Sociologia y Trabajo Social
Sociologia y Trabajo Social
Sociologia y Trabajo Social
ISSN: 1315-5216
[email protected]
Universidad del Zulia
Venezuela
ARTCULOS
Utopa y Praxis Latinoamericana / Ao 9. N 26 (Julio-Septiembre, 2004) Pp. 67 - 76
Revista Internacional de Filosofa Iberoamericana y Teora Social / ISSN 1315-5216
CESA FCES Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
RESUMEN
ABSTRACT
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A MODO DE INTRODUCCIN
A pesar de las opiniones encontradas, es innegable que la crisis de la modernidad se
expresa en el mbito de las ciencias sociales, y en especial en la Sociologa y el Trabajo Social en el abordaje de la realidad social compleja. Para la Sociologa el estatuto metodolgico con que se creaba conocimiento de lo social ya no se adeca a las exigencias de lo
real-social, para el caso del Trabajo Social se expresa en la ruptura de la dada hacer/conocer, que por supuesto supera la mera concepcin del Trabajo Social con la homologacin
de mtodos e intervencin profesional: caso, grupo y comunidad1. De este modo, como lo
hemos sealado en otras oportunidades (Alarcn y Gmez, 2002), las Ciencias Sociales y
en especial la Sociologa y el Trabajo Social deben partir del pueblo como episteme. Sacannone (citado por Moreno, 1995: 465), destaca que el esfuerzo epistmico por asumir a la
comunidad como lugar hermenutico, supone al pueblo como el sujeto comunitario de una
historia comn, de un estilo comn de vida, es decir, de una cultura y de esperanzas y proyectos histricos comunes.
EL NUEVO SENTIDO ENTRE EL INVESTIGADOR Y LA INVESTIGACIN
SOCIAL
Esto comienza con los nuevos procesos que comenzaron a desarrollarse en las ciencias naturales, destacando la no-linealidad en contra de la linealidad, la complejidad sobre
la simplificacin, la imposibilidad de eliminar al que investiga de la investigacin, es decir,
una amplitud cualitativa por encima de una exactitud cuantitativa ms limitada. Ya no se
trata de una descripcin de las leyes de la naturaleza esttica. Esa concepcin se ha transformado completamente:
(...) Es un mundo ms inestable, un mundo mucho ms complejo, un mundo en el
que las perturbaciones desempean un papel muy importante, y donde una de las
Esto significa una redefinicin del Trabajo Social que vaya ms all de la mera acepcin de disciplina de la
praxis, se trata de proveerlo de un estatuto cientfico social distinto.
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cuestiones claves es explicar como surge la complejidad... Hoy muchos creen que
los sistemas complejos se auto-organizan, y en consecuencia ya no se puede considerar que la naturaleza sea pasiva; sino activa y creativa (Prigogine, cit. por Wallerstein, 1996: 81) (cursivas nuestras).
Aunado a la caracterizacin que hace Prigogine est tambin el planteamiento de la
investigacin como herramienta de accin para transformar la realidad, haciendo del proceso investigativo una experiencia que plantea una ruptura con los esquemas tradicionales,
que someta al sujeto y lo separaba en un marco cognitivo ajeno a su prctica y reproduca
as las relaciones de dominacin.
Todo esto tiene mltiples incidencias en las Ciencias Sociales, desde los sistemas sociales histricos complejos, pasando por los procesos de adaptabilidad, de aprendizaje y
experiencia, hasta la complejidad de la no-linealidad de los sistemas fsicos.
EL SENTIDO ENTRE EL TIEMPO Y EL ESPACIO2
Esto se refiere a la superacin del basamento epistemolgico positivista (ideogrfico
y nomottico); para poder desarrollar heursticamente una metodologa que permita asumirlos (tiempo y espacio) no como fenmenos arbitrarios y aislados, sino como construcciones y variables complejas presentes en el proceso de investigacin y aprendizaje.
