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y formacin profesional
El autor propone, a lo largo del texto, investigar la propuesta relativa a la necesidad de dejar de lado la idea de
que las actividades humanas el trabajo, en particular
pueden examinarse a partir de la divisin entre teora y
prctica. A travs de sus ideas, que han sido publicadas
como artculos en revistas de educacin, en documentos
preparatorios de presentaciones en congresos y en textos
escritos para la formacin de docentes, plantean el abandono del par teora y prctica como marco explicativo para
los contenidos de aprendizaje en la formacin profesional,
y sugiere poner la atencin en el hacer-saber, para la accin como manifestacin de saber.
Foto Shutterstock
Esta publicacin le permitir adentrarse en los apasionantes campos de la pedagoga y la didctica de la formacin profesional. Su lectura pretende provocar una serie
de cuestionamiento a los formatos en que suele derivar
el diseo de acciones formativas y el tipo y secuencia de
actividades didcticas que se plantean en los espacios formativos.
Pensar la formacin
PENSAR LA FORMACIN
PENSAR LA FORMACIN
Trabajo, conocimiento
y formacin profesional
ndice
Presentacin.............................................................................................................................. 5
Captulo 1
El saber en la accin................................................................................................ 9
Educacin literaria vs educacin laboral............................................................................ 11
El buey de la maestra...................................................................................................... 13
Saln de belleza y comunidades de prctica.................................................................... 15
Texto Complementario........................................................................................................ 21
El retorno del aprendiz........................................................................................................ 22
Captulo 2
Los peluqueros................................................................................................................... 97
Clases demostrativas ......................................................................................................... 98
La Tcnica Viva en el saln de belleza............................................................................... 100
El error de la teora en la prctica....................................................................................... 103
Captulo 6
Presentacin
Jarbas Novelino Barato vuelve en esta obra a algunas de las preocupaciones
centrales que aparecan ya en su publicacin previa Formacin Profesional: Saberes
del ocio o saberes del trabajo? (Cinterfor, 2005). Estas se encuentran centradas en
los apasionantes campos de la pedagoga y la didctica de la formacin profesional.
A pesar del talante amable, casi afectuoso de la prosa del autor, su lectura acaba
provocando en el lector, prrafo a prrafo, una sensacin de cuestionamiento a los
formatos en que suele derivar el diseo de acciones formativas y el tipo y secuencia
de actividades didcticas que se plantean en los espacios formativos.
Tal sensacin puede provenir de fuentes diversas, segn la experiencia particular
de cada cual. Quizs se deba a que si bien ya se ha escrito y hablado mucho
acerca de la dilucin de la divisin entre concepcin y ejecucin que caracterizaron
buena parte de la produccin industrial masiva y en serie, el par teora-prctica ha
demostrado ser bastante resistente, al menos en buena parte de nuestros mbitos
educativos y aun de formacin para el trabajo. O tal vez de percatarse que buena
parte de lo que se explica respecto del valor epistemolgico del hacer, no es algo en
definitiva nuevo, sino que se vincula a las formas prcticas ancestrales mediante
las cuales los seres humanos hemos desarrollado nuestro conocimiento del mundo
y lo hemos transformado. En tal enfoque la teora es, antes que una etapa previa al
hacer, una formalizacin sistemtica posterior de conocimiento desarrollado en el
hacer o posibilitado por este.
La naturaleza del saber del trabajo ha merecido poca atencin de los educadores,
afirma el autor. Antes bien, estos tienden a desarrollar cierto encantamiento con
los conocimientos cientficos y a dejar a un lado el saber-hacer de las tcnicas
caractersticas de saberes productivos que resultan en obras. De esto se derivara
la persistencia de ciertos pares, como Teora-prctica, o concepcin-ejecucin y,
lo que es ms relevante, la atribucin de mayor valor al primer componente. O, lo
que es igual, la subordinacin del saber cmo al saber qu, la prctica como
mera ejecucin sin valor epistemolgico propio. El hacer como mero gesto imitativo
desprovisto de inteligencia.
Sera un error considerar que estas reflexiones slo interesan en mbitos abocados
a discutir sutilezas epistemolgicas. Por el contrario, asumir primero la existencia de
tales pares y, segundo, adoptar acrticamente la subordinacin de un trmino al otro,
tiene consecuencias directas sobre la planificacin, diseo, ejecucin y evaluacin
de acciones formativas. Y la cadena de efectos parece continuar, de acuerdo
a la evidencia disponible y en la rica y vivencialmente expuesta en este trabajo,
impactando tanto sobre la calidad de los aprendizajes como sobre la motivacin de
los participantes.
Adicionalmente, el autor aporta elementos para cuestionar no ya los formatos
ms tradicionales, escolarizados y literarios (o contenidistas), sino incluso
para perfeccionar aquellas experiencias que parten del enfoque del desempeo
efectivamente demostrado como principio ordenador de las actividades de
OIT/Cinterfor
Captulo 1
El saber en la accin
Captulo 1
El saber en la accin
Histricamente, gran parte de los saberes del trabajo surgi y se desarroll fuera
de los sistemas educativos tradicionales (literarios). En el caso del trabajo no se
crearon instituciones dedicadas exclusivamente a la enseanza. El aprendizaje de
las profesiones siempre se produjo en asociacin con la produccin. Jane Lave y
Etienne Wenger (1991) lo demuestran en un informe de investigacin sobre formacin
de sastres en frica, donde los aprendices, desde el primer da, realizan tareas
que colaboran para producir alguna pieza de ropa (una obra). Contrariamente a la
creencia generalizada, el cumplimiento de las tareas no se produce por imitacin,
sino mediante la participacin en la produccin. Tal vez los aprendices hagan algunas
pruebas, produciendo simulacros de obras autnticas esa hiptesis se basa en
observaciones sobre la fabricacin de herramientas de piedra en pocas antiguas
(Mithen, 2003) a partir de hallazgos de ensayos de obras en un espacio apartado
de la ubicacin donde el maestro ejecutaba su oficio. La aparente imitacin de lo
que hace el maestro no es un molde fisiolgico del hacer, y necesita ser entendida a
partir de los procesos sociales y psicolgicos de elaboracin de saberes. De hecho,
los aprendices deben reinventar la tcnica en sus ensayos, construyendo saberes
personales a travs de la accin. En este caso, hay un intercambio entre hacer y
comprender que va estructurando el conocimiento en la medida en que el trabajador
o aprendiz realiza actividades tpicas de un trabajo. Estoy hablando de un saber que
es accin.
En uno de mis estudios (Barato, 2003), propongo una visin interactiva del saber,
mostrando que existe un continuo intercambio entre tres dimensiones: conocimiento,
desempeo e informacin. Lo ms interesante que debo resaltar aqu es el
intercambio entre conocimiento y desempeo. Nuestro saber guarda relacin con
el ambiente (social, histrico, fsico) en que vivimos. Tiene una dimensin ejecutiva
(desempeo) que confirma o niega la hiptesis que construimos. Y el desempeo
renueva continuamente el conocimiento. Sin desempeo, el conocimiento pierde
sentido.
Debo seguir insistiendo en la crtica de que el hacer se aprende por imitacin.
La idea de que en el hacer los aprendices imitan mecnicamente los gestos de un
maestro, rinde tributo al anlisis que no sobrepasa los lmites de desempeos que
sean observables. Sin embargo, hay otros factores que sugieren que el aprender del
trabajo y en el trabajo es un acto de imitacin. El principal de ellos es la creencia
de que la tcnica no es un conocimiento con estatus epistemolgico propio, sino
solamente un hbito que resulta del modelo de gestos necesarios para la ejecucin
de los quehaceres del trabajo. Ese es el sentido que comnmente se le da a las
habilidades tpicas de una ocupacin u oficio. Cuando se habla de imitacin en ese
caso, se presume que el trabajo en sus dimensiones ejecutivas carece de inteligencia.
Muchas veces oigo decir a educadores que el hacer es una mera habilidad. El
calificativo mera sugiere que la habilidad requiere algo noble, que pueda darle
sentido. Ese algo es el conocimiento. De esta manera, se presupone que habilidad
no es conocimiento. Esa manera de ver el saber del trabajo ignora la historia y los
procesos psicolgicos desencadenados para que el aprendizaje del hacer pueda
surgir. Ignora el entramado continuo entre desempeo y conocimiento.
10
Captulo 1
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Captulo 1
El filsofo Mark Johnson (2007) nos ofrece una definicin de esttica que puede
ser til para la lectura de los comentarios de Jerome Bruner. Para Johnson, la esttica
no es solamente una rama de bellas artes. Para l, esttica es la profunda relacin que
se establece entre el sujeto y el mundo en la experiencia del da a da. Experimentamos
el mundo en relacin con las cosas que nos rodean. Sentimos en nuestro cuerpo las
dimensiones del mundo que nos afectan en cada situacin vivencial. Ese sentir es la
raz de los significados que atribuimos a lo que experimentamos.
En estos comentarios iniciales estoy avanzando, cada vez ms, hacia territorios
de abstraccin que pueden crear obstculos para mantener un intercambio tranquilo
en relacin a los saberes del hacer en la formacin profesional. Para evitar esto, creo
apropiado relatar un caso concreto que muestra los peligros de la escolarizacin de
la enseanza profesional. A esos efectos, recurro a una vieja ancdota de la poca
en que empec a trabajar en el mbito de la formacin de trabajadores.
El buey de la maestra
He odo, a mediados de los aos 70, una historia interesante. Quien la cont
fue la Profesora Esmeralda Sabbag, supervisora del antiguo servicio de educacin
industrial del Estado de So Paulo.
Con la implementacin de la profesionalizacin obligatoria (Ley 5692, de 1971) se
unificaron las carreras administrativas y docentes. Por esta razn, algunos directores
de las antiguas instituciones paulistas (escuelas de educacin comn o literaria)
pudieron asumir la gestin de las escuelas industriales y agrcolas tradicionales. En
uno de esos casos, la direccin de una gran escuela agrcola estuvo a cargo de una
maestra cuya experiencia previa en gestin haba sido en escuelas de enseanza
bsica. Al recorrer las instalaciones de la escuela (situada en una granja), la nueva
directora vio un buey magnfico. Entusiasmada con sus nuevas obligaciones, orden
que se sacrificase al animal para proveer la carne a fin de conmemorar su asuncin
del cargo. Ella ignoraba que aquel magnfico ejemplar era un toro importado, de pura
raza holandesa, fuente de material gentico para experimentos en aquella y en otras
escuelas de la red de enseanza tcnica del Estado de So Paulo. Ya no recuerdo
cual fue el final de la historia. No s si el animal fue sacrificado o si alguien tuvo el
coraje suficiente para alertar a la nueva directora de la equivocacin que estaba
cometiendo.
La ancdota de esta directora muestra que las personas no familiarizadas con
determinados oficios en este caso actividades pecuarias no poseen la suficiente
sensibilidad para entender la importancia de los insumos necesarios para la
produccin. Esto se evidencia, por ejemplo, en la falta de cuidados con materiales,
equipos y herramientas por parte de educadores que no forman parte del sector.
Para un lego, las tijeras mal afiladas en un saln de belleza no constituyen un gran
problema. Para un profesional, las mismas tijeras sin filo significan falta de compromiso
13
con el trabajo. Desde un principio, los aprendices del oficio asimilarn que el cuidado
con las herramientas define el profesionalismo. Ese aspecto actitudinal forma parte
integral del conocimiento en el trabajo. No constituye el objeto de una disciplina
aislada y abstracta como tica profesional, pero si una parte integrante de la
accin. Se aprende, de manera efectiva, en y por la accin. Las escuelas de tradicin
literaria tienden a convertir dichos contenidos en un conjunto de declaraciones que
se imparten en el saln de clase. En una escuela enraizada en la tradicin del saber
del trabajo, estos contenidos se aprenden en talleres, siempre asociados a una obra.
El relato de Esmeralda Sabbag parece un invento, pero no lo es. Muchos de los
que asumieron como administradores en las antiguas escuelas industriales y agrcolas
no posean sensibilidad con los aspectos vinculados a las tecnologas propias de los
saberes del trabajo. Despus de algunos aos de gestin equivocada, las noventa
y cuatro escuelas industriales y agrcolas del Estado de So Paulo se transformaron
en pura chatarra (visit algunas de esas escuelas en los aos 80; presentaban un
estado deplorable). La culpa del desastre no debe atribuirse solo a directores con el
mismo perfil de la educadora cuya historia fue contada por Esmeralda. Muchos otros
factores contribuyeron para la destruccin de una experiencia educativa respetable.
Sin embargo, el anlisis de lo que sucedi no es el objeto de este captulo ni de esta
obra. Solamente registro esta ancdota ejemplar de un buey de raza que corri el
riesgo de transformarse en asado, para enfatizar los peligros de la escolarizacin de
la formacin profesional.
Con este primer caso, deseo asentar una situacin que puede transformarse en
desastre. Tal situacin ocurre cuando los educadores que no estn familiarizados con
la formacin de trabajadores asumen la tarea de planificar la formacin profesional.
A menudo, esos educadores acaban utilizando exclusivamente referencias de la
tradicin de la escuela literaria para organizar procesos de enseanza-aprendizaje.
Para esos educadores, los talleres y produccin de obras son aspectos marginales
en la educacin, simples complementos que pueden ser obviados sin grandes
perjuicios.
Cabe destacar que la falta de cuidado en las condiciones favorables para el
desarrollo de habilidades o de conocimiento tcnico, no es nueva en la educacin
brasilea. En sus primeras dcadas de funcionamiento, el Liceo de Artes y Oficios
de Rio de Janeiro no tena laboratorios ni talleres. Toda la formacin profesional que
llevaba a cabo era, con el perdn de la palabra, terica. Parece que los benemritos
responsables del Liceo, casi todos profesionales, no tenan aprecio por el trabajo
manual. La formacin profesional implementada en ese lugar no tena como principal
objetivo la capacitacin para el trabajo, sino que se centr en el disciplinamiento de
las capas ms pobres de la poblacin. Carmen Sylvia Vidigal Moraes (2003) en A
Socializao da Fora de Trabajo: Instruo Popular e Qualificao Profesional no
Estado de So Paulo 1873-1934 realiz un interesante estudio sobre esa accin de
disciplinamiento de las instituciones de formacin profesional.
Qu leccin podemos sacar de esto? Algo aparentemente simple. Los
educadores formados de acuerdo con las tradiciones literarias necesitan considerar
14
Captulo 1
cules son los saberes del trabajo que pasaron a formar parte de los currculos de
las escuelas en las que actan. Como dije, aparentemente es simple. Sin embargo,
los saberes del trabajo acostumbran a ser invisibles para las personas que no estn
dispuestas a mirar con simpata el conocimiento en accin de los trabajadores.
Volveremos sobre este asunto ms adelante.
15
16
Captulo 1
17
profesor David Merrill (1983) acostumbra llamar a este segundo saber conocimiento
productivo. Ryle muestra con variados ejemplos, que el know how no surge del know
what. Este ltimo tiene estatus epistemolgico propio. El filsofo ingls manifiesta que
los pares antitticos conocimiento/habilidad, teora/prctica derivan del racionalismo
cartesiano que consideraba al cuerpo como una mquina cuyo funcionamiento
dependa de la mente (Johnson, 2007). La visin cartesiana an predomina y sustenta
distinciones que acaban considerando las habilidades como meras consecuencias
mecnicas del saber.
