¿Qué Es Educar PDF
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UNA VOCACIN
Isabel Corts Giner
SUMARIO:
En estas pginas intentamos trazar unas lneas de reflexin sobre la
esencia de la funcin docente. En estos momentos de cambios y reformas educativas, de nuevos retos, necesitamos profundizar en el papel
que el docente tiene que tener en el proceso educativo y sobre qu
pilares tendr que apoyarse su formacin para ayudarle no solo a
alcanzar aquellos conocimientos instrumentales que le sern indispensables , sino tambin a formar su personalidad, a darle contenido a su
vocacin ,sin la que su profesionalidad carecera de sentido.
SUMMARY:
Through these pages we try to show some reflection lines about the
essence of the teaching training. Taking into account the present educative changes and reforms, and all new challenges it means, we need
to go more deeply into the teachers' roll within the educative process
and the values that will need in their education to help them not only
to reach the basic technical knowledges they will need but also to educate thir personality and to give contets to their vocation, since without vocation their professionalism is senseless.
En efecto, todo ello es necesario y la responsabilidad de los profesores es grande, pero tambin es cierto que la educacin de una persona no depende nicamente de la escuela ni de sus docentes. Hay
muchos otros factores que influyen y sobre los que la sociedad tiene
una responsabilidad directa. El ideal griego de la polis como educadora del ciudadano no es irreal ni imaginario, sino una meta hacia la
que toda sociedad debera caminar. No se puede exigir calidad educativa a la escuela si la sociedad no se preocupa de educar, si la calle,
los medios de comunicacin, las conductas sociales permitidas, y en
ocasiones hasta aplaudidas y presentadas como modelo no son educativas.
Por otra parte la sociedad no puede exigir a la escuela y a sus maestros calidad y eficacia en su misin, cuando a la vez valora poco su trabajo, les dedica poca atencin, les critica sin fundamento, destina poco
recursos a su formacin, no cuenta con ellos para realizar las reformas
educativas , lo que hace que los educadores se sientan incomprendidos por los polticos, la administracin , los padres .Todo ello unido a
las difciles circunstancias que en algunos casos rodean la educacin :
violencia, falta de respeto y disciplina, falta de recursos, desencuentro
con los padres, etc, est llevando a muchos magnficos educadores al
desnimo, a la decepcin e incluso al abandono de esa gran tarea que
haban comenzado con ilusin y entusiasmo.
Esta situacin ha llevado a los especialistas a tratar sobre la nueva
funcin del docente, del cambio necesario d e su papel en el proceso
educativo y de la reforma de los planes de formacin, tema que ocupa
y preocupa hoy a todos los pases.
Es cierto que el papel del docente ha cambiado, que se le plantean
nuevos retos , que sus tareas se han diversificado y ampliado y las circunstancias en las que tiene que desarrollarse son cambiantes y complejas, pero si volvemos la mirada hacia el pasado, si repasamos la vida
y la obra de los grandes educadores, veremos que los rasgos esenciales de la funcin docente no han variado sustancialmente , sino solamente las circunstancias en las que se desarrolla y que sin duda le van
dando a esos rasgos una concrecin distinta, que ciertamente exige
una renovacin y ciertos cambios profundos en su formacin (Garca
Garrido,1999).
En las reformas que se viene haciendo de la formacin del profesorado se ha aumentado la presencia, sin duda necesaria, de las materias tcnicas y experimentales , y estn casi desapareciendo las especialmente formativas de la personalidad : Filosofa, Antropologa,
Historia, tica. Sin caer en un planteamiento simplista, yo quisiera
insistir hoy en algunos aspectos de ese ser que hoy sigue siendo esencial para la funcin docente.
EL SER: Aunque expuesto en ltimo lugar es el componente fundamental de la funcin docente, que como apuntbamos en un principio es inseparable de la educadora, ya que el maestro, ms que con las
palabras influye con su vivencia personal , pues el que ensea aparece
ante el alumno no solo como alguien que posee unos saberes sino
como testigo de la verdad y afirmador de valores (Gusdorf, 1980). Por
ello tenemos que formar profesores que tengan profundas convicciones
y una slida personalidad.
Convicciones que irn adquiriendo mediante la reflexin sobre el
hombre y los fines de la educacin a travs de una solida formacin en
aquellas materias que plantean esta problemtica y teniendo asumido
el principio de que el hombre no llega a ser hombre ms que por la educacin (Kant), pues, para ser hombre no basta con nacer, hay que
aprender y este aprendizaje se realiza mediante nuestro propio
esfuerzo y en relacin con otros seres humanos, y lo fundamental de
esta relacin no est tanto en aprender cosas concretas como los significados, es decir, aquello que nos da las claves para vivir y comprender el mundo que nos rodea.
Porque la educacin es un salir al encuentro del otro para ayudarle a ser el mismo, a realizarse plenamente. Para ello el maestro tiene
que ofrecer un modelo adecuado, un modelo abierto y atractivo, capaz
de crear, de innovar sobre lo recibido, y en el que el nio ir configurando su autonoma, los valores sociales, la disciplina intelectual que le
llevar a construir su propia personalidad, porque como afirma Savater
(1997), la educacin nunca es neutral, no puede serlo. Y advierte que
si este modelo no se lo ofrece el educador, el nio, el adolescente lo
buscar en otros mercados . La bsqueda de la perfeccin del hombre
y el acompaarlo en su caminar hacia esa meta exige tener claras las
Comprensin y respeto. Comprensin de la diversidad de sus alumnos, de que cada uno es distinto e irrepetible. Comprensin del pluralismo cultural, racial y religiosa de la sociedad actual, y respeto hacia
ellas y hacia todos aquellos valores que vengan de donde vengan suponen un avance y un progreso autntico para la humanidad. La universalizacin de la educacin que significa el gran logro del siglo XX. El
que a ella tengan acceso todos los jvenes y la convivencia en los centros de alumnos con distintas capacidades , de procedencia social muy
distinta, de culturas diferentes, exige hoy de los docentes de manera
especial y urgente estas dos cualidades porque en ellas se sustentan
otros muchos valores: la tolerancia, la paz...que nuestro mundo necesita para seguir avanzando.
Nuestra sociedad considera el magisterio como una profesin, y sin
duda lo es. Pero hasta qu punto cabe equipararla , sin ms a otras
profesiones? Podemos considerarla primordialmente como medio de
subsistencia, aun reconociendo la trascendencia social que toda profesin implica? La profesin docente exige la vocacin, y ambas tiene que
ir estrechamente unidas, ya que la vocacin sin profesin hace frecuentemente ineficaz y perjudicial la accin educativa , al encontrarse
el educador entre la ilusin, el deseo de hacer y la ignorancia de no
saber-hacer. La profesin sin vocacin conduce al educador al extremo opuesto: un saber-hacer carente de ilusin, cuando no de deshumanizacin.(Gervilla,1998).
Parece evidente que quien est llamado a esta misin debe poseer
aptitudes y cualidades que habrn de tenerse muy en cuenta a la hora
de seleccionar a los aspirantes , por ello resulta disparatado el que
accedan al magisterio o a los estudios pedaggicos jvenes que no han
tenido una calificacin suficiente para cursar los estudios hacia los que
se sentan inclinados, convirtiendose las carreras docentes en una
especie de cajn de sastre, donde todos valen, olvidando que el
magisterio es responsabilidad asumida, responsabilidad respecto del
otro y no se puede encomendar a cualquiera.
Referencias
bibliogrficas