El Presente Del Pasado - Roger Chartier

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El presente del pasado Roger Chartier

Reflexiona sobre la historia al hacer historia. Chartier, historiador contemporneo, sabe que
el texto del historiador debe ser sometido a la discusin. La categora nueva historia
cultural (en lxico a partir de una obra de Lynn Hunt, 1989) presenta esta nueva manera de
hacer historia. La dificultad de definirla surge de las mltiples acepciones del trmino
cultura: la que designa obras y gestos de una sociedad, y la que considera las prcticas
ordinarias a travs de las que una comunidad vive y refleja su relacin con el mundo, los
otros y ella misma (lenguajes y acciones simblicas como rituales de violencia, carnavales,
etc). La nueva historia cultural tiene tres caractersticas fundamentales:

Propone una manera indita de comprender las relaciones entre las formas
simblicas y el mundo social: contra la objetivizacin de las divisiones y diferencias
sociales, plantea su construccin de mvil, inestable y conflictiva a partir de las
prcticas sin discurso, las luchas de representacin y los efectos performativos de
los discursos.

Encuentra modelos en disciplinas poco frecuentadas por historiadores: la


antropologa, la crtica literaria, obligando a los historiadores a leer de manera
menos inmediatamente documental y a comprender las conductas individuales o los
ritos colectivos.

Pretende ms estudios de caso que teorizacin global, conduciendo a los


historiadores a reflexionar sobre sus narraciones y anlisis histricos.

Frecuentemente los textos se consideraban como si existieran ellos mismos. Una lectura
cultural de las obras nos recuerda que las formas de leerse, escucharse o verse participan
tambin en la construccin de su significacin. La lectura tambin tiene una historia y la
significacin de los textos depende de las capacidades, convenciones y prcticas de lectura
particulares de las comunidades integran sus pblicos. Las obras existen por las
significaciones que sus distintos pblicos le han atribuido. La nueva historia cultural tiene
como meta comprender cmo las apropiaciones particulares e inventivas de lectores
singulares dependen de los sentidos construidos por las obras mismas, de las
significaciones impuestas por su publicacin y circulacin, y de las competencias,
categoras y representaciones que rigen la relacin de cada comunidad con la cultura
escrita.
As la nueva historia cultural:

Desea abolir toda forma de etnocentrismo cultural, considera que la cultura popular
es un sistema simblico coherente que se ordena segn una lgica ajena.

Comprende a la cultura popular a partir de sus dependencias y carencias en relacin


con la dominante.

Sostiene de intil querer identificar a la cultura popular a partir de prcticas,


creencias o textos especficos. Debe prestarse atencin a los mecanismos que

permiten a los dominados interiorizar su inferioridad y a las lgicas por las que llega
a conservar algo de su coherencia simblica.
Adems, la nueva historia cultural plantea un giro lingstico:

El lenguaje es un sistema de signos cuyas relaciones producen significaciones


mltiples e inestables.

La realidad (como los intereses sociales) no es una referencia objetiva sino que est
construida en y por el lenguaje. Aunque est limitada por los recursos desiguales
(materiales, lingsticos o conceptuales) de los individuos. As las posiciones
sociales a su vez- designan las condiciones de posibilidad del discurso: lo que les
es posible pensar, decir y hacer. Esto ocurre tanto en obras letradas y creaciones
estticas como en las prcticas ordinarias, silenciosas, que inventan lo cotidiano.

De este modo la nueva historia cultural permite unir las posiciones y relaciones sociales con
la manera en la que los individuos y grupos se perciben a s mismos y a otros. Le propuso a
la historia poltica que tratara las relaciones de poder como relaciones de fuerza simblica
(quien la sufre contribuye interiorizando su legitimidad) y a la social que hiciera hincapi
en la aceptacin o rechazo por parte de los dominados- de las representaciones que tienden
a perpetuar su servidumbre. Rompi con los postulados que gobernaban hasta entonces la
historia de las mentalidades socio-econmica cuyo objeto es lo colectivo, automtico,
repetitivo por lo que era serial y estadstica. Los que borraban diferencias para establecer
categoras intelectuales o afectivas compartidas por todos los miembros de una misma
poca. Tambin con aquellos historiadores de las mentalidades, ms en lo social que
organizan la clasificacin de los hechos a partir de las divisiones establecidas por el anlisis
de la sociedad: estructuras mentales sin dinamismo ni originalidad (Franco Venturi) y
disminucin de importancia de ideas al ser repetitivo e ignorar singularidades (Carlo
Ginzburg). Adems, asignaba a una sociedad entera un conjunto estable y homogneo de
ideas y creencias y consideraba que los pensamientos y conductas del individuo son
regulados por una estructura mental nica (Geoffrey Lloyd).

As surgieron nuevas maneras de pensar las producciones y prcticas culturales:


privilegiar el uso individual ms que la estadstica, tomar en cuenta las modalidades
especficas de su apropiacin, considerar las representaciones del mundo social como
constitutivas de las diferencias y luchas de las sociedades. En la actualidad la nueva
historia cultural ya no se define por su enfoque, sino por el espacio de debates construido
entre historiadores que repudian el reducir los fenmenos histricos a slo una de sus
dimensiones.

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