Tal vez mi explicacin haya simplificado la propuesta de Ryle. De todas formas,
cabe sealar que ella propone la necesidad de considerar las particularidades
del saber tcnico (know how). Algunos pensadores contemporneos desarrollan
reflexiones sobre el saber de acuerdo a los trminos propuestos por el filsofo ingls
(cf. Roszak, 1994, y Dreyfus & Dreyfus, 1986). Estas reflexiones son esenciales para
que podamos entender como las personas estructuran el saber que prevalece en
las actividades laborales. Esta lnea de reflexin tiene consecuencias metodolgicas
que no se pueden ignorar.
Vuelvo a los casos. Cuando desean concretar sus consideraciones sobre la
pobreza intelectual de algunas personas, muchos acadmicos tienden a citar al
albail como ejemplo acabado de gente poco instruida y ruda. Las gruesas manos
marcadas por cal y cemento parecen ser la prueba de que el trabajo de los oficiales
de la construccin civil es una actividad en la cual predominan las exigencias
fsicas y poca inteligencia. Esa cantinela la o durante muchos aos en reuniones de
directorio de una asociacin nacional de educadores. Nunca revel a mis colegas
acadmicos que mi padre era albail. Nunca discut con los intelectuales que el
oficio de trabajador de la construccin era muy exigente. Nunca dije a mis amigos de
la academia que la formacin de un oficial albail era un proceso muy lento. Hoy no
temo incluir en la discusin esa circunstancia de vida. Aprend desde nio a valorar
la importancia de la obra gracias a las conversaciones mantenidas con mi padre y
constantes visitas a obras que l estaba haciendo.
En los ltimos aos aprend un poco ms sobre los saberes del trabajo gracias
a los dilogos mantenidos con el profesor Mike Rose (2007). l, al igual que yo,
es un profesor de origen obrero que intenta entender en sus estudios cmo los
trabajadores de diversas reas expresan su saber mediante la accin. Mike es hijo
de una camarera, profesin que en los Estados Unidos es un ejemplo contundente
de gente poco inteligente, condenada a ejercer una profesin que no requiere de
mucho conocimiento.
El estudio que Rose hace del trabajo de mesera revela un conjunto de saberes que
es ignorado por los analistas. Adems del dominio de tcnicas de servir, la profesin
exige poseer habilidades de planificacin que, para los clientes de un restaurante,
son completamente invisibles. La fluidez en la atencin de las profesionales,
aprendida luego de mucha prctica en el establecimiento, como las estrategias que
permiten ahorro de gestos y de circulacin dentro del restaurante por el servicio
simultneo a alrededor de siete mesas, parece natural y ni siquiera la clientela la ve.
18
Captulo 1
La riqueza de la psicologa popular de las meseras es otro punto analizado por Rose.
Y esa psicologa tiene matices sofisticados que permiten a la profesional tratar a los
diferentes clientes en forma diferente. Basndome en los anlisis de Rose, elabor un
guin sobre el trabajo de una mesera. Sola usar tal dramatizacin con mis alumnos
de licenciatura en la universidad. Las personas que asumen el papel de mesera
suelen perderse totalmente, ya que las demandas de servicio de acuerdo con la
dinmica de un restaurante, incluso cuando se trata de una ficcin, son estresantes
y requieren un dominio de tcnicas y de sabidura sobre el servicio de atencin,
desarrollado durante un largo perodo de aprendizaje. Toda la experiencia presenta
dimensiones del fenmeno de invisibilidad. Dejamos de ver dos cosas, (1) el saber
en accin y (2) la propia trabajadora. Cuando realic una observacin similar en
un artculo en el simposio MEC/UNESCO, al final del da un participante hizo una
prueba: pregunt a las cuarenta personas presentes como era la chica que nos sirvi
caf, agua y entremeses cuatro veces en el perodo. Nadie recordaba cmo era...
Esa falta de empata por los trabajadores manuales es sintomtica. Est enraizada
directamente en los prejuicios. Ella crea obstculos para anlisis del contenido del
saber presente en el trabajo.
Hasta aqu marqu los aspectos que planteo en los captulos de esta obra. Utilic
deliberadamente un discurso acadmico complementado de casos contados en un
tono coloquial. Lo hice pensando en comunicarles (poner en comn) lo que pienso
sobre el tema. Supongo que no es preciso justificar los casos contados. Sin embargo,
vale la pena una palabra sobre los motivos que me llevan a hacer estos relatos.
Revelan aspectos que un discurso acadmico no los puede desarrollar de manera
cierta. Nos sensibilizan sobre aspectos que acabamos ignorando en el da a da.
No voy a extenderme mucho sobre lo que pretendo plantear. Pero creo que
necesito presentar algunos caminos que recorr para la elaboracin de este libro.
1. Especificidad epistemolgica de los saberes del trabajo. Muchas propuestas de
formacin profesional entienden que los saberes del trabajo se explican mejor
a partir de las ciencias afines a ellos. Esta medida ignora la construccin social
del saber en comunidades que valorizan la obra. El saber del trabajo articula
en la accin valores, tica, significados y tcnica. Los profesionales siempre
quieren hacer una obra bien hecha. Esa visin de totalidad se pierde cuando se
analiza el trabajo y se divide en componentes que se ensearn con habilidades
especficas. Ensear como los analistas entienden el trabajo y no como lo hacen
los trabajadores es un error comn, cuando la escuela literaria integra (subordina)
las actividades productivas al currculo. Uno de sus efectos es la reafirmacin de
que los contenidos del trabajo son una prctica que precisa ser iluminada por
la teora. Es necesario que esas formas de formular currculos de formacin
profesional sean superadas. Es una de las condiciones necesarias dentro del
campo epistemolgico. Una de las primeras cosas a tener en cuenta, en ese
caso, es la de abandonar el entendido de que las actividades humanas pueden
dividirse en pares antitticos como teora/prctica, conocimiento/habilidad. A
partir de ah ser necesario reconocer que lo que denominbamos prctica y
habilidad son conocimientos autnomos que no dependen de lo que llambamos
19
teora. Otra medida a tener en cuenta: en el caso de los saberes del trabajo
ser preciso que no se transformen en propuestas abstractas, desvinculadas de
obras; esa medida exige que las escuelas tengan espacios, equipamientos y
proyectos propios para la produccin de obras.
2. Procesos metodolgicos. Los cambios en el plano epistemolgico en el
anlisis del saber del trabajo indican la necesidad de importantes alteraciones
metodolgicas. El mtodo es una funcin del conocimiento. En otras palabras, el
principal determinante de elecciones metodolgicas es la naturaleza del saber
que precisa ser elaborado por los alumnos. En cuanto al nivel de dominio de
la tcnica se necesita pensar en caminos que favorezcan el desarrollo de un
saber caracterizado como proceso. Este saber tiene particularidades ignoradas
en los libros de didctica. El dominio de una tcnica no ocurre mediante la
comprensin. sta (la comprensin) solo es un primer paso en el desarrollo del
conocimiento. El dominio de una tcnica ocurre en la medida en que el aprendiz
tiene la capacidad de ejecutarla con fluidez. El dominio fluido de tcnicas es una
condicin indispensable para hacer previsiones y estar atento a las alteraciones
ambientales (un saber comn como dirigir automviles, es un ejemplo que puede
ser examinado para iluminar ese modo de ver el saber del trabajo). Todas esas
observaciones indican la necesidad de una pedagoga de la tcnica, con muy
diferentes enfoques de aquellos de la didctica construida a partir de experiencias
de una educacin de races literarias.
3. Teora de la actividad e importancia de la obra. Las indicaciones citadas en el
tpico anterior siguen una lnea muy formal, influenciadas por estudios en el rea
de las ciencias del conocimiento y son tiles para orientar decisiones en el nivel
de enseanza de tcnicas. No obstante, dejan a un lado aspectos de fundamental
importancia. Uno de esos aspectos es la obra como centro de inters en el trabajo.
Mike Rose (2007) y Richard Sennett (2008), por ejemplo, indican que el trabajador
siempre desea que su obra est bien hecha. Esta idea de obra es similar a la idea
de objeto en la teora de la actividad (Kaptelinin y Nardi, 2006). Para aclarar este
tema, a continuacin incluyo una observacin que hice sobre la importancia de la
obra de acuerdo con Mike Rose:
Hacer, saber, apreciar la obra y actuar con responsabilidad profesional se articulan
en un todo en cada actividad de los trabajadores que Rose estudia. La historia del
alumno que rehace por motivos estticos un tejido correcto pero feo, que quedara
oculto dentro de una pared, revela esa articulacin entre tcnica (hacer saber), y las
dimensiones ticas (responsabilidad profesional) y estticas (belleza de la obra) en el
trabajo. Todo esto se entiende y aprende como un saber nico, definidor de la identidad
del profesional, revelando una riqueza de conocimientos imperceptibles para aquellos
que no fueron educados para apreciar las obras bien realizadas. (Barato, 2013, p. 1113)
20
Captulo 1
explicitadas. Creo, sin embargo, que las notas ya presentadas sugieren cual es el
rumbo a seguir.
Texto Complementario
Las observaciones que hice en este captulo, as como los anlisis desarrollados
en las restantes partes del libro, se pueden apreciar de modo amplio en un caso que
cuento abreviadamente, describiendo la trama y a un mecnico que conoc en mi
infancia. Us la historia de este obrero para recuperar la figura del aprendiz en talleres
mecnicos. En mi poca de niez era todava muy comn que los adolescentes
fueran enviados a talleres para que aprendieran un oficio, incorporndose al trabajo
cotidiano como aprendices. Esta medida no posea la formalidad de la relacin
maestro/aprendiz de las corporaciones medievales. No obstante, el aprender se
procesaba de modo similar al que aconteca en los viejos talleres.
En el texto establezco un puente entre las aventuras del aprender de mi amigo
de la infancia y el marco terico de las comunidades de prctica. Hago propicia esta
oportunidad para destacar que comunidades de prctica es un concepto asociado
al trabajo, pues el punto de partida para su elaboracin fueron anlisis sobre las
relaciones entre maestros y aprendices en contextos significativos mediados por
obras.
El personaje central de mi historia, Tavinho, es real, existi. Pero recurr a la ficcin
para crear un contraste entre la historia de Tavinho y las lecturas acadmicas del
concepto de comunidades de prctica, as como de ciertas ideas preconcebidas
sobre el aprendizaje en talleres. No existe una Gracinha en la familia de mi viejo
amigo. Es un personaje de ficcin con caractersticas de varias acadmicas que
conozco. El contraste que hago entre los recorridos formativos de Tavinho y las formas
acadmicas de ver la capacitacin para el trabajo en comunidades de prctica es un
tema que precisa de mayor discusin, porque la idea de comunidades de prctica
la tomaron los profesionales de recursos humanos para designar grupos e intereses
que no son realmente comunidades formadas con base en prcticas sociales de
personas que estn comprometidos con obras.
El relato fue escrito para satisfacer la solicitud de los editores de un peridico
digital (intranet) del SENAC de So Paulo, con motivo de las conmemoraciones de
los sesenta aos de la institucin. Acept la invitacin de investigar el significado
de un trmino que integra el nombre de la institucin aprendiz pues SENAC es
la sigla que corresponde a Servicio Nacional de Aprendizaje Comercial. Con la
escolarizacin constante de las actividades de formacin profesional en el SENAC,
las races institucionales terminan siendo olvidadas. El problema no es solo del
SENAC, est presente en todas las instituciones de formacin profesional. Espero
que la historia que cuento an sea til para reflexionar sobre el aprendizaje, saber del
trabajo y comunidades de prctica.
En el texto mantuve la relacin bibliogrfica, ella forma parte de la pltica que
establec en el artculo original, escrito para una publicacin interna del SENAC de
21
So Paulo. Integra el conjunto de referencias que figura al final de este libro, pero
consider importante mantener el texto ntegramente. No son necesarias mayores
explicaciones. Invito a los interesados a leer el texto o ignorarlo y continuar con el
prximo captulo.
22
Captulo 1
Todo comenz en PARC, donde cientficos contratados por Xerox estaban inventando
cosas fantsticas para computadores y otras maravillas electrnicas. (Sin duda, usted
est utilizando algunos de esos inventos en este preciso momento). Con total libertad,
los cientficos de Xerox podan investigar todo lo que desearan. Ellos aprovecharon
bien esa oportunidad. Al grupo, a veces, le faltaba la palabra o el concepto que
pudiera plasmar determinados caminos buscados por los investigadores. Por eso, los
cientficos tenan la costumbre de recuperar antiguos conceptos e ideas. Fue as que
el concepto de aprendizaje en las corporaciones de oficios apareci sobre el tapete.
Alguien pens que ese concepto podra iluminar estudios sobre el aprender en el
trabajo en situaciones de conocimiento compartido. Las relaciones entre maestro y
alumnos, desde tiempos inmemoriales, son un ejemplo muy claro de la construccin
social del saber. El joven al que le gustaban las teoras sobre interfaces fue ms lejos.
Pero creo que lo dicho ya es suficiente.
Jean Lave y Etienne Wenger, dos autores que gravitaban alrededor del PARC
utilizaron el concepto de aprendizaje en las antiguas corporaciones de oficio en
estudios sobre el saber que se construye en grupos humanos, sobre todo aquellos
dedicados a alguna actividad productiva. Al estudiar estos grupos, los autores
observaron que los recin llegados (aprendices) comenzaban inmediatamente a
participar de la produccin. Jean Lave, por ejemplo, observ que aprendices de
sastres en frica Occidental, durante el primer da del taller, ya cosan botones. Con
esto los novatos sentan, desde el comienzo, que formaban parte de una comunidad
productora, de un grupo con valores comunes, de una comunidad que dominaba
cierto saber en el mundo. Todo esto es muy diferente de aprender en la escuela. En
este punto debo apelar. No tengo manera de explicar mejor este asunto planteado
por el amigo de Gracinha sin citar autores importantes. Por lo tanto, pido permiso
al amable lector para citar a la profesora Lave, quien expres en otro estudio sobre
aprendizaje:
Llegar a la legitimidad es (tambin) un problema cuando los maestros impiden aprender
actuando como pedagogos autoritarios, viendo a los aprendices como novatos, que
precisan ser instruidos, en vez de participantes perifricos en una comunidad
sumergida en su propia reproduccin. (Lave & Wenger, 1991, p. 76)
Vea como una buena idea de Lave & Wenger se formula con una expresin
poco elegante. En la cita, tal vez usted haya quedado un tanto avergonzado con
la expresin participantes perifricos. Es as... Proviene del libro de los autores
citados: Aprendizaje situado: participacin perifrica legitimada. Si la editora
no fuese la Cambridge University Press, ciertamente la obra tendra cambiado de
nombre, porque se dira que el ttulo ahuyentara a los lectores (y compradores). Pero
yo y el amigo de Gracinha creemos que (los autores) tienen razn. En sus estudios
quedaron en evidencia dos caractersticas de las comunidades de prctica: (1)
desde el comienzo se abre un espacio perifrico (no muy importante, pero integrado
a la produccin de cosas y a la reproduccin de la comunidad) que ser ocupado
por el novato; (2) la ocupacin de ese espacio permite que la presencia del novato en
la comunidad se vea por todos como legtima (el novato tiene derecho a participar y
23
conocer todo el saber producido por la comunidad, adems de ser reconocido como
alguien que produce saberes y negocia los significados dentro del grupo).