EL SENTIDO DE LA OBJETIVIDAD
La objetividad ha estado muy vinculada con la bsqueda del conocimiento a posteriori y no de manera a priori. Aprehendamos el conocimiento de algo a travs de la experiencia, no de la especulacin, ni de lo subjetivo ya que esto reduca la validez de los conocimientos. Si al comienzo destacamos la imposibilidad de la neutralidad en el proceso de
investigacin, entonces el sentido de la objetividad se redimensiona totalmente. As tenemos que la objetividad puede ser entendida como el resultado del aprendizaje humano que
representa la intencin del estudio y la evidencia de que es posible (Wallerstein, 1996).
As, con las refundaciones de los sentidos entre el investigador y la investigacin, entre el tiempo y el espacio como variables complejas del anlisis y el redimensionamiento de
la objetividad, se ha producido el acercamiento de las llamadas ciencias duras hacia la
ciencia social blanda y las humanidades, y por consiguiente se ha fracturado el desconocimiento excluyente entre las llamadas dos culturas que dividieron a partir de la disciplinarizacin la observacin y la bsqueda holstica del conocimiento, o el anlisis de la realidad social compleja (Alarcn, 2000), as tenemos que; las convergencias entre las ciencias
naturales y las ciencias sociales se hacen mayores en la medida en que las vemos a ambas
dedicadas al estudio de sistemas complejos, en que los desarrollos futuros son resultado de
otros procesos temporalmente irreversibles (Wallerstein, 1996: 84).
En este sentido Wallerstein (1996: 83), advierte: si el investigador no puede ser neutral y si el tiempo y el
espacio son variables internas en el anlisis, entonces se sigue que la tarea de reestructuracin de las ciencias
sociales debe ser el resultado de la interaccin de estudios procedentes de todos los climas y de todas las perspectivas (tomando en cuenta, gnero, raza, clase y culturas lingsticas.
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Prigogine y Stengers a diferencia de Weber plantean otra liberacin, ms que una mistificacin en busca del
conocimiento objetivo. El reencantamiento del mundo que proponen estos dos autores busca el reencuentro
entre sujetos y naturaleza.
Al consumarse el fin de la sociedad como nocin analtica, al igual que el agujero negro muere para nuestro espacio-tiempo, para posibilitar el nacimiento en un nuevo tiempo-espacio o espacio tiempo complejo, la
socialidad, otro mundo de vida distinto (Charon, cit. por Maffesoli, 1990, Moreno, 1997, Rodrguez, 1997,
Alarcn, 2000).
Un rizoma no empieza ni acaba, siempre est en el medio, entre las cosas inter-ser. El rbol es ficcin, pero
el rizoma tiene como tejido la conjuncin y... y... y. En esta conjuncin la fuerza suficiente para sacudir y
desenraizar el verbo ser. A dnde vas? De dnde vienes? A dnde quieres llegar? Todas estas preguntas
son intiles. Hacer tabla rasa, partir o repartir de cero, buscar un principio o un fundamento, implican una falsa concepcin del viaje y del nacimiento (metdico, pedaggico, inicitico, simblico...) (Gilles Deleuze y
Flix Guattari, 1994).
Gevaert (1983) seala que la persona es por excelencia el ser de la palabra y del amor, mientras que la cosa es
la realidad sobre la que se habla y de la que se puede disponer, nos referimos a la persona como misterio, resta y no cosificada, ni mediatizada.
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En Amrica Latina la teologa de la liberacin nace como opcin por los pobres; empobrecidos y excluidos,
siendo Leonardo Boff y Gustavo Gutirrez sus representantes por excelencia. Hoy esta tendencia que asume
a Dios desde la pobreza de nuestros pueblos comienza a renacer cual ave fnix.
La inculturacin como proceso de evangelizacin a excepcin de la experiencia paulina con los gentiles no
se ha dado en ninguna otra parte del mundo, lo que se desarroll fue una razia, detrs de la cruz, la espada.
Para la sociologa latinoamericana, y especficamente para los socilogos implica valorar en sus contextos
las diversas manifestaciones culturales, sin alterarlas, o como dice Quijano (1989): a Amrica Latina hay
que leerla desde ella misma, desde sus heterogeneidades estructurales. Este intento ya lo hicieron algunos
filsofos, pedagogos y literatos... Dussel, Scannone, Freire, Garca Mrquez y Lezama Lima.
