prolfico folclorlogo Vicente T. Mendoza merece, junto con el Dr. Romero, un profundo estudio aparte que destaque su relevancia como estudioso de nuestra msica popular. A travs de las miles y miles de pginas de sus muchos y gruesos libros y extensos artculos publicados, nos leg una herencia admirable, en espera tambin de reconsideracin. Su obra estuvo determinada muy principalmente por el rescate y recopilacin y anlisis literario y musical. Es posible afirmar que, de no haber sido por su titnica labor, muchas formas musicales, canciones y temas populares de nuestro folclore no seran ahora accesibles para las generaciones actuales y venideras. PUBLICACIONES PERIDICAS Sera una omisin irreparable no mencionar, aunque sea de pasada, la determinante labor de difusin de las revistas musicales que han contribuido al mejor conocimiento de la msica mexicana. En el desarrollo de stas, pueden distinguirse dos etapas, una primera que cubre un perodo aproximado que va de 1920 a 1950, y la segunda, que parte de la dcada 1950-1960 hasta nuestros das. Los ms destacados del primer periodo fueron Correo Musical, Msica (dirigida por Carlos Chvez), Cultura Musical (Manuel M. Ponce), Orientacin Musical (Estanislao Meja), Schola Cantorum (Miguel Bernal Jimnez), Revista Musical Mexicana (Jernimo Baqueiro Foster) y Nuestra Msica (Rodolfo Halffter).
La vida de estos primero rganos de difusin de las investigaciones musicolgicas
mexicanas fue de 3 a 6 aos. Como puede observarse, casi todos sus directores fueron compositores y msicos famosos de nuestro periodo nacionalista; a falta de musiclogos profesionales, ellos ejercieron dignamente la investigacin musical y la promovieron a todos los niveles, dando entrada en sus revistas a artculos sobre los temas ms diversos de la investigacin (pedagoga musical, folclore, msica virreinal, contempornea, etc.), y a los autores nacionales y extranjeros ms serios de entonces. Visto desde una perspectiva ms amplia, este primer periodo, pese a lagunas y errores inevitables del momento, fue ms fructfero y efervescente del que corre a partir de los sesentas; a partir de esta dcada, la situacin cambia notablemente. Los primeros impulsores de revistas musicales especializadas han envejecido, y con ellos, su energa y su entusiasmo por la difcil labor de organizar y hacer perdurar una revista. No hay quien contine con esta labor primera. Tampoco hay presupuestos y la falta de apoyos econmicos no permiten la existencia de investigadores. Tampoco hay investigaciones y, consecuentemente, las revistas no hacen acto de presencia. Dos excepciones interrumpen este silencio: la primera, muy efmera, es la revista Talea, cuyos tres nicos nmeros publicados en dos volmenes edit la UNAM a mediados de los setentas. La segunda, mucho ms duradera y constante en su labor, es la revista Heterofona, cuya relevante y asidua tarea de difusin dirige ininterrumpidamente desde 1968 la Mtra. Esperanza Pulido. A travs de las pginas de esta revista han publicado artculos estudiantes, maestros, msicos y musiclogos profesionales de la talla de Lemmon, Kurt Lange y Stevenson, lo cual habla elocuentemente de su apertura, promocin y seriedad. No dudamos en afirmar que Heterofona es, con mucho, una de las revistas musicales ms prestigiadas y longevas (12 aos sin interrupcin) de nuestra historia, sostenida por la incansable y asidua labor de su ya clebre directora. El caso contrario, que no queremos pasar por alto, es la reciente aparicin de la revista titulada abusiva y engaosamente Musicologa, cuyos 3 nicos nmeros
aparecidos son un insulto a la investigacin musical mexicana. Sera caso de otro
artculo hablar de la larga serie de errores, disparates e inexactitudes histricas que promueve a travs de sus superficiales artculos, que la mayora de las veces ni siquiera son firmados por un responsable. Como es sabido, han aparecido muchos otros artculos y ensayos sobre temas musicales en revistas no especializadas y suplementos culturales de peridico en los ltimos aos. Evaluar estos trabajos merece una consideracin aparte que no emprenderemos aqu. Para aclarar este panorama de las publicaciones sobre la msica mexicana seria necesario situarlas dentro de las corrientes ideolgicas o historiogrficas que las engloban y situarlas tambin dentro de su desarrollo cronolgico. Pero este es un tema que se emprender en ensayos posteriores.
Principales obras sobre la historia de la msica en Mxico.
Alba Herrera y Ogazn. El arte musical en Mxico, Mxico, Departamento Editorial de la Direccin General de Bellas Artes, 1917. Miguel Galindo. Historia de la msica mexicana, tomo 1, Colima, Tipografa de El Dragn, 1932. Gabriel Saldvar. Historia de la msica en Mxico (Epocas precortesiana y colonial), Mxico, S.E.P., Publicaciones del Depto. de Bellas Artes, 1934. Miguel Bernal Jimnez. El archivo musical del Colegio de Santa Rosa de Santa Mara de Valladolid (siglo XVIII), Morelia Colonial, Morelia, Sociedad Amigos de la Msica, 1939. Otto Mayer-Serra. Panorama de la msica mexicana desde la Independencia hasta la actualidad, Mxico, El Colegio de Mxico, 1941. Jess Bal y Gay. Tesoro de la msica polifnica en Mxico, 1. Cdice del Convento del Carmen, Mxico, Departamento de Msica, I.N.B.A. 1952.
Gernimo Baqueiro Foster. Historia de la Msica en Mxico, III. La msica en el
periodo independiente, tomo 1, Mxico, S.E.P./I.N.B.A., 1964. Francisco Antnez. La capilla de msica de la Catedral de Durango (Mxico, siglos XVII y XVIII), Aguascalientes, impreso por el autor, 1970. Pablo Castellanos. Horizontes de la msica precortesiana, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1970. Jess Estrada. Msica, y msicos de la poca virreinal, Mxico, S.E.P., 1973 (Sep Setentas. 95). Antonio Cabello Moreno. Panorama musical de la Ciudad de Mxico, Mxico, Talleres Grficos de la Nacin, D.F., 1975