El examen de las dinmicas sociales del aprendizaje, realizado por Lave y Wenger,
muestra que el saber, no es tanto distribuido, sino que es construido en las relaciones
que se establecen entre todos los participantes de la comunidad. Esta es una forma
de ver la construccin social del conocimiento de manera muy radical (radical = lo
que va hasta las races). Pero nosotros no podemos entrar en mayores detalles para
no embarcarnos de lleno en una conversacin intelectual como le gusta al amigo de
la Doctora Graa. Vamos a tratar solamente una de las posibles aplicaciones de la
forma de pensar propuesta por los autores del concepto de comunidades de prctica.
Lo que ellos dicen les da razn al formato de aprender que escandaliz a
educadores durante muchos aos en el Hotel Escuela SENAC de guas de So
Pedro. Qu formato era ese? No era otra cosa que una participacin perifrica
legitimada en las comunidades de prctica de cocina y de sala del hotel. Cmo
suceda? Con la integracin inmediata del aprendiz a los haceres de los respectivos
oficios y a las prcticas sociales de los sectores profesionales involucrados. Dnde
estaba el conocimiento? En las relaciones de todos los participantes de la comunidad,
incluyendo los aprendices. Pero los educadores, yo inclusive, creamos que
aquella participacin enlenteca la actuacin. Lo que proponan era un aprendizaje
sistemticamente planificado en el mbito escolar, no un hacer cosas rutinarias e
insignificantes (perifricas, en la lectura positiva de Lave & Wenger) en el imprevisible
ambiente de trabajo. Tonteras de personas con buena formacin universitaria, pero
con psima capacidad de percepcin de las dinmicas del aprender en el mundo.
Mi espacio se est agotando. Una pena! Quera hablar mucho ms sobre la
aventura de aprender un oficio a semejanza de la biografa de Otvio (mi amigo
Tavinho de Franca do Imperador, Estado de So Paulo). No obstante es necesario ir
redondeando en pocas palabras.
Seguramente, el lector querr saber cmo Gracinha reaccion ante tantas
novedades. Basta decir que ella cambi mucho y est estudiando comunidades
de prctica: una escuela gratuita de peluquera y una cooperativa de recolectores
de papel. Y, es claro, nuestra amiga doctora cree cada vez menos en soluciones
escolares sistemticas como el mejor camino para aprender a trabajar. En debates
en la Universidad Catlica de So Paulo ella insiste mucho en el retorno del aprendiz.
Esta es su forma de llamar la atencin de los educadores para un modo de ser que
nunca dej de existir: los aprendizajes humanos significativos siempre sucedieron
y suceden en comunidades de prctica social (la antigua praxis de mi poca de
estudiante). Alguna duda? Pregunte a Tavinho.
Recomendaciones del amigo de la Doctora Graa. Como buena acadmica
que es, Gracinha solicit al amigo especialista en interfaces algunas sugerencias
bibliogrficas. Fueron ms de un centenar. Me gustara reproducirlas todas, pero
el espacio es pequeo. Voy a quedarme solamente con la primera decena. Si
desea saber ms sobre ideas relativas al aprender en forma corporativa y con las
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Captulo 2
Formacin profesional, trabajo y obra
Captulo 2
Formacin profesional, trabajo y obra
En este libro critico de varias formas el uso del par dicotmico teora/prctica en
la formacin profesional. Sobre todo llevo a cabo un esfuerzo analtico para indicar
la necesidad de utilizar enfoques de conocimiento que reconozcan la accin como
saber. Mi empeo crtico puede ser impugnado por pedidos de sugerencias sobre
caminos alternativos. Por esa razn, en este segundo captulo resolv presentar una
propuesta de carcter didctico, precediendo a captulos que colocarn mayor
nfasis en la crtica a pedagogas demasiado estructuradas en las instituciones de
formacin profesional.
Celebracin de la obra
Era un domingo cualquiera del ao 1953. Toda la familia visti sus mejores ropas
para ir a misa en la matriz y a un paseo por la plaza. Pero en aquel da el programa
era otro. Mi padre, oficial albail, nos llev a ver la obra, una casa de dos pisos que
estaba construyendo bajo contrato. La construccin estaba en la etapa final. Con
gran orgullo, nos mostr los delicados detalles de acabado de aquella casa casi
pronta. Mi madre, mis dos hermanos y yo mirbamos la obra con admiracin. Treinta
aos despus, en un curso de postgrado en Estados Unidos, supe que aquella visita
a la casa que mi padre estaba construyendo tiene un nombre elegante y expresivo:
celebracin del trabajo. Aprend a celebrar la obra desde mi infancia, aunque no
supiera dar un nombre a la actitud de orgullo por un trabajo bien hecho. Sin embargo,
en el camino, la educacin escolar produjo que olvidara esa leccin aprendida con
un capataz de obra, mi padre. Mi contacto con la formacin profesional me hizo
recuperar ese precioso aprendizaje de la niez experimentado en el medio obrero.
El orgullo de los antiguos trabajadores por causa de una obra bien hecha no se
resuma a un sentimiento individual y a un reconocimiento por los miembros de la
corporacin de oficios. Inclua actos de celebracin en la familia y en la comunidad, en
una direccin muy similar con la del episodio con el cual inicio este captulo. Aunque
durante muchos aos fuera incapaz de entender el significado de la celebracin de
la que particip en 1953, desde aquella ocasin aprend, que el trabajo no es solo el
ganarse el pan de cada da sino la realizacin que le da sentido a la vida. Aprend que
el orgullo de un profesional por una obra bien hecha es un aspecto fundamental del
saber del trabajador. Desafortunadamente parece que los educadores desconocen
la importancia de la celebracin del trabajo, y no la integran manera efectiva en las
propuestas pedaggicas de las actividades de formacin profesional.
Las lecciones de mi padre pueden indicar caminos interesantes. Debido a eso,
deseo explorar aqu algunas posibilidades del sentido de la obra en la formacin
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La clase demostrativa tena como tema central tipos de cabello, una categorizacin
muy til para la toma de decisin en cuanto a la aplicacin de productos qumicos
en tinturas y permanentes. Las dos docentes realizaron un ptimo trabajo. Utilizaron
diversos recursos expositivos y crearon oportunidades de participacin para todo el
grupo. Aprendimos (oralmente) todas las definiciones y descripciones de tipos de
cabello que pueden ser tiles en el oficio de peluquero. Toda la actividad se llev a
cabo con textos y dilogos, siguiendo los pasos sugeridos por los mejores libros de
didctica. Pero hubo una leve falta. En ningn momento manipulamos cabellos para
clasificarlos a partir de la visin y del tacto, dimensiones siempre presentes en las
definiciones ofrecidas. En el debate efectuado despus de la clase demostrativa,
pregunt a ambas docentes por qu ellas no manipularon ni nos invitaron a manipular
los cabellos de los participantes, dado que las 30 y pocas personas presentes eran
una muestra representativa de todos o casi todos los tipos de cabellos estudiados.
Obtuve la siguiente respuesta: sta es una clase terica; la manipulacin de los
cabellos slo tendr lugar en la clase prctica.
El caso aqu narrado y que ser retomado en otras partes de este libro revela el
entendimiento predominante de lo que es teora y prctica en el campo didcticopedaggico. La teora es palabra, explicacin, discurso sistematizado. Cualquier
experimento, ejecucin, manipulacin estn fuera de juego. Despus de asimilar
bien la teora, se supone que los alumnos estarn preparados para aplicarla. Y la
aplicacin constituye la prctica, un hacer guiado por la teora. Una prctica sin
teorizacin previa es un acto desprovisto de inteligencia. En s mismo, el hacer no es
inteligente.
Muchas personas que tuvieron acceso al caso que acab de narrar suelen rerse
de la supuesta ingenuidad de las docentes y pontificar que las teoras tambin
pueden valerse de sensaciones tctiles y visuales. Esos comentarios no son justos,
pues ocurren post factum y utilizan pistas que acabo ofreciendo en el relato.
Siempre me pregunto si tales comentarios surgiran si yo omitiese el cuestionamiento
sobre la ausencia de manipulacin de los cabellos para ejercitar la categorizacin
presentada. Entiendo que la respuesta de las docentes es un retrato fiel del
pensamiento hegemnico sobre las relaciones de la teora y la prctica en el campo
de la enseanza.
En otro trabajo, ya suger el abandono del par teora y prctica como referencia
explicativa para los contenidos de aprendizaje en el mbito de la formacin profesional
(Barato, 2003). Sin embargo, tal sugerencia no es fcil de implementar. Las races de
tal dicotoma son profundas y estn basadas en una tradicin filosfica respetable.
Como observa Mark Johnson (2007), una de las dificultades de la crtica al
dualismo aqu abordado es que nos falta la terminologa adecuada al proponer un
nuevo modo de ver. Intento clarificar el punto con el siguiente comentario de Johnson:
La idea fundamental de una frontera entre mente y cuerpo y con ella, las dicotomas
que la acompaan, como cognicin/emocin, hecho/valor, conocimiento/imaginacin
y pensamiento/sentimiento est tan profundamente enraizada en nuestros modos
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Los principios de la lgica (el saber qu) no preceden las estrategias del
raciocinio (el saber cmo). Despus de establecidos, no precisan necesariamente
estar presentes en las operaciones del pensamiento. Ryle, en el captulo aqu
mencionado, analiza diversos ejemplos de ejecucin para mostrar que el saber
cmo no est subordinado al saber qu. Tras citar a diversos profesionales y sus
respectivos saberes en el campo de la ejecucin, el autor presenta las siguientes
conclusiones:
El boxeador, el cirujano, el poeta y el vendedor aplican sus criterios especiales en
el desempeo de sus tareas especficas, pues estn intentando hacer las cosas
correctamente; se les elogia como conocedores, habilidosos, inspirados o sagaces,
no por los modos como consideran, si es que consideran de alguna forma, las
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Captulo 2
prescripciones para conducir sus desempeos especficos, sino por los modos de
conducir los propios desempeos. Si el boxeador planea o no sus maniobras antes
de ejecutarlas, su inteligencia en el ring se juzga por la manera como lucha. Si fuera
un Hamlet del ring, ser condenado como un luchador inferior, aunque tal vez sea
considerado un terico o un crtico brillante. La sagacidad en la lucha se muestra al
aplicar o evitar golpes, no en aceptar o rechazar conjeturas respecto a los golpes, as
como la habilidad de raciocinio es exhibida en la construccin de argumentos vlidos y
la identificacin de falacias, no en las declaraciones de las frmulas de los lgicos. Ni
la habilidad del cirujano se despliega en su lengua expresando verdades mdicas, sino
nicamente en sus manos ejecutando el movimiento correcto (p. 48-9).
Creo que mis referencias a los estudios de Ryle ya son suficientes para demostrar
que es un engao la subordinacin a la teora de aquello que el lenguaje comn
denomina prctica. Saber cmo es una dimensin de conocimiento que no depende
de supuestas bases (tericas) que la preceden y fundamentan. Ese modo de ver
los saberes es importante en materia de educacin. Nos permite formular una
orientacin aparentemente simple: las explicaciones bien estructuradas no son
garanta de ejecuciones fluidas y correctas. Estas ltimas requieren un aprendizaje
propio, puesto que el saber que les es intrnseco no es la aplicacin de la teora, sino
una dimensin del conocimiento cuya base es un entendimiento [generalmente no
verbal] de la accin.
Conviene recurrir a un ejemplo para ilustrar la discusin desarrollada en este
tem. En la poca en que intentaba elaborar una explicacin que mostrase el estatus
epistemolgico de la tcnica (saber cmo), habl sobre mis estudios con un amigo
completamente alejado de los debates sobre formacin profesional. Luego de orme,
l me cont una ancdota esclarecedora.
En los fines de semana, mi amigo supervisaba las obras de una pequea empresa
que construa casas populares. En una ocasin, vio un trabajador colocando mezcla
en un techo de losas. La operacin pareca simple. Con una cuchara de albail, el
trabajador tomaba cierta cantidad de mezcla y la lanzaba a la superficie del techo.
En la operacin, cuidaba de mantener la uniformidad en la distribucin de la mezcla.
Cuando haba una cantidad suficiente de mezcla en la superficie, el albail utilizaba
una llana para extender el material, finalizando aquella parte del techo. Mi amigo
consigui articular toda esa explicacin y se juzg apto para hacer el servicio.
Resolvi ayudar al profesional. Tom una cuchara de albail, recogi la cantidad
adecuada de mezcla y la lanz al techo. Pero, para su sorpresa, la mezcla se le vino
encima de su rostro. Al contrario de lo que ocurra con la accin del albail, el material
no se fijaba en la superficie de la losa. Mi amigo confundi explicacin con ejecucin.
La primera era un conocimiento al cual Ryle design saber qu, la segunda, saber
cmo. Una y otra exigen aprendizajes distintos. Una y otra son modos de conocer
con identidad propia. Mi amigo entendi bien la distincin, de tal manera que me
cont lo que acabo de resumir.
El uso y la aceptacin acrtica del par antittico teora/prctica tienen
consecuencias importantes en diversos mbitos. En el plan didctico, subordina
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ideas de esttica o discursos sobre responsabilidad social [sobre todo cuando son
presentados bajo el formato de disciplinas tericas del currculo].
Es necesario examinar ms consecuencias de la orientacin para la obra en la
direccin del saber del trabajo. Pero antes conviene dar una mirada en una alternativa
antagnica: el saber basado en competencias. A los efectos de la comparacin,
enumero aqu algunas descripciones que definen competencias esenciales, de
acuerdo con una sntesis que elabor a partir de estudios sobre documentacin
producida por analistas del trabajo en Canad (Barato, 2002):
Leer textos.
Usar documentos.
Escribir.
Trabajar con nmeros.
Comunicarse oralmente.
Utilizar las siguientes habilidades del pensamiento: resolver problemas,
tomar decisiones, organizar y planificar tareas, ejercer usos especiales de la
memoria, encontrar informacin.
Trabajar con los otros.
Utilizar computadores.
Aprender continuamente. (p. 271)
Tal vez mi resumen contenga sesgos personales. Por consiguiente, creo
conveniente reproducir un pequeo segmento de texto en el cual un autor imparcial
describe competencias (Jessup, 1991):
Unidad de competencia para apoyo en cuidados de la salud.
Elemento: prestar asistencia para minimizar el dolor y molestias del paciente.
Criterios de desempeo:
- se estimular al paciente a expresar sentimientos de molestia y dolor, as
como a usar mtodos de auto ayuda para controlarlos, conforme a un plan de
cuidados.
- el paciente es asistido para mantener una posicin confortable consistente
con el plan de cuidados... (p. 37).