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No se trata, pues, ni de llamar ni de interpelar para que lo dejen entrar, sino de pronunciar la propia palabra y desarrollar la propia pragmtica, desde la otredad externa, en
cuanto realmente otras, y desde ah: dialogar, o ms bien, ahora s llamar o interpelar al dilogo, una vez generadas las condiciones de posibilidad del mismo, condiciones que slo
pueden generar la episteme popular latinoamericana, por ser esencialmente abierta y distinta (resaltado nuestro) (Moreno, 1995: 488).
LA OTREDAD COMO EPISTEME
Al postular al pueblo definido no por su pobreza, sino por su otredad radical, su externalidad, se produce ineluctablemente el cierre definitivo de la episteme moderna, por lo
menos para el caso de Amrica Latina. No se trata de ubicarse en la dialctica rico-pobre,
sino en la otredad, y esto viene dado por la comunicacin y el dilogo, que, a su vez, implica
la ruptura epistmica de todo un modo histrico de conocer, pensar, vivir y sentir.
Lo subyacente a la otredad es la relacin comunicativa (nosotros), sta como raz
epistmica no est representada por un concepto y no puede ser desarrollada como lgica
discursiva. Su expresin viene dada por el mito y el smbolo, slo la accin hermenutica se
le aproxima a manera de signo, como deconstruccin. A la relacin nos aproximamos a
partir de la otredad, esto supone un conocer por relacin. La lgica cognoscitiva que implica esta episteme no radica en la lgica-sentido, sino en lo vivido (Cordova, 1995), (...) la
relacin vivida se inscribe por decirlo y desdecirlo de alguna manera en esa forma de
vida que es el conocer, y ah la comprendemos como epistmico central-dinmico de toda
la matriz-episteme popular (Moreno, 1995: 492).
Esto significa que la reciprocidad (Gesenseitigkeit) relacin-comunicacin no es un
derivado, sino una entidad primera, que viene a marcar la distincin entre el yo y el t, mediada, a su vez, por la autonoma y complejidad propia de cada persona. A este respecto,
Moreno (1995: 483), aduce que:
(...) siendo cada hombre un viviente-en-relacin, la relacin vivida es estructuralmente comunicante y no puede no comunicar. No hay afecto en solitario ni pensamiento en solitario... En la modernidad el dilogo no es pensable sino como acuerdo, consenso o aceptacin. En el pueblo el dilogo se-vive-en la comprensin-afectividad aunque no se produzcan acuerdos. Lo afectivo conversa y dispone. El dilogo es comunicacin: la comunicacin en el pueblo es afectividad relacionante y relacin afectivamente en que se conoce y se es conocido en la trama
que con el Otro y en lo Otro, vivo-concibo-interpreto-produzco-acto.
As quisiramos cerrar el ocaso de la racionalidad moderna, produciendo una ruptura
epistmica, no con conceptos y categoras, sino con la matriz epistemolgica de todo un
modo dominante e histrico de conocer, para abrir otros espacios y otras epistemes (Vattimo, 1994), que hasta ahora haban sido marginadas, reprimidas y devaluadas. Postulamos
as un saber popular e inculturado, no contra la modernidad, sino sencillamente OTRA.
Desde ah es posible construir una ciencia del hombre radicalmente distinta y heterotpica. Se pretende as el desarrollo de una Sociologa y un Trabajo Social Latinoamericano
que parta de otra episteme, tan legtima como cualquier otra. El sustrato de esta episteme
est justamente en la relacin en comunin, no es un dato, sino un proyecto y una tarea posible desde una episteme de la relacin e imposible desde una manera de conocer que tenga
como punto de partida al individuo (Moreno, 1995; Maffesoli, 1992).
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En palabras de Dussel (citado por Montero 2002: 49), (...) es un momento del mtodo dialctico que da prioridad a lo que est ms all de la totalidad. Es decir, el otro como otro, como diferente. Esta dialctica modificada difiere debido a la inclusin de la Otredad del otro. Una Otredad que se aade a la Otredad construida por el uno. Y, tanto si otro ajeno, como si otro complementario son incluidos en la totalidad, el locus de la
produccin de conocimiento es desplazado del ser individual a la relacin establecida entre el uno y el otro;
relacin en la cual cada uno de ellos es constituido mientras crea la relacin.
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