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Captulo 3
Una didctica para el saber del trabajo
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Una didctica para el saber del trabajo
All work activities involve complex forms of practical and creative thinking. Whether that
work is work of filling milk cases or writing computer programs. In my view, all work has
some intellectual aspects to it. (Sylvia Scribner)
Inicio este captulo con una cita que prefer no traducir. Es difcil conservar en otro
idioma el impacto que Sylvia Scribner (1986) causa al decir que el trabajo de envasar
leche en una fbrica de lcteos, as como el trabajo de programar computadores,
implica formas complejas del pensamiento prctico y creativo. Los modos
tradicionales de ver las tcnicas ciertamente reconocen importantes dimensiones del
conocimiento en la programacin de computadores; pero no creo que consideren la
actividad de envasar leche como una dimensin respetable del saber. Y esa actitud
es emblemtica, pues muestra la cuestin central de las didcticas tradicionales al
ser confrontadas con el contenido tcnico de las actividades humanas. Posiblemente,
al contrario de Scribner, la mayora de los investigadores no ve mrito epistemolgico
alguno en el acto de envasar leche (o de cortar legumbres, realizar una miseen-place, hacer un rchaud, peinar cabellos, etc.). En general, las tcnicas son
consideradas como prcticas que precisan estar fundadas en teoras consistentes.
En esa direccin, el objetivo de las didcticas tradicionales son las teoras, no las
prcticas, dado que las ltimas son explicadas por las primeras. An ms, para los
didactas tradicionales slo las primeras merecen el estatus de conocimiento.
Pretendo aqu criticar los abordajes tradicionales de las tcnicas en los medios
educativos y proponer salidas posibles para una didctica que considere las
actividades de trabajo como saber. Pretendo mostrar que el uso de las categoras
prctica & teora (de hecho, teora & prctica, como se dice predominantemente)
crea obstculos para una formacin profesional fundada en el trabajo. Asimismo,
quiero sugerir que las posibles articulaciones entre la teora y la prctica no son una
solucin, pues continan utilizando una epistemologa que subordina artificialmente
las prcticas a las supuestas teoras que las sustentan.
En parte, los equvocos de la didctica tradicional relativos a la tcnica en calidad
de saber se deben a la marginalizacin histrica de la formacin profesional. La
formacin profesional comenz integrando la estructura de enseanza del pas
recin en 1942, ao en que fue publicada la Ley Orgnica de Enseanza Industrial.
Hasta entonces, la formacin sistemtica para el trabajo estaba constituida por
emprendimientos organizados para atender demandas especficas de algunos
sectores del aparato del estado o sectores de negocios (Fuerzas Armadas, Correos y
Telgrafos, servicios grficos, lneas frreas) o para educar nios hurfanos, pobres y
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Bruhl era un cientfico. Hasta la fecha, su observacin de que los primitivos vivan
en un estado pre-lgico es aceptada como una descripcin objetiva. No obstante,
todo indica que ella es slo una manifestacin etnocntrica de alguien que meda
otros pueblos con la regla europea. El etnocentrismo denunciado por Sarup tiene un
tono parecido a las interpretaciones sobre el arte en Mesoamrica que indignaban
a mis amigos mexicanos. En ese ltimo caso, los intelectuales del viejo continente
fueron incapaces de ver los rgidos marcos (estticos, religiosos y culturales) de los
primitivos que resultaron en prohibiciones referidas al naturalismo. Por otro lado, los
crticos europeos no se dieron cuenta que, en las diversas etapas de la historia del
viejo mundo, existieron estndares tambin bastante rgidos que determinaron las
producciones artsticas.
Retorno a la obra de Sarup (1980) para caracterizar las consecuencias del modo
de ver a los primitivos en la educacin. Tras la cita precedente, el autor de Marxismo
y Educacin compara el discurso etnocntrico con el modo por el cual ciertos
educadores consideran el aprendizaje de los miembros de las clases trabajadoras:
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Las pruebas reunidas por los antroplogos demuestran que las tcnicas de
navegacin de los marineros de Micronesia no son meras habilidades. Son
un sofisticado sistema de representacin mental que incluye, en caso necesario,
elementos altamente abstractos como islas fantasmas.
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Conclusiones
No fue mi propsito en este captulo elaborar un texto que llevase a conclusiones.
Estoy ms interesado en los comienzos. Entiendo que en el campo de la formacin
profesional se utiliza una didctica que fue producida para la educacin general.
Una buena parte de la produccin didctica existente puede adaptarse con cierto
xito a la enseanza de hechos, conceptos y principios. Pero casi nada existe sobre
enseanza de procesos.
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Por otro lado, existe una tradicin de enseanza tcnica que adopta caminos
no escolares y valoriza la prctica. A mi juicio, tal tradicin considera la tcnica
como saber. se es un enfoque que merece ms inversin desde el punto de vista
educativo. Una de las posibles direcciones para tal propsito ya fue presentada en
el captulo anterior.
Mucho ms podra comentarse en trminos de las consecuencias de un trabajo
que entienda el valor de la tcnica como conocimiento. Finalizo este captulo con
un ejemplo. Las tendencias contemporneas de reorganizacin de la formacin
profesional estn valorizando sobremanera los tems de educacin general (hechos,
conceptos y principios). Tambin, estn dejando la tcnica de lado u opinando que ella
no es tan importante dada la velocidad de los cambios que estamos experimentando
en la organizacin del trabajo y en los avances tecnolgicos. Cada vez ms temo
que ese modo de pensar esconda una tendencia de vaciar de contenido al trabajo.
Creo que ya es hora de tener un mayor debate sobre el asunto. Un repertorio slido
de conocimientos tcnicos, acompaando una solvente educacin general, tal vez
sea una salida ms justa e inteligente.
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El saber del trabajo, el aprendizaje
situado y las comunidades de prctica
Captulo 4
El saber del trabajo, el aprendizaje situado y las comunidades
de prctica
Reitero en este captulo algunos anlisis que ya present. Pero aqu mi objetivo es
la enseanza tcnica secundaria. Ese tipo de enseanza adquiri mayor importancia
recientemente en Brasil. Creo, no obstante, que el fenmeno no es slo brasileo,
tambin ocurre en otros pases de las Amricas. Invito al lector a reflexionar sobre los
argumentos que ya utilic y nuevos argumentos acerca de la inconsecuencia del par
teora/prctica, teniendo como referencia las propuestas de capacitacin profesional
a nivel secundario.
Una tendencia comn al referirse a cursos tcnicos de nivel secundario reside
en lo que yo llamo la escolarizacin de la formacin profesional. Con buenas
intenciones de integrar la educacin general con la formacin profesional, los
educadores generalmente acentan la formacin en el mbito de lo que llaman teora
y subordinan lo que llaman prctica. Por esa razn, retomo mis argumentos sobre el
estatus epistemolgico del hacer e intento mostrar caminos para que la formacin
profesional no se convierta en formacin escolar sobre la naturaleza de los saberes
del trabajo.
Los cursos tcnicos secundarios aumentaron mucho en los ltimos aos y los
medios de comunicacin vuelven a destacar la necesidad de ms y mejores cursos
tcnicos para contar con un pas con mano de obra bien cualificada. Por lo tanto,
es un momento favorable para debatir acerca de la naturaleza de la enseanza que
tiene vinculaciones directas con el trabajo. Mi evaluacin, basada en la actuacin
en instituciones de formacin profesional y en investigaciones que conduje sobre la
naturaleza del saber tcnico, sugiere que existe una ausencia de estudios de carcter
epistemolgico sobre el saber del trabajo. En la educacin, las categoras utilizadas
para describir conocimientos reflejan generalmente un dualismo epistemolgico
predominante en la historia del pensamiento occidental. Ese dualismo no es criticado;
es aceptado y utilizado como verdad establecida.
Las referencias al saber en la organizacin de la formacin profesional utilizan
generalmente pares antitticos, como teora/prctica, conocimiento/habilidad,
concepcin/ejecucin. Ese modo de ver sugiere dos momentos distintos, uno de
elaboracin intelectual terico y otro de aplicacin de conocimientos previamente
adquiridos prctico. La epistemologa latente en tal distincin no examina el saber
en el trabajo.
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frecuencia, pero son necesarios. Lamentablemente, como observa Broudy (1977), las
cuestiones epistemolgicas en el campo de la educacin no cuentan con aspectos
de especializacin de las ciencias que, segn sus objetivos, pueden abordar el
conocimiento bajo un punto de vista bien delimitado. En el caso de la educacin,
todos los abordajes del conocimiento se acaban encontrando, a veces de modo
contradictorio, en el currculo, en los objetivos, en las actividades de enseanza. La
tarea de los educadores en materia de anlisis del conocimiento es, por consiguiente,
mucho ms compleja que la del filsofo, del psiclogo o del socilogo.
A partir de estudios sobre la especificidad de la tcnica como una forma particular
de conocimiento (Barato, 2003), propongo que los asuntos epistemolgicos de la
capacitacin profesional deben ser inspirados en las actividades productivas de los
trabajadores, no por un saber abstracto basado en fundamentos de la tecnociencia.
Ambos casos referidos a las soluciones de los operarios experimentados ante
situaciones desafiantes de trabajo demuestran que mi sugerencia tiene bases
bastante slidas. Por otro lado, entiendo que tal perspectiva no suele ser considerada
en debates sobre los saberes y la formacin profesional. Aspectos importantes de
los conocimientos de los trabajadores no son visibles para los analistas. Por ejemplo,
no suelen ser percibidos los complejos saberes de una mesera (Rose, 2007) y la
profesin suele ser considerada como una actividad que no requiere calificacin
profesional.
A partir de las observaciones hasta aqu registradas, existen dos temas que
pueden ser considerados al iniciar una discusin sobre saberes y capacitacin para
el trabajo: la especificidad del saber tcnico y el predominio de la transicin del
objeto hacia su representacin en los conocimientos elaborados por los trabajadores.
El saber tcnico
En el campo del trabajo predomina una visin respecto a que los contenidos de
la tcnica pueden ser divididos en dos dimensiones distintas: la teora y la prctica.
En la didctica, ese mismo par tiene rtulos diferentes: conocimiento y habilidad
(Libaneo, 1990). Ese modo de ver no solamente refleja la divisin social del trabajo,
sino que refleja tambin una epistemologa que requiere ser criticada y explicitada.
La utilizacin del par teora y prctica resulta en esquemas didcticos que, aunque
ineficientes, trasmiten el mensaje de que la prctica deriva del dominio terico, el cual
le da sustentacin. Hay tambin aqu un mensaje tcito: los estudiantes incorporan la
idea de que la prctica es un hacer sin inteligencia. Acudo a un caso que ilustra de
buena forma esa situacin comn en lo cotidiano de la enseanza.
Cuando trabajaba con Therezinha Cavalheiro en la elaboracin del manual Basic
para el Itautec Junior (Barato y Cavalheiro, 1985), ella me coment que estaba
enfrentando dificultades en sus clases en el perodo de la tarde. Le ped me explicara
lo que estaba sucediendo. Segn mi compaera de redaccin, en el primer perodo,
de 13:30 a 15:00 horas, sus alumnos dorman durante las clases tericas. A pesar
de todo lo que haca para llamar la atencin de los estudiantes, stos cedan a la
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somnolencia tan comn en las horas despus del almuerzo. En el segundo perodo,
de clases prcticas en el laboratorio, todos se despertaban. Suger que invirtiera el
orden, colocando la clase prctica en el primer perodo y dejando el aula terica
para el segundo. A Therezinha le gust la idea, pero me dijo que no podra hacer la
alteracin sugerida pues la coordinadora pedaggica no lo permitira.
Insist sobre la idea con Therezinha. Le suger que, a pesar de la orientacin de
la coordinadora pedaggica, el cambio podra realizarse con carcter experimental.
El experimento fue puesto en funcionamiento. Los problemas de somnolencia se
terminaron. Las clases tericas resultaron interesantes, pues los alumnos, a partir de
lo que haban experimentado en el laboratorio, comenzaron a formular principios de
programacin que antes parecan carecer de sentido.
No voy analizar los aspectos didcticos del caso. Hubo una mejora sensible en
los resultados del aprendizaje y el inters de los alumnos. Eso podra merecer mayor
atencin si mi objetivo fuese examinar las consecuencias didcticas del uso del par
teora y prctica como referencia orientadora de organizacin de la enseanza. Pero
no es esa la meta de este captulo.
En el caso que acabo de narrar, interesa analizar la epistemologa latente con la
cual trabajaba la coordinadora pedaggica. Para ella, el laboratorio era un espacio
de prctica, que a su vez deba tener un fundamento terico slido. Por tal razn, la
coordinadora estableci la norma de dividir las clases de programacin en momentos
tericos y momentos prcticos. Para la coordinadora, la necesidad de teorizar antes
de hacer era algo indiscutible. Para ella, escribir los cdigos con el fin de resolver
un determinado problema computable era prctica. Las explicaciones sobre lgica
de programacin, los algoritmos y la sintaxis del lenguaje enseado eran teora.
Para los programadores, esa divisin tan marcada de saberes no tiene sentido. Y,
ciertamente, la enseanza de algoritmos como una materia terica, desvinculada
del acto de programar, es uno de los motivos por los cuales tal contenido suele ser
el terror de los alumnos de cursos de ciencia de la computacin en todos los niveles
de enseanza.
En los medios pedaggicos, teora y prctica forman un par cuya ordenacin no
es fortuita, pero sugestiva de la prioridad de la primera sobre la segunda. Esto es
aceptado como verdad establecida. Pero qu verdad es esa? El par tan utilizado
cuenta con una larga historia y se present de diversas formas en la tradicin filosfica
de occidente. El resultado fue la consagracin de la expresin teora y prctica en
el lenguaje cotidiano, en el sistema curricular de estudios, en el lenguaje de los
educadores. El par antittico encarado no suele ser analizado crticamente. Pero hay
analistas que revelan que ese modo de ver los saberes humanos est consolidado
en una epistemologa que ignora importantes dimensiones del saber. Uno de esos
analistas es el filsofo britnico Gilbert Ryle, quien examin el problema en Knowing
how and knowing that, el segundo captulo de su libro The concept of mind (Ryle,
1984).
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Captulo 4
El autor de The concept of mind comienza su anlisis mostrando que, para los
filsofos y la gente comn, existe una tendencia de entender como conocimiento
nicamente a las actividades intelectuales. Otras realizaciones humanas se ven como
aplicaciones de construcciones del intelecto, las teoras. Ryle observa que esa visin
de los saberes ignora que las prcticas inteligentes no son hijas adoptivas de la teora.
Las llamadas prcticas, segn l, son saberes con estatus epistemolgico propio.
Para superar las implicaciones del par antittico teora/prctica, el filsofo britnico
sugiri dos conceptos distintos: knowing how y knowing that. El primero corresponde
al que autores como Merrill (1983) caracterizan como conocimiento de procesos, un
saber que implica una secuencia fluida de operaciones con miras a un determinado
resultado. Un saber corresponde a knowing how cuando el agente de conocimiento
lo domina con maestra, prescinde del discurso, prescinde de las explicaciones
inmediatas y es fluido. La ausencia de discurso en los procesos de ejecucin, al
contrario de lo que sugiere la posicin intelectualista, no significa ausencia de saber.
Por el contrario, significa que un saber de procesos, bien dominado por quien es
capaz de ejercerlo, es conocimiento, es manifestacin de inteligencia.
El segundo concepto propuesto por Ryle, knowing that, corresponde al que los
cientficos del conocimiento actualmente llaman conocimiento declarativo, concretado
en explicaciones sobre los objetos de observacin. Es un conocimiento caracterstico
de la ciencia. Ryle critica la idea que la ejecucin consiste en la aplicacin de reglas
y direcciones aprendidas previamente, o que slo es un desdoblamiento fisiolgico
o el motor de cierto conocimiento mental. Para demostrar cmo debe entenderse, el
filsofo recurre a un ejemplo: la situacin de un joven aprendiendo a jugar ajedrez,
un saber segn Ryle clasificable como knowing how. Para el debate que propongo
en este momento, conviene citar el comentario del autor sobre la actividad de un
aprendiz del juego de ajedrez:
Es preciso notar que el joven no ser reconocido como alguien que sabe jugar
totalmente o recitar las reglas del juego de modo diligente. Precisa ser capaz de realizar
los movimientos necesarios. No obstante, ser reconocido como alguien que sabe
jugar, aunque no sea capaz de citar las reglas, si hace normalmente los movimientos
permitidos, si evita los movimientos prohibidos y protesta en caso que su oponente
haga algo que no est permitido en el juego. Su conocimiento del cmo (knowing
how) se ejerce primordialmente en los movimientos que l hace o concede y en los
movimientos que evita o veta. En tanto pueda acatar las reglas, no importa si puede
formularlas. No es lo que hace con su cabeza o con su boca, sino lo que hace en el
tablero lo que demuestra que l conoce las reglas en forma ejecutiva para ser capaz de
aplicarlas (Ryle, 1984, p. 40)
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Comunidades de prctica
En la poca en que trabajaba como supervisor en el SENAC de San Pablo (aos
1974-1975), qued horrorizado durante la visita a un saln de belleza de una unidad
educativa de la institucin. En el local, la instructora realizaba un corte de cabello
ejecutndolo de acuerdo al pedido del cliente. La docente era ayudada por dos
estudiantes. Un grupo de alumnas hojeaba revistas semanales antiguas. Otro grupo
de alumnas estudiaba unos borradores. Conclu que aquellas actividades no estaban
de acuerdo con los planes didcticos. Todo pareca fruto del azar. Resolv que en mi
informe de visitas hara recomendaciones para que la escuela formulase y siguiese
un plan de enseanza ms estructurado y evitase la improvisacin aparente que yo
haba constatado.
Adems de la evidente dispersin que verifiqu en el saln de belleza, cuya
funcin debera ser la de aplicar los conocimientos que las alumnas estaban
adquiriendo, descubr que el servicio proporcionado al cliente an no haba sido
enseado. Era una tcnica avanzada, prevista en el plan de enseanza para la etapa
final del curso.
No efectu el informe de la visita conforme a mis primeras impresiones. El
episodio acab hacindome reflexionar sobre el modelo de enseanza que los
instructores, siempre con bastante experiencia de trabajo en su ramo de actividad,
utilizaban en los cursos ofrecidos por el SENAC. Me di cuenta que la actividad diaria
dentro de la escuela nada tena que ver con las orientaciones de los pedagogos de
la institucin. Los instructores, intuitivamente, reproducan el modelo de enseanza
de las corporaciones de oficios. Ese descubrimiento personal despert mi inters
por investigar la manera efectiva en que son enseados y aprendidos los oficios en
la institucin.
Lamentablemente en esa poca yo no contaba con referencias literarias que
pudiesen apoyar mi descubrimiento.
El relato que utilizo para iniciar debates sobre comunidades de prctica guarda
relacin con las observaciones que hice sobre los desempeos de dos viejos
trabajadores ante un desafo profesional que exiga un hacer-saber que no estaba
en el manual.
Ambos trabajadores no utilizaron estrategias recomendadas por las buenas
teoras. No pensaron en aplicar conocimientos sistemticos organizados como
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Los autores proponen un concepto que explica el trayecto del aprendizaje de los
trabajadores en una comunidad de prctica: la participacin perifrica legitimada. Tal
concepto nace de la constatacin respecto a que, en las comunidades de prctica
del mundo del trabajo, el novicio o aprendiz participa en la produccin de obras
desde su ingreso en las actividades del grupo social caracterizado por cierto inters
productivo. Esa participacin no es exclusivamente operativa del punto de vista de la
fabricacin de productos o la realizacin de servicios; es social, pues el aprendiz se
transforma en participante de la comunidad en que ingres.
El concepto de participacin perifrica legitimada explica la aparente
desorganizacin didctica que observ en el saln de belleza. Todas las alumnas en
dicho caso se vean como participantes de las actividades que se llevaban a cabo
en aquel ambiente. An ms, parecan miembros de una comunidad de prctica. No
aprendan incorporando saberes previamente preparados y ofrecidos en unidades
didcticas progresivas, donde tuviera peso el plan de enseanza elaborado para
satisfacer las demandas de los orientadores y coordinadores pedaggicos. Estar en
el saln, realizar intercambios de informacin con compaeras, observar el trabajo
realizado por la instructora, conversar con el cliente, establecer contacto con las
herramientas de trabajo, estar en el ambiente como una trabajadora de saln de
belleza eran situaciones definitorias de una prctica social. Incluso las actividades
mencionadas eran situaciones definitorias de la identidad de trabajadora en el campo
de la higiene y la belleza. Esa participacin y sus resultados son completamente
diferentes de los procesos de aprendizaje que tienen lugar en la escuela o en centros
de entrenamiento que ofrecen conocimientos desvinculados de las comunidades de
prctica donde se llevan a cabo.
La participacin en una comunidad de prctica configura un aprendizaje situado.
En la presentacin que hace al libro de Lave y Wenger, William Hanks (1991) observa:
El concepto de aprendizaje situado contribuye a un creciente corpus de investigacin
en el campo de las ciencias humanas y explora el carcter situado del entendimiento
humano y de la comunicacin. Se centra en las relaciones entre el aprendizaje y las
situaciones sociales en que ste ocurre. En vez de definirlo como la adquisicin de
conocimiento proposicional, Lave y Wenger sitan el aprendizaje en ciertas formas de
coparticipacin. En vez de preguntar qu proceso y estructuras conceptuales estn en
juego, preguntan qu tipos de compromisos sociales ofrecen un contexto propio para
que el aprendizaje tenga lugar (p. 14)
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en funcin de las prcticas sociales que les dan vida. Se debera dar una mirada en
los comentarios de Lave y Wenger sobre aprendizaje situado y sus consecuencias:
Esa perspectiva sugiere que no existe actividad que no sea situada. Implica el nfasis
en un entendimiento comprensivo que abarca a toda la persona, en vez de la recepcin
de un cuerpo de conocimientos factuales acerca del mundo; implica el nfasis en la
visin respecto a que los agentes, las actividades y el mundo se ajustan mutuamente.
(Lave; Wenger, 1991, p. 33).
Hay un contraste significativo entre una teora del aprendizaje en que la prctica (en
un sentido estrecho, repetitivo) es subsumida en procesos de aprendizaje y otra en la
que el aprendizaje se considera como un aspecto integral de la prctica (en su sentido
histrico, generativo). En nuestro enfoque, el aprendizaje no est meramente situado en
la prctica como si se tratara de algn proceso independientemente realizable que
se da el caso de que se localiza en algn lugar; el aprendizaje forma parte integral de
la prctica social generativa en el mundo en que se vive (Lave; Wenger, 1991, p. 35)
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El saber en el saln de belleza
Como ya expuse aqu, los contactos con alumnos y profesores del curso de
peluquera en el SENAC me hicieron ver que los enfoques pedaggicos tradicionales
no logran percibir el saber en la accin y el aprender en comunidades de prctica.
Por esa razn, dedico este captulo al saber en el saln de belleza, ofreciendo una
visin sistemtica de lo que aprend con la comunidad de prctica del rea de
higiene y belleza.
El ingreso del trabajo en la escuela fue y es siempre una situacin rodeada de
contradicciones. La escuela es una institucin organizada para preparar a los hijos
de las elites (Mjelde, 2011). Por eso, el saber de las actividades manuales estuvo
ausente de las instituciones escolares durante muchos siglos.
El aprendizaje del trabajo ocurra y, en la mayor parte de los casos, todava ocurre
fuera de los muros escolares. En el mbito propio del trabajo nacieron propuestas
de formacin profesional sistemtica, con prcticas sociales regidas por las
corporaciones de oficios. El aprender en el trabajo y por el trabajo est relacionado
con valores que no aparecen con frecuencia en la literatura y la prctica pedaggica
tradicional (Padellaro, 1990).
Durante muchos aos, la capacitacin profesional de los trabajadores en escuelas
fue un proceso desvinculado de la estructura de la enseanza. Y an despus de la
equiparacin entre los dos sistemas, el dualismo de una educacin para la elite en
contraposicin con una educacin para las masas populares, contina existiendo.
La oposicin entre educacin acadmica, caracterstica de una escuela con
races elitistas, y la educacin para el trabajo puede ser vista desde diversos
ngulos. En el presente estudio realizo un anlisis del tema a partir de una lectura
epistemolgica y didctica, basada en la prctica de veinticinco docentes del curso
de capacitacin en peluquera.
Histricamente, el saber del trabajo y de los trabajadores no ha sido registrado
en la literatura. Ese saber era patrimonio de las comunidades de prctica que lo
transmitan por medio de la produccin colectiva de obras (Rugiu, 1995). Esa
caracterstica del saber del trabajo, los enfrenta el saber del ocio (caracterizado por
su naturaleza declarativa) cuya transmisin privilegia la forma literaria (Broudy, 1977).
Por esto, cuando el primero se escolariza, es rebajado a un hacer al cual se le niega
la categora de conocimiento. Una de las consecuencias de eso es la presentacin
de los contenidos escolares bajo la forma de ciencia, no para facilitar el acceso a los
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en una prosa execrable, cnones admirables sobre cmo escribir. Hay otros crticos
que emplean un ingls brillante para expresar las teoras ms tontas acerca de lo que
constituye la buena redaccin. (Ryle, 1984, p. 49).
No corresponde hacer aqu un anlisis ms detallado de la epistemologa
propuesta por el filsofo britnico. Para los fines de este estudio, bastan las
anotaciones efectuadas, indicando que las tcnicas de trabajo discutidas al inicio,
a partir de una propuesta de cambio curricular merecen ser tratadas como saber
especfico y no como derivadas del supuesto saber terico.
Casi siempre se equiparan teora con ciencia y prctica con ejecucin. El
uso de la expresin fundamento terico sugiere tal sentido. Y ms an, sugiere
subordinacin de la segunda a la primera. Ryle rompe totalmente con ese punto
de vista. Pero la suya no es una voz solitaria. Los estudios sobre la filosofa de la
ciencia, publicados en las ltimas dcadas, muchas veces incluyen consideraciones
que tiene una orientacin parecida a la indicada por el filsofo britnico. He aqu un
ejemplo:
La distincin entre ciencia y tecnologa no es absolutamente clara, pero la misma se
relaciona con las metas de los que las practican y con los usos de una y otra. La
tecnologa tiene como objetivo la utilidad prctica, mientras que la ciencia tiene
como meta construir una explicacin empricamente verificable sobre el mundo. Los
curtidores pueden producir vaqueta [piezas de cuero integral de ganado vacuno]
a partir del cuero sin ningn conocimiento terico de qumica, al mismo tiempo, los
qumicos pueden comprender lo que involucra la transicin entre el cuero crudo y la
vaqueta sin ser capaces de realizar el trabajo del curtidor. (Slobodkin, 1992, p. 125)
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uso no suele analizarse en los medios educativos. El mismo influye, sin duda, en las
decisiones sobre el campo didctico que deben considerarse.
Los anlisis del conocimiento de la tcnica en el mbito del trabajo (Rose,
2007; Sarup, 1978) mostraron que el par teora y prctica, desvaloriza el saber del
trabajador y subordina el trabajo manual al trabajo intelectual.
En el campo de la didctica es comn encontrar otro par antittico anlogo al par
teora y prctica: conocimiento y habilidad. En un relevamiento sobre el uso de esa
expresin en un libro de didctica (Libneo, 1990), constat que el par conocimiento
y habilidad aparece con gran frecuencia (ms de veinte menciones desde la pgina
15 a la pgina 35). Debe considerarse que conocimiento y habilidad no son definidos
en el citado libro, reflexionando sobre el uso comn que se hace de la expresin en
los medios educativos. Lo que se puede inferir de tal uso es que la habilidad es un
proceso motor del conocimiento (teora).
La didctica tradicional no parece adecuada para los propsitos de este estudio.
Ella utiliza la misma referencia que exista en el origen de la propuesta de cambio
curricular, perjudicial para los trabajadores del saln de belleza: teora y prctica.
Entonces fue necesario recurrir a otras referencias en el campo de la educacin.
Las dimensiones didcticas de la cuestin inicial que motiv las investigaciones
que aparecen en este estudio pueden considerarse a partir de taxonomas de
conocimientos formuladas para anunciar decisiones sobre la metodologa de
enseanza y evaluacin del aprendizaje. En este estudio consider que era necesario
contar con una taxonoma que relacionase con claridad los tipos de conocimientos
con las decisiones sobre metodologa de enseanza. La Component Display Theory
(Merrill, 1994) cumple ese requisito.
La Component Display Theory (CDT) presenta los tipos de saber sin jerarquizar
los conocimientos. Sugiere que el saber tcnico (conocimiento de procesos) es
independiente de otros saberes. Esta propuesta rompe con la opinin tradicional
de que la tcnica (saber procedimental) deriva de la teora (saber conceptual y de
principios).
Merrill le confiere un tratamiento muy formal y abstracto a su anlisis del
conocimiento humano. A nivel analtico, CDT es un abordaje que, aparentemente, no
tiene aplicaciones a nivel didctico:
Por esa razn, [Merrill] resolvi utilizar categoras ms simplificadas y apropiadas en su
sugerencia de aplicacin taxonmica. As, todo el trabajo clasificatorio es nuevamente
propuesto en trminos de cuatro categoras de conocimiento: hecho, concepto, proceso
y principio. El conocimiento del hecho es resultado de operaciones de identificacin.
El conocimiento conceptual es resultado de operaciones descriptivas. Finalmente,
proceso y principio son conocimientos resultantes de operaciones productivas. (Barato,
2003, p. 72)
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Captulo 5
Los procesos, segn la CDT, son secuencias de accin que tienen en cuenta un
fin preciso. Desde el punto de vista del aprendizaje, esas secuencias necesitan ser
incorporadas hasta que se adquiera dominio de ellas. Son, en s, saberes y no una
aplicacin mecnica de supuestas teoras.
Los estudios sobre el aprendizaje de las tcnicas que integran el oficio de
peluquero confirman la sugerencia de Merrill en su CDT. En la conclusin de un
anlisis sobre el curso de peluquero el educador Mike Rose hace la siguiente
observacin:
Despus de la clase, pregunto a una joven con excelente memoria cual es el mayor
desafo, a esa altura de la capacitacin. Ella responde que est en el punto en que ya
sabe cmo manejar las tijeras y sujetar el cabello mientras corta est desarrollando
tcnicas manuales de trabajo. Ahora, el gran desafo es aplicar esas tcnicas en
personas reales, con diversos tipos de cabezas y cabellos, hacer eso de verdad,
saber dnde cortar, cundo el cabello pasa de lacio a ondulado, ver cmo va a caer,
saber cmo va a quedar en cabezas diferentes. Ella est haciendo la transicin de la
concentracin en la tcnica, al involucramiento en el trabajo propiamente dicho. Est
incorporando la tcnica a la planificacin y ejecucin de un corte, respondiendo a los
problemas que surgen durante el proceso, pensando a travs de la tijera que tiene en
las manos. (Rose, 2007, p. 121-122)
Las observaciones de Rose retratan una visin que enfatiza la tcnica como un
modo de pensar, un pensar de la accin, un pensar en accin. En los procesos
de aprender, queda en evidencia la necesidad de dominio del manejo de las
herramientas y de los objetos para alcanzar los resultados deseados (Sloboda,
1993). En el anlisis de la entrevista que realiz a una alumna, el autor revela esto
con claridad cuando dice; [ella] ya sabe cmo manejar las tijeras y sujetar el cabello
mientras corta.
Ejecutar y pensar no se disocia en el saber tcnico. No se distingue el momento
de pensar del momento de la accin. El desempeo y el conocimiento se informan
mutuamente en un juego continuo, teniendo en cuenta un determinado fin. El
desempeo (ejecucin) es resultado de pensar, pero el pensar, a su vez, cambia
continuamente en funcin del desempeo. Rose dice eso de forma bonita y elegante:
[La aprendiz de peluquera] est incorporando la tcnica a la planificacin y
ejecucin de un corte, respondiendo a problemas que surgen durante el proceso,
pensando por medio de la tijera que tiene en las manos.
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La investigacin tena dos finalidades. Una de ellas era de inters tcnicoadministrativo, con el objetivo de avalar que las personas en formacin entrasen en
el mercado de trabajo con un repertorio de tcnicas que les garantizaran un buen
ejercicio de la profesin. La otra finalidad era de inters cientfico, con el objetivo de
caracterizar la naturaleza del saber de la tcnica entre los peluqueros.
Hasta el momento de mi encuentro con la empresa que solicit cambiar el nfasis
en el currculo del curso de peluqueros, la frmula teora y prctica se utilizaba sin
crtica a fin de clasificar los contenidos curriculares. Las dudas sobre lo apropiado
de tal clasificacin comenzaron a indicar la necesidad de un estudio epistemolgico
y didctico de la cuestin.
La institucin de enseanza que ofreca los cursos de peluquero que seran objeto
de estudio utilizaba la expresin teora y prctica para caracterizar los contenidos de
la enseanza. Por esa razn, era de inters investigar cules eran las consecuencias
de ese uso en la planificacin y ejecucin de la enseanza. Interesaba particularmente
investigar las formas de proceder de los docentes teniendo en cuenta la orientacin
de dividir el saber de los peluqueros en teora y prctica. En este caso, exista la
sensacin que los docentes podran desvalorizar su saber tcnico para promover la
versin de que la teora era ms importante que la prctica. Por lo tanto, esta hiptesis
fue formulada con cierta cautela pues los docentes trabajaban (y muchos todava
trabajan) en salones de belleza, como profesionales que gozaban de cierto prestigio
en ese mbito. Esa circunstancia sugera la expectativa de un comportamiento
contradictorio. Era de esperarse que los docentes, a pesar de promover la idea
de la precedencia de la teora sobre la prctica, no abandonaran por entero sus
convicciones corporativas respecto a que lo que ms importa es la prctica.
Otra expectativa en este estudio era que, al presentar concretamente las tcnicas
que integraban el contenido del curso, los docentes revelaran un saber con estatus
epistemolgico propio. O sea, las observaciones sobre las tcnicas bsicas del curso
de peluquera presentadas en las clases de demostracin, confirmaran la existencia
de un conocimiento vinculado a la ejecucin (knowing how), completamente
independiente del conocimiento declarativo (knowing that).
Como ya se plasm en otra parte de este texto (cf. caso de Don Joo), cuando
se desarrolla plenamente el saber de la tcnica, no necesita ser verbalizado. En
las actividades de enseanza, esa caracterstica puede dar lugar a dificultades
de comunicacin verbal. De esta forma, se esperaba que, en las clases de
demostracin, los docentes tuvieran alguna dificultad para revelar verbalmente todo
su conocimiento tcnico.
En otras reas de capacitacin profesional (Barato, 2003), se constat la
presentacin del saber tcnico como arte. Los profesionales de diversas reas an
utilizan la designacin de arte para referirse al saber del trabajo. Reproducen una
caracterstica histrica de las corporaciones de oficios (Rugiu, 1998). La utilizacin
del concepto de arte tiene diversas posturas: creencia en una teora de los dones,
sugiriendo que hay personas cuya vocacin las lleva a ese oficio; sugerencia de
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Los peluqueros
En la institucin haba doce escuelas que ofrecan el curso de peluquera. El
cuadro docente del rea era variable, incluidos los profesores contratados por tiempo
indeterminado y por tarea. En la investigacin, se opt por el seguimiento del cuadro
fijo de docentes (los de plazo indeterminado), en un total de veinticinco.
Una de las condiciones para integrar el cuadro docente del rea de belleza de la
institucin era la experiencia profesional. Por esa razn, todos los docentes del rea
tenan un promedio de diez aos de experiencia como peluqueros en el mercado
laboral.
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Clases demostrativas
Para estudiar el conocimiento tcnico en el campo de la capacitacin de
peluqueros, opt por un abordaje que privilegiara las observaciones sobre las
actividades de enseanza de los docentes. Como era impracticable observar el
trabajo cotidiano, fue necesario generar situaciones en las que sera posible ejercer
cierto control. La eleccin recay sobre una propuesta a la que denomin clases
demostrativas.
La clase demostrativa era la reproduccin de una clase acerca de una tcnica
bsica del curso de peluquera para el colectivo de docentes del rea, para dos
supervisores de los cursos de belleza del equipo central de la institucin y para
el coordinador de la investigacin. La clase era preparada libremente por el
docente, sin orientacin o sugerencia de tipo alguno, esperando que el profesor
reprodujese lo que haca normalmente con sus alumnos. Los tiempos y condiciones
de trabajo mostraban tambin lo que ocurra en las situaciones cotidianas del curso.
Eventualmente, la clase poda ser proyectada y conducida por dos docentes.
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Como la tcnica, objeto de la clase demostrativa, era una eleccin personal del
docente, se supona que el mismo tena buen dominio del contenido y se senta
cmodo llevando a cabo la demostracin.
La decisin sobre qu tcnicas integraran el programa de las clases de
demostracin fue tomada de manera colectiva por los profesores. Ellos elaboraron
una lista de contenidos curriculares que recibi el nombre de tcnicas bsicas
de peluquera. Las clases demostrativas fueron programadas para favorecer la
participacin de todos los docentes o de la mayora. El proceso es llev a cabo en
dos aos lectivos consecutivos.
Corresponde sealar que las clases demostrativas no reproducan con fidelidad
lo que suceda con los alumnos en las sesiones equivalentes. Cada profesor
responsable de una demostracin en realidad preparaba su trabajo teniendo en
cuenta la presencia de sus pares y de otros profesionales que participaban del
proyecto. Esa circunstancia, sin embargo, no contaminaba lo que se pretenda
observar: la especificidad del saber tcnico en una situacin concreta de ejecucin.
Las clases demostrativas no estaban organizadas exclusivamente con el
propsito de estudiar la naturaleza del conocimiento tcnico. Tambin formaban
parte de un plan de capacitacin docente de los profesores del rea. En ese
sentido, funcionaban como sesiones de actualizacin en el mbito profesional y de
oportunidad de desarrollo de las capacidades didcticas de los maestros.
Para los docentes, el objetivo de las clases demostrativas se presentaba como un
desafo: la elaboracin de una obra colectiva sobre tcnicas bsicas para el curso
de peluquera. Con ese fin, al planificar su clase demostrativa, cada docente deba
preparar un documento escrito sobre la tcnica elegida. Despus de la demostracin,
el equipo director y los dems docentes discutan los puntos planteados por el
coordinador del proyecto. Los resultados de ese debate eran considerados para
la primera reformulacin del material escrito. Posteriormente, se enviaba el texto
reformulado a todos los miembros del rgano docente para una lectura crtica y
para el registro de observaciones. El autor del texto haca entonces otra revisin
y el material resultante era considerado como la versin final del captulo que le
corresponda en el manual producido como obra colectiva.
Dadas las dificultades que tenan los docentes para organizar de manera
sistemtica sus saberes por escrito, no se esperaba que el manual fuese una obra de
referencia para el estudio de las tcnicas. Para los fines propuestos, vala mucho ms
como sentimiento de satisfaccin profesional por la produccin de una obra colectiva
que la calidad didctica del manual. En trminos de la investigacin, la produccin
final de cada captulo del manual funcionaba como informacin complementaria
sobre la naturaleza del saber tcnico.
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profesional
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Moral del trabajador y formacin profesional
Mis estudios sobre la tcnica como saber muestran que el hacer incorpora no
slo la ejecucin, sino las formas de ver y valorar la obra. En escritos anteriores a este
libro, solo hice referencia a esa forma de entender el hacer como forma por la cual
el trabajador desarrolla simultneamente significados en los mbitos epistemolgico,
axiolgico y esttico.
Existen propuestas se enseanza de valores en la formacin profesional que
siguen un camino agregacionista. O sea, sugieren que la enseanza de tica
y esttica puede agregar valor al trabajo. Esa extraa manera de ver los valores
es otra de las consecuencias del dualismo cuya forma ms tradicional es el par
teora y prctica. En el campo de los valores ese dualismo aparece en el formato de
tecnicismo/humanismo. La consecuencia de eso es una incapacidad para reconocer
que existen valores intrnsecos al trabajo.
Hoy en la educacin brasilea hay una gran insistencia para que en las escuelas
se incluyan los valores en sus currculos. Desafortunadamente, la respuesta a esa
insistencia ha sido la de abordar los valores de forma discursiva, sin considerar que
la adhesin de las personas a los principios exige un compromiso en la accin. En
este captulo presento un primer esfuerzo para situar la cuestin del desarrollo de
valores en la formacin profesional, considerando la superacin de los dualismos que
en el rea de los valores oponen las dimensiones tcnicas del trabajo a pretensiones
supuestamente humanistas.
tica y profesin
En las ofertas de empleo para el sector de recursos humanos de las empresas
era comn en los aos de 1980, la especificacin de bsqueda de profesionales
para coordinacin de actividades de entrenamiento operativo. La funcin no tena
mucho prestigio. Los profesionales que buscaban empleo en el rea queran actuar
en capacitaciones gerenciales o motivacionales. El trmino operativo tena un tinte
semntico que induca a las personas a pensar que el entrenamiento calificado
con ese adjetivo estaba dirigido a actividades que involucraban habilidades, no
inteligencia y las consecuentes expectativas de solucin de problemas, creatividad
y toma de decisiones. Ese modo de ver las actividades de desarrollo profesional en
las empresas reflejaba cierta visin del trabajo. Percepcin que, por otra parte, no ha
desaparecido. La dicotoma de trabajo intelectual versus trabajo manual permanece
an muy presente.
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En su libro, Rose muestra que esa retrica del trabajo antiguo versus el nuevo est
equivocada, ya que la misma caracteriza a los antiguos trabajadores como meras
piezas de un mecanismo. Sugiere que el trabajo manual requiere poca o ninguna
inteligencia. Ese modo de pensar acaba produciendo una epistemologa que ignora
el saber inherente a la tcnica (Barato, 2003). Una de las consecuencias de eso es
la de separar una accin humana en teora y prctica, conocimiento y habilidad u
otros pares antitticos que generan juicios no slo errneos sobre la inteligencia sino
tambin justificaciones prejuiciosas en la valoracin de los contenidos del trabajo
rotulado de manual.
La concepcin dicotmica respecto al contenido del trabajo no slo provoca
equivocaciones en el mbito epistemolgico. Tambin tiene consecuencias
indeseables en el campo de la tica y de la esttica. La suposicin de que el trabajo
manual carece de inteligencia sugiere un trabajador embrutecido, incapaz de
apreciar la belleza en las artes, con un desarrollo tico muy limitado. As como en el
campo de la epistemologa, la utilizacin de pares antitticos para clasificar el trabajo
no discierne las dimensiones de esttica y tica inherentes al hacer, a la produccin
de una obra.
En este texto intento analizar algunas de las relaciones entre tica y trabajo.
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a sus familiares y amigos. Me acuerdo bien del orgullo que manifestaba al mostrar
el piso del bao, llamando la atencin sobre los desniveles casi imperceptibles que
evitaban que el agua se empozase y permitan que hubiese un flujo suave hacia el
desage.
La ancdota de la manifestacin de orgullo profesional de mi padre no parece
interesante. Para las personas que no logran ver el trabajo de los otros con simpata,
el piso bien hecho de un bao de una casa modesta es solo un detalle que demuestra
el cumplimiento de los requisitos de calidad de un servicio. Para los profesionales del
rea, eso tiene un significado muy diferente. La correccin del piso es un requisito
imprescindible para una obra bien hecha y parte integrante del ser profesional, ya
que el trabajador se identifica con lo que hace. El significado de las obras bien
realizadas no se reduce al cumplimiento de normas tcnicas.
El significado de la obra se aprende en el proceso de la produccin, no en las
explicaciones que preceden a la accin. La ancdota es otro ejemplo de la ontologa
heideggeriana. La obra tiene una naturaleza cuya manifestacin el trabajador
entiende y que dialoga con l. No es el resultado de simples habilidades. Es la prueba
de la afirmacin de una individualidad que se funde y confunde con su capacidad de
cambiar el mundo, de producir. En ese proceso, el trabajador atribuye valor a aquello
que hace. Por lo tanto, las exigencias de una obra se encuentran en la base de los
principios morales de un hacer bien hecho.
Volver ms adelante sobre el tema de la naturaleza de la obra y de sus
derivaciones en el campo de la formacin moral del trabajador. Por ahora, bastan los
comentarios realizados a partir de una ancdota de un trabajador de la construccin
civil. Ahora importa continuar el anlisis del caso que me fue presentado por la
coordinadora del curso de programador de computacin.
En programacin, as como en investigacin y redaccin es comn hablar con
elegancia de aquello que se produce. Al utilizar un lenguaje de programacin, al
escribir una rutina, el programador se preocupa de encontrar soluciones no slo
correctas, sino elegantes. Los programas que contienen instrucciones innecesarias
o confusas, aunque puedan funcionar de acuerdo con lo requerido por los clientes
son mal vistas por las comunidades de prctica de los programadores y motivo de
vergenza para quien las escribi. Esa es una de las caractersticas para juzgar las
obras bien hechas en ese mbito. Y no implica slo un aspecto esttico, retrata un
compromiso profesional desde el punto de vista tico.
La exigencia de elegancia en programacin puede estar implcita o explcita.
Algunas veces, los manuales o los docentes declaran que la misma forma parte de
los criterios de evaluacin. En otras ocasiones, ni docentes ni manuales lo mencionan
pero ella est implcita en lo que se considera buena tcnica de programacin. Por
lo tanto, el concepto de elegancia no se desvincula del hacer. El mismo es discutido,
aprendido y evaluado en el laboratorio.
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humana. Por eso, una propuesta como la analizada debera ser modificada en funcin
de la comprensin de que el hacer tiene un papel fundamental en la formacin moral
de los trabajadores.
Para concluir este punto, conviene citar el comentario de un filsofo sobre el
significado del trabajo humano:
El trabajo implica una transformacin prctica de la naturaleza externa y, como resultado
de la misma, surge un mundo de productos que solamente existe por y para el hombre.
En el trabajo, este desarrolla su capacidad creadora haciendo surgir un mundo de
objetos en los cuales, concretando sus fines y proyectos, imprime su huella o marca
como ser humano. Por eso, en el trabajo, al mismo tiempo que humaniza la naturaleza
externa el hombre se humaniza a s mismo, es decir, desarrolla sus fuerzas creadoras
latentes (Vzquez, 2005, p. 220).
Moral y accin
Mike Rose, profesor de la Universidad de California de Los ngeles (UCLA),
realiz diversos estudios para determinar cmo se articulaban las tramas del saber
en profesiones como mesera, peluquero, soldador, carpintero, electricista (Rose,
2007). En sus estudios, Rose eligi procedimientos metodolgicos que aproximan al
investigador a las tareas cotidianas de los trabajadores. Entrevist extensamente a
trabajadores con experiencia, preguntndoles sobre los procesos de trabajo en sus
oficios a fin de identificar los saberes necesarios para la ejecucin de lo que hacan.
Por otro lado, hizo un seguimiento de los aprendices de los programas de formacin
profesional en talleres, laboratorios y obras en construccin. El objetivo principal de
la investigacin del profesor de la UCLA era el de describir la inteligencia en accin.
La hiptesis inicial de Rose era que buena parte del saber de los trabajadores
es invisible a los ojos de los agentes sociales cuyas funciones involucran formacin
profesional o descripcin de tareas en el mbito laboral. Rose, con races en la
clase obrera, vio a su madre mantener a la familia por ms de tres dcadas con
sus ingresos como mesera. Esa profesin tiene muy bajo prestigio en la sociedad
estadounidense. Se considera como el lugar para mujeres de inteligencia limitada y
escasa escolaridad. Los estudios de Rose muestran que la profesin de su madre
abarca una amplia gama de saberes.
En base a la narracin que hace el autor sobre las entrevistas con su madre, con
otras meseras y a las observaciones sobre el servicio de mesas en restaurantes,
elabor el cuadro descriptivo que reproduzco a continuacin.
Una mesera domina los siguientes saberes:
Psicologa popular aplicada (folk psychology): sabe distinguir clientes
inconvenientes de clientes educados; sabe utilizar las palabras adecuadas con cada
tipo de parroquiano, muestra inters por asuntos personales comunicados por los
clientes; sonre cuando es adecuado, pone cara seria cuando es necesario; corta
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de aula o inculcados mediante catequesis, discurso o textos religiosos. Ellos surgan del
compromiso en una labor sustantiva. No eran impuestos. (Rose, 2009, p. 95).
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Consideraciones finales
Este captulo es apenas una propuesta inicial sobre cmo pensar o repensar la
educacin moral en la formacin de los trabajadores. Esboza algunas cuestiones y,
en el estudio de ejemplo, procura mostrar orientaciones que parecen interesantes.
Sugiere que en los anlisis de tica interna del trabajo no se separen ontologa y
epistemologa de tica. Sugiere tambin que la educacin moral no puede ser tratada
como un enfoque terico de los valores.
A nivel didctico, las indicaciones que consegu perfilar sealan la necesidad
de realizar estudios capaces de identificar las dimensiones morales presentes en el
hacer. Tales dimensiones no son evidentes en la mayor parte de los casos. Pero el
deseo de hacer obras bien hechas parece ser un promisorio punto de partida a fin
de identificar la moral especfica de cada profesin.
126
Captulo 6
127
hacer una obra bien hecha desaparece. Los objetos del hacer del mecnico dejan
de manifestarse en el sentido del anlisis heideggeriano que ya cit anteriormente.
En una de las muchas observaciones realizadas por Crawford sobre el cambio
ocurrido con la introduccin de nuevas tecnologas, observa que los sistemas
digitales aplicados a la mecnica impiden el surgimiento de un saber que:
...[requiere] la inteligibilidad bsica de aquello que disfrutamos [moto] en cuanto a su
origen, sus principios de funcionamiento, su lgica de reparacin y mantenimiento; en
sntesis, de todas aquellas formas por las que un objeto puede manifestarse enteramente
a nosotros, de manera tal que podamos ser responsables del mismo (Crawford, 2009,
p. 31).
128
Captulo 7
Trabajo y educacin en la enseanza
secundaria
Captulo 7
Trabajo y educacin en la enseanza secundaria
131
Punto de partida
Hoy es frecuente decir que el mundo del trabajo exige una mano de obra cada vez
ms educada. Existen muchas explicaciones para esa exigencia. He aqu algunas
de ellas:
ritmo cada vez ms acelerado de los cambios en los modos de produccin,
creciente incorporacin de nuevas tecnologas por parte de empresas de
todos los sectores productivos,
requisito de la capacidad de aprendizaje autnomo para cambiar de funcin
o empleo con rapidez.
Todo eso parece indicar que el trabajo se va enriqueciendo de contenidos y
exigiendo ms tiempo de preparacin. Otra idea muy comn en nuestros das es la
de que la educacin debe adaptarse a las exigencias del mercado laboral. Polticos,
periodistas, educadores y otros formadores de opinin, que critican nuestras
escuelas suelen sealar la falta de vinculacin entre educacin y mercado como una
de las causas del fracaso de la enseanza que se ofrece a los jvenes.
La vinculacin entre escuela y trabajo es aceptada sin resistencia como un
economicismo que reduce a la educacin a un mecanismo que prepara a las
personas para la vida productiva. En ese sentido, los fracasos econmicos se
atribuyen muchas veces a la (supuesta) mala calidad de la educacin. Esas
cuestiones ameritan reflexin. Por eso, en este comienzo de dilogo ya propongo un
momento de reflexin.
Hasta qu punto se acusa a la escuela de los supuestos problemas de mala formacin
de los trabajadores. Hasta qu punto es preciso cambiar la enseanza secundaria
para hacer frente a las exigencias productivas? Esas son cuestiones de importancia.
Sin embargo, las respuestas podran no dirigirse en la direccin de las crticas antes
mencionadas. Tal vez algunas tendencias que observamos en las conversaciones
del da a da y en las noticias de los peridicos no sean la pura verdad. Por lo tanto,
conviene pensar un poco sobre las tendencias en el mundo laboral y en el papel de la
escuela (principalmente a nivel de enseanza secundaria).
Este texto pretende sugerir algunos elementos para esa reflexin de los educadores.
Y, antes de seguir adelante, es bueno que usted considere lo que los peridicos y sus
amigos dicen sobre las relaciones entre educacin y trabajo.
Colocacin de azulejos
Vamos a comenzar con un caso. Alrededor de los aos cincuenta y sesenta del
siglo pasado, se podan ver en las obras de construccin, grandes bidones llenos de
azulejos sumergidos en agua. Hoy esos contenedores desaparecieron del entorno de
la construccin civil. Qu sucedi? Debido a la mezcla utilizada (una composicin
132
Captulo 7
de arena, cal y cemento), los azulejos secos no se fijaban. Era necesario que los
azulejos estuvieran suficientemente hmedos para que quedaran bien colocados.
Los viejos albailes dominaban, en este caso, un delicado arte que garantizaba que
los azulejos no se cayeran de la pared luego de asentados. Otra curiosidad: para
obtener fracciones adecuadas de azulejos, los albailes utilizaban regla, lpiz grueso
(lpiz de carpintero) y vidia (un instrumento de corte con un pequeo diamante
industrial en la punta). Los cortes de azulejo, segn el testimonio de un profesional de
aquellos tiempos, eran muy difciles. Todo eso es cosa del pasado. Hoy los azulejos
salen directamente de la caja para las paredes, sin necesidad alguna de quedar
en remojo en bidones con agua, desde que la mezcla industrialmente preparada
solucion el problema de fijacin que daba tanto dolor de cabeza a los albailes; y el
corte de esos materiales de construccin se realiza con facilidad por medio de una
mquina muy eficiente.
En el caso narrado en el prrafo anterior, queda en evidencia que el trabajo
de colocar azulejos se simplific bastante gracias a la introduccin de un nuevo
material (una masa fabricada especialmente para el trabajo en tela) y por el uso de
una mquina que hace innecesarias las habilidades manuales en la utilizacin de
regla, lpiz y vidia para el corte de azulejos. La masa especial y la mquina de cortar
azulejos son tecnologas que facilitaron el trabajo, adems de hacerlo ms eficiente.
Pero no es slo eso. Es fcil apreciar que en este caso, el trabajo perdi contenido,
y la prdida de contenido significa menos necesidad de aprendizaje (hoy es posible
capacitar a un azulejista en mucho menos tiempo que en la poca de la mezcla
producida artesanalmente con cemento, arena y cal). Tambin hay un cambio que es
necesario tomar en consideracin: el embalaje de la masa producida industrialmente
puede venir acompaado de instrucciones escritas sobre cmo utilizar. Tal
circunstancia exige de los albailes la habilidad de leer e interpretar textos. Pero, en
el balance final, el trabajo se convirti en ms simple y menos especializado.
La habilidad de lectura para el caso no precisa ser contextualizada. La lectura de
las instrucciones presentes en el embalaje de la masa industrial es conveniente para
las empresas. Cuando los trabajadores son capaces de leer e interpretar instrucciones,
se economiza tiempo y dinero, pues las empresas no se ven obligadas a promover la
capacitacin sobre la utilizacin del nuevo producto. Es necesario observar que los
profesionales con dificultad de lectura o analfabetos tambin podran utilizar la masa
industrial si recibiesen instruccin oral o si se les diera la oportunidad de observar a
otro profesional ejecutando la tarea con el nuevo material. Dejo constancia de esto
para destacar que la lectura no est necesariamente vinculada a la ejecucin. Es,
como dije, conveniente para las empresas de construccin civil.
Vale mencionar aqu la introduccin de dos conceptos muy comunes en la
sociologa del trabajo de alrededor de 1970: trabajo vivo y trabajo muerto.
El primer concepto, trabajo vivo, se refiere a modos de hacer que dependen
ntegramente del saber de los trabajadores. El segundo, trabajo muerto, se refiere
a mquinas, materiales y sistemas que sustituyen el saber de los trabajadores. En
el ejemplo estudiado, lidiar con la masa de cal, cemento y arena era trabajo vivo; la
masa industrial (un material que exige poca o ninguna pericia del albail) es trabajo
133
muerto (el viejo saber fue sustituido por una solucin cuyo dominio es exclusivo de
las empresas que poseen la propiedad industrial del nuevo material).
Con la utilizacin de las tecnologas digitales el trabajo muerto aument mucho. En
el captulo anterior plante que Matthew Crawford (2007) observa que los mecnicos
de hoy en da ya no hacen el diagnstico de los problemas mecnicos de autos y
motos. Aparatos computarizados sustituyeron la pericia de los mecnicos. A estos
ahora slo les corresponde sustituir los subsistemas de los vehculos que el software
de un programa especializado seal como origen del problema.
A esta altura corresponde hacer una sugerencia: intenten encontrar en el mundo del
trabajo uno o ms ejemplos de situaciones que hayan experimentado importantes
cambios en los ltimos cincuenta aos. Identifiquen tcnicas (trabajo vivo) que los
trabajadores deban dominar para poder ejercer sus oficios. Identifiquen los nuevos
modos de hacer lo que antes era trabajo vivo. Piensen un poco en el conocimiento
que se perdi. Evalen si los nuevos modos de hacer exigen alguna competencia
que puede o debe ser desarrollada en las escuelas. Un buen modo de hacer eso es
examinar las reas de trabajo predominantes en la regin o las profesiones ejercidas
por alguno de los miembros ms viejos de la familia.
Volvamos al caso de los azulejos. El viejo profesional consultado sobre los cambios
ocurridos inform que antiguamente era muy difcil cortar azulejos. La tcnica
utilizada dependa de las habilidades manuales, de fuerza y precisin. Se perdan
muchas piezas. El trabajo se volva penoso. El corte con mquina es bastante simple.
No requiere fuerza. La precisin est garantizada por la escuadra de metal que fija
cada pieza a la bancada antes del corte. La prdida de material es mnima. Todo esto
demuestra que la tcnica y la ciencia aplicadas al trabajo provocan transformaciones
significativas para los trabajadores, algunas buenas y otras malas. Ese es un balance
que debemos hacer para no ver las transformaciones desde un nico punto de vista.
Algunos cambios y simplificaciones en los modos de produccin, aunque puedan
empobrecer el contenido del trabajo, hacen la vida ms agradable y menos penosa.
Como observa Postman (1992) la tecnologa acarrea consecuencias negativas, pero
tambin novedades positivas. Es necesario hacer un balance crtico de esa evolucin.
En el caso del trabajo, es bueno que los jvenes hagan ese balance, examinando el
rumbo que la actividad productiva ha venido tomando en la actualidad.
Trabajo y estudio
En un anlisis sobre la situacin del trabajo en Europa, el socilogo espaol Alberto
Moncada (1977) observaba que apenas diez por ciento de las ocupaciones eran
actividades psicolgicamente compensadoras. O sea, de cada diez posibilidades de
ganarse el sustento, slo una era un quehacer recompensado con sentimientos de
satisfaccin personal. Nueve de cada diez posibilidades de trabajo eran actividades
muy simples, repetitivas, poco desafiantes desde el punto de vista intelectual. Desde
1977 hasta la fecha, la situacin no ha cambiado mucho. Podemos examinar el tema
a partir, por ejemplo, de un fenmeno que aument de manera espectacular en
134
los ltimos aos: los servicios de fast food. Si los comparamos con el trabajo que
se realizaba en los restaurantes tradicionales, qu sucedi con las ocupaciones
requeridas por los servicios de alimentacin cuya principal caracterstica era la
rapidez? Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que el nuevo trabajo en esa rea
se torn mucho ms simple. Basta comparar los quehaceres de un camarero con los
que tiene un auxiliar de una cafetera, o los de un cocinero con los de un preparador
de sndwiches. En la mayor parte de las ocupaciones la tendencia apunta a menor
complejidad, menor capacidad y menos conocimientos. O sea que, para la mayora
de los trabajadores la formacin profesional se volvi mucho menos exigente. Esas
consideraciones parecen contradictorias. En general existe la sensacin de que el
trabajo requiere ms y ms aos de escuela. Hay casos en que se pide enseanza
secundaria completa para barrenderos, porteros, guardias de seguridad, auxiliares
de cafetera, etc. Dicha solicitud parecera indicar que el trabajo de la nueva era
requiere ms conocimientos. Lo que pocas veces se menciona es que en esos casos
la escolaridad se utiliza como criterio de seleccin a fin de disminuir el nmero de
candidatos para las pocas vacantes disponibles.
La relacin trabajo/educacin no se resume al tema del aprendizaje de
habilidades requeridas por el mercado laboral. Este ltimo utiliza la escolaridad segn
su conveniencia. En las pocas de gran desempleo, las empresas aumentan las
exigencias de ingreso para nuevos trabajadores. Muchas organizaciones exigen una
escolaridad de ms de ocho aos para el cargo de limpiador. Son necesarios tantos
aos de estudio para ejercer esta ocupacin? Parecera que no, pero la excesiva
oferta de mano de obra permite que el factor escolaridad sea utilizado como criterio
previo de seleccin. Es evidente que si el panorama fuese otro, las empresas sabran
cmo contratar y formar limpiadores con poca o ninguna escolaridad. Segn los
anlisis clsicos sobre la relacin trabajo/escuela (ver Braverman, 1977; Gorz, 1979;
Salm, 1980), el capital usa la escolaridad de acuerdo a su necesidad y conveniencia.
La contradiccin entre simplificacin del trabajo y exigencia de mayor escolaridad
puede ser vista tambin en situaciones que involucran prestigio y valorizacin social
de las profesiones. Otro caso ilustra bien esa evolucin. Alrededor de 1978 el SENAC
de San Pablo cre, a pedido de la Associao dos Pedicuros Calistas, un curso
de capacitacin profesional para formar pedicuros. El curso creado en esa ocasin
tena cerca de cuatrocientas horas y poda hacerse en un semestre de estudios. Los
candidatos deban tener la escolaridad correspondiente a sexto ao de enseanza
bsica. Muchos profesionales que hoy en da se encuentran activos en el mercado
de servicios de podologa fueron formados en el citado curso. Pero a mediados de
los aos ochenta, la Asociacin comenz a presionar al SENAC para que el curso de
pedicuro callista se convirtiera en un curso tcnico (post-secundario) de podologa.
Los argumentos que se presentaban hacan referencia a que la profesin se estaba
tornando cada vez ms compleja. Por eso era necesario dedicar ms tiempo a la
formacin del profesional. Hoy en da la formacin del antiguo pedicuro-callista se
lleva a cabo en cursos tcnicos que tienen una duracin de tres semestres y los
candidatos deben haber concluido la enseanza secundaria. Es bastante probable
que la formacin de podlogo pase a ser de nivel superior en la prxima dcada.
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Corresponden aqu algunas preguntas ms. Desde una perspectiva marcada por la
idea de congruencia, predomina la opinin de que las escuelas deben cambiar la
estructura, recursos, equipos y currculos en funcin de las exigencias y necesidades
del mercado. Ese modo de pensar ve a la educacin como una actividad subordinada
a los intereses econmicos. Sin embargo, es necesario investigar si la escuela
podra tener un papel ms activo en sus interrelaciones con el trabajo. Otra pregunta
importante sera: cmo queda la situacin personal de la gente que pas varios aos
en la escuela y que slo encuentra ocupaciones muy simples como forma de ganarse
la vida? En algunos casos (servicios bancarios, por ejemplo) aumenta la conviccin que
ese trabajo, mucho menos exigente que la capacitacin de los trabajadores, es slo
una situacin provisoria, una ocupacin pasajera. Pero las posibilidades concretas de
trabajo acaban mostrando que es cada vez ms comn la presencia de personas con
diplomas superiores en ocupaciones como la de empleado de gasolinera, de vendedor,
de auxiliar de escritorio, etc.
Debaten y comprenden esos asuntos los estudiantes de cursos medios y superiores?
Ciencia y trabajo
Hasta aqu examinamos el asunto mostrando que el creciente aumento de los
aos de escolaridad de la poblacin no parece armonizar con la tambin creciente
simplificacin tcnica del trabajo para la gran mayora de profesionales. No obstante,
esa forma de ver la relacin trabajo/educacin es una cara de la moneda. Los
cambios en el panorama educativo pueden tener importantes consecuencias en el
trabajo. Sin duda, el principal cambio est vinculado a la enseanza de las ciencias.
El uso de conocimientos cientficos transforma profundamente los modos de
producir y, por lo tanto, los modos de trabajar. Un ejemplo clsico de eso ocurri en
la industria qumica como consecuencia de las inversiones realizadas por el gobierno
alemn en laboratorios e investigaciones en sus universidades en el siglo XIX (Noble,
1979). Las viejas prcticas de teido y curtido, por ejemplo, fueron reveladas por la
ciencia. A partir de ese descubrimiento fue posible inventar productos artificiales,
abreviar los tiempos de produccin, aumentar el control sobre los procesos, etc. La
relacin ciencia/trabajo depende en muchos sentidos de la educacin sistemtica en
los niveles medios y superiores. Con el propsito de incentivar un dilogo reflexivo
sobre el asunto conviene examinar otro caso ilustrativo.
En la dcada del ochenta del siglo pasado, la OMS (Organizacin Mundial
de la Salud) coordin un amplio programa de capacitacin para los auxiliares de
policlnicas en Amrica Latina. Los coordinadores del proyecto en Brasil observaron
una situacin muy interesante. Los profesionales de los centros de salud aprendieron
bien los procesos de esterilizacin de materiales. Despus de la capacitacin, saban
verificar las medidas de esterilizacin y utilizar los equipos necesarios. Sin embargo,
se observ que algunas semanas despus del periodo de formacin, los auxiliares
de las policlnicas abandonaban las prcticas aprendidas. Los estudios sobre el
fenmeno revelaron que las personas equiparaban limpieza con esterilizacin.
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Por eso juzgaban innecesario esterilizar materiales ya limpios. Cmo explicar esa
regresin a los viejos modelos de razonamiento?
Howard Gardner (2000) observa que uno de los grandes desafos de la educacin
es el de cambiar las maneras de pensar sobre el mundo. A su entender, las
personas llegan a las escuelas con ideas preconcebidas respecto a muchas cosas
(fsica, historia, qumica, etc.). Y no es fcil cambiar la forma de pensar. En fsica,
biologa, historia y otras ciencias los alumnos aprenden el contenido y obtienen las
calificaciones necesarias en las pruebas o exmenes. Pero siguen viendo el mundo
de acuerdo con los antiguos modelos. En realidad, no aprendieron determinados
principios cientficos. La situacin plantea un gran reto para los educadores.
No hay espacio aqu para una discusin sobre enseanza y aprendizaje de
la ciencia en las escuelas (sobre todo en enseanza secundaria). Es importante
observar que la enseanza de ciencias puede tener procesos de desarrollo en las
relaciones entre educacin y trabajo. En situaciones de reestructura de la produccin,
a partir de determinadas visiones de la ciencia, es fundamental que los trabajadores
dominen los principios cientficos implicados. Adems, la formacin cientfica slida
puede ser un poderoso instrumento para introducir transformaciones proyectadas e
intencionales en la produccin y en el trabajo.
Hagamos otra pausa para reflexionar. Perciben alumnos y profesores la importancia
del saber cientfico en trminos de posibles procesos de desarrollo en el trabajo?
Perciben los profesores y otros educadores la permanencia de viejos modelos a pesar
de la educacin cientfica recibida por los alumnos en la enseanza media?
Hasta qu punto las relaciones entre ciencia y trabajo son consideradas en los planes
de enseanza?
Habilidades bsicas
En algunos de los puntos anteriores, vimos que ciertos aspectos de la educacin
general son importantes para muchos trabajos. Por ejemplo, las profesiones
burocrticas (servicios de escritorio, administracin, control, etc.) exigen muchas
habilidades que son nada ms que cierta formacin literaria caracterstica de los
currculos escolares desde el surgimiento de la prensa. Saber leer y escribir (en
niveles de exigencia que incluyen la produccin de textos relativamente correctos,
claros y comunicativos, as como capacidades de interpretar con autonoma
instrucciones, manuales y otras fuentes de informacin textual) son condiciones
necesarias para el ejercicio de casi todas las profesiones. El saber leer y escribir
son habilidades bsicas comunes a casi todas las profesiones. Vale la pena tener
en cuenta que esa formacin literaria no se reduce a los dominios elementales de
la comunicacin escrita. La misma se confunde con las capacidades comunicativas
que debera desarrollar la enseanza secundaria.
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Hagamos una pequea pausa para reflexionar. Est la enseanza media logrando
obtener buenos resultados de formacin literaria en el sentido aqu indicado?
Trabajadores estudiantes
Muchos alumnos de la enseanza media ya son trabajadores. Tienen la
necesidad y la esperanza de que con ms estudios pueden cambiar de algn modo
su destino profesional. Es posible que la ocupacin que ejercen durante el tiempo
que estudian sea vista como una situacin provisoria. Esperan que el estudio les
brinde ms oportunidades de promocin o de cambios significativos en trminos
ocupacionales. No existen garantas de que ocurran los cambios en la direccin
deseada, cuando hayan obtenido uno o ms diplomas. Las nuevas oportunidades
de trabajo (sobre todo de ocupaciones ms compensadoras en trminos financieros
y de realizacin personal) no crecen al mismo ritmo que el aumento de alumnos en
los cursos de enseanza secundaria. El asunto no es nuevo. Desde mediados de
1974, el profesor Joo Ednio Valle, en una comunicacin a sus alumnos de maestra
en la PUC (Universidad Catlica) de San Pablo, mostraba que los diplomados que
no conseguan el deseado avance profesional congruente con sus formaciones se
sentan vctimas de injusticia o de mala suerte. Esa es una cuestin que debera
merecer sumo cuidado en trminos de orientacin vocacional o profesional.
La existencia de un gran nmero de trabajadores en la enseanza secundaria
amerita otra reflexin. Estudios recientes sobre capacitacin profesional (cf. Lave &
Wenger, 1998; Wenger, 1999; Wenger, McDermott & Snyder, 2002) indican que en
los ambientes de trabajo, aprender es siempre compartir conocimientos socialmente
distribuidos. El aprendizaje en el trabajo recorre caminos muy distintos en los modos
de aprender a los sugeridos por la enseanza impartida. Las escuelas ganaran
mucho si consiguieran, a partir de las experiencias de sus alumnos trabajadores,
utilizar estrategias de aprendizaje cooperativo que caracterizan la construccin de
conocimiento en situaciones laborales. Eso es un gran desafo, ya que en la tradicin
escolar predomina la idea de aprender como tarea individual.
La presencia de muchos trabajadores estudiantes en los cursos de enseanza
secundaria puede promover algunas reflexiones sobre la relacin trabajo y
escuela. Pero no es fcil ni obvia. Tal vez muchos estudiantes no quieran pensar
en sus ocupaciones como una situacin provisoria. En estudios recientes sobre el
aprendizaje cooperativo en el trabajo se observa que no pasan, automticamente,
de las investigaciones hacia los debates en el saln de clase, sino que exigen mucho
estudio por parte de los educadores. Por lo tanto, estamos no slo ante una gran
oportunidad de reflexin, sino ante un gran desafo para crear caminos capaces de
articular productivamente la experiencia de aprendizaje en el trabajo con un aprender
ms significativo en las escuelas.
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Captulo 8
Trabajo es dignidad
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Esa visin pesimista del destino del trabajo en la sociedad que convinieron en
denominarla como post-industrial sobrepasa toda la obra de Rousselet. Ms adelante
el autor observa:
El frecuente ejemplo de las derrotas de toda especie solo refuerza, en gran parte de
la juventud, la idea de que no existe, de hecho, alguna posibilidad razonable para
que la mayora de los trabajadores escapen de la mediocridad de su condicin y del
determinismo sociocultural (Rousselet, p.172)
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Hoy en da, los anlisis de Willis y Rousselet no se tienen muy en cuenta. Ellos van
en contra del optimismo que predomina entre los formadores de opinin, incluidos
los educadores, que promueven la manera de ver el trabajo como cada vez ms
complejo, creativo e interesante por causa de la rpida llegada de la tecnologa en las
actividades productivas. Sin embargo, existen autores que presentan un panorama
en el cual la introduccin de nuevas tecnologas va por el camino inverso, teniendo
como resultado el empobrecimiento del contenido del trabajo.
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Con la cita que hace referencia a Heidegger, quise enfatizar las dimensiones
epistemolgicas del hacer propuestas por Crawford. Esas dimensiones desafan el
lugar comn de un par antittico que asombra a la educacin, teora y prctica. El
filsofo travestido de mecnico muestra que esa tradicional forma de ver es una
equivocacin que resulta en depreciacin de trabajos donde predominan actividades
manuales. Las transacciones entre sujeto y objetos, en aquello que Heidegger
denomina como saber local, son un conocimiento envolvente y significativo. Sin ellas,
el saber abstracto, propositivo, el saber del que, no podra ser elaborado.
Los aspectos epistemolgicos propuestos por Crawford son interesantes y
pueden ayudarnos a superar dualismos que terminan resultando en visiones
equivocadas sobre la naturaleza del trabajo. Deseo terminar mis consideraciones
sobre Shop Class as Soulcraft, destacando verdaderamente los anlisis del autor
sobre las dimensiones de valor de los trabajos manuales atrayentes como el de
mecnico, carpintero, electricista. En esas ocupaciones, dado su involucramiento con
el significado intrnseco del hacer, los profesionales siempre estn comprometidos
con la obra. Esa circunstancia tiene consecuencias importantes en el campo de la
tica. La respuesta a las demandas de calidad que pone la naturaleza de los objetos
y con las cuales el profesional interacta, garantizan la realizacin de un trabajo
que respeta a todos los actores directamente comprendidos. El mecnico tiene un
profundo compromiso con las motos que repara, con los clientes que solicitan sus
servicios y con la comunidad de prctica con la que comparte los saberes de la
profesin. Para todo esto vale la frase de Fitzgerald: trabajo es dignidad.
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Trabajo, conocimiento
y formacin profesional
El autor propone, a lo largo del texto, investigar la propuesta relativa a la necesidad de dejar de lado la idea de
que las actividades humanas el trabajo, en particular
pueden examinarse a partir de la divisin entre teora y
prctica. A travs de sus ideas, que han sido publicadas
como artculos en revistas de educacin, en documentos
preparatorios de presentaciones en congresos y en textos
escritos para la formacin de docentes, plantean el abandono del par teora y prctica como marco explicativo para
los contenidos de aprendizaje en la formacin profesional,
y sugiere poner la atencin en el hacer-saber, para la accin como manifestacin de saber.
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Esta publicacin le permitir adentrarse en los apasionantes campos de la pedagoga y la didctica de la formacin profesional. Su lectura pretende provocar una serie
de cuestionamiento a los formatos en que suele derivar
el diseo de acciones formativas y el tipo y secuencia de
actividades didcticas que se plantean en los espacios formativos.
Pensar la formacin
PENSAR LA FORMACIN
PENSAR LA FORMACIN